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Micaela Misiego: “La edad heroica” en Los orígenes de la civilización anglosajona

La poesía germánica

La poesía germánica iba dirigida a la nobleza y ésta mantuvo el interés de la


tradición heroica. El clero tuvo un papel importante en la transmisión de estas
tradiciones: la poesía inglesa fue copiada y conservada por clérigos que agregaron a
estas obras algunos elementos cristianos. Esta influencia cristiana, en su punto
culminante, llegó a impregnar todo el Beowulf
El espíritu heroico en la literatura anglosajona se manifiesta principalmente en el
deseo de fama y gloria. El código de conducta postulaba las obligaciones reciprocas del
señor y sus caballeros: protección y generosidad de una parte, lealtad y servicio de la
otra (Comitatus).
La poesía inglesa comprende un largo relato sobre las aventuras, muerte y
entierro de Beowulf; una composición que intenta conservar el recuerdo de los viajes de
un poeta llamado Widsith, pero que en realidad es un catálogo de reyes y pueblos; y un
poema de tono reflexivo acerca de un poeta llamado Deor, que ha tenido que ceder su
lugar a Heorrenda, un cantor de leyendas germánicas: cuenta los sufrimientos que
aquejaron a otros, con el refrán de que los suyos propios, como los demás, pasarán con
el tiempo. Existen además los fragmentos de otros dos poemas: uno que describe la
batalla en el palacio de Finn y otro acerca de un hombre llamado Waldhere que,
animado por su esposa, desafía al rey de los burgundios. Estos poemas pueden
clasificarse como épicos. En ellos se oye a menudo un tono elegiaco. Es un rasgo
estilístico la frecuentación de frases descriptivas llamadas “kennings”.
En todos estas obras no hay una virtud en la que se insista más que en la lealtad
que el guerrero debe a su señor y la generosidad que el señor debe mostrar como
respuesta; así, abundan las alabanzas hacia el señor: se lo llama “dador de anillos” o
“dispensador de tesoros”.
Toda la épica heroica se escribió décadas después de su composición original.
Estas obras se consideran formadas a base de antiguas leyendas comunes a varias tribus
germánicas, recitadas por el poeta o scop, creadas y transmitidas por tradición oral.
Luego, bajo los auspicios de la iglesia, se escribieron estas narraciones, sometiéndolas al
comentario religioso de su redactor (los mentados monjes copistas), lo que significaba la
inserción de enseñanzas morales cristianas un material que era esencialmente pagano.
En resumen, la épica heroica anglosajona constituye el conjunto de poesía
narrativa inglesa más antigua, que surge de las narraciones tradicionales que los
colonizadores germánicos llevaron a Inglaterra desde el continente. Sus principales
características son que es germánica y nórdica y que es pagana e influenciada por la
tradición cristiana de la iglesia latina. Evocaciones históricas, un modo de vida heroico y
el mito son las fibras con las que se teje la tradición épica en Germania.

Sobre el Wildsith

El poema más antiguo en lengua inglesa es el Widsith que significa “el que viaja
a lo lejos”. En este poema, el material épico va encerrado en tres thulas o listas poéticas
que forman la parte principal del poema, alrededor de la cual se entreteje la historia
lirico- narrativa del scop. Para esta obra, existe la teoría de un juglar ficticio. Las
alusiones geográficas demuestran que el relato no se basa en las experiencias de un solo
viajero sino en un conjunto de tradiciones reunidas. La primera thula está formada sobre
el modelo de “A regía a B”. En esta parte aparece el personaje de Ródgar. La segunda
thula sigue el esquema “con la tribu C estuve”. En la tercera thula el modelo básico es “a
D busqué”. El poema acaba con nueve líneas de epílogo que equilibra las nueve de
prólogo.
Una teoría afirma que el scop ficticio es el ardid de un suplicante y el poema una
petición. En él, el autor pide veladamente algo. Según French, el poeta buscaba un señor
y por ello se obligó a demostrar su competencia citando numerosos nombres de reyes y
pueblos. Según Eliason, las enumeraciones que aparecen en el relato no son adornos ni
exageraciones: el poeta trata de pedir lo máximo para recibir lo mínimo.
Widsith está escrito en sajón occidental e incluye otros dialectos. Esto,
probablemente, debemos adjudicarlo a que ha sido copiado repetidamente por
numerosos copistas procedentes de diferentes regiones de Inglaterra. La composición de
la obra data del siglo VII.

Sobre Beowulf
El poema más largo e importante de la edad heroica anglosajona es el Beowulf .
Las aventuras del héroe del poema son más románticas que épicas: son escenas
puramente imaginarias que se hacen aparecer como reales, ensalzadas y embellecidas
por la imaginación. El modo de vida representado y el carácter del héroe desarrollado
desde la adolescencia a la madurez constituyen los elementos épicos del Beowulf. Esta
obra es mucho más moralizadora, deliberada y didáctica que el Cantar de los
Nibelungos. El poema es de carácter aristocrático.
A pesar de las influencias cristianas en el poema no hay ninguna referencia a
Cristo, a la Virgen o a los Santos. Esto significa que el poema no adquirió su forma
actual a manos de un escritor cristiano, puesto que de ser así no podrían explicarse estas
omisiones. Si dentro del poema cambiamos la palabra Dios por destino (wyrd), cambia
por completo el tono del poema y se convierte en pagano.
El Beowulf presenta, en los tres combates, diferentes “movimientos”: en las
distintas naturalezas y motivaciones de los antagonistas, en las progresivas dificultades
que Beowulf tiene que vencer para dominar a sus enemigos y en el cambio de escenario
del recinto acogedor de Hérot a la cueva sumergida y al ventoso promontorio.
Según Misiego, Beowulf debió formarse a partir de muchas leyendas que a su
vez se fundieron en un todo, es decir, que fueron recogidas en un poema por un solo
poeta.
Al acabar el poema, todos los familiares del héroe por línea materna han muerto.
Por línea paterna solo queda Wiglaf; éste es el último de la raza del héroe puesto que
Beowulf muere sin hijos. Esta soledad es el último de sus pensamientos antes de morir.
La suavidad y el atrevimiento sobrehumano se dan en el héroe: su gentileza cubre una
voluntad de hierro y es la que le hace llevar a cabo sus hazañas, no conoce el miedo e
inspira valor a sus hombres, es generoso y rápido en la ira, pero no precipitado en la
venganza. Es también algo fanfarrón, sin embargo esto es propio de los hombres del
norte y se repite en todas las sagas y narraciones de Islandia. En Beowulf se mezcla la
dignidad, la nobleza, la lealtad, el amor por la aventura con la prudencia, la ambición por
la fama y el orgullo.
Beowulf no sólo encarna el ideal de héroe sino también el ideal de rey, el justo
gobernante, el político prudente, constructor de la paz y defensor de su pueblo a costa de
su propia vida. La cualidad épica de esta obra reside en la purificación del héroe y en el
desarrollo de su carácter hasta la perfección. Al final, Beowulf representa al padre de su
pueblo, la imagen de un rey noble y valeroso que muere por su pueblo; aquí reside su
triunfo moral y con él se haya la purificación del héroe.
Con respecto a Wiglaf, podemos decir que no solo ayuda al héroe en la lucha
sino que también se transforma en un testigo y compañero en la muerte del rey, además
de ser su heredero. Sus acciones reflejan el sentido del deber basado en la idea de
lealtad.
En la pelea final contra el dragón existen tres puntos de vista: el de Beowulf, el
de sus hombres y el del público.
El punto de vista de Beowulf es muy simple: tiene que hacer un trabajo y lo hará
sin retroceder ni un solo paso.
El punto de vista de sus once compañeros no es tan simple: por un lado, su jefe
está en peligro les pide que estén a su lado en el triunfo o que mueran con él. Por otra
parte, Beowulf les ordena que se mantengan fuera de la lucha. Así, diez de sus hombres
obedecen su mandato, mientras que Wiglaf escoge la alternativa más honrosa y entra en
la lucha contra el dragón.
El público sabe que Beowulf va a morir y que esto traerá la ruina al pueblo. De
esta manera la catástrofe tiene caracteres de tragedia nacional. Con respecto a los
funerales, el fin recuerda al principio.
Las dos divisiones estructurales más importantes proporcionan al poema el
contraste juventud-ancianidad. En la primera parte, el ideal del perfecto caballero, la
fuerza mental y física se relacionan con la juventud. En la segunda parte, el ideal del rey
germánico, protector y bondadoso se relaciona con la ancianidad. Este contraste
estructural juvenud- ancianidad se relaciona también con éxito y fracaso y, en un sentido
amplio, con la grandeza y decadencia de las naciones.
En la primera parte del poema, predomina el tono heroico con la evocación de
conceptos como el de buen rey. En la segunda parte domina el tono elegiaco similar al
de los poemas La Ruina y El Navegante. El autor piensa tristemente en las desgracias
que han caído sobre el héroe y sobre su pueblo.

Sobre la imagen de la mujer

Según el código de leyes de la sociedad anglosajona un hombre vale más que una
mujer. Sin embargo, la mujer anglosajona tenía derechos legales y se le concedía un
cierto respeto, debía ser vista y no oída. El elemento sexual está virtualmente ausente de
la literatura anglosajona.
Sobre Waldo, la esposa de Ródgar en Beowulf, podemos decir que era una dama
elegante y graciosa, famosa por su tacto y diplomacia.
Micaela Misiego: “La expresión del sentimiento” en Los orígenes de la civilización
anglosajona

El cristianismo es la antítesis del mundo militar. El sacerdote llevó a la Inglaterra


anglosajona una cultura muy superior, pero después de la conversión de la isla el mismo
sacerdote fue germánico y se sintió instintivamente atraído por la tradición más antigua.
Así apareció, otra tradición de literatura épica anglosajona que trato de mantener una
mezcla de pensamiento cristiano e ideas guerreras.
La épica cristiana constituye una parte importante de la literatura anglosajona.
Es decir, el poeta anglosajón, provisto de todos los temas poéticos, estilos y técnicas del
scop de la edad heroica, dedico sus esfuerzos al campo de la narración bíblica.
El primer nombre que aparece en la historia de la poesía anglosajona es el de
Caedmon. Su historia, muy común, es la historia de la persona humilde, sin instrucción,
pero con sentimiento religioso y obediente, que recibe inspiración para cantar alabanzas
a un dios o a una idea divina. En los poemas que Beda atribuye a Caedmon se halla todo
el conjunto de características de la épica primitiva: la tradición del scop anglosajón, el
verso aliterativo, el uso abundante de la aposición, el kenning. Cristo reemplaza a
Beowulf como héroe: esta sustitución sin embargo, no trae en ningún caso diferencias de
carácter en la figura central. Un aspecto que está mucho más desarrollado en los poemas
que agrupamos bajo la figura de Caedmon es el del paisaje.
El sucesor, cronológica y quizás literariamente, de Caedmon y su escuela, es
Cynewulf, quien es un artista mucho más deliberado y consciente. Parece probable que
su cultura fuera mucho más extensa que la de Caedmon. Los poemas atribuidos a
Cynewulf llevan la huella de un clérigo monástico, pero aunque puede existir una cierta
seguridad en afirmar que escribió tal o cual poema, en realidad la personalidad del autor
es solo un poco menos vaga que la de Caedmon. Cynewulf parece haber sido un hombre
del norte inglés, que vivió entre el 750 y el 825. La primera característica de su poesía es
la gloria y maravilla que el mar representa para él. Otra de sus características es la
religiosidad: luchó poéticamente para propagar su fe, que junto a rasgos místicos y
ascéticos hacen de su obra una combinación típica de la iglesia medieval. Tiene la
importancia de ser el primero de los autores medievales que firma sus poemas con runas
esparcidas en las estrofas de estas obras. Los así firmados son Juliana, Elena, Cristo y
Los destinos de los Apóstoles. A través de los años otras obras han sido atribuidas a
Cynewulf y a su escuela. El Fénix y el Sueño de la Cruz, aunque resulte más bien
aventurado.
El sueño de la Cruz, contenido en el manuscrito Vercelli, es una combinación
tal de lirismo, ternura y sentimiento religioso puro y simple que sobresale y atrae tanto al
erudito como al lector común. El uso de la visión como artificio literario es el más
notable ejemplo de su excelencia. El personaje que describe la cruz tiene solamente
importancia secundaria; el primer término lo ocupa la cruz gloriosa que es la cruz que,
en realidad, “ve” y en el poema habla. La doble apariencia de la Cruz, llena de piedras
preciosas y sangre es como un preludio simbólico al triunfo y sufrimiento que doctrinal
y poéticamente se hallan en el mismo corazón del poema. Lo más importante es que
muestra a Cristo como el héroe que libremente va a su crucifixión. La presentación de la
misma cruz como un leal miembro del comitatus épico que debe obedecer a su señor.
Además, el temblor y sufrimiento de la Cruz. El lenguaje es propio de un vocabulario
heroico. No se conocen fuentes de El Sueño de la Cruz; sin embargo la delicada tensión
del poema entre la divinidad y el triunfo de Cristo en la Cruz y su sufrimiento y
humanidad por otra, pueden ser aportes del poeta desde su conociendo sobre debates
cristianos de la época. Para hacer más atractivo y más difícil aun este enigma, existe el
problema de la relación entre esta obra y otras dos inscripciones anglosajonas en verso:
la cruz de Ruthwell en Escocia y la cruz de Bruselas, en la catedral de San Miguel y
Santa Gudula.

II

La angustia causada por el esplendor y la felicidad perdidos, recordados ante


una ciudad desolada y destruida, fue un motivo poético durante las largas series de
guerras internas de los siglos VII, VIII Y IX. Puede hacerse alguna conjetura probable
con respecto a la fecha de composición. En primer lugar, los poemas parecen haber sido
escritos en época de disturbios, cuando no sólo los palacios de los nobles aparecían
abandonados, sino cuando el destierro era algo corriente. La esposa habla de su marido,
arrancado de su hogar y refugiado en una tierra lejana. El mensaje del enamorado llega
desde un lejano país a Inglaterra. El exiliado (El vagabundo) ha huido de allí y recuerda
su felicidad destruida y sus amigos asesinados (parece ser la época de la invasión de los
hombres de Norte, pero no hay ninguna mención a los daneses). Sin embargo, no
parecen estos poemas corresponder a la segunda mitad del s. VIII, en primer lugar
porque tienen un elemento pagano que ha desaparecido completamente de los poemas
que pertenecen al ciclo de Cynewulf y en segundo lugar porque el dolor expresado en
ellos no es retrospectivo, causado por la decadencia de todo el país (como en Cynewulf),
sino un dolor personal y actual. Quizás se podrían ubicar entre el 700-740.
El carácter pagano, o mejor dicho, la ausencia de elementos cristianos, es
notable: se exceptúa una cierta excelencia de sentimiento en el Lamento de la esposa o
en el Mensaje del enamorado. En cuanto al poema El vagabundo, si bien tiene un
prólogo y epilogo cristianos, el conjunto del poema no refleja ninguna influencia
cristiana. En las primeras décadas del s. VIII hubo poetas que vivieron en las cortes de
los príncipes y nobles de Northumbria, que no se preocuparon más que de la poesía, y
para ellos el cristianismo era algo bueno pero sin mayor importancia en sus vidas. Este
tipo de hombre podía haber escrito estos poemas, que fueron recogidos más tarde por
otros poetas relacionados con monasterios, a los que podría deberse por ejemplo, lo del
vagabundo. De todas maneras, tampoco está cristianización del poema parece haber sido
hecha por poetas posteriores del s. VIII.
Otro aspecto notable de estas obras es su intensidad con respecto a los
diferentes aspectos de la naturaleza: la detallada observación de lo hermoso y lo
sublime es, en sí misma, indicación del placer derivado de esta observación (cualidad
contemplativa). Y existe otra característica aún más notable y es que los objetos
naturales, según el humor del poeta, brillan con su alegría o se oscurecen con su
pesadumbre (subjetividad en el paisaje). Estas son en realidad, muestras de sentimiento
(al estilo Romántico).
En mayor o menor grado, hay dos preocupaciones comunes en todos ellos, un
contraste entre lo pasado y lo presente y una especia de conocimiento de que el
esplendor terrestre es de naturaleza pasajera y así también la alegría, la seguridad y
quizás incluso el dolor (un esquema de perdida y consuelo).
La Ruina es un poema de unas 49 líneas. El esplendor ya desvanecido de la
ciudad, se convierte en símbolo de lo pasajero y de la vida en general. Tiene una
cualidad especial, que se muestra en su uso de la alternancia: entre la ruina presente y la
belleza pasada. El poeta se limita a presentar el cuadro de manera objetiva y
desinteresada.
El sentimiento de angustia, soledad y abandono desde un punto de vista
enteramente personal, se halla en el poema del Vagabundo. Todo este poema contiene
muchas de las ideas básicas de la poesía anglosajona: la hora antes del alba (pena y
aislamiento más profundos), el hospitalario y generoso dador de oro, el mar invernal, la
ruina que se desmorona, los paisajes de la tierra conocida y lo que contienen. El poema
es complejo en el tratamiento del tema del exilio, de las ruinas y de la cuestión “ubi
sunt”. Presenta un manejo habilísimo de las imágenes. Hay además un carácter
metafórico a través de todo el poema. Es interesante que la representación del
aislamiento y la soledad sea el hombre sin amigos y que la perfecta felicidad consista en
un “asiento a los pies de su señor”, también se ve el fatalismo común a las tribus
germánicas y a todas las culturas antiguas: el destino o “wyrd”, un fuerte
convencimiento de que el curso de la vida era inalterable y de que era transitoria.
Una vez el pueblo anglosajón conoció el mar, éste entro en su sangre, en sus
cantos y en su literatura para siempre, y este poema y El Navegante son las primeras
composiciones marítimas inglesas. El vagabundo ha perdido a su señor y vive
difícilmente en un barco. El poema se abre con un comentario sobre el destino incierto
del vagabundo en el mar. La muerte de los guerreros se realiza con varias metáforas,
donde el sentimiento de destrucción lleva al vagabundo a las palabras del que,
comprendiendo la irrevocabilidad del destino, se lamenta en la fórmula del “ubi sunt”
(donde están las cosas que ya desaparecieron o murieron).
El poema El Navegante de 124 versos, no es tan claro en la unidad, coherencia y
punto central de interés como el poema El Vagabundo. Parece dividirse en dos partes
completamente distintas. La primera presenta gráfica la experiencia personal: la escena
invernal con más detalle que en El Vagabundo, acentúa la desolación y aislamiento del
personaje. La segunda parte es, esencialmente, un reconocimiento de la inevitabilidad de
la muerte, lo pasajero del esplendor terrestre, un recuerdo del poder real y terrible de
Dios y énfasis en la necesidad de reconocer nuestro verdadero hogar y luchar por él.
En el Lamento de Deor se da una combinación del sentimiento elegiaco anterior
y otro heroico. De las siete estrofas en las que se divide el poema, las cinco primeras
aluden a personajes determinados o a narraciones de las leyendas germánicas. Presenta
un estribillo al final de cada estrofa: aquello pasó, esto pasará también. La sexta estrofa,
a los “dones de los hombres”. La ultima estrofa le da el ficticio marco elegiaco para el
conjunto del poema.

III

Hay tres poemas en la literatura anglosajona que suelen incluirse entre las elegías
y que no tratan de las desgracias del hombre como un aspecto de su existencia temporal,
sino de la felicidad o desgracia en las relaciones humanas, entre hombres y mujeres. De
ellos, el Mensaje del enamorado es apenas una elegía: un mensajero lleva a la esposa
un mensaje de su marido, una llamada para que se reúna con él al otro lado del mar, en
exilio desde luego, pero en un destierro en el cual el marido puede prometer a su esposa,
la hija de un príncipe, que podrán de nuevo distribuir tesoros desde su sitial. No hay
duda ninguna sobre el tono de guardado optimismo cuando el mensajero trata de
convencer a la dama de que su marido le es verdaderamente fiel.
El lamento de la esposa es un poema en el que ella está casada con un noble y
que vivió feliz con él hasta que este se hizo a la mar, dejándola al cuidado de sus
familiares, tan poco amables con ella, que se vio obligada a buscar protección en otra
parte. A la vuelta del marido, los parientes la calumniaron y él la desterró al lugar que
ella describe como una cueva bajo un roble. Se lamenta de la separación y de la vida
desolada que vive allí. Entristece también a la esposa pensar que la conducta del marido
encierra una mente mala y está segura de que, aunque presente al exterior una apariencia
alegre, su interior es melancólico. Este poema no puede ser a lo más, posterior a la mitad
del s. X. También resalta la fijeza antitética que presenta el poema. Es la más desolada,
con una completa ausencia de esperanza.

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