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EL LENGUAJE
DEL
ESPÍRITU SANTO
Los dones y doctrina del
Espíritu Santo
(Neumatología)
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reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida
en cualquier forma o por cualquier medio, mecánico, fotocopias, grabación
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Excepto para citas breves en revistas o libros con la correspondiente
mención. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido
tomadas de la Biblia Versión Reina-Valera de 1960, de las sociedades
Bíblicas. Todos los derechos reservados.
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTOS
Contenido
INTRODUCCIÓN
EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO CONSOLADOR ¿Y ESO QUÉ SIGNIFICA?
EL SOBRENATURAL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO
LAS LENGUAS DEL ESPÍRITU SANTO EN EL CREYENTE
LOS SÍMBOLOS DEL ESPÍRITU SANTO Y LA REVELACIÓN DETRÁS DE ESTOS
SIGNIFICADO, IMPORTANCIA Y CORRECTO USO DE LA UNCIÓN
LA UNCIÓN EN LA BATALLA ESPIRITUAL DEL CRISTIANO
LOS NOMBRES DEL ESPÍRITU SANTO Y SU PODEROSO SIGNIFICADO
INICIO Y DESARROLLO DEL MOVER DEL ESPÍRITU SANTO
LOS SOBRENATURALES DONES DEL ESPÍRITU SANTO
LOS DONES DE PODER
1) EL DON DE FE:
2) EL DON DE HACER MILAGROS:
3) LOS DONES DE SANIDADES:
LOS DONES DE INSPIRACIÓN O EXPRESIÓN
1) EL DON DE LA PROFECÍA:
2) EL DON DE DIVERSOS GÉNEROS DE LENGUAS:
3) INTERPRETACIÓN DE LENGUAS:
LOS DONES DE REVELACIÓN:
1) PALABRA DE SABIDURÍA:
2) PALABRA DE CIENCIA:
3) DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS:
EL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA DEL SEÑOR JESÚS
EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO EN ACCIÓN
EL CARÁCTER Y LA UNCIÓN
EL CRISTIANO COMO TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
INTRODUCCIÓN
“Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo” le dijeron ciertos discípulos
a Pablo en Éfeso. Es una situación que guarda mucha relación con la
realidad de la iglesia hoy día. ¿Qué tanto conocemos al Espíritu Santo?
¿Tenemos una verdadera amistad con él? ¿Cuáles son y cómo funcionan los
dones del Espíritu Santo? ¿Esas manifestaciones del Espíritu están diseñadas
para todos los hijos de Dios? ¿Qué es la unción y cómo usarla
correctamente? ¿Qué es la profecía y como examinarla correctamente?
Estas y muchas preguntas más procuramos despejar en éste libro. La realidad
del Espíritu Santo y su profundo deseo de comunicarse con el cristiano es
una verdad que debe conocer todo hijo de Dios. Distinguir la voz y dirección
del Espíritu es esencial para alcanzar los planes del Señor en la tierra.
Ésta lectura despertará en el corazón del lector un mayor deseo por conocer
a Dios, sus secretos, su naturaleza y poder, y guiado por el Espíritu Santo
caminará en una nueva vida espiritual. Encontrarás en éste libro un llamado
de Dios a tu corazón para caminar con él en otro nivel del espíritu y ser un
instrumento de bendición para muchos.
Capítulo 1
La narración del capítulo trece al diez y siete del Evangelio de Juan nos
muestra lo ocurrido durante la cena de Jesús con sus discípulos solamente.
La cena para los judíos es un momento de intimidad. Solo estaban Jesús y los
once según Juan 13:26-30, Judas ya se había retirado.
La revelación del Espíritu Santo como Consolador se da a los once, porque
la Escritura dice: “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, son las que Dios ha
preparado para los que le aman”. Entonces concluimos que el Consolador es
revelado en un momento de intimidad con Jesús.
El Señor Jesús se está despidiendo, y les dice: “no os dejaré huérfanos” Juan
14:18. La palabra “huérfanos” es traducida del término griego “orfanós” que
traduce: sin padres, afligido, desamparado, persona sin amigos. Jesús Los
hace conscientes que no se quedarán solos, vendrá el otro Consolador, el
Espíritu Santo para acompañarlos, guiarlos y ungirlos en la nueva misión al
mundo.
El Señor Jesús no dejo solos a sus discípulos, les envió el Consolador. La
obra del Espíritu Santo en cada uno de nosotros es maravillosa. Al leer el
Libro de los Hechos vemos las cosas que el Espíritu Santo hizo con ellos,
los grandes milagros, maravillas, y señales entre el pueblo.
Pero ante todo podemos ver las grandes transformaciones de Dios en las
vidas de los apóstoles, por ejemplo el indeciso e inconstante Pedro, no solo
se convierte en el líder del avivamiento en Jerusalén que gano miles de
almas para Cristo, sino en un hombre valiente, osado y firme.
“Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os
he dicho”, Juan 14:26.
Observemos en detalle y a la luz del pasaje anterior el papel del Consolador
en el hijo de Dios:
Acompañamiento: Recordemos que la primera expresión del significado de
Consolador, del griego Parakletos, es uno que acompaña, que está al lado. El
temor que vino sobre los discípulos al saber que Jesús se iba, es el que
viene muchas veces al creyente ante un futuro incierto, pero así como los
discípulos del Señor por el poder del Espíritu Santo avanzaron y vencieron,
nosotros podemos avanzar y vencer.
Enseñanza: Juan 14:26 nos dice: “Él os enseñará”, él hará las veces de
maestro, pues es el enviado de Dios al creyente para que sea instruido. No
sólo me revela la Biblia, sino que me enseña e instruye acerca de la vida en
el espíritu para caminar en victoria. Es nuestro maestro en el día a día.
Da testimonio: Juan 15:26 “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os
enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará
testimonio acerca de mí”. Consideremos primero el término “testimonio”,
traducción del griego “marturéo”, raíz de la palabra mártir, aquí podemos
recordar a aquellos que murieron dando testimonio de Cristo, término que
además significa: testificar, ser testigo, afirmar, ratificar, hablar
favorablemente, aprobar.
El testimonio del Espíritu Santo a nuestro espíritu humano renacido, requiere
silencio, mansedumbre, anhelo de ser oído (ser percibido en el espíritu), por
eso aquí es llamado también: el Espíritu de verdad, para que el creyente no
sea engañado por el padre de mentira: el diablo.
Capítulo 2
Juan el Bautista enseñó la predicción del bautismo del Espíritu Santo como
un aspecto importante en el ministerio del Mesías que habría de venir, según
Lucas 3:16 y Juan 1: 33
“respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero
viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa
de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
“Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me
dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése
es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
Vemos pues como el Pentecostés original validó la obra redentora del Señor
Jesucristo y constituyó un evento dispensacional al venir el Espíritu Santo de
Dios a la tierra para morar en Su Iglesia y actuar a través de ésta.
El último caso que registra la Biblia está en el libro de los Hechos capítulo
diez y nueve, y esto sucedió unos veinte y uno años después del
derramamiento original en Jerusalén.
La historia recoge algunos testimonios de experiencias similares en la
Iglesia Primitiva, y datan de la fecha de los primeros escritos durante el II y
III siglo, veamos algunos de estos testimonios y expresiones que nos dejan
ver la manifestación del Espíritu Santo en esos primeros siglos de la era
cristiana:
Ireneo (130-202) escribió: "Llamamos personas ‘perfectas’ aquellas que han
recibido el Espíritu de Dios, y quienes por medio del Espíritu de Dios
hablan lenguas".
San Agustín (354-430) escribió: "Todavía hacemos lo que los Apóstoles
hicieron cuando les impusieron las manos a los Samaritanos y pidieron el
descenso del Espíritu sobre ellos. Esperamos que los convertidos hablen en
nuevas lenguas".
Vemos que en la medida en que se fue desarrollando la Iglesia Romana el
aspecto sobrenatural del bautismo en el Espíritu Santo poco a poco se
convirtió en un rito más. Al final del siglo V se hacía lo siguiente: Se
constituía un pequeño salón detrás del altar, y allí se recibía el Espíritu
Santo.
Podemos ver que casi la totalidad de los cristianos del mundo están de
acuerdo en dos aspectos fundamentales: Que los cristianos debieran recibir
el bautismo en el Espíritu Santo, y que el Señor desea dar el don.
Todo lo que Dios hace tiene un propósito, todo se corresponde con un plan
celestial. De modo que si él envió a su iglesia el bautismo en el Espíritu
Santo, y la equipa con las lenguas del Espíritu, debemos reflexionar y
considerar entonces ¿por qué las lenguas? ¿Para qué son dadas? ¿Son
importantes hoy las lenguas que da el Espíritu Santo? Lo que Dios diseña y
planea es de suma importancia, por eso debemos conocer más acerca de lo
que el Señor nos ha otorgado.
Las lenguas son señal inicial del bautismo en el Espíritu Santo, Hechos
2:4 y 10:45-46.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” Hechos 2:4.
“Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu
Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”
Hechos 10:45-46.
En ambos casos (Hechos 2 y 10) vemos que las lenguas fueron una evidencia
clara y contundente de una obra sobrenatural del Espíritu Santo, y
específicamente en el segundo caso a través de ésta señal (las lenguas del
Espíritu Santo) los judíos concluyeron que las personas en casa de Cornelio
habían recibido el Espíritu Santo.
Las lenguas edifican el espíritu del creyente, 1 Corintios 14:4.
“ El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que
profetiza, edifica a la iglesia ”
Vemos aquí que respecto al tema el apóstol Pablo anima a la iglesia de
Corinto a hablar las lenguas del Espíritu Santo en su vida de oración, pues
quien lo hace “así mismo se edifica”. La palabra “edificar” desde el griego
bíblico traduce además: construir una casa; fortalecer; restaurar, hacer más
capaz.
Entonces hablar en lenguas guiados por el Espíritu del Señor nos fortalece,
capacita, nuestro espíritu se consolida en Dios y favorece la obra
sobrenatural del Señor a través de nosotros:
“Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues
nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios” “Porque si yo oro
en lengua desconocida, mi espíritu ora” 1 Corintios 14:2 y 14:14.
Las lenguas son testimonio de la morada interior del Espíritu Santo, Juan
14:16-17.
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros”.
Las lenguas del Espíritu Santo nos recuerdan y ayudan a mantener en
nosotros viva la verdad de que el Espíritu de Dios mora en nosotros. Es una
manera de ir más allá del saber bíblico, las lenguas son otro medio a través
del cual se nos testifica que el Espíritu Santo está en nosotros y que somos
templo vivo de Dios.
Las lenguas fortalecen y perfeccionan nuestra vida de oración, Romanos
8:26-27.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos”.
Cuando procuramos la guianza del Señor en nuestra vida de oración vamos a
orar de acuerdo a su perfecta voluntad. El Espíritu mismo nos ayudará.
Cuando oramos en lenguas dirigidos por el Señor, es realmente el Espíritu
Santo quien ora a través de nosotros, recordemos que el Espíritu Santo
también es intercesor.
Él nos llevará a levantar una oración que subirá ante el trono del Señor y
tendrá una respuesta sobrenatural y poderosa, pues está de acuerdo a la
prefecta voluntad de Dios.
Dios usa señales como evidencia de Su presencia y poder, Marcos 16:17-
18.
“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas” Marcos 16:17.
El mensaje del evangelio del reino de Dios es un mensaje sobrenatural, por
eso va acompañado de milagros, maravillas y señales que superan el
conocimiento natural. Las lenguas del Espíritu Santo son dadas también
como señal del pueblo de Dios. Ésta experiencia del bautismo en el Espíritu
Santo debe ser un anhelo del creyente, en una atmosfera de fe y por obra y
soberanía de Dios, recordemos también que al respecto Jesús enseñó: “si
vosotros siendo malos sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos ¿cuánto
más vuestro Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a quien se lo
pida?”.
Nuestra fe es fortalecida: Judas 20.
“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en
el Espíritu Santo”
Vemos una vez más que las lenguas nos ayudan a fortalecer, restaurar, en éste
caso nos habla de nuestra fe. La fe viene por el oír la palabra de Dios, y éste
versículo nos enseña que es fortalecida también a través de la oración en
lenguas del Espíritu Santo. Vemos pues como a la luz de la Biblia la oración
en lenguas adquiere mucha importancia.
Las lenguas de adoración: 1 Corintios 14:15.
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento;
cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”
La palabra griega usada aquí para “cantar” también traduce: alabanza; hacer
música con la voz. Entonces guiados por el Señor podemos cantar a Dios en
las lenguas del Espíritu, sería como un cántico nuevo.
Recordemos que el pueblo entraba por las puertas del templo cantando
alabanzas y rindiendo adoración al Señor. Es aquella adoración que te
levanta sobre los problemas y puedes ver la grandeza y poder de Dios.
Dios nos aconseja llenarnos de su Espíritu. La experiencia de hablar en
lenguas debe ser alimentada por el fuego del Señor cada día, y somos
responsables de cuidarla y mantenerla.
Capítulo 4
El Maestro en los evangelios nos enseñan misterios del Reino a través de las
parábolas, mediante narraciones sencillas y tomadas del diario vivir Jesús
procura enseñarnos grandes secretos mediante elementos pedagógicos
sencillos, lo mismo hace para que conozcamos la persona y obra del Espíritu
Santo.
La palabra “Símbolo” viene de dos palabras griegas: “Sun” que quiere decir
justo; y la palabra “Balio” que quiere decir tirado; literalmente hablamos
entonces de algo que ha sido tirado junto con otra cosa, uno al lado del otro,
el uno para representar y explicar el otro. Entonces en otras palabras un
símbolo es un emblema material que nos enseña y descubre una verdad
espiritual”.
Estos símbolos del Espíritu Santo son dados por Dios para que podamos con
mayor facilidad comprender lo que el idioma mismo no puede explicar o
expresar. Los símbolos son empleados para describir las operaciones,
naturaleza y poder del Espíritu Santo.
Veamos en primer lugar: El fuego, Mateo 3:11.
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene
tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él
os bautizará en Espíritu Santo y fuego”
El fuego calienta, ilumina, purifica, prueba, produce energía, y genera poder.
El fuego consume el combustible y refina o purifica aquello que no puede ser
consumido. El Espíritu Santo como fuego ministra calor al corazón y luz a la
mente del creyente.
Es el fuego del Espíritu Santo el que debe mantener encendido el amor por la
presencia de Dios. Éste fuego nunca puede faltar como nunca faltaba el fuego
en el altar del sacrificio en el tabernáculo o templo, pues ahora somos
nosotros templo de Dios. Es este fuego el que mantiene encendido el primer
amor en el corazón del creyente.
En segundo lugar veamos: El viento, Juan 3:8.
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
El viento simboliza la obra redentora del Espíritu como misteriosa,
poderosa, penetrante, refrescante y que da vida. Es invisible en su operación
e inesperado en sus consecuencias. Desde los originales hebreo y griego, la
palabra Espíritu puede ser traducida como espíritu, viento, o aliento. El
Espíritu Santo es el aliento (hálito) exhalado de Dios.
Sin la constante renovación y vivificación del Espíritu que imparte vida, el
creyente no podría sobrevivir. Véase Ezequiel 37:7-10. Job dijo: “El
Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” Job 33:4.
El viento refresca y esto nos recuerda el refrigerio que viene de Dios para
sus hijos .
En tercer lugar: El agua, Juan 7:37-39.
“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de
agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en
él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido
aún glorificado”.
El poder del Espíritu Santo hace en el ámbito de lo espiritual lo que el agua
hace en el plano natural. El agua purifica, refresca, apaga la sed y convierte
el campo estéril en tierra fructífera. Purifica lo que está manchado y restaura
la limpieza; es un símbolo muy apropiado de la gracia divina que no
solamente limpia el alma sino que le añade belleza.
El agua es un elemento necesario para la vida física, mucho más
indispensable es el Espíritu Santo para la vida espiritual. El Espíritu de
Dios limpia y procura apartar los hábitos pecaminosos, y actúa como fuente
que produce ríos de santidad y renovación que sacia la necesidad del hijo de
Dios en la tierra.
"Agua viva" es el agua en contraste con las aguas estancadas de cisternas o
pantanos; es un agua que salta a borbotones y genera vida en la tierra seca y
estéril.
Los símbolos del Espíritu Santo nos hablan de diversas obras que hace el
mismo Espíritu, por ejemplo: avivar (encender el fuego que se apaga), de
refrescar (en medio del calor abrazador), de lo nuevo (aceite fresco, por eso
dice: “él multiplica mis fuerzas como las del búfalo y me unge con aceite
fresco”), de saciar la sed (es el agua del Espíritu que renueva), etc. El
Espíritu Santo renueva la vida de Cristo en el creyente.
El agua es un símbolo muy apropiado de la gracia divina que no solamente
limpia el alma sino que le añade belleza. Dentro de ti está la fuente de tu
renovación, de tu restauración, es el Espíritu Santo quien ha venido para
fortalecerte, renovarte, saciar tu sed de Dios, para darte nuevas fuerzas y
conducirte al propósito para el cual fuiste creado.
En medio de las dificultades, en medio de la sequía espiritual, acércate al
Señor, fortalece tu comunión con el Espíritu Santo, y no saldrás
decepcionado. La Escritura dice: “Jehová te pastoreará siempre, y en las
sequías (Tiempo seco, difícil, pérdidas, escasez, soledad…) saciará tu alma,
y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan”. Recordemos además que el agua limpia,
purifica, es el Espíritu Santo quien nos redargüye para corregir aquello que
no agrada Dios.
En cuarto lugar veamos: El sello, Efesios 1:13-14.
Véase además Efesios 4.30 y 2ª Corintios 1.22. El sello es puesto sobre una
cosa de valor y expresa una transacción concluida, como así también algo
que es genuino, incambiable y de gran valor.
Capítulo 5
Veamos ahora Isaías 10:27 “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será
quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de
la unción” Israel tenía angustia y miedo de los asirios (“la carga será
quitada de tu hombro” y “el yugo se pudrirá”) Dios dice aquí que quitará la
opresión de asiria y el miedo huirá. La unción trae libertad de vicios,
drogas, miedos, adicciones, maldiciones, etc.
La unción requiere anhelo, fe y aprecio.
La unción viene sobre aquellos que tiene hambre y sed de ella, Hch. 4: 31
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y
todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de
Dios”.
El Espíritu Santo ya había sido derramado en el capítulo dos, pero ahora
vemos una nueva unción que vino para hablar con mayor poder la Palabra de
Dios. Ellos anhelaban más de Dios, querían más unción para ser más
efectivos en el avance del Reino del Señor. Además se acercaron a él con fe,
clamaron a Dios creyendo que él podía darles más y eso recibieron.
La unción se manifiesta en quien y en donde es estimada y valorada. Un
ejemplo de esto lo vemos en Marcos 6:3-6, donde la unción que estaba sobre
el Maestro no fue reconocida ni valorada:
Por ejemplo el apóstol Pedro era uno antes de Pentecostés, y luego de que el
Espíritu Santo viniera sobre él, decía: “de lo que tengo te doy” y los
paralíticos se levantaban y también nos dice la Biblia: “sacaban los
enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar
Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos”. Sin duda el
poder o unción de Dios nos lleva a un servicio sobrenatural para la gloria
del Señor.
El resultado de un trabajo ungido, y donde todos se complementaron, pues
sirvieron a Dios desde los dones que cada uno recibió del Señor fue un
hermoso tabernáculo, que glorificó a Dios, fue una honra para el Señor.
Dios ha enviado su Espíritu Santo para hacer una obra múltiple en el
cristiano. La unción es importante para servir a Dios eficazmente, siempre
recordando que ella viene del Señor por Su gracia, por tanto toda la gloria le
pertenece a él.
También debemos ser conscientes de la realidad de la batalla espiritual,
somos hijos de Dios, y también soldados del ejército del Señor. Esto implica
obediencia, aprender el correcto uso de las armas espirituales, conocer las
estrategias de la batalla, los planes y maquinaciones del enemigo, y es
interesante ver que la unción es un componente no sólo necesario sino
fundamental en la batalla espiritual.
Capítulo 6
Respecto a la muerte del rey Saúl la Biblia nos dice: “Montes de Gilboa, ni
rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; Porque allí
fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no
hubiera sido ungido con aceite” 2 Samuel 1:21.
El escudo es el arma defensiva más antigua. Hoy día podemos ver poderosas
y grandes armas de guerra, pero en tiempos antiguos no era así. El escudo
era precisamente un arma defensiva, los escudo grandes protegían la
integridad del soldado, pero los más pequeños eran usados más bien para la
batalla cuerpo a cuerpo, y protegían los órganos vitales.
Los materiales usados más comunes en la construcción de escudos eran:
madera, cuero (procesado, secado, tensado y formado por varias capas,
protección contra las flechas y lanzas), cobre, bronce (más resistente que el
cobre), la Biblia nos habla de escudos de oro y de bronce: 1 Reyes 14: 25-
27.
El escudo del rey Saúl.
Por el hecho de ser el rey, seguramente tenía Saúl un escudo especial, muy
bien construido, hermoso y adornado con oro y plata. El término escudo es
traducido desde el término hebreo bíblico: “maguen” que implica:
protección, cerco, defensa. Es muy interesante ver que la Biblia nos habla
aquí de un escudo ungido, esto nos lleva a pensar en varias cosas:
La expresión “ungir el escudo” hace referencia a la costumbre de aplicar
aceite sobre el cuero del escudo para hacerlo así flexible y adecuado para el
uso en la batalla. El aceite nutre el cuero haciéndolo más duradero.
El texto bíblico nos habla de “el escudo ungido”, ungir es aplicar aceite. En
la Biblia el aceite es símbolo del poder del Espíritu Santo, hablamos
entonces en sentido figurado de la unción.
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Para facilitar su estudio los nueve dones del Espíritu Santo (basados en 1
Corintios 12) se han distribuido en tres grupos, de acuerdo a su naturaleza,
dinámica y función:
Los dones de poder (Fe, milagros y sanidades).
Los dones de inspiración o expresión (Profecía, diversos géneros de lenguas
e interpretación de lenguas).
Los dones de revelación (Discernimiento de espíritus, palabra de sabiduría y
palabra de ciencia).
La naturaleza de los dones y cómo son otorgados:
El Don del Espíritu del Señor es dado a cada creyente individualmente; el
Don es el Espíritu mismo, Hechos 2:38 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de
los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
Los dones del Espíritu Santo son dados a la Iglesia para el ministerio y la
adoración. Son manifestaciones específicas, diversas y sobrenaturales para
beneficio y edificación del cuerpo de Cristo y para desarrollar un
evangelismo eficaz
Los dones son concedidos operando el Espíritu Santo en su soberanía
absoluta, 1 Corintios 12:11 “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”.
El Espíritu opera por medio de los dones espirituales para provecho mutuo
en el Cuerpo de Cristo (Iglesia), por consecuencia son para ejercicio
público y bendición de otros, 1 Corintios 12:7 “Pero a cada uno le es dada
la manifestación del Espíritu para provecho”.
Iniciaremos esta sección estudiando los dones de poder.
LOS DONES DE PODER:
Son los dones que manifiestan de manera evidente o visible el poder de
Dios, son los que hacen algo. 1 Corintios 12:9-10 “ a otro, fe por el mismo
Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer
milagros”. Veamos entonces:
1) EL DON DE FE:
Dotación o capacidad sobrenatural del Espíritu Santo para creer y recibir lo
que parece imposible.
Es importante a esta altura hacer diferencia entre las clases de fe que la
Biblia nos enseña:
La fe para salvación (aquella que nos lleva a Jesús como nuestro Salvador).
La fe general (aquella con la cual creemos en la existencia de Dios).
La fe como fruto (es una de las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo).
La fe como don sobrenatural (es un don para creer por cosas sobrenaturales
y poderosas, milagros, maravillas y prodigios).
Vemos por ejemplo que en Hechos 6:8 se nos dice que Esteban estaba:
“lleno de gracia y de poder” la palabra gracia se traduce del término griego
“pistis” que se traduce primeramente “fe”), por eso otras versiones la
traducen así: versión del Oso “Pero Esteban, lleno de fe y de potencia”.
Versión PB: “Esteban, lleno de fe y poder”. Versión RV1865: “pero Esteban,
lleno de fe y de poder”.
El texto bíblico nos dice: que por eso Esteban “hacía grandes (el término
griego usado para grandes aquí es “megas”) prodigios (maravillas,
portentos, algo extraño que causa asombro) y señales (milagros)”. El don de
fe nos lleva a creer y recibir obras sobrenaturales y maravillas que provocan
gran asombro de las personas. Don sobrenatural requerido y usado por
ejemplo en los milagros de resurrección de personas.
1) EL DON DE LA PROFECÍA:
Acerca de la profecía hay muchas cosas que estudiar y aprender, pues
además estamos en tiempos finales. No debemos desechar la profecía sino
capacitarnos para juzgarla correctamente, pues la Biblia misma nos dice:
“No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo, retened lo bueno” (1
Tesalonicenses 5:20-21).
Definición de la palabra profecía. Se traduce del griego “profeteia”, que
también significa: “Proclamación de la mente y consejo de Dios”.
Este significado nos permite ver varias cosas muy importantes:
a) La profecía no es primeramente predicción (Vemos esto por ejemplo en
Juan bautista, su ministerio fue principalmente anunciar a Cristo. En el
Nuevo Testamento es principalmente proclamación de la voluntad de Dios).
b) La Escritura misma es una profecía, pues fue escrita por hombres
inspirados por el Espíritu Santo y en ella encontramos el consejo de Dios,
por eso dice: “tenemos la palabra profética más segura” 2 Pedro 1:19-21.
c) Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se nos enseña la
importancia de discernir estos mensajes (como los creyentes de Berea,
quienes después de escuchar la enseñanza iban a sus casas a estudiar la
Biblia para ver si estas cosas eran así).
Al estudiar el Don de la Profecía, debemos hacer diferencia entre el Don
propiamente dicho y el ministerio del profeta que en la Escritura aparecen
diferenciados.
No debe confundirse el don de profecía con los profetas del Antiguo
Testamento.
Éste don (el de la profecía) es nuevo y particular del Nuevo Testamento
dado a la iglesia para la edificación de la misma.
No debe confundirse la predicación con la profecía, pues se le quita la
sobrenaturalidad al don profético (la predicación proclama, expone la
Escritura, la profecía dice lo que Dios está diciendo expresa y
puntualmente).
La predicación es inspirada, la profecía es sobrenatural.
Cualquier persona puede poseer el Don de profecía y ser usado por el Señor,
pero esto no quiere decir que en verdad cumple con el ministerio de Profeta.
Veamos por ejemplo Hechos 21:8-11, donde se destacan algunas diferencias:
Dios revela que hay mayor autoridad y fuerza en el oficio que en el don.
“Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y
entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos
con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo
nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,
quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las
manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén
al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles”
Hechos 21:8-11.
El escritor de Hechos (Lucas) nos dice que ellas “profetizaban” (podían
hacerlo por el don) pero Agabo era profeta, éste era su ministerio y es a
través de éste que Dios habla a Pablo. El don de profecía les permitía a ellas
servir en la iglesia local y continuar con su vida natural en casa, el oficio o
ministerio le demandaba a Agabo servir a Dios de tiempo completo.
Beneficios del don de profecía:
Habla a los hombres sobrenaturalmente (1 Corintios 14:3 “Pero el que
profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación”).
Edifica a la Iglesia.
Exhorta (es decir anima, alienta, conforta, impulsa a seguir un camino) a la
Iglesia.
Trae consuelo a la Iglesia.
Todos son enseñados (1 Corintios 14:31 “Porque podéis profetizar todos uno
por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados”).
Convence al no creyente y manifiesta los secretos de su corazón (1 Corintios
14:21-25).
Pablo indica que el que profetiza es responsable por el uso del don y tiene
control sobre sus usos, de igual manera exhorta a que todo sea hecho en
orden.
Profetizar básicamente significa hablar por otro, dar un mensaje, en éste caso
de parte de Dios.
Protocolo profético (principios a tener cuenta):
a) La profecía debe edificar, exhortar y consolar, 1 Corintios 14:3.
Edificación: esto indica que es un mensaje que produce crecimiento.
Exhortación: apremiar, impulsar para seguir un curso de conducta, Ejemplo:
Hechos 14:22.
Consolación: indica alivio, aliento, consolación de manera entrañable,
consuelo para el quebrantado y fatigado.
3) INTERPRETACIÓN DE LENGUAS:
Siete de los nueve dones se ven en el Antiguo Testamento mientras que dos
corresponden sólo a la dispensación de la gracia: diversos géneros de
lenguas e interpretación de lenguas.
Son los más relacionados de todos los dones, 1 Corintios 14:27-28 “Si habla
alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno
interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y
para Dios”.
Un creyente usado por Dios con este Don de Interpretación de Lenguas no
presta su atención a los términos hablados en el lenguaje desconocido que
está interpretando, él mira a Dios pues depende directamente de Él para que
le enseñe y muestre el significado o interpretación del mensaje.
Es muy interesante recordar que al comienzo la tierra tenía una sola lengua y
las mismas palabras, a causa de la obstinación humana en la torre de Babel,
Dios confundió sus lenguas y se esparcieron por el mundo. Ahora, por su
Espíritu Santo le da a la iglesia la capacidad sobrenatural de llevar su
mensaje aún en otras lenguas.
Debemos guardar los dones de todo intento de reducirlos a un nivel natural.
El Don de Interpretación de Lenguas es sobrenatural y enteramente
milagroso.
Podemos ver por ejemplo el uso de éste don cuando una persona habla en
diversos géneros de lenguas en una congregación, y es otra persona quien
con el don de interpretación de lenguas pronuncia o declara lo que Dios dijo
en lenguas. Recordemos que éste mensaje es para edificación, exhortación y
consolación.
Si tenemos que considerar alguna razón por la cual el don de diversos
géneros de lenguas e interpretación de éstas aparecen últimos en la lista que
hace el apóstol Pablo una posible explicación seria que fueron los últimos
dones impartidos a la Iglesia del Señor. Los primeros siete dones de la lista
son manifestados en el Antiguo Testamento y también en los Evangelios,
pero estos dos últimos no fueron impartidos hasta después del
derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés.
Capítulo 11
1) PALABRA DE SABIDURÍA:
Es la revelación sobrenatural por el Espíritu de Dios de la mente del Señor y
sus propósitos.
La palabra de sabiduría es la declaración sobrenatural de la mente y
voluntad de Dios. Éste don revela los propósitos e instrucciones del Señor
para los hombres, revelación que viene del conocimiento de Dios sobre el
futuro. Por ejemplo: Mateo 26:34 “Jesús le dijo: De cierto te digo que esta
noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”.
En el caso mencionado Jesús por el don de sabiduría revela lo que Pedro
hará unas horas más adelante. Éste don por la acción del Espíritu Santo da a
conocer o revela lo que sucederá.
La Palabra de Sabiduría puede ser manifestada o revelada por diversos
medios: La voz de Dios. En un sueño. En una visión. Por profecía.
No hablamos entonces de sabiduría general o del conocimiento natural del
hombre. Es una revelación sobrenatural por el Espíritu Santo respecto al
plan o propósito de Dios con una situación o persona.
Por supuesto debemos tener presente que todas las manifestaciones deben
ser aprobadas por la palabra de Dios y por el testimonio del Espíritu Santo.
2) PALABRA DE CIENCIA:
Es una revelación de sucesos pasados o presentes, fuera de nuestro
conocimiento natural, que son reveladas por el Espíritu Santo.
Este don se manifiesta para revelar acontecimientos del pasado al presente;
un claro ejemplo de esto lo encontramos en Juan 4:16-19, cuando el Señor le
dice a la Samaritana que ha tenido cinco maridos y con el que vivía no era
de ella.
Entonces el don de Sabiduría está más relacionado con el futuro y el don de
ciencia con el presente y pasado. El don de Ciencia también es usado por
Dios para revelar cosas muy profundas en la vida de una persona que aun
ella misma desconoce, pero que está afectando su vida presente.
Podemos ver por ejemplo el don de ciencia fluir cuando Ananías fue enviado
por el Señor Jesús a ministrar a Saulo de Tarso. De manera sobrenatural él
se entera de cosas respecto a la condición de Saulo, según Hechos 9:1-18
Ananías
Sabía dónde estaba Saulo,
Sabía que estaba orando,
Supo que Saulo había recibido una visión,
Supo que era un vaso escogido por Dios para una misión especial,
Y que sufriría por causa del Señor.
3) DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS:
Éste don da compresión sobrenatural en el ámbito de los espíritus, revelando
el origen del espíritu que opera en una persona, grupo o reunión.
Éste don opera enteramente de una manera sobrenatural y las cosas que
revela son del mundo espiritual. Por ejemplo Pablo entendió en el espíritu,
usando éste don, el origen y naturaleza del espíritu que operaba en Elimas,
Hechos 13:9,10 “Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu
Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda
maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar
los caminos rectos del Señor?”.
Éste don está limitado a revelar la clase de espíritus (si son buenos o
malignos, es decir ángeles, querubines, demonios, etc). Por éste don
podemos percibir los seres que viven y actúan en el mundo espiritual. No es
para acusar o “discernir” la vida de otros hermanos con intenciones
malsanas.
Otro ejemplo lo vemos: Hechos 16:16-18, donde Pablo libera a una mujer
poseída por un demonio de adivinación: “Aconteció que mientras íbamos a
la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de
adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta,
siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son
siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y
esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y
dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y
salió en aquella misma hora”.
Es necesario hacer diferencia del discernimiento propio de cada creyente
por el Espíritu Santo que habita en él. Es decir el don de discernimiento de
espíritus es específico, por ejemplo actuó en Pablo en el caso anterior
(Hechos 16:16-18) identificando el demonio que puntualmente actuaba en
esa mujer, pero el discernimiento normal del creyente nos dejaría ver que
ella estaba endemoniada en términos generales.
Capítulo 12
Capítulo 13
El libro de los Hechos capítulo cuatro destaca que Pedro estaba lleno del
Espíritu Santo y así habló ante la multitud presente. Esto nos recuerda cuán
importante es el poder del Espíritu de Dios para dar testimonio de Su
mensaje. Es así de claro: sin el poder del Espíritu Santo no seremos
efectivos en aquello que el Señor nos ha encomendado. Es con el poder del
Espíritu de Dios que podemos hacer Su obra, ya que ésta es sobrenatural, el
poder que la acompaña también debe serlo.
“Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo dijo… sea notorio a todos
vosotros que en el nombre de Jesucristo de Nazaret… este hombre está en
vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo” Hechos 4:8-11.
El hombre que recibió el milagro era cojo de nacimiento, limosnero, era
llevado y dejado cada día en la puerta del templo para que pidiera limosna a
los que entraban. Fácilmente concluimos que su vida era triste, sin sueños, y
de suma impotencia al ver como transcurrían en vano los años de su vida. Lo
más seguro es que no sólo recibía limosnas, también palabras de
menosprecio, burla y condena, “a lo mejor está así por algún pecado”
declaraban algunos tal vez.
Dios manifestó su poder y gracia sanando a éste hombre y transformando
toda su vida, éste hombre que fue sanado tenía cuarenta años de aflicción,
pero un día llegó su milagro. El Señor es todopoderoso y bueno, todo tiene
su tiempo, él sabe cómo, con quien y cuando hacerlo. Pedro estaba lleno del
poder del Espíritu Santo, estaba sometido a Dios, era una vasija dispuesta
para que Dios manifestara su gloria.
Pedro afirma que éste milagro ocurrió por el poder que hay en el nombre de
Jesucristo de Nazaret, de ésta manera da la gloria a Dios. Esto nos recuerda
que todo lo que hacemos es por la gracia del Señor, y que en todas aquellas
cosas significativas que alcancemos debemos levantar en alto el Nombre del
Señor.
Hay tanto poder en el nombre de Jesucristo que las enfermedades huyen, los
demonios tiemblan, y un día toda rodilla en los cielos, en la tierra y debajo
de ella se doblara ante éste Nombre el cual Dios Padre exaltó hasta lo
sumo.
Los edificadores rechazaron la principal piedra, nos enseña el texto de hoy.
Los edificadores de la vida espiritual del pueblo de Israel eran precisamente
los sacerdotes, escribas y ancianos, pero ellos rechazaron y aún crucificaron
al Señor Jesús, quien es la cabeza del ángulo ¿qué significa esto?
La cabeza del ángulo era aquella piedra singular y muy fuerte, que se ponía
como fundamento o soporte para construir una edificación, ésta serviría de
apoyo inicial, conformándose ángulos con las otras piedras que se iban
agregando poco a poco, ésta piedra daba fuerza y unidad a la casa, era el
origen de toda la construcción.
El apóstol Pablo dijo: “nadie puede poner otro fundamento que el que está
puesto, el cual es Jesucristo”. Así pues Cristo es la principal piedra del
edificio que es su iglesia. La Iglesia está sostenida y edificada en Cristo
Jesús, y por la unción del Espíritu Santo puede desarrollar el ministerio
sobrenatural al cual ha sido llamada.
Jesús caminó en un ministerio sobrenatural por el poder del Espíritu Santo
que estaba en él. Así como el Verbo se hizo carne y con sus pies iba por todo
Israel, con su boca predicaba y con sus manos tocaba a los enfermos, quiere
el Señor hoy a través de su cuerpo (la iglesia) ir por el mundo llevando su
mensaje y poder salvador, sanador y libertador aun mundo necesitado de la
gloria de Dios, digamos pues “heme aquí dispuesto estoy. Úngeme Señor con
el poder de tu Espíritu para servirte”.
Capítulo 14
EL CARÁCTER Y LA UNCIÓN
Capítulo 15
Hoy día los nacidos de nuevo en Cristo somos templo del Espíritu Santo,
somos casa o tabernáculo de Dios. Esto implica que estamos consagrados o
dedicados para el Señor y que sólo él con su presencia es quien debe llenar
éste templo o casa. Dios mismo expresa el deseo de llenar al creyente con la
presencia del Espíritu Santo, por eso nos aconseja: “no os embriaguéis con
vino en lo cual hay disolución, más bien sed llenos del Espíritu Santo”
Efesios 5:18.
La biblia nos dice: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros? 1 Corintios 6:19.
Es muy importante tener presente ésta verdad. Hemos sido comprados por la
sangre de Jesucristo y somos portadores de la presencia de Dios.
Consideremos a la luz de la Biblia el concepto templo y la evolución de ésta
revelación. Veamos entonces en primer lugar Éxodo 25:8:
“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos”.
El tabernáculo fue construido por los israelitas en el desierto Y Dios
expresó que allí se manifestaría y le hablaría a Moisés. Era entonces un
lugar donde la presencia del Señor se manifestaría. Además dijo Dios que
éste tabernáculo estaría ubicado en medio de las doce tribus de Israel, esto
nos enseña el deseo del Señor de habitar en medio de su pueblo.
Debemos considerar según Éxodo 25:8 que la casa es para el Señor. Dios
encomienda a Israel construir un santuario exclusivamente para él. El Señor
diseña y revela la manera de construcción y la forma del lugar y es el
hombre quien debe construirlo. Esto nos recuerda que Dios trabaja en equipo
con el hombre.
Los cielos harán cosas tan grandes como compromiso haya en la tierra.
Cuando vemos las grandes cosas que Dios hizo con la iglesia primitiva
podemos preguntar ¿Por qué Dios no hace las mismas cosas hoy? Más bien
creo que debemos preguntar ¿dónde está el mismo compromiso que tuvieron
los cristianos del primer siglo?
La presencia de Dios en el Antiguo Testamento moró en el tabernáculo (en el
desierto) y en el templo (en la ciudad de Jerusalén), pero hoy somos templo
o morada del Espíritu Santo. Ésta verdad o propósito de Dios ha sido una
revelación gradual para el hombre. El Señor habitó en el tabernáculo por el
desierto (recordemos que cuando se detenían en su peregrinaje el
tabernáculo iba en el centro de las doce tribus); luego habitó en el templo en
Jerusalén, que era la sede de la vida espiritual del pueblo de Israel
(lamentablemente por la dureza del corazón humano se convirtió poco a
poco en un centro religioso más que en una fuente de vida espiritual).
En tiempos de nuestro Señor Jesús el lugar de culto era el templo en
Jerusalén y/o la sinagoga. En el primer siglo aunque estaba el templo, vemos
también las sinagogas (edificaciones que eran construidas en las regiones
dónde vivieran por los menos una decena de judíos). En los comienzos de la
iglesia cristiana los creyentes se reunían en el templo y en las casas (Hechos
5:42).
Las sinagogas eran construcciones que se hacían con las ofrendas y aportes
del mismo pueblo que quería reunirse y adorar al Señor. Qué bueno recordar
aquí al Rey David quien dijo: “la casa que se ha de edificar a Jehová ha de
ser magnífica por excelencia, para renombre y honra de nuestro
Dios”. Procuremos pues hacer lo mejor para nuestro Señor. Hoy día somos
templo o tabernáculo de Dios, somos habitación de la Presencia Divina, que
gloriosa es esta verdad y que privilegio tan grande. Ayúdanos Señor a cuidar
y valorar tu presencia en nosotros.
Somos templo del Espíritu Santo, morada de Dios. Permitámosle hacer Su
obra en nosotros de manera que éste templo (nosotros mismos) glorifique Su
nombre, y ante todo hacerlo porque le amamos y nuestro corazón está lleno
de gratitud.
ANEXO
Él es uno que nos enseña, aconseja, él nos anima y procura acercarnos cada
día más a la voluntad perfecta de nuestro Dios. El Espíritu Santo es aquel
que nos puede ayudar a ser más como Jesucristo, él es nuestro bendito
Consolador.
Nos dice el Señor Jesús en Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. En primera instancia
veamos la definición de la palabra “Consolador” según el Nuevo
Testamento.
El Señor Jesús dice: “el Padre os dará otro Consolador”, (la palabra “otro”
se traduce del término griego “allos” que traduce: otro de la misma clase).
Entonces así como el Señor Jesús fue quien estuvo con los discípulos, y les
enseñó, los defendió y dirigió, ahora declara que ellos tendrían otro
Consolador.
Vemos pues así que el Espíritu Santo desea hacer con cada uno de nosotros,
lo que el Señor Jesús hizo con los doce discípulos, es decir dirigir, enseñar,
acompañar, corregir y equipar, animar, entre otros, a sus discípulos hoy.
El amor del Señor es tan poderoso que vino él mismo a darnos salvación, y
luego viene a hacer morada en nosotros a través del Espíritu Santo. El
Consolador desea darse a conocer y desarrollar una gran amistad con cada
uno de nosotros. El Espíritu Santo desea ser tu amigo.
La biblia nos dice que cuando Pablo llegó a la ciudad de Éfeso le preguntó a
los discípulos allí: “¿recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos
contestaron: “ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”. Vemos pues que
ignoraban completamente la persona y obra del Espíritu Santo de Dios. Pero
él ha venido para enseñarnos.
El Señor Jesús ascendió, hoy día está sentado a la diestra del Padre Celestial
y volverá por segunda vez a levantar a su iglesia. En la actualidad nos
hallamos en el ministerio terrenal del Espíritu Santo de Dios.
Entonces esto indica a Aquel que nos dirige hacía la voluntad del Padre
Celestial. Es Aquel que nos convence de lo que está mal, jamás nos
impulsará a desobedecer al Señor. Él desea generar en nosotros el carácter
santo de nuestro Padre: 1 Pedro 1:14-16
Es necesario conocer los dones y poder del Espíritu Santo, pero ante todo
debemos conocer y vivir su naturaleza, carácter y obra en nuestra vida.
Por eso el gozo del cristiano es que Cristo brille, y que su gobierno sea
establecido en la tierra. Entonces debemos desear los dones mejores, pero
ante todo el amor, éste es el fundamento esencial del reino de nuestro Dios.