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OBEDIENCIA EN LAS FINANZAS

Kenneth E. Hagin

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Capítulo 1

OBEDIENCIA EN LAS FINANZAS


"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús".

-Fil.4:19

De mi experiencia de casi 50 años de predicar fe, he concluido que más gente falla
cuando se trata de fe por finanzas que por cualquiera otra cosa.

¡La razón es que están tratando de ejercitar fe por finanzas, pero no han plantado
ninguna semilla! Ellos quieren que Dios bendiga sus finanzas, aunque no hayan plantado
nada (Aun así, es maravilloso cómo Él tiene misericordia de ellos y los ayuda).

La Biblia claramente declara: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecido


rebosando darán en vuestro regazo; porque (ton la MISMA [medida] con que medís, os
volverán a medir" (Le. 6:38).

La Biblia también claramente declara: "El que SIEMBRA escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generalmente, generosamente también segará" (2 Co.9:6). Si
usted quiere una cosecha abundante, tiene que sembrar abundantemente.

Usted no puede recoger una cosecha sin sembrar semilla. No puede ir a su jardín trasero y
decir: "Voy a recoger tomates", si el terreno no ha sido preparado y las semillas sembradas.

Usted puede recibir finanzas por medio de dos métodos principales

1.- Creyendo y obedeciendo la Biblia.


2.- Una manifestación sobrenatural del Espíritu Santo.

Un ejemplo del segundo método fue el de la viuda en la historia del Antiguo Testamento
(1 R. 17). Su vasija se mantuvo fluyendo aceite y su tinaja se mantuvo dando harina - lo
cual era como dinero en esos días. Eso fue una manifestación sobrenatural. Las
Manifestaciones sobrenaturales a menudo nos ocurren en el área de las finanzas, porque
hemos obedecido a Dios y hemos sembrado semilla.

El primer paso, entonces, para tener sus necesidades financieras suplidas es obedecer
la Biblia. Dios le dijo a Israel:

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MALAQUIAS 3:10

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme


ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de
los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

De hecho, realmente no hemos dado, hasta que hemos pagado nuestros diezmos.

Un individuo me dijo: "Hermano Hagin, pagar diezmos - eso está bajo el Antiguo
Testamento. Eso está justo bajo la Ley Mosaica. ¿No sabía usted eso?".

Me disgustaría exhibir mi ignorancia de la Biblia haciendo tal afirmación. Abraham pagó


diezmos 500 años antes que la ley fuera

dada a Moisés. Jacob pagó diezmos 250 años antes.

"Sí" me dijo alguien, "pero no hay ninguna Escritura en el Nuevo Testamento acerca de
pagar diezmos".

Esas personas deberían aprender a leer. Miremos en Hebreos 7:8. ¿Qué acerca de eso?
Eso es el Nuevo Testamento, ¿no es así? "Y aquí ciertamente reciben los diezmos
hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive". Eso
esta hablando acerca de Cristo. Dios nos dijo que debíamos traer los diezmos al alfolí, y
El abriría las ventanas de los cielos. El dijo: "Probadme ahora en esto".

Pero no haga algo sólo porque alguien mas lo hizo. No opere en la experiencia de otra
persona. Opere en lo que usted sabe que la Biblia dice, y opere en lo que el Espíritu
Santo le está diciendo a usted.

Una vez, cuando Kenneth Copeland estaba aquí en el Centro de Entrenamiento Bíblico
RHEMA, él contó acerca de cierta ocasión, al comienzo de su ministerio, cuando él tenía
un carro que no estaba muy bueno, así que lo regaló y Dios le dio uno nuevo.

Algunos de los estudiantes de RHEMA, Dios bendiga sus corazones, pensaron que
recibirían un carro nuevo si hacían lo mismo, así que regalaron sus carros y anduvieron a
pie el resto del año. Ellos dijeron: "Bueno, él lo hizo". "Sí", les dije. "Pero, ¿Dios te dijo
que lo hicieras?" . "Bueno, no. Yo sólo pensé que así conseguiría un carro nuevo".

"Bueno, no funciona de esa manera". Debido a que tenemos la Biblia a la cual seguir, no
necesito ninguna "dirección" que me diga que pague mis diezmos y dé ofrendas. Yo sé
hacer eso. La Biblia me lo dice.
Así que, siga adelante y pague sus diezmos y dé ofrendas. Frecuentemente el Espíritu de
Dios le dirigirá a dar por encima de eso.

Jesús dijo: "Dad, y se os dará", así que, yo no necesito ninguna guía para sembrar.
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La Biblia dice: "El que siembra escasamente

también segará escasamente". Yo solamente lo hago. Es cuando obedecemos al Espíritu


Santo que las cosas suceden.

Estoy en mi 48 año de ministerio. No me habría sido de provecho hace 48 años, si Dios


me hubiera dicho que regalara una casa. ¡No tenía una!
Y hubo un tiempo en el que no habría sido bueno para El si me hubiera dicho que
regalara mi carro, porque no tenía carro.

A través de todos estos años, virtualmente medio siglo - Dios nunca me dijo que regalara
un carro o nada parecido. Di ofrendas. Planté semilla. Prosperé financieramente.

En el otoño de 1.981, Dios nos habló a mi esposa y a mí, para que regaláramos un
Cadillac nuevo. Yo ya había vendido nuestro viejo Cadillac, así que, cuando el Señor nos
habló, regalé nuestro otro carro, el nuevo. Yo no actué aparte de mi esposa. Ella me dijo:
"Yo tuve la misma dirección".

Luego, en un seminario que estaba llevando a cabo en RHEMA, Dios me dijo que
regalara el avión que Kenneth Copeland había dado a nuestro ministerio (su valor era
entre US $ 160.000 y US $ 170.000). Se lo di al Hermano Jerry Savelle.

Un tiempo después, un hombre que ni siquiera conocía (aunque había oído de él), me
escribió y me dijo: "Nos sentimos guiados por el Espíritu Santo para enviarle este cheque
por US $500.000". ¡Eso es medio millón de dólares, gloria a Dios! Estoy bien convencido
de que, si no hubiera obedecido a Dios, eso no habría sucedido, aunque no tenía eso en
mente cuando obedecí a Dios y regalé mi carro y el avión. Realmente no esperaba nada
a cambio.

¡Usted puede pensar, “desearía que algo así me sucediera a mí!". Le diré donde debe
empezar. Usted debe empezar con las monedas de menor valor, las de 5, 10 y 20.

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Capítulo 2

LA OBEDIENCIA Y EL DIEZMAR
Una maestra de Escuela Dominical, en una de las iglesias Pentecostales que pastoreé
en el Centro Norte de Texas, era una mujer viuda con cinco hijos. Ella y todos los hijos
recogían algodón a 40 centavos el ciento de capullos. Ellos vivían en una pequeña casa
vieja situada detrás de otra casa.

Aun así ella venía a la vivienda pastoral los sábados y decía: "Hermano Hagin, ganamos
unos pocos dólares para comprar algo de comida, y aquí están los diezmos. No quiero
esperar hasta mañana, porque me los puedo gastar - sé que lo haría - porque los
necesito desesperadamente".

Los recibía, y cuando ella se alejaba de mi casa cerraba la puerta y lloraba. Sabía que
tenía que recibirlos; de otra forma, estaría privándola a ella de bendición y beneficios

En ocasiones ella venía con una moneda de diez centavos, diciendo: "Ganamos un
dólar. Aquí está la moneda de diez; aquí está el diezmo".

Su hija mayor pasó siete años en primero de primaria y nunca aprendió a escribir su
nombre. Ella nunca pasó de primero de primaria. Finalmente, las autoridades solicitaron
a su madre no enviarla más a la escuela - aquí estaba una niña de 14 años jugando con
niños de 7 años de edad.
No había clases especiales o escuelas estatales para niños retardados como ella en
esos días de la Depresión.

En la iglesia ella actuaba como una niña de 3 ó 4 años; tenía esa mentalidad. Si no
estaba sentada con su madre y quería ir donde ella estaba, se tiraba al suelo y
avanzaba sobre su estómago bajo las bancas para llegar al frente. Luego se subía
sobre una banca como una niñita y se ponía a dormir.

Una noche, durante un avivamiento, esta niña fue hasta el altar (nadie le pidió que
fuera) y se arrodilló con las demás personas. Ella fue salva y llena con el Espíritu Santo
y habló en otras lenguas. ¡Instantáneamente hubo un cambio drástico!

Antes, ella no se bañaba. Si se le descuidaba, su apariencia daba lástima. Pero de la


noche a la mañana – la siguiente noche - ella vino, se sentó y actuó tan
inteligentemente como una joven de 18 años. Su cabello estaba peinado, estaba bien
vestida y se veía muy bonita.

Difícilmente podíamos creer lo que veíamos. ¡Recibir la vida eterna y la naturaleza de


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Dios, incrementó su mentalidad en un 90%! Este ha sido uno de los más grandes
milagros que jamás haya visto.

Sucedió al principio de la II Guerra Mundial. La joven viajó a visitar a unos parientes, y


mientras ella estaba allí, actuó tan bien y se veía tan atractiva que un muchacho de una
granja vecina la invitó a salir. Nunca antes un muchacho la había invitado a salir.
Empezaron a gustarse, y cuando él le pidió que se casaran, ella aceptó. Después de
que su esposo fue reclutado, ella vivió con su suegra mientras tanto, y su suegra le
enseñó a leer y a escribir.

Dejé esa iglesia para ir al campo evangelístico. Con el transcurso del tiempo volví, para
ayudar al pastor en la prédica durante el funeral de uno de los ancianos. Le pregunté a la
secretaria de la iglesia: "¿Qué pasó con esa muchacha?".

Ella me condujo afuera y me dijo: "¿Se enteró usted que su esposo se mató en ese
accidente de camión?".

"Sí", dije.

Ella continuó: "Bien, a causa de sus negocios de construcción, él estaba muy bien
asegurado y ella recibió varios cientos de miles de dólares de dinero del seguro". Ella
señaló ala distancia y dijo: "¿Ve esas casas nuevas?". Podía ver un número
considerable de nuevas viviendas que estaban siendo añadidas a esa pequeña ciudad.

La secretaria continuó: "Ella está construyendo la adición a la ciudad. Ella es su propia


contratista, su propia financista. Ella maneja su propio dinero".
¡Piense en eso!

Me quedé allí parado y volví a llorar - esta vez una clase diferente de llanto. Estaba tan
gozoso, alabado sea el Señor, que yo hubiera obedecido a Dios y hubiese recibido los
diezmos de su madre. Esta muchacha, también había aprendido a pagar sus diezmos.

La secretaria dijo: "Yo todavía soy secretaria de la iglesia. Usted puede contar con esto,
ella está en la primera banca cada domingo con sus dos pequeños hijos. Son los mejor
vestidos y con los mejores modales en la iglesia. Su sobre con sus diezmos y ofrendas
está siempre allí. Cada domingo".

Recordé de donde ella había venido: Aquí estaba una joven mujer no mayor de 30 años
que está construyendo una adición a la ciudad, y cuando tenía 14 años había estado por
siete años en primero de primaria sin aprender a escribir su nombre.

Pensé también en la Escritura: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres (...)" (Lc.4:18).

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Aleluya, Dios no la escogió a ella y dijo: "Vamos a hacer una excepción con ella". No,

el mismo Evangelio le pertenece a todo el mundo.

¿Cuál fue la diferencia? La vida eterna. La vida de Dios. Fue algo que entró en ella e
incrementó su capacidad mental en un 90 por ciento. Pero, no solamente eso - ella había
estado plantando semilla. Ella había estado pagando sus diezmos y dando más allá de
ellos desde antes, cuando ella había tenido tan sólo unos cuantos dólares de los
cheques que le asignaba a su marido. Ahora ella tenía muchos dólares, pero, todavía
seguía haciendo lo mismo. ¿Habría ella llegado a esa posición, si no hubiera sido
obediente con sus finanzas?

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Capítulo 3

OBEDIENCIA Y SANIDAD
Hace algunos años estaba predicando en el Este de Texas, y cuando cierto hombre se
acercó en la fila de sanidad, el Espíritu de Dios súbitamente vino sobre mí.

No había estado consciente, en lo más mínimo, de la unción hasta entonces. Sólo estaba
consciente de la presencia de Dios. (La Biblia enseña que los creyentes deben imponer
manos sobre los enfermos y ellos sanarán). ¡De hecho, si hubiera seguido mis
sentimientos, habría hecho que todos oraran por mí!
Pero sabe usted, no andamos por sentimientos, andamos por fe.

Así que este hombre se paró delante de mí y súbitamente la mano del Señor se movió
sobre mí. Primero le pregunté qué problema tenía. Me dijo que los doctores le habían
dicho que tenía una masa de úlceras en su estómago tan grande como un nido de
avispas.

Ellos querían operarlo de eso. Por dos años él no había comido nada aparte de un poco
de alimentos para bebé, y decía que no podía digerirlos la mayor parte del tiempo.

Cuando la mano del Señor se movió sobre mí, tenía mis ojos bien abiertos mirando al
hombre. Pero, en lugar de verlo a él, vi la casa donde él vivía. Se la describí.

Le dije: "Antenoche usted no pudo dormir, pero no quiso molestar a su esposa, así que,
a medianoche se levantó y caminó del frente de la casa al cobertizo que está en la parte
trasera de la casa y fue a dormir a la terraza de atrás" (En Texas, en años pasados,
antes que tuviéramos aire acondicionado, teníamos lo que llamábamos terrazas-
dormitorios enmallados o con mosquitero).

Le dije: "Usted tenía una cama allí, así que cayó atravesado sobre esa cama, y allí
estaba usted, sosteniéndose el estómago - le ardía como fuego. No solamente eso, sino
que su conciencia lo estaba molestando, porque usted pertenece a esta iglesia - usted
es salvo y bautizado con el Espíritu Santo - pero, usted nunca ha pagado sus diezmos o
apoyado a la iglesia".

Este hombre me miró con los ojos bien abiertos y me dijo: "Usted debe ser un adivino o
un lector de mentes - eso fue exactamente lo que sucedió!

Le dije: "No le estoy leyendo su suerte ni tampoco su mente. Estoy ministrando por el
Espíritu de Dios. En su caso particular, antes de que pueda ministrarle, usted va a tener
que decidir si va a caminar en la luz que Dios ha derramado en su vida. ¿Qué va a
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hacer acerca de pagar diezmos y apoyar a la iglesia?".

El dijo: "Voy a hacerlo".

Impuse las manos sobre él, y cuando lo hice, vino otra manifestación del Espíritu.
Supe por el Espíritu Santo - por la palabra de conocimiento - que su cuerpo estaba
oprimido por un espíritu (Ahora bien, no todo cuerpo lo está, pero el de él lo estaba).
Ordené a ese demonio que saliera de su cuerpo en el nombre de Jesús. No hubo
ninguna manifestación particular, pero sabía que se había ido.

Le dije: ''Ahora, usted dice que no ha comido ni un bocado de alimento sólido por dos
años. Vaya a casa y cómase un churrasco. Y él se fue a su casa y se comió un churrasco.
Al día siguiente volvió donde los doctores.

Ellos tomaron rayos X de su estómago y no pudieron encontrar nada anormal en él.


Antes de que terminara la semana, él estaba de regreso en su trabajo.

Alguien me dijo: "No entiendo eso". "¿Qué es lo que usted no entiende?". "Bueno, usted
le ministró a ese hombre y le dijo que no había pagado los diezmos. El era la tercera
persona que usted ministró en esa noche, y usted nunca le dijo una palabra sobre
diezmos a los demás. Ahora, si usted
sabía eso acerca de él, ¿porqué no supo eso sobre los otros?".

Le respondí: "Bueno, noté, usted no lleva este don por todas partes y opera en él como
usted quiere. Es como el Espíritu Santo quiere".

El me dijo: "Bien, ¿cómo pueden unos operar en este don y otros no?".

Respondí: "Bien, ahora, déjeme hacerle una pregunta: ¿Tiene usted hijos?".

"Oh, sí".

"Bien", le dije: "Cómo es que un niño de 4 años puede hacer cosas que un niño de 14 años
no puede?".

El dijo: "Porque ellos saben más". Añadí: "Esa es la razón por la que algunos cristianos
no pueden". Amén. Dios espera más de algunas personas.

Alguien me dijo una vez: "No es justo que Dios espere más de cierta gente".

Respondí: "Bien. Ahora, ¿usted espera más de un niño de 4 años que de uno de 4 meses
de edad?".

"Sí".

"Bien", añadí. "¿Está siendo usted injusto?".

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"No".

"Dios Padre no es injusto tampoco", le dije.

Gracias a Dios por la manifestación de Su Espíritu. Gracias a Dios por la unción.


Dios en su gran misericordia y en su gran bondad condesciende a descender y reunirse
con los hombres en el nivel donde ellos se encuentran.

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Capítulo 4

OBEDIENCIA Y MILAGROS
Hace años conocí a un joven evangelista que recién estaba empezando. El era mayor
que yo en edad, pero más joven en el ministerio. El y su esposa tenían 5 hijos. Los
padres de su esposa eran miembros de mi iglesia.

El estaba en vacaciones de Navidad y asistía a nuestra iglesia con sus parientes. Intenté
que predicara, y le habría dado una ofrenda.

Esto fue en 1.940. Usted debe entender que esos eran días de la Depresión. Le
dábamos al hombre que predicaba en un domingo en la noche US $5 en esos días.
Algunos se asombrarán por eso, pero tenía hombres en mi iglesia cuyos salarios
mensuales no eran mucho. Una persona que trabajaba para los ferrocarriles ganaba US
$37.50 al mes. El pagaba arriendo, alimentaba a su mujer y tres

niños y manejaba un carro con US $37.50 al mes. Así que, usted ve, US $5 en
comparación era bueno. Se los hubiera dado, pero el no quiso predicar. El me dijo:
"Hermano Hagin, estoy como avergonzado ahí en frente de mis suegros". Así que, seguí
adelante y prediqué.

Mientras estaba en la parte trasera de la iglesia saludando a la gente después del


servicio, el Señor me dijo: "Quiero que le des US $10".

"Amado Señor", dije: "No puedo darle a él US $10. ¿No sabes, que es época de
Navidad?"

Puedo ir atrás y mostrarte mis libros.

Todavía los tengo. Estaba promediando solamente US $43.15 al mes como salario, así
que US $10 era virtualmente la paga de una semana".

"Señor", dije. "Todavía ni siquiera he comprado un regalo de Navidad para mi esposa".

"Quiero que le des US $10", dijo el Señor.

Mientras estaba allí parado saludando a la gente y sonriendo, mi cabeza y mi corazón


estaban teniendo una pelea (Usted no siempre sabe todo lo que está pasando dentro de
una persona).

Finalmente estuve de acuerdo con esos US $10. Casi todos se habían ido a casa para
entonces, pero el joven evangelista estaba afuera hablando con un amigo. Le di la mano
y dejé el dinero en su mano. No tenía siquiera un billete de 10 dólares para darle. Tuve
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que darle billetes de dólar y monedas.

Poco tiempo después, oí a su suegra decirle a alguien: "Sabe usted, que estaba de
vacaciones en Navidad, y tenía apenas lo suficiente para el arriendo y los servicios. No
tenía ni siquiera una moneda de diez sobrante - ni una. No podía comprarles a sus hijos
nada para Navidad, ni siquiera una cena de Navidad. Pero alguien le dio 10 dólares, así
que pudieron tener cena de Navidad".

Cuando oí a la mujer, no salté de arriba a abajo gritando: "ese fui yo! ¡yo lo hice!".
No, tan solo me mantuve callado y dije: "Gracias Dios, estoy tan contento por haberte
obedecido".

Algo similar me sucedió varios años más tarde. Un domingo en la noche estaba
saludando a la gente a medida que entraban al auditorio. Nuestra iglesia estaba justo al
lado de la autopista, y en esos días, antes de que construyeran las superautopistas,
todas las autopistas pasaban por en medio de los pueblos.

Un autobús de la compañía Greyhound llegó y paró en frente de nuestra iglesia. Un


hombre con una maleta se bajó. Lo reconocí como un ministro que había visto en
convenciones.

Me preguntaba qué estaría haciendo bajándose en nuestra iglesia así en esa forma. Era
casi hora de empezar el culto. Le di la bienvenida y él me recordó quien era. Le respondí:
"Sí, yo sé quien es usted. Evidentemente usted va a estar con nosotros esta noche".

"Sí", replicó él.

"Bien", respondí: "prediqué para nosotros".

Mientras el hombre predicaba esa noche, el Señor me dijo: "Quiero que le des US $12.50
de tu bolsillo".

Eso no suena como mucho ahora, pero era más que mi salario semanal en ese
entonces. No sé, hasta la fecha, ¡de qué predicó - iy usted sabe que tengo muy buena
memoria! Durante su sermón, mi cabeza y mi corazón estaban teniendo un conflicto.
Solamente para que el predicador pensara que yo estaba con él, de vez en cuando
gritaba: ''Amén'' - pero, no sabía lo que había dicho. Estaba teniendo esa lucha todo el
tiempo que predicó.

Dije: "Señor, no puedo darle ningunos US $12.50! ¡simplemente no puedo hacerlo! No


puedo darme ese lujo".

Estuve sumergido durante todo ese servicio y todavía ese tema no se había establecido
en mi mente, hasta que llegamos a la vivienda pastoral. Lo invité a pasar la noche en
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casa, y él aceptó. El fue al dormitorio trasero de la casa, y mi esposa fue a la cocina para
prepararnos algo para comer. Estaba contando el dinero para dárselo al predicador.
Había unos pocos billetes de dólar, pero la mayor parte de esos US $12.50 estaban en

sencillo - monedas de cinco, diez e inclusive de centavo (Esa era la forma como
recibíamos la ofrenda en esos días).

Mientras estaba parado allí, el Señor me dijo tan claramente en mi interior: "Ahora, la
razón por la que él se bajó del autobús aquí fue porque se le acabó el dinero. Aquí es tan
lejos como pudo llegar. Su esposa está con sus padres en tal pueblo en el Este de
Texas.
El próximo domingo él va a presentarse a una entrevista para una iglesia en cierto lugar,
y ellos lo van a elegir como pastor".

El predicador regresó al cuarto donde yo estaba. Le dije: "Extienda sus manos". El tuvo
que juntar las manos para poder sostener esos US $12.50 en sencillo y en billetes. El los
puso en el bolsillo de su abrigo.

Luego el demonio dijo a mi mente: "Muchacho, te equivocaste. Has hecho el ridículo.


Regalaste el pago de una semana" (Había ganado un poco más esa semana. Había
recibido US $17.50 en total).

Le dije al joven ministro: "Quiero hacerle una pregunta: ¿Hacia dónde va?".

"Hermano Hagin", me dijo. "Voy hacia donde está la familia de mi esposa. Ella y los dos
niños están allá en la casa de su papá en tal ciudad de Texas. Sólo tenía el dinero
suficiente para llegar hasta aquí. En realidad, fui a la estación de buses, puse mi dinero
en el mostrador, y dije: "Esto es todo lo que tengo. ¿Qué tan lejos puede llevarme?"

Continuó diciendo: "Me trajo aquí a su pueblo. Usualmente me habría dejado en la


estación de buses, pero cuando le mencioné su iglesia, el chofer del bus dijo: 'Paso justo
en frente de esa iglesia. No debería hacer esto, pero pararé y lo dejaré allí"'.

El predicador dijo: "No me quedaba ni un centavo. Esto es tan lejos como podía ir.
Planeaba continuar a dedo mañana hasta llegar donde los padres de mi esposa. Ahora,
con este dinero, puedo comprar un pasaje de bus. El próximo domingo se supone que
voy predicar en cierto lugar (y él lo mencionó). Vaya una entrevista para pastorear allí".

Dije: "Hermano, eso es suficiente. Quiero decirle algo. Usted es el próximo pastor allí". Y
ciertamente, lo fue

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Cerca de dos años después de este incidente, mi esposa y yo fuimos a ministrar a una
mujer que estaba en su lecho de muerte.
Su esposo la había llevado a tres clínicas diferentes en Texas. Los doctores en cada una
habían dicho lo mismo: "No podemos hacer nada. Su enfermedad está muy avanzada.
Entre otras cosas, ella tiene una enfermedad incurable de la sangre ya en sus últimas
etapas. Ella se está muriendo. Estará muerta en unos cuantos días".

Entramos a su cuarto para ministrar a esa querida dama. No la conocíamos, pero


uno de nuestros miembros sí. Por ese entonces estábamos pastoreando una pequeña
vieja iglesia en Farmersville. Cuando nos arrodillamos al lado de la cama de esta mujer,
la misma voz que me había dicho que le diera a un ministro US $10 y a otro US $12.50 -
esa voz interior - me dijo: "Levántate y ponte en pie. No ores" (Yo ya tenía mi mano en su
cabeza y estaba orando. Mi esposa estaba arrodillada a mi lado).

"No la toques. Levántate, ponte de pie y dile: 'El Señor me dijo que le dijera que usted
está sana. Levántese"'.

El jueves ella fue levantada de su lecho de muerte y el domingo estaba en nuestra iglesia
danzando y ¡gritando la victoria!

Mientras regresábamos a casa por la vieja autopista 24, regocijándonos porque Dios nos
había usado para levantar una mujer de su lecho de muerte, tan claro como si alguien
estuviera sentado en el asiento trasero, el Señor me dijo: "No hubiera podido usarte hoy
si no me hubieras obedecido con esos US $10 y esos US $12.50". Lo había olvidado ya.
Tuve que parar y recordar. ¿Qué quieres decir con esos US $10 y US $12?50?

"Esos US $10 que le diste al Hermano C. y esos US $12.50 a fulano de tal".

"Sí", dije. "Recuerdo eso".

"Si no me hubieras obedecido en eso, no habría podido usarte aquí", dijo el Señor.

Todos queremos que el Señor nos use, ¿no es así? ¿No le gustaría que Dios lo usara
para levantar a alguien de un lecho de muerte? ¿Cómo va usted a saber SI DIOS le esta
diciendo que les diga a ellos que se levanten de ese lecho de muerte, si usted no sabe
cuan-

do él le dice que dé $1 ó $5 dólares? Lo ve, esta es una forma como usted comenzará a
distinguir la voz de Dios.

Si Él no puede confiar en usted con $5 ó $10 dólares, ¿cómo va El a confiar en usted


para levantar a alguien de un lecho de muerte?

¿Qué tiene que ver todo esto con sanidad? Todo.


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La obediencia es la llave para recibir de Dios y es también la llave para ser usado por
Dios. Si podemos escuchar la voz de Dios y obedecerle a Él en el área de nuestras
finanzas personales, esto abrirá la puerta para mayores bendiciones en nuestras vidas y
preparará el camino para que El nos use en mayor manera para bendecir a la humanidad.

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