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2.1.

El amor en la literatura

Entre las historias sobre el origen del amor, ninguna tan fascinante como la que
cuenta Platón en El banquete, uno de sus diálogos. Para dicha explicación, el gran
filósofo griego echa mano del mito del Andrógino. Recuerda que esos antiguos
seres, caracterizados por tener sexo femenino y masculino a la vez, poblaban la faz
de la tierra. Su capacidad de autosuficiencia, les permite sobrevivir fácilmente. El
problema es que esa capacidad los lleva a una
conducta que sería imperdonable en la
jerarquía de los antiguos mitos de occidente:
desdeñan al Dios Zeus. Este omnipotente ser,
indignado por ese menosprecio, responde de
manera contundente: divide en dos a los
andróginos y los echa a andar en esa nueva
condición por el mundo, arrastrando con ellos,
ese desconcierto de tener un cuerpo mutilado.
Desde entonces, nos dice Platón, el amor es
una búsqueda constante del otro, es ese
impulso que sienten todos los seres humanos
por recuperar esa mitad perdida.

Las conceptualizaciones del amor, su


Este libro, publicado en 1939, es uno de los más
explicación, su origen, su relación con la muerte fascinantes libros sobre el tema del amor y la
literatura.
y la vida, y otros temas; sus entrañas afectivas
y su deseo de vivirlo con intensa pasión, felicidad o sufrimiento, han producido una
gran cantidad de páginas a lo largo de la historia. Tratados, ensayos, novelas,
cuentos, poemas, canciones, películas, han reflexionado o contado historias sobre
personajes que dan un giro a su vida, que guían sus pasos hacía eso que el amor
platónico llamaba ““delirio divino”, arrebato del alma, locura y suprema razón”. 1 En
El cantar de los cantares, incluido en el Antiguo testamento, podemos leer versos
enmarcados en esta forma de vivir la intensidad del deseo amoroso: “¡Bésame con

1
Denis de Rougemont, Amor y occidente, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1993, p. 63.
los besos de tu boca! / ¡Porque más embriagantes que el vino / son tus amores!”. Y
Safo experimenta en perfectos versos lo que es el amor: “Eros me sacudió el alma
/ como un viento que en la montaña sacude los árboles”.

Ovidio, un escritor romano, reflexionó sobre el tema en su libro El arte de


amar. Lo que escribió, el creador de otras obras como Metamorfosis, publicada
entre los años 2 A. de C. y el 2 D. de C., era una poética del amor, una obra didáctica
compuesta de tres libros, en los que presenta una serie de estrategias y consejos
sobre las formas de relación amorosa. Los primeros dos libros de la obra son
consejos a los hombres, mientras que el tercer libro son consejos a la mujer. Ovidio
inicia su libro con esta invitación:

Si alguien en la ciudad de Roma ignora el arte de amar, lea mis páginas, y


ame instruido por sus versos. El arte impulsa con las velas y el remo las
ligeras naves, el arte guía los veloces carros, y el amor se debe regir por el
arte.

Por lo que podemos ver, cada época trae consigo diversas maneras de concebir el
amor. Por ejemplo, términos que han llegado hasta
nuestros días, como la cortesía, tienen que ver con
una gran tradición que se deprende de la época
medieval. Estamos hablando de un amplio periodo
que comprende casi un milenio, que se extendió del
siglo siglo V al siglo XIV de nuestra era. Es en una
parte de ese largo tramo de nuestra historia,
alrededor de la centuria XII y XIII, cuando surgen
importantes cambios en las conductas, en la
relación del hombre y la mujer, que derivan en la
construcción de un nuevo discurso amoroso.

Muchos autores que han estudiado el tema,


coinciden en reconocer que durante la época
medieval surgió un concepto el amor, tal y como se
conoce hasta nuestros días. Un estudioso del tema, Aurelio González, lo explica
que esta manera:

Hoy en día, cuando pensamos el amor, nos parece que el amor


que ha sido creado en el siglo XX o en el siglo XIX. La realidad
es que desde el siglo XII, XIII, se crean lo que podríamos llamar
los elementos de construcción de un modelo sociocultural de lo
que es el amor, y esto tiene que ver con el amor cortés.

Para Aurelio González, hay aspectos importantes en este periodo que es necesario
destacar. Uno de ellos es que “la mujer se jerarquiza”, y se empieza a idealizar: “la
mujer deja de ser una entidad real para convertirse en una entidad sociocultural”.
Las transformaciones que se presentan en esa época ubican a la mujer en una
situación privilegiada. Los conceptos de dama y caballero llenan el discurso de
ciertas clases privilegiadas. A la primera se le reconoce “su altura” y “su elevación
social.” Mientras que el segundo se convierte en un vasallo de ella. Es por eso que,
durante esta parte de la edad media, entre la nobleza, “el amor se vuelve un código
cultural, pero al mismo tiempo un código social. De ahí que este enmarcada por esa
impronta del amor todo lo que es la cultura de la edad media”.2

Esta dinámica de vida todo lo llena. La corte, entre las clases cultas, es el
centro de convivencia social y cultural. La poesía, los torneos, los trovadores, las
damas, los caballeros, el cortejo, comparten este espacio en el que el amor es un
elemento sustancial de esta nueva forma de vida. Esto lo veremos en las grandes
obras de la época, en las novelas de caballería, en la poesía trovadoresca, en todas
esas manifestaciones amorosas en las que se representa esta nueva forma de vida.

Las herencias inmediatas de este tipo de literatura las recogen escritores


como Dante Alighieri y Petrarca. Posteriormente, el Siglo de Oro español, marca
una época en donde el amor, la trascendencia del amor, el “amore amaro” –amor
amargo--es una de las temáticas más importantes. Juan Boscán escribe: “Quien

2
Aurelio González, Comentario al libro Amor e Historia. https://www.youtube.com/watch?v=qzo-Y_HNCwY
dice que la ausencia causa olvido / merece ser
de todos olvidado. Mientras que Francisco de
Quevedo habla de las “medulas que han
gloriosamente ardido” y construye las más
perfectas antítesis de amor al intentar definirlo:
“Es hielo abrasador, es fuego helado”.

La herencia del “amor cortés” se


diversifica en nuevas manifestaciones del amor.
Es imposible hacer un recuento total de esas
producciones, pero entre las obras que han
marcado una época en la historia de la literatura
se encuentran Las penas del joven Werther
(1774), una novela epistolar en la que se
presenta, con suma intensidad, una de las variantes del amor, el amor sin
Tristán e Isolda es una de las grandes novelas. Su correspondencia. Es el amor imposible del que
inicio es una invitación a la lectura de uno de los
grandes temas de la literatura universal: también habla el poeta romántico español
Caballeros, ¿os gustaría oír un bello cuento de
amor y de muerte”. Gustavo Adolfo Bécquer en un poema
inolvidable:

Tú eras el huracán y yo la alta


torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o abatirme!…
¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta


roca que firme aguarda su vaivén
¡tenías que romperte o que arrancarme!…
¡No pudo ser!

hermosa tú, yo altivo; acostumbrados


uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser

En la obra Ana Karenina (1878), publicada hace casi ciento cincuenta años,
podemos ver el desarrollo de una trama orientada por el amor prohibido. En estas
obras hay nuevas formas de representar los deseos, el tedio de las fórmulas
convencionales del matrimonio, las reacciones ante el aburrimiento de la relación, y
ante la mediocridad de personajes masculinos, como bien lo cuenta una novela
Madame Bovary (1956).

Por lo que vemos, no hay época que evada este


tema. Los surrealistas, por ejemplo, al igual que los
románticos, no dejaron de manifestar entre sus
poemas algunos hallazgos de tipo amoroso. Y en
épocas recientes, las ideas del “amor libre” o bien de
“el amor líquido”, como nos muestra Zeuman Bauman,
llenaron páginas representativas de la literatura de las
últimas décadas.

Las formas de amor entre una mujer y un


hombre no son las únicas, existe el amor de hombre a
hombre, de mujer a mujer. Todas estas formas de
relación son parte de las manifestaciones más
humanas de nuestra vida. La literatura ha Nadie puede negar que esta novela, que aborda
el tema del reencuentro del amor entre los
representado de todas estas maneras de experimentar viejos, es uno de los grandes clásicos de la
literatura Latinoamericana.
el amor, por medio de obras que nos han hecho gozar,
comprender la riqueza y la fascinante diversidad del mundo en el que vivimos.

Hay formas de representar el amor que pueden manifestarse hacia otros


aspectos de la vida humana. Por ejemplo, existe el amor a la naturaleza, a la vida,
al estudio, al conocimiento, etc. Todo esto muestra la riqueza de los temas literarios.
Con ello se comprueba, además, que los temas no son incompartibles.
Actividad de aprendizaje 1. Lee alguna de las siguientes obras: Agnes de
Peter Stamm, El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez,
Seda de Alejandro Baricco, Canto 5 de la Divina Comedia de Dante Aligheri,
Tristán e Isolda, El gran Gatsby de Scott Fitzgerald. Las obras las encontrarás
en el archivo de recursos. Puedes elegir también una obra de tu preferencia.
Después de la lectura, comenta en un texto escrito, la forma en la que se
representa el amor en esta obra: cómo lo viven los personajes, como sufren,
gozan, experimentan la relación con otra persona. Comenta si dentro de esa
obra que elegiste para su lectura existe otra temática.

2.2. La creación del mundo y la literatura


¿De dónde venimos? ¿Cómo dio inicio el mundo que habitamos? Son una de las
tantas preguntas que todas las culturas han intentado responder. Las versiones
sobre el principio de todas las cosas han generado una cantidad de narrativas y de
teorías importantes que es necesario conocer.

Los mitos, en muchas de las sociedades tradicionales, intentaron explicar,


por medio de historias, ese momento en que surge el mundo y la vida humana en
el lugar que habitamos. A estas historias se les denominó cosmogonías.

Las aportaciones de los presocráticos fueron de suma importancia. Este


conjunto de pensadores fue más allá de la visión divina, e incorporó a sus
explicaciones sobre origen del universo las leyes naturales. Sin lugar a dudas, la
visión que tuvieron estos hombres influyó después, con la llegada de la modernidad,
en la visión de los hombres de ciencia.

Siguiendo métodos y un sustento que comprueba sus conceptos y su nueva


narrativa, la ciencia también ha hecho valiosas aportaciones con lo que tiene que
ver con el origen de la creación humana. El mundo de las mujeres y los hombres,
se ha movido en torno a diferentes creencias y teorías.
En cuanto a la idea de la creación del mundo como mito, debemos señalar
que aun con la función religiosa que han tenido las historias, sus elementos
imaginarios, sus personajes, tienen una enorme belleza que es imposible eludir.

Por eso, obras como la Biblia, además de tener un carácter religioso son
grandes obras literarias. En ese sentido, el Génesis, libro sobre la creación incluido
en esta magna obra, es una muestra de belleza que no puede ser excluida de la
historia de la literatura.

La ciencia, a pesar de su pretensión de ser objetiva, no está despojada de la


imaginación. La ciencia también tiene necesidad de apropiarse de un nuevo
lenguaje explicativo para representar sus nuevas teorías. Stephen Hawking, en un
bello libro de divulgación, publicado al iniciar este siglo, en el que equilibra de
manera perfecta la imaginación, la inteligencia y el rigor científico, nos dice que El
universo en una cáscara de nuez.

Actividad de aprendizaje 2. Lee los fragmentos de las siguientes cosmogonías y


después, cuenta tu propia historia sobre la creación del mundo.
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Lectura 2
La metamorfosis*
Ovidio
Me lleva el ánimo a decir las mutadas formas
a nuevos cuerpos: dioses, estas empresas mías -pues vosotros los mutasteis--
aspirad, y, desde el primer origen del cosmos
hasta mis tiempos, perpetuo desarrollad mi poema.

Antes del mar y de las tierras y, el que lo cubre todo, el cielo,


uno solo era de la naturaleza el rostro en todo el orbe,
al que dijeron Caos, ruda y desordenada mole
y no otra cosa sino peso inerte, y, acumuladas en él,
unas discordes simientes de cosas no bien unidas.
Ningún Titán todavía al mundo ofrecía luces,
ni nuevos, en creciendo, reiteraba sus cuernos Febe,
ni en su circunfuso aire estaba suspendida la tierra,
por los pesos equilibrada suyos, ni sus brazos por el largo
margen de las tierras había extendido Anfitrite,
y por donde había tierra, allí también ponto y aire:
así, era inestable la tierra, innadable la onda,
de luz carente el aire: ninguno su forma mantenía,
y estorbaba a los otros cada uno, porque en un cuerpo solo
lo frío pugnaba con lo caliente, lo humedecido con lo seco,
lo mullido con lo duro, lo sin peso con lo que tenía peso.
Tal lid un dios y una mejor naturaleza dirimió,
pues del cielo las tierras, y de las tierras escindió las ondas,
y el fluente cielo segregó del aire espeso.
Estas cosas, después de que las separó y eximió de su ciega acumulación,
disociadas por lugares, con una concorde paz las ligó.
La fuerza ígnea y sin peso del convexo cielo
rieló y un lugar se hizo en el supremo recinto.
Próximo está el aire a ella en levedad y en lugar.
Más densa que ellos, la tierra, los elementos grandes arrastró
y presa fue de la gravedad suya; el circunfluente humor
lo último poseyó y contuvo al sólido orbe.
Así cuando dispuesta estuvo, quien quiera que fuera aquel, de los dioses,
esta acumulación sajó, y sajada en miembros la rehizo.
En el principio a la tierra, para que no desigual por ninguna
parte fuera, en forma la aglomeró de gran orbe;
entonces a los estrechos difundirse, y que por arrebatadores vientos se
entumecieran
ordenó y que de la rodeada tierra circundaran los litorales.
Añadió también fontanas y pantanos inmensos y lagos,
y las corrientes declinantes ciñó de oblicuas riberas,
las cuales, diversas por sus lugares, en parte son sorbidas por ella,
al mar arriban en parte, y en tal llano recibidas
de más libre agua, en vez de riberas, sus litorales baten.
Ordenó también que se extendieran los llanos, que se sumieran los valles,
que de fronda se cubrieran las espesuras, lapídeos que se elevaran los montes.
Y, como dos por la derecha y otras tantas por su siniestra
parte, el cielo cortan unas fajas -la quinta es más ardiente que aquéllas-,
igualmente la carga en él incluida la distinguió con el número
mismo el cuidado del dios, y otras tantas llagas en la tierra se marcan.
De las cuales la que en medio está no es habitable por el calor.
Nieve cubre, alta, a dos; otras tantas entre ambas colocó
y templanza les dio, mezclada con el frío la llama.

*Ovidio, Metamorfosis, Barcelona, Crítica, 1983.

Teogonía*
Hesíodo

Antes que todas las cosas fue Caos; y


después Gea la de amplio seno, asiento
siempre sólido de todos los inmortales que
habitan las cumbres del nevado Olimpo y el
Tártaro sombrío enclavado en las
profundidades de la tierra espaciosa; y
después Eros, el más precioso entre los
Dioses Inmortales, que rompe las fuerzas,
y que de todos los Dioses y de todos los
hombres domeña la inteligencia y la
sabiduría en sus pechos.
Y de caos nacieron Erebo y la negra Nix. Y
de Nix, Eter y Hémero nacieron, porque los concibió ella tras de unirse de amor a
Erebo.
Y primero parió Gea a su igual en grandeza, al Urano estrellado, con el fin que la
cubriese por entero y fuese una morada segura para los Dioses dichosos.
Y después parió a los Oreos enormes, frescos retiros de las divinas ninfas que
habitan las montañas abundantes en pequeños valles; y después, el mar estéril
que bate furioso, pronto; pero a éste lo engendró sin unirse a nadie en las
suavidades del amor. Y después concubina de Urano, parió a Océano el de
remolinos profundos, y a Coyo, y a Críos, y a Hiperior, y a Yapeto, y a Tea, y a
Rea, y a Temis, y a Mnemosina, y a Feba coronada de oro, y a la amable Tetis.
Y al último quien parió fue el sagaz Cronos, el más terrible de sus hijos, que cobró
odio a su padre vigoroso.
Y parió también a Cíclopes de corazón violento, Brontes, Steropes y el valeroso
Arges, que entregaron a Zeus el trueno y forjaron el rayo. Y eran en todo
semejantes a los demás dioses, pero tenían un ojo único en medio de la frente. Y
se les llamaba Cíclopes, porque en su frente se abría un ojo único y circular. Y en
sus trabajos rebosaban fuerza, vigor y poder.
*Hesíodo, Teogonía, México, Porrúa, 1998.

Popol Vuh*

Anónimo

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio,


todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un
animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni
bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en
toda su extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se
agitara, ni hiciera ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo
y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el
Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua
rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se
les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores en su
naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que
éste es el nombre de Dios y así es como se llama.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la
obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues,
consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras
y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban. que cuando amaneciera
debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los
árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. En las
tinieblas y en la noche [se dispuso así] por el Corazón del Cielo, que se llama
Huracán.
El primero se llama Caculbá Huracán. El segundo es ChipiCaculbá. El tercero es
Raxa-Caculbá. Y estos tres son el
Corazón del Cielo.
- ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío!
¡Que esta agua se retire y desocupe
[el espacio], que surja la tierra y que
se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare,
que amanezca en el cielo y en la
tierra! No habrá gloria ni grandeza en
nuestra creación y formación hasta
que exista la criatura humana, el
hombre formado.
Así dijeron cuando la tierra fue creada
por ellos. Así fue en verdad como se
hizo la creación de la tierra: - ¡Tierra!,
dije ron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y
como una polvareda fue 'a creación, cuando surgieron del agua las montañas; y
al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las
montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la
superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo: -¡Buena ha sido tu venida, Corazón
del Cielo; tú, Huracán, y tú, ChipiCakulbá, Raxa-Caculbá !
-Nuestra obra, nuestra creación está terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las
corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y
las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la. creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el
Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando
el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
Así fue como se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y
meditar sobre su feliz terminación.
*Anónimo, Popol Vuh, México, FCE, 1993.

Génesis*

Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía forma; las tinieblas
cubrían el abismo. Y el soplo de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios:
–Que exista la luz. Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena; y Dios separó la
luz de las tinieblas; llamó Dios a la luz: día, y a las tinieblas: noche. Pasó una
tarde, pasó una mañana: éste fue el día primero.
Y dijo Dios:
–Que exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas.
E hizo Dios el firmamento para separar las aguas de debajo del firmamento, de
las aguas de encima del firmamento. Y así fue. 8 Y Dios llamó al firmamento: cielo.
Pasó una tarde, pasó una mañana: éste fue el día segundo.
Y dijo Dios:
–Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los
continentes.
Y así fue. Y Dios llamó a los continentes: tierra, y a la masa de las aguas la llamó:
mar. Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: –Produzca la tierra pasto y hierbas que den semilla, y árboles frutales
que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.
Y así fue. La tierra produjo hierba verde que engendraba semilla según su
especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios
que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: éste fue el día tercero.
Y dijo Dios:
–Que existan astros en el
firmamento del cielo para
separar el día de la noche,
para señalar las fiestas,
los días y los años; y
sirvan como lámparas del
cielo para alumbrar a la
tierra.
Y así fue. E hizo Dios los
dos grandes astros: el
astro mayor para regir el día, el astro menor para regir la noche, y las estrellas. Y
los puso Dios en el firmamento del cielo para dar luz sobre la tierra; para regir el
día y la noche, para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Pasó
una tarde, pasó una mañana: éste fue el día cuarto.
Y dijo Dios:
–Llénense las aguas de multitud de vivientes, y vuelen pájaros sobre la tierra
frente al firmamento del cielo.
Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que llenan las aguas
según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era
bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo:
–Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar; y que las aves se
multipliquen en la tierra.
Pasó una tarde, pasó una mañana: éste fue el día quinto.
Y dijo Dios:
–Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y
fieras según sus especies.
Y así fue. E hizo Dios las fieras de la tierra según sus especies, los animales
domésticos según sus especies y los reptiles del suelo según sus especies. Y vio
Dios que era bueno.
Y dijo Dios:
–Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces
del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles.
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los
creó.
Y los bendijo Dios y les dijo:
–Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces
del mar, a las aves del cielo y a todos los animales que se mueven sobre la tierra.
Y dijo Dios:
–Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la tierra; y
todos los árboles frutales que engendran semilla les servirán de alimento; y a
todos los animales de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de
la tierra –a todo ser que respira–, la hierba verde les servirá de alimento.
Y así fue. 31Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno. Pasó una tarde,
pasó una mañana: éste fue el día sexto.

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