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Ciclo clases virtuales 2022

Asignatura: Historia

Cursos: 3° “A”, “B” Y “C”

PROFESORES: OCHOA, ORLANDO; ARCE, GABRIELA.

Los proyectos unificadores en América Latina

La clausura del ciclo colonial en América Latina inauguro una etapa política cuyas
características fueron definiéndose a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. Se trató de un
tiempo convulsionado, con identificaciones y fracasos. Las independencias, las nuevas ideas
sobre el gobierno, el pueblo, la libertad o la tiranía no alcanzaron para definir una política con
un curso estable y los contemporáneos tuvieron el desafío de sortear conflictos y obstáculos
para mantener unidas a sus naciones.

En tiempos coloniales, la América española había sido fraccionada en virreinatos, capitanías


generales y audiencias. La división administrativa se había realizado teniendo en cuenta dos
factores. Por un lado las sociedades preexistentes; por el otro las regiones y circuitos
económicos que se habían desarrollado a partir de los asentamientos coloniales. Sin embargos
estas unidades políticas, económicas y administrativas no se mantuvieron tras las
independencias.

A medida que la emancipación de la corona española fue haciéndose realidad, se intentó


construir amplios estados que englobaran amplios territorios americanos.

Ya hacia fines del siglo XVIII, el venezolano Francisco de Miranda había contemplado un plan
unitario a nivel latinoamericano con el fin de librarse de los lazos coloniales y establecer una
gran nación sin fronteras ni divisiones internas. En este utópico estado, no solo incluía las
posesiones españolas, sino también la colonia portuguesa de Brasil, así como las regiones de
habla francesa. Miranda constituyo una fuente de inspiración para hombres como Simón
Bolívar, José de San Martin, Bernardo O’Higgins, Antonio Nariño, Antonio José de Sucre y otros
con quienes se agrupo en la Logia Gran Reunión Americana a fin de proyectar la clausura del
orden colonial y construcción de una nueva soberanía continental.

En aquellos primeros años, los dirigentes de las distintas regiones latinoamericanas debatían
en torno a cuales eran las mejores formas de gobierno. Hubo líderes que apoyaron gobiernos
monárquicos, mientras que otros adhirieron a las ideas panamericanas.

Simón Bolívar fue uno de los promotores del panamericanismo o de la unificación de la


América Latina. No bien libradas las últimas batallas contra los españoles, entendió que la
unidad del continente era el antídoto más eficaz contra los posibles intentos de los europeos
por reconquistar las antiguas colonias.

Quienes, como Bolívar, bregaban por la unidad latinoamericana entendían que ya existían las
bases a partir de las cuales edificarlas. En primer lugar, se contaba con lo que los
contemporáneos definían como “vínculos de sangre”. Con esta expresión hacía referencia a la
existencia de antepasados comunes, tanto por la herencia española como por la de los nativos
originarios del continente. A estos vínculos se le sumaban el compartir la misma religión, el
mismo idioma y el haber pertenecido al mismo orden imperial colonial. A pesar de ello las
dificultades de dicho proyecto surgieron rápidamente.

A nivel internacional Gran Bretaña hizo evidente su oposición a la creación de un estado


unificado que abarcara amplias porciones de los territorios de América. Para los británicos, la
existencia de una potencia unificada que englobara a gran parte de  las sociedades
hispanoamericanas atentaba contra sus intereses económicos en la región. Por ello, no
dudaron en dar instrucciones encargados de negocios para que desalentaran y boicotearan los
proyectos unificadores. La diplomacia y las casas comerciales inglesas supieron explorar las
diferencias entre las distintas regiones, generaron desconfianza entre las elites económicas y
políticas de los diferentes territorios, y así erosionaron las factibilidades de los proyectos de
unidad continental.

Por otra parte, los intentos unificadores también debieron sortear los inconvenientes que se
presentaron ante las enormes distancias que separaban una región de la otra, así como la
ausencia de redes activas de comunicación.

Finalmente los proyectos de unidad tuvieron otro problemas, aunque existía en las sociedades
latinoamericanas una cultura compartida en la lengua, la religión y las costumbres, también
había importantes diferencias sociales y desigualdades étnicas.

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