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HUARI ENAMORADO

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

© Grupo EducArte
 Imaginarium - Fábrica de Ideas Creativas
 Más Luz - Taller de Teatro
 El Mágico Mundo de los Cuentos
 Biblioteca Ambulante “Martín Arenales”

1ra. Edición
ENERO de 2021

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otra naturaleza. (Ley N° 1322 del 13 de abril de
1992)

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HUARI ENAMORADO

PRESENTACIÓN

Oruro es una ciudad que transcurre su vida en-


vuelta entre mitos, leyendas y tradiciones que se
conservan fielmente hasta nuestros días. Este hecho
ha calado hondo en su identidad, la declaratoria del
carnaval como Obra Maestra del Patrimonio Oral e
Intangible de la Humanidad es una muestra de ello.
El orureño, desde su nacimiento, entra en contacto
con aquellos elementos culturales, pues flotan en el
aire, están en boca de todos, se subliman en mani-
festaciones únicas en el mundo, se cantan, se bailan,
envuelven en un halo de magia a todos los habitan-
tes de la “Real Villa de San Felipe de Austria”, hoy
Oruro. Es un manjar paladeado por muchos niños y
niñas que entran en conocimiento de seres más po-
derosos que Zeus: Pachacamac, Inti, Huari, el Tío de
la Mina, los Diablos, la Virgen de la Candelaria; un
legendario ladrón tanto o mucho más heroico que
Robin Hood, nos referimos al Chiru Chiru o Nina Ni-
na; y monstruos mucho más poderosos que el
Kraken. No es casualidad que uno de los poemas

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Javier Wilson Tarqui Maldonado
más representativos de Luis Mendizábal Santa Cruz
diga al respecto, con un tono épico, “el coloniaje
heroico que transcurrió entre un canto de martillos
sobre el pétreo regazo de las rocas y culminó en le-
yendas. El gran sapo diabólico, los millares de hor-
migas y la monumental serpiente que iban a exter-
minar la ilustre Villa de San Felipe de Austria, pero
fueron en piedra convertidos, sapo y serpiente mons-
truos, y aún quedan las hormigas durmiendo el blanco
sueño de la nada en los extensos arenales que dora
el sol pampero, y todo fue por gracia de un milagro
que tuvo a bien hacer la dulce Virgen del Socavón”.
Esta pieza teatral tiene resonancias de los relatos
mitológicos más importantes de Oruro que explican
buena parte de su idiosincracia, conservados en la
escritura de Vicente Terán Erquicia (Huari y los
Urus), B. Augusto Beltrán Heredia (La Virgen del
Socavón y sus Devotos Danzarines), Emeterio Villa-
rroel (Origen del Culto de la Virgen del Socavón) y
José Victor Zaconeta (La Virgen del Socavón y la
Corte Infernal).
Javier Wilson Tarqui Maldonado

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HUARI ENAMORADO

HUARI ENAMORADO
(Pieza teatral dividida en cinco cuadros)

PERSONAJES
Inti
Huari
Ñusta
Sapo
Serpiente
Hormigas
Poeta

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

POETA: La noche orureña se envuelve en leyendas y las


montañas rompen su pétreo silencio cuando lanza el
viento huracanados ecos, ¡carcajadas de estaño del
infame Huari!

CUADRO 1

(Las acciones, en la serranía sagrada de los Urus)

POETA: ¡Maldita sea la hora en que codiciaste la sonro-


sada claridad de Inti Wara! ¡Huari, nunca debiste salir
de tu oscuro territorio ni pensar que tu fuerza de semi-
diós iba a poder opacar la luz de Inti! ¿Envidiar la su-
premacía de tu Dios y pretender rivalizar con él?
¿Enamorarte de la primogénita Inti Wara? ¿Pretender
tomarla por la fuerza con tus brazos cenizos de fuego
de volcán? Podías haber elegido mejor. Más te habría
valido resignarte a reinar en paz las profundidades de
las montañas de los Urus, en lugar de sellar tu suerte
con tan descomedida osadía. Tratar de cambiar la fe
de un pueblo y pervertirlo, en venganza por el sepul-
cro eterno al que te condenó la luz divina de Inti, fue
peor decisión todavía.

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HUARI ENAMORADO

HUARI: ¿Por qué llamas simple ambición a un atrevi-


miento que bien valía la pena? ¿Piensas que me arre-
piento? ¡Jamás! Lo volvería a hacer una y mil veces. De
no ser por la debilidad de la gente del agua que no res-
pondió a mi designio, mi triunfo hubiera sido absoluto
y la oscuridad hubiera atrapado para siempre el brillo
de Inti, y la Aurora iluminaría para siempre las profun-
didades ígneas de las montañas.

POETA: ¿Cómo fue que labraste tu triste sino, Huari?


Es menester que lo recuerde el mundo para preservar
por todas las generaciones las fuentes de la verdad pri-
migenia, y recordar las misteriosas fuerzas míticas que
consagraron su fe. Es necesario que tú también recuer-
des, Huari, para que agaches la cabeza arrepentido,
una y mil veces, y no repitas jamás los mismos errores.

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CUADRO 2

(Las acciones, a orillas del lago Poopó)

HUARI: He ahí la gente del agua, los pescadores y pas-


tores que a los pies de las montañas que rodean el la-
go Uru-Uru y a orillas del espejo milenario de agua vi-
ven prósperos y pacíficos. ¡Qué tiene Inti que no tenga
yo! ¡Ni su luz ni su calor pueden competir en días nu-
blados con el fuego que habita en las profundidades
de mi reino! El brillo de su oro no puede competir con
el brillo de la roca ígnea. Maldita raza que ignora que
en mi reino se esconde el metal más precioso, capaz
de cambiarles la vida para siempre. ¿Por qué no me
adoran a mí que soy más benigno y generoso? ¿Qué es
lo que él puede darles que yo no puedo? ¡Pero no, in-
sisten en rendirle culto y pleitesía a él, solo a él!

INTI WARA: Inclina tus ojos ante el ser de luz. Su esen-


cia es la bondad y la vida. Tu esencia es maldad aun-
que insistes en llamarla fuerza, y tu obsequio generoso
es la muerte. Por eso la adoración es para mi padre y
la envidia es toda tuya.

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HUARI ENAMORADO

HUARI: ¡Qué admirable ser eres! Reconozco en tu bri-


llo etéreo el rosicler de la deidad que llega luego de ex-
pirar la noche, cuando su velo deja de cubrir las aguas
y la tierra. Posees una belleza singular que ningún otro
ser sobre la tierra lograría superar. Tu reflejo en el lago
opaca la claridad de la luna y las estrellas juntas. Mere-
cerías habitar en mi reino por toda la eternidad. Re-
nuncia a la fidelidad que le guardas a tu padre y vete
conmigo. Tú serás conmigo y yo seré contigo para
siempre, y juntos seremos los dioses elegidos por el
pueblo Uru que está pronto a caer en mi poder. Nos
rendirán honores y sacrificios para ganar la piedad de
nuestra magnífica voluntad.

INTI WARA: ¡Jamás! Él me dio la vida, yo no puedo


existir sin su brillo. Habitar en la oscuridad de tu reino
sería la muerte segura, pues mi existencia no depende
del fuego rocoso que se apaga con el agua, sino del
fuego del sol, que es eterno.

HUARI: ¿Conque ese es tu talante? ¡Entonces irás con-


tra tu voluntad, porque Huari no necesita pedirle nada
a nadie. Yo soy la fuerza de todas las montañas y volca-

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nes juntos!

INTI: ¡Detente Huari, si en algo valoras tu vida! Contra


las tinieblas, la luz; contra labia, verdad; contra sober-
bia, humildad; contra el abismo de tu bajeza, la gran-
deza del espíritu de la humanidad. Dilúyanse ahora las
negras nubes de tu infamia con tan solo uno de mis ra-
yos de luz. Confinado serás a la sima de las profundi-
dades más recónditas, mientras persista tu ambición
desmedida.

HUARI: ¡Tuya es la victoria efímera de esta batalla, pe-


ro volveré y tu nombre será borrado para siempre!
¡Nunca más la noche te cederá el paso y la tierra, la lu-
na y las estrellas se olvidarán de ti por toda la eterni-
dad!

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HUARI ENAMORADO

CUADRO 3

(Las acciones, en la serranía sagrada de los Urus)

HUARI: ¡Escúchame, pueblo de los Urus! Por mucho


tiempo has vivido engañado por un falso Dios al que le
dedicas loores y sacrificios innecesarios. Abandona a
Inti ahora mismo. Yo soy la verdad y tu salvación. Deja
la miseria que te han entregado como limosna y acep-
ta la bondad de tu Dios Huari. Ven conmigo que yo te
enseñaré a sacar de las entrañas de las montañas ri-
quezas inimaginables con las que te enseñorearás de
otros pueblos. Deja las estériles tierras que labras con
sudor y sangre, yo te obsequiaré valles de agradable
clima y fácil cultivo. Deja de pedirle prestados los pe-
ces al lago que honras y yo te daré peces hechos de
metales preciosos. Deja de beber el agua insípida y yo
te enseñaré cómo embriagarte con la misma bebida
que los dioses obtienen del maíz. Conmigo aprenderás
a someter a los pueblos con la magia de sapos, víbo-
ras, lagartos y hormigas. Abandona tus miserias y sí-
gueme. Ríndeme adoración y te pondré por sobre to-
dos los pueblos. ¿Acaso lo pensarás dos veces? Deja la

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necedad e inclínate a mis pies si quieres poseer todo lo


que te ofrezco.

ÑUSTA: ¡No, no le crean a este falso bienhechor, im-


postor y farsante! Huari, deja de engañar al ´pueblo de
los urus. ¿Y ustedes, qué han hecho? Abandonaron el
trabajo duro y optaron por la chicha para embriagarse
en exceso, dejaron de cultivar la tierra y obtener el fru-
to del lago sagrado para perseguir la riqueza efímera
de las montañas, aquella misma que será su perdición,
pues atraerán la ambición de pueblos invasores más
ambiciosos y poderosos que el suyo. ¿Es posible ser
tan ingenuo para caer en las mentiras de este ser he-
cho de oscuridad?

HUARI: ¿Quién eres tú que te atreves a contradecirme


y hablar mal de mí al pueblo que me ha elegido? Tie-
nes la apariencia de una ñusta, pero tu singular belleza
blanca y esbelta te hace diferente, y tu carácter revela
un espíritu superior que no es propio de este pueblo.
¿Acaso surgiste del arco iris? Presiento que ya nos co-
nocimos, sólo que no recuerdo quién eres ni dónde te
había visto antes. Pero, ¡vamos! Deja de aleccionar a

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HUARI ENAMORADO

mi pueblo en esa rara lengua que hablas y pon una dis-


tancia respetable entre tu vida y mi castigo que, te
prometo, será severo.

ÑUSTA: De ninguna manera. Míralos, están volviendo


en sí. Aún queda dentro de ellos la luz eterna de la sa-
biduría de Inti, el verdadero dios. Poco a poco recupe-
rarán sus sanas costumbres, creencias y normas de vi-
da. Y tú deberás seguir guardando prisión en el mismo
lugar que te ordenó mi padre.

HUARI: Creo reconocer en ti a un ser que llegué a


amar, pero yo tengo la fuerza suficiente para imponer
mi palabra y mis acciones. Inti Wara: ¿Eres ñusta aho-
ra?¿Piensas que puedes ser su protectora? Pues no te
descuides, ya que mi venganza no conoce piedad ni
perdón. Prepárate a defender a este pueblo débil y a
sucumbir en el intento, si eso es lo que deseas. En eso
seré condescendiente y te daré lo que estás buscando.

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CUADRO 4

(Las acciones, en la serranía sagrada de los Urus,


pampa y arenales)

POETA: Hierven de furia millares de hormigas, prisio-


neras eternas de sedientas arenas. Sapo, lagarto y ser-
piente, monstruos, ¡trepidantes piedras, hambrientas
de vida! Desgarran con Ayes la quietud altiplánica. Está
por comenzar el antiquísimo lance. Libres ya las negras
huestes de Huari, vestigios de precósmicas oquedades.

HUARI: Desde el sur repta vertiginosamente un mons-


truoso ser tan inmenso como el bostezo inmenso de la
noche, zigzagueando infinitamente, serpenteante mo-
le de veneno y fauces dispuestas a devorar la angustia
de los infieles urus.

SERPIENTE: Tu designio será cumplido, amo y señor de


las profundidades. Con mi cola barreré de un solo gol-
pe poblados y fortalezas, mi veneno paralizará la ilu-
sión de libertad de la gente del agua que esta vez no
podrá esconderse en las aguas del lago, pues mi poder

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HUARI ENAMORADO

es infinito.

ÑUSTA: No será así, serpiente. El único infinito que co-


nocerás será el siseo de mi vara petrificante que parti-
rá en dos toda tu longitud hasta convertirte en cerro. Y
la benignidad de Inti te concederá tan solo que la gen-
te haga ofrendas en tus faldas para recordar el pasado,
eterna huaca de piedra y símbolo de la resistencia de
un pueblo.

HUARI: Venga entonces desde el norte un enorme sa-


po que en menos de diez brincos aplastará la soberbia
de tu pueblo y sus aires de triunfo volátil. No hay lugar
en la planicie donde pueda esconderse nadie de su sal-
vaje torrente de furia. Huye mientras puedas, Ñusta, y
vive lo que dure mi paciencia.

SAPO: Hablaste con pertinencia, señor mío. Mi gran-


diosidad es una ínfima muestra de todo tu poder, por
eso no quisiera sufrir tu enojo, así que cumpliré la mi-
sión que me encomendaste en seguida. De un solo sal-
to mataré miles y con mi lengua cogeré cien incautos y
me los comeré vivos, luego escupiré sus cabezas para

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aterrorizar a los próximos en morir. No tardaré ni me-


dio día en limpiar de la faz de la tierra a este pueblo re-
belde.

ÑUSTA: No cantes victoria antes de tiempo y observa


mi honda mientras gira y gira como el tiempo cíclico
de la vida a la muerte, y de la muerte a la vida. Mira
que mi guijarro no es una piedra, sino una peña pro-
porcional a tu insolencia. De un solo golpe te derribaré
y te convertirás en piedra para siempre.

SAPO: ¡Nooooooooo! ¡Ahhhh! (se retuerce de dolor


para finalmente quedar petrificado)

HUARI: Derribaste a los dos primeros, pero ya viene


desde el norte la plaga que terminará por derribar tus
convicciones y descubrirás que Inti no es tan poderoso
como crees. Tu vida es solo una ilusión, no existes,
eres una invención más de tu dios que te ha enviado
sencillamente a morir.

LAGARTO: ¿Qué puede ser más poderoso que un ma-


zazo de mi cola del tamaño de una montaña? Suplica

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HUARI ENAMORADO

piedad y tal vez Huari me ordene perdonarte la vida.


Ahora sí, urus, entréguense dócilmente a la muerte. Lo
haré de un solo golpe para ahorrarles sufrimiento, por-
que tengo batallas más importantes que pelear.

ÑUSTA: Te hierve la cabeza de vanidad. Cierto que tu


cola es descomunal, pero más descomunal es tu estu-
pidez, pues ¿cómo se librará tu necia cabeza de ser de-
capitada por la misma vara de luz que partió en dos a
una serpiente mucho más gigante que tú? Evádete
ahora si eres capaz de huir. No podrás llegar lejos, por-
que la aurora cubre a todas las montañas cuando quie-
re hacerlo.

LAGARTO: ¡¿Qué me sucede?! ¡Ayyyyy! Esa luz consu-


me mis entrañas, guardar debí mi insolencia. ¡Te he fa-
llado Huari, ahora soy una mole de piedra viva, pero
inmóvil!

HUARI: Has terminado con mis bestias tontas fácilmen-


te, precisamente porque siendo descomunales es difí-
cil errarles un tiro de proyectil o un corte certero con
el filo de cualquier espada. Y ahora que lo pienso, para

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

superar a alguien que venció a mis monstruos como si


fueran simples insectos, pues entonces debo enviar
millones de diminutos contendientes. ¡Hormigas! Va-
yan a exterminar a los urus. Y tú correrás la misma
suerte que ellos, ñusta, pues no podrás enfrentarlas a
todas.

HORMIGAS: En nuestro número está nuestra fortaleza


y en nuestro pertinaz orden nuestra mejor arma, esta
vez de nada te valdrán vara de luz ni honda.

ÑUSTA: No las necesito, porque con un solo rayo de sol


es posible trocar en arena a tus millones de hormigas.
Y ten por seguro que esa misma arena servirá para ser
el hábitat de los quirquinchos que acompañarán al
pueblo uru en paz y armonía, desde ahora y para siem-
pre. ¡Retrocede infame Huari, o muere por la luz del
sol!

HUARI: ¡Noooooo! Mis hormigas son ahora infinitos


granos de arena que duermen el blanco sueño de la
nada. ¡Trágame, “Pie de Gallo”, que tus profundidades
sean momentáneo refugio mientras lamen mis heridas

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HUARI ENAMORADO

aquellos que se atrevan a invadir tus galerías sin mi


permiso!

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

CUADRO 5

(Las acciones, en la explanada de la Iglesia del Soca-


vón)

POETA: Siglos después, aún se conservan petrificadas


las cuatro plagas, y Huari permanece confinado en la
soledad de las minas montañosas. Se piensa que la
Ñusta es la Mamita del Socavón y Huari es el Tío de la
Mina, ser benefactor o demonio aterrador, según le
agrade o no la ofrenda que le dejan los mineros que
piden permiso para recorrer las galerías ricas en esta-
ño.
Pero, para recordar que el bien siempre triunfa sobre
el mal, una vez al año recorren las calles de Oruro cen-
tenares de diablos danzantes con trajes ardientes sal-
picados de sapos, serpientes, lagartos y hormigas. El
sábado de peregrinación del Carnaval de Oruro, las
diabladas se prosternan y son tragadas por la solemne
puerta del Santuario del Socavón, conducidos por el
Arcángel Miguel ante la Virgen de la Candelaria.
Mírenlos (Se escucha música y cánticos: “A vuestros
pies, madre…”). Está pasando justo en este momento:

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HUARI ENAMORADO

Marchan ahora en mansa procesión contritos pecado-


res, redimidos por Miguel. Bañados de luz, inclínanse
ante Candelaria, la virgen morena. ¡Serpentinas del
diablo envolviendo legiones!

FIN

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

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HUARI ENAMORADO

Javier Wilson Tarqui Maldonado

Escritor, actor de teatro, profe-


sor de literatura y gestor cultural
nacido el año 1975.
Es presidente del Comité Nacio-
nal de Literatura Infantil y Juve-
nil, filial Oruro; secretario gene-
ral de la Unión Nacional de Poetas y Escritores, fi-
lial Oruro; secretario general del PEN Internacio-
nal filial Oruro; vicepresidente del Movimiento Ar-
tístico y Cultural “Ecos del Alma”; director de la Bi-
blioteca “Martín Arenales” y boletín literario del
mismo nombre; gestor del Premio Nacional de Li-
teratura Infantil y Juvenil “Hugo Molina Viaña”; di-
rector del Taller de Teatro “Más Luz”; productor y
guionista del programa radiofónico “El Mágico
Mundo de los Cuentos”; director del Taller de Lec-
tura y Escritura Creativa “Imaginarium”; fue actor
en las Compañías de Teatro “CarpeDiem” y
“Magia, Espacio de Arte y Cultura”.

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

Cultiva los géneros del cuento, poesía, crónica y


ensayo; además ha escrito libros pertenecientes a
la didáctica del lenguaje y la literatura.

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HUARI ENAMORADO

LA PRESENTE EDICIÓN SE
TERMINÓ DE IMPRIMIR EN LOS
TALLERES GRÁFICOS DE
“IMAGINARIUM—FÁBRICA DE
IDEAS CREATIVAS”
EL DÍA 5 DE ENERO DEL AÑO
2021.

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Javier Wilson Tarqui Maldonado

¡Sálvese quien pueda!


¡No salgan de sus casas!
¡Es de vital importancia
que no se acerquen al
Cementerio General!
¡Tengan mucho cuidado!
¡Es realmente espantoso
y escalofriante!
Huyan lejos de aquí,
no hay nada que hacer,
están por todas partes.
¡Hay cientos de ellos
saliendo de sus tumbas…!

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