Está en la página 1de 3

Material complementario del taller sobre la CULPA, parte del

programa de QIGONG PARA GESTIÓN EMOCIONAL de Marcela Thesz.

Abrir el tema de la culpa es abrirlo todo en las mujeres: el patriarcado, la religión, el linaje, los juicios externos,
los internos, la desvalorización, la sumisión, la sensación de carencia o insuficiencia. El un tema amplio que
puede ser analizado desde diferentes puntos de vista. En este taller nos vamos a acotar a estudiar la culpa
como experiencia emocional en las mujeres.
Es recomendable haber realizado previamente los talleres sobre miedo y deseo ya que haré referencia a ese
material previo.

¿Qué es la culpa?
Definición de diccionario: una falla al cumplir los estándares y normas respecto a qué es lo correcto en cada
ámbito.
Es interesante poder diferenciar sensación de acción concreta:
Sensación de culpa: daño aparente, daño emocional, daño potencial.
Culpabilidad: conducta que genera una acción de daño, por negligencia, imprudencia (requiere reparación)
La semántica en las emociones es importante. Cada emoción si bien es nombrada con una palabra concreta,
tiene matices e intensidades que cada persona debe relacionar de manera subjetiva con su sensación (este
tema está desarrollado en el Taller Introductorio al programa).
Sinónimos de culpa: desliz, desacierto, fallo, error, incumplimiento, infracción, daño, falta, pecado,
remordimiento, quebrantamiento, delito.

¿De qué tenemos culpa las mujeres?


Las mujeres tenemos culpa de todo aquello que podamos hacer solas, en la propia autonomía, para nosotras
mismas. No es para tus hijos, no es para tu pareja, ni para tu madre o hermanas, no es para la comunidad. Es
para ti.
Exceptuando que hayas sido criada en la idea de que la autonomía y autosustento como mujer es valioso,
sentirás culpa cuando comiences a avanzar en ese sentido. La mayoría de nosotras ha sido criada, sin querer
queriendo, en la idea de conseguir marido, de buscar alguien que te cuide. No estés sola.
Incluso cuando tengas autonomía y sustento, la comunidad te lleva a la culpa desde los valores socioculturales
arraigados desde la religión, tradición judeocristiana en donde hay determinados valores morales a respetar,
uno de ellos: la mujer al servicio.

La culpa es una emoción cultural


Esta emoción no es una respuesta de supervivencia como lo es el miedo o el enojo, sino que está inserta en
la lógica sociocultural religiosa de la comunidad y responde a valores morales y juicios específicos de ese
contexto. La culpa depende de los tiempos y espacios sociales. No son las mismas culpas en China ni serán
las mismas dentro de 10 años, tampoco son las mismas para hombres y mujeres.

1
Material complementario del taller sobre la CULPA, parte del
programa de QIGONG PARA GESTIÓN EMOCIONAL de Marcela Thesz.

La culpa actúa como un factor inhibidor de la personalidad, en sus transgresiones potenciales pero también
respecto a la productividad y creatividad. Crea limitación, intimidación, restringiendo la curiosidad, la motivación
y el deseo. La necesidad de castigo tiende a convertirse en autocastigo y puede conducir a la persona al fracaso
en actividades diarias, profesión, vida amorosa, etc.
Inicialmente emerge como respuesta a la autonomía, una motivación individual que requiere romper /
diferenciarse de la comunidad, familia, origen. Brigitte Charpentier de Ribes* la describe como una emoción
del estado niño quien depende del clan para sobrevivir y no avanza para no perder amor ni sustento. A medida
que maduramos y creamos autosustento, la culpa tiende a desaparecer porque nos hacemos responsables de
nuestras elecciones.

Ejemplos de culpas y deseos:


Los ejemplos nombrados durante el taller en vivo fueron muy interesantes. Las culpas estaban asociadas a
decisiones respecto cuidado de otras personas, a la relación con los hijos o las parejas, al éxito por encima de
hombre (esposo, padre, hermano).
Los deseos fueron aquellos relacionados con autonomía, ocio, viajes, libertad, éxito.

La culpa internalizada
Cuando la sensación de culpa emerge en ausencia de amenazas reales podemos considerar un componente
interno que ejerce de juez, observador y que es heredado.
Entonces emerge un yo disociado del momento presente, un observador moral sobre la acción incorrecta que
están deseando llevar a cabo. Es tu propia voz pero responde a una lógica aprendida. Representa la imagen de
la “mujer correcta”, “buena madre”, “esposa perfecta”. Es la perfección y tu (la del aquí-ahora) la incorrecta.
Este observador o imagen de perfección está relacionado con las creencias y los miedos heredados. Este es
un tema que vimos en detalle en el taller del miedo.
Creencias: pensamientos rígidos asociados a emociones, expectativa o miedo (premio o castigo).
Conductas heredadas: creadas en un ancestro desde la intención de protección (amor) y transmitidas
perdiendo la consciencia de su origen. Se repiten automáticamente, desactualizadas.

Detrás de una culpa siempre hay una creencia


Algunas veces la culpa es buena, está al servicio de protegerte, de evitar realizar daño o repetir errores. Pero
también puede estar al servicio de sostener la lógica del linaje, las conductas ancestrales y creencias que
sirvieron a mujeres de otros tiempo.
Observamos entonces si es posible actualizarlas. Comprendemos que todos los componentes: deseo, culpa,
creencia son subjetivos y en relación a cada contexto y tiempo. Pueden cambiar.
¿Puedes ver cuál es la creencia específica que está detrás de tu culpa?
Trascender creencias requiere traerlas al presente de manera concreta, no general. Se trata de encontrar la
versión personal de lo general. Actualizarlas desde la experiencia y comprensión de que ya es no necesaria
significa verlas desde el contexto de mujer adulta en este tiempo y espacio.
¿La creencia aun responde a una necesidad de protección o de expectativa? No se trata de revelarse o cambiarla
a la fuerza, sino de observarla como parte del continuo cambio como somos los seres.

2
Material complementario del taller sobre la CULPA, parte del
programa de QIGONG PARA GESTIÓN EMOCIONAL de Marcela Thesz.

Regular la culpa
Como emoción mixta será necesario comprender, nombrar, regular y expresar tanto el miedo como el deseo.
Dimensionar el grado de miedo/deseo (subjetivo) y si es un sensación o una acción que requiere reparación o
compensación de daño.
Como emoción cultural será necesario comprender su contexto (familia, sociedad) y cómo está internalizada.
No hay que hacer desaparecer la culpa. Desaparece sola al desmantelar la creencia o al asumirse como adulta
con poder. La culpa es tan solo un llamado a la presencia en donde tomamos responsabilidad por la propia
vida y las propias elecciones, accionamos conscientemente eligiendo en cada momento qué camino tomar.

Las mujeres y la culpa – lectura


“La soberbia masculina presume definirnos: virgen, prostituta, hija dócil e incapaz, esclava intrigante, esposa
fiel o astuta, madre inmaculada o castradora, hermana sumisa, amante cruel. Quedamos recluidas en estas
definiciones donde nuestro espacio, nuestro rol y nuestras obligaciones han sido atribuidos en función de “las-
necesidades-de-los-otros”. Los otros: esferas divinas ante las cuales, en realidad, somos seres abandonados.
(…)
El miedo a la culpa se expresa de manera organizada a través de una lógica sacrificial que nos induce a
demoramos, postergarnos e inmolarnos. Se instala el “no puedo”, “no debo”, “no tengo derecho”, “no tengo
tiempo”, “no tengo capacidad”, “soy chica”, “soy grande”, “soy fea”, “soy pobre”, “soy tonta”, “mis hijos”, “mi
marido”, “mis padres”, “ahora no”, “la situación económica”, “el país” ..., se construye la estructura fundante
de las mujeres como “seres-postergados”.
El “no-sé-qué-hacer-con-mi-vida”, o bien el sentimiento de frustración generalizado de muchas mujeres que
no encuentran respuesta a sus inquietudes ni posibilidades de realizar sus vocaciones son síntomas de deseos
infinitamente postergados por un sistema de culpas que descarta cualquier pretensión de trascendencia
individual. Nuestro “ser-para-sí” se transforma en “ser-para-otros” y/o “ser-contra-sí”. Nuestra conciencia
manipulada se vuelve contra nosotras mismas.
Somos “todas-para-otros” y de ahí surge el sentimiento de extrañeza propio de la enajenación. Crecemos en
medio de sentimientos de culpa y lástima. Aprendemos el desprecio a nosotras mismas, fuente de todas las
violencias.”

Si deseas inscribirte al programa: marcelathesz.com/talleres-online


Grabaciones disponibles en actividades.marcelathesz.com
Anteriores: #1 Taller introductorio | #2 Tristeza | #3 Deseo | #4 Miedo.
Próximos: #6 Meditación | #7 Enojo | #8 Coraje.

Referencias:
Libro “Las mujeres y la culpa: herederas de una moral inquisidora” de Liliana Mizrahi. Grupo Editor
Latinoamericano (2003).
Brigitte Charpentier de Ribes, Instituto de Constelaciones Familiares - www.insconsfa.com

También podría gustarte