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Sentimientos de culpa, abandónalos y mejora tu

vida
En nuestras relaciones de pareja, con  nuestros hijos, en el trabajo. La culpa
aparece en cualquier ámbito, lastrándonos e impidiendo que seamos felices.
Aprender a librarse de ella es básico para nuestro bienestar emocional.

La culpa a pesar de su mala imagen, tiene una parte positiva, la de hacernos


responsables de nuestros actos para poder así asumir las consecuencias y
reparar el daño causado. Si no lo hacemos, no seremos capaces de crecer
como personas maduras.

La cruz de todo esto y su parte más negativa, es que nos paralice, porque
entonces no sirve de nada. En otras ocasiones, la culpa responde a un
mecanismo de defensa del cerebro que nos ayuda a enfrentar una situación
sobre la que tenemos poco control.

También hay personas que se sienten culpables hasta de los actos que
ejecutan otros, y también los hay que hagan lo que hagan, si algo sale mal,
echan siempre la culpa a los demás y ellos nunca reconocen su culpa. Y estos
comportamientos no nos benefician ni nos ayudan.  Ya que es mas fácil
culpar a otros e ir siempre de victima.

Para dejar de sentir culpa siempre vienen bien consejos y pautas a seguir
sobre todo para dejar de sentirse culpable. Toma nota.

 Destapar la tristeza subyace tras la culpa, ya que por mucho miedo


que nos dé, esa tristeza es necesario sentirla, liberarla y superarla.
 Compartir el sentimiento con personas de confianza, podrían
ayudarnos a desestructurar la culpa, logrando así que veamos las cosas de
otra manera.
 Desgranar nuestra infancia, se trata de lograr destapar
acontecimientos de nuestra niñez relacionados con la culpa. Para lograrlo,
puede ser necesario hacer terapia.
 Intentar descubrir qué rol ejercemos dentro de la familia, para
desvelar si estamos en uno de los dos extremos, el de responsabilizarnos de
todo o el de culpar a los demás por todo. Una vez seamos conscientes de
ello, podremos intentar cambiarlo.
 Trabajar el autoconocimiento ya que conocerse bien es clave para
entender por qué nos machacamos con la culpa pero no es sencillo. El
terapeuta puede ser fundamental en este sentido.
 Cómo afrontar el sentimiento de culpa
 Una de las desgracias de nuestra época es que,
 al querer deshacernos de los sentimientos de culpa injustificados,

 también relegamos al olvido muchos que eran justificados.

 Louis de Bonald

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  
 En este artículo abordaré el sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa
en nuestra sociedad, en nuestras familias, en nuestras organizaciones y en
nosotros mismos.
  
 La mayoría de nosotros hemos desarrollado nuestro carácter en un entorno
donde el error, la distracción, la falta de atención, la ignorancia, e incluso el
no cubrir las expectativas propias y ajenas, hacen que nos sintamos
culpables. Donde esta culpa, para ser redimida exige arrepentimiento y
perdón.
  
 En nuestra sociedad aun perdura la creencia de que “la letra con sangre
entra”, de que el castigo, la recriminación y hacer sentir culpable al otro son
las mejores estrategias pedagógicas para conseguir que los demás
cambien y aprendan. En el fondo estamos hablando de conseguir cambios
motivados por el miedo a las consecuencias. Es una motivación que NO
estimula valores como el compromiso, la responsabilidad ni la maduración
personal.
  
 Para mi hay otro enfoque más efectivo que está relacionado con identificar,
aceptar, analizar, asumir la responsabilidad y  buscar soluciones. Este
enfoque pone el acento enasumir la responsabilidad no en buscar
culpables. Este enfoque pone el acento en el valor de la superación
personal no en la exigencia. Este enfoque pone el acento en la necesidad
de reflexionar para aprender a tomar mejores decisiones, desde la
adquisición de nuevos conocimientos en un entorno de apoyo y confianza.
Este enfoque pone el acento en los valores. Valores como la
responsabilidad, la integridad, la coherencia, la compasión, la esperanza, el
amor y la confianza.
  
 Cuando nos sentimos culpables el pensamiento que nos acompaña es del
estilo: “he hecho algo malo”. En estos casos aparece “el Pepito Grillo” que
todos llevamos dentro y nos recrimina: “No has hecho lo correcto, y lo
sabes”. En el fondo hay DECEPCIÓN. Creemos que hemos decepcionado
a alguien o nos hemos decepcionado a nosotros mismos. Cuando aparece
este sentimiento, si no lo sabemos manejar, puede bloquearnos y aislarnos.
Cuando conectamos con la culpa nos volvemos pasivos y eludimos nuestra
responsabilidad. Cuestionamos nuestra valía y el derecho a amarnos y ser
amados. Nos juzgamos y castigamos.
  
 Una de las preguntas más “improductivas” que hacemos cuando algo ha
salido mal es: ¿Quién ha sido? Y a continuación añadimos: “Van a rodar
algunas cabezas…”. Podemos escuchar otras preguntas tan brillantes y
productivas como la anterior: ¿De quién es la culpa?. Parece ser que
cuando hemos identificado al culpable la situación se resuelve sola. En el
momento que sabemos quien es el culpable lo juzgamos y castigamos,
pero el problema sigue por resolver. ¿De dónde nace esta necesidad de
identificar rápidamente al culpable? Del miedo a que alguien piense que la
culpa es nuestra. Lo más importante es que el resto de personas sepan que
YO no he sido. Identificar al otro como culpable, salva mi imagen ante
los demás.
  
 Es lamentable escuchar las excusas que dan ciertos directivos cuando un
proyecto no sale bien. Lo primero que hacen es sacudirse de encima la
culpa, traspasándola a alguien del equipo. Comentarios como: “no te
puedes fiar de nadie…”, “si yo no estoy encima de ellos…”, “es que no se
implican…”, “ya me encargaré yo de ese…”, “son unos incompetentes…”.
En lugar de asumir la responsabilidad del proyecto, defender a su equipo y
ser ágiles en la búsqueda de soluciones.
  
 Hay personas que siempre buscan culpables fuera para no asumir su
propia responsabilidad y no son capaces de pedir disculpas por nada, a
pesar de que todos a su alrededor hayan visto su error.
  
 La culpa está vinculada a nuestros valores y expectativas. Cada uno de
nosotros ha construido una imagen “ideal” de quien debería ser. Cuando
nuestras acciones y decisiones nos alejan de ese ideal podemos llegar
a autocastigarnos, culpabilizar a los demás eludiendo nuestra
responsabilidad o autoengañarnos negando lo ocurrido, para no conectar
con el dolor que nos produce esta brecha entre quien somos y quien
“deberíamos” ser. Ninguna de estas alternativas nos aportará la tranquilidad
y confianza que necesitamos. Se trata de comprender que esta “imagen
ideal”, es una aspiración, no un deber. Una aspiración que nos ayuda a
superarnos, a mejorar y ser cada vez mejores personas, establecer
interacciones más ricas y resultados más exitosos.
  
 Hay personas que se quedan pegadas al sentimiento de culpa. El problema
es que se entretienen dándole vueltas a los pensamientos que generan
este sentimiento. Se ven a ellas mismas victimas de si mismas o de
las circunstancias y dan vueltas y vueltas al tema, lo que las lleva a
maximizar enormemente la situación en lugar de afrontarla.
  
 La culpa aparece cuando sentimos que “fallamos” ante los demás y ante
nosotros mismos. Hacemos culpable al otro cuando creemos que ha
“fallado” o cuando juzgamos a la persona en toda su identidad, en lugar de
corregir la conducta y apoyar a la persona. Cuando nos centramos en la
conducta, hablaremos de errores. Errores que aparecen cuando tomamos
malas decisiones, ya sea por ignorancia, por desidia, por pereza, por
descuido, por cansancio…Cualquiera de nosotros podemos
equivocarnos y sentirnos culpables no mejora la situación. Si se ha
cometido un error, si se han tomado decisiones equivocadas no se trata de
buscar culpables, se trata de buscar soluciones. Soluciones que permitan
obtener rápidamente  los resultados esperados.
  
 Hay directivos que piensan que si hacen sentir culpables a sus
colaboradores estos aprenderán “la lección” y no “lo volverán a hacer”.
Hipótesis totalmente improductiva como la experiencia ha demostrado
reiteradamente. Hay directivos que manipulan a sus
colaboradores haciéndoles sentir culpables y creen que movilizando esta
emoción lograrán sus propósitos. De la misma manera que ciertos padres y
madres manipulan a sus hijos haciéndoles sentir culpables. Padres y
madres que se sienten frustrados porque sus hijos no son como ellos
querrían, ni hacen lo que ellos esperan. Con sus preguntas y comentarios
culpabilizadores buscan el cambio, pretende que sus hijos aprendan. No
son conscientes de que cuando hacemos que alguien se sienta culpable,
éste conectará con el miedo y su neocortex se anestesiará. Si no pueden
tener su mente abierta, ya que está ocupada protegiéndose, cualquier
“lección” que pretendan transmitir no se registrará en la mente de sus hijos.
  
 Pero no siempre se ha cometido una falta y aún así nace la culpa. Hay
personas que se sienten culpables por no satisfacer las “exigencias” de
otros. Personas que tienen grabada en su mente la creencia de que han de
complacer a los demás. Personas tremendamente exigentes con ellas
mismas que cuando no “cumplen” dichas expectativas, por cierto bastante
irreales, se sienten culpables con ellas mismas. Personas que no pueden
“perdonarse” el haber, supuestamente, fallado. Personas que consideran
que para ser “válidas” han de ser “perfectas” en todo y para todos.
  
 Hay personas que se sienten culpables por todo, a pesar de que no han
intervenido en aquel suceso. Personas que ante cualquier comentario que
hace alguien no pueden dejar de sentirse culpables. Imagínate que el
director de tu departamento te pide que te quedes un par de horas más
para ayudar en un proyecto determinado. Ese día habías organizado tu
agenda para hacer algo para ti. Dices que hoy no puedes, pero empiezas a
sentirte culpable: “Tendría que haber dicho que me quedaba”, “van a
pensar que no me comprometo”, “estoy fallando a mis compañeros”, no van
a contar conmigo… Este tipo de pensamiento suele ir acompañado de
frases como: “No debería, debería…”
  
 Encontramos este sentimiento de culpa en padres y madres por no saber
dialogar  con sus hijos, por no tener tiempo para ellos, por no tener ganas
de jugar con ellos, por no poderles acompañar …
  
 Encontramos este sentimiento de culpa en empresarios y directivos por
dedicar demasiado tiempo a su empresa y poco a su familia, por no lograr
sus objetivos, por no haber diversificado sus inversiones, por tener que
despedir a sus colaboradores, porque han de bajar ciertos estándares para
ser más competitivos, por estar de mal humor, por no saber decir que no,
por haber desaprovechado esa oportunidad…
  
 Si realmente queremos que nuestros colaboradores, nuestros hijos, los
demás sean conscientes de las consecuencias que tienen sus acciones, el
dialogo será la mejor herramienta de intervención. El dialogo facilita que
el otro se haga responsable de sus actos y pueda rectificar. El diálogo
facilita la toma de consciencia de lo que hemos hecho y de sus
repercusiones en nosotros o en los demás.
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 ¿Qué hacer con la culpa? 
  
 ¿En algún momento de tu vida te has sentido culpable de algo?
Probablemente la respuesta sea afirmativa. ¿Quien no ha caminado en
algún momento de su vida por el sendero de la culpa? La culpa es una
emoción difícil de calibrar. Es una emoción que aparece en determinadas
situaciones: cuando tomamos una decisión errónea y que tiene (o
puede tener) consecuencias negativas (para nosotros mismos o para
las otras personas) y además hemos transgredido un valor importante
para nosotros (compromiso, honestidad, integridad, confianza,
generosidad,…).
  
 En las relaciones familiares es frecuente encontrar la culpa. Padres que
hacen sentir culpables a sus hijos, hijos que recriminan a sus padres y
parejas que se atribuyen la culpa mutuamente. Algunas personas atribuyen
a los demás la culpa de todo su malestar. Incluso siendo cierto, llega un
momento en que las personas debemos aprender a cerrar las heridas del
pasado mediante el perdón. Cuando atribuimos nuestros males a otros nos
victimizamos, no tomamos el control de nuestras vidas.  El perdón, que
nace de la aceptación y de hacer las paces con nosotros mismos y con los
demás, nos libera del pasado y nos permite seguir adelante con nuestras
vidas.
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 En otros casos conectar con la humildad puede ayudarnos a superar el
sentimiento de culpa. Esta humildad implica reconocer que no somos
perfectos y de que aun nos quedan muchas cosas  por aprender. Acepto
que soy imperfecto y dejo de castigarme por no haber hecho lo correcto.
Busco como paliar la situación o como compensar a quien haya herido.
Desde esta humildad puedo identificar qué me ha impedido hacer lo
correcto. Acepto que puedo equivocarme.  Rectifico mi actuación. Aprendo.
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 Requisitos para elaborar el sentimiento de culpa
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        Identificar nuestro error, cuestionarnos lo que hacemos y como lo
hacemos nos permite mejorar nuestro desarrollo personal.
        Identificar exactamente la conducta y los pensamientos que hacen que
aparezca el sentimiento de culpa nos permite cambiar estos pensamientos
y por ende nuestros sentimientos.
        Reflexionar sobre lo que nos ha llevado a tomar la decisión errónea, sin
decepcionarnos, nos permite conocernos y saber que tenemos más
opciones a la hora de decidir en futuras ocasiones.
        Hacernos responsables de las consecuencias nos permite salir del
victimismo y buscar soluciones. Si éstas afectan a los demás, pedirles
perdón y compensarles.
        Perdonarnos a nosotros mismos para llegar a ser la persona que
queremos ser.
        Desde el perdón a nosotros mismos podremos perdonar a los demás ya
que muchas veces no podemos perdonar a los demás porque no somos
capaces de perdonarnos a nosotros mismos. Culpar a los demás es un
reflejo de nuestras propias culpas.
  
 ¿Cómo podemos llegar al perdón?
  
 Al conectar con nuestro sentimiento de culpa, analizamos nuestra manera
de pensar. Cuando me siento culpable mis pensamientos pueden ser del
tipo: “Siempre me equivoco”, “no quería hacerlo”, “que van a pensar de mi”
“soy una mala persona”, “soy un egoísta”, “no tengo en cuenta a los
demás”, etc…
  
 Reviso mis pensamientos y cuestiono si estas afirmaciones son ciertas.
Realmente ¿qué me ha impulsado a hacer lo que he hecho?, en el fondo,
¿de qué tenía miedo? ¿De qué no he sido totalmente consciente? ¿Soy
una mala persona o quizás me he equivocado?
  
 Cuando he analizado y cuestionado mis creencias lanzo mi mirada al futuro,
¿cómo me quiero sentir a partir de ahora? ¿Qué quiero perdonar? ¿Para
qué quiero perdonar? ¿Cómo puedo quererme mejor? ¿Qué puedo hacer
para perdonarme a mi mismo? ¿Qué pasará cuando me haya perdonado?
¿Qué sucederá cuando dialogue con la persona a la que he agraviado?
  
 A continuación me despediré de mi culpa. Este sentimiento me ha ayudado
a tomar consciencia de mis errores y me acerca a la persona responsable
que soy y quiero ser.Le doy las gracias y me despido de él. Desde el
perdón y el amor a mi mismo me reconcilio con este pasado, para vivir
consciente y plenamente mi presente y mi futuro.
  

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