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La ciudad como estructura histórica de depredación 1

“¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?En los libros aparecen los nombres de
los reyes. ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? Y Babilonia, destruida tantas
veces, ¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los
constructores?, ¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla
China? La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió? (…)”.

-Preguntas de un obrero que lee (frag.), Bertolt Brecht-

“La ciudad es el ordenamiento perfecto del individualismo”

-El Fauno-

Demián Reyes

Preludio

Hablar de ciudad no sólo es referirnos a la valla infinita de edificios y ríos asfaltados que
ilustran el concepto diario de ciudad, es comenzar un embrollo histórico de ordenamiento
territorial, epicentros de poder, suicidio ambiental y uno de los análisis más rigurosos al
ser la ciudad la que ‘engloba todo’, refiérome a una gran parte de las estructuras
discursivas y políticas que hasta hoy siguen vigentes. No elegí en vano el acto de
depredación con el que relaciono a la ciudad, esta absorbe cada día desmedidamente lo
que encuentra a su paso bajo la máscara de la modernización y tecnologías de punta, así
como el Predator hollywoodense creado por los hermanos Thomas, depreda y caza lo que
le rodea para hacer valer la supervivencia y las creencias de su civilización alienígena.

Siendo así, hablar de ciudad es hablar del origen

1
Esta es una contribución teórica que fue presentada en el foro-encuentro “Entre los movimientos sociales y
el pensamiento crítico”, organizado por algunas agrupaciones e individuos que coincidimos en el Frente
Amplio No-Partidista Contra el NAICM y Otros Mega-Proyectos en el Valle de México, dentro del contexto de
represión hacia el magisterio mexicano y esperando que además de las reflexiones temáticas que se
discutieron colectivamente, se haya brindado un puente de solidaridad y acción entre las luchas populares,
estudiantes, académicos y escritores que participamos, para con el universo de proyectos y visiones que
tienen los maestros sobre su problemática específica en el sector educativo-laboral, adhiriendo un cruce de
análisis con las demás manchas que intentamos limpiar en los diversos territorios y sectores afectados por la
política nacional del despojo y la privatización.
Territorio: Universalmente, es el espacio geofísico limitado en el cual se desenvuelve el
dualismo individuo/colectividad en sus relaciones sociales, culturales y económicas que
pretenden dar sentido a la supervivencia humana en dicho espacio. Puede decirse que el
territorio es la delimitación de la superficie terrestre para la realización de la vida política.
Dentro de esta lógica, hablar de territorio es noción de posesión y dominio.

El territorio contempla también otros espacios más pequeños y enfocados a ciertas


actividades humanas: el trabajo productivo –fábricas, minas, campos-, el trabajo
administrativo –oficinas empresariales-, el comercio –mercados, tianguis, Oxxos, etc-, la
educación –escuelas, bibliotecas, centros de investigación-, de esparcimiento cultural –
plazas, parques, centros de cultura y tallerística, deportivos y artísticos- y de ocio.

La afectación de uno de estos, probablemente desencadene daños, retrasos y


modificaciones a los demás.

Enunciemos el conflicto sin titubeos: el territorio se ha convertido en una configuración espacial


del poder.

I: Un flash historiográfico de las ciudades

Los rasgos habituales que unen a los grupos humanos sin importar una distancia de miles de años
son mis virtudes preferidas en la historiografía. Es similar a ver una foto de tu infancia y encontrar
similitudes que nunca esperaste presenciar. De Malvin Harris a Henry Morgan,

II: La ciudad como ejercicio de poder a través de la historia

Lo civil (o del nombre chusco de la hegemonía político-jurídica)

Entre Pierre Clastres y Nietzsche hay un puente en común –y muy crudo- para entender el
nacimiento de la ciudad-Estado como un acto donde el individuo no ha aportado más que una
“caridad inconsciente” para asegurarse el dominio de su medio natural, en tanto que necesidad
fisiológica de supervivencia. Esporádicamente, al inicio de su libro La sociedad contra el Estado,
Clastres se plantea la pregunta de que si puede existir una pregunta seria sobre la categoría de poder
desde el nacimiento de las sociedades primitivas, metiéndole una cita de Más allá del bien y el mal
en la que Nietzsche hace una relación indisoluble entre el poder y la obediencia, esta segunda
cultivada en todas las colectividades existentes y desarrollada a su vez como una ‘conciencia
formal’ que se resume en el tú harás y te callas.
Si hablamos de ciudad, nace una contradicción inmanente donde el objeto –la ciudad- está
totalmente subordinado al sujeto, que aparentemente es la ciudadanía, ¿pero quién creó este
término y lo terminó concediendo a los habitantes de tal o cual territorio?, ¿la ciudadanía nació por
voluntad propia de las civilizaciones antiguas?, con esto volvemos al dilema que nos plantea
Nietzsche. El ciudadano

Los brasileños no decidieron el impeachment ejercido en recientes días de 2016 contra la presidenta
Dilma Rousself, fue un grupo con poder político. Los defeños no decidieron el aumento al precio
del boleto del metro de 2013, fueron los líderes sindicales y un grupo con poder político. Los
griegos no desearon que se hicieran macro-recortes a los servicios de sanidad y de transporte
público, fue una “medida” económica de un grupo con poder político que años atrás, cual Narciso
en la mitología, se contempló así mismo como la única ‘belleza política’ loable para sacar al país de
la crisis.

Podemos hablar también del proceso de proletarización cuando la máquina de vapor reemplaza al
artesanado del siglo XVII y todos los gremios pasan a vender su fuerza de trabajo los nuevos
propietarios de las grandes fábricas

A esto, queda al bolsillo la ingenuidad del hombre con sus dictadores, pues “este es lo más
caritativo cuando acaba de ser muy honrado y ha comido poco”2.

Lo ideológico (el ciudadanismo)

El ciudadano entonces, no aspira a

III: La terrible separación campo-ciudad (o la economía explicada con monografías de la


papelería de la esquina)

Remontándonos a lo dicho sobre el nacimiento de la economía moderna,

IV: La producción económica es lo único que importa en este sistema, por ende, agilizar su
circulación

Son bien comunes las tramas hollywoodenses que relatan la historia d

V: La arquitectura del consumo y la entropía social

2
Nietzsche, Friedrich (2010). El caminante y su sombra -253-, Gredos, Madrid, p. 267.
Así como la ciudad concentra el poder económico mediante el trabajo y la educación, deben existir
también “hamacas” colgadas entre los edificios de la urbe para que el individuo goce de un
descanso de jornada a jornada y no le sean tan agobiantes sus rutinas diarias.

Las hay de las más ínfimas como el uso de redes sociales hasta las más decepcionantes y absurdas
que nos hacen alejarnos –mentalmente- de nuestra sociedad contemporánea. Según los datos de
la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, la Ciudad de México alberga 408 bibliotecas en sus 16
delegaciones para inicios de 20163. En el mismo plano –aunque pareciese otro universo cultural-,
el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) publicado por el INEGI en
2014, habla de la existencia en esta misma delimitación geográfica de 877 centros nocturnos,
bares y antros4, es decir… ¡214% más centros recreativos que bibliotecas, el doble de espacios para
ponerse jarra que para cultivar el conocimiento! Si trasladamos estas cifras al plano nacional, son
7388 bibliotecas contra 28,388 centros de consumo, lo que significa una razón hegemónica del
384% de diferencia entre ambos espacios.

Otro ejemplo es el uso de Facebook, donde los habitantes del Valle de México registraron en 2011
el número de 9,339,320 usuarios a una razón de 22,734,740 en todo el país 5 (equivalente la
primera cifra al 41% del total de usuarios). Brutalmente, en 4 años la cantidad total de usuarios se
disparó y se multiplicó tres veces, sumando 61 millones de cuentas, añadiendo a esto que son 37
millones de personas las que usan la red social diariamente en sus dispositivos móviles y
empleando el 85% de su tiempo libre en ella. ¿Qué cantidad de obligación desmedida e
invisibilizada es necesaria para tal grado de enajenación al Facebook?

Funciones de la ciudad capitalista: es un centro de acumulación de capital, es un instrumento


colectivo de reproducción social, es un modo específico de usar el espacio (de ordenarlo y
planificarlo) más favorable para la reproducción económica y es un centro de distribución e
intercambio de mercancías.

El Foro Sol no fue construido por Alfredo Harp Helú, sino por las decenas de miles de jóvenes –y
no tan jóvenes- que abarrotan sus butacas para su concierto preferido, además de los miles de
fanáticos de béisbol que le daban vida cada temporada entonando los cantos monódicos del Ni
Andrés Manuel López Obrador ni el GDF perredista de ese entonces construyeron la UACM, fue al
clase trabajadora y los estudiantes que ingresaron a los primeros programas piloto.

3
Directorio de Bibliotecas Públicas, Secretaría de Cultura, 2016. En línea en:
http://www.rednacionaldebibliotecas.gob.mx/bibliotecas_publicas_listado.php?id_estado=9
4
En línea en: http://www3.inegi.org.mx/sistemas/mapa/denue/

5
“DF, tercera ciudad del mundo con más usuarios en Facebook”, Animal Político, 11 de Abril de 2011. En
línea en: http://www.animalpolitico.com/2011/04/df-tercera-ciudad-del-mundo-con-mas-usuarios-en-
facebook/
Sobrepoblación: Por descabellado que parezca, podemos entender el abismo relacional entre la
metrópolis y la ciudad con este ejemplo; en la película A Bug’s Life (Bichos, en español) la hormiga
protagonista va a la “gran ciudad” en búsqueda de guerreros que le ayuden a él y a su colonia a
enfrentar a la horda de terribles saltamontes que se quedan con su cultivo, y lo que nadie observó
en estos escenarios, es que dicha “gran ciudad” no es más que el basurero de la ciudad humana,
es decir, esta primera es un micro-sitio que nace de una más grande.

En la ciudad se han erigido las formas de producción que determinan la vida económica de las
civilizaciones; de los pequeños propietarios esclavista, a las relaciones del artesanado, la
proletarización industrial hasta la mal llamada sociedad “post-industrial” que se inunda por la
estilización mercantil y visual, llenando los cauces de la ciudad con los elementos del sector
servicios.

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