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CONSERVATORIO DE MÚSICA DEL TOLIMA

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y ARTES


LICENCIATURA EN MÚSICA
SEMESTRE IV

HISTORIA DE LA MÚSICA III: LATINOAMÉRICA


DOCENTE: YOHOJAN OCAMPO

ENSAYO: LA COTIDIANIDAD CITADINA, UN TEXTO CONFLICTIVO

PRESENTADO POR:
YONNIER GRANADOS BERMÚDEZ – COD.1720212056

IBAGUÉ – 2023

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TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN: Pag. 3
ENSAYO: LO COTIDIANIDAD CITADINA: UN TEXTO Pag. 4
CONFLICTIVO
CONCLUSIONES Pag. 8
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Pag. 9

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INTRODUCCIÓN:

La realidad cotidiana de la ciudad, parece ser una realidad cargada de muchos

elementos: una arquitectura saturada de elementos comerciales, la multitud y la

“pluralidad” (supuestamente) minan la ciudad de contrastes y similitudes lo que hace que el

estudio sociológico de la ciudad se complejice. A través de este ensayo que escribí con base

en las referencias consultadas, se expondrán los elementos más relevantes (ciudad-

panorama, el paseante, lo ordinario y lo académico, etc) que constituyen la encrucijada de

lectura de la sociedad contemporánea.

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LO COTIDIANIDAD CITADINA: UN TEXTO CONFLICTIVO

Resulta muy curioso que el “hecho social” sea el punto de partida u objeto de estudio de

varias disciplinas de las sociales y al mismo tiempo tener tantas aristas y, por lo tanto, muchos

enfoques. Analizar, reflexionar, comparar la sociedad contemporánea a nivel económico,

político, o cultural resulta una tarea titánica por varios elementos determinantes que se

entremezclan de manera particular y que, a pesar de obvios, saltan llamativamente a la vista

que les debo hacer mención, a saber:

En primer lugar, el evidente génesis político sobre la construcción del concepto ciudad,

quizá desde el siglo XVI –cómo menciona Michel de Certeau- con la aparición de los estados

totalitarios y la creación del Estado-Nación que, si bien no determina, si nos da indicio de un

trasfondo político en todas estas cuestiones de la ciudad, el panorama citadino, la

cotidianidad, el cuerpo y el espacio social.

En segundo lugar, la renombrada revolución industrial que comienza a gestarse a finales

del siglo a XVIII y que evoluciona a inicios del XIX proponiendo un nuevo discurso, tanto

estético, económico, y cultural a la discusión que yace de lo que la ciudad y la cotidianidad,

generando unos elementos en el paisaje urbano como mendigos, desempleados y clase obrera

en general así como grandes edificios industriales en donde la clase trabajadora habitaba gran

parte del tiempo de su día trabajando para no ser reemplazado por las máquinas u otros

trabajadores que trabajen por el mismo salario. Una perspectiva de la característica ciudad

industrial en el icónico largometraje “Tiempos modernos” del genio Charles Chaplin donde

se evidencian algunas de estas características de la ciudad “moderna”.

Y, por último, pero no por eso menos importante, el nacimiento y establecimiento de

disciplinas y ciencias sociales o humanas, que son las que comienzan a formar, relacionar,

comparar, analizar y sistematizar las relaciones humanas, la sociedad, el espacio urbano, y el


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hecho social. Son con estas disciplinas con las que la realidad social que vivimos cada uno

de nosotros toma otra interpretación, y se hace evidente una bifurcación al relacionarnos con

nuestro entorno: el real, práctico y el teórico, imaginario.

A partir de estos elementos anteriormente mencionados de manera tan superficial,

podemos comenzar a distinguir el porqué de una ciudadanía que no se reconoce a sí misma

como un algo íntegro, holístico, el porqué de la indiferencia de muchos ante una sociedad

que no les ha dado voz y escenario a los requerimientos de cada comunidad. Comenzar a

distinguir el porqué el espacio público es una zona de conflicto entre fuerzas estatales contra

–por ejemplo- los vendedores ambulantes.

Pero si eso no fuera suficiente, también podemos distinguir con este derrotero como la

ciudad se materializa en una zona de guerra no solo de manera tangible (ESMAD-

protestantes) sino también como la estética, la arquitectura y el comercio juegan un papel

importante en esta guerra cotidiana, muchas veces forzando a una de las partes a ceder

Espacio.

LA REALIDAD COMO UN TEXTO

Percibir la ciudad con su esplendor y sus múltiples y polifacéticos elementos nos pone,

como humanidad, una complicada tarea, pero si le damos una mirada desde el símbolo y la

lingüística, Si vemos la realidad cotidiana como un texto el cual no solo puedo leer, sino

interpretar, reinterpretar y transformarlo. “Nada hay fuera del texto” (menciona

Sztajnszrajber en su conferencia sobre Derrida) y por lo tanto todo es analizable,

deconstruible. Esta perspectiva le da un entramado muy particular al discurso citadino, a la

hegemonía empresarial y capitalista que se apoya en los medios masivos de comunicación,

para imponer –mediáticamente- un sistema de ideas que predominen en el discurso general

de una ciudad, o en palabras de Certeau “la ciudad sirve de señal totalizadora y casi mítica
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de las estrategias socioeconómicas y políticas”, creando así un espacio propio –es decir-

organización racional con facultad para rechazar y repeler contaminaciones que conlleven a

perjudicar ese espacio en su integridad o identidad.

En este sentido, Certeau expone como la ciudad se vuelve un concepto operativo clave

para las estrategias de la agenda de las élites capitalistas, no por nada “El World Trade Center

es la más monumental de todas las formas de urbanismo occidental” y no algún museo, por

ejemplo.

EL “FLÂNEUR” Y LOS ESPACIOS COTIDIANOS

Certeau explica que en esta retórica totalizadora en donde la perspectiva de toda la

ciudad se ve ante los ojos del que está en lo alto, alejado de la muchedumbre y del paso de

los ordinarios, nace de una manera insurgente una manifestación espacial, una enunciación

peatonal, es el caminante el que se adueña de su realidad, el que se sortea los obstáculos de

la ciudad hiper-comercializada y qué maneja espacios que no se ven, que no figuran en el

poema visual de la fachada de una ciudad. Son estos atajos, rodeos y formas en las que el

caminante habla al caminar. Habla al caminar, y a medida que camina habla con los suyos,

su caminar se transforma entonces en un doble hablar, uno directo con los suyos reviviendo

vivencias cotidianas que el “ojo totalizador” no puede ver, y un hablar indirecto pero

transgresor que interpreta y resignifica el espacio.

Si el espacio es homogenizado son los cuerpos la herramienta de discurso más

próxima, si es la ciudad un campo de batalla, es el andar una manera de encararlo, porque

en contra de esa retórica del ojo divino y totalizador que deviene de arriba, es en el poder

del suelo que esta otra óptica busca apoyo en este sin fin de discursos estéticos y políticos

que es la ciudad. “La historia comienza al ras del suelo” dice Certeau, y es que “En la

poderosa acción del suelo hay algo de misterioso que no deja de angustiar el espíritu, pues
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en la aparente libertad del hombre parece como anonadada. Vemos en el suelo, en efecto, la

fuente de toda servidumbre. Siempre el mismo y siempre situado en igual punto del

espacio, sirve de soporte rígido a los hombres, a las aspiraciones cambiantes de los

hombres, y cuando llegan a olvidar este substrato, les hace sentir su imperio y les recuerda

que toda la vida del Estado tiene sus raíces en la tierra. Reglamenta los destinos de los

pueblos con una ciega brutalidad. Un pueblo tiene que vivir en el suelo que le ha tocado en

suerte, en él debe morir y de be soportar su ley (Terra)” dice elocuentemente Friedrich

Ratzel. Por eso la figura de Le Flâneur del que habla Walter Benjamin (a propósito de

Baudelaire) es tan potente a nivel político, porque encara la realidad de a pie, paseando,

leyendo texto y poesía en el mendigo, en la trabajadora sexual, pero siempre en perspectiva

de una lectura crítica. Práctica y teoría se unen en esta figura, que sin lugar a dudas es de

las mejores herramientas del investigador a nivel social y cultural.

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CONCLUSION

Aunque puedan extraerse varias conclusiones de esta disyuntiva sobre la ciudad, la

cotidianidad y el conflicto en el discurso citadino no podemos negar la importancia de ver

la ciudad con otros ojos, leerla en varios matices, a veces desvinculándonos de la

cotidianidad para analizarla, otras veces yendo directo a manejar los espacios, a caminar las

calles, los parques, las plazas de mercado, los centros comerciales, las mal llamadas

invasiones. Leer la ciudad desde otras ópticas, cruzarla en bici, rodear las calles principales,

descubrir nuestro vecindario desde arriba, desde abajo, desde cualquier lugar para así

interpretar y re interpretar nuestra realidad y así, quizá, ir transformándola poco a poco.

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REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA

De Certeau, M. (1996). La invención de lo cotidiano: artes de hacer. I (Vol. 1).

Universidad iberoamericana.

Songel, F. (2021). El arte de leer las calles: Walter Benjamin y la mirada del flâneur.

Barlin Libros.

Sztajnszrajber, Dario. [Facultad Libre]. (2015, 19 de noviembre). Derrida – Por Darío


Sztainszraiber. [Video] YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=oZG5Lq_wnHk&t=10s
Santa, E. (1968). Introducción a la sociología. Editorial Temis.

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