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ELTAROT

MÍTICO
JULIET SHARMAN-BURKE y LIZ GREENE

ELTAROT
MÍTICO
Una nueva vía
a las cartas del Tarot

Cartas ilustradas por PATRICIA NEWELL

edaf
MADRID - MÉXICO - BUENOS AIRES - SANTIAGO

2018
Título del original inglés: The Mythic Tarot

© 2011. Juliet Sharman-Burke y Liz Greene


© De la traducción: Felicitas Di Fidio
© Ilustraciones: Tricia Newell
© 2011. De esta edición, Editorial EDAF, S.L.U., para la edición en español por acuerdo
con Eddison/Sadd Editions Limited, Londres (Inglaterra)

Diseño de cubierta: Edaf

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7.ª reimpresión, julio 2018

Depósito legal: M-45.369-2011


ISBN: 978-84-414-2849-2

PRINTED IN SPAIN IMPRESO EN ESPAÑA


Impreso por Cofas
A Emily Kate, con amor.

Für Alois, der die besten Eigenschaften de Konige


der Kelche und Münzen in Sich vereint, in Liebe.
Índice

Págs.

INTRODUCCIÓN 13
Los orígenes de las cartas del Tarot . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
El Tarot Mítico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

LOS ARCANOS MAYORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23


El Loco . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
El Mago . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
La Emperatriz . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
El Emperador . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
La Suma Sacerdotisa . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
El Hierofante . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Los Enamorados . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
El Carro . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
La Justicia . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
La Templanza . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
La Fuerza . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
El Ermitaño . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
La Rueda de la Fortuna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
El Colgado . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
La Muerte . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
El Diablo . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

ÍNDICE 9
Págs.

La Torre ...................................... 95
La Estrella .................................... 99
La Luna ...................................... 103
El Sol ........................................ 107
El Juicio ...................................... 111
El Mundo .................................... 115

LOS ARCANOS MENORES ........................ 119


Los CUATRO PALOS 121
El palo de Copas 129
Las cartas numeradas ......................... 131
- Las figuras ................................. 149
El palo de Bastos ................................ 163
Las cartas numeradas ......................... 165
- Las figuras ................................. 183

El palo de Espadas ............................... l 95


Las cartas numeradas ......................... 197
- Las figuras ................................. 217
El palo de Pentáculos ............................. 231
Las cartas numeradas ......................... 233
- Las figuras ................................. 253

LECTURA DE LAS CARTAS ....................... 265

Lo que el Tarot puede y lo que no puede hacer ........ 267


Cómo relacionar las cartas entre sí .................. 271
Cómo echar las cartas ............................ 273

10 EL TAROT MÍTICO
Págs.

Cómo leer las cartas echadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277


Dos ejemplos de cartas echadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293

BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

RECONOCIMIENTOS 297

ÍNDICE 11
Introducción

Los orígenes de las cartas del Tarot

Los orígenes de las cartas del Tarot -quién las diseñó primero,
dónde, cuándo y con qué objeto- siguen siendo vagos y escurridi­
zos, a pesar de los innumerables libros y artículos que a través de los
años han intentado iluminar la oscuridad en la que están envueltas las
cartas. El perenne encanto de las cartas queda patente no solamente
por estos escritos, � veces cuerdos y eruditos, a veces disparatada­
mente místicos; sino también por la fascinación que las cartas del Ta­
rot siguen ejerciendo sobre el profano, a pesar de que los escépticos
pretendan burlarse de ellas y relegarlas al contenedor general de las
lecturas superficiales para la hora del té, de las bolas de cristal y otras
rarezas. Sea como fuere, las cartas del Tarot han ocupado la imagina­
ción humana durante quinientos años por lo menos, y puede que
mucho más, y desde luego no parece que vayan a desaparecer.
¿Qué son estas extrañas cartas dibujadas que siguen ejerciendo
una misteriosa llamada precisamente sobre aquellos individuos que se
consideran sensibles y que no suelen ser propensos a creer en los mis­
terios ocultos? En parte, la respuesta puede ser que las cartas del Ta­
rot no son «ocultas» -es decir, no son sobrenaturales y mágicas en
el sentido en que generalmente se usan estas palabras, y no son de ex­
clusiva propiedad del iniciado esotérico, aunque a muchos estudian­
tes del Tarot les gustaría pensar eso-. Parece ser que en la mitad del
siglo XV -los eruditos del momento creen que las cartas han apare­
cido por primera vez en Europa- ellas podían servir a cualquiera que

INTRODUCCIÓN 13
pudiera hacerse con una baraja y que quisiera esforzarse por enten­
derlas y usarlas. Con este libro tenemos la intención de devolver a las
cartas del Tarot su accesibilidad primitiva, para que no tengan que se­
guir siendo propiedad del erudito o del ocultista que deliberada­
mente oscurece su simbolismo.
Todos los que han escrito sobre el tema del Tarot han atribuido
en algún momento el invento de las cartas a una extensa gama de
fuentes. Algunos aseguran que sus orígenes se encuentran en los ri­
tuales religiosos y en los símbolos de los antiguos Egipcios; otros su­
gieren que proceden de los cultos arcanos de Mitra, en los primeros
siglos después de Cristo. Otros más encuentran coincidencias con las
religiones paganas de los Celtas, o con los ciclos de la leyenda román­
tica del Santo Grial que surgieron en Europa Occidental durante la
Edad Media. Otros eruditos serios, basándose en lo que se puede ver
y tocar en los museos, se centran en las cartas más antiguas que tene­
mos, y creen que han sido pintadas en el Renacimiento. En efecto, si
queremos basar nuestra investigación de los orígenes del Tarot exclu­
sivamente en las pruebas reales, las primeras barajas documentadas de
cartas del Tarot -las que incluyen no solamente los cuatro palos or­
dinarios de las cartas de juego, sino también lo que ahora se conoce
como los Arcanos Mayores o Triunfos del Tarot- surgieron en la se­
gunda mitad del siglo XV y fueron pintadas en Italia. Hay dos barajas
de esta clase: la primera es conocida como la baraja de Carlos VI, y
la segunda como la baraja de Visconti-Sforza. Pero, en realidad, la
existencia de estas dos barajas de cartas del Tarot, muy bien dibuja­
das, no nos dice nada seguro. Lo que pasa es que es todo cuanto te­
nemos en nuestras manos. Y si verdaderamente son el primer invento
del Tarot, este documento histórico no puede revelar por qué en la
era moderna nosotros, que hemos dejado atrás hace mucho tiempo
las creencias y los conceptos peculiares del Renacimiento, tendríamos
que encontrar que los símbolos y las imágenes de las cartas tienen se­
mejante aspecto de profunda significación. Estas cartas ilustradas pa­
recen evocar vagos recuerdos y asociaciones poco conocidas con los
mitos, las leyendas y el folklore, y significan, pese a toda objeción ra-

14 EL TAROT MÍTICO
cional, una especie de historia o secreto que no puede ser formulado
totalmente y que se nos escapa en el momento en que pretendemos
definirlo con demasiado rigor.
El Renacimiento italiano supuso un resurgimiento del pensa­
miento griego clásico con su espíritu dinámico de experiencia, aven­
tura y acción. Desde la gris, rígida y melancólica visión del mundo de
la Edad Media, el brillante espíritu animador de la Grecia antigua es­
talló sobre el mundo Occidental con una enorme energía y unas con­
secuencias incalculables. Los manuscritos griegos -sobre todo los
escritos de Platón y de los filósofos Neoplatónicos y Herméticos de
Alejandría y de Oriente Medio- se abrieron camino en Occidente
tras el saqueo de Constantinopla realizado por los turcos en 1453.
Estos manuscritos, que no habían sido utilizados en Europa Occi­
dental desde que los godos invadieron Roma, llegaron a Florencia en
un momento en que los gobernantes de esa ciudad simpatizaban con
semejantes escritos heréticos, y el nuevo espíritu de extensión rápida­
mente gracias al reciente invento de la imprenta. Ese movimiento
neoplatónico-hermético desafiaba descaradamente las creencias que,
durante muchos siglos, se habían considerado sacrosantas, porque
desobedecía abiertamente a la autoridad de la Iglesia, censurando la
obediencia ciega al dogma, y fomentando el desarrollo psicológico
del individuo. Esa nueva visión del mundo era tan pagana como lo
fue cristiana, y las imágenes de los antiguos dioses y diosas empe­
zaron a aparecer en el arte renacentista allá donde antes solo había
habido temas religiosos convencionales. Esto se extendió por Europa
Occidental justo cuando se empezaron a utilizar las primeras cartas
del Tarot que se conocen.
Tenemos que conocer un poco lo que esta nueva visión del
mundo neoplatónico-hermético defendía, para que podamos enten­
der mejor el significado de las cartas del Tarot. Podemos también
empezar a vislumbrar precisamente por qué las cartas cayeron en tal
descrédito y fueron asociadas a la labor del Diablo. Fundamental­
mente, la nueva visión del mundo desafiaba la vieja idea medieval de
que el hombre era una pobre criatura pecadora que solo podía cono-

INTRODUCCIÓN 15
cer a Dios a través de su intermediaria, la Iglesia. «¡Qué gran milagro
es el hombre!» fue el grito unánime del Renacimiento, porque en la
nueva visión el hombre era un orgulloso cocreador en el cosmos de
Dios. El movimiento neoplatónico-hermético creía que el ser hu­
mano era en esencia un microcosmos del universo, y que, por tanto,
el autoconocimiento -conocimiento del alma- era el único verda­
dero camino religioso a través del cual el ser humano puede volver
a conectar con sus orígenes divinos. El autoconocimiento era, por
cierto, la primera sentencia de los griegos; el «Conócete a ti mismo»
fue grabado en la entrada del templo de Apolo en Delfos. Y cono­
cimiento de uno mismo quiere decir conocimiento de las muchas
y variadas tendencias e impulsos del interior del hombre o de la
mujer, algunas de ellas oscuras y luminosas a la vez, como el conoci­
miento de los ciclos del desarrollo que tiene lugar en la vida humana.
La multiplicidad de los dioses Griegos para la mente renacentista que
acababa de despertar era una analogía mejor y más verdadera de
los complejos modelos del universo que el mundo más bien está­
tico de la Trinidad con su deidad exclusivamente masculina y bien­
hechora. Además, si el hombre era un gran milagro y un cocreador
en el cosmos, tenía derecho a influir en sí mismo y en su mundo,
perfeccionando la creación no tan perfecta de Dios, en vez de acep­
tar su suerte con sumisión según el dogma religioso. No es de ex­
trañar que la Iglesia se haya vengado con tanta saña, obligando in­
cluso a esta nueva visión del mundo a ocultarse en los dos siglos
siguientes.
Junto con los brillantes y polifacéticos dioses griegos, el Renaci­
miento adoptó también un método griego de aproximación a los
dioses: el arte de la memorización, que en un principio desarrolló
como una especie de clave pictórica para la meditación. Tanto si el in­
dividuo deseaba simplemente recordar el texto de una oración o un
poema, como si quería experimentar la percepción de la conexión del
alma con el universo, estos sistemas comprendían el estudio o la me­
ditación sobre una serie de imágenes mágicas, cada una de las cuales
era un símbolo y, por tanto, tenía muchos significados. Un ejemplo

16 EL TAROT MITICO
de sistema de memorización que aún se utiliza en las iglesias católi­
cas es el Vía Crucis, que pretendía recrear en la mente y en el cora­
zón del observador todas las etapas de la vida de Cristo, su muerte y
su resurrección. Durante el Renacimiento, los sistemas memorísticos
fueron asociados a los talismanes o emblemas mágicos, estampas o
amuletos dirigidos a evocar en el observador el sentimiento de un de­
terminado poder que actúa en la vida a muchos niveles. La finalidad
de dicha meditación era la de formar una especie de escalera para al­
canzar niveles más altos de conciencia y penetrar en el mundo divino.
Las imágenes de los dioses griegos que aparecen en pinturas, como
en los cuadros de Botticelli o en las primeras barajas del Tarot, no son
simples renacimientos del culto pagano. Se consideraban símbolos de
las grandes leyes que funcionan en toda la creación. La meditación
en estas imágenes estaba dirigida a restaurar el «recuerdo» de la vida
divina del alma, elevando la conciencia individual que está entram­
pada en las frivolidades mundanas del mundo material y volviendo a
conectar a la persona con su fuente real.
La Iglesia naturalmente consideraba que semejante comercio con
las imágenes paganas era obra del Diablo, y prohibió drásticamente
que se estudiaran esos temas heréticos. Luego surgió la llamada Ilus­
tración, que introdujo la visión «científica» del mundo y aparente­
mente puso fin a la necesidad mística de los siglos anteriores, y las
cartas del Tarot fueron condenadas a vivir en el mundo sombrío de
los ocultistas de los siglos XVIII y XIX. Las cartas ya no eran accesibles
al público ni tenían importancia para ninguna idea filosófica o espiri­
tual que se aceptara en sociedad, y fueron progresivamente amañadas
y cambiadas de acuerdo con las particulares creencias espirituales del
grupo o de la orden que había conseguido tenerlas. De modo que las
cartas del Tarot que nosotros vemos normalmente son interesantes
híbridos, y están influenciadas por todas estas cosas, desde la Cábala
hasta las leyendas del rey Arturo, desde las prácticas mágicas de nues­
tros días hasta el simbolismo de los Rosacruces. Estos híbridos son
interesantes, aunque hayan perdido su original universalidad, y el lec­
tor medio, que desea aprender más sobre las cartas, se echa muchas

1 NTRODUCCIÓN 17
veces atrás debido al oscuro simbolismo y quizá a la rígida moral y a
la doctrina espiritual que ha sido inyectada en ellas por una determi­
nada escuela esotérica.

El Tarot Mítico

Hemos tratado de devolver a las cartas del Tarot algo de su origi­


nal sencillez y accesibilidad, volviendo a dibujar la baraja según las
imágenes de los dioses griegos tan queridos por los artistas y escrito­
res del Renacimiento, y que forman el puntal cultural de la vida de
Occidente. Los dioses griegos no son propiedad exclusiva de ninguna
escuela esotérica particular, de ninguna doctrina religiosa, de ningún
camino espiritual. Son amorales, aunque contienen verdades morales
profundas, e impregnan nuestros modernos símbolos religiosos ju­
deo-cristianos, así como el arte y la literatura de toda la cultura occi­
dental; y siguen siendo las imágenes más importantes y concretas que
sirven para describir las obras polifacéticas y multicolores del alma
humana. Son símbolos de la naturaleza tal y como es, nuestra propia
naturaleza humana tal y como es, con su profunda ambivalencia de
cuerpo y espíritu, y sus tendencias, recíprocamente contradictorias,
hacia la autorrealización y hacia la inconsciencia. Nuestro entendi­
miento de nuestra propia ambivalencia solo recientemente ha empe­
zado a despertar para su antiguo objetivo, gracias a la moderna psi­
cología de lo profundo, que inevitablemente ha tenido que volver al
origen -los dioses paganos- para comprender el comportamiento
humano. Así que, tanto en el texto como en las cartas, nos hemos ad­
herido a los significados tradicionales de las cartas, resucitando al
mismo tiempo los viejos dioses que durante siglos habían sido ocul­
tados por adornos.
¿Qué es el mito? Nuestros diccionarios nos ofrecen varias definicio­
nes. Una de ellas es que el mito es una historia falsa-una perspectiva
que, por una parte, es válida sin duda, pero que, por la otra, es des­
graciadamente inadecuada-. Desde luego, no ha habido ningún ar-

18 EL TAROT MÍTICO
queólogo que haya encontrado los huesos de Edipo o de Hércules.
Pero lo que puede ser falso desde el punto de vista práctico, puede ser
verdadero en un nivel íntimo, como una especie de experiencia subje­
tiva. La palabra mito puede significar también un esquema o plan, y
es este el sentido que debemos tener en cuenta a la hora de mirar las
cartas del Tarot. Las imágenes míticas son ilustraciones verdadera­
mente espontáneas, surgidas de la imaginación humana, que descri­
ben en lenguaje poético las principales experiencias humanas y las
principales tendencias humanas de desarrollo. La psicología ahora uti­
liza el término «arquetipo» para describir estas tendencias. Arquetipo
quiere decir una tendencia que es universal y está presente en todos
los pueblos, en todas las culturas, en todas las épocas de la historia.
El nacimiento, por ejemplo, es una experiencia arquetípica. Esto
obviamente es cierto en un nivel concreto -todos, en algún mo­
mento, hemos nacido-. Pero es también una experiencia psicológica
de una clase arquetípica, ya que cada vez que empezamos algo nuevo
o entramos en una nueva fase de nuestra vida, se produce una espe­
cie de nacimiento. Y el nacimiento implica también otros estados
subjetivos, porque haber nacido significa haber dejado las aguas con­
fortables y tranquilas del vientre materno, tanto en un nivel fisico
como en un nivel psicológico. La muerte es también una experiencia
arquetípica: todos vamos a morir algún día. Pero la muerte es tam­
bién psicológica, puesto que la vida cambia y nosotros mismos cam­
biamos, y cada vez que se produce un final de algún tipo, una sepa­
ración o el fin de una fase de la vida, hay una especie de muerte. La
pubertad, cuando el niño o la niña se transforma en hombre o mu­
jer, es otro arquetipo. Todos pasamos por las profundas etapas fisicas
y emocionales de la pubertad aproximadamente entre los diez y los
quince años. Pero podemos también pasar por ello muchas veces a lo
largo de la vida, en un nivel interior y subjetivo, cada vez que pasa­
mos de un modo de ver las cosas fundamentalmente infantil e inge­
nuo a una comprensión plena de la vida que penetra y profundiza en
ella. Por este motivo, un mito como el de la joven Perséfone arreba­
tada a su madre por el dios subterráneo Hades es a la vez una ima-

INTRODUCCIÓN 19
gen del proceso de la pubertad con su aterradora separación del con­
fortable mundo familiar y la irrupción de la vida desconocida, y una
imagen de una experiencia psicológica que puede ocurrir cada vez
que nos aferramos a unas formas de ver la vida ingenua y virginales y
nos vemos forzados por la experiencia a descubrir profundidades des­
conocidas en la vida y en nosotros mismos.
El mito retrata las tendencias arquetípicas en la vida humana a tra­
vés de ilustraciones e historias. El mito griego es una descripción so­
fisticada y de una creatividad constante de cómo estamos hechos por
dentro. Esto es lo que comprendió la mentalidad del Renacimiento,
y es lo que asoma detrás de la imaginería, siempre desconcertante, de
las cartas del Tarot, que trascienden los cambios culturales y la con­
ciencia de los últimos cuatro milenios y nos vuelve a conectar --como
los viejos sistemas memorísticos- con los antiguos y eternos desig­
mos.
Vemos, pues, que hay dos caminos para acercarse a las cartas del
Tarot. Podemos coger el camino histórico, que es fundamentalmente
práctico, y podemos tomar el camino psicológico, que es fundamen­
talmente arquetípico. Con el primero podemos explicar -o pode­
mos al menos intentar explicar- los orígenes y las intenciones inicia­
les de las cartas. Pero el segundo descubre la fuente de su fascinación
eterna, a pesar de que ahora estamos más preparados científicamente
y sabemos más. En el mundo imaginario del alma las experiencias no
están relacionadas con la causalidad, sino con el significado. En nos­
otros funcionan tendencias distintas a las tendencias concretas, y, a
menos que entendamos algo del alma, las extrañas coincidencias de
las cartas del Tarot pueden parecer espantosas o molestas. Las rela­
ciones entre los acontecimientos externos de la vida y las imágenes de
las cartas del Tarot no se producen porque las cartas sean «mágicas»,
sino porque hay un significado en común. Eso es lo que entendemos
por nacimiento, muerte y pubertad, que son experiencias internas
tanto como externas. Encontramos estas experiencias una y otra vez
en diferentes niveles y en distintos momentos de la vida, y así habrá
una carta del Tarot que describirá cada una de ellas, y que de algún

20 EL TAROT MfTICO
modo aparecerá, misteriosamente, sin «causa» aparente, cuando nos
echen las cartas en un momento en que estemos experimentando in­
teriormente dicho acontecimiento arquetípico. Así pues, el modo en
que el Tarot «trabaja» en un sentido predictivo es como una especie
de espejo del alma. La naturaleza arquetípica de las imágenes toca en
secreto los acordes inconscientes del que lee la carta, y refleja el co­
nocimiento o discernimiento, desconocido hasta entonces, en rela­
ción con la situación del cliente, y así revelan claramente cosas que
quizá no podrían ser descubiertas de un modo racional. Por eso los
poderes «clarividentes» y «psíquicos» no son un requisito previo para
un lector sensible, sino más bien un conocimiento de las tendencias
o corrientes que actúan en la vida y que las imágenes de las cartas
reflejan.
Ahora podemos volver a nuestras cartas, y entender mejor el gran
diseño arquetípico, la historia o el mito que aparecen retratados en
sus viejas imágenes.

INTRODUCCIÓN 21
LOS ARCANOS
MAYORES
� veintidós cartas que se llaman los Arcanos Mayores del Tarot son
una serie de imágenes que retratan las diferentes etapas de un camino.
Este camino es algo que tienen en común muchos mitos, leyendas y
cuentos de hadas, así como las grandes enseñanzas religiosas del mundo.
Se trata del camino de la vida que todos los seres humanos han de re­
correr, desde el nacimiento, pasando por la infancia y el poder y la in­
fluencia de los padres, pasando por la adolescencia con sus amores,
conflictos y rebeliones, pasando por la madurez con sus pruebas mun­
danas y sus desafios éticos y morales, pasando por los fracasos y las cri­
sis, la desesperación y la transformación, y el despertar de una nueva
esperanza, hacia una eventual victoria y el alcance de la meta, que a
su vez lleva a otro camino. Este ciclo no es tan solo un ciclo de edad
cronológica, sino también un ciclo que se produce muchas veces en
una vida, porque todo lo que nos sucede tiene un comienzo, una mi­
tad y un fin. Puesto que el camino retratado por los Arcanos Mayores
es arquetípico, lo cual quiere decir que no importa cuáles sean los de­
talles concretos de una vida determinada, larga o corta, banal o dra­
mática, buena o mala, ciertas etapas del desarrollo psicológico nos
aguardan a todos. Todos hemos sido niños y hemos tenido padres, y
todos tenemos dentro de nosotros un lado infantil y estamos prepara­
dos a empezar de nuevo. Todos hemos experimentado fracasos y
triunfos, grandes o pequeños, y todos crecemos, aunque a veces lo ha­
cemos con desgana. Por eso el camino arquetípico de la vida, que es,
en realidad, un camino interior y se produce en muchos niveles dife­
rentes, se ha podido hallar a lo largo de los milenios en tanto derro-

Los ARCANOS MAYORES 25


che de creatividad. La antigua epopeya Babilónica Gilgamesh, con su
héroe que ha de luchar contra las fuerzas del mal, en realidad no es
muy distinta a nuestra Guerra de las Galaxias.
Los cambios internos apresuran los acontecimientos externos, y
los acontecimientos externos fomentan los cambios internos.

26 EL TAROT MITIGO
A veces es dificil decir si, por ejemplo, una aventura amorosa ha
originado una explosión de actividad creativa y un nuevo discerni­
miento, o si un nuevo discernimiento y una manera más creativa de
mirar la vida nos han arrastrado hacia una aventura amorosa. Es difi­
cil decir también si una quiebra en los negocios origina amargura y
desconfianza en los demás, o si una innata desconfianza y recelo apre­
suran la quiebra financiera debido al alejamiento de los socios. Por
eso, las imágenes de los Arcanos Mayores describen ambas cosas, el
estado interno del individuo en un momento determinado de su
vida, y la clase de experiencias que el individuo es probable que en­
cuentre en la vida externa. Lo interno y lo externo van juntos, por­
que el mismo individuo está en el centro de ambos. Como escribió
una vez el gran psiquiatra suizo Carl Jung, la vida de una persona es
característica de la persona. La adivinación y el discernimiento psico­
lógico van parejos a las imágenes de los Arcanos Mayores, porque lo
que nos ocurre por fuera está ligado a lo que nos ocurre por dentro.
El misterio del porqué una determinada carta del Tarot tiene que
aparecer cuando nos echan las cartas, como si «por casualidad» mis­
teriosamente tuviera algo que ver no solamente con la situación psi­
cológica del «consultante» (la persona que solicita la consulta), sino
también con sus circunstancias en ese momento, es inexplicable en
términos causales corrientes. Por este motivo, mucha gente se ha
asustado de las cartas y cree que hay algo mágico o sobrenatural en
ellas. Pero no es así en el alma humana que contiene profundidades
de las que sabemos poco y que parece que está conectada con el
mundo «externo» por medio de acordes significativos. De alguna
manera, entender el sentido interno de una experiencia particular
-¿Qué tiene que ver esto conmigo?- nos puede ayudar a hacer
frente mejor a esa experiencia y a responder a ella de un modo más
rico y creativo, ya que dicha experiencia ya no se vive como una ca­
sualidad o la mala suerte o el destino ciego. Podemos ver las huellas
de nuestra propia forma de ser en cualquier cosa que nos ocurra.
El camino de los Arcanos Mayores es, en realidad, el camino del
Loco, que es la primera de las veintidós imágenes. Seguimos al Loco,

Los ARCANOS MAYORES 27


y en algún sentido profundo somos el Loco, que emerge de la oscu­
ridad del vientre de la madre y salta a lo desconocido. Encontramos
las experiencias principales de la niñez -los padres biológicos y los
padres internos del espíritu y de la imaginación- en las cartas del
Mago, la Emperatriz, el Emperador, la Suma Sacerdotisa y el Hiero­
fante. Reconocemos los conflictos y las pasiones de la adolescencia en
las cartas de los Enamorados y del Carro. Encontramos las pruebas
sociales y los desafíos morales de la vida en las cartas de la Justicia, la
Templanza, la Fuerza y el Ermitaño. Pasamos por las crisis, las pérdi­
das y las desgracias repentinas retratadas por la Rueda de la Fortuna,
y sufrimos el desamparo y la desesperanza del Ahorcado y de la
Muerte. Hallamos al Loco encarado consigo mismo como el secreto
artífice de su propio destino en el Diablo y en la Torre. De esta os­
curidad ha nacido la esperanza en las cartas de la Estrella, la Luna y
el Sol; y la victoria sobre las tinieblas y la reconciliación con la vida
llega con las cartas del Juicio y del Mundo.
Las imágenes de los Arcanos Mayores son antiguos y evocadores
símbolos de las experiencias de la vida que pertenece a nuestra condi­
ción humana y a nuestro humano destino. Símbolos como estos con­
fieren dignidad a la vida, porque descubrimos que ha habido otros an­
tes que nosotros, y hemos hallado un camino a recorrer, hemos
crecido y nos hemos enriquecido. Todas las cartas tienen significados
ambivalentes, de modo que pueden sugerir las dos dimensiones de la
experiencia, la positiva y la negativa. Ninguna de las veintidós cartas es
totalmente «buena» o totalmente «mala», aunque hay algunas más fá­
ciles o más difíciles, según la calidad de la experiencia que retratan. Por
eso nosotros no utilizamos el método de poner las cartas al revés (in­
terpretándolas como «buenas» si al echarlas aparecen al derecho, y
como «malas» si aparecen al revés). Esta técnica de las inversiones es
un invento relativamente moderno, y más que aclarar el sentido de la
carta puede crear confusión. La «importancia» de una carta, para bien
o para mal, se hace más inteligible en el contexto de la tendencia glo­
bal de las cartas echadas, cosa de la que hablaremos más ampliamente
en el capítulo correspondiente. Pero una experiencia arquetípica y, por

28 EL TAROT MÍTICO
tanto, la imagen arquetípica que la encarna, es una mezcla tan sutil de
positivo y negativo que es imposible separar totalmente lo uno de lo
otro.
Todas las cartas de los Arcanos Mayores son ritos de tránsito
-etapas o procesos, más que resultados finales o situaciones estáticas
que son invariables-. Cada etapa de la vida conduce a la siguiente,
y, aunque intentáramos comprensiblemente detener el tiempo y per­
manecer en una situación confortable, no está en nuestro poder
como mortales volver del revés el ciclo progresivo de la vida y dete­
nerlo en un lugar recóndito. De modo que al final del camino el Loco
vuelve a empezar, porque cuando nos damos cuenta de que hemos
alcanzado la meta y que hemos conseguido lo que nos habíamos pro­
puesto, otra meta, más profunda y más elevada, se materializa tras
la primera, de modo que cada final en realidad es una preparación
para algo más, y empezamos otra vez el ciclo.
Vamos a analizar ahora cada una de las veintidós cartas de los Ar­
canos Mayores más detalladamente.

Los ARCANOS MAYORES 29


El Loco

La carta de El Loco, el primero de los Arcanos Mayores,


retrata a un joven montaraz, vestido con pieles de animal
deshilachadas y de distintos colores; bailando al borde del precipicio
en una actitud de abandono estático. Lleva en su pelo castaño una
guirnalda de hojas de parra y tiene unos pequeños cuernos,
como los de una cabra, en la frente. Sus ojos se elevan hacia la aurora
que apunta en el horizonte, justo donde el sol se puede ver.
A su alrededor se encuentra un paisaje árido, de rocas marrones
y grises. A su izquierda, oculta en las sombras de la noche que se aleja,
está la boca de la cueva de la que él ha salido. Encima de ella,
sobre una rama pelada, está encaramada un águila.

El águila es el pájaro Los cuernos de cabra


de Zeus, rey de los sobre la frente del
dioses, que vela sobre Loco sugieren, al
el Loco, que se igual que las pieles de
prepara a arrojarse a animal que lleva, que
lo desconocido. él es como un animal
joven, que ha sido
La cueva de la que conducido a la vida
sale el Loco es el por instinto, sin tener que
pasado, la masa aún conciencia ni
oscura e poseer entendimiento.
indiferenciada de la
que va a tomar
forma el comienzo de
un verdadero sentido
de individualidad.

Los ARCANOS MAYORES 31


Aquí nos encontramos con el héroe de nuestro camino a la ma­
nera del misterioso dios Dionisos, el que Nació Dos Veces. Era hijo
del gran Zeus, rey de los dioses, y de Semele, una mujer mortal, prin­
cesa de Tebas. La esposa de Zeus, Hera, furiosa por la infidelidad del
marido, se disfrazó de niñera y susurró a Semele que tenía que pro­
bar su devoción de amante pidiendo a Zeus que se le manifestara en
toda su divina gloria. El dios, que había prometido a Semele cual­
quier cosa que deseara su corazón, se vio obligado por su promesa
cuando ella insistió en que le revelara su divinidad. Con disgusto, se
manifestó como trueno y relámpago y Semele ardió en llamas. Pero
Zeus logró rescatar al niño que iba a nacer. Hermes, el mensajero de
los dioses y protector de la magia, cosió el feto en el muslo de Zeus;
así nació Dionisos.
Hera seguía persiguiendo al extraño niño con cuernos, y mandó
a los Titanes, los dioses de la tierra, a que lo hicieran pedazos. Pero
Zeus rescató el corazón del niño, que aún latía. A este corazón lo
transformó en una pócima de semillas de granada, y esta bebida má­
gica fue ofrecida a la virgen Perséfone por Hades, el dios oscuro del
mundo subterráneo, cuando la raptó. Perséfone quedó embarazada,
y así Dionisos volvió a nacer en el mundo subterráneo. Por eso se
llamó Dionisos Yaca, el Nacido Dos Veces, dios de la luz y del éxta­
sis. Su padre Zeus le ordenó vivir entre los hombres y compartir sus
sufrimientos, Hera le hirió con la locura, y él vagó por todo el
mundo, seguido por sátiros silvestres, muchachas y animales. Obse­
quiaba con vino al género humano, y llevaba el éxtasis de la ebriedad
y la redención espiritual a los que estaban dispuestos a renunciar a su
apego al poder mundano y a la riqueza. De vez en cuando, su padre
celestial, Zeus, lo elevara al Olimpo, donde tomaba su asiento a la de­
recha del rey de los dioses.

A nivel interior, Dionisos, el Loco, es una imagen del misterioso


impulso que tenemos dentro de arrojarnos a lo desconocido. Nues­
tra parte conservadora, prudente y realista contempla con horror este
espíritu salvaje y juvenil, que, confiando en la providencia, se dispone

32 EL TAROT MITIGO
a caminar sobre el borde del precipicio sin un momento de vacila­
ción. La locura de Dionisos parece locura solo a esa parte de nosotros
que está constreñida al mundo de la forma, los hechos y el orden ló­
gico. Pero en un sentido más profundo no es locura, ya que es el im­
pulso hacia el cambio que cae sobre nosotros «del cielo», que no
tiene una base racional ni un programa de acción prefijado. El dios
está retratado en pieles de animal, porque, de alguna manera, esta di­
mensión intuitiva e irracional de la personalidad humana es una es­
pecie de sexto sentido, un instinto animal que oye una música con la
que las orejas, cansadas y acostumbradas a la realidad concreta, no es­
tán armonizadas. Dionisos es el hijo del rey de los dioses, y está en
armonía con el espíritu de su padre, aunque este le haya ordenado vi­
vir en la tierra con los mortales; pero cuando este impulso nos hiere,
es dificil saber si procede de la morada celeste de Zeus o de un lugar
más oscuro, más subterráneo.
Por eso, Dionisos, el Loco, representa el impulso irracional hacia
el cambio y hacia los horizontes de la vida, abiertos a lo desconocido.
El Loco está en el comienzo de su camino, y cuando nosotros somos
heridos por el misterioso impulso que él representa, estamos también
en el umbral de un camino. Estos impulsos irracionales en ocasiones
pueden ser destructivos, en otras creativos; y muchas veces son am­
bas cosas juntas. El dios silvestre puede a veces saltar al borde del pre­
cipicio en situaciones penosas y perjudiciales que pueden también dar
lugar a unos comienzos maravillosamente creativos, y el individuo
sentirse inundado por un extraño e inexplicable deseo de un deter­
minado alimento espiritual que él o ella no puede comprender del
todo. Pero si nunca contestamos a estas llamadas del otro mundo,
entonces nos hundimos en vidas monótonas, banales y sin sentido, y
al final de nuestra vida nos sorprendemos de lo que nos hemos per­
dido y de que el mundo nos parezca tan vacío. Por eso el Loco es
una figura absolutamente ambivalente, porque al comienzo de un ca­
mino así no hay ninguna garantía de que lleguemos del todo sin pe­
ligro. No comenzarlo significa negar al dios, que en un nivel interno
quiere decir negar todo cuanto hay en nosotros de juvenil, de crea-

Los ARCANOS MAYORES 33


tivo, y que está en contacto con lo que está por encima de nosotros
mismos.
A nivel adivinatorio, Dionisos, el Loco, predice la llegada de un
nuevo capítulo de nuestra vida cuando aparece al echar las cartas. Se
precisa algún tipo de riesgo, y tener ganas de dar un salto hacia lo
desconocido. El Loco es ambiguo, igual que Dionisos, porque no
podernos saber si vamos a entrar en la percepción que el Loco tiene
de lo divino o si vamos a acabar simplemente haciendo el ridículo. Así
comienza, entre la ambigüedad, la emoción y el temor, el gran ca­
mino de la vida retratado por los Arcanos Mayores del Tarot.

34 EL TAROT MITICO
El Mago

La carta de El Mago retrata a un joven fuerte y de/¡Jado,


de pelo moreno y rizado, que está mirando hacia nosotros en un cruce.
Va vestido para el camino con una túnica corta, blanca, y con una
capa de viaje, de color rojo oscuro. Con su mano izquierda señala
hacia el cielo. Con la derecha señala a una roca lisa que está ante él
en el centro de la conve,;gencia de los caminos. Sobre la roca hay
cuatro objetos juntos: una copa, una espada, una vara flamante
o caduceo, rodeada de dos culebras y una bolsa de monedas de oro.
Detrás de él se puede observar un paisaje yermo, de rocas marrones y
grises, una continuación del paisaje que encontramos en la carta de
El Loco. Dos ramas del camino desaparecen en la lontananza rocosa.

La copa representa la La bolsa de pentáculos


Copa de la Fortuna, o monedas señala a
entendida principalmente Hermes como el dios de
como suerte en el amor, la buena suerte inesperada
porque Hermes es y como el protector de
un sabio en el mercaderes y hombres
conocimiento del de negocios.
corazón.
El caduceo es la vara
La espada representa mágica de Hermes,
el filo cortante de la rodeada de dos culebras
mente y su poder, que representan a todos
que ha sido dado a los contrarios: el bien
Hermes por su padre y el mal, el masculino y
Zeus. el femenino, la oscuridad
y la luz.

Los ARCANOS MAYORES 35


Aquí encontramos al dios Hermes, guía de caminantes, protector
de ladrones y embusteros, soberano de la magia y la adivinación, y el
que trae la buena suerte inesperada y los cambios de fortuna. Se llama
el Tramposo por que es falso y ambiguo, no obstante, es el mensa­
jero acreditado de los dioses y el que guía a las almas al mundo sub­
terráneo. En la mitología Griega Hermes era hijo de Zeus, rey de los
dioses, y de la misteriosa ninfa Maia, que se llamaba también Madre
Noche. Por eso él es hijo tanto de la luz espiritual como de las tinie­
blas primordiales, y sus colores -rojo y blanco- reflejan la mezcla
de las pasiones terrenales y de la claridad espiritual que forman parte de
su naturaleza.
Cuando Hermes era tan solo un niño, salió de la cuna con paso
vacilante y le robó una manada de vacas a su hermano Apolo, el dios­
sol. Para engañar a Apolo se puso las sandalias al revés, para que el
dios airado fuera en dirección contraria a la del culpable. Cuando
Apolo al final se enfrentó con él y le preguntó quién había robado su
ganado, Hermes se presentó ante él con un regalo: una lira hecha de
concha. Hermes hizo alabanzas a su hermano con un lenguaje adu­
lador y melifluo, diciéndole al viejo dios que el regalo era en honor
de la extraordinaria habilidad de Apolo para la música. Apolo quedó
tan seducido que se olvidó del ganado, y a cambio le otorgó a Her­
mes un regalo propio: el don de la adivinación. Hermes se convirtió
así en el maestro de los cuatro elementos, con el poder de enseñar a
los hombres las habilidades de la geomancia (la adivinación a través
de la tierra), la piromancia (adivinación por el fuego), la hidroman­
cia (adivinación por el agua) y la aeromancia (adivinación por el aire).
Él fue siempre adorado en los cruces, donde se erigían en su honor
estatuas llamadas Hermes y se invocaban sus bendiciones sobre el ca­
minante, el vagabundo y el que no tenía hogar.

En un nivel interior, Hermes, el Mago, es el guía. Eso quiere de­


cir que en alguna parte de nosotros, por muy perdidos y confusos
que podamos estar en algún momento de nuestra vida, a menudo te­
nemos en el subconsciente una perspicacia y unos recursos por los

36 EL TAROT MITIGO
que podemos adivinar cuál es la dirección a tomar y qué alternativas
nos quedan. El Mago no viene cuando lo llaman, porque Hermes es
un dios astuto y juguetón, y no siempre responde a la que consi­
deramos una situación importante. El tiene sus propias ideas sobre
aquello que puede ser importante. Viene por la noche, muchas veces
disfrazado en las pesadillas, o a través del encuentro con otra persona
que de algún modo hace de catalizador por el camino. Hermes puede
aparecer también como un repentino presentimiento, o el descubri­
miento que uno hace, más que un pensamiento. El libro que uno lee
«por casualidad», o la visita casual de un amigo, o una de las infinitas pe­
queñas «vueltas del destino», son obra del Mago, el guía interior. En
cierto sentido el Mago es el maestro espiritual y el protector del
Loco, justo como en el mito el dios Hermes mandó coser el no-na­
cido Dionisos en el muslo de Zeus y cuidó al niño hasta que nació.
Hermes, el Mago, es ese poder inconsciente que cuida de nosotros
aunque no podamos verle, y que aparece como por arte de magia en
los momentos más críticos y difíciles de nuestra vida para ofrecernos
orientación y sabiduría.
Hermes no era un dios con el que se pudiera contar para las deci­
siones corrientes de la vida diaria. Podía ser intrincado y traicionero,
y a menudo sus caminos hacían que los hombres y las mujeres se ex­
traviaran en la noche, por sendas retorcidas que dejaban atrás el pai­
saje conocido y trillado y conducían al caminante hacia parajes extra­
ños y desconcertantes. Seguir nuestra intuición no siempre quiere
decir tomar opciones seguras y que den resultado. Muchas veces es
todo lo contrario. Pero como Hermes es el maestro de los cuatro ele­
mentos, su sabiduría puede penetrar en todas las esferas de la vida: la
mente, la imaginación, el corazón y el cuerpo. Sin él no tenemos nin­
gún resorte, y nos vemos obligados a contar con direcciones de los
demás, y estamos condenados a caminar como ovejas sobre las mis­
mas huellas gastadas como todo el mundo. El Loco encuentra al
Mago solo después de haber desafiado al precipicio, porque la guía
interior no se manifiesta cuando uno está cobijado en el vientre ma­
terno.

Los ARCANOS MAYORES 37


A nivel adivinatorio, el Mago, Hermes, apunta hacia los talentos
potenciales y las habilidades creativas que aún no se han manifestado.
Puede aparecer como una oleada de energía y una intuición que pone
en marcha nuevas oportunidades. El Loco es ciego, solo posee su ins­
tinto animal que le sirve para hallarse en alguna parte, de alguna ma­
nera. Pero, tras su encuentro con Hermes, el Mago ve claro que el
camino es posible, y que posee unas capacidades que aún no han sido
desarrolladas.

38 EL TAROT MfTICO
La Emperatriz

La carta de La Emperatriz retrata una hermosa muJer mortal


con una abundante y ondulada cabellera de color castaño)
evidentemente embarazada y de pie en un campo de cebada a punto
de siega. Su vestido está entreteJido de muchas plantas diferentes)
y bordado con ramas frondosas. Alrededor de su cuello hay un collar
de doce piedras preciosas. Ella está coronada con una diadema de
castillos y torres. Detrás de ella) al fondo de fértiles campos)
el agua corre hacia un estanque.

La cascada sugiere el El collar de doce


LA EMPERATRIZ
flujo de la piedras simboliza los
sensibilidad y de la doce signos del
fertilidad del mundo zodiaco. Como
de Deméter. Ella soberana de la
preside los ritos de la naturaleza, Deméter
boda y bendice los gobierna el ciclo
frutos de su unión. ordenado de las
estaciones y las leyes
La diadema de del cosmos.
castillos y torres que
Deméter lleva
representa su
soberanía sobre el
instinto, para
construir hogares
seguros, en piedra y
en madera, lugares de
cobijo y de paz.

Los ARCANOS MAYORES 39


Encontramos aquí a la gran diosa Deméter, que es la Madre
Tierra, soberana de toda la naturaleza y protectora de las pequeñas
criaturas indefensas. En la mitología griega, Deméter hacía madurar
cada año el trigo dorado, y al final del verano el pueblo le daba las
gracias por la generosidad de la tierra. Deméter gobernaba los ciclos
ordenados de la naturaleza y la vida de todas las cosas que crecen, de
ahí el vestido que lleva. Ella presidía la gestación y el nacimiento
de una nueva vida, y bendecía los ritos de la boda como un vaso para
la continuidad de la naturaleza. Deméter es una diosa matriarcal, una
imagen del poder dentro de la misma tierra, que no necesita confir­
mación espiritual del cielo. Decían que ella había enseñado a los hom­
bres las artes de arar y cultivar la tierra, y a las mujeres las artes de mo­
ler el trigo y cocer el pan.
Deméter vivió con su hija Perséfone, protegidas de los conflictos y
querellas del mundo. Pero un día esa vida pacífica y feliz fue violenta­
mente transformada. Perséfone se había ido a pasear y no había vuelto.
Deméter, angustiada, buscó a su hija por todas partes, pero Perséfone
había desaparecido sin dejar rastro. Por casualidad, después de años de
búsqueda sin esperanza, se enteró de lo que le había pasado a Persé­
fone. Parece ser que Hades, el oscuro señor del mundo subterráneo,
arrastrado por el deseo de la muchacha, la había montado en su carro
conducido por dos caballos negros y la había raptado.
Deméter en su ira hizo que la tierra se volviera estéril, y se negó a
devolverle su anterior abundancia. Puesto que no pudo aceptar el
cambio que había ocurrido -aunque Perséfone había comido de
buena gana la granada, el fruto del mundo subterráneo, y Hades la
había tratado con honor y la había hecho su reina-, fue como si
la humanidad entera hubiera parecido por falta de alimento. Por ca­
sualidad, gracias a la intercesión del inteligente dios Hermes que
todo lo ve, se llegó a un acuerdo. Durante nueve meses al año, Per­
séfone viviría con su madre, pero en los tres restantes tenía que vol­
ver con su tenebroso esposo.
Deméter nunca estuvo de acuerdo con esta resolución. Cada año,
cuando su hija se iba, la Madre Tierra se ponía de luto. Las flores se

40 EL TAROT M[TICO
marchitaban, los árboles dejaban caer sus hojas, y la tierra se volvía
inanimada y fría. Pero cada año, a la vuelta de Perséfone, volvía otra
vez la primavera.
A nivel interior, la imagen de Deméter, la Emperatriz, refleja la
experiencia de la maternidad. Eso no quiere decir solamente el pro­
ceso físico de la gestación, el parto y la lactancia de la pequeña e
indefensa criatura. Es también la experiencia íntima de la Gran
Madre: el descubrimiento del cuerpo como algo valioso y precioso
que merece cuidados, la experiencia del ser como parte de la natura­
leza y arraigado en la vida natural, la apreciación de los sentidos y los
placeres sencillos de la existencia diaria. Si no estuviera esta Gran
Madre dentro de nosotros, no podríamos hacer nada provechoso,
porque esta es la parte de nosotros que tiene la paciencia y la deli­
cadeza de aguardar hasta que el tiempo esté maduro para la acción.
Sin ella no podríamos apreciar nuestro yo físico, sino que viviríamos
desconectados, en un mundo puramente intelectual sin ningún
fundamento, sin ninguna relación con la realidad. La experiencia
que un niño tiene de la Madre está relacionada con la sensación de
seguridad y confianza en la vida, y la imagen de la Emperatriz está
igualmente relacionada con la sensación interna de seguridad y
protección en el presente. Ella es sabia, pero no en un sentido
cerebral. Su sabiduría es la sabiduría de la naturaleza, que entiende
que todas las cosas avanzan por ciclos y maduran a su debido
tiempo.
Pero como todas las imágenes de la baraja del Tarot, Deméter
tiene su lado oscuro. No hay nada como la naturaleza que signifique
estancamiento del espíritu, y una apatía y un embotamiento que
aplasta toda posibilidad de cambio. Deméter no es solamente la Ma­
dre Buena; es también la Madre del Luto, que no puede renunciar a
sus posesiones y que se venga de toda intrusión de los conflictos de
la vida en su mundo ordenado y paradisíaco. Esta Madre del Luto
puede estar llena de amargura y de resentimiento porque la vida pre­
cisa el cambio y la separación, y tienen que producirse los desenlaces.
Por eso, cuando el Loco en su camino arquetípico se encuentra con

Los ARCANOS MAYORES 41


Deméter, la Emperatriz, es empujado hacia las dimensiones oscuras
y luminosas de su propia naturaleza instintiva.
A nivel adivinatorio, cuando al echar las cartas aparece la Empera­
triz, eso sugiere el principio de una fase más terrenal de la vida. Se
puede producir una boda o el nacimiento de un niño; o el naci­
miento de un hijo de la creación, es decir, un producto artístico, por­
que eso también necesita la paciencia y los cuidados de la Gran Ma­
dre. A través de esta carta entramos en el campo del cuerpo y de los
instintos, que es un lugar de paz y también de estancamiento, que da
la vida y a la vez la ahoga. Por eso el Loco, el hijo del cielo, descubre
que vive en un cuerpo físico y no es solamente una criatura espiritual,
sino también material.

42 EL TAROT MfTICO
El Emperador

La carta de El Emperador retrata a un hombre maduro, con unos hombros


y un tórax anchos y musculosos. Su abundante y ondulada cabellera y
su barba son de un brillante castaño rojizo, y sus ojos azul celeste.
Él nos mira sentado en un trono de oro, en la cima de una montaña.
Su vestimenta es de púrpura bordada en oro, y en la cabeza tiene una
corona de oro. En su mano derecha lleva tres rayos luminosos;
en su mano izquierda descansa la bola del mundo. Un águila está
encaramada en su hombro. Detrás de él, se extiende la ladera de
una montaña cuyos picos están cubiertos de nieve.

El rayo luminoso es el El águila es el emblema


EL EMPERADOR
símbolo del poder de Zeus de Zeus a causa de su
no solamente a causa de su vista aguda y de su poder
imponente grandeza, sino para volar más alto
también porque alumbra que los otros pájaros.
el cielo. Zeus es un dios de Como pájaro de presa,
inspiración y de visión expresa también
creativa repentina, la agresividad y el
y la luminosidad instinto de conquista
simboliza su revelación del dios.
de la verdad.

Zeus puso su morada en


los picos de la montaña,
porque es un dios de altura
mental y espiritual, y su
voluntad se levanta sobre
la esclavitud del cuerpo y
las limitaciones de la
naturaleza.

Los ARCANOS MAYORES 43


Aquí encontramos al gran Zeus, rey de los dioses, al que los grie­
gos llamaban Padre-de-Todo, creador del mundo y soberano tanto
de los dioses como de los hombres. En la mitología, Zeus era el hijo
más joven de los Titanes Cronos y Rea. Cronos recibió una profecía:
que algún día uno de sus hijos le derrocaría y tomaría su puesto. Pre­
venido contra eso, decidió destruir a sus hijos y, durante cinco años,
en cuanto Rea daba a luz, hijos e hijas, él los arrebataba de sus bra­
zos y los devoraba antes de que abrieran los ojos.
Eso naturalmente no agradaba a Rea, quien, cuando supo que iba
a nacer un sexto hijo, huyó secretamente a Arcadia y dio a luz a Zeus
en una cueva. Luego envolvió en pañales una piedra grande y se la
presentó a Cronos como hijo suyo. Él se la arrebató inmediatamente.
Con el tiempo, Zeus llegó a la edad viril y fue donde Cronos disfra -
zado de copero preparó una pócima para su padre, que lo puso gra­
vemente enfermo, y por la boca del viejo dios salieron los cinco ni­
ños que él había devorado, totalmente ilesos. También salió la piedra.
Entonces Zeus indujo a sus hermanos y hermanas a rebelarse contra
Cronos y le derrocó, e inauguró un nuevo gobierno.
El nuevo rey de los dioses hizo de la montaña del Olimpo su ho­
gar, y estableció una jerarquía de dioses que obedecieran su ley fun­
damental. Sus símbolos de poder eran el trueno y los rayos. Su espí­
ritu ligero, ardiente y libertino se manifestaba no solamente en la
tormenta, sino también en las muchas amantes que persiguió y en los
muchos niños que engendró. Entre ellos estaban Atenea (diosa de la
justicia), Dike (diosa de la ley natural), Moira (diosa del destino) y las
nueve Musas (protectoras de las artes). Su esposa fue Hera, diosa del
matrimonio y del alumbramiento, que gobernaba como consorte
suya. Zeus administraba el bien y el mal según las leyes que él mismo
establecía. Era también dios de la tierra y de la amistad, y el protec­
tor de todos los hombres.

A nivel interior, Zeus, el Emperador, es una imagen de la expe­


riencia de la paternidad. Es el padre que encarna nuestros ideales es­
pirituales, nuestros códigos morales, la autosuficiencia con la que nos

44 EL TAROT MÍTICO
defendemos en este mundo, la autoridad y la ambición que nos lleva
a triunfar, y la disciplina y la perspicacia necesarias para cumplir con
nuestros propósitos. Este principio masculino, que está presente
tanto en los hombres como en las mujeres, difiere del cuidadoso e in­
condicional amor de la madre que encontramos en la carta de la Em­
peratriz. Aquí es al espíritu, no al cuerpo, al que se le otorga el valor
más alto, y la acción, más que la intuitiva corriente con la naturaleza,
es lo que se nos pide.
El padre que hay en nosotros fomenta el autorrespeto, porque es
el lado nuestro que puede tomar una resolución por la cual ir al en­
cuentro de los restos de la vida. Zeus podría compadecerse del débil
y del desposeído y defenderle. Pero también podría ser cruel y ven­
gativo si su autoridad fuera desafiada y sus leyes quebrantadas. Por
eso Zeus, el Emperador, tiene una cara más oscura, que se manifiesta
en un nivel interior como una rigidez y una rectitud implacable. Es­
tar en comunicación con el padre interior significa poseer un sentido
de poder, de capacidad para tener ideas y llevarlas a cabo en este
mundo. Estar dominados por el padre interior significa ser esclavos
de una serie de convicciones que aplastan todo sentimiento humano
con su inflexibilidad y arrogancia. Por eso, como el propio Zeus, de­
bemos derrocar al viejo gobierno e inaugurar otro más nuevo y más
creativo, para que no nos convirtamos también en pequeños tiranos
o caigamos bajo el maleficio de fecundo, de las necesidades y los pla­
ceres del cuerpo, el Loco debe encontrar ahora los principios éticos
sobre los que basar su vida: porque sin el Emperador no somos más
que peones en la vida, conducidos, por dentro y por fuera, por el ins­
tinto ciego, echando la culpa de nuestros problemas y de nuestras di­
ficultades a otras personas y a la sociedad, porque no podemos hallar
la experiencia interna de fortaleza que el padre encarna.
A nivel adivinatorio, Zeus, el Emperador, presagia una confronta­
ción con el resultado de los principios del padre, en las dos formas,
positiva y negativa. Se nos desafia a hacer algo manifiesto, a concre­
tar una idea creativa, a construir algo en este mundo, tal vez montar
un negocio, formar un hogar, una familia. Se nos invita a tomar una

Los ARCANOS MAYORES 45


decisión, a ser eficientes y poderosos, a formular nuestras ideas y
nuestra ética. Se nos invita también a considerar en qué momento el
joven rey creativo se ha convertido en el tirano rígido y opresor, y en
qué momento nuestras ideologías están interfiriendo en nuestra vida
y en nuestro desarrollo. Cuando el Loco encuentra al Emperador
después de su estancia en el mundo de los instintos, aprende a com­
parar la vida social con sus propios recursos, solo, de acuerdo con la
ética que debe desarrollar por sí mismo. Entonces podrá avanzar en
su camino con la certeza de que podrá ser eficiente en su vida por­
que hay algo más elevado en lo que cree, y cuya autoridad ahora en­
carna él mismo.

46 EL TAROT MITIGO
La Suma Sacerdotisa

La carta de La Suma Sacerdotisa retrata a una joven esbelta y vaporosa,


pálida, con una larga cabellera morena y unos ojos oscuros, vestida
con un sencillo traje blanco. En su cabeza hay una corona de oro.
En su mano derecha lleva una granada partida, para mostrar la
cantidad de semillas que lleva en su interior. En su mano izquierda,
un ramillete de narcisos blancos se esparce hasta el suelo.
A ambos lados de la escalera donde está ella de pie hay una columna;
la de la izquierda es negra, la de la derecha es blanca. Detrás de la
mujer, en lo alto de la escalera, hay una puerta abierta sobre el rico
paisaje verde que aparece en la carta de la Emperatriz.

La granada es a la vez el El narciso, que Perséfone


fruto de los muertos y del recogía cuando Hades la
amor conyugal, a causa raptó, estaba asociado
de sus muchas semillas. con los muertos a causa
Por eso el mundo escondido de su color fantasmal
de Perséfone es fértil y y debido a que florecía
lleno de potencial creativo cada año en invierno.
sin desarrollar.

Las columnas negra y


Blanca reflejan la
dualidad contenida en
el mundo subterráneo.
En la oscuridad del
subconsciente están
escondidas ambas cosas,
las potencialidades
creativas y los impulsos
destructivos.

Los ARCANOS MAYORES 47


Encontramos aquí a Perséfone, reina del mundo subterráneo, hija
de la Madre Tierra, Deméter, y guardiana de los secretos de los
muertos. Hemos visto ya, en la carta de la Emperatriz, cómo, según
la mitología, Hades, señor del mundo subterráneo, fue inundado por
el deseo de la muchacha cuando ella vagaba por los campos reco­
giendo flores, y la arrebató a la tierra para llevársela. Cuando la con­
dujo a su oscura morada, le ofreció una granada, que ella comió. Tras
tomar el fruto de los muertos, ella quedó vinculada a él para siempre.
Perséfone gobernaba el mundo subterráneo junto con su marido
durante tres meses al año. A pesar de que los nueve meses restantes
los pasaba en el mundo de la luz con su madre Deméter, jamás po­
dría hablar de los secretos aprendidos en la tierra de los muertos. El
reino de Hades, lleno de misterios y riquezas, era circundado por el
terrible río Estigia, que ningún hombre o mujer viviente podia cru­
zar sin el permiso del mismo Hades; aunque Hermes, mensajero de
los dioses y guía de las almas, podía introducir a esos héroes excep­
cionales que habían ganado el consentimiento del dios. Ni siquiera
las almas de los muertos podían cruzar sin pagar una moneda a Ca­
ronte, el viejo barquero que conducía el bote a través del Estigia,
porque en la entrada al reino de Hades estaba agazapado Cerbero, el
terrible perro de tres cabezas que devoraba a todo el que traspasaba,
vivo o muerto, y que no respetara las leyes del reino invisible. Por
ello, al comer la granada, Perséfone dejó atrás su niñez inocente, y se
convirtió en la guardiana de este reino tenebroso y guardiana de sus
secretos.

A nivel interno, Perséfone, la Suma Sacerdotisa, es una imagen del


vínculo con ese misterioso mundo interior al que la psicología de lo
profundo ha dado el nombre de «el subconsciente». Es como si, más
abajo y más arriba del mundo visible, que nosotros creemos que es la
realidad, hubiese otro, un mundo oculto, lleno de riquezas y de po­
tencialidades, en el que no podemos penetrar sin el consentimiento
de sus soberanos invisibles. Este mundo contiene nuestras potencia­
lidades sin desarrollar, así como las facetas más oscuras y primitivas de

48 EL TAROT MÍTICO
nuestra personalidad. Posee también el secreto del destino del indi­
viduo, que se gesta en la oscuridad hasta que se cumple el tiempo de
su manifestación. Perséfone, la Suma Sacerdotisa, es una encarnación
de esa parte nuestra que conoce los secretos del mundo interior. Pero
solo puede ser percibida a medias por la conciencia despierta, yapa­
rece a través de los fragmentos fugaces de los sueños, o a través de
esas extrañas coincidencias que nos hacen sospechar que pueda haber
alguna tendencia oculta funcionando en nuestras vidas.
Perséfone es una imagen seductora yfascinante, pero no habla de
sus secretos. Del mismo modo, el mundo nocturno del subcons­
ciente, entrevisto en los sueños, las fantasías ylas intuiciones, es tam­
bién seductor yfascinante, pero cuando intentamos abarcarlo con el
intelecto y «dominarlo» para nuestros propios fines, permanece ca­
llado yse escabulle. El mundo oscuro de Perséfone proporciona tan
solo unas vagas visiones de las tendencias ymovimientos que funcio­
nan en el interior del individuo, yhace falta paciencia yque el tiempo
pase antes de que puedan ser sacadas a la luz del día. El mito de Per­
séfone enfatiza el movimiento cíclico del tiempo, al retratar un ritmo
misterioso, un constante ir y venir de algo. Las semillas del cambio
y las nuevas potencialidades aguardan en silencio en el vientre del
mundo subterráneo antes de ser ofrecidas al cuidado de la Madre
Tierra ysacadas a la luz en el mundo material. Perséfone, la Suma Sa­
cerdotisa, es una imagen de esa leynatural que funciona en las pro­
fundidades del alma que gobierna la revelación del destino desde una
fuente invisible, y que se manifiesta solo a través de la sensación, la
intuición yel mundo nocturno de los sueños.

A nivel adivinatorio, la aparición de la Suma Sacerdotisa al echar


las cartas, presagia el aumento de los poderes de la intuición, ysigni­
fica que se va a producir un encuentro de algún tipo con el secreto
mundo interior que Perséfone gobierna. El individuo puede ser con­
ducido inexplicablemente a este mundo por medio de un interés ha­
cia lo oculto o lo esotérico, o por los efectos de un sueño poderoso
o de una sensación sobrenatural de que «algo» está funcionando en

Los ARCANOS MAYORES 49


nuestra vida. Por eso el Loco, tras haber aprendido algo sobre su na­
turaleza y sus necesidades fisicas y su puesto en el mundo por medio
de sus padres terrenales, la Emperatriz y el Emperador, ahora entra
en el mundo nocturno, y llega, muchas veces de forma confusa y des­
orientada, hasta esa imagen silenciosa que encarna la Madre en otro
nivel, más profundo y más sutil, el vientre del subconsciente, en el
que está guardado el secreto de su verdadero propósito y la tenden­
cia de su destino.

SQ EL TAROT MITIGO
El Hierofante

La carta de El Hierofante retrata una extraña figura, un Centauro,


con el torso, los brazos y la cabeza de un hombre y el cuerpo
de un caballo. Su la1¿Ja cabellera de color castaño, su barba y su rostro
afable, de hombre maduro, sugiere un sacerdote o un profesor.
En su mano izquierda tiene un rollo que contiene sabiduría escrita.
Su mano derecha está levantada haciendo el gesto de bendecir.
A ambos lados, tiene una columna de piedra. Detrás de él,
se puede observar la roca áspera de la cueva que es a la vez su hogar
y su templo. Una luz se derrama sobre su cabeza coronada desde
una apertura circular en el muro de la cueva.

La cueva, que es el templo El rollo que llei,a el


de Q;tirón, es una Centauro es el rollo de
formación natural la ley, la palabra escrita
de la tierra, no es un que a trai,és de la
lugar de culto hecho por revelación comunica
el hombre, ya que solo se la i,oluntad divina.
puede considerar Pálido
si se aplica la enseñanza
espiritual en la vida
fisica ordinaria.

Las dos columnas son las


columnas de la
antecámara del
conocimiento por la que
el discípulo entra a recibir
la enseñanza de Quirón.

Los ARCANOS MAYORES 51


Aquí encontramos a Quirón, rey de los centauros, el que cura, el
sacerdote y el maestro sabio de todos los héroes jóvenes de la mito­
logía. El nacimiento de Quirón fue también muy misterioso, porque
nació de la unión de Ixión, hijo de Ares, el dios de la guerra, y de una
nube que Zeus formó con la apariencia de su esposa Hera, para evi­
tar que Ixión hiciera el amor con la diosa en persona. El Centauro
fue educado por Apolo, el dios-sol, y Artemisa, la diosa-luna, y a
causa de su gran sabiduría y espiritualidad fue elegido rey de los Cen­
tauros y se le asignó la tarea de inculcar en los jóvenes príncipes grie­
gos de las casas nobles los valores espirituales y el respeto a la ley di­
vina que necesitaban, antes incluso de aprender el arte de gobernar y
el manejo de las armas.
Quirón era también un gran curandero, y conocía los secretos de
las hierbas y la ciencia de las plantas. Pero era incapaz de curarse a sí
mismo. Un día, su amigo, el héroe Hércules, le visitó en su cueva
después de matar a la monstruosa Hidra con sus nueve cabezas vene­
nosas. Hércules rozó accidentalmente al Centauro en el muslo con
una de las flechas que habían sido mojadas en la sangre del monstruo.
Esa sangre era un veneno mortal, y el caso es que Quirón no pudo
sacarse el veneno de la herida. Como era inmortal, no podía morir, y
de ese modo se vio obligado a vivir sufriendo, renunciando a toda la
felicidad del mundo y dedicando su tiempo a la enseñanza de la sa­
biduría espiritual.

A nivel interior, Quirón, el Hierofante, es una imagen de esa parte


de nosotros que se eleva hacia el espíritu, con el fin de comprender
qué es lo que Dios quiere de nosotros. El es el maestro espiritual in­
terior, el sacerdote que establece un vínculo entre la conciencia ordi­
naria del mundo y el conocimiento intuitivo de la ley de Dios. Mien­
tras que el mundo de Perséfone, la Suma Sacerdotisa, es oscuro y
escurridizo, y no puede ser comprendido por el intelecto, el mundo
de Quirón puede ser aclarado e interpretado por la mente. La antigua
palabra que se usaba para el sacerdote, pontifex, quiere decir «cons­
tructor de puentes», porque la labor del sacerdote, dentro y fuera de

52 EL TAROT MfTICO
nosotros, es la de servir como un padre espiritual, estableciendo una
relación entre el hombre y Dios y aclarando la naturaleza de las leyes
según las cuales hemos de vivir para estar en amistad con Dios. Las
leyes del Emperador, que encarnaban el principio del padre en la tie­
rra, están relacionadas con el comportamiento correcto dentro de
este mundo. En cambio, las leyes del Hierofante se refieren al com­
portamiento correcto a los ojos de Dios. Sin embargo, Quirón no
simboliza ningún sistema religioso ortodoxo. Es una criatura silves­
tre, medio hombre y medio animal, y su templo no está hecho por el
hombre, más bien es una cueva en la montaña. Por eso la ley espiri­
tual que transmite no es un hecho colectivo derivado en un dogma,
sino un hecho individual que solo se puede encontrar entrando en
contacto con el sacerdote interior. Por eso cada persona experimenta
a Dios de forma diferente, y nosotros llegamos a nuestro propio en­
tendimiento espiritual según la relación particular que tengamos con
lo que «Dios» pueda significar realmente.
La lesión de Quirón le convierte en el Curandero Herido, el que,
a través de su propio sufrimiento, puede comprender y apreciar el su­
frimiento de los demás y puede, por tanto, ver más lejos y más alto
que los que tienen la vida resuelta. Por eso Quirón, el Hierofante, re­
presenta una parte herida de nosotros mismos, donde algún pro­
blema insoluble, alguna limitación, nos hace más hondos y compasi­
vos, mientras que de otra manera hubiéramos sido superficiales y
hubiéramos dicho algún tópico sobre la bondad, sin ningún sentido
real de lo que eso significa. El verdadero sacerdote está abierto al su­
frimiento del mundo y a su ansia, porque él mismo sufre. La imagen
de Quirón nos recuerda el valor de esas limitaciones insuperables, de
esas heridas que tenemos dentro, que, aunque puedan hacernos pa­
decer en nuestra vida normal, sin embargo, nos cuestionan y nos
abren el camino hacia un mayor entendimiento de las leyes más altas
de la vida. Esta paradoja es sugerida por el mismo Centauro, porque
al ser medio dios y medio caballo participa a la vez de los instintos y
del espíritu, y tiene una dualidad que forma parte de nuestra condi­
ción humana. Nosotros no somos ni del todo animales ni del todo

Los ARCANOS MAYORES 53


divinos, sino una mezcla de ambas cosas, y tenemos que aprender a
vivir con ambas. Fuera de esta mezcla llega la sabiduría del Centauro,
que participa a la vez del conocimiento de Dios y del conocimiento
de la ley natural: Dios manifestándose en el mundo de la forma.

A nivel adivinatorio, Quirón, el Hierofante, cuando aparece al


echar las cartas, significa que el individuo va a empezar a buscar acti­
vamente respuestas de tipo filosófico. Eso puede surgir como el es­
tudio de una determinada filosofía o sistema de fe, o como una
profunda misión hacia la búsqueda de un sentido en la vida. El Hie­
rofante puede aparecer como un psicoanalista, un psicoterapeuta, un
sacerdote o un guía espiritual en nuestra vida exterior, al que acudi­
mos para recibir consuelos y ayuda. Por eso el Loco sale de su descu­
brimiento del mundo subterráneo y de los poderes ocultos del sub­
consciente en busca de respuestas a su propio enigma y al significado
de su vida. Cuando encuentra al Hierofante, encuentra esa parte de
sí mismo que puede empezar a formular y expresar una filosofía per­
sonal, una visión individual del espíritu, que le guíe en cuanto deje
atrás su niñez y se arriesgue en los desafios de la vida.

54 EL TAROT MITIGO
Los Enamorados

La carta de Los Enamorados retrata a un joven hermoso, rubio, vestido


con un sencillo traje de pastor, que lleva un báculo en su mano derecha.
En su mano izquierda lleva una manzana de oro. Tres mujeres se
exhiben ante él, pues se trata de un concurso de belleza, y la manzana
de oro será adjudicada a la ganadora. La mujer de la izquierda es
regia y madura, tiene una flamante cabellera de color castaño rojizo y
los ojos azules, viste púrpura imperial y lleva una diadema de oro.
Ofrece al joven la bola del mundo. La mujer del centro es joven,
seductora y de pelo moreno. Su ropa diáfana, de color de rosa, enseña
más que tapar. Ella ofrece una copa de oro. La mujer de la derecha es
fría y casta, viste una armadura completa; su pelo rubio está medio
tapado bajo un casco de guerrero. Ofrece una espada. Detrás de las
cuatro figuras se entrevé un paisaje ondulado de lozanas colinas verdes.

La diosa Hera, esposa La diosa Afrodita ofrece


y portavoz de Zeus, la copa del amor,
ofrece la bola del mundo que encontraremos más
que representa la tarde en el palo de Copas,
autoridad mundana y que es un símbolo
y la perspectiva ético de de la comunicación
Zeus, el Emperador. entre personas.

Atenea ofrece una


espada, que encontraremos
mas tarde en el palo de
Espadas, y que simboliza
el poder cortante de la
mente, la visión aguda y
la firmeza, propias del
reino mental.

Los ARCANOS MAYORES 55


Aquí encontramos al príncipe troyano Paris, al que Zeus enco­
mendó arbitrar en un concurso de belleza entre tres diosas: Hera,
Afrodita y Atenea. Cuando Paris nació, un oráculo declaró que algún
día sería la ruina del reino de su padre. Su padre, el rey Príamo de
Troya, lo sentenció a muerte abandonándolo en la ladera de una
colina, pero el niño fue rescatado por un buen pastor. Paris se hizo
hombre cuidando el rebaño y llenando sus horas libres de románticas
conquistas, ya que era un joven muy hermoso y atractivo. Cuando es­
talló una disputa en el Monte Olimpo entre Hera (reina de los dio­
ses), Afrodita (diosa del amor sensual) y Atenea (diosa de la justicia),
sobre quién era la más encantadora, Zeus decidió que Paris, con su
experiencia rica y variada sobre las mujeres, sería el mejor juez de la
contienda. Hermes fue enviado a informar al joven de ese dudoso
honor que le había sido concedido por el rey de los dioses.
Paris, como es lógico, en principio rechazó la petición, sabiendo
muy bien que cualquiera que fuese la diosa que escogiera, las otras
dos jamás se lo perdonarían. Pero Hermes le amenazó con la ira de
Zeus. Entonces Paris se ofreció amablemente a partir la manzana en
tres trozos, porque ¿cómo iba a poder escoger entre tres diosas tan
radiantes? Pero Hermes tampoco quería aceptar esa excusa. Así que
las diosas se exhibieron ante el joven. Hera le ofrecía el gobierno del
mundo si la escogía a ella, Atenea le ofrecía convertirlo en el más
fuerte y más justo de los guerreros. Afrodita simplemente se destapó,
y le ofreció la capa del amor, y le prometió como esposa a la más her­
mosa de las mujeres mortales.
El resultado era de prever. Paris, que era joven y, por tanto, no te­
nía aún muy claros sus valores internos, escogió a Afrodita sin vaci­
lar. Su recompensa fue la famosa Helena, reina de Esparta que, des­
graciadamente, estaba casada con otro. Hera y Atenea sonrieron y
prometieron que no tomarían a mal su elección, y luego se fueron
cogidas del brazo a planear la destrucción de Troya. Por eso estalló
la guerra de Troya, que empezó con la cólera del marido burlado de
Helena y acabó con la destrucción de la ciudad y de toda la casa real.
Y así se cumplió el oráculo.

56 EL TAROT MÍTICO
A nivel interno, el Juicio de Paris, tal y como se conoce en la mi­
tología, es una imagen de los primeros grandes desafios de la vida
para el desarrollo del individuo: el problema de la elección en el
amor. Este dilema no consiste solamente en tratar de decidir entre
dos mujeres, o dos hombres. Refleja también nuestros valores, por­
que nuestras elecciones nos muestran la clase de persona que quere­
mos llegar a ser. Paris, a causa de su juventud y de la fuerza impul­
sora de sus necesidades sexuales, no puede realmente escoger desde
una perspectiva madura. Su elección se debe a sus deseos, más que a
él mismo. Aquí está el problema del libre albedrío contra la compul­
sión de los instintos.
Las consecuencias de las elecciones en el amor son enormes, ya
que afectan a todos los niveles de la vida. La elección compulsiva de
Paris tiene como resultado final el gran conflicto de la Guerra de
Troya. No es que él haya hecho la elección «equivocada», porque no
está todavía lo suficientemente centrado como para comparar las
atracciones eróticas de Afrodita con el resultado de la acción de lle­
varse a la mujer de otro. Tampoco se conoce a sí mismo lo suficiente
como para averiguar si el poder mundano o la carrera militar pueden
ser igualmente importantes para él. La contienda le urgía, así como
la vida nos viene con tales desafios antes de que nos sintamos prepa­
rados, y en cierto aspecto su «equivocación» es inevitable. El deseo
de otra persona acelera el desarrollo de los valores individuales y del
autoconocimiento a través de los enredos y conflictos que surgen de
la elección que uno ha hecho. Dicha situación no se puede evitar,
porque es arquetípica. Paris es una imagen de esa parte de nosotros
que, gobernada por la incontenible necesidad de satisfacer el deseo,
no puede ver todavía que cualquier elección tiene unas consecuencias
de las que al final tendremos que hacernos responsables. Si no pasa­
mos por este bautismo de fuego, no podemos comprender cómo cre­
amos nuestro propio futuro, sino que, por el contrario, echamos la
culpa de los resultados al destino, a la fatalidad, o al error de otra per­
sona, más que a nuestra propia falta de reflexión.

Los ARCANOS MAYORES 57


A nivel adivinatorio, la carta de los Enamorados, cuando aparece
al echar las cartas, presagia la necesidad de una elección de algún tipo,
generalmente en el amor. El Loco, tras haberse enterado de su pro­
pia cualidad, ahora debe poner a prueba sus valores. Puede que esto
signifique un triángulo amoroso, pero también puede tratarse del
problema de un matrimonio demasiado precipitado, o de tener que
elegir entre el amor y una carrera o alguna actividad creativa. Esta
carta implica la necesidad de examinar cuidadosamente las implica­
ciones de nuestras elecciones, más que dejarnos llevar ciegamente,
generando de ese modo, como París, una gran guerra.

58 EL TAROT MITIGO
El Carro

La carta de El Carro retrata a un hombre hermoso y viril,


con un pelo rizado de color castaño rojizo, los ojos azules y la tez
colorada, conduciendo un carro de guerra de bronce y una tánica
roja como la sangre. En su cadera hay un escudo de bronce,
y en su costado se balancea una gran lanza. Él empuña las riendas
de los dos caballos, uno blanco y otro negro, que tiran hacia direcciones
opuestas ante él. El camino polvoriento por el que viaja serpentea
hacia un paisaje rojizo, como un desierto, mientras que el cielo
amenaza con una tormenta inminente.

El paisaje desértico que La lanza de Ares es el


EL CARRO
atraviesa Ares carece símbolo tradicional
de agua: una imagen de de la masculinidad:
la falta de sentimiento una imagen del poder
y comunión en la que fálico y de la potencia,
prosperan los impulsos tanto en los hombres como
agresivos. Ares y Afrodita en las mujeres.
no se han atraído
aún mutuamente, El caballo negro
como quiera que los y el caballo blanco,
instintos de lucha y de como las dos columnas en
unión están de algún la carta de la Suma
modo secretamente Sacerdotisa, reflejan
relacionados. la potencialidad, tanto
para el bien como para
el mal, contenida en el
instinto agresivo.

Los ARCANOS MAYORES 59


Aquí encontramos a Ares, dios de la guerra, que, según la mito­
logía, fue concebido por Hera, reina de los dioses, sin semen mascu­
lino. Como dios de la guerra, Ares disfrutaba peleando. Sus dos
escuderos, Deimos (Miedo) y Fobos (Terror) -posiblemente sus hi­
jos- lo acompañaban en el campo de batalla. A diferencia de la diosa
Atenea, que, como divinidad de la guerra, representaba la estrategia
fría y la logística, Ares amaba el ardor y la gloria de la batalla en sí
misma, y el desahogo exultante de su fuerza al desafiar a los ene­
migos.
Ares era, en muchos aspectos, un dios que no despertaba simpa­
tías, porque se le asociaba con la lucha y con el derramamiento de
sangre, y el Olímpico Zeus y Atenea lo detestaban por su fuerza bruta
y por su falta de finura. Pero Afrodita, diosa del amor, tenía diferen­
tes gustos. Impresionada por el vigor del hermoso guerrero, al que
sin duda comparaba con su repulsivo esposo Hefesto, dios del fuego,
se enamoró de Ares. Muy pronto el sentimiento fue recíproco. Ares
aprovechó sin escrúpulos la ausencia de Hefesto para deshonrar el le­
cho marital. Pero el marido descubrió el adulterio y planeó una ven­
ganza ingeniosa. Forjó en secreto una malla tan fina que no se podía
ver, pero tan fuerte que no se podía romper. Colocó esta red encima
de la cama donde los amantes solían retozar. Cuando la pareja vol­
viera a hacer el amor y posteriormente se quedaran dormidos, la red
invisible se extendería sobre ellos, y Hefesto llamaría a todos los dio­
ses para que presenciaran la vergüenza de su esposa y de su amante.
Pero el ardor de Ares no fue extinguido por su turbación y más tarde,
de su unión con Afrodita, nació una hija, Armonía, cuya cualidad,
como su nombre indica, era un armonioso equilibrio de amor y
lucha.

A nivel interno, Ares, el conductor del Carro, es una imagen de


los instintos agresivos guiados y dirigidos por la voluntad de la con­
ciencia. Los caballos que tiran del Carro en direcciones opuestas
son retratos de los impulsos animales que están en pugna dentro de
nosotros, impulsos llenos de vitalidad y reacios todavía a trabajar en

60 EL TAROT MITIGO
armonía. Deben ser manejados con fuerza y con firmeza, sin repri­
mirlos ni forzarlos, o perderemos el poder y la fuerza para defender­
nos en la vida y seguir nuestro camino. Ares, el dios sin padre, es en
cierto aspecto una imagen de la agresividad natural y de los instintos
competitivos del propio cuerpo, porque él carece del padre espiritual
arquetípico que podía proporcionarle la visión y el significado. Pero
su voluntad férrea y su gran valor son una dimensión necesaria de la
forma de ser humano, porque la visión espiritual por sí sola no es su­
ficiente para sobrevivir en un mundo competitivo y dificil.
Tras haber suscitado un conflicto como resultado de sus eleccio­
nes en amor, el Loco ha de enfrentarse ahora con la segunda gran lec­
ción de la vida: el aparato creativo de los violentos y turbulentos im­
pulsos de la naturaleza instintiva. Por eso, a través de la figura de
Ares, el conductor del Carro, llega a la madurez. En la carta de los
Enamorados, el Loco es todavía un adolescente, impulsado por ro­
mánticos sueños y por el deseo de poseer un objeto bonito. Pero a
través del Carro aprende a hacerse responsable de sus acciones como
un hombre, y afronta la cólera y el conflicto que ha generado tanto
dentro como fuera de sí mismo. Como el Loco, nosotros -hombres
y mujeres- tenemos que aprender a luchar con nuestros enemigos y
con los impulsos guerreros que hay en nosotros mismos, si queremos
sobrevivir en la jungla de la vida. En la mitología, Ares siempre se
mete en líos, bien por una disputa enojosa con alguien, bien por la
cruel persecución de un objeto amoroso. Pero él sobrevive a todas
sus humillaciones y derrotas, y sale fortalecido. Por fin engendra una
criatura que encarna la serenidad que se puede encontrar al final de
un conflicto que ha sido llevado de forma creativa. La lucha que Ares
encarna es una experiencia necesaria. Aunque intentemos llegar a es­
tar espiritualmente comprometidos o a amar generosamente, las ten­
dencias agresivas que hay en nosotros no mueren. Pueden ser recha­
zadas y relegadas al subconsciente, donde vuelven a surgir como
enfermedad o son proyectadas sobre otros que entonces desatan
agresividad sobre nosotros. Pero si conseguimos hallar el reto de
Ares, entonces podemos ser más honrados con esta fuerza vital que

Los ARCANOS MAYORES 61


tenemos dentro, y la lucha por aprender a contenerla y dirigirla fo­
menta el desarrollo de toda la personalidad.

A nivel adivinatorio, cuando aparece al echar las cartas, el Carro


presagia conflicto y lucha que puede dar como resultado una perso­
nalidad más fuerte. Uno puede llegar a enfrentarse no solamente con
la agresividad de los demás, sino con las tendencias competitivas y
agresivas propias. Este conflicto no se puede evitar, sino que hay que
afrontarlo con fuerza y con tesón. Por eso el Loco llega a la armonía
aprendiendo a manejar sus propias contradicciones, y pasa del mundo
de la adolescencia a la siguiente etapa de su camino.

62 EL TAROT MITIGO
La Justicia

La carta de La Justicia retrata a una Joven de belleza severa,


con un casco de plata y una armadura, sentada en un trono de plata.
En su mano derecha sostiene una espada enhiesta.
En la izquierda sostiene dos platillos. Su cabello rubio
y su vestido blanco imitan la pureza de las dos columnas blancas
y del pórtico que la enmarcan. Bafo sus pies hay un suelo
de mármol negro y blanco. Un búho está encaramado
en su hombro izquierdo.

El suelo dibujado en Los platillos simbolizan


LA JUSTICIA
blanco y negro sugiere la la capacidad para sopesar
capacidad de la mente las cosas unas con otras
para integrar a la vez a fin de llegar a un juicio
la oscuridad y la luz imparcial.
en un diseño ordenado En la mitología, se dice
y coherente. que Atenea inventó el
primer jurado humano.
El búho, el pájaro
de Atenea, refleja su
claridad de visión,
ya que puede ver
y cazar a su presa en la
oscuridad.

Los ARCANOS MAYORES 63


Aquí encontramos a Atenea, diosa de la Justicia, a la que antes vi­
mos en la carta de los Enamorados. Según la mitología, su padre era
Zeus, rey de los dioses, que había sido advertido por Urano de que
si tenía un hijo con su primera mujer, Metis, diosa de la Sabiduría,
este sería más poderoso que él. Para prevenir esa eventualidad, de­
voró a Metis antes de que hubiera dado a luz a la criatura que llevaba.
Algún tiempo después, Zeus fue atormentado por un insoportable
dolor de cabeza. Para curarlo, Hefesto, el dios del fuego, partió su
cabeza con un hacha de bronce, y de la herida abierta saltó Atenea,
completamente armada, lanzando un triunfante grito de victoria. Al
verla, todos los inmortales no salían de su asombro y se llenaron de
temor. La diosa se convirtió en la preferida de los hijos de Zeus, y su
predilección por ella era tan marcada que suscitaba los celos de los
otros dioses.
Las inclinaciones guerreras de Atenea aparecieron inmediatamente
en su nacimiento, aunque ella era distinta a Ares, el dios de la guerra, en
muchos aspectos. Las artes de la guerra que Atenea cultivaba no se
basaban en el deseo de lucha y de derramamiento de sangre. Surgían
más bien de altos principios y del reconocimiento frío de la necesidad
de defender y conservar la verdad. Ella era una estratega más que una
brutal luchadora, y equilibraba la agresividad y la fuerza física de Ares
con la lógica, la diplomacia y la destreza. Ella protegía al bravo y al
valiente, y se convirtió en la guardiana de muchos héroes. Pero la
protección que ofrecía a Perseo, Ulises y otros famosos guerreros
consistía siempre en armas que tenían que ser usadas con inteligen -
cia, prudencia y planificación.
Atenea era una excepción sorprendente en la sociedad Olímpica,
debido a su castidad. Ella también rindió un notable servicio a la hu­
manidad. Enseñó el arte de domar a los caballos y fomentó habilida­
des y destrezas tales como tejer y bordar. Sus actividades no se refe­
rían solamente al trabajo útil, sino también a la creación artística. Por
eso era una diosa civilizadora, aunque se convertía en guerrera
cuando era preciso para proteger la civilización pacífica que ella ha­
bía creado.

64 EL TAROT MITICO
A nivel interior, Atenea, diosa de la Justicia, es una imagen de la
facultad únicamente humana del juicio reflexivo y del pensamiento
racional. Para los griegos, esta facultad era divina, ya que diferenciaba
al hombre de los animales. Por eso representaban a Atenea nacida de
la cabeza del gran Zeus, incontaminada por una madre corporal que
pudiera atarla al mundo fisico e instintivo que compartimos con los
animales. Los juicios de Atenea no se basan en sentimientos persona­
les, sino en una valoración imparcial y objetiva de todos los datos
contenidos en una situación, y en unos principios éticos que se man­
tienen como constantes líneas de conducta a seguir. La castidad de
Atenea puede ser tomada como un símbolo de la entereza y de la pu­
reza de esta facultad reflexiva, que no está influenciada por el deseo
personal. Su enseñanza de las artes civilizadas refleja también la capa­
cidad de la mente para domeñar a la naturaleza indómita y transfor­
marla a través de la claridad y de la planificación objetiva. Su inclina­
ción hacia la lucha por los principios más que por las pasiones emana
de la capacidad de la mente para tomar decisiones basadas en la refle­
xión, controlando los instintos.

La carta de la Justicia es la primera de las cuatro cartas de los Ar­


canos Mayores que fueron tradicionalmente llamadas las Cuatro Lec­
ciones Morales. Estas cartas -la Justicia, la Templanza, la Fuerza y
el Ermitaño- están todas relacionadas con el desarrollo de estas fa­
cultades del individuo, que necesitamos para funcionar efectivamente
en la vida. Todas ellas contribuyen a lo que la psicología llama la for­
mación del ego, que quiere decir el sentido del «Yo» que cada uno
de nosotros ha de tener para experimentar un sentimiento de impor­
tancia y de valor en la vida, y para hacer frente a los desafios de la vida
desde una base estable y verdaderamente individual. El Loco, des­
pués de haber pasado por los dos grandes desafios de la juventud
-el deseo erótico y la agresividad- ahora afronta la necesidad de
formar su carácter y desarrollar facultades que le ayudarán a desen­
volverse ante la larga lista de experiencias de la vida. Por eso, cuando
el Loco encuentra a Atenea, la diosa de la Justicia, tiene que apren-

Los ARCANOS MAYORES 65


der a pensar con claridad y a cultivar la facultad de una mente equi­
librada. Tiene que aprender a calibrar las cosas -lo que no podía ha­
cer todavía en la carta de los Enamorados- y llegar a formular un
juicio lo más imparcial posible. La justicia no se puede dar a menos
que respetemos la honradez y la verdad como principios éticos im­
portantes más que como un modo de conducta exquisito que adop­
tamos porque queremos agradar a los demás. Atenea nos eleva por
encima de la naturaleza, y representa nuestro esfuerzo hacia una per­
fección concebida por la mente humana y el espíritu.

A nivel adivinatorio, la carta de la Justicia, cuando aparece al echar


las cartas, implica la necesidad de un pensamiento equilibrado y de
una resolución imparcial. Pero, como la espada de Atenea, esta carta
puede ser de doble filo. Hay esferas de la vida en las que la reflexión
fría de Atenea es demasiado abstracta, demasiado idealista, y dema­
siado destructiva para el calor de las relaciones personales. Su espada
puede partir el corazón con las verdades generales que resultan ser
inadecuadas para una situación particular. Por eso la Justicia es, como
todos los Arcanos Mayores, una figura ambivalente. El Loco tiene
que desarrollar lo que Atenea representa, pero no puede estar siem­
pre en su templo inmaculado, tiene que pasar a la siguiente Lección
Moral.

66 EL TAROT MfTICO
La Templanza

La carta de La Templanza retrata a una hermosa joven morena,


ataviada con los colores del arcoíris, y con alas de muchos matices.
Está con un pie en el arroyo claro y otro pie en la tierra seca.
A lo lat;go de las orillas del arroyo crecen lirios de color púrpura.
Detrás de ella, en el cielo, se extiende un arcoíris.
En sus manos sostiene dos copas, una de oro y otra de plata,
y echa agua de una a otra.

El arcoíris, que aparece La polaridad del agua


cuando ha dejado y de la tierra sobre
de llover y el sol brilla, la que se apoya el arcoíris
simboliza la promesa refleja de nuevo su
y renovación de capacidad para unir
la comunión. los opuestos dentro
Es también un puente del individuo.
entre el cielo y la tierra,
y sugiere de nuevo
la comunión.

Las copas de oro


y de plata reflejan el sol y
la luna, el masculino
y el femenino,
la conciencia
y el subconsciente,
unidos por el fluir de la
sensación.

Los ARCANOS MAYORES 67


Aquí encontramos a Iris, diosa del arcoíris y mensajera de Hera,
reina de los dioses. Iris era el duplicado en femenino de Hermes, el
emisario de Zeus, y era amada tanto por los dioses como por los mor­
tales, a causa de su naturaleza buena y cariñosa. Si Hera o Zeus de­
seaban dar a conocer su voluntad a los hombres, Iris bajaba a la tie­
rra como un rayo, y allí tomaba aspecto mortal o se aparecía en su
forma divina, la de una hermosa mujer alada. A veces hendía el aire
tan suavemente como el viento del oeste, Céfiro, que era su esposo.
Otras veces deslizaba hacia abajo el arcoíris que unía el cielo con la
tierra. Corría por las aguas con igual facilidad. Incluso el mundo sub­
terráneo se abría ante ella cuando, por orden de Zeus, iba a llenar de
nuevo su copa de oro con las aguas de Estigia, que los inmortales to­
maban para comprometerse con terribles juramentos. Cuando los
dioses volvían al Olimpo de sus viajes, Iris tenía que desenganchar a
los corceles de sus carros y dar a los viajeros néctar y ambrosía.
Iris no solamente entregaba los mensajes de Hera, también lle­
vaba a cabo su venganza, aunque lo que nacía más a menudo era
ofrecer ayuda y cuidado. Ella preparaba el baño de Hera, la ayudaba
en su aseo, y día y noche estaba a los pies del trono de su señora. Se­
gún una versión del mito, fue Iris, en vez de Afrodita, la que dio a
luz a Eros, el dios del amor.

A nivel interno, Iris, la diosa del arcoíris, es una imagen de la se­


gunda de las cualidades o facultades que el Loco debe aprender para
formar una individualidad estable: un corazón equilibrado. Mientras
que Atenea, que encarna la Justicia, es honrada y objetiva, Iris, que
encarna la Templanza, es buena y dadivosa, aunque su simpatía no es
ni sensiblera ni sentimental. Iris está relacionada con la función del
sentimiento, que es distinto a lo que llamamos emoción, porque la
emoción es una reacción visceral ante una situación, mientras que el
sentimiento es una facultad decisoria activa e inteligente. La función
del sentimiento es un puente; que cambia continuamente, entre los
contrarios, una percepción atenta de las necesidades de una situación
determinada, teniendo como objetivo final la armonía y la comu-

68 EL TAROT MITICO
nión. Por eso Iris vierte agua incesantemente, por detrás y por de­
lante, de una copa a otra, porque el sentimiento tiene que fluir cons­
tantemente y renovarse según las necesidades de cada momento.
Mientras que los principios éticos de Atenea eran necesariamente es­
táticos y universales, el objetivo de Iris, la armonía, requiere un ajuste
continuamente fluido del sentimiento, a veces positivo y a veces ne­
gativo. Por eso ella puede ofrecer un cuidado solícito o ejecutar la
venganza de Hera Pero fundamentalmente sirve al reino femenino,
más que al masculino, y cualesquiera que sean las respuestas cambian­
tes del flujo -incluso la ira y el conflicto- el objetivo es siempre el
de la cooperación, la armonía y una mayor comunión.
Nosotros no solemos pensar en el sentimiento como una función
inteligente como el pensamiento racional. Las dos cartas de la Justi­
cia y de la Templanza están situadas como contrarias y como comple­
mentarias. Atenea e Iris son dos imágenes contradictorias, la una sir­
viendo al Padre, de cuya cabeza ha salido, la otra a la Madre, la una
defendiendo una verdad abstracta incluso a costa del corazón de uno,
la otra protegiendo el corazón del individuo incluso a costa de la ver­
dad abstracta. Aunque estas diosas no eran enemigas en la mitología
-porque Iris no era enemiga de nadie-; sin embargo, pueden ser
enemigas dentro de nosotros, porque muchas veces quieren ofrecer
diferentes soluciones al mismo problema. Cuando tomamos una de­
cisión, ¿nos basamos en el pensamiento racional, o en los dictados de
lo que nuestro sentimiento nos dice que es el camino más adecuado
para preservar la comunión? La presencia de estas dos figuras en la
sucesión de los Arcanos Mayores sugiere que el Loco, que es en re­
alidad cada uno de nosotros, tiene que integrar a ambas. Por eso, tras
haber aprendido por medio de Atenea a pensar con claridad, el Loco
se encuentra con Iris, diosa del arcoíris, y debe aprender la delicada
valoración del sentimiento, que se diferencia tanto de la impetuosa
emoción reactiva como del sentimentalismo hipócrita.
Pero incluso Iris, diosa del arcoíris, puede ser ambivalente. El
constante fluir del sentimiento para preservar la comunión puede
producir estancamiento, porque no hay nada que impida respirar

Los ARCANOS MAYORES 69


como el sentimiento. No se puede hablar de nada, no se pueden dis­
cutir diferencias, no se pueden tener roces, porque la armonía es lo
más importante. Semejante estado no da lugar a la separación, por­
que la separación trae consigo la soledad, e Iris, que es amiga de los
dioses y de los mortales a la vez y puede funcionar en todos los nive­
les de la vida, sin embargo, tiene que servir siempre devotamente a
alguien, y no puede tener derecho propio. Por eso, la Templanza sin
la Justicia se vuelve agua estancada, donde no se produce cambio, y la
mente se asfixia por puro aburrimiento.

A nivel adivinatorio, cuando la Templanza aparece al echar las car­


tas, implica la necesidad de un flujo de sentimiento en nuestras rela­
ciones. Iris, guardiana del arcoíris, sugiere el potencial de armonía y
cooperación que se puede dar en una buena relación o en un matri­
monio feliz. Se nos reta a aprender a desarrollar un corazón equili­
brado, al tiempo que se nos recuerda amablemente que el Loco no
ha de quedarse siempre, ni siquiera con la bella Iris, y tiene que pa­
sar a la siguiente Lección Moral.

70 EL TAROT MfTICO
La Fuerza

La carta de La Fuerza retrata a un hombre musculoso


y poderosamente constituido, de pelo castaño y rizado, cubierto solo
por un taparrabos. Está empeñado en una lucha salvaje con un león,
y ha conseguido enroscar sus manos fuertes alrededor del cuello
de la fiera, en el momento crítico de la lucha sale ganador.
Alrededor del hombre y del león se vislumbran las paredes rocosas
de una cueva oscura. A través de la boca de la cueva se puede ver
un paisaje yermo de colinas pardas.

El león puede ser vencido Hércules tiene el color


solo con las manos rojo-sangre de Ares,
desnudas; no sirven que encontramos
instrumentos hechos en la carta del Carro,
por el hombre ni atajos, porque ha aprendido
sino tan sólo los recursos ya la lección de dominar
de uno mismo. su agresividad y dirigirla
hacia una finalidad
La oscuridad de la cueva creativa.
es como la oscuridad
del subconsciente en el que
habitan los instintos
primitivos, invisibles al
conocimiento ordinario.

Los ARCANOS MAYORES 71


Aquí encontramos al gran guerrero Heracles, llamado Hércules
por los romanos, que según la mitología era el más invencible de los
héroes. Era hijo de Zeus, rey de los dioses, y de una mujer mortal lla­
mada Alcmene. Hera, la esposa de Zeus, como siempre, estaba celosa
del niño nacido del adulterio de su marido, y perseguía al héroe con
terribles castigos. Ello lo volvió loco, y él en su locura mató sin que­
rer a su mujer y a sus hijos. Hércules rogó a los dioses que le dieran
algún trabajo para expiar sus crímenes, y el oráculo de Delfos le or­
denó que se sometiera a doce años de trabajos forzados al servicio del
malvado rey Euristeo, al que Hera favorecía. Por eso el héroe se so­
metió voluntariamente al servicio de la diosa que le persiguió, para
expiar un crimen del que ella era principalmente responsable.
El primero de los famosos Doce Trabajos que el rey Euristeo le
exigió a Hércules fue el de cimentarse con el León de Nemea, una
enorme fiera con el pellejo duro como el hierro, el bronce y la pie­
dra. Puesto que el león había asolado al vecindario, Hércules no en­
contró a nadie que pudiera llevarle hasta su cubil. Encontró a la fiera
por casualidad, manchada con la sangre de la ultima víctima. Él le dis­
paró una lluvia de flechas, pero estas rebotaron indemnes del pellejo
grueso del león. A continuación utilizó su espada, que se torció, y
después su garrote, que se hizo astillas sobre la cabeza del león. En­
tonces Hércules cubrió con una red una de las dos bocas de la cueva
en la que el león se ocultaba, y se deslizó por la otra entrada. El león
sacó una de sus garras, pero Hércules consiguió agarrarle del cuello
y le apretó hasta matarle con sus propias manos. Entonces despellejó
al león con sus propias garras, afiladas como navajas, y desde enton­
ces usó siempre la piel como armadura y la cabeza como casco, lle­
gando a ser así tan invencible como la misma fiera.

A nivel interior, la lucha de Hércules con el León de Nemea es


una imagen del problema que supone contener a la fuera poderosa y
salvaje que hay en nosotros, pero conservando todavía esas cualida­
des animales que son creativas y vitales. El león es una fiera especial,
y refleja un aspecto de la psique humana diferente al de los testaru-

72 EL TAROT MITICO
dos caballos de la carta del Carro. El león en la mitología ha sido
siempre asociado a la realeza, incluso cuando esta en su mayor des­
tructividad, y este rey de las fieras es una imagen de los comienzos
infantiles, salvajes y totalmente egocéntricos de una individualidad
única. Por eso el León de Nemea no es totalmente malo, sino que
posee una piel mágica que puede ofrecer invencibilidad. Esta inven­
cibilidad está relacionada con el sentido de permanencia interno que
procede de un sólido sentido del «mí». Cuando llevamos la piel del
león al que hemos dominado, las opiniones de los demás --el gran
Ellos que tanto temor produce en los corazones de los tímidos- im­
portan poco, porque estamos armados en nuestro propio indestruc­
tible sentido de identidad.
Por muy prometedor que sea su potencial, el león es salvaje y sa­
ñudo. Este rasgo desatado de una persona es la tendencia «primero
yo», que quiere destrozar alegremente todo cuanto se le pone por
delante, con tal que esté asegurada su propia satisfacción. La ira es
una de las manifestaciones de esta tendencia -no la cólera saludable
que podría ser apropiada a una situación, sino un ataque furioso, ex­
plosivo, demoledor, que nos da cuando no conseguimos lo que que­
remos-. La soberbia implacable es otra de sus facetas -no el res­
peto a uno mismo, sino una autovaloración ampulosa e hinchada que
puede volvernos salvajes e inflexibles hacia aquellos a los que estamos
subordinados y que nos roban la fama. El león es, en muchos aspec­
tos, como el niño enfadado que hay en nosotros, que pretende que
el mundo gire a su alrededor y destroza ciegamente y sin pensar
cuando eso no se produce. Pero si esta fiera es dominada, entonces
podemos apoderarnos de su mágica piel, que en términos psicológi­
cos, quiere decir integrar el poder vital de la fiera y hacer que sirva a
un ego consciente y responsable. Por eso la conquista del león por
parte de Hércules no es, en realidad, una carnicería, sino una especie
de transformación, para que la fuerza y determinación del animal
sean expresadas por un humano y no por una bestia. En esto consiste
la ambivalencia de la carta de la Fuerza, porque Hércules pudo limi­
tarse a destrozar a la bestia sin sacar provecho alguna de la matanza.

Los ARCANOS MAYORES 73


Esta es la cara negativa de Hércules dentro de nosotros: esa especie
de fuerza que refrena todos los instintos sin ninguna transformación,
dejando atrás una concha fuerte dentro de la cual vive un alma sin pa­
sión, sin cólera, y sin una verdadera identidad.

A nivel adivinatorio, la carta de la Fuerza, cuando aparece al echar


las cartas, implica una situación en la que se hace inevitable un en­
frentamiento con el león, por dentro, y en la que es de desear una di­
rección creativa de la ira y del absurdo orgullo de uno mismo. El va­
lor, la fuerza y la autodisciplina son necesarias para luchar contra esta
situación. Por medio de una experiencia de este tipo, podemos en­
trar en contacto con la fiera, pero también con esa parte de nosotros
que es Hércules, el héroe que puede sojuzgarla. Por eso el Loco, tras
haber desarrollado las facultades de la mente y del sentimiento, ahora
aprende a tratar con su propio egoísmo feroz, saliendo de esta con­
tienda lleno de confianza en sí mismo y de integridad hacia los
demás.

74 EL TAROT MfTICO
El Ermitaño

La carta de El Ermitaño retrata a un viejo con una barba gris vestido


con una túnica gris con la cara medio tapada por una capucha.
En su mano derecha sujeta una lámpara que se enciende
con una brillante luz dorada. En su mano izquierda empuña
una guadaña. Un cuervo está encaramado sobre su hombro.
Detrás de él1 un frío paisaje brumoso de montañas grises vierte
en un agobiante cielo gris.

El cuervo es el pájaro La lámpara que sujeta


de Cronos porque Cronos es la lámpara
se pensaba que era la del discernimiento
encarnación del espíritu y del entendimiento,
del viejo rey que fue rebuscada por la soledad
muerto para dejar paso y la paciencia que
al nuevo ciclo. implica la carta
del Ermitaño.
La hoja creciente
de la guadaña es también
la luna creciente,
oto1¿Jada a Cronos
por su madre Gea,
y que simboliza las
fluctuaciones eternas
y los ciclos del tiempo.

Los ARCANOS MAYORES 75


Aquí encontramos al anciano dios Cronos, cuyo nombre significa
Tiempo. Según la mitología, Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra) se ca­
saron y formaron la primera raza, la de los Titanes o dioses de la
tierra, de la que Cronos fue el más joven. Pero Urano contemplaba
a sus hijos con horror, porque eran muy feos e imperfectos y hechos
de carne. Por eso encerró a los Titanes en las profundidades del
mundo subterráneo para que no pudieran ofender a sus ojos. Pero
Gea se enfadó y meditó una terrible venganza contra su esposo. Sacó
de su seno un pedernal, fabricó una guadaña afilada y se la dio al as­
tuto Cronos, su último retoño. Cuando por la tarde bajó Urano, fue,
como de costumbre, a reunirse con su esposa. Mientras dormía tran­
quilo, Cronos, que con la ayuda de su madre estaba agazapado, se
armó con una guadaña, castró a su padre y echó sus genitales san­
grantes al mar.
Luego Cronos liberó a sus hermanos y se convirtió en el sobe­
rano de la tierra. Bajo su largo y paciente reinado, la labor de la Cre­
ación llegó a su término. Este tiempo en la tierra llegó a conocerse
como la Edad de Oro, a causa de la abundancia que Cronos presi­
dió. Como dios del tiempo, presidía el paso ordenado de las estacio­
nes, el nacimiento y el crecimiento seguido de la muerte, y la gesta­
ción y el renacimiento, y era adorado tanto como un inflexible
segador que fijaba los límites que el hombre y la naturaleza no po­
dían sobrepasar, que como dios de la fertilidad. Pero Cronos no
podía aceptar él mismo las leyes cíclicas que había inaugurado, por­
que, cuando le profetizaron que algún día su propio hijo lo destro­
naría como hizo él con su padre U rano, devoró a sus hijos tan
pronto como nacían, para poder preservar su gobierno sin cambios.
De este modo sigue la historia de Zeus, el más joven de los hijos de
Cronos, al que encontramos en la carta del Emperador y que, según
la mitología, destronó a Cronos e introdujo a los dioses en el reino
del Olimpo. Cronos fue desterrado, algunos dicen que a las profun­
didades del mundo subterráneo, pero otros dicen que a las Islas
Benditas, donde duerme, aguardando el comienzo de una nueva
Edad de Oro.

76 EL TAROT MfTICO
A nivel interno, Cronos, el Ermitaño, es una imagen de la última
de las cuatro Lecciones Morales que el Loco debe aprender: la lec­
ción del tiempo y de las limitaciones de la vida mortal. Nada puede
vivir más allá de su espacio, y nada permanece inmutable, y esta es
una faceta sencilla y evidente de la vida, que, a pesar de su sencillez y
su evidencia, nos es dificil aprender y muchas veces solo con la edad
y la dureza de las experiencias conseguimos comprenderla. Cronos es
un dios que lo mismo encarna el sentido del tiempo como se rebela
contra él. Así él es humillado y destronado, y aprende la sabiduría en
la soledad y en el silencio. En muchos aspectos es una imagen del
mismo cuerpo, que inexorablemente se hace viejo, aunque se rebela
contra su destino mortal. El problema de la soledad y el descubri­
miento de que uno es fundamentalmente solo y mortal son los dilemas
que todos los seres humanos deben afrontar. Aceptar esta condición
es también, en un sentido misterioso, una verdadera separación inte­
rior de los padres y de la niñez, porque significa renunciar a la fanta­
sía de que algún día, en alguna parte, alguien llegue y por arte de ma­
gia lo haga todo mejor. «Y entonces vivieron felices para siempre» es
un sentimiento que no puede sobrevivir en el mundo de Cronos. La
juventud da paso a la madurez, y no se puede nunca recobrar en nin­
gún aspecto concreto; pero el recuerdo y la sabiduría han destilado
del paso del tiempo, como también el regalo de la paciencia.
La lección del Ermitaño es de las que no se pueden aprender por
la lucha y la conquista. Por eso Cronos está en contraposición con
Hércules, porque la lucha no debe parar el tiempo. Solo la acepta­
ción del tiempo otorga los premios de la Edad de Oro de Cronos.
A través de la limitación impuesta y a través de las circunstancias que
solo el tiempo, no la lucha, puede aliviar, el Loco desarrolla la pos­
tura reflexiva, introvertida y solitaria, de Cronos, el Ermitaño. Por
eso Cronos es, en ciertos aspectos, una imagen de la humildad, que
muchas veces empieza con la humillación ante aquello que no pode­
mos cambiar, pero que puede dar como resultado una cualidad de
tranquilidad y serenidad sin la cual no podemos soportar los obs­
táculos y contratiempos que la vida a veces acarrea. Por muy listo que

Los ARCANOS MAYORES 77


sea el intelecto, por muy caliente que sea el corazón, por muy fuerte
que sea el sentido de identidad, las vicisitudes de la vida nos harían
pedazos si fuéramos incapaces de encontrar en alguna parte de nues­
tro interior la paciencia y la prudencia del Ermitaño, que nos enseña
cómo aguantar y esperar en silencio. El lado negativo de Cronos es
la calcificación, una obstinada resistencia al cambio y al paso del
tiempo. En cambio, el lado creativo de este dios anciano y ambiva­
lente es la agudeza para cambiar lo que podemos cambiar, aceptar b
que no podemos cambiar y aguardar en silencio hasta que podamos
distinguir la diferencia.

A nivel adivinatorio, la carta de Cronos, el Ermitaño, presagia un


tiempo de aislamiento o retiro de las actividades sociales, para que se
pueda adquirir la sabiduría de la paciencia. Se presenta una oportu­
nidad para construir sólidos cimientos si estamos dispuestos a espe­
rar. Por eso el Loco al final llega a la madurez, tras haber desarrollado
una mente y un corazón, un sentimiento de identidad firme y final­
mente un respeto profundo hacia sus propias limitaciones en el gran
paso del recorrido del tiempo.

78 EL TAROT MÍTICO
La Rueda de la Fortuna

La carta de La Rueda de la Fortuna retrata a tres mujeres sentadas


en una cueva oscura. La primera es joven e hila un hilo
con un huso de oro. La segunda es hermosa y madura y mide
un trozo de hilo entre sus manos. La tercera es vieja y sujeta un par
de tijeras. En el centro, entre ellas, hay una rueda de oro,
alrededor de la cual se pueden ver cuatro figuras humanas
es distintas posturas. A través de la boca de la cueva se observa
un fértil paisaje verde.

La cueva sugiere a la vez El hilo que las Moiras


el vientre del que sale hilan, miden y cortan
la vida y la tumba está relacionado
a la que vuelve: con la trama de los tejidos
el principio y el fin del cuerpo que tiene lugar
del destino. en el útero, sugiriendo
de ese modo que el destino
Las tres edades de las está sujeto a la herencia
Moiras reflejan las fases y al propio cuerpo.
lunares: luna creciente,
luna llena y, finalmente,
la que no se ve, las tres
etapas de cada vida
humana.

Los ARCANOS MAYORES 79


Aquí encontramos a las tres diosas del Destino, que los griegos lla­
maban Moiras. Según la mitología, las Moiras eran hijas de la Madre
Noche y habían sido concebidas sin padre. Cloto era la que hilaba,
Láquesis la que media y Atropo, cuyo nombre quiere decir «la que
no se puede evitar», la que cortaba. Las tres Parcas urdían el hilo de
una vida humana en la oscuridad secreta de su cueva, y su trabajo no
lo podía hacer ningún dios, ni siquiera el gran Zeus. Una vez que se
urdía el destino de un individuo, eso era irrevocable, y no podía ser
alterado, y la longitud de la vida y el tiempo de la muerte eran la parte
y el lote del cupo que las Moiras adjudicaban. Si un individuo inten­
taba desafiar al destino, como a veces hacían los héroes, entonces pa­
decía de lo que llamaban ubris, que quiere decir arrogancia, ante los
dioses. Dicho individuo no podía, naturalmente, escapar a su destino,
y a veces era castigado severamente por los dioses por intentar trans­
gredir los límites establecidos por las Moiras. En una versión de la mi­
tología, se dice que Apolo, el dios-sol, en una ocasión se burló de las
Moiras y maliciosamente las emborrachó para salvar a su amigo Ad­
metus de la muerte. Pero se creía normalmente que el mismo Zeus
tenía miedo de las Parcas, porque no eran hijas de ningún dios, pero
descendían de las profundidades de la Noche, que era el poder más
antiguo del universo.

A nivel interno, las tres Moiras que tienen la Rueda de la Fortuna


son imagen de una ley profunda y misteriosa que funciona en el in­
dividuo, que no se conoce ni se ve, pero que al parecer apresura los
cambios repentinos de la fortuna que dan un vuelco al proyecto de
vida establecido. Las cuatro figuras humanas sobre la Rueda repre­
sentan diferentes experiencias de la Fortuna, porque, cuando la vida
se atraviesa de este modo, nosotros en un principio no miramos de­
trás de la rueda para ver qué es lo que ha originado el cambio, sino
que estamos preocupados con nuestras propias reacciones. El hom­
bre que está arriba ha sido catapultado al éxito por la vuelta de la
Rueda, mientras que el hombre que está abajo ha sido arruinado por
la que él cree que es la «mala suerte» -no la suerte del todo, sino

80 EL TAROT MÍTICO
más bien la firma visible de algún plan misterioso que está funcio­
nando-. El hombre de la derecha ha empezado su ascenso, ayudado
por ese mismo poder oculto que ha encumbrado a una persona y ha
arruinado a otra; mientras que el hombre de la izquierda, en contra
de su voluntad, ha iniciado su descenso, porque la Rueda ha dado la
vuelta y su «suerte» se está viniendo abajo.
Pero la carta de la Rueda de la Fortuna no significa en realidad las
vueltas de la suerte, una casualidad o un accidente. Detrás de la Rueda
están las Moiras, y detrás de los cambios aparentemente fortuitos de
la vida hay un plan inteligente y ordenado. Estas figuras antiguas es­
tán dentro de nosotros, hundidas en el vientre del subconsciente, aun­
que no forman parte de la personalidad consciente. Nosotros llega­
mos a darnos cuenta de ellas a través de sus efectos externos, que
sentimos como el Destino, aunque no proceden de ningún poder ex­
terno, sino de dentro, de las profundidades del alma.
La experiencia de la rueda de la Fortuna es, en realidad, una ex­
periencia de ese «Otro» que está en nosotros, que normalmente pro­
yectamos en el mundo de fuera, echando así la culpa de nuestros re­
pentinos cambios de fortuna a alguien o a algo fuera de nosotros
mismos. La vuelta de la Rueda de la Fortuna nos fuerza a darnos
cuenta de este Otro, el movimiento inteligente detrás de la rueda,
que es el destino que llevamos cada uno dentro de nosotros. La ima­
gen de la misma Rueda es algo profundo, porque el aro en movi­
miento de la Rueda es como el panorama en movimiento de la vida
con que tropezamos; pero el eje queda justo en el centro, una esen­
cia o fuente constante e inmutable. Por eso el eje es como el Yo
oculto que «decide» ( aunque no es una decisión del yo consciente)
dirigirse hacia distintas situaciones, acontecimientos, caminos y per­
sonas. No es el destino el que viene a buscarnos; mas bien somos nos­
otros los que vamos a buscar nuestro destino. En la carta de la Suma
Sacerdotisa, el Loco encuentra esta facultad intuitiva en sí mismo,
personificada por Perséfone, que puede vislumbrar este plan funcio­
nando. Aquí, en la carta de la Rueda de la Fortuna, el Loco se en­
cuentra con lo que hila el designio, la fuente de la vida misma, apar-

Los ARCANOS MAYORES 81


tada e invisible, más vieja que el más viejo de los dioses, con un po­
der absoluto que ni siquiera el rey de los dioses se atreve a desafiar.
Incluso el espíritu está sometido a las órdenes de este centro invisible
que los griegos imaginaban como las tres Parcas, y que nos sacude de
nuestra complacencia y de nuestra ilusión de control.
La dificultad y hasta el temor que algunas personas sienten hacia
estudios tales como el Tarot, la astrología y otras artes mánticas
puede que proceda en parte de la inquietud que se produce cuando
la personalidad consciente, acostumbrada a las decisiones y a la ima­
ginación de la voluntad omnipotente, se enfrenta al Otro en las pro­
fundidades. Por mucho que nos afecte, no está en nuestro poder
controlarlo, igual que Zeus tiene que temer a las Moiras. Por eso la
Rueda de la Fortuna es más que un indicador de cambio. Es un he­
raldo de un profundo camino interior a través del cual el Loco, la
imagen de nosotros mismos, poco a poco llega a ceder ante su pro­
pio destino.

A nivel adivinatorio, la Rueda de la Fortuna presagia un cambio


repentino de suerte. Esto puede ser «bueno» o «malo», pero, cuales­
quiera que sean las vueltas de la Rueda, da origen a un crecimiento y
a una nueva fase de la vida. No podemos predecir qué es lo que nos
va a llegar-o, mejor dicho, qué es lo que nosotros estamos destina­
dos a encontrar-. Pero detrás de estos cambios están las Moiras, una
imagen de nuestro centro interior. Por eso el Loco es derribado de
su complacencia, y empieza el descenso hacia su propia fuente.

82 EL TAROT MITICO
El Colgado

La carta de El Colgado retrata a un hombre maduro, de pelo y barba


color castaño. A pesar de estar aherrojado en una postura incómoda,
justo ante un precipicio, y casi desnudo, sin embawo, tiene una
expresión serena en el rostro. Detrás de él se asoma un paisaje oscuro
de rocas ásperas, mientras que una puesta de sol lanza una luz roja
como la sangre a través de su cuerpo e ilumina su cabeza.
Un águila se abalanza sobre él.

La puesta de sol sugiere El hígado, que según


el declinar de la luz la mitología fue atacado
brillante de la consciencia
y de la voluntad. ·7 por el águila de Zeus,
era asociado al espíritu
y a la esperanza.
La postura de Prometeo Por eso el tormento

\',.a.-,;
:,-_� .).,_ .·º ..
implica que la cabeza de Prometeo es una

L
-la mente racional­ , . , imagen de la pérdida
ya no controla. Como la :'_ "' de la fe que, según la
puesta de sol, esta imagen mística, se llama
simboliza el descenso del . la «noche oscura del
espíritu a la oscuridad ' alma», en la que lo único
del subconsciente. que se puede hacer es
,a¡; �>,: ..,_¡¡
:•.:-� � ... ' esperar, sin tener una
visión segura de cómo va
a acabar todo.

Los ARCANOS MAYORES 83


Aquí encontramos a Prometeo, el Titán que desafió la ley de Zeus
y robó el fuego de los dioses para dárselo al hombre, sabiendo muy
bien que iba a sufrir por su acción. El nombre de Prometeo significa
«vidente», y el Titán poseía el don de la profecía. Se decía también
en la mitología que había cerrado al hombre, fuera de la tierra y del
agua, con sus propias lágrimas, mientras que Atenea infundía la vida
en la creación. Por eso Prometeo tenía una profunda simpatía por
toda la humanidad, porque él los había hecho.
Pero Zeus afirmó su divina supremacía sobre los hombres ne­
gándoles el fuego. Eso quería decir que no podía haber progreso ni
iluminación, porque sin el fuego el hombre estaba condenado a
vivir como los animales, comiendo carne cruda y ocultándose en
cuevas.
Prometeo cogió un poco de fuego sagrado de la forja de Hefesto,
lo ocultó en un tallo hueco de hinojo, y lo llevó a la tierra. Zeus, ul­
trajado por el robo, decidió aniquilar a la humanidad por medio del
diluvio para destruir a sus ofensores, porque no solamente fue inju­
riado su orgullo, sino que el hombre, con el fuego, podía intentar
ser como dios. Pero Prometeo advirtió a su hijo Deucalión, que
construyó un arca y subió a bordo junto a su esposa, Pirra. El dilu­
vio duró nueve días y nueve noches, pero en el décimo día la inun­
dación cesó y Deucalión ofreció un sacrificio a Zeus. El rey de los
dioses, conmovido por su piedad, accedió a su petición de renovar
la raza humana.
Pero Prometeo no pudo librarse tan alegremente. Como era de
imaginar, Zeus lo agarró y lo ató con unas cadenas indestructibles en
lo alto de un precipicio en las montañas del Cáucaso. Un águila ba­
jaba cada día a devorar el hígado de Prometeo; cada noche el hígado
volvía a crecer y la tortura continuaba. Después de treinta años, Zeus
permitió que el héroe Hércules le rescatara, quien mató al águila y
rompió las cadenas del prisionero. Prometeo recibió la inmortalidad,
al tiempo que la humanidad, agradecida, levantó altares en su honor
y por primera vez usó los anillos, en recuerdo a su esclavitud.

84 EL TAROT MÍTICO
A nivel interno, Prometeo, el Colgado, es imagen de un sacrificio
voluntario para un bien mayor. Este sacrificio puede ser de una cosa
externa o puede ser una actitud interior, pero ha de hacerse de buena
gana y con una aceptación plena del sufrimiento que se nos puede
exigir. En la carta de la Rueda de la Fortuna, el Loco encontraba es­
tos golpes repentinos de la suerte que inauguran los cambios de mu­
cha trascendencia en la vida. Pero nosotros, como el Loco, podemos
responder de muchas maneras a estos cambios. Hay personas que no
pueden adaptarse y se aferran al pasado que han perdidos. Otras se
vuelven amargadas y le echan la culpa a la vida, a Dios, a la sociedad
o a otra personal. La imagen de Prometeo es un símbolo de esa parte
de nosotros que tiene la perspicacia necesaria como para comprender
que determinados cambios pueden ser necesarios para descubrir un
designio interno que aún no tenemos claro. Por eso, el Titán repre­
senta una actitud de sumisión voluntaria a ese misterioso centro cu­
yas obras están detrás de las vueltas de la Rueda.
Prometeo, el Colgado, implica una aceptación de la espera en la
oscuridad. Está colgado torturado por la inquietud y el miedo de que
su sacrificio al final pueda ser baldío; tiene aún una expresión llena de
paz. Y su suspensión al final se acaba, modificándole a él y a su rela­
ción con los dioses, puesto que se le da la inmortalidad. En muchos
aspectos, Prometeo es una imagen de la renuncia al control, para que
pueda salir a flote un nuevo y más grande sentido de la vida. Puesto
que Prometeo ha hecho al hombre, se puede decir que es hombre
«una especie de espíritu visionario dentro de nosotros, que ve posi­
bilidades superiores, y está dispuesto a dejar todo lo que antes consi­
derábamos sagrado, para poder conseguir una conciencia mayor.
Como resultado, Prometeo en un principio se hace terriblemente
vulnerable, porque si estamos decididos a realizar un sacrificio seme­
jante por fe, entonces nos abrimos a la vida, y la vida puede herirnos.
Pero este precio, de entregar nuestras defensas y hacer el camino en
la soledad y la duda, parece necesario para todo sentido real de aque­
llo que nos sostiene cuando nosotros no podemos sostenemos a nos­
otros mismos. Es lo que las religiones entienden por verdadera fe, y

Los ARCANOS MAYORES 85


solo se puede ganar arriesgándose en la vida. La carta del Colgado es
una consecuencia natural de la vuelta de la Rueda de la Fortuna, ya
que implica una voluntad de creer en ese Otro que sabe mejor que
el ego lo que puede ser justo y necesario para el desarrollo de uno.
A nivel adivinatorio, Prometeo, el Colgado, presagia la necesidad
de un sacrificio voluntario a fin de conseguir algo de más valor. Esto
puede ser el sacrificio de una cosa externa, que antes nos daba segu­
ridad, con la esperanza de que pueda quedar sitio para el desarrollo.
O puede ser el sacrificio de una actitud que cultivamos, como, por
ejemplo, la superioridad intelectual, o el odio implacable, o una per­
secución obstinada de algún sueño inalcanzable. Por eso el Loco res­
ponde al desafio de la vuelta de la Rueda con una voluntad de poner
su fe en las obras ocultas del subconsciente, y aguarda -muchas ve­
ces con temor y preocupación- en la esperanza de una vida nueva y
meJor.

86 EL TAROT MfTICO
La Muerte

La carta de La Muerte retrata a una figura de negro, con la cara


tapada por un casco negro. Sus manos están abiertas para recibir
los dones que le ofrecen las diminutas figuras humanas que están
de rodillas ante él. Una le da una corona de oro, otra un montón
de monedas. La tercera, un niño, le entrega una flor.
Detrás de esta figura oscura corre un río pesado. Al lado del río,
la tierra está resquebrajada y estéril. En la orilla lejana,
la tierra lentamente cobra brillo y se vuelve verde bajo
el sol naciente.

El río Estigia, que quiere El niño que ofrece la flor


decir «aborrecido», estaba es una imagen de la fe
considerado como un río infantil en el cambio que
pesado y prohibido, ya que puede ayudarnos a
representa una etapa por afrontar el proceso del
la que tenemos que pasar luto. Solo el niño no
para alcanzar las riquezas tiene miedo de expresar
del mundo subterráneo. el dolor.
Este es el estado de tristeza
y luto, que es tan
necesario para la vida
como la alegria
y la celebración.

El sol naciente sugiere un


nuevo futuro, aunque las
almas que se arrodillan
ante Hades lo ignoran
por completo.

Los ARCANOS MAYORES 87


Aquí encontramos al tenebroso dios Hades, señor del mundo
subterráneo, que encontramos primero en la carta de la Emperatriz,
como raptor de Perséfone, hija de Deméter. Según la mitología, Ha­
des era conocido como el Invisible. Le llamaban también Plutón, que
quiere decir «opulencia», ya que su reino estaba lleno de riqueza
oculta. Hades era hijo del Titán Cronos y de Rea, y fue rescatado por
su hermano Zeus cuando Cronos vomitó a sus hijos. Zeus entonces
entregó a Hades el reino del mundo subterráneo como su parte de
la herencia. En ese campo el dios tenebroso gobernó como amo ab­
soluto. Cuando salía a la luz, su casco le hacía invisible, para que nin­
gún mortal pudiera verle. Los ritos de la muerte exigían que se me­
tiera una moneda de oro en la boca del cadáver, ya que, si no ofrecía
a Hades este tributo, el alma se veía obligada a vagar para siempre en
las orillas del río Estigia, que circunscribía el reino del mundo sub­
terráneo.
Aunque a Hades se le concediera una condición inferior a la de su
hermano celestial Zeus, él poseía el poder más grande, ya que su ley
era irrevocable. Una vez que un alma entraba en el reino de Hades,
no había dios, ni siquiera el rey de los dioses, que pudiera recuperarla.
Aunque algunos héroes como Orfeo y Teseo entraran de forma ilí­
cita en el reino de Hades, engañando al viejo barquero Caronte y
consiguieran escapar al terrible Cerbero, el perro de tres cabezas que
custodiaba las puertas, ninguno de ellos volvió al mundo superior del
mismo modo. El poder de Hades era tan irrevocable que los dioses
prestaban sus juramentos con las aguas del río Estigia, que era a la
vez un veneno mortal y otorgaba la inmortalidad.

A nivel interno, Hades, el señor de la Muerte, es una imagen del


final permanente y definitivo de un ciclo de la vida. Cuando cambia­
mos, puede producirse una nueva actitud o nuevas circunstancias,
pero el antiguo camino ha muerto y jamás volverá en su forma origi­
nal. Por eso Hades es un símbolo de esa sensación de término que
experimentamos cuando algo se nos acaba, y también, por su
atuendo oscuro, un símbolo de la experiencia de luto que es necesa-

88 EL TAROT MfTICO
ria para preparar un nuevo ciclo. En la carta del Ahorcado, encontra­
mos la experiencia de la sumisión voluntaria a las leyes ocultas del
alma -la decisión de abandonar algo en la esperanza de que pueda
manifestarse una nueva fase de la vida-. Hades, el señor de la
Muerte, representa ese estado intermedio en el que se nos pone cara
a cara con la completa irrevocabilidad de nuestra pérdida, y ante la
sensación de que ha empezado un nuevo crecimiento.
La carta de la Muerte no simboliza necesariamente un final «malo».
La experiencia de un final irrevocable puede acompañar aconteci­
mientos tan alegres como el matrimonio o el nacimiento de un niño.
Pero estos acontecimientos no indican solamente un nuevo co­
mienzo; significan también la muerte de un viejo modo de vida, y esa
pérdida ha de ser reconocida y lamentada. Por eso tenemos rituales
modernos como las «despedidas de solteros» para reconocer la pér­
dida del estado de soltero. Las mujeres (y los hombre, según el caso)
a menudo sienten una inexplicable depresión después de tener un
hijo, porque aún no han llegado a reconocer que una fase de la vida
ha muerto al tiempo que ha nacido una cosa nueva. Por eso hay que
pagarle una moneda a Hades, porque él preside todos los finales y los
nuevos comienzos, y el final es tan importante como el principio, y
ha de ser reconocido y experimentado. Al mundo subterráneo vamos
desnudos, porque no podemos llevar con nosotros nuestros proyec­
tos y nuestras actitudes que nos han proporcionado seguridad. Por
eso la carta de la Muerte no es una descripción de la muerte fisica,
sino más bien una imagen de los inevitables ciclos cambiantes de la
vida que siempre contienen finales. A través de los ojos de Hades, la
vida se puede ver como una constante procesión de muertes, empe­
zando por tener que dejar las aguas confortables del vientre materno
y acabando con la dura realidad de tener que separarnos de la exis­
tencia física. Jamás volveremos a vivir en el paraíso dichoso del
cuerpo de la madre. La infancia debe morir para dar paso a la adoles­
cencia y al desarrollo sexual, y, en cuanto a la juventud, por mucho
que nos esforcemos en prolongarla a base de dietas, ejercicios y cos­
méticos, con el tiempo tendrá que morir para ir hacia la madurez y la

Los ARCANOS MAYORES 89


mediana edad. Cada relación, incluso la mejor, tiene sus ciclos de fi­
nales y de comienzos, porque nuestros sentimientos cambian con­
forme pasa el tiempo y nuestra comprensión de otra persona crece.
Dejamos atrás nuestro estado de solteros cuando nos casamos, y de­
jamos atrás nuestra eterna juventud con el nacimiento de los hijos
que nos recuerda nuestra propia mortalidad. Por eso Hades, el señor
de la Muerte, es nuestro compañero invisible a lo largo de la vida, y
a él hemos de pagar nuestro tributo.

A nivel adivinatorio, la carta de la Muerte implica que algo se


tiene que acabar. Que esta experiencia sea penosa o no depende de
la capacidad de la persona para aceptar y reconocer la necesidad de
los finales. La carta de la Muerte puede presagiar una oportunidad
para una nueva vida, si conseguimos desprendernos de la vieja. Por
eso el Loco entra en el mundo subterráneo, dejando tras él su vida
anterior, para prepararse a un futuro desconocido.

90 EL TAROT MÍTICO
El Diablo

La carta de El Diablo retrata a un Sátiro) una criatura que es medio


hombre y medio macho cabrío) bailando al son de la flauta que tiene
en su mano izquierda. Con la derecha agarra dos trozos de cadena)
cada uno de ellos atado al cuello de una figura humana desnuda.
Las figuras --un hombre y una muJer- llevan unos cuernos
diminutos como los del Sátiro. Aunque sus manos y sus pies están
libres para bailar, las cadenas del miedo y la fascinación
por la música les retienen. A su alrededor se divisan las oscuras
paredes de una cueva.

El macho cabrío en La cueva oscura y sin


la mitología estaba puerta significa que
asociado a la lujuria Pan habita en el reino
y a la indecencia y se más inaccesible del
consideraban un animal subconsciente. Solo una
impuro y lujurioso. crisis puede romper el
Pero el macho cabrío muro y penetrar en su
simboliza también el cámara secreta.
chivo expiatorio,
la persona o cosa sobre la Las figuras de los
que la gente proyecta bailarines son libres, si así
la parte inferior de sí lo desean, de sacudirse las
misma, para sentirse más cadenas, ya que sus manos
limpia y más recta. no están atadas.
Por eso, Pan, el Diablo, Ser esclavos del Diablo,
es el chivo expiatorio al en definitiva, es una
que echamos la culpa cuestión voluntaria de la
de nuestros problemas. que la consciencia se
puede librar.

Los ARCANOS MAYORES 91


Aquí encontramos al gran dios Pan, que los griegos adoraban
como el Gran Todo. Según la mitología, Hermes engendró a Pan en
la ninfa Dryope. El niño era tan horroroso al nacer -con cuernos,
barba, rabo y patas de cabra- que su madre se marchó aterrorizada,
y Hermes se lo llevó al Olimpo para diversión de los dioses. Pan fre­
cuentaba los bosques y pastos de Arcadia y personificaba el espíritu
fértil y fálico de la naturaleza salvaje y bravía. Pero en ocasiones tam­
bién sabía ser amable con los hombres guardando rebaños, manadas
y colmenas. Tomaba parte en las juergas de las ninfas del bosque y
ayudaba a los cazadores a encontrar su presa. En una ocasión persi­
guió a la casta ninfa Siringa hasta el río Ladon, donde ella se trans­
formó en junco para escapar a sus desagradables e hirsutos abrazos.
Allí, puesto que no podía distinguirla de los demás juncos, cortó
unos cuantos al azar, e hizo con ellos una flauta, la flauta de Pan.
Del nombre de Pan deriva la palabra «pánico», porque él se diver­
tía dando sustos de repente al viajero solitario. Era despreciado por
los otros dioses, aunque se aprovechaban de sus poderes. Apolo, el
dios-sol, consiguió de él el arte de la profecía por medio de halagos,
y Hermes emitió una flauta que él había dejado abandonada, la rei­
vindicó como si fuera su propio invento, y se la vendió a Apolo. Por
eso el brillante dios-sol recibió su música y su profecía de forma ilí­
cita del macho cabrío, el horrible y bravío dios de la naturaleza.

A nivel interno, Pan, el Diablo, es una imagen de la servidumbre


al aspecto más crudo e instintivo de la naturaleza humana. Como el
dios era adorado en cuevas y grutas, rodeado de miedo, su imagen
en nosotros sugiere algo que a la vez nos da miedo y nos fascina -los
brutales, cabrunos e incivilizados impulsos sexuales que experimen­
tamos como algo malo, a causa de su naturaleza compulsiva-. A par­
tir del comienzo de la era Cristiana, el dios Pan ha sido asignado a la
figura del Diablo, con su mueca maligna, sus cuernos de cabra y
todo, y es despreciado por la gente «espiritual», así como una vez le
despreció Apolo en la mitología Griega. Plutarco relata cómo, du­
rante el reinado del emperador Tiberio, un marinero que navegaba

92 EL TAROT MITIGO
cerca de las islas Equinades escuchó una voz misteriosa que le llamó
tres veces, diciendo: «Cuando llegues a Palodes proclama que el dios
Pan ha muerto». Eso sucedió al tiempo que el cristianismo nacía en
Judea. Pero la presencia de esta carta entre los Arcanos Mayores del
Tarot sugiere que Pan no ha muerto. Lo que pasa es que ha sido re­
legado a los escondites más bajos del subconsciente, y representa
aquello que nosotros tememos, aborrecemos y despreciamos en nos­
otros mismos, y que incluso nos esclaviza a través de nuestro mismo
miedo y de nuestra misma repugnancia.
El problema de la vergüenza respecto al cuerpo y a los impulsos
sexuales, sobre todo esos impulsos que el psicoanálisis ha sacado
tanto a la luz en este siglo -las fantasías incestuosas, la atracción ha­
cia las funciones corporales y las excreciones, la sensación de que se
trata de algo sucio y perverso, cabruno e hirsuto, horroroso e infe­
rior- es el problema que personifica Pan, el Diablo. Incluso el
hombre y la mujer más «liberados» sexualmente pueden experimen­
tar esta secreta vergüenza respecto al cuerpo. Podemos hallar algo
noble y romántico en el león rabioso de la carta de la Fuerza, o en
los caballos testarudos del Carro. Pero es más dificil percibir la no­
bleza en Pan. No obstante, en la mitología él no era malo, simple­
mente era bravío, amoral y natural. Es el estancamiento de los hu­
manos que están sometidos al terror y a la fascinación lo que crea el
problema. La carta del Diablo significa bloqueos e inhibiciones, ge­
neralmente de tipo sexual, que surgen de nuestra incapacidad de en­
tender a Pan. Es verdad que es horroroso, pero es el Gran Todo: la
vida brutal del propio cuerpo, amoral y crudo, pero no por eso me­
nos dios. La energía que gastamos manteniendo al Diablo en su
cueva, avergonzado y escondido, es una energía perdida para la per­
sonalidad, pero que puede ser rescatada con un resultado inmensa­
mente poderoso si queremos mirar a Pan a la cara. Por eso el Loco
tiene que aprender a enfrentarse con los aspectos más bajos y más
vergonzosos de sí mismo, o será siempre esclavo de su propio
miedo. Entoncés, para ocultar su secreto vergonzoso, puede querer
ser superior y proyectar su propia bestialidad en otros, arrastrándo-

Los ARCANOS MAYORES 93


los al prejuicio, a la intolerancia e incluso a la persecución de indivi­
duos y razas que le parecen «malas».

A nivel adivinatorio, la carta de Pan, el Diablo, sugiere la necesi­


dad de afrontar todo lo que tenemos de sombrío, vergonzoso y bajo
en nuestra personalidad. El Loco debe liberarse alcanzando el cono­
cimiento y la aceptación honrada y humilde de Pan, entonces podrá
rescatar el poder creativo que está encadenado por su propio pánico
y asco de sí mismo. Así llegará al centro del laberinto y mirará a la
cara su propia oscuridad en la substancial oscuridad de su cuerpo,
para llegar a ser lo que siempre ha sido: puramente natural.

94 EL TAROT M[TICO
La Torre

La carta de La Torre retrata un edificio de piedra edificado sobre


una roca alta que daba al mar. De las profundidades del agua
emer;ge una figura poderosa y amenazadora, con una corona de oro,
cabello castaño ondeando con alga marina, con la cola de un pez
que se puede observar entre las olas embravecidas. Él apunta su
tridente hacia el edificio, que es alcanzado por un relámpago
y unos truenos. El mar hierve y el cielo es negro y presagioso,
iluminado por violentos relámpagos rojos.

El tridente es el atributo Aunque Poseidón


del poder de Poseidón, es un dios de tierra, está
y refleja la luna retratado con la cola de
creciente que le une con un pez. Eso le une
el reino de los instintos a las criaturas del mar,
y de la noche. de sangre fría,
muy lejos de la vida
La salida del dios del mar humana, de sangre
sugiere una poderosa caliente, que corresponde
fuerza instintiva que al mundo arcaico de los
emerge del subconsciente, instintos.
más fuerte que los
esfuerzos de la voluntad
para reprimirla.

Los ARCANOS MAYORES 95


Aquí vemos al famoso Laberinto del rey Minos, que fue alcanzado
por un terremoto cuando el dios Poseidón, enfadado, salió de las
aguas para derribar al reino. Según la mitología, Minos era el rico y
poderoso rey de Creta. Recibió este poder de Poseidón, dios del te­
rremoto y de las profundidades del océano, que consintió en hacer a
Minos soberano de los mares si el rey ofrecía un hermoso toro blanco
al rey en sacrificio. Pero el rey Minos no quería dar el toro, y lo es­
condió en su manada, poniendo en su lugar un animal más pequeño.
Poseidón, furioso con Minos por haber sido arrogante y haber recha­
zado el pacto, pidió la ayuda de Afrodita, la diosa del amor. Ella ins­
piró a la esposa de Minos, Pasifae, una pasión ardiente por el toro
blanco. La reina sobornó a Dédalo, artesano de palacio, para que le
hiciera una vaca de madera. Pasifae entró en la vaca, el toro penetró
a Pasifae, y de esta unión de la reina y la bestia nació el Minotauro,
la vergüenza de Minos, una horrible criatura con cuerpo de hombre
y cabeza de toro, que se alimentaba de carne humana. El rey, aterro­
rizado, escondió esta criatura en el interior de un gran Laberinto de
piedra que mandó construir a Dédalo.
Pero el reino no podía quedar para siempre en esta situación es­
tancada, con un secreto tan infamante en su interior. Con la ayuda de
Ariadna, la hija de Minos, el héroe Teseo, hijo de Poseidón, vino y
mató al Minotauro, y el dios en ese momento salió airado de su le­
cho en el fondo del mar y atacó al Laberinto. El edificio fue reducido
a escombros por el terremoto, que enterró a la vez al rey Minos y al
cadáver del Minotauro, al tiempo que todos los esclavos que habían
estado sometidos al poder de Minos fueron puestos en libertad. Te­
seo fue proclamado rey de Creta, una nueva era fue inaugurada y el
Laberinto no fue levantado nunca más.

A nivel interno, la Torre atacada por el dios es una imagen del de­
rrumbamiento de las viejas formas. La Torre es la única estructura
hecha por el hombre en los Arcanos Mayores y por eso es una repre­
sentación de las estructuras, internas y externas, que nos hacemos
nosotros mismos, como Minos, como defensas contra la vida y como

96 EL TAROT MfTICO
escondite para ocultar nuestros lados menos agradables a los demás.
En muchos aspectos, la Torre es una imagen de las fachadas social­
mente aceptables que nosotros adaptamos para ocultar a la bestia que
llevamos dentro. Entonces utilizamos nuestras profesiones, nuestras
buenas credenciales, nuestras afiliaciones a instituciones y compañías
respetables, nuestros papeles sociales cuidadosamente educados,
nuestras sonrisas más corteses y nuestros saludos más diplomáticos,
nuestro aspecto inspirado en las revistas de moda y nuestra moral in­
culcada por la familia, para ocultar ese secreto vergonzoso que en la
carta del Diablo aguarda al Loco en el mundo subterráneo. La Torre
es una estructura de valores falsos o demasiados grandes, esas actitu­
des hacia la vida que no salen de la integridad del ser, sino que son
«puestas» como si fueran trajes en un juego que sirve para impresio­
nar a la audiencia. La Torre representa también las estructuras que
construimos en el mundo externo para encarnar nuestras personali­
dades incompletas .
Por eso, cuando el Loco se enfrenta al gran dios Pan en el cen­
tro del Laberinto, es transformado por el encuentro. Es más hu­
milde, más completo y más real. Inevitablemente, este cambio dará
lugar a transformaciones en la vida externa. Del mismo modo que
nuestras actitudes se ven alteradas por cualquier encuentro que ten­
gamos con lo que está en el subconsciente, así también son los mo­
dos de vida que elegimos. Una de las razones por las que mucha
gente tiene miedo a este proceso de autoanálisis es que intuye que,
si descubre su verdadera naturaleza, ya no va a poder fingir ante los
ojos del mundo. Un encuentro honrado con el Diablo necesita una
profunda integridad interior, y por eso la Torre, el edificio que re­
presenta los valores del pasado, puede venirse abajo. El Loco se da
cuenta de qué manera ha traicionado su propia esencia, y este
trauma es como el tridente de Poseidón atacando al Laberinto: res­
quebraja las defensas y rescata esas partes de nosotros mismos que
han sido esclavizadas. En muchos aspectos, el Minotauro es como el
Diablo, porque ambos representan un secreto bestial relacionado
con el cuerpo y con las sensaciones sexuales vergonzosas que han de

Los ARCANOS MAYORES 97


ser ocultadas incluso a nosotros mismos, si queremos aparecer sin
tacha y «decorosos» a los ojos de la sociedad.

A nivel adivinatorio, la carta de la Torre, cuando aparece al echar


las cartas, presagia el derrumbamiento de las formas existentes. De­
pende mucho de la actitud del individuo que el que pueda ser difícil
y penoso aceptar esta carta, como las cartas de la Muerte y del Dia­
blo. Obviamente es más creativo preguntarse a uno mismo dónde es­
tamos atados o limitados por una personalidad o por una imagen
falsa, porque un esfuerzo de voluntad para romper con este fingi­
miento nos puede ahorrar mucha angustia. Pero parece ser que la
Torre va a caer de todos modos, tanto si queremos como si no, no
porque algún maligno destino externo lo mande, sino porque algo
dentro del individuo ha alcanzado el punto de ebullición y no puede
vivir por más tiempo con tales límites.

98 EL TAROT MÍTICO
La Estrella

La carta de La Estrella retrata a una hermosa joven con


una cabellera la rga y bonita, arrodillada ante un cofre abierto.
Del cofre sale un enJambre nocivo de criaturas voladoras que llenan
el aire de tinieblas. Pero los ojos de la mujer joven están fijos
en una estrella luminosa que se cierne sobre ella, y en la que se puede
ver una figura femenina luciendo un traje blanco.

Pandara es, como Eva, El cofre que Zeus envía


una mujer. Es el lado a la humanidad con
femenino de la Pandara es como la
naturaleza humana manzana del jardín
-sentimiento, instinto, del Edén: algo que está
imaginación, intuición­ prohibido, pero a lo que es
que tiene que sondear imposible resistir.
la verdad a pesar de Contiene el conocimiento
las consecuencias. de la realidad de la vida
humana, es decir, la
Los insectos, a deferencia muerte de la ingenuidad
de las criaturas de sangre y de la fantasía infantil;
caliente, están lejos de la aunque también contiene
conciencia humana y de el atributo más precioso
la comunión. No podemos del espíritu humano.
comunicarnos con ellos,
sino que son aguijoneados
y picados por su misma
naturaleza.

Los ARCANOS MAYORES 99


Aquí encontramos a Pandara, que según la mitología abrió el co­
fre que Zeus había dado maliciosamente a la humanidad, y soltó a to­
das las plagas. Después que el Titán Prometeo robara el fuego sa­
grado de los dioses para dárselo a la humanidad, el rey de los dioses
decidió infligir a la raza humana severos castigos, que culminaron en
el gran diluvio descrito en la carta del Ahorcado. Antes de este dilu­
vio, sin embargo, su ira era más sutil, aunque no se había saciado to­
davía. Zeus ordenó a Hefesto, el dios del fuego, que hiciera un
cuerpo con barro y agua, le diera fuerza vital y voz humana, e hiciera
a una virgen cuya belleza deslumbradora fuera igual a la de las diosas
inmortales. Todas las divinidades colmaron esta nueva criatura con
sus regalos especiales, y le dieron el nombre de Pandara. Hermes, sin
embargo, puso perfidia en el corazón de Pandara y mentiras en su
boca. Zeus envió esta mujer a Epimeteo, hermano de Prometeo,
junto con un gran cofre. Pero Epimeteo, habiendo sido advertido
por su hermano de que no aceptara regalos de Zeus, se disculpó res­
petuosamente. Pero luego, al ver la terrible venganza que el rey de
los dioses infligió a Prometeo, Epimeteo ( cuyo nombre significa
«que ve por detrás») se apresuró a casarse con Pandara.
Prometeo, antes de ser agarrado y aprisionado en su solitario pico
de la montaña, logró advertir a Epimeteo de que no tocara el cofre,
y Epimeteo comunicó esta advertencia a Pandara con espantosas
amenazas. Pero Hefesto había hecho a Pandara tan loca, traviesa y
holgazana como hermosa. Al poco rato abrió la tapadera del cofre, y
las terribles plagas que Zeus había juntado -la Vejez, el Trabajo, la
Enfermedad, la Demencia, el Vicio y la Pasión- escaparon y se es­
parcieron sobre la tierra, infectando a toda la humanidad. Solo la es­
peranza, que de algún modo consiguió encerrarse en el cofre junto
con las Plagas, no se fue volando.

A nivel interior, la imagen de Pandara y la Estrella de la Esperanza


es un símbolo de esa parte de nosotros que, a pesar de un contra­
tiempo, una depresión o una pérdida, puede aferrarse todavía a un
sentido y a un futuro que podría sobreponerse a las desgracias del

100 EL TAROT MÍTICO


pasado. La Estrella no representa un convencimiento totalmente for­
mado de futuros planes, o una solución a los problemas de uno, o
una guía para la acción. Como las cartas del Ermitaño y del Colgado,
la carta de la Estrella es una carta de espera, porque el sentido de la
esperanza es una luz frágil que alumbra y guía, pero no disipa la ti­
nieblas enteramente. La esperanza aparece, pues, como una figura
femenina, porque es el lado irracional de nosotros -la intuición­
el que percibe la Estrella en medio del enjambre nocivo de Plagas.
La esperanza no hace que las Plagas se marchen, ni deshace la ven­
ganza que Zeus ha desatado. Pero, sea como fuere, de alguna manera
misteriosa, proporciona la fe y por eso en la imagen los ojos de Pan­
dora están fijos no en las desgracias de la condición humana, sino en
esa vaga, irracional, inexplicable sensación de que pronto llegará la
aurora.
Esta clase de esperanza no tiene nada que ver con las expectativas
planeadas. Está relacionada con algo profundo que hay dentro de
nosotros, que a veces llamamos la voluntad de vivir, y que -a pesar
de ser una experiencia subjetiva, sin ninguna razón visible y con­
creta- muchas veces puede marcar la diferencia entre la vida y la
muerte. Los médicos saben que esto pasa con sus pacientes --que el
individuo que tiene esperanza y voluntad de vivir puede encontrar a
menudo el recurso interno para luchar con una enfermedad que de
otra manera le mataría-. Asimismo, individuos que han sufrido cir­
cunstancias trágicas o se han tenido que enfrentar a desafios superio­
res a lo que soporta normalmente la capacidad humana -como
aquellas personas que han estado en los campos de concentración de
Alemania y Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, o que vie­
ron a sus familias destrozadas en las invasiones rusas de Checoslova­
quia en 1948 y Hungría en 1956- han dicho muchas veces que te­
nían fe y ese sentido de la diferencia entre la supervivencia y el
derrumbamiento completo y la muerte. La esperanza es una cosa
profunda y misteriosa, porque parece como si pudiera trascender
todo aquello que la vida nos presenta en el camino de la catástrofe.
Sin embargo, no surge por un acto de voluntad, aunque la Estrella

Los ARCANOS MAYORES 1O1


de la Esperanza aparezca en el mito de Pandora tras una acción deli­
berada por su parte. Simplemente está allí, misteriosamente ence­
rrada en el cofre junto con todas las calamidades, y si el individuo
sabe percibir su delicado resplandor, entonces su ,respuesta ante las
dificultades quedará radicalmente transformada. Por eso la Estrella,
la visión de la esperanza y de la promesa que nos guía, no surge de la
intención, sino de las cenizas de la Torre que ha sido destruida. El
Loco espera entre los escombros, sin ninguna idea clara de cómo o
qué reedificar. En medio de esta confusión y derrumbamiento de las
actitudes y estructuras viejas surge la tenue, impalpable pero pode­
rosa Estrella de la Esperanza.

A nivel adivinatorio, la carta de la Estrella, cuando aparece al echar


las cartas, anuncia la experiencia de la esperanza, el sentido y la fe en
medio de las dificultades. Sin embargo, la Estrella también puede ser
ambivalente, y puede poner en guardia contra la esperanza ciega que
se niega a realizar la acción necesaria para construir sobre ella, pero
la carta de la Estrella es el anuncio de una promesa, una experiencia
absolutamente agradable para el Loco que ha pasado por el derrum­
bamiento de algo que el consideraba valioso para su vida.

102 EL TAROT MfTICO


La Luna

La carta de La Luna retrata una misteriosa figura femenina


con tres caras, coronada con una diadema de la luna en sus tres fases.
Sus cabellos son de plata, ella lleva un vestido blanco que cae
en un charco a sus pies. A su lado hay un perro con tres cabezas,
mientras que desde las profundidades del charco un cangrejo intenta
arrastrarse fuera del agua. El cielo tras ella es oscuro, iluminado
tan solo por la luminosidad de su corona.

Las tres caras de Hécate, El cangrejo es una


como las tres caras de criatura que no pertenece
las Moiras, reflejan las totalmente ni al reino
inevitables facetas acuático ni al reino
cambiantes de la vida. terrestre, sino que vive
entre ambos.
El color blanco y el color Por eso el cangrejo es
plata, los colores una imagen del mundo
del vestido y del pelo de de los sueños, que suwe de
Hécate, se asocian las profundidades
con la luna, porque se desconocidas, pero se mete
decía que contenían en si en el mundo visible
todos los colores en a través de poderosas
un estado incipiente. imágenes y sentimientos
que no pueden ser
ignorados.

Los ARCANOS MAYORES 103


Aquí encontramos a la anciana Hécate, diosa del mundo subterrá­
neo, soberana de la luna, la magia y el encantamiento. Según la mi­
tología, Hécate a veces se alternaba con Artemisa, la diosa del amor,
aunque era una divinidad mucho más vieja, y era poderosa tanto en
el cielo como debajo de la tierra. Hija de Zeus y de Hera, suscitó
la cólera de su madre por robarle un frasco de colorete. Ella huyó a la
tierra y se ocultó en casa de una mujer que acababa de dar a luz un
niño. El contacto con el parto la hizo impura, y por eso fue llevada
al mundo subterráneo, para lavar su mancha. Pero resulta que se con­
virtió en uno de los soberanos del mundo subterráneo, y se llamó a
la Reina Invencible, la que presidía las purificaciones y las expiacio­
nes. Como era una diosa de encantamiento, enviaba a la tierra demo­
nios que atormentaban a los hombres en sus sueños. Iba acompañada
por Cerbero, el guardián de la entrada al mundo subterráneo, que te­
nía tres cabezas, y que era su forma animal y su espíritu familiar. Los
sitios que solía frecuentar más a menudo eran los cruces de los cami­
nos, las tumbas y los lugares de crímenes, y levantaban en su honor
imágenes sagradas de tres cabezas en los cruces de los caminos y era
adorada en vísperas de luna llena.
El mismo Zeus honró tanto a Hécate que nunca le negó el anti­
guo poder del que ella siempre había disfrutado: el de conceder o de­
negar a los mortales cualquier deseo. Sus compañeras en el mundo
subterráneo eran las tres Erinias o Furias, que castigaban las ofensas
contra la naturaleza y representaban de una forma más amenazadora
a las tres Moiras o Parcas. Por eso Hécate es una de las imágenes más
arcaicas de la mitología, y preside la magia, el parto, la muerte, el
mundo subterráneo y el destino.

A nivel interior, Hécate, la diosa de la luna, es una imagen de las


misteriosas profundidades acuosas del subconsciente. Ya hemos en­
contrado este reino extraño e impalpable en las otras dos cartas de los
Arcanos Mayores: la Suma Sacerdotisa y la Rueda de la Fortuna. Estas
tres cartas están vinculadas en su significado y representan una pro­
gresión en la comprensión profunda y en la experiencia del mundo

104 EL TAROT MITIGO


del subconsciente. Por medio de Perséfone, la Suma Sacerdotisa, el
Loco empezó a estar atento a sus propias profundidades personales,
a tener un yo secreto que estaba por debajo de la vida corriente. Por
medio de las Moiras, que presiden la Rueda de la Fortuna, experi­
mentó el poder que llamamos Destino, a través de los cambios repen­
tinos de la suerte que revelan una ley invisible o un plan determinado
por dentro. Aquí, en la carta de la Luna, encontramos en la imagen
de Hécate una experiencia del gran mar colectivo del subconsciente del
que ha surgido no solamente el individuo, sino la totalidad de la vida.
Hécate es más que el retrato de las profundidades personales. Ella en­
carna el principio femenino en la vida misma, y las tres caras y las tres
fases lunares reflejan su poder polifacético sobre el cielo, la tierra y el
mundo subterráneo. En términos psicológicos, en este reino oceá­
nico de la imaginación humana es donde han nacido los grandes mitos
y los símbolos religiosos, y las obras de arte a lo largo de los siglos.
Es un mundo caótico, confuso, ilimitado, del que los individuos, con
su camino personal y la búsqueda de sí mismos, no son más que una
parte pequeñita.
El encuentro con Hécate, la diosa-luna, es el enfrentamiento con
un mundo transpersonal, donde los límites personales se borran y el
sentido de la dirección y el ego se han perdido. Es como si tuviéra­
mos que esperar sumergidos en las aguas de este mundo a la vez que
surgen las nuevas posibilidades que con el tiempo se van a convertir
en nuestro futuro. Pero las aguas oscuras del subconsciente colectivo
contienen a la vez lo positivo y lo negativo, y a veces es dificil distin­
guir sus movimientos cambiantes de la locura y el engaño. Puede ser
un mundo espantoso, que produce ansiedad, ya que vivir en el reino
que preside Hécate significa vivir sin conocimiento ni claridad. Sobre
nosotros ha corrido algo que limpia el pasado y prepara el camino
para el futuro, pero debemos esperar como el feto espera en el vien­
tre. El único camino que lleva al mundo de Hécate es el «camino
real» de los sueños, que, al igual que el cangrejo, nos atormenta con
una rápida visión y luego se desliza otra vez en el agua. La carta de
la Luna es una carta de gestación, llena de confusión, ansiedad y atur-

Los ARCANOS MAYORES 105


dimiento. No tenemos nada que nos guíe, excepto el mundo de los
sueños y la Estrella de la Esperanza, porque esta imagen de lo feme­
nino no es una imagen personal como la de la Suma Sacerdotisa. Es
vaga, impalpable e impersonal, y se encarna como humores cambian­
tes y confusión. Hécate nunca se puede asir realmente, porque es una
diosa de magia, e inicia al Loco en un mundo más grande que el
suyo, ese agua original de la que procede toda vida.

A nivel adivinatorio, la carta de Hécate, la diosa-luna, presagia un


periodo de confusión, fluctuación e incertidumbre. Estamos en po­
der del subconsciente y lo único que podemos hacer es esperar y afe­
rrarnos a las impalpables imágenes de los sueños y a la vaga percep­
ción de esperanzas y fe. Por eso el Loco aguarda su renacimiento en
las aguas de un útero más grande, vagamente consciente de que su
camino de desarrollo personal no es más que un pequeño fragmento
de una vida amplia, inabarcable, que se extiende a lo largo de milenios
y que permanece eternamente fértil, aunque eternamente informe.

106 EL TAROT MÍTICO


El Sol

La carta de El Sol retraía a un hombre de una belleza clásica


y bien proporcionado, con cabellos de oro, con una corona de hojas
de laurel y que lleva en su cabeza el disco dorado del, sol.
Tiene alas doradas y lleva una tánica corta de un blanco
deslumbrante. En su mano derecha sostiene un arco y una aljaba
llena de flechas; en su mano izquierda mece una lira.
Le hacen de marco dos columnas y un pórtico hecho de piedra
de oro claro. Tras él, un paisaje oro y verde, con olivos, brilla bajo
un cálido cielo azul.

Si los pesares y los miedos Las flechas de Apolo,


eran llevados a Apolo de la�o alcance,
en una canción, él se los le merecieron el epíteto de
llevaba. La música, «Apolo el de la Vista
como expresión del La�a», significando con
dios-sol, transforma eso que es una imagen
nuestra oscuridad en luz de esa parte de nosotros
y sentido. que puede ver el propósito
y la razón, porque los
La guirnalda de laurel experimenta mucho
se utilizaba para coronar antes de que los hayamos
a los vencedores de las procesado emocionalmente
competiciones atléticas y dejado atrás.
y artísticas. El espíritu
esforzado y la corona
de la victoria son ambos
aspectos del dios-sol.

Los ARCANOS MAYORES 107


Aquí encontramos al radiante dios-sol Apolo, el caballero del
Olimpo y señor de la profecía, la música y el conocimiento. Su apodo
era el de Febo, que quiere decir «el brillante», y, según la mitología,
se recreaba en lo alto de los picos de la montaña. Era hijo de Zeus y
de Leto, la diosa de la Noche. Al igual que otros niños, Apolo no fue
alimentado con la leche de su madre. Se hartó de néctar y de dulce
ambrosía, e inmediatamente el recién nacido arrojó sus pañales y fue
dotado de fuerza viril. Con el arco y las flechas de largo alcance que
Hefesto, el dios del fuego, había hecho para él, salió en busca de un
lugar para su santuario. Pero el lugar que escogió fue la garganta de
una montaña, que era la madriguera de la maligna serpiente femenina
Pitón, una bestia enviada por Hera, fuera de si por los celos, para des­
truir a Leto, la madre de Apolo. El dios mató a Pitón con una de sus
flechas y se coronó a sí mismo con el laurel sagrado, y llamó a su
nuevo santuario Delfos.
En el santuario de Delfos estableció su oráculo, que se expresaba
a través de una sacerdotisa que fue conocida como la Pitonisa. Mien­
tras tanto, él dejaba Delfos cada año en otoño y viajaba a la miste­
riosa tierra de los Nórdicos, donde podía disfrutar de un cielo eter­
namente brillante. Apolo era enemigo de toda oscuridad, y podía
quitar a los hombres la maldición del asesinato y las fatigas del dolor.
Pero era una divinidad tramposa, porque su oráculo era de doble sen­
tido y evasivo, y sus flechas podían matar no solamente a los mons­
truos, sino también a los hombres. Por eso era el dios de la muerte
repentina lo mismo que era un senador que se llevaba las enfermeda­
des y las sombras. Respecto a la profecía, que normalmente era el don
de las divinidades del mundo subterráneo, Apolo fue adueñándose
de ella poco a poco hasta que llegó a encarnar en sí mismo la visión
trascendental.

A nivel interno, Apolo, el dios-sol, es una imagen del poder de la


conciencia para disipar la oscuridad. Como Hécate, que bajo el nom­
bre de Artemisa era la hermana gemela de Apolo según la mitología,
el dios personifica algo más que la capacidad de un individuo para al-

108 EL TAROT MÍTICO


canzar el conocimiento y la clarividencia. Apolo es una imagen del
impulso hacia la conciencia que existe en toda vida, y, por tanto, es
el complemento natural y la antítesis de Hécate. A lo largo de mu­
chos siglos y a través del surgimiento y la caída de muchas culturas y
civilizaciones, el impulso de conocer y el deseo de librarse de la escla­
vitud de la naturaleza oscura y desconocida, ha conducido a la huma­
nidad hacia alturas impresionantes aunque peligrosas. Apolo repre­
senta espíritu del esfuerzo intelectual, combinando con una visión del
futuro que abarca un ideal de perfección.
Por eso el encuentro del Loco con Apolo, el dios-sol, la trae la es­
peranza y la claridad de la luz del día después de la larga noche de
espera en el vientre de Hécate. A través de muchas pruebas y pérdi­
das el Loco ha conservado su meta y su integridad, pero la carta de
la Luna es un sitio oscuro donde, a pesar de que el final del camino
está cerca, el Loco ha perdido a la vez su confianza y su poder de ac­
ción. Pero Apolo es el que disipa el miedo, y su luz brillante se lleva las
sombras. Las sombras de la Luna son como los terrores nocturnos de
la infancia, en la que nos sentimos pequeños e insignificantes ante la
inmensidad de lo desconocido, amenazados por gigantescas serpientes
que se asoman en la oscuridad. Apolo es una imagen de esa esperanza
y de esa fe que no surge de ningún esfuerzo personal de nadie, sino
del esfuerzo de todos nosotros, una herencia humana de nobleza y
determinación que puede devolverle al Loco la fe en sí mismo, por­
que es también una fe en el significado y el propósito del camino hu­
mano. La carta del Sol simboliza ese espíritu indomable que ha lu­
chado siempre contra la superstición, la impotencia, la ignorancia y la
servidumbre al fatalismo y a la desesperación.
Este es el espíritu que lucha con la serpiente Pitón, la encamación
del poder negativo del instinto ciego y del miedo primitivo. La mú­
sica de Apolo nos saca también de nosotros mismos, porque la
música habla con una voz interpersonal, atravesando culturas y siglos
y encarnando la tragedia y el triunfo humano. Por eso Apolo es una
gran divinidad, respetada por todos los dioses, e incluso las Moiras se
sometieron una vez a su voluntad -aunque solo fue una vez-. Pero

Los ARCANOS MAYORES 109


el dios-sol es también ambivalente, porque demasiada luz demasiado
pronto puede matar si el conocimiento es prematuro y destruye el
tiempo necesario y la oscuridad necesaria para que las cosas se gesten.
Por tanto, la carta del Sol va después de la carta de la Luna. El calor
abrasador del sol puede quemar, porque no respeta las leyes de la na­
turaleza. Por eso Apolo, según la mitología, muchas veces era recha­
zado por las mujeres a las que se acercaba, porque su luz era dema­
siado brillante.

A nivel adivinatorio, la carta de Apolo, el dios-sol, presagia w1


tiempo de claridad, optimismo y confianza renovada. Se puede en­
tender el proyecto de la vida, hacer planes para el futuro, dar un paso
hacia adelante. Las maldiciones de la noche se disipan, y el Loco se
encuentra al1ora armado de perspicacia, propósito y una fe en el es­
píritu de lucha del hombre. Por eso encuentra este gran principio
masculino en la vida, que funciona tanto en los hombres como en las
mujeres, y que da un paso adelante hacia la meta.

110 ELTAROTMITICO
El Juicio

La carta de El Juicio retrata a un joven moreno, de pelo rizado, vestido


con una túnica blanca y una capa de viaje roja como la sangre.
Sobre su cabeza tiene un casco alado, y sus pies calzan sandalias
aladas. En su mano derecha tiene el caduceo, el báculo de la magia
rodeado de dos culebras. A ambos lados de su persona, medio visibles,
hay dos columnas, una negra y otra blanca. Las escaleras en las que
está él, suben hasta una puerta a través de la cual se puede divisar
un paisaje verde y fértil sobre el que acaba de levantarse el sol.
Delante de él hay muchos ataúdes tallados, y de estos sarcófagos
se están levantando los muertos, incorporándose hacia él tal y como
están, recién salidos de las mortajas de su entierro.

Las columnas negra y Ahora podemos entender


blanca reflejan una vez a las dos culebras
más la ambivalencia enroscadas alrededor del
del subconsciente con báculo de la magia de
sus dos potencialidades, Hermes como emblemas
la destructiva y la del mundo subterráneo
creativa. femenino de los instintos,
que Apolo, el dios-sol,
Los muertos están conquista, pero con el que
momificados porque las Hermes se relaciona de
experiencias del pasado una manera distinta,
permanecen olvidadas utilizándolo para servir
e inalteradas en el a sus propósitos más
subconsciente, hasta que elevados en el designio
de repente su significado del camino de la vida.
sale a la luz.

Los ARCANOS MAYORES 111


Aquí, como nos estamos acercando al final del ciclo de los Arca­
nos Mayores, encontramos a ese dios que vimos al principio -Her­
mes el Psicopompeo, Guía de las Almas-. En la carta del Mago,
Hermes aparece como el guía interior del Loco al comienzo del ca­
mino de la vida, un tramposo, un protector de los viajeros perdidos
y un mago que puede encauzar el camino a través de las intuiciones
misteriosas que en la mitología se decía que dispensaba el dios. Ahora
se revela como una poderosa divinidad del mundo subterráneo, emi­
sario de Hades, que llama a los moribundos de forma amable, y elo­
cuente posando su báculo de oro sobre sus ojos. Pero Hermes puede
también llamar otra vez a la vida las almas de los muertos, así como
puede introducirlas en el reino de Hades. Según la mitología, cuando
Tántalo, el rey de Lidia, hizo pedazos a su propio hijo y lo sirvió en
banquete a los dioses, Hermes volvió a juntar los pedazos y devolvió
la vida al joven. Como heraldo de los dioses celestes, Hermes tam­
bién liberó a héroes como Teseo, que entraron en el reino de Hades
de forma ilícita y luego se quedaron allí detenidos. Guió también a
Orfeo hasta el reino de las tinieblas a buscar a su perdida esposa Eu­
rídice, y le condujo otra vez fuera cuando la perdió por segunda vez.
Por eso, el Hermes de la carta del Juicio no es solamente Hermes el
Guía, sino Hermes el Convocante, el que conduce a las almas de los
muertos a rendir cuentas y las prepara para una nueva vida.

A nivel interior, Hermes el Psicopompeo es una imagen del pro­


ceso que se produce en determinados momentos críticos de la vida:
es una recapitulación, cuando las experiencias del pasado se recogen
y se ven como parte de un plan inteligente, y las consecuencias de es­
tas experiencias deben ser entendidas y aceptadas. Este proceso de re­
capitulación no es una función intelectual, sino más bien una especie
de guiso que se produce en el mundo subterráneo del subconsciente.
Es una llamada a los muertos para que se levanten, para que las mu­
chas y variadas acciones y decisiones que realizamos se junten entre
sí y produzcan un fruto. El artista experimenta este proceso cuando,
después de muchas horas o semanas o incluso años de intentar for-

112 EL TAROT MITICO


mular, buscar, practicar una técnica y dar forma a una idea o imagen
impalpable, al final algo «ocurre» y nace una nueva creación. Este
mismo proceso se puede observar en psicoterapia, donde un indivi­
duo puede luchar durante muchos meses con los recuerdos incohe­
rentes y con las sensaciones del pasado y del presente, detenido y blo­
queado, y de repente se produce una especie de cohesión y al final el
proyecto de la vida de uno cobra sentido. Este proceso puede produ­
cirse en cualquier campo de la vida en el que escarbamos, ciegos
como topos, y al final nuestro esfuerzo se ve recompensado y se pro­
duce una síntesis y un nuevo desarrollo. Este es Hermes, en su ma­
yor parte mágico, que se revela al final como el verdadero señor de
todo el camino del Loco, enlazando, a través de algún misterioso
proceso de la intuición, las experiencias y el discernimiento alcanza­
dos en cada una de las etapas del camino, y combinándolos mágica­
mente para formar los comienzos de una nueva personalidad más
amplia.
Por eso, la figura de Hermes conduciendo a las almas de los muer­
tos a juicio encarna un proceso de nacimiento. Es el nacimiento de
una personalidad más completa, que se levanta de un modo irracio­
nal de las experiencias combinadas del pasado, mezcladas por el dis­
cernimiento y la sensación de que los acontecimientos aparentemente
fortuitos y las opciones en realidad están secretamente relacionados.
El juicio de los muertos decide cuál es el futuro que hemos merecido
por los esfuerzos del pasado, y sobre los esfuerzos de las cartas pasadas
se construye el futuro del Loco. La carta del Juicio simboliza las recom­
pensas por los esfuerzos hechos, aunque el juicio está en nosotros, no
está en el mundo externo. También pagamos por nuestros pecados
de irresponsabilidad, y recogemos la cosecha de habernos negado a
responsabilizarnos de nuestras propias decisiones en cada etapa del
camino. El juicio es una imagen no solamente de un nuevo comienzo,
sino de un comienzo que sale del pasado. En la filosofia oriental, esto
se llama karma. Cada persona siembra las semillas en su propio campo,
y al final ha de recoger la cosecha que ha dado su propia siembra.
A pesar de que Hermes es retratado muchas veces como un tramposo

Los ARCANOS MAYORES 113


y un embustero, aquí, Como Psicopompeo, no permite que las almas
mientan. Hay que dar cuenta de cada cosa, y el Loco encuentra al fi­
nal las consecuencias de todas sus elecciones en la vida.

A nivel adivinatorio, la carta del Juicio, cuando aparece al echar las


cartas, presagia un tiempo en el que aparecen las recompensas de los
esfuerzos del pasado. Este es un periodo de revisión de todo lo que
hemos estado haciendo, y en el que nosotros mismos hemos creado
el futuro que ahora nos aguarda. Es una carta ambigua, ya que im­
plica también una confrontación molesta con todas nuestras omisio­
nes y las traiciones que nos hemos hecho a nosotros mismos. La re­
compensa no siempre es agradable. El Loco tiene que rendir cuenta
de su camino, porque ha llegado el tiempo de la mies, y los errores y
los esfuerzos creativos del pasado se han juntado para formar el fu­
turo. Cualesquiera que sean las experiencias que el individuo ha te­
nido, la carta del Juicio anuncia el fin de un capítulo de nuestra vida.
Pero, a diferencia de la carta de la muerte, no implica el luto. Por el
contrario, es una percepción clara de la magnitud con la que hemos
podido ser sinceros con nosotros mismos.

114 EL TAROT MÍTICO


El Mundo

La carta de El Mundo retrata una serpiente de oro enroscada en


forma de huevo, comiendo su propio rabo. Dentro de su circunstancia
baila una extraña figura, medio macho y medio hembra,
alada coronada con hojas de laurel, y llevando en cada mano
un báculo de oro. Alrededor de la forma de huevo de la serpiente
se pueden ver, sur;giendo de las nubes, una copa, una espada,
un flamante basto y un pentáculo de oro.

La Serpiente del Mundo, Los báculos de oro están


llamada Ouroboros en relacionados con la vara
griego, se decía que era mágica de Hermes,
macho y hembra a la vez, ya que la personalidad
que se autopreñaba, que ha renacido puede
se autoalimentaba, era crear con más fuerza
inmortal y completa. en los campos
Por eso es la imagen del sentimiento, de la
mítica a la vez de Dios imaginación, de la mente
y de la naturaleza, y de la materia.
encarnada aquí en un
símbolo.

Los cuatro símbolos que


presiden los reinos del
agua, el fuego, el aire
y la tierra, reflejan las
potencialidades que
aguardan el desarrollo de
la nueva personalidad.

Los ARCANOS MAYORES 115


Aquí encontramos a Hermafrodito, que según la mitología era
hijo de Hermes y de Afrodita. En una versión del cuento, Hermafro­
dito había nacido con los dos sexos. Pero según otra versión, esa dua­
lidad o unidad no fue por nacimiento, sino que fue creada. Herma­
frodito en un principio era un niño, y para ocultar su nacimiento
ilícito Afrodita lo entregó inmediatamente a las ninfas del Monte Ida,
que se lo llevaron a los bosques. A la edad de quince años era un mu­
chacho montaraz y salvaje, cuyo principal placer consistía en cazar en
los bosques. Un día llegó hasta las orillas de un límpido lago en cu­
yas aguas frescas le dieron ganas de tomarse un baño. La ninfa Sal­
macis, que gobernaba el lago, le vio y se enamoró de su belleza. Ella
le habló, y el tímido muchacho trató de rechazarla, pero en vano. Sal­
macis le rodeó con sus brazos y le cubrió de besos. El seguía resis­
tiéndose, y la ninfa gritó: «¡Oh Dioses! ¡Concededme que nada pueda
jamás separarle de mí, ni a mí de él!». Inmediatamente sus dos cuer­
pos fueron unidos y llegaron a ser uno solo.
Los cuatro inventos que rodean la imagen de Hermafrodito en la
carta del mundo corresponden a las cuatro divinidades: Afrodita,
la diosa del amor; Zeus, el rey de los dioses; Atenea, la diosa de la sa­
biduría, y Poseidón, el dios de los terremotos. Hemos encontrado ya
estos símbolos en la carta del Mago: la copa del amor, la vara de la
imaginación creadora, la espada del intelecto y el pentáculo de la re­
alidad fisica. Volveremos a encontrar estos cuatro objetos al examinar
los cuatro palos de los Arcanos Menores. La serpiente que rodea a
Hermafrodito es la antigua Serpiente del Mundo, que, como ya he­
mos visto, encarna el brutal poder instintivo de la vida misma, siem­
pre devorándose y recreándose.

A nivel interior, la imagen de Hermafrodito es una imagen de la


experiencia de todo el ser. El masculino y el femenino son más que
las identificaciones sexuales limitadas a los órganos genitales. Son
grandes polaridades que comprenden a todos los opuestos de la vida.
El ser bisexuado, que según una versión de la mitología nació así y
en la otra fue creado, es un símbolo de la potencial integración de los

116 EL TAROT MITICO


contrarios en una personalidad. En un sentido, Hermafrodito nació
así, porque el potencial para esa integración es inherente a todos nos­
otros. Pero en el otro sentido, Hermafrodito es creado, ya que es la
suma de todas las experiencias del camino de los Arcanos Mayores
la que le llevan al final a este ser completo. Las cualidades del cuidado
materno y de la ética paterna, la intuición y la expresión fisica, la
mente y el sentimiento, la relación con los demás y la soledad, el con­
flicto y la armonía, el espíritu y el cuerpo; todos estos contrarios que
se pelean dentro de nosotros y que crean tanta lucha en nuestras vi­
das, están retratados en esta carta viviendo gozosos y en armonía
dentro del gran circulo de la Serpiente del Mundo que es una ima­
gen de la vida inagotable.
La imagen del conjunto, tal y como está retratada en la carta del
Mundo, es una meta ideal, más que algo que podemos poseer total­
mente. Somos humanos y, por tanto, imperfectos, y el divino andró­
gino está más allá de nuestro alcance. Pero tenemos que vislumbrar
este estado cada vez que hay una sensación de curación interna, en la
que dos partes de nosotros mismos que están en pugna al final llegan
a juntarse, y alguna resolución interior trae la paz. Por lo general,
cuando encontramos a estos contrarios en la vida y en nosotros mis­
mos, negamos la existencia de semejante conflicto, reprimiendo una
mitad del mismo y echándola al mundo subterráneo del subcons­
ciente. O bien proyectamos la mitad incómoda en otra persona, o en
algo del mundo externo, y gastamos nuestra energía luchando con
algo que, en realidad, está dentro de nosotros. El estado de la ambi­
valencia es parte de la condición humana; sin embargo, ¿cuántos de
nosotros tienen el valor de admitir su ambivalencia? «¡Por supuesto
que quiero casarme!» decimos, o «¡por supuesto que quiero tener un
hijo!» o «¡por supuesto que me gusta mi trabajo!». Pero como seres
humanos somos complicados, y el camino del Loco es en el fondo un
camino de descubrimiento a través de nuestros contrarios, de la con­
ciencia y del subconsciente juntos. La carta del Mundo es la última
carta de los Arcanos Mayores, y el final de camino del Loco. Sin em­
bargo, es también un huevo, es decir, la semilla de un nuevo camino.

Los ARCANOS MAYORES 117


Por eso, cada vez que sentimos que hemos «llegado» y hay un mo­
mento de realización y de curación surge un nuevo reto, un nuevo
descubrimiento desde el antiguo camino que se desenvuelve en espi­
ral. Por eso seguimos creciendo y cambiando, tendiendo siempre ha­
cia Hermafrodito la imagen de la totalidad, sin conseguirla nunca,
excepto de un modo insignificante y a veces sutil.

A nivel adivinatorio, la carta del mundo, cuando aparece al echar


las cartas, presagia un tiempo de realización y de integración. Este es
un periodo de triunfo, en la conclusión satisfactoria de un asunto, o
en la consecución de una meta que había sido muy trabajada. Pero
esta cima no es más que un destello de algo misterioso e impalpable,
y el Hermafrodito danzante se convierte en el feto que con el tiempo
saldrá de la cueva como el Loco. Por eso, el gran ciclo de los Arca­
nos Mayores acaba donde empieza, porque tenemos que ponernos
en marcha con Hermafrodito como el potencial futuro de la perso­
nalidad que al final conduce al nacimiento del Loco. Y así, el círculo,
igual que la Serpiente del Mundo, es completo.

118 EL TAROT M(TICO


LOS ARCANOS
MENORES
Los cuatro palos

�s cuatro palos del Tarot -simbolizados por la copa, el basto, la


espada y el pentáculo- son descripciones, en forma pictórica, de las
experiencias en cuatro dimensiones o esferas distintas de la vida.
Como los cuatro elementos antiguos de la filosofía griega, de lo que
antaño se creía que estaban hechas todas las cosas visibles, los cuatro
palos comprenden todas las facetas de las experiencias de la vida. En
un sentido, descubren con mayor detalle y a un nivel más personal el
camino arquetípico retratado por las veintidós cartas de los Arcanos
Mayores. Cada palo enfoca una faceta particular del ciclo completo y
lo analiza a través de muy diferentes y detalladas fases de su desarrollo.
Cada palo de los Arcanos Menores se puede dividir en dos gru­
pos: las cartas numeradas, de las que h ay diez en cada palo, y las fi­
guras, de las que hay cuatro en cada palo. A través de las cartas nu­
meradas podemos vislumbrar las experiencias corrientes de la vida,
que vienen a nuestro encuentro a través de acontecimientos, pactos
con los demás, y a través de estados pasajeros de la mente o a través
del sentimiento. Cada una de las cartas numeradas refleja una expe­
riencia típica o arquetípica, y más pronto o más tarde durante el curso
de la vida nos encontramos en cada uno de estos pequeños paisajes.
Por eso las cartas numeradas se suelen interpretar desde un punto de
vista adivinatorio, como reflexiones de los acontecimientos o sucesos
del otro mundo, aunque en realidad son tan «psicológicas» como las
cartas de los Arcanos Mayores.

Los ARCANOS MENORES 121


Las figuras que corresponden a cada palo -la Sota, el Caballo, la
Reina y el Rey- se distinguen de las cartas numeradas porque no
describen realmente acontecimientos o experiencias típicas. Más bien
encarnan tipos de carácter, o dimensiones de una determinada esfera
de la vida que se pueden retratar como figuras humanas. Aunque es­
tas figuras aparezcan como una jerarquía, en realidad tienen el mismo
valor, pero sus distintos grados de poder mundano indican sus distin­
tos grados de consolidación en el otro mundo. Las Sotas en los cua­
tro palos de los Arcanos Menores son imágenes de los juveniles y de­
licados comienzos de las cualidades del palo en cuestión. En otras
palabras, es el material en bruto de esta esfera de la vida en su forma
más juvenil, grácil e incipiente, que necesita cuidado y protección
para que sus cualidades se desarrollen plenamente. Los Caballos en
los cuatro palos son imágenes de la fase adolescente, ágil y enérgica
de las cualidades del palo en cuestión. Este es el espíritu juvenil, in­
dagador y enérgico, que nos hace querer explorar y experimentar con
una determinada esfera de la vida. Las Reinas en los cuatro palos son
imágenes de las cualidades estables, receptivas, contenidas, del palo
en cuestión. Aquí la energía y la ambición ya no inundan el ambiente
con tanto desenfreno -en psicología se tiene que llamar «el que
obra hacia fuera»-, sino que, por el contrario, son recogidas hacia
dentro, almacenadas, concentradas y enfocadas, para que de ellas
pueda salir un poder más grande. Aquí los valores de una persona ya
están formados, encarnados en las figuras exclusivamente femeninas
de las figuras. Los Reyes en los cuatro palos son imágenes de las cua­
lidades dinámicas, extrovertidas, directivas del palo en cuestión. Es­
tas poderosas figuras masculinas representan la utilización plena de
las energías de esta esfera de la vida construidas y concretadas en el
otro mundo.
Los caracteres arquetípicos de las figuras no describen cualida -
des que sean limitadas solo a los hombres o a las mujeres, aunque
las imágenes están definitivamente sexuadas. Al contrario, estas fa­
cetas masculinas y femeninas indican cualidades directivas o recep­
tivas de la energía: masculina y femenina en un nivel más profundo,

122 EL TAROT MITJCO


y aprovechable tanto para los hombres como para las mujeres. Es­
tas figuras son superiores a las cartas numeradas de los Arcanos Me­
nores, aunque no son tan amplias y profundas con las figuras de los
Arcanos Mayores. Si acaso quedan en medio. La Reina de Pentácu­
los, por ejemplo, comparte algunas de las cualidades terrestres de
la Emperatriz, Deméter; aunque Deméter es superior, porque no
es solo terrestre, sino que encarna todas las dimensiones amplias e
insondables de la Madre Tierra. La Reina de Copas comparte al­
gunos de los atributos intuitivos tanto de la Suma Sacerdotisa
como de la Luna; pero estas últimas son superiores, porque las pro­
fundidades del subconsciente contienen más que las simples intui­
ciones y los sentimientos apasionados encarnados por la Reina de
Copas.
Las figuras contienen su propio misterio, porque casi siempre pe­
netran en la vida de una persona no solamente como una experien­
cia interna, sino como persona actual. Aquí volvemos al enigma de lo
que la psicología llama sincronía, ya que, cuando algo está a punto
de desarrollarse en nosotros, entonces a menudo lo encontramos en
la vida externa; y cuando en nuestro camino estamos a punto de con­
vertirnos en una cierta clase de persona y necesitamos desarrollar de­
terminadas cualidades internas, con frecuencia ocurre que aparece
«por fuera» una persona con esas características, como un catalizador
del que podemos aprender más acerca de nosotros mismos. Muchas
amistades llegan a nuestra vida porque la otra persona encarna algo
que con el tiempo podemos aprender a interiorizar. Por eso, las figu ­
ras abarcan a la vez los campos del alma y de la materia, de una forma
molesta, ya que estos tipos de carácter pueden penetrar en nuestras
vidas como personas, además de describir cualidades que nosotros
mismos estamos a punto de desarrollar.
El palo de Copas corresponde al antiguo elemento del agua, del
que se decía que surgía toda vida. El agua es fluida, informe, cam­
biante e impalpable, aunque es tan real y poderosa en su propia
forma como una sólida roca. Los ritmos y las profundidades del mar
son a la vez hermosas y peligrosas. Así también es el mundo del sen-

Los ARCANOS MENORES 123


timiento, porque, aunque los sentimientos varían y toman su color
de la forma de la situación que los rodea, sin embargo, tienen su pro­
pio ritmo, su propia realidad y su propia forma de poder. Las catorce
cartas que corresponden al palo de Copas describen el desarrollo de
los sentimientos a través de la vida, las maneras típicas en las que
nuestras emociones varían y se intensifican a través de unas experien­
cias humanas características y del catalizador de otra persona, y los ti­
pos de carácter que encarnan el mundo del sentimiento en su forma
más pura. El símbolo de la copa ha sido siempre asociado al corazón,
ya que el fluido que contiene es el mundo fluido del sentimiento.
Tanto si se trata del agua clara del amor espiritual como si se trata del
vino, rojo como la sangre, de la pasión, la copa de la que bebemos es
el vaso a través del cual nos comunicamos.
El palo de Bastos corresponde al antiguo elemento del fuego,
que, según se decía, salía espontáneamente de la nada y podía alte­
rar y transformar cualquier cosa que tocara sin ser transformado él
mismo. El fuego es volátil, cambia de forma, no es ni sólido ni lí­
quido, es un catalizador que reduce los objetos a sus componentes
más básicos y transforma su naturaleza. Así es también el mundo de
la imaginación creadora, que puede sacar imágenes de la nada, y que
transforma los objetos en el concreto mundo «real», llenándolos de
sentido. Aunque la imaginación en si permanece inasible. El sím­
bolo del basto está relacionado con la vara del mago, que, por me­
dio del misterioso poder de la imaginación, puede dar vida a las co­
sas y percibir conexiones que la mente normalmente no puede ver.
Las catorce cartas que corresponden al palo de Bastos describen el
desarrollo de la imaginación creadora y los desafios que encuentra
en el mundo externo; los usos que se pueden hacer de ella, y los pe­
ligros de una imaginación excesiva sin sentido común; y los carac­
teres típicos que encarnan de forma más pura el campo de la imagi­
nación.
El palo de Espadas corresponde al antiguo elemento del aire, que,
al ser invisible, se creía que era el soplo del espíritu que concebía la
idea de la creación antes de que esta se manifestara.

124 EL TAROT MÍTICO


La morada del cielo era la residencia de Zeus, rey de los dioses,
desde donde él dictaba sus leyes y administraba su plan para la evo­
lución del hombre. Por eso, el elemento del aire simboliza el reino
de la mente, las facultades de la conceptualización y el pensamiento
abstracto que ha de preceder a todo acto de creación y que da estruc­
tura y sentido a la vida. La espada, con su doble filo cortante, es una
imagen adecuada para el poder ambivalente de la mente, que puede
penetrar con su agudeza en el objeto o situación más oscura e incom­
prensible, pero que puede también cortar, herir y dividir con su filo
inflexible. Las catorce cartas que corresponden al palo de Espadas
describen el desarrollo de esta facultad racional en sus dos formas, la
oscura y la luminosa, a través de los conflictos, de las disputas y de las
divisiones que los pensamientos y las palabras pueden provocar, a tra­
vés de los tipos característicos que encarnan el mundo de la mente en
su forma más pura.
El palo de Pentáculos corresponde al antiguo elemento de la tie­
rra, el barro primordial del que hemos sido formados y al que al final
tendremos que volver. La tierra es a la vez nuestro comienzo y nues­
tro final, y la experiencia de cuerpo es la realidad original que existe
antes de que cualquier sentimiento, imagen o espíritu pueda habitar
en ella. La tierra puede ser cultivada y modelada, casas construidas,
obras creadas, y el quehacer de la vida que ha de ajustarse a las nece­
sidades de nuestros cuerpos por medio de la comida, la vivienda, el
vestido, y el dinero que simboliza el precio, el valor y el pago por las
energías gastadas. El símbolo del pentáculo, la moneda de oro que
lleva la estrella de cinco puntas de Hermes, dios de la magia, de los
comerciantes y de la economía, significa el dinero. Pero el dinero en
sí mismo es uno de los símbolos más profundos, y está íntimamente
relacionado con nuestro sentido de autovaloración y con el precio
que fijamos a lo que adquirimos en la vida. El pentáculo es también
un plato sobre el que se puede servir la comida, un contenedor de
cualquier cosa que se cree. Las catorce cartas que corresponden al
palo de Pentáculos describen el desarrollo de la «función de la reali­
dad» y la adaptación gradual, a través de la vida, a las necesidades, a

Los ARCANOS MENORES 125


los desafios, a las contrariedades y recompensas del mundo material;
lo mismo que los tipos característicos que encarnan el mundo de la
tierra en su forma más pura.
Nosotros participamos de los cuatro elementos, como declararon
los filósofos de la antigüedad, y en un sentido interior poseemos es­
tas cuatro dimensiones diferentes de la vida y cuatro maneras distin -
tas de adaptarnos a ella. Todos nosotros tenemos que tener experien­
cias en los cuatro campos, y nuestras experiencias son arquetípicas, es
decir, tienden a seguir determinados modelos humanos básicos. El
curso de las relaciones humanas, por ejemplo, es un camino muy tri­
llado, aunque a uno le parezca que es el primero en experimentarlo
en un determinado modo. Nuestra herencia de mitos folclore y cuen­
tos de hadas, por no mencionar a las grandes obras literarias y artísti­
cas del mundo, se nos presenta con todas las situaciones humanas
típicas de amor: separación, idealismo, contrariedad, rechazo, con­
quista, realización, unión y pérdida. Puesto que nuestras experiencias
en cada uno de los cuatro campos son típicas, tenemos que analizar
cada una de las cartas numeradas de los cuatro palos a través de un
mito determinado que se extiende por las diez cartas y que encarna
estas experiencias características. Tenemos que analizar las cuatro fi­
guras de cada palo a través de las figuras humanas de la mitología que
personifican los tipos característicos de este palo. Por eso debemos
analizar con detalle los modelos humanos fundamentales de desarro­
llo que tienen lugar desde el punto de vista emocional, creativo, in­
telectual y fisico.
Para las cartas numeradas del palo de Copas, vamos a considerar
el mito de Eros y Psique, ya que esta es una historia de amor arque­
típica, cuyo proceso es similar a todas las principales experiencias que
encontramos en nuestras relaciones con los demás. Para las cartas nu­
meradas del palo de Bastos vamos a analizar el mito de Jasón y el Ve­
llocino de Oro, porque esta es una historia arquetípica de aventura y
el triunfo de la imaginación creadora sobre las limitaciones de la ma­
teria. La marcha de esta historia tiene que ver con todas las principa­
les experiencias que encontramos en el esfuerzo que hacemos por en-

126 EL TAROT MfTICO


sanchar nuestras vidas de forma creativa. Para las cartas numeradas
del palo de Espadas vamos a seguir el mito de Orestes y la Maldición
de la Casa de Atreo, puesto que esta es una historia arquetípica de los
usos y abusos de la mente y los conflictos, las disputas y las reconci­
liaciones que encontramos a través de nuestra ética y nuestros princi­
pios. Y para el palo de Pentáculos vamos a investigar el mito de Dé­
dalo a través de las cartas numeradas, porque esta es una historia
arquetípica del destino del espíritu encarnado en una carne imper­
fecta, y el desarrollo de las artes y las habilidades en el mundo de la
forma.

Los ARCANOS MENORES 127


El palo de Copas
Las cartas numeradas

LA leyenda de Eros y Psique es, en realidad, la historia del desarro­


llo y de la maduración de los sentimientos y la capacidad para relacio­
narnos con otra persona. En su mismo sentido es un camino, aunque
difiere del gran camino del Loco a través de los Arcanos Mayores,
porque se trata de una aventura especial que gira alrededor del mo­
tivo central del corazón humano.
Psique ( en griego la palabra quiere decir «alma») era una princesa
de una belleza tan extraordinaria que la misma diosa Afrodita estaba
celosa de ella. Afrodita ordenó a su hijo Eros, el dios del amor, que
castigara a la atrevida mortal. Por eso, algún tiempo después, un orá­
culo mandó al padre de Psique, bajo la amenaza de una terrible cala­
midad, que llevara a su hija a una roca solitaria donde sería devorada
por un monstruo. Pero el dios Eros, cuando vio a la muchacha que
tenía que morir en la boca del monstruo que la esperaba abajo,
quedó tan impresionado por su belleza que tropezó y se pinchó con
una de sus propias flechas --esas flechas que utilizaba de manera tan
eficaz para llevar el amor súbito tanto a los mortales como a los dio­
ses-. Así fue como Eros se enamoró de la persona que su madre le
había mandado eliminar.
Temblando, pero resignada, Psique estaba esperando en su roca
solitaria la ejecución del oráculo, cuando de repente se sintió suave­
mente elevada por los vientos, que la llevaron a un magnífico palacio.
Cuando cayó la noche y Psique estaba a punto de dormirse, un mis-

EL PALO DE COPAS 131


terioso ser la abrazó en la oscuridad, explicándole que él era el esposo
para el cual estaba destinada. Ella no conseguía ver sus rasgos, pero
su voz era dulce y su conversación llena de ternura. Su matrimonio
se consumó, pero antes de que volviera la aurora, el extraño visitante
desapareció, haciéndole prometer primero a Psique que jamás inten­
taría ver su rostro.

Psique no estaba descontenta de su nueva vida. No le falta de


nada, excepto su encantador esposo, que solo iba a visitarla en la os­
curidad de la noche. Su felicidad hubiera continuado así si sus dos
hermanas -que estaban devoradas por la envidia- no hubieran
sembrado en su corazón las semillas de la sospecha, diciéndole que
su esposo debía ser un horrible monstruo para esconderse así de ella.
Lo criticaron tanto que una noche Psique, a pesar de su promesa, se
levantó de la cama que compartía con su esposo, con disimulo en­
cendió una lámpara y la sostuvo encima del misterioso rostro. En vez
de un espantoso monstruo, contempló al joven más hermoso del
mundo -el propio Eros-. A los pies de la cama estaban su arco
y sus flechas. En su conmoción y su gozo, Psique tropezó y se pin­
cho con una de las flechas, y por eso acabó por enamorarse profun­
damente del joven dios que antes había aceptado por haberse enamo­
rado él de ella. Pero su movimiento hizo que una gota de aceite
caliente cayera sobre el hombro desnudo del dios. El se despertó en­
seguida, regaño a Psique por su falta de palabra e inmediatamente
desapareció.
El palacio desapareció también, y la pobre Psique se encontró en
la roca solitaria otra vez, en una espantosa soledad. Al principio pensó
en suicidarse y se tiró a un río que había cerca de allí, pero las aguas
la llevaron suavemente a la otra orilla. Desde entonces ella vagó por
el mundo en busca de su amor perdido, perseguida por la ira de Afro­
dita y obligada por la diosa a someterse a una serie de terribles prue­
bas. Pero ella consiguió superarlas una tras otra, gracias a la ayuda de
las criaturas de la naturaleza -las hormigas, los pájaros, los juncos-.
Tuvo que descender incluso al mundo subterráneo, adonde ningún

132 EL TAROT MfTICO


mortal puede ir. Al final, conmovido por el arrepentimiento de su in­
feliz esposa, a la que nunca había dejado de amar y proteger, Eros fue
a ver a Zeus y le pidió permiso para que Psique se reuniera con él.
Zeus se lo concedió y otorgó a Psique la inmortalidad. Afrodita ol­
vidó su rencor y la segunda boda de los dos enamorados se celebró
en el Olimpo con gran regocijo.

El As de Copas
La carta del As de Copas retrata a una hermosa mujer
morena que sale de la espuma del mar sujetando una sola
copa de oro.

En esta carta encontrarnos a la diosa que inicia y pone en movi­


miento el poder que está detrás de la historia de amor de Eros y Psi­
que: Afrodita, la que ha Nacido en la Espuma, la diosa del amor en
sus aspectos más nobles y más degradantes. Según la mitología, el na­
cimiento de Afrodita fue extraño. Cuando el astuto Cronos, indu­
cido por su madre Gea, castró a su padre celestial Urano, echó sus
genitales seccionados al mar. Estos flotaron en la superficie de las
aguas, produciendo una espuma blanca de la que salió Afrodita. Em­
pujada por el aliento de Céfiro, el Viento del Oeste, la diosa nació a
lo largo de la costa de Citera y al final aterrizó en las orillas de Chi­
pre. Fue acogida por las Horas, las diosas de las estaciones, que la vis­
tieron suntuosamente, la adornaron con piedras preciosas y la lleva­
ron a la asamblea de los Inmortales.
Afrodita fue una diosa compleja. La esencia de la belleza feme­
nina, toda ella era puro encanto y armonía. Sin embargo, podía ser
celosa, rencorosa, vanidosa, falsa, traicionera, ociosa y vengativa. Ella
difundía su alegría de vivir por toda la naturaleza; pero era también
la temible divinidad que llenaba los corazones humanos con el fre­
nesí de la pasión. Las víctimas que Afrodita escogía eran casi siempre

EL PALO DE COPAS 133


desgraciadas; eran capaces de traicionar a sus propios padres, de
abandonar sus hogares, de dejarse dominar por sus pasiones inces­
tuosas o bestiales, y, no obstante, la misma Afrodita protegía las unio­
nes legítimas y presidía la santidad del matrimonio.
En una palabra, Afrodita es una imagen de una fuerza de la natu­
raleza. El significado de los Ases en los cuatro palos de los Arcanos
Menores es una irrupción inicial de la energía bruta, y la diosa mo­
rena que sale del mar llevando su única copa de oro representa una
oleada de sentimiento primitivo. Este es el impulso hacia la unión,
que ha de preceder todo encuentro actual con otra persona; porque
si no estamos preparados, entonces el otro no aparecerá. En el
cuento, Eros y Psique jamás se habrían encontrado de no haber sido
por Afrodita; puesto que fue su capricho el que inauguró su acción
en la historia. Por eso el As de Copas indica el comienzo del gran ca­
mino a través del reino del corazón, donde la abundancia del senti­
miento irrumpe y lleva al individuo hacia una unión.

En un nivel adivinatorio, el As de Copas anuncia una efusión de


sentimiento, aunque este sentimiento no está aún diferenciado y
emerge como algo primitivo, vital y casi siempre irresistible. El po­
tencial indica el comienzo de una relación, aunque muchas veces esta
no se haya manifestado aún. El individuo está preparado para em­
prender el camino del amor.

El Dos de Copas
La carta del Dos de Copas retrata el encuentro inicial
entre Eros y Psique. Psique, vestida de blanco para indicar
su vi'f;ginidad, es confinada por orden de Afrodita a una
roca alta rodeada por el mar. A sus pies hay copa de oro.
Ella mira hacia el horizonte, aguardando su muerte segura
en la boca del monstruo que está agazapado bajo el mar.

134 EL TAROT M[TICO


Detrás de ella, Eros revolotea en el cielo, al tiempo que su ca­
ballo de oro y sus alas doradas desprenden su leve resplandor.
En su mano derecha sostiene una copa de oro. En su mano
izquierda lleva la flecha con la que acaba de pincharse ac­
cidentalmente, quedando así enamorado, sin querer, de la
mujer que le habían ordenado matar.

Los Dioses en los cuatro palos de los Arcanos Menores represen­


tan una polarización de la primitiva energía inicial de los Ases. Aquí,
en el Dos de Copas, esta polarización indica la atracción entre el va­
rón y la hembra. El sentimiento primitivo que irrumpió en el As
ahora ha encontrado un objeto, y Eros ha encontrado a otra persona
a la que puede unirse. Según la antigua fábula de Platón acerca de los
orígenes de la humanidad, el alma humana fue una vez perfecta­
mente esférica y contenía a la vez lo masculino y lo femenino. Pero
esta alma andrógina fue dividida, y por eso la raza humana, hecha de
hombres y mujeres, se ve impulsada ciegamente a buscar su mitad
perdida. Para la mentalidad griega, la atracción erótica representaba
algo que era a la vez sensual y espiritual, porque al tiempo que pro­
porcionaba un placer físico era también una búsqueda del alma para
su propio complemento.
Cuando una nueva potencialidad empieza a surgir del subcons­
ciente en la vida del individuo, empieza a ponerse en marcha proyec­
tándose en algo o en alguien de fuera. Por eso, cuando la potenciali­
dad para la realización indicada por el As de Copas empieza a
moverse en el interior de la persona, la primera indicación de este
movimiento es la atracción hacia otra persona, en la que vemos un
destello de lo que nosotros mismos estamos a punto de llegar a ser.
En la Psique mortal, el dios Eros ve una oportunidad para la huma­
nización, porque él es un espíritu de amor desencarnado que no se
ha encarnado en una relación humana. En el dios Eros, la mortal Psi­
que, con el tiempo -aunque todavía no-- ve la oportunidad para la
inmortalidad, que puede elevar su amor humano a un nivel más alto
y más espiritual. El Dos de Copas nos introduce en los protagonistas

EL PALO DE COPAS 135


de la historia, y el poder primordial de Afrodita se ha convertido en
el poder de la atracción.
A nivel adivinatorio, el Dos de Copas presagia el comienzo de una
relación. Puede sugerir también una reconciliación, si se trata de
una relación ya existente que ha experimentado una dificultad o la
separación. Puede incluso indicar el encuentro y el arreglo contrac­
tual de dos socios en un negocio, porque también en eso hace falta
el elemento de la relación.

El Tres de Copas
La carta del Tres de Copas retrata la boda de Eros y Psi­
que. De pie sobre una roca rodeada por el agua, Psique nos
mira en traje de novia, con el pelo adornado de flores. Tiene
un ramo de lirios blancos. Detrás de ella está el novio al que
no puede ver -Eros, el radiante dios del amor, armado con
su arco y su aljaba de flechas de oro-. Alrededor de ellos
danzan en un circulo tres ondinas o ninfas del agua, cada
una de ellas saliendo del agua y sujetando hacia arriba
una copa de oro para celebrar la boda.

Los Treses de cada palo de los Arcanos Menores representan una


etapa de cumplimiento inicial.
Una nueva dimensión de la vida se abre, y se ha conseguido ahora
la primera parte del camino. El Tres de Copas es, por tanto, una carta
de celebración, ya que representa una experiencia de realización emo­
cional y el cumplimiento de la atracción inicial. La pareja acaba de
unirse, y hay un sentimiento de gozo y de promesa. Pero la historia
de Eros y de Psique nos dice algo muy importante acerca de la etapa
inicial de realización y cumplimiento. Psique no ha visto todavía a su
esposo, y, según la mitología, ni siquiera pone en duda esta falta de
verdadero encuentro. En un principio se conforma con vivir con Eros

136 EL TAROT MfTICO


en una especie de ensoñación en la que él se acerca a ella solo por la
noche, bajo la cubierta de la oscuridad. Por tanto, junto con el gozo
y la celebración de la boda, hay una cierta ingenuidad latente. Esta
forma de ser se puede reconocer inmediatamente, es la de cuando es­
tamos «enamorados» y estamos deslumbrados por la imagen que te­
nemos del otro, pero nuestra verdadera pareja aún no se nos ha ma­
nifestado. Este comienzo de vida en común es una experiencia
gozosa, una celebración de amor y de vida, un comienzo excitante.
Hay mucha literatura en este mundo y muchos dramas que retratan
precisamente la bienaventuranza de este estado. Pero el mensaje es el
siguiente: disfrútalo mientras puedas. Tienen que ocurrir muchas más
cosas, felices y penosas, antes que el camino a través del palo de Co­
pas sea completo y el amor de Eros y de Psique se manifieste con to­
das sus posibilidades humanas y divinas. El Tres de Copas es una ini­
ciación a la vida, llena de promesa. La virgen se convierte en novia, y
deja atrás para siempre su virginidad y su inocencia. Pero esta es una
carta de transición, que anuncia ulteriores desarrollos. El camino no
se ha acabado todavía, y queda una dura labor por delante.

A nivel adivinatorio, el Tres de Copas sugiere la celebración de


una boda, la puesta en marcha de un asunto amoroso, el nacimiento
de un niño, o alguna otra situación de realización emocional y de
promesa. Pero cada una de estas situaciones es también un comienzo,
una iniciación a niveles más profundos de la experiencia del corazón
y el anuncio de ulteriores exploraciones en el futuro.

El Cuatro de Copas
La carta del Cuatro de Copas retraía a Psique, sentada
en el bonito palacio del dios Eros. A través de las columnas
blancas se puede entrever el mar. A ambos lados de Psique
están sentadas sus odiosas hermanas, vestidas de rojo y de ne-

EL PALO DE COPAS 137


gro. Le están diciendo al oído que su esposo tiene que ser un
monstruo horrendo; ¿si no por qué iba a ocultarse a la luz
del sol y visitarla solo de noche? Psique tiene el rostro preocu­
pado. Ante ella hay cuatro copas de oro.

Los Cuatros, en todos los palos de los Arcanos Menores, son las
cartas del divino descontento. Aunque parezca que todo va bien y
que todo es reconfortante, sin embargo, existe la duda y la sospe­
cha. El Cuatro de Copas retrata este descontento a nivel de senti­
miento. Psique vive en la abundancia y es visitada de noche por su
esposo amante y tierno, pero a pesar de eso ella no está satisfecha.
Las hermanas, envidiosas y poco atractivas, son en cierto aspecto el
impulso interno del alma de la propia Psique, porque, aunque ellas
sean malévolas y negativas y la hagan dudar, después de todo anali­
zan un problema real: la ceguera de Psique y su ignorancia respecto
a lo que es, en realidad, su compañero. Por eso, la realización inicial
del Tres ya ha demostrado ser una contrariedad, ya que hay una con­
ciencia cada vez mayor de que algo va mal, de que algo no se ha he­
cho bien. Cada uno de nosotros tiene dentro esas odiosas hermanas,
una especie de lado sombrío de la personalidad que tiene mala in­
tención, pero que en el fondo da buen resultado, porque nos fuerza
a examinar más profundamente nuestras relaciones emocionales con
los demás y a exigir más honradez. Si Psique hubiera permanecido
en su estado, ciego y dichoso, de ignorancia, nunca habría crecido,
ni habría alcanzado jamás la potencialidad plena tanto en su relación
con Eros como consigo misma. Por eso, el Cuatro de Copas, la carta
de los sentimientos descontentos y de la insatisfacción emocional
por un motivo no aparente, es negativa y positiva a la vez. Retrata
todas nuestras sospechas bajas y mezquinas y todas nuestras dudas
respecto al otro; y esto constituye la semilla de toda traición. Aun­
que retrata también una misteriosa fuerza inteligente que funciona
en el individuo, y que sabe de alguna manera que hay mucho más
cammo que recorrer.

138 EL TAROT MÍTICO


A nivel adivinatorio, el Cuatro de Copas presagia un tiempo de
insatisfacción, tedio y depresión en una relación. Tenemos la sen­
sación de haber sido humillados y estafados, aunque el que hace
la estafa generalmente es uno mismo, a causa de sus expectativas
irreales.
Esta insatisfacción puede conducir a un resentimiento largo y con­
tenido; o puede hacer que analicemos en profundidad nuestra rela­
ción, lo cual es un camino más arduo, porque va a ser un desafio a
nuestras anteriores suposiciones y fantasías.

El Cinco de Copas
La carta del Cinco de Copas retrata las consecuencias de
la traición que Psique le hace a Eros. Sus hermanas habían
despertado sus temores hasta tal punto que rompió la pro­
mesa hecha a su esposo y encendió una lámpara para ver su
rostro dormido. Aquí vemos a Psique de pie, trastornada,
ante el lecho nupcial vacío, la lámpara en una mano, la
otra mano buscando desesperadamente la figura de Eros
que se retira y que podemos entrever mientras desaparece
tras las columnas de mármol de su bonito palacio. En pri­
mer plano, hay cuatro copas volcadas, con sus contenidos de­
rramados por el suelo. Al lado de ellas queda una quinta
copa de pie, totalmente intacta.

El Cinco de Copas representa el tiempo de prueba en una rela­


ción cuando uno siente remordimiento por las acciones pasadas.
Esta carta plantea el dificil problema de la traición, que, como parte
del palo de Copas, es presentada como una experiencia necesaria y
potencialmente creativa. A pesar de ser penosa, la traición rompe el
mágico capullo ciego del «enamorado» que está totalmente fundido
con el otro, porque, a veces, traicionar puede significar ser uno

EL PALO DE COPAS 139


mismo. La traición de Psique no está exenta de irreflexión y de avi­
dez; surge de su deseo de conocer a su compañero, y el dios, en
cierto modo, es malo al negarle este conocimiento. Por eso es un
acto de honradez, al provocar un conflicto inevitable que, sin em­
bargo, es necesario porque cada nueva acción constituiría una trai­
ción a uno mismo.
La traición a la exigencia o expectativa irracional de otra persona
es un aspecto dificil pero frecuente en la profundización de una rela­
ción. El enamorado, marido o mujer, que dice: «No intentes cono­
cerme realmente, sigue estando enamorado de la imagen que yo
quiero que tengas de mí», lo que provoca es la traición, y el que la
comete, como Psique, casi siempre ha de sufrir sus consecuencias.
Pero la presencia de una copa intacta en la imagen nos dice que no
está todo perdido; algo queda por reconstruir. Psique ahora sabe
quién es su esposo, y sabe que le quiere a él, no a la imagen que te­
nía de él. Sin este rito de tránsito ella se hubiera quedado atascada en
la ansiedad y en el resentimiento del Cuatro de Copas. Ahora ella
siente arrepentimiento, pero hay algo que queda por hacer.

A nivel adivinatorio, el Cinco de Copas indica arrepentimiento


por las acciones pasadas. Algo ha salido mal, se ha producido una
traición, y hay tristeza y remordimiento. Puede haber separación en
una relación. Pero esta carta no presagia un final definitivo. Queda
algo que se puede trabajar, y le toca al individuo recoger el desafio y
descubrir el compromiso para el futuro.

El Seis de Copas
La carta del Seis de Copas retrata a Psique sentada en
una roca, detrás de la cual se puede ver un mar tranquilo.
En su mano izquierda lleva una copa de oro, que ella con­
templa pensativa. En su mano derecha lo que queda de su

140 EL TAROT MÍTICO


ramo nupcial de lirios blancos, más bien enlodados. Alrede­
dor de ella, en los arrecifes de la roca, hay otras cinco copas
de oro.

El Seis de Copas es una carta de nostalgia. Aquí vemos a Psique


abandonada; su misterioso esposo se ha ido, el bonito palacio en el
que vivían se ha desvanecido, y a ella no le han quedado más que sus
recuerdos agradables. Sin embargo, a pesar de esta catástrofe, Psique
aparece tranquila, porque el Seis de Copas no es una carta desdi­
chada. Con el pasado, Psique ha conseguido algo muy valioso. Ha
visto de verdad a Eros, y ahora sabe que lo ama por sí mismo más que
por la comodidad y el placer que él le ha proporcionado. Por eso, a
pesar de su pérdida, ella se conoce un poco a sí misma, y es esta ver­
dad la que alienta la armonía que vemos en la carta.
La quietud y la serenidad que casi siempre se producen después
de una crisis en nuestras vidas, están relacionadas con la etapa de esta
historia. Aquí los sueños irreales y las expectativas del pasado, por
medio de la prueba y la contrariedad, de algún modo cristalizan en
algo sólido y real. Psique ha recogido el desafio de recuperar su per­
dido amor después del arrepentimiento y el remordimiento del
Cinco de Copas, y, por tanto, está en paz consigo misma. Su amor se
ha hecho realidad; por eso ella tiene algo que construir. La nostalgia
del pasado siempre nos ronda en momentos así, pero siempre hay
una punta de verdad en ello. No se trata de una fantasía puramente
sentimental y sin fundamento. Después de la autorrecriminación del
Cinco, el Seis de Copas representa un giro positivo en el camino de
Psique hacia su meta.

A nivel adivinatorio, el Seis de Copas presagia un tiempo de sere­


nidad que ya no tiene nada que ver con los sueños del pasado. A ve­
ces vuelve del pasado un antiguo amor, o un sueño que acariciába­
mos en el pasado puede convertirse en realidad en un futuro cercano.
El estado del enamoramiento ciego se ha solidificado, y, aunque el
pasado tiene que parecer hermoso e irrevocablemente perdido, algo

EL PALO DE COPAS 141


surge de su promesa, templado y fortalecido, en el presente. Esta
carta indica nostalgia del pasado, pero con una diferencia: el pasado
puede llevar al futuro, y el sueño aún puede llegar a realizarse, incluso
puede que esté muy cerca.

El Siete de Copas
La carta del Siete de Copas retrata a la diosa Afrodita
enfrentándose a Psique con los trabajos que esta tiene que
realizar para conquistar de nuevo a Eros. Psique está arro­
dillada encima de una roca ante la diosa, y reconoce su di­
vina soberanía en todos los asuntos de amor. Afrodita, sa­
liendo del agua, señala hacia la séptima copa de oro que
flota en las nubes ante ella.

El Siete de Copas representa el privilegio -y el problema- de ser


enfrentados a demasiadas posibilidades en asuntos del corazón. Esta es
la carta de «los castillos en el aire». La intuición percibe todas las cla­
ses de potencialidades para el futuro, pero estas posibilidades teóricas
deben realizarse y concretarse a través de un trabajo largo y duro. Psi­
que ha salido de su reflexión nostálgica, retratada en el Seis de Copas,
con un compromiso firme hacia su amor, y humildemente pide ayuda
a Afrodita, a pesar de que ahora sabe muy bien que fue la caprichosa
diosa la que dio comienzo a su suerte catastrófica. Afrodita, es res­
puesta, garantiza su futura reunión con Eros, y augura un final feliz
para esta unión. Para Psique ahora todo es posible. Pero Afrodita pide
su precio: trabajos duros que necesitan tiempo y esfuerzos atroces, cui­
dado y previsión, y que la expondrán a la humillación y al sufrimiento.
Pero Psique no puede conseguir a Eros sin pasar antes por estas fatigas.
El ímpetu de los sueños felices sobre un futuro maravilloso en el
que todo es posible en el amor, es una consecuencia natural del com-

142 EL TAROT MÍTICO


promiso interno que ha tenido lugar en el Seis. Cuando hemos alcan­
zado una profunda realización de nuestros sentimientos, o hemos co­
nectado con una parte importante de nosotros mismos como Psique
ha hecho con su amor por Eros, el futuro se nos antoja de color de
rosa. «Ahora sé lo que ha ocurrido realmente», decimos con con­
fianza, porque ahora sabemos que las posibilidades son ilimitadas.
Pero el tiempo, unas decisiones meditadas y un trabajo duro, son ne­
cesarios ahora para que estas posibilidades se hagan realidad. La rela­
ción profunda y honrada que Psique ahora sabe que quiere, promete
un futuro feliz. Pero ella ha de aceptar primero las limitaciones de la
realidad: que su esposo es demasiado inmaduro todavía para aceptar
esta honestidad, y que ella ha de aprender a tener paciencia, fe y per­
severancia antes de poder conquistarlo otra vez.

A nivel adivinatorio, el Siete de Copas presagia una situación emo­


cional en la que aparecen muchas posibilidades, pero en la que el in­
dividuo se enfrenta al desafio de decidir y actuar en términos realis­
tas para manifestar estas potencialidades.

El Ocho de Copas
La carta del Ocho de Copas retraía a Psique realizando
la última labor que Afrodita le ha asignado: meterse en el
mundo subterráneo para traer un frasco de belleza de Per­
séfone. Psique aparece con las manos vacías, mientras des­
ciende los peldaños hacia la oscuridad del mundo subterrá­
neo, y su cara está triste y resignada porque ha cogido un
camino del que no sabe si va a salir viva. Detrás de ella, se
quedan ocho copas de oro, ordenadas en fila.

El Ocho de Copas representa la etapa más dificil del camino de Psi­


que hacia su objetivo de relación: la entrega voluntaria de la esperanza en

EL PALO DE COPAS 143


el futuro. Ningún mortal puede descender al reino de Hades, y, por lo que
respecta a Psique, esta última fatiga que Afrodita le ha asignado puede
significar para ella la muerte. A pesar de todo, ella obedece a la diosa,
porque es leal a su compromiso con el amor. Por eso se trata de un adiós
a la esperanza. Todas las fatigas tan meticulosamente realizadas, sugeri­
das por las ocho copas bien ordenadas, no han servido para nada. Ella
ve la situación tal y como es -que Afrodita jamás se ablandará- y así,
desesperada, vuelve la espalda a sus pasadas esperanzas y se aleja de ellas.
Esta etapa de relación es una de las más penosas, porque significa
que ya no hay nada que hacer. Todos los esfuerzos han sido inútiles;
tenemos que entregarnos y arrancar de nuevo. Mucha gente, cuando
se tiene que enfrentar con el dilema planteado por el Ocho de Co­
pas, se niega a reconocer que está en un callejón sin salida, y sigue
discutiendo, amenazando, intimidando o chantajeando a su pareja,
con la esperanza de una respuesta que ya no es posible a las circuns­
tancias actuales. El mundo subterráneo, como vimos en la carta de la
Muerte, en los Arcanos Mayores, es un símbolo del luto y de la pér­
dida del control; es el lugar de la muerte y transformación de nues­
tras viejas actitudes. Por tanto, cuando no adelantamos nada, tene­
mos que estar dispuestos a dejarlos, no como una especie de «trato»
para garantizar una futura reconciliación -puesto que esta no es una
verdadera renuncia-, sino porque no podemos hacer otra cosa. Es
ceder a lo que parece ser el destino, la aceptación de un fin. Pase lo
que pase, esta renuncia nos transformará, ya que se trata de una su­
misión a algo superior, no la terquedad de la pareja, sino la voluntad
divina, imaginada aquí como la gran diosa del amor.

A nivel adivinatorio, el Ocho de Copas indica la necesidad de en­


tregar algo. Tenemos que afrontar la verdad de la situación; la acción
ya no sirve, y lo único que podemos hacer es dejarlo. Casi siempre
esta situación es acompañada por una depresión, porque el mundo
subterráneo es un lugar de luto. El futuro no se puede manipular, te­
nemos que ir hacia lo desconocido con las manos vacías.

144 EL TAROT MÍTICO


El Nueve de Copas
El Nueve de Copas retrata el momento de gozo en el que
Psique es rescatada de las tinieblas del mundo subterráneo
y se reúne con Eros. Psique y Eros están cara a cara abra­
zándose, adornados con guirnaldas de flores, encima de
una roca que se levanta sobre el mar. Cada uno sostiene una
copa de oro. De pie, junto a ellos, está Afrodita, compla­
ciente, levantando una copa para bendecir su unión. De­
bajo de ellos hay seis copas de oro cuidadosamente ordenadas
para celebrar el reencuentro de los enamorados.

El Nueve de Copas es la carta del querer, porque representa la satis­


facción y la realización de un sueño emocional. Psique y Eros al final se
reúnen en un amor honrado por ambas partes, y están de pie cara a
cara. Cada uno ha traicionado al otro; cada uno sabe, en un nivel pro­
fundo, quién es su pareja, y los dos se han comprometido y se han perdo­
nado mutuamente. Gracias a eso, la caprichosa Afrodita bendice la unión,
porque el poder del amor humano incondicional puede doblegar hasta
a los dioses. El momento extático de la culminación, a diferencia de la
celebración inicial del Tres de Copas, ha sido verdaderamente ganado,
no con la fuerza, o la voluntad, o la manipulación emocional o la ame­
naza encubierta de un autosacrificio proclamado en voz alta, sino con
el firme compromiso interno de la única persona mortal en esta histo­
ria. Desde el principio hasta el fin, Psique ha hecho lo que ha hecho
siendo fiel a su propio sentimiento. Por eso ha merecido el derecho a
reclamar a su divino esposo y deja avergonzados a los mismos dioses.
Este segundo encuentro es el verdadero matrimonio de Eros y
Psique, y sugiere lo que puede significar una unión así. No sale del
enamoramiento, sino de un compromiso para amar que incluye el re­
sentimiento, la traición, la separación, la desesperación y la disposi­
ción a dejarlo si es preciso. Es raro, porque el camino de las Copas
no trata de unos enamorados que viven felices y luego se marchan
cuando se presenta una contrariedad. Es realmente un camino in-

EL PALO DE COPAS 145


terno hacia un compromiso con los valores del sentimiento de uno
mismo, y por eso se trata de una unión interna y externa a la vez.

A nivel adivinatorio, el Nueve de Copas anuncia un tiempo de pla­


cer y satisfacción, y el cumplimiento de un deseo acariciado. Repre­
senta la recompensa por los esfuerzos realizados y la confirmación del
compromiso de uno mismo.

El Diez de Copas
La carta del Diez de Copas retrata la elevación de Psi­
que al estado divino, para que pueda entrar en el mundo
de los dioses con su esposo. La pareja está otra vez en el bo­
nito palacio de Eros, con las manos unidas. Psique ya no
lleva su blanco vestido vi,;ginal, ahora lleva un vestido do­
rado, con su suave resplandor, y sobre sus hombros, igual que
su marido, luce un par de alas de oro. Ante ellos hay diez
copas de oro.

El Diez de Copas representa un estado de permanencia y conten­


tamiento en marcha. El éxtasis de la reunión de los enamorados en
el Nueve de Copas no se ha disipado, como la celebración del Tres
que acabó en el descontento del Cuatro, porque este matrimonio
está edificado sobre una unión consciente de dos personas amantes,
pero diferentes. Por eso pueden disfrutar de un futuro que va a resis­
tir a todos los desaños que la vida o los dioses les ofrezcan.
El que Psique sea elevada al estado inmortal indica que su amor
por Eros ahora no abarca solamente una dimensión personal y sen­
sual, sino también una dimensión espiritual. Eros ha sido huma­
nizado por el amor de Psique; ya no necesita esconderle el rostro.
Psique, por otro lado, siente esa sensación de conexión con lo di­
vino que a veces puede proporcionar un amor profundo. Se ha

146 EL TAROT MÍTICO


dicho alguna vez que amar a otra persona abre el corazón al amor
hacia la vida misma; la vida tiene un sentido y un objetivo, y un
mundo más ancho y brillante aparece ante nuestros ojos. Platón
escribió una vez que, cuando miramos a la cara a nuestro ser que­
rido, vemos en ella el reflejo del dios a cuyo coro hemos pertene­
cido una vez. Es como si el amor, cuando ha pasado por muchas
pruebas y ha sido edificado sobre la honradez y la humildad, nos
conectara con nuestras propias almas, y con un sentimiento de per­
manencia, significado y rectitud de la vida. Esta es la promesa que
contenía el As de Copas, que culmina en el Diez. No todas las
relaciones pueden alcanzarla, y ninguna relación puede alcanzarla
continuamente. Parece, no obstante, que los humanos seguimos in­
tentándolo.

EL PALO DE COPAS 147


Las figuras

La Sota de Copas
La carta de la Sota de Copas retrata a un niño de unos
doce años, moreno, con una túnica de color lila claro, arro­
dillado al borde de un estanque azul oscuro. En el suelo,
junto al estanque, hay una copa de oro, en la que el mucha­
cho se fija atentamente, porque está estudiando el reflejo de
su propio rostro y está impresionado por su belleza. A su al­
rededor crecen montones de lirios y narcisos, en capullo, aún
sin florecer. Un paisaje silvestre oculta un cielo azul celeste.

Las figuras del palo de Copas están representadas por figuras mí­
ticas que encarnan las características típicas del palo. Aquí, en la carta

EL PALO DE COPAS 149


de la Sota de Copas, encontramos los comienzos mudables, vulnera­
bles y dulces del elemento del agua: la primera manifestación de la
capacidad de sentir. Eso está encarnado en la mítica figura del her­
moso muchacho Narciso, que se enamora de su propio reflejo en
el agua. Narciso era de Tespia, y era hijo de Cefiso, dios del río, y
de una ninfa. Todo el mundo podía, justificadamente, enamorarse de
Narciso, a pesar de ser un niño, y su camino estaba realmente sem­
brado de ardientes seguidores de ambos sexos que estaban enamora­
dos de la belleza del chico. Pero su madre, advertida por el profeta
Tiresias, jamás había permitido al muchacho ver su propio reflejo.
Por eso, él ignoraba totalmente su propia identidad.
Un día, mientras vagaba por el campo de Tespia, Narciso llegó a
un estanque. Este estanque estaba alimentado por un manantial claro
como la plata, y nunca había sido perturbado por reses, pájaros, bes­
tias salvajes, hombres, ni siquiera por ramas caídas de los árboles que
le hacían sombra. Cuando el muchacho se echó, exhausto, en la ori­
lla herbosa, para apagar su sed, se enamoró de su reflejo. Al principio
intentó abrazar y besar al hermoso muchacho que tenía de frente,
pero al momento se reconoció a sí mismo, y se quedó embelesado,
contemplándose en el estanque, horas y horas.
A la larga, Narciso no pudo soportar más la agonía de su amor in­
alcanzable. Se clavó el puñal en el pecho, gritando: «¡Ah, muchacho,
amado en vano, adiós!», y expiró. Su sangre empapó la tierra, y de
ella brotó un narciso blanco con las corolas rojas.
Narciso, la Sota de Copas, en un principio parece que es simple­
mente una imagen del vano amor a sí mismo. Pero también se puede
ver como una imagen del autodescubrimiento, porque el amor a otra
persona ha de brotar primero del reconocimiento y el valor de uno
mismo; de otro modo es un triste y casi siempre infructuoso ejercicio
de búsqueda en el otro de aquello que uno ha descubierto todavía en
sí mismo. Este tipo de relaciones tienden a ser condenadas, y el apa­
rente egoísmo de Narciso es, en realidad, el comienzo del descubri­
miento de la capacidad de uno mismo para ser amado. Este es casi
siempre el arranque de una genuina capacidad para amar a otro como

150 EL TAROT MÍTICO


una persona distinta, más que como una posibilidad de proporcionar
esas cualidades que uno necesita para sentirse completo.

Por eso Narciso, la Sota de Copas, es una figura ambigua. Por una
parte, la Sota de Copas, como imagen de los dulces comienzos de la
vida afectiva, sugiere el nacimiento de algo nuevo, una capacidad para
amar, o la renovación de la fe en el amor que puede haberse deterio­
rado anteriormente o puede haber sido machacada por una relación
desgraciada. Entonces la sensación de amor a sí mismo, que encarna
Narciso, es el comienzo de la curación, por muy vano e infantil que
eso pueda parecer. Mucha gente, tras una separación traumática o la
pérdida de un ser querido, pasa mucho tiempo en una especie de cre­
púsculo emocional, en el que siente que no tiene nada que dar a na­
die. Muchas veces, durante este tiempo, uno ya no se ocupa de sí
mismo. Pero los suaves y delicados despertares de esta renovación de
la capacidad de amar a menudo se manifiestan en un lento y gradual
interés en uno mismo-el cuerpo de uno, el ambiente-, tratando de
agradar y de alimentarse con cosas que proporcionan placer más que
dolor o recuerdos de dolor. Este es un proceso que se tiene que dar
antes de que el individuo esté preparado para afrontar otro encuentro
emocional. La Sota de Copas, igual que las otras Sotas de los Arcanos
Menores, sugiere algo frágil y delicado, que se puede malinterpretar y
aplastar con facilidad. Así es también nuestro incipiente amor propio
que al final puede conducir a una vida de relación más realizada. Tam­
bién podemos decir fácilmente que Narciso es duro y egoísta, porque
no tiene ojos más que para sí mismo. Pero él tiene que empezar a
verse a sí mismo antes de poder ver a alguien más, y es interesante ob­
servar que en la mitología es su madre la que intenta mantenerle ale­
jado del conocimiento y de la aceptación de sí mismo.
El final más bien triste de la historia de Narciso puede tener tam­
bién muchas lecturas. En cierto aspecto, la Sota de Copas y todo lo
que encarna tiene que transformarse --o «morir»- antes que el amor
de otra persona pueda desarrollarse plenamente. Pero esto se tiene
que producir con el sacrificio de uno mismo, un genuino desplaza-

EL PALO DE COPAS 151


miento desde la preocupación por uno mismo al reconocimiento de
los demás. Por eso, en cierto aspecto, es conveniente y correcto que
Narciso ponga fin a su propia existencia, para transformarse en el Ca­
ballo de Copas, donde la vida sentimental puede moverse ya libre­
mente hacia fuera, de cara a los demás.

Cuando la Sota de Copas aparece al echar las cartas, sugiere el na­


cimiento de algo nuevo a nivel sentimental. Puede que se trate de
una nueva relación, de una nueva calidad de sentimiento dentro
de una relación, podría ser incluso el nacimiento de un niño. Casi
siempre la Sota de Copas presagia una renovación de la capacidad de
amar, empezando por el amor a uno mismo, después de un tiempo
de dolor y de retiro. Esta delicada cualidad ha de ser cultivada, de lo
contrario puede desaparecer rápidamente.

El Caballo de Copas
La carta del Caballo de Copas retrata a un joven pá­
lido y hermoso, de pelo negro y mirada espiritual, montado
en un elegante caballo blanco. Viste una túnica violeta y
una armadura de plata con escamas de pez, y lleva un
casco de plata coronado con una cola de pez, también de
plata. Conduce con garbo su caballo a través de un arroyo
burbujeante, donde los peces saltan del agua. A su alrede­
dor, hay un romántico paisaje de bosques y verdes colinas,
mientras que en el horizonte se puede divisar el mar bajo el
cielo azul celeste. El Caballero sujeta con una mano una
copa de oro.

Aquí, en la carta del Caballo de Copas, encontramos la volátil,


sensible dimensión del elemento del agua, que, como el arroyo, está
llena de vida y siempre en movimiento. Esta carta está encarnada por

152 EL TAROT MÍTICO


el mítico héroe Perseo, que en todas sus aventuras es motivado por el
amor de las mujeres, y en sus caminos tiene que enfrentarse a mu­
chos rostros femeninos, oscuros y luminosos, antes de reunirse con
su amor. Perseo era hijo de Zeus y de una mujer mortal llamada Dá­
nae, a la que el dios se apareció en forma de lluvia de oro. El padre
de Dánae, Acrisio, había sido advertido por el Oráculo de Delfos que
su hija tendría un hijo que le mataría, de modo que él encerró a Dá­
nae y a su niño en una cesta, que echó al mar. Protegidos por las di­
vinidades del agua, fueron arrastrados a tierra por Céfiro y fueron
acogidos bajo la protección del Rey Polidectes. Pero Polidectes se en­
amoró de Dánae, y la persiguió durante todos los años de su infan­
cia y la adolescencia de Perseo. Con el tiempo Polidectes decidió ma­
tar a Perseo, porque el joven se oponía al casamiento, creyendo que
su madre merecía algo mejor. Por tanto, el rey envió al joven a una
misión aparentemente sin esperanza: conseguir la cabeza de la terri­
ble Medusa Gorgona.
Perseo fue ayudado por las diosas a cada paso de su camino. Las
Greas, tres viejas arrugadas que tenían un ojo entre las tres y que co­
nocían los secretos del futuro, le dijeron dónde encontrar a la mons­
trua, y Atenea proporcionó al héroe un escudo mágico. Por eso, Per­
seo consiguió matar a la Gorgona, aguardando su reflejo en el espejo
del escudo, con el fin de proteger a su madre. Cogió la cabeza de la
Gorgona con él y, de vuelta a Serifo, pasó por Etiopía, y tuvo que res­
catar a la hermosa virgen Andrómeda de las garras de un monstruo
marino. Mató al monstruo, liberó a la muchacha y se casó con ella.
Entonces volvió a Serifo, mató a Polidectes, que mientras tanto ha­
bía intentado atacar a Dánae, y se hizo ver con su madre y su esposa.
en el lugar donde nació, donde su abuelo Acrisio una vez intentó ma­
tarle. Aunque no trataba de vengarse de Acrisio deliberadamente, le
mató por accidente, y por eso se convirtió en el rey de Argos. Pero
el lugar le traía tristes recuerdos, de modo que viajó a Tirinto, donde
fundó una gloriosa ciudad.
Perseo, el Caballero de Copas, es una imagen del espíritu verdade­
ramente romántico, el campeón de las mujeres en apuros, el creyente

EL PALO DE COPAS 153


del amor, la belleza y la verdad, y el defensor de altos ideales, que
busca incesantemente ese amor perfecto que en el fondo solo existe
en el espíritu, aunque siempre parece que está a la vuelta de la esquina
más próxima, en el ser querido más cercano. El espíritu romántico del
Caballero de Copas encama todo lo que es dulce, idealista y bueno,
aunque no es un carácter débil y es capaz de sacrificar cualquier cosa
en nombre de su ideal o de su amada. Este es, en cierto sentido, el
cuadro del estado de «enamoramiento», una experiencia que cual­
quier persona realista puede afirmar que muere pronto, con la fami­
liaridad del matrimonio, los niños y las obligaciones familiares, pero
que cualquier romántico cree que puede y debe permanecer siempre.
Cuando eso no se produce, el Caballero de Copas puede ir todavía en
busca de la última experiencia del amor sagrado. La santidad del Ca­
ballero de Copas no excluye, por supuesto, el sexo. Pero la relación
sexual para esta figura ha de estar en armonía con el amor y una espe­
cie de éxtasis del espíritu. La «mera» satisfacción corporal no le inte­
resa. Desde el punto de vista histórico, los ideales del amor cortés que
florecieron en la Edad Media reflejan el espíritu del Caballero de Co­
pas. El joven caballero adoraba siempre a su bienamada desde lejos; él
no la hubiera manchado nunca con bajos deseos, sino que le escribía
poesías y muchas veces arriesgaba su vida para protegerla.
Perseo es diferente a los otros héroes, precisamente por su elevado
idealismo y por su culto de las mujeres. A diferencia de figuras como
Hércules, que se tiene que enfrentar a sus desafios para intentar expiar
un pecado, o Teseo, que los encuentra porque estos le excitan, Perseo
sigue su destino a causa del amor -en un principio, el amor por su ma­
dre-. Esta clase de adoración e idealización de la madre es caracterís­
tica del Caballero de Copas, ya que, a pesar de su fuerza, él se arrodi­
lla a los pies de una reina -una mujer más elevada y más poderosa que
él. La clase de amor representada por el Caballero de Copas contiene
casi siempre este elemento de adoración de alguien ante el cual uno se
siente indigno y despreciable -o alguien que ya está casado-. No es
todavía un amor entre iguales; lo que vamos a encontrar más tarde en
la Reina y el Rey de Copas. Pero es amor, a su manera, y no se le po-

154 EL TAROT MÍTICO


dría tachar de adolescente e inmaduro. Sin el Caballero de Copas, vi­
viríamos en un mundo realmente desierto y descolorido.
Cuando el Caballero de Copas aparece al echar las cartas, ha lle­
gado el momento para el individuo de experimentar esta dimensión
impetuosa y romántica del amor. Muchas veces el Caballero anuncia
una propuesta de matrimonio, o un enamoramiento. A veces, en otro
nivel, indica una propuesta artística, una relación de otra clase que es
no menos exaltada e idealista. O bien puede entrar en la vida de uno
como un joven poético y sensible, un heraldo de nuestro propio ro­
manticismo incipiente.

La Reina de Copas
La carta de la Reina de Copas retraía a una mujer pá­
lida, de una belleza misteriosa, con un pelo negro, la1¿Jo y
abundante, con un vestido azul-verdoso y una corona de
oro. Está sentada en un trono de oro cuyos brazos están es­
culpidos con serpientes de oro. Sus ropas se extienden hasta
un estanque azul oscuro que está a sus pies. En una mano
sujeta una manzana de oro; en la otra, un copa de oro en
la que se fija con una mirada de concentración profunda.
Tras ella, más allá de unos campos fértiles y verdes, se puede
vislumbrar un mar azul oscuro, bajo un cielo intenso.

Aquí, en la carta de la Reina de Copas, encontramos las profundi­


dades estables, contenidas, introvertidas, del elemento del agua -el
mundo íntimo y privado del sentimiento que es insondable y funda­
mentalmente impenetrable-. Esta carta está encarnada en la mítica
figura de Helena, que encontramos en la carta de los Arcanos Mayo­
res de los Enamorados, y cuya belleza era tan grande que a causa de
ella empezó la Guerra de Troya. Helena era hija de Zeus y de Leda,
y cuando se hizo mujer en el palacio de su padre adoptivo, el rey Tín-

EL PALO DE COPAS 155


daro de Esparta, todos los príncipes de Grecia vinieron a pretenderla
con ricos dones. Con el tiempo se casó con Menelao, que se convir­
tió en rey de Esparta tras la muerte de Tíndaro. Pero el matrimonio
estaba condenado al fracaso, porque Afrodita le prometió a Paris, el
príncipe troyano, la mujer más hermosa del mundo si concedía a
la diosa el premio en el concurso de belleza que encontramos en la
carta de los Enamorados; y Helena era esa mujer.
A su debido tiempo, Paris y Helena se encontraron y se enamora­
ron, y Helena se fugó con él, y este insulto al Rey Menelao dio como
resultado la Guerra de Troya, en la que Paris fue asesinado. Pero la
belleza de Helena con el tiempo le trajo tres amantes más -por no
hablar del héroe Teseo, que la sedujo cuando eran tan solo una ado­
lescente-. Estos últimos amantes eran todos hombres que alcanza­
ban sus favores estando ella detrás de los muros de Troya, de modo
que Helena lo pasó bien durante unos diez años de guerra llenos de
acontecimientos. Cuando los troyanos fueron derrotados, Menelao
fue a buscar a Helena, a la que había jurado matar por su adulterio.
Pero al ver su belleza se enamoró de ella otra vez, y la llevó de vuelta
a Esparta. Si ella permaneció fiel a Menelao durante el resto de su
vida, es una pregunta a la que la mitología no contesta.
Helena, la Reina de Copas, es más que una imagen de seductora
belleza femenina. Ella encarna el poder hipnótico del mundo feme­
nino de los sentimientos, un poder que es mágico y magnético y des­
afia una perfección meramente fisica. A través de la historia de Melena,
parece ser que innumerables hombres la persiguen; sin embargo, no
sabemos nunca realmente qué es lo que quería la misma Helena, o
qué clase de mujer era en realidad. Es como si ella misma fuera agua,
y todos los hombres vieran en ella el reflejo de las profundidades de
sus propias almas. Ella es una cifra, un misterio, motivado por sus se­
cretos propósitos y sus sentimientos. Se podría tomar por una ramera,
dado que aparentemente otorga sus favores a tantos hombres -algu­
nos de ellos son enemigos de su propia patria-. Sin embargo, tene­
mos la sensación de que Helena, por muy apasionada que sea, no hace
nada que no quiera hacer. Incluso la elección de su esposo fue real-

156 EL TAROT MÍTICO


mente una elección libre, porque, según la historia, ella indicó su pre­
ferencia por Menelao colocándole una guirnalda en la cabeza -una
cosa inusual para una mujer de su tiempo, que generalmente era for­
zada a casarse con cualquier marido que su padre o sus hermanos qui­
sieran darle-. Cuando se cansa de Menelao, persigue sin miedo su
gran aventura amorosa con Paris, en vez de recurrir a tímidos encuen­
tros clandestinos. A quienquiera que ame, Helena se entrega con todo
su corazón. Ella conquista a los hombres sin querer, por ser la encar­
nación de todas las fantasías secretas e inconscientes de la mujer per­
fecta que los hombres han intentado articular a lo largo de los siglos.
La figura de Helena es a la vez virgen y ramera, calculadora y víctima.
En una palabra, es un conjunto de paradojas, porque, a pesar de que
la lógica del corazón es indiscutible, sin embargo, desafía el análisis ra­
cional, y muchas veces desobedece abiertamente a la moral. La Reina
de Copas es impalpable como un carácter, crea problemas donde­
quiera que vaya, movilizando las profundidades en los demás y pro­
moviendo acción y conflictos sin hacer nada en absoluto. Por eso se
puede ver como una imagen del subconsciente, que persigue sus se­
cretos propósitos que la mente consciente desconoce, aunque atrae al
individuo hacia una crisis, un conflicto, una pasión intensa, un des­
tino, por medio de su misterioso poder seductor.
Cuando la Reina de Copas aparece al echar las cartas, ha llegado
el momento para el individuo de encontrar el profundo, descono­
cido, paradójico mundo del sentimiento en uno mismo o en una
misma. La Reina de Copas puede entrar en nuestra vida como una
mujer misteriosa, hipnótica, no necesariamente muy seductora, aun­
que extrañamente perturbadora, y un catalizador para la aparición de
sentimientos profundos y fantasías que han sido previamente oculta­
das por la conciencia. Puede aparecer como un ser querido o como
un rival, pero en ambos casos un encuentro no es pura casualidad. Es
más bien el anuncio de la aparición de estas cualidades del alma den­
tro del individuo. Para la mujer que ignora a la Helena que tiene en
sí misma y se identifica con los lados maternales o prácticos de la fe­
minidad, la Reina de Copas indica que ha llegado el momento de en-

EL PALO DE COPAS 157


contraria, aunque el catalizador sea la «otra mujer». Para el hombre
que ignora las profundidades de su alma y base su realidad en el pen­
samiento racional y en hechos concretos, la Reina de Copas anuncia
una profundización y un desarrollo de la vida interior, tanto si el ca­
talizador está en una mujer concreta como si no.

El Rey de Copas
La carta del Rey de Copas retrata a un hombre pálido,
de pelo negro y barba negra, con unos ojos negros y simpáti­
cos, vestido con una ropa azul oscuro, y con una corona de
oro. Está sentado en un trono de oro cuyos brazos están es­
culpidos con cangrejos de oro. En una mano sostiene una
copa de oro; en la otra, una lira. A sus pies hay unos pelda­
ños que descienden al agua de un puerto, de la que se ve sa­
lir un cangrejo. Tras él, al otro lado del promontorio de la
tierra en la que está asentado su trono se puede vislumbrar
un mar turbulento.

Aquí, en la carta del Rey de Copas, encontramos la dimensión ac­


tiva y dinámica del agua, que abiertamente busca hacer relaciones e in­
cluso guía y ayuda a otros a conseguirlas. Esta carta está encarnada en
la mítica figura de Orfeo, el cantor, que era a la vez sacerdote y curan­
dero, aunque su historia es triste y solitaria, a pesar de que él conso­
laba a sus semejantes. Orfeo era hijo del Rey Eagro de Tracia y de la
Musa Calíope, y era el poeta y músico más famoso que vivió jamás.
Apolo le presentó con una lira y las Musas le enseñaron a tocarla, de
tal forma que no solamente amansaba a las fieras, sino que hacía in­
cluso que los árboles y las rocas se movieran de su sitio para seguir el
sonido de su música. Se unió a los Argonautas en su búsqueda del Ve­
llocino de Oro, y su música les ayudaba a soportar muchas dificulta­
des. A su vuelta, se casó con Eurídice, y se estableció en Tracia.

158 EL TAROT MÍTICO


Pero su vida no estaba destinada a ser feliz. Un día un hombre in­
tentó atacar a Eurídice en el valle del Río Peneio, y ella pisó una ser­
piente al huir y murió por su mordedura. Pero Orfeo, intrépido, des­
cendió al mundo subterráneo, con la esperanza de llevársela otra vez.
No solamente encantó al barquero Caronte, a Cerbero, el perro de
tres cabezas, y a los tres Jueces de la Muerte con su música triste, sino
que temporalmente suspendió las torturas de los condenados, y hasta
tal punto ablandó el tenebroso corazón de Hades que consiguió el
permiso para devolver a Eurídice al mundo de los vivos. Pero Hades
le impuso una condición: que Orfeo no podía mirar atrás hasta que
ella no estuviera a salvo en la luz del sol. Eurídice siguió a Orfeo a
través de los pasajes oscuros, guiada por el sonido de su lira. Pero en
el último momento él perdió la confianza, y miró atrás para ver si ella
estaba allí todavía; y así la perdió para siempre.
Después de esto, Orfeo desenvolvió el papel de sacerdote, ense­
ñando los misterios y predicando que era malo el sacrificio cruento
de los hombres de Tracia. Pero el dios Dionisos empezó a sentir ce­
los de él, porque su fama se difundía y los hombres comenzaban a
adorarle como si fuera divino. El dios lanzó encima de Orfeo a sus
bacantes locas, que en su frenesí le hicieron pedazos. Las Musas re­
cogieron sus miembros llorando y los enterraron al pie del Monte
Olimpo, donde ahora los ruiseñores cantan más dulcemente que en
ningún sitio del mundo.
Orfeo, el Rey de Copas, es una imagen del senador herido, la per­
sona que por compasión y empatía puede curar a otras, pero que no
puede curar su propia herida en el terreno del corazón. En ciertos as­
pectos es el equivalente antiguo de muchos asistentes sociales y psi­
coterapeutas de hoy en día --el individuo que anhela estar en con­
tacto con el mundo del sentimiento, y trata constantemente de
ayudar a los demás a relacionarse, pero que a veces carece de espe­
ranza en su vida personal y, por tanto, no puede alcanzar al final la
relación satisfactoria que tanto deseaba-. El Rey de Copas sitúa a
la relación humana y al amor humano por encima de cualquier otra
cosa, y quiere hacer todo cuanto está en su mano para iniciar y pre-

EL PALO DE COPAS 159


servar este contacto emocional. Aunque él se queda intrigado y tiene
que resistir la tentación de volverse, para ver si lo que él ha iniciado
sigue allí, intacto, detrás de él. Por eso, muchas veces pierde lo que
más desea. Esta figura es profundamente paradójica, como si el ele­
mento del agua --que en muchos aspectos es una imagen del mundo
femenino del sentimiento-- estuviera incómodo con la imagen mas­
culina y dinámica del Rey. Los dos aspectos se sienten encogidos jun­
tos, y crean una extraña ambivalencia. El Rey de Copas es una figura
irritable y sensible, dotada de una gran profundidad de sentimiento
y un don extraordinario para comunicar este sentimiento con el fin
de influir en los demás. Pero esta es la relación del artista con el pú­
blico. El nunca pierde el control completamente. Por eso, las bacan­
tes de Dionisos, el tropel de mujeres frenéticas que estaban en la co­
mitiva del dios, le descuartizaron, porque, por un lado, él, en un
principio, tiene que ser privado de su poder y metafóricamente he­
cho pedazos antes de que llegue a ser algo más que el sabio conse­
jero para el problema de otra persona. Orfeo en si no llega a reali­
zarse en la vida, puesto que ha perdido su oportunidad de felicidad
personal por haber desconfiado de la palabra de Hades. Esto nos dice
mucho sobre el Rey de Copas, porque, aunque pueda iniciar una re­
lación y hablar constantemente de ello, al final no confía en el mundo
del subconsciente, que él no puede ver. Por eso es entronizado junto
al agua, pero no puede sumergirse en ella, porque teme que la inmer­
sión le conduzca hacia otro vínculo fuerte.
Cuando el Rey de Copas aparece al echar las cartas, ha llegado el
momento para el individuo de experimentar su lado ambivalente -el
inspirado consejero y senador que sabe ponerse en el lugar de los de­
más y ayudarles, pero que no consigue confiar del todo en su vida
como para dirigir su rumbo. Es característico el hecho de que muchas
de las personas que escogen profesiones de tipo vocacional, lo hacen
porque han tenido problemas en sus relaciones personales, casi siem­
pre con sus padres; y por eso forman relaciones en las que nunca se
abandonan del todo, para que la herida profunda no se vuelva a pro­
ducir. Aunque esta especie de dinámica puede ayudar en gran medida

160 EL TAROT MfTICO


a los demás, uno se engaña a sí mismo. Si el Rey de Copas entra en la
vida de un individuo bajo el aspecto de una persona que encarna es­
tas cualidades, entonces esto se puede tomar como una indicación
de que ha llegado el momento de encontrar esta dimensión de uno
rmsmo.

EL PALO DE COPAS 161


El palo de Bastos
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Las cartas numeradas

LA historia de J asón y los Argonautas, y su expedición en busca del


Vellocino de Oro, es un cuento heroico característico, lleno de aven­
turas y con un viaje valiente hacia lo desconocido. Como la historia
en realidad es una búsqueda, en la que el héroe tiene que contar con
facultades distintas a la voluntad y al pensamiento racional, la leyenda
de J asón se puede ver como un retrato de la imaginación creadora y
su misterioso poder para mover cosas y aportar soluciones desde ni­
veles internos que escapan a nuestro entendimiento consciente. Por
eso, la historia de Jasón es una aventura concreta que se mueve alre­
dedor del motivo central de la imaginación humana.
El origen del Vellocino de Oro, el objetivo mágico de la bús­
queda, fue este: Frixo y Hele, los dos hijos de Atamas, el de Eolia,
eran odiados por su madrastra Ino. Su misma vida peligraba, y ellos
huyeron montados en un fabuloso carnero que fue regalo de Zeus,
rey de los dioses. Este carnero estaba dotado de razón y de palabra;
tenía una lana dorada y podía moverse por el aire lo mismo que so­
bre la tierra. Durante su vuelo Hele cayó al mar, que después se llamó
Helesponto. Frixo tuvo más suerte, y llegó hasta Cólquide, en el Mar
Negro. Allí sacrificó el carnero a su protector Zeus, y ofreció su Ve­
llocino al rey de ese país, Eetes, que lo colgó de un árbol y puso un
dragón que nunca dormía para custodiarlo.
Mientras tanto, en Yolkus, Tesalia, reinaba el Rey Pelías, que ha­
bía arrebatado el trono a su hermano Esón. A Jasón, hijo de Esón, lo

EL PALO DE BASTOS 165


habían encomendado al cuidado del Centauro Quirón cuando era un
niño, para protegerle de la cólera de su tío Pelías, el usurpador. Qui­
rón, con el tiempo, cuando el niño se hizo hombre, le reveló el se­
creto de su origen, y Jasón fue a ver a su tío y le reclamó el puesto
que le correspondía en el reino. Pelías se asustó, porque un oráculo
le había advertido que tuviera cuidado de un hombre con una sola
sandalia; y este Jasón había aparecido con un solo calzado, ya que ha­
bía perdido la otra sandalia al cruzar el río. Por tanto, Pelías prome­
tió a Jasón que cumpliría escrupulosamente su reclamación, pero con
una condición: que Jasón fuera a Cólquide, en el Mar Negro, y tra­
jera al Vellocino de Oro, que pertenecía por derecho al santuario de
Zeus en Yolcos.
Así que Jasón se puso a construir un barco con cincuenta remos,
el A1270, en el que había puesto una rama del roble profético de Zeus
desde Dodona. Reunió también a los héroes más famosos, entre los
que estaban Cástor y Pólux (los Gemelos Guerreros), Hércules, Or­
feo el Cantor y el Rey Teseo de Atenas. Entonces los intrépidos aven­
tureros se dispusieron a buscar al legendario Vellocino de Oro. Su
viaje fue muy accidentado, y se vieron obligados a luchar contra
monstruos y hombres, y también contra los elementos. Finalmente
llegaron al reino de Eetes, en el que se guardaba el Vellocino. Afor­
tunadamente para Jasón, la hija del Rey Eetes, la hechicera Medea, se
enamoró de él, y le ayudó a vencer al dragón que custodiaba el pre­
cioso trofeo. El Rey Eetes intentó detener a los fugitivos Argonautas
con feroces soldados salidos de los dientes del dragón que Jasón ha­
bía matado; pero los héroes consiguieron escapar en su barco A1270,
mientras Eetes les perseguía furiosamente. Medea, que había acom­
pañado a Jasón, no se negó a detener a su padre de las maneras más
brutales, y le quitó la vida a su hermano Absirto y dispersó los trozos
de su cuerpo por el agua. Eetes, acongojado, mandó a su flota que
se detuviera y recogiera el cuerpo descuartizado del heredero, y Ja­
són y su séquito consiguieron por fin volver a Yolcos.
Este viaje de vuelta, de todas formas, demostró ser tan peligroso
como el de ida, y Jasón y su séquito una vez más tuvieron que nave-

166 EL TAROT MfTICO


gar entre las terribles Rocas Chocantes, al extremo norte del Bósforo,
que podían aplastar una nave y que estaban entre él y el puerto se­
guro. Al final llegó a Yolcos con el Vellocino de Oro. Allí descubrió
que Pelías había dado muerte a su padre Esón, pues estaba conven -
ciclo de que Jasón jamás volvería de su arriesgado viaje. Jasón se
vengó de su tío por medio de Medea, quien con sus palabras mági­
cas hechizó a las hijas de Pelías para que lo mataran. Después de esto,
Jasón reinó como rey de Yolcos. Pero parece ser que la victoria se le
subió a la cabeza, porque, insatisfecho con un solo reino, se buscó
otro -la corona de Corinto- casándose con Creusa, la hija del Rey
de Corinto, Creón. Esto, lógicamente, enfureció a Medea, que se
vengó matando no solamente a Creusa, sino también a los niños que
había tenido con Jasón.
En cuanto a Jasón, algunos dicen que la vida le empezó a pesar y
que el reinado de Yolcos le parecía una carga. Como un viejo que
considera que los días de gloria se han ido para siempre, se sentó a
soñar a la sombra del casco podrido del Argo, y la popa le cayó en­
cima y le aplastó hasta matarle.

El As de Bastos
La carta del As de Bastos retrata a un hombre maduro,
de constitución fuerte, con pelo y barba de color castaño ro­
jizo, con una corona de oro y una túnica de púrpura impe­
rial. Está de pie, con porte regio, ante un paisaje de picos al­
tos, cubiertos de nieve. Sobre un hombro, arrastrándolo por
el suelo, lleva colgado el vellocino de oro de un carnero. En
su mano derecha sostiene el globo del mundo. En su mano
izquierda lleva un flamante bastón.

En el As de Bastos encontramos de nuevo a Zeus, rey de los dio­


ses, el iniciador y promotor del poder que hay detrás del cuento de

EL PALO DE BASTOS 167


Jasón y el Vellocino de Oro. Es el Vellocino sagrado de Zeus lo que
el héroe tiene que conseguir, y es el Vellocino lo que sirve como sím­
bolo de la visión creativa que nos incita a marcharnos del mundo se­
guro y convencional hacia rutas desconocidas que llevan a una meta
sonada.
Zeus es un dios anciano y poderoso, y una de sus representacio­
nes más antiguas era la divinidad con cabeza de carnero, el invisible
poder creador que generó el universo visible. Por eso, Zeus encarna
en nosotros el invisible poder creativo de la imaginación, que no
puede ser abarcado en sí, pero que es responsable de todos los es­
fuerzos y de todos los productos concretos de nuestra vida. No es
solo el artista el que utiliza la imaginación creadora, aunque en el
artista vemos su poder -y su furiosa autonomía- con más clari­
dad. En la carta del Emperador de los Arcanos Mayores, encontra­
mos el lado patriarcal de Zeus, el Padre de Todo. Aquí, en el As de
Bastos, encontramos su espíritu volátil, y este Zeus, igual que Afro­
dita, es una fuerza de la naturaleza. Todos nosotros tenemos su po­
der en nuestro interior. Zeus es la capacidad de visualizar una futura
posibilidad, distinta a la realidad concreta en la que nos encontra­
mos y superior a ella -tanto si es un proyecto para cambiar la
decoración del cuarto de estar, como si es una idea para un nuevo
negocio-. Mucha gente no confia en su facultad imaginativa, cre­
yendo que es una «tontería» o una «niñería», o por temor a atre­
verse con una nueva idea porque podría fallar. Pero el gran Zeus no
es ni una tontería ni una niñería, y el As de Bastos es una carta po­
derosa, porque retrata un flujo inicial de energía creadora en bruto.
La nueva idea aún no ha sido formulada, pero hay una profunda
sensación de inquietud, y un sentimiento de vida que se abre. Es
esta sensación la que lleva a Jasón a ir en busca del Vellocino. El
pudo simplemente deponer a su tío Pelias y quedarse en casa, en
Yolcos. Por eso el As de Bastos indica el comienzo del gran camino
hacia el mundo de la visión y la imaginación, donde las limitaciones
concretas son desafiadas y superadas, y donde la vida después nunca
es la misma.

168 EL TAROT MÍTICO


A nivel adivinatorio, el As de Bastos anuncia un empuje de ener­
gía creativa, aunque esta energía no ha sido aún formulada como una
meta o un proyecto. La inquietud y la insatisfacción con las circuns­
tancias actuales están acompañadas por un sentimiento fuerte de que
las nuevas cosas son posibles. El individuo está a punto de embarcarse
en una aventura siguiendo alguna visión.

El Dos de Bastos
La carta del Dos de Bastos retrata al Joven Jasón de pie
ante la cueva del Centauro Q;tirón, en equilibrio, antes de
emprender su viaJe para ir a reclamar su herencia. Quirón
está medio escondido en la oscuridad de la cueva. Jasón, ves­
tido con una tánica escarlata, empuña firmemente dos es­
padas llameantes.

El Dos de Bastos, igual que el otro Dos de los Arcanos Menores,


polariza la energía en bruto del As, y aqlÚ esta polarización indica al
aventurero y a su meta recién concebida. La inquietud y el poder in­
forme del As han empezado a fundirse como una visión particular,
aunque lo único que no está claro del todo es cómo se podría realizar
esta visión. Jasón no sabe nada todavía del Vellocino de Oro; pero
sabe ya, porque Quirón se lo ha dicho, que es un príncipe y el autén-
tico heredero al trono de Yolcos, y que su padre Esón ha sido derro­
cado y encarcelado por su malvado tío Pelías. El sentimiento de pro­
babilidad se ha cristalizado aqlÚ en algo definido, aunque la verdadera
aventura creativa del futuro de Jasón -la búsqueda del Vellocino de
Oro-- solo surgirá una vez que Jasón dé un paso adelante en la pri­
mera etapa de su camino.
Así empiezan todas las hazañas creativas: poco a poco. Una idea
lleva a otra idea, y casi siempre la primera no es la idea final, sino sim­
plemente un preludio. Sin embargo, el preludio es suficiente para sa-

EL PALO DE BASTOS 169


camas del santuario de la cueva, a causa del sentimiento que podría­
mos tener más de lo que tenemos, o ser más de lo que somos. El ca­
mino de Jasón hacia Yolcos, el lugar de su legítima herencia, está lleno
de peligro, porque allí tiene un enemigo que con mucho gusto le qui­
taría la vida. El no puede predecir si lo superará, y si va a triunfar o fra­
casar. Pero él cree en su visión lo suficiente como para intentarlo, y
agarra firmemente las varas que simbolizan el fuego de la imaginación.
De lo contrario, él --o nosotros- se hubiera quedado tranquila­
mente, pero ahogado para siempre, en la cueva, seguro, pero sin rea­
lizar jamás esas posibilidades que son un derecho de nacimiento, pero
que requieren la visión para llevarlas a una sustancia concreta.

A nivel adivinatorio, el Dos de Bastos anuncia la elaboración de


una nueva mira, de una nueva idea, de una nueva meta, de un nuevo
proyecto creativo. Esta nueva idea puede que no sea la forma defini­
tiva del futuro, pero está llena de posibilidades, y es suficiente para in­
vitar al individuo a salir de sus limitaciones presentes y lanzarse hacia
una nueva hazaña creativa. Todo depende aquí del valor del indivi­
duo para levantar la nueva idea con ambas manos, y creer en ese in­
visible poder creativo que ha generado la visión de una nueva ruta.

El Tres de Bastos
La carta del Tres de Bastos retrata a Jasón recién lle­
gado a la ciudad de Yolcos. Lleva solo una sandalia, ya que
perdió la otra al cruzar el río, confirmando de ese modo el
oráculo que ha profetizado su llegada. Está de pie, triun­
fante, llevando en su mano derecha tres varas llameantes.
A sus pies se arrodilla el usurpador, el Rey Pelías, de pelo ne­
gro y barba negra, vestido de púrpura real, y le ofrece con
aparente humildad la corona de oro que él ha robado ile­
galmente.

170 EL TAROT MITIGO


El Tres de Bastos, como el otro Tres de los Arcanos Menores, re­
presenta una etapa de realización inicial. Aquí es la realización apa­
rente de la original idea creativa. H ay motivo para celebrarlo, y pa­
rece que todas las cosas se están poniendo de acuerdo para el plan.
Jasón ha llegado al lugar de su herencia, y ¡fíjate!, no ha encontrado
resistencia aparente. Pelías, asustado por el oráculo, parece que está
dispuesto verdaderamente a entregar el trono que ha arrebatado. Por
eso, la obra creativa muchas veces parece que tiene una facilidad ini­
cial; los contactos adecuados aparecen como por arte de magia, los
bocetos preliminares caen bien, y la idea parece cobrar realidad en sí
misma como si hubiera sido clavada por intervención divina.
Pero tiene que llegar el trabajo duro, y a menudo surgen nuevas
ideas en esta etapa --cosas que al principio no habíamos tenido en
cuenta, pero que requerirán dilaciones, alteraciones de planes y mu­
cho más esfuerzo de lo que parecía al principio. El Tres de Bastos in­
dica un punto elevado, pero hay más cosas luego. Pelías le va a decir
a Jasón lo del Vellocino de Oro que está en Cólquide, significando
así -y él tenía sus propios motivos sucios- que ser rey de Yolcos
quiere decir muy poco si el valioso Vellocino de Zeus no es devuelto
al santuario del dios. Es en este momento, tras la celebración inicial,
cuando se vienen abajo muchas posibilidades creativas, porque la
etapa de realización inicial no es el resultado final, y, a menos que el
individuo esté dispuesto a arriesgar de nuevo, la idea no se puede lle­
var a cabo totalmente. El mundo está lleno de novelas inacabadas que
están en los cajones de los escritorios, cuando resulta que las prime­
ras veinte páginas empezaron bien. El mensaje es el siguiente: dis­
fruta de tu satisfacción mientras puedas, porque no estás acrisolado
todavía. La verdadera confianza creativa solo se puede tener si la idea
es sometida a prueba y el individuo lo fuerza al máximo.

A nivel adivinatorio, el Tres de Bastos indica una etapa de reali­


zación inicial de la idea creativa o proyecto. Se han puesto unos bue­
nos cimientos, el entusiasmo es grande y hay un sentimiento de sa­
tisfacción y optimismo respecto a la futura posibilidad del proyecto.

EL PALO DE BASTOS 171


Pero también hay un duro trabajo por delante, y nuevos planes que
se han de poner en marcha antes de que la promesa total se pueda
cumplir.

El Cuatro de Bastos
La carta del Cuatro de Bastos retrata a Jasón celebrando
con sus compañeros de a bordo la construcción de la gran
nave A1210, que los va a llevar en su viaje a Cólquide para
encontrar el Vellocino de Oro. La nave, adornada con velas
escarlata que llevan el emblema de un broche de oro en fi­
gura de sol, espera la marea. Alrededor de la figura de Ja­
són, vestida de escarlata, están de pie cinco de sus heroicos
compañeros: Hércules (al que encontramos en la carta de la
Fuerza, en los Arcanos Mayores), con su piel de león y una
vara llameante; Teseo, Rey de Atenas (al que encontraremos
más tarde en la carta del Rey de Bastos, en los Arcanos Me­
nores), con una corona de oro, vestido de carmesí y con una
vara llameante; Cástor y Pólux, los Gemelos Guerreros (a los
que encontraremos más tarde en la carta del Rey de Espa­
das), ambos con una armadura de plata y llevando cada
uno una vara llameante, y Orfeo el Cantor (al que hemos
encontrado en la carta del Rey de Copas), vestido de azul y
sosteniendo su lira.

El Cuatro de Bastos es una carta de premio y de recompensa. Nos


hemos enfrentado con el desafio de una nueva idea creativa, hemos he­
cho un duro trabajo, y ahora el individuo puede recoger la sólida re­
compensa que ha sido ganada con esfuerzo. Como el Tres de Bastos,
esta carta indica la celebración de algo importante; pero, a diferencia
del Tres, tiene una base más sólida, y los resultados son ya evidentes.
El reto de capturar el Vellocino de Oro es un reto desalentador; ¿cómo

172 EL TAROT MITICO


puede un hombre solo navegar hasta los confines de la tierra, y con
qué medio? Jasón ha contestado a este desafío reuniendo a su alrede­
dor a esos amigos que pueden ayudarle a alcanzar sus objetivos. Todos
estos héroes, según la mitología, tienen diferentes habilidades, según
sus naturalezas. Hércules, tiene la fuerza; Teseo, un fogoso aventurero
como Jasón, tiene la visión creativa; los Gemelos, tienen el hilo cor­
tante de la mente inteligente, y Orfeo, tiene el sentimiento profundo
y la empatía para desarmar a cualquier enemigo. Si tomamos a estos
amigos como personas reales en las que nos podemos apoyar, o como
resortes internos que podemos arrastrar, en esta etapa del proceso de
la labor creativa cabe esperar que la meta se podrá alcanzar. Con tanta
tripulación heroica junta, y con un barco tan espléndido, Jasón tiene
motivos para estar satisfecho.

A nivel adivinatorio, el Cuatro de Bastos presagia un tiempo de re­


compensa por los esfuerzos realizados. Una idea creativa ha dado su
primer fruto, y el individuo tiene toda la razón de celebrar los resulta­
dos concretos de sus esfuerzos heroicos. Pero esta es solo una etapa
del camino, y pronto la nave tiene que disponerse a navegar y a en­
frentarse con los desafios más duros antes de alcanzar la meta final.

El Cinco de Bastos
La carta del Cinco de Bastos retrata la batalla de Jasón
con el dragón que guarda el Vellocino de Oro. El dragón,
inmenso y cubierto de escamas verdosas, vomita fuego de su
boca mientras aprieta el valioso Vellocino entre sus garras.
]asón lucha contra él con dos varas llameantes. De pie, a su
lado, está su amante y ayudante, la hechicera Medea, hija
del Rey Eetes de Cólquide, que tiene el Vellocino en su poder.
Ella es hermosa y morena, ataviada con un vestido fla­
mante, y lleva tres varas llameantes.

EL PALO DE BASTOS 173


El Cinco de Bastos representa la lucha. Aquí la visión creativa ha
chocado con la realidad de la vida, en forma de dragón, que en la
mitología ha representado siempre los poderes primitivos de la tie­
rra que se resisten al cambio. El problema de ajustar las limitaciones
de la vida práctica -y las limitaciones de la inercia regresiva de uno
mismo-- es el mayor desafio para un individuo que desea expresar
el poder de la imaginación creadora en la vida actual. Si esta lucha
con el dragón adquiere la forma de los problemas económicos (es­
casez de fondos, falta de liquidez), medios insuficientes (donde el
individuo tiene que hacer estudios superiores o prepararse para do­
minar un arte), la dificultad de un cuerpo que se queja (a través de
la fatiga o la enfermedad, donde nos hemos esforzado demasiado
por la impaciencia de dominar la inspiración), el dilema de ajustar la
inspiración a las exigencias del mercado (que es inevitablemente
demasiado conservador, prudente o poco comprensivo) -esta
carta simboliza los problemas en un nivel concreto-. Estos proble­
mas concretos coinciden con, son causados por o causan ellos mis­
mos, un miedo al fracaso y una profunda apatía que por sí mismos
son también parte de la imagen del dragón. Pero el dragón tiene
que ser combatido, si no Jasón no podrá tener el Vellocino, y los
obstáculos que surgen durante la obra creativa -internos o exter­
nos- no podrán ser evitados. La imaginación chocará inevitable­
mente con la resistencia de la realidad, y una de las dos se tiene que
ajustar.
La figura de Medea, la hechicera, es necesaria para Jasón. Sin ella,
su inspiración y su valor no bastarían. Ella sabe cómo encontrar la
cueva del dragón y cómo vencerle. En ciertos aspectos, ella es prima­
hermana de la carta de la Suma Sacerdotisa, de los Arcanos Mayores
--el misterioso poder femenino de la intuición y de los instintos, con
el que se puede contar en una crisis así. Por eso, la lucha encarnada
en el Cinco de Bastos requiere algo más que perseverancia y fidelidad
a una inspiración; requiere también un «entrañable» sentido de
cuándo es el momento oportuno y de cómo actúan las leyes del
mundo material.

174 EL TAROT MITICO


A nivel adivinatorio, el Cinco de Bastos presagia un tiempo de lu­
cha, en el que el individuo tiene que pelear con el dragón de la rea­
lidad material para alcanzar la meta. Los asuntos materiales pueden
empezar a ir mal, y debemos prestar más atención a las necesidades y
limitaciones de la realidad concreta; de lo contrario, el individuo
caerá en un estado de ánimo depresivo y apático. Se tienen que ha­
cer arreglos mientras la inspiración original permanece todavía en su
integridad.

El Seis de Bastos
La carta del Seis de Bastos retrata a Jasón victorioso des­
pués de su lucha con el dragón. El héroe sostiene el Vellocino
de Oro en alto, en señal de triunfo. Tras él, seis de sus com­
pañeros heroicos están de pie, llenos de alegría, llevando
cada uno de ellos una espada llameante.

El Seis de Bastos representa una experiencia de triunfo, reconoci­


miento por parte de los demás, y aclamación pública. La batalla con
el dragón ha sido librada, y Jasón ha ganado su recompensa; el Ve­
llocino está en sus manos, y su tripulación levanta las varas en alto en
su honor y reconocimiento. Esta carta representa un momento capi­
tal para el individuo que se ha esforzado por expresar una nueva idea
o una inspiración creativa a los demás, porque es el momento en que
recibimos confirmación de la colectividad a nuestros esfuerzos. La
empresa creativa ha recibido el sello de la aprobación no solamente
de sus seres, sino de «los de fuera», que en el Cinco aparecían inicial­
mente como el terrible dragón de la tierra que parecía contrarrestar
todos los esfuerzos.
La siguiente etapa de embriaguez reflejada por el Seis de Bastos
puede tomar muchas formas, según la elevación de la meta y las as­
piraciones del individuo. El atleta que se ha entrenado y preparado

EL PALO DE BASTOS 175


durante fatigosos meses o incluso años, la conoce cuando gana la
competición; el individuo que aspira a un ascenso, la conoce cuando
al final le ofrecen el nuevo puesto. El escritor la conoce cuando su li­
bro es publicado y aclamado, y el estudiante la conoce cuando final­
mente se gradúa. Grande o pequeña, la meta es aquí alcanzada y re­
conocida por los demás. Por eso el Seis de Bastos es una de las cartas
más satisfactorias de los Arcanos Menores en un nivel individual, por­
que significa la confirmación pública de una inspiración creativa que
empezó en medio de la ansiedad y la incertidumbre.
Pero incluso el Seis de Bastos tiene que pasar a la siguiente carta,
porque Jasón no ha devuelto todavía el Vellocino a Yolcos. El reco­
nocimiento público lleva con él sus propios dilemas, aunque repre­
senta una cúspide en la vida creativa, porque la imaginación no
puede estarse quieta, y ulteriores desafíos -sobre todo la envidia
y la competitividad de otros- pueden surgir tras el instante de
triunfo.

A nivel adivinatorio, el Seis de Bastos presagia la pública aclama­


ción o el reconocimiento de alguna clase. Puede ser un ascenso, una
graduación, o el reconocimiento de alguna obra creativa.

El Siete de Bastos
La carta del Siete de Bastos retrata la lucha de Jasón con
el Rey Eetes de Cólquide, batalla que ha de ganar para po­
der llevar el Vellocino a Yolcos. Jasón, sosteniendo dos varas
llameantes, lucha con el rey, que lleva una túnica flame­
ante y sostiene una vara llameante. Dos de los Compañeros
heroicos de Jasón -Hércules y Teseo- pelean con dos de los
guerreros armados que ha salido de los dientes del dragón.
Los dos héroes y los dos guerreros de Cólquide llevan todos va­
ras llameantes.

176 EL TAROT MÍTICO


El Siete de Bastos, como el Cinco retrata una lucha, pero aquí es
una lucha en igualdad de condiciones, de hombres contra hombres,
no es la lucha que el héroe creativo libraba contra el poder extraño
de la tierra. La inspiración creativa del Vellocino, arrancada triunfal­
mente de las garras del dragón, aquí nos conduce a la que podríamos
llamar competición obstinada, porque Eetes quiere también el Vello­
cino y está dispuesto a pelear por él. Por eso el reconocimiento que
llegó con el Seis aquí provoca la inevitable respuesta: Alguien más
quiere lo que nosotros hemos trabajado tan duramente por alcanzar,
y estamos metidos en una contienda que nos desafia a intentar lo más
dificil todavía. El mensaje es que no podemos dormir en los laureles,
porque si no alguien se adelantará y nos los robará. Este problema de
la envidia y de la competencia es un hecho de la vida creativa, algo
que todos los que trabajan en esta esfera de la vida tienen que acep­
tar. La imaginación no conjura la inspiración solamente en una per­
sona, sino que también estimula del mismo modo la inspiración de
otras personas. La competencia es la compañera inevitable del éxito
creativo y si mucha gente se abstiene de intentar llegar al primer
puesto es casi siempre por miedo a ella.
El desafio del Siete de Bastos es en realidad una prueba de nues­
tra fe en nosotros mismos. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a
luchar por aquello que hemos alcanzado? Este ataque furioso desde
«fuera» es un estímulo para la individualidad y también para la
misma imaginación, que en ese caso tiene que crear formas nuevas
y mejores. En muchos aspectos el Rey Eetes tiene tanto derecho al
Vellocino como Jasón, porque él lo ha tenido primero; hay tanta in­
moralidad en la plaza del mercado, que es inútil sentarse y gritar:
«¡Pero si yo tuve la idea primero!» Tenemos que limitarnos a luchar
para convertir la idea en obra, y hacerla mejor, ya que nadie conso­
lará al perdedor porque una vez en algún momento tuvo una buena
idea.

A nivel adivinatorio, el Siete de Bastos presagia una lucha con las


ideas creativas de otra persona -competencia sucia-. El individuo

EL PALO DE BASTOS 177


es desafiado a mejorar y desarrollar su proyecto de cara a un mundo
envidioso y competitivo y necesita aprender a valorar su instinto de
ambición y competitividad.

El Ocho de Bastos
La carta del Ocho de Bastos retraía el viaje de Jasón
desde Cólquide tras escapar del enfurecido Rey Eetes. Vamos
a la nave A,;go con las velas desplegadas, con ocho varas lla­
meantes alineadas en cubierta, lanzando fuego al viento.
Siguiendo la estela lisa del barco, unos delfines juegan entre
las olas.

El Ocho de Bastos representa una descarga de energía creativa


después que las tensiones y las luchas del Siete han sido superadas. El
conflicto estimula la imaginación, y si hemos sido capaces de afron­
tarlo y de ver a través de él, hay muchas veces un periodo de navega­
ción tranquila, en la que nuestros proyectos avanzan hacia la meta
con paso firme y hay un sentimiento de animación y confianza. Esta
apertura de energía solo surge de las tensiones que han sido descar­
gadas, como si la seguridad solo pudiera conseguirse triunfando so­
bre los obstáculos.
La experiencia de la descarga de la nueva energía creativa se puede
observar en muchas competiciones deportivas, donde, tras un poco
de dificultad, hay una repentina explosión y el individuo o el equipo
salta hacia la meta. Es una experiencia que comparten también el pin­
tor, el escritor, el actor y el músico, todo artista creativo que ha roto
un bloqueo y están en «la extensión de la casa». El regocijo de este
estado no surge porque sí; se debe al desafio de la competición y de
la duda de uno mismo, de la que salimos con renovada energía. Esto
nos explica por qué necesitamos el conflicto en nuestras vidas, para
crear, y por qué tantos artistas parece que buscan disputas y compe-

178 EL TAROT MÍTICO


tición con otros. Hay una relación misteriosa entre los trabajadores
de la imaginación creadora y la presencia de un saludable conflicto en
su vida. El mito nos habla también de esta relación, porque el dios
Zeus, quien preside la historia de Jasón, existe en un estado de cons­
tante tensión y lucha con su esposa Hera. Ella, que encarna las leyes
del matrimonio y de la vida doméstica, le reprime constantemente y
a la vez le desafia a crear. Por eso, nosotros necesitamos represión y
desafio a fin de disfrutar del flujo excitante de la energía que el Ocho
de Bastos retrata a través de la imagen de Jasón y de su tripulación
navegando hacia casa.

A nivel adivinatorio, el Ocho de Bastos indica un periodo de ac­


ción después de un retraso o de una tensión. Tal vez haya un viaje a
la vista, o un claro intervalo de fructífera actividad creativa, donde la
imaginación fluye libre después que las ansiedades y las tensiones ha­
yan sido superadas o resueltas.

El Nueve de Bastos
La carta del Nueve de Bastos retraía la lucha final de
Jasón y sus Ar;gonautas antes de alcanzar la meta: el paso a
través de las Rocas Chocantes. A lo lejos se puede observar la
ciudad de Yolcos, con nueve varas llameantes haciendo se­
ñas en la orilla. Alrededor de la ciudad, el mar está en
calma. La nave Ar;go pasa con las velas rotas entre las ame­
nazadoras rocas, aunque todavía no ha llegado a estar a
salvo al otro lado. Alrededor de la nave la tempestad arre­
cia y el mar es turbulento.

El Nueve de Bastos es la carta de la fuerza en reserva. Retrata el


tremendo poder de la imaginación creadora, porque justo cuando
sentimos que no podemos luchar es cuando luchamos más o nos en-

EL PALO DE BASTOS 179


frentamos con una dificultad mayor, de alguna manera en medio de
este agotamiento las ideas y la energía pueden ser aprovechadas en
este reto final antes de la meta. Las velas rotas del Argo reflejan el
estado de agotamiento de Jasón y su tripulación, porque han pasado
por muchas pruebas y dificultades y están a punto de llegar a casa
con el Vellocino de Oro. Es inevitable, justo en este momento, que
surja tantas veces un reto final con nuestras ideas creativas y proyec­
tos. En un momento así uno siente simplemente que no puede con­
tinuar; la energía está toda gastada, la fuerza se ha ido, y todo ha
sido en vano.
Pero hay algo misterioso y absolutamente imponente dentro
de nosotros que puede surgir ante el desafio en momentos así, y
entonces nos encontramos ante el aspecto más molesto y mila­
groso de lo que llamamos el espíritu creativo en los seres humanos.
Aunque no podemos controlarlo o dirigirlo hacia nuestra voluntad
-solo un antiguo griego hubiera podido exigirle a Zeus que obe­
deciera los dictados humanos- nos viene bien cuando estamos
en nuestro momento menguante más bajo. Entonces la imagi­
nación de repente nos da una inyección de nueva vida, de nueva
esperanza y de nuevas ideas. Si estamos dispuestos a intentarlo
una vez más, podemos aprovechar la energía, y alcanzar la meta
final.
A nivel adivinatorio, el Nueve de Bastos anuncia un tiempo en el
que, cuando ya estamos agotados, surge un último desafio para im­
pedirnos alcanzar nuestra meta; entonces, de alguna manera, miste­
riosamente, podemos hallar la fuerza en reserva para enfrentarnos
con el desafio. Esta fuerza solo es aprovechable cuando ya hemos uti­
lizado todas las demás posibilidades, y parece que es invocada a la vez
por nuestra necesidad y por nuestra disposición, a pesar del agota­
miento, a intentarlo una vez más.

180 EL TAROT MfTICO


El Diez de Bastos
La carta del Diez de Bastos retrata a Jasón sentado,
lleno de cansancio, ante las ruinas encalladas del A ,;go. Ha
vuelto triunfante a Yolcos, y le vemos con un traje regio de
color escarlata y una corona de oro. El Vellocino de Oro está
a sus pies. Está agobiado por el fuerte peso de las diez varas
llameantes que le cubren la espalda y los hombros.

El Diez de Bastos retrata un estado de opresión. Jasón ha conse­


guido todo lo que se había propuesto hacer; sin embargo, al final del
cuento es una figura triste, abrumada y llena de preocupaciones,
mientras que el Argo, el que fuera un día un barco glorioso, que llevó
héroes, está allí consumiéndose. En un principio es dificil compren­
der por qué este cuento recio, de inspiración y de hazañas heroicas,
tiene que terminar en una imagen que es pesada y agobiada por las
preocupaciones. Pero esta última carta numerada del palo de Bastos
dice algo importante acerca de la imaginación creadora: que ya no
puede funcionar cuando está atrapada bajo el peso de las responsabi­
lidades mundanas.
Esta dura lección le pasa a mucha gente que se ha dedicado a un
negocio, o apunta hacia un éxito creativo. Como el tiempo pasa y el
negocio se ensancha y se consolida, la excitación y el entusiasmo que
existían al principio parecen desvanecerse. Jasón, en el proceso de al­
canzar la meta y hacerse con el reino, ha dejado de valorar esos ele­
mentos imprevisibles, como los que personifica Medea, y así los ha
«traicionado», olvidando la osadía y la originalidad que le empujaron
hacia la aventura en el primer puesto. El poder volátil de la imagina­
ción se resiste a ser constreñido en formas pesadas y estructuradas.
Cuando se acaba una obra creativa, sobrevienen muchas veces el te­
dio y la depresión, porque mientras que la tensión de la luchas para
concretar las ideas creativas genera otras ideas, la concreción final de
las mismas significa que la imaginación ya no puede expresarse libre­
mente.

EL PALO DE BASTOS 181


Por eso la imaginación ha de tener pastos frescos, y el individuo
que como Jasón se aferra demasiado a la forma que él mismo ha
construido puede experimentar una sensación de opresión y agota­
miento sin razón aparente. Entonces puede que haya llegado el mo­
mento de abandonar alguna de nuestras seguridades para que la ima­
ginación pueda despertar otra vez con una nueva meta y una nueva
hazaña.

A nivel adivinatorio, el Diez de Bastos implica que el individuo


está sobrecargado y oprimido por haber abarcado más cosas de las
que puede soportar. La imaginación ha sido ahogada por preocupa­
ciones demasiado mundanas, y corre el riesgo de perder algo de su
osadía juvenil y de su buena voluntad. Puede que sea necesario dejar
ciertas cosas para que el proceso creativo pueda refrescarse y pueda
empezar un nuevo ciclo.

182 EL TAROT MITIGO


Las figuras

La Sota de Bastos
La carta de la Sota de Bastos retrata a un muchacho de
unos doce años, con el pelo ensortijado, castaño rojizo, y una
túnica anaranjado claro. Cabalga sobre el lomo de un car­
nero de vello dorado, que vuela sobre los campos amarillos y
verdes sosteniendo una vara llameante que lanza fuego al
viento detrás de él. Delante de él hay un sol naciente que cu­
bre el paisaje de un vivo resplandor anaranjado.

Aquí, en la carta de la Sota de Bastos, encontramos el elemento


del fuego en sus comienzos más frágiles y delicados -los primeros
despertares de la inspiración creativa, que suelen manifestarse como

EL PALO DE BASTOS 183


una especie de intranquilidad y desasosiego con las condiciones exis­
tentes-. Esto está encarnado en la mítica figura de Frixo, que en­
contramos brevemente en la historia de Jasón y el Vellocino de Oro,
que ilustra las cartas numeradas del palo de Bastos. Frixo en realidad
es el que empieza este cuento, aunque no es uno de los héroes que
participan en él, ni es el dios que lo preside; porque es él el que saca
al Vellocino del peligro y se lo lleva, cruzando tierras y mares, hasta
el lejano reino de Cólquide.

Frixo era hijo del Rey Atamas. Este Atamas se casó con una mu­
jer-fantasma llamada Nefele, por orden de Zeus, y ella le dio dos hi­
jos: un chico, Frixo, y una chica llamada Hele. Pero la mujer-fan­
tasma con el tiempo se desvaneció, y Atamas se casó con una mujer
mortal, Ino, que estaba celosa tanto de su predecesora como de los
hijos de ese matrimonio sobrenatural. Ino convenció a las mujeres
del contorno a que quemaran en secreto los granos de trigo para que
la cosecha se malograra, y entonces invocaran al Oráculo de Delfos
pidiendo el sacrificio de Frixo al dios Zeus, para levantar así la «mal­
dición». Con eso pretendía dejar el camino libre para que un hijo
suyo fuera el heredero del rey.
Pero Zeus se enfadó porque su nombre fuera utilizado para una
complicidad tan vengativa, y mandó un carnero dorado y alado para
rescatar a Frixo. El muchacho subió al carnero y colocó a su hermana
detrás de él, y el carnero voló hacia el este, hasta la tierra de Cól­
quide. Hele se soltó, y cayó al mar; pero Frixo llegó a Cólquide y sa­
crificó el carnero a Zeus el Libertador. Por eso es una especie de
mensajero o que prepara una etapa que abre la acción antes de que
héroes más conocidos entren en la etapa.
Frixo, la Sota de Bastos, es una imagen del delicado comienzo de
la imaginación creadora, que está casi siempre reñida con la gente
más realista y con las exigencias y responsabilidades del mundo. El
peligro en el que se encuentra el chico no es característico de la Sota
de Bastos, porque esta figura, aunque promete una posibilidad fu-

184 EL TAROT MÍTICO


tura que aún no ha surgido, en un principio se manifiesta muchas
veces como irritabilidad y una inquietud que a menudo provoca a
los demás y causa problemas en la vida de uno y en el trabajo. Frixo
es inocente todavía y a causa de su inocencia Zeus le favorece y le
agasaja con un gran don. La Sota de Bastos marca solo los comien­
zos de una nueva idea creativa, pero como todas las Sotas de los Ar­
canos Menores necesita cuidado, protección y alimento para que su
fuego pequeño y suave no sea apagado por los celos y la ira de otras
personas, o por sus propios defectos y mezquindades. Zeus, rey de
los dioses y encarnación del espíritu creativo fogoso, es el único que
le da a Frixo su verdadero valor, y nosotros tenemos que tener al­
gún contacto con este principio arquetípico dentro de nosotros mis­
mos antes de poder valorar estos delicados comienzos de la expre­
sión imaginativa.
Frixo abre el cuento, pero no permanece en él, y se desvanece ante
el resplandor más grande y el poder del héroe Jasón. Esto dice mu­
cho acerca de la Sota de Bastos. Las primeras ideas jóvenes que son
reflejadas por esta carta son casi siempre infantiles ( o pueriles), y no
representan la forma final que acaba en un mayor esfuerzo creativo.
Muchas veces el primer concepto desaparece, para ser reemplazado
por algo mejor y más füerte. Pero el comienzo inicial da paso a un
proceso que lleva a la actividad, y sin este frágil despertar jamás se po­
dría desarrollar nada en absoluto en el campo de las nuevas ideas cre­
ativas. Y al final no es el carácter de Frixo el que llega hasta nosotros
a través de la mitología -él es demasiado joven y poco formado para
poseer realmente un carácter-, sino su papel de mensajero y guar­
dián inicial del Vellocino de Oro que pertenece a Zeus y que es el
emblema del gran poder creador de dios. Por eso la Sota de Bastos
no puede indicar un nuevo proyecto o una nueva idea que tenga
éxito seguro, y su despertar puede ser fácilmente desechado como
«tontería» o «fantasía». El sirve para indicar el poder de la imagina­
ción, y nos dice que hay mucho más de donde ha salido la primera
idea.

EL PALO DE BASTOS 185


Cuando al echar las cartas aparece la Sota de Bastos, ha llegado el
momento para el individuo de descubrir un nuevo despertar del po­
tencial creativo que tiene dentro. Esto puede manifestarse muchas
veces como agitación en el trabajo, un vago sentimiento de insatis­
facción que no es todavía lo suficiente fuerte como para motivar un
cambio, y una insinuación o destello que puede ensanchar nuestra
vida de alguna manera. Las fantasías iniciales que acompañan esta
agitación no tienen el poder de empuje del As de Bastos, y al final
puede llegar a ser inviable o imposible. Sin embargo, es importante
tomarlas en serio, porque son los presagios de una fuente de inspira­
ción más fuerte, y necesitan ser cultivadas, no estigmatizadas, como
si estas inquietudes no fueran más que una «fase mala» en vez de un
presagio.

El Caballo de Bastos

La carta del Caballo de Bastos retrata a un joven exu­


berante y resplandeciente, con una túnica escarlata y ar­
madura y casco de oro. Monta un caballo alado. Lleva en
bandolera una aljaba llena deflechas, y en su mano sostiene
una vara llameante. Et caballo blanco vuela por el aire,
mientras que abajo, en ta tierra color ocre, yace un mons­
truo muerto, que el joven ha matado con suflecha. Esta bes­
tia tiene cabeza de leona, cuerpo de cabra y cola de ser­
piente.

Aquí, en la carta del Caballo de Bastos, encontramos la dimensión


volátil, cambiante, efervescente, del elemento del fuego, que siempre
está en movimiento y continuamente busca nuevos desafios. Esto lo
encarna la mítica figura del héroe Belerofonte, que condujo el salvaje
caballo alado Pegaso y mató a la monstrua Quimera, y luego fue des-

186 EL TAROT MfTICO


truido por su propia arrogancia al intentar volar hasta el Olimpo, la
morada de los dioses.
Belerofonte tuvo que abandonar su Corinto natal bajo una nube,
por haber matado a un rival y después a su propio hermano. Estas
acciones no fueron cometidas por malicia, sino por estados de
ánimo demasiado alterados, y entonces Belerofonte pidió asilo al
Rey Preto de Tirinto. Pero la esposa de Preto se enamoró del joven
enérgico y un tanto ambiguo, y, aunque Belerofonte rechazó sus in­
sinuaciones, el Rey Preto creyó que ella había sido seducida y deci­
dió destruir al héroe, que por eso fue enviado a una misión aparen-
temente fatal, la destrucción de la Quimera, una monstrua que
echaba fuego por la boca. Pero el joven encontró la suerte gracias a
un profeta, que le advirtió que agarrara y domara el caballo alado
Pegaso. Belerofonte encontró el caballo y lanzó sobre su cabeza una
brida de oro que Atenea le había dado. Entonces venció a la Qui­
mera volando sobre ella a lomos de Pegaso, acribillándola a flecha­
zos, e introduciendo después entre sus mandíbulas un pedazo de
plomo que había clavado a la punta de su lanza. El aliento de fuego
de la Quimera fundió el plomo, que se derritió en su garganta y la
mató.
Belerofonte, en vez de ostentar la modestia que convenía a su ha­
zaña heroica, se volvió arrogante y jactancioso. En la cumbre de su
fortuna, se atrevió a intentar volar hasta el Olimpo como si él fuera
inmortal. Zeus, enfurecido, envió un tábano que picó a Pegaso de­
bajo del rabo, haciendo que el caballo se encabritara y tirando al
suelo a Belerofonte de forma nada gloriosa.
Belerofonte, el Caballo de Bastos, es una imagen del deseo de
nuevas y más gloriosas aventuras. Esta figura, profundamente ambi­
valente, es a la vez inmensamente creativa y divorciada de la realidad,
porque, aunque él es el primero de «olfatear» nuevas cosas en el aire
y también es el primero en recoger un desafio, por muy dificil que
sea, es también nuestra inclinación a inflarnos y una especia de supo­
sición infantil de que la vida siempre nos ha de traer buena suerte, no
importa lo que seamos o lo que hagamos. El Caballo de Bastos es en-

EL PALO DE BASTOS 187


cantador -las mujeres tienden a amarle, como la mujer del Rey
Preto en la mitología-, pero él no es de confianza, ya que no hay
mujer que pueda asirle cuando una nueva aventura le llama. Es intui­
tivo e imaginativo, y en lenguaje moderno podríamos decir que está
siempre «en la brecha», siendo el primero en recoger una nueva idea,
una nueva moda, un nuevo estilo de vida mucho antes de que el resto
de la humanidad que se afana descubra que esa nueva cosa podría va­
ler la pena. El Caballo de Bastos no es discípulo, aunque tampoco es
líder, porque está demasiado concentrado en sí mismo y se aburre de­
masiado pronto como para adquirir la responsabilidad de dirigir a
otros. Como Don Quijote en la gran novela de Cervantes, arremete
contra los molinos de viento, casi siempre por un motivo o un desafio
que en realidad no debe ser importante, pero alrededor del cual está
dispuesto a hacer un montón de ruido solo porque parece excitante
y va a distraerlo y a la vez mantenerlo ocupado durante un tiempo.
El Caballo de Bastos es una figura simpática, incluso amable, y esta­
mos dispuestos a perdonarle muchas cosas a causa de su alegría natu­
ral, su atractivo, su ingenuidad y su buena intención. Pero el camino
hacia el infierno, según dice, está pavimentado de buenas intencio­
nes, y no todas las intenciones de esta figura tienen una forma con­
creta. El es muy creativo hilando nuevas ideas, que pueden ser tami­
zadas, consideradas y procesadas, a través de unas lentes más realistas,
o bien por él mismo o bien por otro que esté más en contacto con la
tierra que este volátil y fogoso Caballero. Entonces puede disfrutar
de sus fuerzas mientras sus debilidades se hacen menos dañinas por
la fría consideración de los hechos.

Cuando el Caballo de Bastos aparece al echar las cartas, para el in­


dividuo ha llegado el momento de desarrollar las volátiles, exhube­
rantes y emprendedoras cualidades encarnadas en la figura de Bele­
rofonte. Muchas veces, a un nivel adivinatorio, el Caballo de Bastos
se manifiesta como un cambio de residencia, porque el individuo de
repente se siente demasiado sujeto a su entorno y busca pastos más
anchos y más verdes. A veces, el Caballo de Bastos pretende entrar

188 EL TAROT MfTICO


en la vida de uno en forma de un joven encantador, excitante, aun­
que poco de fiar, lleno de ideas nuevas, que inspira pero que ha de
ser tomado con el proverbial escepticismo, no sea que nos conduzca
hacia una mala caída. Pero si un individuo así entra en nuestra esfera,
se puede ver como un presagio de que estas cualidades están inten­
tando surgir de nosotros mismos.

La Reina de Bastos
La carta de la Reina de Bastos retrata a una mujer bo­
nita y radiante con una abundante cabellera castaño-ro­
jiza, con un vestido de color azafrán y una corona de oro.
Está sentada en un trono de oro en cuyos brazos hay esculpi­
das cabezas de leones, y a sus pies, sobre una cadena de oro,
yace una leona durmiendo. La mujer sostiene una vara lla­
meante. A su alrededor se extiende un paisaje de ricos cam­
pos verdes y dorados bajo un intenso cielo azul.

Aquí, en la carta de la Reina de Bastos, encontramos la dimen­


sión estable, vivificadora y fiel, del elemento del fuego, que calienta
y anima, a la vez que inspira. Esto está encarnado en la mítica figura
de la Reina Penélope, la esposa del famoso héroe vagabundo Uli­
ses de ltaca. Penélope, al nacer, fue arrojada al mar por orden de su
padre Icario, porque él esperaba un varón. Pero una bandada de pa­
tos con rayas de color púrpura la sacaron a flote, la alimentaron y la
depositaron en tierra. Impresionado por este prodigio, Icario se
ablandó, consciente de que su hijita debía tener un destino extraor­
dinario.
Cuando su esposo Ulises embarcó para la Guerra de Troya junto
con los otros príncipes griegos, Penélope quedó a cargo del reinado
de la isla, con la única ayuda de su joven hijo Telémaco. Creyendo
que Ulises había muerto, no menos de ciento veinte jóvenes prínci-

EL PALO DE BASTOS 189


pes insolentes de las islas que rodeaban Itaca empezaron a cortejar a
Penélope, esperando, cada uno de ellos, casarse con ella y tomar el
trono; y entre ellos se pusieron de acuerdo que escogiera entre ellos;
ella estaba segura, porque se lo decían su intuición y su corazón, de
que su esposo vivía, y declaró que él con toda seguridad estaba vivo.
Más tarde, al verse presionada fuertemente, prometió decidirse tan
pronto como terminara un sudario que tenía que tejer para la muerte
de Laertes, su suegro. Pero llevaba tres años en la labor, tejiendo de
día y deshaciendo el trabajo de noche, hasta que al final sus preten­
dientes descubrieron la artimaña. Durante todo ese tiempo estuvie­
ron divirtiéndose en el palacio de Ulises, consumiendo su comida y
su vino y seduciendo a sus sirvientas.
Mientras tanto, Ulises llegó a casa después de diez años de vaga­
bundeo, disfrazado de mendigo, porque había sido informado de lo
que estaba ocurriendo en su palacio. Cuando Penélope mandó aten­
der al «mendigo», en un principio no lo reconoció, pero con el
tiempo él se fue descubriendo, aniquiló a los pretendientes insolen­
tes y se reunió felizmente con su esposa. Algunos niegan, sin em­
bargo, que Penélope permaneciera fiel a Ulises durante su larga au­
sencia, puesto que era una señora llena de ingenio y de inventiva. La
acusan de haber engendrado al dios Pan con Hermes el Mensajero,
lo cual puede ser verdad o no.

Penélope, la Reina de Bastos, es una imagen de la fidelidad del


corazón y de la fuerza de la imaginación creadora para defender las
decisiones tomadas por el corazón. Ella es en cierto sentido un re­
trato de la esposa fiel; pero su fidelidad no es necesariamente una fi­
delidad literal, y algunas versiones del mito se cuestionan esta fideli­
dad meramente sexual. La lealtad de Penélope surge de un nivel
mucho más profundo. A lo largo de todos esos años de ausencia de
su esposo ella no consigue saber si está vivo o muerto, y a veces hu­
biera sido obviamente más conveniente elegir otro marido y rehacer
su vida. Sin embargo, ella intuye que Ulises va a volver, y es esta fe
y una lealtad que no surge de una moralidad forzada, sino de un

190 EL TAROT MÍTICO


profundo convencimiento interno de que al final todo saldrá bien,
lo que hace que Penélope sea una figura tan apropiada para ilustrar
la Reina de Bastos. Esta figura es hacendosa, creativa, versátil, con
mucha voluntad y mucho talento, como cabría esperar de cualquiera
de los representantes del palo de Bastos. Pero ella es también callada
y estable, porque su fuego está protegido y se transforma en el ca­
lor del fuego del corazón, un centro hacia el cual muchos personas
se sienten atraídas -como los ciento veinte pretendientes que se
sienten atraídos no solamente por el reino, sino también por la mu­
jer-. La Reina de Bastos no va por ahí persiguiendo arcoíris o in­
tentado volar hasta el Olimpo -entretenimiento este más típico del
Caballo--. Ella lleva por dentro su gran fuerza y energía, y las con­
sagra a esas pocas cosas a las que ha entregado su corazón. En algu­
nos aspectos Penélope, la Reina de Bastos, es una antigua imagen de
esta figura de la «supermujer» a la que tantas mujeres modernas ins­
piran: la mujer que es capaz de lealtad y amor en su relación, pero
que también tiene fuerza, ingenuidad, creatividad y energía incansa­
ble para dirigir su propio mundo. por derecho propio y sin necesi­
tar ningún hombre fuerte para apoyarse en él o ninguna etiqueta so­
cialmente aceptable de «esposa» que haga de ella un individuo
valioso y seguro de sí.

Cuando la Reina de Bastos aparece al echar las cartas, ha llegado


el momento para el individuo de empezar a desarrollar esas cualida­
des de calor, constancia, lealtad y conservación creativa de una visión
que Penélope simboliza de forma tan acertada. La Reina de Bastos
puede entrar en la vida de una persona como una mujer imaginativa
y magnética, llena de calor y de vida. Pero si uña persona de estas ca­
racterísticas entra en nuestra esfera no se debe a un cambio, sino más
bien es un presagio de que estamos a punto de encontrar estos atri­
butos en nosotros mismos.

EL PALO DE BASTOS 191


El Rey de Bastos
La carta del Rey de Bastos retrata a un hombre hermoso
y fogoso, con el pelo y la barba ensortijados y castaños. Lleva
una rica túnica carmesí y una corona de oro, y está sentado
en un trono de oro en cuyos brazos están esculpidas las cabe­
zas de carneros de oro. En su mano sostiene una vara lla­
meante. A su alrededor hay brillantes campos verdes en los
que se puede observar un carnero con la cabeza bien alta.
Detrás de él se levantan los pilares blancos y los pórticos de
una hermosa ciudad con una acrópolis en lo alto.

Aquí, en la carta del Rey de Bastos, encontramos la dimensión ac­


tiva, dinámica, señorial, del elemento del fuego, que simboliza la ima­
ginación creativa. Esto está encarnado en la mítica figura del Rey
Teseo de Atenas, al que encontramos brevemente en las cartas nume­
radas del palo de Bastos como uno de los compañeros de Jasón en la
aventura que este emprendió para capturar el Vellocino de Oro. El
Rey Teseo personifica todo el espíritu excitante, extrovertido, impul­
sivo, de mal genio y tremendamente contagioso de la energía fogosa.
Su madre, Etra, fue amada tanto por el dios Poseidón como por Egeo,
Rey de Atenas. Teseo fue engendrado por los dos juntos pero no co­
noció sus orígenes hasta los dieciséis años. Entonces se metió en mu­
chas aventuras peligrosas para reclamar su puesto como heredero de
Egeo. Se ofreció a sí mismo como parte del tributo de jóvenes y mu­
chachas que fueron enviados a Creta para ser devorados por el terri­
ble Minotauro, convenció a la hija del Rey Minos, Ariadna, para que
le ayudara a eliminar al monstruo, y volvió a Atenas triunfante, pa­
sando por un violento combate no solamente con el monstruo sino
también con el fuego, el terremoto, el tumulto y con terribles mares.
Cuando se convirtió en Rey de Atenas en el lugar de Egeo estaba
lleno de ideas nuevas y brillantes sobre cómo unir a las ciudades-es­
tado griegas que estaban constantemente en guerra, y por medio de
una combinación de atractivo personal, comercio, destreza fisica, un

192 EL TAROT MÍTICO


instinto para lo dramático y una mente brillante consiguió persuadir a
esos señores independientes y orgullosos a trabajar juntos bajo un
yugo sobre el que el gobernaba como Alto Rey.
Las aventuras amorosas de Teseo fueron tan accidentadas y turbu­
lentas como sus hechos de armas. Incesante seductor de mujeres, al
final eligió como su reina a la Amazona Hipólita, una mujer guerrera
que no se conformó con vivir en la tranquilidad doméstica, sino que
insistió en luchar a su lado en todas sus batallas. Después de su
muerte, él vagó por los mares como un pirata, volviendo periódica­
mente a Atenas, pero persiguiendo siempre el siguiente sueño, la si­
guiente conquista. Con el tiempo se casó con Fedra, una princesa
cretense, que desgraciadamente se enamoró de su hijastro Hipólito,
el hijo que Teseo había tenido con la Amazona. Este enredo acabó
en el suicidio de Fedra y en la muerte de Hipólito, tras lo cual Teseo
tuvo una profunda depresión y se tiró al mar desde una roca alta.

Teseo, el Rey de Bastos, es una imagen del entusiasmo fogoso que


convierte a un individuo, hombre o mujer, en un verdadero líder.
Este espíritu fogoso no es simplemente un impulso, una inquietud,
unas ideas frescas --estas cosas que hemos encontrado en el Rey de
Bastos-, sino que contiene también una nobleza y una fuerza inna­
tas. Teseo no es solamente un joven desabrido. Es un estratega y un
forjador de acontecimientos externos, ya que no posee tan solo la ins­
piración, sino el poder firme para manifestar su inspiración y el calor
y la personalidad contagiosa que puede convencer a otros de su vali­
dez. No tolera la limitación, es impaciente y seguro de que está en lo
cierto, y es, sin duda, un mal perdedor. El Rey Teseo de la mitología
es también el compendio del patriotismo masculino, cualidad que no
es privativa de los hombres, sino que puede encontrarse también en
muchas mujeres. Es un espíritu de exaltación de los deseos masculi­
nos de aventura, de lucha y de conquista, mientras que se infravalo­
ran las dimensiones más tranquilas y más «corrientes» de la vida ma­
terial y emocional --que parecen degradantes, aburridas y, por tanto,
no merece la pena gastar tiempo y esfuerzo en ellas-. El Rey Teseo

EL PALO DE BASTOS 193


es irresistible porque es más grande que la vida, y esta cualidad en la
naturaleza humana, que tiende a mitificarse a sí mismo y a la vez a
ofrecer una gran visión a los demás, es igualmente irresistible y diná­
mica. Estos individuos en los que el espíritu del Rey de Bastos se ex­
presa fuerte nunca se conforman con ser «simplemente» mortales.
Tiene que haber un motivo para casarse, un dragón para matar, un
reto al que enfrentarse, una imperfección en el mundo que debe ser
corregida. Para el individuo que no tiene un conocimiento interno
del espíritu del Rey de Bastos, estas personas son en el mejor de los
casos hipnóticas y fascinantes, y, en el peor, impulsivas, irritantes, an­
siosas de poder y dañinas. Sin embargo, sin esta cualidad no hay es­
píritu de lucha ni capacidad de mejorar la suerte de uno mismo o de
otros, porque no hay inspiración ni seguridad para convertir la inspi­
ración en realidad. El Rey de Bastos puede ser cálido y excitante, pero
es indiscutiblemente egoísta, y su fundamental egoísmo a mucha
gente les parece censurable y «malo». No obstante, el Rey Teseo en­
carna al verdadero héroe, porque su inspiración es siempre que la hu­
manidad puede ser mejor de lo que es.

Cuando el Rey de Bastos aparece al echar las cartas, ha llegado el


momento para el individuo de encontrar esta dimensión de la perso­
nalidad que inicia nuevas ideas y las vende a otros, generando, por
consiguiente, un cambio en la propia vida y en su entorno inmediato.
Es el espíritu de liderazgo, la creencia de que uno tiene una idea me­
jor que merece la pena publicar y trabajar para darla a conocer. Esta
dimensión de la vida puede aparecer en forma de un individuo fo­
goso e impulsivo que entra en nuestra esfera, alguien que contagia a
los demás con el poder de sus ideas. Pero si una persona así irrumpe
en nuestra vida no es por casualidad, sino más bien es un presagio de
nuestra necesidad de desarrollarnos.

194 EL TAROT MÍTICO


El palo de Espadas
AS OE ESPAOAS

CUATRO DE ESPADAS
Las cartas numeradas

LA historia de Orestes y la maldición de la casa de Atreo es un


cuento tenebroso, lleno de lucha y derramamiento de sangre, y uno
de los mitos griegos más poderosos. En su centro hay una lucha en­
tre dos grandes principios opuestos --el derecho de la madre y el de­
recho del padre- y es este choque de principios lo que hace que el
cuento sea apropiado para ilustrar el pendenciero, turbulento, aun­
que en el fondo inmensamente creativo, palo de Espadas. Porque
este palo se ocupa de la mente humana en su aspecto más poderoso:
la capacidad de crear la buena o la mala suerte según la fuerza de lo
que uno cree, de sus convicciones y sus principios.
Todo el cuento de la maldición de la Casa de Atreo es largo y re­
torcido, y empezaremos a tratar aquí el capítulo final. Pero, en una
palabra, empieza con el crimen del Rey Tántalo de Lidia, que se hizo
tan arrogante que en su locura se burló de los dioses. Cortó a su hi­
jito en trozos, los guisó y luego dio un banquete al que invitó a los
dioses del Olimpo para poner a prueba su sabiduría. Por este acto de
salvajismo y arrogancia los dioses maldijeron el linaje de Tántalo. Por
eso la maldición de la Casa de Atreo empieza con el mal uso de la
mente: el don de doble filo del hombre, que le eleva por encima de
las bestias, pero que también le da el poder de destruir por gusto.
Vamos a empezar a analizar el palo de Espadas por Orestes, el jo­
ven príncipe de Argos, que vio cómo la maldición de la familia le al­
canzaba en forma de una terrible alternativa. Orestes era hijo de

EL PALO DE ESPADAS 197


Rey Agamenón y de la Reina Clitemnestra de Argos, y la maldición
llegó a través del padre y el abuelo de Agamenón. Cuando empezó
la gran guerra entre griegos y troyanos (cuyo comienzo vislumbra­
mos en la historia de París en la carta de los enamorados, en los Ar­
canos Mayores), Agamenón fue uno de los guerreros griegos que
fue elegido para llevar las armas a Troya por mar. Con su arrogan­
cia llegó a ofender a la diosa Hécate (Artemisa), vanagloriándose en
uno de sus bosquecillos sagrados, y Hécate, furiosa, envió una te­
rrible borrasca que detuvo a la flota griega en el puerto. El oráculo
de la diosa informó a Agamenón que tenía que hacer un terrible
acto de desagravio a la diosa antes de que ella levantase la tormenta:
se le exigía sacrificar a su propia hija Ifigenia en el altar de la diosa
en Aulis, o de lo contrario tenía que renunciar a la posible gloria de
llevar las armas griegas a Troya. Para Agamenón, la gloria era más
importante que una hija -después de todo tenía otra llamada Elec­
tra, y las hijas eran menos importantes que los hijos- y así engañó
a su esposa Clitemnestra anunciándole que Ifigenia se iba a casar en
Aulis. La muchacha fue conducida puntualmente desde su casa
de Argos hasta el campo de batalla de Aulis, y allí fue sacrificada.
Cuando Clitemnestra descubrió la verdad, Agamenón ya estaba na­
vegando para Troya.
Las armas griegas triunfaron y Troya fue saqueada, y Agamenón
volvió a casa como un héroe. Pero durante su ausencia Clitemnestra
tramó la venganza por la muerte de su hija. Se echó un amante,
Egisto, y los dos juntos planearon el asesinato de Agamenón.
Cuando él llegó a casa, rodeado de soldados que le aclamaban, ella
le dio la bienvenida con dulzura y le llevó hasta el baño; entonces ella
y su amante le cortaron en pedazos. Para prevenir cualquier interfe­
rencia a este acto, ella envió a su hijo Orestes a la ciudad de Focea,
para que no supiera nada del asesinato y no intentara salvar o vengar
al padre.
Pero el dios Apolo se apareció a Orestes en Focea y le dijo que te­
nía que vengar el asesinato de su padre, pues esa era la obligación sa­
grada de un hijo. Orestes protestó, horrorizado, porque eso signifi-

198 EL TAROT MÍTICO


caba que tenía que convertirse en matricida. Apolo entonces le ame­
nazó con volverle loco y con espantosos castigos si no obedecía sus
órdenes. El joven príncipe al final aceptó la voluntad del dios con el
corazón apesadumbrado, porque matar a su propia madre -aunque
fuera con razón, según la ley patriarcal de Apolo- quería decir que
sería perseguido hasta la locura y la muerte por las Furias, las terribles
diosas de la venganza, para las que el asesinato de una madre era el
peor de todos los crímenes según su ley matriarcal. Por eso Orestes
aceptó su destino, y regresó a Argos en secreto.
Cuando llegó al palacio solo su perro le reconoció; pero poco a
poco empezó a reconocerle también Electra, la hermana que aún
vivía, que también deseaba ardientemente vengar la muerte de su
padre. Orestes, con la ayuda de su hermana, mató primero a Egisto
y después a su madre. Así cumplió la voluntad de Apolo, pero in­
mediatamente aparecieron las Furias con sus rizos de culebras, sus
alas de cuero y sus horribles rostros, y lo volvieron loco con horri­
bles pesadillas y visiones. Lo acosaron por toda Grecia, hasta que al
final, desesperado y exhausto, buscó un santuario de la diosa Ate­
nea. Atenea tuvo piedad del joven príncipe que, a causa de su falta
grave, estaba cogido entre dos fuerzas tan poderosas y destructivas.
Ella organizó un jurado de doce jueces humanos que tenían que
juzgar el caso. El jurado estaba dividido en sus votos -seis jueces
estaban de parte de Apolo y afirmaban que la vida de un padre era
más importante, y seis estaban de parte de las Furias y aseguraban
que la madre era más importante-. La misma Atenea echó su voto
decisivo a favor de Orestes justo cuanto estaba a punto de expirar.
La diosa entonces hizo las paces con las Furias ofreciéndoles su pro­
pio santuario y un culto honorable, y así Orestes quedó libre y la
antigua maldición de la Casa de Atreo fue levantada definitiva­
mente.

EL PALO DE ESPADAS 199


El As de Espadas
La carta del As de Espadas retrata a una mujer de se­
vera belleza completamente cubierta por una armadura, y
con un casco de guerra. Ella está de pie, en una postura
amenazadora, y sostiene en alto una espada de plata de do­
ble filo. Tras ella se puede observar una vista de las monta­
ñas cubiertas de nieve y un frío cielo gris lleno de nubes que
se deslizan rápidamente.

En el As de Espadas encontramos otra vez a Atenea, diosa de la


Justicia, a la que encontramos por primera vez en la carta de la Jus­
ticia, de los Arcanos Mayores. Aunque Atenea no fue la iniciadora de
la maldición de la Casa de Atreo, no obstante es ella la que la resuelve
cuando Orestes se dirige a ella en su desesperación. La espada de Ate­
nas es de doble filo, porque el poder cortante de la mente con su ca­
pacidad únicamente humana para formular ideas y convicciones que
estimulan las acciones y las consecuencias a esas acciones, puede ge­
nerar a la vez un terrible sufrimiento y nuevas resoluciones sublimes.
Por eso, la espada de Atenea corta de las dos maneras, porque es la
apasionada y hasta rígida adhesión a un principio que inaugura el
conflicto del cuento, y es el nacimiento de un principio nuevo y más
viable que lo resuelve y le pone fin.
El As de Espadas, como el As de Copas y el As de Bastos, anun­
cia una explosión de energía en bruto, y aquí es la erupción inicial de
una nueva visión del mundo. Pero como esta nueva percepción ame­
naza en seguida el viejo orden, el As de Espadas, aunque su energía
es poderosa y potencialmente creativa, marca el comienzo de un gran
conflicto. El despertar de los poderes mentales significa casi siempre
una inevitable colisión con las creencias que anteriormente han for­
mado parte de nuestra vida. Tener una nueva idea de las cosas no es
tan simple como suena, porque los seres humanos somos famosos
por hacer la guerra y por entregarnos a terribles actos de salvajismo
en nombre de un nuevo principio. No tenemos más que recordar la

200 EL TAROT MÍTICO


Revolución francesa de 1789 y la Revolución rusa de 1917 para com­
prender el poder que tiene una nueva idea y cómo, casi siempre, sus­
cita un gran conflicto antes de ser integrada en la vida. Incluso en un
nivel más personal, la nueva energía en bruto de la mente que irrum­
pen la vida suele precipitar argumentos, debates y discusiones, por­
que primero tenemos que someter a prueba la nueva cuestión y afir­
mar nuestra autonomía mental antes de que se haga posible cualquier
diálogo o pacto. Por eso el As de Espadas es realmente una carta de
doble filo: un presagio de una tremenda energía nueva que está a
punto de derramarse en nuestra vida, aunque también es un aviso del
conflicto que va a llegar.

A nivel adivinatorio, el As de Espadas indica que, conflictos aparte,


va a surgir un nuevo punto de vista creativo. Los poderes mentales se
están despertando y esto significa un cambio en nuestra vida; el orden
viejo se ve amenazado, y los conflictos están a punto de surgir. Al fi­
nal habrá una solución pero es inevitable que se produzca una colisión
y una lucha antes de que la paz aparezca.

El Dos de Espadas
La carta del Dos de Espadas retrata a Orestes, de her­
moso pelo y vestido con una túnica gris, de pie como si estu­
viera paralizado, con los ofos herméticamente cerrados y ta­
pándoselos oídos con las manos. De pie, a su izquierda, está
su madre, la Reina Clitemnestra, con el cabello de oro y la
corona también de oro, vestida con un trafe lila claro. Ella
sostiene una espada con la punta vuelta hacia el Joven prín­
cipe y posa su mirada furiosa sobre su cabeza y sobre su es­
poso, el Rey Agamenón, de hermosa cabellera y barba rubia,
vestido con una túnica azul celeste y armado hasta los dien­
tes. El también sostiene una espada con la punta vuelta ha-

EL PALO DE ESPADAS 201


cia Orestes. Tras ellos se pueden observar los picos de la mon­
taña y un cielo tenebroso cubierto de nubes llenas de presa­
gios.

El Dos de Espadas refleja un estado de parálisis, en el que fuer­


zas opuestas han creado una detención, y no puede haber movi­
miento porque se podría desatar una conflagración. Orestes aparece
aquí cogido entre las fuerzas opuestas de su madre y de su padre.
Como reacción a este estado de tensión que exige una elección de
algún tipo, él ha optado por no ver ni oír nada, y su negativa a en­
terarse del conflicto inminente es lo único que sabe hacer en estos
momentos. La situación del Dos de Espadas refleja así una tensión
en la que hay que afrontar una realidad desagradable; sin embargo,
el individuo no quiere saber nada de la situación, y cierra los ojos y
los oídos al problema. Estando así, ciego, Orestes consigue no ser
infeliz, pero tampoco es feliz, porque no puede moverse ni crecer,
tiene demasiado miedo a que la balanza se altere, aunque esta ba­
lanza no es armoniosa y detrás de las figuras tensas se asoma una tor­
menta.
La polarización que se produce en todos los Doses de los Arcanos
Menores aquí se manifiesta como un conflicto entre principios
opuestos. Pero esta balanza no ha surgido del diálogo y del intercam­
bio; es tensa y está llena de una destructividad potencial. Por eso,
cuando una nueva visión de la vida ha empezado a despertar en nos­
otros con el As de Espadas, nos inclinamos a ver solo los extremos, y
nos vemos cogidos en una especie de parálisis en la que no podemos
movernos ni hacia adelante ni hacia atrás. Somos incapaces de fingir
que no ha ocurrido nada; pero no podemos tampoco ir hacia ade­
lante, porque sino hay problema. El tono emocional del Dos de Es­
padas es un estado molesto, de calma y equilibrio precarios, debajo
del cual hay una gran tensión y ansiedad. Se sabe que algo tiene que
cambiar, pero se tiene miedo de hacer cualquier cosa para inaugurar
el cambio, y uno prefiere estar ciego a correr el riesgo de desencade­
nar, antes o después, un conflicto.

202 EL TAROT MÍTICO


A nivel adivinatorio, el Dos de Espadas indica que la balanza está
tensa y que nos negamos a enfrentarnos con una situación inminente
de conflicto. Una manera más creativa de llevar esta situación podría
ser la de intentar enfrentarnos con lo que tenemos delante, en vez de
tratar de conservar nuestro «status quo», que antes o después se va a
romper de algún modo.

El Tres de Espadas
La carta del Tres de Espadas retrata al Rey Agamenón
asesinado en el baño. El cadáver del rey yace inerte en
el agua. A la izquierda, Egisto, moreno de pelo y barba, y
con una túnica gris oscura, atraviesa el corazón del rey con
una espada. Otra espada está enhiesta, con la punta oculta
en el cuerpo inerte. A la derecha está Clitemnestra, atra­
vesando también el corazón de su esposo con una espada. Al
otro lado del pórtico de mármol, se puede observar un cielo
negro, melancólico, encapotado, sobre los picos de la mon­
taña.

El Tres de Espadas es una carta dolorosa, porque la lucha o con­


flicto que estaba inminente en el Dos al final ha estallado y ha salido
a la luz. Por eso, el tema de la realización inicial que es común a to­
dos los Treses de los Arcanos Menores está reflejada aquí en una si­
tuación penosa, en la que se ha manifestado alguna separación o ro­
tura del corazón. A pesar de ser penosa, esta carta, que sin duda es
una carta dificil, representa una descarga de energía, porque por fin
la tensión paralizadora y desagradable del Dos se ha movido. Lo que
haya sucedido es en cierto aspecto necesario, porque está funcio­
nando algo que necesita este conflicto antes de poder desembocar en
su consiguiente final creativo. Aquí Clitemnestra ha tenido su ven­
ganza, y su venganza era inevitable desde el momento en que Aga-

EL PALO DE ESPADAS 203


menón escogió su propia gloria por encima de la vida de su hija. Algo
que empezó en el pasado llega a su cumplimiento en el Tres de Es­
padas, y el fruto suele ser desagradable. Este es el sentido más hondo
de la maldición del mito griego: no se trata de una palabra o de la
mala suerte echada por algún dios caprichoso, sino del resultado in­
evitable de las consecuencias de una decisión humana tomada en el
tiempo, que antes o después acabará en una rotura de corazón o en
un conflicto, cuando nos pasen la factura.
La visión dolorosa del Tres de Espadas trae así consigo un senti­
miento de alivio, porque el veneno ha salido fuera, y, por tanto, se
hace posible una futura curación. Resentimientos que han permane­
cido ocultos porque nos da miedo el conflicto y al final la ira encuen­
tra la manera de salir, pero casi siempre a través de la nueva genera­
ción, que se ve obligada a hacerse cargo de los problemas con los que
la generación anterior se ha negado a enfrentarse. Aunque el Tres de
Espadas sea desagradable, sin embargo, es un avance creativo res­
pecto al Dos, y ahora se puede dar una solución final.

A nivel adivinatorio, el Tres de Espadas presagia lucha, conflicto


o separación. Este estado penoso es en cierto aspecto necesario, por­
que nos hemos dado cuenta de que la ceguera y el autoengaño ya no
pueden continuar. Esto es como reventar un tumor, para que el
cuerpo pueda empezar a curarse.

El Cuatro de Espadas
La carta del Cuatro de Espadas retrata a Orestes exi­
liado a Focea. Está tranquilamente sentado en el suelo,
contemplando cuatro espadas que yacen ante él formando
un dibujo. Tras él, se puede observar un cielo tranquilo
y claro, con algunas nubecillas y una vista de picos ne­
vados.

204 EL TAROT M[TICO


El Cuatro de Espadas refleja un tiempo tranquilo de retiro y con­
templación. Aquí vemos a Orestes en su lugar de destierro. Aún no
ha recibido la orden del dios Apolo, de modo que él está tranquilo,
aunque no le permiten ir a casa. El Cuatro de Espadas sugiere un pe­
riodo de introversión y reflexión, de recuperación emocional después
del estallido del conflicto en el Tres. El veneno ha sido descargado y
ahora tenemos la oportunidad de reflexionar sobre cuanto ha ocu­
rrido. Este es el periodo de preparación antes de la tarea de realizar
los cambios que son necesarios en la vida como resultado del con­
flicto. Se trata de tomar fuerza, poner en orden las reservas internas
en una situación de quietud e introspección.
Instintivamente buscamos este lugar de quietud después de algún
acontecimiento desgarrador o penoso que haya ocurrido en nuestras
vidas. El individuo que ha pasado por la separación o el divorcio, o
incluso por una discusión fuerte, casi siempre necesita de un tiempo
de soledad para analizar el diseño de lo que ha ocurrido; eso le pasa
también a una persona que está desconsolada, o bien porque se ha
quedado sin trabajo, o bien porque se ha separado de un amigo o de
un ser querido. Muchas veces no nos damos cuenta del valor que
tiene el tiempo de quietud, sino que tratamos de salir fuera y rodear­
nos de gente que nos haga sentir mejor y nos ayude a olvidar lo que
ha pasado. Pero el destierro de Orestes es forzado, y en ciertos aspec­
tos nosotros también nos vemos forzados a la introversión al descu­
brir que todo ese ir hacia fuera no nos ha ayudado en absoluto. Casi
siempre nos sentimos peor, hasta que conseguimos darnos cuenta de
la necesidad que tenemos de silencio y soledad antes de volver a la
vida. Esta reflexión nos puede revelar el significado que subyace a
la separación o al conflicto, porque cualquier dificultad reflejada por
el palo de Espadas inevitablemente nos llevará hacia atrás, hacia al­
guna etapa en la que haya empezado a surgir una nueva visión y que
ahora está alterando todos nuestros anteriores proyectos de vida.

A nivel adivinatorio, el Cuatro de Espadas presagia un tiempo de


recuperación tranquila y de introversión, en el que el individuo pueda

EL PALO DE ESPADAS 205


tomar fuerza para prepararse a ulteriores esfuerzos. Si esta carta apa­
rece al echar las cartas, puede que sea prudente aceptar la soledad o
el retiro, y no tratar de ocupar el tiempo con actividades; porque ne­
cesitamos un poco de tranquilidad para poner en orden nuestros
pensamientos y nuestra vida.

El Cinco de Espadas
La carta del Cinco de Espadas retrata a Orestes, sentado
en el suelo mirando al dios Apolo que se le ha aparecido
para hablar con él de su destino y de su obligación --vengar
la muerte de su padre-. Apolo está de pie a la derecha, y
señala severamente a las cinco espadas que sostiene en su
mano derecha. A lo lejos, se puede ver unas nubes negras que
se ciernen sobre los picos de la montaña.

El Cinco de Espadas representa la aceptación de las limitaciones


del destino. Aquí Orestes tiene que ceder a su maldita herencia fa­
miliar, y aceptar la tarea que le ha sido impuesta. Esta parte que le
ha tocado es fea, pero no se trata de eso; él ha de enfrentarse, por­
que solo aceptando su propio destino podrá avanzar y reclamar su
derecho a ser hombre y con el tiempo a reinar. Es importante tam­
bién que Orestes acepte la ley de dios no por temor solamente
-aunque las amenazas de Apolo le están asustando bastante-,
sino porque él mismo reconoce su necesidad. El es hombre, y, por
tanto, la ley patriarcal de Apolo es su ley. Si hubiera sido una hija no
le hubiera tocado a él esa suerte. Pero aquí la implicación consiste
en que, después de enfrentarse con una decisión tan profunda,
Orestes al final tiene que prestar su lealtad a ese principio masculino
que está en la raíz de su propia identidad sexual, sin pensar en las
consecuencias.

206 EL TAROT MÍTICO


Las limitaciones y su necesaria aceptación, como retrata el Cinco
de Espadas, a menudo nos hacen tragar a la vez nuestro falso orgu­
llo y nuestro miedo. A veces el individuo ha superado sus limitacio­
nes, y ha tratado de alcanzar algo que está demasiado arriba. El re­
conocimiento de nuestras limitaciones requiere una conciencia y
una mente clara e imparcial. Sabemos lo que somos, y, por tanto, lo
que podemos y debemos hacer; esta es la aceptación de la ley in­
terna. Aunque esto pueda ser doloroso, o incluso deprimente o apa­
rentemente despreciable, sin embargo, es una etapa necesaria si el
individuo quiere hacer efectivos los principios en los que se cree. Sin
esta aceptación de nuestra propia suerte, no podemos llevar a cabo
nada.

A nivel adivinatorio, el Cinco de Espadas presagia la necesidad de


enfrentarnos con nuestras propias limitaciones, y reconocer lo que
necesitamos para vivir dentro de los límites de nuestras capacidades.
Muchas veces hay una situación en la que el individuo se ha dado
tono, y tiene que tragar su orgullo y retroceder, enfrentándose hon­
radamente con lo que haga falta antes de dar un paso.

El Seis de Espadas
La carta del Seis de Espadas retrata a Orestes de pie, en
una postura llena de dignidad, encima de una barca li­
gera. Va envuelto en una capa de color malva claro y mira
fijamente, a través del agua, hacia la ciudad de A¡:q-os, que
podemos divisar a lo lejos. Seis espadas están enhiestas, con
las puntas clavadas en el casco de la barca. En primer
plano, las aguas son turbulentas, y en el cielo se pueden ob­
servar unas nubes tormentosas. Pero conforme Orestes se va
acercando a su ciudad, el agua parece calmarse, y el cielo
sobre la ciudad es claro.

EL PALO DE ESPADAS 207


El Seis de Espadas retrata una situación de mov1m1ento desde
unos sentimientos turbulentos y difíciles hacia una estado de ánimo
más calmo y sereno. Hemos adquirido cierta conciencia, cierta paz,
a partir de la aceptación de nuestras limitaciones en el Cinco; y ahora
hay un camino hacia adelante, más calmo, de una tranquila melanco­
lía. El Seis de Espadas no es una carta «feliz», pero sugiere una armo­
nía que surge de la aceptación de nuestras limitaciones y nuestras ta­
reas. Por eso, el joven príncipe, aunque se dispone a realizar una
terrible acción, sin embargo, está en paz consigo mismo, y deja atrás
el estado de ansiedad, de dolor y de pesadez sugerido por las aguas
picadas que hay detrás de él.
La serenidad que sugiere el Seis de Espadas no es en realidad agra­
dable como la nostalgia del Seis de Copas; no surge de un corazón
tranquilo, sino más bien de una mente tranquila. Aquí la perspicacia
y el entendimiento quieren decir todo, porque la serenidad y el trán­
sito suave del Seis de Espadas depende de la visión y comprensión
que uno tiene de cómo funciona el proyecto de su vida. Es esta ne­
cesidad de ver y comprender lo que lleva a mucha gente a estudiar te­
mas como el Tarot y la astrología, así como la psicología y las obras
de la mente humana, en momentos de dificultad; porque el entendi­
miento ayuda muchísimo cuando estamos agobiados de problemas,
y al ver cómo hemos construido nuestro propio destino podemos
casi siempre descargar la ansiedad y fomentar una tranquila acepta­
ción que nos permite movernos hacia el futuro. Lo que estos mapas
simbólicos, como el Tarot o el horóscopo, nos regalan no tiene pre­
cio, aunque un mapa no puede tomar decisiones por nosotros,
o cambiar una situación interna, haciendo que en vez de mala sea
buena. Pero saber que estamos en un determinado camino, y cómo
hemos llagado hasta aquí, y qué sentido puede tener, tal vez pueda
hacer magia; y por eso el mar se transforma y tenemos un viaje tran­
quilo y pacífico.
A nivel adivinatorio, el Seis de Espadas sugiere un momento en el
que la capacidad de la mente por comprender ayuda a superar una di­
ficultad y un momento de tensión facilitando un viaje más pacífico.

208 EL TAROT MÍTICO


La perspicacia suaviza las nubes tormentosas, y podemos guardar
nuestra dignidad y el respeto a nosotros mismos.

El Siete de Espadas
La carta del Siete de Espadas retrata a Orestes, embo­
zado en su capa, penetrando furtivamente en el palacio de
A1¿Jos. Lleva en sus brazos siete espadas. La calle es oscura,
y la entrada al palacio es un portal negro y desagradable.
A lo lejos, más allá del palacio, podemos ver una sutil luna
creciente que brilla en un cielo negro sobre los picos de la
montaña.

El Siete de Espadas representa la aplicación de la energía mental


de una manera prudente astuta y diplomática, con vistas a conseguir
el fin deseado. Aquí el mensaje es más cerebral que muscular, y la vida
puede exigirle al individuo que desarrolle la astucia, la agudeza y la
habilidad. El sentimiento del Siete de Espadas es ambivalente, por­
que no podemos estar seguros de la rectitud o integridad moral de
nuestro objetivo, y desde luego en el caso de Orestes, el motivo que
le ha hecho regresar a Argos de incógnito es un motivo violento.
Aunque él obedece a la voluntad del radiante dios-sol, sin embargo,
está a punto de cometer un matricidio. Hay algo ligeramente cues­
tionable en el Siete de Espadas, aunque el objetivo sea aparentemente
un objetivo «bueno» o justificado, y esto plantea el problema de la
fundamental amoralidad de la mente. El intelecto, incontaminado
por los valores del sentimiento, puede ser frío y calculador, y el fin
puede justificar los medios, sobre todo cuando se trata de un fin no­
ble. Pero esta carta sugiere que la vida puede obligarnos a desarrollar
estos atributos, aunque nuestras naturalezas no sean capaces de tener
tan obvias habilidades. Para alcanzar una meta puede que haga falta
tener tacto, utilizar deliberadamente nuestro atractivo personal, e in-

EL PALO DE ESPADAS 209


cluso usar el subterfugio, y esto nos hace estar a disgusto si somos
profundamente sinceros en nuestro trato con los demás.
Pero Orestes no llega a Argos a la cabeza de una banda tocando
las trompetas. De haber sido así, Clitemnestra y su amante le hubie­
ran detenido y probablemente le hubieran matado, y él no hubiera
podido llevar a cabo la voluntad del dios. Por tanto, él tiene que
comprometer su carácter, y esta parece ser una exigencia de la etapa
del camino reflejada por el Siete de Espadas. La astucia es uno de los
atributos de la mente, y hay momentos en la vida en los que se tiene
que utilizar. En cada intercambio de opiniones, es necesaria la astu­
cia; de lo contrario, no haríamos más que intimidar a los demás y chi­
llarles, y no conseguiríamos nada. Todos los políticos entienden esta
cualidad de la astucia; lo mismo ocurre con los curas y los abogados,
porque la diplomacia es la cara más bonita de la astucia, y las ideas
tienen que ir envueltas en la diplomacia si quieren llegar a los demás,
tanto para bien como para mal.

A nivel adivinatorio, el Siete de Espadas anuncia un tiempo en el


que es necesario utilizar la astucia, el tacto, la diplomacia y la agu­
deza, más que las aguerridas tácticas intimidatorias, para conseguir
nuestros fines. Esto nos puede dejar un desagradable sentimiento de
falsedad, pero la vida puede exigirlo.

El Ocho de Espadas
La carta del Ocho de Espadas retrata a Orestes en un
gesto de temor, con las manos levantadas para defenderse de
su sentencia. Lo rodea un círculo de ocho espadas, con las
puntas clavadas en el suelo. De pie, a su izquierda, está
Apolo, mirándole serio y enfadado. A su derecha se agaza­
pan las tres Furias, vestidas de negro, con unas caras blan­
cas y odiosas cabellos de serpiente y coriáceas alas de murcié-

210 EL TAROT MITIGO


lago. En lontananza, unas nubes amenazadoras penden so­
bre los picos de la montaña.

El Ocho de Espadas retrata una situación de servidumbre por el


miedo. A diferencia de la paralización del Dos esta esclavitud incluye
un conocimiento pleno de la situación y de las posibles consecuencias
de cualquier decisión. Aquí Orestes sabe demasiado bien todo lo que
va a pasar si mata a su madre, o si se niega a matarla; porque de todas
las maneras, él va a perder. Por eso se queda helado, defendiéndose
del momento de la decisión Es verdad que nuestras decisiones no sue­
len ser tan llamativas como la de Orestes, sin embargo, el Ocho de Es­
padas refleja una situación de indecisión paralizante. Parte del males­
tar se debe a que el individuo sabe exactamente cómo ha llegado a esa
situación, pero es demasiado tarde para echarse atrás y desandar el ca­
mino. A diferencia de la ceguera del Dos, el Ocho retrata una penosa
conciencia de nuestra participación en la creación del presente enredo.
Este es el momento en el que nos encontramos ante una decisión
difícil, exacerbada por la misma situación desagradable que hemos
creado.
Hay muchas situaciones típicas de la vida en las que aparecen la
servidumbre y la paralización del Ocho de Espadas. Uno de los pro­
blemas más característicos es el del individuo que ha estado colum­
piándose entre dos personas enfrentadas -una esposa y una amante,
un esposo y un padre, dos amigos- en un esfuerzo por defenderse
del día en que se tiene que tomar algún tipo de decisión o compro­
miso. Si tratamos de evitar pronunciar un juicio sobre la otra persona,
puede que consigamos aplazar nuestra toma de decisión durante un
tiempo; pero antes o después habrá una confrontación, y entonces
llega el trauma, cuando nos damos cuenta de que nuestros subterfu­
gios y nuestras tácticas de dilación han empeorado aún más las cosas.
Por eso el Ocho de Espadas surge naturalmente del Siete, como si la
astucia y la sutileza, aunque se haya usado por necesidad y con una
buena razón, crearan su propia trampa. En ese caso hemos de acep­
tar nuestra responsabilidad en toda esta historia, intentar compren-

EL PALO DE ESPADAS 211


der qué es lo que queremos realmente y actuar de una vez por todas.
Así se podrá dar una solución.

A nivel adivinatorio, el Ocho de Espadas anuncia una situación


en la que el individuo es incapaz de actuar debido a su temor a las
consecuencias. Se impone una decisión, de lo contrario una de
las dos opciones nos meterá en un apuro. Empezamos a darnos
cuenta de que somos nosotros los que hemos creado el dilema, ya
que solemos tener un largo pasado de omisión, de falsedad, de ce­
guera y de miedo a la confrontación, casi siempre «por no herir» a
alguien, que está detrás de nuestro bloqueo actual. Es importante
que reconozcamos con honradez nuestra parte de responsabilidad
en el problema.

El Nueve de Espadas
La carta del Nueve de Espadas retrata a Orestes de pie,
tapándose los oídos con las manos. Tras él, las tres Furias se
ciernen amenazadoras en una masa de nube gris. Cada
una de ellas sostiene tres espadas, y las nueve espadas apun­
tan al joven príncipe. Tras ellas, el cielo es negro sobre las
montañas.

El Nueve de Espadas refleja una experiencia de gran temor y an­


siedad. Esta es la carta de la pesadilla, la fantasía de la sentencia inmi­
nente que no se manifiesta necesariamente como un acontecimiento
concreto, pero que es espantosa y penosa debido simplemente al po­
der de la imaginación. Aquí Orestes ha llevado a cabo su misión, ha
matado a su padre, y ahora las Furias le persiguen. Pero ellas, por su
misma naturaleza, no son corpóreas; no puede fisicamente hacerle
daño o derribarle. Le atormentan por medio de la astucia -a través
de sus miedos y fantasías de destrucción-. El Nueve de Espadas se

212 EL TAROT MÍTICO


podría llamar una imagen de lo que la psicología denomina como an­
siedad flotante porque refleja un estado de animo en el que el indivi­
duo teme que le venga encima un terrible futuro, incluso cuando ac­
tualmente no hay indicios de que un futuro tan malo se vaya a
manifestar realmente.
De todos modos, nuestros temores pueden variar de una persona
a otra, mucha gente -quizá la mayoría- se ve afectada de vez en
cuando por este miedo a un futuro terrible. Para algunos, es el te­
mor a que una persona querida nos rechace, o se muera, o nos deje
por otra persona. Para muchos es el temor a una quiebra en el ne­
gocio o a una pérdida, o a que un proyecto creativo se venga abajo.
El temor a un futuro fracaso atormenta a mucha gente, así como el
terror a la soledad, a la enfermedad, al aislamiento de la vejez. El
problema que tenemos con visiones tan espantosas del futuro es
que, si estamos fuertemente afectados por ellas y empezamos a dar­
les importancia, actuamos en consecuencia, y nos volvemos descon­
fiados y cerrados a la vida, destruyendo así toda posibilidad de feli­
cidad futura y muchas veces fabricando el mismo destino al que
tenemos miedo, por culpa de nuestras propias sospechas. El Nueve
de Espadas es una carta profundamente psicológica, ya que estas
fantasías morbosas de un futuro sentenciado surgen muchas veces
de la astucia del pasado -como en el caso de Orestes, para el cual
las Furias son una personificación de su astucia corrosiva-. Esta as­
tucia brota de la decisión que se tomó en el Ocho, que a su vez sale
del dilema que el individuo tenía a causa de las opciones del pasado.
Solo la perspicacia simbolizada por Atenea puede disipar la atormen -
tada fantasía de las Furias.

A nivel adivinatorio, el Nueve de Espadas anuncia un periodo de


gran ansiedad y terror acerca del futuro. Es importante analizar
hasta qué punto la astucia del pasado podría estar detrás de estos te­
mores, en vez de dejarnos esclavizar por ellos, a expensas de nues­
tro futuro.

EL PALO DE ESPADAS 213


El Diez de Espadas
La carta del Diez de Espadas retrata a la diosa Atenea,
de pie, tranquila, sosteniendo en su mano derecha una es­
pada enhiesta. A su derecha están agazapadas las tres Fu­
rias, y su amenaza está contenida en el circulo de nueve es­
padas. A su izquierda, Orestes yace inconsciente en el suelo,
a punto de consumirse. El cielo negro sobre las montañas va
deJando paso al sol naciente, que apenas se nota en el hori­
zonte.

El Diez de Espadas representa un final, y aquí vemos el fin de la


antigua maldición, logrando por medio del juicio y la imparcialidad
de la diosa de la Justicia. Para Orestes, no hay esperanza a la vista; está
a punto de morir por desesperación y agotamiento, y no puede ver
que por fin ha llegado su libertad. Para el individuo que al final ha al­
canzado el fin de algo, cuando ya no queda esperanza y solo hay des­
ilusión y desengaño hacia el futuro, la experiencia del Diez de Espa­
das se parece a la muerte. Es un tiempo negro, en el que vemos que
al final hay algo, pero sentimos que ya no podemos hacer más. Pero
aunque Orestes está demasiado hundido en su desesperación como
para presenciarlo, el sol está saliendo poco a poco en la distancia, y se
anuncia un nuevo comienzo en medio de la negrura de su derrota.
La perspicacia y la claridad de Atenea han desarmado a las Furias, y
en el cuento eso se produce por mediación de un jurado humano.
Eso sugiere que lo que realmente nos redime de nuestro problema
más grave y más insoluble no es un rayo bajado del cielo, ni un talis­
mán, sino la profunda reflexión de la mente humana, con un gran
don de imparcialidad. Una maldición familiar como la que Orestes
tiene que llevar encima es una imagen de los conflictos internos que
se transmiten de generación en generación, esos problemas de la vida
que los abuelos y los padres han sido incapaces de afrontar con hon­
radez y que los hijos se ven obligados a soportar hasta que consiguen
verlo claro.

214 EL TAROT MíTJCO


Por eso, el Diez de Espadas, sin ser exactamente un cuento bo­
nito con un final feliz, representa el resultado justo e inevitable de un
proceso que empezó con el nacimiento de nuevas ideas y percepcio­
nes de la vida en el As. Muchas veces este nacimiento supone que un
viejo problema, que estaba muy metido dentro de nosotros, se ve
forzado a subir a la superficie y al final de nuestra vida se tiene que
desprender de algo; y estas separaciones son penosas y dificiles. Pero
una vez que se ha superado la crisis, el sol puede salir de nuevo, y nos­
otros nos ponemos en marcha, no desilusionados y desengañados,
sino liberados de un profundo cáncer que hunde sus raíces en un pa­
sado más viejo que nosotros mismos, y que nuestro propio sufri­
miento ha aliviado y redimido.

A nivel adivinatorio, el Diez de Espadas presagia el final de una si­


tuación dificil. El final puede ser penoso, pero al fin la situación es
afrontada de verdad y puede comenzar un nuevo futuro con menos
conflictos.

EL PALO DE ESPADAS 215


Las figuras

La Sota de Espadas
La carta de la Sota de Espadas retrata a un muchacho,
vestido con una túnica azul claro, arrodillado entre las nu­
bes en un cielo turbulento. Su bonito pelo ondea al viento
que sale de su boca porque sopla con fuerza. Sostiene en su
mano una espada de plata. Debajo de él se puede ver un
paisaje montañoso gris.

Aquí, en la carta de la Sota de Espadas, encontramos los comien­


zos, aún informes y primitivos, del elemento el aire: los primeros des­
pertares de la actividad mental independiente y de su formación. Esto

EL PALO DE ESPADAS 217


lo encarna la mítica figura del Céfiro, el joven que preside el Viento
del Oeste. El Imperio de los Cuatro Vientos surgió de la unión en­
tre Eos, la diosa de la aurora, y Astreo, una personificación del ciclo
estrellado de la noche. Noto era el Viento del Sur y Euro el Viento
del Este, pero los dos hijos más poderosos de la unión entre la aurora
y el cielo de la noche eran Aquilón, el Viento del Norte y Céfiro. Es­
tos dos hermanos juntos fueron adorados como fuerzas de la natura­
leza salvajes y funestas, inmaduras y desenfrenadas', que disfrutaban
amenazando tormentas y agitando las olas del mar. De humor ele­
mental, Céfiro vivía con su hermano Aquilón en las cuevas montaño­
sas de Tracia, y se subía a las nubes para soplar de su boca el temible
Viento del Oeste. El joven tenía una naturaleza rencorosa y maligna.
De su unión con la horrible Harpía -una criatura con cabeza y pe­
chos de mujer, y con alas y garras de pájaro- nacieron los dos caba­
llos salvajes que llevaron el carro del héroe Aquiles durante la guerra
de Troya.
Pero más tarde el humor de Céfiro se suavizó, que no el de su her­
mano. Eso se debió quizá a que el Viento del Oeste se casara con la
hermosa y dulce Iris, mensajero femenino de los dioses y guardián del
arcoíris, que encontramos en la carta de la Templanza, de los Arcanos
Mayores. Gracias a esta unión, Céfiro se fue transformando en un
viento de suave olor que abanicaba dulcemente las benditas regiones
del Elíseo, donde las almas de los héroes moraban en eterna quietud.

Céfiro, la Sota de Espadas, es una imagen de los primitivos des­


pertares de una vida mental independiente, que tiene que surgir pri­
mero en su forma infantil antes de que podamos empezar nuestras
propias ideas y conceptos y expresarlos a los demás. Puesto que es
joven y elemental, la Sota de Espadas es quejumbrosa, y, como to­
dos los niños, puede inclinarse hacia la murmuración despiadada,
hacia la burla, la grosería y la malicia en general -una especie de
ejercicio juguetón de los poderes del pensamiento y de la palabra an­
tes de que cualquier valoración del sentimiento o código moral in­
tervenga para formar y dirigir la actividad mental-. Este primer des-

218 EL TAROT MÍTICO


pertar del pensamiento original e independiente puede surgir como
una propensión hacia pequeñas disputas, y como una curiosidad en­
trometida que no respeta la intimidad de su objeto. Solo en este es­
píritu, Céfiro, el que preside el Viento del Oeste, disfruta amena­
zando tormentas y agitando el mar, no porque sea malo, sino
porque es tan curioso que quiere lo que ocurre. Ya sabemos que las
palabras de los niños son crueles, pero esta crueldad solo es profun­
damente dañina si tenemos algo que ocultar o si nuestro orgullo o la
imagen que queremos dar de nosotros mismos no nos deja coger
la espada por el pomo.
La murmuración es verdaderamente el reino de la Sota de Espa­
das, porque la murmuración es nuestro equivalente adulto de este
espíritu infantil que juega con una fuerza elemental funesta. La mur­
muración puede herir e incluso con el tiempo, la exageración y los
oídos apropiados llegar a ser poderosamente destructiva de la repu­
tación y la relación. «¿Has oído... ?» dice la murmuración, y muy
poco después el cuento ha sido retorcido, adornado, cebado con la
envidia y la inquina, y con el tiempo se convierte en una gran tem­
pestad, hasta tal punto que ya no tiene nada que ver con el pequeño
viento que salió de la boca de Céfiro. Nosotros tenemos dentro esta
inclinación hacia la murmuración, que brota de una especie de cu­
riosidad elemental acerca de los demás. La murmuración es una gran
niveladora y nadie se escapa a ella, y menos aún las personas que se
creen intachables, porque si Céfiro no puede encontrar nada, tened
por seguro que se lo inventa. La Sota de Espadas es por eso una
carta altamente ambivalente, ya que su ruda energía infantil marca
el comienzo del verdadero pensamiento independiente; pero, al
mismo tiempo, Céfiro puede ser rencoroso y malicioso, y las peque­
ñas disputas que constituyen su oficio se pueden volver desagrada­
bles y transformarse rápidamente en grandes vientos. La energía de
Céfiro necesita ser cultivada y dirigida sin ser aplastada, porque él
encarna nuestra curiosidad infantil acerca de la vida, el mundo y la
gente.

EL PALO DE ESPADAS 219


Cuando la Sota de Espadas aparece al echar las cartas, ha llegado
el momento de hallar dentro de nosotros mismos la curiosidad infan­
til y la capacidad de murmuración maligna que la Sota encarna, y que
marca el comienzo de la utilización de los poderes mentales. Nos­
otros mismos podemos ser víctimas de la murmuración, o podemos
tener tendencia a poner en marcha pequeñas disputas y a ser irrita­
bles y dificiles. Pero estas cosas reflejan el surgir de nuevas ideas y de
un verdadero pensamiento independiente, muchas veces esto se pro­
duce en una persona que está acostumbrada a aceptar los puntos de
vista de los demás.

El Caballo de Espadas
La carta del Caballo de Espadas retrata a dos jóvenes,
gemelos idénticos, vestidos con unas tánicas gris claro y una
armadura de plata, con cascos de plata sobre su hermoso ca­
bello. Cada uno de ellos sostiene una espada de plata, y am­
bos están montados en el dorso de un caballo gris claro. El
caballo está agitado, sus patas delanteras están estiradas
como si estuviera a punto de coger el vuelo, y los gemelos tie­
nen sus espadas en alto como si estuvieran preparados para
la batalla. Sobre el caballo y los jinetes hay un turbulento
cielo gris, con nubes que se deslizan rápidamente.

Aquí, en la carta del Caballo de Espadas, encontramos la dimen­


sión flexible, volátil y cambiante del elemento del aire, que está
constantemente en movimiento. Esta actividad turbulenta en el
reino de la mente está encarnada en las míticas figuras de los pen­
dencieros Dióscoros, los Gemelos Guerreros, que se llamaban Cás­
tor y Pólux. Su madre era Leda, Reina de Esparta, que fue perse­
guida por el enamorado de Zeus, rey de los dioses. Cuando ella
rechazó las insinuaciones del dios, el se transformó en un cisne y la

220 EL TAROT MfTICO


raptó. Ella había sido ya preñada por su esposo, el Rey Tíndaro, y
engendró dos huevos de su amante el cisne. Del cascarón de uno de
ellos salieron dos hijos mortales, Cástor y su hermana Clitemnestra,
a la que hemos encontrado ya en la historia de Orestes, en las cartas
numeradas del palo de Espadas. Del cascarón del otro huevo salie­
ron los dos hijos divinos de Zeus, Pólux y Helena, a la que hemos
encontrado en la carta de la Reina de Copas de los Arcanos Meno­
res. Por eso los Dióscoros eran hermanos gemelos, pero Cástor era
mortal y Pólux divino.

Los Dióscoros, que nunca se separaban el uno del otro en nin­


guna de sus aventuras, se convirtieron en el orgullo de Esparta. Cás­
tor era famoso como soldado y domador de caballos, Pólux como
boxeador. Ambos eran pendencieros y eran famosos por su inclina­
ción a empezar reyertas. Llegaron a pelearse con otro par de geme­
los, llamados Idas y Linceo. Idas mató a Cástor, el gemelo mortal, y
Pólux a su vez mató a Linceo con su lanza. Zeus intervino en nom­
bre de su hijo e hirió mortalmente a Idas con un rayo. Pólux estaba
profundamente dolido por la muerte de su hermano y le dijo a su pa­
dre Zeus que no quería vivir sin él, que rechazaba la inmortalidad si
Cástor no podía compartirla con él. Entonces Zeus permitió que los
dos pasaran sus días alternándose en la divina morada del Olimpo y
bajo tierra, en el reino de Hades, y colocó sus imágenes entre las es­
trellas como los Géminis.

Los Dióscoros son imágenes de una energía abrupta y mercurial,


la capacidad de la mente humana para recibir una inspiración repen­
tina o dejarse llevar por una nueva idea que lance el viejo orden al
caos y deje cambios tras de sí . La dualidad de los Géminis celestiales
sugiere una dualidad o duplicidad en este campo de la mente, por­
que casi siempre estas nuevas ideas repentinas que irrumpen en nues­
tras vidas monótonas dan lugar al mismo tiempo a conflictos o son
ellas mismas ambivalentes y llenas de conflictividad. La pugnacidad y
la insensibilidad de los Dióscoros nos dice algo también de la cuali-

EL PALO DE ESPADAS 221


dad de la energía mental descrita por el Caballo de Espadas: no tiene
en cuenta el sentimiento humano, y muchas veces es la causa de la
ruptura o la desunión de una relación porque el individuo es poseído
de repente por una idea que le pide lastimar a alguien. Por eso hay
una actitud básica en el Caballo de Espadas, que no es diferente a la
figura de Don Juan en la leyenda romántica. Esta figura es intensa­
mente atractiva a causa de su brillantez, pero es insensible; no tiene
un verdadero sentimiento por la continuidad del pasado y la integri­
dad de la relación humana, y no está preparado para realizar sacrifi­
cios personales o para comprometer su fría y altanera visión del mo­
mento.
En la vida corriente podemos ver la energía de los Dióscoros fun -
donando cuando un individuo abandona responsabilidades y atadu­
ras para perseguir una nueva y juvenil aventura. En psicología, este
impulso se llama el puer aeternus, el eterno muchacho, y este es un
impulso que en algunas personas es más fuerte que en otras. El espí­
ritu del Caballo de Espadas no puede llegar a viejo o estancarse en
demasiada esclavitud. Una intimidad prolongada le hace estar in­
quieto, y él necesita constantes estímulos mentales para tratar de no
aburrirse. Tiene el doble rostro peculiar de ser a la vez destructivo
para las ataduras del sentimiento y de catapultar creativamente a un
individuo del aburrimiento y la servidumbre a nuevas fases de creci­
miento, que a menudo dejan un corazón o dos rotos. Por eso cum­
ple al mismo tiempo una función negativa y otra positiva -reflejadas
aquí en la imagen de los Géminis-. Para los Dióscoros, el conflicto
y el movimiento son algo natural, y uno no sabe sentirse demasiado
culpable hacia quien podría ser lastimado cuando la mente brusca­
mente se vuelve y se mueve en una nueva dirección. La cualidad mer­
curial de los Géminis está reflejada en la imagen por la agitación del
caballo, que casi no toca el suelo y que no puede estarse quieto, lle­
vando a sus jinetes gemelos hacia adelante, hacia nuevas aventuras.

Cuando el Caballo de Espadas aparece al echar las cartas, ha lle­


gado el momento para el individuo de prepararse para cambios re-

222 EL TAROT MÍTICO


pentinos que hacen pedazos los moldes ordinarios de la vida. Estos
cambios pueden ser inaugurados por un individuo que llega a nues­
tra vida y que posee las cualidades mercuriales, fascinantes y desga­
rradoras de los Dióscoros; también puede tomar la forma de una
nueva idea o inspiración que nos sale de dentro y que empuja la vida
ordinaria al desorden durante un tiempo. Por eso, si el Caballo de Es­
padas aparece, por fuera o por dentro, su don es la habilidad para
promover cambios, y la turbulencia que trae al final puede conducir
a una visión más ancha de la vida.

La Reina de Espadas
La carta de la Reina de Espadas retrata a una mujer
fría, severa de rostro pero hermosa, de pelo rubio, austera­
mente vestida con un sencillo traje azul claro. Lleva una co­
rona de oro, y está sentada en un trono de plata. En una
mano sostiene una espada de plata; en la otra, un jarro que
echa agua hasta el suelo. Detrás de ella se puede observar
una panorámica de las montañas cubiertas de nieve bajo
un cielo azul, tranquilo y frío.

Aquí, en la carta de la Reina de Espadas, encontramos la dimen­


sión estable, reflexiva, contenida, del elemento del aire. Esto está en­
carnado en la mítica figura de Atalanta la Cazadora, que fue desen­
gañada en amor por tener ideales demasiado elevados. Atalanta, cuyo
nombre significa «la que supera a los demás», era hija del Rey Iasus,
que había deseado apasionadamente un heredero varón. El naci­
miento de atalanta le decepcionó tanto que la abandonó en la ladera
de una colina cerca de Calidonia, pero la niña fue rescatada y ama­
mantada por una osa que la diosa-luna Artemisa-Hécate envió en su
ayuda. Atalanta se hizo mujer entre un clan de cazadores que la en­
contraron y la educaron. Pero ella permanecía virgen y siempre lle-

EL PALO DE ESPADAS 223


vaba armas, y aún no se había reconciliado con su padre, que se negó
a aceptarla.
Atalanta llevó a cabo muchos famosos hechos de armas, incluida
la famosa caza al jabalí de Calidonia, en la que compitió al lado de los
hombres y fue la primera que consiguió darle al jabalí. Pero aunque
el joven héroe Meleagro, hijo de Ares, el dios de la Guerra, que era el
mejor lanzador de jabalina de Grecia, se enamorara de ella, Atalanta
se negó a sucumbir al destino de una mujer corriente. Con el tiempo,
su padre, orgulloso de sus proezas, al final la reconoció y prometió
encontrarle un esposo noble. Pero ella protestó diciendo: «Padre, yo
consiento con una condición. Todo el que pida mi mano tiene que
vencerme en una carrera, de lo contrario déjame matarle». Muchos
desgraciados príncipes perdieron la vida a consecuencia de ello, por­
que ella era el ser viviente más rápido. Pero un día un joven llamado
Melanio invocó la ayuda de Afrodita. La diosa le dio tres manzanas
de oro y le dijo que entretuviera a Atalanta dejándolas caer, una tras
otra, durante la carrera. La estratagema tuvo éxito, y la boda se cele­
bró. Pero fue un matrimonio sentenciado, porque Melanio conven­
ció a Atalanta a que se acostara con él en el recinto sagrado de Zeus,
y el dios, enfadado por el sacrilegio, los convirtió a los dos en leones;
y como los griegos creían que los leones no se apareaban entre ellos,
sino solo con los leopardos, pues ellos no pudieron jamás volver a go­
zar el uno del otro.

Atalanta, la Reina de Espadas, es una imagen de lo retraída e in­


tangible que es la mente, que puede observar un ideal hasta el punto
de que todos los afectos sensuales quedan excluidos o desvalorizados.
La figura de la Reina de Espadas es una figura fría, porque su perfec­
cionismo y su identificación con el mundo masculino de la mente y
del espíritu la preparan para la amistad pero no para el amor erótico.
Por eso la Reina de Espadas es una figura regia y llena de dignidad,
pero también una figura solitaria, y esta soledad, aunque muchas ve­
ces nace del orgullo y de la integridad, no es hija de las circunstan­
cias, sino de un temor a dejar que algo demasiado humano estropee

224 EL TAROT MÍTICO


el ideal de perfección. El idealismo de la Reina de Espadas es elevado
y noble, y hay una lealtad que puede resistir a muchas de las pruebas
más difíciles de la vida. Pero es un idealismo que no consiente el fa­
llo humano. El mito de Atalanta se puede encontrar en muchos de
nuestros populares cuentos de hadas, en la imagen de la princesa fría
que exige que sus pretendientes emprendan tareas imposibles para
conquistarla. Esta exigencia puede ser sutil e incluso inconsciente, y
puede echar fuera el amor de la vida de una persona. Puede ser tam­
bién una exigencia creativa, porque estimula a la vez al individuo y a
los demás a ser más de lo que son. Pero es una inspiración desalenta­
dora y solitaria, porque ningún pretendiente, o uno mismo, puede
superar al final la prueba imposible excepto en los cuentos de hadas,
y las personas que se identifican con Atalanta en la vida real tienen la
tendencia a esperar indefinidamente mientras la vida mortal se pasa y
el agua del sentimiento se derrama del jarro al suelo, desperdicián­
dose. Por eso, la Reina de Espadas, que posee las virtudes incompa­
rables de la lealtad, la integridad y la capacidad de soportar el dolor
sin partirse, en el fondo es una imagen de la frustración emocional y
del aislamiento, porque es intocable.

Lo mismo que el Rey de Copas es una figura ambivalente porque


el papel masculino de rey no se siente a gusto junto al elemento esen­
cialmente femenino del agua, del mismo modo la Reina de Espadas
es ambivalente porque el papel femenino de reina no se siente a gusto
al lado del elemento fundamentalmente masculino del aire. El mito
de Atalanta nos dice algo profundo y sutil sobre la psicología de la
Reina de Espadas, porque su padre deseaba un hijo varón y se negaba
a aceptar su valor como mujer: solo cuando ella se probó a sí misma a
través de los hechos de armas propios de un hombre, fue cuando él
la aceptó. El esfuerzo de superación que está expresando en la ima­
gen de la Reina de Espadas es de alguna manera un esfuerzo por pro­
barse a uno mismo ante un dios-padre que en el fondo siempre está
más allá de nuestro alcance, ya que nunca somos bastante buenos,
sencillamente porque estamos hechos de carne. Por eso, la Reina de

EL PALO DE ESPADAS 225


Espadas solo aceptará la perfección, porque a ella misma se le exigió
ser perfecta y falló.

Cuando la Reina de Espadas aparece al echar las cartas, ha lle­


gado el momento para el individuo de encontrar esa dimensión de
sí mismo, o de sí misma, que se aferra, superando a los demás, a una
fe inamovible en ideales elevados. Estos ideales pueden ser nobles
y sublimes, y ayudarnos a perfeccionar la conciencia y la calidad
de nuestra vida. Pero también pueden rechazar la vida, y constituir
una defensa contra el temor hacia el ser humano y, por tanto,
llegar a ser vulnerable. El individuo necesita ver dónde podría crear
problemas por exigir una perfección sobrehumana a los demás y
a sí mismo. Si la Reina de Espadas entra en nuestra vida como
una mujer fuerte, idealista, distante, se puede considerar como un
catalizador a través del cual descubrimos este aspecto de nosotros
mismos.

El Rey de Espadas
La carta del Rey de Espadas retrata a un hombre her­
moso de rasgos cincelados, bonito pelo y bonita barba, vestido
de gris y con una corona de oro. Está sentado en un trono de
plata en cuyos brazos está esculpido el emblema de una per­
fecta armonía el triángulo equilátero. En una mano sos­
tiene una espada de plata, en la otra, una balanza con dos
platillos. Tras él se extiende un paisaje de picos de una mon­
taña bajo un nuboso cielo gris.

Aquí, en la carta del Rey de Espadas, encontramos la dimensión


dinámica, iniciadora y organizadora del elemento del aire. Esto está
encarnado en la mítica figura del héroe Ulises, al que llamaban «El
Astuto», y al que hemos encontrado brevemente en la carta de la

226 EL TAROT MITIGO


Reina de Bastos de los Arcanos Menores, como esposo de Penélope.
Ulises, rey de Ítaca, fue engendrado secretamente por Sísifo en la hija
del ladrón Autólico. Por eso heredó algo de la astucia y de la habili­
dad de su padre. Cuando estalló la Guerra de Troya, Ulises se juntó
con los otros príncipes griegos en el asalto a Troya, y demostró abun­
dantemente ser un consejero agudo y un estratega seguro. Fue Uli­
ses el primero en concebir la idea del Caballo de Troya, la enorme
bestia de madera, hueca por dentro, que fue enviada a la ciudad
como regalo para la diosa Atenea, y que estaba secretamente llena de
tropas griegas. Pero cuando Troya al final fue saqueada, Ulises siem­
pre se mostró compasivo con los cautivos, y prometió a los que se
rendían pacíficamente que recibirían un buen trato.
A pesar de sus triunfos durante la Guerra de Troya, Ulises no tuvo
tanta suerte en su viaje de vuelta a ltaca. Durante diez años se vio
obligado a vagabundear, conducido por los vientos y forzado a luchar
con extraños y peligrosos enemigos a lo largo de las tierras que visi­
taba. Entre estos lugares estaban la Isla de los Lotófagos, donde los
hombres se drogaron y perdieron la memoria; la Isla de los Cíclopes,
donde feroces gigantes de un solo ojo, hijos de Hefesto, el dios del
fuego, intentaron matarlos, y la Isla de la Aurora, gobernada por
Circe la hechicera, donde la tripulación de Ulises fue transformada en
cerdos. Tuvo que guiar su nave entre los terroríficos monstruos ma­
rinos Escila y Caribdis, y escapó a las seductoras llamadas de las Sire­
nas que con su canto atraían a los hombres al fondo del mar; y a tra­
vés de todas estas pruebas él actuó con perspicacia, habilidad,
estrategia y astucia, conducido por su determinación a buscar su tie­
rra a pesar de las oportunidades que tuvo para amar, a pesar de la ri­
queza y el poder que llegó a tener en un viaje, durante sus vagabun­
deos.
Ulises, el Rey de Espadas, es una imagen de las habilidades estra­
tégicas, más grandiosas de la mente humana. De todos los héroes de
la mitología griega, Ulises es el más brillante y el más creativo, aun­
que no siempre el más honrado, porque sus dones intelectuales le
han hecho ser un embustero con talento. Pero su astucia nunca tenía

EL PALO DE ESPADAS 227


malicia; siempre la utilizaba al servicio de esos principios que él con­
sideraba sagrados: el triunfo de los griegos sobre los troyanos, y la
santidad de su hogar, su esposa y su hijo Telémaco. Este Rey de Es­
padas es un hombre de principios, unos principios que a veces care­
cen de la profundidad y del sentimiento que corresponderían a una
situación individual más que a una ley general. Por eso Ulises, en sus
tratos con sus compañeros, se hizo muchos enemigos, porque sus
principios no siempre se adaptaban bien a la situación actual que él
afrontaba con sus compañeros. La figura del Rey de Espadas tiene al­
tos ideales acerca de la decencia, la bondad y la lealtad, y el compor­
tamiento de Ulises con los troyanos vencidos refleja estos principios.
Pero su bondad es fría y no se basa realmente en una verdadera res­
puesta emocional. A pesar de que muchas mujeres se enamoraban de
Ulises, él no las correspondía más que en el aspecto sexual. Por eso
nos ha llegado en el mito como un estratega brillante, un hábil ne­
gociador y manipulador, un hombre bueno con altos ideales, y una
figura fría, que no tiene una verdadera empatía con los demás indivi­
duos. Ulises es la imagen del vagabundo, no en el sentido de que el
Rey de Espadas anda detrás de la aventura, sino en el sentido de que
él no ha echado raíces en el corazón y, por tanto, no ha echado raí­
ces en su relación con los demás. Sus vagabundeos se pueden tomar
como una especie de falta de hogar interior, una falta de conexión
que está más que compensada por su decencia y su inteligencia,
pero que lo aísla de sus compañeros y desengaña a las personas que
le aman.
El Rey de Espadas encarna una cualidad de liderazgo intelectual
que en este mundo resulta atractiva y dinámica. Su ambivalencia se
basa en la tendencia a la disociación del sentimiento, que puede ha­
cer que parezca más bien superficial y poco fiable.
Esta es la paradoja: que se trata de un hombre de unos princi­
pios indiscutiblemente elevados, pero al mismo tiempo es una per­
sona que, como la proverbial veleta, puede cambiar inesperada­
mente de una fidelidad a otra a fin de preservar la diplomacia y la
cooperación. Aunque parezca una contradicción, ambos aspectos

228 EL TAROT MÍTICO


de su naturaleza, el noble y el astuto, nacen de la misma raíz idea­
lista.

Cuando el Rey de Espadas aparece al echar las cartas ha llegado el


momento de encontrar dentro de nosotros la cualidad ambivalente
del liderazgo intelectual y de la estrategia. La habilidad intelectual y
las ideas inspiradas sobre cómo desarrollar las cosas en el futuro son
cualidades que él posee en abundancia. En ocasiones esta figura
puede aparecer en nuestra vida en forma de un individuo que está
impresionado por el valor de sus dones mentales y por su capacidad
para producir cambios en el mundo. Pero cuando un individuo así
entra en nuestra esfera lo podemos ver como un catalizador a través
del cual podemos tomar contacto con esta dimensión de nosotros
mismos.

EL PALO DE ESPADAS 229


El palo de Pentáculos
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Las cartas numeradas

LA historia de Dédalo, el artesano Ateniense que construyó el Labe­


rinto para el Rey Minos de Creta, es un cuento sutil, y su héroe es
descrito con muchos matices; no es ni un hombre totalmente bueno
ni un bribón, sino una curiosa mezcla de ambos. Esta historia, con su
protagonista ingenioso y amoral, va bien con el palo de Pentáculos,
porque ilustra los problemas, los desafios, las aspiraciones, las tram­
pas y la compleja moralidad de los esfuerzos terrenales con sus fraca­
sos y sus recompensas.
Dédalo descendía de la casa real de Atenas, y era un maravilloso
forjador de metales, pues había sido instruido por la misma diosa
Atenea. Empleó sus primeros años perfeccionando sus habilidades, y
se decía que inventó la sierra y el hacha, y también que fue el primer
hombre que fijó los brazos y las piernas a las primitivas estatuas in­
formes de los dioses. Aunque en sus comienzos era famoso por su
ingenuidad y su habilidad.
Este primer éxito, sin embargo, fue sentenciado por el propio ca­
rácter defectuoso del artesano. Dédalo tenía un sobrino llamado Ta­
los, y este Talos, aunque solo tenía doce años, empezó a superar a su
talentoso tío en el arte de crear instrumentos y objetos bonitos. Ta­
los inventó el torno de alfarero y el compás, siendo niño todavía. Dé­
dalo empezó a estar insoportablemente celoso y tuvo un conflicto,
porque él amaba y admiraba a su sobrino, pero era un hombre am­
bicioso y no podía soportar que su reputación se viera amenazada de

EL PALO DE PENTÁCULOS 233


ese modo; así que mató a Talos arrojando al chico desde el tejado del
templo de Atenea. Cogido en el acto de intentar ocultar el cadáver,
Dédalo fue condenado, pero consiguió huir de Atenas antes de que
pudieran darle un castigo.
El forjador de metales se estableció en Creta, y buscó y recibió la
protección del Rey Minos. Durante algún tiempo vivió con gran ha­
lago en Knossos, capital de Minos, creando bellezas arquitectónicas
para el rey y divirtiendo a los niños del palacio con ingeniosos jugue­
tes. Pero entonces un destino malo le sobrevino al Rey Minos, que
hemos vislumbrado ya en la historia que hay detrás de la carta de la
Torre de los Arcanos Mayores; porque Minos ofendió al dios Posei­
dón al negarse a sacrificar un toro blanco en el altar del dios, y Po­
seidón se desquitó afligiendo a Pasifae, esposa de Minos, con una
violenta pasión por el toro; Pasifae, llevada por su vergonzoso deseo,
llamó a Dédalo y le pidió que inventara algún modo por el cual ella
pudiera encontrarse en secreto con el toro y aparearse con él. Así Dé­
dalo se vio metido una vez más en un conflicto, porque Minos era su
protector y patrón, aunque estaba claro que la mano del dios estaba
puesta en Pasifae.
Dédalo eligió al dios, y construyó una vaca de madera en la que
se agazapó Pasifae y se apareó con el toro. Cuando el horrible Mi­
notauro, con cabeza de toro y cuerpo de hombre, nació de su
unión, el Rey Minos, que ignoraba la participación que Dédalo ha­
bía tenido en su concepción, le pidió que construyera un escondite
en el que poder ocultar al monstruo. Dédalo, una vez más, sirvió
con gusto a su patrón, y construyó los tortuosos pasillos del Labe­
rinto, en el que, una vez que un hombre había entrado, estaba irre­
mediablemente perdido. Pero cuanto el héroe Teseo llegó a Creta
a matar al Minotauro, y la hija de Minos, Ariadna, se enamoró de
él, fue a Dédalo al que se dirigió ella para hallar el modo de que
Teseo entrara en el Laberinto y saliera luego sano y salvo. Dédalo
traicionó otra vez a su señor, e hizo para Ariadna un ovillo de hilo
de oro, uno de cuyos cabos sostenía ella, mientras que el joven
héroe entraba en los pasillos oscuros sosteniendo el otro, mataba

234 EL TAROT MfTICO


al Minotauro y, siguiendo el hilo de oro, salía otra vez a la luz del
sol.
Mientras tanto, Minos descubrió la traición de su artesano, y en­
cerró a Dédalo en el Laberinto. Pero el artista, ingeniosamente, fa­
bricó un par de alas con cera de abejas, madera y plumas de ave que
le trajo la compasiva Pasifae, y voló desde una de las torres, llevado
por el viento hacia orillas seguras. Finalmente, aterrizó en Cumas, en
la costa de Italia, y desde allí viajó a Sicilia, donde se ganó el favor del
Rey Cócalo.
El Rey Minos le persiguió, y siguió su pista por toda Grecia y por
toda Italia. El Rey llevaba consigo un caparazón de tritón, y en todos
los sitios a donde iba prometía una rica recompensa a todo aquel que
fuera capaz de hacer pasar un hilo de lino por el caparazón -una ha­
zaña que él sabía que solo Dédalo podía realizar-. De ese modo dio
con el escondite del artesano, pero el Rey Cócalo se negó a compar­
tir con él su valioso huésped. Cócalo ordenó a sus hijas que echaran
agua hirviendo en el baño de Minos, y así Dédalo vivió muchos años
rico y feliz.

El As de Pentáculos
La carta del As de Pentáculos retrata la figura de un
hombre moreno y con una lar;ga cabellera rizada y cas­
taña y una cola de pez, saliendo de las profundidades del
mar y llevando en alto un solo pentáculo de oro. A su alre­
dedor hay unos arrecifes cubiertos de parras con un mon­
tón de racimos maduros, mientras que se observa en lonta­
nanza un paisaje de fértiles y verdes colinas abierto sobre
una bahía.

Aquí, encontramos al dios Poseidón, al que encontramos antes en


la carta de la Torre de los Arcanos Mayores. Poseidón era hijo de

EL PALO DE PENTÁCULOS 235


Cronos y de Rea, y compartió la suerte de sus hermanos y hermanas:
al nacer fue devorado por su padre. Fue vomitado con los demás
cuando Zeus le dio a Cronos el brebaje que le hizo vomitar a sus
otros hijos. Tras su victoria común sobre Cronos, la herencia paterna
fue dividida en tres partes: Zeus se quedó con los amplios cielos; Ha­
des con el lóbrego mundo subterráneo, y Poseidón con los mares, la­
gos y ríos y la superficie de la misma tierra, puesto que la tierra es­
taba sostenida por sus aguas y él podía sacudirla a discreción. Llegó
a ser famoso entre los dioses debido a su sed de tierra y tuvo conflic­
tos con muchos de ellos a causa de sus esfuerzos por apropiarse de is­
las y parte de la tierra firme de Grecia.
Poseidón era un dios de la fertilidad, esposo de la gran Madre Tie­
rra y señor del universo material. Se le honraba en forma de toro y se
le llamaba «terremoto», una gran bestia negra con unos brillantes
ojos rojos, que vivía en las entrañas de la tierra y pataleaba, haciendo
que se movieran las montañas y los mares inundaran la tierra. Por
eso, Poseidón es una fuerza bruta de la naturaleza, y en el As de Pen­
táculos encontramos su poder como una explosión de nueva energía
para la creación material. Mientras el As de Bastos se levanta hacia
arriba como el nacimiento de una nueva visión creativa, el As de Pen -
táculos vuelve su inmensa potencia creadora hacia abajo, hacia el
mundo, y es esta urgente necesidad de concretar y crear en el mundo
visible la que está detrás de todas estas ambiciones materiales. El in­
dividuo que puede lucir el dinero y hacer cosas, resulta que, en un ni­
vel mundano, experimenta algo del poder de este antiguo dios de la
tierra, y el As de Pentáculos presagia la erupción de una fresca ambi­
ción hacia la creación material y el éxito.

A un nivel adivinatorio, el As de Pentáculos anuncia la posibilidad


de una conquista material, ya que la energía bruta para esta clase de
trabajo es ahora aprovechable para el individuo. Muchas veces el di­
nero aparece a través de una herencia o de alguna otra fuente, junto
con la ingeniosidad y la persistencia en la utilización eficaz de estos
recursos.

236 EL TAROT MÍTICO


El Dos de Pentáculos
La carta del Dos de Pentáculos retrata a Dédalo, un
hombre moreno, de pelo castaño, con una túnica color ocre
y un delantal de cuero marrón, en su taller. Está delante
de su mesa de trabajo, sostenida por dos pentáculos de oro.
A sus dos lados, sobre un enrejado de madera, se agrupan
unos racimos cw,;gados de uvas, y en el fondo se puede ver
un paisaje de ricas colinas verdes. En su mano izquierda,
Dédalo sostiene un hacha, que acaba de inventar. En su
mano derecha, una sierra, otro invento suyo. Ante él, en­
cima de la mesa, están esparcidas las herramientas de su
oficio.

La imagen del Dos de Pentáculos retrata a Dédalo en el comienzo


de su carrera, en el que desarrolla sus habilidades y se hace con una
reputación entre los atenienses, aplicando su ingeniosidad ocupado y
activo y queriendo intentar varias cosas a la vez. Aquí vemos el retrato
de un hombre materialmente ambicioso que, no obstante, es abierto
a las nuevas ideas creativas y está dispuesto a arriesgarse para utilizar
sus talentos. Esta flexibilidad puede desvanecerse tan pronto como
nos hayamos emparedado en una estructura triunfal que nos hemos
construido, pero está siempre allí en el principio, y puede ser recon­
quistada cuando aparece el Dos de Pentáculos .
Por eso, el Dos de Pentáculos representa un estado de cambio o
fluctuación en la suerte material. Esta fluctuación, sin embargo, no
significa pérdida, sino más bien un flujo de energía creativa hacia
fuera, hacia muchos proyectos. Aquí el poder bruto del As se ha po­
larizado, como todos los Doses de los Arcanos Menores, y el im­
pulso hacia la creación material puede ser cimentado y canalizado.
El viejo dicho: «Dinero llama dinero», es sumamente apropiado para
esta carta, porque hay que arriesgarse e invertir capital, para que
pueda producir antes de que se obtenga una ganancia real. El Dos
de Pentáculos exige flexibilidad y ganas de poner dinero y energía a

EL PALO DE PENTÁCULOS 237


trabajar, y muchas veces esto supone hacer trampas y cambiar de di­
rección, de tal forma que a las personas más serias les parece un
riesgo innecesario y que provoca ansiedad. Sin embargo, el Dos de
Pentáculos se puede considerar una carta «buena» porque, aunque
sugiere la necesidad de una cierta ligereza en asuntos financieros,
promete recompensas, puesto que la energía creadora se ha puesto
a trabajar.

A nivel adivinatorio, el Dos de Pentáculos anuncia un tiempo en


el que el dinero y la energía probablemente estén disponibles para
nuevos proyectos que podrían llevar a un futuro prometedor; pero el
individuo ha de estar dispuesto a poner a trabajar sus recursos, arries­
gando e invirtiendo capital, más que acumulando y guardando en un
momento en que surgen nuevas oportunidades. Por eso, el Dos de
Pentáculos probablemente será una carta bien recibida para los que
saben cómo «jugar» con el dinero.

El Tres de Pentáculos
La carta del Tres de Pentáculos retrata a Dédalo de pie
sobre una plataforma elevada o estrado, vestido tan solo con
su túnica ocre y su delantal de cuero. Tres atenienses están
de pie ante él, vestidos con ropas austeras, pero buenas.
Cada uno de ellos le ofrece un pentáculo de oro. Alrededor
de los cuatro hombres hay racimos cat;gados de uvas que
cuelgan de una parra, y un fondo de colinas verdes se puede
observar contra un cielo azul claro.

El Tres de Pentáculos, como los demás Treses de los Arcanos Me­


nores, indica una realización inicial, y aquí vemos a Dédalo reci­
biendo las primeras recompensas por sus trabajos. La realización ini­
cial representa aquí las primeras etapas de concreción de un proyecto,

238 EL TAROT MfTICO


como si viéramos la estructura completa de un edificio antes de que
haya ido hecha ninguna estructura interna o decoración. Dédalo ha
alcanzado una posición firme al comienzo de su carrera, aunque
queda por ver si sabrá reforzar esta posición y conservarla. Como sa­
bemos por el mito, no será capaz de hacerlo. Por eso, la realización
inicial del Tres de Pentáculos no es la etapa final de un proyecto.
Tiene que haber un duro trabajo, dificultad y riesgo antes de que uno
pueda considerarse materialmente seguro.
Hay motivo para la celebración en el Tres de Pentáculos, pero
esta celebración se debería hacer con un conocimiento pleno del tra­
bajo que vamos a tener. En la historia de Dédalo, el factor que pro­
duce la caída de este primer triunfo no es de tipo material, sino un
defecto del propio hombre. Esto hay que tenerlo en cuenta también
a la hora de valorar el significado de las cartas numeradas en el palo
de Pentáculos, porque las recompensas materiales que este palo pro­
mete son contingentes no solamente las agudas habilidades para los
negocios y la buena voluntad para trabajar duro, sino también sobre
el carácter. La incapacidad del individuo para conocer sus propios lí­
mites, y el hecho de creer que uno puede hacer cualquier cosa que
le plazca en el mundo material sin tener en cuenta las consecuencias
para los demás, es casi siempre el fatal defecto que antes o después
lleva al fracaso del primer éxito indicado por el Tres. Por tanto, el
mensaje de esta carta es el siguiente: disfruta de los primeros frutos
de tus trabajos, pero ten en cuenta el futuro, no solamente en fun­
ción del trabajo que han de hacer, sino en función de su capacidad
para llevarlo.

A nivel adivinatorio, el Tres de Pentáculos anuncia un tiempo de


primeros triunfos en algún esfuerzo material. Un proyecto puede ob­
tener beneficios, o una empresa creativa, como por ejemplo un libro,
puede tener un primer éxito en el mercado. Pero como con todos los
Treses, esta no es una solución final, sino una etapa que promete lle­
varnos a través del trabajo duro y de la dificultad a una recompensa
más duradera.

EL PALO DE PENTÁCULOS 239


El Cuatro de Pentáculos

La carta del Cuatro de Pentáculos retrata a Dédalo


apretando fuertemente cuatro pentáculos de oro entre sus
brazos. Está mirando enojado a un muchacho ocupado en
su mesa de trabajo, su sobrino Talos, vestido con una túnica
verde claro, con el pelo castaño y la tez aceitunada, concen­
trado en un bonito adorno de oro que está a punto de ter­
minar. Alrededor de ambos, el artesano y su sobrino, se en­
trelazan en una parra unos racimos car;gados de uvas,
mientras que verdes colinas se pueden ver en lontananza
contra un cielo claro.

El Cuatro de Pentáculos a veces se llama la carta del avaro, por­


que indica una forma de ser demasiado apegada al dinero o a la po­
sición social de uno. Debido a este apego tan estrecho, el flujo de
energía que siempre hace falta en el palo de Pentáculos para llegar al
triunfo material es obstruido y empieza a estancarse. Aquí vemos a
Dédalo reaccionando con enojo y con envidia ante su sobrino super­
dotado, que ya le ha superado en destreza aunque solo tiene doce
años. En vez de considerar este desafio competitivo en un sentido
más creativo, Dédalo ha preferido reaccionar tratando de aferrarse
con todas sus fuerzas a la situación del pasado. Esto a la larga con­
duce a la destrucción no solamente de Talos, sino del mismo Dé­
dalo.
El Cuatro de Pentáculos no se refiere solamente a nuestro apego
exagerado al dinero. El dinero es un símbolo y a la vez una realidad
objetiva, porque es a través del dinero como afirmamos nuestra va­
loración de las cosas. Por eso encarna nuestro propio valor, el pre­
cio que ponemos a nuestra propia expresión. Las recompensas que
una persona espera por sus habilidades representan también una es­
timación de la cantidad de habilidades que posee en función del
valor, y puesto que fracasamos tantas veces al comprender el signifi-

240 EL TAROT MITIGO


cado más profundo del dinero en nuestras vidas, deducimos que el
dinero en si es el principal responsable de los males del mundo. Las
enseñanzas espirituales y esotéricas sugieren que el dinero es intrín­
secamente malo y corrupto; pero estas enseñanzas no distinguen la
diferencia entre el objeto concreto y el valor emocional que le da­
mos. Por eso la envidia de Dédalo no se refiere en realidad a los ne­
gocios que podría perder porque su sobrino sabe crear objetos más
bonitos, ya que uno podría suponer que el mercado ateniense era
suficientemente grande para los dos; aparte que él podía haber apro­
vechado el desafio de Talos como un estímulo para un ulterior des­
arrollo de sus propios talentos. Pero la envidia se refiere a un pro­
blema de prestigio, porque la estima que Dédalo tiene de sí mismo
se basa en lo que hace, y la pérdida de lo uno es también la pérdida
de lo otro.
Por eso, el Cuatro de Pentáculos es un carta sutil, porque no se
trata solo de una actitud de avaricia que induce al individuo a afe­
rrarse demasiado a sus recursos, provocando de ese modo el estanca­
miento de la energía y la incapacidad para obtener futuras ganancias.
Esta carta describe también un problema interno de inseguridad, y
un temor a soltar prenda que pueda producir un estancamiento no
solamente material, sino también emocional. El flujo de energía
emocional que soltamos libremente, va de la mano del flujo de recur­
sos materiales que soltamos, y la persona que es demasiado agarrada,
que no sabe delegar autoridad, que guarda su fama y su generosidad,
crea un bloqueo interno y externo a la vez.

A nivel adivinatorio, el Cuatro de Pentáculos previene sobre una


actitud de apego exagerado a las cosas que están ligadas a nuestro
sentido del prestigio. El temor a la pérdida puede ser también temor
a la falta de ganancia, porque hay un estancamiento de la energía cre­
adora que con el tiempo puede bloquear no solamente los caudales,
sino también nuestra forma de expresión.

EL PALO DE PENTÁCULOS 241


El Cinco de Pentáculos

La carta del Cinco de Pentáculos retrata a Dédalo, en­


vuelto en una capa marrón andrajosa, deslizándose en la
noche fuera de la ciudad donde hacía poco tiempo había al­
canzado tanta fama. En una colina, tras él, está su taller,
su parra adornada de racimos y luciendo cinco pentáculos
de oro -el éxito que ahora Dédalo tiene que dejar atrás-.
El camino por el que viaja le lleva hacia un paisaje yermo
de colinas marrones. En el cielo negro se puede ver una del­
gada luna menguante.

El Cinco de Pentáculos es una carta de perdida, y podemos ver


cómo es la consecuencia natural a la reacción negativa al desafio re­
tratado en el Cuatro. Puesto que Dédalo no supo adaptarse al reto
de la competencia, intentó aferrarse a la posición del pasado, y tuvo
que matar a su talentoso sobrino como única solución. Ahora huye
de Atenas como un pordiosero, dejando atrás las recompensas de sus
años de duro trabajo.
El Cinco de Pentáculos indica casi siempre el peligro de un pe­
riodo de pérdida financiera. Pero sobre todo indica una pérdida de fe
en uno mismo. Como tantas veces confundimos el prestigio con la
seguridad material, los reveses financieros pueden destruir no sola­
mente la seguridad material, sino también el sentido de dirección del
individuo y la fe en sí mismo o en sí misma.
Durante el desastroso «crac» de 1929 en los Estados Unidos, mu­
chas personas reaccionaron a la catástrofe financiera suicidándose
-una reacción dura, si consideramos que la vida humana es preciosa,
pero una decisión comprensible, si pensamos cuántas personas iden­
tifican totalmente su valor con su éxito material-. El mensaje del
Cinco de Pentáculos es que hay que soltar prenda, porque si el de­
sastre material llega, puede que en cierto modo sea necesario, y sea
la consecuencia inevitable de un error o de una actitud incorrecta. En

242 EL TAROT MÍTICO


el mito, el fracaso de Dédalo se produce porque hay un defecto fatal
en su carácter, y su pérdida puede que sea la única manera posible de
que sepa enfrentarse en sí mismo honradamente con aquello que es
su peor enemigo. Si las dificultades materiales se saben tomar en este
sentido, entonces los problemas reflejados por el Cinco de Pentácu­
los al final pueden producir una transformación del individuo por
dentro, para que el futuro pueda otorgar no solamente renovados
éxito materiales, sino también un centro interior más sólido que sepa
hacer frente a los desafios que el éxito trae consigo.

A nivel adivinatorio, el Cinco de Pentáculos presagia un periodo


de dificultad financiera o pérdida. Esto puede ir acompañado por una
pérdida de fe en uno mismo, y es importante tratar de responder al
desafio no solamente resignándose si es necesario y preparándose a
empezar de nuevo, sino también considerando dónde la forma de ser
de uno pudiera haber provocado el problema o haberlo exacerbado.
Ahora cabe una nueva orientación no solamente a nivel financiero,
sino también a nivel interno.

El Seis de Pentáculos
La carta del Seis de Pentáculos retrata a Dédalo arro­
dillado en acto de respeto, con las manos juntas en gesto de
súplica. Sentado ante él en un trono de oro está el Rey Mi­
nos de Creta --un hombre maduro con el pelo y la barba ne­
gros y la tez morena, vestido de púrpura regia y llevando
una corona de oro-. El rey sostiene en sus manos seis pen­
táculos de oro, y se los ofrece a Dédalo como prenda de un fu­
turo patronazgo. Detrás del artesano arrodillado y del rey
entronizado se pueden ver los muros del palacio de Minos,
decorados con frisos pintados de toros danzantes y bordes de
parras car;gadas de racimos.

EL PALO DE PENTÁCULOS 243


El Seis de Pentáculos es una carta armoniosa, que refleja la reno­
vación de la fe que aquí acompaña la huida venturosa de Dédalo a
Creta, y la recompensa que recibe con el patronazgo del poderoso y
rico Rey Minos. Tras la catástrofe del Cinco de Pentáculos, con sus
implicaciones de pérdida no solamente de las posesiones, sino de la
confianza en la vida y en las capacidades de uno mismo, el Seis de
Pentáculos promete una especie de resarcimiento por medio de la ge­
nerosidad o caridad de otros. La atmósfera de esta carta no es una at­
mósfera de recompensa por el duro trabajo, sino más bien de bene­
volencia. Uno puede a veces confiar en la generosidad de la vida, que
no siempre es cruel y que al final, de alguna manera, recompensará al
individuo por los esfuerzos realizados. En ocasiones esta experiencia
de la generosidad de la vida surge del interior del individuo mismo,
más que de la caridad de otros; uno descubre que todavía puede dar
de si sin condiciones, aunque haya padecido reveses y pérdidas. El
significado más profundo del Seis de Pentáculos, por tanto, toca una
importante faceta del mundo de la creación en su forma, ya que no
todo es el resultado de una voluntad consciente o de un error. A ve­
ces la buena suerte cruza por un camino, pero uno no puede plani­
ficarla o esperarla, sin embargo, se presenta muchas veces justo
cuando estamos arruinados. Dédalo no es un hombre del todo malo,
aunque ha cometido un gran crimen. Es un hombre ambivalente, ca­
paz de hacer mucho bien y a la vez mucho mal, y la vida, por tanto,
no le juzga como la sociedad -encarnada en los airados atenienses­
podría juzgarle. Por su crimen, él ha sufrido la pobreza, el exilio y la
humillación, y ahora empieza un nuevo ciclo, anunciado por uno de
esos golpes de la buena suerte que se ponen de manifiesto en la bon­
dad y la generosidad, la de uno mismo o la de los demás.

A nivel adivinatorio, el Seis de Pentáculos presagia una situación


en la que hay dinero o bienes para compartir, y en la que el indivi­
duo está llamado a ofrecer su generosidad o a ser receptor de la ge­
nerosidad de otro. La fe en la vida y en las capacidades de uno es re­
cobrada.

244 EL TAROT MITIGO


El Siete de Pentáculos
La carta del Siete de Pentáculos retraía a Dédalo en el
palacio del Rey Minos. A su derecha, engarzados en una
columna pintada sobre la que su mano se posa con un gesto
de posesión, hay seis pentáculos de oro. A su izquierda, de
pie, está la Reina Paifae, esposa de Minos, vestida de púr­
pura y con una corona de oro sobre sus la,;gos cabellos cas­
taños. Ella tiene en su rostro una expresión de angustia y
desesperación, y le ofrece al artesano un solo pentáculo de
oro. Tras ella, se pueden ver la cabeza y los hombros de un
toro blanco.

El Siete de Pentáculos retrata la situación de una decisión difi­


cil. Aquí vemos a Dédalo en una posición de seguridad material y
de favor regio, representada por los seis pentáculos de oro que
tiene a su lado. El ha trabajado mucho y muy duro para conseguir
su puesto en la corte de Minos, y tiene derecho a estar orgulloso
del nuevo edificio que ha construido sobre las ruinas encarnadas en
el Cinco y el venturoso gesto de benevolencia indicado por el Seis.
Pero ahora ha entrado un factor nuevo en la historia: una proposi­
ción que podría tener incluso mejor recompensa que la vieja, o que
podría precipitarle en una ruina aún peor. Ponerse de parte de la
Reina Pasifae significa traicionar a su patrón; pero puede significar
también seguir la voluntad del dios Poseidón, que, por ser dios, po­
dría hacer que fuera una decisión mucho más sensata la de aliarse
con él.
Traducido a unos términos más corrientes, la decisión de Dédalo
retratada en el Siete de Pentáculos refleja una situación en la que es­
tamos llamados a decidir entre la seguridad de lo que ya hemos cons­
truido y las inseguras e inciertas posibilidades de una nueva dirección
que puede conducirnos o no a un futuro éxito. Un polo representa
la decisión segura, aunque en esta seguridad existe el peligro del es-

EL PALO DE PENTÁCULOS 245


tancamiento e incluso de la desgracia si algo «de inspiración divina»
es rechazado a favor de lo que es seguro pero carece de vitalidad. El
otro polo representa algo presuntamente arriesgado, incluso peli­
groso, quizá «inmoral» en el sentido que desafía la opinión popular.
Sin embargo, esta nueva posibilidad peligrosa contiene una fuerza vi­
tal y una probabilidad de desarrollo que podría pesar más que las re­
compensas del camino seguro. Por eso el Siete encarna una situación
que antes o después llega a todo el que intenta expresar su energía
creadora en este mundo. Se puede conseguir el triunfo esperado,
pero con él se pierde muchas veces el espíritu juvenil de la empresa
arriesgada, y uno puede verse constreñido a realizarse a través de un
solo canal. El problema es si coger o no la nueva oportunidad y el
nuevo riesgo perdiendo todo lo que ha sido edificado.

A nivel adivinatorio, el Siete de Pentáculos presagia un tiempo en


el que tenemos que tomar una dificil decisión de trabajo. Mace falta
cuidado y prudencia, y el problema está en si continuar desarrollando
lo que uno ha construido ya, o comprometerse en un nuevo pro­
yecto.

El Ocho de Pentáculos
La carta del Ocho de Pentáculos retraía a Dédalo en su
taller en las inmediaciones del palacio del Rey Cócalo de Si­
cilia. A sus dos lados, unas parras cawadas de racimos tre­
pan por unos postes de madera. Detrás de él, se puede ver
una panorámica de verdes montañas que conducen al mar.
En el suelo, a los pies del artesano, hay siete pentáculos de
oro, todos ellos inacabados y esperando futuro trabajo. En­
cima de la mesa de madera que está delante de el, hay un
solo pentáculo de oro, alrededor del cual Dédalo está cince­
lando un borde elaborado.

246 EL TAROT MÍTICO


El Ocho de Pentáculos presenta a Dédalo, una vez más de apren­
diz, trabajando duro para desarrollar sus habilidades. La situación ac­
tual es la consecuencia natural del Siete: Dédalo ha elegido al dios, y
por consiguiente se ha abierto ante él una nueva empresa arriesgada,
en la que se precisan nuevas habilidades para que el proyecto pueda
florecer y dar fruto. El Ocho de Pentáculos es la carta del aprendiz
pero, a diferencia del Dos, en el que vimos al artesano hacer malaba­
rismos con sus energías y desarrollar sus talentos por medio de un
cambio inteligente de fondos y recursos, el Ocho no indica inestabi­
lidad. Aquí vemos un espíritu de dedicación y de acentuada energía.
El espíritu entusiasta acompaña casi siempre una nueva empresa, so­
bre todo si esta es una consecuencia de lo que hemos hecho antes.
En muchos aspectos el Ocho coincide con ese periodo de la vida que
sigue a lo que la psicología llama «la crisis de los cuarenta», porque
el Siete de Pentáculos de alguna manera encarna precisamente esta
crisis: lo que hemos sido ya ha pasado, sin embargo, el viaje hacia
nuevos pastos es esperado siempre con ansiedad y con el temor de
perder toda la estabilidad que hemos construido. Pero si esta transi­
ción se produce satisfactoriamente, entonces vemos la fresca energía
del Ocho, que no indica solo el entusiasmo por adquirir una nueva
habilidad, sino también el alivio de saber que no hemos agotado to­
das nuestras posibilidades, sino que podemos todavía seguir cre­
ciendo y manifestar nuevas cosas.

A nivel adivinatorio, el Ocho de Pentáculos presagia un periodo


en el que el individuo juega el papel del aprendiz que trabaja duro,
que se esfuerza por adquirir una nueva habilidad. Esta carta puede
sugerir un talento que el individuo acaba de descubrir y que es digno
de desarrollo y de esfuerzo, o puede indicar que una afición podría
convertirse en profesión. El individuo puede experimentar un gran
entusiasmo e interés en un nuevo campo de trabajo que le exige con­
vertirse en un quinto que trabaja duro, casi siempre en un momento
de la vida en el que uno «debería» estar bien situado.

EL PALO DE PENTÁCULOS 247


El Nueve de Pentáculos

La carta del Nueve de Pentáculos retrata a Dédalo de


pie con sus manos enlazadas en ungesto de satisfacción, y en
el rostro una sonrisa autocomplaciente. Ya no se pone la tú­
nica y el delantal de cuero, ahora se viste con un traje color
ocre con guarniciones de oro. Tiene sobre su cabeza una
guirnalda de laurel. A sus dos lados, unos sarmientos car­
gados de uvas trepan por una parra de madera, mientras
que en lontananza se pueden ver unas montañas verdes y
un tranquilo mar azul. Junto al artesano, alineados en el
suelo, hay nueve pentáculos de oro.

El Nueve de Pentáculos retrata un estado de gran satisfacción per­


sonal. Dédalo se ha aventurado en una empresa peligrosa, ha traba­
jado duro para llevarla a cabo, ha corrido riesgos y ha soportado los
peligros correspondientes, y ahora está contemplando las recompen­
sas que ha merecido. Lo que es importante y diferente en el Nueve
de Pentáculos es que el gozo que siente el artesano en su riqueza no
se debe al aplauso o confirmación de nadie. Este es el disfrute solita­
rio de las cosas buenas, el placer de la autosuficiencia y la realización,
que solo puede venir de nuestro interior y que nos ofrecemos a nos­
otros mismos. Dédalo puede decir aquí con razón: «Yo me he hecho
a mí mismo», ya que su montón de riqueza es en realidad un símbolo
del sentido de autovaloración que solo puede adquirirse dentro de
uno mismo. El artesano no solamente se ha reconciliado con su pa­
sado sombrío y su época de pérdidas y de exilio; también ha sabido
ser más listo que el Rey Minos, que se hizo enemigo suyo debido a
la decisión que él había tomado de ayudar a la reina y seguir la vo­
luntad del dios Poseidón. El peligro ahora ha pasado; el artesano
puede sentirse satisfecho, porque sus esfuerzos y sus talentos han ase­
gurado su supervivencia, su riqueza y su posición para el resto de su
vida.

248 EL TAROT MITICO


Por eso el Nueve de Pentáculos es una carta de recompensa y de
realización a los ojos de uno mismo, y sabemos que aunque ninguna
otra persona reconozca el valor que hemos alcanzado, vale la pena
porque lo sabemos nosotros desde dentro. En la satisfacción encar­
nada en el Nueve hay una permanencia y una indestructibilidad que
no está presente en ninguna otra carta de los Arcanos Menores. Esta
satisfacción no se la debemos a nada ni a nadie, excepto a nosotros
mismos. Una vez construida, ya no se puede destruir, aunque se lle­
varan el montón de riquezas. El Nueve de Pentáculos es más que una
carta de realización social .
A nivel más sutil, indica el encuentro de un sentido de autovalo­
ración profundo y permanente, que ha sido ganado con el duro tra­
bajo de hacer frente a los desafios de la vida a nivel material y de so­
brevivir a ellos de algún modo.

A nivel adivinatorio, el Nueve de Pentáculos presagia un periodo


en el que podemos estar justamente complacidos con nosotros mis­
mos y con lo que hemos sido capaces de alcanzar. Hay casi siempre
un fuerte sentido de identidad sólida, una conciencia de las habilida­
des que solo uno posee y del valor de la propia vida. No es un senti­
miento de vanagloria, sino que se basa en una apreciación realista de
los talentos que uno tiene. Esta carta refleja el gozo solitario y auto­
suficiente de las cosas buenas, que no depende de la conformidad o
de la confirmación de nadie más para proporcionar placer y una sa­
tisfacción profunda.

El Diez de Pentáculos
La carta del Diez de Pentáculos retrata a Dédalo como
un viejo, con sus cabellos castaños ahora abundantemente
salpicados de gris. Está cómodamente sentado con sus hijos y
sus nietos a su alrededor, patriarca y fundador de linaje.

EL PALO DE PENTÁCULOS 249


A sus dos lados, engarzados en las columnas cubiertas por
parras, hay diez pentáculos de oro, cinco a su izquierda y
cinco a su derecha. En su regazo está recostado un bebé ju­
gando con un sonajero de oro. De pie, a su izquierda, hay
una mujer de unos treinta años, vestida de verde y con un
bonito collar de oro. A sus pies, un niño de unos diez años
juega con un caballo de oro de juguete.

El Diez de Pentáculos retrata una situación de permanencia que


dura más que la vida de un solo individuo. Aquí el artesano, seguro
de su posición en la corte del Rey Cócalo de Sicilia, al final ha echado
raíces y ha fundado una dinastía. No solamente ha aumentado su ri­
queza y su poder, sino que puede dejar a otros sus logros cuando le
llegue el tiempo de morir, sabiendo con toda seguridad que su tra­
bajo le sobrevivirá. Los objetos de oro que él ha hecho -el sonajero,
el collar, el caballo de juguete- son sus regalos para el futuro, para
que el proceso de expresión que está encarnado en todas las cartas
del palo de Pentáculos alcance su conclusión natural en una imagen
de permanencia que constituye el legado del individuo para las ge­
neraciones futuras. En cierto modo este es el significado más pro­
fundo del proceso de manifestación de las ideas creativas en la forma,
porque la vida de toda persona es pasajera, y ningún hombre o nin­
guna mujer vive para siempre; sin embargo, se puede llegar a tener
un sentimiento de profunda satisfacción y realización al darnos
cuenta de que hemos construido algo duradero para las generacio­
nes que vendrán después. Para el palo de Bastos, la inmortalidad está
en la imaginación; para el palo de Espadas está en el poder divino de
la mente, y para el palo de Copas está en la experiencia de amar, que
atañe a la relación interpersonal. Pero para el palo de Pentáculos solo
lo que está aquí es real, y es este sentimiento de que hemos dejado
una impronta de algún tipo -que nuestro paso por la vida no ha
sido una trémula luz sin sentido que se apaga demasiado pronto-­
el que forma casi siempre el núcleo de lo que llamamos ambición
mundana. Por eso, el aparente materialismo craso y la ambición que

250 EL TAROT MfTICO


muchas veces están asociados a los esfuerzos terrenales, pueden te­
ner en su centro una profunda necesidad humana de ofrecer algo de
nosotros mismos a la vida, como un mojón permanente que indique
nuestro paso a través de ella. Una vida plenamente vivida, como ha
sido la vida de Dédalo, con las dos cosas, el bien y el mal, y una dis­
posición a asumir los retos de la vida sin preocuparse en absoluto por
las consecuencias, en vez de quedarse tranquilo en la cama, puede
llevar muchas veces a esta experiencia, de haber realizado un destino
y de haber dejado algo que puede ser transmitido a las futuras ge­
nerac10nes.

A nivel adivinatorio, el Diez de Pentáculos sugiere un periodo de


satisfacción y de seguridad, y la sensación de que tenemos algo per­
manente que puede ser transmitido a los demás. Puede tratarse de
una herencia material de riqueza o de propiedad, o un logro artístico,
como por ejemplo un libro o un cuadro, que uno sabe que sobrevi­
virá y ofrecerá su valor independientemente de la extensión de la pro­
pia vida.

EL PALO DE PENTÁCULOS 251


Las figuras

La Sota de Pentáculos
La carta de la Sota de Pentáculos retrata a un mucha­
cho de unos doce años, de pelo castaño oscuro y tez aceitu­
nada, vestido con una túnica clara de color verde-hoja.
Está de pie en un campo en el que las distintas variedades
de vegetales, flores y hierbas que acaban de crecer aparecen
justo encima de los surcos arados del suelo rico y oscuro. El
sostiene un pentáculo de oro suavemente con ambas manos.
Encima de él, el cielo es de un delicado azul celeste.

Aquí, en la carta de la Sota de Pentáculos, encontramos el ele­


mento de la tierra en sus comienzos más delicados y frágiles -el na-

EL PALO DE PENTÁCULOS 253


ciente despertar de los sentidos de la naturaleza, y de la capacidad de
expresar cosas en el mundo-. Esto está encarnado en la mítica figura
del niño Triptólemo, que era hijo del Rey Celeo de Eleusis. Un día
el niño y sus hermanos atendían a los asuntos de su padre en los cam-
pos, Triptólemo cuidaba el ganado del rey mientras sus hermanos
guardaban las ovejas y los cerdos. Estos tres represenciaron un ex­
traño drama. La tierra se abrió de repente, engullendo a todos los
cerdos del rey Celeo. Entonces apareció un carro conducido por ca­
ballos negros, y se lanzó al abismo. El rostro del conductor del carro
era invisible, pero su brazo derecho sujetaba fuertemente una mu­
chacha que gritaba.
Lo que los tres hermanos habían presenciado era el rapto de Per­
séfone por parte del tenebroso dios Hades, señor del mundo subte­
rráneo, cuya historia hemos encontrado ya en los Arcanos Mayores,
en las cartas de la Emperatriz y de la Suma Sacerdotisa. La madre de
Perséfone, Deméter, viajó por todo el mundo buscando fatigosa­
mente alguna noticia de la desaparición de su hija. Cuando llegó, dis­
frazada, a Eleusis, el niño Triptólemo fue el único que la reconoció,
y le dio la información que necesitaba, y que durante tanto tiempo se
le había negado. Por este acto de bondad la Madre Tierra recom­
pensó a Triptólemo enseñándole su culto y sus misterios -en esen­
cia, los misterios de la naturaleza y de la muerte y regeneración de la
vida por ciclos de estaciones-. Entonces suministró al chico granos
de trigo, un arado de madera y un carro arrastrado por una serpiente,
y le envió por toda la tierra a enseñar a la humanidad el arte de la
agricultura.

Triptólemo, la Sota de Pentáculos, es una imagen de sus primeros


y delicados esfuerzos por relacionarnos con el mundo sensual que
tiene que surgir antes de que podamos perseguir ambiciones más
grandes de tipo material. La Sota de Pentáculos, como todas las So­
tas de los Arcanos Menores, es un capullo, un mero comienzo, y,
como todos los capullos, este suave y delicado comienzo de recono­
cimiento del valor del mundo material ha de ser alimentado y prote-

254 EL TAROT MfTICO


gido, no aplastado con la infravaloración y la negligencia. Muchas ve­
ces la Sota de Pentáculos puede sugerir un comienzo de interés ha­
cia una nueva afición, que se pone en marcha como simple idea o en­
tusiasmo, pero si se cuida y se desarrolla, poco a poco y con paciencia,
con el tiempo puede convertirse en una vocación declarada que pro­
duzca frutos desde el punto de vista material y emocional y lleve a la
realización. Todos nosotros hemos experimentado estos pequeños
entusiasmos -¿pero cuántos de nosotros los seguimos realmente, y
tratamos de dar los primeros pasos necesarios que podrían llevar a
algo más grande?- Triptólemo, la Sota de Pentáculos, es un niño se­
rio, responsable y que trabaja duro, como pocos niños; siendo aún
joven, tiene que cuidar del ganado de su padre, en vez de jugar como
otros chicos. Por eso la energía de la Sota de Pentáculos necesita ser
tratada con suavidad pero con seriedad.
La imagen de Triptólemo puede reflejar también los delicados
comienzos de la sensualidad incipiente, sobre todo si el individuo
ha infravalorado durante toda su vida esta dimensión de la expe­
riencia. Los comienzos del despertar sensual en un temperamento
más intelectual o imaginativo pueden ser pasados por alto o despre­
ciados, aunque el mito de Triptólemo sugiere que si la vida del
cuerpo es reconocida y valorada como el niño reconoce y valora a
la diosa Deméter, puede haber grandes recompensas en el futuro.
Para mucha gente este despertar incipiente del cuerpo puede tomar
la forma de un deseo de cuidarse más, a través de una dieta mejor
o de algún ejercicio, o dedicando más tiempo a la relajación, o in­
teresándose por la jardinería o el cuidado de los animales, aficiones
que llevan a una relación más profunda y más fuerte con la misma
tierra.

Cuando la Sota de Pentáculos aparece al echar las cartas, indica la


acumulación de la energía que con el tiempo puede ser utilizada para
construir cosas en el mundo y para realizar las necesidades del
cuerpo. A veces disponemos de pequeñas cantidades de dinero, que
necesitamos conservar y aumentar, en vez de derrocharías como algo

EL PALO DE PENTÁCULOS 255


insignificante. A veces el individuo adquiere un nuevo pasatiempo que
más tarde puede convertirse en una profesión con el tiempo y con un
trabajo esmerado; o puede empezar a cuidar más el cuerpo e intere­
sarse más por el placer y la realización sensual. El mensaje aquí, como
en todas las Sotas, es este cuidado, esta dulzura y este tiempo que ne­
cesitamos para producir la posibilidad de disfrutar.

El Caballo de Pentáculos
La carta del Caballo de Pentáculos retrata a un joven
moreno, de pelo castaño oscuro, montado en un caballo re­
choncho de color marrón. Viste una túnica verde-lima y
una armadura de cuero marrón, y lleva un casco de cuero
marrón. En su mano derecha sostiene un pentáculo de oro;
en la izquierda, una gavilla de trigo. A su alrededor hay
unas dehesas onduladas con unas ovejas y un olivar con col­
menas. Encima de él hay un cielo azul brillante.

Aquí, en la carta del Caballo de Pentáculos, encontramos la labo­


riosa, versátil y cambiante dimensión del elemento de la tierra, que
está constantemente en movimiento. Esto está encarnado en la mí­
tica figura de Aristeo, al que llamaban «el Guardián de los Rebaños».
Aristeo era hijo de Apolo, el dios-sol, y de una mujer mortal llamada
Cirene, y siendo niño fue entregado a la Madre Tierra que le ali­
mentó con néctar y ambrosía. Las dríadas, o ninfas de los árboles, en­
señaron a Aristeo cómo cuajar la leche para hacer queso, cómo cons­
truir colmenas y cómo hacer que el olivo silvestre diera aceitunas.
Estas artes útiles él las enseñó a otros, mientras todavía era un hom­
bre joven, viajando incesantemente por el Norte de Africa y por Gre­
cia, recibiendo homenajes por todas partes.
Cuando Aristeo llegó a la madurez, las Musas a su vez le enseña­
ron las artes de la curación y de la profecía, y le pusieron a cuidar de

256 EL TAROT MITICO


sus ovejas que pacían en la Llanura de Ptía. Fue allí donde él perfec­
cionó el arte de la caza. Un día, Aristeo consultó el Oráculo de Del­
fas de su padre Apolo, que le dijo que visitara la isla de Ceas, donde
sería muy homenajeado. En seguida Aristeo se hizo a la mar, y en­
contró que sobre los isleños había caído una plaga a causa de unos
asesinos que ellos mantenían ocultos. Aristeo dio muerte a los asesi­
nos y la plaga cesó, y los Ceanos le demostraron su gratitud. Él luego
visitó Arcadia, y más tarde Tempe, pero en Tempe todas sus abejas
empezaron a morirse, y el fue advertido por su madre para que en­
contrara a Proteo, el viejo dios del mar, que era profeta, y le obligara
a explicarle la razón de esa catástrofe. Aristeo a su debido tiempo en­
contró y capturó a Proteo, que le dijo que la enfermedad de las abe­
jas se debía a una desgraciada historia de amor que provocó acciden­
talmente la muerte de una mujer, por lo que Aristeo estaba siendo
castigado por los dioses. Para expiar su culpa, ofreció varios animales
en sacrificio a las divinidades ofendidas, y de las carcasas de los ani­
males sacrificados salió un enjambre de abejas, que él capturó y puso
en una colmena. Aristeo después continuó sus viajes, a Libia y desde
allí a Cerdeña, y con el tiempo a Sicilia. Finalmente llegó a Tracia, in­
quieto todavía y en busca de nuevas tareas a realizar. Con el tiempo
fundó la ciudad de Aristeum, y murió allí homenajeado por su sabi­
duría.

Aristeo, el Caballo de Pentáculos, es una imagen de la capacidad


humana para la laboriosidad y el servicio diligente. El en realidad no
es un héroe, ya que no se enfrenta a dragones o a persecuciones pe­
ligrosas, y su mayor reto es el de curar a sus abejas enfermas. Pero,
a pesar de eso, es una figura poderosa y creativa. El carácter de Aris­
teo es el del enamorado del campo y el del amigo de los animales y
de todas las criaturas salvajes, para el que ninguna tarea es dema­
siado servil con tal de que sirva a la vida de la naturaleza. Aunque
sus objetivos eran limitados -Aristeo nunca podría ser acusado del
extraordinario orgullo que aflige a tantos héroes griegos y que es
la causa de su gloria y de su caída final-, sin embargo, es bueno

EL PALO DE PENTÁCULOS 25 7
y digno de confianza, y está dispuesto a trabajar mucho y muy duro
para los asuntos que le interesan. A pesar de que en principio todas
las figuras de la mitología griega son culpables del rapto, viola­
ción, homicidio o algún que otro crimen, es un rasgo peculiar de
Aristeo a que acepte voluntariamente un ritual tan detallado y tan
pesado y lo cumpla de forma impecable con tal de conseguir nue­
vas abejas.
Por eso Aristeo encarna ese lado nuestro que es lo suficientemente
humilde como para relacionarse con las formas más humildes de la
vida, y que está siempre dispuesto a seguir aprendiendo acerca de los
aspectos, variados y complejos, de la naturaleza. El Caballo de Pen­
táculos no es una figura fascinante, pero sabe tener una gran confor­
midad porque sus logros están siempre circunscritos por el realismo
y los objetivos humildes. Esta es la cualidad que nos permite aceptar
con buen ánimo la tarea que puede ser aburrida pero que no hay más
remedio que hacerla, y desempeñar fielmente las labores de la vida
diaria. Aristeo no tiene pretensiones de divinidad, a pesar de que es
hijo de un dios, y él mismo es adorado como dios después de su
muerte.

Cuando el Caballo de Pentáculos aparece al echar las cartas, ha


llegado el momento para el individuo de desarrollar esta dimensión
de la personalidad, que está cómoda y firmemente andada en las ta­
reas ordinarias de la vida. El Caballo de Pentáculos puede entrar en
la vida de una persona como un hombre joven, laborioso, humilde,
dulce, muy trabajador, puede que falto de imaginación, pero lleno de
cualidades como la confianza y la dulzura. Pero si una persona así en­
tra en nuestra esfera, puede considerarse como una oportunidad para
aprender más sobre este lado de nuestra personalidad a través del ca­
talizador del otro.

258 EL TAROT MÍTICO


La Reina de Pentáculos

La carta de la Reina de Pentáculos retrata a una mu­


jer hermosa, de abundante cabellera castaño oscuro y ojos
castaños, con un atractivo vestido bermejo y una corona de
oro. Está sentada en un trono de oro en cuyos brazos están es­
culpidas unas cabezas de toros. En su mano derecha, sostiene
un pentáculo de oro; en su mano izquierda, un racimo de
uvas de color púrpura. A su alrededor hay unos sembrados
en sazón, verde y oro, en los que se puede ver una manada de
vacas pastando.

Aquí, en la carta de la Reina de Pentáculos, encontramos la di­


mensión receptiva, estable y sensual del elemento de la tierra. Esto
está encarnado en la mítica fi gura de la Reina Onfala, cuyo nombre
significa «ombligo». Onfala aparece en el ciclo de historias sobre el
héroe Hércules, que en un momento bajo de su carrera fue condu­
cido a Asia y puesto en venta como esclavo sin nombre -hay mucha
diferencia con el héroe que hemos encontrado en la carta de la
Fuerza de los Arcanos Mayores-. Fue comprado por Onfala, reina
de Lidia, una mujer que tenía vista para los negocios, y él la sirvió fiel­
mente durante tres años, limpiando Asia Menor de los bandidos que
infestaban el país.
Onfala había heredado el reino de su último esposo, y lo gober­
naba hábilmente gracias a su carácter pragmático y fuerte. Compró a
Hércules como amante más que como luchador, y él le dio tres hi­
jos. Ella pasaba la mayor parte de su tiempo con el héroe, abando­
nándose completamente al placer. A Grecia llegaron rumores de que
Hércules había dejado de usar su piel de león y en su lugar llevaba
collares con piedras preciosas, brazaletes de oro, un turbante de
mujer, un mantón de púrpura y una faja Meonia. Que estaba sentado
--continuaba la historia- cardando lana de una cesta o hilando, y
que se ponía a temblar cuando su ama le reñía. Que se dejaba peinar

EL PALO DE PENTÁCULOS 259


y hacer la manicura por las doncellas de Onfala, mientras que esta se
ponía su piel de león y utilizaba su garrote y su arco.
Un día la pareja visitó ciertos viñedos, y el dios Pan, al que ya he­
mos encontrado en la carta del Diablo de los Arcanos Mayores, les
divisó desde una colina alta. Enamorado de Onfala, el dios con pata
de cabra se despidió de sus ninfas y declaró su amor imperecedero
por la reína Lidia. Onfala, que se dio cuenta perfectamente de que
Pan la perseguía, sugirió a Hércules que se retiraran por la noche en
un gruta a cambiarse de ropa. A la medianoche Pan se deslizó en la
gruta, se encontró con alguien que él creía que era Onfala que estaba
tumbada durmiendo, y con manos temblorosas intentó abrazar algo
que resultó ser un furioso Hércules. El héroe le dio un puntapié a
Pan echándole de la gruta, y Onfala y él rieron a carcajadas al ver al
dios-cabra en un rincón curando sus magulladuras. Desde ese día Pan
empezó a detestar las ropas, y exige que sus oficiantes acudan desnu­
dos a sus ritos.

Onfala, la Reína de Pentáculos, es una imagen de la fuerza feme­


nina y de la sensualidad, que puede esclavizar incluso a un hombre
tan indómito y tan bruto como Hércules. En cierto aspecto repre­
senta la sensualidad del cuerpo en sí mismo -de ahí su nombre, por­
que los griegos creían que esta pasión estaba centrada en el om­
bligo- y que está presente tanto en los hombres como en las
mujeres. No se trata simplemente del deseo de satisfacción fisica, sino
de una fuerza primordial que tiene dignidad y poder a la vez. Al ser­
vicio de la Reína Onfala, Hércules pasa por una especie de iniciación,
y nosotros también, cuando encontramos a la Reina de Pentáculos en
nosotros mismos, debemos someternos al poder de los instintos y al
reconocimiento de que incluso la mente más elevada y la espirituali­
dad más exquisita existe en un cuerpo que está hecho de tierra. De
todos modos, Onfala no es meramente sensual. Es una soberana que
actúa en su derecho, y está preparada para ser generosa pero siempre
realista y conservadora de su riqueza y de su territorio. Su adquisi­
ción del héroe como amante no se debe a que no tiene otros aman-

260 EL TAROT M{TICO


tes a su disposición, sino a que ella quiere el mejor. Por eso puede ser
tomada también como una imagen de la valoración de uno mismo,
porque Onfala se trata a sí misma y a su cuerpo lo mismo que a su
país, con cuidado y abundante generosidad. Ella tiene la resistencia y
la estabilidad de la misma tierra, y aunque la sensualidad sola no
puede llenar una vida, Onfala es una imagen de gran importancia y
valor.

Cuando la Reina de Pentáculos aparece al echar las cartas, ha lle­


gado el momento para el individuo de aprender algo sobre la ex­
presión plena de su sensualidad, sobre el valor de su cuerpo, y la
importancia de esos placeres que conservan y enriquecen la vida. El
individuo puede ser llamado también a aprender a sostener y con­
servar los recursos materiales, manteniendo las posiciones estables
y seguras y ahorrando dinero y energía. La Reina de Pentáculos
puede entrar en nuestra vida como una mujer fuerte y sensual,
autosuficiente, que trabaja duro pero generosa y dispuesta a satis­
facerse a sí misma y a satisfacer a los demás si eso conviene a sus
propósitos. Pero si una mujer así entra en nuestra vida, quiere de­
cir que estas cualidades están intentando abrirse paso en nuestro in­
terior.

El Rey de Pentáculos
La carta del Rey de Pentáculos retrata a un hombre mo­
reno, de pelo y barba castaño oscuro, de constitución fuerte,
y evidentemente satisfecho de su buena posición social. Está
sentado en un trono de oro en cuyos brazos están grabadas
unas cabezas de cabras. Tras él se levanta un castillo forti­
ffrado, construido en piedra y cubierto de parras. Frente al
castillo sus lacayos y sirvientes están de pie, preparados para
servirle. En sus manos sostiene un pentáculo de oro, y a sus

EL PALO DE PENTÁCULOS 261


pies hay un montón de monedas de oro, diminutos pen­
táculos, la acumulación de su riqueza mundana. Va bien
vestido, pero con buen gusto, en brocado de oro y lleva
una corona de oro. A su lado, en la hierba, pasta una ca­
bra marrón.

Aquí, en la carta del Rey de Pentáculos, encontramos la dimen­


sión activa y dinámica del elemento de la tierra. Esto está encarnado
por el mítico Rey Midas, un rey de Mecadonía amante del placer. En
su infancia, se observó una procesión de hormigas llevando granos de
trigo al lado de su cuna y depositarlas entre sus labios mientras dor­
mía, un prodigio que los adivinos interpretaron como un presagio de
la gran riqueza que iba a acumular.
Midas gobernó como un rey sabio y piadoso, y su bondad con el
sátiro Sileno beodo, tutor del dios Dionisos, le ganó la gratitud del
imprevisible dios. Dionisos prometió concederle a Midas un deseo,
a lo que Midas replicó sin vacilar. «Te ruego que me concedas que
todo lo que yo toque se convierta en oro. » El rey lamentó pronto
esta indiscreción, porque no solamente las piedras, las flores y el mo­
biliario de su casa se transformaban en oro, sino que cuando se sen­
taba a la mesa, le pasaba lo mismo con el alimento que comía y con
el agua que bebía. Midas pidió que le libraran de su deseo, porque
se estaba muriendo de hambre y de sed. Dionisos se estaba divir­
tiendo mucho con él, pero le dio pena y se lo llevó a visitar la fuente
del Río Páctolo, donde Midas se lavó y por fin quedó libre del con­
tacto con el oro, pero las arenas del Río Páctolo brillan todavía
como el oro.

Midas, el Rey de Pentáculos, es una imagen de la ambición hu­


mana. Es nuestra aspiración al estatus y a la posición social, nuestro
deseo de poder y de reconocimiento por parte de los demás, nues­
tra necesidad de seguridad material y nuestro orgullo por haber tra -
bajado para conseguir lo que tenemos. Esta ambición es también un
espíritu dinámico, porque no se conforma con la comodidad, sino

262 EL TAROT MITIGO


que tiene que tener desafíos. Según la mitología, Midas gana el pre­
mio del dios Dionisos gracias a un acto de bondad y de simpatía ha -
cia el viejo sátiro borracho al que todo el mundo desprecia y pone
en ridículo. Esto alude a una verdad importante sobre el éxito mun­
dano: depende no solamente del trabajo duro y de la destreza, sino
también del reconocimiento y de la comprensión de esos aspectos
del comportamiento humano que son la ociosidad, la indolencia, la
embriaguez y la bestialidad. Solo tolerando y conteniendo estas co­
sas, retratadas en el viejo sátiro, los fundamentos del poder munda­
nos y la autoridad pueden estar seguros, ya que de lo contrario el in­
dividuo puede ser corrompido simplemente porque desconoce sus
propias posibilidades para la corrupción. El Rey de Pentáculos ha lle­
gado a la cumbre porque posee las cualidades idóneas del liderazgo,
la autoridad, el realismo y la disciplina para superar los obstáculos
que se interponen en su contenido. Pero, como sugiere el mito, tie­
nen que aprender también una dura lección sobre su propia codicia.
Midas tiene ya lo suficiente y aún más; es un rey rico y poderoso,
y no va por ahí precisamente desharrapado. Tiene derecho a ser am­
bicioso, pero su ambición no la puede anteponer a todo, o morirá
de hambre y de sed. Tras haber aprendido esta lección, el rey se
conforma con sus galardones. Se trata de un materialista descarado,
y cuando encontramos esta figura en nosotros mismos, encontra­
mos nuestro propio materialismo, aunque anteriormente nos ha­
yamos creído unos idealistas y hayamos despreciado semejante gro­
sería. Este rey es sano y fuerte. Sin embargo, como en todas las cartas
del Tarot, no podemos aferrarnos a una sola faceta de la vida, el
encuentro con la ambición material y sus desafíos y recompensas
puede ser un encuentro productivo y salvador, aunque esto signifi­
que que tenemos que pasar, de alguna manera, por la dura lección
de Midas.

Cuando el Rey de Pentáculos aparece al echar las cartas, ha lle­


gado el momento para el individuo de asumir el desafio de las cosas
del mundo. Pero los movimientos internos necesitan siempre un ca-

EL PALO DE PENTÁCULOS 263


talizador, y por eso el Rey de Pentáculos puede entrar en nuestra vida
como un individuo con los pies sobre la tierra, fuerte, triunfante
-que posee el «toque de Midas», que tiene el don de manifestar
ideas creativas en el mundo--. Pero un individuo así es un cataliza­
dor para el desarrollo de nuestra seguridad material.

264 EL TAROT MfTICO


LECTURA
DE
LAS CARTAS
Lo que el Tarot puede
y lo que no puede hacer

LAS cartas del Tarot no pueden predecir un futuro determinado y


predestinado. Son un especie de imágenes que describen las cualida­
des del momento en que un individuo las consulta con un problema
o una situación particular en su mente. Los griegos, naturalmente,
tenían una palabra para eso: kairos, que quiere decir «el momento
oportuno», y que describe la idea de que cada momento posee en el
tiempo unas características y unas cualidades peculiares y únicas. Te­
nemos que prescindir de nuestra típica visión del tiempo de Occiden­
tales de los últimos veinte siglos para entender lo que hacen en reali­
dad las cartas del Tarot, y mirar en cambio a la antigua filosofia y a
las antiguas creencias de Oriente, donde el tiempo no se considera en
términos de cantidad (un momento es una medida, la sexagésima
parte de un hora), sino en términos de calidad (un momento es una
cosa viva, que posee su propia identidad y su propio significado).
Vista a través de este cristal, la vida posee un substrato y unas cone­
xiones o relaciones secretas, y todos los niveles de la vida, animados
e inanimados, conscientes e inconscientes, internos y externos, for­
man parte en realidad de un todo vivo. Por tanto, la vida reflejará, en
todos los niveles de su existencia, las mismas cualidades en un mo­
mento dado del tiempo. Por eso los antiguos métodos de adivina­
ción, como la astrología, el Tarot y el 1 Ching, no pretenden «prede­
cir» un futuro ya escrito, sino ocuparse en cambio de cómo la
verdadera cualidad innata y el significado del momento podrían ser
reflejados y por tanto descifrados a través de formas simbólicas como
los planetas, las monedas o las cartas.

LO QUE EL TAROT PUEDE Y LO QUE NO PUEDE HACER 267


Es un concepto dificil de coger para la mente Occidental, pero si
lo intentarnos, eso nos ayudará a aclarar un punto sobre el que hay
mucho malentendido entre los estudiantes del Tarot. Un momento
no tiene tan solo propiedades particulares, sino que tiene un pasado
y un futuro que está debajo del paraguas general de estas cualidades.
Hay situaciones y decisiones del pasado que han conducido hasta este
momento, y de las que este momento es consecuencia, y hay situa­
ciones y decisiones del futuro que salen directamente de nuestra res­
puesta a este momento, y están a su vez afectadas por nuestras deci­
siones presentes. Por tanto, se trata de entender todo lo posible
cómo hemos llegado a estar en una determinada situación, ya que
este entendimiento a su vez afectará nuestra respuesta a la vida, y por
consiguiente lo que el próximo «momento» va a traer. Sobre las si­
tuaciones y decisiones que pertenecen a un momento dado pende un
determinado significado arquetípico, ya que no hay nada de lo que
hagamos o experimentemos que no haya sido hecho o experimen­
tado antes; y es este significado arquetípico lo que las cartas del Ta­
rot pueden revelar.
El pasado, el presente y el futuro que están implicados en la lec­
tura de una determinada carta del Tarot, tienden a expresar un pe­
riodo de aproximadamente seis meses. Por eso, el «momento» que
hemos estado considerando es un periodo de tiempo, incluyendo el
pasado -las decisiones, las motivaciones y las experiencias que han
conducido a él-, el presente, en el que las cartas son consultadas, y
el futuro, que es el resultado natural de las fuerzas que funcionan en
el presente. Las cartas no describen acontecimientos concretos de un
modo «predestinado», sino que, por el contrario, ilustran influencias,
oportunidades y motivaciones ocultas -algo de lo que puede o no
puede cristalizar en acontecimientos o personas externas- que el in­
dividuo puede entonces tratar de entender y trabajar de la manera
más creativa posible. Puesto que es la cualidad del momento que se
describe, el individuo puede, tratando de penetrar en el significado
más profundo del momento, influir de forma mas consciente en el
futuro de este momento, afectando así con una mayor conciencia

268 EL TAROT MITICO


el futuro que se está revelando. En este sentido creamos nuestro pro­
pio destino, o, mejor dicho, lo que somos ahora influye en nuestro
futuro. El destino para los griegos no era una casualidad ni una se­
lección caprichosa de acontecimientos que le ocurrían a una persona,
sino más bien una complicada e infinita trama de decisiones, respues­
tas y consecuencias que se extendía a lo largo del tiempo, hacia atrás
en el pasado y hacia adelante en el futuro, una trama que permane­
cía casi toda en el subconsciente, a menos que el individuo intentara
llevar un conocimiento más profundo a su vida interior.
Puesto que el «destino» que describen las cartas del Tarot está
ampliamente arraigado en el subconsciente, normalmente no tene­
mos acceso a él. Pero las imágenes de las cartas del Tarot pueden ayu­
darnos a conectar con él, y, por tanto, las cartas reflejan para nosotros
«a posteriori» el conocimiento «a priori» del subconsciente, que
guarda la llave secreta para entender el significado del momento pre­
sente y por eso conoce el posible futuro que sucederá a este mo­
mento. A través de la lectura de las cartas del Tarot, podemos ser ayu­
dados, leyendo los complicados diseños y movimientos del
subconsciente, y esta nueva relación entre el yo consciente y el
mundo interior oculto nos permite traer al momento presente -y,
por tanto, a la situación en la que nos encontramos- una compren­
sión más profunda y mayores posibilidades de respuesta y decisión.

Lo QUE EL TAROT PUEDE Y LO QUE NO PUEDE HACER 269


Cómo relacionar
las cartas entre sí

POR ser las imágenes de las cartas del Tarot tan antiguas y tan pro­
fundamente relacionadas con las tramas más internas del desarrollo
humano, las cartas merecen respeto. No son juguetes, sino que en
cierto sentido son imágenes sagradas, no porque sean «sobrenatura­
les», sino porque, como una gran obra de arte o una gran obra lite­
raria, reflejan nuestros conflictos más profundos, nuestras necesida­
des y aspiraciones. El individuo que desea aprender a trabajar con
ellas y destapar sus posibilidades creativas, necesita, por tanto, culti­
var una actitud de respeto hacia la dimensión arquetípica de la vida
que ellas representan, y eso se traduce en la vida corriente en un res­
peto por el mundo simbólico, del que las mismas cartas son una re­
presentación. El lector inteligente, por tanto, intenta establecer una
especie de «relación» con las cartas, relación en la que ellas tienen un
puesto especial, y no son simplemente unas cartulinas divertidas que
se pueden manchar, mellar y tirar por ahí.
Por este motivo, muchos lectores profesionales guardan sus cartas
del Tarot en un envoltorio especial y en un sitio especial cuando no
las usan. EL TAROT MÍTICO va con envoltorio incluido, marcado
con una muestra de una de las maneras tradicionales de echar las car­
tas, que explicaremos después con más detalle. Este envoltorio es
nuestra manera de ayudar al estudiante a empezar a desarrollar una
relación respetuosa con las cartas. Antaño las cartas del Tarot solían
guardarse envueltas en seda negra, por la sencilla razón de que el ne­
gro es un color neutro, ya que recoge las «vibraciones» -tanto ne­
gativas como positivas- de las cartas. Tanto si es verdad como si no,

CÓMO RELACIONAR LAS CARTAS ENTRE SÍ 271


hay que reconocer la importancia de una especie de ritual en el uso
de las cartas, porque a nivel psicológico el ritual armoniza nuestra
mente y permite a la intuición entrar en juego. Como un ritual reli­
gioso, el ritual de guardar las cartas en su sitio especial y envolverías
y desenvolverías en su envoltorio especial puede transformarse en un
foco importante de concentración, tanto si uno cree en las «vibracio­
nes» como si no. Es un símbolo del lugar único y apreciado que tie­
nen las cartas, y la importancia de las imágenes.

272 EL TAROT MÍTICO


Cómo echar las cartas

EL proceso de seleccionar un pequeño número de cartas de las se­


tenta y dos que tiene toda la baraja del Tarot, y colocarlas de una ma­
nera determinada para su interpretación, se llama echar las cartas. La
razón de esto es que la baraja, como hemos visto, contiene una des­
cripción pictórica de la totalidad del complicado camino de la vida, y,
al seleccionar un número mínimo de cartas normalmente diez el con­
sultante está reflejando simbólicamente su paso por una determinada
parte del camino global, en el momento presente. En otras palabras,
la situación inmediata, sus orígenes y su posible desenlace se verán re­
flejados en esta pequeña porción de toda la baraja.
Hay muchas maneras distintas de echar las cartas, y diferentes
personas han desarrollado sus métodos favoritos a lo largo de mu­
chos siglos. Al estudiante le remitimos a la Bibliografía para que
disponga de una descripción más completa de todos los métodos
que se utilizan para echar el Tarot. Este método particular que va­
mos a ilustrar aquí es uno de los más antiguos y populares, y se co­
noce como la Cruz Celta. Este método contiene una selección
tanto de los Arcanos Mayores como de los Arcanos Menores, que
el consultante puede escoger de toda la baraja; por tanto, la selec­
ción refleja la vida tanto en el nivel arquetípico más profundo como
en el nivel de la vida diaria. Corno hemos dicho antes, nosotros no
utilizamos la técnica de las cartas puestas al revés, porque cada carta
contiene en sí misma una dimensión oscura y otra clara; y esto por
estar determinado por la posición de la carta en la totalidad del di­
seño.

CÓMO ECHAR LAS CARTAS 273


El TAROT MÍTICO ilustra la situación de las diez cartas selec­
cionadas en un patrón y numeradas según el orden en que deberían
ser escogidas. Para aprender a echar las cartas en el método de la
Cruz Celta, el lector tendrá que tener a la vista la figura de la pá­
gina 251.

El consultante -la persona que desea consultar las cartas- debe­


ría tener una pregunta en su mente, no importa si se trata de una pre­
gunta vaga y dificil de formular. El lector no tiene por qué conocer
necesariamente esta pregunta, pero el consultante sí, porque en un
nivel inconsciente las cartas escogidas reflejarán esta pregunta.
El lector baraja las cartas muy bien, y después extiende las setenta
y dos cartas en forma de abanico, boca abajo, sobre la mesa.
El consultante es invitado a escoger diez cartas entre las setenta y
ocho. Como están puestas boca abajo, el consultante no puede saber
de forma consciente qué cartas ha seleccionado.
El lector entonces toma las diez cartas, en el orden seleccionado
pero bocabajo, y las coloca en sus posiciones correctas tal y como es­
tán marcadas en la figura de la página 275. La primera carta escogida
se tiene que poner en la Posición Uno, y así sucesivamente.
Ahora el lector puede poner las cartas boca arriba, empezando por
la Posición Uno, hasta que las imágenes de las diez cartas sean todas
visibles.

274 EL TAROT MfTICO


10
Desenlace
final

3
Carta
que corona

9
Esperanzas
y temores

5
Influencias 2 Influencias
venideras Carta pasadas
que cruza

Indicador 8
Punto de
vista de
los demás

4
Base del
Problema

7
Donde
uno se
encuentra

CÓMO ECHAR LAS CARTAS 275


Cómo leer las cartas echadas

A las diez posiciones de las cartas en la fórmula de la Cruz Celta se


les han dado nombres tradicionales que nos ayudan a comprender su
significado. Cada situación describe un área concreta de la vida en la
que se están produciendo una determinada influencia y una determi­
nada situación interna y externa. Vamos a explicar ahora las diez po­
siciones y lo que significan.

La POSICIÓN UNO algunas veces se llama la Carta que Cubre


y otras veces el Indicador. Vamos a utilizar el término Indicador por­
que la carta que ha sido escogida para esta posición va a reflejar la si­
tuación, interna y externa, en la que se encuentra el consultante o la
consultante en el momento presente.

La POSICIÓN DOS se llama la Carta que Cruza, y describe esa


situación, interna y externa, que está creando conflicto y obstrucción
en el inmediato presente. Es aquello que al consultante se le «atra­
viesa» e indica la naturaleza aparente del problema. De todas formas,
la Carta que Cruza no tiene por qué tener necesariamente un signi­
ficado negativo, sino que simplemente representa la situación que
está generando el conflicto y suscitando cuestiones. De algún modo,
impide al Indicador que se exprese plenamente, y produce un blo­
queo en la vida.

La POSICIÓN TRES se llama la Carta que Corona. Salta a la


vista que la carta que aparece en esta posición describe la atmósfera y

CÓMO LEER LAS CARTAS ECHADAS 277


la situación que pende sobre el consultante en el inmediato presente.
w que está encima de algo es lo que aparece a primera vista; y por
eso la carta que aparece aquí refleja lo que está en la superficie yapa­
rece inmediatamente en la vida del consultante.

La POSICIÓN CUATRO se llama la Base del Problema. Esta


carta describe la situación interna y externa, el impulso, el instinto a
la aspiración que en realidad está debajo de la situación aparente­
mente superficial reflejada por la Carta que Corona. w que está en
la base es en realidad lo que está en la raíz de la psique y casi siempre
esta carta le llega al consultante como una sorpresa, que puede no ha­
berse dado cuenta de una motivación inconsciente que necesita ser
traída a la conciencia. No siempre realizamos actos o sentimos cosas
por los motivos que pensamos, y la carta que aparece en la base del
problema muchas veces va a echar abajo la razón aparentemente de
nuestras dudas a la hora de consultar las cartas.

La POSICIÓN CINCO se llama Influencias Pasadas. La carta


que aparece en esta posición describe la situación interna y ex­
terna que ahora está fuera de la vida del consultante. Esta situación
en el pasado había sido importante, y había representado tal vez una
esfera de valores que el consultante tuvo en alta estima; pero ahora
ha perdido su fuerza, y el consultante tiene que ser capaz de dejar
aquello que esta carta representa, sea lo que sea, antes de que los fu­
turos nuevos desarrollos puedan ser integrados en la vida de forma
creativa.

La POSICIÓN SEIS se llama Influencias Venideras. La carta que


aparece en esta posición describe la situación interna y externa
que está a punto de manifestarse en la vida del consultante. No se
trata de un pronóstico a largo plazo de un futuro desenlace, sino más
bien de una descripción de las corrientes en funcionamiento en el fu­
turo inmediato.

278 EL TAROT MITICO


La POSICIÓN SIETE se llama Donde Uno se Encuentra, y es
una especie de futura extensión de la Posición Uno, el Indicador. La
carta que aparece en esta posición, describe la actividad o el estado
interno de los asuntos en los que el consultante, o la consultante, se
va a encontrar pronto. Esta carta, como el indicador, describe una se­
rie de actitudes o cualidades internas, y casi siempre pretende repre­
sentar aquello que se necesita desarrollar y también aquello que pro­
bablemente se descubra.

La POSICIÓN OCHO se llama los Puntos de Vista de los De­


más, y describe la imagen que tienen de nuestra situación y de nos­
otros mismos los que nos rodean -los amigos y la familia-. La carta
que aparece en esta posición normalmente pretende indicar la clase
de respuesta a nuestra situación que podemos esperar de los demás,
y también lo que nosotros mismos hemos ido haciendo de manera
inconsciente para proyectar dicha imagen en el mundo externo. Ocu­
rre muchas veces que un individuo que está pasando por problemas
de alguna clase no recibe de sus amigos y de sus seres queridos la
comprensión y simpatía que cabria esperar de ellos, y la carta que está
en la Posición Ocho puede decirnos casi siempre el por qué, ya que
esta es la visión que la sociedad tiene de nosotros, y puede que sea
distinta a como nosotros vemos reflejada nuestra situación, aunque
lo hagamos honradamente.

La POSICIÓN NUEVE se llama Esperanzas y Temores. Ambas


cosas, las esperanzas y los temores, pueden ser descritas por una sola
carta, porque todas las cartas de la baraja del Tarot tienen una do­
ble cara.

La POSICIÓN DIEZ se llama el Desenlace Final. La palabra «fi­


nal» aquí puede inducir a error, ya que no hay nada que sea final del
todo, como hemos visto en el camino circular del loco; y la carta que
aparece en esta posición describe una situación que no va a durar
toda la vida, sino una situación que es la consecuencia natural de

CóMO LEER LAS CARTAS ECHADAS 279


aquello por lo que estamos pasando en el momento presente. Como
hemos dicho, el «desenlace final» puede cubrir un periodo de seis
meses aproximadamente.

Ahora podemos ver un par de ejemplos para analizar con más de­
talle cómo se deben leer las cartas.

280 EL TAROT MITIGO


Dos ejemplos
de cartas echadas

EL primer ejemplo que vamos a utilizar para leer las cartas es el de


una mujer de veintiocho años, que quería consultar las cartas sobre
problemas que tenía en su matrimonio y en su trabajo. Ella y su
marido llevaban siete años casados, pero aún no tenían hijos; vivían
en un piso de Londres y los dos trabajaban a tiempo pleno. Esta
mujer, que vamos a llamar Celia, era periodista de moda para una
popular revista femenina, mientras que su esposo trabajaba como
perito mercantil. Ambos estaban cansados de vivir en el piso de una
ciudad y habían estado hablando de la posibilidad de irse a vivir
al campo, en parte por el tedio de sus ocupaciones, y en parte por­
que parecía que su matrimonio había llegado a una situación de
estancamiento. Desde luego era necesario algún cambio; pero Ce­
lia estaba confusa y no sabía cómo hacerlo, porque, aunque su es­
poso habló de poner en marcha un negocio en el campo, ella no
veía claro qué tipo de trabajo podía hacer lejos de la bulliciosa ca­
pital a la que estaba acostumbrada y donde podía realizar su creati­
vidad.
Este es el fondo del cuadro de una persona que está en la prover­
bial encrucijada, que está confusa respecto a la dirección del futuro y
que está llena de ansiedad respecto al estado de su vida personal; sin
embargo, está dispuesta a confiar en el futuro si consigue encontrar
un sentido al camino que ha de tomar.
Celia escogió diez cartas que formaron el siguiente esquema:

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 281


282 EL TAROT MfTICO
LA JUSTICIA aparece como el Indicador y sugiere que ella ne­
cesita -y es el comienzo- sentarse y aclarar sus ideas, analizando su
problema de manera fría y racional. Como esta es una carta de los Ar­
canos .Mayores, que retrata la imagen inflexible de la diosa Atenea,
indica que hay que desarrollar esta capacidad porque la reflexión im­
parcial es importante no solamente para la situación inmediata, sino
como una cualidad que tal vez Celia no haya desarrollado demasiado
en el pasado y que ha aparecido ahora como algo muy necesario para
ella, algo que tiene que integrar en su carácter para el futuro. El he­
cho de que haya venido a consultar las cartas quiere decir que está a
punto de empezar este reflexión imparcial.

EL NUEVE DE BASTOS aparece en la Carta que Cruza y su­


giere que Celia ha tenido que enfrentarse a una serie constante de
conflictos y obstrucciones a sus esperanzas y deseos respecto al fu­
turo, y ahora está exhausta y no sabe si va a ser capaz de atravesar más
crisis para conseguir lo que ella considera una vida mejor. Sin em­
bargo, esta carta indica también que, en cuanto ella quiera intentarlo,
va a encontrar la fuerza necesaria para resistir la tormenta. Esta carta
retrata la nave de Jasón, Argo, realizando el dificil pasaje final entre
las Rocas Chocantes, antes de llegar sana y salva a casa; y aquí lo que
indica es que Celia tiene que pasar por una última lucha antes de en­
contrar lo que anda buscando.

EL OCHO DE COPAS aparece como la Carta que Corona y su­


giere que una sensación de frustración emocional le impide a Celia
ver con claridad sus posibilidades. El Ocho de Copas retrata a Psique
cuando pierde la esperanza de reconciliarse con Eros, y baja desespe­
rada al mundo subterráneo; y lo que indica aquí es que Celia pudo
haber llegado al matrimonio con muchas fantasías y expectativas, que
luego han demostrado ser invisibles, y ella está padeciendo todavía un
sentimiento de desilusión y desesperanza acerca del futuro de su re­
lación.

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 283


EL SOL aparece en la Base del Problema y simboliza el deseo ar­
diente de Celia de expresar su creatividad personal lo mismo que su
deseo de buscar un sentido a la vida. Deseo que actualmente está
frustrado, lo que puede ser el motivo por el cual ella se siente tan in­
satisfecha, y quizá sea también el motivo por el cual ha esperado
tanto de su marido y del matrimonio en el pasado. El Sol expresa
algo importante, esperanzador y optimista respecto al carácter de Ce­
lia más allá de la crisis actual: que ella necesita brillar por derecho pro­
pio, y ser reconocida como individuo creativo.

EL DIEZ DE PENTÁCULOS aparece en la posición de las in­


fluencias pasadas y sugiere que el apego de Celia a la seguridad ma­
terial se le tiene que permitir soltarse si ella encuentra una realización
real en el futuro. Esta carta retrata al artesano Dédalo, rico y triun­
fante, a la cabeza de una dinastía feliz a la que puede transmitir su ri­
queza. La satisfacción económica y la «respetabilidad» que esta ima­
gen retrata han sido muy importantes para Celia en el pasado, pero
puede que necesite aprender a dar menos importancia a estas cosas si
tiene que satisfacer su necesidad de expresión creativa personal.

EL REY DE COPAS aparece en la posición de las Influencias Ve­


nideras y sugiere que pronto se va a abrir un nuevo camino, o bien a
través de una persona ( tal vez un profesor o alguien que se dedique
a una profesión de tipo social), o por medio de una terapia. El espí­
ritu masculino de la propia Celia parece inclinarse hacia una serie de
inquietudes más introvertidas e internas. La presencia de una fi gura
en este puesto sugiere que en estos momentos hay una persona que
puede muy bien hacer de catalizador para el desarrollo de estos nue­
vos intereses; pero si una persona de estas características entra en la
vida de Celia, es por que ella misma se está moviendo hacia una se­
rie de inquietudes totalmente nuevas.

LA SOTA DE ESPADAS aparece en el puesto de Donde Uno se


Encuentra y sugiere que Celia puede encontrarse en un estado de

284 EL TAROT MÍTICO


ánimo agitado e irritable. Las Sotas de los Arcanos Menores indican
todas ellas los comienzos de una nueva cualidad o de un nuevo ca­
mino, y aquí, reflejada por la Sota de Espadas, está la cualidad del
intelecto en desarrollo; y Celia está empezando a cuestionarse con­
ceptos que antes había tenido ciegamente, y se está volviendo inte­
lectualmente inquieta, con necesidad de una nueva línea de estudio
o desarrollo. Por eso, en un principio puede ser pendenciera y estar
expuesta a las murmuraciones de los demás, los amigos y los seres
queridos que no pueden entender por qué ella está cambiando y se
sienten ofendidos por sus progresos en aquellas cosas en las que ellos
pueden haberse estancado. Ella puede estar a la defensiva y buscar ca­
morra porque aún no ha desarrollado la perspicacia y la seguridad ne­
cesarias para seguir cordialmente los nuevos valores que están sur­
giendo.

EL EMPERADOR aparece en los Puntos de Vista de los Demás


y sugiere que, para los demás, Celia es una persona triunfante, pode­
rosa y «en la cresta de la ola», por tanto, su insatisfacción puede que
no encuentre mucha simpatía entre sus allegados. Por fuera, parece
que lo tiene todo -un buen matrimonio, una buena casa, una acti­
vidad próspera, una posición, prestigio y poder-. Si ella se siente
frustrada y no se considera realizada, eso no lo saben los demás, que
ven una carta de los Arcanos Mayores que se identifica con el poder
y la posición en sociedad. La misma Celia puede que haya tratado in­
conscientemente de proyectar esta imagen, y puesto que Zeus, el
Emperador, es una imagen del padre arquetípico, puede que a su pa­
dre le guste que ella haya creado esta «persona» para los demás.

EL MUNDO aparece en el puesto de Esperanzas y Temores y su­


giere que Celia está siendo llevada por un impulso arquetípico de ple­
nitud, y quiere llegar a ser una persona completa. Ya no son las re­
compensas materiales lo que ella persigue, sino la sensación de
plenitud, ser una mujer que da todo de si a la vida. Sus ambiciones y
expectativas, por tanto, son muy altas, y brotan de una raíz profunda,

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 285


aunque no son necesariamente identificables en términos materiales.
El temor a ser una persona completa puede reflejar al mismo tiempo
la ansiedad de que semejante estado no deje sitio para su matrimo­
nio; porque una mujer que sabe expresar a la vez su lado masculino
y su lado femenino a menudo espanta a los hombres. Por eso, Celia
quiere absolutamente todo, pero al mismo tiempo tiene miedo.

LA TEMPLANZA aparece en el puesto del Desenlace Final y su -


giere que la dirección en la que Celia se está moviendo anuncia la po­
sibilidad de una relación equilibrada en la que hay un arreglo y un
intercambio sincero de sentimientos. Esta carta de los Arcanos Ma­
yores, que retrata a Iris, la diosa del arcoíris, indica que está a punto
de producirse un cambio importante en el alma de Celia, por medio
del cual su capacidad de funcionar en la relación va a tomar una ex -
presión más compasiva y humana, libre de muchas de las rígidas ex­
pectativas que son características del pasado y que han sido la causa
de muchos de los problemas que ha tenido con su marido. Por eso
una carta llena de esperanzas y de promesas resume el rumbo que
está tomando la vida de Celia.

286 EL TAROT MITIGO


El segundo ejemplo que vamos a utilizar para ilustrar la lectura de
las cartas es el de un hombre de cuarenta y cinco años, médico
de profesión, que ha dejado hace poco a su mujer y a sus hijos y ha
emigrado a Inglaterra desde Australia. Este hombre, al que vamos a
llamar Alan, se interesó por la medicina alternativa, y tenía intención
de practicar la acupuntura u homeopatía y ejercer en Londres utili­
zando sus conocimientos de medicina, tanto la ortodoxa como la al­
ternativa. El estaba confuso y aún bastante afectado por la separación
de su familia, aunque sentía a nivel profundo que había tomado la de­
cisión correcta; pero padecía unas depresiones malas y unos senti­
mientos de aflicción y soledad, aunque la separación fue amistosa y
recientemente otra mujer había entrado en su vida. Él quería saber si
estaba en la pista correcta profesionalmente, y también si sería capaz
de superar sus trastornos emocionales y dar una oportunidad a su
nueva relación.

Alan escogió diez cartas que formaron el siguiente esquema:

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 287


288 EL TAROT MÍTICO
EL AS DE PENTÁCULOS sugiere que Alan dispone de una gran
cantidad de energía, tanto en el mundo interno como en el mundo
externo porque acaba de hacer un esfuerzo por construir algo sólido
en su vida. Esta carta, puesto que indica recursos y posiblemente di­
nero que el individuo va a tener para un proyecto nuevo, es un buen
presagio para el deseo de Alan de escoger la rama de la medicina al­
ternativa, porque parece probable que vaya a encontrar soporte ma­
terial y personal. El As de Pentáculos, retratado por Poseidón, el po­
deroso dios-tierra, es un presagio esperanzador y afirmativo del
nuevo rumbo que Alan ha decidido tomar en su vida.

EL SIETE DE BASTOS sugiere que el problema que se observa


en Alan es el conflicto que inevitablemente va a tener con los enemi­
gos que tiene en su profesión. Esta es la carta de la «competencia su­
cia», retratada por Jasón luchando con el Rey Eetes por la posesión
del Vellocino de Oro. Esto indica que Alan tendrá que estar prepa­
rado para hacer frente a los conflictos que va a tener con sus compa­
ñeros, sea por que otros quieren tener el puesto que él tiene, sea por­
que podría enemistarse con los médicos más conservadores y más
cerrados a los nuevos métodos de curación. Este conflicto puede re­
flejar también una lucha interna de Alan entre su nueva visión intuitiva,
simbolizada por el valiente héroe Jasón, y el «viejo orden» conserva­
dor, simbolizado por el Rey Eetes, que tuvo el Vellocino primero. Por
tanto, Alan tendrá que estar preparado a recibir oposición desde den­
tro y desde fuera, porque este es el problema que «cruza» su deseo de
comenzar una nueva vida.

LA MUERTE aparece como la Carta que Corona y refleja el es­


tado de depresión e infelicidad en el que ahora se encuentra Alan.
Esta es una carta de los Arcanos Mayores, que sugiere que Alan está
experimentando una dimensión arquetípica de la vida -el luto que
llega cada vez que se cierra un capítulo de la vida y hay que dejar atrás
el pasado para ir desnudo e incierto hacia el futuro--. La presencia
de esta carta indica también que Alan pudiera no haber dedicado el

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 289


tiempo suficiente a llorar su pérdida. La separación de una familia no
es cosa fácil y, a pesar de que Alan siente que ha tomado la decisión
correcta, hay que guardar luto por el pasado.

LA REINA DE PENTÁCULOS indica la presencia en la vida de


Alan de una mujer, que de alguna manera podría ser un catalizador
para el nuevo rumbo que él quiere tomar. Su nueva relación ha com­
prometido a una mujer fuerte y económicamente independiente, di­
vorciada también, que estaba muy dispuesta a ofrecerle el soporte
emocional y los ánimos que él necesitaba en esta vulnerable etapa de
su vida. Ella podría representar también el desarrollo de una mayor
sensualidad dentro del mismo Alan.

EL CUATRO DE ESPADAS sugiere que Alan acaba de pasar por


un periodo de retiro y reflexión, y ha estado reuniendo fuerzas para
asumir los desafíos que tenía delante. Pero este periodo está pasando
ya, y pronto estará en condiciones de moverse hacia fuera, hacia la
vida.

EL REY DE COPAS sugiere lo mismo que para Celio, que Alan


está siendo conducido hacia el mundo interno de los sentimientos y
del alma, y que su interés por la medicina alternativa podría incluir
perfectamente alguna investigación de psicología profunda como
añadidura a los métodos curativos que él persigue. Un hombre puede
entrar en la vida de Alan como catalizador para ayudarle a desarrollar
sus inquietudes, tal vez un amigo que esté metido en esas cosas, o un
profesor o un terapeuta. Pero este hombre es también una imagen de
lo que el propio Alan está empezando a ser, ya que se está acercando
más a la realidad interna, habiendo dejado atrás no solamente su pa­
sado personal, sino también su apego a la medicina tradicional, que
es la curación del cuerpo sin el alma.

EL SOL sugiere que Alan posiblemente vaya a experimentar una


gran explosión de esperanza y optimismo, porque está empezando a

290 EL TAROT MfTICO


conectar con un principio arquetípico. Esta carta de los Arcanos Ma­
yores retrata a Apolo, que, entre sus otros atributos, era el dios de la
curación, y eso indica que Alan, al decidir explorar más en profundi­
dad el significado de la curación, entrará en contacto con la profunda
elasticidad y creatividad del espíritu humano, lo cual será fundamen­
tal no solamente para su futuro trabajo, sino también para su propia
curación.

EL COLGADO sugiere que, ante los ojos de los demás, Alan ha


hecho un gran sacrificio a cambio de un futuro desconocido e in­
cierto. Esta carta de los Arcanos Mayores, que retrata a Prometeo, el
que robó el fuego a los dioses para dárselo a los humanos, representa
la entrega de algo de valor, con la esperanza de algo mejor, más sig­
nificativo y más importante que podría llegar a tomar su lugar; pero
el futuro está lleno de incertidumbre, y es esta incertidumbre lo que
perciben los que rodean a Alan. Esto está muy en consonancia con la
experiencia que Alan tiene de sí mismo, aunque la posición de EL
SOL sugiere que él también tiene un convencimiento profundo del
significado del camino que ha emprendido, cosa que los que lo ro­
dean no podían ver o entender en un principio.

EL DOS DE PENTÁCULOS sugiere que Alan se propone des­


arrollar nuevas habilidades. Puede que pase un periodo de inestabili­
dad económica, en el que tendrá que hacer malabarismos con el
tiempo, la energía y los recursos para realizar todas sus tareas; y parece
ser que él tiene cierta ansiedad respecto a todo esto, ansiedad que está
reflejada por la inestabilidad de la carta en la posición de Temores y
Esperanzas. Pero esta carta de los Arcanos Menores no es una carta
de pérdida. Dédalo está retratado en su taller, al principio de su ca­
rrera, desarrollando sus habilidades e inventando nuevas herramientas.
Si Alan está dispuesto a someterse a un periodo de movimiento y de
cambio en su «status» y en su seguridad material, entonces es proba­
ble que encuentre que no está sufriendo en vano, sino que acabará te­
niendo una nueva serie de habilidades que le ayudarán en el futuro.

Dos EJEMPLOS DE CARTAS ECHADAS 291


EL CINCO DE BASTOS en la posición del desenlace final es una
carta de indecisión, y refleja la gran lucha de Jasón contra el dragón
para conseguir el Vellocino de Oro. Aquí, por lo visto, significa que
Alan puede estar reñido con la colectividad, que, puesto que su co­
lectividad es la de los médicos, muy probablemente se lo va a poner
dificil --como en general suele hacer con la medicina alternativa-.
El va a tener que acometer una dura lucha y la pregunta que tiene
que hacerse es la siguiente: ¿Estoy dispuesto a luchar? Si la respuesta
a esta cuestión es que sí, entonces deberíamos animar a Alan a con­
tinuar en su decisión, sabiendo que en la sociedad no lo va a tener fá­
cil durante algún tiempo.

292 EL TAROT MIT!CO


Conclusión

EN este capítulo hemos mostrado cómo las cartas del Tarot no refle­
jan solamente el rumbo de la vida de un individuo en el momento en
que consulta las cartas, sino también las motivaciones inconscientes
más profundas del pasado que han colaborado en la creación de la si­
tuación actual. Aunque todos nosotros somos personas que tenemos
una única personalidad y un único destino, las experiencias que la vida
nos ofrece no son infinitamente variadas en su esencia, sino tan solo
en su forma, porque siguen determinados módulos que son antiguos
y están inscritos en todos nosotros, y que forman parte del proceso de
nuestra vida como seres humanos. Estos esquemas han sido expresa­
dos desde tiempos inmemoriales en el lenguaje de los símbolos, en el
rico y hermoso tapiz de los mitos de muchas naciones y culturas, en
las imágenes religiosas que nos inspiran, y en los dibujos, también ri­
cos e inspiradores, de los grandes sistemas simbólicos como el Tarot.
Lejos de hacernos sentir como si únicamente repitiéramos a otros, el
conocimiento y la apreciación del camino de el Loco ofrece un senti­
miento de dignidad y da sentido a los retos más difíciles de la vida,
porque aprendemos que hay una belleza, un objetivo y un propósito
incluso en la oscuridad, en los acontecimientos más sórdidos y bana­
les de nuestra vida. Las imágenes míticas nos ponen en contacto con
el mundo ilimitado del subconsciente, que es la manera que tiene la
psicología moderna de describir lo que antaño --en tiempos menos
racionales y científicos- se entendía como la relación con lo divino.
Por eso las imágenes y el sentido del Tarot, que han sido expresa­
dos mejor a través de los antiguos mitos que les han dado vida, no

CONCLUSIÓN 293
son ni «sobrenaturales» ni «ocultos», sino profundamente humanos
y naturales, y todos podemos utilizarlos, si dedicamos tiempo a con­
templar y aprender.

Y vamos a terminar nuestra descripción del camino de el Loco con


estos versos del gran poeta T. S. Eliot:

Y el fin de todo nuestro investigar


será llegar al punto de partida
y conocer el sitio por primera vez.

294 EL TAROT MITIGO


Bibliografía

DouGLAS, Alfred: El Tarot, Penguin Books Ltd., Harmondsworth,


1972.
FRAZER, Sir James: La Rama Dorada, Macmillan, Londres, 1922.
GRAVES, Robert: La Mitología Griega, Penguin Books Lid., Harmonds­
worth, 1972.
-, La Diosa Blanca, Vintage Books, Nueva York, 1961.
JuNG, C. G.: ÚJs Arquetipos y el Subconsciente Colectivo, vol. 9, parte 1,
Routledge & Kegan Paul, Londres, 1959.
-, ÚJs Tipos Psicológicos, vol. 6, Routledge & Kegan Paul, Londres,
1971.
HuDSON, Paul: El Libro ilustrado del Diablo, Sphere Books, Londres,
1972.
PoLLACK, Rachel: L<Js Setenta y Ocho Peldaños de la Sabiduría, The
Aquarian Press Ltd., Wellingborough, Northants, 1980.
WAITE, A.: La Clave Pictórica del Tarot, Rider, Londres, 1971.
YATES, Frances: El Arte de la Memoria, Peregrine Books, Harmonds­
worth, 1969.
-, La Nueva Enciclopedia Larousse de Mitología, Hamlyn Publishing
Group, Londres, 1959.

BIBLIOGRAFÍA 295
Reconocimientos

LAS autoras agradecen a Barbara Levy la ayuda y el estímulo que les


prestó mientras trabajaban en este proyecto. Eddison/Sadd Editions
agradece la colaboración de las siguientes personas:

Director Editorial Ian Jackson.


Director Creativo Nick Eddison.
Impresora y Correctora de Pruebas Jocelyn Selson.
Diseñadora Amanda Barlow.
Producción Bob Towell.

RECONOCIMIENTOS 297

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