Está en la página 1de 165

A0140101~0~~

Javier Echeverría
t

Introducción
E
a la Metodología
de la Ciencia
La Filosofía de la Ciencia
en el siglo )0(

BARCANOVA
TEMAS UNIVERSITARIOS
)
)
)
)
)
)
ÍNDICE
)
)
)
Prólogo .................................................................................................. 1 )

1. El Círculo de Viena ................................................................... 7 )


1.1. Introducción .......................................................................... 7
1.2. La ciencia unificada .............................................. 10 )
1.3. El lenguaje fisicalista ........................................................... 12 )
1.4. El criterio empirista de significado ................................. 13
-)
1.5. Verificación ............................................................................ 16
1.6. Inducción y probabilidad .................................................... 19

2. La concepción heredada ......................................................... 23 )


2.1. Introducción .......................................................................... 23
2.2. Contexto de descubrimiento y contexto de justifi- )
cación ...................................................................................... 25 )
2.3. Versión inicial de la concepción heredada ................. 28 )
2.4. La axiomatización de teorías ........................................... 30
2.5. La distinción teórico/observacional ............................... )
34
2.6. Las reglas de correspondencia ......................................... 37 )
2.7. Modelos de una teoría científica ..................................... 44 )
2.8. Reducción y explicación científica ................................. 50
)
2.9. Críticos de la concepción heredada ............................... 59
2.9.1. Quine y Putnam sobre la distinción analítico/ )
sintético ..................................................................... 59 )
2.9.2. Toulmin y el instrumentalismo ........................... 63 )
2.9.3. Hanson y la observación científica ..................... 66
)
3. El falsacionismo popperiano ................................................. 75 )
3.1. Introducción ......................................................................... 75 )
3.2. Las teorías científicas ..................................................... 77
3.3. El problema de la inducción ........................................... 80
VIII Índice Índice
IX

3.4. La falsabilidad como criterio de demarcación ...... 83 7.3. Ciencia e ideología .................................................................. 224
3.5. Grados de corroboración de una teoría ........................ 86 7.3.1. El cientifismo ............................................................... 224
3.6. La tesis del tercer mundo .................................................... 91 7.3.2. La proletarización de la ciencia ............................ 229
3.7. El realismo crítico ................................................................... 94 7.4. Ciencia y política ......................................................................
234
3.8. La verosimilitud ....................................................................... 98
Apéndice. Consideraciones sobre una semiología de la
4. Paradigmas y revoluciones científicas ........................... 103 ciencia ....................................................................................
103 I. Introducción ............................................................................... 241
4.1. Introducción .............................................................................. 241
4.2. Los paradigmas científicos .................................................. 105 II. El Tractatus y La filosofía del atomismo lógico ...........
108 242
4.3. Ciencia normal y revoluciones científicas .................... III. La designación y las figuras de los hechos en las cien-
4.4. Las matrices disciplinarias .................................................. 113 cias formales y en las ciencias empíricas ......................
115 IV. Ensamblajes de signos ............................................................. 247
4.5. Inconmensurabilidad entre paradigmas ........................ 253
4.6. Filosofía de la ciencia e historia de la ciencia ........... 119 V. Propuestas para una semiología de la ciencia .............
259
5. Los programas de investigación científica .................... 123 Bibliografía sobre la filosofía general de la ciencia .................. 263
5.1. Introducción .............................................................................. 123 Bibliografía en castellano sobre filosofía de la ciencia ........... 295
5.2. El falsacionismo metodológico refinado ........................ 124
5.3. Los programas de investigación científica .................... 130 Índice de nombres propios y términos .......................................... 313
5.4. Heurística positiva y negativa .............................................. 134
5.5. Historia interna e historia externa ................................... 140
5.6. La filosofía de las matemáticas de Lakatos .................... 143

6. La concepción estructural de las teorías científicas 149


6.1. Introducción .............................................................................. 149
6.2. Suppes y la concepción no enunciativa ........................ 152
6.3. El problema de los términos teóricos ............................ 155
6.4. Estructura de las teorías científicas ................................. 164
6.5. Kuhn y la concepción estructural ..................................... 171
6.6. Redes teóricas y elementos teóricos ................................. 175
6.7. Reducción en la concepción estructural ...................... 183
6.8. Aplicaciones de la concepción estructural .................... 195
6.9. La concepción semántica .................................................... 198

7. Crítica de la ciencia ............................................................ 209


7.1. Introducción .............................................................................. 209
7.2. Feyerabend y el pluralismo metodológico .................... 212
7.2.1. Crítica del método científico ................................. 213
7.2.2. Todo vale ....................................................................... 216
7.2.3. Inconmensurabilidad ................................................ 218
7.2.4. Ciencia, arte y sociedad libre ................................. 221
PRÓLOGO

El predominio de la ciencia entre los seres humanos como modo


de conocimiento de la realidad manifiesta en el presente siglo su
máxima influencia. No sólo la naturaleza, sino también la sociedad
e incluso los propios individuos van siendo estudiados conforme al
método científico. Profundamente interrelacionada con la tecno-
logía, la ciencia no se limita a conocer el mundo: también lo trans-
forma. Las consecuencias de dicha actividad resultan hoy en día
evidentes.
Y, sin embargo, la noción misma de ciencia queda por definir.
Casi toda forma de saber reclama para sí el calificativo de científi-
ca, presuponiendo que ello es bueno, prestigioso y clarificador. Los
filósofos de la ciencia, sin embargo, no han conseguido ponerse de
acuerdo en lo que respecta al criterio de demarcación. El Círculo
de Viena, Popper y muchos otros han intentado, a lo largo del si-
glo xx, ya que no definir la ciencia, sí al menos establecer un
criterio que permitiera distinguir lo científico de lo que no lo es.
No cabe duda de que se ha progresado en el tratamiento de esta
cuestión. Pero, aun así, cada una de las propuestas ha podido ser
criticada y rectificada.
La versión tradicional, que encuentra sus orígenes en el racio-
nalismo del siglo XVII e incluso antes, caracteriza la ciencia por su
método. Se trata de una idea muy difundida. Los científicos, en
particular, usan la noción de método científico con convicción, casi
como si fuese equivalente o sinónima de la propia ciencia. Una
amplia tradición avala esta tesis. El método axiomático, el método
experimental, la inducción y la deducción, el análisis y la síntesis,
las conjeturas y las hipótesis, la formalización y la matematización,
el recurso a las reglas de inferencia lógica, el razonamiento proba-
bilístico y, en general, la fijación de una serie de reglas que deben
Prólogo Prólogo
2 3

seguirse en la investigación científica, muestran que el método otra parte, la ciencia es una actividad social y, en los últimos siglos,
científico posee un rico contenido, que ha dado lugar a importan- está fuertemente institucionalizada. Los medios de investigación
tes avances en el conocimiento de lo real. son costosos, sobre todo en las ciencias experimentales, y la cien-
La definición del método científico tropieza, sin embargo, con cia produce beneficios económicos, al igual que consecuencias
dificultades similares a las que plantea la delimitación de la noción sociales de todo tipo. Considerada tradicionalmente como factor
de ciencia. Hay métodos que valen, que son efectivos, que permi- de progreso, e incluso como uno de los más importantes, el presen-
ten el descubrimiento, cuando no la invención. Esto puede bastar te siglo ha puesto en tela de juicio esta aseveración, a la vista de
para el uso de la ciencia, pero no para reflexionar sobre ella. Otra algunos de los resultados que la ciencia, junto a su inseparable
forma de abordar el problema consiste en distinguirla de otras aliada, la tecnología, ha producido en los medios natural y social.
formas de saber, como la religión, el arte o la metafísica, basándose Ello sin tener en cuenta que hablar de la ciencia, pero no de las
en métodos que le sean propios. Mas, como veremos, la cuestión ciencias, y de la metodología científica, pero no de las
metodologías
sigue abierta. No basta con decir: la ciencia, para los científicos. Ni científicas, implica ya una opción unificadora que,• cuando menos,
siquiera América es para los americanos; porque, ¿quiénes son habrá de ser sometida a crítica y a eventual justificación.
éstos? 'Y sobre todo, ¿quiénes no lo son? Definir las fronteras de la El segundo volumen de la presente obra estará dedicado bási-
ciencia, aunque sea epistemológicamente, constituye una labor camente a estas cuestiones. Antes, sin embargo, ha parecido opor-
condenada al fracaso. También la topología es una ciencia, que tuno dedicar un volumen previo a los diversos debates teóricos, o
tiene como objeto de estudio, entre otras cuestiones, la propia metateóricos, que han tenido lugar entre epistemólogos, científi-
distinción interior/exterior/frontera. Si tuviera fronteras, la ciencia cos, historiadores y filósofos a lo largo de este siglo. La filosofía de
también podría tener temperatura, densidad o cualquier otro atri- la ciencia, a diferencia de la Wissenschaftstheorie del siglo xIx en
buto estudiado en una ciencia concreta que, metafóricamente, se Alemania, es un producto de nuestra época. Su nota distintiva
le atribuyese a la ciencia en su globalidad. estriba, quizás, en haber tratado de ligar directamente la reflexión
Tampoco es suficiente afirmar su infinitud, su ilimitación, su sobre la ciencia a la actividad concreta de los científicos. En este
apertura. Aparte de que la historia de la ciencia proporciona mu- sentido, para la filosofía de la ciencia, es incuestionable la impor-
chos contraejemplos de ello, y algunos muy actuales (no hay que tancia de la historia de la ciencia, incluida la actual. Pero teniendo
olvidar el renacimiento de la ciencia como saber secreto), postular siempre en cuenta que la actividad misma del historiador está
ese tipo de calificativos supone una actitud tan susceptible de cargada de teoría, por aludir a una expresión de moda en los
crítica como la tendencia demarcacionista. últimos años. No basta un acercamiento ingenuo a la ciencia;
De ahí que en la presente obra se opte por una opción mucho menos que a ninguna otra forma de saber. De ahí que, antes de
más modesta. Siendo su tema la metodología científica y su propó- tratar de los métodos e instrumentos científicos, haya parecido
sito general e introductorio, parece obligado aludir con cierto conveniente introducir diversas concepciones de la metodología
detalle a los métodos científicos efectivamente usados a lo largo de que, contrapuestas entre sí, ayuden al lector a aproximarse a la
la historia. Y no sólo a los métodos: también a los instrumentos. metodología y al instrumental científico con ánimo crítico. El
Suele olvidarse, en efecto, que la actividad científica conlleva la triunfo de la ciencia y la gloria de los científicos no deben impedir-
utilización de una serie de recursos (números, figuras, esquemas, nos analizar su actividad con tanto rigor, si ello fuera posible, como
tablas, algoritmos, instrumentos de medida, aparatos de laborato- el que ellos mismos aplican a sus objetos de estudio.
rio, medios de procesamiento, difusión y almacenamiento de cono- El presente volumen, con excepción del apéndice sobre una
cimientos, etc.) cuya materialidad y conformación ha de ser anali- semiología de la ciencia, en el que se proponen algunas tesis
zada, y en su caso explicada, en la medida en que el desarrollo de la propias, básicamente se pretende informativo y, a poder ser, episte-
ciencia y sus aplicaciones han ido parejas a la invención de todos mológicamente neutro. Intento fracasado a priori. La propia selec-
esos artefactos, cuyo uso competente caracteriza al científico. Por ción de los temas tratados (el Círculo de Viena, la concepción
Prólogo Prólogo
4 5
heredada, Popper y el falsacionismo, Kuhn, Lakatos, la concep- ha realizado en este siglo progresos considerables, aunque sólo sea
ción estructural, la concepción semántica y algunas de las diversas en el sentido de afinar sus instrumentos para la crítica y el análisis
críticas de la ciencia), así como la extensión relativa en el desarro- conceptual. En función de ello, se han preferido subrayar los
llo de la materia, implican ya una teoría, una concepción previa momentos y autores que más han contribuido a desmentir los
sobre lo que es más relevante en la filosofía actual de la ciencia. tópicos y los lugares comunes que, con demasiada frecuencia,
Y hay presupuestos, cómo no. Sin embargo, ello no impide que la siguen predominando en los discursos plausibles que hacen refe-
pretensión del autor haya sido, en primer lugar, exponer las distin- rencia a la ciencia. Si no se llega a delimitar lo que es la ciencia o el
tas epistemologías, abordadas desde sus propios planteamientos, método científico, sí se clarifican al menos algunas de las cosas que
teniendo en cuenta en segundo lugar las críticas a las que otros
no son científicas, conforme al viejo talante crítico de la filosofía.
autores las han sometido posteriormente, para terminar agrupán-
De esta manera, y aunque la lectura de los dos volúmenes de la
dolas en tendencias o líneas de pensamiento que hayan tenido una presente obra pueda hacerse perfectamente por separado, al estar
amplia repercusión internacional, desbordando los límites gremia- escritos desde perspectivas distintas, la reflexión epistemológi-
les y nacionales. Muchos filósofos de la ciencia relevantes no son ca previa permitirá afrontar la lectura de la parte dedicada pro-
tratados, acaso, con la debida atención. Y entre los seleccionados, piamente a los métodos e instrumentos científicos, basada en
muchas cuestiones importantes quedan sin abordar. Se ha preten-
ejemplos históricos procedentes de varias disciplinas, en mejores
dido huir de la excesiva especialización, tratando de componer un condiciones para una aproximación ponderada a la metodología
volumen que pueda servir a un público amplio y, sobre todo, científica, tal y como ésta ha sido efectivamente practicada.
interesado en la ciencia en general, además de en su propia ma- La génesis de esta obra reside en la prolongada actividad
teria. docente desarrollada por el autor desde 1978 en sus clases de
Se ha pretendido asimismo ofrecer una guía introductoria al metodología de la ciencia, para alumnos de primer curso de las
amplio campo de la epistemología de la ciencia, sin entrar en
secciones de filosofía, psicología y pedagogía de la Universidad del
filosofías particulares (de la física, de la matemática, de la biología,
País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. Si algún acierto hubiera,
de las ciencias sociales, de la tecnología), que serán abordadas en se debe sin duda a todos los estudiantes que han seguido esos
parte en el segundo volumen. Cada capítulo está precedido de una
cursos. Pero también a profesores que han colaborado con el
breve introducción a los temas que van a tratarse, así como de las departamento y han impartido junto conmigo esta docencia, como
referencias bibliográficas más directamente accesibles al público María Sol de Mora, Óscar González, María Albisu, Andrés Rivadu-
lector en lengua castellana. También la bibliografía general, que
lla, Yosu Yurramendi, Alfonso Martínez de Lizardui, Nicanor Ur-
aparece al final del libro, responde a los mismos criterios. Se súa, Jesús Ezquerro, Álvaro Moreno y Agustín Arrieta. Procedentes
ofrece, por una parte, una bibliografía básica sobre filosofía general
de la Universidad Complutense de Madrid, Mari Carmen Mataix y
de la ciencia, sin entrar en precedentes históricos anteriores al
Javier Ordóñez también aportaron su amplia experiencia en la
siglo xx y, por otra, una selección relativamente amplia de las
materia en la fase de creación de la facultad de Filosofía. Especial
obras existentes en castellano sobre estos temas, sean originales o elogio merece Andoni Ibarra, que además de esa labor docente se
traducciones. Se intenta así facilitar un primer acceso a un públi-
tomó el trabajo de leer todo el original e introducir valiosísimas
co no especializado. mejoras, sobre todo en el capítulo 6, referente a la concepción
Al cabo, esta obra ha sido pensada como un instrumento auxi- estructural. Miguel Sánchez Mazas, como director de departamen-
liar para la docencia, en los últimos niveles del bachillerato y en los
to, orientó en todo momento las líneas generales de la enseñanza
primeros de la universidad, pero sin presuponer unos conocimien- de la metodología en la facultad de Zorroaga, además de impulsar-
tos filosóficos o científicos previos. Huyendo de la trivialización, se me al estudio y a la investigación. Y en último lugar, porque fue el
pretende más bien señalar problemas epistemológicos que resol-
primero, quiero mostrar mi especial agradecimiento a Ramón
verlos. Aun así, se parte de la idea de que la filosofía de la ciencia
Valls, fundador de la facultad, con quien tuve el privilegio de
Prólogo
6

compartir la docencia de la metodología de la ciencia durante el


curso 1978-1979.
Y aunque pueda parecer egoísta decirlo, las críticas a que dé
lugar esta obra deben dirigirse a quien esto firma. Sólo así se
avanza en el pensamiento. 1. EL CÍRCULO DE VIENA
JAVIER ECHEVERRÍA
Febrero de 1988

1.1. Introducción

El Círculo de Viena se constituyó formalmente en 1922, en torno a


la cátedra de filosofía de las ciencias inductivas que había pasado
a ocupar Moritz Schlick. Al principio era un centro de reunión y
debate, pero a partir de 1929, tras la publicación de su primer
manifiesto teórico (obra de Carnap, Neurath y Hahn), adquirió
consistencia como una escuela con concepciones propias sobre la
ciencia.
Suele atribuirse al Círculo, si no la fundación, el primer impul-
so a las investigaciones y estudios sobre filosofía de la ciencia. Sin
embargo, sus tesis básicas provienen de la combinación en un
programa articulado de posturas que ya habían mantenido previa-
mente otros autores, precedentes de lo que Blumberg y Feigl
llamaron en 1931 positivismo lógico. Aunque tenga a Hume y a
Comte como predecesores lejanos, el Círculo de Viena es una
escuela netamente alemana en su origen. Tras la crítica del mate-
rialismo mecanicista por parte del neokantismo de Helmholtz y
Hermann Cohen con su escuela de Marburgo, el fisico Ernst Mach
derivó hacia un neopositivismo que negaba todo tipo de elementos
a priori en las ciencias empíricas. Paralelamente, la física teórica
iba a dar un giro fundamental con la aparición de la teoría einstei-
niana de la relatividad y de la mecánica cuántica, cambios que
tuvieron una influencia enorme en los neopositivistas. La inciden-
cia del convencionalismo de Poincaré y Duhem también se dejó
sentir en el Círculo de Viena, al igual que la creación de la lógica
matemática, perfectamente configurada a partir de la publicación
de los Principia Mathematica por Russell y Whitehead en 1905.
Introducción
El Círculo de Viena 9
8

Ya en 1907, el economista Neurath había fundado un grupo de Praga, que tuvo continuidad en las reuniones de Kónigsberg, Co-
penhague, otra vez Praga, París y Cambridge.
trabajo con el matemático Hahn y el fisico Frank, que se ocupaba
En 1930 salió la revista Erkenntnis, bajo la dirección de Carnap
de filosofía de la ciencia, término netamente opuesto en Alemania
y de Reichenbach. Asimismo se publicaron una serie de monogra-
a la Naturphilosophie, en la medida en que rechazaba la especula-
ción metafísica sobre las ciencias de la naturaleza, y propugnaba el fías bajo el lema «Ciencia unificada», y se logró llegar a la fase de
contacto directo de los filósofos con los científicos. En este sentido, máxima actividad en la primera mitad de la década de los treinta.
Pero el ascenso del nazismo, junto a las diversas vicisitudes perso-
la publicación del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein
en 1921, con su célebre tesis según la cual «el mundo es la totali- nales de miembros relevantes del Círculo (Carnap y Frank pasaron
dad de los hechos, no de las cosas»,' reforzó notablemente las ideas a ser catedráticos en Praga, Feigl se trasladó a Iowa, y Hahn murió
neopositivistas, máxime por cuanto Wittgenstein ofrecía un enlace en 1934), señalaron el principio del fin del Círculo de Viena. La
perfectamente adecuado entre la tradición empirista y la nueva condición de 'judíos de muchos de sus miembros contribuyó en
lógica matemática: Schróder y Hilbert, junto con la Escuela de buena medida a que comenzasen a pensar en salir de los países de
Varsovia, que agrupaba a importantes lógicos polacos, pasaron a habla alemana, y así Carnap se estableció en Chicago en 1936, y
ser referencias obligadas desde la misma constitución del Círculo. Neurath marchó a Holanda tras el asesinato de Moritz Schlick en
Sus miembros fueron en su mayor parte personas con forma- 1938, a manos de un perturbado. Neurath trató de continuar la
publicación de Erkenntnis en La Haya, bajo el título de
ción científica: Karl Menger, Hans Hahn, Philipp Frank e incluso The Journal
of Unified Science, y Carnap sacó a la luz en los Estados Unidos la
Kurt Gódel asistían regularmente a las sesiones, junto con Schlick,
Carnap, Neurath, Feigl, Kraft, Waismann y otros muchos. Momento International Enciclopedy for the Unified Science. Finalmente, el
Der logische Aufbau der propio Feigl hubo de huir a los EE.UU., y el nazismo disolvió los
importante fue la publicación en 1923 de
por Carnap, así como las explicaciones de éste a los miembros grupos de Berlín y de Varsovia, con lo cual el Círculo de Viena dejó
Welt de existir como tal.
del Círculo sobre el contenido de dicha obra a partir de 1925. La
distinción de Russell entre hechos atómicos y moleculares,' con la Esto no significa que su influencia decayera. Muy al contrario.
paralela distinción entre proposiciones atómicas y moleculares, La emigración de varios de sus miembros a los Estados Unidos y a
permitía aplicar el aparato de la lógica de enunciados a las ciencias otros países, prestigiados por la aureola de perseguidos por el
con contenido empírico. Por este motivo pasó a ser habitual la nazismo, permitió una rápida internacionalización de sus teorías,
junto principalmente en los países y universidades anglosajones. Ello dio
denominación empirismo lógico o, incluso, atomismo lógico,
empirismo consistente. En 1926 lugar, si se quiere, a una segunda fase del empirismo lógico. Aquí
a otras como empirismo científico o
surge la Sociedad de Ernst Mach, formada por este mismo grupo adoptaremos el criterio de distinguir estas dos etapas, tanto por
de pensadores, los cuales a partir del Manifiesto de 1929 pasan motivos históricos como por las diferencias entre las posturas del
a denominarse definitivamente Círculo de Viena. Con ellos vino a Círculo de Viena propiamente dicho y de lo que más tarde se ha
venido en llamar concepción heredada.
confluir la Escuela de Berlín, formada en torno a Hans Reichen-
bach, y que contó con figuras como Richard von Mises y posterior- Para leer los principales escritos de los miembros del Círculo
mente Carl Hempel. También el conductismo norteamericano, por de Viena hay que remitirse a las publicaciones ya señaladas: Er-
lo que se refiere a la psicología, acabó coincidiendo con las postu- kenntnis, Journal of Unified Science, International Enciclopedy for
the Unified Science. En lengua castellana la recopilación más acce-
ras básicas del Círculo, motivo por el cual en 1929 ya estaba en
condiciones de organizar su primer congreso internacional en sible es sin duda la de Ayer,' aunque también Kraft4 y Weinberg5

3. A. J. AYER (comp.), El positivismo lógico (


1. L. WITTGENSTEIN,Tractatus..., § 1.1, p. 35 de la traducción castellana. 4. V. KRAFT, El Círculo de Viena (
México, FCE, 1965).
p. 278 del volumen Lógica y Madrid, Taurus, 1966).
2. B. RUSSELL, La filosofía del atomismo lógico, 5. J. R. WEINBERG, Examen del positivismo lógico
(Madrid, Aguilar, 1959).
conocimiento, traducción de J. Muguerza.
El Círculo de Viena La ciencia unificada
10 11

escribieron obras expositivas accesibles sobre las tesis y la evolu- dos grandes modelos a los que debe tender toda forma de discurso
ción del Círculo. También hay traducidas varias obras de Carnap, científico. El programa positivista de Comte en el siglo xix debía
así como algunas de Reichenbach y de Brigdman (véase la biblio- ser culminado, convirtiendo la biología, la psicología y la sociolo-
grafía). gía en ciencias positivas. En la convocatoria de la Preconferencia
Entre los estudios sobre el positivismo lógico que no son de Praga, en 1934, cuyo objeto era preparar el Primer Congreso
traducciones, conviene consultar el ensayo de Pascual Casañ Mu- Internacional sobre Ciencia Unificada, este objetivo se señala como
ñoz titulado Corrientes actuales de filosofía de la ciencia: I. Positi- general para todas las ciencias:
vismo lógico, aparecido en 1984.
Hay que tratar sobre los fundamentos lógicos de todos los ámbitos
científicos, y no sólo de la matemática y de la física.8

El tema del que iba a ocuparse inicialmente era «Filosofía


1.2. La ciencia unificada científica», pero se modificó: «Congreso para la Unidad de las
Ciencias». Se convocaba a científicos de diversas disciplinas para
reflexionar sobre la unidad de la ciencia y sobre la manera de
El proyecto institucional —y también teórico— común a casi todos lograrla: los problemas lógico-sintácticos, los de la inducción y la
los miembros del Círculo de Viena es la elaboración de la Enciclo- probabilidad, las aplicaciones de la lógica a otras disciplinas, la
pedia para la ciencia unificada. Dentro de la tradición de Mach, sociología científica y la historia de la ciencia eran señalados expre-
Avenarius, etc., sus posturas son netamente contrarias a la metafísi- samente como ámbitos de trabajo del Congreso. Pero, de hecho, la
ca, y muy particularmente a tendencias como las de Hegel o historió de la ciencia fue muy poco investigada por el Círculo de
Heidegger. Carnap escribió el célebre artículo «La superación de la Viena, que abundó, en cambio, en trabajos sobre biología, psicolo-
6
metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje», afirmando gía y semiótica, entendidas desde un punto de vista conductista.
el análisis lógico ha conducido al
que «en el campo de la metafísica, Entre las distintas tendencias existentes dentro del Círculo en
resultado negativo de que las pretendidas proposiciones de dicho relación con dicha unificación de la ciencia, acabó imponiéndose
campo carecen totalmente de sentido»? Los textos metafísicos el fisicalismo, formulado por Otto Neurath, y aceptado finalmente
clásicos están constituidos por pseudoproposiciones, totalmente por Carnap, cuyo estricto empirismo e inductivismo le había acer-
estériles desde el punto de vista del conocimiento científico. Según cado en un principio9 al solipsismo. El fisicalismo se interesa por
Carnap, en esas obras se encuentran dos tipos de pseudoproposi- los enunciados observacionales, que serian la base de cada una de
ciones: unas porque contienen palabras a las que con criterio las ciencias positivas. Al comparar la forma lógica de dichos enun-
erróneo se supone un significado, y otras que están mal construidas ciados (por ejemplo, Karl observa y la máquina fotográfica saca
sintácticamente. Lo que luego ha llamado Hempel criterio empiris- fotos) se comprueba que es la misma: la unificación de la ciencia
ta de significado, así como la inadecuación de la forma de las debe llevarse a cabo reduciendo todas las proposiciones observa-
proposiciones filosóficas a las prescripciones de la lógica matemá- cionales a lenguaje fisicalista, con lo cual se mostraría que existe
tica, permitieron al positivismo lógico aplicar radicalmente la na- un núcleo común a todas las ciencias positivas. La reducción a
vaja de Ockham, descartando del pensamiento científico numero- lenguaje fisicalista es, pues, el medio de llevar a cabo el programa
sos conceptos y trabajos llevados a cabo por la filosofía especulativa. para la unificación de la ciencia, y para ello hay que partir siempre
El proyecto del Círculo estriba en conformar una filosofía de enunciados empíricos, y preferentemente observacionales.
científica. Las matemáticas (y la lógica), así como la física, son los
8. Erkenntnis, 5 (1935), p. 1.
pp. 66-87. 9. Sobre todo en su Der logische Aufbau des Welt
6. R. CARNAP, en A. J. AYER, El positivismo lógico, 1928). (Berlín, Welkreis-Verlag,
7. Id., ibíd., p. 66.
El Círculo de Viena El criterio empirista de significado 13
12

1.3. El lenguaje fisicalista «Protocolo de Otto a las 3.17: {la forma lingüística del pensamiento
de Otto»12a las 3.16 era: (a las 3.15 había en el cuarto una mesa percibida por
Otto)'} .
Carnap defendió en un primer momento la reducción de los con-
ceptos sociales, culturales e históricos a los conceptos del psiquis- Todavía estamos, sin embargo, en un lenguaje fisicalista trivial.
El len áíaj'é`-filealista altamente científico, que estaría completa-
mo propio, mediante reducciones sucesivas: tanto los conceptos
mente dépuradb .& elementos metafísicos, exigiría que cada uno
ajenos como los propios debían ser reducidos primero a concep-
tos físicos, y luego a conceptos psíquicos propios. Los fenómenos de los térmirid' Presedés en dicha proposición (por ejemplo,
del psiquismo individual, en la medida en que traducen hechos 'Otto') fuese sustituiddj51:11:un sistemá'de determinaciones fisicalis-
físicos, fundamentarían desde el punto de vista epistemológico la tás, por ejemplo definiendo la pos'ici'ón del - nombre 'Otto' en reía
Ción 'a otros nombres propios: 'Enrique', etc. Pero en una
reducción del conocimiento de las distintas ciencias a una misma
pi-olosiCi&ri protocolar del' re—nguaje fisicalista trivial, es esencial
ciencia unificada. Pero esta posición fenomenalista de Carnap en-
contró oposición, por no garantizar suficientemente la intersubjeti- que aparéca alkúnilinbre própio, con lo cual se trata de conser-
var el' caráCtera41¿rVaCiónal de dicha proposición.
vidad del conocimiento científico. De ahí que el fisicalismo, que se .
Las, leyes, cientmcas y,• en general, los enunciados utilizados
basaba directamente en proposiciones expresadas en lenguaje ob-
servacional, y con la misma forma lógica para todas las ciencias por los científicos„súrgirían a partir de las proposiciones protoco-
empíricas, acabara imponiéndose. Tal y como afirma el propio lares por vía inductiva. Esta es otra de las características principa-
les, desde el punto de vista metodológico, del Círculo de Viena, así
Carnap en 1932,
como de la Escuela de Berlín: las ciencias empíricas están basadas
en la inducción.
el lenguaje fisicalista es un lenguaje universal, esto es, un lenguaje al cual Por supuesto, las proposiciones protocolares no pueden con-
puede traducirse cualquier proposición» tradecirse; Neurath precisa que, en estos casos, también es posible
eliminar proposiciones protocolares, por su forma, del sistema
Dicho lenguaje fisicalista tiene como elemento característico y científico. En este sentido, las proposiciones protocolares requie-
constitutivo las proposiciones protocolares, las cuales fueron estu- ren verificación, y están regidas por el criterio empirista de signi-
diadas por Otto Neurath en su conocido artículo titulado, precisa- ficado.
mente, «Proposiciones protocolares»."
Según Neurath, la ciencia unificada consta de proposiciones
protocolares y de proposiciones no protocolares; en todo caso,
unas y otras son proposiciones fácticas. Las primeras no son las 1.4. El criterio empirista de significado
proposiciones primarias (por ejemplo, para el sujeto individual),
como a veces tendió a pensar Carnap, sino que son discernibles por
su forma lingüística: El Círculo de Viena distinguió la ciencia de la metafísica basándose
en un criterio epistemológico de significatividad cognoscitiva. En-
Por ejemplo, una proposición protocolar completa podría decir: tre la multiplicidad de enunciados posibles, hay dos tipos propia-
mente científicos: las proposiciones analíticas o contradictorias y
las que pueden ser confirmadas por la experiencia. Las primeras
recogen los enunciados de las matemáticas, de la lógica y, en
AYER, El positivis-
10. R. CARNAP, Psicología en lenguaje fisicalista», en A. J.
mo lógico, p. 171.
pp. 205-214. 12. En A. J. AYER, El positivismo lógico, p. 208.
11. En A. J. AYER, El positivismo lógico,
El Círculo de Viena El criterio empirista de significado 15
14

general, de las ciencias formales. El positivismo lógico considera Pero, aun así, el criterio de significación empírica seguía pre-
todas estas ciencias no empíricas o, si se quiere, estrictamente sentando problemas. El principal de ellos estribaba en que los
sintácticas. En cuanto a las ciencias que poseen un contenido enunciados universales en general, y más concretamente las leyes
empírico, todos y cada uno de sus enunciados han de ser confirma- científicas, quedaban excluidos del edificio de la ciencia. Un enun-
bles, al menos en principio, por la experiencia. ciado del tipo
La verificabilidad pasa a ser, por tanto, el criterio para distin-
guir la ciencia de otros tipos de saber. Pero, a su vez, este criterio «todos los cisnes son blancos»
de significación empírica ha sufrido algunas modificaciones. Tal y
como afirma Hempel en su artículo «Problemas y cambios en el no puede ser inferido necesariamente a partir de un número finito
criterio empirista de significado»" el Círculo de Viena exigía al de observaciones. Surge aquí el llamado problema de la inducción,
principio que dicha verificación fuese completa y por medio de la ya señalado por Hume, pero que en el siglo xx va a ser ampliamen-
observación: te discutido a partir de las argumentaciones de Popper.
Aparte de otros problemas ligados a las peculiaridades de la
Una oración S tiene significado empírico si y sólo si es posible indicar
tabla de valores de verdad del condicional lógico, Hempel señaló
un conjunto finito de oraciones de observación 0,, 02, ... O,,, tales que, si una nueva dificultad: de acuerdo con el criterio empirista de signi-
son verdaderas, S es necesariamente verdadera también." ficado, una oración existencial («existe un cisne blanco») es plena-
mente verificable, desde el punto de vista observacional, pero su
Al depender dicho criterio de las propiedades del condicional negación no, por ser universal; ello plantea una importante dificul-
lógico, hubo que matizarlo, dado que toda proposición analítica tad lógica, pues algunos enunciados serían admisibles mientras que
sería inferible a partir de un conjunto finito de oraciones cuales- su negación no, siendo así que, desde tiempos de Aristóteles, está
quiera; y asimismo oraciones observacionales contradictorias entre plenamente admitido que si un enunciado pertenece a un determi-
sí nos permitirían inferir correctamente cualquier proposición, nado dominio científico, su negación también tiene sentido en él,
que de esta manera tendría significación empírica. Para evitar estas independientemente de que sea verdadera o no.
consecuencias inadecuadas de la primera formulación del criterio, El debate que surgió en torno a estas cuestiones fue muy
hubo que excluir de la significatividad empírica los enunciados amplio, y no se trata aquí de desarrollarlo." Hempel, por ejemplo,
analíticos, así como exigir que el conjunto de proposiciones obser- consideró que «mientras nos esforcemos por establecer un criterio
vacionales 0„ fuese consistente. de verificabilidad para las oraciones individuales de un lenguaje
Esto produjo dos consecuencias importantes: por una parte, natural, en términos de sus relaciones lógicas con las oraciones
las ciencias formales quedaron radicalmente escindidas de lo que observacionales, el resultado será demasiado restrictivo o demasia-
Carnap llamó ciencias reales (Realwissenschaften), y por otra, las do amplio, o ambas cosas»." Algunos autores, como Carnap, inten-
ciencias empíricas debían satisfacer determinados requisitos lógi- taron resolver la cuestión tratando a fondo el problema de la
cos en sus inferencias, y en particular debían de adaptarse a las inducción y, en particular, la lógica probabilitaria.'7 Otros prefirie-
formalizaciones derivadas de la lógica matemática entonces vigen- ron distinguir en la estructura de una teoría aspectos distintos de
te. El modelo de una ciencia será aquel que ha podido ser axiomati- los estrictamente lógicos, suscitando la cuestión de los términos
zado, total o parcialmente, y que funciona en su razonamiento en teóricos, los términos observacionales y las reglas de correspon-
virtud de reglas de derivación adaptadas a los preceptos de la meta-
lógica. 15. Véase por ejemplo A. RIVADULLA, Filosofía actual de la ciencia
(Madrid,
Editora Nacional, 1984), donde se estudian detalladamente estas cuestiones.
16. A. J. AYER, El positivismo lógico, p. 123.
13. En A. J. AYER, El positivismo lógico, pp. 115-136. 17. Véase, más adelante, 1.6.
14. lbíd., p. 118.
El Círculo de Viena Verificación
16 17

dencia." Pero sobre todo la crítica de Popper a la verificabilidad Los enunciados generales, las leyes científicas y, muy en parti-
como criterio de significación empírica tuvo un impacto enorme, cular las teorías, no pueden ser verificadas directamente, confron-
haciendo que estas posturas iniciales del Círculo de Viena fueran tándolas con la empiria. Lo que sí puede hacerse es extraer las
consideradas como un empirismo excesivamente ingenuo. Vere- consecuencias lógicas concretas de una ley o de una teoría y
mos todas estas cuestiones más adelante. comprobar que, efectivamente, la experiencia ratifica dichos resul-
tados. Este procedimiento de verificación, que en realidad nunca
es total respecto de la ley o de la teoría, ya que siempre hay otras
consecuencias que todavía no han sido verificadas, reviste particu-
1.5. Verificación lar importancia en el caso de las predicciones. Para el Círculo de
Viena, y posteriormente para otros muchos filósofos de la ciencia,
lo esencial del saber científico es su capacidad de predecir exacta-
Las expresiones y fórmulas de la lógica y de las matemáticas no han mente fenómenos fisiconaturales. Al ser verificada la corrección de
de verificarse, por ser analíticas. Pero el resto de los enunciados una determinada predicción, las teorías y las leyes, si no verifica-
científicos ha de ser comprobable en la realidad, y a poder ser por das, quedan al menos confirmadas, aunque sea parcialmente. El
observación. astrónomo Leverrier, por ejemplo, predijo la existencia de un octa-
Wittgenstein estableció en el Tractatus una dependencia lógica vo planeta en el sistema solar, Neptuno, como una consecuencia
entre los enunciados científicos y las proposiciones elementales que se derivaba lógicamente de la mecánica newtoniana. Años
(cuyo equivalente en el Círculo de Viena son las protocolares): después, el 23 de septiembre de 1846, otro astrónomo, J. G. Galle,
comprobó por observación que, efectivamente, el planeta predicho
La proposición es una función de verdad de la proposición elemen- existía. Y otro tanto sucedió ulteriormente con Plutón. Para el
ta1.19 empirismo lógico, estos logros son paradigmáticos de lo que debe-
ría ser la metodología científica. No puede decirse que la teoría
Pero este criterio se reveló excesivamente estricto: no es posi- haya quedado totalmente verificada, pero sí tiene lugar una confir-
ble inferir los enunciados generales a partir de los atómicos. Y mación objetiva de dicha teoría. Consecuentemente, una determi-
desde el punto de vista de la metodología de la ciencia, las leyes nada ley universal, o teoría, ha de reducirse por la vía de la
científicas, que son proposiciones cuantificadas universalmente, inferencia lógica a sus consecuencias empíricas concretas y deter-
constituyen componentes fundamentales en una teoría científica. minadas: una vez llevada a cabo esta labor, propiamente deductiva
El Círculo de Viena osciló entre la verificación y la simple (y común a las ciencias formales), tiene lugar lo más propio de las
confirmación de dichos enunciados. En su primera época, aún ciencias empíricas: la confrontación de dichas predicciones con la
creía en la posibilidad de una verificación concluyente de los experiencia, que puede confirmar o no lo previsto. La verificabilidad
enunciados científicos, a partir de las proposiciones elementales. experimental de sus predicciones caracterizaría a la ciencia frente
Pero posteriormente fue derivando hacia tesis menos estrictas, aun a otros tipos de saber humano.
afirmando, como sucede con Schlick, ° que el último paso de
2
Verificar, al decir de Kraft» es «comprobar la conformidad de
verificación ha de consistir en observaciones o en percepciones un hecho predicho con uno observado». Una teoría científica posee
de los sentidos. contenido empírico porque es capaz de predecir hechos concretos
y perceptibles; es aceptable en la medida en que sus predicciones
hayan sido confirmadas empíricamente.
18. Véase, más adelante, 2.6.
19. Tractatus..., § 5, p. 113 de la traducción castellana. 45
20. M. SCHLICK, «Meaning and Verification», en Philosophical Review,
21. V. KRAFT, El Círculo de Viena, p. 137.
(1936), pp. 337-369.
El Círculo de Viena Inducción y probabilidad
18 19

Ahora bien, estudios ulteriores han mostrado que los procedi- desde los defensores de otro tipo de teorías sobre la verdad científi-
mientos de verificación no son metodológicamente tan inocuos ca, como la teoría de la coherencia o la concepción pragmatista de
como se supuso en el Círculo de Viena. Sucede con frecuencia, por la verdad. Todo lo cual dio lugar a diversas modificaciones
ejemplo, que los aparatos de observación y de medición presupon- de dicha noción de verificación.
gan por su propia construcción algunas otras teorías científicas, e Una de las distinciones que, en etapas ulteriores, fue general-
incluso la teoría misma que se trata de verificar, con lo cual se mente aceptada por los miembros del Círculo es la que diferencia
incurriría en cierto círculo vicioso, desde el punto de vista metodo- verificación y verificabilidad. Una proposición es verificable cuan-
lógico, en los procesos de verificación empírica. Los términos do, al menos en principio, es posible llevar a cabo experimentos y
teóricos (por ejemplo, masa, electrón, etc.) sólo son traducibles a observaciones empíricas concordes con lo dicho en la proposición.
términos directamente observacionales por medio de una serie de En cada momento, no todas las proposiciones empíricas han sido
artilugios científicos que genéricamente suelen denominarse re- efectivamente verificadas, pero sí lo han sido algunas, y las demás
glas de correspondencia. Posteriormente" habremos de ocuparnos son verificables en principio. Esta corrección, muy importante,
de esta cuestión, que desborda el marco epistemológico del Círcu- matizaba el criterio de cientificidad inicial.
lo de Viena, pero que supuso una fuerte objeción a sus postulados Schlick habló de una comprobabilidad en principio, mientras
observacionales como criterios de verificación empírica. que Carnap prefería el término de verificabilidad en principio.
Aunque basándose en otras argumentaciones, ya en el propio Asimismo Ayer" introdujo otro matiz, al distinguir entre verificabi-
Círculo de Viena surgieron objeciones al criterio wittgensteiniano lidad en sentido fuerte, cuando una proposición puede quedar
de verificación concluyente (por derivación lógica a partir de pro- establecida concluyentemente por medio de la experiencia, y veri-
posiciones elementales) e incluso contra la propia noción de verifi- ficabilidad en sentido débil, cuando la experiencia sólo permite
cación. Neurath y Hempel, por ejemplo, afirmaron que las proposi- determinar que esa proposición es probable en un grado lo sufi-
ciones sólo pueden ser confrontadas con otras proposiciones, y no cientemente elevado. Surge así un nuevo concepto de verificación,
con hechos: de ahí su insistencia en la delimitación de los enuncia- cuyos orígenes están en Reichenbach y en el propio Carnap: el
dos protocolares como base empírica de una determinada teoría. probabilístico, ligado a las investigaciones que se llevaron a cabo
La cuestión de la verificación y de la confirmación, por otra en esta época sobre lógica inductiva y lógica probabilitaria.
parte, está ligada a un tema fundamental para la filosofia de la
lógica: la teoría de la verdad. La concepción clásica de la verdad,
presente ya en Parménides, pero formulada de manera explícita 1.6. Inducción y probabilidad
por Aristóteles, la conceptuaba como una adecuación entre el decir
y el ser: decir las cosas como son era sinónimo de discurso ver-
dadero. El empirismo lógico renunció a la categoría de ser, así Tal y como ha mostrado Rivadulla,24 las tesis de Carnap fueron
como a la de cosa, por metafísicas, sustituyéndolas por la de he- evolucionando,- desde sus posiciones verificacionistas iniciales ha-
chos; pero desde el punto de vista de la concepción de la verdad, cia una afirmación de la confirmación progresiva, e incluso de un
siguió adherido al criterio clásico de la adequatio o corresponden- grado de confirmación de los enunciados empíricos. En 1936 ya
cia entre proposiciones y hechos. Los enunciados científicos pue- admitía la confirmabilidad como criterio, y a partir de 1949 va a
den ser verificados en la medida en que se correspondan a los desarrollar su teoría del grado de confirmación, que enlazará el
hechos observados o, si se prefiere, las observaciones empíricas empirismo inicial del Círculo de Viena con la lógica probabilitaria.
han de concordar con las predicciones realizadas por los científi-
cos. El criterio de verificación sufrió, por tanto, nuevos embates 23. A. J. AYER, Lenguaje, verdad y lógica
página 41. (Barcelona, Martínez Roca, 1971),

22. Véase, más adelante, 2.6. 24. A. RIVADULLA, Filosofía actual de la ciencia, cap. III.
1

20 El Círculo de Viena Inducción y probabilidad


21

La confirmación de un enunciado, según Carnap, es estricta- confirmación de una determinada hipótesis. Entretanto, y desde
mente lógica: los datos observacionales han de ser confrontados otras posturas, se hacían críticas de principio a las tesis del Círculo
lógicamente con las consecuencias que se derivan de una determi- de Viena y de sus epígonos. Así sucedió, en particular, con Popper,
nada ley o teoría. Si en un momento dado disponemos de una serie quien va a orientar la metodología científica en un sentido muy dis-
de datos, oi, obtenidos por observación, y de una serie de hipótesis tinto.
explicativas de esos datos, hemos de determinar la probabilidad
h.
de cada una de las hipótesis con respecto a las observaciones con
que se cuenta en un momento dado. La comparación entre las
probabilidades respectivas, que definen el grado de confirmación
de cada hipótesis, nos permite elegir como hipótesis confirmada
aquella que, para unos determinados datos observados, posee ma-
yor grado de probabilidad. Considerar como admisible una hipóte-
sis, y como descartable otra, es una decisión estrictamente lógica;
pero en dependencia de una lógica probabilitaria, que no lleva a
elegir la hipótesis verificada o totalmente comprobada, sino aque-
lla que, en relación con las demás y con los datos observacionales,
tiene un mayor grado de probabilidad.
Surge así el concepto de grado de confirmación de un enuncia-
do científico, que conlleva la previa cuantificación de la noción de
confirmación: lo cual es posible apelando a la teoría de la probabi-
lidad. Una hipótesis posee una probabilidad inductiva, que va au-
mentando o disminuyendo según las nuevas observaciones confir-
men o no dicha hipótesis. El valor de una hipótesis va ligado al
mayor o menor número de datos empíricos conformes a dicha
hipótesis. Consiguientemente, el científico admite unas u otras
hipótesis en función del aumento de su grado de confirmación.
Hay una lógica inductiva, de base netamente probabilista, subya-
cente a las teorías empíricas. Lejos ya del criterio wittgensteiniano
de la verificación concluyente, por vía deductiva a partir de unas
proposiciones elementales cuya verdad ha sido sólidamente esta-
blecida por la vía de la observación, en los últimos desarrollos del
Círculo de Viena se acaba apelando a una lógica inductiva, que a su
vez Carnap intentó axiomatizar en forma de cálculo lógico. En la
obra ya mencionada de Rivadulla pueden seguirse las sucesivas
tentativas de Carnap en este sentido.
En cualquier caso, el empirismo lógico acabó confluyendo en
una afirmación de la inducción como el método principal de las
ciencias empíricas. La lógica inductiva permitiría fundamentar el
criterio de significación empírica, inicialmente basado en la verifi-
cabilidad observacional, y finalmente en el grado probabilístico de
2. LA CONCEPCIÓN HEREDADA

2.1. Introducción

A partir de la dispersión del Círculo de Viena, el programa del


empirismo lógico siguió desarrollándose, principalmente en los
países anglosajones, donde fue la tradición dominante hasta 1950.
La Lógica de la investigación científica de Popper, que ya había sido
publicada, tardó en adquirir influencia, debido al predominio insti-
tucional del verificacionismo y del inductivismo frente al falsacio-
nismo y deductivismo popperianos, como también al simple hecho
de que la obra no había sido traducida al inglés. Cabe afirmar, por
tanto, que todos los avances habidos en filosofía de la ciencia hasta
prácticamente el final de la década de los cincuenta tuvieron lugar
en la estela del positivismo lógico, convenientemente corregido y
mejorado por diversas influencias, como la de la filosofía analítica
oxoniense o el pragmatismo norteamericano. El análisis de las
teorías por medio de la lógica fue matizándose y haciéndose más
complejo, tanto por la influencia de la filosofía del lenguaje como
por el propio desarrollo de la lógica, y en concreto de la metamate-
mática. Las aportaciones de Tarski, al revitalizar la semántica de
los sistemas formales, o los resultados de Gódel, poniendo límites a
las investigaciones metateóricas exclusivamente sintácticas, contri-
buyeron asimismo a dichas modificaciones del positivismo lógico.
La crítica epistemológica, por su parte, obligó a renunciar al empi-
rismo ingenuo del Círculo de Viena.
Pero, en cualquier caso, durante más de veinte años los filóso-
fos de la ciencia estuvieron implícitamente de acuerdo en una serie
de postulados básicos sobre las teorías científicas a los que, a partir
del momento en que los críticos de dichas presuposiciones comen-
La concepción heredada Contexto de descubrimiento y de justificación 25
24
filósofos, historiadores de la ciencia y científicos».' El simposio
zaron a llevar a cabo sus ataques, Putnam englobó en 1962 bajo el debatió a fondo dichas cuestiones, y con ello levantó el acta de
Carnap, Hempel
concepción heredada (received view). defunción de la concepción heredada, que a partir de ese momento
apelativo de
y Nagel son nombres claves en el desarrollo de dicha concepción, quedó abandonada por casi todos los epistemólogos.
pero también el operacionalismo de Brigdman o el conductismo Pese a que no sea hoy en día una concepción aceptada, su
de Skinner, junto a una pléyade de científicos que, tanto en las conocimiento resulta imprescindible para comprender los debates
de facto en
ciencias naturales como en las sociales, participaban posteriores y las nuevas concepciones sobre metodología científi-
dicha epistemología. El mismo Popper, uno de los primeros críti- ca. De ahí que la lectura de obras como las de Carnap, Hempel y
admitía algunas de sus tesis principales.
cos de la received view, Nagel, así como la edición de Frederick Suppe de las Actas del
A partir de los años cincuenta comienza a producirse una serie
simposio de Urbana, con una amplia introducción suya a la con-
de críticas concretas sobre diversas afirmaciones de la concepción cepción heredada, sean imprescindibles para quien quiera conocer
heredada: así las de Quine y Putnam sobre la distinción analítico/
más a fondo esta tendencia epistemológica que, durante muchos
sintético; las de Chisholm y Goodman en torno a los condicionales años, preponderó netamente con sus concepciones sobre las teo-
contrafácticos y a la tesis de la extensionalidad de las leyes científi- rías científicas, y de cuya influencia todavía quedan muchas secue-
cas; las de Rapoport, Kaplan y Achinstein en relación con la las, sobre todo entre los científicos no especialmente versados en la
Achinstein
evolución de las ideas sobre metodología.
nuevamente, pero esta vez con respecto al problema clave de la Los lectores en lengua castellana pueden remitirse, por ejem-
oposición entre lo observacional y lo teórico, o la de Patrick plo, al tratado de Nagel, La estructura de la ciencia, así como a los
Suppes al analizar la noción de reglas de correspondencia. Todas dos libros de Hempel, Filosofía de la ciencia natural y La explica-
estas críticas y dificultades, junto a las que los propios defensores ción científica: estudios sobre filosofía de la ciencia. En cuanto al
de la concepción heredada, habían encontrado, como el dilema del simposio de Urbana, sus Actas, que incluyen los interesantes deba-
teórico de Hempel, la solución Ramsey a la cuestión de los térmi- tes entre autores tales como Hempel, Cohen, Achinstein, Bohm,
nos teóricos; o los propios progresos de Carnap, en su desarrollo de Putnam, Kuhn, Shapere, Suppes, Toulmin y el propio editor, Frede-
la lógica probabilitaria, dieron lugar a que en la década de los rick Suppe, también han sido traducidas en 1979 al castellano.'
sesenta hubiera una profunda crisis de confianza en las tesis de la
concepción heredada, apareciendo incluso las primeras alternati-
vas a la misma debidas a Popper, Hanson, Putnam y Toulmin. Todo
este proceso de debilitamiento de sus postulados culminó con la 2.2. Contexto de descubrimiento y contexto de justificación
La estructura de las revoluciones científi-
publicación por Kuhn de
(1962), en la que se echaba por tierra la mayor parte de las tesis Una de las ideas más ampliamente aceptadas por todos los defenso-
cas
de dicha concepción, fundamentalmente por ahistóricas y desliga- res de la concepción heredada, implícita o explícitamente, es la
das de la ciencia real.
El debate cristalizó en un simposio celebrado en Urbana del 26
al 29 de marzo de 1969, cuya convocatoria refleja bien las tesis I. Las actas de dicho simposio, incluidos los debates que siguieron a cada
ponencia, fueron publicadas por Frederick Suppe en la obra The Structure of
centrales de la concepción heredada y también da cuenta de las- Scientific Theories (1974), que ha sido traducida al castellano por Pilar Castrillo y
profundas críticas de que se les ha hecho objeto: «Tradicionalmen Eloy Rada (Madrid, Editora Nacional, 1979) con el título La estructura de las teorías
te, los filósofos de la ciencia han construido teorías científicas científicas. Suppe añade una amplia introducción a los orígenes, desarrollo
y críti-
como cálculos axiomáticos, en las cuales a los términos y enuncia- cas a la concepción heredada, que se ha constituido en la versión estándar de la
dos teóricos se les da una interpretación parcial y observable por misma. En este capítulo seguimos en varios puntos dicha introducción de Frederick
Suppe.
medio de reglas de correspondencia. Recientemente, la pertinen- 2. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas.
cia de este análisis ha sido discutida por un buen número de
La concepción heredada Contexto de descubrimiento y de justificación
26 27

No es lo mismo cómo se
3
temología general de la ciencia sólo podía hacerse a partir de los
propuesta por Reichenbach en 1938.
llega a un resultado científico y cómo dicho resultado se expone y resultados finales de la investigación científica, investigando su
justifica luego ante el público. En el caso de Kepler, mencionado estructura sintáctica, así como sus relaciones con la experiencia. El
expresamente por Reichenbach, la analogía entre la Santísima origen histórico de los conceptos, leyes y teorías científicas, y el
Trinidad y el sistema solar le sirvió para desarrollar sus investiga- modo en que sus descubridores habían ido llegando a ellos, era
ciones; pero la teoría final, empíricamente justificada, nada tenía cuestión de los historiadores de la ciencia. Los epistemólogos ha-
que ver con expeculaciones teológicas. De ahí que, según Reichen- bían de trabajar a continuación, partiendo de esas construcciones
bach, las cuestiones relativas al contexto en que se verifican los científicas como algo ya elaborado y terminado, presto a confron-
descubrimientos científicos no son objeto de la epistemología ni de tarse con la experiencia.
la filosofía de la ciencia, sino de la psicología y de la historia. Lo En el seno mismo del positivismo surgieron algunas tenden-
único que interesa a la filosofía de la ciencia es el resultado final, la cias criticas al respecto, en buena medida por influencia del segun-
manera en que son expuestas y justificadas las teorías cuando ya do Wittgenstein, y concretamente de sus Philosophische Untersu-
constituyen un producto elaborado. La génesis de las teorías y su chungen, traducidas al inglés en 1953.5 La insistencia en el uso del
descubrimiento no poseen virtualidad desde el punto de vista de la lenguaje científico, así como en la filosofía psicológica por parte de
epistemología científica. Wittgenstein, supuso un primer revulsivo en contra de la distinción
Durante muchos años esta distinción, así como la exclusión del de Reichenbach, sobre todo para autores como Hanson y Toulmin.
contexto de descubrimiento de la reflexión epistemológica, fue Surgió así una tendencia a considerar a las teorías científicas como
generalmente admitida por los filósofos de la ciencia. La influencia auténticas Weltsanschauungen o concepciones del mundo, en la
de las investigaciones metamatemáticas de la escuela de Hilbert medida en que todo lenguaje lo es. La tarea de la filosofía de
fue, en este sentido, muy grande. No sólo había que partir de las la ciencia pasaría así a convertirse en el estudio de las especificida-
teorías tal y como habían quedado finalmente articuladas por sus des de las Weltsanschauungen científicas, en función de los siste-
descubridores o divulgadores, tomando como referencia principal, mas lingüístico-conceptuales que las caracterizan, incluyendo el
por ejemplo, los libros de texto o las grandes obras de los científi- uso de dichos sistemas, con sus aceptaciones y rechazos. Surgían
cos, sino que incluso había que intentar un paso más, reduciéndo- así las primeras tendencias a interrelacionar la filosofía de la cien-
las a sistemas formales al modo de las teorías matemáticas: la cia con los estudios de historia y sociología de la ciencia, que
aritmética y la teoría de conjuntos reducidas a la lógica por autores posteriormente culminarían en la obra de Kuhn.
como Frege, Zermelo, Fraenkel, Von Neumann, Russell, etc.; la Pero estas primeras tentativas apenas afectaron a la mayoría de
geometría axiomatizada por Hilbert; el cálculo de probabilidades los defensores de la concepción heredada, que permanecieron fie-
por Kolmogorov; la teoría de números por Gentzen, etc. Como les a la distinción estricta entre la fase del descubrimiento y la fase
consecuencia de esta concepción, los estudios de historia de la de la justificación de lo descubierto, dentro de la investigación
ciencia y las primeras tentativas de hacer una historia social de científica. En la primera fase, en efecto, puede haber influencias
la ciencia, o posteriormente una sociología de la ciencia (propues- metafisicas, religiosas, políticas, etc., que impulsen la actividad del
ta por Merton ya en 1945), quedaban separados de la filosofía de la científico. Pero en el momento de la justificación de sus teorías se
4 Para la concepción heredada, la elaboración de una epis- impone la racionalidad más estricta y la dura confrontación de sus
ciencia.

Experience and prediction (Chicago, University of Chi- J. R. Capella (Barcelona, Península, 1967), y La ciencia en la historia,
3. H. REICFIENBACH, traducción
cago Press, 1938), pp. 6-7. de Eli de Gortari (México, Nueva Imagen, 1979). En lo que respecta a la sociolo-
Para la historia de la ciencia interpretada en función de la evolución gía de la ciencia, puede consultarse la obra de Robert K. Merton,
4. l
ciencia, La sociología de la
social, económica y técnica, la obra clásica es la de John D. Berna, dos de cuyos traducción de Néstor A. Míguez (Madrid, Alianza, 1977, 2 volúmenes).
ocial de la ciencia, traducción de 5. L. WITTGENSTEIN, Philosophical investigations
libros han sido traducidos al castellano: Historias (Oxford, Blackwell, 1953).
Versión inicial de la concepción heredada
La concepción heredada 29
28
la distinción entre lo teórico y lo observacional, así como las
reglas
predicciones y de las consecuencias de sus teorías con la experien- de correspondencia o definiciones operacionales como modo de
cia. De ahí que el empirismo antimetafisico de la concepción conectar ambas componentes de una teoría científica. Surge así la
heredada se haya centrado exclusivamente en el análisis del con- versión inicial estándar de la concepción heredada, que Frederick
texto de justificación de las teorías científicas. Suppe ha resumido de la manera siguiente:

Esa versión inicial de la concepción heredada concebía las teorías


científicas como teorías axiomáticas formuladas en una lógica matemática
L, que reunía las siguientes condiciones:
2.3. Versión inicial de la concepción heredada
I. La teoría se formula en una lógica matemática de primer orden
con identidad, L.
Ya Mach, complementado por algunas aportaciones de Poincaré, II. Los términos no lógicos o constantes de L
se dividen en tres clases
había expuesto las tesis principales de la concepción heredada. disjuntas llamadas vocabularios.
Para él las teorías se ocupan de las regularidades de los fenóme- a) El vocabulario lógico que se compone de constantes lógicas (inclui-
para caracterizar —e incluso
nos, proponiendo téi-minos teóricos dos términos matemáticos).
explicar— dichas regularidades. Conforme a la matización de Poin- b) El vocabulario observacional yo que contiene términos observacio-
caré, esos términos teóricos, al igual que los axiomas de cada nales.
teoría, caso de haberse llegado a la axiomatización de la misma, c) El vocabulario V„ que contiene términos teóricos.
utilizadas para referirse a los fenómenos,
son simples convenciones III. Los términos de 1/0 se interpretan como referidos a objetos
pero los términos teóricos han de ser definidos explícitamente en físicos o a características de los objetos físicos, directamente observables.
lenguaje fenoménico y no son otra cosa que abreviaciones de6tales IV. Hay un conjunto de postulados teóricos T, cuyos únicos térmi-
Los nos no lógicos pertenecen a V,.
descripciones fenoménicas, tal y como lo subraya Suppe.
V. Se da una definición explícita de los términos de V, en términos de
términos teóricos, en las teorías más desarrolladas, llegan a ser Vo mediante reglas de correspondencia C, es decir, para cada
matemáticos, al igual que las leyes fundamentales de la teoría. Pero término 'F' de
V, debe darse una definición de la siguiente forma:
todo este utillaje teórico siempre ha de ser traducible a lenguaje
fenoménico por la vía de las definiciones. (x) (Fx Ox),
La primera versión de la concepción heredada aparece con la
7 donde `Ox' es una expresión de L que contiene símbolos sólo de V
Der Logische Aufbau der Welt. En dicha °y
obra de Carnap en 1923, posiblemente del vocabulario lógico."
versión todas las proposiciones o teoremas de una teoría científica,
y en particular sus predicciones, han de ser expresables en lenguaje Con lo cual las teorías científicas, supuestas axiomatizadas, y
observacional acerca de fenómenos, tal y como ya vimos en el
teniendo en cuenta que en sus inferencias, razonamientos, dilemas,
capítulo anterior. La experiencia sensorial propia es, para Carnap, ejemplificaciones, etc., hacen uso de cierto aparato lógico L, mues-
el último criterio de verdad de las descripciones fenoménicas que
tran en cualquier caso una primera estructura, cuyas componentes
los científicos hayan llevado a cabo. El solipsismo implícito fue principales serían: una lógico-matemática, que incluye las constan-
corregido posteriormente por el fisicalismo en el Círculo de Viena, tes y los funtores lógicos, pero también los números y el aparato
pero la concepción heredada en sus desarrollos posteriores vino a
matemático utilizados (en el caso de la teoría de Newton el cálcu-
establecer como nociones fundamentales de su teoría de la ciencia lo diferencial), otra teórica, específica de la teoría, que incluye

pp. 25-27.
6. Véase F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, 8. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas,
7. La edición estándar de la obra es, sin embargo, la de 1928, y está pp. 35-36.
publicada en Berlín por Welkreis-Verlag.
La concepción heredada La axiomatización de teorías
30 31
tanto los términos teóricos (masa, fuerza, etc.) como las leyes de la modelos de teorías axiomatizadas. En cuanto a los epistemólogos,
teoría, las cuales se expresan por medio de dichos términos (leyes acaso las posturas más claras a la hora de expresar ese cambio de
en la
del movimiento, ley de gravitación, etc.), otra observacional, concepción del método axiomático sea Poincaré, cuando en su
que se incluyen los fenómenos observables explicados por la teoría Ciencia e hipótesis afirma:
(movimiento de los astros, caída de los graves, etc.), y una de
intercorrespondencia de la componente teórica y la observacional, Los axiomas geométricos no son, pues, ni juicios sintéticos a priori
que permite definir con criterio observacional los términos teóri- hechos experimentales. ni
cos así como, recíprocamente, interpretar conforme a las leyes de Son convenciones: nuestra elección entre todas las convenciones posi-
bles está guiada
la teoría los fenómenos (aparatos de medida y de observación, por los hechos experimentales, pero permanece libre, y
preten-
significado de los términos, etc.). La concepción heredada sólo está guiada por la necesidad de evitar toda contradicción [...]. En
otros términos,
día así tener una caracterización general de las teorías científicas zadas.i° los axiomas de la geometría no son sino definiciones disfra-
más desarrolladas, corno la mecánica, la termodinámica, el elec-
tromagnetismo, etc. La tercera exigencia (III) precisaba el requisi- El axiomatismo moderno no sólo no acepta la evidencia de los
to fisicalista, y de alguna manera también la tendencia a la unifica- axiomas de las teorías, sino tampoco la intuitividad de los términos
ción de la ciencia por reducción de todas las teorías científicas a básicos de las mismas: para Hilbert los términos 'punto', 'recta',
lenguaje fisicalista. 'plano', etc., no tienen significado por sí mismos. Son conceptos
Sin embargo, esta versión inicial de la concep¿ión heredada indefinidos, que sólo cuando se combinan por medio de unos u
pronto iba a encontrarse con diversas dificultades, que afectaban a otros axiomas comienzan a quedar implícitamente definidos. Esta-
todas y cada una de sus cinco exigencias, con exceppión, quizá, de blecidas unas reglas de inferencia lógica, a partir de los axiomas
la cuarta, que fue la menos afectada por los debates ulteriores. puede deducirse una serie de teoremas, pero hasta este momento
nada tiene significado; el cálculo es pura sintaxis. Únicamente
cuando, una vez derivadas las expresiones bien formadas que pue-
2.4. La axiomatización de teorías den inferirse de los axiomas y de los términos primitivos (no
definidos), comenzamos a buscar interpretaciones de dicho cálculo
formal, los términos comienzan a adquirir significado y los axio-
La axiomatización de las teorías científicas tiene su primer paradig- mas pasan a ser verdaderos o falsos. Cada sistema axiomático
de Euclides, con sus definiciones, nociones
ma en los Elementos puede poseer varios modelos o interpretaciones empíricas diferen-
comunes y axiomas como punto de partida para la demostración tes. La semántica de una teoría axiomatizada nos permite hablar de
de los teoremas propios de la geometría de aquella época. Pero en verdad o falsedad.
el siglo xix, a partir del descubrimiento de las geometrías no Si esta concepción del axiomatismo, que procede de las mate-
euclídeas, la autoevidencia de los axiomas, que siempre había sido máticas y de la lógica, se aplica a las ciencias empíricas, estamos en
va a desa-
una convicción ligada al axiomatismo more geometrico, plena concepción heredada. Lo primero que hay que indagar
parecer por completo, suscitando profundos cambios en la propia en una teoría con contenido empírico es su estructura sintáctica,
concepción del método axiomático. Obras como la de Hertz en que consta de los siguientes elementos:
mecánica o la de Hilbert en geometría, pasaron a ser los nuevos
9

1) Los términos primitivos de la teoría, no definidos.


Mechanik (Leipzig, J. A. Barth, 1894),
9. Véase H. HERTZ, Die Prinzipien der(1930), de la cual existe traducción al 10. H. POINCARÉ, La science et l'hypotése
y D. HILBERT, Die Grundlagen der Geometrie ( Madrid, Consejo Supe-
castellano de F. Cebrián, Los fundamentos de la geometría A. B. Besio y J. Banfi, La ciencia y la hipótesis(1902), traducida al castellano por
( Madrid, Espasa-Calpe, 1963, 3.a
rior de Investigaciones Científicas, Instituto Jorge Juan, 1953). edición), p. 57.
La axiomatización de teorías 33
32 La concepción heredada
El primero lo presentó la mecánica cuántica. Toda tentativa de
2) La estructura lógica que se va a utilizar para formar y axiomatización de la misma sobrepasaba la estructura lógica ini-
derivar proposiciones. cialmente admitida: una lógica de enunciados de primer orden con
3) Los axiomas que se han elegido para derivar a partir de ellos identidad. Y asimismo la solución propuesta por Ramsey al proble-
todos los teoremas de la teoría. Para una misma teoría puede haber ma de los términos teóricos" desbordaba ese marco lógico. Motivo
varios sistemas de axiomas, lo cual plantea la cuestión de cuáles por el cual había que modificar la exigencia I de la versión ini-
son los preferibles. cial, por demasiado restrictiva.
El segundo surgió ligado a los condicionales contrafácticos.
Las reglas de correspondencia van a permitirnos traducir todo Los cálculos lógicos L, de primer orden y con identidad, son
el vocabulario teórico V„ así como los postulados T y sus conse- extensionales; es decir, que en ellos se cumple el principio leibni-
cuencias, a lenguaje observacional. La semántica de la teoría siem- ciano de sustitución salva veritate. O dicho intuitivamente: en ese
pre es, en último término, dependiente de la observación, y por tipo de lógicas sólo puede recogerse el modo indicativo, de entre
tanto también de las reglas concretas de correspondencia que se los distintos tipos de modos que usan los científicos en sus razona-
utilicen. mientos. Ahora bien, no quedaba nada claro que las leyes científi-
Pero antes de llegar al problema de la traducción de V, a cas fuesen exclusivamente extensionales, precisamente porque uti-
lenguaje fenoménico aparece ya una primera cuestión: eran muy lizan con frecuencia los condicionales contrafácticos. Veámoslo en
pocas las teorías físicas, y por supuesto muchas menos las quími- un ejemplo, estudiado por Suppe."
cas, biológicas o de las ciencias sociales y humanas, que estaban El condicional contrafáctico
axiomatizadas conforme a los preceptos de la escuela formalista de
;
Hilbert en matemáticas. Al tratar de considerar la filosofía de las Si se cayera este cristal frágil, se rompería
ciencias empíricas como algo similar a la metamatemática, desde
el punto de vista del análisis sintáctico de las teorías, surgieron interpretado conforme al condicional material, propio de las lógi-
numerosos problemas, tanto desde la perspectiva lógica como en cas de primer orden, sería verdadero de todo cristal frágil que no se
lo que respecta al proyecto mismo. Se produjeron disensiones cayera. Como también sería verdadero, lógicamente hablando, este
entre los propios defensores de dicha concepción: Hempel, por otro condicional contrafáctico
ejemplo, criticó las virtudes de la axiomatización para las teorías
empíricas, al menos en sus últimos escritos, pues al principio Si este cristal frágil se cayera, no se rompería
también él había aceptado la concepción estándar de las teorías
como cálculos axiomáticos." En su debate con Suppes en 1969, de todo cristal frágil que no se cayese. Pero físicamente este segun-
Hempel admite que dicha concepción estándar puede valer para do condicional es falso. Chisholm y Goodman, entre otros, estudia-
las matemáticas, pero pone en duda su utilidad, incluso a título ron esta cuestión, relacionando el último el problema de los con-
exclusivamente metodológico, para las teorías físicas. Se opone en trafácticos explícitamente con las leyes científicas.14 Para Good-
particular a la noción de cálculos no interpretados. de
man, todo condicional del tipo anterior depende una serie de
Pero los problemas con respecto a la axiomatización de las
teorías con contenido empírico habían surgido mucho antes, en
pleno auge de la concepción heredada. Veamos únicamente dos de 12. Véase el apartado siguiente.
ellos. 13. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, pp. 57-58.
14. Véase R. CHISHOLM, «The Contrary to Fact Conditional», en Mind, 55
(1946), pp. 289-307, sección II, así como N. GOODMAN, «The Problem of Counterfac-
11. C. G. HEMPEL, Formulación y formalización de las teorías científicas, tual Conditionals», en Journal of Philosophy, 44 (1974), pp. 113-128, y en particular
en F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, pp. 284-285. Véase también p. 116.
p. 141.
34 La concepción heredada La distinción teórico/observacional 35

condiciones relevantes, que se dan por supuestas implícitamente: cuando consideramos términos como 'masa', 'electrón', etc. De ahí
que estemos en el campo gravitacional de la Tierra, que el cristal que uno de los problemas básicos de la concepción heredada fuese
no caiga por un plano inclinado, que la superficie de choque sea la eliminación de los términos teóricos, para lo cual se hicieron
más dura que el cristal, etc.'s Pero ni aun añadiendo explícitamente diversas propuestas y tentativas.
dichas condiciones al contrafáctico puede inferirse físicamente la Hay dos tipos de interpretación de los términos de V,: una
rotura del cristal: siempre hay que suponer, además, alguna ley realista y otra instrumentalista; y ambas son compatibles con la
científica que, al cabo, es la clave del fenómeno que se pretende concepción heredada.
inferir. Si sólo añadimos condiciones relevantes, nos veremos lle- Puede pensarse que términos como 'electrón', 'campo', etc.,
vados a analizar lo que sucedería si alguna de dichas condiciones así como sus derivados —'salto del electrón de una órbita a otra',
no se diese; es decir, a nuevos condicionales contrafácticos, con lo 'modificación de la trayectoria de un rayo de luz por influencia de
cual se produciría un círculo vicioso. Y, a su vez, si hacemos un campo gravitacional', etc.—, corresponden a otras tantas propie-
depender la verdad de un condicional contrafáctico de las leyes dades de objetos no observables, como el electrón o el campo, pero
científicas, éstas habrían de estar previamente confirmadas, lo cual que existen realmente. Esta es la interpretación realista de los
planteaba a su vez problemas con los solos recursos de la lógica términos teóricos, en la que, de alguna manera, se reproduce el
de primer orden, ya que los propios contrafácticos forman parte de debate clásico sobre los universales (géneros, especies) y su exis-
dicha confirmación. tencia real, siendo así que lo que observamos siempre son indivi-
De ahí que la conclusión final de Chisholm y Goodman apunta- r
dúos. Incluso en la concepción fenoménica heredada de Mach y de
se a subrayar el carácter no extensional de los condicionales con- la Áüfbau de Carnap, la postura realista sigue siendo válida, restrin-
trafácticos, proponiendo la introducción de lógicas modales (es giéndose simplemente el ámbito referencial :de las teorías a los
decir, con operadores modales del tipo 'es posible que', 'es necesa- fenómenos, y no a cosas u objetos; pero dichos fenómenos son
rio que', etc.) para el adecuado tratamiento de dichos condiciona- reales y, por lo tanto, los términos teóricos aluden a entidades
les. Ello desbordaba el marco de los cálculos de primer orden con realmente actuantes en los fenómenos.
identidad, constituyendo un motivo más para la sustitución del Asimismo puede pensarse que los términos teóricos son sim-
criterio I de la versión inicial de la concepción heredada. ples instrumentos útiles para hacer predicciones sobre el ámbito
fenorhénico; mas sin afirmar por ello que dichos términos teóricos
tengaii i-éfei-erites reales. Lo importante de una teoría sería salvar
2.5. La distinción teórico/observacional las apariencias, explicar lo que observemos por medio de construc-
ciones teóricas bien elaboradas, cuya eficacia se muestra precisa-
mente al predecir nuevos fenómenos y al explicar los ya conocidos;
Otro de los presupuestos fundamentales de la concepción heredada pero 'sin que ello nos lleve más allá, a afirmar que con dichos
de las teorías científicas estriba en la división de su vocabulario coneeptos hemos descubierto la realidad del ámbito estudiado,
básico, y por consiguiente también de sus proposiciones, en dos máxime cuando se sabe que el progreso científico posiblemente
clases: términos teóricos y términos observacionales. El problema acabará suprimiendo dichos conceptos y reemplazándolos por
surge ya con términos como 'frágil', dado que se está en contra de otros términos teóricos, que a su vez serán más o menos útiles para
toda concepción esencialista, y por lo tanto hay que proponer predecir y explicar. Esta es, genéricamente hablando, la posición
algún enunciado observacional para que dicho término tenga signi- instrumentalista. En mecánica cuántica, por ejemplo, a menudo se
ficado en una teoría física, pero se vuelve mucho más acuciante han mantenido este tipo de tesis en la escuela de Copenhague.
Pero, ya en 1931, había objetado Ramsey a la concepción instru-
mentalista que si todo el papel de los términos teóricos estriba en
15. Véase N. GOODMAN, «The Problem of Counterfactual Conditionals,. predecir nuevos hechos observables, ¿por qué incluirlos en la
36 La concepción heredada Las reglas de correspondencia 37

estructura de las teorías científicas, en lugar de hablar exclusiva- por variables predicativas 1:1„ llegaríamos al enunciado de Ramsey
mente en términos observacionales, de yo? Observación similar a para T:
la de Schlick en 1938) 6
A partir de este debate interno, Hempel formuló el llamado 3
(fil) ( 3.) (w' • ...
dilema del teórico, que a su vez ha dado lugar a múltiples debates
entre los defensores de la concepción heredada. Lo enuncia así: con lo cual, si ahora construimos la teoría T', reemplazando el
axioma único de T por el enunciado de Ramsey, habremos conse-
Si los términos y principios de una teoría sirven para su propósito, son guido que todos los teoremas de To sean teoremas de T y de T', pero
innecesarios, como se acaba de señalar, y si no sirven para su propósito, con la peculiaridad de que en T' ya no habrá términos teóricos de
sin duda resultan innecesarios. Pero, dada una teoría cualquiera, sus V„ al haber sido sustituidos en todos los enunciados derivables del
términos y principios o sirven para su propósito o no. Luego los términos y axioma único por variables predicativas cuantificadas existencial-
principios de cualquier teoría son innecesarios.I 7
mente. Se evitan así las entidades teóricas, al aludir a ellas median-
te el cuantificador existencial, pero sin mencionarlas de forma
No vamos a entrar en pormenores acerca del debate suscitado
explícita ni decir cuáles son, poniéndoles nombre.
por esta cuestión, que llegó a grados de sutileza'que para sí hubie-
El propio Hempel criticó la solución de Ramsey al problema
ran querido los escolásticos. Mencionaremos únicamente la tenta-
de la eliminación de los términos teóricos pero, independiente-
tiva de Ramsey, que en realidad había sido propuesta con mucha
mente de ello, la propuesta de Ramsey recurría a su vez a una
anterioridad, de zanjar este tipo de discusiones eliminando los
lógica con cuantificadores, desbordando así el marco de los cál-
términos teóricos de cualquier teoría con un número finito de
axiomas. La solución Ramsey al problema de la eliminabilidad culos lógicos L admitidos en el primer requisito de la versión
de los términos teóricos ha sido retomada posteriormente por Sneed inicial.
Conviene subrayar que, en el marco de la concepción hereda-
y por la concepción estructural," por lo cual conviene aludir a ella,
da, la problemática de la distinción teórico/observacional siempre
aunque sea muy brevemente.
estuvo centrada en los términos teóricos, y mucho menos en el
El esquema de dicha solución es el siguiente: si a,, a„, son
lenguaje observacional propio de las teorías. De ahí que las críticas
términos teóricos de T y w,, xit,„, son los axiomas en los que
intervienen dichos az , se trata entonces de presentar T como una de Hanson) 9 según el cual «toda observación está cargada de
teoría con un único axioma: y, . . 41,„. teoría» tuvieran particular repercusión sobre uno de los postulados
Si ahora consideramos otras fórmulas semejantes a las xv, y las centrales de la concepción heredada.
llamamos obteniéndose estas últimas sustituyendo en las pri-
meras cada una de las apariciones de los términos teóricos a,
2.6. Las reglas de correspondencia
16. Véase F. P. RAMSEY, The Foundations of Mathematics and other Logical
Essays (Londres, Kegan Paul, 1931), pp. 194-255, y M. ScHucx, Gesammelte Aufsiitze
(Hildesheim, Olms, 1969), pp. 67-68.
Toda teoría axiomatizada parte de unos términos primitivos, indefi-
17. Véase C. G. HEMPEL, «Theoretician's Dilemma», en FEIGL, SCRIVEN and
MAXWELL (eds.), Minnesota Studies for the Philosophy of Science (Minneapolis, nibles, que sólo se determinan mutuamente por los axiomas que se
University of Minnesota Press, 1958), vol. II, pp. 37-98, y en especial la sección 5, así adopten en dicha teoría. Sin embargo, para el desarrollo de las
como la versión renovada del dilema del teórico en C. G. HEMPEL, Aspects of demostraciones hay que introducir luego una serie de términos
Scientific Explanation (Nueva York, Free Press, 1965), p. 190. Esta última obra ha definidos en función de los primeros. Requisito esencial del méto-
sido traducida parcialmente (Buenos Aires, Paidós, 1975) con el título Confirma-
ción, inducción y creencia racional.
18. Véase, más adelante, 6.3. 19. Véase 2.9.3.
38 La concepción heredada Las reglas de correspondencia 39

do axiomático ha sido siempre que todo concepto de la teoría sea lo cual podría leerse en palabras: X es frágil (Fx) si y sólo si en todo
definido explícitamente en función de los términos primitivos. instante t, el que x reciba en ese instante un golpe seco (Sxt)
En el caso de las teorías con contenido empírico, este requisito conlleva el hecho de que en el mismo instante x se rompa (Bxt).
sólo era necesario para los términos teóricos, pues se presuponía Ahora bien, este enunciado, conforme a la definición del con-
que los observacionales no presentaban problemas. Por eso, en un dicional de la lógica de primer orden, será verdadero también de
principio, el positivismo lógico exigía definiciones explícitas de cualquier objeto que nunca sea golpeado, dado que el condicional
todos y cada uno de los términos teóricos, sin excepción. Todo siempre resulta válido cuando el antecedente es falso. Con lo cual
enunciado de una teoría debía de ser traducible a términos obser- no hemos logrado definir adecuadamente el término teórico 'frágil'
vacionales, incluidas las leyes fundamentales o axiomas. El criterio que, sin embargo, sí tiene un uso efectivo en las teorías fisicas co-
empirista de significado, por otra parte," manteniéndose en la rrespondientes.
tradición según la cual sólo hay significado donde hay proposicio- De ahí que se optase poco después por las definiciones opera-
nes, comportaba la consecuencia de que todos los términos habían cionales que había propuesto Brigdman, inspirándose en las con-
de ser reducibles a observaciones, al menos en principio. cepciones de Mach, y más en concreto en las criticas que este autor
Para solucionar esta cuestión se afirmó la necesidad de que en hizo a la definición de masa dada por Newton:
toda teoría científica se estableciese una serie de reglas de corres-
pondencia que permitieran traducir el vocabulario teórico V, a La cantidad de materia es la medida de ésta mediante su densidad y su
términos observacionales. Dichas reglas fueron concebidas en un volumen, conjuntamente [...]. Dicha cantidad es lo que entenderé median-
22
te el término masa (mass) o cuerpo (body) en la explicación que sigue.
principio como definiciones explícitas, siguiendo el modelo del
axiomatismo de Hilbert. De acuerdo con dicha exigencia, a cada
Para Mach esta definición
concepto teórico debería corresponderle biunívocamente un tér-
mino observacional. Sin embargo, este ideal se reveló pronto irrea-
es una pseudodefinición. El concepto de masa no resulta más claro al
lizable, aparte de conllevar problemas múltiples que obligaron a describir la masa como el producto del volumen por la densidad, ya que la
buscar otro tipo de soluciones. Carnap señaló que los términos densidad misma denota simplemente la masa por unidad de volumen.23
disposicionales, como 'frágil', no eran definibles explícitamente
mediante términos observacionales. Probemos, por ejemplo, con Por este motivo propuso otra definición muy diferente, basada
una definición como ésta: en la tercera de las leyes newtonianas del movimiento, o principio
de acción y reacción:
Un objeto X es frágil si y sólo si satisface la condición siguiente: dado
un instante t, si X recibe un golpe seco en t, entonces X se romperá en t.21
La razón de las masas de dos cuerpos es la razón inversa negativa de
las aceleraciones mutuamente inducidas por dichos cuerpos.24
Si procediéramos así, tendríamos que expresar a continuación esta
definición en términos de una lógica de primer orden, conforme al Esto permitía medir la masa experimentalmente, y no sólo en
esquema del requisito V: función de la interacción de dos cuerpos en el campo gravitacio-
nal, sino también en función de las atracciones y repulsiones de
Fx (t) (Sxt --›- Bxt), dichos cuerpos al interactuar eléctrica o magnéticamente.

22. I. NEWTON, Principios matemáticos de la filosofía natural, def. 1, traduc-


20. Véase 1.4. ción de A. Escohotado (Madrid, Editora Nacional, 1982), p. 223.
21. Véase F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 37, así como 23. E. MACH, The Science of Mechanics (Londres, Open Court Publ., 1960),
R. CARNAP, «Testability and Meaning», en Philosophy of Science, 3 (1936), pp. 420- p. 300.
468, y 4 (1937), pp. 1-40, en particular la sección 7. 24. E. MACH, The Science of Mechanics, p. 303.
40 La concepción heredada Las reglas de correspondencia 41

La definición machiana del concepto teórico 'masa' ha dado temperatura, que, a su vez, requiere la de longitud, como subraya
lugar a numerosos comentarios, en los cuales no vamos a entrar Popper.
aquí. Pero no cabe duda de que constituyó una especie de paradig- Pero los problemas iniciales del operacionalismo no fueron
ma para el operacionalismo de Brigdman, al proponerse una defi- estos. A Brigdman se le criticó sobre todo que si, como sucede con
nición que proporcionaba a la vez un método concreto y preciso muchas magnitudes y conceptos teóricos, un término es ampliado
para medir el concepto recién definido. De ahí que Brigdman, al por la propia evolución de la ciencia, es preciso introducir una
tratar de introducir el concepto de longitud, insistió en definirlo nueva operación para definirlo, con lo cual el concepto se modifi-
basándose en operaciones físicas: ca. Por ejemplo, a partir de cierta distancia ya no se utilizan barras
rígidas para medir longitudes, sino, por ejemplo, teodolitos. Y no
Para encontrar la longitud de un objeto tenemos que realizar alguna cabe duda de que, por una parte, los teodolitos presuponen otro
operación física. Ahora bien, el concepto de longitud queda fijado cuando tipo de teorías (como la óptica, que desde luego presupone a su vez
las operaciones por medio de las cuales se mide la longitud están fijadas, la definición de longitud), ni de que por otra las operaciones físicas
esto es, que el concepto de longitud es, ni más ni menos, el conjunto de que se llevan a cabo con un teodolito para medir una distancia son
operaciones mediante las cuales se determina la longitud. Y, en general,
por un concepto cualquiera no significaremos más que un conjunto de muy diferentes de las que se ejecutan con una barra rígida. Al
operaciones. El concepto es sinónimo del correspondiente conjunto de ope- operacionalismo siempre le quedaría por justificar que se trata del
raciones.' mismo concepto teórico, lo cual no resulta nada fácil. A esta
objeción, paradójicamente, Brigdman contestó diciendo que es la
Pero las definiciones operacionales presentan muchos proble- ciencia la que está en un error y que, efectivamente, hay distintos
mas teóricos. Popper, en su Conjeturas y refutaciones, lo mostró conceptos según los diversos instrumentos de medida, afirmación
claramente: ésta que ni siquiera los más recalcitrantes defensores del empiris-
mo y de la concepción heredada podían aceptar.
Contra esta concepción (operacionalista), cabe mostrar que las medi- Y sin embargo, pese a sus graves insuficiencias metodológicas,
das presuponen teorías. No hay medida alguna sin teoría previa, y tampoco el operacionalismo ha seguido. teniendo, y todavía conserva, un
hay operación que pueda ser descrita satisfactoriamente en términos no
teóricos. Las tentativas de hacerlo son circulares; por ejemplo, la descrip-
notable predicamento en determinadas ciencias, como el conduc-
ción de la medida de una longitud necesita una teoría (rudimentaria) del tismo skinneriano o diversas tendencias taxonomistas, y en general
calor y de la medida de una temperatura; pero éstas a su vez incluyen en las ciencias sociales. Entre los metodólogos y epistemólogos
medidas de longitudes.' quedó rápidamente abandonado.
Carnap propuso una nueva solución al problema de las reglas
En efecto, Brigdman entendía la longitud en función de una se- de correspondencia, exigiendo que fuesen enunciados de reduc-
rie de operaciones físicas, entre las cuales se incluía llevar una ción que caracterizasen parcialmente los términos teóricos.27 Pero
barra rígida de metal una y otra vez hasta medir el intervalo del que también en este caso cabe más de un enunciado que reduzca los
se tratase, pero un presupuesto indispensable de dicha operación, términos teóricos a observacionales para cada término teórico. Por
entre otros muchos, es que la barra no se dilate, lo cual comporta ejemplo: un objeto también se revela frágil al hacerlo girar brusca-
la necesidad de describir la operación para una temperatura cons- mente, o al someterlo a sonidos de alta frecuencia. Hay varias
tante de la barra, y por tanto requiere la previa definición de reglas de correspondencia para cada término teórico, cada una de
las cuales sólo lo define parcialmente, según Carnap. De ahí que el
25. P. W. BRIGDMAN, The Logic of the Modern Physics (Londres, Macmillan, requisito V se propusiera también a modificación, con arreglo a
1960), p. 5. este nuevo criterio; pero tampoco aquí desaparecían las críticas, tal
26. K. R. POPPER, Conjectures & Refutations (Londres, Routledge Kegan
Paul, 1963), p. 62. Existe una traducción titulada El desarrollo del conocimiento
científico. Conjeturas y refutaciones (Buenos Aires, Paidós, 1967). 27. R. CARNAP, «Testability and Meaning», sección 5.
42 La concepción heredada Las reglas de correspondencia 43

y como señaló Hempel en 1952, en relación con términos teóricos yo , que contiene sólo los términos de observación;
como 'masa', 'momento', 'cuerpo rígido', 'fuerza', 'temperatura VI, que contiene los términos no observacionales o teóricos;
o debe contener al menos una constante individual.
absoluta', 'presión', 'volumen', 'electrón', 'protón' y otros:
3) El lenguaje L se divide en los siguientes sublenguajes, y el cálculo K
Los términos de este tipo no se introducen mediante cadenas de se divide en los siguientes subcálculos:
definición o reducción basadas en observables; de hecho, no se introducen
mediante ningún proceso analítico consistente en asignarles significado a) El lenguaje de observación, Lo , es un sublenguaje de L que no
individual. Más bien las construcciones usadas en una teoría se introducen contiene cuantificadores ni operadores modales, y contiene térmi-
a la vez estableciendo un sistema teórico formulado en sus propios térmi- nos de yo , pero ninguno de V,. El cálculo asociado Ko es la restric-
nos y dando a este sistema una interpretación experimental, que a su vez ción de K a Lo y debe ser tal que todo término no yo (esto es, no
confiere un significado empírico a dichas construcciones teóricas.28 primitivo) de Lo esté explícitamente definido en Ko ; además de esto,
Ko debe admitir al menos un modelo finito.
Surge así la concepción de las teorías científicas como un b) El lenguaje de observación ampliado lógicamente, Lo , no contiene
términos V, y puede considerarse que está formado a partir de Lo ,
todo, que tanto predicamento iba a tener en los años posteriores; añadiéndole los cuantificadores, operadores, etc., de L. Su cálculo
pero en el marco de la concepción heredada, sucede todavía en asociado Ko', es la restricción de K a Lo'.
relación con la idea originaria de las teorías como cálculos lógicos c) El lenguaje teórico, L,, es el sublenguaje de L que no contiene
que, una vez construidos, encuentran interpretaciones empíricas términos y0; su cálculo asociado K, es la restricción de k a L,.
globalmente, y no concepto a concepto. Las reglas de correspon-
Estos sublenguajes juntos no agotan a L, porque L también contiene
dencia pasaron a ser un sistema interpretativo, y no ya un conjunto enunciados mixtos, esto es, aquellos en los que al menos aparece un
disgregado de enunciados de reducción de lo teórico a lo observa- término V, y otro Vo. Además se supone que cada uno de los sublenguajes
ble para cada uno de los términos teóricos básicos de dicha teoría. anteriores tiene su propio stock de predicados y/o de variables funcionales
Las dificultades habidas con el concepto básico de reglas de y que Lo y Lo' tienen el mismo stock, el cual es distinto del de L,.
4) L„ y sus cálculos asociados reciben una interpretación semántica
correspondencia, así como las anteriormente reseñadas en torno a que satisface las siguientes condiciones:
la axiomatización, a la lógica L de una teoría, a los términos
teóricos e incluso a la versión estrictamente fisicalista de las teo- a) El dominio de interpretación consta de acontecimientos, cosas, o
rías, que pasó a ser sustituida por una versión semántica más momentos concretos y observables; las relaciones y propiedades de
general por influencia de las investigaciones de Tarski, dieron la interpretación deben ser directamente observables.
b) El valor de cada variable de Lo debe asignarse mediante una expre-
lugar a que en la década de los cincuenta la versión inicial fuese sión de Lo .
reemplazada por lo que Frederick Suppe llama la versión final de la
concepción heredada, y que enuncia en los siguientes términos: De aquí se sigue que cualquiera de estas interpretaciones de Lo y Ko ,
ampliada mediante apropiadas reglas adicionales de verdad, se convertirá
en una interpretación de Lo ' y Ko'. Se pueden concebir las interpretaciones
Las teorías científicas tienen una formulación canónica que satisface
las condiciones siguientes: de Lo y Ko como interpretaciones semánticas parciales de L y K, y se
requiere además que no se dé ninguna interpretación semántica observa-
1) Existe un lenguaje de primer orden, L (susceptible de ampliación cional de L y K distinta de las dadas por tales interpretaciones.
5) Una interpretación parcial de los términos teóricos y de los enuncia-
con operadores modales), en términos del cual se formula la teoría, y un
cálculo lógico K, definido en términos de L. dos de L que los contienen se consigue mediante las dos clases de postula-
2) Las constantes primitivas, no lógicas o descriptivas (esto es, los dos siguientes: los postulados teóricos T (esto es, los axiomas de la teoría)
«términos») de L, se dividen en dos clases disjuntas: en que sólo aparecen los términos de V ,, y las reglas de correspondencia o
postulados C, que son enunciados mixtos. Las reglas de correspondencia C
deben satisfacer las siguientes condiciones:
28. C. G. HEMPEL, Fundamentals of Concept Fonnation in Empirical Science, a) El conjunto de reglas C debe ser finito.
(Chicago, University of Chicago Press, 1952), p. 32. b) C debe ser lógicamente compatible con T.
44 La concepción heredada
Modelos de una teoría científica 45
c) C no contiene términos extralógicos que no pertenezcan a Y o o V,.
d) Cada regla de C debe contener, esencial o no vacuamente, al menos Aun restringiendo así el significado del término 'modelo' a las
un término yo y al menos otro V,.29 teorías científicas, cabe distinguir hasta cinco sentidos diferentes
en el uso de dicho concepto en relación a las teorías.31
Bien se ve por la longitud de la caracterización final de la
concepción heredada (motivo por el cual hemos reproducido ínte-
1) Modelos lógicos. Son las interpretaciones semánticas de un
gro el pasaje), por las múltiples presuposiciones ontológicas que se
sistema de axiomas (por ejemplo, del cálculo de una teoría) tales
hacen en ella, y sobre todo por el carácter ad hoc de muchas de las
que los axiomas son verdaderos para dichas interpretaciones. Los
soluciones finales, que sólo aparecen para evitar determinados
modelos no tienen por qué ser entidades lingüísticas, pero sí han
problemas técnicos, que la concepción heredada ya estaba en
de ser isomorfos en su estructura lógica a la de la teoría.
plena crisis en la década de los cincuenta. Es el momento en que,
2) Modelos matemáticos. Son representaciones aritméticas de
aparte las críticas más o menos concretas, van a surgir opositores
una teoría empírica; es decir, un conjunto de proposiciones mate-
mucho más frontales, en particular los que van a atacar la única
máticas que tienen la misma forma que las leyes de la teoría.
componente de la versión inicial, y del propio positivismo lógico,
También hay isomorfismo estructural.
que aún queda incólume: lo observacional.
3) Modelos analógicos. Son representaciones fisicas tridimen-
Pero antes de que ello suceda la concepción heredada todavía
sionales de un objeto o de un sistema, como por ejemplo un
va a producir aportaciones que tendrán interés para el desarrollo
planetario, o los modelos }Mecánicos del éter de Kelvin, o en
ulterior de la filosofía de la ciencia en el siglo xx, motivo por el
general los gráficos. También hay isomorfismo.
cual conviene detenerse brevemente en ellas, antes de pasar a las
4) Modelos teóricos. Conjunto de asunciones sobre un objeto
primeras posturas netamente críticas con respecto a la concepción
que permiten atribuirle una estructura interna, como por ejemplo
heredada.
el modelo atómico de Bohr, o el modelo de la mesa de billar para
la teoría cinética de los gases. Suelen identificarse con la teoría,
recibiendo una interpretación realista.
2.7. Modelos de una teoría científica 5) Modelos imaginarios. Conjunto de asunciones sobre un obje-
to que muestran lo que debería de ser si satisficiese determinadas
La palabra 'modelo' suele dar lugar a ambivalencias, ya que se usa condiciones que, de hecho, no satisface. Ejemplos: el modelo de
en sentidos bastante diferentes. Suele hablarse, por ejemplo, del Poincaré para una geometría de Lobachevski, o el modelo de
modelo a partir del cual se hace una pintura o una reproducción, a campo magnético propuesto por Maxwell. Estudian los objetos y
veces se entiende a modo de maqueta, y no falta la acepción que los sistemas como si fuesen así, y poseen en cualquier caso una
considera el modelo como algo ideal a lo cual tender, pero importante función heurística.
que nunca se alcanza propiamente. En filosofía de la ciencia, en
cambio, dicho término se usa (o debería usarse) en un sentido En el caso de la concepción heredada, la utilización de los
técnico, derivado de las investigaciones llevadas a cabo por Tarski modelos de una teoría surge con la versión final de la misma, y en
sobre la semántica de los sistemas formales, y posteriormente
según lo que se ha venido llamando en lógica teoría de modelos."
semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica» (Buenos Aires, Nueva
Visión, 1972).
29. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, pp. 71-72.
30. Véase A. TARSKI, Logic, Semantics, Metarnathernatics, traducción de J. H. 31. Esta distinción procede de Cristina Bicchieri, en la introducción a la
Woodger (Oxford, Clarendon Press, 1956). Existe tradución al castellano de E. Co- traducción italiana del libro de MARY HESSE, Modelli e analogie nella scienza (Milán,
Feltrinelli, 1980), pp. 7-9. La obra original se titula Models and Analogies in Science
lombo del artículo fundamental de dicha recopilación, con el título «La concepción
(Notre Dame, University of Notre Dame Press, 1966).
Modelos de una teoría científica 47
46 La concepción heredada

concreto con la propuesta de Carnap en 1956 de las interpretacio- 3) Una interpretación o modelo del cálculo abstracto que provea a la
estructura esquelética de carne, por así decirlo, en términos de
nes parciales de los términos teóricos: materiales conceptuales o visualizables más o menos familiares.36
No mantenemos que quepa una interpretación completa de L„ sino
sólo una interpretación indirecta y parcial que dan las reglas de correspon- Como bien ha señalado Suppe,37 Nagel no está pensando exclu-
dencia.32 sivamente en modelos matemáticos de una teoría, o lógicos, que
satisfacen los axiomas de la misma en el sentido de Tarski, sino en
Aunque Carnap no llegó a definir con exactitud la noción de modelos icónicos, como el de Bohr, a los cuales llamábamos antes
'interpretación parcial', lo cierto es que comenzó a utilizarse modelos teóricos. Tanto para Nagel como para Hesse, aunque esta
de inmediato, dando lugar a las críticas de Achinstein33 y de Put- ultima amplía el concepto de modelo, no restringiéndolo a mate-
nam." Este último fue quien propuso la siguiente interpretación de riales visualizables y familiares,38 toda teoría científica debe tener
la tesis carnapiana: interpretar parcialmente términos V, y enuncia- ese tipo de modelos, los cuales son componentes esenciales e
dos de L es especificar una clase no vacía de modelos propuestos integrantes de las teorías. El propio Kuhn utilizará algunas veces la
con más de un miembro. noción de paradigma en el mismo sentido.
Esta idea ha tenido gran éxito en los años ulteriores, pero ha Mas la versión estándar de la concepción heredada es más
suscitado asimismo una viva discusión en torno a la noción de estricta: para Braithwaite los modelos de una teoría han de ser
modelo de una teoría con contenido empírico, y en particular a si conjuntos de proposiciones con la misma estructura de la teoría:
dichos modelos pertenecen o no a la estructura de la teoría. Las
investigaciones de Sneed surgen, de alguna manera, en este con- Un modelo de una teoría T es otra teoría M que se corresponde con T
texto." en cuanto a la estructura deductiva [...] el modelo es otra interpretación
Hempel, Nagel, Freudenthal, Braithwaite, Hesse y otros mu- del cálculo de la teoría."
chos debatieron esta cuestión en la década de los sesenta. Nagel,
por ejemplo, caracterizaba así a la concepción heredada en su Quien más ha criticado la versión del concepto carnapiano de
tratado de 1961, La estructura de la ciencia: interpretación parcial en términos de clases de modelos ha sido el
mismo autor que propuso esa versión como posible: Putnam."
Convendrá distinguir tres componentes en una teoría:
Para él, dicha interpretación consiste en la especificación de una
1) Un cálculo abstracto que es el esqueleto lógico del sistema explica- clase de modelos propuestos para la teoría T. Y una especificación
tivo y que «define implícitamente» las nociones básicas del sistema. así, según Putnam, debe utilizar términos de gran envergadura,
2) Un conjunto de reglas (de correspondencia) que asignan de modo
efectivo un contenido empírico al cálculo abstracto, poniéndolo en tales como 'magnitud fisica', que todavía no han sido definidos
relación con los materiales concretos de la observación y la experi- dentro de la teoría T, de tal manera que la clase de modelos M
mentación. propuestos para T sería muy amplia, y de muchos de sus elementos

32. R. CARNAP, «The Methodological Character of Theoretical Concepts»,


en FEIGL y SCRIVEN (eds.), Minnesota Studies in the Philosophy of Science, vol. I, 36. E. NAGEL, The Structure of Science ( Nueva York, Harcourt Brace, 1961),
pp. 33-76, y en concreto la p. 46. p. 90, así como las pp. 95-97. Existe traducción al castellano de Néstor Míguez
33. Véase P. ACHINSTEIN, Concepts of Science (Baltimore, John Hopkins, (Buenos Aires, Paidós, 1968).
1968), p. 82. 37. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, pp. 125 y ss.
34. H. PUTNAM, «What Theories are Not», en NAGEL, SUPPES y TARSKI (eds.), 38. Véase M. HESSE, Forces and Fields (Totowa, Littlefield, Adams, 1965),
Logic, Methodology and Philosophy of Science: Proceedings of the 1960 International pp. 23-24.
Congress (Stanford, Stanford University Press, 1962), pp. 240-251, y en concreto las 39. R. B. BRAITHWAITE, «Models in Empirical Science», en NAGEL, SUPPES y
pp. 145-146. TARSKI, Logic, Methodology..., p. 225.
35. Véase, más adelante, 6.2, 6.3 y 6.4. 40. H. PUTNAM, «What Theories are Not».
48 La concepción heredada
Modelos de una teoría científica 49

no podríamos saber si son interpretaciones que satisfacen la teoría


1) Los modelos desempeñan un papel muy importante en la
T o no. De lo cual concluye que la clase de los modelos propuestos
construcción de las teorías, al servir como guías en la búsqueda de
no está bien definida, y por tanto es inaceptable. En el fondo, lo que
su estructura formal.
Putnam quiere atacar en la concepción heredada es la propia
2) Los modelos interpretan completamente los términos teóri-
distinción entre teórico y observacional, como veremos al final de
cos de la teoría.
este capítulo. Pero al hacerlo, ha sugerido una noción que será
3) Al atribuir significado a los términos teóricos, los modelos
retomada por la concepción estructural, si bien en un sentido dife-
conectan la teoría con los datos experimentales. Por lo tanto, son
rente.
una versión mejorada de las reglas de correspondencia clásicas,
Frederick Suppe ha respondido a Putnam defendiendo la ver-
que ya no presentan las dificultades lógicas de éstas, al optar
sión de la interpretación parcial como clase de modelos, si bien él
decididamente por una función semántica de dichos modelos.
también se muestra en desacuerdo con la concepción heredada. Al
4) Los modelos extienden las teorías a nuevos ámbitos observa-
hacerlo, a su vez ha propuesto una nueva idea que tendrá gran
cionales, y por tanto desempeñan una función heurística importan-
desarrollo en las investigaciones de Sneed, motivo por el cual
te, que posibilita el crecimiento y desarrollo de una teoría.
conviene aludir a ella:
Las críticas internas a la versión final carnapiana de la concep-
Putnam dice que, según 4 (la versión de la interpretación parcial como clase
de modelos), las teorías cuyas consecuencias observacionales son falsas no ción heredada suscitaban así nuevos problemas, que pocos años
tienen ningún modelo en M; esto es inaceptable, ya que una teoría seme- después serían retomados por otros filósofos de la ciencia, pero
jante sería falsa, pero no será un sinsentido. Sin embargo, esta objeción desde puntos de vista totalmente distintos a la tradición neopositi-
confunde la verdad empírica con la verdad semántica. La clase M de vista. La década de los sesenta es pues una fase de crisis para la
modelos de T define, en efecto, un conjunto de mundos que resultan
concepción heredada, que va a dar lugar, por una parte, a que
compatibles con la supuesta verdad semántica de T. Todas las consecuen-
cias L o de T son semánticamente verdaderas en cada uno de tales mundos. algunos autores formados en ella se desliguen de la misma, tal y
De ahí que la definición de M sea tal que no sea nunca vacía, a no ser que T como veremos en el último apartado del presente capítulo, como
sea lógicamente contradictoria. Si T es empíricamente verdadera o falsa se asimismo a la difusión de ideas contrarias a ella, como las del
reduce a la cuestión de si describe fielmente condiciones que se dan en el propio Popper, que habían estado como congeladas en sus aspectos
mundo; pero esto no equivale sino a la cuestión de si el mundo real (o una
parte de él) está o no está en M. De donde se deduce que si se mantiene la fundamentales durante muchos años. Pero el abandono generaliza-
distinción entre verdad semántica y empírica, como se debe, la objeción do de la misma sólo tendrá lugar a partir del embate del historicis-
de Putnam desaparece.'" mo kuhniano, que parte ya de posiciones totalmente heterogéneas
a las de la tradición neopositivista.
En el capítulo 6 veremos de qué manera retoman Sneed y Entretanto, sin embargo, los defensores de la concepción here-
la concepción estructural este tipo de ideas, que trascienden ya la dada lograron todavía plantear nuevos problemas, que han pasado
concepción heredada y proyectan la filosofia de la ciencia hacia a ser esenciales en los años posteriores, aunque para ser tratados
direcciones nuevas. En cualquier caso, y para resumir el debate con criterios muy diferentes a los de Carnap, Hempel y otros. Pese
suscitado en la década de los sesenta en torno a la cuestión de los a ello, merece la pena recordar algunas de las principales cuestio-
modelos de una teoría científica, cabe afirmar que los defensores nes que ocuparon a estos autores en sus últimos años de preponde-
de este tipo de interpretación parcial de las teorías veían en ella las rancia en la epistemología contemporánea.
siguientes ventajas:42

41. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 122.


42. C. BICCHIERI, en M. HESSE, Modelli..., p. 22.
50 La concepción heredada r Reducción y explicación científica 51

2.8. Reducción y explicación científica teoría T 2 cuando T, contiene los mismos datos observacionales que
T 2 , y los presenta en forma más sencilla. El programa fisicalista se
mantenía, pues, en todo su rigor, dando por supuesto que en una
La reducción de unas ciencias a otras era el lema fundamental del teoría todo es traducible a términos observacionales, por medio de
Círculo de Viena en su proyecto de elaboración de una ciencia las reglas de correspondencia."
unificada. Del mismo modo que Frege, Russell y la escuela forma- En 1961 Nagel propuso otra definición de la reducción entre
lista de Hilbert habían reducido las matemáticas a la lógica, hacien- teorías, que pasó a ser la tesis estándar de la concepción heredada
do surgir la teoría de los sistemas formales, y su metateoría o al respecto. Para Nagel, una teoría es reducible por otra si puede
metamatemática, las ciencias empíricas debían ser reducidas a ser lógicamente derivable de ella, lo cual sólo puede suceder, por
lenguaje fisicalista, e incluso algunas ciencias a otras, como las supuesto, si ambas teorías son lógicamente consistentes entre sí y
ciencias sociales a la psicología (entendida ésta al modo conductis- el vocabulario de la primera (la reducida) puede obtenerse a partir
ta) y ésta a su vez al fisicalismo. La impronta del positivismo de del de la segunda, tanto en lo que respecta a la componente teórica
Comte, aunque muy lejana, seguía dejándose notar. como a la observacional, mediante definiciones o leyes-puente. Lo
El progreso científico está ligado, según el neopositivismo, a cual da lugar a una cuestión que será de gran importancia en los
los procesos de reducción de teorías, entre los cuales hay dos años siguientes, y que puede verse ya, en forma ambivalente, en
perfectamente válidos, puesto que lo suscitan: según el primero este pasaje de Nagel:
una teoría altamente corroborada tiende a ampliar su campo origi-
nario, reduciendo a sus términos y a su marco teórico ámbitos Las leyes de la ciencia segunda no emplean ningún término descripti-
vo que no se use con más o menos el mismo significado en la ciencia pri-
fenoménicos que hasta entonces habían sido investigados con téc- 44
mera.
nicas muy diferentes; el ejemplo clásico es el de la extensión de la
mecánica clásica de partículas a la mecánica de cuerpos rígidos,
No está claro, en efecto, que en los procesos de reducción
pero también puede valer la extensión de los métodos físicos a la
científica el significado de los términos, incluso el observacional,
psicología (psicofisica de finales del siglo XIX) o la de los métodos
no se modifique. No es lo mismo observar los fenómenos astronó-
estadísticos a las ciencias humanas y sociales (psicometría y socio-
micos desde una perspectiva copernicana (o kepleriana) que en-
metría del siglo xx). El segundo procedimiento fundamental para
marcarlos en el aparato conceptual newtoniano. Nagel reconoce
la reducción de unas teorías científicas a otras tiene lugar cuando
esta dificultad para el segundo tipo de reducción científica, admi-
varias teorías altamente corroboradas, cada una en su dominio,
tiendo que la teoría reductora puede conllevar la introducción de
siendo éstos en principio muy diversos, se incluyen en o se reducen
nuevos términos teóricos y de diferentes reglas de correspondencia
a otra teoría más amplia. Así ocurrió con la mecánica newtoniana,
con respecto a la teoría reducida. De ahí que para que efectivamen-
que en su desarrollo absorbió varias teorías precedentes, como las
te haya un proceso de reducción por asimilación de varias teorías
de Copérnico y Kepler en astronomía y la de Galileo sobre la caí-
en una más general, hace falta que cada una de las primeras, y
da de los graves, pero asimismo podrían citarse muchos ejemplos,
desde luego la teoría reductora, tuviesen su vocabulario teórico
incluso recientes, como la aparición de la teoría de sistemas en
ciencias sociales. adecuadamente fijado y consolidado. Pero no basta con ello." Todo
término teórico nuevo, que no apareciese en las teorías reducidas,
Ahora bien, ¿cómo encajar estos procesos de cambio científico
ha de ser confrontado con cada uno de los términos teóricos de las
con la estructura de las teorías, tal y como ésta había quedado
definida en la concepción heredada, sea en su versión inicial o en
43. Véase J. G. KEMENY y P. OPPENHEIM, «On Reduction», en Philosophical
su versión final? Studies, 7 (1956), pp. 6-19.
El primer tratamiento del problema lo proporcionaron en 44. E. NAGEL. The Structure of Science, p. 339.
1956 Kemeny y Oppenheim: según ellos, una teoría T, reduce la 45. E. NAGEL, The Structure of Science, pp. 353-354.
52 La concepción heredada Reducción y explicación científica 53

primeras, al objeto de precisar sus relaciones, a poder ser por pide que las teorías sean explicativas, por considerar esto como el
medio de definiciones o de leyes, de tal manera que, una vez objetivo principal de la ciencia.
cumplido este segundo requisito, todas las leyes de las teorías Una vez aceptada la crítica humeana a la noción de causalidad
reducidas puedan ser deducidas a partir de las premisas y reglas de por parte del Círculo de Viena, se planteó sin embargo la necesidad
correspondencia de la teoría reductora, con lo cual se logrará que de mantener el concepto de explicación como algo central en
también lo sean sus teoremas. Y por último, todas estas transforma- filosofía de la ciencia, ya que no el de explicación causal. Popper se
ciones de las teorías reducidas han de haber sido corroboradas por ha ocupado ampliamente de la cuestión, y ello ya en su obra La
la experiencia. lógica de la investigación científica, de 1934. Allí afirmaba que, si
Surge así el paradigma de lo que más tarde se llamará concep- no el principio de causalidad en su interpretación esencialista, el
ción acumulativa del progreso científico. La ciencia avanza median- científico debía seguir manteniendo un principio metodológico si-
te procesos de reducción de unas teorías a otras nuevas, y en cada milar al de causalidad:
paso el contenido empírico de las teorías precedentes ha de ser Se trata de la simple regla de que no abandonaremos la búsqueda de
perfectamente expresable, deducible y corroborable con el nuevo leyes universales y de un sistema teórico coherente, ni cesaremos en
vocabulario, axiomas, cálculo lógico y reglas de correspondencia nuestros intentos de explicar causalmente todo tipo de acontecimientos
de la nueva teoría. Implícitamente se afirma que las antiguas teo- que podemos describir: esta regla guía al investigador científico en su
tarea."
rías no deben ser abandonadas, sino mejoradas, perfeccionadas y
englobadas en otras más generales. Como veremos más adelante, Dicha tesis de Popper no fue bien recibida por los neopositivis-
este tipo de planteamientos fueron uno de los principales caballos tas ni por los instrumentalistas, dentro de la concepción heredada.
de batalla a partir de los años sesenta, cuando autores como Kuhn, En cambio, sí aceptaron su afirmación de que las teorías científicas
Hanson, Feyerabend e incluso Bohm rechazasen enérgicamente han de ser explicativas: «Teorías que describan ciertas propiedades
esta concepción del progreso científico. estructurales del mundo que nos permitan deducir, valiéndonos de
Pero independientemente de ello, el concepto de reducción condiciones iniciales, los efectos que se trata de explicar»." La
científica, en la medida en que abrió el debate sobre una cuestión diferencia va a estribar en que la explicación científica no tiene por
mucho más amplia, la de las relaciones entre teorías científicas, qué ser pensada en términos de causa y efecto. La primera propues-
pasó a ser uno de los centrales de la filosofía de la ciencia en los ta en este sentido proviene de Carnap, aunque todavía está orienta-
últimos años, como veremos más adelante." da a un ámbito restringido de las teorías científicas:
Otro concepto importante estudiado a fondo por la concepción
heredada es el de explicación. La tarea de la explicación consiste en transformar un concepto dado,
más o menos inexacto, en otro exacto, o mejor aún, en sustituir el primero
La teoría aristotélica de la ciencia consideraba que el conoci-
por el segundo. Llamamos al concepto dado (o al término usado en su
miento científico es un conocimiento por causas. Su influencia fue, lugar) explicandum y al concepto exacto (o al término) propuesto para
en este aspecto, profundísima, al menos hasta el siglo XIX, a pesar ocupar el lugar del primero explicatum. El explicatum debe ser introduci-
de la radical crítica de Hume a la noción de causalidad. La ciencia do por medio de reglas explícitas de uso; por ejemplo, mediante una
moderna, dentro de su tradición esencialista, no sólo aspiraba a definición que lo incorpore a un sistema bien construido de conceptos
científicos lógico-matemáticos o empíricos."
elaborar una descripción adecuada del mundo, sino que mediante
sus teorías pretendía lograr además una explicación de los hechos
observables, y una explicación causal; Newton y su célebre lema,
47. K. R. POPPER, La lógica de la investigación científica, ed. citada, p. 59.
Hypothesis non fingo, han encarnado el prototipo del científico que
Véase también el apartado 3.7, nota 36.
48. • Ibíd. p. 59, nota.
49. R. CARNAP, Logical Foundations of Probability (Chicago, University of
46. Véase, más adelante, 6.7. Chicago Press, 1950), p. 3.
54 La concepción heredada Reducción y explicación científica 55

53
Tres páginas más adelante precisa todavía más los requisitos atendremos a la clasificación más amplia propuesta por Speck,
que debe cumplir el explicatum: ser similar al explicandum, que sus que se adapta mejor a las ideas de Hempel, precisándolas en
reglas de uso estén formuladas con exactitud, que resulte fructífero función de aportaciones ulteriores. De acuerdo con ello la explica-
y que sea simple, en la medida de lo posible, en función de los ción científica podría ser de los siguientes tipos:
requisitos anteriores." 1) Explicación nomológica-deductiva, que es la fundamental
Pero este tipo de explicación está planteada únicamente como para la concepción heredada, en la propuesta de Hempel y Oppen-
la relación entre dos conceptos de teorías distintas cuando una es heim. En todo esquema de explicación científica de un enunciado
reducida por la otra: entonces hay conceptos de la segunda que E, el explanandum, habría que distinguir en el explanans dos tipos
explican los de la segunda. Cabe incluso hablar de la explicación de proposiciones: unas, las condiciones antecedentes, que pueden
como relación entre teorías, y no ya sólo entre conceptos; así lo describir las condiciones iniciales en las que se produce la observa-
hace Popper, al referirse a uno de los grandes ejemplos de reduc- ción que hay que explicar, o estados de cosas, o incluso hipótesis
ción científica que él estudia, el de la química a la fisica a partir de concomitantes; llamémoslas A,, Ak . La segunda componente
la clasificación de los elementos en función de su estructura ató- estaría integrada por aquellas leyes científicas, L,, L 2 L„, en su
mica: enunciación general, que permiten explicar el fenómeno, o en
su caso el concepto científico. Son las premisas del explanans. El
todos los hallazgos de la química pueden ser explicados completamente esquema general de la explicación nomológica-deductiva sería, por
(es decir, deducidos) de los principios de la física.5 '
tanto:
Mas el propio Popper señala que, estando relacionados entre sí A,, A,, Ak
los procesos de reducción y explicación científica, el primero es Explanans S
algo más que una simple explicación de una teoría por otra: impli- L,, L„
ca además una comprensión teórica, y ello no sólo en el caso de las E Explanandum
ciencias humanas o sociales, como se afirmará con frecuencia, y Hempel precisa que se deben cumplir las siguientes condiciones:
sino incluso en ciencias de la naturaleza, como la biología.
La explicación científica no sólo afecta al reemplazo de un
a) El explanandum debe ser consecuencia lógica del ex-
concepto por otro, ni a la reducción teórica, sino sobre todo a la
planans.
explicación de los hechos y de los fenómenos. De ahí que hiciese
b) El explanans debe contener leyes generales y éstas deben
falta un estudio más general de la noción de explicación, que fue ser realmente efectivas en la derivación del explanandum.
iniciado en 1954 por Hempel y Oppenheim, y continuado poste-
c) El explanans debe poseer algún contenido empírico.
riormente por Hempel y por Nagel.
d) Las proposiciones que componen el explanans deben ser
En primer lugar, hay que distinguir entre diferentes tipos de verdaderas."
explicación, entre los cuales la explicación causal no sería más que
uno entre varios. Al respecto se han propuesto muchas clasificacio- Estos cuatro requisitos son llamados por Hempel y Oppenheim
nes. Nagel distingue cuatro tipos: la explicación deductiva, la pro- condiciones de adecuación, siendo las tres primeras lógicas y la
babilística, la teleológica (o funcional) y la genética." Nosotros nos cuarta la condición empírica de adecuación.

50. R. CARNAP, Logical Foundations of Probability, pp. 5-7. 53. J. SPECK (ed.), Handbuch wissenschaftstheoretische Begriffe (Góttingen,
51. K. R. POPPER, Objeciive Knowledge (Oxford, Clarendon Press, 1962), Vandenhoeck Ruprecht, 1980, 3 vols.), vol. 1, pp. 175-190.
p. 290. Existe traducción al castellano de Carlos Solís (Madrid, Tecnos, 1974). 54. Véase C. G. HEMPEL, Aspects of Scientific Explanation, pp. 6 y ss., así
52. E. NAGEL, The Structure of Science, pp. 32 y ss. como pp. 247-249.
56 La concepción heredada Reducción y explicación científica 57

2) Explicación estadística. También estudiada por Hempel, 5) Explicación racional, denominación propuesta por Dray57
conforme al mismo esquema anterior. La diferencia estribaría en para aplicarla en particular al tipo de explicación de los aconteci-
que al menos una de las leyes L. del explanans habría de estar mientos que se produce en las ciencias históricas. Sería a su vez
formulada en términos estadísticos. disposicional, pero añadiendo un matiz importante: la intencionali-
A su vez habría dos tipos de explicación estadística: la deducti- dad propia de las acciones humanas. Este tipo de explicación se
vo-estadística, en la que se utiliza una ley estadística, formulada en sitúa en un ámbito exclusivamente pragmático.
términos de la teoría de la probabilidad, y la inductivo-estadística,
en la que se subsume algún suceso bajo leyes estadísticas, pero no 6) Explicación teleológica, término clásico muy utilizado para
por deducción matemática a partir de la teoría de la probabilidad. las ciencias biológicas y humanas, y que en este siglo suele recubrir
Posteriormente, en su posfacio a Aspects of Scientific Explanation, para muchos autores los actos intencionales. En 1943, Rosen-
en 1976, Hempel ha precisado que «una explicación estadística blueth, Wiener y Bigelow escribieron un importante artículo sobre
debe mostrar que el explanandum ha de tener alta probabilidad de el tema de la explicación científica, titulado «Behavior, Purpose
ocurrir»." and Teleology». Aportaban en él la noción de retroacción negativa,
Los restantes tipos de explicación científica son menos rele- importante para los sistemas homeostáticos o autorregulados, tan
vantes para la concepción heredada, que siempre ha insistido en el frecuentes en los seres vivos, mas también en muchas estructuras
modelo nomológico-deductivo, es decir en la explicación a partir cibernéticas. Braithwaite y Nagel también se ocuparon de esta
de leyes científicas, pero también se utilizan en particular en biolo- cuestión:" la posición general de la concepción heredada sería
gía y en las ciencias humanas. subsumir las explicaciones teleológicas o finalísticas, e incluso las
intencionales (acciones dirigidas a un objetivo), bajo el modelo de
3) La explicación genética, a base de describir de qué manera explicación causal, e incluso hacerlas compatibles con el modelo
ha evolucionado el explanandum. Se da por supuesto que no se de cobertura legal de Hempel (Covering Law Model), es decir, con
mencionan todos los estados evolutivos previos, eligiéndose sólo la explicación nomológica-deductiva.
aquellos que, hipotéticamente, tienen relevancia causal para el Al respecto se ha producido ulteriormente la importante con-
desarrollo del sistema. tribución, en 1971, de Von Wright." Siguiendo ideas propuestas
por Elisabeth Anscombe en su obra Intention,6° Von Wright se ha
4) Explicación disposicional, que ha sido desarrollada especial- interesado en la tradicional propuesta aristotélica de los silogismos
mente por Carnap y Ryle," a partir de los conceptos disposiciona- prácticos para intentar analizar la naturaleza de la explicación
les propugnados por el primero. Un ejemplo de este tipo de explica- teleológica. El silogismo práctico podría ser descrito así:
ción, en la que se vuelve de alguna manera a la antigua explicación
causal, sería la ruptura de una ventana al ser golpeada por un [...] el punto de partida a la premisa mayor del silogismo menciona
martillo, hecho que se produciría en base al concepto 'frágil' adju- alguna cosa pretendida o la meta de actuación; la premisa menor refiere
algún acto conducente a su logro, algo así como un medio dirigido a tal
dicado al cristal y que permite explicar el fenómeno sin recurrir
explícitamente a ninguna ley científica cuantitativa.
57. W. DRAY, Laws and Explanation in History (Oxford, Oxford University
55. Aspects of Scientific Explanation (ed. 1976), pp. 99-102. Para las sucesi- Press, 1957).
vas modificaciones que Hempel, a la vista de las objeciones que iban surgiendo, ha 58. R. B. BRAITHWAITE, Scientific Explanation (Nueva York, Harper, 1953).
introducido a su concepto de explicación estadística, puede verse la obra de G. H. Existe traducción al castellano (Madrid, Tecnos, 1965), titulada La explicación
VON WitiGHT, Explicación y comprensión, traducción de Luis Vega (Madrid, Alianza, científica. Para NAGEL, véase The Structure of Science, cap. 12.
1979), pp. 29 y ss. 59. G. H. VON WRIGHT, Explanation and Understanding. Nos referiremos a la
56. G. RYLE, Der Begriff des Geistes (Stuttgart, 1969), p. 114; existe una mencionada traducción castellana.
traducción inglesa (Londres, Hutchinson, 1949), The concept of Mind. 60. G. E. N. ANSCOMBE, Intention (Oxford, Blackwell, 1957).
58 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 59

fin; por último, la conclusión consiste en el empleo de este medio para Helsinki de 1974,64 pero seguir el detalle de dicho debate nos
alcanzar el fin en cuestión." llevaría a cuestiones que desbordan los planteamientos de la con-
cepción heredada.
Este tipo de silogismo, según Von Wright, sería la clave para Baste pues con decir, a título de resumen, que también en el
comprender lo que es la intencionalidad y la teleología en las caso de la explicación han surgido diversas críticas al modelo
acciones humanas. Un ejemplo concreto de dicho silogismo o hempeliano de cobertura legal, pero en cualquier caso su misma
inferencia práctica sería: formulación, con todas las adiciones y perfeccionamientos que
Ase propone dar lugar a p. llevó a cabo el propio Hemp. el, abrió asimismo nuevas líneas de
Aconsidera que no puede dar lugar a p a menos de hacer a. investigación y de estudio para la filosofía de la ciencia.
Por consiguiente, A se dispone a hacer a. 62

Resulta así, siempre según Von Wright, que el explanandum de


una explicación teleológica es una acción, y que por tanto su 2.9. Críticos de la concepción heredada
análisis debe llevarse a cabo conforme al esquema anterior de los
silogismos prácticos, característicos de las acciones intencionales.
El razonamiento anterior explica el evento a, pero no en términos 2.9.1. QUINE - Y PUTNAM SOBRE LA DISTINCIÓN ANALÍTICO/SINTÉTICO
nomológicos-deductivos, por una parte, ni se limita a explicarlo,
por otra. El silogismo práctico permite, además de la explicación En 1.4 hemos visto que la distinción de Carnap entre ciencias
de un fenómeno o evento, su comprensión. Con ello, Von Wright formales (Foi-malwissenschaften) y ciencias reales (Realwissen-
amplía el debate hacia un tema clásico, que desde luego sale fuera schaften) o de contenido empírico estaba basada en el tipo de
del marco de la concepción heredada, y retorna algunos puntos de enunciados que correspondía a cada uno de esos dos tipos de cien-
la tradición hermenéutica: el de la explicación versus la compren- cias. Las matemáticas, la lógica y las ciencias formales en gene-
sión en ciencias humanas. Volveremos más adelante sobre este ral, utilizan proposiciones analíticas, excluyendo las proposiciones
punto." contradictorias, por ejemplo por el método de reducción al absur-
do. El resto de las ciencias, en cambio, aunque pueden ser auxilia-
Otra importante contribución de Von Wright, en la que sinto- das por conceptos y técnicas lógicas y matemáticas, se distingue de
niza con las tesis de Dray en torno a la explicación racional, estriba éstas porque también cuentan, y en ello reside su especificidad,
en una característica específica de las ciencias humanas, consisten- con proposiciones sintéticas. La teoría de la ciencia del Círculo de
te en la retrodicción, que se opone al objetivo metodológico de las Viena, y por supuesto también la de la concepción heredada, tenía
ciencias físicas, que según la concepción heredada sería la predic- como uno de sus pivotes principales la distinción entre proposicio-
ción. Para Von Wright, la retrodicción, o explicación de un suceso nes analíticas y sintéticas.
en base a sus condiciones previas de posibilidad, sería el objetivo Como es sabido, esa distinción proviene de Kant. En la Crítica
principal de ciencias como la historia o el conductismo, pero de la razón pura Kant afirma que un juicio, del tipo A es B, es
también de la cosmología, la geología o la teoría de la evolución. analítico cuando el predicado B pertenece al sujeto como algo que,
Estas ideas de Von Wright han sido a su vez modificadas, implícitamente, está contenido en él," y como ejemplo de juicio
basándose en las críticas que se le hicieron en el Simposio de analítico alude al enunciado «todos los cuerpos son extensos».

61. G. H. VON WRIGHT, Explanation and Understanding, p. 48. ,


64. J. MANNINEM y R. TUOMELA (eds.), E Lsays on Explanation and Understan-
62. G. H. VON WRIGHT, Explanation and Understanding, p. 126.
ding, traducido parcialmente por Luis Vega al castellano (Madrid, Alianza, 1980).
63. Véase nota 1 del capítulo 7 (volumen II) de esta obra.
65. I. KANT, Kritik der reinen Vernunft, Introducción IV, b 10.
60 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 61

Cuando el predicado no está contenido en el sujeto, aunque pueda sintéticos son todos a posteriori, es decir, empíricos: se obtienen
estar en relación con él, el juicio es sintético. Para Kant todos los por inducción, según Carnap en 1932, a partir de las proposiciones
juicios matemáticos son sintéticos, con excepción de los enuncia- protocolares. El resto de las frases gramaticalmente construibles,
dos propiamente lógicos, como «el todo es mayor que la parte». Y pero que no son ni analíticas ni sintéticas, quedan excluidas de la
además sintéticos a priori, es decir, que no son conocidos por ciencia.
medio de la experiencia. También en la física hay, para Kant, Quine, en un célebre artículo publicado en 1951, «Dos dogmas
algunos enunciados sintéticos a priori, como el principio de acción del empirisMo»,67 lanzó un virulento ataque contra la distinción
y reacción en las leyes del movimiento. misma analítico/sintético. Para él era insostenible y debía ser aban-
Aunque el Círculo de Viena iba a negar estas últimas tesis donada, porque no tenía ninguna utilidad para la ciencia. En pri-
kantianas (para ellos las matemáticas son puramente analíticas, y mer lugar, hay dos tipos de enunciados analíticos: los lógicos y los
las ciencias empíricas proceden en todos sus enunciados no lógi- que ponen en relación términos sinónimos. Si decimos que «nin-
cos de la experiencia), había mantenido la distinción entre proposi- gún soltero es casado» estamos en el segundo de los casos. Si
ciones analíticas y sintéticas, precisamente porque ello le permitía «ningún hombre no casado es un hombre casado» en el primero.
zanjar el problema de las matemáticas y de la lógica en tanto Y ocurre que la noción de sinonimia está lejos de ser clara, como
ciencias, para pasar a ocuparse exclusivamente de lo que en verdad quedó claro en el largo debate que se produjo ulteriormente al
formaba parte de su programa empirista: las Realwissenschaften. El respecto." Y en segundo lugar: la verdad de un enunciado sintético
siguiente pasaje de Carnap es claro al respecto: no se llega a dilucidar confrontándolo con la empiria. Quine es un
defensor de la concepción holista de las teorías científicas, que las
Las proposiciones (con sentido) se dividen en las siguientes clases: considera como un todo, y no como un conjunto disgregado de
proposiciones individualizadamente verdaderas:
En primer término, aquellas proposiciones que son verdaderas por su
forma («tautologías», según Wittgenstein, que corresponden aproximada- [...] nuestros enunciados acerca del mundo externo se someten como
mente a los «juicios analíticos» de Kant); éstas no dicen nada acerca de la cuerpo total y no individualmente al tribunal de la experiencia sensible.69
realidad. Las fórmulas de la lógica y de la matemática son de esta clase.
Por sí mismas no son enunciados empíricos, pero sirven para transformar Este segundo dogma del empirismo, es decir la concepción
dichos enunciados. En segundo término, existen las formas inversas de
esas proposiciones («contradicciones»). Éstas son contradictorias y por lo atomista y no holista de las teorías, viene a coincidir, según Quine,
tanto falsas en virtud de su forma. con el primero: la distinción analítico/sintético.
Para todas las demás proposiciones la decisión sobre su verdad o su Numerosos defensores de la concepción heredada replicaron a
falsedad radica en las proposiciones protocolares, por lo cual son «propo- Quine, en su mayor parte a base de aportar ejemplos de enunciados
siciones empíricas» (verdaderas o falsas) y pertenecen al dominio de la
ciencia empírica. Cualquiera otra proposición que se construyera y que no analíticos y sintéticos, como manera de defender la distinción.
encajase en alguna de estas dos clases pasaría a carecer automáticamente Pero como señaló Putnam en 1962, en su no menos célebre artícu-
de sentido.66 lo «The analytic and the synthetic»,7° tan erróneo es negar la exis-

Los enunciados analíticos y las tautologías (entre las cuales se • 67. W. V. O. QUINE, «Two Dogmas of Empiricism», en Philosophial Review,
incluyen todos los axiomas y teoremas de las matemáticas) quedan 60 (1951), pp. 20-43. Existe traducción al castellano de Manuel Sacristán dentro de
identificados, agotando el campo de lo a priori. No hay enunciados libro de QU1NE, Desde un punto de vista lógico (Barcelona, Ariel, 1962).
sintéticos a priori para la concepción heredada. Los enunciados 68. Para dicho debate en torno a la sinonimia puede leerse la recopilación
de artículos hecha por TOMÁS MORO SIMPSON (ed.), Semántica filosófica (Buenos
Aires, Siglo XXI, 1973).
69. W. V. O. QUINE, Desde un punto de vista lógico, p. 45.
66. R. CARNAP, «Die Überwindung der Metaphysik durch Logische Analyse 70. H. PUTNAM, «The analytic and the synthetic» en Philosophical Papers
der Sprache», en Erkenntnis 2 (1932), pp. 82-83. (Cambridge, Cambridge University Press, 1980, 2.' ed.), vol. 2, pp. 33-36..
62 La concepción heredada
Críticos de la concepción heredada 63
tencia de enunciados analíticos y sintéticos como sobrevalorar la
sería sintético. Así pues, la función de la distinción teórico/observacional
importancia de dicha distinción. Su tesis fue que «sobrecargar es garantizar que todo enunciado no analítico de L es sintético: los enun-
la distinción analítico/sintético es otro de los motivos que distor- ciados Lo no analíticos son sintéticos; y todo enunciado de L que contenga
sionan al máximo los escritos de la filosofía convencional de la términos V, con consecuencias observables comprobables será sintético.
ciencia»,7 ' es decir, de la concepción heredada. Para Putnam hay Sin embargo, hemos visto que los enunciados de L no pueden dividirse en
aquellos que tienen contenido significativo y los que tienen contenido
efectivamente enunciados analíticos, como los hay sintéticos, pero Fáctico; o para decirlo de forma más específica, los enunciados de M no
no todos los enunciados científicos son analíticos o sintéticos. La tienen exclusivamente contenido significativo, puesto que contienen con-
mayoría de las definiciones científicas, e incluso las leyes, son ceptos de grupos de leyes. Por tanto, la mayoría de los enunciados de L no
enunciados de los que no podemos afirmar que sean analíticos ni son ni analíticos ni sintéticos. De ahí que no pueda sostenerse la racionali-
sintéticos. Con lo cual da en el fondo la razón a Quine: la distinción dad de la distinción teórico/observacional.72
no es útil para la filosofía de la ciencia y debe ser abandonada.
El artículo de Putnam, aunque también tuvo réplicas, produjo Quine y Putnam habían apuntado, por tanto, al centro mismo
un gran impacto, tanto por la serenidad con la que estaba escrito de la concepción heredada. Se trataba de la primera gran «anoma-
como por lo convincente de sus argumentos en favor de la existen- lía», por usar el término kuhniano a título de metáfora, para la cual
cia de conceptos de grupos de leyes, es decir de grupos de leyes no se encontraba componenda en el marco de dicha concepción.
que determinan la identidad de un concepto científico, como el de El propio Hempel, al convencerse de que la distinción analítico/
energía, pero sin por ello definirlo. Para tales conceptos la distin- sintético era insostenible para la ciencia, abandonó la distinción
ción anterior no es útil, y sin embargo son conceptos científicos teórico/observacional." Con lo cuál estos primeros críticos de la
fundamentales. concepción heredada comenzaron a minar fuertemente la confian-
El ataque de Putnam a la distinción analítico/sintético llevó za que hasta entonces la mayoría de los epistemólogos le habían
aparejado, como era de prever, un ataque paralelo a la distinción otorgado, dando lugar a que algunos de ellos volvieran sus ojos
teórico/observacional, que al cabo depende estrechamente de la hacia posturas alternativas, como la de Popper, o incluso radical-
primera. En efecto, tal y como ha mostrado Frederick Suppe: mente opuestas a la concepción heredada, como las de Kuhn,
Feyerabend y Lakatos.
La idea de que los enunciados son analíticos o sintéticos en este
sentido es central a la concepción heredada, al conferir racionalidad a su
dependencia de la distinción teórico/observacional. La distinción teórico/ 2.9.2. TOULMIN Y EL INSTRUMENTALISMO
observacional divide los términos no lógicos de una teoría en yo y V„
donde los términos de yo se refieren a cosas directamente observables.
Como Lo se ve limitado a los términos no lógicos de Vo y tiene una Stephen Toulmin se opuso desde sus primeras obras publicadas, en
estructura lógica limitada, todos los enunciados de Lo son analíticos o 1953 y 1961,74 a varias de las tesis de la concepción heredada,
sintéticos en sentido estricto. Hemos visto antes que lo que Carnap preten- llegando a ejercer una influencia bastante considerable como críti-
día con su uso de postulados de significado era separar los enunciados de L co de la misma. Su posición general respecto a las teorías científi-
que tienen contenido significativo de los que tienen contenido fáctico. Por
tanto, cualquier enunciado no analítico S de L, tomado junto con los cas es instrumentalista. Para él, ni las leyes ni las teorías son
postulados de significado M, sería tal que «M, S» tendría consecuencias Lo verdaderas ni falsas." Para poderlas aplicar a los fenómenos se
que permitirían que S fuera inductivamente confirmado o disconfirmado
por separado. (Como M se supone que es analítico y que no tiene conteni- 72. F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 107.
do fáctico alguno, los elementos de juicio directamente observables inci- 73. Véase C. G. HEMPEL, «Theoreticians Dilemma» y Aspects of Scientific Ex-
den solamente sobre la verdad de S, y no de la de M.) Por consiguiente, S planation.
74. ST. TOULMIN, The Philosophy of Science (Londres, Hutchinson, 1953).
71. H. PUTNAM, «The analitic and the synthetic», en Philosophical Papers, vol. 2, Existe traducción al castellano (Buenos Aires, Mirasol, 1964). Véase también ST.
página 33. TOULMIN, Foresight and Understanding (Londres, Hutchinson, 1961).
75. ST. TOULMIN, The Philosophy of Science, pp. 77-78.
64 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 65

requieren instrucciones complementarias, sin las cuales los enun- visión del mundo. Buscar una forma de lenguaje común a todas
ciados nómicos de las teorías, e incluso muchos conceptos funda- ellas, por muy formalizada que esté, es una tarea vana, porque
mentales de las mismas, no podrían ser identificados en el ámbito supondría privarlas de su especificidad, de lo que caracteriza a
fenoménico. Argumento que con posterioridad retomará Lakatos, cada una como concepción del mundo, o al menos del ámbito que
como veremos en el capítulo 5. es objeto de su estudio.
En relación con la concepción heredada distinguió, con oca- Respecto a la segunda pregunta, Toulmin responde netamente
sión de su «Postscriptum» a las Actas del Simposio de Urbana,
76 que la axiomatización no es la única forma útil para el análisis
hasta cuatro puntos de divergencia con ella, que son expuestos en científico, y menciona las taxonomías como otro tipo de análi-
forma de cuestiones de la manera siguiente: sis que no es reducible al método axiomático. Con lo cual choca de
nuevo frontalmente con otro de los pivotes de la concepción here-
la) ¿Existe alguna forma o algún simbolismo estándar y obligatorio dada. No sólo se niega el fisicalismo, sino incluso la reducción de
para analizar la estructura axiomática de cualquier teoría científica, sea la las teorías científicas a sistemas axiomatizados.
que sea? La tercera cuestión, al ser de carácter netamente epistemológi-
lb) ¿Es la forma axiomática la única «estructura lógica» legítima para co, le parece a Toulmin la manzana de la discordia: los filósofos de
la ciencia o puede haber otras formas lógicas dentro de las que pueda ser la ciencia no se pondrán de acuerdo al respecto. Por su parte,
legítimamente analizado el contenido de una teoría científica?
1c) ¿Cuál es la naturaleza de la «córrespondencia» por la que los además de manifestar su simpatía hacia alguna de las críticas de
elementos formales de una teoría_ científica adquieren relevancia o inter- Putnam en el Simposio a las reglas de correspondencia y a la
pretación empírica? reducción de la epistemología al contexto de justificación, punto
1d) ¿Puede el contenido intelectual clt la ciencia natural en un cierto éste en el que Toulmin está en estricto desacuerdo con la concep-
corte temporal de su desarrollo ser expresado como una red sistemática de
relaciones lógicas?" ción heredada, opta por los modelos como lazo entre las leyes
científicas y la experiencia. Las leyes son esquemas, formas: son los
La respuesta a la primera pregunta la considera ya dada por los modelos de las teorías los que nos permiten aplicar las leyes a
filósofos de la ciencia de la década de los sesenta: ya no se trata de los fenómenos."
buscar una forma única de lenguaje, como la fisicalista, que tuviese Va a ser, sin embargo, la cuarta cuestión la . que mejor le
preferencia con respecto a las demás como modo de expresión de permita exponer concepciones que van a ser retomadas en gran
las teorías científicas. Por el contrario: para Toulmin, muy influido parte por la filosofía de la ciencia posterior a la concepción hereda-
por el Wittgenstein de las Philosophische Untersuchungen en este da. Según Toulmin, y de acuerdo en este punto con Shapere, se ha
punto, cada teoría posee su lenguaje propio, y la adopción de una prestado muy poca atención a las lagunas, fallos e incoherencias de
nueva teoría lleva consigo un cambio de lenguaje.78 Pueden incluso una teoría, entendidas no como avatares desafortunados y corregi-
aparecer términos nuevos, pero lo que siempre ocurre en un bles, sino como elementos constitutivos de su estructura. Y sin
proceso de cambio científico es que los términos antiguos cambian embargo son ellas, mucho más que la aplicación de los cálculos
de significado. El significado de los términos científicos, contra lo deductivos, las que suscitan la investigación científica y promueven
que pensara la concepción heredada con su observacionalismo y el desarrollo de las teorías. Ahora bien, esos «agujeros teóricos»
con su creencia en una base empírica común a todas las teorías, no pueden ser incluidos ni tratados en un cálculo formalizado,
depende de cada teoría. Las teorías son una Weltanschauung, una y precisamente de ello proviene la insuficiencia del axiomatis-
mo para reflejar las teorías en toda su complejidad y sus insuficien-
cias:
76. ST. TOULMIN, «Proscriptum: La estructura de las teorías científicas», en
F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, pp. 656-671.
77. ST. TOULMIN, en F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 661.
ST. TOULMIN, The Philosophy of Science, pp. 13 y ss.
79. ST. TOULMIN, The Philosophy of Science, p. 165.
78.
66 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 67

Una ciencia típica, lejos de formar un sistema lógico completo, perma- críticas asimismo muy claras y radicales en contra de varios de los
nece como tema vivo y activo, como campo de desarrollo de la investiga- postulados centrales de la concepción heredada. Con lo cual resul-
ción gracias a sus fallos lógicos y a sus inconsistencias; su real carácter taría que el mismo autor, Wittgenstein, cuya obra contribuyó en
atípico, no sistemático, no axiomático es lo que genera la verdadera gran manera a la creación del Círculo de Viena, al menos como
persecución de los problemas."
catalizador del mismo, fue también el que contribuyó, muchos
La filosofía de la ciencia, continúa Toulmin, debe dejar de años después y por influencia del llamado «segundo Wittgenstein»,
interesarse por las teorías científicas asentadas, como la geometría a su decadencia.
o la mecánica, para investigar las teorías en su proceso de constitu- La oposición principal de Hanson, al igual que sucedía en el
ción y de desarrollo, con todas las discontinuidades que ello puede caso de Toulmin, pero también en el de Putnam (aunque apenas
i mplicar en su estructura lógica; por lo mismo, la estructura de una hayamos insistido en este último punto), es a la restricción de la
teoría no puede ser recogida en sistemas formalizados: filosofía de la ciencia al contexto de justificación. En su obra
Patrones de descubrimiento, y ya desde el principio de la misma, se
Ha llegado la hora de ir más allá de la imagen estática, «instantánea», queja de que los filósofos desfiguren las teorías físicas, aludiendo
de las teorías científicas a la que los filósofos de la ciencia se han autolimi-
muy pocas veces a los conceptos que de verdad utilizan los cien-
tado durante tanto tiempo y de desarrollar una «imagen móvil» de los
problemas y procedimientos científicos, en cuyos términos la dinámica tíficos:
intelectual del cambio conceptual en la ciencia llegue a ser inteligible, y
8
transparente la naturaleza de su racionalidad. I La razón es simple. Ellos han considerado como paradigmas de la
investigación física sistemas completamente desarrollados como la mecá-
Es claro que se anuncian nuevos tiempos. Toulmin no conse- nica celeste, la óptica, el electromagnetismo y la termodinámica clásica y
guirá aglutinar en torno a sus ideas una escuela capaz de relevar no ciencias no acabadas, dinámicas y el proceso de búsqueda, como la mi-
a la concepción heredada, pero con su insistencia en la dinámica crofísica.83
de las teorías, y en la importancia de la historia y del contexto de
descubrimiento para la epistemología, está escribiendo con su Y este error básico arrastra consigo otros, en cadena. Las
«Postscriptum» al Simposio de Urbana el acta de defunción de la nociones de observación, de hecho, de hipótesis, de ley, incluso de
concepción heredada. Sus trabajos ulteriores sobre el cambio de teoría, están fosilizadas a fortiori por esta falta de contacto de los
los conceptos," aunque desbordan ya el objetivo concreto del filósofos de la ciencia con la investigación real, al centrarse exclu-
presente apartado, confirman su carácter de precursor de las nue- sivamente en las venerables teorías históricas, y entre ellas sólo en
vas corrientes de pensamiento que, ya en la década de los sesenta, y las más respaldadas y acreditadas. De ahí que Hanson opte por
en buena medida por la influencia de autores como Toulmin, iban considerar uno a uno todos y cada uno de los conceptos fundamen-
a desplegarse como alternativas netas a la concepción heredada. tales de la epistemología neopositivista, para irlos analizando y cri-
ticando.
Aquí sólo nos centraremos en dos de sus análisis, el de obser-
2.9.3. HANSON Y LA OBSERVACIÓN CIENTÍFICA vación y el de causalidad, en la medida en que el primero ha tenido
una enorme incidencia y el segundo nos permite ver un nuevo
Hanson también se vio influido profundamente por el Wittgenstein planteamiento de la noción de explicación científica.
de las Philosophische Untersuchungen, llegando a adoptar posturas Las tesis de Hanson sobre la observación científica, que vamos
a ver a continuación, estaban influidas profundamente por la psico-
80. ST. TOULMIN, en F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 667.
81. ST. TOULMIN, en F. SUPPE, La estructura de las teorías científicas, p. 669. 83. N. R. HANSON, Patrones de descubrimiento. Observación y explicación,
82. ST. TOULMIN, Human Understandind (1972). Existe una traducción de traducción de E. García Camarero y A. Montesinos (Madrid, Alianza, 1977), p. 73.
Néstor Míguez, titulada La comprensión humana (Madrid, Alianza, 1977). Obras originales de 1958 y 1971, respectivamente.
68 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 69

logia de la Gestalt, cuyos autores principales menciona repetidas celestes se mueven alrededor de ella. ¿Ven Kepler y Tycho la misma cosa
veces, así como por Wittgenstein. Pero ya Duhem las había prelu- en el Este, al amanecer?"
diado, en un pasaje que Hanson cita explícitamente y que merece
la pena recordar:
Para responder a la pregunta de nada vale investigar sus res-
pectivas imágenes retinianas: «La visión es una experiencia. Una
reacción de la retina es solamente un estado físico, una excitación
Entre en un laboratorio, acérquese a una mesa atestada de aparatos,
una batería eléctrica, alambre de cobre con envoltura de seda, pequeñas fotoquímica».86 Tycho y Kepler están viendo el mismo objeto físico:
cubetas con mercurio, bobinas, un espejo montado sobre una barra de un disco luminoso y brillante, de un color blanquecino amarillo,
hierro. El experimentador está insertando en pequeñas aberturas los extre- situado en un espacio azul sobre una zona verde. Pero no observan
mos metálicos de unas clavijas con cabeza de ébano. El hierro oscila y el lo mismo. William James resolvía el problema afirmando que sus
espejo sujeto a él envía una señal luminosa sobre una escala de celuloide; interpretaciones de los datos sensoriales son diferentes:
los movimientos de vaivén de esta mancha luminosa permiten al físico
observar las pequeñas oscilaciones de la barra de hierro. Pero pregúntele
qué está haciendo. ¿Le contestará: «Estoy estudiando las oscilaciones de Naturalmente, ellos ven la misma cosa. Hacen la misma observación,
una barra de hierro que transporta un espejo»? No; dirá que está midiendo puesto que parten de los mismos datos visuales. Pero lo que ven lo
la resistencia eléctrica de las bobinas. Si usted se queda atónito, si usted le interpretan de una forma diferente. Interpretan los datos de una manera
pregunta qué significan sus palabras, qué relación tienen con los fenóme- distinta."
nos que ha estado observando y que usted ha advertido al mismo tiempo
que él, le contestará que su pregunta requiere una larga explicación y que Pero a Hanson esta solución no le parece suficiente. La psico-
usted debería seguir un curso de electricidad." logía de la Gestalt ha mostrado, con múltiples experimentos, que
sobre una misma imagen se pueden ver objetos diferentes:
Las observaciones que se efectúan en los laboratorios nunca
son triviales ni inmediatas: requieren unos conocimientos previos. Decir que Kepler y Tycho ven la misma cosa al amanecer sólo porque
sus ojos son afectados de un modo similar es un error elemental. Existe
El neófito es incapaz de percibir lo que capta un especialista al 88
una gran - diferencia entre un estado físico y una experiencia visual.
estudiar los resultados de un análisis o de un experimento. Hay que
conocer la jerga correspondiente, saber por qué cada instrumento O también:
está dispuesto como lo está, tener idea de lo que es significativo y lo
que no en los resultados obtenidos, etc. Es demasiado fácil decir que Tycho y Kepler, Simplicio y Galileo,
Pero ampliando este tipo de consideraciones, que en principio Hooke y Newton, Priestley y Lavoisier, Soddy y Einstein, De Broglie y
Born, Heisenberg y Bohm hacen las mismas observaciones pero las utili-
pueden parecer triviales, Hanson va a formular una cuestión clave zan de forma diferente. Esto no explica las controversias existentes en las
para la ulterior filosofía de la ciencia y que la concepción heredada ciencias en proceso de búsqueda. Si no hubiera ningún sentido en el que
no había advertido. Si contraponemos a dos científicos que defien- las observaciones fueran distintas, no podrían ser usadas de forma diferen-
den teorías contrapuestas sobre los mismos fenómenos, ¿perciben te.89
ambos lo mismo al observar un experimento?
Como puede comprobarse, Hanson está atacando uno de los
Para ilustrar la cuestión propone dos ejemplos, uno biológico y
otro que puede resultar más accesible: pivotes más firmes de la concepción heredada y del neopositivis-

Pensemos en Johannes Kepler. Imaginémoslo en una colina mirando


el amanecer. Con él está Tycho Brahe. Kepler considera que el Sol está 85. N. R. HANSON, Patrones..., p. 79.
fijo; es la Tierra la que se mueve. Pero Tycho, siguiendo a Aristóteles, al 86. N. R. HANSON, Patrones..., p. 81.
menos en esto, sostiene que la Tierra está fija y que los demás cuerpos 87. W. JAMES, The Principies of Psychology (Nueva York, Holt, 1890-1905),
vol. I, p. 222, y vol. II, pp. 4, 78, 80 y 81.
88. N. R. HANSON, Patrones..., p. 84.
84. P. Duile.m, La théorie physique (París, Alcan, 1914), p. 218. 89. N. R. HANSON, Patrones..., p. 99.
70 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 71

mo: la común base sensorial y observacional de las percepciones Al estudiar la cuestión de la causalidad y de la explicación
sensoriales. Esa tesis sólo puede ser mantenida cuando el filósofo científica Hanson va a retomar similares argumentos, e incluso a
de la ciencia ha estudiado las teorías ya constituidas y aceptadas, en precisarlos todavía más. Parte de la pretensión laplaciana según la
el marco de las cuales sus cultivadores efectivamente ven igual los cual, a partir de un estado del universo y de todas las leyes causa-
fenómenos. Pero en las fases de descubrimiento, con las controver- les, podría predecirse (y retrodecirse) todo estado futuro (o ante-
sias entre teorías que suelen acompañarla, la cuestión debe ser rior) de dicho universo:
planteada en otros términos. Investigar la lógica del descubrimien-
to implica elaborar una nueva teoría sobre la observación científi- Una inteligencia que conociera en un instante dado todas las fuerzas
ca, para lo cual Hanson aporta la siguiente tesis fundamental: que animan a la naturaleza y la situación respectiva de los seres que la
componen, si por otra parte fuese lo suficientemente capaz como para
someter todos esos datos al análisis, en una misma fórmula llegaría a
La visión es una acción que lleva una «carga teórica». La observación englobar los movimientos de los cuerpos más grandes del universo, así
de x está moldeada por un conocimiento previo de x. El lenguaje o las como los del átomo más ligero: nada sería incierto para ella, y el porvenir
notaciones usados para expresar lo que conocemos, y sin los cuales habría
y el pasado estarían presentes ante sus ojos. El espíritu humano ofrece, en
muy poco que pudiera reconocerse como conocimiento, ejercen también la perfección que ha sabido dar a la astronomía, un débil esbozo de dicha
influencias sobre las observaciones." 9
inteligencia. '
Si volvemos ahora al ejemplo imaginario de Kepler y Brahe Hanson va a criticar esta concepción laplaciana, en base a que,
viendo el Sol, Hanson concluye que los campos visuales respecti- según él, las explicaciones que recurren a cadenas causales siem-
vos tienen una organización diferente, desde el punto de vista pre están cargadas por presuposiciones no explícitas. Al igual que
conceptual. Y desde luego, la observación científica no es inmedia- en el caso de la observación, «las llamadas causas están cargadas
ta ni ingenua. Está cargada conceptualmente y determinada por el de teoría desde el principio al fin».92 Explicar un fenómeno x no
contexto en el cual tiene lugar, y en dicho contexto influyen las consiste en buscar su causa antecedente, sino en insertarlo en un
teorías científicas. sistema conceptual, en una teoría, en cuyo marco cobra sentido y
Con lo cual resulta que la distinción teórico/observacional de significado; mientras que en otra teoría igual es irrelevante. Por
la concepción heredada, que ya había sido criticada y debilitada poner un ejemplo clásico:
por diversos autores, va a sufrir un último y definitivo embate con
esta argumentación de Hanson, basada en último término en la Galileo estudió la Luna frecuentemente. Está surcada de agujeros y
psicología de la Gestalt, pero también en las Philosophische Unter- discontinuidades; pero decir de éstos que son cráteres —decir que la
suchungen de Wittgenstein, obra que Hanson cita explícitamente superficie lunar está llena de cráteres— es insertar astronomía teórica en
para matizar sus tesis con respecto a ella, en particular en lo que se las observaciones personales. ¿Un valle natural profundo es un cráter? Los
refiere a la distinción entre «ver» y «ver como». mineros excavan abrupta y profundamente, pero su resultado ¿es más que
un agujero? No; no es un cráter. Un pozo abandonado no es un cráter;
Entre las imágenes y el lenguaje hay un abismo, afirma Han- tampoco lo es el vórtice de un torbellino. Decir que una concavidad es un
son. El lenguaje observacional, caso de mantenerse esa noción, no cráter equivale a comprometerse con su origen, decir que su origen fue
se reduce a imágenes ni a sensaciones: cada uno de sus términos violento, rápido, explosivo. Las explosiones de artillería producen cráte-
posee una componente teórica y conceptual. Esta tesis de Hanson res, e igualmente los hacen los meteoritos y los volcanes. Los dibujos de la
superficie de la Luna serían simplemente dibujos de una esfera marcada
ha hecho fortuna, como veremos en los capítulos posteriores, y con hoyos. Pero Galileo vio cráteres.93
suele ser mencionada con aprobación por la mayoría de los filóso-
fos de la ciencia ulteriores.
91. M. LAPLACE, E.ssai Philosophique sur les Probabilités (París, 1814), 2.» ed.,
PP. 3-6.
92. N. R. HANSON, Patrones..., p. 143.
90. N. R. HANSON, Patrones..., p. 99. 93. N. R. HANSON, Patrones..., p. 145.
72 La concepción heredada Críticos de la concepción heredada 73

Hanson llama la atención así sobre un aspecto de la lógica del La concepción atomista de la concepción heredada, basada en
descubrimiento que no había sido advertido: no ya sólo la observa- la pretensión de que cada término (teórico u observacional) posee
ción, o la explicación científica, están influidas por las teorías, es significado por sí mismo, ha de ser rechazada, porque induce sobre
decir, por sistemas conceptuales sin los cuales ni se ve, ni se la reflexión epistemológica una pseudoproblemática que, por mu-
entiende ni se puede llegar a explicar ningún fenómeno, sino que cho ingenio que se despliegue luego para resolverla, no tendrá la
la propia elección de los términos en el lenguaje observacional menor utilidad, por estar totalmente desligada de la actividad real
orienta luego la investigación en una dirección o en otra, y por lo de los científicos. Las teorías son sistemas conceptuales, y cada
tanto puede ser heurísticamente más o menos afortunada. La histo- uno de los términos de su vocabulario sólo adquiere significado, si
ria de la ciencia está llena de ejemplos en los que una inadecuada además de uno o varios referentes empíricos o fenoménicos, los
elección de las denominaciones dio lugar a que los planteamientos restantes términos de la teoría delimitan, acotan y precisan dicho
teóricos que se desarrollaban por medio de ese vocabulario fuesen significado. Concepción ésta de las teorías que, como es claro, está
mal recibidos por la comunidad científica, dando lugar con ello a ya en oposición frontal a la tradición del atomismo lógico, o episte-
que dichas teorías no llegaran a ser aceptadas, teniendo que ser mológico, como sería la caracterización más adecuada.
redescubiertas mucho tiempo después: Desargues en la geometría
perspectiva y Listing al descubrir la topología son dos ejemplos,
entre otros muchos que se podrían aportar.
Hanson insiste, por consiguiente, en el aspecto sistémico de las
teorías científicas, y en concreto de su vocabulario y de su termino-
logía. Abre con ello una nueva vía de investigación, que retomare-
mos en el apéndice, y con la cual podemos dar por concluido este
breve examen de sus críticas, particularmente agudas y contunden-
tes, a la concepción heredada:

Las palabras de causa se parecen a la jerga de un juego, como se


señaló anteriormente. 'Revocar', 'triunfo', 'finura' pertenecen a la fraseolo-
gía del bridge. Cada término contiene implícitamente todo el modelo
conceptual del juego; no se puede entender propiamente ninguna de estas
ideas sin entender las restantes. Así también 'alfil', 'torre', 'jaque mate',
'gambito' se interrelacionan entre sí y con todas las demás expresiones que
se usan al jugar al ajedrez o escribir sobre él.
Lo mismo ocurre con 'presión', 'temperatura', 'volumen', 'conductor',
'aislante', 'carga' y 'descarga', 'longitud de onda', 'amplitud', 'frecuencia',
'elástico', 'tensión', 'esfuerzo' y 'deformación' en el campo de la física;
'ingestión', 'digestión', 'asimilación', 'excreción' y 'respiración' en biolo-
gía; 'herida', 'veneno', 'umbral', en medicina; 'árbol de ruedas', 'escape',
'péndulo' y 'volante', en relojería. Para entender cada una de estas ideas
completamente, es necesario conocer toda la trama de conceptos de la
correspondiente disciplina. Esto ayuda a mostrar cómo las palabras de
causa están cargadas de implicaciones teóricas en relación con sus pala-
bras de efecto."

94. N. R. HANSON, Patrones..., p. 151.


3. EL FALSACIONISMO POPPERIANO

3.1. Introducción

Karl R. Popper es uno de los filósofos de la ciencia más importan-


tes del siglo xx. En su juventud estuvo en contacto con el Círculo
de Viena, aunque sin adherirse a sus tesis fundaméntales. Su crítica
del inductivismo, su afirmación de que la observación siempre está
impregnada de teoría y el establecimiento de un nuevo criterio de
demarcación científica (la falsabilidad), le han llevado a ser uno
de los primeros críticos influyentes del positivismo lógico en su
primera versión, si bien compartió puntos básicos de la concep-
ción heredada. Su influencia ha sido muy grande, y no sólo entre
los epistemólogos, sino también entre numerosos científicos. Sin
embargo, tardó en ejercerse. Lógica de la investigación científica
(Logik der Forschung) fue publicada en 1934, cuando el Círculo de
Viena estaba en pleno auge. Y aun sin pasar inadvertida, lo cierto
es que sólo a partir de la edición inglesa de 1959 (The Logic of
Scientific Discovery), completada con una serie de apéndices res-
pecto de la edición original, comenzó a tener la enorme repercu-
sión que la ha convertido en una de las obras clave en la filosofia de
la ciencia de nuestro siglo. Previamente había escrito, entre 1930 y
1932, Die Beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie, que no fue
publicada hasta 1979, por T. Eggers. Sus primeros títulos de gran
impacto fueron La miseria del historicismo (en 1957, aunque en
1944-1945 ya había aparecido en la revista Economica) y La socie-
dad abierta y sus enemigos (1945). Otras obras célebres, y de mayor
interés para la metodología científica, son Conjeturas y refutacio-
nes (1962) y Conocimiento objetivo (1972), donde Popper expone
con mayor detalle su teoría del conocimiento y sus discutidas tesis
sobre el tercer mundo.
76 El falsacionismo popperiano Las teorías científicas 77

Asimismo tiene gran importancia el Post scriptum a la Lógica rándose de algunas de las ideas del maestro, en particular por lo
de la investigación científica. En principio fue concebido para ser que hace al carácter normativo y ahistoricista que debería tener la
añadido a la edición inglesa de 1959 de dicha obra, para lo cual filosofia de la ciencia. La polémica de Popper con Kuhn (véase el
Popper trabajó intensamente desde 1951 a 1956. A la postre, algu- capítulo 4) es clave en este sentido.
nos de dichos apéndices cobraron entidad propia, decidiendo Pop- En cualquier caso, y pese a la influencia retardada de muchos
per publicarlos en un volumen separado, que bajo el título Post- de sus escritos fundamentales, la figura de Popper resulta impres-
script: After Twenty Years llegó a estar en galeradas en 1956-1957. cindible para comprender el desarrollo de la epistemología en el
Pero una serie de problemas de salud, y más en concreto de la siglo xx, incluidas las posturas de sus críticos.
vista, le impidieron terminar la labor de corrección de pruebas, y
la obra no se publicó hasta 1983. Está formado por tres volúmenes,
que han sido editados separadamente, aunque su redacción fue
conjunta, y en su inmensa mayoría está fechada en 1962. Los tres 3.2. Las teorías científicas
han sido traducidos al castellano, bajo los títulos de Realismo y
el objetivo de la ciencia, El universo abierto y Teoría cuántica y el
cisma en física, al igual que otras obras de Popper, entre las cuales La principal novedad que introdujo Popper en la metodología
han de ser mencionadas Búsqueda sin término: una autobiografía científica estriba en la importancia atribuida a las teorías. Para
intelectual y El yo y su cerebro, esta última en colaboración con Aristóteles la reflexión sobre la ciencia debía empezar por la bús-
John Eccles. queda de los principios propios a cada ciencia, es decir, de los
Pese a esta tardía publicación de muchos de sus escritos, la términos máximárnente universales que eran objeto de dicha disci-
influencia de los mismos fue grande a través de los alumnos y plina. Para el empirismo lógico el fundamento del saber científico
discípulos de Popper, quien es autor asimismo de numerosos ar- eran las proposiciones protocolares, en la medida en que expresan
tículos en revistas especializadas. Su pensamiento se difundió so- hechos elementales. 'Popper se centrará en un tipo diferente de
bre todo en la década de los cincuenta y de los sesenta en los construcción, cuya estructura no es sirnple ni inmediata: las teorías
Estados Unidos, y a continuación en el resto del mundo, llegando a científicas. «Las ciencias empíricas —afirma Popper— son siátemas
constituirse en referencia) para la mayoría de los epistemólogos. de teorías; y la lógica del conocimiento científico, por tanto, puede
Popper siempre ha mantenido esencialmente sus posturas ini- describirse como una teoría de teorías.»' La filosofía de la ciencia,
ciales, en las que consideraba que el punto de partida para la por tanto, queda planteada como una disciplina metateórica, o
reflexión filosófica sobre la ciencia eran las teorías científicas, así metacientífica (como se dirá posteriormente), cuyos objetos princi-
como su contrastación negativa con la experiencia, por la vía de la pales de reflexión son las teorías científicas, y no las ideas, ni los
falsación. Dichas teorías siempre son conjeturas sobre el mundo, y universales, ni los hechos más simples y elementales. Esta tesis
no instrumentos de análisis del mismo ni generalizaciones en base popperiana, cuya influencia en las investigaciones posteriores ha
a datos empíricos. La actividad del científico debe ser crítica, sido muy grande, puede rastrearse en autores que le precedieron,
tratando de refutar las teorías vigentes en cada momento y contri- como el convencionalista Duhem; pero lo cierto es que a partir de
buyendo de esta manera al progreso científico, que tiene lugar por la Lógica de la investigación científica ha pasado a ser patrimonio
integración y mejora del conocimiento anterior. El propio Popper común de las distintas escuelas, por lo cual ha de ser considerada
ha dado el nombre de realismo crítico al conjunto de sus tesis como propiamente popperiana.
básicas y bajo dicha rúbrica se han agrupado numerosos autores Popper utiliza asimismo una metáfora que ha hecho fortuna:
que, sin constituirse propiamente en escuela, sí han experimentado
una profunda influencia de sir Karl R. Popper. Algunos de sus 1. K. R. POPPER, Lógica de la investigación científica, traducción de Víctor
discípulos, como Lakatos (véase el capítulo 5), han acabado sepa- Sánchez de Zavala (Madrid, Tecnos, 1962), cap. III, p. 57.
El falsacionismo popperiano Las teorías científicas 79
78

Otra aportación popperiana, retomada después por Hanson y


Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos
«el mundo»: para racionalizarlo,2 explicarlo y dominarlo. Y tratamos de que otros muchos, estriba en la crítica a la que somete al concepto de
la malla sea cada vez más fina. experiencia directa e inmediata, que sin duda era una de las nocio-
nes básicas del atomismo lógico. Ya en 1935, Popper critica las
La razón científica funciona pues a base de construir sistemas teorías de la ciencia que suponen que ésta se construye a partir de
peculiares de conocimiento del mundo, al objeto de poder explicar experiencias que van siendo ordenadas y recopiladas.3 En 1972, al
los fenómenos (y no sólo describirlos), y lo que es más, con la meta publicar su Objective Knowledge, su pensamiento al respecto resul-
final de dominar la naturaleza, lo cual equivale en muchos casos a ta mucho más claro y tajante. Todo un parágrafo está consagrado a
transformarla. La ciencia no es un saber inerte o pasivo con respec- desarrollar la tesis de que «todo conocimiento —incluso las obser-
to a su objeto. En la tarea del científico cabe rastrear una voluntad vaciones— está impregnado de teoría (Theory-Impregnated)».4 No
de dominar la naturaleza, particularmente clara en el caso de la hay tabula rasa alguna en el ser humano. Siempre se parte de algún
tecnología que de la ciencia se deriva. Y el instrumento principal conocimiento previo; en último término, Popper admite la existen-
para llevar a cabo esa labor son las teorías, que por lo mismo han cia de disposiciones innatas en el conocimiento humano.3 Resulta
de ser el punto de partida de la reflexión metodológica sobre la interesante mencionar el aspecto genético que en Popper adquiere
ciencia. Popper, sin embargo, no es un instrumentalista, como esta tesis clásica:
veremos más adelante. Ya en 1934 criticó explícitamente el instru-
mentalismo de Mach, Wittgenstein y Schlick, y en el Post scriptum Si no fuese absurdo hacer este tipo de estimaciones, diría que el 99,9
el de Berkeley. por 100 del conocimiento de un organismo es heredado o innato y sólo
una décima parte consiste en modificaciones de dicho conocimiento in-
Hay cuatro modos de contrastar una teoría. Cabe, en primer nato.6
lugar, estudiar la coherencia interna de la misma, investigando las
diversas consecuencias que pueden derivarse de ella y viendo si Estas disposiciones innatas, por consiguiente, están impregna-
son contradictorias o no. Asimismo puede estudiarse si una teoría das de teoría, entendiendo el término «teoría» en un sentido am-
es empírica o no, en virtud de su forma lógica: Popper, en la estela plio. Los órganos sensoriales, en particular, incorporan genética-
del Círculo de Viena en este punto, admite en Lógica de la investi- mente teorías anticipatorias.7 No hay ningún tipo de percepción
gación científica que puede haber teorías puramente tautológicas, que sea inmediata o simple; todas están previamente influidas por
que corresponderían a las ciencias no empíricas, como la lógica y esas «teorías» subyacentes.
las matemáticas. En tercer lugar, unas teorías pueden ser compara- En realidad, y como ya hemos visto en 2.9, este tipo de tesis ya
das con otras, al objeto de averiguar si la nueva teoría comporta habían sido defendidas por Hanson en su obra Patrones de descu-
algún adelanto científico respecto de la anterior. Por último, una brimiento de 1958, al afirmar que «la visión está cargada de teoría» 8
teoría se contrasta al aplicar empíricamente las consecuencias que y remitir dicha tesis a Pierre Duhem como precedente,9 así como a
se derivan de ella. La contrastación teoría/experiencia no es, por la psicología de la Gestalt y al Wittgenstein de las Investigaciones
tanto, sino uno de los procedimientos metodológicos destinados a filosóficas. La tesis de la inconmensurabilidad entre teorías, defen-
evaluar el interés de una teoría científica. Con Popper aparece ya
uno de los temas que será más estudiado posteriormente: la evalua-
ción de una teoría relativamente a otra. Sin embargo, él se centrará 3. K. R. POPPER, Lógica de la investigación científica, p. 101.
fundamentalmente en el cuarto tipo de contrastación, introducien- 4. K. R. POPPER, Conocimiento objetivo (Madrid, Tecnos, 1974), p. 74, párr. 18.
5. K. R. POPPER, Conocimiento objetivo, p. 75.
do el criterio de falsación de una teoría por medio de la expe- 6. K. R. POPPER, Conocimiento objetivo, p. 75.
riencia. 7. K. R. POPPER, Conocimiento objetivo, p. 76.
8. N. R. HANSON, Patrones de descubrimiento..., p. 99.
9. P. DUHEM, La théorie phisique, p. 218.
2. K. R. POPPER, Lógica de la investigación científica, p. 57.
80 El falsacionismo popperiano El problema de la inducción 81

°
dida por Kuhn y por Feyerabend' ha acabado de centrar el debate tales como hipótesis, leyes o teorías. El problema de la inducción
filosófico en torno a esta cuestión. La relevancia otorgada por consiste en indagar si las inferencias inductivas están lógicamente
Popper a las teorías, frente a la concepción inicial del Círculo de justificadas, y bajo qué condiciones lo están. Para ello, afirma
Viena, que centraba su análisis en las proposiciones y en los térmi- Popper, habría que formular alguna ley lógica que fundamentase
nos, ha contribuido en gran medida a provocar este giro radical en dichas inferencias: el principio de inducción. Pero, a diferencia
la epistemología científica del siglo xx. de otras leyes lógicas, Popper afirma que dicho principio de induc-
Popper se mostró de acuerdo con la concepción heredada en ción no puede ser una ley lógica, en el sentido de la lógica formal
que, de ser posible, las teorías deberían de estar axiomatizadas. del siglo xx, es decir, una tautología o un enunciado analítico.
Pero, a diferencia de los neopositivistas, siempre insistió en la Habría de ser un enunciado sintético y, desde luego, un enunciado
universalidad de las leyes científicas, así como de muchos de sus universal.
enunciados y conceptos. Ello es una condición necesaria para que Y aquí surge el problema: ¿cómo sabemos que dicho enuncia-
se puedan hacer predicciones, y asimismo para que la ciencia do universal, fuese el que fuese, sería verdadero?
cumpla su función explicativa que, si ya no ha de serlo en base al
principio esencialista de causalidad, sí lo puede ser por medio del Si intentamos afirmar que sabemos por experiencia que es verdadero,
principio metodológico de causalidad, que como ya hemos visto reaparecen de nuevo justamente los mismos problemas que motivaron su
en 2.8 Popper propugnó contra el neopositivismo y el instrumen- introducción: para justificarlo tenemos que utilizar inferencias inductivas;
para justificar éstas hemos de suponer un principio de inducción de orden
talismo. superior, y así sucesivamente. Por tanto, cae por su base el intento de
Sin embargo, las teorías son conjeturas, hipótesis generales fundamentar el principio de inducción en la experiencia, ya que lleva
que permiten explicar los fenómenos. Nunca son verdaderas, pero inevitablemente a una regresión infinita»
sí pueden ser falsadas, lo cual debe llevar al científico a rechazar-
las, como veremos a continuación. Este círculo vicioso, que constituye la médula del problema de
la inducción, ya había sido advertido por Hume en su Treatise of
Human Nature.13 Numerosos autores se han ocupado de la cuestión
tanto para aclararlo como para profundizar en él o tratar de solu-
3.3. El problema de la inducción cionarlo." Muy resumidamente, y simplificando, podría ser expues-
to así:
Supongamos que queremos inferir, a partir de n observaciones
La segunda gran divergencia entre Popper y el Círculo de Viena, y según las cuales «el agua hierve a 100 grados centígrados» un
en concreto con Rudolf Carnap, con el que polemizó al respecto, enunciado universal al respecto, mediante el cual se asevera que
así como con Reichenbach, se refiere al papel de la inducción también en el experimento n+1 el agua hervirá a los 100 grados.
dentro de la metodología científica. Ya en Lógica de la investiga- Esa diferencia sólo es válida en el caso concreto del agua si admiti-
ción científica alude a ello, pero posteriormente ha vuelto varias mos un principio de inducción más general, que por ejemplo
veces sobre el tema. Nos limitaremos aquí a la exposición de los podría aseverar: efectuadas n observaciones de un fenómeno X, y
argumentos iniciales.' ' habiendo advertido en todas ellas (para un n suficientemente gran-
Popper considera que una inferencia es inductiva cuando pasa
de enunciados singulares (o particulares) a enunciados universales, 12. K. R. POPPER, Lógica de la investigación científica, p. 29.
13. D. HUME, Treatise of Human Nature, libro I, tercera parte, apartados VI
10. Véase, más adelante, 4.5 y 7.2.4. y XII.
11. Para desarrollos más amplios, puede consultarse la obra de
RIVADULLA, 14. Una obra muy accesible es la de MAX BLACK,
Inducción y probabilidad
Filosofía actual de la ciencia (Madrid, Editora Nacional, 2.a ed. en Ed. Gredos, (Madrid, Cátedra, 1979), que incluye una excelente introducción a cargo de Alfonso
[1986]). García Suárez, titulada «Historia y justificación de la inducción.
82 El falsacionismo popperiano La falsabilidad como criterio de demarcación 83

de) que se produce el acontecimiento Y, podemos concluir que 3.4. La falsabilidad como criterio de demarcación
X Y. Ahora bien: ¿cómo podemos estar seguros de que este
principio más general es válido? Lo más que puede ocurrir es que
hayamos observado que en cierto número finito de ocasiones, N, El problema de la demarcación entre ciencia y metafisica (Abgren-
ha resultado válido en todo tipo de acontecimientos empíricos. Mas zungskriterium) es considerado por Popper, como por el Círculo de
de ello no podemos concluir que es universalmente válido, pues de Viena, como una cuestión capital para la filosofia de la ciencia.
hacerlo estaríamos presuponiendo ya la inferencia inductiva para Pese a esta común perspectiva, en la que se muestra la incidencia
fundamentar el propio principio de inducción, siendo así que di- que sobre su pensamiento tuvieron los debates de los atomistas
cho principio había sido formulado al objeto de justificar las infe- lógicos, la solución propuesta por Popper será muy diferente. Pop-
rencias inductivas. per rechaza la inducción como criterio de demarcación precisa-
Kant trató de resolver el problema afirmando que el principio mente porque no considera que sea un criterio satisfactorio. Y se
de inducción era válido a priori. Dicha solución no resulta satisfac- remite a Kant como al autor en el que el problema de la demarca-
toria para Popper, quien optará por una solución muy diferente: ción adquirió una importancia prioritaria. La solución de los positi-
vistas le parece naturalista, mientras que para Popper dicho proble-
Yo seguiría afirmando que es superfluo todo principio de inducción, ma no es exclusivo de las ciencias naturales. Si aceptásemos las
y que lleva forzosamente a incoherencias lógicas.I 5 propuestas de Wittgenstein o de los vieneses, afirma Popper, partes
muy importantes de la ciencia (como las leyes científicas) habrían
Para Popper, la metodología científica es esencialmente de- de ser consideradas como extracientíficas, al no proceder de obser-
ductiva, y no inductiva. Dada una teoría T, deducimos consecuen- vaciones repetidas que inductivamente han dado lugar a enuncia-
cias de la misma, c,, c 2 , c,,. Dichas consecuencias han de ser dos universales. De ahí que el criterio neopositivista de demarca-
contrastables empíricamente, pero entendiendo dicha contrasta- ción, basado en la verificación o en la confirmación, pero de hecho
ción como posibilidad de refutación de la teoría T si los datos sustentado en el método inductivo como marca de la cientificidad,
empíricos no coinciden con las predicciones c, emanadas de T: ha de ser radicalmente modificado.
nunca como verificación de la teoría T. Vemos así que la afirma- Para Popper la ciencia no es nunca un sistema de enunciados
ción popperiana de las teorías científicas como las auténticas uni- ciertos e irrevocablemente verdaderos, sino todo lo contrario. La
dades de partida de la metodología científica es coherente con su ciencia nunca alcanza la verdad, sino que se aproxima a ella
crítica del inductivismo, en la medida en que esta concepción proponiendo sistemas hipotéticos complejos (las teorías científicas)
metodológica haría depender a las teorías de los hechos observa- que permiten explicar más o menos fenómenos empíricos, pero
dos, y no al revés. Popper se remite a Liebig y a Duhem como nunca todos los hechos que se pueden presentar en una disciplina
antecesores de estas tesis antiinductivistas. Pero en su caso dichas determinada y en un momento histórico dado como base empírica
tesis van a complementarse con una nueva aportación metodológi- de dicha ciencia. Los científicos deducen, a partir de dichos siste-
ca, que será objeto del siguiente apartado. mas hipotéticos, consecuencias que coinciden en mayor o menor
grado con la experiencia. Pero las teorías científicas nunca son
categóricas, sino conjeturales. La función de la empiria consiste en
refutarlas, o en el mejor de los casos en corroborarlas en un cierto
grado, pero no en ratificar ni en confirmar las teorías.
Surge así el nuevo criterio de demarcación entre ciencia y no
ciencia: una teoría es científica si puede ser falsada por medio de la
experiencia (en el caso de las teorías empíricas) o por medio de su
15. K. R. POPPER. Lógica de la investigación científica, p. 28. contradictoriedad interna (en el caso de las teorías lógicas y mate-
84 El falsacionismo popperiano La falsabilidad como criterio de demarcación 85

máticas). Para Popper, «las teorías no son nunca verificables empí- La relación metodológica adecuada entre teoría y experiencia
ricamente»," pero sí han de ser contrastables con ella. En lugar de es pues la tentativa de falsación. Un enunciado universal del tipo
elegir un criterio positivo de contrastación, hay que tomar uno ne- «todos los hombres son mortales» no puede nunca ser comprobado
gativo: experimentalmente, por muchos que fuesen los casos singulares en
l os que, en efecto, se certificase que también este individuo singu-
No exigiré que un sistema científico pueda ser seleccionado, de una lar había muerto. En cambio, es muy fácil refutar dicho enunciado
vez para siempre, en un sentido positivo; pero sí que sea susceptible de por la vía de la experiencia. Bastaría mostrar (incluso observacio-
selección en un sentido negativo por medio de contrastes o pruebas nalmente) que un determinado hombre no ha muerto —por ejem-
empíricas: ha de ser posible refutar por la experiencia un sistema científico
empírico.17 plo, tras varios siglos de existencia— para que el enunciado univer-
sal quedase, si no plenamente refutado, sí puesto seriamente en
La posibilidad de mostrar la falsedad de una teoría científica cuestión. En esa medida, dicho enunciado puede ser plenamente
mediante la experiencia, por ejemplo a través de las predicciones aceptable en una disciplina científica como la biología, por su
que deductivamente se derivan de ella, es el signo distintivo del enorme contrastabilidad con la experiencia. Y otro tanto cabría
saber científico frente a otro tipo de saberes. Esta falsabilidad es un decir de enunciados científicos más especializados, como los enun-
criterio de demarcación, pero no de sentido. Aquello que no versa ciados de leyes, que normalmente son proposiciones universales
sobre la experiencia ni es falsable por ella puede perfectamente que se refieren a la experiencia, y que por consiguiente pueden ser
tener sentido, pero sin ser científico. Popper no reprocha a la falsados con facilidad con sólo un contraejemplo fáctico que se
metafísica clásica, ni en general a la religión, o a la poesía, o al arte, encuentre. Por el contrario, otro tipo de afirmaciones nunca po-
su ausencia de sentido, como sí hicieran Carnap y el Círculo de drían ser refutadas experimentalmente, o cuando menos sólo sé-
Viena. Él afirma incluso que la metafisica puede tener valor para la rían falsables con grandes dificultades y de forma dudosa. La facili-
ciencia empírica." Lo que ocurre es que, entre aquellos enuncia- dad para la falsación empírica caracteriza el saber científico, y por
dos empíricos que tienen sentido (por ejemplo, «surgirá una bola lo mismo cabe distinguir grados de contrastabilidad en unas u otras
de fuego del cielo» y «aparecerá el corneta Halley el año 1986») el teorías.
primero no es falsable y el segundo sí; en esa medida, sólo el La regla lógica fundamental en las ciencias empíricas pasa a
segundo es un enunciado científico. ser el modus tollens, cuya forma de expresión es la siguiente:
Popper propone la falsabilidad corno criterio de demarcación
basado en una asimetría lógica entre la verificabilidad y la falsabili- [(p q) « q] p
dad. Un enunciado universal nunca es deductible a partir de los
enunciados singulares, por muchos que éstos sean, como ya vimos Para demostrar que una proposición p es falsa, basta demos-
en el análisis popperiano del problema de la inducción; pero, en trar deductivamente su contradictoria, ---p. Y, a su vez, para ello
cambio, un enunciado singular sí puede contradecir un enunciado puede seguirse la vía indirecta (paralela desde el punto de vista
universal, y por lo tanto refutarlo. deductivo a la clásica reductio ad absurdum) de examinar alguna
de las consecuencias, q, que se derivan de la proposición p. Si
En consecuencia, por medio de inferencias puramente deductivas conseguimos demostrar:
(valiéndose del modus tollens de la lógica clásica) es posible argüir de la
verdad de enunciados singulares la falsedad de enunciados universales.'
por un lado p q
16. K. R. POPPER, Lógica..., p. 39. y por otro q
17. K. R. POPPER, Lógica..., p. 40.
18. K. R. POPPER, Lógica..., p. 38.
19. K. R. POPPER, Lógica..., p. 41. podemos concluir
86 El falsacionismo popperiano Grados de corroboración de una teoría 87

con lo cual hemos logrado nuestro objetivo de refutar p: la hipóte- cias, poseemos una serie de falsadores potenciales de dicha teoría.
sis p ha de ser eliminada (quitada, tollere) porque si la admitimos, Para que una teoría sea falsable ha de prohibir, como mínimo, un
dado que de ella se deduce q y q es falsa (por ejemplo, porque a
contecimiento empírico. Dicho acontecimiento puede ser descri-
comprobamos empíricamente que no ocurre q) llegamos a un to por medio de términos mediante diversos enunciados básicos
absurdo; luego hemos de aceptar la falsedad de p, en virtud de que singulares, que Popper llama homotípicos para subrayar que se
de lo verdadero nunca se deduce lo falso. refieren a un mismo evento empírico. Dichos enunciados son posi-
Vemos pues que Popper conjuga su tesis de la estructura bles falsadores de la teoría y el científico experimental ha de
deductiva de las ciencias empíricas con la contrastación teoría/ ingeniarse para elaborar experimentos que permitan dilucidar la
empiria en base a esta regla deductiva que es el modus tollendo verdad o la falsedad de dichos falsadores.
tollens, y que sería de continua aplicación en el razonamiento
experimental. Por el contrario, la verificación y el modus ponens Podríamos decir que si la clase de los posibles falsadores de una teoría
no tienen aplicación en las ciencias experimentales en el caso de es «mayor» que la correspondiente de otra, la primera teoría tendrá más
ocasiones de ser refutada por la experiencia; por tanto, comparada con la
los enunciados universales. La asimetría entre enunciados univer-
segunda teoría podrá decirse que aquélla es «falsable en mayor grado». Lo
sales y singulares, desde el punto de vista de las propiedades cual significa asimismo que la primera teoría dice más acerca del mundo
lógicas del condicional, es la tesis que sustenta el criterio popperia- de la experiencia que la segunda, ya que excluye una clase mayor de
2
no de falsabilidad. enunciados básicos. °
Obsérvese que, como ya sucedió en el caso del Círculo de
Viena, Popper no exige una falsación ya efectuada para atribuir Este pasaje de Lógica de la investigación científica muestra la
carácter científico a una proposición, sino la falsabilidad en princi- idea que subyace al tratamiento que Popper propone de la nocióh
pio. Una teoría auténticamente científica es la que no sólo se limita positivista de contenido empírico de una teoría. Es posible estable-
a presentar sus hipótesis y sus consecuencias, sino que además cer gradaciones en el contenido empírico de las diversas teorías, y
delimita los distintos modos en los que dichas consecuencias po- por tanto introducir cierto «índice de cientificidad», pero por vía
drían ser refutadas experimentalmente. La metafísica clásica no se negativa, en base a los falsadores de cada teoría. Si, dada una teoría
ha preocupado nunca de este aspecto, limitándose a enunciar y a T, los enunciados básicos prohibidos por ella van aumentando, en
argumentar sus tesis, pero sin sugerir los medios concretos me- la medida en que cada vez hace más predicciones y sobre ámbitos
diante los cuales dichas teorías podrían ser contrastadas con la de fenómenos más amplios, dicha teoría será progresivamente más
experiencia. En cambio, la ciencia sí lo ha hecho, en mayor o fácil de falsar. Para Popper, el objetivo principal de la ciencia
menor medida, y por eso la falsabilidad es un criterio adecuado de estriba en construir teorías de este tipo: fácilmente falsables, y por
demarcación. consiguiente con mayor contenido empírico. Las mallas de las
teorías científicas, retomando la metáfora antes mencionada, han
de ser cada vez más finas, en el sentido de que su grado de
falsabilidad es cada vez mayor.
3.5. Grados de corroboración de una teoría Formalizar la noción de grado de falsabilidad de una teoría, sin
embargo, presenta dificultades. En efecto, las clases de los posibles
falsadores son infinitas, y por tanto ese «aumento» de los enuncia-
El talante del científico ha de ser crítico: su actitud epistémica debe dos básicos incompatibles con una teoría ha de ser tratado cuida-
ser la tentativa de refutar las conjeturas que van siendo presentadas dosamente. En la Lógica de la investigación científica, Popper pro-
para explicar los fenómenos empíricos. Si de una teoría se deriva pone hasta tres soluciones a esta dificultad: el número cardinal de
un conjunto de consecuencias y, a su vez, somos capaces de formu-
lar una serie de enunciados contradictorios con dichas consecuen- 20. K. R. POPPER, Lógica..., p. 107.
88 El falsacionismo popperiano Grados de corroboración de una teoría 89
una clase, el concepto de dimensión y la relación de subclasifica- -
de Bewahrungsgrad, traducido por Carnap en su Testability and
ción. Finalmente opta por esta última posibilidad, formulándola de Meaning como grado de confirmación de una teoría. La caracteriza-
la manera siguiente, para el caso más sencillo, que es el de los ción lógica de dicha noción dio lugar a una amplia polémica, en la
enunciados científicos: que intervinieron Tichy, Grünbaum, Kemeny, Miller y los propios
Carnap y Popper." Por parte de este último, siempre se mantuvo la
Se dice que un enunciado x es «falsable en mayor grado» o «más tesis de que el grado en que una teoría ha resistido a las contrasta-
contrastable» que el enunciado y —o, en símbolos, que Fsb(x) > Fsb(y)—
cuando y solamente cuando la clase de los posibles falsadores de x inclu- ciones no tiene por qué satisfacer las reglas del cálculo de probabi-
ye a la clase de los posibles falsadores de y como una subclase propia lidades, tesis ésta que había sido implícitamente aceptada por nu-
suya. 2 ' merosos epistemólogos. Por eso Popper introdujo en Conjeturas y
refutaciones (y también en el Post scriptum) la nueva denomina-
Así pues, la teoría de conjuntos, y en concreto la relación de ción de grado de corroboración, que tiene la ventaja de no poseer
inclusión, viene a ser el recurso utilizado para definir la noción connotaciones verificacionistas. Intuitivamente, una teoría posee
de grado de contrastación. A partir de ello, Popper introduce la mayor grado de corroboración cuando ha resistido más críticas y
noción de probabilidad lógica, que es diferente de la probabilidad contrastaciones más severas, y no cuando ha sido «más verificada».
numérica que surgió de la teoría de juegos de azar y que se utiliza Para medir dicho grado hay que recurrir al contenido de la misma,
en estadística. La probabilidad lógica de un enunciado es comple- y para ello a su improbabilidad lógica: así, la teoría de Einstein
mentaria con su grado de falsabilidad. Puesto que, basándonos en implica más contrastaciones posibles que la de Newton, y por tanto
la relación de subclasificación, podemos comparar el grado de posee mayor contenido y mayor poder explicativo. Al contrastar
falsabilidad de dos enunciados, también podemos afirmar que uno una teoría T, siempre poseemos una información básica previa e,
es más probable lógicamente que el otro, cuando tiene un menor con respecto a la cual se produce la contrastación. La actitud
grado de falsabilidad. Una teoría que no es falsable de ninguna crítica o falsacionista tiende a maximizar dicha información, a
manera, porque no prohíbe ningún acontecimiento empírico, tiene diferencia de la actitud verificacionista. Cuanto mayor sea la im-
un grado de falsabilidad igual a O y, por tanto, su probabilidad probabilidad del falsador potencial, tanto mayor será el apoyo que
lógica es 1; y viceversa, las teorías o los enunciados científicos más la teoría reciba, caso de que la teoría T resista dicha falsación, ya
falsables son los menos probables lógicamente. Lo cual no quiere que su contenido empírico habrá aumentado considerablemente.
decir que este último tipo de enunciados o de teorías no sean Por el contrario, si se produce una constatación de algo plausible y
científicos, sino todo lo contrario. Las teorías que tienen probabili- probable el contenido empírico de la teoría no aumenta. Para
dad lógica 1 no dan ninguna información sobre la empiria: las Popper sólo han de contar las contrastaciones severas, es decir las
teorías empíricamente preferibles, en el sentido de que son plena- más improbables con respecto a la información que poseemos. La
mente científicas, son aquellas cuyo contenido empírico es muy predicción de Adams y de Leverrier, que llevó al descubrimiento
alto, y por consiguiente su probabilidad lógica muy baja. El conte- del planeta Neptuno, era sumamente improbable; precisamente
nido empírico de una teoría equivale a su grado de falsabilidad," al por ello supuso un fuerte apoyo a la teoría de Newton, que era la
menos desde el punto de vista de la comparación relativa de unas única que permitía la predicción de un hecho tan improbable
teorías con otras. estadísticamente. Este tipo de ejemplos representa para Popper el
En obras posteriores Popper ha vuelto sobre esta cuestión, que paradigma de la actitud crítica de los científicos y la medida del
tiene gran importancia dentro de su teoría de la ciencia. En grado de corroboración.
Lógica de la investigación científica Popper había usado el término

21. K. R. POPPER, Lógica..., p. 108. 23. Véase una amplia exposición de este tema en RIVADULLA, Filosofía actual
22. K. R. POPPER, Lógica..., p. 115. de la ciencia, cap. IV.
90 El falsacionismo popperiano La tesis del tercer mundo 91

De ahí que, si la probabilidad de un suceso a es p (a), se defina do de corroboración de las teorías. Lo cual no obsta para que
el grado de contrastabilidad de a, C, (a) como: cualquier teoría, por alto que sea su grado de contrastación y de
corroboración, siempre pueda ser refutada: el modus tollens pasa a
C, (a) = 1 - p (a) ser un órgano de la crítica racional, y no del razonamiento categó-
24
rico.
C, (a) mide así el contenido, el cual debe aumentar en cada Con respecto al progreso científico, Popper mantiene tesis
contrastación que la teoría o la hipótesis supere. Si concebimos b evolucionistas, llegando a defender incluso un cierto esquema
como tentativa de refutar a, la severidad mayor o menor de la
neodarwinista, según el cual son las mejores teorías las que van
contrastación puede ser a su vez medida mediante la improbabili- siendo seleccionadas a lo largo de la historia de la ciencia por
dad de b, que a su vez depende de C, (b). Si llamamos, entonces, medio de esta metodología falsacionista. Los experimentos crucia-
C(a, b) al grado de corroboración de a mediante b, hemos de exigir, les desempeñan un papel fundamental al respecto. Esta noción del 25
por una parte, que C(a, b) sea menor o a lo sumo igual que C,(a), y progreso científico ha sido muy criticada por autores como Nagel
por otra que C(a, b) aumente con C,(b). Popper propuso en un y Bunge," así como por otros muchos epistemólogos a cuyas críti-
primer momento la definición siguiente de C(a, b): cas nos referiremos explícitamente en el capítulo 5.

C(a, b) - p(a, b) - p(b)


p(b, a) - p(a, b) + p(b) 3.6. La tesis del tercer mundo

y en una segunda fase de su investigación, en la que añadió la


información básica c de la que se dispone en el momento de En su obra Conocimiento objetivo, Popper propone la siguiente dis-
la contrastación de a mediante b, definió el grado de corroboración tinción:
de la manera siguiente:
Sin tomar las palabras 'mundo' o 'universo' muy en serio, podemos
p(b, ac) - p(b, c) distinguir los siguientes tres mundos o universos: primero, el mundo de los
C(a, b, c) - objetos físicos o de los estados físicos; segundo, el mundo de los estados de
p(b, ac) - p(ab, c) + p(b, c) conciencia o de los estados mentales, o quizá de las disposiciones conduc-
tuales para actuar; y tercero, el mundo de los contenidos objetivos del
pensamiento, especialmente del pensamiento científico y poético y de las
donde se usa la noción p(b, a), o verosimilitud de a con respecto a obras de arte. 27
b, propuesta por Fisher.
El estudio del grado de corroboración confluía así con las Las leyes y teorías científicas, en particular, pertenecerían a
investigaciones popperianas en torno a la noción de verosimilitud, este tercer mundo, que el propio Popper pone en relación con la
a las que nos referiremos en 3.8.
Mas independientemente de los detalles técnicos ligados a este
problema del grado de corroboración, así como a la polémica 24. Véase K. R. POPPER, «La lógica de las ciencias sociales», en La disputa del
positivismo en la sociología alemana, de ADORNO et al. (Barcelona, Grijalbo, 1973),
suscitada por el mismo, sí cabe señalar que, mediante esas contras- pp. 101-119.
taciones severas, los científicos llevan a cabo un proceso racional 25. E. NAGEL, La estructura de la ciencia, traducción de Néstor Míguez
de aproximación a la verdad, aumentando de forma progresiva el (Buenos Aires, Paidós, 1986), pp. 84 y ss.
contenido empírico de las teorías. Para ello seleccionan una serie 26. M. BUNGE, La investigación científica, traducción de Manuel Sacristán
(Barcelona, Ariel, 1969), p. 334.
de problemas, proponen conjeturas para solucionarlos, someten 27. K. R. POPPER, Objective Knowledge, edición revisada (Oxford, Clarendon
dichas conjeturas a contrastaciones severas y aumentan así el gra- Press, 1979), p. 106.
La tesis del tercer mundo 93
92 El falsacionismo popperiano
no es cierta. Aunque nosotros actuemos continuamente sobre ese
teoría platónica de las ideas y con la teoría hegeliana del espíritu tercer mundo, modificándolo y corrigiéndolo, es sin embargo con-
objetivo, si bien para diferenciarse netamente de ambos filósofos. siderablemente autónomo.
Por el contrario, tanto Bolzano como Frege son aceptados como En apoyo de sus tesis Popper ofrece una argumentación bio-
precedentes directos de esta tesis popperiana. Al afirmar la existen- lógica. No sólo hay que estudiar las conductas o los actos de pro-
cia objetiva de este tercer mundo, Popper se va a manifestar contra- ducción de los seres animales, incluidos los hombres, sino que
rio a toda forma de convencionalismo, así como a las concepciones debemos investigar también las estructuras conforme a las cuales
que consideran los conceptos, las leyes y las teorías científicas dichas acciones tienen lugar, incluidas las estructuras materiales
como entidades lingüísticas, como estados mentales subjetivos del cuerpo animal. Y, lo que es más, debemos estudiar el efecto de
o como disposiciones para la acción.
La metodología de la ciencia adquiere con ello una vertiente retroacción (feedback relation) que las propiedades de las estructu-
ras producen sobre la conducta de los animales. Lo que está en
ontológica: ¿qué tipo de entidad poseen las construcciones creadas cuestión, por consiguiente, es la existencia independiente y objeti-
por los científicos a lo largo de la historia, y sobre las cuales va de las estructuras mismas, poi- ejemplo neuronales o genéticas,
reflexionan en este siglo los metodólogos y los filósofos de la que serían los objetos por excelencia de ese tercer mundo. Por
ciencia? La tesis popperiana del tercer mundo tiene al menos el supuesto, también en las acciones humanas, incluidas las obras de
mérito de haber abierto esta discusión, devolviendo a la teoría de la arte, cabe discernir ese tipo de entidades. Pero el tercer mundo no
ciencia toda su envergadura conceptual, que había salido bastante sólo surge de las acciones humanas. Un libro de logaritmos, dice
malparada tras las simplificaciones neopositivistas. Por otra parte, Popper, puede haber sido escrito por un ordenador, y sin embargo
el debate abierto por Popper ha sido amplio y de gran interés, por expresa determinadas estructuras pertinentes en ese tercer mundo.
lo cual conviene detenerse un momento en la presentación que En el caso de las matemáticas, es claro que Popper se aproxima a lo
Popper hace de su tesis. que tradicionalmente se ha llamado platonismo, por lo que se
El punto de partida de la misma es la distinción entre teoría del refiere a la existencia de los objetos matemáticos.
conocimiento y epistemología. Para Popper, la teoría del conoci- Miguel Ángel Quintanilla, comentando estos pasajes de la obra
miento tradicional, y concretamente la tradición empirista de Loc- de Popper, afirma:
ke, Berkeley, Hume y Russell, ha centrado su análisis en el conoci-
miento subjetivo, ligado al individuo. La epistemología, por el La teoría del tercer mundo no sólo supone una concepción formalista
contrario, debe ocuparse del conocimiento científico, que él conci- cuyo complemento habría de ser una ideología individualista, sino que el
be sin sujeto. La tesis del tercer mundo, y por consiguiente de la formalismo se presenta aquí como una auténtica metafísica idealista de
existencia objetiva de las teorías científicas, va ligada a su propues- estilo platónico."
ta de una epistemología sin sujeto. En lugar de centrarse en las
creencias del científico o en la singularidad de sus invenciones, el Pero las teorías popperianas sobre la ciencia también han sido
epistemólogo debe investigar los problemas, las conjeturas, los adscritas, siguiendo en esto las afirmaciones del propio Popper, a
libros, las revistas científicas, etc. La ilustración popperiana de una concepción realista. Así, Rivadulla habla del realismo conjetu-
dicho tercer mundo son las librerías y las bibliotecas, así como los ral de Popper y califica su epistemología asimismo como realista."
laboratorios y los experimentos científicos que tienen lugar en También la escuela de Helsinki (Tuomela, Niiniluoto, etc.) ha revi-
ellos. La epistemología subjetivista es irrelevante," y además, así talizado las tesis realistas de Popper, por lo cual habremos de
como una epistemología objetivista que estudie e investigue ese detenernos en este punto, resumiendo lo esencial del debate.
tercer mundo puede aportar muchísima luz al estudio del segundo,
el de los estados mentales o de conciencia, la influencia recíproca 29. M. A. QUINTANILLA, Idealismo y filosofía de la ciencia (Madrid, Tecnos,
1974), p. 144.
30. A. RIVADULIA, Filosofía actual de la ciencia, pp. 295 y 317, respectivamente.
28. K. R. POPPER, Objective Knowledge (1979), p. 111.
94 El falsacionismo popperiano
95
El realismo crítico
3.7. El realismo crítico
problema epistemológico básico no es el del origen de las ideas,
sino el de la verdad de las teorías. Y para estudiarlo hay que partir
Popper siempre se ha manifestado en contra de la teoría subjetivis- de teorías ya constituidas, producidas por momentos anteriores en
ta del conocimiento, cuya versión más radical era la solipsista del el desarrollo social, que a continuación son contrastadas con la
Aufbau de Carnap. Mas la objetividad de la ciencia no ha de estar experiencia. Ésta desempeña una función negativa y crítica; nunca
fundamentada en un lenguaje fisicalista, o en una base empírica engendra las teorías. Las observaciones siempre presuponen un
observacional. La ciencia es producto de acciones humanas, y conocimiento disposicional previo, que no sólo proviene de la
como tal un objeto social: e
structura de nuestros órganos sensoriales, sino también del con-
texto teórico y de las informaciones básicas a partir de las cuales se
Podemos considerar el conocimiento objetivo —la ciencia— como una despliega la investigación científica. La ciencia es sistemática por-
institución social, o un conjunto o estructura de instituciones sociales.3 I que siempre procede conforme a conjeturas y a problemas previa-
mente enunciados, que para el sujeto individual son innatos y
Aunque el conocimiento y la investigación propia de los indivi- objetivos, porque como tales le vienen dados en su proceso de
duos tenga sin duda su importancia, lo cierto es que la ciencia aprendizaje. Se aprende también de la experiencia, pero sobre todo
surge a partir de la cooperación y de la competición institucionali- cuando ésta es usada críticamente, como contrastación de las
zada de los científicos. El tercer mundo descrito en el apartado hipótesis y de las teorías vigentes.
precedente sería el ámbito ontológico en donde se depositan las Surge así lo que Popper llama el realismo crítico. Frente al
objetivaciones de la investigación científica, y muy en particular racionalismo clásico, desde Platón hasta Leibniz, pasando por Des:-
aquellas que han tenido una repercusión efectiva sobre la sociedad cartes, que caracterizaba a la ciencia por la posesión de un método
de la que surgieron. El mismo aprendizaje del conocimiento cientí- que podía conducirnos al descubrimiento de la verdad, Popper
fico ha de ser visto desde esta perspectiva: no como una repetición afirma tajantemente:
de experiencias, que inductivamente proporcionarían a cada sujeto
individual los enunciados y las leyes científicas generales, sino 1) No existe método para descubrir una teoría científica.
como un proceso de prueba y error que cada científico asimila en 2) No existe método para cerciorarse de la verdad de una
algunos ejemplos característicos, a partir de los cuales asume o no hipótesis científica, es decir, no existe método de verificación.
las teorías vigentes socialmente en su tiempo. 3) No existe método para averiguar si una hipótesis es «proba-
Popper es, pues, un realista, pero sin que ello conlleve una ble» o probablemente verdadera.33
reducción fisicalista de toda objetividad científica. Su oposición al
empirismo de Bacon, Hume, Mill y Russell no radica en la confron- Sin embargo, ello no le impide definirse como un racionalista.
tación de éstos con el idealismo, punto en el que Popper también Lo que ocurre es que, para él, la función de la razón es crítica y
coincide, sino en la epistemología subjetivista que, unida al empi- negativa. Las teorías científicas se distinguen de los mitos única-
rismo, les llevaba a afirmar que «todo conocimiento se deriva de la mente porque pueden criticarse, e incluso porque buena parte de
experiencia de los sentidos»." Por el contrario, para Popper el los científicos se dedican a esa labor crítica recurriendo para ello a
la experiencia, pero también a los esquemas lógicos de pensamien-
to que, como el modus tollens, posibilitan el ejercicio de ese tipo de
31. K. R. POPPER, Realismo y el objetivo de la ciencia, traducción de Marta razón. La epistemología no ha de ser justificacionista en el sentido
Sansigre (Madiid, Tecnos, 1985), p. 136. tradicional del término. Nuestras creencias y nuestras teorías sobre
32. Definición de Russell del empirismo en la Encvclopaedia Britannica,
artículo «The Limits of Empiricism», mencionado por Popper en dicha enciclope-
dia, p. 121, nota 56.
33. Encyclopaedia Britannica, p. 46.
97
96 El realismo crítico
El falsacionismo popperiano
afirma explícitamente." El realismo popperiano parte en cambio
la realidad no se pueden justificar positivamente, porque de una u del hecho de que, desde un principio, nos movemos en el terreno
otra forma sean verdaderas. Pero sí cabe dar razones de por qué de la intersubjetividad, lo cual es totalmente contrario al solipsis-
preferimos una teoría a otras: porque constituye una aproximación mo y al subjetivismo científicos. Podría entonces pensarse que las
más cercana a la verdad, e incluso porque podemos tener razones teorías científicas, al ser productos sociales, son simples conven-
para conjeturar que sea verdadera, aunque sólo sea para poder ciones o instrumentos útiles. Pero Popper también va a someter al
investigarla más a fondo, procediendo a su falsación eventual. instrumentalismo a una aguda crítica.
Nuestras preferencias científicas sólo se justifican críticamente, y Él acepta, desde luego, que las teorías científicas son instru-
en relación al estado actual de la cuestión. En el fondo, no se trata mentos útiles, pero no sólo eso: además son conjeturas sobre la
ni siquiera de justificar las teorías racionalmente, sino de elaborar realidad. La ciencia tiene un objetivo, que es la explicación. Se trata
una epistemología que permita definir el concepto de preferencia
racional entre teorías y entre hipótesis: de buscar explicaciones satisfactorias de los explicanda, y para ello
el explanans debe de cumplir una serie de condiciones:
El problema epistemológico de Hume —el problema de dar razones En primer lugar, debe entrañar lógicamente al explicandum. En se-
positivas, o el problema de la justificación— puede ser reemplazado por el
problema totalmente distinto de explicar —dar razones críticas— por qué gundo lugar, el explicans tiene que ser verdadero, aunque, en general, no
preferimos una teoría a otra (o a todas las demás que conocemos) y se sabrá que es verdadero; en cualquier caso no debe saberse que es falso,
finalmente por el problema de la discusión crítica de las hipótesis para ni siquiera después del examen más crítico... Para que el explicans no sea
descubrir cuál de ellas es, comparativamente, la que hay que preferir:" ad hoc tiene que ser más rico en contenido: debe de tener una variedad
36 de
consecuencias contrastables que sean diferentes del explicandum.
La verdad continúa siendo el objetivo de la ciencia, pero por la La concepción popperiana de la explicación científica se ins-
vía negativa: buscamos razones para rechazar lo que hasta ahora cribe en la tradición de la concepción heredada: una explicación es
había sido considerado verdadero y sólo aceptamos las teorías que, satisfactoria cuando se formula en términos de leyes universales y
pese a las más severas contrastaciones, todavía no han sido falsa- condiciones iniciales contrastables y falsables. Cuanto mayor sea el
das. Sólo se aprende y se incrementa el conocimiento por medio de grado de corroboración de las leyes y de las hipótesis, tanto más
la crítica racional.
satisfactoria resulta la explicación. Ello nos lleva a buscar teorías
Esta metodología o epistemología popperiana se completa con cuyo contenido sea cada vez más rico. Y aunque no existan, según
una posición ontológica realista: pero su afirmación del realismo Popper, explicaciones últimas, que son propias de concepciones
metafísico resulta mucho más prudente y matizada que sus tesis 37
esencialistas contra las cuales también está Popper, sí cabe defen-
epistemológicas. Para Popper, hay razones a favor del realismo
metafísico, pero también razones en contra. A su juicio priman las der un esencialismo modificado, basado en afirmar que toda expli-
cación tendrá tarde o temprano una explicación mejor y más
primeras, y por eso se ha considerado durante toda su vida un universal, en rechazar las preguntas del tipo «¿qué es?», y en dejar
realista; pero ello no equivale a decir que sus tesis ontológicas sean de caracterizar a cada individuo por el conjunto de sus notas o
afirmadas con la misma radicalidad y claridad que sus tesis episte- propiedades esenciales. La postura de Popper es más próxima en
mológicas.
esto a la de Platón: las leyes de la naturaleza serían descripciones
Para Popper, la teoría de que todo el mundo es un sueño mío
(solipsismo extremo) o la teoría hegeliana de que todo el mundo es
un despliegue de la idea son irrefutables; y por eso mismo han de 35. Encyclopaedia Britannica, p. 122.
ser rechazadas. «La irrefutabilidad no es una virtud, sino un vicio», 36. Encyclopaedia Britannica, p. 173.
37. Véase el artículo de Popper «Tres concepciones sobre el conocimiento
humano, reimpreso en Conjeturas y refutaciones, cap. 5, sec. V, así como «Realis-
mo y el objetivo de la ciencia», pp. 175 y ss.
34. Encyclopaedia Britannica, p. 63.
98 El falsacionismo popperiano 99
La verosimilitud
conjeturables de las propiedades estructurales ocultas en la natura- Intuitivamente hablando, una teoría T, tiene mayor verosimilitud que
leza, y que se trata de descubrir. Las leyes o teorías deben ser, por otra teoría T2 Si y sólo si:
lo mismo, universales; deben formular aserciones sobre todas las
regiones espaciotemporales del mundo; y deben versar sobre pro- 1) sus contenidos de verdad o falsedad (o sus medidas) son compara-
piedades estructurales relacionales del mundo." bles; y además •
2) o bien el contenido de verdad, pero no el de falsedad, de T, es
Popper es consciente de que esta postura realista también está mayor que el de T2 ; o bien ,
sujeta a crítica, y él mismo proporciona argumentos en contra de la 3) el contenido de verdad de T, 'no es mayor que el de T2 , pero sí su
misma. Pero cabría decir que es la preferible entre las diversas contenido de falsedad."
metateorías existentes en torno al conocimiento científico (subjeti- Esta definición ha sido criticada` désdé diversas perspectivas.
vismo, empirismo, positivismo, idealismo, esencialismo, instru- En primer lugar, no sería válida para el' caso en que hubiera teorías
mentalismo, etc.).
i n conmensurables, como afirmarán Kuhti y Feyerabend. En segun-
do lugar, y como ha señalado Tichy, se presupone implícitamente
que los respectivos contenidos de verdad y de falsedad de' T2 están
3.8. La verosimilitud incluidos como subconjuntos en los de T,. Y,' además, taV. y Cómo ha
hecho ver Newton-Smith, la definición falla en el caso eh' que el
cierre deductivo de una teoría (es decir, el conjunto de prbpósitio-
Preferimos una teoría a otra, en última instancia, porque es más nes que puedan derivarse de sus axiomas o postulados) sea hilriito;
verosímil: porque se aproxima más a la verdad, aunque nunca ya que entonces estaríamos comparando dos conjuntos infirátóS:.1W
vayamos a poder demoltrar de ninguna teoría que es verdadera. El cual sucede prácticamente en todas las teorías físicas interesantes,
aumento del contenido empírico de las teorías, y el hecho de que de las cuales puede suponerse que conllevan consecuencias (verda-
las nuevas teorías hayan de poder explicar también lo que las deras o falsas) para todos y cada uno de los puntos del continuo
precedentes explicaban, llevan a Popper a concebir el progreso espacio-temporal, y para las cuales, por tanto,. el cierre deductivo
científico como una paulatina aproximación a la verdad: es un conjunto infinito de proposiciones, independientemente de
que dichas teorías sean verdaderas o falsas.
Podemos explicar el método científico y buena parte de la historia de Tichy, Miller y Grünbaum han profundizado más en sus críti-
la ciencia como el proceso racional de aproximación a la verdad.39 cas, mostrando que, de acuerdo con las concepciones popperianas,
y partiendo de sus propias definiciones de la verosimilitud, ocurre
Sin embargo, Popper se va a encontrar con grandes dificulta- que las teorías que poseen un elevado contenido de verdad tam-
des a la hora de definir de manera precisa el concepto de verosimi- bién tienen un alto contenido de falsedad. Por lo cual la determina-
litud, máxime teniendo en cuenta su rechazo del inductivismo. Su ción cuantitativa de las verosimilitudes respectivas no resulta deci-
idea inicial es sencilla: la verosimilitud de una proposición depen- soria. Rivadulla, que ha estudiado ampliamente el debate, incluidas
de de la cantidad de verdades y de falsedades que dicha proposi- las sucesivas mejoras propuestas por Popper, concluye que «la
ción implica. Y otro tanto cabe decir respecto de las teorías. De ahí comparación de la verosimilitud de dos teorías falsas no es via-
que tanto en Conjeturas y refutaciones como en Conocimiento
objetivo proponga la siguiente caracterización de la mayor o menor ble».4 '
verosimilitud entre dos teorías:
40. K. R. POPPER, Objective Knowledge (1979), p. 52.
41. A. RIVADULLA, Filosofía actual de la ciencia, p. 159. Véase también para
38. K. R. POPPER, «Realismo y el objetivo de la ciencia», en Conjeturas y este debate p. 173, y en general todo el cap. IV, donde se estudian a fondo las
refutaciones, pp. 177-178. cuestiones técnicas del mismo. Para las referencias de Kemeny, Miller, Tichy, etc.,
39. K. R. POPPER, Conjeturas y refutaciones, pp. 57-58.
véase la bibliografía final.
100 Er fa Isac i o n is m o popperiano La verosimilitud 101

Sin embargo, para el realismo científico que acepte las tesis debe entenderse por 'más cerca de la verdad', por no hablar de
deductivistas de Popper, así como su criterio de demarcación falsa- ofrecer criterios para determinar cómo se podría medir esa proxi-
cionista, proporcionar una adecuada definición de la noción de midad».44 Esta deficiencia ha sido subsanada por los epistemólogos
verosimilitud resulta imprescindible, si se quiere mantener la tesis finlandeses, lo cual no equivale a decir que el problema haya sido
central de que la investigación científica constituye un proceso de resuelto. Sí es cierto que las concepciones realistas de Popper, así
aproximación progresiva a la verdad. De ahí que tanto los autores como su interés por la noción de verosimilitud en tanto que carac-
recién mencionados como algunos de los principales epistemólo- terística epistemológica de las teorías científicas, y del progreso
gos de la escuela de Finlandia, agrupados en torno a la figura de como búsqueda de la verdad, han seguido suscitando investigacio-
Hintikka, se hayan ocupado ampliamente de esta cuestión. nes y estudios, a veces altamente complejos.
No vamos aquí a entrar en los detalles técnicos de sus propues- Ocurre, sin embargo, que también en esos años comenzaron a
tas, que excederían del nivel en el que se enmarca la presente obra. aparecer historiadores y filósofos de la ciencia que aportaban nue-
Nos limitaremos, por tanto, a describir brevemente el sentido de su vos problemas a la epistemología científica que desbordaban el
tentativa. Para Niiniluoto, «deberíamos de encontrar alguna forma marco del debate entre el falsacionismo popperiano y el verifica-
de relativizar la noción de verosimilitud al poder de expresión de cionismo positivista, e incluso la caracterización de las teorías
las teorías».42 No se trata, pues, de definir la verosimilitud como la como sistemas formales con sus vocabularios (teórico y observa-
aproximación a una verdad general: ninguna teoría científica toma cional) y sus axiomas. Todo lo cual tiene su incidencia en el
a la totalidad de la realidad como su ámbito de investigación, por problema dé la verosimilitud, ya que éste está concebido y ha sido
mucho que sus leyes y sus enunciados sean universales. De ahí que tratado en términos de la previa reducción de las teorías a sistemas
el propio Niiniluoto plantee el problema de la verosimilitud en formales; y, desde luego, tomaba siempre como términos de com-
términos muy distintos, tratando de definir en primer lugar la paración a teorías conmensurables entre sí. De ahí que antes de
mayor o menor distancia a la verdad de determinados enunciados retomar la cuestión de la verosimilitud en el marco de los métodos
de un lenguaje L de primer orden. Se retorna así una propuesta de inductivos y probabilitarios, convenga detenerse en estas nuevas
Tichy en 1974, que había sido criticada por Miller y por el propio aportaciones que van a suponer un giro radical en la problemática
Niiniluoto. En el caso de este último, se recurrirá a la teoría de de la filosofía de la ciencia en el siglo xx.
Hintikka de las componentes o constituyentes de una teoría."
Lo cierto es que las propuestas popperianas han dado origen a
lo que se llama el problema lógico de la verosimilitud, que ha
pasado a ser uno de los más importantes en la filosofía de la ciencia
de los últimos años. Ello implica ya un cambio considerable con
respecto al verificacionismo del Círculo de Viena y de la concep-
ción heredada. Laudan, defensor del concepto de programa de
investigación, que centra el progreso científico en la resolución de
problemas, y no en la paulatina aproximación a la verdad, había
indicado en 1979 que «nadie ha sido capaz de decir ni siquiera qué

42. I. NIINILUOTO, «On the Truthlikeness of Generalisations», en Burrs-


HINTIKKA, Basic Problems in Methodology and Linguistics, p. 124.
43. Véase J. HINTIKKA, «On the different Ingredients of an Empirical
Theory», en SUPPES-HENKIN et al. (eds.), Logic, Methodology and Philosophy of 44. L LAUDAN, Progress and its Problems (Berkeley, University of California
Science IV (Amsterdam, North Holland, 1973). Press, 1977), pp. 125-126.
4. PARADIGMAS Y REVOLUCIONES
CIENTÍFICAS

4.1. Introducción

Al igual que la Lógica de la investigación científica de Popper en


1935, la publicación en 1962 de la obra de Thomas S. Kuhn, La
estructura de las revoluciones científicas, marca una nueva etapa
en la filosofia de la ciencia del siglo xx. Como en el caso de Popper,
la influencia de este libro no fue inmediata. En 1963 Popper publi-
có su segunda gran obra sobre metodología científica, Conjeturas y
refutaciones, que marcó el auge principal de las concepciones
popperianas, junto con la traducción inglesa en 1959 de su obra
clásica de 1935. La célebre polémica Popper-Kuhn, mantenida en
el Coloquio Internacional sobre Filosofía de la Ciencia celebrado
en Londres en 1965, permaneció desconocida para el gran público
hasta 1970, cuando Lakatos y Musgrave la dieron a conocer' en una
obra traducida en 1975 al castellano con el título La crítica y el
desarrollo del conocimiento. La coincidencia básica entre las ideas
de Lakatos y las de Kuhn, así como la revisión de la obra de Kuhn
llevada a cabo por Stegmüller en 1973,2 acercando sus aportacio-
nes a las de la concepción estructural, supusieron la definitiva
difusión de la obra kuhniana, que ya estaba siendo discutida am-
pliamente por los especialistas.
Pese a este retraso en la imposición de La estructura de las
revoluciones científicas como un clásico de la metodología científi-

I. I. LAKATOS y A. E. MUSGRAVE, Critici.sm and the Growth of Knowledge


(Cambridge, Cambridge University Press, 1970), traducido por F. Hernán (Barcelo-
na, Grijalbo, 1975) con el título La crítica y el desarrollo del conocimiento.
2. W. STEGMULLER, Theoriendynarnik (Berlín-Nueva York, Springer, 1973),
traducido por A. D. Morones (Mi.xicc,. Dianoia, 1975). Véase, también, 6.5.
104 Paradigmas y revoluciones científicas Los paradigmas científicos 105

ca, su influencia ha sido muy grande. Fue traducida al castellano en la física, y sólo más tarde en la metodología general de la ciencia),
1971,3 si bien la edición más aconsejable es la de 1975 (y posterio- lo cierto es que sus aportaciones han supuesto un revulsivo para la
res), al incluir el Post scriptum de 1969, en el cual Kuhn responde a teoría de la ciencia en este último tercio del siglo xx y que su
algunos de sus críticos. influencia aún se mantiene viva.
Asimismo es importante el escrito traducido al castellano con
4
el título Segundos pensamientos sobre paradigmas, en el cual
Kuhn matiza sus posiciones iniciales sobre los paradigmas, profun-
dizando en las nociones de comunidad científica y de matriz disci- 4.2. Los paradigmas científicos
plinar. Aparte las obras de Kuhn de caFácter netamente histórico,'
imprescindibles para conocer con detalle sus estudios historiográ-
ficos sobre la ciencia, su obra de 1977, La tensión Fial,' • en la El término 'paradigma' ha sido utilizado por los gramáticos para
que se recopilan diversos artículos publicados en revistas especial"- designar los diversos tipos de declinación de una palabra o de
zadas, completa su reflexión metodológica. conjugación de un verbo: dentro de un núcleo común, que es la
Kuhn ha introducido en la teoría de la ciencia diymos concep- raíz, existen en las lenguas diversas variantes que caracterizan un
tqs que son de común aplicación hoy en día: paradigmas, ciencia paradigma (por ejemplo, la primera declinación o conjugación del
normal, anomalías, crisis, revoluciones científicas, comunidades latín), y que se distinguen entre sí por los respectivos sufijos o fle-
científicas, etc., y sobre todo ha subrayado la enorme importancia xiones.
de los estudios minuciosos sobre historia de la ciencia como algo Dicho concepto fue utilizado en teoría de la ciencia por prime-
previo y necesario para la elaboración de una concepción filosófica ra vez por Ch. Lichtenberg (1742-1799) y en nuestro siglo por
de la ciencia. Su reproche fundamental a Popper estribará en la Wittgenstein en sus Philosophische Untersuchungen. Kuhn lo pre-
visión continuista y acumulativa del progreso científico que éste senta en el capítulo III de La estructura de las revoluciones científi-
defendió; por el contrario, para Kuhn la ciencia avanza a base de cas como «un modelo o patrón aceptado» 7 por los científicos de
crisis y rupturas, que implican cambios radicales en la concepción una determinada época, que normalmente ha llegado a ser vigente
del mundo, y a las cuales llamará revoluciones científicas. La tesis tras imponerse a otros paradigmas rivales. Una determinada rama
de la inconmensurabilidad de los paradigmas, posteriormente radi- del saber pasa a ser una disciplina científica precisamente cuando
calizada por su discípulo Feyerabend, ha dado lugar a una impor- surge y triunfa un paradigma. Ejemplos de paradigmas científicos
tante discusión que todavía continúa. serían el análisis aristotélico del movimiento de los cuerpos, el
Independientemente del carácter un tanto impreciso de algu- cálculo ptolemaico de las posiciones planetarias, la revolución
nos de sus conceptos, y de su constante autorreivindicación como copernicana, la mecánica de Newton, la teoría química de Lavoi-
historiador de la ciencia, y no como filósofo de la ciencia (Kuhn es sier, la matematización maxwelliana del electromagnetismo, la
físico por su formación, interesado posteriormente en la historia de teoría einsteiniana de la relatividad, y muchos otros, acaso menos
famosos, pero cuya delimitación en la historia de la ciencia sería el
objetivo principal, a fin de evitar estudios históricos basados exclu-
3. T. S, KuuN, La estructura de las revoluciones científicas, traducción de sivamente en la acumulación de datos, hechos y descubrimientos.
A. Contín (México, Fondo de Cultura Económica, 1975), que incluye la Posdata
de 1969. Los libros de texto utilizados para la formación de los nuevos
4. T. S. KUHN, Segundos pensamientos sobre paradigmas, traducción de científicos suelen constituir expresiones más o menos adecuadas
Diego Ribes (Madrid, Tecnos, 1978). de dichos paradigmas, sobre todo en los dos últimos siglos. En la
5. T. S. KUHN, La revolución copernicana, traducción de D. Bergadá (Barce- etapa de sus estudios los científicos se han familiarizado con deter-
lona, Ariel, 1978).
6. T. S. KUHN, La tensión esencial, traducción de Roberto Helier (México,
Fondo de Cultura Económica, 1982). 7. T. S. KUHN, La estructura..., p. 51.
106 Paradigmas y revoluciones científicas Los paradigmas científicos 107

minados lenguajes y técnicas cuya eficacia para resolver deterrin- cados gracias a la utilización del paradigma. Mastermann califica
nados problemas ha marcado profundamente su modo de consi- este tercer aspecto como paradigmas construidos.
derar los fenómenos, adscribiéndoles al paradigma vigente en
la comunidad científica de su época. Las tesis doctorales, con la La noción kuhniana de paradigma fue criticada también por su
profunda impronta que dejan en la formación de los investigado- sociologismo, implícito en 1962 y claramente afirmado a partir de
res, así como los primeros trabajos de experimentación, han tenido los Segundos pensamientos de 1969-1970, cuando Kuhn responde a
lugar en ese mismo ámbito teórico. Todo ello origina una serie de sus opositores precisando dicha noción:
creencias y hábitos intelectuales comunes a numerosos científicos,
que por ello mismo forman una comunidad. Puede haber, por Un paradigma es aquello que los miembros de una comunidad científi-
ca, y sólo ellos, comparten; y a la inversa, es la posesión de un paradigma
supuesto, paradigmas y comunidades rivales, con las correspon- común lo que constituye a un grupa de personas en una comunidad
dientes pugnas por el poder académico y científico. La ciencia científica,
9 grupo que de otro modo estaría formado por miembros inco-
vigente en un momento dado implica la constitución y el afianza- nexos.
miento de uno de esos paradigmas.
La noción kuhniana de paradigma, tal y como es formulada en Según Kuhn, la sociología de la ciencia habría desarrollado
1962, fue considerada como sugerente, pero también criticada por métodos empíricos para identificar estas comunidades, y consi-
su vaguedad por autores como Shapere, Toulmin y Mastermann.8 guientemente los paradigmas existentes en un momento histórico
Esta última distinguió hasta 21 sentidos diferentes en la utilización dado: los científicos adscritos a un mismo paradigma están ligados
kuhniana del término, agrupables en tres grandes grupos: por elementos comunes durante su período de aprendizaje, se
sienten responsables del logro de determinados objetivos en la
1) Aspecto filosófico (o metafísico) del paradigma, que daría la investigación, colaboran en equipos, se comunican entre sí, han
imagen del mundo y los elementos básicos de creencia de los leído básicamente la misma literatura, reciben y escriben en las
científicos sobre lo que sea la realidad: sería el caso del atomismo, mismas revistas, asisten a determinados congresos, pertenecen a
del mecanicismo, de la matematización de la realidad, del fenome- las mismas sociedades, se envían para consulta mutua previamente
nalismo, etc. sus prepublicaciones, se citan los unos a los otros, etc. La polivoci-
2) Aspecto sociológico del paradigma, ligado a la estructura y a dad de la noción de paradigma puede ser corregida mediante esta
las relaciones internas y externas de la comunidad de científicos delimitación precisa de las comunidades científicas a partir del
que detentan un mismo paradigma: un paradigma conlleva un momento en que paradigma y comunidad científica vienen a
aspecto institucional, tanto nacional como internacionalmente (so- ser nociones que se definen mutuamente. Muchos filósofos de la
ciedades científicas, apoyo a determinadas líneas de investigación, ciencia, sin embargo, no están de acuerdo con esta reducción so-
publicaciones periódicas, manuales utilizados en la docencia uni- ciológica de un concepto que, en la filosofía kuhniana de la
versitaria, congresos, academias, etc.) que permite discernirlo con ciencia, seguiría siendo fundamental, y de ahí que la concepción es-
respecto a otros paradigmas rivales. tructural, aun partiendo de posiciones muy diferentes, como
3) Aspecto propiamente científico del paradigma, ligado a los veremos, haya dado un nuevo impulso a las teorías kuhnianas. Tal y
problemas ya resueltos y a los principales ejemplos que son expli- como el propio Kuhn reconoce, el formalismo propuesto por
Sneed para la reconstrucción de las teorías científicas ofrece un
nuevo instrumental de análisis de la ciencia, en el que los concep-
8. D. SHAPERE, «The structure of scientific revolutions», en Philosophical tos básicos de Kuhn tienen cabida.
Review•, 73 (1964), pp. 383-394.
ST. TOULMIN, «¿Es útil la distinción entre ciencia normal y ciencia revolucio-
naria?», en LAKATOS-MUSGRAVE, Criticisrn... 9. T. S. KUHN, «El cambio de teoría como cambio de estructura: comenta-
M. MASTERMAN, «The nature of a paradigm», en LAKATOS-MUSGRAVE, Criticism... rios sobre el formalismo de Sneed», en Teorema, VII (1977), pp. 141-165.
108 Paradigmas y revoluciones científicas
Ciencia normal y revoluciones científicas 109
4.3. Ciencia normal y revoluciones científicas
mente, comienza a obtener resultados que retroalimentan la inves-
tigación y acaba convirtiéndose en ciencia vigente.
En la etapa precientífica, los hechos son recopilados de manera La etapa precientífica y la constitución de un paradigma dan
bastante fortuita, precisamente por carecer de un criterio que origen a lo que Kuhn llama una etapa de ciencia normal. Al distin-
permita seleccionarlos. La observación y la experimentación ca- guir esta fase histórica Kuhn encontrará argumentos poderosos

sual, así como los datos provenientes de la artesanía, constituyen contra la metodología falsacionista de Popper, que incluso han sido
esa primera amalgama a la que todavía no se le puede llamar aceptados parcialmente por éste." En efecto, durante la etapa de
ciencia. Plinio y las historias naturales baconianas del siglo xvii ciencia normal el científico no es crítico ni intenta refutar las
son ejemplos citados por Kuhn de esta fase de la investigación. En teorías científicas vigentes. Kuhn define la etapa de ciencia normal
ellas se yuxtaponen hechos que luego serán relevantes junto con de la manera siguiente:
algunos sin importancia, así como otros demasiado complejos para
Ciencia normal significa investigación basada firmemente en una o
poder integrarlos en una teoría en esa etapa histórica. En esas más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad
recopilaciones se omiten, por supuesto, numerosos datos que pos- científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento
teriormente serán considerados como importantes. para su práctica posterior. 13
Con respecto a esos hechos van surgiendo interpretaciones
diferentes, provenientes sea de la metafísica, de la religión o de Dichas realizaciones son relatadas en los libros de texto ad
otras ciencias. Lo sorprendente será la desaparición de todo ese usura, o si no en obras clásicas como la Física de Aristóteles, los
cúmulo de creencias dispersas, précisamente en el momento de la Elementos de Euclides, el Almagesto de Ptolomeo, los Principia y la
constitución de un paradigma. Éste surge normalmente por el Óptica de Newton, la Electricidad de Franklin, el Tratado de quími-
triunfo de una de las escuelas anteriores, la cual se centra en ca de Lavoisier o la Geología de Lyell, cada una de las cuales dio
el estudio de una parte pequeña de los datos recopilados: Kuhn origen a una auténtica disciplina científica, normalmente por des-
pone como ejemplo a los creadores de la teoría de la electricidad.'° glose respecto de un saber previo. Así explicitado el paradigma, la
Pero lo importante es que, tras la constitución de un paradigma, la investigación tomará esas obras o manuales como base para las
investigación cambia radicalmente: sólo algunos experimentos y indagaciones ulteriores: se tratarán de resolver los problemas no
fenómenos son interesantes, pero éstos han de ser investigados solucionados todavía en esas obras clásicas, se generalizarán di-
sistemáticamente, y no al azar. La investigación comienza a ser chos problemas, se trasladarán a nuevos campos no previstos por
dirigida (caso de Franklin), y paralelamente a ello los demás inves- los creadores del paradigma, etc. Las teorías contrapuestas al para-
tigadores comienzan a interesarse progresivamente por dicha es- digma vigente quedarán arrumbadas como simples curiosidades
cuela, hasta el punto de que las demás decaen. «El nuevo paradig- históricas, o bien como errores a evitar. Hay muchos fenómenos y
ma —dice Kuhn— supone una definición nueva y más rígida del datos recopilados en la etapa precientífica que ni siquiera deben
campo.»" Éste se desglosa de otros ámbitos de conocimiento, con ser investigados:
los que pudo estar antes en contacto directo, y tiende a constituirse
como disciplina especial y diferenciada. Surgen revistas, socie- Las operaciones de limpieza son las que ocupan a la mayoría de los
dades, cátedras y departamentos universitarios que cultivan esa científicos durante todas sus carreras. Constituyen lo que aquí llamo
nueva área de especialización. El paradigma se asienta progresiva- ciencia normal. Examinada de cerca, tanto históricamente como en el
laboratorio contemporáneo, esa empresa parece ser un intento de obligar

10. T. S. KUHN, La estructura..., p. 42.


11. T. S. KUHN, La estructura..., p. 46. 12. LAKATOS-MUSGRAVE,
13. T. S. KUHN, La estructura..., p. 33.
Ciencia normal y revoluciones científicas 111
110 Paradigmas y revoluciones científicas
tuvo su origen en el descubrimiento de que ninguna de las teorías existen-
a la naturaleza a que encaje dentro de los límites preestablecidos y relativa- tes antes del paradigma explicaban la longitud del espectro, y la teoría de
mente inflexibles que proporciona el paradigma." las ondas, que reemplazó a la de Newton, surgió del interés cada vez mayor
por las anomalías en la relación de los efectos de difracción y polarización
Durante esta fase los científicos no buscan nuevas teorías, y ni con la teoría de Newton.'s
siquiera nuevos fenómenos. La ciencia normal investiga zonas muy
pequeñas, pero con gran minuciosidad. La tarea principal estriba La existencia de anomalías puede ser conocida durante mucho
en articular y organizar cada vez mejor, en forma de teoría, los tiempo sin que por ello el paradigma vigente se venga abajo. En ese
resultados que se han ido obteniendo. La comunidad científica sentido, Kuhn no puede estar de acuerdo con el falsacionismo
correspondiente selecciona los hechos que le interesan, que Kuhn popperiano, a la vista de los múltiples ejemplos en los que se
clasifica en tres grupos: los que el paradigma ya ha mostrado que muestra que hechos contradictorios con una determinada teoría
son particularmente reveladores, las predicciones derivadas del no conllevan su refutación ni su falsación efectiva. Pero conforme
paradigma que todavía no han sido ratificadas empíricamente y, por dichas anomalías se van revelando cada vez más insalvables, y
último, los experimentos que permiten articular mejor el para- conforme se multiplican en número y en diversidad de ámbitos
digma e ir resolviendo sus dificultades residuales. La determina- donde se producen, el paradigma va entrando en crisis. Se inaugu-
ción precisa de constantes físicas (como la de la gravitación univer- ra con ello una nueva etapa en el desarrollo histórico de un
sal, el número de Avogadro o el coeficiente de Joule) es uno de los paradigma, que acabará dando lugar a una revolución científica
ejemplos más característicos de este tercer tipo de investigaciones que hará triunfar un nuevo paradigma.
empíricas en la fase de ciencia normal, que para Kuhn es el más ¿Cómo se producen estos procesos de cambio científico, según
i mportante de los tres y el que permitd justificar la idea de progre- Kuhn? Nunca es una simple anomalía la que derriba un paradigma
so científico ligado al paradigma: enunciar leyes cuantitativas vigente. Confrontados a una dificultad irreductible, los científicos
que precisen matemáticamente las leyes básicas puede ser otro «inventarán numerosas articulaciones y modificaciones6 ad hoc de
ejemplo. su teoría para eliminar cualquier conflicto aparente».' Las leyes
Asimismo la ciencia normal consagra una buena parte de sus básicas de la teoría que caracteriza a un paradigma suelen conver-
esfuerzos a la resolución de puzzles, es decir, problemas que po- tirse, para sus defensores, en una especie de tautologías, no refuta-
drían tener solución en principio, conforme a los criterios de bles por muchas observaciones que se hagan. El paradigma no
cuestiones plausibles que siempre establece un paradigma. Estos podrá ser rechazado —afirma Kuhn— mientras no surja otro rival de
enigmas o puzzles pueden no ser importantes. Las etapas de ciencia él.'7 Una vez que un ámbito de saber ha comenzado a funcionar
normal se caracterizan precisamente porque en ellas se puede científicamente, mediante paradigmas, ya no puede dejar de hacer-
dedicar muchísimo tiempo y esfuerzo a la tentativa de solucionar lo. De ahí que los científicos en las épocas de crisis de un paradig-
problemas de escasa relevancia, pero con mucho sentido dentro ma comiencen a hacer surgir nuevas hipótesis y nuevas teorías,
del paradigma. entrándose con ello en la etapa llamada de proliferación de teorías.
En cualquier caso, en toda etapa de ciencia normal existen El paradigma en crisis engendra en su decadencia una multiplici-
numerosas anomalías, es decir hechos que de ninguna manera son dad de salidas posibles contrarias a algunos de sus postulados fun-
explicables en el marco conceptual del paradigma y que incluso lo damentales:
contradicen. Los ejemplos históricos que proporciona Kuhn al
respecto son muchos: La transición de un paradigma en crisis a otro nuevo del que pueda
surgir una nueva tradición de ciencia normal está lejos de ser un procedi-
El estado de la astronomía de Ptolomeo era un escándalo, antes de la
propuesta de Copérnico. La nueva teoría de Newton sobre la luz y el color 15. T. S. KUHN, La estructura..., p. 114.
16. T. S. KUHN, La estructura..., p. 129.
17. T. S. KUHN, La estructura..., p. 131.
14. T. S. KUHN, La estructura..., p. 52.
112 Paradigmas y revoluciones científicas Las matrices disciplinarias 113

miento de acumulación, al que se llegue por medio de una articulación o 4.4. Las matrices disciplinarias
una ampliación del antiguo paradigma. Es más bien una reconstrucción
del campo a partir de nuevos fundamentos, reconstrucción que cambia
algunas de las generalizaciones teóricas más elementales del campo, así
como también muchos de los métodos y aplicaciones del paradigma." Antes de abordar las consecuencias derivadas de las propuestas
kuhnianas para investigar la historia de la ciencia conviene que nos
La sustitución de un paradigma implica una revolución científi- detengamos en los perfeccionamientos ulteriores que él mismo
ca. Y lo que es clave en relación a la polémica Kuhn/Popper, el introdujo en sus teorías, y concretamente en la propia noción de
nuevo paradigma será incompatible en algunos aspectos funda- paradigma, que va a ser reemplazada, por lo menos a nivel técnico,
mentales con el anterior. por la de matriz disciplinaria. Cierto es que ello no ha impedido que
el término 'paradigma' siga siendo de común uso en la metodolo-
Las revoluciones científicas se inician con un sentimiento creciente, a gía científica.
menudo restringido a una estrecha subdivisión de la comunidad científica, Una matriz disciplinaria posee tres tipos de componentes: ge-
de que un paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en neralizaciones simbólicas, modelos y ejemplares.
la exploración de un aspecto de la naturaleza.'
Las generalizaciones simbólicas serían características distinti-
Esto da lugar a la aparición de nuevas sociedades y publicacio- vas del lenguaje usado por cada comunidad científica, y en particu-
nes científicas, que entran en pugna institucional con los defenso- lar por aquellas componentes formales o fácilmente formalizables
res del paradigma tradicional. El paralelismo con las revoluciones de dicho lenguaje: las figuras de la geometría euclídea, las ecuacio-
políticas es explícito en Kuhn, y por eso concibe los procesos de nes cartesianas, el lenguaje infinitesimal, el análisis matemático, el
cambio científico como auténticas revoluciones en la disciplina cálculo tensorial, la estadística o los símbolos de la tabla de los
correspondiente. Conforme, de entre las muchas teorías opositoras elementos químicos, por ejemplo. Cada paradigma posee, si se ha
al paradigma anterior, se va decantando una que aglutina esa desarrollado como tal, su propio utillaje conceptual y operatorio.
oposición y logra mejores resultados experimentales o instituciona- Los modelos poseen una vertiente ontológica y otra heurística.
les en la lucha contra la ciencia vigente, el nuevo paradigma se va Interpretar, por ejemplo, los fenómenos térmicos desde el paradig-
implantando progresivamente: los libros de texto anteriores son ma cinemático implica afirmar que el calor de un cuerpo es la
reemplazados por otros nuevos, los viejos instrumentos de labora- energía cinética de sus partículas constituyentes; de ahí la vertiente
torio caen en desuso. La historia de la ciencia va recogiendo todos ontológica inherente a la adscripción de un paradigma a un deter-
esos documentos resultantes de la pugna entre comunidades cientí- minado modelo. Por otra parte, al interpretar un sistema físico (por
ficas por imponer un nuevo paradigma o derribar el anterior. ejemplo, un circuito eléctrico) desde un determinado paradigma
Esta concepción kuhniana de la historia de la ciencia resulta (como el de un sistema hidrodinámico) se posibilitan nuevas hipó-
ser cíclica. En efecto, el paradigma emergente reproduce en forma tesis y líneas de investigación que caracterizan la heurística de un
diferente el ciclo del anterior, entrándose al poco tiempo de la determinado paradigma. Estos ejemplos puestos por Kuhn en sus
revolución científica en una nueva etapa de ciencia normal, con las Segundos pensamientos sobre paradigmas" ilustran al menos la
mismas características generales antes vistas, si bien esta vez nu- segunda componente de una matriz disciplinaria, que retorna en
cleada en torno a un nuevo paradigma. buena medida los aspectos filosóficos u ontológicos ya distinguidos
anteriormente en un paradigma. Por supuesto, al adscribir un
fenómeno a un determinado modelo ontológico-científico o a otro,
la heurística correspondiente se modifica radicalmente.
18. T. S. KUHN, La estructura..., p. 133.
19. T. S. KUHN, La estructura..., p. 149.
20. T. S. KUHN, Segundos pensamientos..., p. 16.
1 14 Paradigmas y revoluciones científicas I nconmensurabilidad entre paradigmas 115

En cuanto a los ejemplares, son soluciones de problemas con- 4.5. Inconmensurabilidad entre paradigmas
cretos, a partir de las cuales (y por impacto de su efectividad) se
puede explicar científicamente un fenómeno y convencer a los
neófitos de la importancia del paradigma. Los ejercicios y los Hemos visto que Kuhn criticaba no sólo la concepción acumulati-
ejemplos propuestos a la teoría en los libros de textos se correspon- va del progreso científico, proponiendo una nueva visión disconti-
den bastante bien con lo que Kuhn llama ejemplares de una matriz nuista de la historia de la ciencia, sino también el falsacionismo
disciplinaria. popperiano. Una teoría científica nunca es refutada ni dejada de
Una matriz disciplinaria concreta puede contar con otras com- lado exclusivamente por haber sido falsada empíricamente:
ponentes, pero al menos ha de poseer objetivaciones de las tres
anteriores. Entre los científicos adscritos a un mismo paradigma Una teoría científica se declara inválida sólo cuando se dispone de un
existe un compromiso de aceptación de las generalizaciones sim- candidato alternativo para que ocupe su lugar [...].
bólicas, de los modelos y de los ejemplares correspondientes. Ha- La decisión de rechazar un paradigma es siempre, simultáneamente,
la decisión de aceptar otro, y el juicio que conduce a esta decisión involu-
blan el mismo lenguaje, utilizan los mismos instrumentos de labo- cra la comparación de ambos paradigmas con la naturaleza y la compara-
ratorio, interpretan los fenómenos en el mismo marco ontológico ción entre ellos."
y, desde luego, han tenido y reproducen cara a sus alumnos y al
público la misma formación en lo que respecta a la selección de los El estudio de las revoluciones científicas implica, por consi-
problemas más característicos resueltos por la teoría que ellos de- guiente, no sólo centrarse en las anomalías que van surgiendo
fienden. respecto del paradigma anterior, sino también en la emergencia
Esta redefinición de las teorías kuhnianas tampoco ha estado del nuevo paradigma, en su relación con los datos empíricos, y
exenta de críticas, 2 ' pero en general cabe señalar que la nueva sobre todo en su relación con el otro paradigma.
terminología propuesta por Kuhn no ha llegado a imponerse ni a En este punto Kuhn va a introducir una de las tesis que mayor
desplazar a la expuesta en La estructura de las revoluciones científi- debate ha suscitado de entre todas las propuestas por él en La
cas. Dejando de lado, por lo tanto, las matizaciones ulteriores al estructura de las revoluciones científicas: la inconmensurabilidad
pensamiento de Kuhn que se podrían introducir a partir de sus entre los paradigmas rivales.
nuevas obras, podemos volver sobre su marco descriptivo de la Kuhn va a analizar el proceso de revolución científica por
historia de las teorías científicas, que al cabo ha sido el que ha analogía con los cambios de visión. Según señala K. Bayertz, 23 en
producido un considerable impacto en la filosofia de la ciencia Kuhn cabe distinguir tres tipos de diferencias entre un paradigma y
actual, en buena medida por su oposición al progreso científico su rival:
por acumulación y falsación que propusiera Popper.
1) Diferentes problemas por resolver e, incluso, diferentes
concepciones y definiciones de la ciencia de la que se ocupan.
2) Diferencias conceptuales entre ambos paradigmas, ligadas
al diferente lenguaje teórico y a la distinta interpretación ontológi-
ca de los datos analizados.
- 3) Diferente visión del mundo, en el sentido de que dos defen-
sores de distintos paradigmas no perciben lo mismo.
21. Véase en ese mismo volumen, Segundos pensamientos..., la segunda
parte, que contiene un ensayo de F. Suppe sobre «Ejemplares, teorías y matrices
disciplinarias» y un debate general entre varios autores sobre las posiciones de 22. T. S. KUHN, La estructura..., pp. 128-129.
Kuhn, así como el librito de A. E. MUSGRAVE, Los segundos pensamientos de Kuhn, 23. K. BAYERTZ, Wissenschaftstheorie und Paradigmabegriff (Stuttgart, Metz-
traducción de Rafael Beneyto (Valencia, Teorema, 1978). ler, 1981).
116 Paradigmas y revoluciones científicas I nconmensurabilidad entre paradigmas 117

La importancia de estas tesis para la metodología científica es cuando cambian los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos, 26
indudable, pues atacan el principal dogma del positivismo: la exis-
tencia de una base empírica (observacional, sensorial) común a lo cual implica un cambio incluso en la percepción de los fenó-
todos los científicos. Kuhn, por el contrario, compara una revolu- menos:
ción científica con un cambio en la visión del mundo. Los científi- durante las revoluciones, los científicos ven cosas nuevas y diferentes al
cos que defienden el viejo y el nuevo paradigma poseen concepcio- mirar con instrumentos conocidos y en lugares en los que ya habían
nes diferentes de lo que es la disciplina científica de la que se buscado antes,'
ocupan (o cuando menos de los problemas que debe afrontar),
utilizan conceptos teóricos distintos, hasta el punto de que aunque por lo cual,
los términos usados fuesen los mismos (por ejemplo, el término
en tiempos de revolución, cuando la tradición científica normal cambia, la
«masa» para un newtoniano y para un einsteiniano), ha habido un percepción que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeduca-
cambio de significado al insertarse dicho término en uno u otro da; en algunas situaciones en las que se ha familiarizado debe aprender a
28
paradigma; y, por último, y lo que es más importante, las propias ver una forma (Gestan) nueva.
percepciones que se tienen del mundo son distintas.
En apoyo de estas tesis Kuhn proporciona numerosos ejemplos Las teorías de Hanson sobre la percepción de los científicos, 29
extraídos de la historia de la ciencia.24 El descubrimiento científico, así como las investigaciones de la psicología de la Gestalt, son
por ejemplo en el caso del oxígeno por parte de Lavoisier, no tiene repetidamente invocadas por Kuhn en apoyo de sus tesis sobre las
lugar en el momento en que (con Priestley) dicho gas es liberado revoluciones científicas y la inconmensurabilidad de los paradig-
en forma pura: Priestley aún percibía dicho gas como desflogistiza- mas sucesivos, y ello tanto en La estructura de las revoluciones
do, y por tanto estaba inmerso en el paradigma del flogisto. El científicas como en sus Segundos pensamientos sobre paradigmas.
propio Lavoisier tardó en poseer una percepción de dicho gas Kuhn no cree en los datos sensoriales por su inmediatez para el
conforme al nuevo paradigma. Kuhn concluye que un descubri- conocimiento científico, ni mucho menos en su capacidad para
miento científico no es acontecimiento de un día, sino que, al dilucidar, en tanto que base empírica estable, entre dos paradigmas
menos en los casos de revoluciones científicas, puede ser muy bien rivales. El problema principal de los procesos de cambio científico
reinterpretado como descubrimiento fundamental a posteriori, en es el de la incompatibilidad entre las respectivas concepciones, así
el momento en que el nuevo paradigma permite reinterpretar qué como la inexistencia de una experiencia neutra y objetiva que
hechos son importantes y significativos y cuáles no. actuaría como juez de paz entre las teorías rivales, dando la razón a
quien más la tuviese. Todo ello ha dado lugar a que sobre Kuhn
Las diferencias entre paradigmas sucesivos son necesarias e irreconci- hayan caído acusaciones de irracionalismo a la hora de explicar los
liables," procesos de cambio científico, abriéndose con ello un amplio
debate entre los filósofos de la ciencia poskuhnianos.
afirma Kuhn, y pueden ser tanto sustanciales (u ontológicas: la luz Dentro de dicha polémica Feyerabend, inicialmente discípulo
como corpúsculos o como ondas), como epistemológicas (concep- de Kuhn, ha mantenido tesis muy radicales. Aportando en apoyo de
ciones respectivas de la ciencia, heurística, metodología), como las misma un amplio material procedente de sus estudios históri-
perceptuales. La aceptación de un nuevo paradigma por parte de cos, Feyerabend ha mantenido las tesis siguientes:
la comunidad científica frecuentemente modifica el concepto mis-
mo de la ciencia correspondiente, y lo que es más,
24. T. S. KUHN, La estructura..., p. 176.
25. T. S. KUHN, La estructura..., p. 176.
24. T. S. KUHN, La estructura..., caps. IX y X. 26. T. S. KUHN, La estructura..., p. 177.
25. T. S. KUHN, La estructura..., p. 165. 27. N. R. HANSON, Patrones de descubrimiento... Véase, también, 2.9.3.
118 Paradigmas y revoluciones científicas Filosofía de la ciencia e historia de la ciencia 119

1) Existen sistemas de pensamiento (acción, percepción) que 4.6. Filosofía de la ciencia e historia de la ciencia
son inconmensurables.
2) El desarrollo de la percepción y del pensamiento en el
individuo pasa por etapas que son inconmensurables entre sí. Una de las principales aportaciones de Kuhn a la metodología
3) Existen teorías científicas que son mutuamente inconmen- científica estriba en su insistencia en la importancia de los estudios
surables aunque en apariencia se ocupen del «mismo objeto». No históricos minuciosos como etapa previa a la elaboración de teo-
todas las teorías rivales tienen esa propiedad y aquellas que tienen rías generales sobre la ciencia o sobre cada disciplina científica.
la propiedad sólo la tienen mientras sean interpretadas de una Aunque dicha tesis pueda parecer trivial, lo cierto es que, salvo
forma especial, por ejemplo, sin hacer referencia a un «lenguaje de honrosas excepciones (entre las cuales Lovejoy y Koyré, como
observación independiente»." también Metzger, fueron muy importantes para el propio Kuhn), la
historia de la ciencia ha sido una disciplina muy poco desarrollada
Entre dos teorías hay cambios ontológicos, cambios concep- hasta hace unos años. Antiguamente algunos grandes autores escri-
tuales y cambios perceptivos. En particular, uno ,de los casos más bían artículos biográficos o proporcionaban referencias históricas
sutiles es el del cambio de significado de un mismo término teóri- para ilustrar sus propios trabajos; así ocurrió con Lagrange, Priest-
co, cuestión ésta que ha dado lugar a amplios debates sobre la ley y Delambre, al igual que con la célebre obra de Montucla. A fi-
paradoja del cambio de significado.3' No existe un lenguaje observa- nales del siglo XIX científicos como Kopp, en química, Poggendorff,
cional estable y previamente existente; cada paradigma, o cada en física, Sachs, en botánica, Zittel y Geikie, en geología, o Klein,
teoría, selecciona qué hechos son relevantes y cuáles ni siquiera en matemáticas, elaboraron estudios importantes, que hoy en día
son científicamente pertinentes. Puesto que las respectivas selec- constituyen una referencia obligada. Esta primera tradición' histo-
ciones son heterogéneas en el caso de paradigmas opuestos, la riográfica, la de la historia escrita por científicos, suele limitarse
experiencia no puede servir para resolver la contraposición entre sin embargo a ilustrar con ejemplos y antecedentes históricos la
teorías rivales. Con ello, Kuhn y sus discípulos asestaron un duro ciencia contemporánea a cada uno de ellos.
golpe al empirismo lógico. Una segunda tradición historiográfica tenía objetivos más ex-
plícitamente filosóficos. Ya el propio Francis Bacon, como luego
Condorcet y Comte, subrayaron el interés que tiene el conocimien-
to de la génesis y del aprendizaje de los conceptos científicos
básicos. Pero la historia de la ciencia estaba más que nada al
30. P. FEYERABEND, Tratado contra el método, pp. 267 y 269-270. Véase,
servicio de la ilustración de tesis filosóficas generales sobre la
también, 7.2.
31. Aparte de las obras de Feyerabend, Kuhn y Hanson ya citadas, puede ciencia, como sucede explícitamente en el caso de Whewell, Mach
leerse de FEYERABEND, «On the 'Meaning' of Scientific Terms», en Journal of Philo- o Duhem, con lo cual los resultados de la investigación histórica
sophy, 62 (1965), pp. 266-274, así como otros artículos, como los de P. ACHINSTEIN, presentaban una serie de insuficiencias, quedándose a veces la
«On the Meaning of Scientific Terms», en Journal of Philosophy, 61 (1964), pp.
tentativa a un nivel meramente programático.
497-509; M. Drvirr, «Agains Inconmensurability», en Australasian Journal of Philo-
sophy, 57:1 (1979), pp. 29-47; A. FINE, «How to Compare Theories: Reference and La nueva historiografía de la ciencia, que es la que le interesa a
Change», en Nous, 9 (1975), pp. 17-32; H. FIELD, «Theory Change and the Indetermi- Kuhn, surge con autores como Alexandre Koyré, quien investiga
nacy of Reference», en Journal of Philosophy, 70 (1973), pp. 462-481; M. MARTIN, épocas históricas anteriores profundizando en el modo de pensar
«Referential Variance and Scientific Objectivity», en British Journal for the Philo- de entonces, y tratando de comprender las investigaciones y los
sophy of Science, 22 (1971), pp. 17-26; así como las obras de C. R. KORDIG, The
debates correspondientes en su propio contexto, y no por referen-
Justification of Scientific Change (Dordrecht, Reidel, 1971); G. S. SCHEFFLER, Science
and Subjectivity (Nueva York, Bobbs Merrill, 1967); y el segundo volumen de los cia a la ciencia actual. Ya no se trata de ilustrar ni de introducir los
Philosophical Papers de H. PUTNAM, Mind, Language and Reality (Cambridge, Cam- métodos científicos contemporáneos a base de una presentación de
bridge University Press, 1975), donde se abordan estas cuestiones. los mismos bajo la advocación de algunas ilustres figuras del pasa-
120 Paradigmas y revoluciones científicas Filosofía de la ciencia e historia de la ciencia 121

do, sino de profundizar en la época estudiada independientemente e


xplicativas y versan sobre objetos reales, etc. La obra de Popper,
de que muchas de sus figuras, ideas y resultados no tengan la Conjeturas y refutaciones, matizaba en efecto algunas de las posi-
menor relevancia para la ciencia actual. ciones demasiado rígidas de su obra de juventud, la Lógica de la
Basándose en este cambio conceptual en la historiografia de la investigación científica. Sin embargo, para Kuhn seguía privilegian-
ciencia, ésta ha comenzado a constituirse en distintos países como do excesivamente los momentos de cambio y de revolución cientí-
disciplina independiente, separada por una parte de la historia de fica a la hora de insistir en el talante falsador o refutador propio de
la filosofia, pero también de las facultades de historia, en la medida los científicos. La historia de la ciencia, en cambio, muestra que
en que dichos estudios requieren de un contacto estrecho con las n
umerosísimos científicos en las más diversas disciplinas jamás
facultades de ciencias. Este fenómeno le parece a Kuhn muy im- han considerado sus teorías como conjeturas y mucho menos han
portante, hasta el punto de que él mismo ha trabajado durante intentado falsarias experimentalmente. Las etapas de ciencia nor-
varios años en un programa de historia y filosofia de la ciencia en la mal nos muestran a un tipo de científico muy diferente al científico
Universidad de Princeton, en el que colaboraban historiadores, crítico concebido por Popper; sin embargo, también esas etapas
científicos y filósofos, si bien desde perspectivas y programas neta- han de ser estudiadas por los historiadores, e incluidas'en la refle-
mente diferenciados. Kuhn es partidario de mantener esa estructu- xión de los metodólogos. Hacer una historia o una metodología de
ra, de tal manera que los estudios históricos sean previos a la la ciencia basada sólo en los momentos estelares de la misma (las
formación de los filósofos y metodólogos de la ciencia. Otra gran grandes revoluciones, las grandes teorías) supone perder de vista
novedad del siglo xx, que mantiene la misma tendencia, consiste aspectos que sólo pueden ser claros para quienes investigan minu-
en las elaboraciones de historias generales de la ciencia, y no ya ciosamente las diversas épocas históricas, desprovistos de perjui-
sólo de disciplinas concretas, como ocurrió hasta el siglo xix. Ello cios metodológicos previos.
da lugar a que los historiadores requieran de una formación espe- La historia de la ciencia se convierte así en un complemento
cial, que ya no se restringe a una sola especialidad. i mprescindible para la reflexión metodológica; y no cabe duda de
La función metodológica de la historia de la ciencia queda que, al menos en este punto, las tesis de Kuhn han triunfado ple-
perfectamente ilustrada en las críticas que el propio Kuhn hace a namente desde los años setenta. Surge, sin embargo, un nuevo
Popper. Frente a concepciones sistemáticas o puramente normati- problema: ¿qué es la observación de los datos históricos? ¿Acaso
vas de la ciencia, como por ejemplo el criterio de demarcación cabe recaer en la ingenuidad del empirismo lógico de Viena, pen-
basado en la falsabilidad, Kuhn propone que se hagan estudios sando que los estudios de historia empírica pueden engendrar
empíricos previos para ver cómo se ha producido el cambio cientí- teorías explicativas, y no ya sólo descriptivas, de cada etapa históri-
fico a lo largo de la historia: basándose en ello afirmará que el ca? Kuhn, ciertamente, no piensa así, pero sus tesis han dado a su
progreso científico no es acumulativo, así como que una teoría no vez pábulo a un cierto tipo de estudios históricos que acumulan
es dejada de lado por refutación empírica o por algún experimen- una gran cantidad de datos, pero sin que en muchos casos lleguen
to crucial, sino únicamente cuando ha surgido frente a ella un a ser pertinentes para las fases ulteriores de la investigación his-
nuevo paradigma que está en condiciones de sustituirla como tórica.
nueva ciencia normal. En su polémica con Popper de 1965,32 Kuhn Una última variable del problema, sobre la que volveremos
da por aceptadas por parte de Popper varias de sus tesis en La también en capítulos ulteriores, estriba en la distinción entre histo-
estructura de las revoluciones científicas: hay revoluciones científi- ria interna y externa. La historia externa trataría de las actividades
cas y la ciencia no progresa por acumulación, no hay observación de los científicos en tanto grupo social dentro de una cultura
científica sin teoría que la impregne, las teorías científicas son determinada." En cambio, la historia interna se centraría exclusi-
vamente en el desarrollo de las ideas, experimentos e investigacio-
32. Véase LAKATOS-MUSGRAVE, Criticism... Dicho texto de Kuhn también está
traducido en La tensión esencial, pp. 290-316. 33. T. S. KUHN, La tensión esencial, pp. 134 y ss.
122 Paradigmas y revoluciones científicas

nes de los científicos prescindiendo de esas mediaciones exterio-


res, sobre la base de que lo importante en filosofia de la ciencia
consiste en analizar el cambio científico, entendiendo por tal los
cambios conceptuales, heurísticos, metodológicos y ontológicos.
Para Kuhn, aun aceptando el interés de la historia externa, puede 5. LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN
hacerse perfectamente una historia de la ciencia exclusivamente CIENTÍFICA
interna:

Comparados con otros profesionales y con otras empresas creativas,


los practicantes de una ciencia madura están aislados en realidad del
medio cultural en el cual viven sus vidas profesionales:"

5.1. Introducción
En cualquier caso, y pese a precisiones adicionales que po-
drían hacerse, la obra de Kuhn señala un viraje importante de la
metodología de la ciencia: a partir de ella el papel de los estudios
Imre Lakatos fue un filósofo húngaro muy influido en su juventud
históricos adquiere gran relevancia.
por Hegel, que, a partir de los 40 años de edad, dio un acentuado
viraje que le llevó hacia posiciones popperianas. En 1970-1971
afirmó que «las ideas de Popper constituyen el desarrollo filosófico
más importante del siglo xx»,' poniendo su figura al nivel de las de
Hume, Kant y Whewell. Sin embargo, criticó las divulgaciones que
se habían hecho de las ideas de Popper por parte de Ayer, Meda-
war, Nagel y otros, que para Lakatos suponen un falsacionismo
dogmático que no existe en absoluto en el autor de la Lógica de la
investigación científica. El falsacionismo de Popper es, por el con-
trario, metodológico, y Lakatos cree que todavía es mejorable por el
falsacionismo metodológico refinado, que será su propuesta princi-
pal en filosofia de la ciencia. Una teoría nunca es refutada por la
observación ni por un experimento crucial sino, como bien había
señalado Kuhn, por otra teoría rival. Los científicos abandonan una
teoría por otra en función del mayor contenido empírico de la
segunda, caracterizado por el descubrimiento y la corroboración
de algunos hechos nuevos y sorprendentes, pero asimismo en fun-
ción de su mayor potencial heurístico. Ello da lugar a que las
teorías hayan de ser evaluadas en la historia en función del progra-
ma de investigación en el que se insertan, y no aisladamente en
confrontación con la experiencia.

I. I. LAKATOS, La metodología de los programas de investigación científica,


34. T. S. KUHN, La tensión esencial, p. 143 traducción de Juan Carlos Zapatero (Madrid, Alianza, 1983), p. 80.
124 Los programas de investigación científica El falsacionismo metodológico refinado 125

Lakatos aceptó varias de las tesis de Kuhn, como la existencia de Popper, aunque sí en las de algunos de sus divulgadores e
de anomalías para toda teoría científica y la importancia de la intérpretes. Como ejemplo prototípico de dicho falsacionismo dog-
historia de la ciencia para la epistemología. Al respecto acuñó, por mático, cuya tesis básica estriba en que la ciencia no puede probar,
una parte, la distinción entre el centro firme de una teoría (no pero sí refutar empíricamente una teoría, Lakatos cita la afirma-
falsable empíricamente) y su cinturón protector, así como las nocio- ción de Medawar: «La ciencia puede realizar con certeza lógica
nes de historia interna y externa de una teoría. Muy interesado en la completa la recusación de lo que es falso».2
filosofía de las matemáticas, insistió en la importancia de la lógica Por el contrario, Lakatos distingue el falsacionismo metodoló-
del descubrimiento científico, más que la de la justificación ulte- gico, en dos versiones distintas, a las que denomina Popper, y
rior de los resultados obtenidos. Al respecto, las conjeturas y las Popper2. Aunque en sus propios escritos Lakatos ha oscilado un
pruebas, sucesivamente modificadas, son indispensables para com- tanto sobre la atribución de una postura u otra a su maestro, cabe
prender el desarrollo de las matemáticas, en oposición a una filoso- resumir sus tesis diciendo que el falsacionismo metodológico inge-
fía formalista de las matemáticas, que las considera en función del nuo (Popper,) sería la posición más característica de sir Karl, sobre
método euclídeo, y no como ciencias cuasi-empíricas, como sos- todo en La miseria del historicismo y en la Sociedad abierta. En
tendrá Lakatos. otros escritos de Popper se encuentran ideas claves para el falsacio-
Muerto prematuramente a los 51 años (el 2 de febrero de nismo refinado, pero en realidad ésta es una propuesta que corres-
1974), buena parte de sus escritos han sido publicados por sus ponde al propio Lakatos, siendo su aportación más propia al debate
discípulos, como John Worrall, Elie Zahar, Gregory Currie, etc. La sobre metodología iniciado a partir de la obra de Kuhn.
mayor parte de ellos están traducidos al castellano, en particular La versión estándar del popperianismo establecía que la cien-
en los tres volúmenes siguientes, publicados por Alianza Editorial: cia avanza por medio de «conjeturas audaces depuradas por duras
Pruebas y refutaciones, La metodología de los programas de investi- refutaciones».3 Dichas falsaciones se llevan a cabo por medio de
gación científica y Matemáticas, ciencia y epistemología, si bien enunciados observacionales, o proposiciones básicas, a las cuales
también están disponibles otros volúmenes, como La crítica y el Popper denominó falsadores potenciales de una teoría. Éstos vie-
desarrollo del conocimiento (1970), de Lakatos y Musgrave (eds.) nen caracterizados sintácticamente, por su forma lógica, como
(que recoge las ponencias del Coloquio de Londres de 1965, con enunciados existenciales espacio-temporalmente singulares, del
las críticas de Lakatos a Kuhn), editado por Grijalbo, su Historia de tipo «hay un planeta en la región espacio-temporal k ».4 Pero tam-
la ciencia y sus reconstrucciones racionales (Tecnos) (que incluye bién son discernibles pragmáticamente: el valor de verdad de los
las réplicas de Feigl, Hall, Kürtge y Kuhn a las propuestas de falsadores potenciales ha de ser decidible por medio de algún
Lakatos), así como el artículo «La crítica y la metodología de procedimiento experimental posible y aceptado en el momento his-
programas científicos de investigación», editado por Cuadernos tórico en que tenga lugar la falsación. Si hay conflicto entre una
Teorema. teoría y una falsación empírica de este tipo, la teoría debe ser aban-
donada.
Lakatos, en cambio, afirma que «no podemos probar las teorías
y tampoco podemos refutarlas» 5 por procedimientos exclusivamen-
5.2. El falsacionismo metodológico refinado
2. P. B. MEDAWAN, The Art of the Soluble (Londres, Methuen, 1967), pági-
na 144.
3. I. LAKATOS, La crítica y la metodología de los programas científicos de
Ya en su artículo de 1968 (Teorema, 1982) Lakatos tomaba como investigación, traducción de José Manuel Alcañiz (Valencia, Cuadernos Teorema,
punto de partida las críticas de Kuhn a Popper, señalando que el 1982), p. 9.
autor de La estructura de las revoluciones científicas había atacado 4. K. R. POPPER, Lógica de la investigación científica, p. 97, sección 28.
sobre todo a un Popper que en realidad nunca existió en las obras 5. I. LAKATOS, La metodología..., p. 27.
126 Los programas de investigación científica El falsacionismo metodológico refinado 127

te empíricos, y ello basándose en dos motivos. Primero, porque ton y su ley de gravitación (/V) con las condiciones iniciales aceptadas (1) y
como ya afirmara Hanson, «no hay demarcación natural (psicológi- calcula mediante ellas la ruta de un pequeño planeta que acaba de descu-
ca) entre las proposiciones observacionales y las proposiciones brirse, p. Pero el planeta se desvía de la ruta prevista. ¿Considera nuestro
físico que la desviación estaba prohibida por la teoría de Newton y que, por
teóricas».6 Segundo, porque «ninguna proposición fáctica puede ello, una vez confirmada tal ruta, queda refutada la teoría N? No. Sugiere
nunca ser probada mediante un experimento»' debido a su vez a que debe existir un planeta hasta ahora desconocido, p', que perturba la
que toda prueba conlleva una deducción lógica, y las proposiciones ruta de p. Calcula la masa, órbita, etc., de ese planeta hipotético y pide a un
sólo pueden derivarse a partir de otras proposiciones, y no de astrónomo experimental que contraste su hipótesis. El planeta p' es tan
hechos. Ambos argumentos, el lógico y el psicológico, permiten a pequeño que ni los mayores telescopios existentes podrían observarlo: el
astrónomo experimental solicita una ayuda a la investigación para cons-
Lakatos desterrar definitivamente las tesis empiristas de la compro- truir uno aún mayor. Tres años después el nuevo telescopio ya está dispo-
bación o de la refutación de teorías por medio de la experiencia. nible. Si se descubriera el planeta desconocido p', ello sería proclamado
Consecuentemente con ello, Lakatos y sus discípulos también como una nueva victoria de la ciencia newtoniana. Pero no sucede así.
atacaron el concepto popperiano de refutación de una teoría por ¿Abandona nuestro científico la teoría de Newton y sus ideas sobre el
planeta perturbador? No. Sugiere que una nube de polvo cósmico nos
medio de un experimentum crucis, analizando detalladamente, en- oculta el planeta. Calcula la situación y propiedades de la nube y solicita
tre otros, los clásicos ejemplos del experimento de Michelson- una ayuda a la investigación para enviar un satélite con objeto de contras-
Morley, los experimentos Lummer-Pringsheim y la observación de tar sus cálculos. Si los instrumentos del satélite (probablemente nuevos,
Chadwick en 1914 de la decadencia de rayos beta.' Lakatos conclu- fundamentados en una teoría poco contrastada) registraran la existencia
ye que «los experimentos cruciales no existen, al menos si nos de la nube conjeturada, el resultado sería pregonado como una gran
victoria de la ciencia newtoniana. Pero no se descubre la nube. ¿Abandona
referimos a experimentos que pueden destruir instantáneamente a nuestro científico la teoría de Newton junto con la idea del planeta pertur-
un programa de investigación».9 Sí cabe, en cambio, que cuando bador y la de la nube que lo oculta? No. Sugiere que existe un campo
una teoría ya ha sido sustituida por otra, retrospectivamente se le magnético en esa región del universo que inutilizó los instrumentos del
atribuya a algún experimento el haber refutado a la primera y satélite. Se envía un nuevo satélite. Si se encontrara el campo magnético,
los newtonianos celebrarían una victoria sensacional. Pero ello no sucede.
corroborado a la segunda. Pero el abandono de la teoría «refutada» ¿Se considera este hecho una refutación de la ciencia newtoniana? No.
nunca depende exclusivamente de un solo experimento. O bien se propone otra ingeniosa hipótesis auxiliar o bien... toda la historia
Al objeto de introducir su falsacionismo refinado, Lakatos va a queda enterrada en los polvorientos volúmenes de las revistas y nunca
mantener una tesis aparentemente sorprendente para la tradición vuelve a ser mencionada."
empirista: «Las teorías más admiradas no prohíben ningún aconte-
cimiento observable».'° Parecería que estamos en las antípodas de Una teoría, por sí misma, jamás prohíbe ningún acontecimien-
los falsadores potenciales de Popper, pero lo que en realidad pre- to empírico, porque siempre hay otros factores que pueden tener
tende Lakatos es proponer una distinción fundamental en sus tesis influencia sobre él: basta proponer la correspondiente hipótesis ad
metodológicas: la de centro firme y cinturón protector de una teo- hoc, según la cual ese tercer factor hace fallar a la teoría, para que
ría. Para ello expone un ejemplo imaginario de investigación cien- ésta quede preservada de la refutación por medio de datos observa-
tífica, que merece la pena reproducir en su totalidad: cionales. Las estratagemas convencionalistas, como las llamó Pop-
per, salvan a la teoría de la falsación por vía experimental.
La historia se refiere a un caso imaginario de conducta anómala de un Esto conecta con el debate en torno a lo que se ha llamado
planeta. Un físico de la era preeinsteiniana combina la mecánica de New- tesis Duhem-Quine, la cual es enunciada por Quine en los términos
siguientes: «Se puede mantener la verdad de cualquier enunciado,
6. I. LAKATOS, La metodología..., p. 26. suceda lo que suceda, si realizamos ajustes lo bastante drásticos en
7. I. LAKATOS, La metodología..., p. 98. otras partes del sistema... Y al contrario, por las mismas razones
8. I. LAKATOS, La metodología..., pp. 98 y ss.
9. 1. LAKATOS, La metodología..., p. 114.
10. 1. LAKATOS, La metodología..., p. 27. 11. I. LAKATOS, La metodología..., pp. 27-28.
128 Los programas de investigación científica El falsacionismo metodológico refinado 129

ningún enunciado es inmune a la revisión»." Los medios para ello de falsacionismo: el de Popper y el que el propio Lakatos, inspirán-
son múltiples: se puede introducir un nuevo concepto, o una sutil dose en Popper y mejorándolo, va a defender en el resto de sus
distinción; se pueden modificar las definiciones de los términos obras:
involucrados en la proposición a salvar; se pueden proponer hipó-
tesis auxiliares; se pueden cambiar las condiciones iniciales del El falsacionismo refinado difiere del ingenuo tanto en sus reglas de
problema... Lakatos analiza en varias de sus obras esta amplia aceptación (o criterio de demarcación) como en sus reglas de falsación o
variedad de recursos, que finalmente confluirán en la noción de eliminación.
Para el falsacionista ingenuo cualquier teoría que pueda interpretarse
cinturón protector de una teoría, y precisamente por ello defiende como experimentalmente falsable es «aceptable» o «científica». Para el
el criterio ligado al falsacionismo refinado: cualquier parte del falsacionismo refinado una teoría es «aceptable» o «científica» sólo si tiene
conjunto de la ciencia puede, efectivamente, ser modificada y un exceso de contenido empírico corroborado con relación a su predece-
reemplazada, pero con la condición de que dicho cambio suponga sora (o rival). Esta condición puede descomponerse en dos apartados: que
la nueva teoría tenga exceso de contenido empírico (aceptabilidad i ) y
un progreso científico, es decir que conduzca al descubrimiento de que una parte de ese exceso de contenido resulte verificado (aceptabili-
hechos nuevos. Las estratagemas que sólo sirven para salvar las dad 2 ). El primer requisito puede confirmarse inmediatamente mediante
teorías aceptadas, sin que el usarlas dé lugar a nuevos conocimien- un análisis lógico a priori; el segundo sólo puede contrastarse empírica-
tos factuales, no son aceptables para el falsacionismo de Lakatos. mente y ello puede requerir un tiempo indefinido.
Para el falsacionista ingenuo una teoría es falsada por un enunciado
La tesis central de dicho, falsacionismo estriba en que una observacional («reforzado») que entra en conflicto con ella (o que decide
teoría nunca puede ser falsada por la observación ni por experi- interpretar como si entrara en conflicto con ella). Para el falsacionismo
mento alguno, pero sí por otra teoría: «ningún experimento, infor- refinado, una teoría científica T queda falsada si y sólo si otra teoría T' ha
me experimental, enunciado observacional o hipótesis falsadora de sido propuesta y tiene las siguientes características:
bajo nivel bien corroborada puede originar por sí mismo la falsa-
1) T' tiene un exceso de contenido empírico con relación a T; esto es,
ción. No hay falsación sin la emergencia de una teoría mejor»." predice hechos nuevos, improbables o incluso excluidos por T.
Conforme había señalado Kuhn al hablar de dos paradigmas rivales 2) T' explica el éxito previo de T; esto es, todo el contenido no refutado
como paso previo a toda revolución científica, Lakatos va a inten- de T está incluido (dentro de los límites del error observacional) en el
tar sintetizar el falsacionismo popperiano con dicha aportación contenido de T'. 4
kuhniana al afirmar que sí puede haber falsación de una teoría, 3) Una parte del exceso de contenido de T' resulta corroborado.'
pero sólo por medio de una estructura teórica compleja interesan-
Lakatos, por consiguiente, se mantiene dentro de la tradición
te, que previamente ha de estar constituida en sus partes principa-
del empirismo, si bien en su criterio de demarcación, que supone
les. Para explicar los procesos de cambio científico, el problema
una postura radicalmente nueva en la filosofía de la ciencia del
metodológico que hay que resolver no es la contraposición teoría/
siglo xx, apunta una posibilidad para comparar entre sí teorías
experiencia, sino los criterios de evaluación entre teorías rivales,
rivales no empíricas: por ejemplo lógicas, o matemáticas. Pero la
huyendo del psicologismo, del sociologismo o del irracionalismo
experiencia ni prueba ni refuta las teorías. Una teoría, en tanto
que apuntaban en Kuhn, para proponer un criterio racional de
conjetura que es, siempre acabará siendo sustituida por otra; pero
elección por parte de los científicos, y general para todas las
no por cualquiera de entre todas las que proliferaron en la fase de
ciencias y comunidades científicas.
crisis del paradigma, por decirlo en términos de Kuhn; sino por
Y al respecto Lakatos tiene una propuesta clara, mediante la
aquella que, en primer lugar, incluya lo fundamental de la anterior,
cual va a precisar definitivamente la diferencia entre los dos tipos
pero que además la supere, entendiendo por tal el establecimiento
de nuevas predicciones empíricas que puedan resultar incluso
12. W. V. O. QUINE, From a Logical Point of View ( Harvard University Press,
1953), cap. II.
13. I. LAKATOS, La metodología..., p. 50. 14. I. LAKATOS, La metodología..., pp. 46-47.
130 Los programas de investigación científica Los programas de investigación científica 131

sorprendentes para los defensores de la teoría anterior, pero que Pero entonces, concluye Lakatos, una teoría no puede ser
luego se ven confirmadas experimentalmente. Lo factual sigue evaluada independientemente de los resultados que este tipo de
desempeñando una función primordial como criterio de demarca- recursos contra la falsación ocasionen:
ción: sólo es científico aquello que predice hechos nuevos, hasta
entonces desconocidos. Pero por sí mismo no refuta a una teoría: Cualquier teoría científica debe ser evaluada en conjunción con sus
simplemente orienta la elección de los científicos en favor de una u hipótesis auxiliares, condiciones iniciales, etc., y especialmente en unión
de sus predecesoras, de forma que se pueda apreciar la clase de cambio
otra teoría, siempre bajo el supuesto de que ya había dos, como
que la originó. Por tanto, lo que evaluamos es una serie de teorías, y no las
mínimo, en contraposición. teorías aisladas.'
5

Con lo cual Lakatos se pronuncia, con cierta impronta hegelia-


na, sobre dos temas esenciales en la filosofía de la ciencia en el Esto trae consigo una consecuencia fundamental para la teoría
siglo xx: la demarcación entre ciencia y no ciencia y el cambio de la ciencia. Las unidades básicas para el análisis epistemológico
científico, manteniendo la componente pragmática (elección ra- ya no son las teorías, ni mucho menos su confrontación con la
cional de una teoría u otra), pero a la vez un criterio puramente experiencia, sino las sucesiones de teorías, es decir los programas
epistemológico de cientificidad: la predicción de hechos nuevos. de investigación científica. Cada teoría conlleva un desarrollo, un
despliegue, suscitado como mínimo por las tentativas de salvarla
de la refutación; con lo cual lo que debe ser valorado es toda esa
evolución, que a veces puede llevar consigo profundos cambios en
5.3. Los programas de investigación científica la propia teoría o, si se prefiere, la aparición de teorías nuevas que,
procediendo genéticamente de las anteriores, las mejoran o las
modifican, de manera sustancial, por lo que llegan a diferenciarse
La utilización de las hipótesis ad hoc, con las cuales los científicos netamente de sus predecesoras. El falsacionismo metodológico
conseguían salvar sus teorías de las refutaciones mediante la expe- refinado, precisamente por afirmar que la contraposición tiene
riencia, ha sido conocida y criticada desde hace siglos. Moliére, en lugar entre dos teorías, entre las cuales los científicos adoptan la
ejemplo citado por Lakatos, ridiculizó en su Malade imaginaire a que posee un mayor contenido empírico, lleva forzosamente a
los médicos que explicaban que el opio produce sueño a causa de la noción de programa de investigación, que es definida por Laka-
una supuesta virtus dormitiva en dicha sustancia. Se trata, tanto tos en los términos siguientes:
para el convencionalista Duhem como para el falsacionista Popper,
de proporcionar reglas metodológicas generales para impedir ese Tenemos una serie de teorías, T,, T2, T3... en la que cada teoría se
tipo de ardides antifalsacionistas. Pero no todo este tipo de ajustes obtiene añadiendo cláusulas auxiliares, o mediante representaciones se-
de las teorías para que no sean contradichas por la empiria son mánticas de la teoría previa con objeto de acomodar alguna anomalía, y
ilegítimos. Hay algunos que producen nuevos descubrimientos, y de forma que cada teoría tenga, al menos, tanto contenido como el conte-
nido no refutado de sus predecesoras. Digamos que una serie tal de teorías
que, por consiguiente, han de ser considerados como admisibles. es teóricamente progresiva (o que constituye un cambio de la problemática
Los científicos que defienden una teoría siempre tratan de preser- teóricamente progresivo) si cada nueva teoría tiene algún exceso de conte-
var al centro firme de la misma de la refutación, construyendo en nido empírico con respecto a su predecesora; esto es, si predice algún
torno al mismo un cinturón protector de hipótesis auxiliares, cam- hecho nuevo e inesperado hasta entonces. Digamos que una serie de teoría
teóricamente progresiva es también empíricamente progresiva (o que cons-
bios de significado de los términos, etc. Esta actitud, que en algu- tituye un cambio de la problemática empíricamente progresivo) si una parte
nos casos puede ser perfectamente racional, permite explicar asi- de ese exceso de contenido empírico resulta, además, corroborado; esto
mismo la existencia de anomalías, subrayada por Kuhn, que pese a es, si cada nueva teoría induce el descubrimiento real de algún hecho
contradecir la teoría no dan lugar a que sus preconizadores la
abandonen. 15. 1. LAKATOS, La metodología..., p. 48.
132 Los programas de investigación científica Los programas de investigación científica 133

nuevo. Por fin, llamaremos progresivo a un cambio de la problemática si es engendran desde el punto de vista de las novedades empíricas.
progresivo teórica y empíricamente, y regresivo si no lo es. «Aceptamos» Mientras un programa de investigación vaya dando lugar a nuevos
los cambios de problemáticas como científicos sólo si, por lo menos, son descubrimientos, por muchas anomalías que le afecten, siempre
teóricamente progresivos; si no lo son, los rechazamos como pseudocientí-
ficos.16 será aceptado por los científicos. Únicamente cuando se anquilosa
y se estanca comenzarán los investigadores a fijarse con mayor
Hay que estudiar la historia de la ciencia en función de estos insistencia en dichas anomalías.
nuevos criterios, localizando en cada momento los programas de En segundo lugar, la predicción y ulterior corroboración de
investigación progresivos, que engendran nuevos conocimientos, y algunos hechos nuevos pasa a ser el objetivo principal de las
distinguiéndolos de los regresivos. Por supuesto que un mismo ciencias empíricas. Las teorías y los programas de investigación
programa puede ser progresivo durante una primera etapa históri- deben ser evaluadas en función de su contenido fáctico, pero
ca y luego estancarse: incluso es lo que tarde o temprano les entendiendo éste como producción de novedades, y en particular
sucede a todos ellos. Conforme afirmara Popper en este sentido, de predicciones que sean prácticamente imposibles de hacer desde
pero también Kuhn, para Lakatos toda teoría científica y todo el programa de investigación rival. La inconmensurabilidad kuh-
programa de investigación están destinados a ser abandonados y niana adquiere aquí una nueva versión. El descubrimiento y la
sustituidos por concepciones opuestas a ellos, que predicen hechos predicción de hechos nuevos y sorprendentes para los científicos
insospechables para el prográma antiguo. Los conceptos de ciencia anteriores es la marca principal de una revolución científica, de la
normal (pero nunca como algo estático, sino en continuo progre- sustitución de un programa de investigación por otro rival. Aunque
so), de crisis del paradigma lcuando las hipótesis auxiliares o las no en los términos de Lakatos, concepciones parecidas pueden
propuestas semánticas dejan de producir nuevos descubrimientos) encontrarse en Claude Bernard, el célebre médico francés autor de
y de revolución científica quedan englobados en el marco episte- la Introduction á l'étude de la médécine expérimentale (1865), al
mológico del falsacionismo refinado. Y en este sentido, Lakatos que Lakatos no menciona. En dicha obra puede leerse:
puede pretender haber intentado una síntesis entre Kuhn y Popper,
con cierto ribete hegeliano. Las teorías no son más que hipótesis verificadas mediante un número
más o menos considerable de hechos. Aquellas que han sido verificadas
Pero la nueva noción de programa de investigación engendra a por el mayor número de hechos son las mejores; mas no por ello son las
su vez dos importantes consecuencias para la filosofía de la ciencia. definitivas, sino que nunca hay que creer en ellas de una manera abso-
La primera consiste en la íntima relación que se establece entre las luta. 18
nociones de ciencia y progreso. Si la preferencia racional de los
científicos por una teoría u otra, o por un programa y otro rival, Y si bien para Lakatos las posturas de Bernard serían las de un
depende del mayor contenido empírico, entonces la elección entre falsacionista ingenuo, que continuamente insiste en que si un he-
dos teorías rivales siempre debe orientarse en favor de aquella que cho está en contradicción con una teoría hay que abandonar la
suponga un mayor progreso para la ciencia: «El carácter empírico teoría, la insistencia en la función del descubrimiento de hechos
(o científico) y el progreso teórico están inseparablemente relacio- nuevos como criterio de racionalidad científica puede encontrarse
nados»." Lakatos menciona explícitamente a Leibniz como el pre- en Bernard, igual que en Leibniz o en otros teóricos de la ciencia
decesor de esta tesis que, según él, fue aceptada por la generalidad anteriores al siglo xx.
de los científicos. La demarcación entre ciencia y no ciencia no
depende tanto de la falsación, experimental de las hipótesis, ni por
supuesto de su confirmación, cuanto, exclusivamente, de lo que

16. I. LAKATOS, La metodología..., pp. 48-49. 18. C. BERNARD, Introduction á l'étude de la médécine expérimentale (París,
17. I. LAKATOS, La metodología..., pp. 54. Garnier-Flammarion, 1966), p. 231.
134 Los programas de investigación científica Heurística positiva y negativa 135

5.4. Heurística positiva y negativa ción tiene éxito— otras tantas ampliaciones y desarrollos del pro-
grama.
Veamos ambos tipos de heurística en el ejemplo del programa
Un programa de investigación científica no sólo va a estar caracte- newtoniano. Cuando emergió «se encontraba inmerso en un océa-
rizado por el contenido empírico que posea en un momento dado, no de anomalías y en contradicción con las teorías observacionales
sino también por su potencial heurístico, noción que en buena que apoyaban a tales anomalías»;19 pero ello no afectó para nada al
medida fue propuesta a Lakatos por sus discípulos (Zahar, Wor- centro irrefutable del programa, por decisión metodológica de sus
rall), y que ha pasado a convertirse en una de las más característi- defensores. Bastaba con trabajar en el cinturón protector, modifi-
cas concepciones lakatosianas, al par que una de las más criticadas cando las hipótesis auxiliares que subyacían a las observaciones o
por sus adversarios. La heurística de un programa de investigación, contraejemplos, o cambiando las condiciones iniciales, para que el
en principio, consiste en un conjunto de técnicas para la solución programa siguiese adelante sin preocuparse por la «prueba empíri-
de problemas científicos. Si mencionamos el ejemplo de la mecáni- ca» que sus adversarios argüían en su contra. La historia imaginaria
ca de Newton, que Lakatos ha escogido para explicar muchas veces del comportamiento de un científico newtoniano, referida en 5.2,
su metodología, resulta que el centro firme del programa newto- muestra bien de qué manera se pueden construir ingeniosas hipó-
niano estaría formado por las tres leyes del movimiento, y como tal tesis al objeto de que el núcleo del programa no sea afectado. Los
no puede ser falsado, porque los newtonianos habían elaborado un newtonianos, incluso, tuvieron la habilidad de ir destruyendo las
gran cinturón de hipótesis auxiliares para protegerlo: la óptica propias teorías observacionales que subyacían a los «contraejem-
geométrica, la teoría de la refracción atmosférica, etc., que en plos», transformando cada dificultad en una nueva victoria de su
cualquier caso permitían descartar las anomalías que se hubiesen programa, como señaló el mismo Laplace." Pero en general ello
obtenido por observación. La heurística del programa, en cambio, no es necesario. La heurística negativa de un programa de investi-
está caracterizada básicamente —según Lakatos— por el cálculo gación no sólo puede estar caracterizada por la construcción de
diferencial, la teoría de la convergencia y las ecuaciones diferen- ese cinturón protector o escudo contra las anomalías, sino incluso
ciales e integrales. El programa newtoniano no sólo está definido por prescindir pura y simplemente de ellas. Son fenómenos que no
por la mecánica o por la óptica, sino también por el utillaje mate- merece la pena estudiar, o al menos que todavía no se está en
mático utilizado, el cual por sí mismo proporciona una serie de condiciones de investigar: pero por muy corroborados que estén
cuestiones para resolver dentro del propio programa de investiga- observacionalmente, las teorías no se ven afectadas en lo esencial
ción, y como rasgo distintivo del mismo, que no se encuentra en por ellos.
los programas rivales. Esto está relacionado con la existencia de una heurística positi-
Pero desde un punto de vista más general, la heurística se va en el programa de investigación, como subraya Lakatos:
constituye por medio de una serie de reglas metodológicas, algunas
de las cuales pueden ser muy generales, e incluso estrictamente Pocos científicos teóricos implicados en un programa de investigación
filosóficas, como en el caso del mecanicismo cartesiano, Lakatos se ocupan excesivamente de las «refutaciones». Mantienen una política de
investigación a largo plazo que anticipa esas refutaciones. Esta política
distingue dos tipos de reglas: unas positivas y otras negativas. La de investigación, u orden de investigación, queda establecida, con mayor o
heurística negativa nos dice qué tipo de rutas de investigación menor detalle, en la heurística positiva del programa de investigación.21
deben evitarse. La heurística positiva, en cambio, cuáles deben
seguirse. La primera impide que se le aplique el modus tollens al
centro firme del programa, aconsejando prescindir de las anoma-
19. I. LAKATOS, La metodología..., p. 66.
lías en las investigaciones. La heurística positiva impide que el 20. I. LAKATOS, La metodología..., p. 67. Véase también M. LAPLACE, Exposition
científico se pierda en el océano de anomalías dándole una serie de du systéme du monde (París, Bachelier, 1824, 5.a ed.), libro IV, cap. 2.
tareas a resolver que suponen —o pueden suponer, si la investiga- 21. I. LAKATOS, La metodología..., p. 68.
136 Los programas de investigación científica Heurística positiva y negativa 137

Esto puede hacerse, por ejemplo, enumerando una secuencia dinámica, como dirán los estructuralistas, y ello independiente-
de modelos crecientemente complicados y que simulan la realidad, mente de cuestiones subjetivas o colectivas ligadas a los creadores
los cuales han de ser investigados uno por uno en orden creciente, y defensores de dicho programa o a sus adversarios. Cabe incluso
pero sin pasar al siguiente, ni mucho menos a la contrastación cierto grado de programación previa de los pasos que caracterizan
empírica, antes de que los problemas teóricos no hayan quedado a dicha heurística positiva, según Lakatos. Punto éste que le ha sido
básicamente resueltos en los modelos más simplificados. La heurís- muy criticado, entre otros por Newton-Smith, que considera esta
tica positiva hace concentrarse al científico en dichos ámbitos de hipótesis de una heurística positiva precisa como algo incompati-
investigación, ignorando los contraejemplos «reales» o los «datos» ble con las posturas realistas que, por otra parte, Lakatos también
disponibles. Veámoslo de nuevo en el caso de Newton: defiende."
La heurística va a desempeñar un papel muy importante para
En principio, Newton elaboró su programa para un sistema planetario le evaluación entre dos teorías rivales, en particular cuando éstas
con un punto fijo que representaba el Sol y un único punto que representa- son observacionalmente equivalentes. Puesto que Elie Zahar ha
ba a un planeta. A partir de este modelo derivó su ley del inverso del dedicado especial atención a este tema, en lo que sigue nos aten-
cuadrado para la elipse de Kepler. Pero este modelo contradecía la tercera
ley de la dinámica de Newton y por ello tuvo que ser sustituido por otro en
dremos al ejemplo por él estudiado, referente a la contraposición a
que tanto el Sol como el planeta giraban alrededor de su centro de principios de este siglo entre los programas de investigación de
gravedad común. Este cambio no fue motivado por ninguna observación Einstein y de Lorentz.24
(en este caso los datos no sugerían «anomalía») sino por una dificultad Para Elie Zahar, tanto Lorentz como Einstein desarrollaron
teórica para desarrollar el programa. Posteriormente elaboró el programa auténticos programas de investigación que, siendo diferentes, te-
para un número mayor de planetas y como si sólo existiesen fuerzas
heliocéntricas y no interplanetarias. Después, trabajó en el supuesto de nían también núcleos comúnes, contrariamente a lo afirmado por
que los planetas y el Sol eran bolas de masa y no puntos. De nuevo, este Feyerabend, quien ha polemizado con Zahar sobre este punto."
cambio no se debió a la observación de una anomalía. La densidad infinita El centro firme del programa de Lorentz estaba constituido por
quedaba excluida por una teoría venerable (no sistematizada). Por esta las ecuaciones de Maxwell para campos electromagnéticos, por las
razón los planetas tenían que ser expandidos. Este cambio implicó dificul- leyes newtonianas del movimiento y por la transformación de
tades matemáticas importantes, absorbió el trabajo de Newton y retrasó la
publicación de los Principia durante más de una década. Tras haber solu- Galileo, más la ecuación:
cionado este rompecabezas, comenzó a trabajar en las «bolas giratorias y
sus oscilaciones». Después admitió las fuerzas interplanetarias y comenzó I
a trabajar sobre las perturbaciones. Llegado a este punto empezó a intere- F =e(D +— v A H)
sarse con más intensidad por los hechos. Muchos de ellos quedaban
perfectamente explicados (cualitativamente) por el modelo, pero sucedía
lo contrario con muchos otros. Fue entonces cuando comenzó a trabajar que suele ser denominada fuerza de Lorentz. La heurística del
sobre planetas combados y no redondos, etc.22 programa estaría constituida por el principio metafísico de que
todos los fenómenos físicos están gobernados por acciones que se
Como puede observarse, la heurística positiva posee una fuerte
componente teórica, y puede prescindir ampliamente de la con-
23. H. W. NEwroN-SmrrH, La racionalidad de la ciencia, traducción de Marco
trastación con la experiencia en tanto el programa de resolución Aurelio Galmarini (Barcelona, Paidós, 1987), pp. 98 y ss.
de cuestiones teóricas no haya sido ejecutado, o al menos mientras 24. En lo que sigue resumimos los dos artículos de Elie Zahar, «Why did
no haya producido progresos teóricos claros. Lejos de procederse Einstein's Programme supersede Lorentz's?», I y II, en British Journal for the Philo-
mediante el esquema simple de hipótesis y comprobación (o refuta- sophy of Science, 24 (1973), pp. 95-123 y 223-262.
25. P. K. FEYERABEND, «Zahar on Einstein», en British Journal for the Philo-
ción empírica), un programa de investigación posee su propia
sophy of Science, 25 (1974), pp. 25-28, y E. ZAHAR, «Mach, Einstein and the rise of the
modern Science», ibíd., 28 (1977), pp. 195-213, así como E. ZAHAR, «Einstein's debt
22. I. LAKATOS, La metodología..., p. 69. • to Lorentz. A reply to Feyerabend and Miller», ibíd., 29 (1978), pp. 49-60.
138 Los programas de investigación científica Heurística positiva y negativa 139

transmiten a través del éter. En el desarrollo de dicho programa con respecto al éter, como en el caso de Lorentz (y de Newton).
pueden distinguirse hasta tres teorías sucesivas, cada una de las Y esta concepción ontológica diferente del espacio y del tiempo,
cuales supone un progreso respecto de la teoría precedente; entre que Einstein había adoptado ya desde su juventud por influencia de
ellas la teoría de las fuerzas moleculares y la teoría de correspon- su maestro Ostwald, va a dar lugar a una heurística muy diferente.
dencia de estados. Pues bien, según Zahar, en 1905 esta teoría era Según Zahar, habría dos reglas heurísticas fundamentales para
observacionalmente equivalente a la teoría de la relatividad einstei- Einstein:
niana en dicha fecha: es decir, que una y otra podían explicar los
mismos fenómenos empíricos, aunque fuesen contradictorias entre 1) Las teorías deben de satisfacer el requisito de coherencia
sí. No había mayor contenido empírico en ninguna de las dos, y no interna, y por lo tanto la ciencia debe presentarse como una repre-
lo hubo hasta 1915, año en que Einstein explicó por medio de su sentación coherente, unificada, armónica, simple y organizada-
teoría la precesión del perihelio de Mercurio, que era imposible de mente compacta del mundo. El aparato matemático usado por una
explicar en términos newtoniano-lorentzianos. Y sin embargo, va- teoría encarna estas características de simplicidad y de compleji-
rios científicos relevantes prefirieron ya desde 1905 la teoría de dad, y por tanto constituye un criterio para preferir una teoría a
Einstein a la de Lorentz: así Planck, Klein y Minkowski, entre otros. otra. Si se quiere, en último término hay motivos estéticos impor-
El propio Lorentz acepta ya públicamente la teoría de la relatividad tantes en la heurística einsteiniana, caracterizados por la exigencia
en 1914, y privadamente a partir de 1908, prácticamente. ¿Por qué de no barroquismo: hay que usar un número mínimo de conceptos
dichas preferencias por una y otra, siendo así que eran observacio- y relaciones primitivas.
nalmente equivalentes, y por tanto ninguna excedía a la otra por el 2) La segunda regla heurística einsteiniana tiene que ver con
contenido empírico? su convicción de que Dios nb juega a los dados, y que por lo mismo
En función de sus heurísticas respectivas —dirá Zahar— y en no hay accidentes en la naturaleza. En concreto, los fenómenos
concreto por las distintas concepciones ontológicas de ambos con naturales en los que se muestra algún tipo de simetría responden
respecto a la fisica. Lorentz afirmaba la existencia de un éter siempre a algún principio de simetría más profundo y de mayor
infinito e inmóvil en el que la carga electromagnética está distribui- envergadura conceptual, que debe mostrarse en las teorías. Por
da de manera continua. Los electrones serían regiones esféricas del ejemplo: la simetría entre los movimientos de una magneto hacia
éter en las que la carga no es nula. La carga total, al igual que la el conductor, y del conductor hacia la magneto, ha de ser explicada
cantidad de movimiento de Descartes, permanece constante, pero por la teoría en base a un mismo aparato matemático (con la
el movimiento de los electrones crea un campo luminoso que simetría correspondiente, en su caso), cosa que no sucedía en las
atraviesa el espacio a la velocidad constante c. Lorentz llegó inclu- teorías de Lorentz.
so a afirmar que el electrón no tiene masa material, sino electro- Tras un estudio muy detallado de este episodio histórico, Zahar
magnética. En resumen: Lorentz proponía dicha teoría del electrón concluye que los científicos de la época prefirieron el programa de
como algo intermedio entre éter y materia, con lo cual lograba Einstein al de Lorentz porque, pese a ser observacionalmente equi-
explicar electromagnéticamente la interacción existente entre éter valente, era heurísticamente superior, en el sentido de que la aplica-
y partículas, definida precisamente por la ecuación de la fuerza de ción de las reglas básicas de su heurística positiva conseguía formu-
Lorentz. Pero toda su construcción se basaba en la existencia lar problemas nuevos, que en el marco de las teorías de Lorentz no
del éter, cuyas propiedades analizaba por medio de las ecuacio- tenían sentido. Y aunque dichas conjeturas (muchas de ellas sor-
nes de Maxwell. prendentes e inesperadas) sólo encontraron alguna corroboración
Einstein, en cambio, rompe con las ideas del éter y del espacio experimental varios años después, el mayor potencial heurístico de
y tiempo absolutos: cada acontecimiento puede ser referido me- las teorías de Einstein inclinó la balanza a favor de su programa
diante cuatro coordenadas (t, x, y, z) a cualquier sistema de referen- de investigación. Aunque no la comunidad científica alemana en su
cia inercial, y no ya a uno privilegiado que permaneciese inmóvil conjunto, sí figuras de enorme prestigio e influencia prefirieron
140 Los programas de investigación científica Historia interna e historia externa 141

por motivos heurísticos un programa a otro, pese a que no poseye- racionalmente. Aparte de los factores sociales, psicológicos, etc.,
ra un mayor contenido empírico. Y para Zahar esta elección fue que ciertamente influyen en la ciencia (a lo cual Lakatos da el
perfectamente racional, no tanto por los resultados ulteriores, nombre de historia externa), el epistemólogo ha de preocuparse
cuanto porque la heurística es una componente esencial de todo también de la reconstrucción racional de la historia de la ciencia,
programa de investigación, junto con su contenido empírico. estudiando las teorías en su evolución y en sus modificaciones y
Este ejemplo, así como otros posteriormente desarrollados por contraposiciones en función de factores internos a las propias
los discípulos de Lakatos," ilustra bastante bien la noción de poten- teorías. Surge así la historia interna de la ciencia, sobre la cual
cial heurístico de un programa de investigación, que en muchos puede haber, a su vez, concepciones contrapuestas. La interrelación
casos ha resultado decisiva en la historia para que los científicos entre historia y filosofía de la ciencia culmina con la elaboración
optaran por una u otra teoría, entre dos contrapuestas. de dicha historia interna, que debe ser complementada con la
historia externa, en la que se puede insistir más en los factores
ajenos a la propia comunidad científica: condiciones económicas y
sociales, situación política, características individuales de los cien-
5.5. Historia interna e historia externa tíficos, etc. En general, Lakatos atribuye un mayor peso a las
-;
concepciones intérnaliátas que autores como Bernal," partida-
rios de explicar la evolución .dé la ciencia en funCión de los cam-
Desde el punto de vista de las relaciones entre la filosofía de la bios económicos, sociales y tecnológicos habidos en las distintas
ciencia y la historia de la ciencia, Lakatos continúa la obra de etapas históricas.
Kuhn, destacando la importancia de los estudios históricos minu- Pero incluso en relación a la historia interna las posiciones
ciosos y llevándolos efectivamente a cabo junto con sus discípulos. pueden ser muy distintas. Lakatos las sintetiza en cuatro: inducti-
Parafraseando a Kant, Lakatos afirma que «la filosofía de la ciencia vistas, convencionalistas, falsacionistas y, por último, su propia
sin la historia de la ciencia es vacía; la historia de la ciencia sin la metodología de los programas de investigación. Estas cuatro con-
filosofía de la ciencia es ciega»." La metodología científica puede cepciones son normativas, y permiten reconstruir la historia inter-
proporcionar a los historiadores criterios normativos y definitorios na conforme a criterios diversos. Todas ellas han de ser, en cual-
sobre lo que es una teoría, sobre su estructuración interna y acerca quier caso, complementadas con teorías externas empíricas para
de las reglas para la evaluación de las teorías, de tal manera que la explicar los factores residuales no racionales. Ninguna de las cua-
investigación en los archivos y documentos esté orientada teórica- tro agota, por consiguiente, el trabajo de la historia de la ciencia:
mente y no sea puramente empírica y descriptiva; pero a su vez el
normativismo y los criterios epistemológicos propuestos por los La historia de la ciencia es siempre más rica que su reconstrucción
filósofos de la ciencia deben de ser confrontados con los datos racional. Pero la reconstrucción racional o historia interna es primaria, la
históricos ofrecidos por los historiadores. De alguna manera, la historia externa sólo secundaria, ya que los problemas más importantes de
la historia externa son definidos por la historia interna."
historia de la ciencia es la base o el contenido empírico de la filo-
sofía de la ciencia.
Según los inductivistas, la historia interna se basaría en una
Para Lakatos la historia de la ciencia, al objeto de hacerla
serie de descubrimientos de hechos firmes, así como en las poste-
inteligible y no simplemente descriptiva, ha de ser reconstruida
riores generalizaciones inductivas. Para los convencionalistas ha-
26. RADNITZKY et al., Progreso y racionalidad en la ciencia, traducción de bría también descubrimientos factuales, completados luego por
Luis Meana (Madrid, Alianza, 1982); véase en particular los artículos de Worrall,
Zahar, Urbach y Watkins. 28. Véase J. D. BERNAL, Science in History (Londres, Watts, 1965), 3.a ed.
27. I. LAKKros, Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales, Existe traducción castellana (Barcelona, ed. Península).
traducción de Diego Ribes (Madrid, Tecnos, 1982), p. 11. 29. I. LAKATOS, Historia de la ciencia..., p. 38.
142 Los programas de investigación científica La filosofía de las matemáticas de Lakatos 143

sistemas de organización de los mismos en torno a unas u otras 5.6. La filosofía de las matemáticas de Lakatos
nociones, definiciones y axiomas (sistemas de casillas, dice Laka-
tos), cuyas modificaciones también han de ser estudiadas en dicha
historia interna. La historia interna de los falsacionistas está articu- Como ya se indicó en la Introducción de esta obra, buena parte de
lada, en cambio, en torno a una serie de conjeturas audaces, que los filósofos de la ciencia del siglo xx han elaborado sus epistemo-
van aumentando en contenido empírico las unas sobre las otras, y logías respectivas tomando como referente principal para sus teori-
sobre todo en torno a los sucesivos experimentos cruciales que han zaciones sobre la ciencia a la física, y muy concretamente el paso
ido refutando una tras otra a dichas conjeturas generales, o teorías. de la mecánica newtoniana a la einsteiniana y a la emergencia de la
«La metodología de programas de investigación, por último, enfatiza mecánica cuántica. Así sucedió con el Círculo de Viena, con Pop-
la rivalidad prolongada, teórica y empírica, de programas mayores per, con la concepción heredada y con Kuhn. Para muchos de estos
de investigación, problemáticas estancadas y progresivas, y la victo- filósofos de la ciencia parecería a veces que las matemáticas, la
ria, lentamente conseguida, de un programa sobre otro.»3° lógica, en general las ciencias formales, caen fuera del saber cien-
La historia interna, se quiera o no, depende por lo tanto de las tífico, por no responder a los sucesivos criterios de demarcación
diferentes filosofías, que siempre subyacen al trabajo del historia- que han ido proponiendo. De no ser así, las matemáticas quedan
dor. No es lo mismo buscar en los documentos y archivos una serie separadas del resto de las ciencias, por no ser empíricas. Las cien-
de experimentos cruciales, los cambios de las axiomatizaciones y cias formales constituirían un capítulo aparte de la filosofía de la
presentaciones de las teorías al objeto de lograr mayor simplicidad ciencia.
en su presentación, o los programas de investigación rivales, con Lakatos va a oponerse a esta tendencia tan generalizada duran-
sus correspondientes heurísticas. El historiador siempre es selecti- te muchos años: «El objeto de mi contribución consiste en mostrar
vo. Para que, además, logre una reconstrucción racional de los que la filosofía matemática moderna está profundamente inmersa
hechos históricos, ha de llegar a proponer una versión radicalmen- en la epistemología general, y que sólo en este contexto puede ser
te modificada de los mismos. Eso sí, con el apoyo documental comprendida»." Consecuentemente con ello, tratará de conectar
oportuno, que Lakatos acostumbra poner en notas a pie de página, las nociones de falsacionismo sofisticado, programa de investiga-
mientras la historia de la ciencia propiamente dicha seria la ver- ción y heurística con las teorías matemáticas.
sión reconstruida de dichos documentos. El inductivismo es utópi- Para Lakatos ha habido tres grandes tentativas de organizar el
co y el convencionalismo y el falsacionismo simple son insuficien- conocimiento matemático como sistema deductivo: la euclídea, la
tes. En cualquier caso, «una historia sin ningún 'sesgo' teórico es empirista y la indUctivista. Lo esencial en un sistema deductivo
imposible».3 ' De ahí que una historiografía de la ciencia que haga (formalizado o no) estriba para Lakatos en la transmisión de la
abstracción de los debates teóricos habidos en la filosofía de la verdad (o de la falsedad) desde unas zonas del sistema a otras,
ciencia en el siglo xx sea, a juicio de Lakatos, inadecuada. Historia- habiendo al respecto varias posibilidades, que caracterizarán otras
dores y filósofos de la ciencia han de trabajar conjuntamente, tantas maneras de hacer filosofía de las matemáticas.
aunque sus cometidos sean diversos. Una teoría es euclídea cuando las proposiciones de la cúspide,
es decir los axiomas, son verdaderas, y dicho valor de verdad se
transmite a todas las demás proposiciones y teoremas de arriba
hacia abajo, en virtud de la corrección lógica de las pruebas. De
acuerdo con esta concepción, una teoría matemática sólo contiene
proposiciones verdaderas (tautologías, según Carnap) y no conjetu-

30. I. LAKATOS, Historia de la ciencia..., p. 38. 32. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, traducción de Diego
31. I. LAKATOS, Historia de la ciencia..., p. 42. Ribes (Madrid, Alianza, 1981), p. 16.
144 Los programas de investigación científica La filosofía de las matemáticas de Lakatos 145

ras ni refutaciones. El significado asimismo se inyecta en la cúspi- Caben dos caracterizaciones de las teorías cuasi-empíricas: una
de, en los términos primitivos: los términos definidos ulteriormen- i y otra histórica, ambas por oposición a las teorías euclídeas.
lógica
te no son más que abreviaturas, y por lo mismo teóricamente Lógicamente se distinguen de la manera siguiente:
superfluos.
Una teoría es empirista si las proposiciones de la base (enuncia- Un sistema es euclídeo si es la clausura deductiva de aquellos de sus
dos básicos) son verdaderas (o falsas), fluyendo luego dicho valor enunciados básicos que se asumen como verdaderos. De otro modo es un
36
de verdad hacia arriba por medio de conjeturas generales someti- sistema cuasi-empírico.
das a contrastación con los enunciados básicos por vía hipotético-
deductiva, resultando dichas conjeturas verdaderas o falsas en fun- Mas la distinción desde el punto de vista histórico resulta más
ción del resultado de la confrontación entre sus consecuencias y reveladora del pensamiento de Lakatos:
los enunciados básicos. Si, además, sólo admitimos inyecciones de
significado en la base (como sería el caso de las proposiciones El desarrollo de una teoría euclídea consta de tres etapas: primera, la
etapa precientífica, ingenua, de ensayo y error, que constituye la prehisto-
protocolares de Neurath), entonces estaremos elaborando una teo- ria de la materia; sigue el período fundacional que reorganiza la disciplina,
ría estrictamente empirista, según Lakatos. La base de una teoría recorta los bordes oscuros y establece la estructura deductiva de la médula
puede ser fáctica, pero también aritmética, probabilística a poste- segura. Todo lo que queda entonces por hacer es solucionar problemas
riori o cualquier otra cosa. Mientras una teoría euclídea puede dentro del sistema, principalmente construir pruebas o confutaciones de
verificarse, una teoría empirista es falsable, pero no verificable. conjeturas interesantes [...].
El desarrollo de una teoría cuasi-empírica es muy diferente. Este
El programa inductivista supone, para Lakatos, «un; esfuerzo desarrollo parte de problemas, seguidos de soluciones arriesgadas; luego
desesperado por construir un canal en el que la verdad fluyera vienen los tests severos, las refutaciones. El vehículo del progreso se
desde los enunciados básicos hacia arriba, estableciendo así un encuentra en las especulaciones audaces, la crítica, la controversia entre
principio lógico adicional, el principio de retransmisión de la ver- teorías rivales, los cambios de problemas. La atención se centra siempre
en los bordes oscuros. Las directrices son crecimiento y revolución perma-
dad»." Sin embargo, la lógica ha ido criticando desde el siglo xvii 37
nente, no fundamentos y acumulación de verdades eternas.
esa pretensión, que todavía se mantiene en Carnap y en sus segui-
dores, afirmando y perfeccionando los canales deductivos en con- Como se ve, la diferencia básica entre teorías euclídeas y
tra de los inductivos» La tentativa de corregir dicho programa por cuasi-empíricas es heurística, aunque también el falsacionismo
la vía del inductivismo probabilista, mediante el cual puede darse como criterio de evaluación conlleva una distinción epistemológi-
alguna retransmisión de la verdad, aunque sólo sea parcial (o de ca fundamental. Pues bien; de acuerdo con estas distinciones,
algún grado de confirmación), hacia arriba, ha sido ya refutada: Lakatos afirma la tesis, tras el fracaso de las tentativas de funda-
«Popper mostró, en su crítica a la versión probabilista de la teoría mentación de las matemáticas, de que «las teorías matemáticas, al
de la inferencia inductiva, que no puede haber ni siquiera una menos las más importantes, son cuasi-empíricas, al igual que las
transferencia parcial de significado y verdad hacia arriba»." teorías científicas»." Los matemáticos parten de problemas, y no
Frente a las tres concepciones anteriores, Lakatos va a propo- de axiomas, y proceden por medio de conjeturas y pruebas, que son
ner un nuevo tipo de teoría, la cuasi-empírica, que permitirá dar un sometidas a crítica y a falsación por contraejemplos o por análisis
nuevo giro a la filosofía de las matemáticas. Una teoría cuasi- lógicos, siendo a continuación mejoradas: a lo largo de dichas
empírica nunca será verdadera, aunque podrá estar bien corrobo- modificaciones de las teorías al intentar resolver problemas, así
rada; pero siempre será conjetural. como al cambiar de problemática, van apareciendo auténticos

33. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 21. 36. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 48.
34. L LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 21. 37. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, pp. 49-50.
35. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 21. 38. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 50.
146 Los programas de investigación científica La filosofía de las matemáticas de Lakatos 147

programas de investigación, de manera similar a las restantes cien- las que las pruebas originarias, con sus diversos matices y desarro-
cias. llos, quedan sustituidas por pruebas estándar que históricamente
Existe, sin embargo, una diferencia importante entre las teo- sólo se obtuvieron a posteriori. La tesis de Lakatos en contra del
rías matemáticas y las teorías con contenido empírico, que radica formalismo, el cual considera como una de las formas más destaca-
en sus falsadores potenciales. Hay, en primer lugar, falsadores das del dogmatismo en matemáticas, puede resumirse de la manera
potenciales lógicos, como la reducción al absurdo o el descubri- siguiente:
miento de contradicciones. Pero ¿hay también algo similar a los
hechos firmes de las teorías empíricas? Lakatos aporta al respecto Las matemáticas informales y cuasi-empíricas no se desarrollan me-
la nueva noción de falsadores heurísticos. La función de dichos diante un monótono aumento del número de teoremas indubitablemente
establecidos, sino que lo hacen mediante la incesante mejora de las conje-
falsadores consiste en cambiar los problemas por otros más impor- turas, gracias a la especulación y a la crítica, siguiendo la lógica de pruebas
tantes, es decir en aportar nuevos problemas, que dan lugar a y refutaciones.'
nuevas líneas de investigación y al abandono de las anteriores. De
esta manera se pueden producir auténticas refutaciones heurísti- Frente al enfoque deductivista en matemáticas, Lakatos es
cas." Asimismo, el estancamiento de un programa de investiga- partidario de insistir en los aspectos heurísticos de las mismas; o, lo
ción, la ausencia de nuevas pruebas o de nuevos problemas, puede que es lo mismo, en tratar de explicar la lógica del descubrimiento
dar lugar a su reemplazamiento por otro tipo de técnicas y de con- en matemáticas (como en general en la ciencia), más que la lógica
cepciones. de la justificación ulterior de dichos descubrimientos. La distinción
En cualquier caso, Lakatos también se opone a lo que él llama entre los contextos de descubrimiento y de justificación, y la insis-
filosofía formalista de las matemáticas, cuyo representante más tencia en el primero para elaborar una teoría de la ciencia que
conspicuo sería Carnap. Dos son los puntos de desacuerdo: la pueda ser confrontada luego a la historia real de la misma, resulta
identificación de las teorías matemáticas con sus abstracciones un punto fundamental en toda la metodología científica de Lakatos,
axiomáticas formales, es decir con los sistemas formales en el y muy en particular en el caso de las matemáticas, en la medida en
sentido de Hilbert; y por otra parte la reducción de la filosofia de que toda la etapa de investigación previa a la obtención de resulta-
las matemáticas a metamatemática. Ello da lugar, entre otras cosas, dos prácticamente no suele ser tenida en cuenta en la enseñanza de
a una total desconexión entre la filosofia de las matemáticas y la las teorías matemáticas.
historia de las matemáticas: «De acuerdo con la concepción forma- Consecuentemente con ello, Lakatos ha propugnado una refor-
lista de las matemáticas, éstas no tienen propiamente historia»." ma radical de los métodos docentes en matemáticas, y muy en
No sólo Carnap y el positivismo lógico, cuyas concepciones han concreto de los libros de texto habituales, que él considera ejem-
tenido una influencia perjudicial para la historia y la filosofia de las plos característicos del dogmatismo en ciencia.
matemáticas, sino el propio Tarski y la escuela de Hilbert han
cometido este error. Para Lakatos, por el contrario, hay que investi- Mientras que Popper mostró que quienes pretenden que la inducción
gar en su detalle, y desde un punto de vista histórico, los descubri- es la lógica del descubrimiento científico están en un error, estos ensayos
mientos en matemáticas tal y como se produjeron, y no ya tal y pretenden mostrar que quienes pretenden que la deducción es la lógica
del descubrimiento matemático están también en un error. Mientras que
como suelen ser expuestos en los tratados, incluyéndolos en teorías Popper ha criticado el estilo inductivista, estos ensayos intentan criticar el
42
euclídeas en las que desaparecen por completo los problemas de estilo deductivista.
los cuales surgieron los teoremas y los conceptos matemáticos y en

39. I. LAKATOS, Matemáticas, ciencia y epistemología, p. 63.


40. I. LAKATOS, Pruebas y refutaciones, la ciencia del descubrimiento matemá- 41. I. LAKATOS, Pruebas y refutaciones..., p. 20.
tico, traducción de Carlos Solís (Madrid, Alianza, 1986), 3.a ed., p. 17. 42. I. LAKATOS, Pruebas y refutaciones..., p. 166.
148 Los programas de investigación científica

En defensa de sus tesis Lakatos ha estudiado con gran detalle


diversos episodios de la historia de las matemáticas que, conforme
a sus conceptos, reconstruye racionalmente en base a su historia
interna. Reconstrucciones que, como es lógico, han sido criticadas
por diversos autores." 6. LA CONCEPCIÓN ESTRUCTURAL
DE LAS TEORÍAS CIENTÍFICAS

6.1. Introducción

Suele considerarse que la obra de J. Sneed, The Logical Structure of


Mathematical Physics, publicada en 1971,' suscitó un cambio de
rumbo en la filosofia contemporánea de la ciencia. Y ciertamente
su importancia es comparable a la de obras como Lógica de la
investigación científica de Popper o a La estructura dé las revolucio-
nes científicas de Kuhn, en el sentido de que, al igual que ellas, ha
supuesto un punto de referencia en la evolución de la reflexión
episte mo lógica.
Sin embargo, la concepción estructural no surge únicamente a
partir de dicha obra. Ulises Moulines menciona otras dos fuentes
2
de influencia en la constitución de la misma: los trabajos de la
escuela de Stanford (sobre todo de Patrick Suppes, pero también
de McKinsey y Adams, entre otros), así como las ideas de Thomas
Kuhn sobre la ciencia normal y las revoluciones científicas. Por su
parte, la concepción estructural, en su versión Sneed-Stegmüller,
pretende integrar concepciones sobre la ciencia que han tenido
influencia en este siglo: la perspectiva axiomatizadora, el empiris-
43. Véase, por ejemplo, J. AGASSI, «The Lakatosian Revolution», en R. S. mo de base, la importancia de la historia de la ciencia, la influencia
COHEN, P. K. FEYERABEND y A. W. WARTOFSKY (eds.), Essays in memory of Imre Lakatos de la teoría sobre las observaciones, la dinámica o diacronía de las
(Dordrecht, Reidel, 1976), pp. 9-21, así como S. FEFERMAN, «The Logic of Mathemati-
cal Discorvery», en PSA, 2 (1978), pp. 309-327; JESÚS HERNÁNDEZ, «Algunas notas a la teorías, etc. Existe asimismo una segunda escuela, que también
filosofía de las matemáticas de I. Lakatos., en S. ÁLVAREZ, F. BRONCANO y M. A. concibe las teorías como estructuras, pero que difiere en puntos
QUINTANILLA (eds.), Actas del I Simposio Hispano-Mexicano de filosofía, vol. I: Filoso-
fía e historia de la ciencia (Salamanca, Universidad de Salamanca, 1986), pp. 164-
179. La obra básica sobre el tema es la de P. J. DAvis y R. HERSH, The Mathe- 1. J. D. SNEED, The Logical Structure of Mathematical Phys'cs (Dordrecht,
matical Experience (Boston, Houghton Mifflin, 1982), y en particular las pp. 354-359. Reindel, 1971), segunda edición de 1979, por la que citaremos.
Dicha obra acaba de ser publicada en castellano por la editorial Labor (Barcelona, 2. C. U. MOULINES, «Le róle de W. Stegmüller dans l'épistémologie alle-
1988). mande contemporaine», en Archives de Philosophie, 50:1 (1987), pp. 3-22.
150 n 151
Concepción estructural de las teorías científica Introducció
s

importantes con respecto a las propuestas de Sneed y sus seguido- La concepción estructural trata de integrar en la estructura de
res: utiliza espacios de estados para la formalización, en lugar de la las teorías empíricas aspectos pragmáticos de las mismas, así como
técnica del predicado conjuntista, y, al suponer que todos los sus cambios, sus expansiones, los procesos de reducción científica
términos de una teoría son teóricos, distingue a continuación entre e incluso, en la propuesta de Moulines, la propia comunidad cientí-
lo observable y lo no observable. Suele llamarse a esta segunda fi ca. Lo cual supone una novedad importante con respecto a la
tendencia concepción semántica de las teorías, y ha sido defendida concepción heredada, que va a permitir una fuerte interrelación
por Suppe, van Fraasen y Giere, entre otros. omponentes históricas e incluso sociológicas de las teorías
con las c
Nos referiremos aquí a ambas, aunque más ampliamente al científicas, tratando de englobar en dicha concepción algunas de
programa S de Suppes-Sneed-Stegmüller, como ha sido denomina.. las propuestas principales de autores como Lakatos y Kuhn, 4
como
do por Scheibe, en la medida en que su desarrollo e influencia ha este mismo reconoció en un conocido artículo de 1976.
sido mayor, sobre todo en Europa: Alemania Federal, Finlandia, En resumen, la concepción estructural, que ha contado con
Polonia, Holanda y España. notables aportaciones por parte de autores como Balzer, Moulines,
La concepción estructural, denominación que contrapondre- Diederich, Mayr y otros, además de los ya mencionados, se presen-
mos a la de concepción semántica, para distinguir ambas tenden- ta como una concepción de la ciencia que toma en cuenta sus
cias, no tiene relación alguna con el estructuralismo francés, a no aspectos pragmáticos, holistas y diacrónicos, por oposición a la
ser con la obra del matemático Bourbaki, y ello en un aspecto muy concepción heredada, marcada por una metodología sintáctico-
técnico. De ahí que Stegmüller haya propuesto el nombre de «nue- semántica, atomística y puramente sincrónica.
vo estructuralismo» para marcar la distinción, si bien ha seguido Con excepción de la obra de Sneed, que no ha sido traducida,
haciendo fortuna la terminología de concepción estructural de las los lectores en lengua castellana disponen de una bibliografía bas-
teorías (Structuralistic View). tante amplia a la que remitirse para conocer la concepción estruc-
La novedad principal consiste en tratar de llevar a cabo una tural expuesta por sus propios defensores. Las tres obras de Steg-
axiomatización informal de las teorías científicas, y ya no al modo müller, Teoría y experiencia, Estructura y dinámica de teorías y La
de la metamatemática, como en la concepción heredada. Para ello concepción estructuralista de las teorías, sobre todo estas dos últi-
Suppes propuso la técnica del predicado conjuntista, que fue adop- mas, son importantes como exposiciones de las tesis básicas. Como
tada por Sneed y tras él por todos los seguidores de la concepción es sabido, Stegmüller, quien llegó a escribir una obra conjunta con
estructural. Al ser dicha técnica muy similar a la utilizada por el Rudolf Carnap, modificó por completo sus concepciones epistemo-
grupo francés Nicholas Bourbaki en sus Élements de Mathémati- lógicas a partir de 1970, agrupando en torno a su cátedra en
ques,3 Stegmüller ha afirmado que dicha concepción supone una Munich a varios de los principales investigadores de la concepción
ampliación del programa Bourbaki a las ciencias empíricas, lo cual estructural. Asimismo es de destacar la obra de Ulises Moulines,
podría suponer una nueva tentativa, aunque en base a postulados Exploraciones metacientíficas, que constituye quizá la primera gran
muy diferentes de los del Círculo de Viena, de unificación de la aportación en lengua española a la filosofía de la ciencia a nivel
ciencia. De hecho, en el desarrollo de la concepción estructural se internacional. La obra de Andrés Rivadulla, aunque escrita desde
han aplicado las mismas técnicas al análisis y reconstrucción de diferente perspectiva, también es aconsejable en su capítulo 7
diversos tipos de ciencias: fisicas, químicas, biológicas, económi- como introducción a la concepción estructural. En cuanto al libro
cas, sociales, humanas, etc. Lo cual supone uno de sus mayores de Jesús Mosterín, Conceptos y teorías en la ciencia, los capítulos 7
atractivos, al menos como pretensión e independientemente de los y 8 son de lectura conveniente en este tema.
resultados obtenidos.

10
4. T. S. KUHN, «Theory-change as structure-change», en Erkenntnis,
3. N. BOURBAKI, Élements de Mathématiques (1976), pp. 141-165.
(París, Hermann, 1956, ss.).
152 Concepción estructural de las teorías científicas
Suppes y la concepción no enunciativa 153

6.2. Suppes y la concepción no enunciativa teorías científicas a cálculos lógicos, lo cual era imprescindible en
la concepción heredada. De acuerdo con ésta, en una teoría T
había que elegir unos cuantos enunciados, los axiomas, a partir de
Tal y como hemos visto en el capítulo 2, y en particular en 2.4, uno los cuales se pudiesen derivar todos los teoremas por medio de un
de los postulados esenciales de la concepción heredada estribaba cálcUio lógico L, que en la versión inicial era un cálculo de enun-
en la pretensión de que las teorías científicas han de ser axiomatiza- ciados con identidad. Mas, como ya vimos, eran muy pocas las
das para que la reconstrucción racional de las mismas pueda ser teorías de las ciencias empíricas en las cuales este objetivo fuese
llevada a cabo, y a poder ser con el mismo rigor con el que la factible. En la axiomatización conjuntista de Suppes, por el contra-
escuela formalista de Hilbert y sus seguidores había procedido con rio, basta con definir un predicado, x es un T, para cada teoría T:
respecto a las matemáticas, posibilitando así el estudio metamate- aquellas estructuras que, en tanto modelos de dicho enunciado, lo
mático de propiedades como la consistencia, completud, categori- satisfacen en el sentido de Tarski, caracterizan directamente el
cidad, etc. Numerosas objeciones habían surgido en contra de esa contenido de la teoría.
pretensión de axiomatizar las teorías con contenido empírico, todo El ejemplo clásico procede de las matemáticas, y se refiere a la
lo cual dio lugar a que se comenzase a buscar otro tipo de alternati- estructura de grupo. Sneed lo pone como ejemplo en su obra
vas en el momento de la crisis de la concepción heredada. Patrick básica, siguiendo a Suppes:
Suppes y sus seguidores en Stanford propusieron una solución por
medio de lo que se llama axiomatización informal de las teorías (DG) x es un grupo si y sólo si existen D,., tales que:
científicas. En lugar de pretender analizar las teorías como siste-
mas de enunciados, Suppes propugna la utilización de la teoría 1) X = < D,.>
informal de conjuntos para la caracterización de las teorías empíri- 2) D es un conjunto no vacío;
3) es una función cuyo dominio es D x D y cuyo rango es un
cas. Tal y como lo expone Stegmüller: subconjunto de D;
4) para todo a, b, c E D,
Según el enfoque de Carnap la teoría ha de axiomatizarse dentro de un a. (boc) = (a.b).c;
lenguaje formal. Carnap tenía la firme convicción de que sólo los lenguajes 5) para todo a, b E D, hay un e E D tal que a = boe;6
formales podían ofrecer las herramientas adecuadas para conseguir la 6) para todo a, b e D, hay un e E D tal que a = e.b.
precisión deseada [...]. El enfoque de Suppes es enteramente distinto. Al
igual que Bourbaki, y a diferencia de Carnal); Suppes sólo usa la lógica De esta manera hemos definido que el predicado conjuntista «es
informal para conseguir la axiomatización. De acuerdo con ese plantea-
miento, él y sus colaboradores fueron capaces de mostrar que las teorías
un grupo». Aquellos x que lo satisfacen, forzosamente entidades con-
fisicas reales podían ser axiomatizadas de forma precisa sin recurrir a juntistas, dadas las propiedades 2 y 3, son modelos matemáticos de
lenguajes formales.' dicha estructura, o del predicado que la define. En términos más
familiares se dice que «son grupos». O también, como mostró
Para llevar a cabo esa axiomatización informal Suppes recu- Suppes en lenguaje más riguroso: si considerásemos una axiomati-
rrió a la técnica del predicado conjuntista, que ya había sido usada zación de la teoría de grupos, y a continuación la clase de los
por el grupo Bourbaki para definir las estructuras matemáticas. modelos que satisfacen dicha axiomatización, es fácil comprobar
Dicho predicado, al determinar la clase de modelos que lo satisfa- que dicha clase coincide con la de los modelos de la axiomatiza-
cen, caracteriza extensionalmente la teoría, en función de dicha ción informal: las dos axiomatizaciones son coextensivas.
clase de modelos. No hace falta, por consiguiente, reducir las

6. J. D. SNEED, The Logical..., pp. 9-10. Véase también P. Sueros, Introduc-


5. W. STEGMÜLLER, La concepción estructuralista de las teorías, traducida tion to Logic (Nueva York, 1957); existe traducción al castellano (México, CECSA,
por José Luis Zofio (Madrid, Alianza, 1981), p. 14. 1964), pp. 249-259 de la edición original, en Van Nostrand.
154 Concepción estructural de las teorías científicas El problema de los términos teóricos 155

En el caso de estructuras matemáticas más complejas, como el teorías con métodos modelo-teóricos. Ello dio lugar a una alterna-
cálculo de probabilidades, las dificultades para mostrar que las dos tiva real a la epistemología estándar dominante. Frente a la consi-
clases son iguales pueden ser mayores; pero cabe hallar un método deración de las teorías como clases de enunciados (con su vocabu-
que permite asociar a cada modelo de la presentación axiomática lario, sus reglas de correspondencia, etc.), la postura de Sneed
otro de la presentación mediante el predicado conjuntista, con lo supuso la aparición de una concepción rival en filosofía de la
cual el problema se soluciona, y Sneed puede concluir: «Lo que ciencia, sobre todo en la medida en que los instrumentos de análi-
tenemos que hacer para axiomatizar una teoría matemática es sis formal eran precisos y rigurosos, además de aportar una nueva
determinar una clase de entidades teórico-conjuntistas».7 concepción de las teorías:
Esta aportación de Suppes, mejorada ya por Adams en el senti-
do de ampliarla a las teorías físicas, es importante desde el punto La concepción que mantendré es ésta: los enunciados (statements) de
de vista de la génesis de la concepción estructural. Sin embargo, cualquier teoría científica axiomatizada (informalmente) son, groseramen-
Sneed construyó un aparato conceptual diferente y muy elaborado, te hablando, enunciados sobre las entidades que satisfacen 'x es un S'.9
en el que, además de la técnica del predicado conjuntista, se
trataba de superar la oposición teórico/observacional, se definían
las componentes del núcleo de una teoría y se incluían en la 6.3. El problema de los términos teóricos
estructura de la misma las aplicaciones propuestas A, las cuales
quedaban ligadas al núcleo de la teoría por su inclusión en la clase
de los modelos potenciales parciales de la teoría, M pp: en este nuevo En el capítulo 2 vimos que la distinción de la concepción heredada
concepto y en las condiciones de ligadura (constraints) verán Kuhn entre lenguaje teórico y lenguaje observacional se vio sometida a
y Stegmüller las novedades principales de la obra de Sneed. una serie de críticas, basadas en diversos argumentos, que dejaron
La contribución de Suppes, siendo interesante por suponer un muy debilitada la aparente claridad de dicha distinción. El propio
giro conceptual con respecto a la filosofía estándar de la ciencia en Carnap se vio llevado en 1960 a matizar considerablemente sus
el siglo xx, no lleva por sí misma a la concepción estructural. posturas iniciales, como también vimos que hizo Hempel. Carnap,
Buena prueba de ello es que la concepción semántica se inspira a por ejemplo, se expresaba así:
su vez en las ideas de Suppes. Según Stegmüller el estructuralismo
supone una ampliación del programa Bourbaki,8 que pasaría a Yo pensaba todavía que todos los términos científicos podían ser
aplicarse no sólo a las matemáticas, sino también a las ciencias con introducidos como términos disposicionales en base a términos observa-
contenido empírico. Pero lo cierto es que dicha influencia no ha cionales por medio de definiciones explícitas, o a través de las llamadas
frases reductivas, las cuales constituyen un tipo de definiciones condicio-
sido directa, y que los trabajos de Suppes y Adams están más nales. Hoy día pienso, de acuerdo con la mayoría de los empiristas, que la
relacionados con la génesis de la obra de Sneed. Así como una conexión entre los términos observacionales y los de la ciencia teórica es
teoría matemática deja de ser caracterizada por sus axiomas, sus significativamente mucho más indirecta y débil que lo que yo pensaba en
términos básicos y sus reglas de derivación, para serlo por la clase mis primeras formulaciones, o en las del operacionalismo.'9
de modelos que satisfacen una axiomatización informal tipo Bour-
baki, la utilización de la misma técnica para las teorías físicas va a Sin embargo, el problema seguía siendo importante, aunque
ser la línea de investigación en la que surgirá la obra de Sneed. ninguna solución resultase satisfactoria. A partir del artículo de Put-
Adams añadió al predicado conjuntista items cuya referencia era nam, Why Theories Are Not, publicado en 1962, la cuestión de pre-
propiamente física, tratando a continuación de caracterizar dichas cisar cuál es el papel exacto de los términos teóricos dentro de las

9. J. D. SNEED, The Logical..., p. 12.


7. J. D. SNEED, The Logical..., p. 11. 10. R. CARNAP, «Theoretische Begriffe der Wissenschaft», en Zeischrift fur
8. W. STEGMÜLLER, La concepción..., p. 17. die Philosophische Forschung, 14 (1960), p. 224.
156 Concepción estructural de las teorías científicas El problema de los términos teóricos 157

teorías científicas con contenido empírico ha sido denominado el péndulos, etc. En sus presentaciones estándar suelen distinguirse
desafío de Putnam. cuatro partes: la mecánica de partículas propiamente dicha, la
Los intentos de solución han sido muchos, y aquí no serán mecánica del sólido rígido, la mecánica de los cuerpos deforma-
considerados en su detalle." Muchos de ellos, como los de Tuome- bles y la mecánica de los líquidos y de los gases. Aun estando
la y Niiniluoto, así como los de la concepción semántica, siguen interrelacionadas entre sí (para analizar esta relación surgirá en
vías diferentes a aquella por la que optó Sneed, que va a ser muy 1977 la noción de red teórica), hay diferencias importantes entre
definitoria de la concepción estructural. ellas, tanto por lo que respecta al aparato matemático que cada una
En forma resumida, y sin entrar en grandes tecnicismos, cabe utiliza (las generalizaciones simbólicas de Kuhn) como por los
decir que Sneed y Adams admiten la existencia de dos ámbitos objetos a los que atañen: partículas y sistemas de partículas, defor-
conceptuales diferentes en las teorías científicas: por una parte las mables o no, sólidas o no, etc. Sneed opta por considerarlas como
aplicaciones empíricas desarrolladas por la teoría, a las que deno- teorías diferentes, en la medida en que sus respectivas estructuras
minarán aplicaciones propuestas, y por otra una estructura conjun- matemáticas son distintas. A continuación, centra su estudio en la
tista ligada al predicado que satisfacen las aplicaciones, el núcleo mecánica clásica de partículas, e incluso acota todavía más el
de la teoría, mediante el cual las propuestas no formalizadas de ámbito de su análisis, al considerar sólo las aplicaciones en las que
Kuhn y de Lakatos van a quedar definidas con precisión. La estruc- se supone que las partículas tienen una masa invariable a lo largo
tura matemática de la teorías, en particular las de la fisica matemá- del tiempo y, por otra parte, en las que dichas partículas se supo-
tica, que son las que estudió Sneed, constituye dicho núcleo: y nen reducidas a un punto, sin tamaño.
hemos visto que con las técnicas de Suppes puede ser estudiada La metodología de Sneed es, como puede verse, analítica:
mediante la axiomatización por el predicado conjuntista. Pero reduce el problema tratado a los casos más simples, en la medida
aparte de dicho núcleo, las teorías poseen también otro tipo de en que de su estudio podrá inferirse más fácilmente la estructura
componentes, que posibilitan su aplicación a la empiria. El propó- matemática asociada a dicha teoría. Y aun así hay que adoptar una
sito de Sneed estribó en desglosar por sus pasos las diversas com- nueva decisión metodológica. Dado que MCP puede presentarse de
ponentes, de tal manera que se obtuviese al final la estructura de la maneras muy diferentes, que comportan aparatos matemáticos
teoría. diversos (por ejemplo, la newtoniana, en la que 'masa', 'fuerza' y
En The Logical Structure of Mathematical Physics Sneed analiza 'posición' son los conceptos primitivos, pero también la lagrangia-
a fondo el problema de los términos teóricos y las tentativas de na, en la que se parte de posiciones generalizadas, de las fuerzas y
solucionarlo propuestas por Ramsey y por Craig, así como los de la energía cinética, o la hamiltoniana, cuyos conceptos básicos
defectos de las mismas. No entraremos aquí en dicho análisis," también son diferentes), se trata de limitarse a una de ellas, la de
porque lo esencial es comprender el nuevo criterio de teoricidad Newton, dejando para luego el problema de las relaciones entre
de Sneed, así como la manera en que lo ejemplifica para el caso de dichas formulaciones «equivalentes» de MCP.
la mecánica clásica de partículas (MCP). Dicha teoría posee, por Planteada así la cuestión, se trata de definir el predicado con-
una parte, una estructura matemática bien definida; pero por otra juntista 'x es una MCP'. Para ello Sneed recurre a la axiomatización
permite hacer afirmaciones sobre el mundo: se aplica a los fenóme- de MCP propuesta por McKinsey, Sugar y Suppes," de tipo in-
nos astronómicos, a la caída de los graves, al movimiento de los formal:

11. Véase A. RIVADULLA, Filosofía actual de la ciencia, cap. 5 para un estudio x es una MCP si y sólo si existen P, T, s, m y 1. tales que:
más amplio.
12. Véanse las obras de SNEED, The Logical... MOULINES, Exploraciones meta-
científicas, y RIVADULLA, Filosofía actual de la ciencia, así como la de STEGMÜLLER, 13. J. C. McKINsEy, J. C. C. SUGAR y P. C. SUPPES, .Axiomatic Foundations of
Estructura y dinámica de teorías, para una exposición más precisa y detallada del Classical Particle Mechanics», en Journal of Rational Mechanics and Analysis, II
tema de los términos teóricos. (1953), pp. 253-272.
158 Concepción estructural de las teorías científicas El problema de los términos teóricos 159

1) x = < P, T, m, I >; conjuntista no tienen el mismo valor. El séptimo, por ejemplo,


2) P es un conjunto finito, no vacío; reproduce la formulación de la segunda ley de Newton (fuerza
3) T es un intervalo de números reales; igual a masa por aceleración), por lo cual debe desempeñar una
4) .1 es una función de P x T en el conjunto de ternas ordenadas de función diferente a la de los items anteriores, en los cuales no están
números reales tales que, para todo p E P y para todo t E T existe la
derivada segunda de la función s, D 2.1(p,t); involucradas leyes científicas, sino más bien conceptos, o a lo
5) m es una función de P en los números reales tal que para todo p E P sumo el aparato matemático requerido por la teoría.
es m(p) > O; De ahí que Sneed vaya, de alguna manera, a desglosar el
6) f es una función de PxTx/ en el conjunto de ternas ordenadas de predicado 'x es una MCP', al objeto de analizar mejor la estructura
números reales tal que, para todo p E P y para todo t E T es
1(p t , i) absolutamente convergente; de dicha teoría, tratando siempre de caracterizarla extensional-
i e/ " mente, por medio de clases de modelos.
7) Para todo p E P y para2 todo t E T es válida la ecuación El primer paso consiste en considerar únicamente los items.
m (p)-D .1(p, t) = E p, t, i)
i I k
1-6, lo cual nos va a permitir definir un nuevo predicado conjuntis-
ta, que Sneed llamará mecánica de partículas (MP):
Esta axiomatización informal de MCP está hecha, como puede
verse, en base a los conceptos de partícula (p), tiempo (t) , posición y es una MP si y sólo si existen P, T, s, m, 1 tales que:
(.1, para marcar su carácter vectorial), masa (m) y fuerza (f, también
vectorial). Ninguno de estos conceptos está definido. Frente al 1) y = < P, 7; m,
atomismo epistemológico de la concepción heredada, que atribuía 2) P es un conjunto finito, no vacío;
3) 7' es un intervalo de números reales;
un significado a cada término por medio de las reglas de corres- 4) :s es una función de P x T en R x R x R tal que para todo p E P y
pondencia, el método modelo-teórico estudia globalmente dicho para todo t E T existe D2 ".1(p, t);
predicado: los modelos que lo satisfagan caracterizarán, en prime- 5) tyi es una función de P en R tal que para todo p E P es m(p) > O;
ra instancia, la estructura matemática de MCP. Sneed llama M a la 6) f es una función de P x Tx/ en R x R x R tal que para todo p E P y
clase de los modelos que satisfacen, en el sentido de Tarski, el para todo t E T es t, i) absolutamente convergente.
i E / f(p,
predicado 'x es una MCP' así caracterizado.
Consideremos, por ejemplo, un sistema físico muy simple, Exactamente igual, podemos preguntarnos por los modelos
formado por un planeta p y sus dos satélites s, y s2. Si hacemos que satisfacen el nuevo predicado 'y es una MP'; desde luego todo
abstracción de sus respectivos tamaños, y los reducimos a puntos; elemento de M lo hace; pero hay otros muchos más modelos que
si prescindimos de las eventuales variaciones de sus masas a lo satisfacen el nuevo predicado, ya que hemos prescindido de una
largo del tiempo; y si tampoco tenemos en cuenta otro tipo de condición restrictiva particularmente fuerte: la segunda ley de
variables que influyan en su movimiento, centrándonos exclusiva- Newton. Llamemos Mp a la clase de los modelos que satisfacen el
mente en las tres partículas, sus posiciones variables en el intervalo predicado 'y es una MP'. M,, es entonces la clase de los modelos
/ y las respectivas fuerzas de atracción que se ejercen entre sí, potenciales de la mecánica clásica de partículas; en efecto, todo
hemos elaborado un modelo matemático del sistema físico inicial: elemento y de M,, puede ser un modelo de MCP, siempre que
tiene sentido preguntarnos si ese modelo del sistema formado por introduzcamos en y una condición restrictiva equivalente a la
el planeta y los dos satélites satisface o no el predicado `x es una segunda ley de Newton.
MCP'. Ocurre entonces que, entre todos los modelos que nosotros Hemos distinguido así dos componentes de la estructura de
podríamos considerar, hay algunos que lo satisfacen y otros que no. MCP, M y M. Pero todavía estamos muy lejos de poder hacer
La clase M de los modelos efectivos de MCP está definida. afirmaciones empíricas, al menos en todos los casos. En efecto,
Sin embargo, y en ello radica la novedad de Sneed, la clase M ocurre que tanto m como f son términos teóricos, lo cual nos va a
no basta para caracterizar la teoría MCP. Los 7 items del predicado dificultar la dilucidación de los elementos de la clase M.
160 Concepción estructural de las teorías científicas El problema de los términos teóricos 161

Véamoslo con el ejemplo del satélite p y los dos planetas s, y s2. y 'tiempo' son conceptos no teóricos para MCP. La teoricidad o no
teoricidad son siempre, para Sneed, relativas a una teoría, en este
Si quisiésemos medir la masa m / de s l sólo podríamos hacerlo,
aplicando exclusivamente los items de MCP, en función de la masa caso a la mecánica clásica de partículas.
mi, de p, o de la masa m2 de s2. Supuesto que midiésemos las Por eso el nuevo criterio de teoricidad propuesto por Sneed ya
posiciones respectivas de p y de s1, calculásemos las respectivas no mantiene la oposición teórico/observacional, sino la nueva
derivadas segundas en el instante t (es decir, sus aceleraciones), contraposición entre conceptos T-teóricos y conceptos T-no-

midiésemos las fuerzas de atracción entre p y s,, y aplicásemos el teóricos. Uno de los motivos para establecer esta nueva distinción
item 7, podríamos aparentemente calcular la masa de S2 en función es el aludido anteriormente, de presuposición de otro modelo efec-
de la de p. Esto en realidad no es posible, porque en MCP la fuerza tivo para determinar un concepto T-teórico en un determinado
también es un concepto teórico; pero admitamos por un momento modelo, como el del sistema p — s1 — s2. Pero hay otras dificultades,
en las que aquí no entraremos, que justifican la conveniencia de
que pudiésemos calcular la masa m 1 en función de la de p. ¿Cómo
habríamos medido, entonces, la masa mp? Sólo podría ser en fun- esta distinción, fundamental en la concepción estructural.
ción de la de s2, lo cual nos llevaría a presuponer m2 conocida. Pero Así pues, la clase M no es determinable tan fácilmente, en
la cuestión se repite: m 2 sólo puede haber sido medida en función virtud de que en MCP hay términos MCP-teóricos, cuya medición
de las acciones que sobre s2 ejercen s, o p, con lo cual estaríamos en un determinado modelo plantea dificultades. Así como había-
en un círculo vicioso. Bien entendido que el argumento sería mos caracterizado la ley fundamental de MCP (el item 7) de una
similar para el caso de las fuerzas de atracción mutuas. manera exclusivamente conjuntista al distinguir entre M y A4„,
Resulta entonces que para determinar las masas de las tres ahora tenemos que dar un paso más, distinguiendo entre los con-
partículas hemos de conocer previamente alguna de ellas, lo cual ceptos MCP-teóricos y los MCP-no-teóricos: y ello extensionalmen-
sólo lo podemos hacer si presuponemos algún otro modelo en el te, mediante clases de modelos.
que dicha partícula (por ejemplo, el planeta p) esté inserto como El procedimiento de Sneed consistirá en eliminar del predica-
elemento de P (por ejemplo, el sistema solar). Pero aquí el argu- do conjuntista todos los términos teóricos de la teoría T, y para ello
mento se repite, y se debe apelar a otro modelo efectivo de MCP en define un tercer predicado conjuntista, que a su vez determinará
el que alguno de los astros del sistema solar esté inserto (por una tercera clase de modelos, M pp:
ejemplo una galaxia); y así sucesivamente.
En resumen: la determinación de la masa en MCP (al igual que z es una cinemática de partículas (CP) si y sólo si existen P, T, .1 tales
que:
la de la fuerza) presupone siempre otro modelo efectivo de la
teoría MCP. Y en virtud de esta peculiaridad Sneed dirá que f y m 1) z = < P, T, >.
son (en MCP) términos teóricos. No sucede lo mismo con la posi- 2) P es un conjunto finito, no vacío.
ción .1, ni con los restantes conceptos no definidos (tiempo, partícu- 3) T es un intervalo de números reales.
la). La posición (o el tiempo) pueden ser medidos para cada partí- 4) g es una función de P x T en R x R x R tal que para todo p E P y
cula (p, s,, 52 ) sin apelar para nada a la segunda ley de Newton. para todo t E T existe D2.1(p, t).
Naturalmente, habrá que apelar a otras teorías científicas para
determinar 1 (o t), como la geometría física. Sneed acepta plena- En este nuevo predicado conjuntista, como puede observarse,
mente el dictum de Hanson según el cual toda observación (o toda han sido eliminados los dos términos MCP-teóricos, que eran la
medición, como señaló Popper) está cargada de teoría. La diferen- masa y la fuerza, manteniéndose los tres restantes, MCP-no-
cia estriba en que al medir la posición de s, no se presupone teóricos. A la clase de los modelos que satisfacen el nuevo predica-
ningún modelo efectivo de MCP (en el que fuese válida por tanto la do 'z es una CP' la designa Sneed Mpr„ y la llama clase de los
ley fundamental, o item 7), como sucedía en el caso de la masa y de modelos potenciales parciales. Se obtiene con ello una tercera
la fuerza. Sin ser conceptos observacionales, 'partícula', 'posición' componente estructual de la teoría MCP, que nos permite caracte-
162 Concepción estructural de las teorías científicas El problema de los términos teóricos 163

rizar conjuntistamente los términos MCP-teóricos frente a los que que dos modelos distintos de una misma teoría tengan intersección
no lo son. Mediante este procedimiento, que ya nos ha permitido no vacía. En MCP, por ejemplo, la Tierra puede formar parte del
distinguir tres clases de modelos en la estructura de MCP, Sneed sistema Tierra-Luna, pero también del sistema solar. Ambos mode-
consigue discernir gracias a las clases M, A4„ y Mpp (extensionalmen- los, a los que podemos llamar M, y M 2 , son hasta el momento
te) lo que en la concepción heredada se distinguía, bien o mal, totalmente independientes, aunque ambos satisfagan el predicado
intensionalmente, por medio de los términos 'ley', 'teórico' y 'ob- `x es una MCP'; sin embargo, físicamente es claro que hay una
servacional'. La diferencia entre A4„ y es de gran importancia,
Mpp relación entre M, y M 2 , al ser la partícula 'Tierra' elemento de
como hizo ver el propio Kuhn.'4 Y en ella estriba una de las ambos y admitirse que la masa de la Tierra ha de ser la misma en
primeras grandes aportaciones de Sneed al análisis y reconstruc- M, y en M2; y no sólo la masa: también el movimiento de la Tierra
ción formal de la estructura de las teorías científicas. en M, está correlacionado con su movimiento en M 2. Por otra parte,
Con ello todavía no está resuelto totalmente el problema de los estas relaciones entre los distintos modelos que cuenten con un
términos teóricos (aunque en esta obra nos limitaremos a lo ya elemento común son esenciales para la investigación científica: lo
esbozado de lo que se ha venido en llamar solución Ramsey-Sneed habitual es calcular las funciones teóricas (como la masa de la
a dicho problema)," ni tampoco hemos terminado de dilucidar Tierra) en uno de dichos modelos (por ejemplo, M 1 ) y utilizar a
todas las componentes estructurales de una teoría T. continuación dicho valor para calcular otros valores de la función
Volvamos a MCP, al objeto de señalar otra dificultad, que va a m en el modelo M 2. Hay que introducir restricciones a las asigna-
permitirnos distinguir una cuarta componente (C, de constraints), ciones de valores de las funciones (m y f, en particular) en los
con la cual, además, habremos terminado de caracterizar el núcleo distintos modelos de MCP, que no son físicamente independientes,
de una teoría. y por tanto tampoco lo pueden ser en la reconstrucción formal.
Tal y como ha subrayado Sneed posteriormente,'6 el nuevo Sneed propone para ello una nueva componente de las teorías,
criterio de teoricidad no está definido para individuos, sino para las ligaduras (constraints), que formarán un conjunto C que ha de
propiedades de individuos: la masa de p, su posición, etc. Por lo ailaclirlé á 114;. A4„ y para determinar el núcleo de una teoría.
mismo, es admisible tanto desde posiciones realistas como conven- DiChaS tdridiciones de ligadura no sólo afectan a la identidad de los
cionalistas o instrumentalistas. La concepción estructural pretende valdfel dé las funciones para un mismo individuo en diferentes
ser ontológicamente neutra, limitándose a caracterizar la estructu- mddelos, sino también a la extensionalidad de algunas de las fun-
ra de las teorías científicas y analizar sus interrelaciones de una cidhés teóricas: en el caso de MCP, si consideramos por ejemplo el
manera estrictamente formal, sin presupuestos ontológicos. rtiddélo formado por una balanza en cuyos dos platillos se compa
Puesto que ello tiene lugar por medio de clases de modelos, rafi masas, es claro que, al añadir en uno de los platillos unidades
hemos de considerar el caso, frecuentísimo en las teorías físicas, en dé medida, las masas respectivas se suman. Esta propiedad exten-
siónal de la función-masa (y por supuesto de otras muchas magni-
14. T. S. KUHN, «Theory-change...., p. 143 de la traducción castellana tudes físicas) ha de ser introducida entre todos los modelos de MCP
(Teorema, VII, 1977). como condición de ligadura. La suposición de que un sistema de
15. Sneed introduce hasta tres correcciones en el enunciado de Ramsey
partículas puede ser identificado con lá suma de sus masas y la
(véase 2.5) hasta proponer un nuevo enunciado empírico central, que en el caso
general adopta la forma: resultante de las fuerzas en el centro de gravedad del sistema es
otro ejemplo de la gran frecuencia con la que las ligaduras debidas
lt(iEbAC(x,R,p)AicAlA{y/y e.tAi biAyEz} cids i a la aditividad de las funciones teóricas de MCP intervienen decisi-
vamente en la investigación científica. Las constraints son funda-
Para una amplia explicación de las sucesivas correcciones al enunciado de
Ramsey, así como el significado de los signos del enunciado final, véase RIVADUUA,
mentales dentro de una teoría, y por tanto C ha de ser incluido en
Filosofía actual de la ciencia, VII, 1, y en particular p. 248. la estructura formal básica de la misma. En la reconstrucción de la
16. J. D. SNEED, The Logical..., p. 38. termodinámica llevada a cabo por Moulines las condiciones de
164 Concepción estructural de las teorías científicas Estructura de las teorías científicas 165

ligadura desempeñan incluso una función primordial, en mayor teoría, y en particular de su núcleo, como hemos visto en el
medida que en la obra de Sneed de 1971.17 apartado anterior. Sin embargo, hasta el momento sólo hemos
No ofrecemos aquí la definición formal de las ligaduras pro- trabajado con modelos matemáticos, sin abordar la cuestión de las
puesta por Sneed, dada la complejidad técnica de la cuestión. Baste afirmaciones empíricas ligadas a la teoría MCP: el empirical claim
con esta presentación intuitiva, basada en el ejemplo de MCP, para en términos de Sneed. Para ello se va a definir una nueva compo-
comprobar que los términos teóricos conllevan un nuevo proble- nente de la estructura de las teorías, también en términos conjun-
ma en la reconstrucción modelo-teórica de las teorías, que en la tistas. Se trata de las aplicaciones propuestas (intended applica-
concepción estructural se pretende resolver mediante las condicio- tions).
nes de ligadura C. Toda teoría científica, en efecto, comienza a desarrollarse a
En su Logical Structure of Mathematical Physics de 1971 Sneed partir del estudio de unos cuantos dominios empíricos, los cuales
incluía además una función, r, definida entre A4„ y Mei, como quinta suelen denominarse, por influencia de Kuhn, aplicaciones paradig-
componente del núcleo de una teoría. Posteriormente se ha visto máticas: en el caso de MCP el sistema solar, o la caída de los graves,
que su inclusión no resulta imprescindible, motivo por el cual nos o la oscilación de los péndulos. El descubrimiento de que una
limitaremos a las cuatro ya señaladas, M, A4,„ A4„,, y C. Conviene misma estructura matemática, o a lo sumo una especificación de la
recalcar que todas ellas son entidades matemáticas y que su papel misma, por medio de leyes adicionales, puede ser aplicada al
estriba, por una parte, en caracterizar la ley fundamental de una estudio de fenómenos empíricos diversos constituye un paso im-
teoría, además de su predicado conjuntista y, por otra, en ofrecer portante en la constitución de una teoría T. El desarrollo de este
un tratamiento conjuntista a las funciones T-teóricas, y T-no- _tipo de investigaciones, con las sucesivas ampliaciones o expansio-
teóricas (y no ya conceptos teóricos y observacionales, como en la nes del núcleo de T, va a ser el equivalente estructuralista de lo que
concepción heredada) que pueden intervenir en una teoría T. Kuhn llamó ciencia normal. La idea de Sneed consistió en añadir a
Sneed analizaba a continuación los problemas inducidos por la la estructura de una teoría una quinta (y última) componente, la
existencia de leyes especiales, como la tercera de Newton, o la de clase A de las aplicaciones propuestas, la cual nos va a permitir
Hooke, estrechamente ligadas a MCP pero distinguibles de esta caracterizar extensionalmente esta fase de la construcción de 7',
teoría. En particular, dichas leyes especiales obligaban en algunos que tiene ya una relevancia empírica, pero que incluye también
casos a introducir nuevas ligaduras. La aparición posterior de la aspectos pragmáticos y diacrónicos.
noción de red teórica, como veremos en 6.6, ofrece un tratamiento Cada uno de los elementos de A va a ser, para Sneed, un
más sencillo de este problema, motivo por el cual aplazaremos modelo parcial de T: no incluirá funciones teóricas, sino única-
aquí la consideración del mismo. mente descripciones no teóricas. No todas las aplicaciones pro-
puestas por los científicos tendrán éxito; pero los sistemas físicos
que van a ser investigados empíricamente han de satisfacer, como
mínimo, el predicado que caracterizaba a los modelos potenciales
6.4. Estructura de las teorías científicas parciales, A4pp e Esta tesis constituye una de las grandes especificida-
des de la concepción estructural, y suele expresarse en la forma
A C M pp e Con ello se impone una condición global a las aplicacio-
El análisis sneediano de la mecánica clásica de partículas no sólo nes posibles de la teoría, manteniendo el carácter holista de toda la
permitía afrontar el problema de los términos teóricos, sino que reconstrucción sneediana.
además ofrecía una definición precisa de la estructura de una Dentro de la clase de las aplicaciones propuestas, A, puede
además distinguirse una subclase, A0 , de aplicaciones paradigmáti-
17. Véase C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas (Madrid, Alianza, cas. 18 Son aquéllas a partir de las cuales, genéticamente, se consti-
1982), apartado 2.6, y en particular pp. 148 y ss. tuyó históricamente la teoría T; y asimismo pueden corresponder a
166 Concepción estructural de las teorías científicas Estructura de las teorías científicas 167

los ejemplos y problemas principales que pueden ser resueltos nes en los términos siguientes, que comparan una teoría T a un
mediante T, y que por lo tanto son utilizados desde el punto de vista pulpo:
de la enseñanza como introducción a T. No cabe dar reglas genera-
la cabeza del pulpo sería el núcleo; el fondo del mar, del que el
les para distinguir A,: como señala Moulines,'9 hay un aspecto pulpo obtiene su alimento, sería el campo de aplicaciones y los tentáculos
pragmático en A, que depende de cada teoría concreta, así como de representarían las leyes especiales. Para el pulpo (la teoría) sólo es vital e
su desarrollo y emergencia en la historia de la ciencia. Por eso la i mprescindible su cabeza (el núcleo) y una cierta porción segura del
concepción estructural define dichas aplicaciones desde un punto ambiente en que vive (las aplicaciones paradigmáticas). En cambio, al
pulpo se le pueden cortar algunos tentáculos (leyes especiales) sin que
de vista exclusivamente extensional, como una clase que en cual-
deje de existir como pulpo (como teoría). Incluso a veces puede regenerar
quier caso ha de estar contenida en Lo importante es que tanto
114 ppe
nuevos tentáculos (construir nuevas leyes especiales)."
A como Ao forman parte de la estructura de la teoría. Por oposición
al modo de proceder de Adams, para quien dos teorías eran una y En términos más precisos: el análisis de MCP permite distin-
la misma si coincidían en la superestructura matemática definida guir M, A4„, A4„„, C y A, y dentro de A la subclase Ao. A4„ es la matriz
por el predicado conjuntista 'x es un T'," para Sneed dos teorías de la teoría, la clase de todos sus modelos posibles. Sus elementos
matemáticamente equivalentes pueden diferir por sus aplicaciones son entidades matemáticas que pueden satisfacer en principio el
propuestas y paradigmáticas: y dicha diferencia es estructural, no predicado `x es MCP'. Dicha clase ha de ser luego restringida a Mpp

exterior a dichas teorías.21 Una misma estructura matemática pue- por medio de la eliminación de los términos teóricos, obteniéndose
de aplicarse a dominios empíricos muy distintos, lo cual traerá junto con M y con C el núcleo K de la mecánica clásica de partícu-
como consecuencia que, al menos desde el punto de vista heurís- las. Para completar el análisis de la estructura de la teoría, hay que
tico, las teorías no sean equivalentes. Como puede observarse, la añadir, por último, las aplicaciones propuestas, es decir, aquellos
concepción estructural retoma así las tesis de Lakatos relativas a ámbitos empíricos de los que efectivamente se ha comprobado que
la potencia heurística de las teorías." satisfacen el predicado conjuntista. La propuesta de una nueva
Las aplicaciones paradigmáticas, por otra parte, están intrínse- aplicación supone una modificación en la estructura de la teoría,
camente unidas a la teoría T, en cuya constitución surgieron. pero no en su núcleo. Con lo cual la reconstrucción sneediana está
Mientras la teoría siga siendo considerada válida sus aplicaciones en condiciones de asumir todas las estratagemas convencionalis-
paradigmáticas también lo serán. En cambio, otras especificacio- tas, emisión de hipótesis auxiliares, etc., que atañen a las aplicacio-
nes de T podrán quedar invalidadas, sin que ello afecte al núcleo de nes propuestas (o al cinturón protector, en terminología de Laka-
la teoría. tos), pero no al núcleo de la teoría.
La concepción estructural, en esta fase en que la obra de A la vista de la generalidad y flexibilidad de esta caracteriza-
Sneed de 1971 era el referente principal, mantiene así una idea ción de la estructura de MCP, Sneed va a ampliar su propuesta a
sobre las teorías que, metafóricamente, ha sido descrita por Mouli- todas las teorías de la Física Matemática, y posteriormente la con-
cepción estructural seguirá ese programa aplicándolo a otras disci-
18. Dentro de la concepción estructural hay dos tendencias, una de las plinas científicas." Surge así la primera definición de la estructura
cuales define el núcleo sin distinguir en él las aplicaciones paradigmáticas (única- de las teorías, según la cual una teoría T caracterizada extensional-
mente las intencionales o propuestas), y otra que sí subraya el papel de estas mente por el predicado conjuntista «es una T», consta de dos
últimas. The Logical Structure of Mathematical Physics y Exploraciones metacientífi-
cas son dos obras representativas al respecto. componentes principales, el núcleo K (Sneed todavía lo denomina
19. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 85. H) y el conjunto de aplicaciones propuestas A, de las cuales, forman
20. E. W. ADAMS, «The Foundations of Rigid Body Mechanics...», en HE.NKIN- parte las aplicaciones paradigmáticas A o:
SUPPES-TARSKI (eds.), The Axiomatic Method (North Holland, Amsterdam, 1959),
pp. 250-265.
21. J. D. SNEED, The Logical..., pp. 119 y ss. 23. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 86.
22. Véase cap. 5, 5.4. 24. Véase, más adelante, 6.8.
Concepción estructural de las teorías científicas Estructura de las teorías científicas 169
168

teoría de la física matemática».26 La cuestión tenía relevancia por-


x es una teoría de la Física Matemática si y sólo si existen K y A tales
que: que Kuhn había caracterizado su noción de ciencia normal por la
posesión por parte de todos los miembros de una comunidad
1) x = < K, A > científica de la misma teoría o paradigma. Pero el concepto de
2)K=<M e, M AV r, M, C> es un núcleo de una teoría de la física ma- «tener una teoría» era todavía intuitivo. La aportación de Sneed
temática;
3) A es un conjunto tal que A está contenido en A4 pp.
constituye la primera tentativa de definirlo en términos lógico-
formales, recurriendo como siempre a la técnica del predicado
Añadamos las condiciones siguientes: conjuntista. Tentativamente, Sneed propone la siguiente defini-
ción:
4) Si y e A, entonces y es un sistema físico;
5) Si J es exclusivamente el conjunto de todos los dominios de miem- Si p es una persona y < K,I > es una teoría de la Física Matemática,
bros de A, e y, z e A, entonces y está relacionado con z; 2
entonces p tiene < K,I > en el tiempo t si y sólo si:
.
6) Si y, z e A, entonces y es el mismo tipo de sistema físico que z 5
1) Hay una expansión de K, tal que p cree en el momento t que 1 e
Ne
Con ello tenemos ya todas las condiciongs necesarias y sufi- 2) Si es una expansión de K tal que, para todas expansiones de K
cientes para que una entidad < K, A > sea considerada COMQ una tales que p cree en t que / E Ne N i c N1 y p cree en t que I E Nti , enton-
teoría de la física matemática. ces:
Resulta así que una teoría es una estructura matemática abs- a) p tiene evidencia observacional en t de que / e N k;
tracta junto con el conjunto de sus aplicaciones empíricas. Con ello b) p cree en t que existe un t tal que / E Nz y M S No."
Sneed ha logrado recoger en su formalización lo que en la concep- El propio Sneed aclara a continuación el sentido de dicha
ción heredada correspondía al ámbito sintáctico y semántico de definición. La primera exigencia requiere que una persona que
una teoría. tenga una teoría crea al menos en una de las aserciones asociadas a
La reconstrucción formal de las teorías propuestas por Sneed dicha teoría. La segunda caracteriza la aserción más fuerte de la
también permite incluir en la estructura de las teorías aspectos teoría que la persona p cree en un instante dado, exigiendo que
pragmáticos de las mismas, lo cual constituye una novedad impor- para que ello suceda tiene que haber alguna evidencia observacio-
tante con respecto a todos los análisis axiomáticos y formales que nal para dicha aserción, con el fin de que la creencia de p sea
hasta aquí se habían hecho. El último capítulo de la obra de Sneed, racional y conforme al empirismo.
de gran interés, está dedicado a este tipo de problemas, y en Independientemente del mayor o menor acierto de esta defini-
general a la dinámica de las teorías, por oposición a la concepción ción, la tentativa de Sneed tiene gran interés para el desarrollo de
heredada, cuyos análisis estáticos y exclusivamente sincrónicos la filosofía de la ciencia, en la medida en que ésta comienza a
habían sido criticados ya por muchos autores, entre los cuales ocuparse, con un considerable grado de formalización y en el
Kuhn es el que obtuvo mayor repercusión. Al final de The Logical marco de la concepción estructural, de las actitudes epistémicas y
Structure of Mathematical Physics, por consiguiente, Sneed va a proposicionales como cuestiones epistemológicamente relevantes.
confrontar sus ideas con las de Kuhn, abriendo con ello un nuevo Asimismo, avanzado este octavo capítulo, Sneed afronta la
capítulo para la concepción estructural y en general para la filoso- cuestión del cambio científico y de la manera en que puede produ-
fía de la ciencia en el siglo xx. cirse, tanto para las personas como objetivamente en la historia de
Sneed comienza este capítulo diciendo que «consideraremos la ciencia, el abandono de una teoría por otra, o la reducción de
con algún detalle la cuestión de qué es para una persona tener una
26. J. D. SNEED, The Logical..., p. 249.
27. J. D. SNEED, The Logical..., p. 266.
25. J. D. SNEED, The Logical..., pp. 160 y 183.
170 Concepción estructural de las teorías científicas Kuhn y la concepción estructural 171

una teoría a otra. Pero éstos son temas de los que nos vamos a 6.5. Kuhn y la concepción estructural
ocupar a continuación, con lo cual conviene concluir este aparta-
do con una breve descripción del marco conceptual en el que debe
ser utilizada la formalización de las teorías científicas propuestas Hemos visto en el apartado anterior que Sneed alude en la última
por Sneed. parte de su libro de 1971 a algunas de las tesis de Kuhn, mostrando
La tesis principal es que, al menos en las teorías más desarro- que en el nuevo marco modelo-teórico adquieren un sentido preci-
lladas, siempre hay una cierta estructura matemática asociada a so. Wolfgang Stegmüller dedicó en 1973 un amplio estudio a la
una teoría T: llamemos S a dicha estructura. Puesto que tratamos obra de Kuhn, poniéndola en relación con la contribución sneedia-
de teorías con contenido empírico, hay una serie de sistemas (fisi- na." Su tesis consiste en que la obra de Sneed proporciona una
cos, en la obra de Sneed) que son modelos de la teoría, en el base conceptual que permite formular los aspectos lógicos de las
sentido de que satisfacen el predicado conjuntista definido por la tesis de Kuhn, y no sólo los referentes a la historia de la ciencia. En
estructura matemática S. Esto permite una caracterización exten- concreto, las nociones kuhnianas de inmunidad de un paradigma o
sional de la teoría 7', la cual queda definida por sus modelos una teoría a la falsación, de que una persona disponga de una
efectivos, M, pero también por sus modelos parciales, potenciales, teoría, y el no abandono de un paradigma por el hecho de que se
condiciones de ligadura, etc. Habría la posibilidad, asimismo, de hayan realizado «experiencias refutadoras», son perfectamente in-
proponer una definición intensional de las teorías científicas par- teligibles, e incluso algunas de ellas muy naturales, en el marco
tiendo de las propuestas de Sneed, como ha indicado Mosterín: sneediano.3° Stegmüller llega incluso a afirmar en esta obra, punto
que matizó luego,31 que:
La estructura asociada con una teoría puede considerarse (intencio-
nalmente) como lo que de común tienen todos los modelos de esa teoría, seguramente el mayor mérito del método de Sneed consiste en permitir
los rasgos o propiedades comunes a todos ellos o (extensionalmente) una comprensión mejor de la noción de ciencia en T. S. Kuhn.32
como la clase de todos los modelos de la teoría."
Otro tanto cabría decir del caso de Lakatos, según el propio Steg-
En la estructura de la teoría hay dos componentes principales: müller:
el núcleo y las aplicaciones propuestas. Sólo las especificaciones
ulteriores del núcleo pueden ser falsadas, pero no el núcleo mis- Su concepto de Programa de investigación no está en contradicción
mo. Para sustituir una teoría por otra tiene que haberse constituido con las ideas de Kuhn. Por el contrario, según se interprete ese concepto,
otro núcleo teórico, con algunas aplicaciones propuestas, que lue- coincide o bien con el concepto de ciencia normal en el sentido de Kuhn,
o bien con un caso especial del mismo (progreso de la ciencia normal sin
go irán aumentando en número e importancia. En este sentido, retrocesos). El concepto de falsación del falsacionismo refinado de Laka-
como veremos en el parágrafo siguiente, la concepción sneediana tos, en cambio, constituye en forma precisa un método para eliminar la
va a ser capaz de integrar los aspectos dinámicos, e incluso algunos fisura arracional, pero esto se debe a que, a pesar del confundente marco
pragmáticos, de las teorías científicas en su evolución histórica. conceptual en el que aparece incluido en Lakatos, ese concepto equivale
«en lo esencial» al concepto de reducción de teorías."

29. Véase W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, traducción


de C. U. Moulines (Barcelona, Ariel, 1983), cap. IX.
30. W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, p. 24.
31. Véase W. STEGMÜLLER, La concepción estructuralista de las teorías, in-
troducción.
p. 151. 28. J. MOSTERIN, Conceptos y teorías de la ciencia (Madrid, Alianza, 1984), 32. W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, p. 41.
33. W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, p. 45.
172 Concepción estructural de las teorías científicas
Kuhn y la concepción estructural 173

A la vista de esta situación, en 1975 se celebró un Simposio mas físicos, pero en cambio no son capaces de enunciar ecuacio-
sobre Filosofía de la Ciencia en London (Ontario, Canadá), al cual nes para los problemas que se les presentan en los laboratorios o
asistieron Kuhn, Sneed y Stegmüller, al objeto de clarificar sus que han formulado por medio de palabras. Y además:
respectivas posturas y sus posibles interrelaciones. Las tres contri-
buciones fueron publicadas al año siguiente en la revista Erkennt- En segundo lugar, y casi como corolario de lo anterior, la imaginación
nis, constituyendo, en particular el artículo de Kuhn, otro impor- creadora que se necesita para hallar un elemento de M p que corresponda a
tante referente en la evolución de la filosofía de la ciencia en el un elemento de poco típico (por ejemplo, una membrana o una cuerda
M pp

siglo xx. en vibración, antes de que ambas cosas constituyeran aplicaciones norma-
les de la mecánica newtoniana) es uno de los criterios por los que a veces
Las posturas de Kuhn, en general, son netamente elogiosas se puede distinguir a los grandes científicos de los científicos mediocres.
36

ante la obra de Sneed, aun sin entrar en el detalle técnico de las


mismas. Kuhn afirma desde el principio que «lo que me ha intere- Así pues, ya en este primer punto concreto, a Kuhn le parece
sado del formalismo de Sneed son los temas cuyo análisis preciso que las distinciones propuestas por Sneed en el núcleo mismo de la
hace posible, no el aparato técnico concreto que se desarrolla para teoría son pertinentes desde el punto de vista de la física, y no úni-
tal propósito»." Dicho de otra manera: independientemente de que camente artificios lógicos para solucionar un problema concreto.
ese formalismo pueda ser mejorado, o corregido, o que llegue a Pero el interés mayor por parte de Kuhn se refiere a las
proponerse otro tipo de técnica de análisis lógico de las teorías condiciones de ligadura:
muy diferente a la de Sneed, Kuhn considera que siempre estará
planteado el desafío de lograr resultados parecidos a la hora de La idea de ligadura, junto con la idea relacionada de aplicación,
hacer formalmente inteligibles numerosas cuestiones básicas en la constituye lo que creo es la innovación conceptual central del formalismo
ciencia que la concepción heredada no podía ni siquiera abordar de Sneed; de ella se sigue otra especialmente notable. Para él, como para
adecuadamente: mí, la especificación adecuada de una teoría debe incluir la especificación
de algún conjunto de aplicaciones paradigmáticas."
Lo que me ha llamado desde el principio la atención en el formalismo
de Sneed es que incluso su forma estructural elemental es capaz de captar Las divergencias de Kuhn con respecto a las propuestas snee-
características significativas de la teoría y la práctica científicas que brillan dianas tienen que ver con esta valoración positiva del concepto
notablemente por su ausencia en los formalismos anteriores que me son constraint o ligadura, por seguir la traducción preconizada por
conocidos. 35 Moulines. A su entender, debería de atribuírseles una posición
todavía más fundamental de la que ya tienen dentro de la recons-
Por poner dos casos sencillos como ejemplo: según Kuhn, trucción estructural de las teorías científicas:
físico de formación, la distinción entre la clase de los modelos
potenciales parciales y la clase de los modelos parciales es muy ¿No se podrían introducir las aplicaciones y las condiciones de ligadu-
pertinente como ilustración de algunas fases de la enseñanza de la ra como nociones primitivas, dejando que la investigación ulterior revela-
física: hacer la transición de Mi,p a n es lo que se intenta por medio ra la medida en que de ellas se seguirían criterios para la identidad de
de los laboratorios y de los problemas que aparecen al final de los teorias y para la distinción teórico/no teórico?"
capítulos de los libros. Hay estudiantes que a partir de las ecuacio-
nes y estructuras matemáticas pueden muy bien resolver proble- Para Kuhn, por consiguiente, la propia teoreticidad de los
conceptos científicos debería de estudiarse, en primer lugar, relati-
34. T. S. KUHN, «El cambio de teoría como cambio de estructuras, en
Teorema, VII:2 (1977), pp. 141-165, traducido de Erkenntnis, 10 (1976), pp. 179- T. S. KUHN, El cambio..., p. 144.
36.
199. T. S. Kuttx, El cambio..., p. 145.
37.
35. T. S. KUHN, El cambio..., p. 143. 38. T. S. KUHN, El cambio..., p. 150.
174 Concepción estructural de las teorías científicas Redes teóricas y elementos teóricos 175

vamente a una aplicación dada, y, en segundo lugar, debería de presente siglo. El propio Stegmüller, con su obra de 1973, ha
determinarse en función de la necesidad (o no) de introducir contribuido bastante a ello.
condiciones de ligadura a la par que dicho concepto. Una función o Sin embargo, y como veremos a continuación, el estructuralis-
concepto puede ser teórica para la mayoría de las aplicaciones de mo se ha desarrollado siguiendo vías que de ninguna manera están
la teoría, pero ello no equivale a afirmar que lo sea para todas: preludiadas en las obras de Kuhn. Sucede un poco lo mismo que
con el caso de Lakatos, algunas de cuyas ideas centrales, efectiva-
Una función o un concepto determinado podría entonces ser teórico mente, pueden ser reinterpretadas en términos de la concepción
en algunas aplicaciones de la teoría y no teórico en otras, resultado que no estructural. Pero de ahí a considerar a ésta como una continua-
me parece pueda originar excesivos problemas. Lo que ese resultado
puede parecer que está amenazando ya se abandonó de hecho hace tiempo ción, en el sentido acumulativo del término, de las propuestas de
al renunciar a la esperanza de un lenguaje de observación neutro." Lakatos, media un abismo.
La conclusión principal, en tanto no lleguemos todavía al
Ésta sería la divergencia principal, así como el hecho de que tratamiento que la concepción estructural propone para analizar y
en la obra de Sneed, aunque las revoluciones científicas pueden reconstruir los procesos de cambio científico, lo cual tendrá lugar
resultar inteligibles, y en un sentido bastante parecido al de Kuhn, mediante el concepto de reducción,4° consistiría en admitir que hay
no se concede la atención debida a este problema que, sin embar- muchos puntos de coincidencia entre las propuestas de Kuhn y las
go, Kuhn sigue considerando importantísimo para la filosofía de la de Sneed, si bien los orígenes de sus respectivas tesis, así como la
ciencia. Sí se reconoce, en cambio, como uno de los grandes evolución ulterior de sus investigaciones y de las de sus discípulos
méritos del formalismo sneediano, el que la dinámica y la evolu- son muy diferentes, aun manteniendo como puntos de acuerdo el
ción histórica de las teorías pueda ser asumida por el mismo, a reconocimiento de la importancia de la historia de la ciencia para
diferencia de otras concepciones epistemológicas, netamente ahis- la epistemología, así como la relevancia de los aspectos pragmáti-
tóricas. En particular la distinción entre núcleo y núcleo estructu- cos de las teorías científicas, ligados a sus comunidades científicas
ral ampliado (o núcleo expandido), debida básicamente a Stegmü- correspondientes.
ller, le parece particularmente útil para algunas teorías científicas,
como la propia mecánica de partículas, en varias de cuyas aplica-
ciones es imprescindible añadir la ley de la elasticidad de Hooke al
núcleo de MCP para lograr un adecuado análisis de dichas aplica- 6.6. Redes teóricas y elementos teóricos
ciones.
En resumen, y como ha podido verse al hilo del artículo de
Kuhn, las coincidencias entre muchas de sus tesis básicas y las La emergencia de una teoría no sólo se caracteriza por el par
de la concepción estructural son grandes, y esto ya en esta primera < K, A >, ni mucho menos su desarrollo histórico ulterior. MCP,
fase de desarrollo de dicha concepción, sobre la base del impulso por ejemplo, da lugar a MCNP (mecánica clásica newtoniana de
de Sneed y las contribuciones de Stegmüller. Ello ha llevado a que, partículas), en la cual se incluye también el principio de acción y
en algunos sectores, la concepción estructural haya sido considera- reacción. Y otro tanto cabe decir de los cuerpos no rígidos. Surgen
da incluso como una continuación y un perfeccionamiento de las pues leyes especiales, comunes a una serie de aplicaciones, pero no
sugerencias de Kuhn, que fueron muy revulsivas en su momento a otras. No pueden ser integradas en la estructura de MCP, pero sí
pero que carecían del rigor teórico suficiente como para aglutinar mantienen con ella una relación interteórica importante que, entre
en su torno una escuela de investigadores que pudiera tomar el otras cosas, dio lugar a una de las modificaciones que Sneed
relevo de la concepción heredada en la filosofía de la ciencia del

39. T. S. KUHN, El cambio..., p. 152. 40. Véase, más adelante, 6.7.


176 Concepción estructural de las teorías científicas Redes teóricas y elementos teóricos 177

introdujo en el enunciado de Ramsey. Son las especializaciones cierta medida la noción de Lakatos de un programa de investiga-
de MCP. ción. El progreso de la ciencia tendrá lugar mediante la construc-
El propio Sneed, pero sobre todo Stegmüller,41 propusieron ción de dichas redes teóricas, algunas de las cuales pueden exten-
ampliar el núcleo estructural de la teoría para recoger estas leyes derse en el tiempo durante más de un siglo.
especiales. Si, en el caso de la mecánica clásica de partículas, Desde el punto de vista del análisis formal, cada uno de los
queremos considerar además la tercera ley de Newton (principio elementos teóricos de la red va a tener, como mínimo, las compo-
de acción y reacción), o la ley de la elasticidad de Hooke, hemos de nentes que Sneed asignaba en 1971 a la mecánica clásica de partí-
añadir un ítem especial que amplíe las siete exigencias que hasta culas, y en general a toda teoría: el núcleo K y las aplicaciones
ahora han definido el predicado «es una MCP». Por supuesto, la propuestas A. En concreto, cada elemento teórico expresará alguna
introducción de estas expansiones llevaba consigo la aplicación de ley fundamental, aunque dichas leyes estén en dependencia las
las mismas técnicas de análisis formal en relación al núcleo am- unas de las otras, surgiendo por especialización de la ley inicial.
pliado, y en concreto daba lugar a la molesta aparición de condicio- Así, MCP será un elemento teórico que dará lugar al nuevo elemen-
nes de ligaduras especiales: no resultaba nada fácil analizar por to DNP (dinámica newtoniana de partículas), y éste a su vez a
separado las leyes y las ligaduras especiales. DARG (dinámica de acción y reacción generalizada), especifica-
Pese a que esta propuesta de los núcleos expandidos le había ción del cual será DARE (dinámica de acción y reacción específi-
parecido muy promkedora a Kuhn, en 1977 Sneed y Balzer van a ca); y así podríamos seguir, retomando tanto la estructura diacróni-
proponer una nueva noción, la de red teórica, que va a revelarse ca del desarrollo histórico de esta rama de la Física como el
mucho más flexible y fértil» Puede incluso afirmarse que la intro- aspecto sincrónico, conforme al cual puede ser expuesta hoy en día
ducción de las redes y de los elementos teóricos supone el comien- en un libro estándar de texto. Resulta así más fácil reconstruir
zo de una segunda etapa en la concepción estructural; y no porque algunos de los aspectos pragmáticos de las teorías científicas. Tal
la dicotomía núcleo/aplicaciones propuestas sea modificada, sino ha sido la opción adoptada por Moulines en el capítulo 2, apartado
porque las relaciones interteóricas van a encontrar por fin un 4 de sus Exploraciones metacientificas,43 que aquí tomaremos como
marco formal para su adecuado tratamiento. Asimismo, determina- base para definir los elementos y las redes teóricas. El conjunto de
dos aspectos de la historia de la ciencia, como lo que intuitivamen- aplicaciones propuestas de una teoría, al que Sneed denominaba 1
te puede considerarse la evolución de una teoría, van a poder ser y Moulines A, conlleva en efecto un aspecto pragmático que no
reconstruidos por medio de un instrumental conjuntista relativa- debe ser soslayado. En la caracterización sneediana ese aspecto era
mente simple. reconocido, pero no como componente estructural..Moulines pre-
La metáfora popperiana anteriormente mencionada (las teo- tende eliminar ese residuo «platónico» de la formalización de
rías son redes con las cuales tratamos de apresar el mundo) va a Sneed:
encontrar así una caracterización precisa, básicamente diacrónica. No podemos suponer que A está «dado» de una vez por todas como lo
Una red teórica va a estar formada por un tejido de elementos está el núcleo. La concepción sneediana del dominio de aplicaciones tiene
teóricos, que, a partir de la emergencia de la teoría (o más bien del indeseables, e innecesarias, connotaciones platónicas: A sería una entidad
primer elemento teórico de la red), va a desplegarse en la historia, existente de manera absoluta, con independencia de la determinación
dando lugar a una estructura que, sin la componente falsacionista pragmática de sus límites. En cambio, parece más realista tomar A como
una identidad genidéntica (y en este sentido más parecida a una sociedad
para el paso del elemento antecedente al siguiente, retomará en que a un sistema formal). El concepto de aplicación propuesta es, si se lo
toma en serio, relativo a seres humanos y tiempos históricos. Las aplicacio-
nes propuestas las propone alguien (la comunidad científica o algún sub-
41. Véase W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, p. 149. grupo dentro de ella) en un momento dado. En consecuencia, considero
42. W. BALZER y J. D. SNEED, «Generalized Net Structures of Empirical que, en una reconstrucción más adecuada del dominio de aplicaciones
Theories», I y II, en Studia Logica, XXXVI:3 (1977), pp. 195-211, y XXXVII (1978),
pp. 167-194. 43. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, pp. 108-116.
178 Concepción estructural de las teorías científicas Redes teóricas y elementos teóricos 179

(propuestas), éste debe ir indisolublemente ligado a dos tipos de entidades 2) Los miembros del grupo se comunican entre sí en un
que no aparecen en el aparato sneediano original: comunidades científicas «lenguaje científico» específico.
(abreviadamente CC i ) e intervalos históricos (designados por h .). En la 3) Todos ellos participan de técnicas de medición específicas y
noción de elemento teórico aquí propuesta intervienen, por tanto, además
de un núcleo K y un dominio A
de procedimientos observacionales y de cálculo para contrastar sus
44 de aplicaciones, una comunidad científica
CC y un intervalo histórico h. hipótesis."
Esta adición de dos nuevas componentes estructurales tiene Esta caracterización presenta, sin duda, insuficiencias, y el
ventajas e inconvenientes, como el propio Moulines señala. Incluir propio Moulines reconoce que no hay criterios de demarcación
los intervalos históricos en que los elementos teóricos fueron des- claros para las comunidades científicas, es decir, que son objetos
cubiertos, investigados e interrelacionados con otros elementos borrosos. Pero independientemente de estos defectos, las ventajas
teóricos, permite estrechar las relaciones entre la filosofía de la antes reseñadas, más otras que se podrían argüir, apoyan esa modi-
ciencia y la historia de la ciencia, objetivando las teorías como ficación del esquema sneediano.
constructos vigentes durante un determinado intervalo. Por otra De acuerdo con ello, un elemento teórico queda definido de la
parte, incorporar las comunidades científicas a la estructura de la manera siguiente:
teoría, aparte de ir en el sentido de los Segundos pensamientos de
Kuhn y de los intentos de Sneed y Stegmüller por reconstruir T es un elemento teórico si y sólo si existen K, A, CC y h, tales
estructuralmente los aspectos pragmáticos de las teorías científi- que:
cas, permite a su vez interrelacionar la filosofía de la ciencia con la 1) T = < K, A, CC, h >;
sociología de la cibncia, subrayando el hecho de que las teorías son 2) K es un núcleo;
productos sociales, con componentes económicas, tecnológicas, AcP
3)
institucionales y, por supuesto, militares, como veremos en el 4) CC es una comunidad científica;
último capítulo. En lugar de restringirse al tercer mundo popperia- 5) h es un intervalo histórico;
no, las teorías científicas también se interrelacionan con otro tipo 6) CC se propone aplicar K a A durante h.
46

de actividades humanas, y pueden influir, y ser influidas por éstas.


Pero a su vez hay inconvenientes derivados de esta inclusión de CC, En las tres primeras condiciones se sintetizan las exigencias
y h en los elementos teóricos. El principal: que ni la noción de
propuestas por Sneed para las teorías físicas, pero sin entrar en
intervalo histórico ni la de comunidad científica han salido todavía consideraciones ontológicas, como hacía Sneed al exigir que las
del nivel intuitivo y preteórico, por lo cual, como señala Moulines, teorías versasen sobre sistemas físicos. Únicamente la tercera mo-
son conceptos «borrosos». difica y mejora la terminología sneediana. En cambio las tres
Respecto al primero propone una consideración cualitativa, últimas condiciones son novedades, que como hemos visto tratan
sin llegar a identificar dichos intervalos históricos con intervalos de dar mayor amplitud a las posibilidades de análisis basados en la
de números reales, sino permaneciendo en la escala ordinal clásica concepción estructural.
en los estudios de historia de la ciencia, es decir, en intervalos Un elemento teórico puede asociarse perfectamente a lo que
entre fechas. Y en cuanto a la noción de comunidad científica, en la terminología tradicional se ha venido llamando ley científica.
podría ser caracterizada de la manera siguiente:
1) Es un grupo de personas; el grupo como tal normalmente 45. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 113.
46. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 114. Obsérvese que ya
dura más de una generación (una comunidad científica es una
no se considera la clase de los modelos potenciales parciales, sino el conjunto
entidad genidéntica).
Mpp

de sus partes, lo cual implica agrupar a su vez los modelos potenciales parciales por
clases, al objeto de caracterizar conjuntistamente sus similitudes y sus diferencias
44. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 112. por su pertenencia común (o no) a una de dichas clases de Mpp.
180 Concepción estructural de las teorías científicas Redes teóricas y elementos teóricos 181

Cada una de las leyes científicas que poseen entidad propia, en el donde esta última relación de orden debe de ser entendida como la
sentido de que, aunque estén relacionadas con otras leyes e incluso precedencia en el sentido histórico habitual de un acontecimiento
dependan de ellas, no son coextensivas -con las mismas, pueden sobre otro. No queda claro, en cambio, lo que sea la igualdad entre
definir sus elementos teóricos respectivos. A continuación dichos dos comunidades científicas: o cuando menos, la igualdad en-
elementos entrarán en relación con otros, constituyendo entidades tre ambas no puede ser analizada conforme a la metodología for-
más complejas, trabadas e interconectadas; pero sólo surgirán au- malista y conjuntista que se aplicaba al estudio y a la definición de
ténticas redes teóricas cuando haya una ordenación parcial entre las restantes componentes de los elementos teóricos T y T'.
dichos elementos teóricos, que permita de alguna manera jerarqui- En cualquier caso, la diferencia entre la especialización nu-
zarlos. En la mayoría de los casos se presuponen estructuras arbo- clear y la teórica estriba en que la primera no posee ninguna
rescentes para las redes teóricas. componente pragmática, por lo cual puede ser utilizada como
Dicha ordenación entre algunos elementos teóricos va a surgir relación de orden parcial para definir las redes teóricas por aque-
con la relación de especialización teórica, la cual depende a su vez llos que no estén de acuerdo con la adición de esas componentes
de una relación previa, la especialización nuclear, que es defini- pragmáticas a la estructura de las teorías.
da así: Con ello estamos ya en condiciones de definir la noción de red
teórica, que va a ser el nuevo concepto central de la concepción
Si K y K' son dos núcleos tales que K = < y K' =
Mp, Mpp, M, C >
estructural, así entendida:
< 111'1» Aepp , M', C' >, entonces K' es una especialización nuclear de
K si y sólo si: R es una red teórica si y sólo si:

1) M' p = M p ; 1) R es un conjunto de elementos teóricos;


2) pp = Mpp;
2) R está parcialmente ordenado por la relación de especializa-
3) M' c M; ción teórica;
4) C' c C.47 3) para cada par T„ Ti tal que Ti , T E R, CC, = CC;
4) para cada par T„Ti tal que T,,Ti E R, h . = hi.49
Mientras que la especialización teórica se define:
Las redes teóricas que, además, tengan un primer elemento,
Si T y T' son elementos teóricos tales que T = < K, A, CC, h > son denominadas arbóreas. Al elemento teórico que precede a
y T' = < K', A', CC', h' >, entonces T' es una especialización teórica todos los demás se le llama elemento teórico básico de la red.
de T si y sólo si: Todos los elementos teóricos de una red arbórea surgen a partir del
primero en función de la relación de especialización teórica: ésta
1) K' es una especialización nuclear de K; resulta así ser muy importante para la reconstrucción de las estruc-
2) A' c A; turas de red en la historia de la ciencia.
3) CC = CC'; Asimismo pueden definirse otros conceptos diacrónicos, tales
4) h h' ,48 como los de evolución teórica, evolución progresiva y evolución
perfecta. A este objeto se considera previamente la relación de
precedencia inmediata entre dos redes teóricas diferentes, R y R':
47. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 114. Obsérvese que
Moulines modifica el orden, con respecto a Sneed, de las componentes del núcleo R precede inmediatamente a R' si y sólo si:
de una teoría. Ahora lo determinante en primer lugar es M p , es decir, la clase de
modelos potenciales; luego M ppy sólo en último término M.
48. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, pp. 114-115. 49. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 115.
182 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 183

1) R R; En cuanto a los aspectos pragmáticos, dada una red R durante


2) CC(R) = CC(R'); un intervalo h, la comunidad científica CC puede mantener diver-
3) h(R) < h (R'); sas actitudes epistémicas con respecto a sus aplicaciones propues-
llamado do-
4) no existe ningún R. con Ri # R y R. # R' tal que R. satisfaga tas, A(R). Consideremos el subconjunto F(R) de A(R),
la condición 2 con respecto a R y R' y h(R) < h(R,) < h(R'); minio firme de aplicaciones, y formado por todas aquellas aplica-
ciones de R que CC considera válidas durante el intervalo h. Asi-
a partir de lo cual ya se puede definir el concepto de evolución mismo cabe definir otro subconjunto de A(R), el dominio supuesto
teórica: de aplicaciones, S(R), con respecto al cual no toda la comunidad
CC, pero sí un subconjunto de ella CC
(en el caso límite una sola
E es una evolución teórica si y sólo si E es una sucesión finita persona), cree que se trata de un dominio válido de aplicaciones de
de redes teóricas tal que, para dos redes cualesquiera R., R. De acuerdo con estas definiciones, un proceso de cambio cientí-
pertenecientes a E se cumple: fico podría ser caracterizado como el paso de algunos elementos de
S(R) a F(R).
1) R. precede inmediatamente a R,,,; Por último, de entre las diversas nociones de tipo histórico y
2) Para cualquier 71,4_ 1 perteneciente a R,,, existe un D pertene- pragmático que propone Moulines en el marco de la concepción
ciente a R, tal que r es una especialización de 71,5°
i+.1 estructural, cabe mencionar dos de ellas, en la medida en que
precisan el tratamiento estructuralista de la cuestión del progreso
Lo importante es, por lo tanto, que algún elemento teórico de científico:
una de las redes esté conectado con algún elemento teórico de la
otra por medio de la relación de especialización teórica: sólo en E es una evolución teórica progresiva si y sólo si:
este caso cabe hablar de evolución teórica. 1) E es una evolución teórica;
A partir de las anteriores definiciones puede seguirse avanzan- 2) para todo 12,, R, e E, si i < j, entonces F(Ri ) c F(R1 ).
do en el análisis formal, no sólo de aspectos diacrónicos de las
E es una evolución teórica perfecta si y sólo si:
teorías, sino también de algunas cuestiones pragmáticas. La mecá-
nica newtoniana, por ejemplo, no sólo es una red teórica arbórea, 1) E es una evolución teórica progresiva; 51
sino también una evolución teórica. Su elemento básico es DARE 2) para todo R, E E, existe /21 e E tal que i < j y S(R,) c F(121).
(dinámica de acción y reacción estricta, que cubre las tres leyes de
Newton), el cual precede inmediatamente a DDD (dinámica depen- La mecánica newtoniana de partículas resulta así, con arreglo
diente de la distancia) y a DDV (dinámica dependiente de la veloci- a estas definiciones, ser una evolución teórica parcialmente pro-
dad). DDD, a su vez, precede inmediatamente al elemento teórico gresiva, pero no perfecta.
DCID (dinámica cuadrático-inversa de la distancia), y éste a DGP
(dinámica gravitacional de partículas). En cuanto a DFS, precede
inmediatamente a dos elementos teóricos: DFSL (dinámica de fric- 6.7. Reducción en la concepción estructural
ción simple lineal) y DFSC (dinámica de fricción simple cuadráti-
ca). Y todo ello para un primer intervalo histórico, que es el
estudiado con mayor detalle por Moulines en el capítulo 3, aparta- En 2.8 hemos visto la manera en que la concepción heredada
do 3, de sus Exploraciones metacientíficas; los demás períodos son trataba las cuestiones de la explicación y reducción científicas, que
estudiados de la misma manera. han ocupado un papel relevante en la filosofía de la ciencia del

50. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 280. 51. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 282.
184 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 185

siglo xx. La concepción estructuralista va a introducir a su vez estructural propone un análisis macrológico, en el que interviene
i mportantes novedades en ambas cuestiones, si bien atribuirá una toda la teoría (incluidas las ligaduras), y ya no sólo sus leyes y sus
función mucho más destacada a la reducción científica, y en gene- condiciones iniciales. Tal y como lo señala Cadevall,
ral a las relaciones interteóricas, que a la explicación científica, la
cual pasa a ser un caso particular de relación entre teorías. el sentido primario de explicación es la explicación de regularidades.
En efecto, el modelo de cobertura legal de Hempel estaba Secundariamente las leyes, junto con las condiciones iniciales, permiten
centrado en la explicación de los hechos, remitiéndolos a leyes explicar fenómenos individuales."
científicas (y en su caso a condiciones iniciales: explicación nomo-
lógico-deductiva) que permitían explicarlos. La concepción estruc- La explicación nomológico-deductiva surge como consecuen-
tural va a introducir, en cambio, un concepto modelo-teórico de cia de un tipo de explicación previa, que da razón de todo un
explicación, tal y como lo denominó Stegmüller. La conversión de ámbito de fenómenos adscribiendo a dicho sistema como modelo
este autor a la concepción estructural comportó una rectificación de una determinada teoría; sólo a partir de esa explicación modelo-
de las posturas que había expuesto en una obra anterior," centrada teórica tiene sentido, a continuación, acometer la explicación de
en la explicación de hechos. Por el contrario, lo que ahora hay que hechos y de fenómenos singulares. Y por ello, así como el expla-
explicar no son hechos aislados, sino sistemas de objetos, y en el nandum es un sistema, y no un hecho aislado, el explanans es el
caso de MCP sistemas de partículas en movimiento. Cambia enunciado central empírico de la teoría (enunciado Ramsey-
el explanandum, pero también el explanans: éste no se reduce ya a Sneed), y no únicamente las leyes y condiciones iniciales.
enunciados nómicos, más las condiciones iniciales, sino que refleja Sin embargo, la concepción estructuralista presta mucha ma-
la totalidad de la teoría, tal y como ésta queda sintetizada en el yor importancia al concepto de reducción científica, que nos va a
enunciado Ramsey-Sneed: permitir dar un tratamiento adecuado a los restantes casos de
explicación, de los que también se ocupó, aunque mucho más
La explicación de un tipo de fenómenos (movimientos) de determina- sucintamente, la concepción heredada: explicación de un concepto
dos sistemas (cinemáticas de partículas) se reduce a un enunciado empíri- científico (teórico o no), explicación de una ley e, incluso, explica-
co complejo, según el cual, estos sistemas pueden expandirse en modelos ción de una teoría por otra, que era uno de los casos de reducción
del predicado fundamental correspondiente a una teoría." científica.
El origen del tratamiento estructuralista del tema de la reduc-
Ya no se explica un hecho, sino un sistema de fenómenos: por ción está en los trabajos de Adams, en 1955 y 1959," en los cuales
ejemplo el sistema solar, con todas las interrelaciones entre sus se utilizaba el método de Suppes del predicado conjuntista aplicán-
diversos astros, sin las cuales no tiene sentido tratar de explicar el dolo a la reducción de la mecánica del sólido rígido a la mecánica
movimiento de ninguno de sus planetas. Y dicho explanandum sólo de partículas: los conceptos de la primera teoría eran reducibles a
puede ser explicado cuando, una vez ampliado conforme a las los de la segunda, y además la primera teoría era derivable a partir
técnicas ya vistas de Sneed, el enunciado empírico básico de la de la segunda. Moulines resume así la propuesta de Adams, modifi-
teoría nos muestra que, efectivamente, dicho sistema satisface el cándola para mostrar el método modelo-teórico que le subyacía.
predicado conjuntista: el sistema solar es una MCP. En lugar de un
análisis micrológico de la explicación científica, la concepción T es reducible a T' si y sólo si existe una relación dinámica p entre cada
estructura x expresada en el lenguaje de T y estructuras x', (normalmente
más de una) expresadas en el lenguaje de T' tal que:
52. Véase W. STEGMULLER, Probleme und Resultate der Wissenschaftstheorie
und analytischen Philosophie, vol. I: Wissenschaftliche Erkliirung und Begründung 54. M. CADEVALL, «El concepto de explicación en la concepción estructura-
(Berlín, Springer, 1968). lista», Enrahonar, 12 (1985), p. 13.
53. W. STEGMÜLLER, Estructura y dinámica de las teorías, p. 149. 55. Véase ADAMS, 1955, y «The Foundations...»
186 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 1 87

(xpx', y x', e M[T']) x e M[7],56 Dentro de estos avances en el estudio del tema por parte de los
defensores de la concepción estructural, merece la pena mencio-
lo cual puede ser interpretado de la manera siguiente: si una teoría
nar asimismo, aparte de las contribuciones de Mayr," la propuesta
T es aplicable a un cierto ámbito empírico, esto equivale a decir
de Moulines en 1976 de una reducción aproximativa, por contrapo-
que dicho ámbito es un modelo de la teoría T; la reducción de T
sición al anterior concepto de reducción exacta de las teorías
por T' surge cuando se puede inferir que cualquier ámbito de
científicas." Para precisar esa noción recurre al concepto topológi-
aplicación de T tiene un dominio p-correspondiente que es modelo
co de uniformidad, dentro de la teoría de filtros. También Mayr, en
de T'; y en cuanto a la noción intuitiva de que la teoría reductora
1981, se ha ocupado de esta reducción aproximativa.60 En la reduc-
debe ser más «fina» que la reducida, esto se expresa en términos
ción aproximativa un modelo de una teoría T era reducido por
modelo-teóricos diciendo que para cada modelo x de T la teoría
aproximación, por medio de estructuras uniformes, de modelos de
reductora T' debe dar lugar a varios modelos x'1, correspondientes
la teoría T: la reducción de T por T' tiene lugar por medio de sus
a x por la relación p, que satisfagan el predicado conjuntista de la
modelos, y no de sus leyes ni de sus conceptos. Mayr señaló la
teoría T'.
dificultad de que esa secuencia de estructuras aproximativas podía
Adams todavía exigía la derivabilidad de T a partir de T'. La
no tener un límite.
concepción estructural en sus desarrollos ulteriores va a renunciar
Las aportaciones han seguido siendo muy numerosas en los
a este requisito. Ya en su obra de 1971 Sneed revisó el trabajo de
últimos años, y buena parte de ellas han ido en el sentido de
Adams, adecuándolo a sus propias propuestas. En 1976 Stegmüller
estudiar el problema de las relaciones interteóricas, en general, y
simplificó el planteamiento de Sneed, y emitió la conjetura de que
sólo en el marco de dichas investigaciones precisar el concepto
la reducción sería la relación básica que conectase un par de
metateórico de reducción. Cabe mencionar la celebración de un
teorías en el desarrolllo revolucionario de la física. En el artículo
Simposio en Bielefeld en 1983 sobre «Reducción en la ciencia», en
ya mencionado de 1977 y 1978,5' Balzer y Sneed suscitan una
el cual se produjeron aportaciones de los principales estudiosos de
importante modificación en el concepto de reducción, al proponer
dicha cuestión dentro de la concepción estructura1.6 '
las secuencias de teorías, o redes teóricas, en la denominación,
Al tratarse de un tema que está en pleno análisis e investiga-
ulterior. Los procesos de reducción de teorías tendrían lugar, se-
ción dentro de la concepción estructural, no es fácil resumir las
gún la nueva tesis, en base a elementos teóricos. Por consiguiente,
tesis principales, ni siquiera dar por definitivas ninguna de ellas.
las redes teóricas son el marco adecuado para llevar a cabo el
Nos limitaremos por lo tanto a exponer brevemente algunas de las
estudio de las relaciones de reducción. Subyace además la tesis de
aportaciones más relevantes, independientemente de que luego
que toda relación interteorética sería expresable como una combi-
haya habido o vaya a haber mejoras.
nación de reducción, especialización y teorización. Con ello la
Para Sneed y Stegmüller, todavía bastante próximos a la tradi-
cuestión de la reducción se inserta en un ámbito más amplio: el de
ción de la concepción heredada en el tratamiento de la reducción,
las relaciones interteóricas. Mantiene un lugar privilegiado dentro
ésta podría caracterizarse de la siguiente manera:
de dicho ámbito, pero ya no es la única relación que permite
analizar los cambios científicos. En cualquier caso, una tesis gene-
Para que T' reduzca a la teoría T:
ral dentro de la concepción estructural estriba en que la reducción
puede tener lugar entre teorías muy diferentes: el problema de la
inconmensurabilidad, planteado por Kuhn y por Feyerabend, pue-
58. Véase MAYR, «Investigations of the Concept of Reduction», en Erkennt-
de ser afrontado en principio con esta nueva concepción de la nis, 1 0:3.
reducción científica. 59. Véase MOULINES, 1976.
60. Véase MAYR, 1981.
56. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 197. 61. W. BALZER, D. A. PEARCE y H. J. SCHMIDT (comp.), Reduction in Science
57. BALZER-SNEED, «Generalized Net...», nota 42. (Dordrecht, Reidel, 1984).
188 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 189

1) Debe ser posible deducir las leyes fundamentales de T a tanto la teoría reducida T como la reductora T' están caracterizadas
partir de las de T'. e
xtensionalmente por los modelos que las satisfacen, los cuales a
2) En el caso de modelos concretos, esto significa que si s' es su vez son entidades conjuntistas. De ahí que los procesos de
una aseveración de T' que describe un sistema físico, y s es la reducción, y en general todas las relaciones interteóricas, puedan
sentencia correspondiente de T para dicho sistema, entonces s' es ser investigados con métodos conjuntistas (y topológicos) aplicados
verdadera si y sólo si s es verdadera. a sus modelos respectivos, prescindiendo por completo de los
aspectos enunciativos y nómicos mediante los cuales suelen pre-
A estas dos condiciones le añadieron Balzer y Sneed una ter- sentarse las teorías, por influencia de la concepción heredada.
cera: Veamos, pues, la cuestión de las relaciones interteóricas, la
cual, intuitivamente hablando, alude al no aislamiento y a la inter-
3) Si R es una relación de reducción entre T y T', R debe acción de las teorías. Algunas podrán ser rivales (como afirmaban
resultar de una correspondencia «fragmento a fragmento» entre los Kuhn y Lakatos), y otras serán englobadas en una más general
conceptos básicos de ambas. (como veíamos en el caso de Carnap y Nagel, al estudiar la reduc-
Pero la investigación más prometedora es, sin duda, la que ción). Las habrá que surjan por especificación de una teoría prece-
inserta el tema de la reducción dentro de la cuestión más general dente, como en los ejemplos de evolución teórica mencionados al
de las relaciones interteóricas, lo cual supone ya la aceptación de final del apartado anterior, e incluso puede hablarse de influencia
las nuevas nociones de elementos y redes teóricas para llevar a de unas teorías sobre otras, por ejemplo cuando se elabora una
cabo el correspondiente análisis. Al respecto nos atendremos a la teoría en un determinado ámbito científico por analogía con
exposición de Moulines en sus Exploraciones metacientíficas, de una teoría corroborada y efectiva en un dominio diferente de la
1982.62 Su tesis es clara: ciencia. Todos estos ejemplos, y otros más que podrían aportarse,
pertenecen al debate general sobre las relaciones interteóricas,
No es preciso ni conveniente identificar la relación de reducción con para lo cual hay que clarificar en primer lugar esta noción: y aquí
la de deducción, ni tenemos por qué embrollarnos con el problema de los es donde la noción de red teórica va a revelar su potencialidad,
cambios semánticos. Basta con establecer una comparación entre las
estructuras correspondientes de ambas teorías que tenga las propiedades
además de sus contribuciones, vistas anteriormente, al análisis
intuitivamente requeridas.63 formal de los aspectos diacrónicos (e incluso algunos pragmáticos)
de las teorías:
El problema del cambio de significado en todo proceso
de reducción de una teoría T por otra T' había sido el caballo de Dado un elemento teórico T de una red R, existen elementos teóricos
batalla en los últimos años, como ya vimos en los capítulos prece- T', T", ... de otras redes R', R" ... que parcialmente contribuyen a determi-
nar el modo como la comunidad CC(R) usa el núcleo K de T para aplicarlo
dentes. Aunque los términos teóricos de T y T' aparentemente al dominio A de T. Esto ocurre a través de relaciones de diversa índole
coincidan, por utilizar el mismo vocablo, sin embargo, sus signifi- establecidas entre los conceptos de T y los de T', T", etc. A tales relaciones
cados podían ser muy diferentes por insertarse en marcos teóricos las llamaremos genéricamente relaciones interteóricas."
diversos. En cuanto a la derivabilidad lógica de unas leyes por
otras, planteaba a su vez problemas, aunque sólo fuese porque los Se trata de un campo apenas explorado en la filosofía de la
propios términos usados en la formulación de dichas leyes podían ciencia. Salvo en el caso de las nociones de explicación y reduc-
ser diferentes, pese a que aparentemente fuesen iguales. La concep- ción, hay otros muchos tipos de relaciones entre teorías (influen-
ción estructural puede salvar ambos problemas a la vez, ya que cia, antagonismo, desarrollo, etc.) que sólo son manejadas por los
filósofos e historiadores de la ciencia de una manera intuitiva.
62. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, 2.8.
63. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, pp. 196-197. 64. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 192.
190 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 191

Elaborar una tipología de dichas relaciones sería, por consiguiente, s


urabilidad, y para ello son válidos los conceptos de reducción
la primera labor que debe llevarse a cabo. Como una primera exacta y aproximativa. No basta con determinar los elementos de
contribución al respecto, Moulines propone cuatro tipos de rela- las clases Mep y M' p ,„ definiendo a continuación una corresponden-
ciones interteóricas, que ejemplifica en el caso de la mecánica cia biunívoca entre ambos, y demostrando de esta manera que las
clásica de partículas: reducción, presuposición (o teorización), teorías T y T' son coextensivas en sus modelos potenciales parcia-
aproximación y equivalencia.65 No entraremos aquí en el detalle de les: dos teorías rivales pueden versar sobre los mismos sistemas
su argumentación. e mpíricos, desde el punto de vista extensional y, sin embargo,
Nos limitaremos a aludir brevemente a los conceptos de reduc- diferir entre sí. Ello es perfectamente posible desde el punto de
ción exacta y de reducción aproximativa (o aproximación interteó- vista conjuntista, en el mismo momento en que los modelos poten-
rica), sin entrar en el detalle técnico, lo cual implicaría la introduc- ciales parciales, además de considerarse elementos de una clase,
ción de un aparato topológico que ya ha sido expuesto en otras pasen a ser elementos o subespacios de un espacio topológico. Si
obras accesibles.66 las estructuras topológicas inducidas sobre los M pp y son dife-
'
114 pp

Ambos conceptos están íntimamente ligados al problema de la rentes, habrá biunivocidad, pero no equivalencia estructural entre
inconmensurabilidad entre teorías, la cual puede producirse, bási- T y T'. Y ello ha ocurrido más de una vez, como muestran diversos
camente, por dos motivos: porque dos teorías T y T' posean diferen- casos históricos, como el de las teorías de Newton y de Einstein. La
tes conceptos teóricos, irreductibles los unos a los otros, o porque, contraposición entre ambas afectó a las propias unidades de medi-
además, las propias observaciones de los científicos que defienden da; y por supuesto que, al utilizarse métricas diferentes, las estruc-
T y T', respectivamente,: sean incompatibles entre sí, pese a versar turas topológicas de los M pp y M' pp a su vez difieren.
sobre el mismo ámbito de fenómenos: en 2.9, al hablar de Hanson, Todo lo cual, e independientemente del resultado de las solu-
y en 4.5, al referirnos a Kuhn, se han mencionado ejemplos y ciones propuestas por la concepción estructural al problema de la
argumentos al respecto. Stegmüller denominó a estos dos tipos de inconmensurabilidad, nos permite extraer una consecuencia im-
inconmensurabilidad, teórica y empírica, respectivamente, afir- portante para el desarrollo de la misma: el paso hacia la utilización
mando que la segunda era la más preocupante desde el punto de de estructuras topológicas, y no ya puramente conjuntistas, pare-
vista de la racionalidad de la ciencia.67 En la reunión de Ontario ya ce de una perfecta coherencia dentro de dicho programa metateó-
mencionada, Kuhn defendió la tesis de que, en el caso de la rico de investigación . y efectivamente ha sido dado por autores
inconmensurabilidad empírica, es decir, cuando hay un cambio como Moulines, Mayr, Mormann y otros."
radical de paradigma o una revolución científica, la divergencia Pero veamos ya el tratamiento de la reducción exacta y aproxi-
entre las respectivas estructuras de las teorías T y T' no sólo llega al mativa, siguiendo nuevamente la exposición de Moulines. El con-
núcleo, sino que alcanza uno de los niveles más profundos del cept-:, de reducción exacta de Adams y de Sneed puede ser reformu-
mismo: el de los modelos potenciales parciales. ni, sería diferente lado en los términos siguientes:
de M' pp , y la reducción de una clase a la otra difícilmente sería fac-
tible. Una reducción de T a T' es una relación interteórica, llamémosla p,
La pretensión de la concepción estructural estriba en que el entre los modelos potenciales de T y los de T' (es decir, p c M p x M' p ) tal
aparato teórico-modelístico, perfeccionado con técnicas topológi- que:
1) A cada modelc, ;k: T le corresponde al menos un modelo
cas basadas en la convergencia de filtros de Cauchy, va a permitir potencial de T', es decir D i (p) M,,;
un tratamiento adecuado y racional de ambos tipos de inconmen- 2) p (es decir, !3 relación inversa de p) es una función (a una relación
que satisfaga estas dos primeras condiciones la llamaremos una «cuasi-
reducción»);
65. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 202.
66. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, 2.8 y 2.9. 68. Véase, por ejemplo, T. MORMANN, «Topologische Aspekte Strukturalisti-
67. W. STEGMÚLLER, La concepción..., pp. 98 y 103. scher Rekonstruktionen», en Erkenntnis, 21 (1985), pp. 319-359.
192 Concepción estructural de las teorías científicas Reducción en la concepción estructural 193

3) los modelos de la teoría reducida se pueden «derivar» de los de la entre A4,, y M' p , y H y H' son los núcleos respectivos, podemos
reductora: considerar un H'0 tal que H'0 6 H'. Entonces tomamos la expresión
<x,x'> E pyx'eM'—>xeM[...]; ep-1 (H'0 ) c H' como una abreviación de la condición siguiente:
4) los dominios de aplicaciones propuestas A y A' también están en
correspondencia-p o, para ser más exactos, en la relación no teórica v x, x' (< x, > E 0- y x' E p (40') n c„ x P (m) n c),
correspondiente a la correspondencia-p (es decir, la relación que p induce -
al nivel de los modelos parciales), a la cual llamaremos y p.69 dando por supuesto que cada x' E M0' tiene una imagen-p 2' en M.
A partir de lo cual la reducción aproximativa tipo p'/ se de-
Posteriormente Balzer y Sneed dieron otra definición de la fine:
reducción exacta en términos de redes teóricas," pero la presente
definición puede bastar como criterio estructuralista de reducción Dados dos elementos teóricos T = < K, A > y T' = < K', A' >, diremos
entre teorías. Como puede comprobarse, han desaparecido los que < T, p, T', A'. > es una aproximación tipo p1/4 de T a T' en A'0 si y
problemas ligados a los términos teóricos y a las leyes de T y de T', sólo si:
manejándose únicamente un lenguaje modelo-teórico, conforme a 1) p es una cuasi-reducción de T a T'.
la metodología de análisis y reconstrucción de las teorías propug- 2) A'0 CA'.
nadas por Sneed y sus seguidores. Lo cual no equivale a decir que 3) V H (H a K 3 K'0, T'0 (T'o = < K'0 , A'.> y K'0 o-K' y p-1 (K'.) C H).
los problemas ligados a la inconmensurabilidad hayan dejado de 4) < A, Á'. > 4p.

existir, sino que son abordados en un marco conceptual muy Las ideas intuitivas que están detrás de esta definición son las siguien-
diferente al de la concepción heredada. tes. T es la teoría «menos desarrollada» o «más pobre» que queremos
En cuanto a la reducción aproximativa, o aproximación inter- reducir, y T' es la teoría «más desarrollada» o «más rica», destinada a
teórica, la idea intuitiva que le subyace en el caso de dos elementos desempeñar el papel reductor. Se supone que T se aproxima a T', pero sólo
teóricos T y T' (o en la versión inicial, dos teorías) es la siguiente, tal dentro de un subconjunto propio A'0 del dominio total de aplicaciones A'
de T'. En términos más intuitivos, T' «cubre más» que T. A'0 es el dominio
y como la expone López Cerezo:7 ' se trata de «aproximar», en una «explicado» tanto por T como por T', pero es justamente sólo un subdomi-
topología adecuada, n modelos de T mediante, al menos, n sucesio- nio de A'. Este A'> , se halla en una correspondencia cuasi-reductiva p con la
nes de modelos de T', de tal forma que el límite de cada una de las totalidad del dominio A de T, pero no se trata de una correspondencia
sucesiones o procesos de aproximación sea isomórfico a su modelo reductiva exacta; es sólo una correspondencia aproximada del tipo p'/2 , tal
respectivo. Logrado esto, el método seguido para la reducción como se expresa en la condición 4. La condición 3 significa que todas las
especializaciones de T tienen su imagen especular aproximada en T', de tal
exacta puede repetirse. En definitiva, se trata de construir un modo que los modelos de cada especialización de T se pueden «derivar»
elemento-teórico-puente entre T y T', que incluya los modelos de T aproximadamente de los de la especialización correspondiente en T', en el
más los modelos isomórficos a los modelos de T'. sentido expresado más arriba.73
La exposición técnica que propone Moulines, de la cual sólo
aludiremos a los primeros pasos," parte de dos convenciones pre- Así definida la aproximación interteórica, a continuación Mou-
vias. El signo 'o' sirve para indicar la relación de especialización lines muestra que dicha definición puede aplicarse perfectamente
entre dos núcleos de elementos teóricos distintos (véase apartado a las teorías de Kepler y de Newton (gravitación), partiendo de un
precedente). Si, además, suponemos que u es una cuasi-reducción trabajo previo de Scheibe.74
Las relaciones entre las teorías científicas han sido asimismo
69. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, pp. 214 y ss. analizadas por los estructuralistas, sobre todo a partir de la pro-
70. BALZER-SNEED, «Generalized Net...».
71. J. A. LÓPEZ CEREZO, «Estructuras y contrastación», tesis doctoral leída
en 1984 en la Universidad de Valencia, pp. 169 y ss. 73. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, p. 215.
72. C. U. MOULINES, Exploraciones metacientíficas, pp. 214 y ss. 74. Véase SCHEIBE, 1973.
194 Concepción estructural de las teorías científicas Aplicaciones de la concepción estructural 195

puesta de Moulines en 1984,7' en términos de vínculos (links). Así < x, s, x', d, a> eLc M p (MCP) x II(MCP, 3) x A4„ (GEO)
como las condiciones de ligadura permitían caracterizar formal- x II(GEO 3,4).
mente las relaciones entre los modelos de una misma teoría, por lo
cual podían ser consideradas como puentes intermodélicos inter- Así definidos los vínculos L„ la clase L de todos ellos pasa a ser
nos, la trabazón entre las diversas teorías puede a su vez ser una nueva componente de la estructura de una teoría en los traba-
analizada mediante puentes intermodélicos externos, que vinculan jos más recientes de la concepción estructura1.76
a modelos de una teoría con modelos de otra teoría distinta. Ello Resumiendo las conclusiones que pueden extraerse a partir de
permite, por una parte, afinar el análisis de la estructura de las este recorrido sucinto sobre la reducción en la concepción estruc-
teorías singulares y, por otra, caracterizar la estructura global de la tural, que habrá de ser completado con la lectura de los pasajes
ciencia. Las teorías científicas, incluso las pertenecientes a redes citados, cabe afirmar que a partir de la inserción del tema de la
teóricas diferentes, dejan de ser entidades aisladas, para formar reducción en el marco más general de las redes teóricas y de las
parte de manera orgánica en la estructura científica global. relaciones interteóricas, así como el tratamiento de la misma en
La mecánica clásica de partículas, por ejemplo, aparece com- términos modelo-teóricos, permite abrir una nueva vía de investi-
plementada, ya en las investigaciones de Newton, con elementos gación en filosofía de la ciencia, muy importante, pero a su vez
teóricos de la óptica o de la geometría física. Modelos de MCP son altamente técnica, tanto por la propia complejidad del formalismo
también modelos de una determinada teoría óptica, sin la cual no sneediano y de la teoría de modelos, como sobre todo por la
habría, por poner el caso más inmediato, ni siquiera observación utilización de recursos topológicos que en ningún caso son trivia-
precisa del movimiento de los planetas. Los vínculos tratan de les, motivo; por el cual los hemos obviado en esta obra introducto-
caracterizar formalmente dicha relación entre los modelos de am- ria. El mero hecho de que la concepción estructural afronte la
bas teorías, y de incorporarla a la estructura de cada una. cuestión de la inconmensurabilidad, e independientemente del
Para ello se define un vínculo L (link) entre dos teorías T y T' mayor o menor acuerdo que haya con respecto a sus posiciones
como una relación binaria entre los modelos potenciales de ambas, teóricas y a los resultados obtenidos, supone ya un logro importan-
M P ( T) y M P ( T') En el caso de la mecánica clásica de partículas MCP te, en orden a mantener un alto nivel formal en el análisis lógico de
y de la geometría física euclidiana (GEO), L c A4„ (MCP) x A4,, las teorías, si bien con recursos técnicos muy diferentes a los
(GEO). Con ello establecemos una relación entre las clases respec- usados por la concepción heredada.
tivas de modelos potenciales. Si, además, queremos precisar que
dicha relación tiene lugar de una manera determinada, se añade
una condición adicional. En el caso de MCP y GEO ello ocurre con
respecto a la función de posición s de MCP y los conceptos de 6.8. Aplicaciones de la concepción estructural
distancia y ángulo (d, a, respectivamente) de GEO. Si consideramos
un modelo x de MCP, x = < P, T, s, m, f > y su correspondiente
modelo x' de GEO (al que suponemos definido de manera incom- El método modelo-teórico de análisis y reconstrucción de la estruc-
pleta con la distancia y el ángulo en el lugar tercero y cuarto de la tura de las teorías científicas surgió, como hemos visto con la obra
n-upla ordenada de GEO), x' = < d, a, ... >, entonces la condi- de Sneed en 1971, a partir de las teorías físicas altamente matemati-
ción adicional se expresaría así: zadas, como la mecánica clásica de partículas. Dicha teoría fue

75. C. U. MOULINES, «Links, Loops and the Global Structure of Science», en 76. C. U. MOULINES, «Links, Loops...», y también W. BALZER, C. U. MOULINES y
Philosophia Naturalis, 21 (1984), pp. 254-265. La reciente obra de Balzer, Moulines y J. D. SNEED, «The Structure of Empirical Science: Local and Global», en R. BARCAN-
Sneed, An Architectonics for Science (Berlín, Springer, 1987), convierte la noción de MARCUS (comp.), Logic, Methodology and Philosophy of Science, VII (Amsterdam,
vínculo (link) en fundamental, incluyéndola en el núcleo de una teoría. North Holland, 1986), pp. 291-306.
196 Concepción estructural de las teorías científicas Aplicaciones de la concepción estructural 197

estudiada con mucho detalle por Sneed, y de alguna manera consti- formales en el sentido de la concepción heredada. En segundo
tuye el «paradigma» de la concepción estructural. Pero en la mis- lugar, porque no presuponía criterios de significatividad de los
ma obra de 1971 Sneed también esbozaba las líneas maestras de lo términos de la teoría ni tampoco de demarcación entre ciencia y
que podría ser la reconstrucción estructural de las teorías mecáni- no ciencia. Estas dos cuestiones serian fundamentales para el
cas de Lagrange y la teoría de los cuerpos sólidos rígidos. Ambos Círculo de Viena, pero desde luego no para Sneed y sus seguidores,
análisis fueron perfeccionados posteriormente, el primero por Bal- por grande que sea su formación como físicos o científicos. Y en
zer y Moulines en 198177 y el segundo por Moulines en 1974.78 Este tercer lugar, al caracterizar extensionalmente las teorías, en fun-
mismo autor llevó a cabo la reconstrucción estructural de la ter- ción de los sistemas empíricos que eran modelos de las mismas, se
modinámica de los sistemas simples en equilibrio en 1975, ocupán- abría considerablemente el abanico de teorías eventualmente cien-
dose Balzer de la geometría física en 1978. Hasta aquí, por consi- tíficas y reconstruibles al modo de Sneed. No hay que olvidar,
guiente, la concepción estructural permaneció en su ámbito aunque no haya sido especialmente recalcado, que la considera-
originario, circunscrita a la física. ción del problema de la demarcación entre ciencia y no ciencia
Se planteaba, sin embargo, el desafío de aplicar la metodología como el fundamental para la epistemología, ha traído como conse-
de Sneed a otro tipo de teorías, y muy en particular a las pertene- cuencia imprevista en el presente siglo la demarcación de las
cientes a materias diferentes de las ciencias naturales. La tradición matemáticas y de la lógica. En primer lugar (como ciencias pura-
fisicalista ha dominado la filosofía de la ciencia en el siglo xx, mente formales y auxiliares para la transformación de las teorías
habiendo dado lugar a diferentes críticas, como las procedentes del con contenido empírico), la demarcación de la física; a continua-
ámbito de las ciencias humanas y sociales, por este exclusivismo. ción, en tanto ciencia paradigmática de lo que debe ser una ciencia
Parafraseando a Aristóteles, podría decirse que la física ha sido auténtica, la demarcación de la biología (o de la historia), cuyos
para los filósofos de la ciencia del presente siglo la ciencia primera, principios explicativos se pretenden diferentes a los de la física; y,
como ya hemos señalado en la introducción, mientras que todas las por poner un término a este proceso de atomización, la demarca-
demás eran ciencias segundas. La metateoría, o metaciencia, o ción de las ciencias humanas y sociales, para las cuales pensadores
filosofía general de la ciencia, ha sido elaborada sobre el modelo o de distintas tendencias han reivindicado status claramente diferen-
aplicación paradigmática de las teorías físicas, mientras que las ciados de los de la física, desde el punto de vista de la filosofía de la
restantes teorías científicas han tenido que adecuarse buena o ciencia. En resumen, y como era de esperar: el lema de la ciencia
malamente al corsé metateórico que emanaba de las ciencias de unificada ha producido una enorme diversificación y separación
la naturaleza (Realwissenschaften, en la terminología de Carnap), entre las filosofías particulares de la ciencia: matemáticas, biología,
que a la hora de la verdad quedaban prácticamente reducidas a la historia, psicología, sociología, economía, etc.
física. De ahí el interés que ha tenido la aplicación de la concepción
El método estructuralista de reconstrucción de las teorías pa- estructural a teorías científicas que muy poco o casi nada tenían
recía mejor preparado que otras concepciones epistemológicas que ver con la física. La primera tentativa en este sentido fue la de
para abordar este desafío, que es el más radical si se pretende Diederich y Fulda, en 1978,79 intentando reconstruir con los méto-
elaborar una filosofía auténticamente general de las ciencias. Y ello dos modelo-teóricos de Sneed la teoría del valor de Marx, perfec-
por varios motivos: en primer lugar, porque sólo requería una cionada poco después por García de la Sienra." En la misma línea,
axiomatización informal de las teorías a analizar, lo cual era más Hándler aplicó el formalismo sneediano a la teoría neoclásica del
fácil de lograr que la reducción de muchas de ellas a sistemas equilibrio económico," y ello tanto desde el punto de vista sincró-
79. Véase DIEDERICH -FULDA, Estructuras sneedianas, en El Capital de Marx,
77. Véase BALZER-MOULINES, «On Theoricity», en Synthese, 44 (1980), traducción de C. U. Moulines (México, UNAM, Cuadernos de crítica, 9 [1981]).
pp. 467-494. 80. Véase GARCÍA DE 1A B1ENRA, 1982.
78. Véase MOUL1NES, 1974. 81. Véase HANDLER, 1980.
198 Concepción estructural de las teorías científicas La concepción semántica 199

nico como del diacrónico. Asimismo se ha utilizado el concepto numerosas dificultades para caracterizar las teorías físicas como
modelo-teórico para analizar teorías químicas, biológicas (como la sistemas formales, motivo por el cual Suppes y sus discípulos
teoría darwiniana de la selección natural, en un trabajo todavía introdujeron la axiomatización informal por medio de la técnica
inédito de Magí Cadevall), genéticas, psicofisiológicas y, por poner del predicado conjuntista como alternativa a las axiomatizaciones
quizá los dos ejemplos más notables, también a la teoría de la de las teorías físicas que tratasen de reproducir el programa forma-
literatura de Jakobson82 y a la teoría de la neurosis de Freud•fl
3 lista de Hilbert para las matemáticas. Surge así la concepción
aventuras estas dos que ni el filósofo de la ciencia más liberal del semántica en filosofía de la ciencia, por oposición al análisis bási-
mundo, fuese popperiano o neopositivista, hubiese dejado de consi- camente sintáctico de la concepción heredada. Van Fraasen esta-
derar una locura hace sólo veinte años. blece la siguiente distinción entre ambas:
Los resultados de algunos de estos análisis han sido reciente-
mente sintetizados y publicados por Stegmüller,84 el cual ha selec- La representación sintáctica (syntactic picture) de una teoría la identi-
cionado precisamente los ejemplos aparentemente más distantes fica con un cuerpo de teoremas, formulados en un lenguaje particular que
ha sido elegido para expresar dicha teoría. Esto podría contraponerse con
desde el punto de vista del contenido con respecto al origen físico- la alternativa de presentar en primera instancia una teoría identificando
matemático de la concepción estructural: la teoría de la literatura una clase de estructuras como sus modelos. En esta segunda perspectiva
de Jakobson, la teoría del intercambio económico, la teoría de la (semántica) el lenguaje usado para expresar la teoría no es básico ni
86
decisión según Jeffrey, la teoría del valor económico de Marx y único.
la teoría de la neurosis de Freud. Con ello la concepción estructu-
ral se muestra, al menos tentativamente, como una auténtica meto- Sin embargo, esta concepción semántica no es ni mucho me-
dología de análisis formal, en la medida en que prescinde de la nos unitaria. La propia concepción estructural puede ser conside-
apariencia heterogénea de los contenidos de las diversas teorías rada como una de sus corrientes, particularmente activa y flore-
científicas para interrelacionarlas en función de sus estructuras ciente en los últimos años. Beth, Suppe, Giere y Van Fraasen
formales. Otra cosa es que, como dice el propio Stegmüller,
85 representarían una segunda corriente, coincidente en algunos pun-
dichas reconstrucciones sean pertinentes o no en relación a las tos básicos con la concepción estructural, pero divergente en
propias teorías reconstruidas. otros. La escuela polaca de Wojcicki y Przelewski también recurre
a métodos modelo-teóricos para el análisis de las teorías científicas,
si bien manteniendo ciertos aspectos de lo que en el presente
capítulo hemos llamado concepción enunciativa de las teorías.
6.9. La concepción semántica Y, desde luego, podrían mencionarse otros muchos autores dentro
de la corriente semántica en filosofía de la ciencia, como Dalla
Chiara, Toraldo e incluso algunos trabajos pioneros de Von Neu-
La concepción heredada propugnó análisis de las teorías científicas mann.
con contenido empírico tomando como referencia la metamatemá- En el presente apartado nos referiremos a la tendencia de
tica, que conlleva la previa reducción de una teoría matemática Suppe, Giere y Van Fraasen bajo la denominación de concepción
(como la aritmética o la geometría) a términos de sistema formal. semántica, y ello a pesar de que los matices entre estos tres autores
Sin embargo, como vimos en el segundo capítulo, aparecieron también son importantes, sobre todo desde el punto de vista onto-
lógico. Nuestro objetivo consistirá en exponer los puntos funda-
82. Véase BALZER-GOTTNER, 1982. mentales de esta nueva epistemología científica, particularmente
83. BALZER, 1982b.
84. W. STEGMÜLLER, Theorie und Erfahrung, Teil H (Berlín, Springer,
1986). 86. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image (Oxford, Oxford University Press,
85. W. STEGMÜLLER, Theorie und Erfahrung, pp. 360-361. 1980), p. 44.
200 Concepción estructural de las teorías científicas La concepción semántica 201

orientada hacia las ciencias físicas, así como sus divergencias con da, que, desde su punto de vista, el método conjuntista-teórico de
la concepción estructural, en la medida en que ello nos permitirá Sneed se inclina más hacia el instrumentalismo que hacia el realis-
profundizar más, esta vez por vía crítica y negativa, en las tesis de mo, por lo cual no sería neutro ontológicamente.
Sneed y sus seguidores. Si pasamos ahora a la concepción semántica de Suppe, Giere y
En este sentido, y antes de pasar a la concepción semántica en Van Fraasen, encontraremos otro tipo de crítica a la concepción
el sentido restringido en que aquí vamos a usar dicha denomina- estructural.
ción, merece la pena considerar brevemente las críticas a la obra La concepción semántica coincide con la estructural en varias
de Sneed procedentes de la escuela polaca recién mencionada. de sus críticas a la concepción heredada, y en concreto en los
En su amplio comentario a The Logical Structure of Mathemati- siguientes puntos:
cal Physics, Marian Przelewski," tras subrayar repetidamente la
gran importancia de la obra de Sneed, llevó a cabo una serie de 1) La consideración sintáctica de las teorías, como conjuntos
críticas al respecto, acabando por contraponer el método modelo- de enunciados deductivamente inferidos a partir de unos axiomas,
teórico usado por ella y por sus colaboradores al método conjuntis- resulta insuficiente para la física. Por el contrario, hay que llevar a
ta-teórico de Sneed y de los estructuralistas. Przelewski muestra cabo un análisis semántico de las mismas a partir de la clase de los
que la distinción sneediana entre términos T-teóricos y T-no- modelos de dichas teorías, como afirma Van Fraasen:
teóricos puede ser expresada en términos clásicos de la teoría de Presentar una teoría es especificar una familia de estructuras, sus
modelos, sin necesidad de recurrir a las nociones conjuntistas de modelos; y en segundo lugar, especificar ciertas partes de esos modelos
Sneed, e incluso ve una serie de ventajas en la presentación mode- (las subestructuras empíricas) como candidatas para la representación
lo-teórica de dicha distinción. Intuitivamente hablando, su pro- directa de fenómenos observables.89
puesta es la siguiente: un término de un lenguaje L es teórico con
respecto a la teoría T si y sólo si su interpretación intencional 2) La distinción teórico-observacional no es aceptable, pero,
(noción paralela a la de aplicación propuesta) es dependiente del sin embargo, sí cabe mantener (en el caso de Van Fraasen), la
88
conjunto A de axiomas de la teoría T. Partiendo de esta definición, distinción observable/no observable referida a las entidades físicas,
la condición de que la clase de los modelos potenciales parciales pero no a los conceptos o términos, que siempre son teóricos:
contenga a la clase de las aplicaciones propuestas, tesis fundamen-
tal de Sneed con respecto al contenido empírico de una teoría T, Los términos o conceptos son teóricos (son introducidos o adaptados
puede a su vez expresarse en términos modelo-teóricos. Por lo según los propósitos en la construcción de una teoría). Las entidades son
observables o inobservables."
tanto, no habría necesidad de renunciar a la presentación enuncia-
tiva o lingüística de las teorías, porque dos de las tesis principales La noción de 'observable' alude a entidades putativas, que pue-
de Sneed pueden quedar recogidas en la terminología estándar de den existir o no: por ejemplo, un caballo volador, según Van
la teoría de modelos. Fraasen, es observable, mientras que el número 17 no lo es, como
Przelewski ve dos ventajas en la presentación modelo-teórica. tampoco la masa de un cuerpo.
La primera, que permite referirnos a los diversos términos y axio- En relación con esta distinción Van Fraasen propone otra,
mas de la teoría, que en la concepción estructural quedaban implí- entre observar y observar que, para cuya ilustración ofrece el si-
citos, caracterizados sólo conjuntista y extensionalmente. La segun- guiente ejemplo.9 ' Si se presenta una pelota de tenis a una tribu
recientemente descubierta en las islas Filipinas, y que está todavía
87. M. PRZELEWSKI, «A Set Theoretic Versus a Model Theoretic Approach to
the Logical Structure of Physical Theories», en Studia Logica, XXXIII:1 (1974), 89. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 64.
pp. 91-112. 90. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 14.
88. M. PRZELEWSKI «A Set...», p. 97. 91. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 15.
202 Concepción estructural de las teorías científicas La concepción semántica 203

en la Edad de la Piedra, ciertamente observarán algo: moverán la una clase no puede ser verdadera o falsa. Así que la teoría tiene al menos
pelota, la botarán; pero no observarán que es una pelota de tenis, que incluir algo más; por ejemplo, una afirmación o aseveración acerca de
95
esta clase.
porque no poseen los correspondientes conceptos. Pues bien, es
característico de la actividad del científico observar que, y no
Como puede verse, la divergencia atañe al contenido empírico
puramente observar; de ahí que la distinción teórico/observaciona l
de las teorías, que según la concepción semántica conlleva la
de la concepción heredada sea inválida.
posibilidad de que las teorías puedan ser verdaderas o falsas. Ello
La concepción semántica rompe así con la filosofia estándar de no equivale a resucitar las cuestiones de la verificación y de la
la ciencia en el siglo xx, la cual se centraba en el análisis del falsación como criterios de demarcación de la cientificidad. La
lenguaje científico y su eventual estructuración en tanto que siste-
verdad de una teoría, considerada globalmente, no es importante
ma formal axiomatizado. Van Fraasen afirma tajantemente que «la para la ciencia. Pero en tanto las teorías físicas dicen cosas sobre el
principal lección de la filosofia de la ciencia en el siglo xx podría mundo, y pueden ser aceptadas o puestas en duda, deben tener
muy bien ser ésta: ningún concepto que dependa esencialmente algún tipo de relación con el problema clásico de la verdad y de la
del lenguaje tiene alguna importancia filosófica».92 El problema de
falsedad de sus afirmaciones.
los términos teóricos, el teorema de Craig, los enunciados de La concepción estructural, por el contrario, niega la falsedad o
Ramsey y de Carnap, los lenguajes empíricos, etc., han sido cuestio- 96
la veracidad de las teorías científicas. Su metodología se orienta
nes mal planteadas: pseudoptoblemas. No existe lenguaje observa-
a la caracterización de la estructura formal de unas y otras, a partir
cional puro, y si existiera, no sería traducible a términos de los de cuya especificación pueden abordarse las relaciones que, en
lenguajes naturales." El análisis sintáctico estándar de las teorías virtud de sus componentes estructurales, las distintas teorías tienen
es inadecuado y debe ser reemplazado por un estudio semánti-
entre sí. La aceptación de una teoría por una comunidad científica
co, cuyo punto de partida serán los modelos determinados por una
en un momento histórico dado, y su rechazo en una etapa ulterior,
teoría:
no son signos de verdad o de falsedad, sino de aplicación efectiva
(o intencional) de una estructura matemática a distintos ámbitos
El trabajo esencial de una teoría científica es proporcionarnos una
empíricos. El estructuralismo no concibe el progreso científico
familia de modelos, para ser utilizada en la representación de los fenóme-
nos empíricos." como una aproximación a la verdad; se limita a analizar y a recons-
truir las redes y evoluciones teóricas que engendran los científicos
Hasta aquí las tesis de la concepción estructural y las de la mediante sus investigaciones.
concepción semántica son similares; pero las diferencias van a Para la concepción semántica, al menos tal y como la expone
surgir de inmediato. Van Fraasen, esto no basta. En su The Scientific Image de 1980 este
Van Fraasen, por ejemplo, reprocha a la concepción estructu- autor ha defendido, en contra del realismo científico, lo que él
ral su tendencia a identificar las teorías con esas clases de mo- llama empirismo constructivo. Para Van Fraasen el realismo cientí-
delos: fico podría ser caracterizado en los siguientes términos:

Aun cuando una teoría se exponga siempre presentando una clase de El objetivo de la ciencia consiste en proporcionarnos, mediante las
modelos (estructuras), no podemos identificar aquélla con ésta, porque teorías, una historia (story) literalmente verdadera de cómo es el mundo;

92. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 56.


93. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 56. 95. B. VAN FRAASEN, «On the Question of Identification of a Scientific
94. B. VAN FRAASEN, «A Formal Approach to the Philosophy of Science», en Theory», en Crítica, XVII:51 (1985), pp. 21-31.
R. G. COLODNY (ed.), Paradigms & Paradoxes (University of Pittsburg Press, 1972), 96. Véase, por ejemplo, el artículo de PÉREZ RANSANZ «Qué es una teoría
p. 310. empírica», en Crítica, XVIII:52 (1986), p. 118 para este tipo de tesis.
204 Concepción estructural de las teorías científicas La concepción semántica 205

la aceptación de una teoría científica incluye la creencia de que es verda- Dichos sistemas no son los fenómenos, por ser éstos demasia-
dera.97
do complejos. Hay que idealizarlos previamente, seleccionando
únicamente algunos aspectos de los mismos. Y en esta selección
El empirismo constructivo que él propugna, en cambio, puede
interviene la teoría: el procedimiento es constructivo. Tanto los
ser definido así:
conceptos como las funciones de la teoría (posición, tiempo, masa
y fuerza en la mecánica clásica de partículas) nos permiten elegir
El objetivo de la ciencia consiste en proporcionarnos teorías que sean
en los fenómenos aquello que es pertinente para la teoría, dejando
empíricamente adecuadas; la aceptación de una teoría sólo incluye la
creencia de que es empíricamente adecuada.98 de lado todo lo restante. De la misma manera, una vez selecciona-
do e idealizado un sistema, la ciencia sólo se ocupa de él, haciendo
Ahora bien, ¿qué significa esa adecuación empírica de una abstracción de los demás fenómenos y sistemas que pueden tener
teoría? En primera aproximación cabe decir que «una teoría es influencia sobre él. Al aplicar el aparato matemático y conceptual
empíricamente adecuada si lo que dice sobre las cosas y eventos de T, y en particular sus leyes, el científico tendrá ocasión de
observables de este mundo es verdadero —exactamente si salva los contrastar su hipótesis teórica, dilucidando si el sistema físico así
fenómenos—».99 Como se ve, las teorías tienen que ver con la idealizado pertenece o no a la clase determinada por la definición
verdad, en la medida en la que hay fenómenos que, como luego teórica.
veremos, han de tener algún tipo de isomorfismo con los modelos Complementando estas ideas de Giere, que suponen una dife-
que caracterizan matemáticamente a dichas teorías. En términos rencia importante entre la concepción semántica y la estructural,
más precisos, la adecuación empírica se produce «si la teoría tiene Van Fraasen va a introducir la noción de espacio-de-estados, muy
al menos un modelo que engloba adecuadamente todos los fenó- importante en su,conceptualización de las teorías físicas. Ana Rosa
menos»,m entendiendo por tales todos los fenómenos observables. Pérez,RaRpnz, quien se ha ocupado de confrontar algunos aspec-
Hay proposiciones que no deben de ser confundidas con las aseve- tos de ,Igu-p,oncepción estructural con las tesis de Van Fraasen,
raciones que las expresan en un determinado lenguaje, que han de sintetiza estas últimas de la manera siguiente:
ser verdaderas en una teoría; ésta no sólo consiste en una clase de
modelos. Una teoría fisica utiliza un modelo matemático para representar el
comportamiento de cierta clase de sistema físico. Un sistema físico se
Ronald Giere distinguió dos aspectos en toda teoría científica: define especificando el conjunto de estados que el sistema es capaz de
la definición teórica y la hipótesis teórica. La primera atañe a la adoptar. Estos estados se representan mediante elementos de cierto espa-
clase de sus modelos; la segunda, en cambio, consiste en la propo- cio matemático que Van Fraasen llama el espacio-de-estados. Normalmen-
sición según la cual ciertas entidades reales en el mundo pertene- te, una teoría física se ocupa de una clase grande de sistemas dividida en
cen a una clase de sistemas que se corresponden isomórficamente subclases, y especifica un espacio-de-estados para cada subclase.m
con los modelos de la teoría. La definición teórica delimita así una
clase de sistemas mediante las leyes de la teoría: dichos sistemas El paso de un estado a otro viene determinado por las leyes de
podrían, en principio, representar los fenómenos conforme a la la teoría; estas nuevas configuraciones de los sistemas fisicos ideali-
teoría. La hipótesis teórica comporta un contenido empírico neto, zados podrán tener luego, o no, su correspondiente isomorfo en los
y por lo mismo puede ser verdadera o falsa: afirma que algunos de fenómenos observados. Cuando sucede así decimos que la teoría es
los sistemas del mundo pertenecen a la clase anterior. empíricamente adecuada, pero también que su hipótesis teórica
es verdadera. Hay o debe haber un isomorfismo entre los fenóme-
nos observables y las subestructuras de los modelos matemáticos
97. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 8.
98. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 12.
99. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 12. A. R. PÉREZ RANSANZ, «El concepto de teoría empírica según Van Fraa-
101.
100. B. VAN FRAASEN, The Scientific Image, p. 12. sen', en Crítica, XVII:51 (1985), pp. 3-20.
206 Concepción estructural de las teorías científicas La concepción semántica 207

(espacios-de-estados). Las teorías científicas nos proporcionan imá- natural como la nuestra llegan a aprender tanto sobre los detalles
genes del mundo, que pueden ser pertinentes o no. O como dirá de la estructura del mundo». 1 °4 Ello no proviene de una facultad
Giere: abstracta dada de una vez por todas, la razón, sino de nuestra
capacidad para adaptarnos al mundo e interactuar con él. Preten-
Entendemos la palabra 'teoría' como algo que incluye a la vez la clase der buscar normas generales para el conocimiento científico, inde-
o los modelos y una amplia ristra de hipótesis que utilizan dichos mode- pendientemente de la etapa histórica en la que uno se sitúe y del
los. 102 grado de adaptación al mundo propio de la especie humana en
dicho período, es una pretensión equivocada: «El naturalista niega
Una teoría no es ni una clase de modelos (como piensan los que haya base alguna para normas que trasciendan a la sociedad en
5
defensores de la concepción semántica que afirman los estructura- su actual contexto fisico». 1° En lugar de empeñarse en definir lo
listas) ni un conjunto de conjeturas que versan sobre los fenóme- que sea la racionalidad en abstracto, el filósofo de la ciencia debe
nos observables, que luego habrían de ser verificadas, comproba- asumir posturas evolucionistas en lo que respecta a la metodología
das, corroboradas o falsadas. Las teorías científicas deben de ser científica. La axiomatización de las teorías, por ejemplo, pudo
caracterizadas por la clase de sus modelos, pero también por las suponer en un momento dado uno de los objetivos de los científi-
hipótesis que les otorgan contenido empírico, o si se prefiere cos; pero hoy en día no sucede así. Los métodos de la ciencia
verdad o falsedad. pueden evolucionar y modificarse, al igual que los criterios episte-
Entre los principales defensores de la concepción semántica mológicos de cada época.
hay también diferencias y matices, sobre todo en sus pronuncia- Los modelos que caracterizan a una teoría no están dados de
mientos ontológicos. Vimos que Van Fraasen se definía en 1980 una vez por todas, sino que son construidos por los científicos. En
como un antirrealista, aunque posteriormente ha modificado un cuanto a las hipótesis teóricas, suponen la confrontación de las
tanto sus posturas, como lo subrayó León Olivé. 103 En cambio, Giere teorías con algo real que presenta alguna similitud con los modelos
ha mantenido el realismo constructivo, defendiendo una filosofía construidos: de ahí la denominación de realismo constructivo para
naturalista de la ciencia frente a las epistemologías que tienden a sus posturas ontológicas y epistemológicas que, como puede verse,
fundamentar la ciencia metodológicamente, como las de Carnap, comportan asimismo una fuerte componente naturalista y otra evo-
Reichenbach y Popper, y por oposición asimismo a la metametodo- lucionista.
logía de Lakatos y de Laudan. Como consecuencia propugnará una
concepción evolucionista de la ciencia, con cuyas tesis básicas
terminaremos esta breve exposición de la concepción semántica.
Giere interpreta que la obra de Kuhn supuso la defensa de una
filosofía naturalizada de la ciencia: prolongando las tesis kuhnia-
nas, afirma que la filosofía de la ciencia no posee una función
normativa, sino básicamente descriptiva de lo que es la ciencia. En
consecuencia, la historia de la ciencia desempeña un papel rele-
vante.
Para Giere, «el problema que afronta una filosofía naturalista
de la ciencia consiste en explicar cómo criaturas con capacidad

102. R. GIERE, «Philosophy of Science Naturalized», en Philosophy of Scien-


ce, 52 (1985), p. 331.
103. Véase L. OuvÉ, «Realismo y antirrealismo en la concepción semántica 104. R. GIERE, «Philosophy of Science Naturalized», pp. 339-340.
de las teorías», en Crítica, XVII:51 (1985), pp. 31-40. 105. R. GIERE, «Philosophy of Science Naturalized», p. 341.
7. CRÍTICA DE LA CIENCIA

7.1. Introducción

El auge de la ciencia y de la tecnología en el siglo xx, su progresiva


influencia en las más diversas áreas del saber humano y de la
actividad social, y muy en particular sus aplicaciones militares y
políticas, de las que las bombas de Hiroshima y Nagasaki serían la
expresión paradigmática, han dado lugar a una serie de reflexiones
críticas con respecto a la ciencia, hechas desde perspectivas muy
diferentes. Ha habido críticas de tipo económico, basadas en el
enorme coste de algunas investigaciones cuya función social resul-
ta luego muy escasa, cuando no negativa; otras de tipo ecológico,
por las graves consecuencias que determinados experimentos cien-
tíficos, así como la aplicación tecnológica de sus resultados, conlle-
van para el entorno natural; otras de tipo moral, dependientes de
los problemas éticos suscitados por líneas de investigación como la
biotecnología, la sociobiología, la fecundación in vitro, los trasplan-
tes de órganos, etc.; así como críticas de tipo político, que han
señalado la función ideológica y de control social que determina-
das teorías desempeñan, sin olvidar la dependencia económica y
tecnológica a la que el progreso científico somete a los países
menos desarrollados desde el punto de vista de la investigación. La
pretendida neutralidad política y social de la ciencia, así como su
función progresiva, han sido atacadas con diversos argumentos. Se
abre así un campo de reflexión sobre la ciencia que, sin ser exclusi-
vamente epistemológico o filosófico, en muchas ocasiones ofrece
un contrapunto adecuado a las teorizaciones que analizan exclusi-
vamente los aspectos formales y estructurales de la actividad cientí-
fica, sin entrar en sus consecuencias prácticas.
210 Crítica de la ciencia Introducción 211

En el presente capítulo sólo nos ocuparemos de aquellas críti- crítico ha tenido mucha menor difusión en lengua española, pese a
cas que hayan llegado a articularse como reflexiones generales su interés. La recopilación de Jean-Marc Lévi Leblond (Auto)crítica
sobre la ciencia, dejando para el segundo volumen aspectos más de la ciencia, inmediatamente posterior al mayo del 68, así como
específicos, como el célebre debate sobre la explicación y la com- otras publicaciones, como la del propio Lévi Leblond, La ideología
prensión en ciencias humanas y sociales.' El primer apartado esta- de/en la física contemporánea, o la recopilación de los Rose, La
rá dedicado a la figura de Feyerabend y a su epistemología «anar- radicalización de la ciencia, ofrecen, sin embargo, unos materiales
quista», y ello no tanto por la corrección de sus tesis, cuanto por el suficientes para una primera introducción en este tipo de reflexión
efecto revulsivo al que dieron lugar en la comunidad de metodólo- crítica. Particular interés tienen las tesis sobre la proletarización
gos y epistemólogos. Sus tesis sobre la inconmensurabilidad de las del trabajo de los científicos, hechas desde una perspectiva marxis-
teorías, sus provocativas comparaciones entre la ciencia, el arte y ta, a las que se hará una breve alusión. El papel de los artefactos
el mito (y ello en la tradición demarcacionista característica de la usados por los científicos en sus investigaciones, así como el de las
filosofía de la ciencia del presente siglo), sus ideas sobre la ciencia instituciones que apoyan o boicotean unas u otras líneas de investi-
en una sociedad libre, en la que estuviese separada del Estado gación, y el de los órganos de difusión del pensamiento científico,
(como la religión) y sometida a un control democrático que contra- serán más ampliamente considerados en el volumen segundo de
pesase el poder de los especialistas, así como la gran difusión que esta obra.
sus obras han tenido en lengua española, hacen imprescindible una El último apartado del presente capítulo aborda el debate
breve introducción a sus tesis. suscitado en filosofía de la ciencia en los últimos años por la
Las obras de Feyerabend han sido ampliamente traducidas: aparición de teorías biológicas con una particular carga social:
Contra el método, Tratado contra el método, Cómo ser un buen la ingeniería genética, la sociobiología, la biotecnología, etc. Aun
empirista, La ciencia en una sociedad libre, Adiós a la razón y dentro del criterio aplicado en el presente volumen de abordar
algunas otras (véase bibliografía) están actualmente disponibles, sólo aspectos de la filosofía general de la ciencia en el siglo xx, y
así como diversos comentarios a sus teorías en distintas revistas. de evitar consecuentemente problemáticas filosóficas derivadas de
Nos limitaremos básicamente a las referencias citadas. una ciencia concreta, lo cierto es que los debates suscitados entre
El segundo apartado está dedicado a trabajos de grupos radica- filósofos de la biología tienen suficiente generalidad como para ser
les, como el francés Survivre o el norteamericano Science for the mencionados ya desde ahora, al suscitar problemas clave en filoso-
People, en contra del cientifismo, ideología que impregnaría nues- fía de la ciencia actual, como la interacción de las teorías y los
tra época, llegando incluso a cumplir una función similar a la que instrumentos tecnológicos que permiten investigarlas y desarro-
en otras épocas desempeñó la religión. Esta línea de pensamiento llarlas. La obra reciente de José Sanmartín, Los nuevos redentores,
ofrece al respecto contribuciones que merecen ser comentadas, en
tanto aparición en nuestro ámbito cultural de una nueva línea de
1. Dicha polémica se inicia ya en el siglo xix, a partir del momento en que
Droysen propone los términos de explicación y comprensión (Erkliiren/Verstehen) pensamiento, a la que se podría denominar filosofía crítica de la
para señalar las diferencias metodológicas entre unas y otras ciencias, así como ciencia, y que sin duda tendrá desarrollo en los próximos años, al
Dilthey la noción de ciencias del espíritu (Geisteswissenschafien). La tradición replantear la noción misma de actividad científica, insertándola en
hermenéutica ha hecho uso habitual de esa distinción, por oposición al monismo su ámbito social. Es aconsejable al respecto la lectura del núme-
metodológico del positivismo. El debate es particularmente importante para las
ciencias humanas y sociales (historia, antropología, psicología, etc.) y a él nos
ro 82/83 de la revista Anthropos (1988), dedicado monográficamen-
referiremos más ampliamente en el segundo volumen de esta obra. Muy importante te a este tema.
ha sido en estos últimos años la contribución de G. H. von Wright, con su Explana. Podrían haberse seleccionado otras varias referencias para
tion and Understanding (1971), que ha abierto un debate en el que han participado ilustrar las diversas reflexiones filosóficas críticas con respecto a la
Davidson, Tuomela, Manninen y otros. El debate se ha conectado así a cuestiones
ciencia. Mas aparte de la amplitud misma del tema, que precisaría
como la lógica de la acción, las actitudes proposicionales, la diferencia entre causas
y razones, etc. de una obra específica, y del carácter introductorio del presente
212 Crítica de la ciencia Feyerabend y el pluralismo metodológico 213

volumen, se han preferido aquellas tesis que, estando insertas en la formó en el enfant terrible de la epistemología científica, pasando
tradición epistemológica y metodológica del presente siglo, abor- sus obras a tener una gran difusión internacional.
dada en los capítulos anteriores, se plantean con suficiente genera- Resumiremos aquí sus tesis en cuatro grandes grupos.
lidad como para suponer un revulsivo crítico contra filosofías de la
ciencia puramente descriptivas y normativas, como ha sido el uso
en amplios sectores del pensamiento del siglo xx. 7.2.1. CRÍTICA DEL MÉTODO CIENTÍFICO

Tal y como expusimos en el prólogo, la idea de un método preciso


y común a todas las disciplinas, o cuando menos a muchas de ellas,
7.2. Feyerabend y el pluralismo metodológico fue constitutiva de la noción misma de ciencia moderna. El more
geometrico y el método experimental, como también la reductibili-
dad a sistemas formales de las teorías científicas, han sido algunas
La obra de Feyerabend Against Method, dos veces traducida al de las tentativas de caracterizar metodológicamente la actividad
castellano,' abrió una viva polémica entre los filósofos de la ciencia científica. Las tesis de Kuhn, con su insistencia en la relevancia de
durante los años setenta. Sus provocativas tesis en favor del «anar- las comunidades científicas y sus respectivas pugnas, similares a las
quismo» (luego dadaísmo) epistemológico, así como sus ulteriores luchas políticas, por imponer uno u otro paradigma, supusieron un
ataques al prestigio de la ciencia y de sus expertos, han supuesto un fuerte ataque a este tipo de teorías metacientíficas. De todo este
cierto revulsivo crítico en la epistemología contemporánea. debate, así como de sus propios estudios sobre historia de la cien-
Las ideas de Feyerabend en contra del racionalismo comien- cia, Feyerabend va a extraer tesis radicales, contrarias al proyecto
zan a desarrollarse ya en 1946, teniendo ocasión de precisarse en mismo de definir la ciencia por un único método. A ello opondrá la
Viena en sus contactos con el círculo de Victor Kraft y con Ehren- afirmación de un pluralismo metodológico como condición nece-
haft, quien llegó a dicha ciudad en 1947. Influido asimismo por saria para el progreso científico:
Popper (a quien conoció en 1948), Mill, Lakatos y Brecht, su
formación como físico y como filósofo se fue completando durante La idea de un método que contenga principios firmes, inalterables y
absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza con
su estancia en Londres, en Bristol y, sobre todo, en Berkeley
dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la
(California), donde es profesor de filosofía en 1958. Allí conoció las investigación histórica. Descubrimos entonces que no hay una sola regla,
teorías de Kuhn, pero asimismo tina práctica educativa en un por plausible que sea, y por firmemente basada que esté en la epistemolo-
medio plurirracial y de mezcla de culturas entre sus estudiantes, gía, que no se infrinja en una ocasión u otra.4
que iban a dejar una profunda huella en sus ideas.' Convertido al
«anarquismo», y en profundo debate con Lakatos, pronto se trans- El atomismo antiguo, la revolución copernicana, el atomismo
moderno, la teoría ondulatoria de la luz y otras muchas surgieron
contraviniendo, explícita o implícitamente, reglas metodológicas
2. FEYERABEND publicó en 1970 su ensayo Against Method: Outline of an generalmente aceptadas, y que parecían imprescindibles para que
Anarchistic Theory of Knowledge en los Minnesota Studies in the Philosophy of
una teoría pudiese ser aceptada como científica. O dicho de otra
Science, vol. IV, que fue traducido por Francisco Hernán (Ariel, 1974). Posterior-
mente, en 1975, publicó un libro titulado Agains Method en Londres (NLB), traduci- manera: muchas veces las revoluciones científicas han conllevado
do por Diego Ribes (Tecnos, 1981). Esta última traducción cuenta con una introduc- cambios metodológicos importantes. Con frecuencia ha habido
ción especial del propio Feyerabend e incluye asimismo cinco apéndices adiciona- que seguir, incluso, reglas contrarias a las prescritas. La idea de un
les. Las tesis defendidas en ambas obras son similares, y pasajes enteros son método fijo y estable, o la noción paralela de una racionalidad
idénticos, pero también existen matices y diferencias entre las dos.
3. Véanse las referencias aportadas por el propio Feyerabend sobre su
4. P. K. Tratado contra el método, p. 7.
trayectoria intelectual en La ciencia en una sociedad libre, pp. 126-142.
FEYERABEND,
214 Crítica de la ciencia Feyerabend y el pluralismo metodológico 215

invariable a lo largo de los tiempos, han de ser abandonadas.' mentales aceptados, e incluso que propongan nuevas formas de
Feyerabend llegará a proponer un procedimiento contrainductivo, percepción del mundo, hasta entonces ignoradas. De esta manera
basado en la contradicción sistemática de teorías y resultados se procede contrainductivamente: en lugar de inferir hipótesis y
experimentales bien establecidos. Dicho procedimiento se desglosa leyes inductivamente a partir de las observaciones contrastadas, el
en dos reglas «contrametodológicas»: científico progresista actúa a la inversa.
Ello no equivale a decir que la contrainducción pase a ser la
En primer lugar examinaré la contrarregla que nos recomienda desa- nueva regla metodológica general de la actividad científica. Feyera-
rrollar hipótesis inconsistentes con teorías aceptadas y altamente confir- bend precisa que «mi intención no es sustituir un conjunto de
madas.' reglas generales por otro conjunto: al contrario, mi intención es
convencer al lector de que todas las metodologías, incluidas las
En lugar de tratar de perfeccionar las teorías heredadas, si- más obvias, tienen sus límites».9
guiendo dentro del marco canónico en el que fueron descubiertas Paralelamente a estas críticas a la noción de método científico,
y elaboradas, el científico debe de intentar oponerles ideas contra- y en particular al método inductivo, cabe hallar en Feyerabend
puestas. El criticismo popperiano y el falsacionismo refinado de rechazos radicales de casi todas las cuestiones epistemológicas que
Lakatos adoptan así su máxima expresión. En lugar de contrastar ocuparon a los defensores del positivismo lógico y de la concep-
las teorías con la experiencia, y aunque ello se hiciese con un ción heredada.
propósito falsacionista, para Feyerabend hay que proponer ideas Hay que prescindir, por ejemplo, de distinciones tales como
distintas, recurriendo como fuente de inspiración para ello incluso la de contexto de descubrimiento y contexto de justificación, así
a teorías antiguas y desechadas, tanto por haber sido «falsadas» como de la oposición entre términos teóricos y términos observacio-
como por proceder de fuentes metafísicas, religiosas o míticas. El nales. La fase de descubrimiento puede ser perfectamente irracio-
conocimiento científico no avanza por acumulación: «es un océano nal, y sus prácticas estar en oposición a lo que luego el epistemólo-
de alternativas incompatibles entre sí (y tal vez inconmensurables)».' go tratará de hacer al reconstruir racionalmente una teoría. El
De ahí que, si se quiere progresar, haya que actuar en forma descubrimiento científico no está sujeto a método fijo, como ya
intempestiva, oponiéndose a lo plausible en cada momento históri- vimos. Por lo mismo ha de chocar con el contexto de justificación.
co dado. Por otra parte, la ciencia sólo puede llegar a existir, en muchos
casos, si el científico prescinde por completo del contexto de
La segunda contrarregla a favor de hipótesis que sean inconsistentes justificación. Desde el punto de vista del pluralismo metodológico
con las observaciones, los hechos y los resultados experimentales no necesi-
ta ninguna defensa especial, pues no existe una sola teoría interesante que
la distinción es irrelevante, y debe ser abandonada. Asimismo hay
concuerde con todos los hechos conocidos de su dominio.
8 que dejar de contraponer las epistemologías prescriptivas a las
descriptivas. La distinción entre lo que debería ser la ciencia y lo
No sólo las teorías navegan en un «océano de anomalías», sino que en efecto es no supone una frontera, sino únicamente un
que ello es bueno. Hay que tratar de descubrir otras nuevas, que recurso de trabajo para el filósofo y el historiador de la ciencia.
socaven más rápidamente el prestigio de las teorías admitidas y No sólo los argumentos de Popper, Hanson y Kuhn contra la
susciten su reemplazo por otras a ritmo más rápido. Hay que oposición entre lo teórico y lo observacional, sino la propia teoría
buscar sistemas conceptuales que choquen con los datos experi- del aprendizaje, deben llevarnos a rechazar asimismo el problema
de los términos teóricos. Tanto las teorías como las observaciones
pueden ser rechazadas?' Los hechos observados no constituyen
5. Tratado contra el método, p. 12.
6. Tratado contra el método, p. 13.
7. Tratado contra el método, p. 14. (Subrayados del propio Feyerabend.) 9. Tratado contra el método, p. 17. (Subrayados del propio Feyerabend.)
8. Tratado contra el método, p. 15. 10. Tratado contra el método, p. 155.
216 Crítica de la ciencia
Feyerabend y el pluralismo metodológico 217

una base sólida para la ciencia, ya que pueden ser descartados por matizado ese enunciado," mas lo cierto es que en torno a él se
razones teóricas. Lejos ya de presuponer una base empírica común ha desatado suficiente polémica como para que, independiente-
a los seres humanos, Feyerabend afirma que una misma persona mente de la voluntad de su autor, haya venido a caracterizar toda
pasa en su fase de aprendizaje por etapas perceptuales contra- una posición epistemológica, considerada como no racionalista.
puestas: Ciertamente Feyerabend llegó a afirmar que «este principio
abstracto es el único principio de nuestra metodología anarquis-
Un niño no posee un mundo perceptual estable que utilizar para dar
ta»," pero ocho años después también precisó que «todo vale no es
sentido a las teorías que se le propongan. Muy al contrario, el niño
atraviesa varias etapas perceptuales que sólo están tenuemente conectadas el primer y único 'principio' de una nueva metodología que yo
16
una con otra» recomiendo». Asimismo su reivindicación del anarquismo episte-
mológico no toma sus raíces del movimiento político del mismo
Todo ello nos lleva al tema de la inconmensurabilidad, que nombre, sino más bien del uso normal de dicho término o, si se
será tratado más adelante. Pero ya en esta primera aproximación se trata de buscar antecesores entre los grandes pensadores, de Mill,
prefiguran las tesis de Feyerabend al respecto. de Hegel y de Kierkegaard. En su Introducción al Tratado contra el
Tampoco las teorías científicas presentan una estructura co- método Feyerabend se distancia del puritanismo anarquista y rei-
mún, si se entiende por tal una serie de elementos que se presenten vindica para sus posturas el calificativo de dadaístas. «Espero —afir-
en cada desarrollo científico.12 En función de los problemas que ma— que tras la lectura del presente opúsculo el lector me recuer-
afronten recurrirán a unos métodos o a otros. Dicho pluralismo, de como un frívolo dadaísta, y no como un anarquista serio.»'7
que no sólo es un hecho histórico, sino algo conveniente para el Resulta pues necesario entender el sentido en el que Feyera-
progreso, es la base que permite a Feyerabend negar la existencia bend afirma que, en metodología científica, todo sirve. Él propug-
de una «racionalidad científica» que pudiera ser guía de la investi- na un liberalismo metodológico, que no restrinja la investigación
gación científica. No hay una lógica ni una estructura para ello. El científica, encorsetándola en reglas a las que habría de someterse.
científico hará uso de cuanto tenga a mano: «Sugerencias heurísti- Así como la idea de libertad sólo puede aclararse mediante las
cas, concepciones del mundo, disparates metafísicos, restos y frag- acciones mismas que la crean también los procesos de creación de
mentos de teorías abandonadas...»." Hay que desmitificar la activi- teorías científicas van engendrando la noción de método. Ésta no
dad científica, aproximándola precisamente al mundo del arte y del les preexiste. No hay un programa de investigación que dirija la
mito. Frente a la sacralización de reglas metodológicas, el pluralis- labor científica, contrariamente a lo que afirmara Lakatos. El Tra-
mo afirmado por Feyerabend va a conducirle a una tesis que ha tado contra el método de Feyerabend forma parte de un debate
dado lugar a amplios debates, y que él mismo ha tenido que matizar entre él y Lakatos, a quien acabó dedicándole dicha obra. Para
más de una vez: todo vale. Feyerabend el progreso de la ciencia requiere una libertad metodo-
lógica para los científicos. Caracterizarlo por el hallazgo de nuevos
hechos, como propugnaba Lakatos, no resulta correcto, porque
7.2.2. TODO VALE ello implica presuponer lo que Feyerabend llama principio de
autonomía de los hechos: «Dar por supuesto que los hechos existen,
Por oposición a la idea de un método científico, y como idea clave y que están disponibles independientemente de que se consideren
de su epistemología anarquista, Feyerabend propuso en 1970, y o no alternativas a la teoría que ha de ser contrastada»." Por el
repitió en 1975, su conocido lema «todo vale». Posteriormente ha
14. Véase, por ejemplo, La ciencia en una sociedad libre, pp. 40-42.
15. Tratado contra el método, p. 22.
11. Tratado contra el método, p. 155.
16. P. K. FEYERABEND, La ciencia en una sociedad libre, p. 41.
12. Tratado contra el método, p. XV. (Prólogo a la edición castellana.)
17. Tratado contra el método, p. 6, nota 12.
13. Tratado contra el método, p. XV.
18. Tratado contra el método, p. 21.
218 Crítica de la ciencia Feyerabend y el pluralismo metodológico 219

contrario, la descripción de un hecho concreto no sólo depende de Feyerabend se trata de una cuestión fundamental, por la incidencia
alguna teoría determinada: hay hechos que sólo pueden descubrir- que tiene en el tema de la racionalidad científica. «Dada la ciencia
se cuando se formulan alternativas a la teoría. Los hechos científi- —afirma—, la razón no puede ser universal y la sinrazón no puede
cos se producen en un contexto formado por «un conjunto comple- excluirse.»" Quienes se niegan a admitir que los científicos usan
to de teorías, en parte coincidentes, factualmente adecuadas, pero teorías inconmensurables lo hacen para mantener el primado de la
inconsistentes entre sí».19 Conviene plantear numerosas alternati- razón en la actividad científica. Y si bien Feyerabend no niega que
vas a una teoría dada, si se quieren descubrir nuevos hechos. La la ciencia tenga componentes racionales, no acepta que la ciencia
proliferación de teorías y la invención de alternativas constituyen se agote en razón. De esta manera se opone a una antiquísima
una parte esencial del progreso científico. La apariencia de éxito tradición, aportando para ello diversos argumentos que habremos
de una teoría, su estabilidad en el seno de una comunidad científi- de resumir brevemente.
ca y durante un periodo histórico, no son signos de que sea verda- En primer lugar, la ciencia del siglo xx ha abandonado toda
dera, sino más bien de un estancamiento, o incluso de la transfor- pretensión filosófica para convertirse en una profesión, y en una
mación de dicha teoría en ideología: profesión con prestigio social. Funciona como una empresa que, al
igual que las demás, trata de prestigiar sus productos. La autoridad
La pluralidad de opinión es necesaria para el conocimiento objetivo, y
un método que fomente la pluralidad es, además, el único método compa- que se atribuye a los científicos no tiene tanto una base teórica
tible con una perspectiva humanista.2° cuanto una base social. Segúir postulando una racionalidad cientí-
fica abstracta, por lo mismo, equivale a utilizar una determinada
En este ámbito de pensamiento debe ser entendido el lema estrategia para encubrir intereses que nada tienen que ver con la
todo vale, como también la defensa que Feyerabend hace de las razón en el sentido clásico del término.
teorías históricamente periclitadas, sean científicas, metafísicas Por otra parte, determinadas teorías científicas, como la de la
o de cualquier otro tipo, como fuente de inspiración y.de invención relatividad, la teoría cuántica, la teoría aristotélica del movimiento
de alternativas: «No existe ninguna idea, por antigua y absurda que o las cosmologías antigua y moderna han adquirido suficiente
sea, que no pueda mejorar el conocimiento».2' El lema todo vale complejidad como para ser consideradas por analogía a los lengua-
puede ser tomado como una «regla» o «principio» metodológico jes naturales. Así como éstos, tal y como afirmara Whorff,24 no se
porque es el que menos obstaculiza el progreso científico, por una limitan a reproducir ideas o eventos, sino que conforman los
parte, pero también porque es el más adecuado a la actividad hechos y los estados de cosas, también las teorías científicas
científica en una sociedad libre, como luego veremos. conllevan concepciones del mundo. Por eso mismo hay inconmen-
surabilidad entre ellas, en el sentido de que no pueden ser interre-
lacionadas por medio de las relaciones lógicas usuales: inclusión,
7.2.3. INCONMENSURABILIDAD
exclusión, solapamiento, etc.
También las percepciones pueden ser inconmensurables entre
La tesis de que hay teorías científicas rivales que son inconmensu-
sí. A partir de estímulos iguales, distintos sistemas de clasificación
rables entre sí había sido anticipada por Hanson y afirmada explíci-
mentales pueden producir objetos perceptuales que no son compa-
tamente por Kuhn, quien luego ha vuelto sobre el tema, conectán-
rables. Feyerabend menciona al respecto investigaciones de la
dolo con los procesos de cambio revolucionario en ciencia.22 Para
psicología de la percepción, y en particular los trabajos de Piaget
sobre el aprendizaje infantil." Ampliando esas tesis al caso de las
19. Tratado contra el método, p. 22.
20. Tratado contra el método, p. 29. 23. Tratado contra el método, p. 157.
21. Tratado contra el método, p. 31. 24. B. L. WHORFF, Language, Thought and Reality (MIT Press, 1956), p. 121,
22. Véase 2.9.3 y 4.5, así como la reciente obra de T. S. KUHN, What are citado por Feyerabend en Tratado contra el método, p. 214.
Scientific Revolutions (MIT, 1983). 25. J. PIAGET, La construcción de lo real en el niño, pp. 5 y ss.
Feyerabend y el pluralismo metodológico 221
220 Crítica de la ciencia

de relaciones deductivas entre dos teorías. Sólo posteriormente se


teorías científicas, en la medida en que éstas se han configurado
interesó en la heterogeneidad de las percepciones y de los méto-
como auténticos sistemas cognitivos, Feyerabend acabará su am-
dos. En el caso de estos últimos, en particular, su pluralismo
plio estudio sobre la cuestión de la inconmensurabilidad con las
metodológico supone un nuevo marco teórico en el que asumir
tres tesis ya mencionadas en 4.5:
esta divergencia metodológica entre teorías rivales.
La primera tesis es que 'existen sistemas de pensamiento (acción,
percepción) que son inconmensurables [...].
Tal es el contenido de mi segunda tesis sobre la inconmensurabilidad: 7.2.4. CIENCIA, ARTE Y SOCIEDAD LIBRE
Zel desarrollo de la percepción y del pensamiento en el individuo pasa por
etapas inconmensurables entre sí [...].
Mi tercera tesis afirma quellos puntos de vista de los científicos, y en Para Feyerabend no hay reglas generales mediante las cuales pueda
particular sus puntos de vista sobre materias básicas, son a menudo tan preferirse una teoría científica a otra. Únicamente en los casos
; diferentes como las ideologías subyacentes a las distintas culturas. Más específicos pueden estudiarse los procedimientos seguidos por uno
aún: existen teorías científicas mutuamente inconmensurables aunque en u otro científico para investigar y obtener resultados. Por lo mismo,
z apariencia se ocupen del «mismo objeto»1 No todas las teorías rivales
la ciencia está mucho más próxima de las artes y de las humanida-
tienen esta propiedad, y las que tienen la propiedad, sólo la tienen mien-
tras sean interpretadas de una forma especial; por ejemplo, sin hacer des de lo que los filósofos demarcacionistas han acostumbrado
referencia a un «lenguaje de observación independiente». 26 decir. La racionalidad científica es inseparable de la práctica con-
creta, y no puede ser entendida fuera de ella. Consecuentemente
Ejemplos de teorías inconmensurables entre sí lo serían la con estas tesis, en el prólogo a la edición castellana de su Tratado
teoría cuántica frente a la mecánica clásica, la teoría del ímpetu contra el método, Feyerabend sentencia: «Las filosofías de la cien-
frente a la mecánica newtoniana, o el materialismo frente al dualis- cia y las teorías del conocimiento y políticas (incluyendo las mar-
mo mente/cuerpo. La inconmensurabilidad afecta a los propios xistas), cualesquiera que sean, resultan ser absolutamente super-
principios de dichas teorías, y no a enunciados cualesquiera. Podrá fluas».28
haber muchas semejanzas entre teorías inconmensurables, pero El paralelismo entre la ciencia y el arte fue tratado por Feyera-
ello no impedirá que sus contenidos no sean comparables, ni que bend ampliamente en 1981,29 tomando como punto de partida el
resulte imposible, contra lo que pretendieran Popper y sus seguido- trabajo de arquitectos y pintores de los siglos xv y xvI en
res, dilucidar sus respectivas verosimilitudes, ni que sea inaborda- el descubrimiento de la geometría perspectiva. Tanto en este caso
ble la reducción de una teoría a otra, o la explicación de una por la como en las narraciones míticas de los griegos, artistas y científicos
otra. Buena parte de las pretensiones de la filosofía clásica de habrían desarrollado una serie de formas estilísticas, cada una de
la ciencia fracasan a la hora de abordar este tipo de contraposicio- las cuales tiene pretensión de verdad, o al menos de presentar la
nes entre teorías inconmensurables, aunque puedan ser factibles realidad. Cada estilo de pensamiento acuña su propio concepto de
en el caso de teorías más sencillas. verdad y el éxito mayor de uno o de otro tampoco es un criterio
Tal y como ha precisado en La ciencia en una sociedad libre, el objetivo, porque también la noción de éxito está conformada den-
concepto de inconmensurabilidad de Feyerabend no coincide tro de cada marco conceptual. Elegir uno u otro estilo, tanto en
exactamente con el de Kuhn. Kuhn la centraba en el caso de los arte como en ciencia, es un actosialgt ié-crepende deTa-sihia-Ción
conceptos, de las percepciones y de los métodos propios a paradig- histórica. Muy raras veces se trairde una elección — -
c ohsciente. La
mas inconmensurables. Feyerabend llegó a la noción de inconmen- , ,
preferencia por una u otra teoria c ientífica no esta está guiada por
surabilidad entre teorías, ya en 1958, por una vía diferente a la de
Kuhn," en la que la inconmensurabilidad significaba ausencia
28. Tratado contra el método, p. XVII. (Prólogo a la edición castellana.)
29. P. K. FEYERABEND, Adiós a la razón. Véase particularmente el capítulo
26. Tratado contra el método, pp. 267, 269 y 269-270 respectivamente.
titulado «Ciencia como arte», pp. 123-195.
27. La ciencia en una sociedad libre, p. 75.
222 Crítica de la ciencia
Feyerabend y el pluralismo metodológico 223

reglas racionales, a lo Popper, sino por la coyuntura histórica en la


que el científico está inmerso._ En este sentido, las ciencias son mos esta breve exposición de sus concepciones con el enunciado
- - -
suna parte de las mismas.34
áf-tesTLa historia delas ideas y lahigtoiii'de la cultiffré
-
consustancial
_ de la investigación científica. Frente al défflar_c_acio-
1) Las tradiciones no son ni buenas ni malas, simplemente son.
nismo, Feyerabend trata de aproximar- el conocimiento científico a
Entre el humanitarismo y el antisemitismo no cabe un juicio «obje-
otras formas de saber humano.
tivo»: la racionalidad es una tradición entre otras, y no el árbitro
Incluidos los mitos. Ya en su Tratado contra el método afirmaba
que «la ciencia es muctio_más_semejante al mito de lo que cual- de ellas.
2) Una tradición adopta propiedades deseables o indeseables
quier filos¿ffá.e-iéniifica está dispuesta á reconocer»." Posee un
cuando se compara con otra tradición.
sistema de creencias básicas, que son defendidas enérgicamente
por la mayoría de los científicos. Sin dogmatismo, afirma Feyera- 3) Las tesis 2 y 3 pueden recordar al relativismo de Protágoras;
y efectivamente, dicho relativismo es razonable y civilizado.
bend en la estela de Kuhn, la ciencia no existiría.3' La propia
- 4) Cada tradición tiene sus formas peculiares de ganar adeptos:
i mposición de la ciencia se ha proClucido por lá fuerza, y no por el
por convencimiento, por la fuerza, por medio de la propaganda...
convencimiento. Ello no sólo porque ha exterminado otras muchas
formas de saber, en el caso de los países no occidentales, sino 5) Los criterios de evaluación de un proceso histórico no
pueden ser determinados previamente, ni en general: surgen en
porque la propia enseñanza de la ciencia es obligatoria: «Mientras
virtud de las acciones que engendran dichos procesos, y por
un americano puede elegir hoy la religión que prefiera, todavía no
lo mismo sólo pueden ser evaluados por comprensión de esas ac-
le está permitido exigir que sus hijos aprendan en la escuela magia
en lugar de ciencia. Existe una separación entre Estado e Iglesia, ciones.
6) Hay al menos dos formas de decidir colectivamente una
pero no separación entre Estado y ciencia».32
Independientemente de la mayor o menor fortuna al afirmar la cuestión: el cambio dirigido y el cambio abierto. En el primero
familia como principio de elección y obligatoriedad, frente al Esta- algunos participantes (por ejemplo, los educadores) adoptan una
do, lo cierto es que insiste en esta interrelación ciencia/Estado, y tradición bien determinada y sólo aceptan las respuestas que se
corresponden con esos criterios. En el segundo, la tradición que se
sobre todo en la forma no democrática en que tiene lugar:
va a adoptar no está determinada: se desarrolla a medida que el
La manera en que se aceptan o rechazan las ideas científicas es
cambio sigue su curso.
radicalmente distinta de los procedimientos de decisión democrática. 7) Una sociedad libre es una sociedad en la que se conceden
Aceptamos leyes científicas y hechos científicos, los enseñamos en las igualeg derechos e igual posibilidad de acceso a la educación y a
escuelas, los convertimos en base de importantes decisiones políticas, pero otras posiciones de poder a todas las tradiciones.
todo ello sin haberlo sometido jamás a votación.33 8) Una sociedad libre no se impone: surgirá cuando la gente
que resuelve problemas concretos colabora en su creación.
Estas ideas han sido ampliamente tratadas en La ciencia en 9) Las discusiones para sentar las bases de una sociedad libre
una sociedad libre. Feyerabend plantea allí diez tesis que resumen son discusiones abiertas, y no dirigidas.
bastante bien su pensamiento al respecto, por lo cual terminare- 10) Una sociedad libre insiste en la separación de la ciencia y
del Estado.

30. Tratado contra el método, p. 289. Sobre esta última tesis, que acaso pueda tener un mayor inte-
31. Tratado contra el método, p. 293. Véase, también, T. S. KUHN, La función rés, Feyerabend vuelve ampliamente en la segunda parte de dicha
del dogma en la investigación científica (Cuadernos Teorema, 1979).
32. Tratado contra el método, p. 294.
33. Tratado contra el método, p. 296. 34. El enunciado y comentario de estas tesis de Feyerabend está en La
ciencia en una sociedad libre, pp. 26-31.
f
Ciencia e ideología 225
224 Crítica de la ciencia
é
La imposibilidad actual de investigar y de aplicar la ciencia sin contar
obra. Según él, el predominio de la ciencia es una amenaza para la con enormes medios, ha puesto el conocimiento, espectacularmente con-
democracia, y desde luego dificulta la constitución de esa sociedad centrado, en las manos del poder, y lo ha dirigido hacia los objetivos del
36
libre, en la medida en que se opone frontalmente a esa «igualdad Estado.
de oportunidades» para las diferentes tradiciones. No puede afir-
marse (racionalmente) la primacía de la tradición científica. Ni Al servicio del capital, la ciencia cumple una función alienante
mucho menos puede seguirse aceptando el predominio de los en la sociedad actual. Su proyecto de liberar a los hombres de la
expertos. Sus decisiones han de ser sometidas a control democráti- dependencia respecto de la naturaleza ha resultado fallido, al ha-
co. El hombre de la calle puede y debe supervisar la actividad cerlos depender de una nueva forma de alienación, de la cual
científica. Porque ésta «no está fuera del alcance de las luces constituye una de las más importantes superestructuras ideológi-
naturales de la raza humana»." cas. Comparable a la religión por su actual función social, ha
La ciencia —termina Feyerabend— es una ideología más y debe engendrado su correspondiente casta de sacerdotes: los especialis-
ser separada del Estado, de la misma forma que la religión está ya tas. Sonia y Maurice Dayan han descrito esta dependencia de la
separada de éste. ¿Será el Estado —cabría preguntarse desde sus ciencia con respecto al Estado en los términos siguientes:
propios planteamientos— otra tradición más, que debería ser igua-
lada a otras formas de organización política? ¿Y la familia? ¿Y el in- Concediendo los medios para la investigación, el Estado controla y
selecciona, pero se convierte al mismo tiempo en apoyo, si no en promo-
dividuo? tor, de la ciencia. Los sabios son así incitados a adoptar una conciencia de
Las preguntas serían muchas, pero no es el objeto de esta obra servidores del Estado, sutilmente mezclada con la conciencia de trabajar
criticar las concepciones sustentadas por los autores comentados. por el bien público. A cambio, la ciencia aporta al Estado la garantía de su
universalidad, reforzando la clase de autoridad que él pretende obtener de
37
la «voluntad general».

O dicho de otra manera: las comunidades científicas han perdi-


7.3. Ciencia e ideología
do la relativa autonomía de la que gozaron en otras épocas históri-
cas, pasando a depender, por una parte, de la gran industria, y por
otra de la política científica del Estado correspondiente. Dicha
7.3.1. EL CIENTIFISMO
modificación de la actividad científica no es neutra. La aplicabili-
El movimiento de mayo del 68, profundamente crítico, alcanzó dad de los resultados científicos se mide, en primera instancia, en
también a la ciencia. Y no sólo a sus formas de enseñanza, sino forma de beneficios económicos para la entidad patrocinadora, lo
también a la propia investigación. Numerosos grupos de técnicos e cual da lugar de inmediato a que determinadas líneas de investiga-
investigadores llevaron a cabo, paralelamente, acciones y reflexio- ción (y por lo tanto teorías) sean preferidas a otras. La pretendida
nes críticas sobre sus actividades. Aunque muchos de esos debates universalidad y el prestigio de la ciencia, por otra parte, desempe-
y manifiestos se han perdido, quedan suficientes documentos para ñan una función ideológica muy importante, al servir como refren-
poder comprender en qué sentido iba esta «filosofía crítica de la do, a través de los técnicos y de los especialistas, de las políticas
ciencia», que tuvo la particularidad de ejercerse también práctica-
mente. 36. E. ROTHE, «La conquéte de l'espace dans le temps du pouvoir», en
La revista Internationale Situationniste, por ejemplo, formula- Internationale Situationniste, 12 (septiembre de 1979), pp. 80-81.
ba de esta manera sus tesis sobre la ciencia, a través de Eduardo 37. S. y M. DAYAN, «Para un análisis crítico de la ciencia y sus funciones»,
traducido en J. M. LÉvt LEBLOND y A. JAUBERT (eds.), (Auto)crítica de la ciencia,
Rothe:
traducción de Eva Groser (México, Nueva Imagen, 1980), p. 47. Original publicado
en París (Seuil, 1975).
35. La ciencia en una sociedad libre, p. 113.
226 Crítica de la ciencia Ciencia e ideología 227

científicas de los Estados y multinacionales, concretada en sus Mito 2. «Todo lo que puede ser expresado en forma coherente
líneas prioritarias, cuando no altamente secretas. en términos cuantitativos, o puede ser repetido en condiciones de
Asimismo la comparación entre la ciencia y la religión fue laboratorio, es objeto de conocimiento científico y, por lo mismo,
ampliamente desarrollada durante esos años de actividad crítica. válido y aceptable. En otras palabras, la verdad... es idéntica al
41
En 1971 la revista Survivre acuñó un texto que puede ilustrar bien conocimiento, es decir, idéntica al conocimiento científico.»
este tipo de concepciones," y cuyo título, La nueva Iglesia univer- Este segundo mito, siendo el recíproco del primero, perfeccio-
sal, deja clara la tesis básica: «La ciencia ha creado su propia na la teología del cientifismo, dando validez a todo cuanto sea
ideología, que tiene muchas de las características de una nueva c
uantificable, formalizable o experimentable en laboratorio, inde-
religión, que podríamos llamar el cientifismo. Dicha ideología ha pendientemente de su mayor o menor interés intrínseco, o de su
reemplazado a las religiones tradicionales. Se enseña obligatoria- función social. La aplicación de la metodología científica a las
mente en todos los niveles educativos y está difundida en todas las actividades militares, en concreto, justifica este tipo de investiga-
clases sociales, si bien resulta más poderosa en los países más ciones y las hace científicamente probadas, o al menos dignas de
desarrollados y en las profesiones intelectuales»." Basada en reali- ser estudiadas. Los laboratorios experimentales pueden ser, en este
dad en una serie de mitos, que los autores del artículo van a tratar casó, países y regiones enteras, como ocurrió en Vietnam para
de delimitar, pretende además que dichos mitos son los únicos el caso de las armas químicas o biológicas, o en Chile y en Argenti-
verdaderos, por estar fundados en razón. Los tecnólogos, los tecnó- na con teorías económicas.
cratas y los expertos son los sumos sacerdotes dé dicha religión,
pero la gran mayoría de los científicos están dispuestos a aceptar su Mito 3 (o concepción mecanicista, formalista y analítica de la
pertenencia a dicho «clero», con tal de no ser excómulgados de la naturaleza). «Átomos, moléculas y sus combinaciones pueden ser
comunidad científica. Organizada jerárquicamente, esa Iglesia uni- enteramente descritos según las leyes matemáticas de las partículas
versal está profundamente interrelacionada con el poder político, elementales; la vida de la célula en términos de moléculas; los
militar y económico, conforme a la tradición de todas las grandes órganismos pluricelulares en términos de poblaciones celulares; el
religiones. Puestos a enunciar su credo, el grupo Survivre opta por pensamiento y el espíritu (incluyendo todas las clases de experien-
las formulaciones más extremas de sus artículos de fe, y ello no cia psíquica) en términos de circuitos de neuronas, las sociedades
porque piensen que todos los científicos los suscribirían tal cual, animales y humanas, las culturas humanas, en términos de los
sino porque en esas expresiones se encuentran los fundamentos individúol que las componen.» 42
últimos de dicha ideología, que luego podrá ser matizada y suaviza- No cabe duda de que la unificación de la ciencias por reduc-
da convenientemente por sus usuarios: ción á lenguaje fisicalista participaba de este tipo de mentalidad
Cientifista.
Mito 1. «Sólo el conocimiento científico es un conocimiento
verdadero y real; es decir, sólo lo que puede ser expresado cuanti- Mito 4. «El papel del experto: el conocimiento, tanto para su
tativamente o ser formalizado, o ser repetido a voluntad bajo condi- desarrollo como para su transmisión a través de la enseñanza, debe
ciones de laboratorio, puede ser el contenido de un conocimiento ser dividido en numerosas ramas o especialidades [...]. Para cual-
verdadero.» De acuerdo con este mito, el conocimiento científico quier cuestión perteneciente a un determinado campo, sólo corres-
es «universal, válido en todo momento, en todo lugar y para todos, ponde la opinión de los expertos en este campo particular; si
más allá de las sociedades y de las formas culturales particulares»." abarca varios campos, sólo lo es la opinión colectiva de los exper-
43
tos de todos estos campos.»
38. «La nueva Iglesia universal», en Survivre, 9 (agosto y septiembre de
1971), pp. 310 y ss., en LÉvt LEBLOND, (Auto)crítica de la ciencia, pp. 48-57. 41. «La nueva Iglesia universal», p. 51.
39. «La nueva Iglesia universal», pp. 48-49. 42. «La nueva Iglesia universal», p. 52.
40. «La nueva Iglesia universal», pp. 50-51. 43. «La nueva Iglesia universal», p. 52.
228 Crítica de la ciencia Ciencia e ideología 229

Este parcelamiento de los objetos de estudio, regla básica del de justificar nuevas formas de explotación. En este mismo sentido,
método analítico desde Descartes, es una de las claves del cientifis- aunque ahora desde posiciones marxistas, irán las críticas de Lévi
mo y, en particular, fundamenta el poder de los expertos, la jerar- Leblond y otros autores, como veremos en el siguiente apartado.
quización del conocimiento científico y la posibilidad misma de su
cómoda administración estatal. Las decisiones, los informes deter-
minantes, han de ser competencia de los expertos en la materia.
7.3.2. LA PROLETARIZACIÓN DE LA CIENCIA
Paralelamente, éstos deben de usar un lenguaje incomprensible
para la población, al modo de las viejas lenguas sagradas, garanti- La crítica de Lévi Leblond a la actual investigación científica parte
zándose con ello el respeto y la admiración de las masas ignoran- de una tesis básica, de raigambre marxista: «La actividad científica,
tes. Pero, sobre todo, «nadie puede pretender por sí mismo un como cualquier otra, no es separable del conjunto del sistema
conocimiento válido de ninguna parte compleja de la realidad»." social en que se practica».48 Podría pensarse que, entre el siglo xvii
Ha de ser el Sanedrín de los científicos el que dictamine en último y el xix, la investigación científica era individual, e incluso artesa-
término sobre lo que es verdadero y falso. nal. Cada científico trabajaba por su cuenta, y era propietario de los
resultados producidos y libre para elegir las líneas a seguir. Escasa-
Mito 5. «La ciencia, y la tecnología surgida de la ciencia, y sólo mente institucionalizadas, las relaciones de jerarquía que se produ-
ellas, pueden resolver los problemas del hombre.» 45 cían tenían su origen en el mutuo reconocimiento de los méritos.
El cientifismo es una religión incluso por su misión salvífica. Es cierto que ya había importantes instituciones científicas, deter-
También en este caso el reino de los cielos está lejano, por supues- minantes en muchos casos de lo que era digno de atención y lo que
to. La tarea de los científicos consiste en «aproximarse a la verdad», no. El artículo de Frank E. Manitel, «Newton, autócrata de la
aunque ésta nunca vaya a ser alcanzada en el tiempo histórico; y ciencia»,49 expone claramente las estrategias y las argucias de New-
conducir a la grey de sus conciudadanos hacia ella, claro está. ton en su lucha por el poder científico de la época desde la
presidencia de la Royal Society, tanto a nivel nacional (contra
Mito 6. «Sólo los expertos están calificados para participar en Flamsteed) como internacional (polémica con Leibniz). Y no hay
las decisiones, porque sólo los expertos 'saben'.» 46 duda de que podrían aportarse otros muchos ejemplos de la in-
Ratificación de uno de los dogmas anteriores del cientifismo fluencia de las academias, sociedades científicas y laboratorios en
que, sin embargo, es imprescindible para transformar la comuni- la atribución de los méritos y en el logro de apoyos y difusión para
dad científica en Iglesia, coyi su correspondiente jerarquía y curia, unas u otras líneas de investigación.
ya que no Papado. En la vieja tradición racionalista e ilustrada, la Pero el siglo XX supone un cambio radical al respecto. Con la
nueva Iglesia universal adopta formas republicanas de gobierno. progresiva institucionalización de toda la actividad científica, y
El grupo Survivre, al enunciar estos mitos, no está afirmando sobre todo, con la industrialización de la investigación, los meca-
su falsedad. Por el contrario: «Como todos los mitos, los del cienti- nismos de producción que rigen otras formas de actividad humana
fismo contienen algunos sólidos elementos de verdad: el hecho de han pasado a insertarse profundamente en la ciencia. Hay que
que se pretendan fundados en razón les concede un poder suple- hablar de trabajo de los científicos, y en concreto de división del
mentario».47 Su propósito consiste en denunciar la utilización ideo-
lógica y cuasi-religiosa de numerosos logros de la ciencia al objeto
48. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología de/en la física contemporánea, traduc-
ción de J. Jordá (Barcelona, Anagrama, 1975). El original fue publicado en Les
Temps Modernes, 337-338 (1974). Véase en concreto la p. 85 de dicha traducción.
44. «La nueva Iglesia universal», p. 53.
49. Véase FRANK E. MANUEL, «Newton, autócrata de la ciencia», en D. A.
45. «La nueva Iglesia universal», p. 53.
Rosrow (ed.), Filósofos y estadistas, traducción de E. de Champourcín (México, FCE,
46. «La nueva Iglesia universal», p. 53.
1976), pp. 490-528 del original, titulado Philosophers and Kings: Studies in Leader-
47. «La nueva Iglesia universal», p. 54.
ship (Nueva York, G. Braziller, 1970).
230 Crítica de la ciencia Ciencia e ideología 231

trabajo. Esto se manifiesta por una parte en la división entre disci- sentido, que su capacidad para funcionar en el seno de la institución
plinas, cada vez más aisladas entre sí; pero también en el abismo científica y de hacer funcionar a ésta: existencia de una importante red de
abierto entre teóricos y experimentadores, restringidos cada uno relaciones en el medio, acceso a los organismos de decisión, aceptación
de la lucha por el poder y la fama, relaciones de competencia, complicidad
de ellos a sus respectivas tareas dentro de un proyecto investigador; con los colegas, son los factores de éxito.
51

y asimismo en la aparición de auténticos «patronos», que han


perdido el contacto real con cualquier tipo de investigación cientí- Particularmente importante es, en este sentido, la separación
fica y sólo se dedican a funciones administrativas y políticas, al entre tres tipos de práctica científica, en la cual se ratifica el
objeto de recabar fondos, administrarlos, cuidar la imagen del principio de división del trabajo científico. Lévi Leblond distingue
equipo investigador, firmar contratos, tener influencia política, etc. las siguientes:
Una cuarta novedad estriba en la parcelización de la enseñanza de
la ciencia, de tal manera que se pierda la idea de globalidad, 1) La investigación propiamente dicha: descubrimiento de le-
acostumbrando a los futuros investigadores a trabajar sólo en el yes, propiedades y fenómenos todavía desconocidos. En esta activi-
campo que les ha sido asignado, y a dejar en manos de otros las dad sólo participan sectores muy limitados de la ciencia, y dentro
decisiones generales sobre qué líneas seguir, o cómo aplicarlas, o de cada uno de ellos un número escaso de investigadores.
cómo conectarlas con investigaciones en otras disciplinas. Todo 2) El desarrollo, mediante el cual se aplican los resultados ya
ello transforma a los científicos en trabajadores, y la investigación establecidos para resolver diferentes problemas: nuevas teorías y
científica en una empresa, estructurada como cualquier otra, y nuevas técnicas experimentales para evidenciar unos efectos teóri-
determinada por las reglas del capitalismo. El mismo reconoci- camente previstos. Mediante este; concepto, no sólo se retorna
miento del mérito ya no depende tanto de la creatividad científica críticamente la distinción habitual entre investigación y desarrollo
cuanto de factores sociales externos a la propia investigación: (I+D), sino también, como el propio Lévi Leblond señala, la oposi-
buena red de public relations, fácil acceso a los medios experimen- ción kuhniana entre ciencia revolucionaria y ciencia normal. Gran
tales, obtención de fondos económicos, pertenencia a una institu- parte de los científicos se dedica a esta segunda actividad.
ción prestigiosa, etc." La ciencia artesanal clásica, en la que cada 3) La enseñanza, cuya función es descrita en los siguientes
científico o grupo de científicos era relativamente propietario de términos: «Ya que el mantenimiento y la continuación de la activi-
los resultados de su actividad y libre para orientarla en un sentido u dad científica dependen de la formación de una suficiente mano de
otro, ha sido reemplazada por una ciencia industrializada, dando obra especializada y del apoyo al menos implícito de cierta frac-
lugar a lo que Lévi Leblond llama proletarización de los científicos. ción de la sociedad, es evidente que la difusión de los conocimien-
Ello es particularmente claro en el caso de los técnicos de labora- tos científicos forma parte integrante de la práctica científica en
torio, que ni siquiera son mencionados en las publicaciones finales, general»." En relación a las otras fases de la actividad científica, la
pero también resulta válido para los investigadores en situación enseñanza está considerablemente desvalorizada. Sus métodos
eventual, cuya inserción en la comunidad científica depende de siempre son los mismos. Los manuales repiten esquemas y conteni-
tener un buen patrón, de seguir al pie de la letra las instrucciones dos, presentando en general exposiciones puramente teóricas,
que éste imparta y de limitarse al trabajo que le ha sido asignado. exageradamente formalistas y en las que cualquier huella de la
La concesión de premios (como el Nobel) y honores (doctorados actividad científica real que llevó a tales resultados (problemas,
honoris causa, etc.) es otro ejemplo del mismo fenómeno: heurística, debates, etc.) ha sido cuidadosamente borrada." Aque-

En todos los casos se recompensa menos la competencia estrictamen- 51. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 37.
te científica del individuo, que ya he dicho que tendía a perder todo 52. Véase J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., pp. 38-40 para la distinción
entre los tres tipos de práctica científica, y p. 40 para la cita concreta.
53. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., pp. 53-54 para la crítica de la actual
50. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 33. enseñanza de la ciencia.
Ciencia e ideología 233
232 Crítica de la ciencia

Consecuentemente, ya no cabe mantener la idea de un método


líos manuales que tratan de romper con esa tradición, presentando
científico, o de una epistemología científica. Nociones de ese tipo
las cuestiones en su aspecto histórico, encuentran oposición entre
son una superchería." También los especialistas en filosofía de la
los enseñantes. La ciencia ha de presentarse como un saber seguro
ciencia son víctimas de la parcelización del saber." Al no tener
y estable, que puede ser aplicado sin sombra de duda. Investigado-
acceso al conocimiento científico tal y como éste es practicado,
res, técnicos y enseñantes constituyen los tres grandes sectores de
tienen que contentarse para sus reflexiones con las versiones vulga-
la empresa científica.
rizadas de su actividad que algunos científicos acceden a publicar.
Esta división se refleja en las universidades, en los institutos de
Dichos escritos divulgatorios están muy cargados de ideología,
investigación y en los laboratorios, con las consiguientes diferen-
vinculada precisamente a los grandes valores epistemológicos del
cias de sueldo, de función y de responsabilidad. Así estructurada, la
pasado, que en nada responden a las condiciones reales actuales en
actividad científica «reflejaría también una cierta concepción
las que se desarrolla la investigación. «A falta de una práctica
de las ciencias de la naturaleza como uno de los pocos campos de
científica propia, los que reciben este discurso en el segundo grado
expansión aparentemente indefinidos, abiertos todavía a la volun-
54 no están capacitados para separar el núcleo de conocimiento racio-
tad de dominación de la burguesía». La noción de progreso indefi-
nal de su ganga ideológica. » 59 Dicho de otra manera: la metaciencia
nido de la ciencia encubre así unos intereses económicos. Siendo,
es un discurso llamado al fracaso, o cuando menos al error, debido
además, uno de los campos de actividad económica en el que los
a que el propio discurso justificativo y expositivo de los científicos
trabajadores tienen menor conciencia social, debido en parte a la
está falseado, y ello necesariamente en la sociedad actual.
ilusión por el prestigio social que su trabajo podría llegar a propor-
Conviene subrayar, como último punto, que estas críticas de
cionarles, la ciencia industrializada pasa a ser uno de los ámbitos
Lévi Leblond no se dirigen a la tecnología, como suele ser habitual,
primordiales de acumulación de capital. La proletarización de los
y que tampoco excluyen a los países del bloque soviético de sus
científicos, por lo mismo, ha avanzado a gran ritmo durante el si-
análisis. La crítica es global, y afecta a la ciencia contemporánea.
glo xx.
Ciertamente se reconoce el profundo enlace entre ciencia y tecno-
La división del trabajo científico constituye el mecanismo fun-
logía, pero la tesis de la proletarización de la ciencia afecta a la
damental de control y de alienación de los científicos, y ello en la
investigación científica propiamente dicha, y en concreto a la física
triple vertiente ya mencionada: jerarquización de las funciones
de partículas, que es la que Lévi Leblond conoce más a fondo por
individuales, especialización de las disciplinas y separación de los
su propia formación. Dicha rama de la física tuvo enorme éxito a
tres tipos de práctica científica." El científico se ve alienado de
partir de la segunda guerra mundial por las aplicaciones militares
los resultados de su trabajo, y ni siquiera llega a alcanzar el signifi-
que se le suponían. Cuando resultó que no iba a ser así, según Lévi
cado concreto del mismo: «Oscuro ejecutor del cálculo teórico o
Leblond, para entonces la máquina productora de investigación
de la experimentación, sólo tiene una visión muy limitada del
científica ya estaba en marcha, y no podía ser parada, por los
proceso global en el que se inscribe su trabajo»." La producción de
fuertes intereses económicos a ella ligada. Basándose en este ejem-
conocimientos ha quedado tan parcelada como la producción de
plo se ilustra la tesis de la dependencia de la investigación científi-
cualquier tipo de bienes materiales, estando sujeta a las mismas
ca de la infraestructura y de los intereses económicos que la
leyes que ésta. La investigación científica no es una actividad
sustentan. Está periclitada la noción tradicional de ciencia, basada
separada del contexto social en que se produce, que no es otro que
en conceptos como 'verdad', 'conocimiento puro', 'liberación del
el capitalista; e incluso es uno de los ámbitos de producción más
hombre mediante la ciencia', etc. Seguir hablando de ella desem-
beneficiosos para el capital.

57. J. M. LÉvi LEBLOND, La ideología..., p. 76.


54. J. M. LEVI LEBLOND, La ideología..., p. 43.
58. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 49.
55. J. M. LÉvi LEBLOND, La ideología..., p. 44. 59. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 49.
56. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 75.
234 Crítica de la ciencia Ciencia y política 235

peña, sin embargo, una importante función ideológica. Pero la En la reciente obra de José Sanmartín, por ejemplo,6' la cien-
ciencia en el siglo xx es una actividad económica lo suficientemen- cia moderna no sólo viene caracterizada por un afán de conoci-
te relevante como para que el control de la misma haya escapado miento de la naturaleza, sino también por la voluntad de dominio
de manos de los científicos. Éstos, con excepción de los que pasan de la misma. La energía nuclear, debido a su coste, a sus riesgos y a
a la dirección de la política científica y a la administración de los su baja rentabilidad, no ha dado los resultados apetecidos por
fondos y beneficios correspondientes, se han proletarizado en su quienes vieron en ella el medio para solucionar problemas estruc-
inmensa mayoría. Nociones epistemológicas como 'progreso inde- turales de la economía mundial. La biotecnología, en cambio,
finido', 'teoría/observación', 'investigación/enseñanza', 'ciencia aparecía a finales de los setenta y principios de los ochenta como
normal/revolucionaria' o incluso 'programa de investigación' tie- una alternativa posible, a la hora de suscitar una nueva revolución
nen una carga ideológica y justificativa del actual status que ha de industrial que resolviese muchos de los graves problemas que
ser denunciada: acosan a la especie humana. Los agentes de dicha revolución
serían los microbios, manipulados genéticamente.
Es actualmente la ciencia la que cada vez con más vigor apoya y Por ejemplo, el petróleo. La bacteria Desulfovibrio que se desa-
estructura las formas de la ideología impuesta por la clase social en el rrolla en el petróleo y produce dióxido de carbono, podría generar,
poder, la burguesía. La ciencia se invoca para cubrir con una máscara de
objetividad y tecnicismo la dominación de esa clase [...]. La ciencia sirve
previo tratamiento genético, grandes bolsas de dióxido de carbono
asimismo para justificar todo el aparato de la jerarquía social proporcio- que favoreciesen la extracción del petróleo. Pero también en
nándole unos criterios «objetivos».6° lo que se refiere a la alimentación: bastaría injertar genes de
microorganismos en genotipos de plantas para lograr que éstas se
adaptasen a medios de cultivo inhabituales, como los desiertos, las
7.4. Ciencia y política salinas o las azufreras volcánicas: o las bacterias productoras de
insulina, y en general de medicamentos; o las que limpian de ganga
los minerales, facilitando su purificación; o los biochips, que darían
Entre los muchos aspectos que ha adoptado la crítica de la ciencia lugar a una nueva generación de ordenadores, los ordenadores
62
en los últimos años, gran parte de las aportaciones se han centra- moleculares, mucho más potentes que los actuales. Y sobre todo
do en la crítica de la tecnología, más que de la ciencia propiamente el propio ser humano. Si la causa de las guerras, de la violencia, y
dicha. Dejando de lado esta cuestión, que será tratada especifica- de otros muchos males sociales, es la agresividad inherente al ser
mente en el volumen II de la presente obra, vamos a centrarnos en humano, por estar inscrita en su código genético, se trataría de
el último apartado de este capítulo en algunas especulacióties separar y cortar del genotipo humano su «parte enferma», respon-
surgidas a partir de ciertas teorías biológicas, según las bales sable de la conducta agresiva.° En estas y en otras cuestiones, «el
buena parte de los males que sufre la humanidad podrían ser ingeniero genético corriente era el que se presentaba a sí mismo
64
solucionados por medio del avance científico basado en la ingenie- como salvador de la humanidad», afirma Sanmartín. Muchos
ría genética y en la biotecnología asociada a ella. La sociobiología autores, como Feinberg, reivindicaban por lo mismo plena libertad
será objeto de particular atención, en la medida en que sus tesis se y apoyo para los científicos en el desarrollo de estas líneas de
han divulgado en los últimos años, y han sido asimismo objeto de
crítica por parte de los mismos científicos y de algunos filósofos 61. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores. Reflexiones sobre la ingeniería gené-
de la ciencia; encontraremos así nuevos aspectos de la actividad tica, la sociología y el mundo feliz que nos prometen (Barcelona, Anthropos,
científica, poco considerados por los epistemólogos estudiados en 1987).
los capítulos precedentes. 62. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores..., pp. 57-63 y 81-85 para datos más
amplios sobre estas cuestiones, que aquí resumimos en base a dicha obra.
63. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores..., p. 83.
60. J. M. LÉVI LEBLOND, La ideología..., p. 87. 64. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores..., p. 66.
236 Crítica de la ciencia
Ciencia y política 237
65
investigación, que se ofrecían tan prometedoras. Partiendo de la
se había ocupado de este problema, al que consideraba «a primera
premisa de que el comportamiento del ser humano está predeter- 68
vista como insuperable, y en general fatal para toda mi teoría».
minado por su código genético, bastaría modificarlo, por medio de
la ingeniería genética, para lograr corregir muchos de sus defectos Para tratar de resolverlo propuso el concepto de selección de
constitutivos: tal fue el último desarrollo, marcadamente ideológi- grupo. Los sociobiólogos, en cambio, van a postular una solución
genetista para esta anomalía de la teoría neodarwiniana, hablando
co, de algunos defensores de la biotecnología.
de genes más aptos y de una selección basada en la adaptación y en
Sanmartín somete estas tesis a una dura crítica, tanto en sus
las mutaciones de dichos genes en los diversos cuerpos en cuyos
aspectos epistemológicos como políticos e ideológicos. El neodar-
genotipos se insertan. La ley fundamental para explicar el compor-
winismo afirma que la unidad de selección es el individuo, mien-
tras que la unidad de mutación es el gen y la unidad de evolución tamiento de los individuos pasa a ser la del egoísmo de los genes,
es la especie. La novedad de la sociobiología va a consistir en como afirma Dawkins:
afirmar que el gen no es sólo unidad de mutación, sino también de
Se demostrará la tesis de que tanto el egoísmo individual como el
selección. Y las consecuencias de esta propuesta teórica son, como altruismo individual son explicados por la ley fundamental que yo denomi-
veremos a continuación, múltiples. no egoísmo de los genes.
69

La vida, en efecto, habría tenido su origen en la aparición de


algunas macromoléculas de ADN capaces de reproducirse por au- Hay ocasiones en que, para mejor lograr su objetivos egoístas,
torreplicación. Aun habiendo sufrido mutaciones, dichas macro- los genes han de fomentar comportamientos altruistas en los orga-
moléculas han sabido sobrevivir hasta el presente, pasando de uno nismos animales en los que están insertos: dichas conductas, esta-
a otro ser vivo. «Aparentemente se reproducen cuerpos; realmente dísticamente hablando, posibilitan al final una mayor reproducción
lo que sucede es, sin embargo, que se replican genes»,66 sería la de esos genes, aun cuando los organismos o cuerpos tengan que
tesis de la sociobiología. Quienes luchan por la existencia son sacrificarse en beneficio de otros. El concepto de gen pasa a ser
genes, y no individuos: central en la sociobiología y, por lo mismo, omnicomprensivo.
Dawkins, siguiendo en esto a Wilson y a Hamilton, lo define así:
En un sentido darwiniano, el organismo no vive por sí mismo. Su
función primordial ni siquiera es reproducir otros organismos: reproduce
¿Qué es el gen egoísta? No es sólo una simple porción física de ADN.
genes y sirve para su transporte temporal... El organismo individual es sólo
Al igual que en el caldo primario, es todas las réplicas de una porción
un vehículo, parte de un complicado mecanismo para conservar los genes 7
particular de ADN, distribuidas por todo el mundo. °
y propagarlos con la mínima perturbación bioquímica [...]. El organismo
es el sistema que tiene el ADN para fabricar más ADN.67
Los genes son los mismos, independientemente de que sus
Como el propio Wilson señala a continuación, el problema portadores sean individuos diferentes. Son, pues, auténticos áto-
teórico más complejo para la sociobiología es, consecuentemente, mos biológicos, que perduran desde millones de años. Los indivi-
el altruismo. Hay fenómenos, incluso a nivel genético, que favore- duos y las especies pasan a ser simples representaciones que sus-
cen la reproducción de otro más que la de uno mismo; y ello tanto tentan una nueva forma de sustancia primera, consistente en los
en la especie humana como en el reino animal. El propio Darwin genes. Dado que la ingeniería genética permite manipular y modifi-

65. Véase G. FEINBERG, Claves ciertas (Barcelona, Salvat, 1986), p. 272,


citado por J. SANMARTÍN en Los nuevos redentores..., p. 67, nota 41. 68. C. DARWIN, On the Origin of Species by Means of Natural Selection
66. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores..., p. 117. (Londres, Murray, 1959), p. 259.
67. E. O. WILSON, Sociobiología: la nueva síntesis, traducción de R. Navarro 69. R. DAWKINS, El gen egoísta, p. 23. Traducción de J. Robles (Barcelona,
(Barcelona, Omega, 1980), p. 3 del original, publicado en 1975 (Cambridge, Mass., Labor, 1979). El original se titula The Selfish Gene (Oxford University Press,
Belknap). 1976).
70. R. DAWKINS, El gen egoista, p. 153.
Ciencia y política 239
238 Crítica de la ciencia
cualquier otro medio. Creo que la investigación libre es algo, en sí mismo,
car los genes, las posibilidades de transformar la naturaleza, el bueno y que proscribir prima facie tal investigación es un error."
hombre y la sociedad pasan a ser, por lo mismo, infinitas. La
sociobiología, complementada con la ingeniería genética, tendrá Y aunque algunas líneas de investigación pudieran ser prohibi-
un gran papel en el futuro de la humanidad, según Wilson.71 La das en casos excepcionales, la sociobiología no sería una de ellas,
función salvadora de la ciencia encuentra así una de sus expresio- concluye Ruse. La acusación de racismo y de neonazismo del
nes más puras en los últimos años. grupo Science for the People con respecto a la sociobiología, hecha
Desde la publicación en 1975 de la obra básica de Wilson, en la New York Review de noviembre de 1975, dio lugar en particu-
Sociobiología, surgieron numerosas críticas. Science for the People lar a una amplia polémica que, tal y como lo subraya Sanmartín,76
creó en Cambridge un grupo específico dedicado a la sociobiolo- no hizo más que favorecer la difusión de dicha teoría: en sólo ocho
gía, cuyas críticas fueron esencialmente en la línea siguiente: años el libro de Wilson, de más de mil páginas y con un contenido
especializado, vendió más de 100 000 ejemplares, aparte la difusión
Durante más de un siglo, la idea de que el comportamiento social que sus ideas tuvieron por fuentes indirectas, como el Reader's
humano está determinado por imperativos evolucionistas y limitado por Digest.
predisposiciones innatas o heredadas, ha sido propuesta como una justifi-
cación de determinadas políticas sociales. Las teorías deterministas han No se trata aquí tanto de examinar las teorías sociobiológicas
sido tratadas y ampliamente mantenidas no tanto por su pretendida corres- ni las críticas que recibieron de autores como Lewontin, Sahlins y
pondencia con la realidad sino por su obvio valor político, su valor como otros.77 Nos interesa más como ejemplo de las consecuencias que
un tipo de excusa social de lo que existe.72 puede tener la crítica de las teorías científicas, por una parte, y
como ámbito donde se ha planteado la cuestión crucial de la
La sociobiología sería la última de las teorías científicas que es libertad de investigación.
promovida y difundida por la función ideológica que cumple, al Los ejemplos hasta aquí mencionados de crítica de la ciencia, y
intentar mostrar «que el presente estado de las sociedades huma- otros muchos que podrían haber sido aportados, muestran en efec-
nas es el resultado de las fuerzas biológicas y la naturaleza biológi- to un rasgo común: sean científicos, filósofos o sociólogos quienes
ca de las especies humanas».73 Science for the People llevaba así la han llevado a cabo dichas críticas, e independientemente de las
crítica a un terreno político. Y, como lo ha señalado Sanmartín, argumentaciones empleadas, la reacción de la comunidad científi-
«este ataque tuvo un efecto boomerang. No fueron previstas bien ca ha sido similar: excluir a los críticos, denunciando el carácter
sus consecuencias. Al criticar desde un punto de vista político las no científico de sus posiciones, reafirmar la libertad de investiga-
ideas sociobiológicas, todo pareció reducirse a un enfrentamiento ción científica y, paralelamente, reconducir la polémica a los me-
ideológico entre los partidarios de un régimen liberal y un régimen dios de divulgación científica, obteniendo con ello una gran difu-
marxista».74 Michael Ruse, por ejemplo, al defender a la sociobiolo- sión para las teorías atacadas, aunque sea por vía negativa. Resulta
gía de este tipo de ataques, llevó de imediato la polémica hacia la así que la actividad científica deja de producirse en el ámbito de las
libertad de investigar: revistas especializadas y de los congresos, para pasar a desarrollar-
se también en los mass media. La ciencia del siglo XX se expresa a
Una de las glorias del ser humano es la forma en que investiga su través de papers, comunicaciones, manuales y traducciones; pero
propio mundo, ya sea a través de la ciencia, la literatura, la filosofia o también en las revistas y artículos de divulgación científica, en
películas y filmaciones para el gran público y, en general, en los
71. E. O. WILSON, Sociobiología: la nueva síntesis, p. 593.
72. E. ALLEN et al., «Sociobiology, a new biological determinism», en Socio- 75. M. RUSE, Sociología (Madrid, Cátedra, 1983), p. 116. Traducción de
biology Study Group of Boston (eds.), Biology is a Social Beapon (Minneapolis, Sociobiology: Sense or Nonsense? (Dordrecht, Reidel, 1980).
Burgess, 1977), p. 3. 76. J. SANMARTIN, Los nuevos redentores..., pp. 204-205, nota 110.
73. E. ALLEN et al., «Sociobiology,..», p. 1. 77. Véase al respecto M. RUSE, Sociobiología, capítulos 5 y 6.
74. J. SANMARTÍN, Los nuevos redentores..., pp. 133:124.
240 Crítica de la ciencia

diversos medios de opinión. El control de la información pasa a ser


otro de los objetivos de cada comunidad científica, en la medida en
que las luchas entre las teorías rivales deja de ser una pugna APÉNDICE.
exclusivamente teórica, para convertirse en una batalla social y CONSIDERACIONES SOBRE
política. Volveremos más ampliamente sobre este punto en el UNA SEMIOLOGÍA DE LA CIENCIA
volumen II de la presente obra. (Artículo publicado en Crítica [México], XVII:51 [1985], pp. 71-96.)
Asimismo la libertad de investigación e, inversamente, el con-
trol social de la investigación científica, pasan a ser dos cuestiones
centrales en los actuales debates sobre la ciencia. Numerosos Esta-
dos y empresas planifican la investigación, definiendo líneas priori-
tarias en función de la competencia tecnológica a la que se ven
sometidos. Por su importancia estratégica y económica, numerosos
I. Introducción
resultados y líneas de investigación son considerados como secre-
tos. El propio acceso a las fuentes de información y a los medios
instrumentales para llevar a cabo las investigaciones son controla-
Una de las principales insuficiencias de la filosofía de la ciencia en
dos. La ciencia encuentra así límites externos a su propia actividad,
el siglo xx, a pesar de los evidentes logros habidos en la recons-
dando lugar a que la propia noción de comunidad científica resulte
trucción y el análisis de las teorías científicas, estriba en la separa-
borrosa. Considerada como uno de los motores principales del
ción entre las ciencias formales y las ciencias con contenido empí-
progreso económico y del desarrollo social, la ciencia actual deja
rico. La distinción procede de Carnap, y quedó generalmente
de ser una profesión liberal para socializarse en alto grado. Todo
aceptada por el Círculo de Viena a partir de su artículo de 1935 en
ello abre un nuevo flanco de reflexión sobre la actividad científica, Erkenntnis: Formalwissenschaft und Realwissenschaft.' Tiene un
muy poco abordado por los filósofos de la ciencia, y que, sin
regusto kantiano, pues permite mantener bajo una forma nueva la
embargo, tiene especial importancia si se quiere hablar de la cien-
oposición analítico/sintético, que había sido criticada por Witt-
cia real que hoy en día se practica, y no de una ciencia idealizada, genstein en el Tractatus,2 al afirmar que las llamadas proposiciones
que toma como referentes venerables ejemplos históricos, desli-
analíticas eran pseudoproposiciones (apartado 5.534). La filosofía
gándose y haciendo abstracción de aspectos en donde la epistemo-
ulterior de la ciencia, pese a sus múltiples críticas al programa
logía se enlaza con la ética, la política y la sociología. La relación
neopositivista, no ha conseguido romper esa separación. Puede
ciencia/tecnología, en particular, comienza a ser estudiada sólo en afirmarse que las Realwissenschaften, y en particular la física, han
los últimos años. marcado profundamente la teoría de la ciencia en nuestro siglo.
Estos aspectos, que se desprenden inmediatamente de los
Cuando se habla de teorías científicas se está aludiendo casi siem-
ejemplos citados de crítica de la ciencia en este capítulo, habrán de
pre a teorías físicas (Copérnico, Galileo, Newton, la termodinámi-
ser objeto de más amplia consideración en el segundo volumen
ca, la mecánica cuántica, la teoría de la relatividad, etc.) y sólo
de la presente obra. algunas veces a teorías biológicas (el evolucionismo darwiniano, la
selección natural, la genética, la sociobiología) o a teorías químicas
(Lavoisier, Bohr, etc.). Falta por analizar y reconstruir la historia y
la estructura de las teorías matemáticas, de las teorías lingüísticas
1. R. CARNAP, «Formalwissenschaft und Realwissenschaft», Erdenntnis, 5
(1935), pp. 30-31.
2. Cito por la traducción de Tierno Galván del Tractatus Logico-Philosophi-
cus (Alianza Editorial, Madrid, 1973), p. 153.
242 Apéndice El Tractatus y La filosofía del atomismo lógico 243
4
y, por supuesto, de las teorías lógicas, que no se ve por qué habrían configuración (Konfiguration) de objetos (apartado 2.0272). El
de quedar excluidas como objeto de la filosofía de la ciencia, más mundo es la totalidad de los hechos atómicos, o estados de cosas
allá de lo que hoy en día se llama filosofía de la lógica. (Sachverhalten), independientes entre sí y sin nexo de causalidad.
Y aun cuando esa labor se lleve a cabo, para lo cual se están Dejaré de lado la adecuación o inadecuación de estas tesis
dando en los últimos años los primeros pasos, queda mucho para ontológicas, pasando a la gnoseología wittgensteiniana, cuyas pri-
que se pueda proponer una teoría general de la ciencia que tras- meras formulaciones son las siguientes:
cienda la división entre ciencias formales y ciencias físico-natura-
les; por no hablar de las ciencias humanas o sociales, e incluso de 2.1) Nosotros nos hacemos figuras (Bilder) de los hechos (Tatsachen).
la tecnología: aquí nos atendremos únicamente a la primera divi- 2.12) La figura es un modelo de la realidad.
2.13) A los objetos corresponden en la figura los elementos de la
sión, asentada a partir de la propuesta carnapiana. 5
figura.
Esta insuficiencia depende de muchos factores, entre los cua-
les voy a resaltar uno: la inadecuada teoría del conocimiento que Llamo la atención sobre esta última afirmación, característica
marcó desde su origen al positivismo lógico y, en cierta medida, a del atomismo lógico, sobre todo en su ulterior versión russelliana.
la filosofía analítica inmediatamente ulterior. Se tratará, pues, de Las figuras que nosotros nos hacemos de los hechos poseen ele-
criticar esa gnoseología, tomando como ejemplos característicos mentos (los átomos lógicos), que han de corresponder con los
de ella el Tractatus de Wittgenstein o La filosofía del atomismo elementos de los hechos, que son los objetos. Más adelante puede
lógico de Russell. El argumento principal será el siguiente: dichas
leerse:
teorizaciones del conocimiento humano son inadecuadas para el
caso del conocimiento científico, que no responde de ninguna 2.16) En la figura y en lo figurado debe haber algo idéntico (identisch)
manera al esquema simple (y en concreto a la noción de signo) para que una pueda ser figura de lo otro completamente.
utilizado por ambos autores y, con distintas variantes, por sus suce- 2.17) Lo que la figura debe tener en común con la realidad para poder
sores. figurarla a su modo y manera —justa o falsamente— es su forma de figura-
6
Llevaré a cabo esta crítica desde posturas racionalistas. Con- ción (Form der Abbildung).
viene precisar, para evitar malentendidos, que dicho término se
Como puede observarse, se presupone una teoría de la verdad
remite mucho más a autores como Leibniz y Saussure, injustamen-
te olvidados por los filósofos de la ciencia, que a la pléyade de como adequatio, concordancia o correspondencia entre hechos y
cultivadores de la palabra razón que abundan hoy en día. Al final se figuras de los hechos, cuyo invariante sería precisamente la forma
de figuración. Dicho más claramente por el propio Wittgenstein:
desprenderán algunas propuestas nuevas, forzosamente provisiona-
les, que dan contenido al apelativo, perfectamente reemplazable
por otro, de semiología de la ciencia. 2.21) La figura concuerda con la realidad o no; es justa o equivocada,
verdadera o falsa;'

y un poco más adelante:


II. El Tractatus y La filosofía del atomismo lógico
2.224-2.225) No se puede conocer sólo por la figura si es verdadera o
8
falsa. No hay figura verdadera a priori.

Para Wittgenstein el mundo es la totalidad de los hechos, y no de 4. Tractatus..., p. 43.


5. Tractatus..., p. 43.
las cosas (apartado 1.1).3 Cada hecho está constituido por una 6. Tractatus..., pp. 45 y 47.
7. Tractatus..., p. 47.
3. Tractatus..., p. 35. 8. Tractatus..., p. 49.
245
244 El Tractatus y La filosofía del atomismo lógico
Apéndice
Aquí tenemos las razones de la crítica wittgensteiniana a los o incluso
enunciados analíticos. Siempre debe haber correspondencia y con-
cordancia entre dos estratos epistemológicamente distintos: la figu- 'Wittgenstein escribió el Tractatus'
ra y lo figurado. El pensamiento va a ser la figura lógica de los
hechos (apartado 3) y la proposición es la expresión del pensamien- no rememoran el hecho empírico de un individuo, llamado Witt-
to perceptible por medio de los sentidos (apartado 3.1). Así pues, genstein, escribiendo notas en cuadernos que luego bautizó Tracta-
los elementos del signo proposicional deben corresponderse con tus Logico-Philosophicus. Si prestamos confianza a los editores y a
los objetos, por ejemplo designándolos, y para que se pueda hablar las convenciones relativas a las portadas de los libros podemos
de verdad es imprescindible que, en el signo proposicional, la i maginar, pero nada más que imaginar, ese hecho. O lo que es más:
configuración de los signos simples, o nombres, sea la misma que inferimos ese hecho desde nuestra aceptación de las convenciones
la configuración de los objetos en el estado de cosas (aparta- usuales respecto a la autoría de textos filosóficos. La proposición
do 3.21). Cada uno de los objetos puede ser nombrado, y sus no surge para figurar un hecho percibido por alguien, sino que se
relaciones, conexiones o configuraciones pueden ser figuradas en induce a partir de otro hecho: la presencia física de un libro.
las proposiciones por medio de la adecuada combinación de signos Ocurre, sin embargo, como veremos más adelante, que este nuevo
simples. Gracias a todo ello, el discurso que articula proposiciones hecho es de una naturaleza muy peculiar: es una configuración de
de este tipo puede ser verdadero. signos ordenados según páginas y líneas.
Baste todo esto para recordar brevemente pasajes perfecta- Para los empiristas acérrimos que vean en los manuscritos la
' mente conocidos del Tractatus. Las tesis gnoseológicas del atomis- confirmación de que, en efecto, Wittgenstein escribió físicamente
mo lógico se perfilan en ellos con toda nitidez: existen signos el Tractatus, valga a su vez el argumento siguiente: también ese
simples, que nombran directamente a los objetos, y el isomorfismo manuscrito es un conjunto de signos, por una parte, y, por otra, el
entre la configuración de objetos y la de signos es la raíz de la término Tractatus no sólo designa ese manuscrito. El Tractatus
verdad o falsedad del discurso científico. Es verdad, por ejemplo, existe para la comunidad científica porque fue editado, y lo que es
que Wittgenstein es el autor del Tractatus porque los signos 'Witt- más, porque fue editado conforme lo había dejado escrito Wittgens-
genstein' y `Tractatus' designan objetos que estuvieron de hecho en tein. Esta correspondencia entre dos sistemas de signos distintos, la
la relación 'ser autor de'. Quedan los manuscritos como corrobora- grafía de Wittgenstein y las letras de imprenta, es condición sine
ción empírica de la verdad de dicho enunciado. qua non de la existencia de un objeto correspondiente al término
Ahora bien; esta última constatación plantea problemas de Tractatus, y en general de la existencia de cualquier objeto o hecho
envergadura. ¿Qué necesidad hay de los manuscritos o de la edi- científico, como veremos luego.
ción príncipe, donde el editor da fe de que el individuo susodicho Russell, como es sabido, radicalizó las tesis del empirismo
es, efectivamente, el autor del texto editado? Obsérvese que no es lógico al priorizar el conocimiento directo (acquaintance) como el
inmediato que el Tractatus y el manuscrito del Tractatus sean lo último reducto de esa correspondencia entre hechos atómicos y
mismo. Cabe entender que el Tractatus adopta como una de sus proposiciones atómicas. Parafraseando la tesis russelliana en La
expresiones la figura de manuscrito; pero también adopta muchas filosofía del atomismo lógico, referida a Sócrates, podríamos decir:
más. Lo que entendemos por Tractatus es un objeto mucho más
Nosotros no conocemos directamente a Wittgenstein y por tanto no
complejo, que incluye la primera edición, pero también las siguien- podemos nombrarlo. Cuando empleamos la palabra 'Wittgenstein' hace-
tes y sus traducciones, en particular al inglés o al español. La pro- mos en realidad uso de una descripción,
9
posición
9. B. RUSSELL, «La filosofía del atomismo lógico», en
Lógica y conocimiento,
traducción de J. Muguerza (Madrid, Taurus, 1966), p. 281, modificando el nombre
'Wittgenstein es el autor del Tractatus' propio 'Sócrates' por 'Wittgenstein'.
246 Apéndice La designación y las figuras de los hechos 247

o en términos más generales: III. La designación y las figuras de los hechos en las ciencias
formales y en las ciencias empíricas
Un nombre, entendido en su sentido estricto lógico de palabra cuyo
significado es un particular, sólo podrá aplicarse a un particular directa- Dejemos ya de lado estos ejemplos tan sencillos, y por otra parte
mente conocido por el que habla, puesto que no es posible nombrar algo
de lo que no se tenga conocimiento directo.' tan trillados, para aproximarnos a enunciados más verosímiles en
la actividad práctica de un científico.
Coherentemente con estas tesis, los nombres propios se redu- Comencemos por un matemático que dice:
cen para Russell, en el sentido estricto del término, a los demostra-
tivos 'esto', 'eso' y 'aquello. «Sea f la función y = x».

'Esto está a la izquierda de aquello' Si hablamos de la función f, y ésta se expresa mediante la


ecuación y = x, sabemos que se está hablando de una función que
sería el enunciado atómico por antonomasia. hace corresponder a cada valor de la variable x el valor y = x, es
Pero obsérvese que si al decir esa frase no se señala, a la vez
que se pronuncia,
f: x —> f(x) = x
'Esto está a la izquierda de aquello',
El signo 'f' no designa cosa u objeto alguno, sino exactamente lo
no se puede decidir sobre la verdad o falsedad del enunciado. Lo que luego llamaremos un ensamblaje de signos. Por supuesto, los
cual equivale a constatar, en el extremado ejemplo russelliano, que signos x e y pueden tener diversas significaciones: pueden ser
no sólo existen objetos y signos elementales del tipo 'esto' o 'aque- números, puntos o cualquier otro tipo de entidades. Pero lo que en
llo', sino que para que un enunciado sea verdadero por conoci- primer lugar designa f (véanse, si no, los dos puntos para marcar
miento directo hace falta, como mínimo, otro sistema de signos, a esa relación de designación) es la secuencia de signos que expresa
saber: los gestos indicativos que se simultanean a la pronunciación la estructura básica de una función de dos variables, como podría
de los vocablos 'esto' y 'aquello', gracias a los cuales sabemos a qué hacerlo para n variables. El signo 'f' designa otros signos: precisa-
objetos del mundo estamos aludiendo. mente aquellos que aparecen a la derecha de los dos puntos que
Llegamos así a un primer punto importante: no basta una separan el signo de su designatum. Exactamente igual, las expre-
única figura de los hechos y de los componentes objetuales. Ade- siones
más del manuscrito del Tractatus es necesaria la edición original, o
alguna traducción, para poder hablar de esa obra; además de los y = f(x) o f(x) = x
términos `esto' y 'aquello', hacen falta deícticos no fónicos para
aludir a los objetos. En general, hacen falta al menos dos sistemas son ecuaciones, y no cosas ni hechos. La interpretación clásica de
de signos, más una correspondencia biunívoca y conforme entre dichas ecuaciones, procedente de la Geometría de 1637 de Descar-
ambos, para que una proposición que expresa un conocimiento tes, consiste en la figura 1, con lo cual tenemos ahora una nueva
directo o empírico pueda ser tachada de verdadera o de falsa. relación de designación. La ecuación y = x designa (o expresa
analíticamente) a la diagonal del primer y tercer cuadrantes de un
sistema de referencia cartesiano, independientemente del significa-
do que, a su vez, pueda atribuirse a los puntos de dicha diagonal.
De nuevo un signo o, mejor, un ensamblaje de signos, designa otro
10. B. RUSSELL, «La filosofia...», p. 281. ensamblaje de signos y no de cosas.
248
Apéndice La designación y las figuras de los hechos 249

un uso técnico preciso, distinto del habitual: hay que poner nom-
bre a las figuras además de proporcionar su referencia en forma de
trazo geométrico, pero siempre sabiendo que dicho trazo empírico
ya es signo de otra cosa, pues no en vano la 'ticegats permite
demostrar teoremas y propiedades de validez general. Con Descar-
tes 'recta' viene a significar más que otra cosa 'ecuación lineal de
primer grado con dos variables': como puede comprobarse, el
lenguaje ha cambiado totalmente con respecto a Euclides. Ha
aparecido un nuevo sistema de signos (tanto de vocabulario como
de letras algebraicas) cuya pretensión estriba en reducir al sistema
anterior, expresando en el nuevo lenguaje cuanto sea demostrable
en el de los geómetras clásicos y engendrando a su vez nuevas posi-
bilidades combinatorias, impensables en el sistema precedente.
Descrito a muy grandes rasgos, este tipo de proceso se ha
repetido una y otra vez en el caso de las ciencias formales. Unos
FIG. 1 sistemas de signos toman como referentes semánticos, cuando
menos parciales, a sistemas preexistentes.
Estamos tan habituados a utilizar las figuras geométricas que Pasemos a las ciencias empíricas, respecto de las cuales puede
tendemos a pensarlas como auténticos objetos. Pero no hay tal,
como muy bien subrayó Leibniz en su Dialogus de 1677;" la bisec- perdurar más la convicción injustificada de que tienen que ver con
objetos o cosas. Imaginemos para ello un astrónomo que observa el
triz de la figura 1 no es más que una de las expresiones sensibles de
cuerpo celeste llamado Venus. Reconstruyamos el trabajo de ob-
algo muy distinto, que es el concepto de bisectriz de dos recas
servación de nuestro astrónomo de la manera siguiente:
perpendiculares. Dicho concepto, a su vez, sólo nos es accesible en
En primer lugar, el astrónomo jamás ve a Venus. Lo que él
tanto lo expresamos mediante un ensamblaje o configuración de
percibe es, supongamos, la imagen de dicho astro sobre la lente
signos, en este caso fónicos: 'bisectriz', 'rectas' y 'perpendiculares'.
telescópica. Dicha imagen es un signo, tanto por su artificialidad
Por dondequiera que se tome, el matemático siempre designa unos
como porque su contextura física está mediatizada por toda una
signos por medio de otros, sean éstos figuras, números, palabras,
teoría óptica que permite la construcción del telescopio y da senti-
signos algebraicos, etc. La ecuación de la bisectriz de dos ejes
do y hace perceptible dicha imagen como la de Venus. Pierre
cartesianos es y = x porque existen múltiples intercorresponden-
cias y concordancias entre todos esos sistemas de signos, los cuales Duhem ' 2 y luego N. R. Hanson'' subrayaron que un profano y un
científico no ven lo mismo en un laboratorio ni en un aparato de
nunca se reducen a dos, como fácilmente puede comprobarse, al
observación. Nuestro astrónomo captará, pues, aspectos que pasa-
menos en los casos en que quepa una decisión sobre la verdad o
rían completamente inadvertidos al lego, el cual habría de ser
falsedad de una proposición matemática.
instruido por medio, incluso, de la deixis para que pudiera aperci-
Dicho de otra manera: términos como 'recta', 'curva', 'circun-
birse de todas las imágenes y detalles significativos para aquel que
ferencia', 'triángulo', etc., pueden tener su origen en una lengua
sabe ver desde un punto de vista astronómico. En la pantalla
natural, como el griego o el latín. Al constituirse un nuevo sistema
telescópica sólo se aprende a ver el movimiento de Venus porque
de signos —las figuras geométricas—, dichos términos pasan a tener

11. G. W. LEIBNIZ, Philosophische Schriften (Vorausedition der Akademie, 12. P. DUHEM, La théorie physique (París, 1914), p. 218.
Reihe VI, Faszikel 1 [1982]), pp. 60-64. 13. N. R. HANSON, Patrones de descubrimiento, traducción de E. García
Camarero (Madrid, Alianza, 1977), pp. 96-97.
250 La designación y las figuras de los hechos 251
Apéndice

las observaciones propias van siendo corroboradas por alguien der, no ya una situación x observada empíricamente, sino la media
competente en el lenguaje observacional propio al instrumento aritmética de las posiciones x obtenidas en repetidas observacio-
astronómico usado. nes. Aun en el caso más sencillo, en el que sólo se recurre a la
Y aun con estas primeras mediaciones, todavía se está muy media aritmética, la observación científica siempre está mediatiza-
lejos de la intelección de un enunciado científico, y por lo mismo, da por la repetición de la observación, y nunca por la expresión
del hecho correspondiente. La determinación de la posición astro- sígnica de un «hecho real».
nómica de Venus se hace en función de dos variables: el espacio y Las tablas astronómicas, si pensamos, por ejemplo, en Tycho
el tiempo. Su situación espacial se establece, por ejemplo, basándo- Brahe, pueden luego engendrar, por vía inductiva, hipótesis gene-
se en la coincidencia o correspondencia biunívoca entre la imagen rales sobre el conocimiento de los astros, que son sometidas a
de Venus en la lente y una serie de marcas previamente trazadas constrastación y a debate en el seno de una determinada comuni-
que posibilitan una traducción de lo observado a datos cuantifica- dad científica, previa publicación de los resultados que se obtuvie-
dos. La alineación o concordancia entre el ojo del científico, la ron y de las hipótesis que se infieren de ellos de manera plausible
marca artificial y la imagen de Venus (obsérvese la triplicidad de para el momento histórico del que se trate. Sólo en este momento,
sistemas involucrados) es condición sine qua non para poder tras la publicación de las observaciones en forma escrita, cabe
afirmar: hablar de enunciados científicos y, por ejemplo, alguien podría
concluir finalmente algo tan trivial astronómicamente como que:
Venus está en la posición x
El lucero matutino es el lucero vespertino.
Todavía queda por determinar la variable temporal. Para ello,
por ejemplo, se puede parar el correspondiente cronómetro en el Pues bien, la verdad del enunciado fregeano depende del esta-
mismo momento en que ojo, marca e imagen están alineados. La blecimiento de trayectorias continuas inferidas, en base a una
coordinación entre el acto de observar la imagen en la lente y el teoría, a partir de las tablas observacionales que expresan científi-
acto de pulsar el cronómetro permite establecer la proposición: camente el movimiento de ambos luceros. Lo que sustenta la
verdad del enunciado es la estricta coincidencia entre ambas tra-
Venus está en la posición x en el instante t. yectorias, y por consiguiente la concordancia entre sus tablas res-
pectivas. Dicho de otra manera: el término 'lucero matutino' signi-
A continuación hay que fijar el valor de x y t. Tanto en un caso fica astronómicamente su tabla o su trayectoria, y no otra cosa.
como en otro, el sistema de marcas previamente trazadas en la Esto es exactamente lo que se publica en una revista científica: el
lente y en el cronómetro constituyen algoritmos que nos permiten nombre propio del objeto en correspondencia con las observacio-
calcular rápidamente dichos valores. Por cierto, en el caso del reloj nes realizadas. El significado primigenio, desde el punto de vista
interviene todavía otro tipo de correspondencia entre sistemas de astronómico, no es ni mucho menos el objeto celeste, sino su
signos: las posiciones de la aguja y las marcas del cuadrante, más la expresión cuantificada en un determinado sistema de signos.
mirada alineada del observador. Todos esos algoritmos, bien enten- En resumen: corno 'lucero matutino' y 'lucero vespertino'
dido, presuponen e involucran otras tantas teorías científicas traba- significan astronómicamente, en el marco de una teoría y de unos
josamente elaboradas para medir el espacio y el tiempo, así como determinados procedimientos experimentales, diversas trayecto-
reglas aritméticas y propiedades geométricas. rias y tablas; y como 'tablas de posiciones' significa 'corresponden-
Las observaciones así cuantificadas van a repetirse, hasta llegar cia espacio-temporales estadísticamente analizadas'; y como 'co-
a formar una tabla de las posiciones de Venus. Esta tabla conlleva rrespondencia espacio-temporal' significa 'método de medición y
la aparición de un nuevo sistema de signos, cuyo tratamiento suele de cálculo por medio de cronómetro y lente telescópica'; y como
ser estadístico y frecuencial: a cada instante t se le hace correspon- 'cronómetro' y 'lente telescópica' presuponen sistemas de marcas;
252 Apéndice Ensamblajes de signos 253

y como por supuesto la visión del astrónomo ha sido educada para jes que aluden a un mismo designatum, constituye un criterio
captar los signos pertinentes, así como sus conexiones en la ima- bastante más claro y racional de la existencia de objetos y hechos
gen sobre la lente, en función de todos estos considerandos, y de reales, con los cuales, en cualquier caso, mantenemos una relación
algunos más que todavía podrían inferirse tras un análisis más fino cognoscitiva eminentemente compleja, y no simple, inmediata ni
del enunciado fregeano, resulta que la proposición es verdadera. directa, como afirma la gnoseología del atomismo lógico.
Puede ser que, en la imaginación popular, bajo el concepto
'lucero matutino' caiga un objeto; pero en la ciencia astronómica
lo que cae bajo ese ensamblaje de signos es otro (y a su vez otros,
en cadena) ensamblajes de signos, de tipo muy distinto. IV. Ensamblajes de signos
Puede ahora entenderse con toda claridad el sentido de la
crítica inicial a las teorías empiristas del significado. El lucero Dado que la noción fundamental que hemos adoptado es la de
matutino es, en primer lugar, su tabla (o cualquier otro ensamblaje ensamblajes de signos, conviene contextualizarla y explicar breve-
de signos que exprese astronómicamente el movimiento observa- mente el porqué de su elección.
do), al igual que el vespertino. El lucero matutino es el mismo que En su célebre artículo titulado «El concepto de verdad en los
el lucero vespertino porque la tabla T i es idéntica a la tabla '2, y no lenguajes formalizados»," Tarski no sólo hizo importantes aporta-
porque tengan una misma referencia. El análisis de los enunciados ciones en orden a caracterizar la noción de verdad, sino que:llamó
científicos debe tener lugar por sus pasos lógicos, incluyendo en la atención sobre dos distintos mecanismos para denominaren un
ello los aspectos pragmáticos, y no prescindiendo de las importan- metalenguaje signos del lenguaje-objeto. Para él, mencionar una
tes mediaciones inducidas por los diversos sistemas de signos invo- palabra (por ejemplo, el término 'verdad') es una operacióri com-
lucrados en la verdad de un enunciado, para dar un salto epistemo- parable a la de poner nombre. Todo signo o conjunto de signos con
lógicamente mortal a objetos, referencias, cosas, etc., que están sentido puede tener nombre propio en el lenguaje correspondien-
más allá del trabajo concreto del científico experimental. te, en virtud de la operación de mención.
Extraeremos de lo anterior la siguiente conclusión: la interco- Tarski estudió también otro procedimiento para denominar,
rrespondencia entre tres o más sistemas de signos sustenta las cuyo interés apenas había sido advertido por los lógicos: se trata de
nociones de verdad y falsedad de las proposiciones científicas, los nombres que describen la estructura de una expresión o se-
tengan contenido empírico o no. Lo que conocemos, lo que pensa- cuencia de signos, como por ejemplo al deletrear una palabra
mos conforme al saber científico, siempre depende de signos, y es conforme al orden en que aparecen sus letras. Así, a la palabra
verdadero o falso según haya concordancias o discordancias entre 'verdad' no sólo le corresponde este nombre propio, sino que
los diversos sistemas sígnicos a los que recurrimos. La dependencia también puede ser denominada metalingüísticamente mediante la
del conocimiento científico respecto de los diversos tipos de carac- composición de los nombres propios de sus letras integrantes 'y',
teres es estricta. Ello no equivale a afirmar un fenomenalismo, ni a 'e', 'd', 'a', 'd'.
descartar la cuestión ontológica, tanto en el caso de las ciencias Esta distinción tiene gran importancia en el contexto de su
formales como en el de las ciencias empíricas. En efecto, la noción trabajo, como luego la tendrá en las investigaciones de Gódel. El
de signo incluye la existencia de designata, y por lo tanto no se propio Tarski subraya:
reduce a la de fenómeno, porque la relación de designación está
sujeta a reglas precisas. Y, por otra parte, la existencia real de cosas El hecho de que sea posible hacerle corresponder a toda expresión, y
en particular a toda expresión del lenguaje en cuestión, por una parte un
u objetos puede ser inferida (y no simplemente creída, en virtud de
una irrenunciable fe en el realismo científico) en base a argumen-
14. A. TARSKI, «Le concept de vérité dans les langages formalisés», traduc-
tos racionales, a saber: la intercorrespondencia entre múltiples ción de G. G. Granger, en Logique, sémamique, métamathématique (París, A. Colín),
sistemas de signos, y la convergencia entre los diversos ensambla- vol. I.
254 Ensamblajes de signos 255
Apéndice

nombre individual y por otra una expresión que es la traducción directa de previamente introduce: `ng' (signo de negación), 'cu' (cuantifica-
dicha expresión en metalenguaje, desempeñará un papel decisivo en la dor universal), 'in' (inclusión), etc.
construcción de la definición de verdad, como se verá en el parágrafo si- La concatenación se define por medio de cinco axiomas, cuya
guiente.'s mportancia es grande, por ser la primera tentativa de definir y
i
formalizar un recurso semiótico tan habitual como el de escribir o
No deja de llamar la atención que, para investigar la concep- pronunciar una palabra (o un signo) tras otra. No entraremos en el
ción clásica de la verdad (como adequatio entre ser y decir, o entre estudio de esos axiomas. Sólo nos interesa aquí la propuesta de
figura y figurado), se presuponga en el segundo mecanismo meta- Tarski porque en ella, independientemente de tesis ontológicas
lingüístico de nominación buena parte de lo que constituye el como las que vimos en Wittgenstein, y que en Tarski no aparecen,
núcleo básico de dicha concepción. En efecto, entre los dos nom- se expresa a la perfección lo que llamaremos atomismo semiótico,
bres del término 'verdad' no sólo existe la relación de poseer un cuya influencia en la lógica ulterior será enorme, y que por lo
mismo nominatum, sino que además ha de haber una adecuación, mismo ha de ser objeto de crítica a continuación.
o mejor, una correspondencia signo a signo con mantenimiento de Quine retomó esta parte del trabajo de Tarski y sintetizó estas
la ordenación en el ensamblaje de signos al que se le está poniendo tesis gnoseológicas de la manera siguiente:
nombre en el metalenguaje. Antes de llegar a la noción de proposi-
ción, y por lo tanto a la definición de verdad, las dos formas de La teoría de la concatenación puede ser contemplada como teniendo
que ver con secuencias finitas de algún tipo de objetos. Dichos objetos,
nombrar una expresión presuponen ya una concordancia. Tarski llamados átomos, también se consideran como secuencias, a saber, se-
no llega a analizar esta petitio principii, pero desde luego sí la cuencias de longitud uno.'
afirma con toda claridad, como una especie de postulado:
Es decir, que un lenguaje formalizado se compone de secuen-
Al nombre 'nieve' le corresponde el nombre: 'palabra compuesta de cias, que Quine dice de objetos, a mi entender injustificadamente,
las cinco letras siguientes, n, i, e, y, e'.16
pues ya vimos que los científicos trabajan con signos. Dichas se-
cuencias son descomponibles y concatenables. Por un lado, nos
Bástenos con hacer dos observaciones al respecto. Primera: la llevan a las secuencias de longitud mínima (átomos o signos ele-
definición tarskiana de verdad precisa perentoriamente de tres mentales; también se les llamará individuos), por otra parte a
sistemas de signos para poder ser correcta: el lenguaje-objeto y las expresiones de longitud mayor que las dos secuencias que se con-
dos formas de denominar sus fórmulas o signos elementales, las catenan. La teoría de la concatenación de Quine permite una
cuales han de intercorresponderse. Segunda: la noción de sucesor fundamentación lógica de la aritmética elemental, pero, a su vez,
(o de siguiente) está implícitamente aceptada en toda escritura Quine demuestra que dicha teoría es equivalente a la aritmética
formalizada tipo Tarski, y por tanto no es una noción aritmética, elemental. El programa de aritmetización de la lógica, por la vía
como piensan Peano o Frege, sino ante todo semiótica. del metalenguaje, comienza así a estar en su apogeo. Culminará
Basándose en ella, Tarski va a introducir una operación sígnica con los trabajos de Gódel, basados también en las nociones de
muy importante para la lógica y para los lenguajes formalizados: la secuencia, longitud y concatenación.
de concatenación de signos. Se trata de una operación definida en
En relación con toda esta problemática Bourbaki presenta, en
el metalenguaje, gracias a la cual vamos a poder construir un
de matemáticas, una propuesta formalista, inspira-
18
sus Elementos
nombre para cualquier expresión del lenguaje formalizado a partir
de los nombres propios de los signos elementales, que Tarski Selected
17. W. V. O. QUINE, «Concatenation as a Basis for Arithmetic», en
Logic Papers (Nueva York, Random House, 1966), p. 71.
N. B0URBAKI, Elements of Mathematics: Theory of Sets (París-
Reading,
15. A. TARSKI, «Le concept...», p. 178. 18.
a
16. A. TARSKI, «Le concept...», p. 164. Hermann-Addison-Wesley, 1974 [2. ed.]).
256 Ensamblajes de signos 257
Apéndice

da en último término por Hilbert, que merece la pena considerar. (por abuso de lenguaje) como si se tratase de un objeto: así 'Ve-
Una teoría matemática es, antes que nada, un sistema de signos nus', función f, número 1, etc. Y, en tercer lugar, si queremos utili-
escritos, entre los cuales cabe distinguir signos lógicos, letras y zar la noción de verdad, dichos ensamblajes, según Tarski, han de
signos específicos de cada teoría. Todos ellos se mezclan y combi- poder ser denominados por medio de dos expresiones metalingüís-
nan en ensamblajes, algunos de los cuales tienen sentido dentro de ticas.
la teoría y otros no: Las aportaciones que se pretenden hacer aquí son dos: en
primer lugar, la ciencia no sólo trabaja con secuencias de signos,
Una teoría matemática (o simplemente una teoría) contiene reglas que sino en general con ensamblajes. Éstos no tienen por qué ser
nos llevan a afirmar que ciertos ensamblajes de signos son términos o lineales ni unidimensionales: las tablas bi- o n-dimensionales, las
relaciones de la teoría, así como reglas que nos llevan a afirmar que ciertos
ensamblajes son teoremas de la teoría.' 9 figuras geométricas, etc., son ejemplos, ya en las ciencias formales,
de que el lenguaje científico no se reduce a secuencias de signos.
Estas reglas de formación de ensamblajes no son objeto de la En segundo lugar, así como el lenguaje-objeto siempre es un
matemática formalizada, sino de la metamatemática, es decir, de lo sistema de signos, asimismo los metalenguajes para hablar de él y
que aquí llamamos, con mayor generalidad, semiología de la cien- poner nombre a esos signos son sistemas sígnicos. Si a una marca
cia. El propio Bourbaki hace otra advertencia, particularmente de un cronómetro, que ya de por sí es un signo, le ponemos un
pertinente para nuestro objeto: nombre del tipo '5' o '9', estamos utilizando un sistema de guaris-
mos para designar o nombrar las marcas de un cuadrante; y otro
Desde un punto de vista intuitivo, muchas entidades matemáticas tanto si designamos una figura por su ecuación.
pueden ser consideradas como colecciones o conjuntos de objetos. No
buscamos una formalización de dicha noción: en la interpretación forma- Bajo la noción de ensamblaje, por ser más amplia, pueden ser
lista que sigue la palabra 'conjunto' debe ser considerada como estricta- pensados una multiplicidad de sistemas sígnicos a los que las
mente sinónima a 'término'. En particular frases como 'sea X un conjunto' ciencias empíricas recurren continuamente en su labor investiga-
son, en principio, totalmente superfluas, ya que toda letra es un término,20 dora: desde las fotografías a las tablas de datos proporcionadas por
un ordenador, pasando por los planos, los árboles lógicos o la
y un poco antes: grabaciones magnetofónicas. Los ensamblajes pueden ser n-dimen-
sionales, e incluso no discretos ni secuenciales: lo esencial es que
por abuso de lenguaje se dirá a veces que ciertos símbolos son ensambla- exista un sistema de signos que, metalingüísticamente, pueda to-
jes, más bien que denotan ensamblajes: expresiones como 'el ensamblaje
A' o 'la letra x' deberían ser reemplazadas, en rigor, por 'el ensambla- mar a esos ensamblajes por objetos y designarlos y ponerles nom-
je denotado por A' o 'la letra denotada por x'.21 bre. Las tablas de posiciones y las trayectorias son un buen ejem-
plo, para el caso de Venus, de la variedad de recursos metalingüísti-
Importantes precisiones, que sirven de apoyo a las tesis mante- cos a los que la ciencia recurre.
nidas en el presente trabajo: la ciencia siempre trabaja con signos Se entenderá, por consiguiente, el interés que la noción bour-
que denotan otros signos. bakiana de ensamblaje presenta para una filosofía general de la
Pues bien, resulta así que las matemáticas, y en general las ciencia. Más adelante se verá en qué• dirección puede progresar la
teorías científicas que han llegado a un suficiente nivel de desarro- investigación hacia una semiología de la ciencia, partiendo de estos
llo, son antes que nada escritura. Además, esa escritura está com- fundamentos críticamente obtenidos. Antes de pasar a ello convie-
puesta por signos, cada uno de los cuales puede ser considerado ne resaltar, sin embargo, dos puntos:
En primer lugar, el atomismo semiótico tiene el grave defecto
19. N. BOURBAKI, Elements..., p. 16.
de pensar que cada signo elemental puede ser considerado aislada-
20. N. BOURBAKI, Elements..., p. 65.
mente, como si de un objeto subsistente por sí mismo se tratara;
21. N. BOURBAKI, Elements..., p. 17. siendo así que la noción de signo evita esta tendencia a la substan-
258 Propuestas para una semiología de la ciencia 259
Apéndice

cialización de los objetos de la ciencia y, por otra parte, inserta a De esta propuesta general se derivan las siguientes considera-
cada signo en un determinado sistema sígnico en el seno del cual ciones, plenamente provisionales, como se dijo al principio, pero
tiene sentido y es inteligible dicho signo como elemental, pero no que tienden a la elaboración de una posible semiología de la
fuera de él. Las tesis de Saussure son muy ilustrativas en este ciencia en base a los resultados obtenidos de los análisis y críticas
punto: precedentes.

Definir al término como la unión de cierto sonido con cierto concepto


(valgan figura y figurado, o signo y designatum en lugar de sonido y
V. Propuestas para una semiología de la ciencia
concepto) sería aislarlo del sistema del que forma parte; sería creer que se
puede comenzar por los términos y construir el sistema haciendo la suma,
mientras que, por el contrario, hay que partir de la totalidad solidaria para Dato 1.1. El conjunto de signos que estoy escribiendo, y que apa-
obtener por análisis los elementos que encierra." rentemente han sido preescritos y pueden ser reescritos o releídos,
está organizado por concatenación o yuxtaposición de signos, los
Esta observación general vale también para los sistemas de cuales forman ensamblajes (palabras, frases, párrafos, apartados,
signos científicos, y no sólo para los términos de las lenguas usua- etcétera). A su vez, unos ensamblajes se yuxtaponen a otros, for•
les. Un signo elemental, un átomo, no tiene sentido simplemente mando ensamblajes más complejos.
por lo que désigna, sino también por sus interrelaciones y oposicio-
nes con los restantes signos de dicho lenguaje formalizado o es- Definición I. Denominaremos transcripción a la operación que
critura en general. Las intercorrespondencias, esenciales para permite trasladar unos ensamblajes de signos de un espacio o
analizar la noción de verdad, sólo son definibles entre sistemas sistema sígnico a otro, conforme a reglas de correspondencia.
complejos, y no entre signos aislados. Ejemplos de transcripción: la lectura, la audición, la cita, la copia,
En segundo lugar, si las teorías matemáticas son, antes que la impresión, etc.
nada, puras escrituras de ensamblajes de signos, a las que ulterior-
mente se les encontrará una pluralidad de modelos, y si la concep- Dato 1.2. Dado el actual texto y su texto antecedente, del cual
ción estructural en filosofía de la ciencia supone la ampliación del soy mecanógrafo, existe un sistema normalizado de signos que
programa bourbakista a las ciencias empíricas, de tal manera que determina a ambos. El manuscrito, al igual que el discurso pronun-
las teorías científicas con contenido empírico son, al menos en sus ciado o el texto mecanografiado, no son sino modelos empíricos de
núcleos no ampliados, estructuras matemáticas abstractas, encon- dicho sistema, el cual preexiste a toda lectura, habla, escritura o
tramos entonces una nueva vía de investigación de las teorías y, audición, sean individualizadas o colectivas. La operación de trans-
sobre todo, de las relaciones interteóricas, en base a la reconstruc- cripción sólo es posible en virtud de la preexistencia del sistema
ción semiológica de dichas teorías, y no sólo a su reconstrucción normalizado.
lógica. Una «misma» teoría puede mantener en lo esencial una
misma estructura lógica en dos estadios de su evolución histórica Dato 1.3. El sistema normalizado es categórico, en tanto exis-
pero, en cambio, haber variado su estructura semiológica, determi- ten múltiples modelos empíricos de él que son isomorfos, aunque
nable a partir de los distintos sistemas de signos a los que se sea parcial o localmente, entre sí.
recurre para expresarla y para desarrollarla. Particularmente im-
portantes son al respecto los problemas generales de transforma- Dato 1.4. Las comunidades científicas están caracterizadas por
ción y de traducción entre unos sistemas de signos y otros. la utilización de un determinado sistema sígnico normalizado.

22. F. DE SAUSSURE, Curso de lingüística general, traducción de Amado Alon- Tesis 1. Hay conocimiento científico en la medida en que los
so (Buenos Aires, Losada, 1954), pp. 193-194. sistemas de signos son transcribibles entre sí, aunque sea parcial-
260 Propuestas para una semiología de la ciencia 261
Apéndice

mente. La transcripción es la operación determinante del conoci- las ideas; en otro las percepciones, si pensamos en el empirismo y
miento científico. racionalismo clásicos.
Tesis 2. Las ciencias empíricas siempre poceden por transcrip- En toda operación de transcripción se precisan, como
Tesis 4.
ción de sistemas de signos más complejos (por ejemplo, las percep- mínimo, tres sistemas diferenciados de signos. Una teoría del signo
ciones de los hechos) a sistemas de signos más simples (por ejem- basada en relaciones binarias, elementales e inmediatas, es inade-
plo, las proposiciones, pero también las tablas, esquemas, fórmu- cuada, pues toda relación semiótica es compleja, en el sentido de
las, etc.). Aun sin suponer un sistema último de signos (lo cual que implica más de dos sistemas intercorrespondientes de signos.
i mplicaría una tesis propiamente ontológica) sí es cierto que cual-
a todo sistema de signos
quier objeto de conocimiento sólo puede ser investigado científica- Definición 2. Llamaremos signante
mente en la medida en que dispongamos de reglas e instrumentos capaz de interrelacionarse por correspondencia biunívocas, aun-
de transcripción: las palabras, los números, las ecuaciones, las que sean parciales, con otros sistemas de signos.
figuras, los planos, las fotografías y, en general, otros modos de Obsérvese que los signantes no sólo pueden ser seres huma-
reproducción parcialmente conforme. nos, sino también aparatos científicos. Puede haber signantes indi-
viduales o colectivos. Estos últimos están caracterizados por la
Tesis 3. La comunicación, difusión, transmisión, enseñanza, común posesión de un sistema normalizado o, si se prefiere, por
almacenamiento y divulgación de la ciencia implican, asimismo, ser modelos empíricos, isomorfos parcialmente entre sí, de dicho
transcripciones conformes de unos sistemas de signos a otros. Por sistema abstracto.
poner un ejemplo paradigmático: el examen expresa la competen-
cia sígnica de un estudiante, de la misma manera que las traduccio-
nes, las publicaciones, etc., expresan otros tantos niveles de com-
petencia sígnica, es decir, de conocimiento científico poseído por
alguien. Transcribir el discurso hablado, tomar notas y apuntes,
fotocopiar, elaborar fichas bibliográficas, introducir datos en
computadoras (o extraerlos), citar y, en general, otras muchas
formas del trabajo científico cotidiano son, de la misma manera,
modos de transcripción de unos sistemas de signos a otros.

Hipótesis 1. Si admitimos que el conocimiento perceptivo tam-


bién conlleva conexiones entre distintos sistemas de signos (desde
las impresiones en la retina hasta las codificaciones neuronales,
pasando por las vibraciones de las cuerdas vocales), todos esos
procesos pueden a su vez quedar englobados en la categoría gene-
ral de transcripciones sígnicas o, si se prefiere, en la de transforma-
ciones semióticas, dado que nada garantiza que las transcripciones
de ese tipo sean conformes.
Obsérvese que, de aceptarse esta hipótesis, las teorías raciona-
lista y empirista del conocimiento pueden ser integradas en un
mismo marco epistemológico, con sólo variar los sistemas de sig-
nos que son los referentes últimos de cada una de ellas: en un caso
BIBLIOGRAFÍA
SOBRE LA FILOSOFÍA GENERAL
DE LA CIENCIA

ACKERMAN, R. J. (1976): The Philosophy of Karl Popper. Baltimore,


John Hopkins University Press.
—(1985): Data, Instruments and Theory. Princeton, Princeton Uni-
versity Press.
ACHINSTEIN, P. (1963): «Theoretical Terms and Partial Interpreta-
'tion», en British Journal for the Phil. of Science, 14.
—(1965): «The Problem of Theoretical Terms», en American Philo-
sophical Quarterly, 2.
—(1968): Concepts of Science. Baltimore, John Hopkins University
Press.
—(1969): The Legacy of Logical Positivism. Baltimore, John Hop-
kins University Press.
—(1971): Law and Explanation. An Essay in the Philosophy of Scien-
ce. Oxford, Clarendon Press.
—(1981): «Can there be a Model of Explanation?», en Theory and
Decision, 13, pp. 201-227.
—(1983a): The Concep of Evidence. Oxford, Oxford University
Press.
—(1983b): The Nature of Explanation. Oxford, Oxford University
Press.
ACHINSTEIN P., y S. BARKER (eds.) (1969): The Legacy of Logical
Positivism. Baltimore, John Hopkins University Press.
ACHINSTEIN, P., y Y. D. HANNAWA (eds.) (1985): Observation, Experi-
ment and Hypothesis in Modem Physical Science. Cambridge,
Press.
ADAMS, E. W. (1955): Axiomatic Foundations of Rigid Body Mecha-
nics. Tesis doctoral. Stanford, Stanford University.
264 Bibliografía Bibliografía 265

AGASSI, J. (1961): «The Role of Corroboration in Popper's Methodo- —(1982b): «A Logical Reconstruction of Pure Exchange Econo-
logy», en Australasian Journal of Philosophy, 39. mics», en Erkenntinis, 17, pp. 23-46.
—(1975): Science in Flux. Dordrecht, Reidel. —(1985a): Theorie und Messung. Berlín, Springer.
—(1981): Science and Society. Dordrecht, Reidel. —(1985b): «On a New Definition of Theoreticity», en Dialectica, 39,
—(ed.) (1982): Scientific Philosophy. Essais in Honor of Mario Bun- pp. 127-145.
ge. Dordrecht, Reidel. BALZER, W., y M GOTTNER (1982): «Eine logische erkonstrvierte
ALBERT, H. (1982): Die Wissenschaft und die Fehlbarkeit der Ver- Literaturtheorie: Roman Jakobson», en W. BALZER y M. HEI-
nunft. Tubinga, J. C. B. Mohr. DELBERGER (eds.): Zur Logik empirischen Theorien. Berlín,
ALONSO DE FLORIDA, F. (1980): «Coherential Validation of Causa- Springer, pp. 304-331. También se publicó una versión inglesa
lity», en Crítica, 12:35, pp. 61-79. en Poetics (1983), 12, pp. 489-510
ARMSTRONG, D. M. (1978): Universals and Scientific Realism. Cam- BALZER, W., y A. KAMLAH (eds.) (1979): Aspekte der physikalischen
bridge, Cambridge University Press. Begriffsbildung. Braunschweig, Vieweg.
—(1983): What is a Law of Nature? Cambridge, Cambridge Univer- BALZER, W., y C. U. MOULINES (1980): «On Theoricity», en Synthese,
sity Press. 44, pp. 467-494.
ASQUITH, P. D., y R. GIERE (eds.) (1982): Philosophy of Science BALZER, W., y J. D. SNEED (1977-1978): «Generalized Net Structures
Association 1980. East Lansing, PSA (2 vols.). of Empirical Theories», I-II, en Studia Logica, 36, pp. 195-211,
ASQUITH, P. D., e I. HACKING (eds.) (1980): Philosophy of Science y 37, pp. 167-194.
Association 1978. East Lansing, PSA (2 vols.). BAR-HILLEL, Y. (ed.) (1972): Logic, Methodology and Philosophy of
ASQUITH, P. D., y P. KITCHER (eds.) (1984): Philosophy of Science Science. Proc. of the 1964 Int. Congress. Amsterdam, North
Association 1984. East Lansing, PSA. Holland.
ASQUITH, P. D., y H. KYBURG (eds.) (1979): Current Research in BARKER, S. (1957): Induction and Hypotesis. Ithaca, Cornell Univer-
Philosophy of Science. East Lansing, PSA. sity Press.
ASQUITH, P. D., y T. NICKLES (eds.) (1983): Philosophy of Science BARNES, B. (1974): Scientific Knowledge and Sociological Theory.
Association 1982. East Lansing, PSA (2 vols.). Londres, Routledge & Kegan Paul.
AYER, A. J. (ed.) (1959): Logical Positivism. Glencoe-Londres, Free BARNES, B., y D. EDGE (eds.) (1982): Science in Context. Londres-
Press / Allen & Unwin. Cambridge, The Open University Press / MIT Press.
—(1973): Probability and Evidence. Londres, Macmillan. BARNES, S. B. (1982): T. S. Kuhn and Social Sciences. Londres,
BACHELARD, G. (1982): Essai sur la connaissance approchée. París, Macmillan.
Vrin (2.a ed., 1986). BAUMRIN, B. (ed.) (1961- 1963): Philosophy of Science. The Delaware
—(1947): La formation de l'esprit scientifique. París, Vrin (2.a ed., Seminar. 2 vols. Nueva York, John Wiley (vol. I, 1961-1962);
1960). Nueva York, Interscience (vol. II, 1963).
—(1949): Le nouvel esprit scientifique. París, Presses Universitaires BAYERTZ, K. (1981): Wissenschaftstheorie und Paradigmabegriff.
de France. Stuttgart, Metzler.
—(1953): La philosophie du non. Essai d'une philosophie du nouvel BECK, S. D. (1960): The Simplicity of Science. Londres, Penguin.
esprit scientifique. París, Presses Universitaires de France. BENSCH, R., y W. TRUTWIN (1975): Wissenschaftstheorie. Düsseldorf,
BAERMARK, J. (ed.) (1979): Perspectives in Metascience. Gotembur- Patmos.
go, Kungl. Vetenskaps-coh Vitterhts-Samhállet. BENTHEM, B. C. VAN (1982): «The Logical Study of Science», en
BALZER, W. (1978): Empirische Geometrie. Kronberg, Scriptor. Synthese, 51:3, pp. 431-472.
—(1982a): Empirische Theorien: Modelle, Strukturen, Beispiele. BERGMAN, G. (1957): Philosophy of Science. Madison, University of
Braunschweig-Wiesbaden, Vieweg. Wisconsin Press.
266 Bibliografía Bibliografía 267
BERKA, K. (1983): Measurement: its Concepts, Theories and Pro- BROWN, H. I. (1977): Perception, Theory and Commitment. The New
blems. Dordrecht, Reidel. Philosophy of Science. Chicago, Precedent Publ.
BERNAL, J. D. (1954): Science in History. Londres, Watts. BUCHLER, J. (1961): The Concept of Method. Nueva York, Columbia
BETH, E. W. (1948): Naturphilosophie. Gorirschem, Noorduyn. University Press.
—(1948-1949): «Analyse sémantique des théories physiques», en BUCK, R., y R. COHEN (eds.) (1971): Boston Studies in the Philosophy
Synthese, 7, pp. 206-207. of Science. In Memory of R. Carnap. Dordrecht, Reidel.
—(1960): «Semantics of Physical Theories», en Synthese, 12, pp. BUNGE, M. (1959): Causality. Cambridge, Harvard University
172-175. Press.
—(1962): Formal Methods. Dordrecht, Reidel. —(1963): The Myth of Simplicity: Problems of Scientific Philosophy.
BHASKAR, R. (1975): A Realist Theory of Science. Leeds, Leeds Englewood Cliffs-Londres, Prentice-Hall.
Books. —(ed.) (1964): The Critical Approach to Science and Philosophy.
BLACK, M. (1962): Models and Methaphors. Ithaca, Comell Univer- Glencoe, Free Press.
sity Press. —(1967): Scientific Research. Berlín, Springer (2 vols.).
BLANCHÉ, R. (1973): La science actuelle et le rationalisme. París, —(1973a): Method, Model & Matter. Dordrecht, Reidel.
Presses Universitaires de France (2.a ed.). —(1973b): Exact Dordrecht, Reidel.
—(1975): L'induction scientifique et les lois naturalles. París, P.U.F. —(ed.) (1973c): The Methodological Unity of Science. Dordrecht,
BLUME, S. (ed.) (1977): New Perspective in the Sociology of Science. Reidel.
Londres, Macmillan. —(1974): Treatise of Basic Philosophy. Dordrecht, Reidel.
BOGDAN, R. J., e I. NIINILUOTO (eds.) (1973): Logic, Language and BURLAN, R. M. (1977): «More than a Marriage of Convenience: On
Probability, IV Int. Congr. of Logic, Methodology and Philo- the Inextricability of History and Philosophy of Science», en
sophy of Science, secc. IV-VI-XII, Bucarest 1971. Dordrecht, Philosophy of Science, 44, pp. 1-42.
Reidel. —(1984): «Scientific Realism and Incommensurability: Some Criti-
— (1979): Patrick Suppes. Dordrecht, Reidel. cism of Kuhn and Feyerabend», en R. S. COHEN y M. W.
BOUDOT, M. (1972): Logique inductive et probabilité. París, A. Colin. WARTOFSKY (eds.): Boston Studies in the Philosophy of Science.
BOYD, R. N. (1983): «On the Current Status of the Issue of Scientific Dordrecht, Reidel.
Realism», en Erkenntnis, 19, pp. 45-90. Burrs, R. E., y T. W. DAVIS (1970): The Methodological Heritage of
BRAITHWAITE, R. B. (1953): Scientific Explanation. Cambridge, Newton. Toronto, University of Toronto Press.
Cambridge University Press. Burrs, R. E., y J. HINTIKKA (eds.) (1977a): Basic Problems in Metho-
BRANNIGAN, A. (1981): The Social Basis of Scientific Discoveries. dology and Linguistics. Proc. of the V Int. Congr. of Logic,
Cambridge, Cambridge University Press. Methodology and Philosophy of Sciences. Dordrecht, Reidel.
BRIGDMAN, P. W. (1927): The Logic of Modern Physics. Nueva York, —(1977b): Logic, Foundations of Mathematics and Computability
Macmillan. Theory. Dordrecht, Reidel.
—(1936): The Nature of Physical Theory. Princeton, Princeton Uni- CAPPELETTI, V., y M. GRMEK (eds.) (1982): On Scientific Discovery.
versity Press. Dordrecht, Reidel.
—(1952): The Nature of Some of our Physical Concepts. Nueva CARNAP, R. (1923): Der Logische Aufbau der Welt. Berlín, Welk-
York, Philosophical Library. reis.
BRODY B., y N. CAPALDI (eds.) (1986): Science, Methods and Goals. —(1931): «Überwindung der Metaphysik durch Logische Analyse
Nueva York, Benjamin. der Sprache», en Erkenntnis, 2, pp. 219-241.
BRODY, TH. (ed.) (1970): Readings in the Philosophy of Science. —(1932): «Ueber Protokollsátze», en Erkenntnis, 3, pp. 177-228.
Englewood Cliffs, Prentice Hall. —(1934): Logische Syntax der Sprache. Viena, Springer.
268 Bibliografía Bibliografía 269

—(1936): «Testability and Meaning», en Philosophy of Science, 3, COHEN, R. S., y M. W. WARTOFSKY (eds.) (1969): Boston Studies in
pp. 420-468, y 4 (1937), pp. 1-40. the Philosophy of Science, 4-5. Dordrecht, Reidel (2 vols.).
—(1942): Introduction to Semantics and Formalisation of Language. —(1983): Language, Logic and Method. Dordrecht, Reidel.
Cambridge, Harvard University Press. COHN, P. (ed.) (1981): Transparencies. Philosophical Essays in Ho-
—(1950): Probability and Induction. Chicago, Chicago Univ. Press. nor of J. Ferrater Mora. Atlantic High., Humanities Press.
—(1951a): Logical Foundations of Probability. Chicago, Chicago COLLINS, H. M. (ed.) (1982): Sociology of Scientific Knowledge: A
University Press. Sourcebook. Bath, Bath University Press.
—(1951b): The Nature and Application of Inductive Logic. Chicago, COLODNY, R. (ed.) (1962): Frontiers of Science and Philosophy.
Chicago University Press. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press.
—(1952): The Continuum of Inductive Methods. Chicago, Chicago —(1965): Beyond the Edge of Certainty. Englewood Cliffs, Prentice
University Press. Hall.
—(1956): «The Methodological Character of Theoretical Concepts», —(ed.) (1969): The Nature and Function of Scientific Theories. Pitts-
en H. FEIGL y M. SCRIVEN: Minnesota Studies in the Philosophy burgh, University of Pittsburgh Press.
of Science, I. Minnesota, University of Minnesota Press. —(1966): Mind and Cosmos: Explorations in the Philosophy of Scien-
—(1959): Induktive Logik und Wahrscheinlichkeit. Viena, Sprin- ce. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press.
ger. —(1972): Paradigms and Paradoxes. Pittsburgh, University of Pitts-
—(1960): «Theoretische Begriffe der Wissenschaft», en Zeitschrift burgh Press.
für philosophische Forschung, 14, pp. 209-233 y 471-498. CONANT, J. B. (1951): Science and Common Sense. Nueva York,
—(1963): «Reply to K. R. Pdpper on the Demarcation between Yale University Press.
Science and Metaphysics», en P. SCHILPP (ed.): The Philosophy CRAIG, W. (1953): «On Axiomatizability within a System», en Jour-
of Rudolf Carnap. La Salle, Open Court. nal of Symbolic Logic, 18.
—(1966): Philosophical Foundations of Physics. Nueva York, Basic — (1956): «Replacement of Auxiliary Expression», en Philosophical
Books. Review, 65.
—(1973): «Notes on Probability and Induction», en Synthese, 25, CROMBIE, A. C. (ed.) (1963): Scientific Change. Londres, Heine-
pp. 269-298. mann.
CAUSEY, R. L. (1975): «Uniform Microreductions», en Synthese, 25, CUSHING, J. T., C. F. DELANEY y G. GUTTING (eds.) (1984): Science
pp. 176-218. and Reality. Notre Dame, University of Notre Dame Press.
—(1977): Unity of Science. Dordrecht, Reidel. CHIARA, M. L. DALLA (1981a): Italian Studies in the Philosophy of
CAVAILLÉS, J. (1960): Sur la Logique et la Théorie de la Science. Science. Traducción de C. R. Fawcett. Dordrecht, Reidel.
París, Presses Universitaires de France. — (1981b): «Is there a Logic of Empirical Sciences?», en Boston
COHEN, M. R., y E. NAGEL (1966): An Introduction to Logic and Studies in the Philosophy of Science, 47, pp. 187-196.
Scientific Method. Londres, Routledge & Kegan Paul. CHIARA, M., L. DALLA, y G. TORALDO DE FRANCIA (1973): «A Logical
COHEN, R. S. (ed.) (1970): Ernst Mach, Physicist and Philosopher. Analysis of Physical Theories», en Rivista di Nuovo Cimento,
Dordrecht, Reidel. 2:3, pp. 1-20.
COHEN, R. S., y R. C. BUCK (eds.) (1971): Philosophy of Science CHIPMAN, L. (ed.) (1982): Reason, Truth and Theory. Amsterdam,
Association 1970. Dordrecht, Reidel. Nijhoff.
COHEN, R. S., P. K. FEYERABEND y M. W. WARTOFSKY (eds.) (1976): CHISHOLM, R. (1946): «The Contrary to Fact Conditional», en Mind,
Essays in Memory of I. Lakatos. Dordrecht, Reidel. 55, pp. 289-307.
COHEN, R. S., C. A. HOOKER y A. C. MICHALOS (eds.) (1976): Philo- CHURCHLAND, P. M. (1979): Scientific Realism and the Plasticity of
sophy of Science Association 1974. Dordrecht, Reidel. Mind. Cambridge, Cambridge University Press.
270 Bibliografía Bibliografía 271

—(1982): «The Antirealist Epistemology of Van Fraasen's The —(1913-1917): Le systéme du monde. 10 vols. Reimpr. 1954-1959,
Scientific Image», en Pacific Philosophical Quarterly, 63(3), pp. París, Hermann.
226-235. —(1969): To Save the Phenomena. Traducción de E. Dolan y C.
CHURCHLAND, P. M., y C. HOOKER (eds.) (1985): Images of Science. Maschler. Chicago, Chicago University Press.
Chicago, Chicago University Press. DUMETT, M. (1977): Elements of Intuitionism. Oxford, Clarendon
CHURCHMAN, C. W., y P. RATOOSH (eds.) (1959): Measurement, Defi- Press.
nitions and Theories. Nueva York, J. Wiley. —(1978): Truth and other Enigmas. Cambridge, Harvard University
DANTO, A. (1956): «On explanation in History», en Philosophy of Press.
Science, 23, pp. 15-30. —(1982): «Realism», en Synthese, 52, pp. 55-112.
—(1965): Analytic Philosophy of History. Cambridge Univ. Press. EDWARDS, P. (ed.) (1976): The Encyclopedia of Philosophy. Nueva
DANTO, A., y S. MORGENBESSER (eds.) (1960): Philosophy of Science. York-Londres, Macmillan.
Nueva York, Meridian. ELKANA, Y. (ed.) (1974): The Interaction between Science and Philo-
DAVIDSON, D., y J. HINTIKKA (eds.) (1969): Words and Objections: sophy. Atlantic Highlands, Humanities Press.
Essays on the Work of M. V. O. Quine. Dordrecht, Reidel. ELSTER, J. (1983): Explaining Technical Change. A Case Study in the
DESANTI, J. T. (1975): La philosophie silencieuse, ou critique des Philosophy of Science. Cambridge, Cambridge University
philosophes des sciences. París, Seuil. Press.
DEVITT, M. (1979): «Against Incommensurability», en Australa- ESSER, H., K. KLENOVITS y H. ZEHNPFENNING (1977): Wissenschafts-
sian Journal of Philosophy, 57:1, pp. 29-49. theorie. Stuttgart, Teubner (2 vols.).
—(1984): Realism and Truth.. Oxford, Blackwell. ESSLER, W. K. (1970): Induktive Logik. Grundlagen und Vorausset-
DIEDERICH, W. (1981): Strukturalistische Rekonstruktionen. Wiesba- zungen. Friburgo-Munich, K. Alber.
den, Vieweg. — (1970-1979): Wissenschaftstheorie. Friburgo-Munich, K. Alber
—(1982): «Stegmüller on the Structuralist Approach in the Philo- (4 vols.).
sophy of Science», en Erkenntnis, 17:3, p. 377-397. ESSLER, W. K., H. PUTNAM y W. STEGMÜLLER (eds.) (1985): Epistemo-
DIEMER, A., L. GELDSETZER y F. ROTTER (eds.) (1971): Der Methoden- logy, Methodology and Philosophy of Science. Dordrecht,
und Theorienpluralismus in den Wissenschaften. Meisenheim, Reidel.
A. Hain. FEIBLEMANN, J. K. (1969): Foundations of Empiricism. La Haya,
DILWORTH, C. (1981): Scientific Progress. Dordrecht, Reidel. Nijhoff.
—(1982): «On the Sneedian Conception of Science», en Epistemolo- FEIGL, H. (1981): Inquiries and Provocations. Selected Writings
gia, 5, pp. 19-38. 1929-1974 (R. S. Cohen, ed.). Dordrecht, Reidel.
—(1984): «On Theoretical Terms», en Erkenntnis, 21, pp. 405-423. FEIGL, H., y M. BRODBECK (eds.) (1953): Readings in the Philosophy
DRAY, W. (1957): Laws and Explanation in History. Oxford, Oxford o Science. Nueva York, Appleton-Century-Crofts.
University Press. FEIGL, H., y G. MAXWELL (eds.) (1961): Current Issues in the Philo-
—(ed.) (1966): Philosophical Analysis and History. Nueva York, sophy of Science. Nueva York, Holt, Rinehart & Winston.
Harper & Row. FETZER, J. H. (1981): Scientific Knowledge. Causation, Explanation
DRERUP, H. (1979): Wissenschaftstheorie und Wissenschaftspraxis. and Corroboration. Dordrecht, Reidel.
Bonn, Bouvier. FEYERABEND, P. K. (1963): «How to Be a Good Empiricist», en
DRUWE, U. (1985): Teoriendynamik und wissenschaflicher Forschritt B. BAUMRIN (1961-1963), pp. 3-39.
in den Erfahrungswissenschaften. Friburgo, Alber. — (1965): «Reply to Criticism», en R. S. COHEN y M. W. WARTOFSKY
DUHEM, P. (1906): La théorie physique, son objet et son structure. (eds.): Boston Studies in the Philosophy of Science, 1. Dor-
París, Cheválier et Riviére. drecht, Reidel, pp. 223-261.
272 Bibliografía Bibliografía 273

—(1970): Against Method. Minneapolis, Minnesota Studies for the Model in Mathematics and Natural and Social Sciences. Dor-
Philosophy of Science, vol. 4. drecht, Reidel.
—(1975): Against Method. Londres, NLB. FRIEDMAN, K. (1982): «Is Intertheoretic Reduction Feasible?», en
—(1978a): Science in a Free Society. Londres, NLB. British Journal for the Philosophy of Science, 33:1, pp. 17-40.
—(1978b): Der Wissenschaftstheoretische Realismus und die Autori- GADAMER H. G. (1976): Vernunft in Zeitalter der Wissenschaft.
tát der Wissenschaften. Wiesbaden, Vieweg. Frankfurt, Suhrkamp.
—(1979): Rationalism and the Rise of Science. Londres, Cambridge GADOL, E. T. (1981): Rationality and Science. A Memorial Volume
University Press. for M. Schlick. Nueva York, Springer.
—(1981a): Philosophical Papers, Realism, Rationalism and the GAEHDE, U. (1983): T-Theoreticitat und Holismus. Frankfurt-Berna.
Scientific Method. Cambridge, Cambridge University Press. Peter Lang.
—(198 lb): Philosophical Papers, Problems of Empiricism. Cam- GALAVOTTI, M. C., y G. GAMBETTA (eds.) (1983): Causalitá e modelli
bridge, Cambridge University Press. probabilistici. Bolonia, CLUEB.
FEYERABEND, P. K., y G. MAXWELL (eds.) (1965): Mind, Matter and GARCÍA DE LA SIENRA, A. (1982): «The Basic Core of the Marxian
Method. Essays in Philosophy of Science in Honor of Herbert Economic Theory» (extracto modificado de la tesis doctoral
Feigl. Minneapolis, University of Minnesota Press. en la UNAM de México), en W. STEGMÜLLER et al. (eds.):
FINOCHIARO, M. A. (1979): «On the Importance of Philosophy of Philosophy of Economics. Berlín, Springer, pp. 118-144.
Science for History of Science», en Synthese, 42, pp. 411- GARDINER, P. (1952): The Nature of Historical Explanation.
Londres,
441. Oxford University Press.
FLACH, W. (1979): Thesen zum Begriff der Wissenschaftstheorie. GASTON, J. (ed) (1978): The Sociology of Science: Problems, Approa-
Bonn, Bouvier. ches and Research. San Francisco, Jossey-Bass.
FLECK, L. (1979): Genesis and Development of a Scientific Fact. GIADYMIN, J. (1971): «The Paradox of Meaning Variance», en
British
Chicago, Chicago University Press. Journal for the Philosophy of Science, 22.
FLEW, A. (ed.) (1966): Essays in conceptual Analysis. Westport, —(1982): Science and Convention: Essays on H. Poincaré's Philo-
Greenwood (2.a ed., 1981). sophy of Science and the Conventionalist Tradition. Londres,
FLOISTAD, G. (1982-1983): Contemporary Philosophy. A New Survey. Pergamon Press.
Londres, M. Nijhoff (4 vols.). GIERE, R. N. (1973): «History and Philosophy of Science: Intimate
FOSTER, L., y J. SWANSON (eds.) (1970): Experience and Theory. Relationship or Marriage of Convenience?», en British Journal
Amherst, University of Massachusetts Press. for the Philosophy of Science, 24, pp. 282-297.
FRAASEN, B. C. VAN (1970): «On the Extension of Beth's Semantics —(1979): Understanding Scientific Reasoning. Nueva York, Holt,
of Physical Theories», en Philosophy of Science, 37, pp. 325- Rinehart & Winston.
339. —(1984): «Towards a Unified Theory of Science», en J. T. CUSHING,
—(1971): Formal Semantics and Logic. Londres, Macmillan. C. F. DELANEY y G. GurrING (1984).
—(1972): «A Formal Approach to the Philosophy of Science», en —(1985): «Philosophy of Science Naturalized», en Philosophy of
R. COLODNY (1972), pp. 303-366. Science, 52, pp. 331-357.
—(1980): The Scientific Image. Oxford, Oxford University Press. GINGERICH, O. (ed.) (1975): The Nature of Scientific Discovery.
FRANK, P. (1957): Philosophy of Science: the Link between Science Washington, Smithsonian Institute.
and Philosophy. Englewood Cliffs, Prentice Hall. GLYMOUR, C. (1980): Theory and Evidence. Princeton, Princeton
—(1961): Modern Science and its Philosophy: the Validation of University Press.
Scientific Theories. Nueva York, Collier. —(1982): «Experimentation and Scientific Realism», en Philosophi-
FREUDENTHAL H. (ed.) (1961): The Concept and the Role of the cal Topics, 13, pp. 71-87.
274 Bibliografía Bibliografía 275

GOODMAN, N. (1974): «The Problem of Counterfactual Conditio- HANSON, N. R. (1958): Patterns of Discovery: an Inquiry into the
nals», en Journal of Philosophy, 44, pp. 113-128. Conceptual Foundations of Science. Cambridge, Cambridge
—(1955): Fact, Fiction and Forecast. Cambridge, Harvard Univ. Press. University Press.
GREGG, J. R. (1964): Form and Strategy in Science. Dordrecht, —(1972): Observation and Explication: a Guide to the Philosophy of
Reidel. Science. Londres, Allen & Unwin.
GRMEK, M. D., R. S. COHEN y G. CIMINO (eds.) (1981): On Scientific —(1973): Constellations and Conjectures. Dordrecht, Reidel.
Discovery. Dordrecht, Reidel. HARDING, S. G. (ed.) (1976): Can Theories Be Refuted? Essays in the
GRUENBAUM, A. (1960): «The Duhemian Argument», en Philosophy Duhem-Quine Thesis. Dordrecht, Reidel.
of Science, 11, pp. 75-87. HARRE, R. (1960): An Introduction to Logic of the Sciences.
Londres,
—(1976a): «Can a Theory Answer more Questions than one ot its Macmillan.
Rivals?», en British Journal for the Philosophy of Science, 1, —(1970): The Principies of Scientific Thinking. Chicago, University
pp. 1-23. of Chicago Press.
—(1976b): «Is Falsifiability the Touchstone of Scientific Rationa- —(1972): The. Philosophy of Science: an Introductory Survey. Lon-
lity? K. Popper versus Inductivism», en R. S. COHEN, P. K. dres, Oxford University Press.
FEYERABEND y M. W. WARTOFSKY (1976). —(1985): Varieties of Realism. Oxford, Blackwell.
—(1976c): «Is the Method of Bold Conjetures and Attempted Refu- HARRIS, E. E. (1970): Hypothesis and Perception. The Roots of Scien-
tations Justificably the Method of Science?», en British Journal tific Method. Londres-Nueva York, Allen & Unwin / Humani-
for the Philosophy of Science, 27, pp. 105-136. ties Press.
GUTTING, G. (1973): «Conceptual Structures and Scientific Change», HARRIS, J. H. (1974): «Popper's Definitions of 'verisimilitude'», en
en SHPS, 4, pp. 209-230. British Journal for the Philosophy of Science, 25, pp. 160-166.
—(ed.) (1980): Paradigms and Revolutions: Appraisals and Applica- — (1978): «A Semantical Alternative to the Sneed-Stegmüller-Kuhn
tions of Thomas Kuhn's Philosophy of Science. Notre Dame, Conception of Scientific Theories», en Acta Philosophica Fen-
University of Notre Dame Press. nica, 30.
—(1982): «Scientific Realism versus Constructive Empiricism: a HEATH, A. F. (ed.) (1981): Scientific Explanation. Oxford, Oxford
Dialogue», en The Monist, 65, pp. 336-349. University Press.
HAACK, S. (1979): «Epistemology with a Knowing Subject», en HEMPEL, C. G. (1942): «The Function of General Laws in History»,
Review of Metaphysics, 33:2, pp. 309-335. en Journal of Philosophy, 39, pp. 35-48.
HACKING, I. (1983): Representing and intervening: Introductory To- — (1945): «Studies in the Logic of Confirmation», en Mind, 54,
pics in the Philosophy of Natural Sciences. Cambridge, Cam- pp. 1-26 y 97-121.
bridge University Press. —(1950): «Problems and Changes in the Empiricist Criterion of
HAGSTROM, W. C. (1965): The Scientific Community. Nueva York, Meaning», en Revue Internationale de Philosophie, 11, pp. 41-
Basic Books. 63.
HAHN, H. (1980): Empiricism, Logic and Mathematics (ed. de —(1952): «Fundamentals of Concept Formation in Empirical Scien-
B. MacGuinness). Dordrecht, Reidel. ce», en International Encyclopedy of Unified Science, II, 7.
HALLET, M. (1979): «Towards a Theory of Mathematical Research Chicago, Chicago University Press.
Programme», en British Journal for the Philosophy of Science, — (1958): «The Theoretician's Dilemma», en H. FEIGL y otros (eds.):
30, pp. 1-25 y 135-159. Minnesota Studies in the Philosophy of Science, vol. II.
HÁNDLER, E. W. (1980): «The Logical Structure of Modern Neoclas- —(1962): «Deductive-Nomological versus Statistical Explanation»,
sical Static Microeconomic Equilibrium Theory», en Erkennt- en H. FEIGL y G. MAXWELL: Current Issues in the Philosophy of
nis, 15, pp. 35-53. Science, vol. II, pp. 98-170.
276 Bibliografía 277
Bibliografía
—(1965): Aspects of Scientific Explanation and Other Essays in the HOOKER, C. A. (1975): «Systematic Philosophy and Metaphilosophy
Philosophy of Science. Nueva York, Free Press. of Science: Empiricism, Popperianism and Realism», en
—(1966): Philosophy of Natural Science. Englewood Cliffs, Prentice Synthese, 32, pp. 152-179.
Hall. — (ed.) (1979): Physical Theory at Logico-operational Structure. Dor-
—(1969): On the Structure of Scientific Theories. East Lansing, drecht, Reidel.
Michigan State University Press. HUBIG, CH., y W. VON RAHDEN (eds.) (1978): Konsequenzen kriti-
—(1974): «The Meaning of Theoretical Terms: a Critique of the scher Wissenschaftstheorie. Berlín, De Gruyter.
Standard Empiricist Construal», en P. SUPPES, L. HENKIN y HULL, D. L. (1979): «Laudan's Progress and its Problems», en Philo-
otros (eds.): Proceedings of the Tarski Symposium. American sophy of Science, 9, pp. 475-465.
Mathematical Society, 25. HULL, L. W. H. (1959): History and Philosophy of Science. Logmans,
HENKIN, L., P. SUPPES y A. TARSKI (eds.) (1959): The Axiomatic Green.
Method wit Special References to Geometry and Physics. Ams- JACTENBERG, T. (1983): The Social Construction of Science. Dor-
terdam, North Holland. drecht, Reidel.
HESSE, M. B. (1963): Models and Analogies in Science. Londres JANICH, P., F. KAMBARTEL y J. MITTELSTRASS (1974): Wissenschafts-
Notre Dame, Sheed & Ward / University of Notre Dame Press theorie als Wissenschaftskritik. Frankfurt, Aspekte.
(2.a ed., 1966; traducción italiana con introducción de JOEHR, W. A., y G. SCHWARZ (eds.) (1974): Kleines Weirterbuch der
Ch. Bicchieri en Milán, Feltrinelli, 1980). Wissenschaftstheorie. St. Gallen, Hochschale.
—(1965): Forces and Fields. Totowa, Littlefield Adams. JUHOS, B. (1970): «Die methodologische Symmetrie von Verifika-
—(1974): The Structure of Scientific Inference. Londres, Macmillan tion und Falsifikation», en Zeitschrift für allgemeine Wissen-
(2.a ed.). schaftstheorie, 1, pp. 41-70.
—(1980): Revolutions and Reconstructions in the Philosophy of KAHL, R. (ed.) (1963): Studies in Explanation: a Reader in the
Science. Brighton, Harverster Press. Philosophy of Science. Englewood Cliffs, Prentice Hall.
HILBERT, D. (1930): Grundlagen der Geometrie. Leibniz, Teubner KAMIAH, A. (1976): «An Improved Version of `Theoretical in a
(7.a ed.). Given Theory'», en Erkenntnis, 10, pp. 349-359.
HINTIKKA, J. (1965): «On a Combined System of Inductive Logic», — (1985): «On Reduction of Theories», en Erkenntnis, 22, p. 119.
en Acta Philosophica Fennica, XVII, pp. 21-30. KATZ, J. (1962): The Problem of Induction and its Solution. Chicago,
—(1975): Rudolf Carnap, Logical Empirist. Materials and Perspecti- University of Chicago Press.
ves. Dordrecht, Reidel. KEMENY, J. G. (1959): A Philosopher Looks at Science. Princeton,
—(1981): «On the Logic of Interrogative Model of Scientific In- Van Nostrand.
quiry», en Synthese, 47, pp. 69-83. KEMENY, J. G., y P. OPPENHEIM (1956): «On Reduction», en Philo-
HINTIKKA, J., D. GRUENDER y E. AGAZZI (eds.) (1981): Probabilistic sophical Studies, 7, pp. 6-19.
Thinking, Thermodynamics and the Interaction of the History KLEMKE, E. D. (1979): «Karl Popper, Objective Knowledge and the
and Philosophy of Science. Dordrecht, Reidel. Third World», en Philosophia, 9:1, pp. 45-62.
HINTIKKA, J., y P. SUPPES (eds.) (1966): Aspects of Inductive Logic. KLIBANSKY, R. (ed.) (1976): La philosophie au milieu du X_Xeme
Amsterdam, North Holland. siécle. Florencia, La Nuova Italia (2 vols.).
—(1970): Information and Inference. Dordrecht, Reidel. KLUEVER, J. (1971): Operationalismus. Kritik und Geschichte einer
HODSON, D. (1982): «Science: the Pursuit of Truth?», en The School philosophie der exakten Wissenschaften. Stuttgart-Bad Canns-
Science Review, 63:225, pp. 643-652. tatt, Frommann-Holzboog.
HOLTON, G. (1978): The Scientific Imagination: Case Studies. Cam- KNEALE, W. (1949): Probability and Induction. Oxford, Clarendon
bridge, Cambridge University Press. Press.
278 Bibliografía Bibliografía 279
KNORR-CETINA, K. D. (1981): The Manufacture of Knowledge: an KUHN, T. S. (1957): The Copernican Revolution. Cambridge, Har-
Essay on the Constructivist and Contextual Nature of Science. vard, University Press.
Oxford, Pergamon. —(1962): The Structure of Scientific Revolutions. Chicago, Univer-
KNORR-CETINA, K. D., R. KROHN y R. D. WHITLEY (eds.) (1980): The sity of Chicago Press (2» ed., 1970).
Social Process of Scientific Investigation. Dordrecht, Reidel. —(1970): «Reflections on My Critics», en I. LAKATOS y A. MUSGRAVE
KNORR-CETINA, K. D., y M. J. MULKAY (eds.) (1982): Science Obser- (1970), pp. 231-278.
ved. Beverly Hills, Sage. —(1974): «Second Thought on Paradigms», en F. SOPPE (1974).
KOCKELMAN, J. J. (ed.) (1986): Philosophy of Science: the Historical —(1976): «Theory-Change as Structure-Change. Comments of the
Background. Nueva York, Free Press. Sneed Formalism», en Erkenntnis, 10, pp. 179-199.
KOENIG, G. (1971): Was heisst Wissenschaftstheorie? Düsseldorf, —(1977): The Essential Tension. Chicago, University of Chicago
Philosophia. Press.
KOERNER, ST. (ed.) (1975): Observation and Interpretation. Nueva —(1978): Black Body Theory and the Quantum Discontinuity 1894-
York, Academic Press. 1912. Oxford, Clarendon Press.
—(1960): Conceptual Thinking. A Logical Inquiry. N. York, Dover. —(1980): «The Halt and the Blind: Philosophy and History of Scien-
—(1966): Experience and Theory. Londres, Routledge & Kegan ce», en British Journal for the Philosophy of Science, 31, pp.
Paul. 181-192.
—(ed.) (1975): Explanation. Oxford, Blackwell. —(1982): «The Function of Dogma in Scientific Research», en B.
KORDIG, C. R. (1971a): The Justification of Scientific Change. Dor- BARNES-EDGE (1982).
drecht, Reidel. —(1983a): «Rationality and Theory Choice», en Journal of Philo-
—(1971b): «The Comparability of Scientific Theories», en Philo- sophy, 80, pp. 563-570.
sophy of Science, 38, pp. 467-485. —(1983b): «What are Scientific Revolutions?», en Ocasional Paper
KRAFT, v. (1950): Der Wiener Kreis. Viena, Springer. (Center for Cognitive Science, MIT), 18.
KRAJEWSKI, W. (1977): The Correspondence Principle and the KUTSCHERA, FR. VON (1927): Wissenschaftstheorie. Munich, W. Fink
Growth of Science. Dordrecht, Reidel. (2 vols.).
KRANTZ, D. H., R. D. LUCE, P. SUPPES y A. TVERSKI (1971): Founda- KYBURG, H. E. (1968): Philosophy of Science: a Formal Approach.
tions of Measurement. Nueva York-Londres, Macmillan. Nueva York, Macmillan.
KRAUTH, L. (1970): Die Philosophie Carnaps. Viena, Springer. —(1970): Probability and Inductive Logic. Londres, Macmillan.
KRIGE, J. (1980): Science, Revolution and Discontinuity. Brighton, —(1980): «A Defense of Conventionalism», en Nous, 11:2, pp. 75-95.
Harverster Press. —(1984): Theory and Measurement. Cambridge, Cambridge Univer-
KROHN, W., E. T. LAYTON JR. y P. WEINGART (eds.) (1978): The sity Press.
Dynamics of Science and Technology. Dordrecht, Reidel. LAKATOS, I. (1968): «Criticism and the Methodology of Scientific
KRUEGER, L. (ed.) (1970): Erkenntnisprobleme der Naturwissens- Research Programmes», en Proceedings of the Aristotelian So-
chaften. Colonia-Berlín, Kiepenhur & Witsch. ciety, 69, pp. 149-186.
—(1976): «Reduction versus Elimination of Theories», en Erkennt- —(1970): «Falsification and the Methodology of Scientific Research
nis, 10:3, pp. 295-309. Programmes», en I. LAKATOS y A. MUSGRAVE (1970), pp. 91-
—(1980): «Intertheoretic Relations as a Tool for the Rational Re- 196.
construction of Scientific Development», en SHPS, 11, pp. 89- —(1971): «History and its Rational Reconstruction», en R. BUCK y
103. R. COHEN (19871), pp. 91-136.
KRUEGER, L., y otros (1974): Tendenzen der Wissenschaftten. Gotin- —(1974): «The Role of Crucial Experiments in Science», en Studies
ga, Vandenhoeck & Ruprech. in History and Philosophy of Science, 4.
280 Bibliografía Bibliografía 281

—(1976): Proofs and Refutations (ed. de E. Zahar). Londres, Cam- LEWIS, D. (1973): Counterfactuals. Cambridge, Harvard Univ. Press.
bridge University Press. —(1984): «Putnam's Paradox», en Australasian Journal of Philo-
—(1978a): The Methodology of Scientific Research. Philosophical sophy, 62, pp. 221-236.
Papers, vol. I (ed. de J. Whorvall y G. Currie). Cambridge, LORENZ, K. (ed.) (1979): Konstruktionen versus Positionen. Beitrüge
Cambridge University Press. zur Diskussion um die konstruktive Wissenschaftstheorie. Ber-
—(1978b): Mathematics, Science and Epistemology. Philosophical lín, De Gruyter (2 vols.).
Papers. vol. II. Cambridge, Cambridge University Press. LORENZEN, P. (1960): Die Entstehung der exakten Wissenschaften.
—(ed.) (1965): The Problem of Inductive Logic. Amsterdam Norh Berlín, Springer.
Holland (2.a ed., 1986). —(1973): Konstruktive Logik, Ethik und Wissenschaftstheorie. Mu-
LAKATOS, I., y A. MUSGRAVE (eds.) (1965): Problems in the Philosophy nich-Viena, Bibl. Institut.
of Science. Amsterdam, North Holland (2.a ed., 1968). LUDWIG, G. (1978): Grundstrukturen einer physikalischen Theorie.
—(1970): Criticism and teh Growth of Knowledge. Cambridge, Cam- Berlín, Springer.
bridge University Press. —(1981): «Axiomatische Basis einer Physikalischen Theorie und
LAMB, D. (1982): Multiple Discoveries: The Pattern of Scientific Theoretische Begriffe», en Zeitschrift für Allgemeine Wissen-
Progress. Londres, Avebury. schaftstheorie, 12, pp. 55-74.
LAMBERT, K., y G. BRITTAN Jr. (1970):rAn Introduction to the Philo- MACKIE, J. L. (1963): «The Paradox of Confirmation», en British
sophy of Science. Englewood Cliffs, Prentice Hall. Journal for the Philosophy of Science, 13, pp. 165-277.
LANE, N. R., y S. A. LANE (1981): «Paradigms and Perception», en MACKINNON, E. (1972): The Problems of Scientific Realism. Nueva
SHPS, 12, pp. 47-60. York, Appleton Century Crofts.
LAUDAN, L. (1965): «Grünbaum on 'The Duhemian Argument'», en MACH, E. (1905): Erkenntnis und Irrtum. Darmstadt, Wissenschaftli-
Philosophy of Science, 32, pp. 295-299. che Buchgesellschaft (5.a ed., 1968).
—(1976): «Two Dogmas of methodology«, en Philosophy of Science, MACHAMER, P. K. (ed.) (1986): Naturalistic Epistemology. Dordrecht,
43, pp. 584-587. Reidel.
—(1977): Progress and its Problems: towards a Theory of Scientific MADDEN, E. H. (ed.) (1960): The Structure of Scientific Thought. An
Growth. Berkeley, University of California Press. Introduction to the Philosophy of Science. Boston, Houghton
—(1981a): Science and Hypothesis. Dordrecht, Reidel. Miffin.
—(1981b): «A Confutation of Convergent Realism», en Philosophy MAXWELL, N. (1972): «A Critique of Popper's View on Scientific
of Science, 48, pp. 19-49. Method», en Philosophy of Science, 39:2, pp. 131-152.
LEATHERDALE, W. H. (1974): The Role of Analogy. Model and Meta- MAYR, D. (1976): «Investigations of the Concept of Reduction», en
phor in Science. Nueva York, Elsevier. Erkenntnis, 10:3.
LECOURT, D. (1981): L'ordre et les jeux: le positivisme logique en — (1981): «Investigations on the Concept of Reduction II», en Er-
question. París, Grasset. kenntnis, 16, pp. 275-294.
LEINFELLNER, W. (1966): Die Entstehung der Theorie. Friburgo- MAYR, D., y G. SUSSMANN (eds.) (1983): Space, Time, Mechanics.
Munich, Alber. Dordrecht, Reidel.
LEPLIN, J. (ed.) (1984): Scientific Realism. Berkeley, University of MEDAWAR, P. B. (1976): The Art of Soluble. Londres, Methuen.
California Press. —(1969-1970): Induction and Intuition in Scientific Thougth. Fila-
LEVIN, M. (1979): «On Theory-Change and Meaning-Change», en delfia, American Philosophical Society.
Philosophy of Science, 46, pp. 407-424. MERTON, R. K. (1983): Science, Technology and Society in
LEVINSON, P. (ed.) (1982): In Pursuit of Truth: Essays in Honour of Seventeenth Century England. Nueva York, Fertig (2.a ed.,
Popper's 80 Birthday. Nueva York, Humanities Press. 1970).
282 Bibliografía Bibliografía 283

MICHALOS, A. (1971): The Popper-Carnap Controversy. La Haya, MULKAY, M. J., y G. N. GILBERT (1981): «Putting Philosophy to
M. Nijhoff. Work: K. Popper's Influence on Scientist Practice», en Philo-
MILLER, D. (1978): «The Distance between Constituents», en sophy of the Social Sciences, 11, pp. 389-407.
Synthese, 38, pp. 197-212. MUSAT, S. (ed.) (1971): The Analytic-Synthetic Distinction. Belmont,
MITTELSTRASS, J. (1960): Die Rettung der Phanornene. Ursprung und Wadsworth.
Geschichte emes antiken Forschungsprinzips. Berlín, De Gruy- MUSGRAVE, A. E. (1971): «Kuhn's Second Thoughts», en British
ter. Journal for the Philosophy of Science, 22, pp. 267-306.
- (1974): Die Móglichkeit von Wissenschaften. Frankfurt, Suhr- - (1974): «Logical versus Historical Theories of Confirmation», en
kamp. British Journal for the Philosophy of Science, 25, pp. 1-23.
MORGENBESSER, S. (1967): Philosophy of Science Today. Nueva - (1979): «Problems with Progress», en Synthese, 42, pp. 443-464.
York, Basic Books. MCKINSEY, J. C. C., A. C. SUGAR y P. SUPPES (1953): «Axiomatics
MORGENBESSER, S., P. SUPPES y M. WHITE (eds.) (1969): Essays in Foundations of Classical Particles Mechanics», en Journal of
Honor of Ernst Nagel: Philosophy, Science and Method. Nueva Rational Mechanics and Analysis, 2, pp. 253-272.
York, St. Martin's. McMULLIN, E. (1978): «Structural Explanation», en American Philo-
MORMANN, TH. (1985): «Topologische Aspekte strukturalistischer sophical Quarterly, 15, pp. 139-147.
Rekonstruktionen», en Erkenntnis, 21, pp. 319-359. - (1979): «Laudan's Progress and its Problems», en Philosophy of
MORRIS, C. W. (1938): Foundations of the Theory of Signs. Chicago, Science, 46, pp. 623-644.
University of Chicago Press. NAGEL, E. (1954): Sovereign Reason. Nueva York, Fress Press.
- (1946): Signs, Language, Behavior. Englewood Cliffs, Prentice - (1961): The Structure of Science. Nueva York, Harcourt & Brace.
Hall. NAGEL, E., P. SUPPES y A. TARSKI (eds.) (1962): Proceedings of the
MOSER, S., y S. J. SCHMID (eds.) (1969): Wissenschaftstheorie, Wis- 1960 International Congress for Logic, Methodology and Philo-
senschaft und Philosophie. Braunschweig, Vieweg. sophy of Science, vol. I. Stanford, Stanford University Press.
MOULINES, C. U. (1975): «Joseph D. Sneed, the Logical Structure of - (1966): Proceedings of the 1964 International Congress for Logic,
Mathematical Physics», en Erkenntnis, 9, pp. 423-436. Methodology and Philosophy of Science. Amsterdam, North
- (1976): «Aproximate Application of Empirical Theories», en Er- Holland.
kenntnis, 10, pp. 201-227. NEWTON-SMITH, W. H. (1981): The Rationality of Science. Boston,
- (1979): «Theory-Nets and the Evolution of Theories: the Example Routledge & Kegan Paul.
of Newtonian Mechanics», en Synthese, 41:3, pp. 417-439. NICKLES, TH. (1973): «Two Concepts of Intertheoretic Reduction»,
- (1980): «Intertheoretic Aproximation: the Kepler-Newton Case», en Journal of Philosophy, 70:7, pp. 181-201.
en Synthese, 45:3, pp. 387-412.' - (1980a): Scientific Discovery: Case Studies. Dordrecht, Reidel.
- (1983): «On How the Distinction between History and Philosophy Dordrecht,
- (1980b): Scientific Discovery, Logic and Rationality.
of Science should not be Drawn», en Erkenntnis, 19, pp. 285- Reidel.
296. Synthese,
- (1981): «What is a Problem that we May Solve it?», en
- (1987): «Le róle de W. Stegmüller dans l'épistémologie alleman- 47, pp. 85-118.
de contemporaine», en Archives de Philosophie, 50:1, pp. 3-22. NIDDITCH, P. H. (ed.) (1969): The Philosophy of Science. Oxford,
MÜLLER, K., W. TOTOK y H. SCHEPERS (eds.) (1977): Die Bedeutung Oxford University Press.
der Wissenschaftsgeschichte für die Wissenschaftstheorie. NIINILUOTO, I. (1973): Conceptual Enrichment, Theories and Induc-
Wiesbaden, Steiner. tive Systematisation. Helsinki, Annales Academiae Scientia-
MULKAY, M. J. (1980): Science and the Sociology of Knowledge. rum Fennicae.
Londres, Allen & Unwin. - (1978a): «On the Realist Theory of Scientific Progress», en Sec-
284 Bibliografía Bibliografía 285

tion Papers: 16th World Congress of Philosophy at Düsseldorf, —(1982b): «Realism and Formal Semantics», en Synthese, 52,
pp. 463-466. pp. 39-53.
—(1978b): «Truthlikeness: Comments on Recent Discussion», en —(1984): «A Logical Study of the Correspondence Relation», en
Synthese, 38, pp. 281-329. Journal of Philosophical Logic, 13, pp. 47-84.
—(1979a): «Degrees of Truthlikeness», en British Journal for the PEARCE, G., y P. MAYNARD (eds.) (1973): Conceptual Change. Dor-
Philosophy of Science, 30, pp. 371-376. drecht, Reidel.
—(1979b): «Verisimilitude, Theory-Change and Scientific Pro- PEIRCE, C. S. (1960): Collected Papers. Cambridge, Harvard Univer-
gress», en Acta Philosophica Fennica, XXX (1978). sity Press (6 vols.)
—(1980): «Scientific Progress», en Synthese, 45, pp. 427-462. PIAGET, J. (ed.) (1967): Logique et connaissance scientifique. París,
—(1981): «The Growths of Theories: Comments on the Structuralist Gallimard.
Approach», en J. HINTIKKA, D. GRUENDER y E. AGAZZI (1981) — (1971): Les théories de la causalité. París, Preses Universitaires de
—(1983): «What shall we do with Verisimilitude?», en Philosophy of France.
Science East Lansing, 49:2, pp. 181-197. PIETARINEN, J. (1972): Lawlikeness, Analogy and Inductive Logic.
—(1985): Is Science Progressive? Dordrecht, Reidel. Amsterdam, North Holland.
NIINILUOTO, I., y R. TOUMELA (eds.) (1973): Theoretical Concepts PITT, J. C. (1981): Pictures, Images and Conceptual Change. Dor-
and Hypothetico-inductive Inference. Dordrecht, Reidel. drecht, Reidel.
—(1979): The Logic and Epistemology of Scientific Change. Amster- POINCARÉ, H. (1902): La science et l'hypothése. París, Alcan.
dam, North Holland. —(1948): La valeur de la science. París, Flammarion.
NOWAK, T. (1979): The Structure of Idealization. Dordrecht, POLANYI, M. (1960): Personal Knowledge: Towards a Post-critical
Reidel. Philosophy. Nueva York, Harper & Row.
ODDIE, G. (1981): «Verisimilitude Reviewed», en British Journal for POPPER, K. R. (1934): Logik der Forschung. Viena, Springer.
the Philosophy of Science, 32:3, pp. 237-265. —(1944-1945): «The Poverty of Historicism», en Economica, N. S.
O'HEAR, A. (1980): Karl Popper. Londres, Routledge & Kegan Paul. XI-XII, 42-43 y 46.
OPPENHEIMER, J. R. (1954): Science and the Common Understan- —(1950a): Conjectures and Refutations: the Growth of Scientific
ding. Nueva York, Simon & Schuster. Knowledge, 2.a ed. Nueva York, Basic Books.
PAP, A. (1962): An Introduction to Philosophy of Science. Nueva —(1950b): The Open Society and its Enemies. Princeton, Princeton
York, Free Press. University Press.
PAULOS, J. (1980): «A Model-theoretic Explication of the Theses of —(1969): The Logic of Scientific Discovery. Londres, Hutchinson.
Kuhn and Whorf», en Notre Dame Journal of Formal Logic, 21. —(1971): «Replies to my Critics», en P. A. SCHILPP (ed.), 1971, vol.
PEARCE, D. (1981a): «Comments on a Criterion of Theoreticity», en II, pp. 961-1197.
Synthese, 48:1, pp. 77-86. —(1972): Objective Knowledge. Oxford, Clarendon Press.
—(1981b): «Is there any Theoretical Justification for a Non- —(1976): «A Note on Verisimilitude», en British Journal for the
statement View of Theories?», en Synthese, 46:1, pp. 1-39. Philosophy of Science, 27, pp. 147-159.
—(1982): «Logical Properties of the Structuralist Concept of Reduc- —(1979a): Die Beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie. Tubin-
tion», en Erkenntnis, 18, pp. 307-333. ga, Mohr.
PEARCE, D., y V. RANTALA (1981): On a New Approach to Metascien- —(1979b): Truth, Rationality and the Growth of Scientific Knowled-
ce. Helsinki, University of Helsinki, Reports for the Dep. of ge. Bonn, Klostermann.
Phil., 1. —(1982): Postscript to the Logic of Scientific Discovery, III: Quan-
—(1982a): Correspondence as an Intertheory Relation. Wroclaw, tum Theory and the Schism in Physics. Londres, Hutchinson.
Polish Academy of Sciences, Bull. Section of Logic. —(1983a): Postscript to the Logic of Scientific Discovery. I: Realism
286 Bibliografía 287
Bibliografía
and the Aim of Science (ed. de W. W. Bartley III). Londres,
RADNITZKY, G. (1970): Contemporary Schools of Metascience. Go-
Hutchinson.
temburgo, Akademifórlaget (2 vols.).
—(1983b): Postscript to the Logic of Scientific Discovery. II: The
RADNITZKY, G., y G. ANDERSSON (eds.) (1978-1979): The Structure
Open Universe. An Argument for Indeterrninism. Londres, Hut- and Development of Science. Progress and Rationality in
chinson.
Science. Dordrecht, Reidel (2 vols.).
Pos, H. J., E. W. BETH y H. D. DUBARLE (eds.) (1948): Problémes de RAMSEY, F. P. (1931): The Foundations of Mathematics. Londres,
philosophie des sciences. París, Hermann.
Routledge & Kegan Paul.
PRZELECKI, M. (1969): The Logic of Empirical Theories. Londres, RANTALA, G. (1980): «On the Logical Basis of the Structuralist
Routledge & Kegan Paul.
Philosophy of Science», en Erkenntnis, 15:3, pp. 269-286.
—(1974): «A Set-theoretic versus a Model-theoretic Approach to the
RANTALA, V. (1978): «The Old and the New Logic of Metascience»,
Logical Structure os Physical Theories», en Studia Logica,
en Synthese, 39, pp. 233-247.
33:1, pp. 91-105.
REGNIER, A. (1974): La crise du langage scientifique. París, Anthro-
PRZELECKI, M., K. SAZNIAWSKI, y R. WOJCICKI (eds) (1976): Formal
pos.
Methods in the Methodology of Empirical Sciences. Dordrecht, REICHENBACH, H. (1928): Philosophie der Raum-Zeit-Lehre. Berlín,
Reidel.
De Gruyter.
PRZELECKI, M., y R. WOJCICKI (eds.) (1976): Twenty-Five Y ears of
—(1938): Experience and Prediction. Chicago, University of Chicago
Logical Methodology in Poland. Dordrecht, Reidel.
Press.
PUTNAM, H. (1962a): «The Analytic and the Synthetic», en H. FEIGL y
— (1951): The Rise of Scientific Philosophy. Berkeley, University of
G. MAXWELL (eds.): Current Issues in the Philosopy of Science,
California Press.
II, pp. 350-397.
—(1962b): «What Theories are Not», en E. NAGEL, P. SUPPES y —(1954): Nomological Statements and Admisible Operations. Ams-
terdam, North Holland.
A. TARSKI (1926), pp. 240-251.
—(1975a): Mathematics, Matter and Method. Philosophical Papers, —(1970): Scientific Explanation. Nueva York, Free Press.
—(1978): Selected Writings (1909-1952). Trad. de E. H. Schneewind.
vol. I. Cambridge, Cambridge University Press. Dordrecht, Reidel (2 vols.).
—(1975b): Mirad, Language and Reality. Philosophical Papers, vol.
RESCHER, N. (ed.) (1969): Essays in Honor of Carl G. Hempel.
II. Cambridge, Cambridge University Press.
Dordrecht, Reidel.
—(1980): «Models and Reality», en Journal of Symbolic Logic, 45,
—(1970): Scientific Explanation. Nueva York, Free Press.
pp. 464-482.
—(1981): Reason, Truth and History. Londres, Cambridge Univer- —(1980): Induction: an Essay on the Justification of Inductive Rea-
soning. Oxford, Blackwell.
sity Press.
—(1982): «Three Kinds of Scientific Realism», en The Philosophical —(ed.) (1983): The Limits of Lawfulness. Laudam, University Press
of America.
Quarterly, 32.
RICHARDS, S. (1983): Philosophy and Sociology of Science: an Intro-
QUINE, W. V. 0. (1951): «Two Dogmas of Empiricism», en Philoso-
duction. Oxford, Blackwell.
phical Review, 60, pp. 20-43.
ROOTSELAR, B. voN, y J. F. STAAL (eds.) (1986): Logic, Methodology
—(1953): From a Logical Point of View. Cambridge, Harvard Uni-
and Philosophy of Science, vol. III. Amsterdam, North Ho-
versity Press (2.a ed., 1966).
lland.
—(1963): «Carnap and Logical Truth», en P. SCHILPP (ed.) (1954),
RORTY, R. (1982): Consequences of Pragmatism. Minneapolis, Uni-
pp. 385-406.
versity of Minnesota Press.
—(1981): Theories and Things. Cambridge, Harvard Belknap
ROSENBLITH, W., y N. WIENER (1945): «The Role of Models in
Press.
Science», en Philosophy of Science, pp. 316-322.
Bibliografía 289
288 Bibliografía

ROSENKRANTZ, R. D. (1980): «Measuring Truthlikeness», en Synthe- SHAPERE, D. (1964): «The Structure of Scientific Revolutions», en
se, 45, pp. 463-488. Philosophical Review, 73, pp. 383-394.
RUSSELL, B. (1956): Logic and Knowledge. Londres, Allen & Unwin. — (1966): «Meaning and Scientific Change», en R. COLODNY (ed.):
—(1965): On the Philosophy of Science. Indianapolis, Bobbs- Mirad and Cosmos. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, pp.
Merrill. 41-85.
RYLE, G. (1949): The Concept of Mirad. Londres, Hutchinson. —(1971): «The Paradigm Concept», en Science, 172, pp. 706-709.
— (1982): «The Concept of Observation in Science and Philosophy»,
SADOVSKY, V. N. (1981): «Logic and the Theory of Scientific
Change», en J. HINTIKKA, D. GRUENDER y E. AGAZZI (1981), en Philosophy of Science, 49, pp. 485-525.
pp. 49-61. —(1984): Reason and the Search for Knowledge. Dordrecht,
SALMON, W. C. (1970): Statistical Explanation and Statistical Rele- Reidel.
vance. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press. SILVEY, S. D. (1970): Statistical Inference. Hardmondsworth, Penguin.
—(1980): «Probabilistic Causality», en Pacific Philosophical Quar- SIMON, H. A. (1977): Models of Discovery and Other Topics in the
terly, 61, pp. 50-74. Methodology of Science. Dordrecht, Reidel.
SANDKUEHLER, H. J. (ed.) (1975): Marxistische Wissenschaftstheorie. SIMON, H. A., y G. J. GROEN (1983): «Ramsey-Eliminability and the
Frankfurt, Atenáum Fischer. Testability of Scientific Theories», en British Journal for the
SARKAR, H. (1983): A Theory of Method. Berkeley, University of Philosophy of Science, 24, pp. 357-408.
California Press. SIMON, H. A., P. LANGLEY y G. BRADSHAM (1981): «Scientific Discovery
SCOTT, D., y P. SUPPES (1958): «Foundational Aspects of Measure- as Problem Solving», en Synthese, 47, pp. 1-27.
ment», en Journal of Symbolic Logic, 23, pp. 113-128. SMART, J. J. C. (1963): Philosophy and Scientific Realism. Londres,
SCHAEFFER, L. (1974): Erfahrung und Konvention. Zum Theoriebe- Routledge & Kegan Paul.
griff der empirischen Wissenschaften. Stuttgart-Bad Connstatt, SNEED, J. D. (1971): The Logical Structure of Mathematical Physics.
Frommann-Holzboog. Dordrecht, Reidel (2.a ed., 1979).
SCHAFFNER, K. F., y R. S. COHEN (eds.) (1974): Philosophy of Science — (1976): «Philosophical Problems in the Empirical Science of Scien-
Association 1972. Dordrecht, Reidel. ce: a Formal Approach», en Erkenntnis, 10.
SCHEIBE, E. (1973): «Die Erklárung der Keplerschen Gesetze durch —(1977): «The Structural Approach to Descriptive Philosophy of
Newtons Gravitationsgesetz», en E. SCHEIBE y G. SÜSSMANN Science», en Comm. Cogn., 10, pp. 79-86.
(eds.): Einheit und Vielheit. Góttingen, Ruprecht, pp. 98-118. —(1979): «Quantities as Theoretical with respect to Qualities», en
—(1976) «Conditions of Progress and the Comparability of Theo- Epistemología, 2, pp. 215-250.
ries», en Boston Studies in the Philosophy of Science, 39, pp. —(1983): «Structuralism and Scientific Realism», en Erkenntnis, 19.
547-568. SOBER, E. (1975): Simplicity. Oxford, Clarendon Press.
—(1978): «On the Structure of Physical Theories», en Acta Philoso- SPECK, J. (ed.) (1980): Handbuch wissenschaftlicher Begriffe. Gotinga,
phica Fennica, 30 (2-4), pp. 205-224. Vandenhoeck und Ruprecht (3 vols.).
SCHILPP, P. (ed.) (1954): The Philosophy of Rudolf Carnap. La Salle, STEGMÜLLER, W. (1969 ss): Probleme und Resultote der Wissen-
Open Court (2.a ed., 1963). schaftstheorie und Analytischer Philosophie. Berlín, Springer (va-
—(1971): The Philosophy of Karl Popper. La Salle, Open Court. rios vols.).
SCHLESINGER, G. (1974): Confirmation and Confirmability. Oxford, —(1970a): Beobachtungssprache, theoretische Sprache und die partie-
Clarendon Press. Ile Deutung von Theorien. Berlín, Springer.
SCHLICK, M. (1938): Gesammelte Aufsütze. Viena, Gerold (3 vols.). —(1970b): Theorie und Erfahrung. Berlín-Heidelberg, Springer.
SELLARS, R. W., V. J. MCGILL y M. FARBER (eds.) (1949): Philosophy —(1970c): Wissenschaftssprache, Signifikanz und theoretische Begrif-
for the Future. Nueva York, Macmillan. fe. Berlín, Springer.
290 Bibliografia Bibliografía 291

—(1973): Theorienstrukturen und Theoriendynamik. Berlín, Springer. —(ed.) (1980): Studies in the Foundations of Quantum Mechanics.
—(1975a): Das Problem der Induktion. Darmstadt, Wiss. Buchgesell- East Lansing, Philosophy of Science Association.
schaft. —(1985): Probabilistic Metaphysics. Oxford, Blackwell.
—(1975b): «Structures and Dynamics of Theories: some Reflections SUPPES, P., D. H. KRANTZ y R. D. LUCE (1971): Foundations of
on J. D. Sneed and T. S. Kuhn», en Erkenntnis, 9, pp. 75-100. Measurement. Nueva York, Academic Press.
—(1977): Collected Papers on Epistemology, Philosophy of Science and SUPPES, P., y J. L. ZINNES (1963): «Basic Measurement Theory», en
History of Science. Dordrecht, Reidel. R. D. LUCE, R. R. BUSH y E. H. GALANTER (eds.): Handbook of
—(1979a): Rationale Rekonstruktionen von Wissenschaft und ihren Mathematical Psychology, vol. I. Nueva York, Wiley, pp. 55-67.
Wandel. Stuttgart, Philips Rec. SWINBURNE, R. (1973): An Introduction to Confirmation Theory.
—(1979): «A Combined Approach to the Dynamics of Theories», en Ldndrés, Methuen.
Boston Studies in the Philosophy of Science, 59:136, pp. 151- TALBOTT, e:. R. (1977): Philosophy and Science. Madrás, Ganesh.
186. . TARSKI, A. (1956): Logic, Semantics, Mathematics. Trad. de J. H.
— (1979c): The Structuralistic View of Theories. Berlín, Springer. WOdger: Óxford, Clarendon Press.
— (1979-1980): Neue Wege der Wissenschaftsphilosophie. Berlín, TATdÑ; R. (1955): Causalité et accidents dans la découverte scientifi-
Springer (2 vols.). París, Massdn.
STROEKER, E. (1977): Einführung in die Wissenschaftstheorie. Darms- THEOBALD; W. (1973): Grundzüge der Wissenschaftstheorie. Stutt-
tadt, Wiss. Buchgesellaschaft. gart,
SUPPE, F. (1971): «On Partial Interpretation», en Journal of Philosophy, THIEL; CH. (1972): Gráíidlagenkrise und Grundlagenstreit. Meisen-
68, pp. 57-76. heim, A. Hain.
—(1972a): «Theories, their Formulations and the Operational Impera- TIBBETS, 1(i."575): «I-1anson and Kuhn on Observation Reports and
tive», en Synthese, 25:1-2, pp. 129-164. KficiMédge Claims», en Dialectica, 29:2-3, pp. 144-155.
—(1972b): «What's Wrong with the Received on the Structure of 13„ (1974): «On Popper's Definitions of Verisimilitude», en
Scientific Theories?», en Philosophy of Science, 39, pp. 1-19. BritiSli .Iburhal for the Philosophy of Science, 25, pp. 155-160.
—(1974): The Structure of Scientific Theories. Chicago, University of TORALOO di ÉkÁNCIA, G. (éd.) (1979): Problems in the Foundations of
Illinois Press. Physics. Áfristerdaiii, North Holland.
SUPPE, F., y P. ASQUITH (eds.) (1977): Philosophy of Science Association — (1981): Tlté InveSligation of the Physical World. Cambridge, Cam-
1976. East Lansing, Philosophy of Science Association bridge University Press.
(2 vols.). Táit7Li~Íiv ; S. (1953): The Philosophy of Science. An Introduction.
SUPPES, P. (1965): «Logic Appropiate to Empirical Theories», en J. W. Hutchinson.
ADDISON, L HENKIN y A. TARSKI (eds.): Theory of Models. Amster- • (1961): Arc inquiry into the Aims of Science. Bloomington, Indiana
dam, North Holland. University Press.
—(1967): «What is a Scientific Theory?», en S. MORGENBESSER (ed): (1963): Fóresight and Understanding. Londres, Hutchinson.
Philosophy of Science Today. Nueva York, Basic Books, pp. 55-67. • (1970): Human Understanding, vol. I. Princeton, Princeton Uni-
—(1969): Studies in the Methodology and Foundations of Science. Versity Press.
Dordrecht, Reidel. — (1974): «Scientific Strategies and Historical Change», en Boston
—(1970a): A Probabilistic Theory of Causality. Amsterdam, North Studies in the Philosophy of Science, vol. II.
Holland. TÓUMELA, R. (1972): «Model Theory and Empirical Interpretation of
—(1970b): Set Theoretic Structures in Sciences. Stanford, Stanford Scientific Theories», en Synthese, 25:1-2, pp. 165-175.
University Press. - (1973): Theoretical Concepts. Viena, Springer.
—(1972): Introduction to Logic. Nueva York, Van Nostrand. —(1979a): «Putnam's Realism», en Theoria, 45, pp. 114-126.
292 Bibliografía Bibliografía 293

—(1979b): Scientific Change and Approximation. Amsterdam, WILSON, F. (1985): Explanation, Causation and Deduction, Dor-
North Holland. drecht, Reidel.
—(1980): «Explaining explaining», en Erkenntnis, 15, pp. 211-243. WILLIAMS, P. M. (1973): «On the Logical Relations between Expres-
—(1981): «Inductive explanation», en Synthese, 48, pp. 157-294. sions of Diferent Theories», en British Journal for the Philo-
TYMIENIECKA, A. J., y CH. PARSONS (eds.) (1965): Mélanges Bochens- sophy of Science, 24:4, pp. 357-367.
ki. Contributions to Logic and Methodology in Honor of J. M. WIMMER, F. (1978): Verstehen, Beschreiben, Erklüren. Friburgo.
Bochenski. Amsterdam, North Holland. WMGENSTEIN, L. (1922): Tractatus Logico-Philosophicus. Segunda
ULLMO, J. (1958): La pensée scientifique moderne. París, Flammarion. edición en Londres, Routledge & Kegan Paul.
VARIOS (1950): Problémes de philosophie des sciences (Simposio de —(1958): The Blue and Brown Books. Ed. por R. Rhees. Oxford,
Bruselas, 1947). París, Hermann. Blackwell.
—(1958): Atti del XII Congresso Internazionale di Filosofía. Vol. V: —(1967): The Philosophical Investigations. Trad. de G. M. Anscom-
Logica, Gnoseologia, Filosofia della Scienza, Filosofía del Lin- be, Oxford, Blackwell.
guaggio. Venecia. —(1967 ss): Werke. Schriften. Frankfurt, Suhrkamp (7 vols.).
—(1968): Akten des XIV. Kongresses für Philosophie. Vol. III: Logik, WOJCICKI, R. (1979): Topics in the Formal Methodology of Empirical
Erkenntnis und Wissenschaftstheorie. Viena. Science. Trad. de E. Janse. Dordrecht, Reidel.
—(1974): Problems of Scientific Revolution. Progress and Obstacles WRIGHT, G. H. VON (1951): A Treatise on Induction and Probability.
to Progress in the Sciences. Oxford, Clarendon Press. Londres, Routledge & Kegan Paul.
—(1978): La Sémantique dans les Sciences (Coloquio de Bruselas, —(1957): The Logical Problem of Induction. Nueva York, Mac-
1974). Bruselas, Office Internationale de Líbrairie. millan.
WALLACE, W. A. (1972-1974): Causality and Scientific Explanation. —(1971): Explanation and Understanding. Londres, Routledge &
Ann Arbor, University of Michigan Press (2 vols.). Kegan Paul.
WARTOFSKY, M. W. (ed.) (1963): Boston Studies in the Philosophy of WUKETITS, F. M. (ed) (1984): Concepts and Approaches in Evolutio-
Science, vol. I. Dordrecht, Reidel. nary Epistemology. Dordrecht, Reidel.
—(1968): Conceptual Foundations of Scientific Thought: an Intro- ZAHAR, E. G. (1973): «Why did Einstein's Programme Supersede
duction to the Philosophy of Science. N. York, Macmillan. Lorentz's», en British Journal for the philosophy of Science, 24,
—(1979): Models. Representation and the Scientific Understanding. pp. 95-123 y 233-262.
Dordrecht, Reidel. —(1977): «Mach, Einstein and the Rise of Modern Science», en
WEINTGARTNER, P. (1971-1976): Wissenschaftstheorie. Stuttgart-Bad British Journal for the Philosophy of Science, 28, pp. 195-203.
Cannstatt, Frommann-Holzboog (2 vols.). —(1982): «Feyerabend on Observation and Empirical content», en
WEIZSAECKER, C. F. (1964): The Relevance of Science. Londres, British Journal for the Philosophy of Science, 33, pp. 397-433.
Collins. —(1983): «The Popper-Lakatos Controversy in the Ligth of Die
WESSELS (1974): «Laws and Meaning Postulates (in van Fraasen's beiden Grundprobleme der Erkenntnistheorie», en British
View of Theories), en Boston Studies in the Philosophy of Journal for the Philosophy of Science, 34, pp. 149-171.
Science, 32, pp. 215-234. ZANDVOORT, H. (1986): Models of Scientific Development. Dor-
WESTERMANN, R. (1987): Strukturalistische Theorienkonzeption und drecht, Reidel.
empirische Forschung in der Psychologie. Berlín, Springer. ZIMAN, J. (1978): Reliable Knowledge. An Exploration of the Ground
WHITEHEAD, A. N. (1959): Science and the Modern World. Nueva for Belief in Science. Cambridge, Cambridge Univ. Press.
York, New American Library. —(1984): An Introduction to Science Studies: the Philosophical and
WHITEHEAD, A. N., y B. RUSSELL (1910-1913): Principia Mathemati- Social Aspects of Science and Technology. Cambridge, Cam-
ca. Cambridge, Cambridge University Press. bridge University Press.
o

BIBLIOGRAFÍA EN CASTELLANO
SOBRE FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

ADORNO, TH., K. R. POPPER y otros (1973): La disputa del positivis-


mo en la sociología alemana. Trad. de J. Muñoz. Barcelona,
Grijalbo.
ALVAREZ, S., F. BRONCANO, y M. A. QUINTANILLA (eds.) (1986): Filoso-
fía e Historia de la Ciencia (vol. 1), y Lógica y Filosofía del
lenguaje (vol. II). Salamanca, Universidad de Salamanca.
ALVAREZ DE LINERA, A. (1940): Teoría de la Ciencia y de la Filosofía.
Madrid, Nuevas Gráficas.
ALLENDE LEZAMA, L. (1942): Lenguaje científico. Introducción a la
epistemología y metodología de las ciencias. Buenos Aires,
Ateneo.
ANTISERI, D. (1978): Análisis epistemológico del marxismo y del
psicoanálisis. Trad. de M. A. Quintanilla. Salamanca, Sí-
gueme.
ANTONELLI, M. T. (1956): «A propósito del último Wittgenstein:
observaciones sobre el convencionalismo», en Crisis, 12,
pp. 473-484.
ASTI VERA, A. (1967): Fundamentos de la Filosofía de la Ciencia.
Buenos Aires, Nova.
—(1968): Metodología de la investigación. Buenos Aires, Kapelusz.
—(1972): «El método de los modelos», en Cuadernos de Filosofía,
12, pp. 123-1654.
AYER, A. J. (1965): El positivismo lógico. México, F.C.E.
—(1971): Lenguaje, verdad y lógica. Barcelona, Martínez Roca.
BADIOU, A. (1972): El concepto de modelo. Trad. de H. Acevedo.
Buenos Aires, Siglo XXI.
BAR-HILLEL, Y., y otros (1983): El pensamiento científico: concep-
tos, avances y métodos. Trad. de J. Ezquerro y M. A. Quintani-
lla. Madrid, Tecnos.
296 Bibliografía Bibliografía 297

BARKER, S. F. (1963): Inducción e hipótesis. Trad. de N. Míguez. —(1972): El principio de causalidad en la ciencia moderna. Trad. de
Buenos Aires, Eudeba. H. Rodríguez, de BUNGE (1959). Buenos Aires, Eudeba.
BARNES, B. (1980): Estudios sobre sociología de la ciencia. Madrid, —(1973): La ciencia: su método y su filosofía. Buenos Aires, Siglo
Alianza. Veinte.
BENEYTO, R. (1972): «Modelo deductivo de explicación de leyes», —(1975a): «La representación conceptual de los hechos», en Teore-
en Teorema, 6, pp. 113-118. ma, 5:3-4, pp. 317-360.
BENZO, M., J. CARO BAROJA y otros (1974): Once ensayos sobre la —(1975b): Teoría y realidad. Barcelona, Ariel.
ciencia. Madrid, Fundación Juan March. —(1978): Filosofía de la Física. Barcelona, Ariel.
BERCIANO, M. (1982): Técnica moderna y forma de pensamiento. —(1980): Ciencia y desarrollo. Buenos Aires, Siglo Veinte.
Salamanca, Universidad de Salamanca. —(1981): Epistemología. Barcelona, Ariel.
BERNAL, J. D. (1967): Historia social de la ciencia. Trad. de J. R. —(1985a): «Realismo y antirrealismo en la filosofía contemporá-
Capella. Barcelona, Península. nea», en Arbor, 473, pp. 13-40.
—(1979): La ciencia en la historia. Trad. de E. de Gortari. México, —(1985b): Seudociencia e ideología. Madrid, Alianza.
Nueva Imagen. BUNGE, M., y otros (1977): Las teorías de la causalidad. Trad. de
BLACK, M. (1966): Modelos y metáforas. Trad. de V. Sánchez de M. A. Quintanilla. Salamanca, Sígueme.
z.
Zavala. Madrid, Tecnos. BUSTO, E. H. DEL (1955): «Las teorías modernas de la probabilidad.
—(1979): Inducción Y probabilidad. Introd. de A. García Suárez. La probabilidad y la lógica inductiva en Carnap», en Theoria, 9,
Madrid, Cátedra. pp. 119-128.
BLASCO, J. L., y otros (1973): Filosofía y ciencia en el pensamiento CARDOSO, C. F. (1981): Introducción al trabajo de investigación
español contemporáneo (1960-1970). Simposio de Lógica y histórica. Conocimiento, método e historia. Barcelona, Gri-
Filosofía de la Ciencia. Madrid, Tecnos. jalbo.
BOHLER, D. (1972): «La teoría de la ciencia como investigación y CARNAP, R. (1963): Filosofía y sintaxis lógica. Trad. de C. N. Molina,
reflexión», en Dianoia, 18:18, pp. 275-289. de CARNAP (1934). México, UNAM.
BoupoT, M. (1979): Lógica inductiva y probabilidad. Trad. de —(1969): Fundamentación lógica de la Física. Trad. de N. Míguez.
L. González Pazos, de BOUDOT (1972). Madrid, Paraninfo. Buenos Aires, Sudamericana.
BRAITHWAITE, R. B. (1965): La explicación científica. Trad. de CASAÑ, P. (1984): Corrientes actuales de la filosofía de la ciencia.
V. Sánchez de Zavala, de BRAITHWAITE (1953). Madrid, Tec- Valencia, NAU.
nos. COFFA, A. (1972): «Notas para un esquema de la filosofía de la
BRODY, J. A., y otros (1976): La filosofía y la ciencia en nuestros ciencia contemporánea», en Crítica, VI:16-17, pp. 15-56.
días. México, Grijalbo. COHEN, M. R. (1956): Razón y Naturaleza. Trad. de G. Germi. Bue-
BRODY, TH. (1956): Formación y extensión de los conceptos científi- nos Aires, Paidós.
cos. México, UNAM. COHEN, M. R., y E. NAGEL (1968): Introducción a la lógica y al
BROWN, C. B. (1954): La ciencia: su método y su filosofía. Trad. de método científico. Trad. de COHEN-NAGEL (1966). Buenos Ai-
M. Masriera. Barcelona, Destino. res, Amorrortu (2 vols.).
BROWN, H. I. (1983): La nueva filosofía de la ciencia. Trad. de CORDÓN, F. (1976): Pensamiento general y pensamiento científico.
G. Solana y H. Marraud, de BROWN (1977). Madrid, Tecnos. Madrid, Ayuso.
BUNGE, M. (1966): La ciencia: su método y su filosofía. Buenos —(1977): La evolución de la acción y la experiencia. Madrid, Alfa-
Aires, Siglo XXI. guara.
—(1969): La investigación científica: su estrategia y su filosofía. CHALMERS, A. F. (1982): ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Trad. de
Trad. de M. Sacristán, de BUNGE (1967). Barcelona, Ariel. E. Pérez Sedeño. Madrid, Siglo XXI.
298 Bibliografía Bibliografía 299

CHALLAGE, F. (1954): «El espíritu de la ciencia», en Theoria, 7-8, pp. Madaria, de FEYERABEND (1963). Valencia, Cuadernos Teo-
1-3. rema.
DAROS, W. R. (1980): Racionalidad, ciencia y relativismo. Rosario, —(1981): Tratado contra el método. Trad. de D. Ribes, de FEYERA-
Apis. BEND (1970). Madrid, Tecnos.
—(1982a): «La ciencia como pensamiento critico según Carlos —(1982): La ciencia en una sociedad libre. Trad. de FEYERABEND
R. Popper», en Sapientia, 37:143, pp. 21-34. (1978a). Madrid, Siglo XXI.
—(1982b): «El concepto de 'revolución científica' en la época mo- —(1984): Adiós a la razón. Trad. de José R. de Rivera. Madrid, Tec-
derna», en Rivista Rosminiana de Filosofia e di Cultura, 76, nos.
pp. 18-59. FEYERABEND, P., y A. NAESS (1979): El mito de la ciencia y su papel
DAVAL, S., y B. GUILLEMAIN (1964): Filosofía de las Ciencias. Buenos en la sociedad y ¿Por qué no ciencia también para anarquistas?
Aires, El Ateneo. Trad. de A. Barahona y L. Esteve. Valencia, Teorema.
DAWKINS, R. (1979): El gen egoísta. Trad. de J. Robles. Barcelona, FLEMATTI, J. G. (1984): Reconstrucción lógica de teorías empíricas.
Labor. México, UNAM.
DEWEY, J. (1948): La experiencia y la naturaleza. Trad. de J. Gaos. FOURASTIÉ, L. (1966): Las condiciones del espíritu científico. Trad.
México, Fondo de Cultura Económica. de J. Marcos y J. Maestre. Madrid, Cid.
—(1950): Lógica: teoría de la investigación. Trad. de E. Imaz. Méxi- FRAASEN, B. C. VAN (1976): «Informe sobre los condicionales», en
co, Fondo de Cultura Económica. Teorema, 6(1), pp. 5-25.
DÍAZ, C. (1974): «Paul Feyerabend. En torno a dos trabajos», en —(1985): «Sobre la cuestión de la, identificación de una teoría
Teorema, IV:4, pp. 587-590. científica», en Crítica, XVII: 51, pp. 21-30.
DIEDERICH, W., y H. F. FULDA (1981): Estructuras sneedianas en 'El FRANK, P. (1957): Las razones para aceptar las teorías científicas.
Capital' de Marx. Trad. de C. U. Moulines. México, UNAM. Trad. de E. de Gortari. México, UNAM.
DÍEZ BLANCO, A. (1953): «Razón y experiencia en la ciencia de — (1965): Filosofía de la Ciencia: frontera entre ciencia y filosofía.
nuestros días», en Theoria, 5-6, pp. 87-102. Trad. de F. González, de FRANK (1957). México, Herrero.
DRUDIS-BALDRICH, R. (1953): «El positivismo lógico de R. Carnap», GADAMER, H. G. (1977): Verdad y método. Salamanca, Sígueme.
en Theoria, 5-6, pp. 57-61. — (1981): La razón en la época de las ciencias. Trad. de A. Garzón,
ECHARRI, J. (1951): «Racionalidad propia de las ciencias», en Pensa- de GADAMER (1976). Barcelona, L. Porcel.
miento, 26, pp. 147-167. GANCEDO, A. (1910): Nueva teoría de la ciencia. Barcelona, Juan de
ECHEVARRÍA, J. R. (1970): El criterio de falsabilidad en la epistemo- la Presa.
logía de K. R. Popper. Madrid, G. del Toro. GARCÍA BACCA, J. D. (1983): «Moritz Scklick», en Nosotros, 3,
ECHEVERRÍA, J. (1979): «El poder del lenguaje científico», en Llull, 4, pp. 193-200.
pp. 43-69. —(1939): «¿Qué es la moderna filosofía de la ciencia? Su estructu-
—(1987): Análisis de la identidad. Barcelona, Granica. ra, sus métodos, sus resultados», en Universidad de Antioquía,
ENRIQUES, F. (1947): Los problemas de la ciencia y de la lógica. 34-35, pp. 183-207.
Trad. de L. Sckeinkestel. Buenos Aires, Espasa-Calpe. —(1954): «Estructuras características de un modelo 'principal' de
ESQUIVEL, J. (ed.) (1982): La polémica del materialismo. Madrid, ciencia», en Ideas y valores, 11-12, pp. 60-87. •
Tecnos. —(1967): Elementos de Filosofía de las Ciencias. Caracas, Universi-
FEYERABEND, P. (1975): Contra el método. Esquema de una teoría dad de Venezuela.
anarquista del conocimiento. Trad. de FEYERABEND (1970). GARCÍA BERMEJO, J. C. (1981): «Nota sobre 'Aplicación aproximada
Barcelona, Ariel. de las teorías empíricas'», en Teorema, 9:1, pp. 79-87.
—(1976): Cómo ser un buen empirista. Trad. de D. Ribes y M. R. de GARCÍA RAM, J., y A. V. CABO (1977): «Balance de la problemática
300 Bibliografía Bibliografía 301
filosófica en el positivismo lógico», en Teorema, VII:3-4, HERNÁNDEZ, C. DE (1980): «La estructura de las revoluciones cientí-
pp. 353-358. ficas según Kuhn», en Revista de Filosofía (Costa Rica), 18:47,
GARCÍA SUÁREZ, A. (1976): La lógica de la experiencia. Madrid, pp. 33-44.
Tecnos. HIDALGO, A., y G. BUENO SÁNCHEZ (eds.) (1982): Actas del I Congreso
GARDINER, P. (1961): La naturaleza de la explicación histórica. Trad. de Teoría y Metodología de las Ciencias. Oviedo, Pentalfa.
de GARDINER (1952). México, UNAM. HIDALGO TUÑÓN, A. (1981-1982): «Lecturas españolas sobre teoría
GARRIDO, M. (1971): «Metafilosofía del racionalismo», en Teorema, 1, de la ciencia», en El Basilisco, 13, pp. 80-84.
pp. 67-71. HILBERT, D. (1953): Los fundamentos de la geometría. Trad. de
—(ed.) (1973): Filosofía y ciencia en el pensamiento español con- F. Cebrián. Madrid, Jorge Juan.
temporáneo. Madrid, Tecnos. HINTIKKA, J. (1979): Saber y creer. Trad. de J. J. Acero. Madrid,
GEYMONAT, L. (1965): Filosofía y filosofía de la ciencia. Barcelona, Tecnos.
Labor. HOLTON, G. (1973): Ensayos sobre el pensamiento científico en la
—(1968): El pensamiento científico. Buenos Aires, Univ. de B. Aires. época de Einstein. Trad. de J. Otero. Madrid, Alianza.
—(1980): Ciencia y realismo. Barcelona, Península. HULL, L. W. H. (1961): Historia de la ciencia y filosofía de las
GÓMEZ, R. J. (1976): «Filósofos 'modernos' de la ciencia», en Críti- ciencias. Trad. de M. Sacristán, de HULL (1959). Barcelona,
ca, VIII:23, pp. 25-61. Ariel.
GRANGER, G. G. (1964): Formalismo y ciencias humanas. Trad. de JEAN, J. (1936): Nuevos fundamentos de la ciencia. Trad. de G. Sans.
M. Sacristán. Barcelona, Ariel. Madrid, Espasa-Calpe.
GRUENBAUM, A. (1983): «¿Es la teoría psicoanalítica freudiana pseu- KEDROV, M. B., y A. SPIRKIN (1968): La ciencia. México, Grijalbo.
dociencia con el criterio de demarcación de Karl Popper?», KENNY, A. (1974): Wittgenstein. Trad. de A. Deaño. Madrid, Revista
en Teorema, XIII:1-2, pp. 179-200. de Occidente.
HABERMAS, J. (1984): Ciencia y técnica como ideología. Trad. de KLOTENINK, M. (1977): «Acerca de lo observable y lo teórico en
M. Jiménez y M. Garrido. Madrid, Tecnos. psicoanálisis», en Dianoia, 23, pp. 137-149.
HANSON, N. R. (1977): Patrones de descubrimiento. Observación y KOLAKOWSKI, C. (1979): La filosofía positivista. Trad. de G. Ruiz-
explicación. Trad. de E. García Camarero y A. Montesinos, de Ramón. Madrid, Cátedra.
HANSON (1958) y (1972). Madrid, Alianza. KOYRÉ, A. (1979): Del mundo cerrado al universo infinito. Trad. de
—(1978): Constelaciones y conjeturas. Trad. de C. Solís. Madrid, C. Solís. Madrid, Siglo XXI.
Alianza. —(1980): Estudios galileanos. Trad. de M. González Ambou. Ma-
HARRE, R. (1965): Teorías y cosas. Trad. de J. Vallverdú. Barcelona, drid, Siglo XXI.
Herder. KRAFT, V. (1966): El Círculo de Viena. Trad. de F. Gracia. Madrid,
—(1967): Introducción a la Lógica de las Ciencias. Trad. de HARRE Tau rus.
(1960). Barcelona, Labor. KUHN, T. S. (1975): La estructura de las revoluciones científicas.
HEGENBERG, L. (1969): Introducción a la filosofía de la ciencia. Trad. de A. Contín, de KUHN (1962). México, F.C.E.
Trad. de J. A. Iglesias. Barcelona, Herder. —(1977): «El cambio de teoría como cambio de estructura: comen-
HEISENBERG, W. (1962): Los nuevos fundamentos de la ciencia. tarios sobre el formalismo de Sneed». Trad. de D. Quesada, de
Trad. de J. M. Gimeno. Madrid, Norte y Sur. KUHN (1976), en Teorema, VII:2, pp. 141-165.
HEMPEL, C. G. (1973): Filosofía de la ciencia natural. Trad. de —(1978): Segundos pensamientos sobre paradigmas. Trad. de D.
A. Deaño, de HEMPEL (1966). Madrid, Alianza. Ribes, de KUHN (1970). Madrid, Tecnos.
—(1979): La explicación científica: estudios sobre filosofía de la —(1979a): La función del dogma en la investigación científica. Trad.
ciencia. Trad. de HEMPEL (1965). Buenos Aires, Paidós. de D. Eslava. Valencia, Cuaderos Teorema.
Bibliografía Bibliografía 303
302
LOSEE, J. (1976): Introducción histórica a la filosofía de la ciencia.
—(1979b): La revolución copernicana. Trad. de D. Bergadá, de
Trad. de A. Montesinos. Madrid, Alianza.
KUHN (1975). Barcelona, Ariel.
MACH, E. (1948): Conocimiento y error. Trad. de MACH (1905).
—(1980): La teoría de cuerpo negro y la discontinuidad cuántica.
Trad. de KUHN (1978). Madrid, Alianza. Buenos Aires, Espasa-Calpe.
MANNINEN, J., y R. TUOMELA (eds.) (1980): Ensayos sobre explica-
—(1982): La tensión esencial. Trad. de R. Helier, de KUHN (1977).
ción y comprensión. Trad. de L. Vega. Madrid, Alianza.
México, Fondo de Cultura Económica.
MARDONES, J. M., y N. URSÚA (1982): Filosofía de las ciencias huma-
LACHELIER, J. (1982): Fundamentos de la inducción. Trad. de
nas y sociales. Barcelona, Fontamara.
J. Xirau. Madrid, Reus.
MARTÍNEZ FREIRE, P. (1978): Filosofía de la ciencia empírica. Ma-
LADRIÉRE, J. (1969): Las limitaciones internas de los formalismos.
drid, Paraninfo.
Trad. de J. Blasco. Madrid, Tecnos.
—(1980): «Un problema filosófico en la ciencia. La inducción», en
LAKATOS, I. (1984a): Historia de la ciencia y sus reconstrucciones
Fragua, 9, pp. 3-10.
racionales. Trad. de D. Ribes, de LAKATOS (1971). Madrid,
—(1982): «Una aproximación a la teoría de la ciencia de Feyera-
Tecnos.
bend», en Revista de Filosofía (Madrid), 5, pp. 55-62.
—(1974b): «Metodologías rivales de la ciencia: las construcciones
racionales como guía de la historia», en Teorema, 4:2, pp. 199- MARTÍNEZ GONZÁLEZ, J. (1980): Ciencia y dogmatismo. El problema
de la objetividad en K. R. Popper. Madrid, Cátedra.
214.
MARTÍNEZ NÚÑEZ, Z. (1907): La finalidad en la ciencia. Madrid, Sáez
—(1975): «El papel de los experimentos cruciales en ciencias».
de Jubera.
Trad. de LAKATOS (1974), en Teorema, 5:3-4, pp. 383-406.
MARTÍNEZ OSORIO, L., y otros (1977): La creatividad en la ciencia.
—(1978): Pruebas y refutaciones Trad. de C. Solís, de LAKATOS
Madrid, Morova.
(1976). Madrid, Alianza.
MERTON, R. K. (1977): La sociología de la ciencia. Trad. de N. A.
—(1981): Matemáticas, Ciencia y Epistemología. Trad. de D. Ribes,
de LAKATOS (1978b), vol II. Madrid, Alianza. Míguez. Madrid, Alianza.
MEYERSON E. (1929): Identidad y realidad. Trad. de J. Xirau. Ma-
—(1983): La metodología de los programas de investigación científi-
drid, Reus.
ca. Trad. de LAKATOS (1978a), vol. I. Madrid, Alianza.
LAKATOS, I., y A. MUSGRAVE (eds.) (1975): La crítica y el desarrollo MIRÓ QUESADA, F. (1957): « La comprensión como problema episte-
mológico», en Episteme (Caracas), 1, pp. 105-147.
del conocimiento. Trad. de F. Hernán, de LAKATOS y MUSGRAVE
(1970). Barcelona, Grijalbo. — (1969): «Metateoría y razón», en Cuadernos de Filosofía (Buenos
Aires), 8, pp. 195-208.
LALANDE, A. (1944): Las teorías de la inducción y de la experimenta-
ción. Trad. de J. Ferrater Mora. Buenos Aires. Losada. MORALES, C. (1980): «Kuhn y la 'revolución copernicana': un mode-
LAMBERT, K., y G. BRITTAN JR. (1975): Introducción a la Filosofía de lo de reconstrucción racional», en Episteme, 2:4, pp. 8-20.
MORO SIMPSON, T. (ed.) (1973): Semántica filosófica. Buenos Aires,
la Ciencia. Trad. de LAMBERT y BRITTAN (1970). Madrid, Gua-
Siglo XXI.
darrama.
MORRIS, C. W. (1962): Signos, lenguaje y conducta. Trad. de MORRIS
LAUDAN, L. (1986): El progreso y sus problemas. Trad. de J. López
Madrid, de LAUDAN (1977). Madrid, Encuentro. (1946). Buenos Aires, Losada.
LÉVI LEBLOND, J. M. (1975): La ideología de/en la física contemporá- MOSTERÍN, J. (1975): «Sobre teorías físicas y matemáticas», en As-
nea. Barcelona, Anagrama. pectos de la Filosofía de Quine (Simposio, 1974), pp. 69-87.
LÉVI LEBLOND, J. M., y A. JAUBERT (eds.) (1980): (Auto)crítica de la Valencia, Teorema.
—(1977): «La incompleta racionalidad», en Teorema, VII:1,
ciencia. México, Nueva Imagen.
LÓPEZ CEREZO, J. A. (1985): Conceptos científicos. Valencia, Tirant pp. 55-88.
—(1978): Racionalidad y acción humana. Madrid, Alianza.
lo Blanch.
Bibliografía Bibliografía
304 305

—(1981): «On the Concept of Model», en P. COHN (ed.) (1981), NICOL, E. (1965): Los principios de la ciencia. México, F.C.E.
pp. 105-114. NIDDITCH, P. H. (1975): Filosofía de la ciencia. México, F.C.E.
—(1984): Conceptos y teorías de la ciencia. Madrid, Alianza. NuÑo, J. A. (1981): «Un empirismo lógico sin dogmas: sobreanaliti-
MOULINES, C. U. (1972): «En el mundo debe valer por lo menos una cidad», en Teorema, 11, pp. 269-278.
ley», en Teorema, 5, pp. 61-79. OLIVÉ, L. (1981): «El concepto de probabilidad», en Crítica, 13:37,
— (1973a): «Lo analítico y lo sintético: dualismo admisible», en pp. 29-56.
Teorema, 3:1, pp. 89-97. —(1985): «Realismo y antirrealismo en la concepción semántica de
Con-
—(1973b): «Hacia un nuevo concepto de teoría empírica», en las teorías», en Crítica, XVII:51, pp. 31-40.
vivium, 39:11, pp. 13-26. OPPENHEIMER, J. R. (1955): La ciencia y el sentido común. Trad. de
X:1, pp. 25-
—(1980): «Ontosemántica de las teorías», en Teorema, F. Pérez Navarro, de OPPENHEIMER (1954). Madrid, Instituto
42. Luis Vives.
—(1982): Exploraciones metacientíficas. Madrid, Alianza. PARIS, C. (1952): «Sentido y alcance de una posición realista en la
51,
—(1985): «Tipología de las teorías empíricas», en Crítica, XVII: actual filosofía de la ciencia», en Theoria, 2, pp. 49-59.
pp. 41-70. —(1973): «Las grandes sistematizaciones de la filosofía de la ciencia
MUGUERZA, J. (1971): «Nuevas perspectivas en la filosofía contem- y el ideal de una filosofía científica», en Pensamiento, 29,
poránea de la ciencia» en Teorema, 1:3, pp. 25-60. pp. 263-285.
— (1975): «La teoría de las revoluciones científicas», en LAKATOS y PEIRCE, CH. (1970a): Deducción, inducción e hipótesis. Buenos Ai-
MUSGRAVE (1975). res, Aguilar.
Cua-
—(1977): «La crisis de la filosofía analítica de la ciencia»: en —(1970b): Mi alegato en favor del pragmatismo. Buenos Aires,
dernos económicos de ICE, 3-4, pp. 7-45. Aguilar.
MUÑOZ DELGADO, V. (1957): «Un nuevo método de presentar la PEMARTÍN, J. (1945): «Filosofías de la ciencia», en Revista de Filoso-
formalización de la ciencia», en Estudios, 37, pp. 39-64. fía ( Madrid), IV:14, pp. 422-434.
MUSGRAVE, A. E. (1978): Los segundos pensamientos de Kuhn. Trad. PÉREZ DE LABORDA, A. (1983): ¿Salvar lo real? Madrid, Encuentro.
de R. Beneyto, de MUSGRAVE (1971). Valencia, Cuadernos Teo- PÉREZ RANSANZ, A. R. (1985): «El concepto de teoría empírica
rema. según van Fraasen», en Crítica, XVII:51, pp. 3-20.
NAESS A. (1979): ¿Por qué no ciencia también para anarquistas? PIAGET, J., y otros (1977): La explicación en las ciencias. Trad. de
Valencia, Cuadernos Teorema. J. Dalmau. Barcelona, Martínez Roca.
NAGEL, E. (1966): Razón soberana y otros escritos de filosofía de la PLOCHMANN, G. K. (1968): «Verdad, tautología y verificación en el
ciencia. Trad. de NAGEL (1954). Madrid, Tecnos. 'Tractatus' de Wittgenstein», en Dianoia, 14, pp. 122-142.
— (1968): La estructura de la ciencia. Trad. de N. Míguez, de NAGEL POINCARÉ, H. (1963a): La ciencia y la hipótesis. Trad. de Besio y
(1961). Buenos Aires, Paidós. Baufi, de POINCARÉ (1902). Madrid, Espasa-Calpe (3.a ed.).
—(1972): Simbolismo y ciencia. Trad. de H. Crespo. Buenos Aires, —(1963b): Ciencia y método. Trad. de García Miranda y Alonso.
Nueva Visión. Madrid, Espasa-Calpe (3.a ed.).
—(1974): La lógica sin metafísica. Trad. de J. Melgar. Madrid, —(1964): Filosofía de la ciencia. Trad. de E. de Gortari. México,
Tecnos. UNAM.
NATHAN BRAVO, E. (1981): «Los segundos pensamientos de Kuhn», POPPER, K. R. (1961): La miseria del historicismo. Trad. de
en Crítica, 13:37, pp. 92-96. P. Schwartz, de POPPER (1944-1945). Madrid, Taurus.
NEWTON-SMITH, W. H. (1987): La racionalidad de la ciencia. Trad. —(1962): La lógica de la investigación científica. Trad. de V. Sán-
de M. A. Galmarini, de NEWTON-SMITH (1981). Barcelona, chez de Zavala, de POPPER (1934). Madrid, Tecnos.
Paidós. —(1965): El desarrollo del conocimiento científico. Conjeturas y
306 Bibliografia Bibliografía 307

refutaciones. Trad. de N. Míguez de la 2.a ed. de POPPER RADA, E. (1985): «Teorías y significado», en Theoria, II:1, pp. 185-
(1950a). Buenos Aires, Paidós. 212.
—(1974): Conocimiento objetivo. Trad. de C. Solís, de POPPER RADNITZKY, G. (1973): «Hacia una teoría de la investigación, que no
(1972). Madrid, Tecnos. es ni reconstrucción lógica, ni psicológica o sociológica de la
—(1981): La sociedad abierta y sus enemigos. Trad. de E. Loebel, de ciencia», en Teorema, 3, pp. 197-264.
POPPER (1950b). Buenos Aires, Paidós. —(1974): «Los ciclos vitales de las tradiciones científicas», en Re-
PRICE, D. J. DE S. (1973): Hacia una ciencia de la ciencia. Trad. de vista de Occidente, 131, pp. 166-189.
J. M. López Piñero. Barcelona, Ariel. —(1976): «Panorama crítico de las teorías de la normativa de la
PRO, D. F. (1963): «Estructura de las teorías científicas», en ciencia», en Pensamiento, 32, pp. 39-83.
Philosophia (Mendoza), 27, pp. 50-67. —(1979): «Tres estilos de pensar en la actual teoría de la ciencia.
QUESADA, J. D. (1980): «Patrick Suppes», en Crítica, 12:34, pp. 135- Sus creadores: Wittgenstein I, Popper y Wittgenstein II», en
147. Pensamiento, 35, pp. 5-35.
QUINE, W. V. W. (1962a): Desde un punto de vista lógico. Trad. de RADNITZKY, G., y otros (1982): Progreso y racionalidad en la ciencia.
M: Sacristán, de QUINE (1953). Barcelona, Ariel. Trad. de L. Meana, de RADNITZKY y ANDERSON (1978-1979).
—(1962b): Los métodos de la lógica. Barcelona, Ariel. Madrid, Alianza.
—(1968): Palabra y objeto. Barcelona, Labor. RADNITZKY, G., y G. ANDERSON (eds.) (1978): Estructura y desarrollo
—(1969): «Verdad por convención», en Cuadernos de Filosofía, 9, de la ciencia. Madrid, Alianza.
pp. 289-315. RAMSPERGER, A. G. (1946): Sistemas filosóficos de la ciencia. Trad.
—(1974): La relatividad ontológica y otros ensayo.s. Madrid, de A. M. Urquijo. Buenos Aires, Claridad.
Tecnos. RAPP, F. (1981): Filosofía analítica de la técnica. Trad. de L. Garzón.
—(1977): Las raíces de la referencia. Madrid, Revista de Occi- Buenos Aires, Alfa.
dente. REGUERA, I. (1980): «Teorías actuales de la causalidad en la filosofia
QUINTANILLA, M. A. (1971): «Formalismo y epistemología en la obra de la ciencia», en Anales del Seminario de Anales de la Filoso-
de Karl R. Popper», en Teorema, 4, pp. 77-83. fía, 1, pp. 355-389.
—(1972): Idealismo y filosofía de la ciencia. Introducción a la episte- REICHENBACH, H. (1945): Objetivos y métodos del conocimiento
mología de K. R. Popper. Madrid, Tecnos. físico. Trad. de E. Imaz. México, Fondo de Cultura Eco-
—(1973): «Popper y Piaget: dos perspectivas para la filosofia de la nómica.
ciencia», en Teorema, 3:1, pp. 5-23. — (1953): La filosofía científica. Trad. de H. Flores, de REICHENBACH
—(1974): «Notas para una teoría postanalítica de la ciencia», en (1951). México, Fondo de Cultura Económica.
Revista de Occidente, 138, pp. 252-282. REY PASTOR, J. (1954): «El problema de la ciencia», en Crisis, 2,
—(1976a): Diccionario de filosofía contemporánea. Salamanca. Sí- pp. 271-278.
gueme. REYES, R. (1982): «Filosofía y ciencia en el neopositivismo: una
—(1976b): Ideología y Ciencia. Valencia, F. Torres. aproximación crítica», en Sistema, 48, pp. 135-147.
—(1980): Aplicaciones del álgebra de Boole al análisis de teorías. RIBERA MÁRQUEZ, M. (1978): La comprobación científica. México,
Salamanca, Universidad de Salamanca. Trillas.
—(1981): A favor de la razón. Madrid, Taurus. RIBES, D. (1974a): «Filosofia de la ciencia y anarquismo», en Teore-
—(1982): «La verosimilitud de las teorías», en Actas del I Congreso ma, 4:4, pp. 591-594.
de Lógica y Metodología. Oviedo, pp. 473-582. — (1974b): «Lógica de la ciencia versus psicología de la ciencia (en
— (1985): «El concepto de verdad parcial», en Theoria, II:1 , pp. 129- torno al debate Popper-Kuhn)», en Teorema, 4:1, pp. 123-
142. 133.
308 Bibliografía Bibliografía 309

—(1977a): «Carácter histórico del criterio de demarcación de Laka- SAUMELLS, R. (1958): La ciencia y el ideal metódico. Madrid, Rialp.
tos», en Teorema, VII:3-4, pp. 241-256. SAUSSURE, F. DE (1945): Curso de lingüística general. Trad. de
—(1977b): «Un enfoque actual de la filosofía», en Teorema, 7:1, A. Alonso. Buenos Aires, Losada.
pp. 97-100. SCHOENMANN, R. (ed.) (1968): Homenaje a B. Russell. Trad. de
RIVADULLA, A. (1982): «Verosimilitud, medida y estimación», en U. Moulines. Barcelona, Oikos-Tau.
Teorema, 12:1-2, pp. 43-59. SCHROEDINGER, E. (1975): ¿Qué es una ley de la naturaleza? México,
—(1984): Filosofía actual de la ciencia. Madrid, Editora Nacional Fondo de Cultura Económica.
(2.° ed., Madrid, Gredos, 1986).
SEIFFERT, H. (1977): Introducción a la teoría de la ciencia. Trad. de
RONZÓN, E. (1982-1983): «La revista Theoria y los orígenes de la R. Gabás. Barcelona, Herder.
filosofía de la ciencia en España (I)», en El Basilisco, 14, SELVAGGI, F. (1955): Filosofía de las ciencias. Trad. de A. A. de
pp. 9-40. Linero. Madrid, Soc. de Educación Atenas.
RORTY, R. (1983): La filosofía y el espejo de la naturaleza. Trad. de SELLARS, W. (1971): Ciencia, percepción y realidad. Trad. de
J. Fernández Zulaica. Madrid, Cátedra. V. Sánchez de Zavala. Madrid, Tecnos.
ROSE, H., y S. ROSE (eds.) (1980): La radicalización de la ciencia. SERRANO, J. A. (1981): La objetividad y las ciencias. México, Trillas.
Trad. de M. A. González. México, Nueva Imagen. SKOLIMOWSKI, H. (1979): Racionalidad evolutiva. Trad. de C. García
ROSTOW, D. A. (1976): Filósofos y estadistas. Trad. de E. de Cham- Trevijano y F. Soto. Valencia, Cuadernos Teorema.
pourcín. México, Fondo de Cultura Económica. SMART, J. J. C. (1975): Entre Ciencia y Filosofía. Trad. de E. Guisán.
RUSE, M. (1983): Sociobiología. Trad. de A. Martín Santos. Madrid, Madrid, Tecnos.
Cátedra. SNEED, J. D. (1977): «Problemas filosóficos de la ciencia empírica
RUSSELL, B. (1931): El panorama científico. Trad. de G. Sans de The de la ciencia», en Teorema, VII:3-4, pp. 315-322.
Scientific Outlook. Madrid, Revista de Occidente. (Nueva tra- SOLÍS, C. (1974): «Adversus Methodologos: comentario a unas notas
ducción: La perspectiva científica. Barcelona, Ariel, 1969.) en torno al debate Popper-Kuhn», en Teorema, IV:3, pp. 451-
—(1966): Lógica y conocimiento. Trad. de J. Muguerza, de RUSSELL 459.
(1956). Madrid, Taurus. STEGMÜLLER, W. (1974): «Dinámica de teorías y comprensión lógi-
—(1973): Obras completas. Trad. y selecc. de J. Barrio. Madrid, ca». Trad. de D. Quesada, en Teorema, IV:4, pp. 513-553.
Aguilar (2 vols.). —(1979): Teoría y experiencia. Trad. de C. U. Moulines, de STEGMÜ-
SÁNCHEZ GARCÍA, J. R., y V. FELIU EGIDO (1935): Lógica, con un LLER (1970b). Barcelona, Ariel.
concepto general de la filosofía y de la teoría de la ciencia. —(1981): La concepción estructuralista de las teorías. Trad. de J. L.
Madrid, Hernando. Zofio, de STEGMÜLLER (1979c). Madrid, Alianza.
SÁNCHEZ MAZAS, M. (1952a): «Filosofía de la Ciencia. Importancia —(1983): Estructura y dinámica de teorías. Trad. de C. U. Moulines,
de los estudios de filosofía de las ciencias y de la filosofía de STEGMÜLLER (1973). Barcelona, Ariel.
científica», en Revista de Filosofía (Madrid), XI:40, p. 65-72. STROBL, W. (1963): Introducción a la filosofía de las ciencias. Ma-
—(1952b): «Meditación y diálogo en torno a los problemas filosófi- drid, Revista Estudios.
cos de la moderna física», en Theoria, 3-4, pp. 212-216. SUPPE, F. (1979): La estructura de las teorías científicas. Trad. de
—(1954): «La ciencia, el lenguaje y el mundo», en Theoria, 7-8, E. Rada y P. Castrillo, de SUPPE (1974). Madrid, Editora
pp. 127-130. Nacional.
SANMARTÍN, J. (1987): Los nuevos redentores. Barcelona, Anthro- SUPPES, P. (1978): Introducción a la lógica. Trad. de G. Aguirre.
pos. México, Continental.
SANMARTÍN, J., y E. REQUENA (1977): «Ciencia y filosofía constructi- SWINBURNE, R. (ed.) (1976): La justificación del razonamiento in-
vas», en Teorema, VII:3-4, pp. 323-338. ductivo. Trad. de E. Pérez Sedeño. Madrid, Alianza.
Bibliografía
310 Bibliografía 311

VICTORIA, F. J. DE LA (1977): Sobre el ideal científico de racionali-


TANNERY, J. (1946): Ciencia y Filosofía. Trad. de J. L. de Angelis.
Buenos Aires, Espasa-Calpe. dad. Zaragoza, CRET de Aragón.
WALKER, M. (1968): El pensamiento científico. Trad. de M. Sancho.
TARSKI, A. (1972): La concepción semántica de la verdad y los
fundamentos de la semántica. Trad. de E. Colombo. Buenos México, Grijalbo.
Aires, Nueva Visión. WARTOFSKY, M. W. (1973): Introducción a la Filosofía de la Ciencia.
THEOBALD, D. W. (1978): Fundamentos de la teoría de la ciencia. Trad. de M. Andreu, F. Carmona y V. Sánchez de Zavala, de
Trad. de J. F. Cinto y E. Rada, de THEOBALD (1973). La Coruña, WARTOFSKY (1968). Madrid, Alianza.
Adara. WEINBERG, J. R. (1969): Examen del positivismo lógico. Trad. de J.
THIEL, CH. (1977): «¿Qué significa 'constructivismo'?», en Teorema, L. Fernández de Castillejo. Madrid, Aguilar.
WHITEHEAD, A. N. (1949): La ciencia y el mundo moderno. Trad. de
7:1, pp. 5-21.
TOULMIN, S. (1964): Filosofía de la Ciencia. Trad. de TOULMIN A. Ruiz y J. Rovira. Buenos Aires, Losada.
(1953). Buenos Aires, Mirasol. WHITROW, G. J. (1958): El estudio de la filosofía de la ciencia. Trad.
—(1977): La comprensión humana. I: El uso colectivo y la evolución de A. Monteroso. México, UNAM.
de los conceptos. Trad. de N. Míguez, de TOULMIN (1970). WITTGENSTEIN, L. (1956): Tractatus Logico-Philosophicus. Trad. de
Madrid, Alianza. E. Tierno Galván, de WITTGENSTEIN (1922). Madrid, Revista
ULLMO, J. (1959): El pensamiento científico moderno. Trad. de de Occidente (nuevas ediciones en Madrid, Alianza).
—(1968): Los cuadernos azul y marrón. Trad. de F. Gracia, de
ULLMO (1958). Madrid, Taurus.
URSÚA, N. (1980a): «Ciencia y verdad en la teoría constructiva de la WITTGENSTEIN (1958). Madrid, Tecnos.
Escuela de Erlangen», en Teorema, 10:2-3, pp. 175-190. WRIGHT, G. H. VON (1979): ExplicaCión y comprensión. Trad. de
—(1980b): «¿Pluralismo unitario o anarquía epistemológica?», en L. Vega, de WRIGHT (1971). Madrid, Alianza.
Letras de Deusto, 10:19, pp. 155-167. YTURBE, C. DE (1979): «Algunos aspectos del modelo hempeliano de
—(1981-83): Filosofía de la ciencia y metodología científica. Bilbao, explicación histórica», en Dianoia, 25:25, pp. 156-165.
Desclée de Brouwer (2 vols., el segundo con J. M. Mardones). ZARAGUETA, J. (1952): «El proceso de la inducción», en Theoria, 2,
pp. 57-58.
—(1982a): «Bases para una fundamentación teórico-práctica de la
—(1954): «La explicación en las ciencias de la naturaleza», en
argumentación racional-científica», en Estudios de Deusto,
Crisis, 2, pp. 279-285.
30:69, pp. 511-532.
ZIMAN, J. (1981): La credibilidad de la ciencia. Trad. de ZIMAN
—(1982b): «Ciencia y filosofía en el I Congreso de Teoría y Metodo-
logía de las Ciencias en Oviedo», en Revista de Filosofía (Ma- (1978). Madrid, Alianza.
drid), 5, pp. 312-327.
URSÚA, N., y A. ORTIZ-OSÉS (1982): «Hermenéutica y filosofía de la
ciencia», en Pensamiento, 38:149, pp. 37-61.
VARIOS (1971): La filosofía científica actual en Alemania. Simposio
de Lógica y Filosofía de la Ciencia. Madrid, Tecnos.
—(1975): Aspectos de la Filosofía de W. V. O. Quine. Actas del
V Simposio de Lógica y Filosofía de la Ciencia (Cullera, 1974).
Valencia, Teorema.
—(1982a): Actas del I Congreso de Teoría y Metodología de la
Ciencia. Oviedo, Pentalfa.
—(1982b): Lógica, Epistemología y Teoría de la Ciencia. Madrid,
MEC.
ÍNDICE DE NOMBRES PROPIOS Y TÉRMINOS

acción, 58 Aristóteles, 18, 68, 77, Bigelow, 57


acciones humanas, 94 109, 196 biología, 54, 56, 197,
Achinstein, P., 24, 25, arte, 216, 221 211
46 artes, 222 Blumberg, 7
Adams, E. W., 89, 149, asimetría, 84, 86 Bohm, D., 25, 52, 69
154, 156, 166, 185, astronomía, 110 Bohr, N. H. D., 45, 47,
186, 191 atomismo 241
adecuación empírica, epistemológico, 158 Bolzano, B., 92
204 - lógico, 73, 79, 243, Born, M., 69
afirmaciones 244, 253 Bourbaki, N., 150, 152,
empíricas, 165 - semiótico, 255, 257 154, 255, 256
analítico, enunciado, Avenarius, R., 10 Brahe, T., 68, 70
63, 81 Avogadro, A., 110 Braithwaite, R. B., 46,
analítico/sintético, 24, axiomas, 28, 31, 32, 47, 57
59, 61-63, 241 142, 143, 145, 153, Brecht, B., 212
anarquismo, 212 154, 200 Brigdman, P. W., 10,
- epistemológico, 217 axiomática, estructura, 24, 39-41
anomalía, 131, 136 64 Broglie, L.-V. de, 69
anomalías, 104, 110, axiomatización, 24, 28, Bunge, M., 91
111, 115, 124, 130, 30, 32, 42, 65, 153,
133-135 207 Cadevall, M., 185, 198
Anscombe, G.E.N., 57 - informal, 150, 152, cálculos lógicos, 42,
antimetafísico, 154, 158, 196, 199 153
empirismo, 28 axiomatizaciones, 199 cambio científico, 50,
aparatos de medición, axiomatizar, 14, 20, 80, 64, 111, 117, 118,
18, 30 152, 154 120, 122, 128, 130,
- de observación, 18, Ayer, A. J., 9, 19, 123 169, 175
30 - conceptual, 66
aplicaciones Bacon, F., 94, 119 - de significado, 64,
paradigmáticas, Balzer, W., 151, 176, 116, 130, 188
165-167, 186, 188, 192, 196 carga teórica, 70
- propuestas, 154, base empírica, 18, 64, Carnap, R., 7-12, 14,
156, 165-167, 170, 83, 116, 216 15, 19, 20, 24, 25,
177, 200 Bayertz, K., 115 28, 35, 38, 41, 45,
aproximación a la Berkeley, G., 78, 92 46, 49, 53, 56, 59-62,
verdad, 90, 98, 203 Bernal, J., 141 80, 84, 89, 94, 144,
aproximarse a la Bernard, C., 133 146, 151, 152, 155,
verdad, 228 Beth, E. W., 199 189, 202, 206, 241
314 Índice de nombres propios y términos Índice de nombres propios y términos 315

Casañ Muñoz, P., 10 cientifismo, 210, 224, concepciones del contrainductivo, 214 definición teórica, 204, ensamblaje de signos,
Cauchy, A., 190 226-228 mundo, 219 contrastación, 72, 82, 205 247, 252-254, 256,
causa, 72 cinturón protector, concepto, 53, 62 84, 86 definiciones, 31, 38, 258, 259
causalidad, 52, 53, 67, 124, 126, 128, 130, - científico, 185 convencionalismo, 92, 51, 62, 142 enseñanza, 147, 222,
71, 80 135, 167 - teórico, 160 142 - operacionales, 38-40 224, 227, 230, 231,
causas, 52, 71 Círculo de Viena, 1, conceptos, 27, 54, 72, convencionalistas, Delambre, J.-B., 119 260
centro firme, 124, 126, 7-10, 13, 14, 16-21, 146, 158, 159, 201, posiciones, 127, 141 demarcación, 83 enunciado universal,
130, 134, 137 23, 28, SO, 53, 59, 205 convenciones, 28, 31 desafio de Putnam, 156 81, 84, 85
cibernéticas, 60, 67, 75, 78, 80, - científicos, 119, 173 Copérnico, N., 50, 110, Desargues, G., 72 enunciados atómicos,
estructuras, 57 83, 84, 86, 100, 143, - no teóricos, 161 241 Descartes, R., 95, 138, 16
ciencia, 1, 2, 53, 78, 150, 197, 241 - observacionales, 160 cosas, 35, 242, 247 228, 247, 249 - básicos, 144, 145
83, 86, 94, 95, 116, Cohen, H., 7, 25, - T. no teóricos, 161 cosmología, 58 descubrimiento, 27, 70, - generales, 16, 17,
119, 120, 130, 132, coherencia, 139 - T. teóricos, 161 Craig, W., 156, 202 72, 116, 215 - mixtos, 43
139, 171, 197, 205, componentes de una condicionales creencia, 106, 204 descubrimientos, 133, - observacionales, 11
209-211, 213, 215, teoría, 100 contrafácticos, 24, creencias, 95, 108, 222 141, 146 - singulares, 80, 84
219, 221, 224, 226, Comte, A., 7, 11, 50, 33, 34 crisis, 104, 111, 132 - científicos, 26 - universales, 15, 80,
228, 230, 232-235, condiciones iniciales, criterio de diacrónica, 176, 177 83
119
239, 240, 256, 257, 55, 97, 131, 135, 185 demarcación, 1, 83, diacrónicos, aspectos, epistemología, 26, 92,
comprensión, 54, 58,
260 - de adecuación, 55 84, 130 151, 165, 182, 189 124, 143
210, 233
- industrializada, 230, - de ligadura, 154, - empirista de Diederich, W., 151, - anarquista, 216
comprobabilidad, 19 163, 170, 173, 174,
232 comprobación, 126 significado, 10, 13, 197 - de la ciencia, 4
- metafísica, 13 176, 194 14, 38 dilema del teórico, 36 - sin sujeto, 92
comunidad científica, Condorcet, J.A.M., 119
- normal, 104, 108, - de significación dinámica, 66, 137, 168, - subjetivista, 92, 94
72, 104, 106, 107, conductismo, 8, 24, 41,
109, 110, 121, 132, empírica, 15, 16, 20 174 epistemológicos,
110, 112, 141, 151, 58
165, 169, 171 - de teoricidad, 161, dinámicos, aspectos, criterios, 207
169, 183 203, 240 confirmación, 16,
- unificada, 9, 50, 197 162 170 escritura, 256
ciencia/Estado, 222, comunidades 18-21, 83, 129 criterios de disposiciones innatas, Escuela de Berlín, 8,
científicas, 178, 179, conjeturas, 76, 80, 86, demarcación, 143,
223 79 13
181, 213, 225, 259 95, 97, 121, 124, 203
ciencias, 222 distancia, a la verdad, - de Copenhague, 35
- biológicas, 57 concepción 125, 142-145, 147, critica, 95, 96, 145, 100 - de Helsinki, 93
acumulativa, 52 206 147, 209, 213, 233,
- con contenido Dray, W., 57, 58 - de Finlandia, 100
empírico, 241 - atomista, 61, 73 conocimiento 234, 239, 240 Duhem, P., 7, 68, 77, - de Varsovia, 8
- cuasi-empíricas, 124 - enunciativa, 199 científico, 92, 98, - racional, 96 79, 82, 119, 130, 249 esencialismo, 97
- empíricas, 17, 21, - estructural, 36, 103, 207, 226-228, 233, criticas, 210, 215 espacios de estados,
32, 50, 60, 77, 133, 107, 149-151, 154, 242, 252 crítico, 109, 121, 211, Eccles, J., 76 150, 205, 206
153, 247, 249, 257, 156, 162, 166, 168, contenido empírico, 215, 247 economía, 197 especialización
260 171, 174-176, 181, 17, 52, 55, 86, 88, cuasi-empírica, teoría, Eggers, T., 75 nuclear, 180, 181
- formales, 14, 17, 59, 183, 186-188, 190, 89, 98, 123, 129, 144, 145 Ehrenhaft, 212 - teórica, 180, 181
143, 241, 242, 247, 195, 196, 198, 199, 131, 134, 138, 142, Currie, G., 124 Einstein, k, 69, 89, Estado, 224, 225
249 202, 203, 205 200, 203 137-139, 191 estática, imagen, 66
- históricas, 57 - evolucionista de la contexto de Chadwick, J., 126 ejemplares, 114 estructura, 157, 203
- humanas, 54, 56-58, ciencia, 206 descubrimiento, 25, Chiara, M. L. Dalla, elemento teórico, 178, - de la teoría, 47
242 - heredada, 9, 24-30, 66, 215 199 179, 182 - de las teorías, 151,
- humanas y sociales, 34, 37, 42, 44, 48, - y de justificación, Chisholm, R., 24, 33, - básico, 181 167, 194
196, 197 49, 53, 60-64, 66, 69, 147 34 elementos teóricos, - - científicas, 162,
- naturales, 24, 83, 70, 97, 143, 151-153, contradicción, 31 175-177, 180, 181, 164
196 158, 172, 199 contradicciones, 68, Dawkins, R., 237 186, 192 - global de la ciencia,
- reales - holista, 61 146 deducción, 56, 126, empirismo, 23, 61, 129 194
(Realwissenschaften), - no enunciativa, 152 contraejemplo, 85 147, 188 - constructivo, 203, - matemática, 166,
14, 59 - pragmática de la contraejemplos, 135, deductivismo, 23 204 168, 170
- sociales, 24, 41, 50, verdad, 19 136, 145 deductivista, enfoque, - lógico, 17, 18, 20, estructuralismo, 150,
54, 242 - semántica, 150, 154, - de justificación, 25, 147 23, 77, 118 154
científico, progreso, 156, 198-203, 205, 65, 67, 215 deductivos, canales, empirista, teoría, 143, estructuras, 149, 153,
218 206 contrainducción, 215 144 144, 260 202
316 Índice de nombres propios y términos Índice de nombres propios y términos 317

etapa precientífica, falsabilidad, 75, 83, 84, - matemática, 143 - corroboración, 86, - teórica, 204, 205 - de medida, 41
108, 109, 145 86-88 - de las matemáticas, 89, 90, 97 - teóricas, 207 intencionalidad, 57, 58
euclídeas, teorías, 143, falsación, 76, 78, 85, 124, 143, 144, 146 Grimbaum, A., 89, 99 historia, 58, 119, 142, intencionalmente, 170
145 86, 111, 125, 128, - naturalista de la 197 intercorrespondencia,
Euclides, 30, 109, 249 129, 132, 145, 171, ciencia, 206 Hahn, H., 7-9 - de la ciencia, 3, 11, 252
evolución teórica, 182 203 Fisher, R. A., 90 Hall, 124 26, 27, 105, 112, intercorrespondencias,
- - perfecta, 183 falsacionismo, 23, 75, física, 54, 143, 173, Hamilton, 237 115, 116, 119-121, 258
- - progresiva, 183 101, 111, 115, 128, 196, 197, 201, 241 Hándler, E. W., 197 124, 132, 140-142, interpretación
expansión, 169 129, 142 fisicalismo, 11, 12, 28, Hanson, N. R., 24, 27, 169, 175, 176, 178, empírica, 64
expansiones, 176 - dogmático, 123, 125 50, 65 37, 52, 67-72, 79, 206, 213 - instrumentalista, 35
experiencia, 14, 17, 19, - metodológico, 125 fisicalista, 30, 42, 64, 117, 126, 160, 190, - externa, 121, 122, - parcial, 24, 43, 46-48
27, 28, 65, 69, 79, - - refinado, 123, 196 215, 249 140, 141 - realista, 35
81, 83-85, 94, 95, 124, 126, 129, 131, Flamsteed, J., 229 hecho, 17, 67, 218, 250 - interna, 121, 140- interpretaciones
117, 118, 126, 131 171 formalismo, 147 - nuevo, 132 142, 148 parciales, 45
- sensible, 61 - sofisticado, 143 Fraasen, B. van, 150, hechos, 18, 31, 54, 77, - - y externa, 121, - semánticas parciales,
experimento, 19, 68, falsacionista, 199, 201-203, 205, 82, 108, 110, 116, 124 43
110, 126, 128, 209 metodología, 109 206 118, 124, 126, 133, - de las matemáticas, intervalo histórico, 178
- crucial, 91, 120, falsacionistas, Fraenkel, A. A., 26 141, 184, 214, 217, 146, 148 investigación científica,
123, 126, 142 posiciones, 141 Frank, P., 8, 9 242, 244, 247 - social de la ciencia, 27, 65, 229, 230, 232
experimentum crucis, falsadores heurísticos, Franklin, B., 108, 109 - atómicos, 243, 245 26 - y desarrollo, 231
126 146 Frege, G., 26, 50„ 92, - nuevos, 128, 130, - y filosofía de la irracional, 215
expertos, 224, 227, 228 - potenciales, 87, 125, 254 133 ciencia, 120 irracionalismo, 117
explanandum, 55, 56, 126, 146 Freud, S., 198 Hegel, G. W. F., 10, holistas, aspectos, 151 irrefutabilidad, 96
58, 184, 185 falsas, teorías, 63, 203 Freudenthal, H., 46 123, 217 Hooke, R., 69, 164,
explanans, 55, 56, 97, falsedad, 60, 84, 87, Fulda, D., 197 Heidegger, M., 10 174, 176
184, 185 99, 143, 203, 206, funciones T-teóricas, Heisenberg, W., 69 Hume, D., 7, 15, 52, Jakobson, R., 198
explicación, 50, 52-54, 246, 252 164 Helmholtz, H., 7 81, 92, 94, 96, 123 James, W., 69
58, 67, 71, 72, 97, Feigl, H., 7-9, 124 - T-no-teóricas, 164 Hempel, C., 8, 10, 14, Jeffrey, W., 198
184, 185, 210 Feinberg, G., 235 fundamentación de las 15, 18, 24, 25, 32, idealismo, 94 Joule, J. P., 110
- causal, 53, 54, 56, fenomenalismo, 252 matemáticas, 145 36, 37, 42, 46, 49, ideología, 218, 224, juicios sintéticos a
57 fenomenalista, 54-57, 59, 63, 155, 226, 233 priori, 31
- deductiva, 54 posición, 12 184 ideologías, 220 justificación, 27
- disposicional, 56 fenómenos, 28, 30, 35, Galileo, 50, 69, 71, Hertz, H., 30 ideológico, 238
- estadística, 56 54, 65, 184, 201, 137, 241 Hesse, M., 46, 47 imágenes, 70, 206 Kant, I., 59, 60, 82, 83,
- genética, 54, 56 202, 205 Galle, J. G., 17 heurística, 49, 72, 113, inconmensurabilidad, 123, 140
- nomológico- Feyerabend, P. K., 52, García de la Sierra, K., 134, 135, 137, 139, 79, 104, 115, 117, Kaplan, A., 24
deductiva, 55, 57, 184, 63, 80, 99, 104, 117, 197 140, 143, 145, 231 133, 190, 191, 195, Kelvin, W. Th., 45
185 137, 186, 210, 212, Geikie, 119 - negativa, 134, 135 210, 216, 218-220 Kemeny, J. G., 50, 89
- probabilística, 54 215-223 generalizaciones - positiva, 134, 138, inconmensurables, Kepler, J., 26, 50,
- racional, 57, 58 filosofía analítica, 23, simbólicas, 113, 157 142 alternativas, 214 68-70, 136, 193
- teleológica, 54, 57, 242 Gentzen, G., 26 heurístico, punto de inducción, 13, 15, 19, Kierkegaard, S., 217
58 - de la ciencia, 3, 26, geología, 58 vista, 166 20, 80, 83, 147 Klein, Ch. F., 119, 138
explicanda, 97 27, 44, 48, 77, 119, geometría, 66, 72 heurísticos, aspectos, inductivismo, 23, 82, Kolmogorov, A. N., 26
explicandum, 53, 54, 129, 130, 140-143, Gestalt, 68-70, 79, 117 147, 98, 142 Kopp, H., 119
97 169, 178, 196, 197, Giere, R. N., 150, 199, Hilbert, D., 8, 26, inductivistas, teorías, Kiirtge, 124
explicans, 97 202, 206, 211, 221, 201, 204-206 30-32, 38, 50, 146, 141, 143, 144, 147 Koyré, A., 119
explicatum, 53, 54 233, 242 Gbdel, K., 8, 23, 253, 152, 199, 256 inductivos, canales, Kraft, V., 8, 9, 17, 212
extensional, - científica, 10, 11 255 Hintikka, J., 100 144 Kuhn, T. S., 24, 25, 27,
caracterización, 170 - crítica de la ciencia, Goodman, N., 24, 33, 34 hipótesis, 20, 21, 67, instituciones, 211 47, 52, 63, 77, 80,
extensionalidad, 163 211, 224 grado de confirmación, 80, 86, 95, 96, 133, instrumentalismo, 63, 99, 103-105, 107-124,
extensionalmente, 170, - formalista de las 19, 20, 89 206 78, 80, 97, 201 128-130, 132, 140,
197 matemáticas, 146 - de contrastación, 88 - ad hoc, 127, 130 instrumentalistas, 53 143, 149, 151, 154,
- del lenguaje, 23 grados de - auxiliares, 130, 131, instrumento, 68 156, 157, 162, 165,
falsa, figura, 243 - de la lógica, 242 contrastabilidad, 85 134, 135, 167 instrumentos, 2 169, 171-175, 178,
318 Índice de nombres propios y términos Índice de nombres propios y términos 319

186, 189; 190, 206, investigación, 239, - newtoniana de modelos, 44, 49, 65, Newton, I., 39, 52, 69, Peano, G., 254
212, 213, 215, 220 240 partículas, 183 113, 136, 152-154, 89, 105, 109-111, percepción, 79, 117,
- de investigar, 238 medidas, 40 158, 159, 161-163, 134, 136, 139, 157, 118, 220
Lagrange, J.-L, 119, libros de texto, 26, Menger, K., 8 167, 170, 184, 192, 159, 160, 164, 176, percepciones, 116, 219,
196 105, 109, 112, 114, Merton, R. K., 26 194, 197, 199, 201, 182, 191, 193, 194, 261
Lakatos, I., 63, 64, 76, 147, 177 metaciencia, 196, 233 202, 204, 206, 207, 229, 241 Pérez Ransanz, A. R.,
103, 123-126, Lichtenberg, Ch., 105 metacientífica, 259, 261 Newton-Smith, W. H., 205
128-130, 132-135, Liebig, J., 82 disciplina, 77 - analógicos, 45 99, 137 Piaget, J., 219
137, 140-148, 151, ligaduras, 163, 164 metacientíficas, teorías, - efectivos, 170 Niiniluoto, I., 93, 100, Planck, M. K. E., 138
156, 166, 167, 171, Listing, J. L, 72 213 - icónicos, 47 156 Platón, 95, 97
175, 177, 189, 206, Lobachevski, N. I., 45 metafísica, 13, 83, 84, - imaginarios, 45 no teórico, 174 Plinio, 108
212, 217 Locke, J., 92 86, 93, 108, 218 - lógicos, 45, 47 nombres propios, 246, pluralismo
Laplace, M., 135 lógica, 23, 59, 78, 143, metalenguaje, 253-255 - matemáticos, 45, 47, 253, 254 metodológico, 212,
Laudan, L, 100, 206 197, 255 metalenguajes, 257 165 nomológico-deductivo, 213, 215, 221
Lavoisier, A.-L, 69, - inductiva, 19, 20 metalógica, 14 - parciales, 170, 172 modelo, 56 Poggendorff, J. Ch.,
105, 109, 116, 241 - matemática, 29 metamatemática, 23, - potenciales, 159, núcleo, 170, 174, 176, 119
Leblond, J. M., 229 - probabilitaria, 15, 32, 50, 150, 198, 256 170, 194 177 Poincaré, H., 7, 28, 31,
Leibniz, G. W., 95, 132, 19, 20, 24 metamatemáticas, 26 - - parciales, 154, - de la teoría, 156 45
133, 229, 242, 248 lógicas modales, 34 metamatemático, 161, 165, 172, 190, - de una teoría, 154, política, 234
López Cerezo, J. A., estudio, 152 200 162-164 político, punto de
lenguaje, 64, 70
192 método, 1, 95, 2135.. - teóricos, 45, 47 núcleos expandidos, vista, 238
- científico, 27, 179, Lorentz, H. A., 137-139 215, 217
202, 257 modus ponens, 86 176 Popper, K. R., 1, 15,
Lovejov, A. 0., 119 - axiomático, 31, 38, - tollens, 84-86, 91, 16, 21, 23, 24, 40,
- fisicalista, 12, 13, 30, Lummer, O. R., 126 65
50, 94, 227 95, 134 objetos, 243, 244, 246, 41, 49, 53, 54, 63,
Lyell, Ch., 109 - de las ciencias Moliére, 130 248 75-77, 79-81, 83, 84,
- formal, 152 empíricas, 20 observable/no
- objeto, 253, 254, 257 Montucla, J.-É., 119 86, 88, 89, 91-95, 97,
Mach, E., 7, 8, 10, 28, - científico, 2, 215, Morley, E. W., 126 observable, 201 98, 101, 103, 104,
- de observación, 43, 35, 39, 78, 119 216, 233 observación, 14, 20, 109, 112, 114, 120,
174, 220 Mormann, Th., 191
Manuel, F. E., 229 - conjuntista-teórico, Mosterín, J., 151, 170 32, 37, 66, 67, 69, 121, 123-127, 129,
- - ampliado, 43 Marx, K., 197, 198 200, 201 70, 72, 120, 121, 130, 132, 143, 144,
- observacional, 72, Moulines, C. U., 149,
marxista, 229 - experimental, 213 123, 128 147, 149, 160, 206,
155, 202 - inductivo, 83, 215 151, 163, 166, 173,
Mastermann, M., 106, observacional, 24, 29, 212, 215, 220, 222
- teórico, 43, 155 177-179, 182, 183,
107 - modelo-teórico, 200 30, 162, 215 posición
Leverrier, U.-J.-J., 17, metodología 185, 187, 188,
matemáticas, 59, 60, observacionalmente instrumentalista, 35
89 anarquista, 217 190-194, 196
78, 93, 143, 147, equivalentes, positivismo lógico, 10,
Lévi Leblond, J.-M., 153, 154, 197 - de la ciencia, 92, mundo, 91, 98, 156,
203, 204, 207, 242, 137-139 23, 38, 116, 242
211, 231, 233 matriz disciplinar, 104 122 observaciones, 16, 18, positivistas, 83
Lewontin, R. C., 239 - disciplinaria, 113, - científica, 17, 21, 25, 243
68, 83, 95, 214 potencia heurística,
ley, 20, 67, 162, 164, 114 82, 116, 140 Musgrave, A. E., 103,
observar, 201, 202 166
185 Maxwell, N., 45, 137, metodologías, 215 124
Olivé, L., 206 potencial heurístico,
- científica, 34, 179 138 métodos, 207, 216 ontológicas, 179, 243 123, 134, 139, 140
- lógica, 81 Mayr, D., 151, 187, 191 Metzger, H., 119 Nagel, E., 24, 25, 46, ontológicos, 162, 206 pragmática,
leyes, 27, 28, 30, 38, McKinsey, J. C., 149, Michelson, A. A., 126 47, 51, 54, 57, 91, operacionalismo, 24,
123, 189 componente, 181
51, 52, 62, 63, 65, 157 Mill, J. S., 94, 212, 217 40, 41, 155 pragmáticos, aspectos,
85, 91, 97, 110, 111, mecánica, 66 Miller, D., 89, 99, 100 naturaleza, 110, 139, Oppenheim, J. R., 50,
235, 151, 165, 166, 168,
177, 185, 188, 204, - clásica de partículas, Minkowski, H., 138 54, 55 170, 175, 177, 182,
205 50, 156, 157, 159, Mises, R. von, 8 neopositivismo, 50, Ostwald, W., 139 183, 189, 252
- científicas, 13, 161, 164, 167, 176, mito, 216, 227 69-70, 80 pragmatismo, 23
15-17, 24, 33, 55, 56, 194, 195 mitos, 222, 226, 228 neopositivista, 67, 83 paradigma, 106-109, predecir, 17
80, 83, 159, 180 - cuántica, 33 modelo, 186, 187, 243 neopositivistas, 53 111-113, 120, 213 predecirse, 71
- especiales, 164, 175, - de cuerpos rígidos, - de una teoría, 47 Neumann, J. L. von, paradigmas, 103-105 predicado conjuntista,
176 50 - - científica, 48 26, 199 - rivales, 115, 117, 150, 152-154, 156,
- estadísticas, 56 - Medawar, P. B., 123, - efectivo, 161 Neurath, 0., 7-9, 11-13, 128 161, 164, 167, 170,
libertad de 125 - matemático, 205 18, 144 Parménides, 18 185
320 Índice de nombres propios y términos Índice de nombres propios y términos 321

predicción, 17, 58, - analíticas, 13, 59, redes teóricas, 175, - los fenómenos, 204 sistémico, aspecto, 72 - de conjuntos, 26
130, 133 241 177, 180, 182, 186, Sanmartín, J., 211, Skinner, B. F., 24 - del conocimiento,
predicciones, 18, 28, - - y sintéticas, 60 195 235, 236, 238, 239 Sneed, J. D., 36, 46, 92, 242
35, 80, 82, 110, 129 - atómicas, 245 reducción, 12, 30, Saussure, F., 242, 258 48, 107, 149-151, - de la evolución, 58
preferencia racional, - elementales, 16, 18 50-52, 54, 65, 151, Scheibe, E., 150, 193 153-179, 184-188, - /experiencia, 78, 128
96, 132 - empíricas, 60 171, 175, 183-189, Schlick, M., 7-9, 16, 191, 192, 195-197, - matemática, 143,
Priestley, J., 69, 116, - observacionales, 126 191, 192, 195 19, 36, 78 200, 201 154, 198, 256
119 - protocolares, 12, 13, - al absurdo, 146 Schrüder, F., 8 sociedad, 223-225 - de modelos, 44, 200
77 - aproximativa, 187, semántica, 31, 32, 42, sociología, 197 - de la verdad, 18
principio de inducción, 44, 199
81, 82 - sintéticas, 59 190, 192 - de la ciencia, 26, 27, teorías, 17, 26, 28, 53,
- teóricas, 126 - exacta, 190-192 semántico, 168, 201, 107, 178 54, 73, 78, 95, 131,
- metodológico, 53 202
Protágoras, 223 reductio ad absurdum, Sócrates, 245 133, 155, 214, 218
principios, 77 semiología de la Soddy, F., 69
prueba y error, 94 85 - biológicas, 241
Pringsheim, E., 126 ciencia, 3, 241, 242, solipsismo, 28, 96, 97 - científicas, 18, 23,
pruebas, 145-147 refutación, 125
probabilidad, 19, 20 Przelewski, M., 199, refutaciones, 126, 135, 256, 257, 259 solipsista, teoría, 94 25, 27, 29, 42, 66,
- lógica, 88 144, 145, 147 Shapere, D., 25, 65, Speck, J., 55 76, 77, 83, 87, 91,
200
probable, 19 psicología, 50, 197 reglas de 106 Stegmüller, W., 103, 97, 101, 114, 118,
problema de la Ptolomeo, 109, 110, correspondencia, 15, significado, 38, 49, 51, 149-152, 154, 171, 120, 145, 152, 156,
demarcación, 197 Putnam, H., 24, 25, 18, 24, 29, 32, 37, 71, 73, 144, 158, 252 172, 174-176, 178, 193, 196, 198, 206,
- inducción, 15, 80, 46-48, 59, 61-63, 65, 38, 41, 42, 49, 51, significados, 188 184, 186, 187, 190, 213, 216, 219, 241,
81, 84, 67, 155 158 signo, 249, 255, 258, 198 256, 258
- lógico de la Reichenbach, H., 8-10, 261 Sugar, J. C. C., 157 - del conocimiento,
verosimilitud, 100 química, 54 19, 26, 27, 80, 206 signos, 244-247, 252, Suppe, F., 25, 28, 29, 221
problemas, 114, 115, Quíne, W. V. O., 24, relación interteorética, 253, 256, 257, 259 33, 42, 47, 48, 62, contrapuestas, 68
134, 145, 146, 166, 59, 61-63, 127, 255 186 silogismo práctico, 57, 150, 199, 201 empíricas, 146
172, 231 Quintanilla, M. A., 93 relaciones entre teorías 58 Suppes, P., 25, 32, 149, - euclídeas, 146
- nuevos, 139, 146 científicas, 52 Simplicio, 69 150, 152-154, 157, - físicas, 67, 154, 179,
programa de racional, elección, 140 - interteóricas, 176, sincrónica, 185, 199 195, 196, 199, 203
investigación, 100, racionalidad, 27, 133, 184, 187-189, 190, metodología, 151 - lingüísticas, 241
126, 133-136, 140, 190, 207, 213, 216, 195 sincrónico, aspecto, Tarski, A., 23, 42, 44, - lógicas, 242
143, 171, 177, 217 223 religión, 108, 222, 225, 177 47, 146, 153, 158, - matemáticas, 145,
programas de - científica, 219, 221 226, 228 sincrónicos, análisis, 253-255, 257 146, 241, 258
investigación, 123, racionalista, 95, 260 retrodicción, 58, 71 168 tautología, 81 - químicas, 241
130-132, 137, 141, Ramsey, F. P., 24, 33, revolución científica, sinonimia, 61 tautologías, 60, 111, - rivales, 137, 145,
142, 146 35-37, 156, 162, 184, 111, 112, 132, 133 sintáctica, 23, 201 143 191, 220, 240
progreso, 101, 132, 185, 202 revoluciones sintáctico, 168, 199, tautológicas, 78 teórica, componente,
145, 232 Rapoport, P., 24 científicas, 103, 104, 202 taxonomías, 65 30
- de la ciencia, 217 razón, 207, 219, 242 108, 116, 117, 120, sintáctico-semántica, tecnología, 78, 209, teórico, 24, 29, 162,
- científico, 50, 52, realidad, 100 174, 213 metodología, 151 228, 233, 234, 240, 174, 200, 215
76, 91, 98, 100, 104, realismo, 93, 96, 97, Rivadulla, A., 19, 20, sintaxis, 31 242 - /observacional, 34,
110, 115, 120, 128, 100, 201 93, 99, 151 sintético, enunciado, teleología, 58 37, 62, 63, 70, 154,
183, 203, 209, 213, - científico, 203 Rose, H. y S., 211 63, 81 tener una teoría, 169 161, 201, 202
218 - constructivo, 206, Rosenblueth, 57 sintéticos a priori, 60 teoremas, 31, 32, 52, - y observacional, 48
proletarización de la 207 Rothe, E., 224 sistema, 188 143, 146, 147, 153, tercer mundo, 91-94,
ciencia, 229, 233 - critico, 76, 94, 95 Ruse, M., 239 - físico, 168 199 178
- de los científicos, realista, 96, 177 Russell, B., 7, 8, 26, - formal, 198, 202 teoría, 20, 37, 46, 51, término observacional,
230, 232 realistas, posturas, 137 50, 92, 94, 242, 245; sistemas, 73, 184, 197, 71, 79, 85, 125, 127, 38
proliferación de reconstrucción 246 204, 205 128, 153, 166, 168, términos, 41
teorías, 111, 218 racional, 141, 142, Ryle, G., 56 - de signos, 246, 185, 186, 193, 199, - observacionales, 15,
proposición, 19, 243, 152 248-252, 254, 201, 203, 251 18, 29, 36, 38, 41,
254 - de las teorías, 196 Sachs, J., 119 256-261 - científica, 64, 95, 51, 215
- analítica, 14 red arbórea, 181 Sahlins, M. D., 239 - físicos, 170 100, 131, 202, 204 - primitivos, 31, 38
proposiciones, 18, 126, - teórica, 157, 164, salvar las apariencias, - formales, 23, 26, 50, - de la coherencia, - teóricos, 15, 18, 24,
143, 252 176, 181, 189 35 101, 146, 199, 213 18, 19 28-30, 33, 35-38, 41,
322 Índice de nombres propios y términos

42, 45, 49, 51, 155, 101, 127, 143, 144, - teórico, 32, 51
156, 159-162, 164, 203, 204, 206, 221, Waismann, F., 8
167, 188, 202, 215 227, 233, 243, 244, Weinberg, J. R., 9
- T-no-teóricos, 200 246, 251-254, 258 Weltanschauung, 64
- T-teóricos, 200 - empírica, 48 Weltsanschauungen o
tesis Duhem-Quine, - semántica, 48 concepciones del
127 verdadera, figura, 243 mundo, 27
Tichy, P., 89, 99, 100 verdaderas, Whewell, W., 119, 123
topología, 72 proposiciones, 55 Whitehead, A. N., 7
topológico, espacio, - teorías, 55, 63, 80, Whorff, B. L, 219
191 203 Wiener, N., 57
Toraldo, G., 199 verificabilidad, 14-16, Wilson, E. 0., 236-239
Toulmin, St., 24, 25, 19, 84 Wittgenstein, L, 8, 16,
27, 63, 65, 67, 106 verificación, 13, 16-20, 27, 60, 64, 66-68, 70,
Tuomela, R., 93, 156 83, 86, 95, 203 78, 79, 83, 105,
Tycho, 69 verificacionismo, 23, 241-245, 255
101 Wojcicki, R., 199
Unidad de las Ciencias, verosimilitud, 90, 98- Worrall, J., 124, 134
11 101 Wright, G. H., 57, 58
unificación de la vínculos, 194, 195
ciencia, 150, 227 visión del mundo, 115, Zahar, E. G., 124, 134,
116 137-140
verdad, 18, 31, 60, 83, vocabulario lógico, 29 Zermelo, E. F. F., 26
87, 95, 96, 98, 99, - observacional, 29 Zittel, K. A. R. von, 119

También podría gustarte