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UNIVERSIDAD NACIONAL SAN CRISTÓBAL


DE HUAMANGA
ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUEOLOGÍA E
HISTORIA

LA ARQUEOLOGÍA Y EL NACIONALISMO
CURSO: ARQUEOLOGÍA Y SOCIEDAD

ALUMNOS:
 GARCIA GODOS PIZARRO, Victor Mario
 GUTIERREZ CARPIO, Dan Caleb
 BARZOLA GOMEZ, Álvaro

DOCENTE: VILLAVICENCIO HINOSTROZA, Arquímides

AYACUCHO-PERÚ
2021
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INDICE
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................3

CAPÍTULO 1

ARQUEOLOGÍA Y NACIONALISMO..................................................................................4

ARQUEOLOGÍA...................................................................................................................4

TIPOS DE ARQUEOLOGÍA:...........................................................................................4

NACIONALISMO:................................................................................................................5

TIPOS DE NACIONALISMO:.............................................................................................5

CAPÍTULO 2

ARQUEOLOGÍA DEL NACIONALISMO.............................................................................7

LA BÚSQUEDA DE UNA EDAD DE ORO Y LOS COMIENZOS DE LA


ARQUEOLOGÍA.......................................................................................................................8

HACIA EL NACIONALISMO CULTURAL........................................................................10

EL APOGEO DEL NACIONALISMO Y LA ARQUEOLOGÍA.........................................11

CAPÍTULO 3

LA ARQUEOLOGIA Y EL NACIONALISMO EN LATINO AMERICA........................12

NACIONALISMOS EN EL PERÚ DEL SIGLO XX............................................................13

NACIONALISMOS Y ARQUEOLOGÍAS EN EL PERÚ....................................................13

JULIO C. TELLO Y LA CULTURA MATRIZ DE LA CIVILIZACIÓN ANDINA.....14

LUIS G. LUMBRERAS Y LA ARQUEOLOGÍA SOCIAL PERUANA.........................16

ARQUEOLOGÍA Y NACIONALISMO EN EL PERÚ EN LOS ALBORES DEL


SIGLO XXI...........................................................................................................................16

CONCLUSIÓN.........................................................................................................................17

Bibliografía...............................................................................................................................18
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INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo monográfico trata de la arqueología y el nacionalismo, donde


veremos cómo se relacionan demasiado ya que para que un pais tenga un sentimiento
nacional, debe sentirse orgulloso de algo, y lo mejor es sentirse orgulloso de su pasado,
porque al tener un pasado espectacular eleva el nacionalismo de las personas con sus
paises.

El primer capitulo explicaremos un poco sobre la arqueología y el nacionalismo para


que los lectores tengan la información suficiente para entender los dos términos y poder
entender mejor el tema que se tratara.

El segundo capitulo hablaremos de como la arqueología y el nacionalismo estuvieron


evolucionando durante la historia mundial, viendo como elevo su importancia hasta que
en estos días sea algo fundamental en cada pais de primer mundo

El tercer capítulo se hablará de como la arqueología y el nacionalismo empezó a


involucrarse mas en el Perú a comienzos del siglo XX y como también empezó a tener
mucha relevancia, hasta llegar a nuestros días.
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CAPÍTULO 1

ARQUEOLOGÍA Y NACIONALISMO
ARQUEOLOGÍA:

Ciencia que estudia que estudia el pasado del hombre y su adaptación al medio que lo
rodea y las actividades que realiza, la arqueología tiene el de estudiar al hombre y a su
sociedad mediante los restos materiales dejados por el hombre a lo de su historia.

La arqueología tiene su origen en Europa, esta ciencia nace de manera muy curiosa ya
que este nace de pasatiempos de las personas nobles, burgueses y aventureros quienes
coleccionaban artes de lo antiguo.

El primer arqueólogo de la historia es Nabónido, claro que el primer padre de la historia


fue el griego Heródoto; sim embargo, más antes que ya hubo individuos interesados en
la historia siendo uno de ellos el rey Nabónido, quien más conocido por ser el último
rey de Babilonia.

En los finales del renacimiento el hombre comenzó a interesarse más en el estudio del
pasado como fue el alemán Johann Winkelmann quien es considerado como el padre de
la arqueología moderna.

TIPOS DE ARQUEOLOGÍA:
1) La Arqueología prehistórica: este tipo de arqueología esta centrada en las
culturas a fragas y este de arqueología se usa mas que nada en el continente
americano.
2) La arqueología clásica: esta arqueología tiene es más complejo en su
investigación, a diferencia de la arqueología prehistórica esta estudia a las
culturas que si tuvieron escrituras.
3) La arqueología europea: ciencia que estudia lo que se refiere a las artes, a los
monumentos y a los objetos de la antigüedad, especialmente a través de los
restos encontrados.
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4) La arqueología andina: ofrece un recorrido general de la secuencia cultural por


todo los andes centrales, mediante los sitios arqueológicos, paisaje y actividades
aun vivas desde la época prehispánica.

NACIONALISMO:
El nacionalismo es una ideología sociopolítica que va más allá conciencia e
identificación con la con la realidad histórica de una nación; es por ello que los
nacionalistas impondrán sus ideas y legitimarlas desde la formación (escuela), y
también buscando características comunes en la sociedad donde se formó. Las
características comunes son: lugar de procedencia, idioma, historia, tradiciones, modos
de vida, etcétera mediante estos rasgos comunes los nacionalistas buscan modelarlas
políticamente.

Ojo el sentimiento por el lugar de procedencia se llama patriotismo, ya el patriotismo


llevado más allá de los limites se llama nacionalismo.

TIPOS DE NACIONALISMO:
El nacionalismo es de varios tipos, es por ello en este podremos los más esenciales.

1) Nacionalismo religioso: Se identifica con el origen de la religión predominante


en la nación. Por ejemplo, en el Perú tras la conquista, la población de ese
entonces aun adoraba a sus dioses propios como el sol, la Pachamama, huacas
entre otras cosas más, es por ello que sale el famoso TAKI ONQOY liderada por
Juan Choqne.
2) Nacionalismo económico: Tiene relación con el proteccionismo y el
colonialismo. Tanto el capitalismo, fascismo como el socialismo proponen
medidas económicas que implican el nacionalismo económico.
Esto más que nada se siento en la guerra fría cunado el mundo fue bipolar
económico.
3) Nacionalismo liberal: la nación tiene su origen en la voluntad de cada uno de
los individuos. No se trata de una imposición, sino de un compromiso
voluntario. En este sentido, cualquier sociedad, puede transformarse en una
nación si así lo quiere. Es decir, sin necesidad de tener vínculos de tradición,
religión, raza, idioma…
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4) Nacionalismo conservador: es una sociedad política que también respalda los


derechos civiles junto con algunas posiciones conservadoras, generalmente se
les considera a estos políticos de la derecha.
5) Nacionalismo integrador: también llamado nacionalismo centrípeto, porque
este tipo de nacionalismo busca unir a diferentes pueblos con orígenes distintos,
pero tienen una búsqueda de logros, en común para a si satisfacer sus
necesidades.
6) Nacionalismo desintegrador: son algunas naciones que se sienten diferentes, y
es por ello que buscan ser naciones soberanas. Esto paso en el americano,
comenzando con la independencia de las 13 colonias y a ello lo siguieron los
actuales estados latinoamericanos.
Hoy en día también existen este tipo de nacionalismo siendo un gran ejemplo El
estado de Cataluña y vasco en España.
7) Nacionalismo musical: este tipo de nacionalismo lo tenemos en el Perú muy
bien identificados, los mas conocidos que tenemos son: la música Criolla, el
Huayno, la música Negra, la Marinera, la Chicha, el cóndor pasa, la música
selvática entre otros.

8) Nacionalismo étnico: también llamada etnonacionalismo, en este caso el Perú


es muy diverso con la identificación de su racial y esto surge por la admiración
de su historia tanto prehispánica o posconquista ejemplo de son: los cusqueños
se identifican más con la descendencia inca, cabe precisar a nivel nacional se
identifican con el tawantinsuyo, los apurimeños también se identifican con la
descendencia Chanca, los ayacuchanos hoy en día comenzaron a identificarse
con la decendencia wari y así sucesivamente en el Perú cada departamento tiene
con que cultura identificarse.
9) Nacionalismo romántico: El Nacionalismo estuvo ligado al Romanticismo, un
movimiento basado en la exaltación de los sentimientos como reacción contra la
razón, promovida por la Ilustración como único medio para conocer la verdad.
Este tipo de nacionalismo comenzó con la revolución francesa, y así dando a la
caída de algunas monarquías europeas y posteriormente incentivando con la
independencia de las colonias europeas en América, comenzando con la
independencia de las 13 colonias en 1776. En el Perú también se dio el lado
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romántico en la independía siendo el primero José Gabriel Condorcanqui (Tupac


amaru I), con su frase “¡volveré y seré millones!”, Micaela Bastidas dijo: “por la
libertad de mi pueblo he renunciado todo. No vere florecer a mis hijos”, también
este caso aparece la carta escrita por Vizcardo Guzmán, donde pide la
independencia a los españoles americanos “América para americanos”.

CAPITULO 2

ARQUEOLOGÍA DEL NACIONALISMO


Primeramente, ¿qué es la arqueología y que es nacionalismo? Según Carlos Tejerizo G.
La arqueología y nacionalismo ha sido un tema muy recurrente desde las críticas
posmodernas de los años 80 y ha tenido un gran recorrido en la historiografía. Sin
embargo, la mayoría de los análisis o bien han puesto el foco en la relación de la
arqueología en los momentos de creación de los estados-naciones o en regímenes de
corte dictatorial o totalitario. Desde una perspectiva del saber saber-poder y los campos
científicos se defiende que esta relación es constante, incluso en aquellos proyectos de
estado-nación consolidados o aparentemente menos dictatoriales.

Europa se ha visto conmovida en esta última época por convulsivos cambios políticos la
Perestroika y el posterior desmembramiento de la URSS, la caída del muro de Berlín, la
proclamación de las distintas democracias en el este, la guerra en Yugoslavia, el
protagonismo tomado por la unión europea obsesionada con tendencias unificadoras que
a su vez son compensadas con la cada vez mayor autonomía regional en países como
España y gran Bretaña… y todo ello en nombre de, o acompañado por, el surgimiento
de una ideología que ya se creía olvidada, el nacionalismo y por su creencia en el
carácter esencial de la nación.

La arqueología, como han demostrado ampliamente trabajos, nunca ha sido indiferente


a los cambios políticos. Esta forma parte de las estrategias sociales que arqueólogos y
arqueólogas mantienen, bien para entender el mundo en el que viven, para explicarlo, o
para crearse un puesto en la escala social aludiendo a problemas en voga en el
momento. Así pues, el profundo cambio en el plano (y en el mapa) político actual que
ha afectado en especial a Europa es el elemento clave para entender que haya sido
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fundamentalmente en el viejo continente donde se ha producido en estos últimos años


un interés en el estudio de la contextualización política de la arqueología, y en
investigar el papel del nacionalismo en el devenir arqueológico.

El análisis de la relación entre una teoría política el nacionalismo y la ciencia


arqueológica ha constituido uno de los campos de estudio de mayor crecimiento en el
año 90. No significa esto que sea hasta la primera vez que se reflexiona sobre este tipo
de materia, ya que las menciones al uso y abuso de los datos arqueológicos con fines
políticos se encuentran salteados en numerosos escritos… Bernal 1980, Himmelmann,
Fowler 1987 y entre otros autores como Trigger 1984 le dedicaron una atención
especial. En esta década de final de siglo se ha producido, sin embargo, lo que
podríamos considerar una explosión en este tipo de estudios. Se han publicado casi al
mismo tiempo muchos libros sobre el tema, el más general de Kohl y Fawcett 1995
titulado nacionalismo, política y la práctica de la arqueología, otro derivado de un
congreso sobre nacionalismo y arqueología, y finalmente el coordinado por Timothy
Champion y “por mí misma titulado nacionalismo y arqueología en Europa”. Estos
libros se ocupan principalmente del caso de Europa y en menor medida del asiático.
Sobre América latina se centra los trabajos de Enrique Florescano 1993, Augusto
Oyuela_Caycedo 1994, Don Fowler 1987, Gustavo Politis 1994-1995, Mónica
Quijada1996, etc.

Según Smith, En general podemos dividir a los estudiosos del nacionalismo entre los
primordialitas, quienes caracterizan a este como una teoría política apoyada en la
existencia real de un grupo pre-nacional calificado como étnico.

Y los instrumentalistas, más numerosos, quienes consideran que la nación es en cierta


forma un producto creado por las elites con el fin de movilizar a las masas.

LA BÚSQUEDA DE UNA EDAD DE ORO Y LOS


COMIENZOS DE LA ARQUEOLOGÍA
Como Anthony Smith arguye, el concepto de la nación no se puede sostener sin un
pasado adecuado y sin un futuro creíble, lo que requiere que la comunidad se anuncie
posesora de una historia y un destino. Esto se relaciona con una de las paradojas ya
apuntadas por Benedict Anderson: la objetiva modernidad de las naciones. Según
Smith, el pasado-esa parte del pasado seleccionada para formar parte de la historia
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nacional – debe tener varias características, debe ser útil a las elites, que emplearan un
conjunto de aspectos de la historia para manipular las emociones de las masas, por otra
parte debe permitir la legitimación del cambio social, en tercer lugar ha de contener una
serie de exempla virtutis, en caso de que haya algún conflicto de tipo territorial ha de
justificar los derechos a la zona en disputa, y por ultimo de ha de ser lo suficientemente
maleable. Como este autor menciona, la apropiación colectiva del pasado antiguo, y en
especial la memoria compartida de una edad de oro contribuye significativamente a la
formación de las naciones. Una edad de oro gloriosa ayuda a movilizar a la gente en
torno a una cultura común, a permitir la unificación de grupos diferentes identificados
ahora con una identidad nacional que intuyen compartir.

La necesidad de un pasado glorioso para la nación, de una edad de oro, es la causa de


que la formación del estado moderno que se produce desde finales del siglo XVIII lleva
a un aumento significativo de la importancia del estudio del pasado, de la historia. Para
que el estudio del pasado sea efectivo la labor del historiador y del arqueólogo ha de
profesionalizarse, lo que produce que en el siglo XIX se base de una concepción de la
historia como aflicción erudita a otra en la que es considerada como una labor
profesional. Desde la revolución francesa de 1789 los estados, que ahora se definen
políticamente como naciones, consideran necesario contar con la narración de su pasado
e institucionalizar por un lado la historia y por el otro la arqueología como un derivado
de aquella. Este proceso cristalizara en la segunda mitad del siglo XIX, alcanzara su
punto álgido en la primera mitad del XX para después mantenerse como algo
naturalizado hasta la época actual.

Siguiendo la hipótesis de los instrumentalistas, con los que concuerdo, la razón por la
que el nacionalismo político surge a finales del siglo XVIII y por tanto hace posible la
formación de la arqueología como disciplina científica es la ruptura con el antiguo
régimen, la posibilidad de la abolición de la monarquía (de proclamar republicas) y por
tanto la necesidad de legitimizar la ascendencia de parte del tercer estado, la
intelligentsia, a gobernantes de la nación. Los relatos monárquicos en forma de crónicas
e historias literarias no valen ya, hay que crear narraciones que tomen como
protagonistas a los que en el régimen anterior se hallaban en la posición jerárquica más
inferior, y la forma de hacerlo es tomando prestado el concepto de nación, un concepto
prestigioso ya que tiene por sí mismo una solera que lo legitimase: sobre el los eruditos
han estado reflexionando desde comienzos del humanismo. 1789 es por tanto mi punto
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de partida, aunque huelga cabe decir que, como siempre pasa en estos casos en un
análisis detallado la fecha no deja de ser un tanto arbitraria. La revolución francesa lleva
a la definitiva emergencia del concepto de nación como clave en la formación del estado
moderno.

HACIA EL NACIONALISMO CULTURAL


Entre los años de 1870 y 1871 sería los años de unificación de Italia y Alemania que
supondrán la definitiva transformación del concepto de nación de aquel asentado en el
estado al basado en la unidad cultural. este cambio generaliza la posibilidad de que los
pueblos (es decir las naciones) sin independencia política se consideren con derechos a
exigirla. Según Hobsbawm, el nacionalismo de 1870-1918. difería del anterior en que,
en primer lugar, abandono el principio de tamaño, por lo que la comunidad política
internacional aceptaba que cualquier grupo, por muy pequeño que este fuera, que se
considerara como nación le estuviera permitido pedir su autodeterminación, lo que
significaba el derecho a un estado independiente soberano en su territorio.

Por otra parte, según nos recuerda Hobsbawm, el elemento étnico y el lingüístico se
convirtieron progresivamente en decisivos o incluso en el único criterio para la
consideración de la nación. Todo ello conlleva diferencias fundamentales con respecto
al periodo anterior que conducen, como he explicado antes, a varios estudiosos a
considerar que es en este periodo (y no en el anterior) cuando aparece el nacionalismo
propiamente dicho, mientras que las ideas del republicanismo clásico de la revolución
francesa deberían más bien clasificarse como patriotismo. Sin estar en el debate
terminológico, considero que la continuidad entre las dos etapas del siglo XIX es mayor
que la que se produce entre estas y la del final del antiguo régimen, lo que significa mi
decisión de haber integrado en el apartado anterior los debates que en todo caso se
acrecientan a partir de la década de setenta del siglo XIX.

El cambio de carácter del nacionalismo afectaría a la arqueología de varias formas, por


una parte, se produjo un incremento de número de personas interesadas en la búsqueda
del pasado a través de los restos arqueológicos, ya que cualquier grupo que decidiera
que tenía una personalidad propia-o como se comenzó a decir en aquella época, una
cultura propia debía demostrar entre otras cosas a través de la recurrencia a un pasado
singular. Por otra parte, y no de forma independiente de lo que acabo de aludir, se
reforzo la percepción de una necesidad imperativa de profesionalizar o consolidar la
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profesionalización de la labor del arqueólogo y de promulgar una legislación adecuada


que protegerá las antigüedades. Es en este momento cuando se produce un cierto
empujón a la institucionalización de la arqueología que solo había empezado a
despuntar en unos pocos países (y con diverso éxito, como he explicado) en el periodo
anterior, se organizan numerosos museos, se crean cátedras especificas en la
universidad, surgen multitud de sociedades y se celebran las primeras conferencias
internacionales. Por último, las nuevas ideas llevaron a un ímpetu novedoso en el
estudio comparativo de la arqueología con la lingüística y la antropología, lo que se
traduciría a la larga en el desarrollo de la prehistoria más remota que de momento
quedaría parado, sin embargo, por el debate religioso.

EL APOGEO DEL NACIONALISMO Y LA


ARQUEOLOGÍA
La importancia que adquiere la arqueología en el periodo anterior se ve definitivamente
remarcada en el periodo de la guerras mundiales, Hobsbawn, apunta que la guerra de
1914 se supondría por una parte el colapso de los grandes imperios multinacionales de
Europa central y oriental y por otra parte la revolución rusa que lleva a aceptar en
contraposición el principio wilsoniano que intentaba crear un continente netamente
dividido en estados territoriales coherentes habitados por poblaciones étnicas y
lingüísticamente homogéneas. Las guerras por otra parte tuvieron un efecto que será
esencial para entender la universalización de la institucionalización de la arqueología: la
necesidad de movilizar a la población hizo impresendible la creación de ciudadanos. La
educación era un elemento esencial para ello y en esta empresa la lectura histórica y la
vista al museo constituyeron dos factores claves. la arqueología cobraba un auge nunca
experimentado antes, llevando en Europa a su definitiva institucionalización en el
periodo de entreguerras.

Por otra parte, en la teoría arqueológica el impacto del nacionalismo resulto en el


surgimiento de la escuela histórico-cultural. Esta suponía un refinamiento en los
métodos de análisis hasta entonces aplicados, inventaba base del estudio a la cultura,
entendida esta como una forma primitiva fundamentalmente esencialista la nación y
estado resuelto en líneas generales el problema cronológico, la arqueología ahora se
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dedicó a explicar en sus mapas sus descubrimientos. Pero el carácter esencialista


plasmado en la cartografía resultaría a la postre un arma peligrosa en manos de poderes
políticos de signo totalitario con grandes problemas económicos derivados de crisis de
1929. La segunda guerra mundial de 1939 y la época que la precedió fue el ejemplo
claro de hasta qué punto la arqueología puede hacer al servicio del estado por que fue el
momento en que de forma más descarada se manipularon sus datos en favor a las
hipótesis que los políticos y que los determinados arqueólogos pretendían imponer.

CAPITULO 3

LA ARQUEOLOGIA Y EL NACIONALISMO EN
LATINO AMERICA
Tras la revolución francesa suscitado en el año 1789, aquí en América las colonias
europeas motivados por la ilustración comenzar a luchar por su independencia;
aprovechando el caos político que estaba pasando en el viejo mundo, este desastre
político que estaba pasando en exactamente en Francia tras la caída del monarca Luis
XIV y la reina María Antonieta. Cuando esto pasaba en Europa también comenzaba a
identificarse el nacionalismo influenciado por el romanticismo, y junto a ello también la
arqueología moderna; la arqueología y el nacionalismo desde entonces comenzaron a
encaminar de la mano. Y a si llegaría a Latinoamérica exactamente a México, siendo
uno de los países en conseguir su independencia del yugo español; (Rodrigez Gacia) nos
me lo siguiente: “tras post independencia de México se baso en el manejo ideológico
que resulta de resaltar los valores locales en contraposición a los de la antigua metrópoli
(España).

Los nuevos estados comenzaron a valorar mas sus ancestros, y así buscar el
reconocimiento de otras naciones, y para la arqueología y el patriotismo comenzaron
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buscar sus pasados y identificarse con ello como los mexicanos con los Aztecas y los
peruanos con los Incas.

Los gobiernos post independistas en mayor o en menor medida echaron la mano el


recurso ideológico relativo al valor étnico, incluyendo constante de referencia a la
grandeza ancestral. Pero, y quizá por la urgencia de otras necesidades, este recurso
pocas veces paso de lo retorico a acciones de estudio concretas: casi todo el siglo XIX
se caracteriza porque las investigaciones de sitios arqueológicos son ocasionales y
aisladas y en muchos casos realizadas por extranjeros.

La situación cambia drásticamente en los a los finales del Porfiriato, ya que el dictador
es impelido a buscar en las raíces de la nación escenarios que llaman la atención del
concierto mundial hacia México, especialmente se daba de atraer capitales
norteamericanos y europeos que sacaran al país del atraso económico. Por referencias
legendarias Teotihuacan, es escogido para este proyecto de impacto histórico y porque
tiene un gran edifico La Pirámide del Sol.

NACIONALISMOS EN EL PERÚ DEL SIGLO XX


La historia oficial del Perú está refrendada por una serie de ideologías dominantes que
han motivado y justificado la reproducción de grupos de poder socioeconómico y
sociopolítico. Aunque está claro que existió una lucha entre diferentes grupos de la
sociedad peruana, la ideología dominante es la que siempre aparece mejor descrita. Este
es un principal problema para la historiografía de los movimientos políticos en el Perú.
Sin embargo, es posible reconocer que los grupos sociales que no controlan los espacios
de decisión sociopolítica también tienen mucho que ver en la ascensión (por negación) o
creación de ideas originales que, si son exitosas popularmente, pueden ser utilizadas
para beneficio de la “nación” entera. En ese sentido, debemos tener en cuenta que,
paralelas a las ideologías nacionalistas dominantes, también en el Perú se encuentran
ejemplos de discursos alternos adentro de la frontera del Estado peruano y que, se pueden
denominar como “regionalismos”. Estos “regionalismos”, planteados desde su propia “etnicidad”,
también, pretenderían ascender y cobrar hegemonía y autonomía dentro de lo que se
conoce como el Perú.
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NACIONALISMOS Y ARQUEOLOGÍAS EN EL PERÚ


Así pues, dado los nacionalismos como tienen de justificación la antigüedad de un
grupo étnico de un territorio, la arqueología se encargó de inventar los orígenes y
características únicas de la nación peruana después de logar la independencia de
España. Esto también cedió en consonancia con los movimientos económicos y
políticos europeos de finales del siglo XIX y comienzos del XX que impulsaron la
construcción de los estados-nación. Dicha creación de una línea directa o “identidad”
entre sociedades pasadas y sociedades presentes que, metodológicamente por el
momento es de difícil comprobación, en la esfera de la práctica política puede ser
superada mediante el artilugio de la creación de “esencias” (conceptos como
“identidad”, “patria”, “tradición”, “cultura”, “etnia”, etc.) que trascienden en el tiempo.
Dichas esencias llegarían hasta nuestros días de diversas formas, aunque por lo general
se señalaran lugares, casi siempre con “monumentos arqueológicos”, que
materializarían dicha esencia. Dichas cuestiones se perciben en la práctica de los
arqueólogos que describiremos y que, además, dada su reiterada utilización (como
objeto de estudio y su posterior reproducción social ampliada mediante la escuela
normal y otros medios de divulgación) los erigen en “monumentos nacionales”.

En el fondo de lo que se trata es de justificar nuestra existencia en un lugar concreto por


medio de “nuestra antigüedad” (las personas que viven en un lugar siempre han estado
allí) conformando esas “comunidades imaginadas” que preservarían una “tradición”.

Así pues, si bien, después de la declaración de independencia del Perú en 1821, se


tomaron ciertas medidas para construir una identidad nacional postcolonial, no se puede
admitir que dicho deseo se hallase institucionalizado hasta finales del siglo XIX. Es
solo, en dicho momento, cuando ciertos individuos de la burguesía limeña o,
relacionados estrechamente con ella, la denominada por los historiadores como
“República aristocrática” (1895-1919), comenzaron a interesarse seriamente por la
antigüedad del “hombre peruano”. De esta manera, este deseo se institucionalizaría en el
Estado peruano con la fundación en 1905 del Museo Nacional de Historia durante el
primer mandato del presidente José Pardo y Barreda (1904-1908) y en el que se eligió
como el encargado de la sección prehistórica (“Sección de Arqueología y de las Tribus
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Salvajes”) al investigador alemán Max Uhle, resultando su aporte fundacional para una
historia del Perú hecha a partir de datos arqueológicos.

JULIO C. TELLO Y LA CULTURA MATRIZ DE LA


CIVILIZACIÓN ANDINA
Julio C. Tello ha sido y es reconocido en los diferentes ámbitos de la historia del Perú
como el “padre de la arqueología peruana” y, de hecho, esta visión ha sido trasladada a
los textos educativos y se halla bastante arraigada en el imaginario colectivo de la
sociedad peruana. En el ambiente académico este debate de la paternidad de la
arqueología peruana llevó a que otros investigadores comparen este investigador con
Max Uhle, en una perspectiva que contrasta la antigüe-dad de la práctica profesional y
meticulosidad en la investigación de ambos. Otros análisis profundizan en las
situaciones históricas en que estos intelectuales desarrollaron su praxis.
Definitivamente, Julio C. Tello fue, casi desde su carrera como investigador relacionado
con la arqueología, parte de un Estado que le proveyó de espacios públicos para la
realización, subvención y difusión de sus investigaciones. De hecho, la fundación, por él
mismo, de los Museos de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos (1919), del Museo de Arqueología Peruana (1924) y del Museo Nacional de
Arqueología y Antropología (1938), han resultado esos espacios que generó para elevar
su opinión respetada acerca de temas arqueológicos y convertirse así en sus propias
“vitrinas de exposición”. Aquí trataremos de entender cómo emergen dichos
intelectuales oficiales y de plantear qué elementos posibilitaron la existencia de un Julio
C. Tello como constructor de una ideología que se podría llamar nacionalismo
indigenista. Para ello, expresamos que al hacer esto, deberemos entender a Tello como
un elemento activo más, dentro del aparato estatal peruano, quizá ensombreciendo ese
halo que se ha formado a través del tiempo, convirtiéndolo en un paradigma y modelo a
seguir.

Tello se incorpora a la Universidad Nacional Mayor de San Mar-cos. Desde allí, dirigió
las principales expediciones que realizó en el país, como las de Chavín de Huántar en
1919 (Tello 1943), de la cual obtuvo los materiales arqueológicos para definir a su
“cultura matriz” y proponer la difusión de ésta por los Andes Centrales (Tello 1960).
Como decíamos arriba, su posición era abiertamente contraria a la del investigador
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alemán Max Uhle (Ramón 2005:10), quien, paradójicamente, también explicaba el


origen de las sociedades por medio de la difusión. Sin embargo, la tesis de Tello tenía la
característica de ser autoctonista con un claro objetivo nacionalista, en contraposición a
la tesis aloctonista (extranjerizante) del investigador alemán. Asimismo, la
epistemología de Tello suponía partir de hipótesis (intuiciones) que iba a comprobaren
el campo (deducción) mientras que Uhle partía del objeto de estudio (inducción) dentro
de un enfoque positivista. Por ello, da la sensación que Tello ya sabía lo que iba a
encontrar en sus expediciones antes de realizarlas.

LUIS G. LUMBRERAS Y LA ARQUEOLOGÍA SOCIAL PERUANA


Desde la década de 1920, el Perú inició su participación dentro de la práctica política
inspirada en las ideas de Karl Marx y Friedrich Engels y que podemos ver en su mejor
despliegue en el Perú en los escritos de José Carlos Mariátegui, líder y fundador del
Partido Comunista. La historia del marxismo en el Perú, sin embargo, se vio muy pronto
oscurecida por las persecuciones realizadas por los gobiernos intolerantes asociados
estrechamente con la burguesía nacional que veía en esta fuerza política a su principal
enemigo para sus intereses reales.

Posteriormente y, con su regreso a Lima ahora como profesor en su universidad de


origen, transitó la mayor parte de su trabajo académico y de campo paralelamente al
gobierno militar de Velasco Alvarado (1968-1975), bajo el cual se le ofreció una
excelente coyuntura para desarrollar sus investigaciones arqueo-lógicas más relevantes
y como apuntan los arqueólogos norteamericanos Richard Schaedel e Izumi Shimada,
Lumbreras “asumiría el rol de Tello al definir tendencias y prioridades en la prehistoria
andina”. De hecho, Lumbreras siguiendo la estela de Tello asumió entre 1967 y 1972 el
cargo de director del Museo de Arqueología de la UNMSM y, posteriormente, a partir
de 1973 dirigió el Museo Nacional de Arqueología, ambos lugares privilegiados para
difundir su voz como autoridad en la representación del pasado andino. Asimismo,
resulta significativo que uno de sus principales aportes a la arqueología peruana
provenga del desarrollo de la idea de la sociedad Wari (600-1000DNE) como un
Imperio con su capital cercana a la ciudad de Huamanga (Lumbreras 1980) y donde
Tello también había trabajado con anterioridad postulando un planteamiento
difusionista. Adicionalmente, si la propuesta de Lumbreras se contrapone con las tesis
17

difusionistas sobre Tiwanaku del intúyete arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés,
vemos que la representación arqueológica del Imperio Wari, por parte del arqueólogo
peruano, también tenía mucho que ver con la reivindicación de un importante “foco
civilizatorio” en el territorio peruano durante el denominado Horizonte Medio.

ARQUEOLOGÍA Y NACIONALISMO EN EL PERÚ EN


LOS ALBORES DEL SIGLO XXI
Habría que agregar algunas líneas sobre la relación actual entre arqueología y
nacionalismo en el Perú. Aunque esto se torna algo problemático por la proximidad con
el fenómeno sociopolítico actual y, sobre todo, por nuestras pasiones que nos afectan y
nos terminan posicionando en un bando u otro. Algunas cuestiones evidentes podrían
ayudarnos a reconocer si algunas prácticas socioeconómicas y sociopolíticas de los
arqueólogos y arqueólogas siguen reproduciendo la ideología estatal, encargándose de
producir y reproducir discursos nacionalistas que idealizan el pasado prehispánico. En
ese sentido, uno de los actores anteriormente citados encontró un nuevo lugar en la vieja
estructura estatal que ya conocía: Luis Lumbreras. Entre los años2001 al 2006 desde la
dirección del principal ente estatal encargado de la gestión del “patrimonio cultural de la
nación” (Instituto Nacional de Cultura) se encargó de promover políticas relacionadas
con el “mundo del pasado” en nuestro presente. De muchas de esas líneas de acción, es
interesante resaltar que, gracias a su rencuentro desde un lugar privilegiado con el sitio
arqueológico de Chavín, impulsó la construcción de un monumental museo de sitio allí:
el “Museo Nacional de Chavín” (Gaceta 2005:18-19). Como ya vimos, la relevancia del
sitio de Chavín, independientemente de su valor intrínseco, también tiene una esfera
política que fue impresa desde la misma época de Tello en tanto “foco de la civilización
andina”.

CONCLUSIÓN

En conclusión, la arqueología y el nacionalismo van de la mano, ya que para que un país


tenga una identidad nacional, necesita algo para sentir esa identidad, ese nacionalismo,
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y lo mejor para tenerlo, es tener un pasado histórico, y mejor que los demás, casos como
el alemán con el termino que sacaron de raza aria, o los italianos que siempre sacan con
pecho en alto a la poderosa civilización romana, en el Perú la arqueología ayudo a tener
un nacionalismo a comienzos del siglo XX, después de que el arqueologo alemán Max
Uhle empezaría investigaciones sobre culturas prehispánicas pero con un cierto
desprecio, ya que decía que nuestras culturas no eran originales, y tenían influencia de
culturas del norte de américa, gracias a esto, diferentes arqueólogos como Cesar Tello o
Lumbreras que explayaron nuestro pasado histórico, dándonos algo de estar orgulloso y
tener un sentimiento nacional al igual que los demás países.

Bibliografía
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the myths of nations.

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