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DE LOS ARTÍCULOS INCLUIDOS EN ESTE PDF.

ORÍGENES PENINSULARES, ATLÁNTICOS E INFLUENCIAS


ANATÓLICAS, EN EL TESORO DE "EL CARAMBOLO" -de "El
frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 13º (Parte LXXXII de:
"Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.
Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé
en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (01/07/2013)

ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las
más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-
entradas-con-algunas.html

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, portada de la Revista Arqueología en un número especial que
dedicó enteramente al "Oro en la España Prerromana" (hace unos veinticinco años). Ejemplar
monográfico de la revista que magníficamente dirigió Juan Antonio García Castro, y que trataba con
una gran profesionalidad y acierto el trabajo de los metales preciosos, en la Iberia anterior a la
dominación romana. Recogiendo entre sus páginas un dossier fotográfico que prácticamente reproducía
todas las piezas importantes de los tesoros "ibéricos" hallados. Por su parte, el texto resume en breves
capítulos prácticamente cuanto entonces se conocía sobre el oro en nuestra Península antes de la llegada
de Roma; conteniendo mapas, gráficos y una documentación inigualable sobre el tema. Como decimos, la
labor de Juan Antonio García de Castro al frente de esta Revista Arqueología durante más de dos
decenios, fue inimaginable; publicando números en los que se aportaba una documentación valiosísima y
muy útil para cuantos amábamos el Mundo Antiguo.

EN LA PORTADA DE LA REVISTA ARQUEOLOGÍA: Fotografía del tesoro de Cadas de Reyes (en el Museo
de Pontevedra), fechado entorno al 1550 a.C.. A continuación tratamos acerca de la datación de
este tesoro y sobre algunos aspectos que lo relacionan con el oro llamado de "periodo ibérico".

BAJO ESTE PÁRRAFO: Puntas de flechas, junto a piezas de oro en láminas y anillas, de la Edad del
Bronce -hacia el 1300 a.C.-. Fondos procedentes de un hallazgo alentejano, propiedad del Museo
Arqueológico de Évora, Portugal (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). A nuestra derecha
-en la foto-, podemos ver el las formas comunes del trabajo de oro durante la Edad del Bronce
peninsular. Una labor basada en el "batido en frio" remachado, obteniendo hilos o bien realizando
anillas en espiral, tanto como placas planas formadas a golpe de tas. Planchas remachadas con las
que montaban principalmente diademas y "coronas" -como las características de El Argar-; construidas
con tiras de oro y que se usarían cual símbolos sagrados o de poder. Dichos trabajos de oro en frio,
comienzan en el calcolítico peninsular, aunque se desarrollaron fundamentalmente a mediados del II
milenio a.C.. Una labor de batido y remache que queda obsoleta con la llegada de nuevas técnicas
de orfebrería a nuestras tierras, lo que sucede desde fines del II milenio a.C.. Desarrollándose por
entonces en Iberia unas formas novedosas de trabajar el oro, consiguiendo ya piezas realizadas en
fundido y a la cera perdida. A continuación tratamos sobre esta época y acerca de las técnicas del
oro prerromano, antecedentes directos del tesoro de El Carambolo.

A) EL TESORO DE "EL CARAMBOLO" Y SU RELACIÓN CON ORO EN LA EDAD DEL BRONCE:

Antes de comenzar a tratar del oro en la Hispania anterior a Roma, hemos de hablar sobre dos obras que
a fines de los años ochenta y comienzos de los noventa, presentaron los aspectos de la joyería en la
Península durante la Edad del Bronce y Hierro de un modo admirable. Nos referimos primero,
al resumen que dirigió Juan Antonio García de Castro en la Revista Arqueología (cuya portada hemos
recogido en imagen superior), tanto como al libro un poco posterior de Alicia Perea, intitulado
"Orfebrería Prerromana" (1) . En ambos estudios, podremos encontrar un minucioso recorrido acerca del
trabajo de oro en la Península, desde sus comienzos y hasta la dominación cartaginesa. Una historia áurea
que comprende principalmente todo el II milenio a.C. y termina con la orfebrería del siglo III a.C.; en
la que vemos como hay tres épocas fundamentales en el trabajo de los metales preciosos de nuestras
tierras:

1º-Primeramente el calcolítico y la Edad del Bronce; época que en la Península


comprende aproximadamente del 2700 al 1200 a.C. y etapa durante la que trabajaron este metal
precioso en frio, batiéndolo y sin fundir. Realizando preferentemente placas y anillas en espiral (a
baja temperatura y simplemente por calentamiento), tanto como algunos brazaletes o colgantes
remachados a martillo. Piezas del tipo que hemos visto en la anterior imagen (de Évora), siendo muy
comunes las diademas o broches formados con placas. Entre las joyas de esta época, destacaríamos el
"extraño" tesoro de Caldas de Reyes, que curiosamente es fundido pese a datarse a mediados del siglo XVI
a.C. -más adelante tratamos acerca de este conjunto de Ponteverdra cuyas fechas no nos encajan en tipo
de trabajo, ni en el conjunto de la orfebrería nacional-..

2º-En segundo periodo de la joyería peninsular se produce durante el Bajo Bronce, que se fecha
comúnmente entre el 1200 y el 750 a.C. Etapa de gran expansión en el trabajo de oro en nuestra
Península, tanto que han aparecido muestras de su joyería en gran parte del territorio nacional.
Aunque las zonas donde se han hallado tesoros correspondientes a esta época, son principalmente
aquellas muy ricas en minas de metales preciosos (fundamentalmente el litoral atlántico). Las piezas
áureas elaboradas durante estos siglos serán ya fundidas y trabajadas a la "cera perdida", con una
calidad y perfección inigualable (en mi opinión tan solo comparables a las de Mesopotamia y
Egipto). Pese a todo, es mi criterio que quizás habríamos de avanzar y cerrar más en el tiempo la
datación de las joyas de esta segunda época, pensando que muy posiblemente se hubieran de fechar
entre los siglos XI y el VIII a.C. (no tanto desde el XIII a.C.). Siendo coetánea esta orfebrería peninsular
del Bronce a los tiempos en que los micenios y los habitantes de Anatolia huyeron de sus tierras
conquistadas entonces por los "hombres de el Hierro" (dorios, Pueblos del Mar, neohititas, asirios y etc,
que expulsaron de sus lugares de origen a los herederos de civilizaciones del Bronce).

3º- En tercer término, hay un último tramo histórico en la orfebrería prerromana hispana; época que
comprendería desde el final del Bronce hasta la caída de Cartago. Es decir, desde mediados del siglo VIII,
hasta finales del III a.C.. En esta etapa que muchos llaman de orfebrería propiamente ibérica, en
verdad se desarrollan las influencias más orientales, que principalmente son de dos tipos: Greco-
anatólicas y fenicias. Apareciendo por entonces el granulado y la filigrana (tan típicamente
fenicias), tanto como la orfebrería de cordones de oro, las decoraciones hechas con hilos trenzados y
todo tipo de adornos egeos (o griegos). Pudiendo distinguirse en este tercer periodo tres tipos muy
diferenciados de joyería en la Península: La púnica -que apenas se diferencia de la que se crea en Tiro,
en Sidòn y posterioemente, en Cartago-. La greco ibérica (muy semejante a la que existe en tiempos
coetáneos en EL Egeo o en la Hélade e islas adyacentes). Y finalmente, la orientalizante (que predomina
en Tartessos); que recoge o aglutina aquellas piezas cuyo paralelo no existe en Oriente, aunque su
inspiración claramente procede de las gentes del Levante Mediterráneo (quienes colonizaron nuestras
tierras desde el siglo VIII y VII a.C.).

A este último tipo correspondería el Tesoro de El Carambolo del que Alicia Perea escribe: "para el que
simplemente no existen paralelos próximos orientales y sin embargo se han pretendido encontrar
multitud de paralelos mediterráneos" (2) . Con esta última y sabia frase de Alicia Perea podemos dar
comienzo al análisis de El Carambolo y sus posibles orígenes e influencias. Considerando que en
realidad este tesoro debe tener influjos púnicos, anatólicos, griegos e ibéricos (o peninsulares de El
Bronce); una amalgama de estilos y formas diferentes de trabajar el oro, que darían como resultado esta
maravilloso ajuar que sin duda debió de pertenecer a un personaje de gran relevancia tartéssico.
Sin atrevernos a decir que aquellas piezas halladas en el cerro cercano a Sevilla (con forma de
carambolo), eran el "tesoro real de los Artganthonios". Si creo firmemente que aquellas joyas fueron
fundidas en tiempos de esa dinastía filohelena de reyezuelos (o monarcas) que gobernó el Bajo
Guadalquivir entre el 670 y el 535 a.C. -un periodo de decadencia fenicia, y en el que los griegos
pudieron comerciar directamente con Tartessos-. Por cuanto considero nos es posible afirmar -como
teoría propia-, que en las joyas de El Carambolo se representan "los bueyes de Gerión". Bóvidos del rey
de Tartessos figurados en esos dos pectorales o frontiles, con forma de piel de toro. Pellejo de bóvido
en metal que como sabemos era el símbolo de la riqueza, del dinero y de la pecunia (tal como su
nombre indica -de "pecus" = animal-). Unos bienes que se medían en cabezas de ganado y que se
tasaron en ponderales numismáticos o metalúrgicos, con la efigie o la figura de un toro. Un diseño a
modo de piel de buey que se correspondía con el lingote egeo más antiguo y que sin duda alguna
creemos simbolizan aquellos bueyes del rey de Tartessos (Geriones). Toros que roba Heracles (los griegos)
en un mito que nos narrá "el trasiego" de metales que los helenos realizan desde el Bajo Guadalquivir
hasta sus tierras. Logrando durante una época hacerse con el mercado del cobre, estaño, plata y oro
del Atlántico. "Hurtándolos" de Tartessos, tras evitar el control de Fenicia que por entonces estaba en
una gran decadencia (entre el 670 y el 535 a.C., periodo de los diferentes asedios de sus capitales, Tiro y
Sidón)

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, el brazalete de Estremoz, hallado en esta ciudad
portuguesa sita en las cercanías de la frontera con nuestra Extremadura. Agradecemos al Museo
Arqueológico Nacional nos permita divulgar la fotografía de la pieza en su propiedad, fechada en el
Bronce Final -comúnmente considerada de los siglos XIII al X a.C.-. Pese a ello y a mi juicio, hemos de
pensar que este tipo de joyas pudieron ser fruto de las influencias de gentes venidas en los
comienzos del Hierro oriental. Migraciones llegadas desde el otro lado del Mediterráneo, buscando el
oro y la plata de nuestras tierras, provocando en la Península aculturaciones que habrían dado lugar
a este tipo de orfebrería maravillosa. Todo lo que e mi opinión personal pudo darse en un tiempo
más tardío al comunmente aceptado, habiendo de datarse qquizás estas piezas como la de
Estremoz, en fechas comprendidas entre el siglo IX y el VIII a.C.. Algo que concordaría con un tiempo
coetáneo para la orfebrería Atlántica, como la de Galicia o de las Islas Británicas, cuyas joyas son muy
semejantes a las del Alentejo y otras zonas de Iberia. Por su parte Juan de Mata Carriazo, ya en 1973
afirma que aquella orfebrería occidental es el antedecente directo del oro "tartesio" (concretamente del
tesoro de El Carambolo. EL CARAMBOLO 1973; Juan de mata Carriazo, pags. 170 y ss)-

BAJO ESTE PÁRRAFO: Uno de los brazaletes del Tesoro de Villena, del que hablábamos en nuestra
anterior entrada. Agradecemos al Museo Jose Soler de Villena nos permita divulgar la fotografía de esta
magnífica pieza que tanto se asimila a la de Estremoz. Un hecho que nos obliga a pensar como ambas
joyas son de etapas coetáneas y pertenecen a una misma época y cultura. Pese a ello, muy poco -o
casi nada- se sabe de quienes crearon estas maravillosas obras de arte en metal, comunmente
hechas a la "cera perdida" y posteriormente cinceladas con "tas". Aunque podemos determinar que en
nada se parecen a la joyería fenicia e incluso menos a la griega (helena) a la que se adelantan en siglos y
en técnicas de ejecución. Puesto que la manufacturación y el trabajo de estos objetos de oro
peninsulares de la Edad del Bronce tan solo es comparable a la de otros similares hechos en Egipto o
Mesopotamia; e incluso a los del Egeo (de Creta o de Chipre), realizados durante el periodo
micénico. Todo lo que obliga a pensar como la joyería ibérica se debió a pueblos llegados desde Asia
Menor -o desde el área cretochipriota- tras la caida de Micenas; gentes herederas de mundo
Oriental y mesopotámico, quienes a fines del II milenio a.C. gozaban de una alta tecnología en
labores de oro (cercana o comparable con el trabajo de oro y esmaltes más refinados de aquel
entonces). -dichos paralelismos ya los expone Carriazo en sus estudios. Ver: TARTESSOS Y EL CARAMBOLO,
1973; pag.170 y ss.-
.
B) LA RIQUEZA EN METALES DE LA PENÍNSULA Y EL PROBLEMA DE LA ÉPOCA EN LOS DIFERENTES
HALLAZGOS (hipótesis personal):
Como decíamos en párrafos anteriores, las fechas que dan a los tesoros peninsulares en muchos casos
no encajan con su estilo, o con las circunstancias históricas que le rodean. Este es el caso en primer
lugar del hallado hace ahora unos setenta años en Caldas de Reyes, cuyo peso inicial parece que fue de
unos veintisiete kilos de oro, de los cuales se han conservado algo más de la mitad -en varios torques y
cazoletas que guarda el Museo de Pontevedra-. Su época se fija entorno al 1550 a.C., pese a que el estilo
de sus piezas en nada nos recuerda cualquier otra obra del calcolítico o del Bronce Medio ibérico
(coetáneas a ese tiempo). Muy por el contrario, los enseres de Caldas de Reyes mucho se parecen a los
objetos de la primera Edad del Hierro (o a los de fines del Bronce) y a otras joyas europeas o anatólicas
de los siglos IX al VIII a.C. Concretamente a piezas frigias, con las que comparten no solo su perfección y
su maravillosa ejecución, sino también algo de su diseño y simbolismo.
.
Por su parte, entre los enseres áureos de los anatolios también se halla la peineta -típicamente escita-;
aunque son las zonas de la "ruta del ámbar" donde más se da este artilugio como ajuar sagrado.
Llamando la atención su aparición entre los hallazgos de El Bronce en zonas como Suecia y
Escandinavia, que contienen peinetas de metal fechadas entre los siglos IX al V
a.C.. Mientras igualmente en España hay numerosas estelas "tartéssicas" en las que también vemos el
"gran peine sagrado" como atributo de guerrero; losas con soldados grabados y que lucen aquella
peineta en su ajuar de tumba, cincelado sobre la piedra. Unas estelas de guerrero cuyas dataciones
oscilan entre el siglo X y el VIII a.C., lo que "hace sospechar" que el tesoro del Museo de Pontevedra
pudiera pertenecer a esta época.
.
Por cuanto el ajuar de Caldas de Reyes -en mi opinión- pertenecería a una etapa similar a los de la
"ruta del ámbar", tanto como se asemeja enormemente a los tesoros de las Islas Británicas del Bajo
Bronce. Orfebrería anglo-irlandesa que hasta no hace tanto se fechaba entre el 1800 y el 1000
a.C., pese a que últimamente se ha bajado en gran manera su datación, creyendo que en realidad en la
imensa mayoría estas joyas pertenecen a un periodo que comprende desde el año 1150 al 800
a.C.. Una época que curiosamente coincide con la que se dá a los ajuares de peninsulares en El
Bronce; entre los que destacan ocultaciones como las de Villena o las del litoral Atlántico, cuyos torques
y vasos son de un valor y una técnica inigualables. Todo lo que me obliga a unir estas joyas halladas en
España, en Inglaterra o en Irlanda, en un mismo bloque de orfebrería atlántica (que incluiría el de
Caldas). Tesoros del Atlántico en el Bronce Bajo cuyas fechas podemos imaginar que oscuilan entre el
siglo XII y el VIII a.C. y que serían el antecedente directo de otras joyas ibéricas como las de El
Carambolo.

Además, y por todo lo anteriormente expresado, nos atrevemos a decir que el tesoro de Caldas de
Reyes considero hubiera que fecharlo en esos siglos del Bronce Final. De este modo y pidiendo perdón a
cuantos se sientan ofendidos por nuestra duda acerca de la datación común de aquel ajuar de Pontevedra,
añadiré que que no comprendo en base a qué criterios estilísticos, técnicos o de analogías se afirma que
el hallazgo de Caldas es del mediados del siglo XVI a.C.. Habida cuenta que sus paralelos en la
Península, en Las Islas Británicas, se fechan actualmente entre el 1150 y el 800 a.C.. Tanto como sus
objetos similares de hallazgos en Escandinavia, se fijan en un periodo comprendido entre el siglo IX y
el V a.C.-
Para entender la importancia de la metalúrgia de nuestra Península durante la antigüedad, bastará
con leer las fuentes clásicas que innumerablemente lo refieren. Textos antiguos que tratan sobre la
abundancia de nuestras tierras en minas de oro, plata y plomo, cobre y hierro; y que hace ya casi un
siglo, recopiló magníficamente Adolf Schulten en su libro HISPANIA (3) . Sabio alemán que igualmente
dedicó una gran parte de su obra "Tartessos" a exponer esta riqueza minera de la Península como
explicación de los mitos e importancia del Bajo Guadalquivir y del litoral atlántico, desde la más
remota antigüedad. Unos yacimientos y ríos auríferos de los que -como decimos- trata Schulten en el
capítulo "Metales" de su obra "Hispania", donde recoge las referencias que sobre ello dan Estrabón,
Marcial, Aristóteles, Rufo F. Avieno, Plinio, Diodoro y Tácito (entre otros) (4) .

De tal modo, destacaron Plinio en Viejo y Justino, la riqueza en oro de Portugal y Asturias (el norte
hispano) (5). Mientras otros autores -como el zaragozano Marcial- describen la existencia de ese metal en
las aguas de los ríos de iberia, citando las pepitas que arrastraba el cercano a Bílbilis (Calatauyud, de lo
que suponemos es el Jalón el que arrastraría esas "arenas valiosas") (6) . Algo que se completa con
numerosas menciones de afluentes y manantiales que portaban restos preciosos, destacando Silio
Itálico el Tajo como rio aurífero (7) y Plinio, el Tormes y el Duero (que tomaba el nombre por ser "de
oro") (8) . Por su parte, Estrabón habla de las fuentes del Tartessos, que tenían tal riqueza que sus
habitantes utilizaban pesebres y barriles de plata y oro; algo que completa el mismo geógrafo al
mencionar las riquísimas minas de plata de Cartago Nova (que hoy son las de la unión y de las que también
escribe Plinio) (9) . Una abundancia que parece no solo se limitaba al sur peninsular y a la vertiente
atlántica y cantábrica, sino que hasta el Ebro era famoso por transportar plata en abundancia (10) . Por su
parte, Avieno hablaba en su Ora Marítima de un rio del oro al que llama Criso y que sitúa en las
proximidades de Malaka (11) ; mientras Aristóteles menciona al Tader (el Segura) como portador de
arenas cargadas de oro (13) . Finalmente, hemos de incluir las conocidas citas de Estrabón al respecto,
quien escribe acerca de las mujeres de Iberia recogiendo este metal bateando arenas en las orillas de sus
ríos y comentando asimismo la existencia de oro dentro de las tierras de nuestra Península (metal que
extraían "en polvo" -literalmente-, al hablar Estrabón de sistemas de minería, como el de médulas para
obtener el oro) (14) .

Unos textos clásicos que confirman lo que la geología describe, cuando estudiamos las vertientes
peninsulares que pudieron ser ricas en oro; plata y cobre. Destacando la abundancia aurífera de algunas
áreas, como la llamada "zona pírrica del Bajo Atlántico", que comprende desde Rio Tinto hasta el
Alentejo. Al igual que los yacimientos de Sierra Nevada o el Alto Guadalquivir en Andalucía; y mas al
norte, la zona de La Mancha -en la cuenca del Tajo -llegando a Ricomalillo- tanto como la de
Extremadura, que se extiende desde Calzadilla (en Cáceres) hasta la provincia de Lisboa (en
Portugal). Pasando luego a la mancha áurea del Duero, situada entre Salamanca y la desembocadura de
este rio, para llegar posteriormente hasta las múltiples minas o médulas de este metal -que existieron
en los rios de las zonas de los galaicos y astures (desde León a Galicia y Asturias)-. Unos yacimientos tan
abundantes como destacados, que conformaron la llamada Ruta de la Plata, cuyo comienzo en Rio Tinto
y su paso junto a Almadén, Calzadilla y el rico Duero, culminaba arribando a las Médulas leonesas.
Desde donde se pasaba ya a los numerosos puntos de oro que Galicia contenía, entre los que
destacaban el rio Miño y el Sil que hasta no hace mucho arrastraba este metal.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas lineas; parte del tesoro de Mooghaun (North) encontrado
en Co.Clare en 1854 (en el Museo Nacional de Irlanda, al que agradecemos nos permita divulgar la
imagen). Fechado en la Edad del Bronce, actualmente se considera que su época oscila entre los
siglos XI y IX a.C.. El paralelismo y similitudes entre la joyería peninsular de estos años y la de
Irlanda (o de Gran Bretaña) en El Bronce Final, hacen pensar que pertenecen a una misma
civilización. Cultura de buscadores del metal, seguramente llegados del Oriente Mediterráneo y que
recorrería el Atlántico durante el II milenio y comienzos del I milenio a.C. (principalmente entre el
1100 y el 900 a.C.). Gentes que crearon a su paso una orfebrería como la que vemos; una
"consecuencia de su empeño" por trabajar y hallar aquellos metales preciosos, que adquirían o
encontraban en las minas de las Islas Británicas y de la España Antigua. Por cuanto expreso, creo
firmemente que el tesoro de Caldas de Reyes pertenecería a la segunda etapa del oro en el Occidente
europeo, que como hemos visto ya trabaja este metal en fundido. Un periodo que va desde el siglo XII
al VIII a.C. y que en nuestras tierras generó joyas como las de Villena, Estremoz; o los torques del
tipo Bercozana y Sagrajas (tan comunes en las zonas de Extremadura y Alentejo).

BAJO ESTE PÁRRAFO: Torques del tesoro llamado de Valdeobispo (por otros de Monroy), compuesto de
cuatro brazaletes y un collar de oro puro. Fechado entre los siglos X al VIII a.C. y hallado en los años
ochenta en las inmediaciones de los llanos de Calzadilla (junto al embalse de Granadilla). Un ajuar
que fotografiamos tal como se presenta en el Museo Arqueológico de Cáceres (al que agradecemos nos
permita divulgar su imagen). Comparativamente podemos observar que es igual o muy semejante a
los de las Islas Británicas (tanto en fechas como en su trabajo y formas), todo lo que implica una
unión entre estas tierras cacereñas y la británicas durante esos años del Bronce Final.

Un tiempo en el que hemos de suponer, como los pioneros (seguramente llegados desde El Egeo, Oriente
Medio o Creta y Chipre) buscaron y trabajaron esos metales. Exploradores o comerciantes, llegados
por entonces hasta la Península como expedicionarios o colonos, quizás venidos a nuestras tierras
huyendo de las convulsiones que sufrieron sus tierras de origen, tras la aparición del Hierro -las
costas y zonas centrales de Anatolia, El Egeo, Oriente Medio y hasta Egipto-. Momento en que hordas de
"bárbaros proto-indoeuropeos" conquistaban con el "nuevo metal" extensas áreas hasta entonces
ocupadas y dominadas por culturas muy antiguas, procedentes del Bronce. Ello explicaría
claramente la aparición desde el siglo XI en el litoral atlántico de gentes que con este refinamiento
trabajaban el oro, metal que seguramente vinieron buscando para llevarlo hasta sus antiguos lugares de
origen. Donde ya comerciarían desde tiempos muy antiguos, el oro, la plata y el cobre que lograban
obtener en el lejano Occidente (lugar al que se vieron obligados a huir muchas de estas gentes
pertenecientes a las civilizaciones de El Bronce). La unión entre la orfebrería y el oro atlántico, con
tesoros como los de El Carambolo, los explica Juan de Mata Carriazo (Tartesos y el Carambolo; 1973)

C) EL CARAMBOLO Y SUS ANTECEDENTES HISTÓRICOS:

Entre las varias hipótesis acerca de las influencias y orígenes del tesoro de El Carambolo, este ajuar
no puede explicarse tan solo como un caso de orfebrería debido a colonización púnica. Ello por el
simple hecho de que nada hay semejante a las joyas de El Carambolo, en otros yacimientos púnicos
(nos referimos a los propiamente fenicios peninsulares). Siendo probado que ni siquiera hay joyería
equiparable a la del tesoro sevillano, entre los hallazgos de las ciudades púnicas mediterráneas más
importantes. No existiendo una orfebrería igual o manifiestamente paralela a esas de Sevilla, entre las
fenicias; hemos de plantearnos que los orígenes e influencias de este tesoro tartessio fuera muy
diverso (y no tan solo fenicio, como hoy se afirma).

Muy por el contrario, la idea de que los trabajos en oro de nuestras tierras tienen muy diferentes
influjos; unos llegados desde Oriente Medio o de las Islas y costas del Levante, y otros como fruto de un
desarrollo cultural propio (peninsular). Nos explicará por qué la joyería de la Península Ibérica es de
tal calidad y riqueza; nacidas unas del calcolítico, otras muchas de El Bronce y las últimas englobadas
como orientalizantes. Por ello, no se pueden definir simplemente como de fabricación e influencias
fenicias estas obras de una calidad inigualable y sin paralelos claros en el Mediterráneo. Pues la orfebería
ibérica es muy superior a toda otra joyería de aquella cultura púnica. Conteniendo piezas de una
enorme riqueza y en nada comparables con las halladas en Cartago, en Tharros, o en cualquier puerto
púnico; cuyos trabajos en oro y plata son muy pequeños y de un enorme influjo egipcio (incluido las
halladas en capitales como Tiro y Sidón).
Ya que esta civilización marinera adoradora del fuego y del oro, creaba y fundía colgantes y adornos
decorativos de poco peso, en metales preciosos. Piezas que normalmente eran abalorios, colgantes o
pendientes, y que rara vez superan los cien gramos de oro (cuyo trabajo comunmente mucho nos
recuerdan a los egipcios). Es decir, que nos cuesta admitir la idea de que el Tesoro de El Carambolo
pueda ser "simplemente fenicio" (tal como ahora se afirma), observando que el resto de ajuares
púnicos, son muy inferiores y diferentes al de Sevilla (en su peso, en su ejecución, en su estilo y hasta
en su calidad de granulado). Por su parte, las joyas de El Carambolo no están trabajadas de igual forma
a las fenicias, donde las bolitas áureas se adhirieron con azufre o a altas temperaturas, bajo técnicas de
insuflar y pegar cada una, aprovechando al máximo el oro y ahuecando todo el metal. Así y como
decimos, entre las piezas de Cartago o Tharros -e incluso las de Fenicia-, tan solo podemos ver
zarcillos, colgantes y pequeños adornos comunmente egipciantes. Objetos de oro que por lo general
son de una importancia, una labor y un tamaño mucho menor a cualquiera de las piezas halladas en
Iberia y que actualmente "se dicen" fenicias (refiriéndonos a las diversas diademas, los cinturones y
-principalmente- a este mismo ajuar de El Carambolo).

Sin descartar que es evidente la existencia de unos claros rasgos púnicos en algunas de las joyas
ibéricas del periodo Orientalizante (fechadas entre los siglos VIII al IV a.C.); nuestra orfebrería de ese
tiempo también contiene influencias anatólicas, egeas, prehelenas y autóctonas. Pese a ello, como
decimos, nada que se considere semejante a El Carambolo (La Aliseda, Jávea o Lebrija) existe entre lo
hallado en yacimientos propiamente fenicios. Al igual que la orfebrería ibérica no puede tenerse como
nacida directamente desde la griega y ni siquiera de anatólica (precedente o coetáneas). Por lo que
habremos de considerar que la genial labor de orfebres en la Peninsula se debió a una tradición
autóctona nacida de la mezcla con los gustos de nuestros colonizadores durante los comienzos del
Hierro y venidos del otro lado del Mediterráneo (hacia el siglo XII a.C.). Dando como fruto una joyería
surgida a fines del Bronce ibérico que seguramente culmina en épocas más tardías (hacia el siglo VIII
a.C.). Trabajos en oro cuya técnica y refinamiento a mi juicio, fueron importados hasta nuestras
latitudes por gentes que huyeron de Creta, Chipre, del Egeo y de Oriente Medio. Llegados durante ese
periodo de convulsiones que fue la aparición en su área del Hierro y la invasión de los dorios.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba. Fotografía de otra pieza perteneciente al Museo Arqueológico
Nacional, al que agradecemos nos permita divulgarla. En este caso se trata de media pulsera (partida)
que forma parte de "un depósito de fundición" también fechado en El Bronce y hallado en
Extremadura. Apreciándose en la foto un parecido innegable con los anteriores brazaletes que
mostrábamos -el de Estremoz y el de Villena-. Todo lo que implica la existencia por entonces de unos
talleres de oro de altísima calidad y extendidos por la mayor parte de la Península, fundiendo a gran
escala este tipo de orfebrería. Para imaginar en qué medida se fabricaron estas joyas en nuestras
tierras, hemos de pensar que tan solo un pequeñísimo porcentaje de cuantas joyas se hicieron, se
ocultarían y llegaron hasta nosotros -ya que el normal destíno sería la reutilización o bien la venta a
tierras lejanas-. Tras ello, y para calcular qué cantidad de ellas pudieron hacer por entonces, hay que
añadir al número de piezas encontradas, las ocultaciones que fueron descubiertas en épocas anteriores a
las nuestras (que las fundirían o reutilizarían, sin atender ni conocer su valor). Además, hemos de tener
en cuenta entre las ocultas, aquellas que se destruyeron por agentes tales como la maquinaria de
cimentación y las técnicas construcción (que han podido edificar en terrenos sin percatarse de la
existencia un tesoro). Por último y sumando a las consideraciones anteriores, las muchas otras piezas aún
permanecen bajo la tierra -en espera de ser descubiertas-. Podremos así calcular cuantas joyas hicieron
de este tipo, y al observar los centenares de piezas de esta época aparecidas; se hace evidente que
a de fines del Bronce y en la Península Ibérica, se fabricaron centenares de miles de estas (todo lo
que puede explicar el número de aquellas llegadas hasta nuetros días). -Tal como anteriormente hemos
anotado; Juan de Mata Carriazo, ya expone claramente desde 1965, que la orfebrería tartessia es
heredera de la atlántica.

BAJO ESTAS LÍNEAS: Uno de los dos cuencos áureos hallados en Axtroki (Guipúzcoa) y fechados en el
siglo VII a.C. -Bronce Bajo- (agradecemos al Museo Arqueológico Nacional, nos permita divulgar la
imagen). Muy semejante a otras piezas del mismo tipo que contiene el tesoro de Villena; trás
observarlos y ver las coincidencias en su labor -tanto como en el trabajo áureo-; nos hace pensar que
probablemente el ajuar alicantino debiera fecharse en épocas más cercanas a este otro de
Guipuzcoa. De lo que en mi opinión el de Villena habría que datarlo en tiempos más próximos y
entorno a los siglos X y VIII a.C. (no tanto entre el XIII y el X a.C., como se considera
actualmente) (14) .
.
Ello no solo relacionaría plenamente el hallazgo de Alicante con otros tesoros del Bronce Bajo ibérico
contemporáneo a las primeras colonizaciones -como el de Axtroki-; sino que además resolvería algunas
de las hipótesis sobre una desconocida etapa de orfebrería en la Península. Periodo que se ha
pretendido relacionar con el mundo megalítico (al menos del Bronce), pero que quizás debiera unirse
más a la Primera Edad del Hierro, con la llegada hasta Occidente de gentes procedentes de Oriente
Medio y del Egeo (huyendo de su lugar de origen desde el siglo XI a.C.). Un tiempo en el que -como
decimos-, se expande el nuevo metal en el otro lado del Mediterráneo, tanto que algunas de sus más
antiguas civilizaciones (como la Micénica) son conquistadas por "nuevos pueblos" armados con
hierro. Obligando al exilio a los antiguos moradores de áreas hasta entonces tan cultas como Creta,
Chipre, las costas de Anatolia, El Egeo o el Sur de Grecia.
Cuanto decimos sobre el oro en la Península, concuerda con las fechas y explicación que dan los más
expertos a los tesoros llamados del "Bajo Bronce". Investigadores entre los que destacan Almagro
Gorbea, Alicia Perea, o Ruiz-Gálvez (15) ; que explican la relación entre el ajuar de Villena, los de
Portugal y los de Europa Central. Una orfebrería que comunemnete se fecha entre los siglos XI y el
VIII a.C. y que ya se cataloga como perteneciente a "una misma civilización". De tal modo, estudiando el
parecido de las piezas de Villena con estos cuencos fechados en el siglo VII a,C, se nos hace evidente que
aquel tesoro alicantino pudiera ser más bien coetáneo al de Guipuzcoa; sin poder nunca relacionarlo
en el tiempo con etapas dolménicas ni del I milenio a.C.. Asimismo, la semejanza de los enseres de
Villena con tantas otras piezas que se catalogan como "orfebrería megalitista", debería hacernos
pensar que la verdadera datación de esas joyas (consideradas muchas del II milenio a.C.) aleja en
verdad esta orfebrería de esas fechas del Bronce. Más aún hay que reflexionar de su relación con
las construcciones pétreas gigantescas es anacrónica (pese a cuanto se han querido vincular esta
orfebrería y el dolmenismo). Acercándose su verdadera fecha ciertamente a periodos muy posteriores y
coetáneos a la caida de Micenas, e incluso a la introducción del primer Hierro en la Península.

Pese a ello y como es un hecho constatado la aparición de estos torques (pulseras collares o
brazaletes) junto a construcciones dolménicas; hay algo que fundamentalmente demostraría una
unión entre la civilizaciones de los megalitos y esta otra que fabricó las joyas a comienzos del
Hierro. Todo lo que pudo originarse habida cuenta que ambas culturas y épocas se interesaron por
las minas occidentales de metales preciosos. Así sería fácil entender que las gentes venidas del Egeo
o de Anatolia a comienzos del I milenio a.C. se habrían establecido en los mismos lugares que sus
antecesores -los constructores de aquellos rústicos monumentos de gigantescas piedras-. Áreas
atlánticas muy ricas en minas y que tras ser aculturadas por el megalitismo y por el Bronce, lo fue
por colonizadores aparecidos durante la Primera Edad del Hierro. Habiendo sido quizás para estos
últimos colonos -buscadores de oro y plata- una señal inequívoda de la existencia de yacimientos en la
zona, el ver en sus campos dólmenes, menhires o cromlechs. Construcciones antiquísimas que se
elevaban desde el V milenio a.C. en áreas occidentales donde se hallaban los mejores terrenos y
minas de ricos metales.

De tal manera, al establecerse a nuestra Península esas gentes que vedrían desde Oriente Medio -o de
Micenas en el II milenio a.C.-, simplemente observando los campos con megalitos, pudieron localizar
rápido las tierras de mejores minas -áureas o argénteas-. Por todo lo cual posiblemente respetaron y
reutilizaron aquellos monumentos ciclópeos, quizás como templos o nuevas tumbas y en señal de
cuanto significaban desde lo más remoto. Por lo demás y en mi consideración, los tesoros de esta
Primera Edad del Hierro que muchas veces se denominan dolménicos; realmente fueron enterrados
en aquellas construcciones, dando un uso posterior a estas y como veneración de su simbolismo
antiquísimo (seguramente como marcas de una cultura ancestral y de una tierra rica en metales). Todo
lo que aún lleva a fechar muchas de sus joyas a comienzos del II milenio a.C., pese a que en verdad
tendrían casí mil años menos. Es decir que -a mi juicio- fueron hechos en su gran mayoría trás la llegada
a nuestra Península de gentes venidas de este Mundo Oriental (creto-micénico), que se establecerían
el los campos con mejores minas; bastando para localizarlas buscar lugares plenos de
megalitos. Zonas que seguramente serían las más civilizadas y que estarían pobladas por gentes mineras
y capaces de generar una economía de metales (existente en esas zonas desde tiempos
inmemoriales). Allí se establecerían y de un mismo modo que aculturaban a los habitantes
autóctonos; reutilizarían los dólmenes o menhires, para enterrar sus objetos, ajuares y muertos.
Todo lo que sucedería en un tiempo y en una época inmediatamente previa al nacimiento de
Tartessos.

Continuando con el comienzo del I milenio a.C., se hace indudable que este es un momento en el que
se desarrollan unos magnificos talleres de metales preciosos en la Península (junto a los yacimientos
mejores). Naciendo una orfebrería "pre-ibérica" de una calidad inigualable y cuyas artes mezclan
modelos de tipo muy lejano (¿Mesopotámicos, asirios, egipcios?...), tanto como diseños postmicénicos,
e incluso neohititas. Pese a ello, esta orfebrería es autóctona, propia, de origen atlántico, y muy
carácterística en su tipología; tanto que los rasgos de sus piezas áureas se exportarán a otras zonas de
Europa (como es el caso de las Islas Británicas y "la ruta del ámbar"). Siendo aquellas piezas de origen pre-
ibérico hechas en oro y plata, las joyas que comunmente se han denominado "tesoros megalíticos" u
"orfebreria del Bronce"; aunque -como hemos dicho repetidamente-, en mi opinión hubieran de
fecharse en etapas muy posteriores a las catalogadas (en todo caso, poco antes de la aparición del
Hierro y en etapas cercanas al nacimiento de Tartessos).

Por su parte, estos mismos talleres y minas, con el paso de los años (apenas uno o dos siglos más
tarde), creemos que dieron como fruto un segundo tipo de joyería autóctona; trabajos que ya
mezclarían modelos muy egeos, griegos y sobre todo púnicos. Naciendo así y por entonces, las
joyas que comúnmente han sido catalogadas como orientalizantes, de las que muchas se clasifican
como tartessias -y que actualmente se dice extrañamente tan solo son fenicias (o púnico-coloniales);
siendo este el caso de tesoros como: El Carambolo, La Aliseda, Lebrija o Jávea-. Obras que durante este
"último ciclo" de la orfebrería prerromana -comprendido entre los siglos VIII y V a.C.-, mezclaron las
técnicas autóctonas ibéricas (llamadas "del Bronce") con las influencias venidas de Fenicia, de Frigia o
de Grecia. Influjo que se produce después de las colonizaciones, por todo lo que el trabajo de oro
peninsular durante esas épocas -desde la "orientalizante" y tartessia a la cartaginesa- se parecerá al de
las piezas etruscas y a muchas de las anatólico egeas (conteniendo rasgos plenamente griegos y
fenicios).

La explicación que hemos presentado en los párrafos anteriores, es nuestra hipótesis acerca del origen e
influencias de las joyas tartéssicas (tanto como el estilo de la ofebrería que se fabricará en la Península
desde el siglo VIII a.C. hasta el final del dominio Cartaginés). Por cuanto considero que bajo estos
parámetros podríamos comenzar a comprender tesoros como el de El Carambolo, Lebrija y La Aliseda.
Ajuares que venimos estudiando en su simbolismo, en su técnica de fundición, en sus influencias, en sus
antecedentes y orígenes. Pese a que su análisis encierra algunas dificultades, dada la complejidad
cultural que comprenden y la fusión de las diferentes civilizaciones que contienen esas joyas. Tanta
que -como hemos demostrado en el caso de El Carambolo- llevan inscritos hasta signos en idioma Luwio
(o neohitita). Portando los sellos del collar hispalense, caracteres silábicos hititas que significan: "Rey",
"dios", "casa", "sagrado" (e incluso el nombre de la diosa frigia "Kubaba").

PARA CUANTOS ESTÉN INTERESADOS EN ESTOS ASPECTOS DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO, LES


RECOMENDAMOS CONSULTAR LAS SIGUIENTES ENTRADAS DEL PRESENTE BLOG:

34ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos.
Conclusiones: ¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN DEL
DISEÑO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html

35ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya
apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html

36ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas;
un tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-DESDE ESTA ENTRADA EXPONEMOS
QUE EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html

37ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de
los símbolos en las joyas). -DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON LETRAS DEL
SILABARIO NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html

38ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y
su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -RELACIONES ENTRE EL MUNDO NEOHITITA
(FRIGIO) Y TARTESSOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html

39ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y
su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html

40ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de
origen escita el monarca del oro?.). -DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL SUDOESTE
PENINSULAR- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html

41ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los
adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). - DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO ENTRE MIDAS
(REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html

48ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIX: Análisis histórico y numerológico
de los pectorales). -ANÁLISIS DE SUS FORMAS Y SIGNIFICADO CALENDÁRICO DE SU DISEÑO Y GRANULADO-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6.html

96ª LOS HEREDEROS DE MICENAS: Su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos (De "Lo invisible en la mitología": Los
bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVII). HABLA ACERCA DE DÓNDE FUERON LOS PUEBLOS QUE CONFORMARON
MICENAS, TANTO COMO DEL ORIGEN Y LUGAR EN EL QUE SE ESTABLECIERON MUCHOS DE LOS LLAMADOS "DEL MAR": LAS COSTAS DEL
ACTUAL ISRAEL http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_19.html

97ª LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA: Posibles cultos a Cibeles en
Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVIII). ANÁLISIS DE LOS
SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE HALLA ESCRITA LAS PALABRAS NEOHITITAS
DIOSA KU(baba) -Cibeles- http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_26.html

98º LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos heredados desde
Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS MISTERIOS DE ATTIS Y
CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL CARAMBOLO Y SUS
SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, fotografía de Estremoz por la noche, localidad de origen
dolménico (al igual que todo el área alentejena) y en cuyas inmediaciones se hallaron importantes
piezas de orfebrería del bronce -como el brazalete que vimos en las primeras imágenes-. Esta zona tan
próxima a Badajoz, se hallaba hace tres o cuatro mil años en un lugar inmejorable por sus condiciones
climáticas, y muy próxima a rios tan importantes como el Guadiana y el Tajo (navegables). Situada junto
a la llamada "brecha de oro" ibérica, pertenece a una tierra riquísima en ramas áureas y argénteas
existentes en Península (hace más de treinta siglos); que gozaba de una "falla abierta" plena de metales
preciosos. Zona minera que recorría su vertiente Atlántica de Norte a Sur, partiendo desde Huelva y
llegando hasta Galicia. Una terreno cuyo geosinclinal abierto en brecha, eran las mejores minas de
oro, plata, cobre y estaño de Europa (incluso del Mediterráneo y tan solo comparables con las del
Cáucaso en el extremo Este del Mar Negro).

Consecuentemente muchos de los pueblos buscadores de metales que viajaron durante el II milenio
a.C. desde Mesopotamia, Anatolia, Oriente Medio o el Levante; arribarían a zonas como Villena o
Estremoz. Unos puntos que finalmente se tomarían como entrada, refugio y camino del oro y de la
plata; debido a su cercanía y situación estratégica en la vía hacia las áreas
mineras. Así, Villena (donde se halló el famoso tesoro) debió ser lugar de refugio y encuentro de
aquellos primeros comerciantes del oro; debido a su situación apenas a setenta kilómetros de la costa
Mediterránea y camino de las fuentes del Guadalquivir o de las del Guadiana. Por su parte, Estremoz,
se halla igualmente a pocos kilómetros del mismo rio Guadiana ya en el tramo final y fronterizo de
Portugal, desde el cual se puede navegar hasta su desembocadura, junto a las Minas de Rio
Tinto (yacimiento cúpreo y de estaño, explotado por gentes venidas de Oriente al menos desde el 2700
a.C.). Siendo esta zona del Alentejo, donde hubo magníficas minas argénteas y de plata, en cierto modo
cercanas a las de mercurio de Almadén.

ABAJO: En las inmediaciones de Estremoz existen innumerables ejemplos de construcciones


megalíticas; sobre todo junto a la capital del Alentejo -en las cercanías de la ciudad llamada "ibera"
(Ébora)-. Cromlechs como el de Almendra que se sabe era un observatorio astronómico, o dólmenes como
el de la imagen, se suceden en estas tierras a cada pocos kilómetros. La fotografía está tomada en una
colina a pocos kilómetros de Estremoz y a unos cientos de metros de Redondo, en el dolmen llamado
"Antas de Candeeira", fechado entre los milenios VI al III a.C.. Curiosamente esta construcción
megalítica fue posteriormente reutilizada hasta por los ermitaños de la orden de Jerónimos, que
más tarde fundarían el monasterio de San Pablo (distante a unos dos kilómetros de este lugar). Frailes
de quienes se dice abrieron un boquete en sus lajas para observar el Sol y las horas; siendo ello un
ejemplo de cómo estas obras megalitistas han sido respetadas y utilizadas durante milenios (unas veces
para enterrar enseres y joyas, otras -entre los celtas- para celebrar ceremonias; e incluso entre los
cristianos como centro de eremitas). - como venimos explicando Juan de Mata Carriazo; hace ya
cincuenta años, intuyó que la orfebrería tartéssia o megalítica era el paso previo al oro de Tartessos.-
Continuando con El Carambolo, para afirmar -tal como actualmente se hace- que aquel ajuar en oro es
tan solo púnico, habríamos de mostrar que entre los hallazgos peninsulares fenicios se encuentran
objetos muy similares a este. Nos referimos al hecho fehaciente de que tendría que haber otras piezas
muy cercanas en diseño, forma y tamaño a las sevillanas, procedentes de los enclaves que los fenicios
mantuvieron en nuestro litoral y fechados en un tiempo cercano al tesoro del que hablamos (entre los
siglos VII a. V a.C.). Aunque los ajuares de joyas hallados en estos puertos costeros de tirios y sidonios
afincados en nuestro litoral -heredados luego por los cartagineses-, no son muy espectaculares ni menos
semejantes a esa joyas tartéssicas. Sinó que muy por el contrario la orfebrería fenicia es bastante
repetitiva en sus formas egipciantes, tanto como "humilde" en sus cantidades y calidades de
oro (principalmente en las colonias de Iberia).

Por cuanto, viendo estos tesoros fechados entre los siglos VII al V a.C., con una gran calidad en su
trabajo (y de una enorme cantidad de metal precioso) que proceden de teritorios cercanos o
vinculados a Turdetania. Puede decirse sin temor a equivocarnos que son orientalizantes, aunque
autóctonos. Ya que de común se encontraron en tierras de influencia tartessia (incluso en lugares muy
lejanos a la presencia fenicia), tanto como se han hallado próximos a las colonias griegas ibéricas. Unas
joyas del tipo oriental, pero muy significativas en sus formas y rasgos, que las diferencian claramente
de otro tipo de orfebrería -como la púnica o la griega- . Y dado que siempre aparecen en el entorno
turdetano, su normal clasificación es la que todos los grandes maestros de la arqueología le han dado,
definiéndolas como "tartéssicas".

Todo lo que hemos expresado intenta refutar las últimas tesis que clasifican de púnicas estas pieza.
Manifestando por mi parte que no son simplemente "joyas fenicias"; algo que se demuestra al no haber
hallazgos semejantes a El Carambolo en Gadir, ni en Malaka, en Sexi, o en Adra -y largo etcétera de
puertos púnicos; es decir, en las colonias propiamente fenicias-. Habiéndose encontrado las ocultaciones
de grandes y valiosos tesoros tan solo en ciudades iberas como las sitas en las inmediaciones de Alonis
y de Hemeroskopion; o bien en territorios como la Extermadura española y portuguesa y en áreas de
Tartessos -La Aliseda o Cancho Roano (incluso donde no existe ningún testimonio de presencia fenicia)-. De
lo que ha de pensarse obligatoriamente que la cultura que promovió hace más de dos mil quinientos
años una orfebrería del tipo "Carambolo" (con tal calidad y utilizando aquellas cantidades de oro
puro) no debió no ser púnica, sinó más bien autóctona orientalizante. Es decir, una civilización ibera
nacida durante el Bajo Bronce y con influencias fenicias, pero también con influjos anatólicos (o egeos
y cretochipriotas). De todo cuanto se entiende la frase ya citada de Alicia Perea referente a El
Carambolo, diciendo sobre aquel: "simplemente no existen paralelos próximos o remotos y sin
embargo se han pretendido encontrar multitud de paralelos mediterráneos".
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Como
decimos, el Alentejo fue tan rico en metales antaño como hoy lo es en monumentos megalíticos.
Dólmenes, menhires, alineamientos y piedras diversas, nos recuerdan un tiempo en el que esta tierra
debió estar plena de metales y de riquezas. En las imágenes -al lado- Piedra de la fertilidad de San
pedro de Corval, en las cercanías de Monsaraz (un símbolo milenario de la fecundidad, que parece fue
adorada en esta forma hace más de cinco milenios). Abajo, otro de los "antas", en este caso el llamado
dolmen de Oliva da Pega; también junto a Monsaraz y fechado en el IV milenio
a.C.. Estas construcciones fueron reutilizadas por muchas de las civilizaciones que les precedieron;
en concreto -en mi opinión- aquellos buscadores de oro llegados a nuestras tierras a fines del II milenio
a.C., los debieron considerar sagrados y quizás se valieron de ellos para conocer los lugares ricos en
metales preciosos. Puesto que la aparición del megalitismo y la de tierras ricas en oro y plata,
coinciden por toda la cuenca atlántica (desde Gibraltar hasta Irlanda y Escocia). Habiendo sido quizás
estas construcciones la referencia para establecerse entre aquellos exploradores que buscaban minas,
ámbar y joyas durante el II milenio a.C. Quienes viajarían hasta la costa atlántica para luego comerciar lo
obtenido de sus periplos, vendiéndolo en el Oriente mediterráneo.
Acerca de la procedencia de la joyería tartéssica, sin olvidar nunca que obviamente es de origen
orientalizante; hemos de tener en cuenta que también goza de rasgos propios. Es decir, que contiene
un carácter que personalmente considero nacido desde la cultura Occidental Atlántica -la del oro
autóctona-. Una civilización desarrollada fundamentalmente durante el II milenio a.C. y que culmina
desde el siglo XI al VIII a.C.; a la que considero como "madre" en gran parte de la posterior Tartessos. El
reino del Bajo Guadalquivir que a mi juicio no era propiamente heredero del megalitismo ni del
colonialismo fenicio-egeo; sinó de esta otra cultura creada por exploradores metalúrgicos llegados
hasta el Atlántico a fines del II milenio a.C. (en busca de ricas minas).

Sobre cuanto expongo, hace unos treinta años preparé una "tesis" que no pude acabar al haberla publicado
un tercero sin mi autorización. "Alguien" que se hizo con ella y quien tras "darle leves retoques", la firmó y
editó. Mi deseo por entonces (en 1984 y cuando estudiaba aún Derecho) era presentar un "paper"
preparatorio para ingresar en el seminario de Historia y especializarme en protohistoria Occidental.
Bajo la tesis referida, argumentaba la existencia de una civilización común en todo el Atlántico
durante la Edad del Bronce. Cultura que procedía de visitantes Orientales (egeos y anatolios
principalmente) quienes habrían viajado hasta nuestras tierras en busca de metales durante el III y el
II milenio a.C., confirmando una "unidad histórica" entre el siglo X y el VIII a.C.. Exploradores llegados
de Creta, Chipre, Anatolia y Asia Menor; que generaron en sus repetidas "visitas" una civilización en las
costas más occidentales de Europa, con ciertos rasgos muy peculiares y comunes. Cultura que se
extendería desde el litoral Oeste peninsular (principalmente el andaluz), subiendo por todo el galaico
portugués; y que comprendía igualmente las Islas Brtitánicas, ascenciendo en ocasiones por la "ruta
del ámbar", hasta "tocar" Escandinavia.

De tal manera proponíamos que la aculturación de las Islas Británicas, la de las costas Occidentales de
Europa y las de la Península, no fue como herederas del megalitismo; sino procedente de unas
colonizaciones llegadas del Levante mediterráneo. Todo lo que iría tomando forma gracias a las
repetidas llegadas por mar de metalúrgicos, quienes nos visitaron durante dos mil años y antes del
descubrimiento de El Hierro. Terminando por fraguándose una civilización común en esos litorales de la
primera Europa con unos rasgos muy concretos y definidos, ya hacia el 1150 a.C. -tiempo en el que
huirían en masa las gentes del otro lado del Mediterráneo-. Un hecho que entendíamos como
consecuencia directa de la aparición del "nuevo metal" en Oriente, al ser este siglo XII a.C. el
momento en el que se expande el Hierro (desde Asia Menor y por todo el Mundo Antiguo). Lo que
lógicamente obligó a huir a los habitantes de muchas de las civilizaciones de El Bronce levantinas;
que escapan de sus tierras al verse atacados por pueblos aculturados, nómadas, y armados con aquel
nuevo y resistente metal . Desde ese hecho y observando las coincidecias durante la Edad del Bronce en
Las Islas Británicas, en Galicia, en Portugal y en el Suroeste Penisular (especialmente en las cuencas del
Tajo, Guadiana y del Bajo Guadalquivir). Escribí -como digo- hace unos treita años el referido estudio -de
unas doscientas páginas- que intitulé "Las leyes de Tarschisch" y en donde proponía la idea de esta
civilización del Bronce Atlántico como origen de Tartessos.

Consecuentemente, teniendo en cuenta los múltiples rasgos comunes que existían durante los milenios
III y II a.C. por toda esta cuenca marítima que cubre desde Gibraltar hasta Cornualles (y las Islas
Británicas). Se me hizo evidente que el Atlántico Occidental contenía una Historia unitaria, que
permanecía con unos caracteres y costumbres muy semejantes por todo este área hasta el siglo VIII
a.C.. En base a ello me propuse demostrar que este era el origen de Tartessos, pese a lo que al ver mi
primer trabajo publicado por otra persona, ese hecho me desmoralizó tanto que dejé de estudiar y de
escribir sobre el tema. Aunque ahora (casi treinta años después), me propongo reiniciar el estudio y poder
ir demostrando cuanto en aquella tesis planteaba casi tres décadas atrás. Siendo uno de los puntos de
gran importancia la procedencia de algunos rasgos de la joyería tartéssica (especialmente por la
calidad y perfección); todo que a mi juicio vendría desde esta herencia de la orfebrería Atlántica.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Al lado,


un torques de plata hallado en Morval, Cornwall y perteneciente a los siglos VIII al VII
a.C. (encontrado junto a otros seis brazaletes, de oro, dos iguales a este y el resto sin esa terminación en
forma de campana). Estas joyas son casi iguales a las coetáneas, que se encontraron en Portugal y en
Extremadura; conteniendo un diseño prácticamente idéntico a estas de misma época, aparecidas en
lugares tan dispares como Sintra, Sagrajas o Calzadilla (Cáceres y Portugal). Un modelo de orfebre
que aparece en varios yacimientos de Castilla y León, siendo muy similar a otros que se descubrieron en
Galicia o en Asturias, en La Mancha (Ciudad Real) y en Andalucía (especialmente en la cuenca del
Guadalquivir).

BAJO ESTAS LINEAS: Uno de los más famosos torques, el de Sagrajas (Extremadura), fechado entre los
siglos IX al VIII a.C. -perteneciente al Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita
divulgar su imagen-.Como podremos observar es muy parecido al anterior, tanto como a otros muchos
brazaletes y pulseras coetáneos hallados en Irlanda o en Gran Bretaña. Todo lo de demuestra una
cultura común, que creaba unas joyas casi iguales y que comprendía la Península Ibérica
(especialmente su lado Oeste -en especial Portugal, Extremadura y Galicia-) y las Islas Británicas.

BAJO ESTAS LINEAS: Oro de Cancho Roano.


COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Para finalizar este artículo vamos a recoger algunas fotografías en las
que podremos comprobar los hechos históricos que hemos ido exponiendo, siendo muy de destacar
las coincidencias absolutas entre la joyería británica y la ibérica occidental (entre los años, 1150 al
800 a.C.). Arriba, una de las vitrinas del Museo Arqueológico de Badajoz -al que agradecemos nos
permita divulgar la imagen- en la que se encuentran zarcillos y pulseras del siglo VI a.C., procedentes
del yacimiento tartéssico de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz). Como podemos
observar su hechura y calidad es casi igual a la que contiene la joyería británica durante el Bajo
Bronce. Pulseras, collares y pendientes hallados en Irlanda o en Gran Bretaña y fechados
comunmente entre los siglos XII y el VIII a.C.; pese a lo que consideramos que su arco de datación
debiera extenderse al menos hasta este periodo coetáneo con Tartessos. Ya que la cultura nacida en
el Bajo Guadalquivir se origina gracias al comercio de metales con el litoral altántico, lo que explica que
las piezas aparecidas en los yacimientos tartéssicos (cercanos al Guadiana o al Tajo), sean casi iguales a
las británicas, a las de Galicia o a las portuguesas (fechadas al menos desde el 1150 al 800 a.C.).

ABAJO: Uno de los múltiples torques hallados en la zona de Cornualles y datado entre los siglos XII al
VIII a.C. (propiedad del British Museum, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como
podremos analizar, este es casi igual a los de Cancho Roano y a tantos otros hallados en
Extremadura, en El Alentejo o en Castilla y Galicia.
ABAJO: Pebetero frigio del museo de Usak.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Como hemos comprobado, la joyería de las Islas Británicas y la que se
realiza en la Península Ibérica durante este periodo del Bronce Bajo (desde el 1150 al 800 a.C.) es
casi idéntica. Algo que evidencia y constata que este área perteneció a una misma cultura.
Civilización metalúrgica que una vez diremos como creemos fue generada por las gentes venidas por
mar hasta las costas altlánticas, en sucesivas oleadas y principalmente desde el Egeo (de Oriente Medio
y de Anatolia). Consecuentemente muchos de aquellos modelos de orfebrería ibero-britano contienen
ya rasgos muy característicos y heredados desde formas hititas, frigias, minóicas o micénicas. En la
imagen de arriba hemos recogido un Thymiaterion (pebetero) frigio fechado hacia el siglo VII a.C.,
con un diseño muy extraño y que en ocasiones comparte esta orfebrería occidental del Bronce Bajo
Europeo (agradecemos al Museo de Usak, nos permita divulgar la fotografía).

ABAJO: Estela tartéssica fechada hacia el siglo VII a.C. y llamada "Del alamillo" -encontrada en la
Dehesa del Boyal en el año 2000 (Ciudad Real)-. En su ortostato se observa un guerrero con una espada
del tipo utilizado entre Los Pueblos del Mar, quienes -como sabemos- eran gentes huidas de Anatolia
desde el siglo XIII a.C.. Población errante, sin hogar y marineros que atacaron diversos estados (como
el Egipto de Ramsés III) en busca de asentamiento -o de una pátria-. Parece ser que llegaron al Sur
hispánico, tanto como a Cerdeña, donde se supone se establece uno de estos Pueblos del Mar,
denominado Sardanos (que daría nombre a la isla). Gentes llamadas "Sardas" y de los que sabemos
vestían con cascos de grandes cuernos y se armaban con espadas en forma de "lengua de
carpa" (todo lo que se corresponde con el tipo de soldado en el grabado de la estela fotografiada). Por su
parte, en el bajorrelieve tartéssico también vemos una peineta, esculpida sobre la piedra como
símbolo de poder. Peinetas que igualmente fueron atributo del guerrero entre pueblos cercanos a los
de El Bronce en la ruta del ámbar (especialmente en Suecia, donde se han hallado numerosos peines en
los ajuares de enterramiento, pertenecientes a una etapa entre los siglos IX al V a.C.). Todo ello nos
llevaría a relacionar el tesoro de Caldas de Reyes -presidido por una de esas peinetas de oro-, con
estas gentes y estos tiempos (muy posteriores a la datación que realmente se considera para el ajuar de
Pontevedra). Tanto como a considerar que esta ocultación de oro de Caldas, posiblemente fue
coetánea -o cercana- al mundo tartéssico (lo que se explicaría por el conocido hecho de que las gentes
del Bajo Guadalquivir iban comúnmente hasta Galicia, en busca de la casiterita; un estaño acabado en el
Mediterráneo desde el siglo XV a.C., e imprescindible para fabricar el bronce).

ABAJO: "Candelabros de Lebrija".


COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, dos de los famosísimos "Candelabros de Lebrija"; Thymiaterion
(o pebeteros) tartéssicos en oro puro y que algunos autores -como Alicia Perea-, fechan en el siglo V
a.C. (en vitrina, tal como los exhibe el Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita
divulgar las imágenes). A mi juicio estos extrañísimos "candeleros" tienen un diseño muy relacionado
con la joyería atlántica y más concretamente con modelos centroeuropeos. Tanto que se nos plantea
al analizarlos, unas posibles concomitancias con el mundo "Hallstático", o celta más remoto.
Influencias que también pudieran haber venido por mar y que quizás se deban a modelos egeos o
frigios (incluso persas); con un estilo de trabajo que en nada se nos parece a la orfebrería griega ni a
la púnica. Puesto que mucho más se acercan a las joyas de Centro Europa, o a las de la ruta del ámbar -e
incluso a algunas británicas en épocas ya influenciadas por el mundo indoeuropeo, trás la llegada de
los celtas a las islas-. De lo que consideramos estos "candelabros" de Lebrija posiblemente un poco
anteriores a la datación que actualmente se les da y quizás más bien pertenecientes a los siglos VII
y VI a.C.; por cuanto estarían muy influidos por la orfebrería atlántica o la europea del Bajo
Bronce.

ABAJO: El tesoro de El Carambolo una vez más y tal como lo expone el Museo Arqueológico de Sevilla,
al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Con un peso total de unos tres kilos de oro puro
y fechado entre los siglos VII al VI a.C.; aun conteniendo paralelismos con otras piezas fenicias y
helenas, no tiene parangón ni similitud alguna para afirmar que se trata de joyas mediterráneas,
propiamente helenas ni menos púnicas. Puesto que en mi opinión es un tipo de orfebrería nacida
desde las técnicas peninsulares del Bajo Bronce (las atlánticas, que repetidamente hemos
visto), unidas a inspiraciones o modelos fenicios y griegos -aportados por los colonizadores desde los
siglos VII al VI a.C.-. Por lo demás contiene letras y caracteres luwios (neohititas) en su collar.

------------------------------------------------------------
CITAS:
(1): ORFEBRERÍA ROMANA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA, Alicia Perea; Madrid 1991.

(2): Alicia Perea, (op. cit) pag 208.

(3): HISPANIA, Adolf Schulten, recientemente reeditado por Ed. Renacimiento, Madrid 2004. "Capítulo Los Metales" pags. 116 y ss.

(4): Estrabón, Geog. 143 y 147 // Plinio, Hist. Nat. XXXIII 67 y 68; XXXIII 118 /// Tácito, Anales VI 19. // Diodoro V,
35 // MENCIONAN LA GRAN RIQUEZA METALÚRGICA en oro DE LA PENÍNSULA. Plinio en Historia Natural XXXIII 118 habla de las
minas de cinabrio en Sisapo (las de mercurio de Almadén) que eran más valoradas que las de oro.

(5): Plinio, XXXIII, 78 y Justino XLIV 3-5.


(6): Marcial, XII, 18 habla de este oro
del Jalón, junto a su tierra natal (Zaragoza)

(7): Silio Itálico, I, 234 habla de la riqueza en oro del Tajo.

(8): Plinio XXXIII , 86

(9): Estrabón 151 sobre las fuentes del rio Tartessos y 147, sobre Cartago Nova y sus minas también mencionadas por Plinio XXXIII, 97.

(10): Tito Livio, A.U.C. XXXIV 21 ; Catón Gelio, II, 22, 29

(11): Oda Marítima, Rufo Festo Avieno, versos 419 y ss.

(12): Aristóteles, Sobre las Maravillas, 46

(13): Estrabón, III, 4, 5 //// Estrabón Geog. III, 2, 8 y 2, 9

(14): Almagro Gorbea, considera que Villena y Estremoz contienen contactos con El Bronce Centro Europeo y lo fecha desde fines
del XI al VIII y VII a.C. (Almagro, 1974, pag. 89). Por su parte, Schule cree que el tesoro de Villena es una ocultación hacia el año
1000 a.C., algo que comparte Ruiz Gálvez (Ruiz Gálvez, 1964, pag 386), quien lo fecha etre el siglo XI y el VIII a.C. y considera está
relacionado con los de tipo Bercozana con remates.

(15): Alicia Perea, (op cit.) pag. 208.


EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE
PRIMERA: COLONIZACIÓN, DOMINACIÓN Y ACULTURACIÓN -de "El
frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 14º (Parte LXXXIII de:
"Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.
Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé
en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (08/07/2013)

ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las
más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-
entradas-con-algunas.html
.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, anverso de una moneda de plata que pudiera
parecernos helenística, pese a que se trata de un Shekel cartaginés, acuñado en Sicilia (entre los
años 300 al 280 a.C.). La figura en efigie es un Herakles casi idéntico al que portan los dracmas
griegos -y sus divisores- en época de Alejandro Magno, pese a lo que la numismática distigue que en
verdad se trata de un Melkarte púnico idealizado como Hércules. De lo que si algún investigador
asevera que la moneda en imagen es helena, los historiadores opinarían que catalogarla de ese
modo es de un grave error; puesto que aunque contenga enormes influencias de Grecia, los objetos
pertenecen a la cultura que los fabrica o que los construye -no a las civilizaciones que les prestan
sus influjos-.

Comenzamos el artículo de hoy mostrando dos fotografías de numismática púnica, con las que poder
analizar un hecho paralelo que de continuo se produce en el estudio de los objetos
tartessios. Enseres que se confunden con importanciones debido a que los hallazgos del Sur
peninsular se parecen enormemente a los diseños orientales. Algo que lleva a algunos especialistas a
considerarlos ajenos a las culturas autóctonas . Pese a lo que las piezas turdetanas pertencen en su
gran mayoría la civilización de la tierra donde se descubrieron (como sucede en la gran mayoría de
cuanto la arqueología encuentra). Una cultura tartessia perfectamente distinguible de aquellas otras
llegadas desde el Levante Mediterráneo, pese a que fueran estas más antiguas y orientales las que
desde comienzos del I milenio a.C. aculturasen nuestras tierras, llegando a crear los rasgos propios del
iberismo (del pre-iberismo o del proto-iberismo).

BAJO ESTAS LÍNEAS: Casos semejantes al que hemos visto en el Shekel siciliano anterior, podemos
observarlos en casi toda la numismática púnica. Como ejemplo de ello traemos una imagen de esta
otra moneda en plata acuñada en Cartago y con la efigie de una Tanit o bien una Kore en su anverso.
Diosa que unos opinan se trata de una Ceres-Tanit cartahginesa, auque se clasifica como una efigie de la
diosa griega Kore o Kora (la bella joven que da el nombre a Ceres y al cereal). De igual época al Shekel
anterior (hacia el 300 a.C.), en ella se representa una diva ctónica plenamente helena y sin apenas
relación conocida con la mitología fenicia, por influencia de la numismática griega. Una hija de
Deméter, que simbolizaba la semilla y su germinación; cuya religión a mi juicio es de origen anatólico y
egipciante -tal como hemos estudiado en otras entradas- (1) . La joven bella raptada por Hades y cuyo
nombre de Kore (koure) evoca a la doncella del Egeo como símbolo de la beldad -una diva de algún modo
equiparada a la Britomartis de Creta y en parte a la posterior Artemisa (cuyo origen sin duda pudo ser la
Ashtarót hitita y la Astarté fenicia)-.

Sea como fuere, es perfectamente plausible considerar que la moneda de Cartago en imagen (bajo
estas lineas) es de gran influjo helenístico. Pese a lo que la Historia la reconoce tan solo como
púnica. Algo muy similar a lo que sucede con los objetos de Tartessos, que se denominan
orientalizantes al ser turdetanos, con claros rasgos del Levante mediterráneo. Pero de los que no
podemos afirmar sean fenicios ni griegos; por el simple hecho que se parezcan a aquellos, sin ser
siquiera exactamente iguales a los de Fenicia ni a los de Grecia (teniendo rasgos propios y una calidad
muy distinta a cuantos se hacían en el otro lado del Mediterráneo).
a) ACERCA DE LAS ARTES COLONIALES Y SOBRE LA DOMINACIÓN DE LA PENÍNSULA POR LOS PRIMEROS
"ACULTURADORES":
Plantaremos hoy uno de los temas sobre El Carambolo que más polémica están generando en nuestros
días, siendo aquel el de las "revisiones" acerca de la atribución del ajuar al mundo tartessio (o más bien
sería decir "al fenicio"). Unas correcciones y nuevas conclusiones que dieron comienzo
aproximadamente ocho años atrás; cuando varios arqueólogos "retomaron" y pusieron en duda los
estudios que la gran mayoría de los investigadores habían realizado acerca de El Carambolo. Llevándose a
cabo unas nuevas prospecciones sobre el terreno del mismo cerro, lo que permitió reestudiarlo y
comparar las primeras conclusiones; muchas de ellas procedentes de quienes "descubrieron" el tesoro (o
los que primero lo analizan, hace ya más de cincuenta años). De tal manera y trás las últimas y recientes
"nuevas catas", algunos expertos han querido ver en el santuario de El Carambolo un simple templo de
fundación fenicia, dedicado a la adoración de Astarté. Catalogándolo como púnico y sin relación
alguna con las culturas autóctonas, ni con el "mundo tartessio" -un Tartessos que por lo general ponen
incluso en duda que existiera, aquellos que así opinan sobre el tesoro y acerca de las piezas propiamente
turdetanas; a las que suelen describir como fenicias o griegas-.

Consecuentemente y como explicamos, la conclusión final de muchos de los nuevos investigadores es


afirmar que el ajuar -y el resto de los enseres allí hallados-, son de origen y manufacturación
fenicias. Llegando a aseverar que las joyas son de fabricación ajena a la Península y sin relación alguna
con el mundo ibero. Pensando muchos de los nuevos estudiosos, que se trataría de un conjunto
importado desde Tiro o Sidón, para ser lucido por bueyes (enjaezando sus frentes). La base para
realizar tales afirmaciones -tal como veremos en la segunda parte de este artículo- se halla
principalmente en la aparición de una diosa Ishtar en el interior del santuario de El Carambolo, tanto
como en la evidencia de que ese recinto fue reutilizado por los cartagineses y usado por los fenicios
(llevando a cabo allí sus ritos).

Todo cuanto hemos expuesto en el párrafo anterior, inicialmente pudiera parecernos un motivo más
que suficiente para poder concluir que El Carambolo fue desde sus primeros tiempos un simple
santuario púnico, ajeno al mundo indígena. Pese a lo que chocaríamos con un hecho histórico y real,
como el de que en todo el arte colonial, es muy difícil poder distinguir la barrera de lo autóctono
junto a lo importando. De tal manera, partiendo de que Fenicia mantuvo durante siglos colonias en las
inmediaciones de El Carambolo, surge el problema de los influjos importados desde Oriente, frente a la
civilización indígena que los admitió. Todo lo que puede hacernos imposible llegar a saber si un arte
es o no realmente obra del "nuevo culturizador" o bien del "aculturado". Algo que es tanto como decir
que sería imposible llegar a precisar si aquel santuario fue originariamente creado por los
colonizadores, o bien sobre un templo y ritos indígenas, "rebautizados" o reorientados a las
costumbres de quienes vinieron a asentarse junto a las tierras de Tartessos.

Cuanto explicamos no lo escribimos por defender la existencia de una cultura autóctona del Bajo
Guadalquivir, sino porque es un problema de tan difícil solución como el pretender descubrir de dónde
proceden las creencias y las formas. Ya que si -por ejemplo- intentamos analizar los orígenes del
ritualismo más antiguo en nuestro Continente (estudiando qué hay bajo las iglesias principales de Europa
-o en el subsuelo de las Catedrales-); veremos que los templos y cultos importantes, comunmente
esconden otros romanos o prerromanos (incluso hasta de la Edad del Bronce). De tal modo, el asunto así
planteado se agrava más cuando tratemos de analizar el mismo tema desde el prisma del arte y los
influjos coloniales. Dado que si aseverásemos que pertenece a "la polis" todo estilo importado a un
lugar por la civilización dominante (o que la integra en su órbita); aquellos que son conquistados,
absorbidos o invadidos por otros, dejarían de tener inmediatamente una cultura propia.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, arte de Biblos perteneciente al siglo XVIII a.C.;
pectoral del rey Abi Chemu (propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar
la imagen). En oro puro y de unos veinte centímetros de longitud, este collar es un claro ejemplo de
una copia de los "aegys" del Nilo, pese a lo que se considera joyería de Biblos. Una catalogación que
se debe no solo a haber sido hallado en esta ciudad satétite de los faraones (sita en Oriente
Medio), sino porque su calidad y estilo es un poco diferente e inferior a la común de los pectorales
de Egipto (fabricados en época coetánea y para darles un uso idéntico al que imitaron los bibliotas). Por
cuanto decimos, los objetos que se descubren en yacimientos de ciudades que como Biblos estaban
plenamente influidas y dominadas por los faraones; no son catalogados de arte egipcio, sino como
pertenecientes a la cultura que los creó. De cuanto hemos de plantearnos por qué "ese empeño de
muchos" por clasificar todo hallazgo tartessio como púnico... .

ABAJO: La famosa esfinge en marfil (de Nimrud), perteneciente al siglo VII a.C. y propiedad del British
Museum -al que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. En ella observamos un objeto claramente
egipciante, pese a que nadie duda de que se trata de una obra fenicia. De un modo igual, aquellos
enseres que se descubren en Tiro o de Sidón -por muy egipciantes que nos parezcan-, tan solo se
pueden considerar egipcios aunque sean fidedignamente iguales a los del Nilo y no existan paralelos
entre algunos hallados en Oriente Medio. Consecuentemente y ante cualquier descubrimiento en esas
tierras, por muy idéntico que sea en su tipología al faraónico; de haber otros objetos semejantes
encontrados en los puertos de Fenicia, atomáticamente este pasa a considerarse arte
púnico (egipciante). A continuación exponemos los motivos que llevan a esa catalogación, debido a que
si clasificamos "como importada" toda pieza que en estilo se parece a otra anterior perteneciente a
la civilización que influye o invade un área. Esas zonas absorbidas o adheridas en un momento de la
Historia (por Sociedades más fuertes), nunca tendrían una cultura ni entidad propia.

Los hechos antes referidos suceden de un modo tan real que con ello nos explicamos por qué las
Sociedades han avanzado o se han modificado; lo que comúnmente se debe a la expansión ejercida
sobre otras, o al influjo recibido desde extraños que en un momento les dominan (por alianzas de
adhesión, o bien por efecto de la sumisión a grupos muy diferentes y ajenos). De tal manera, las
civilizaciones cuando colonizan o se unen a otras, pueden influir de forma radical sobre aquellas más
débiles, tanto como recibir corrientes culturales procedentes del lugar que logran dominar. Debido a
lo que "los absorbidos" por una Sociedad más fuerte, pese a cambiar en gran parte su cultura y sus
hábitos; a su vez envían influencias a sus dominadores -tanto como suelen terminar creando unos
nuevos tipos, con rasgos y formas propias-. Dando todo ello como resultado a unas artes autóctonas y
bien distintas a las de la "polis" que les ha integrado en su órbita. Artes y fórmulas que se denominan
"coloniales" y que se expandieron por todos los imperios, en unos estilos que en su gran mayoría se
diferencian perfectamente de aquellos otros que son tenidos como los originarios y originales de "la
polis" (importados desde el lugar que conquista).

De cuanto decimos, en mi opinión es un error clasificar el Periodo Orientalizante de Tartessos como


arte fenicio (o heleno) del mismo modo que sería una equivocación considerar las piezas fenicias
como "arte egipcio". Algo que comprenderemos fácilmente con un ejemplo de tipo colonial más reciente;
puesto que no podemos clasificar como "español" (o portugués) a toda manifestación creada en
Iberoamérica durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Basándonos en el hecho irrefutable de que durante esta
época, gran parte de Suramérica estuvo dominada por los españoles -o bien por los portugueses-. Tanto
que perdieron prácticamente sus lenguas y culturas autóctonas, pasando a tomar las costumbres y a hablar
como en Europa, olvidando casi plenamente a las civilizaciones precolombinas.

Pese a ello, si alguien afirmase que cuanto se hizo durante el periodo colonial mexicano, es arte
español; se vería inmerso en un grave problema de clasificación. No solo porque resultaría un
desagravio hacia la Historia de aquel pais centroamericano, sino porque además existe una serie de
rasgos y peculiaridades que muestran muchas diferencias entre el los objetos realizados en España y
los que se hicieron durante esas épocas, en los distintos dominios de ultramar. Unos rasgos que
realmente en muchos casos alejan sobremanera del modelo inicial a las artes
hispanoamericanas. Tanto, que sería absurdo confundir un cuadro de escuela cuzqueña con aquellos
sevillanos en los que se inspiraron los pintores de Perú; al igual que resultaría absurdo considerar la
imaginería (la pintura o la orfebrería) iberoamericanas, arte plenamente español y portugués.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas lineas, cuadro realizado por mí para "Textos ibéricos", donde
se recogen los signos alfabéticos más arcaicos del griego, tanto como algunos de los más primitivos
caracteres fenicios. Sabemos que fueron las gentes de Fenicia quienes "inventan" el alfabeto desde
formas protosináicas, que a su vez descendían de signos en su gran mayoría procedentes
de ideogramas egipcios (cuyo significado fue ya el de "letras", no jeroglíficos que simbolizaban
palabras). En el gráfico y a nuestra izquierda están los alfabetos de Ahiram y Mesa, antecesores
directos de los muy posteriores signarios griegos. En el centro, sus correspondencias y paralelos en
los albasilábicos ibéricos, tanto como en el grecoibérico. Como sabemos, este último fue el único
alfabético que se usó en la Península para recoger idioma ibero, habiendo sido utilizado principalmente
en Contestania (actual Valencia); descendiendo de los signos jónicos más arcaicos -puesto que en el resto
de la Península durante la etapa prerromana redactaban en caracteres silábicos, alternados con algunas
"letras" (tal como vemos en el gráfico de comparación de signos, en imagen)-. Todo cuanto expresamos
deja evidente que la colonización no llega ni siquiera a aportar las lenguas orientales a nuestra
Península, sino que simplemente adoptan unas formas alfabéticas importandas, con las que escriben
los iberos su idioma propio.
BAJO ESTAS LINEAS: Alfasilábico tartessio (o del Sudoeste). Como podemos observar, tan solo tiene
unos pequeños rasgos coincidentes con formas de escritura fenicias o helenas. Unicamente las letras
"A" (alfa), la "E" (épsilon), la "M" (mi), o la "R" (ro) se parecen a las púnicas o a las griegas, siendo el
resto de caracteres cercanos y más semejantes a los alfasilabarios cretochipriotas -e incluso a los
neohititas-. Este rasgo de escritura frigia en los alfasilábicos iberos es un dato más para evidenciar
las influencias anatólicas en nuestras tierras y para poder afirmar que la colonización fenicia no
dominó a los iberos, simplemente comerció e influyó en algunas de sus zonas.

Además de lo ya expuesto, existen otros hechos históricos que nos impediría con mayores razones y más
importantes motivos, clasificar como simplemente "fenicios" -o griegos- los enseres orientalizantes
hallados en territorio de Tartessos (Turdetania). Puesto que como vemos, la colonización procedente de
Fenicia no fue propiamente dominadora, sino muy semejante a la griega. Es decir, basada en unos
puertos o fundaciones mercantiles -ciertamente tempranas-, situados fundamentalmente con fines
comerciales en las costas peninsulares. Enclaves que dejaron aquella aculturación púnica importada a
través del intercambio, y no tanto como fruto de un poder ejercido sobre los indígenas. Algo que
evidencia la Historia, puesto que hasta el dominio de Cartago en nuestras tierras, la influencia púnica
no puede ser concebida como una colonización en la Península -propiamente dicha- . Sino ha de
entenderse como una nueva civilización que llega a establecerse por medio de pactos con las gentes
autóctonas, y a través de mercaderes quienes se preocupan de que otros no alcancen ni intervengan en
sus rutas comerciales. Marinos fenicios que abren emporios en nuestras costas al menos desde el siglo
VIII a.C.; quienes se supone procedían de las cercanías de Tiro y Sidón (aunque a mi juicio hubieron de
venir también desde las ciudades fenicio-chipriotas, todo lo que explicaría el mundo cretochipriota
existente entre los iberos).

De tal manera, la Historia hace evidente que aquellos primeros colonizadores púnicos no dominaron
las tierras del interior peninsular y ni siquiera pudieron controlar el litoral más al Norte de lo que fue
la Turdetania. Algo que se demuestra por la existencia coetanea de varias colonias griegas situadas en
las antiguas playas de Contestania (la actual costa de Alicante), e incluso de una base griega más al Sur y
muy cercana Malaka (la ciudad-portuaria griega llamada Mainake). Por lo demás, se supone que el primer
puerto heleno de la Península fue fundado por Rodhios hacia el siglo IX a.C., junto a la antigua
Rodhetom (el cabo de Rosas). Como enclave antecesor de la ciudad de Ampurias, que fue el "emporio"
griego que daba salida hacia Oriente a las mercancías peninsulares. Todo cuanto hace evidente que los
fenicios hubieron de compartir con muchos otros el dominio de las costas y de las tierras ibéricas -no
solo con los habitantes indígenas peninsulares, sino también con comerciantes como los griegos-.
Consecuentemente y hasta las campañas de los Bárquidas (a fines del siglo III a.C.) en la Península
Ibérica no puede hablarse de la presencia de colonizadores y tan solo podemos mencionar con
anterioridad a "colonos" griegos y fenicios. Ya que es patente la falta de control sobre las gentes de
Iberia por parte de aquellos que se establecieron antes de los cartagineses en esas ciudades
portuarias. Hechos que vemos en historias como la convivencia de Ampurias junto Indiketes; dos ciudades
"fronterizas" (una ibera y otra griega), separadas y unidas por una muralla. Más aún se hace evidente que
por parte de los griegos, ni de los fenicios, hubo un gobierno -o dominio- sobre los indígenas
peninsulares; debido a que no pudieron llegar a influir politicamente sobre las culturas autóctonas. Todo
lo que se demuestra por ejemplo en la manera en que los iberos conservaron su lengua (o idiomas),
desarrollando hasta su alfasilabario propio. Pues a excepción de algunos casos en Levante (donde crean un
alfabeto grecoibérico), los habitantes de nuestras tierras recogieron su habla ibérica valiéndose de
caracteres muy singulares (con rasgos diferentes a los de Fenicia y Grecia). Todo lo que pudimos probar
al analizar cuando estudié lo signos alfasilábicos ibéricos, que en gran parte son de origen
cretochipriota y por otra linea, egeos -tal como mostré en algunos estudios acerca de esta lengua, como
por ejemplo los publicados recientemente en SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS) (2) .

Así pues, si los fenicios ni siquiera llegaron a imponer su lengua ni su escritura entre los habitantes de
la Península, y los griegos apenas lograron entre los vecinos de sus puertos, que redactaran en alfabeto
heleno arcaico el idioma ibero. La conclusión es fácil de obtener, debiendo afirmarse que no hubo una
dominación de colonizadores en nuestras tierras hasta la llegada de los cartagineses, o más bien hasta
la conquista de Roma. Siendo muy importante contemplar las dificultades que los romanos tuvieron
para doblegar a los iberos y más aún para imponerles su cultura; una labor en la que tardan casi dos
siglos. Todo cuanto puede hacernos comprender que existía una civilización peninsular autóctona muy
arraigada, mucho más dura y difícil de colonizar de lo que podamos pensar, puesto que frente a los
doscientos años de luchas ibero romanas, la Galia fue conquistada por Julio César en apenas un decenio.

Pese a no poderse admitir que los fenicios hubieran dominado a los turdetanos, sí hemos de
considerar que aquellas colonizaciones más tempranas realizadas por tirios y sidonios, debieron
importar gran parte de las influencias orientales. Unas "modas" llegadas desde Oriente Medio y del
Egeo que generaron la etapa denominada "orientalizante", nacida gracias a esos mercaderes y a los
influjos anatólicos y helenos. Todo cuanto sabemos se produce desde el momento de la llegada de
púnicos, junto a la aparición de a gentes pioneras procedentes desde el mar Jónico o del Egeo. Lo que se
debió posiblemente al crecimiento de Fenicia tras la caida de Micenas y el refugio que los antiguos
micenios buscarían en Canaan y en otras tierras colindantes a ellos. Todo lo que culminaría (como
hemos dicho) poco después del siglo IX a.C.; tayendo a nuestras costas los aires del oriente
mediterráneo. Por cuanto en mi opinión, las piezas de esta época halladas en Tartessos no pueden
clasificarse como bronces o joyas fenicias, sino como orientalizantes -tal como se hizo hasta hace bien
poco- (máxime cuando carecen de paralelos iguales en Tiro o en Sidón).
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, un zarcillo con la cruz egipcia de Isis; procedente de Cartago y
fechado en los siglos VII- VI a.C. (propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita
divulgar la imagen). Como podemos observar, este pendiente contiene claramente la forma del ANK (o
Akj, cruz ansada), símbolo de la vida y de la diosa Isis en Egipto desde las épocas más remotas. Pese a
que la pieza está hecha de un modo igual o muy semejante a las joyas del Nilo, y aunque el Ank es uno
de los más claros emblemas del reino faraónico (donde se usó al menos dos mil años antes a que fuera
creado este zarcillo). Nadie niega que el pendiente que vemos sea un objeto fenicio, pues los
símbolos, modas y modelos se heredan de unas culturas a otras.

Siendo así, hemos de reflexionar sobre el modo de catalogar los hallazgos ibéricos, centrándonos
más en el lugar en que fueron encontrados que en el estilo o similitudes que guardan. Dado
que cuando un objeto se parece a otro anterior, no significa necesariamente que ambos pertenecen
a una misma civilización, sino simplemente que una cultura sigue a otra, estéticamente hablando -
para comprenderlo bastará con pensar que el arte románico y el renacentista son imitaciones del
romano, del cual se separan decenas de siglos y muy distintas situaciones históricas- . De cuanto
expongo, ante los hallazgos en la Península de enseres similares a los de Oriente Medio, no debemos
clasificarlos como "importados"; a menos que pueda comprobarse un paralelismo exacto con otros
del lugar al que se pretende su procedencia. Pero sobre todo habrá de demostrarse una incapacidad
para haber creado o fabricado en nuestras tierras esas piezas semejantes a las orientales.

De tal modo y en el caso que nos concierne -que es el de El Carambolo-, al no haber precedentes de
joyas iguales orientales y al estar probado que desde el siglo XII a.C. en la Península se dió una
orfebrería de altísima calidad (nos referimos a los torques, brazaletes y anillos del área atlántica).
Podemos concluir que no es admisible pensar que esos ajuares tartéssicos fueran importados hasta el
Bajo Guadalquivir, ya que pudieron fundirlas orfebres peninsulares. Además, de haber sido traidas
desde el otro lado del Mediterráneo, se habrían hallado piezas iguales en el lugar de procedencia -o al
menos muy semejantes-. Aunque muy por el contrario, el conjunto áureo de El Carambolo, carece de
parangón en fenicia, aunque tiene enormes parecidos con el resto de la orfebrería peninsular
coetánea y posterior -principalmente con las joyas que lucen las esculturas de damas- . Incluso contiene
lazos de unión con trabajos en oro peninsulares mucho más antiguos; como es el caso de los torques y
brazaletes del área atlántica (tal como hemos estudiado en la entarda anterior).
ABAJO: Otro ejemplo de arte fenicio es este brazalete con escarabeo alado y lotos, procedente de
Tharros y fechado entre los siglos VII al VI a.C. (en propiedad del Museo Nacional de Cagliari, al que
agradecemos nos permita divulgar las imágenes). Como podemos ver, se trata de una representación
plenamente egipciante y de una joya que bien pudiera haberse hecho en el Nilo. Pese a lo que por su
calidad, su filigrana en granulado y su lugar de procedencia; no deja lugar a dudas de que se trata
de orfebrería púnica. Ello precisamente porque es una mezcla de estilos y formas, donde el dibujo
egipcio del escarabeo se representa de un modo simplificado. Todo lo que en esa técnica tan
orientalizante del granulado, delataría que es una obra de orfebre fenicio. Aunque mejor sería decir
que es un objeto seguramente fabricado en el propio Tharros, habida cuenta que en Italia y en esos
años, el trabajo del oro etrusco era prácticamente igual al que vemos en imagen (por influencia
fenicia sin lugar a dudas). Siendo así, este sería un caso de joyería púnica, fabricada en tierras en las que
también se crean objetos por orfebres griegos arcaicos, e incluso por los etruscos. Todo lo que añadimos
para aseverar que definir el tesoro de El Carambolo como un ajuar fenicio, a mi juicio sería
semejante a clasificar este brazalete como una pieza egipciante, de Magna Grecia o bien etrusca.

b) SOBRE LA COLONIZACIÓN FENICIA:


Para resumir -de algún modo- la expansión de los fenicios por el Mediterráneo, tanto como la llegada de
los púnicos a las costas ibéricas, vamos a fundamentarnos en un artículo liberado en la red. Trabajo
escrito por Sonia Barja, quien en unas breves lineas ha podido recoger los textos históricos que
hablan de aquellas singladuras y primeras colonias orientales (3) . Pese a ello, antes de entrar en el
tema, expondremos algunos conceptos que personalmente creo fundamentales, para comprender el
establecimiento de los fenicios en nuestro litoral Sur. Diciendo primeramente que entorno a al la fecha de
aparición de aquellos pioneros -venidos de Tiro o Sidón-, hay más leyenda que realidad. Puesto que
pese a afirmarse que Cádiz fue fundada por ellos sobre el 1100 a.C., en verdad no hay vestigios
arqueológicos que documenten asentamientos peninsulares de aquellos, anteriores al final del siglo IX
y comienzos del VIII a.C.. Pese a todo y como veremos, los expertos en el tema consideran que existió
una pre-colonización consistente en "visitas continuadas" por parte de púnicos que finalmente
asentaron sus puertos en Iberia.

De lo antes dicho, ha de deducirse que durante las últimas centurias del II milenio a.C. (entorno al 1000
a.C.), llegarían barcos de Fenicia con el fin tan solo de comerciar en nuestras costas. Logrando dos o
tres siglos después, que les permitieran fundar enclaves, gracias a la confianza obtenida a través del
mercadeo con los indígenas. Iniciando su andadura en puertos que no solo fueron puntos de trueque y
de comercio, sino que además se convierten en verdaderas fábricas. Unas industrias como las de sal,
de salazón pescado y de preparados de otros alimentos -entre los que se encontraba el aceite de oliva,
cuyas primeras almazaras instalaron aquellos pioneros llegados de Oriente Medio-. Por cuanto decimos, es
menester pensar que las gentes autóctonas les permiten establecerse en sus costas, principalmente
con el fin de poder cambiar el oro, la plata y el cobre de Iberia, por alimentos (salazones de pescado,
salsas como el garum, aceites de oliva y etc). Algo que en muy poco tiempo iniciaría un comercio que
también importaría productos de Oriente Medio; habida cuenta que los barcos cargados con metales
peninsulares (que partían desde las colonias de nuestro litoral), regresarían desde Fenicia con tejidos,
objetos y todo tipo de enseres.

De cómo se inició esa colonización y la expansión de los púnicos por el Mediterráneo, da buena
cuenta Sonia Barja en el referido artículo; donde en primer lugar podemos explicarnos por qué la
diferenciación entre el Mundo Heleno y el fenicio es algo que difícilmente distinguible hasta bien
entrado el siglo VII a.C.. Ello, porque previamente a este tiempo, ni los griegos tenían ese concepto de
unión y de civilización homogénea (distinta a la púnica); ni los fenicios eran tan diferentes a aquellos
pueblos prehelenos. Gentes que no parece les recibieran mal en sus costas del Egeo y del Már Jónico,
sobre todo cuando les defendían de invasiones de nuevos pueblos venidos de Anatolia. Por todo cuanto
unas culturas y otras se mezclaron entre los siglos XI al VIII a.C.; desde la caida de Micenas, hasta el
nacimiento del mundo griego (tanto que Oriente Medio fue el principal refugio de los micénios, entre los
que se hallaban los filisteos y otros huidos desde Creta). Dándose tal "mezcolanza" entre púnicos,
canaaneos y prehelenos, que el alfabeto griego es una simple imitación de los alefatos "inventados" y
usados en Fenicia desde el siglo XIV a.C.. Todo cuanto hace entender por qué Diodoro explica como una
de las rutas fenicias más importantes llevaba hacia Tasos y pasaba por Rodas; donde -según este autor
(V, 58, 2)-, también existieron establecimientos púnicos, cuya fundación él atribuye a Cadmo (4) .

Por su parte, en el sur del Egeo estos venidos de Tiro y Sidón, fundaron en Melos una ciudad homónima
y también se instalaron en Tera (según Esteban de Bizancio, Her. IV, 147). Siendo Heródoto (I, 105) quien
atribuye a los fenicios la fundación del santuario de Citera en aquella ciudad junto a Creta; un templo que
según Pausanias (III, 23, 1) era el santuario es el más antiguo de Afrodita en Grecia (donde la diosa se
presenta armada). Una diva que muy poco concuerda con la posterior diosa griega del amor, pero que
armada (a modo de Minerva), sí nos parece una Astarté como divinidad del sexo, con quien habitualmente
se identifica a Afrodita en las monedas de la Sexi fenicia en Hispania (5) . Acerca de estas bases en el
mundo heleno de aquellos tirios y sidonios, Heródoto (II, 44; VI,47) y Pausanias (II, 25, 12) informan
que los fenicios crearon el templo de Heracles en Tasos, tanto como hablan de su explotación de los
yacimientos auríferos, situados entre Ainyra y Kinyra. Siendo así, podremos comprender por qué se
hace muy difícil distinguir ambas culturas o civilizaciones en tiempos remotos; tanto que los dioses
griegos en parte parecen de influencia púnica, a la vez que los fenicios debieron de haber sido
ampliamente "abducidos" por las costumbres de aquellos que tanto visitaban (6) .

En referencia a ello y como demostración de estos intercambios entre púnicos y helenos durante los
tiempos más antiguos, Heródoto establece que la llegada de los fenicios a Tera se hizo ocho
generaciones antes que la de los lacios (IV) (147). De lo que siguiendo a este autor, habrían venido a la
isla unos doscientos cincuenta o trescientos años antes que los laconios y por lo tanto habría que
fecharla en la primera mitad del siglo XI a.C. -o a finales del siglo XII- (7) . Dichas coincidencias en las
rutas comerciales de los puertos griegos y púnicos, se vuelven a dar en las colonias occidentales, tal como
informan las fuentes clásicas. Una convivencia que pone de manifiesto por ejemplo Tucídides (VI, 2, 6)
quien describe como antes de la llegada de los griegos a Sicilia, en los cabos y en los islotes cercanos
habitaban ya fenicios. Consecuentemente a ello, algunos lingüistas identifican como de origen semita
topónimos tales como Tapso, Pajino, Tamaricio, Makara, Mazares etc . Todos ellos sitos en las costas
meridionales y orientales de Sicilia, pudiendo haber sido visitados en época mucho más temprana por
los fenicios que por helenos (tras observar el hallazgo de una estatuilla fenicia de los siglos XIV-XIII a.
C. en el mar, cerca del litoral meridional de Sicilia) (8) .

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, unos colgantes con la figura de los dioses del Nilo: Sekmat,
Amon-Ra y Horus (tomada desde una foto de J.A. García de Castro, al que agradecemos nos permita
divulgar la imagen). Viendo estas joyas con la efigie de los dioses faraónicos, bien pudiéramos
clasificarlas como egipcias, aunque ello sería un grave error puesto que es orfebrería fenicia
aparecida en la Península Ibérica. Sobre ello nos dirá Josep Padró en LOS AEGYTPTIACA
PRERROMANOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA : "Estos objetos egiptizantes, muchas veces de manufactura
peninsular, tienen la virtud de documentarnos el profundo impacto causado por el influjo egipcio entre las
poblaciones autóctonas y coloniales del Mediterráneo occidental en tiempos prerromanos. Este influjo,
visible como mínimo en el terreno religioso en lo que a Isis-Hathor y a Bes se refiere, debe poderse poner
en relación con el auge de que gozaron las divinidades egipcias en la Hispania romana". Fórmulas y formas
religiosas claramente importadas por los fenicios hasta nuestras tierras.

ABAJO: Un colgante de oro, fechado en el siglo VI a.C, hallado en Cartago (perteneciente al Museo de
Cartago, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En este podremos obervar igualmente
los símbolos de Isis o de Hathor (el círculo lunar entre dos astas o el cuarto); pese a lo que nadie puede
poner en duda que se trata de una joya fenicia. De ello se desprende que un préstamo cultural e incluso
una colonización, nunca puede suponer la eliminación de la civilización que la recibe. Por lo que si
catalogamos como objetos fenicios a cuantas piezas se han encontrado en nuestra Península, parecidas a
las púnicas. Pudiéramos estar realizando algo parecido a clasificar de egipcios, a las piezas de Oriente
Medio contienen influencia de modas o religiones del Nilo. Algo que obligaría a negar su verdadera
cultura y civilización al noventa por ciento de los objetos púnicos... .
Siguiendo con la expansión de tirios y sidonios; parece ser que pocos años después de establecerse en
Sicilia, se abrieron a la "conquista" de tierras hispanas y de África. Ello se cita en Estrabón (III, 2, 14; I,
2, 3), en Diodoro (V, 20; 35) y en Veleyo Patérculo (I, 2, 3-4), quienes ligan las fundaciones sicilianas a
las de las costas ibéricas y las occidentales de África; afirmando que eran las tierras más al oeste de las
colonizadas por Fenicios. "Unas colonias occidentales, cuyo centro más importante fue Gades, ciudad que
según Estrabón (111, 5, 5) fue fundada después de dos tentativas desgraciadas, explicables posiblemente
por la hostilidad de los aborígenes" (9) . Como dijimos, acerca de la fecha inicial de Gades hay varias
leyendas, entre la que destaca la que da Pomponio Mela quien pretende que existía el templo
gaditano desde los tiempos de la guerra de Troya. Datación muy lejana y antigua que también confirman
Patérculo y Plinio el Viejo (10) . Por su parte, en el relato de Estrabón (III, 5, 5) sobre la fundación de
Gades conforme a la orden de un oráculo de Melqart; vemos que aquellos templos antiguos poseían vastos
conocimientos sobre el origen y la historia de sus santuarios (11) .

Pese a lo afirmado por las fuentes clásicas, tal y como ya hemos dicho, la arqueología no ha encontrado
restos fenicios anteriores a fines del siglo IX a.C. en las poblaciones del sur peninsular (aseverando los
expertos que aquellos asentamientos no pueden en verdad remontarse más allá del 800 a.C.). En todo
ello existe la teoría de que posiblemente el santuario de Melkarte en Gades fuera fundado antes que
la ciudad; una hipótesis basada que la tradición que atribuye la creación de este templo de Cádiz a
épocas de la guerra de Troya -es decir, entre el 1212 y el 1184 a. C-. Mientras que el comienzo de la
ciudad se refiere iniciada en el año octogésimo después de la caída de Troya. De ese modo, Sonia
Barja se pregunta: ¿Significa esto que el templo ha surgido realmente algunas décadas antes que la
ciudad?. En principio es posible. Los templos pudieron ser bases de apoyo y puntos de referencia en el
comercio marítimo, ellos daban una garantía de la protección divina, y, por tanto, una seguridad, aunque
fuera ilusoria, a los mercaderes que llegaban". A cuanto añade la autora escribiendo que: "Es posible que
en Tasos no hubiera núcleo urbano propiamente dicho, y que el propio templo explotara las minas de oro
de la isla; pese a que Estrabón, (III, 5, 5) simultanea la fundación de la ciudad y del templo" (12) .

Pasa finalmente el artículo que comentamos a unir la colonización fenicia con otras de la Península,
como la focense llegada desde Massilia, base griega cuya fundación parece haberse realizado poco
después del siglo VIII a.C. (13) . Colonos helenos que identificamos todos con el Heracles que vino
hasta nuestras tierras para robar el ganado de Geriones (14) ; para hurtar las Manzanas de Oro de las
Hespérides, tanto como para llegarse hasta el Hades y capturar al Cancerbero. Algo que -como venimos
explicando-, da lugar a nuestra teoría por la que aquellos "bueyes de Gerión" que se lleva Herakles de
Tartessos, en verdad serían el símbolo de los metales y las riquezas que los helenos lograron "hurtar" o
distraer a los fenicios. Adquiriendo oro, plata y cobre procedente del Bajo Guadalquivir, a un precio que
debió ser muy bajo por aquel entonces (de ello la idealización mítica en un robo de ganado). Todo lo que
pudieron lograr los helenos durante la época de decadencia púnica, tras los asedios de Tiro y
Sidón (que como repetidamente hemos explicado son coetáneos a la etapa de Kolaios -o de los
Arganthonios-, desde el 670 al 531 a.C.). Por cuanto considero que aquellos Bueyes de Gerión eran los
"ases", "pesos", lingotes o "talentos", que se grababan con la efigie y la forma del toro (o de su piel,
como sucede en el Keftiu). Un símbolo que identificaría a los reyezuelos -o a los sumos sacerdotes- de
Tartessos; quienes lo lucirían en el pecho, en la forma de un "ephod" con el diseño del lingote piel de
buey (los pectorales del tesoro de El Carambolo).

Acerca de las riquezas que los fenicios importaban desde aquellas tierras occidentales (de
Tartessos); Diodoro (V, 35, 4) escribe los pingües beneficios que obtenían de estas navegaciones para
adquirir la plata, que vendían después en Grecia, Asia y otros países. En relación con ello nos relata
este autor que los fenicios quitaron las anclas de sus barcos y las sustituyeron por otras de plata. La
misma anécdota se repite en el Pseudo-Aristóteles (de mir. ausc. 135) quien habla de un mismo hecho
entre las potadas de los barcos que llegaban desde Occidente. Al igual que Diodoro (V, 35, 5) narra como
después de estas navegaciones con las que tanto se enriquecieron, emprendieron los fenicios la
construcción de diversas colonias. Todo cuanto a juicio de Sonia Barja: "aboga en favor de una fase de
precolonización" (..) en esta etapa Tiro habría jugado un papel importante, mientras que Biblos debió
ser el eslabón principal de las relaciones entre Fenicia y Egipto, durante los días en los que Tiro (junto a
Ugarit) tomaba parte activa en el establecimiento de los contactos occidentales (15) .

Finaliza Sonia Barja su estudio con la descripción de aquellos artículos que principalmente vendieron
los fenicios, hablando de los conocidos amuletos, dijes utilitarios y cosas por el estilo . Ese es el
típico comercio colonial, que establecerían los cartagineses muchos siglos después en las costas africanas
(Her. IV,196). Refieriéndose en ello a lo que los griegos denominaban "quincallería" -ATHURMATA- con
bastante desprecio y que consistía fundamentalmente en colgantes y adornos. Abalorios hechos en
pasta vítrea, hueso, metal y hasta oro; la mayoría de ellos con diseño de tipo egipciante y a los que
daban poderes mágicos. Destacando sobre todo su capacidad para combatir el aojo (mal fario); entre
cuyos dijes más apotropáicos se hallaba el famoso "ojo azul". Un amuleto consistente en un iris azulado
sobre fondo blanco, procedente del dios "Bes" egipcio-fenicio. Una deidad cuya fealdad y pupila de color
marino protegía de la mala mirada. Abalorio que dió origen al actual apotropaico con igual diseño, usado
en todo el mundo de influencia fenicia para evitar el mal de ojo.

Tras cuanto hemos recogido, y sin negar que seguramente hubo una precolonización fenicia, muy
anterior a la fundación de las ciudades púnicas en nuestras costas. Parece inevitable pensar que
también hubo una precolonización egea, micénica (y hasta minóica...). Ello porque en los yacimientos
del Bajo Guadalquivir han aparecido repetidamente restos de aquellas civilizaciones del Egeo o de
Oriente Medio durante el Bronce. Enseres como por ejemplo fragmentos cerámicos del siglo XIII a.C.
de tipo micénico, lo que hace patente las relaciones entre ambos puntos. No solo ello, sino que en mi
opinión la aparición en nuestras tierras de culturas como la de Micenas -u otras colonizaciones venidas
del Oriente Mediterráneo en el Bajo Bronce-, explicarían la fabulosa orfebrería del litoral atlántico,
desarrollada entre los siglos XII al VIII a.C.. Unas labores magníficas en metales preciosos y cuyo área de
expansión fundamentalmente cubre desde el Guadalquivir hasta Galicia. Extendiéndose por el
Atlántico hacia la ruta del ámbar y llegando a las Islas Británicas; que es uno de los puntos más
importantes de esta civilización de orfebres de la Edad del Bronce.

Por todo cuanto decimos, creemos que además de la fenicia, también hubo una precolonización más
antigua y llegada desde fines del II milenio a.C., procedente del Egeo, de Anatolia o de Creta y Chipre.
Aculturación que fue dejando diferentes muestras de su grandeza en nuestras tierras, como por
ejemplo el portentoso tesoro de Villena (Alicante). Un ajuar fechado entre los siglos XII al VIII
a.C. (más concretamente hacia el 1000-900 a.C.), ocultado a mi juicio, en una ruta o camino que ya
unía las fuentes del Guadalquivir con los puertos del Mediterráneo -la posterior Oretania (Jaén) con
Contestania (Valencia)-. Consecuentemente, las joyas peninsulares de siglos posteriores -como las de El
Carambolo-, creemos que en parte proceden de estas otras realizadas en el Bronce por esos primeros
precolonizadores. Una orfebrería que se dió principalmente en el área atlántica entre los siglos XII al
VIII a.C., y que posteriormente mezclada con la de Fenicia y la de Grecia (a su vez unida a la
"halstáttica", recien llegada por entonces-); daría lugar a las joyas orientalizantes y a ajuares como el
de El Carambolo. Un tesoro que evidentemente es de tipo fenicio; pero sobre todo es orfebrería
peninsular, de influencias helenas y neohititas, con rasgos celtas.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Un Utjad (o


Utchat) "ojo de Horus" procedente de Cartago y fechado en el siglo V a.C. (propiedad del Museo de
Cartago, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como podemos ver, esta pieza es idéntica
a otras fabricadas en Egipto y tan solo se cataloga como fenicia por haber sido hallada en Cartago,
ya que de haberse encontrado en el Nilo se consideraría egipcia. Ello nos debe hacer pensar en el
significado de las culturas, que aunque hereden las formas y los símbolos, no por ello puede decirse
que no existen o sean la misma que le ha "prestado" aquellos. Puesto que de clasificarse así los
objetos, debería catalogarse como "arte romano" al Románico y al Renacimiento... .

ABAJO: Otro Utchad (ojo de Horus) procedente de Tharros, fechado en el siglo VI a.C y propiedad del
Museo Nazionale de Sanna -al que agradecemos nos permita divulgar las imágenes-. Como podemos ver,
es exactamente igual a los amuletos del mismo tipo egipcios, y se trata de lo que los griegos
denominaban "quincallería" (Athurmata). Abalorios con los que los fenicios inundaban el mercado,
tanto que para los helenos se trataba de un medio de timar a las gentes, puesto que en ocasiones
les vieron cambiar pepitas de oro y plata por estos dijes en pasta vítrea. Ello porque los púnicos
concedían dones sobrenaturales a esos abalorios y colgantes; una costumbre que se mantuvo hasta
no hace tanto en todo el mundo árabe -y en parte de la cuenca mediterránea-. Siendo
principalmente España una de las zonas donde las mujeres y hombres concedían un valor muy especial
a los amuletos y dijes, tanto que no podían salir a la calle sin ellos (sintiéndose desprotegidos). Entre
estos abalorios aún usados en nuestras tierras, muchos contienen iguales formas a los de Fenicia y
fueron conservados con idéntico sentido por las gentes cercanas en La Ruta de la Plata. Quienes los
portaban en todas las ocasiones como apotropáicos; llegando las mujeres a no atreverse a salir de sus
casas sin lucir sus pendientes o sus collares, para resguardarse fundamentalmente del mal de ojo.

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CITAS:
(1) Para todos los interesados en el significado de Kore y de Britomartis, tanto como en los orígenes de sus religiones
mistéricas, recomendamos consultar los sigueinets artículos nuestros pulsando sobre la linea azul:-88ª BRITOMARTIS DE CRETA
Y LOS GENIOS INICIÁTICOS DEL METAL: DÁCTILOS O DIKTEOS; CORIBANTES, CABIROS Y CURETAS. (De "Lo invisible en la mitología": Los
bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LVIII). TRATA SOBRE LOS DIVOS TELÚRICOS Y SU RELACIÓN CON LAS CULTURAS
METALURGIAS, EN ESPECIAL CON LA CRETOCHIPRIOTA Y SU INFLUJO SOBRE LA DE TARTESSOS (analiza el mito de Gárgoris y
Habis) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/07/1-0-8-0-8-0-9-9-0-9.html

89ª LAS CAVERNAS DE CRETA, SUS SACERDOTISAS Y EL NACIMIENTO DE CULTOS A LA NATURALEZA DEL METAL (De "Lo invisible en la
mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LIX). CONTINÚA SOBRE LOS CULTOS TELÚRICOS HABIDOS EN LAS
CAVERNAS MINÓICAS Y EXPONE LA IDEA DE QUE HAY UNA GRUTA SAGRADA AÚN POR DESCUBRIR, CERCA DE
CHANIA. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/07/blog-post.html
90ª SOBRE RITOS Y CULTOS ANCESTRALES CELEBRADOS EN LAS SAGRADAS GRUTAS DEL EGEO (De "Lo invisible en la mitología": Los
bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LX). EXPONE UNA PLENA LA SIMILITUD DE RITUALES ENTRE LOS GRIEGOS
TELÚRICO Y LOS DE CRETA, FRIGIA Y EGIPTO; CIVILIZACIONES DE LAS QUE LA HÉLADE HEREDA SU SENTIDO
RELIGIOSO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/08/sobre-ritos-y-cultos-ancestrales.html

91ª "LOS MISTERIOS", ORÍGENES Y SIGNIFICADOS (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El
Carambolo. Parte LXI). NARRA EL POSIBLE ORIGEN DE LOS MISTERIOS GRIEGOS DESDE EGIPTO, TRATANDO DE LOS DE ISIS Y DE FIGURAS
RELACIONADAS POSIBLEMENTE CON ELLOS, COMO MOISÉS Y EL SACRIFICIO DE
INOCENTES. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/08/blog-post.html

92ª LOS MISTERIOS DE ELEUSIS: SU RITUAL (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo.
Parte LXII). HABLA DE LOS RITOS QUE SE SEGUÍAN EN ORÁCULOS Y CELEBRACIONES MISTÉRICAS
GRIEGAS. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/09/blog-post.html

(2): SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS DE MARIO GÓMEZ-MORÁN, por Angel Gómez-Morán. Ver entre otras entradas:
20ª- Capítulo Anexo: ORÍGENES DE LOS SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO (alfabetos y letras en
alfasilábicos). http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-9.html

21ª- Capítulo Anexo -continuación-: SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO (Análisis de los caracteres: "Letras"
alfabéticas). http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/blog-post.html

22ª- Capítulo Anexo (continuación I). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis de los caracteres
silábicos http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-5.html
.
23ª- Capítulo Anexo (continuación II). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis de los caracteres
silábicos. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-8-9-9.html

24ª- Capítulo Anexo (continuación III). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis comparativo de las vocales y consonantes
-por silabarios y por alfabetos-. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-0-9-9-8-9-9-0-8.html

25ª- Capítulo Anexo (continuación IV). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Resumen de las entradas anteriores y primeras
conclusiones. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/05/capitulo-anexo-continuacion-iv-signos.html

26ª- Capítulo Anexo (continuación V). CONCLUSIONES Y DISERTACIÓN SOBRE EL ORIGEN DE LOS SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA
IBERO -alfabéticos y alfasilábicos-. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/05/1-9-9-8-9-0.html

(3): SONIA BARJA YÁÑEZ: LA PRIMERA ETAPA DE LA COLONIZACIÓN FENICIA - ver en : ARQUEOLOGOS.mht / Red española de Historia
y Arqueología. FUENTE DEL TEXTO RSUMIDO :Espacio. Tiempo y Forma. Serie II. H.ªAntigua, t. 8. 1995. págs. 61-83; basado en la obra
"Primera etapa de la colonización fenicia" Yu B. TsiRKiM(Centro de estudios históricos de Leningrado)
http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/la-primera-etapa-de-la-colonizaci-n-fenicia

(4): Citas tomadas op. (3): Los historiadores rodios hablan del jefe de los fenicios de esta isla llamado Falas (Ath. VIII, 360 e)

(5): Ver (3). F.G. Movers señalaba aún que Rodas, Tera, Melos y Citera están situadas en la ruta hacia el Oeste de los fenicios y eran
parada de aquellos. Hay quienes opinan que convivieron con los karios e incluso que fueron quienes les echan de las costas de
anatolia. Se puede estimar diferentemente esta noticia y tratar de establecer su base histórica (si existe); pero está claro que la
noticia sobre la expulsión de los carios no se puede atribuir a los fenicios; es imposible también afirmar la simultaneidad de la
estancia de unos y otros en las islas.

(6): Van Berchem supuso que los fenicios habían llegado a Tasos a través de Cos, Eritras y Lemnos. Esta hipótesis se confirma por el
carácter y dirección de las relaciones comerciales del Tasos prehelénico, particularmente con Lemnos, lugar de mercado fenicio
según Homero (IL. XXIII, 745). -ver cita (3)-

(7): Heródoto, que en este caso se apoya en la tradición del país establece la llegada de los fenicios a Tera ocho generaciones antes
que la de los lacios (IV) (147). La duración de una generación en Heródoto bascula entre treinta y cuarenta años, pero, en general,
tres generaciones comprenden cerca de cien años. Así pues, los fenicios, según este autor, han llegado entre doscientos cuarenta y
trescientos veinte años antes que los laconios. Los laconios emigraron a Tera, según parece, a comienzos del siglo VIII a. C. ; por eso
la llegada de los fenicios hay que atribuirla a la primera mitad del siglo XI o a finales del siglo XII a. C.Marinatos atribuye la conquista
laconia de Tera a un tiempo no anterior al 700 a. C, pero también fecha la llegada de los fenicios a finales de la época micénica o en
los inicios de la protogeométrica . Tucídides (VI, 112) pone en boca de los mellos la afirmación que su comunidad existía desde hacia
setecientos años. -ver cita (3)-

(8): Idem cita (3).


(9): Tal vez entre las dos
tentativas fallidas de instalarse en Hispania se establecieron los tirios en Lixus, en la costa africana y en todo caso, Plinio (XIX, 53)
dice que el santuario lixita de Hércules, el Melqart fenicio era mas antiguo que el gaditano. -vide cita (3)- .

(10): Conforme dice Patérculo, Gades había sido fundado por la flota tiria, que entonces era la más poderosa en el mundo, ochenta
años después de la caída de Troya, es decir en el 1105 a. C. Estas fechas se confirman por fuentes Independientes. Patérculo
menciona que Utica fue fundada un poco más tarde que Gades (I, 2, 4), y Plinio (XVI, 216) señala que el templo uticense fundado a la
vez que la ciudad tenía mil ciento setenta y ocho años de existencia. -ver cita (3)- . Tomado literalmente desde cita (3): "Naturalis
Historia fue terminada en el 77 d. C. ; se ignora cuando fue escrito este fragmento, pero, en cualquier caso, esta noticia data la
fundación de la ciudad y del templo a finales del siglo XII a. C. Citando unas «Historias fenicias» el Pseudo-Aristóteles (de mirab.
ausc. 134) dice que Utica fue construida doscientos ochenta y siete años antes que Cartago. Aceptando las fechas diferentes de la
fundación de Cartago, resulta para Utica el 1112, el 1110 o el 1104 a. C, lo que se corresponde con las fechas de Plinio y Veleyo
Patérculo. De esta manera, todos los indicios cronológicos, independientes unos de otros, que se cruzan y que no están ligados a la
mitología, nos dan unas fechas próximas, que entran en el último cuarto del siglo XII, o tal vez, en el primer cuarto del siglo XI a.
C; configurando un cuadro no contradictorio de la colonización fenicia temprana". Al final del mismo artículo, habla de los mismos
hechos y circunstancias en estos términos: Refiriéndose a la fundación de Utica, Justino (XVIII, 4, 2) señala dos causas: el exceso
de habitantes en Tiro y la necesidad de enviar a la juventud a una colonia. Un envío de los elementos excedentes e inquietos sería
inútil, si se tratase de factoría provisional, cuyos habitantes debieran volver. Las tentativas repetidas de fundar Gades (Estrabón III,
5, 5) deben de testimoniar las relaciones complicadas con los indígenas . De suerte que la ciudad sólo pudo existir como punto
estable. De esto da testimonio también su nombre Gadir («fortificación», «lugar cerrado»).

(11): Igualmente desde (3): Heródoto (11, 44) transmite la noticia de los sacerdotes tirios de Heracles-Melqart, de que su templo
había sido erigido dos mil trescientos años antes de la fundación de Tiro, es decir en el siglo XXVIII a. C.Heródoto afirma que los
templos del Heracles tirio y tasio los ha visitado él mismo, de modo que su transmisión de la tradición del templo es inmediata. Tal
vez se puede decir también algo similar sobre Mela, que había nacido en Tingentera, cerca de Gades. En ese tiempo el templo
gaditano era muy conocido y visitado por muchos romanos, de modo que los relatos ligados a él podrían haber sido oídos por el
futuro geógrafo en su infancia, aunque no queda excluido, claro está, que unas primeras impresiones hispanas pudiesen haber sido
completadas por informaciones de otras fuentes, entre ellas el cartaginés Hannon (...) Es necesario observar que los templos de
Melqart no fueron los únicos que fundaron los fenicios en las tierras de ultramar. En Citera fue el templo de Astarté, y según Plinio
(XVI, 216), simultáneamente con Utica fue fundado
el templo de Apolo. Los investigadores identifican generalmente a Apolo con Reshef . La promoción de Reshef en vez de Melqart
parece explicarse por las condiciones particulares de la fundación de Utica, donde conforme a la sentencia de los tirios, fue enviada
la juventud (Ins. XVIII, 4, 2). Reshef, el dios guerrero concuerda enteramente con el papel de protector divino de un sector inquieto
y dinámico de la población como lo es la juventud.

(12): Idem, (3), donde sigue diciendo sobre la fecha de fundación de Gades: "La misma impresión causan las palabras de Diodoro
(V, 20, 1). Se puede replicar que los fenicios vinieron muchas veces a Hispania, pero Estrabón reúne todo en tres viajes. No
obstante, despierta dudas la fecha de Mela. Ante todo, esta fecha se opone a las restantes fechas tratadas antes. En lo que
respecta a la metrópolis, estaba la tradición que atribuía la fundación de Tiro a los sidonios, quienes habrían escapado después de
la destrucción de los ascalonitas, un año antes de la guerra de Troya (Just. XVIII, 3, 5) es decir en el 1195 a. C. Flavio Josefo {Ant.
lud. VIII, 3, I) confirma esta tradición: Tiro fue fundada doscientos cuarenta años antes de la construcción del templo en Jerusalén
por Salomón. Puesto que el templo fue construido en el año undécimo del reinado de Salomón (I Reg. VI, 1), si fechamos ese reinado
en el 965 al 928 a. C., la fecha de la fundación de Tiro es el 1194 a. C. y si se aceptan otras fechas de los inicios del reinado de
Salomón , tendremos, en cualquier caso el periodo comprendido entre el 1200 y e l 1114 a. C".

(13): Idem (3) sobre la fundación de Massilia: Tenemos dos fechas de la fundación de Massalia por los foceos. Una la atribuye al
tránsito entre de los siglos VIl y VI a. C, o los inicios del siglo VI a. C. (Arist. apud Harpocr., FHG II, fr. 238; Just. XLIII, 3. 4 4, 12;
Liv. V, 34, 78; Ps. Scymn. 211-214; Euseb. Chron. 92-93 Schoene); otras a mediados o inicios de la segunda mitad del siglo VI a. C,
entendiendo que los foceos escapaban del rey persa (Isócr. Archid 84; Paus. X, 8, 6; Sen. ad Helv. Vil, 8; Gel. X, 16, 4; Am. Marc. XV,
9, 7). Esta última tradición parece más difundida en la Grecia Balcánica. Con todo, ahora está probado que la variante de
Aristóteles, Trogo y Timeo es la única correcta.
-(14): Idem (3) dice: Según Diodoro (IV, 17-18), al realizar su décima hazaña Heracles estaba al frente no sólo de un gran ejército
sino también de la marina. La leyenda paralela, que se remonta al menos a Estesícoro y expone la versión antiquísima y
precisamente griega de esta marcha, presenta a Heracles como héroe «de tierra»: no en vano para pasar a Eritia, Heracles
amenazándolo con su arco, quitó a Helio la copa de oro.

(15): Sigue diciendo -ver (3)-: "No sin razón en la tradición griega se atribuye insistentemente al tirio Cadmo la fundación de
Tebas. Curcio Rufo (IV, 4, 20) llama incluso a Tebas colonia tiria, a la par de Gades y Cartago".
17 de julio de 2013

EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE


SEGUNDA: SUS DESCUBRIDORES Y LAS ÚLTIMAS PROSPECCIONES
-de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 15º (Parte
LXXXIV: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.
Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé
en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (17/07/2013)

ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las
más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-
entradas-con-algunas.html

ESTE ARTÍCULO TIENE UNO QUE LE PRECEDE Y QUE SE ENCUENTRA EN LA ENTRADA ANTERIOR.
PARA LOS INTERESADOS EN LA LECTURA DE ESA PRIMERA PARTE,
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/07/el-problema-fenicio-en-las-joyas-de-el.html

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, estatua de Astarté de unos 16,5 centímetros, en
bronce y que se considera hallada en el Cerro del Carambolo (propiedad del Museo Arqueológico de
Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía). Según narra el profesor Juan de Mata
Carriazo -en las pocas ocasiones en que se refiere a ella-, le fué entregada días después de comenzar
las excavaciones por "alguien" que afirmaba haberla encontrado en las inmediaciones, donde
apareció el ajuar áureo. Ello sucede durante septiembre de 1958, semanas en las que toda la prensa
se hizo eco de las joyas encontradas en el cerro cercano a Sevilla y en unos días en los que también
aparece casualmente otro tesoro. Esta vez a unos cien kilómetros, en el llamado Cortijo de
Ébora (próximo a Sanlúcar de Barrameda); joyas que gracias a la familia de la condesa de Lebrija se
hacen llegar al prof. J. de M. Carriazo, quien sorprendido ante tantas "apariciones" a un mismo
tiempo, desconfió logicamente de la coteidaneidad de aquellos hallazgos. Deduciendo muchos que
quizás el "tesoro de Ébora", habría sido guardado en alguna colección -catalogadas como piezas del siglo
XVIII o bien hispanoárabes- por quien finalmente decide entergarlo al Museo (al comprender su
importancia, pudiendo tratarse de orfebrería tartessia, tras leer las noticias sobre El Carambolo).

De igual manera, en los estudios del descubridor de El Carambolo apenas se habla de la escultura en
imagen -superior-, observándose siempre unas grandes dudas acerca de la procedencia de esta Ishtar
o Astarté. Estatuilla que también le fue entregada a Carriazo por "alguien" que aseveraba haberla
hallado en el cerro, antes que las joyas, y sin dar más explicaciones, ni especificaciones. Lo que
levantó unas muy razonables "sospechas", puesto que ningún dato parece que se añadió a aquella
"entrega". Muy por el contrario, sobre la aparición del tesoro le fueron indicando todos los
pormenores: Lugar del encuentro, día y forma en que aparecen las piezas, cuales vieron primero y hasta
cómo estaba enterrado el ajuar. Frente a tanta información recibida del enterramiento del oro y
aunque incluso le reconocen que se lo habían "repartido" antes de llegar al acuerdo de avisar al
Museo. Acerca de esta escultura fenicia de Astarté nada le dijeron, ni nada más se sabe; tan solo
que la recibió el profesor Juan de Mata Carriazo, de una persona que asevera había aparecido
varios dias antes que las joyas y por la misma zona. Todo lo que la encubre de un misterio y hasta de
unas sospechas más que fundadas; pensando muchos que esta pieza pudo ser encontrada en otro terreno,
y que se hizo llegar por este medio al Museo de Sevilla -tras leer el hallazgo de las joyas en los periódicos
y observar el valor de la cultura tartessia; o para evitar que se interviniera y excavara en el solar del
cual realmente procedía-.

ABAJO: Una de las vitrinas del Museo de Sevilla que presenta cerámicas orientalizantes cercanas al
siglo VII a.C. (agradecemos a esta institución nos permita divulgar las imágenes). Según el descubridor
de El Carambolo (Juan de Mata Carriazo) la más importante aportación que aquel cerro dió, fue la
cerámica de tipo orientalizante, hallada junto a las joyas. Unos fragmentos de barro, que aún siendo
muy inferiores en su tasación "económica" al tesoro, los arqueólogos consideraron de un valor
cultural incluso superior al ajuar de orfebre. Ello porque se trata de piezas de barro bruñidas, no
existentes en otras zonas del Mediterráneo y muy semejantes a las de Chipre -coétaneas-. Un tipo de
cerámica propia de la cultura del Bajo Guadalquivir, todo lo que confirmaría la adscripción al mundo
tartessio del tesoro de El Carambolo.
De nuevo atendemos hoy a la polémica -recientemente suscitada-, por la que algunos expertos afirman
desde hace algunos años, que el tesoro de El Carambolo ha de considerarse fenicio (no tartessio). Algo
que últimamente se argumenta fundamentándose en el parecido de sus formas con las orientales; pero
sobre todo por la Astarté hallada supuestamente en aquel cerrito. Juzgando el influjo venido del
Levante mediterráneo, como ajeno al mundo indígena; por lo que hay quienes aseveran que El Carambolo
(tanto como la mayor parte de la joyería del Periodo Orientalizante), ha de "recatalogarse" como púnica y
no como ibérica.

Este que decimos, es un hecho que no podemos admitir, no solo porque aquella orfebrería tartéssia
carece de paralelos en Fenicia; sino porque de tenerlos, los parecidos con las formas de Oriente
Medio, tampoco significarían la desaparición de lo propiamente indígena (en el mundo turdetano).Pues
tal como habíamos visto en nuestra anterior entrada, las similitudes de diseño y formas en el arte, no
suponen que una obra -u objeto- perteneciera a una misma civilización. Ello porque el universo de los
símbolos y de la estética, pasa de unas culturas a otras y aquellas que los reciben, normalmente no
quedan anuladas por las que se los "prestan". Aún cuando las modas o maneras de crear, fueran impuestas
por una sociedad que las domina; ya que mientras haya una civilización distinta que lo recibe, esas
otras que heredan siempre le darán unos rasgos diferentes. Todo lo que permite distinguir claramente
unas culturas de otras, aunque hayan sido colonizadas plenamente, o pese a que tengan unos modelos
idénticos (como pasa con la estatuaria helena y la romana que aún siendo idénticas han de diferenciarse) .

Además de lo anteriormente expuesto, existe una forma indiscultible de separar unas civilizaciones de
otras; lo que de común se observa en virtud del tiempo y del lugar en que co-existen. Siendo así, ello
explica por qué el arte que imitó al romano entre los siglos XI al XIV, se denominaba románico y no de
Roma; al igual que aquel que copia los modelos latinos desde el XV al XVI, se llamó renacentista. Una
mutación de lo imperial, que nuevamente se produce poco después, "plagiándose" las formas
grecorromanas de nuevo durante los siglos XVIII y XIX (con en llamado estilo clásico y el neoclásico). Pese
a ello y aunque nos empeñemos en expresar que todos los periodos antes referidos (románico,
renacentista, clásico y neoclásico) imitaron a la escultura y la arquitectura helena o latina; el carácter
que tuvieron esas artes de periodos tan distintos, los hace absolutamente diferentes -tanto como las
civilizaciones a las que pertenecieron-.

Así pues, por encontrarnos un mismo modelo, de una igual estética y hasta con un idéntico diseño -en
uno u otro lugar-, no podremos dejar de clasificar aquel objeto y forma, como autóctonas (del sitio en
el que se crean y del tiempo en que se hicieron). Porque de lo contrario, no existiría ni el románico, ni
el renacentista, ni menos el clásico o el neoclasicismo; ya que todo ello entraría bajo la catalogación
de "grecorromano" -incluso el arte de Roma habría de considerarse como una forma de lo heleno...-. No
digamos ya lo que sucedería con el estilo hispano-romano o bien con el visigótico, que tan solo podrían
encasillarse como unas burdas labores de copia coloniales, hechas por los iberos o por los godos
centroeuropeos (imitando fórmulas imperiales y sin poder definir su carácter como distinto al romano). De
tal manera y siguiendo este criterio que se aplica al Carambolo, por el cual un estilo o símbolos
significa necesariamente que el objeto pertenece al lugar en que primero se crearon aquellas
formas. Todo el arte colonial desaparecería, tanto que habríamos de clasificar como obras españolas o
portuguesas, las realizadas en Iberoamérica desde los siglos XVI al XIX (etapa durante la que este
Continente fue gobernado por hispanos o lusos). Finalmente juzgando con ese mismo rasero, por el que
cuando un artista copia a otro, pertenece a la cultura y la civilización que ha imitado; la mayor parte de
lo fenicio sería egipcio, tanto que el mundo púnico casi podría desaparecer -puesto que casi la
totalidad de la orfebrería, la estilística, el diseño y la simbología de Fenicia, procedían del Nilo-.

Siendo así, no nos puede caber la menor duda de que las joyas del Periodo Orientalizante peninsular
tienen muchos más paralelismos con algunas de las faraónicas, que parecidos con las púnicas. Algo que
es evidente puesto que no hay una orfebrería similar a la de El Carambolo -o la de Lebrija-, entre las de
Fenicia y sus colonias; mientras que en el Nilo podremos encontrarnos con adornos y enseres muy
semejantes a estos de Tartessos o de la Iberia antigua (aunque ello se deba al influjo e importanciones de
los fenicios...). Este que documentamos, es un hecho que ya había observado Juan de Mata Carriazo
-hace más de cuarenta años-; sabio maestro que consideraba aquellos "aires" procedentes de Egipto o
de Oriente Medio, llegados al Bajo Guadalquivir a través de marineros egeos, jonios y de las costas de
Asia Menor. Gentes venidas hasta nuestro litoral desde el siglo X a.C., como comerciantes -o huyendo
de las convulsiones que sufre Oriente tras la aparición del Hierro-. Unos primeros colonos de nuestras
tierras que Carriazo ya entendía en gran parte procedentes del mundo creto-chipriota durante la
etapa inicial. Aunque desde los siglos VIII al VI a.C., otros más organizados lograron fundar bases,
llegando desde Fenicia y poco después de las costas de la Hélade anatólica (del Egeo).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: En el artículo de hoy vamos a tratar


en profundidad sobre la clasificación de fenicias, que muchos proponen a las joyas de El
Carambolo. Una influencia púnica que aparece en todo lo tartessio, como es normal en una tierra
visitada y aculturada en gran parte por aquellos mercaderes de Tiro y Sidón. Pese a lo que
para catalogar de "importado" el ajuar de El Carambolo, habría que demostar que existen multitud
de piezas iguales en Fenicia y en Oriente Medio (tanto como la incapacidad de crear una orfebrería
semejante en nuestras tierras por aquel tiempo). Como ninguno de los dos casos se dan y el tesoro
apareció junto a Sevilla, consideramos que la clasificación de tartéssico es la correcta. No porque lo
digamos nosotros, sinó por los hechos antes referidos y porque así lo consideraban personalidades tales
como: Juan de Mata Carriazo, Maluquer de Motes, Gómez-Moreno, Almagro Basch, Blanco Freijeiro
(y largo etcétera de los mejores expertos en Mundo Antiguo que conoció el siglo XX). Por lo demás,
existe en nuestros días un intento de infravalorar el Mundo Tartéssico, obligando a creer que tan solo es
una leyenda y dudando hasta de su existencia. Ello obliga a muchos a considerar que el Periodo
Orientalizante es plenamente fenicio y ajeno a toda creación indígena; un error que a nuestro juicio
pudiera ser como clasificar de "español" todo cuanto se crea y realiza en la América "postcolombina" (una
catalogación que llevaría a no considerar la existencia de un periodo colonial, con su arte y su cultura
propias -bien diferenciadas de las españolas-).

EN LA IMAGEN SUPERIOR: Parte de un collar o diadema del Imperio Nuevo, fechado entre los años
1370 y 1300 a.C. (propiedad del Museo Nacional de El Cairo, al que agredecemos nos permita divulgar la
fotografía). En esta podremos ver como la orfebrería egipcia es muy semejante a la que luego hacen
en la Península; concretamente con las diademas ibéricas seis siglos después. Ello porque las formas
y técnicas de trabajo se heredan o pasan de unas culturas a otras; un legado en el que tan solo
podremos observar el camino que el universo de los símbolos y de la estética ha seguido a lo largo
de la Historia. Sin deber clasificar de egipcias las diademas del Periodo Orientalizante peninsular, ni
menos confundir nuestra orfebrería con la faraónica. De un igual modo, las piezas de esa época
peninsular y datadas entre los siglos VIII al VI a.C.. no pueden considerarse fenicias ni helenas
(propiamente); sino "feniciantes" o "helenizantes" . Siendo muy curioso que mientras el término
helenizante o helenizado es muy común; apenas he leido ni conozco la voz "feniciante" o "feniciado".
Quizás al quererse rechazar que la existencia de piezas con un influjo púnico y con aportaciones
autóctonas, como obras muy distintas a las orientales (todo lo que se da en aquellos lugares donde los
marineros de Fenicia arribaron para fundar sus colonias).

BAJO ESTAS LINEAS: Detalle de una parte del cenotafio de Sennefer, gobernador de Tebas en tiempos
de Amenofis II (Tumba N.96; Abd el-Kurna -agradecemos a la entidad conservadora de estos sepulcros,
nos permita divulgar la imagen-). Observemos en los murales de las paredes, la moda que luce el
gobernador y su mujer (o concubinas); donde les veremos con unos brazaletes muy semejantes a los
de El Carambolo, tanto como unos colgantes o pectorales cuyo significado debió ser muy cercano al
del ajuar tartésico. Estas joyas egipcias las imitaban casi iguales los fenicios, aunque aquellos las
creaban reduciendo enormemente su cantidad de oro y su tamaño (quizás para vederlas con más
facilidad por todo el Mediterráneo, habida cuenta que muy difícil sería encontrar un comprador de una
pieza de un kilo de metal precioso, mientras sería fácil distribuir cien objetos a escala reducida y con
diez gramos de oro en cada). Por todo ello afirmamos siempre que debido a su peso y tamaño; los
ajuares tartessios tales como el de El Carambolo (de unos tres kilos áureos puros) o el de Lebrija (con
seis candeleros de unos siete kilos de oro); tan solo son comparables a las joyas de Egipto. Incluso, la
orfebrería del Nilo igualmente se relaciona con la del Bajo Guadalquivir en sus formas, en sus usos y
diseños (tal como ya expuso Juan de Mata Carriazo hace más de cuarenta años) (1) .
A) ALGUNOS ASPECTOS DEL HALLAZGO EN EL CARAMBOLO; SEGÚN JUAN DE MATA CARRIAZO:

Comenzaremos este epígrafe, resumiendo los discursos y estudios sobre El Carambolo, escritos por quien
fue su descubridor: El profesor Juan de Mata Carriazo. Maestro que -junto con Maluquer de Motes- tuvo
el honor y la perseverancia de legarnos una gran labor de búsqueda y entrega; y cuyos trabajos nos
hicieron reconocer y conocer lo que este yacimiento sito junto a Sevilla, significaba verdaderamente para
la Historia. Trás una breve síntesis de algunos textos del profesor Carriazo (donde narra los pormenores
de su descubrimiento); analizaremos lo que consideran las nuevas prospecciones. Tanto como algunas
teorías muy recientes, aparecidas unos años atrás. Ideas novedosas y excavaciones de no hace
mucho, que nos manifiestan como este cerro de El Carambolo fue un templo y una fundación
plenamente fenicias (ajena al mundo indígena o tartessio). Todo lo que -como veremos- contiene
amplias lagunas e imposibilidades de admisión (al menos para mí). No porque lo digamos nosotros, sinó
porque ya así lo habían expresado expertos como el referido Profesor Carriazo o su compañero
Maluquer (junto al genial Manuel Gómez-Moreno). Al igual que más modernamente es un hecho admitido
y que lo ratifican expertos tales como Alicia Perea, Jiménez Ávila, Sebastián Celestino Pérez, o
Mariano Torres Ortiz (entre otros ilustres arqueólogos de nuestros días) (2) -Pero no nos entretendremos
más en disertaciones y pasaremos a un breve resumen de lo que nos relataba el sabio Carriazo, hace ya
más de cuarenta años, acereca de este cerrito sito a unos tres kilómetros del centro de Sevilla (junto a las
carreteras de Badajoz a Huelva)-:

Mencionando primeramente su descubridor, que el verdadero valor arqueológico de aquel yacimiento


residía en sus piezas de barro. Unos enseres donde se mostraba lo propiamente autóctono y
turdetano en un mundo muy distinto al de las cerámicas halladas en otras culturas del
Mediterráneo. Conclusión del indigenismo en El Carambolo que no se obtiene tanto con el análisis de
las piezas de oro, sino sobre todo estudiando las cerámicas allí encontradas (aparecidas junto al
ajuar) (3) . Manifestando Carriazo literamente que ", acaso, las que más nos ayudan a discernir los
caracteres de lo tartésico (...) Es, sobre todo la cerámica (...) enlazan con las eneolíticas y argáricas (...)
mediante sus coincidencias con el mundo oriental, sobre todo chipriota, documentan el papel exacto de
las colonizaciones". Por todo cuanto vemos, la opinión del sabio descubridor afirmando la influencia
cretochipriota en el Bajo Guadalquivir; procede y es similar a la de su maestro (y amigo) Manuel
Gómez-Moreno. Quien fuera el primero en darse cuenta hacia 1925 de las concidencias existentes
entre el alfasilabario ibero y los caracteres de los sistemas de escritura de Chipre y de Creta. Unas
similitudes de rasgos entre los silábicos creto-chiopriotas y los alfasilabarios iberos (resueltos por Gómez-
Moreno); que desenmarañó el enigma de su lectura gracias a intuir que varios valores y signos eran
iguales en los cretochipiotas y en la Península. Idea que obliga a pensar en una colonización llegada de
Chipre y de Creta, que de seguro servirá a Carriazo para comprender el origen e influencias del cerro
de El Carambolo (procedentes de las culturas del Levante y de la Anatolia micénica).

Siguiendo con los trabajos del profesor Carriazo acerca de este yacimiento, detalla en varias de sus
obras -de manera pormenorizada- el día, lugar, fechas y hasta la hora del hallazgo del tesoro (por unos
albañiles que realizaban obras en el Tiro Pichón de Sevilla). Contando igualmente como dos días después
de encontrar las joyas y una vez comprobado que eran piezas de oro, pusieron a disposición del Museo y
de los arqueólogos el ajuar y el terreno del "Pichón", para ser excavado. Observando los profesores en
el lugar, un terraplén bastante destruido por las obras del edificio contiguo, en el cual pudieron hacer
varias catas. Prospección con la que se encuentran cuatro niveles, hasta llegar a la altura del
ocultamiento del tesoro. Exactamente en donde se hallaron las piezas de oro y que fue excavado durante
largo tiempo; denominando "fondo de cabaña" al sitio en el cual estaban escondidas esas joyas. Habida
cuenta que se trataba de un pequeño recinto que fue de adobe y que se destruye o arde, tras enterrárse
allí el ajuar (4) .

Considerando Carriazo que esta sala ("fondo de cabaña") medía unos 4,5 metros por 6 de largo; aunque
el recinto completo al que pertenecía, parece que fue un lugar sagrado con unos 25 de longitud por
10 de ancho (al comienzo de sus días). Perímetro del templo y sus alrededores, que se iría ampliando con
el paso del tiempo, hasta llegar a la época anterior a su destrucción, alcanzando entonces a unos 400
metros cuadrados (5) . Por su parte y en otra zona del cerro de El Carambolo (abajo y a unos ciento
cincuenta metros de distancia del lugar en que fue hallado el ajuar), encontraron un yacimiento
diferente que corresponde a un barrio de época coetánea a las joyas y al que llamaron "Poblado
Bajo". Pequeño sitio habitado y con casas (quizás al servicio del recinto sagrado) que logró sobrevivir
hasta etapa romana; yacimiento en el que hallaron algunas cerámicas de igual fecha y calidad a las
encontradas el los terrenos altos -que rodeaban el tesoro- (6) .

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, un detalle del Cinturón de la


Aliseda (Cáceres) fechado hacia el siglo VI a.C. y en propiedad del Museo Arqueológico Nacional -al que
agradecemos nos permita divulgar la foto-. En ella hemos destacado tres tipos de figuras, como son el
Herakles-Gilgamesh, luchando contra el león (en rojo); a su lado el árbol de la vida y la roseta
encapsulada (en azul) y finalmente -en color verde- unas formas tipicamente chipriotas, etruscas y
tartessias (semejantes a una lira o góndola y que aparecen en multitud de pasarriendas y objetos de
estas culturas marineras). Más abajo, podemos observar una cenefa con lineas totalmente egipciantes,
que contiene la flor del loto y las patas de escarabeo entrelazadas. Todos los diseños descritos, al
igual que su técnica de granulado, son comunes a la joyería fenicia. Pero también son los normales
de la orfebrería egea y sobre todo en la rodhia de los siglos VIII a VI a.C. (no olvidemos que los primeros
colonizadores peninsulares proceden de Rodas). Incluso esta pieza que vemos, pudiera ser catalogada
perfectamente como etrusca; ya que su modo de trabajar el oro e incluso su temática y diseños son
casi idénticos a los que hacían en el centro de Italia desde el 700 al 400 a.C. (aproximadamente).

Evidentemente y con los datos antes expuestos, es perfectamente admisible afirmar que se trata de
una pieza fenicia y no tartessia; pero para ello habría que demostrar que La Aliseda (sita junto a
Valencia de Alcántara en Cáceres) era por entonces un asentamiento púnico o muy frecuentado por
aquellos marineros. Pues de no haber grandes hallazgos fenicios en el lugar, el argumento se desvanece.
Además, y de un mismo modo, se puede afirmar que es orfebrería greco-ibérica. Con iguales razones a
las anteriores -que la catalogaban de púnica- pero con mayores motivos; pues este cinturón se halló
junto a una diadema, muy semejante en su diseño a las usadas por la moda helena y egea
coétaneas. Por lo demás y partiendo de que fuera una pieza importada hasta el lugar donde fue
encontrada (ajena a su cultura), también es factible considerarla etrusca; con unos argumentos casi
tan fundamentados como los que clasifican de fenicio al tesoro de La Aliseda.

Por cuanto hemos expuesto estamos obligados a pensar que no puede afirmarse que sea una joya
grecoibérica, ni fenicia (ni menos etrusca); pese a parecerse a todas aquellas. Ya que como la
orfebrería de los siglos VIII al V a.C. (de Oriente Medio, del Egeo y de Italia), es prácticamente
igual a esta que vemos; su mejor clasificación es la de Orientalizante o tartéssica. Puesto que
procede de un lugar que sin duda ha de clasificarse como muy próximo a Tartessos (al estar tierra
adentro y en el camino de los metales). En un emplazamiento muy alejado de los puertos púnicos y
cercano al Alentejo, tanto como a puntos turdetanos tales como el posterior Metilium (Medellín) o el
yacimiento de Cancho Roano (Zalamea).

ABAJO: El modelo del hombre (o el centauro-esfinge) que lucha contra el animal feroz es tipicamente
mesopotámico y anatolio. Tanto es así que el diseño del Cinturón de la Aliseda (arriba en imagen) se
considera de origen anatólico, representando a Gilgamesh peleando contra el león. Evidentemete,
pudiéramos creer que se trata de un Herakles contra el felino de Nemea, o bien del un Melkarte-
Hércules; pese ello, el dibujo y disposición del héroe enfrentándose al totem del mal -tal como lo
vemos en la Aliseda- es puramente hitita, neohitita o bien mesopotámico. De lo que se considera este
cinturón con un Gilgamesh protector, puesto que la disposición de las figuras e incluso los adornos que la
rodean, recuerdan principalmente a los sellos asirios o persas (de los milenios II y I a.C.).

Además, aquel dios asiriocaldeo o hitita, tiene como atributo principal el cinto o la faja. Un adorno
que luce entre los hititas o en Mesopotamia el divo que cuida a las reses y que llevan siempre los
seres custodios que luchaban contra las fieras. Por cuanto la imagen de la Aliseda sin duda es la de
Gilgamesh o bien Enkumi (el protector del ganado, luego llamado Lamashu) que combate por su mano al
felino, salvando con su lucha y guarda a las reses. Bajo estas lineas y pintado por mí, recojo una
impronta de sello mesopotámico; fechado en la primera mitad del I milenio, donde vemos al
divo que cuida el ganado (Gilgamesh como Enkumi, Tammud, o Lamasu) convertido en esfinge-centauro
y matando a un león. Como se podrá apreciar, el diseño de este sello asirio donde Gilgamesh combate al
felino, es coincidente con el del cacereño Cinturón de la Aliseda.

Siguiendo con El Carambolo; sobre el valor y la singularidad de las cerámicas que rodeaban las joyas,
Carriazo a los pocos meses de su hallazgo ya daba buena cuenta de todo ello. Tanto que en un amplio
artículo publicado en ABC de Sevilla -ese mismo año de 1958-, expresaba la importancia y peculiaridad de
aquellos objetos de barro con las siguientes palabras: "ninguna es posterior a la Primera Edad del
Hierro (..) Hay una cerámica de aspecto semejante a la pulimentada de la Edad del Bronce, otra
parecida a la más antigua cerámica celta y algún asa de aire púnico (...) "han salido en el
yacimiento de El Carambolo fragmentos de otras especies hasta ahora desconocidas, cuyo estudio
nos apasiona en estos momentos tanto o más que el mismo tesoro" (7) . Finalmente y acerca de la
clasificación de aquel ajuar, el sabio profesor y también en el año que lo encontró, ya nos dice que: "Por
encima de las afinidades hallstátticas y orientales, demasiado evidentes (...) se hace imposible no
relacionar el yacimiento de El Carambolo con el rico emporio de Tartesos, localizado en el Valle
inferior del Guadalquivir y cuyo contenido arqueológico permanece aún desconocido" . Para terminar
expresando que: "El nuevo tesoro ha sido ya calificado con las atribuciones más diversas: Asirio,
egipcio, púnico, celta, incásico y visigodo" (8) . Todo lo que parece dejar bien claro que la catalogación
del yacimiento como fenicio no es una idea reciente, sinó más bien pertenece a la fase en la que todavía
no se habían estudiado bien ni las joyas, ni sus cerámicas; ni menos, la cultura a la que pertenecían (9) .

Por lo demás, en otros escritos suyos detalla con menudencia los pormenores del hallazgo, destacando
de común el hecho de que apenas aparecieran otros objetos en el entorno de las joyas, más que
aquellas cerámicas (junto a algunos molinos de mano, trozos de metal, dos puntas de flechas, huesos
diversos de animales y cascaras de huevos de avestruz) (10) . Cuanto a mi juicio -tal como dice el
profesor Carriazo-, testificaría y manifestaría que el ajuar fue ocultado con deseos de salvarlo, y en un
lugar quizás poco importante ya por aquel entonces. Seguramente para que no fuera encontrado por otros
y quizás para que no cayera en manos de quienes -hemos de suponer- estaban invadiendo o destruían la
cultura a la que pertenecían las joyas. Sobre los enseres y forma en que se hallaron los diferentes
niveles de excavación, podemos resumir que en el cuarto estrato (el último y donde se encontraba el
ocultamiento), tan solo había cáscaras de huevos de avestruz y las referidas cerámicas
orientalizantes -junto a huesos de animales-. Siendo ese cuarto, el nivel más antiguo y que se
correspondía a unos setenta centímetros de cenizas, donde ocultaron el ajuar. Tras ello, aparece un
tercer "piso", de distinta época y en el que ya hay (además de los fragmentos de barro) algún molino de
piedra y los restos de la cabaña destruida. Sobre este tercero, otros dos niveles más hallaron y que
contienen iguales características y objetos semejantes a los que encontraron en el anterior (11) .

Por lo demás, en su colosal obra TARTESSOS Y EL CARAMBOLO (12) Juan de Mata Carriazo expone de
nuevo apliamente unos mismos hechos, teorizando que el ajuar fue ocultado seguramente en un lugar
que previamente había sido quemado y destruido. Escribiendo: "Parece evidente que el tesoro no
formaba parte original del yacimiento que luego excavamos, pues a la altura del nivel de su
hallazgo apareció alterada la estratigrafía, como a su hora explicaremos". Tras ello describe que pese
a no corresponder el lugar de enterramiento con un emplazamiento unido propiamente al tesoro, no
es menos cierto que entre ambos hay un nexo de coetaneidad y por pertenecer a una misma
cultura. Lo que se explica por el igual diseño entre las cerámicas del terreno y las lineas de la
orfebrería; tanto como por su contigüidad y parecido entre aquellos objetos de oro y los hallados de
barro. Diciendo Carriazo asimismo que: "La forma de ocultación del tesoro, puesto en aquella vasija
como en un estuche y enterrado fuera de un nivel arqueológico normal, nos priva de cualquier
indicación sobre su destino y modo de lucir tales joyas".

Lo antes expuesto parece dejar bien claro que relacionar el terreno en el que fue encontrado el
tesoro, con el uso o el significado de este ajuar, es más que "poco indicado". Ya que su descubridor
consideró con gran criterio, que aquel escondite fue un lugar elegido precisamente para ocultar unas
valiosísimas joyas. Abandonándolas así en un emplazamiento tan retirado como alejado de lugares
importantes (quizás en lo que ya era un templo semiderruido e insignificante, por entonces). Todo lo que
se comprende como un escondite, que de común se busca para evitar las sospechas de los invasores, o de
quienes pretenden apoderarse de tan valiosas piezas. Pese a ello, habría que añadir que el hecho de
enterrarlas en el monte El Carambolo -dada la visibilidad de aquel-, tiene el sentido añadido de que no
se perdieran, al poder localizarse fácilmente en caso de que los dueños volvieran al lugar. Ya que es
uno de los más destacados cerros sevillanos, donde ocultando el tesoro se buscó un emplazamiento tan
seguro como localizable; tanto que hasta hace poco no se halló de nuevo. Aunque allí también quedaba el
oro a salvo de las inundaciones del Guadalquivir y de las torrenciales lluvias andaluzas (que provocan
fuertes riadas). De cuanto ha de entenderse -al menos yo así lo deduzco-, que este Cerro de El
Carambolo fue el elegido para ocultar unas joyas, entre las cenizas de un antiguo templo y en un
momento que podemos considerar de guerra, invasión o huida de las gentes que gobernaron durante
una época el Bajo Guadalquivir. Personas, sacerdotes o familias a las que pertenecía el ajuar y que lo
pusieron de ese modo a salvo, antes de que cayera en manos de sus enemigos.

Por su parte, las fechas de ocultación y las del yacimiento (estratos III y IV) sin duda encajarían con
momentos de convulsiones en el Bajo Guadalquivir. Ya que se data durante la época en que los
cartagineses y "neofenicios" pudieron volver a Tartessos, para reconquistarlo y subyugarlo. Nos
referimos al tiempo sucedido tras un periodo llamado de Argantonio. Momento en que estos turdetanos
habrían abierto comercio directo con los griegos, todo lo que se sabe pudieron hacer libremente entre
el 672 y el 531 a.C.. Ciento cuarenta años en que las capitales de Fenicia (Tiro y Sidón) fueron
asediadas y hasta destruidas por Asiria. Aprovechando de seguro aquella crisis púnica los helenos, para
acercarse hasta las fuentes del Guadalquivir y comerciar libremente con sus metales (evitando así el
control de quienes se sumían en el caos y la guerra, en sus ciudades principales de Fenicia).
Tras la irremediable rendición y caída de Tiro y Sidón, Cartago toma la cabeza y el relevo del mundo
púnico. Siguiendo a ello, los días de reconstrucción del mundo fenicio; momento en el que observando
aquellos como los helenos habían aprovechando su situación de crisis para comerciar libremente por
el Mediterráneo, ese "oportunismo" levantaría sus iras. Por lo que se comprende que en estos años los
cartagineses comenzaran a atacar las bases griegas occidentales, tanto que en el 531 a.C. habían
destruido la flota focense en Córcega y Cerdeña (Alalia). Viniendo los de Cartago seguramente más
tarde hasta Tartessos para hacer algo similar. Una venganza llevada a cabo por haberse aliado los
tartessios con los griegos, o simplemente para subyugar al Bajo Guadalquivir a su único mercado. Por
cuanto lo más posible es que hicieran en las ciudades importantes de Turdetania -que habían
comerciado con los griegos-, algo similar a lo realizado con helenos en sus bases (a quienes
literalmente despedazaron). Todo con el fin de que Cartago dominara y monopolizara de nuevo el
mercado del metal atlántico; hechos que debieron suceder entre el 530 y el 470 a.C. (momento en el
que se puede fechar la ocultación del tesoro en El Carambolo).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, portada del libro de Juan de Mata Carriazo, EL CARAMBOLO;
editado por la Universidad de Sevilla en 1978 y donde se recogen varios de los artículos y trabajos
que realizó durante los primeros años, el descubridor del fabuloso tesoro -pocos años después de las
excavaciones en el cerro-.
ABAJO: Página 48 del libro antes citado (en portada) donde se encuentra la fotografía de la llamada
Astarté del Cerro del Carambolo -agradeciendo a la Editorial y herederos, nos permitan divulgarla-.
Esta esculturita el Profesor Carriazo no la considera propiamente perteneciente al resto de la
excavación y ni la contempla del todo, como verdaderamente hallada junto al tesoro. Sinó que sobre
ella escribe exactamente: "ESTATUITA DE BRONCE, DE UNOS 165 MILÍMETROS, QUE SE DICE
ENCONTRADA EN EL MISMO CERRO, POCO ANTES DEL TESORO, HOY EN EN MUSEO ARQUEOLÓGICO DE
SEVILLA. ES UNA REPRESENTACIÓN DE ASTARTÉ, SEGÚN LA INSCRIPCIÓN EN EL FRENTE DEL ESCABEL,
ARTE SIRIO-FENICIO DEL SIGLO VII A.C., ACASO PROCEDENTE DE MENFIS".

No queremos quitar una coma ni un punto a lo que redactó Juan de Mata Carriazo, quien claramente
expresa de aquella escultura que "se dice encontrada". Frase con la que describe de un modo muy
claro su incredulidad o sospechas sobre la procedencia; tanto que incluso añade finalmente el
comentario "acaso procedente de Menfis". Quizás intentando expresar su extrañeza sobre la referida
aparición de la Astarté, llegada a sus manos por "alguien" que muchos días después de comenzar los
trabajos de campo en el cerro, afirmó que la había encontrado en terrenos cercanos al
tesoro. Levantando ello tantas sospechas al Profesor Carriazo que expresa que quizás la pieza
hubiera sido traída desde Egipto -no se sabe en qué momento: Moderno, antiguo o coetáneo al
tesoro...-. Por lo demás, nada añade sobre la estatua en sus estudios; ni en los diferentes artículos
de su libro "El Carambolo" y ni siquiera en su gran obra "Tartessos y El Carambolo" (editada ya en
1973).

Tampoco la incluye entre los hallazgos, las referencias de cerro, ni menos entre los ajuares allí
excavados (ni en el Poblado Bajo, ni en las obras del Tiro Pichón). Suponiendo todo ello, que para
Carriazo posiblemente se tratase de un objeto que alguien extrañamente le hace llegar en este
momento, trás conocerse la noticia y varios días después de haberse hecho famosa la existencia de las
joyas. Algo similar a lo que sucede con el Tesoro de Ébora, y quizás aprovechando las circunstancias,
haciendo ver que había sido también descubierta allí mismo la escultura (posiblemente para no dar a
conocer el verdedero lugar de procedencia, evitando así que otras tierras fueran excavadas). La fama y
repercusión que El Carambolo tuvo en toda la prensa mundial del momento, explica por qué en unas
mismas fechas también fue entregado al Museo de Sevilla, el Tesoro del Cortijo de Ébora. Que se salva y
ponen en manos de Juan de Mata Carriazo, tan solo dos semanas después de conocerse lo sucedido en
Sevilla (por mediación de los hijos de la condesa de Lebrija).

Para terminar, diremos que tal como recoge Mariano Torres Ortiz -en su magnifico libro Tartessos (pags.
215 y ss, Madrid 2002 R.A.H.)- esta Astarté fue dada a conocer por Fernández Chicarro en
1964, pensándose por entonces que se trataba de una Isis de época Saita. Pese a ello, en 1966 el
profesor Ferrón pudo leer la inscripción de su pedestal como fenicia y que reza: "Este (ex-voto lo ha)
hecho Baal-ytn, hijo de D'M(e)lk(ar) y Abda-baal, hijo de D'M(e)lk(ar), hijo de Yahil para la Astarté de
la colina; que ha escuchado la voz de sus plegarias". Palabras que quizás constituyen uno de los
primeros testimonios escritos en nuestra Península; refiriéndose probablemente al Cerro sagrado,
todo lo que daría como cierta la procedencia desde El Carambolo. Finalmente los estudios sobre la
pieza fueron completados por F.Jiménez Ávila en su impresionante estudio sobre Toreútica (R.A.H.;
Madrid 2000, pag.448 y ss.); quien la fecha definitivamente entre los siglos VIII al VII a.C., todo lo que
cuadra con la datación del yacimiento (estratos III y IV, donde se halló el tesoro) y quizás ratifica
finalmente que en verdad hubiera sido allí encontrada -tal como un operario indicó a Juan de Mata
Carriazo-.

B) NUEVOS RESULTADOS EN LAS PROSPECCIONES MÁS RECIENTES DE EL CARAMBOLO:


Como decimos, hacia el 2006 comenzaron de nuevo las excavaciones en el Cerro sagrado, con el fin de
ampliar los estudios (o para conocer mejor lo encontrado por sus descubridores cinco decenios antes). Ello
quizás porque la Astarté de El Carambolo se tuvo desde 1998 como un eje o pilar fundamental, sobre
el que se podrían reorientar todas las teorías sobre aquel yacimiento. Tanto que se reconsideró desde
1997 -por las recientes teorías debidas a Belén y Escacena (entre otros)-, que si en aquel lugar había
aparecido una figura de la diosa Ishtar-Astarté, el emplazamiento hubo de ser un santuario fenicio y
dedicado a aquella divinidad. Todo lo cual es plenamente lógico si en verdad allí se halló la famosa
esculturita de la que hablamos. Pero no tanto si ello corresponde a una ocultación de un tesoro y de
una estatua, poniendo a salvo estos objetos valiosos. Ye que entonces el emplazamiento no estarían
tan ligados ni a este ajuar y ni a esa diosa. Una idea que ya expone Carriazo y que todos comprendemos;
pues si queremos enterrar un objeto para que no sea descubierto por un tercero, el peor lugar para
hacerlo es e un templo o palacio de importancia y menos el principal, dedicado a aquellas divinidades.

Por todo ello, el hallazgo en las circunstancias que se produce, plantea un gran problema, como lo es
que el tesoro y la estatua estén descontextualizadas. Algo que se muestra porque en todo el
yacimiento (incluyendo el del Poblado Bajo) tan solo aparecen estos dos objetos como enseres
importantes; pues el resto de lo encontrado son piezas rotas y de poquísimo valor por entonces. Lo
que nos hace intuir que estas "dos reliquias" hubieran sido allí llevadas para salvarlas; dado que las
joyas y la escultura de Astarté debieron ser en aquel tiempo enseres de una enorme importancia (tanto
como hoy lo son). Una teoría que se obtiene como conclusión al observar que -como decimos-, todo lo
demás aparecido en El Carambolo apenas son fragmentos de cerámica, pedazos de utensilios
metálicos, trozos de molinitos, huesos de animales y cáscaras de huevos de avestruz. Debido a lo que
nuestras dudas acerca de la contextualización de el tesoro y de la Astarté dentro del recinto, plantea
muchos problemas (máxime cuando las ocultaciones de joyas siempre se realizan el emplazamientos sin
importancia, para evitar levantar sospechas). Pese a ello, cuanto exponemos lo razonaremos después de
conocer las últimas teorías acerca de El Carambolo, ya antes referidas. Estudios que vamos a resumir
desde los principales trabajos que recogen aquella nueva afiliación y que cataloga como púnico al
templo que hubo en el cerro, tanto como a sus joyas. Dando como definitivo de que el único mundo que
allí existió fue el fenicio y afirmando que nada tartessio puede ser relacionado con el cerro (13) .

Esta Astarté de la que hablamos es uno de los primeros argumentos esgrimidos actualmente para
considerar un "error de clasificación" la catalogación del cerro como tartéssico. Consideración
realizada hace más de cincuenta años por investigadores como Juan de Mata Carriazo, Maluquer o
Blanco Freijeiro. Opinándose hoy, que aquellos antiguos maestros, en sus estudios olvidaron -o no vieron
como suficientemente relevante-, el hallazgo de la estatua fenicia de El Carambolo. Un "olvido o
irrelevancia" por parte de los investigadores de hace medio siglo, que como hemos podido leer no es tal;
sino que se trata de una simple incredulidad acerca de la procedencia de esta pieza, que
extrañamente días después de comenzar las excavaciones les fue entregada por "alguien". Una persona
que afirmaba haberla sacado de las inmediaciones -o junto al lugar- donde se encontó el ajuar, pero
sin aportar más datos acerca de aquella.

Todo lo que como narramos, hizo que dejaran los arqueólogos de hace cinco decenios a esta Astarté en un
segundo lugar; algo que con curiosidad leemos viendo las sospechas que la estatuilla levantaba a Carriazo
(incluso a Maluquer) -pues nunca se marcó el lugar preciso en el que la famosa figurita había
aparecido-. De lo que se entiende por qué el descubridor de El Carambolo (y otros que le seguían) no
incluyeran entre las piezas de este cerro a la mencionada pieza de bronce -olvidándola...-. Este
hecho, es visto actualmente como un error inicial, del cual derivaría un "mal estudio" y catalogación
de aquel yacimiento; tanto como la del tesoro hallado en las proximidades de la estatua. Tanto que se
dice textualmente en los más modernos trabajos sobre El Carambolo que ni Carriazo ni Blanco
Freijeiro tuvieron en cuenta esta escultura y pese a que el segundo fue "quien imaginó un santuario
tartésico ubicado en un asentamiento también tartésico" (...) "no repararon en que el exvoto de
Astarté del Museo Arqueológico Hispalense, cuya procedencia es del Carambolo" (14) .
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, portada del mes de Septiembre de 1958 en que se
recogen a toda página las joyas de El Carambolo, en el diario THE ILLUSTRATED del periodico LONDON
NEWS (tal como la expone el Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la
foto). Como podemos ver, la repercusión mundial del hallazgo fue inigualable, hecho este que
consideraba Juan de Mata Carriazo como un factor decisivo para la "aparción" de otros tesoros -
como el de Ébora, encontrado a unos cien kilómetros de distancia y tan solo dos semanas después-.
Muy probablemente creyeron que unas circunstancias semejantes fueron el motivo para la entrega
de la famosa estatua Astarté; que fué puesta en las manos de Carriazo transcurridos unos días desde el
comienzo de los trabajos de campo en el Cerro y diciéndo que había sido hallada allí (antes que el
tesoro). Ello, y el hecho extraño de que nadie le explicara las circunstancias y pormenores de esta
aparición, creemos que hizo pensar a los arqueólogos de la época que aquella figura no pertenecía al
yacimiento.

Sea como fuere, en mi opinión personal (siguiendo a Carriazo y a Maluquer), todo lo que concierne a
El Carambolo parecen ocultaciones sobre un cerrito con un templo "ajeno" a estos valiosos
objetos, que serían llevados hasta allí para evitar su expolio -seguramente en un momento de invasiones
o guerras-. Pues cuanto se ha hallado en las diversas catas del montículo es muy diferente en su
calidad -no en su época- al tesoro y la de la estatuilla de Astarté. Por lo que posiblemente identificar
plenamente el yacimiento de El Carambolo con los dos objetos de gran valor en su cumbre
encontrados, puede ser un error de concepto (tal como expresaba su descubridor). Ya que las
ocultaciones se realizan en lugares que nada -o muy poco- tienen que ver con los enseres que allí se
depositan y para evitar que otros los destruyan. Algo que puede comprobarse en cuantos tesoros
aparecen así enterrados, cuyos motivos de inhumación son muy diferentes a los que se dejan en cistas (o
en recintos funerarios). Por lo que aquellos ajuares escondidos se suelen depositar en templos en desuso,
o en recintos sagrados sin importancia (pero bien marcados geograficamente). Lo que sucedió por
ejemplo con la ermita de Guarrazar (de Guadamur); población situada en una montaña y a pocos
kilómetros de la capital del reino visigodo (Toledo). Cementerio e iglesia sin importancia y donde los
monarcas godos -o bien los que cuidaban del tesoro real- deciden ocultar las joyas principales, mientras
se supone que huían de la invasión árabe.
ABAJO: Tesoro del Cortijo de Ébora del periodo orientalizante, tal como se expone actualmente en
Museo de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Esta diadema -junto con algunas
piezas más de oro- le fueron entregadas a Juan de Mata Carriazo, tan solo dos semanas después de
hallazgo de El Carambolo. Afirmando sus descubridores, que las joyas habían sido halladas en aquellos
días; todo lo que se logró recuperar (al parecer) gracias a la intervencion de la familia de los condes
de Lebrija. Las sospechas de que el ajuar estuviera en poder de un coleccionista que las considerase del
siglo XVII al XIX (o bien árabes) son más que fundadas. Habida cuenta que los modelos de orfebrería
española apenas variaron desde estos de dosmil seiscientos años de antigüedad, hasta los que se hacían y
lucían apenas hace una centuria. Pese a ello, se trata claramente de un trabajo tartessio "feniciante",
datado hacia el siglo Vl a.C.; un periodo de influencia oriental, en el cual ya dijimos que la
orfebrería se trabajaba de un modo semejante en gran parte del Mediterráneo. Por lo que esta
diadema es muy similar a las joyas coetáneas de Etruria, del Egeo y -obviamente- de Fenicia.

Tal es la importancia que se da actualmente a este exvoto fenicio de la diosa Astarté, que en base a ella
se ha analizado de nuevo el yacimiento de El Carambolo - trabajos que como dijimos, se realizaron
menos de un decenio atrás-. Obteniendo sus principales artífices unas nuevas conclusiones, entre las
que son de destacar las expuestas por Fernández Flórez, Escacena y Rodriguez Azogue (junto a otros).
Escribiendo estos últimos como: "Cuarenta años después de aquella primera intervención arqueológica, la
información lograda entonces ha sido estudiada bajo un enfoque teórico y metodológico distinto, y
especialmente con hipótesis muy diferentes. Así, en el supuesto ´fondo de cabaña` se ha visto una
fosa ritual a la que se arrojaría el ajuar litúrgico ya inútil usado en los ritos de un santuario
consagrado a Astarté" (15) . Evidentemente, no queremos entender en esta frase que el tesoro (tanto
como la escultura) pudieran tenerse como "material litúrgico" amortizado que se arroja a un basurero
ritual; pues es una hipótesis que no puede ser tenida como cierta (aunque se exponga como un hecho,
por algunos de los nuevos investigadores de El Carambolo). Ello tan solo por pensar en su valor por
entonces, ya que con 2,3 gramos de oro vivía una familia romana en época imperial durante tres meses.
Siendo mucho más rica la economía de Roma a la que existía en el siglo VII a.C. en nuestra Península (en la
cita 15-b, podremos ver la tasación actual del sueldo romano de unos treinta denarios de plata, que
correspondían a un aureus; habida cuenta que un legionario ganaba diez denarios al mes, que equivalía a
unos 0,75 gramos oro) (15 b) .

Pero continuando con los estudios recientes del cerro (de Escacena, Belén, Amores, Rodríguez Azogue,
Fernández Flores y etc); los resultados primeros acerca del llamado "Fondo de Cabaña" son muy
semejantes a los de Carriazo, viéndose en aquel como una pequeña sala (en la que se halló el ajuar). Pero
a diferencia de este, consideraron Rodríguez Azogue y Fernández Flores trás como sus "últimos trabajos
de campo realizados entre 2002 y 2005 han demostrado que el hipotético ´fondo de cabaña` no
constituyó en su día más que una fosa irregular a la que fueron a parar los más lujosos elementos
amortizados en el uso de un enorme edificio" (16) . Todo cuanto cambiaría el planteamiento
y considera aquella habitación donde Carriazo pensaba se había enterrado el tesoro, un simple
almacén de objetos litúrgicos usados o un lugar para arrojar los enseres sagrados utilizados y ya en
desuso. Algo que haría suponer que un tesoro de estas características pudiera haber sido tirado a un
"basurero litúrgico". Un hecho que llegaríamos a pensar de objetos sin apenas valor, pero que nos resulta
imposible admitir tratándose de una de las joyas más importantes de su época. Ajuar sin parangón con
otros de Fenicia, de Etruria y de Grecia; tan solo comparable con los conjuntos de orfebrería
egipcia (por su peso y trabajo). Tesoro de El Carambolo del que nos es impensable hubiera sido arrojado a
una fosa, solo por quedar en desuso -máxime viendo su estado y la manera en que apareció (encerrado
en un estuche cerámico, tal como describen sus descubridores)-.

En todo ello, además el posible origen del templo de El Carambolo como fenicio plantea una amplia
duda, pues su fundación se realiza en el siglo IX a.C.; es decir casi cien años antes de que haya
testimonio alguno de asentamientos púnicos en la zona del Bajo Guadalquivir (17) . Pese a lo que tal
como podremos ver en la cita anterior (17) los nuevos estudios han podido reflejar fielmente como se
construyó el recinto sagrado (atendiendo a criterios de orientación y arquitectura muy particulares).
Asimismo los recientes investigadores han considerado que el Poblado Bajo, es el que abastecía y en el
que vivían los que trabajaban en el templo alto del cerro. De lo que aquel "Poblado" sería un simple
"barrio" del lugar sagrado que se situaba en la cumbre del montículo (donde fue hallado el tesoro).
Siendo así, las dataciones del templo sito arriba -lugar de la aparición de las joyas-, deben marcarse por
las de su Poblado Bajo; y como aquel "Barrio" bajo El Carambolo es claramente púnico -no olvidemos
que pervive hasta la conquista de Roma-, es evidente que el cerro y su recinto sagrado ha de tenerse
como una fundación y un lugares fenicios.

Evidentemente no vamos a refutar las teorías anteriores, pero se nos hace imposible pensar que un
tesoro ocultado en un templo derruido ya en el siglo VI a.C., pudo no ser rescatado jamás por quienes
trabajaban en aquel recinto sagrado varios siglos después. Para ello, tan solo seríamos capaces de
entenderlo bajo la hipótesis del objeto litúrgico amortizado. Es decir, concluir que el ajuar fue arrojado
a un basurero ritual; y a la vez que no se le concediera importancia alguna al oro ( siquiera durante
siglos, tras a haberlo depositado allí como un "detritus religioso"...). Pues de lo contrario, lo lógico sería
haberlo recuperado y fundido (tal como se ha hecho siempre con los metales). Tanto es así, que en otros
estudios recientes sobre el cerro se dice que el alto de El Carambolo en épocas del nivel I y II, se
convirtió en forja o fundición; donde se observa que antiguos objetos -seguramente litúrgicos- fueron
allí mismo "reciclados". Todo lo que explicaría la idea contraria; es decir, que en el santuario del
montículo fueron encontrados en cierta época varios enseres (ocultos) y los recuperan. Por lo demás y en
lo que se refiere a las dataciones, fechar el alto de El Carambolo en función de su poblado Bajo,
creemos que es algo similar a marcar los periodos de un castillo sito en la cima de un monte,
conforme a las fechas del pueblo, a las faldas de aquel (pues los poblados sobreviven incluso centenares
de años a los templos y a los recintos fortificados sobre ellos).
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, de nuevo una vitrina con fragmentos cerámicos de Periodo
Orientalizante, expuestos en el Museo Arqueológico de Sevilla (al que agradecemos nos permita
divulgar nuestra fotografía). Los motivos geométricos de las piezas que vemos al fondo, pertenecen al
tipo que Juan de Mata Carriazo consideraba como "más importantes que el tesoro", desde el punto
arqueológico. No por su valor estético, ni por su espectacularidad; sino por su tipología propiamente
indígena. Al tratarse de unos fragmentos de barro cuyos diseños responden a motivos evolucionados
desde la tradición turdetana más antigua, teniendo paralelismos con otras cerámicas descendientes
de las argáricas y de las halladas en los yacimientos del pleno Bronce, en la Baja Andalucía. De ello
y del parecido de sus geometrías con parte de los diseños en la orfebrería de El Carambolo, deduce
el profesor Crariazo que el tesoro es una obra puramente autóctona -aun contemplando grandes
influencias orientales (conclusiones a las que este ilustre arqueólogo, llega en tan solo unos meses, tras
el descubrimiento)-.

ABAJO: Un pendiente aúreo, de grandes dimensiones, encontrado en la llamada tumba Regolini-Galassi


del yacimiento estrusco de Caere Museo (propiedad del Museo Gregoriano del Vaticano, al que
agradecemos nos permita divulgar la imagen). La pieza de orfebre está fechada en el siglo VII a. y aún
siendo típicamente etrusca, podemos observar los paralelismos existentes con la joyería
tartessia. Tanto en su labor e incluso en su diseño, por lo que es casi igual a algunas de las obras en
oro turdetanas coetáneas. Como por ejemplo, a la diadema del tesoro de Ébora, que dos imágenes
más arriba tenemos en fotografiada y que podremos comparar con esta de la Italia
prerromana. Llegándose pronto a la conclusión de que mucha unión debió de haber entre la cultura
etrusca y la tartessia. Quizás al haber sido ambas civilizaciones -tan distantes pero tan conexas-,
"fundadas" (o inicadas) por pueblos que huyen hacia Occidente, desde Oriente Medio y tras la llegada
del Hierro o de la invasión doria.

Gentes que al caer Micenas -entre los siglos XII al X a.C.-, en parte hubieron de refugiarse por tierras
de Canaan y de Fenicia; quienes en su mayoría fueron absorbidos por tribus judías y por los pueblos
canaaneos. Aunque muchos de aquellos que escapaban de las convulsiones e invasiones que la expansión
de los Pueblos del Hierro provocaban en todo el litoral y archipiélagos de Asia Menor; se verían
abocados a huir hasta lugares más lejanos (como la Italia occidental o la lejana Iberia -por entonces sin
apenas colonizadores-). Así se iniciaría la etapa "pre-tartessia" y "pre-etrusca", en un periodo
comprendido entre los siglos XI al IX a.C, en el que diversas gentes marineras se irían acercando
hasta nuestras costas (y a las de Italia). Unas veces en busca de refugio y las más al encuentro de
metales preciosos, del ámbar o de materias primas inexistentes en otras zonas del Mediterráneo.

Siguiendo con las nuevas prospecciones en El Carambolo, es de enorme importancia una revelación que
ofrecen sus más recientes investigadores. Dato que aportan -entre otros- Amores y Escacena,
explicando en sus trabajos cómo tras el siglo VIII a.C. en el cerro se desmonta la sencilla construcción,
para reconvertirla en un gran templo. Siendo entonces cuando allí se crea un enorme altar con forma
de piel de toro y con el diseño idéntico a los pectorales (parecido a otros de la Iberia Sur prerromana,
aunque mucho mayor en sus dimensiones). Pectorales del tesoro que para ellos autores serían dos
frontiles o enjaezamientos de bueyes, algo que -como repetidamente hemos expuesto- nos resulta
muy difícil de admitir, debido al valor y al trabajo de estas joyas (19) . Escacena y Amores, también
manifiestan que las joyas habrían sido ocultadas -o enterradas- en un basurero litúrgico del
templo (donde depositaban los restos de ofrendas). Una idea que para nada debe variar las hipótesis de
Juan de Mata Carriazo, sinó tan solo ampliaría el uso y la disposición de aquel lugar sagrado en que se
halló el ajuar. Un recinto con altares piel de toro, que como sabemos -y recientemente se ha podido
testificar- perteneció a varias etapas. Entre las cuales se distingue una más antigua, en la que todavia
no podemos testificar el culto a esta figura del Keftiu (el pellejo de buey) y en cuyo suelo aprovecharon
para ocultar las joyas, haciéndolo bajo las cenizas de el famoso vertedero sagrado.

Pese a ello -en mi opinión- nunca hemos de considerar como hipótesis cierta, que el ajuar fuera allí
arrojado en calidad de un objeto de liturgia amortizado. Es decir, que el tesoro fuera "basura
sagrada", depositada de manera ritual en el cenicero del templo, cuando ya dejan de usarlo en las
celebraciones. Sinó que -muy por el contrario- aquellas joyas serían ocultadas en este lugar para evitar
que fueran descubiertas; aprovechando para ello que ese "fondo de cabaña" tuvo como función desde
las etapas más antiguas, ser el "vertedero del templo". Evitándose así que quienes llegaran hasta allí,
rebuscaran en un sitio con esa utilidad y entre aquellas cenizas; que por ser de las ofrendas, se
considerarían de muy poca importancia. Ello confirmaría que cuanto se arrojaba a este basurero serían
los detritus sobrantes de las celebraciones. Unos restos que consistirían fundamentalmente en trozos
de animales sacrificados, piezas quemadas en los pebeteros; e incluso, algunos fragmentos
cerámicos (de vasos y exvotos rotos -o perdidos- durante las inmolaciones).

Todo cuanto en el párrafo anterior exponemos, explicaría la función y significado de lo descubierto por
las excavaciones hechas recientemente en el alto Carambolo. Donde ya desde las primeras
prospecciones fueron encontrados diversos enseres que rodeaban al tesoro, de muy poca importancia y
en un lecho de cenizas. Un contexto del tesoro y la Astarté que se compone de: Huesos de
fauna (doméstica), huevos de avestruz, algunos fragmentos de barro y molinillos de mano. Molinos que
en mi opinión tendrían un uso igualmente ritual; ya que seguramente sirvieron para triturar los huesos
o restos orgánicos, sobrantes de las ceremonias, antes de arrojarlos al vertedero (con el fin de que no
se pudrieran, o que no se vieran grandes trozos óseos en un suelo sagrado). Una hipótesis bajo la que
comprendemos perfectamente los objetos hallados en el entorno del tesoro. Joyas que a mi juicio nunca
podemos considerar como piezas de liturgia amortizadas y tiradas allí. Ya que antes de ello habrían
arrojado al lugar miles de enseres cerámicos (que hubieron de utilizar en el templo), tanto como
decenas de objetos de metal -lámparas, quemaperfumes y etc- que evidentemente también se usaron en
el recinto sagrado.

Por lo demás y acerca de las hipótesis que afirman como un hecho evidente, que quienes habitaron el
Poblado Bajo, eran los trabajadores (e incluso los sacerdotes) que atendían al templo del Alto
Carambolo (donde se encontró el tesoro). Habríamos de pensar que si estos que vivían en la zona del
barrio inferior -bajo el recinto sagrado- eran sus trabajadores, dedicados a un culto y cultura
continuadas; es imposible entender por qué nunca recogieron ni recuperaron el tesoro (aunque solo
fuera para darle otro uso litúrgico). Todo lo que obliga a concluir que quienes entierran el ajuar no son
los mismos -o poco tienen que ver- con quienes habitaron más tarde el Poblado Bajo. Ya que la
hipótesis más lógica es concluir que aquellos que depositan allí las joyas, "desaparecen de la escena
histórica" y no sobreviven o nunca más regresan a ese lugar (tal como muestra su hallazgo en nuestros
días).

Pese a ello, el Poblado Bajo siguió habitado tras la ocultación -hasta la llegada de Roma-; tanto como el
templo estuvo en uso. Aunque aquellos que allí vivieron y siguieron oficiando tiempo después,
hubieron de ser gentes totalmente ajenas (lo que se deduce al ser desconocedoras del tesoro
oculto). Cuanto decimos se demuestra porque quienes vivían en la zona baja, aunque trabajasen en el
templo de El Carambolo, nunca conocieron la existencia de las joyas en "cenicero sagrado". Un hecho
que explica por qué jamás las desentierran, ni le dieron uso a tan valioso ajuar (ya que siquiera lo
extraen para reciclar su enorme valor en oro). De tal manera, podemos concluir que los continuadores
en aquel emplazamiento -del templo y del poblado- eran gentes de algún modo totalmente ajenas al
tesoro y muy diferentes a quienes allí lo depositaron -en su categoría social, o bien en su cultura y
religión-. Todo lo que explica por qué quienes siguen en aquel recinto sagrado oficiando y en su
pueblecito de abajo viviendo, ignoraban la existencia del ajuar (quizás enterrado allí por monarcas -o
sacerdotes supremos- de un reino -o de un culto-, que desaparece tras la obligada ocultación).

Por cuanto decimos, la teoría reciente que nos ha demostrado que aquel otro yacimiento -llamado
Poblado Bajo-, fue un barrio donde habitaban los sacerdotes y el servicio del recinto sagrado (alto). De
nuevo advierte de una ruptura social o histórica en el momento en que se esconden las joyas. Ya que
en aquel instante, quienes entierran el tesoro y los que por entonces habitaban en el templo y en las
faldas del cerro, habrían desaparecido. Quizás perseguidos o destruidos por quienes los
atacan, acabando con aquellos y desapareciendo gran parte de su poblado, (agredido o incendiado) por
los que les obligan a huir y a enterrar las joyas. Lo que sucede en un momento en el que todos
advierten existe una destrucción del recinto sagrado, motivo por el cual Carriazo -y otros-, deducen
que una élite (en su marcha) decidió ocultar allí el ajuar. Aunque, de haber sido unos mismos
sacerdotes y personas, los que continuaron viviendo siglos después en el Poblado Bajo -unos seguidores
de un igual culto y religión-; es evidente que estos habrían recuperado el tesoro. Pues sus oficiantes del
templo -o bien los moradores del "pueblo bajo"- conocerían la existencia de esos casi tres kilos de oro,
entre los escombros, en la parte vieja del templo en el alto de El Carambolo.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, Antas de Heredade da Candeeira (que contiene el
llamado "buraco del alma", realizado por eremitas de Sierra de Ossa, quienes fundaron los conventos
jerónimos cercanos). Como decimos en diversas ocasiones, la continuidad en las civilizaciones y su
expansión es muy difícil de determinar y delimitar. Tanto más lo es, en sus lugares sagrados y de
culto; emplazamientos que se heredan de unas épocas a otras y desde unas religiones a las siguientes.
Un ejemplo de ello son los dólmenes que en su mayoría pertenecen a los milenios IV y III a.C. (como el
que vemos en imagen), aunque han sido reutilizados en numerosas ocasiones. "Antas" como este, sito
junto a Redondo (Portugal), donde podemos ver una "ventana" abierta en uno de sus laterales;
orificio denominado "buraco del alma" que durante tiempo los estudiosos consideraban era
megalítico, para ser usado como mira -u observatorio- en el estudio de las horas y estaciones. Pese a
ello, investigadores posteriores demostraron que aquel agujero fue abierto por eremitas del culto
jerónimo que habitaron en el interior del dolmen (durante los siglos XIV y XV). Ascetas que más tarde
fundan el convento de San Pablo, situado a pocos kilometros de este megalito y quienes al parecer,
realizaron "la ventana" con un uso "doméstico"; para poder vivir en el interior de la habitación pétrea.
Por cuanto exponemos, el estudio de los templos y emplazamientos sagrados heredados, es de una
gran complejidad. Máxime cuando se trata de montículos y observatorios que -como El Carambolo-
dominan y vigían el valle Bajo del Guadalquivir, donde se situó una de las principales ciuades de la
Turdetania -como la Spal fenicia (Sevilla)-.

ABAJO: De nuevo queremos recoger un ejemplo de joyería fenicia que es exactamente igual a la
egipcia (pieza fechada en el siglo VI a.C. propiedad del Museo du Bardo, al que agradecemos nos permita
divulgar la imagen). Se trata en este caso de un Utchat (ojo de Horus) en un anillo montado giratorio
de oro, del que nadie pueda afirmar que hubiera sido fabricado en Fenicia, en Cartago o en El
Nilo. Pese a ello, y como fue hallado en las ruinas cartaginesas junto a Túnez, su catalogación lógica
es la de fenicia; puesto que aunque hubiera sido hecha en Egipto y comprada o exportada por
comerciantes púnicos, ello solo no le convertiría en un objeto faraónico, sino también en
fenicio. Habida cuenta que la esencia del mundo púnico era la del mercado y el trasvase entre las
tierras del faraón, las mesopotámicas y las del Norte o del Occidente Mediterráneo.

Por ello, un objeto creado en Egipto para ser vendido por los fenicios, pertenece también a la cultura
que lo comercia. De un mismo modo que cuanto se fabricó en España durante el periodo colonial, para
exportarse a Sudamérica, no es totalmente español, sino más bien "hispano" -o hispanoamericano-. Lo
que sucede porque el colonialismo rara vez consigue aniquilar y erradicar totalmente las culturas y
civilizaciones que conquista; sino que simplemente las transforma. Más aún en lo que se refiere a la
colonización fenicia peninsular, que no debió tener gran fortaleza en la Iberia antigua (al menos
hasta la llegada de Cartago). Puesto que no logra ni imponer siquiera su lengua y ha de compartir
puertos y comercio, con los griegos y otras gentes asentadas en el litoral mediterraneo.

C) ALGUNAS CONCLUSIONES Y PREGUNTAS FINALES:

Para terminar este artículo añadiremos o resumimos unos puntos de importancia y que quedarían sin
aclarar en las nuevas teorías e hipótesis acerca de El Carambolo:
1º- ¿Donde se halló la Astarté exactamente?. ¿En qué lugar y momento encontraron esa escultura?. Una
estatuilla sobre cuya procedencia del yacimiento de El Carambolo dudaron tanto los primeros
investigadores. De un modo, que ni siquiera la incluyen entre los ajuares del cerro en los primeros
análisis. Volviendo a revisar la investigación y a considerarla ya como una pieza a tener en cuanta entre
los trabajos de campo de El Carambolo, hacia 1964 (seis años después de su aparición en escena), tras
leerse su basa en 1966.

2º- Si tal como se explica ya desde los primeros estudios de Juan de Mata Carriazo, el tesoro fue
ocultado en aquel lugar. La unión o identificación del ajuar a aquel al templo, queda bajo múltiples
dudas. Ya que normalmente tan solo se contempla un nexo de contigüidad histórica (al ser coetáneas las
joyas y el recinto sagrado, pero no más) y no de sedimentación. Es decir, que se duda mucho que las joyas
pertenecieran al emplazamiento donde se hallaron.

3º- ¿Si el tesoro fue allí enterrado para esconderlo, por qué no puede pensarse lo mismo de la figurita
de Astarté?. Ello, porque esta escultura y aquel ajuar de oro, son en realidad los únicos objetos de valor
encontrados en El Carambolo (donde el resto de enseres aparecidos son cáscaras de huevos de avestruz,
huesos de animales, algunos objetos de metal sin importancia y molinitos de mano).

4º- ¿Si el tesoro de El Carambolo es fenicio, por qué no hay paralelos de este -iguales o semejantes-
en Fenicia ni en Cartago?.

5º- ¿Por qué no se ha evaluado en los recientes estudios, la cerámica orientalizante aparecida en las
inmediaciones del tesoro; como muestra de la cultura a la que pertenece el ajuar?. Habida cuenta, que
tal como decía el profesor Juan de Mata Carriazo, los objetos de mayor valor cultural encontrados en El
Carambolo, son estos fragmentos cerámicos pertenecientes a la cultura del Bronce Bajo de Andalucía, muy
semejantes a los de Chipre (que practicamente no se dan en otras zonas del Mediterráneo). Una cerámica
heredera de El Argar y de la que se hace en el Sur de la Península desde el siglo X a.C., que corrobora
-según Carriazo- la catalogación como tartéssico del tesoro (coetáneo a aquellas piezas de barro bruñidas
y de estilo semejante al cretochipriota).

6º- ¿El tesoro de El Carambolo es fenicio por haberse encontrado la Astarté en sus inmediaciones o por
paralelos con joyería púnica?. Creemos que tan solo el hallazgo de la famosa estatuilla, es del que deriva
la nueva investigación hacia las conclusiones últimas; estudios que lo unen tanto al mundo fenicio, como
para juzgar que en el santuario y en el ajuar de oro del cerro no hay nada de autóctono (o de tartessio).

7º- Si aplicamos esta forma de juzgar los emplazamientos, en los que un culto o una religión implican la
pertenencia obligada de aquel lugar a una misma civilización. ¿El Vaticano no sería un templo judío? Ya
que hebrea es en origen y culto la religión cristiana. ¿La catedral de Guadalupe en México ha de
considerarse totalmente española, sin tener nada que ver con la cultura hispano-americana? Puesto
que allí se rinde devoción a una forma de aquella virgen extremeña. Incluso: ¿Las banderas de los paises
nórdicos europeos indican claramente que eran tierras del Imperio Romano? Al aparecer en ellas la cruz
como insignia o emblema principal (lo que realmente sucede por haberse unido muy tardíamente al
cristianismo, sin haber sido romanizadas). Como explicamos, si consideramos que la aparición de un culto
ajeno, indica la desaparición de una civilización mixta, tan solo habrá dos o tres propiamente dichas: La
egipcia, la mesopotámica y la helena (pues el resto de culturas mediterráneas -o de Asia Menor- nacen por
influencia de aquellas).

8º- Finalmente: ¿Por qué no existe la voz "feniciante" o "feniciado", mientras sí se dice romanizado,
romanizante, helenizado o helenizante?. Quizás porque se quiere ver como fenicio todo cuanto se hizo
en el lugar visitado por aquellos; sin observar que cuando colonizaron hubieron de "feniciar", tanto como
los griegos "helenizaban".

Tras efectuar estas ocho preguntas, seguiremos con el estudio de las últimas investigaciones en El
Carambolo, durante nuestros siguientes artículos.

BAJO ESTAS LINEAS: Fotografía del Profesor Juan de Mata Carriazo, en los años en que descubría y
excavó El Carambolo. Apasionado estudioso y amante de la civilización tartessia (que él escribía con una
sola "s"), aportó un gran avance en sus investigaciones. Actualmente se pretenden desmentir o
desmitificar en parte estas teorías, apuntando a que realmente El Carambolo pertenece al mundo
fenicio. Algo que quizás nace desde áreas que no aman suficientemente a Tartessos... . Y es que para
estudiar una cultura hay que quererla y admirarla, pues de lo contrario nada de lo suyo nos
resultará verdaderamente valioso o interesante, ni menos original, relevante y auténtico.

 
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CITAS:
(1): TARTESSOS Y EL CARAMBOLO Juan de Mata Carriazo; Madrid 1973 (Patronato Nacional de Museos). Pag. 170 y ss.

(2): ALICIA PEREA, "Orfebrería Prerromana" (Madrid 1991), Capítulos referentes al oro durante el Periodo Orientalizante. MARIANO
TORRES ORTIZ, "Tartessos", Real Academia de la Historia, Madrid 2002, Capítulo ORFEBRERIA, IX (pags 229 y ss).

(3): Excavaciones en el Carambolo, cap II, 1963 de "TARTESSOS Y EL CARAMBOLO", J. de M. Carriazo // Universidad de Sevilla, 1978
// Dice textualmente en su página 29 : "Pero no son las joyas, acaso, las que más nos ayudan a discernir los caracteres de lo
tartésico (...) Es, sobre todo la cerámica (...) tartesias y turdetanas (...) mientras por un lado enlazan con las eneolíticas y
argáricas (...) mediante sus coincidencias con el mundo oriental, sobre todo chipriota, documentan el papel exacto de las
colonizaciones" y el "Panorama arqueológico de la Baja Andalucía" .
(4): Excavaciones en el Carambolo, cap II,
1963 . El hallazgo lo relata como enterrado en la cumbre del cerro, el interior del llamado Fondo de Cabaña, dentro de un gran plato
hondo, del que se recuperan fragmentos. "Como la corona de la colina había sido terraplaneada para las primeras instalaciones del
Tiro Pichón, no podemos saber a qué profundidad de la superficie se hizo la ocultación (...) Luego se ocultó después de arruinadas
las construcciones antiguas y probabalemente poco después."-pags. 42 y 43 op cit (3)-

Describiendo: Un gran fondo de cabaña, oblongo de unos 6 metros de largo por 4,5 de ancho. Todo ello rodeado de restos del edifico
quemado y pilares o muros de adobe, casi perdidos pero reconocibles por su color rojo. Aparecieron junto a las joyas, fragmentos
cerámicos múltiples, dos puntas de flecha, varios elementos como fíbulas y clavos, tres molinos de mano, cáscaras de huevos de
avestruz y cáscaras de moluscos, un punzón de hueso, una pieza ovalada, una especie de cuchara, y finalmente gran cantidad de
huesos de animales (268 de oveja, 193 de bueyes, 82 de cerdos, 18 de ciervos, 15 de liebres, 11 de aves, 2 de equino y 2 de rata, 1
de perro y 1 de gallina). "Pero el botín más importante de la excavación del fondo de cabaña sobre el que se depositó el tesoro (...)
fue la cerámica obtenida en una cantidad y en una variedad casi increibles" (cree que es más importante este hallazgo incluso que el
del tesoro) (pags. 43 y 44) la clasifica como "gris ampuritana", de retícula bruñida y la que denomina él como "cerámica pintada
tartesia o bien estilo El Carambolo" ; fechando la cerámica entre los siglos VIII al VI a.C. (pag. 45) -op cit (3)-

(5): Habla de cuatro niveles del terreno en los que los muros se superponen. Inicialmente parece que el lugar tuvo 25 x 10 metros y
luego llega a los 400 metros cuadrados. "Los cuatro niveles suman un potencia que varía ente los dos y tres metros" (pags 46 y 47)-op
cit (3)-.

(6): - Las cerámicas aparecidas en el Poblado Bajo, nada desmerecen comparadas con las que rodeaban el ajuar. Entre los huesos
hallados en este poblado tartessio, se ha identificado uno de un nonato humano -pag. 48; op cit (3)-. (sobre el dato anterior,
añadiños que era costumbre tipicamente etrusca la de enterrar infantes bajo las casas, principalemente si eran niños de muy corta
edad, o no nacidos).
.(7): "Lo más importante es la cerámica, ninguna posterior a la Primera Edad del Hierro, juzgando a primera vista. Hay una
cerámica de aspecto semejante a la pulimentada de la Edad del Bronce, otra parecida a la más antigua cerámica celta y algún asa
de aire púnico; entre otros muchos fragmentos atípicos y tosquísimos. Ni un solo fragmento romano ni del conocido tipo ibérico de
Andalucía" (pag 61) Un tesoro digno de Argantonio; ABC DE SEVILLA 1958 -idem op cit (3)-;

(8). En el estudio antes citado, Carriazo continua escribiendo:"han salido en el yacimiento de El Carambolo fragmentos de otras
especies hasta ahora desconocidas, cuyo estudio nos apasiona en estos momentos tanto o más que el mismo tesoro" (...) La más
importante que describe ampliamente "Ni nosotros ni los arqueólogos que la han visto hasta ahora -algunos especialistas muy
reputados- le encontramos parecido con ninguna otra cerámica conocida. Es un mundo nuevo que se nos desvela y que armoniza muy
bien con el geometrismo de sus joyas" (pags 61 y 62, op cita 3).

(9): "Por encima de las afinidades hallstátticas y orientales, demasiado evidentes (...) se hace imposible no relacionar el yacimiento
de El Carambolo con el rico emporio de Tartesos, localizado en el Valle inferior del Guadalquivir y cuyo contenido arqueológico
permanece aún desconocido" (...) "El nuevo tesoro ha sido ya calificado con las atribuciones más diversas: Asirio, egipcio, púnico,
celta, incáico y visigodo" (pag 62, op cit 3)
(10): Un Tesoro digno de
Arganthonio (de ABC Sevilla 1958). Expresa:"lo primero que se encontró, casi a ras de suelo fue uno de los brazaletes y luego, a poca
distancia, en un recipiente de barro más enterrado, el resto de joyas. Tuvimos conocimiento oficial del hallazgo dos días después e
inmediatamente emprendimos la excavación" (...) "lo hemos realizado con el mayor empeño, durante veinte días, hasta dejar
plenamente explorado el recinto disponible" (...) "El tesoro estaba encima de un fondo de cabaña, con un lecho inferior de hasta 70
centímetros de cenizas y luego adobes calcinados" (...) "Ha salido una cantidad fabulosa de cerámica, toda rota de antiguo y casi
nada más. Apenas dos puntas de flecha pedunculadas de cobre o bronce, del tipo de un lote de 30 que aparecieron hace mucho en
un túmulo llamado Cueva de la Pastora (cosa de tres kilómetros en linea recta desde el lugar del tesoro); otros pequeños
fragmentos del mismo metal muy oxidado, y una pequeña masa amorfa de hierro, al parecer. Y luego, una paleta de barro cocido de
tipo eneolítico y algunos fragmentos de huevo de avestruz." (pags 60 y 61)

(11) El cerro de El Carambolo (1969) -Op cit. (3): Narra como hay dos zonas de excavaciones, una en el entorno del tesoro, en
cuya parte baja aparece el llamado Fondo de Cabaña; y otra en la ladera norte del cerro y bajo el tiro pichón, en el llamado
Poblado Bajo "que desaparece antes de la conquista romana. Su excavación está apenas iniciada, mientras que el fondo de cabaña
de la cumbre del cerri esta agotado." (pagas 106 y 107). Por su parte, desde la pag 113 narra EXCAVACIÓN DEL FONDO DE CABAÑA:
Explica lo que encontraron junto a Maluquer en los estratos I y II que son: Materiales cerámicos, molinos de mano y huesos
(cerámica estilo Carambolo e incluso otra de tipo eneolítico) (pag 116). Añadiendo: "El nivel III en cambio fue resolutivo. Estaba
formado, al parecer, por los materiales resultantes de la destrucción por fuego de las paredes de la cabaña. Lo integraban pellas,
trozos de cerámica, paredes y techos; numeroso huesos de animales (algunos quemados), molinos de mano y sobre todo cerámica
abundante". (117) (...) "El nivel IV o inferior, es un estrato de cenizas que alcanza hasta 70 ctms. de potencia en el extremo oriental
y 30 en el occidental, debajo de donde apareció el tesoro." Allí es donde se halla en gran abundancia la cerámica estilo El
Carambolo, la mayor parte de retícula bruñida, menos fragmentadas que en los niveles superiores (pags 117 y 118)

- AJUARES DEL FONDO DE CABAÑA (descrito en las páginas 118 y ss): a) En metal, dos puntas de flecha, seis u ocho barras de cobre,
un aro y varios clavos de cobre, Una masa amorfa que parece hierro. // b) En piedra: Molinos de mano, Una placa de arquero,
varios elementos de sierra u hoz y algunas lascas de silex // c) Huesos de animales // d) Conchas de moluscos // e) Huevos de
avestruz // f y g) Barro en objetos toscos y Cerámicas del tipo descrito (pags 118 a 120)

(12): TARTESSOS Y EL CARAMBOLO Juan de Mata Carriazo; MAdrid 1973 (Patronato Nacional de Museos). Nos dice: "Parece evidente
que el tesoro no formaba parte original del yacimiento que luego excavamos, pues a la altura del nivel de su hallazgo apareció
alterada la estratigrafía, como a su hora explicaremosL; pero no es menos evidente el conjunto de afinidades que ellazan el
yacimiento con el tesoro, mucho más que por la inmediata contigïuidad" (pag 126)(... ) "La forma de ocultación del tesoro, puesto
en aquella vasija como en un estuche y enterrado fuera de un nivel arqueológico normal, nos priva de cualquier indicación sobre su
destino y modo de lucir tales joyas". (pag 126)

- CAPÍTULO II: EL FONDO DE CABAÑA DE EL CARAMBOLO pag188 y ss.

(13) Nos basaremos en los trabajos de JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO;

FERNANDO AMORES CARREDANO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE.


..(14): Según Carriazo, "la idea de que allí existió un templo fue adelantada en realidad de forma explícita por A. Blanco Freijeiro
(1979: 95-96), quien imaginó un santuario tartésico ubicado en un asentamiento también tartésico. Pese a reconocer las fuertes
influencias orientales, especialmente en el tesoro que dio fama al yacimiento, no reparó en que el exvoto de Astarté del Museo
Arqueológico Hispalense, cuya procedencia del Carambolo él mismo aclaró (Blanco 1968: nota 5), sugería vínculos fenicios. Contaba
con tanta fuerza el axioma "fenicios en la costa/tartesios en el interior" Pag. 1 (5) SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO
DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO // Archivo Español de Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28 ISSN: 0066
6742 // JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO Universidad de Sevilla // ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE

(15): Idem (14) pag 2 citando a : Belén y Escacena 1997; pag 114.

(15 b): Acerca de esta tasación del Tesoro de El Carambolo ajustada a época romana y en la que fue hecho (hacia el siglo VII
a.C.) ya hemos hablado en varias entradas. Pudiendo entenderse facilmente su valor si partimos de la base de que un legionario
imperial cobraba diez denarios al mes, lo que se correspondería con unos mil euros de hoy. Por todo cuanto se puede deducir que si
en tiempos de Roma -cuando las gentes eran mucho más ricas que en el de Tartessos-, un kilo de oro equivalía a cuatrocientos meses
de salario (36 años de trabajo; todo lo que una persona ganaba en su vida). Se deduce que los tres kilos que pesa el ajuar de El
Carambolo pudieron ser en época imperial, lo que a día de hoy son al menos 1.200.000 euros. Ello si tasamos el tesoro en valor de
Roma, una época en la que el oro bajó mucho y las gentes fueron muy ricas; porque si ponemos su valor en relación al precio de la
vida del siglo VII a.C., habría que apreciarlo al menos en el doble. A ello habría que sumarse el trabajo de orfebrería y esmaltes,
todo lo que supone entre dos y tres millones de euros (mínimo) su valor en la época. Objetos que sí es normal ocultar en caso de
asedio o de guerras, pero nunca puede considerarse que fueran tirardos a un basurero litúrgico, al quedar en desuso.

(16): Ver cita (15 b) en la que comorenderemos que es imposible pensar que objetos como el tesoro fuera arrojado a un
basurero en calidad de enser litúrgico amortizado. Es más, su estado era perfecto al ser hallado y tan solo fue roto en
algunas piezas, cuando los albañiles que lo encontraron quisieron comprobar que era de oro (doblándolo). Por lo demás y tal
como dice Carriazo, estaba depositado un eun vaso cerñamico que a modo de estuche lo conservó y cuidó para que llegara
intacto hasta nosotros. Pese a ello parece que a idea de Fernández Flores y RodrígezAzogue es otra, expresando que: "No
obstante, estos últimos trabajos de campo realizados entre 2002 y 2005 han demostrado que el hipotético "fondo de cabaña" no
constituyó en su día más que una fosa irregular a la que fueron a parar los más lujosos elementos amortizados en el uso de un
enorme edificio –en su máximo desarrollo contó con casi 4.500 m - cuya función fue evidentemente la de santuario" (Rodríguez
Azogue y Fernández Flores 2005). Idem (14) pag 3
."Las excavaciones recientes en la parte superior del cabezo, en las que entraremos de forma más pormenorizada, han afianzado la
interpretación del Carambolo como recinto de culto (Fernández Flores y Rodríguez Azogue 2005). Según estas intervenciones, el
edificio comenzó como una humilde estructura rectangular con eje longitudinal este-oeste subdividida en tres espacios: un patio y
dos estancias cubiertas al fondo de éste. Luego, esta primera construcción conoció varias remodelaciones que agrandaron el
conjunto y lo dotaron de más lujo, hasta el punto de constituir hoy el mayor recinto religioso conocido del Hierro Antiguo hispano.
El exvoto de Astarté procedente del Carambolo..." IDEM (14) pag 1.

Algo muy simlar expresan Escacena y Amores en: REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE
CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // SPAL 20 (2011): 107-14

(pag 1) donde escriben:"Tenido de siempre por asentamiento tartésico (Carriazo 1970; 1973), a finales de los noventa
del pasado siglo nuevos planteamientos teóricos y metodológicos vieron ya en él, por el contrario, un santuario fenicio fundado a la
vez que la propia Sevilla (Belén y Escacena 1997: 109-114). Con las excavaciones recientes, realizadas entre 2002 y 2005, se ha
podido verificar esta segunda hipótesis (Fernández Flores y Rodríguez Azogue 2005a, 2005b, 2007; Rodríguez Azogue y Fernández
Flores 2005)".

(17): "La construcción conocida ahora en el Carambolo Alto comenzó con un recinto mucho más pequeño, que, con sólo tres
estancias, presentaba en conjunto una estructura rectangular orientada según el eje marcado por el orto solsticial de verano y el
ocaso solsticial de invierno, con entrada por el este. Antes, el terreno fue velado y posiblemente purificado mediante la quema
ritual de la superficie que iba a ocupar el recinto sagrado. Tal preámbulo ocasionó unos filamentos de carboncillos que han
suministrado una fecha radiocarbónica calibrada del siglo IX a.C, casi cien años anterior a la que se tenía tradicionalmente
como comienzo de la colonización fenicia en el Guadalquivir inferior". Idem (14) pag 3.
. "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un
edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte
respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras
estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. (...)
Repintado y agrandado poco a poco, este mismo altar pervivió en la fase siguiente (Santuario III), en la que se añadió al complejo
un gran espacio abierto de entrada pavimentado con guijarros de cuarcita"; Idem (14) pag 11.

Por su parte, Escacena y Amores (18), pag 6; dicen al respecto que: "El edificio se inició como una sencilla estructura
rectangular con eje mayor este-oeste y dotada de tres espacios internos: un patio y dos estancias cubiertas al fondo de éste. Se
accedía al recinto por la fachada oriental, que disponía de una pequeña puerta con una suave rampa para subir hasta el umbral
desde el exterior y con dos escalones para bajar al interior. Tanto el umbral como los dos peldaños internos se pavimentaron con
conchas marinas del género GLYCYMERIS. Cada habitación del fondo del edificio disponía de un acceso independiente desde el patio.
Aunque estas dos capillas aparecieron destruidas parcialmente por obras modernas (...) Los análisis radiocarbónicos sitúan este
templo más arcaico, levantado sobre un cabezo entonces deshabitado, en la segunda mitad del siglo IX a.C., y desmontan por tanto
la línea historiográfica que sostenía la existencia en aquel emplazamiento de un poblado indígena a la llegada de los primeros
influjos fenicios"

(18): "quienes intuyeron que todo el Carambolo pudo ser un santuario oriental, y nunca un asentamiento perteneciente a la
comunidad autóctona, acumularon pruebas a favor de la nueva interpretación del yacimiento (Belén y Escacena 1997: 109-114;
Izquierdo y Escacena 1998). En este contexto, la zona denominada "Carambolo Bajo" habría sido en su día, en realidad, básicamente
un barrio de servicios originado al calor del templo. Por tanto, no estaríamos tanto en un poblado con su templo como en un templo
con su poblado"
REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y
FERNANDO AMORES CARREDANO // SPAL 20 (2011): 107-14 (pag 3)

.(19) Por lo demás, se añade por Escacena y Amores el dato importante de los altares en forma de piel de buey, con las
palabras: "En momentos posteriores, ya del siglo VIII a.C., se desmonta esta sencilla construcción (...), (se hace un gran templo con
el altar de fortma piel de buey) (...) Parecido al de Caura y a otros muchos altares protohistóricos hispanos que siguen este modelo
de piel de toro extendida, este altar del Carambolo es, en cambio, de silueta más esquemática, y sobre todo de mayor tamaño que
todos los hallados hasta la fecha en el área tartésica; además, en casi todas sus características similar al diseño de las dos piezas,
conocidas comúnmente con el nombre de `pectorales´" Idem (18) pags 6, 7 y 8.
LA FUNDACIÓN DE SEVILLA Y EL ORIGEN DE EL CARAMBOLO (Parte
tercera de: "El problema fenicio en las joyas de El Carambolo")
-Capítulo 16º de "El frigianismo en la Cultura Ibérica" (Titulo LXXXV:
"Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.
Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (11/08/2013)
ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las
más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-
entradas-con-algunas.html
ESTE ARTÍCULO VIENE PRECEDIDO DE OTROS DOS, QUE SE ENCUENTRAN EN LAS ENTRADAS
ANTERIORES. PARA QUIENES DESEEN CONSULTARLOS LES RECOMENDAMOS VER
CORRELATIVAMENTE:
EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE PRIMERA: COLONIZACIÓN,
DOMINACIÓN Y ACULTURACIÓN http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/07/el-problema-
fenicio-en-las-joyas-de-el.html EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE
SEGUNDA: SUS DESCUBRIDORES Y LAS ÚLTIMAS
PROSPECCIONES http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/07/el-problema-fenicio-en-las-joyas-
de-el_17.html

SOBRE ESTAS LINEAS: De nuevo una imagen de la Astarté de El Carambolo (tal y como la expone el
Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgarla). Como venimos
estudiando, las nuevas prospecciones en el terreno del cerro y los más recientes estudios sobre esta
estatua, han generado durante los últimos años muy diferentes teorías acerca del origen, uso y
significado del tesoro -tanto como templo sito en su cima (o del poblado bajo aquella)-. Unos últimos
hallazgos en el montículo sevillano, que han llevado a concluir a algunos investigadores, que se
trataba de un santuario y de yacimientos fenicios, dadicados a la adoración de Astarté (tesis
recientemente seguida -entre otros- por los profesores: Belén, Escacena, Fernández Flores y Rodríguez
Azogue).

Pese a ello, en nuestra entrada anterior ya planteábamos los pros y los contras de estas teorías,
tanto como la posibilidad de que la estatuilla en imagen estuviera hallada fuera de
contexto. Primeramente porque hubiera sido ocultada hace unos dosmilquinientos años, con la intención
de "salvarla" -con un motivo semejante al que hizo se esconder allí el tesoro-. Lo que obligaría a pensar
que no fue el fruto de la sedimentación del yacimiento en aquel templo abandonado de El Carambolo;
sinó el de un enterramiento realizado en el cerro, para esconder las piezas en este marcado
emplazamiento. Pese a ello, y en un segundo término hay incluso quienes dudan de que fuera encontrada
junto a las joyas y siquiera en el mismo monte, habida cuenta el caso extraño que envolvió la aparición
de esta figurita. Escultura que fué entregada al profesor Carriazo por quien afirmaba -días antes del
hallazgo del ajuar-, que la había encontrado en las inmediaciones donde luego desenterraron el
tesoro. En el presente artículo avanzaremos sobre estos y otros aspectos; exponiendo una teoría
acerca de este cerro cercano a Sevilla, como lugar y templo de religiones canaaneas (no tanto
fenicias), originado desde la llegada de colonos de Anatolia y de Oriente Medio al Bajo Guadalquivir.

Continuamos hoy estudiando El Carambolo después de las últimas pospecciones llevadas a cabo apenas
un lustro y medio atrás. Recientes excavaciones trás las que -como hemos dicho en el pie de la imagen
anterior- varios investigadores llegaron a concluir que aquel montículo tan próximo a la capital de
Andalucía, fue un santuario fenicio con culto a Astarté (en cuyas faldas se extendía un pequeño poblado
-igualmente púnico- y que atendía al templo sito en su cumbre). Afirmando en base al carácter del
templo y al de la escultura allí hallada, que El Carambolo y su tesoro son puramente fenicios, sin
ascendencia ni procedencia tartésica. Ello fundamentado principalmente en las formas y usos del
templo, tanto como en la famosa estatuilla de una Ishtar púnica que consideran la "diva del cerro".
Figurita fechada hacia en los siglos VIII-VII a.C. -que vimos en imagen superior- y que guarda una
inscripción votiva dedicada a esta diosa de la fertilidad canaanea. Leyenda trazada a cincel en la base y
en idioma fenicio, que en 1966 el profesor Ferrón tradujo como: "Este (ex-voto lo ha) hecho Baal-ytn,
hijo de D'M(e)lk(ar) y Abda-baal, hijo de D'M(e)lk(ar), hijo de Yahil para la Astarté de la colina; que ha
escuchado la voz de sus plegarias".
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, estela procedente de Deir el Medina; una losa cimbrada de
Ramosis, fechada en el Siglo XII a. C. y donde vemos a la diosa Qadesh, sobre león -entre Min y
Reshep- (del Museo de El Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). La diva
representada, como deidad de la fertilidad y de la guerra tiene grandes paralelismos con la Astarté
fenicia. En la imagen, aparece portando lotos junto a un pene erecto del dios Min (a nuestra
izquierda) mientras en su otra mano sujeta una culebra, junto a una lanza y espada símbolos de
Reshep (a la derecha). Se muestra subida en un león, como una "potnia theron" (dominadora de los
animales) y a su vez su iconografía tiene gran cercanía a las Isis y las diosas "Hathóridas", patronas
de la maternidad y la fertilidad. Tratándose de un tipo de "Venus guerrera y madre" que en alguna
forma se acerca a la Pallas Atenea, pero también próxima a la Artemisa dominadora de las
bestias. Su totem era en Egipto el león, pero con toda seguridad esta misma diosa y su equivalente en
Canaan y Fenicia llamada Astarté o Ishtar (la estrella -matutina, vespertina...-), tuvo como animal de
referencia el toro. Un dios llamado en Oriente Medio durante los milenios II y I a.C. "Il" o "El",
representado por el becerro sagrado; bóvido que entregaba al hombre su carne y que era venerado por
su fiereza (todo lo que le identificaba con la figura del guerrero, que atacaba y protegía, entregando su
fuerza y su vida para defender y beneficiar a la comunidad).

ABAJO: Imagen de la Asertu anatólica; una diosa venerada por los fenicios como Astarté, cuyos
atributos y nombre sin duda procedían de la diva hitita antecesora (unido a las egipcias Isis, Hathor y
Quadesh). Deidad que fue llamada entre los canaaneos Astaroth y también denominada en la
Anatolia neohitita, Astarté. Su culto proviene de la Ishtar semítica, como estrella de la mañana o
resplandeciente luz (de Venus) que guiaba en el desierto y que al igual que la belleza femenina, nos
obligaba a admirarla y seguirla. Pese a ello, en Anatolia y en Oriente Medio esta deidad se confunde
con las divas de la guerra, unidas a maternidades; todo lo que daría origen a las Artemisas y
Ateneas griegas, descendientes de la Kubaba o Cybeles frigio hititas. Siendo muy difícil determinar el
carácter y cultos de cada diosa, en cada lugar; dado que una misma veneración y figura puede tener muy
distintos ritos y celebraciones, conforme el emplazamiento donde se adoren. Algo que incluso podemos
ver en nuestros días y hasta en el cristianismo, donde en fechas y ante santos o cultos iguales, se
conservan muy diferentes ceremonias. Como por ejemplo aquellas tan marcadas de las Navidades, en las
que el 6 de Enero contiene significados muy distintos. Tanto que unos celebran la Epifanía (haciéndose
regalos), otros la circuncisión de Cristo y los ortodoxos la Natividad (fecha comúnmente establecida en el
24 de diciembre para el resto de cristianos que también se regalan en nombre de San Nicolás en la noche
del 4 al 25 -Además, San Nicolás tiene su verdadera onomástica el 6 de Diciembre-).

En la idea expresada anteriormente podremos entender la complejidad de los cultos y ritos desde
los tiempos más antiguos; veneraciones y formas de adorar a una mismas deidades que cambian
radicalmente de unos a otros lugares y de unas épocas a otras (tanto como pudiera variar el acento, o
los idiomas, conforme nos traslademos). Ello obliga a tener mucha cautela en la arqueología, pues
aunque veamos estatuas de unos mismos dioses o de unas "casi iguales" religiones, el culto y su forma de
rendir pleitesía -o de celebrar aquellas divinidades-, puede ser muy distinto (algo para lo que basta ver
el cristianismo del Norte de Europa y el del Mediterráneo). Cuanto decimos, lo expresamos con el fin de
manifestar que una misma escultura en un lugar y otro, pueden contener muy distintos
significados. De tal manera, si encontramos una Isis en Canaan, esta ya debe ser tenida por una Astarté
(o Ishtar), tanto como la misma estatua en Occidente pudo tener un significado muy distinto. Acerca de
todo ello y sobre la aparición de la Astarté de El Carambolo, tratamos en el presente artículo.

En nuestro anterior entrada nos hacíamos varias preguntas sobre la Astarté de El Carambolo, de cuyo
hallazgo no hay más referencia que el hecho repetidamente mencionado por el pofesor Carriazo.
Quien escribe que "alguien" se la entrega, afirmándole que la escultura había aparecido en los terrenos
cercanos al tesoro y unos días antes -todo lo que sucede trás comenzar las excavaciones en el cerro, en
septiembre de 1958-. Pese a ello existen algunas referencias diferentes acerca de la aparición de la
Astarté de El Carambolo (al menos en los medios de comunicación). Pues hay quienes afirman que el
"descubridor" -o persona a la que le hacen llegar tal estatuilla- no fue Juan de Mata Carriazo, sino el
antiguo conservador del Alcázar: Joaquín Romero Murube. Conocido director de los Reales Alcázares
que recibió la figurita de bronce "de manos del padre de un zagal que la encontró en un paraje del
Carambolo Bajo" . Una historia y unos hechos que recogen algunos escritos del "cincuenta aniversario del
tesoro" ( pormenores acerca de la aparición de la Astarté que podemos leer -entre otros- en un artículo de
ABC Sevilla, de Septiembre de 2008) (1) .

Consecuentemente, esta figurilla entregada a Romero Murube por un muchacho que la encontró en de
la zona baja del cerro, procedería del poblado sito en las faldas del monte (y no del alto, donde estaba
el tesoro y el templo). Extrañándonos sumamente que la referida aparición de la Astarté pudiera ser
tal como este caso nos narra, puesto que las excavaciones del Poblado Bajo se comienzan mucho más
tarde -incluso se llevan a cabo en años posteriores a las conocidas de la cumbre (junto al "Tiro Pichón"),
donde con las obras de ampliación del club encontraron las joyas-. Por todo cuanto -en mi opinión- esta
historia que describe como "el padre de un zagal entregó" al director del Alcázar la pieza
desenterrada en el Bajo Carambolo, considero que en verdad la confunde con otra, refieriéndose
posiblemente a la Diana de Itálica. Escultura romana que sí se sabe entregaron dos obreros a Joaquín
Romero Murube en 1940 (durante una noche de lluvia y tras haberla sacado de una zanja abierta en
Santiponce).
Sea como fuere, ya dijimos que el hallazgo y la procedencia de esta figurita de Astarté maravillosa está
envuelta en dudas y misterios, tanto que el propio Juan de Mata Carriazo también pensó que habría sido
ocultada en el Cerro, junto al ajuar de orfebrería. Siendo así se podría entender lo extraño de su
inscripción que hace afirmar a cuantos la han estudiado, que no se trata de un objeto de culto, sino
de una estatua votiva. Es decir que es un ex-voto entregado por "Baal-ytn, hijo de D'M(e)lk(ar) y Abda-
baal, hijo de D'M(e)lk(ar), hijo de Yahil" ; quien habría depositado la figura inscrita en un
santuario "para la Astarté de la colina" , por haber esta diosa "escuchado la voz de sus plegarias".
Cuanto decimos no es una hipótesis, sinó una evidencia que deja clara su inscripción, en la que vemos
como aquella no pudo ser un único objeto existente en un templo -para ser adorado como figura
central-. Es decir, que su calidad de exvoto ofrecido por "Baal-ytn", hace suponer que fue entregada
como un artículo más de veneración, a un templo de Astarté. Aunque dada la antigüedad de la
pieza (que data al menos del siglo VII a.C.) y por su carácter, también podremos hipotetizar que se
tratase de una figura reutilizada. Es decir, de un objeto traido muy posteriormente hasta el Bajo
Guadalquivir y procedente de algún santuario de Siria, o de Fenicia (donde a juicio de todos los
expertos parece haber sido fundida y grabada).

Evidentemente la idea de que esta Astarté viajó en algún momento desde Oriente Medio hasta
Andalucía se hace una evidencia irrefutable -habida cuenta su tipología y hasta el idioma claramente
fenicio en el que se redacta el texto inscrito en su basa- (2) . Un viaje que según el profesor Carriazo
comenzó en Memfis (ya que este la creyó egipcia); pero que a juicio de los posteriores estudiosos se
inició en las proximidades de las costas de Siria y hacia e siglo VIII a.C - pues finalmente la catalogaron
como una Ishtar púnica de aquella fecha-. Todo lo cual nos hace replanternos otra posibilidad más;
pudiendo tratarse de un exvoto "reutilizado" en El Carambolo como figura de culto (para ser allí
venerada). Siendo lógica la hipótesis de que aquel que la importó desde Fenicia, lo hiciera para situarla
en el alto del Cerro de El Carambolo; levantando allí un templete de su culto, con el fin de que los
habitantes de ese lugar y época, conocieran y adorasen los dioses de su tierra. Una idea esta última que
parte del un planteamiento por el cual habríamos de considerar que aquella escultura fue importada por
alguien que ya la encarga en Oriente Medio, con el fin de llevarla hasta la Baja Andalucía para fundar
junto al Guadalquivir un lugar de culto (en su propio nombre y en el de sus antepasados -"Baal-ytn, hijo
de D'M(e)lk(ar) y Abda-baal, hijo de D'M(e)lk(ar), hijo de Yahil"- ).

Para conocer las nuevas hipótesis que consideran un templo fenicio (y un tesoro púnico) al de El
Carambolo vamos a continuar estudiando los últimos trabajos publicados a raiz de las recientes
prospecciones en el cerro. Obras protagonizadas fundamentalmente por Escacena, Belén, Fernández
Flores, Rodríguez Azogue, Amores y Carredano. A las que se unen otras aportaciones interesantísmas de
investigadores como La Bandera, Martín Ceballos, Torres Ortiz, Jiménez Ávila, Sebastían Celestino
Pérez. Estos últimos con muy distintos y más amplios criterios, observando la existencia de una cultura
propia en el Bajo Guadalquivir; aquella que comunmente denominamos Tartessos y que sería la
descendiente del Mundo del Bronce en el Sur Peninsular ibérico. Pese a ello, muchos tan solo ven restos
fenicios en la gran mayoría de los yacimientos y hallazgos tartéssicos -o de la Primera Edad del Hierro
meridional de nuestras tierras-, y cuyas hipótesis vamos a analizar a continuación.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, exvotos en piedra caliza procedentes de Baena (santuario de
Torreparedones) fechados entre los siglos III y II a.C. (tal como los expone el Museo arqueológico de
Córdoba, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En estas tres esculturas tan
diferentes, podremos observar algunos rasgos y ejemplos de lo que era la estatuaria votiva ibérica
hacia el siglo III a.C. (muy posteriores a la época tartessia). Las estatuas de la foto superior contienen
algunos paralelismos con las famosas terracotas de las Islas Baleares de época fenicia. Tanto que
podríamos decir de la figurita central que presenta tallado el sexo y los pechos que pudiera
tratarse de una "Astarté" o dama púnica.

BAJO ESTAS LÍNEAS: Abajo podremos observar otro tipo de figuras votivas; unos exvotos en
bronce que ya se dan durante la existencia de Tartessos, aunque proliferaron preferentemente en los
siglos que precedieron a su caida (entre el VI y el III a.C.). En la Turdetania han sido hallados miles de
"estos ejemplares" en bronce pertenecientes a esa época. Figuritas votivas pequeñas que muy poco
o nada se parecen a la Astarté de El Carambolo; que son esculturitas de apenas unos centímetros,
de las que han aparecido cientos en lugares de paso y comercio del Sur peninsular, o en santuarios
de montaña (como el de Collado de los Jardines en Despeñaperros). Estos exvotos ibéricos son muy
cercanos y ciertamente parecidos a los "muñecos votivos" de la Grecia arcaica y de Etruria; sin
apenas relación con la escultura del mismo fin de Oriente Medio (ni con las de Fenicia o Cartago). Bajo
estas lineas, una fila de esas estuatuillas iberas exvotas, fechadas entre los siglos III al II a.C. (tal como
las muestra el Museo Arqueológico de Córdoba; al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
B) LA FUNDACIÓN DE SEVILLA Y EL CERRO EL CARAMBOLO:
Las últimas teorías presentadas y las "más novedosas" investigaciones sobre El Cerro, unen de algún
modo la fundación de Sevilla a la del templo y al poblado bajo de El Carambolo. Considerando esos
yacimientos, junto al comienzo de la ciudad -hoy capital de Andalucía-, coetáneos y debidos
enteramente a la colonización fenicia. En esa línea se expresan los estudios de: Escacena,
Belén, Fernández Flores, Rodríguez Azogue o Amores y Carredano (entre otros); quienes manifiestan el
origen púnico del Bajo Guadalquivir. Pese a lo que también destacan que el establecimiento de los
fenicios en la antigua Andalucía es muy posterior a las primeras fechas de El Carambolo.

De tal manera -en la opinión de estos expertos- la aparición "de los fenicios en la zona de Sevilla puede
situarse ya en los mismos momentos que en Huelva y que en las más viejas colonias de la costa
andaluza mediterránea". Por lo que "aunque la fosa ritual del Carambolo que se interpretó como
fondo de cabaña no corresponde a la época del templo inicial" ... "(de la primera mitad del siglo VIII
a.C.), en ella se ha hallado un fragmento de cerámica sarda" (3) . Trozo de una pieza de barro de
Cerdeña que consideran es muestra clara del establecimiento de gentes fenicias en El Carambolo, al
saberse que los púnicos -desde el menos el siglo IX a.C.- frecuentaban esta isla, donde al parecer
habían fundado la famosa población de Nora.

El importante descubrimiento de un fragmento cerámico sardo en el cerro de Sevilla, concuerda no


solo con la datación de las colonias púnicas en las costas de Cerdeña, sinó también con la mitología
tartessía. Ya que no hemos de olvidar los pasajes griegos -citados en otras entradas nuestras-, donde
vemos como cuando Heracles vence y mata al rey de Tartessos, su descendencia escapaba hacia
Cerdeña. Siendo un hecho destacado y curioso que el nieto de Geriones (huido hasta aquella isla, tras
la victoria de Herakles), sea llamado por la fábula griega Norax. Narrando concretamente el mito,
que tras la muerte del monarca de Tartessos, su hija Eriteya tuvo con Hermes descendencia. Naciendo de
ambos el referido Norax, quien tras el desastre y la derrota de su abuelo, condujo a su pueblo hasta la
isla sarda, donde fundó una ciudad homónima (4) .

En referencia a esta leyenda, en otras ocasiones hemos publicado la estela llamada de Nora, hallada en
aquella urbe homónima de Norax y que data del siglo IX a.C.. Una losa en cuya inscripción en lengua
fenicia -y según su traducción más convencional- se leería que algunos púnicos hubieron de llegar hasta
esta población, huyendo de una batalla perdida en las costas de Iberia. Otros traductores
directamente ven en aquella piedra el nombre de "Tarshish" inscrito; aunque la comprobación de lo
esta dice, se hace algo difícil al carecer de separación entre palabras. Sea como fuere, todo constituye
coincidencias históricas y míticas de una enorme relevancia y que no pueden tratarse como meras
casualidades. Unos hechos de gran importancia acerca de los que ya han escrito una gran cantidad de
autores y expertos (5) . Investigadores para quienes la aparición de esa estela que relata como unos
fenicios se refugiaron en Nora, junto a la mención de los mitos que recogen como el nieto de Geriones
huyó desde Tartessos hasta Cerdeña (fundando allí la urbe de igual nombre -que se tiene por una de las
más antiguas de la isla-). Constituiría unos hechos históricos recogidos por la mitología y demostrados
por la referida losa.

Siendo así, lo más probable es que Cerdeña fuera por entonces un cruce de caminos para los
buscadores de metal y los marineros que se dedicaban a su comercio. Concretamente del bronce, ya
que las estribaciones montañosas sardas (S´Ilixi) eran desde muy antiguo conocidas por sus riqueza en
yacimientos cúpricos. Un cobre del que repetidísimas veces hemos mencionado se fundía en lingotes
del tipo cretochipriota (Ox-Hide) (6), con la forma del pellejo de buey; para ser así exportado y
comercializado fundamentalmente en el Egeo (al menos entre los siglos XIV al XI a.C.. Algo que
desaparece tras la caida de Micenas y a la llegada de los dorios armados con hierro, cuando estas
culturas del cobre fueron aniquiladas. Unas civilizaciones basadas en el comercio cúprico, cuyo centro
-o puente- marítimo debió estar en el enclave sardo; desde donde exportarían aquellos lingotes piel
de buey, que a la llegada del hierro desaparecieron progresivamente. En una decadencia -con toda
seguridad- paralela a la destrucción de Micenas, invadida por hordas armadas con el nuevo metal y al
mando de los llamados indoeuropeos. Unos dorios que posteriormente se proclamaron griegos, e incluso
continuadores de los aqueos -a los que destruyen-; y que no solo terminaron con Micenas sino también con
las culturas anexas (como la creto-chipriota). Gentes de Creta y Chipre que unidas a Micenas, habían
comerciado con el metal de Cerdeña hasta el siglo X a.C., fundiendo en esa forma del pellejo el cobre
en rama como "talentos" que comunmente llamaron "keftiu" ( al ser tan comunes en la isla
minóica denominada Kaftor por los canaaneos).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, detalle de una vitrina del Museo Arqueológico de
Sevilla, donde expone fragmentos hallados en el Carambolo Alto (zona denominada de culto y en la
que se encontró el tesoro). A la izquierda tenemos un pequeño fragmento de un vaso cerámico ático
geométrico, fechable hacia el siglo VIII a.C.. A su lado, otro trozo de un vaso de barro -en este caso
de Cerdeña- y datado entre los siglos IX al VIII a.C.. Finalmente y a nuestra derecha, se halla una
pequeña fusayola o colgante (pesa) que pertenece también al siglo VII ó VI a.C..

Podemos concluir al observar las dos piezas primeras, un contacto entre la Grecia Arcaica (Ática
Micénica), Cerdeña y El Carambolo desde los comienzos del templo. Nexo que parece manifiesto, por
cuanto entre los pocos restos cerámicos que se han hallado en el cerro, dos de ellos son del tipo
ático y sardo (datados antes del siglo VIII a.C.). Algo que hace evidente el establecimiento o conexión
de gentes venidas desde Cerdeña y desde la Grecia Continental ya antes de esta época; previamente
a los primeros asentamientos fenicios en la zona. Puesto que al no existir restos de cerámica púnica
en el cerro anteriores a estas fechas, ha de concluirse que en estos primeros años de El Carambolo,
parece que aún los fenicios no habían tomado contacto con la zona y sí lo hicieron los Sardos y los
Micenios. Siendo el resto de los fragmentos en barro allí encontrados (además de los antes
referidos), algunas piezas de cerámica "tipo indígena" o tartessio -denominada Carambolo, bruñida,
con decoración lineal, y muy semejantes a la creto-chipriota-.

Cuanto hemos expuesto arriba, nunca significaría negar que los púnicos hubieran llegado y
comerciado con la Península ibérica antes del siglo VIII a.C. (fecha esta en la que se tiene una "fe
arqueológica" del establecimiento de fenicios en puertos como los de Cádiz o Huelva). Aunque lo
que parece más cierto, es que el comienzo del Templo del Carambolo fue muy anterior al tiempo en
que aquellos colonizadores de Tiro y Sidón aparecen por la actual Sevilla -incluso mucho más antiguo
a los días en que estos fundaron en nuestras costas sus principales enclaves (como Gadir o Malaka)-. Todo
lo que hace sospechar que al menos el "primer" santuario, hubo de ser propiamente indígena o
tartessio. Un templo que como se sabe fue ampliándose y cuyos cultos bien pudieron ser importados
desde Cerdeña o desde Chipre y de la Hélade Arcaica; dado que hay restos cerámicos de estas
civilizaciones en la zona más antigua del referido yacimiento.

ABAJO: Un lingote del tipo Keftiu procedente de Serra Ilixi, propiedad del Museo de
Cagliari (Cerdeña; al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En este modelo de "talentos
cúpreos" comercializaban el metal los cretenses y los chipriotas (junto a otros micenios) entre los
siglos XIV y el XI a.C.. Proliferaron en Cerdeña y se distribuyeron por el Egeo en grandes
proporciones, tanto que es común encontrarlos en la mayoría de los pecios hundidos en las costas griegas
y el Mar Jonio. Asimismo se han hallado en territorio sardo; en el interior de minas de cobre y en
yacimientos fechados con anterioridad al siglo X a.C.. Una época en la que parece se hace evidente
que los fenicios no habían llegado hasta la isla; cuando comerciaban y distribuían el metal de
Cerdeña gentes micénicas (principalmente venidas en barco desde Creta o Chipre). Curiosamente, los
altares del templo de El Carambolo, tienen la forma de estos lingotes keftius, al igual que los
pectorales de su tesoro; todo lo que nos hace creer que se trataría de un culto y un modelo llegado
a tierras del Bajo Guadalquivir desde El Egeo, por mar, y en épocas cercanas a la caida de
Micenas. Quizás importado desde Chipre, de Creta o desde las costas de Oriente Medio (en incluso de
Cerdeña); por quienes huían de las invasiones del Hierro, en esos tiempos de grandes convulsiones en el
Levante mediterráneo.
Sobre el promontorio hoy llamado El Carambolo, escriben los profesores Ma. Belén, Escacena,
Fernández Flores, Rodríguez Azoge y Amores; que se trataría probablemente del mismo lugar descrito
como el "monte sagrado" o "cabo del templo" en el periplo massiliota de Avieno -obra de descripción
geográfica de los litorales peninsulares y que se sabe originalmente coetánea a la existencia de
Tartessos-. Por lo que en palabras textuales de algunos de los citados autores: "Si es éste el paisaje
descrito por la Ora Maritima en las bocas del gran río de Tartessos, y si es correcta la identificación de
Caura con el Mons Cassius (Belén 1993: 49), este sitio puede corresponder al que Avieno (259-
261) llama Fani Prominens. Por lo común, tal topónimo se ha traducido como `cabo sagrado´ o `cabo
del templo´." (7).

Evidentemente es más que sugerente la identificación de El Carambolo con un emplazamiento sagrado


famoso desde la más remota antigüedad, sito junto al Mons Cassius -monte que estos investigadores
consideran es Coria del Rio- (8). Pese a lo que ello deja la amplias dudas, no solo acerca de la
concordancia del Cassius con aquel lugar llamado por los romanos Caura; debido a que otros
investigadores lo sitúan en Grazalema, Huelva o en la desembocadura del Guadalquivir. Sino también
quedaría preguntarse por qué no hubo un mayor asentamiento en El Carambolo. Puesto que muy
extraño resulta si aquel promontorio era uno de los más sagrados en el Bajo Guadalquivir -ya desde el
siglo V a.C.- y conocido en época romana, que no hubiera en él un templo de mayor relevancia (que
perviviera al menos hasta épocas prerromanas). Consecuentemente, si este cerro era tan destacado
como para citarlo Avieno llamándolo Fani Prominens (el Cerro Sagrado), muy raro resulta que apenas
se conociera posteriormente; tanto como que en El Carambolo no hubiera más que un templete y un
poblado de pequeñas dimensiones y de poca importancia.

Asimismo y considerando que este fuese realmente el Fani Prominens junto al "Monte de la
Casiterita" (Mons Cassius), nos podemos preguntar por qué escondieron allí en un sitio -tan conocido y
marcado- un ajuar de oro con el fin de ocultarlo en lugar donde nadie sospechase sobre la existencia del
tesoro... . Verdad es que los antes referidos investigadores (Ma. Belén, Escacena, Fernández Flores,
Rodríguez Azoge y Amores) consideran que las joyas no fueron enterradas para ocultarlas; creyendo
que se trata de objetos de uso del santuario, depositados en el basurero sagrado tras haber sido
amortizados (es decir: Que fueron arrojados al cenicero del templo, después de dejarse de utilizar en los
ritos o en las celebraciones) (9). Pese a lo que en nuestra opinión -tanto como en la de sus
descubridores y en el criterio más común de los arqueólogos-, las joyas de El Carambolo fueron
escondidas; dentro de un "estuche cerámico" y en una fosa. Enterramiento que se produciría
seguramente en un momento de crisis, en una ceremonia ritual de cierre (durante una huida del lugar
sagrado); o bien para evitar que cayeran en manos de ajenos o enemigos del templo. Por cuanto resulta
extraño elegir un monte muy conocido, sagrado y bien marcado entre los geógrafos, para realizar tal
ocultación; puesto que aquel hecho podría ser intuido por muchos y seguramente hubiera sido
descubierto.

Siendo así y considerando como muy famoso el Fani Prominens (citado ya por Avieno) nos podemos
preguntar por qué durante la Antigüedad jamás encontraron el tesoro allí ocultado, dado que el
promontorio y su santuario debía ser uno de los más destacados de Tartessos. Pues de tenerse por un
lugar sacro y conocido desde tiempos inmemoriales, lo hubieran "excavado" los buscadores de restos en
la Antigüedad. Una profesión muy común antaño y que servía para reciclar y recuperar cuantos
materiales se hallaban enterrados en las ciudades y en las construcciones destruidas -por las guerras o
por los cataclismos-. Por todo cuanto parece más lógico pensar que El Carambolo fue simplemente un
cerrillo de adoración tartessia, sin apenas gran importancia y con un templete no muy a la vista de
extranjeros (ni menos conocido por ajenos al Bajo Guadalquivir) de lo que sirvió como perfecto
escondite para el ajuar. Mientras el Mons Cassius quizás se hallaba en Grazalema, en la
desembocadura del Guadalquivir o en las Minas de rio Tinto; lugar donde lo sitúan R. Adradós,
Schulten o Bosch Gimpera -respectivamente-; afirmando estos autores que el Fani Prominens fue alguno
de los famosos santuarios allí emplazados (sitos junto a estos puntos onubenses o gaditanos).

Pasando a otros temas muy interesantes que plantean las nuevas investigaciones sobre la fundación de
Sevilla, los estudios más recientes han cambiado en mucho sus hipótesis acerca del origen de aquella
población. Y pese a haberse "atrasado" la llegada de los fenicios a nuestras tierras hasta el siglo VIII
a.C. -al menos-; muchos de los más actualizados estudios sobre este tema mantienen que el origen de
la capital andaluza es genuinamente púnico. Afirmando a su vez que fue la aculturación procedente
las zonas siriopalestinas la que dió lugar a las civilizaciones del Sur peninsular durante el Primer
Hierro. Concluyendo que -de algún modo- realmente puede afirmarse que los fenicios fueron los
creadores de "esa cultura" llamada por los griegos Tartessos. Civilización tartéssica que para algunos no
sería más que la prolongación de Tiro y Sidón en el área meridional ibérica; siendo esa aculturación
oriental la única explicación para la existencia de esta "nueva" forma de vida que emerge desde el siglo
VIII a.C. en el Bajo Guadalquivir (10) . Consecuentemente, para muchos de estos nuevos teóricos de la
arqueología, la fundación de Sevilla tanto como El Carambolo y sus joyas, serían plenamente fenicias.
Una urbe y un santuario, que estuvieron íntimamente unidos desde sus más remotos comienzos;
llegando incluso a "nacer juntos" -tal como Pellicer manifestó hace casi veinte años (11) - . Considerando
así los estudiosos que identifican el mundo siriopalestino con El Carambolo, que aquella ciudad llamada
por los cartagineses "Spal" (y por los romanos "Híspalis"), fue una población creada hacia el siglo VIII a.C.
por estos colonizadores llegados desde las costas de Oriente Medio.

Para terminar el presente epígrafe acerca de la fundación de Sevilla, añadiremos que en un artículo que
ya publiqué en 1982 reivindiqué que el origen del nombre de esta ciudad (SPAL o HISPALIS) no solo era
el mismo que el de HISPANIA -como es sabido-; sinó que a su vez tenía un casi idéntico significado al
topónimo IBERIA. Ello porque -a mi entender- todas las voces anteriores (SPAL; HISPALIS; HISPANIA;
IBERIA) procederían de unos mismos radicales proto-indoeuropeos. Vocablos que se introducían en los
idiomas usados en Oriente Medio, en Canaan, en Anatolia y entre los Cretochipriotas (cuyas lenguas no
eran tan lejanas, hace unos tresmil quinientos años). Siendo la raiz de aquellos sonidos que conformarán
más tarde las voces SPAL, HISPALIS, HISPANIA o IBERIA; las palabras antiquísimas SVAR (Sol) y VARI
(agua). Términos que aún conserva el sánscrito, y que generarían otros nacidos de su crasis (o de su
unión), al ser transformadas en el II milenio a.C. como: "SVARI", "SPARI", "SEVARI" etc.. Palabras cuyo
significado es común en los idiomas que nos hemos referido y durante aquella época (en la Anatolia y
Oriente Medio del II milenio a.C.). Tradudiéndose estos términos procedentes de la aglutinación de los
radicales SVAR-VARI, como: "Sol en el Agua"; es decir, "atardecer", "ocaso", "occidente". De tal
manera, de las referidas voces SVARI, SEVARI, SPARI, ya generarían en el siguiente milenio (el primero
a.C.) otros términos; como por ejemplo el de "Hesperia", que en griego es "atardecer",
"ocaso". Antiquísimos radicales que en distintas zonas del Mediterráneo o Anatolia darían lugar a vocablos
como "SEFAR" o "SEFARAD" -palabra que en lenguas semíticas contiene un mismo significado que
Hespéride (el ocaso, occidente)-.
De tal manera, desde aquellas raíces lingüísticas -tanto como de las voces antes referidas- porcederían
a mi juicio los topónimos: "IBERIA" (como deformación del vocablo proto-heleno "hesperia"); o "SPAL",
"HÍSPALIS" e "HISPANIA", como transformación de "SEFAR" o "SHEPHAR" (Sefarad). Por cuanto considerar
que los nombres "Spal" e "Híspalis" (o Hispania) son de origen semita (fenicio o cartaginés) tiene una
absoluta lógica. Creyendo personalmente que significaba "OCCIDENTE" en estas lenguas de Asia
Menor (12) . Siendo así, se interpretaría "IBERIA" por un mismo concepto que Hispania, habíendo
tenido como ciudad homónima (o principal) la "Spal" o "Hispalis". Una urbe que era nombrada con la
denominación de toda la tierra y lugar donde se hallaba, quizás como una forma de "capitalidad" (tal como
Atenas daba nombre al Ática); lo que posiblemente se repitiera más recientemente en el caso de la Évora
portuguesa, o en el mismo Ebro -que desde la Antigüedad era el río más destacado de la Penísula,
nombrado por los griegos de manera igual que el resto de España-.

COMENTARIO A LAS
IMÁGENES: Arriba la península según el Periplo de Rufo Festo Avieno (Ora Marítima). Mapa conforme
interpretación de Bosch Gimpera en su obra "Etnología de la Península Ibérica" (agradecemos a sus
herederos y editora, nos permitan divulgar el detalle de este dibujo que recogemos). En el epígrafe
anterior tratábamos acerca de la fundación de Sevilla y los orígenes de El Carambolo, que algunos creen
era el Fani Prominens junto al Mons Cassius. Observemos que el profesor Bosch Gimpera sitúa el Mons
Cassius en las proximidades de Huelva, junto a las minas de Rio Tinto. Lugar conocido por su
riqueza en minerales preciosos y que lógicamente pudo ser tenido por un yacimiento de estaño
(cassiteros). Aunque otros autores creen que el nombre de aquella montaña no se debería a la
casiterita, sino a un monte homónimo oriental, que las fuentes antiguas citan junto al Nilo. De esta
opinión es Francisco R. Adradós, quien además sitúa el Mons Cassius de Avieno, en la Sierra de Grazalema
(Cádiz) -ver cita (8) - .

ABAJO: Exterior del precioso edificio que alberga el Museo Arqueológico de Sevilla, en el Parque de
Maria Luisa. Muy próximo al Guadalquivir (el antiguo rio Tartessos), desde este museo casi se divisa
el Cerro de El Carambolo, que distará unos tres kilómetros en linea recta, al otro lado del cauce -
trás cruzar Triana, junto a la carretera de Huelva a Badajoz-. Hace más de treinta años, cuando apenas
era yo un chico de veinte y en ese tiempo en el que aún estábamos obligados todos los jóvenes a ir al
ejército; la vida quiso que en el sorteo militar me "tocase" cumplir mi "servicio con la patria", a muy poca
distancia de este museo. Así fui destinado al Cuartel General, sito en la cabecera de este parque de Ma.
Luisa y en la Plaza de España. Allí pasé casi quince meses de mi vida y desde las ventanas de mi cuartel
veía a diario el cerro de El Carambolo; tanto como en cuanto podía, me escapaba a pasear por el
arqueológico. Todos los días hablaba con mis superiores sobre el Mundo Antiguo y a aquellos militares les
divertía escuchar un "ballet" a guitarra que en esos días yo había compuesto. (que se llama Tartessos y
cuyo argumento trata acerca de la civilización perdida). Gracias a mi cariño a Tartessos y a interpretar
aquel "poema a guitarra" en el cuartel, me gané la simpatía de mi comandante (Esquivias) y hasta la de
mi General (Saavedra). A quienes les enseñaba que el sueño de Tartessos era un motivo suficiente como
para hacer agradable la vida a cualquiera (aunque fuera en plena "guardia").

Durante estos meses de servicio militar me preocupé en investigar acerca de la etimología de las
palabras SPAL e HÍSPALIS, sobre lo que escribí un artículo, que publicó el diario "Informaciones" en su
"tercera página". El ensayo acerca del origen de aquellos vocablos se llamaba "Qué significa España" y en
él llegué a la conclusión de que Hispalis e Iberia, procedían de iguales radicales proto-indoeuropeos
cuya traducción o interpretación era "Occidente". Unas voces nacidas desde los términos SVAR-VARI
que en idiomas proto-iranios se traduce por "SOL en el AGUA", es decir: "Atardecer" u
"Occidente". Radicales de los que procedería la palabra griega "Hesperia" ("tarde", "puesta de Sol"), que
en mi opinión dió lugar a Iberia; tanto como SEFARAD, que desde una voz semejante canaanea originaría
Hispania o Hispalis. Siendo esta última una versión quizás fenicia de la misma palabra, procediendo de la
voz "SEFAR" (SEPHAR), cuyo sentido en lenguas semitas todos sabemos es "Occidente" (Sefarad).
C) DE LAS PALABRAS SEMITAS "HISPANIA", "HISPALIS" Y "SPAL" A LA HIPÓTESIS DE LA FUNDACIÓN FENICIA
DE EL CARAMBOLO Y DE SEVILLA:

Por cuanto expresamos, la voz SPAL (de donde vienen HISPALIS e HISPANIA) claramente debió ser fenicia
o cartaginesa. Y como decimos, su traducción hubo ser igual a la de su término correspondiente en
idioma hebreo -que se pronuncia aún en nuestros días "SEFAR"-. Un topónimo que marca precisamente
nuestras tierras, denominadas como las Occidentales entre los israelitas (las "sephardís", vocablo tan
parecido a "Spalis"). Pese a ello, la consideración de que la ciudad de SPAL fuera una fundación
puramente púnica se enfrenta a una hipótesis, como es la del anacronismo. Ello porque existen
asentamientos previos al siglo VIII a.C. en el emplazamiento de la actual Sevilla. Por cuanto, sabiendo
que los fenicios no se establecen en nuestras costas antes de esta fecha; la primera "Híspalis" hubo de
ser indígena (o al menos creada por efecto de una aculturación nacida desde el mundo interno y
peninsular). Es decir, que aunque los colonizadores de Tiro, Sidón (o los de Cartago) pusieran el nombre
a la ciudad, no pudieron ser aquellos mismos sus primeros fundadores; habida cuenta que esta
"población" ya existía antes de su venida. De lo que habríamos de considerar Spal como una
"refundación"; es decir, que muy probablemente en un momento histórico los púnicos la destruirían o la
tomarían; para crear en su lugar una urbe suya (hecho este muy normal en todas las colonizaciones
antiguas).

Para hallar qué gentes -o qué colonizaciones-, comenzaron a hacer un lugar habitado a esta ciudad del
Bajo Guadalquivir (hoy capital de Andalucía); hemos de considerar primeramente que las urbes situadas
en emplazamientos tan importantes como el sevillano, no nacen por "generación espontánea" -a
menos que lo hagan debido una fundación extranjera-. Origen fundacional que (como hemos dicho) en el
caso de Sevilla no parece justo considerar, habida cuenta que se sitúa en un punto y confluencia de tal
singularidad, que desde los tiempos más remotos hubo de estar habitada. Ello porque allí mismo era
dónde antaño desembocaba el Guadalquivir; dado que -como todos sabemos- las Marismas fueron un
gran lago cuyas aguas llegaban incluso hasta la Híspalis romana. Pese a todo, aquella ciudad llamada en
mi opinión "la occidental" entre fenicios y cartagineses, debió tener un carácter muy semita o
autóctono. Algo que se "percibe" en el curioso hecho de que los latinos fundaran en sus inmediaciones
otra muy distinta, para ir allí a vivir los romanos, en un lugar ajeno al hispalense. Todo lo que explica e
implica quizás que la población de aquella urbe del Betis pudo tener un gran arraigo indígena,
posiblemente muy ligada al mundo cartaginés (quienes probablemente le dieron el nombre de SPAL). Todo
lo que quizás obligó a los romanos a crear otra capital muy próxima y en las cercanías de la actual
Santiponce (a orillas de El Carambolo); una Itálica, que tristemente fue construida sobre arcillas
expansivas, lo que la convirtió en una abandonada ruina a los pocos años de erigirse y cuya población
regresó a la antigua urbe.

Por lo demás y acerca de los orígenes de la ciudad del Guadalquivir, en las inmediaciones de Sevilla
han aparecido repetidamente restos de cerámicas micénicas y grecoarcaícas (anteriores al siglo IX
a.C.) tanto como fragmentos de objetos sardos y del Levante mediterráneo (igualmente de comienzos
del primer milenio a.C.). A los datos anteriores hemos de añadir los hallazgos llevados a cabo en el
centro urbano y en emplazamientos cercanos a Sevilla; donde se también se repite el encuentro de
tipos cerámicos bruñidos -relacionados con los de Chipre y Micénas-. Un estilo que el prof. Carriazo
consideraba propiamente tartessio -o pretartessio-, datados a fines de la Edad del Bronce y en las
primeras etapas del Hierro meridional. Cuyos paralelos más próximos han sido desentarrados en zonas
cercanas al Guadalquivir, preferentemente en los restos de dólmenes reutilizados, o en tumbas de
corredor y en cistas de fines del II milenio a.C.. Piezas de barro con una tipología que Juan de Mata
Carriazo definió como "de El Carambolo", con un modelo particular y autóctono (aunque -como hemos
dicho- con sus antenecedentes más cercanos en las creto-chipriotas). Cerámica cuyos diseños y dibujos
recuerdan a los vasos, ídolillos en pizarra y fragmentos del Sur Peninsular, pertenecientes al final de la
Edad del Bronce. Pero que a su vez -vistos con detenimiento- se asemejan a las decoraciones que
contienen las joyas y enseres de orfebrería de aquella época, que comprende desde los siglos XII al
VIII a.C.. Torques, pulseras y collares cuyos motivos en ocasiones son exactos a los que vemos en los
fragmentos de barro de El Carambolo y guardando unos mismos dibujos esquemáticos -con cuadrados
alternados con lineas rectas y con triángulos intercalados; todos repetidamente figurados-.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: SOBRE estas líneas, un Pithoi orientalizante procedente del Santuario
de Carmona y fechado hacia siglo VII a.C. (propiedad del Museo de Carmona, al que agradecemos nos
permita divulgar la imagen). Este vaso cerámico es puramente tartessio y su diseño contiene figuras
plenamente autóctonas (tanto que modelos similares, apenas se dan en otros lugares del Mediterráneo).
En él podemos ver la flor del loto, tan típica de la iconografía egipcia, pintada en los colores y de
igual manera que se realizaba en el Nilo -unos seis o siete siglos antes-. Su diseño también nos
recuerda enormemente a las cerámicas de Chipre arcaicas, fechadas unos cientos de años antes (entre
el siglo IX y el VIII a.C.); tanto como a algunos modelos canaaneos, y en especial a las piezas de barro
micénicas aparecidas en zonas del "Creciente Fértil" (trás huida hasta Canaan de los micenios cuando
escapan de la invasión doria).

Acerca del tema antes expuesto y que explicaría las similitides entre el mundo micénico y el de
Oriente Medio -en los siglos XI al IX a.C.-, hemos tratado en nuestra entrada "LOS HEREDEROS DE
MICENAS" (VER http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_19.html ). Un artículo que
recomendamos leer a los interesados en comprender cómo el área de Canaán fue refugio de cuantos se
ven obligados a "escapar de la llegada del Hierro". Ya que desde el siglo XIII al X a.C. , la expansión
de "los pueblos férreos", hizo que Oriente Medio y Anatolia sufrieran tremendas convulsiones.
Viéndose obligados sus antiguos moradores a huir hacia tierras lejanas, tras la aparición de
contínuas oleadas de invasores y de ejércitos armados con el nuevo metal; lo que promoverá incluso la
caída de imperios como el Hitita. De tal modo, las gentes de Anatolia, de Asia Menor, de Grecia (y de sus
islas), trás huir de las hordas armadas con Hierro, se convertirán en pueblos errantes (como fueron
un ejemplo, Los del Mar).

Algunas de estas migraciones en diáspora se asientan en zonas como Canaan y Chipre, llegando a
ocupar hasta tierras en Egipto (logrando allí refugio). El resto errará por el Mediterráneo, llegando
hasta Italia los que se dice se denominaron "Turta" (o Theresh) y que darían en parte origen a los
etruscos. Otra tribu de Los Pueblos del Mar fueron los "Sardana", que vagaba a comienzos del Hierro
en busca de tierra, ejerciendo el pirateo por el Mediterráneo; creyendo los historiadores que se
establecen preferentemente en la isla a la que dieron nombre (Cerdeña). Los Mashawa igualmente
según el criterio de los expertos se cree que puedieron ser quienes originan a los Mastienos en
Iberia, al asentarse en nuestras costas de la actual Murcia-Granada (con posterior capital en Mastia:
Cartagena). En lo antes relatado vemos que el descubrimiento del acero generará la huida de
gentes de Anatolia y de sus islas, tanto como las de Micenas y de Creta, quienes se ven obligados a
errar buscando nueva patria, de los que algunos consiguieron refugio en Canaan, Chipre y
Egipto (una protección que hallaron principalmente entre los fenicios y los israelitas, quienes llegan a
admitir a una parte entre sus doce tribus -aunque a los que no se adaptan a las costumbres judías, los
apartaron, denominándolos filisteos-).

Por su parte, los que vencen en la avanzada armados con el nuevo metal, traen consigo la aparición
de las civilizaciones del Hierro (como la griega o las indoeuropeas). Todo lo que se produce en un
periodo del que podemos decir tuvo su punto culminante en la Guerra de Troya (a fines del siglo XIII
a.C.); contienda que en mi opinión está "marcada" claramente por la aparición del acero en la zona. Por
cuanto, una vez leida esta breve explicación de lo acontecido en el Levante Meditarráneo durante
los siglos XIII a. X a.C., nos será fácil comprender por qué los modelos cerámicos de Canaan, de
Egipto o de Chipre, tienen tantos parecidos y similitudes con los del Occidente más remoto (de áreas
como Tartessos o Etruria).

ABAJO: Cerámica "Tell-el-Amarna" con su carácterístico azul sobre zonas bruñidas (perteneciente al
Museo Egipcio de Berlín, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Hemos girado la foto hasta
ponerla en sentido inverso para observar claramente que el vaso de Amarna (ciudad de Akhenatón)
tiene un dibujo casi igual al que copia unos siete siglos después el Pithoi de
Carmona. Decorándose con hojas de loto, y figurado allí la flor abierta o cerrada. Dicho loto (azul
preferentemente) era el símbolo de la fertilidad y del amor en el reino faraónico, dado que
representaba el nacimiento sobre las aguas. A su vez, su flor abierta o cerrada, significaba la salida
del Sol entre las montañas, tanto como la circuncisión del "pene sagrado" (recordemos que en Egipto
los reyes y sacerdotes tenían obligación de circuncidarse por motivos de higiene y religiosos). De tal
modo el loto, por su carácter sagrado se representaba los capiteles de templo (principalmente en
aquellos dedicados a las deidades femeninas), coronando comunmente las pilastras y columnas -de donde
procede probablemente el estilo corintio y el jónico, con modelos similares-. Evidentemente, el paso del
diseño que vemos en fotografía, desde el Egipto del siglo XIV a.C. y hasta la Carmona tartessia (del
VII a.C.), se debió hacer por gentes de Canaan o bien de Chipre; quienes a través de los
cretomicénicos conservarían este tipo de cerámicas y más tarde importarían sus dibujos y decoraciones
hasta nuestro territorio.

D) EL CARAMBOLO, SUS CINCO ETAPAS Y EL ORIGEN FRIGIO DE SUS JOYAS:

Volviendo a lo que las nuevas investigaciones nos dicen acerca de El Carambolo y su fundación, hemos
de decir que los recientes estudios igualmente reconocen que el comienzo del santuario es anterior a la
aparición de los asentamientos fenicios en nuestra Península. De lo que debemos afirmar, no puede
tratarse de un templo creado por colonizadores púnicos, algo que se deduce porque siquiera es
pensable que El Carambolo fuera el primer baluarte de aquellos. Un hecho obvio al situarse este cerro
en tierras de interior y a más de cien kilómetros del mar. Y pese a que muchos crean que Sevilla era por
entonces puerto marítimo, ello no era así. Pues aunque el Lago Ligur fuera navegable hasta aquel punto,
hay que pensar que su profundidad máxima sería muy poca; obligando cambiar de embarcaciones en la
costa exterior, para "remontar" el actual Guadalquivir (hasta llegar donde hoy está Sevilla). De tal manera
considerar que en ese lugar "desembocaba" el rio antaño llamado Tartessos, es un error, porque aquel no
vertía sus aguas al mar en Sevilla, sinó en un lago formado por un enorme delta. Por lo que no es
imaginable que hasta allí pudieran adentrarse los marineros en las mismas embarcaciones con las que
atravesaban el Estrecho -o que navegaban el Atlántico-. Dado que estos barcos para mar batida
precisan de un enorme calado y de una quilla profunda. Siendo así, se hace evidente que en las
proximidades de la actual Sanlúcar -en la verdadera costa-, tendrían que fondear, cambiar allí la
mercancía, o tomar otro tipo de nave (de río, poco profunda y más ligera) para remontar el Tartessos y
así llegar hasta la antiquísima Spal .

Todo ello significa que nunca puede considerarse que Sevilla fuera un verdadero puerto de mar, donde
los fenicios pudieran llegar y establecerse en sus primeros tiempos durante el siglo VIII a.C.. Habiendo
elevando y construido sus baluartes o ciudades más antiguas en puntos costeros donde los "rudos"
indígenas ibéricos les permitieron situarse (para abrir colonias comerciales). Unos puertos y enclaves
extranjeros, en los que sabemos la convivencia era difícil y hasta peligrosa junto a los iberos -tal como
narran los textos griegos-. Ya que de común podían ser asaltados por los vecinos indígenas; tal como
sucedía en Ampurias, separada de la ibérica urbe de Indiketes por una muralla (donde los helenos debían
acechar de continuo, vigilando y muy espectantes). Siendo así y resultando que el santuario de El
Carambolo tiene sus orígenes al menos en el siglo IX a.C., parece imposible pensar que sea una
fundación fenicia. Aunque algunos estudiosos de esta civilización desean exponer que aquellos
colonizadores de Tiro y Sidón -en sus incursiones "culturizadoras"- creaban primero templos, para más
tarde asentarse en ciudades. Un modo por el cual justifican estos "incondicionales de Fenicia" el origen
púnico de Cádiz y la llegada de aquellos hacia el 1100 a.C.. Considerando que primero crearon allí un
templo de Melkarte y trescientos años más tarde, fundarían en el mismo lugar la ciudad de Gadir (todo
lo que resulta una hipótesis poco plausible, habida cuenta que los restos feniciós en la zona no hablan de
un establecimiento anterior al siglo VIII a.C.).

Sobre el origen y fechas de El Carambolo, Escacena (junto a Rodríguez Azogue y Fernández Flores) nos
dicen textualmente: "En la primera mitad del siglo VI a.C., cuando la demanda de la plata tartésica
desde Oriente queda cortada por la conquista babilónica de las metrópolis fenicias de la costa
libanesa, acaba el santuario del Carambolo. Entre el siglo IX a.C. y esta fecha final, el edificio
conoció cinco construcciones superpuestas" (13) . La frase anterior marca claramente las épocas en las
que el santuario del cerro sevillano, nace y deja de existir. Aunque en mi opinión -muy personal- en la
última fecha que nos dan, debemos diferenciar lo que hubo ser el comienzo del declive y la época de
su desaparición total. Creyendo que pudo haberse iniciado la "crisis final" de El Carambolo en el
momento que apuntan los autores antes citados; tras los asedios y conquista de Tiro y Sidón por los
asirios. Aunque hemos de observar que en verdad tales problemas graves de Fenicia, comenzaron en el
año 672, para no finalizar hasta el 572 a.C. (año en que fue conquistada por Nabucodonosor). Es
decir, que tras el primer tercio del siglo VIII a.C. ya Esarhaddón la asedia, al igual que más tarde hace
Assurbanipal -quien la ataca repetidamente y al menos por cinco años más-. Despúes de aquello, las
capitales púnicas fueron víctima de repetidos intentos de toma y asaltos, participando en esas incursiones
incluso sus "socios faraónicos". Siendo finalmente Nabucodonosor II quien la sitia hacia el 572 a.C.,
obligando así a los fenicios a claudicar bajo el yugo de Babilonia y a pagar tributo.

Por cuanto vemos, las crisis de los dos principales puertos de Oriente Medio se origina en el 672 y dan
fin en el 572 a.C.. Cien años de repetidas incursiones y una última fecha trás la que Fenicia -
propiamente dicha- desaparece, tomando su relevo poco después, Cartago. Una sucesión que para
nada parece haber sido pacífica, ya que muy por el contrario se cree que la Gadir fenicia fue
destruida por los nuevos "dueños de la zona": Los cartagineses. Quienes tras hacerse con estos enclaves
fenicios (a través de pactos o de la guerra), reedifican unas nuevas urbes bajo su mando y tutela
directa. Algo que se sabe al excavar los numerosos yacimientos de la zona; emplazamientos que hasta
mediados del siglo VI a.C. fueron enclaves de tirios y sidonios; y que tras la caida de aquellas ciudades
bajo el yugo babilónico, también quedan arrasadas por la llegada de los cartagineses. Siendo pués lo
más lógico pensar, que este es el final en El Carambolo; santuario que pudo ser destruido hacia el 531
a.C., cuando tras la batalla de Alalia, Cartago sucede a Fenicia y se dispone a tomar todos sus antiguos
puertos y sus zonas de primacía (entre ellas Spal).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, un vaso chipriota del periodo arcaico, perteneciente al museo
Nikosia (al que agracedemos nos permita divulgar la imagen). Como podemos ver el diseño de esta copa
tiene relación con otras halladas en Carmona. Las fechas para la cerámica tartéssica de Carmona
son muy posteriores a las de Chipre, pese a que su estilo guarda una amplia relación (tal como
podemos ver en la siguiente foto).

ABAJO: El famosísimo vaso de los Grifos de Carmona (propiedad del Museo de esta población al que
agradecemos nos permita divulgar la imagen). Se observa en este ánfora unos rasgos orientalizantes
con gran semejanza de nuevo con las cerámicas de Chipre y del Egeo (e incluso con algunas de
Canaán). De nuevo vemos el adorno con flores de loto y los animales dibujados con unas líneas y
tipos muy estilizados e imaginativos, algo que se conservará en toda la cerámica ibérica
posterior (en especial entre los vasos contestanos, de los que aparecen numerosísimos ejemplares en las
zonas de Valencia y Alicante).
Por cuanto hemos recogido y debido a las fechas de los acontecimientos históricos referidos; ha de
concluirse que desde que los asirios comienzan a arrasar Oriente Medio y Anatolia -en el 750 a.C.
aproximadamente-, enormes grupos de gentes huirían de esta zona buscando refugio en las colonias y
puertos del Occidente más remotos. Comenzando este periodo de convulsiones, durante los años en
que los frigios se vieron obligados a escapar de su reino, tras quedar sometidos primero por los
mesopotamios y más tarde al ser invadidos los griegos (desde el 740 al 696 a,C.). Por su parte, los
fenicios y cretochipriotas debieron guarecerse pocas décadas después en sus barcos y en sus ciudades
más lejanas (al ser continuadamente atacados por los asirios). Siendo así, dos muy marcadas, las etapas
de crisis de Asia Menor que obligarían a emigrar hasta las tierras occidentales a una gran parte de su
población. Épocas de convulsiones que comenzarían en Anatolia y con el reinado de Midas (740 al 696
a.C. aprox.). Un monarca de Frigia con enorme fama de rico, que se ve sitiado primero por Asiria, luego
los cimmerios, cayendo su reino finalmente en manos de los griegos -quienes lo arrasan, esclavizando a
cuantos no consiguen escapar de allí-. Por su parte, y muy poco después de los acontecimientos antes
descritos, se produce una segunda oleada de guerras en la zona, que comienza cuando los asirios
atacan Fenicia continuadamente -desde el 672 a.C.- y por un siglo, sitiando las capitales Tiro y
Sidón (hasta subyugarlas).

Conforme a lo que antes hemos resumido y tomando como referencia los estratos del cerro sevillano,
me atrevería a redactar un ciclo de etapas en las que se correspondieran los diferentes niveles de El
Carambolo en relación con los hechos que hemos descrito en Oriente Medio (con el fin de crear una
cronología):

1º.- Carambolo V y IV -quinto y cuarto estrato que se corresponden con el más antiguo y el que le
sigue- (entre el 850 y el 750 a.C.). "Periodo del santuario indígena de influjo oriental" : Parecería
justo pensar que el templo de El Carambolo se hubiera iniciado por gentes autóctonas, bajo el influjo
de los primeros visitantes (colonizadores, que procederían de muy diferentes puntos del Levante
mediterráneo). Un comienzo que sabemos sucede en el siglo IX a.C.; aunque tras ello, hay otras
"ampliaciones" o modificaciones del santuario, que van sucediéndose entorno a este y que
seguramente son debidas a las mismas gentes locales, bajo la aculturación de colonos orientales. Acerca
de ello nos dicen los autores anteriormente citados que: "La primera construcción protohistórica sobre
el Carambolo corresponde al Santuario V" (14) . Fechádose este más antiguo templo hacia el 850 a.C.,
tras lo que podemos pensar que a través del contacto con comerciantes de metales llegados desde
Oriente Medio, y habida cuenta la importancia que toma la zona con la aparición de los fenicos en el
Atlántico; aumentaría de nuevo el recinto sagrado de El Carambolo. Todo cuanto también explican los
investigadores antes citados en palabras textuales del siguiente modo: "La primera ampliación de esta
estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un
edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así,
surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron
en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un
santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc." (15) .

2º.- Carambolo III y II; el tercero de influencia frigia (entre el 740 y el 672 a.C.) y el segundo de
influjo fenicio (entre el 672 y el 550 a.C.): Tras las fases anteriores (autóctonas, en mi opinión)
llegaríamos ya a las épocas de convulsiones de Asia Menor (que obligan al éxodo a gran parte de su
población) y que como sabemos se producen en dos momentos: La crisis de Anatolia (frigia), del 740 al
696 a.C. y la de Fenicia, del 672 al 572 a.C.. Siendo esos periodos los que en mi opinión los profesores
Escacena y Amores describen del siguiente modo: "En esta etapa, la fosa-basurero donde se
enterraron las joyas estaba prácticamente saturada de residuos, porque se había excavado y usado
como vertedero sagrado en momentos anteriores del santuario (Carambolo III). En esta etapa del
Carambolo II existían aún diversas capillas en el recinto" (16) . Considerando personalmente que estas
dos épocas del santuario que he marcado como la 2º, corresponderían precisamente a la aparición de
gentes llegadas de Anatolia o de Fenicia. Es decir, que el Carambolo III podemos fijarlo
aproximadamente entre el 740 al 672 a.C., y se relacionaría con los venidos de Frigia huyendo del
desastre de su tierra. Tanto como el Carambolo II se fecharía tras el 672 y hasta al menos el 550 a.C.
con los venidos de Tiro y Sidón, que introducirían nuevos cultos y modificarían el templo. Ello
explicaría las dos marcadas partes del santuario, las reformas y hasta la aparición de nuevos
ritos. Pudiendo deducirse que la Astarté hallada en el cerro viniera desde la zona Sirio Palestina en
estas fechas del Carambolo II (hacia el 650 a.C. momento en que precisamente se data la esculturita).

3º.- Carambolo I, destrucción por los cartagineses: Tras la llegada de los frigios a nuestras tierras
(Carambolo III) y las reformas del templo Carambolo II -que considero obra de los fenicios, refugiados a el
litoral sevillano-. Se produciría el momento de la desaparición del recinto sagrado; que personalmente
dataríamos entorno al 531 a.C. (tras la batalla de Alalia y el auge de Cartago). Por lo demás la
destrucción del santuario creemos fue realizada por la mano de los nuevos dueños del área del Bajo
Guadalquivir, quienes arrasarían los antiguos dominios tartessios, incluso los de sus "antecesores
fenicios", tanto como sus templos. Un momento en el que parece lógico que los sacerdotes (o los
reyezuelos) de El Carambolo enterrasen en el templo el tesoro; antes huir o de que les dieran muerte
los cartagineses. Ello explica por qué se introdujo el ajuar en uno de los lugares más profundos y en
un basurero de cenizas (junto a la estatuilla); allí donde de seguro se pensó que los nuevos dueños de
la zona no buscarían mucho. Unos cartagineses de los que sabemos que como señores de la ruta del
estaño y de los metales del Atlántico, no consentían que ningún otro poder se les interpusiera (tanto
que no dejaban cruzar el Estrecho a nave alguna ajena a las suyas). Menos aún debieron desear que los
antiguos comerciantes fenicios y frigios, asentados en la Península - mezclados con las gentes autòctonas
(tartessios o turdetanos)- intervinieran en sus "negocios y en los ricos caminos del metal".

Esta última etapa a la que se denomina Carambolo I, es descrita por los investigadores Escacena y
Amores del siguiente modo: "Carambolo I (se refiere al último) corresponde en realidad a un momento
en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su
reutilización como simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este
episodio, bien identificados con los análisis oportunos (Hunt y otros 2010: 287)" (...) "Esos residuos
denotan una metalurgia de reciclaje, no una industria primaria. Por eso podemos vincular el último
uso ritual del lote de joyas a la fase Carambolo II con bastante seguridad" (17) . Como podemos leer en
las anteriores frases, para los autores referidos el ajuar de oro se fecharía en la etapa anterior (II), que
hemos fijado entre el 672 y el 572 a.C.; todo lo cual puede ser muy cierto, aunque en ello no encajarían
las inscripciones frigias que contiene el tesoro. Puesto que como hemos visto, el collar tiene a mi
juicio claramente símbolos luwios o neohititas (la escritura del idioma frigio). Por ello y tal como hemos
expresado en varias entradas, personalmente considero que las piezas de orfebrería pertenecerían a
la etapa anterior, Carambolo III -que hemos fechado entre el 740 y el 672 a.C.-. Siendo orfebrería con
un gran carácter y diseño neohitita y en cuyo collar incluso se encuentran inscritas las palabras "dios"
"rey" y "diosa Kubaba" -la Cibeles frigia- (recomendamos cosultar mis artículos de la cita (18) a quienes
no conozcan nuestra hipótesis neohitita del tesoro).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Al lado,


un soporte de cerámica hallado en el Alto Carambolo (zona de culto), propiedad del Museo
Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Observemos en detalle esta
pieza, estilizada y cuyo uso pudo ser para elevar un gran vaso o pebetero; con un diseño que mucho
nos recuerda a los modelos micenios o de a los de Chipre (varios siglos anteriores).

ABAJO: Pieza de barro micénica, del periodo Heládico III (copa perteneciente al Museo Metropolitan de
N.Y. al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observemos el diseño y dibujo al que tanto
se parece a muchas de las formas de la cerámica tipo "Carambolo" (muy posterior, pero seguramente
llegada a nuestras tierras a través de los "herederos de Micenas").

E) LA ASTARTÉ FENICIA Y LAS JOYAS CON INSCRIPCICIONES FRIGIAS:

Al margen de las fechas y estilos antes mencionados, en mi opinión debiera considerarse que la Astarté
podría pertenecer claramente al Carambolo II (que sitúo personalmente entre el 672 y el 550 a.C), al
ser este el momento en que muchos de los púnicos debieron huir de sus tierras para ir buscando
refugio en Occidente. La gran mayoría quizás iría hacia Cartago, otros a Chipre; aunque también hay
que considerar que una parte decidirían establecerse en nuevas colonias y fundaciones fenicias al
Oeste (que ellos crean o en las ya existentes). Ello explica la llegada de púnicos a nuestras tierras
especialmente desde el siglo VIII a.C., cuando se produce la aparición de los asirios en Oriente Medio -
más aún desde los asedios constantes del 672 , al 572 a.C.-. Siendo este el motivo del por qué hemos
catalogado como "la etapa fenicia" (propiamente dicha) del templo, al Carambolo II; que suponemos se
vería visitadísimo por cuantos hubieron de huir de Tiro y Sidón tras aquellos días. Pudiendo pensarse
que en esas décadas del 672 al 572, fue cuando traen hasta El Carambolo la Astarté fenicia y la elevan
allí en culto. Una veneración, como exvoto o como figura adorada, ya que quizás fue importada por
quien huyendo de Fenicia (plena de ataques) llegó hasta el Bajo Guadalquivir; donde no solo salvó la
vida, sino también su forma de vivir (a través del comercio de los metales).

Siendo así es mi teoría que el recinto sagrado tendría una primera época que nacería hacia el 850
a.C.; etapa "semiautóctona" y debida a la fundación del centro de culto por gentes indígenas, bajo la
influencia de visitantes orientales (Carambolo V). Tras ello, ha de suponerse que el lugar gozaría de
mayor "predicamento" y aumentarían los límites del templete hacia un recinto mayor, una circunstacia
que podemos suponer acontecida entre el 850 y el 750 a.C. (Carambolo IV). Más tarde y cuando los frigios
se ven obligados a escapar de su tierra (entre el 740 y el 696 a.C.) , pudo producirse la siguiente
ampliación del santuario, en lo que se denomina Carambolo III y que yo cconsidero de época e
influencia neohitita. Siendo este el momento en el que pienso se hizo el tesoro -con gran influjo
cretochipriota y frigio en sus diseños y símbolos-. Más tarde se produciría el Carambolo II, trás el éxodo
de los fenicios y que sería un tiempo en el que pudo venerarse a la Astarté (del 672 al 572 a.C.). El
final del recinto sagrado, junto a su expolio, se llevaría a cabo hacia el 531 a.C. por los
cartagineses (Carambolo V); enterrando allí las joyas y la Astarté los sacerdotes o los reyezuelos de la
zona, antes de escapar o de que les mataran.

En cuanto al collar escriben Escacena y Amores -siguiendo a De La Bandera (profesora cuyos estudios
son de una importancia clave para comprender El Carambolo): "Que dispusiera de ocho colgantes es
un supuesto que, mantenido hasta hoy al menos como posibilidad (...), permitía argumentar que las
dos cadenillas sueltas que salen de la pieza bitroncocónica de la que penden los sellos corresponderían a
la sujeción de la cápsula extraviada" (19) . Evidentemente creyendo plenamente la teoría de la
profesora De la Bandera, parece una hipótesis más que plausible y cierta no solo que falte un sello,
sinó que aquel que no está se hubiera "arrancado" para identificarse. Es decir que el colgante que no
existe en tesoro de El Carambolo hubiera sido llevado por el sacerdote o el rey que oculta las joyas,
con el fin de poder ser reconocido como tal en el lugar al cual huía. Puesto que portando aquel sello
parece más que lógico pensar que quienes le recibían como refugiado, podrían dar fe de que se
trataba del dueño del tesoro (es decir: El sumo sacerdote, el jefe supremo o el monarca de la zona del
Bajo Guadalquivir). Ya que como expresan en la misma obra Escacena y Amores (citando a Liverani): "el
sello era en Oriente la mejor garantía de preservación en múltiples facetas de la vida económica,
jurídica, administrativa y social, por lo que adquirió en el ámbito cultural, la categoría de emblema de
los misterios sagrados (20).

Para finalizar este análisis tercero sobre "el problema fenico de El Carambolo" me permitiré de nuevo
incluir las imágenes en las que analicé hace tiempo las inscripciones frigias (neohititas) de los sellos
del collar. Con la traducción en teoría propia y desde la lengua luwia de Frigia -que por entonces se
escribía en estos caracteres alfasilábicos neohititas-.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Al lado, los signos
del collar de El Carambolo y su interpretación desde alfasilábico neohitita (frigio). Vemos que
contiene ideogramas tan claros como los de "cielo", "rey", "dios" y "diosa Kubaba": La diosa Cibeles
frigia y se escribe con las dos medias "C" invertidas a modo de paréntesis que es "dios" ( ) y al lado dos
triángulos que se pronuncian "KU,KU" y se puede leer igualmente "rey".
BAJO ESTAS LÍNEAS: Portada del libro "TARTESSOS" de MARIANO TORRES ORTIZ, publicado por la
Real Academia de Bellas Artes (Madrid 2002). Agradecemos al autor y editorial nos permitan
disponer de la imagen en la que se aprecian los sellos del collar, pudiéndose ver sus símbolos -que
en nuestra teoría propia son ideogramas de escritura frigia-.
CITAS:
(1): http://www.abc.es/hemeroteca/historico-30-09-2008/sevilla/Cultura/el-alcazar-astarte-y-el-carambolo_81306952906.html

(2): Acerca de la Astarté de El Carambolo, Mariano Torres Ortiz en su obra TARTESSOS (publicada por la Real Academia de la
Historia, Madrid 2002); en sus páginas 215 y 216, resume los siguientes datos:

-Fue dada a conocer por Fernández Chicarro en 1964, tras haber sido cedida al Museo de Sevilla tras el VIII Congreso de Arqueología.

-Pensaban que se trataba de una Isis saita, pero su inscripción descifrada por Ferrón en 1966 la pudo catalogar como una Astarté
fenicia.

-El lugar de procedencia "parece ser El Cerro de El Carambolo (Fernández Chicarro 1964, 104), habiéndose hallado el día anterior
del famoso tesoro (Belén 2000, 71 y 70)".

-La cronología oscila entre el siglo VIII y el VI a.C.. Su última revisión hecha por Jiménez Ávila, (2000, I, 488) la fecha en los siglos
VIII al VII a.C..

-Coincide esta pieza con los materiales y fechas del Bajo Carambolo (Ruiz Mata 1986, 549).

(3): El párrafo completo del texto citado es el siguiente: "Por tanto, el establecimiento de los fenicios en la zona de Sevilla
puede situarse ya en los mismos momentos que en Huelva y que en las más viejas colonias de la costa andaluza mediterránea; y,
aunque la fosa ritual del Carambolo que se interpretó como fondo de cabaña no corresponde a la época del templo inicial (V), sino
a una fase algo más tardía (Santuario III, de la primera mitad del siglo VIII a.C.), en ella se ha hallado un fragmento de cerámica
sarda de la misma clase, aunque con distinta decoración, que el recientemente valorado por M. Torres (2004)". Archivo Español de
Arqueología 2007, vol. 80, pág 3. SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO
ARQUEOLÓGICO // JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO // ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE // Arqueología y
Gestión S.L.L.

(4): Sobre Norax y Geriones: Servio, Sobre la Eneida de V. VII, 662 /// Apolodoro II, 5 10 // Pausanias X, 17, 4 // Higinio, Fábula
30 // Píndaro ragmento 169 // Eurípides, HERACLES; 423 . Del modo antes descrito, lo refiere también Robert Graves en LOS MITOS
GRIEGOS, 132, d y 5.

(5): Sobre la traducción ya estela de Nora recomendamos el siguiente estudio liberado en la red. "Tarsis en la Estela de Nora:
¿un toponimo de Occidente?" // por Arcádio del Castilo // En: Sefarad 63 (2003) págs. 3-32 // revista del CSIC // ISSN 037-0894

(6): En el libro PROTOHISTORIA De Francisco García Alonso y Gloria Munilla -Univ. de Barcelona 2004- (pags 74 a 76) se describen
mencionan magníficamente estos yacimientos de cobre; entre los que destacan los de Cerdeña (Serra Ilixi, Sa Mandara,
Albuciu y Arzachena). Asimismo, en la página 76 podemos ver los lingotes piel de buey (que llama Ox-hide) de Micenas, Creta
(Aiya Triada), Enkomi (en Chipre) y Cerdeña. Todos con un idéntico diseño a los pectorales del tesoro de El Carambolo.

(7): "El Carambolo, situado al oeste de Spal (Sevilla) en uno de los cerros más altos de la cornisa oriental del Aljarafe, ocupaba una
elevación singular de la orilla derecha del paleoestuario del Guadalquivir, muy cerca –apenas 10 Km de su antigua desembocadura
en Caura ig. 1). Si es éste el paisaje descrito por la Ora Maritima en las bocas del gran río de Tartessos, y si es correcta la
identificación de Caura con el Mons Cassius (Belén 1993: 49), este sitio puede corresponder al que Avieno (259-261) llama Fani
Prominens. Por lo común, tal topónimo se ha traducido como "cabo sagrado" o "cabo del templo" (cf. Schulten 1955: 159)"
de : Archivo Español de Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28 ISSN: 0066 6742 SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL
SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO (Universidad de Sevilla) ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES,
ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE Arqueología y Gestión S.L.L. // PAG. 2

- ALGO MUY SEMEJANTE DICEN ESCACENA Y AMORES QUIENES ESCRIBEN: "Si estuviéramos ante el paisaje descrito por Avienoen Or.
Mar. 259-261, y si es acertada la verosímil hipótesis de M. Belén (1993: 49) sobre la ubicación del Mons Cassius en el Cerro de San
Juan de Coria del Río, el Carambolo podría corresponder al sitio que el poeta latino llamó en los mismos versos de su poema Fani
Prominens. Tradicionalmente, este topónimo se ha traducido como "cabo sagrado" o "cabo del templo" (Schulten 1955: 159), en la
idea de que el vocablo prominens indicaría un avance horizontal de la costa. Sin embargo, es posible también asignarle la
acepciónvertical de su significado, acorde con lo que fue el Carambolo en su entorno inmediato entre la segunda mitad del siglo IX y
el primer cuarto del VI a.C.: el "promontorio del santuario".REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO
AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // Pag. 8 // SPAL 20 (2011): 107-14

(8): Defienden esta teoría de que Coria del Rio es el Mons Cassius en "Altares para Baal" Escacena Carrasco y Rocío Izquierdo de
Montes (UNIVERSIDAD DE HUELVA; 2000). Para Schulten este Mons Cassius sería el Cerro del Asperillo una duna de Huelva, junto a la
desembocadura del Guadalquivir. Otros creen que estaría en Grazalema como escrinbe Francisco R. Adrados en TOPÓNIMOS GRIEGOS
EN IBERIA Y TARTESSO -EMERITA. Revista de Lingüística y Filología Clásica (EM ) LXVIII 1, 2000 ( pag 8)-. Mientras Avieno pensaba que
su nombre procedía de Kasíterus o del estaño, por lo que Bosch Gimpera lo coloca en la zona de las minas de Rio Tinto .

(9) "Cuarenta años después de aquella primera intervención arqueológica, la información lograda entonces ha sido estudiada bajo
un enfoque teórico y metodológico distinto, y especialmente con hipótesis muy diferentes. Así, en el supuesto "fondo de cabaña" se
ha visto una fosa ritual a la que se arrojaría el ajuar litúrgico ya inútil usado en los ritos de un santuario consagrado a Astarté
(Belén y Escacena 1997: 114)". Op, cit. (10) pag 2. .

(10): Así lo explican por ejemplo en: REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE
CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO /// SPAL 20 (2011): 107-142 . PÁGINAS 2 y 3:
"durante la segunda mitad del siglo XX ganaba adeptos a pasos agigantados el acuerdo académico de que las poblaciones
siropalestinas que arribaron a Occidente se habrían limitado en el mediodía ibérico a poblar algunos puntos de la costa mediterránea
y atlántica, y que sus fundaciones coloniales perseguían sólo servir de plataformas comerciales,destacable (Álvarez Martí-Aguilar y
Ferrer 2009: 167). En el olvido de la tesis de Bonsor, que había dado un papel preponderante a la comunidad fenicia en la fundación
de muchos enclaves del Hierro Antiguo bajoandaluces" (...) "Añadido a esto, la expansión asiria sobre las ciudades-estado de la costa
libanesa pudo haber generado migraciones hasta el poniente extremo del Mediterráneo; en cuyo caso podría contarse con un sector
demográfico importante desplazado cuya economía estaría basada más en el sector rural que en el comercio (González Wagner y
Alvar 1989; González Wagner 1993; 2005)".

(11): Un hecho que citan Escacena y Amores en REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE
CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO /// SPAL 20 (2011): 107-142 . PÁGINA 3: "Por lo
demás, la relación entre el Carambolo y el nacimiento de Sevilla ha sido una constante historiográfica en la literatura especializada
(Pellicer 1996: 92; 1997: 248)"

(12) Acerca de la etimología de España y de Sevilla (HISPALIS) ver nuestros artículos: 2ª- LO INVISIBLE EN LA PALABRA:
HISPANIA.- INICIAMOS UNA SERIE EN LA QUE EXPONDREMOS NUESTRA TEORÍA SOBRE LA PALABRA ESPAÑA E IBERIA, LLEGANDO A LA
CONCLUSIÓN DE QUE SON SINÓNIMOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/blog-post.html
- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: HISPANIA (Segunda parte) VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-
palabra-segunda.html
- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: HISPANIA (Tercera parte) VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/c.html
- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Iberia - Hispania (continuación) -más sobre nuestra etimología de España e Iberia-. -SIGUE SOBRE
ETIMOLOGÍAS DE ESPAÑA E IBERIA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-iberia.html
- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Hispania - Iberia (en los autores clásicos).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palbra-hispania.html
- LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Iberia - Hispania (los otros iberos). -TERMINAMOS AQUÍ CON EL SIGNIFICADO DE IBERO Y ESPAÑOL;
LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE ES SINÓNIMO ALGO QUE SE DEMUESTRA EN VARIOS IDIOMAS TANTO COMO EN OTROS PUNTOS DEL
MEDITERRANEO O ANATOLIA DE IGUAL NOMBRE.- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/04/lo-invisible-en-la-palabra-
iberia_30.html

(13): SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO JOSÉ LUIS ESCACENA
CARRASCO (Universidad de Sevilla) ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES, ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE // PAG. 3 // Archivo Español de
Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28 .

(14): Idem cita (13), pag 11.


(15): Idem cita (14).
.(16): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA
CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // Pag. 10 // SPAL 20 (2011): 107-14

(17): Idem cita (16).


(18): Acerca del carácter neohitita del tesoro y de los símbolos de su collar donde se inscribe en luwio el nombre de la diosa
Kubaba, ver: .97ª LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA: Posibles cultos a
Cibeles en Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVIII). ANÁLISIS
DE LOS SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE HALLA ESCRITA LAS PALABRAS
NEOHITITAS DIOSA KU(baba) -Cibeles- http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_26.html
- LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos heredados desde
Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS MISTERIOS DE ATTIS Y
CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL CARAMBOLO Y SUS
SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte V: Análisis de las formas y del trabajo en la
orfebrería -comienzo en la interpretación de sus símbolos ornamentales-).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-y-y-1.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos. Conclusiones:
¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN DEL DISEÑO EN EL
TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya
apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas; un
tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-DESDE ESTA ENTRADA EXPONEMOS QUE
EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de los
símbolos en las joyas). -DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON LETRAS DEL SILABARIO
NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y su
posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -RELACIONES ENTRE EL MUNDO NEOHITITA
(FRIGIO) Y TARTESSOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y su
posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de origen
escita el monarca del oro?.). -DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL SUDOESTE
PENINSULAR- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html

- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los
adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). - DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO ENTRE MIDAS
(REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html

(19) : La frase entera de Escacena y Amores en Op. Cit. (10) pag. 10 es: "Que dispusiera de ocho colgantes es un supuesto que,
mantenido hasta hoy al menos como posibilidad (De la Bandera y otros 2010: 298), permitía argumentar que las dos cadenillas
sueltas que salen de la pieza bitroncocónica de la que penden los sellos corresponderían a la sujeción de la cápsula extraviada"
(Carriazo 1973: 154).
(20): Op. Cit. (10), pag
11. Cita de Liverani: (Liverani 1995: 113)
INDICE EXPLICATIVO DE CAPÍTULOS
EN ESTE PDF
TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE
(artículos número: 113º, 114º, 115º, 116º)
Pag. 1 ......... ORÍGENES PENINSULARES, ATLÁNTICOS E INFLUENCIAS ANATÓLICAS, EN EL TESORO DE "EL
CARAMBOLO" -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 13º (Parte LXXXII de: "Los bueyes de Gerión
en el tesoro de El Carambolo")-. Tratamos sobre el diseño de las joyas, que guarda un enorme parecido con
piezas de la Edad del Bronce peninsular.
Pag. 27 ......... EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE PRIMERA: COLONIZACIÓN,
DOMINACIÓN Y ACULTURACIÓN -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 14º (Parte LXXXIII de: "Los
bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Comienza aquí una serie de artículos en los que tratamos
sobre la posibilidad de un Carambolo solamente fenicio. En este caso se habla de lo que es la aculturación y las
influencias de unas civilizaciones sobre otras
Pag. 46 ....... EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE SEGUNDA: SUS
DESCUBRIDORES Y LAS ÚLTIMAS PROSPECCIONES -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 15º
(Parte LXXXIV: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. En esta segunda parte se trata de Juan
de Mata Carriazo, acerca de la Astarté y de las dudas que este profesor tuvo sobre el hallazgo de la figurita.
Asimismo analizamos el carácter tartessio del cerro, tal como lo consideraron sus descubridores.
Pag. 73 ....... LA FUNDACIÓN DE SEVILLA Y EL ORIGEN DE EL CARAMBOLO (Parte tercera de: "El problema
fenicio en las joyas de El Carambolo") -Capítulo 16º de "El frigianismo en la Cultura Ibérica" (Título
LXXXV: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. En esta parte tercera del problema fenicio
en las joyas de El Carambolo, hablamos sobre el origen de Spal, Hispalis y de su nombre semita. Tanto como
llegamos a diferenciar las etapas de El Carambolo en tres: 1ª Autoctona (del 850 al 750 a.C.). 2ª Frigia y
Fenicia (del 740 al 672 frigia) (del 672 al 550 a.C. fenicia). 3ª Destrucción por los cartagineses hacia el 531 a.C.

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