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NUMISMÁTICA

LA MONEDA GRIEGA
EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

ANTONIO MIGUEL RICO LEÓN


LA MONEDA GRIEGA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

INDICE:

I) Iberia, en el límite del mundo conocido. Pág. 2


II) Las primeras acuñaciones. Pág. 3
III) Ampurias. Pág. 4
IV) Rhode. Pág. 12
V) La circulación monetaria griega en la Península Ibérica. Pág. 21
VI) Conclusiones. Pág. 23
VII) Bibliografía. Pág. 25

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LA MONEDA GRIEGA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

I) Iberia, en el límite del mundo conocido.-

Iberia, el nombre con que los griegos conocían desde tiempos remotos lo que
hoy llamamos Península Ibérica, está situada justamente en el extremo más a poniente
respecto a la península helénica. El Mar Interno de los griegos abarcaba desde las costas
de Fenicia al Este, hasta las Columnas de Hércules, en la actual Cádiz, al Oeste. Sin
embargo donde primeramente arribaron los griegos a nuestra península fue a la costa
nororiental de Iberia, las actuales ciudades de Rosas (Rhode) y Ampurias (Emporion).

Como se puede observar fácilmente, Iberia estaba bastante lejos de los centros
culturales con cierto desarrollo socio-cultural de los primeros siglos del primer milenio
a.C. Esto no fue obstáculo para que las polis helenas ejercieran cierto influjo en Iberia,
básicamente limitado al litoral mediterráneo. Ya en los primeros años del siglo VIII a.C.
empezaron a arribar a las costas de la actual Gerona navegantes procedentes de la
Hélade. La abundancia de metales en la antigua Iberia, atrae desde principios del primer
milenio la atención de fenicios primero y griegos mas tarde.

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De esta manera, las colonias y los emporios griegos se erigen en los
principales puntos de encuentro de ideas e intercambio de artículos de los comerciantes
griegos con la población indígena. Ya sea a través de contactos directos mediante la
fundación de factorías o pequeñas delegaciones en centros indígenas, se inicia un lento
proceso de aculturación difícil de valorar en el campo de las ideas, pero evidente en
capítulos tan importantes como la arquitectura, alfarería, escritura, y el caso que nos
ocupa, la económica. Sin duda alguna, la plata se convirtió en uno de los principales
(1)
motivos por la cual, llegaban colonos griegos a nuestras costas.

II) Las primeras acuñaciones.-

Ni que decir tiene que la aparición de la moneda en el mundo ibérico, al igual


que ha sucedido previamente en otras áreas del Mediterráneo, es uno de los hechos
históricos de mayor importancia. El hecho de que los griegos fueran los que
introdujeran la moneda en Iberia, no debemos separarlo de las circunstancias socio-
económicas que le llevaron a ello: el carácter de la economía urbana que se llevaba a
cabo en sus colonias, así como el intercambio de artículos, géneros y todo tipo de
mercadería con los habitantes de las ciudades íberas, en este caso con los indígenas de
(2)
la zona, los indigetes.

Con el paso del tiempo, la plata fue adquiriendo un perfil monetario, que
empezó a utilizarse comúnmente en la zona descrita. Podemos afirmar que este metal,
se fue transformando en todo el mundo cultural griego en moneda de uso común. Como
herramienta básica en sus intercambios comerciales con los pueblos indígenas, los
focenses comenzaron a introducir la moneda metálica, un instrumento desconocido
hasta entonces entre las tribus ibéricas, que se habían limitado al trueque de mercancías.
En un principio debieron utilizar las monedas griegas y massaliotas que traían consigo
pero ya en el siglo IV comienzan las acuñaciones en la colonia con unas pequeñas
monedas de plata -imitación de las fóceas- que son de las primeras monedas producidas
en la Península Ibérica. Que la moneda tuvo un uso y una divulgación reconocidos

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(1) AUBET: 1994, 241-246. RIPOLLÉS, P. P.: 1989, 303-317.

(2) VILLARONGA, L.: 198, 42.

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en la zona noreste peninsular, y en menor escala en Levante, antes del 300 a. C. es un
hecho incuestionable. A primera vista el volumen de los hallazgos parece reducido, pero
no lo es tanto si lo comparamos con otras zonas del Mediterráneo que, teóricamente
estarían relativamente "helenizadas" o, al menos, habían asimilado cierto grado de
cultura griega.

Por otro lado debemos hacer constar, que los indígenas conocerán la moneda
exterior, no sólo por el contacto con los griegos de la costa, sino por la salida de los que
se alistan como mercenarios para luchar en Italia, bien en el bando cartaginés, bien en el
(3)
griego.

III) Ampurias.-

De este modo, la colonia fócea de Emporión, fundada por massaliotas hacia el


600 a. C. se convirtió en la primera ceca griega de Iberia y empezó a acuñar las
primeras monedas de la Península Ibérica hacia mediados del siglo V a. C., dato
(4)
constatado en algunas fracciones con las iniciales EMP/EM.

Como observamos hay un gran desfase cronológico entre la fundación de la


colonia y la emisión de las primeras monedas.

Estas primeras emisiones consisten en monedas fraccionarias. El motivo de que


se decidieran a acuñar moneda fraccionaria, en vez de monedas de mayor peso y
módulo como la dracma, era de tipo económico. Se trataba de una hábil maniobra
comercial por parte de los focenses, ya que para comerciar con sociedades indígenas
poco o nada acostumbradas al uso de la moneda, estas monedas de menor valor, eran de
mayor utilidad, ya que se adaptaban mucho mejor al tipo de transacciones económicas
que llevaban a cabo.

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(3) BARCELÓ P.: 1987.

(4) VILLARONGA, L: 1997; CAMPO, M.: 2002, 139-166

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Se comienza acuñando óbolos y otros divisores del dracma griego, con un
patrón que suele denominarse ibérico, lo que revela cierta independencia económica.
Así lo atestigua el tesoro hallado en agosto de 1925 y publicado por el profesor Amorós
(5)
en 1933, el hallazgo estaba formado por 897 monedas de plata, de las cuales 893 eran
de Emporion y el resto de otras cecas, en el anverso se presenta la cabeza de Atenea de
perfil, en el reverso una lechuza entre dos ramas de olivo y las letras EM, iniciales de la
ciudad, la iconografía de estas piezas son una copia de los trióbolos acuñados en la
ciudad de Atenas durante el siglo V a.C.

Estas monedas ampuritanas llegan hasta el Cabo de la Nao en Alicante, lo que


nos da idea de la inmersión de estos pueblos iberos dentro de la economía monetal.

- Emisiones emporitanas.-
- Primera Etapa (450-425 a.C.)

En cuanto a la metrología y denominación de estas primeras acuñaciones en la


colonia griega debemos consignar que entre el 450-425 a. C. se comienza emitiendo
fracciones de 0,94 gr., de 0,45-0,40 gr., y monedas mucho más ligeras de 0,25 y 0,15 gr.
En cuanto a su denominación, desconocemos como se calificarían, pero las de mayor
peso, con toda seguridad, podrían ser óbolos del sistema focense o trihemióbolos del
campaniense.

Estas primeras acuñaciones son anepígrafas (aquella moneda que no porta


ningún tipo de leyenda o inscripción), con una apariencia muy arcaizante, con un claro
estilo de otras cecas de la Hélade. En cuanto a la técnica utilizada para la confección de
estas monedas, indicar que se utilizaba un cospel muy desigual y bastante globular.
Indicar asimismo que los cuños de anverso se graban con bastante profundidad; en
cambio, en el reverso el relieve es mínimo.

Las primeras acuñaciones de esta etapa tienen una clara influencia de las
monedas emitidas en la vecina Massalia (tipo Auriol). Éstas suelen presentar una cabeza
humana de perfil en el anverso, y unas hendiduras o incisiones muy sencillas en el
reverso. Hay algunas que presentan una cabeza de perro u otro animal no identificable.

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(5) AMORÓS, J: 1933, 85

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ÓBOLO siglo V AC
0'83 g -no catalogada-
Anverso: Prótome de toro androcéfalo
barbado a izquierda. Estilo arcaico.

Reverso: Marca incusa.


Anepígrafa.

Hay otro tipo de moneda de este periodo en las que aparece una cabeza
masculina en el anverso, siempre con un aspecto muy arcaizante (quizás con inspiración
en monedas de Asia Menor); en el anverso se muestra un ánfora, la figura de un gallo, o
simplemente una especie de astrágalo.

Mencionar también otro tipo de monedas de este periodo; se trata de piezas que
muestran una cabeza de carnero en el anverso, acompañado de una cruz, o figura
similar, de puntos en el reverso. Este último tipo aparece en los tesoros de Pont de
Molins, Emporion, Morella y Penedés.

TRIHÉMIOBOLO DE PLATA
0.64 gr. - 8 mm
Cabeza de carnero en anverso
Cruz con cuentas en el hueco en el reverso.

Anepígrafa.

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TRIHÉMIOBOLO DE PLATA
0.22 gr. - 7 mm
Cabeza de carnero en anverso
Cruz con cuentas en el hueco en el reverso.

Anepígrafa.

ÓBOLO DE PLATA
0.53 gr. - 8 mm
Cabeza de carnero en anverso
Cruz con cuentas en el hueco en el reverso.

Anepígrafa.

(6)
Hay autores, caso de Villaronga, que sostienen que estas monedas no tienen
un origen massaliota, y que son enteramente emporitanas, con ceca propia.

Si hablamos de metrología en esta primera etapa, podemos distinguir tres


patrones: un primer patrón con monedas cuyo peso oscila alrededor de 0,94 gr. Suelen
(7) (8)
ser trihemióbolos del sistema campaniense, o bien óbolos del sistema focense. Los
dos siguientes patrones tienen un peso de 0,45 gr. y 0,25-0,15 gr. respectivamente.

- Segunda etapa (425-375 a.C.)

En esta etapa se va asentando la fracción de mayor peso (0,94 gr.), lo que hace
que prácticamente desaparezcan las monedas de menor fracción (0,25-0,15 gr.), y que
las de peso medio del periodo anterior (0,45-0,40 gr.) se vayan dejando de usar poco a
poco. Asimismo, en todo lo que resta del siglo IV a. C. (375-300 a.C.), comienza un
paulatino descenso en el peso de las monedas de Emporion, pasando éstas a tener entre
0,85-0,70 gr. de peso. También es de destacar el descenso paulatino de la influencia de
la ciudad de Massalia en la acuñación de monedas durante este periodo.

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(6) VILLARONGA, L.:1995, 247,248.


(7) GUADÁN, A.M.: 1968-1970.
(8) GARCÍA-BELLIDO, Mª.P.: 1993, 97-146.

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Una nueva característica de esta fase es referente al estilo; éste va siendo cada
vez menos arcaico; por otro lado, indicar que los reversos se van acuñando con un poco
de más relieve. Igualmente la ciudad de Emporion comienza a grabar en sus cuños las
iniciales EMP o EM, eso sí, muy ocasionalmente. Estas monedas pueden considerarse
aceptadas por todas las colonias y factorías del litoral ibérico, puesto que eran Emporiae
en general.

En estos años coexisten acuñaciones muy toscas, con otras de un nivel técnico
(9)
superior.

OBOLO DE PLATA
0.7 gr. - 10 mm
Cabeza humana con iniciales EM
Caballero con mano levantada en reverso.

Anepígrafa en reverso
OBOLO DE PLATA
0.87 gr. - 11 mm
Cabeza femenina de frente, ligeramente
ladeada a la izquierda entre E y M.
Jinete en reverso.
Anepígrafa en reverso

Durante este periodo, y a raíz del descubrimiento recuperado en la Neápolis de


Emporion en 1926, podemos vislumbrar algunos datos de la ceca en los primeros años

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(9) AMORÓS, J.: 1934.

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del siglo IV a.C. Así, de las 897 monedas halladas, 879 eran acuñaciones con la cabeza
de Atenea en el anverso y una figura de lechuza con las iniciales AM en el reverso, Un
detallado estudio de los cuños de este tesoro, nos desvela datos como que algunos de
estos cuños hubieron de ser retocados para seguir siendo útiles y alargarles la vida,
mientras que otros se siguieron usando hasta su desgaste total. Por otro lado se ha
observado un mal funcionamiento de la ceca, que está demostrado al observarse la
(10)
presencia de reacuñaciones y de monedas forradas. En este caso, entendemos por
monedas forradas a aquella que imita los tipos coetáneos, de forma claramente
fraudulenta, al ser acuñada superponiendo un fino recubrimiento de plata sobre un
cospel de cobre u otro metal poco noble.

- Tercera etapa (375 a.C.-300 a. C.)

Iniciado el segundo cuarto del siglo IV a. C., se van percibiendo algunos


cambios en las acuñaciones de la ciudad emporitana. En esta fase se observa una clara
inclinación por nuevos modelos de emisión; así, se prefieren patrones procedentes de
Sicilia y la Magna Grecia. De esta manera, se acuñan monedas con la cabeza de
Aretusa, el toro, Gorgoneion, y otros motivos de esas tierras Ocasionalmente se sigue
observando las iniciales EM en algunas monedas.

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(10) RIPOLLÉS, P.P.: 1989, 303-317.

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ÓBOLO DE PLATA
0'94 g.
Anverso: Cabeza viril imberbe con casco a
derecha.
Reverso: Cabeza de Sileno a izquierda.
No catalogada

En cuanto a la técnica, se percibe una clara evolución, ya que los flanes se


homogenizan, consiguiendo con ello unas monedas más planas y más circulares. Una
característica más de esta etapa es la ausencia de grabaciones sobre una depresión en los
reversos de las monedas. Asimismo tenemos un importante incremento en la fabricación
y elaboración de tipos monetales.
Hablando de los valores que se manejan, decir que pasamos prácticamente a la
acuñación de un valor nominal, con un peso entre 0,85 y 0,70 gr. Este proceso fue lento,
ignorando si esta eventualidad fue consecuencia de una desvalorización de los pesos, o
bien a una política predeterminada y deliberada de la ceca emporitana.
Refiriéndonos a la calidad de las emisiones, destacar que son muy
heterogéneas, observándose acuñaciones muy buenas, debida a artesanos que conocen
perfectamente las emisiones de las cecas griegas del Mediterráneo, mezcladas con otras
llevadas a cabo por artistas locales, en las cuales se observa un trabajo muy pobre, con
una baja calidad, limitándose a copiar burdamente los tipos anteriores.

- Cuarta etapa (300 a.C.-264 a. C.)

Comienza el auge de la influencia púnica en la zona, que en ocasiones llega a


anular la raíz helénica de la colonia.
En esta fase aparecen las dracmas del tipo del Caballo parado, con influencia y
características púnicas innegables.

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- Quinta etapa (264 a.C.-237 a. C.)

Se nota el decaimiento de la influencia cartaginesa ante su repliegue en Iberia.


Asistimos a un resurgimiento de la influencia helénica en la ciudad. El cambio de
Pegaso por Caballo parado debe de coincidir con esta fecha, aproximadamente, ya que
en 241 aún circulaban monedas rhodenses y con el Caballo parado. Las cabezas de los
Pegasos van evolucionando hasta llegar a formas mixtas, sin por ello convertirse en
Cabiros.

- Sexta etapa (237 a.C.-218 a. C.)

La situación política de la ciudad se debate entre el poder romano y el


cartaginés, ente el nuevo avance de estos últimos bajo los bárquidas, aunque al final del
mismo, el control de Roma es total.
Existen numerosas acuñaciones del tipo púnico del Pegaso, con dos grandes
grupos: uno, en el que no existen reversos con Pegaso-Cabiro, y otro en la que la cabeza
del Pegaso evoluciona hacia el Cabiro. Son acuñaciones de gran calidad, donde se nota

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la influencia de los artesanos sículo-púnicos. La misma epigrafía es, en general,
irregular, con caracteres muy grandes y defectuosos.

A partir de esta etapa, la presencia del Pegaso-Cabiro está generalizada, salvo


algunas modificaciones aparecidas en monedas, ya íbero-helenas. Estas acuñaciones
serán copiadas en algunos oppidum ibéricos, con leyendas copia de las griegas y
utilizando como único símbolo el delfín.
En el siglo II a.C. Emporion deja de acuñar plata y comienzan las emisiones
ibéricas de bronce de Untikesken con leyenda ibérica. El cierre definitivo de la ceca de
Emporion se produjo a inicios del siglo I a.C. durante las guerras sertorianas. Tras ello
la ceca latina de Emporia inicia sus emisiones.

IV) Rhode.-

Rhode fue fundada por massaliotas en la costa norte de la bahía del mismo
nombre, entre fines del siglo V y principios del IV a.C., para intentar restablecer la
influencia comercial perdida en la zona, debido a la prosperidad económica que había
(11)
alcanzado la ciudad de Emporion. De esta manera, los colonizadores de Massalia
pretendían crear una nueva vía de incursión económica hacia el interior peninsular.
Hay otros autores que señalan a los mismos emporitanos como los fundadores de esta
ciudad, con el objetivo de controlar la bahía de Roses. Lo que parece claro es la clara
relación de Rhode con Massalia y con Emporion, que a lo largo del siglo IV a. C. se

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(11) MARTÍN Y PUIG: 2001, 58-59.

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convirtió en una importante colonia comercial, cuyos habitantes ya conocían ese
elemento tan típico de los griegos que era la moneda. El problema es que en tan
temprana fecha, estos habitantes no disponían de medios efectivos para poder crear sus
propias monedas. A este siglo IV a.C. sólo se ha conseguido asignar una fracción de
plata, con toda probabilidad acuñada en Emporion, y un tetradracma partido, cuyo mal
estado de conservación hace imposible identificar la ceca emisora.

- Emisiones de Rhode.-
- Primera Etapa (finales del siglo IV a.C.- c. 270/260 a.C.)

En los primeros años del siglo III a.C. al amparo de la reurbanización del barrio
helenístico y del inicio de una importante industria cerámica, la ciudad pasó a
(12)
convertirse un centro de fuerte actividad económica, lo que trajo consigo la creación
de una ceca, en la cual se empezó a acuñar moneda de plata de gran calidad, que fue
complementada por fracciones de bronce.
Las primeras dracmas acuñadas en Rhode (fig. 1-3) nos presenta en el anverso
la cabeza de una divinidad femenina, a imitación del diseño creado por Euainetos, en
Siracusa en el siglo V y IV a.C. Este modelo fue copiado por diversas cecas a lo largo
(13)
del siglo IV a.C. entre ellas la de Rhode
En el reverso, se observa un singular diseño de la rosa (símbolo de la ciudad),
vista por debajo, en el que se aprecia el tallo central, cuatro sépalos y cuatro pétalos, que
muestran un círculo interior que ayuda a simular su curvatura.

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(12) PRINCIPAL-PONCE, J. 1998.


(13) JENKINS, G. K .: 1976, 56.

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Indicar asimismo, que junto a la cabeza femenina aparece la leyenda griega,
rodeton, y el monograma AT o ANT, que puede hacer referencia a las iniciales del
grabador o a las del magistrado responsable de la emisión. Por otro lado, señalar que el
monograma aparece en dracmas de estilo bastante diferente, cuyo reverso se fue
esquematizando progresivamente y a lo largo de un cierto período de tiempo.
Posteriormente, la ceca continuó la acuñación de dracmas, pero ya sin este monograma,
y con la leyenda rodeton, primero externa y después interna (fig. 4-5). Estas primeras
dracmas tienen un peso medio de 4,80/4,70 g, que se mantuvo a lo largo de toda su
producción y que también fue utilizado en las primeras dracmas de Emporion. Según
(14)
Villaronga, este peso se habría establecido a partir de los óbolos massaliotas del
siglo IV a.C. de 0,80 g, peso que también adoptaron algunas emisiones emporitanas del
siglo IV a.C.

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(14) VILLARONGA, L.: 2000, 116-117.

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La ciudad emitió dos nuevas fracciones de plata. Una, equivalente a 1/8 de
dracma o tritetartemorion (fig. 6), que presenta una cabeza femenina a la derecha y una
estampación de la rosa vista por debajo, pero más esquemática que el modelo anterior,
consistente en un glóbulo central del que parten diversos radios.

(15)
Una de las monedas fue hallada en las cercanías de Emporion, otra en Mas
(16)
Castellar (Pontós), y una tercero en la propia Roses.
La otra fracción (fig. 7), que equivale a 1/16 de dracma o trihemitetartemorion.
Al igual que el modelo anterior, presenta una cabeza femenina en el anverso, y la rosa
vista de perfil, es decir, el modelo típico de la Rodas oriental, en el reverso.

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(15) MATEU Y LLOPIS: 1947-1948, 55-95


(16) CAMPO, M.: 1994, 75-92

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(17)
Villaronga asignó esta acuñación a Rhode, pues el único ejemplar conocido
procede del Empordà. Por otro lado, este patrón fue utilizado por Rhode en monedas de
bronce, en mucho mayor volumen que la plata (fig. 8-10). La atribución de estos
(18)
ejemplares a Rhode fue hecha por vez primera por Maluquer tras el hallazgo de doce
(19)
ejemplares en las excavaciones de Roses. Sin embargo, otros autores opinan que
estas monedas eran acuñadas en la Rodas oriental.

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(17) VILLARONGA, L.: 2000, 62.


(18) MALUQUER DE MOTES, J.: 1966, 65-75.
(19) VILLARONGA, L.:1973, 247-248.

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Si hacemos una comparación entre las monedas de bronce de Rodas que
sirvieron de prototipo y las más de cuarenta monedas encontradas en Roses, es fácil
apreciar desigualdades significativas en los modelos. A primera vista, ambas emisiones
poseen la misma tipología y tienen un módulo semejante. Sin embargo, las monedas
halladas en la colonia de Iberia, son de estilo más grosero que los de Rodas y en
ninguna de ellas aparecen grabadas las letras griegas R O, típicas de las emisiones de
Rodas. Por otro lado, las piezas encontradas en Roses tienen un peso medio de 0,81 g,
peso un poco inferior a las de Rodas (1,0-1,5 g). Llegados a este punto, hemos de
(20)
admitir que estas monedas fueron acuñadas en la colonia de Rhode. La elaboración
de las mismas pudo llevarse a cabo desde principios del siglo III a.C., de forma paralela
a las primeras emisiones de plata.
Los hallazgos monetarios del yacimiento de la antigua Rhode, muestran que
durante el primer tercio del siglo III a.C., la circulación estuvo dominada por las
emisiones locales.

- Segunda Etapa (C. 270/260 a.C.-)

Este periodo se caracteriza por la acuñación de dracmas, que muestran la marca


tridente detrás de la cabeza de la diosa, y la emisión de nuevas monedas de cobre.
En relación a las dracmas, el diseño de reverso es bastante semejante al de las
dracmas del período anterior (fig. 11). En un periodo posterior, la impresión de los
pétalos de la rosa tiende a simplificarse; así, en algunas monedas aparecen unos
pequeños adornos junto al glóbulo central que simula el tallo (fig. 12). La ceca de
Rhode llegó a acuñar un nuevo modelo, bastante diferente a los anteriores, en el cual la
rosa está vista por encima (fig. 13).

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(20) CAMPO, M.: 1994, 81-82

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Con una iconografía similar que las dracmas mencionadas, Rhode acuñó
nuevas monedas de bronce (fig. 14-17), de 4,12 g de peso medio. Estas últimas
debieron utilizarse como moneda fraccionaria de las dracmas, substituyendo los
anteriores divisores de plata. Asimismo estas nuevas monedas de cobre no trajo consigo
el fin de los pequeños bronces con la rosa de perfil (fig. 8-10), ya que ambas series
debieron circular al mismo tiempo.

La emisión de estas monedas de bronce se llevó a cabo con recursos muy


limitados, intentando ahorrar todo lo posible a la hora de su elaboración. De esta
manera, algunas de ellas se realizaron con los mismos cuños que las últimas dracmas

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del tridente, recurriendo en algunas ocasiones al procedimiento de la reacuñación (fig.
(21)
15-16), en especial sobre bronces cartagineses de Cerdeña.

- Tercera Etapa (c. 260- c. 230-218 a.C.-)

Una vez terminada la segunda fase que hemos descrito, y concluida la anterior
emisión del tridente, Rhode inició la emisión de nuevas dracmas. En estas nuevas
monedas no figuraba ningún símbolo junto a la cabeza de la diosa; por otro lado, la
impresión de la representación de la rosa en las nuevas acuñaciones presenta un diseño
muy sencillo. Es de destacar asimismo el parecido del estilo del anverso de estas nuevas
monedas, con las dracmas del caballo parado acuñadas en Emporion (fig. 18).
También se acuñaron monedas en las cuales, la cabeza de la divinidad,
estilísticamente hablando, era semejante al de las primeras emisiones de la ceca, eso sí,
con unas dimensiones algo más pequeñas (fig. 19).
Mencionar asimismo que el taller debió atravesar algunas dificultades para
realizar nuevos cuños de calidad; así queda de manifiesto en las últimas dracmas, con
reversos de trazos muy simples, una técnica imperfecta y emisión de monedas con un
peso más bajo de lo normal (fig. 20).

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(21) ALEXANDROPOULOS, J.: 1987, 5-29; GARCÍA-BELLIDO, M. P.:


1994, 117-149; CAMPO, M. 1994, 81; VILLARONGA, L.: 2000, 39.

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Estas dracmas debieron realizarse en Rhode a partir de c. 260 a.C.,
coincidiendo en el tiempo con las últimas dracmas del caballo parado de Emporion y las
primeras del Pegaso. Tenemos dos razones para aseverar dicha afirmación: la similitud
estilística de los anversos que ya hemos comentado, y el hallazgo conjunto de ambas
acuñaciones en un tesorillo de la costa meridional del Languedoc- Rosellón. Este
(22)
hallazgo, incluía dracmas de las cecas Rhode y de Emporion con reverso Pegaso,
junto con algunas imitaciones galas de dracmas de Rhode y una gran cantidad de
Emporion con reversos caballo parado y Pegaso, además de imitaciones de otras series.
Mencionar asimismo, la escasez de dracmas de Rhode en los tesoros de la
Segunda Guerra Púnica, unido a la previsible reducción de la producción de éstas, nos
hace suponer que la acuñación de monedas de plata finalizó durante la década 240-230
a.C. Sin embargo, las referencias de que disponemos para delimitar este hecho son
bastante imprecisas, acaso tenga alguna relación con una crisis económica en la ciudad,
debido a la disminución en la fabricación de cerámicas de barniz negro, hacia el fin del
(23)
tercer cuarto del siglo III a.C.
En cuanto a la acuñación de moneda de bronce, necesaria para las
transacciones comerciales cotidianas, seguramente continuó hasta después de la
interrupción de la fabricación de dracmas, con una técnica muy pobre en cuanto a la
calidad (fig. 17).
Con toda probabilidad, aunque no disponemos de datos suficientes para
aseverarlo con total seguridad, que el cierre definitivo de la ceca, acuñando ya sólo
monedas de bronce, coincidiera en el tiempo con una etapa de repliegue de la colonia a
(24)
fines del siglo III a.C., coincidiendo con la Segunda Guerra Púnica.
Las particularidades en cuanto a la emisión monetaria de las ciudades de

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(22) VILLARONGA, L.: 2000.


(23) SANMARTÍ-GREGO, E: 1978, 606, 610-611.
(24) PUIG i GRIESSENBERGER, A. M. 1998, 139-164. MARTÍN, A.,
PUIG, A.M.: 2001, 53-68.

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Emporion y Rhode durante los últimos años del siglo III a.C. y principios del II a.C. nos
muestran significativas desigualdades en la evolución de ambas colonias. La llegada de
tropas romanas a Emporion en el 218 a.C. y la instalación de un præsidium fueron
hechos que colaboraron en el mantenimiento económico y social de esta ciudad, que
trajo consigo un aumento significativo de su producción de dracmas. Sin embargo, los
habitantes de Rhode se replegaron hacia la colina de Santa María y la colonia ya no
recuperó el esplendor que había tenido durante la mayor parte del siglo III a.C., y que
había hecho posible la acuñación de emisiones de plata de excelente calidad. En el 195
a.C., las tropas romanas ya no encontraron una ciudad griega sino un simple castellum
habitado por hispani, donde ya no se acuñaba moneda.

V) La circulación monetaria griega en la Península Ibérica.-

Una vez analizado el tema de las primeras acuñaciones en la Península Ibérica


en las colonias de Emporion y Rhode, debemos abordar la influencia que la acuñación
monetaria griega tuvo en el resto de la Península al margen de las colonias de fundación
helena.
Para analizar dicha influencia de la moneda griega debemos examinar la
tipología y la metrología empleadas en las distintas cecas locales.
En este aspecto, las acuñaciones que se llevan a cabo en la Península hasta el
principio del s. II a.C. no son demasiadas, comparándolas con el importante aumento de
cecas tras la conquista romana. Sin embargo, son bastante reveladoras en cuanto que
nos muestran los posibles puntos de referencia e influencias en que se basan los talleres
locales.
Se ha venido afirmando hasta fechas recientes, que las acuñaciones realizadas
exclusivamente por los habitantes de Iberia, empezaron a llevarse a cabo a finales del
siglo III a.C., coincidiendo con la llegada de los cartagineses en el 237 a.C. y durante el
desarrollo de los acontecimientos de la Segunda Guerra Púnica; pero actualmente, a la
luz de nuevos hallazgos, se sugiere un panorama distinto, en el cual dichas acuñaciones
habría que situarlas un siglo antes.
Tal es así, que debemos aludir a una ciudad en concreto, para describir estas
primeras acuñaciones. Nos estamos refiriendo a la ciudad de Arse, donde la adopción de
la moneda habría que encuadrarlo como un matiz más, vinculado a ciertas
transformaciones urbanas, fruto de nuevas relaciones entre los dirigentes de la ciudad y

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el pueblo. Parece claro que hay que insertar estos cambios sociales dentro de un
ambiente cultural cada vez más relacionado con el mundo greco-helenístico, con una
especial vinculación con las ciudades de Massalia, de la Magna Grecia y de Sicilia, con
las cuales mantuvieron contactos comerciales bastante fluidos.
A tenor de lo expuesto hasta ahora, debemos establecer que las primeras
acuñaciones en Iberia, tanto las griegas de Emporion, como las ibéricas de Arse, ambas
bastante influenciadas por el mundo heleno del Mediterráneo, debió suponer en si un
hecho innovador y original, ya que supuso dar un uso distinto al uso de la plata sin
acuñar, que hasta ese momento se le daba e esas ciudades.
Asimismo, es presumible que en otros poblamientos de la costa mediterránea,
el empleo de fracciones de plata a peso, entre la que se encontrarían monedas acuñadas
entre los siglos VI y III a.C., debió ser una circunstancia frecuente en los intercambios
comerciales.
De igual manera debemos hacer constar el aspecto de la tipología de las cecas
peninsulares para constatar esa influencia helena. Ofrecemos algunas características
coincidentes con tipos de inspiración griega del Mediterráneo:
- Cabezas galeadas femeninas o presencia del delfín en algunas acuñaciones
de poblaciones costeras levantinas.
- El toro androcéfalo de la ciudad de Arse hay que valorarlo como elemento
inspirado en el Occidente griego.
(25)
- Algunos autores consideran la serie del "jinete ibérico", como
representación de uno de los Dioscuros de la mitología griega, imitado
anteriormente en Magna Grecia y Sicilia.
- Las dracmas de Iltirtasalir se asemejan a las dracmas de Tarento fechadas
(26)
en el s. III a.C. En el anverso de estas dracmas se muestra una cabeza
masculina muy semejante a las que aparecerán posteriormente en muchas
acuñaciones en monedas de plata y bronce del mundo ibérico. Asimismo
hay un elemento que veremos tallado en el reverso de monedas ibéricas: el
jinete con una rama en la mano.

__________

(25) DOMÍNGUEZ ARRANZ, A.: 1979, 200.

(26) VILLARONGA, L.:1979, 43-56.

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- Varias monedas de Kese muestran también el jinete, pero con una novedad:
en este caso sostiene una palma, como algunas monedas de Tarento y
Tyndaris.
- En los divisores de muchas monedas ibéricas, el caballo corriendo es una
clara influencia de acuñaciones sicilianas. Lo más característico de esta
tipología es la reproducción de las riendas flotando al aire, elemento muy
característico de monedas sículas, reproducido en este caso por los iberos.
- Existen otros elementos muy representativos de la zona sur de la Península
Itálica y de Sicilia: el medio Pegaso, el caballo marino, los delfines
afrontados, el gallo, etc.

Otro aspecto en el que nos debemos fijar para ver esa influencia helena en las
acuñaciones ibéricas es el referente a la metrología. Así, en las dracmas acuñadas en
Emporion, Rhode , y principalmente Gades, el patrón denominado “hispánico” , con un
peso de 4,70 gr., parece estar basado en sistemas similares utilizados en Etruria (4,83
(27)
gr.), Bruttium (4,90 gr.) y en Sicilia (4,91 gr.).
La ciudad de Gadir comienza sus acuñaciones con este patrón, descartando
(28)
patrones más cercanos, como el del shekel cartaginés
Por otra parte, en las emisiones de bronce de las ciudades de Rhode, Gades y
Ebusus, se sigue el sistema de 8 ó 9 gr. utilizado también en la Magna Grecia. El origen
de dicho patrón parece estar en Sicilia.

VI) Conclusiones.-

Atendiendo a todo lo expuesto con anterioridad, debemos distinguir dos etapas


en referencia a la presencia de acuñaciones monetarias que tuvieron alguna relación con
el mundo griego: una, hasta el 300 a.C., y otra, que comienza en esta fecha, y termina
en las postrimerías del s. III o primeros años del s. II a.C.
En la primera etapa, las acuñaciones llevadas a cabo se caracterizan por la

__________

(27) VILLARONGA, L.:1973, 93-104, 99


(28) ALFARO, C.:1988, 74

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preeminencia de la moneda griega local o foránea. Es manifiesto, que antes del 300 a.
C., la moneda tiene un uso, difusión y divulgación claros en la costa noreste de la
Península Ibérica, siendo mucho menos en la zona levantina. Estas primeras emisiones
tienen un fin claramente comercial. La considerable actividad comercial de la zona en
esas fechas y el hecho de que se acuñen mayoritariamente, a tenor de los hallazgos,
piezas fraccionarias, nos hace sospechar que a la hora de acuñar esas monedas, se tenía
muy en cuenta los constantes intercambios comerciales, en una época en la que ya el
mundo griego, y las ciudades que tenían algún tipo de relación con él, estaban
acostumbradas a ello, corroborado todo ello por los continuos hallazgos arqueológicos
relacionados con la materia.
Las acuñaciones llevadas a cabo en esta etapa seguirán el patrón del mundo
griego en cuanto a metrología y tipología, con una clara influencia de las ciudades de
Massalia y de la Magna Grecia.
Asimismo, cada vez cobra mayor fuerza la teoría de que los iberos, al menos
los de la zona levantina, utilizaron un sistema ponderal relacionado, en mayor o menos
medida, con el griego, con sus mismos sistemas de proporciones. Esta situación venía
dándose desde el s. IV o antes, es decir, en una época en que aún no acuñaban moneda.
Está claro que algunos pueblos indígenas peninsulares tenían un conocimiento y un
contacto desde muy antiguo, con la moneda "griega", especialmente con la que
procedía de Magna Grecia y Sicilia.
En la última parte de esta etapa, desde el cambio del s. IV al último cuarto del
s. III a.C., las cecas de Emporion y Rhode adquieren una mayor personalidad y
relevancia con la puesta en circulación de valores mayores, en este caso dracmas, y
además surgen dos nuevas cecas locales en ambiente al parecer diferente al costero-
catalán: Ebusus y Gades. Asistimos a un aumento, en cuanto a la zona geográfica, en la
que se hace uso de la moneda.
Resumiendo, podemos afirmar que en ambas etapas, la importancia de la
moneda griega tuvo que ser grande, eso sí, con una presencia en al mercado más bien
escasa. Las monedas foráneas eran bien conocidas desde antiguo y con el tiempo se
convirtieron en objetos de prestigio o de tesaurización.
Igualmente, hay que hacer notar la significativa repercusión e interés que
tuvieron las monedas greco-hispanas de las colonias de Emporion y Rhode, que servirán
de modelo a otras ciudades ibéricas de su entorno.

ANTONIO MIGUEL RICO LEÓN. NUMISMÁTICA 24


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