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Año I Mayo 1924 Núm. 7

SUMARIO
SECCIÓN OFICIAL.

Triángulos.

COLABORACIONES

De la memoria del Orador de la Logia «Unión Fraternal N°1
 San Juan
 La Pupila Universal
 En la Fiesta de San Juan

REPRODUCCIONES

Concepto de la Masonería.
La Regularidad Masónica
Un discurso del hermano Mac-Iver
El cántaro bendito.

CRÓNICA EXTRANJERA

Noticias Diversas.

lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
Año I Santiago, Mayo de 1924
SECCIÓN OFICIAL
TRIÁNGULOS

La Constitución Masónica de
la Gran Logia de Chile, ha crea-
do organismos que, sin investir
pleno derecho masónico propio
de Logias o Talleres, constituyen
agrupaciones que tienden a desa-
rrollar en la colectividad social
en que actúan, los mismos bene-
ficios de cultura, progreso y bien-
estar que son el ideal sustentado
por la Orden donde quiera que
ella actúe.
Su principal misión es la de
organizar, en el más breve plazo,
una Logia perfecta, en la locali-
dad en que se establece, con el
mayor número y los mejores ele-
mentos de que se pueda disponer.
Implica pues su creación, la
posibilidad, sino seguridad, de
que tal propósito ha de ser
llenado, contando de antemano
con elementos sociales, aptos
para llegar a este resultado. Por
laudable que sean los propósitos
que guíen a un pequeño número
de masones, no basta este sólo
Núm. 7
anhelo, para solicitar, la autori-
zación correspondiente a la
fundación de un Triángulo.
La Masonería estado-unidense
ha consultado la organización de
Clubs, que a pesar de su denomi-
nación de «masónicos», no
obtienen credencial alguna del
Poder Central a que pertenezcan
algunos o la totalidad de sus
componentes, ni reciben otras
comunicaciones de carácter
oficial, que publicaciones o
impresos de amplia difusión.
Los Triángulos, tal como están
instituidos en Chile, reciben de
la Gran Logia, la casi totalidad
de la documentación que se en-
vía a las Logias regulares depen-
dientes de ella, y en alguna oca-
sión han representado sus obser-
vaciones por no recibir la palabra
semestral o alguna comunicación
de carácter reservado.
Otros han pretendido cierto
derecho a obtener una expedita
iniciación de profanos que reco-
lalp
 194 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
miendan (según el art. 250, inciso
1.° de la Constitución) a la Lo-
gia constituida en el Oriente más
inmediato, o a que les sea conce-
didos aumentos de salario a los
hermanos que el mismo Triangu-
lo indique.
Estas interpretaciones pecan
de ligeras, pues los Triángulos no
son organismos perfectos, que
estén en aptitud de conocer de
cuanto ocurra dentro de la Insti-
tución.
En cuanto a iniciaciones, coo-
perarán con sus informes acerca
de los profanos que hayan reco-
mendado, sin privar a la Logia
del derecho de calificar los méri-
tos que abonen a los profanos
que deseen ingresar a la Orden;
de igual modo que las peticiones
de ascensos a favor de miembros
del Triángulo, deben justificarse
con el conocimiento de las apti-
tudes desarrolladas por el Apren-
diz o Compañero, no por el tiempo
que lleve en el Grado, ni por la
necesidad de aumentar el número
de Maestros, sino en virtud de
una verdadera cultura masónica,
en la posesión del perfeccio-
namiento intelectual y moral exi-
gido a todo hermano, que la Lo-
gia tiene el derecho a juzgar.
Habida consideración a los es-
casos medios con que los Trián-
gulos realizan su labor interna,
albergados en salas facilitadas
por alguno de sus más entusias-
tas miembros, pero sin elementos
que aseguren la absoluta reserva
de la documentación que reciben
y a veces de los asuntos que se
tratan, es facultativo el envío de
notas u oficios de importancia
trascendental.
Esta misma deficiencia de un
local que permita realizar una
perfecta instrucción simbólica, la
falta de bibliotecas de obras ade-
cuadas a esta educación, y tantos
vacíos de que adolecen estos or-
ganismos, exige, en lo posible la
concurrencia de sus miembros a
Tenidas de Logias regulares.
Y considerada la dificultad in-
subsanable de estas visitas a Ta-
lleres establecidos en Orientes
muy lejanos a veces de la locali-
dad, sede del Triángulo, se llega
a la conclusión, señalada al em-
pezar, de que es indispensable
contar con la seguridad de cons-
tituir Logia «en el más breve
tiempo» para justificar la instala-
ción de Triángulos.
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
COLABORACIONES
DE LA MEMORIA DEL ORADOR DE LA LOGIA
"UNIÓN FRATERNAL" N.° 1

No ha pasado todavía para la maso-
nería el tiempo en que debe desempe-
ñar mi papel educativo y filosófico; al
contrario, en el momento crítico por el
cual atraviesa la humanidad, en un pe-
ríodo como el actual en que la ciencia,
la filosofía, el arte y la literatura están
en completo período de renovación: re-
novación de ideas y de doctrinas, pro-
piciadas por los progresos de los conoci-
mientos empíricos; en el vertiginoso mo-
vimiento que esas ideas han producido
en el inmenso y agitado océano de las
pasiones humanas y las antítesis socia-
les, yo creo firmemente que el más no-
ble deber de la Masonería es el de asi-
milar todo el material que el mundo
puede ofrecerle para su alimento inte-
lectual. Aún más, qqhhy perdonad-
me la franqueza, que surge del vivo de-
seo que experimento de ver nuestra ins-
titución encaminada hacia un porvenir
cada vez más floreciente—cierta deca-
dencia que, inútil es negarlo, ha afecta-
do a nuestra Orden en los últimos dece-
nios y en todos los países ¿no será
acaso fruto de tal cual negativismo cul-
tural, por cierto involuntario, que ha
caracterizado la obra de la Masonería
desde el día en que las libertades públi-
cas han garantizado al pensamiento hu-
mano la más amplia esfera de acción?
El mundo profano acusa a la masonería
195
de ser una institución superada por los
tiempos, una institución anacrónica;
¿podemos nosotros creer en conciencia
que esta crítica obedezca solo a los fines
de nuestros enemigos, que la mueva
solamente la intención de combatirnos,
que sea desprovista en absoluto de con-
tenido y de justificación? ¿Hacemos los
masones todo lo posible para levantar
nuestra Orden en el concepto público?
Yo creo que no, qqhh; hay crisis de
hombres no solo en los partidos políti-
cos, sino también entre nuestras colum-
nas. La única institución progresista en
el mundo es la Universidad que, o marca
el paso a la humanidad o marcha hacia
el porvenir a pesar de ésta. Nuestra
Orden, que en otras épocas ha sido la
protectora de los estudios científicos, el
hogar de los sabios, amparándolos, alen-
tándolos con el calor de la solidaridad y
de la fraternidad, ve hoy día abandona-
das sus columnas por sus hijos más que-
ridos y más descollantes en el consorcio
intelectual. ¿De quién es la culpa? Nues-
tra qqhh; exclusivamente nuestra.
La masonería ha querido comprome-
terse con brío excesivo y algo impru-
dente en las luchas políticas, movida
por cierto por la noble finalidad de sos-
tener la forma liberal de los gobiernos;
pero sin reflexionar que sus fuerzas iban
progresivamente disminuyendo, mien-
tras los diferentes núcleos sociales iban
lalp
 196 REVISTA MASÓNICA DE CHIL.E
en rápido incremento. Ahora bien, la
potencia avasalladora de la multitud y
de los intereses materiales que
representa, aplastará la exigua minoría
constituida por nuestras filas dispersas
en el mundo, si la Orden no lograra
imponerse a la consideración y a la
estimación de los exponentes morales
más altos y renombrados, y esto no
podrá conseguirse sin hacer de
nuestros talleres centros de atracción,
hogar agradable para los obreros del
pensamiento. Es, pues, menester, qq
hh, que volvamos por las sendas de las
tradiciones filosóficas de la institución;
que al lado de nuestra obra masónica en
el mundo profano, llevada con mayor
prudencia y circunspección, se
desenvuelva nuestra educación científico
masónica. Lejos de creernos bastantes
doctos, de desdeñar la instrucción
recíproca, la que con cierta ligereza
despectiva hemos dado en llamar
propaganda interna, debemos al
contrario, cultivar el árbol de la
sabiduría cuya copa va creciendo en
progresión geométrica.
Posiblemente no todos los asistentes
a esta tenida comulguen con estas ideas,
que podrán parecer demasiado ortodo-
xas y tradicionalistas; yo comprendo, y
así lo bacía entender hace poco, que los
qqhhmas resueltos y más activos
en la vida profana sufran con la
sensación de estagnación, de ocio, que
puede dar la aplicación de la mente a los
estudios; pero qqhh, esa sensación es
ilusoria: una idea, una verdad, un
descubrimiento científico, suele dar a la
vida social, un impulso progresista
infinitamente más poderoso de lo que
podría hacerlo el dinamismo enorme de
las multitudes; el progreso es obra de
unos pocos centenares de hombres,
desparramados por los milenios; que en
la quietud de sus bibliotecas o de sus
laboratorios o de sus claustros mentales,
han sabido robar una chispa a la energía
cósmica para prender el fuego a los
polvorines de los cataclismos de la historia:
las revoluciones materiales, morales e
intelectuales aún a través de períodos
agitados han ido formando y cimentando
los bloques que signan las etapas del
curso evolutivo de la humanidad. Al
contrario, la obra de una exigua minoría
o de los individuos, en las batallas
cuotidianas de la vida, está destinada al
fracaso, aunque haya alcanzado las más
altas cumbres de un éxito transitorio.
Solo la idea, solo la verdad filosófica y
científica es eterna, o bien cristalizándose
en una forma invariable o bien
evolucionando o plegándose a las
vicisitudes del tiempo.
Ved, pues, qqhh, cuánto más
proficuo y práctico es el trabajo
silencioso y aparentemente modesto del
pensamiento. La masonería debe sacar
el mayor provecho de las enseñanzas de
la historia y en el recogimiento de los
templos ir mejorando e incrementando
su caudal de pensadores y estudiosos.
Por otra parte, debe tratar de poner
freno a las impaciencias de los hh,
acostumbrados a la vida febril del
trabajo cuotidiano. Cuántas veces se ha
deplorado entre nosotros el derrumbe de
obras surtas más bien de los arranques
del entusiasmo que del frio examen de
que solo es capaz la reflexión.
Desconfiemos pues de los proyectos
grandiosos. Ellos exigen la coope-
peración de un número demasiado gran-
de de obreros y se exponen demasiado
a la vista para que puedan resistir los
ataques de adversarios astutos y tenaces.
Contentémonos, nos recomienda un día
el qh Navarrete en su carácter de
GrM, contentémonos con las pequeñas
grandes cosas, y se refería a las escuelas
nocturnas para obreros, dirigidas y
mantenidas por las Logias. Prefiramos,
agregaremos nosotros, los hh de la Ü.
F., con imitar a los pequeños infusorios
que, entregando diariamente su trabajo
modesto, dejan construidos para la
eternidad las poderosas capas geológicas
que parecen obras de titanes; seamos
como
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
esos modestos albañiles, antes que imitar
al águila o al león, triunfadores es cierto
del espacio y del desierto, pero destina-
dos a no dejar vestigio alguno de sus osa-
mentas, pulverizadas como serán, por
la acción corruptora del aire. Por lo de-
más, ninguna enseñanza masónica es
más hermosa que aquella que nos re-
comienda el sacrificio total, absoluto de
nuestra personalidad, nuestro aniquila-
miento individual en la creación del blo-
que granítico, que la Orden se ha pro-
puesto construir para la felicidad futura
de la humanidad. En ese lejano día, en
que, es de esperarlo, el sol brillará para
SAN

Nuestra Constitución ordena que las
Logias de la Obediencia celebren anual-
mente dos fiestas de obligación: el 24
de Junio y el 24 de Diciembre.
Para conmemorar la primera fecha,
nos hemos reunido esta noche.
Todos saben que esta fecha tiene va-
rios significados entre nosotros, y que
San Juan es símbolo de diversas altas
ideas.
Primeramente hay que recordar que
la verdadera, la genuina masonería, o
sea la que constituye los tres primeros
grados de aprendiz, compañero y maes-
tro—masonería llamada simbólica y
también universal—se denomina igual-
mente «Masonería de San Juan». Es
por ello que nuestros documentos oficia-
les encabezan con la fórmula: «La Res-
197
los mortales más vivo y alegre, quien
quiera explorar los subterráneos ancen-
trales del edificio social no hallará nom-
bres sino obras; en vano el arqueólogo
y el historiador interrogarán el silencio
solemne que los siglos habrán cristaliza-
do en murallas colosales; ninguna voz
contestará a su llamado; pero, más elo-
cuente que toda palabra, hablarán las
piedras, los ladrillos, es decir, nuestras
obras anónimas, cementadas en concreto
indestructible por la fraternidad, es de-
cir, por el alma eterna que entregamos
a los futuros milenios.
J. N.
JUAN
petable Logia de San Juan, bajo el nom
bre distintivo de...»
Es indiscutible que la Masonería ha
tenido en todos los tiempos por patrono
al Bautista y el nombre de este santo
ha sido adoptado como genérico de la
Orden.
Los primitivos masones, los construc-
tores, picapedreros y albañiles de la
Edad Media celebraban diversas fiestas
entre las cuales se distinguían por su
importancia las de San Juan Bautista y
los Cuatro Coronados, patronos y pro-
tectores de la Institución. Después de
estas fiestas, dice Findel, seguían ban-
quetes fraternales.
No es fácil averiguar cuál es la razón
por la cual estas corporaciones medio-
evales escogieron al Precursor como su
lalp
 198 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
protector. Sin embargo, existen algunas
luces que pueden orientarnos.
Las corporaciones de arquitectos que
fundó Numa Pompilio en Roma fueron
puestas bajo la advocación de Jano, dios
que reinó desde las primeras edades en
el Lacio y al cual Saturno, agradecido,
dio el poder de tener siempre delante
el pasado y el porvenir.
Cuando, avanzado el siglo II los ar-
quitectos romanos se convirtieron al
cristianismo, les fue preciso sustituir el
patrono de la mitología por un santo
de la nueva iglesia, y eligieron a San
Juan Bautista ¿Fue casual esta decisión?
Muchos autores opinan que no. Entre
Jano y San Juan existen numerosos
puntos de semejanza simbólica. En
efecto, el Precursor es, como el príncipe
del Lacio, un mensajero de luz, un
portavoz de verdades y nuevas en-
señanzas, un heraldo de civilización
bondadosa, de doctrina de amor. Y más,
por rara coincidencia, la fiesta del pa-
trono se fija en el día del solsticio de
verano que desde antiguo celebraban
como dedicado a Jano.
Fue, pues, San Juan el continuador
natural de las antiguas interpretaciones
del antiguo simbolismo astronómico, y
el mito, sólo cambió de nombre.
Más tarde, en Alemania, las Logias
que organizaron los constructores fue-
ron dedicadas y puestas bajo la protec-
ción de San Juan Bautista, como una
continuación de aquella dedicación de
sus antecesores romanos. Así es que las
cofradías de albañiles se llamaron desde
muy antiguo «Hermanos de San Juan».
Aunque la moderna Masonería ha
variado totalmente el objeto primitivo,
como continuadora del antiguo simbolis-
mo, conserva la advocación del Bautis-
ta, no mirando la persona de un santo,
sino como un emblema, como un símbolo
del mayor significado. San Juan encar-
na aspectos importantes que no sólo no
son ajenos al ideal masónico, sino que
guardan con él estrecho parentesco. Así
el Bautista, es el que limpia de man-
chas, el que purifica, el que inicia a
una vida nueva, tal como la Masonería
lo pide al nuevo hermano; es el Precur-
sor el que anuncia la nueva moral, el
que prepara a la humanidad para el
reinado de la tolerancia, la virtud y el
amor, misión que toma para sí la Ma-
sonería; es San Juan el hombre puro,
fuerte, sereno, digno de servir de he-
raldo a la nueva enseñanza, como la
Masonería quiere que sea cada uno de
los suyos; San Juan es estigma para las
faltas y liviandades del Tetrarca, y cada
masón debe ser azote de los vicios de la
sociedad en que vive; el Bautista es, en
fin, mártir de su misión, inflexible y
recio, valiente y sereno, como cada ma-
són debe ser inflexible en la obra de
demoler prejuicios, infatigable, en la
propagación de la verdad, mártir cons-
ciente en defensa de la libertad, apóstol
de su ideal que no se arredra ni ante la
muerte.
El símbolo astronómico presta nueva
fuerza al emblema que encarna San
Juan, personaje que para los masones
cristianos medioevales del hemisferio
norte, presidía el solsticio de verano, la
época en que el Sol -padre universal,
representación de Dios, de la vida, de
la fecundidad - toma fuerza y vigor,
madura las cosechas, sazona los frutos y
da luz y alegría a la Tierra; del Sol que
vive nueva vida tras de su aparente
muerte en el solsticio de invierno.
Muchos son, pues, los motivos que
tuvieron los primitivos masones para
poner sus Logias bajo el patronato del
Bautista, y las mismas razones de ca-
rácter simbólico subsisten hoy para la
Masonería filosófica del presente.
En la instrucción del grado 30, caba-
llero Kadosch de Sudermania, se dice:
«Muchos hermanos en el Arte Real
creen que nuestras Logias están dedi-
cadas a San Juan Bautista o al Evange-
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
lista; es un error; a quien están de
dicadas en realidad es a San Juan el
Limosnero, que fue Gran Maestre de
los caballeros de San Juan de Jerusalem
en el siglo XIII,- y que ha sido siempre
el ornato más bello de la Orden y el
patrón más amado y venerado de los
Templarios».
El erudito hermano Ragón hace el
siguiente comentario a la anterior afir-
mación que es falta de toda verdad:
«San Juan, Patriarca de Antioquía, lla-
mado el Limosnero, nació en Amatonte
(Chipre), hacia el año 550 y murió en
619; por lo que, como se ve, mal podía
ser Gran Maestre de los Templarios en
el siglo XIII, a menos que hayan exis-
tido dos Juanes Limosneros y nosotros
lo ignoremos».
La fiesta de San Juan es, en las so-
ciedades filosóficas antiguas, tradicional
y simbólica. Los masones de la Edad
Media la continuaron para honrar a su
patrono, seguramente sin conocer muy
a fondo lo que en los pasados tiempos
había significado.
En las iniciaciones antiguas la cele-
bración de los solsticios y de los equi-
noccios tenía una alta significación, ya
que astronómicamente es el paso de
.una estación a la otra, y en conjunto, el
desarrollo de un ciclo o período de evo-
lución. En primer término es la ruta
de la vida aparente del Sol y luego, la
serie de períodos por los cuales pasa la
vida terrestre, de la cual el hombre
torna la suya.
Aunque sin comprender a fondo el
valor que las fiestas solsticiales tuvieron
en los misterios antiguos, no cabe duda
que la adopción de San Juan por los
artífices de los Colegios romanos y des-
pués por los picapedreros alemanes,
galos e ingleses, tuvo raíces más o
menos legítimas en aquellas fiestas her-
méticas y San Juan fue un feliz sucesor
de Jano.
199
Los equinoccios y los solsticios fue-
ron llamados en lenguaje metafórico, la
puerta de los cielos y de las estaciones,
y de aquí los dos San Juan, nombre
derivado de Janua, que significa puerta.
La celebración de esta fiesta ha sido
de obligación en todos los tiempos de
la Masonería; antaño entre los obreros
creyentes para honrar al santo, y ogaño
entre los filósofos especuladores para
enaltecer el símbolo que la fecha y el
hombre representan. Esta dedicación al
personaje fue la que desde los primeros
tiempos dio a la Masonería universal
el dictado de Masonería de San Juan y a
los tres primeros grados—los únicos le-
gítimos y universales—el de grados de
San Juan.
He procurado explicar el origen de
la dedicación que los masones han he-
cho de sus Logias al Bautista y creo
haberlo logrado en parte.
Pero esta fiesta de San Juan, el 24
de Junio, tiene, como sabéis, un valor
histórico, además del simbólico y del
tradicional.
No necesito repetiros que la actual
Francmasonería es la continuación na-
tural y legítima de la antigua Masone-
ría constructora.
Las asociaciones de albañiles se ha-
bían repartido por, todos los países occi-
dentales de Europa y en Inglaterra,
especialmente, adquirieron un prestigio
grande y llegaron a un alto grado de
esplendor.
Mientras la Europa cristiana edificó
catedrales y monumentos, esta gran-
deza se mantuvo; pero la Orden decayó
notablemente cuando las construcciones
escasearon.
Ya a principios del siglo XVIII las
Logias que quedaban eran presa de la
indisciplina, se desorganizaban y los
miembros escaseaban cada día. Las fies-
tas anuales se abolieron completamente.
En esta situación hubiera muerto la
lalp
 200 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
vieja Orden Masónica, a no ser por un
acuerdo tan sabio como oportuno. En
efecto, la Logia San Pablo de Londres;
en 1703, hizo la siguiente declaración
que cambió sustancialmente las carac-
terísticas de la Institución. Era como
sigue: «Los privilegios de la Masone-
ría, no serán en lo sucesivo patrimonio
exclusivo de los masones constructores;
cualquier otra persona, aunque sea de
diferente profesión, tendrá derecho a
optar a ellos, con tal que sea regular-
mente aprobada e iniciada en la Or-
den ».
La actual Francmasonería tiene, pues,
su fundamento en esta declaración.
Tal orientación llevó a las Logias a
numerosos individuos de valer que, si
no tallaban piedras ni construían mo-
numentos, en cambio, edificaban en el
campo de las ideas y de la filosofía.
Así las Logias inglesas tomaron nueva
actividad y dieron nacimiento a la Or-
den tal como ella es a la fecha.
En 1717 existían en Londres cuatro
Logias cuyos nombres conocen bien mis
hermanos.
Algunos miembros ilustres de la Or-
den, entre los que sobresalían King,
Calwert, Payne, Anderson, Lumley,
Madden, Desagulliers y otros, estudia-
ban la manera de completar la reforma
y organizar la Institución de modo que
sirviera completamente a las nuevas
exigencias de la época.
Estos hermanos realizaron trabajos
preparatorios en nombre y con la repre-
sentación de las cuatro Logias: «San Pa-
blo», la de la taberna de la Corona, la
de la taberna del Manzano y la de la
taberna «al Romano».
La comisión se reunió en Febrero de
1717 en la taberna del Manzano y eri-
gieron una Gran Logia con todas las
formalidades del caso, formada por las
cuatro que existían y estaban represen-
tadas. Los hermanos nombrados acor-
daron que sus miembros se reunirían
cada trimestre bajo la presidencia del
maestro más antiguo, hasta que fuera
elegido Gran Maestro algún alto perso-
naje que ejerciera con brillo las fun-
ciones de tal.
De acuerdo con lo establecido, nue-
vamente se reunió la Gran Logia el 24
de Junio de 1717, día de San Juan Bau-
tista, y eligió por gran mayoría Gran
Maestro de la Orden al hermano Anto-
nio Sayer, quien fue instalado en su
cargo por el presidente de la Logia más
antigua. Sayer nombró Inspectores o
Vigilantes, al capitán Elliot y al maes-
tro carpintero Lamball.
Desde ese día tuvo vida lo que hoy
conocemos por Francmasonería.
La Orden que empezó a presidir Sa-
yer, aunque abandonaba su antiguo
objeto de construir y se orientaba a las
labores filosóficas, respetó cumplida-
mente no sólo el espíritu de las antiguas
Logias, sino que conservó con amor su
simbolismo, su tradición y su legis-
lación.
Persistieron los términos usados en
la construcción; pero se adaptaron a su
sentido figurado. La enseñanza de la
arquitectura general, y en especial del
arte gótico, quedó completamente su-
primida a excepción de sus figuras em-
blemáticas.
Desde entonces la Masonería fue, no
una sociedad de albañiles, sino una Or-
den dedicada a la especulación.
Fue segundo Gran Maestro el her-
mano Payne y tercero el hermano De-
sagulliers, quien fue reelegido el 24 de
Junio de 1720.
La Gran Logia, creada como se ha
visto, dictó sus disposiciones de acuerdo
con los antiguos Límites, la tradición y
las constituciones de las cofradías; fa-
cultó la creación de nuevas Logias y
dio su autorización para que futuras
Grandes Logias adoptaran disposiciones
propias, siempre que tuvieran más de
un año de antigüedad y tales disposi-
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
ciones se conformaran con la norma, la
tradición y las constituciones antiguas.
La creación de la Gran Logia de In-
glaterra, la primera de su género, verifi-
cada el 24 de Junio de 1717, es, como
se, ve, el origen inmediato de la actual
Masonería.
De tal modo que las Logias de San
Juan, al celebrar esta fecha, no sólo
prosiguen la antigua tradición, sino que
conmemoran el nacimiento de la Orden
en su orientación universal, filosófica y
simbólica. Es la fecha más importante
para nosotros.
LA PUPILA UNIVERSAL

Mudo, hermético, inexorable y escru-
tador, todo lo ve el Ojo del Supremo
Artífice.
Y ve hombres y hechos con la con-
cepción clarividente de la luz que se ha
purificado a través de infinitas atmósfe-
ras, a lo largo del espacio inconmensu-
rable, bajo la tiranía abominable de la
Noche.
El Supremo Artífice es hijo de la
Tierra y a la Tierra solamente rinde su
tributo, en la sublimo comprensión de
que la Tierra es hija del Alma Univer-
sal y a ella rendirá su tributo.
* * *
Vamos los seres por la Tierra como
pálidas sombras que los cierzos y las
nieblas entumecieran, conquistando la
nada palmo a palmo, en guerra sor-
201
En atención al valor que esta fecha
tiene, es que, desde aquella época, las
Logias de todo el mundo la han esco-
gido para fijar en ella sus grandes cere-
monias, instalaciones de oficiales, con-
ventos, asambleas, congresos, etc.
Tal es, queridos hermanos, lo que
brevemente y pasando por alto muchos
detalles no escasos de importancia, pue-
do deciros acerca de esta fecha cuya ce-
lebración nos es obligada.
ORCELIS.
da con la Muerte que es nuestro
principio y será nuestro fin.
De entre tantas pálidas sombras súbi-
tamente nos levantamos nosotros y lle-
vados de la mano por sonámbulos her-
manos llegamos un día al Templo de la
Luz, donde parpadea el Ojo del Artí-
fice.
Pronto la voz de una Conciencia Su-
perior, de una Inteligencia Superior,
penetra en nuestro íntimo y nos dice:
«Bien venidos vosotros, los elegidos,
que agregaréis una onda más al amplio
círculo de nuestro amplio horizonte».
«Sed desde hoy mente que se abstrae
en los complejos problemas de nuestro
mundo interior; pupila que escruta los
senderos del porvenir en el laberinto de
las pasiones humanas; boca que se abre
solamente para enseñar; oído que retie-
ne el lenguaje enigmático de la Natura-
lalp
 202 RESISTA MASÓNICA DE CHILE

leza, y mano que levanta al caído, ful-
mina al tirano y da cuanto le es dable
dar».
Luego el eco de esa potente voz, como
eco de una música lejana arroba nues-
tros sentidos, y en el Recinto Sagrado
nos quedamos dormidos.
egoísmo, y pretendió poseer la luz como
los grandes iniciados la poseen.
Y quizás nunca será expulsada esa
sombra maldita como expulsados fueron
los mercaderes.
¡Nunca!...
* * *

Son tan poderosos los intereses del

mal que el Ideal al verlos así, arrogan-
Nuestro despertar es impreciso en el tes, aparentemente invencibles, se sien-
cuadrante de nuestra existencia y ya no ta a llorar a la vera del camino.
vivimos para nuestro egoísmo sino que
sentimos palpitar la vida de la Humani- ¡SONÁMBULOS HERMANOS!
dad sobre nuestras rojas carnes sensiti-
vas Sangre de redención, sangre purifica-
Solo ahora comprendemos plenamen- dora necesita de riego la Tierra reseca,
te que somos una molécula digna del como corazón sin sentimientos.
Gran Artífice. Sangre quiere la vida para su perfec-
Pero esto para los que comprende- ción.
mos nuestra divina enfermedad y la ex- Sangre de riego de los que vivos no
perimentamos resueltamente, con amor sirven al Bien y que muertos así, por
de Cristianos en la horrible tortura del manos de sacerdotes videntes, harán el
Circo Romano. milagro de la germinación de las más
Más ¡ay! la vida languidece, los pue- útiles y bellas semillas.
blos agonizan, porque la Gran Pupila ¡Sangre se requiere para redimir a la
se debilita. Humanidad!
Y la Gran Pupila se debilita porque DES GRIEUX.
a nuestro bendito Templo llegó la som-
bra pálida del interés mezquino, del

lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
EN LA FIESTA DE SAN JUAN

Queridos hermanos:
El Bautista y el Evangelista—após-
toles o santos, visionarios o profetas—-
fueron, hace dos mil años, el uno el
precursor de ideas de redención que
debían transformar radicalmente las
costumbres patriarcales de la civiliza-
ción primitiva, y el otro el prolijo
compilador de las doctrinas austeras que
echaron más tarde hondas raíces en el
corazón de los pueblos occidentales.
Aun haciendo caso omiso del fondo de
misticismo que encierran esas doctri-
nas y de la perversión a que las arras-
traron los secuaces de la iglesia cató-
lica, aquellas ideas lanzaron el primer
grito de reivindicación de los humildes
en el concepto de la humanidad, gene-
raron el sentimiento del deber embe-
llecido en el sacrificio por nuestros
semejantes, abrieron horizontes más
diáfanos a las afirmaciones de los des-
graciados que gemían bajo el yugo de
la Roma pagana, y fueron el germen
de otros ideales que, en ,el transcurso
de los siglos, van elaborando, lenta pero
tenazmente, el futuro reino de la paz
social en el seno de la gran familia hu-
mana.
«Amaos los unos a los otros», es la
frase simbólica de una religión desvir-
tuada por los sofistas del Vaticano, y
es también el símbolo perenne e inmu-
table de la institución masónica, ilumi-
nando nuestro camino hacia la verda-
dera fraternidad del porvenir.
203
Todos sabemos perfectamente que en
las evoluciones o revoluciones que el
torrente de los sucesos históricos deter-
mina a los factores de las sociedades,
la Masonería Universal, conservando,
bajo la égida de distintos ritos, sus tra-
diciones de practicar el «bien por el
bien», no se detiene solamente a mirar
al pasado, sino que analiza el presente,
y enarbolando la enseña del respeto a
los regímenes del gobierno en que ha
venido desarrollándose, observa, inves-
tiga, escudriña, trata de sentir las hon-
das palpitaciones del futuro, y se dedica
impávida a encauzar las más opuestas
tendencias y los antagonismos más in-
conciliables por la senda de la verdad y
de la razón, alimentando, al calor sa-
grado de su entereza moral, las virtu-
des sublimes de la bondad y de la cari-
dad, y respetando, cuando no pueda
corregirlas, las debilidades ajenas.
Somos, por lo tanto, como lo fueron
los dos santos de la cristiandad, precur-
sores y evangelistas de ideas en la co-
rriente incontenible de los eternos anhe-
los hacia la perfección.
Creo yo que, si el movimiento filo-
sófico del siglo XVIII hubiera tenido
lugar centurias antes, ciertamente los
prohombres de nuestra institución, su-
poniendo que el progreso de las cien-
cias, de las artes y de las letras, no
alcanzase en nuestros tiempos un nivel
superior al actual, habrían buscado el
patrocinio de alguno de los grandes en-
lalp
 204 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
ciclopedistas que sentaron sobre los
cimientos de las viejas concepciones, los
mandamientos revolucionarios de los
Derechos del Hombre. Pero Voltaire o
Moisés son siempre símbolos augustos
de dinamismo propulsor en las formi-
dables etapas evolutivas de la especie,
por la videncia de sus luminosos espíri-
tus, ya sembrando el uno la Filosofía
negativa, o conduciendo el otro, el pue-
blo israelita a la tierra de promisión. Y
símbolos son también estos patronos de
la Masonería como sembradores de ideas
o conductores de pueblos. Sabéis,
queridos hermanos, que se designa por
solsticio—término compuesto de las
palabras latinas solis statio el ligero
período de transición entre dos
estaciones, cuando el sol, más alejado
del Ecuador parece, por momentos, se-
gún libros antiguos, permanecer esta-
cionario ante la tierra. Y debernos tener
presente que la fiesta que hoy celebra-
mos proviene del Oriente, donde el pue-
blo veía en la llegada del sol a la puerta o
entrada del cielo, el solsticio, es decir: el
comienzo de una nueva vida para la
naturaleza toda. Y como la palabra
Juan, que unos dicen ser hebrea y otros
árabe y que según leí en un libro ma-
sónico se deriva también del latín «ja-
nua» que quiere decir puerta o entrada,
es de presumir que la cristiandad señaló
el mes de Junio para celebrar a San
Juan Bautista y el mes de Diciembre,
a San Juan Evangelista, relacionándolos
con los dos solsticios del año, relación
que tal vez tuvo en cuenta la Masonería
en sus simbolismos.
Los egipcios, como los arios, persas,
asirios y fenicios, consideraban el Sol
como su Dios principal, el Creador, el
«que todo lo sabe», Osiris, símbolo del
alma universal, y cantaban este himno
en su homenaje: «Loor a tí, que des-
piertas, Dios verdadero, señor de los
horizontes... Recorres el alto cielo y
aplastas a tus enemigos. El cielo está
de júbilo, la tierra en alegría, los
dioses y los hombres en fiesta, a fin de
glorificarte, oh Sol, cuando te ven
levantarte en tu barca de fuego!»
Y en la muerte, el alma, al despren-
derse del cuerpo, comparecía ante Osi-
ris, que bajo la tierra, donde parecía
sumergirse el Sol, la esperaba para pe-
sar en la balanza de la verdad sus accio-
nes en la vida, siendo llamado su cora-
zón como testigo. Y para que el alma
pudiera defenderse ante aquel Supremo
Juez, era costumbre colocar junto al
cadáver el «libro de los muertos» que
resume la moral egipcia: «No cometí
ningún fraude. No atormenté a la viu-
da. No hice nada prohibido. No fui
ocioso. No sustraje el pan de los tem-
plos. No alteré las medidas de los gra-
nos... No cacé animales sagrados. Soy
puro. Di de comer a quien tenía ham-
bre; di de beber a quien tenía sed; vestí
a los desnudos...»
Los caldeos adoraban también al Sol,
a la Luna y a los cinco planetas, y sólo
a los cuerpos celestes se elevaban tem-
plos-observatorios, de los cuales los sa-
cerdotes seguían el movimiento de los
astros, dando origen a la astrología.
Como éstos, muchos otros pueblos
orientales rendían culto fervoroso al
Sol omnipotente.
Y viendo también en el astro fertili-
zante, manantial de energías nuevas,
fecundador de la tierra donde vivimos
y que nos da el pan y el agua de la
existencia, la que regamos con nuestro
sudor o nuestras lágrimas, de la cual
venimos y a la cual volveremos, la Ma-
sonería abre un paréntesis en sus tra-
bajos activos de regeneración social y
de perfeccionamiento moral, para ele-
var, en estos días de regocijo, un ho-
menaje de gratitud al Sol, soberano de
las alturas, cuyos recios destellos de luz
bienhechora cristalizan estos versos ad-
mirables del egregio poeta de mi patria,
muerto poco ha, Guerra Junqueiro:
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
¡Hombre!
Cuando la aurora irradie en el oriente,
¡yérguete en pie—yergue esa frente!
Yérguete en pie sobre la tierra esclava,
en que has sido mudez caliginosa,
y agua, y roca, y gusano, y fiera brava...
Yergue esa frente humana y misteriosa,
enigmática flor crepuscular,
la flor que llora, y que sonríe y piensa,
la flor que la Naturaleza inmensa,
millones de años puso en madurar...
Y extático, arrobado, absorto, inmerso
en una inmaterial contemplación,
ebrio de Dios, ungido de universo,
hombre, reza a la luz esta oración
205
Víctima en el horror del infinito,
¡oh Sol crucificado, oh Sol bendito!
tu carne de fluidos y metales
es la carne matriz del mundo todo:
carne que está en el agua y en el lodo
nuestros padres y madres naturales...!
Es tu horrible estertor de moribundo
la luz, la vida que electriza el mundo.
El oro virgen de los días castos
que echa en los orbes trémulos y vastos
los raudales calientes de su luz,
¡es sangre que chorrea tu sudario es
sangre que ha caído en tu calvario
de tu cuerpo divino y de tu cruz!
¡Bendito el Cristo-Sol de cruz ardiente,
el monstruo-mártir que infinitamente
muere por todos, sollozando luz!...
A.V.
lalp
 206 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
REPRODUCCIONES
CONCEPTO DE LA MASONERÍA

En el Congreso Masónico Inter-Anti-
llano celebrado en San Juan de Puerto
Rico, hace algunos meses, se dilucidaron
importantes cuestiones que se refieren
a l a vi d a d e l a s G r a nd e s Lo gi a s
de las tres Antillas, en sus relaciones
entre sí y con el mundo masónico uni-
versal; que se refieren al perfecciona-
miento de la obra educativa y moraliza-
dora de la Orden; a la unidad de acción
de las tres potencias, en el sentido de
ayuda o protesta en las cuestiones que
afectan el progreso de la humanidad, y
a varios tópicos de interés general o
particular de esos países.
Queremos por hoy reproducir un notable
trabajo presentado por el Licenciado
Don Félix Santoni, representante de la
Gran Logia Soberana de Puerto Rico,
que tiene perfecta analogía con la decla-
ración de principios aprobada por nues-
tra Gran Logia en su asamblea del 19
de Mayo del año último.
Se refiere al «Concepto de la Fraterni-
dad: medios de hacerla viable entre los
diferentes pueblos», y dice así:
Siendo la masonería universal, pues se
extiende más allá de las fronteras de las
naciones, de los congresos de ella
pudiera decirse lo que algunos del alma
humana: que está tota in toto corpore et
qualibet parte.
Saludemos, pues, en este Congreso,
dignamente representada, a esa noble y
abnegada institución que ha sostenido
en el mundo los fueros de la libertad y
la justicia, y ha luchado y luchará hidal-
gamente contra todos los opresores y en
favor de todos los oprimidos, ya que en
su propio ambiente no deben existir
ni víctimas, ni victimarios de la odiosa
tiranía, asqueroso cáncer que destruye
la paz moral de los pueblos y de los
individuos.
Excusad cortesmente esta digresión, y
comencemos nuestro difícil cometido.
Es la masonería una institución filan-
trópica sostenida por hombres que alzan
su voz por encima de las fronteras para
que advirtamos la verdad contenida en
estas palabras:
"Antes de ser emperador, sol-
dado, periodista, soy hombre, es
decir, un ser limitado, enviado
por voluntad superior a un mun-
do infinito en tiempo y espacio,
para permanecer en él un mo-
mento y luego morir."….……..
Si ante todo somos hombres, repug-
nando, como repugna, el ateísmo a la
razón, debemos considerarnos hijos de
Dios, a quien llamamos los masones,
enalteciendo así el trabajo, Gran Arqui-
tecto del Universo.
¿Es posible dudar de El después que
Voltaire afirmó felizmente que el Uni-
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
verso prueba la existencia de un Dios,
corno el reloj la de un relojero?
Claro está que el fondo de estas ideas
nos impulsan a proclamar la fraternidad
de todos los hombres, de la cual con
justicia se ha dicho que antes de ser el
pensamiento del pueblo era el pensa-
miento de Dios.
¡Qué noble, qué divina estirpe debe
atribuirse a una institución que inspira,
sostiene y propaga tan filantrópicos sen-
timientos, habiendo sido ese su progra-
ma en el pasado y manteniendo esa
bandera para el porvenir!
No cabe dudarlo: los hombres que
dieron forma al ideal masónico recibie-
ron la luminosa inspiración del Gran
Arquitecto de todos los tiempos y de
todos los pueblos, pues de otra manera
no se explica que en fórmulas tan sabias
como concretas se haya podido conden-
sar acaso lo más elevado que ha salido
de la mente y del corazón de la huma-
nidad.
Nuestra institución entraña y com-
prende lo más trascendental que ha
existido existe y existirá en la religión
y en la política de los pueblos más ade-
lantados y progresistas.
¿Acaso no está toda la ley y los profetas
en la fórmula Haz a otros lo que quieras
que hagan contigo? (Véase San Mateo
cap. VIÍ, versículo 12.)
¿Acaso no depende toda la ley y los
profetas del amor a Dios y al prójimo?
(San Mateo cap. XXII, versículo 40.)
Pues esos principios que cristalizan y
condensan la pura moral cristiana, sin
mezcla alguna de dogmas acomodaticios
ni sacerdocio, más o menos mercenario,
son los que ha proclamado y sostenido
siempre la masonería desafiando las iras
de los déspotas y dando fraternal aliento
al alma de los pueblos.
El saco de beneficencia, símbolo de la
caridad, divino resplandor del cielo en
los actos y solemnidades de nuestras
logias, tiene tanta importancia que ha
207
de circular necesariamente en ellos, por
estar los masones firmementes penetra-
dos de la sublime verdad contenida en
las siguientes palabras de San Pablo:
"Si hablara el lenguaje de los ángeles;
si tuviera el don de profecía y enten-
diese todos los misterios y toda la cien-
cia; si fe tuviera que transportara las
montañas, y no tuviera caridad, nada
soy."
Tan merecidamente se enaltece en
esos pensamientos la caridad, que pu-
diera decirse de ella que en su augusto
templo caben todos los defensores de la
virtud, la cual aún sin religión todavía
es virtud, a diferencia de la religión sin
virtud que es hipocresía y fanatismo.
Re c ue r do ha be r le ído e n u no de los
más profundos pensadores modernos que
las religiones obligan a sus secuaces a
cargar sobre sus espaldas sacos llenos de
arena, conteniendo algunas partículas
de oro; representando la arena los
dogmas o convencionalismos y las par-
tículas de oro, los puros preceptos mora-
les; y llegaba ese pensador a la conclu-
sión de que sería mejor lanzar la arena
y llevar el oro en un pequeño bolsillo....
Pues bien: eso ha hecho la masonería,
prescindir de lo superfino y contingente:
y sostener los puros y fundamentales
principios cristianos, a saber: el amor a
Dios y al prójimo: ¡he ahí toda la ley y
los profetas.!
Ella a imitación del agua regia sirve
para reconocer y distinguir el puro oro
de la moral cristiana, en la piedra de
toque de la razón . . . .
Pudiera razonablemente decirse que la
masonería es filosofía de religiones,
porque contiene y atesora los principios
esenciales o primordiales de ellas, sin
dogmas innecesarios que la mercantili-
cen, ni sacerdocio mercenario que la
desprestigie o prostituya.
Si la filosofía es el microscopio del pen-
samiento, utilicemos ese microscopio
para estudiar las religiones y poder lle-
lalp
 208 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
gar a tales conclusiones. Suprimidos
en ellas los dogmas supérfluos o innece-
sarios y el sacerdocio que suele utilizar-
las como modus vivendi que no el abne-
gado con sublime desinterés; únicamente
quedará la pura doctrina de la moral
evangélica, cuyos preceptos constituyen
el elemento básico o fundamental de
nuestra gloriosa fraternidad. Dando a
conocer y propagando tanta grandeza
moral, llegará a comprender el mundo,
no obscurecido por la niebla del fanatis-
mo, la injusticia de nuestros gratuitos
detractores, que mereciendo ser lanza-
dos de los templos como sórdidos mer-
caderes, no han podido vislumbrar que
nosotros, con sencillez de corazón, ado-
remos al Gran Arquitecto en espíritu y
en verdad, como ordena el Evangelio y
tengamos de la Caridad, el divino con-
cepto del apóstol San Pablo.
Parece evidente que la masonería es
abundosa fuente que contiene el agua
cristalina del puro cristianismo y refleja
la grandeza del infinito, con la más ele-
vada espiritualidad.
Si la masonería es la filosofía de las
religiones, pudiera también decirse de
ella que es la filosofía de la verdadera
política.
Basta estudiar concienzudamente sus
grados para penetrarse de esa sencilla
verdad. Claro está que no podemos
referirnos al llamado espíritu de partido,
muy nocivo y peligroso, ni a la política
de los mercaderes, que tiene por lema
despotismo, hipocresía y egoísmo.
Siempre nos ha parecido que la divisa
libertad, igualdad y fraternidad, entraña
el Evangelio político de los pueblos, y
si la política es el arte o ciencia de go-
bernarlos con justicia, aquellas deben
ser las antorchas divinas que alumbren
los senderos hacia el verdadero progreso
cuya consecusión es y ha de ser la aspi-
ración más legítima de la humanidad.
Oigamos al insigne Víctor Hugo:
"Libertad, igualdad y fraternidad. Nada
hay que quitar ni añadir. Son los tres
peldaños de la suprema escala. La
libertad es el derecho; la igualdad es el
hecho, y la fraternidad es el deber.
Todo el hombre se resume en eso.
Somos hermanos por la vida, iguales por
el nacimiento y la muerte, libres por el
alma."
Toda política que se aparte de esa
sagrada fórmula, como la ha llamado el
eximio norteamericano Marckham,
es hipócrita, fementida y anticristiana.
Como Aristóteles dijo que el hombre
era un animal político, permitidme re-
cordar en este acto, un interesante decá-
logo que he leído en un maravilloso libro
esotérico.
1.—Sólo al Padre de la creación rendirás
culto.
2.—Destruye los vicios en el pueblo
que administres.
3.—Enseña al pueblo la virtud con tu
palabra y tu ejemplo.
4.—Haz que el labrador que aumenta
las cosechas sea tan instruido como el
hombre de la ciudad.
5.—Al lapidario de las bellas artes,
hazle comprender que eres su amigo y
protector.
6.—Al comerciante facilítale, con las
amistades internacionales, el desarrollo
de su comercio.
7.—Fraterniza agricultura, comercio e
industria como tres potencias.
8.—Extiende a dos de ellas tus manos, y
besa la frente de la que esté en medio.
9.—El conjunto de estas tres potestades
Gobierno, Agricultura, Comercio e
Industria, simbolizan la paz, libertad,
igualdad y fraternidad.
10.—Enarbola una bandera blanca
como el alabastro, símbolo de la ciencia
de gobernar a los pueblos."
Si ese decálogo y el principio de que
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
no hay gobierno justo sin el consenti-
miento de los gobernados, no son masó-
nicos, en verdad, puede decirse, que
merecieran serlo y consagrarse por la
masonería, que ha trabajado y trabaja
por destruir la ignorancia y por hacer
prósperos y felices a los pueblos.
Si se deseara reducir aquella fórmula a
una sola palabra, bastaría emplear la
palabra fraternidad.
"Considerada la fraternidad desde
el punto de vista de su importancia para
realizar el bienestar social, se ve que es
la base de éste, porque sin ella, no po-
drían existir formalmente ni la libertad,
ni la igualdad, que brota de la fraterni-
dad, como la libertad es consecuencia de
la fraternidad y de la igualdad juntas.
En efecto: si suponemos una sociedad
de hombres bastante desinteresados y
bondadosos para vivir fraternalmente,
entre ellos no habrá privilegios ni dere-
chos excepcionales, pues de otro modo
no existiría verdadera fraternidad.
Tratar a su semejante de hermano, es
tratarle de igual a igual; es desearle
cuanto uno mismo desea para sí, y en
un pueblo de hermanos, la igualdad será
la consecuencia de su modo de obrar, en
relación natural de sus sentimientos, y
se establecerá por la fuerza de las
circunstancias."
Además de eso podemos repetir:
"Obedeciendo a esa ley uni-
versal, fraternizando los pueblos, desa-
parecerán para siempre los odios y las
guerras, y, las máquinas mortíferas de
los ejércitos, irán a enmohecerse en
los museos de los tiempos venideros.
La masonería que no sirva a tan
nobles ideales, no es verdadera masone-
ría, pues con esa bandera es que ha
defendido el progreso y extendido por
el mundo el sentimiento democrático.
Y se traicionaría a sí misma, si los vul-
209
nerara, no aliando el concepto de la
religión racional con la política sincera,
o en otras palabras, la ciencia y la vir-
tud, que representan las columnas que
se levantan en lo apacible de sus templos
y se encuentran en lo infinito, en el
Gran Arquitecto del Universo.
Aún considerada la masonería corno un
sistema de moral ilustrado de símbolos,
según dicen los ingleses, siempre
resultaría que la moral no debe ser otra
cosa que una política para el individuo,
como la verdadera política es una moral
para los pueblos.
Parece evidente que nuestra fraternidad
entraña o sustenta los principios
básicos, cardinales o primordiales de la
política racional, pudiendo ser conside-
rada también como filosofía de la polí-
tica.
Para que la masonería se extienda
cada día más por el mundo y su misión
civilizadora pueda ser mejor compren-
dida, es necesario predicar con fe y pro-
pagar con entusiasmo los ideales que
sustenta. Y si aún se quisiera conden-
sarlos más, podríamos reducirlos a una
sola palabra ¡justicia!, que no puede ser
por nadie rechazada.
Aparte de que el Gran Arquitecto es la
Justicia Absoluta, la libertad es justa, la
igualdad es justa y la fraternidad es
justa.
Véase, pues, el sentimiento de justicia
latiendo en el fondo de tales ideas que
entrañan el Evangelio político de las
civilizaciones más avanzadas.
Por algo se ha dicho que no existe pa-
labra de jerarquía superior a ella,
pues hasta la misma caridad puede con-
siderarse como el esfuerzo para reparar
las injusticias naturales o sociales, resul-
tando su actuación de verdadera jus-
ticia.
Y, sin embargo, quizás ninguna idea
lalp
 210 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
ha sido peor entendida que esta mensa-
jera del cielo.
En nombre de la justicia, se ha defen-
dido la pena de muerte y la esclavitud,
y en nombre de la justicia se ha solici-
tado y se solicita la abolición de ambas;
en nombre de la justicia ha actuado el
absolutismo contra la democracia, y en
nombre de la justicia ha procedido y
procede la democracia contra el absolu-
tismo . . . . Con su escudo se han res-
guardado tanto los opresores, para sos-
tener la tiranía, como los oprimidos
para derrocarla, defendiendo la demo-
cracia y la libertad . . . .
¡Pudiera decirse, sin temor a equivo-
carse, que la historia de la humanidad
es la formidable lucha entre la injusti-
cia y la justicia!
Sabiamente dice el Evangelio: "Buscad
el reino de Dios y su justicia y las demás
cosas serán dadas por añadidura"
En nombre de esa justicia, no cabe
dudarlo, ha de defenderse la paz moral
y material de los pueblos.
Aliñando el sentimiento de ella, ha-
ciéndolo más fraternal y que de su apli-
cación resulten menos discrepancias o
absurdos, se prepara el ambiente moral
para comprender y propagar mejor
nuestros sacrosantos ideales.
La verdadera justicia ordena hacer a los
demás lo que desearíamos que a
nosotros se hiciera; no va contra la liber-
tad, ni la igualdad ni menos contra la
fraternidad, y ella armoniza y debe sos-
tener siempre el amor a Dios y al pró-
jimo, síntesis de la moral Evangélica.
Si consideramos, como aconseja el
emperador y filósofo Marco Aurelio, que
la acción que estamos realizando fuera
la última de la vida, actuaríamos siem-
pre con fraternal justicia y se mejoraría
el mundo con grandísima celeridad. . . .
Y la masonería puede hacer esas pré-
dicas con denuedo y valentía, por la
fuerza moral que le presta su filantró-
pico proceder y su prestigio histórico.
¿Acaso no somos libres y de buenas
costumbres? Pues procedamos en con-
secuencia.
Si para cumplir el deber, única escla-
vitud plausible, fuera necesario comba-
tir la guerra, locura de la humanidad,
negación del sentimiento de fraternidad
y puro cristianismo que sostiene la ma-
sonería, como ésta no tiene bastardos
intereses creados, sino que ha creado y
continúa creando nobles y filantrópicos
intereses; puede con suave energía e hi-
dalga emulación, hacer esas propagan-
das que iluminen el ambiente moral
con la divina antorcha de la justicia, y
dificulte, si no hace imposible, las gue-
rras entre los que deben amarse como
hermanos, evitando las lágrimas de las
viudas y de los huérfanos, derramadas
frecuentemente por la torpeza, orgullo
o insana ambición de los hombres...
Los trabajos sinceros que vienen rea-
lizando las naciones civilizadas en pro
de la disminución de armamentos, de
someter a arbitraje sus diferencias y de
otros medios para afianzar la paz de la
humanidad, constituyen la bienhechora
aurora del glorioso día en que ha de
brillar el espléndido y radiante sol de
la fraternidad y la justicia, lo que suce-
derá en un porvenir no muy lejano,
porque toda idea racional que está en
la conciencia se realiza en el tiempo y
en el espacio, como dijo el más grande
de los oradores modernos.
Los himnos a la fraternidad y la justicia
tendrán el ejemplar aplauso de las
afligidas viudas que han perdido a sus
esposos y de las atormentadas madres
que han visto perecer a sus hijos, coo-
perando o ayudando quizás a la torpe
ambición y detestable orgullo de pue-
blos e individuos, sobre los que des-
cenderá la eterna maldición de la his-
toria.
Nada más que la Masonería puede
predicar y propagar estas nobles ideas,
porque es la filosofía de las religiones
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
y de la verdadera política, es decir, la
esencia pura de los sentimientos y pen-
samientos que pueden iluminar el por-
venir, en nombre de los sagrados inte-
reses de la humanidad.
Digámoslo con toda franqueza: las
diversas sendas de las religiones y de
la política conducen a este plácido oasis
de la Masonería, en donde el viajero
puede sentirse con la mente tranquila y
el corazón satisfecho, libre de las amar-
guras y fatigas de la vida que provocan
o sostienen las insanas pasiones. En
otras palabras: es la elevada cima desde
la cual puede observarse: abajo las tem-
pestades de los bastardos intereses, y
arriba la grandeza del cielo iluminado
con los fulgores de la fraternidad, que
ha de imperar en el universo, cuando
se cumplan sinceramente los saluda-
bles preceptos que sustenta el ideal
masónico.
Y en estos trabajos, la influencia o
acción de la escuela, templo de la cien-
cia, en el cual oficia el maestro, abne-
gado sacerdote, cuando lo inspira la
verdadera vocación: es sencillamente
magnífica y sublime para llevar al co-
razón humano el depurado sentimiento
de justicia, que pacíficamente ha de
revolucionar al mundo impulsándonos
a proceder en todas las ocasiones como
hombres libres y de buenas costumbres,
con el fin de determinar una civiliza-
ción pacífica y fraternal, que sea prez
y honra de la Masonería universal.
Esa influencia de la escuela no debe
olvidarse, con el objeto de rodear la
ciencia de una atmósfera moral que la
ennoblezca, dignifique e ilumine, ya
que el progreso intelectual sin el pro -
211
greso moral, es como día sin sol o razón
sin sentimiento.
Como dijo el más grande quizás de
los pensadores del siglo XIX: «recuerdo
que un Dios nos ve; que el porvenir,
sombrío cuando nos odiamos, se ilumina
si nos amamos; y que sólo crece el infor-
tunio para el que lo siembra».
Si he relacionado o comparado la
política y las religiones con la Masone-
ría, ha sido sólo para hacer resaltar su
elevada alcurnia, enalteciéndola mere-
cidamente, tanto como nos ha sido po-
sible, en el breve tiempo concedido, lo
que no deberá desagradar a los maso-
nes que estudian y penetran en el fondo
de las cosas. En este sentido he procu-
rado hacer todo lo posible; háganlo
más propiamente los poderosos de la
palabra y del pensamiento.
Siempre será recordado con satisfacción
y gratitud este Congreso que, con
bondad y cortesía ejemplares, escucha
estos humildes pensamientos, teniendo
en cuenta la buena voluntad con que
se exponen y la finalidad que los im-
pulsa, la cual pudiera acaso resultar de
algún provecho, si le presta su valioso
apoyo la institución aquí sabia y dig-
namente representada.
Luego de reiterar la solicitud de
vuestra indulgencia finalizo este modesto
esfuerzo, a semejanza del Evangelio:
buscad el reino del Gran Arquitecto y
su justicia, y todo lo demás será dado
por añadidura.
¡Gloria al Gran Arquitecto, y paz en el
mundo a las almas de buena voluntad!
F É L IX S A N TO N I
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 212 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
LA REGULARIDAD MASÓNICA

Esta importante cuestión será sometida
a las deliberaciones del Congreso
Masónico Internacional que deberá reu-
nirse en Bruselas en septiembre de 1924.
Ha sido ya objeto de numerosos estu-
dios durante largos años. En 1906 el
recordado hermano Limouzin en su pe-
riódico La Acacia, publicó un largo ar-
tículo sobre esta materia, a propósito del
programa de la Oficina Internacional
de Relaciones Masónicas. En este ar-
tículo el hermano Limouzin expresa
ideas que sería interesante publicar en
detalle.
Por desgracia, el espacio de que dis-
ponemos no nos permite reproducir ín-
tegramente el artículo de que hablamos,
y nos limitamos a reproducir los pasa-
jes siguientes:
«Sería, pues, necesario que la cuestión
de la regularidad alcanzara una
definición masónica universal, a fin de
que se supiera en qué consiste esta fa-
mosa regularidad, que todo el mundo
invoca y que nadie sabe lo que es.
«Se podría, pues, poner la cuestión de
la regularidad masónica en la orden del
día del próximo Congreso.
«Estudiemos qué podría resolverse a este
respecto, y comencemos por pre-
guntarnos qué es la masonería desde el
punto de vista social.
«Desde el punto de vista social, la
Francmasonería no es una asociación,
pues que las diferentes potencias que
llevan este nombre son independientes
unas de otras y no reconocen ningún
poder común administrativo o dogmá-
tico. Es una «especie de Asociación», un
conjunto de instituciones de un mismo
tipo, existentes en diversos países, y cu-
yos miembros, dispersos por el mundo,
así como sus grupos jerárquicos, se re-
conocen como hermanos, es decir, como
miembros de una misma familia.
«¿Cuál es, pues, el carácter común de las
Asociaciones existentes en diversos
países y que se dicen ramas de las Franc-
masonería? ¿Será la manera de trabajar
en reuniones, observando un cierto ce-
remonial; el hecho de proporcionar a
sus miembros medios misteriosos de re-
conocerse entre sí, en cualquier parte
del globo que habiten?
«No es esto; o, a lo menos, no es esto
solo; pues existen en diversos países,
particularmente en Inglaterra y en Es-
tados Unidos, sociedades diferentes de
la Masonería, que, trabajan como ella ri-
tuálicamente; que tienen como ella sím-
bolos y leyendas, y que no se diferencian
de ella a este respecto, sino en que el for-
mulismo o ritual no es parecido, lo que
no tiene importancia.
«Para que asociaciones diversas, exis-
tentes en países diferentes, puedan pre-
sentarse como ramas de una misma ins-
titución y reconocerse unas a otras como
tales, es necesario que estas asociaciones
profesen una misma doctrina, realicen
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE
la misma obra. Esta unidad de doctri-
na y de obra, en lo que concierne a la
Masonería, es lo que constituye la regu-
laridad. Sería pueril referir la regulari-
dad únicamente al formulismo, desde-
ñando la parte doctrinal. Sin duda, el
formulismo es uno de los elementos de la
regularidad; pero no bastaría para crear-
la. ¿Se declararía masónica una asocia-
ción de clericales católicos, donde se
practicara el ritual masónico? Siendo
los Francmasones hombres de ideas, no
pueden agruparse sino alrededor de una
idea.
«¿Cuál es esta idea?
«Sabéis que no existe declaración de
principios de la Masonería Universal:
Cada potencia ha formulado la suya;
de modo que es un extraño agregado la
llamada Masonería Universal.
«Hay, sin embargo, en el hecho, grandes
secciones en la Masonería Universal.
Una es formada por las potencias
existentes en países históricamente ca-
tólicos; componen la otra las potencias
establecidas en los países protestantes.
Las primeras constituyen lo que La
Acacia ha llamado la contra-iglesia. En
todas partes están en lucha con la Igle-
sia Romana, y como ésta apoya siempre
la conservación o la reacción política,
en todos los países históricamente cató-
licos la Francmasonería representa tam-
bién en política el partido progresista y
democrático.
«En los países protestantes, cuyas
iglesias no se han declarado enemigas
de la Masonería, y en donde, aún, se
encuentran «ministros» miembros de
una Logia, la situación es diferente. Sin
embargo, estas potencias mismas deben
separarse en dos secciones. La sección
germánica, cuyas Logias se ocupan de
cuestiones filosóficas y sociales, y la sec-
ción anglosajona, donde no se hace sino
ritual, donde los hermanos se entregan
a efusiones fraternales en copiosos ban-
2l3
quetes y donde se practica ampliamente
la caridad.
«No puede haber muchos rasgos co-
munes entre asociaciones que tienen ca-
racteres tan diversos. Sin embargo, ha
sobrevivido algo del espíritu primitivo.
Lo que ha sobrevivido, que es más tra-
dicional que estricto, más vago que pre-
ciso, es la opinión de que la función
principal de la Masonería consiste en
transformar, en perfeccionar a los hom-
bres, los cuales son bárbaros antes de
ser iniciados y devienen civilizados por
el hecho de la iniciación; pero no brus-
ca, sino progresivamente, y en la me-
dida de los diversos grados de la es -
cala.
«¿Cómo es que en el espacio de cerca de
dos siglos, que tiene de existencia la
Masonería Universal, no se ha formu-
lado jamás una declaración común de
principios? Esto se debe probablemente
a que hasta hoy la Masonería, con ser
internacional, esto es, con existencia en
diferentes países, no ha sido nunca una
organización centralizada, ni una confe-
deración con un órgano central y direc-
tivo. El primer congreso Masónico Uni-
versal remonta a 1889, y tuvo lugar en
París con ocasión de la exposición del
centenario de la revolución francesa.
«¿No pensáis que sería tiempo de adoptar
un método de trabajo más serio, y de
poner en la orden del día del próximo
Congreso, no toda una serie de cues-
tiones, que apenas se alcanzarían a des-
florar, sino una sola cuestión a la que
se consagraría todo el trabajo: la de la
definición de la regularidad masónica?
«No sería necesario que los delegados de
las Potencias tuvieran poder para adherir
en nombre de éstas. Una declaración en
nombre personal de los miembros
eminentes del Congreso, bastaría, en
ausencia de todo texto anterior, para
establecer la base normal de la Masonería
Universal. Y a esta declaración adheri-
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 214 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
rían o no los poderes constituidos de las
diversas Potencias.
«Pero no se trataría—entiéndase bien —
de una renovación, de un nuevo punto
de partida. La labor consistiría en in-
vestigar en la historia y en la tradición el
objeto que se propusieron los fundado-
res, o más bien los renovadores de 1717,
1723 y 1738, a quienes se debe la Ma-
sonería especulativa moderna.
«La declaración contenida en el artículo
primero de la Constitución Masónica
tenía una gran ventaja, que le aseguraba
un alto valor social: el de sustituir lo
principal a lo contingente. ¿Qué es lo
principal en materia social? Que los
ciudadanos vivan en buena armonía;
que la simpatía recíproca los lleve a co-
laborar en su interés mutuo y en el in-
terés general. ¿Qué importa que pien-
sen de diferente modo respecto de Dios
y de sus atributos, o que ellos crean o
no crean en él? Lo importante es que
la buena armonía y la simpatía reinen
entre ellos; el resto es de orden exclusi-
vamente personal. Que cada uno sea
hombre honesto por razones particula-
res suyas; pero que todas estas honesti-
dades, provenientes de creencias diver-
sas, concurran al buen orden social.
«¿No es esa la enseñanza del buen
sentido, así como la de la razón más alta?
¿No es ejecutar un verdadero acto de
opresión inmiscuirse en la conciencia de
otro, y juzgarlo por lo que piensa y no
por lo que hace?
«¿No pensáis que sería de desear poner
un término a este estado de cosas, y
no sois de opinión de que la mejor
manera de llegar a él consistiría en la
adopción por un Congreso de una decla-
ración de principios que no comprome-
tiera a ninguna Potencia; pero que, sien-
do la única formulada, no tardaría en
imponerse y en ser aceptada explícita o
implícitamente como la doctrina masó
nica universal?»
Otro artículo del hermano Morcom-
be, de San Francisco, ha estudiado tam-
bién la cuestión, sobre todo el tema de
las relaciones de la Masonería Francesa
con la Masonería Americana. Decía:
«Creo que llegará un tiempo—y debe
llegar—en que la Masonería del mundo
entero no exigirá de sus miembros sino
la lealtad humana y un alto grado de
moralidad, y presentará un frente uni-
do a los enemigos del progreso y de la
luz. Cuando ese tiempo llegue, existirá
un poder capaz de hacer firmar la paz
entre las naciones. Este poder, que será
la Masonería, es hoy combatido por po-
líticos deshonestos y ambiciosos, porque
representa la conciencia del mundo. Esta
organización será mucho más fuerte de
lo que ahora puede pensarse, porque la
absoluta libertad de conciencia que
reinará en ella, permitirá a todos los
hombres buenos y sinceros unirse por
los lazos de la fraternidad. Tal es—es-
toy cierto de ello—el ideal de la Maso-
nería en Francia y en el resto de Euro-
pa; tal es también el ideal de los Ma-
sones Americanos, aunque hayamos
soportado que lo obscurezcan las vulga-
ridades y los prejuicios.
«Los llamados al restablecimiento de las
relaciones fraternales con la Masonería
de Francia encuentran la oposición de
la minoría conservadora y gobernante,
que no desea que se modifique nada del
estado de cosas actual; mientras que la
imponente mayoría permanece
indiferente. Sin embargo, algunos
hombre?, tachados de radicales, hacen
oír su voz a este respecto, afirmando
que esto, que sería ahora una medida
de elemental justicia, será luego una
manifestación de sabiduría. Esta mino-
ría encuentra auditores y adeptos para
su causa. Lentamente, pero seguramen-
te, el movimiento crece. La concepción
de la Masonería Universal, de que no-
sotros hacemos ahora ostentación ante
los ignorantes, sabiendo bien que esto
es pura jactancia, llegará un día a ser
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 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
un hecho real. Entonces el magnífico
trabajo que ha realizado la Masonería
francesa en la vanguardia de las fuer-
zas que combaten por la libertad de
conciencia, por la tolerancia y el pro-
greso, será apreciado en todo su valor
por los hermanos de Inglaterra y de
América. Entonces el que esto escribe
pedirá que su nombre se inscriba entre
los de los masones que, por sus esfuer-
zos, hayan hecho posible esta reunión y
este acrecentamiento de fuerza.»
En fin, nosotros mismos estudiamos la
cuestión en el «Boletín de la Oficina
Internacional de Relaciones Masónicas»,
N.° 8, de septiembre do 1906, y consul-
tamos a las Grandes Logias del Universo,
enviándoles un cuestionario a fin de
ilustrarnos acerca de este delicado tema.
Una de las preguntas estaba concebida
así: «¿Sobre qué base, según Uds., de-
bemos colocarnos para determinar si un
cuerpo masónico debe ser considerado
como irregular?»
Obtuvimos setenta respuestas entre más
de 250 circulares. El mayor número ha
dejado, pues, de contestar. ¿Por qué?
Lo ignoramos.
De las 70 respuestas, varias declaraban
que la Gran Logia respectiva no tenía
regla a este respecto. Otras anunciaron el
envío próximo de un estudio que no nos
ha llegado jamás. Estos hechos bastarían
para demostrar cuánta necesidad de
conocerse tiene la Masonería de los
diferentes países, y cuánto queda por
hacer respecto a aproximación de los
grupos masónicos.
Las respuestas precisas pueden ser
divididas en varios grupos. Las unas,
en pequeño número, basan la regulari-
dad en una cuestión de creencia en el
GAdel U
«Todas las Logias y Grandes- Logias que
no reconocen al G: Adel U y que no
se sirven de la Biblia o de otro libro
sagrado según su creencia, son conside-
215
radas irregulares por nuestra Gran Lo-
gia.
Otras, que son la mayoría, basan la
regularidad en una cuestión de origen:
«Todas las Logias y Grandes Logias que
no pueden probar según su genealogía que
derivan regularmente de la Gran Logia de
Inglaterra, de Irlanda, o de Escocia, son
irregulares.
Otras, todavía, basan la regularidad en
una cuestión de procedencia:
«Las Grandes Logias son irregulares:
cuando su origen es ilegal: cuando su
constitución no está de acuerdo con los
principio aceptados generalmente; cuando
se han apartado de los antiguos deberes:
cuando mantienen relaciones con cuerpos
clandestinos e irregulares» etc.
Como se ve, la cuestión es singularmente
complicada, y el acuerdo perfecto no
sería fácil de alcanzar.
Agreguemos a estas noticias algunas
respuestas especiales:
I. «Un cuerpo masónico es irregular
cuando abandona o modifica gravemen-
te las formas simbólicas tradicionales
que caracterizan la Francmasonería—
cuando su reclutamiento es defectuoso
y no ofrece ninguna garantía del valor
moral de los candidatos—cuando persi-
gue un objetivo diferente al de la Ma-
sonería.»
II. «No tenemos regla absoluta. En
todo tiempo nuestro Gran Oriente se ha
inspirado en las tendencias de los cuer-
pos masónicos que solicitan su recono-
cimiento y también en otras circunstan-
cias. Nosotros estimamos que en esta
materia no se necesitan reglas inflexi-
bles, pues la Masonería debe poder pres-
tarse a las fluctuaciones de las costum-
bres y adaptarse a los diversos medios
en que actúa.»
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 216
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
III. «Los principios seguidos por nuestra
autoridad Masónica para establecer que
un cuerpo Masónico es regular, son: la
legitimidad de origen y la unidad de
jurisdicción territorial.
«Admitimos que un cuerpo Masónico
formado irregularmente puede regula-
rizarse si es adoptado por la autoridad
regular de su jurisdicción, o, respecto
de los países en que no existe jurisdic-
ción regular, por la autoridad regular
de una jurisdicción vecina.»
En fin, un hermano que desde hace
largo tiempo se ha preocupado de esta
difícil y delicada cuestión, escribía con
ocasión del Congreso de Bruselas: «¿No
se podría plantear allí la cuestión si -
UN DISCURSO DEL HERMANO MAC-IVER

(En honor del hermano Héctor F. Várela,
argentino, que estuvo en Chile en 1871. Este
discurso pronunciado en la Respetable Logia N.°
7, se publica por primera vez).
Venerable Maestro y queridos her-
manos; querido hermano Várela:
A nombre de este Taller os doy la
bienvenida fraternal. Si en el mundo
profano hay regocijo por el deudo au-
sente que vuelve al hogar, coronas para
el que se ha hecho ilustre por sus he-
chos, en este hogar de la fraternidad
hay también para vos, hermano mío,
sinceras afecciones y modestas coronas
guiente: Cuáles son los caracteres por
los cuales las organizaciones masónicas
regulares y legítimas se distinguen de
las asociaciones pseudo-masónicas irre-
gulares e ilegítimas que se dicen Franc-
masonería? ¿Debe renunciarse al prin-
cipio que no admite para cada rito sino
una jurisdicción por país? ¿Basta que
una asociación se diga masónica para
que tenga el derecho de figurar en los
cuadros de la Francmasonería regular,
y, en caso negativo, qué condiciones de-
ben exigirse? En fin, en caso de duda o
de disputa ¿qué autoridad decidirá?»
(Traducido del «Bulletin de la Association
Maconnique Internationale»)
por vuestros hechos, tejidas por manos
más amigas que lisonjeras.
Saludo en vos no al popular diarista, no
al aplaudido literato ni al prestigioso
orador, sino al hombre abnegado, que
sacrifica su salud y su bienestar por la
salud y el bienestar de sus semejantes,
que afronta la muerte por salvar de la
muerte a sus conciudadanos, al buen
masón, para quien la caridad y el deber,
en las más difíciles circunstancias de la
vida, han sido bandera de combate y
enseña de victoria.
Que el mundo levante altares y queme
incienso a esas destructoras epidemias
personificadas en los guerreros y
conquistadores, ya se llamen Alejandros
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 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
o Césares, Napoleones o Guillermos!
Que erija monumentos en honor de los
políticos que arrebatan paz y libertad
a los pueblos! A nosotros, obreros pací-
ficos de un templo inmortal, nos toca
solo aplaudir y amar al que conserva y
crea, no al que destruye y mata; al que
adquiere méritos y virtudes extirpando
vicios y egoísmo, no al que conquista
tierras derramando lágrimas; al obrero
de la paz, no al soldado de la guerra.
Por eso, cuando os vemos entre no-
sotros, a vos, el Presidente de la Comi-
sión Popular en la epidemia de Buenos
Aires, al presidente de esa pequeña y
abnegada falange de grandes corazones,
nos sentimos poseídos de una legítima
satisfacción; porque vemos que los sa-
grados principios de nuestra Orden to-
man cuerpo y se hacen hechos en almas
del temple de la vuestra.
Combatir por la Patria, sacrificarse por
una idea, trabajar por la felicidad
pública de una nación es grande y no-
ble; pero rifar la existencia en un con-
tagio por socorrer al hermano, sufrir
desvelos y penalidades por minorar el
mal ajeno es más noble y grande toda-
vía. A lo primero estimula la gloria y
el premio de riquezas, honores y aplau-
sos que se espera. Para lo segundo no
hay gloria por estímulo, porque a ésta
más le agrada el estruendo de las bata-
llas y la púrpura de los palacios que el
silencio de los hospitales y el harapo
del indigente. No hay tampoco riquezas
ni honores: aquéllas buscan a los pode-
rosos, éstos a los felices. Queda sola -
217
mente el aplauso y el amor de los bue-
nos y la satisfacción de la conciencia.
Vos, hermano mío, os habéis hecho
acreedor a ese aplauso como abnegado
campeón de la caridad. Recibidlo de
quienes sólo lo dan a la verdadera vir-
tud y al mérito verdadero.
Vuestra conciencia os dirá, cuando
notáis la alegría de vuestros hermanos
al recibiros, que habéis cumplido vues-
tro deber y que está satisfecha.
Ciudadanos de esa patria sin fronteras
que se llama la Masonería; donde no
hay diversidad de idiomas, pues todos
hablan el idioma del corazón; donde
no hay distintos cultos, pues todos
rinden culto a la virtud; donde no hay
desigualdades sociales, pues todos son
hermanos, habéis conquistado en ella y
en el corazón de sus adeptos un lugar
prominente y distinguido; porque habéis
tenido mucho corazón, virtud y
fraternidad.
Apenas aquí, como ave viajera, voláis
a otros climas buscando para bien de la
América, campo a vuestra actividad y a
vuestra inteligencia. La distancia os
separará de nosotros, pero la cadena
misteriosa nos unirá en el corazón y en
los recuerdos y donde quiera que estéis
y en cualesquiera circunstancias de
vuestra vida, estarán siempre con vos
los afectos de los hermanos de este valle
y sus deseos ardientes por vuestra
gloria y felicidad.
ENRIQUE 2.° MAC-IVER.
lalp
 218 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
EL CÁNTARO BENDITO

Bajo el sol de fuego de Palestina, fa-
tigado y sediento, caminaba Jesús atra-
vesando en pleno mediodía los estériles
campos de Samaria. Con ávidos ojos
buscaba inútilmente un arroyo donde
apagar su sed. De pronto, cerca de un
pozo, vio a una hermosa samaritana que
llenaba su cántaro.
—Hija de Samaria, tengo sed. Dadme de
beber.
—Pero un judío, replicó ella con
asombro, ¿beberá el agua que le brinde
una samaritana?
—Dadme de beber, repuso Jesús, y
bebió.
Después, levantado su mano fina y
transparente y haciendo en el aire mis-
terioso trazo, agregó:
—A ti y a tu cántaro los bendigo.
—Pero ¿qué virtud adquirirá mi cántaro
con tu bendición? dijo ella casi son-
riendo con sorna.
—Derrama su agua y lo verás.
La dulce hija de Samaria volcó el
cántaro, y el líquido se escurría y se
escurría, y no acaba de salir nunca.
—Y ahora ¿qué debo hacer? preguntó
sorprendida.
—Vé, le dijo Jesús, por todos los ca-
minos y da de beber tu agua a los ju-
díos; los que la beban cambiarán en
amor infinito su odio implacable por los
samaritanos.
Y la joven obedeció. Todos los que
bebían de aquella agua amaban a los
hijos de Samaria, hasta los mismos es-
cribas y fariseos.
Sorprendida, la samaritana buscó a
Jesús y le preguntó: Señor, ¿qué agua
milagrosa has puesto en mi cántaro?
Es, le contestó el Nazareno, el agua de
la fraternidad. Cuando la beban todos
los hombres, se unirán en estrecho
abrazo los más diferentes pueblos y las
más distintas razas.
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 RESISTA MASÓNICA DE CHILE
CRÓNICA EXTRANJERA
NOTICIAS DIVERSAS

DEL ORAN ORIENTE DE FRAN-
CIA.—
I no tenga que sufrir las influencias inte-
En su Asamblea General de Septiembre de
1923, el Grán Oriente de Francia adoptó por
unanimidad la siguiente orden del día:
«En las horas trágicas de la gran
guerra, las aspiraciones de todos los
pueblos tendían a que un crimen seme-
jante no pudiera jamás repetirse.
«Los pueblos han vivido el ideal de una
sociedad renovada, en que todas las
dificultades se resolverían por un orga-
nismo de paz: la Sociedad de las Na-
ciones.
«En ella reside el único recurso de la
civilización en angustia, cuando se trata
de combatir las maniobras criminales
de todas las potencias financieras e in-
dustriales, que manejan los gobiernos,
inspiran la gran prensa y deforman por
su intermedio la opinión de todos los
pueblos.
«Los gobiernos que obran sin hacer caso
de la Sociedad de las Naciones, con-
tinúan los errores, las faltas y los crí-
menes del pasado.
«Es necesario que la democracia, to-
mando conciencia de ella misma y de
su fuerza, proteste contra tales aten-
tados.
219
«Es deber de la Francmasonería uni-
versal aportar su concurso absoluto a la
Sociedad de las Naciones, para que ella
resadas de los gobiernos, y ponga por
encima de toda preocupación personal,
la inquietud por la paz del mundo.
«El Gran Oriente de Francia, fiel a su
ideal de fraternidad universal, afirma de
nuevo su voluntad de reunir a todos los
hombres en la justicia y en la paz».
II
En sesión plenaria de 10 de Diciembre de
1923, el Consejo del Gran Oriente de Francia
acordó imprimir y distribuir profusamente en
el mundo profano, en la víspera de las eleccio-
nes legislativas, su programa republicano, lai-
co y social y su punto de vista respecto de la
organización de la paz. Dice así:
«La Fracmasonería del Gran Oriente de
Francia persigue el perfeccionamiento
intelectual, estético y moral del hombre
por la investigación apasionada de la
verdad, por su impulso hacia lo bello, por
sus incitaciones -repetidas a la práctica
del bien.
Tiende también a su mejoramiento
material, desenvolviendo en él el amor
al trabajo, a la solidaridad y a la ciencia,
lalp
 220 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
fundamentos esenciales del progreso
social.
No descarta de sus estudios ningún
problema; pero aplica más particular-
mente su atención a las cuestiones mo-
rales, sociales y políticas. No acepta ni
impone ningún dogma; oye y discute
todas las tesis, aún aquellas que pueden
parecer más atrevidas, y se dedica a
extraer la verdad de la libre oposición
de los ideas y de los sistemas.
Ufana—con justo título—de los filósofos
del siglo XVIII, que tuvo el gran honor
de contar entre sus miembros, se dedica
a practicar y a defender los grandes
principios que ellos enunciaron y sobre
los cuales reposa la sociedad moderna.
Fiel a sus tradiciones, se esfuerza en
continuar esta obra, y ninguna reforma
de importancia adoptada por la Repú-
blica, ha dejado de ser objeto atento de
sus trabajos.
Poco a poco, y después de cruentas
luchas, las principales reglas siguientes
se han impuesto a la mayoría de los
espíritus:
La soberanía del pueblo;
El laicismo;
La equidad en la repartición de las
cargas;
La protección al trabajo;
La solidaridad social;
La aproximación de los pueblos para
asegurar la paz del mundo.
Pocos franceses se atreven a combatir
hoy día estas concepciones generales;
pero si la masa las acepta deliberada-
mente, poniendo toda su esperanza en
su desenvolvimiento, precursor de re-
glas más perfectas, cuántos son los que
no comulgan con ellas sino en aparien-
cia, esperando esconder su acción retró-
grada bajo etiquetas de progreso.
Los principios no valen sino por la
vida que se les infunde; por el espíritu
con que se les aplica.
¿Reside la soberanía en el pueblo
cuando las categorías de ciudadanos no
tienen entera libertad de egresar sus
pensamientos; cuando esta soberanía
puede ser acaparada por las potencias
económicas o su modo de expresión
puede torcer su ejercicio?
¿Es el laicismo otra cosa que una ex-
terioridad cuando el estado no asegura
el respeto absoluto de todas las concien-
cias; cuando él no defiende su enseñan-
za contra los ataques confesionales;
cuando él tiene la debilidad de inclinar-
se ante la dominación de los poderes de
servidumbre espiritual?
¿La equidad fiscal puede conciliarse con
un sistema de impuesto que pesa tanto
más cuanto más modestos sean los
contribuyentes?
¿Está el trabajo suficientemente pro-
tegido cuando la organización económi-
ca no permite a los trabajadores manua-
les e intelectuales participar en la admi-
nistración de las cosas, preparando su
completa liberación por la supresión del
salariado?
¿Puede la solidaridad social consistir
en seguros que no cubren todos los
riesgos, o los cubren insuficientemente?
¿Es viable la Sociedad de las Naciones,
está la paz asegurada, si ni los pueblos
grandes ni los chicos pueden buscar con
lealtad las condiciones de su armonía; si
la equidad no existe entre sus
relaciones, si sus conflictos pueden
escapar a una jurisdicción internacional;
si la ejecución de la sentencia no es
garantida por todos?
El ideal está lejos de ser alcanzado;
pero a lo menos ¿se dirige a él la
Francia?
¡No, desgraciadamente! ¡Qué formidable
retroceso en cuatro años!
Las relaciones con el Vaticano se rea-
nudan, al mismo tiempo que se recons-
tituyen las congregaciones disueltas;
Las escuelas laicas son menospreciadas;
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
Las escuelas primarias comunales se
cierran, mientras las escuelas confesio-
nales reciben subvenciones de los mu-
nicipios;
Se suprime la enseñanza secundaria;
Los profesores quedan entregados a
los golpes del adversario;
La política economiza la riqueza ad-
quirida y favorece la evasión fiscal; pero
alcanza al trabajo y abruma la produc-
ción y el cambio, factores necesarios de
la riqueza pública;
Los impuestos y por consecuencia las
cargas futuras, crecen sin medida;
Se prepara el abandono a los capitalistas
de los monopolios del estado sus-
ceptibles de ser más reproductivos;
En orden al trabajo, están amenazadas
las conquistas obreras;
Por su política extranjera, la Francia ve
al mismo tiempo aumentarse los odios del
enemigo de ayer y relajarse los lazos que
la unían a sus aliados. El aislamiento la
espera. No es ella sola responsable de
esta situación; pero ¿debe dejarse
arrinconar?
Aunque la Francmasonería, inclinada
sobre las imperfecciones sociales, exa-
mina los grandes problemas políticos y
se esfuerza en buscar las soluciones jus-
tas, el Gran Oriente de Francia no es
una asociación política, no se mezcla en
las luchas electorales; no elige entre los
diferentes partidos políticos aquellos a
que sus miembros deban pertenecer; no
tiene ni palabra de orden que dar ni
táctica que prescribir: son los partidos
políticos mismos, con plena independen-
cia, quienes deben decidir su modo de
acción.
¿Pero puede la Fracmasonería quedar
silenciosa cuando ve obscurecerse el bri-
llo del pensamiento francés? ¿No falta-
ría a su deber más inmediato, no trai-
cionaría su pasado, si no saliera un mo-
mento de su serenidad moral para diri-
gir un urgente llamado a los partidos
221
que agrupan las fuerzas de la verdadera
democracia?
La gran masa del país tiene un ardiente
deseo de ver corregidas las imperfec-
ciones sociales que la hieren:
Los contribuyentes modestos, que están
recargados de impuestos;
Los funcionarios, que la actual mayoría
se esfuerza en sojuzgar;
Los pequeños rentistas, que la vida
cara reduce al hambre;
Los arrendatarios, que no tendrán
mañana donde alojar a sus familias;
Los productores y los consumidores,
estrujados por el mercantilismo;
Aquellos que pretenden que el trabajo
sea liberado en la paz segura.
Los ciudadanos cuyos corazones vibran
al gran soplo de las aspiraciones popu-
lares, son la multitud; son la mayoría;
pero una mayoría inquieta, dividida, va-
cilante, a veces desamparada, que busca
el faro que debe esclarecer la ruta, y los
guías capaces de conducirla.
Esos ciudadanos han tenido la cruel
decepción de ver al Bloc Nacional triun-
far sobre el esfuerzo de las izquierdas;
lo ven, sostenido por el poder del dinero
y de la mayor parte de la prensa, que
tiene en sus manos, juntar sus fuerzas
para conservar el poder y mantenerse
en él.
Partidos de la Izquierda:
Ante el peligro que lo amenaza, el
pueblo se pregunta con angustia si la
lucha próxima se trabará todavía entre
vosotros o contra la reacción; si el bloc
de las derechas, confesadas o disimula-
das, aprovechándose de la división de las
izquierdas, a consecuencia de un siste-
ma electoral que favorece las coaliciones,
obtendrá nuevamente la mayoría de los
representantes.
El peligro es evidente y vosotros dudáis
en luchar juntos.
Pretendéis conservar vuestra entera
independencia, y teméis la confusión de
ideas que produce a veces la armonía
lalp
 222 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
momentánea. ¡Pensad, pues, en las con-
secuencias de un fracaso!
¡La Unión! ¿Y podréis, por lo demás,
escapar de ella? Será hoy día el acuerdo
libremente consentido para vencer, o
mañana la unión impuesta por la derrota
y la represión.
Si las fuerzas del pasado encuentran un
nuevo vigor en una nueva victoria
¿hasta adonde harán retroceder a las
fuerzas democráticas?
Queremos proseguir la evolución eco-
nómica; aspiramos a, la libertad, a la
solidaridad, a la justicia; estamos vuel-
tos hacia la luz, y la sombra del clerica-
lismo y del militarismo se extiende.
¿Seguirán dominando?
Todos aquellos que ponen en vosotros su
esperanza de liberación ¿sentirán es-
trecharse sus ligaduras? ¿Dejareis extin-
guir por la regresión social los descen-
dientes de la Revolución y de los Dere-
chos del Hombre?
Partidos de la Izquierda ¡pesad vuestras
responsabilidades!»
DE LA GRAN LOGIA DE FRAN-
CIA.-
Entre las cuestiones sometidas al estudio de
los Talleres dependientes de la Grán Logia de
Francia y que deberán ser discutidas en el
próximo Convento de este Poder Masónico, se
encuentra la relativa a las posibilidades de
aplicación del principio del trabajo obligatorio
en la sociedad actual. El Bulletin Officiel de
esa Grán Logia, correspondiente a los meses
de Febrero—Abril del año en curso, enuncia
este problema así:
«El Convento de 1923, respondiendo a
una cuestión propuesta por la Aso-
ciación Masónica Internacional, adoptó
una resolución declarando que «todo
hombre tiene el deber imperioso de en-
tregarse a un trabajo útil a la Socie-
dad». Haciendo esto, el Convento afir-
maba una vez más uno de los principios
inscritos en nuestra Constitución, cuyo
capítulo primero proclama que los
francmasones consideran la obligación
de trabajar como una ley imperiosa de
la humanidad».
Pero él no contempla suficientemente
tal vez esta cuestión desde el punto de
vista del paso de la teoría a la práctica,
que es donde se presentan tantos
obstáculos. Definiendo el trabajo, justi-
ficando con sólidas razones este con-
cepto de que a nadie debe serle permi-
tido vivir en la ociosidad, los Talleres
han respondido a la primera parte de
la cuestión propuesta por la A. I. M.
Corresponde a la Masonería demostrar
que ella puede, con el mismo éxito, su-
gerir soluciones prácticas a las dificul-
tades de todo orden que se suscitan al
llevar a la práctica un principio tan
claramente formulado.
«Estas dificultades son muy grandes,
porque las enseñanzas de la historia no
arrojan sobre este tema sino una débil
luz. Parece que en el pasado ningún
estado pensó jamás en prohibir la ocio-
sidad. En cuanto a las lecciones que se
pudieran sacar de sucesos recientes,
ellos parecen a primera vista bastante
desalentadoras: el ejemplo de la Bulgaria
y sobre todo de la Rusia, donde la -
institución del trabajo obligatorio no ha
podido conjurar la angustia económica
por más que no la haya agravado, pro-
porciona argumentos impresionantes a
los adversarios de esta institución. La
Masonería, que debe juzgar los hechos
libremente, puede preguntarse, sin em-
bargo, si el fracaso de estas tentativas—
imputable tal vez a causas externas —
basta verdaderamente para reducir la
obligación de trabajar al rango de las
utopías seductoras, pero nunca reali-
zables.
«Es evidente que la promulgación de una
«Ley del trabajo», la creación de una
especie de «servicio social» al cual to-
lalp
 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
dos estarían sujetos, aparece aún a los
espíritus menos timoratos como una
medida de difícil aceptación. Es necesa-
rio, no obstante, recordar que las colec-
tividades se han dejado imponer insti-
tuciones infinitamente menos recomen-
dables en su principio y en su objeto.
«Sin embargo, en lugar de este método
directo, que conduciría a decretar que
todo hombre debe trabajar y que la
ociosidad voluntaria es un delito, se
pueden contemplar, -para llegar prácti-
camente al mismo resultado, medidas
indirectas, menos francas ciertamente,
pero tal vez menos peligrosas. Entre
estas medidas, algunas de las cuales han
sido ya estudiadas por los Talleres, se
pueden citar: la limitación del derecho
de herencia, llamada a disminuir, ine-
vitablemente, el número de hombres
con bastante fortuna para vivir sin tra-
bajar; el establecimiento de pesados
impuestos contra los ociosos; la restric-
ción de ciertos derechos, políticos im-
puesta a los que no contribuyen con su
actividad personal a la prosperidad mo-
ral o material de la colectividad.
Cualquiera que sea el método que se
elija, está de manifiesto que las dificul-
tades por vencer son innumerables. El
ejemplo de las grandes leyes sociales
adoptadas por la República muestra qué
resistencias, a menudo injustificadas, se
hieren con la elaboración y aplicación
de estos textos. Si la Francmasonería
tiene verdadero interés de hacer obra
práctica, estudiará atentamente las obje-
ciones de toda naturaleza que suscita
la institución abierta o disfrazada del
trabajo obligatorio; y aplicará a la so-
lución de este complejo problema un
espíritu tan enemigo de las aventuras
irreflexivas como de la rutina. Buscará
sobre todo el criterio que permita dis-
cernir entre el trabajo útil y el trabajo
inútil, sin caer en el error de los que,
tendiendo a negar todo valor a la obra
intelectual, no advierten que tanto la
223
labor del labrador o del obrero, como
el esfuerzo del pensador, del sabio y del
artista, son necesarios a la prosperidad
de todos y al progreso de la huma -
nidad».
DEL SUPREMO CONSEJO DEL
PERÚ.—
El número de Enero último del Boletín Oficial
de la Masonería Argentina», publica la siguiente
comunicación:
«Lima, 9 de Agosto de 1923.—Al
Sup Cons 33° para la República
Argentina.—Or. de Buenos Aires.—
Muy II y PPod HHer.—Tenemos el
honor de acusar recibo y contestar a
vuestra circular N.° 1016, de 30 de
Junio último, en la cual solicitáis una
relación de los Consejos Masónicos re-
gulares existentes en esta jurisdicción.—
El único Cuerpo Regular es nuestro
Supremo Consejo fundado en 1830.
Posteriormente y aprovechando de cir-
cunstancias lamentables para nuestra
Nación, durante la ocupación de nues-
tra patria por el ejército invasor, en
1882, algunos masones extraviados,
viendo frustradas sus ambiciones per-
sonales, se sublevaron contra el Supre-
mo Consejo y fundaron por sí y ante sí,
una GrLogdel Rito de York sin que
ningún poder regular los hubiera auto-
rizado para trabajar, ni dándoles Carta
Constitutiva.—Ya por circulares que di-
rigimos a todos los Cuerpos de la Con-
federación, expusimos con todo lujo de
detalles, las causas de irregularidad del
citado Cuerpo expúreo; causas que,
agravadas por la lucha diaria que ha-
cen sus miembros al Supremo Consejo
y a nuestro Rito, han hecho que man-
tengamos dicha irregularidad lo que ha
dado lugar a muchos Cuerpos Masóni-
lalp
 224 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
cos, que sorprendidos en su buena fe,
la reconocieran, hoy le hayan retirado
su amistad y roto toda relación con di-
cha Gran Log. Acompañamos una cir-
cular que fue remitida en el año 1908
y que debéis haber recibido oportuna-
mente; desde esa fecha hemos dejado
de ocuparnos de dicho Cuerpo, cuya
vida Masónica es nada edificante.—Ena
acatamiento a lo acordado en la 3.
Conferencia Internacional celebrada en
Lausana en Mayo de 1922, enviaremos
próximamente una circular detallando
todos los cuerpos que trabajan en nues-
tra jurisdicción; pero os adelantamos
que además de la GrLog irregular
antes citada, existen las siguientes: Dos
Logias Simbólicas de la Obediencia de
la Gr L de Escocia (Rito de York);
una LogSimby un Cap Rosa
Cruz 18, dependientes del Sup
Cons de Italia (el irregular del Palacio
Guistiniani) y un Cap Real Arco de la
jurisdicción de Escocia.—Recibid Ilus-
tres y PPodHHer la seguridad de
nuestros sentimientos fraternales y sin-
ceros. Por orden: Manuel P. Rosas,
33 Gr Can Sec General».
lalp