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SUBCONTRATO
Una de las partes celebra otro contrato del mismo tipo con un tercero manteniendo ese contrato
originario de tal forma que coexiste el contrato originario principal y el que se deriva de este que será
el subcontrato; arrendador en un contrato con con un arrendatario y este hace un subcontrato con un
subarrendatario. Nuestro CC no contempla la categoría general del subcontrato, pero si regula en su
articulado algún subcontrato en particular, por ejemplo en el art 1721 da cabida al subcontrato de
mandato, el mandatario pueda contratar con otra persona la ejecución de las instrucciones del
mandante. También en normas especiales destaca la posibilidad de subarrendamiento prevista tanto
en la LAU, LAR. La cuestión que suscita más polémica en relación al subcontrato es la de si es
posible que se establezcan relaciones entre el titular del primer contrato y el titular del subcontrato o
del contrato derivado. A este respecto la doctrina mayoritaria mantiene que salvo que exista una
norma específica que efectivamente permita estas relaciones entre uno de los sujetos del contrato
principal y otro del subcontrato, la regla general entiende que ha de mantenerse el principio de
relatividad de los contratos o la eficacia inter partes, de tal forma que el sujeto del contrato principal
no va a poder dirigirse contra el subcontratista. Ejemplo; norma específica donde sí se permite esta
interacción entre el sujeto del contrato principal y el subcontratante la encontramos en sede de
contrato de mandato y en concreto en el 1722 CC copiar.
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pendientes de ejecución parcial o totalmente. En 3º lugar se dice que las circunstancias deben haber
cambiado de modo extraordinario en relación con las que estaban en el momento en que se contrató.
En 4º lugar se requiere que ese cambio de las circunstancias haya sido imprevisible. En 5º se exige
que precisamente ese cambio de circunstancias sea el que provoque el desequilibrio contractual y
en consecuencia el que causa la excesiva onerosidad para una de las partes contratantes.
Y en último lugar se exige que en el contrato ninguna de las partes hubiera asumido el riesgo por
ese cambio de las circunstancias. Si concurren estos requisitos se aplicará la doctrina del cambio de
circunstancias que básicamente permite que las partes renegocien las condiciones del contrato, y si
las partes no llegan a un acuerdo respecto la parte que sufre la excesiva onerosidad deberá solicitar
a la autoridad judicial la modificación del contrato o en último término su extinción. La situación vivida
en España como consecuencia de la COvid 19, dibujó un escenario bastante propicio para una
nueva aplicación de la regla rebus sic stantibus, por ejemplo el arrendatario de un local que lo destina
a un restaurante y que como consecuencia del estado de alarma se ve obligado a cerrar con la
consecuente pérdida de ingresos que le impiden poder afrontar el pago de la renta al arrendador.
En esta hipótesis parece que se dan los requisitos necesarios para aplicar la cláusula rebus y que el
arrendatario pueda solicitar al arrendador o propietario un cambio en las condiciones de contrato,
bien sea mediante una rebaja de la renta o bien mediante suspensión temporal del pago de la renta
etc. Si el arrendador no atiende a su petición el arrendatario tendrá a su favor la posibilidad de acudir
a los tribunales para que sean ellos los que decidan en qué sentido se va a modificar el contrato.
El ejecutivo al poco tiempo de declarar el estado de alarma en España promulgó algún RD leyes
donde se prevenía ciertas medidas para amortiguar la situación creada por la declaración del estado
de alarma y entre estas medidas figuraba para casos muy concretos es la aplicación de la cláusula,
ahora bien, la mayor parte de la doctrina civilista no ha estado de acuerdo en que esta medida fuera
la idónea para paliar las graves consecuencias a derivadas de la pandemia; En primer lugar no veía
claro que exactamente concurrieran todos los requisitos necesarios para que la cláusula entrase en
juego, en segundo lugar porque la aplicación de la cláusula sería inutil ya que lo habitual sería que la
parte no perjudicada no admitiera la renegociación y que la parte perjudicada tuviera que acudir a los
tribunales y para cuando estos intervinieran años después el daño estaba hecho y la modificación del
contrato no serviría para nada. Algunos autores señalaron que en estos casos el estado más que
imponer la renegociación lo que debía hacer era adoptar medidas que fomentaran o propiciaron
dicha renegociación y no limitarse a establecer la posibilidad de renegociar o establecer la posibilidad
de acudir a los tribunales, brindis al sol.
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los autores que la reconocen admiten la reducen de lo dispuesto en el 1261 CC, no hay contrato sino
cuando concurran (…) de ese no hay deducen los autres d ela inesitneinca de tal forma que los
autres admiten categoría aentiende inxsitneicna del contrato tiene lugar cuando falta alguno de estos
elementos esenciales Esta categoría procede directamente del dº francés donde se prevé para
aquellas situaciones de ineficacia para las que el CC francés no prevea el efecto de la nulidad, regla
pas nullité sans texte, no nulidad si no está prevista en la ley solo nulidad cuando el legislador
francés reconozca esta consecuencia de tal forma que en aquellos casos no está prevista la nulidad
expresamente la sanción que se utilizaba era la de la inexistencia, por eso se creó esta categoría. Sin
embargo, en España no rige esta regla de que si no hay nulidad si no está expresamente prevista, de
ahí que sean numerosos los autores que sean contrario a admitir en nuestro país la categoría de la
inexistencia. Además hay que añadir que las consecuencias prácticas de la inexistencia que predican
los que defienden su vigencia son similares alas que tiene la nulidad radical, de ahí que las
tendencias más modernas y más mayoritarias aboguen por utilizar únicamente la categoría de
nulidad e incluir bajo ella los casos en los que falta un elemento esencial del contrato caso de
inexistencia 1261 y también los casos de nulidad propiamente dicho que son aquellos casos en los
que los contratos violan las normas imperativas art 6.3CC