Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PLAN DE ESTUDIOS: L6
MATERIA: DERECHO CONSTITUCIONAL Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
DOCENTE: SANTIAGO ARIAS ORTIZ
INTEGRANTES: ERNESTO A. LEPE GUERRERO
SOPHIA K. PAIVA QUEREVALÚ
FECHA DE ENTREGA: 22 DE JUNIO DEL 2022
VILLAHERMOSA-TABASCO
Análisis de casos: Mecanismos de control constitucional
Instrucciones:
Con la promoción de la demanda, la CNDH no se opone de forma alguna a la persecución del crimen organizado. Al contrario, este Organismo comparte
la necesidad y urgencia de proporcionar a la población niveles mínimos de seguridad, que permitan una normalidad en su existencia cotidiana. No
obstante, la atención a los problemas de seguridad y justicia que enfrenta el país, debe ser compatible con el marco constitucional y convencional,
garantizando en todo momento los derechos y libertades básicas de las personas. Para la CNDH, la LSI contiene diversos artículos de la ley de seguridad
interior que ponen en riesgo libertades y derechos fundamentales.
Seguridad jurídica
En el Estado Democrático Constitucional, todo el actuar de las autoridades debe regirse por la certeza y la legalidad. La LSI contiene preceptos que, por
su indeterminación y su vaguedad, permiten que las autoridades actúen de forma arbitraria. La CNDH argumentó que la amplitud del alcance de los
supuestos jurídicos impide que se brinde certidumbre y seguridad jurídicas tanto para las autoridades, —que no sabrán como dirigir su actuación—,
como para los gobernados, —quienes no conocerán el alcance de las actividades de los agentes estatales—.
Asimismo, tanto la Comisión como la Corte Interamericanas de Derechos Humanos, han sido enfáticos en señalar que debe limitarse al máximo el uso
de las Fuerzas Armadas para el control de la criminalidad, puesto que el entrenamiento que reciben está dirigido a derrotar un objetivo legítimo, y no a
la protección y control de civiles, entrenamiento que es propio de los entes policiales. Esta CNDH encontró que la LSI o garantiza la mínima intervención
por parte de las Fuerzas Armadas, puesto que posibilita que las Fuerzas Armadas, lleven a cabo acciones de seguridad interior, de forma permanente y
sin necesidad de que se emita una Declaratoria de Protección a la Seguridad Interior, para identificar, prevenir y atender riesgos.
Conceptos de invalidez
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos señaló seis conceptos de invalidez, en los que, en esencia, se argumentó lo siguiente:
Primer concepto de invalidez
En el primer apartado de la demanda, la CNDH señaló que la expedición de la Ley de Seguridad Interior no cuenta con el sustento constitucional que
permita al Congreso de la Unión la emisión de dicho ordenamiento. Se argumentó que la falta de habilitación constitucional para expedir una LSI viola
el derecho humano de seguridad jurídica y el principio de legalidad, porque se afecta la esfera jurídica de las personas sin un sustento jurídico para
hacerlo.
Segundo concepto de invalidez
La Ley regula de manera deficiente los supuestos normativos relativos a la seguridad interior, los riesgos y amenazas a la misma, así como los principios
que rigen el uso legítimo de la fuerza, por lo que las personas no tienen la certeza de cuál será la consecuencia jurídica de los actos que realicen ni del
actuar de las autoridades por no encontrarse limitado y acotado.
La Ley permite que las Fuerzas Armadas ejecuten materialmente actividades de Seguridad Pública sin que medie solicitud de apoyo por las autoridades
civiles, sujetando a estas últimas al mando de las autoridades militares, lo que trasgrede además los principios en materia de Seguridad Pública.
Asimismo, permite que las Fuerzas Armadas vulneren el deber de poner a los detenidos de manera inmediata y sin demora a disposición del Ministerio
Público.
Tercer concepto de invalidez
La Ley permite que todas las movilizaciones, distintas a las de protesta social o con motivo político-electoral, puedan ser consideradas como amenazas
a la Seguridad Interior, por lo que autoriza a las Fuerzas Armadas a disolverlas y hacer uso de la fuerza cuando a su consideración no se realicen conforme
a la Constitución.
Resolución de la SCJN
Durante el mes de noviembre de 2018, el Pleno de la SCJN emitió una sentencia de trascendencia histórica en torno a la Ley de Seguridad Interior, cuya
demanda fue elaborada tomando en consideración una diversidad de ideas y posiciones planteadas por distintos actores de la sociedad civil.
La resolución tuvo como eje primordial la protección de los derechos humanos reconocidos en el bloque de constitucionalidad mexicano, y constituye
un precedente importante sobre la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública.
El Pleno de la SCJN consideró procedente y fundada la demanda promovida por esta Comisión Nacional, al estimar que el Congreso de la Unión no tiene
competencia para expedir una ley en materia de seguridad interior.
En las sesiones en las cuales se resolvió la impugnación planteada por esta CNDH, hubo diversos pronunciamientos de los integrantes del Tribunal
Constitucional en relación a que existieron vicios en el proceso legislativo que tenían un potencial invalidante de la totalidad de la Ley de Seguridad
Interior, al no haberse respetado los principios de deliberación democrática ni de efectiva participación de todas las fuerzas políticas.
Asimismo, varios Ministros se pronunciaron en relación con que la ley controvertida regulaba cuestiones de seguridad pública en lugar de normar
cuestiones de seguridad interior, con la cual se permitía la injerencia de las fuerzas militares en tareas de prevención del delito y otras tareas cuya
realización corresponde a las policías de corte civil, lo cual era contrario a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como a los
tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano forma parte, incluyendo la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Con tal resolución se protegieron los derechos humanos de todas las personas en el territorio nacional, particularmente el relativo a la seguridad jurídica,
pues garantizó que su esfera jurídica sólo sea afectada por las autoridades a las que les está asignada constitucionalmente la atribución de llevar a cabo
labores de seguridad pública.
CASO 2
Tulum
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) se congratula del fallo unánime emitido este jueves 12 de mayo por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (SCJN), con el cual declaró inconstitucional y por tanto se declaró la invalidez de la inclusión de la Zona de Monumentos
Arqueológicos Tulum-Tancah y el Parque Nacional Tulum, en el Programa de Desarrollo Urbano (PDU) del Centro de Población de Tulum 2006-2030,
que hasta mayo de 2008 perteneció al Municipio de Solidaridad y posteriormente al de Tulum, Quintana Roo.
La declaración de procedente de __________________________, promovida por el Ejecutivo Federal a través de la Secretaría del Medio Ambiente y
Recursos Naturales (Semarnat) y el INAH, garantiza la salvaguardia del patrimonio, y reafirma que la atribución de protección de ambas áreas
arqueológica y ambiental, es facultad del Poder Ejecutivo Federal, según los ordenamientos que se desprenden de la Ley Federal sobre Monumentos y
Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, en el caso del patrimonio cultural.
Conceptos de invalidez. Las razones fundamentales por las cuales la parte actora estima inconstitucional el anterior Acuerdo, se observan en la siguiente
transcripción de un fragmento de su demanda:
“[...]
Así, como este Tribunal podrá advertir, el Parque Nacional Tulum, es un área natural protegida de competencia federal, cuyo establecimiento,
regulación, administración y vigilancia corresponden al Ejecutivo Federal, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y en la
cual, los ambientes originales no han sido significativamente alterados por la actividad del ser humano, por lo que requiere ser preservada y restaurada
y dentro de la cual, por disposición expresa de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, únicamente pueden permitirse la
realización de actividades relacionadas con la protección de sus recursos naturales, el incremento de su flora y fauna y en general, con la preservación
de los ecosistemas y sus elementos, así como la investigación, recreación, turismo y educación ecológicos.
En este contexto, como se acreditará mediante los conceptos de invalidez que sustentan la presente demanda constitucional, mediante la publicación
del Acuerdo impugnado por el cual se aprueba el programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Tulum 2006-2030, así como el anexo que
acompaña a dicho acuerdo, el Ayuntamiento de Solidaridad en el Estado de Quintana Roo, vulnera el régimen jurídico constitucional y legal que rige el
Parque Nacional Tulum en su carácter de área natural protegida de competencia federal, al pretender indebidamente incluirlo dentro del Centro de
Población de Tulum, asignando usos del suelo incompatibles con su régimen de protección y permitiendo la realización de actividades que no
corresponden a las permitidas por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para dichas zonas, poniendo así en riesgo inminente
la conservación de los recursos y el equilibrio ecológico del área.
Con la ratificación de la SCJN del recurso interpuesto por el Ejecutivo Federal, queda sin efecto legal alguno el acuerdo aprobado en sesión del cabildo
municipal de Solidaridad el 5 de abril de 2008, para la inclusión de la Zona de Monumentos Arqueológicos y el Parque Nacional Tulum en el PDU, y con
lo cual, el Municipio de Solidaridad primero y el de Tulum después, se extralimitaron en el ejercicio de sus atribuciones, que son competencia del Poder
Ejecutivo Federal.
La Zona de Monumentos Arqueológicos Tulum-Tancah fue creada mediante decreto presidencial el 8 de diciembre de 1993, y abarca una superficie de
691 ha, 49 áreas y 57 centiáreas, emplazada sobre un acantilado junto al Mar Caribe, en el estado de Quintana Roo.
En este lugar, durante el periodo Posclásico Tardío (1300 -1550 d.C.), se desarrolló el asentamiento prehispánico maya más importante de esa región
costera, en el cual se preservan de manera excepcional, numerosos monumentos arqueológicos, entre los que destacan un centro cívico-ceremonial,
rodeado y protegido por una muralla, única en su género, así como el edificio conocido como El Castillo, el cual tiene una estructura piramidal con
templo superior.
Ahí también destacan los llamados Templo del Dios Descendente y Edificio de las Pinturas, que conservan importantes testimonios de la pintura mural
maya, plasmada en época prehispánica. A su vez, el conjunto arqueológico de Tancah, que forma parte de la misma poligonal, tiene una de las más
largas secuencias de ocupación en la Costa Oriental.
“Que para atender convenientemente a la preservación del legado arqueológico que contiene el área de Tulum-Tancah, sin alterar o lesionar su armonía,
es necesario otorgar a la mencionada zona de protección que la legislación de los Estados Unidos Mexicanos confiere,” (Diario Oficial. Miércoles 8 de
diciembre de 1993).
CASO 3
Radilla Pacheco
Los hechos del presente caso se refieren al señor Rosendo Radilla Pacheco, quien era una persona involucrada en diversas actividades de la vida política
y social de su pueblo, Atoyac de Álvarez, estado de Guerrero. El 25 de agosto de 1974 fue detenido por miembros del Ejército de México mientras se
encontraba con su hijo en un autobús. Posteriormente a su detención, fue visto en el Cuartel Militar de Atoyac de Álvarez, con evidencias de haber sido
agredido físicamente. No se volvió a saber de su paradero.
- Los familiares de la víctima interpusieron diversos recursos a fin de que se investiguen los hechos y se sancionen a los responsables. La causa penal fue
dirigida a la jurisdicción penal militar. No se realizaron mayores investigaciones ni se sancionaron a los responsables.
Derechos violados
Convención Americana: Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.), Artículo 13 (Libertad de pensamiento y expresión), Artículo 25 (Protección
Judicial), Artículo 3 (Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica), Artículo 4 (Derecho a la vida), Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal),
Artículo 7 (Derecho a la libertad personal), Artículo 8 (Garantías Judiciales).
Otros Instrumentos: Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados – Naciones Unidas
En el derecho internacional la jurisprudencia de este Tribunal ha sido precursora de la consolidación de una perspectiva comprensiva de la gravedad y
el carácter continuado o permanente y autónomo de la figura de la desaparición forzada de personas. La Corte ha reiterado que ésta constituye una
violación múltiple de varios derechos protegidos por la Convención Americana que coloca a la víctima en un estado de completa indefensión, acarreando
otras vulneraciones conexas, siendo particularmente grave cuando forma parte de un patrón sistemático o práctica aplicada o tolerada por el Estado.
La desaparición forzada implica un craso abandono de los principios esenciales en que se fundamenta el Sistema Interamericano, y su prohibición ha
alcanzado carácter de jus cogens.
La caracterización pluriofensiva y continuada o permanente de la desaparición forzada se desprende no sólo de la propia definición del artículo III de la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (…) sino también de otras definiciones contenidas en diferentes instrumentos
internacionales que, asimismo, señalan como elementos concurrentes y constitutivos de la desaparición forzada: a) la privación de la libertad; b) la
intervención directa de agentes estatales o por la aquiescencia de éstos, y c) la negativa de reconocer la detención y de revelar la suerte o paradero de
la persona interesada. Además, la jurisprudencia del Sistema Europeo de Derechos Humanos, al igual que varias Cortes Constitucionales de los Estados
americanos y altos tribunales nacionales, coinciden con la caracterización indicada
En tal sentido, el análisis de la desaparición forzada debe abarcar la totalidad del conjunto de los hechos que se presentan a consideración del Tribunal
en el presente caso. Sólo de este modo el análisis legal de la desaparición forzada es consecuente con la compleja violación a derechos humanos que
ésta conlleva, con su carácter continuado o permanente y con la necesidad de considerar el contexto en que ocurrieron los hechos, a fin de analizar sus
efectos prolongados en el tiempo y enfocar integralmente sus consecuencias, teniendo en cuenta el corpus juris de protección tanto interamericano
como internacional.
Para la Corte es evidente que las autoridades militares que detuvieron al señor Radilla Pacheco eran responsables por la salvaguarda de sus derechos.
El Tribunal ha establecido que el sometimiento de detenidos a cuerpos represivos oficiales, agentes estatales o particulares que actúen con su
aquiescencia o tolerancia, que impunemente practiquen la tortura y el asesinato representa, por sí mismo, una infracción al deber de prevención de
violaciones a los derechos a la integridad personal y a la vida, aún en el supuesto de que no puedan demostrarse los hechos de torturas o de privación
de la vida de la persona en el caso concreto. Además, esta Corte ha sostenido que la desaparición forzada es violatoria del derecho a la integridad
personal porque “[e]l solo hecho del aislamiento prolongado y de la incomunicación coactiva, representa un tratamiento cruel e inhumano [...] en
contradicción con los párrafos 1 y 2 del artículo 5 de la Convención”.
Tomando en cuenta lo anterior, la Corte concluye que el Estado es responsable por la violación del derecho a la libertad e integridad personal, y a la
vida del señor Rosendo Radilla Pacheco, en relación con lo dispuesto en los artículos I y XI de la CIDFP.
En cuanto a la alegada violación del artículo 3 de la Convención Americana (…), la Corte ha considerado que el contenido propio del derecho al
reconocimiento de la personalidad jurídica es que se reconozca a la persona en cualquier parte como sujeto de derechos y obligaciones (…).
Más allá de que la persona desaparecida no pueda continuar gozando y ejerciendo otros, y eventualmente todos, los derechos de los cuales también es
titular, su desaparición busca no sólo una de las más graves formas de sustracción de una persona de todo ámbito del ordenamiento jurídico, sino
también negar su existencia misma y dejarla en una suerte de limbo o situación de indeterminación jurídica ante la sociedad y el Estado. En el caso que
nos ocupa, esto se tradujo en una violación del derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica del señor Rosendo Radilla Pacheco.
En consideración de lo anterior, la Corte concluye que el Estado es responsable de la violación de los derechos a la libertad personal, la integridad
personal, el reconocimiento a la personalidad jurídica y la vida del señor Rosendo Radilla Pacheco, en virtud de la desaparición forzada de la cual es
víctima, realizada por agentes militares. En tal sentido, el Estado tiene el deber de garantizar los derechos a través de la prevención e investigación
diligente de la desaparición forzada. Esto obliga al Estado a adelantar investigaciones serias y efectivas para determinar su suerte o paradero, identificar
a los responsables y, en su caso, imponerles las sanciones correspondientes. El desconocimiento del destino del señor Radilla Pacheco, su paradero o el
de sus restos, se mantiene hasta el día de hoy, sin que haya habido una investigación efectiva para averiguar lo sucedido, lo que hace evidente el
incumplimiento de este deber. La Corte analizará en el Capítulo IX de esta Sentencia lo relativo al deber de investigación a cargo del Estado. Para la
determinación de las violaciones alegadas, basta señalar que en este caso el Estado no ha garantizado efectivamente los derechos contenidos en las
disposiciones analizadas.
En conclusión, el Estado es responsable de la violación de los artículos 7.1 (Libertad Personal); 5.1 y 5.2 (Integridad Personal); 3 (Derecho al
Reconocimiento de la Personalidad Jurídica) y 4.1 (Derecho a la Vida), en perjuicio del señor Rosendo Radilla Pacheco, en razón del incumplimiento del
deber de garantía y de respeto de dichos derechos, establecido en el artículo 1.1 de la Convención Americana, todos ellos en relación con los artículos I
y XI de la CIDFP.
La Corte decide,
• Rechazar las excepciones preliminares interpuestas por los Estados Unidos Mexicanos.
• Aceptar el reconocimiento parcial de responsabilidad internacional efectuado por el Estado.
La Corte resuelve,
I.Requerir a los Estados Unidos Mexicanos que adopten todas las medidas que sean necesarias para dar efectivo y pronto acatamiento a los puntos
pendientes de cumplimiento, de conformidad con el punto declarativo primero de la presente Resolución y con los puntos declarativos a) a e), y g)
a i) de la Resolución de 19 de mayo de 2011 dictada en el presente caso.
II.Solicitar a los Estados Unidos Mexicanos que, a más tardar el 3 de octubre de 2012, presente un informe detallado sobre las medidas adoptadas
para cumplir con las reparaciones ordenadas que se encuentran pendientes de cumplimiento, en los términos de esta Resolución y de la Resolución
de 19 de mayo de 2011. Posteriormente, el Estado mexicano debe continuar presentando un informe de cumplimiento cada tres meses. Respecto
a la investigación de los hechos, identificación, juzgamiento y, en su caso, sanción de los responsables, y la determinación del paradero del señor
Rosendo Radilla Pacheco, el Estado podrá presentar información cada seis meses, luego de la presentación del informe del 3 de octubre de 2012.
III.Solicitar a los representantes de las víctimas y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que presenten las observaciones que estimen
pertinentes a los informes de los Estados Unidos Mexicanos referidos en el punto resolutivo segundo de esta Resolución, en los plazos de cuatro y
seis semanas, respectivamente, contados a partir de la recepción de los mismos.
IV.(IV)Continuar supervisando el cumplimiento de la Sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas de 23 de noviembre de
2009.
V.(v) Disponer que la Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos notifique la presente Resolución a los Estados Unidos Mexicanos,
a los representantes de las víctimas y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.