Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Las primeras dos décadas del siglo en mención se vieron influenciadas por los hombres
del Partido Civilista tal como lo explica Contreras (1996): esta élite imperante de la
política y economía del país diseñó y ejecutó un proyecto nacional un programa que
pretendía alcanzar convertir al Perú en un país “moderno”, “europeo”, “próspero” y
“culto”; identificaba los obstáculos para su consecución y proponía medios para
removerlos, entre los obstáculos determinados se encontró a la existencia de una enorme
masa de la población indígena inmersa en una economía de autosubsistencia en una
carente de “vida civil” y de una cultura mínima para integrarse a la vida nacional, fue
entonces que una de las medidas ejecutadas fue el arribo de inmigrantes europeos
alfabetos e industriosos que cambiasen las proporciones entre la población “útil” y esta
otra servilizada y sin “espíritu de progreso”. Esto nos revela que la masa indígena
resultaba ser un problema urgente por resolver puesto que impedía el proyecto de
sociedad republicana tan anhelada por la aristocracia, quienes buscaban, a todas luces,
anular la raza indígena -propiamente dicha- tratando de convertirla a fin de que se pueda
incluirla en un modelo de “sociedad civilizada”, ello a partir de la alfabetización la cual
propugnaba el despojo de la lengua materna a través de la castellanización impuesta y
como consecuencia de esto podrían formar parte de la vida nacional peruana
reconociéndola desde ese momento- cuando ya se hayan despojado de su cultura- en la
categoría de ciudadanos. En suma desde el siglo pasado vemos como la concepción en
torno a las razas, superiores e inferiores, está marcada por las ideas darwinistas con su
teoría de evolución de las especies esto lo evidenciamos cuando se trataba de
remplazarlos por los inmigrantes europeos para poder constituir en sociedad tipo
“ideal”, evidentemente de acuerdo a sus concepciones.
En las décadas subsiguientes se enmarcan dentro del Indigenismo puesto que proyecto
Civilista no había logrado la integración nacional que el Perú realmente necesitaba; por
tanto su declive favoreció nuevas ideas y un nuevo proyecto teniendo como eje
fundamental la vida del indígena peruano.
Desde este enfoque, tomaremos las ideas expresas sobre los pensamientos pedagógicos
enfatizados en Grandes Educadores Peruanos refiere que hacia la primera mitad del S.
XX destacaron los movimientos intelectuales: el positivismo y la corriente indigenista, y
dado el nacimiento del movimiento la Escuela Nueva desde donde el Perú tomó
medidas como la Ley de la instrucción de 1920, estableciendo la necesidad de una
educación rural respetando el idioma nativo; en este marco José Antonio Encinas a
través de la Escuela Social plantea la reivindicación de los “derechos del indio”,
promoviendo de esta forma el carácter social de la escuela en la cual esta sea un
espacio de experiencias, donde el indio sea gestor de su destino, adquiera conocimientos
y sea capaz proponerse utopías de cambio a través de una participación activa
(Ministerio de Educación,2003, p. 13).
II
Esta segunda sección iniciamos dando a conocer de forma breve cómo es vivida la
Educación Intercultural Bilingüe en América Latina, enfatizamos, también, la
experiencia de nuestro país y nuestra región –Loreto-, por consiguiente, presentamos
enfoques que están orientados al desarrollo de la formación de una nueva ciudadanía.
En las dos primeras etapas no hubo mayores alcances con los proyectos propuestos; sin
embargo en la tercera etapa, Kuper y López consideran la expansión de la EIB como la
más completa en América Latina con la participación de diecisiete países (Citado por
Fajardo, 2004). El caso más excepcional es el de Paraguay, por ser una población
bilingüe (castellano- guaraní) la que posee una educación bilingüe un con alcance
nacional en todos sus niveles y modalidades del sistema educativo.
Si bien es cierto Paraguay puede ser ejemplo de bilingüismo por tener dos idiomas
oficiales, los ya mencionados líneas arriba, el guaraní conforma el un pilar para la
identidad de los paraguayos, sin embargo, Von Streber (2018), nos indica que el uso de
esta lengua parece ir disminuyendo progresivamente debido a un ciertas actitudes de los
hablantes de su sociedad quienes se encuentran entre el aprecio y desprestigio hacia la
lengua vernácula y se reafirma diciendo que los guaranís son bilingües en la teoría pero
en la práctica son monolingües, que esa identidad por la que los define pronto puede
desaparecer; en este caso se ha difundido una identidad nacional, aunque hoy encuentre
algunos problemas socio-culturales, en el caso del Perú no encontramos una única
lengua que nos identifique como peruanos y sobre la base de ella forjar una
nacionalidad con identidad; sin embargo, podemos hacer gala de nuestro carácter
multicultural y que de acuerdo a como lo indica el artículo 48 de la Constitución
Política del Perú que establece que son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas
donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas
aborígenes.
Recordemos, también, que en la Amazonía peruana al igual que en los andes se produjo
intensos procesos para iniciar el despojo de la lengua y expectativas de renunciar a su
propia etnicidad, evidentemente esta función la ejercían los misioneros, llegados ellos
en 1638 lo que encontraron les sorprendió tanto que solo pudieron explicarlo con la
expresión una “Babel lingüística” por la cantidad de lenguas encontradas. Esta situación
hizo que los evangelizadores decidieran iniciar su proceso de “civilización” a través del
quechua puesto que debía ser una fácil de aprender, directo y práctico. Sin embargo, fue
un hecho particular que los misioneros tras años, ciento treinta, de estar en la Amazonía
no llegaron a que los nativos aprendan el castellano, puesto que no ocurrió una
colonización y las características del hombre amazónico radicaba en su nomadismo y la
selva que favorecía su dispersión (Marticorena, 2010)
Asimismo, lo que se difunde a grandes voces es la integración, hoy por hoy hablamos
de inclusión, según Rodríguez (2022), se ha incluido en el lenguaje político peruano la
palabra “inclusión”, que se suma a la gran cantidad de neologismos que utilizan las
agencias de cooperación y el Estado para pretender dulcificar o enmascarar sus
verdaderos propósitos. En tal sentido, podemos referir de acuerdo a nuestro análisis que
se basa en la búsqueda de hombres, que a través educación alcancen la “civilización”; es
lo que se hace en la práctica: un joven o niño indígena que llega a la ciudad, o que se
encuentra en su misma comunidad, al recibir educación no es tomado en cuenta en su
lengua, creencias o costumbres, recibe la misma educación que los demás, si se trata de
leer, escribir o nociones matemáticas, al final lo que logra el sistema es tener un hombre
que acaba, muchas veces, aculturado y sin la mínima intención de retornar a su
comunidad y mucho menos de contribuir con ella.
También nos plantea que para trabajar la Educación Intercultural Bilingüe tenemos que
tener en cuenta estos enfoques: de derechos, democrático, intercultural, pedagógico y
del Buen Vivir, tierra y territorio. En ese sentido, para nuestro análisis haremos
referencia a dos de ellos. Primero, el enfoque democrático que hace referencia a la
necesidad de ser ciudadanos acorde con la diversidad cultural, se recuerda que la Ley
General de educación contempla la formación integral de sus estudiantes, democrática
que promueva el respeto irrestricto de los derechos humanos, el ejercicio pleno de la
ciudadanía y el fortalecimiento del Estado de Derecho. Ello debe contribuir que desde
todas las áreas se pueda promover una ciudadanía respetuosa de los derechos de los
demás, sobre todo de aquellos diferentes culturalmente. Del mismo modo, se pueda
generar un cambio de mentalidad para una convivencia armoniosa realizando prácticas
ciudadanas y una participación ciudadana activa teniendo un acercamiento al
conocimiento de sus derechos, pueda defenderlos más allá de la escuela, casa, calles,
campo y ciudad. Segundo, el enfoque del Buen Vivir, tierra y territorio, a partir de este
enfoque se manifiesta que los pueblos originarios andinos, amazónicos y costeños
tienen una forma de vida basada en el buen vivir, lo cual significa estar bien con la
naturaleza: agua, cielo, tierra; en ese sentido la tradición ancestral nos hace referencia
que la relación entre hombre y naturaleza hace llevadera la vida de los hombres. En ese
sentido, los saberes que se tienen, las que se transmiten de generación en generación,
deben ser fortalecidos a través de la educación y logrando complementarlos con otros
aprendizajes (procedimientos, técnicas, etc.) para que ellos puedan satisfacer sus
necesidades.