Está en la página 1de 5

Exergo

Comparecencias1

Ética, Autoridad, Artes y Derecho de Presencia

Comparecer significa “presentarse ante una autoridad” en perspectiva de una apertura que conlleva
crecimiento, en tanto la autoridad se comprenda de acuerdo a su raíz latina augere que significa
“aumentar, promover, hacer progresar”. La comparecencia implicaría un exceso de presencia provocado
por la relación consigo mismo, los otros, la naturaleza, el mundo; corresponde a una alteración
provocada por el contacto entre autoridades que exponen un derecho de presencia.

El derecho de presencia daría indicios de una dimensión estética de la justicia que tendría lugar en el
momento en que nos exponemos a nosotros mismos ante otros, al rebasar los límites de la
representación. El rebasamiento conlleva una praxis de autoridad, de pro/moción, con/moción y
re/moción del ser a través del que el ethos se revela plural.

Exceder el ethos expone maneras de hacer diferentes, por lo que la acción ética es plural, su relación
con las costumbres se establece a partir de la poética, es decir de las actividades que la caracterizan y
que hacen posible que constituya sentidos del hacer a partir de la repetición, de las variaciones en el
hacer que permiten su transvaloración y la transforman en una tecnología, una forma de llevar a cabo
una tarea particular relacionada con una finalidad. Por su relación con la mimesis la poética es una
forma de producción y reproducción de la manera de hacer, por lo que se relaciona con el oficio,
comprendido como una serie de actividades que se dirigen a la consecución de una obra en la que se
cierran.

La actividad se perfecciona en la repetición, se caracteriza por la precisión con la que representa una
sensación, un sentido, un significado en, sobre y a través de imágenes de una autoridad que se proyecta
física y virtualmente, hasta el punto en que se naturaliza como costumbre pues se conserva a través de
la representación de sí misma, en perspectiva de convertirse en ejemplo y constituirse en paradigma, en
ley y norma de representación.

1
Más que un “fuera de obra” el texto que se propone corresponde al posible capítulo sobre la relación entre la
ética y la estética y las particularidades de un sistema de representación de los modos de ser y hacer que regulan la
imagen y las formas de actuar y comportarse de acuerdo a una política de la presencia. Si bien el capítulo no está
escrito en el sentido “formal” del texto, las imágenes de la acción artística de Jhon Felipe Benavides, se proponen
como las trazas de ese posible capítulo, motivo por el que no pretenden ilustrar el corpus del texto al igual que los
textos no pretenden interpretarlas.
El paradigma poético correspondería entonces a una tecnología de producción de sentidos que, a través
de una delimitación estética, conforma un sistema de representación y genera una política de la
presencia que implicaría el gobierno y administración de las maneras de hacer, clasificadas como oficios,
formas de reproducir y fabricar ídolos.

El paradigma poético a través de la fábrica se sustenta como arquetipo de autoridad sobre las maneras
de hacer, establece un índice sobre lo que está bien hecho o no, genera un margen de juicio sobre la
actividad que delimita el derecho de presencia a la medida de la representación exacta del modelo, pues
como destaca Philippe Meirieu (2001): “La poiesis es, hablando en propiedad, una actividad; en el
sentido aristotélico, no es un “acto” (Meirieu, 2001, p, 62).

Sin embargo, la actividad poética por su relación “transinmanente” (Nancy, 2008) con el tiempo de la
creación puede devenir en “acto”, en un acontecimiento que subvierte la autoridad, su autoridad, al
cuestionar el imperativo sobre la finalidad que pretende encerrarla en la obra, en la reproducción del
modelo de acuerdo al oficio. La ruptura/apertura del oficio acontece por la paradoja de su praxis, a
través de la que lo inédito se revela al exponer maneras diferentes de hacer que rebasan por la
precipitación de las artes las tecnologías que las delimitan.

Las artes, inclasificables por las impredecibles maneras de hacer que implican, exponen la pluralidad de
una ética que altera la actividad poética y la política de la presencia, por la paradoja que conlleva la
praxis de su derecho de presencia pues, como enfatiza Meirieu (2001):

La praxis, por el contrario, se caracteriza por ser una acción que no tiene más finalidad que ella
misma: aquí ya no hay ningún objeto a fabricar, ningún objeto del que se tenga una
representación anticipada que permita su elaboración y lo encierre, en cierto modo, dentro de
su “resultado”, sino un acto a realizar en su continuidad, un acto que nunca termina de veras
porque no comporta ninguna finalidad externa a él mismo definida con antelación. (Meirieu,
2001, p, 62).

La ruptura/apertura de la finalidad del acto que implica la praxis revela un exceso de presencia que no
se prevé, pues no corresponde a la reproducción exacta del arquetipo y el paradigma que promueve un
sistema de representación. La inexactitud del acto es provocada por el disenso entre las autoridades que
comparecen y participan en, sobre y a través de la alteración que conlleva su contacto, en esa
dimensión, la representación expone una estética de la participación y no de la anticipación.
La participación que conlleva la comparecencia rebasa la “ilustración”, las imágenes no explican el texto,
ni el texto las imágenes, entrambos se exceden, componen imágenes/texto (Mitchell, 2019) entre las
que emergen otras maneras de hacer, como recalca Michel de Certeau (2000):

La presencia y la circulación de una representación (enseñada como el código de la promoción


socíoeconómíca por predicadores, educadores o vulgarizadores) para nada indican lo que esa
representación es para los usuarios. Hace falta analizar su manipulación por parte de los
practicantes que no son sus fabricantes. Solamente entonces se puede apreciar la diferencia o la
similitud entre la producción de la imagen y la producción secundaria que se esconde detrás de
los procesos de su utilización. (de Certeau, 2000, p, XLIII).

El uso de una representación no corresponde a la funcionalidad que anticipa su fabricación, expone


maneras de hacer que alteran la finalidad con la que se proponen, pues el uso implica un acto, una
participación, en este sentido, de Certeau (2000) considera que son prácticas o “maneras de hacer”
cotidianas cuyo “análisis muestra más bien que la relación (siempre social) determina sus términos, y no
a la inversa, y que cada individualidad es el lugar donde se mueve una pluralidad incoherente (y a
menudo contradictoria) de sus determinaciones relacionales” (de Certeau, 2000, XLI).

La “individualidad” sería una forma de contención de la autoridad que en el uso, en la praxis de las
maneras de hacer, se abre para dar lugar a la singularidad y de esa manera al estilo que expone la
diferencia y la alteridad de la autoridad, que por la remoción que implica su cualidad de crecimiento,
como propone de Certeau (2000) podría caracterizarse por una inconstancia, referida a la moción de la
“pluralidad incoherente y contradictoria de sus determinaciones relacionales”, que corresponde al
cuestionamiento del “principio de autoridad” del “magister dixit”.

La inexactitud, la incoherencia, la inconstancia no corresponden a una “falta” o “carencia” de ética, más


bien dan un indicio de su emergencia y diseminación en, sobre, a través de “tácticas” que conllevan
acontecimientos de apropiación, expropiación, creatividad, que provocan actos artísticos que en la
comparecencia exponen en la cotidianidad de lo público la alteración de la autoridad y el “orden
efectivo” que pretende “su principio”. En este sentido como propone de Certeau (2000):

El orden efectivo de las cosas es justamente lo que las tácticas “populares” aprovechan para sus
propios fines, sin ilusiones de que vaya a cambiar de pronto. Mientras sea explotado por un
poder dominante, o simplemente negado por un discurso ideológico, aquí el orden es engañado
en juego por un arte. En la institución de que se trate, se insinúan así un estilo de intercambios
sociales, un estilo de invenciones técnicas y un estilo de resistencia moral, es decir, una
economía de la “dádiva” (de generosidades en desquite), una estética de las “pasadas”
(operaciones de artistas) y una ética de la tenacidad (mil maneras de rehusar al orden
construido la condición de ley, de sentido o de fatalidad). La cultura “popular” sería eso, y no un
corpus que pudiera considerarse extraño, despedazado para poder exponerse, tratado y
“citado” por un sistema que aumenta, con los objetos, la situación que propicia en seres vivos.
(de Certeau, 2000, p, 31-32).

Comparecer expone entonces estilos de autoridad alterados por los “intercambios sociales” que no
corresponden al cumplimiento incuestionable de costumbres, referidas y reguladas por la repetición
exacta de los arquetipos y paradigmas que reducen la ética a la regulación de los actos en perspectiva de
promover una política de la presencia que neutraliza el derecho de presencia, en tanto, como propone
de Certeau (2000) los “intercambios” abren fisuras en la trama de un sistema de representación a través
de una “economía de la dádiva”, una “estética de las ‘pasadas’” y una “ética de la tenacidad”.

La “dádiva” corresponde a una ruptura/apertura de la economía de regulación de los actos, pues los
expone como dones que representan el exceso de presencia que implica comparecer; particularidad que
hace de los actos, artes, que en las “estéticas de las ´pasadas’” exponen el acontecimiento que provoca
su manifestación y revelación; que, en cuanto a una “ética de la tenacidad” se relacionan con la
resistencia y la emancipación en, sobre y a través de una participación que conlleva “mil maneras de
rehusar al orden construido la condición de ley, de sentido o de fatalidad” (De Certeau, 2000, p, 32).

La dimensión estética de una ética relacionada con la comparecencia expone un derecho de presencia
en tanto praxis de una política del don y la donación como ruptura/apertura de la autoridad que, al
transvalorarse como generosidad promueve la emergencia de una ética artística de la presencia
impredecible.

Mario Madroñero Morillo

ASEFIE

Referencias

De Certeau, M (2000) La invención de lo cotidiano 1. Artes de hacer. Universidad Iberoamericana.


Departamento de historia. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. México.

Nancy, J-L (2008) Las musas. Amorrortú. Buenos Aires.


Meirieu, P (2001) Frankenstein educador. O el mito de la educación como fabricación. Laertes.
Barcelona.

Mitchell, W. J. T (2019) La ciencia de la imagen. Iconología, cultura visual y estética de los medios.
Akal/Estudios visuales. España.

También podría gustarte