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21 (LSA47)
La Société Anonyme
JL Brea - 2009
No es sólo la pérdida del carácter enfático de la idea romántica del artista a partir de
la crisis del paradigma estético, el factor que destituye la trascendencia para la figura
del Autor. La lógica de la circulación de las ideas ha modificado en la sociedad
contemporánea su rol como alguien que tenía la llave del sentido, partiendo de la
creación de un producto auténtico y original. La construcción de la obra de arte como
una entidad irrepetible, como algo increado, ha dejado de ser un punto nodal en el
trabajo artístico. Esto no solamente desmistifica el rol de demiurgo asignado al
artista, sino su tránsito como afirma José Luis Brea, a “gente que produce” (Brea,
2000)i
De acuerdo a estas muevas lógicas todo ha cambiado en el mundo del arte y la tarea
pedagógica no tiene más que adecuarse a lo inadecuado que resulta, allí, cualquier
horizonte estable y predecible.
Pero estas plataformas que marcan las dinámicas del campo artístico hoy, con
sus particulares inadecuaciones y requerimientos discursivos, tienen un rasero
ético y político que debe ser leído la luz del contexto, de sus carencias y sus
tensiones. TAMBIÉN la formación artística tiene que vérselas con las expectativas
de un medio cultural concreto, apercibida de sus encargos y del lugar desde
donde acceden los estudiantes que allí llegan y cargar con la consideración de
tomar en cuenta desde qué lugar llegan los estudiantes que aspiran a ella.
Cuando evaluamos esto estamos también lidiando con el lugar social que el arte
tiene históricamente en estas sociedades y con las entidades que construyen
valor o que inciden en la opinión pública que se tiene en relación con el arte.
Bregar entonces sin ingenuidad con estas nuevas lógicas precisa no sólo una
actitud abierta, sensible a los cambio y entusiasmada antes los retos de
alternar las pedagogías asentadas con la experimentación pedagógica
permanente. Significa asentar actitudes investigativas que estén en-y sobre el
campo del arte. Al entronizarse categorías como prácticas artísticas, artista
como productor en una acepción que abarca al gestor, al mediador, al
catalizador y a una existencia entre y no a través de roles, se propone como el
trabajo educativo condicionante de estos emergentes hacedores.
4. Por más de una razón deberíamos asemejar el trabajo del arte al del sueño: es
una producción que induce formaciones de superficie que expresan, que
traducen aproximadamente, un estado descompensado de energías. Lo
esencial en ellas es no es la forma o apariencia que adquieren en un instante
dado: sino el campo de intensidades, o sea el diferencial de potenciales, -en
que se efectúan.
7. El trabajo del arte ya no más tiene que ver con la representación. ¿Alguien
pensaría que el del sueño -ese que induce un «contenido aparente» en quien
revive el «latente», o lo cuenta por la mañana- tiene que ver con la «re-
presentación»? ¿De qué?
Negativo: el trabajo del sueño expresa una economía de las fuerzas, una
tensión de las energías, una disposición de la distribución diferencial: es una
melodía del deseo, nunca su pintura; es presencia, nunca re-presentación. Ese
modo del trabajo que llamamos artístico debe a partir de ahora consagrarse a
un producir similar -en la esfera del acontecimiento, de la presencia: nunca
más en la de la representación. No queda nada digno que representar, no
queda dignidad alguna reivindicable en la tarea del representar. Ya no es sólo
aquello de «no cometer la indignidad de hablar por otro» sino que ningún
signo, efecto, objeto, figura, ninguna entidad o existente, puede pretender
dignidad alguna si su trabajo es única o principalemente valer por otro,
representarle …
Pero estas plataformas cuando Brea las destaca, tienen un rasero ético y
político que debe ser leído la luz del contexto, de sus carencias y sus
tensiones. TAMBIÉN la formación artística tiene que vérselas con las
expectativas de un medio cultural concreto, con sus encargos, con el
estatus previo de os estudiantes que allí llegan y cargar con la
consideración de tomar en cuenta desde qué lugar llegan los estudiantes
que aspiran a ella. Cuando evaluamos esto estamos también lidiando con
el lugar social que el arte tiene históricamente en estas sociedades y con
las entidades que construyen valor o que inciden en la opinión pública que
se tiene en relación con el arte.
10. En las sociedades del siglo 21, el arte no se expondrá. Se producirá y difundirá. Comentado [L A2]: Mode4lo de producción de acuerdo al tipo de
relación de producci{on establecida.
12. Toca evolucionar, sí. Basta de darle cuerda a la fabulación falsamente «re-
volucionaria» en lo que se refiere a las prácticas artísticas, -fabulación que no
hace más que anclar la forma de las prácticas en un pasado bloqueado,
autocomplacido en la irresolubilidad paradojal de su lógica antitética. Nada
que tenga la forma de la negación calculada de sí misma hace otra cosa que
preparar indisimuladamente la coartada del compromiso cumplido
anticipando el momento de su absorción integrada. Comentado [L A4]: Crítica al discurso de resistencia que atribuye
cion la idea de un compromiso anticipado, sin consecuencias.
14. La que describiríamos como trasnochada lógica antitética de la obra tiene una
estructura similar, la de un si es no es. Si no se le reconocía arte reclamará
venir a serlo (lógica del readymade, de los otros comportamientos, de las
actividades otras). Si se le reconoce serlo, deberá entonces serle negado algún
valor en esa condición (lógica del pronunciamiento antiartístico).
15. El tiempo de esta «lógica generacional» -pues muy pronto deja de ser una
mera lógica de la falsa conciencia para resolverse en una economía de la
evolución presidida por la gobernación de un principio adaptativo, tipo
«selección natural»- ese tiempo toca a su fin. El que quiera presentarse a sí
mismo como otra cosa que coro repetidor de un academicismo prefijado, que
se invente un estribillo menos complaciente que el de la expresión antitética.
Fin de juego para la herencia Duchamp. Comentado [L A6]: Lógica antitética
16. Dos figuras que marcan el carácter «falsamente» político de un arte hoy
obligado a resultar, como tal, «correcto»: 1. la falsificatoria declaración de
estar al margen de los procesos universalizados de la producción, y 2. la
falsificatoria declaración de estar al margen igualmente de la exhaustiva
«administración» del mundo social contemporáneo. Dicho de otra manera: la
puesta en fantasmagoría de dos imaginarios interesados -queremos decir:
cuya producción interesa por encima de todo al «capitalismo cultural»
contemporáneo- el de que es posible un mundo sin mercado y el de que es
posible un mundo sin estado, lo público y la ciudadanía sin su administración. Comentado [L A7]: Falsos discursos de resistencia, espejismos
17. Ni al margen del Estado ni al margen del mercado, el trabajo que realiza el
productor artístico se sitúa en la órbita de cualquier otra actividad, de la
actividad cualsea. Es, como todo el resto del trabajo que realizan cualesquiera
otros ciudadanos, una mera actividad productiva y su espacio de inscripción
no es otro que el dominio público, el espacio social, definido por los actos de
intercambio. Nos guste o no, en las sociedades actuales este espacio se
encuentra exhaustivamente prefigurado por la actividad económico-
productiva, bajo cuya administración se decide la forma reglada de todo
intercambio social. Comentado [L A8]: Esto es una regla que hay que consientizar
con responsabilidad para no quedar embelesado por falacias de
resistencia. Es necesario enarbolar discursos menos trascendentalistas
Esta cláusula es particularmente preclara en el caso del modelo educativo de y eufórizados a partir de la proforma ideológico-política de
determinado proyecto, que ya ha generado- y legitimado su discurso.
cualquier enseñanza artística. Producción con potencial simbólico, con
impacto en determinadas relaciones humanas, trasvases con el activismo o con
propósitos de impactar desde el arte o con sus herramientas en una franja
social particular, constituyen propósitos que deben familiarizarse al mismo
tiempo que con los saberes y reglas de cada uno de ellos, con las autocríticas a
esas posturas y con los fondos de contraste que otras opciones del arte
presentan. Esta condición es indispensable para dirimir entre sus significados
e impactos y contribuye a generar la capacidad de re-enunciación asumiendo
para cada discurso esos enunciados críticos.
25. Si las nuevas sociedades pueden hoy ser definidas como sociedades del trabajo
inmaterial, sociedades del conocimiento, hay que reconocer entonces que a las
prácticas de producción simbólica -a las actividades orientadas a la
producción, transmisión y circulación en el dominio público de los afectos y
los conceptos (los deseos y los significados, los pensamientos y las pasiones)-
les incumbe en ellas un papel protagonista, absoluta y seriamente prioritario.
El artista como productor ya no opera en ellas como una figura simbólico-
totémica, sino como un genuino participante en los intercambios sociales –de
producción intelectual y producción deseante. Comentado [L A15]: Esta cita puede ser perfectamente
introductora de este modelo educativo.
27. Por tres vías diferentes las nuevas prácticas artísticas están asumiendo esa
responsabilidad. En primer lugar, por la vía de la narración. La utilización de
la imagen-técnica y la imagen-movimiento, en su capacidad para expandirse
en un tiempo-interno de relato, multiplica las posibilidades de la generación
de narrativas. En segundo lugar, por la vía de la generación de
acontecimientos, eventos, por la producción de situaciones. Mas allá de la idea
de performance –y por supuesto mucho más allá de la de instalación- el artista
actual trabaja en la generación de contextos de encuentro directo, en la
producción específica de micro-situaciones de socialización. La tercera vía es Comentado [L A17]: Importante poner en el modelo educativo
como aspitración a partir de una colaboración de todas las instancias.
una variante de ésta segunda: cuando esa producción de espacios
conversacionales, de socialización de la experiencia, no se produce en el
espacio físico, sino en el virtual, mediante la generación de una mediación.
28. El artista como productor interviene, cada vez más en el tiempo real del
dominio de la experiencia, no en el del tiempo diferido de la representación.
Esto se hace tanto más indiscutible cuanto más entendamos el tiempo real en
términos de tiempo de sincronización de la experiencia, tiempo compartido y
de encuentro entre los sujetos de conocimiento y pasión. Cada vez más, el
artista es un productor de directo ...
32. El trabajo que al respecto concierne a las prácticas artísticas tiene entonces
que ver con la producción de imaginario en las sociedades del trabajo
inmaterial. A nivel genérico, ideológico, éste se aboca a 1. la implementación
de imaginarios alternativos a los dominantes en el proceso de globalización y
2. la aproximación crítica a los mecanismos y modos de producción de
representación propios de las industrias culturales y del entretenimiento. Comentado [L A19]: Esto también puede ser aplicable.
33. Lo que está en juego en las nuevas sociedades del capitalismo avanzado es el
proceso mediante el que se va a decidir cuáles son y cuáles van a ser los
mecanismos y aparatos de subjetivación y socialización que se van a
constituir en hegemónicos, cuáles los dispositivos y maquinarias abstractas y
molares mediante las que se va a articular la inscripción social de los sujetos,
los agenciamientos efectivos mediante los que nos aventuraremos de ahora en
adelante al proceso de devenir ciudadanos, miembros de un cuerpo social.
Acaso en esa tarea -la de esa nueva política definida en la era del trabajo
inmaterial- las prácticas artísticas lograrán encontrar, en un proceso de
transformación de las sociedades actuales que tiende a convertirlas en meros
instrumentos de legitimación -cuando no en triviales generadoras de bibelots
de lujo para las nuevas economías inmateriales- sus mejores argumentos de
futuro, su más alto desafío -o cuando menos una buena razón de ser en el siglo
que ya comienza.
u
Valorar una consonancia de intereses con la comunidad académica y
científica.
El primer punto debe centrarse en catalogar el estado actual de la cultura
artística y lo que esto significa para la enseñanza del arte. Los retos de la
misma en el plano general, en el plano de la articulación de las carreras,
surgidas en consonancia con las limitaciones locales y en la necesidad de
articularlas en un modelo que más que un deber ser, constituye una
herramienta para ir generando infraestructura en un medio huérfano. El
espacio ampliado del arte cede el paso a una tendencia transdisciplinar,
pero esta, necesitada de una infraestructura institucional que le permita
emerger, está en este caso apoyada por la creación de una mentalidad que
permita al estudiante convertirse en su propio gestor de herramientas,
preservando en el sustrato la posibilidad de manipular las tradiciones y
de hacer. Ver en subrayado del modelo de casa Grande el sentido del
modelo educativo y su cualidad indispensable como herramienta crítica.
En el caso nuestro el modelo educativo asumido como herramienta
Implica asumir las características de la enseñanza artística como una
etapa en la que se crean las bases para el autoconocimiento y para la
articulación de una propuesta individual que conjugue aptitudes e
intereses individuales con un conjunto de orientaciones ideoestéticas que
moderan en el campo artístico. El modelo pedagógico en la enseñanza
artistica no puede obviar las matrices ideológicas y estéticas de los modos
de producción y legitimación en el mundo del arte pues en el
conocimiento de las dimensiones culturales e ideológicas de los mismos
radica la responsabilidad ética de cada educando.
Un estudiante de arte nunca es un aprendiz en el sentido pre-profesional
del término, ya que la plataforma sobre la que se levanta su hacer no tiene
minoría de edad con relación al mundo profesional en el que le toca
desempeñarse. Más bien su condición de estar en un estado de
permanente curiosidad y alerta debe ser constantemente estimulado para
que se inscriba en referentes cada vez más amplios y ajustados a las
condiciones de la cultura contemporánea y a sus retos.
Se trata de acicatear la conciencia sobre los roles sociales del arte al
mismo tiempo que se resuelve la afinación de pericias en diferentes
campos.
Superar el paradigma modernista del Arte, el Autor y la Obra es otra de
las aspiraciones del modelo educativo. Independientemente de la sujeción
por elección propia a las mismas, de un circuito que potencie la
centralidad de estas figuras del discurso dominante sobre el arte, se debe
educar al estudiante en un desmontaje de esta estructura; verla como una
posibilidad de entrada y salida a circuitos donde se ponga en valor, pero
tomando en cuenta su lugar estratégico y circunstancial. En este plano la
figura del sujeto artista cambia de perspectiva para permitir un
desplazamiento hacia roles que rebasan la idea autoral permeada por la
originalidad como valor supremo. La suspensión de las características
trascendentales del pensamiento moderno en torno al arte debe sustentar
el modelo educativo para dar paso no sólo a las ampliaciones del espacio
cultural del arte, a su accionar más allá de las condiciones de autonomía,
sino para permitir que prácticas inter, trans y extradisciplinares sean
valoradas y comprendidas en la variedad de modos de producción que
ponen en juego. Independientemente de la imposibilidad de la educación
universitaria de cubrir todas las expectativas que el mundo del arte hoy
potencia, los modelos educativos y pedagógicos deben tener la flexibilidad
y amplitud suficiente para facilitar la gestión de prácticas que exigen
mirar el arte desde otros lugares que no son los que convencionalmente
concurren a los espacios reconocidos como artísticos.
Se hace necesario preparar al educando con vista al reto de entrar y salir
del arte teniendo la capacidad de gestionar las herramientas
metodológicas y de producción funcionales a este tipo de práctica. Desde
este punto de vista la formación del artista como gestor-productor se
propone como inminente.
El estudiante del ITAE debe estar preparado para procesar saberes
provenientes de campos heterogéneos, de identificarlos en dependencia
de la cualidad de su propuesta – articulada en forma de proyecto- . Debe
tener la pericia para distinguir los asesoramientos pertinentes e
identificar los protocolos de producción que permiten llevar a buen
término propósitos heterogéneos. Este tipo de propósitos se caracteriza
por aglutinar de modo creativo e ingenioso saberes, herramientas y
metodologías de otros sectores de la producción social.
Bregar críticamente en la sociedad de la información es otra de las
aspiraciones del modelo educativo. Hoy como nunca antes los estudiantes
tienen a su disposición los medios para navegar en un mar de referentes;
pueden obtener y compartir información usando las posibilidades de
participar y expresarse en profusas redes de difusión , colaboración e
intercambio que dan carácter a la llamada “sociedad del conocimiento”,
pero esta circunstancia exige un sujeto más crítico y responsable, un ente
emancipado que cada vez más, tiene la oportunidad de desmarcarse de
los modos dominantes de legitimación para crearse su propio circuito, su
propio ámbito discursivo y de construcción de valor. Este estado pone en
jaque al modelo pedagógico en el sentido en el que lo obliga a situarse
como catalizador de las competencias para bregar en este mundo y como
forjador de nuevas plataformas éticas más enrumbada hacia lo colectivo
que a ponderar la terca individualidad que caracteriza al modelo
tradicional de artista.
Las preguntas en este sentido pasan por “Los artistas y los educadores
¿debieran acumular poder o debieran empoderar? Los artistas y
educadores ¿funcionan desde un trono o deberían unirse a equipos
formados por sus audiencias para investigar y crear?”
Tomado de la Casa vecinal, este tema de la construcción colectiva del
conocimiento, no de interpretadores tiene un rol importante
“Consideramos la propuesta más que adecuada para “despertar el arte” de los
alumnos, porque también se jugaban cuestiones significativas, no solo para el
aprendizaje de “arte”, sino también para el desenvolvimiento de habilidades
como la reflexión, la autonomía, la responsabilidad, el pensamiento critico
y la organización.
Fue una gran posibilidad de mostrar a los alumnos y a la comunidad escolar
que arte es parte del cotidiano de las personas, y que desde allí se pueden
plantear una ruptura de paradigmas. Mercosur
Helguera.
“Uno de ellos, el más
conocido, es el ámbito de la interpretación o la educación
como instrumento para entender al arte; la segunda es la
fusion de arte y educación (como lo es la práctica artística
de los artistas previamente mencionados), y la tercera es el arte como
instrumento de la educación, lo cual he
denominado, a falta de mejor término, el arte como conocimiento
del mundo”. Preparar al educando en la emergencia en el campo
artístico de este tipo de estrategias es crucial. La formación de
artistas, tomando en cuenta la dificultad en nuestros medios de
perfiles profesionales para el artista en el sentido neto de la palabra
y valorando el potencial de la tarea política de una institucionalidad
artística que valora como nunca antes la mediación, la formación de
ciudadanía y la optimización pedagógica de las instituciones
culturales, debe entre sus objetivos orientar su modelo educativo a
la creación de situaciones pedagógicas para la familiarización con
este tipo de prácticas, la movilización de recursos teórico prácticos
para su concepción e implementación eficientes tomando en cuenta
la cantidad de campos metodológicos y de saber que en ellas se
cruzan. También tiene la responsabilidad de focalizar los debates al
interior de las mismas y su situación ambigua cuando se inscriben
falazmente en una crítica institucional rebasada (Brea
estrategias inductivas y dialógicas, utilizando inclusive
las ideas de la pedagogía crítica de Paulo Freire y las
dinámicas de grupo de Augusto Boal con el fin de trazar
una línea directa con la rica tradición pedagógica de
Brasil. Introducir referentes locales prolijos en pedagogías
participativas, populares y emancipadoras es muy importante para
generar una tradición pedagógica apercibida de un proyecto
decolonial en pie.
http://puerto80lab.net/obra.php?id=140
i El tercer umbral, 2000 Brea José Luis