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MACRO Y MICRO ESTETICA

La estética parece definirse como la vía posible entre el sentir y el pensar o cómo la forma
con que se organizan y se desarrollan las prácticas por los sujetos. Fue conceptualmente
trabajada desde los la antigüedad, siendo un tema que acompaña los cambios de concepción
sufrida en los patrones específicos de racionalidad de Occidente, disuelta casi siempre junto a
nociones de arte.

La estética sufre con el establecimiento de la división entre la realidad lógica y la realidad


de los sentidos, siendo considerada una instancia "menor", mientras que las facultades implicadas
en su producción están relacionadas con la imaginación y la intuición.

La referencia socrático-platónica conecta la estética directamente a una idea de belleza y


de reducción del arte como instrumento de imitación, elemento decorativo que serviría para
acercar al hombre de las divinidades mitológicas. Para alcanzar el pólis ideal, la poesía y las
demás artes deberían adecuarse a las metas políticas y educativas instituidas por la filosofía
clásica como orientadora de los valores.

La Edad Media evoca, con sus representantes, el sentimiento estético dirigido al trabajo
divino: las bellezas percibidas y sentidas en el mundo eran prueba de una "Belleza Creadora". El
reconocimiento de una belleza trascendente representada bajo algo visible formula esa visión
estética de Dios como "Suma Belleza y Sumo Artista" (PERRISÉ, 2009, p.28). Se establece desde
entonces, para no apropiarse de "lo que es de Dios" (belleza, creación, invención, verdad) y de "lo
que es del hombre" (violencia, culpa, maldad, pecado). El concepto, en ese período, como no
podía dejar de estar, se encuentra implicado del dogma cristiano y de la metafísica clásica.

La concepción estética moderna recibe gran influencia de Kant, en la idea de gusto como
el conjunto de valores que organiza el acto de apreciación individual (PEREIRA, 2013). Arte y
estética se acercan a la concepción del sublime, de la materialización de un sentimiento o de una
idea. La creación artística se encuentra sujeta a los deseos del mercado burgués, lo que hace
volátil la relación entre "alta cultura y cultura de las masas". Movimientos de elaboración del "arte
por el arte" revelan los cuestionamientos acerca de la forma sumisa con que los artistas eran
considerados.

A partir del siglo XX, el arte se muestra comprometido con la ruptura estética a partir de
la demolición de formas tradicionales. Se desarrolla una relación alternativa entre arte y vida
buscando aproximaciones con la experiencia cotidiana. En la segunda mitad del siglo, tras fuertes
movimientos y revoluciones artísticas y conceptuales, los límites de inteligibilidad son confusos,
estableciendo una cierta imposibilidad de racionalización en los dos temas. La estética es
fragmentaria, cuestiona profundamente los proyectos totalizantes y no tiene más la pretensión de
representar lo universal, sino el individuo en sus particularidades (BREA, 2008).

Se une ahora a una dimensión de experiencia singular y subjetiva que produce efectos de
sentido y movimientos de realización de la diferencia. No hay un contenido esencial que se
aprehenda, sino los efectos producidos en el proceso. El arte en sí mismo puede ser visualizado
ahora por sus aspectos formativos: da forma, configuración, materialidad a sentimientos,
sensaciones, pensamientos, conceptos; al mismo tiempo, nos construye, nos compone, nos
produce - es formativa porque nos transforma.

Pereira (2013) divide la perspectiva estética en dos órdenes de existencialización: la


macroestética y la microestética. La relación que se establece entre el macro y el micro no
pretende posicionarse bajo una perspectiva antagonista, pues son coexistentes. El contenido
macro (político, social, cultural) es ampliado y oficializado por instituciones y documentos que lo
legitiman; antes de las posibilidades del acontecimiento, actuando como medio de determinación.
En cuanto al micro, al menor, existe una subversión en los modos de hacer, una disidencia en
relación al modelo. Es primordialmente cotidiano, de la acción, de lo singular, de lo inusitado.

La macroestética es entonces, considerada un campo epistemológico independiente que


nace en el siglo XVIII como disciplina. Se relaciona con las órdenes institucionales, con campos
molares de determinación y control, con los planes de efectivación de las representaciones. El
nihilismo, concepto descrito por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche en el siglo XIX, puede ser
visto como una macroestética, en la medida en que se establece como base de pensamiento,
como amplio orden existencial que dialoga con los valores vigentes en la sociedad. El "deber ser"
se establece como una moralidad universal en esa macroestética, que tiene normas
institucionalizadas y capacidad de orientar y regular experiencias subjetivas.

La microestética se refleja en el hacer del sujeto en su práctica, en el ejercicio de la


producción subjetiva, en la composición de fuerzas que se realizan en la experiencia singular, en
el ejercicio constante de producción de ese continuum de fuerzas caóticas. Ante la imposibilidad
de una práctica completamente autónoma, es a través de la microestética que se evocan medios
de diferenciación y de enfrentamiento de las hegemonías. Bajo esta perspectiva, entendemos que
sujeto es solamente aquel que se realiza en la acción concreta y que la subjetividad consiste en
ese "estado de ser" que constantemente reacciona a la articulación de las fuerzas vitales.
Se entiende que existe un choque de fuerzas, una simbiosis, pues dentro del macro hay
pequeños micros y en el micro existe la influencia del macro, y así también rupturas que piden
paso. Nos interesa, en realidad, pensar la estética y sus dimensiones como líneas en movimiento.

En conclusión: La palabra "macro" proviene del griego "macros", que significa grande,
mientras que la raíz de "micro" proviene del griego "micros", que significa pequeño. Cuando se
utiliza macro y micro como prefijo en otras palabras, como microscopio y macrocosmo, estas
palabras indican el significado en relación a escala o función. A pesar de que las palabras puedan
tener significados opuestos, se relacionan de forma interesante.

Referencia Bibliográfica

Vieira, J (2017) La producción estética: macro y microdimensiones. 42 EccoS - Rev. Cient.,


São Paulo, n. 2, p. 43, p. 39-51, mayo / agosto. 2017. oaji.net/pdf.html?n=2017/4613-
1507141202.pdf [Consulta enero 12 , 2017. Hora 2.15 p.m.]

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