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Adolescencia violenta
y crisis de la familia

La acción como camino principal al conocimiento

¿Son los pensamientos los que hacen actuar, o son las acciones
las que hacen pensar?
Es probable que ésta sea una de las preguntas que más divi-
siones, excesos y prejuicios ha provocado dentro de la comunidad
científica que se ocupa de los procesos de desarrollo infantil y,
más en general, de las relaciones humanas y de las personas en
dificultades.
Daniel Stern, en contraposición al psicoanálisis ortodoxo que
siempre le ha impuesto a la acción prohibiciones teóricas y técni-
cas, por considerarla dispersiva de la energía psíquica que debe
canalizarse, en cambio, hacia el pensamiento, ha sido criticado
por haberle restituido un valor primario a la acción. Dicho valor
se ha reivindicado ulteriormente por el reciente cambio de para-
digma en las ciencias cognitivas, que proponen una visión en la
que la mente no es una entidad separada del cuerpo, en la que el
pensamiento nace y se alimenta de las sensaciones corporales,
así como de los movimientos y de las acciones (Clark y Fairburn,
1997; Damasio, 1999; Varela, Thomson y Rosch, 1991). A lo afir-
mado por las ciencias cognitivas, o sea, que la mente no es una
entidad independiente y separada del cuerpo, Stern agrega que
«en la terapia, el encuentro intersubjetivo en el momento pre-
sente atañe a dos mentes incorporadas que interactúan física y
mentalmente» (Stern, 2004). Lo que sugiere, en realidad, es un

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modo diferente de considerar la psicoterapia, en la óptica fenom e- para toda una serie de conductas muy difundidas en el interior
nológica del presente. La verdadera novedad de este enfoque es de la familia. Traspasando las fronteras de su propia área de per-
la asunción del momento presente como elemento principal de la tenencia, el autor no desdeña interesarse en lo que se ha descu-
indagación terapéutica. Y más aún, con la toma en consideración bierto en otras áreas, incluso muy distantes de ella. Se aproxima
del conocimiento implícito, del que hablamos en el capítulo ante- mucho al enfoque familiar, al tomar en consideración no simples
rior, cambia también el modo de considerar la relación entre ac- conductas sino sistemas de conductas, sobre la base de un modelo
ción y lenguaje. La balanza se inclina hacia la esfera no verbal y, cibernético. Esto lo conduce de manera inevitable a observar las
al hacerlo, se recupera por entero ese patrimonio de conocimiento relaciones y las interacciones, si bien a un nivel sobre todo diádi-
y de experiencia terapéutica desarrollado por el movimiento sisté- co, y a hablar más de posturas familiares.
mico y por muchas escuelas de procedencia gestáltica. Bowlby afirma que la violencia en la familia debe considerarse
El psicoanálisis y las psicoterapias psicodinámicas siempre una versión distorsionada y desproporcionada de una potencial
han privilegiado temas tales como el significado y la coherencia conducta funcional, en especial la conducta del apego por un lado,
narrativa de los relatos autobiográficos del paciente. En particu- y la conducta de la crianza por el otro. El autor, invirtiendo las
lar, el psicoanálisis se ha ocupado de investigar la relación entre definiciones más obvias atribuidas a la conducta violenta, tales
experiencias pasadas, experiencias presentes y estructuras pre- como la lucha por el poder, la expresión de un instinto agresivo, la
constituidas, como generador de patrones de significado, detenién- reacción a la frustración, etcétera, reconduce la violencia hacia el
dose en el tiempo transcurrido entre esas experiencias, pero no en interior de todo vínculo significativo, a sus observaciones sobre el
el tiempo interno de cada experiencia, en especial en el presente. instinto de apego, sobre la separación y sobre el luto. La violencia
En síntesis, en la mayoría de los tratamientos psicodinámicos lo sería entonces una respuesta distorsionada por intensidad, pero
que cuenta son las asociaciones libres, que deben interpretarse natural por cualidad, frente a una conducta de la otra persona in-
para obtener significados, dejando de lado por completo el aspecto volucrada en el vínculo, vivida como amenazante para el vínculo
fenomenológico. Sin embargo, no podemos negar que existe una mismo y para la necesidad de dependencia de quien la ejerce. Se-
diferencia considerable entre «significado» (en el sentido de com- ría un intento de salvaguardar el vínculo o de recuperar sus valo-
prender algo para poder explicarlo) y «experiencia profunda». res comprometidos por un cierto tipo de conducta. A este respecto,
El valor de la acción es restablecido sin duda por Gaetano De Bowlby refiere el ejemplo de las madres que reprenden con dureza
Leo cuando, en su artículo titulado «Para un análisis sistémico de a sus hijos o les pegan, cuando éstos cometen imprudencias que
la acción violenta» (De Leo, 1989), define la acción como un com- ponen en peligro su vida y que por lo tanto amenazan el vínculo.
ponente fundamental en la formación y construcción de la iden- Las relaciones específicas que, si son amenazadas, pueden
tidad, en sus dimensiones sociales, comunicativas y relacionales. suscitar rabia y por lo tanto violencia, son esencialmente de tres
La acción, según De Leo, es una construcción comunicativa en tipos: relaciones con el par, relaciones con los padres, relaciones
una perspectiva sistémica, cuyas interpretaciones y redundancias con los hijos.
remiten a otros sistemas y a otros contextos del individuo. Es una Según estas premisas, siempre deberíamos recordar que cuan-
estructura unitaria, un «lenguaje» y un «discurso» comunicativo, do trabajamos con la violencia es necesario ir a buscar el senti-
que remite, entre otras, a la relación entre el individuo y su sí miento de pérdida, real o imaginario: la acción violenta no sería
mismo, su familia, los otros sistemas relacionales, el complejo sis- otra cosa que la punta de un iceberg.
tema del observador (ibídem). Lo que Bowlby afirma, en suma, es que la violencia genera vio-
lencia: hijos maltratados o rechazados, de adultos, continuarán
La violencia en la familia respondiendo a las situaciones sociales con los mismos esquemas
de conducta desarrollados en la primera infancia.

Ya en 1984, John Bowlby, en un artículo llamado «La violencia


en la familia», ofrece elementos interpretativos muy sugerentes

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El acto violento como energía negativa Al contrario de otras artes marciales centradas en movimien-
tos lineales (adelante, atrás, en diagonal), las técnicas del aikido
se fundan y se desarrollan a partir de un movimiento circular,
La agresividad, sobre todo cuando se convierte en acto violento,
cuyo eje es aquel que se defiende. De ese modo, éste estabiliza su
físico o verbal, despierta en el otro (o los otros) una reacción orienta-
propio centro de gravedad, descentra el del adversario atrayéndo-
da ya sea a una respuesta agresiva, ya sea a una respuesta de fuga.
lo a su propia órbita, y puede usar para ventaja propia la energía
En la terapia familiar con frecuencia sucede que llegan casos
producida por la acción agresiva hasta neutralizarla.
en los que el hijo adolescente adopta en casa, y a veces también
El término aikido se compone de tres palabras japonesas: al
en la sesión, una conducta violenta hacia sí mismo y hacia los
(fusión, armonía, amor); ki (espíritu, energía del universo); do (el
otros familiares. En estas situaciones, el terapeuta podrá orientar camino).
su intervención en función de la filosofía de fondo que subyace
La técnica de este arte marcial se basa en algunos principios
al propio modelo operativo y al propio sistema de valores y, por y reglas. El objetivo es neutralizar y redirigir sin daño las agre-
supuesto, en relación con la situación específica y con el contexto
siones del atacante; en el encuentro, el desafío llevado a cabo por
particular en el que se encuentra operando. Al tratarse de una
el atacante no se percibe de manera competitiva o conflictiva,
conducta, podrá decidir cómo contenerla, si debe modificarla o si,
sino más bien como una oportunidad; el central point prevé que el
por considerarla una expresión de una desazón más profunda, per-
maestro de aikido se ponga a sí mismo en un punto central de una
sonal o relacional, podrá indagar en sus líneas de distorsión. Sin
esfera dinámica de interacciones. Para ser más claros, la posición
embargo, también podría pensar que, en el acto violento, se libera
central del maestro no tiene nada que ver con una posición narci-
una energía negativa, pero energía a fin de cuentas y, entonces,
sista o de protagonismo; el maestro es central en el sentido de que
podría intentar usarla y redireccionarla, tanto más si hablamos
desde ese punto se irradian una serie de interacciones.
de una fase del ciclo vital tan cambiante corno la adolescencia. Es
Metafóricamente, el maestro aikido, el aikidoka, puede com-
esta precisa idea energética la que guía nuestro modo de afrontar
pararse con un terapeuta que se propone guiar y mediar en las
la violencia en los adolescentes. interacciones que se dan durante la sesión.
Con el fin de describir mejor nuestro modo de operar, nos pa-
Otras reglas del aikido se refieren a:
rece útil volver a recorrer algunas analogías entre nuestro tipo de
el cuerpo: el aikidoka mantiene su equilibrio, su acción es
intervención con adolescentes violentos, el arte marcial de origen
agraciada, suave y gentil;
japonés aikido, y la terapia de Carl Whitaker. Estas reflexiones la ética humanista del aikido: se busca eliminar el concepto
parten de un congreso en memoria de Carl Whitaker organizado
de enemigos y de personas malas;
en 1996 en la Universidad Católica de Roma, donde Andolfi pre- el seguir la corriente de la energía, no oponérsele: es necesa-
sentaba una ponencia, relacionando sus ideas con el aikido y con
rio asociarse con su flujo;
la terapia de Carl Whitaker (Andolfi, 1996). el ataque se percibe como un «don de energía»: se trata de
una energía que llega y que debe redirigirse y restituirse;
El arte marcial aikido el poder nace de una posición de no poder: el poder de es-
tar en contacto con nosotros mismos y de tener un central
El aikido es un arte marcial que se presenta como un elegante point;
método de autodefensa personal, que tiene como objetivo neutra- el placer lúdico: el permiso de divertirse y de experimentar
lizar, mediante inmovilizaciones, palancas articulares y proyec- un sentimiento de placer interno hacia uno mismo y hacia
ciones, a uno o más agresores, desarmados o armados. Síntesis y lo desafiante;
evolución de antiguas técnicas tomadas en préstamo al jui-jitsu el principio de la integridad: no es necesario dañar el físico
clásico y al kenjutsu (práctica de la espada), el aikido encuentra del atacante; el aikidoka busca respetar en la mayor medi-
su propia originalidad y eficacia en una serie de movimientos ba- da posible su cuerpo y el del otro.
sados en el principio de la rotación esférica.

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La terapia de Carl Whitaker motivación conjunta (Andolfi, Angelo y D'Atena, 2001; Falcucci y
otros, 2006) de modo tal que se cree desde el inicio un clima co-
La terapia de Carl Whitaker, a primera vista, parece consistir laborativo que haga emerger las razones de cada miembro de la
en poner en escena a la persona única e irrepetible del terapeuta. familia. El problema, en todo caso, será el de hacer coexistir sin
El estilo de Whitaker era un estilo errático, intuitivo, puro instinto. prejuicios diferentes, y a menudo contradictorias, descripciones
Su «no método», sin embargo, obedecía a algunos principios de base: de la realidad.
En cambio, ambos autores se encuentran plenamente de
La batalla por la estructura acuerdo en asumir una posición de centralidad dinámica (el cen-
tral point en la esfera dinámica de las interacciones descrito en el
Carl Whitaker siempre utilizó esta metáfora para describir el aikido), que emana de la capacidad de estar en profundo contacto
debate, a veces difícil y encendido, que se crea ya desde el primer con uno mismo y, al mismo tiempo, en el múltiple centro de las
encuentro con la familia, para definir la estructura terapéutica. interacciones que se desarrollan dentro de la sesión.
En la práctica, se trata de una suerte de negociación para escla-
recer quién define las reglas durante la sesión, desde los turnos El proceso de normalización de las acciones violentas
para hablar y escuchar, hasta las frecuentes interrupciones en los
miembros de la familia y, sobre todo, para dejar claro que en el Las manifestaciones sintomáticas presentadas por los ado-
consultorio donde se lleva a cabo la terapia no rigen las mismas lescentes, incluso las más severas (psicosis, conductas violentas,
jerarquías de poder que operan en la casa. Intentemos imaginar trastornos alimentarios), son ignoradas o relativizadas, por cuan-
que en una familia todos deben respetar los pensamientos, las to Whitaker las transformaba con rapidez en imágenes relaciona-
iniciativas y las explicaciones de un padre fuerte, o de un abuelo les, en objetos lúdicos, pero siempre de algún modo en vehículos
autoritario (el que detenta el poder en la familia) sobre un tema de conocimiento de la familia que está en el paciente.
cualquiera y, en particular, en la descripción misma del problema Cuando, durante una sesión, una conducta violenta, así fuera
que los ha llevado a consultar a un especialista. En este caso sería verbal, subía de tono, Whitaker lo ignoraba y, tal vez, se ponía a
sin duda peligroso, o al menos limitante, que el terapeuta tuviera jugar con un hermano menor o a asociar libremente con otras his-
que someterse a reglas y jerarquías de poder bien probadas en la torias de violencia mucho más dramáticas, terminando por crear
familia y transferidas al contexto de la terapia. De ello se deduce un clima de absoluta normalidad. Al hacer esto, los niveles de an-
que, para Whitaker, la relación terapéutica es inevitablemente siedad de la familia bajaban y el adolescente se sentía desplazado,
asimétrica, por cuanto sólo al terapeuta le compete la tarea de sorprendido por la «no respuesta» del terapeuta a sus provocacio-
dirigir el flujo comunicativo y de activar el proceso terapéutico. No nes. A nivel más implícito y profundo, de este modo Whitaker le
es casual que en la distinción entre conductors y system purists, ofrecía a cada miembro de la familia nuevos interrogantes más
típica desde hace varias décadas y descrita en trabajos anteriores centrados en los procesos de desarrollo familiares que en una con-
(Andolfi, 1995; Bertrando y Toffanetti, 2000), Whitaker se situara ducta disfuncional individual.
sin dudar en el primer grupo, que se refería a los terapeutas a
menudo definidos como «directivos». También Andolfi se sitúa en Nunca polemizar con el paciente en la sesión
ese grupo; sin embargo, este último prefiere hablar de terapeutas
directos, más que directivos, en una época, como la actual, domi- Ésta era sin duda la magia de Whitaker. Su capacidad de no
nada por lenguajes totalmente indirectos y «diplomáticos», según crear contextos de inculpación y enjuiciamiento dentro de la se-
sión hacía decaer la vis polémica del adolescente violento, que
las reglas sociales de la corrección política.
Maurizio Andolfi y su equipo de trabajo, aun cuando compar- nunca se sentía desafiado en su territorio de agresividad y de rei-
ten el sentido de lo que se ha dicho recién sobre el sistema tera- vindicaciones. Como para el aikidoka, para él tampoco existía el
péutico, nunca han utilizado la metáfora batalla por la estructu- concepto de resistencia, ya que todo era lícito y posible, sobre todo
a nivel de fantasía y de asociaciones libres.
ra de Whitaker, ya que prefieren hablar de construcción de una

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El humorismo como anestesia para la intervención terapéutica Este concepto se comprenderá mejor cuando describamos, más
adelante en este capítulo, algunas situaciones terapéuticas.
El juego y el humorismo eran sin duda los instrumentos cen-
trales de la terapia de Whitaker al entrar en contacto con la fa- El centro de gravedad del terapeuta como
milia. Para él (Whitaker, 1984), el humorismo era una suerte de central point para entrar y salir de la relación:
anestesia general para mitigar el dolor provocado por el aflora- la construcción de un supervisor interno
miento de las dificultades afrontadas en terapia; al mismo tiempo,
representaba una forma de hacer resaltar con nitidez aperturas El terapeuta debe tener, ante todo, la conciencia mental y física
inesperadas, atisbos de cambio que debían expandirse, así como de dónde se sitúa él mismo dentro de la experiencia terapéutica.
modo de reforzar la inmutabilidad de posiciones, roles, conductas. Debe poder moverse con libertad en todas las direcciones, sin per-
derse y con tranquilidad, en la medida en que tiene un sentido claro
El encuentro con la violencia en la sesión de su posición en el espacio terapéutico (el famoso central point del
aikidoka). Al moverse con tranquilidad crea un contexto tranqui-
De lo antes expuesto, surgen varios puntos de contacto entre lizador y propositivo en la sesión, el cual reduce la ansiedad y la
los principios del aikido, la terapia de Carl Whitaker y nuestro preocupación con la que suele presentarse la familia. Para com-
trabajo clínico con las familias. Intentemos describir, de modo sin- prender todo esto, puede ser útil que nos refiramos al concepto de
tético, los principios fundamentales de nuestra intervención con autorreflexividad, idea central de las teorías sistémicas; precisa-
adolescentes violentos, en particular en las muchas situaciones de mente la capacidad de reflexionar minuto a minuto sobre las accio-
violencia reactiva, tan frecuentes a esta edad. nes propias, sobre interacciones observables en la sesión y, sobre
todo, sobre las respuestas emocionales propias dadas a los temas
La violencia es energía negativa llevados por la familia es la que le permite al terapeuta mantener
que debe convertirse en energía positiva un diálogo interno consigo mismo en el momento en que construye
un diálogo con los distintos integrantes de la familia. No es muy
Ya hemos mencionado este concepto, que remite en gran medida diferente el concepto introducido por los constructivistas, que es-
a la filosofía del aikido. En realidad, el terapeuta puede tratar la tablece que el observador nunca es neutro, sino que él mismo se
violencia no como un síntoma que debe curarse, sino como un impul- vuelve parte del campo de observación, un poco como el fotógrafo
so dinámico que puede acogerse, reconocerse y canalizarse en una que entra con su mirada y con su curiosidad en el objeto que está
dirección positiva. La intervención del terapeuta deberá enfocarse fotografiando. En los últimos años, hemos hablado cada vez con
por lo tanto en cómo asociarse con la acción violenta sin bloquearla, mayor frecuencia de supervisores internos, entendiendo por ello la
redireccionando la energía ínsita en ella. Tal acción no se connota capacidad de un terapeuta experto de observarse en el momento
negativamente; antes bien, se considera, como hace el aikidoka, un mismo en el que actúa y de reflexionar, inmediatamente después,
«don de energía» que debe restituirse una vez transformada. sobre las interacciones emocionales que fueron activándose.

La acción violenta como ocasión de crecimiento en terapia Panta reí ( Heráclito), todo fluye: el concepto de resistencia está
sólo en la cabeza del terapeuta
Si la acción violenta de un adolescente lleva a una familia a
la terapia, esta conducta tiene ya implícitos valores positivos, en El concepto de resistencia no existe en nuestro vocabulario. Si
cuanto permite tomar conciencia de ella dentro de un contexto por resistencia se entiende una fuerza en contra, entonces el es-
protegido y neutral donde, si se le cambia el significado, puede fuerzo del terapeuta es el de tomar la fuerza y transformar el con-
pasar de ser amenaza familiar por la acción descontrolada de un tra en en-cuentro, un poco como sucede en la filosofía del aikido.
individuo para convertirse en ocasión de crecimiento y de unión En esta perspectiva, la resistencia deja de existir, porque el
para todos. terapeuta, en vez de oponerse o confrontar a la familia en su con-

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junto o con el adolescente que lo provoca, se asocia con la corrien- el mismo patrón de referencia que utilizamos con un adolescente
te de energía negativa de este último, sin recurrir a oposición o que adopta una conducta violenta en la familia frente a repetidos
coerción externa alguna. Al hacer esto, transforma la resistencia conflictos y hostilidades entre los padres, violencia que en este
potencial del otro en energía libre y aprovechable, canalizándola caso podemos definir como violencia reactiva. Estas dos situacio-
en direcciones más positivas y constructivas. nes son muy distintas entre sí, y en este capítulo sólo nos deten-
dremos en la segunda situación, en sus variadas expresiones, que
El humorismo, o el arte de moverse en el límite toman forma tanto dentro de la familia como en el contexto social.
entre el drama y la comedia de la vida Digamos de antemano que consideramos reactivas todas aquellas
formas de violencia que se expresan en conductas desviadas, bu-
El humorismo es un valor agregado al instrumental terapéu- llying y actos delictivos de jóvenes en edad evolutiva.
tico que permite jugar todo el tiempo en el límite entre lo cómico Este tipo de violencia tiene algunas características bien defi-
y lo trágico, entra la vida y la muerte, entre una realidad y su nidas, tiene un fuerte componente interpersonal y nace y se ali-
contrario, utilizando la ambivalencia, tan arraigada en el ser hu- menta en el contexto familiar y social del adolescente que la pone
mano, como guía para entrar en la trama familiar. El humorismo en acto.
y la ligereza siempre están presentes en nuestras sesiones, ya que En el capítulo anterior definimos la adolescencia como tiempo
permiten abrir rayos de vida y de esperanza, incluso en las situa- de la inseguridad y del miedo (Andreoli, 2006). Estamos hablando
ciones más trágicas y dramáticas. El respeto al otro, en particular de ese miedo que tiene que ver con la crisis de identidad debida
en situaciones de vulnerabilidad como la terapia, es fundamental, al crecimiento y a la desestabilización de los puntos de referencia
pero no si se mide con la vara de la seriedad y el estatismo del que antes eran funcionales para el joven, cuando aún era un niño.
terapeuta; por el contrario, se configura mejor en la medida en Entre los mecanismos de defensa ante el miedo, uno de los más co-
que este último asume el riesgo personal de estar con la familia munes y automáticos es precisamente el del ataque. Este último
a un nivel profundo y no a actuar como terapeuta. El verdadero puede estar dirigido a los otros, a través de acciones destructivas
instrumento de contacto con el complejo mundo emocional de una en la familia, o fuera de ésta (la escuela, la cancha, la calle), hasta
familia en dificultades no radica en la técnica, o en este o aquel llegar al fenómeno del bullying, un verdadero abuso para con los
modelo conceptual, sino que está en la persona misma del tera- más débiles. En otros casos, las acciones violentas pueden recaer
peuta que siente, piensa, responde y juega dentro del contexto sobre el propio joven a través de conductas autolesivas, mediante
terapéutico. En este sentido, la psicoterapia de la que estamos el uso de estupefacientes o alcohol, o mediante formas en aparien-
hablando se aleja mucho de la medicina y de la psiquiatría, dis- cia más inocuas, pero de igual modo destructivas, como el rechazo
ciplinas ligadas a códigos pragmáticos centrados en la eficacia de a comer, hasta los trastornos graves de la conducta alimentaria.
la intervención 'más que en el humanismo y en la estética de las La acción violenta no es sólo un acto, sino que también expresa
relaciones humanas. y comunica otras cosas a nivel implícito. En este sentido puede
considerarse como una provocación, con frecuencia dificil de des-
La violencia reactiva del adolescente cifrar, a veces desesperada y dramática, por la cual el adolescente
le transmite al mundo sus necesidades primarias de protección y
reconocimiento. El adolescente violento puede convertirse en el
Al igual que en las otras fases del ciclo vital, también durante brazo armado de la familia ante graves hostilidades conyugales o
la adolescencia la conducta violenta puede brotar de condiciones distorsiones intergeneracionales; en otros casos, su conducta re-
particulares de grave alteración de la mente. Es frecuente que la presenta un grito desesperado por ser reconocido por los padres,
violencia se presente en desórdenes psiquiátricos agudos, como la tanto biológicos como adoptivos. O incluso, sus actos de bullying y
psicosis, el alcoholismo, el síndrome maníaco-depresivo, la dro- sus conductas desviadas pueden hablarnos de un vacío de identi-
godependencia o la sociopatía. Si pensamos, por ejemplo, en una dad y de una carencia total de sostén familiar y social. La identi-
crisis violenta de un joven psicótico, desde luego no podemos usar dad del adolescente, en efecto, se construye dentro de los contex-

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con el plano generacional de pertenencia, el de los hijos, el de los
tos familiares y sociales de pertenencia, y asume formas y expre-
padres, el de los abuelos; y que en estos casos la violencia del ado-
siones bien diversas, según las eventuales distorsiones de roles,
lescente representa el brazo armado de los conflictos generaciona-
de géneros sexuales y generacionales presentes en su familia.
les negados o sin resolverse.
En todas aquellas relaciones familiares rígidas e imperturba-
La conducta violenta del adolescente en las bles, caracterizadas a veces por una fachada que debe preservarse
distorsiones intergeneracionales a toda costa, las posturas claramente despectivas por parte de los
hijos adolescentes pueden tener la función de fuertes reclamos o
pedidos de ser escuchados.
En otros trabajos (Andolfi y Angelo, 1987; Andolfi, 2003; An-
La inmadurez es una modalidad relacional que con facilidad
dolfi y otros, 2007) y también en el capítulo anterior, hemos des-
puede ser aprendida dentro de la familia, y, según afirma Bowen
crito las diferentes formas de funcionamiento familiar, partiendo
(1979), los procesos de inmadurez pueden transmitirse a través
precisamente del estudio de las redes intergeneracionales dentro
de las generaciones. Así, si dos personas tienen un escaso nivel
de las que cada individuo crece y se independiza. La dimensión
de diferenciación del sí mismo respecto de sus propias familias de
triangular de las relaciones intrafamiliares nos parece una uni-
origen, es posible que generen un hijo que a su vez reproponga los
dad de medida bastante articulada y satisfactoria para observar
mismos límites a su emancipación. Sin embargo, también es cier-
el desarrollo del adolescente, con certeza más completa que la
to que quien ha vivido una situación de inmadurez por parte de
díada que, de manera inevitable, elimina al tercero y, de hecho,
sus padres puede reaccionar del modo contrario y convertirse en
excluye al padre como elemento significativo en los procesos de
una persona en extremo madura, al punto de crecer muy de prisa
cuidado y de crianza de los hijos. Esta exclusión, debe precisarse,
y situarse como hijo parental.
no sólo se refiere al hombre en sus funciones protectoras para con
Antes hemos afirmado, con Bowlby (1984) y con De Leo (1989),
los hijos, sino también en su dimensión conyugal, pues sabemos
que la acción violenta suele transmitirse en forma inconsciente a
que la calidad de la relación de pareja condiciona en gran medida
través de las generaciones. A veces, esto no es fácil de reconocer,
(para bien y para mal) la relación padres-hijo. Este planteamien-
puesto que la violencia puede manifestarse de maneras diferen-
to nos lleva a pensar cuán limitantes y escasamente sistémicos
tes, en ocasiones muy refinadas y veladas, pero no por ello menos
son todos esos cursos y profundizaciones sobre la genitorialidad,
dañinas y dramáticas que las más visibles.
hoy cada vez más difundidos a nivel académico y en los servicios
públicos, como si se pudiera separar el ser padre del ser cónyuge,
y olvidar que estas funciones tienen extrema conexión e interde- Del hijo del milagro al hijo-monstruo
pendencia mutuas.
Hace décadas que repetimos, ya sea a través de publicacio- Nos gustaría apoyar los enunciados teóricos recién descritos
nes científicas o de seminarios de estudio y, por supuesto, apo- a través de la presentación de una situación clínica en la que la
yados en cuarenta años de experiencia clínica, que la calidad familia acude a la terapia debido a la violencia extrema de su hijo
de las relaciones actuales de pareja, así como la calidad de las de dieciocho años, Andrea, a quien sus padres describen como un
relaciones entre padres e hijos, guarda una fuerte relación con hijo-monstruo.
la calidad de las relaciones de cada cónyuge con su familia de A continuación, un fragmento de la descripción hecha por el
origen y con la dinámica de los procesos de pertenencia y sepa- padre con respecto a la violencia de Andrea:
ración respecto de las generaciones anteriores. Por tal motivo,
la conducta de un adolescente debe leerse dentro de estas diná- Con el paso de los años, casi de repente, hace ya cerca de dos años,
se manifestó el problema de Andrea; este último había tomado como
micas complejas, y la violencia de este último debe observarse y
modelo la violencia, la violencia bruta, absoluta, sin regla alguna, sin
tratarse en consecuencia. respeto ni hacia sí mismo ni hacia los demás, mucho menos hacia su
De este modo, podemos afirmar que las disfunciones familiares madre, su padre y su hermano mayor. En estos dos años mi familia
son sobre todo reconducibles a la confusión existente en relación

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ha vivido en un clima de terror y de miedo; innumerables han sido los
actitud que tendrá durante todo el encuentro): ¡Es que no en-
episodios de brutalidad hacia el que suscribe y hacia la madre, aso-
tendió la pregunta!
ciando con ello un alejamiento del mundo, de la vida, de los amigos;
la única panacea es la comida. Sí, sólo comer hasta llegar a un peso TERAPEUTA: ¿Seguro?
monstruoso: nada menos que 136 kilos. ¡Un monstruo! MADRE: Sí.
TERAPEUTA: Perdón, ¿no es tu cuerpo el que los trajo aquí a ellos
En la primera sesión participan Andolfi (el terapeuta), el pa- tres?
dre, la madre, Andrea y el hermano mayor, Giampiero. ANDREA: ¡No, vinimos todos juntos!
Los diálogos que siguen ilustran el sutil juego de la pro- MADRE: No, ¡no es eso! Todavía no ha entendido, está buscando las
vocación que se instaura de inmediato entre el terapeuta y palabras correctas para...
el joven. Este último escruta al terapeuta para saber de qué TERAPEUTA: ¡Creo que lo único que no dice en los documentos clíni-
madera está hecho y, sobre todo, si puede arreglárselas para cos es que tú, en modo alguno, seas poco inteligente!
tratarlo sin miedo. El terapeuta, con sus preguntas absurdas ANDREA: ¡No! ¡El poco inteligente eres tú! (La madre le toca el bra-
lo provoca, dando lugar a una especie de ballet para ganarse zo como para calmarlo.)
el papel de guía en la sesión. El joven «baila con él» y lo sigue. TERAPEUTA: No me parece que seas poco inteligente, le estoy di-
Referimos el texto original donde el joven habla en la jerga ciendo a tu mamá que creo que sí entendiste la pregunta.
romana y el terapeuta lo imita. MADRE (acariciándole la espalda al hijo): No dice eso.
TERAPEUTA: No creo que sea un problema de inteligencia.
ANDREA: ¡Vinimos todos juntos!
¿Por qué me has traído a esta familia hoy?
TERAPEUTA: ¿Pero quién trajo a toda la familia?
ANDREA (señalando al padre): ¡Él la trajo!
TERAPEUTA: Y bien, ¿por qué me has traído a esta familia hoy?
TERAPEUTA: ¡Eso es en el papel, en teoría! ¡Pero en la práctica fuis-
ANDREA: ¡Bah!
te tú quien la trajo!
MADRE: ¡ Deja de decir siempre lo mismo!
ANDREA: ¡Bueh, sí, la traje yo!
ANDREA: ¡Qué sé yo, ellos me trajeron a mí!
TERAPEUTA: Y ya que la trajiste, ¿qué quieres que haga yo?
MADRE: Entonces, ¡díselo!
ANDREA: ¡Yo qué sé, deberías saberlo tú!
TERAPEUTA: ¿Pero no es tu cuerpo el que los ha traído aquí?
TERAPEUTA: Bueh, sí, yo debería saber, pero como conozco tan poco
ANDREA: ¡Sí, he venido, sí!
a tu familia, ¡bien podrías ayudarme a entender!
TERAPEUTA: Pero te digo, ¿no es por tu cuerpo que ellos han venido?
ANDREA: ¿Qué cuerpo?
Apocalypse Now
TERAPEUTA: ¡El tuyo! Tú padre está hablando de tu cuerpo. Están
preocupados por tu cuerpo.
ANDREA: ¡No están preocupados por mi cuerpo! TERAPEUTA: ¿Viniste por tu cuenta o te trajeron por la fuerza?
TERAPEUTA: ¿Y yo cómo lo sé, si es la primera vez que te veo? ANDREA: ¡Por la fuerza me trajeron!
ANDREA: ¡Pero lo sé yo! TERAPEUTA: ¡Ah, ahora entiendo! (El terapeuta tiene una pelotita
TERAPEUTA: ¿Entonces qué quieres que haga con ellos? de goma entre las manos. Se la lanza al joven, quien de inme-
ANDREA: ¡Bah! diato le devuelve el tiro, luego se la lanza al hermano, quien a
PADRE: ¡No pienses en la cámara, no pienses en nada! Eso no sirve su vez también se la devuelve.) ¡Algún problema había!
para nada, no es un problema. Ya te expliqué que si no vamos ANDREA: ¿Y qué tenemos que hacer? ¿Jugar un partido? (Todos
a estar aquí días enteros... Claramente, el profesor Andolfi... sonríen.)
ANDREA: ¡Papá, no llego a entender! TERAPEUTA: ¿Qué podemos hacer, por qué te trajeron por la fuerza?
MADRE (con afán protector como si se tratara de un niño pequeño, ¿Pensaban que no vendrías por ti mismo?
ANDREA: ¡Por supuesto que no iba a venir!

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TERAPEUTA (vuelve a lanzarle la pelota, que el muchacho le devuel- y jugando con videojuegos violentos, aunque el hermano duerma
ve de inmediato con otro tiro): ¿Por qué? en la misma habitación. Colecciona armas, pero sobre todo encar-
ANDREA: ¡Bah! na la figura del justiciero, aquel que elimina a todos los malos del
TERAPEUTA: ¿Tan grande como eres y te haces traer por la fuerza? mundo.
ANDREA: Yo vengo...
TERAPEUTA: ¿Quién fue el que más te empujó? ¿Cuándo decidiste convertirte en un gigante?
ANDREA: ¡Todos!
TERAPEUTA (señalando al hermano): ¿También él? El terapeuta, después de romper el hielo y de haber ganado
ANDREA: También él... no, ¡él no! ¡A él también lo trajeron! el central point, comienza a ampliar el síntoma, para develar sus
TERAPEUTA: ¿A ti también te trajeron? funciones relacionales. Se trata de un síntoma complejo: la con-
GIAMPIERO: Sí, pero porque yo trabajo, entonces... ducta violenta se acompaña de una notable obesidad, que por lo
TERAPEUTA: ¿Estabas trabajando? demás había sido mal diagnosticada en un hospital de Roma y con-
GIAMPIERO: Sí. fundida con una enfermedad endocrina, el síndrome de Fróhlich.
TERAPEUTA: Mientras tú estabas en casa viendo pelis de guerra...
ANDREA: No, ¡yo estaba durmiendo! TERAPEUTA (se dirige a la madre): ¿Cuándo decidió convertirse en
TERAPEUTA: ¿Una peli japonesa? un gigante, a qué edad?
ANDREA: No veo pelis japonesas. MADRE: Le tenía preparadas las fotos, para que usted las vea.
PADRE: Norteamericanas. TERAPEUTA: ¿A qué edad?
ANDREA: ¿Qué? MADRE: A los quince años.
TERAPEUTA: ¿Norteamericanas, de vaqueros? TERAPEUTA: ¿Entonces a los catorce todavía era un muchacho nor-
ANDREA: ¡ No, de asesinatos! mal?
TERAPEUTA: Hay películas de Sergio Leone donde asesinan gente. MADRE: Sí, siempre más alto que la media, pero normal en gene-
ANDREA: ¡Ésas no me gustan! ral...
TERAPEUTA: En las de Dario Argento hay sangre por todas partes y PADRE: No le gusta nada ver esas fotos.
todas las cosas que ruedan y caen... TERAPEUTA: ¿Cuáles?
ANDREA: ¡No me gustan! Me gustan las de justicieros, que matan PADRE: Cuando en medio de una charla sacamos esas fotos para
a todos... que vea lo apuesto y diferente que era, no quiere ni verlas, es
TERAPEUTA: ¡Ah, del tipo de Apocalypse Now! más, ¡una la rompió!
ANDREA: ¡La tengo en casa! MADRE: Sí, la de la comunión la rompió.
TERAPEUTA (dirigiéndose a Andrea): ¿Cómo eras?
La provocación continúa, mientras el terapeuta agrega un ANDREA: ¿Que cómo era? Un niño, ¿cómo eras tú de niño?
comportamiento no verbal del todo inesperado para el joven, con TERAPEUTA: Muy flaco, y tenía una de esas túnicas que se usaron
la precisa intención de construir una alianza terapéutica con en un tiempo para la comunión...
Andrea. Es el juego con la pelota, en el cual, un poco después, ANDREA: Pero yo no sé cómo era la ropa de antes.
también se involucra el hermano mayor. De este modo, llega a TERAPEUTA: Bueno, eran unos vestiditos blancos con...
materializarse una experiencia más bien improbable entre los dos ANDREA: ¡¿Y yo qué sé qué llevaba puesto?!
hermanos, la de jugar juntos. El joven sigue al terapeuta en sus MADRE: Llevabas pantalones oscuros.
provocaciones, quien se enternece cuando sonríe. Tiene un cuerpo ANDREA: ¡Llevaba una chaqueta, un par de pantalones y una cami-
enorme, pero luego asume esas actitudes de cachorro enojado, pa- sa, como todo el mundo!
rece que aúlla, si bien su violencia se muestra como una violencia TERAPEUTA: ¡Y la camiseta!
superestructural. Sin embargo, no hay duda de que se nutre de ANDREA: ¡Creo que sí!
violencia. Pasa la noche mirando filmes sangrientos, de masacres,

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TERAPEUTA: Todos llevaban camiseta. Las preocupaciones de papá
ANDREA: ¡Creo que sí!
TERAPEUTA: ¿La tiraste porque era de la comunión o porque no te PADRE: Yo personalmente no tengo miedo físico de él. Sólo... (El te-
gustaba como lucías? rapeuta le lanza la pelota a Andrea sin mirarlo, se la intercam-
ANDREA: ¿Qué? bian varias veces; el joven está distraído.) Tengo mucha expecta-
TERAPEUTA: Digo que si tiraste la foto porque era de la comunión o tiva con respecto a esta terapia, pero no sé si este discurso, si lo
porque estabas pequeño y no querías parecer pequeño? que yo pienso es... la última posibilidad. Hemos intentado todo.
ANDREA (sonriendo): Sí... no quería verme pequeño. TERAPEUTA: ¡Esto es muy dramático! ¿Qué es lo que le preocupa,
TERAPEUTA: ¿Entonces te gusta ser el gigante malo de la casa? qué puede suceder?
ANDREA: ¡Sí que me gusta! PADRE: De su futuro, él claramente...
(El terapeuta y Andrea se lanzan otra vez la pelota, que va a parar
¿ Quién te teme más? al fondo de la habitación, y la madre le dice al muchacho que
vaya a buscarla.)
TERAPEUTA (continúa mirando sólo al padre): Señora, quédese
Le ha llegado el turno al síntoma de la violencia. El terapeuta
tranquila, estamos jugando nosotros dos. (Andrea se ríe.)
entra de manera profunda y directa, con sus provocaciones, en el
ANDREA: ¡ Uno a uno!
tema del miedo como efecto relacional de la conducta violenta del
(El terapeuta va a recuperar la pelota, mientras el padre sigue
muchacho.
hablando, y se la lanza a Giampiero.)
PADRE: Piensa que el padre puede vivir por siempre. Yo, claramen-
TERAPEUTA (señalando a los otros y dirigido al muchacho): ¿Puedes
te, pienso en el día de mañana y en qué debo hacer...
decirme quién te teme más?
TERAPEUTA: ¿Su preocupación es que él no va a encontrar trabajo,
ANDREA: ¿Qué sé yo? Ninguno me tiene miedo.
mujer, que no tendrá hijos? ¿Cuál es?
TERAPEUTA: Pero si hacen algo que no te va, ¿le estampas una ca-
PADRE: Este discurso que yo, a menudo y con gran deseo, he trata-
chetada a alguno?
do de llevar adelante es por qué un chico...
ANDREA (irritado): ¡ Que no, no les haría eso!
(El terapeuta vuelve a darle la pelota a Andrea, quien juega cm,
TERAPEUTA: ¿Por qué? ¡Bien podrías hacerlo!
ella en una mano, le da un cabezazo, mientras la madre y el
ANDREA (alterándose): ¡ No! ¡También tú podrías pegarle una ca-
hermano lo miran estupefactos.)
chetada a tu padre!
PADRE: Un chico que estaba siempre en el centro de atención, que
MADRE (lo frena tocándole el brazo): ¡Eh!
era referente para todos sus amigos, tenía tantos intereses, de
TERAPEUTA: ¡Pero es que no soy tan fuerte como tú!
repente se volvió abúlico, apático, ya no le interesa la escuela,
ANDREA: ¿Y qué tiene que ver? Yo no les pego.
TERAPEUTA: Ya entendí que no les pegas, pero puede ser que así y ya no le interesa nada, ahora sólo le interesan las armas, ¡ha-
bla siempre de las malditas armas! ¡COP 45, Beretta 45 S, se
todo tengan miedo de ti.
está convirtiendo en una enciclopedia de armas!
MADRE: ¡Di la verdad!
ANDREA: ¡Bah, qué tiene que ver! ¿Porque soy así tengo que ir dan-
do cachetadas? El miedo del hermano y las amenazas de Andrea
TERAPEUTA: No, estoy diciendo que podrían tener miedo. (Dirigién-
dose a los otros tres): ¿Alguno de ustedes tiene miedo? (El terapeuta hace sentarse a los hermanos uno cerca del otro.)
ANDREA (mirando al resto de la familia): ¡ No, no es cierto! TERAPEUTA (dirigiéndose a Giampiero): Me estabas hablando de tu
miedo, ¿tienes miedo de tu hermano Andrea?
GIAMPIERO: Sí, todas las noches cuando vuelvo a casa, antes de
dormirme.

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TERAPEUTA: ¿Hace cuántos años? un entendimiento entre ellos: desde la primera sesión queda claro
GIAMPIERO: Desde que comenzó a ponerse así de enorme, ¡todos que Giampiero, bajito, poco agraciado e inseguro, ha sido menos
tienen miedo! considerado en la familia que Andrea, a quien se dirigían todas
TERAPEUTA (señalando a los padres): ¿Entonces ellos están siempre las expectativas. A lo largo de la sesión llegará a saberse que hubo
preocupados? entre los dos otro hermanito, muerto pocos días después de nacer.
ANDREA: ¡No, ellos no! Están preocupados por el pescuezo de los Esa muerte tuvo un gran peso en los equilibrios afectivos de la fa-
otros, ¡son los otros los que pueden morir! milia, y, muchas sesiones después, se sabrá también que todavía
TERAPEUTA: ¿Entonces a ellos les preocupa que puedas atacar a la madre visita con regularidad la tumba del hijo, luego de tantos
otras personas? años. De modo que Andrea, nacido bello y sano, ¡se convirtió para
ANDREA: ¡Claro, pero no es que yo me despierto y salgo a atacar a sus padres en el hijo del milagro!
la gente así nomás! El papá muestra una visible preocupación por esta situación,
TERAPEUTA: ¿.,Y CÓMO es? aunque se siente un fuerte vínculo con Andrea; mientras que la
ANDREA: Tiene que haber un motivo. madre, para nada preocupada, al menos físicamente, por el hijo
TERAPEUTA: ¿Me dirías a cuántos les has arrancado el cuello? gigante, lo vigila y controla, como a un cachorrito. Una frase sor-
ANDREA: A ninguno, ¡si no, estaría preso! prende al terapeuta, cuando la madre afirma, al final del encuen-
TERAPEUTA: Entonces, ¿por qué se preocupan? tro, que su suegra y Andrea son «iguales en cuanto a la violencia».
ANDREA: Es que uno puede hacerle mal a alguien, puede exagerar
cuando pelea. ¿ Nadie ayudó a papá a crecer?
TERAPEUTA: ¡Ah! Entonces se quedan tranquilos cuando estás en
casa, porque en casa no le arrancarás el cuello a nadie.
Veamos ahora cómo esta energía, una vez acogida y contenida
ANDREA: Bueh, pero la única manera de derrotar a alguien no es
por el terapeuta, puede adquirir un significado diferente, y no se-
torciéndole el cuello. guir siendo negativa y aislada, sino que se conecta de modo cons-
TERAPEUTA: Sí, ¡puedes reventarle los hígados a alguien de una tructivo con la historia de la familia
patada!
ANDREA: Bueno, puedo arrancarle los hígados. O te agarro del cue- TERAPEUTA (dirigiéndose a Andrea): ¿Piensas que tu papá tuvo in 1:i
llo y ¡te lo tuerzo en dos segundos así! (Hace el gesto de destro- familia que lo ayudó a crecer?
zar a alguien.) ANDREA: NO.
TERAPEUTA: ¡Ah! TERAPEUTA: ¿Qué pasó?
ANDREA: ¡Ah! O si no, puedo romperte la nariz, o un brazo; pero ANDREA: ¡Qué sé yo! Estaba en ese lugar... en el internado.
matar me parece demasiado exagerado. TERAPEUTA: ¿Tú nunca estuviste?
ANDREA: ¿Y tú, estuviste?
El terapeuta sigue con el mismo tema, es decir, amplía el sín- TERAPEUTA: Yo no.
toma; pregunta quién puede tener miedo, dentro, fuera, el mu- ANDREA: ¿Entonces, por qué tendría que haber estado yo?
chacho usa imágenes más bien fuertes no tanto para amenazar TERAPEUTA: ¿Y él por qué fue?
directamente como para decir: «Si subes la apuesta, yo la subo ANDREA: Porque lo mandaron.
más». Sin embargo, Andrea siente que el terapeuta no se asus- TERAPEUTA: Entonces a ti no te mandaron. ¿Por qué a él sí?
ta. ¿Cómo va a seguir desempeñando su función de «terrorista»? ANDREA: Porque había muerto su padre.
Deberá amenazar más, subiendo la parada. ¡Arranca cuellos, los TERAPEUTA: ¿Y la madre no podía tenerlo con ella?
tuerce y otros horrores! La energía destructiva se siente en la ha- ANDREA: ¿Y yo qué Sé?
bitación, puede palparse. TERAPEUTA: Entonces, en vez de tener un padre, tuvo el internado.
Giampiero tiene cuatro años más y parece vivir con un «mar- ¿Qué internado?
ciano» a su lado; se siente que no hay y que tampoco había antes

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ANDREA: No sé, está lejos de aquí. ANDREA: ¡No le tengo miedo a la muerte!
TERAPEUTA: ¿Dónde? TERAPEUTA: A las enfermedades...
ANDREA: Cerca de Perugia. ANDREA: ¡No le tengo miedo a enfermarme!
TERAPEUTA: ¿Estuviste allí? TERAPEUTA: A ser abandonado.
ANDREA: Sí, estuve una vez, de paso. ANDREA (hablándole al mismo tiempo): ¡ No tengo miedo!
TERAPEUTA: ¿Parece una cárcel o un hotel? TERAPEUTA: ¡Existen tantos miedos!
ANDREA: No me acuerdo, era un palacio... ANDREA: ¡No le tengo miedo a la muerte!
TERAPEUTA: ¿Pero un palacio tipo cárcel o...? TERAPEUTA: ¿Y a qué le tienes miedo?
ANDREA: No, era un palacio normal... sí, debe estar cerrado. ANDREA: ¡A nada!
TERAPEUTA: ¿Cuántos años estuvo allí tu papá? TERAPEUTA: ¿Nunca le temiste a la oscuridad?
ANDREA: ¡Qué Sé yo! Unos diez. ANDREA: No.
TERAPEUTA: ¡Diez años! TERAPEUTA: ¿Nunca temiste, alguna vez, que tus padres te dejaran
ANDREA: Diez, once... y no supieras quién podría ayudarte?
TERAPEUTA: ¿Muchos, no? ¡Once años enteros en el internado! ¿Y ANDREA: No, ¿pero por qué pensar en estas cosas?
por qué, no tenían dinero para que estuviera en casa? TERAPEUTA: ¿Nunca, ningún miedo?
ANDREA: ¡ No lo sé, él estaba allí! ¡No sé nada de eso, yo no estaba! MADRE: No, de chico no.
TERAPEUTA (sonriendo): Eres gracioso, pero en realidad, creo que TERAPEUTA (dirigiéndose a Giampiero): ¿Y tú has tenido miedos de
sabes muchas cosas. ¿Tu abuela quería a tu papá? chico?
ANDREA: No, si lo dejó allí, ¡no! GIAMPIERO: Hasta hoy tengo miedo de quedarme solo en casa. Si
TERAPEUTA: ¿Iba a visitarlo a menudo? estoy solo en casa de noche, enciendo todas las luces.
ANDREA: No. TERAPEUTA (levantando la voz): ¡ De modo que has tomado para ti
TERAPEUTA: Entonces no lo quería mucho. todos los miedos de la casa y él, todas las fuerzas!
ANDREA: Sí.
TERAPEUTA: ¡¿Entonces su infancia fue muy dificil?! El proyecto de la terapia
ANDREA: Pues, sí.
TERAPEUTA: ¿No tuvo un padre que lo protegiera del miedo? En esta sesión también se habló de la muerte del abuelo ma-
ANDREA: No, había muerto. terno, quien era una presencia importante en la familia, pero esta
TERAPEUTA: Ni una madre que lo cuidara de chico, tampoco estaba pérdida no parece haber dejado huellas en la madre; la muerte del
la madre. hijo nacido antes que Andrea es lo único que la activa emocional-
ANDREA: No. mente: busca en su cartera la foto de ese hijo que tanto le gustaba,
TERAPEUTA: Ni una hermana... tan bello, que murió enseguida después del nacimiento. Andrea es
ANDREA: No es que no tuviera, ¡era más chica que él y, además, el hijo del milagro, el que debía llenar un profundo vacío pero que
estúpida! (Los padres y el hermano ríen.) no llegó a conseguirlo, y su rabia y su violencia de hoy parecen
TERAPEUTA: O sea, que prácticamente creció sin nadie que pudiera un grito desesperado de un adolescente fuertemente genitoriali-
ayudarlo a sentirse seguro. ¿Pudo él hacer que te sintieras se- zado desde su nacimiento. Todas las expectativas se centraban en
guro mientras crecías? él como compensación y el chico respondió bien hasta los catorce
ANDREA: No lo sé. ¡tilos, pero ahora, dos años más tarde, he aquí los resultados: un
TERAPEUTA: Bueno, eso sí que lo sabes. ij o-monstruo.
ANDREA: ¿Seguro de qué? El papá es más dispuesto y comprensivo, pero parte de una po-
TERAPEUTA: De los miedos que podrías sentir en tu interior. sición de extrema cautela, su función es la de complacer siempre
ANDREA: ¿Miedo a qué? y se niega como persona con sus propias necesidades y sus compe-
TERAPEUTA: A todo, miedo a la oscuridad, a la muerte...

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tencias genitori ales. Todo gira en torno al hijo gigante, que cuanto La historia adoptiva remite a la historia de los orígenes del hijo,
más aúlla menos contención encuentra. a sus experiencias precoces de estadía en instituciones, a las expe-
La historia de Andrea es la de una familia con graves distorsio- riencias de imposibilidad de concebir de la pareja que ha decidido
nes intergeneracionales. Sus padres, Paola y Gianni, se casaron adoptar, al encuentro de los padres con el hijo adoptivo, pero remite
muy jóvenes, cuando Paola estaba embarazada de Giampiero, en también a esa interconexión entre lo privado y lo público donde se
contra de la madre de Gianni, quien nunca le perdonó a Paola que produce el desenlace del procedimiento de adopción y que tiene como
se llevara a su hijo; es muy cierto que la relación entre suegra protagonistas a diferentes actores sociales: los servicios sociales, el
y nuera se desarrolló entre tensiones continuas, reconciliaciones tribunal, los entes para la adopción internacional, etcétera. En la
más o menos veladas hasta la ruptura definitiva ocurrida hace clínica, la reconstrucción de estas fases de la historia de la familia
cerca de dos años (¿es una mera coincidencia con el inicio de los adoptiva representa un momento importante, que con frecuencia se
trastornos de Andrea, descrito por la madre como violento igual define por una división en el interior del proceso terapéutico.
Se trata de experiencias dolorosas y complejas, tanto para el
que su suegra?).
Entonces, ¿qué dirección deberá tomar la terapia y cómo utili- hijo en espera de adopción como para la pareja que ha decidido
zar la violencia de Andrea como guía para entrar en las relaciones adoptar, experiencias que en general se sufren a lo largo de varios
violentas de la familia? ¿Cómo devolverle la confianza y la estima años y que, como por encanto, cuando nace la familia adoptiva,
a un padre huérfano, que ha vivido el internado como único guía con frecuencia se cubren con el velo de la represión-negación. Es
para su propio crecimiento personal, con una madre tan posesiva como si, en el momento del encuentro entre los padres y el hijo
corno ausente en el plano afectivo? ¿Cómo ayudar a Paola a cerrar adoptivo, operara un pensamiento mágico y taumatúrgico que
la tumba del hijo amado y a rehacer una relación más directa y congela todo lo que había antes. Algunos autores han bautizado
auténtica con sus dos hijos, liberando a Andrea de la dura res- esta fase del ciclo de vida de la familia adoptiva con el nombre de
ponsabilidad de llenar un vacío afectivo insalvable? Si todo esto «luna de miel», enfatizando en sus aspectos de idealización y a
veces de mistificación.
se hace posible con ayuda de la terapia, entonces la violencia ex-
trema de este adolescente desaparecerá, pero más sentido y más La adolescencia adoptiva a menudo le hace lugar a lo sumergi-
valor habrá tenido aún para buscar junto a los familiares otros do. El adolescente, quien urde la trama de su identidad tratando
con el adentro de sus relaciones familiares y con el afuera de sus
trayectos de vida.
Quien esté interesado en conocer más sobre ellos, puede consul- relaciones con los pares y otras relaciones significativas, también
deberá hacer cuentas con la historia de sus orígenes, o, en otras
tar el volumen La terapia narrata dalla famiglia (Andolfi, Angelo y
D'Atena, 2001), donde, además del proceso terapéutico, se detallan palabras, con lo que recuerda o le ha sido contado desde su naci-
varios seguimientos a distancia desde el final de la terapia. miento hasta el encuentro con sus padres adoptivos.
Para la clínica, la rabia y las manifestaciones agresivas del
adolescente adoptivo con frecuencia no son más que pedidos exas-
La conducta violenta del adolescente en las familias perados de reconstrucción e integración de experiencias pasadas,
adoptivas vividas de manera fragmentada también desde el punto de vista
emocional. Se materializa la necesidad de hacer cuadrar las cuen-
El adolescente adoptivo se involucra, al igual que sus pares tas, que por lo general al adolescente adoptivo no le dan.
no adoptivos, en el complejo proceso de construcción de su identi- Más allá del conocimiento de los hechos relacionados con sus
dad y en el duro trabajo de redefinición de sus pertenencias. Sin propios orígenes, lo que parece tener más importancia para estos
chicos es la existencia de un espacio emotivo, dentro de la tra-
embargo, es frecuente que los padres pidan ayuda especializada
ma relacional de la familia, reservado a acoger las variadas ex-
por las conductas agresivas del hijo adoptivo. Es como decir que,
periencias relacionadas con la historia adoptiva a las que hemos
con la llegada de la adolescencia, todos los aspectos críticos espe-
hecho referencia antes. ¿En qué medida es pensable para todos
cialmente relacionados con los procesos adoptivos ya no pueden
los miembros de la familia adoptiva la experiencia de abandono
permanecer ocultos.

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de los hijos? ¿Cuánto se ha podido en el pasado y cuánto se puede Gabriele se presenta en la primera sesión con la postura fresca
ahora acoger su dolor sin incurrir en la misión salvífica que a me- y arrogante del bully [o abusador]. Adoptado a la edad de cuatro
nudo equivale a decir: «Yo, el progenitor, borraré todas las huellas años en Brasil junto a su hermana melliza Rossella, por una pare-
de tu dolor y si no lo logro habré fracasado»? ¿Cuánto puede com- ja de una ciudad del centro de Italia, hoy tiene diecisiete años y ha
partirse en el interior de la pareja el sentimiento de pérdida liga- sido remitido, junto con su familia, por el servicio social territorial
do a no haber tenido hijos biológicos y que suele asociarse con la al que se habían dirigido los propios padres de Gabriele.
rabia? Por último, ¿cuán posible es que este último aspecto entre Los padres les piden ayuda a los asistentes sociales por la con-
en el patrimonio emocional de la familia, facilitando una redistri- ducta agresiva del hijo, sobre todo en la casa y en particular hacia
bución de las cargas emotivas? En efecto, muchas veces la rabia la madre. En los últimos dos años, Gabriele parece haber dejado
de un hijo le da voz a la rabia callada de un padre o una madre. de respetar las reglas familiares, desconociendo, incluso con ata-
La rabia en sí, como es bien sabido, no es una emoción necesa- ques verbales, no sólo las funciones genitori ales de su padre y
riamente negativa. A menudo la rabia manifestada por el adoles- su madre, sino su propia identidad como tales. Aquí el ataque al
cente, en varias formas no destructivas, puede ser una emoción vínculo asume un dramatismo ulterior, puesto que también los
que separa, o sea, que puede definir la diferenciación del adoles- padres adoptivos desconocen al hijo, poniendo en práctica conduc-
cente con respecto a sus padres. tas expulsivas con respecto a Gabriele.
En la clínica con las familias que tienen hijos adoptivos ado- De hecho, Gabriele «está fuera»: fuera de casa, fuera de la es-
lescentes, muchas veces asistimos a expresiones de rabia del hijo cuela, fuera de relaciones importantes, fuera de sí. Un cortocircuito
hacia uno o ambos padres, que evocan una rabia antigua y hablan emocional y relacional en el que se reactualiza el tema de la pérdida
de un dolor callado por el abandono que han sufrido. No siempre y del abandono que aquí pasa también a través de la descalificación
se trata de un proceso consciente. Más aún, a veces la rabia se del otro: «¡Tú no eres mi padre!», «¡tú no eres mi hijo!»,«¡no sabes
mezcla con sentimientos de culpa de los padres, que sienten que ser padre!»,«¡n o sabes ser hijo!». De este modo interactúan padre
han desilusionado al hijo o lo han dañado más, y se mezcla con e hijo en lo cotidiano y en las sesiones de terapia. No parece ha-
los miedos de este último a desilusionar a su vez a los padres o ber un lugar donde acoger el dolor y el sentimiento depresivo que,
a «destruirlos», hasta volver a evocar fantasías de pérdida y de inevitablemente, acompaña el recuerdo de la experiencia precoz di ,
abandono relacionadas incluso con los padres adoptivos. abandono y el paso por instituciones. Sólo parece haber lugar poro
Las situaciones más complejas parecen ser aquellas en las que traducir ese dolor en acciones agresivas, reivindicaciones furiosas y
la rabia actúa en relación con los padres, pero también en ambien- ataques al sí mismo. Las únicas referencias al pasado, a la historia
tes extrafamiliares, se configura como un ataque al vínculo, a la de sus orígenes, son evocadas por Gabriele a tri ► ves del recuerdo del
«pensabilidad» misma para un adolescente de colocarse dentro de padre natural, dando una imagen de él tau vaga como mitificada.
una relación. Tal vez eso puede explicarse por las experiencias re- Gabriele habla de su padre natural sólo en contraposición ron
lacionales tempranas traumáticas y de abandono. En estos casos, el padre adoptivo, construyendo una competencia virtual, en cuyo
podríamos hablar, tomándolos prestados de los estudios sobre los interior este último corre con la «ventaja» de haber vivido sus
estilos del apego, de modelos relacionales aprendidos en las pri- sentimientos de frustración, de desilusión y de impotencia, y de
meras fases de la vida de estos adolescentes adoptivos, donde lo dirigirle al hijo la fatídica frase: «¡Entonces vuélvanse a Brasil!».
que resulta involucrado es la idea misma del vínculo. Lo que hace Gabriele es también un dramático intento de buscar
una pertenencia y de vivirla incluso a través de su piel negra, tan
Gabriele, el adolescente bully diferente de la de sus padres adoptivos y la mayoría de las per-
sonas que viven en el país que lo ha adoptado. Es difícil para él
verse reflejado en un padre que hoy, ya adolescente, percibe como
La historia de Gabriele y su familia es una historia extrema
distinto, diferente de sí.
y como tal pone en escena, de manera dramática, algunos de los
El tema del reflejarse es central en la adolescencia adoptiva,
ternas afrontados.
sobre todo en procesos internacionales, donde las diferencias físi-

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cas y culturales entre padres e hijos adoptivos son más evidentes. experiencias emocionales que convergen en la historia adoptiva,
Si partimos de la idea de que el reflejarse de los hijos en los padres al punto de pensar en una hipótesis que configure este aspecto
es la experiencia emocional y relacional que de forma más directa como un factor predictivo de riesgo o de protección respecto de la
otorga el sentido de pertenencia a través del reconocimiento de las evolución de toda la familia. Va de suyo que desempeñan un papel
semejanzas, ya sean somáticas o de otro tipo, podemos entender relevante todos aquellos que, en calidad de operadores sociales e
bien que en las familias adoptivas este tipo de experiencia es más institucionales, contribuyen a escribir las páginas iniciales de la
complejo. Ésta se convierte en un problema si, como hemos dicho, historia de cada familia adoptiva.
en el momento del encuentro entre padres e hijos adoptivos, o sea,
cuando se sientan las bases para la construcción de la pertenen- La conducta violenta de un hijo adolescente en las
cia, una fracción de la historia —que es la de los orígenes del hijo
crisis y separaciones hostiles de la pareja
adoptivo y que tiene que ver también con su eventualidad cultural
y somática— es mistificada, negada o no acogida. Colocada en «otro
lugar». Y es a ese otro lugar adonde el adolescente adoptivo regre- Como se ha afirmado antes, nunca sucede que un hijo deje de
sa para comprender, reconocerse, reconectarse. Ésta no suele ser darse cuenta de una crisis real en la relación entre sus padres,
una operación indolora. aunque la reacción a dicho suceso pueda adoptar formas variadas.
Si desde el inicio los padres han dejado una puerta abierta Cuando en tales situaciones se manifiesta una acción violenta por
a la especificidad del hijo adoptivo, ese otro lugar será un lugar parte del adolescente, ésta puede tener diferentes significados,
donde reencontrarse para otra etapa del recorrido evolutivo, de que a continuación ilustraremos.
otro modo entrarían en juego miedos y amenazas, sobre todo en el
interior de las lealtades familiares. En ese sentido también es em- Corno desviación del conflicto de pareja
blemática la postura de Rossella, la hermana melliza de Gabriele.
Ayudada por un color de piel mucho más claro que el de su Cuando la tensión conyugal aumenta, tanto el niño como el
hermano, por una grave enfermedad crónica que le hace necesitar adolescente tienden a centralizarse de manera activa, de modo
el cuidado constante de su madre, enfermera profesional con una tal de desplazar la tensión hacia sí mismos: el primero lo hace
larga y trágica historia de asistencia en relación con su propia con conductas regresivas o recurriendo a defensas psicosom áti-
madre y de dos hermanas, una, esquizofrénica, y la otra, discapa- cas, mientras que el adolescente fuerza la hostilidad de la pareja,
citada, Rossella resulta estar en perfecta armonía con sus padres, recurriendo a conductas autodestructivas o heterodestructivas.
aunque sea en el ámbito de una relación afectiva pobre y depen- La historia de Federica, relatada más adelante, en el cuarto
diente, que no parece facilitar en nada su diferenciación siquiera capítulo, es un ejemplo perfecto de una situación de este tipo: a
al nivel del pensamiento. En efecto, Rossella resulta inmadura, una conducta excesivamente rebelde, Federica asocia conductas
también desde el punto de vista cognitivo. Lamentablemente, en autolesivas.
este caso la relación entre los hermanos y una deseable complici-
dad entre ellos se han visto superadas por las necesidades diver- Como encubrimiento del desprecio de la pareja
gentes de cada uno y por los juegos familiares que no favorecen
el encuentro y la integración de diferentes aspectos emocionales:
Cuando el silencio o el desprecio entre los miembros de la pare-
Gabriele se mueve dentro de la contraposición, y Rossella, dentro
ja conyugal se convierte en la modalidad comunicativa privilegia-
de la complacencia con respecto a las lealtades familiares, meca-
da, es posible que el adolescente desplace su centro de gravedad
nismos muy presentes en la clínica con las familias adoptivas.
hacia fuera de la familia, recurriendo al apoyo del grupo de pa-
Lo que la experiencia clínica, de la cual la historia de Gabriele
res. No es raro observar estados depresivos en el adolescente con
es un ejemplo significativo, hace surgir como variable importante
consumo de sustancias, de modo que a falta de dependencias sa-
es la posibilidad de que, desde las primeras etapas del nacimiento
nas en la familia, se instauran otras dependencias, como veremos
de la familia adoptiva, exista una recepción plena de las variadas

92 93
mejor en el siguiente capítulo. Si luego el hijo sufre una fuerte Ésta constituye la distorsión más dañina en los procesos de
triangulación por los padres, muchas veces a nivel implícito, éste crecimiento de un chico, que se verá obligado a alinearse no sólo
se convertirá también en este caso en el brazo armado de las dis- contra su madre o su padre, sino también contra uno o más her-
torsiones relacionales de estos últimos. manos. La violencia afectiva en la construcción de relaciones dis-
torsionadas en estos casos está tan presente que es muy probable
Como chantaje emocional en las separaciones hostiles de la que el adolescente pueda ejercerla de manera concreta, convir-
tiéndose así en el «chivo expiatorio» de la familia.
pareja
¡ Mi hijo es mi cáncer!
Siempre hemos pensado y comprobado en la experiencia clí-
nica que los hijos no son «ángeles» y que, frente a graves abusos
afectivos por parte de los padres hacia ellos mismos, tienden a Esta frase bastante dramática le es referida a Andolfi por un
vengarse, haciendo bastante difícil la vida de los adultos. Esto es colega médico a cargo de un servicio de medicina interna en un
más frecuente en las separaciones conyugales hostiles, que ocu- hospital de Roma, durante una conversación telefónica. El padre,
rren con la lógica del «vencedor y el perdedor», a menudo alimen- en obvias dificultades con su hijo único de quince años, Mario,
tada por nuestros tribunales civiles y por el sistema de abogados querría obtener una cita para un encuentro familiar y, según dijo,
de parte. El adolescente, en situaciones normales, crece con un también su mujer y su hijo están dispuestos a asistir.
sentimiento de justicia sistémica y no tolera que los padres se En este breve fragmento, nos gustaría que el lector se detuvie-
muevan de manera abusiva. Pero si estos sanos principios fallan ra y reflexionara no tanto en el proceso terapéutico (por lo demás,
y prevalece la injusticia, entonces tenderán a aliarse con el más no descrito en este trabajo), sino en la problemática presentada
débil de los padres, asumiendo conductas violentas y destructi- por esta familia y en el nivel de violencia relacional entre los tres.
vas en las nuevas familias, de uno o del otro. Esto es tanto más El padre se presenta vestido de manera elegante, como corres-
frecuente cuando el padre biológico pierde y debe dejar la casa y ponde al jefe de un departamento de Medicina, y visiblemente
los hijos: de hecho el adolescente, sobre todo si es varón, puede agitado. La madre, Anna, quien le dejó al marido todos los pasos
vengarse de lo que considera una injusticia y hacer invivible toda preliminares (llamada telefónica, ficha de datos familiares, etcé-
nueva configuración familiar de la madre. tera), está presente «sin estarlo»: se sienta apartada como si el
Si además el adolescente no se considera un interlocutor com- todo no le concerniera, como si quisiera observar la escena.
petente e interesado en la experiencia de la separación, y se lo El joven, con chaqueta de cuero negra y botines negros, está todo
trata como una pieza de equipaje que debe desplazarse de una «lleno de clavos», o sea, tiene tachas en todas las prendas de vestir
casa a otra, su chantaje emocional será aún más notorio; así to- con las partes agudas hacia fuera; también tiene piercings o pen-
dos, incluido el adolescente, pagarán un precio bastante alto por dientes en las partes visibles del cuerpo, el rostro, las manos, etcé-
las modalidades afectivamente incorrectas de una separación, tera. El joven también está visiblemente agitado. El padre, hombre
que nunca puede considerarse sólo conyugal cuando se trata de chapado a la antigua, comienza a describir las vilezas de Mario,
familias. quien no estudia, frecuenta malas compañías, llena la casa de otros
chicos «metaleros», no le hace ningún caso... en suma, este padre, al
hablar del hijo, no para de repetir: «¡Es mi tumor maligno!».
Cuando los hijos son obligados a alinearse y a convertirse en
Mario no muestra una hostilidad abierta hacia el padre, sabe
«defensores de oficio» de uno u otro padre
que lo tiene en un puño y que puede convertir su vida en una pe-
sadilla. Es obvio que no logra darse cuenta de que con esa vengan-
Lamentablemente, suele suceder que la alianza natural entre
za afectiva también malgasta su vida y que dentro de unos años
hermanos se ve minada por las necesidades de los adultos que
podría verse obligado a «vestirse de malo también por dentro». Si
usan a los hijos como aliados en la lucha contra el otro miembro
se viste de la forma en que lo hace, el padre es descrito como un
de la pareja.

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«médico las veinticuatro horas», de esos que usan «la bata blanca igualdad de oportunidades para ambos sexos. No es casual que en
incluso cuando duermen». Padre e hijo parecen dos personas des- la actualidad la mayoría de los pedidos de separación provenga de
esperadas, obligadas a afrontar estilos de vida y representaciones mujeres, ya libres de los antiguos lazos de dominación masculina,
de sí mismos en las antípodas. El padre vive de su trabajo, el hijo que subsistían a causa de la dependencia económica de la mujer.
desperdicia su tiempo; el padre es elegante, el hijo es impresenta- Hoy, el papel masculino se halla en una crisis profunda, y un pro-
ble. Tal vez lo único que comparten es una mujer, la madre-mujer blema importante radica en la dificultad por parte de los hombres
de la familia. de unirse, formar un grupo y reflexionar juntos sobre cómo en-
Al parecer, la oposición padre-hijo es el tema dramático cen- contrar una nueva modalidad de desempeñar su propio papel, ya
tral en esta familia. De hecho, lo más inquietante es la presen- sea el de maridos y, más aún, el de padres. Por otra parte, ¿cómo
cia-ausencia de Anna en la sesión: no habla, no parece participar puede un macho de nuestra época reconocer un papel más adecua-
emocionalmente en el diálogo de sordos entre padre e hijo, pero do para sí mismo, a ese marido que se ha casado con una mujer
después, a medida que avanza el encuentro, se llega a comprender «libre» y que pretende tomar las debidas distancias de un rol pa-
que detesta a ese hombre que sólo le ha dado bienestar económico, terno como el de su propio padre, con frecuencia duro, autoritario
que se casó con la medicina y a ella la considera nula, por haber y alejado de sus hijos? ¡No podemos negar que también lo mas-
interrumpido sus estudios cuando era joven. culino ha cambiado mientras lo femenino evolucionaba! El único
Mario fue siempre el partner afectivo de la madre, desde pe- problema es que nadie sabe qué está pasando en verdad. Sólo los
queño colmó su soledad y creció, incorporando dentro de sí el des- hombres podrían reflexionar y elaborar su propia transformación.
precio profundo de la madre hacia ese hombre, pagando un precio En cambio, lo que con frecuencia sucede es que la mujer le enseña
muy alto, el de haber crecido en un ambiente distorsionado, donde al hombre cómo ser un marido y cómo ser un padre.
los roles estaban invertidos. Su «síndrome del puercoespín», con Los hombres no son más débiles que antes, sino que, más aún,
las puntas acuminadas que mantienen a los demás a distancia, piensan que la mujer es más capaz que ellos para manejar los
puede entonces adquirir un significado, aunque no sea una res- afectos y los procesos educativos de sus propios hijos. Y las muje-
puesta adecuada a un contexto familiar inadecuado. res también están convencidas de que es así. Este vacío de iden-
El padre está solo y puede enmascarar su desesperación de tidad afectiva y de guía hace que algunos hombres adopten una
marido y de padre con su rol profesional, que, para el sexo mascu- posición de espera de instrucciones por parte de la mujer, y de
lino, con frecuencia es un «equivalente depresivo». este modo estamos ante el fenómeno del padre «mamá» o de un
¿Dónde está entonces el tumor y cómo puede extirparle? padre dependiente de las iniciativas femeninas, un padre que en
esencia, por tal de no sentir una profunda soledad y de mantener
una relación con sus hijos, prefiere adquirir una pseudoidentidad
Ausencia paterna y violencia adolescente
de padre con color materno. Por el contrario, están los hombres
que no aceptan el chantaje femenino y encarnan esa soledad en
Como se señaló en el primer capítulo, estamos convencidos de una ausencia real: en vez de cumplir un rol no auténtico, prefieren
que el vacío estructural de la sociedad occidental moderna se debe salirse. Como resulta obvio, el padre no existe en ninguno de los
a muchos factores, uno de los cuales reviste particular importan- dos casos.
cia, es decir, la ausencia del padre. No podemos olvidar que hasta hace muy pocos años también el
Tal como han descrito diferentes autores (Fiorin, 2008; Vol- sistema judicial abrigaba una escasa confianza en la capacidad de
pi, 2007; Risé, 2003; Pietropolli Charmet, 2000; Cigoli y Giuliani, los padres de cuidar a sus hijos, dado que entre el 90% y el 95% de
1997), el rol paterno se ha debilitado mucho como consecuencia de los casos de separación conyugal les otorgaban el cuidado de los
los cambios sociales de los últimos cuarenta años. El feminismo, hijos a las madres a priori y no sobre la base de la evaluación es-
desde finales de la década de 1970, favoreció una mayor compren- pecífica de las situaciones. Por lo tanto, la ausencia paterna tam-
sión de los derechos y de las necesidades de la mujer, y, en con- bién era establecida por la ley y no sólo por la escasa confiabilidad
junto, propició una fuerte emancipación femenina y promovió la de los padres.

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No obstante este pesadísimo legado, es innegable que los nue- desarrollo sano del niño, son pocos los investigadores que, como
vos padres (¡sin duda más que los nuevos maridos!) están cam- Elisabeth Fivaz, estudian el triángulo primario como base del de-
biando, descubriendo el placer de cuidar y de jugar con sus propios sarrollo infantil (Fivaz-Depeursinge y Corboz-Warnery, 1999), en
hijos. En suma, la ternura y el cuidado ya no son un atributo ex- tanto que la teoría del apego, aun con sus innegables méritos,
clusivo de la madre y, como una paradoja, es en las separaciones siempre queda anclada a una dimensión diádica de la relación.
conyugales y en el complejo proceso del cuidado de los hijos (hoy Sí a todo lo anterior se añade el hecho de que la mayoría de los
cada vez más compartido) donde los padres muestran su fuerte psicoterapeutas son mujeres, puede comprenderse que los padres
sentido de la responsabilidad, así como el deseo y la capacidad de tengan pocas figuras de referencia masculina con las que poder
cuidar a sus propios hijos. contar. ¿Cuántas terapeutas piensan que pueden aprender algo
La biología nos enseña que la maternidad nace de lo fusional de los padres reales que encuentran (¡cuando los encuentran!), en
y de la pertenencia. También sabemos que si lo fusional y la per- vez de transmitirles a ellos modelos de conducta «adecuados»? De-
tenencia no evolucionan hacia la separación, los hijos no podrán bemos preguntarnos en qué medida se halla presente en la mente
crecer como individuos plenos. de estas terapeutas el simple objetivo de facilitar el contacto di-
En cambio, la paternidad nace de la extrañeza y no de la per- recto entre padre e hijos, en vez de enseñar a entrar en contacto
tenencia, puesto que la paternidad puede pensarse, pero no puede a padres «incapaces», o de recurrir a la siempre disponible media-
viviese en el propio cuerpo. Sabemos que, si esa extrañeza no se ción de la madre. Para una mujer terapeuta, sin duda, es difícil
convierte en pertenencia, los hijos no podrán crecer como indivi- mantener una neutralidad de género, y sin embargo, la cuestión
duos plenos. es de extrema importancia, pues el riesgo de conspiración con los
Se trata de saber si los padres tienen ganas de conquistar día a estereotipos de género y sociales es muy alto.
día esta pertenencia y si la mujer se lo concede o no. Para una mu- Si esta situación no es fácil para los padres con hijos en edad
jer no es fácil compartir los hijos, lo vemos a menudo cuando las infantil, las cosas son aún más complejas cuando los hijos, en es-
parejas se separan: el brazo armado de las madres son los hijos, pecial los varones, llegan a la adolescencia. Sin duda, para un
porque se los considera de su propiedad. Pero estos padres ¿cuán padre es más fácil cuidar y jugar con un niño pequeño que con-
capaces son de reivindicar un espacio afectivo y emocional propio quistar la confianza «en el terreno» con un hijo de quince o dieci-
en el interior de su núcleo familiar? séis años y conseguir contenerlo y guiarlo en una fase evol I i va
Los terapeutas familiares tienen una gran responsabilidad, mucho más difícil.
que es la de involucrar a los padres a través de los hijos, pero La relación entre violencia de los adolescentes varones y :in
incluso ellos con frecuencia prefieren dejar fuera al padre, ya sea sencia o imperfección paterna es muy Fuerte, y nuestro trabajo
porque éste es descrito como ausente por los miembros de la fa- clínico nos lo demuestra a diario. Es increíble observar, si se tie-
milia, ya sea porque se conforman con recursos más fáciles de ne el valor de ir tras la violencia y el estereotipo de la ausencia,
explotar (¡es rarísimo que una madre no se motive frente a un cómo en la terapia la violencia y el desapego pueden convertirse
problema de un hijo!), o porque aceptan con pasividad la falta de en nuevas formas de relación y redescubrir la necesidad auténtica
disponibilidad declarada de los padres. La justificación que suele de contacto y de confianza entre padres e hijos.
dárselos es que están muy complicados en el trabajo.
Lamentablemente la psicología es femenina, tanto de nombre La violencia desesperante de Pablo
como de hecho, y esto hace muy difícil la operación de recupe-
rar al padre. En el Servicio Materno-Infantil el padre ni siquie- Este fragmento de terapia es relatado para comprobar de pri-
ra es mencionado, ¿por qué entonces debería ser convocado? Las mera mano una serie de sucesos, por lo demás bastante frecuen-
familias monoparentales de solteros [single-parent family] casi tes en familias en las que la pareja conyugal ha desaparecido,
siempre son familias de madres solteras [single-mother family]. donde la madre de repente involucra a los hijos en su desespera-
El caregiver de los teóricos del apego es siempre la madre. Aun- ción y en su vacío personal y de pareja, y donde los hijos, ahora
que se hable de la función protectora paterna en relación con el adolescentes, son obligados a renunciar a su alianza generacional

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para combatir uno contra el otro los conflictos irresueltos entre CONSULTOR: Hoy voy a hacerles preguntas un poco extrañas. (Diri-
los padres. gido a Pablo): ¿Qué pasaba en la familia cuando mamá estaba
Camila es la fotocopia de la madre, con quien comparte el do- embarazada de ti?
lor y la renuncia; Pablo es el que, a través de conductas violentas PABLO: ¿Cómo puedo saberlo si yo estaba dentro...?
contra la madre y la hermana, activa la desesperación de todos, CONSULTOR: Es cierto, es un experimento... Puedes imaginarlo.
siguiendo el modelo cultural masculino prevaleciente; y el padre ¿Qué piensas? ¿Quién estaba en casa cuando estabas «dentro»?
no está. Es de lamentar que este padre no esté presente tampoco PABLO: ¡Sólo mamá!
en la cabeza de las terapeutas que siguen a esta familia en el CONSULTOR: Entonces, cuando tú estabas dentro de su panza, tu
departamento de Psiquiatría de Medellín, Colombia, puesto que mamá estaba sola en casa. ¿Y dónde estaba tu papá?
nunca han requerido su presencia y lo describen como ausente y PABLO: No lo sé.
no disponible. CONSULTOR: ¿¡Entonces fue un padre de paso!?
Los diálogos referidos a continuación son fragmentos fieles de PABLO Y CAMILA: ¡Sí!
una consulta dirigida por Maurizio Andolfi hace varios años. En CONSULTOR: O sea... ¿Un padre que dejó embarazada a su mamá
la sesión están presentes la madre, los dos hijos, las terapeutas y se fue?
locales y el profesor Andolfi como consultor. PABLO Y CAMILA (riendo): ¡ No!

La historia de la familia: cuando sólo el llanto une El humorismo y la confluencia entre comedia y drama. El te-
rapeuta trata con humorismo un concepto bastante grave y los
El encuentro ha comenzado hace dos o tres minutos, y el con- chicos ríen. La afirmación del consultor «¿¡Entonces fue un padre
sultor, quien ya se ha percatado de la distancia entre los herma- de paso!?» podría ofrecer una imagen dura, y, sin embargo, si se
nos, le pide a Pablo hacer un «experimento»: que se cambie de la pronuncia de cierta manera, puede sonar como un absurdo que
silla cercana a la puerta y se siente junto a la hermana. Pablo hace reír. Como describiremos mejor en breve, entrar en el tema
del nacimiento tiene un gran significado en la adolescencia, cuan-
acepta.
do se produce un cambio radical en la relación entre pertenencia
y separación respecto de la propia familia.
CONSULTOR (de frente a ellos con una hoja en la mano e invitándo-
los a hacer juntos una especie de genograma familiar): Gracias.
Otro experimento: ¿puedo pedirles a los dos (a los hermanos) El nacimiento de un hijo, ¿une o separa?
que me expliquen cómo está compuesta su familia?
(Ambos hermanos niegan a la vez con la cabeza.) Y ahora el dolor, ese dolor profundo y bien escondido de Pablo.
CONSULTOR: ¿Entonces puede hacerse el experimento de que te El consultor, con calma y tranquilidad, pero sobre todo con deter-
sientes cerca de Camila, pero no el de que colaboren juntos? minación, se acerca al joven para hacer emerger su vulnerabili-
¿Hasta cuándo pudieron colaborar como hermano y hermana? dad a través de la descripción de la historia de su familia.
CAMILA Y PABLO: ¡Nunca! Pablo y Camila, aun en su fuerte oposición mutua, responden
CONSULTOR: ¿Desde que nacieron? al mismo tiempo las preguntas. Son dos hermanos cuya relación
(Los hijos y la madre se conmueven.) ha sido constantemente triangulada. Sin embargo, al margen de
CONSULTOR: Lo único que tienen en común es que los tres comien- la distancia, se capta una relación sumergida muy fuerte que los
zan a llorar cuando se habla de nacimientos. Comencemos a une, pero que es negada a nivel explícito.
entender, ¿quién nació primero?
(Pablo se señala a sí mismo.) CONSULTOR: ¿Has sido un hijo que ha unido a sus padres o los ha
CONSULTOR: Y Camila, ¿cuántos años después nació? separado?
CAMILA: Dos años. PABLO: Los he separado.

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CONSULTOR: ¿Estás seguro o lo imaginas? PABLO: O una fantasía...
PABLO: Lo imagino. CONSULTOR: ¿Es mejor una fantasía que una mentira?
CONSULTOR: ¿Queremos preguntarle a mamá si es así? PABLO: Sí.
PABLO: Sí. CONSULTOR: ¿Pero tú nunca has estado seguro de si ella quería
CONSULTOR: ¿Quieres preguntárselo tú? tenerte o no?
MADRE: ¡Si me separé es sólo culpa mía! PABLO: ¡No!
CONSULTOR: ¿Cómo llegó la culpa a esta habitación, por la ventana, CONSULTOR: ¡Pero eso es duro!
por la puerta...? Yo no he hablado de culpa, hablé de unión y PABLO: ¡Sí!
separación. La pregunta era si Pablo imagina que los unió o
los separó. Hace muchos años que consideramos útil proponer un viaje de
MADRE: Nos unió, luego nos separamos después de que nació Camila. retroceso en el tiempo durante la sesión y preguntarles a los hijos,
CONSULTOR: ¡Entonces es sólo la imaginación la que está equivocada! ya sean niños o, como en el caso descrito, adolescentes, cómo y si
PABLO: ¡Nunca me lo pregunté y tampoco me interesa saberlo! se sintieron deseados por sus propios padres. Volver a los orígenes
CONSULTOR (dirigiéndose a Camila): ¿Qué ocurría en tu familia con la imaginación a través de preguntas claras y directas pro-
cuando eras tú la que estaba en la panza de tu mamá? puestas por el terapeuta permite rever las bases del crecimiento
CAMILA: Cuanto estaba en la panza de mi mamá había tantos pro- personal de cada hijo y las dinámicas de las relaciones familiares
blemas, desde las agresiones físicas entre papá y mamá, la si- con respecto al proyecto de un hijo, muchas veces camufladas o
tuación económica no era buena... confundidas, otras envueltas en secretos o prejuicios, construidos
CONSULTOR: ¿Y como hija piensas que los uniste o los separaste? por los padres o los familiares a lo largo del tiempo. Así, es posible
CAMILA: ¡Los separé! sustituir la hipocresía de respuestas frecuentemente incompletas
CONSULTOR: ¿Seguro? o de conveniencia por una mayor autenticidad: para la construc-
CAMILA: Se separaron dos años después de que yo nací. ción de la propia identidad es muchísimo mejor sentir dolor hoy
CONSULTOR: ¿Entonces supones que los ayudaste a separarse? por eventuales rechazos del pasado que quedar en la duda sobre
CAMILA: Sí. los propios orígenes. Todo esto es asimismo útil para los adultos,
CONSULTOR: Una pregunta para los dos. ¿Su papá quería tenerlos? quienes tendrán la oportunidad de disipar sus dudas y las de los
¿No lo saben? ¿Nunca se lo preguntaron? ¿Es un papá con el hijos, en un contexto protegido como es el de la terapia.
que se puede hablar?
PABLO: Sí. Cómo hacer que un padre acuda a la sesión
CAMILA: Algunas veces se altera con nosotros.
CONSULTOR: ¿Se pone violento? CONSULTOR: ¿Cómo se llama papá?
CAMILA: A mí me pegó una sola vez, por algo que hice, pero siem- PABLO: Raúl.
pre grita. CONSULTOR: ¿Por qué no se te ocurrió traerlo aquí hoy?
CONSULTOR (dirigiéndose a Pablo): ¿Y a ti, te pega? PABLO: No sé, creo que no quiere.
PABLO: ¡Uf, tantas veces! CONSULTOR: Puede ser, pero ¿le has preguntado?
CONSULTOR: ¿Por qué a ella poco, y a ti, mucho? PABLO: Sí.
PABLO: ¡Porque viví más tiempo con él! CONSULTOR: ¿Le pediste que viniera hoy aquí?
CONSULTOR: ¿Tú mamá quería tenerte? CONSULTOR (a Camila): ¿Pensaste en invitarlo?
PABLO: ¡No! CAMILA: Hoy, no.
CONSULTOR: ¿Seguro? Tú mamá está aquí, puedes preguntarle, si CONSULTOR: ¿La terapeuta pensó en invitarlo?
quieres. TERAPEUTA: Pensamos que no iba a querer venir. Pensábamos in-
PABLO: No quiero, porque va a decir que sí. vitarlo tal vez solo o con los hijos.
CONSULTOR: ¿Piensas que es una mentira?

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CONSULTOR: ¿Hoy?
que, tras el llamado de un hijo, siente el deber de asumir un riesgo
TERAPEUTA: No, hoy no. personal, superando la barrera de los rencores y las hostilidades
CONSULTOR: Señora, ¿usted pensó que podía ser útil conocer hoy conyugales. Si quien llama es, además, un hijo adolescente lleva-
al papá? do a la terapia por su violencia, puede comprenderse bien cuánto
MADRE: ¿Para la terapia? puede cambiar su papel durante la sesión, dejar de ser aquel que
CONSULTOR: Para mí, no para la terapia. provoca malestar y daños, a ser en cambio aquel que propone una
MADRE: Para mí, él está separado... en todo... acción positiva encaminada a que el padre asuma una mayor res-
PABLO: No pueden estar juntos. ponsabilidad. Además, desde el momento en que Pablo ve la posi-
CONSULTOR: ¿Te gustaría llamarlo ahora e invitarlo a venir, po- bilidad real de hacer entrar a su padre en la sesión, en un instante
dríamos hacer un experimento? vuelve a ser un joven de su edad. Sólo si su padre se materializa,
PABLO (decidido): Sí. en efecto, Pablo podrá dejar de encarnar por sí mismo el rol de
CONSULTOR: ¿Qué queremos decirle? cabeza de familia, a su manera torpe y agresiva, para volver a ser
PABLO: ¡Que venga rápido! un hijo, recuperando una relación más fraternal con su hermana
CONSULTOR: ¿Le decimos que hay un doctor de Italia que quisiera
(por ejemplo, dejando de controlar sus amistades al estilo de un
conocerlo también a él, puesto que aún es su papá?, ¿tiene la padre autoritario).
patria potestad, cierto? Volviendo a la filosofía del aikido, ya con esta primera inter-
MADRE: No. vención, puede observarse un movimiento interesante en lo que
CONSULTOR (dirigiéndose a la madre): ¿Es usted quien tiene la cus- respecta a la recanalización de la energía, un cambio de dirección
todia de sus hijos? hacia un flujo más adecuado. La energía negativa de la conducta
MADRE: Sí. violenta de Pablo ya puede comenzar a redistribuirse de modo
CONSULTOR (dirigiéndose a los hijos): ¿Tiene un valor de padre positivo dentro de la familia.
para ustedes? La llegada del padre a la sesión abre una mayor comprensión
PABLO: Sí. de la historia del desarrollo de esta familia; como suele suceder
CONSULTOR: Camila, ¿estás de acuerdo con que Pablo lo llame?
en muchas familias después de la separación conyugal, el equili-
CAMILA: Sí. brio afectivo del grupo se pierde y el padre, por las razones más
CONSULTOR: ¿Es la primera vez que ustedes están de acuerdo? variadas, se aleja de la familia; madre e hijos se estrechan en una
PABLO Y CAMILA: Sí. relación fusional y distorsionada, donde los roles se confunden,
CONSULTOR: Entonces llámalo y pídele que venga enseguida. así como las fronteras generacionales.
(Pablo llama varias veces a distintos números telefónicos: casa, En el caso de la familia de la que estamos hablando, la madre,
trabajo, secretaria, etcétera; por fin consigue hablar con el pa-
quien siempre había sido una persona frágil e insegura, se involu-
dre y lo alienta enérgicamente a que venga a la sesión, conside- cra en un sistema de sobreprotección mutua con sus hijos, donde
rando el hecho de que el padre deberá atravesar la ciudad; el
Camila se convierte en la hermana-confidente de la desesperación
padre acepta.) materna y Pablo asume el rol del hombre de la casa, antes apo-
yado por la parte femenina y después, al llegar a la adolescencia,
Llamar a un miembro ausente de la familia en medio de una
rechazado por ser demasiado agresivo. Así se llega a una división
sesión ha sido un experimento realizado por Andolfi muchas veces entre el equipo de las mujeres «llorosas y perdedoras» por un lado
a lo largo de los años. Un pedido en caliente, activando a la perso- y el del hijo-padre por el otro. La violencia de Pablo entonces re-
na o a las personas más interesadas en su presencia en la terapia, presenta la punta del iceberg de los problemas que quedaron sus-
representa una invitación fuerte y específica, que a menudo tie- pendidos durante muchos años, y ahora, frente a posibles nuevas
ne el poder mágico de motivar a la persona ausente, en especial aperturas, podría transformarse en energía positiva.
cuando se trata de un padre que, como sucede en muchas familias El hecho de que el padre haya aceptado la invitación de los
separadas, se encuentra ausente o es «mantenido al margen», y hijos y haya acudido enseguida deja entrever una luz de esperan-

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za: de una situación de suspensión y confusión afectiva podría Vacío paterno y cultura de la manada
pasarse a una nueva fase de mayor asunción de responsabilidad
por parte de los padres, liberando a Pablo de su papel de joven La jerarquía familiar en otro tiempo tenía la tarea de transmi-
violento y a Camila, del de joven triste y desesperada. La llegada tir la identidad, la memoria histórica y el saber oral. La naturale-
del padre a la sesión, con una respuesta muy positiva de los hijos za no soporta el vacío, y en lugar del padre ausente, en nuestros
ante su presencia, parece un buen inicio, y la situación, tal vez, días se ha instalado la cultura de la manada. Con su conducta
también se hace liberadora para la madre, quien, al menos en violenta, el grupo expresa valores viriles: tiende a exasperar la
palabras, afirma que ya no puede arreglárselas con sus hijos, aun- negación de la necesidad y de la dependencia infantil y promueve
que es evidente que no logra arreglárselas consigo misma, más conductas caracterizadas por una hiperinversión del coraje y de
allá de los hijos y del matrimonio fallido. Entonces, el contrato la autonomía y por una necesidad desesperada de hacerse conocer
que propone el consultor en esta segunda parte de la sesión, re- y respetar.
dactado por el padre y firmado por todos, tiende a comprometer En la actualidad, la tecnología ofrece una amplia gama de
a cada uno de ellos a un trabajo concreto y colaborativo, dirigido instrumentos de alta tecnología con los que puede perpetuarse el
a volver a crear entendimientos y fronteras generacionales, y el acto de persecución por parte de los bully a sus víctimas. Es así
terapeuta local podrá comprometerse a ser el guía y supervisor como el bullying se convierte en cyber-bullying o bullying electró-
frente al compromiso renovado de todos. nico. La novedad técnica consiste en la transmisión electrónica de
El padre podrá estar involucrado en la terapia, si ve una nueva las amenazas. Estas últimas se perpetran bajo diversas formas:
oportunidad para acceder a los hijos y para reencontrar un espa- SMS, mensajes de correo electrónico, frases intimidatorias por
cio de paternidad perdido. Por fin, las lágrimas maternas, que han chat, mensajería instantánea (hoy usada también por los preado-
inundado la vida de Pablo y Camila, podrán convertirse en un dolor lescentes). Luego también están los blog [o bitácoras], esa especie
más auténtico y contenido, si esta mujer recibe la ayuda y el apoyo de diarios virtuales, lugares públicos donde las personas pueden
para reencontrar la autoestima y la confianza en sí misma. Y, a interactuar, escribir comentarios, colaborar y postear nuevos ar-
través del dolor verdadero, podrá recuperar también la sonrisa. gumentos. Las amenazas virtuales son denominadas por los psi-
cólogos estadounidenses cyber-harassement o cyber-stalking (for-
mas de acoso cibernético], y este tipo de bullying se caracteriza en
Bullying y presión disgregativa de los pares
particular por dos aspectos.
Ante todo el bully no es una presencia física sino un nickna-
En los últimos años han aparecido en la crónica ciudadana nu- me [seudónimo] Esto favorece el anonimato: el bully electrónico
merosos episodios de violencia y criminalidad de la mano de ver- aprovecha esta especie de máscara virtual para hacerse imposible
daderas bandas de menores de edad, comúnmente llamadas baby de rastrear en esa enorme red que es la web. El segundo aspecto
gang [pandilla infantil]. El fenómeno del bullying, que toma for- del cyber-bullying es que en esta modalidad no se deja en paz a la
ma en las bandas juveniles, hunde sus raíces en el microcosmos víctima ni siquiera en su casa. Mientras que los bully de la escue-
escolar, sobre todo en las escuelas medias inferiores, superiores la no pueden penetrar en la seguridad de una casa, el bully elec-
y, lamentablemente, comienza a aflorar también en las elementa- trónico encuentra terreno fértil también en esta zona personal e
les. El grupo se transforma en una manada autónoma, con leyes íntima de la víctima, la cual, como es obvio, desarrollará aún más
propias, y quien no esté dispuesto a aceptarlas se vuelve blanco inseguridad y fragilidad. Paradójicamente, en cambio, es el bully
de persecución y violencia. Se asiste a una especie de lucha en el que se vuelve más seguro. Gracias al anonimato garantizado
la que el más débil está destinado a sucumbir: pero ¿quién es en por Internet, éste se siente menos responsable aún de sus actos
verdad el más débil? El débil no es sólo el que es atacado y acosa- para dañar a otros. Es por tal razón que la web, con sus miles de
do, el débil es también el bully, con su extrema fragilidad interior máscaras y seudónimos, hace posible que alguien que en persona
que, por un mecanismo particular, se invierte y se transforma en no habría tenido el valor de tocarle un pelo a nadie se convierta en
agresividad. b ully por un día, o por mucho tiempo. También el bully, en efecto,

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puede tener una personalidad más bien frágil, que a menudo es la Instituto Alfred Adler, de Turín, en el año 2008, titulado «De la
base y el motivo de su conducta agresiva. realidad virtual a la violencia real», afirma que «un adolescente
Muchas veces, detrás de un bully, tecnológico o no, lo que falta sano, sin rasgos de violencia, que no vive en un contexto familiar
es un núcleo familiar capaz de dialogar, por cuanto está disgrega- de alto riesgo y que juega un promedio de cinco horas semanales
do, en forma o en esencia. Todo esto implica inestabilidad emocio- con videojuegos violentos desarrolla una agresividad aceptable»,
nal y una pérdida total de puntos de referencia, fundamentales mientras que «un adolescente que consume drogas, expuesto a
para un joven en desarrollo. un alto riesgo de violencia intrafamiliar, que vive en la pobreza
La conducta de bully no necesariamente se relaciona con la ex- y juega de dieciséis a dieciocho horas semanales desarrolla una
tracción social de la que proviene el joven. Con frecuencia se trata agresividad mucho más elevada».
de chicos de familias de clase social elevada, donde los niños son Si en nuestros días nos vemos ante la obligación de librar una
compensados y consentidos en exceso. lucha desigual contra instancias educativas más poderosas que la
familia y que la escuela, a veces, es la propia familia la que defien-
El negocio de la violencia en los adolescentes de a toda costa a sus propios hijos, al no ponerles los límites debi-
dos. Lo importante, para este tipo de padres, es que sus cachorros
no sufran traumas y, sobre todo, que no creen problemas, ya que
Es cierto que la sociedad actual no contribuye a la recuperación
ellos, los padres, están ocupados en otros asuntos.
de los jóvenes; antes bien sostiene, alimenta y saca ventaja eco-
En la base del fenómeno del bullying y de las baby gang, es evi-
nómica de la violencia adolescente. Los medios masivos de comu-
dente que se hallan situaciones sociales y familiares complejas,
nicación exaltan los mitos efímeros de la belleza, la riqueza fácil
ya sean problemas económicos, disgregación del núcleo familiar,
y el consumismo. Estamos en la era de los videojuegos violentos,
falta de comunicación y, en especial, exclusión cultural. Se trata
del exhibicionismo grupal y social de una agresividad sin límites
de situaciones que, de algún modo, siempre involucran la respon-
a través de videos transmitidos por teléfono celular o por Inter-
sabilidad de los adultos. No puede culparse al grupo de los pares
net. En los últimos veinte años se han realizado numerosos estu-
de ser responsable de la desviación de los adolescentes: el grupo
dios sobre la influencia negativa de los videojuegos violentos en la
de los pares suple, de algún modo, funciones fundamentales para
adolescencia. Muchos de ellos, desde los conocidísimos Assassin's
esta edad. En todo caso, puede culparse a quienes —entre quienes
Creed, The Darkness, The Dead Men, Resident Evil, Manhunt 2,
debían garantizar dependencias sanas— no cumplen esa función.
John Woo Presents Stranglehold, al principio altamente desacon-
sejados por entes de supervisión estadounidenses, más tarde eran
La conducta problemática de los adolescentes como construcción
rehabilitados, a medida que se acercaban las fiestas navideñas.
social: la experiencia del South Bronx
En cada nivel de este tipo de videojuegos el jugador es alentado a
perseguir escenas de brutal violencia, atrocidades, homicidios. En
los videojuegos de acción se constata un promedio de 2,3 muertos Para Andolfi, el barrio de South Bronx fue escenario de vida
por minuto, mientras que en los de disparos (o shooters) el prome- y aprendizaje fundamental para comprender el desarrollo de la
dio se eleva a 23,8 muertos por minuto. En la práctica, un muerto personalidad de muchos adolescentes que crecen en barrios dis-
cada dos segundos y medio. Matar a los adversarios significa ven- gregados desde el punto de vista familiar y social. A través de una
cer y recibir los beneficios de esa victoria. Se trata de asesinatos experiencia de más de dos años, realizada en la década de 1970
que deben perpetrarse con suma frialdad y desapego, según un en una escuela secundaria pública (Junior High School), situada
código de extenso y creciente sadismo gratuito. en una de las zonas más inhóspitas del South Bronx (Nueva York,
Ha sido confirmado por varias investigaciones internaciona- Estados Unidos), Andolfi pudo comprobar por sí mismo que la
les que los videojuegos violentos perturban la personalidad de los conducta transgresora y problemática de los adolescentes se cons-
chicos que hacen uso de ellos y favorecen la agresividad física y truye como una especie de «carrera delincuencial» poco menos
la indiferencia a la violencia. Un estudio reciente, realizado por el que inevitable, cuando faltan los presupuestos de base para cons-

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ruirse una identidad positiva. Al mismo tiempo, pudo observar escuela en la que para ir al baño cada joven necesitaba un pase
la plasticidad evolutiva de un grupo de adolescentes (fuertemente del profesor y, luego, ya dentro de los baños, que se mantenían
estigmatizados y marginados en años anteriores) y sus increíbles cerrados con llave, era observado por un «carcelero» que tenía esa
capacidades de rehabilitación personal y social, en aquellos casos función específica, de modo que una necesidad fisiológica inevita-
en los que había podido crearse un espacio de crecimiento para ble podía tomarse por un posible acto delictivo o sospecharse de
cada uno de ellos, a nivel escolar y familiar. que pudiera ser tal, como por ejemplo el uso o expendio de drogas.
El proyecto de esa investigación de campo nacía de su ante- En semejante clima, era difícil distinguir entre agresor y agre-
rior experiencia en la cárcel de menores de Casal del Marmo en dido, por cuanto se creaba tal círculo vicioso en el actuar violento,
Roma, donde trabajaba como consultor del juez, elaborando perfi- que no se sabía bien en qué momento intervenir. Sin embargo, no
les psicológicos y psicosociales de los chicos que se encontraban en había duda de que para jóvenes de entre doce y catorce o quince
detención preventiva. Ya entonces, Andolfi observaba los mismos años de edad, la escuela perdía todo valor educativo y se conver-
componentes que luego se encontraban de modo ampliado en el tía en el lugar donde se construían día a día carreras delictivas
South Bronx. Su primera y más trágica observación era que estos para jóvenes negros y puertorriqueños que en pocos años, los más
chicos, una vez que comenzaban a delinquir, dejaban de ser per- i mportantes para su desarrollo, pasaban de la realidad de ser ni-
sonas para convertirse en casos; desde ese momento los procedi- ños descuidados e indefensos a la de ser los «duros del barrio».
mientos se burocratizaban y nos ocupábamos más en evaluar la Por no hablar del rendimiento, o sea de los niveles en Literacy
entidad del hecho delictivo que en la personalidad del adolescente (lengua) y Nuineracy (matemática), que en estos ambientes era
de riesgo y de sus recursos potenciales. La postura general del 70-80% más bajo que la media nacional y que invalidaba todo fu-
sistema de la justicia de menores de edad era muy paternalista (la turo laboral digno para estos jóvenes, cuya única posibilidad era
experiencia penitenciaria del South Bronx será en cambio mucho la de ser explotados en duros trabajos eventuales y que a fin de
más dura y desprovista de estructuras reales de rehabilitación), cuentas encontraban más fácil y rentable ingresar en las bandas
y lo que faltaba no era tanto la presencia de trabajadores moti- de delincuentes.
vados y competentes dentro del penal de detención preventiva, La ausencia de una guía paterna en casa (la carrera proble-
sino el después, cuando habría sido necesario favorecer una ver- mática comienza desde los «planos superiores») y de un consenso
dadera rehabilitación social del adolescente, una vez reinsertado social en el barrio eran reemplazados por la presencia de una ley
en su entorno natural. Así, el adentro y el afuera de la estructu- represiva, bien representada por la policía que cohabitaba en la
ra penitenciaria se convertían en un continuum, sin solución de escuela, para apoyar a profesores desorientados e incapaces de
continuidad, y el muchacho iba perdiendo en forma progresiva educar, de modo que se hacía cada vez más fuerte la idea de que ir
su autoestima y la estima por los demás, de modo que sólo podía a la escuela habría sido como ir a un correccional.
construirse una identidad negativa, la única uniforme con la que En pleno conocimiento de la realidad de estas escuelas, el
afrontar las experiencias de la vida. Centro de Higiene Mental local, asociado con el Colegio Albert
Es cierto que en Italia en las últimas décadas se han hecho Einstein de Nueva York, aceptó una propuesta de Andolfi (quien
importantes aportes a la construcción de estructuras de rehabili- entonces ostentaba el grado de Fellow en Psiquiatría Comunita-
tación alternativas a la cárcel, pero el problema de la reinserción ria Social), dirigida a desarrollar una investigación de campo de
social, escolar y laboral de muchos jóvenes de riesgo sigue abierto tipo sistémico. Se decidió trabajar con una clase de dos horas por
y está muy lejos de una solución satisfactoria. semana, con el grupo de profesores y con las familias (o partes de
Volvamos ahora al Bronx, a una escuela pública a la que asis- éstas) en el barrio. El programa preveía que Andolfi se insertara
tían sobre todo jóvenes negros y puertorriqueños, donde hasta de manera estable en el consejo de escuela, o sea, en el órgano de
las paredes rezumaban violencia racial, donde la policía, con su torna de decisiones (mayormente de carácter punitivo, con cas-
férrea presencia en el edificio, era parte integrante del sistema tigos tales como suspensiones de los menores o transferencia a
escolar, siempre dispuesta a intervenir a pedido de la dirección o, otra estructura escolar), encabezado por el director, el guidance
en casos de agresiones físicas, a pedido de un simple profesor; una counselor (una especie de asistente social con función de puente

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entre escuela y familia) y por los representantes de los profesores. de los casos, su objetivo principal era la supervivencia física du-
Entre otros, la presencia de Andolfi en este órgano de toma de rante las clases, por cuanto a menudo se creaba un circuito ne-
decisiones tuvo el efecto inesperado de hacer que se redujeran, a gativo entre profesores y alumnos: los primeros amenazaban con
lo largo de dos años, los procesos punitivos a los alumnos, quienes suspensiones y con recurrir a la policía, y los alumnos actuaban
sabían que había una presencia positiva en el órgano de gobierno con violencia. Debemos subrayar también que los profesores eran
de la escuela. enviados al South Bronx como a un «confinamiento», y muchas
Los encuentros con el grupo de jóvenes, en un principio difíci- veces se trataba de lo peor del distrito. Sin embargo, apoyándolos
les de articular, resultaron muy provechosos en el tiempo, puesto y escuchando constantemente sus quejas, poco a poco pudo con-
que nunca antes de ese momento estos adolescentes habían sen- seguirse una mínima valoración de los cambios positivos que se
tido que podían ser escuchados y tenidos en cuenta por un adulto. observaban en la conducta de los adolescentes en clase.
En realidad, Andolfi recibió una gran ayuda de Joy, trabajadora El mismo procedimiento de buscar aspectos positivos de los jó-
social afroestadounidense, nacida y criada en South Bronx (esa venes por separado se extendía también a las familias y al vecin-
valiosa colaboración que hoy definiríamos como mediación cultu- dario, en encuentros quincenales, en el barrio o en el patio de las
ral), y tal vez por su inglés imperfecto y por el hecho de ser un casas, muchas veces organizados por las madres que comenzaban
extranjero blanco, no perteneciente a la cultura estadounidense a ver los cambios de los hijos en la escuela.
dominante, no fue objeto de comentarios raciales por su cualidad Como ya se ha descrito en un artículo anterior (Andolfi, 1997),
de blanco por parte del grupo de alumnos tras dos años de trabajo a tiempo completo en la escuela, Andolfi y
Durante los encuentros grupales, era difícil dar respuesta a las Joy comprobaron con sus propios ojos que, ahí donde se conseguía
frecuentes preguntas de los chicos acerca de su identidad: «¿Por abrir un espacio a esta búsqueda de sentido a la existencia, invo-
qué soy malo?», o «¿quién soy yo?». Pero valía la pena partir de lucrando las realidades familiares y sociales que atravesaban la
ahí para reconstruir las líneas de la «maldad» y tal vez descubrir vida de estos adolescentes, se obtenían cambios radicales, incluso
juntos un camino que permitiera cambiar de rumbo hacia la bús- inimaginables, en la estructura de personalidad y en las modali-
queda de valores y sentimientos positivos. dades relacionales de los adolescentes. Sin embargo, el problema
En esta perspectiva de búsqueda de lo positivo se situaban los más grave era, y por desgracia sigue siendo, cómo transformar in-
numerosos encuentros desarrollados dentro de la escuela, en los vestigaciones como la recién descrita en modalidades estables de
que participaban, además de Andolfi y Joy, un chico solo y un fa- intervenciones sistémicas en la escuela. Semejante objetivo, esto
miliar de éste, que la inmensa mayoría de las veces era la madre es inevitable, requeriría de ideas, dedicaciones, recursos económi-
o la abuela. A la simple pregunta hecha en tono cálido y afectuoso cos y colaboración entre el sistema escolar, la familia y el sistema
a la madre: «Señora, dígame algo positivo de John o de Michelle», judicial. En ausencia de tal voluntad por parte de los «mayores»,
seguía un largo silencio y luego acaso un gesto desconsolado con los que pagan son siempre los «menores»: en este sentido podemos
la cabeza, como para confirmar que el hijo o hija era irremedia- confirmar que las conductas problemáticas y delictivas de los ado-
blemente malo; y, después de dos o más repeticiones de la misma lescentes son en verdad el resultado de una construcción social.
pregunta, por fin la madre, titubeando, admitía que John era bue-
no en el básquet o que Michelle cocinaba bien. En tales ocasiones
el joven o la joven de turno se iluminaban, como si se abriera un
rayo de esperanza en sus vidas. ¡Era impresionante ver cómo en
jóvenes que crecían carentes de todo, una simple connotación po-
sitiva podía tener un impacto tan fuerte!
Sin duda, más arduo fue el trabajo con el grupo de profesores,
apenas motivados a encontrar aspectos positivos en sus alumnos,
definidos con epítetos pesados y que ya se consideraban perdidos
desde el punto de vista de una rehabilitación social. En el mejor

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3

La patología de la dependencia y la
dimensión trigeneracional

El mito de la independencia

En los últimos cuarenta años, el individualismo ha ganado


un lugar central en su influencia sobre nuestra vida cotidiana.
Si el valor positivo de esta evolución social tiene que ver con la
afirmación de los derechos individuales y de la dignidad del ser
humano, las consecuencias críticas de esta posición con el tiempo
han producido cada vez más una contraposición entre persona y
comunidad y una profunda separación entre deberes y derechos
del individuo y de la colectividad, alterando su equilibrio.
Las raíces históricas que han llevado a enfatizar el valor del
individuo con respecto al de la comunidad se remontan a tiempos
mucho más lejanos, al período de la Ilustración; sin embargo, es
interesante notar que, precisamente en la última parte del siglo
xx, tomó forma cada vez con mayor fuerza, en la sociedad occiden-
tal, lo que podríamos definir como «mito de la independencia». La
independencia económica, por ejemplo, es fascinante; las necesi-
dades del individuo ocupan el primer lugar en la actual sociedad
de consumo, que produce, prepara y le sirve todo, siempre y cuan-
do pueda pagar. Puede comprarse todo, puede tenerse todo sin
siquiera salir de casa, la pizza, el personal trainer, la amistad, el
amor. O eso nos dicen.
La ciencia también parece conducir su curiosidad hacia objeti-
vos cautivantes en este sentido: la cirugía plástica, el uso de célu-
las madre, la inseminación artificial. El interés y los experimen-

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tos sobre la donación son el objetivo máximo para la encarnación La convicción de los autores y de la mayor parte de los psi-
del mito de la independencia. coanalistas contemporáneos es la de que, desde su nacimiento, el
¡Como si el individuo pudiera ser realmente autosuficiente! niño tiene complejas capacidades mentales que regulan su rela-
Tal vez deberíamos preguntarnos si no nos hemos confundido, ción con el ambiente, en especial con quien lo cuida. Eso implica
equivocando la autonomía y la subjetividad con la autosuficiencia. una responsabilidad cada vez mayor por parte de la persona a
Es interesante la definición que hace de nuestra sociedad el so- cargo del cuidado del niño, el caregiver, por cuanto en la relación
ciólogo polaco Zygmunt Bauman (2000). Según su pensamiento, con el niño existe una reciprocidad en los sistemas de regulación,
el individualismo de hoy es un individualismo pobre, donde pre- en especial en los de regulación afectiva que facilitan los procesos
dominan el interés egoísta, la incertidumbre y el miedo al fracaso. de interiorización y el desarrollo de las funciones simbólicas. El
Bauman habla de una sociedad líquida, entendiendo por tal la con- proceso de apego, en efecto, interfiere en gran medida con esta
temporaneidad sin contornos que nos invade, esa donde nosotros, función. Un apego seguro (Bowlby, 1969), que ponga al niño en
hombres y mujeres, anhelamos la seguridad de la agregación y una condiciones de prestar el máximo de atención a los procesos de
mano con la que podamos contar cuando sea necesario. Pero somos regulación afectiva y al desarrollo de sus capacidades cognitivas y
los mismos que de manera inconsciente tememos quedar compro- simbólicas, facilita el proceso de mentalización, que se enriquece
hasta la organización del pensamiento verbal.
metidos en relaciones estables o que un vínculo estrecho, tanto con
En síntesis, los autores afirman que los padres con una capa-
una comunidad como con una persona, nos genere una carga que no
cidad reflexiva elevada promueven un apego seguro en los hijos,
queremos ni creemos que podamos soportar. En este sentimiento
y que este último representa el precursor fundamental de la fun-
de vacío y sinsentido existencial generado por estas tendencias con-
ción reflexiva. Dicha función, a su vez, le permite al niño «leer la
tradictorias, puede entenderse entonces que la dependencia de otra
mente» de sus padres, es decir, atribuirles estados mentales a los
persona pueda confundirse con facilidad con un límite a la propia li- demás, y organiza la experiencia de su conducta así como de la
bertad, y, de cualquier modo, como una especie de fracaso personal. conducta de los demás en términos de construcciones del estado
Desde el punto de vista evolutivo, la dependencia es una po- mental y de la capacidad de juego con la realidad. La posibilidad
sición, para decirlo según Melanie Klein (1959), de absoluto res- de que el niño sea consciente de los estados mentales propios y de
peto, necesaria para el crecimiento de individuos sanos. Una per- los otros depende de la percepción que se haga de modo no perse-
sona que nunca haya experimentado dependencias sanas deberá cutorio ni confuso del estado mental de los padres. En fin, para el
formar algunas dependencias patológicas. Como hemos visto en niño es decisivo el «jugar juntos» como experiencia fundamental
el capítulo anterior, un joven no puede vivir sin el sentido de su para estar en la realidad de modo seguro y creativo.
propia identidad personal: si no puede construirse una identidad Las bases de una dependencia patológica, según Fonagy y Tar-
positiva, será necesario llegar al contexto familiar y social de per- get, se construirían en algunas situaciones particulares. Cuando
tenencia y que se forme una identidad negativa. Por supuesto, no un padre finge, se produce una distinción drástica entre realidad
puede afirmarse de un joven que delinque que no tiene identidad; interna y realidad externa, por la cual el niño tiende a mantenerlas
la tiene y es absolutamente completa, pero de un alto poder de completamente separadas. Otra situación crítica se configura cuan-
destrucción, ya sea hacia él mismo o hacia los demás. do un niño nunca es puesto en situación de jugar con la realidad:
cuando crezca, será incapaz de diferenciar lo que es aparente de lo
que es real, y esto constituirá la base de la dependencia patológica.
El modelo psicodinámico de la dependencia

El modelo sistémico-relacional de la dependencia: la


Según Peter Fonagy y Mary Target (2001), reconocidos inves-
balanza de los afectos
tigadores del Anna Freud Center de Londres, el fenómeno de la
dependencia sana, o sea, de esa dependencia necesaria desde un
punto de vista evolutivo, involucra al sistema del apego y al sis- En el modelo sistémico relacional la dependencia sana es el
tema de la reflexividad, los cuales tienen una estrecha relación. ingrediente necesario para poder experimentar el sentido de per-

116 117
tenencia, experiencia rica y real desde el punto de vista afectivo, pánico o depresión. En general, las dependencias patológicas más
por cuanto permite sentirse amado y comprendido. importantes en la adolescencia nacen con el fin de permitirle a la
Murray Bowen (1979), en consonancia con su modelo evoluti- persona huir de estados emocionales desagradables o negativos,
vo de diferenciación del sí mismo respecto de la familia de origen, liberarse de sus propios sentimientos, buscar un estado de placer
dirigido a la adquisición de la posición del yo a través de la trans- y de bienestar rápido, intentar autocuidarse y defenderse de cual-
formación progresiva de la dependencia intergeneracional, pone el quier tipo de tensión psíquica, tanto externa como interna.
acento en la balanza de los afectos, que debe mantener siempre En la adolescencia, la falta de dependencias positivas en la
un equilibrio dinámico entre pertenencia y separación. «No pode- familia puede llevar a construir una serie de dependencias pato-
rnos separarnos si antes no pertenecemos», afirma Carl Whitaker lógicas. Aparte de las ya conocidas drogodependencias, o sea, la
(1989), y precisamente es una serie de dependencias sanas que se dependencia de sustancias, tales como la droga o el alcohol, hoy
experimentan en el curso del ciclo vital la que puede permitirnos asistimos a un estrepitoso aumento de las dependencias definidas
pertenecer a un determinado grupo o sistema. «La pertenencia es como toxicomanías objetuales o new addictions. Este tipo de de-
tener a los otros dentro de uno», cantaba Giorgio Gaber hace al- pendencias son más bien recientes y se caracterizan por su gran
gunos años, para decir que sólo si hemos aprendido por nosotros capacidad de aparición en nuestra sociedad, donde las relaciones
mismos a interiorizar a quienes son importantes para nosotros, po- humanas son cada vez más pobres, mientras se multiplica a un
demos alejarnos o separarnos de ellos, sin sentir que los perdemos. ritmo vertiginoso la relación con las cosas. Es por esta razón que,
Dado que proceden del ciclo vital, las dependencias sanas que a menudo, estas formas de dependencia ni siquiera se perciben
un individuo necesita experimentar asumen diferentes formas y como peligrosas. Se trata de todas aquellas formas en las que no
tienen su desenlace a lo largo de la vida. Éstas incluyen: el apego está presente ninguna sustancia química; el objeto de la depen-
y el cuidado del niño en proceso de crecimiento en relación con dencia es, en tales casos, una conducta o una actividad lícita y que
sus padres; la contención afectiva y relacional del adolescente; la goza de la aceptación social.
dependencia del grupo de los pares en momentos de estrés y de Entre las new addictions se cuentan la dependencia de los jue-
conflicto; la reciprocidad de pareja, constituida por el vínculo del gos de azar, Internet, las compras, el trabajo, el sexo, la comida.
apego romántico (Santona y Zavattini, 2007; Whitaker, 1958) y Los síndromes de dependencia más característicos en la ado-
por el del cuidado; el poder pedir ayuda a la familia de origen lescencia siguen siendo, lamentablemente, las toxicomanías (al-
en momentos de necesidad por parte del adulto; por último, el cohol y drogas), mientras que con respecto a las new addictions
cuidado a un anciano por parte de los hijos cuando esto se torna los adolescentes parecen dividirse según el sexo: entre las chicas
necesario, o sea, la inversión de los roles. son más frecuentes los trastornos alimentarios, y en los varones,
Por lo que respecta a los adolescentes, muy a menudo, frente a parece ganar cada vez más fuerza la dependencia de productos
situaciones en las que las dependencias sanas escasean en las fa- tecnológicos.
milias, los chicos consiguen compensar sus propias carencias con
i mportantes experiencias de dependencia sana en el grupo de los
pares. Este hecho, lamentablemente, pocas veces es percibido por Las dependencias patológicas en la adolescencia:
los padres, menos aún por las madres, quienes suelen estar más la droga
aterrorizadas por los efectos negativos que el grupo de coetáneos
puede causarles a sus propios hijos. Según esta óptica, podríamos El uso de drogas siempre ha sido nada más y nada menos que
imaginar que también esos tipos de dependencia patológica que un intento desafortunado y desesperado de autoterapia. La bús-
condicionan la vida de muchos adolescentes son dependencias de queda de la manipulación de la conciencia, de la alteración de los
sustitución. estados de la mente y del control de la conducta ha sido una cons-
La dependencia patológica se instala cuando es necesario con- tante a lo largo de la historia de la humanidad. Con metodologías
tener, a través de experiencias obstaculizadoras o estimulantes, y recorridos diferentes, esta búsqueda se presenta en todas las
potenciales crisis psicológicas en sujetos con riesgo de ansiedad, épocas y latitudes geográficas y sociales. A través de las drogas, el

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escucha música a todo volumen toda la noche, e incluso durante
hombre siempre ha buscado curarse los males, huir de las preocu-
varios días, entre muchísima gente, y, por lo tanto, para aumen-
paciones y la tristeza, romper los vínculos de la cotidianeidad,
tar la capacidad de resistencia, la única alternativa parece ser el
adquirir una percepción mística y alcanzar la experiencia de lo recurrir al uso de estimulantes. Las house party y las raye, muy
sagrado. populares también en los Estados Unidos, son ocasiones ideales
Según el informe de la ONU presentado en la vigésima segun- para la distribución del éxtasis.
da jornada mundial contra la droga, en la primavera de 2009, al En las fiestas, se introducen diferentes pastillas de éxtasis, de
tiempo que por una parte los mercados de la cocaína, la heroína y variadas formas y colores, a veces personalizadas con el signo del
la marihuana se mantienen estables o, en algunos casos, van en zodíaco o con personajes clásicos de cómics, en blanco, azul celes-
declive, por otra el mercado de las drogas sintéticas va en aumen- te, rosado o verde tierno, para que los presentes comiencen a dis-
to, en especial en los países en vías de desarrollo. Más allá del ponerse y a prepararse para la diversión, y ser, al menos durante
uso de las drogas tradicionales, que sigue siendo fuertemente in- cuatro o cinco horas, infatigables, y bailar toda la noche. Entre
ducido entre la población joven por el narcotráfico internacional, los consumidores hay quienes se limitan al éxtasis, pero también
drogas éstas que causan una profunda dependencia física y psí- hay otros que toman más sustancias en la misma noche: «medio
quica, la actualidad parece caracterizarse de modo muy especial sello» de LSD para acentuar el efecto alucinógeno del MDMA (el
por un constante incremento —por parte de los más jóvenes— en principio activo del éxtasis), o anfetaminas o cocaína para poder
el uso de «drogas blandas», las dance drugs, como se les llama en bailar más, potenciando los efectos secundarios y los peligros. Las
inglés: anfetaminas, metanfetaminas y éxtasis. Son drogas fáciles muertes por drogas casi siempre se relacionan con las mezclas.
de asimilar (por lo general son tabletas), no conllevan riesgo de Muchos, si no todos, ingieren bebidas alcohólicas, sobre todo cer-
infecciones como el VIH o la hepatitis, no desarrollan la misma veza y tragos. El hachís, como es natural, no falta. Se usa más a
dependencia que la heroína y hacen que la persona enseguida se menudo cerca del final de la fiesta, para bajar la excitación provo-
sienta alegre y aceptada, llena de energía y desinhibida. cada por las tabletas. Entre los clásicos consumidores de éxtasis
Esta imagen «limpia» de las drogas de síntesis (el éxtasis, pero son todavía muy pocos, y siempre vinculados a circuitos extremos
también las anfetaminas, el LSD, ketamina, drogas Popper, entre y marginales, aquellos que deciden consumir heroína. Lo hacen al
otras) en realidad es falsa y superficial: los principios activos que final de la noche, si notan que no consiguen sedar la hiperexcita-
contienen actúan sobre algunos sectores del sistema nervioso cen- ción por el uso y abuso de estas sustancias, arriesgándose a caer
tral y, por lo tanto, pueden dañarlo. Además, son sustancias pro- en la dependencia de la heroína sin darse cuenta de ello. Por la
ducidas en laboratorios clandestinos por métodos muchas veces misma razón, si ocurre, la mayoría toma sedantes, tal vez robados
i mprecisos y artesanales, adulteradas con sustancias en potencia del botiquín de sus propias casas.
peligrosas. Se trata de sustancias ilegales. En nuestro país, los El consumo de sustancias psicotrópicas parece representar
secuestros de drogas nuevas por parte de las fuerzas del orden nuevas ritualidades con respecto al pasado; para las nuevas ge-
han aumentado de manera exponencial, lo cual hace pensar cada neraciones ingerir pastillas, fumar o beber es prepararse para la
vez más en un pasaje de pequeñas producciones individuales a un diversión. Es la cultura del «descontrol total», la cultura de la di-
financiamiento de organizaciones criminales de cierto nivel. versión confundida con el aturdimiento y la pérdida de conciencia;
Las drogas nuevas o, como algunos prefieren definirlas, drogas la cultura del «prohibido prohibir», en una sociedad donde todo es
recreativas o de contexto específico, son consumidas por los jóvenes posible y alcanzable, en una sociedad sin límites.
en tiempos y espacios bien concretos: durante el fin de semana Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
(como zona franca en la que se suspende todo lo que pertenece
a la rutina cotidiana de estudio o trabajo) y en especial en las Una droga para cada generación
discotecas, fiestas raye u otros entornos donde prima la música
tecno en todas sus variantes. Las raye, nacidas en la década de Para comprender los motivos de la expansión masiva del con-
1980 en Inglaterra, son grandes fiestas organizadas en lugares sumo de drogas blandas en todo el mundo contemporáneo, Franco
aislados, edificios abandonados o locales alternativos, donde se

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Avenia nos propone, en un interesante artículo publicado en 2001 existencial con la droga, culpando por ello a la familia. Eran los
y titulado «Le generazioni della droga», volver a los turbulentos años en que los padres de los drogodependientes iban de psicólo-
años sesenta del pasado siglo y al movimiento cultural que enton- go en psicólogo buscando entender en qué se habían equivocado
ces nacía en los Estados Unidos. y, confundidos y temerosos, su autoridad se resquebrajaba más
En la década de 1950, el consumo de drogas era un fenómeno aún en la imposibilidad de confiar en sí misma y en su falta de
marginal, elitista, de gran extensión sólo en el mundo del arte, en- nuevos pilares en los que apoyarse. Con un sentimiento de im-
tre jazzistas y escritores. En la década siguiente, en cambio, con potencia y sin futuro, sin poder refugiarse en la familia para su-
la llegada de la generación beat, la incapacidad para adaptarse perar la desilusión y reencontrar motivaciones, muchos jóvenes
al pensamiento dominante, a las instituciones, en una sociedad sufrían una profunda frustración que, como siempre, se convertía
fuertemente conservadora, aunó a jóvenes e intelectuales en la en agresividad dirigida contra ellos mismos, mediante el uso de
necesidad de proyectar un modo de vida alternativo. Así, en lugar drogas cada vez más pesadas; contra la familia, cargándola con
de correr sin parar como «ardillas sobre la rueda» en una sociedad toda la responsabilidad; y contra la sociedad, dejando de respetar
gris, opulenta y asfixiante, millones de jóvenes optaron por hacer sus reglas. Es la misma agresividad que para otros se canalizará
autostop para recorrer la interminable ruta entre los dos océanos, en el terrorismo durante los años de plomo.
acompañados, primero de la marihuana (quizás para mitigar la «Han pasado tan sólo pocos años: de los variopintos vestidos
incomodidad de su propia marginación), y más tarde, del ácido de los hippies, de sus canciones llenas de sueños y esperanzas, del
lisérgico y de otras drogas sintéticas (con efectos muy acordes al amor libre, del anhelo místico, a la cruda realidad de los abismos
mito del viaje). más oscuros y sucios adonde arrojarse» (ibídem). El hachís y el
Junto con el rock, el consumo colectivo de drogas se convirtió ',si) iban haciéndose acompañar de la heroína para atenuar el in-
en expresión de protesta física e intelectual contra el modo ordi- soportable dolor de un vacío existencial sin futuro.
nario de pensar. Pacifistas, entregados al amor libre, los hippies La recuperación económica de los países occidentales duran-
fueron los primeros en hacer uso de sustancias estupefacientes te la década de 1980 dio la arrancada a una nueva carrera por
no sólo como respuesta a una necesidad de ruptura, sino también el bienestar, el dinero y el éxito. Una carrera en la que parecía
como un modo de satisfacer necesidades espirituales diferentes de que todos podían competir, pero donde en realidad muy pocos po-
las que se habían practicado hasta ese momento, tornando como dían llegar a la meta: los más fuertes, los mejores. La competencia
referencia la dimensión místico-religiosa oriental. Era precisa- despiadada y las asperezas del camino requerían de un esfuerzo
mente Oriente, de donde llegaba la droga en grandes cantidades enorme e ininterrumpido. Se necesitaban cualidades excelsas, lu-
y a bajo costo, el que les prometía una espiritualidad para ser cidez, rapidez, valentía, resistencia física, autocontrol, capacidad
vivida sin reglas y sin dogmas, tal como deseaban. «Las rutas del de arriesgarse, cuidado de la imagen pública. La generación yup-
Este se convirtieron en sus metas, sus últimas metas: en Oriente pie, necesitada de ayuda para salir adelante, buscaba dicha ayu-
murieron miles de jóvenes asesinados por bandidos y expendedo- da en la droga. El joven rampante, ambicioso y dispuesto a todo
res, diezmados por las enfermedades, destrozados por la droga» por ascender y alcanzar una encumbrada posición social en poco
( Avenia, 2001); y con ellos se enterró definitivamente la utopía tiempo, iba desgastándose muy de prisa precisamente a causa de
que con tanta intensidad habían perseguido. su frenética actividad. La conciencia de las enormes dificultades
Se habían marchitado los hijos de las flores [o Flower peoplel, lo entregaba a un profundo temor de no estar a la altura, lo que
en los años del postsesenta y ocho, y para muchos jóvenes los sue- hacía que se sintiera más frágil aún. De este modo, se activaba un
ños y las esperanzas cayeron de golpe en un ocaso. Poco a poco círculo vicioso de señales de alarma y compensaciones que crecían
todo parecía volver a ser como antes. Desde el fracaso de la gran de manera progresiva hasta el inevitable encuentro con la cocaína.
ilusión iba naciendo la que algunos autores definen como la ge- Pero también el mito del yuppie fue de corta duración. La nue-
neración heavy (ibídem). Era la generación del desencanto, de la va desaceleración de la economía en la década siguiente, además
falta de éxito, de la cruda realidad, de las drogas que matan sin del triste espectáculo de los caídos en la escalada hacia el éxito,
piedad. Desilusionados y sin fe, estos jóvenes llenaron el vacío desmotivaba cada vez más a los jóvenes de realizar tal esfuerzo,

122 123
pero sin querer perder las eventuales ventajas potenciales. Es así pendencia tradicional, o sea, la que concierne a sustancias que
como llega la generación light (ibídem) de nuestros días despiertan una fuerte dependencia física y psicológica.
Hijos de padres en plena carrera, que los llenan de bienes ma- Luigi Cancrini, psiquiatra con gran experiencia en este cam-
teriales, estos jóvenes son especialistas en atajos para obtener po, ha desarrollado una teoría que integra tres puntos de vista
beneficios sin haber tenido que ganarlos. No saben resistirse a diferentes: la perspectiva individual, las relaciones dentro de la
los modelos impuestos por los medios masivos y a los objetivos de familia y las características del consumo de sustancias. De acuer-
la publicidad, dispensadora de felicidad y éxito a bajo costo. La do con este modelo psicopatológico, existen cuatro tipologías dife-
realidad desagradable es sustituida con facilidad por la realidad rentes de toxicomanía, según cuáles hayan sido las razones para
virtual, y también las relaciones entre las personas, que se comu- comenzar a consumir (Cancrini, 1982).
nican entre sí cada vez más mediante filtros de seguridad. Del La toxicomanía de origen traumático siémpre está relacionada
amor «ciego» se pasa cada vez más al amor «cauto», las relaciones con un evento inesperado y doloroso, por ejemplo, la muerte o el
vinculan y por lo tanto dan miedo, también por el miedo a ser abandono de un ser querido, la pérdida psicológica de una amis-
infectados o dañados. tad, la separación conyugal hostil de los padres. En realidad, éste
Los jóvenes de esta generación, que pertenecen en gran parte a es también el tipo de toxicomanía en el cual la intervención de un
la burguesía, consumen drogas de síntesis para aumentar el pla- terapeuta puede ser más eficaz, dado que es de carácter reactivo a
cer, para inventarlo donde no lo hay. El éxtasis es una droga em- un evento que no ha podido elaborarse.
patógena, permite comprender las emociones de los demás; quien La toxicomanía de encubrimiento es ese tipo de autocuidado
la consume busca una vía rápida para adquirir desenvoltura, pa- asumido en sustitución de problemáticas de carácter neurótico,
labras fluidas y relaciones fáciles con todos, aspectos en extremo corno trastornos fóbico-obsesivos, trastornos del humor o psicoso-
i mportantes, sobre todo en los más jóvenes, en la comunicación máticos.
con el otro. Es también una droga entactógena, es decir, genera- El tercer tipo es la así llamada toxicomanía de transición, que
dora de contacto interior. Las sensaciones subjetivas incluyen la surge para cubrir o compensar trastornos graves de personalidad.
disminución del miedo, el aumento de la conciencia y de las emo- Son aquellas situaciones en las que se halla presente de manera
ciones, la disminución de la agresividad. Una vez más, «atajos» estable un doble diagnóstico.
para una mejor relación con los otros y con el entorno. Por último, tenemos la toxicomanía sociopática, que aflora en
A modo de conclusión, podemos afirmar que los motivos por individuos afectados por trastornos sociopáticos de la personali-
los que se busca la droga y se pasa del consumo al abuso, hasta dad, acostumbrados a resolver sus propios conflictos a través del
provocar la drogodependencia, pueden ser muy diferentes unos de acting-out [representación].
otros. Y al igual que en el pasado, los más recientes cambios socio- Stefano Cirillo, al desviar la mirada esencialmente hacia la
culturales también han modificado la compleja relación entre las familia, considera que la drogodependencia es el resultado de una
sustancias y sus consumidores. transición intergeneracional de experiencias traumáticas y ca-
Agrupar diferentes generaciones caracterizadas por el uso de renciales, nunca elaboradas de manera adecuada por los sujetos
la droga significa simplificar un fenómeno antiguo, complejo y involucrados, y describe la organización familiar del drogodepen-
dramático, y puede hacernos perder la posibilidad de comprender diente según tres tipologías (Cirillo, Berrini y Cambiaso, 1996).
sus raíces contextuales, necesarias para hallar soluciones para Un primer tipo de organización comporta una situación llama-
prevenirlo y afrontarlo. da de abandono disimulado, o sea, una modalidad de cuidado en
apariencia irreprochable, pero inadecuada en el plano sustancial,
Teorías sistémico-relacionales de la drogodependencia con experiencias traumáticas trigeneracionales nunca elabora-
das. En segundo lugar, existe un tipo de organización familiar
conectada con el abandono desconocido: los padres parecen per-
Han sido varios los autores que se han ocupado de la drogo-
petuar experiencias insatisfactorias vividas dentro de su familia
dependencia en los últimos treinta años. Se trata de la drogode-
(le origen a través de la instrumentalización de los hijos en el in-

124 125
terior de las disfunciones de pareja, o a través del ocultamiento Para ayudar a un joven a salir de una dependencia grave y,
sobre todo, fuertemente alimentada por la criminalidad, muchas
del malestar relacional. Por último, puede darse una situación de
veces la terapia familiar por sí sola puede no ser suficiente. Nada
abandono activo. En este caso están presentes, en otros miembros
puede cambiar si no se activan al mismo tiempo redes propicias
de la familia, conductas antisociales y el abandono afectivo real de
de protección, que no pueden consistir tan sólo en una hora de
una generación a la generación siguiente. Aquí estamos ante las
terapia semanal dentro de un consultorio. También suele tratar-
así llamadas familias multiproblemáticas.
En lo que concierne a las drogas nuevas, creemos que éstas se se de familias con problemas diferentes, y por tal motivo es poco
probable que quieran o puedan buscar ayuda en el ámbito profe-
enmarcan dentro del malestar social juvenil, en esa otra acepción
sional privado. Son usuarios que con mayor probabilidad acuden
que para los jóvenes adquiere el concepto de diversión como des-
a estructuras públicas, luego son seguidos por ellas mediante el
control. La búsqueda de la alteración del estado de normalidad
uso de los instrumentos a su disposición, desde los servicios terri-
como necesidad de exceso y extremismo, pero también necesidad
toriales hasta las comunidades terapéuticas.
de vínculo, de pertenencia y de sociabilidad. Asistimos en efecto
En realidad, cuando la dependencia se define por la modalidad
a fenómenos de uso colectivo, que son posibles gracias a lo fáciles
compulsiva del consumo, es decir, por la necesidad de recurrir
que son de conseguir dichas sustancias en los ambientes juveni-
al abuso masivo y constante de estupefacientes, la mejor inter-
les. El uso colectivo parece responder a esa propia necesidad de
vención posible es la que ofrece la comunidad terapéutica. Los
entrar en contacto con el otro, para huir de la soledad que ya ni
tratamientos integrados intensivos con internación ofrecen la po-
siquiera es pensada sino practicada. El descontrol colectivo pare-
sibilidad no sólo de contener los daños de la conducta de abuso
ce expresar, pues, la gran dificultad de los jóvenes para hallar mo-
o de dependencia, sino también de trabajar al mismo tiempo en
dalidades no autolesivas de encontrarse con el otro, de pertenecer
la reconstrucción de la personalidad y en la estabilización de la
y satisfacer su propia necesidad de socialización.
Para algunos jóvenes, el alcohol es el primer paso hacia el con- sintomatología psíquica que deriva de eventuales disturbios pri-
sumo de drogas como el cannabis y la cocaína, pero también de marios y de aquellos inducidos por las sustancias (Addazi, Marini
y Rago, 2009).
drogas sintéticas de nueva generación que, de igual modo, favore-
cen las emociones positivas, la desinhibición y una mayor promis-
cuidad. Asimismo, el sexo, entre los más jóvenes, parece haberse Angelo y su lucha contra la heroína
contagiado de esta tendencia al extremismo, parece vivirse ya no
como exploración y área de intimidad exclusiva, sino como mone- Cuando se pensó este libro, Andolfi consideró oportuno volver
da de cambio; otra modalidad de evasión de lo común, evasión de a contactar a una familia que había tratado en terapia mucho
mí hacia el otro. tiempo atrás para pedirles que ofrecieran un breve testimonio de
su propia historia antes, durante y después de la drogodependen-
La intervención clínica cia de su hijo. El padre, en nombre de toda la familia, respondió a
la invitación con el siguiente correo electrónico.
Desde nuestro punto de vista, la intervención clínica en la de-
Estimado profesor:
pendencia de sustancias estupefacientes, en especial en los jóve-
nes, pero diríamos que en todos los casos, no puede prescindir del
Tuve mucho gusto en escuchar su voz por teléfono, fue como si me
ambiente en el que vive el drogodependiente. Y su primer am- hubiera llamado un viejo amigo con el que hubiera perdido el contacto.
biente es el ambiente familiar. La atención a la evaluación caso La simpatía que usted despertó en nosotros no ha cambiado en ab-
por caso y la lectura del contexto sociofamiliar resultan funda- soluto y la estima que desde el inicio sentimos por usted no ha hecho
mentales también porque el abuso de sustancias con frecuencia más que crecer.
se inserta en contextos ya difíciles en lo que respecta a los riesgos No le oculto que a veces necesitamos volver a estar frente a usted
evolutivos. y, tarde o temprano, no descarto que lleguemos a llamarlo con tal fin.

126 127
Le envío el «testimonio» que nos pidió, con la esperanza de estar
aún a tiempo de ser útiles y de que hayamos hecho un pequeño «tra-
hacia mis hijos, condujeron a problemas más serios en la adoles-
cencia de ellos.
bajo» para ayudarnos a decirle un ¡Gracias!, infinito.
Con afecto y grandísima estima, de parte de toda mi familia y mía, En el verano de 1998 comenzamos a comprender que nuestro
L. S. hijo Angelo emitía señales de profundo malestar, y así, aconse-
Cuando venga a nuestra ciudad espero poder verlo y que pasemos jados por un amigo psiquiatra, nos dirigimos al profesor Andolfi
un rato juntos. para iniciar una terapia familiar. Angelo no quería venir con no-
sotros a terapia, afirmando que no pretendía ser «psiquiatrizado»,
Nos casamos, en una pequeña ciudad del centro de Italia, en el y así fue que comenzamos los tres. En una de las sesiones siguien-
año 1977. Éramos jóvenes (veintiséis años mi mujer y veintisiete tes Angelo se presentó y, tras haber manifestado en modo rebelde
yo) y estábamos llenos de expectativas, yo era un profesional in- y también «maleducado» su voluntad de no tener más relaciones
dependiente, y mi mujer, profesora de secundario. con nosotros, dijo que no asistiría más.
Algunas intromisiones de mi madre en nuestra vida matrimo- Inmediatamente después, luego de una serie de señales malin-
nial ya habían producido problemas en nuestra familia, pero yo, terpretadas o ignoradas por nosotros, Angelo confesó que consu-
optimista e ingenuo, las había subvalorado, no las había cortado, mía heroína.
con lo cual a mi mujer le estaba enviando un tipo de mensajes que Durante un tiempo intentamos entender qué medidas debía-
hoy comprendo que fueron muy negativos. mos tomar y qué actitud seguir para afrontar esta gravísima
Cerca de un año después, nació nuestro primer hijo, Leonar- situación.
do, quien, por algunos problemas en el embarazo había venido al Transcurrieron algunos meses, y después de una larga lucha
mundo sano, pero apenas con un kilogramo y medio de peso. Esto con nuestro hijo para llevarlo a una comunidad, decidimos tras-
había desencadenado en nosotros y sobre todo en los padres de ladarnos a una ciudad cercana, donde Angelo comenzó a asistir a
mi mujer una serie de ansiedades, tal vez excesivas, puesto que una comunidad terapéutica de régimen seminternado (desde las
aparte del peso Leonardo era sano y normal. 9 hasta las 17, y el resto del día en familia). Aquél fue un período
A dos años del nacimiento de Leonardo nació nuestro segundo durísimo, entre ansias y esperanzas, bajo la continua amenaza de
hijo, Angelo, un bebé bello y robusto. Angelo de que abandonaría la comunidad. Pero mi mujer y yo, en-
Las atenciones normales que le dispensábamos a Angelo sus- tre tantos disgustos, habíamos levantado un muro al cual nuestro
citaron algunos problemas en Leonardo, que se volvió muy ina hijo no pudo ganarle.
petente, casi anoréxico. Todo esto aumentó la ansiedad de mis Luego de varios meses los encargados de la comunidad nos in-
suegros, quienes siempre le han prestado mayor atención a Leo- dicaron comenzar una terapia familiar, y de ese modo volvimos al
nardo. profesor Andolfi.
Debido al trabajo de mi mujer y a mi ausencia, nuestros hijos Finalmente, con la anterior experiencia negativa sobre nues-
pasaban mucho tiempo con los abuelos. tras espaldas, comenzó la verdadera terapia. Entre muchas di-
Después de varios años de matrimonio comenzaron para noso- ficultades, creadas en especial por mi carácter, tan renuente a
tros graves problemas. abrirme y hablar con libertad sobre mis problemas y sobre los
Mi padre, empresario en el campo inmobiliario, a causa de problemas familiares, se abrieron, después de cierto tiempo, al-
algunas inversiones fallidas, sufrió un revés económico que por gunos canales de comunicación en la familia, que nos ayudaron
razones diversas nos involucró a mi hermano y a mí. Lamenta- en la dura tarea de acompañar a nuestro hijo en su paso por la
blemente la historia duró varios años, hasta que perdimos todo comunidad. Pudimos entender el origen del problema de nuestro
nuestro patrimonio, incluidas las casas donde vivíamos. hijo Angelo. Nosotros, que siempre lo habíamos considerado tan
En este clima, nuestros hijos no pudieron tener una infancia fuerte, no habíamos comprendido en realidad que nuestras excesi-
tranquila. Mi ausencia permanente de la vida familiar, mi excesi- vas atenciones a Leonardo, incluidas las de mis padres, lo habían
vo apego a mi familia de origen, unidos a una actitud poco firme vuelto muy frágil. Esto se agravaba por la falta de comunicación
dentro de la familia y por los graves problemas antes expuestos.

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129
En las sesiones terapéuticas, además, salía a la luz que mi mujer Por mi parte, admiro mucho a mis hijos, uno de ellos lucha por
conseguir un trabajo estable y se mantiene únicamente por sus
y yo no formábamos una pareja.
Lamentablemente, por una serie de incomprensiones con una propios medios en Roma, en espera de tiempos mejores; y el otro
parte del personal de la comunidad, Angelo no concluyó su ciclo ha sabido llevar adelante una durísima batalla contra la heroína.
allí y después de un año y medio volvimos a la vida normal en En todo esto la terapia familiar jugó un papel muy importante.
Habíamos llegado a un punto en el cual Angelo nos odiaba a
nuestra ciudad.
Angelo, que mientras tanto se había recibido, decidió vivir su todos, incluido su hermano. Las cosas han cambiado. Angelo sue-
propia experiencia lejos de la familia, y se fue, primero a Roma, le recordarnos que exige su parte de consideración y respecto de
luego, a Florencia y después aún, a la provincia, en Bolonia. Du- todos los miembros de la familia. Algunas veces caemos en los
rante aquellos años sufrimos gran ansiedad, pues Angelo no ha- frecuentes errores de los padres ansiosos, en especial los excesos
bía querido continuar sus estudios y porque sabíamos que tarde o de protección, pero nos ayuda la comunicación, que sigue siendo el
temprano podría recaer en el uso de drogas. Y en efecto, sucedió principal instrumento para continuar avanzando.
aquello que no queríamos, pero de lo que éramos conscientes.
Mientras Angelo estuvo en Roma habíamos seguido asistiendo Aprovechamos la ocasión para agradecer de todo corazón a
de forma irregular a la Academia de Terapia de Familia, pero la familia S por esta carta, por cierto nada fácil de escribir sin
después de la recaída dejamos de hacerlo, también porque había- reabrir antiguas heridas que tal vez aún no han cicatrizado por
completo.
mos comprendido que la terapia nos había dado los instrumentos
adecuados para evitar que se repitieran ciertas situaciones.
El sufrimiento duró aún mucho tiempo, entre altas y bajas. El alcohol
Angelo recayó más de una vez, pero al final comprendió que su
futuro y su destino no podían estar ligados a los estupefacientes.
Un día se presentó de regreso en casa con una «hoja de ruta» El problema del abuso del alcohol por parte de los adolescentes
es un fenómeno en constante aumento a nivel global. También el
y es posible que entonces haya entendido que había llegado a
Ministerio de Salud de Italia informó un incremento en el consum o,
destino.
Se quedó por un tiempo en nuestra casa, y a los veinticinco en particular en la franja etaria entre los doce y los veintinueve
años decidió retomar los estudios y se matriculó en la universi- años, y señala al alcohol y a los incidentes vinculados con esta sus-
dad. En un acto de confianza extrema, permitimos que se mudara tancia como la principal causa de muerte en los adolescentes. Estos
a Bolonia para estudiar, donde sólo estuvo un año. datos, lamentablemente, son similares a las estadísticas de otros
Después prefirió no seguir asistiendo, se quedó un tiempo con Estados, tanto dentro de la Unión Europea como fuera de ella.
nosotros, pero continuó rindiendo sus exámenes. En este momen- En nuestra cultura, el alcohol tiene múltiples funciones; es al
to está de nuevo en Bolonia, en una pasantía obligatoria, y dentro mismo tiempo instrumento de socialización, de vínculo, de ritual
y de evasión, pero también es medio de exclusión, de autolesión
de poco habrá conseguido su título de tres años.
Leonardo se graduó hace ya varios años, tiene un contrato a y daño, ya sea para salud del individuo, ya sea para aquellos que
sufren sus consecuencias: la familia y la sociedad.
tiempo determinado en Roma, donde trabaja en un ministerio.
Hoy, siempre entre numerosas dificultades, hemos alcanzado Los últimos datos sobre el consumo de alcohol revelan que mu-
chos adolescentes pasan en estado de ebriedad uno de cada cuatro
un equilibrio familiar aceptable.
Tenemos una buena relación con nuestros hijos, en especial días. Lo preocupante es que estos jóvenes beben para «descon-
con Angelo, quien con el tiempo se ha unido mucho a nosotros. trolarse», y el sentido de ese uso excesivo de bebidas alcohólicas
Hablamos mucho, también por teléfono y estamos siempre al puede comprenderse si nos liberamos de la idea de que éste tenga
tanto de todos sus problemas. A veces discutimos, incluso en voz que ver con el placer y el gusto. Esto último, en efecto, es ab-
alta, pero no nos faltan los momentos de afecto y las frecuentes solutamente secundario a la necesidad de alcanzar, a través de
dicha sustancia, ese estado de euforia y bienestar necesario para
demostraciones de mutua estima.

1 30 131
so en el ambiente doméstico. En muchas familias la autorización
producir cierto grado de desinhibición. En otras palabras, para
para beber se considera una especie de rito de pasaje de la infan-
demasiados adolescentes, no es tan importante la calidad de lo
cia a la adultez. Sin embargo, es de lamentar que la comunidad
que toman, sino que la gradación sea tal que les permita llegar
científica aún no haya podido identificar los límites ciertos dentro
cuanto antes al efecto deseado. En este sentido, puede entenderse
de los cuales beber no resulte dañino para la salud psicofisica de
por qué muchos consideran que el alcohol es el sustituto de las
los adolescentes.
drogas: es una sustancia que puede provocar un estado de profun-
Pensando, pues, en estrategias de prevención y tratamiento
da alteración psicofísica, pero al mismo tiempo es una sustancia
para reducir el consumo de alcohol entre los jóvenes, uno de los
legal y socialmente aceptada.
primeros nudos problemáticos a los que nos abocamos es la propia
Reducir los daños sanitarios y sociales causados por el alcohol
definición de qué adolescente debe considerarse un consumidor
en los jóvenes se ha convertido en uno de los principales objeti-
problemático.
vos de la salud pública, perseguido por la mayoría de los países,
Por su edad, los adolescentes no se presentan ante un clínico
por indicación de la OMS, y en particular por la Unión Europea,
con el cuadro de desarrollo típico de un estado de dependencia o
con la aprobación de la Declaration on Alcohol and Young People de personalidad dependiente. Los patrones de consumo de alcohol
de la OMS. Este acuerdo estratégico entre las naciones europeas,
de hecho varían, tanto en la frecuencia de ingestión como en la
emitido en Estocolmo en el año 2001, propone lineamientos claros
cantidad que se consume; éstos oscilan entre conductas abusivas
para la prevención y la disminución del consumo de alcohol en-
de tipo exploratorio u ocasional, vinculadas con el contexto social,
tre los adolescentes, y le dedica especial atención a la promoción
los bebedores de fin de semana del tipo binge drinking [episodio
de una autonomía de pensamiento de los jóvenes respecto de los
grave de consumo de alcohol] y las verdaderas condiciones de de-
mensajes procedentes de los medios masivos y de la sociedad.'
pendencia psicofisiológica.
Las políticas de protección y prevención con respecto a la pre-
Con frecuencia, la conducta alcohólica en el joven puede leerse
sión que ejercen la sociedad y el propio grupo de pares sobre los
como síntoma de una necesidad de crecer que, al no estar menta-
jóvenes parecen reconocer la necesidad de desmitificar mensajes
lizada aún, es llevada a la práctica a través de actitudes adultas
cada vez más ambiguos y dañinos. Por una parte, el consumo de y transgresoras con respecto a las normas sociales y legales. Para
alcohol es presentado a los jóvenes mediante mensajes de norma-
muchos adolescentes, el consumo de alcohol, incluso desmedido,
lidad, que lo promueven como parte de la cultura adulta y juvenil
es uno de los modos más accesibles y culturalmente aceptados
(pensemos en las publicidades de cerveza o de bebidas del tipo de
para realizar cualquier forma de experimentación y liberación,
los alcopops): de este modo, el consumo de alcohol se convierte en sobrepasando los límites de aceptación social.
parte de la cultura de la diversión y el descontrol, una forma de
En otros casos, al contrario, cuando los procesos normales de
sentir que son a la vez jóvenes que se divierten y también adultos
transición y autonomización que caracterizan el pasaje a la edad
y transgresores. Por otra parte, los adultos encabezan una res-
adulta resultan en extremo bloqueados u obstaculizados, y cuan-
puesta fuertemente crítica y patologizante al consumo de alcohol
do el conflicto entre necesidades de dependencia y separación se
en los adolescentes, por cuanto las consecuencias de tales conduc-
expresa con fuertes estados de ansiedad, angustia, frustración y
tas son evidentes: accidentes viales, riñas, estupros grupales.
malestar, el alcohol puede ser la solución privilegiada para ese
A veces, esta ambigüedad cultural permite que fenómenos de joven en particular.
real dependencia o abuso por parte de los adolescentes sean leí-
El consumo excesivo de alcohol sirve, además, para la fuga y
dos, incluso por los padres, como simple expresión propia de su la evasión de las dificultades y responsabilidades, tendencia cada
momento evolutivo específico. Por lo demás, la mayoría de los jó- vez más típica de nuestro tiempo. A largo plazo, sin embargo, para
venes consumen por primera vez alcohol en sus casas, en presen-
algunos individuos, la embriaguez resulta una estrategia perde-
cia de los padres primero y en soledad después, dado el fácil acce-
dora, que en vez de resolver los problemas amplía sus dificultades
relacionales. A ella le sigue una pérdida gradual y potencialmente
dañina en la autoestima y en el sentido de autoeficacia. La única
1 Ministerio del Trabajo, la Salud y las Políticas Sociales, 2009.

133
132
salida posible vuelve a ser la fuga de sí mismo y de las emociones
Las áreas de riesgo antes descritas son las mismas en las que
negativas, con una búsqueda aún más exasperada de la alteración
se debe intervenir para desarrollar factores de protección: una
del estado de conciencia y fuga del mundo real, no sólo por medio
buena calidad de la relación afectiva con los padres; la percepción
del alcohol, sino también de sustancias psicoactivas, videojuegos,
de la contención y el sostén de las dificultades que el adolescente
música ensordecedora. encuentra en su recorrido de crecimiento; la adhesión a valores o
Debe hacerse una ulterior distinción entre las diferentes con-
modelos familiares sanos; el estímulo al desarrollo de una auto-
ductas alcohólicas, las que se asocian con trastornos psicológicos
nomía en las decisiones respecto de los riesgos que el adolescente
de diversa naturaleza, tales como ansiedad, depresión o humor
siente que quiere correr y mayor capacidad de resistir a las pre-
inestable, y con trastornos psiquiátricos, a menudo de aparición siones ejercidas por los pares.
precoz, como esquizofrenia y psicosis maníaco-depresivas.
Tanto para el alcohol como para la droga, se hace fundamental
La terapia familiar en el tratamiento del alcoholismo
la atención a la evaluación caso por caso y a la lectura del contexto
sociofamiliar del joven; en parte también porque el abuso de sus-
tancias se inscribe a menudo en un contexto en el que ya se hallan La importancia de los factores familiares en la etiología y en
presentes riesgos evolutivos, ya sea individuales, familiares, so- el tratamiento del alcoholismo se ha comprobado por medio de la
cioeconómicos o culturales. Por ejemplo, las dificultades psicológi- investigación y de la práctica clínica (Deas y Thomas, 2001; Bec-
cas de los padres suelen asociarse con problemas de la regulación ker y Curry, 2008). De igual modo, investigaciones en el ámbito
de los afectos en los hijos; del mismo modo que la pobreza y la des- del estudio y del desarrollo psicopatológico han confirmado el rol
ocupación unidas a una escasa atención a las necesidades filiales central que juegan las dinámicas familiares en el surgimiento de
pueden asociarse con una relación padre-hijo problemática e in- la dependencia del alcohol y la droga en los adolescentes. La efi-
adecuada. El adolescente puede responder a estas dificultades de cacia en el tratamiento y el compromiso de la familia en los casos
manera reactiva, aceptando o haciéndose más sensible a la presión de dependencia del alcohol y las drogas resulta probada (Liddle,
ejercida por la cultura del grupo de pares, sintiéndose rebelde y 2004), además, con respecto a tres dimensiones: favorece el inte-
viviendo la pertenencia al grupo como prioritaria con respecto a la rés y la motivación en el tratamiento del adolescente; aumenta las
pertenencia familiar. Con frecuencia también ocurre que el joven probabilidades de que la familia continúe el tratamiento; produce
expresa cada vez mayores niveles de agresividad y de ataque a sus buenos resultados y el mantenimiento de éstos a largo plazo.
padres, lo que desencadena en ellos una reacción de permisividad Sin embargo, puede resultar particularmente difícil que las
o de delegación; al sentirse incapaces, no es extraño que los padres familias de adolescentes se interesen en la terapia, ya sea por
renuncien al ejercicio de su propio deber de gestión y control so- una escasa motivación y confianza del joven para con el sistema
bre su hijo. Suelen encontrarse en las historias de estas familias de ayuda de los adultos, ya sea por características intrínsecas de
formas diferentes o similares de dependencia, corno el alcohol, el las dinámicas relacionales de la familia. Por lo tanto, para el clí-
juego de azar, la drogodependencia, los trastornos alimentarios. nico es importante, en esta fase inicial del tratamiento, incluir
Ya se ha aceptado por varias investigaciones la correlación en- la mayor cantidad posible de recursos en el sistema terapéutico:
tre menor edad de inicio del consumo de alcohol y mayor riesgo de los maestros, los amigos, eventuales solicitantes de la terapia fa-
desarrollo de una verdadera forma de alcoholismo u otros trastor- miliar, con el objetivo de comprender el contexto que favoreció y
nos de la conducta y de la personalidad en la vida adulta. apoyó la manifestación del malestar y de comprobar cuáles son
las posibilidades de cambio.
El riesgo a futuro debido a la temprana edad de inicio del con-
sumo al mismo tiempo puede convertirse en recurso y garantía La relectura del malestar individua] que ofrece el terapeuta
de una mayor flexibilidad y posibilidad de recuperación y pre- familiar en términos relacionales, si se comparte con la familia,
vención; la intervención oportuna puede evitar que una conducta permite construir y sostener la motivación de cada miembro en
precoz abusiva se traduzca en trastorno de la personalidad o de el trabajo terapéutico, reduciendo los riesgos de resistencias y
boicots.
dependencia en la vida adulta.

1.34 135
A diferencia de las modalidades de intervención tradicionales (la necesidad de ir aumentando de manera gradual la actividad
que se centran en la reducción del síntoma y la abstinencia, la para obtener el efecto deseado); los síndromes de abstinencia (el
terapia familiar parece ser la que en mayor medida responde a la malestar psíquico o físico que se manifiesta cuando se interrumpe
necesidad del joven de recibir contención y de comunicar y adqui- o se reduce el comportamiento); el conflicto (ya sea interpersonal
rir nuevos significados. entre el sujeto y quienes son cercanos a él, ya sea intrapsíquico a
causa de su conducta dependiente); la recaída (tendencia a reto-
mar la actividad después de haberla interrumpido).
La dependencia de productos tecnológicos Más reciente aún es el uso por parte de los estudiosos de la
sintética definición tech abuse [abuso de las tecnologías] para re-
En 1995, hace apenas quince años, el psiquiatra Ivan Goldberg ferirse al amplio abanico de consecuencias generadas por un uso
propuso en forma irónica que se insertara en el DSM [por sus excesivo y compulsivo de tecnologías mediáticas, que consisten en
siglas en inglés, Manual diagnóstico y estadístico de los trastor- trastornos subjetivos importantes, dificultades sociorrelaciona-
nos mentales] un nuevo síndrome, el Internet addiction disorder les y afectivas con disminución del rendimiento escolar y laboral,
(trastorno de dependencia de Internet), que identificaba un cua- hasta llegar a situaciones de aislamiento casi total con respecto a
dro sintomático variado y complejo, útil para reconocer este nuevo las relaciones externas (Caretti y La Barbera, 2001). De manera
trastorno. Este gesto, considerado al principio como una simple más específica, los efectos nocivos del tech abuse van desde los
provocación, produjo luego un impacto interesante en el ámbito trastornos físicos (sedentarismo y, como consecuencia, sobrepeso,
clínico: la comunidad científica comenzó a contemplar seriamente dolores de espalda, problemas de visión y otros) hasta la verda-
la posibilidad de que Goldberg tuviera razón, o sea, de que fuera dera videofijación, o sea, la exposición prolongada a un video en
posible en realidad desarrollar una dependencia con respecto a la condiciones de absorción total, en silencio y, muchas veces, en una
red, del mismo modo en que ocurre con la droga y el alcohol. Desde habitación poco iluminada.
entonces se abrió un continuo debate que por lo demás aún no ha En los niños y jóvenes, el tech abuse se manifiesta por una
concluido: diferentes autores, incluso reconociendo que el abuso serie de conductas explícitas en relación con un aumento de la
de Internet puede ocasionar efectos más bien negativos, aún se agresividad (aumento de las peleas familiares y con los coetáneos
oponen a aceptar la existencia de un síndrome de dependencia sin para adjudicarse más tiempo frente al video); en los adultos, en
sustancias; otros, por el contrario, afirman que puede hablarse a cambio, se manifiesta por una tendencia progresiva a descuidar-
todos los efectos de dependencias conductuales (Alonso-Fernán- las responsabilidades familiares, con un consiguiente aumento de
dez, 1996). los problemas conyugales. Se han informado, además, casos de
Un autor que se ha ocupado de investigar muy en especial madres que se olvidan de ir a buscar a los hijos a la escuela y de
en este campo, desde mediados de la década de 1990, es Mark prepararles la comida (Young y Rogers, 1998).
Griffiths. Él define con el término technological addiction [adic- La variedad de actividades que pueden desarrollarse online
ción tecnológica] (Griffiths, Hunt, 1995) todas las dependencias hace que el Internet addiction disorder no sea una categoría ho-
conductuales que tienen relación con la interacción hombre-má- mogénea de trastornos, sino que se manifieste de diferentes for-
quina, ya sea de tipo predominantemente activo, como en el caso mas, muy distintas entre sí. Éstas incluyen la dependencia del
de las computadoras; ya sea de tipo pasivo, como en el caso de la sexo virtual o cyber-sexual addiction (uso compulsivo de sitios
televisión. dedicados al sexo virtual y a la pornografía); la dependencia de
Griffiths sostiene que las dependencias de productos tecnoló- las relaciones virtuales o cyber-relational addiction (tendencia a
gicos, entre las cuales se encuentra Internet, comparten con las instaurar relaciones de amistad o amor con personas conocidas
dependencias de sustancias algunas características esenciales. online); las net compulsions (juegos de azar y compras compulsi-
Éstas son la dominación (la actividad domina los pensamientos vas online); la sobrecarga cognitiva o information overload (con-
y la conducta del sujeto); los cambios de tono del humor (el co- ducta compulsiva hacia la navegación web); el juego obsesivo en
mienzo de la actividad produce excitación o relax); la tolerancia la computadora o computer addiction (tendencia a involucrarse

136 137
en juegos virtuales, como por ejemplo los MUD, que son juegos
de rol interactivos en los que el sujeto participa construyéndose mente la posibilidad que ofrece este nuevo medio de comunicación
una identidad ficticia). A esta última categoría pertenece la que de poder inventar identidades paralelas a la real constituye un
se define como videomanía, o sea, un uso desmedido y cuantitati- factor de riesgo para el desarrollo de una verdadera dependencia
vamente no controlado de los videojuegos. de Internet sobre todo en los adolescentes, quienes aún no han
El excesivo involucramiento en las actividades de la red por construido su identidad.
parte de muchos jóvenes desvía la atención del trabajo y de la
escuela. El estar conectados por un tiempo demasiado prolonga- Las dependencias alimentarias: anorexia y bulimia
do, incluso durante la noche, producen una alteración del ciclo
regular sueño-vigilia y un cansancio excesivo que invalida el ren-
dimiento tanto profesional como escolar. Y lo que es más grave La difusión de los trastornos de la conducta alimentaria entre
aún, el aumento progresivo de las horas de conexión disminuye el las adolescentes ha asumido en los últimos treinta años dimen-
tiempo disponible para dedicar a las personas importantes y, so- siones de carácter epidémico. Podemos afirmar casi con seguridad
bre todo, a las personas en carne y hueso. Algunas características que constituyen el indicador preelegido del malestar psíquico fe-
fundamentales de Internet, tales como el anonimato y la ausencia menino, en particular durante la adolescencia.
de vínculos espaciotemporales, hacen que sea posible vivir una La tendencia a expresar con el cuerpo y con la acción conte-
experiencia particular, similar al sueño, y la red puede convertir- nidos no traducibles en representaciones mentales es un rasgo
se en un espacio psicológico en el cual proyectar las propias emo- típico de la adolescencia. Los trastornos alimentarios, así como
ciones y fantasías. Este espacio puede prevalecer con facilidad por todo tipo de trastornos de la conducta, tales como la desviación, la
sobre la vida real, de la cual se tiende a extrañarse cada vez más, drogodependencia, los intentos de suicidio, marcan obstáculos en
contribuyendo al desarrollo de la dependencia respecto del mundo el proceso evolutivo normal del adolescente y suponen dificultades
más o menos graves que pueden formar parte de una convulsa
virtual.
La dependencia de videojuegos ya se considera una verdadera crisis de la adolescencia o tender a organizarse en un cuadro psi-
patología de la adolescencia, que debe curarse como la drogode- copatológico. En cualquier caso, a través del trastorno alimenta-
rio, el adolescente evita la elaboración emotiva de aquello que no
pendencia y el alcoholismo. A partir de un estudio realizado a lo
puede elaborar por ser demasiado doloroso. La persona que, como
largo de tres años y que culminó a principios de 2009, llevado a
el adolescente, no es capaz de verbalizar sus propias necesidades,
cabo por el Smith & Jones Center de Ámsterdam a propósito de
las «dependencias de consolas», se constató que en efecto el 93% puede liberar una insoportable tensión emocional a través del len-
guaje de la conducta.
de los pacientes son varones menores de veintitrés años. Después
de Estados Unidos, China y Corea del Sur, también en Europa, En los últimos treinta años se ha escuchado hablar y se ha
para ser exactos, en Ámsterdam, nació el primer centro de desin- estudiado mucho sobre anorexia nerviosa y bulimia, no sólo en el
campo de la medicina, sino también en psicología.
toxicación de los videojuegos, en el que se prevén terapias de cerca
de dos meses de duración para poder desintoxicar y rehabilitar a La anorexia y la bulimia, si bien aún hoy se describen como dos
los jóvenes afectados por fuertes dependencias de este tipo. Formas diferentes de trastornos alimentarios, son en realidad dos
caras de la misma moneda, distintas manifestaciones del mismo
Como ocurre siempre con la llegada de las innovaciones tec-
trastorno. En el pasado, la anorexia nerviosa restrictiva era más
nológicas, también Internet permite, bajo muchos aspectos, un
frecuente que la bulimia, mientras que ahora es sin lugar a dudas
mejoramiento de la vida de las personas, al mismo tiempo que
lo opuesto. Anorexia restrictiva y bulimia tienden a alternarse en
representa un peligro para quienes no saben hacer uso de ella de
diferentes épocas de la vida de una misma persona, aunque con
manera adecuada. Si por un lado la red puede constituir una opor-
frecuencia la fase restrictiva precede a fases bulímicas o anoréxi-
tunidad de obtener apoyo social, en especial para aquellos que
co-bulímicas (Cuzzolaro, 2002).
tienen mayores dificultades relacionales que otros y tal vez una
En este texto, trataremos ambas formas como manifestaciones
baja autoestima, no podemos subvalorar el hecho de que precisa-
d i versas de un único síndrome.

l38
139
su cuerpo el rechazo a asumir el rol femenino materno impuesto
El término anorexia deriva del griego an-orexis, que significa a las jóvenes burguesas de la época, caracterizado por la depen-
«falta de apetito». En la patología en cuestión, en realidad, es un dencia y la pasividad, así también las anoréxicas contemporáneas
término etimológicamente inadecuado: en este trastorno no se ha- parecen perseguir, con sus rituales dietéticos, el alejamiento de
lla presente en absoluto una pérdida de apetito; la anoréxica mue- las formas de una mujer adulta.
re de hambre, pero la búsqueda exasperada de la delgadez la con- En la Edad Media, la religión consideraba que la mortificación
dena a sacrificios extremos para controlar su terror a engordar. del cuerpo a través del ayuno era una modalidad de acceso a lo
La edad promedio de aparición de la anorexia ronda los dieci- divino. Hasta llegar, en el 1500, a Santa Teresa de Ávila, que
siete años, y el porcentaje más alto es entre los catorce y los die- utilizaba una ramita de olivo para inducirse el vómito y vaciar
ciocho años. Por otra parte, en la actualidad parece ir en aumento el estómago ante de recibir la hostia consagrada. El ideal místico
la cantidad de casos de anorexia adulta, en torno a los cuarenta religioso y la ascesis espiritual le atribuían un significado cultu-
años y después del casamiento. ralmente aceptable al ayuno prolongado de las santas anoréxicas.
Aunque entre los trastornos alimentarios es el que registra la Hoy, las mismas conductas se justifican por el ideal estético. El
tasa más alta de mortalidad, es raro que la anorexia conduzca a hecho de que la anorexia sea santa o nerviosa sólo depende del
la muerte; los casos de muerte registrados incluyen los suicidios, y tipo de cultura en el que la joven debe luchar para adquirir el
su pico máximo es del 5% (Harrison, 2006). La anoréxica, más que dominio sobre su propia vida (Bell, 1980).
querer morir, juega con la muerte para dominar su vida. Los modelos culturales no son intrínsecos de la psicopatolo-
La relación varón-mujer, según algunas investigaciones, es de gía del trastorno alimentario, pero constituyen su racionalización
1 a 10, según otras, 1 a 8. El porcentaje de varones anoréxicos conforme a la cultura dominante; en nuestra sociedad actual los
parecería estar aumentando, sin embargo esto podría deberse al mandamientos de la estética funcionan como estímulo a las con-
simple hecho de que aumenta el pedido de ayuda por parte de ductas anoréxicas: se reafirma el valor de un cuerpo femenino
ellos. En este momento, en realidad, el problema más propiamen- delgado, eficiente, atlético, contra la «flacidez» del cuerpo blando
te masculino relacionado con la imagen corporal es querer lucir lo y acogedor que en otro tiempo era el canon estético y el modelo
más musculosos posible, no más delgados. En este caso se habla ideal de femineidad. Y todo esto viene aparejado de una pérdida
de dismorfia muscular, que los especialistas consideran la forma de valor social de la maternidad, que para muchas mujeres es
masculina de anorexia. como un «opcional» al cual reservarle espacios exiguos y residua-
La imagen del propio cuerpo y la construcción de la propia les de sus vidas, o de cualquier modo secundarios con respecto a
identidad de género son los elementos centrales para la aparición otras prioridades. Ante este panorama no debe subvalorarse la
de la anorexia nerviosa. Factores individuales, como la adolescen- separación entre sexualidad y maternidad, posible gracias al uso
cia y la femineidad, y factores psicosociales, o sea, modelos cultu- de anticonceptivos: aun cuando favorece una mayor libertad indi-
rales y relacionales de la familia y de la sociedad contemporáneas, vidual, el «sexo seguro» ha favorecido una notable desvalorización
se entrecruzan para delinear la difusión de este trastorno. de la maternidad, tal como nos lo confirma la caída en la tasa de
Es improbable una correcta clasificación de los trastornos ali- nacimientos en todas las sociedades occidentales.
mentarios en el ámbito de la psicopatología; más bien, pueden Ya hayan sido santas medievales, adolescentes histéricas vic-
considerarse trastornos étnicos, o síndromes culturales (Deve- torianas o modernas adolescentes anoréxicas, estas jóvenes pa-
reux, 1973; Gordon, 1990), o sea, esas manifestaciones patológi- recen tener en común la necesidad de rechazar el cuerpo femeni-
cas de la psiquis humana que la cultura de pertenencia utiliza no adulto: todas expresan, cada una en el lenguaje de su propio
de modo extraño para revelar sus aspectos más ocultos y para- tiempo, la dificultad de conciliar dentro de sí los modelos de rol
dójicos. femenino dominantes en su propia cultura o, más precisamente,
Anoréxicas y bulímicas expresan con el cuerpo el malestar de la dificultad de crecer.
la adolescencia femenina actual, encarnando el modelo de una fe- Ha habido muchos estudios e investigaciones sobre la anorexia
mineidad del todo intelectualizada con un cuerpo por domar. Así mental, y desde hace mucho tiempo. Los enfoques terapéuticos y
como en el siglo xix victoriano las histéricas afirmaban a través de
141
140
teóricos con los que se ha abordado la anorexia mental pueden 2) Conductas compensatorias recurrentes e inapropiadas para
agruparse en varios modelos: médico, psicodinámico, conductual prevenir el aumento de peso, tales como el vómito autoindu-
y sistémico-relacional. cido, abuso de laxantes, diuréticos, enemas u otros fárma-
cos, ayuno o ejercicio físico excesivo;
El modelo médico 3) Énfasis inapropiado en la forma y en el peso del cuerpo para
la evaluación de sí, autopercepción de que se está demasia-
do gorda, con terror a engordar.
El modelo médico fue el primero en ocuparse de la anorexia,
buscándole una matriz orgánica al trastorno. Por otro lado, la sin-
Las intervenciones médicas para el síndrome anoréxico prevén
tomatología típica de esta patología es de alto riesgo para la vida,
a menudo la internación hospitalaria a fin de obtener, en el menor
debido al grave decaimiento físico y a las disfunciones fisiológicas
plazo posible, una remisión de los síntomas (Santonastaso y Fava-
producidas por la anorexia.
ro, 1998). Los parámetros físicos en los que se basa la decisión de
Según el DSM-IV, los criterios diagnósticos de la anorexia ner-
hospitalizar son el peso, el estado cardíaco y metabólico, factores
viosa son:
psiquiátricos y de conducta en general.
Se trata, en verdad, de un tratamiento que podríamos definir
a) el rechazo a mantener el peso corporal por encima o en el
como sintomático, de una intervención que busca aliviar los sínto-
mínimo normal para la edad y estatura dadas;
mas, por medio de la administración de una alimentación forzada
b) miedo intenso a aumentar el peso y las formas del propio
para evitar lo peor. Sin embargo, debe subrayarse que en la ac-
cuerpo;
tualidad, también en el ámbito médico se tiende cada vez más a
e) presencia de una alteración de la imagen corporal en lo que
considerar apropiado un tratamiento interdisciplinario.
respecta a formas y dimensiones;
d) amenorrea.
El modelo psicodinámico
De acuerdo con la eventual presencia de atracones o de con-
ductas de eliminación, se distinguen, además, dos subtipos: el Hilde Bruch, a quien le debemos trabajos fundamentales sobre
subtipo restrictivo, donde la pérdida de peso se consigue tan sólo los trastornos alimentarios, plantea la hipótesis de que en la base
a través de la dieta, al ayuno y la actividad física excesiva; y el del desarrollo del síndrome anoréxico se hallan dificultades en los
subtipo bulímico, al que pertenecen aquellos sujetos que presen- procesos interpersonales durante las primeras experiencias infan-
tan atracones o conductas de eliminación regulares, tales como tiles. Experiencias que hacen que la anoréxica no pueda distinguir
el vómito autoinducido o el uso inapropiado de laxantes, diuré- el hambre de otros estados de necesidad corporal o de excitación
ticos o enemas. emocional. Así se expresa la autora: «Será un individuo carente de
En cuanto a la bulimia, en cambio, sus manifestaciones son: su sentido de ser una criatura, cuyo yo tendrá límites indistintos
y que se sentirá impotente respecto de fuerzas externas» (Bruch,
1) Episodios recurrentes de atracones compulsivos. Un atracón 1973). Un amplio lugar en sus estudios lo ocupan los trastornos de
compulsivo se caracteriza por: la percepción corporal, aspecto central de la anorexia.
a) comer en un determinado período de tiempo (por ejemplo, Bruch dirige su mirada al pasado, a las interacciones madre-
durante dos horas) una cantidad de comida significativa- hijo y a la interiorización de las relaciones interpersonales en la
mente mayor de la que comería la mayor parte de las per- esfera intrapsíquica. Esto la lleva a considerar los conflictos fa-
sonas en un tiempo y unas circunstancias similares; miliares actuales como una reformulación y nueva propuesta de
b) sensación de pérdida del control durante el episodio (por conflictos vividos por el paciente en su primera infancia.
ejemplo, sensación de no poder dejar de comer o contro- Según Bruch, existen dos tipos diferentes de anorexia. La
lar qué y cuánto se está comiendo). anorexia mental primitiva es el trastorno de la imagen corporal

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consistente en la percepción errónea de estar gorda; la verdadera Baker, 1978). Es clara su definición de las características de las
anoréxica se identifica con su aspecto esquelético. En este tipo familias psicosomáticas y de las familias anoréxicas.
de anorexia está presente la incapacidad de percibir de manera Se trata de familias amalgamadas, caracterizadas por una for-
adecuada las sensaciones internas y los estados de necesidad, ma extrema de proximidad y de intensidad en las transacciones
en particular el hambre, y un sentimiento de ineficacia parali- familiares, con límites débiles en sus subsistemas y escasa dife-
zadora domina por completo las acciones, los pensamientos y los renciación en el plano individual. Son familias en las que está
sentimientos. El segundo tipo es, en cambio, la anorexia mental presente una fuerte sobreprotección, de los padres para con los
atípica. Este trastorno está relacionado con factores psicógenos, hijos, y viceversa. De ello deriva una fuerte rigidez, con tendencia
que derivan de condiciones neuróticas o psicóticas, y no incluye el a mantener una organización estática. En tales familias amal-
síntoma más importante, que es el de la «dispercepción» corpórea. gamadas y rígidas, el margen de tolerancia al conflicto se reduce
Las preocupaciones por el cuerpo y por el peso, si bien están pre- notablemente, el cual es evitado de manera regular por medio de
sentes, no asumen proporciones tan importantes. Además, mien- la triangulación negativa.
tras que la anoréxica pura se identifica con su aspecto esquelético En la familia anoréxica el amalgamamiento se orienta en par-
y niega su anomalía, la anoréxica atípica es consciente de su evi- ticular a la hija y a su bienestar, con especial atención a sus ne-
dente estado de escualidez. cesidades psicobiológicas y con escasa orientación extrafamiliar.
Con la llegada de la adolescencia llega también la necesidad de
El modelo conductista conciliar el mundo exterior con el mundo interior familiar, de ne-
gociar pues el conflicto existente entre estas dos realidades. Esto
requeriría esa flexibilidad con la que este tipo de familia no cuen-
Este enfoque centra su interés en la conducta actual de la ano-
ta: sus fronteras externas son tan rígidas y definidas, como débi-
réxica, considerándolo a la par de las fobias. La anoréxica tendría fo-
les y difusas son sus fronteras internas, lo que favorece la consti-
bia a comer. Es un enfoque basado en el principio de que un conjun-
tución de coaliciones intergeneracionales y transgeneracionales.
to de falsos pensamientos y la conciencia del propio cuerpo pueden
Es característica la atención familiar a la dimensión corporal:
modificarse a través de la administración de elementos de apoyo,
«La preocupación por los problemas somáticos es un elemento im-
constituidos por premios y castigos, de modo que «cada uno pueda,
portante para la cultura de la familia» (ibídem). Esto puede des-
por sí solo, obtener una situación más satisfactoria» (Crisp, Joughin
encadenar los síntomas psicosomáticos en el hijo, con el objetivo
y Halek, 1997). Las estrategias más eficaces serían las que inciden
de desviar el conflicto familiar; pero en el plano individual, para la
en la capacidad del sujeto de ayudarse a sí mismo, por medio de una
hija, la enfermedad puede representar una carta de presentación
modalidad clara y definida de programas diarios para afrontar los
basada cada vez más en definiciones implícitas de incompetencia,
diversos problemas que, como en todas las formas de dependencia,
que se vuelven tanto más dramáticas cuando se le pide a la ado-
pueden contribuir al abandono de la conducta disfuncional.
lescente que exprese sus propias capacidades personales; tanto
A menudo, el tratamiento se lleva a cabo en el ámbito de la
que «para el sujeto que ha experimentado el dolor de su inadecua-
internación, sin embargo, si no se toman en cuenta los aspectos de
ción, iniciar una dieta significa adquirir un sentido de poder y de
fondo del síndrome, sino sólo sus manifestaciones sintomáticas,
independencia» (Gordon, 1990).
no puede garantizarse una mejoría a largo plazo.

El modelo sistémico-relacional: Mara Selvini Palazzoli


El modelo sistémico-relacional: Salvador Minuchin

Selvini Palazzoli incorpora las ideas e intuiciones clínicas de


Minuchin, partiendo del presupuesto de que el síndrome debe
Bruch y realizará un gran trabajo individual con las pacientes
encuadrarse en el contexto en que se manifiesta para compren-
anoréxicas hasta dar su giro hacia la terapia familiar. A ella se
der sus significados relacionales, aborda también la anorexia en
deben los estudios más originales y profundos sobre los modelos
el ámbito de los trastornos psicosomáticos (Minuchin, Rosman y

144 145
familiares que producen y sostienen la anorexia (Selvini Palazzo- adecuación es una dimensión universal que atraviesa la historia
li, 1981). La autora consigue definir un conjunto de modelos espe- de la experiencia femenina a lo largo de los siglos, pero el modo
cíficos y articulados del juego familiar en las familias con jóvenes de defenderse de la inadecuación está determinado culturalmente
anoréxicas, al punto de que puede hablarse de proceso anoréxico ( Andolfi, Angelo y D'Atena, 2001).
en la familia. Como base de su teoría se encontraría el concepto de
embrollo relacional, entendido como una «táctica conductual ca-
La evolución de nuestra intervención familiar con adolescentes
racterizada por la ostentación, como privilegiada, de una relación a noréxicas
diádica intergeneracional (progenitor-hijo) que, en los hechos, no
es tal» (Selvini Palazzoli y otros, 1988), y cuyo objetivo implícito
sería la instigación del hijo contra el otro padre. Durante casi cuarenta años, la intervención clínica de Mau-
Sin entrar en los detalles de las diferentes fases de este proce- rizio Andolfi y su grupo de trabajo con pacientes anoréxicas ha
so, puede decirse que éste estaría basado en una crisis de pareja, o tenido lugar en el contexto familiar de estas últimas.
sea, una crisis de pareja ya crónica y estática que, a través de una En la década de 1970 era muy raro encontrar a muchachas
triangulación negativa de la hija, mantiene su statu quo. Además anoréxicas en psicoterapia familiar, en primer lugar porque este
de la crisis de pareja, son varios los aspectos generales que la au- cuadro psicop tologico estaba bastante menos difundido que hoy,
tora capta y destaca en las situaciones de anorexia tratadas por y también a c usa del prejuicio social con respecto a una enfer-
ella ya en la década de 1980. Entre ellos, la presencia de vínculos medad inquiet nte, del tipo de graves patologías mentales, como
la psicosis; no p azar era definida como anorexia nerviosa, para
sin resolver con la familia de origen por parte de los padres, la
intolerancia a la desaprobación social y la tendencia sacrificial subrayar el hecho de que tenía que ver con el sistema nervioso
más que con la esfera alimentaria.
y a soportar humillaciones por parte de la anoréxica, el sufrir en
silencio por el amor de la madre por parte de los hermanos y her- Una vez de regreso de los Estados Unidos, en línea con el trabajo
manas, provocando así rabia y envidia en la anoréxica. clínico de Salvador Minuchin llevado a cabo en la Clínica de Orien-
tación a la Infancia de Filadelfia, Andolfi introdujo en su grupo ori-
Más tarde, en 1998, en su libro Muchachas anoréxicas y buil--
ginario, en el Instituto de Terapia Familiar de Via Reno en Roma,
micas, Mara Selvini Palazzoli, a partir de un importante trabajo
las así llamadas lunch sessions, consistentes en sesiones manteni-
de seguimiento de la casuística realizado a lo largo de cerca de
veinte años, profundiza en los contenidos teóricos anteriores, refi- das durante el almuerzo en las que la familia con la paciente ano-
nándolos y ampliando el marco de referencia. Se trazan hipótesis, réxica y los terapeutas se sentaban juntos a la mesa. En un primer
no sólo de los diversos tipos de anorexia, sino también de los mo- período, las sesiones tenían el objetivo de forzar a la anoréxica a
delos familiares diferenciados como base del trastorno. comer, dándole cabida al consentimiento de los padres a forzar la
Debe reconocérsele a Mara Selvini un gran cambio, con el paso voluntad de la anoréxica como un recurso útil, aunque sin duda
.t utoritario, para convencer a la muchacha de que comiera. Esto
de los años y los avances de su carrera, en el enfoque diagnóstico
y, por lo tanto, terapéutico de la anorexia. En el transcurso del respondía a una modalidad de intervención activa y coercitiva (tal
tiempo, fue concediéndosele un lugar cada vez más importante vez muy en sintonía con el momento histórico de entonces), cuyo
t mico aspecto positivo era que creaba una asunción de responsabi-
a los valores individuales y personales no sólo de las anoréxicas,
sino también de los familiares, con especial atención a la medida lidad conjunta por parte de los padres, de otra manera divididos y
en que los diferentes niveles de lectura se hallan entrelazados Otos a fáciles triangulaciones. Sin embargo, esta modalidad fue
entre sí. La vía interpretativa se desplaza hacia tres polos relacio-
,

,itstituida muy pronto por una técnica casi opuesta, paradójica, en


nados entre sí: la familia, el individuo y el síntoma; tanto, que se función de la orden, verbalizada en la sesión por el terapeuta, de no
opera una distinción entre primera y segunda anorexia, basada permitir que la joven anoréxica comiera nada, mientras que el res-
en las diversas funciones del síntoma mismo. El síntoma de la to de la familia y el terapeuta conversaban con soltura entre ellos
primera anorexia tendría una función defensiva respecto de un ientras comían, casi ignorando su presencia. El objetivo implícito
1 - ;1, como es obvio, estimular a la anoréxica a la transgresión, hasta
problema histórico, desde el momento en que el sentimiento de in-

146
147
que terminara por comer, con tal de mantener una postura de po- Trastorno en la percepción de la muerte
der en la cual: «¡Nadie puede decidir lo que debo hacer!».
Este tipo de lenguaje y de técnicas ha sido ampliamente su-
A través de nuestra experiencia clínica hemos podido com-
perado y ha comportado profundas autocríticas en el tiempo. Sin
probar, cada vez con más frecuencia, que la paciente anoréxica
embargo, basta con leer los volúmenes La famiglia rigida (Andolfi
raramente tiene la intención de matarse (como es obvio, habla-
y otros, 1982), con su provocativo enfoque, y Paradoja y contrapa-
rnos sobre todo de muchachas adolescentes, mientras que es más
radoja (Selvini Palazzoli y otros, 1975), para comprender el clima
grave la evolución de pacientes adultas crónicas, a las que no nos
cultural y los pensamientos clínicos de la época.
estamos refiriendo en este trabajo). ¡A lo sumo, su objetivo es ser
En los últimos treinta años, el enfoque hacia la comprensión y
más protagonista aún y su gesto es más que nada una expresión
hacia la terapia del fenómeno anoréxico en el contexto familiar ha
exasperada de poder y un grito desesperado de independencia! En
ido sufriendo modificaciones progresivas, y para nosotros y para
la inmensa mayoría de los casos, el tema y el riesgo de una posible
nuestro grupo clínico en la Academia, el trabajo se ha desplazado
muerte por inanición y debilitamiento generalizado está presente
de modo decisivo del tema de la comida y la alimentación, más o
por períodos bastante prolongados, como si jugar entre la vida y
menos forzada, al de la naturaleza de la identidad y de la natura-
la muerte fuera una habil . ad particularmente desarrollada en la
leza evolutiva, tal como se describe en diferentes trabajos (Andolfi
experiencia de la joven a oréxica.
y Angelo, 1987; Andolfi, Angelo y D'Atena, 2001), en busca de los
A menudo se asiste internaciones hospitalarias más o menos
significados relacionales e históricos en los que sea posible ubicar
forzadas, siempre muy raumáticas, que favorecen una estabiliza-
esa Forma extrema de rebelión contra la propia dimensión de ado-
ción biológica de la j en, con el aumento de uno o dos kilogramos,
lescente y contra el mundo de los afectos familiares.
pero después, de regreso en casa, muy rápido las cosas vuelven
A continuación resumimos algunos puntos clave, útiles para
a ser como antes: el juego empieza otra vez, a menos que ocurra
la comprensión y el tratamiento de la anorexia según el enfoque
algo a niveles muy distantes de los de su control extremo para con
trigen eracional.
la ingestión de comida y el aumento de peso.
He aquí el recuerdo lejano en el tiempo (después de haberse
Trastorno de la imagen del sí mismo y del propio cuerpo curado) de una joven anoréxica sobre su internación hospitalaria:

No cabe duda de que la adolescente anoréxica sufre una grave Yo no quería ir, hacía como los niños, me tiraba al suelo y me afe-
distorsión de la imagen del sí mismo y de su propio cuerpo. rraba a los marcos de las puertas mientras mis padres, con lágrimas
Hemos conocido a muchachas, con cuerpos espléndidos y ar- en los ojos al igual que yo, trataban de arrastrarme... en ese momento
mónicos, que se «diseccionaban» con la mirada frente al espejo, me salvaron la vida. No estaba convencida de que podría recuperar-
encontrando defectos físicos imperceptibles o inexistentes, y que me, ¡porque me faltaba la determinación de querer curarme!.
se obsesionaban con esas imperfecciones hasta el agotamiento.
Pechos, glúteos, nariz, orejas, abdomen, rodillas, axilas pueden Éste es el meollo de la cuestión, una lucha agotadora y un bra-
convertirse en partes del sí mismo insoportables, y conducir a dra- zo de hierro entre quienes quieren que la joven se cure (los pa-
mas familiares, con relativa impotencia por parte de los padres y dres, los hermanos, los especialistas) y ella misma que no quiere
hermanos, incapaces de ofrecer solución alguna. curarse.
Rechazo a la comida, uso de laxantes, atracones, vómitos recu- En este sentido, la dependencia alimentaria es muy diferente
rrentes, todos parecen ser ritos cotidianos para autocastigarse y de la dependencia de sustancias, por cuanto el drogodependiente
confirmarse su propia imposibilidad de entrar positivamente en corre un riesgo de muerte mucho mayor por sobredosis, ya sea
la etapa adolescente. involuntaria o conscientemente. El drogodependiente tiene una
visión más realista del hecho de que en efecto se puede morir a
causa de la droga y, finalmente, algunos mueren en realidad por
suicidio.

1 48
.
149
con mayor retardo, hacia los veinticinco o los treinta años, en esa
Un trastorno étnico
etapa que varios autores describen como adolescencia prolongada
(Scabini, 1997). Este fenómeno puede explicarnos el aumento de
Al parecer, en los países pobres, donde la comida escasea, es patologías de dependencia y las formas exasperadas de rebelión
más bien improbable desarrollar un trastorno anoréxico. Como adolescente tales como la anorexia.
afirma Mara Selvini Palazzoli, la anorexia «es un síntoma rela-
cionado con la civilización opulenta»: se juega con el cuerpo en
El síndrome de Peter Pan y del «hijo crónico»
las sociedades de bienestar; bajar o aumentar de peso, darse un
atracón, ¿qué significado tendría todo esto en África, donde falta
La dificultad para crecer de la anoréxica, que puede asociarse
la comida? Pero no bien asistimos, también allí, a un boom del
con el complejo de Peter Pan, también incluye dificultades de todo
consumismo, encontramos las mismas premisas para desarrollar
el núcleo familiar para afrontar las tareas evolutivas en el mo-
tales patologías.
mento de transición. No debe olvidarse que la adolescencia de los
En el caso clínico que describiremos a continuación, nos encon-
hijos, en especial en nuestros días, coincide cada vez con mayor
tramos ante un grave trastorno de una muchacha de Bangladesh,
frecuencia con el deber aceptar el avance de la edad por parte
que se había trasladado desde hacía muchos años con su propia
de los padres y con la posible pérdida de los abuelos ancianos.
familia a Canadá. Con la familia y los amigos hablaríamos preci-
En sustancia, el conjunto de ajustes y reorganizaciones que se le
samente del hecho de que según sus recuerdos no hay trastornos
exigen a la familia durante la adolescencia de los hijos suele ser
anoréxicos en Bangladesh, donde la gente muere de hambre y los
complejo, tanto en términos de cantidad como de calidad. Por lo
problemas sociales son bien diferentes. Si luego volvernos la mi-
tanto, no es infrecuente que se instaure una suerte de codepen-
rada al Magreb o a los países árabes en general, podemos notar
dencia recíproca que lleva al adolescente a comenzar la «carrera
que los spots televisivos y los medios masivos representan a una
de hijo crónico» (Andolfi, 2003), o sea, de un hijo que se niega a
mujer voluptuosa, con curvas; en estos lugares serían muy poco
crecer y emanciparse, en apariencia por su necesidad de control
atractivas las chicas como amazonas, sin senos o esqueléticas.
de los movimientos afectivos familiares, pero en realidad por el
terror a «perderse» en el mundo exterior.
Centralidad de los hijos y prolongada dependencia en casa
El problema no es la comida, sino el mundo exterior
Sin duda, en la sociedad occidental hemos asistido a cambios
radicales en la organización afectiva de la familia Las reglas y las
El verdadero problema de la adolescente anoréxica no tiene
fronteras generacionales han sufrido cambios profundos. Los hi-
que ver con la comida y con las extenuantes batallas en la mesa
jos, ahora menos numerosos (estamos en un promedio de 1,2 hijos
familiar, sino con el mundo exterior, percibido como amenazante
por familia), han aumentado su centralidad dentro de la familia.
y harto peligroso.
Hemos pasado de una familia con muchos hijos (potencialmente
Las anoréxicas tienen un miedo terrible del mundo exterior
productivos en una sociedad agrícola) a una familia donde los hijos,
y de confrontar con sus coetáneos. Son tiránicas dentro de la fa-
en cuanto pocos, son en sí el «bien de la casa»: amados, venerados
milia, que es su territorio de seguridad y de abuso afectivo previ-
y consentidos por padres y abuelos, con la consiguiente pérdida de
sible, mientras que en el mundo exterior casi no son capaces de
los límites entre quien representa a la autoridad, o sea los padres,
entablar relaciones afectivas y, por lo tanto, es difícil que formen
y quien crece, obedeciendo y respetando las reglas de los adultos.
parte de un grupo de amigos. Por lo general en la escuela tienen
La centralidad infantil, que a veces se transforma en conduc-
excelentes notas, son perfeccionistas, pero cualquier comentario
tas tiránicas y omnipotentes, es más una construcción social que
que pueda siquiera asemejarse a una crítica se convierte para
un problema creado por la generación más joven. La centralidad
ellas en una frustración inmensa. Por último, en lo que atañe a
atraviesa la infancia y llega también a la adolescencia, que suele
los sentimientos, estas jóvenes sufren una hipersensibilidad al
considerarse la edad de la liberación, y que cada vez más ocurre

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rechazo y el terror de sentirse desvalorizadas. Todo esto las lleva La parte regresiva y la parte superadulta coexisten, pero están
a evitar por completo relaciones físicas y sexuales, que muchas disociadas entre ellas
veces consideran algo sucio o degradante.
Después de haber descrito la parte superadulta desarrollada
Inversión de los roles y de la función parental: el adolescente por la muchacha en el seno de la familia, no podemos olvidar que
abuelo la conducta anoréxica en sí representa una elección muy regresi-
va, que hace hundirse a la joven en actitudes caprichosas y tirá-
En los capítulos anteriores habíamos afirmado, y lo veremos nicas propias de una niña consentida de tres o cuatro años; ade-
más adelante cuando hablemos de depresión reactiva en los ado- más, la suspensión de la menstruación nos habla de un rechazo
lescentes, que los trastornos psicológicos en la edad evolutiva tie- biológico al rito de pasaje a la verdadera vida de adolescente. De
nen una fuerte conexión con muchas formas diversas de disfun- este modo viene a crearse una suerte de splitting, de disociación
ción familiar y conyugal. entre un plano adulto y otro infantil. El objetivo de la terapia será
En la anoréxica, el fenómeno de la inversión de roles es muy restituirle a la muchacha su adolescencia, jugando tanto con su
frecuente, ya sea por la presencia a veces opresora de la madre en parte regresiva como con la superadulta, ayudando a los padres a
el desarrollo de los hijos, ya sea por una suerte de evanescencia retomar a pleno el timón de la familia.
de las figuras paternas. Es un hecho que la paciente anoréxica
controla la vida de la familia (control que nace y se desarrolla La anorexia como forma extrema de rebelión adolescente y de
muchos años antes de la aparición de la conducta anoréxica) y búsqueda del amor
se convierte en testigo privilegiado de cortes emocionales, conflic-
tos de pareja, carencias afectivas sufridas por los propios padres;
A diferencia del varón, que tiende a exteriorizar sus malesta-
a menudo se convierte en una suerte de partner sustituto para
res a través de la agresividad, la mujer tiene una tendencia más
madres afectivamente solas y se «especializa en funciones protec-
reflexiva y prefiere guardarse todo lo que puede. La rabia y el
toras con respecto a los padres, como si fuera una abuela». No es
dolor, como energías negativas, ponen en acto la rebelión adoles-
raro que las muchachas anoréxicas se identifiquen con una abuela
cente atacando el cuerpo y privándolo de toda forma de vitalidad
que tuvo importancia en lo afectivo, y de ahí toman su ejemplo y
o pasionalidad. La anorexia equivale a la muerte virtual.
sus actitudes.
Sin embargo, debe admitirse que cuando logran superarse los
Recordemos un caso donde la abuela materna de una joven
aspectos patológicos, en una anoréxica solemos encontrar a una
anoréxica participó en un encuentro de terapia familiar y se pre-
persona de una sensibilidad, profundidad e inteligencia muy no-
sentó con un sombrero de visón en la cabeza. Durante la sesión
tables, en ocasiones superiores a las de muchachas consideradas
se supo que la muchacha había crecido muy en contacto con esa
«normales». Como si estar mal, sufrir y hacer sufrir a los seres
abuela, cuyo nombre llevaba y que la quería y la protegía muchí-
queridos, una vez superado, representara un valor agregado al
simo. Lo opuesto a su madre, quien no había podido ganarse la
propio sentido de la persona.
estima y la admiración de su propia madre. El terapeuta le pro-
También es cierto que en la anoréxica curada persistirá por el
puso a la abuela que le extendiera el sombrero a la nieta para ver
resto de su vida cierta dosis de dificultad en el plano de la intimi-
si esta última se lo ponía con la misma gracia con la que lo llevaba
dad y de la sexualidad, ya que será muy difícil que pueda sentirse
la anciana señora. La joven, muy excitada por la prueba, se puso
segura a este nivel. Tan antiguo es el miedo al rechazo. Aunque
el sombrero con indudable «gracia». Ante la propuesta del tera-
tenga hijos y una relación estable, ese miedo quizás permanezca
peuta de pasárselo a la madre, esta última, con gran embarazo, se
intacto. Por otra parte, ¿quién es perfecto?
lo puso no sin torpeza, lo que provocó la crítica de la abuela. Con
esto quedaba confirmada la preferencia de la abuela por la nieta.

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to, también la terapeuta individual de Nita se había desalentado
La anorexia de Nita: encrucijada entre Bangladesh y Canadá por la falta de cambios en ella. Así fue como, en el contexto de esta
crisis terapéutica y de la persistencia de los síntomas anoréxicos
Los fragmentos que a continuación presentamos corresponden de Nita, se solicitó una consulta a Andolfi.
a una sesión de consulta realizada por Andolfi hace dieciocho años En esta sesión se encuentra presente la familia en pleno, el
2
en Canadá, con una familia originaria de Bangladesh. Es una fa- terapeuta familiar y la terapeuta individual. El consultor está de
milia compuesta por el padre, ingeniero naval de cincuenta y tres momento detrás del espejo unidireccional y elige entrar en con-
años, la mujer, ama de casa de cuarenta años, y las hijas, Nita, de tacto con la familia de manera indirecta, a través de un mensaje
dieciocho, y Lila, de catorce. enviado por medio del terapeuta familiar. De hecho, su posición
La pareja se había casado hacía dieciocho años, y su matrimo- detrás del espejo, que al principio se pensó como temporal, se
nio, según las tradiciones de su país de origen, había sido acor- mantendrá durante todo el primer encuentro.
dado: el marido se había casado después de ver y apreciar una Éste será el primer experimento de Andolfi de conducir una
fotografía de la hermana de su futura mujer, confiando en la se- sesión a través de una especie de supervisión a la familia con la
mejanza física entre ellas. colaboración activa del paciente. Esta experiencia, ocurrida casi
La primera manifestación del síntoma de la anorexia había por azar, cambiará muchísimo el modo de pensar la terapia y la
sido advertido cuando Nita tenía catorce años y estaba por entrar supervisión de Andolfi en los años siguientes y, sobre todo, su pen-
al secundario. Cuando su peso descendió hasta niveles críticos, la samiento sobre dónde y cómo buscar la competencia y los recursos
joven fue internada en el hospital zonal, donde fue alimentada por de la familia.
la fuerza, introducida en una terapia de grupo y en una terapia
individual con una psiquiatra. De consulta a supervisión de la muchacha anoréxica
Tras algunos meses de internación, toda la familia fue remitida
a un conocido centro de Toronto, el George Hull, que se ocupaba
Lo que hace el consultor en este caso es un experimento paradó-
de familias y adolescentes. En este contexto, los padres hablaron
jico: hace una consulta por lo que respecta a la entrada en situación
de la pérdida de apetito de su hija, de su rechazo a participar en
de terapia como externo, pero no hace una consulta directa en el
las comidas y de su negativa a salir de casa. Precisamente cuando
sistema terapéutico. Más bien instaura una relación de «supervi-
habría podido esperarse un aumento de la autonomía personal, se
sión directa» con la joven desde detrás del espejo. En realidad, su
había producido lo contrario.
tipo de intervención es muy particular, por completo ajena a los
Dos meses antes de la consulta de Andolfi, la abuela materna,
procedimientos estándar; sin embargo, a su entender, éste es el
que residía en Bangladesh, se había enfermado de gravedad y la
único modo de no sentirse involucrado y de poder moverse en una
madre no había podido ir a verla antes de que muriera porque jus-
situación de crisis terapéutica: dentro del grupo de participantes en
tamente en ese período Nita se había agravado. De esta situación
este encuentro se halla el equipo de tratamiento completo, al me-
de duelo nos enteraríamos sólo durante nuestra consulta.
nos una decena de figuras institucionales (psiquiatras, enfermeros,
El terapeuta familiar, luego de catorce meses de terapia con
asistentes sociales, nutricionistas, psicoterapeutas individuales y
la familia sin cambios sustanciales, había decidido trabajar sólo
familiares, etcétera) que han puesto su mano en este caso y donde
con la pareja, confiando en el hecho de que un mejoramiento en
todos, familia y terapeutas, parecen haber fracasado.
esa relación produciría mejoras en la muchacha. En realidad, este
trabajo había sido muy difícil y la pareja se estaba estabilizando Así, el consultor decide no entrar en la sesión y permanecer
detrás del espejo unidireccional, enviándole a la familia, a través
cada vez más en una situación de «separación en casa». Entretan-
del terapeuta, un mensaje más bien provocador.

TERAPEUTA: Él está detrás del espejo. Ha escuchado la historia


2Este caso clínico, cuya descripción se retorna aquí, modificada y amplia-
da, ha sido citado por Elisabeth Ridgely en el volumen La consulenza in de la terapia y podría llamar, a veces. El mensaje que quiere
terapia familiare (Andolfi y Haber, 1994).

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hacer llegar es que él mismo se preguntaba, dado que Ban- rERAPEUTA (de pie frente a Nita): ¡Era el doctor Andolfi y quería que
gladesh ha fracasado y que Toronto también ha fracasado en te diera este mensaje: «Tú sabes lo que él quiere decir cuando
cuanto a brindarles ayuda, de qué manera un terapeuta de afirma que no hay esperanza en Bangladesh ni en Toronto»!
otro continente puede ayudarles esta mañana, y por ese moti-
vo tenía reservas con respecto a una posible intervención suya El fragmento anterior es un primer paso hacia una complici-
y a iniciar esta consulta. dad terapéutica con la joven. Ella sabe que las cosas no han cam-
MADRE: ¿A qué se refiere por fracaso? biado, también porque ella no quiere curarse, y las respuestas de
TERAPEUTA: Bueno, en cierto sentido, debo interpretar sus pala- los padres parecen modalidades protectoras para no admitir que
bras: creo que por fracaso entiende... en el sentido de que Tina en el fondo nada ha cambiado. Pero tal vez este extraño terapeuta
(la terapeuta individual) y yo hemos comenzado a trabajar con que viene de lejos puede darle palabras a la «no esperanza» pre-
ustedes hace catorce meses; supongo que quiere decir fracaso sente en la realidad, para suscitar algún movimiento y ver qué
en el sentido de que ¡en realidad nada ha cambiado! hay al otro lado de la máscara familiar.
MADRE: Algo ha cambiado, algo está cambiando, no hemos fraca-
sado, estamos avanzando, ¡sí lo estamos haciendo! ¿Qué quiere MADRE: ¿Me pregunto cómo puede decir que no hay esperanza? No
decir, por qué? lo sé... ¡Creo que sí hay esperanza!
TERAPEUTA: No, fracasado en el sentido de que nada ha cambiado. TERAPEUTA: Él siente que no hay esperanza en el sentido de que...
Por ejemplo, ustedes vinieron a nosotros después de la interna- ¿para qué sirve que haya venido? Él teme que no cambie nada,
ción en el hospital, pero nuestro trabajo, incluidos los informes ¿y usted siente que hay esperanza?
de los médicos, no nos ha llevado a ninguna parte. MADRE: Sí, por supuesto, ¡siento que algo está cambiando!
PADRE: Creo que en el Brendon Hospital hubo un pequeño cambio PADRE: j Sí ! Como le decía, desde que volvió del hospital ha mejora-
en su vida, después de haber estado en el hospital y de haber do mucho, aparte de la cuestión de la comida, después hemos
salido de él, algo ha cambiado. ¡Pero es ella la que se resiste a visto que estaba cayendo de nuevo en los viejos hábitos.
comer todo lo que debería! NITA (con un rayo de luz en la mirada): Yo sé lo que quiere decir...
TERAPEUTA: Pero ¿no es por eso por lo que vinieron? que lo escucho, escucho a todos, pero no sé si lo sigo, también
PADRE: Y creo que ella tal vez nos está probando, aparte de esto, a él... puedo decir que lo entiendo... hago sólo lo que puedo. A
ella estaba acostumbrada a estar sola en su cuarto del hospi- veces sí, a veces no, depende. Depende de mí, no me importa y
tal, nunca salía, no veía gente; ahora es libre, va adonde quie- no escucho a nadie, hago sólo lo que quiero, por lo tanto, tal vez
re, todo va mejor. tiene razón cuando dice que no ha cambiado nada.
PADRE: Sí, ¿pero cómo esperas llegar a tener una salud normal?,
Ya no hay esperanzas ¿quieres tener una salud normal?
NITA: No lo sé.
(Suena el intercomunicador por primera vez. El terapeuta se le- PADRE: ¿No lo sabes?, ¿no crees que las personas que tienen una
vanta y va a responder. A partir de ahora todas las intervencio- salud normal funcionan bien?
nes del consultor son «susurradas» a través del intercomunica- NITA: Eso me has dicho, pero yo no lo creo.
dor detrás del espejo.) PADRE: ¿No? Pero por como yo lo veo, tu mente está cambiando, a
CONSULTOR: ¿Cómo te llamas? veces está en un lugar, luego de repente cambia, siento que no
TERAPEUTA: Paul. puedes decidir qué quieres hacer o cómo debes hacerlo.
CONSULTOR: Paul, ¿puedes ir frente a la muchacha y decirle: «Tú
sabes lo que quiere decir el doctor Andolfi cuando afirma que No bien le dan el mensaje del consultor, la joven comienza a
"ya no hay esperanza en Bangladesh ni en Toronto"», y des- sentir curiosidad: comienza a mover los ojos como para buscar
pués ir a sentarte sin dar explicaciones? la presencia que está detrás del espejo y al mismo tiempo inten-

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ta comprender qué rumbo va a tomar la sesión. Es interesante Desde este momento en adelante, durante la sesión, hablará sólo
observar cómo una primera sintonía afectiva entre este consul- con ella, siempre a través del intercomunicador instalado detrás
tor que «no sabe si entrar» y esta joven que «no sabe si seguirlo» del espejo, en tono de susurro, puesto que la distancia entre ellos
constituye una motivación fundamental. En otras palabras, es es de apenas veinte centímetros, separados únicamente por la pa-
el comienzo de una colaboración implícita. Y todo esto en oposi- red del espejo unidireccional.
ción al padre, que habla tanto en vez de escuchar; la madre está
más preocupada que él por la definición pesimista de la situación, CONSULTOR: Hola, Nita.
mientras que la hermana menor, frente a la «reina», tiene los bra- NITA: Hola.
zos cruzados y parece muy enojada. CONSULTOR: ¿Piensas que ahora tu padre es capaz de sentir la
El consultor introduce la idea de que no hay más esperanza muerte en la familia?
porque la esperanza, al contrario, existe siempre, basta con que- NITA: No lo sé.
rer buscarla. Es una paradoja así como es una paradoja declarar CONSULTOR: ¿Puedes tratar de ver? Porque si tu papá puede sentir-
su imposibilidad de ayudarlos cuando en realidad mueve los hilos la entonces tal vez hay alguna esperanza; de otro modo no hay
a través del intercomunicador desde detrás del espejo. Son pa- motivo para que yo me reúna con ustedes en la otra habitación.
radojas que estremecen a todos, aparte de este padre que parece ¿Puedes tratar de ver, por favor? ¿Puedes tratar de ver con él
hablar sólo consigo mismo. si logra sentir la muerte y el fracaso de esta familia? ¿Puedes
probar y después me llamas?
La muerte en la familia
El consultor no se presenta, no tiene necesidad de preámbulos,
(Suena el intercomunicador; responde el terapeuta.) va directo al grano, como si entre él y la muchacha ya se hubiera
CONSULTOR: Paul, puedes decirle al padre: «Usted habla siempre y consolidado una relación. Le pide que pase un mensaje bastante
ése es el signo más evidente de que no hay esperanza. ¿Puede duro en relación con el padre y, mientras, consolida su alianza con
permanecer callado tres minutos y sentir la muerte que hay en ella cuando le pide que lo llame no bien su padre sienta algo. De
la familia?». este modo, establece una suerte de reciprocidad, por la cual tam-
TERAPEUTA (al padre): El doctor Andolfi dice que su hablar es el bién Nita podrá activar al consultor con sus respuestas.
signo más grande de que no hay esperanza en su familia y se
pregunta si usted puede permanecer en silencio por tres minu- NITA (al padre): ¿Entendiste lo que dijo antes Paul? ¿Sientes la
tos y sentir la muerte en la familia. muerte en la familia, ahora?
(Después de un largo silencio que penetra en la habitación, suena PADRE (mirando a su hija a los ojos): No, no siento ninguna muerte.
el intercomunicador.) NITA (un poco incómoda, sonriendo): No entendiste. ¿Has enten-
TERAPEUTA (a la muchacha): Nita, el doctor Andolfi quiere hablarte. dido?

Hasta ahora, el consultor se había comunicado siempre a tra- A pesar de la negación verbal, por primera vez este hombre,
vés de Paul, el terapeuta, quien ha intentado hacer lo mejor posi- que emocionalmente aparentaba un distanciamiento total, se in-
ble, a pesar de la incomodidad de una situación imprevisible in- volucra en un intercambio no verbal, como si lo esperara. Luego
cluso para él. Durante esta pausa interminable el consultor tiene resta ver cómo logrará organizar los mensajes que recibe; sin em-
una intuición: este silencio absoluto tal vez puede vincularse con bargo, es muy interesante el juego de miradas que se crea entre
una elaboración real de algún duelo en esta familia. No son mu- padre e hija, si bien la sonrisa de la joven parece inadecuada con
chas las familias que habrían tolerado tres minutos de silencio. respecto a la pregunta.
El consultor está dispuesto ahora a tomar un camino y siente que
se puede experimentar en una relación directa con la muchacha. PADRE: No veo por qué debería sentir la muerte, en una familia
donde no hay muerte...

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CONSULTOR: Nita, ¿puedes tratar de ayudarme? ¿Puedes tratar de
NITA (al terapeuta): ¿Cuál es el número de teléfono, puedo llamar? ayudarme en serio?
TERAPEUTA: Sí, si alzas el auricular, él responde del otro lado. NITA: ¿Cómo?
(Nita llama.) CONSULTOR: Ahora, si quieres ayudarme, si puedes mira a tu padre
CONSULTOR: ¿Sí? a los ojos y pregúntale: «¿Has muerto primero como marido o
NITA: Bien, ya está la respuesta. como padre?». Trata de hacerlo como si de verdad quisieras
CONSULTOR: ¿Perdón? una respuesta desde su corazón y no desde su mente. Tú co-
NITA: ¡Ya está la respuesta! noces bien la diferencia entre el corazón y la mente. Después
CONSULTOR: No entendí la verdadera respuesta. espera la respuesta quedándote frente a él. Buena suerte.
NITA: ¿No la escuchaste?
CONSULTOR: No, porque mientras hablabas de muerte sonreías. Mientras el consultor habla con Nita por el intercomunicador,
Me sentí confundido, me confundía un poco. ¿Puedes ver si tu el padre, como si tuviera que concentrarse bien en algo, saca los
padre tiene experiencia de la muerte, pero sin reír? Porque, anteojos del bolsillo de su chaqueta y se los pone: los sentidos
si te ríes, tu papá no recibe el mensaje, ¿lo sabías? ¡Vuelve a parecen confundirse, como si este hombre necesitara hacer foco,
intentarlo! sentir con los ojos.
(Nita vuelve a su lugar y, cambiando completamente el tono.)
NITA: ¿Has sentido algo? NITA (al padre): Antes... ejem... escucha, ¿te moriste antes como
PADRE: ¿Qué debía sentir? ¡No veo la muerte en la familia! marido o como padre?
NITA: ¿Qué pensabas? PADRE: Repite eso.
PADRE: Pensaba en ti. NITA: Si moriste antes como marido o como padre.
NITA: ¿Qué pensabas? PADRE: ¡No me he muerto, no me he muerto!
PADRE: En cuánto han mejorado las cosas. NITA: ¿Quiere decir que la única forma de que adviertas un senti-
NITA: ¿Y eso cómo es? miento de pérdida es mediante una muerte real?
PADRE: He llegado a pensar que el tratamiento que tuviste no ha PADRE: Sí, es la única forma.
sido el tratamiento correcto para la anorexia, y si hubieras
podido estar en el hospital por seis meses o un año, bajo su CONSULTOR: Hola, Nita, estuviste muy bien, ¿crees que llegaste a
asistencia, habrías mejorado. No sólo eso. En general, donde su corazón?
tienen un tratamiento para la anorexia, un tratamiento espe- NITA: Es muy difícil.
cífico. Creo que éste es el único hospital en Toronto para tratar CONSULTOR: ¿Es difícil llegar a su corazón o es muy difícil para ti?
la anorexia, y con un programa regular, un programa de un NITA: Para mí, creo.
año... vas por la mañana a las seis y te quedas todo el día has-
ta las seis durante seis meses, o un año, y si mejoras puedes
Aquí comienza la coterapia. Desde ahora, cuando suena el in-
seguir un año, pienso que estarías mejor... tercomunicador, es Nita quien responde directamente. Ya no está
«teledirigida», sino que comienza a producir lo suyo. Cada vez
La incapacidad de este hombre de conectarse con sus emocio-
más, a lo largo de la sesión, introducirá sus propios contenidos.
nes de padre es del todo evidente y por lo tanto retoma su tema de
siempre: ¡necesita sólo intensificar el cuidado! Lo que sorprende,
CONSULTOR: ¿Puedes tratar de preguntarle a tu madre? ¿Puedes
una vez que se ha introducido el tema de la muerte, es observar el preguntarle lo mismo? Para ver si ella está más dispuesta a
rostro de la madre: ella sí parece estar viviendo algo fuerte dentro
abrir su corazón. Y después intenta hacerles tus preguntas.
de sí, algo que no puede expresar con palabras, pero que está ahí.
Conoces tan bien a tus padres... antes incluso de haber naci-
Mientras, la hermana se pone furiosa. Para abrir el corazón de
do. Creo que eres la única que puede darse cuenta de si hay
este ingeniero hay que superar muchas estructuras defensivas,
esperanza en tu familia. Por lo tanto, tal vez hoy pueda ser
pero lo importante es no desistir.

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el inicio de algo, ¿sí? Llámame sólo si sientes que en verdad (Suena el intercomunicador, responde directamente Nita.)
hay esperanza en tu familia. Hay esperanza si ellos sienten la CONSULTOR: ¿Quieres probar por última vez? ¿Puedes ubicar a tu
muerte, la muerte verdadera, no sólo tú que mueres día a día, mamá cerca de tu papá, o a tu papá cerca de tu mamá, y pedir-
sino otros duelos más profundos, presentes antes incluso de tu le a cada uno que hable de las pérdidas más importantes en su
enfermedad; alguna muerte anterior, de alguien muy impor- vida antes de que tú empezaras a morir día a día por la ano-
tante en esta familia, o muerte en el matrimonio, alguna otra rexia? ¿Puedes pedirles que hablen de cuál ha sido la muerte
muerte, porque ahora eres tú la única muerte presente en la más importante para ellos además de la tuya?
familia y creo que eso es demasiado para ti. Buena suerte. NITA: Sí, puedo.
CONSULTOR: ¡Y sé convincente!
Ésta es una larga comunicación, muy intensa, en la que el con- NITA: Sí, lo seré.
sultor repite los mismos temas, tratando de darles otros signifi- CONSULTOR: Tal vez deberías quitarte el tapado. Eso podría ayu-
cados al sufrimiento y a la impotencia familiar, de que no estén darte. Y trata de ponerlos a uno bien cerca del otro, ¿sí?
relacionados tan sólo con la enfermedad de Nita. La joven capta
el deseo del consultor de extender la investigación (tal vez por (Nita corta la comunicación y se sitúa en el centro de la habitación.)
primera vez) a la historia del desarrollo de la familia, relativizan- NITA (a la madre): Bien, ¿puedes sentarte aquí?
do sus trastornos anoréxicos y provocándola, al mismo tiempo, (La madre se sienta en la silla que ocupaba Nita, junto al marido.)
con respecto al control sobre todos y a la tiranía que ejerce en NITA: ¿Cuál fue la muerte más importante en sus vidas, antes de
casa a través de sus síntomas. La muchacha primero no entiende, que me agarrara esta anorexia?
después se aferra al intercomunicador, fascinada por la voz hip- PADRE: ¿A quién le preguntas, a los dos?
nótica al otro lado del cable. El intercomunicador del consultor NITA: Me gustaría que hablaran de eso, ¡sí!
está exactamente del mismo lado que el de Nita: sólo los separan PADRE: Bueno, la muerte de mis padres.
veinte centímetros de pared. Hay una sensación de gran compe- MADRE: ¿De qué tipo de muerte estamos hablando?
netración, de gran intensidad. NITA: Pues... depende de ti. ¿Cuál fue la muerte más importante
que has sentido, antes... antes de mí?
NITA (a la madre): ¿Has tenido algún sentimiento de pérdida? MADRE: No puedo decirte, pues ha habido tantas altas y bajas que
MADRE: No. no sé. (¿La madre está refiriéndose a la muerte del matrimo-
NITA: ¿Crees, al igual que papá, que tiene que haber una muerte nio?)
real para sentir una pérdida? MITA (al padre): Y tú, ¿qué dices?
MADRE: No. PADRE: Sí, la muerte de mis padres.
NITA: ¿Entonces?
MADRE: No siento nada, porque soy más positiva que tu padre, Tras haber establecido la existencia de estas otras pérdidas, el
creo... consultor pasa a indagar sus significados.
NITA: ¿Estás hablando de tus esperanzas?
MADRE: Sí. (Suena el intercomunicador; Nita responde.)
NITA: ¿Acerca de morir?, ¿de eso hablas? CONSULTOR: Pregúntale a tu papá qué perdió con la muerte de
MADRE: Sí. ellos, no sólo los hechos, porque si entendemos qué perdió con
NITA: Olvida las esperanzas, no hables de ellas. Si piensas en el la pérdida de sus padres...
pasado, ¿sientes que has perdido algo en los últimos cuatro NITA: ¡Ah! ¿Qué perdió a causa de eso?
años? ¿Una parte de ti, o...? CONSULTOR: Sí, porque su corazón sigue cerrado con llave y tu ano-
MADRE: Sí, siento algo, pero no falta la esperanza... rexia tiene la llave de su corazón; por lo tanto, usa la llave con
ambos.

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TERAPEUTA (algo desconcertado, se dirige a la madre): No sabía que
NITA (al padre): ¿Qué perdiste por la muerte de tus padres? Per-
diste a tus padres, pero dentro de ti, ¿qué perdiste? había muerto su madre. ¿Usted no viajó a Bangladesh?
PADRE: Bueno... el sentir que pertenezco a alguien, la relación en- MADRE: No, quería ir, pero ella estaba mal, de modo que me quedé.
tre padre e hijo, su amor y sus atenciones y todos los lazos con (Suena el intercomunicador; atiende Nita.)
mi padre... sí, pero el tiempo pasa... CONSULTOR: Nita, pienso que has usado la llave correcta.
NITA: ¿No volviste a verlos, cierto? Desde que te fuiste. Estabas NITA: No entiendo...
tan lejos de ellos... CONSULTOR: No sé, creo que has comenzado a usar la llave para
abrir las emociones de tus padres. ¿Ahora sientes que hay al-
PADRE: Sí, pero de todas formas tenía esos sentimientos cuando
guna esperanza?
ellos vivían.
NITA: ¿Los llevabas contigo y cuando murieron ya no los tuvis- NITA: Pienso que sí.
te más? Por lo tanto, dices que ya no te sientes cerca de tus CONSULTOR: Está bien.
padres, ¿el hecho de que hayan muerto no te hace sentir más
cerca de ellos? Parece increíble, pero esta joven está activando movimientos
PADRE: No... es así. afectivos en la sesión al usar su competencia relacional y su sen-
NITA: Entonces, si yo me muriera, ¿te sentirías del mismo modo? sibilidad de hija adolescente. Cuando Nita le pregunta a su padre:
Que ya no tienes nada que ver conmigo... «Si yo me muriera, ¿ya no significaría nada para ti?», introduce
PADRE: No lo sé. Es una situación diferente. Tú eres mi hija, no también la idea del futuro, de una posible historia diferente, de un
nuevo modo de manejar los afectos. Aunque con dificultad, el pa-
sé...
dre consigue abrirse respecto del tema de sus pérdidas, mientras
NITA (a la madre): ¿Y tú?
que la madre debe decidir sobre qué muerte hablar, ya que se ha
MADRE: No, yo no me siento así.
insinuado también la «muerte del matrimonio». Será una vez más
NITA: ¡Tu madre murió hace poco!
la hija quien le dé el permiso para hablar de su duelo reciente, que
MADRE (muy conmovida, comienza a llorar): Mi madre ha muerto,
pero como no la vi morir, yo no la siento lejos. representará para todos un verdadero giro emocional de la sesión.
Muchas cosas comienzan a moverse gracias a la colaboración de
Cuando murió la abuela, Nita estaba internada por ideas sui- Nita.
cidas y su madre se quedó en Toronto con ella, en vez de volver El consultor siente que debe elegir, ya que no puede continuar
a Bangladesh para ver a su madre muerta. Los dos terapeutas encarnando el fantasma que mueve los hilos desde detrás del es-
presentes en la sesión se enteran en ese momento de la muerte de pejo. Los largos silencios, el tema de la muerte y la participación
la abuela y expresan su pésame. Han seguido a la familia por más emocional de la familia en la sesión deben evaluarse en un con-
de un año; parece inexplicable, pero lamentablemente esto puede texto que restituya un espacio, aunque sea mediato, a las raíces
suceder cuando el centro del interés de todos es la enfermedad y a los procesos de crecimiento de esta familia, que inmigró desde
grave de un hijo, y el resto, los acontecimientos de la vida, incluso Bangladesh en busca de una vida diferente en el mundo occiden-
los más duros, quedan en la sombra. El sufrimiento de esta mujer, tal. Más que del consultor-mago llegado de Roma, de lo que tienen
que no ha podido llorar la muerte de su madre debido a la enfer- necesidad es de Bangladesh, para restituirle a la familia india un
medad de su hija, ahora por fin puede expresarse frente a todos sentimiento de competencia y de sano protagonismo sobre su pro-
y asumir un valor y un significado que redimensiona la prioridad pio destino, después de haber delegado en hospitales y terapeutas
canadienses la gestión de sus vidas.
misma de los malestares familiares.
Esto es lo que piensa el consultor, que decide continuar utili-
zando la colaboración de Nita.
NITA: Ella todavía está cerca de ti.
MADRE: ¡Sí, así es!
NITA: ¿Cuándo murió?
MADRE: Hace dos meses.

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En busca de Bangladesh correr el riesgo cuando se está convencido de que hay una posibili-
dad, cuando se percibe que se ha movido algo importante.
CONSULTOR (por el intercomunicador con Nita): Ayúdame otra vez.
Esta es la parte más difícil. Pienso que esta familia necesita CONSULTOR: Ahora, al mismo tiempo, quiero que durante el al-
un poco más de Bangladesh, ¿entiendes lo que digo? Fuiste tú muerzo comas pensando que tienes dieciocho años.
quien más trató de mantener la conexión entre Bangladesh y NITA: ¿No como una abuela?
Toronto, pero lo hiciste de una forma un poco loca... CONSULTOR: No como una abuela. Los abuelos a veces tienen pro-
NITA: ¿Loca? blemas con los dientes, a veces ni siquiera comen, no lo nece-
CONSULTOR: Sí, loco, ¿sabes?, tus síntomas son muy extraños... sitan. Come como una joven bengalí-canadiense de dieciocho
NITA: No entiendo. años. Y trata de pensar que tu hermana es realmente tu her-
CONSULTOR: Sí, tu modo de «estar loca» para ayudar a tus padres a mana, porque no creo que pienses que hay una hermana tuya
mantener el vínculo con Bangladesh es «lindo» pero inútil, no en esta habitación.
lleva a ninguna parte. NITA: ¿Cómo crees que la trato?
NITA: No entiendo. CONSULTOR: La tratas como a un perrito. O como si fuera tu hija.
CONSULTOR: Tú eres quien siempre ha tratado que tus padres se NITA (riéndose): Sí, es verdad, ¡lo hago siempre!
mantengan cerca de Bangladesh, esto lo sabes, pero lo haces
de un modo muy extraño. Ahora mi pregunta es: ¿hay alguien Nita les presenta a los padres la idea de la sesión vespertina
de Bangladesh en Toronto que pueda ayudarme a conocer me- con claridad y firmeza. Junto con la madre, que se muestra de in-
jor a tus padres, alguien más adulto que tú? ¿Hay alguien cer- mediato decidida, convence al padre y a la hermana de volver por
cano a ellos en la ciudad y que los conozca muy bien? la tarde con dos amigos de la familia. Mientras usan el teléfono
NITA: Es dificil, ¿cercano a los dos? para invitarlos, hablando en bengalí, los padres se animan aún
CONSULTOR: Porque tengo una idea un poco loca, como las tuyas. más, y entre abrazos, besos y una nueva vitalidad, se preparan
Nos encontramos después del almuerzo y esta vez entro en la para salir a almorzar. El padre le dice a la hija que llame por el
sesión yo también, pero tus padres tendrían que traer a al- intercomunicador al doctor Andolfi para que le confirme la cita a
guien de Bangladesh que los conozca bien y que conozca su las 14.30.
vida allí. Tú representas demasiado el vínculo con Bangladesh
para ellos. Abarcas demasiados roles. A veces hablas como si Bangladesh en vivo
tuvieras setenta y tres años, ¿lo sabías? A veces hablas como
una abuela, actúas y sientes como una abuela. Esto es «lindo» La familia regresa después del almuerzo con los dos amigos, un
pero erróneo. Por lo tanto, necesitamos personas más adultas, matrimonio de Bangladesh, padrinos de Nita. Andolfi encuentra al
en las que tus padres confíen, tal vez una persona diferente por grupo en una atmósfera muy distinta de la que había por la maña-
cada uno de ellos. Puedes proponerles esto que te he dicho y, si na. Ahora el clima es mucho más alegre y vital, menos depresivo
creen que hay alguna esperanza respecto de esta terapia, que y temeroso que en el encuentro anterior. Nita cede su rol de «con-
regresen con dos personas de Bangladesh. sultora del consultor» a los dos amigos invitados, y los temas que
NITA: ¿Toda la familia? se tratan son otros: los recuerdos, las costumbres de Bangladesh,
CONSULTOR: Sí, toda la familia, más ellos. la dificil integración a Norteamérica. Se habla también de distin-
tas culturas entre las dos familias, de las diferencias y similitudes
Teniendo en cuenta que el diálogo antes descrito ocurrió a las entre ellas: los matrimonios concertados, la diferencia entre los
11.30 horas de la mañana, hay que ser osado para pedirle a una dos hombres para mostrar sus sentimientos, la diferencia entre
familia india que vive en Toronto que vuelvan a las 14.30, y que las mujeres para pedir ayuda a los hijos, las expresiones de afecto
lleven consigo a alguien de Bangladesh. Sin embargo, vale la pena entre los miembros de la familia y las muertes en cada familia.

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Durante toda la sesión, ambas jóvenes participan en la recons-
dejó de ser un problema psiquiátrico para convertirse en una cri-
trucción de la historia y en el recuento de los eventos importantes.
sis evolutiva, cultural y familiar.
Una «mayor dosis de Bangladesh» no sólo libera a Nita de su
Tres años después del encuentro, durante una visita al George
rol central de paciente designado, sino que también modifica el
Hull Centre, Andolfi pide hablar por teléfono con la familia. Pare-
equilibrio interno de la familia. Hasta este momento, exactamen-
ce que tan sólo han dejado de hablarse por dos semanas. Nita está
te como Nita, Bangladesh había sido sustituido por los distintos
de novia con un compañero de la universidad, japonés, sigue estu-
terapeutas, como si la historia y la evolución transcultural de la
diando. El marcado sentido del humor del padre es más accesible
familia no tuvieran peso ni valor en el presente, casi por completo
a toda la familia. Lila, la hermana menor, sigue bien, ahora en el
opacados por la anorexia de Nita. A medida que Bangladesh va
secundario. La madre está feliz de que el doctor Andolfi aún la re-
llenando su espacio, la familia recupera energía y vitalidad, vuel-
cuerde y lo invita a una cena con platos típicos bengalíes, cuando
ve a apropiarse de su mundo.
vuelva a visitar Toronto. Para el consultor, la invitación a comer
es una prueba palpable de que la familia ha cumplido un trayecto,
Seguimiento que el proceso de cambio comenzó ahí donde terminó la terapia.
La familia no necesita de un terapeuta como testigo del cambio.
Cerca de un año después de la sesión de consulta, en ocasión
de un viaje de Andolfi a Toronto, se organizó un encuentro de se- La anorexia de Frank y el rito del divorcio en la sesión
guimiento con la familia, el terapeuta familiar, la terapeuta indi-
vidual y el consultor. La familia acepta participar de buen grado,
Antes de concluir el tema de la anorexia, nos parece intere-
más para satisfacer la curiosidad de los especialistas y su necesi-
sante presentar, en forma muy breve, la historia de un encuentro
dad de verificar los efectos de la consultoría que por otras razones.
muy particular que tuvo Andolfi hace varios años con una familia
Nita ha terminado el secundario y se ha matriculado en la uni-
danesa en Roma. En este caso, se trata de una intervención soli-
versidad; la anorexia ha desaparecido. La madre trabaja fuera
citada a causa de la anorexia de Frank, un adolescente de quince
de la casa con gran satisfacción. Tanto el marido como la mujer
años, afectado hacía más de dos años por este trastorno.
afirman que su matrimonio ha mejorado. El padre aún manifiesta
También para Frank, como para Nita, se activaron el hospital y
una forma de «síndrome naval», pero es menos «almirante» y más
varios servicios territoriales. Los terapeutas familiares que llevan
persona. La hija menor está mucho mejor y se ha involucrado en
el caso y que habían conocido a Andolfi en persona, le proponen
la práctica del deporte.
una consulta-maratón de tres días en Roma, junto con la familia y
El efecto más sorprendente de la consulta fue el de haberle
los dos terapeutas de Frank que lo atienden en Copenhague.
puesto fin a la terapia. Este resultado puede interpretarse de di-
La propuesta se recibe con cierta resistencia, por cuanto el hos-
ferentes maneras: la primera es que, durante el período de la te-
pital en Roma se opone a este tipo de intervenciones, por conside-
rapia, la familia aprendió muchas cosas sobre sí misma y, por lo
rarlas inútiles, mientras que el municipio y los servicios territo-
tanto, con un efecto acumulativo en el tiempo, ahora los miembros
riales defienden su validez y, por lo tanto, lo apoyan y lo financian
de la familia pueden buscar nuevos caminos de forma autónoma,
totalmente.
sin ayuda exterior. Otra manera tiene que ver, en cambio, con la
Para Andolfi se trata de una experiencia insólita y por lo tanto
redefinición del problema por parte del consultor. Afirmar que «la bienvenida.
familia necesita reencontrarse con más Bangladesh» sirvió como
El trabajo se desarrolla según algunas modalidades descritas
catalizador para realizar la toma de distancia con respecto al sis-
varias veces en este volumen. Desde los primeros diálogos, viene
tema terapéutico. Además, contribuyó a abrir nuevas posibilida-
íbrmándose una fuerte alianza con Frank, y, a través de él, se
des para una mayor actividad por parte de la familia dentro de la
explora la historia del desarrollo de la familia, en busca de las
comunidad, renovando al mismo tiempo el interés en la historia
conexiones entre el trastorno anoréxico y eventos importantes de
familiar: recuerdos, parientes, amigos y pérdidas. La situación
las vida de la familia. Entre ellos, emergen algunos conflictos de

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169
base dentro de la pareja, que no faltaron ni siquiera durante el tanciamiento conyugal, haciendo una vida de adolescente fuera
embarazo de la madre; Frank informa en la sesión que la madre de la casa, sin chantajes afectivos enmascarados a través de su
le ocultó su embarazo al marido durante seis meses, y que en los conducta regresiva e infantil.
primeros años de su infancia le había dicho muchas veces que su Además, Frank se compromete a intentar una relación afec-
papá nunca lo había deseado. Por otra parte, la pareja se separó tiva con su hermana, descrita por todos como poco interesada en
de forma definitiva cuando el niño tenía cuatro años. La madre la familia, pero absolutamente ignorada y descuidada por sus pa-
afirma que no volvió a querer a un hombre en la casa, acaso olvi- dres, demasiado ocupados con las internaciones hospitalarias de
dando que su «partner» estable había pasado a ser desde entonces Frank y con la necesidad de colmar tantos vacíos con la enferme-
Frank, quien hasta hoy necesita mirar a su madre a la cara para dad del joven.
que ésta le dé permiso para hablar. Tal vez los encuentros aparentan más estar dirigidos a llegar a
La señora no sólo no quiere nuevas relaciones sentimentales, un «memorándum de entendimiento» entre los excónyuges, como
sino que controla regularmente las de su exmarido, dándole con- ocurre en las sesiones de mediación familiar, que en explorar las
sejos sobre cuál es la mujer adecuada para él. El exmarido no sólo áreas profundas de sufrimiento, típico de una intervención psico-
depende de sus opiniones en lo sentimental, sino que además la terapéutica. Sin embargo, no debe olvidarse el valor, incluso má-
usa para consejos administrativos diversos. gico, de una serie de encuentros desarrollados en otro país, que
En suma, Frank crece en un contexto muy amalgamado, don- de por sí encierra muchos valores de cambio: la fuerte motivación
de las distorsiones intergeneracionales tienen gran peso y son de dos adultos en dificultades y de un joven problemático que,
formalmente negadas; la hermana mayor opta por el camino de junto con el sistema de terapeutas, se desplazan durante tres días
la rebelión y de la fuga de casa, mientras que Frank se queda y para reflexionar sobre sus dificultades recíprocas con un consultor
funciona como amalgama en el triángulo original. Sus trastornos externo, hablando todos en otra lengua (el inglés), es sin duda
son casi inevitables en un contexto tan falseado, y los encuentros una medicina extraordinaria. Luego el hecho de que se «use la
servirán para arrojar luz sobre los niveles de sufrimiento de todos anorexia sin hablar de ella», considerando a Frank un sujeto de
por mantener en pie la máscara familiar. competencia más que un paciente, modifica las expectativas, y el
Los encuentros en Roma tienen la intención de crear una ex- objetivo final es entonces intervenir en las distorsiones familiares
periencia que rompa el bienpensantismo un poco nórdico de la para permitirle a Frank entrar con menos miedo y preocupación
familia, donde parece que todo está en orden, para poder operar (personal y relacional) en el mundo de la adolescencia.
cambios concretos. Dos años después, en ocasión de un seminario de terapia fami-
Después de haber conocido y trabajado con los genogramas de liar en Copenhague, Andolfi se encuentra con los dos terapeutas
las familias de origen de ambos padres y de comprobarse que am- junto a Frank y a su padre, en una suerte de sesión de segui-
bos se preocupan por la cura de su hijo Frank, se construye un miento. Los síntomas anoréxicos de Frank han desaparecido (es
ritual terapéutico que les permite a ambos cónyuges volver a ce- posible curar la anorexia cuando se interviene durante la adoles-
lebrar su divorcio en la sesión, con Frank, que hace de traductor- cencia, comprometiendo a la familia en la terapia), aunque Frank
intérprete para Andolfi (¡pues un verdadero rito debe hacerse en parece ser un adolescente más bien retraído.
la lengua materna!). En esencia, cada uno debe esforzarse por lle- Lo que más sorprende es observar cuánto ha cambiado el pa-
var adelante cambios radicales, para elaborar un distanciamiento dre para con el hijo. Es como si al fin pudiera permitirse (con va-
verdadero, y mantener el vínculo sólo en relación con sus funcio- rios años de retraso) redescubrir a su propio hijo, mientras este
nes como padres. Para lograrlo, Él no la usará más a Ella como último parece muy contento de comprobar que ahora su padre lo
consejera; la madre se esfuerza por favorecer la progresiva eman- desea de verdad y pasa mucho más tiempo con él. Ambos están
cipación de Frank, mientras que el padre se esfuerza por cumplir muy contentos de volver a ver a Andolfi y de referirle los cambios
funciones paternas directas, y deja de delegarle todo a la madre. ocurridos.
Este rito se celebra con un acuerdo conclusivo firmado por los La ausencia de la madre en el encuentro puede leerse de dos
padres de Frank, quien a su vez se compromete a favorecer el dis- modos muy diferentes entre sí: por un lado, puede interpretarse

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cir! Además, la protección, como ya se ha dicho, no es sino un
corno una forma de altruismo, permitiéndole a la díada padre- modo de ocultar, aunque sea con buenas intenciones, y es fácil de
hijo identificarse sobre todo sin la presencia de terceros, parti- confundir con el desinterés. La cultura occidental, por otro lado,
cularmente incómodos; por otro lado, en cambio, esta ausencia promueve modelos de hombres y mujeres muy delgados, dejando
puede tener que ver con el vacío que la madre debe soportar en su por completo al margen del circuito comercial a los que no lo son,
interior, si en realidad se ha producido la separación del cordón construyendo ascensores demasiado estrechos, sillones de locales
umbilical de Frank, y con las dificultades para aceptar y mostrar públicos a los que con razón se les llama «silloncitos», y lo mismo
su propia soledad. vale para los asientos de los aviones y otros casos similares. El
gordo no está de moda y por lo tanto se hace como si no existiera.
La obesidad: esa gran incomprendida En este clima de total negación, hace un tiempo que está ocu-
rriendo también algo distinto: los medios masivos bombardean a
los que tienen sobrepeso con las más graves amenazas de lo que
Si la anorexia nerviosa y la bulimia han sido muy estudiadas
podría pasarles a causa de su condición. Son peligros reales, obje-
en el ámbito de los trastornos alimentarios en los últimos treinta
tivos, pero tratados de manera preocupante. Se habla con extre-
años, de obesidad, en cambio, se ha hablado mucho menos en el
ma superficialidad de riesgo de diabetes, enfermedades cardio-
mundo de la psicología. Sin embargo, no es difícil reconocer que
vasculares, enfisemas pulmonares. Sobre todo, se habla de esto
tener sobrepeso en un mundo hecho a medida para los flacos pue-
culpabilizando con dureza a las personas obesas.
de ser un buen motivo para considerar que existe un problema,
Por lo general, entre los profesionales de la salud, los psiquia-
sobre todo en la adolescencia. El exceso de peso puede constituir
tras y los psicólogos son los más prudentes al hablar de manera
un obstáculo muy serio en las relaciones sociales, afectivas y pro-
abierta sobre la obesidad cuando se hallan frente a ella. ¿También
fesionales, no sólo para los reflejos psicológicos de la persona obe-
ellos lo harán para ser políticamente correctos? En el DSM-IV, la
sa con respecto a la relación con su propio cuerpo, sino también
obesidad no está clasificada como trastorno psiquiátrico ni tam-
porque el obeso es etiquetado fácilmente como una persona débil,
poco como problema médico. Esto equivale a decir que estas per-
indolente, viciosa, sin voluntad, insensible, en suma, responsable
sonas, en el fondo, ¡están bien!
de su condición. En realidad, el sobrepeso, en particular cuando
Es difícil tratar la obesidad puesto que, de hecho, la sociedad
es alto, no es un mero problema de responsabilidad y tenacidad
no la define como un problema en sí, y las personas obesas están
personales como quiere hacernos creer la industria de las dietas. obligadas a vivir su malestar en soledad, privándose de la posibi-
Por añadidura, los más recientes estudios han confirmado que las lidad de recibir ayuda externa. ¿Por qué si una chica es un «esque-
dietas, especialmente en edad juvenil, tienen gran probabilidad leto» la familia se sensibiliza y la lleva a terapia? Está fuera de
de constituir un factor predisponente a una obesidad en la edad duda que la vida de una chica anoréxica corre mucho más riesgo
adulta (Ostuzzi y Luxardi, 2007).
y en plazos más reducidos, y que juega con la vida y la muerte
La incomodidad de la gente ante la obesidad tiene que ver con
más que el obeso. En nuestro trabajo, sin embargo, no son pocos
estereotipos culpabilizantes, y es probable que por este motivo la los casos en los que nos encontramos con familias que venían a
corrección política se haya desarrollado en las sociedades más ci-
terapia por motivos que nada tenían que ver con la grave obesidad
vilizadas del mundo también en lo concerniente al sobrepeso: ya
de alguno de sus miembros, pero hemos actuado de modo tal que
no se le puede decir a una persona que es gorda, porque este tér-
la obesidad entrara en el discurso terapéutico, encarándola como
mino se considera ofensivo. En realidad, pensándolo bien, tal vez una dificultad y buscando sus conexiones, por ejemplo con los
lo políticamente correcto no es en sí de ayuda para las personas problemas mentales o psicológicos presentados por un hermano,
que se sienten incómodas, sino que parece más bien una solución que había sido la razón por la que se había solicitado la terapia.
de «primeros auxilios» para los otros, los flacos, que al negar el Debemos decir que ninguna familia se ha opuesto nunca a esta
problema ante el que se encuentran no tienen que confrontar su modalidad de intervención activa y directa, ni ha reaccionado con
propia incomodidad. ¡Pero no olvidemos que elegir expresarnos
enojo abandonando la terapia.
utilizando un halo protector nos impide decir lo querríamos de-

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Con el aumento exponencial de los problemas relacionados con la obesidad representa la consecuencia natural adaptativa a las
la obesidad, también la bibliografía sobre el tema en el campo actuales condiciones de vida» (Ostuzzi y Luxardi, 2007, pág. 83).
psicológico ha ido ampliándose, si bien todavía son relativamente La voz de alarma sobre este fenómeno en rápida expansión
pocos los estudios sistémico-relacionales sobre la obesidad. Entre son los niños; hoy, en Italia uno de cada tres tiene sobrepeso, en
los autores sistémicos, Ugazio (1998) ha abordado el tema desde la inmensa mayoría de los casos debido al estilo de vida. Comen
los puntos de vista etiopatogénico y terapéutico, prestando es- demasiado y mal, y, sobre todo, realizan poca actividad física. Los
pecial atención a las temáticas relacionales y a los contextos de especialistas del sector hablan de puer condominialis, neologismo
aprendizaje, sobre todo los familiares. La idea de fondo es que los que designa, de modo aterradoramente concreto, el último pro-
síntomas, aunque individuales, son funcionales al mantenimiento ducto de la sociedad de consumo: un chico que vive en la ciudad,
de los equilibrios familiares y pueden comprenderse y superarse está poco tiempo al aire libre, usa ascensor en vez de escaleras y
sólo con la intervención sobre los patrones relacionales. pasa los días frente al televisor o a la consola de juegos.
El modelo biopsicosocial se ha vuelto cada vez más importan- Un ulterior factor agravante lo constituyen nuestras propias
te, ya sea como paradigma de investigación o como enfoque clínico tradiciones, según las cuales un niño que come es un niño que
para la evaluación y el tratamiento del niño y del adolescente obeso está bien, mientras que aquel que no lo hace y rechaza la comida
(Cuzzolaro, 1983). Aun reconociendo, según las orientaciones más no está tan bien: nuestra cultura reconoce a una buena madre en
recientes, que el niño es un sujeto activo, dotado de competencias y aquella que logra transmitir el cariño a través de la alimentación.
capacidades específicas, sigue siendo cierto que en la infancia existe Por otro lado, es por esto que las madres de las muchachas ano-
una mayor dependencia respecto de las conductas y del cuidado del réxicas se desesperan aún más: no sólo la hija es un «esqueleto»,
adulto. En cambio, en la adolescencia el balance entre dependencia sino que rechaza también el símbolo primario del vínculo afectivo
y autonomía se modifica, y es por tal razón que el surgimiento y el m adre-hij a.
mantenimiento de una condición de obesidad en la adolescencia se «Si nuestro estilo de vida, caracterizado por una amplia oferta
presenta más articulada y compleja. La obesidad que surge en la de comida y bajo gasto energético, nos lleva a engordar, tenemos
adolescencia, sin una historia de sobrepeso infantil, con frecuencia sólo dos posibilidades: por un lado, luchar contra las respuestas
tiene en el plano psicológico un significado de reacción a una tran- de adaptación que nuestro organismo desarrolla de manera natu-
sición evolutiva de alto riesgo, que tiene sus momentos pico apenas ral y, por el otro, modificar el ambiente y dejar que sean las res-
pasada la pubertad y al término de la escuela secundaria, cuando puestas de adaptación las que nos hagan adelgazar. Se trata de
es más fuerte la exigencia de elecciones individuales (Aveni, Capu- perspectivas diferentes, en las que la atención y el esfuerzo tornan
to y Cuzzolaro, 1998; Ostuzzi y Luxardi, 2007). caminos divergentes» (Ostuzzi y Luxardi, 2007, pág. 84).
Muy recientemente algunos autores, volviendo la mirada ha- El intento de imponer, tal como se ha hecho en los últimos
cia lo social, consideran que nuestra cultura occidental presta cincuenta años, un modelo médico elemental de enfermedad, sin
poca atención a crear condiciones de vida saludables, pues esta- tener en cuenta la complejidad de los factores que intervienen en
mos más preocupados acerca de qué producimos y de qué tenemos el origen del sobrepeso y de su desarrollo, sólo ha hecho agravar el
que de nuestro equilibrio psicofísico. En esencia, nuestro estilo de fenómeno, favoreciendo la acentuación del estigma social que per-
vida no está organizado para permitir que nos ocupemos de noso- sigue a la persona gorda. «Prescribirle una simple dieta restricti-
tros mismos y de nuestra salud. «Un estudio reciente ha mostrado va a una persona con sobrepeso —escribía Jules Hirsch hace varios
que el fracaso de los programas de adelgazamiento depende en el años— es el equivalente de la antigua receta de darles palizas a los
45% de causas prácticas, o sea, problemas de trabajo, exigencias locos para hacerlos entrar en razón» (Bosello y Cuzzolaro, 2006).
familiares y cuestiones de tipo logístico; contra el 14% debido a En la situación actual, diversos autores consideran que, así
insatisfacción por los resultados obtenidos y el 12% debido a la es- como ninguna prescripción médica, ya sea dietética o farmaco-
casa motivación. Los estudiosos mismos afirman que, si observa- lógica, por sí sola, tiene posibilidades de reducir establemente el
mos el problema desde el punto de vista ecológico, la obesidad es peso de un sujeto obeso, probablemente tampoco una psicoterapia
una respuesta normal a un ambiente anormal. En otras palabras, íbrmalizada se justifique o sea útil para todos los obesos (Ardovini

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y otros, 1998). Para los casos de sobrepeso leve, simples técni- La obesidad va en aumento
cas de modificación de las conductas, aplicadas incluso en grupos,
pueden resultar útiles. Para la obesidad media o grave, cuando se En el mundo hay más de mil millones de adultos con sobrepeso
trata de repetidos fracasos, deben aplicarse programas más com- y al menos trescientos millones de ellos son obesos. El fenómeno
plejos, sensibles y atentos a los estilos de alimentación actuales y de la obesidad está en constante aumento en los países más civi-
anteriores, articulados sobre la base del automonitoreo, la educa- lizados. El más alto número de obesos se encuentra en los países
ción nutricional, la actividad física y una reestructuración cogniti- anglosajones y en especial en Australia, donde el sobrepeso se
va buscada. En edad evolutiva, las intervenciones de modificación debe sobre todo a una alimentación inadecuada. ¿Puede decirse
de la conducta realizadas en niños y adolescentes requieren del que no existe una relación entre esta prevalencia en la cantidad
tratamiento simultáneo de la familia y del involucramiento de las de obesos en los países anglosajones y las rígidas reglas de una
escuelas (Ardovini y otros, 1998; Ostuzzi y Luxardi, 2007). absoluta political correctness propia de los países anglófonos? Sin
En síntesis, la mayoría de los médicos nutricionistas y psicotera- embargo, es un hecho que la comida chatarra recorre el mundo
peutas convienen en el hecho de que las psicoterapias formalizadas rápidamente y que dentro de pocos años en Italia tendremos mu-
de uso corriente no parecen terapias de elección para la obesidad y chos más obesos que anoréxicos.
que sería necesario fundar y promover una nueva disciplina (Bose-
llo y Cuzzolaro, 2006), definida incluso por algunos como obesología La obesidad no existe como patología
(Ardovini y otros, 1998), que desarrolle técnicas originales, médicas
y psicológicas, para curar la obesidad que resulten en general más
La obesidad no figura entre los trastornos de la conducta ali-
satisfactorias que las actualmente disponibles.
mentaria, no se menciona en las clasificaciones psiquiátricas ni
Desde nuestro punto de vista, de acuerdo con Ostuzzi y Luxar-
en las patologías médicas. Frente a una diabetes desencadenada
di en el hecho de la obesidad debe considerarse una patología «so-
en una persona obesa, los médicos por lo general afirman que la
cial», la curación eficaz, pero sobre todo que sea capaz de man-
causa de la diabetes es la obesidad. Frente a una enfermedad cir-
tener los resultados obtenidos, es esencialmente psicológica, por
culatoria o a un enfisema pulmonar en una persona obesa, suele
cuanto fundada en la realización de cambios en la conducta ali-
decirse lo mismo. Pero no existe prevención alguna, ya que la obe
mentaria y en los estilos de vida.
si.dad no se cura de manera adecuada y es muy difícil que el me
Cambiar la conducta alimentaria y el estilo de vida no es un
dico entre en la problemática compleja y psicológica de la persona
juego de chicos, puesto que es una operación que no tiene que ver
obesa; la solución propuesta cuando esto no ocurre es miela pre la
tan sólo con la fuerza de voluntad, sino que involucra los signifi-
misma: ¡dieta y gimnasia!
cados intrapsíquicos y relacionales que le dan sentido a la propia
existencia. En especial en edad evolutiva, la solución centrada en
la modificación del estilo de vida implica a muchas personas, no Se cura la enfermedad y no al enfermo
sólo al niño o al muchacho que debe y desea adelgazar. La carac-
terística principal de un cambio del sistema de vida es que éste El diagnóstico de obesidad se obtiene mediante el índice de
se realiza a través de un cambio de la rutina diaria. Y cambiar ¡nasa corporal, el cual se calcula dividiendo el peso en kilogramos
de hábitos requiere un esfuerzo enorme que de todos modos, una por la estatura elevada al cuadrado. Si el resultado da entre 25 y
vez realizado, deja que la transformación ocurra autónomamente, :I() puntos, se habla de sobrepeso, mientras que si supera los 30
como una consecuencia natural. Se trata de un cambio positivo puntos, se habla de obesidad grave.
para toda la familia, no de una simple variación en el peso del Las ciencias matemáticas no son una opinión y, por lo tanto,
individuo interesado. Es por todo esto, además de otros motivos no puede escaparse de ellas. La persona es etiquetada sin que se
que describiremos a continuación, que es impensable afrontar el I once en cuenta nada sobre ella: una vez más, se habla sólo de la
problema de la obesidad y del sobrepeso en los niños y en los ado- enfermedad, pero no se considera al enfermo.
lescentes sin incluir en el curso del tratamiento a toda la familia.

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La sintomatología es similar en la anorexia de seguridad necesaria, por un lado por el miedo de perder al otro;
y por otro, por el temor de perderse en el otro.
Un gran número de obesos muestra una conducta alimentaria
Vacíos y llenos
caracterizada por crisis recurrentes de atracones incontrolables
(binge eating).
Sobre este tipo de comportamiento no hay mucha claridad. El El adolescente obeso manifiesta una profunda dificultad para
binge eating nunca se ha considerado un síndrome en sí mismo, tolerar situaciones frustrantes y la angustia que deriva de la per-
sino más bien un síntoma que puede presentarse tanto en la obe- cepción de un vacío que debe llenarse. Para el obeso, el umbral de
sidad como en la anorexia. De hecho, muchos anoréxicos sufren tolerancia a la frustración es muy bajo, sobre todo en situaciones
de estos ataques de bulimia que llevan a la compulsión y a los sociales, en contacto con el grupo de pares y en los contextos labo-
atracones. Un factor de riesgo comprobado para el desarrollo de rales. En este sentido, tiene muchas semejanzas con la también
la alimentación emocional lo constituyen las dietas. alta fragilidad emocional de las muchachas anoréxicas que, de
cualquier modo, compensan mejor el malestar a través de la inte-
lectualización y de la conducta rigurosa.
Es un fenómeno complejo
El estrés tiene una acción directa en el metabolismo, puesto
que puede inducir a comer más. No siempre es un fenómeno pa-
El sobrepeso y el exceso de peso grave sin duda guardan rela-
tológico, pero puede convertirse en tal si un agente externo cual-
ción con el acto de comer, pero también tienen implicaciones sim-
quiera vence a las defensas, las reduce y amenaza la integridad
bólicas, puesto que conciernen al cuerpo como medio de relación,
psicofísica de la persona obesa. Además, se ha comprobado que
de expresión y de comunicación.
mientras que el estrés puede inducir a no comer a las personas
El sobrepeso está determinado por la acción de factores de tipo
con dieta libre, tiende a tener el efecto contrario en las personas
genético, de conducta, psicológico y social, y cincuenta años de
que se encuentran a régimen alimentario controlado.
fracasos terapéuticos demuestran que para afrontar el problema
no alcanza con estar a dieta. En realidad, el cuerpo habla más
En busca de la identidad
que muchas palabras y señala profundos estados de sufrimiento,
a veces negados por el obeso y por sus familiares, y siempre tiene
un fuerte componente relacional, como veremos en breve en la El abuso de la función alimentaria en la adolescencia puede
descripción de un caso concreto. representar también un modo extremo de buscar la propia iden
tidad. En efecto, las conductas patológicas de adolescentes que
Las familias de los obesos presentan las más diversas problemáticas, psicológicas, psicoso-
máticas o relacionales, podrían considerarse también intentos de
encontrar la propia identidad a través de una carrera de obstácu-
En cuanto a las modalidades de funcionamiento de las fami-
los bastante accidentada.
lias con adolescentes obesos, Minuchin a menudo ha hablado de
En los encuentros de seguimiento realizados cierto tiem-
familias amalgamadas para designar aquellas estructuras fami-
po después del final de la terapia con diferentes familias, los
liares en las que asistimos a fenómenos fusionales y a la falta de
adolescentes que habían sido llevados a terapia por problemas
límites intergeneracionales claros; se trata de un concepto similar
variados, incluidas graves patologías alimentarias, reconocían
al enunciado por Bowen cuando habla de masa indiferenciada del
que la experiencia de haber estado mal y de haber llevado pesos
yo familiar para expresar la dificultad de distinguir la individua-
inmensos sobre sus espaldas, así como el sentimiento de haber
lidad de cada miembro de la familia, con presencia de graves con-
hecho sufrir a personas queridas, les habían permitido, tras ha-
fusiones de identidad.
ber superado esas dificultades, vivir la dimensión heroica de la
De este modo, el cuerpo del obeso es usado como protección y
resolución; en esencia, por haber logrado superar un obstáculo
defensa respecto del contacto relacional, una especie de distancia

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tan grande en la vida, estos adolescentes habían ganado mucha mucho tiempo en el centro de distorsiones afectivas graves en sus
autoestima personal. Al mismo tiempo, sus familiares recorda- propias familias.
ban el sufrimiento relacionado con los problemas de entonces,
pero más aún la fuerza de grupo adquirida a través de un dolo-
Luisa y la redistribución de los pesos en la familia
roso proceso de cambio.

Luisa tiene veinte años y acude a terapia con sus padres y con
El marco en el cual debe encuadrarse la obesidad del adolescente
su hermano menor, Emilio, de quince años. De hecho, la madre
sigue siendo siempre la familia junto con el contexto social
llama por algunos aspectos depresivos de la muchacha y por su
conducta bulímica: Luisa ha ido aumentando en los últimos cua-
Como ya hemos afirmado con respecto a la violencia, también tro años hasta pasar los cien kilogramos. Además, está preocupa-
en las conductas autodestructivas del adolescente, y la obesidad da porque su hija no consigue trabajo estable y también por sus
grave sin duda es una importante categoría dentro de ellas, deben dificultades relacionales por fuera de la familia.
observarse el funcionamiento de la familia y el contexto social re- Para cuando se da nuestro primer encuentro, contamos con
lacionado, incluso el grupo de los pares. poca información, como si la señora no quisiera dar a conocer mu-
En nuestra experiencia clínica siempre hemos considerado la chas cosas sobre la familia por teléfono.
obesidad como una metáfora de los pesos familiares, mal distri- De hecho, en la primera sesión nos enteraremos de que Luisa
buidos a nivel intergeneracional, que terminan por caer sobre el es una hija adoptiva que llega a la familia con pocos meses de vida,
adolescente problemático. Falta de reglas, confusiones intergene- tras siete años de matrimonio y tres embarazos perdidos. Cinco
racionales sobre temáticas como el cuidado y la responsabilidad años después de la llegada de Luisa a la familia, nace para sorpre-
parental, hostilidades de pareja con fuertes triangulaciones afec- sa y alegría de todos el hijo biológico del matrimonio, Emilio.
tivas de los hijos, incapacidad de manejar las enfermedades cró- Luisa pesa más de cien kilos y sufre una notable inseguridad,
nicas o psiquiátricas en un hijo son algunas de las causas coadyu- que parece reflejar como un espejo la inseguridad de sus padres
vantes a la aparición e instalación de la obesidad juvenil. A veces cuando, algunos años antes, habían comenzado una terapia de
éstas se dan asociadas con otras formas de dependencia, tales pareja por una serie de incomprensiones y un fuerte estado de
corno el consumo de alcohol o de drogas. depresión de ambos.
Muchas veces se asiste a un aislamiento progresivo del obeso En la primera sesión participan madre, padre e hija. El herma-
con respecto a sus contextos sociales de pertenencia, también en no no está presente, y sobre esta ausencia el terapeuta comienza a
relación con la posible discriminación por parte del grupo de los construir la alianza con la paciente: le pregunta por qué Emilio no
pares. No cabe duda de que la grasa que envuelve el cuerpo del está y qué la hizo llevar a su familia a la terapia. En suma, como
joven obeso lo defiende sólo de modo aparente, por cuanto en su es habitual, pone a la paciente en el centro, reconociéndole plena
interior subsisten una considerable fragilidad emocional y una competencia en la historia familiar. Ante la evidente obesidad de
grave preocupación por sentirse aceptado, que suele disimular la muchacha, el terapeuta no duda en abordar el tema ya desde el
con conductas fuertemente gregarias y cautivantes. No es raro principio del primer encuentro.
que los chicos obesos, muy buenos compañeros, cuando vuelven
a un peso normal, se sienten carentes de identidad y socialmente
De la gordura visible a la noticia imprevisible
más inadaptados, y manifiestan que han perdido la carga de sim-
patía que antes los caracterizaba.
Lo anterior lleva a pensar, como antes en el caso opuesto de TERAPEUTA: Quisiera entender algo: ¿ya desde pequeña sentías
las anorexias, que el verdadero problema no es el peso corporal que tenías un cuerpo diferente?
LUISA: Sí, ¡estoy a dieta desde los ocho años!
en sí, sino más bien la imagen corporal distorsionada tanto de
TERAPEUTA: Pero ¿sabes cuánto pesabas dentro de la panza?
los obesos como de los anoréxicos y, más aún, el haber estado por
I ,t JIRA: ¿Cómo dentro de la panza?

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TERAPEUTA: ¿Eras gorda? TERAPEUTA: ¿Nunca se lo has preguntado?
LUISA: Sí, era gorda. LUISA: Tal vez me lo ha dicho, pero sólo me ha dicho que había
TERAPEUTA: ¿Incluso dentro de la panza de tu mamá? abortado a los tres o cuatro meses de embarazo.
LUISA: ¡Ah! Dentro de la panza no sé, pero de todas formas, siem- PADRE: Tampoco lo sabemos nosotros.
pre he sido gorda. Incluso en las fotografías de cuando era re- LUISA: En esa época no era posible saberlo.
cién nacida era bien rolliza; ellos siempre me han contado que MADRE: Los médicos investigaron, pero no encontraron ninguna
no me entraban los pañales y que tenían que comprarme los causa...
que tenían lazos porque los de adhesivos no me entraban. TERAPEUTA: ¿Entonces ellos están casados?
TERAPEUTA: ¡Así que te criaron con pañales de lazos! Pero ¿cuánto LUISA: Se casaron y a los siete años me adoptaron.
pesabas cuando naciste? TERAPEUTA: ¿Entonces estos abortos fueron durante los siete años
LUISA: Tres kilos cien. posteriores al casamiento?
MADRE: Eso nos dijeron, tres kilos y algo. LUISA: Sí, los tres.
TERAPEUTA: Tres kilogramos es normal, ni sobrepeso ni bajo peso. TERAPEUTA: ¿Y qué crees que había ocurrido en casa antes de tu
LUISA: Me acuerdo de las fotos que he visto de cuando era bebé, llegada?
que no cabía en la sillita de comer. LUISA: Pienso que debe haber sido muy desagradable; dos perso-
TERAPEUTA: ¿Tu mamá tenía leche? nas que se casan quieren estar juntas y construir una familia.
LUISA: No, ¡mi mamá no me dio el pecho porque «fui adoptada»! Ocurre un aborto y ¡vaya!, puede ocurrir.
TERAPEUTA: ¡Ah! ¡Eso sí que no lo sabía! TERAPEUTA: O dos. ¿Pero tres ya no es mala suerte?
LUISA: Sobre todo para mamá no debe de haber sido algo muy po-
Frente a esta información, de enorme importancia pero impo- sitivo, ni muy agradable.
sible de prever para el terapeuta, vemos cómo se puede trabajar TERAPEUTA: ¿Crees entonces que tu mamá se sintió muy afectada
sin turbar la atmósfera cordial que se ha creado con esta joven por estas experiencias?
que vuelve a su infancia y conduce el relato de su propia historia LUISA: Sí.
en esa que ella siente como su familia. Este repentino cambio de TERAPEUTA: ¿Y que la depresión pudo originarse ahí?
escenario, en efecto, habría podido bloquear al terapeuta, hacién- LUISA: Sí, creo que sí, pero pienso que al final se alegró, por el he-
dolo desviarse con brusquedad hacia otras direcciones. cho de que podía tener un hijo de todos modos.
TERAPEUTA: Es cierto. ¿Crees que en esos siete años nunca pensa-
TERAPEUTA: ¿Cuándo? ron en separarse?
LUISA: A los tres meses. LUISA: No.
MADRE: Cuatro, para ser más exactos. TERAPEUTA: ¿No lo sabes o estás segura de que no?
TERAPEUTA: Bueno, cuéntame un poco de esos meses. LUISA: No, nunca me han dicho si pensaron en separarse, pero yo
LUISA: De lo que me acuerdo, bien o mal, es desde el nacimiento de creo que no.
mi hermano en adelante, y algo también de antes. TERAPEUTA: ¿Sabes?, a veces los padres mienten..., ¿lo sabes?
TERAPEUTA: Explícame algo para llegar a la adopción. Uno, antes LUISA: Sí, nunca hablamos de esto, pero pienso que no.
de adoptar a un niño, pasa por otras fases. ¿Tú no sabes nada TERAPEUTA: Piensas que no. ¿Quieres preguntarles, precisamente
de esto? para...?
LUISA: Sí, sé que mi madre no podía tener hijos, que perdió tres LUISA: Bueno, es que creo que estas cosas negativas también pue-
embarazos, y que como ellos (los padres) querían... den ser un punto de unión entre las personas.
TERAPEUTA: ¿Sabes cuál era el problema?
LUISA: ¿Por qué perdía los embarazos? Evidentemente, si no caemos en la trampa de nuestros propios
TERAPEUTA: Sí. prejuicios, se puede seguir trabajando con tranquilidad y con la
LUISA: No. curiosidad necesaria. El terapeuta no se deja distraer por el hecho

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por parte de ellas de ser testigos privilegiados de la historia del
de que nadie le haya informado de la adopción: acepta los datos
desarrollo de sus propios padres, como si pudieran desempeñar el
reales, recoge información, pero no se desvía de su línea.
papel de «abuelas competentes de la familia».
Preguntarle a la muchacha qué piensa de una hipotética se-
paración de sus padres antes de su llegada es como preguntarle
el color del pelo de ellos. También consideramos el hecho de que, Pero ¿de quién es la gordura?
antes, la hija contó que los padres hicieron terapia de pareja por
varios años. Es de máxima importancia escuchar la voz de los TERAPEUTA: ¿Has pensado alguna vez que podría dividirse el peso
hijos, chicos o grandes, sobre algún tema evolutivo. La separación en muchas partes y redistribuirlo? ¿Podrías encontrar un
es un evento paranormativo e incluso cuando no sucede un hijo «peso de gordura» que te pertenece a ti y otro que les pertenece
puede tener sus propias ideas al respecto. a los demás?
El terapeuta ha entrado en la «panza de la madre», ha entrado LUISA: Pienso que sí.
en el tema de la adopción, en las pérdidas de los padres, con autén- TERAPEUTA: ¿Y cuántos kilos crees que son tuyos y cuántos son de
tica ingenuidad, sin conocer las respuestas y, sobre todo, sin dar los otros?
nada por descontado. Tal como afirma Whitaker, la ingenuidad al LUISA: Hagamos la cuenta, ahora peso 102 kilos.
preguntar en el primer encuentro es muy útil, ya que cuando se TERAPEUTA: ¿Vestida o desnuda?
sabe muy poco podemos tener mayor libertad de exploración, sin LUISA: No, desnuda, cerca de 101 kg, pero creo que unos cincuenta
pensar dos veces en lo que es oportuno preguntar; después, en los son los míos, cincuenta seguro, pero el resto es de los parien-
siguientes encuentros, esta libertad disminuye porque puede sus- tes...
tituirse la ingenuidad por una especie de double thinking («En- TERAPEUTA: ¿Los parientes serían los abuelos?
tonces, ¿le pregunto esto o aquello...?»), y los familiares pueden LUISA: Tanto los de una parte como los de otra, todos los parientes.
responder también de una doble manera. TERAPEUTA: ¿En total cuántos kilos les damos?
El primer encuentro de la terapia es un poco como comenzar a LUISA: Le daría cinco kilos por parte, para llegar a diez con las dos
construir un puzle: hay que buscar las piezas que permitan darles familias.
un significado relacional a los síntomas que llegan a la sesión. En TERAPEUTA: Diez.
teoría, se sabe que todo lo que atañe a un miembro es también LUISA: ¡Y estamos en sesenta!
parte de la vida de relación con los demás; sin embargo, se debe TERAPEUTA: Sí, estamos en sesenta.
intentar encontrar un significado para esos síntomas en esa si- LUISA: Luego les daría unos diez kilogramos a cada uno de ellos
tuación específica. Es una investigación de campo: mientras más (refiriéndose a los padres), y llegamos a sesenta... ¡ochenta!
amplía su mirada el terapeuta, más rica se hace la investigación TERAPEUTA: Ochenta.
en elementos ulteriores de comprensión. LUISA: Después, dos kilos a mi hermano, antes quizás le habría

El terapeuta le pidió a la muchacha información sobre su peso, dado más kilos, pero ahora no tengo ningún tipo de proble-
comenzó precisamente por ahí, sin embargo, no se detuvo mucho en ma con él, al menos en apariencia, al menos dos o tres kilos,
ello, pues habrá de volver más tarde, cuando el puzle esté más com- máximo cinco, pero no más de eso, mucho menos que a mis
pleto, con más piezas que lo ayuden a entender. Y estas piezas reve- parientes, pero les daría más kilos a los de Roma que a los de
ladoras están constituidas por la vida de la relación de sus padres Messina.
antes de la llegada de la hija, los tres embarazos perdidos, en suma, TERAPEUTA: Entonces hagamos algo, ve a la pizarra, divide el es-
los aspectos principales de la dinámica de la relación de pareja. pacio en dos, por un lado escribe: «Familia materna» y, por el
Esta joven es muy extrovertida y dispuesta: cuenta de buen otro: «Familia paterna», así hacemos algo que sea más preciso.
grado la historia de sus respectivas dos familias de origen, mos- LUISA: Sí, porque si no me los olvido.
trándose competente, sensible y reflexiva. (Luisa va a la pizarra, se queda pensativa por un tiempo y co-
No es la primera vez, en nuestra experiencia con muchachas mienza a escribir, mientras que Andolfi y los familiares están
con trastornos alimentarios, que advertimos una gran capacidad

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sentados en semicírculo frente a la pizarra, como si asistieran TERAPEUTA: ¿Te lo contó?
a un ejercicio de matemática.) LUISA: Sí.
LUISA: Cincuenta kilogramos, yo, ¿se entiende? TERAPEUTA: ¿Hasta ahora?
TERAPEUTA: ¡¿Cómo no entender?! LUISA: Ahora se está atenta,porque después de que hicimos la die-
LUISA: Dos kilos para mi hermano; diez para los parientes de Mes- ta juntas, con la acupuntura, yo estuve a dieta un mes, ella por
sina; dieciocho para los parientes de papá; seis kilos para papá; tres semanas; yo después seguí y sufrí un agotamiento nervio-
once kilos a mamá. so, porque ya no me reconocía en mi aspecto físico... Después
TERAPEUTA: Entonces parece que las cuentas dan; ¡¿quién sabe si de un mes había cambiado por completo respecto de como era
no terminarás convertida en una modelo?! Basta con devolver apenas un mes antes y por lo tanto me sentía como si volara y
los pesos a quienes les pertenecen. Éste podría ser el objetivo el viento me llevara, me sentía completamente indefensa res-
de esta terapia... y luego verás cómo desaparece también la pecto de antes.
depresión. TERAPEUTA: ¡Entonces me estás diciendo otra cosa, me estás di-
ciendo que esta gordura es como si fuera una cubierta, un gran
Utilizando una buena dosis de humorismo y traduciendo en abrigo, de lana muy gruesa!
metáforas concretas (los pesos por devolver) las disfunciones afec- LUISA: Sí, en efecto. He hecho dieta muchas veces y he vuelto a
tivas de esta familia, es posible delinear una primera ruta del engordar porque tengo demasiado miedo de estar tan expues-
proceso terapéutico dirigido a recorrer la historia del desarrollo ta, aparte de que cuando estoy delgada soy mucho más bonita
de los padres, para volver al presente con nuevas perspectivas de y tal vez por eso también soy mucho más visible. En cambio,
cambio... cuando estoy gorda también soy visible, pero cuando alguien
me mira, dice: «¡Mira qué gorda!», y luego se da vuelta y mira
TERAPEUTA: Tu papá, cuando era un joven como tú, ¿sentía el peso para otro lado.
de sus padres?
LUISA: ¡Creo que lo sentía mucho! Es sorprendente el nivel de conciencia de esta joven. Sabe que
su gordura tiene una función protectora y le ofrece con gusto al
...y proceder con la indagación sobre historias de pérdidas y terapeuta la posibilidad de entrar en la familia, porque no es eso
vacíos trigeneracionales, presentes en ambas familias, para co- lo que le da miedo, dado que es el territorio donde más segura se
nectar el pasado con el presente en términos de valencias y signi- siente.
ficados de la gordura.
TERAPEUTA: ¿Le has hecho de mamá a tu mamá o a tu papá, cuan-
La inversión de roles: ¿quién le ha hecho de madre a quién?
do se sentían solos?
LUISA: Es más difícil que papá pida ayuda.
TERAPEUTA: Bueno, pero uno también puede pedir ayuda de un
TERAPEUTA: ¿Tu mamá nunca se preocupó por tu modo de pensar,
modo menos explícito...
tan adulto? LUISA: Sí, sí, mi mamá muestra con más claridad cuando necesita
LUISA: Ella es peor que yo, también ella está pensando siempre,
ayuda.
buscando ahondar en las cosas. TERAPEUTA: Pero tu abuela materna, ¿de qué tipo era, fue más una
TERAPEUTA: ¿Siempre ha sido igual de seria?
madre o más una hija con sus propios hijos?
LuIsA: Sí. LUISA: El problema es que la abuela tenía relaciones completa-
TERAPEUTA: ¿Cuánto pesaba tu mamá a los veinte años?
mente distintas con cada persona.
LUISA: No sé cuánto podía pesar, unos ochenta, ochenta y cinco
TERAPEUTA: ¿Y con ella? (Señala a la madre.)
kilos, era bien gordita como yo, aunque ha hecho un montón
LUISA: Con ella tal vez fue más como una hija, no lo sé, no me
de dietas. acuerdo bien.

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TERAPEUTA: Pregúntale a ella (a la madre). LUISA: ¿Pero por qué? Si resolvemos los problemas de todos es me-
LUISA: ¿Qué debo preguntar? jor, ¿o no?
TERAPEUTA: Usa tus palabras. TERAPEUTA: Sí, siempre y cuando no termine por confundirse todo.
LUISA (a la madre): ¿Qué relación tenías con tu mamá?, ¿te sentías LUISA: Perdón, ¿por qué? Si se resuelve mi problema se resuelven
más madre o más hija? también los problemas de ellos. Si después mi problema no tie-
MADRE: No, no me sentía ni madre ni hija... me sentí una hija con ne nada que ver con el problema de ellos, si no logramos de-
ella quizás hasta los diez años. mostrar esto... ¡que no hay problemas entre nosotros! ¡Porque
TERAPEUTA: ¿Entendiste? Entonces tu mamá se quedó huérfana a ellos dicen que los problemas los tienen conmigo y sin embargo
los diez años, ¿te imaginas? ¿Lo sabías? no es cierto, porque son problemas normales, que todos tienen!
LUISA: Tal vez por eso siempre ha querido resolver los problemas Obviamente pueden resolverse, pero no es que sean cosas así
de todos, ¡porque nunca pudo resolver los propios! tan estratosféricas...
TERAPEUTA: Es muy extraño, porque sucede también con los hijos TERAPEUTA: ¿Sabes qué es lo que me sorprende?
que la mujer gesta en su propia panza, los hijos biológicos, que LUISA: ¿Qué?
se espera de un hijo lo que no se tuvo de un padre, ¿sabías esto? TERAPEUTA: ¡Que estás demasiado segura con ellos pero tienes de-
LUISA: Sí, eso lo sé. masiado miedo afuera!
TERAPEUTA: Ciertamente, no consigo imaginar el trabajo que has LUISA: Hmm...
hecho tú, pero ¿cuándo vas a jubilarte? TERAPEUTA: ¿Entendiste?
LUISA: En agosto. LUISA: ¡Es que me siento segura con las personas que me conocen!
TERAPEUTA: ¿Eso qué significa? TERAPEUTA: Lo entiendo, pero el mundo allá afuera no está hecho
LUISA: Por el trabajo que hago en un supermercado, prácticamen- sólo de personas que te conocen.
te tenemos una especie de jubilación... y después, podemos re- LUISA: Y precisamente con las personas que no me conocen, si no
tomarlo. las conozco, me siento insegura...
TERAPEUTA: Sí, pero yo hablo de otra jubilación... ¿Has entendido
cuál? A medida que continúa la sesión, es interesante destacar cómo
LUISA: ¿Jubilarme porque ya no hago de madre? va confirmándose cada vez más la importancia del enfoque trige-
TERAPEUTA: ¡Excelente! No te fías del hecho de que tu mamá pueda neracional a los problemas de Luisa y, al mismo tiempo, la nece-
arreglárselas sola... sidad de trabajar en el afuera, en los lugares de los pares y del
LUISA: Pero es que creo que me he «jubilado». mundo laboral, que parecen tan amenazantes para una mucha-
TERAPEUTA: ¿Sabes cuándo vas a jubilarte? Cuando comiences a qui- cha tan experta con su propia familia como insegura con lo que
tarte esos treinta o cuarenta kilos de más y a devolvérselos... está fuera de casa. La grasa siempre es útil para cubrirse, pero
LUISA: ¿A la familia? Luisa deberá confrontarse de manera gradual con todo su equipa-
TERAPEUTA: Familia, abuelos, madre, a ella le pusiste once kilos, je de inseguridades y de escasa estima personal, de modo de poder
pesa más que tu padre, casi el doble. (Dirigido a la madre.) ¿Lo emanciparse.
sabía, señora? La terapia recorrerá ambos territorios, el familiar y el social,
MADRE: Sí, Sí. y Luisa adelgazará hasta el peso estable de sesenta kilogramos,
TERAPEUTA: ¿Pero estás segura de que ellos, a través de tu gordura restituyendo los pesos en ambos sentidos (tanto en el materno
ahora, no quieren continuar haciendo una terapia de pareja? como en el paterno), pero sobre todo logrará forjarse una identi-
¿De quién debo ocuparme yo? dad más sólida.
LUISA: ¡Es que espero que sea útil también para ellos! Después de más de un año desde el final de la terapia, Luisa
TERAPEUTA: ¡Ése es el problema! Te me pareces a una dama be- llamará a Andolfi, expresándole su deseo de volver a ver la graba-
nefactora, un miembro del Ejército de Salvación... o, ¿cómo se ción en video de la «sesión de los pesos por devolver», afirmando
llama...? que ya no podía «creer que había llegado a pesar más de cien ki-

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los». Al encuentro también estarán invitados los principales ac-
tores de la terapia, el padre, la madre y Emilio, y, en una suerte
de playback, todos podrán volver a verse en el «antes» y recordar
las dificultades que juntos superaron, consolidando más aún los
cambios obtenidos.

La depresión y los intentos de


suicidio en la adolescencia

¿Depresión o tristeza existencial?

Es un dato de la realidad que la depresión, en las últimas dé-


cadas, ha crecido hasta la desmesura, ya sea como síndrome psi-
quiátrico en el ámbito de las psicopatologías, ya sea en el imagina-
rio colectivo, al punto de ser comúnmente definida como la enfer-
medad del siglo. Se ha abusado tanto del término depresión, que
cualquier forma de malestar psicológico relacionado con eventos
adversos de la vida corre el riesgo de ser etiquetado como depre-
sión, y, de algún modo, todos podríamos considerarnos deprimi-
dos. La tristeza ha desaparecido y ya parece no existir ni siquiera
como palabra, borrada del uso corriente, junto con otros términos,
como inquietud o desesperación. Todos los desórdenes psicológi-
cos se clasifican con facilidad bajo la voz depresión, y el término
depresión se conjuga, necesariamente, con la voz antidepresivo.
Se trata de una confusión que nada tiene de casual, alimenta-
da por la proliferación del comercio de antidepresivos, cada vez
más sofisticados y necesitados de nuevos pacientes. El Prozac y
los otros inhibidores de la serotonina le han sido presentados al
gran público como fármacos milagrosos. De hecho, los últimos
diez años del milenio pasado fueron definidos como la «década del
cerebro», con ingentísimos financiamientos estadounidenses des-
viados a la genética y a la farmacopsicología.
Según afirma Blazer (2005), de modo bastante crítico, «la psi-
quiatría contemporánea ha encontrado el cerebro, pero ha perdido

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