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La época isabelina destaca especialmente si se le analiza a la luz de los fallos de los períodos anteriores al reinado de Isabel y los
que la sucedieron. Fue un breve período de paz interna entre la Reforma inglesa y las batallas religiosas entre protestantes y
católicos, y luego las batallas políticas entre el Parlamento y la monarquía en que se sumió el resto del siglo XVII. La división
católica/protestante se resolvió, por un tiempo, con los Acuerdos Religiosos Isabelinos, y el Parlamento aún no era lo
suficientemente fuerte como para desafiar el absolutismo real.
Inglaterra también tuvo un mejor panorama en comparación con otras naciones de Europa. El Renacimiento italiano había llegado
a su fin. Francia se vio envuelta en sus propias batallas religiosas, que sólo se resolvieron en 1598 con el Edicto de Nantes. Otro
factor fue la expulsión de los ingleses de sus últimos puestos de avanzada en el continente por parte de los tercios españoles, por
lo que el conflicto de siglos entre Francia e Inglaterra se suspendió en gran medida durante la mayor parte del reinado de Isabel.
El único gran rival fue España, contra la cual Inglaterra se enfrentó en Europa y América en escaramuzas que desembocaron en la
guerra anglo-española de 1585-1604. Un intento de Felipe II de España para invadir Inglaterra con la Armada Española en 1588
fue derrotado de plano, pero la marea de la guerra se volvió contra Inglaterra con una expedición fracasada a Portugal y las
Azores, la expedición de Drake-Norris de 1589. A partir de entonces, España proporció cierto apoyo a los católicos irlandeses en
una rebelión contra el debilitado dominio inglés, y las fuerzas navales y terrestres españolas infringieron una serie de reveses
contra las ofensivas inglesas. Esto drenó tanto la Hacienda como la economía inglesas que habían sido tan cuidadosamente
restauradas bajo la guía prudente de Isabel. La expansión comercial y territorial inglesas llegaron a su límite con la firma del
Tratado de Londres al año siguiente de la muerte de Isabel.
Durante este período, Inglaterra tuvo un gobierno centralizado, bien organizado y eficaz, en gran parte resultado de las reformas
de Enrique VII y Enrique VIII, así como los castigos severos impuestos por Isabel contra los disidentes. Económicamente, el país
comenzó a beneficiarse enormemente de la nueva era del comercio trasatlántico, el robo persistente del tesoro español por la
piratería, y el tráfico de esclavos africanos.
Índice
Política religiosa
Impulso a la actividad económica y potencia naval
Desarrollo cultural
Véase también
Política religiosa
La política religiosa de la reina Isabel I fue vista como la consolidación del anglicanismo y la subordinación de la iglesia al poder
monárquico. En este ámbito cobró vigor el Book of Common prayer, texto de oración oficial, e hizo traducir la Biblia de modo
acorde con la iglesia anglicana.
Con el Acta de supremacía anuló el regreso del catolicismo querido por María Tudor y consolidó la iglesia anglicana. Buscó un
compromiso religioso que tendiera sobre todo a reforzar la autoridad del estado y al tiempo frenase la insubordinación social y
política de los puritanos. En 1570 Isabel fue excomulgada por el papa Pío V.
Isabel instauró un sistema definido como episcopalismo, que preveía la formación de diócesis en el territorio estatal, con un
obispo a la cabeza con funciones de control político y religioso. Tal sistema provocó diversas reacciones: los episcopalianos, que
lo apoyaban abiertamente, los presbiterianos, que lo toleraban y los congregacionalistas que eran hostiles.
Entre los personajes que constituyeron una amenaza para Isabel I estaba María Estuardo, reina de Escocia, católica, que se vio
obligada a huir a Inglaterra por la revuelta de los calvinistas dirigidos por John Knox. Se hizo famosa por conspirar contra la reina
de Inglaterra, por lo que fue juzgada, sentenciada a muerte y decapitada en 1587 en el castillo de Fotheringhay.
Durante su reinado se reforzó la potencia de la flota militar y mercantil del país: gracias a la colaboración de corsarios como sir
Francis Drake, cartografió las colonias españolas, y acumuló grandes riquezas minando la hegemonía española, derrotando a la
conocida como Armada Invencible en 1588. En su honor se fundó en América del Norte una colonia: Virginia. Y, finalmente,
constituyó la Compañía Británica de las Indias Orientales.
Desarrollo cultural
El reinado de Isabel no solo selló la aparición de Inglaterra como gran potencia en la escena europea, sino que estuvo
caracterizado por un gran desarrollo cultural y civil, que ha pasado a la historia como "época isabelina". Tal florecimiento se dio
en la literatura y principalmente en el teatro, sobre todo con William Shakespeare, Christopher Marlowe, Ben Jonson, John
Webster, John Ford y otros. Gran desarrollo tuvo también la música (William Byrd, John Bull) y la arquitectura, influida por la
cultura renacentista italiana y de la flamenca.
Véase también
Isabel I de Inglaterra
Literatura isabelina
Teatro isabelino
William Shakespeare
Período Tudor
Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia
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