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Naturaleza de la
El teólogo jesuita francés Henri Bouilard (1908 – 1981) distinguía a comienzos de los 70’
tres tendencias en las que se movía la Teología Fundamental.
a) La primera entiende la Teología Fundamental como un planteamiento apologético, es decir,
un proceder que tiende a construir un discurso válido a los ojos del no creyente, para que éste
acepte los fundamentos racionales de la fe. Esta tendencia no se apoya en la autoridad de la
Escritura ni de la Iglesia, sino que procede por reflexión filosófica y a través del examen de
hechos históricos.
b) La segunda es la tendencia dogmática, que sitúa la revelación divina en el centro de la
reflexión. En ella se expone el modo de la revelación a lo largo de la historia de la salvación,
hasta llegar a Jesucristo, para luego pasar a examinar el modo en que ha sido transmitida por
Naturaleza - 2
El teólogo suizo Heinrich Stirnimann (1920-2005) estableció a finales de los 70’ una
distinción entre cinco etapas de la Teología Fundamental reciente, que se suceden
cronológicamente y en parte se mezclan:
a) La renovación de la corriente tradicional iniciada por los dominicos Ambroise Gardeil (1859 –
1931) y Réginald Garrigou-Lagrange (1877-1964), en la que el manual Fundamentaltheologie
del teólogo alemán Adolf Kolping (1813-1865) sería el ejemplar más significativo de este
grupo.
b) La corriente antropológica iniciada por el reconocido teólogo jesuita Karl Rahner (1904 –
1984).
c) La acentuación que adquiere la categoría Historia de la Salvación, bajo el influjo del teólogo
luterano y exégeta bíblico Óscar Cullmann (1902 – 1999).
d) La reestructuración hermenéutica, que suponía un cambio radical en el mismo planteamiento
de la Teología fundamental.
e) La última, que sustituiría la anterior, más difícil de determinar, aunque se adivina por ciertos
términos claves como análisis, lingüística, lógica, historia de la ciencia…
Por su parte, el cardenal y teólogo jesuita estadounidense Avery Dulles (1918 – 2008)
habla de cinco modelos distintos de revelación, que implican, a su vez, diversos modos de percibir
esta disciplina:
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a) Revelación como doctrina, es decir, que tiene lugar a través de la palabra y con un claro
contenido proposicional, muy propio de la apologética clásica o escolástica;
b) Revelación como historia, en la línea de Óscar Cullman y el teólogo protestante alemán
Wolfhard Panneberg (1928 – 2014);
c) Revelación como experiencia interior, representada por Friedrch Schleiermacher (como
fuente), John Hick1, Karl Rahner y Piet Fransen2;
d) Revelación como presencia dialéctica, en la que encuentran un puesto Karl Barth3, Emil
Brunner4 y Bultmann5;
e) Revelación como nueva conciencia (new awareness), desarrollada por los norteamericanos
Gregory Baum6 y Gabriel Moran7, quien entiende la Teología Fundamental como la reflexión
de la razón creyente sobre sus fundamentos y presupuestos.
El teólogo español Pié i Ninot (☆1941), por su parte, establece seis dimensiones de la
Teología Fundamental, cuya acentuación en uno u otra expresan el modo de comprender la
materia:
1
John Harwood Hick (1922 - 2012) fue un filósofo de la religión y teólogo inglés. Fue un protestante liberal, miembro primero en la Iglesia
Reformada Unida y luego miembro de los cuáqueros de Gran Bretaña. Hizo contribuciones en teodicea, esatología, cristología, filosofía de la
religión, epistemología de la religión y pluralismo religioso.
2
Pieter Frans Fransen (1913 – 1983), teólogo jesuita belga, dedicado a varias áreas de la teología como la eclesiología, sacramentología, teología
mística, ecumenismo. Es conocido sobre todo por sus estudios del Concilio de Trento y la renovación del concepto de gracia.
3
Karl Barth (1886 – 1968), influyente teólogo calvinista alemán.
4
Heinrich Emil Brunner (1899 – 1966), teólogo suizo y pastor reformado.
5
Rudolf Karl Bultmann (1884 – 1976), teólogo protestante alemán, bien conocido por la reformulación que hace a la exégesis bíblica.
6
Gerhard Albert Baum (1923 - 1 2017), más conocido como Gregory Baum, fue un sacerdote y teólogo católico canadiense nacido en Alemania
y conocido en la década de 1960 por sus estudios de ecumenismo, diálogo interreligioso y relación entre la Iglesia católica y los judíos.
7
Gabriel Morán (1935 – 2021) teólogo y educador católico estadounidense. En Teología Fundamental su pensamiento está reflejado sobre todo
en su obra Teología de la Revelación (1966).
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8
Gerhard Ebelin (1912 – 2001), historiador eclesiástico y teólogo protestante alemán, considerado como uno de los principales representantes
de la hermenéutica bíblica del siglo XX.
9
William James Abraham (1947 – 2021), teólogo, filósofo analítico y pastor metodista de Irlanda del Norte, conocido por su contribución a la
filosofía de la religión, la epistemología religiosa, la evangelización y la renovación eclesial.
10
Aylward Shorter, teólogo, historiador y antropólogo inglés, particularmente interesado por la inculturación, miembro del servicio histórico de la
Sociedad de Misioneros de África. Nos interesa su obra publicada en español La revelación y su interpretación. Madrid: Paulinas, 1986.
11
Peter Eicher (☆1943), teólogo católico suizo y profesor emérito de la Universidad de Paderborn (Alemania), conocido por editar el Diccionario
de Conceptos Teológicos. Vols. I – II. Madrid: Herder, 1990.
12
Gottlieb Clemens Sohngen (1892 – 1971), sacerdote y teólogo católico alemán. Como catedrático de teología fundamental, fue maestro de
Joseph Razinger, quien afirmó haber sido influenciado por su pensamiento.
13
Aunque así conocido, su nombre completo es Johannes Bernhard Maria Waldenfels. Es un teólogo jesuita alemán, especializado en la Teología
Fundamental y en la Filosofía de la Religión.
14
Wilfried Joest (1914 – 1995). Fue un teólogo luterano alemán, recordado por establecer la Teología fundamental como una subdisciplina de la
dogmática protestante, lo que hasta entonces sólo había sido el caso de forma explícita en la teología católica.
15
Jean Paul Gustave Ricoeur (1913 – 2005) fue un filósofo y antropólogo francés conocido por su intento de combinar la descripción
fenomenológica con la interpretación hermenéutica.
16
Claude Geffré (1928 – 2017) fue un sacerdote católico francés, teólogo experto en hermenéutica bíblica y pluralismo religioso.
17
Eugen Biser (1918 – 2014), sacerdote católico alemán, teólogo y filósofo de la religión. En 1974 ocupó la Catedra Romano Guardini de
Cosmovisión Cristiana y Filosofía de la Religión en la Universidad Ludwig Maximilian de Münich.
18
Max Seckler (☆1927), teólogo católico alemán y profesor emérito de Teología fundamental en la Universidad de Tubinga.
19
Francis Schussler Fiorenza (☆1941) es un laico y teólogo católico estadounidense. Desde el 2021 se retiró de la docencia activa y se convirtió
en profesor investigador de Estudios Teológicos Católicos Romanos en la Harvard Divinity School. Entre sus libros más conocidos está Teología
fundamental: Jesús y la Iglesia. Sus escritos versan sobre teología fundamental, teología sistemática, teología política, hermenéutica y teología
política.
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autores como Juan Bautista Metz20, Gustavo Gutiérrez21, Helmut Peukert22 y Giuseppe
Ruggieri23.
Todas estas clasificaciones son útiles en la medida en que ofrecen cierto orden en la
variedad de planteamientos de la Teología Fundamental actual, aun cuando se pueda discutir
sobre los criterios de distinción y de localización de uno u otro autor en un lugar determinado.
Pero si bien sirven para situar las diversas orientaciones de esta disciplina, siguen siendo
esquemas rígidos si se pretende tomarlas sin más matizaciones.
Además, hay que tener en cuenta que tales clasificaciones responden más a la reflexión
postconciliar que a la actual Teología Fundamental, en la que se da un mayor consenso en el
campo de los teólogos que se dedican a ella, al menos por lo que se refiere a los manuales. En
efecto, la mayoría de los teólogos están de acuerdo, al menos, en tres aspectos:
- La incorporación del elemento dogmático a la Teología Fundamental, de modo que ésta trate
de la revelación y de la fe.
- La incersión también del carácter apologético, pero alejado de su presentación polémica o
defensiva clásica, de modo que se incluya el estudio de la credibilidad desde todos los puntos
de vista.
- La vertiente epistemológica, si bien este elemento hay menos acuerdo en cuanto a cómo debe
ser entendido. Los autores alemanes la asumen de tal forma que llegan a hablar de la Teología
Fundamental como una teoría del conocimiento teológico, mientras otros autores sólo aceptan
indirectamente este carácter, en la medida en que viene dado por la condición tradicional y
eclesial de la noticia de la revelación.
20
Johann Baptist Metz (1928 – 2019) fue un sacerdote católico y teólogo alemán, profesor de Teología Fundamental en la Universidad de Münster
entre 1963 y 1993, cofundador de la revista Concilium. Es considerado el adre de la teología política.
21
Gustavo Gutiérrez Merino (☆1928), sacerdote, dominico desde el 2001, teólogo peruano y uno de los principales representantes de la teología
latinoamericana de la liberación.
22
Helmut Peukert (☆1934), educador y teólogo alemán, profesor emérito de Educación sistemática en la Universidad de Hamburgo, alumno de
Karl Rahner y asistente de J. B. Metz, con quien se doctoró con una tesis sobre la teoría científica de la teología, que más tarde se publicó con
el título Teoría de la ciencia, teoría de la acción, teología fundamental: Análisis del enfoque y estado de la formación de la teoría teológica. 3ª
ed. Barcelona: Herder, 2000.
23
Giuseppe Ruggieri (☆1940), sacerdote católico y teólogo italiano, profesor emérito de Teología Fundamental del Studio Teologico di Catania,
ejerció su profesión tanto en la Universidad Gregoriana como en la Urbaniana de Roma. Entre sus libros afines a nuestra disciplina está Della
fede: La certezza, il dubbio, la lotta. Roma: Carocci Editore, 2015.
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Esta revelación tiene lugar a través de palabras y hechos, mediante los cuales Dios se
autocomunica a los hombres para su salvación. La fe con la que el hombre acepta la revelación
de Dios se configura entonces como respuesta a la iniciativa reveladora divina, respuesta que es
posible por la continuidad entre el espíritu humano y la misma revelación, y necesaria porque
sólo a través de la fe alcanza el hombre su vocación sobrenatural y encuentra el sentido de su
existencia.
Desde inicios del siglo XXI, los conceptos de orden metafísico y antropológico han sido
prolongados al campo social e histórico, pero manteniendo siempre el primado del hombre sobre
cualquier otra perspectiva, más aún, descubriendo en lo humano la presencia y realización
fundamentales de los proyectos de Dios. Así han aparecido los aspectos hermenéuticos,
culturales, antropológicos, políticos, etc., de la Teología Fundamental. En todos estos casos, la
atención prestada a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio viene mediatizada por la
forma de insertarse en el dinamismo del sujeto y de su realización social.
A este tipo de Teología fundamental, que admite, como es natural, multitud de matices y
de precisiones, pertenecerían lo que los autores han llamado teología formal, hermenéutica,
política, etc.; es decir, todas aquellas propuestas que ponen en primer término las mediaciones
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humanas a través de las cuales llega al hombre la acción reveladora de Dios. Se trataría, pues,
de una forma de Teología Fundamental hecha desde lo que se ha llamado una teología desde
abajo, desde la intención del creyente de acompañar al no creyente en el camino de la conversión,
haciéndole ver primero cómo el espíritu humano tiene en sí mismo la capacidad para capta la
revelación como una propuesta “razonable”, coherente con la búsqueda del sentido de la realidad
personal, social, existencial.
Ahora podemos decir con mayor serenidad y consenso que el objeto de la Teología
Fundamental es la revelación de Dios para el hombre o, más específicamente, la revelación divina
en cuanto tal, o bien, bajo el aspecto de revelación (sub ratione revelationis). Al objeto de la
Teología Fundamental podemos acercarnos desde dos perspectivas distintivas y
complementarias.
- En forma positiva podemos decir que su objeto es, en primer lugar, la revelación, a la que
inevitablemente sigue la respuesta del hombre, que es la fe, y lo que, desde el punto de vista
humano, hace posible que la revelación llegue al mismo hombre, es decir, la credibilidad.
- En forma negativa su objeto no es todo y cualquier cosa afectada por una dimensión dialógica
de la fe: la relación entre fe y cultura, y su prolongación en el diálogo de la Iglesia con el mundo
ha sido la puerta donde se han introducido muchas cuestiones accesorias en el campo de la
Teología Fundamental y, en consecuencia, debe ser delimitado. Aunque el teólogo
fundamental será sensible a las llamadas “cuestiones fronterizas”, no pretenderá ocuparse de
toda una “pantología sagrada”24.
24
Expresión de Ambroise Gardeil (1859 – 1931), dominico y teólogo católico, en su obra La crédibilité et l’apologétique.
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Ahora bien, la revelación, para ser identificada como tal y no como una realidad del mundo,
tiene que mostrar su origen divino y a la vez su destino humano. A esa cualidad de la revelación
que muestra este origen divino y este destino humano se le ha llamado credibilidad. Por la
credibilidad la revelación se nos muestra como una realidad distinta de la luz de la razón, pero
que, al mismo tiempo, existe para ser recibida como tal revelación por el ser humano.
Ahora bien, ha de recordarse siempre que la revelación va más allá de las exigencias del
espíritu y que, siendo la respuesta que el hombre espera, exige a su vez que el ser humano salga
de sí mismo y responda a su vez con la entrega de la fe. El sentido y el fundamente de esta fe no
se apoya solamente en el carácter escatológico de la revelación, sino también, y de modo
particular, en su dimensión actualmente trascendente y divina. De este modo, la fe es una entrega
orientada no sólo al futuro, sino también al presente. Es una fe que se abre y se entrega al misterio
revelado de Dios, y vive de ese misterio.
racionales de la fe del cristiano, en un discurso válido a los ojos del no creyente.La aplicación del
método apologético en la plenitud de sus dimensiones a la Teología Fundamental permite poner
de relieve la propiedad de la revelación que llamamos credibilidad.
- La credibilidad de la revelación, o su correlato subjetivo, la racionabilidad de la fe, estudiadas
a partir de todas las instancias posibles, sean dogmáticas o puramente naturales, entran de
lleno en el objeto de la Teología Fundamental.
- Si bien la credibilidad se determina dogmáticamente, es decir, a partir de la revelación
recibida en la Iglesia, ella implica hacer significativa la revelación en la medida en la que desea
incorporar la dimensión del diálogo y de defensa de la fe. Para ser creíble necesita la
determinación histórica de la actualidad concreta en la que se sitúa ese diálogo y la
significatividad de la revelación. En este sentido, el método apologético debe también buscar
un discurso válido de la fe dirigido a quienes no tienen fe.
Este proceder sigue conservando su validez, aunque sin la pretensión de situarse en una
posición metódicamente aséptica: es siempre el modo de proceder del creyente que no prescinde
de su fe. En el método apologético deben evitarse dos extremos:
- El fideísmo: cuando la fe anula la razón. La fe no debe pretender controlar la actividad del
espíritu que conoce, ni actuar como si solamente ella estuviera en condiciones de llevar a la
verdad. Una estricta actitud fideista no reconocería más valor que el de la misma fe, quedando
lo que no perteneciera a su ámbito como algo residual o incluso negativo. En la práctica, sin
embargo, la actitud fideísta acaba desembocando en una doble verdad: la de la fe y la de la
razón, entre las que no habría comunicación posible.
- El extrinsecismo o racionalismo: cuando se excluye la fe con un discurso racional que
pretende “probar” la revelación. La consideración del objeto no se puede hacer abstrayéndose
del sujeto concreto, es decir, del hombre creyente o llamado a creer. Se debe evitar toda
contaminación racionalista. Una justificación formalmente rigurosa del objeto que no tuviera
en cuenta al sujeto al que se destina, se convertiría en una construcción inoperante y, en el
fondo, falsa, pues trataría a la revelación como una pura verdad intelectual,
independientemente de cualquier dimensión moral.
Del uso del método teológico en la comprensión de la revelación cristiana y del método
apologético en su esfuerzo para hacerla creíble, surgen cinco puntos de referencia que entran en
juego en las diversas propuestas de Teología Fundamental: la revelación, la fe, la credibilidad, el
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método dogmático y el método apologético. Según como se entiendan y se relacionen estos cinco
elementos tendremos una u otra forma de concebir y plantear la Teología Fundamental tal como
se ha hecho, sobre todo, a partir del Concilio Vaticano II.
- A la luz de lo anterior, la misma creación puede ser considerada como perteneciente al plan
salvífico de Dios, quien, además de darnos la existencia, se nos da a conocer como Padre y
Salvador y, de hecho, actúa como tal. De este modo, creación y revelación, en cuanto
comienzo de la salvación, son dos momentos sucesivos, al menos teológicamente, que
originan dos situaciones diversas para el hombre. La primera es la del hombre que no conoce
más orden que el de la naturaleza y de la razón, y que, aunque no lo sepa, está situado en el
orden de la gracia; La segunda es la del hombre que, manteniendo íntegra la dimensión
meramente humana y apoyándose en ella, actualiza la llamada de Dios, y al encontrarse con
la revelación, responde libremente con la entrega de la fe.
Si a toda la teología se le exige mantener viva su propia actualidad, esta exigencia es más
acuciante en la Teología Fundamental, que está constantemente llamada a “dar razón de la
esperanza” a los hombres de su propio tiempo. Por tal motivo, junto a los trazos esenciales de
antropología sobrenatural que se requieren para comprender a la luz de la revelación, se requiere
un análisis fenomenológico del espíritu humano a la luz de las diversas concepciones
antropológicas vigentes en la cultura del momento. De este modo se tendrá como resultado la
acreditación de Cristo en la Iglesia como garante y fundamento último de credibilidad de la
revelación.