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¿El actual modelo educativo, está en la capacidad y orientación adecuada para afrontar los retos

de la educación para los trabajos del futuro?

Es innegable que la tecnología ha permitido el desarrollo de las sociedades, principalmente en


ámbitos económicos vemos que las empresas se han visto obligadas a evolucionar con la
tecnología, pues de lo contrario deben asumir la inminente quiebra, tal y como lo evidencia Olivier
Crouzet (2020) con el caso de Kodak, empresa que debió reinventarse para sobrevivir en el
mercado.

Si hacemos una comparación de nuestra época con tiempos pasados, será fácil reconocer algunos
cambios representativos en ciertos aspectos, que han caracterizado la evolución en los distintos
momentos, sin embargo, cuando nuestra atención se vuelca a la educación, se torna más difícil el
juego de encontrar las siete diferencias.

Según la lectura del artículo de Crouzet (2020) y con mucha razón, se expone que los estudiantes
siguen preparándose para una sociedad que ya no existe, por lo tanto, se genera un vacío que pide
a gritos el aprendizaje de habilidades digitales que permitan resolver problemas, crecer y
desarrollar aptitudes de autonomía, de trabajo colaborativo, de adaptación, de creatividad y
habilidades de organización, entre otros, pero esto no se consigue sino a partir del cambio de
paradigma de los modelos educativos, desde la reconceptualización de los planes de estudio y
didácticas empleadas.

La sociedad actual exige nuevos retos, pero la escuela continúa siendo tradicional, Julian de Zubiría
Samper afirma que “esta desarticulación no es exclusiva de América Latina, como con frecuencia
creen los maestros latinoamericanos”, pues las transformaciones se han dado a nivel mundial, aún
cuando la escuela tradicional sigue siendo la bandera representativa.

Las escuelas actuales intentan cambiar, evolucionar, crecer e ir de la mano con la innovación, no
obstante, el cambio de paradigma es necesario, ya que es muy difícil desligarse de modelos que
“han funcionado con el tiempo”, para pasar a nuevos sobre los cuales no hay certeza de resultados
o al menos ese es el gran miedo de algunos docentes actuales.

Una de las grandes estrategias que la literatura demuestra resultados muy pertinentes, es la
inclusión de pensamiento computacional, aplicable en cualquier área del conocimiento, pues
mediante este, el estudiante desarrolla habilidades para desfragmentar un problema en partes
más pequeñas para que se facilite su solución, identificar patrones, proponer soluciones, además
que promueve el trabajo colaborativo, algo tan necesario para el desempeño laboral en la
actualidad, donde no es más importante cuanto sabe un individuo, sino cuanto de lo que sabe
puede compartir, como lo comparte y como crece a partir de ese compartir de conocimiento,
mismo que actualmente es tan difícil de generar debido a la gran cantidad de información que esta
al alcance de cualquier persona.

Klimenko (2008), expone este cambio de paradigma como una revolución educativa, que cree
nuevos modelos pedagógicos, que fomente la creatividad en estudiantes de prescolar hasta
grados superiores, pero este es un cambio que requiere su tiempo y voluntad para asumir el reto.
Si se habla de inclusión de tecnologías en la educación, podemos afirmar que efectivamente se
han incluido, no obstante, es necesario analizar la forma en la cual se han incluido, el docente
marca esa diferencia, pues se cree que se ha hecho un buen trabajo al incorporarlas como fin y no
como medio, en muchos casos la tecnología ha llegado a la educación como fin utilitarista y no
como medio para llegar a otros niveles de conocimiento, pues tal y como Galvis Panqueva A.
(1998), lo menciona, la tecnología ha llegado a los planes de estudio para “esperar a ver que pasa”
y ese “no es el camino”.

Efectivamente, el camino es largo, pero principalmente empieza con la intención y cambio de


paradigma desde los espacios educativos.

Bibliografía:
 Klimenko, Olena. La creatividad como un desafío para la educación del siglo XXI: um desafío para a
educação do século XXI. Recuperado de http://www.scielo.org.co/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=s0123-12942008000200012
 Galvis Panqueva, A. (1998). Educación Para El Siglo XXI Apoyada En Ambientes Educativos
Interactivos, Lúdicos, Creativos Y Colaborativos. Recuperado de
https://www.researchgate.net/profile/Alvaro-Galvis-Panqueva/publication/
266245593_EDUCACION_PARA_EL_SIGLO_XXI_APOYADA_EN_AMBIENTES_INTERACTIVOS
_LUDICOS_CREATIVOS_Y_COLABORATIVOS/links/56b06db608ae9ea7c3aed6f1/
EDUCACION-PARA-EL-SIGLO-XXI-APOYADA-EN-AMBIENTES-INTERACTIVOS-LUDICOS-
CREATIVOS-Y-COLABORATIVOS.pdf
 De Zubiría Samper, J. (s.f.) Los retos a la educación en el siglo XXI. Recuperado de
https://antoniorc72.files.wordpress.com/2013/06/lectura-en-el-siglo-xxi.pdf

Comentario a un compañero:

El compañero Daniel Rueda, expone una duda “¿podrá la tecnología reemplazar al maestro?”,
para darnos a conocer que la labor de los maestros no será reemplazada, pero si se quedarán atrás
aquellos docentes que no estén dispuestos al cambio, aquellos que crean poseer la verdad y la
perfección y no vean en la innovación el camino para el desarrollo de habilidades digitales en
nuestros estudiantes, como comienzo para el desarrollo de sus sociedades.

Efectivamente, es muy difícil reemplazar a un maestro con tecnología o robótica, pues nuestra
labor esta fuertemente caracterizada por sentimientos como la empatía hacia nuestros
estudiantes y amor por la labor desempeñada, sentimientos que no pueden ser reemplazados por
robots, pues es fácil reemplazar una labor que es repetitiva, cíclica, predecible, y el quehacer
docente es sorprendente, es sorprendido, es dependiente del contexto, del estudiante, de sus
expectativas, sabemos que podemos tener planeada toda una clase pero es cuando nos
enfrentamos y nos volcamos al mundo de nuestros niños, que conocemos las problemáticas y/o
necesidades en su contexto y replanteamos objetivos para alcanzar. Sin embargo, es innegable
que esas problemáticas y necesidades van cambiando con el tiempo, por lo que no podemos
abordarlas de la misma manera que hace un par de décadas, aun cuando lo estamos intentando
no tenemos un norte claro, al menos no todos. Definitivamente, existe la intención de orientar
adecuadamente la formación de nuestros estudiantes para afrontar retos en la educación, para
trabajos del futuro, pero realmente hace falta la formación docente y actualización de modelos
educativos para que los resultados sean pertinentes.

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