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Últimos títulos publicados: La aceptabilidad


61.
62.
P. Aries, A. Béj in, M. Foucault y otros - Sexualidades occidentales
E. Wiesel - Los judíos del silencío del riesgo según las
63. G. Deleuze - Foucault
64 .
65.
A. Montag\J - ¿Qué es el hombre?
M. McLuhan y Q . Fia re - El medio es el masaje
ciencias sociales
66. W. J. H. Sprott - Grupos humanos
67. P. Aries· El tiempo de la historia
68. A. Jacquard - Yo y los demás
69. K. Young - La opinión pública y la propaganda
70. M. Poster - Foucault, el marxismo y la historia
71. S. Akhilananda - Psicología hindú
72. G. Vattimo . Más allá del sujeto
73. C. Geertz - El antropólogo como autor
74. R, Danlzer - Las emociones Prólogo de Joan Bestard
75. P. Grimal - La mitología griega
76 . J.-F. Lyotard - La fenomenología
77. G. Bachelard - Fragmentos de una poética det fuego
78. P. Veyne y otros - Sobre el individuo
79. S. Fuzeau-Braesch • Introducción a la astrología
80. F. Askevis·Leherpeux • La superstición
8 1. J.·P. Haton y M.-C. Haton - La inteligencia al1ificial
82. A. Moles· El kitsch
83. F. Jameson - El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado
84 . A. Da! Lago y,P. A. Rovatti - Elogio del pudor
85. G. Vattimo - Etica de la interpretación
86. E. Fromm . Del tener al ser
87 . L.-v. Thomas · La muerte
88. J.-P. Verna nt · Los orígenes del pensamiento griego
89. E. Fromm • Lo inconscien te social
90. J. Brun • Aristóteles y el Liceo
91 . J. Brun • Platón y la Academia
92. M. Gardner - El ordenador como cientifico
93 . M. Gardner - Crónicas marcianas
94 . E. Fromm - Ética y política
95. P. Grima! - La vida en la Roma antigua
96. E. Fromm - El arte de escuchar
97. E. Fromm - La patología de la normalidad
100. C. Losilla - El cine de lerror
101 . J. Bassa y R. Freixas • El cine de ciencia ficción
102. J. E. Monlerde · Veinte afios de cine espafiol ( 1973· 1992)
103. C. Geertz · Observando el Islam
104. C. Wissler • Los indios de los Estados Unidos de América
105. E. Gellner · Posmodemismo, razón y religión
106. G. Balandier - El poder en escenas
107. Q . Casas - El weslern
108. A. Einstein - Sobre el humanismo
109. ~. Kenig· Historia de los judíos espanoles hasta 1492
110. A. Ortiz y M. J. Piqueras - La pintura en el cine
111 . M. Doug!as - La aceptabilidad del riesgo según las ciencias sociales
Título original: Risk acceptability according fa (he social sciences
Publicado en inglés por Russell Sage Foundation, Nueva York SUMARIO
Traducción de Víctor Abelardo Martinez
Revisión técnica de Caries Salazar

Cubierta de Mario Eskenazi

Prólogo, loan Beslard 9

Agradecim ientos. 17

Introd ucción. . . . . . . . . . . . . . . 19

l. Cuesti ones morales en la aceptabilidad del riesgo 25


Ficha _ -_'___"_'_' -,--/~í_____ 2. El surgimi ento de una nueva subdi sciplina 43
F 0 rrn~ Ariq . _ _ _ 3. Percepción del riesgo 57
4. Elección y riesgo 73
5. Riesgos naturales 89
6. Cred ibilidad 105
7. Bú sq ueda del riesgo y seguridad ante todo 11 5
8. Limitaciones institucionales 129
9. Riesgos codificados 14 1
1. ~ edición, 1996

Ouedan rigurosamente prohibidas. sin la autorización esenta de los titulares del.Copyrighl~ . bajo las Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
saoclOnes establecidas en las leyes. la reproduccIÓn tOlal o parCial de osta obra por cualqUier método
o plocedlm~to, comprendidos le reprografia y 01 tratamiento informático. y la distribución de
ejemplares de el la mediante alquiler o préstamo publicos.

© 1985 by Russell Sage Foundation, Nueva York


© de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Ed itorial Paidós, SAICF,
Defensa, 599 - 8uenos Aires

ISBN, 84-493-0178-5
Depósito legal: 8- 1.213/1996

Impreso en Novagrafik, S.L,


Puigcerda, 127 - 08018 Barcelona

Impreso en España - Printed in Spain

c318~R 1

C-11 8 ~Ol. 2002


PRÓLOGO

Segu ir la obra cle Mary Douglas ha sido s iempre un con stan-


te descubrimi ento de nuevas pe rspecti vas de an áli sis dentro de la
Antropología Social. Ha abierto cont inu ame nte nu evos campos y
siempre nos ha hecho ver desde un nuevo áng ul o acti vid ades so-
c iales que ya creíamos sufi cienteme nte anali zadas o que nos pa-
recía n o pacas para e l anál isis antropológico. Su o bra es ampl ia y
va desde una mo nografía cl ásica sobre los le le ( 1963) has ta los
r ,!náli s i"s sobre las noc io nes de ri esgo y c ulpa ( 1992). Ante s u am-
l' pli a bibli ografía era un pro bl e ma para e l lecto r de le ng ua caste-
llana que las traducc io nes se hubi eran parado e n Pureza y peli-
g ro y Sílllbolos lIalura /es . Nos perdíamos la parte de su o bra que
trala con más ori ginalidad nueSlra cultura conlemporánea, con sus
ritos, sus s ímbo los y sus forma s de clasifi car y percibir la rea-
lidad. Difícilmente podíamos conocer este paso que mu chos an -
'tI'opólogos de la generac ión de Mary Dou glas han dacio desde e l
análi sis de la conducta raci o nal primiti va a las pro pias conducta s
co ntemporáneas no comprens ibl es desde la pura rac io nalidad
in strumental y utilitari sta. La traducci ó n de La acePlGbilidad del
riesgo según las ciencias sociales empi eza a llenar eS le vacío y .
. con segurid ad nos ayuda a comprender mucho mejo r nuestra
condi ció n co ntempo ránea.
En el prefacio a su libro Ho lI' II1Slilurioll s Ihil1k ( 1987), Mary
D ouglas presenta una curiosa genealogía de SlI S obras. Di ce que
sie mpre ha escrito hacia atrás, que este libro era una int roducc ió n
a Pureza y peligro. y tamb ién un prólogo a La aceprabilidad del
riesgo ( 1986), que era, a su vez, una introducció n a Risk and Cul-
ture ( 1982). Éste, por otra parte, e ra un a arg ume nt ac ió n desarro-
llada de un artícul o aparecido en Implic it Meallillgs ( 1975 ). Y, a
10 LA AC EPTABILIDAD DEL RIESGO 11
PRÓLOGO

juicio de la autora, todos tenían que haber sido publicados antes yen los conceptos. Por ello e n How IIlSTÜ"tiOI1S Ihil1k hace co m-
de su primer libro sobre los lele. Siguiendo este principio de es- patible un análisis sociológico de las institu ciones con un análi-
cribir hac ia atrás, trata de enriquecer las ideas ante riores y desa- sis filosófi co de las categorías científicas. Propo ne una teoría de
rrollar en nuevos Contex lOS ideas recibidas de la tradición socio- las instituci ones que corrija la visión normal no sociológica de
lógica.
.
Esta tradi ción se sitúa claramente dentro de la ooenea logía la cognición, así como también una teoría cognitiva que supla la
IIltelectual que proviene de Durkheim y Mau ss . Se trata de apli- debilidad del aná lisis in stitucional. Una de estas debilidades ha
car las teorías de estos autores a nuestra conducta ordinaria. Así, sido precisamente la tendencia en la tradi ción durkheimi ana a
desde la teoría del don de Mauss, anali za nuestras condu ctas de reificar las categorías y personificar los grupos. Esto desaparece
consumo. En The World of Goods (1978) cri tica Mary Dougla~ totalmente en los análisis que hace Mary Dougl as. Las catego-
el Indlvldu ahsmo metodológico del consumidor solitario y nos rías no son cosas, son posiciones. El co ncepto de cuadrícula le
hace ver cómo necesitamos bienes para descifrar nuestro ámbilO sirve para ana li zar esta dimensión social de las categorías. El uso
social y para situar nuestra identidad social. Si la propuesta de que hace el individuo de los sistemas de clasificació n depende de
Mauss entraba e n el programa general de Durkheim , Mary Dou- su posición en un determinado ordenami ento soc ial. Por ello en
glas sIempre nos ha hecho ver la importancia de las propuestas 'RiSk al1d C ulTure analiza la forma en que construimos determi -
durkhelml anas y nos las ha situado claramente dentro de las pre- nadas categorías culturales a partir de ciertas posiciones soc iales.
ocupacIOnes del pensamiento actual. Se trata de considerar el Las nociones de riesgo no están basadas en razones prácticas o
pe nsamiento humano como originariamente social y desarrollar en juicios empíricos. Son nociones construidas c ultural mente
esta idea en una teoría de la c ultura que dé c uenta del orioen so- que enfatizan algunos aspectos del peli gro e ignoran otros. Se
cial de las categorías cognit ivas. Ha insistido en la relaciÓn que crea, así, una cultura del riesgo que varía según la posición soc ial
tIene la cultura con la vida cotidiana y en có mo los símbolos y de los actores.
los rituales no están separados de la actividad diaria y son ele- Una cuestión interesante desde el punto de vista de la hi sto-
ment os básicos en la constfllcción de la experiencia social. Así ria de las idea s es la que pregunta por el tipo de relación que hay
analiza los e lementos culturales más observables de la vida coti- entre los intereses por los conceptos de contam inación y tabú tal
diana - los bi enes que circulan, las formas de tratar el cuerpo, como aparecen en Pureza y peligro y los intereses por el análi sis
las forma s de clas ifi car las cosas en limpias o sucias, arriesgadas del riesoo
o
en las sociedades contemporáneas y su aceptabilidad,
o seg uras- como le ng uajes sociales a través de los cuales se de acuerdo con las ciencias sociales. En otras pal abras, ¿por que
crean las líneas de demarcación externas e internas de los grupos La acepTabilidad del riesgo, puede ser considerado como un pró-
socIales. La cultura es preci samente este esquema de clasifica- logo a Risk al1d CulTure que, a su vez, es una introducción a Pu-
ció n que da significado a los símbolos concretos reafirmado s en reza y Pelig ro? ¿Qué relación hay entre los conceptos de conta-
el ritual y en el di scurso. Así, la noción de polución tiene signifi- minación ritual que los historiadores de las religiones nos han
cado e n la medida e n que revela un sistema de clasifi cación a tra- hecho ver y la contami nación de la naturaleza que, como nos
vés del cual se diferencian las di stintas colecti vidades humanas. recuerdan continuamente los ecologistas contemporáneos, es
Siguiendo la tradi c ión de Durkheim , insiste e n el origen social de uno de los principales peligros que condi cionan nuestra ex isten-
las categorías conceptuales, en que el pen samie nto humano tiene cia? ¿Qué relación hay entre la noción de tabú como un sistema
una base social yen que es en el mundo social donde se constru - de protección de la sociedad de los peli gros que la amenazan y la

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LA ACEPTA BILIDAD DEL IH ESGO PR Ó LOGO

noción de ri esgo como un siste ma de protecc ión de nuestro futu- res. Se trata de desarroll ar la dimensión social e n unos análi sis
ro socia l? que suelen ser individuali stas. El objeto no es sólo el indi viduo
. El a rgumento principal de PI/reza y peligro se basa en que la que actúa racionalmente en el me rcado, sino las «externahdades»
Idea de contamin ación se relaciona con la vida social : es en la del mercado, es decir, la dimensión social del indi viduo.
vida social donde atribuimos peligro a determinados elementos De la misma manera que el análisis de la conduct a del con-
de la naturaleza y establecemos determinadas normas respecto a sumo puede proporcionar una teoría de la cultu ra que comple-
nuestra relación con estos elementos. El marco en el que se de- mente la teoría de la elección racional, el aná li sis de la percep-
senvuelve el argumento del libro gira en torno a las creencias re- ción del riesgo puede proporcionar una teoría de la cultura que
li giosas de las sociedades arcai cas y el aná li sis de las abomina- comple mente la ciencia cogniti va de la percepción. Si la percep-
ciones del Levítico se convierte e n uno de los pumas centrales del ción del peligro y la forma en que la gente expli ca las desgraClas
desarro llo de la argumentación. Se trata de demostrar cómo la han podido ser anali zadas cultural me nte e n sociedades con un
Idea de suciedad (impureza) puede ordenar la experiencia huma- siste ma de prohibiciones y tabúes religiosos, ¿cómo puede ser
na med iante operaciones de excl usión e inclu sión. En última ins- anali zada cultural mente la percepción de los peli gros tecnológi-
ulIlcia el orden social se relaciona con el orde n de percepción de cos que tan agudamente impregnan la concie ncia contemporánea
lo natural. Es un arg ume nto que podría te ner aceptabilidad siem- desde los años setent a?
pre que lo circunscribiéramos a las creencias de las sociedades ar- Una forma de caracterizar los camb ios de la percepción del
caicas. ¿Cómo se puede aplicar a la ex periencia de la modernidad riesgo que induce a anali zar las bases soc iales de su codificación,
que busca e l control de la naturaleza medi ante categorías ciemífi- puede consistir en contrastar la noción de pecado de nuestros pa-
cas? Se trata de aceptar el reto de cómo encajar es te tipo de análi- dres, tal"como muchas comunidades tradicionales han carac ten -
SIS en los peli gros que encontramos en nues tra soc iedad contem- zado al mal, con el riesgo de las accio nes de los padres actuales
poránea definida por la globali zación de sus estructuras. No se sob re el futuro de las generaciones futu ras, tal como nuestra con-
trata .de una simple transposición metafóri ca para descubrir los dición contemporánea caracteri za los peli gros q ue noS amena-
primitivos en nosotros mismos , la parte no racional de nuestra zan. Ambas formas de caracteri zar el peli gro ti e nen sus raíces en
conducta racional según principios, sino de llevar hasta las últi- la sociedad. Mientras que el le nguaje del tabú y del pecado es
mas consecuencias analíticas el principio de que es e n el mundo claramente un lenguaj e de una comunidad moral que determina
SOCia l donde se constru yen los conceptos que nos sirven para pen- la percepción del mal que le sobrev iene, el lenguaje del riesgo es
sar nuestro entorno. Como hemos visto, Mary Douglas ya había un lenguaje del indi viduo, un lenguaj e probabilísti co centrado en
llevado a cabo este ejercicio al aplicar al aná li sis del consumo en los resultados de las acciones indi vidu ales. Nuestro lenguaje 1Il -
la sociedad conte mporánea las ideas de Marcel Mauss sobre el di vidualista hace opaca la dimensión social de la percepción del
do n surg idas en el marco de u~ anál isis de las prestaciones en las riesgo. Las cie ncias sociales, sin embargo, no pueden partir de
sociedades arcaicas. Una forma de superar los análi sis utilitari s- este suje to indi vidu al libre de todo artai go cultural y presc mdlr
tas del consumo era anali zar los circ uitos de donac iones que deli- de las categorías de percepción fabricadas en la interacción so-
mit an los contornos sociales y mante ner la idea de Mau ss de que cial. El debate actu al sobre el ri esgo no se hace a parti r de un len-
no eX.1Sten donac iones libres. De esta manera se podía poner de guaj e indi viduali sta - de un indi viduo ne utro y libre de toda
manifi esto el pnn cipio soc ial en las co nductas de los consumido- co ndi ción cu ltural , sobre el que muchas cie ncias sociales tratan
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I 15
14 LA ACEPTA BILI DA D D EL RI ESGO PRÓ LOGO
I
de sustentar sus análi sis acerca de nuestra capacid ad de acepta- perta, porque los ex pertos presumen lo que se supone que hacen
ción de nesgos-, SinO a partir de un lenguaje po líti co que tiene posible y producen: el sesgo cultural a través del que perCi bimos
que ver con las construcciones culturales sobre el futuro elabora- los peligros.
das por los diferentes grupos de nuestra sociedad . La cogni ción La aceptabilidad cultural del riesgo, así como los límites de
de pe]¡gros y la elecc ión de los indi viduos ante determinados todo conocimiento sobre el riesgo q ue no tenga en c uenta su per-
riesgos li e ne más que ver con ideas sociales de moral y de justi- cepción cultural, es el objeto de análi sis de este li bro de Mary
Cia, que con Ideas probabilísti cas de costes y beneficio s en la Douglas . Cada forma de organi zación social está di spues ta a
aceptación de los riesgos. aceptar o evitar determinados riesgos. «Valores comunes condu-
Ulrich Bec k e n su libro sobre la sociedad del ri esgo (Risiko- cen a mi edos comunes» , dice Mary Douglas en un iJbro antenor
ge.l'eLlschaft, 1986),* ha caracteri zado la sociedad contemporá- sobre Riesgo y cultura (1982). Los individuos están di spuestos a
nea a través de la noción de riesgo, como una de las categorías aceptar riesgos a partir de su adhes ión a un a determinada forma
centrales de la inseguridad de la experie ncia contemporánea. Los de sociedad. Las di sciplinas que se ded ican a la in vesti gac ión del
n esgas en nuestra sociedad son infinitame nte reproducibles. Es riesgo en nuestra sociedad no pueden presc indir de este sesgo
un a categoría social y, por tanto, los riesgos de la tecnología son cultural que ordena nuestra forma de percibir los peli gros . Una
considerados como peli gros que afectan a la sociedad y como de las paradojas que señala Mary Douglas en el análi sis del ries-
sig nos de una cri sis institucio nal de la soc iedad industrial. Sin 00 consiste e n que el público no ve los ri esgos de la mi sma
D .
embargo, dado e l proceso de indi viduali zació n social de la mo- manera que los expertos que lo anali zan desde un pun to de vista
dernidad: se concibe n los riesgos sobre la base de las cosas que técnico. El pro blema tampoco se red uce a una cuesti ón de edu-
los indi vidu os hacen. Un sujeto no solame nte toma responsabili- cación públi ca que acerque los conocimient o ex pertos a los co-
dades, SlJ1 0 que tambié n asume riesgos, actúa probabi lísti camen- noc imientos popul ares. Los miedos a un a ce ntral nuclear no se
te co mo quien juega a las cartas. Muchas teorías del riesgo asu- reducen a un mayor control de su seguridad y a una mayor in -
men este sUjeto como el punto de partida, no prete nden dar fo rm ación sobre su funcionami ento. La aceptac ió n de sus ri esgos
c u e nt~ del lu gar del individuo en la sociedad, ni ex pli car las ca- no es simpl emente una cuestión de elecc ión probabilísti ca de de-
ractenSllcas de es te individuo, ni restiluir a la noción de riesgo su terminados peli gros para conseguir determin ados benefi cios por
valor como categoría soci al. Así han surgido las di sc iplinas que parte de indi viduos libres de todo prejuicio c ultu ra l. Igualmente,
ana]¡ za n el n esgo a partir de la el ección se lecti va del indi viduo. la polución natural no es simplemente una cuestión de la natura-
La ~ paradojas en estas di sc iplinas surgen c uando hay que hacer leza . Lo que se considera polucionado es el orden políti co o eco-
anall sls del nesgo tenie ndo en cuenta su aceptación públi ca. En- nómi co que provoca los desastres naturales. Si se perc ibe que la
to nces los conoc imientos ex pertos de estas di sc iplinas se desva- naturaleza necesita ser protegida es porq ue se co nsidera que de-
necen para po ner e n j uego 'las relaciones sociales en la construc- terminados grupos en la sociedad han rebasado sus lími tes de in-
ció n de la categoría del ri esgo. Dado el carácter de categoría tervención. Al di scutir acerca de los límites de la empresa huma-
SOC ial que ti ene la noción de riesgo, e n las cuestiones referentes na sobre la natural eza, se discute sobre va lores soc iales, sobre los
a su aceptabili dad nadi e es un experto, o todo el mundo es un ex- límites de la sociedad y sus peli gros. Los análi sis de los peli gros
que invaden al individuo contemporáneo no pueden hacerse sin
* Traducción cas tell ana en pre parac ión en Barce lona, Paidós. prescindir de un análi sis cultural de la di stribución de la culpa en

L
t6 LA ACE lyrA B1 LlDAf) DE L RIESGO

d ife re ntes n ive les soc ia les. El a ná lisis ne utral de l ri esgo no pue -
ele prescind ir de l a ná li s is c ult ural ele la a tribuc ió n ele c u lpas. S i, AG RADEC IMIENTOS
co mo ya ha b ía sei'i a la do c la ra me nte e n Pureza)' peligro, la c ul -
pabi lizacjóJI de la vícti ma es tá en relac ión con la acept abi lidad
púb lica de l pe lig ro, ¿ por qué no re la c io nar la atribuc ión de res-
po nsab il idad es a propós ito de de te rmi nad os pe lig ros (po luc ió n,
infla ción. paro, guerra) con una fo rma de pro teger determi nados
va lo res compartid os soc ia lme nte? Los gru pos socia les u til iza n e l
rie sgo para controlar sus in cert idu mbres y afirmar sus norm as en A gradezco a la Ru ssell Sage Fo undation su apoyo en los pri -
la soc iedad . El de bate so bre los riesgos na tura les es un de bate meros pasos de es ta in vesti gación y a la N orth western U niversit y
moral y po líti co. ¿ Qué tipos de ca m b ios ha habido e n n uestra so- su ayuda espec ialmente ge nerosa y constante, sin la cual no hu -
ciedad pa ra que la cie ncia y la tecnología, antes fu ellles de segu- bie ra podido realizar este estud io . 1an iriesro ta mbié n mi ag ra-
ridad , se haya n con ve rt id o e n fue ntes de riesgo? A l pl a ntear lí- dec imi e nto a l lnte rn ati o na l In stitu te ro r A pplie cl Sy stc ms A na ly-
mites él la ciencia y a la tec nología, se dibuj an los lím ites de la sis de A ustria, a l Socia l Sc ience Researc h Coun c il de tng late rra,
soc iedad , es dec ir, sus norm as y sus va lores. que me bri ndó la opo rt u nidad de e nt rev ista rme e n Ox fo rd co n
U no de los di lemas que seil ala M ary D ouglas en los análi sis psicólogos sociales e n e l mes de marzo de 1982 y a la Wc nner
de las cie ncias soc iales so bre el riesgo co nsiste en que, por un a Gren Foundation, que co rri ó con los gastos del viaje que reali cé
pa rl e, elige sus temas de an áli sis a part ir el e la idea de un indivi- a Ing late rra y Fra nc ia e n 1983 - 1984.
duo libre de prej u ic ios c ultura les - un in d ivid uo rac io na l- y de E l trabajo q ue hi ce co n Aa ro n Wilcl avs ky me ll evó directa-
contingencias soc ia les - un ind ividuo trascendental- . En estos me nte a inte resarme po r esto s pro b le m as y es m uc ho lo que le
an ál isis sucede co mo si só lo pud iéram os perci bir la cultura en las debo. La mirada pe ne tran te y la pluIll a ag uda y e nce nd ida de Ro-
o tras soc ie dades y los ind ividuos reales e n las inte raccio nes coti - bert M en an me ayudaron a fo rmul ar la propues ta original de in-
d ia nas. Po r o tra pa rte, e n e l Illund o re al d e contin uo de bate pú - ves tigación. Pensar racionalment e sobre la raciona lidad es siem-
b lico las pe rcepc io nes de l peli g ro es tá n re lac io nad as co n c laros pre mu y difíc il y, co mo de costum bre, m i ma rido me ofrec ió su
j ui cios de va lo r - los g r upos socia les util iza n e l riesgo pa ra co n- va li o sa ay uda.
tro lar las no rmas soc ia les-. Este libro d e Ma ry Doug las nos Ad emás, otros buenos colegas me aconsej aron sobre algunas
abre nuevos caminos de análisis para superar es te di lem a. In tro- partes de l tex to: Mi c hae l T hompso n, Ke nne th Friedma n, Phi li p
d uc ie nd o la pe rs pecti va c u ltura l, es po si ble vo lve r a situ ar e l a ná- Schrodt, l3 a rry Barnes, Con sta ntine Zervos, Howard Kun re ut he r,
li sis del riesgo en el mundo real en qu e vivimos. E l riesgo se con- Dav id Edge, Lo la Lo pesa y Bruno La to ur. Doy ta mbié n las gra-
vie n e así en catego ría soc ial y en forma que traza los cambios en cias a Ma ry A nne Joseph y a Anwa r A had i por la ay uda que me
la soc iedad contemporá nea. pres taron en la in ves ligac ión. M ani fi esto mi agradec imi en to de
un modo es pecial a He le n Mc Fa ul po r su hab ili dad y s u pac ie n-
Joan Besta rd c ia a l pre pa rar este estud io después de los nume rosos borradores .
Unive rs id ad ele Ba rce lo na Estoy muy agradec ida a Prisci lla Lcwis porque me ayudó y ani -
mÓ como ed itora .
INTRODUCCIÓN

En un primer mo mento se pretendió que este texto fu era una


recensión de la literatura sobre las influencias soci ales e n la per-
cepción del ri esgo. Sin embargo, resultaba difícil conseguir la
fo rma usual de una recensión literari a. Cuando hay que abstraer
un cuerpo de trabajo extenso pero concentrado, cabe relacionar
dentro de un úni co marco vari as áreas e innovaciones fronteri-
zas. En este caso el trabajo relevante se enc uentra por completo
en las áreas limítrofes, y falta el núcleo central de interés e n las
influencias sociales sobre la percepción. Al mi smo ti empo un
cuerpo muy importa nte de trabajo contempl a la percepción del
riesgo como un fe nómeno indi vidual y no social. En primer lu-
gar, examinar cuál es el estado de la cuestión en este campo sus-
tancia l robaría todo el ti empo y toda la ate nción al pl an de con-
junto, ya que parece que esta cuestión no se encuentra en ningún
estado. La mejor estrategia sería la de utili zar la cuestión de la
acept abilidad de l riesgo para centrar la atención lo más pos ibl e
en factores sociales. Con el cambi o de títul o se hace obvi amente
necesari o referirse a los pocos lu gares excepcionales do nde se
emplea este enfoque. Parece que el olvido de la cul tura es tan sis-
temáti co y está ta n afi anzado que nada que no significase un am-
pl io vuelco en las ciencias sociales lograría prod ucir un ca mbio.
El título describe con precisión el contenido de estas páginas.
No se trata del riesgo. A quienes deseen instruirse sobre los ries-
gos que corremos en nuestros días les aconsejamos q ue no sigan
leyendo este trabajo, pues no trata sobre cómo gestionar el ri es-
go. Los que desean aprender có mo manejar riesgos de todo tipo
debería n ahorrar su ti empo y no leer más. Estas notas versan so-
bre la percepción tal como se analiza en las diversas ciencias
I
20 LA ACEiYf A BILlD AD DEL RIESGO INTRODUCC iÓN 21

soc ia les, y e l punto de mira se centra e n la percepc ión del riesgo logía de l conocimiento cotidi ano- se interesa espec ialmente en
segú n las cie ncias soc iales. las persistentes lagunas de información. Cabe esperar algunas
Parity alld Danger (Douglas 1966) presentaba una aprox i- zonas casuales de desinterés debido a la imposibilidad de ate nder
mació n antropológica a la cognici ón hu mana que este volumen a lodo a la vez. Pero un olvido programado es más intri gante.
desarroll a. La idea central es que los humanos prestan atención a Una persistente miopía, la se lecti vidad y las contradi cciones to-
un determinado modelo de desastres, tratándolos como presagios leradas suelen ser señal no tanto de debil idad de percepc ión
o castigos. Sobre la base de este razo nam iento podría decirse que cuanto signos de una fuerte intención de prot ege r determin ados
hab ría siempre una mutua adaptació n de pareceres sobre los pe- valores y las forma s in stitucionales que los acompañan. Las ac-
li g ros natura les y sobre las vis iones acerca de cómo funciona la lUales lag unas en la investigación sobre la percepción del riesgo
soc iedad: los premios y los casti gos están almacenados en e l en- pueden utili zarse como ejemplo paradigmáti co. La activ idad in-
to rno. Parir)' and Danger fu e bien rec ibido co n la irrecusable re- telectua l se rea li za en la historia. Ninguna forma de conOClll1len-
serva de que su argumento no es ap li cab le a la ilu strada sociedad 10 tiene el privilegio de verse libre de las presio nes culturales
I occide ntal. conte mporáneas . Los vacíos y contradicciones e n un siste ma de
I E n 1978 , Aaron Wildavsky, presidente entonces de la Funda-
ción Russell Sage, se pregu ntaba si la antropología hacía sus aná-
pensamiento son una buena guía del marco instituc ional que lo
sostiene y da vida.
I lisis c ultura les sólo para los pueblos tribales y para las civili zacio-
nes antiguas. A, nosotros, los modernos, ¿se nos exime sie mpre de
La discusión profesional sobre la cognición y la e lección no
di spone de un trabajo teórico continuado sobre las influencias
sus hi pótes is? El estaba interesado e n inte'lJretar un cambio cultu- sociales que seleccionan determinados ri esgos para la atención
ral e n la América con temporánea: la nueva consc iencia de los pública. Con todo, es difícil mante ner seriamente que la percep-
pe li gros tecnológicos ... Fue un pri vi legio colaborar con él en la ción del riesgo es un asun to privado. Ni cabe sostener que la c ul-
elaboración del argumento de Risk Cind Culture (Douglas y Wil- tura sea tan estática como para poder ser puesta entre paréntesis.
davsky 1982). Aunque ambos libros se situ aban en la respetable El proble ma lo constituyen preci samente los importa ntes cam-
ITad ic ió n de Durkhe im y Mauss, la op ini ón de los críti cos compe- bios culturales que se han producido desde 1969 . Es necesano
tentes sobre Risk al1ll Culture fue que se trataba de una obra o bien estudi ar de fo rma siste mática las bases sociales de la credibili-
insólita o bien esca ndalosa, y e n cua lquier caso difíci l. Por eso pa- dad , pero precisamente porque se supone que e l perceptor indi-
reció importante exam inar la opuesta marea intelectual contra cu- vidual actúa sin la ay uda de nadie, las líneas cons truidas cultu-
yas corrientes tiene tan poca fuerza e l tema de influencias sociales ralmente entre realidad y ficciÓn , y e ntre la naturaleza y la
sobre la cognición. De ahí la pretend ida recensión literari a. Un cultura se tratan como evidentes. En consecue nc ia, los estudios
examen más deta ll ado no revela marea, sino cierta inercia; no co- sobre la percepción del riesgo están dentro de los mi smos confi-
n'ientes opuestas, sino cierta timidez. nes que estaban ll amados a transcender.
A veces, la c uriosi dad de los estudiosos se centra con fijeza Al no haber un lazo entre el análi sis culiural y la ciencia cog-
en de termi nadas formu lac iones y proble mas, olvid ando otros. nitiva, es inevitable que se produzcan choques entre la teoría y la
Los psicó logos están bastante de acue rdo en que c uando esto su- evidencia. Puesto que la teoría no se aju sta de forma radical , se
cede no es por casualidad. La sociología de la percepción --que tiende a in vocar la irracionalidad para protege r la defini ción ex-
in c lu ye la hi storia, filosofía y sociología de la cie nc ia, y la soc io- ces ivame nte estrecha de racion alidad. Así, e n lugar de una teoría
22 I NTRODUCC i ÓN
23
LA ACE lyrA BILlD AD DEL RI ESGO

soc io lóg ica, c ultural y é ti ca de l j ui c io hum a no, se hace hi nca pi é la ciencia y las c ie nc ias soc iales, q ue des pliegan nefastas fábu las
de fo rma no ¡m encionada sobre la patol ogía percepti va. de una indagac ió n desv iada po r la preocupac ió n por int e reses
La me nt a bl e me nte, este in fo rme no p uede prete nder ser co m- profesio na les o po r un com pro mi so po líti co, incl uso p or e l me ro
pleto, ni s iqui e ra gozar de un a p le na ac tua li zación. E l c ampo de engrandecimiento perso nal de un investigador. Este lib ro presen-
muestreo es de m as iado he te rogéneo y e l proyec to ha encont rado ta un tipo de a rgu mento q ue di fiere m uc ho e1e l de S tephen l ay
e n s u ca mino nume rosos ca ll ej o nes s in sa lid a. Lo mej or que ca be Go uld ( 198 1) sobre e l de te rmin is mo b iológ ico utili wdo a l se rvI-
es pe rar es que no se ha ya pasado po r alto un e nfoq ue siste má tico c io de un a supre mac ía rac ia l, o de la de Ed ith Erro n ( 1984) sobre
y soc io lógico de la pe rcepc ió n. la inescru pul osa di sto rsió n de las re presentacio nes de la tox ic i-
E n el capítu lo I se enume ran los temas moral es que convier- dad en la in ves ti gac ión sobre age ntes carcinóge nos. En primer
te n la pe rcepc ió n de l ri esgo e n un a importante m ate ria de inte rés lu gar, la manipulación no se sospecha por nin gún si tio. A cI ~ m ás,
para los po de res públi cos . Los fil ósofos han hablado muc ho so- e l sesgo siste máti co del que se h abla aquí es e l mi smo con lIlue -
bre ju sti c ia y mo ra li d ad e n la as unc ió n de l ri esgo, pero se ha di- pendenc ia de la ad scripc ió n po lítica. E s un sesgo incorporado e n
cho poco sobre có mo un de term inado conjunt o de princ ipi os mo- la estruc tura de las d isciplinas de las c ie nc ias soc ia les, al go pa re-
rales a fecta a la percepc ión de l ri esgo. El cap ítul o 2 describe e l c ido a como l ose ph G usfie ld ( 198 1) muestra q ue la te nde nc ia a
surg imi e nt o d e una nueva subdi sc ip lin a dedicada a la percepc ió n cc har la c ulpa de los acc ide ntes de tráfico al cond uc tor e brio está
de l ri esgo: sus o rígenes e n la eco log ía, psico logía y econom ía. E l incorporada de for ma estruc tura l e n las profesiones lega l y ase-
capítul o 3 co me nt a las a prox imac io nes de la psicolog ía a la pe r- guradora. Esta s críti cas de la in ves ti gac ión co nti enen un a dir~cl a
cepc ió n de l ri esgo y su te nde nc ia a no te ne r e n cuent a la di me n- lección moral: e l esfuerzo po r logra r un a objetividad lllás pe rfec-
sió n socia l. E l ca p ítulo 4 c ons ide ra e l luga r qu e ocupa e l ri esgo ta. Pero e n e l caso de la pe rcepc ió n de l riesgo, e l sesgo se de be
e n la teoría de la e lección. Es éste e l pa radi g m a do m ina nte de l en part e a un a ardiente ded icación a la obje ti vi dad que ha demar-
pe nsami e nt o soc ial occ ide ntal. S u inc apac idad para a bo rdar fin es cado áre as a las que nadie e ntra por mi edo a trai c io narl a. El pun -
mo ral es da ra zó n e n a lg una m edida de la de bilidad teóri ca de la to déb il es más bie n la timidez que asume que es impos ible es ta-
nuev a subdi sciplin a, pe nsada pa ra o bt e ne r un a fu e rte res puesta blecer un siste ma conceptua l o bje ti vo que inc luy a la re lac ió n de
mora l po r part e de l públi c o. D esde e l c apítu lo 1 hasta e l capítul o la me nte con los compro mi so s socia les. En consecue nc ia, la pre-
4 las no tas se a lejan más y m ás de las preocupac io nes de l mundo te nsió n d e este libro no es la de o bjeta r, sino la de ini c ia r un
real y se aprox iman hac ia la pura teoría . E l ca pítul o S sig nifica un e nfoque de la pe rcepc ió n del riesgo a l que no se ha dado una
nuevo a lTa nq ue. Expli ca cómo e l j u ic io mo ra l está in voluc rado oportunidad . Po rque, como bie n ha d icho Tom Nage l ( 1980),
e n la pe rcepc ió n de l riesgo, inclu so e n nuestra propia soc iedad. aba ndo na r la búsque da de una co ncepc ió n o bje ti va de la me nte
A partir de a hí, e n los ca pítulos 6, 7, 8 Y 9, se a na li za la c uesti ó n porq ue no pue de ser com pleta, sería como desisti r de la ax ioma-
de cómo es tá codifi c ada e n las in stituc io nes soc ia les la pe rcep- tizació n e n mate m átic as porque ésta no puede ser to ta l.
c ió n d e riesgos. La dific ultad res ide e n q ue la ap roxi mació n
construc ti va se hace d esde la a ntropo logía y, po r cons ig uie nt e,
no se di s po ne de la pe ri cia sufi c ie nt e pa ra a na lizar la socie dad
cont emporánea.
En fec has recientes han aparec ido algunas críli cas severas el e
1

CUESTIONES MORALES
EN LA ACE PTABILIDAD DEL RIESGO

Es/e copíl/f!O indica las cuesfiollt!S del riesgo


qlle in volll cran (/ fa justicia social y cO /l sidl' rll el olvido
de esa parle del remo de la aceptabilidad del riesgu.

En cada ge neraci ón se c ita al banqui ll o de los testi gos a


una 1I otra rama de las ciencias soc iales pa ra int errogarla sobre
prob lemas candent es: hambru na O reces ió n eco nóm ica, ca li sas
de la gucrnl O de l crimen. Du rante la ú ltima década y ant es,
tales preguntas urgentes han g irado en torno a los ri esgos el e
la nueva tec nología. La radia ció n nucl ear, los desec hos quí-
micos, e l asbes to y e l p lu mbi s mo ha n sacudido los te mores
y la co nciencia de las nac iones ind ustri alizada s occ ide ntales.
Co mo resp ues ta a ell o, ha surgi do una nu eva e import ante sub -
di sc iplina de las c iencias soc ia les que abo rda de for ma espe-
cífica c ue stiones que la indu s tri a y e l gob ie rn o ha n pl a nteado
ace rca de la perce pc ió n de l riesgo (véase la tab la 1 e n págs.
28-3 1) .
La rece pción pública de cualqui e r po lít ica sobre e l ri esgo
depende rá de ideas públi cas estandarizadas ace rca de la justi -
cia. Se ha sosten ido con frecue nc ia que la percepción de l riesgo
está determin ada por c uesti one s de equi dad. C uanto más de-
pe nd an las in stituc io nes de l co mpro mi so perso nal y no eJe la co-
acc ió n, ta nto mayor se rá s u sens ibi li dad ex plíc ita para la eq ui-
dad. El umb ral de la aceptabil id ad de l riesgo en e l puesto de
trabaj o es más bajo cuando los trabajadores se co ns ide ra n ex -
plotado s. L a co nscie ncia de riesgos méd icos se in creme nt a si la
profe sió n médi ca es sos pec hosa de co meter ac tos de neg ligen-
CUESTIDNES MOR ALES EN LA ACE PTA BILID AD DEL RI ESGO 27
26 LA ACEPTAB ILIDAD DEL RIESGD

l os pobres corren más riesg os


cia. C uestió n distinta es la de si la se nsibilidad más agud a a los
ri esgos hace que los i ndi vi duos sean más pru dentes a la hora de Una mirada superltcial a las estadisticas labolales y sonitOlias de
evi tarl os. los Estados Unidos de América mueslla que, por debalo de .un d~ter­
E l con ce plo qu e Raw l s tiene de la ju sti ci a co mo eq uidad minado nivel, los ingresos son un buen indice de la exposlClon re oli-
( 197 1) , en el que se ba sa su fil oso f ía mo ral , permite to mar en va a riesgos de todo tipo. El porcenta¡e de personas Incapaces Je
co nsidera ci6 n la variación soc ial o cultural en co nce ptos de e¡ercer su actividad principal debido a uno enlermedad cr~nrco e:
eq uidad. Pero esas variaci ones i nflui rán en l a percepc ión del crece a medido que aumenlan los ingresos. En 1976· 1977 os Ingre
sos tuvieran un mayar impacto que la raza sobre las limitaciones de,la
rie sgo. Ade más. la vari ació n en los valores se corresponde con
actividad de una persona, pero lo tasa de mOl talidad de bs mlnaflas
la variació n en po sibl es tipos de orga ni zac ió n. Sc lsni ck ( 1969)
de condición económica o social muy ba¡a lue en 1977 mas alta ~ue
co nstató qu e equid ad sig nifi ca un a cosa para los obre ros ma- lo de los blancos de todos los niveles de edad hasta los 80 anos
nu ales no cualifi cado s (equidad co mo tra tami en to igual para (Ministerio norteamericano de Salud y Servicias Humanas 19800.2).
todos) y otra para los cuadros admini stra ti vos , profesiona les y Los traba¡adores de cuello azul daban una taso de 40 ,6 person~s
ejecuti vos (equidad co m o ju sto reco nocimiento de la habilid ad accidentados por 100 empleados. Uno medio de un 2 1 por ciento e
indi v idual ). La equi dad com o igualdad parecería aprop iada en traba¡adores de cuello azul y el 19,89 pOi cien to de los trabolodar~s
un si stem a altamente atribu ti va en el que no hay oportunidade s agricolas se lesionaban en el traba¡o, Irente o un 5,1 por Ciento, e
de ascenso pe rsona l y co n alguna expectati va prove niente de la trabaladores de cuello blanco. En ingresos Inleflores o 10.000 dob
negoc iació n co lect i va; la equidad co mo premi o al mérito resu l- res lo siluación empeoro (Ministerio norteameflcana de Salud y Servl
taría at rayente para aquell as perso na s qu e di spo nen de oportu - ci; S Humanos 1980b) . . 1 1 b
Los efectos son acumulativas Lo expOSición exc_eSl va a P_um ~s.
nidades de promoció n. Esto es importante si la afirmació n de
mo constituye especialmente un peligro pOlo los nlnas pequenas . e
que <da mejor pred icció n de la opos ici ón a la energía nu clear es
lamilias pabres (debido en gran pOlte o lo pinturo de vlvlendos u.'tlr·
l a cree ncia de que l a soc iedad america na es inju sta» ( Ro thman zoda antes de los años cUOlento y o los emisiones de los outom~vl-
y Li chter 1982) es ciert a. rencia de hierro y por lo Infrool,mentoClon)
1es agravo d o por lo ca 85) A .
En algunos análi sis profesio nales se cree que el ex i stente re- {Mnisterio norteamericano de Salud y Servicios Humanos 19 1 . 51-
parto de ri esgos i mpli ca que una norm a aceptada ele justi cia di s- mISmo los efectos del tabaco oumenton en gran medido en os per'
tributi va sustenta la estru ctura moral de la sociedad . Qui enes se sanos 'cuyos ocupaciones exponen sus pulmones a sustanclos Irritan·
encuentran en los sectores más favo rec idos de la comunid ad en tes, es decir , las personas que trobo¡on entle humos y polvo de lo
cuanto a la inc idencia ele l as ta sas de morbosi dad y mortalidad tal fábrica
vez ti endan él no pe nsa r con demasiada profund id ad en sus inju s-
tic ias. Sin embargo, Olros j uzgarían carente de equid ad a una so-
ciedad que, de fo rm a sisle mál ica, ex pone a un gran porcen taj e de
su población a riesgos mucho más al tos que al afortunad o seClor
ci mero de l 10 po r cient o.
28 CUESTI ONES MORALES EN LA ACE PTAB ILID AD DEL RIESGO
29
LA ACE PTA BILIDAD DEL RIESGO

Tab la I C recimiento de la investigaci ón 1980 Soc ieIy for Risk Anal ys is Robert B. C Ulllming
sobre la percepción del ri esgo Oak Ridge Na tional Laboratory
Oak Ridge, TN 37830
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1981 In stitute of Resource Ecology C. S. Holling
Fecha In stilllción Presidente Uni versity of British Columbia
Vancouver, Be., Canadá
1969 NSF Techno1ogy Assessment Joshua Menkes
and Ri sk Ana lys is Group, Technology Assessment Secti on Harry Otway
1800 G Stree! N. W. System Analys is Division
Washington DC 20550 Joint Research Cen ter
Com ission of the
Principios Imernati onal Institule for Howa rd Kunreuther European Communities
de los años App lied Systems A nal ys is 1-2 1020 Ispra (va rese), Italia
seten ta Ri sk G roup Cemer for Tec hnol ogy
236 1 Laxemburg, A ustri a and Policy SIudies P. J. M. Stallen
P. O. Box 54 1,7300 AM
1976 D ecision Research Robe n Kates Ape ldoorn, Hola nda
1201 Oak StreeI Roger Kasperson
ElIge nc, OR 9740 1

1978-1 979 In stitut e for Ri sk Analys is William Rowe


A meri can University
WashingIon, DC 200 16

1979 Nati onal Re search Coullci l


2 101 Constitution Aven ue N. W.
Washin gto n, DC 20418

1979 CenI er for Philosophy ami Public Douglas MacLean


Policy
Univers it y o f Maryland
Co llege Park, Maryland 20742

1980 Hudson Inslitute Max Singer


1500 Wilson BOllleva rd ,
SlI iIe 8 10 Arlington, Va 22209
w
o

11. CONGRESOS

Fecha Organizador Patrocinador T ítulo Presiden te

Mayo 1980 Banbury Cen ter. Cold EPA. Exxon Foundalion . Product Labelin g and Lou is A. Morri s r
Spring Harbor Labs International Ufe $ciences He alth Ris k Michael B. Maz-is »
Co ld Spring Harbor. N.Y. Insti lule I van Barofs ky »
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11724 m
:3
Oc tubre 1980 Orcgon Decision Research Office of Na val Rcscarch Ri sk PcrccPlion Workshop Paul S lovic .,:
Cemer Eugcne. Orcgon '"r
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»
22-24 abril. 198 \ $cicnce Application. Inc. Wat- Elcclric Powcr Resca rc h Insli - Public Pc rception of Risk KCll nelh Arrow O
sonvillc, California tute O
m
r
1-3 junio. 1981 $oc icty for Ri sk Anal ysis Alfrcd P. Stoan Foundation, Inlcrnati onal Work shop on Ihe Nonon Nelson
Be thcsda, Maryland EPA, Nuclear Rcg ulalory Analy sis of Ac tual Versus '"
m
Cornrnissio n, Board on To- Pcrceived Risks V>
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xico logy a nd Enviromnental O
Health, Asscrn bly for Beha-
vioral ami Soci a l Sciences.
NAS/N R$ , World Hc;¡lth
Organ ization

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Howard Kunrculher
II ASA
Dcc ision Prm:esses and ln slilu - c:
22-26 jun io. ! 981 lntc mational InstilUtc for Iiona! Aspcc ls of Ri sk m
Applied Systems A na lysis ~
Laxe mburg, Austria i5
Adoptive Bl!havior ;l1H1 lhe Dy - c. S. H ollillg z
Universi ty of Briti sh m
22-26 junio. 198 1 Uni versit y of OTi ti sh
Col umbi;!
Columbia namic of S urprisc
'"
Vancouver. B.C.. Canada
Assessme nt o fOrienlali o ns To- Ke nnclh H . Crai k
"O»'"
Universi t)' of Ca lifo rnia NSF r
Septiembre 198 \ ward T ec hno logy m
Bcrkcle)'. Cat ifo mi;¡ V>
Vincent Covcllo m
Work shop 011 Low Prob¡¡bi-
Nuclear Reg ulalo r )' Ray Wa lkler
Z
15- 17 junio, 1982 Soc iel)' for Ri sk Anal ysi :;; lily/High Consequc nce Risk-
Arlington, Virginia
COlllmi:-sion , EP A
Deparuncnt of Encrgy Analysis s:
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S umiller ln st illne in Risk Ma- Rae Z im merman
m
27-29 jul io. 1983 Ne w York Un iversilY Graduatc nage ment in En vironmclltal :;,.
$chool of Public Ad mi nis- Heahh Prolcction
tralio n
New York. Ncw Yo rk
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CUEST IONES t-.10RALES EN LA ACEPTA BILI DAD D E L RI ESGO
32 LA ACE IYI'A IJI LlOAD DEL RIE SGO
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que van a correr o debería n éstos estar regulados') La libertad d~1
Dado que la aClUal d istribuc ión de riesgos reneja sólo la vi-
indi viduo en una democracia liberal es lo que está e n tela de JUI-
gente dist ri buc ió n de poder y posic ió n soc ial , e l te llla de la justi -
cio. Y hablando de dinero por peli grosidad , no está claro que los
cl a susc ita cuestio nes po líti cas fund alllentales. Se ha dic ho ati -
trabaj os de más riesgo sean realmente los que reciben una con1-
nadallle nte qu e los problelllas técni cos del análi sis de ri esoos
« pal id~cen ante las d ificu ltades po líti cas susc itadas por la hi~Ó­ pensación más elevada (G raham y Shakow 198 1). La base de las
tasas de com pensación está relacionada por lo general con la ex-
tesIs baslca de que e l aClU al eq uilibri o entre e l riesgo y los be ne-
pectati va normal de recompe nsa, pero ¿qué decil de las e,xpecta-
fi c ios es sati sfacto rio» (Fischhoff y otros, 1980: 137). Cuando se
ti vas de lesión'? Parece que e n los Estados Unidos de Amen ca las
puede ev itar rea lizar un daño mayor a una pob lac ión numerosa
personas que no son blancas ti enen mayores ex pec tati vas ~Ie le-
trasladando una indu stria peligrosa a un área escasamente pob la-
siones en el trabajo que los blancos . Cifras basadas e n la aSi sten-
da se plantea n cuesti o nes éticas fundam e nt a les. Es c ie rto que en
cia médi ca Illuestran una lasa más baj a de les iones de las que se
un des iert o con un pob lami ento disperso de tribu s indias menos
ha elado parte en nO blancos, pero una proporc ión mayor de daños
perso na s res ultará n pelj udicaclas. Pero ¿por qué ra zón deberían
físicos. Esto significa que ell os no se moles tan en perso narse en
los indios de l suroeste alll ericano, agob iados ya por desve ntajas
la c1ínicu para ser tratados de lesiones menores, pero que 10 hacen
eco nóm Ica s y sani tarias, conse nti r en ser sacrifi cados en aras del
si padecen una incapac idad gra ve (M in isterio norteamericano de
principi o de la Illayor feli c idad ? ¿ Debe ría e l precio de una vida
Sanidad , Educación y Bie nestar 1979). Si una comunidad que
ser uni fo rme para toda s las vida s? ¿H abría que relacionar la
aceptó otrora de forma heroica los pe li gros ele una mina :Ie car-
compen sac ión co n el poder adqu isit ivo') ¿ Debería contar ,mís la
bón padece en la actualidad la mi seri a ele l desempleo, ¿qu ie n ~"e­
vi da de ~na perso na joven qu e la de un anciano porque e l espe-
de elecirles que no ten ga n un e mplazam iento de gas n"tural liqUI-
rad o penodo de gananc ia de éste ha terlllinado? El principio del
do en sus inmed iac iones si ell os lo pe rc iben como una fuente de
poder a~qLlis i t i vo ent ra en contradi cc ión fla gran te co n la igual-
ingresos y pensiones? O si una comunidad, utili zando los proce-
dad. Se InlU ye que e l dar Ill ás ri esgos a aquel los que soponan
dimi entoS de voto instituidos de forma regular, rechaza o eluda en
mayores ries gos sabe a una inju sti c ia elemen tal. La res ponsabili -
dad de l e mpresario respec to de sus emp leados inc luye la obli oa-
aceptar una central nuclear en su ent orno , ¿cuál e~ el stalllS éli c~
c ió n de ev it¡¡r acc ide ntes, de ofrecer información plena sobre los
d~ una oferta para cOlllprar a la opos ición? ¿Q ué lipa de comodi-
dades comunitarias cabe ofrecer para compensar los ri esgos? En
ri esgos oc upacio nales y de asegurar un a co mpensaci ón adecuada
el lapso de ti empo de las negoc iaciones, ¿durarán m;.\s los benefi -
a la s víc tim as. ¿Cómo habría que compe nsar sus responsa bi lida-
cios prometielos que los riesgos') ¿Tie ne una co munidad derecho
d~s con s us costos? ¡, Habría que ckja rlo a s u co nc iencia? ¿ De be-
a co mprometer sus generac iones futura s a gra ves riesgos? L a teo-
nan reg la me ntarse desde arriba la s dec isio nes? Las respuestas
ría ética en la que se in spiran los que di sputan está confusa.
g ll·al~ en torno él las pres iones po líticas, eco nóm ica s y morales
que Intlu yen e n los se ntim ientos públi cos de aqu e ll o que es to le-
rab le.
Derechos de lo s generaciones fuluro s
La cues tión de la aceptabilidad del riesgo es tá relacionada con
la libe rtad , pero tnmbié n con la justi c ia. Co nsideremos la el ección
Golding 11972) se molo de los intenlos de osegurOl lo: prelensio·
de los trabajadores. Si se les ofrece un di nero en concepto de tra- nes éticos de 105 marcianos , los venusionos, los gentes exlro nas de eslo
baJO pe hg roso, ¿debe n se r e llos los ún icos jueces sobre los riesgos
C UESTIO NES MORALE S EN LA AC EPTABILIDAD D EL "I[S(;O
34 I.A ACE I-'TAB I LlDAJ) DEL RIE SGO

H o menaje a los principios morales


tierra y los generaciones no nacidos: -Si alguien considero dificil pen-
sar que tiene uno obligación poro con su hi¡o no nacido, deberia tener
FischhaH y otros 11980) afirman con rotun?idad que bs v,?lores
dificultades poro pensar que tiene obligaciones respecto de uno comu-
ufectan o lo aceptabilidad: lo -búsqueda de un metodo ob¡etlvo pala
nidad de humanos (¿humanaides 2 ) que existirá cincuen ta generaciones
resolver problemas de riesgo aceptable estó condenado 01 frocaso y
mas tard e'. Schwartz mantiene que apelando 01bienestar de individuos
puede cegar o los investigadores ante los hipótesis cargad~s de ¡Ulcros
remotos no identificables, no pueden justificarse políticos de bienestar o
de valor que proponen ... N o es sólo que codo aproxlmaclon no consI-
largo plazo paro beneficiar o generaciones futuros: los actos éticamen-
gue dar uno respuesto definitivo, sino que está predispuesta o represen-
te obletables deben tener victimas (Schwartz 1979). Rautley 11979)
lar inlereS8S particulares y a recomendar solUCIones indIVIduales. Por
adopto lo posición contrapuesto , argumentando en favor de los perso-
conSi guiente, lo elección de un método es uno decisión pol itica que
nas futuros. (Véase también Barry y Sikora 1978 .)
conllevo un mensaJe especifico sobre quién deberra mandar y que de-
Un fracaso más amplio para pensar de fo rma siste mática sobre beria tener importancia .. El factor controlador en muchos decisiones so-
bre riesgo aceptable es cómo se define el problema> Se recomiendo
la justi cia di stribu ti va es inheren te a la parte más prestigiosa del
hacer explicitas los limitaciones de los métodos de anólisis, facilitar lo
apa rato conceptual del pensami ento social de Occidente. Parec ió
consideración de los problemas del riesgo dentro de los Instituciones de-
escucharse un suspi ro de ali vio de los econom istas cuando ellos mocróticos existentes, clarificar lo implicación del Gobierno, y robuste-
comprendieron que una teoría de la utilidad tOlalmellle subjeti vada cer los mecanismos sociales pora controlar riesgos. Mientras hoce re-
les proporcionaba ulla herrami enta analít ica que no podü, ocuparse comendacrones intachables o los ogentes politicos, este equipo no ve
de derechos y agravio s absol utos u objet i vos. Si se ocupaba só lo de modo alguno de incluir su temo , lo aceptabilidad del riesgo, dentro del
las preferencias j erarqu izada s del indi viduo, la materi a de los eco- campo de anólisis mediante ninguno de los métodos que ellos discuten.
nom istas quedaba retirada del ámb ito políti co. La herrami enta de lo obJetividad acerco de los valores es imposible
la compa rac ión parec ía conseguir la neutralidad de va lores de una Kaspersan 11980) proporciono un excelente inventario p~elimlnar
ciencia exac ta. Se tardó algún ti empo en acep tar el costo de la in - de declaraciones éticos, ofiCiales y no afrciales, sobre lo gestlon de re-
capac idad de decir algo sobre la justicia distributiva, pero cuando siduos. En vez de cen trarse en conceptos de justiCia y eqUidad, Mac-
lean 11982) prefiere el concepto de consenso como pi incipio poro ¡us-
Lionel Robbin s anunció este hecho con claridad , el tema había
tificor los decisiones cen tralizados que imponen riesgo. Maclean
caído en el o l vido. «E l ataque de Robbin s (1932) y de otros sobre
propone un vínculo intrínseco entre su concepto de consenso y la racio'
la comparab ilidad interpersonal no di stin gue entre alguna compa- nalidad: -En un extremo, el consenso es vivido, actual y explici to, yel
rabilidad y la comparabilidad tolal de unidades, y la consecuencia popel que desempeño lo racional idad en lo comprensión de lo fuerz~
ha sido que las cuesti ones de di stribución han sido eliminadas vir- normativa de este tipo de consen so está presente, pero en medido ml-
tualmente de la literatura forma l sobre la econom ía de bienestar. .. » nimo. Cuando nos tro slodamos 01 otro extremo del continuum, el con-
(Sen 1970: 99-100). Sin un modo intelectualmente respetable de senso se torno menos explicito, mós indllecta, incluso totalmente hipoté-
d iscuti r sobre la justic ia no hay manera de di scutir la aceptabilidad tico, y el concepto de racionalidad se hoce, en consecuencia, mós rico
del ri esgo, ya que la mayoría de las cuestiones po líticas relaciona- y adquiere un papel normativo más Importonte'. Madean cuesllonu lo
das co n e l riesgo susc itan graves probl emas de justi c ia. utilidad de - )0 ¡usticio, los derechos o lo eficiencia' como prrnclplos
. Los autores que escriben sobre la aceptabilidad de l ri esgo poro lustificar los decisiones cen tralizados.
tlenuen a contentarse con rend ir un tri buto superfi cia l a las cues-
tion es morales o con inventarios de prob lema s éli cos.
36
LA ACE P"I AB ILl DAD DEL RIESGO
CUE ST IONES MO RA LES EN LA ACE PTA BI LI DAD DE L R/ESGO 37
Pe ro no se d e be ría separa r la ju stic ia ele la teoría de l Conoc i-
m ie nt o . Es pro ba b le q u e las ge ne rac io nes futuras vea n e l actua l zó esto con mucho éx i to en el ca mpo de las leyes que go bi ~ ~' Il ~l n
illlpa.~·.\·e inl eleclUa l <':01110 la consec uenc ia que ti ende a sobreve- los acc ide nl es, uti liza ndo e l princ ip io ne utra l de la rCl11 ab il ld ad
nir c ua ndo ti lla d iscip lina teóri ca (e n es te caso, la leor ía de l COITI- Jara reoroan izar lodo el ca mpo. Pe ro sería ex traord inariame nte
ponami e nl o rac iona l) ha ge ne rado una pode rosa lecno looía de '·1 ll ooeni OS;' o roan
o
iza r los p rinc ipios de la di stri bució n. de ri esgo
an¿í li sis que, a Su vez, Sos tie ne la inlrin cada maqui na ri a dOe IIna l11edi a nle tes ts de re l11ab il idad; la l vez se Inue de un Il11 pOrl an le
aclmi nislrac ió n d e la q ue cI~pe nde la soc iedad con le m por,í ne a. Es Iri lln fo filosó fico, pero más probableme l1/ e sea un a ImpOS ibili -
d ifíc il res is ti r a l sesgo que se inc ul cajUlllo co n las no rm as soci a- dad, ya q ue sólo es posible ul il iza r los cas Ios den l,ro ck lIn es-
les. Son inút iles las c rít icas a is ladas de las li mi fac iones de la leo- que ma fij o de eva luacio nes, m .ie nt ras que I, ~ ~ u e s 1,' 0 11 del ri esono
ría de la e lecc ió n racio na l: es tá inserl a CO n de ma siada p rofundi - aceptable toca a los p l l ll Cl p l OS ele la eVa IU é.lCIO Il m is ma, e~ clec 1I
~Iad e n nues tra . . in stituc io nes. Toda mejora tendrá que se r a la cu ltura .
Inc re me n la d a sob re su basc ex iste /lI e. No es de eX lra ña r q ue los La justic ia soc ial co mbina (res princi pi os: ncces icl ac,l es, me-
eS ludl os sobre la pe rcepc ió n de l riesgo e lu da n cuestiones pro- rec imien tos y equi dad , y cada lin o e lll ra e n c /e rl O confh c lo con
fund as.
los o tros. Un a sociedad realu lili za co nve nc io nes il1 s t itll c.~ ? nal es
Se ti e nde a man te ne r e n dos le ng uaj es e l diá logo sobre e l para e la borar Su co mpro m iso úni co. Las pa litas soc ial es lijan las
riesgo y la ju sti c ia : la U"adi c io na l re tó rica ing lesa en pro oe Ull a neces idades huma nas; e l princ ipi o de q ue hab ría q ue eS lah lecer
reg ulac ió n, y e l le ng uaje ma!e m á ti co e n favo r de los princip ios a lgún umb ra l de neces idades humanas po r debajo de l c ual no se
del i bre e lecc ió n. ESlo es una re min iscenc ia de un Iri bun a l de ju s- debería perm itir que caye ra ningú n mie mbr? d.e .Ia co munl d a.d
tI Cia m ed ieva l en el que Jos de mandan tes narivos hacía n sus de- puede aca rrear un a redi stri bución. Así, e l pnn c lpl O de l mereCJ-
mandas e n le ng ua ve rn ác u la y rec ibía n la res pues ta e n lat ín ma - mienlo, que concede e l pre mio justo a l que lo lJ e ne bien maec l-
carró ni co . ''''' e nemos un caso para le lo e n la prax is méd ic a, donde do, puede ser so me tido a un co mpromiso de modo que s a t. l ~ fa.ga
el médico habla en un leng uaje CO n los co legas y en otro COn el las necesid ades de los o tros; y si los neces ilados so n lamblen 111-
pac ie l11 e. ¿Es eS lo un inev i/ a bl e resu li ado de la profes io na li za_ di gnos, e nto nces se vio len", e l princ ip io de eq ui dad . Só lo es po-
c ión y compona un element o de coacc ión '? Q uie nes denullc ian la sible reconc il ia r es tos princi p io s ú lt imos de la Vi da co m unIla n a
hegemonía c ullura l de las c lases d irige n/ es deberían SOspechar med ia nte supues tos inaccesib les a la in ves ti gación di rec ta, que
q ue se ut iliza un a herram ie nt a a rca na y ríg ida para co ntro lar e l está n co nsa grad os e n las instituc io nes . Se rá u na p rlle ba de ma-
d isc u rso ace rca de l ri esgo. Por Olro lacio, los fi lósofos de la e lec- durez dej a r de p retende r defender princip ios Illo ra l ~.s co n lIn ~1 ra-
c ió n rac io na l p re /e ndc n usar un esque ma concep lu a l obje livo y c io na lidad abstrac ta, y un g ra n ava nce e l to mar a l fin e n se n o la
ne ulra l, pa ra reso lve r p ro bl e mas med ia l1/e e l s im p le poder de la leoría mo ra l de Hume ( 1739, 175 1). S i, como é l a rg ume nla, .'a
razó n. Pero s i las he rram ie ntas conceplualcs SOn o bjet ivas y ne u- justic ia es una v irtu d a rt ifi c ia l, de beríamos es tud iar de f ~rm a SIS:
Ira les, ¿ a qué se debe q ue su uSo haya pe rm ilido eSlas sis le m<Íl i- te máti ca las co nve nc io nes soc ia les med ian te las que esta esta
cas lag un as d e pe rcepc ió n? construida .
A ll í do nd e fa ll a la leo ría soc ia l, una llueva in ves tiga c ión de El inte nto m ás inte resante de desa rro llar u na te o ría mo ra l ba-
la juri sprude nc ia p ue dc ay udar clas ific and o los casos y poni e ndo sada e n e l riesgo es la Allalumy uI Val ues ( 197 0), de Charks
al clescubie n o los prin c ipi os subyace nl es . Ca labresi ( 1970) rea li - Fried . Este a uto r ela bora u na estruc tura ka nti a na ge nera l de. rcs-
pela a los de rechos ind ivid ua les a fin de inclui r un la pso de lJ e lll -
38 39
LA ACE PTA BILI DAD DEL RIESGO CUEST IONES MORALES EN LA ACEPTAB ILIDAD D EL RIESGO

po denlro de l c ua l se as ume que cada indi vid uo e labo ra su propio nestar de la persona peor parada en esa sociedad ; una noción que
proyeclO mo ra l vita l. Al considera r qué li po de ind ividuo quiere llevaría a una distribución plenamente iguali tari a de la ul ilidad
llegar a ser, q ué consistencia rac iona l inte nta introduci r en su (Rawls, 197 1). Este criterio haría hi nca pi é en la igualdad basada
plan de vida, qué rie sgos sabe que debe correr para llevar a cabo en la necesidad. Un siSlema totalmente elitista mide e l bie nesta r de
ese plan, y, de ma ne ra especial, a l incorporar la expectali va cier- la sociedad por el bienestar del individuo mejor parado. El con-
ta de su propia m ue rte al final de su pl an vi lal, el ind ividuo e la- cepto de mérito puede ser e li tista, y cabe ulili zar la productividad
bora un pres up ues to de riesgo privado. En su inleracc ión con económica como criterio para racionalizar una determ in ada élite .
otros, é l c ue nta con un fo ndo común de ri esgo de l que cada uno
¡
gasta c ua ndo su propia condu cta expone a pe lig ros a otros. Toda La escasez de gaso lina del vera no de 1979 ll evó al senado r
sociedad e la bo ra sus normas de responsabil idad mutu a, juicio y H ayakawa, de Cali forni a, a comentar: «Lo import an te eS que mu- 1
reln bucló n parti endo del princi pio de si e l ind ivid uo intenta ob- chos pobres no necesitan ga solina porque no es tán trabajando»
... Obv iamcmc será mej or hacer perd urar a B para que sirva a A,
tener m,ás de rechos a ex poner a o tros al ri esgo de los que él está
di spuesto a aceptar como libramienlos en su propi o presupuesto
de n esgo .. El depósito de riesgos es un a innovación brill ante para
situar e l n esgo y la fi losofía mo ra l en un ma rco de d iscu rso so-
es decir, para que co ntri buya a su bienestar o •• As í se requiere tí-
picamente la subsistencia de B ... D e forma sim ilar, si tenemos
dos generaciones sucesivas, tal vez sea «lo mejor» para la prime-
ra generación aholTar lo más po sible para hnccr que la siguiente
I1
,
cio l óg~cament e rico. Y s ugie re tambi én cómo la di scusión de la sa lga mej o r parada. Esta ac ti tud ha sido man ifiesLa entre lIlu c hos
averslon al n esgo pod ría incl uir una eva luación de las proba bil i- emi grantes a los Estados Un idos de An1éri ca con respc:c to a sus
dades soc ia les e n e l mi smo aná li sis junto con un a valoración de hijos. [Schulze y Kneeze, 198 1].
las probab ili dades físicas de ri esgo. En vez de preg untar q ué ries-
go conSideras aceptable, la pregunta general debería ser qué ti po Por últi mo, el sistema ético li bertario es una ama lgama en-
de SOCiedad deseas. Se podría discri min ar de fo rma más e labora- gaslada en e l principio de q ue la li bertad perso nal preva lece sal-
da la cuestión del ri esgo entre tipos de ri esgos y categorías de vo do nde otros pueden res ul tar dañados (véase Nozick 1974).
perso nas que con'en un riesgo si se pudie ra espec ificar e l tipo U na distinción bás ica entre es tos ti pos alinea a qui enes reca lca n
co ncrelo de SOC iedad, y si se pudi era reconocer q ue cada tipo de los de rechos individu ales (igualitari smo, libera lismo) y a los que
SOCiedad ll e ne un sistema éti co hecho a med ida. ponen el acento en e l bien del conju nto (fi losofía uti lilarisla y eli -
. El am\l isis de costo-benefi cio daría res uli ados mu y diferentes tismo).
SI se apli cara de ntro de sistemas éti cos distinlos. Un ingenioso in- Si algu ien duda si e l abrazar una u ot ra de eS las e nseñanzas
temo de e laborar los fun damentos éti cos de un aná lisis de costo- élicas depende en gra n medi da de la sol idez de los co mpromi sos
bene fi c io de fine c uatro siste mas éticos con e l ri gor sufi ciente de grupo y del grado de d ifere nciación socia l, que ka Checlls (1{
como para permitir un análisis cuantitativo fo rma l (Ben-Dav id y Work ( 1982) , de Gerald Mars. En este aná li sis elel crimen oc upa-
OIl OS, 1979; Schulze y Kneeze 1981). Una fi losofía util ilari sta exi- cional, las oportuni dades de obtener ganancias il íc ilas están in-
ge «el mayor bien para el mayor número». Trad ucido a una norm a sertas precisamente en la descripc ión de cada nicho ocupac ional.
de dec isión socia l, esto requiere que e l gobierno aClúe a tin de ma~ Por ejemplo, ocupac iones en las que un equ ipo inde pend iente
ximizar la u li lidad ele la soc iedad en su lolalidad. Un sistema igua- eslá dife renciado in ternamente serán pro pensas a lo que Mars
btano sosti ene q ue e l bienestar de un a sociedad se mide por e l bie- llama formas de fra ude «manada de lobos ». iAy del desdi chado

E
40
LA AC EPTA Bi Li DAD DEL RI ESGD
C UESTI ON ES MO RALES EN LA ACE PTA BI LIDA D DEL Il lE SG O 41
pacie nte e n ta l centro de salud o del huésped e n ta l ho tel! Será 10 -
, . 'án en e le mentos separados, Más bi en, un a
ta lmente vi ctimi zado por los fil ósofo s e liti stas (desde e l botones
y el ca ntinero has ta la camare ra y el maftr e d 'hotel) que gob ier-
go no se
nueva deslnteg~
compl enslOnal 'de la pe rcepción del riesgo proporcionará
.
una estructu ra teórica para ~:~;;~:~"~::~~1~1;:; ~i~h~e;~~~:::I: :
nan e n la bi en orden ada pa ndi ll a. Cua ndo la organi zac ión de l tra-
ro sociológ ico , Para ver q~e retroceder a la hi storia de la filoso-
bajo deja al indi vidu o libre para servir a sus propi os intereses
tructura envol~ente hay qb' b'I' d' d Hackin o ( 1975) di ce que los
ego ístas, sin s upe rvisió n, ent o nces ic uidado COn los c rímenes de
«halcón» l, ta les como la desviac ión de sumini stros e1el destino fía y de la teon a de la pro " I I d " o

pretendi do a o tro do nde el Oportuni sta ve mayor lucro. En cada alquimi stas
caso, se pone de mani fiesto que las percepc iones mora les es tan-
ensabanue el mundo actuaba de acuerd o con sus c.u a ~ i d '-~Je~
~oblc
dari zadas y co mpartidas de los trabaj adores responde n con fide-
p. .
q . ell os odían ex perimentar sól o I dS eua
lidad a un cá lcul o raciona l de l egoísmo indi vidu al de ntro de la priman as, pelO que p, . . d que se daban co-
da ia ~ Ex islJa aun la creenC13 e
~=:~~~e~e~~;;la;er:~ y necesarias entre laspennl
cuali~\~:~, I:. ~:~i~:
estruc tu ra de posibles in iciati vas. o

Res ulta sorprende nte ver c u,í n raros Son en la bi og rafía sobre
l~aClan ~ .
" ue lodo funcionara. SI se me , . ,
las cienc ias soc iales los anális is de esta c lase, que buscan un a vi- qu e di ré que SoyIe, el pri mero que consigUIÓ Ir mas
sión siste máti ca de la re lación e ntre los prin cipi os éti cos y el en- un bl cve es ozo . escolástic as .. . en pur-
all á de los fenóme nos, no enCOnlJó cau sas ' . d de In bÍ'l-
torno socia l. O tro e nfoq ue inn ovador de l tema es e l aná li sis que le alguna estaban a la vista conex ione s ncce sanas .. . on "s
rea li za W illi a m Torry acerca de có mo cambi an las idea s so bre la
mas e spe rada e,au.sas y de mostrac ione s rac ionale
. I s je nc alll ra llla
, 'ec h
justicia d istributi va e n ti e mpos normal es y en cri sis pro longadas tan só lo conjunc iones constantes y una reg ulan e él( que pd l ,
ta les Como la hambrun a ( 1982). Ahora que es tamos to mando regu lada por ley [págs, 18 2 - 183 ] , 1

co nc ienc ia de nuestra impli cac ión en la percepc ión mutua de los


ri esgos, urge en c ierto modo tratar de a nalizar la rel ac ión entre
un determinado sistema é tico y e l orde n social que sOstiene,
Los estudios sobre la pe rcepción de l n,esgo es tan
estad io' de la búsqueda de causas , Au nque e I slg
' a ún en el
' lo XV II presenc
"
d d' Io-
¡¡"
C uando llllO opt a por correr riesgos importantes , no estaría de las ciencias físicas adoptaban el nuevo mod ~ e IS.
más pode r eleg ir ta mbi én la tripulación y los pasajeros y te ner
de recho a decidir so bre có mo organi zar la lancha de sa lva mento,
~~,~0uro
~~~ l~uf~losofía quedó rezagada, ~escarte~ i~~:l ~:~ ~~I~,~:::~
e l mundo para pensado res ta es com '" ,
l'
!
La pro babilidad e n modo a lg uno ha ex igido aún el lugar que
le corresponde e n e l pe nsami ento de l sig lo xx. En la actu alidad,
~:~arrol1ando fund amentos del conocimdie nto ,~ ~~opr :~~~~~ :¡'~~
. ero aparecIó en escena emaS la
dependi entes, p , . , ' f' o est'aba ya funda-
e l análi sis de la pro babilidad, aunq ue es muy utili zado, sólo de- más tarde, c uando tanto cono c·lmIento
. clenll le (F , It 1970),

~~r~nella~;~~~:i~~d~~,c:~~~~~~ ~~:il:i:~~~~:~o ;~I~:t~ ~~~a~)~:


sempeña un pape l subordinado. Es tratado como un ser vidor ro-
bot de las ciencias soc ia les y propo rciona un mé todo para resol-
ve r proble mas mediante la recop il acjón y el aná li sis de datos, todo baJ.O es ta t utela" Hume propuso una aproXimaCió
" n p, . I '
pero no po ne aún los lími tes de las cuestiones ni las se lecc iona, ' , "
li staaljul clo mOl al ya la percepc ión de los fenomenos "natulde
a esla,
cosa que s í hace e n las cie nc ias fís icas. A unque va afirmando de .
Los plOblemas meto
dolóo icos inherentes a la cueSlion
o '. ' 1 llamadas cienCias
. I
form a paul atina su propi a base de autoridad independiente, Esos ace tabilidad del riesgo tal vez fu elce n a as 1
ite ms otrora separados y que ahora Son tratados juntos como ries- SOC;'¡l eS a sentirse cómod as en esta parte de l siglo xx ,
, teon,a d e la, probabilidad transfo rmará a la larga las supo-
La
I

42 LA ACE PTABI LI DAD DEI. RI ESG O

JI
sic io nes acerca de la conducta racional que guían e n la actualidad
la investigac ión sobre la percepción del ri esgo. Las probabilida- EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SU13DISCIPLlNA
des e n cuesti ó n incluil'á n las expectati vas que se fo rma el age nte
racio nal acerca de las reacciones probables de otros agentes ra- Este capítulo presellw[a preoclfpaciólI pú~/ic(l
cionales y tambié n la probabilidad de que tales expectati vas se por el riesgo proveniente de la leC/loIOg w~. .~
tran sforme n en convenciones permanentes con forma s conveni - que esúlJw ló (/ diversas di5cipf~,W~ u com:e ~'geJ :wbl e
das de señali zación . En otras palabras, una dimensión cultu ra l e/lema de /a role rll/lCia pllblu:a de r~es?o~ y
esbo za Jos orígelle:i de [a /llI eWI subd,SClp/¡na.
siste máti ca e mergerá d e la probabili zación de actit udes y de la
probabili zac ió n de la jerarquía de valores morales adoptados por
los diferentes agentes racionales de acuerdo con los diferentes
entornos soc iales que e llos están tratando de construi r. Esto es un
modo más fundament a l de plantea r el probl ema cen tra l de la de- . . el
Los hlston a ores Y l
. f lósofos de la cienci a están interesados en
. ' .' bd isci lina
\
moc racia que el tratarlo simplemente como un probl ema de dife- los oríoenes de co njuntos pal1lcul ares de Ideas. La su . ~
rencias de o pini ón o de gustos que pueden surgir de una fortuita '" 'ó del r'lesoo proporciona un caso contemporaneo
circ unstancia personal. Michael T hompson ( 1982, 1983) anali zó de la percepcl n '" '- el l'
. , razones ara datar su origen en 1969 , a rat z e el
las actitudes morales respecto de los ri esgos proven ientes de la II1teresante. H ay , p 1 ' 1 de Chaunce)' Starr «Socia l
'. e provocÓ e artlcu o
energía y mostró que nacen de dive rsas ex periencias sociales (y, controfveyrsla qsuTechno lOgical Ri sk», en Science. La controversia
por tanto, culturales) dentro de la misma comun idad. Sugirió Bene lt e l su .' d Il veS lI -
' " s de las que suroieron InstItutoS e l
d' li gar a con felenCla '" .' I
có mo sería posible co nvertirla s e n la base de políti cas locales 10. l " É tos dieron pi e, rápidame nt e, al naCImiento (e
aju stadas con fl ex ibili dad si las variaciones pudieran reconocerse gaclón y l evl~t;:~iÓ~ a una bibliografía considerable. Le.: nueva
como legítimas, La estructura de la sociedad y su base moral fo r- unadnuev~p~ o 10 es s~IO una entidad histórica clefinida, sIno que l'
marán parte del análi sis probabili sta. sub ISClp lila I .' étodos preferidos le confieren [;
"
. supuestos restrIctI vos Y sus m . ., ' .
La mane ra errón ea de pen sa r sobre los factores sociales que sus
una estructura Y refuerzan sus can
. . . ales de comuI1ICaCIOn Inte1l10S.
. .' . d
I
influye n e n la percepció n del riesgo es tratarlos como tiznajos , d" r a está equipada con dI spOSItI VOS e I

qu e velan la lente de un telescopio y di storsionan la verdadera ~~~:Oq~Uea~~~I::y~~~n~~~d~~:~ 'inf~rmación incompatibles con el


\
ji
imagen. E sta metáfo ra justifi ca un planteamiento negativo. Pero . ' e ella ha procesado ya. 11

el punto de vista soc ial así desechado incluye juicios moral es so- conoCIlntento qu . ' 1 unidad nuclear y las industrias I
En los años Cincue nta a com ( .
bre e l tipo de soc iedad e n el que deseamos vivir. ¿Por qué habría , " < < ban ue se les agradeciera la creacIón ele nuevas
qu e pasarlos por alto de forma sumaria ? Un mejor tipo de aná li - electl lcads esperal'a qu~ aseguraran producti vidad , riqueza y salud
fuentes e energ I - s se-
sis puede trat ar tales tran sformac io nes de la imagen no como di s- d De forma oradual se convirtieron durante os ano
torsiones sino como mejo ras: e l resultado de un foco más agudo
qu e evalúa la sociedad junto COIl las evaluaciones que ésta efec- :~I~l;l~l:dn
tIcu a a.
:Ll 0obsj:ot~i~~~~~n;e~~~i~;i~~~~~~I:~~::II~~:d;o~~~~::,Sya;'~
e ' sabel~ j¡a
túa de los ri esgos. industria, tratando de justificarse, preguntaro n que se PO(
acerca de las actitudes públi cas respecto del n esgO.
44
LA ACEI'TA BILlDAD DEL RI ESGO
EL SU RGIMIE-NTO DE UNA NUEVA SU BOI SCIPU NA -15

Definiciones del riesgo


- '0 ietari a s de fá b ri c a ~ del sig lo XIX .. Si
13lake contra los cllleles pi p , la reo ulación eSln cta
. d la r
"lI1a10 0 1a
correc l a, Uf (
~
;:, ,
lo definición del riesgo ha sido naluralmenle ab¡eliva priarilaria 01 esta perspecti va el 0p l' re oulac ió n es costosa, a SI
desarrollarse los disciplinas especiales que esludian lo percepción del ' d eh conveni ente ero a b , ,
sería Sin 1I (I edi ch s de'seo
"dufI a el , Entonces la cuestl o n se
riesgo, los Nociones Un idos recomiendan dos definiciones divergenles as I
co mo, lo son ' ación de los costo s ele UIl'l, produ cción segura y,
m , o I
I
paro evaluar /o laxicidad de los praduclos quimicas: 01 cenlrada en pro-
piedades de puro probabilidad; b) cenlrada en propiedades de ulilidad,
ampli a a a aS lgn,
~ '
~,
, dementas genel a e.
, I s del crec imient o eco-
,
de ahí, " los ment os y , I ' m-is eli mina del lodo los pell -
o) -El riesgo es un cancepla esladíslico y ha sido definido por el co-
nómi co, El desarrollo Indu stria JI'" ' 'nrroduce otra , El asbesto
mi lé preparaloria de /o Conferencio de Nociones Unidos sobre Enlomas I ' - a fu ente de pe Igro I ,
Humanos como /o frecuencia esperado de efeclos indeseados que nacen oros' al exc UII un , b _' , to p'lra comprobar los
o' ,' " 1 gran descu Ilml en ( . .
de /o exposición o un conlaminanle> (Organización Mundial de /o Salud, fue en un pllnclpl o UI di o IJara SUmll1l strar el
- ' d io' el pl omo era un me , __
1978: 19), N o se incluye aqui el intenlo de definir el grado de daño, danos ' de un In cen . 'ento de ag ua, ulzas ,1 so lución correC la el "
, Q ', ', l'
b) -lo mayor parle de lo bibliografía sobre esto cuestión com ienzo conti nuo abastec lllll
. . oLa economlCO, o
~'S ' lo si toda la nac ión fu era
con lo lesis de que cabe es limar el nesgo (R) como uno clase de pro- rechazar el crec lml e , " 1' __ l a tarea del gobierno: la
. . .ó sen "\ mas C d I d ( , ( .....
duClo de lo probabilidad (P) del evenlo que regulo lo gravedad del de una Illl sma Op ll11 n , ' 1 des ac uerdo, Encue stas
~
doña (DI, o R P x D· (Campbell 1980) los beneficios enlran en esla
'
educaCión del pu ICO
' bl' debe redUCir e "
_ b' " lores de cuell o azu l son en su
- stran que los 11 a "Jde , .. I
ecuación parque Irala /o seguridad como una medida de la aceplabili- tem pranas mue ,
' r bi es '\ h enerOla ~ nuc lem p'lr'l ( ,
fi nes pacI b cos, ¿ n-
dad de algún grado de riesgo, los dos definiciones conllevan implica-
mayon a avara " e 1" deberÍ'l( educarlos para, que
ciones polílicas diferenles, Al concenlra rse sólo en frecuencias proba- g obiern o paterna 1St<1
diea esto que un " , 'opes? El movi mi ento
bles de malos resultados, lo primera definición no da quebraderos de ' t ropl '\S VISIOnes mI .,
se d i stanCIaran (e sus p , ,' " d" d' do en to rn o a esta c ues-
cobeza o los encargados de e/oborar uno polílica sobre cómo COmpa- .. ' 1 Nortea l11en ca esta IVI I 11
rar los doñas con lo, beneficios, y algunos aulores afirmarían que ello obrero of iCia en l' d'o 'lmbienl e ru e eonsidcra -
' oc upada po r e me I ~ . 11
evi la de formo Inleligenle los prelensiones cienlificas de los cólculos de ti ón, La gente pi e ' I'te de clase med ia In lere-
o om ento co mo una e 1 (
I1
utilidad, Es inleresan le conslalar que lo ideo de que el riesgo significo da en un pnmer m . ' n la m on tañ a o como un a
Sach en preservar SlI S vacaCiOnes e .
sólo probabilidades de perluicio esló muy eXlendida, incluso donde el ' ,lac ió n rural inte resa d a e n s u s prollios
pob _ . pati os , 11
'riesgo-benelicio> es un mélodo comparado deliberadamenle Con el
anólisis de coslo-benelicio

Conciencio público de riesgos


¿Qué sig nífí ca ri esgo ra zonable ? ¿Qué san ni veles de ri esgo
acepra bles? ¿Es Conlrari o al riesgo el público ameri cano? ¿Cómo
' 'd roble d e son d ea S d e opinión y airas Invesllgo-
Se co mpag illH esta llueva imagen de la aversión a l ri esgo con la Un numero conSI e 1 1I dos lienden o no ser con'
cianes documenlon este osu, nlo pero os 'd resu o lo encueslo que Mllc he11
fa vorit a viej a i magen del eSliJ o de vida. americano según la cual - , nsislenle viene e
los em prendedores se hacían ri cos corri endo r iesgos? ¿Percibe cluyenles , lo reseno mas ca 1F (1979) En 197419/6 se
I
realizara poro os Recursas"poro e u d'l umbienlol
r o , se dilerencla , ba l'I

I
de fo rma diferenl e el riesgo el público profano que los ex pert os, 1 de preSlon pro-me 100 I _
pensó que e grupo bl" r ser mós ¡oven con nive es mas
f f s prol~sionol mós olla,
y , en caso de d iscrepancia, cóm o se puede reducir? ¿En qué me- g eramenle del reslo de lo po ?clon po
dida es nueva la confro nlación de los indu striale s implacab les y d formoc lon y con un s o u
altos de ingresos y e , " _ edioombienloles (uno propor'
un pLÍb l ico temero so? Los inf erroga nt es evoca n la in vec li va de b d 1 rgo nlzoclones pro m h
los miem ros e- osd o1 ron pu'bl') ICO mosIraban 0slos~
dislinciones muc o
ción muy pequeno e g

........ ..' .. ,~.,


, , . ~";J 1
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46 LA ACEPTAB ILIDAD DEL RIESGO EL SURG IMI ENTO DE UNA NUEVA SU BDI SC IP Ll NA 47

mós que el. grupo mós ampl io de los simpotizanles del movimienlo pro- en los Estados Unidos de América, Suecia, Austria, Noruega y
med,oomb,enlal (Mllchell 1979, 1980b; l ogan y Nelkin 1980). Enlre Dinamarca. Sin embargo, la industria medra en otros lugares.
los simpati:ontes del Movimienlo canlra la Energía Nuclear, los mujeres La perpleja com unidad nuclear desea saber por qué ha llega-
eslaban mos compromelidas que los hambres (Nelkin 19810, 198 1b). do a ser tan impopu lar. Para ellos e l proble ma reside en una trá-
la encuesla realizada por el New York Times Y la CBS de 1981 de-
gica diferencia entre una exagerada percepción pública de los pe-
lectó que el movimiento pro-med ioambienlol tenía las siguienles carac-
ligros rea les que acechan y los hechos científicos. Para e l púb li co
leríslicos: joven, urbano, Y personas que vivían en las costas Este y Oes-
no indi fe re nte existe una diferente discrepa ncia trágica seg ún la
te. No detectó que ingresos, formación, raza, identificación con un
portido o posición ideológica afectaran de fo rmo signi fi ca tiva al apoyo
cua l la otra parte ha exagerado la seguridad. La nueva subdi sci-
a polí ti cas ambientales . plina de la percepción del riesgo surge como respuesta a estas
Vari os inves tigadores han insistido en las limitaciones del conoci- importantes preocupaciones y está constituida por tres di sc ipli -
mienlo público de riesgos [Kunreuth~r y otros, 19781, que los ind ivid uos nas diferentes: ( 1) hay la aproxil/1ación técnica, que va del aná li -
sobreest iman de forma caprichosa algunas ca tegorías de riesgo y sis de l riesgo al análi sis de la percepción; (2) está la aproxima-
subestiman otra s [Harvey 19791, que el público tiende a sobreestimar ción ecológica; (3) se da la aproximación de la ciencia cognitiva.
peligros de sucesos infrecuentes y a subestimar los de eventos comunes Sofisticadas teóricamente, pero ingenuas en e l pensamiento so-
(Slovic, Fischhoff, Y lichtenstein 19790, 19811, que en contextos fami- cial, cada di sciplina transfirió sólo un a pequeña parte de sus mé-
liares el individuo privado hace una estimación muy aproximada de ries-
todos tradicionales al nuevo campo.
gos rea les (Green 1980; Green Y Brown 198101, que los individuos
( 1) La contribución técnica asume que e l público se compo-
tienden a ser optimistas acerca de las probabilidades afectadas por su
propia conducta (lalande 1974) ne de individuos aislados independientes que se comportan de
forma natu ral como ingenieros. Ellos qu ieren conocer los he-
Durante los años sesenta, el movimiento de crítica se difunde chos, y estos hechos, una vez presentados con claridad, les con-
y consigue un amplio apoyo nacional contra los residuos nuc lea- vencerán de la inocuidad o riesgo de una propuesta. Hay que de-
res y químicos, co ntra la inadecuada protección de las perso nas cir al públi co cuá l es su carga normal de riesgo al cruzar una calle
que trabaja n con asbestos, y contra la contam inac ión de la atmós- o al conduc ir un coche en la vida cotidi ana, y qué ri esgo adic io-
fera y de las aguas. Movimientos paralelos aparecen en Europa y nal correrá si se sitúa en la vecindad de una cen tral de e nergía
e n Japón. Pero en los Estados Unidos de América fue tan ex itoso nuclear. El riesgo está calcu lado a veces en días o minutos des-
que cons igui ó parar e l desarrollo de la energía nuclear. Kasperson contados de la expectativa normal de vida, o en porce ntaj es frac-
( 1980) escri bió: «El futuro de la energía nuclear se encuentra en cionados de varias partes de millón e ilu stradas co n gráficos. La
una encruc ij ada c ríti ca. Si no se encuentra dentro de unos pocos comprensión acabará con el miedo.
años una soluc ión socialmente aceptable y reali zable al problema
de los res iduos nucleares, es probable que e l crecimiento de la
e nergía nuclear como fuente de producción de energía termine Riesgo-beneficio
por detenerse e n USA y e n otros muchos países .» A lvin Wein-
berg ( 1982), e n defensa de lo que é l considera una industria en Los ingenieros se sentían impacientes con las ciencias sociales. Los
riesgo, propone investigar y educar para prepararse para una se- métodos utilizados en lo tecnología poro la identificación y evaluación
g unda era nuclear, asumiendo que la primera era está ya cerrada del riesgo podrían extenderse o cues tiones de aceptabilidad social
49
E L SU RGIMI ENTO D E UNA NUEVA SU BDI SC II'L1 NA
48 LA ACE PTA B ILI D A D D E L RIESGO

I . . d I volar de uno iglesia normando en


(Slorr 1969; Farmer 198 I l. El riesgo-beneficio ero un mélodo poro in- losíos impltcodos en lo evo uocb,on!e pleodo por lo Comisión Ros-
d . 1- d coslo- ene ICIO em
terpretar el consenso contemporáneo sobre volores sociales. Starr, to- el eloboro o ano ISI5 e del lercer oeropuerlo londinense, cOmplen-
mando de lo economío el lérmino 'preferencia revelado', y buscondo kili sobre el emplozomlenllo d plios cuesliones sociales cayó en
. . I ACB op ICO o o om I I .
el origen de lo ocluol dislribución de riesgos o través de muchos Oclivi- dero por que e d d 1970 lo crilica de p onleomlen-
dodes, pretendio mostrar que lo que es tolelodo puede ser considerado grave descrédilo en Inglol~Iro d ers ~ro los esludios iOlcioles de lo per-
como uno distribución tolerable. Su primer ejercicio produlo algunos lO de Slorr es un temo UOlICO o P - Oiwo Cohen 1975; Slovic,
cepción del riesgo IKoles 1977, S YY
conceptos interesontes: (1) el concepto de límites de aceptabilidad: lo
fischhoH Y lichlenslein 1979b, 19811
ocepto bilidod del riesgo aumento con el incremenla de los bene!icios
dentro de cier to escalo; (2) niveles nalurales de riesgos: parece que el . d I lemores públicos, sino que
público ignoro riesgos situadas por debojo del nivel de los riesgos na- E l result ado no h a apaci gua o os. _ 1 conlra la in-el e-
lorada sen e de I epi oc l es
turales; 13) los riesgos corridos de lorma volun tario son tolero bies muy ha provocad o una aca .
por encimo del nivel natural de en!ermedod, pero raro vez los corridos vanci a e inexaclitud de tales medidas.
de formo involuntario; (4110 dislinclón entre ri esgos crónicos y cotoslró-
licos. Este artículo original y de gran in!luencia en lo evolución de nue-
vos ideos, que senló los lérminos iniciales de lo discusión de lo percep- Crítico del riesgo-beneficio
ción del riesgo, susci ló canlroversio sobre cómo los dolos sosleníon los
onólisis eslodisticos. También se habló mucho de si conocer lo diferen- . I i ti!icoción y del !uror léase el in!orme
cio enlre lo lOSO de muer le causada por uno lecnologio y los niveles no- Paro hacerse uno Ideo d~. o : s . Energy Conlrol Board y su orlí-
luroles de peligro In!luirío en los ocliludes públicos. Poro muchos perso- de Inhober (1978101 Cono Ion tomlc mentobo que los fuenles de
nas, afirmaciones tales como que «el riesgo anual de vivir cerca de una culo en Science 119791. en el que se orlgu nvencionoles. -El informe
' seguros que os ca
energía nuC Ieores son mas d
plonlo de energía nuclear es equivolenle 01 riesgo de conducir un exlro ., o e errores .¡neIuye doble cómpulo, uso Iy
de Ires millos en un oulomóvil- parece ridiculo porque no preslon lo con- de Inhober es uno Clenog d datos hi~lesis insoslenibles, inconsisten-
sideración suficienle a los di!erencios imporlonles exislenles en lo nOlu- obusol oltomenteselec~vodi!:rentes'tecnologíos, y con!usiones concep-
rolezo de 105 riesgos provenienles de eslos dos lecnologíos (Slovic, ci05 en el trotomlen~~ e, \ de sus mo ores errores Ironslorma sus resul-
FischhoH y lichlenslein 198 1) Poco se ha dicho IGreen 19801 sobre si tuoles ... lo correcClon .soo eriore~ de los riesgos nucleares paro lo
-:!!. el conceplo compueslo obslraclo de 'riesgos> enlra alguna vez en el lodos, traslodondo los limites su P . . bolO de lo esca.la de II1cer-
. bl- pocionol a lo po de mas .
pensomien lo individual sobre lo lomo de riesgo: ni sobre lo desigual dis- solu d pu ICO y ocu l 'I de¡ondo caer los lIesgos sonl-
Iribución de riesgos o Iravés de los cOlegoríos sociales. Slorr estó con- lidumbre poro el carbón y e petro ef' y I punlo medio de lo escalo de
vencido de que es importonle no permitir que la volunlod de lo moyoría tarios de las !uentes no convenClono es o ando un onóli5is plagado de
seo anulado por los minoríos. Poro uno recensión imporciol de Slarr incerlidumbre poro los nucleares nc'i~:°Fn~~ber ha embrollado, en lugar
véase Slovic, FischhoH y lichlenslein 1979b. distorsiones, errores e II1conslste -'t del problema del riesgo que ha
. - I lo parle CllcunSCII o '11
Que los métodos cuanti!icados de evaluación de riesgo son 0110- de ilumll1or, Inc uso 19791 En Gran Breloño, sir John HI , pre-
menle manipulables es algo Ion conocida, que aquéllos no lienen lo au- abordado> IHoldren y otros thori declaró en 1976 que el debo-
toridad ni el peso abjeliva que sus usuarios prelenden. Así OSHA adap- sidente de lo Atom lc Energy Au bo 0(, edido sobre 'problemas
tó uno línea duro y filme contra lo cuantificación del riesgo (al menas le sobre lo energía nu~leorú~~~o dee~i;~~~oficción. (Williams 1980
poro los carcinógenos en el lugar de Irabolo) en los deliberaciones del inexLstentes .. - el debo e PI .. ' pertos sobre el riesgo e510 en
Inlerogency Regulolary liaison Group' s Panel sobre evaluación del ries- 2731 lo credibilidad de os IU'~'OS ~~I del riesgo es el recelo res-
duda: _Central poro lo evaluoClan pu ICO
go ICarter 1979) Todo el que hoyo leído a Self (1975) sobre los fon-
5\
50 EL SURG IMIENTO DE UNA NUEVA SU BD ISC IPLl NA
LA ACEPTA BILIDAD D EL RIESGO

repentinos q ue matan a cientos de personas o procesos la rgos,


peCiO de lo induSlria, la ulilidad y el compro miso regulador de reducir y
minimizar sus riesgos' IKasperson y olros 1980). lentos desastrosos, con desgrac ias que ascienden a Ciento s de
mi les 'a lo la rgo de los años, producen pe rfiles diferentes de las
(2) La in ves ti gación ecológica arra nca con la obra de White caracte rísticas de riesgo de los acontecimie ntos y pe nnne n esta-
( 1952) sobre desastres por inundac ión . Se ha mantenido un flujo blecer comparaciones e ntre los pel igros observados Y reales.
constante de crít ica de la teoría y a ná li sis de situaciones de ries-
go (B urto n y o tros 1978; Fischhoff y otros 1978), en es pecial por
parte del Centro d e Tecno logía, M ed io A mbi ente y Desarro llo de C rílico d e) enfoque ecológi co
la C la rk Uni vers ity. Sus e stimula ntes pu blicacio nes, y, sob re
todo , la rev ista Environmel1l, se han ocupado de muchas c uestio - Tony (1979b) sosliene que lo llamado ecología humano ha presla~
nes centra les de h echos, inte rpretac ión y ética, y ha n e levado e l do e sCOSO atención a los seres humanos. En su recensión de. .The Envf~
nivel del debate público sobre e l riesgo de la tecnología. En lo ronment os Hazard (Burtan , Kales y While 1978). Tarry cnllco duro
concerni e nte a la percepció n de l ri esgo, la base teóri ca d e este menle el libro en su canl unlo . De los prolocolos de lo enl~evlSla de
While, que mantienen constanle lo cullura y lo organlzoClon soclal ,_
planteam iento no está mu y desarroll ada sa lvo para un modelo
dice: ,Con todo, lo que los Individuos hacen o dicen que hocen, en cu~n
ecol ógico de res puesta a l ri esgo (Kates 1977 , 1978). Según este
lo o proteger la seguridad de su mundo depende de un gr,on numero e
mode lo secue nc ial , d ife re n tes sectores de l públi co (como comu-
factores que incluirían su posición social, nivel de formaClon cullu ral , oc 11
nidades de pl an tas e insectos) atrav iesa n los estadios de un cic lo ceso o fuentes de crédilo lales como los insertas en redes de porenlesc~,
vi tal evo luti vo hacie ndo frente y adaptá ndo se de fo rm a sucesiva habilidad lécnlca , ta maño y diversidad de propiedades, opCiones e
a los di ve rso s pe li gros. Este e nfoque pone dil ige nc ia e n di stin- em leo, exigencias de Irabo¡o doméstico, pertenencia a organiza ciones
gu ir e ntre los términos pe lig ro y riesgo. En verd ad, e l cambio de vol~ntarias, capacidad productivo del capilal, y compromISO con v~lo:~:_ \

te rminología ayuda a sa lvar la dife renc ia ent re la ecología de las culturales y con convenciones relrglosos . Como toles, las Cal~g~,a de \ I

p lantas y la ecología hum a na, puesto que cabe decir que los e le- godos o lo cullura no entran en el diseño del estudiO, los unl o es
mentos que v iven en la prime ra reacc ionan a los peligros, mien- análi sis resultan ser meros colecciones de ind ividuos en ve.::; d,; muesj~?s
tras que no actúan (por de fi ni c ió n) como age ntes racionales cal- de sociedade s ... En consecuencia , "negación de riesgos, reduccIO;_
c ulando riesgos . Además, la eva lu ación de las probabilidades de riesgo s" o cualquiera de las airas rúbricas med,a nle lo s que se a rgos
ni zan los halla zgos en eslas secciones represenlan nodo mas que lasc
combinadas de que se d é un caso y la magni tud de sus conse-
losas ... Los etiquelas no constituyen explicaciones y conlrrbuyen poco o
c ue nc ias son una forma de cálc ulo demas iado especial izada
~na comprensión de los procesos Individuales de adaptaClon Uno Je
como para ser útil c uando se pien sa sobre las percepciones de la 'lemplo cómo los opciones de afrontamiento de pen en
seo so b er por e, ' d I d '1 d I
persona o rd ina ria. En este e nfoque, los inputs de in fo rmac ió n y del rango social del individuo, de lo popularid~d, e esta o CIVI, e o~
ex pe rien c ia ti e ne n s u o ri ge n e n outputs de opini o nes modifica- atribulos de carácter, riqueza e inteligenCIa: como se re~oclonon en tre.SI
das. Se han e laborado mode lo s epidemio lógicos de contac to con estos facto res y por q ué el peso de su composición vana de ulna soc.,e-
la informac ió n y mode los evolutivos de ex peri e ncia con peli - dad o otra o con respecto o diferenles tipos de peligro .... que a s I nstl~­
gros. Se h a n ordenado y clas ificado lo s peligros segú n sus carac- dones y los va lores comunilarios d irigen de formo deCISiva lo vulnero 1-
terísticas perc ibidas . Variacio nes e n la respuesta pública a suce- lidod humano hacia los desastres naturales y . que a rllculan las
sos dramáli cos o de me nor importanc ia ta le s como los desastres modificaciones individuales y nocionales es aXl o ma tl CO»
53
E L SURG IMIENTO DE UNA NUEVA SUB DIS C IPLl NA
52 LA ACEPTA BILI DAD DEL RIESGO

numerosos científicos sociales muestran una propensión culturo l a asumir


. En el pl anteamiento eco lógico se to ma el peligro como la va-
que la aversión al riesgo es general, una propensión que se explica por
nable Independiente, y la respue sta de la geme a él como la varia-
(al el uso de la evaluación del peor caso pla usible del riesgo y del be-
ble dependiente. E l paral eli smo entre las pl an tas y los seres hu- nelicio, (blla evaluacián marginal de riesgos y beneficios, (e) el uso de
manos se deb ilita si se reconoce como dependiente el concepto la distinción actual entre riesgos voluntarios e involuntarias Y (di el des- ,
de peli gro. La gente cuya percepción es estudiada vive en un !
cuento de beneficios luturos.
mundo construido a part ir de sus propios conceptos, dentro de
los cuales se incluye el concep to de lo que es peligroso. D efi nir los peli gros como«cau sas reconocidas de muerte o
L os antropólogos que escriben sobre l as culturas triba les se pérdida», tanto tecnol ógicas como natural es, si gnifica pennane-
ven fo rzados a di stin g uir con claridad entre el modelo de los ana- cer dentro de una definición cultural de las cau sas . Esto no deja
listas y el modelo de los actores sobre lo q ue acontece . E l mode- espacio para considerar aquí l a percepci ón, sal vo de forma nor-
lo de los actores cubre sólo la teoría tribal acerca del mundo. E l mativa como algo que podría ser mejorado, y todo el énfasi s re-
investi gador que está situado fuera de la cultura tribal observa cae sobre l a diferencia entre causas naturales y otras causas.
cómo los actores trazan una línea entre consecuencias y causas.
Comparando estas líneas en diferentes culturas, pone al descu-
bierto el sesgo del modelo de los actores. Causas naturales

La línea entre las causas naturales y los causas creadas por el ham-
La ave rsi ó n al ri esgo d esde el interior del modelo bre está trozada siempre en un proceso social de asignación de res-
ponsabilidad En cansecuencía, es una línea ondulante,. intermitente,
de los actores del mundo
siempre en debate que refleja sesgos culturales actuales. Elrzabeth Blld,
presidenta del Tribunal Supremo de USA, protestó recientemente dicien-
Trabajar sólo den tro del modelo de los actores imparte un sesgo cul·
do que 'se debería rechazar la distinción entre condiciones artificiales
turol, como ponen de mon,f,eslo dos estud ios importantes, y tempranos
y naturales... hoy una in justicia inherente' en uno norma que permi te
sobre lo o~epto brll dad del riesgo (Lowron ce 1976; Rowe 19771 A pe'
que las terra tenientes escopen a todo responsabilidad 'slmplemente r"r-
s~r de su IItulo, 01 Acceplob/e Risk, Lowronce dice poco sobre lo cues-
mitiendo que la naturaleza siga su curso' En este caso, una componla
que poseía tierras en M alibú rehuyó toda responsabilid~d cuando un
tlon de aq uello que hoce aceptable el riesgo, y tro ta tamb ién los pro-
babilidades de IIesgo como objetivas. Rowe ofrece lo lISto de los
desprendimiento de tierras destruyó un hogar; la componla argumenta-
foctares que influyen en la percepción del riesgo (prácticomente esta n-
ba diciendo que no se le podía responsabiliza r de todo desastre natu- '1
dor~zada s desde Starr 19691. distingu iendo entre el punto de vista de
ral ([os Angeles Times , 21 de diciembre de 19811. · Así coma se alían
la vlctlma y el punto de vista del beneficiado, entre expectativas de con-
las nociones de ocios de Dios y ocios del hombre, otro tonto sucede con
trol, s~ metimi en to volun tario e involuntario al riesgo, efect'?s sobre la per-
la distinción entre intención, occidente e incidente> (Kates 1977: 561·
cepclon de lo magnitud y vlSlbrl,dad de tipos de riesgo. El no reconoce
Burton, Kotes y White (19781 han sostenido siempre que .Ios peligros
aue SI se admitiera la cultura como una variable, na se podría decir que
son por definición fenómenos humanos> . De igual manera Fisch hofl y
la sociedad humana es generalmente adversa al riesgo porque muchas
otros (19781. pero es más fácil decirla que tomarlo en cuento en el ono-
culturas exigen la búsqueda de riesgo Rowe da a entender que la línea
entre el desastre natural y el ca usado por el hombre no es problemática liSIS consecuente.
(pag. 1581 Philip Sch:odt (19801 ha argumentado que los políticos y
54 LA ACE PTA BILID A D DE L RI ESGD

Inclu so la defini ción de peli g ro como incapacidad de afron-


I
1

EL SURG IMI ENTO DE UNA NUEVA SU BDI SC IPLl NA
55

cos a la totalidad de la escena. Esto signil'ica que, desde un pun-


tamie nto se ubi ca aú n dentro de l modelo de los actores. Pero, al to de vista técnico, el trabajo más sofisticado de la subd isciplin a
menos, esta defini ción conecta ca usas físicas y consecue ncias fí- se e ncuentra bajo la égida general de la teoría del comporta-
sicas con la capacidad de afrontamiento de un sujeto racional. mi ento racional , aceptando sus axiomas e hipótes is restrictivas
Esto está más próximo a una teoría de la percepción, ya que per- (véase capítulo 4 ). Aunque ini cialmente los diversos tipos de tra-
mite que las expectati vas acerca del afrontami ento creen la cua- bajo aparecían únidos a di versos grupos de autores nombrados,
lidad de pe li gro, y un a teoría de la percepción es necesaria para se ha dado entre ellos una tendencia creciente a converger, sien-
reflex io nar sobre la aceptabilidad del riesgo. do coautores de las piezas primordial es expertos pertenecientes a
diversas adscripciones.
Cuando una di sciplina establecida aborda un campo nuevo,
Afrontomiento algo acaece de forma inevitable a sus métodos. ~ veces se t~'a n s­
fiere una regla empírica; a veces, sólo una metafora. Los Inge-
El énfasis sobre lo copacidad de afrontamiento acompaña a un con- nieros dieron un salto atrevido cuando apli caron su método regu -
junto d iferente de suposiciones sobre lo gestión del riesgo . En vez de
lar de trabajo a la aceptación públi ca del riesgo. La mayoría de
asumir como el idea l uno reducción general del ri esgo, Clark supone
sus problemas de análi sis derivan de no tomar suficiente co n-
que la gestión eficaz del peligro debe trotar de incrementar lo capaci'
dad de tolerar el errar y melarar así lo copacidad de asumir riesgos
ciencia de los cambios de metáfora. La «to le ranCia» de la fatiga
productivos ¡Clark 19771. Centrar de nuevo el punto de mira en lo co· física apli cada a una máquina, significa algo bi e n diferente de la
pacidad de a fron tamiento ayudaría o comprender los aspectos socioló' tole rancia humana de los insu ltos o adversidades; aS imi smo, las
gicos y cultura les de lo percepción del riesgo . ideas de «carga de ri esgo» y «fati ga». Pero su ejerc icio no ~s .una
mera fachada retóri ca, puesto que permanece fi el a las practicas
Pa rece muy pl ausibl e que la preoc upació n principal del su- normales de la ingeniería, donde se revela que la tolerancia no
jeto pe rceptor sea si e l afrontami e nto es factible, difícil o impo- deja de funcionar. Los ingenieros no establecen diferencia algu-
sible. No hay percepció n hasta que los perceptores correspon- na en el método tanto si agregan las fa ti gas que un puente O un
di e ntes codifican la información para la interpretación. Los sistema humano revelan que pueden soportar. Pero lo que ell os
econo mi stas habla n a veces de la información como si fu era un hacen no tiene mucho sentido por razones que reiteraremos en
agente activo que flu ye, impacta , se pi erde o es detenida por obs- las páginas siguientes. . .
táculos en su send a, una posesión que unos tiene n y de la que Por contra, los biólogos que pasaron a la percepción del nesgo
otros carecen. Estos hábitos de di scurso repiten una teoría de la se enfrentaron a la dificu ltad opuesta, habiendo dejado atrás la ma-
perce pció n vigente e n el siglo XV llt , según la c ual las impres iones yor parte de su equipamiento teórico .. ¿Qué puede hacer un ecó lo -
sensorial es llegan a la me nte del perceptor de la mi sma forma 00 sin un ecosistema y qué es un ecosiste ma SIl1 limitaCIOnes de le-

que un a lu z potente go lpea la re tin a del ojo. Pero la información ~ursos? Dichos biólogos utili zan una tosca noción de la
ni siquiera se convierte e n información hasta que el perceptor no percepción, como si se tratara de ver qué riesgos hay, y no de se-
la ve y codifi ca de alg ún modo . leccionar una pauta de lo que hay. Las propiedades de las pautas
(3) La cierlcia cogniti va ha tendido a dominar la percepción no se imponen por la fuerza alojo de los perceptores. Por eso, las
del ri esgo extendi endo sus suposiciones y métodos psicométri- importantes cuesti ones de la percepció n del riesgo nunca pueden
56
LA ACEPTA BILI DAD DEL RIESGO

analizarse con un in ventario de los rasgos físicos de los aconteci-


nuentos, de su escala de daño, de carácter repentino o de d .,
L . . uraClOn.
, a cIencIa cognitiva merecerá nuestra consideració n en los III
capitulas 3 y 4. La idea de racionalidad debe dominar el estudio
de la percepcIón del nesgo. La idea del agente racional, percep- PERCEPCIÓN DEL RIESGO
tor delll esgo, se basa (¿debe basarse?) en el modelo del investi-
gador racIOnal. Ambos sienten la necesidad de buscar orden en el
Este capítulo compara el tratamiento de la percepción
mundo ; ambos reconocen una inconsiste ncia, ambos eva lúan la en los seres humanos y el! los animales.
probabIlIdad.
La psicología a nimal sostiene que las respuestas emocionales
que alenan, mantienen o distraen la atención cOI/t ribuyen
de lIumera positiva al fimciO/Ullllie111O del organismo
ya /a supefvivencia de la especie. La psicologia 11If1llCl/1tI
{rata de separar hábilOS y emociones (tales como
el miedo o la excitación) del examen de la cognición
En rafes leSls, los humanos fiellden a aCltlar de numeras
que ponen en tela de juicio Jos cOl1ceplOs básicos de raciol/alidad.
La investigación se centra el/ronces en la inadecuación
del aparato perceptivo humano, en la di.~fun ciól/.
Es necesario incluir de Jorma sistemática en los esrudios
de la percepción del riesgo público los procesos sociales
implicados enlaJonllación de los conceptos.

Los resultados mejor establ ecidos ele la investigación del ries-


go muestran que los individuos tienen un sentido fuerte, pero in-
j ustificado, de inmunidad subjeti va. En actividades muy familia-

I
res existe la tendencia a minimizar la probabi lidad de malos
resu ltados. En aparie ncia, se subestiman aquellos ri esgos que se
consideran controlados. Uno cree que puede arreglárselas en si-
tuaciones familiares. Y se subestiman tambié n los ri esgos que con-
lleva n los aconteci mientos que se dan rara vez. Nuestra primera
pregunta sobre la percepción del riesgo es por qué tantísimas per-
sonas, en su rol de profanos, opinan que los peligros cotidi anos son
inocuos y se consideran a sí mi smas capaces de arreglárselas cuan-
do los hechos demuestran que no poseen tal capacidad.
59
PEI< CE Pc tÓN DEL RI ESGO
58 LA ACEPTA I3IL1D AD D EL RI ESGO

'b l 'sobre las fu entes soc iales elc la co nfian za y los e fectos be-
Inmunidad subjeliva ca es I human 'l (Tn ve rs
néficos de la sobre-co nfi anza para a raza «

lo experien cia de lo Naliana l Cammissian an Producl Safety cons-


1010 que el consumidor esló dispuesto o optar por un ligero ahorro en el
197~)~met idos a prueba formalm ente, los seres humanos no pa-
precio en lugar de optar por un incremento de seguridad comprado o rece n servir para pe nsar rac ionalmente. T ambién ti enen una me-
bajo precio, lo familiaridad parece generar confianza en los granjeros moria débil y errática.
que viven en óreas d e inundación (Whi te 1952) y en los fumadores, los
peatones en zonas de trófica y los conduc tores ; los que viven cerco de
centrales nucleares estón menos preocupodos por lo radiación q ue otro s
Invesligación de (a memoria
personas (Guedeney y Mendel 19731; los ingenieros y mecónicos tien-
den o tener uno confianza excesivo en su propio lecnología (Slovic, , b n gran medido en el len-
Fischhoff y lichstenstein 1981 ) En a lgunos ocupa ciones de alto rresgo, la investigación de lo me morra se oso e , " h
, ' tras ue uno gron porte del recuerdo y de la cagnrcron u-
los beneficios incrementan la con fianza y familiaridad (lee 1981) Sin
gUOle, mren q d' t del hablo, Es sigmficativo que los rn tentos de
em bargo, lo familiarid ad funciono o veces en el sen tido opuesto (Slovic, monos es rn d epen ren e , I d labora-
I r lelos de lo om nesio humano en experrmen os, ~
Fischhoff y lichstenstein 1980) estab ecer po 01 f Node111 9 80) sugiere que qurza seo de-
torio con animo es racosaron. 11' d mo-
b'do o que lo memoria humana se relaciono con e enguale le uno t '
Se tiende a ignorar los peli gros co tidianos más co munes . En
r '1 Porte de lo respuesto humano a los pe rgras es o
e l ot ro ex tre mo de la esca la de pro babilidades, tambi é n se tiende nera especra, 'd I azanes por
enraizado en nuestro naturoleza animal Esto es una e ,o s ~ del
a res tar importan c ia a los pe li g ros más infrecue nt es , y de baja
probabi lidad, Agrupando estas te ndencias, e l indi viduo parecí
cort ar la pe rce pc ión de los riesgos altame nte probables de mane-
Ir~:s~~asl:Se~~u~~~:~~i~~t~sio~~~~:~~!~I~~:t1;:u:~~~~~~~~:n~
ra que su mundo inmed iato parece más seg uro de lo que es en maridO hUdmalnaads~~irl~~~~ ~u:l:amemaria El libro Memory 119801. debEli-
estu ron o 'Id s que so re
realidad , y co mo co rta también su interés en los acontec imie ntos zabeth loftus, dice mucho mós sobre po~ q'd: ~a~~~:Talamente ca-
de baja pro babi lidad , los pel ig ros d ista ntes tambi én palidecen, cómo recordamos, lo último parece suce er
Para U;"1 espec ie bien adaptada para sob re viv ir, hacer caso o mi -
prichosa n el coso de lo memoria humana lo que estó a lmace-
so de los aco ntec imie ntos de baja frecu enc ia parece una estrate-
g ia altamente razonab le, El atender po r igual a todas las bajas
dDado que e roble depende del control de lo atención, y puesto que
no o y~ : recu pe _ 1 res iones socia les, lo cueslion esla en
\
probabil idades de desa stre d iluiría la ate nció n y la descentraría
peli grosa me nte_ Desde e l punto de vista de la supervive ncia de la
~nr~~:~r~ln ~~[;::: ~:s~:n~1 ~sn~~o adecuado y centrar lo atención en
lo codifica~ión que el individuo reali zo de lo experrencra socraL
, '

espec ie, e l se ntido de inmunidad s ubjetiva es tambi é n adaptati vo


si permite que los seres humanos se m antengan se renos en medi o
A quie nes saben cuáles so n rea lm\:nte los riesgos, los psicó-
de los pe li g ros , que ose n ex perim e ntar, y qu e no se desestabili -
looos recomiendan que se concentren en una mej or COI1l.~I;'lca~
cen ante la ev ide ncia de los fra casos. A quí reside seg urame nte
.:' o 1 el público profano. Aun cuando sea por lo ~e ne l d un.!
una de las diferenc ias in teresantes entre la psico logía animal y la clon c I . , b -e el n es no !l O ha
advert encia sabia, en este caso la ed ucaclOll so I t:::>
hum ana. Ta l vez algunos de los problemas sohre la evo lución de
la co nducta soc ial podrían porme no ri za rse e n propuestas ve rifi - conseguido un resultado mu y alentador.
60
LA ACE I'TA BIUD A D DEL RI ESGO

Pobrezo de lo educación
I PE RC EPC iÓN DE L L~ I ESGO

lo fe en lo educación es el siguiente poso lógica que derivo de lo


61

aceptación inicial de lo percepción del riesgo cama un problema de


Un coro de consenso sobre cuón poco se puede conseguir median- percepción incorrecla par el publico profono_ Tal planteomiento llevo o
te lo educación publico paro uno me¡or percepción del riesgo es per- la recomendación alternativo de un con trol regulador más estricto o de
ceptible en auto ridad es toles como Roder 119611 y Nelkin (1974), má s investigación psicológ ica sobre el follo de comunicación. lo teoría
quien describe lo masivo compaña sueco paro educar 01publico acer- de lo etiquetación se fi¡a en cómo el modo de presen ta ción afecto o lo
co de lo energio nuclear y otros fuentes de energia. Slovlc, l ichtenstein evaluoción. lo canferencio referido par Morris y otr os (19801 dio uno
y Fischhoff (1 974), escribiendo con referencia especial 01 problema del panorómica de la teoría de lo etiquetacíón aplicado o lo percepción de
riesgo nuclear declaran: -Opinamos q ue los intentos educativos dirigi- riesgos; en ello se habló de si lo regulación directo, los fuerzas dellrbre
dos o reducir lo "laguna de percepción" probablemente estón conde-
nados 01fracaso> _Más tarde, Slovic, lichtenstein y Fischhoff 11 98 11 ca-
mentan que 'muchas imágenes mentoles d e lo gente acerca de un
mercodo o la etiquetaclón compulsivo (uno fo rmo de regulaclónl resul-
tan meiar poro los diferentes ri esgos de scrlud . Kasperson y otros [1 9801
ofrecen un sumario crítico de los argumentos o fa vor y en con tra de 10
I
occidente nuclear incluyen el espectro de cientos de miles, incluso mi- educación publico sobre lo energia nuclear.
llones, d e muertes inmediatos acompañados por un doña incalculable e I
irreparable 01 medio ambiente. Estos imágenes se porecen bien poco o La desilu sión prouu cida por la difi cultad de educar a la gene-
los opiniones de los funcionarios de lo industrio (y de lo inmenso moyo-
ralidad del púb li co sustenta otra tende ncia qu e casi termina por
rro de los expertos tecn rcosl. __ l os defensores de lo industrio han tendi-
llamarn os a todos irraciona les_ Cahen ( 1981 ) argume nta qu e las
do o atribuir esto Ioguna de percepción o lo ignorancia e irracionalidad
condi cio nes para la raci o nalidad so n tan fl exibles q ue al in voc ar
publicos. Nosotros cuestionamos esto actitud y dudamos de que el re-
{rledio propuesla, lo educac ión , tengo éxi to' Ipóg . 331 toda la ba tería de moti vos y metas a los que un indi viduo se ad - I
Pero este coro es contrapesado por otro (que incluye o veces las mis-
mos vocesl qu~ recomiendo hacer un mayor esfuerzo paro me¡orar lo
comprenSlon publica mediante me¡o res compañas educativos. Se unen
01 segundo coro Kunreuther y otros (19781 - los pruebas existentes res-
hie re se puede exonerar cua lqui er decisión de la ac usaci ó n de
irracionalidad. El argumento espera en esencia que el pensa-
mie nto rac ional se ej erza mediante d os tipos de competenc ia : por
un lado, una co mpetencia pan human a uni versa l en opera ciones
II
pecto o lo medido en que lo publicidad de los medios, los películas o lógicas (ev itando cont radicc iones y esperando coherencia ); po r
los exposiciones gróficas han generado preocupación por futuros de- e l o tro, un a compete ncia adquirida de form a c ultura l eJe recono-
sastres no son muy tronquilizod oros>. Kunreuther y sus caoutores escri-
ce r, e nsamblar y c lasificar e lement os panicul ares. Cohe n apoda
ben (pág. 2511 añadiendo: -Si se considero que lo ayudo guberna-
a la combinación «intui ción» y arguye qu e, co mo nunca se pue-
mental es deseabl~, hobria que hacer un esfuerzo concertado poro
de determinar el inJlUf de la cul tura, no hay modo de proba r que
distribUir Informaclan O lo població n afectado' (póg. 25 4 1. En un es-
tudi o realizado poro lo Fire Research Sta tion, Green y Brown (19811 elecc ión O dec isión alguna sea irracio nal.
oclaraban primero qué se entiende por el término - riesgo '; luego en- Antes de esta reivind icac ió n más bi en débil de nuestra racio-
contraron que donde se dispone de estimaciones ob¡eti vas su fiCiente- na li dad, la pe rcepc ió n de l riesgo habría mode rado ya su te rmino-
mente fiables y precisos, los opiniones de los encuestados son bastante log ía manteniendo que los indi vidu os no son irraciona les, sino
precisos: Parece que lo gente adopto prirnero uno posición moral-qué débil es en pe nsa mie nto probabili sta . Pero cua nd o cons ideramos
debe eX,ISIJr- y conecto es to con consi deraciones pragmáticos que mi- 10 que requi ere el ente nde r e l pro babi li smo, no parece tan difíc il.
ra n hacra un futuro comple¡o_ Bala esto luz tiene sentido recomenda r En apari enc ia, só lo neces ita mos co mprender tres cosas: cas ua li -
que se imparla más y mejor información. dad , inde pe ndencia es tadística y variabilidad de mues tra ( 1-1 0-
63
62 LA ACE PTAB ILI DAD DEL RIESGO PER C EPCIÓN D E L RI ESGO

garth 1980, cap . 2). Además, cuando consi deramos una acti vidad nos formal , debemos co nsi derar con mayor detall e las preguntas
técni ca cualqui era, ve mos que cada uno de noso tros, sin tom ar en de los ex perimentos de psico log ía. Res ul ta que todos están rela-
consideració n la instru cc ió n, es capaz de ut ili zar los tres princi- cionados co n un determ inado campo de ex peri enci a, el de l a
pi os. Cazadores, pescado res, agricult o res y marineros utili zan su teoría de l a probab ilidad co mo tal ( Krant z y otros 1983). La in -
comprensió n del pro babili smo par a evalua r sus mat eria les , la ves ti gación ex perimental que co mpara suj etos con diferent e
conducta pro nosti cada de l pez o de la oveja, de las mareas o del orado de edu cac ió n form al puso de man ifiesto có mo se usa n
o d '
tiempo . Ellos saben todo ace rca de la variación alea tori a en la heurísticam ente versiones intuiti vas de la ley de los gran es nu-
precisió n de sus in strumentos, dejan de lado interfere ncias pru- meras. La educación fo rm al aumentaba la frec uencia y calid ad
dentes de un muestreo demas iado pequ eño; y, si n saber de esta- de su uso.
dísti cas, saben mucho acerca del equi va lente práct ico de la inde- En otras pal abras, las i ntuiciones aprendidas cultural mente
pendencia es tad ísti ca. D e no ser as í, no sobrev i v irían por mu cho que guían nues tro ju icio en cualqui era de nues tros C<::l1n~~s de
tiempo com o art es ano s o navega ntes, elc. L o difícil no es la prác- compe tenci a noS enseñan su fi cientes princ i pios probab llt stas,
ti ca inform al del pensa mi ento probabili sta en un con tex to fam i- pero están li gadas fuertement e a la cultura. Todos nosotros esta-
l iar, sino el análi sis formal de la proba bili dad. mos perdidos cuando nos aventuramos más all á del alca nce de
nuestra s intui ciones cultural me nte constituidas. Ta l vez, el pro-
babil ista técni camente competente estaría tan perdi do si se le pi-
Mentalidad primi ti va diera predeci r f uera de su ex periencia de especi ali sta , aunque
fu era ex perto en estructurar el problema de manera formal.
Todo lo discusión sobre lo capac idad humano de pensar de formo A unque es to pueda sal var a los seres humanos ele la a c u s~~ ­
probabilista muestro uno incómodo semelonzo con lo discusión de fino' ción académi ca de no ser capaces de pensar de manera probabI-
les del siglo pasado sobre lo mentalidad pri mitivo IWynne 19 82', lévy li sta, deja algunos problem as prácti cos para l a percepción del
Bruhl 19661. los nativos de los territorios coloniales porecion tener uno riesgo. En concreto, incrementa el abi smo entre el j ui cio de la
com prensión perverso y poco serio de lo lógico; los administradores perso na experta y el de la profana. Si la ge nte só lo pu ede pensa r
ilustrados trotaban de entender su debilidad intelectual estudiando an- de manera probab ili sta desde un a posición de competenCIa ex-
tropología. Brion Wynne le do lo vuelto o lo analogía cuando ridicul i- perra, y si no hay manera de que todos o la mayoría de nosot r~s
zo los pretensiones reolízados en nombre de lo racionalidad científico: lleguemos a ser ex pertos en arm amen to modern o o en energl3
- lo percepción de lo cri tico como uno amenazo o todo modo de pen-
nuclear, sigue ab iena la cues ti ón de có mo te nemos que hacer un
samiento es carac terístico de los sociedades primitivos que tienen uno
jui cio políti co de tales ri esgos. Esta hi stori a arranca con un a ne-
experiencia aislado y homogéneo. Pa rece que no hoy discon tinuidades
inlrínsecos en tre penso mienlo cien tífico y primitivo; los diferencias resi-
cesidad de entender por qué los ex pertos de la industri a y el Go-
den en algunas características sociales importa ntes> 11982b: 1681. En bierno no pueden co nve ncer al públi co de la inoc uidad de la nue-
concreto, Wynne atribuye lo rigidez intelectual 01 aislamiento social. va tecno logía . La tend encia gene rali zada de los hu ma nos res ult a
ser la contrapues ta, no temerosa por natural eza, sino m ás bi en
Pues to que los cient íficos q ue utili z,\n de forma ex plícita la excesi va m ente intrépida y reacia a dejar se persuad ir de la rea li -
teoría de la probabi l idad fra casan tamb ién en esos tests que de- dad ele los peli gros. Pero si se piensa que una mi no ría poderosa
jan con fundidos a sujetos q ue han reci bido una educación me - (los industri ales) infli ge los peli gros en cuestión a una mayoría
PER CE PCiÓ N DE L RI ESGO
65
64 LA ACE PTABILIDAD DEL RIESGO

indefensa no se evoca el sentido de inmuni dad subjeti va. La di- neficia de nuestra pérdid a, e l juicio adverso es aún más se vero.
ferencia está e n q ue la actitud respecw de los ri esgos infligidos Aunque los psicólogos constatan que la gente difiere e n la medi-
por otros es política. Es posible que el público que con sidera la da en que cu lpa, recibe cul pa o e xonera, su sesgo profesion a l les
nueva tecno logía esté más enfadado que temeroso. Q ui zá la cues- incl in a a indagar en la estruClllra de la personali dad para exp li car
ti ón en modo al guno sea la pe rcepción del riesgo, sino la indi gna- las di ferencias. La teoría de la atribu ción presta escasa ate nció n al
c ión por e l e mbaucamiento y la explotac ión. Si es así, necesila- entrenamiento social que selecciona y refuerza determi nadas acti-
mos comprender las actitudes adoptadas ante la inculpación.
La teoría de la atribución prete nde proporci onar un marco
amplio en e l que considerar cómo se distribuye la culpa.
tudes ele inculpaci ón. Pero esto se entiende sin difi c ultad. No se
han establecido aún pautas sobre cómo tener en cuenta de fo rma
sistemática los valores generados en el entorno social.
I
Cuando retornamos a la in vesti gación de los va lores co nsta-
lamos que o bien utili za ca tegorías administrativas es tanda ri za-
Teoría de la a tribució n das para fijar en segmentos de la sociedad valores expresados o
bi en evita encontrar el origen de las ex pectati vas de ri esgos en
Poro un res umen véase Heider 11 9 581 . Los estudios inspirados en lo cualqui er ca tegoría defi ni da socialment e.
teoría de lo a tribución han identificado un sentido de un lugar de con- Los psicó logos comi enzan a reconocer este problema. Jas-
trol y un sentido de indefensión en los respuestos 01 estrés . Los estudios pers ( 198 1) sostiene que se ha pasado por alto la naturaleza so-
de lo percepción del ri esgo y d el estrés se solapan debido o lo consta- cial de las actitudes hasta e l punto de tratar respuestas mani fi es-
tación de que uno expectativo generalizado de ejercer el control redu- tamente soc ia les como di sposiciones del indi viduo. Refirié ndose
ce lo experiencia de estrés Uones y Davis 196 1; Rofler 19 66) El en fo- a su propia obra tempran a sobre la di ferenciación cogniti va y 1
que es anólogo al interés par los estudios de percepción del riesgo en
sujetos q ue perciben que sus riesgos son asumidos de formo involunta-
emocional afirma: «Se necesita un punt o de vista verdaderamen- !i
te soc ial para compre nde r que lo que aparenta ser un proceso de
rio . La colecci ón de ensayos ed itados por Hamiltan y Warburtan
(1979) resal to los fuentes mós claramente cogni tivos de afron tar lo fati-
go (véase .Afrontam ien ta>, en el ca p. 2 ). Sin embargo, los fuentes prin-
diferenc iación individual que aumenta con la edad de l niño es e n
realid ad el emerger de una jerarquía compartida de respuesta que \
cipales del apoyo y de lo confianza sociales se encuentran aquí de far- requi ere una expli cación social». Otras debilidades metodo lógi-
ma exclusivo en lo temprano infancia y en los lozas familiares. Uno de cas que dim anan de la mi sma dificul tad son anali zada s en Ger-
los escasos intentos (Brown y otros 1975) de relacionar el estrés con un gen y Gergen (1973 , 1982 ). Sa lir de la ardua investigac ión de en-
contexto social adulto mós amplio presinde del énfasis cognitivo. cues ta con conjuntos de ex pectativa s que descansan lI11rl S en 11
otras es interesante (M itche ll 1980a, 1980b), pero sería aún me- i
Prímero está e l juic io en cuanto a las ca usas, sean naturales o jor salir de los datos a la teoría de la percepción de l r;esgo .
humanas. Si el daño es obra de l hombre, la atribución de respon-
sabilidad y la inc ulpació n va a l lugar de control. Ex iste la opción
de reconocer nuestra propia falta, revertir la culpa sobre otro, de- Sín dromes de valor
cidir si e l otro estaba informado y motivado para hacer da ño. Si
somos ya hostiles al pres unto agente del perjui cio, nuestra censu- Algunos estu diosos han trotado de exami nar lo agrupación de acti-
ra ti ende a ser más severa; y si sospechamos que e l agente se be- tudes en función de sus incompatibilidades y af;nidades. Spongler
66 LA ACE PTABILID AD DEL RIESGO PERCEPCIÓN DEL RIE SG O 67

11980, 1981) desoflollo el concepto de síndrome: ·Un con junto de guir uno medición absolutamente inconsistente, .dependiendo de un as-
conceptos concurrentes que incluyen emociones relacionados y pred is- pecto su til y oporentemente inocente del sistema de medición>; 12) los
posiciones de decisión que fOlmon uno pauto octi tudi nol identificable> actitudes y elecciones de grupo no siguen las mismos leyes que uno
Los síndromes tienen un caróctel colectivo, incluyen ideos morales del elección individual; 131 lo mismo elección de grupo es sensible o pro-
bien y del mol, y reflelon uno expeliencio social compartido. Los sín- cedimientos de tomo de decisión o de confección de lo agenda . Con-
dromes se caroctelizon POI las creencias que seleccionan y por los con- clusión: Gran porte de lo teoría y de lo filosofía deducidas de estos es-
sideraciones dialécticos inteflelocionadas que ignoran. Éste es uno de fuerzos sugiere que el concepto mismo de preferencia de grupo es lo
los pocos cosos en que el estudio de la percepción del riesgo estó inte- fuente de eflor. Pa rece inclUir lo clóslco falacia de composiCión supo-
resado en lo a tención selectiva. Pero no da el poso siguiente de consi- niendo que uno propiedad del ind ivid uo, uno preferencia, es ta mbién
derar cómo lo s a lineaciones sociales actúan como fa ctores de enfoque uno propiedad del grupo. lo aplicación del aná li sis riesgo-beneficio
Heberle in y Block 1198 11trotan de identificar 'molécu los de conducto', desca nso firmemente sobre el concepto de preferenc ia de grupo como
normas, creencias , apoyo social y variables estructurales. reconocien do uno propiedad fundamental. Ésto es uno de los escosas discusiones so-
lo complejidad de las estructuras normativos en lo sociedad moderno. bre las impl icaciones del teorema de imposibilidad de AflOW paro los
O tra investigación en curso trota de relacionar los volores con estrole' evaluadores de riesgo que pienson que pueden, en un sentido inequí-
gias socia les y cogn itivas. Por e¡emplo, Stollen y Tornos 11981) estón voco y objetivo, sumar los preferencias de los individuos y dar con uno
elaborando un estu dio paro identificar cuatro respuestos o lo amenazo político que obedece o lo preferencia de lo gente. Véase también lave
tecnológico 110 seguro, lo defensivo, lo vigilante y lo adaptativo). Evi- y Romer 11983). Tras haberse demostrado que lo lógico del bienestar
dentemente, pronto hablÓ uno confianza y sofisticación mayores en el basado en lo elección ra cional del individuo es defectuoso, tiene que
troto con lo zona interfociol entre los percepciones del individuo y los ser el momento propicio paro forzar un ángulo de investigación alterna-
acti tudes públicos IBock y Gergen 1963) ti vo, el estudio de lo relación entre los procesos sociales y los valores
compartidos . IVéose Douglos, Douglos y Thompson 1983.)
Nuestro conoci miento de la percepci ón del ri esgo está con-
,,·olado por la elección de métodos. E l análi sis forma l de la racion alidad presenta a los suj etos
con hechos y valores claramente sepa rado s. Los esrudio s de acti -
tud estudia n va lores, pero no formulan cu es rione s so bre có mo se
Metodología fundam enta l generan és to s. L os teóricos de la atribuci ón suponen que no se
necesita conocer nada sobre los procesos sociales que genera n y
Han despertado mucho interés los problemas metodológicos, lo ma-
sosti enen las pautas de valores. Se asume alinadame nte que la
yoría de ellos comunes o todos los intentos de identificar actitudes y vo-
formación de los conceptos es el proceso cogni ti vo específica-
lares públicos y no específicamente caracterí sticos de lo percepción del
riesgo. Thomos llamo la atención sobre difíciles problemas de agrega- mente humano que permite el hab la. L os estudi os sob re la for-
ción 119811; G reen y Brown alertan sobre los efectos de las escalos mación de concep tos dirigen su atención hacia las habilidades de
que oporecen en los cuestionarios 119801. Nadie expreso uno crítico aprendi zaje de los niI'íos y hacia los es tadios tempranos de ad-
ton completo como PIo" 11 9781, que discute temas de político sobre el qu i sición de las habi li dades lingüística s. Los procesos sociales
riesgo como e¡emplos de graves problemas no resueltos que subyacen en los que los niños se ven envueltos son rudim entarios y nece-
en lo con temporó neo tearía social 11) Un problema nace de los efectos sariame nte fragmentados. La formac ión ele concept os para adu l-
de ordenar de diversas maneras respuestos O cuestiones de elección tos implicados en situacíones sociales estandari zadas es estudia -
riesgo-bene ficio: En el plano individua l del anál isis , uno puede conse- da prin cipalmente por antropólogos en lugares fo ráneos. Deberá
68 LA ACEPTAB ILI DAD D E L ~ I ESGO I' E ~ CE PC I ÓN DEL RIESGO 69

tra nscurrir bastante ti empo ant es de que la in ves ti gac ión psico ló- las clasificacio nes fundamentales del e ntorno físico que nacen de
gica pueda co ntri buir a co mprende r los procesos cognitivos a lta- la interacción socia l. Tómese, po r eje mplo, la línea entre natura-
me nte soc iali zad os tal es como la pe rcepc ión del ri esgo. leza y cultu ra : le es dada a todo pe rceptor indi vidual , pe ro e l ana-
En sus o rígenes, la psicología cogniti va se encon traba próx i- li sta tiene que reconocerl a como un constructo cultural.
ma a la psicolbg ía anima l. La hipó tesis bás ica de los estudios so- Se dice que la gente toma la amenaZa de desastres natu rales
bre e l conocim ie nto de los a nima les es que las habilidades per- con más ca lm a, con men os sentido de inj usticia y con menor de-
ceptivas del organi smo fo rm an parl e de su adaptación a su seo de j usto céJ sli go que cuando son víctim as de un desastre oca-
en torn o físico . Sus percepciones ap untan a la supervi ve ncia en sion ado por el hombre. Pero nad ie pregunt a cómo se tra za la línea
todos los se ntidos: la superv ive nc ia reprodu cti va de la es pec ie, di visoria (véase cap . 5). Se da por supues to q ue todo e l mu ndo
supervivencia de la manada , rebaño o enjamb re si se trat a de puede reconoce r que un huracán O un terremoto es un desastre
y las ex ige ncias indi vidu ales de al imento,
animal es soc ia le s, natural. Amart ya K . Sen ( 198 1) ha demostrado rec ie nteme nte
apa reamiento. cobijo y seguridad . La experim entación bio lógica que, au n cuando las condiciones meteoro lógicas y e l frac aso de
sobre la percepc ión supone que la conducta de los an imales ti ene la cosecha so n sin duda eventos natura les , no son neces ariamen-
va lor adaptati vo . El estilo de los ex perimentos reali zados e n la te desastres e n gra n escala . El que sob revenga el desastre depen-
psico logía hum ana es similar. III PIf(S de informaci ón so n con- de en buena medida de cómo se in terprete e l evento. Su an áli sis
frontados con OI./I P Ul S de actuac ión. Pero au nque e l trabajo sobre de las condi c iones que lle varo n a las gra ndes hambrunas e n Be n-
la percepc ió n humana está mode lado sobre la psicología animal , ga la, Calctlta, Sahe l y Etio pía pone de mani fiesto que en los cír-
carece de un gran marco teórico. No hay un a es tru ctu ra teóri ca culos responsables hay la fa lsa cree ncia de que las hambrunas
global que modifique e l parad igma evoluti vo de la percepción tie nen sus ca usas naturales en «défic it de disponibil idad de al i-
anim al para qu e és te se adap te a la cundi ción humana. mento» . En consec uencia, este mito di rige la acción udmini stra-
La ac ti vid ad de un an imal mod ifi ca mucho su entorno. Esto ti va. Caso tras caso, in spiradas por la teoría del Dé fi cit de Di spo-
inclu so es más c ierro co n respec to a los seres hum anos. Pero un a nib ili dad de Alime nt o (ODA), las reg lame ntaciones tra tan de
di fere nc ia funda mental es e l hec ho de que la experienc ia qu e los detener las ex port ac iones fu era de las áreas amenazada s, pero en
huma no s tie ne n de su e ntorno es mediada por categorías concep- realidad impi de n que e l a lime nto llegue adonde se necesila . Las
tU'-l] es elaboradas Juran te la int eracción soc ial. T amo para los ani- restricciones de los prec ios estimu lan la acu mulación de los a li -
ma les co mo para los seres human os, los objetos físicos están co- mentos; los aumentos de precio hace n otro tanto. Durante todo el
difi cados ya por supuestos que procede n de l lado del mecani smo tie mpo e n e l qu e los ojos están fij os e n la di sponi bili dad de ali -
percept o r. Para los an imales, las condi ciones fisicas son un obje- mentos, no se repara en las estru cturas eco nóm icas y legales
to direclO de la actividad pe rceptiva , pero para los seres humanos cuyo colapso es la ca usa princ ipa l de qu e se de n las hambr unas,
esta línea e ntre pe rceptor y objeto percibid o es problelmíti ca. incluso con buenas cosechas o grandes rese rvas di sponib les de
P ara los seres hum anos, la cod ificac ió n no está contro lada de for- al ime ntos. A juicio de Sen , la concentració n admin istrati va so bre
ma ge néti ca, sin o q ue interv ienen impe rati vos cul turales. Tene- los hechos físicos da ori gen a una teo ría eq ui vocada de q ue las
mos e l trabaj o comunitario compart ido de encont ra r un consenso catástrofes natu ra les provoca n la ha mbruna (véase tambi é n Gar-
sobre las categorías e n las que se co noce el mundo. Los percep- cía 1982).
tores indi viduales in corpo ran a su aparato cogni ti vo algunas de Parece que la construcción y e l con senso socia les influ ye n e n
70 LA ACE PTA BILI DA D DE L RI ESGO PERCE PC iÓN DE L RIESG O 71

gran medida en las percepciones humanas. Siendo es to así, serán experimentales y más inclinados hacia lo tearío social (Adorno, 1950).
más f ácilment e desestabilizadas que las percepciones anim ales, Aunque inicialmente estaban influidos por lo neuropsicologio, los dos
y podem os esperar que fun cionen procesos estabili zadores adi - corrientes de lo teoría social y psicológ ico siguieron co mi nos separo~
dos. lo obro copitol de Donald Hebb sobre lo teoría de lo percepción
cio nales : el senti do de inmunid ad subj eti va. Un program a espe-
hacía hincapié en lo atención como uno selectividad de lo respuesto . Él
cífi co para la psi co logía cogni tiv a hum ana pondría especial inte-
sostenío que tradicionalmenle los psicólogos buscoban uno propiedad
ré s en có mo se fo rman las cl asi f icac iones del mundo, có mo
del estímulo que determino por sí mismo lo respuesto consiguiente ; con~
amenazan co n des integrarse y có mo determi nados proce sos so- tra lo antiguo tradición 'cosi sin excepción, los psicólogos han reco'
ci al es las apun ta lan. Cuestiones de este tipo no tienen audienci a nacido lo existencia del factor central selectivo que refuerzo oro uno
debido a un fu ert e sesgo políti co y m oral ex istente ent re los psi- respuesto, oro otro'. Hebb lamento que, o pesar de este consenso pro~
có logos con tra las coacc iones in stitu cionales sobre el com port a- fesiona l, existo el problema de lleva rl o o su conclusión lógico 'Uno
m iento del indi v icl uo. El sesgo opuesto sería igualmente pelj udi- lineo de pensamiento incompleta arranco preocupodo por el estímulo o
cial para la in ves ti gac ió n. Pero un a actitud neutral , y abiert a a las configuración del estímulo como lo fuente y control de acción ; con el
influencias socia les para l a estabilidad es necesari a para c1esarro- tiempo se topo con los hechos de atención etc .. y luego se limito o ca n~
11m- un a vi si ón eq uili brada de la relac ión de l indi vid uo con la so- venir en que lo otención es un hecho importante, sin coer en lo cuenlo
de que esto es incompotible con las propios suposiciones anteriores'
ciedad. D onald Ca mpbell ( 1975) ha reconoc ido y censurado un
IHebb 1949: 4·51. En lo percepción del riesgo, los invesllgodores es~
sesgo profesion al contra los facto res soc iales que in f luye n en l a
tó n de ac uerdo en que lo selectividad de lo o lención es el lema cenlral,
percepción. Cuesti ones sobre l a supervivencia de fo rm as soci a-
y, 01 mismo tiempo, siguen ca tegorizanda lo configuración de los eslí~
les humanas serían análogas a aquellas preguntas que re lac ionan mulos. En Dauglas (1978) se ofrecen sugerencias sobre cómo se podrían
la cognici ón animal co n la superv i vencia de la especie. Se situa- idenlificar en lo experiencia social diferencias relevantes poro fomenlar
rían en un contex to de comparación sociológica las cuesti ones tal experimentación cognitivo. Este enfoque fue formulado en Douglas
sobre la fo rm ac ió n de conceptos y el aprend izaj e. Ser ía necesa- (1966) como un desarrollo explícito de los Irabajos. aludidos arriba,
ri o que ex i sti eran ti po log ías de procesos sociales establ es y el realizados en los años cuaren ta y cincuenta en el campo de lo psicolo-
tipo de compromi so mo ral que los sustenta. Un cambi o teóric o gía de lo percepción.
de ta les caracter ís ti cas modi f icar ía las afianzadas ideas de q ue es
posi b le hacer un a separación clara entre hechos y valores. No La estructura soc ial es un sistema moral; la responsab ili dad
puede haber un estudi o serio de la percepción que 11 0 reconozca social crea las líneas prin ci pales de equili bri os entre co sto y be-
los interese s soc i ales que intlu ye n en la atención selecti va. neficios, y produce los diferentes modos ele catego ri zar el mu n-
do físico. Como en los ani ma les, la atenci ón humana se guía po r
el interés de sobrev i vir. Pero para los hu ma nos, la supervi vencia
A tención selecl ivo incluye el tipo humano de co muni cación, y ell o impli ca el esta-
blec imi ento de ca tegorías conceptuales para el di scu rso públi co.
En los años cuarenta lo psicología cognitivo mantenía un diálogo
Una psico logía cognili va que ignorara el proceso parecería tri -
con lo sociología; especialmente, o través del interés de Egon Frankel~
Brunswick por lo intolerancia (de manero especial intolerancia étnica) vial izar su propi o proyecto. Sin du da, se autodescali f icaría para
como rasgo de lo personolidad (1948, 1949. 1954) Pero los traba~ considerar la aceptabi lidad del ri esgo.
jos que esto estimuló.acerca de lo personalidad autoritario fueron menos

l
IV

ELECCiÓN Y RIESGO

La teoría del siglo XIX acerca del riesgo trazaba


una separación en/re el juego )' la aSl/nción de aIras riesgos.
De1l1ro de la mode rna leoría de la elección,
se prese1lT(1II dentro de ulla teo ría imegrada /a a versión
al riesgo y la búsqueda del riesgo.
Este capítulo seíiala algul1as limitaciones de la teoría
de la elección para eL tellla de /a illdagación
de los l1i veles públicos de la TOlerallcia del riesgo.

La teoría de la elección aplica la lógica al acto de elegir. El ar-


gumento racional es e l que no es contradictorio en sí mismo; y lo
mi smo sucede con la elección racional. Para ser racional , una
elección no niega a otra. Un comport amiento racional implica
cierta clasificación de alte rnati vas en función de la conveniencia
relativa. La lógica de la elección atañe a pre ferencias no co ntra-
dictorias u ordenadas. En la ciencia, las probabilidades son eva-
luaciones de la fiabilidad de las expectativas acerca de los aconte-
cimi entos. Las probabilidades figuran también de forma eminente
en la teoría de la elección. Para una decisión es muy diferente si
las alternativas incluyen elegir entre certeza e incertidumbre o en-
tre una probabilidad alta y otra baja. La variación de la probabi li -
dad constituye el e lemento de riesgo. En los siglos XVII Y XV III el
trabajo teórico sobre e l riesgo se ocupaba de las matemáticas del ••
juego, y así la atención se centró preci samente en la estructura de
las probabilidades como un todo. En el siglo XIX el trabajo teórico
sobre el riesgo cambió del juego, de la apuesta , a los riesgos de la
empresa económica y, concretamente, a las probabi lidades de pér-
dida. De fOnTIa inevitable, la teoría de l riesgo ha llegado a ser en-
fa ti zada como la probabilidad de no alcanzar un objetivo; con un
74 LA A CE PTABILIDAD D E L RIESGO

juicio negativo pronunciado co ntra eljuego con probabilidad mu y


EL ECC IÓ N Y IlIES GO

Acc ident Ri sks in U. S. Comme rcia l N uclear Powe r Pl ant s», de


75
I
re mota de conseguir altos premi os . Los argume ntos tradi cionales Isaac Levi, es un ex amen detallado de los procedimi entos esta-
han girado sobre la relac ió n entre las probabilidades y va lores ca l- dísti cos utili zados por e l Reactor Sajet)' St l/d)' ( 1975), de la Co-
cu lados de forma obje ti va (o matemáti ca) en comparaci ón con las mi sión Nuclear Reguladora. Los apéndi ces a este in forme tratan
estimac iones s ubje ti vas de l agente racional; sobre la de fini ción de las dificultades que e ncierra el evaluar las probabilidades, y los
raciona li dad más útil que se puede el aborar para ente nder la lógi- métodos e mpleados para encontrarlas. Los ingeni eros que escri -
ca de la e lección; y sobre la adecuaci ón de la comparación entre bi eron el informe difícilmente podrían e sperar enco ntrar un epi s-
esta de fini ción y la conducta real. te mólogo que cuestio nara sus e lecciones y especi almente las ra-
La mayor parte de l trabajo pionero realizado sobre e l ri esgo, zones en que se basaron .
que determina e l modo como ahora se le aborda, fu e reali zado
antes de la reciente y grave preocupac ió n por los rie sgos prove- L os autores del informe , sin emb argo, parecían deseosos de
fund amentar jui cios de probabilidad creíble sobre jui cios en
nientes de la tecno logía. El arranque fu e la publi cación de la obra
cuan to a cuál de las hipótesis estadísti cas rival es referente a la
de Von Neuma nn y M o rgenstern The Th eOl )' ofGames ( 1944), Y
di stribuc ión objeti va de probab ilidad de lasas de fracaso e s co-
se compl etó en c uanto a los prin c ipal es axiomas y teore mas en e l
n-eela. Frente a datos insuficientes, los autores no conc lu ye ron
breve lapso de c inco años, de 1948 a 1953. Los ulteri ores desa- que debían postergar el juicio entre las hipóte sis estadísti cas ri ~
rrollos han sido más de retoque fin o, de crítica y de mejoras de vales y atender a su eSlado creíb le para los diversos ri val es posi-
diversas partes de un fo rmidabl e y riguroso aparato co nceptual. bl es a efectos ele ayuda r a determinar, vía inferencia indirec ta,
Con posterioridad , la teoría de la dec isión se ha aplicado a cues- qué estado creíbl e adoptar. Este plan teamiento hubiera conduci-
tiones prácti cas de e strategia militar. T ambién se han hecho a l- do a un estado indete rminado de juic io c re íbl e respecto de las ta-
g unos es fuerzos por apli car estos métodos a los riesgos de la tec- sas de fracaso [pág. 44 1l
nología indu stri a l. Se ha apl icado la teoría de la utilidad, con
resultados desco ncert antes, para eva luar la co mpen sación por Levi pasa a relac ionar su el ecc ión metodológica con los su-
una vid a o las de mandas de gene raci o nes no nacidas. Ex iste la puestos de Qui ne y de otros epi stemólogos, y co ncluye con la
c uesti ó n real acerca de hasta qué punto se puede adaptar la tota- moraleja de que deberíamos apre nder a poste rgar e l juic io y a no
lidad de l siste ma teóri co para proporc ionar respuestas a las pre- fingir una precisió n de la que ca recemo s (Lev i 1980).
g untas públicas sobre los riesgos pro venientes de la energía nu - Una situación peli grosa es la que está gobernada por proba-
clear o de los res iduos industriales tóx icos. Se ha formado la bi lidades conocidas. Si no se sabe lo suficiente sobre las probabi -
nueva di sciplina para responder a estos tipos de preguntas. li dades estamos tratando co n incertidumbres . La asunci ón de un J
.' ~
C ada e lecci ó n que reali zamos está pl agada de inceriidumbre. riesgo en su form a más ob via es e l juego. El que corre un ri esgo
Ésa es la condic ió n bás ica de l co noc imiento humano. Una gran prefiere la probabilidad pequeña de una gran ganancia y la gran
parte del análi sis de l ri esgo está relacionada con e l intento de probabilidad de una pérdida pequeña a LInos ingresos seguros. El
conve rtir las incertidumbres e n proba bilidades . Lo que parece que tiene aversi ón a l riesgo compra seguridad: e ll o signifi ca pre-
ser en cada caso un ej ercicio puramente técni co se con vierte en- ferir una c ielta pérdida pequeñ a (prima de seguro) para prevenir
seguida e n otro que descan sa directame nte sobre los fundam en- la peque ña posibilidad de una pé rdida grande. E l seg LIfo reduce
tos fil osóficos dt; )a in ferenc ia . El «Brief Sermon on Assess ing las variantes de probabilidades futura s.
",

ELECCiÓN Y RI ESGO 77
76

I
LA ACE PTA BILID AD DEL RI ESGO

La econo mía del siglo X IX, al ti empo que reconocía que al- ginal decreciente. La idea de la util idad marginal decreciente tenía
guna toma de riesgo es compatible con una conducta econó mica originariamente una sencilla base física. Es obvio que la satisfac-
rac ional, condenaba e l juego. Rotu nda desaprobación dimana de l ción que se obtiene de comer una reba nada de pan di sminuye des-
lenguaje que Marsha ll empl ea sobre e l jugador ( 1890). Siguiendo pués de la segunda ; y más aún después de la quinta y de la sexta.
a Bentham, é l declara que los placeres del j uego son «impuros», Sucede otro tanto con cualquier comida, beb ida o ingestión de una
pues «la experi e ncia pone de maniFi esto cómo es probab le que meelicina. La decreciente sati sfacción del cuerpo puede ser la ana-
engendren un carácter inquieto, febri l, inco nveniente para un tra- logía del va lor decrec iente de la ropa o vivienda ele rec reo, pero es
bajo co ntinu ado, así como para los placeres más e levados y más s610 un a metáfora. Para la mayoría de los bienes, lo que disminu-
só lidos de la vida». ye a l incrementarse los gastos en ellos son los emp leos soc ial-
mente aprobados para su di sfrute; y esto es especia lmente claro
para e l declive de l va lor psicológico elel dinero.
Esta acti tud moral y la teoría ele la utilidad marginal decre- O trora, la teoría de la utilidad descansaba sobre la idea ele un
c iente se refuerzan mutuamente. Si un dólar adicio nal tiene me- va lor cardinal absoluto de la idea de utilidad ; de tal forma que era
nos va lor que e l ganado inmediata mente antes, entonces un posib le med irla, sumarla y compararla, una idea plagada de difi-
50/50 de probabi lidades de ganar o perder un dó lar no resultará cultades. La teoría económica se alejó pro nto de la ut ilielad car-
atracti vo a l agente racional: éste sentirá la pé rdida de un dólar dinal mediante la obra de Edgeworth, Fisher y Pareto sobre e l
que ya tie ne co n una pena que será s uperior a l placer de ganar análi sis de la curva de indi ferenc ia. Pareto ( 1848- 1923) ejerc ió
otro mils. (En rea lidad, la mayoría de la gente no se siente atraí- un a in flue nc ia sin par e n la eliminación de todo rasgo de uti lita-
da po r esta ap uesta.) Para la escuela del análisis marginal , e l jue- rismo de los fundamentos de la teoría eco nómica. Indirectallle n-
go hon rado contendrá siempre una pérdida económica: só lo un te, esto hi zo que e l corre r riesgos fuera objeto de menor ate nció n
demente se e mbarcaría e n é l. El jugar así se sitú a fuera de la de- que en el período en que era una parte fundamental de l análi sis
finición que e llos dan de conducta económica razonable. Sin em- de la utili dad. Los años Cl¡arenta presenciaron e l gran cambi o que
bargo, hay qu e reconocer que la actividad comercial entraña ri es- tu vo lu ga r e n la teoría de la e lección, que reintegró los ri esgos en
gos. Por lo tanto, la c uestió n para la política econó mi ca es cómo la nueva versión revisada del análi sis de la utilidad que aún esta
persuad ir a los c iudadanos reacios a l riesgo para que as uman vigen te . En Th e Th eory ofGames, Van Neum ann y Morgenstern
riesgos necesarios. La respuesta es que hay que ofrecer recom- muestran que los avances teóricos que se alejan de los va lores
pensas especiales a los que cargan con ri esgos, una justifi cación cardinales y favo rab les a la clasificación ord inal de las satisfac-
inte lectua l de las e levadas ganancias que obti ene e l empresario. ciones pueden ser compatibles con la asignaci ón de un valor nu -
Para ser j ustos con Marshall , sus argume nt os sig ue n te nie ndo mérico a la sati sfacción o uti lidad que pueden esperarse de di-
sentido e n la revisada teoría de la utilidad. Una probabil idad baja versas elecciones. El riesgo se ha reincorporado ahora en e l
de ganar no es un juego atracti va a no ser que los premi os sean análi sis de deci siones, pues se hace que la utilidad esperada de-
muy e levados. penda de l atractivo de una determinada comb in ació n de probabi-
Según Friedman y Savage ( 1948), e l juicio moral contra los lidades y va lores. Por cierto, la teoría ele la e lección recibe un
jugadores no fue la inspiración principal del sesgo de la teoría, fuerte empujón e n la dirección antigua. Remontándose más all á
si no más bien la atracción intuiti va de la teoría de la utilidad mar- de la utilidad de Marshall , e l nuevo enfoque aclama co mo su

j
78 LA ACE PTA BILID AD DEL RIESGO ELECC i ÓN Y RI ESGO 79

punto de partida la fórmu la propues ta por Daniel Bernou lli en La solu ción de Bernoull i consis ti ó en desarrollar un índice
1738 para resolver un problema de ju ego. para la util idad margin al decreciente del dinero. No es de ex tra-
ñar que se le conside re como e l ancestro fundado r de la mode rna
teoría de la utilidad. En 1950 parece n darse lodos los requi silos
para la conso lidación y ex pan sión continu as que se dan e n los
El juego Son Pelersburgo
momentos actua les.

El juego es sencillo. Se lanzo 01 aire uno monedo hasta que sale


coro. Entonces se detiene el luego. Al jugador se le pagan dos ducados
por cado lanza miento. El problema es tó en saber cuónta debería estor Ci nco años de exploración del riesgo
él dispuesto o pagar por el juego. De formo intuitivo, él nunca estó dís- en el nuevo morco de lo ulilidod
puesto o pagar mucho por él. Pero lo expectativo motemótica del juego
es infinito . Asi, según un cólculo 'racional- él debe estar dispuesto o pa- 194 8 M. Friedman y l. J Savage, • The Utilily AnaliSls of Cholces
gar cualquier sumo finito por lo opollunidad de un juego. ¿Qué ha fa- Involving Risk •. Esto es lo andanada inaugural en un debate inspirado
lIod02 A lo largo de los siglos se ha propuesto un flujo continuo de so- por Van N eumonn y Morgenstern. lo leo río de lo eleccíón puede in-
luciones paro el Juego de Son Petersburgo. lo contestaCII)n de Bernoullt tegrar ahora lo elección entre ciertos resultados con lo elección entre
se baso en lo diferencio entre la olta expectativo matemótica y el boja los riesgos. Porte de lo hipótesis de que uno unidad de consumo de-
vOIa, psicológico osignado par el jugador o la sumo que se padrio ga- cide o favor de un juego o o favor de uno certidumbre de ocueldo can
nar. Sin embargo, este estrechamiento de lo discrepancia dejo aún uno lo diferencio entre lo esperado utilidad del juego compalado can lo
gran brecho entre lo intuición de lo persono corriente y lo que Bernoulli esperado utilidad de lo certidumbre. Supone que lo función de lo utdi-
considero que es un precio ra zonable . Otro conjunto de soluciones ha dad aSCiende con los ingresos. Ofrece mós hipótesis complementollas
señalado que lo persono que ofrece vender el juego es uno farsante si sobre lo aversión 01 riesgo basado en la cantid ad relativo de los in-
simulo que podría desembolsar en realidad uno sumo infinito. Pero esto, gresos
o su vez, no llego o lo intuición de lo persono corriente, que no es que
desee arruinar lo banco, sino que ganaró de hecho muy poco. Mós 1951 : Kenneth Arrow; ,Alternativ€> Approaches to Ihe Theory of
convincentes son los soluciones basados en el hóbito de descartar pro- Choice in Risk-Taking Situations·. lo teoría de lo elección se ha visto
babílidades bajos IGorovitz 1979). Al resumir lo inmenso literoruro so- ofeclodo recientemente por tres desarrollos: lo) en lo teoría de lo uti-
bre esto paradojo, G. J Stiglel menciono soluciones remotos que evo- lidad Ivéase 194 8 arribal, lb) en lo I"orío de lo inferencia estadisti-
can pa lie de lo bibliografía contemporónea sobre los riesgos na turales ca, y Ic) en el rechazo que Shackle hoce del cólculo de probabilidad
de trasfondo citados en el capítulo 2. ·QuizÓs lo solución mós divertido yen su teoría de lo anticípación Incierlo . El arliculo de Alfow Irato de
fue uno dado por Buflon y según lo cualtadas los probabilidades infe- formo muy extenso los problemas implicados en los fundamentos de
riores o .001 son iguales o cero Iporque ésto ero lo probabilidad de lo probabilidad en lo medido en que éstos afectan o lo teolio de lo
morir durante el día poro un hombre de cincuenta y seis años, probabi- elección.
lidad tralado de ordinario como desprecioblel.> Stigler demuestro lo fa l-
sedad de lo paradojo señalando que poro el economista el aspecto 1952: Centre National de Recherche, Colloquy on RISk, POIis. los
mós sorprendente de este debate 'es el requisito principal que un mote- ponencias presenladas anticipan lo obro capital de Samuelson .Utllily,
mótico planteo o lo solución: que se encuentre un volar finito paro el va- Preference and Probabilily', de Savoge ·An Axiomatization of Reasona-
lor del juego' IStigler 1969) ble Behovior in Face of Uncertainly' y de Friedmon ,The Expected Utilily
80 LA ACE PTA BI LIDAD DEL RI ESGO ELE CC IÓN Y RIESGO ~I

Hypolhesis and the Measurement of Utility.; M. Allois presento uno serie creciente no se corresponde con las repentinas di scont inuidades
polémica de ponencias, una de los cuales se publicó 01 año siguienle. de enfoque que cara cteri zan tomas de deci sión verdaderame nt e
racio nales. Es perfecta mente racional desear una determinada
1953. Maurice Alla ls, «Le comportement de I'homme ra tionel suma, ni más ni menos. No siempre es racional maximi zar. Su-
devant le risque: critique des postulats et axiomes' de l' écale ameri' ponga mos que un vi aj ero se encuentra sin rec ursos en Marse ll a
caine.
y tiene necesidad urgente de vo lver a París. Si tiene só lo 100
francos en el bolsill o, el j uego que le ofrezca la mejor probab ili -
El apasion ado ataque que Maurice Allais inaugura en 1952 y
dad de ganar el prec io de su bill ete de v uelta será más ventaj oso
1953 contra la «Esc ue la Americana» parece llegar como una
para él que seguir la norma de maximi zar sus ex pectati vas mate-
sorpresa. El editor de Eco l1omerrica toma la inusual preca ución
máticas de ganancias.
de señ alar que las procedimientos habilUales del asesorami ento
Allais invenla unjuego que propone a los americanos. Es un a
ed itorial no habían logrado aclarar equ ívocas sobre los principa-
tra mpa que, si caen en ell a, refuta de manera co nclu yente los
les puntos en cuesti ón : " Se publ ica la po nencia tal co mo está
ax iomas de Savage. Todos e llos caen en la trampa y A llai s gana
aho ra, bajo la responsa bilidad del autor». AlIais inclu ye como lí-
el asalto.
deres en la «Escuela A meri cana •• a L. J. Savage y Pau l Samuel -
son, y nombra a o tros estadísti cos y teóri cos de la deci sión, al-
gu nos de los cuales, según él, arran caron en el lado del error, Lo para dojo de Allais
pero se retractaron antes de que su artículo fuera a la i mprenta.
La o bjeción principal que les hace es su confianza en el teorema El juego de Allais es uno poradaja si se acepto el aXioma de inde'
de Bernoulli. L a fuente de sus pesa res contra l os nuevos bern ou- pendencia de Savage y si se violo también el axioma 01 jugar el juego.
Ili anos es su propio deseo de ver el desarro ll o de una teoría pura Yakov Amihud 11979) señalo que este axioma concreto no es necesa·
de l riesgo. La ese ncia de la toma de ri esgos descansa en la es- rio poro la derivación del teorema de lo utilidad esperada. Además,
Allo is ha interpretado de formo equivocado el uso de lo definición de
tru ctura de las probabilidades, en su di screpancia. Un individuo
ra cionalidad en lo teoría de lo utilidad de Van Neumann~Molgenstern.
prudente bu sca meno s di screpan cia ; el que corre rie sgos prefie-
Éstos no pretenden que su ideo de raciona lidad seo descriptiVO de lo
re más di screpan ci a. U na teoría de la toma de deci sió n q ue usa la
conducto racional , sino normativo , dado lo aceptación de los axiomas
media de l a d i stribución de probabi li dades pasa por al to lo que subyacentes. El principio de independencia se ocupo de lo coherencia
es ante todo la tom a de ri esgos: la di stribución misma. Aparte de de la clasificación de preferencias. Afirmo que si dos alternativos tienen
desarroll ar un a teoría del ri esgo que pierde de vi sta la experi en- un mismo lesultado, lo ordenación de los allerontivas debería ser inde-
cia real de ri esgo, Alla is sospecha qu e los bernoullianos nos di- pendiente del valor del resullado común. El énfasis estó en el compro-
cen precisamente cuándo es ra cional ser prudente y cuándo miso con el resullado concre to Entretanto, Allo is insiste en que un re-
arri esgarse. Sin elud a, para eso se ha co ncebido la teoría ele la de- sultado dado no conservo su atraclivo relativo cuando el resto del pro-
c isió n, pero él la considera como una enseñanza descabellada, blema ha cambiado; por ejemplo, un cambio en los probabilidades
especialmente cuando algunos de los postul ados in scrit os en la cambiará el orden de preferenCias. Se ha jugado este juego durante
mucho tiempo con variaciones ingeniosos. Este resumen está tomado de
definición de racio nalidad son altam ente restri ctivos y anti intui -
Slovic y Tversky (1974), donde se encantrarón referencias a otras ver·
ti vos. Sobre todo, el bern oulliano índi ce l inea l de la utilidad de-
siones.

/.
~I r
I 82 LA ACEPTAB ILID AD DEL RI ESGO

Imaginemos los dos siguientes situaciones de decisión, codo uno de


E L ECC tÓN y I<IESGO

pec tiva , es el resultada de una axiomatización y de una experrmenta-


ción psicológica. EI'efecto certidumbre>, puesto de manifiesto en el ex-
X3

I
los cuales incluye uno parelo de opuestos:
perimen to original de Allais, clarifica los coeficientes de ponderación
Situación X Probabilidad de ganar Suma a ganol de las certidumbres, las probabilidades y las valares. El 'efecto aisla-
miento> es la codificación de un problema compleja que muestra que
Apuesto I 100% $ 1000000 cuando hay una dependencia entre acontecimientos, la elección entre
Apuesto 2 10 5.000.000 perspectivas no estó determinada sólo por las probabilidades de esta-
89 1000000 dos finales , sino por la referencia a un punto de portida . los individuas
1 O se dejan in flu ir mós por las cambios provenientes de alguna linea bósi-
ca dada que por las sumas totoles que se pueden ganar o perder. Por
Siluación y consiguiente hay que prestar atención a las combios de referencia. Esto
Apuesto 3 11 1000000 es muy importante poro las cuestiones de segUlldad ante toda, de las
89 O que trotaremos mós tarde . Se ha reconocido siempre que la búsqueda
Apuesto 4 10 5000000 del riesgo aumenta con las probabilidades de pérdida y la aversión 01
90 O riesgo con las probabilidades de ganancia; se prefiere la mayor varia-
ción de probabilidades poro la primero; la mós pequeño paro lo se-
El pri ncipio de independencia de Sovoge implico que si uno elige gunda . Pero este 'efecto espejo> no se sIStematizó dentro de la teoria
lo opuesto 1 en lo situación X, uno alige también lo opuesto 3, que do de la utilidad hasta que Kahneman )' Tversky elaboraran los coefici entes
el mismo resultada en lo situación Y. Y si el orden de preferencia de uno apropiados de ponderación para las perspectivas de pérdida y ganan-
es a favor de la apuesto 2 en la situación X (10% de oportunidades de cia. Asi, ellos integraron el juego en otras formas de búsqueda de ries-
ganar $ 5.000.0001. una elegiria la opuesto 4 paro la situación Y. go pasadas par alto en la teoría de la utilidad.
Pero en la próctica, las sujetos de este experimento tienden a decontar- la teoría de la perspectiva respolda la tesis general de Allais de-
se por la certidumbre de $ 1.000.000 en la situación X, luego tomar mostrando que las actitudes respecta del riesgo estón determinadas con-
un respira y decidir en lo situa ción Y que, entre dos lesultados altamen- juntamen te par volares y probabilidades y na únicamente par la fun ción
te probables d e na ganar nado y dos posibilidades minúsculos de ga- de la utilidad. En concreta, Kohneman y Tversky sostienen que la tea río
"
nar $ 1.000.000 ó $ 5.000.000, sería mejor ir por las premios altos. de la decisión , al suponer que las personas formulan sus problemas de
l a presión de la certidumbre ha ca mbiado el orden de preferencias. decisión en términos de activos finales (en lugar de ganancias y pérdi-
das relativasl. elimina fundamentalmente la búsqueda de riesgo en el te-
El juega ha llegado a ser casi tan famosa coma lo paradojo San Pe- rreno de las pérdidas.
tersburga. Un gruesa valumen de ensayas (Allais y Hagen 19791 co-
menta sus implicaciones. El beneficia mós directo proveniente de él
~ llai s tenía, pues, razón. Y su principal objet ivo está consegui -
poro la teoria del I·iesgo ha sido la obra de Daniel Kohneman y Amos
do . El puede apuntar a una llueVa teoría del ri esgo qu e se centra en
Tverskyen una detallada puesta a punta de la teorio de la utilidad es-
peroda, cama un modela desCl iptivo de lo tomo de decisión en una si-
la toma de ri esgos y que no barre importan tes elecciones arriesga-
tuación de riesgo (1979) Esta obra aborda las decisiones en das nive- das escondi éndolas debaj o de la alfombra, con el pretex to de que
les: el tipO de elecciones entre apuestas que las personas son capaces Caen fu era del cam po de la conducta racional. El asunto podría
de hacer, yel proceso de edición que tiende a ser aplicado o la formo quedar aquí. La teoría de la perspecti va cumple la difíc il demanda
en que se expresan los elecciones. la teoría, llamada teoría de la pers- de un ni vel de argumentación lo suficientemente abstracto que
84 LA ACEPTAB ILIDAD D EL RIESGO E LE CC iÓN Y RIE SGO

pueda aün relacionarse con las situaciones práctica s de elección. riesgos bajo un a so la medida, tal como más O menos días e n la
Da razón del interés del viajero sin recursos e n ganar precisamente expectat iva de vida afectada por refrescos ca nceríge nos, acci-
el costo del bi llete de vuelta a París, puesto que éste no mira al re- dentes de tráfico y deportes. Tal vez abriera algun as c uestiones
sultado tinal del juego, sino a un punto de referencia más próximo. import antes e l intentar constru ir un árbol del riesgo, algo simi -
Sin e mbargo, por buenas razones, la pura teo ría de la elec- lar a un árbo l de la utilidad cultural (S trotz 1957), cuyas ra mas
ción rac iona l ofrece poca guía para los interrogantes contempo- constan de grupos de apuestas comparabl es. Cada cultura te n-
ráneos acerca del riesgo indu strial. La pri mera razón es que estas dría un árbol de riesgo de una configuración específica, corres-
preocupacio nes tienen que ver con los fine s u objeti vos de la pond ie nte a sus ni veles de aceptabilidad establecidos. Pero ¿de
conducta rac ional, y la teoría , hablando de forma estricta, no ti e- qué estaría co nstruido el árbol? No de una jera rquía de neces i-
ne nada que deci r acerca de los fines. Cabría suponer que es ab- dades físicas, tales co mo una curva Enge l para la de manda
surdo vo lver a este cuerpo de doctrina para dar con una guía constante de pan o alime ntos e n los presupuestos de los trabaja-
acerca de la ace ptabilidad pública de los ri esgos tecnológicos. dores. La base física de las neces idad es ha di straído ya dema-
Puede decir muchas cosas sobre la coherencia e ntre d iversos ni- siado a la teoría económica (Douglas e Isherwood 1978).
ve les subsidiarios de elección una vez q ue se ha dado la meta Cha uncey Starr estaba e n el camino correcto c uando d istinguió
principal. Pero deberíamos reco nocer que la posibilidad de com- entre riesgos asumidos de forma vo luntaria y riesgos impu es tos
patibi li za r unas metas con otras tiene un límite. El vivi r e n socie- por otros. Para entender la intolerancia al riesgo hay que ide nti -
dad fu e rza a los seres raciona les a tolerar muc has incoherencias. fi car un a pauta de demandas sociales con la pauta que subyace
El vivir e n un siste ma políti co arbitrario es un impedi mento más a la aceptabi lidad del riesgo.
para pe rseg uir un conjunto cohe rente de fin es. Estos problemas Volvamos al viajero sin recu rsos. ¿ Por qué diablos necesita
preoc upan profundamente a los filó sofos occidentales. Sigue marchar de forma precipitada? Puede ser que su padre esté mu -
siendo plausibl e que un sistema moral plenamente cohe rente, riendo en París. O puede que sea el día de su boda, o que tenga
aun sie ndo un ideal lógico, sea una imposibilid ad práctica. (Los que presentarse a un examen, o que su arre ndador ejec ut e su hi -
sab ios de O rie nte eluden la paradoja enseñan do el desapego.) Fi- poteca si él no va. Sea n cuales fu e re n las bue nas razones que po-
nalmente, ha y riesgos importantes que se corren y que jamás en- damos proponer, todas ell as tienen que ver con otra gente q ue
tran e n e l proceso de toma de deci sió n porq ue no han sido perci- ex ige su prese nc ia. Si no fuera por las presiones soc iales, él po-
bidos o porque (como e n e l caso de la erosión de suelos e n el dría pe rfectamente q uedarse en Marse ll a, acepta r un pu esto de
Oeste Med io de los Estados Unidos de Amé rica) se los perc ibe, trabajo, y termin ar la estrategia de maxi mi zación plena que la
pero no c ue ntan como objeto sobre el que cabe decidir. teoría de la decisión prescribe. Una de las primeras ramas del ár-
La teoría de la utilidad ti e ne más que decir sobre el riesgo. bo l de riesgo bien podría corresponder a la sum a de d iscrim ina-
La in siste ncia de All ais e n q ue hay que tene r e n c ue nt a grandes ciones cronométri cas que exigen que una persona es té en lu gares
di scontinuid ades e n la preferencia da a e ntender algo acerca de indicados e n momentos precisos so pena de multa, porque esta
la funci ó n de la uti li dad baj o la que hay que cartografiar en úl- fuente de compl ejidad en la organización socia l introduce una
timo té rmino las preferencias de riesgo . No es pos ible tratar los gran diferencia en las estrategias de riesgo preferi das.
riesgos como si fuera n eq ui va lentes unos a otros. Éste es el
erro r qu e co me ti ó Chaun cey Sta rr al tratar de agrupar todos los

l.
86 LA AC EPTAB ILID AD D EL RIESGO
¡ ELECC iÓN Y RIESGO 87
\
Com ple jidad nen in gresos altos casi con toda certeza no tendrán ingresos altos
mañana» (Friedman y Savage 1948:303). Y podemos añadi r qu e
Boja lo égida de la Russell 5a ge Faundotion, algunos antropólogos si cada uno de los pertenec ie ntes al grupo de ingresos más e leva-
trabajaron conjuntamen te con un experto en ordenadores poro elaborar dos se aventurara a grandes apuestas en todo momento, acti tudes
uno medido d e lo complejidad relativo de uno organización social que públicas estandarizadas estarían e n consonanc ia: ha hría una c ul-
pudiera ofrecer uno base paro ha cer comparaciones de este tipo. Véa- tura c uya tolerancia de la asunció n del ri esgo sería muy e levada .
se Douglas (1984) Y tam bién Doug la s y Gross (1981) As í, e l análi sis de la utilidad puede ser un a fu e nte de ideas sobre
la re lació n de los va lores con la estructura económ ica y sobre los
F ri edman y Savage (1948) ofrecieron a lg unas sugere nc ias in- riesgos pro ve ni e ntes de la tecnología, aunq ue como recurso inte-
teresantes sobre la forma e n que la organi zació n socia l inc ide e n las lectual no ha sido m uy ex plotado para este fin. Estas es pecu la-
actitudes privadas a nte e l riesgo . Asum ie ron dos ni ve les soc ioeco- ciones son similares a las ba sadas en una in vestigación empíri ca
nómicos c ua litativamente diferentes: uno de ing resos a ltos e ingre- sobre las condicio nes sociales que favorecen la toma de ri esgos.
sos bajos; e l otro, una zona intermedia entre ambos. Los aumentos
de ingresos que elevan la posic ión relativa de una un idad de con-
s umido r de ntro de su propia clase social, pem que no la sacan de Toma de riesgos según la clase social
ella, dan lugar a una utilidad m arginal decreciente. E n esta econo-
mía imaginaria, la configuración de la curva de utilidad es convexa No hoy consenso entre los estudiosos respecto de lo relación entre el
para los grupos de ing resos bajos y para los de ingresos altos, pem rango sociol y lo asunción de riesgos. Mientras que Rogers 11982) Y Ro-
no para e l segmento central. Debido a la utilidad margina l decre- gers y Shoemoker 11971) afirman uno carreloción positivo entre los dos
ciente, una unidad de ingresos baj os será contraria a apuestas pe- variables, Concion (1967, 1972) argumento o fovar de uno correlación
queñas, tal vez adversa a toda apuesta, a unque posiblemente se negativo o través de todos los estamentos sociales. En lo medido en que
sienta atraída por una ap uesta razonabl e que ofrece una peque ña los clases a ltos disfru tan de un cierto grado de seguridad en lo vida real,
es probable que lo relación nega ti va entre lo asunción de riesgos y el ra n-
probabilidad de una gra n ga nanci a. Las unidades q ue se e ncue ntran
go social se observe sólo e n lo clase med ia. Aunq ue Canc ion sostiene
e n e l segme nto central se sie nten tentadas por toda ap uesta peque-
que los da tos sobre los ag ricultores mayos avo lo n sus pu ntos de vista,
ña y por a lg una grande: «Ellos se autosomete rán de continuo al Gortrell (1972, 19731, basó ndase en rozones metodológicos y sustanti-
riesgo», y así es probable que ascie ndan al segme nto a lto o des- vas, pone en lelo de juicio lo validez de los hallazgos de aquél.
ciendan al bajo según la suelte en e l j uego. Esto o frece a los a uto-
res una base para es pecular sobre la estabilidad del stal //S de ingre- E l debate hubi era podido dar resu ltados más definitivos s i se
sos relati vos tanto e n grupos con ing resos a ltos como e n aquellos
••
h ubiera n estudi ado de m a ne ra explíc ita las c uestio nes dentro de l
con rentas bajas, y para postular una inestabili dad considerable en siste ma teórico de Friedman y Savage. Podemo s preguntar q ué
e l STatus de unidades que se e nc ue ntra n e n la clase socia l de ingre- condi c iones soc iales o económicas afectan a la confi gurac ió n de
sos medios. Se imagina n a re nglón seguido una economía e n la que la c ur va de la utilidad. U na nueva tecno logía o recursos en ex-
la c urva de utilidad no produce una utilidad marginal decreciente. pansión (o a mbas cosas combinadas) puede n romper los co nt ro-
E n ta l caso, las unidades de co nsum o de in greso s más eleva- les c ultu ra les acerca de lo q ue puede ser aceptable gastar e n ali -
dos «se ave nturarían e n casi todas las ap ues tas, y los que hoy tie- mentos, ropa, vivienda y vacaciones . El argumento depende de
88 LA AC EI'TAB ILl D A D D E L RI ESGO

que se identifique un entorn o eco nó mi co-soc ial en el que sea n v


dé biles las lim itac io nes públicame nte estandari zadas sobre nue-
vas fo rmas de di s rru te. Pero ¿qué reduce las limitac iones? Una RIESGOS NATURALES
prime ra re spuesta es la de qu e toda convul sión importante de las
fro nte ras y jerarq uías socia les te ndrá ese e fec to. ESTe capítlllo sostiene que /0.\' proceJos ciI/mm/es
F ried man y Savage ( 1948) escribe n co mo si uno pre firi e ra que seleccionan diversos lipos de peligros
para /a aTellci6n jimciunan a lravés de procedilllienws
obviamente escap"'· de la pesadez de una comu nidad cerrada.
iJ/.\'lÍllIcionales que asignll/'l respol/sabilidad.
Quizás tengan razó n, pero tambié n cabe q ue estén equ ivocados. II/ culpar a la víClima. culpabiliza r a los progenilOres
Sosti e nen qu e de III Ilíclima o echa r fu culpa a/ fo ráneo
son estm legiwi bien conocidas.
un trabajad or no c ua li ficado puede prefe rir la certid umbre de un
sala ri o a prox imadamente igua l q ue el de la mayoría de los traba-
j adores no cual i fi cados a una apuesta aClu a ria me nt e honrada que,
en e l mejor dc los casos, le converti ría e n un o de los obreros 11 0
cua li fi cados más prósperos y, en el peor de los casos, en lIll O de
los me nos prós pero s. Co n todo, mI vez ace pte e n e l aelO ulla Hay una e ngañosa suposición habitua l sobre cómo se pe rci-
oportu nidad de un a a puesta j usta que ofrece un a peque ña proba- ben pe li gros proveni entes de la natura leza. Los signos físicos de l
bil idad de saca rl o de la cl ase soc ial de lo s trabajadores no c uali- huracán o del terre moto aparecen pri mero como pequeños pun -
fi cad os y e leva rl o a la clase «medi a» o «alta», au n c ua ndo es más tos en el hori zonte y su interpretación está ll ena de incerti dum-
probabl e q ue la otra apuesta le con viert a en uno de los obreros no bre. C uando se aprox iman, la percepción errónea se inte ns ifi ca y
cuali fi cados menos prósperos fpág. 299].
la catástrofe fina l llega como una sorpresa, prevista estadísti ca-
E sto e s d isc utible. Una abunda nte bibli ografía soc iológica mente por el expert o, pe ro no por las víctimas. T al idea fís ica de
trata la renue ncia de los grupos de in gresos baj os a gastar d inero la percepción y la idea pasiva de l público son un remane nte de
e n educac ión a modo de in versión a largo pl azo para e ntrar en la los tra baj os anteri ores realizados sobre la sociolog ía de las catás-
categoría de a ltos ingresos. Tal vez sea muy preocupante con- trofes donde la atención no estaba centrada en modo alguno e n la
te mpla r un salto desde un contex to social defin ido do nde hay lí- perce pción.
mi tes a los ho nores q ue se puede n lograr a un mundo sin normas
do nde todo es pe rm isible. D urkhe im ( 1952:246-276) pe nsaba Investigación de los ca tástrofes
q ue este cambi o estaba expuesto a ca usar una depresión sui cida.
Ad mitiendo q ue so n más desc ui dadas que la estri ctame nt e ax io- En los veinte años que van de 1942 o 1962 (arrancando con el
matizada teo ría de la e lecci ón y admitiendo que so n altamente Comi té NASNRI, los estudios sobre los ca tós trofes se centraron en de-
es pec ulati vas, estas h ipótesis adicionales sobre los e fectos que la terminar el impacto, el salvamento y el restablecimiento (véase Torry
economía ej erce sobre la aversión al riesgo desembocan directa- 197901 Uno excepción es el estudio de Stephen Withey (19621 sobre
me nte en la corrie nte pri nc ipa l de la soc iología. Co mo míni mo , cómo seña les de peligro fragmentarios y ambiguos producen diferentes
de bería ma ntene rse un de bate respa ldado por la investigació n so- respuestos . Su definición de lo advertencia eficaz como uno función de

.
bre los tipos de corre. lac ión aq uí prop uestos .
lo sumo de información o lo que hay que contradecir se aproximo o uno
90 LA ACE PTA BILID AD DEL RI ESG O RI ESGOS NATU RA LES 9t

declaración sobre las expec tativas de ca tástrofe estandarizada s cultu- nes del a ntro pólogo e n las cu lturas estab les son irre levantes para
ralmente. la sociedad moderna. Al tin y al cabo, nos enfrent amos a pel igros
tec nológicos que no c uentan con precedente alguno. La respues-
Una aproximac ió n auténti ca desde e l punto de vista de la ta a esta exc usa es un sí; si la atención se centra e n el peligro fí-
ecología humana a las catástrofes que incorpore modelos organi - sico, los conocimientos logrados por la antropología serían irre-
za ti vos del sistema local socio-natural tendría en cuenta tambi én levantes. Sin embargo, si estamos inter"sados e n la pe rcepción
a instituciones previsoras y reparadoras que olorga n mayor resis- públi ca la atención no debe centrarse sobre el pe li gro, sino en las
tencia a una poblac ión humana . instituciones . El e nfoque funcional de la antropología in siste en
Eso está más de ac uerdo co n lo qu e e n OIras partes se com- que existe la tendencia a in stituci onali zar las expectati vas de pe-
prende acerca de la percepc ión. Y es también co mpatib le con las li gro, de forma que sue le n dar estab ili dad y apoyo al régime n lo-
lecciones de la ant ro po logía sobre cómo se di stribu ye n los pe li - cal, cualq ui era que sea. E l análi sis se basa de form a exacta en el
gros entre ca usas naturales y humanas. Se sostiene aquÍ que los análi sis que Durkhe im realiza de las func iones sociales del cri-
desastres no son completamente im previstos. Incluso formas de men, y s igue de cerca su idea de lo sagrado ( 1933, esp. cap . 2; véa-
amena za co mpl etam ente nu evas, sin haber sido anticipadas, pue- se también Douglas J966). Para Durkheim no importa tanto cuá-
den ser etiquetadas y e ncas illadas e n categorías ex istentes de res- les son los crímenes, co n tal de que sean lo sufic ientemente
ponsabilidad. La incert idumbre sobre las reacciones humanas at roces como para levantar pasiones e n el lado de la ley y de l or-
habrá s ido redu cida de manera dili gent e medi a nte procedimie n- den. Inclu so crí menes I.otalmente nuevos se institucional izará n
tos bien conocid os, proverbios y máx imas morales . A lguna per- para el mi smo servicio públ ico. Es posible que el genocidi o nos
cepción precede nte de la probabilid ad de peli gro habrá sido in- pare zca un nuevo tipo ele crimen, pero entra aún en una ca tegoría
COl-poracta a las estructuras in stitucionales. La gente está alert a ya ampli ada de l asesin ato. De forma parec ida, cabría es perar que in-
a los primeros síntomas de peligro, pero su atención se centra en clu so variedades totalmente nuevas de peli gro logren el mi smo
debilidades morales o po líti cas que esperan que intens ifi quen el tratamiento in stitucionali zador. Ent onces se hace urgent e pre-
daño. Los pe li gros son seleccion ados c ulturalmente para un re- guntar qué tipo de estructuras in stituc ionales apoya n determ ina-
conocimie nto; no todos los peligros, sino alg unos. La respuesta dos tipos de percepc ió n de un peligro. Las in stituciones de ni ve l
está precodificada e n términos de la acción adecuada tal es como comunit ario son más sensibles a amenazas a toda la comunidad
la in vesti gac ión pública, e l casti go o la retirada de apoyo. Los tales co mo la sequía o una epi de mia. Las instituc io nes domésti-
c uestionarios sobre la percepc ió n e1e l ri esgo no pueden ex pl otar cas son más sensib les a catástrofe s locales tal es co mo la pérdida
es te nivel de conciencia: primero, suponen que la línea di viso ria del ganado o un accide nte de caza.
e ntre natu ral eza y c ullllra es algo dado en la natura leza; segundo, En e l desarrollo de este enfoque se neces itan algunas suposi-
tratan los hechos como algo separado de los va lores; y tercero, ciones exp líci tas. Primero, podemos suponer que la construcc ión
dan por supuesta la eSIructura instituc ional. Sobre Iodo, está fue- y el mantenimi ento de la in stitución es un proceso racional e n e l
ra del alcance de un cues tionari o el entrar en las suposiciones que los indi viduos negocian sus metas y elecc iones compl ej as a
sub yace ntes, a un su ponie ndo que e l diseñado r del estudi o esté fi n de a lcanzar algún grado de viabilidad in stituc ional. Podemos
interesado e n buscarlas. suponer también que se invocan prin cipios morales así como una
Como di sculpa. algunos auto res alegarían que las II1cursJO- cohere ncia lógica en los aspectos de l seguimiento de este proce-
92 RIESGOS NATURAL ES

I
LA ACEPTA BILIDAD DEL RI ESGO

so. Ademá s, podemos suponer que en la medida en que están de científicos de uno información importante. Situar lo percepción del ries-
total acuerd o sobre las meras, los mi embros con sti lUye ntes de go dentro de tal perspectivo no es algo ridículo O novedoso, sino que
un a institució n incorporan tambi én un consenso sobre cosas que se troto de relacionar diferentes partes del mismo temo entre sí (Barber
se deben ev itar. E l acuerd o sobre los tipos específicos de pérd i- 1961)
das a los que ellos son contrarios es uno de los temas de las ne-
goc i aciones de unos m iembros con otros. Tal vez deseen protec- El sigui ellle paso es suponer que la mayo ría de las in stitucio-
ció n contra los robos de ganado o el riego para aliviar la nes ti enden a sol ventar algunos de sus prob lemas de organi za-
posibilidad de seq uía o diques contra las inundaciones. Por con- ción mediante la inculpación pública . Natu ralmente, esos prob le-
sig uiellle, algun os ri esgos reconoc idos so n recogido s en la cons- mas y los procedim ientos de inculpación varían de ac uerd o con
ti lUción junt o con las metas comunes. Podemos suponer sin te- el tipo de organi zac io nes. Por último, cierto mecani smo para re-
mor a equivocarn o s que las in stitu ciones frenan la curiosidad, novar el co mpromiso de los miembros con los objeti vos de la
como tambi én premian el aprendi zaje. Dado que un foco sobre institución es activado mediante la amenaza de catástrofe.
un tipo de pe li gro di strae la atenc ión de otros, se sigue que la vi- Bajo estos procedimientos se puede hacer de la naturaleza un
gil ancia percep ti va no será ca sual , sino que será un a función del indicador sensible de moral idad; se la ve a veces como un tosco
ti po de organizac ión que se está alcan zando. juez del desord en moral en genera l, com o cuando se considera
que terremotos o huracanes castigan a la I.Otalidad de la población
por sus pecados; y a veces, como un asesor q ue discierne oc ultos
crímenes pri vados. Puesto que se sabe que esto es una tendencia
Control socia l d e la cu ri osidad
de la religión primiti va, algunos ej emplos ay ud arán a red ucir esta
viej a y perturbadora di v isión entre nOSOIros, los modernos, y
El concepto de cultura como supuestos y valores compartidos impli'
ellos , los antiguos o primiti vos . Nosotros utili zamos tamb ién po-
ca a lgo similar a un patró n de ideos el reverso de adela ntar o un pri'
mer piona a lgunos problemas y soluc iones po ro que estén d isponi bles deres de la naturaleza como técnica de coacción social.
es el empu jar o otros o un seg undo pla no. Basil Bern stein (197 1, 1973, Primero consideremos la posibilidad de inculpar a la víctima
19751 a nalizó este proceso de codificación de experiencias en lo mo- por su propio infortunio, el tipo principal de un a profecía que se
derno sociedad industrial. Existe uno estrecho relación entre lo organ i- 3utorreal iza. Cuando la víctima ha muerto, esta es tn.ll eg ia deti e-
zación interno de los instituciones docentes, los tipos de currículos que ne la utili zaci ón de personas vi vas como chivo expi atorio. Esto
ellos promueven y los valores y actitudes ilustrados que son producto de po ne fin rápidamente a la lucha sin tregua y permite que l as co-
aquéllos. Este anólisis es un refinam iento, siguiendo lo tradición durk- mi siones de investi gación conclu yan con un vered icto de muert e
heimiana, de lo weberiana ideo de racionalidad en los instituciones. El por causas naturales, por muerte accidental O por error huma no,
estudio de lo percepción del ri esgo sa ldría beneficiado si se lo relacio-
invocando así a la naturaleza para que exima a lodos de respon-
nara con uno fuerte tradiCión crítiCO en lo historio y sociología de lo
sabilidades. Es una conoci da crítica marxi sta de cómo la hege-
ciencia acaud illado por Robert K. Merlon (1968b) . Cuando se corre el
monía de una cla se pone a su servicio la maqu inaria de la ju sti -
riesgo de romper los narmos sociales y la aventuro fracaso, el infortunio
que cae sobre el que se ha arriesgado es un ejemplo que se cumplía cia. Porque incul par a la víctima es efi caz para sil encia r
por sí mismo y de lo fam oso profecía que M erlan analizó en 19 48. Del denuncias de la tota lidad del si stema soc ial. Se sol ía culpabili zar
mismo modo, cabe considerar su anó lisis del rechazo por po rte de los a la madre soltera co mo si ell a fuera la úni ca procreadora de su

,-
94 LA ACE I'TABILlD A D DEL RI ESGO RIESG OS NATURALES 95

hijo (Donzelot 1979). La persona enferma es responsabili zada de ~a naturaleza es aún más efi caz a la hora de asegurar la CO Il -
Su mala sa lud (Navarro 1975, 1977). La natura leza no se presta fonnldad moral cuando la culpa es retirada de las víctimas y co-
simplemente a la prosecución de la guelTa de clases. Responsa- locada sobre los hombros de los más próximos y queridos. A los
bilizar a la víctima es el truco de lavarse las manos, bueno para al legados próximos se les impide lame nt arse porque saben que
todo tipo de ocasiones. Cuando se puede inculpar al piloto muer- ell os mI smos son objeto de reproche. Así, los padres de un niñ o
to por el error que estre lló su aeroplano no hay neces idad de in- mInu sválido se preguntan asombrados qué hicieron para ocas io-
ves tigar más la adec uación de los contro les de tráfico O la aptitud nar el dolor de su hij o: ¿A lgo cruel en e l nacimi ento? . O des-
del aeroplano para volar. Todo e l mundo está contento de no re- pués? En determinadas sociedades africanas esta creencta se ha
mover el asunto sa lvo la asociaci ó n de pilotos , que lo considera hecho más seña lada mediante la conex ión de determinadas ca-
muy nocivo para su profesión. Por toda África estaba ex tendida t,ístrofes con un tipo es pecífico de mala conducta: un guerrero
una creencia tradi cio nal que asoc iaba la lepra con el in cesto. Esta ll ene pocas oportunidades en la batalla si su esposa le es infi el
enfermedad pe nosa, persistente y de aspecto desagradab le, obli- mi entras él se encuentra e n peli gro; cuando él vuelve herido al
ga a la co mpasió n a los amigos del leproso. Un intento del lavar- hogar, su familia sabe de quién sospechar. El alumbrami ento y la
se las manos acecha en la susurrada alegación del sexo escanda- batalla son pehgros reales. Pero es posi bl e in ven tarse pel igros '!-
loso como origen de aquella enfermedad. Cuando una madre para sItuar las responsabilidades prec isamente en el ámbito ade-.)
muere en el parto, en muchos países se considera el adulterio cuado. En la Gran Bretaña de los año s cincuenta, cuando las
como una posibl e causa de su muerte. Los esfuerzos para ayu- esposas de clase med ia co menzaron a desafia r la costumbre ad-
darla en el parto se centran en ex hortarla a confesar a fi n de ser quirieron edu cac ión superior y sali eron a trabajar fuera dei ho-
salvada mediante las medici nas apropiadas. Las muertes de par- gar, la teoría de Bowlby de la pri vació n maternal (195 1) tu vo un
to son adverte ncias puestas por la naturaleza para las mujeres éx ito enorme: las clínicas ex plicaban a la s jóvenes y preoc upadas
tentadas a la in fide lidad. La idea decimonónica de la frági l natu- madres el slgl1lflcado de la impronta temprana en los ga nsos sil-
raleza femenina y de la vulnerabilidad femenina a la demencia vestres y les advertían de Cómo la naturaleza se volvería contra
ayudaban a asegurar la sumi sión de las mujeres al papel pasivo ell as ocasionando a sus hijos la pérdida de identidad e incapaci-
qu e desempeñaba n e n los arreglos matrimoniales (S kultans dad de amar si ellas persistían en lo que madres de clase trabaja-
1975). Así, bien etiquetadas, las vulnerab ilidades naturales seña- dora han sohdo hacer durante mu cho ti empo, es deci r, salir a tra-
lan a determinadas clases de personas como probables víctimas; bajar fuera de casa (A insworth 1962). Un niño sin amor es co mo
su situació n de estar «e n riesgo» justifica ponerlas bajo control. dec ir a las madres afri canas que perderán a sus bebés peq ueños.
En la moderna soc iedad indu strial los pobres están en riesgo des- La ame naza de la natural eza a sus personas queridas mues tra a
de e l punto de vista de la nutri ció n, en especial las muj eres po- las madres dónde estü su deber.
bres encintas. Su vulnerabilidad da derecho a la sociedad a des- Estos casos de util izació n de la naturaleza para controlar a las
viar la respon sabilidad imponi endo restri cciones estrictas en sus muj eres dan una falsa impresión de sesgo sex ista. El pad re pu e-
compras y di eta como condi cio nes para recibir un mínimo de de defi ni r también sus derechos respecto de su esposa e hijos re-
ayuda. Si ellas o sus bebés son abatidos finalmente, su rechazo sa ltando su propia importancia en el alumbramien to. DOJ;de las
de la ay uda oficial ex plica por q ué tie nen que culparse a sí mi s- dotes o tran saccione s matrimoniales no ponen en claro ese SltlfUS
mas (Deutsch l 9~2). (co mo en muchas sociedades cazadoras y recolectoras), la cos-
96 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO
RIESGOS NATURALES 97

tumbre de covada subraya su conexión física con el nacimiento y Tengamos presentes estas posibilidades de implicar a la na-
alumbramiento seguro. En los últimos cien años hemos visto en turaleza en el proceso social. De ello se sigue que se fijan niveles
nuestras actitudes occidentales una revolución respecto de la pre- de aceptabilidad en el curso del desarrollo de una verificación
sencia del padre en el alumbramiento de su propio hijo. El niño social para toda la comunidad. La cuestión no es qué peligros son
tendrá un nacimiento más sano y una personalidad más feliz si el más alarmantes, sino qué explicaciones de infortunio cuentan con
padre desempeña un papel en el gran acontecimiento que solía la probabilidad de funcionar de manera más eficaz en los diver-
ser responsabilidad exclusiva de las mujeres. Sería duro sostener sos tipos de sociedad que seamos capaces de identificar. ¿Pueden
que este cambio no tiene nada que ver con la definición de las discerrrirse algunas pautas?
obligaciones de paternidad cuando la pareja se halla frente a un Hemos reconocido desde hace largo tiempo que los peores
vínculo matrimonial debilitado, ante mayores costos de la educa- peligros que pueden acaecer están convertidos ya en riesgos
ción de los hijos y ante problemas de afiliación y de pensiones anunciados. El individuo que corre el riesgo hace un trueque en-
alimentarias (Douglas 1975; Paige y Paige 1981; Lewis 1982). tre la satisfacción de rebelarse contra las limitaciones sociales y
Tanto si se nombra a la naturaleza como juez o como vícti- la pérdida ocasionada al ser víctima de alguna temible catástrofe
ma, el proceso es altamente político. Se utiliza la idea de la natu- natural. La utilización del riesgo como técnica de coacción no
raleza para ejercer presión. La polución industrial es el <:,asoen el está incorporada en parte alguna del discurso profesional sobre la
que la madre naturaleza está amenazada de sucumbir. Esta es la percepción del riesgo. Hacerlo exigiría una hipótesis de que los
coacción más poderosa de todas. «Si vosotros, niños, no paráis, riesgos reconocidos ejercen funciones de mantenimiento del sis-
yo tendré uno de mis ataques cardíacos». La responsabilidad mu- tema. En dicha discusión, el sistema sería la unidad social que
tua incluye también la intervención de la naturaleza en un nivel utiliza los peligros provenientes de la naturaleza para asegurar la
político más elevado. Con frecuencia, un líder africano pretende sumisión de sus propios miembros.
tener acceso a los ancestros de los que se esperará que castiguen Está claro que la inculpación de la víctima es una estrategia
la desobediencia política negando la lluvia o enviando una plaga. que funciona en un tipo de contexto, y responsabilizar al enemi-
Pero los seguidores no son crédulos o pasivos. Si ellos no aprue- go exterior una estrategia que funciona en otro. La inculpación
ban a su líder, pueden afirmar que su malliderazgo y no el desa- de la víctima facilita el control social interno; el responsabilizar ,
fecto de ellos ha ocasionado el clima desastroso; de ese modo se al foráneo incrementa la lealtad. Ambos ardides servirían para
sirven de unas condiciones meteorológicas para justificar una re- evitar que el desacuerdo rompa la cohesión de la comunidad. Es
volución dinástica. Además, la mayoría de los líderes políticos probable que los miembros comprometidos con una sociedad ba-
desearían responsabilizar a enemigos exteriores de todas las des- sada en unos principios de abierta confrontación entre conten-
gracias sufridas por su pueblo. Pero esto es más difícil de mante- dientes no dieran crédito a una u otra de estas respuestas usuales
ner que la inculpación de la víctima y de su parentela. Eso es un al desastre. La acumulación de ejemplos citados sólo pone de
tipo de abdicación de la responsabilidad que terminará por reper- manifiesto la probabilidad de que la incidencia del infortunio sea
cutir en los votos. El pretendido líder no puede ir de un lado para utilizada para fines políticos. Quedan por distinguir ulteriormen-
otro de continuo frotándose las manos y diciendo: «Esto es obra te los tipos de sociedad política y las pautas de inculpar y no in-
de un enemigo». En algún momento tendrá que decir qué enemi- culpar que los sustentan.
go y qué se propone hacer. Los riesgos reclaman a gritos la atención; probables peligros
98 L A AC EPTA BILIDA D DE L I<I ES GO RI ESGO S NA T U RA LES 99

se dan c ita de todos los lados, e n cada bocanada y a cada paso . El plo, el modo en que las profesiones responden a la a menaza de
agente racion a l que presta ra atención a todos e llos eSlaría parali- escándalo. Cuanlo más fuene es la organización profesiona l,
zado. La teoría aceplada de la percepci ón del ri esgo sostiene que más in sistirá en ejercer su propia acc ión de control y de casli go
e l principio rac io nal de selección combinaría la proba bilid ad de de sus mie mbros, y más estriclameme trazará líneas profesiona-
un evento con su va lor. Sin embargo , la gel1le ti e nde a fijar la les de acredilación y más lerrible será la amenaza de exc lui r de la
menció n e n e l estrato medi o de probabilidades. Se pasan por alto organi zac ión al mie mbro pill ado en fa lla. La profes ión más pro-
peligros de alta probabilidad. Grandes pérdidas so n ocasion adas fundamente preocupada con su repUlación colecti va e n e l mundo
por acc ide ntes en e l hogar o en la carretera, pero es ex tremada- profesional esta rá más incli nada a proteger a sus miembros y a
mente difícil conseguir que e l propietario medio de un a casa o e l crili car de fo rma pública sólo casos eje mplares de mala conduc-
condu ctor medio tome n precauciones eficaces tales como utili - ta cuando puede expul sar al culpabl e.
zar superfi c ies antides li zal1les en los s ue los de la casa o ponerse
los cinturones de seguridad e n e l coche. Al mi smo tiempo, se ig-
noran o tros ri esgos que com binan consecuencias gra ves con una lealtad profesional
baja probabi li dad , tales como inundacio nes terremotos. Algo
O
1. más sucede para fijar la atención en determin ados ri esgos y para Cuando se invesligó un brote de viruelo en Birmingham en 197 8, el
e ncubrir la percepc ión de otros. Se argumenta aquí que los j ui - Times 17 de enero de 19791 observaba: , lo impresión abrumadora que
c ios mo ra les públi cos an unc ian pode rosamen le delermin ados nace del informe Shooter es de un grupo de especialistas, eslrecha~
riesgos. Por lo gene ral, los riesgos bien advenidos res ultan estar mente ligado social y profesionalmente, incapaz de criticor o un cole-
conectados con princ ipios mora les leg itimadores. ga. Un sistema llamado preCisamente Cl prevenir tal brote ero socava~
do por uno acumulación de descuidos, enganos e infoImalidades
cómoda s»
Estructuras de plausibilidad En comporación, los médicos norteamericanos individuales se han
visto mós y mós expuestos Cl litigios en lo último décoda. Forzados o ser
plenamente responsables en materias de gran incertidumbre con con se~
El tema de la acepta bilidad del riesgo puede ser discutido con pro-
cuencias de vi da O muerte, no sorprende que los «médicos americanos
vecho dentro del concepto de legitimidad y analizando los procesos
den lo impresión de favorecer los perspecti vos mós pesimistas' . wil~
que legitimizan ideas acerco del mundo de manera que 5e convierten
liamson 11981) sostiene que tal menlalidad de osedio contribuyó al f,as~
en hechos comprobados. Berger y luckmann 11966; Berger 1969,
ca de lo fiebre porcino. Podrían investigarse de manero sislemótico los
1978) en sus deCiSIVOS obra s sob re lo fu ndamentación social de lo p l au~
apoyos insti tucionales o dos aclitudes d iversos respecto de lo tomo de
sibilidad la contrastaron con su contrario, lo no plausibilidad, y conlras~
riesgo en lo medicino público.
taran los estereolipos de la sociedad primitivo y moderno. En este pun~
to la discusión se enriquecería medianle lo introducció n de variedades
de procesos de legitimación y variedades resultantes de visiones del En los Estados Unidos de América e l Di sease Control Center
mundo. tie ne que trabajar con un a asociación menos compacla de medi -
cin a profesiona l y con una comunid ad burocrálica más dé bil que
La preocupación moral g uía no só lo la res puesta al riesgo, la ex iste nl e en Gran Bretaña. Es probable que en Gra n Brelaña
sin o la fac ultad básica de la perce pc ión. Comparemos, por e je m- ex ista mayor protección mulua de los médicos frente a la crí-
- .
100 LA ACEPT ABILIDA D DE L RIESGO RIESGOS NATU RAL ES 101

ti ca. Más enc ubrimie nto profesional signi fica más osadía pro- inadaptados se conviertan en moti vo de ri va lidades di visivas o a
fes io na l. Uno esperaría más peli gro de medicamentos no veri fi - permitir el desafío a la autoridad. Tratará de reducir la di sc usión
cados que van al me rcado en Gran Bretaña y más velocidad en po líti ca.
co nseguir la lu z verde para desarro ll ar y co merciali zar un nuevo Preferirá respo nsabi lizar de l desastre a la víctima y a su pa-
descubrimiento be ne fi cioso. Cuando llegó e l momento de tomar re ntela. En una comunidad de esas características, la estrategia
precauciones a esca la nacional contra un supues to nuevo ataque de inc ulpac ión hace mora lmente sensible a la tota lidad de l cos-
de la devastado ra e pidemia porc ina e n 1976, los especiali stas mos. Para cada pequeño desastre se calculará un reproche certe-
nortea merica nos y brit áni cos extrajeron de la mi sma ev idenc ia ro; para cada pérdida de la cosecha o sequ ía un castigo. Tal vez
conclusiones to talme nt e diferentes . Los británi cos asumi eron e l la urgencia de desviar la respon sabilidad y de detener su ex pan-
ri esgo de que la fi e bre po rcina no era una amenaza y los ameri- sión produzca una inaceptable carga de c ulpa impos ibl e de so-
ca nos implantaron la vac una en toda la nación, pero la amenaza portar. Por eso, la mi sma comunidad creará mecani smos de ex-
de gripe porc ina no se desarrolló. Esto sugiere que proteger de la piación. El res ultado es un cosmos mora lme nte puniti vo y
críti ca y de la inculpación de la víctima, cuando van unidas a una conc iliatori o: una ingeniosa in vención social , con su mayor gra-
fuerte organi zación co mun al, conduce a una me nor aversión al do de desarrollo se dará dentro de un co ntexto re li gioso.
riesgo. U na comuni dad puede tomar una dec isión osada de po lí- (2) En contraste con la manera en que un cosmos morali zado
ti ca públi ca a fa vor de correr ri esgos si es lo sufi ciente mente sirve al objetivo de una comunidad jerárquica, consideremos la so-
fuerte como para proteger de la in c ul pación a los que toman la ciedad que manti ene un fuel1e compro mi so con la empresa indivi-
dec isió n. Po r o tro lado, una comuni dad jerárquica haría bie n en dual y con la competencia honesta. Para dichas personas tan dadas
tratar de allanar los fue rtes a ltibajos de año e n año a fin de man- a una mentalidad de confro ntación, la idea de que la naturaleza
te ne r las retribuc io nes d ife re nc iales e n línea con el sTatus inst i- castiga a algunos miembros por su ri validad interna no tendrá la
tuido. menor efi cacia. Ellos fundamentan sus instituciones sociales sobre
Co mpare mos las cosmo logías apropiadas que es probab le el conflicto interno. Cuando cada uno ve la confrontación co mo la
que se desarrolle n e n dos tipos contras tados de organi zación so- condición de la justi cia, están preparados para ver emerger líderes
cia l. ( 1) Considere mos la comunidad cuyos miembros desean gigantes que se ganan seguidores, desafían a sus ri vales y entra n e n
fo rta lecer los lazos com unitari os: cuamo más fuerte es e l com- confrontaciones públi cas que defin irán temporalmente el poder y
pro mi so con la soli daridad mayor es la renuenc ia a fo me ntar la preeminencia. Éste es un tipo de sociedad radicalmente di stinto,
confli ctos internos . La comunid ad es siem pre frágil ; los miem- asentado en di stintas pautas de valores sociales.
bros te ndrán que ex hortarse de forma recíproca a s ubordinar sus Para re novar sucesivamente este panorama lo mejor es un
deseos indi vidu a les al co ntro l de la com unidad si desean ev it ar cos mos neutral. La naturaleza tiene que estar libre de sesgo mo-
que e l grupo se di sgreg ue. Por eso, e vocarán la me mori a de sus ra l: en vez de un comprom iso único con la comunidad, las fuer-
ancestros y las tradi cio nes de las que se sienten orgull osos . Su- zas naturales serán di visibles, de forma q ue funcionen para con-
pongamos que para red ucir la riva li dad fratricida han instituido tend ientes di fe re ntes. Los indi viduos pueden aprehender un a
separaciones definid as co n nitidez y han situado sus subun idades vari edad de fuerzas moralmente neutrales y ponerlas a su servi-
den tro de un a jerarqu ía, cerrando la comunidad misma frente a l cio. Cuanto más individualísticamente competitiva sea una so-
ex terior. Tal co munidad preferirá no permitir que desca rri ados e ciedad, ta nto más se atribui rá e l habi tual número de in fo rtuni os a
IH ESG OS NAT U RAL ES t03
t 02 LA ACE PTA BILI DAD DEL RI ESGO

la afortunada estrell a de un ri va l, a sus recursos secretos o a la En la modern a soc iedad industri al, los cuerpos de inspec to-
pura suerl e elevada a principi o cós mico exp li ca ti vo. Así, lej os de res están especiali zados profesionalmente para an ti ci par un peli -
ev itar el espíritu de facc ionali smo, la in ves ti gac ión de las causas gro. E merge una nueva bibli ografía que muest ra de qué ma nera
del desastre permite inflamarlo. La estrella exitosa está tentada tan diferente se concibe y se lleva a la práctica su funció n en Nor-
de continu o a hace r un llamami ent o a detener la co mpetencia fe- te-A mérica (más co mpetitiva y pública, actu ando co n reg lamen -
roz y qui zás a insti tuc ionali zar una burocracia o una ari stocrac ia taciones preventivas fij adas a esca la nacional) y en Gran Bretaña
en torno a su propia persona y a las de sus herederos. Pero otros (com uni dad más compart ida ent re el inspector y el produclDr,
m antienen la fluid ez del sistcm a medi ante la estrategia de la con- normas más fl exibles, reglamentaciones más sensibles a los cos-
fronta ció n abierta : l as expli caciones adecuada s de las ca tást rofes tos y adaptadas a lo local).
dejan espacio al nac imiento de nuevas estre ll as: mejores secre-
to s, talento, santid ad o suerte de su parte. Y cuando X co mienza
a dec linar, la mi sma teoría permite que sus seguidores se alej en Cuerpo de inspeclores
dici endo que su tec no logía ha dejado de funcionar, que su ángel
ha desertado de él o que su estrell a ha palidec ido. En lu gar de tra- El Informe Kemeny sobre el accidente en Three Mile Islond (1979)
tar de inculpar se trata de atribuirse responsabili dades por lo que señala que ninguna oficina dentro de lo NRC examino de forma espe-
cíko lo zona intedociol entre los seres humanos y las máquinas. Al mis-
ha sucedido, co mo hacen los te rrori stas políticos. Cada actor,
mo tiempe, asume can claridad que esta zona interfacial representa un
persigui endo sus propios objetivos, entra de cont inu o en coal i-
problema organizatrva de eficiencia y con trol (págs. 53, 55). Sin em·
cio nes y sa le de el l as. Las operacio nes pri vadas de éxito so n ba- bargo, un cuerpo de Inspectores está mucho más influ ido por el sesgo
rrid as del mercad o, y unos pocos fu ertes emergen para un perío- cultural existente en la sociedad más amplia que lo designo. De hecho
do de glori a. La cosmología sosti ene algo parecido a un en el Reina Unida y en los Estados Unidos de América pueden discer-
registrador de taq uill a del éx ito de la superestrella. Eso ju stifi ca nirse dos discursas bastante diferentes sobre el estila y obligaciones del
l os camb ios de coa liciones que cada uno debe esta r di spuesto a cuerpo de inspectores. Errc Ashby, o favor del primera, prefiere un
reali zar. Hay abundant e bibli og rafía antropolÓgica sobre el tema modo pragmótico que se ha desarrollada a lo largo de dos Siglos y al
de la cos mología de las superestrel las . La relación más ori g inal y que se le define de la mejor manero diciendo lo que no es un estilo no
clara de este proceso descr ibe cómo las pretensiones de baraká o político, no competitivo, no preventivo, no coercitivo; un sistema pecu'
liarmente benigno del que 'se han eliminado los ideas impracticables>
santi dad son ratifi cadas en un a soc iedad isl ámi ca (Gell ner 1969).
(Ashby y Anderson 198 1: 153). Se han expresado algunos dudo s so·
Ahora ha surg ido un fuerte contraste. C uando la sabiduría
bre el grado de efectividad de este siste ma (O' Riorda n 1982: 9), pero
práctica dicta como l a mejor po l ítica sub irse al carro de los ga-
está ampliamente atestado lo existencia de dos distintos tradiciones de
nadores, el res ultado de cual qu ier co nfrontación j ustifica el cam- cuerpe de inspectores (Vagei 1980). El discurso americano gira sobre
bi ar ele un l íder a o tro. M ientras que en el jerárquico cosmos mo- lo rectitud, lo rentabilidad, la eficiencia , 10 coercián, lo prevencián de
ralizado la naturaleza perman ece elltera e inmutable para sus confabulaciones (Crandall y lave 1981). Sr codo trad ición de cuerpe
seguid ores lea les , en l a cultura de confrontación l os di versos de inspectores está inserto profundamente en va lores cultura les, la cues-
fragm entos deci si vos de la naturaleza son i nestab les . Las actitu - tión de la eficiencio relativo lleva a lo cuestión de si cobrío lo posibili-
des culturalmente diferentes respec to de los riesgos no son sino dad de transferir un modo o otra culturo lo investigación tendría que
parte de las circunstancias sociales característi cas. comperar otros estructuras y salvaguardas constitucionales (véase Dau·
104 LA ACE PTA BI LIDAD D E L RIESGO

glos ¡ 983) si no hoy que terminar con un reverente saludo o valores cul· VI
turales místicos. Stígler (¡ 975). al tiempa que cuestiono la rentabilidad
de los agencias reguladaros, ha sentado algunos directrices para un es· CREDIBILIDAD
ludio comparolivo mós modeslo
Este capíwlo introduce la cuestión
Los diversas proced imientos se corresponden ele forma di - de la c redibilidad, de la transmisióll del rUlllor
recta con diferencias en la cultura. Los llamamientos a la con- y del control social de la il/formaciólI.
frontaci ó n o al e nc ubrimiento responde n a compromi sos profun-
dos sobre cómo debería ser la buena soci edad.
Dos tipas de sociedad, cada uno con su di sti ntiva cosmología
de inc ulpació n, se han uti lizado hasta ahora para ilu strar el análi-
sis cu ltural de la percepción del riesgo. Se ha escogido la socie- Según la investigación sobre la percepci ón públi ca, la gente
dad competitiva, por un lado, y la sociedad jerárqui ca, por el subestima de ordinario los riesgos en situaciones familiares y los
otro, porque e llas se corresponden muy bie n con la ahora larga-
mente afianzada tipologización de la sociedad . (Véase cap. 8.)
riesgos de baja probabi lidad. Le impactan con fuerza los sucesos I
relatados por los med ios de comunicación que parecen dramáti -
La reflexión sobre este problema general requiere una base para cos (una catástrofe aérea con estrellas de cine a bordo) y se sien-
comparar soc iedades humanas que no esté di slorsionada por di - te menos impres ionada por pérdidas no dramáti cas (tales como
fere ncias en el poder tecnológico, alfabetización , la esca la, la du - muertes por asma).
ració n de las tradi ciones conocidas, etc. , pero servirá también
para revelar pautas de va lores en una fami lia o tribu, fábrica u
oficina. Prominencia

La 'prom inencia' hace una inlerprelación mós dISpon ible que aira
(Tversky y Kahneman ¡ 974) Se ulilizan diversos lipos de prom inencia
para explicar las variaciones en lo percepción entre diferenles comuni·
dades o diferenles liempas. Las referencias a la prominencia son vólidas
como tenlativos de diferenciar procesos perceplivos, pero dado que no
alcanzan la codificación aprendida culluralmente que proporciona prin·
cipios de seleclividad y alención, sólo pueden servir para señalizar dis·
crepancias enlre las visiones de los experlos y las del pública (Slavic,
lichlenslein y FischhoH ¡ 979).
1
Los medios de comuni cación dan «prominenc ia» a catást ro-
fes en gran escala ocasionadas por tornados y terremOIOS, pero es
de presumir que la prominencia y la novedad con el tiempo pa-
sa n a formar parte del trasfondo familiar. Esto es lo que cabría
107
CREDIB ILI DAD
106 LA ACE PTA BILID AD DEL RIESGO

rificaban lo hipólesis de lo conformidad, algunos psicólogos sociales se


esperar, pero el estudio de Lawless ( 1974), sobre el que in forma
dieron cuento de que los dolos suminislroban alguno evidencio en favor
Ka tes ( 1978). muestra una preoc upac ión pública creciente que
de lo hipólesis conlrario -cambio de rumba arriesgado- que sugiere
n ende a redu c u' el abismo entre los informes de los medios de co-
que los grupos loman decisiones mós arriesgadas que los individuas (SIO
Il1UI1l CaC IÓn sobre los ri esgos tecnológicos y la sensibi li dad ofi- ner 1961 ; Nordhay 1962). Los psicólogos sociales siguieron con gran
Clal. L os meeli os ele com unicación y los grupos de presió n trab a- enlusiasma esta hipólesis hasta 1971. Desde entonces un crecienle nú-
Jan duro pa ra consegui r «pr0111i nencia» . mero de especial islas ha puesto en tela de luicio lo bibliografía sobre el
cambio arriesgado, tonto por motivos conceptuales como melodológicos
~n ej emplo del uso pol itizado de los argumentos de las pers- (Myers y Lomm 1976) Ahora parece existir un consenso en cuonlo o que
pcc.tl vas I1l ~S p ~~ imi stas es una carta reciente pub li cada por la el fenómeno ti ene poco que ver con el riesgo per se. Lo investigación SO~
Un l ó~ ele C l e l~tJfJ cos
Interesados que co nt iene las sig ui e ntes ase- bre el cambio arriesgado se ha reetiquetado ahora como 'cam biOS de
ve~'aclO n es: «Estos so n los hec hos: un accide nt e de un a planta po- elección de grupo' o 'polarización grupal de actitudes>. Lo mayoría de
dna matar al menos a 45.000 personas , cau sar daño s mate riales los estud ios utilizaba un diseño llamado Cuestionario de Dilemas de
po r un va lor de 17.000 millones de dólares y co ntaminar un área Elección (en inglés: Choice Dilemmas Ouestionnaire [CDO]). Poro uno
de la ex te nsión de Pen nsylva nia ». Obsérvese que qui e nes desa- descripción del cueslionario, véase Wallach, Kagen y Bem (1962). Paro
rro ll aron es te argume nto de las perspecti vas más pesimi stas no uno metodología alternativo que incluye estudios sobre el luego véase
hace n menció n .algu.lla de las posibilidades mi nú sc ulas que se le Zojonc y otros (1968). Se han avanzado numerosos teorías poro expli-
conceden ( SIOV IC, FlSchhoff y L ichlenSlein t 979). car el fenómeno del cambio de rumbo arriesgado. Lo teoría del riesgo
como valor orgumenla que hoy un valor cultural ligado o la tomo de ries-
_N uestra primera pregunta sobre la percepción del ri esgo es por go (Brown 1965). Algunos individuos suponen que ellos defienden los
que tamas personas, en su rol de profanos, op inan que los peligros volares culturales con mós éxito que otros, cuando descubren de hecho
co tId Ianos son In ocuosy se consideran a sí mi smos capaces de ha- que sus elecciones no son Ion arriesgados como los de airas, cambi an
de dirección y se encaminan hacia riesgos mayores. Poro voriantes de
cerl ~s frente cuando, en realidad , carecen de esa capacidad. Una
esto teoría véase Pruitt (1971) Y Fro ser y otros (1970) . Paro un test empí-
v lslon de sentido co m ún del riesgo no encaja con esto . La vi sión
rico de lo leorío del riesgo como valor, véase Co rl sson y Dovir (197 1).
ele sentido co mún sitúa al individuo en un contexto soci al de seres
A uno teoría alternotiva que troto de explicar el cambio (de rum ba) arries-
Il1terel epend lemes que ofrecen y retiran apoyo: Una reputación de gado podríamos dar el apelativo de teoría de lo difusión de responsabi-
temend ad: baJeza, loc ura o cobardía destru irá las oportunidade s de lidad. En ello se argumenta que los grupos tienden o tomar decisiones
que el."lch vlcluo cuente con la ayuda de la comunidad. Si un gru - mós arriesgados que los indiViduos porque hoy alguien con quien com-
po .de md lvlduos Ignora ~ I gunos riesgos man ifi estos tiene que ser partir lo responsabilidad de lo decisión (Wolloch, Kogon y Bem 1974)
p Olq ue su entramado SOCIal les estimu la a obrar así. Podemos su- Poro variantes de esto teoría véase Dion, Baren y Miller (1971)
poner que su interacción social codi fica gran parte ele Jos riesgos.

El análisis experto elel ri esgo considera com o su unid ad ele


tom a de deci sión al agente ind i vielual , excl uyen do de la elecc ión
El ca mbio ¡de rumbo) arriesgado
toda retroal imentación moral o políti ca que tal vez él reciba de la
sociedad que lo rod ea. El agente ra cional de Ja teoría está des-
Habría que resumir aquí una lentativa sostenido de predeci r el efecto
culturi zado. E l se ntido común espera que toda eJecc ión y dec i-
del grupo SOCia l sobre.los acti tudes respecto del riesgo. Al ti empo que ve
108 LA ACE PTA BILIDAD DEL RI ESGO C REDIBILI DA D 109

sión sean hechas con con sulta. El agente rac iona l de se ntido co- de al se ntido q ue e l indi viduo tiene de e ntorno socia l, de con-
mún es un ser c uyos valores y e lecc iones están enmarcadas en frontación y de apoyo a la par, en el que é l tie ne que luchar por
una de terminada c ultura. Para una e xpos ición bien mati zada de sus intereses y luchar e n favor de la comunidad y e n nombre de
esta visión de la cultura véase Alexande r ( 1979), para quien cul- ell a.
tura e n té rminos e vo luti vos significa C ultura representa así el bien conoc ido sentido de consulta y
negociación e n cada cri sis importante, así co mo el se ntido de es-
el aspec to ce ntral del entorno en el que cada persona nace, en el tar prov isto de conductos habituales por los que se pueden despa-
que ti ene que triunfar o fracasar, desano llado de form a gradual char las cuesti ones no controvertidas. La cultura parecería ser el
por la co lectividad de humanos que no s ha precedido en la hi sto- principi o codifi cador por el que se reconoce n los peli gros. Las
ri a, y co n una inercia refractaria a lo s deseo s de los indi viduos ...
pautas culturales de qué constituye riesgos apropi ados e inapro-
El afán de los indi viduos sería usar la cultu ra, no necesari amen-
piados emerge como parte de la asignación de responsabilidad y
te ca mbiándola, para fomentar su propia reprod ucci ón ... N o im-
son fund amentales para la vida soci al. Cuando se le pregunta por
portaría que fu era un legislador que ha ce leyes, un juez que las
interpreta , un policía que las hace cumpli r, un abogado que las usa, los riesgos que afro nta, un indi viduo ti ene que responder par-
un ci udadano que las obedece, un crimin al que las transg rede; tiendo de algun a norma culturalmente establec ida de caute la de-
puede verse cada llllO de los co mport ami entos como una eSlrale- bida. Así, un montañero audaz alardeará más bien de có mo se
gia concreta dentro de las sociedades gobern adas por la ley .. negó a moverse en condi ciones climatológicamente adversas; un
esqu iador olímpico se ufan ará más bien de su cuidado de l equipo.
La sabiduría con ve ncional invocada de fo rma acti va es el Ambos, negando que se arriesgan, a fi rman que evitan ri esgos ab-
sentido e n e l que utili zaré el término «cultura». Puesto que es surdos. Los líderes militares tienen que tomar riesgos para los
apta para ser e levada (como e n una cultura alta) o degradada hombres que tie ne n a su mando tras años de esc uchar relatos de
como un a explicac ió n residual (como c uando unos moti vos ra- batallas célebres; e llos saben del pos ible ostracismo a causa de un
c io nales parecen in adecu ados), una ex pl icac ión no misti ficada j uicio equi vocado que cuesta vidas, o incluso se les formará un
de la cullura ayudará e n el inicio de este arg umento. Cultura es la con sejo de guerra si han sido cobardes o te merarios (Keagan
colecci ón, públi came nte compartida, de princ ipios y va lores usa- 197 6) . Toda persona e nferma sabe que e l rol de enfermo incluye
dos e n un ti empo c ua lquiera para justifi car una conducta. Dado consult a entre ami gos, y aceptar su consejo O estar dispuesto a de-
que la conducta hum ana mi sma es canali zada e n in stituciones safiar su enfado si la enfermedad empeora y no se ha seguido su
públicas, los principi os y valores manti enen las form as de la vida consejo. Las decisiones sobre qué médico e legir o qué régime n
instituc io na l. Puesto que esta vida tiene lu gar en un e ntorno de- seguir están suj etas a la crítica de la comunidad .
te rminado, con unos recursos físicos concretos, con unas técni -
cas de ex pl otac ión y presio nes públicas, la c ultura de un tiempo
y lugar habla e n favo r de las soluciones actua les a cuestiones po- Percepciones de enfermedad
líticas y medioambie ntales . En un sentido fue rte, represe nta los
múltiples aná li sis de costo-benefic io que equilibran todos los in- lo percepción de riesgo en lo vido cotid iano corre poralela o lo per-
tereses de los indi viduo como agentes que depe nden de las deci - cepc ión de lo sa lud, y es verosí mil que seo conlrolada de formo Ion e5-
siones de otros . En este sentido, el término «c ultura» co rrespon- Irecha por 105 e51ando rizodos percepciones de lo co poc idad de ofro n·
110 LA ACE PTA BILIDAD DE L IH ESGO CRED IBILI DA D II I

lamienla, de responsabilidad y reciprocidad. En la saciolagia médica Accidenles razonables


se han real izada Irabajas relevan les sobre las procesos soc iales que ci-
fra n a quién habria que cansullar enlre la familia y los vecinos, a quién la Oulward Baund organizo cursos de supervivencia en los parques
habria que seleccionar como médico, y las fuenles de aularidad y la naluroles. Se prelende con ellas crear en el individuo la <aulocanfianza
credrbilidad de eslas úllimas. El rndividuo que adopla un rol de enferma y deslreza medianle un desafio fisico lleno de lensiones·. Enlre 1971 y
se ve a si misma cama un miembro de la comunidad lerapéulica , y el 1979 doce personas perdieron la vida mienlras parlicipaban en el
consejo que abliene depende de las caraclerislicas de su enlramado programa. En 1978 murieron Ires parlicipantes mientras surcaban con
(Boswell 1969, Hendersan , 1935;janlzen 1978; fax 19801 una especie de canoa la corriente de la costa occidental de México
los padres de dos de las víc timas acusaron o lo Oulward Baund de ne-
Los jugadores má s empederni dos repudian el reproch e de gligencia y han presentado un pleito legal demandando un millón de
que corren ri esgos, e in sisten en que ellos no juegan con suen e, dólares codo una. los padres de otro mujer que murió mientras partiCi-
si no con pericia. paba en un curso Oulward Bound de alpinismo en 1977 han rniciado
un proceso legal con tra la Oulward Bound pidrendo dos millones y me-
dio de dólares (New York TImes, 15 de nOViembre de 1979; News-
week, 3 de diciembre de 1979; Washington Post, 23 de noviemb'e de
Juego
19791

los jugadores ofil mon que respeta n la habilidad de sus compañeros


de juego más q ue lo cuontia de las ganancias. Uno investigación reali- Presumible mente, se envía a los muchtlchos a escue las de
zado en Gran Bretaña pone de manifiesto que jugadores habituales en aventura para que aprendan có mo arreg lárselas. Sería Illu y inte-
varios juegos de azar sostienen que lo habilidad, no lo suerle, explico re san te saber por qué la protesta co ntra condi ciones ca n alta po-
los pautas del éxito (Downes 1976; Zola 1964) sibilid ad de desastre se demoró tant o. ¿Hay que ver como un
ni ve l razonabl e ele desg rac ias doce Illuencs de estlldiantcs ele
C uanto más ai slada es tá un a persona , cuant o más débil y di s- cursos de ::, upervivc ncia en parques naturales en ocho años?
persa es su re d soc ial , me nos s ujetas estill1 sus dec isiones al es- ¿Quién es la gente que entabla una demanda de dos m ill on es y
crutini o públi co , y m ás define él mi smo sus propias normas de medi o de dólares en co ncepto de daños y peljui cios por la pérd i -
ri esgo ra zonable. Pero tan pronto como hay una comunidad , se da de una hija en un curso de escalada, y qui énes son los otro s
debaten y es tablecen socialmente las norma s de aceptabilidad . deso lados padres que firmaron por adelant ado que ell os no l!nta-
Esta ac ti v idad constitu ye la base definidora de comunidad. blarían demanda alguna ?
Una co munidad utili za su acumu lada experi encia compartida
para determinar qu é pérdid as previ si bles son má s probables, qué
probables pérdidas se rán Imís perju d iciales y qué daños se puc- Víc tima s de lo delincuencia
den preve nir. Una comu nidad imp lanta tambi én el modelo de ac-
to res del mundo y su c sca la de valo res por la que diferentes con- Estudios sobre los peligros monif,estos de crimen sugieren que hoy
sec ue ncia s so n consideradas graves o tri viales. rasgos simples de lo red social que olecton 01 miedo, o lo sospecho y o
lo expeclotivo de ser capaz de afrontar lo situación. En general, los ViL
timas potenciales de un crimen ti enen una percepción clora de los des·

I!
112 LA ACE I'TABILlD AD DE L RIESGO C REDIBILID AD 113

gos que corren. Los seclores sociales con ren tos bOlos y lo población ne- guerra , el creciente prestig io negativo atribuido a la transmisión de fal-
gro están mós expueslos 01 crimen y son lambién precisos en su con- sos rumores; lo población desarrolló un escepticismo crecien te, y la de-
ciencio de esle riesgo. Los muieres y lo gente de cierlo edad IIenden o manda de obietividad llevó a trazar uno frontera nílido entre rumores y
exagerar su vulnerabilidad frenle 01 crimen. Eslo es explicoble por fo clo- otras informaciones; los rumores eran etiquetados como tales en la no'
res culturales: lo s muieres lienden o ser socializados en lo conci encio de rración, y la ci to de fuen tes se ligaba o las aseveraciones dudosos. Lo
0110 riesgo; se los entreno poro que esperen un ataque; lo gente mayor investigación de Buckner llamó lo atención sobre los variaciones que se
esló aislado y su senlido del peligro se corresponde con su débil sentido producen en el desarrollo de los rumores de acuerdo con lo intercone-
de apoyo social. Lo baio correlación entre los hechos y los temores entre xión de los redes sociales de sus portadores. Ambos cosos implican lo
los muieres y los personas de edad tal vez sea precisamente el resultado existencia de un vínculo entre interconexión regular y lo veracidad (AII-
de su cul tivado menta lidad de plaza fuerte. Su vulnerabilidad más bo la port y Postmo n 194 7). Se cuestiono de farmo abierta lo cred ibi lidad de
(camporodo con sus expectalivas) se debe 01 éxito de los precauciones los expertos porque se sospechan intereses creados ; se dice que la me-
que toman poro protegerse (Gorofa lo 1979; Balkin 1979). dida en que lo gente siente haber sido engañada en el posado afecto
a los percepciones públicas de la tecnología nuclear. (Véase Piehler y
Para encontrar el ori gen de l as ideas de sentido común sobre otros 1974). Lo importancia de este tema es sefialada par la relación
las normas de ri esgos aceptables, de seguro que alguna inve sti- que Sen (1977) hoce de los terribles efectos del rumor sobre sumini stros
gac ión veri fi carÍa correlaciones entre el vigor de una comunidad de alimentos durante lo hombruno de Bengala de 194 3.
y la precisi ón de la eva luació n de ri esgos real izada por indi vi-
duos mi embros de esa comunidad. L a más sugereme obra en esa Se debe renovar, sin duda, la atención sobre el tema del con-
línea se ha centrado en el rumor y en las condi ciones soc ial es trol social de la informaci ón. James Coleman se refi ri ó en 1962 a
para rec i bi r de forma correcta o di storsionar una información. estudios ameriores sobre el gregarismo (soci ab ili dad) y perte-
nencia al grupo como elementos i nfluyentes en el fluj o de la in -
formaci ón: «La bibliografía sobre grupos primari os... recalca la
Rumo r importanci a del grupo en la confi guración de la vi sión del mun-
do y en la sanción de las acciones de miembros concreto s» (Co-
Según Buckner (1965), los estudios más importantes sobre lo trans- leman y otro s 1962). L ean Festin ger había escrito ya en 1948:
misión del rumor llegan o conclusiones contradictorias. Se cree que los «Parecería que hay una acumulación de estudi os suficiente para
rumores (mensoies no confirmados que posan de persono o persona) o poner de manifiesto que las relaciones sociales son factores im-
bien au mentan o bien esparcen detalles confusos y locos elaboraciones portantes en el fluj o de informaci ón, pero hay mu y poca eviden-
en el proceso de tra nsmi sión. El pánico que se apoderó de O rleans en
1969 debido o los rumores de uno siniestro con spiración iudía poro en-
cia sobre qué tipo de relac iones soc iales hace qué cla se de dife-
rencia» (Festinger y otros 1948). Esa investi gación antigua
1
tregar muchachas o tratantes de blancos (Morin 1971) es un coso de
estaba desenfocada. Al recobrarse, puede encontrar ahora un po-
aumento. El rumor se convirtió en un desarrollado mito antisemi ta , pro-
deroso foco en la cuestión del crédito del público a rumore s so-
pagado por motronos y muchachos católicos de lo clase medio, expre-
sando, según Morin , una ansiedad cívica colectivo acerca del moder- bre riesgos provenientes de la tecn ología.
nismo y de la erosión de uno cul turo regiona l. La teoría de Coplow Otro tanto cabe decir del estudio sobre la competencia subje-
(1947) es que lo formac ión de unos canales concretos por los que se ti va. A lmo nd y Yerba ( 1963 , 1980) propusieron este concepto en
transmiten rumores incremen ta su difusión y vera cidad: en tiempo de su importante análi si s de las culturas políticas. E se concepto pa-
114 L A ACE PTABILIDAD D EL RIESGO

rece ser equivalente, en un nive l diferente de organización social , VII


al fenómeno de la inmunid ad s ubj etiva al riesgo. Competencia
subjetiva sig nifica qu e, con total independencia de criterios obje-
tivos, algunas cu lturas políticas generan en las masas la sensa-
BÚSQUEDA DEL RIESGO
Y SEGURIDAD ANTE TODO I
ción de que pueden influir en las decisiones políticas. Indepen-
dientemente de que la confianza esté justificada o no, Almond y Este capítulo examina l/IJa de las /[neas
Yerba opinaban qu e ésta es un ingrediente necesario para una de desarrollo seguidas en la teoría de la elección
d emocracia estable. Los psicólogos se sentirán tentados a re la- que sigue la obra de Simol1 sobre la racionalidad limiwda.
Él llamó la a tención sob re fa enorme complejidad intelecftlal
cionar e l sentido de inmunidad subjet iva co n factores psicológi-
de tomar decisiones SUpUCSflI por la teoría.
cos . Pero la investigación de su equivalente político sugiere que Sustituyendo maximizar por «satisfacer» él fl/e capaz
debería1TIOS encontrar su origen en la organizacjón social. de simeriza r muchas observaciones sobre
De las conversaciones cotidianas , de las precauciones toma- cómo se comporTan en realidad las unidades de decisión,
das, de las excusas presentadas hay que extraer el criterio de ri es- suponiendo que aceptan umbrales superiores
e inferiores de fracaso y de éxito. La in vesrigaciólI
go que está basado en e l sentido com ún. Subyace en ella un con-
en econom ía agrícola indica cómo
cepto de responsabilidad. E l agente racional e stá sentado en el esos límites son d efinidos cu ltu mlmente.
banquillo de la crítica pública en su propia comunidad como per-
so na moral y responsab le. La codificación cultural de la respon-
sabili dad es también la codificac ión de percibir riesgos.

Una elección racional necesita tomar en cuenta el funciona~


miento de un principio que fija el límite in ferior de los riesgos
aceptables. La teoría de la utilidad permitía resultados tan inde-
seab les que caían fuera de la li sta de preferenc ias de un indi vi -
duo. La ley de E ngel (Ho uthak.k.er 1957) reconoce un tipo de
preocupación por la seguridad ante todo. Según esta observa-
ción , c uanto más pobres so n las fami lias en una di stribución de
ingresos dada tanto más baja es la elasticidad de respuesta a los
cambios que se producen e n e l precio de los alime ntos. El cabe-
za de familia tiene un orden de gasto que se esfuerza en asegurar
las exigencias básicas de su familia. En un análi sis de la inver-
sión , la preferencia de liquidez es una idea sim ilar que, según
Hicks, entró en el discurso económico en los años treinta. U na
sociedad de inversión inmobiliaria o una tienda que vende al des-
cuento tiene compromi sos que deben ser protegidos: «Un resul -
tado peor que el "esperado" debe ser más temido que cuando se
11 6 LA ACE IYr ABILlDAD D E L RI ESGO BÚSQ UE DA DEL RIESGO Y SEGU RIDAD ANTE TODO 11 7

desea un resultado mejor q ue el esperado, debido al impacto que el método de simplificar elecciones complej as, que, según él, se
los resultados desfavorables pueden tener sobre los elementos no ulili za de forma más generalizada que la conducta «max imi za-
líquidos en la situación ... De ahí la fuerza motriz de la certidum- dora» supuesta por la leoría de la utili dad. Una empresa sali sfac-
bre» (Hicks 1962). lora pone sus metas para alcanzar un cierto ni vel de ganancia ,
El ejemplo más senci11 0 de esta preocupación por limitar los para poseer una determinada participación e n el mercado o pa ra
resultados peo res es la práctica habitual entre las tribus paslora- manlener un de terminado ni vel de vent as. Una conducla maxi-
li stas de dividir un rebaño grande de ganado entre algunos pasto- mi zadora no pone lím ite alguno a lo alcanzable. Sati sfacer es un
res di sperso s. Esto conc uerda con el consejo de Dani el Bernou lli comportamiento adaptalivo. En este enfoq ue la elección racional
de que es acon sejab le divid ir en porciones los bienes que están tiene lu gar dentro de fronteras cuyo límite superior e inferior se
expuestos a algún peli gro en vez de arri esgarlos a todos juntos fijan de fo rma semi -independiente. Esto es compatible con eSlu-
(Bernoulli 1738: 30, párr. 16). di os psicológicos de la fo rmación y cambio de los ni veles de as-
1ntentos tempranos de comprender un comportami ento e n piración. Se supone que las metas tienen alguna conexión con lo
condiciones de incertidumbre utili zaban la maxi mización de la que es alcanzable. En la teoría clásica de la utilidad el punto cero
ga na ncia esperada como el principal c riteri o de racionali dad. e n la escala de utilid ad se fija de forma arbitraria . En este enfo-
Pero también se reconocía algún límile inferior de pérdida to le- que, el nivel de aspirac ió n de adaptación defin e un punto cero y
rable (Roy 1952). un techo. Simon cita pruebas de que em presas con una decre-
Los diversos fragmentos de un principi o general de seguri- ciente pm1i cipación en el mercado se esfuerzan con mayor vigor
dad anle todo toma ro n forma dentro del concepto de Simon de qu e e mpresas c uya partic ipación en el mercado se mantiene o
rac io nalidad limitada ( 1955). Las ideas recogidas en ese Irabajo c rece. Hay pruebas adicionales provenientes de comunidades
tu vie ron un desarrollo inicial en 1952 (véase Simon 1979:7), que campesinas donde un a paula de vida establecida de forma soc ial
lo colocan en e l mi smo período breve que otros conocidos c ues- define el lími te superior e in fe rior de esfuerzo (S ahlins 1974).
ti onamientos de la teoría de la elección racional (véase cap. 4). Esta hipótesis ha in sp irado mu chas in vestigaciones empíri -
En este nuevo y decisivo desarrollo, Simo n parte de dos razones cas sobre la toma de riesgos. Sin embargo, no se ha elaborado del
para c uestionar la suficiencia de la teoría de la elección racional. todo la clara consec ue ncia de que los ni veles de aspiración son
Una son las capacidades intelect uales grotescamente poderosas estandarizados en buena medida por la cultura . ¿De qué otra for-
que supuestame nte inl ervendrán en toda e lección. La teoría es- ma se podrían fijar los suelos y los techos?
pera un ejerc ic io analítico sumamente complejo por parte del ¿Deberíamos tener un modelo de «coj ín neumáti co» de la
agente racional. La otra raZÓn es el olvido del entorno del agente personalidad según el c ual el monto tota l de la bú squeda de ri es-
rac io nal : " Ten e mos que estar preparados para aceptar la posibi- go es aproximadamente el mi smo ? Entonces podríamos suponer
lidad de que lo que llamamos el "entorn o" tal vez esté en parte que quienes trabajan e n ocupaciones muy constantes descarga-
debajo de la pi e l de l organ ismo biológico». Es ésta una aproxi- rán sus propensiones naturales a la bú squeda del riesgo eli giendo
mación útil al hec ho de que el aparato pensante del indi viduo, e mociones peligrosas e n el tie mpo libre: paracaidismo, vuelo
con sus conceptos y eva luaciones del mundo, aunque tal vez se con ala delta o el juego. Más que buscar la vio lencia en los de-
e nc ue ntre dentro de su piel, es tambié n parte de su entorno. pones para compensar las condi ciones de trabajo sosegado, lo
«Sati sfacer» es ..un té rmino acuñado por Simon para designar contrario parece más pl ausible: que los indi vid uos con oc upacio-
118 LA ACE I'TA HILlD AD D E L RIESGO BÚSQ U EDA DEL RIESGO Y S EGUR IDAD ANTE TO OO 119

!les que eXigen currer riesgos deberían buscar refu erzo en sus ra s sociales que generan actitudes po larizadas complementarias
elecc iones de oc io. Smith ( 1979) con stata que sus dato s, con los respecto del riesgo. Su modelo cultural es compati ble co n el mo-
que se proponía, in vesti gar la existencia de una subc ullura vio- delo psicológi co de personalidades proc li ves al riesgo y co nlra-
lenta apuntan más bi en a subculturas ocupac ionales que extien- rias a él, al tiempo que está abierto a refuerzos cu ltu rales en fa-
den de forma consiste nte criterios profesionales respecto del uso vor de elecciones in icial es. La especial izac ión c ullu ra l con
de la violencia. respecto al ri esgo crea be nefi cios econó micos para cada tipo.
¿O es que algun as personas ti enen por nacimi ento un ra sgo Una estrategia de riesgo compartido y una visión pesim ista del
psico lógico que las inclina a elegir deportes de riesgo así co mo mundo que ju stifi ca la es trategia armoni zan con un co nt exto
ocupaciones arriesgadas? El sesgo de la personalidad quizás sea soc ial comunitario, colec tivo , con expectat ivas de que se com-
genét ico, como e l co lor del cabello o el grupo sanguíneo, o po- partirán las ganancias así como las pérdidas. Una estrategia que
dría ser aprendido. Por desgracia, es prácti camente imposible ve- redu ce los riesgos «<Gana si da en el clavo, pierde si se al eja»)
rificar e lementos inn atos de la persona lidad. Cuando se reflexio- justificada por una visión optimista del mundo fun ciona e n una
na sobre una cond ucta procli ve al ri esgo es mejor centrarse en la sociedad de indi viduos de los que no se espera que compartan
posible intluencia soc ial que e n tratar de eliminarla . C uando la ganancias y pérdi das.
incertidumbre está e n un ni vel muy e le vado y todo el mundo co- En es te argumento, cada pauta cultural de rie sgo es sustenta-
rre gra ndes riesgos, las normas cultura les es timularán a buscar da por su propi a estructura económica. H ay buena razón para su-
más riesgo. La compa ración de los co lonizadores de Virginia poner que la mayoría de las sociedades se leccionan y en trena n a
con los puritanos de la costa este del sig lo XV II ilu stra esra res- determinados miembros para que corran ri esgos físicos y les re-
pues ta cultural a un entorn o de ince rtidumbre. Como si el tener compe nsan por hacerlo co lmando de presti gio las a ventu ras co-
que afrontar las incertidumbres del flete, de los prec ios y las ve- ronada s por el éxito. La supervi venc ia humana COlTe un alto ri es-
leidades de la cosecha de tabaco no fueran suficientes añad idas a go en economías de pequeña escala basadas en una tec no logía
las in certidumbres ocasionadas por la elevada tasa de mOrlandad primitiva. El prob lema de una comunidad se resuel ve con fre-
de los hombres jóve nes, en vez de Iratar de reducir la incerti - cuencia mediante in stituciones que asignan ri esgos . La mayoría
dumbre, los habitantes de Virginia inventaron más juegos con de los cazadores y recolectores combinan una subsi stencia es ta-
otros premios, el juego con carreras de caballos, cartas y cuales- ble basada en recursos vegetales con la fuente impredecibl e, e
qui era res ultados sobre los que se pudiera apostar. Las autosufi - irregular, que constilU ye la caza (de an imales sa lvajes) . Su pauta
cie ntes comunidades puritanas aborrecían el juego y era n enemi- nó mada asegura primero los sumini stros básicos despl az¡ínclose
gas del riesgo (B reen e rnnes 1980; Morgan 1975: 395-432). para recoger las vari as cosechas sil vestres cuando éstas maduran
La s ciencias soc iales no están en condiciones de ofrecer ulla aquí y allí. Las tareas co nstantes son asignadas a las muj eres . Al
exp licación de por qué algunos escalan el Everest, por qué cier- mi smo tiempo se entrena a hombres jóvenes para que marchen a
tos bancos dan apoyo financiero a lo que es el negocio más caz() r animales salvaj es en largas caminatas que entrañan penali-
a rri esgado. La escalada es una acti vidad en la que las probabi li- dades y peli gro. Lo mi smo tie ne su aplicac ión en una tecnol og ía
dades de un accide nte fata l se sitúan en tre una entre ocho y una más avanzada, pero las comparaciones res ultan difícil es debido a
entre diez por ex pedi ción. Al desarroll ar una teoría c ultural de la la di versidad de los ri esgos implicados: ri esgos profes io nal es,
toma de riesgo, Mi chael Thompso n ( 1980) detecta dos estructu - ri esgos de ingresos y riesgos físico s. Una similar distribución de
120 LA ACE PTABILIDAD DEL RIESGO BÚSQUE D A DEL RIESGO Y SEGUR IDAD ANTE TODO 12 1

fu entes de ing resos de más y de me nos riesgo se encuentra a ni - resulta difícil dec idir qué cosecha comercial pl an ifi car y qué in-
ve l doméstico e n la sociedad moderna. Los académicos perciben versión de capital hacer, de forma que se puede n tomar esas de-
un sa lari o fijo y tratan el escribir como un ingreso irregular mien- cisiones con antelación. Él tiene sus propios procedimientos para
tras que muc hos políticos consideran el peri odi smo como una hacer la estimación y fórmulas para evaluar resultados. Ti ene un
red de seg urid ad por si les fall an los votos. Fried man ( 1957) concepto de una pérdida tolerable, es decir, unos ingresos que,
ofreció un an áli sis de cómo las fuentes permanentes y tran sito- aunque por debajo de los normales, no caen por debajo de gastos
rias de ingresos de las gra njas norteamericanas están diversifica- inev itables (préstamos que hay que devo lver, costos de marke-
das para reducir la variación de año a año. Esto es compatible ting, semillas, fertili zantes, salarios y una suma para bienes de
con una conducta de inversión. Una compañía que pl anifi ca con- consumo necesari os). El agricultor no conceptual iza sus activ i-
tinuar su acti vidad comercial diversifi ca sus activos entre pers- dades dentro de una sola estrategia con un ingreso anua l, sino
pectivas de alto y de bajo riesgo. El intento de asegurar una línea como un conjunto de actividades separadas, cada una de las cua-
básica económ ica es similar a la preocupación del comandante les ti ene sus pu ntos de pérdida o ganancia potencia les. Aunque él
militar por proteger su retaguardia de un ataque. puede elaborar los costos y ganancias de las cosechas comercia-
Entre agri cultores no es inmediatamente obvio cuál de dos co- les, sus necesidades de consumo plantean un prob lema más difí-
sechas es más arriesgada. La cosecha de subsistencia suele ser se- cil. En general , una vez que han sido aseguradas las exigencias
gura en cuanto a producc ión, pero si el agri cultor tiene idea de básicas de subsistencia, esos agricultores no lienen miedo de co-
vender los exceden tes, los precios de los alime ntos son notable- rrer algú n riesgo. Ellos prefi eren con creces cosechas co mercia-
mente fluctuantes. Si ha decidido dedicar gran ca ntidad de tierra, les arriesgadas a la seguridad que ofrece el vender su tiempo la-
digamos, a arroz o cereales y menos a una cosecha comercial, más boral a un hacendado local (Ortiz 1979: 243-244). Perder su
lucrati va, pero más arriesgada, tal vez se e ncuentre con que ti ene derecho a la tierra parece ser el peor desastre imagi nable. Para
que asumir una pérdida en su año agrícola c uando trata de vender ev itarlo di señan sus estrategias de seguridad ante todo.
el arroz o maíz sobrantes (Kunreuther y Wright 1979: 2 14-218). Estu dios empíricos de tomas de decisión económ ica en aná-
La mayoría de los compli cados problemas de gesti ón suelen li sis de in versión así como en agricultura de ingresos bajos deben
tener so luciones que son a la vez tecnológicas e in stitucionales. desaconsejar a los psicó logos dividir el mundo en personalidades
Un rendim iento eficaz necesita combinaciones óptimas de habi - que bu scan el riesgo y personalidades adversas a él. Si cambian
lidades y de rec ursos. C uanto más ahonde e l economi sta agríco- las circunstancias , cuando una estrategia deja de res ultar prome-
la en las deci siones del agricultor, y cuanto más aprenda de sus tedora, el mi smo indi viduo adoptará la otra. Pero resulta difícil
objetivos y limitaciones, tanto más se pondrá de manifi esto que observar tales estrategias flexibles mediante sondeos de ac titud .
el agricu ltor es un agente responsable, que toma decisiones justi - Parece ex istir un problema en c uanto al desarrollo de ideas teóri -
fi cables que revelan una fuerte preocupación por la seguridad cas acerca de la aversión al riesgo y a la toma de ri esgo econó-
ante todo (Roumasset y otros 1979). mico en el contexto del mundo real. Por ejemplo, Howard Kun-
Por eje mplo, los agricultores indios pobres de Colomb ia des- reuther, que hi zo una elegante demostración hi stóri ca del modelo
critos por Ortiz ( 1979: 23 1-240) siguen una cuidadosa estrategia de «seg uridad ante todo» de las deci siones de los agricu lt ores
de cosechas co merciales siguiendo la última información sobre (1979), al di señar un estudio monumental del seg uro contempo-
prec ios y técnicas ~ la situación del mercado. Al agri cultor no le ráneo con tra las catástrofes supuso que los propietari os irracio-

\
t22 LA ACEPTA BILID AD DE L RIESGO BÚSQUEDA DEL RIESGO Y SEGU RID AD ANTE TODO t23

na les de un hogar limitaban el alca nce de sus preoc upaciones po suficiente para que el proceso de toma de deci sión pueda lle-
cuando subesti maban la vero similitud de que sus casas fueran varse a cabo ? En general se utili za n di versas heurísti cas o reglas
dañadas por terremoto s o inund aciones o cua ndo dej aban de ase- empíri cas en l ugar del cá lcul o total. La prácti ca de los granjero s
gura rl as (Kunreuther y otros 1978). En otras palabras, Kunreu- colombianos de Oni z de di vi dir acti vi dades separadas, cada una
ther y sus colegas recayeron en la patol ogía cuando necesitaron de ell as con sus poten ci ales puntos de gananci a y pérdid a, es
desarrollar el m odelo de elección raciona l para tomar en cuent a un a buena heurística de contabilidad. Se cree co mlÍ nmente que
um br ales definid os de fo rm a cultural. Dar prioridad abso luta a estas reg las empíri cas, aunque ahorran ti empo, están expuestas a
mantenerse en la granja famili ar o ignorar determin ados riesgos in troducir un sesgo. Sin embargo, esto depende en part e de cómo
no es necesari amente irracio nal. En toda la eS lru ctura de opci o- se defina el probl ema.
nes percibid as tal vez sea una buena estrategia de super vi vencia ,
equi va lente a dar pri oridad a la co mpra de " limemos básicos en
otro ni ve l de la economía domés ti ca. H eu rístícos
L os eco no mi stas supone n que el nivel crítico que qui en toma
la dec isión tiende a proteger se fija de form a pri vada . Sin embar- Como procecimientos simplificodores poro enseñar o aprender ideo-
go el análi si s mejora de fo rm a muy notable si se concede que ni- dos poro focilitor un trotomiento rópido de problemas complejos, los heu-
veles inferi o res que defin en una ca tástrofe (y ni ve les superiores risticos funCionan por Simplificación. Inevitablemente, son fuentes poten-
que definen un a sobrerrea li zaci ón) pueden ser fijados de forma cioles de distorsión. Esto resu lto porticu larmente aparente cua ndo el
co munitaria. Ti ene más se nt ido entender que es tán determinados problema que se presento en uno situación de test psicológico es trotado
de formo heurístico por el sujeto experimentol IKohnemon y Tversky
culturalmente que como límites indi viduales de la conducta eco-
1973, 1974). En lo vida rea l, uno tendería mós bien o suponer que una
nómica. Los modelos utili zados pa ra expli car un a sa t.isfacción
heurístico distorsiononte hasta el punto de resul tar con traproducen te sería
indi v idual pueden ser vir igual de bien para describir convenci o-
descortodo de inmecioto, yo que podría ser útil poro uno co tegorío de
nes cultural es. En realidad, a falta de pruebas, muchos econo- usuorios e inútil poro otro. Lopes 11981) ha señalado que la comparon-
mi stas suponen que unas preferencias de utilidad indi v idual so n va ri gidez del uso que las ciencias de lo decisión hacen de las suposi-
com unes al gru po que es objeto de estudi o . Esto se puede verifi - ciones de maxim izoción de la utilidad mós uno interpretación o lorgo pla-
car con faci li dad. Si sabemos lo suf iciente sobre la producción de zo es funcionol poro compoñíos de seguros, pero no poro granjeros de
un a cosecha y sobre la varia ción de precios y los co stos para una batOS ingresos paro las que tocos los riesgos son O corto plazo; un elem-
co munidad determ inada , tendríamos derecho a tratar una prefe- plo cerco no de uno heurístico que distorsiono el problema.
renc ia subj eti va indi vidu al como si fu era un a preferenci a cultu- En un breve sumorio de las trabajos realizados sobre lo heurístico del
ral , utilizando siempre la defi ni ción de cultura co mo la ex peri en- riesgo como fuente de error, Olway y Thomas 11982) ponen uno noto
ci a acumulada de l a sociedad y su adaptación al enrorno.
pesimista: reconociendo que esta corriente de lo psicología cog ni ti vo lie-
ne importancia poro lo percepción social del riesgo, tienen lo impresión
Simo n ha ll amado la atención sobre las des mesuradas difi-
de que los autores no han comprendido lo esenciol y preguntan cómo
cultades intelectu ales a las que se enfrenta el indi viduo que toma
pueden ayudar de alguno manero estas trabajos o resolver los cuestiones
una deci sión. ¿Q ué superindividu o puede ser lo bastante inteli - polítiCOS, cuyo urgencia inició lo investigoción en primer lugar.
gente como para hacer los cá lculos? ¿Qu ién es capaz de tener en
mente todas las op~i one s y sus probables efectos du ra nte el tiem-
124 LA ACEPTAB ILI DAD DEL RIESGO BÚ SQU E DA DEL RI ESG O Y SEGUR IDAD ANTE TODO 125

Dos heurísticas que han sido identificadas co mo ayudas más el pescado, ellos pueden calcu lar cuál será su beneficio. Véase
bien poco fiables para determinar la frecuencia y la probabilidad también Ortiz ( 1980) para un análi sis para lelo de decisiones de
son la «di sponibilidad» y la prominencia. Toda ex perie ncia que siembra en una comunidad de agricultores. No basta con tratar las
hace notab le a una determ inada fuente de peli gro, tal como el heurísticas como meras ayudas cogniti vas para la toma de deci-
asa lto cal lej ero a un a estre lla de cine o un accidente de automó- siones indi viduales. Al clarificar opciones y estab lecer expectati-
vi l e n el que muere una princesa, o el incendio o inundación más vas, crean cierta pronosticabilidad y hacen posible un acuerdo so-
recie ntes, tie nde a desplazar el tratamiento ordinario de segundo bre valores cu lturales. El trabajo rea li zado por los antropólogos en
plano que las noticias de pérdidas anteriores tienden a recibir. En el campo de la economía agrícola (véase Barlen 1980) hace una
las probab ilid ades rea les a largo plazo, estas he urísticas distor- aportación original a la comprensión de los procesos culturales
sionan las frecuencias verdaderas. Pero vistas frente a la tenden- que reducen la incertidumbre.
cia individual a c reerse uno inmune al daño que afecta a otros Una de las funciones del proceso cu ltural es la de sumi ni strar
viajeros o consumidores, las he urísticas de di spo nibilidad y pro- categorías li stas para almacenar y rec uperar información; las pre-
minencia deben tener un efecto COITector incrementando la cons- siones sociales aseguran que se recuerden las diversas respo nsa-
ciencia que es susceptible de ser asfixi ada por la inmunidad sub- bilidades separadas. Las supuestas d ificul tades del ejercicio cog-
jetiva. El fo rzarse mutuamente a escuchar noti cias de catástrofes niti vo desaparecen tan pronto como se ad mite que la cultura
horribles es un proceso c ultural que puede ayudar a remediar la desempeña un papel. La esposa del agricul tor, cuando recue rda a
neg ligenc ia del individuo en tomar las debidas precauciones La su marido prioridades tal es como el alimento, la ropa y la vi-
heurísti ca parece más disfuncional en un examen indi vidualiza- vienda, no habla só lo en su nombre. Tiene que considerar su po-
do de corto alcance que en una perspectiva cu ltural de largo al- sición entre sus vec inos, a qu ie nes hace la crítica correspondien-
ca nce. te c uando no cumplen con sus obligaciones socia les. Ell a ha
Las heurísticas son también convenciones: al ser compartidas interiori zado las categorías culturales de las mujeres; su marido
dentro de una comunidad resuelven problemas de coordi nación. ha in ten orizado las de los ho mbres . Los miembros de la mi sma
En esta capacidad , ellas son el elemento esencial de l proceso cul - comunidad saben lo que le ocurre a una fami li a si ella ev ita los
tural. No sólo ayudan a valorar el riesgo, sino que capacitan a cada riesgos de culti var su propi a tierra y se acoge a la apare nte segu-
miembro de la comunidad para predecir lo que los otros harán en ridad del trabajo asalariado. Ellos saben las cosas malas que pue-
un contex to dado. Así, codifican y transmiten información de de n suceder a las personas mayores si se vende la granj a. Una
mercado. Cuando todos los miembros de la comunidad viven bajo cu ltura común les dice en dónde se encue ntran en la clasificación
las mismas coacciones, necesitan compartir estrategias flexible s de las oportunidades ci tadas, sin cá lculos elaborados.
para negociar con el variado e ntorno y para llegar a un acuerdo so-
bre qué es verosímil que suceda. Gladwin (1975) ha ilustrado
cómo cod ifican los vendedores de. pescado en Ghana las valora- Percepciones de las oportunidades d e vida
cio nes de factores inciertos. Ell os dividen la situación de la de-
manda en «nlercado bueno», « mercado estropeado», «poco pes- Dahrendorf (1979: 29-32) ha abogado con elocuencia en favor de
cado» y «pescado abundante». Con esta división en categorías, un en foque de la justicia socia l basado en los oportun idades que ofre-
más el conoc imie n!o de l precio al que los asentadores sumini stran ce lo vida. los cálculos de los oportunidades relativos que él propone
126 LA AC EPTAB ILIDA D D EL RI ESGO BÚS QUED A DE L RI ESG O Y SEGURID AD ANTE TO DO 127

I
remediarían la ignorancia que los fo ráneos lienen de una cullura loca l landa, en cambia, enlender lo conducla desde el "interior", desde el
(yen realidad los gob iernos y los agencias inlernacionales ulílizan lales punto de visto del individuo. Y parle del ejercicio de conslruir un mode-
I
esladística s precisamente para esos fines) y corregirían la candidez de lo "interno" significaría dar el debido peso o la ecología yo la finalidad
los miembros del grupo en cuestián (en general, más bien aisladas) que de los juicios y elecciones q ue se llevan o cabo en lo vida colidiano ..
creen q ue todo solda do puede llevar en su mochila el bastán de un ma- los esludios que mós se aproximan o la explicación (en conlroposición
riscal de campo. Pero dentro de uno determinado culturo, el conoci - a la descripción) de los llamados sesgos e irracionalidades del público
miento de las oportunidades vitales eslá d ifundido de farma más creíble, lego son aquellos que relacionan las observaciones comparlamenloles
como BoI ta nski y otros han puesto de man ifi esto: por ejemplo, inlerro- con procesos mós amplios media nte los que se selecciono lo informo'
gando o madres con ing resos bajos sobre sus expecta livas acerco de cián y se integro junto o represen taciones del mundo que el su jeto yo
los logros ocodémica s y profesionales de sus hijos (Bo ltonski 1970) Ex- posee como resultado de experi encias anteriores , y moti vaciones que
pectativo s cullurol mente estandarizados aj ustan los esperanzas del ind ,- van desde preferencia s hasta melas que di rigen lo vida >. En otros pa la-
vi duo o aq uello que es más proba ble. El proceso creo form os de pro- bras, debería d esplaza rse el foco de atención o la modeloción de los
minencia en el fl ujo de Información envolvente y do indicaciones sobre influencios culturales sobre lo percepción y lo elección.
qué hoy que considerar norma l y q ué anormal. las psicólogos que es- Esle notable ensayo, cuyo primer aparlodo se titula Confesiones de
tón interesados en la «promine ncia » de determinados sucesos y en la dos analis/as desilusionados, do una visión honrado y crílico de las li-
. d isponibilidod. de cier tos tipos de Interpretación en su efecto sobre lo milociones y de los puntos fuertes de los métodos psicomélricos del aná-
percepción del riesgo horían bien en investigar expeclotivas eslandari- lisis de la percepción. En esle punlo, cuando parece cloro que lo psi-
zodos en comunidades definidas con claridad. cología cogni ti vo sólo puede desarrollarse encuadrando lo cuestión en
los procesos cullurales, los problemas de mélodo no deberían parecer
La fortuna de la comunidad que los rodea ex pone vívida- invencibles. Las estadíslicos que indican 9rosso modo los movimienlos
mente e n las vi das de sus amigos las consec uenc ias de una exce- de precios que consti tuyen lo maleria principal de los tea ríos económi-
cos de consumo son lomb ién indicadores 9rosso modo de los movi-
siva asunción e1e l riesgo o de una excesiva avers ión al mi smo. La
mientos de elección y de guslos. No eslán separados nt de los proce-
c ultura ofrece los límites de una e lecc ión eco nómi ca racional
sos cogn itivos ind ividuales ni de los procesos culturales. El aná li sis de lo
c uand o define la pauta de vida y las exigencias de ay uda mutua.
estrucluro arbo riforme de lo demando es esencialmente análogo lo es'
La cultura viv iente es e l siste ma mne motéc nico que hace que e l colo del gran público) 01 análisis de árboles de decisión individua l l eon-
g ranj ero sea fie l a sus prioridades y lo guía a través de lo que se- tiev (1947) es especialmen te aconsejable po ro lo hislorio de lo teoría
ría un cálcu lo te rribl e mente difíc il si un indi viduo tu viera que ha- de lo utilidad 01 mostrar cómo el concepto d el agente individual rocio'
cerlo só lo con sus propios medi os. nal se aplico o los grandes pautas de consumo nocional. lo realmenle
difícil es persuadir o los dos grupos de onolislos de que hoy un elemen-
to inlerpuesto, lo culturo, q ue es merecedor de su alención con junio
Modelar e l cornpo rlom iento cu lturo ) (Douglas e Isherwood 1978).

Olway y Thomas (1982) subraya n acerta damente que, en con tras- La cuesti ón de los ni veles aceptab les de riesgo forma parte
te con el eslodíslico bayesiano, ... 'cobe perfeclamente que un psicó- de la cuesti ón de los niveles aceptables de vida y de los niveles
logo boyesio na eslé Interesado en a lga distinta de un modelo "externo" ace ptables de mora lidad y decencia; y no se puede hab lar con se-
de lo q ue lo gente debería hacer y en lo discrepancia entre esto y lo ri edad de l as pecto del riesgo mientras se evita la tarea de analizar
que hace en rea lidad. Tal vez adopte uno pers peclivo diferente, inten- e l sistema cultural en el que se han formado los otros ni ve les .
VIII

LlMIT ACIONES INSTITUCIONALES

E.ne capítulo explora la bibliogmfía el! busca de Tipologías


de organizaciol/es que pl/eden influir en la.\· percepciolles
del riesgo. En la Teoría de las orgallizaciones, se ha suscitado
la C/lesriólI de cómo tipos diferenres de entorno
social (¡Jecrall a la toma de decisiolles,
pero jalluí.\' se ha cel/t rado la mención sobre e!ta.

«El entorno organ izativo y social en el que se encuentra a sí


mi smo quien toma un a decisión determina qué consecuencias
anti ci pará y cuáles igno rará. En una teo ría de la organización, no
pueden tratarse estas va riables como factore s independi e ntes,
inexplicados, sino que la teoría debe determinarl os y expli carlos»
(March y Simon 1958). Mucho tiempo ha transc urrido desde q ue
March y Simon dijeron esto. Ell o sugiere que una teoría de la or-
ganización tendría mucho que reve lar sobre la definición que el
agente racional real iza de un a situación y su se lección de proba-
bilidades. E n efecto, se ha llevado a cabo un considerable traba-
jo sobre las difere nc ias de punto de vista desde d iferentes partes
de una organi zac ión: la vista del ojo de gusano, la vista de l ojo de
pájaro, la vista de l líder, la vista del foráneo , la vista desde e l sue-
lo de l taller. Con todo, a pesar de este bue n punto de arranque so-
cio lógico, no se bu sca e l ori gen de la c uest ión de la percepc ión
humana de l riesgo e n las características c ualitativa:n e nte dife-
rentes de las instituc iones. Si se concede que las instituciones de-
sempeñan un papel, entonces la consec uencia debería ser que
gran parte de la in vesti gación sobre la pe rcepción del riesgo se ha
aplicado a las unidades equi vocadas, a los indi viduos en lu gar de
a las in stituciones. El res ultado de la investi gación sobre los ses-
gos cultural es indi ca incluso que los indiv iduos no tratan de ha-
130 LI MITAC IONES INSTITUC IONA LES 13 1
LA ACE PTA BILIDAD DE L RI ESGO

cer e lecciones inde pe ndie ntes, en especial sobre grandes c uesli o- El método central de seguimi ento consiste en fij ar la ate n-
nes políti ca s. A lgun os as peclos po líticos de este argumento han ción sobre los infortuni os.
s ido desarroll ados e n Douglas y Wi ldavs ky (1982) . A la hora de
calcul ar la c red ibilidad de las fu entes, los valores y las probabili-
dades, vie ne n ya preparados co n s upos ic iones y po nderac iones Cen lror la ale nción e n el inforlu nio
apre ndidas c ultu ra l mente. Esto no implica que ejerzan un a in-
flue nc ia de te rmini sla sobre los indi viduos. Cabría dec ir que e llos , El lesl de cuál es el motivo dominanle es por lo general , y 101 vez
sie mpre , o qué olribuye la genle los peligros, lo enfermedod y olros in-
han e laborado sus prejui c ios como parte del trabaj o que co nsiste
forlunios , y qué posos do poro evitarlos o elim inarlas> IEvans-Prilchard
e n di señar las instiluc io nes y que han fundado sus in stitu ciones
1956: 3 15) Poro buscor los principios que centra n lo ate nción sobre
co mo procesado res de dec isión que descartan algun as o pc iones y los riesgos , ésla es uno prescripc ión meior que esludiar aquello que su-
sitúan otra s en una lu z favorable. U na de las primera s elecc iones cede si n problemas y los momenlos alegres.
que se les presenta n a los indi viduos consiste en in corporarse o Evans-Pritchord (1937) definió esle enfoque cuondo demoslró que ni
no in corporarse a in sti tuciones de di fere ntes tipos. E n el sigui en- las pregunta s ni los alribuciones de culpo se formulan en poulas alealo-
te nivel los individuos se ded ican a la vigil ancia continu a de la rias de acusación, como sucedería si la alribución fuero uno función del
maquinari a institu cio na l que han e legi do. Las grandes e lecciones perceptor individual.
les lle gan en forma de preguntas acerca de si reforza r la auto ri -
dad o subvertirl a, s i bl oq uear la acción o hacerla posible. Es aquí Todo contrati empo grande en un a organi zac ión desata pregun-
do nde se ejerce la rac io na lidad . tas acerca de la responsabilidad. Si la organi zación lleva es tableci-
Para e nt e nder e l co mportamie nt o racional deberíamos exa- da e l tiempo suti ciente como para haber adoptado una rorma de-
mina r di cho proceso cotidi ano de vigil anc ia, que consiste en terminada , las preguntas no suelen ser fo rtuitas. Menos aú n
apli ca r dos c lases de tests de coherenc ia a la estructura institu - parecerán creíbles las respuestas a no ser que refuercen las preo-
c io nal. U no es e l cotej o de las pro mesas con las prestaciones . cupaciones que sienten los miembros ~obre la fOfm a de la organi-
Por ej e mplo, la em presa promete qu e los puestos de trabaj o so n zación en la que viven. Por ejemplo, si los mi embros de una orga-
seguros, luego alg ui e n es des pedido. ¿Qué posibilidades hay de ni zación desaprueban la forma en que se ejerce la autoridad
que las ga ran tías de seg urid ad de la empresa sea n fiabl es? El supre ma, será creíble que se inte nte hacer cargar con la respo nsa-
o tro test se a plica a los princ ipi os de j ustificación: ¿Es só lida su bilidad de los accidentes a la autoridad suprema; durante e l perío-
lógica? ¿Cuá les son los princ ipi os de cl asificació n? ¿Son con- do de preparación de la respuesta, se in vestigará y criti cará la se-
trad ictorias las normas? ¿Qué grado de cohe re ncia ti e ne la tota- veridad y e l peso arbit ra rio de la autori clad. En la dirección inversa
lid ad del siste ma de normas por e l que se guía la in stituc ión? de preocupación, si la mayoría está molesta por la conducta pe r-
Contratiempos, info rtunios, ame nazas y catástrofes provocan turbadora de los miembros jóvenes de una organización y teme un
un a serie de interminabl es desafíos y re fl ex ión sobre la es truc- posible desafío a la autoridad tradi cional, entonces es muy verosí-
tura de la vida insti tuc ional. No es d ifíci l ver que este proceso de mil que se considere que los grandes y peque ños info rtunios han
seguimi e nto estab lece para cada in stituc ió n, y en e l ni ve l apro- sido causados por los jóvenes tu rcos. Esto es compati ble con la teo-
piado al gun as normas co nvenidas del riesgo aceptable e in acep- ría de la atribución, extendida más allá de los indi viduos a la vida
table. de las in stituciones . Es importante caer en la cuenta de que las in-
132 LI MITAC IONES INSTITUC IO NA LES 133
LA ACE PTA BILIDA D D EL RIESGO

vesti gaciones subsigui entes a una desgracia y que se concentran decisiones políticos eficaces, y que, en consecuencia , los problemas de
sobre las normas y va lores institucio nales representan el ejercicio organi zación mós importantes derivan de un incremento en la escalo.
normal del pensamie nto racional indi vidual. Todo el mu ndo está Poro uno exposición influyenle léase Homans [1950). lo medido de los
sumame nte inte resado en oír las excusas y justificaciones por el economías y deseconom ías de escalo conl levo lo Implicación poro lo
teoría económico de que poro cualquier siluación porllculor se puede
daño acaecido y e n e mitir un juicio, pero no in vestigan de fo rma
idenlificar uno escalo correcto de operaciones. Cabrío esperar que los
desapasionada. Aportan a las pruebas de coherencia lógica intui -
economistas lengan un sesgo apuesla 01 de los sociólogos, dado que su
ciones de gran carga cultural sobre cuál debe ser la organi zación leoría descanso en el axioma de que los mercados son eficaces sólo
idea l, influidos por el recuerdo de anteri ores in vesti gaciones y pre- cuando el número de vendedores es lo suficientemente grande como
cedentes. Tanto si la in stitución se ha desarrollado en una direc- poro impedir uno confabulación. Poro un sumarl a de lo diferenc io enlre
ción como en otra, la búsqueda de un agente culpable tendrá el ses- los supuestos de los economislas y los polilólogos o esle respeclo véase
go correspondie nte. Así es como las catástrofes, definidas como Barry y Hordin [1982: 39-50) en lo inlroducción a lo leorío de OIson
causadas por el ho mbre o naturales, res ultan engranadas en la mi- de la acción colecliva. Esle último baso su leorío de formo explícila so-
c ropolítica de las in stituciones. Los procesos de inculpación O de bre los diferencias de escalo: , A no ser que el número de individuos en
exoneración de culpa fo rtalecen las pautas de la organización y un grupo seo baslanle pequeño .. ' y ' cuanlo mayor es el grupo, lonlo
son e n realidad una de sus partes fund amentales . Se ha dicho que más insufi cienle resullará .. ' basándose de formo bastonle explícila en
los obj etores a la pl anta nuclear Windscale, aunque no llegaron a
lo noción de Homo ns, esencialmenle románlico , de que lo pequeño es-
ca la, las unidades sociales cara a coro , son en sí misma s inmunes a los
co nseguir la dec isión que bu scaban , cambiaron mediante sus es-
Iroslornos de que eslón plagados los grandes organizaciones ( 1965)
fuerzos los procesos de responsabili zac ió n (W illiams 1980: 3 17). Estos sentimienlos implíci los sobre lo relaliva facilidad de lo coopera-
La teoría de la o rgani zació n es pobre a la hora de ex pli car la ción humano o pequeño escalo han sido pueslos en cuesllón por Borry
ceguera institucio nal. Rara vez se di sc ute la cuestión, y las tipo- y Hardin [1982 25-26) y por Chomberlain (19821. concluyendo que los
logías actua les que e me rgen de un modo bien desarroll ado son efectos de escalo son mucho más comple¡os de lo que se suele pensar.
sorpre nde nte me nte escasas. Un número de tipologías incipientes Es digno de señalar que lo preocupación más vigoroso de las cien'
se frag mentan y se pierden. Uno de los co ntrastes más comunes líficos soc iales por los efectos de esca lo es nuevo compa rado con los
d isting ue e ntre o rga ni zaciones gra ndes y pequeñas, dando a e n- bien asen lodos principios de alamelría de los bíólagos [Noroll y Van
te nde r que las grandes so n compl ejas y las pequeñas son senci- Berlolanffy 1956)
ll as. N unca se desarro ll a esto lo sufi cie nte porque las orga niza- Uno de los deliniciones de comple¡;dod dislingue enlre un sislema
que liene muchos parles y un slSlema simple que llene sólo algunos [lo
cio nes peque!';as q ueda n descartadas del ejercicio. La teoría de la
Parle 1975). Esto, por implicación, ligo lo comple¡ idod con el aumenlo
organi zació n parece obsesionada e n exceso por la idea de que los
de escalo . Otro aproximación o lo comple¡;d od que depende de lo
proble mas se crean a causa del inc rement o en la esca la. combinación de lo va ri edad con lo implicación lógico do uno closifi'
coci ón muy diferente de sislemos comple¡os y sim ples, sin con¡elurar
nodo sobre el número absoluto de los elemenlos conslituyenles o sobre
Efectos d e escalo los perspecllvos de colapso [Douglos y Gross 1981; Douglas 1984).

Lo sociología monliene un sesgo senlimenlol hacia lo creencia de Puede increme ntarse el prejuicio por el hecho de que las or-
que la pequeñez de escalo es me¡or poro lo acción, el liderazgo y los gani zaci ones grandes pueden utili zar anali stas de decisión co mo
134 LI MITAC IO NES INSTIT UC IONALES 135
LA ACE PTA BILIDAD D E L RI ESGO

consultores, y así, por de fecto, puede parecer que las organi za- ciera que só lo he mos identificado dos tipos: por un lado, la buro-
c iones peque ñas ti e nen pocos problemas. Ade más, los soc ió lo- cracia con sus normas de procedimiento y va lores je rárqu icos;
gos ti e nden a idea li za r las formas pequeñas de sociedad donde por e l otro, e l mercado, dominado por la rac io nalidad fi n-me-
lodo e l mundo se conoce. Ellos supone n que la co mp lej idad es dios. Determinadas fases evo lutivas de uno y otro tipo desarro-
só lo una funci ó n de escala. Un inc remento e n la esca la cond uce ll an un campo de acción e n el que los líderes caris máti cos cons-
a la delegac ión, la centrali zación, la compartiment ación, y és ta s tru ye n coali ciones frágiles y las ll evan a un cl ímax y a un
llevan a canales sobrecargados y a comuni caciones proble máti- predecible co lapso . En la bibliografía soc iológica es rara la vez
cas. Sie ndo esto verdadero, no e s cierto que organi zac iones muy que se cen tra direc tamente la atención en las limitac iones institu-
pequeñas no te nga n problemas muy gra ves que co nducen a fac- cionales de la percepc ió n.
c io nes, rupturas y fia scos. La pequeñez de esca la es compatib le
co n un alto g rado de co mpl e jidad intern a, de legac ió n y co mpar-
time nta lizació n. Una base antropol ógica para un a co mparación limitaciones instituciona les de lo percepción
soc ial neces ita restar importancia a al gunos de los e fectos de es-
ca la y te ner e n cue nta los proble mas e ndémicos de di versos tipos Se ho comporodo o los ingenieros con los funcionarios de lo sani-
de organi zac ió n social. dad público o fin de evaluar el punto de vislo de los profesionales en el
Gobielno y en lo industrio. Lo preocupación de los funcionorios de lo
Los princ ipi os de clasificació n socio lógica deri vados de Max
sonidod público por lo calidad medioambiental tiende o decrecer con
Webe r proporc io naron tipo logías que se superpone n li gerame n-
el número de años en lo profesión. Tonto en el caso de los ingenieros
te. El contraste e ntre liderazgo cari smático y procedim ie ntos ru- como en el de los funcionarios de lo sanidad público, lo veteranía lleva
tinarios, basado e n los roles di stinti vos de pro fe ta y sace rdote, ha o uno decicoción creciente a lo entidad, pero los ingenieros perciben
obses io nado a gra n parte del pen samiento social occ ide ntal. Pero un espectro más amplio de los problemas que ofecton o lo sociedad.
¿es el líder qui e n ti e ne cari sma o se le impone éste al líder en de- Tal comparación apunto o cómo pad ríon investigarse los efectos institu-
termin ados tipos de regímenes políti cos? Estil os de liderazgo cionales sobre lo percepción de riesgo (Sewel l 197 1, 1973)
contrastados sería n útiles para e l obj etivo presente si la bibli o-
grafía sobre e l cari sm a (ya sea sobre líde res de partido o sobre el La importancia fundamental paradi gmática de estos dos ti -
culto a la perso na lidad) no tendiera en de masía a tratar a los lí- pos - burocracia y mercado- ex plica por qué es tan difícil
de res separados de l aná li sis de los regímenes políticos (W il- transferir a la sociedad moderna todo tipo de co noc imi e ntos ad-
davsky 1984). quiridos por la antropología. El me rcado es la condi ción funda -
El o tro princ ipi o clasificador que domin a nues tro pe nsa- mental de una sociedad industri al. Toda burocracia es vista
mi e nto sobre la sociedad proporc io na e l contraste entre raciona- como e l desarroll o (tal vez indeseado) de una c ultura alta. Com-
lidad de mercado y racio nalidad burocráti ca. Mient ras que la ru - binadas, son e l punto de referenc ia que separa a los tipos de so-
tina ti ende a ll evar a la burocracia, el ca ri sma ti ende a c iedad moderna de aquellos otros técnica mente se ncil los estu-
desarrollarse fue ra del ám bito del mercado y de la burocracia diados por los antropólogos. Para salvar es le im presionante
dá ndo nos la ilu sión de la ex istenc ia de tres tipos. M ientras que si abi smo se necesita una tipología que fun cione a un nivel superio r
los estudios sobre e l carisma estu vie ran bien integrados con los de generali zació n, permitiendo que se vean forma s soc iales di s-
estudi os de lid erazgo y de grupo de interés, posible me nte apare- tinti vas aparte de los accidentes del alfabeti smo y de la tec l1o lo-
136 LIMITAC IONES INSTITUCIONALES 137
LA ACEPTAB ILID AD DEL RI ESGO

g ía . El esfuerzo de tipologización en la teoría de la organi zación ri cos que rec urren frecuentemente a pla nes y rutinas tipos. El ter-
ha estado dom inado durante largo tiempo por e l análi sis de la de- cer modelo de Alli son es un a versión más compli cada de la teo-
c isión. Enco nt ramos aquí una bibliografía im pres ionante q ue su- ría de la utilidad que utili zó en su Modelo 1, en e l que todo e l
pone que tipos de pensamiento están relacionados con tipos de me rcado de agentes individuales negocia, llega a compromi sos,
organización. No resulta sorpre ndente que se consideren en ge- y hace coaliciones. En efecto, en vez de sumini strar tres tipos
nera l sólo dos tipos de toma de decisión. El artículo dec isivo que di stintos, Alli son trabaja con los dos modelos básicos habituales:
sentó las co ndi c iones para la comparac ión que aú n se reali za hoy mercado y burocracia, y burocracia viSla desde dentro co mo un
es la crítica ( 1959) que Lindblom hi zo de la teoría de la decisión mercado .
y de la organ ización (Lindblom 1965, 1979; Knott 1982), y en el Ste in bruner ( 1976) intenta que haya tres mode los de cogni-
que compa ra e l estilo de toma de decisió n de tipo «raíz», que es c ió n en las organi zac iones: un modelo clásico de utilidad (que se
racional , teóri co y científico, con el estil o «fam a», que es prag- corresponde bastante con el esIi lo de tipo <<raíz» integral y racio-
mát ico , est ratégico e in cremental. nal de la formu lación de una política de Lindblom) , al que él ll a-
Gran parte de la investi gación posterior in spirada por este ma pensamie nto analíti co; un modelo pragmáti co inte ractivo que
cont raste ha produc ido variaciones sobre la mi sma distinción bá- se corresponde con el otro mode lo de Lindblom; un modelo ci-
sica: progra mación si nóptica de un a políti ca cont rastada con ulla bernético con e nfoque restringido de fo rma bu rocrática , que tie-
programac ió n estratégica, presupuestación globa l frente a pres u- ne mucho en co mún con e l acento sobre los objeti vos fijos y pro-
p uestac ión increme ntal (Wildavsky 1975), creación de estrate- cedim ientos operati vos del Modelo 2 de Alli son. De nuevo, no
g ias del tipo med itati vo e inte ractivo. La act ividad teóri ca se res ulta convincente la pretensión de haber definido más de dos
mueve entre diversos ni veles operativos, e ntre los procesos y sus tipos básicos. Tanto Steinbruner como Allison están inte resados
productos , entre di versos tipos de organi zación. Pero siempre te- e n e l problema central de cómo la composición menta l previa
ne mos dos tipos de toma de decisi ón : e l punto fue rte de uno de afecta a la interpretación de los hechos. Ambos dan a entender
e llos es la teo ría g lobal, e l punto débil de l otro es la teo ría, pero qu e la composición menta l y sus supuestos proceden de algú n si-
q ue descansa con éx ito e n la interacción social para suplir sus tio que se e ncuentra fuera del anál isis, tal vez de la wltura na-
o tras carencias. cio nal o de la estructura psicológica del indi viduo, mi entras que,
A lgu nos pe nsadores han tratado de proponer un tercer tipo según e l argume nto antropológico, e l individuo se decide ini cial -
de to ma de decisió n, pero no han conseguido producir una tipo- me nte por un tipo de organi zac ión y este co mpro mi so mismo ge-
logía cohe re nte. Allison ( 1971) ofrece tres mode los de toma de nera la to ma de decisión y el sesgo percept ivo.
decisió n g ubernamenta l; e l primero se basa en e l comportamien-
to in dividua l según la teoría clásica de la uti lidad ; se presenta al
gobierno como si fuera un solo agente raciona l, capaz de conocer Compromiso moro l
y je rarq ui za r sus metas y de resolver sus proble mas de acuerdo
co n una eva luac ió n racional de costos y be nefi cios; e l segundo se Ouchi 11980) ha sugerido uno lercero formo orgonizolivo desde
hace eco de la descripción que presenta Lindblom de l proceso de denlro de esle esquema conceptua l. Designo como -clon> o uno eslruc-
arreg lárse las de la mejor forma posible que rea lme nte tiene lugar tu ro en la que uno congruencia 10101de melas permile mucho más infor-
e n las organi zacio nes, contrariame nte a las instancias de los teó- malidad y uno declaración de normas menos explícilo. Pero por des-
t39
138 LA AC EPT A BILID A D DEL RIES GO LIMITAC ION ES INSTIT UC IO NA LES

gracia , un entusiosmo ocrítico en fovor de lo escalo pequeño hoce fro- hacer frente a la demanda institucional de coherencia . Cada
casor esto estrategio. Ouchi considero que el clan emerge como res- miembro de una organi zación vigi la el comportami ento de su ve-
puesto al fracasa de lo organización burocró tica, y utiliza el orgumento cino mediante tests de respon sabilidad y coherencia frente a las
proveniente de la escalo poro afirma r que los clones no necesitan uno presiones provenientes de la naturaleza, La línea que separa a la
inspección ni evaluación explícitos, a causa de la sutil Vigilancia mutua catástrofe obrada por el hombre de la catástrofe natural se tra za
de los colaboradores estrechos Como Rosabeth Moss Konter (1972), como respuesta al escrutinio moral de aquell o que es un ni vel ra-
él supone que el com p romiso morol con metas comunes es un factor in- zonable de prestación, Para conocer las anteojeras in stitucionales
depend iente. Si él puede suponer que el compromiso moral nace tan fó- sobre la percepción, tenemos que con siderar cómo hay que inter-
ci lmente, srmplemente o portir de lo decepción que provoca el funcio- pretar las catástrofes a fin de cumplir los obj eti vos de los 1I1d, V,-
namiento de lo burocracia, ¿po r qué no podemos suponer también q ue
duos a medida que éstos fo rmulan recíprocamente demandas
precede a los relaciones de mercado e invertir osi su orgument0 2 Am-
bos posan por alto el dilema cenlral de lo teoría política en el que la
morales y a medida que establ ecen canales institu cionales para
\
reali zar sus expectativas. Necesitaremos una tip ología más ri ca,
cuestión ha sido durante siglos cómo emerge y cómo se sostiene un
compromiso moral. más de dos tipo s de organ ización, y al guna buena teoría para vin- l
cular las apelaciones a la naturaleza, las percepci ones de ri esgo y
Dado el uso dominant e de la idea de conducta racional en la la mi cropolítica de las instituciones,
I
teoría de la organi zación , uno esperaría que se expli caran de for-
ma clara las diferencias entre el indi viduo que toma la deci sión y I
la organi zación, Un resumen reciente pone de manifi esto que el
esquema paradigmáti co de la organizaci ón vi sta como un indivi-
duo está lleno de cabos sueltos, y que no ha sido comprendido
tan bien como cabría esperar tratándose de una herramienta cen-
l
I
tral en la teoría de la deci sión, Los dos modelos incompletos que
preval ecen tratan la organi zación o bien como un indi viduo den-
tro de un entorno de mercado o bien como un mercado, cuyas
partes constitutivas son individuos (Hogarth J981),

Un enfoque antro po lógico útil de la organización va en bus-
ca de cómo la organi zaci ón desarrolla mecani smos específi cos
de responsabilidad y de incu lpación, El compromi so de los indi -
viduos con estos mecanismos produce una estructura interna de
I
co sto a la que tiene que adaptarse la conducta racional si un indi-
viduo determinado quiere prosperar dentro de la organización,
Para sobrevivir, la organi zación entera ti ene que estar bien adap-
tada a la estructura de costos y be nefici os en el entorno externo.
Di cha adaptació n se logra mediante la apelación a ideas cosmo-
lóg icas que codifican los peligros latentes en el uni verso a fin de
IX

RIESGOS CO DIFICA DOS

E:,re c:apÍftllo de cOllclw¡;ón ex/iende 1IIgul/o.\"


de los reciellfes trab (~ios realizados
sob re ecol/omía institllcioNal a la ('odijicaciún
(h- decisiol/es (/l'llrro de la estrtlctllrtl dI! /(/ () /'ga ll iwciólI .
El individuo adopra l/ 1I 0 visión de las probavilidades

a lIIedio y (l corro plazo. Las ¡'¡stiwóo /l es lIel'{/l/


/a pe rcepc ión a/ pfa:u 1(I "~o. Dilw rslIs il/stilll cion es
varíal/ el foco d e (/tención y cOlIsriwyell pam lo~ mielllbros
individllales /l 1/{/ experiencia diferenc iada
de las probabilidades eXisfell1eS el! e/ ml/I/do real.

Este volume n gira sobre un cont raste central. Po r un lado, el


análi sis de ri esgos en el seno de la teoría de la elecc ión, co mo vi-
mos en e l cap ítu lo 4 , despeja todas las considerac iones sobre el
mundo rea l. Compre nsibl e meme, un a pura teo ría de l riesgo se-
pa ra su tema de los pre juicios a limentados por qui e n toma la de-
cisión y de las contin gencias institucionales e hi stóri cas. Por otro
lado, en e l mundo rea l la percepción de las probab les pérdidas
natural es está cargada de asoc iaciones moral es y de sesgos in sti-
tuc ionales (como vi mos e n el cap ítu lo 5). Aquí se co nstilU ye un
dile ma prác ti co para las ciencias sociales. El desafío actu al al
que éstas se e nfrentan concierne a los ni ve les de la aceptabil idad
de l ri esgo. No se pu ede tralar una cuesti ón de esa clase sa lvo en
un contex to de teoría moral y política. Un e nfoq ue antropol ógico
combi na e l aná lisis de la co nducta rac ional con la re lac ió n de los
constructos éticos que se utili za n para en focar cues tio nes soc ia-
les. Pero la antropología es una fo rm a primiti va y periféri ca de
di sc urso. No está axio mati zada. No di spone de un núc leo de pro-
posicion es estab lec id as. De po r sí e lla nunca puede co rreg ir un
142 RI ESGOS COD IFI CADOS 143
LA ACE PTA BILIDAD D E L I<I ESGO

foco descentrado. Podemos tratar de argumentar e n fa vor de un da co mo una medida de responsabilidad personal en e l aquí y
e nfoq ue a ntropol óg ico to mando préstamos de los economi stas y ahora. En lugar de tratar de forma acrítica la naturaleza como
de los teóricos de la e lección racional para hacer una aproxi ma- algo dado, deberíamos preguntar qué factores sociales arrastran a
ción conjullla a l problema central de la percepción del ri esgo. veces la atención más all á del normal foco perceptivo de los su-
El problema que dio lugar in icia lmente a una nu eva subdis- cesos de frecuencia media.
c iplina de la percepción del riesgo estaba re lacionado con fuen- El argumento que hay que e labo rar es e l de que el filtro ins-
tes extraordinarias de peligro. La utilizac ión indu strial de la titucional a tra vés del que se perciben los riesgos impone una dis-
energía nucl ear introduce la idea de efectos gravemente perjudi - torsión consistente sobre las probabilidades. Decir que la lente
ciales subsiguien1es a acontecimientos de muy baja probabilidad. in stituc io nal oscurece las cuestiones de riesgo es verdad en par-
Puesto que parece qu e e l conocimiento human o trabaja por lo ge- te . También utili za las cuestiones de riesgo para esclarecer otro
neral centrándose en las probabilidades med ias, cabría presumir conjunto de prob le mas. Es má s iluminador cons iderar los ri esgos
que esos pe li gros caen fuera del umbral cogniti vo del público como una lente para agudizar el foco sobre la organ ización soc ial
profano. Con todo, la pregunta ini cial estaba formulada a la in- mi sma. Las in stituciones utilizan la cuestión del riesgo para con-
versa: alg unos miembros del público profano estaban muy inte- u·o lar la incertidumbre respecto de la co nducta humana, para re-
resados e n ta les acontecimientos, y los expertos decían que la forzar normas y para faci litar la coordinación.
preocupaci ó n e ra innecesaria. Tambi én vimos nosot ros que la En este argumento han dado los pasos los autores que se re-
posibilidad de atribu ir inculpac ión atrae y re ti ene la atención del conocen especialmente deudores de Herbert Simon. Vimos la in-
individuo. Vimos qu e un fuerte sentido de afrenta moral podía flu enci a de éste sobre e l análisis de las respuestas a los riesgos
ser s ufi c iente p ara centrar la atención del individuo sobre los pe- del tipo seguridad ante todo (en el capítulo 7). La segunda críti -
li gros que se ha ll an fuera del alcance estrechamente limitado de ca de Simon a las suposiciones de raciona lidad ilimitada de la
la cogni ción. Partiendo de esto, a algunos auto res les ha parecido teoría de la elección era el olvido por parte de ésta del sistcma o
que el ser forzado involuntariamente a asumir graves ri esgos ex- e ntorno total e n el que el agente racional hace elecciones . Lo que
pli caría la sens ibili zada conciencia políti ca del púb li co respecto sigue es un desarrollo de su idea de que <do que nOS01ros llama-
de los peli gros provenientes de la indu stria. De aquí, la línea di- mos e l ·'entorno" puede estar. en parte, dentro de la pie l del or-
visoria entre las catástrofes naturales y aquellas ca usada s por el gani smo bio lógico» (Simon 1955). En la primera declaración de
hombre ha pa rec ido ser la clave para entender la hostilidad a la Simon, la racionalidad limitada debía ser una teoría que tu viera
energía nuclear y a los productos químicos indu stri ales tóx icos, en c uenta los límites neurofisiológicos y lingüísticos a l tratar la
casos claros e n los que es posible establecer una respo nsabilidad solución de problemas complej os. Veinte años después, Wil-
humana. Pero la exp lotación no s ie mpre produce alerta política. li amso n da al tema una nueva dirección cons iderando las fun-
El sentimie nto de ser explotado no es una va ri ab le independi en- ciones que desempeñan las in stituciones en la sol uc ión de pro-
te. Esta ex pli cació n no ayuda a aclarar la pasividad de la mayo- blemas, e n la to ma de decisiones y en la codi ficación de
ría de las socie dades occidentales y de Japón respecto de la e ner- información. El indi viduo racional no necesita tener en cuen ta
gía nuc lea r que se desarrolla para fines pacíficos. Esta línea entre todos los factores. A lgo del entorno está dentro de su piel. La or-
causas naturales y causas humanas se hace pasar por una de las ganizac ión interna de una inst itución sum ini stra una manera de
divi s iones ne utrales del universo de forma que puede ser utili za- eco nomi za r en el esfuerzo cognitivo (Williamson 1975). WiI-
144 LA ACE PTABILIDAD DEL RIESGO RIE SGOS CODIF ICA DOS 145

liam son elabora los pasos por los que los costos de transacc ión j usta. Su cos mos ne utral y su creencia en el poderoso armamen-
indicará n al agente racional si le tiene más cuenta permanecer to personal dirige la atención allí do nde el poder está loca li zado
de ntro de un e ntorno de me rcado libre competiti vo o aceptar un en reali dad. El poder no está velado o fru strado e n ta l régimen, y
contrato laboral y e ntrar e n un entorno burocrático. Basándose la teoría cos mo lógica le da sólo la leg itimación que se necesita
e n costos de transacc ión propone un modelo de la evolución de para cond ucir a los héroes y a sus seguidores a una confrontación
las forma s social es. U lte riores pasos hacia un análi sis económi - ab ierta. Concentrar la atención sobre la catástrofe provoca averi -
co de las instituciones dese mbocan en un esque ma teóri co en el guaciones que encuentran la di stri bución rea l de pode r y a sus re-
que se supone que el agente racion al real iza elecciones e ntre for- tadores. C rea estructuras de plausib ilidad que legitiman tanto la
mas soc iales para lograr aquella qu e se adapta óptimame nte a sus soc ied ad como su particular visión del ri esgo.
intereses e n un e ntorno dado. Con otros age ntes racionales desa- En segundo lugar, la jerarquía utili za el cosmos moral para
rroll ará co nvenciones para resolver los prob le mas de coordina- sostener la autori dad y para canali zar el pode r hacia los legíti-
c ión. Por último, la institución (que e n este aná li sis es definida mos ocupantes de los cargos. Atri buyendo muertes y acc ide ntes
co mo las convencio nes que es provechoso observa r) depende de de todo tipo a la naturaleza (y a veces a los muertos), los oc u-
asegurar la sumi sió n del prójimo (Schelling 1960; Lew is 1969; pantes vivos de los cargos evitan la impopularidad de impartir un
Schotter 198 1). Nuestra ate nción tiene que volverse hac ia la in- castigo .
ve nció n de recursos de bajo costo para lograr la sumi sión. En Esta aprox i mac ión a las di fe re ntes pa utas de percepc ión del
este punto los riesgos provenie ntes de la naturaleza res ultan muy riesgo relaciona a ésta con tipos de procedimie ntos legitimado-
inte resantes debido a su utili zación para mantener el sistema. res en d ife re ntes entornos sociales. Para q ue res ulte plausibl e a
E n e l capítul o 5 hemos contrastado dos actitudes respecto de otros cie ntífi cos soc iales, se neces itan algunas cosas más. En la
las catástrofes natural es . Una es oportuni sta al pretender crédito parte e mpíri ca se necesit a una etnografía c uid adosa de lo que se
político para las catástrofes en lugar de inculpar a las personas dice y hace acerca de las catástrofes antes y después de que su-
desviadas, a quienes todos reprueban. Se ha encontrado esto en cedan. Hay que elaborar un a meti culosa eva lu ac ión de las es-
un tipo de soc iedad que llama a sus mi embros al heroísmo en pro tructuras de com unidad dentro de una tipo logía de las in sti tu-
de grandes ho nores y recompe nsas. Este régimen no valora in- ciones. En la parte teórica, podría revivirse y rev isarse el tema
ventar estratage ma s ad icionales que asegure n la sumi sió n: fun- de las funciones latentes . Esta concepció n fue import ante en los
ciona porque (y só lo si) ofrece incenti vos indi viduales aprecia- años cincuenta c uando Roben Menan ( 1968a) la utili zó para
dos. El otro tipo, al que llamamos jerarqu ía, necesita dejar muy contrastarla con la fun ción manifiesta de un a organ ización. Son
claro e n todo ti e mpo a los miembros que la conformidad es el manifiestas las fun ciones para cuya real izació n expresa está ins-
mejor medi o de que ell os di sponen para asegurar sus intereses titu ida la unidad social y sobre cuya pres tació n es juzgada. Las
privados. Éste es el tipo de sociedad e n el que las catástrofes na- fu nciones ocultas o latentes son aquell as que parecen no estar
turales anti cipadas subrayan firm eme nte las conve nciones esen- inclu idas e n el presupuesto: la sociab il idad de los mi embros, la
ciales. Cada régimen valora de fo rma difere nte en las in vesti ga- protecc ión del S IGllI S de éstos, el incre me nto de la solidari dad
ciones post morte m y otras averiguaciones sobre la catástrofe. cuando ell os co laboran, y la defini ción de sus fronteras soc iales .
Primero, la sociedad heroica y de confro ntac ión refu erza de Las funciones latentes estaban relegadas a una importancia teó-
forma dramáti ca su propia idea adec uada de la propia soc iedad ri ca secundaria inclu so antes de que el funcio nali smo comenza-

:., ..
146 LA ACE PTABILID AD D EL RI ESGO RI ES GO S COD IFICA DOS 147

ra a ser criti cado e n los años sesenta, probable mente po rque, por pero ésta es más una fo rma de vida comunitaria . El sentido ple-
defini ció n, son difíciles de observar. Pe ro parece que hay un no del término comunidad es un grupo comprometido del q ue los
equilibri o di g no de ex ploración entre los conceptos de las metas indi viduos deri van su apoyo vital y q ue des linda sus compromi -
soci ales late ntes y manifiestas e n conex ió n con la aceptabilidad sos. La asociación voluntaria parece ser un ime nto e mbri onari o,
de l ri esgo. parcial o incompleto de crear una comunidad; es una asociació n
Pa rece razonabl e afirmar que cuanto más di rectamente son cuyos miembros Son a veces capaces de presumi r más de haber-
pre mi ados de fo rma indi vidual los mie mbros por la rea li zaci ón se mantenido juntos que de haber co nseguido algo e n concreto a
de sus roles m anifi es to s en una organi zación, tanto menos trata- lo largo de los anos .
rán ellos de conducir mutuamente su s energía s hacia las activi - Según Tocqueville (1966), no hay nada en América que
dades late ntes que manti e nen en vida la organi zación. Por contra, atrai ga más la atención que el extendido hábito de formar aso-
cuanto más peque ñas sean las recompe nsas por trabajar en el sis- ciaciones vo luntari as . Aunque se ha estudi ado con posteri oridad
te ma de rol manifiesto, tanto más esfu erzo se invertirá en el re- la organi zación voluntari a, se ha prestado escasa ate nción a los
fu erzo y la persuas ió n indirectos mutuos. Por ejemplo, este tipo rasgos concretos que llamaron la atención de Tocq ueville . Éste
de sociedad indi viduali sta realiza pagos inmediatos y directos a afi rmó una fl oja conex ión e ntre asociación e igualdad, y observó
su hé roes ex itosos; e n la je rarquía, los pagos son lentos y están que las asociaciones son especialme nte necesari as para movi li -
relacio nados de forma indirecta con el input indi vidual. En el pri - zar el apoyo en las sociedades democráticas, para compensar la
mer caso, es probable que se produzca una me nor utilización de au sencia de poderosas personas pri vadas. Senaló que para que
los riesgos provenie ntes de la naturaleza para fo rtalecer la colec- una asociac ió n tenga al gún poder e n esas condiciones debe con-
tividad. En e l segundo caso, el consenso e n cuanto a las neces i- tar con gra n número de mi embros . Ta mbi én observó q ue esta ne-
dades de la co lec ti vidad dará credibilidad a la imput ac ión de res- ces idad de operar a gran escala pl antea di t-ic ultades. Aunque
po nsabilidad. Los maridos como categoría se unirán para apoyar Tocquev ille rara vez utilizaba el término «envidia», dijo mucho
aseveraci ones de que e l adulterio de la esposa mata a los bebés; acerca de las des ilu siones y fru stracio nes de la lucha co mpetitiva
la categoría de padres respaldará la creencia en el pode r de la llevada a cabo en un a situación de igualdad general.
maldi ción paterna ; pero ninguno de ellos hará creíbl es sus acusa- Tocqu ev ill e aJTancó de la situación general de igualdad en
ci o nes a no ser qu e e ll os tengan el apoyo moral de la co munidad Améri ca comparada con la tradición ari stocráti ca de Europa. Afir-
en su mayoría. El apoyo moral difícilmente es suficiente en sí mó que la igualdad crea un vacío de poder que, naturalmente, es
mi smo. C uanto más dé bil sea el poder de la colecti vidad para re- necesari o lle nar. Así se desarrollan las asociaciones voluntarias.
compen sar a sus mie mbros leales, tanto más espeso será el tami z El argumento es más convincente si se in vierte. Casa mejor con la
conceptual que ide ntifica los riesgos naturales y los re lac iona visión de Tocquevi lle arrancar de un vacío de poder y ver que éste
con la des lealtad . crea probl emas de organi zac ión que e n parte se resuelven adop-
Para desarro llar este e nfoque volvemos a un a forma de vida tando un principio de igualdad. Puesto que él veía con claridad
social que depende me nos de la recompensa materi al de sus que la igualdad es una posición incómoda, lle na de descontento y
mie mbros: la asociació n voluntari a. Como suelen desc ribirl a los carente de di sciplina. Igualdad signit-ica que todos se mueven jun-
soció logos, se trata de un doble híbrido. Otras organi zaciones se tos en la mi sma multitud en constante flu ctuac ión, sin reconoci-
de fin en po r sus fun ciones específicas (mercado, burocracia), mi ento, ho nor o categoría social, codiciando los ojos pequenos
148 LA ACE PTAB ILIDAD DEL RIESGO RIESGOS COD IFI CADOS 149

premios y tomando a mal pequeñas desigualdades. "Cuando todo grupo de esas características tiene problemas inclu so para conse-
es más o menos llano, la más ligera variación llama la atención. gu ir fondo s para sufragar sus costes de organizac ión mínimos y
Por eso, cuanto más iguales son las personas, tanto más insaciable hay que considerarlo como especialmente frágil y como suelo
será su anhelo de desigualdad » (Tocq ueville 1966: 604). Así es abonado para la di sensión interna.
como él argumentó. Tambi én podría haber esperado que la expe- El primer paso que este tipo de organización tiene que dar
riencia de las decepciones que produce la igualdad condujera a cuando trat a de recoger aportaciones y prevenir secesiones es
diferencias instituidas. Si tuviéramos que preguntar a Tocqueville trazar un linclero claro alrededor de sus miembros frente al mun-
por qué todo el mundo desearía estar e n esta desdichada confu sión do ex terior. En seg undo lugar, necesitará hacer una norma sobre
incipiente, su respuesta parecería invocar el valor positivo de la la participación al cien por cien, a fin de ev itar que cualqui er
igualdad , vista como un bien en sí mi sma. El beneficio de. la igual- miembro perezoso o recién llegado recoj a beneficios injustos.
dad debe pesar más que sus desventajas. En este análi sis, en lu gar de partir de la igualdad y movernos ha-
Un planteamiento muy diferente de por qué algunas personas cia las asociaciones. arrancamos de las asociaciones volunt ari as
va loran tanto la ig uald ad podría encontrarse en la obra Th e Logic y las vemos forzadas por la ausenci a de una autoridad clara o de
01 Collective Actioll ( 1965) de Mancur Olson. Este libro sugiere in centi vos para instituir la igualdad como un control sobre los
de forma indirecta que la gente se resigna a las desventaj as prác- Iree-riders. Aunque Olson sólo ll ega hasta aq uí, nos permite aña-
ti cas de la iguald ad só lo en circunstancias especiales. Lo que él dir mucho a la visión c1e Tocquevill e.
dice e n realidad es que, según la teoría de la elección rac ional, la Hemos visto cómo el cosmos moralmente puniti vo utili za el
organ ización vo lunt aria que no está protegida por un poder coer- ri esgo para sostener una com unidad y cómo el cosmos neutral, li -
citivo, y/o no proporciona especial es beneficios se lecti vos a sus gado al confli cto de héroes individuales, utili za el riesgo para re-
mielnbros, no conseguirá crear un bien coleclivo y sufrirá graves solver los problemas de lealtad de sus seguidores; en caJa caso, la
dificultades organi zativas. Los mercados y las jerarquías flore- respuesta al info rtunio es incorporada a la estructura instit ucional
cen gracias a la ex pectati va racional de sus mi embros de que y utili zada para reso lver di versos problemas organizati vos. La
ell os obtendrán beneficios individuales selectivos. Cuanto me- asociación voluntari a ti ene problemas aún más graves que la je-
nos disponibles está n esos be nefi cios individuales selectivos, rarquía a la hora de comprometer a sus miembros. En consecuen-
lanto más probl emas J e compromi so, liderazgo y to ma de deci- cia, sólo persiste si puede desarroll ar una cierta respuesta caracte-
sión encuentra la organización. Según Olson, cuando no hay coer- rística a las noti cias de una catástrofe. La organi zación voluntaria
ción ni benefi cio individual selecti vo, un grupo será mo les tado funciona mejor de lo que Olson piensa debido al uso que hace de
por problemas de ji"ee-riders. Cada miembro esperará ser capaz la idea de conspiración cósmica y a su estrategia de denuncia.
de disfrutar de los beneficios públicos creados por los otros sin
que nadie ad viert a si él aporta o no su parte. Si hay una diferen-
cia entre grandes y pequeños de pos itari os de una apuesta, estos Conspiración có smico en Á frica central
últimos te nderá n a chantaj ear a los primeros, amenazando con
retirarse y consig uie ndo así un poder de veto parali zador sobre Puede tratarse lo voluntariedad de asociación como uno dimensión
todo e l grupo. Se fru stra el liderazgo; las interminabl es negoc ia- de todo un idad social. En el África central durante el periodo colonial ,
ciones bloquean las decisiones de com ités intermin ables. Un los a ltos cargos administra ti vos re lota ban uno y airo vez lo naturaleza al-
150 LA ACEPTA BILIDA D DEL RI ESGO RI ESGOS COO IFl CA DOS 151

lamenle fís il de las saciedades q ue ellos gobernaban. Aldeas na a me- este tipo de organi zac ión es procli ve al facc io na lismo . Los líde-
nazadas ya par merodeadores u organizadas poro el comercia a larga reS de facc ión son una a menaza; una mane ra de comrolarlos es
dístancia tendían a dividirse y diseminarse; la a mbición de toda líder de acusarlos de al ianza traido ra con e l perverso mun do ex te rio r.
mantener cahesia nada su aldea se veía frustrada de forma periódica y Cuanto más se agudizan las cri sis inte rnas. tanto más conviene a
regulo r. Si n ser a socia ciones vol untarias, estas comunidades sufrían las las metas latentes de la o rgani zac ió n q ue toda pe rsona compro-
dificultades de o rganización previstas por la teoría de O lson, y debido meti da can e lla encuentre en el hori zonte señales de conspiración
a las mismas razo nes. las aldeas cambiaban de lugar mós o menas
y de desastre q ue só lo eS posible detener errad icando las faccio-
cada década. El poder había sa lido del sistema político. No se mante-
nían unos derechos fí¡os sobre el suelo en e l cultivo de ta la y quema; lo nes. C uando no Se puede evitar la confron tació n, los pe li gros
mosca tse-tsé mataba 01 ganado. Así, no había nada que heredar y perc ibidos j ustifican el procesamiento y expulsió n de l líder de
nada que induje ra a los personas libres y sin campro mi sos o preferir facció n perturbado r. (Esto se aplica no só lo a asociac io nes vo-
permanecer en uno aldea mós que en otro. los hombres jóvenes activos lunta ri as, sino a todo grupo incapaz de refre nar o de proporcio-
estaban en condiciones de utilizar con eficacia lo amenaza de retirado nar beneficios selectivos a sus miembros indi viduales.) Una fun-
poro conseguir el perdón de sus fechorías. la creencia común de que ció n del traidor encausado en la asociació n simi lar a una secta es
es bueno vivir en una a ldea estable unida ero sometida a tensiones por explicar su fraca so en la prod ucció n del pro meti do b ien colecti-
los querellas que estallaban en una conflagración general después de vo; é l tiene toda la cul pa. U na segunda func ió n eS la ele desacele-
que una sucesión de desg racias hubiera dada lugar a la idenlífica- rar e l proceso de fi sión exhibi endo la terri b le adve rte nc ia que re-
ción de una hech icera en medio de lo aldea. los amigos de lo supues-
presenta e l malhechor convicto . Otra fun ció n es sumini strar un
to brujo se encontraban o sí mismos en uno facción contrapuesta o los
idio ma para absolver e l deber de obediencia a fi n de legitimar
acusadores. los querellas se e nconaban durante décadas hasta que
encontraban uno solución mediante el exil io de lo brujo o la fragmen- una fi sión cuando ésta se prod uce.
tación de lo aldea. los moradores de lo aldea utiliza ban lo acusación El argu me nto afirma qu e las organ izaciones más atelllas a los
de brujería y la amenaza de una conspiración distan te para resol- peligros de baja probabilidad y g ra ves co nsecuencias so n las
ver sus pro pios problemas de o rgan izaCión . Para un sumaria de la sectas y las comunidades reli giosas (noto riamente mil enaristas y
bibliografía en lo que se baso esta di scus ión véanse los ejemplos SI- aptas para pro fetizar catástrofes) y también c ualq ui er grupo de
guie ntes de una prolongada tradición de investigación: G luckman y pres ió n político, nuevos movimientos polít icos y grupos de i nte-
o tros (19491; Mitchell (1956); Middletawn y Winter (1983); Dauglas rés públi co incapaces de sumin istrar beneficios selecti vos espe-
(1970) ciales a sus mie mbros. Cuantas más difi cult ades tienen e n man-
tener unidos a sus mi embros y en consegu ir que Se pag uen las
La o rgani zació n vo luntari a está obligada, par necesidades cuotas com unes, tan to más tentadas están de invocar un a conspi-
po líticas internas, a hace r de la ig ua ldad una virtud . El peso de ración cósmica y de procesar a un traido r. El cosmos cargado de
las e strategias ind ivi du ales la llevará a asociar todo sig no de am- fatali dad fo rma palte del fun cio namiento de un ti po ele organi za-
bición pe rsona l con desig ualdad, corrupc ió n, estratificación so- ción c uyas metas late ntes presentan un prob lema especialmente
cia l y maqu inacio nes inhumanas del mu ndo ex te rior. Mientras agudo.
no haya cris is inte rn as, e l compro mi so co n la ig ualdad dentro de Se ofrece este arg umento general como un enfoq ue de la
un grupo cerrado eS sufi ciente para promover inte nciones late n- cuestión de cómo los seres humanos perc iben las baj as probabi-
tes a las que la o rgani zac ió n voluntari a de bería sobrevivir. Pe ro lidades y las tienen e n cuenta . En general, no lo hace n; a no ser
152 LA ACE PTABILI DAD DEL RIE SG O RI ES GOS CO DIFICADO S 153

qu e las instituciones estén enfocadas en esa direcci ón, ell os nun- ( 198 1) ha establecido la proposición de que en el mundo rea l no
ca lo harán. Su campo de atenc ión se cen tra en e l terre no medio. se puede es perar que los indi viduos reali cen juego alguno a Ira-
Las pres ion es sociales fi ltran las interpretac iones de los sucesos vés de probabilidades a largo plazo . Los argume nl os de largo
que acontecen e n e l mundo. Pero las sociedades recibe n di versas plazo no deberían aplicarse a dec isiones sobre res ult ados a breve
forma s: afro l1\an de di versas maneras sus probl emas organi zati- plazo.
vos; tienen di fe re ntes o portun id ades . En una sociedad co mpl ej a,
la mezcla de co mpetic ió n indi vidual , jerarquía y asociaci ones El problema no es simplement e qu e hay qu e tomar a vece s
vo luntarias determin ará la mezcla de atención a perspecti vas in- decis io nes sobre (a puestas» que sólo se «juegan» una vez. M,h
min entes de desastres causados por e l hombre y ele catástrofes bien, el problem a más fund amental es que cualqui er política que
naturales . E n co ntra de lo que se afi rma a veces, la cuestió n tiene la persona adopte para manejar el si nnúmero de operaci ones
poco que ver co n la cantidad de ex plotac ión y de injusti cia que arriesgadas que se producen tiene que «co mpensar» dentro del
lapso finito de ti empo ames de que se acabe el propio interés o la
pro life ra en la sociedad en general. Conc ierne a la codificació n
propi a vida.
de la inform ac ión en la organi zac ión interna de las in stitucion es.
El punto de vista arg ume ntado aq uí es corro borado por los psi-
Uno puede suponer que e l hábito esta bleci do de considerar
có logos que ponderan có mo las probabilidades reales de l mundo
que la vid a está con stilUi da por decisiones a cono plazo fo rmará
se fo rman en las mentes de los individuos.
parte del equ ipamiento cognitivo que el indi viduo ll eva consigo
La di stinc ión entre probabilidad objeti va (o mare mática) y
a la situación de test. Y se puede supone r que otros hábi tos de
probabilidad subje tiva (o psico lóg ica) ha sido siempre importa n-
pensamie nto están enraizados con igual profu ndidad e in fluid os
te e n los análi sis de l riesgo. Las personas no reali zan coherente-
de igual manera por e l entorno in stitucion al.
me nte las e lecciones qu e maximi zarán sus gana ncias esperadas o
minimi zarán sus pérd idas esperadas, aunque hay razón para s u-
Probablem ent e no hay proceso má s fundamenta l para la su-
poner que ti ene n esas me tas. Con frecuen cia se Irala lal di scre-
pervivencia del ind ivi duo que la capacidad de hacer inducciones.
pan cia como una debilidad cognil iva. Ward Edwards ( 1953) des- y no hay parte del proceso inductivo de la que sepamos menos
c ubri ó que los ind ividuos tiene n más preferencias por algun as que sobre cómo comienza ese proceso. ¿Qué es lo que hace que
probabilidades que por otras. Podríamos suponer que esto se tomemos nota de un as cosas y no de otras? Y las cosas de las
de be a un a irracionalidad capri c hosa. Pero quien toma la deci- qu e lomamos nota ¿cómo es tán ligadas a las hipótes is que gene-
sión ta l vez intenta explotar su pro pio conoc imi ento seguro sobre rarnos acerca del mundo" (Lopes 1982).
c uál es la corre lac ión e ntre probabilidades y resultados en e l
mundo fuera de la situac ión de test de laboratorio. Una gran ga- El pen sar acerca de las probabilidades de l mundo real que los
nan cia es sie mpre más sorpre ndente que un a ganancia pequeña. suj elos experimental es llevan consigo al laboratori o psicológico
Co mo dice Edwards, <d os resullados altos positi vos o negativos y que, sin duda , utili zan para responder a preguntas sobre la e lec-
es tá n asoci ados típi ca me nte con bajas probabilidades, mientras ción nos conduce a las cuestiones básicas sobre los fundamentos
que los resultados medi ocres o cero están asociados típi camenle de probabili dad bosqu ejados en el e nsayo escrito por Arrow en
co n a ltas pro babilidades. Esto, e n mi opini ón, es sim ple mente un 195 1: «Alternative Approaches to the Theory of Choice in Ri sk-
dato acerca de l mun do e n e l qu e vivimos» ( 1954). Lo la Lopes Tak ing Si tuations» (a l que nos hemos referido en e l capítu lo 4).
154 LA ACEPTA BILI DAD DEL RIESGO

No forma parte de este informe abordar ese tema. Pero orillán- BIBLIOGRAFÍA
dolo cuidadosa mente, es necesari o recordar a los anali stas del
riesgo la argumentación de Durkheim, de que las ideas acerca del
mundo provienen directamente de la experiencia social. Así, las
ideas sobre la aleatoriedad y conexión de los sucesos no son in-
dependientes. El origen de las ideas sobre e l corto plazo, sobre lo
corto que es, y de las ideas sobre la co nex ión entre probabilida- ADORNO, T. W. (edic ión a cargo de), 1950, AlIIhoriwriall Persollality,
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