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A Michael Mu.rphy y los
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Director J," la biblioteca de pskoJogla, Jorge Colapinto miembros del Circo Volante:
Hae Comer Euerybody. Badymilld al1d El1eaulila Cullure,
WilJiam C. Schutz
I
! Bettsje C:l~ter
© WilliJffi c. O",hlltz, 1971 Seyrnour Carter
Primera edición "" oastellano, 1973; primera' reimp'resión, 1976;
Linda Cross
scgllnda reimpresión 1978
1
Betty Fulla
Traducciél[)¡ L-.:alldru Wolfson Anne Hcider ..
Unica ~cüd6n en castellano autori2ada por el a"tor y debidá· John Heider
mente protegida en todos los parses. Queda hecho el depósito Stuart Miller
que previene la ley n~ 1.' .723. © Todos los derechos. de la edi· Sukie Miller
ción cnstellnna reservados por Amorrortll editoreS S, A., le;)J· Pamela Portu" ,1
ma 2001, Bu';;nos Aires. ~ Stevc Stroud

La reproducd6n total o parcial de qte libro en forma idéntica,

o modificada, escrita a m4quina por el sistema mulligraph,
mime6grafo, impreso, etc" no ~utorizada.p0r los cditoft5, viola
derechos reservados. Cl.:.alquier utilización debe ser' previamente
solici tada.
Industria argendna. Made in Argentina.

ICrBN 84-610-4008·2

-~'------------
.Sur~e el importante hecho de que, a partir de esa fecha hiS.
tórica, todos los ológrafos har.ta cntonces exblmados que por.
taban las iniciales de Haromphrey lIevnbnn 1" sigla T.S.U., y
si bien él fue únicamente y por siempre e1'buen Dook Umphrcy
para Jos hambrientos granujas de Lucali7,Od, y Chimbers para su,
compinches, sin duda constituy6 también una simpática moda--
Iidad del vulgo ponerle el apodo Todos Somos Uno, intuido en
eSllS letras normativas. Pareera siempre, poi" cierto, un todo
imponente, con~tantemente el mismo e igual a sr mismo y mag~
nlficamente .digno. de cualquier universalización de esa Indo-
le .•.•. Jame, Joyce, Fi/megan'r wake.
I a ser sinceros con la gente y a tomar contacto con nosotros
i mismos no es nueva, pero rara vez lo hacemos. La exubcrn.nte
I sanas de la misma manei'a en que el aire y el agua están siendo
I sonaje del libro de Joye< Finnegan's wake.· Cuando se mira por
;'
\
I
Jnnoducción
Caleb es mi hijo mayor; tiene 9atorce años. Hay entre nosotros
una brecha generacional, per9 al revés: soy demasiado hip
para él. Discrepa con muchas de las cosas que yo afirmo. Le
gusta ver que mucha gente me conoce, salvo cuando desapme.
han mi manera de ser. En tale~ circunstancias, se siente mo-
leslO y no quiere que nadie sepa que estarna, relacionado,.
Pese a ser mi m~s severo critico, de vez en cuando pone en
práctica alguno de mis principios. Por ejemplo, la franqueUl.
Caleb asiste a una escuela en la que se implantó hace poco
tiempo la integración racial. Un compañero negro se dirigra •
él llamándolo .Mac», hasta que Caleb reunió el coraje para
decirle que no le gustaha que lo llamara .Mac»: asl como al
otro no le gustaba que le dijeran 'pibe., a él no le gu'taba
que le dijeran .Mac». Se lo dijo temblando, pero, ante su sor·
presa y satisfacción, dio resultado. No hubo más .Mac». Y
ahora se están baciendo amigos. Caleb me contó todo esto con
entusiasmo pero con grandes precauciones: no fuera yo a su·
poner que aprobaba, en general, mis ideas. Solo que en ese
caso la sinceridad aparentemente dio su, fmtos.
Tal es el tema de este libro: ensayar una nueva manera de ser,
aunque provoque algún temor. Técnicamente, Ja exhortación
insinceridad que hay. en este pals está contaminando a las pero
contaminados. Es preciso ponerle fin.
El titulo Todos somos uno ha sido tomado de T.S.U., el pero
encima a la gente, resaltan sus diferencias: negros y blanco.,
hó¡t1~(es y mujeres, seres agresivos y pasivos, intelectuales y. /
.. ~lperwnlt¡ede Joyce !le denominllba .Here Comes Everyboáy. y ese
es ~t.thulo adoptado por Schutl f>6ra IN obra; su traducción literlll serfa
.Aq~fVienen Todos.; ateniéndonos más al npfritu que a l. letra, hemos
elegido l. forme .Todos Somos Uno•. (N. dtl T.) .
9 ,
 .\
.,. I
... -------_... _--._._-_.
emocionales. alegres y tristes, radicales y reaccionarios. Pef:{)
! .
a medida que comprendemos a los demás las djferencias desa·
parecen y en su lugar surge la unicidad humana: las mismas
necesidades, los mismos temores. las mismas luchas y descoso
Todos somos uno.
El concepto de «<uerpoment.. -la unidad de todos los plantís
de! hombre- y e! grupo de encuentro permiten penetrar
en profundidad y tomar contacto con e! núcle.o de las personas,
aleanzar sus aspectos comunes. Estos métodos ayudan a la gente
a .trascender las distintas formas en que cada uno aborda su
vida y mirar en torno, paradescubrir entonces que todos tratan
de hacer frente al nllsmo problema, solo que con distintos pro·
cedimientos. Todos somos uno. . los psicoternpeutas, ya que ofrece mucha, posibilidades nuevaS
El grupo de encuentro abierto es el principal de los métodos
analizados en esta obra. Se trata de una técruca espedfica, petó
que tiene derivaciones dondequiera que haya gente. El encuen·
tro es una manera de ser. Podría servir de base a una nueva
cultura: la cultura de los encuentros. Explicaré en de ralle ciál
es, a mi juicio, la mejor forma de operar de tales gruPOS,á~{
como la filosofía que los sustenta.
En la actualidad, asistimos a una proliferaci6n de grupos 9.
encuentro; hasta los medios que tienen difusi6n nacional
--Time, Look, Newsweek, L;le- se ocupan de ellos. Sus coor·
dinadores aparecen tn entrevistas televisivas con animador~s
como Johnny Carson, Merv Griffin, David Susskind, David
Frost y Dick Cavell. Se los lieva a cabo en establecimientos)n.
dustriales y educativos, en organismos públicos y en instituci?"
oes religiosas. Abundan en !as universidades públicas. Los defe'
chIStas lanzan ante ellos grllos de alarma y envían a sus repre'
sentantes en giras por todo el país, armados de recortes de pe·
ri6dicos, para prevenir a la c i u d a d a n í a . :
Los ddensores de los encuentros sostienen que ellos constitu,
yen la gran esperanza de la civilizaci6n, una revoluci6n en psi·
. coterapia, el fundamento de una nUeva y mejor educaci6n, uf)a
revolud6n en las relaciones de parej' ~G buenaventura para las
relaciones entre negros y blancos, entr~ los estudiantes y las GU·
toridades, y entre las diversas naciones. Quienes han participa·
do en ellos relatan, en verdad, los efectos sorprendentes que
han surtido en su matrimonio, su carrera o los sentimientos
que tenían acerca de sí mismos, y l. forma en que cambi6 'u
vida B partir de entonces.
Los en~migos de los encuentros --que, en sus ataques, suelen
aludir • ello. como .sensibilizaci6n. (sensil;vily train;ng)-
arguyen que representan una intromisi6n en la vida privada.
lO
Los l1amallOterapia dd odio», .bvado de cerebro», y afirman·
que reduc~n a la gente: a pensat' en forrna colectiva, anulan h
individualidad, mi'Jan la moral y la democracia, y echan p"r
tierra el respecto por la autoridad y los valores absolutos que
ban contribuido a la grandeza de nuestrq país.
"Qué fen6mer, es este que desala tales tormentas? Hace aJ·
rededor d9trece años que coordino grupos de encuentro, y creo
intensamente en ellos y en los principios en los que se apoyan.
Quisiera; describir mi posición con respecto a Jos encut'ntroS
con la mayOr claridad posible, debido a la gran relevanda de
este fen6ineno para lo" problemas sodales y las eternas realida·
des personales. Este libro puede ser también de utilidad para
frente" los métodos tradidonales y un concepo bastante olÍ·
pico sobre el papel dd terapeura. Para comprender mejor su
valor, debería complementarse su lectura con la de mi libro
anterior, 1ay (Alegría).
Las objeciones presentadas en los últimos tiempos frente a la
cultura prevaleciente en Estados Unidos han sido agrupadas
bajo el rÓtulo de «contracultura»), término que abarca críticas
justificables y oportunas [i la presente estructura social, pero
que no brinda mllChas alternatiVAS. A mi modo de ver, la
cultura de los encuentros ofrece una alternativa r~al. alternn.
tiva que_es un proce5o más que un conjunto determinado de
medidas,,'para resolver problemas. El encuentro implica una
relaci6n franca con 105 demás, conciencia de uno mismo y total
unidad del si·mismo. Esta base para las relaciones humanas
puede sustituir ,t la bip6critll situaci6n A"tual como paso neceo
sario antés de alcanzar, con respecto a los problemas sociales,
soluciones más civilizadas, dotadas de sentido y radonales.
El tipo de interacci6n fundamental para un. cultura de encuen·
tros cobra reulidad en lo que denomino enCllentro abierto. El
t.érmino ~eneuentro. deriva su significado de la frase _grupo de
enruclltro», pero util:.í':ado sin h pnlnbra «grupo» indica qne
se trata de unn forma cotidiana de relaci6n, no restringida ¡1 un
tipo pariicular ele grupo. ,
El grupo de encuentro tuvo S\1S orfgenes en los p,rupos T
(donde 'f designa tra'ninR, capacitación) creados en 1947 por
los Laboratorios Naci.,n.les de Capacitación (NTL). Originu!.
nH'ntc, rl~n1po T S~- crnrró sobr<: tO'-!o en los procesos gru·
prdcs,t's decir, en Les fól'ic.:S Jd desarrollo grupal, los' roles
grupales, las pautas Je liJ('!·,zgn y el proceso de toma de de·
cisinncs.
Uoos cinco años más tarde, los ¡(nipas T comenzaron a prestar
11
.....
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mns ntencítlO lt 1:1 dínllmica individual. Se aC11fió el térrnJ',f1'Q1:' ·l'¡·';~
«scnsibiUzación» patA designar esta evolución -·iniciada cnCa;
Iifornia- y para referirse a la vez a los grupos T primirivos.
L1 exptc.~ión «gropo de encuentro» o «grup<) de encuentro
M,ico», tal como la emplea Car1 Rogers, 'e IIsoci<\ luego en
mayor medida con el grupo T orientado hacia:. persona, vale
decir, con el que ticne por foco .1 individuo. El «grt.po de
encuentro nbierto» utiliza el formato _'e.l grupl) de encuentro,
tiene como meta el crecimiento persol. ;1 y la ftalizaci6n de las
potencinlidadcs humanas, y admite una vasta gnma de otrns A.C·
tividade, como parte de la experiencia si brindon la perspectiva
de un lngro mós cabal de los objetivos del gmro.
El adjetivo «.bierto» tiene diversos significado". En primer lu-
gar, el encuentro está abierto. toda suerte de métodos. Toma
elementos de cualquier enfoque que pare7.ca promisorio e in·
corpor; dicho enfoque al marco del encuentro. Tal incorporo.
ción yn ha tenido lugar con Jo, método, de d,·"matización. los
no verbales, los vinculados con la fantasfa, la meditación, el mis·
ticismo los mnsajcs, la conciencia sensorial y nran variedad de
l de la gente, Q tenga excepciones .de las que no soy consciente.
procedimientos relacionados con el cuerpo y la energta. «Abier.
to» implica también que el método está en petmanente cambio
y evolución: los gmpos que conducimos hoy son muy diferentes
de los que conducimos el año pasado y de lo, que conduciremos
e! año venidero. Además, e! carácter "abie'to» está subyacente
en el elemento básico de la técnica: la franque,. y sinceridad.·
Este es e! cin._:O"to indispensable sobre el OJal se construye
todo lo demás, y sin e! cual no puede exiSlir un encuentro
abierto.
La expresión «encuentro ahierto» no alude úrícamente a la si·
tunci6n cspccU'ica de un grupo de encuentro sino n una manera
de ser Con la gcnte fuem de todo marco deliberadamente esta.
blecido. Considero que esa es la aplicación úlrima del grupo d.
encuentro: entablar relaciones sociales normales (on la misma
I franqueza y sinceridad, espontaneidad y afecto, c1nridad y lIa.
I, neza que pueden Jogm"e h"y en los grupos de encuentro.
El libro se inicia con algunas ideas tcóricas. L. tcoda despielta
siempre mis sospechas: harto a menudo se h utiliza para Je.
gitimar necesidades personales. Si a un terap:ruta le ineomod.
I PéSh0.i~f.;iq~c uno de lo, motivo, de que dirijn grupos .como los
.. En inglés, Op~f1 siKnifica 9. la vo ubict"to... y .fr~~col 8¡nce~:1:/~~~''* ~~:;;~:,
I le permite al Rutor habl~r de ..encuentro Ahierto. 'y fl:Sumir ron a«
solA cRtactCrli'.llci6n dos mOl"I"lidA(ics importantes (le su método. Un~
I
I
duplicidAd anfilnp,1I ~crfa 1" que presenta el verbo c1I5t<:111100 «frr'lflq1letltfle».
qne puede !liRlliIicar «abrirst't> 'l «sincerarse, ~trl1tse ftl,flcamento.
(N. del r.)
17
. \.
'r
mirar a'la gente a los ojos, desarrollará uca teoda que reqUícta-
situar al paciente fuera de! campo visual; si se siente torpe
-'lI·
e\lando debe tomar la iniciativa en sus acciones con re'pecto a l .
los demns, construirá una teoda que solo demande al terapetlta I ¡:
responder; si se aburre con facilidad, creará una tcoda que
exija a los sujeros gritar, vociferar, llómr, pelear. Esta poco
sutil caracterizaci6n de los enfoques freudiano, rogeriano y el
mio propio ilustra las diversas formas en que la pe"onalidad
dcl tcórico puede influir en su tcorla. La falta de conciencia de
este vínculo puede constiltlir una falla. Trataré de mantenerme
alerta, y, a medida que escribo, entablar un encuentro con el
libro y 'registrar al !(tinos de mis sentimientos. En este preciso
in,tante, me preocupa la posibilidad de formular, a manera de
un pontífice, proposiciones que tienen en realidad como humil·
dc origen mis propias flaquezas. No quiero decir con ello que
una teoría es err6nea por tener un origen humilde, sino sjm~
plemente que el lector dehe examinarla con cuidado. Tal vCl!
mi teorfa posea mayor validez para mi mismo que para el resto
Cuando se me haga consciente ~na necesidnd personal impor-
tante, habré de mencionarla para que el lector pueda juzgar.
Comenzaré ahora mismo.
Mi vida familiar se 1110daha en la evasión. Los miembros de la
familia rara vez hablahan sin ambap,es. Todo tenfa como ob-
jetivo presentar cierta apariencia. Mi capacidad para la fran·
queza y la ,inceridad es algo que d«arrollé como adulto, y aun
hoy soy poco idónco en eslo. Es po'ible que, si me muestro tan
entusin'ta acerca de la importancia de la franqueza, ello se dcha
a que me resulta tan dificil ,er franco. Siempre tuve la sensa-
ción de que en torno de nuestro hogar pasaban cosas serias
sobre las cuales n.die me decia uno palohra.• A los niííos debe
vérselos pcro no escucharlos». ror ende, ohligo a mis grupos
(l que sellO francos, a que me lo d¡p,an todo. ¡No me oculten
ab,olutamente n.da! Y adoto el chismorreo. Me encanta saber
todo lo que está pasondo. Otro terapeuta menos preocupado
pot ello tal vez actuara cun más cql1ilibrio cn este e.mpo.
Mis progresos en el af<ln dc ser m.s franco me pe~i\1dican en la
relación cOn gente que no 10 e, tanto. Y a menudo tengo la 50S·
c'que dllilo es tratar de crear gente. que me RUste. DeCIr esto es
dificil . .--resulta nrrogantc y pomposo--, pero es importante
clecirh aun cuando parezca de mal flu,to, si mi propósito es ser
franco ~(m Jos dem(¡scn tma forma t1JJ que les sea de provecho.
Cuando releo lo que I1cabo de escribir, deseubro otra de mi~
13
',.0
1- • .~JI.'I"---
necesidades per:lonales. Me esforcé bastante para que mi enfo-
¡. que tuvjera una designacl6n carHcterística. Quería que gozara
de crédito, y la designaci6n especial ayuda a ello. Quizá, por
o ese motivo) me he afanado el\ exceso porque resultara distinto.
Tal vez .no lo sea tanto. Después de todo, hay muchas formas
de psicoterapia y enfoques gtupales que hacen hincapié en la
franqueza. ¿En qué se diferencia el mío? Bueno, yo lo hago
Illás. .. oh... ya veremos.
Míent!'as' escribía gran parte de lo que aquí se expone me
I vela asaltado ped6dicamente por sentimientos de incompeten.
cia, de que hay mocha gente' que sabe más que yo sobre lo
! que escribo, de que no estaba haciendo otra cosa que tomar
prestadas y reunir. técnicás ajenas. Y me preocupaba reconocer
10 que habra aprendido de los demás, ya que tkndo a frenar
a quienes me dan una buena idea porque me hubiera gustado
que se me ocurriera antes a mí. Ade.má5, en mi deseo de ser
el mejor y el único, a veces menosprecio más de lo que quisiera
ciertos enfoques. Ahora que lo he puesto por escdto, creo
que ya no representará un problema tan grande, pero, por
favor, téngaselo en cuenta a medida que se avanza en la lec.
tura.
II Esta obra versa sobre el encuentro como manera de ser, bil
como lo ejemplifica el grupo de encuentro abierto, grupo cuya
meta es laliberaci6n y desarrollo de las potencialidades huma.
nas de sus miembros. El grupo de encuentro abierto constituye
una ampliación de un grupo terapéutico. Tiene profundas reso-
nancias en la educación y gran importancia para el desarrollo
I de la creatividad; puede ayúd:lr a la p,ente que vive o tt:lba;a
I en común para que su relación sea más feliz y productiva; es
.! una forma eficaz de uatar el conflicto social, y puede servir
de. modelo a toda relaci6n humana que tenga lugar dentro °
fuera de él.
El encuentro abierto se apoya en la creencia de que el hombre
I
es un Ser unitario y funciona en muchos niveles a la vez: físico,
emocional, intelectual, interpersonal, social y espiritual. Estos
niveles están íntimamente vincubdos, j' lns acciones que se lle-
van a cabo en uno de ellos van inevitablemente acompañadas de
acciones en todos los demás. Por otra parte, las leyes que rigen
paru el hombre como organismo unir:uio se aplican también al
prupo y a unidades sociales más amplias. Los principios utiliza.
dos para 'Comprender a los i.ndividuos y a los grupos son, en
. esencia, los mismos. .
.Hay en el hombre un flujo vital presente en todos esos niveles,
una energía que atraviesa ciclos de motivaci6n, preparadón,
14
:-0..
. ~;
realización y consumaci6n. Cuando se interrumpen esos ciclos
energéricos, los bloqueos físicos provocan enfermedades físicas;
los emocionales, enfermedades mentales; los intelectL1ale~~ ren~
dimiento lnsuficiente¡ jos sociales, incompatibilidades) guerras
o
y violencia; 10' espirituales, una demora' en la realizaci6n del
hombre total. La tarea terapéutica consiste en eliminar los blo·
queos; la tarea de la educación y de una vida plena, en desa·
rrollar los ciclos energéticos.
El concepto que uno tiene de sr mismo es el conjunto de. su·
puestos bajo lo, cuales aclÚa. Es la percepci6n que tiene de si
en todos los niveles: flsico, emocional, i.ntelecl11aI, interperso-
°
nal, social y espiritual. Si ese concepto es pobre limitado, no
" actuará de acuerdo con su cabal capacidad; a medida que se
expande y cobra realce, el hombre utiliza una mayor parte de
sí mismo y su flujo vital resulta fortalecido.
Cuando hay franqueza, asistimos al funcionamiento óptimo del
flujo vital. Cuando un individuo se franquea a si mismo y a los
demás, e~ posi!Jle eliminar los bloqueos. Si se es consciente de
uno mismo y franco y honesto con los demás, la energía puede
fluir libremente. El autoenguño y la deshonestidad bloquean l.
energra y la apartan del flujo vital. El encuentto abierto des·
bloque. la energía y permite que se la emplee con propósitos
más productivo.s.
El concepto que un hombre tiene de sí cobra r uce cuan<1o
asume l. responsabilidad por sr mismo. Si se sientl' responsllble,
competente, importante y capaz de suscitar amor en los demás,
es más probable que exprese esAS partr.s suyas.
He cnuncL¡do la filosofia del encuentro abierto "pelando ••l·
gunos términus cspiritlillles -fluío viwl, ciclo er~~rg¿tÍco-.
pues, si hien no comprendo cabalmente el elemento espi,
ritual, entienJo que ocupa un lug:H pl'cdominl1nte. La misma
filosoffa podría haberse expresado diciendo que debe tratarse de
encont",r y liberar al dios que hay dentto de cada $Cr humono.
El principio de la respoll~ahilidlld individual es, en verdud, un
alegato para establecer r"l,tei6n con L! fuerza o bondad del hom·
bre, antc5 (1\lI' ;"00 su cnf~rmed:\d. Lns ideas espirituales son, en
su totalidad, muy nuevas pata mí, pero creo que" medida que
ooJ esta tarea contil1úe adquirir6n cada ve'/. m3yor relieve e impar-
tancin, del mismo modo que hoy se vuelve cada Vt:z más nltida
l. relación que hay entl·" el cuerpo, la mente)' el ~rupo.
,
l.~
- . ,-------- ..;:-_._~ --
 --"------ _._--_ ..
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"
l. El cuerpo i
1
1,

¡
1
Comprender e! cuerpo es, en la filosofía de! encuentro abierto,
1 capital. El hombre es de hecho una unidad; y e! cuerpo, la meno '1
I! te, los sentimientos, la conducta interpersonal y el espíritu son
todas manifestaciones de una esencia única. Toda idea, gesto,
I

tensión muscular, sentimiento, ruido en e! estómago, ademán

de rascarse la natiz, flato, melodía entonada, desliz verbal, en·
fermedad: todo es significativo y lleno de sentido, y se relaciona
con el presente. Es posible conocerse y comprenderse en todos
i . esos niveles, y cuanto uno más se conoce más librees de de-
terminar la propia vida.
Si sé 10 que me dice mieuerpo, conozco mis sentimientos, más
i profundos y puedo elegir lo que debo haccr. Si sé cómo contro-
lar el equilibrio químico de mi cuerpo, puedo alcanzar e! estado
que desee: éxtasis, vigilia continua, o cualquier otro. Con un
conocimiento completo de mí mismo, puedo determinar mi vi~
! \ da¡ sin él, estoy sonlctido a un control a m~nudo indesenoJe,
improductivo, molesto y perturbador.
Vaya como ejemplo este ejetcicio. Será más valioso que ustedes
Ij \ lo ptactiquen ahora mismo, antes de continuar con la lectut.a.
(Me lo enseñó Dorothy Nolte.) Cierren los ojos e imaginen que ,
I
anhelan con todas sus fuerzas estar en algún atto lugar, pero I I
yo los obligo a quedarse en su sitio. Háganlo durante un minu·
to, más o menos, antes de seguir leyendo.
Identifiquen ahora en qué lugar del cuerpo experimentan esa
\ sensaci6n. Algunas personas]a sienten en el rostro, otros en las
I
mandíbulas, los brazos, el pecho o las piernas. Yo la siento ha.
I bitualmente con máxima' inten~i9ad como un tir6n en la gargan-
ta. Un día estaba conversando con otras dos personas en el cuar-
to de un amigo. De pronto, comencé a semir una contracción
en la garganta. Recodando este ejercicio, me pregunté si que·
ría o no estar en alg(,n otro lugar. Por supuesto, descubrl que
la charla no me res".!taba entretenida; tenia que hacer unas
compras, pero sentí que, por obligación hacia mi amigo, debra,
quedarm~y conversar. En la medida e? que no abordaba con,·
:";'>ir:"
cientcmeilte este conLicto, mi cuerpo tenía que ocuparse de él.

19
·
,....-
",
Parte de mi cuerpo estaba estático, cumpliendo con lo que yo
supo"ia que cra el deseo de mi amigo, en tanto que otra parte
-la garg~nta- se estaba esforzando por esca¡:'ar, respondien-
do a mi deseo personal. Una vez que tomó candencia del con·
flicto, pude tomar una decisi6n consciente entre irme o quedar·
me. Decidi quedarme, ya que el afecto que sentla por mi amigo
era mayor que mi deseo de ir de compras. La tensi6n en la gar·
ganta dcsapareci6: habia trasferido el conflictO' de! nivel coro
poral al nive! de la conciencia, y Jo habia resuelto allf. En con·
sccuencia, mi'cuerpo no se vio obligado a absorberlo, no tuvo
que prepararse para tomar dos direcciones opucstas.
Hcsolvi hacer extensivo este insigbt a un dolor de garganta que
por entonces sentla. Recordé que casi todos mis resfrios empe·
zaban por un dolor de garganta, para pasar luego a toda la ca·
beza. Tnlvez -me dije- se inician en un momento en que, sin
percatarme de ello, anhelo durante un lapso prolongado estar
en algún otro sitio, siendo el dolor de garganta resultado de una
larga irritaci6n, fruto a su vez de la constante tensi6n. A la sazcín
estaba·cll Nueva York, lejos de mi hogar de Big Sur. A medida
que reflexionaba sobre ello, el conflicto se me hizo patente:
queria retornar a Big Sur pero ta l11 bién queria hacer ciertas co-
sas en Nueva York. Nuevamente, traje e! conflkto a la concien·
cia y tomé la decisi6n de quedarme dos o tres dlas más en Nue·
va York. En el pasado, un dolor de garganta tan fuerte como
e! que entonces sentia habia sido siempre el preámbulo de un
resfrlo; pero una vez tomada la decisi6n, mi garganta se curo,
y cuando llegué a casa me sentia perfectamente.
En la actualidad, estoy tratando de identificar el significado de
otras zonas del cuerpo: de la sensaci6n de recibir un apret6n
en el pccho, de mi acidez de est6mago (quizá se trate de una
amenaza a mi masculinidad), de los nudos que se forman en mi
est6mago (a veces cuando me niego a dar algo importante, a
veces CUAndo siento la amenaza de ser rechazado), de un dolor
de cabeza o de un dolor de espalda. Tengo la. ceneza de que
todos ellos son signos de algún conflicto irresuelto que no est~
en mi conciencia y, por ende, debe ser expresado por mi cuerpo.
Probablemente existan ciertos significo '<)s esp',cIficos; todavia
-('
no sé en qué 'TIedida sucede eso. Tarr. ¡én estoy bastante con·
vencido de que los significados son en buena parte peculiares
del cuerpo de cada persona, si bien hay dertas causas estadlsti.
camente frecuentes que corresponden a determinadas partes del
cuerpo. . i'
Al practicar elejerdd o anterior, es muy posible que se hal'~~
,entido amarrados, no en la garganta como yo, 9ino en aJ~
20
!,
<'tro lugar de su cuerpo. Hay emociones que tienen una fuerte
tendencia a presentarse en partes especificas; por ejemplo, el
ttemor y la ira en el est6mago, las amenazas a la masculinidad en
el cuello y los hombros. Cada individuo debe hallar su pauta
singular tomando como base las generalizaciones estadesticas.
Recuerdo a una mujer cuyos pies luclan de tal modo que uno
tenia la impresi6n de que debia de haber usado siempre zapatos
de una medida tres números menor que la que le correspondla.
Los dedos se apretaban contra el resto del pie alzando las arti.
culaciones, de modo que era relativamente escasa la superficie
del pie que pisaba el suelo. Su problema emocional consistla en
un'a sensaci6n de inestabilidad; sostenla que «no estaba parada
sobre sus dos pies», que cualquiera podia «derrumbarla», que
«no mantenía sus posiciones», Su marido hada continuamente
cosas que la herian, pero ella no era capaz de «tomar posición
frente a él» ni de «parársele frenl~ a frente». Todas estas frases
fueron espontáneamente utilizadas por ella al pasar revista a su
situaci6n. Por entonces estaba siendo sometida a un método de
masaje profundo -más exactamente, de 'organización aponeu~
t6tica- denominado «ro1fing», en el cual el «rolfen> (masajis·
la) manipula el cuerpo de modo de restituido a Sil posición nor.
mal. A medida que trabajaba en los pies de la mujer, los dedos
de esta empezaron a estirarse hacia delante, el pie en su conjun..
to descendi6 y el peso del cuerpo pudo distribuirse en forma
más pareja. Cad. dia el pie se aplanaba un poco más, acercán·
idose a su posición normal. En una de esas oportunidades, la
mujer realiz6 un viaje imaginario que gir6 enteramente en tor·
no de su sensaci6n de estabilidad y de arraigo. Hizo frente, asi.
mismo, a su marido a partir del nuevo centro de fuerza que ha-
bla encontrado. En el aspecto Hsico, relató que ahora sentra de.
terminadas partes de la planta del pie que no habla sentido
jamás, y que pasaba dias enteros descalza, deleitándose con la
sensaci6n que le producfa tocar el suelo con todo el pie.
La deformaci6n de stÍs pies habia sido sentida, en el plano emo-
cional, como una falta de estabilidad personal. La correcci6n del
l>roblema Hsico contribuy6 a resolver el problema de la esta·
bilidad en 'el plano consciente. Obviamente, al mismo tiempo ,
debieron ocurrir muchas otras cosas para que tuviera lugar ese I
I
!
efecto, pero el cambio cotporal fue decisivo en la modificación 1/
! de su estado.
El supuesto de la unidad del hombre permite recurrir a diversas
técnicas hoy conocidas para ayudar a la gente a que tome con·
ciencia m~s cabal de si misma, con el'objeto de alcanzar impar.
tantes logros terapéuticos y .prender a disfrutar más plenamen. i
21
~ ."
----•••'III.1P"'-'
te. El «rolfing», método de integraci6n estructural del cuerpo
. creado por Ilda Rolf, proporciona fundamentos físicos a dicha
exploraci6n. Varios métodos intrapsíquicos, en especial el método
de la fantasía y la terapia guestáltica, lJermiten develar los ele-
mentos psíquicos. La combinaci6n d, ,les métodos en el mar-
co del encuentro es una manera muy ,ructífera de combinar lo
corporal, lo intrapslquico y lo interpersonal.
En todos eStOS enfoques' tiene gran' importancia la distinció~
entre lo terapéutico y lo educativo --entre eliminar lo negativo
y realzar lo-positivo--. Creo que en mi trabajo personal he de.
sarrollado COn mucha profundidad los métodos.terapéuticos, no
así los que acentúan y promueven los aspectos positivos. Trata·
ré de corregir ese defecto en esta obra, aunque .es posible que
no logre mucho éxito, puesto que mi familiaridad con los mé-
todos para a!canzar la alegrla no es mucha. Los aspectos tera·
péuticos consisten en la localizaci6n de los bloqueos, tensiones
y conflictos, y en el descubrimiento de la forma de vencer su
oposici6n. El áspecto educativo consiste en adquirir control so-
bre el propio ser y hacer lo que se desee.
Para comprender en detalle la relaci6n existente entre cuerpo y
mente, quiero describir una técnica especial de trabajo corporal,
el rolfing, y su vínculo con los sentimientos e ideas. Se basa
en un examen minucioso del organismo, y además de sus mé·
ritos intrlnsecos en el aspecto flsico, brinda un lenguaje que
permite comprender la relaci6n del cuelpo Con los demás ni·
veles del funcionamiento humano.
La descripci6n que haré del rolfing me pertenece: si bien no
violenta las ideas de Ida Rolf (quien la ha leido), esta no ha
coincidido con todo lo que en ella se afirma, sobre todo las
inferencias que se extraen en el dominio psicol6gico.
El rolfing está basado en una concepci6n de la índole de los
tejidos del ser humano, particularmente los músculos y aponeu·
'rosis. Se presupone que ellos son más elásticos y plásticos que
lo que se cree habitualmente. Es difícil imaginar una sustancia
análoga. Un músculo que trabaja en forma nonual se contrae
y relaja y, al hacerlo, se fortalece. El músculo puede normal.
mente contraerse o relajarse según se le exija. Cuando el tejido
sufre algún trauma -p. ej., una torsi6n súbita en un acciden.
te, la excesiva tensi6n producida por hechos emocionales, o la
necesidad de penuanecer en tensi6n por la compensaci6n que
demanda un desequilibrio corporal-, sus propiedades elásticos
con el tiempo disminuyen. La tensi6n muscular es una manera
de frenar los sentimientos: el equivalente flsicode una defensa
psicol6gica. Luego de un número apreciable de episodios de esta.
22
, .
índole, o de ciertos episodios ¡:oves, el mlÍsculo deviene cr6ni· 1
camente tenso y pierd~ su flexibilidad de respuesta. La presi6n I
ejercida sobre él se vuelve entonces dolorosa, ya que no tiene . I
.manera de scportarla y absorberla, así como la persona que \
ataja con la mano rígida una pelota de béisbol violentamenle
arrojada hacia da sentirá una punzada, en tanto <;,,0 no expe.
rimentará dolor alguno si deja que su mano retroceda al recibir
el impacto. Dejando de lado por el momento los tejidos que
sufren una alteración permanente -como los- sometidos a una
operaci6n quitúrgica-, tenemos cuatro estados histol6gicos,
que son fundamental." para toda concepci6n sobre el creci·
miento humano, inclusive la terapia y la educaci6n.
En el primero de esos estados, el tejido está perfectamente
sano y normal, y absorbe fuertes presiones sin dolor alguno.
El sujeto puede contNerlo o relajarlo a 'voluntad. Este tipo de
tejido no ha sufrido ningún trauma ni tiene bloqueos, y puede
transmitir la energía lIormalmente. Es como si dijcra: «Me re·
lajaré si me indicas que lo haga». I .
El segundo estado enteaJia tensi6n, pero si se aplica sobre el te· I
jido una presi6n externa y se le pide a la persona que se con·.
centre en el plLtlto en que aquella actúa podrá hacer que el
músculo se relaje o contraiga, absorbiendo la presi6n sin dolor.
Este tejido ha sufrido un trauma de poca importancia; el
músculo se ha endurecido para impedir que el trauma se re·
pita, pero ese endurecimiento es bastante leve corno para que,
con el apoyo, ayuda y confianza de otra persona, sea posible
liberarse deliberadamente de la tensi6n. El tejido expresa: «Me
relajaré si me brindas seguridad y apoyo».
En el tercer estado, interactúan los niveles psicol6gico y frsico.
Si la tensi6n muscular está inhibiendo el sentimiento producido
por unaexpericncill d~masiado a,temorizadora como para que el
apoyo externo, por sI solo, brinde reaseguramiento, puede ali·
viarse dicha tensi6n merced a la acci6n conjlLtlta Qel apoyo
psicol6gico y la presié,n física externa sobre el músculo. La ten·
si6n está sirviendo al sujeto de protecci6n contra el temor, la ¡'
ira, el llanto, etc., y si se penetra físicamente en ella de ma·
nera tal que ya no controle ePsentimiento, este sale a la super·
ficie. La pared tras la cual se c.scondía la persona se viene aba-'
jo, y la muestra aga;:apada. Un buen trabajo terapéutico con
I
ese selJtimiento pl.led,~ ayudarla entonces a elaborar su temor; j
tras lo cual la. hanera se vuelve innecesaria -vale decir que
ya no necesita poner ~it15 músculos en tcosidn-. El tejido dice:
"Me r~!aiilré,si me brindas apoyo y, a la vez, colaboras conmigo
obligánííórile a relajarme.. '
23
~ ,"
_ _---------
........
En el cuarto estado. el músculo no rc1aja la tensi·Sn ni siquiera
-
cuando se le ofrece apoyo. El trauma que padece es sllficient~c .
mente grnnde como para que se requicra algo más que apoyo
o presión ffsica con el objeto de abandonar la tensión defensiva.
El endurecimiento sirve de proteccl6n a algo que -sea lo que
fuere- demanda otro tipo de trabajo; probablemente psicote-
rapéutico, para que el individuo se sienta seguro en la situaci6n.
abandonándose y permitiendo ser vulnerado. El tejido dice.
simplemente: «No me relajaré».
Estos estado, histológicos guardan paralelo con l. represión y
la inhibición psicológicas. Según la teoría de la represión, cier·
tos recuel·dos cuyo contenido resulta peligroso son mantenidos
fuera de la conciencia, sea por un proceso inconsciente (repre-
sión) o por UJl esfuerzo deliberado (inhibici6n). Estos procesos
originan l\1ego muchos actos, en apariencia desconectados entre
sr, como una manera de manejar el material reprimido; por
ejemplo, Ins reacciones paranoides. Uno de los modos de en·
tender la relación que existe entre represión e inhibición con·
siste en dererminar en qué condiciones puede el sujeto recordar
el material oculto. La persona que inhibe uno de sus actos
puede evitar deliberadamente que la gente tome conocimiento
de aque!, a causa del embarazo que eUo le provoca. Con freo
cuencia, el apoyo de otra persona que parece comprender la
situaci6n, o un ofrecimiento de méritos suficicn-:cs como para
que el individuo juzgue que vale la pena pasar eso momento de
embatazo J bastarán para recuperar el material ocuIto.
Este tipo de alicientes no bastan, empero, con el material re~'
primido, 'el cual a menudo procede de la primera infancia y
está tan hondamente arraigado que es menester realizar algún
trabajo terapéutico para eliminar los obstáculos que impiden
traerlo o la conciencia.
La similitud entre los estados histol6gicos y las ,ituaciones psi·
cológicas es sorprendente. En a!Dhos CASOS, el cuerpo o psique
presenta una gama de aberraciones cuy:) resoludón exige una
serie de técnicas, de intensidad y caracterrsticas variahles. Pa·
rece evidente que no se trata de dos fenómenos distintos sino
del mismo fenómeno observado en dos planos diferentes. Unn
idea o sentimiento reprimido ~e manifiesta como una tensi6n
muscular cr6nica (o nlgún otro fenómeno físico análogo) en
cierto lugar de! cuerpo. El grndo de represi6n.se traduce ffska·
mente en la docilidad del músculo a la pr~si6n y en SlJ retornó
a una posici6n normal.
Este fen6meno puede comprenderse también mediante el con·
.cepto de conflicto. Cabe considerar la tensión muscular como. el
24
producto de un conflicto corporal: unn parte de! individuo quie. I~
re uSAr.::e1 músculo y otra parte quiere impedir que se Jo use. I I
Como consecuencia de ello, el músculo. se prepara para la ac· ; 1,:
ción y es detenido al punto, permaneciendo en el estado preli-
minnr de un ciclo energético inconcluso. Tal lo que ocurre a ve-
ces, verbigracia, cuando un niño quiere escapar de su hogar~
Sus piernas se disponen a correr, pero, al mismo tiempo, tiene , '1
miedo de quedar solo y a expensas de sr mismo, por Jo cual·
inhibe el acto de correr, que no llega a concretarse. Si esta I
,ituación se repite, los músculos de las piernas pueden quedar
crónícamente contraídos, en un estado de ,tensión que «eorpo-
riza», litcralmente hablando, el conflicto.
Desde el punto de vista fisico, la envoltura aponeur6ticn· (capn
delgada que rodea el músculo) perderá su elasticidad por la fal·
ta de ejercicio, de modo tal que c"ando un músculo queda
trabado y en tcnsión su posterior relajamiento resulta arduo y.
penoso. Es como si una persona se acurrucara' durante mucho
tiempo, lIcvada por e! miedo, en el centro de una bolsa de
dormír de cuero; una vez que el cuero se seque y endurezca,
por más que picrda el miedo y quiera estirar los músculos,
ello le será muv diffcil; antes tcndrá que ablandar el cuero.
Cuando tienen lugar acontecimientos bastante desagradables
como para ser radíados de la conciencia, el bloqueo detiene en
parte e! flujo vital de la energía. Si ese tipo de acontecimientos·
se repitcn con frecuencia, la psique y el cuerpo del individuo
se alteran en forma tal que el bI()queo se ttansforme en una
tensión muscular crónica, que permita mantener dicho senti~
miento nlejado de la conciencia. Ln terapin constituye una ten·
lativa de romper el bloqueo para que continúe el flujo vital.
Un ejcmplo corriente de ello scria el niño que llora, particular.
mente el var6n. 1\ Jos cinco años ya ha tenido repetidas veces
Ila expcriencia de que .cada vcz que él llora su madre le dice:
«Deja de lloran>; entonces, cuando su mentón comienza a tem~
blar como prelndio de· un Uanto, le da la orden de detenerse
por temor a disgustar a su mádre. Desde e! punto de vista
psícológico, construye defensas que lo facultan para no llorar
con tanta facilidad; desde e! punto de vista físico, pone en ten· I
,ión Ins músculos del mentón. Si logra que estos no tiemblen,
1101 vez consi~a frcnar todn la pOllta muscular que ~enern las lá· I
grima•. ~os músculos del Mentón devienen crónicamente ten· I
1:Os. Ql1i.~~~esto mismo haga que su mentón· parezca afilado, V
conrrnill~}OS músculos que rodean la boca y los del cuello, vol.
vi~ndol() rIlós susceptible a los trastornos en In Rnrganta. Si,·
veinte-~p.9~ m!is tarde, alguien intenta masajeat los músculos
:!5
'l.
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de su mentón penetrando 10 suficiente como para aflojarlos,
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relaj_rá quizá su tensión crónica y I_s Iágtimas comenzadn a

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est:ln con frecuencia más frfas, a' catisa de la escasa circulación

sanguinea. . '. . .
Vuelve a ponerse de manifiesto la notable relación entte la psi-
I fluir. Es como si a la edad de cinco años se hubiera detenido que y el cuerpo. El mapa de la conciencia tiene que ver con la
la película cinematográfica de su vida, y aho.ra, veinte años des· integración personal. Los .puntos corporales muertos indican
I. pués, vuelve a encenderse el proyector y el movimiento con ti·
mía. Corren las lágrimas contenidas, retornan los recuerdos,
una falta de integración del individuo en una persona lotal. Si
1
la 20na de los genitales carece de vida, ello se debe a que no
I ideas, sensaciones y emociones del pa~ado, y mediante un traba. se ha coordinado la sexualidad con el resto de la persona. Siem.
I jo cuidadoso puede elaborarse emocionalmente el incidente de pre que existe una esfel'á psicológica que a la persona le re-
modo tal que 1_ mejilla no tenga ya necesidad algun. de seguir
I en tensión. ~uede re1ajarse, y can ella los músculos conexos.
sulta dificil asimilar -ya se trate del sexo, la agresión, el amor,
Ia ira, la vida intelectual, el llanto, et",- hay un lugar corres.
I La .liberación de la ter.sión psíquica y flsica mediante la ver· pondiente del cuerpo en iguales condiciones.
, balización o. el acting out de una salida conveniente para la ex·
I periencia traumática reprimida, acompañados de un contenido
, emocional apropiado)}, 'se denomina abreacci61z. En nuestro
propio vocabulario, esta consiste en la liberación de un bloqueo
y su elaboración psicológica. El fenómeno de la abreacción cum·
pIe un papel importante en el encuentro abierto.
Hay otras técnicas para tomar mayor conciencia del propio
cuerpo, como la siguiente (prueben de realizarla antes de con·
tinuar con la lectura): Cierren Jos ojo~ tápense las orejas con
las manos, dirigiendo la ateoción a caaa una de las partes del
cuerpo, una por una, comenzando a partir de la cabeza: frente,
ojos, boca, garganta, cuello, parte posterior del cuello, hombros,
brazos, pecho, espalda, vientre, cadera, culo, genitales, muslos,
parte posterior de los muslos, piernas, parte posterior de las
piernas, tobillos, pies. Luego, partiendo de la periferia, de la
piel, avancen' poco a poco hacia su parte central, su núcleo. En
algunos lugares sentidn un hormigueo, eu otros casi nada. Re·
paren en las partes que pueden sentir cuando se concentran
en eIJas y en las que están relativamente muertas o remotas.
Por medio de este método puede tr.¡zarse un mapa de concien·
eia del cuerpo de cada individuo. Hay sectores del cuerpo que
forman parte muy íntegra de la person~, el) tanto que a otros
ha renunciado, literalmente hablando, o permanecen alienados
de ella. La observación de la textura de la piel y de su tem-
peratura es a menudo otro indidn para saber en qué medida
está integrada una parte del cuerpo a la persona total. En las
partes alienadas, la carne está pobremente alimentada y cuelga
fláccida, por la escasa atención e interés que se le ha prestado. A
veces, los pechos de una mujer revelan su carencia de afecto:
parecen mustios. grises, abandonados. O hay en las caderas 20-
uas.de carne pálida y fofa, sin elasticidad ni vitalidad, en tanto
que otros lugares del cuerpó lucen flexible. y rubicundos, bien
formados y en aparienda llenos de energla. Las partes olvidadas"

26 27
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_.'-. __ . ,-.
l"'" --
2. El concepto de sí mismo
Hace algunos años, mientras dirigla simultáneamente grupos de
enfermos psic6ticos de un hospital neuropsiquiátrico, y .-en
calidad de asesor- grupos de industriales de éxito, observé que
la dinámica de la niñez temprana de estos grupos no era tan
distinta como se hubiera pensado. La mayorla de los psiquiatra.
han tenido una amplia experiencia con psic6ticos, pero rara vez
cuentan con la oportunidad de examinar, con igual profundidad
e intensidad, a personas de funcionamiento no.rmal. E. cierto
que los esquizofrénicos registran con frecuencia entre sus an.
tecedentes una madre dorninante y un padre débil, pero lo
mismo sucede con los vicepr~sidentes de grandes compañla.,
superintendentes escolares, funcionariospúblícos y supervisoras
de enfermeras.
Más que los acontecimientos espedficos de la niñez, parecen
importar sus efcctos en el concepto que de sI mismo tiene el
niño. El divorcio de los padres, por ejemplo, puede dejar en él
laimpresi6n de que no se lo quiere ni se le da importancia, que
su presencia es inoportuna y no merece ser tenido en cuenta, Si
cada vez que se toca el tema se lo obliga a salir del cuarto, si no
. se le dice sinceramente lo que ha ocurrido, oi se le hace sentir
-<omo a menudo sucede- que él es el responsable de la rup-
tura, si se siente indigno y cree que' el padre lo abandona,
saldrá de la situaci6n' con un concepto menoscabado de si mis.
mo, no solo porque su autoestima disminuy6, sino también por·
que su cuerpo no ha respondido a la altura de sus posibilidades.
. Pienso ahora en los cuerpos de personas adultas que he cono-
cido. El hecho de sentirse pequeño e infantü puede hacer qúe
un individuo conserve en su adultez gordura. propias de lo.
bebés. Se ven a menudo persona. regordetas, sin una sola arruo
ga, como si tuvieran miedo de crecer en edad o madurar; o con
un desarrollo genital detenido, cuando la genitalidad desarrolla.
da indica virilidad adulta. En la. personas que traban .r1gidá•.
mente su zona genital y no le permiten ningún movimiento,cott
frecuencia se halla, por. debajo, de la, ingle, entre lo~, genit~Jes
y el ano, un circulo de tensiones musculares; estas tensiones
28
''',:' '~';": ,>;,
.'
pueden limitar la irrigaci6n san,.ulnea de los genitales, impi.
dienclo quealeancrn su tamaño nc'cma!. La sensaci6n de haber
dicho algo equivocado puede origir.r un bloqueo en la garganta
e impedirle a la petsona gritar o h"blar en voz alta.
Si una madre divorciada carg6 excesivamente de responsabilida.
des a su hijo luego de la separación, Jos hombros de este último
tal vez luzcan redondos y caldos, no como defecto postural
sino como una verdadera pauta cr6nica de tensi6n muscular.
En cambio, sI el divorcio ha sido manejado con inteligencia, el
concept·J que el niño tiene de si mismo, tanto en lo flsico como
en lo pslquico, se verá realzado. Si se lo hace participe de la
situaci61.1, se le explica el porqué del divorcio, se le aclara cuál
es su rol y la relaci6nque tiene con cada progenitor, se le pero
mite ohecer su ayuda o se hace lugar a sus deseos.. y aun se le
solicit.i que asuma aquellos aspectos del rol del padre que se
siente en condiciones de manejar, se verá muy fortalecido en su
condid6n de persona. En el plano psicol6gico, se sentirá neceo •
sario, capaz de enfrentar situttdones difldles, querido e impor.
tanteo En el plano corporal, su estructura flSica se yerguerá más
erecta. Al verse a si mismo como una persona digna de respeto
y que puede permitirse ser observada por los demás, es posible
que su cabeza y su cuello, separándose un tanto de los hombros,
le hagan ludr la frente alta, tendiendo asl a alargar y enderezar
su columna vertebral. También es posible que se sienta estable y
s6lidamente afianzado en la realidad, lo cual habrá de ponerse
de manifiesto en su manera de pararse, con los pies derechos y
s61idamente apoyados en el suelo, y las piernas alineadas verti.
calmente con su pelvis. Esta po'tura, junto con su capaddad
para soportar fuertes sentimientos, lo facultará para respirar en
forllna completa y profunda, permitiendo que sus sentimientos
lleguen a todos los lugares del cuerpo y mejorando el tono ge.
neral de este, al oxigenar la sangte. De esa manera, el mejor con.
cepto que tiene de si pasa a formar una parte más permanente
de .u sl·mismo. .
Al escribir esto siento que estoy forzando Ja credulidad de los ,'1
lectores con todas estas afirmadones acerca de cambios corpo-
rales que obedecen a hechos emocionales. Son estas nociones I
b.stánte extrañas, y muy distintas de las que habitualmente
aceptamu3. Les ruego que acepten por ahora la validez de mis I
I
asertos. Creo que, a medida que sigan Jeyendo, los hállarán má. I
I
comprensibl~s y crerbles. . ....
Tanto los pról\enitores como los amigos de un nIño le colocan
a este tu1a~~ntidad innumerable de rótulos, muchos de loscua.
les son tOlij~~OS como dertos por el niño y asimilados al con.
29
\ .
.....
.....1...... '
I
r cepto que tie~e de si mismo. Una vez que esas descripciones
I se internalizan, bloquean el desarrollo de ese aspecto de la pero
sana. Recuerdo que, cuando niño, se me deela siempre que eu
muy olvidadizo y que perdla constantemente cosas. Ese senti·
\: miento ha continuado en mI; de hecho, aún hoyes cierto, y
I constituye uno de los motivos de que este libro no esté mejor
documentado con relerencias a loslr~bajos realizados por otras
\: personas. En la escuela, cada vez que surgla un tema que exi·
giese rnemorizaci6n. yo simplemente clausuraba mi mente sin
I hacer el mlnimo esfuerzo. Jamás pude aprender bien una lengua
. extranjera, como tampoco la histori~. Y cama psic6logo, S610
;, I,, . con grandes trihulaciones pude leer lo q¡ue orros hablan escrito,
en parte porque estaba convencido de que, hiciere lo que hi.
ciere, nunca habrfa de recordarlo bien. Por fortuna, en el con·
cepto que tenIa de mi mismo estaba incluida la confianza en
mi aptitud para pensar con claridad, de manera que me esforcé
-con éxito- por aprender todo 10 que llevara impllcito un
principio 16gico. Si bien en la evall.lación negativa de mi capa·
cidad de me(llorizar puede haber algo de cierto (y creo que 10
hay), sin duda me habda esforzado y habrfa aprendido mucho
más si hubiera tenido inicialmente la idea de que mi memoria
era buena, o al menos normal.
Uno de los logros más imporrantes de una experiencia de en·
cuentro que tenga éxito es el replanteo de todos aquellos ele·
mentas negativos del concepto de uno mismo implantados en
fecha temprana y que el individuo nunca volvi6 a considerar.
A menudo se solicita a los integrantes de los grupos de en·
cuentro que hagan aquello que «saben» que no pueden hacCl;
de ese modo se revitaliza la parte atroHada, y la persona cobra
l' magnitud. Tal es lo que me sucedi6 cuando participé en el pro-
grama para residentes de Esalen. Les dije a mis compañeros que
I asl al concepto que él elabora de si mismo.
L nunca habla podido cantar en público, y que si luego de los
li nueve meses del programa consegula hacerlo, este seda todo
1, un éxito para mI. Después de c"arto dlas de encuentros in·
I tensivos me encontré cantando, de pie frente a los demás, un
vivaz popurrf de melodlas de l. década del cuarenta, como
«The impossible dream. y «That's my desire•. Ahora, cantar
II me parece mucho más fácil -¡aunque no del todo, se los ase·
gurol-, y, en general, puedo hacer en presencia de gran can·
tidad de gente cosas que antes solla considerar embarazosas y
superiores a mis posibilidades. .
Un tipo de experienciam\lY valiosa, que promueve el replanteo
de las viejas categodá';- son los viajes psicodélicos con -l. droga.
Vacilo en escribir sobre esto, dado que la tenencia de droga. es
l.
30
---1-"
"
ilegal, pero 10 cierto es que he vívido la experiencia y considero
muy úliltransmitirla. Tal vez algún dla prevalezca una opini6n
más racional sohre estas drogas, y se pase revista a estas lineas
promisorias. .
Una amiga mla, a quien de niña se la habla tildado de torpe e
incoordinada, pudo agarrar, du.rante un viaje con LSD, un ob·
jeto que se estaba cayendódeuna mesa. Este hecho la mara·
vi1l6: nunca habla sucedido nada semejante. Súbitamente, la
droga penetr6 en sus arraigadas inhibiciones, su temor a las
crfticas y al ridlculo, de modo tal que tom6 contacto directo con
su cuerpo y su deseo de moverse. Al parecer, la experiencia le
permiti6 desechar, de una vez para siempre, la idea de que era
una persona torpe. A partir de ese momento, baila con mayor
soltura y ha comenzado a practicar muchos deportes con pasmo-
sa y creciente habilidad. Ha descubierto que, en verdad, es
bastante coordinada. .. •
En el plano físico, esas áreas obstruidas del concepto de si mismo
pueden tener permanencia variable, según la intensidad con la
cu.al fue inducido originalmente el rasga de conducta, y la duo
raci6n y frecuencia de los refuerzos. En el caso de mi habilidad
parn cantar, aparentemente bast6 el trahajo psicol6gico realizado
en el grupo, junto con ciertos ejercicios con la garganta, las
manchpulas y el pech·) (véase el capitulo dedicado al rolfillg,
págs. 80·104):
Los sentimientos de los progenitores hacia el niño se transmiten
más por vla no verbal que por vla verbal. Si • un niño se lo
obliga a retirarse cuando se discuten .suntos serios, capta el
mensaje de que es un ser sin importancia e incompetente. El
adulto le comunica de mil maneras -tensiones musculares, to-
nos de voz, gestos faciales- sus sentimientos, contribuyendo
Mi hija Laurie dej6 de orinarse en la cama cuando tenia tres'l
años; algunos meses después comenz6 a hacerlo nuevamente. I
Corno psic610go, sé que este es un fen6meno corriente y que no
habla motivo alguno para alarmarse, de modo que la consolé
diciéndole que no se preocupara; pese a ello,' advett! que no
quedaba contenta. Entonces me encaminé hacia su cama y arro-
jé las sábanas al suel" Con ·violencia. Rompi6 a llorar. Al incll.
narme¡',acia ella p"ra apaciguarla, la verdad de la situaci6n Re'
me hizo' bruscamente manifiesta• .Ella tenia raz6n: por debajo
de mi apariencia de mmprensl6n hablá un padre enojado que
gritab~~nsilencio: «,!Por qué nl) dejas de mojarte en la cama?
¿No te '''d,,·s' cuenta que los otros niños de tu edad ya no lo
hacen? Si tú sigu~s asf, ¿cómo puedo ser el mejor de los p"dres
31
-
."
....... _..
,,_... - .. _....
rr
11' con respecto. este bloqueo?. Ells '9:cibi6 perfectamente, mi.~
I sentimientos, ni parecer, en la ri..,ie>. ¿ de mi. palabras dé:rori-
11 suelo y, sin duds algu!,a, en la violenda con '~ue tiré las sábanas
al sucio. . . ' .
I Los indicios no verbales son tan claros -sobte todo para los
niños- que yo parto de la premJsa de que saben cómo siento
11:
11 en algún nivel. significativo. No haY' lugar para ocultar nada.
L
'11 Lo mejor que puede hacer un progenitor es tomar conciencia
de sus sentimientos hacia el niño y abordarlos en forma directa,
IJ, en vez de' tratar de esconderlos y ser descubierto. De esa ma.
·1 nera, el progenitor, al menos, conoce.la imagen que él trans-
mite del niño, en lugar de transmitir una imagen de la que
no tiene concienda. . . los niveles: "Si realmente me aceptan tanto como dicen, ¿por
Lo mismo se aplica a la imagen corporal del nmo. Los proge-
nitores transmiten los sentimientos que tienen hacia el niño
desde el punto de vista flsico por la forma de tocar o evitar
el cuerpo de este último, .:r. por las instrucciones que le dan
acerca del contacto corpora . Si tocan y acarician una parte del
cuerpo, están transmitiendo que la consideran algo valioso y
agradable; si la, evitan, la ignoran o formulan advertencias ron-
tra eUa, están diciendo que la ven como algo extraño, desagra.
dable y digno de rechazo. Las víctimas mns notorias de esta
comunicaci6n son los genitales y la ZOna anal. Muchos proge-
nitores eluden marcadamente tocar esas zonas, no las miran
siquiera, y las ocultan cuando se les presenta la oportunidad.
En el curso del crecimiento, son alienadas cada vez más del
resto del cuerpo como fuente de vergüenza y castigo. El apren.
dizaje de los hábitos higiénJcos puede dar lt:gar a tentativas de
suprimir toda actividad en estas zonas, de detener el flujo de
sentimientos.
Por lo general, la zona anogenital es la más 'evitada; le siguen,
quizá, ciertas partes del rostro, como la hoca, y tal vez el
pecho en el caso de las niñas. Cuanto más lejos de estas de..
preciadas zonas esté un lugar del cuerpo, más probable es Que
losprogenitores -<l la gente en general- Jo toquen. Para los
varones,el pecho, los hombros y los brazo, son regiones que
es licito tocar, y en verdad es muy frecu"nte -en especial
cuando juegan- que pasen sus brazos por encima de los hom-
bros de los compañeros, se den de puñeta"os en la parre su-
perior de los brazos y se tiren de los cabellos.Ocasionalm,erte.,
alguien se atrcvetá a darle a otro una patada en el ttasel'O' pero
el hecho será advertido de inmediato y merecetá inevitables
comentarios, a menudo acompañados de risas ahogadas, Adem~!
de la. zonas tabú, parece existir una tendencia s tomar como
32
'~r-- '-----" '--,
·~:~:i.::'~ ':'\.' ,
eje de la persona su cabeza -<¡ue es la que habla, ve y oye, y
a la aja) se le habla-, en tanto que las partes alejadas de ella
reciben comparativamente menos atenci6n. Rara vez son las
piernas y los pies centro de gran interés, y muchas personas
pierden contacto con estos miembros remotos de su cuerpo. La
mayoría identifica rápidamente con' su sl·mismo el pecho, lo.
hombros, Jos brazos y la periferia de la cabeza.
Los sentimientos inconscientes que los progenitotes transmiten
a sus hijos por el tacto o la ausencia de tacto pueden dar origen
a confusiones y conflictos en el nifio. A veces, un padre «mo-
derno» dice cosas muy atinad.. al respecto pero no toca mutho
al niño; la confusión se le crea a este por la incongruencia de
qué no me tocan?». Es significativo que el contacto más Intimo I
y total que tienen los adultos tiene lugar en la situaci6n amo'
rosa, en la que se esfuerzan por aceptar y amar totalmente a la
pe~sona Integra. Pero, por desgracia, hemos establecido una gra-
ve divisi6n entre el contacto amoroso y cualquier otro tipo de
contacto. El hecho de tocarse es muy importante en los grupos
de encuentro abierto, pues denota un nivel de aceptaci6n pero
'sonal diflcil de expresar en cualquier otra forma. Con ello que·
remos sugerir que debe estimularse al nifio a que se toque
todo el cuerpo, inclusive sus genitales, y que los progenitores
deben hacer lo mismo. A menudo, masajear al nJño es una ma-
nera de expresatle el amor que se siente por c.da una de las
parres de su cuerpo, y de ayudarlo a que él también las acepte
y las ame. Una presi6n suave destinada S tomar contacto con
las partes internas del cuerpo intensifica esta aceptaci6n coro
poral.
La tlibu senoi, de la Mal.sia, nos ofrece otro ejemplo de cómo
se debe hacer p.ra aceptar al niño y, por ende, ayudarlo a que
se acepte a sI mismo. La cultura de la llibu se funda en la en-
municaci6n de Jos sueños; cada mañana, sus miembros relatan
los sueños que han'tenido durante la noche, y los anci.nos de
la tribu les indican de qué manera pueden mejorarlos. Pero lo
más importante, t.1 vez, es que la tribu acepta los sueños de
:, todos sus' miembros, incluidos los niños: se acepta a cada pero
sana hasta lo más profundo de su inconsciente, lo cual tiene que
forralecer mucho el concepto que tiene de sI misma. Con ello '
se evit~ la sensaci6n, tan frecuente en nuestra cultura, de que
sen!Ís,'~cepta superficialmente pero seriamos rechazados si la
gente,s\!piera cómo somo. «realmente».
33
-~-----
3, Lo interpersonal.
El concepto que tenemos de nosotros mismos deriva en gran
medida de nuestras relaciones con el resto de la gente. Inter.
cambiamos con ella diversas mercancías, y debemos hacer di.
versos ajustes en ese intercambio. Para comprender este nivel
interpersonal emplearé un marco de referencia que ya utilicé,
por primera vez, en mi libro FIRO (véase Bibliografía).
Cada persona tiene tres necesidades intetpersonales básicas que
se manifiestan en la conducta y los sentimientos que tiene
hacia otra gente; tal como yo las postulo, esas necesidades son
las de inc1usi6n, control y afecto. Toda la actividad del indivi-
duo enraíza, empero, en sus sentimientos con respecto a sí mls-
mo, en su concepto de sí mismo.
Con la palabra inc1usi6n aludimos al sentimiento de ser im.
portante y significativo, de tener méritos que nos hacen acree-
dores a la atención de los demás. El aspecto del concepto de si
mismo vinculado con el control es el sentimiento de competen.
cia, que incluye la inteligencia, la apariencia exterior, el senti"¡""
práctico y la aptitud general para enfrentar el mundo. La esfera
del alecto está centrada en torno del sentimiento de despertar
simpatía, de que la revelación del núcleo personal en su totali.
dad hará que se lo considere algo digno de ser amado.
La conducta de inc1usi6n se refiere a la asociación con otras
personas, el ser excluido o incluido, el sentimiento de re::t':;lIe~
cer al grupo o de estar unido a los demás (toKetherness). La
necesidad de ser incluido se manifiesta como el deseo de que
se repare en nosotros, de atraer la atenci6n y la interacción.
El militante universitario suele protestar principalmente contra
la poca atención que se le brinda, al convertirlo en un estudian.
te «automatizado»; incluso si se le presta una atención negativa
se siente. siquiera en forma parcial, satisfecho.
Un aspecto esencial de la inclusión es el hecho de ser una pero
sona peculiar, vale decir, una persona dotada de una identidad
particular. Una. pane importante del 'econocimiento y atención
suscitados consiste en,:."ser dí~cernib;,: de otrosindividu()s., El
hecho de que una perso~a sea identificable tiene su culminación
J4
-r-
I en que sea comprendida, puesto que ello implica que alguien
está suficientemente interesado en ella como para descubrir sus
características singulares.
. Un problema Hue surge con frecuencia al entablarse relaciones
grupales es el'compromiso, la decisión de verse involucrado en
una relaCión determinada. Por lo común, en los ensayos iniciales
de relación, los individuos tratan en parte de presentarSe muo
tuamente con el propó,;itodé ver qué facetas de si mismos des·
pertarán el interés de 11)5 otros. Los que permanecen en silencio
suelen hacerlo pOlque no están seguros de que los demás Se
interesen por ellos. .
La inclusión se diferencia del afecto en que no implica fuertes
vínculos emocionales con personas determinadas, y del control
en que su preocupaCión básica no es dominar sino destacarse.
Corno la inclusión abarca el proceso de formación, en la vida de •
Il·
.,
un grupo suele ser la primera en surgir. La gente debe decidir
si quiere o no integrar un grupo.
La persona que tiene rnuy poca inc1usi6n, la persona subsocial,
tiende a ser introvertida y a apartarse. Desea conscientemente
mantener esta distancia entre ella:"y los demás, e insiste en no
querer mezclarse con la gente y perder su intimidad. Incons·
cientemente, sin embargo, anhela que los demás le presten aten·
ción. Su mayor temor es que la ignoren y muy pronto la dejen
de lado. Cabe resumir su actitud inconsciente de este modo:
«Nadie se interesa por ml, de manera que no voy a correr el
riesgo de ser ignorada. Me alejaré de la gente y me las arreglaré
sola». Tiene un fuette impulso a la autonomla como técnica
para vivir sin los dt~m1is. Por detrás de ese apartamiento está
la creenda personal de que los otros no la comprenden. Su ano
gustia más profunda, la que se vincula con su concepto de si
misma,es que es una persona ínscrvible. Piensa que si nadie
la consideró nunca bastante importante como para prest<1rlc
atención, no debe tener valor Alguno.
La persona hipersochd tiende a 1..l extraversión. Busca incesante-
mente el trato con los demás y quiere que la busquen a eUa.
Tiene, también, miedc. de pasar inadverhda. Sus sentimientos
inconscientes son los mhmos que los de la persona apartada,
• pero su conducta manifiesta es opuesta. Aquellos pueden sin·
tetizarseasí: ~Al1nque nadie se interesa por mí, haré que me
prestenatendón de cualquier f(¡rrila». Se inclina iJ buscar como
pañía en todo moment~ potque no puede permanecer sola. Pto·
vectará todas sus activ:dltdcs para realizarlas en grupo.
La conducta interpwon;,1 del tipo hiper,ocial de individuo
cstá dé~tilí'.da a que la ¡>tendón se centre en él, • que (o,
35

~ ,.'
l'
demás adviertan su presencia, a ser pwminente. El ,~~lodo
1: más directo consiste en transformarse en "n participaní¡"lriten.
I!! sivo y exhibitivo. Le basta imponer su presencia al grupo para
obligar a este a prestarle atención. Una técnica más sutil es
" tt.llar de adquirir poder (control) o ce resul';r simpático
'"
lo! (.fecto), pero el propósito primario es captal' la atención.
d I
Para el individuo que resolvió en su niñez el problema de la
I~ I inclusión, la interacción con los 'demás no ofrece ninguna. difi.
''1''
n
cultad. Se siente cómooo cuando está con gente o sin ella.
. Puede lener mucha o poca parti·· 'ación en un grupo sin que
ello genere en él ansiedad. Es caf>,.¡: de comprometerse intensa.
j. mcnte con ciertos grupos o verse involucrado en ellos, pero tamo
:1'
i bién renunciará, a comprometerse si lo juzga apropiado. Incons-
. ci~ntemente, piensa que es una persona valiosa y significativa.
En el nivel col'¡loral, la inclusión. se relaciona con la posibilidad
de atravesar. los Ilmítes que separan el sI,mismo del rest.. del
mundo, y, enconsecuenda, tiene que ver fundamentalmente
con la periferia del cuerPo, la piel.y los órganos de los sentidos,
los ojos, las. orejas, la nariz y la boca. l" actitud desarrollada
hada estos órganos puede estar relacionada con la actitud con
respecto a la inc1usión. Si el contacto con los demás es algo
temido, los ojos impedirán ¡a Intrusión de los demás. desdibu.
jando su imagen, tras lo cual, .para verlos con nitidez, estará
permitido levantar una barrera: los anteojos. Cuando los ojos,
pese a estar envueltos. en.el prQteso activo de ver, no quieren
ver realmente, se vuelven torpes y lel,tos y parecen replegarse
hacia la parteposteriór de la cabeza. los.oldos que se niegan
• la Inclusión escuchan alas. personas cercanas como si estu·
vieran distantes. Se rechaza la proximidad, y se pone distanda
cón la gente. Los labios se contraen y sevu~lven impenetrables.
Lapiel se aleja para no ser tocada; siente cosquillas con fado
Iidad, produce erupciones y salpullidos d<: modo que la gente
no se aproxime. Es 'posible ,'que se endurezcan, ,asimismo, los
músculos superficiales para redudr al mlnimotooa sensadón:
el tacto se torna coriáceo. '.,
No es forzoso que un mismo individuo apele a todos estos arti·
lugios. Probablemente, determinadas circunstancias harán que
uno de ellos predomine sobre Jos otro.. En la ópera rock
titulada.romm)" un niño que veasu m:ldre acostada con un
extraño se vuelve ciego; luego,los oye hablar, y se vuelvesl)rgo;
9
más tarde se le dic.e que no dehe contar a nadie lo que vio oyó,
y se vuelve mudo. Este es qUizás un buen ejemplo dramático
de la.roron. que determina que se elija Ul! sentido y no otro con
el objeto de evitar l.indu5ión.
36
,
1,
"'-- .,
Enuri. gira reciente que realicé, y en cuyo transcurso intervine ~\1
!,
en un debate con gran nÚlXlero de personas, noté que mi vOZ
comenzaba a ponerse ronca, e interpreté '1ue ello significaba que'
no tenIa más deseos de hablar. Pero luego advertl que mi audio
rión se volvla irregular. Se trataba, por supuesto, de algo psi·
cológico: sucedIa simplemente que ya I!O queda escuchar. más a
tooa esa gente. Entonces comprendí cuán deseable y posible
seda .volverse sordo, al menos en esa situación.
Cuando la necesidad de inc1usión es muy grande, el cuel'¡lo pue.:le
trasuntarlo a través de una acción opuesta de los órganos peri.
fériCos. los ojos se muestran vigiJJIntes, escrutan a las personas
para verlas mejor. Tratan de ver a las personas distantes como
si en realidad esruvieran próximas. Un posible resultado de ello •
es que se desarrolle una huenavisión, y que aparezcan dos U·
neas verticales en el entrecejo como reflejodel'esfuerzo hecho.
paro ver con nitidez. Pueden probarlo ahóra mismo mirando
un objeto (preferiblemente una persona) de dos maneras di..
lÍntas: primero en forma indolente y torpe, como si los ojos,
pese a estar abiertos, se .replegaran hacia el .interior' de la ca-
bezo y trataran de ver lo 'lnenosPosible .unqtie parecieran pres- .
tar at«ndón; luego, sintiel)do que los ojos tratan de salirse de
las órbitas para aferrar dobjeto e incorporar cada uno desus
aspectos.·La diferencia entre ambas sensaciones es, por lo regu··
lar. muy marcada y nQs prueba el! alguna medida cuán volun-
tario puede ser un fenól1lenó tan cotriente COmO d mirar.
La persona con gran nec~sidad de inclusión tendrá un oUato
agudo y un fino oldó, accJ:l;ando hacia sI las cosas lejana•. Su
piel; recertiva al tacto,.probablemente. luzca tersa y abierta.
Este ese modelo de inclusión pura. Pero muy plOnto surgen'
complicaCiol)es. Un.a personaabiel;la .a la il)c1usión p·jede ser
muy sensible al rechazo y levantar algu"a barrera, o bien pero
mitir el contacto fI,ico pero luego tener .miedo de él. .
En urla clase de rolfing pude obsérvar una interesante diferen-
cia corporal. Uno de los cal!didatos a instructores reaccionaba
Irente a los .ataques de la profésora, Ida Roif --quien emplea
dichos ataques como método pedagógico--, poniéndose de in.
l mediato a la defensiva y buscando un autojustificativo, un con·
tr"ataque.,alguna larga explicación. Yo, en cambio, respondra
con' plena calma y frialdad, dejándola continuar sin hacer nin.
gunasal.veda. d, aveces coincidiendo eonsu punt,? de ~lsta., .1'1••
cando~ntre bromas tal vez algo de su Impetu, 'mlentras por den.
tro pensaba sin amilanarme que yo estaba en lo ciertC?
Al llegar el molnentode aplicar el rolfing a cada uno de .nOID-
tlOS, se puso de manifiesto una sorprClldente difetel)d8 en l.
37
 • o·,
-.,--
I
reacci6n de la periferia de nuesrro cuerpo, la piel. Cuando el
rolfer presion6 sobre el cuerpo de mi compañero, este lallt6
gritos y aullidos, pidi6 que se inrerrumpiera la sesi6n. se quej6,
lloro y critic6 la falta de competencia de! masajista. Yo, aunque
senú también la mayorla de esas cosas, me mostré muy estoico
y permiú que el rolfer llegara a capas bastante profundas. Pero
luego e! rolfer se sinti6 desconcertado por dos hechos. Cuando
apartaba la mano de mi piel, esta volvla a la posici6n que habla
tenido como si fuera de goma y la presi6n de la mano no la
hubiera afectado aparentemente en nada. Adem~s, cuand() pre.
sionaba mucho dentro. det.cuerpo, se encontraba COn una barrera
corno de acero. En otras palabras, mi compañero y yo manifes.
. t~bamos con nuestros. respectivos cuerpos las reacciones casi
.idénticas que hablamos tenido. en el plano psicol6gico: su res.
puesta inmediata .era an~loga ami aparente .aceptaci6n, que en.
cubrlauna resistencia profunda.
Otra posibilidacl de indagaci6nde los correlatos corporales de
la inclusi6n proviene de un comentatio sobre el acto sexual, e
incorpora la funci6ncorporala las consideracionese8tructurales
de las que he hablado, Pueden distinguirse en el coito vari..
fases,que corresponden ala inclusi6n, el control y el afecto.
Los problemas de inclusi6n tienen que ver con las fases inicia.
les, Con los sentimientos acerca de la penetraci6n. Un hombre
con problemas de inclusión probablemente .tenga también pro-
blemas de erecci6n. Su conflicto sobre si ha de penetrar o no
penetrar se reflejará en la. enerv.aci6n del pene y en su predispo-
sici6n. favorable o desfavorable a entral•• Una· situaci6n' an~loga
;e plantea con la Illujer: los problemas de inclusi6n se reflejan
en la predisposici6n de su vagina. recibir el pene, en su laxitud
o ri.gide. y en su gradode humectaci6n. Asimismo, los músculos
pélvicos de ambOs, que deben estar relajados para que el placer
...a tndximo,permanecednCóntrMdos .itodavla hay conflicto.
~'" También la respiraci6n es fundamen.talmente un. fenómeno de
.i. inclusi6n: el modo de entrar ocle salir de una situación cual.
~uíeraj. Si no·· se ,quiC'te, ~htr.ar':.en,'cómI>rolltis()",aIgllno.sc.re$o
tringe la respiración y se produce una contracci6n muscular, lo
cual reduce virtualmente tcxias las fUnciones vitales, La plena
dedicación de su tiempo y energras implica para la persona una
respiración c()mpleta, un cuerpo t;argadototalmente. Los hin.
dúes y los yoguis han destacadola importancia del.control de
la respiraci6n O praltayama durante siglos. Ella es la clave de la
involucraci6n de la persona. euandotengo que dar una confe.
rencia o hacer una demostraci6n para ·Un grupo numeroso, ha.
bitualmente empiezop6r indicarles que hagan respiración pro-
38
I ¡'
,,1
tunda o algo que lo c.xija, como gritar, batir palmas o cualquier
otra cosa que active su circulacii,n. He comprobado queeHo ~
modifica enormemente la atenció" y presencia del auditorio. 1"
I
Lo mismo es aplicable a un grupo de encuentro. Cuando un inte-
grante manifiesta una fal,ta de involucraci6n, haciéndole realizar
alguna actividad que entrañe respiraci6n profunda casi siempre
se logra que se una a los dem~s. Las pautas respiratorias se es·
tablecen en las primeras etapas de la vida, y por lo común la
persona no se percata de que su respicaci6n no es completa.
Mejorar dicha pauta es, probablemente, una de las formas más
r~pidas de modificar la manera de sentir de todo el organismo.
En la terapia bioenergética, «el aire o aliento. equivale al espl•
ritu, al plteuma .de las religiones antiguas, slmbolo del poder
divino que posee Dios,. la figura paterna. La respiraci6n es un
acto de autoa(lrmaci6n, en cuanto la inspiraci6n constituye un
proceso activo. El cuerpo chupa el aire. La forma en que uno
respira pone de manifiesto lo que siente con respecto a lograr
de la vida lo que se desea». .
En términos de lossistemasdel organismo, no sololos 6rganos
de los sentidos y la respiraci6n se vinculan con la inclusi6n, sino
también los aparatOS digestivo y excretor, que giran en torno
del intercambio con el medioy a los cuales les concierne que un
objeto quede dentro o fuera del cuerpo. Estos aparatos expre·
san el deseo del organismo de incorporar o rechazar objetos ex·
ternos. Una persona con deseos de excluir rechazar~ el alimento,
defecará con suma facilidad, o ambas cosas, y, en los casOs 'ex·,
ttemos, presentar~ vómitos y diarrea. Una persona ansiosa por
incluir 10rnará elrum!'oopuesto, vale decir, comer~.con· exceso
y stlfriráde constipación..Unarelad6n bien resuelta en la esfera
de la inclusi6n promo'leráuna digesti6n y evacuaci6n normales.
Si tenemos en cuentB la interacción entre la persona y su cuefpo,
el problema de. la ÍJ1¡clusi6n es un problemaellérgético. El cuer-
po .se excluye del mundo cuando queda desprovisto de energla.
La diferencia entre vivir y no vivir es la. que existe entre tener
y no tener flujos de energla, impulsos nerviosos, .circulaci6nsan.
gWnea, respiraci6n, etc. Cuando un cuerpo se. i~cluye a si mis- I
mo en el mundo, est~ lleno de energla y senwmento. ,
El problema de la inclusi6n. se rediJce, pues, a estar dentro o I
fuera;. la illter,cción. s~ centra en el encuentro, ysu aspecto coro !
poral es la energla.. . I
La conducta de COI/troJ concierne al proceso de toma de decí. I
sione.s que tiene lugarenuel.. personas y las esferas. del poder,
la influencia y la autoridad. La necesidad ,de control varia a lo '
largo de 'un continuo en uno de cuyos extremos está el deseo de ,.
39
\
·....
..... _'.."'''_ n_.
.,.,,-
tener autoridad sobre los demás (y, en consecuencia, dOll1'inio
de! propio fururo) y en e! otro la necesidad de ser contrólado
y d-quedar exento de responsabilidades.
Es oosible distinguir a las personas que buscan la inclusión de
aquellas que buscan el conrrol en ,e! marcó de un debate. La que
busca la inclusión o prominencia anhela fervientemente parti.
cipar el1 él entre muchos otros, en tanto que la que se afana por
lograr c<mtrol quiere ser la vencedora, o, por lo menos, estar
en el mb'mo bando que la vencedora. Si se fuerza a ambas a
elegir, la h~scadora d~ prominencia preferirá ser un participante
vencIdo, 1.1Ientras que la buscadora de dominio prefe-irá ser un
vencedor no p(1nkip,wtr:.
El cont:.:ol se manifiestA, asimismo~ 'en la conducta que se adopta
ante hs personas que tratan de lograrlo. Las munifestaciones de
inde¡.>endencia y,rebeldia son ejemplos de renuencia a ser con·
tco¡udo, mientras que e! acatamiento, la sumisión y e! cumpli.
miento de las órdenes impartidas indican diversos grados de
aceptación del control. No hay una relación forzosa entre la con·
ducta que tiene un individuo en lo e respecta a conrrolar a
105 demás, y la que tiene en lo que .tañe a ser controlad". El
sargento puede dirigir a sus hombres, por ejemplo, y aceptar al
mismo tiempo con agrado y gratitud las órdenes que le imparte
el. t?niente" en tanto que, e! matól1 de barrio puede ejercer do-
mlOlO sobre sus iguales y a la. vez rebelarse contra sus proge·
nitores.
La conducta de control difiere de la conducta de inclusión en
que no exige la prominencia. El poder detrás del trono es un
excelente ejemplo de un rol que satisfarla una gran necesidad de
control y una escasa necesidad de inclusión. ·EI bromista ejem.
plifica Una alta necesidad de inclusión y escasa necesidad de
control. La conducta de control se diferencia de la afectiva por
estar vinculada con las relaciones de poder, más que con la pro-
ximidad emocional. Las frecuentes dificultarles que se plantean
entre aquellos que quieren concentrarse en los negocios y aqueo
lIos que prefieren conocerse mejor entre sí ilustra una situacían
en la cual la conducta de control es, para unos, más importante,
mientras que la afectiva lo es para otros.
L. preocupación por la propia capacidad, sobre todo en la es-
fera de la masculinidad, origina respuestas hipermasculinas. Esto
es muy frecuente de ver en e! ámbito de In polftica, donde el
esfuerzo por autoafirmarse suele generar reaccionesBhsll~~~~
mente exageradn<; ante las amenazas f(s,icas,en particular '¿úan~
do Se trata de 11:> funcionario oficial que tiene a su disposición
un cuerpo de polidas o soldados. ''
40
"
,',
Por lo corriente, en la evolución de un grupo o de, una relación Ij
interpersonal, los problemas de control son posteriores a los de
inclusión. Una vez que el grupo se' ha formado, comienzan las
diferenciaciones; diferentes persolias adoptan o buscan roles di.
ferentes, y las luchas por el poder, la competencia y la influen·
cia suelen convertirse en los problemas centrales. En términos
de interacción, tales problemas constituyen enfrentamientos, pa·
iJ'
ra usar una palabra que ahora está en boga.
La persona con pocos deseos de control, llamada, en el caso
extremo, un «abd!crata», es aquella que tiende a la sumisi6n y
a la abdicación de su poder y responsabilidad en la conducta
interpersonal. Se inclina hacia una postción subordinada en
la que no tendrá que asumir la responsabilidad por las decisio-
nes tomadas, ya que es otro quien se hace cargo. Desea cons-
cientemente que otras personas lo eximan de sus obligaciones.
Jamás controla a los demás, ni aun en casos en que deberla ha·
cerlo; por ejemplo, no se hará cargo de la situación ni siquiera
si se produce un incendio en una escuela y ella es la única pero
sona adulta que hay en el edificio. Nunca toma una decisión si
puede derivarla a otro individuo.
Para quien haya resuelto satisfactoriamente, durante su niñez,
sus relaciones eli la esfera del control, este último y el poder no
ofrecen problema alguno. Se sentirá cómodo impartiendo órde·
nes o no impartiéndolas, cumpliéndolas o no, según correspon·
da en cada simaci6n. A diferencia del abdlcrata y del autócrata,
no lo atemoriza su desvalimiento, torpeza O incompetencia.
Siente que los demás respetan su capacidad y serán realistas en
lo que concierne a las decisiones que deben confiarle.
Las especulaciones acerca de los concomitantes corporales de la
conducta de control comienzan con el control muscular a través
de la contracción, y a través de la actividad intelectual (j ner·
viosa. Se admite, en general, que el sislema nervioso central
controla, junro con el sistema glnndular, la anatomla.
Ida Rolf ha desarrollado una idea fascinante. sobre la relación
entre el núcleo del cuerl'0 -integrado, según ella, por la cabeza
y la espina dorsal- y la envoltura -<]ue incluye la cintura pelo I
(í
viana y la cintura escapt1lar con sus respectivas extremidades, :
las piernas y brazo5-. El núcleo representarla el ser y la en·
voltura el hocer. Ciertas perspnas desarrollan solo una de esas
I
partes, otras desarrollan amba. y otras ninguna. I
l Los ~OllÍbres suelen expresar en buena medida sus deseos de i
eontrol.através de sus brazos. hombros y cuello. Con frecuen·
cia setelaciorta la masculinidad con la posesión de músculos, ma·
cizOS y', muy' desarrollados en esas zonas. ~s ]uchado~,~s y ju- .
41
\.
 ~ ....
~
._---,-
I
gadores de rugby tipifican el caso extremo de esta formación,
pues en ellos el gran músculo que va desde la parre media de
la espalda hasta la nuca, el trapecio, está tan desmesuradamen·
te desarrollado que parecen no tener cuello.
Pude experimentar la sensación de perder el control y quedar,
por ende, vulnerable, cuando un rolfer que estaba trabajando
sobre mi nuca liberó el trapecio .,,-que yo habla mantenido
permanentemente contraído hasta elltonces- de tal manera que
mrcabeza y cuello comenzaron a desprenderse de los hombros.
Parado alll con la cabeza alta, en una elevación que a la vez que
le era desconocida le daba una maravillosa sensación de libero
tad, sentl miedo. Vino a mi mente la imagen del niño que aso·
ma, en el parque de diversiones, la cabeza por la diana del blan·
co para que la gente le arroje pelotas. Me sentl mu.y expuesto,
a plena luz para que todos me vieran, sin lugar donde ocultarme.
Tal vez puedan experimentar en parte lo que sent! si se ponen
de pie y, escondiendo el mentón, alzan la cabeza -como si les ti·
taran con una cuerda de la coronilla, al par que dejan caer los
hombros relaj~dos. Cuando se han estirado todo 10 que pue·
I dan, miren a su alrededor. En mi situación, percibl claramente
_por qué motivo mi cabeza se habla hundido entre los hombros:
I! de esa manera me senda más seguro, más protegido y menos
,1 vulnerable.
I En general, la pauta de las tensiones musculares representa la
pauta defensiva de una persona, la manera como se controla a
sí misma para poder bacer frente al mundo. Una pauta de total
ausencia de tensiones musculares crónicas -por oposición al
I tono muscular-:- significaría, pues, un estado no defensivo, algo
semejante quizás a la aniquilación del yo de los mlsticos orien·
tales.
l. 1
'El control intelectual incluye la plasmación voluntaria de las
tendencias corporales. Se ejerce el control sobre los deseos H·
sicos por medio de los códigos morales' y en armon!a con la ed""
cación recibida de los padres, de modo tal de dirigir la acción
con el pensamiento.
En la. Interacción entre una persona y su cuerpo, el problema del
control es un problema de «centración». Un cuerpo poco con·
trolado es un cuerpo desorganizado; si el control es exce ¡ivo, se
vuelve un cuerpo rlgido. En un cuerpo adecuadamente contra·
lado, sus partes funcionan en forma integrada, en un mcvimiell'
to fácil y conveniente. Cuando el cuerpo no se sientl seguro
acerca de lo que está haciendo, Se producen movimientÍls inade-
cuados e inarticulados. Estar «centrado» significa tener cadaco- -
sa en su lugar correspondiente, estar «en conexión direetu.
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Cuando uno se des-centra, todos sus movimientos resultan le· '1
:1
vemente inarticulados.
En el acto sexual, el control se vincula con el momento y sin·
cronización de los orgasmos y con la dirección de los movimien·
tos. Retener un orgasmo es un acto de control personal que
tiene a menudo una motivación hostil: «TÚ. no puedes satisfa-
corme». Los problemas de control sexual son la dificultad para
aleanzar el orgasmo, la eyaculación prematura y la incapacidad
para la entrega. -. -
El problema del control es, pues, estar encima o debajo, la in·
leracción fundamental es el enfrentamiento,. y su aspecto carpo-
,ralla centración. - --
La conducta a/ectiva se refiere a las emocio~es personales Inti.
mas que se suscitan entre dos personas, especialmente el amor
y el odio en sus diversos grados. ,E! afecto es una relación diá.
dica, vale decir que solo. puede producirse, en un lIlomento dado,
entre dos personas, mientras que tanto la inclusión como el con·
trol pueden darse en una diada o entre una persona Y un grupo.
Como el afecto se basa en la creación de lazos emocionaJes, suele
ser la última de las fases en el desarrollo de una relación buma.
na. En la fase de inclusión, la gente ha de encontrarse y resolver
si continuará su relación; los problemas vinculados al control Jes
exigen en/rentarse y eStablecer de qué forma se habrán de rela·
cionar. Para que la rehción prosiga, deben crearse lazos afec.
tivos v la gente debe abrazarse para crear un vInculo duradero,
y también para despedirse. i ·_ . -
La persona dotada de muy poco afecto, el tipo subpersonal,
liende • evitar el estrechar lazos con los demás. Mantiene sus
univocas relaciones en un plano distante y superficial, y nunca
se siente más cómoda que cuando los demás hacen lo mismo con
ella. Desea conscientemente conservar esta distancia emocional¡
con frecuencia expresa su deseo de no verse' afectivamente en·
vuelta, al par que busca, en forína inconsciente, una relaci6n
afectiva satisfactoria. Tiene el temor de que nadie la quiera, Y.
en una situación grupal, de que Jos demás no guslen de ella.
Tiene grandes dificultades para gustar auténticamente de los
otros, y desconHa de los sentimientos de estos con respecto
a ella. , .
Su actit\J~ puede resumirse asl, .La esfera del afecto es muy
I
penosa para mí pues ]h,- sido rechazada; por lo tanto, en el futu-
ro evitaré tener relaciones personales Intimas». La lécnica di·
recta del individuo subpersonal es la evitación de la proximidad
o involucr~ci6n afectiva, hasta el punto de mostrarSe hostil. Su
técnica sutil consiste I;n ser superficialmente amigo de todos.· I
43

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I, Con esta conducta se pOne a resgulltdo de la ne':esidad de al'fu.
°
ximarse a Cualquier individuo entablar con él, rdaciones JlCr.
sonales.
En lo que atafie a su concepto de sI mismo; el individuo sub-
personol piensa que si la gente lo conociera bien descubrirla
rasgos suyos que Jo hocen antipático. Por oposición a la angus·
.tia de inclusión, en la que se pienS1l que el sl·mismo es vacuo
e inservible, y a la angustia de control, en la qu', el sl·mismo es
tonto.e irresponsable, en la angustia de afecto el sl·mismo es
molo y antipático.
El individuo de tipo hiJlCrpersonal trata de acercarse en dema.
sla a los otros. Desea claramente que lo troten· con mucha inti.
midad. El sentimiento inconsciente que lo mueve es este: «Mis
primeras cxJlCtiencias afectivas fueron JlCnosas, pero tal vez si
vuelvo a probar resulten mejores•. Caer simpático es sumamen·
te impOttante para él, en su anhelo de aliviar la angustio que le
provocan e! continuo rechazo e indiferencia & los demás. Con
tal propósito, emplea como técnica directa el intento franco por
ganar aprobación, entablar vlnculos muy JlCISon"les, congraciár.
se, intitt,ar y darse a las confidencias.. La técnica sutil es más
manipulativa y posesiva: procura absorber pOr completo a los
. amigos y Castiga disimuladamente cualquier tentativa de estos
por establecer otros amistades. .' . cuando el cuerpo esté bien cargado de energla y coordinado por
Los sentimientos básicos de! sujeto hiperpersonal son an,¡]ogos
'a Jos del subpersonal. Ambos son respuestos extremos, motiva·
das' por una gran necesidad de afecto y acompañadas. de una
fuerte 'angustia en cuanto a la posibilidad de ser limado alguna
vez -esencialmente, la posibilidad de ser u.na persona indigna
.deamor-; ambas, tambi(n, encubren considerable hostilidad,
originada en la previsión de un rechazo. ' Con respecto a la relación interpersonal, la inclusión tiene que
Para e! individuo que resolvió satisfactoriament~ llUs relaciones
afectivas en la niñez, el contacto emocional Intimo con otra pero
sona no plantea ptoblema alguno. Se' ,te tan cómodo en un.
:re!ación de esa hdole como en la ql.~ exige tomar distancia
emocional. Si bieo' le importa que los demás gustell de él, cuan· .
do as! no sucede considera que ello es producto de la relación
que existe entre él y la otra persona; en otros palabras, la anti·
patla que se le manifiesta no significa que sea una persona como
pletamente inmerecedora de cariño. Y es· cap"" de ofrecer un
afecto auténtico. .'
La lnteracdÓD fWl<lamental, en la esfera de! afecto, es el abrazo,
ya sea literal o si lIlb6IiC<). El problema primariOe. la expresi6'l .,
de sentimientos profundos spropiédos, pnrticplarmente _~n::,si~:-,<
tuaciones grupales, en las que se presenta u~a paradoja: al
44
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-...u:q;r....---~:·"
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._----.- ----.-,-,-----._, -----,-,
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I
1
mienzo, muchos manifiestan la dificultad que tienen para expre·
sor su hostilidad a los demás; luep,o, sude ocurrir que se des·
cubra que hay algo más difIcU, expresar sentimientos positivos
y cariñosos.
La diferencia entre Ja conducta de inclusión, la de control y la
afectiva puede ejemplificarse con el caso de un mu.chacho que
ha sido expulsado de una cofradra estudiantil, aplazado en un
exrnmen y rechazado por su· novia, y los distintos sentimientos
que: tiene en cada circunstancia. La cofradla, al excluirlo de su
seno, le dice que ellos, como grupo, no tienen gran interés en
él. El profesor, al aplazarlo, le manifiesta de hecho que lo en·
cuentra incompetente en su especialidad. La novia implica con
su rechazo que no lo juzga merecedor de su cariño.
El aspecto afectivP de! acto sexual es e! sentimiento posterior
a su consumación, que puede variar de una corriente de senti·
tiOlientos dlidos y amorosos hasta una sensación de desagrado
acompañada por la pregunta «¿Qué estoy haciendo aqul?. De·
pende, en parre, de! grado de conexión entre el corazón y los
genitales. El aparato circulatorio (corazón) y el reproductivo
(genitales) son los más directamente vinculados a la esfera del
alecto.
En la interacción entre una persona y su cuerpo, e! problema
afectivo es un problema de aceptaci6n. Este puede subsistir aun
medio de la centración. Un cuerpo que es aceptado puede pero
miltir que los sentimientos fluyan a lo Irrgo de él ..in eludir
parte alguna. La sensación no es bloqueada. Un cuerpo que 'no
es aceptado actúa contra sI mismo, en pos de un estado enfer.
mizo o disociado. El cuerpo ideal, pues, es el que se siente col.
mado de energla, centrado y aceplable. . .
ver fundamentalmente cOn 'su formación, en tanto que el control
y el afecto tienen que ver con rdaciones ya formadas. Dentro
de las relaciones vigentes, en la esfera de! control la cuestión es
quién da las órdenes y toma las decisiones, mientras que en la
del afecto la cuesti6n es la.proximidad o distancia emociona! que
produce Ja relación. '
En sIntesis: el problema del .fecto es estar cerca o lejos, la in-
teracción es e! abrazo, y su aspecto corporal la aceptación. I
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4. Sinceridad
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y franqueza
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I, Uno de los ¡:onceptos fundamentales del encuentro abierto es
el de la sinceridad y franqueza, de importancia vital para la
realizaci6n del potencial humano. Esa importancia se aclara me.
jor cuando se comprende la interconexi6n de niveles, ya que
la falla en alcanzar la sinceridad es una falla en rodas los niveles
humanos.
La revoluci6n de la sinceridad, de la cual los gtupos de encuentto
co"nstituyen una parte central, es una revolución contra la es.
tructura de nuestra sociedad. Los rodeos y la hipocresía se han
convertido en un aspecto bastante generalizado de la vida hu.
mana; las revueltas de los j6venes y de los negtos gitan en
torno de este problema. En mi opini6n, esta rebcli6n tard6
demasiado tiempo en producitse. Mi generaci6n silenciosa es.
taba mucho más inclinada a cteer que contta los poderes de la
ciudad no se puede luchar, y a abandonarse en ese sentido. La
corrupci6n y la hipocresfa están tan arraigadas en nosotros
que las medidas que toma el orden establecido obligan prácti.
camente, como reacción, a apelar a ]a violencia, o al menos a
adoptar expedientes extraordinarios. Peri6dicamente aparecen
libros que escarban en el lodo, como Sile'" spr;ng, Unsafe al
any speed y The rich and Ihe super·'¡ch; ellos producen su im.
pacto, y luego son en buena medida olvidados.
La hipocresía CUenta con amplia ac~ptación; se supone que es la
méjor manera de vivit. En cierta oportunidad, la revista Time
reprodujo estas palabtas del secretario de Estado Dcan Rusk:
.Creo que la diplomacia exige cierta serenidad. Durante siglos,
la diplomacia ha tratado de que las peculiaridades accidentales
de la personalidad queda tan fuera de la conducci6n de los asun.
tos de Estado. Es por ello que, por ejemplo, al pie de una
nota diplomática asentamos la leyenda "Reitero a Vuestra Ex.
celencia mi más atenta consideración", cuando en realidad le
estamos diciendo que se vaya al diablo».
Este párrafo es a mi juicio revelador. En primer lugar, un indio
viduo que ocupa una posici6n tan ,alta como la de secretatio de
Estado aprueba la mentira como modo típico de relaci6n entre
46
¡
las petsonas. En segundo lugar, pre5ume Ingenuamente que eS
posible dejar de lado J. personalid"d en las negociaciones di.'
!~
plomáticas. En tercer lug"r, supone que durante todos estos
aíios la diplomacia convendonal hallctuado efectivamenre,aun·
que una de sus metas primordiales, la paz, virtualmente no se
alcanz6 nunca, y parece estar cada vez más distante y no más
próxima.
Los modales públicos desbordan hipocresía: pOl'lén el acento'
en la imagen y en las apariencias antes que en la realidad.
También en Time encontramos esta cita de Jacqueline Kennedy .
Onassis, uno de los modelos fundamentales de nuestra con·
ducta, sobte todo la p,íblica: • "Muéstrate como si hubieras
ganado, John", le instó Jackie mienttas posaban para las cá·
maras, luego de haber tecibido la cinta rosada por el segoodo
puesto». En ottas palabras: exhibe una falsa apariencia, no
importa cómo te sientas.
En el ·San Pral/cisco Chrol/ic!e, U1ía columna firmada por Char.
les McCabe llevaba por título .iUf, la sinceridad!» y en ella
se lela: .Puede set que la sinceridad constituya la mejot fotma
de actuar en la mayotía de los casos; pero sin duda no es
así en asuntos del corazón, ni tampoco, en realidad, en cual N
quier intercambio social m,is o menos íntimo». En Redbook, un
artículo titulado «Por qué mienten las mujetes a sus maridos»,
que apoyaba en líneas generales la mentira, lo racionalizaba de
este modo: «Muchns de lar. mentirar. sobte las cuales me infor·
maro n estas mujeres parecían verdaderamente tan prudentes y
bienintencionadas que no se justificaba en absoluto denominar·
la.s mendras». Y aclaraba así este punto: «Se sostiene que
después de los primeros aíios de mattimonio la verdad ame·
naza con frecuencia la paz conyugal cuando de dinero y sexo
se trat:.)>>.
La gente expresa, asimismo, su vir°tuosa ¡ndiAnación cuando se
hace algo en ptivado en la ditecci6n contraria. Durante el pleito
por obscenidad y libertinaje Ilevadó a cabo contra el dueño de
un club nocturno, en su e<:liciqn del 21 de noviemhre de 1969
el Chrol/;c!e infotmaba: .EI jefe de polida de Redwood City,
John McDonald, esi:í inves'.Ígando el hecho de que varias de las
bailarinns y una películn pornográfica presentada como prueba
en el juicio ( ... ) fotmarnn parte esa misma noche del espec·
táculo ofrecido en el Redwood City Elks Club•.'
* Los «Elks Clubn son en Estados Unidos Isociacioncsdc bien común
integ,fildll.s hU,~iWlllll1enlc por íúdividuos (le Slllid1l. posición económicl>!,
sc:mcjantes a' los'cfuhcs de rol;lcius. (N. dd r.) o •
47

..... '
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Lit conducta ideal que se toma públicamente Olmo modelo pue-
de ser a veces muy dañina. Por ejemplo, la Ilc.~te suele atribuir
un valor muy grande al estoicismo frente a la tragedia. Un
ejempio que gozó de mucha publicidad es l. reacción de l.
esposo del presidente Kennedy CUlIndo muri.í su marido. Lo
imagen pública que ofrecfa era la de una vaIc,tI. virtualmente
ajena n toda e.:"'<:':ióo. Muchos estudios sobre b muerte nos hon
hecho saber que, pot lo común, la esposa de un moribundo
tiene muchos y muy encontrados sentimiento·l. Además de su
pesar, tristeza y desamparo, suele experimental' cierto alivio por
haberse desembarazado de los aspectos negativos de la relación,
as! como ira por haber sido abandonoda. L. conducta de la
.señora Kennedy revelaba un grado mlnimo de emoción en
cualquiera de sus formas, Además, de acuerdo con los articulas
periodísticos, los Kennedy hicieron notables esfuerzos para que
en el libro de WiIliam Manchester sobre el ex presidente no fi·
guraran ciertos sucesos que tuvieron lugar poi' esa época, y en
lasque se pon!an' de manifiesto la debilidad, encono, conflictos
y otro. innobles sentimientos de sus protagonistas. El resultado
de ello bien puede ser que cuando uno mujer pierda a su Ola·
rido y experimente algu.nos de estos habituales sentimiento.
negativos, su culpa se vea reforzada por el h«ho de que la se-
ñora Kennedy, en apariencia, no sintiÓ nada de eso.
Mientras trabajaba en un hospital /leuropsiqlliátrico pudeob-.
servor de qué manero ese mismo fenómeno de hipocresla pú· ..
bUca o de postulación de principios irreales h"bla menoscabado
a hombres comunes. Un gran número de psicosis pareclan abe.
decer al conflicto entre los sentimientos psic:ológicos y biol6-
Ricos internos del individuo y las normos estríetas de la Iglesia.
Cuando tomaban conciencia de su deseo de poseer a la esposa
de otro hombre, o de pegarle a uno de sus progenitores, o,
de desembarazarse de un hijo, les parecla tan inaceptable que
deblan despreciarse a sI mismos y separar las distintas partes
de su ser. Los escrúpulos religiosos, en lugar de aceptar su con·
dición humano, lo condenabon. Cuando un valor religioso o so-
cial se convj~rte en norma y no armo~a con ,los sentimientos
humanos, origino culpa y vergüenzo, y es emocionol y psícol6-
gíeamente desrructivo.
En el ámbito de la educación, el alejamiento de: la franqueza
se expresa como la .Iegitimidad de lo remoto". Si un niño quie.
re estudiar algo muy distanciado de sus sentimientos y cirgms.
tancias inmediatas, como la historia de los babilónícos, la "ida
en el planeta Venus, la producción de algod6n en Bo]jviaoJ~
poesla de Algemon Swinburne, recibe gran estImulo. para ,ha,
48
I
¡ ,
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cerio; pero si desea comprender mejor la situaci6nque lo rodel
11
i 1I
1 :
-sus emociones en la clase, so relación con la inaestra, su. ac·
titudes competitiva. con Ios compafieros de clase, su sentimien-
to de inferioridad o sus impulsos sexuales--, el aprendizaje se.
\
le vuelve 'llluy diHcil y, con frecuencia, ciertos miembros de la
comunidad llevarán a cabo una febril actividad para impedirlo.
El motivo de la resistencia que suscita la franqueza en I.s re-
ladones humanas es, en parte, .eJ temor a enfrentarse consig~
mismo, temor alentado durante una niñez habitualmente dedI·
c.da al aprendizaje del autoengaño. Ante la perspectiva de mas- .
trarse francamente, ciertos sectores de la sociedad suelen experi.
mentar un verdadero terror. Los ataques emprendidos por la
del'echa contra la sensibilización bajo el mote de «lavado de
cerebro. y otros términos desaforados lindan con el pánico.
Cuando la demanda de sinceridad provoca tal reacción, se vuelve
patente el carácter inaceptable que tiene para la sociedad uno de
sus principios más caros, el que dice que «la sinceridad es la
mejor política••
Hay, empero, muchos indicios alentadores de un vuelco hacia
la sinceridad en la vida pública y privada. Se han Ilevodo a
cabo con considerable éxito numerosos grupos de encuentro
entre negros y blanco•. Los grup<>s formados p<>r parejas ca-
mitonzan a basarse en la sinceridad como elemento fundamental.
La impresionante rebeli6n de los jóvenes y de los negros es, en
gro;' parte; una rebelión contra la insinceridad y la duplicidad
.( .dilo tal como es,,). Se han probado grupos de encuentro
(grupos T) en el Departamento de Estado y en los gobierno.
estaduales, si bien con éxito variable. Y se han difundido rápi.
damente: en la industria, la educación y la formación de enfer.
me"as. Hay algunos planes edocativos (le avanzada -romo los
propuestos por George Leonard en Educalion and ecrlar"! y por
A. S. Nem en Summerhill- que se fundan en algo muy pare-
cido al encuentro abierto. Otra señal de la profunda necesidad
que viene a llenar este enfoque es la enorme proliferaci6n de
centros de crecimiento del tipo de Esalen .-en menos de tres
año., su número aumentó de uno a cien-. La filosofla de la
sinceridad realista ya se hace sentir.
Pero,' a todas luces, la norma cultural sigue orientándose más"
por los buenos modales, el tacto, la prescindencia de los senti.
mientas ajenos, las mentiras piadosa., la o::reencia en que> «lo
qoe no ses~be no puede herir. nadie", y asl sucesivamente. En
sfntesis: una concepción mucho más restringida y selectiva de
.Ia sincerida~. Tal vez, si una concepeión de esta Indole alcanzó
tonta pohl,l.'id,ad, es p<>rque "",isten ciertos importonte.· fun·
I
49 I
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damentos psicológicos para ello, y será preciso examinarlos ano
tes de abogar pOr el enfoque de la sinceridad hacia uno mismo
y hacia los demás.
Yo mismo no tengo muy claro en qué momentos y esferas dehe
ponerse ¡¡mite a la s~cer.idad. Mi experiencia profesional y pero
'sonal hasta la fecha milica que todo el mundo puede ser muo
cho más sincero que lo que es; que una relación fundada en
bases más sinceras promueve una vida más plena, cualitativa·
mente más rica; que la sinceridad hace que el cuerpo se sienta
mejor -más abierto, por lo general, menos contraldo y dotado
de un mejor funcionamientn--; que la sinceridad abre las puer·
tas de una nueva vida, de la misma manera que la pérdida de
la virginidad permite alcanzar nuevos planos de intimidad pero
sonal. Sé también que una sinceridad excesiva puede dar como
resultado relaciones deterioradas o <.", avanzan penosamente.
Quisiera postular, en este punto, que una persona dehe lograr
la máxima sinceridad posible consigo misma y con respecto a
si misma, sin limitación alguna; que en toda relación Intima
debe haher un periodo de completa sinceridad y franqueza, pre·
ferihlemente al comienzo, y luego de 'esta experiencia los dos
integrantes de la relación deben decidir en común, sobre la base
de un '3cuerdo mutuo, en qué casos conviene restringir esa sin-
ceridad; y que .,n las relaciones accidentales la persona debe
evaluar qué grado de sinceridad admite, en términos realistas,
la situación, para después actuar con un grado de sinceridad
algo mayor.
,En el caso de la sinceridad con uno miSMO, el problema prin·
cipal es aprender a tomar contacto con los propios sentimientos.
Casi todos hemos sido educados de modo de no tomar en cuenta
nuestros sentimientos. Si a un niño se le dice que lns hombres
no deben llorar, ni ser maricas o flojos, ni tener malos pensa·
~ientos, etc., comenzará a 'rechazar por ajenas 'sus ideas nega..
tivas o débiles, su concupiscencia y otros pensamientos que los
progenitores desaprueban. En la mayorla de los casos, la canse·
cuencia es que se dejan automáticamente fuera los sentimientos
indeseados O castigados, y se pasa, de no revelar los sentimientos
propios a los demás, a perder conciencia de ellos en uno mismo.
Uno de los logros más brillantes de mi niñez fue soportar las
curaciones del dentista sin un solo grito. Eso demostraba
que yo las aguantaba bien, para lo cual debla tratar de reducir
el dolor, El procedimiento mediante el cual el cuerpo procura
eliminar el dolor consiste en contraer los músculos ......omo
cuando se aferra con ambas manos al sillón ,del dentista-'-, 'v,
reducir el ritmo respiratorio;'Para no sentir el dolor, yo debí.
'0
r
CilMi'P*- -: ----,-:,~,¡J
contraer las niandlbulas y los músculos del cuello, así como los
de mis brazos y manos. Abran la boca como si estuvieran en el'
I:r
sillón del dentista, aférr"nse a los brazos del sillón y traten de
evitar sentir el dolor: podrán experimentar asl esta pauta
muscular, sentir cada uno de los músculos que se contraen. Esta
valenda mía era tan recompensada que al principio no le hada i
lugar al dolor, y luegolrataba de apartarlo de mi conciencia, !
convirtiéndome en lo qúe quedan'que me ",'nvirtiera: un indio
viduo insensible al dolor, o al menos nada preocupado por él.
Sólo mucho tiempo después pude ..dmitir que daifa como el
diablo y que tenia un miedo bárbaro de ir al dentista.
Esta pauta es mUoY ~'Omún: el nL~o trata de ser como los demás
quieren que sea y se convence poco a poco a sI mismo de que él
es asl bloqueando la conciencia de sus sentimientos; pero en su
cuerpo no solo se ha de"arrollado el sentimiento reaI sino tamo
bién la defensa contra él. Funciona en tres niveles antagónicos:
los sentimientos corporales profundos (temor) no coinciden
con la creencia consciente (valenda) , y la defensa construida
l conrracción muscular, rechazo) es una tentativa --que por lo
común solo logra un éxito parcial- de 'conciliar los sentimien·
tos conscientes cap el cuerpo. Este es el comienzo de la aliena-
ción con respecto al sl.mismo, de la pérdida de identidad y de la
pérdida de centración. ,
Cuando U11' niño comienza a modificar sus sentimientos para
convertirse en un hombre, sus se¡¡timientos corporales básicos y
las creencias conscientes que tiene acerca de sI mismo se dis-
tancian entre si, y la necesidad de mantener ambas cosas sepa·
radas se vuelve mayor, pUp.s está en proceso de construir una
personalidad interconectada. Por ejemplo, su próxima experien.
cia puede ser la compasión que despiertan en él los seres dé-
biles, sentida en el cuerpo como una cierta blandura en la zona
del corazón y un impulso" estirar los brazos y abrazar. Puesto
que la imagen cuJtural de la virilidad rechaza tales sentimientos
«femeninos», el músculo cardIaco puede ponerse en tensión
para detener tales sentimientos afectuosos, y el de los hombros
contraerse impidiendo que la energla fluya por los brazos, lo
cual origina una prominente masa muscular en los hombros y
la delgadez del brazo, en el punto en que 5e ha bloqueaao la !
energfa. rantoel bloquro tendiente a impedir los sentimientos I
«tiernos»eorno la contracci6n de las mandíbulas para evitar el
dolor se unen bajo el r6tulogeneral de «conducta viril», y la /.
motivación de cualquiera de esas conductas se ve incrementada
' por el hecho(~e que el afl,)jamiento de un~ de ellas pone en
peligro a la otra.
51
. ~ ,,'
----,.......-_.,.
".,'
A medida que se multiplican estas tensiones musculare~, .1
efecto se hace mucho mayor, hasta que la persona ha construido
una gran red de fantaslas sobre sf misma y destina un impor.
tante monto d,; cnerg!a a mantenerlas. Al par que se multiplican
las pautas de 1ensi6n, el cuerpo Se contrae cada vez mÁs, y junto
con la.s ümItaciones musculares pueden sobrevenir otros sinto-
mas ¿orpor.!es. El cuerpo pierde su alineamiento correcto por
• la presi6n excesiva que soportan diversos 6rganos: los vasos
, sanguineos se contraen, disminuyendo el suministro de sangre
y alimento a las distintas partes dd organismo; se contrae tamo
bién la respiraci6n, reduciendo la oxigenaci6n de la sangre; los
, plexos endo..·;"os y nerviosos sufren una presi6n antinatural;
I! en lineas generales, el cuerpo se debilita y se toma más suscep'
1: tibie a la enfermedad, pierde energra, agilidad, gracia y econo-
, mra de movimiento.
1I Una de las cosas que se piensan ante tal situaci6n es: «No sé
i1 quién soy», pensamiento que adopta varias formas: «Quisiera
ser ese tipo de persona, pero no me siento eru condiciones de
serlo», «Deseo entablar una buena relaci6n (:on un hombre,
pero siempre echo a perder mis rdaciones», .Me gustarla poder
II relajarme, pero siempre estoy lleno de preocupadones», «Quisle.
ra hacerme orr por los demÁS, pero me siento tlmido y embara·
11 zado». En otras palabras: las ideas no armonizan con los senti·
mientas. El cuerpo y,la mente se han separado y han perdido
iI
contacto entre sr.
i El gran problema reside ,en pasar de nuestro actual estado de
duplicidad a la situaci6n de franqueza, sinceridad y conciencia
de sr. Es un problema muy conocido en psicoterapia: cómo
penetrar en las defensas del individuo sin dejar a ~ste despro-
tegido y \T11Inerable. El procedimiento, de los grupos de encuen·
tro esrá destinado, en su 'totalidad, a: logrnr mayor franqueza.
Las técnicas descriptas en esta obra y en Jay tienen todas por
'objetivo emprender este viaje a través de la lIíberaci6n de los
bloqueos y de la energía en forma tal que 1,1 persona pueda ma·
nejar el proceso tal como se da.
Como la gente difiere entre sr, llegados a cierto punto de con·
ciencia de sr mismos y de franqueza, pueden rebelárse -tamo
bién con su cuerpo- y no querer seguir mÁs allá. Tal vez nos
estén diciendo que están en condiciones de funcionar a las mil
maravillas con su nivel actual de defensividad y rigidez. He ob-
servado que .s,e dan respecto de esto dos razones prin<:ip¡l]~s.
Algunos se sienten avasallados por la. emociorues, notan <¡ue'su
exaltaci6n'y depresi6n son excesivas. Ciertas nctrices muy sen·
sibles sufren este problema. Su. sentimientos son muy agudos y
\
,
:52
----,_...._, - - - -- ----'---.,..--' ,
:~i 1
I
deben someterse a un mayor control. La otra objeci6n proviene 1
de aquellos que han invertido mucho de s! mismos en la coor. I
dinación de su estructura defensiva; estas personas piensan _y I
a veces concuerdo con ellas-- que su funcionamiento ya es i
adecuado, y que el dolor y el esfuerzo que implica penetrar en ! !
esa compleja superestructura defensiva y reconstruir la perso-
nalidad no merecen la pena (a lo cual debo agregar que no estoy
completamente seguro de que la nuevo estructura sea más satis.
!actoria). Este <:s el caso, en particular -aunque no exclusiva.
mente-- de las personas de cierta edad. En tales circunstancia., I
d objetivo que se persigue es más limitado, y se, centra en la
eliminaci6n de los bloqueos más superficiales y en el logro de
una mayor soltura en la vida ¿otidiana. Sin embargo, en nin.
guno de estos casos acostumbro tomar al pie de la letra las afir.
. maciones de la persona, ya que uno de los aspectos de la ma. 11
yoría de las defensas erigidas por la personalidad es el agrade. JI
'1
cimiento prematuro: «Muchas gracias, me ha ayudado mucho.
(Ahora déjeme sola.) ». Y esta súplica suele hacerse exactamente ¡i
cuando se estÁ por producir la apertura mÁs importante. JI
La sinceridad con uno mismo promueve la congruencia de peno
samiento y sentimiento, una sensaci6n de integridad e integra. 1:
1:
ci6n que contribuye a resolver el problema de la identidad. Una
vez que la persona ha tomado contacto._estrecho con 'su cuerpo,
i'
es capaz de autocorregirse cuando las cosas se apartan de su ji
cauce, recuperando as! su equilibrio. AdemÁS, al conocer mejor
su estado físico, puede prever, analizar y por lo general evitat
enfermedades incipientes. La dieta alimenticia se vuelve más
importante, pues su cuerpo le envra mensajes sobre lo que neo
cesita y sobre lo que le disgusta. Esta sensibilidad aumenta Jo.
placeres y percepciones de todo tipo. La comida es .mÁs rica,
los colores mÁs vividos, las formas mÁs nttidas, más gustosos los
gustos, mÁs fragantes las fragancias. El organismo se encuentra
en su totalidad finamente sintonizado y fluye la energia vital.
Con el propósito de analizar la sinceridad en una relaci6n rn.
tima, tomemos como referencia la pareja de hombre y mujer,
casados o no. Cuando me presenté en televisi6n para promover
mi libro Jay y dar a publicidad estas ideas, cada vez que afir.
maba que la total sinceridad en el matrimonio era algo bueno,
me vela invariablemente acome~ido por participantes o invitados
que dlsen~fan conmigo. En una de las entrevistas, se ,me quiso
sllgerir',q~e debra hacer una excepci6n con las experiencias
ptemarÍtáI(:sj y, en general, terminaba esas presentaciones con
.la sensad6n de que, o bien habla pasado por alto algo que
todos ]o~, dem'ás sablan (sensaci6n muy frecuente en mí) t o bien
.5J
 •...
r CVi'I1\;~
¡
cancela algo que podIa modificar mucho las cosas en un sentido
positivo. , sexualmente, y estoy manteniendo una relaci6n con mi secreta·
Cuando se dio la peIrcula Bob :v Carol :v red :v Aliee, se planteó
en todo el pals -y, en verdad, en todo el mundo-- la cuestión
de la sinceridad conyugal. El ,filme se basaba en una idea que
tuvo origen en un laboratorio de Esalen: la idea de que la sin·
ceridad entre las parejas es algo bueno. Mis sentimientos con
respecto al filme son ambiguos. La descripción que en él se
hace de Esalen es ridícula, y en ningún momedto parece deci·
dirse entre ser una parodia de la idea original o una Cosa seria.
Aparentemente, la idea de que los miembros de una pareja prue.
ben ser completamente since'ros entre sí es muy nueva. Yo mis·
i
mo lo he intentado con una pareja, como así también mis amigos
de Esalen -quizá diez parejas lo hayan hecho-: por último,
se la ha aplicado hasta la fecha a unas cien parejas que integran
grupos.
I La búsqueda de sinceridad se inicia pidiendo a las parejas que
1 piensen en. tres secretos que jamás hayan contado a su compa·
ñero o compañera, y que, muy rrobablemente pondrían en pe·
I ligro la relación. En el curso de laboratorio cuentan todos esos
¡ secretos. El secreto preponderante se refiere al adulterio, pero
la lista incluye también relaciones homosexuales, fantasías, sen·
timientos de hostilidad y, muchas ca,"s más. Luego pedimos
que revelen tres secretos positivos, s" imientos de admiración
o estima que nunca hubieran transmItido a su pareja. B.,tos
últimos suelen ser más difíciles de decir, a CaUsa de la campe·
tencia y celos latentes. Cuando se revelan los secretos negativos,
se produce toda una serie de consecuencias emocionales, que in·
cluye .ccesos de furia, sarcasmo, belicosidad, odio, intelectuali·
zadones, y desemboca casi siempre en una exploraei6n de las
fallas en la relación que originaron tal conducta.
Por supuesto, cada pareja vive esta experiencia de una manera
distinta, pero con frecuencia ocurre que los ultrajes mutuos se
compensan entre sí. El marido confesará que ha practicado el
adulterio, para encontrarse luego con que su mujer guarda idén.
tico secreto. En la gran mayoda de los casos, el resultado de
I
estas experiencias y otras semejantes es un nuevo y refrescante
punto de partida para la pareja, la sensaci6n de haberse vuelto a
casar sobre una hase por completo distinta, la renovación de
los sentimientos que los unen. Estos sentimientos provienen.
principalmente, de la energía que ha sido liberada; aplicada antes
a mantener el secreto, ahora queda en libertad y puede incor·
pararse a la relación amorosa. La persona queda asl más acce-
sible para su pareja. ' do. Cara"ml)'s, ¿acaso nI} somos personaos" avanzadas?». "Sin ero· ,
54
ti
I
Por ejemplo, si el secreto del marido es: «Ya no me atraes
¡II:
ria, que sí me excita», hay grandes esferas de la vida que la
pareja no comparte. El marido debe actuar con precaud6n. Sus
músculos, su respiraci6n y otras funciones corporales expe·
cimentarán una constricción, siquiera temporaria, cu.ando la
esposa llama a la oficina, cuando le pregunta por su trabajo,
I,
cuando. quiere saber c6mo fueron las cosas, cuando él debe 1
imaginar de qué manera escabullirse de la casa sin que ella lo '1
1 :
adviena, cuando se habla sobre el sexo, cuando van a ver una
película cuyo tema es el adulterio, y así sucesivamente. Además,
ya no puede mostrarse espontáneo con su esposa. Debe imponer '1
la censura a todo lo que esté por salir de él, por temor a resul·
tar comprometido. Cada vez son más numerosas las esferas de I
la vida evitadas por él, cada vez es mayor el monto de energ!a
que debe desLoar a su secreto. El resultado de ello es que ,!
cuando llega a casa se siente casi siempre cansado, y no pueden
:11
conversar de nada c6modamente. El sentimiento fundamental
del que son conscientes es que su relación se vuelve monótona.
Si hay otros secretos, la situaci6n se multiplica. Si también
la mujer esconde algunos, el drenaje de energla de ambos ca·
mienza a reforzarse mutuamentei En .este· punto suelen decla·
rarse enfermedades a menudo imposibles de diagnosticar. Esto
sucede en incontables matrimonios, y el tributo que hay que
pagar, tanto psicol6gico como físico, es muy grande. Cuando una
pareja sobrelleva el imercambio· de secretos, resulta maravillo·
so ver c6mo rejuvenece la relaci6n como fruto de la nueva enero
gra que en ella Se infunde.
Un incidente que tuvo lugar en los comienzos de una de mis
relaciones personales puede servir como excelente ejemplo del
vínculo que existe entre las ideas y sentimientos, el cuerpo y la
sinceridad en cualquiet relaci61) Intima. En el curso <1e la rela·
ción a la que aludo, examinamos el problema de lo que dimos
en llamar el Tema A: c6mo aborda la pareja sus deseos sexu.les
con respecto a los dem"s. pesde los inicios de la relaci6n, resol.
vimos que si realmente nos queríamos cada uno de nosotros l'
que habría de permitir las aventuras sexuales con personas ex·
trañas a la pareja. Ella fue la primera en tenerlas: una noche
I
debía estar dispuesto a incrementar la libertad del otro, de modo ,
vino y me dijo que se habla Acostado con John. Experimenté
entonces por pdmera v~z la incongruencia de idea y s~ntimiento. I
de mente y cuerpo. Con mi pensamiento la apoyé: «Está muy
bien, querida; hashechn tal como habíaillos dicho; te compren·
55
~ .,.'
bArgo, se~t!Aun nudo en el cst6nJAg~ eomó jAmás.hAblA ~TNci.<!o.
Mi e~tómago no pareda guardar la misma calma ni ser tarr.ci:>m,;;<
prensivo como mis palabras. ..
Luego que hube sobrellevado esta tormenta inicial, nos dispusi.
mos a elaborar el incidente, a comprenderlo y a resolver todos
los sentimientos que había activado. Un hmes por la mañana
comctú~amos nucstras convt'l"!-;fl.dones, y, apelando a todas las
! ';\
,
técniens de encuentro que conocíamos, tratamos de asegurarnos
de que .llegábamos al fondo de la cuesti6n, analizando la has·
tilidad latente de mi pareja, la inseguridad que yo senda en lo
,
"
tocante a mi masculinidad, etc. Eso anduvo muy bien, y por
.Ia tarde me senda magníficamente con respecto a ella; 10 ha.
bíamos elaborado. Luego fuimos a la cama r comenzamos a ha.
cer el amor: para mi sorpresa, no tuve eteeci6n. Miré hacia
abajo y hallé que mi pene no tenia fuerza alguna' ni mostraba
ningún ángulo de e1evaci6n: no era más que un objeto colgante.
Send algo extraño, algo asl como que la verdad estaba en mi
cuerpo. Mi :~avicci6n de que los sentimientos que tenia hacia
ella hablan sido resueltos era mero palabrerlo (definici6n: pa.
labras desconectadas de los sentimientos l. De manera que al dfa
siguiente volvimos sobre el Bsúnto, y chadamos acerca de la
relaci6n mía con mi madre, la de ella con su padre, etc: El mar.
tes a la noche volvl a sentirme bien, pero nI mirar hacia abajo
vi muy poca intumescencia, apenas un ángulo mínimo de eleva.
ci6n, eso era todo. El miércoles hablamos de lo que yo no hada
por ell., de por qué ella no me s"tisfada, etc:.; a la noche, l.
dureza y la elevaci6n hablan aumentado levemente. Pareda como
si mi pene fuera lA respuesta que aguardaba al final del libro.
Tras las actividades diarias, mirábamos hacia abajo para eom.
probar si hablamos solucionado o no el problema. Hasta el sá·
bada no pude penetrarla.
La reacci6n del cuerpo frente a los problemas de la mayoda de
las parejas, en general, y frente a la inlidelidad en particular,
es muy definida. A menudo, una mu.jer pel'donará verbalmente
las actividades de su espo.o pero su cuerpo no responderá a él,
ya sea negándose a la relaci6n sexual, o 1>or falta de humee.
tación de la vagina, o no teniendo orgasmo. Esta es una de las
razones por las cuales prestar atenci6n al funcionamiento del
cuerpo es un buen comienzo para la relación total. La insince·
l' ridad entre 105. miembros de una pareja cftSi siempre afe~ta. ~l
i
cuerpo,' aun cuando la mente abórde l. situaci6n con aparente
" racionalidad y tolerancia. . . . ,.
¿Qué sucede, una vez que la I,areja se h. puesto de acuerdo en
ser Ion sincera y franca como ambas son capaces? Una chica y
.56
yo vivimos de este modo durante varios años, y pu~:=~a:~:~-l1
c6mo evolucionamos. El primer problema consisti6 en llegar a
la sinceridad básica, y estaba Intimamente ligado con la dificul·
tad de tomar conciencia de nosotros mismos, a la que ya aludl
antes. Comprobamos que por más que nos confesáramos seere-
I
ros en repetidas oportunidades, siempre quedaba algo inconfeso.
El problema de estar en contacto total con uno mismo parece I
no tener fin. Por último, descubrimos que habramos ido dema·
siado lejos. El rastreo y dragado constante de nuestros senti.
mientas estaba dándole a ll'Iuestra relaci6n un carácter tan pesa·
I
do y opresivo que la converrla en algo poco provechoso. Por
ejemplo, yo acostumbraba pensar en otras mu.jeres cuando estaba
•. haciendo el amor con ella. Finalmente se lo dije. Se mostr6
algo herida, pero a continuaci6n me revel6 que en tales circuns-
I
tancias fantaseaba a veces con Paul Newman y otras con Paul
McCartney, el de los Beatles. Me sentl muy mortificado; habla.
mas del asunro, y tratamos de sacarle provecho investiganJo
qué nos ofredanesas figuras fantaseadas que no obtuviéramos
uno del otro. Pero el anuncio, después de cada sesi6n amatoria,
de los personajes que integraban el reparto actuante lleg6 a ser
muy farigoso. De modo que acordamos no repetirlo salvo que •
uno de los dos estuviera particularmcrite interesado en averi-
guarlo. Dimos por sentado, simplemente, que el hecho ocurrida
de vez en cuando, que tal vez tuviera ciertas ventajas -p. ej.,
la de ser una manera de enfrenrar la atracci6n provocada por
otr05-, que quizá significara que no estábamos plenamente sa·
tisfechos uno del otro en ese momento, pero que era aceptable.
y si no debramos debatir la cuesti6n cada vez, era más aJlra·
dable. Tal es lo qu.e hicimos. Si algún aspecto de la sinceridad
ya explorado nos pareda más opresivo que úril, coincidlamos
en no aludir a él, en el entendimiento de que si alguno de los
dos queda enterarse, el otro se lo contarra con toda franqueza.
Esros parecen ser los aspectos importantes de la sinceridad en
una relación intima. Es menester que se comience por expcri-
mentar la sinceridad total, ya que es imposible decidir a con·
ciencia cuáles son las esferas que la pareja quiere mantener ,
abiertas' y cuáles quiere mantener cerradas sin haber hecho la
,.,' experiencia directa de la total sinceridad. Más tarde, puede
efectuarse en común la elecci6n de esas esferas. La decisi6n
mutua es vital. Cuando una persona toma la decisi6n por su
cuenta:;,en bien de la otra, es casi seguro que se está poniendo
a I.adcfensiva, y surgirán dificultades. Acordar que la esfera
cerrada puede ser abierta nuevamente en cualquier momento es
esencial y permite confiar en que la relaci6n no ha de incurrir
.57
 •.. -
- .. _--,~ -"-"-'---
44.Hé ,~~ !".:'It"',VJ~a
~.. .." -,
¡
,, ¡I en nuevos tropiezos; también significa que cada integrante de
la pareja ve en e! otro a su confidente más íntimo, lo cual
I
I verán
contribuye a robustecer el vínculo. Cad. pareja adoptará una
soluci6n diferente. Algunas, tras experimentar la sinceridad to-
tal, decidirán que desean continuar de ese modo; otras resol·
i aplicar la sinceridad en distintas esferas o circunstancias,
por perlados de variable duraci6n e incluso, quizá, resolverán
que Uollo solo de sus integrantes habrá de ser sincero pero no el
\ otro (si concuerdan en que el hecho de ser sinceros no los
I afecta de ig""l manera, no hay motivo para que lo sean ambos).
En genetal, las parejas pueden verse beneficiadas con un grado
mayor de sinceridad que el que suponían que eran capaces de
manejar, con e! consecuente aumento de energia, espontanei.
dad e intimidad.
Cuando la relaci6n entre dos personas es menos in tima, el pro-
blema de la sinceridad se vuelve aún más complejo y variable.
El factor decisivo es probablemente la importancia de la rela·
ci6n. En el caso de un médico y una enfermera que trabajan
iuntos en una sala de hospital, es muy posible que una buena
relación mutua repercuta en la eficiencia de su. tarea, y origine
una mejor terapia y una mayor, dosis de felicidad en sus en·
fermos. En cambio, la relaci6n entablada por una mujer con un
vendedor que la atiende ocasionalmente 110 tiene la misma tras·
cendencia; si uno de ellos oculta al otro algunos de sus senti·
mientas básicos, difícilmente habrá de modificarse mucho por
ello su vínculo comercial, y es probable que ambos prefieran
! expandir su energía flsica y psíquica dirigiéndola hacia un ob-
'1 ¡etivo distinto del encuentro recíproco.
Con respecto a la falta de sinceridad en las relaciones ocasio-
nales, e! factor que más se pasa por alto es el gtan efecto que
Ir ' tiene esa insinceridad en otras personas y acontecimientos, efec~
, to que es con frecuencia mal comprendido. Por ejemplo, en
'¡.' cierta oportunidad una escuela de enfermería solicit6 mi ayuda
1- ! profesional para mejorar la eficiencia y satisfacci6n personal
9,e sus miembros. En mis charlas con diversos integrantes del
departamento correspondiente, una de l.s cosas que adverd fue
el gtan númeto de quejas presentadas por los alumnos en Jo
atinente al exceso de tareas y de ejercitaci6n que les imponía
e! cutso. Esta queja es bastante habitual en todas partes, pero
I
parcela en este caso más aguda de lo acostumbrado. Cuando Jo
comenté Con e! claustro de profesores, me hablaton de! número
creciente de conocimientos que exigía la ptofesi6n de enferme.
1'0, e! mayor rigor de las exigencias, las nuevas drogas y téc·
nicas, etc. Muchos de ellos comen"""l su explicaci6n con la
I '8
..."'--
lrase célebre: «Los muchachos de hoy ••. », y algunos -aun·
que no todos- mencionaron que los enfermeros actuales te·
nian una orientaci6n psiquiátrica más fuerte que los del pasado.
En e! grupo de encuentro que llevamos a cabo con el claustro,
este último result6 ser el factor clave. Todas las razones por
ellos aducidas tenían algo de cierto, pero la dificultad primaria
pareda residir en la importante divisi6n existente entre ellos
con respecto al papel de la psiquiatría en e! campo de la en·
fermeria, por oposici6n a la mayor experiencia con las técnicas
de la medicina h_neral. Las discrepancias en torno de esta cues·
ti6n estallaban ocasionalmente y todos las conocian en forma
clandestina, pero la convicci6n de que, si la gente se mostraba
;.
sensata, la situaci6n se resolverla, llevaba implícito el hecho
de que nunca se enfrentaran tales discrepancias. Si no se las
enfrentaba, ¿cómo podría resolvérselas? ¿Debían los alumnos
estudiar mucha psiquiatr!a, o debian dedicarse en mayor medida
a la práctica médica? Frente a ese problema interpersonal, se
habia adoptado como soluci6n exigirles ambas cosas; de ese
modo los integrantes del, claustro evitaban el enfrentamiento.
Por supuesto, esta soluci6n hada que los estudiantes estuvieran
sobrecargados de tareas.
Esta situaci6n se asemeja a aquella en la cual, por negarse un
individuo a abordar consdentemente un conflicto, este debe ser
abordado por el cuerpo en forma de enfermedad o tensi6n,
comO oeurda cuando yo queda irme de la ciudad de Nueva
York. En este ejemplo, parte de mi cuerpo queda permanecer
en la ciudad y parte no: de ahí la tensi6n. Entre los profesores
de los enfermeros, parte abogaban por los cursos de psiquiatrfa
y parte no, y eran sus alumnos los que tenian que vérselas can
el conflicto.
Cada vez se reconoce más el lugar preponderante que ocupa la
insinceridad en los problemas sociales y pollticos, y la comple.
jidad de! propio concepto de dialogo. Un diálogo sin conciencia
de uno mismo es sofistería. Las charlas y 'discusiones sobre la
paz yerran el blanco cuando no van acompañadas de la como
prensión de uno mismo, ya que derivan en una virtuosa indig·
naci6n y en acusaciones mutuaS. Anthony Lewis, corresponsal
i
¡- del New York Times tl1 Londres, cita un ejemplo excelente:
I I
.A los estudiantes norteamericanos se les dice que deben res-
petar las instituciones. El presidente de su pals deplora los in·
sensatos ataques que se ditigen a todas las J!randes instituciones
cteadas I'?tNS civilizaciones Ii~r,~s. Pero ,ese mismo preside~te
",dena llevar a cabo un masivo ataque armado en un pals
59
,\
• ,o.'

~I"""'~-

extra~jer~, sin respetar los procedi;mie~t?s e"~ab!ecidJs rx>.r I~
('.onSlltUCl6n parn hacer la guerra ni soltcltar :nqUlera un apoyo
menos formal por parte del Congreso.
»Lns estudiantes escuchan a 511 presidente manifestar apesa-
dumbrado que vivimos en una era de anarqula intema y ex·
terna, para luego enviar tropas norteamericanas a Cambaya sin
la mlnima deferencia hacia los procedimientos internacionales:
sin consultar a sus aliados, sin informar del asunto a otros paises
del sudeste asiático que estaban organizando, con sus auspicios,
una conferencia sobre Camboya, sin pedir permiso al gobierno
empleo y ya corrla la voz por toda ia familia de que no debla
permitirse que se enteraran los ex: :'años. «Digan que dejó de ,,
lrabajar por su propia volnntad. 1)<' todos modos, no es cosa Ji
qlle le importe a nadie». La vergüe,tl18 hace que invoquemos la
p,.ivada. Los militares explotan desenfrenadamente su sistema II
de seguridad para ocultar sus equivocaciones y desatinos. En la
época en que fui oficial de la marina tuve ante mis ojos gran can-
tidad de documentos denominados «secretos» que nada tenlan
que ver con la seguridad nacional, sino que servlan simplemen.
te para encubrir una actividad deshonesta o poco inteligente. L.
l' .
t

royo territorio orden6 bombardear e invadir ..•". privada actúa también en el plano corporal trabando la energla
y endureciendo los músculos, de modo que los demás no des.
I
Este es el principio general: Si un conflicto no se resuelve en ~ cubran lo que el sujeto encuentra dificil de manejar en sI mismo.
un nivel más alto o más complejo de organizaci6n, se expresará,
en su forma irresuelta, en un nivel inferior. Los conflictos
irresueltos del individuo se expresarán como dolencias Hsicas
en el nivel corporal: el conflicto de un pequeño grupo (claustro
de profesores) se expresará como problema individual (estu.
dianles); el conflicto de un funcionario público (Nixon) deberá
ser absorbido rx>r su electorado (ciudadanos). Tal el precio que
se paga por la insinceridad y f,fta de franqueza. Ya volveremos
a referirnos a este principio hadamenta!'
¿Qué diremos con respecto a la vida privada? El hecho de que
se conciba k f~anqueza como meta valiosa, ¿anula acaso la
antigua virtud de la «privada»? En esencia, sI. En primer lugar,
quiero distinguir soledad de' privada. Todo el mundo puede
verse beneficiado con ocasionales perlados de soledad: por
privada entiendo el hacer y pensar cosas que no se quieren
contar a nadie. Ya he aludido ante' , los Hmites que esto
tiene, pero, dentro de esos Hmites, cre" que cuanto más franco
puedo ser con respecto a todo lo que hago o digo más como
pletamente libre me siento, más resrx>nsable de mi mismo y
en condiciones de permitir que todos me conozcan. En mi caso
-y sospecho que también en muchos otros--, la privada ruvo
su origen en la culpa sexua!. Ella me ofreda el único medio de
masturbarme sin ser descubierto. Creo que cuando una pareja
afirma que quiere estar a solas lejos de sus hijos lo que habi· ¡
tualmente quiere decir es que quiere practicar el coito sin sel'
vista ni molestada. Los demás motivos para querer apartarse I
del resto de la gente están más vinculados a la soledad, com? en I
I
el caso de un hombre que desee leer el diario tranqdo: ~~:~t
neral, no neces~ta mantener en secreto lo que; hace. . ,-i.:::\',:'~,-;,,::;>\·
La privada significa, por lo común, ocultar algo que prOVOCa
vergüenza. Un pariente mIo acababa de ser despedido' de su

60 6U
1; i
...'
Boletín informativo: Grupo de encuen-
tro para parejas . sino rccargar las Hneas de comunicación y posiblemente originar
Des Moines, Iowa, mayo de 1984: En uno de los nuevos grupos
de encuentro para parejas se revelaron ciertos fenómenos de
importancia. A continuación ofrecemos un resumen de la reu·
nión celebrada por cuatro.parejas de Des Moines.
Goordinador:George, quisiera que usted y Helen se sentasen
en el centro del circulo y se dijeran mutuamente uno de los
secretos en que les pedí que pensaran ..• nn secreto que jamás
hayan contado a su pareja y que muy probablemente pondrla
en peligro la relación entre ustedes.
Hefen: Es gracioso, ¿sabe?, pcro desde que usted nos formuló
ese pedido he estado tratando de pensar en algún secreto, y no
se me ocurre ninguno. Tal vez ello se deba a que George y yo
acostumbramos a hablar con mucha libertad entre nosotros. Nos
contamos prácticamente todo.
George: Es cierto. En realidad, si vinimos aquí fue por curio-
sidad. Nuestro matrimonio funciona a las mil maravillas.
Helen: Espero que no se interprete que no tenemos ningún
problema. Tenemos altibajos, como toda pareja, pero no tengn
por qué quejarme. (Sonrie.)
George: Sí, salvo que yo anclo muy cansado. (Se rle.) No sé
por qué ustedes hacen estas reuniones de ,noche. Tuve que ma·
nejar durante seis horas para llegar aqul. Estoy exhausto. (Se
tira sobre la alfombra.)
Coordinador: Helen, usted dijo que se cuentan prácticamente
todo.
.Helen: SI... ¿eso dije? Oh, bueno, habrá una o dos cosas
que no hemos mencionado, pero . ..
Coordinador: ¿Podría pensar en alguna de esas cosas?
. Helen (después de un momento de silencio): Bueno ..• vea·
mos ...
George (desde el suelo): Vamos, querida, dile algo para de·
iarlo contento. (Ambos se ríen.)
Helen (apreS/lradamente):.Bueno, hay ciertas expeljencias con·
cretas que no son más que meros ejemplos de un acuerdo ge-.
62
'1111--- .---.---- ~- ~n~
l. !'
neral que establecimos en el pasado y que no exige ser cabal.
mente explicitado en todo momento. Con ello no se lograría
dificultades tota:.nente innecesarias que pueden ser evitadas
mediante un raciocinio maduro y prudente. Somos adultos, des·
pués de todo, y practicamos ciertas restricciones convenientes.
George (se incorpora y queda sent¡U/o): ¡Por Dios, Helen!
¿Qué significa todO eso? .
• (Larga pausa.)
. Htlen: Bueno, estuve pensando en una cosa, George, aunque
estoy casi segura de habértela dicho. Además, es muy trivial.
George: Tal vez se te olvidó si era tan trivial, querida. Tal vez
no tuviera ninguna inlportancia. (Extiende los brazos hacia
ella. )
Helen: De todos modos, estoy segura de habértela dicho.
j Larga pausa.)
Sally: ¡Por todos los santos! ¿De qué se trata?
He/en: Me siento tan tonta de contar esto.
George: Es mejor que continúes, querida.. Esta gente no te de-
¡ará tranquila basta que lo hagas.
He/en: Bueno, ¿re conté lo de MUtan, r'1?
George: Quizá. ¿Qué pasó con MUtan?
He/en: Bueno, ¿te acuerdas cuando te acostaste con esa chica,
hace un año, y yo quedé tan trastornada? Me dijiste que si yo
quería acostarme COll otros hombres no había ningún inconve·
niente. ¿Recuerdas?
George: I ¿Milton?1
Helen: Me acosté dos veces con él mientras estabas fuera de la
ciudad.
(Larga pausa. George clava la mirada en Helen, aparece en sus
ojos una llamarada de ira, luego recupera el control de sI mis•
'.
I
mo.)
George (con 110% tranquila): Me alellro de que me lo hayas I
dicho, Helen. No me gusta nada, desde luego, pero estuvimos I
de acuerdo.en que no hAbrlamos de imponernos traba9 uno al
otro, de modo que no me sorprende que haya9hecho eso.
(Pausa.) E~!~ ... ¿gozaste?
Hcien: SI, muCho.
63
\
.~ ...
--""",,,T<" . - .
George: Oh ... (Comienza a comarse las uñas; detrás de>él,
Sally es acometida por un at.que de hipo.)
Coordinador: Su tranquilidad resulta sospe<:hosa, George.
Cuando n mi me sucede una cosa nsi, me siento morir.
George (en actitud razonable): Debe comprender que llegamos
a, un acuerdo sobre este punto y que varios años atrás tuve
un asunto amoroso que le conté a Helen.
Coordinador: ¿Qué siente su cuet·po. George?
George: No se siente muy bien, naturalmente. Se me hace di-
fícil respirar, y siento un apretón en el estómago. Estoy sudando
bastante, no sé por qué, y ...
Coordinador: George, ¿quiere prestar atención a sus dedo.? Se
los está frotando fuertemente entre sI. Vamos a ver si puede re·
presentar a uno de sus dedos y hablarle a algún otro. Establezca
un diák,go entre ellos. ' para ustedes dos que pudieran sacar parrido de sus asuntos amo-
George: Soy mi dedo anular. Quiero dejarte limpio, empujar
tu cutlcula para que luzcas mejor. ¡Maldición! Me pone furioso
que no me dejes sacarte ese último pedazo de suciedad y dejarte
limpio. Ahora soy mi otro dedo.iPor Cristo, déjame tranquilo!
Tú mismo no eres tan limpio. Déjame vivir mi vida y vive tú
la tuya. Yo no estoy tratando de limpiarte todo el tiempo.
Estoy tratando de ayudarte, simplemente. No me apartes. No
te enfurezcas .• , Yo no .•. (GMrge rompe a llorar; luegl> si-
gue.) Me siento tan solo, tan desesperado. No sé a quién vol·
verme. (SaU)', entretanto, continúa con el hipo, que se hace
más fuerfe cada vez.)
Coordinador: lPodrla decirle eso último a Helen?
George: Sr. HéIen, me siento desesperado. No .é por qué lo hi·
ciste (sigIle lIora'1do). No quiero perderte. (llora inlenramen-
te y suspira. I-1eien la toma en sus brazas unos minutos.)
He/m: Yo no quiero abandonarte. .. (Volviéndose al coordi.
nador. ) Vea lo que ha conseguido. Todo esto era innecesario.
George: ¿Por qué lo hiciste? ¡Y con Milton, nada menos! (Sally
sigue can su hipo.)
Coordinador: Helen, usted se está separando de George.
Helen: ¿Sí? No era mi intención. 10 siento. Me siento más c6-
moda en este lugar, eso es todo. (Sal/y hipa fuertemente. He·
len se vuelve rápidame1lle hacia ella y le espeta COI1 ira:) iSally,
termina ya con ese maldito hipo!
. Sal/y: Perdóname, Helen.He probado de pararlo por todosJos
medios pero hace 15 minutos que lo tengo y no hay c~so. '. ' •', • . .,
Coordinador: Les pido a todos que dejen de h.cer lo qu~ esté.n'
h.ciendo y dirijan su atención a Sally que recolV',zcan su, pre'
sencia. Sabemos que usted está con nl Jtras, Sally.
64
\
.,.- ,,~~_._~ ,._- I
"
(El grupo reconoce la presoncia de Sally, centra su atención en
ella durante varios minutos. Milagrosamente cesa su hipo, y son·
rie. Helen comienza a sollozar.) . ",
,!
HcIen (gritando): Eso es 10 que pretendo de ti, George, que
me prestes atención. Que dejes de dar por sentada mi exisrencia
I
y de tratarme como si yo fuera un mueble más. Milton no vale
gran cosa, sin duda, pero me consideraba importante. No huno
• día sus narices en el periódico todas las noches. Se preocupaba
por ml. Y tú no.
George: Dios mIo, Helen, 10 sé. Merezco que .me den un ma·
,
,
zazo por la cabeza.
<, Coordinador: A menudo, las personas tienen avenluras amoro-
sas porque algo no marcha en su matrimonio. Serla muy útil
rosos p.ra ver qué es 10 que no marcha entre ambos. Les hMá
bien sacarse de adentro todas las cosas que tenfan guardadas
husta ahora.
George: Muy bien. De una cosa estoy seguro, Helen, y es que
no me siento suficientemente atendido por ti. ¿Por qué no mano
tienes la casa más limpia? ¿Por qu¿ no me tienes preparado un
trago cuando llego a casa? ¿Por. qué no intervienes en la con·
versación cuando vienen amigos a casa, y no eres lmable con
ellos? ¿Por qué no cuidas mejor a los chicos para e le yo pueda
descansar? Y andas siempre despeinada.
Helen (gritando): iTe crees un gran personaje, pero tú tampo·
co eres ninguna maravilla! Te pones bastante pesado cuando
llegas a CAsa. Nunca hablas conmigo de nada. Simplemente me
das dinero para hacer cosas pero no me diriges la palabra.
George (con un grito contenido): ¿Por qué no me dejas solo
de vez en cuando? Quieres que pase todo el tiempo en casa, o
que te converse o que te lIe\'e a alguna parte ...
H cien: No pretendo que pases más tiempo en casa... Solo
que ...
Coordinador: ¿EstArlan dispuestos a hacer algo para tratar de
aclarar sm; re~pectivos sentimientos?
~
George: Creo que sI. I
Helm: SI. I
Coordinador: Helen, párese delante de George y rodéelo con I
sus brazoscpara que Ol' pueda escapar. Tómese fuertemente las I
• manos,\,.usted, George, trale de liberarse de ella. Si George
se libera; Helen, corra tras él y vuelva a alerrarlo. Y usted,
George, t.rate de desprenderse. (He/en aprieta a George entre
rUJ brazos" comienzan a luchar. George se rle.) .
6' \ .
 •....
.. ~-----
George: iTienes fuerzal (Se rlen ambor.) Tal vez yo no tenga
muchas ganas de escuparme.
I I Empieza a forcejear pero no consigue moverse de su lugar. Su
11
sonrisa desaparece y se pone c¡erio. T.rata d~ separar las manos
,.q de Helen. pero sin éxito. Luego intenta liberarse violentamente.
da vueltas en su lugar. Helen sigue tenazme.lle aferrada. George
1:
estalla en mía carcajada y se afana aún más. Ambos están muy
il serios y respiran con dificultad. Por último. George se despren.
11 de. Helerr lo persigue y lo vuelve a ogarrar. (:eorge le quita las
"
."
"11 manos de encima y la empuja; ell. lelve a perseguirlo 'y él a
;:'1 . empujarla. Al fin. ella cae sollozandO al pi.,). George la con·
,uela.)
George: Dios. nunca me había dado cuenta.
11
Helen:' Es así como me ~iento casi todo el tiempo. George.
siento que te quieres librar de ml. (Variar de las mujeres de/
gmpo hunden /a cabeza en el regazo :Y rompen a llorar. )
(La reuni6n' concluy6 poco tiempo después. A la mañana si·
guiente, Helen luda deslumbrante. Tenía algo que anunciar.)
He/m: Quiero contarle al grupo que anoche. cuando nos fui·
mos de aqul. me sentía tan mal como nunca me babía sentido
en ocbo años de matrimonio. George y yo seguimos con el asun·
to basta las cuatro y media de la madrugad l. Nos dijimos todo
lo que babíamos ocultado en todos estos años ... y algunas
cosas eran muy Eeas. Luego nos dijimos todo lo que nos gusta·
ba del 'i'ro. todo lo que amábamos. y fue sorprendente como
probar cuántas de esas cosas no las habíamos confesado nunca.
Eran casi más numerosas que las negativas Llegados a ese puno
to~ pensamos que estaríamos agotados, per) nos pusimos a ha~
cer el amor. y fue la relaci6n sexual má, gloriosa que jamás
tuvimos. ¡Fue algo maravilloso! Nunca pensé que podría ser así.
George (sonriente): Yo tampoco.
He/en: Me sentí tan libre. como si estuviera totalmente entre.
gada a George. Mi cuerpo era una pura dbraci6n y pulsaci6n.
Fue increfble.
George: Sí. ¡Al diablo con Milton!
He/en: Esta mañana nos levantamos temprano .•• paredamos
~star llenos de energla .•• y nos encaminamos a una roca que
está sobre el rlo. y alll volvimos a CaSaI"IO•. JuramQ' no ocul.
tarnos nunca tantasc6sas uno al otro.
1
I
J
66
- ..... ;l~ . _-.-.-
"
-~"-J
" ..
I
5. Misticismo y espiritualidad .J
1,
1
L. dimen.i6n e.piritual del bombre e. real, y debe tomársela I
en cuenta junto con el cuerpo. el sí·mismo y lo interpersonal;
r,ero como mi familiaridad con ella no es mucba. me resulta
"1
difícil escribir sobre el tema.
Nunca pensé que yo fuera, siquiera remotamente, una persona
religiosa. Mi educaci6n judía se redujo al aptenÚlz¡,je de algu·
IIUS palabras -seh/emiel, megil/a, bupkis- y a gustar ciertos
p,atos rxquisitos. Nada de Bar Milzva ni de lecciones de bebreo.
MI formación científica robusteció mi creencia en la racionali M
dad de todo: era imposible demostrar la existencia de Dios. en
el positivismo lógico no babía lugAr para el pensamiento má·
gico, y hasta el agnosticismo era una evasi6n. Simplemente no
creía en los abracadabra•. Era un ateo.
Pero he aquí mi dilema. En e! primer borrador de este libro
esctibi algunas co.as que reflejaban una ampliaci6n de mi. pers·
pectivas y Una apertura hacia el pensamiento místico. «Buenos I
pe~lSamientos», pens¿. Figuraban allI los cuatro párrafos sí· f
gUlentes: .
Una de la. dílerencia. más notables entre la religión oriental y
la tradici6n de Occidente se vincula con la conexión existente
entre e! hombre y el cosmos. La. filosollas orientales parecen
hacer mucho más bincapié en la relaci6n que guardan entre si
todas las casas cn la naturaleza. La. personas que tuman drogas
suelen afirmar que se sienten en mayor armonía con el universo
y más en contacto con las similitude. de todas las cosas. no solo
enlre los bombre. sino ¡ambién entre lo. fen6menos naturales. I :
Esa experiencia promueve un mayor interés por el efecto Jel! .
Cosmos en la vida del bombre (p. ej., la astrología), e! poder I
de lo. rezos sobre las planta., la influencia del clima y de! am. I
bien te sobre la condici6n humana y -lo que e. más importante,!
, en nue.tro caSD-' la interrelad6n ca.i total de mente. e.pIritu ,
1 y cuerpo. Esta "ltima iJea.conocida por mucbo. Je los yoguj. I
i bindúe~. ra hecho ya notables contribuciones al encuentro abier·
,I
I
too céiiúéi ',ev'erá cuando examinemos el kundalini y cierta. t¿c·
I
67
j
 ---
'."
I
I
1I
,,1 nicas especificas -el yoga y la meditación, la apelación más fre-
cuente al silencio, y la centración personal. .'.
I
Uno de los enfoques hindúes de los sentidentos plantea otro
problema que recién empezamos a est¡¡diar y que promete con-
ducirnos a una slntesi. más amplia. Según ellos, el hombre debe
adiestrar su mente con el objeto de ser testi¡;o presencial de toda
su cónducta y observarse a cierta distancia. Esto parece estar en
co.ntradicción con la propuesta de internarse en los propios senti-
mlentos para elaborarlos, tal como se la fotmula en los encuen-
.Iros. Tal·vez estos métodos no se opongan entre si sino que re-
I1
presenten dos etapas de la evolución humana; es menester en-
j' . frentar directa y conscientemente los sentimientos y elaborarlos
antes de poder tomar distancia.
Ii Cuando se proflLlldiza en un encuentro, se llega a un punto en el
'j cual el cricuentro abierto yel punto de vista mrstico se refuerzan
, mutuamente. Una vez elaborada la hostilidad y admitidas las dio'
i ferencias, a medida que la gente alcanza capas más proflLlldas de.-
11
la personalidad se pone en evidencia la similitud de todos los
hombres, Estamos todos embarcados en la misma lucha, aunque
li elijllmos diversos caminos y levantemos diversas defensas. La
idea de que todos somos uno adquiere, en estos momentos casi
místicos de la vida grupal, gran significado.
Encontrar la forma de conectar las tradiciones religiosas y mis-
ticas de milenios, y quizás integrar .tcórica ., metodológicamente
los enfoques oriental y occidental con el objeto de llegar a una
slntesis más cabal y eficaz, constituye una empresa interesanll-
sima para el futuro.
Luego pasé este manuscrito a los miembros del Circo Volante
-un grupo de lideres creado en Esalen- para que me formu.
laran comentarios. Steve Stroud me hizo una acoraci6n sobre
este caprtulo que me pone de lleno en mi dilema actual: .Mis-
ticismo y espiritualidad: prometes muchas cosas al comienzo,
pero tiene el carácter de algo que se te ocurri6 a último mo-
mento. P"drla ser una emotiva y hermosu nota personal, vale
decir: a) el movimiento de los encuentros como nueva religi6n;
b) la búsqueda personal de Dios; e) c6mo se inicia esta bús-
queda y cómo se la interrumpe; d) perce.pci6n interna versus
proyecci6n externa. Nota personal: Tú sabe" que eres Dios: cuen·
ta la génesis de ese descubrimiento tuyo. Tienes una fuerte
faceta espiritual (oculta) con la que podrías !beneficiar a <)Iras
personas. En mi opini6n, si este caprtulo no te ha resultapo~l
más diflcil de escri!>ir y el que te llev6 más tiempo, siw\ica
que aún no está terminado. Sugerencia personal: Olvldate de
68
,---
tus lectores y escribe este libro para tu propia satisfacci6n. Re.
galo personal: Si te lleva tanto tiempo escribirlo que llegas a
,j
\ ;
pasar hambre por ello, yo te alimentaré»..
Esta nobl hermosa e intimidatotla me forzó a tratar de actuar
I
de acuerdo con la percepci6n de Steve. Es posible que oculte mi
.
¡ aspecto espiritual incluso a mi mismo, pero lo cierto es que
quiero descubrirlo y expresarlo. El primer recUerdo que guardo
de mi cambio de orientaci6n como cientlfico ateo se remonta a
mi primera experiencia con el 15D (ácido lisérgico). En cierto
momento, tirado sobre el piso con piernas y brazos abiertos,
'sentl vibrar todo mi cuerpo. Mis manos y pies estaban en co.
nexi6n con el universo: yo vibraba junto con el cosmos. Fue una
sensaci6n de éxtasis y de orgásmica armonla. Estaba en perfecta
sintonla con rodo. Me miré entonces en un espejo, y vi que mi
rostro se transfiguraba en el de Buda,. después en el de Mefis-
t6feles, más tarde me converlla en un mongol ••. todo ello es-
taba en mI.
Cuando rerminé mi viaje con la droga, comencé a analizar estas
experiencias desde el punto de vista de sus s6lidos fundamen.
tos cientlficos, tomando en cuenta la teorla, la probabilidad,
y ... pero eso dur6 apenas unos segundos. No me sentla con
ganas de intentarlo. El análisis cientlfico me sacaba de mi esta-
do de euforia y éxtasis para sumergirme en una quejumbrosa
minuciosidad. No importa que no hubiese explicaci6n cientlfica.
Para lo único que serv!a la ciencia era para mantener mis múscu-
los contraldos; ella tomaba los recaudos para que mi esplritu no
~e remontase a parte alguna o para que yo no decidiera des-
prenderme de todo; ella aseguraba que yo no habrla de relajar i
todos mis músculos para experimentar cualquier cosa que su-
cediera; me obligaba a sopesar, a evaluar, a criticar, a mostrarme
prudente y respetable, reproducible y responsable, y no sujeto
a críticas.
Empecé a ponerme furioso contra la ciencia y la educaci6n re-
cibida. ¿Por qué no me hablan dicho, por qué no habla adver- ;
tido, que las explicaciones cienllficas eran solo una manera de I
buscar lá verdad? Me sentla bombardeado por otras influencias. :
Mike Murphy, el director de E..Jen, dedicaba varias hora. dia- i
rias a la meditaci6n. lA la meditaci6nl iSe pasaba hora. y horas.
sentadq ~in pensar en nadal Probé de hacerlo, y no me pareci6
maL E tt ciertas ocasiones, volvra a experimetttar ese éxtasis.
SUP<J~I~ que la comunidad de Esalen era en ¡¡eneral mucho más
espirit1)al que yo, si bien la. observaciones de. Stcve ahora me
hadan:: dudar de ello.. Pero muchas personas que participaban
69

..
'
en actividades espirituales -meditación, yoga, plegarias colec.
tivas- ludan lnaravillosamente bien: esbeltas, clara la mirada,
serenas, en tanto que yo me vela panzudo, con el entrecejo frun-
cido y presa de agitación por momentos. ¿Qué es lo que pasaba?
Tuve otra vez la vaga sensaci6n de que todo el mundo conoda
un secreto que yo ignoraba, que est~ba a la zaga de ellos, que
tal vez toda la cuestión de los encuentros estuviera «mal ubica·
da», como dedan algunos.
Un cIJa, vino a Esalen Baba Ram Dass para quedarse connoso-
tros cuatro meses. Yo ya lo conoela: se trataba de Dick Alpert,
un muchacho brillante y presuntuoso que comenzó a dictar cla. ,
ses en Harvard cuando yo egresé. Me había encontrado con él
algunas veces, lo conoela un poco, habla asistido a sus proezas
cuando él y Tim Leary se dedicaron al LSD. Ahora estaba de
vuelta de un viaje a la India, donde habla pasado un año de
preparación para convertirse en un sanlo. Dick Alpert en pleno,
con barba y túnica. «Bah», me dije; pero advertí el brillo de su
mirada. Esa noche me miré al espejo cuando llegué a casa: había
en mis ojos muchas pequeñas venas "·'e les impedían tener ese
brillo.
Ram Dass volvía todas las tardes a su casa, que quedaba a unos
treinta kilómetros de Esalen. Tras luchar con la idea de que jO
era demasiado importante para recorrer treinta kilómetros con
el objeto de verlo, lo hice, en dos oportunidades. En esas visitas
sentí miríadas de emociones. Muchos celos: pareela saber muchas
cosas y entusiasmar a la gente, tal vez más que yo; se lo veía
sereno, atraía grandes multitudes, y deela cosas extraordinaria·
mente profundas, que venían a reforzar mí creencia en que exis-
tian todo tipo de secretos que yo ignoraba.
Me aferré a sus flaquezas. Cuando todavía era Dick Alpert acoso
tumbraba jactarse de la atracción que tenía, y contaba intermi.
,l·,
nables anécdotas sobre chicas que lo llamaban de noche por
i teléfono. Y ahora, ya lo ven: se encumbró lo suficiente para que
I la gente deba ir a verlo, cuando quizá todo lo que encontró he
una nueva artimaña para llamar la atenci.5n. El año pasado t..·
taba de convencer a todos de que se dedicaran al LSD, este año
I
,'"
es el viaje mlstico. Confiarla más en él si volviera a la India
(ya prolongó un año su estadía entre nosotros). y sigue mag-
nificándose a si mismo. Oigan cómo lee las noticias periodisti.
cas dedicadas a él en New Hampshire. ¿Yeso se llama estar
iluminado? .
El científico escép*9, el científico que sese~Ha en peligro,
tenia la palabra. Peroyo habla visto también los grandes cam.
bios ocurridos en Dick, habla oído cosas muy profundas dichas
1 70
¡
I
--.., ---,
r
.1I~
por él, que me hicieron pensar mucho. TenIa algo. era alguien.
Pareela una pared pintada a nu" m de color blanco. Algo que·
daba del viejo color pardo --el viejo Dick se trasluda aún-,
pero lo cierto es que el blanco cubría una gran superficie y la
convertía en algo muy distinto. Hete aqul, pues, a un contem·
poráneo que habla realizado el viaje mfstico e impresionaba
mucho. ,
Dentro del programa para residentes de Esalen, se invitó a va·
rias personas a que expusieran sus enfoques. Our" ~hy Nolte
presentó el roHing, John Pierrakos nos habló del análisis hiD-
energético y Chatlalle Selver de su método de conciencia sen·
sorial. 10 notable de sus exposiciones vino después de la parte
formal, cuando nos pusimos a charlar sobre cómo velan cada
uno de ellos su tarea. En todgs los casos, aludieron a su creen-
cia de que estaban trabajando con energías corporales que nO
eran las conocidas -las de las corrientes eléctricas, la circula·'
ción de la sangre o la respiración- sino que eran de algún otro
tipo, una energía cósmica.
Por esta época me di cuenta de que estaba compartiendo gozo-
samente creencias mágicas y místicas. Nada tenla que ver que
fueran o no cienrilicament. válidas: lo que importaba era cómO
me sentía yo por tener esas creencias. El ambiente de Esalen
está totalmente atravesado de misticismo. En ese lugar, los in·
dios Esalen enterraban antiguamente a sus muertos, y las cáli.
das primaveras que forman parte de su clima natural tienen,
según se cree desde hace mucho tiempo, mágicos poderes cura·
tivos. La conjunción de ese clima con el océano y el arroyo que
baja de la montaiía convierte al sitio en un paraje único lleno
de magia. Caminando de noche por el lugar, escuchando las olas, I
mirando las estreUas, el valle, los árboles, sentándome en las I
calientes aguas para baños minerales, experimenré una sensa·
ción peculiar: mística espiritual ••• no sabría decirlo .•• pero
sin duda peculiar, estimulante. "
Muchos de los residentes creían en la astrología, el 1 Ching,
las tarjetas del Tarot, el Karma -uno de euyos significados es
que sucederá todo aquello a lo cual uno está destinado. I
i
Comencé a abrir las puertas a la posibilidad de que estas ideas'
no fueran totalmenle falsas. Pero para hacerlo, debía hallar
cierto fundamento científico a su verdad. Alguien mencionó que
la luna tiene gran influencia en las mareas; entonces, ¿por qué
no habría de. tenerla en un hombre, compuesto de agua en sus
dos lerceras partes? Humm.La lectura del 'J'arot o de las cartas
amolÓaic.~s no pareda mateadamente peor que la de los tests
psicológicos. Y la id,:a de que todo lo que se supone que ha de
71
·...
~
.).
I suceder suceded en verdad reduela enormeme:lte mi ansiedad
i ante el futuro en varias ocasiones, e incluso volvla mucho lIJáf'
tolerables ciertos hechos horribles, como las muertes.
En realidad, fue en conexi6n con el problema de la muerte que
advertl que estaba comenzando a creer en algunas de esas con·
cepciones. En el verano de 1969, mi padre sufri6 un ataque que
lo dej6 totalmente inconsciente. Volé a Conneeticut y pasé va·
rias horas con él en el hospital, solos. Tanto durante el viaje
de vuelta como Cuando le hablaba junto al lecho, noté que esta·
ba manifcstando creencias espiriluales, como en la reencarna·
ci6n y en la identidad del cuerpo y la mente. Esto es lo que es·
cribl en el avi6n cuando iba hacia.el hospital:
Papá tuvo un ataque -voy allá.. ,', ' Espérame, papá. No te mueras aún. Debo contarte estas cosas.
¡Dios mio! iEl mismo dra que los hombres descienden en la
luna, mi padre se está muriendo!
Papá, me siento bien al ir hacia ti. Asl debe ser. Quiero con·
tártelo todo. Mis sentimientos están horriblemente lejos de mi
conciencia. La intuici6n me dice que este viaje es de Bran im·
portancia. Es dificil de sentirlo. Pero de vez cn cuando, lloro.
Por lo que podrla haber sido, y por lo que podrla ser -con mis
hijos-o Los quiero mucho (lágrimas). . .
Quizá tu disoluci6n me libere. Eso es lo que siento en el fondo
de mi mente. Asimismo, abrazar ló espiritual me parece más
cercano a medida que me aproximo a DanbuJ:Y. De pronto se
me torna más cIara la realidad del misticismo. Siento real·
mente que habrá reencarnaci6n para ti y para mI. Hemos apren·
dido muchas cosas esta vuelta; la pr6xima lo podremos hacer
mejor.
Niveles, niveles. Hay tantos niveles. Y se repiten. Y son todos
verdadcro•. También los mlsticos. Y tú, papá. en cierta forma
I me lo sugeriste. Tú siempre apreciaste lo miSlico. Más que yo.
r Nunca sucedió de veras: es por eso que necesitamos otra reen~
i ' carnaci6n. Mi padre fue mejor que el de ustedes: sollas decir
eso, y es cierto. Yo tengo, una visi6n de mi mi,mo que tú nunca
l tuviste. Tenias que ser el mejor en todo, en apariencia. El úni·
I
i
ca lugar en el que exhibias tu inseguridad o tu debilidad era en
tu cuerpo. Gota, artritis, diverticulitis, hipertensi6n, glaucoma,
y el ataque. Tu cuerp() fue devastado por ti. La pr6xima vez
\I
, lo harás mejor. De alguna manera me ensefiaste algo que me,
permiti6 trawr de comprender c6mo se, expre~a l. gente a t~aves >
de su cuerpo. '.
Esta es una· de las cosas que quiero decirte. Tú Juist~ ~mo de~
\¡' bIas ser. Me diste mucho y no me diste mucho,y, me llenaste
72
1,
1,1
de problemas -pero lo que me diste me permite ahora superar
1:1
1,'
mis defiCiencias y resurgir lleno de poder-o Soy capaz poco 1;
menos que de todo y estoy casi seguro de que ejerceré fuerte ~
influencia en el mundo. y tú contribuiste enormemente a ello.
Pienso en la vieja época, los partidos de pelota, el viaje por el
Medio Oeste, el perlado de Franklin D: Roosevelt, las capitales
de los estados, el orden de los presidentes, Lou Gehrig, lo.
White Sox,* ironla. Tú lo conseguiste, papá. A veces mentiste,
pero casi siempre fuiste 'muy honesto y muy moral. Yo soy
honesto y moral. Y le hablo a muchlsimas personas para que
sean iguales. Tú fuiste. Tus clientes confiaban en ti. Eso era
admirab,Ie para mI. Tú no los cargarlas jamás de mercaderlas
que no necesitaban. Yo admiraba eso.
Debo decirte ... que todo h. estado bien. Tú has hecho lo que
wrrespondia. Has hecho lo que pudiste. Yeso fue bueno.
Precisabas que alguien te dijera cuán grande eras. Hace apenas
un tiempo que vine a caer en la cuenta de que tus heroicas his.
totÍas eran un pedido de socorro. Pero tus padres ho te hubietan
permitido mostrarte débil y triste. .
Una vez quise hablar contigo en un plano un poco más pro·
fundo acerca de tu divorcio de mamá, pero no paredste tener
muchas ganas. De modo que renuncié a hacerlo. En ese plano
no llegamos a concctarnos. Creo que podemos lograrlo en un
plano más profundo, y esa es la razón principal de que esté aqul.
El trole de Toonerville. Mi compañero de asiento lo acaba de
mencionar, y ello me trae una serie de recuerdos de la niñez.
Muchas veces pensé que habla sido depositado en el mundo por
, el trole de Toonerville.
Es gracioso: solo cuando escucho música o tomo un trago me
invaden estos sentimientos.
Nos parecemos mucho. Y tú me has dado las herramientas para
superar algunos de nuestros defectos comunes. Ese es uno de
tus grandes dones. Y tú eres un hombre 'honesto. Creo en ti. I
y además, me ayudaste a que yo fuera honesto. Estoy orgulloso
de tu vuelo a California en la época del juramento de lealtad. 1
1
Estabas exactamente en lo cierto. Me dijiste que desde el plUlto
de vista moral yo tenIa raz6n, pero que en la práctica estaba
arriesgando mi carrera. Ocurri6, simplemente, que mi carrera I
i
fioreci6 Pese a todo.
" "'",:»:;.. ::,-~, I
• Lo~'Géhrig es un 15 del béisbol en Estados Unidos, de quien Schutz
vuelve. OCUpar.e en otro IURar del libro (d. pág. 2351: 1"" White So.
Ilon ut:'l0de)os equipoaconocidOll d~ ese deporte. (N. del r.)
73
\
 :
I
.,: I
',- '-"\1""-- ",
10
r
Ya te be dicho cuanto te tenia que decir. Casi. Creo firme.
¡
mente que habremos de reencontrarnos en otra encarnación. ¿Y
1 6. Kunclalini yoga ¡1 '/

el casi? El casi es porque lo último que quiero decirte es ..•

I .
que te quiero, papá. Fuiste un buen padre. Te quiero. I
Adiós. \

Murió alrededor de una semana más tarde, y para mi fue más

fácil hacerle frente a su muerle porque sentla, y aún siento, que
nos encontraremos en otra reencarnación;
Vuelven a mi mente las palabras de Steve. Tal vez sea cierto
que mi perenne búsqueda de realización de mis potencialidades,
aun el haber convertido esa búsqueda en una carrera profe.
Los conceptos empleados para el nivel espiritual del hombre no
me resultan enteramente claros, ya que en este campo soy un
neófito. Hasta el presente, la formulación que más me atrae es '1
I
, sional, equivale a buscar a Dios dentro de mi, y a urgir a los de. la que proviene de uno de los tipos hindúes de yoga, llamado
más para que lo busquen dentro de si mismos. SI, parece ser asl; kundalini. Ella es notablemente congruente COn la concepci6n
al menos, ese es el lugar donde está Dios. Puedo aceptar eso. que estoy exponiendo aqul. . ,
Siempre he tenido propensión a ir hacia adentro. Ni siquiera El kundalini es el Gran Potencial o el Poder Supremo ,( recibi.
en mi adolescencia me entusiasmó nunca el veloz traslado por do de la tierra) en el cuerpo humano. El prop6sito del yoga
medios aéreos, el salir y andar en derredor. Pensé que serla muo (camino de vida) es suscitar este poder y purific:v. los elementos
cho más provechoso dedicar nuestra fuerza técnica y financiera corporales. El kundalini toma la forma de una serpiente que
a atravesar la tierra~ :Imagínense si pudiéramos cavar agujeros duerme enroscada en la base de la 'columna vertebral. Para rea.
en la tierra y viajar hasta la otra punta, no en.dias, sino en unas lizarse plenamente, el poder del kundalini penetra eti siete chao
pocas horas. Esta elegante soluci6n era el resultado de ir hacia
I adentro.
kras o centros corporales ubicados a lo largo de la columna.
Sólo entonces pued" un hombre realizar todo su potencial (cós.
Tal es lo que siento con respecto a la gente. Las respuestas últi· mico). La serpiem" debe despertar y luego ascender por los
mas están en cada uno de nosotros, dentro de nuestra piel. Y chakras siguientes (en una descripción aproximada):
en lo que a mi respecta, en este momento, a medida que el
encuentro abierto sigue su marcha y se vuelve más profundo,
a medida que los métodos intrap':1uicos llegan más adentro,
eh.k,a Ubica¡;j6n Signijicddo ' i
1 Base de In columna Potencial superior, en;erila
a medida que se vuelve más claro. lugar que ocupa el cuerpo
y se me hacen más reales las dimensiones mística y espiritual, 2 Nivel de lo. genitales
primitiva . , ,,¡'
3
Energfa sexual :1
Nivel del ombligo
veo con más nitidez la unidad y unicidad del hombre, y más
cercana su autorrealizaci6n. El encuentro abierto parece ser la
llave que permite abrir la puerta que conduce al salón correcto.
,
4
6
Nivel del corazón
Nivel de la garganta
Afinnaci6n de sí IDismo, ir.
Afecto, amor
Comunicación, expreaión
,j
Nivel de la glándula pinea! Intuici6n
La corrupción y la hipocresla se muestran en toda su fealdad 7 Parte superior de la cabeza Conciencia cósmica
y quizá pronto resulten innecesarias.
En el yoga, el método más común para atravesar los ehakras es
la meditación. El individuo se concentra en cada ehakra hasra
sentir que la energla sube por su columna, hecho a menudo
acompañado por un gran calor. Quizás alguno de los métodos
corporales desarrollados en Occidente, sobre todo el rolfing .,
la hioenergética, constituyen otras formas de ayudar a la energla
kundalillí a suhir por la columna. ..
El esqu~':tl~ ~~ndalini es suficientemente coltlprehensiv() C(}mo
para entilrider'el enfoque del encuentro abierto. Reconoce la

1 74 75
j
i·
---·-~I"'V9""--
importencia del cuerpo, al centrar en él toda J¡¡ actividad; de 10
intrapsfquico, al empiear e! método de la medir:ación pora llegar
a esos centros; de lo interpersonal, en el significado atribuidoÍl
cada chakra, como la autoafirmación y el afecto; de lo intelec·
tual, a través de los chahas de la expresión y de la intuición; y
de lo espiritual, en el séptimo chakra, que corona a todos los
demás, y en el objeto mismo de! aSCenso de la energfa kunda·'
lini, a saber: la conciencia c6smica. Incorpora, en consecuencia,
'dentro del, compacto marco del cuerpo los clementos vitales del
hombre. ,.
Por otra parte, el orden de los ehakras reviste importancia. He
visto gente que trataba de alcanzar un chakra superior sin haber
pasado por los anteriores. Este eS Íln fenómeno muy habitual
en. los niveles inferiores. En un grupo de encuentro, un hombre
tiene dificultades para establecer una relación amorosa (cuarto
ehakra) con una mujer del grupo. Ella afirma que ve cierta fal-
'sedad en su 'aproximación Yen sus sentimiento". Con frecuencia,
lo que ocurre es que el individuo siente deseos sexuales (segun·
do chakra) hacia la mujer Yno advierte que debe ocuparse pri.
mero de ese problema. O también puede suceder que sienta
gran hostilidad hacia las mujeres (tercer chakra) Yno haga caso
de ella. El orden de los ehakras sustenta la idea de que si se
pretende alcanzar los niveles más altos de la alegría Y el éxtasis,
o incluso de! afecto real, es menester dar satisfacción a los sen·
timientos sexuales Y agresivos.
El mismo principio parece rcgir en los chakr.s superiores. Un
individuo tomó LSD con el objeto de hacer un viaje cósmico
Y espiritual. Se sentfa dispuesto a dar ese pa"" y se habfa pre-
parado para ello. Sin embargo, pasó la mayor parte de! vieje
vomitando un resentimiento irresuelto contra su madre (tercer
. chakra): habfa intentado pasar de un salto del tercer chakra al
I séptimo. Otro sujeto, que padecía una psicosis, era capaz en
aparienda de alcanzar momentos de g.ran pureza mística (sépti.
, mo ehakra), pero su necesidad de competir con los hombres
que lo rodeaban (tercer ehakra), ya sea en destreza física o
r
. intelectual, o en lo tocante al tamaño del pene, lo arrancaba
mu'/ Deooto de tales trances.
En' el' easo de Baba Ram Dass, viajó a la India para tratar de
alcan~ar el séptimo chakra sometiéndose a In disciplina de un
guru y practicando los métodos de la meditación. La impresión
que recog( de él fue que estaba logrando éxito, pero que.. su~
impedimentos residían en su incapacidad p:ua superar .se'nti.
mientas competitivos (tercer chakra) y para xesolver relaciones
efectivas (cuarto chakra). Los procedimiento!~ que sigue, lagen~
76
,-,':-:i'
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te para alcanzar los chakras superiores constituyen una discipli.
na esp~~~~ual que entraña, especialmente. meditación. a veces
psicosis, y a veces viajes psicodélícos con la droga. No puedo ,1'
.firmar con certeza con cuánta rigidez opera la secuencia, pero I
,
11
sí que, como en todas las secuencias, suceden muchas cosas al I
mismo tiempo. Ahora bien: el principio general de no saltear
chakras ha sido particularmente esclarecedor. I
Varios estudiosos de los ehakras han tratado de compatibilizar.
los con la anatomfa occidental; la tentativa más ambiciosa en
este sentido fue el pequeño libro de Vasang G. Re!e titulado
The mysteriaus kundalini: Physical hasis al the «kundalini
(hatha) yoga» in terms 01 Western anatomy dnd physiology [El
misterioso kundalini: Fundamentos físicos de! kundalini (hatha)
yoga en términos de la anatomfa y la fisiolog(a occidentales].
(Uno de Jos encantos que tiene esta obra es que el prólogo fue
escrito por una persona que discrepa totalmente con la tesis del
autor.) Considero que estas ideas son fascinantes y tienden un
puente entre Oriente y Occidente. Rele piensa que 16s ehakras
guardan correspondencia con los plexos (centros) del '(stema
ne!Vioso autónomo, y que la enerllfa kundalini está vinculada
al nervio vago derecho. El resumen siguiente de su idea general
permitirá captar la tónica de su enfoque:
«Normalmente, el sistema nervioso central está bien desarrolla.
do en lo que atañe a su respuesta ante los estfmulos externos,
mientras que e! sistema simpático yace dormido. Cuando este
último eS puesto en actividad mediante e! pranayama (control
de la respiración) y algunos otros procesos descriptos en el hatha
yoga, la persona adquiere el poder dc hacer COsas que estÁn más
allá del alcance de un individuo ordinario. Sus acciones son con.
sideradas milagrosas, aunque para un yogui no lo son. Obedecen
a un poder interno latente, que debe convertirse en energfa
activa. Cuando un yogui desarrolla su sistema nevioso autóno.
mo queda ran absorto que ( .•. ) el conocimiento de sus rela-
ciones con el mundó externo permanece en suspenso, y ve al
universo entero imbuido de su sI·mismo, en total unidad con él•.
Esta es una buena descripción del proJ>6sito que Se persigue
con la iluminación espiritual que se produce al ir superando los
chakras.
I
La obrar~I!.Fhakras, de C. W. JLeadbeater, una de las autorida.
des en JatiJateria, brinda en forma más sistemática la correspon.
denda entre los chakras y los plexos (conjunto de nervios) del
sistemll nervioso aut6nomo. Para Jos que' tengan nlgunos cOno-
77
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pero sI, según se presume, a la glándula pin~al (órgano cuya
función la ciencia occidental aún no ha podido determinar) y
a la pituitaria.
De este modo, la tradi<;ión de la India trató de dar una base
científica a sus creenc!2S místicas. Si se estimulan esos plexos
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nerviosos, bien pueden' originar una difusión de energía, que
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quizá sea bloqueada por, problemas emocionales, explesados ca-
g mo tensiones Hsicas que obslaculizan la transmisión de dicha
'il 8 energía nerviosll.
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d ! dalini. Omite, en primer lugar, el concepto de la coexistencia
simultánea de varios cuerpos. Mi Plokósito ha sido introducir
la concepción del kundalini yIos cha las con el <¡bjeto de re-
laeionarla con mi lltopio esquema: Por otra parte, no es mucho
I fiOl lo que sé sobre ella. " . .
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Remito al lector interesado en el tema a los dos libros ya meno
cionados y también a la obra de A. Avalon, Tbe serpent power,
Cualquiera de ellos puede conseguirse en las librerias espe. iali
I zadas en temas metaffsicos.
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7. La integración del individuo
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La mejor 'manera de' eliminar los' bloqueos que entorpecen el
l'.'' flujo vital del hombre, o de vigorizarlo, es tratar los niveles
'corporci,embcional e interre·sonal c~mo un. unidad y comple-
il mentar'Ja tarea llevada ;l C"OO en unl} de ellos con la llevada
1I a cabo enlos otros. A mi juicio, el mcjor enfoque para la reali•.
z.ci6n de las potencialidades humanas consiste en una combi·
1: 1 nación dé métodos: Si se omite cualquiera de esos niveles, la
:1i' eficacia del procedimiento se ve enormemente perjudicada. He
r
observado que muchos de los que trabajan en este campo del
,1 potencial humano concentrándose en un solo nivel y excluyendo
los otros ren"'''l ese' desequilibrio en su propia personalidad.
"'J:1' · Los que trab"i"n con el cuerpo y con las técnicas intrapslquicas
· tienen dificultades en las relaciones interpersonales. A menudo, .
1'1 · el encuentro abierto.y la reunión con otras personas en el nivel
de cada una 'les crea obstáculos. Asimismo, los que se centran
11
l'
l',1
solo en lo interpersonal descuidan su cuerpo y no poseen muo
cha sensibilidad con respecto a las defensas y l. dinámica del in·
dividuo. En mi caso, creo que tanto mi método cuanto mi pero
sonalidad son deficientes en lo que ataJíe a la dimensión espiri.
11
l' tual, de la que comienzo recién ahora a tomar conciencia, y que
a medida que esa dimensión cobre mayor realidad para lnl será
~
.incorporada orgánica y naturalmente a mi tnfoque.
Con e! prop6sito de integrar los diversos niveles de funciona.
. . miento, tomaremos como eje la técnica de integración corporal
" , de RoIf. La filosofia básica del roIfing es que todos los cuerpos
presentan algún tipo de aberraci6n, a causa de los traumas Hsi.
cos y emocionales de la vida. El cuerpo .necesita compensar tales
traumas para oponerse a la fuerza de la gravitación y quedar
erecto. Si la alineación de sus partes es correcta, aclÚa de acuer·
do con la gravedad, y su propio equilibrio lo hace permanecer
erecto, con un gasto.DÚnÍJno de energía. Si, en cambio,~eapar.
ta de esa pOsiCión, pOr ejemplo, si la cabeza se inclina hacia ade.
lante, la gravedad ejerce tracci6n sobre la cabeza y. exige. que
'!.¡ otros músculos -de la espalda y la parte posteriqt deJ,~.po,
t }j
.j 80
probablemente- compensen esa tracci6n para que la persona
"----.--
...."'..,.. r.;
no se caiga. A cada aberración le corresponde, pues, la contrac·
ción de ciertos músculos. Veamos un ejemplo hipotético.
Supóngase que un niño que está aprendiendo a caminar siente
que su madre no quiere que él se acerque a ella, y prevé que va
a ser castigado o rechazado. Sus pasos se vuelven entonces ten·
tativos; a medida que avanza, parte de su cuerpo tiende hacia la
madre y parte se aparta de ella, apoyándose en los talones y en
las pantotrílIas, que se contraen. Para no Cf\er hacia atrás, ten-
drá que contraer también loo músculos delanteros de! muslo.
(Pueden probarlo mientras leen.) Luego, para mantener e! cuer-
po equilibrado y erecto, se contraen los músculos de la cadera
y e! cuello, y la cabeza se proyecta hacia adelante. Si esta pauta
persiste en la adultez, e! ou.jeto desarrollará una sensación de
inestabilidad, ya que sus pies no se apoyan firmemente en el
suelo; sus piernas permanecen endurecidas, su cabeza no está
recta sobre el cuello; es probable que le duela la parte i.nferior
de la espalda y que sus músculos de! cuello y de los hombros
se cansen fácilmente; los masajes en la parle superior de la es- .
palda serán una delicia para él. Además, disminuirá la circula·
ción sangulnea en las zonas contrafdas, la inclinaci6n de SU ea·
beza le impedirá respirar bien, y las tensiones musculares pro-
bablemente presionarán sobre los ganglios y glándulas endocri·
nas, reduciendo la eficiencia de estas últimas.
La técnica creada por Rolf procura liberar estas tensiones. ea.
mo e! cuerpo es un sislema comrlejo de músculos y de otros
tejidos, es necesario contemplar e procedimiento de! rolfing en
e! contexto de una concepción general de! organismo. Tal vez
un masaje local en la nuca no alivie sino temporaria mente un
j
dolor muscular en esa zona, ya que su causa básica puede ha·
liarse en las pantorrillas o en los pies; en' tal caso, la rcubica,
ción correcta de los pies constituirá un tratamiento mucho más
I
eficaz. Por este motivo, la técnica de Rolf considera. el cuerpo
en su conju.nto, casi sin tomar en cuenta los dolores {(sicos
especfficos.
La secuencia básica de la técnica de Rolf comprende diez horas,
aunque muchos la prolongan. En cada s(,;ón, que dura aproxi-
I. madamente un~ hora, se llevan a cabo un conjunto de movi- ,
mientas corporales ideados por Ida Rolf. Las diez sesiones como "
ponen una unidad, y en ese lapso se abarca sistemáticamente to- '
do e! cuerpo. Cada sesión se destina a ablandar y estirar deter· '
minados músculos y apaneurosis -la fina cobertura de tejido
conjuntivo que rodea a cada músculo y fibra museular, y a los
RrupoS musculares--. Dicho ablandamiento hace que tales teji-
dos vuelvan a su lugar, recuperando su posici6n natural. Me-
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diante e! empleo de los dedos, nudillos y codos se tt•. ta de libe.
rar las ataduras musculares y aliviar las tensiones crónicas, pro~
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cedimiento que proporciona al individuo una profunda reorga·
nización aponeurótka. Es doloroso, en la medida en que existen
tensiones musculares, si bien el manejo del dolor es ell si ll)ismo
.un problema interesante. Muchos sujetos aprenden a adaptarse
al dolor para que no les resulte desagradable; en ocasiones, pue·
de llegar a se! placen~ero y hasta producir un esta?o de éxtasis.
Yo suelo .pedtrle al SUjeto que ponga toda su atenctón en e! puno
to en que presiona mi mano, y trate de relajarlo; si siento el
músculo contraido, retiro la mano y le doy tiempo para relajarse,
volviendo a comenzar luego' con suficiente lentitud como para
sincronizar con su lempo.
Esta técnica es muy importante, si se tiene en cuenta la teoría
ames expuesta. Cuanto más se relaje el individuo y me permita
aplicat presión, más libre de tensión quedatá esa patte de su
cuerpo. La liberación voluntaria de la tensión por parte del su·
jeto equivale a la elaboración de un problema psicológico (co·
rno ocurre en los ensueños guiados), sin que sea menester una
interpretación intelectual.
Una de las maneras de enfocar las primeras seis sesiones de rol·
flng consiste en centrarse en la pelvis. POt sus numerosas cone·
xiones musculares y la posición central que ocupa en el cuerpo,
la pelvis actúa como pivote. Dehido precisamente a esa posi.
ción central, cuando se aparta de ella descalabra las estructuras
que se hallan por encima o por debajo. Rolf piensa que l. pelvis
debe aproximarse a l. posición horizontal, de modo de servir
de apoyo a los órganos abdominales; esta opinión contrasta con
la de Lowen, para quien la parte inferior de la pelvis (la sinH·
I, sis de! pubis) debe estar echada hacia atrás y los órganos abdo.
minales quedar suspendidos al frente. (Me inclino por la pri·
mera concepción.) Según Rolf, en la estructura ideal puede tra·
I zarse una línea recta que una los puntos medíos ubicados entre
los oídos, hombros, caderas, rodillas y tobillos. Cada una de
las seis sesiones se ocupa de distintos músculos vinculados con
[ la pelvis.
Otra de las maneras Je concebir esas seis sesiones reside en
¡ abordar las capas que van de afuera hacia adentro. Inmediata·
mente por debajo de la piel, hay una capa de aponearosis, sus-
¡ tancia semejante a la blanca y sutil,!nvoltura que encontromos
bajo la cáscara de una naranja. Hay también una capa aponeu·
rótica en torno de cada grupo de órganos, de cada órgano en
particular, y de cada uno de, los tejidos que lo integrán,hasta
llegar a las fibras musculares." Cada cosa tiene su propia envol·
82 • 83
l·
I
11 \'
tura. A causa de los traumas físic(,s descritos, estas envolt~ras
aponeur6ticas se secan y endurecc¡I. Para llegar a los músculos,
I
\,
es preciso estimularlas, testamando en ellas por medio de la
presión e! suministro de sangre, y des trabarlas y aflojarlas para
que los músculos y otros tejidos puedan expandirse libremente.
Una vez liberadas las aponeurosis, el rolfer puede ir más a fono
do y trabajar en forma ,lirecta sobre las capas musculares. Las
primeras tres sesiones se ,dedican fundamentalmente a la lib,e.
ración de las aponeuros!s, y las restantes a la ltberaclOn
'1 de músculos determinados; en cada sesión, el tolfer pene·
tta más hondo en e! cuerpo, a medida que este permite una
entrega más profunda. La secuencia a que aludimos está deter~
; minada, en buena medid:!, por el propio cuerpo. Cuando se tra·
baja sobre una parte del cuetpo y se la libera, se produce un
desequilibrio, por la f.lta de aflojamiento de los músculos como
plementarios, que con frecuencia evidenciarán y sentirán la neo
cesidad de ser estirados.
Primera sesión
El objetivo de la primera sesión es aumentar la distancia exis.
tente entre las últimas costillas y la parte superior de la pelvis,
partiendo del supuesto de que en todo cuerpo se produce un
apretujamiento en la pelvis, y que es necesario dar más amplitud
de movimiento a los órganos 'abdominales. Se aflojan las capas
aponmróticas externas y se liberan los músculos que rodean la
caja torácica, de modo que la respiración sea más profunda y
completa, con lo cual aumenta la proporci6n de oxígeno en la
sangre y esta puede eliminar mejor las toxinas. También se aflo·
ja la tensión en torno de los músculos cardiacos, para que la
sangre fluya más libremente. T()~o ello produce una sensacÍlln
general de bienestar. Se estira, asiínismo, la parte frontal supe·
,
rior del cuerpo, entre la escotadura del esternón (ubicada entre
las clavículas) hasta el oinbligo. Estos efectos se logran median· I
te la manipulación profunda en torno de la caja torácica, Ins ca·
deras y muslos, dando mayor movilidad e las caderas y ,·"de·
I
rezando luego la column't.
En esta cómo en todas las sesiones, las reacciones emocionales
varían según los individuos, pero citaré algunas de las más co·
munes. Cuando se trabai:! con la respiración, en especial cuan·
do se Iibe¡~'el diaftagml (músculo situado debajo de las ,us- '
tillas L suelen promoversc asociaciones vint-ll);Hbs con el temor I
\
• .0'
¡------ --._.- -
I de ahogarse, o con situaciones vividas en un h(lspital. Con freo
cuencia, el individuo siente 'terror y recuerda al¡¡una circunst,ari-
cla en que se le aplicó éter eo un nosocomio_ U na de 1, , canse.
cuc',,:;"S norables de esto es que el sujeto rem~mora con grao
ten".,r una operación en la que no tuvo miedo al,,uno. Aparente.
mente, 10 que sucede es que la sensación asociada a un aconte.
cimiento traumático es inhibida en el preciso momenro en que
, se produce y confinada en ciertos músculos, que luego devienen
crónicamente tensos y coo toda probabilidad e>:perimeotan do-
lor al aplicar sobre ellos una presión.,Hay Una lorma muy Sen.
,cilla de descubrir estas zonas sensibles: consiste en imaginar que
alguien está presionando fuertemente en todos nuestros múscu.
los --en el estómago, la ingle, dClrá, 1e los tobillos, en todos
lados-o Aun en la Imaginación, se s.' ¡jrá dolo: el1 algunos de
estos sitios. Al allojar tales músculos, sale a relucir el miedo y
puede e1aborárselo, permitiendo entonces al m'!sculo en cues.
tl6n,-y a todos los afectados por él- retomor su estado na.
tllral. A menudo se siente un vacío en medio ,:el pecho, en el
esternón, qne se vincula con importantes acontecimientos afec.
tivos, tal vez con una lucha en la que "no hubiera sido golpea.
do en esa zona. Cierto Individuo clamaba «¡Hermano!», para
expresar su dolor, cada vez que yo {lresionaba en ese sitio; ello
permiti6 que salieran a reIu.cir sentimientos acerca de su herma-
no de los que era totalmente Ignorante. ,Ese suieto tenra cama
pauta apartarse de su hermano (echando el pecho hacia atrás)
en lugar de afirmarse a sí mismo (echándolo hacia adelante).
La expresión empleada para reaccionar frente al dolor suele ser
'significativa, como ocurría en este caso con «H~!rm:ano)lo. Un ex
sacerdote de la Iglesia Episcopal, que por lo visto no se habra
desembarazado por completo de su rol anterior, exclamaba siem.
pre: «¡Oh, Dios!».
En esta sesión suele ponerse de maniliesto una lasdnante dife-
rencia entre la parte anterior y la parte posteriol' del cuerpo, so-
bre todo de la mitad para arriba. Hay gente que exhibe gran
, tensión y dolor en el pecho (pectoral mayor, intercostales), en
tanto que los músculos de su espalda (los inspiradores) se ven
flojos y relajados. Desde el punto de vista psicológico, esas pero
sonas son por lo corriente muy «frontales», reaccionan en for-
ma espontánea y tienden a ser muy Irancas. Otras no sufren ten.
sión ni dolor en la parte delantera del cacr{lo pero sr en los
- roso cabal, es preciso que 1. sangre viral sea bombeada vigorosa
músculos de la espalda: son las personas de reacción lenta, que;-,
aceptan las cosas en calma y reaccionan más tarde. Un ,psiqui~;
tra era buen ejemplo de estas últimas: aceptaba en el momentó
todo lo que se le dijera, pero uno o dos dras después r~accl'l.r'a~
84
--
ba con,yiolencia. Era como si permitiera que todo lo que se
, 1
'1
"
,
le dijese fuese a parar a aquella parte de su cuerpo que la gente
podra ver, el pecho, y luego se lo llevara ala espalda para ocu·
palrse alll de ello. Presentaba Idéntico slndrome en la otra direc·
ci6n: cuando yo trabajaba sobre su pecho, se mantenla aparen·
ternente en calma, pero sus pies sudaban 8 mares.
Hay otra hipótesis fascinante, vinculada con la respiración., En
vadas personas que se someifan al ralling he observado que
cuando eludlan las emocionessu respiraci6n era pectoral, y abdo-
minal cuando aquellas eran .bundantes. Cierta vez, mientras
, aplicaba d ralling a un individuo sobre el pecho, en la primera
sesión, este se mostraba calmo y desapasionado, y respiraba casi
enteramente con el pecho. Luego le hice iniciar una fantasfa, y
comenzó a hablar acerca de lo que sentEa hacia su mujer -<¡ulen
lo habra abandonado yéndose con arra hombre- y de la culpa
que senrra hacia sus hijos. En cuanto empezó a mostrarse ape-
nado y enojado, cambió toda su pauta respiratoria: el estómago
comenzó a agirársele rápidamente, y pasó de un estado emocio-
nal de objetiva frialdad a otro de tristeza, llanto y odio. Apa.
rentemente, los sentimientos más profundos exigen, para exprer
sarse, una respiración más baja; la persona que desea bloquear.
los respira únicamente con el pecho.. '
En la primera sesión, se abarca la zona del cuarto chaltra (el co-
razón), d chaltra del amor y d afecto. A su término, se percibe
d electo de la liberación de esa zona en la sensación de bienes-
tar y d animado ardor que sude experimentar el individuo. En
parte, la sesión está destinada a liberar la tensión de la caja
torácica, la cual" a su vez, aumenta elllujo sangulneo que entra
ni cOlrazón y sale de él. Este flujo vital ,d. por resultado una
sensación general de calidez_ ',
Desde el punto de vista interpersonal, la sesión abarca tanto el
afecto como la inclusión. El primero se ve estimulado al fran·
quear el sentimiento que rodea al corazón y ayudar a que la
sangre circule más libremente, ya que la falta de calidez pero
sonal suele estar acompalíada de un corazón constreñido, que
no permite salir al fluido vital. (Quizás esto se vincule con las
alecciones cardfacas.) Para experimentar un sentimiento amo-
y plenamente por todo el organismo. Cuando se siente «el cora·
zón destt9zado., al mismo tiempo sude sentirse la zona cardfa·
Cácomc;:sj"eslUviera apretada. Decirle a una persona amada que
se: le «apre d corazón. es, probablemente, una verdad liternl. ,
La cercán!a de un ser querido puede provocar que el corazón
se agite y palpite velozmente. Es característico de las relaciones,
,
85
 •....
I • ... _.. _n u •
j
,1
I amorosa. felices hacer que.la vida entera brille, rodcando a to-
das las cosas de cierto fulgor, en la medida en que el coraz6n,
al latir con fuerza, nutre al organismo en su totalidad. Asi.
I mismo, una desgracia afectiva oscurece el mundo entero. Como
1 sería difícil someter al coraZón a una tensión tal que la sangte
I entrara en él pero no saliera, parecería que entre el dar amor
! y el tomarlo debiera haber una relación estrecha.
De hecho, en ciertas investigaciones primitivas que llevé acabo
para medir la inclusión, el control y el afecto [PIRO, pág. 57],
I
uno de los-inquietantes resultados fue .que no pude construir
una escala del afecto expresado por una persona hacia otras
que fuera significativamente distinta --en el sentido de tener
una baja correlación estadística- de otra que midiera el afecto
que la persona anhelaba de los demás. La tarea se me hizo tan
I diflcil que en un cuestionario posterior (llamado LIPHE) como
biné simplemente ambas escalas en una. Tal vez el importante
lugar ocupado por el corazón como centro del aflujo y el eflu-
jo fuera uno de los motivos de mis dificultades.
1 La inclusi6n interviene en la primera de estas sesiones a través
de la respiración. Esta es como el arranque de un automóvil:
es ella la que decide si la vida biol6gica queda dentro o fuera.
Si una petsona resuelve no participar en ninguna actividad, no
COmprometerse, no sentir, puede logtarlo privándose de respi.
rar, o, en cierta medida, respirando en forma superficial. Lowen
piensa que la calidad y profundidad de la respiración deriva del '
contacto primitivo con e! padre; una respitación superficial
indicaría una contención, la renuencia a expresarse plenamente
y en igualdad de condiciones, y a participar de un intercambio
profundo. . cuyas distintas fases se relacionan con otras tantas partes es~
. Esto guarda mucha similitud con el fenómeno de inclusión
i dentro de un grupo, donde el grado en que un miembro decide
entregarse al grupo, comprometerse, está dado en parte por el
.I lugar que, según estima, se le permitirá ocupar en él. Sopes.a la
r. I situación y decide qué monto de energla le dedicará al grupo.
Quizá tome las cosas fríamente, respirando de modo tal que.
nadie advierta su presencia, o .quizá las acometa con gran ener.
I gla, para lo cual necesitará respirar en forma profunda. Uno
de los mejores métodos para conseguir .que alguien se vea en.
'(\Jeito en el grupo es aumentar su ritmo respiratorio haciéndolo
luchar, golpear con los puños, gritar o hacer cualquier otra cosa
que lo agite. Luego de ello, casi inevitablemente sentitá que su .
'1 presencia es mayor. También se contribuye asl a aclarar mejor
la verdad corporal, que.. ,reduce el palabrerlo a su mlnima ex.
presión. Cuando un miembro de!· grupo esté trabajando en una
,1
86
I II
..~._-_ ..- JI
,
emoción vinculada con la esfera de la inclusión, puede tomarse
como eje su manera de respirar; si sus movimientos respirato-
rios se hacen más breves, es señal de que se está apartando;
si comienza a relajatse y a respirar en forma más profunda, s~
está comprometiendo en mayor medida. Es probable que las
afecciones respiratorias estén relacionadas con problemas de
inclusión. .
Segunda sesión
• La segunda sesión de rolfing se centra. en los pies y tobillos,
lo cual tiene repel'CUilión en la pelvis y la espalda. Al linal de
esta segunda sesión se trabaja en la espalda con vistas a esti·
rarla de modo de equiparar el alargamiento producido en el
pecho durante la primera. Los pies revisten gran importancia
psico16gica, ya que eUas suministran el contacto con la realidad,
la su.stentaci6n y la gravitaci6n. Físicamente, un desequilibrio
en los pies desbatata el equilibrio de toda la estructura. Los ,
adeptos de Reich y de Lowen cteen que los pies representan,
fundamentalmente, la relación del individuo con su madre. Si el
niño se apura mucho a caminar para correr detrás de su madre,
sU.'l piernas se arquean; si espera un rechazo, sus pasos se vuel·
ven muy prudentes; si se siente oprimido, se apoya en los tao
Iones hasta hundirlos; si, para evitar las críticas, avanza con
sumo cuidado, lo hace en puntas de pies, etc. Hay todo un
método -la terapia zonal- basado principalmente en los pies,
pecllicas del cuerpo. Sospecho que serla muy provechoso re-
visar este método y volver a desarrollarlo, ya que a menudo
. el trabajo con los pies produce cambios importantlsimos.
En una oportunidad, el pie derecho y la pantorrilla izquierda
de un sujeto estaban ml1Y tensos y agarrotados, y al ttabajar en
ell05 sintió gran dolor y rabia. Le pedí que hiciera nn ejercicio
de terapia guestáhica practicando un diálogo entre ambos. Muy
ptonto, la pantotrilla le reprochaba agriamente al pie que no
í avanzara lo suficiente" que no se estírase e iniciara lllI movimien-
to para el cuerpo ent"ro.•No soportas el peso que tienes enci.
ma», le deda. Este Ciálogo sirvió para que el hombre recono-
ciera su pasividad y la molestia que esta le causaba.
Otrosuje,to sentIa nn.u:ho <1,olor cuando yo trabajaba en SlIS
pies, y j\écesitaba ten"t1os en "perman¿nte' movimiento. Le'pe.11
que los 'moviera todo el tiempo que fuera menester basta av",:
87
•...
-- '.
~~--
~------_._---
I
I riguar qué quedan hacer. «Escllpar --dijo-, <¡uiero ~scapar*.
,,i De inmediato, pensó en su matrimonio actual, en el que se sen.
tia infeliz, y cnm infancia, a"rant,~ la cual el paare lo urgía
para que llegase a ser méaico. A toaas luces, sw, pies ,e hablan
preparado much,l" veces para !:scapar, pero nUllca hablan con·
ser,uiao consumar la huida. Como consecuencía ae ello, los
,músculos ,y apooeurosis estaban en gran tensión.
Junto con los cambios que se producen en los pies tienen lugar
otros en todo el cuerpo. El aline.miento de Ins articJJ.ciones
del tobillo para que se despl.cen horizont.hnente, y la liberación
de los pies para que marchen p.r.lelos y el peso quede balan-
ceado sobre las' plantas, contribuyen a reordenar y enderezar
el cuerpo, anulando las compensacíones que este introdujo para
sus desequilibrios. Con frecuencia, lo que parece ser un dolor
cn e! cuello o en la espalda se alivia trabajando en los pies,
pues se trata de una compensación. En lo psicológico, una buena
tarea en los pies puede modificar notablemente la ubicación de
la persona en el mundo; a menudo, suele derivar de ella una
conducta más fundada y firme y un mayor sentido de sI mismo
.como persona estable. Tener ambos pies sobre la tierra y perder
el temor a avanzar pueden promover un entusiasmo desbor·
dante. . .
Tercera sesión
'Se centra en torno del tronco y los costados ael cuerpo, ocu·
pándose también de la liberación de' las aponeUlusis superficia·
les, de estirar los costados del cucrpo para permitir una res-
piración más profunda, y de equilibrar los alarp;amientos
producidos en el frente y la espalda. La met'. es liberar un
. músculo dave de! tronco (el transverso), que conecta la duo-
,décima costilla con la parte superior del hueso de la pelvis
(cresta nl.ca). En estado normal, dicho múscub sujeta la caja
torácica, manteniendo fija la distancia que separa las eostílJas
de la pelvis. Cuando su grosor aumenta, se difkulta la respira.
I ción, y costillas y pelvis quedan mutuamente ata::cadas. La revi.
'1 taHzación de ese músculo hace que adelp;ace la parte media del
I cuerpo; " menudo parece que la persona ha perdido peso, cuand?
\ . lo que en realidad ha ocurrido es que el «salvavidas* del in e4ío,'
desapareció a causa del aumento de la distancia que h~y ent",
las costillas y la pelvia.
·La sensaci6n psicol6gica es de una mayor concienci~ del ~I'Jtro
88
"
del cuerpo. Según mi experiencia, la mayoda de la gente tiene
muy 'lejana conciencia de las parle. laterales y posterior de J.
cintura. La zona que va desde las última. costillas a la pelvis
sude carecer de tono muscular, la temperatura de la pie! es
en ella más frIa, mayor la acumulación de grasa y menores la.
sensaciones. Pienso que un trsbai9 exitoso en esa zona tiene un
resultado principal muy sutil, que está vinculado con la m.yor
«centración* de la persona. El tr,bajo en las partes lalerales
liene por objeto separar los músculos atascados entre sI (gran
dorsal, serrato anterior, redondo), lo cual está asimismo asociado
con la toma de conciencia.
La división derecha.izquierda se ha relacionado clásicamente
~ con los aspectos mascuHnos y femeninos. Una chica fue mago
nífico ejemplo de esto. Al trabajar en su lado derecho, noté
que tenIa los tejidos resistentes, el hombro derecho inclinado
hllcia adelante, y que cada vez que senrfa dolor, contraía los
puños y mandíbulas, gritaba ,qCaray!~ y enrojecía de rabia. En'
su I.do izquierdo, la piel era Su,1Ve y esponjosa, el hombro
eSlaba echado hacia atrás y el dolor alli provocado la ablandaba
ya menudo la hacía lagrimear. En ese costado senrfa mucho más ,
dolor que en el otro. En lineas generales, parecía que dIado
derecho, fuerte y masculino, estuviera protegiendo al izquierdo,
suave, frágil y femenino. Esto armonizaba con la posición que
ocupaba la mujer en el mundo -"era una profesional de éxito y
gran femineidad-o A veces se volcaba sobre uno de los lados,
ctras veces sobre el lado opuesto. La liberación de su cuerpo
pudo ayodarla a integrar ambas partes.
L. tercera sesión comprende también lo. músculos de las nal· ,
gas, y comienza a abordar la estructura de la pelvis un poco más
abajo. En ciertas personas, ello libera tensiones vinculadas a
sentimientos que tienen que ver con ia homosexualidad. He
aquí d informe de un sujeto que vivió una experiencia de esa
Indole:
«Mi tercera sesión de rolfing fue la experiencia más liberadora.
Desde el punto de vista sexool, me puso en contacto con expe·
riencias que databan de unos veinte años atrás. Recordé, con·
cretamente, a un hombte con quien habla consentido tener re-
'" laciones sexuales, pero que me produjo perturbaciones Elsicas y
emocj(:)naI.~s~ Yo tenfa lJoños, era virgen y senda gran curio·
sidad.Cuando el acto sexual comenzó a resultarme doloroso
. (mi c(¡¡¡¡pañero estaba tratando de penetrarme por el ano), me
resistIY'ÍI]ejé, pidiéndole que lo interrumpiera. Pero ya estaba
muy lejos'~ su viaje como para atender a mis ruegos, y tuve
89
!\
.' I .
r ----.---.,-.--.-.- . - - -.-. .
~. que soportarlo hll.ta que alcanzó el orgasmo. Si bien nunca
11 pude olvidar por completo la experiencia, traté siempre de evl.
'1 tar traerla a mi memoria. Fue durante mi tercera sesión de
:. rolfing; y con posterioridad a ella, que el recuerdo me asaltó
il ,vlvidamente, y una vez que pude exponerlo en todos sus de·
" talles me sentl muy aliviado..
,1
:1
I! Cuarta sesión
rn
t: 'En la cuarta sesión se vuelve a la mitad inferior del cuerpo.
Nunca se trabaja en dos sesiones consecutivas de rolfing en la
~¡
~ misma zona del cuerpo, aminorando de ese modo el esfuerzo
:~ físko a que se ve sometido el sujeto. El objetivo de esta sesión
f
I'!
es liberar la pelvis de lo que está debajo de ella, aflojando los
grandes músculos situados en la parte lateral y posterior del
muslo (aductores y tendones de la región popl!tea), los que
'1
1,
, ,
, , se unen al extremo inferior de la pelvis (la rama de la tube.
:, rosidad isquiátka). Se sigue trabajando en las piérnas, avan·
zando por primera vez más allá de los tobillos y llegando, tam-
i
II
,1
bién pot pritnera vez, a la zona genital. Las piernas suelen estar
cargadas de emociones, con frecuencia muy concretas~ que a
i
veces se remontan a incidentes particulates del pasado, como el
haber sido cuando niño encerrado, con las piernas atadas, den.
tro de un ropero. Una mujer sentla verdadero miedo cada vez
I
, que su IOIfer tocaba la parte posterior de su pierna, poco más
i arriba de la rodilla. Su asociación inmediata fue el gran embao
raza que habla sentido cuando tuvo que ponerse por primera
vez una pollera para ir a la escuela. Habla sido siempre muy
varonera, sintiéndose muy cómoda en ese papel y muy a gusto
en pantalones. El rápido cambio de roles que simbolizaba la
pollera la hada sentirse insegura.· Aparentemente, enfrentaba
en parte esa incertidumbre tensando los músculos en el lugar en
que la pollera tocaba la piel. La liberadón de ese músculo sacó
a relucir los viejos sentimientos que rodeaban e! incidente.
Otro individuo se sintió emocionalmente muy afectado CÍlando
aflojé Jos músculos en torno de 'su todilla, y recotd6 al pumo
ciertas situaciones embarazosas vinculadas con los pantalones
cortos que usaba cuando niño. Era e! único alumno del último
g!ado de..la escuela primaria qu.e usab~ pantalones corlos, y le
vmo a la mente el reCl)Crdo de una niña que..se mofaba de él
cuando pasaba por delante d,na e1a"e. Esto hizo que reme·
morara viejos sentimientos de incomodidad, enojo COn esa nitia
90
·'"'~r- ,' - -"' - - - - ---,-
I y con su madre, y su permanente anhelo de ser igual a los
I demás. Con ayuda lIe una fantasla de seguimiento, pudo elaborar
tales emociones.
l' Los músculos que rodean a los genitales suelen estar muy ten·
sos, y provocan sentimientos de ser constantemente dañados por
el rolfer, O de ser violados. Los temores primitivos de castra·
ción adquieren la forma de una contracción muscular en torno
de los genitales, inclusive de los ·aductores (parte superior in-
terna de la pierna). Estos músculos también permanecen con·
traldos, impidiendo la salida normal de la orina, cuando la
educación de los esfínteres constituyó una experiencia traumá·
tka, La posibilidad de que surjan elementos con mucha carga
r,
emocional es, pues, muy ,alta durante esta sesión. La zona
corresponde al segundo chakra, asiento de la sexualidad.
Quinta sesión
,
Se ocupa principalmente de dos músculos. El primero de ellos
es el gran músculo de! vientre (recto mayor) que se une a las
costillas en el punto en que estas se separan del esternón (cos·
tillas 5~, 6! y 7~), y luego de atravesar el vientre rermina justo
en el meclio del hueso de! pubis (slnfisis pubiana), por encima
de los genitales. Es el músculo sobre el cual se golpean los
hombres cuando quieren mostrar cuánta fuerza tienen en el a!J..
domen. El otro es un músculo fascinante: e! psoas o psoas-
ilíaco. Situado en un lugar profundo, está unido a la parte
inferior de la columna, cruza sobre la pelvis y, en el otro ex.
tremo, termina en la parte inferior interna del largo hueso del
muslo (trocánter menor del fémur). Conecta, en consecuencia,
la parte superior del cuerpo con la inferior, la columna con las
piernas, y cumple un papel decisivo en todos los movimientos
pelvianos, en e! equilibrio general de! cuerpo, y en el coito.
Se trata de la lona del tercer cbakra (el del ombligo), supues·
..
,
tamente el sitial del poder. Las reacciones psicológicas que se ,
producen en esta sesión apoyan esta idea. Cuando se relajan esos ¡
músculos, comúnmente aparecen sentimientos de miedo, terror I
e ira. Si!ln nitio se sicnte motivado a golpear con sus brazos o I
piernas (pruébenlo )', la 20na del estómago se pone tensa para'
1, estabilizar al cuerpo en e! momento de dar el golpe, Si esta
, pauta se t:4;p}te,con fr(:cu,cncia, y ciertas~ircunstanciasexterna5,
! -1', ej., ·l.s 'prohibiciones parentale&-'-' impiden la expresión
cabal de la ira, puede generarse una tensión muscular cr6nic.
i \
i 91
l
 ------- -----.:.-~
I
""'J";'

, ~

la quinta él sujeto suele quedar deprimido. Tras haber desear. :1, 1I

gado su amargura, entristece, Por supuesto, el tomar contacto
con esa amargura y esa tristeza puede Ser muy valioso al e1a. :111
borar los sentimientos conexos. Desde el punto de vista in ter· 111I
personal, Ia gama abarcada se vincula lntimamente con la agte-
si6n, la autoafirmaci6n, Ia ira, el miedo y los sentimientos ha.
bitualmente manejados en la esfera del control. Si en un grupo
hay alguien que esté. trabajando en un problema vinculado al
control, resulta muy útil observar su regi6n abdominal y hacer
que el sujeto centre su atenci6n en ella. Si comienza a intelee.
t\.MIlizar, su conciencia de la tensi6n habitualmente habrá de
disminuir, lndice de que se defiende de sus sentímientos; pero
si realmente desea elaborar el problema debe retomar a ellos.

Sexta sesión

En ella se aborda la parte posterior de las piernas, los pequeños

músculos internos que coneclan la pelvis con las piernas (ro-
•
tadores), y los músculos y ligamentos que rodean el sacro y
el coxis. Esta Zona es la del primer chakra, el lugar en el que
está acumulada la energla kundalini. Para mucha gente, la parte
posterior de sus piernas es un lugar extraño a ellas y en el que
es difícil experimentar mucha sensaci6n, a causa de estar tan
distante y fuera del campo visua!. Con frecuencia, al desper.
tarse la energra de esos sitios, la personitiene una reacci6n de
sorpresa, acompañada de sensaciones nunca sentidas: toda una
nueva zona del cuerpo nace a la vida. AlU atrás suelen haber
muchas cosas contenidas, ya que esesitio.cBrga con el inconve-
niente de presentar una imagen relajada ':1 estable. Como el mago
de Oz, el sujeto debe afanarse grandemente en la trastienda
. para presentar al mundo una buena «fachada~; en este caso,
el resultado es la acumulaci6n de tensiones en la parte poste-
rior de sus piernas, sus nalgas 'Y la parte inferior de la espalda. ,
Hay uno de los músculos rotadores, el piriforme, que me pa.
•I rece interesantlsimo. Al igual que el psoas, une la mitad supe-
i dor del cuerpo con la inferiOl', insertándose en la parte interíor
del sacro --el hueso triangular que está en la base de ,la co-
lumna...,... 'Y en el hueso situado en el extremo superior de la
pierna ( ttocánter mayor del fémur). Cuando se libera esta parte
centraL deL cuerpo, la energla puede fluir libremente, a través
de la ~~yi:s y los genitales, hacia las piernas, lo cual reviste
capital importancia para la integraci6n del flujo corporal.

I 93
J 92
11
 ',-'
¡ - ,.. ~. - ._~_ .. _~-
I En esta zona se deposiian también muchos sentimiento:; rechaza·
I dos desde la época de la educaci6n de los esflnteres anules. Si la
enseñanza de hábitos higiénic"s tuvo lugar antes d~ que se
desarrollaran aquellos, para certar el ano debieron intervenirlos
músculos de las nalgas. El alivio de la tensi6n suele s,uscitar
viejos sentimientos acerca de la analidad. Como en ]a tercera
I sesi6n, a menudo surgen en los hombres sentimientos homose.
" xuales vinculados con el ano, el órgano receptivo.
, En lo intetpersonal, los problemas de control están habitual·
I 1 mente relacionados con la parte posterior de las piernas, sobre
!
I, todo en forma de resistencia a dicho control. Los músculos ex·
tensores, o sea los que llevan a los demás músculos a su má·
j
I
xima longitud, mantienen al cuerpo rígido y resistente frente a
las presiones. Esto se aplica, no solo a la parte posterior de las
I,
I
piernas, sino a toda la espalda. El deseo de controlar a los de·
más se expresa a través de los flexores, los músculos que curo
van las articulaciones, como ocurre al golpear con las manos sO-
bre una mesa o a una persona. La tensión en la parte posterior
del cuerpo se vincula con las poSUltas de resistencia en general,
1 como al «hundirse en los talones», «mantenerse tieso» o «in~
clinar la cabeza hacia delante». No siempre la persona que se
l resiste a ser controlada por los demás tiene deseos de ser ella
la que controle: puede mantener en tensi6n los músculos de la
espalda, pero no los del pecho.
En un grupo, cuando se abre el debate soore el problema de la
resistencia al control, es preciso centrar la atenci6n en los
músculos de la parte posterior del cuerpo, Puede masajeárselos
mientras la persona trabaja, ya que su aflojamiento la ayudará
a quebrar los bloqueos y a tener mayor acceso al material blo-
queado. La relajaci6n de una tensi6n sentida por el individuo
es arra caso en el cual el cuerpo explicita una verdad. Si la
tensión experimenrada en tales sitios desaparece duranre el
proceso del encuentro, es un buen indicio de que el sujetO ha
: adoptado alguna defensa y de que e1trabajo,que se lleva a cabo
no eS eficaz. La otra posibilidad es que la relajación se logre
como consecuencia de haber sido elaborado el problema. Ge·
neralmenre, con. solo observar al individoo se puede discernir
cuál de las dos explicaciones es la que corresponde.
Séptima sesión
Se ocupa del rostro y el· cuello, y comprende él quinto chalera
(zona del cuello) y el sexto(entrecejo). Esta sesi6n es, en
i
j
94
I
--«., ~
....., "._,--, Ii
i:
muchos aspecros, muy Interesante, debido ell parte al gran nú•
.mero de plexos nelviosos que hal' en el rostro, cuyaliberaci6n
suele provocar un entusiasmo lind1l11te con la euforia. J'rimero S'~ , 11
aflojan los músculos del cuello (trapecio, elevador dd omóph. ¡ i
to, esternoc1eidomastoideo, esplenio, etc.); luego se trabaja '~n I
las mandfbulas y la boca, para aflojar los que bajan por el cue. ,I
110 (suprahioideos) hasta la columna en su part" posterior. Se
abren más tarde las fcsas o cavidades nasales y se ·"tiran hacia 1
atrás los músculos fadales externos. Cada una de estas mani.
puladones puede promover experiencias profundas. En mi caso,
el trabajo en la zona del cuello -a menudo vinculada con el
control, específicamente con los problemas de masculinidad-
cumpli6 un papel decisivo. En gran cantidad de hombres, la
masculinidad está fntimamente ligada a los músculos del cuello,
particularmente los de la parte posterior (trapecios). La activa-
ción constante de tales músculos hace que el hombre parezca un
luchador o el ",iddl. p,tlard de un equipo de rugby. Este tipo de
sujetos suele desarroJbr asimismo hombros muy musculoso¡;;
la cabeza queda entonces como encastrada en el cuello y se sien.
re realmente protegida por los músculos de este y de los .hom.
bros. Como ya mencioné ante~, cuando me fue liberado el tra.
pecio y mi cuello surgió de éhtre esa jaula muscular, me sedtf
muy raro, vulnerable y expuesto a la mirada de todos.
Los músculos de la garganta por lo común retienen temores a
expresarse. Represeman problemas de inclusi6n y suelen actuar
de consuno con la respiraci6n. Si la garganta está contra/da,
retiene la respirllci6n. El niño<¡tie queda gritarle a sus padres
pero se vio impedido de hacerlo lleva esa contención en su gar.
~anta, y su voz resulra tiranre o excesivamente débil. Sobrevie-
nen entonces en facilidad las enfermedades de la garganta, la
tos se vuelve cosa corriente y, a veces, la risa es detenida en
sus comienzos a causa de que la garganta apretada y la respi.
ración superficial iml'id"nquese transmita al vientre: la risa
debe manifestarse de la gar~anta para arriba, y cualquier ten-
tativa de reír en forma más calurosa provoca tos. Cuando se
manejan prohlemas de inclusión, es muy importante atender a la !
voz, sobre todo porque dla representa la expresividad y el con-
tacto con los demás. El temor a la inclusi6n suele ir acompaña.
I do de una /larganta contrafda y de una voz débil e ininteli~ible.
I Observan<1.o las variaciones vocales se puede saber en qué punto
se encuentm Ja persona, ('{m respecto a su conducta de indusi6n.
-Ello es congruente C<ln el hecho de que el chakra de la garganta
es el centro de la comun:cación; .",e'
La patte inferior de las m'lOdlb"las es con frecuencia -<amo
9.5
~ .,.

"'tl'lfl''''- .,::~,-:- ----,-----¡:

ya hemos dicho--' e! lugar en el cual, debide. a la eonten~!,§1¡
prematura de! llanto, quedan arrinconadas las lágrimas. El p'io-
pio músculo de las mandíbulas (masetero) está a menudo car'
gado de ira, ¡JI" ias inhibiciones impuestas a :'os mordiscos de!
niño. Cuando surgen problemas de control e ira, es muy con·
veniente vigilar esta parte del cuerpo. Los problemas dentarios
'el individuo está mucho más presente y firme en el mundo.
origioados por una masticaci6n excesiva (bricomanfa) suelen
,provenir de la ira reprimida. La posici6n de la mandfbula in.
feriar está en gran medida determináda por la contractura del
masetero. ..Ello significa que si al niño no se le permite levantar
.la voz delante de sus padres, tenderá a 'frenar la acci6n del
,músculo de lamandíbl1la, replegando en consecuencia su mano
díbula inferior. Ello hace que sus mordiscos sean despropor.
cionados (dientes salientes) y, en ocasiones, promueve el ce·
ceo, ya que para pronunciar bien la «s» los dientes inferiores
y supcriores deben estar casi juntos.
El rrabajo con las fosas nasales abre por lo general los con·
ductos y mejora la condici6n de los 5enos. E"to se relaciona a
veces con la represi6n del llanto, y de esta mat!era puede lograr·
se que broten esas lágrimas. Cuando me fueron trab.jados los
músculos faciales externos, tuve algunas expcriencia~ muy im-
portantes. Tengo entre las cejas una prominente llnea vertical.
A medida que se la iba eliminando, mediante el procedimiento
de tirar de la piel hacia las orejas, sen tia que mi cara se abrfa y
que aumentaba el ángulo y la amplitud de mi visi6n. Mi deli·
I •
EJ trabaj,! en el cuello y en la boca suelé restituir la caheza t I
a su posici6n normal sobre la columna, las orejas en \Inea ver· 1:
tieal con los hombros. Mucha gente lleva la caheza demasiado \ i
inclinada hacia adelante. Como dice el lenguaje popular, «Hay ,
. qm, llevar la caheza bien altu. Una cabeza erecta significa que t i
,!
No se oculta ni se protege: está, simplemente, a11l para que to- '
dos lo vean. ,Con piernas más estabilizadas y bien apoyadas su-
bre el suelo, un centro s6lido, una mejor respiraci6n y circula.
ci6n de la sangre, y un dilatado flujo de energla a través del
organismo, este <:omiénza a sentirse más lleno de vitalidad. más
centrado y unificado, y ge acepta mejor a si mismo.•
, Octa va, novena y décima sesiones
El proceso de uníficaci6n' -como lo llamarlan los Beatles-
continúa a lo largo de las tres últimas sesiones. En 'la octava y
'nóvena se trabaja más intensamente en la mitad superior del
cu'orpo, en torno de la cintura escapular, y en la mitad inferior,
en tomo de la cintura pelviana. En la última, se parte del ex·
tremo inferior y se recorre todo e! cuerpo en sentido ascen·
dente, trabajando en Jas. articulaciones principales: tobillos, ro-
dillas, pelvis y hombros. Las tres se planean de acuerdo con
j
J

berado estrabismo me hizo recordar que, a mi juicio, los demás
siempre estaban esperando que yo entendiera todo lo que me
dedan. Cada vez que se me proporcionaba alguna informaci6n,
consideraba esencial poner en ella toda mi atenci6n, lo cual im·
plicaba dirigir los ojos, como un estrábico, hacia e! centro, tanto
para concentrarme realmente cuanto para parecer concentrado.
Otro recuc"lo que me asalt6 en ese momento fue el de estar en
algún sitio rodeado por muchas personas, y mirar algo muy
fijamente. Súbitamente comprendl que el principial motivo de
la fijeza de mi mirada era eludir la que los otros pudieran di.
rigir hacia mI. Si me centraba en algo externo, tal vez los demás
lo hicieran, también. Estaba tratando, pues, de apartar su
atenei6n de ml. Esto sucedia especialmente cuando entraba en
la biblioteca de la facultad para levantar alguna chica. N" querfa
que la gente me viera dedicado a esa actividad inicua, y entql¡ce~: '
clavaba la vista en algún sitio y avanzaba con c1ecisi6n, confiarido'
en que pensarfall que estaba haciendo algo legitimo y na a<l'
vertidan mi presencia. Al elaborar todo esto pude hacer quemí
rostro se abriera más y viera realmer,!e a las personas' y objetos,
las zonas elegidas por el rol!er para trabajar más en ellas y
concentrarse en los problemas especiales de cada persona. En '
ellas el método cambia, puesto que ya se han aflojado las capas
aponeur6ticas externas y la estructura muscular se presenta
mucho más plástica y flexible. En tales circunstancias, el rolfer
eslará casi en condiciones de modelar' ciertos músculos ubicán·' :J
dolos en su Jugar correcto. Además, estas sesiones brindan la .!
oportunidad de observar la estructura toral y unificar sus partes !
separadas entre sr pero conexas. ¡
j' L21S reacciones suscitadas en estas tres sesiones suelen ser muy l j
•
inlensas, lo cual quizás obedezca en parte al hecho de que se ,
abarcan 'grandes sectores del cuerpo, despertando un mayor
número de sentimientos, y quizás al hi:<:ho de centrarse en la
I
intcgraci6n de todo el organismo. Una de las sensaciones co- I
rrientes·es que hay un mayor flujo de energfa corporal. A con· I
tinuácl6n'presentamos el relato de una muchacha luego de su
décimasesi6n de rolfing. Es un buen ejemplo de combinaci6n
de~· recoe'rdos ,concretos con experiencias de inteRraci6n total y
con una nueva organiiaci6n clel cuerpo y de las emociones.

\
96
97 I
 -.
• o"
~ !f:"""""'-
I \ ,1
Ii «Antes de iniciarse la décima sesi6n sentf, a modo de preámbulo,
un hormigueo en todo el cuerpo, algo asl como si estuviera por
eneontrame con mi amante',
I »EI trabajo empezó por mis pies y 'mis piernas. Experimenté
un poco de dolur, aunque no en demasla. Comencé a darme
cuenta de que podía sentir en mis brazos la manipulación de
los músculos, mientras que en las piernas no sentía más que
dolor. Luego, un ramalazo de energía recorrió mis brazos y fluyó
de mis manos, como si hubiera estado sometida a una descatga
eléctrica continua. Tenía conciencia de que en mis piernas se,
gula sin sentir otra cosa que dolor. Finalmente, le pedl al
ro1fer que se detuviera un momento, . le di mis manos. Sentl
que a través de ellas le transmitfa é:,ergla. Cuando volvió a
ocuparse de mis pantorrillas, apoyé las manos en los muslos,
y lentamente la energía acumulada en mis brazos comenzó a
menguar y a transitar por mis piernas. Mis. sensaciones ~rán
cada vez mayores, y luego empecé a experimentar un sent!-
miento de cálido amor. Si todo el cuerpo pudiera sonre!r, eso
es lo que hubiera hecho el mlo.
»Mientras trabajaba en los músculos próximos a la columna, las
costillas y las partes laterales de mi cuerpo, sufrí por moméntos
un fuerte dolor de tipo nervioso... muy molesto, como un
\ dolor de muelas que abarcara todo el cuerpo. Después de
l sucesivas manipulaciones inspiraba profundamente, y advertf
que cada vez mi respiración era más profunda que la prece-
dente. Cuando llegábamos al centro de mi espalda, a la izquierda
1 2. Los problemas pueden aparecer tanto en el nivel consciente
de la columna, sentí bruscamente un agudo dolor, tras lo cual
rompl a llorar, no por el dolor en si sino por una mezcla de
1 emociones. Me sentf nuevamente e/ll la sala de operaciones
donde me hablan extirpado el apéndice cuando tenla siete ail"s
y medio. Sentfa el olor característico del hospital y del éter, y
estuve a punto de gritar "¡No, no lo hagan)" cuando cree que
ir me iban a aplicar la máscara de éter. Me send sola y desampa.
rada. Mientras segula llorando, tuve una sensación totalmente
no verbal de ml misma, como si fuera un bebé arrojado al mun-
I do; de inmediato, descubrí que podla consolarme y brindarme
cariño a ml misma desde adentro. .. como si hubiera clamado
por algo, y esto me hubiera sido dado.
• Se trabajó en la parte superior de mi espalda, en mis brazos
y cuello, asl como en el abdomen y la zona pelviana. Al final de
la hora, al levantarme, me sentl sa<;udida, mi cuerpo me pa-
recla extraño, y me movía con mucha precaudón. Se me dijo
que echara atrás la chl,tura y adelantara la cabeza al caminar.
Esto me ayudó a construir una nueva estructura para mi cuer..
98
1'1
po, dentro de la cual me movla con mucho mayor comodidad.
»Durante las primeras horas que siguieron a la sesión me sentl
\ '11
I 11
muy relajada, liviana e Integra. Disfrutaba en calma de todo lo l'
que vela, oía o hada. Mis experiencias tenían una aguda nitidez. 1
:!
i
»Los dos días siguientes fueron una mezcl.l heterogénea. A la
mañana' siguiente me sentl a las mil maravillas, cansada a la
"i'.
tarde, y luego de dormir un rato me pareció entrar en un mundo i;
1,
de percepciones lentificadas. Me dolfa todo el cuerpo, lloraba 111
sin motivo aparente, y me encontré soñando despierta en muo
chas oportunidades.
»Siento como si pequeños trozos y fragmentos provenientes
de distintas partes de mi vida destellaran frente a mi y se in-
tegraran a mi ser. Las experiencias emocionales son reales, pero
tengo conciencia de su carácter efímero, y no encuentro obstácu-
los al pasar por ellas. Parece que mi ritmo se bubiera vuelto más
apaciguado y significativOJ.. ,
•
Quisiera extxaer, de las consideraclones expuestas hasta ahora,
dos principios generales:
1. Todo conflicto irresuelto en un nivel de organización debe
abordarse en el nivel inmediato inferior. Esto significa que Jos
problemas intelectuales irresueltos deben tratarse en el cuerpo,
los problemas a<1ministrativos irresueltos de una empresa deben
ser examinados por los empleados, los problemas irresueltos de 1
los padres deben tratarse en sUs hijos, etcétera. I
.1
como en el nivel corporal, y la mejor forma de resolverlos con.
siste en combinar técnicas somáticas y psicológicas. I
Para ejemplificar el primer principio, desearía presentar un caso
porsonal, que ilustra asimismo la hnportancia de combinar am-
bos enfoques. '
En repetidas oportunidades a lo largo de díez años tuve un dolor
en la cadera izquierda. Hace unos siete años, me hice ver
por un médico, quien, tras sacarme unas radiografías, encontr6
U/ll pequeño depósito d" calcio, díagnosticó Una bursitis y me !
aplicó una inyección de un producto derivado de la cortisona. I!
Durante un tiempo me sent! mejor, pero luego volvió el dolor. 1:
1
Me sometí al rolfing, y se me: dijo que con ello se me iría el 1
1;
dolor de cadera. Al aliviarse la tensión muscular, los huesos
retornarían a su posición normal y la irritación desaparecería.
Así sucedió por un lap!O, pero muy pronto volvl • sentirme
dolorido. ' ,
99
 _.,--~--_. -..
A una amir.a mfa le di,gu,taba mi manero de caminar, sobre
todo cUrlndo estnba cnojadi\ cotllnir,o. (.(1'(1 'cee cerno si'9JV',~-,
vierfl'; f;t1ilrdár,dote fado adentro. Tus pies :lpcnl1S tocan cl"~slle~-:';--'
lo., me decía. Yo me 'en lía orgullo,o de el"'. Atribura mi velo-
cidad para cotrer, en parle, Al hecho de qu" mis pies no estu·
vies<m mucho tiempo cncont.lcto con el sucio. Pel"O me di cuenta
de lo que mi amiga quería decirme: yo no p:'oye(t'1 I ':1 mi pelvis
hOlcia ndclantc 111 caminar, como hadan otro:;; hOlll!"""
De pronto, el dolor de la cadera se ~gudizó, y dwdí hacer U"
vinje imtlg-ina,.io en torno oe esa pnrtc de mi cuerpo. Tuve la
imagcn de que me abalanzaba hacia la derecha pero mi pierna
izquierda se quc<laba en su silio, inhibiendo de ese modo la
emhe,[ida. Al b,iancearme varias veces en csa forma, comencé
a sentir la irrilación en la cadera izquierdA, En ese momento
I¡ tuve una asoch,ci6n: siempre me costó tomar la iniciativa. Soy
bueno para responder, pero muy ml1Jo para nl'rancar. Por ejem-
plo, nunca ,é qué hacer cuando salgo con mis hijos un fin de
sema"a. y hace poco comprendí que una de las razones por las
i cuaJes siempre quise ser famoso es que no necesitada tomar 'la
iniciativa. Si en una fie'ta hay alguien que ha oldo hahlar de
mí, c.<;a pct"ona iniciará hnbitualmentc la conv~rsaei6n; entonces
le responderé, lo CUAl sé ·haeer mucho mejor. Por el mismo roo-'
tivo, nunca tuve mucho éxito ell JevantlU chkas en Jos bares;
en cnmbio, si ellas se me acercab:m, todo iba bien. Probablemen-
.' te no sea casu;¡] que ello se l1pliql1~ incluso en el caso de mis
," '
i.
i automóviles. ¿Cuál es el problema m,ís frem,nte que tengo con
los 'autom6vilcs? Nunca funciona bien eJ Rrl'.mque.
El misterio de mi cadera comenzaba a escI.r'ecerse. AIIf, en mi
I cadera izquierda, se habla afincado el problema irresuelto de
l. tom[lr la iniciativn. En ocasiones, me dispor 1f¡1 R tomarla, pero
luego me sentia acometido por el miedo y me detenla. Como no
I
I pude resolver el problema en el nivel consri,nte, los avnnces y
1 retroce,os continuos mantenfan permanentemente irritada la
I
nrticulación de mi cadera.
l' Comencé a dar grandes pasos con mi pierra izquierda, yen·
tonces ocu.rrieron cosas sorprendentes: El uRudo dolor en la
.(",leo:a disminuyó. Presumo que el depó,ito de caldo tOOavla
e'tá .lIf, de manera que llevará tiempo su ""orción y la desa-
parici6n completa del dolor. Los músculos q"e rodean la pelvis
emp('7.aron a destrnharse, y ;lIJara siento en esa zona y cl11()s
l.' genitales mucho mayor scns"cÍ(\n. Caminar es a la sllZónp~.r~ . '.,
mi algo maravilloso: he pa".J" horas y hora,: subiendo y bajan:' ,
do IRs colinas de Monterey. ' Hip6tesis: si la cRdera presenta una rotAción tAl que el lado
Otras cosas m&s: eomenzaron d unificarse. Mi pelviscstá un P<JC?
• c · ,.
100
.._lIIW"I',........_.
fuer~.Ae.su lugar, con lo parte izquierda replegada hacia Rt'"' i i
(oin'o 'si' hubiera girado. Por supuesto, Je ese modo quedan in.
hibidos los movimientos de la piernA i7.quierda al caminar. Y
llevo un ",alvavidas» en el vientre. Al alargar el paso do la
píerna izquierda, noto que el rolJo de grasa comienza a movct~e.
Con mi antigua manera de caminar, en la que :'lolo despll1zaba
l¡ls piernas mientras la pelvis quedaba tiesa, el «saIvavidlls)lI no
se movía para nada. Es por ello que segula engrosando: su nc-
cieSn era nula. .
Ademá" la parte anteríor de mis muslos es muy musculosa, en
demasía. También esto se explica, ya que esos músculos tenlan
que dar a las piernas una potencia anormal. En mi nueva forma
de caminar, la fuerza propulsora se distribuye entre el muslo,
1" nalgas y la parto inferior de la espalda. He experimentado
la diferencia: es igual a la que oe siente cuando st arroja una
pelotn con el hombro quieto (prueben de hacerlo) y euanJ" 'e
la arroja dejando que el hombro siRa el movimiento del brazo.
En el primer caso, el músculo (deltoide) soporta unA gran ti.
t:mtez.
Súbitamente. todo sO aclaraba: mi conflicto sobre la carencia
de iniciativa, el comentaría de mi amigil acerca de mi inhibido
Rndar, el dolor en la CAdera, el ~salvavidas», la rotación de la
pelvis, el mu,lo hiperdesarrollado. También comencé a como
prcnder el papel asignado al lado izquierdo én la toma de inicia.
tíV<1l, LflS marchas militares comienzan siempre con la izquierda:
i,quierda, derecha, izquierda. En el boxeo, se adelanta -'vale
decir, toma la iniciativn- el guante izquierdo. Los atletas que
I
sr- prepar:ln R correr una carrera pedestre casi siempre colocan
el pie izquierdo adelante, sobre la linea de partida. Mi lodo
derecho pareda presentar muchos menos problemas. No sen.
tía allí ningún dolor. !
Ahora bien: al contarle todo esto a un amigo, me respondió:
«( Pero mi problema está en la derecha, no puedo continuar las co-
.as». Al moverse, echaba el brozo derecho hacia atrá,. Y tAl es,
;ustamente, su manera de estar en el mundo: no tiene ninguna
dificultad en iniciar una relación interpersonal, pero sI la tiene
en seguir AdelAnte y llevar a término las cosas. Tenia cuarenta
años y aún no había completado nada: el Indo derecho se re.
plegaba, el problema inverso nlmro. Yo, una vez que inicio I
11Igp,!,sli~IQ<;~~:mtinl1;lrJo v terrninarIo~ como ocurre con este Ji-
bro.ScíY1·¡¡~;persona eficaz. Si logro empezar.
j,;quicrdo queda desplazado hAcia atrd's, estd' reflejando un con-
flicto en tomo a la toma de iniciAtiva; en cambio, si es el lodo
I
101
i \
....
~!tF:"""-
'1
'l..1'
:;'
:' derecho el que queda atrás, e! conflicto gira en torno a la con·
.'i; tinuación y completamiento. También aquí e! boxeo nos brinda
el paradigma con su antiguo 04<uno-dos»: Uno, la izquierda ini~
cia la acción calzando al adversario; dos, la derecha completa
!I la tarea derrumbándolo de un golpe.
1: Se plantean innumerables problemas. ¿Qué pasa con los zuro
dos? ¿Qué diferencia hay entre una rotación de la cadera y una
,.. totació" del hombto? (¿Acaso las caderas reflejen un seriti·
miento m4s oculto?) Lo que parece cierto es que hay entre e!
cuerpo y los sentimientos una clara relación. Cuando adverri
e! conflicto que tenía respecto de la toma de iniciativa y me abo.
-qué a él, por un l"do tomalldo conciencia de él, por e! otro
tratándolo /)sicoló g ica y físicamente -procurando tomar más
a menudo a iniciativa, caminando de un modo distinto-, la
I cadera ya no debió soportar más el peso de mi fracaso en asumir
ti el conflicto a nivel consciente. Cada vez que dejo de tomar la
", iniciativa como corresponde, la cadera me vueve a doler. He
,r aprendido a descifrar el mensaje que me envía.
! El segundo principio deriva de la diferencia existente entre los
enfoques de Rolf y de Lowen. Rol' .•ce hincapié en las causas
1.
Hsicas de la tensión, en tanto que .la teoría bioenergética, de
! orientación psicológica, coloca el acento en la base emocional
I, de los traumas. Yo creo que una tensión muscular crónica puede
i: tener ambos orígenes, y que tanto si el origen es físico como si
es emocional, el otro nivel resulta también implicado. Este
'1 COnt:cpto puede aclararse si tomamos como analogía un auto-
~\
móvil.
I
". Los problemas que presentan los automóviles son de dos tipos.
En un caso, obedecen fundamentalmente a la poca pericia del
:\
"
conductor; por ejemplo, si se permite un juego excesivo al cm-
br'agttc, este gradualmente se irá gastando. Otras veces se deben
I~ ".. , ~ que hay una pieza defectuosa, por ei~mplo una mala conexión
rI déttrica que impida actuar a la luz de giro. Para resolver el
problema del embrague, tal vez sea menester cambiar la pieza,
pero aun así, será preciso en~cñarle al conductor que no debe
1
aprelar el peJal en Jemasía, pues de lo contrariu vulverá a
i repetirse la falla. En cuanto a la conexión eléctrica, la dificultad
I se subsana funJamentalmente cambiando el cable defectuoso.
En ambas situaciones, para remediar el mal hay que actuar
\i tanto sobre el coche' cuanto sobre el conJuctor, pero en e!
.1· primer casO el énfasi,s,,~e, pone en este último, mientras que en
el segundo caso e! énfa·sisréeae en el vehículo.·'
1\ El mal hábito del condúeror guarda correspondencia tOn"uria·
dificultad psicológica que comience a producir un daño físico.
1 \'
102
como-una preocupación 'Iue origina una úlcera. El cable defeco
tuoso se relaciona con un trauma físico que comienza a provocar
problemas psicológicos, como un pie mal articulado que fl€:nera
sentimientos de inestabilidad psíquica. \ 1\
Ambas tensiones muscuhres, sea cual fuere su causa, contraen
la envoltura aponeurótlca que rodea el músculo, tornando más
dificil para este volver ~ su posición normal. Si la tensión es
resultado de un trauma físico meramente, tal vez la presi{.n
ejercida por el rolfer can la cooperación de! sujeto pueda aflojar
el músculo, ya que se trara de .una ínhibición física y, en canse·
cuencia, es pasible de ser liberada por medios físicos. Esto pue·
de asociarse con los tipo, 2 y .3 de tejidos: «Me relajaré si me
brindas apoyo», y «Me telajarési me brindas apoyo y ejerces
presión sobre mí». Si la tensión es· de origen psíquico, hay, ade-
más de la contracción aponeurótica, un aferrarse inconsciente~
mente al músculo a caus•• del temor y el conflicto del que eS
vocero.
En el proceso d,' rolfing suele establecerse, por lo general, una
dara distinción entre el dolor físico y emocional. El primero
procede simplemente de la prestón ejercida sobre los tejidos;
el segundo incluye sentimientos de temor, ira, pesar y otC<lS
emociones intensas. En el caso de oolor emocional -originadl}
probablemente en una tensión del primer tipo mencionado (cm·
brague )-, es preciso llevar a cabo un trabajo psicológico con
el sujeto para ayudarlo a superar el miedo, de manera que pued..
relaj ..r el músculo. Esta tarea no es indispensable en el caso
del dolor de origen puramente físico (tipo cable defectuoso).
En términos de ciclos energéticos, las tensiones musculares son,
por 10 común. sentimientos qu~ se experimentan entre las ctapas
de preparaci6n y de realh:Hci6n.AI permitir que el ciclo se com-
plete, se libera al músculo de };u contracción cr6nica y se 11:: ,
restituye su funciunamiento normal. PJm completar el dclo
energético, hay que atravesar las etapas de realización y con-
(
,
sumación. El completamiento de la etapa de realización implica
abordar los sentimientus g~nerados durante el ciclo energético y i
"
Con posterioridad a él. La rculización es un acto primordial·
mente físico, en tanto que la (:onsumad6n es m,ís bien un acto
li
psiculógico. Ambas son m:ccsarias para completar el ciclo.
S"póngase que hay ulla tensión eri el brazo debida a un deseo
origin,,1 inhibido de peg.ule a los progenitores. l'ar:. llevar a
lérrninola realización del ciclo energético, el brazo dehe como
plelar el movilJlienlo propio de! golpe (quizá sirva a tal fin una
almohada que 'represenle a los pudres). En lá fase de consuma·
ción se aborda la culpa, .ira o cualquier otro sentimiento gene.:·
103
~ ,.'

ill i
~do Por~:n~tod:l~ol~~~r~ prac~i~~
](15
Si :e
sentimientos signen sin rc!.oiversc, ry no
c1 gclpe
SC'
únicament-(~-:--El grupo
hace sino bl('~ ¡
'l",
."
que.. e! ciclo en ulla etapa ulterior, entre la realización y la
consumación. Si se elaboran los sentimientos sin la acción fisica.
e! músculo queda contraldo en su rígida cobertu.. apolleurótica.
Esto pone en evidencia la importancia de que se traten tanto los
aspectos flskos como los psicológicos de un problema si se pre-
tende lograr la completa descarga de la energfa bloqueada.
En el cu~dro que sigue hemos sintetizodo nuestra hipótesis
scerca de la Jorma en que se relacionan los nivc1es individuales Un Hrupo cualquiera, ya se trate de un grupo de encuentro, de
de la personalidad. lIn grupo social, de un consejo directivo, etc., presenta las
mismas caracterfsticas que un individuo. Posee lo que en la
¡ IiferrelllciOl1es de los niveles individulIles persona llamaríamos cuerpo, si-mismo, relaciones intefpersona.
Inclurión Con/rol Afecto les y dimensión espirirual. Todos los grupos atraviesan las etapas
de ioclusión, control y afecto que hemos señalado en el desa·
Problema :2'~~tro o fuera Encima o debajo Cerca o Jejas rrollo de la persona. En cada una de esas etapas, ocurren en'el
Interacción Encontrarse Enfrentarse Abrazarse ·grupo los mismos fenómenos que ocurren en el individuo.
Concepto de si Importancia Competencia CApacidad de des- Para llevar más allá todavfa el paralelo, será útil considerar al
mismo pertar el cariBo de individuo como si fuera un grupo. Así como el grupo está cons-
Jos demós tiruido por muchas personas, el individuo está compuesto de'
Cuerpo Energra Centrad6n Aceptad6n muchas partes. En el curso del desarrollo del niño, pasan poco
Fespuesta se- Potencia Or8;lIsmo Sentimientos cari~ a poco a ocupar un lugar preponderante diversas figuras de su
lrUal ñosos ambiente, que luego se incorporan en grado variable a su ser
FisiologC. Sentidos, pielJ SistemA nervio- Aparato reproduc~ . y ejercen distintas influencias sobre su conducta, a medida que
aparato r~pira. so, endocrino, tor, circulatorio, crece. y sobre su comportamiento posterior como adulto. El
torio, digestivo, e~qlJe1eto, mus- linfático problema de integrar las partes que lo componen en una perso-
excretor culos
nalidad coherente guarda paralelismo con el problema de entre-
Chakra lnfe· Sacro (1) Ombligo (2) Genitales (3) lazar a los integrantes del grupo en una totalidad coherente.
tior
Cabe concebir al individuo como un grupo en .el que aquel se
Significado Potencialidad Afirmación de sI SelrUa1idad
superior mismo
esfuerza por erigirse en 1fder, y que está constituido por parteo
procedentes de todas las personas a las que ha incorporado a ou
Sesiones de 6~ y 9~ )',"y9' 4'. " y 9'
rolfing propio yo. Asf como ciertos grupos parecen dominados por uno
Chaku supe-
de sus miembros, un individuo puede estar dominado por una
Garganta (') Ceja, (6) Cotll%Ón (4) persona en particular; asf como en la conducta grupal influ-
rior
yen fuerzas exteriores, las relaciones personales externas de un
Significado Expre.ión Intuición Af«:to individuo gravitan en la interacción de las influencias que reci-
Sesiones de 1', 3' y 8' be; asf como, a veces, un grupo acrua comp si fuera vfctima de
rolfing " y 8' " y 8'
la discrepancia, asf también la conducta del individuo refleja a ¡
veces su conflicto interno; el grado de integración de un indio I
i viduo v~~I~ como varIa el grado de cohesión de un grupo, y el I

I individuo;.!guol que el grupo, puede llegar al estancamiento y

I la fllltade)'ioductividad. . .
El comportamiento de un individuo que toma una decisión de-
I ~,
terminad,a.. pu,r:dc.: descomponerse en el, funcionamiento interno
I
I 104 10,5
......
...
"
.. --------
de las partes que interactúan en éL El equivalente de la con·
ducta individual es, en este caso, la decisión grupa!, distinta de
las acciones idiosincrásicas de los integrantes.
Toda entidad social -persona, grupo, pals- debe hacer frente
a su ambiente o realidad exterior, a sus fuerzas emocionales in-
ternas o necesidades interpersonales, y a los factores que se
vinculan con la realización de tareas, como la inteligencia y otras
aptitudes, . Una de las teorias sobre el liderazgo grupal distingue diez tipos
En su relación con la realidad exterior, a toda entidad se le plan·
tean problemas de inclusión, control y afecto. Toda entidad. debe
est.lblecer y mnntener suficiente contacto e interacción con j~ru~
. pos e individuos exteriores a ella como para evitar el aislamien·
to, pero no tanto como para perder su identidad, Debe esta·
blecer y mantener suficiente control sobre la realidad exterior
como para funcionar satisfactoriamente sin interferencias ex-
trañas, pero no tanto como para verse obligada á asumir mayor
responsabilidad que la que puede manejar, Por último, debe
establecer y mantener suficiente proximidad e intimidad con la
realidad exterior como para experimentar los goces que brinda
la amistad y el afecto, pero no tanta como para que sus acciones
resulten deformadas y perjudiciales con respecto a los objetivos
del grupo.
En Jo que atañe a las necesidades interpersonales, la existencia
de la entidad depende en sumo grado de cada una de sus uni·
dades internas; en el caso de los miembros de un grupo, de que
se sientan parte de este último, El anhelo de inclusión promue·
ve lIna actividad eficiente, como seria notificar a los demás inte~
gr,tntes de la realización de las reuniones, Sin embargo, los di-
versos integrantes deben estar hab'. :ados para mantener cierta
distancia respecto del resto y cierta individualidad (inclusión). ,
Es necesario que los miembros del grupo ejerzan influencia uno
sobre el otro en alguna medida, para poder tomar decisiones v
establecer pautas de comportamiento que. restrinjan el control
que 11lgunos tienen sobre otros. Gon frecuencia, para equilibrar
las relaciones de control, se recurre a prQcedimientos institucio-
nales como el consenso y las medid.. adoptadas por decisión
mayoritaria (control), Los procesos grupales exigen que la gente
mantenga vínwlos suficientemente estrechos y cálidos. Si los
miembros no cuentan con bastante libert.ad para expresar sus
sentimientos, la productividad sufre un menoscabo, ya que la
ener"rll se .«lnsume en lA ellmiMd6n ¡le los Impulsos hostiles,
Pero una intimidad ~::::proximidad excesivas pueden apartar al
grupo de sus propósitos fundamentales y personalizar en medida
indeseable los problemas vinculados a la tarea. De ahl l. neo
106
_._-,
,.
,1:
eesidad de balancear el grado de intimidad de un grupo (afecto). 1,
l'n el plano de la conducta inte!ectual o vinculada con la tarea,
'1,
las lunciones específicas de la entidad son, como mlnimo, las "
siguientes: establecer y aclarar la jerarqula de metas y valores
de la entidad; identificar e integrar los diversos modos en que
se resuelven los problemas dentro de la entidad, y desarrollar
y utilizar plenamente las potencialidades de cada miembro.
\,
de líderes -vale decir I de personas en torno a las cuales se
crea un "grupo, por suscitar en los integrantes de este senti-
i
mientos comunes-o Estos típos representan diez formas de in·
tegración de la. personalidades individuales, diez clases de inte·
grnciónyoica, Una de las formas en que se crean grupos con·
siste en tomar a la persona central como objeto de amor; otra
consiste en tomarlo como objeto de agresión, Quizá puedan dis-
tinguirse estos dos procesos dentro de! individuo como fuertes
sentimientos de amor o de odio hacia si mismo,
Otro tipo de formación de grupos se centra en torno de un
resolvedor común de los conflictos, una persona que soluciona
los conflictos que debiiitan a los demás miembros. Cuando un
individuo tiene un gran conflicto interno, puede buscar, para
orientnrse, una influencia que no sea fut.:nte de conflicto y le
permita resolver su problema, La estabilidad de ese individuo
es, empero, dudosa; en los grupos, esta formación es muy fu-
gaz, dado que In pauta de liderazgo depende únicamente del
conflicto inmediato,
Ciertos psicoterapeutas han' aplicado esta concepción del indio
viduo como grupo (aunque sus fundamentos teór;r"s tal vez
sean algo distintos), Los terapeutas guestaltistas y los que uti·
lizan e! sociodrama hablan de la «personalidad multifacética».
Por ejemplo, le dicen al sujeto (en la situación oportuna):
.Imagine que tiene dentro de la cabeza una persona que le dice
UEres iJn adulto maduro" y otra que le dice 'CEres un niño in-
maduro", Entable entre ambas una discusión, representando
cada una de las partes, hasta que ~ane una de ellas», El tera-
peuta intenta que e! paciente comprenda la (ndole de un conflic-
to partiendo dcl supuesto d~ que su personalidad se compone de
personas introyectadas, A menullo e! paciente visualizará a su
padre, 08 s[ mismo cuando era más joven, o a su madre, o a
su jefe, o a CUalquier otra ligurasignificlltiva de su pasado como
uno de tos dos contendiente. que tiene en 111 ellbe?a, De ese
. modo, el conflicto intetior que está experim¿ntando puedecom.
prenderse como una bcha entre .specios interoalizados de los
«otros»-,
107

Las ttes fases de la vida de un grupo goord"n corresJlond~r~ia
con la, tres esferas de necddade, ,'lerpersonales ~inch.isiq'n;" "
control y afecta-- y se suceden en ,;e mismc· orden (las etapas
de la integración grupal). Cuando el grupo comienza a sepa·
rarse, se recorren las fases en sentido contrario; hasta el mo-
menlO final (la etapa de l. disolución del grupo). Dentro de
cada fase, habitualmente se trata primero la relación con ellIder
del grupo, y luego la que mantienen entre s( los miembros. En
el individuo existe una secuencia análoga, en la niñez primero,
luego en 1a adolescencia y por último en la vida adulta (véase
FIRO, pág. 175 Y sigs.).
. Hace poco pregunté a una integrante de un grupo: «¿Cómo
describiría usted lo que sucedió en este "rupo?». Ella me
respondió: «Bueno, el primer problema que una tiene es saber si
se adapta al grupo: luego se interroga acerca de lo que va a
lograr allf: por último, después de un tiempo, aprende que
la p,ente significa algo. La preocupación primordial pasa a ser
lo que la gente siente con respecto a una y " los demás». Esta
respuesta espontánea constituye una espléndida enunciación del
principio de la integraci6n grupal 'y de las fases de inclusi6n
( «adaptarse> :, control (<<lograr») y afecto (<<sentir»).
Fase de inclusión
Esta fase comienza con la creación del grupo. Al enfrentarse
mutuamente, la gente encuentra su ubicaci(in inicial, que im-
plica quedar dentro o fuera del grupo, presentarse como un
individuo espedfico y comprobar si los demás le han de prestar
atención o harán caso omiso de él. La ansiedad que provoca la
inc1m'iián hace que Ios individuos hablen en exceso, se aparten,
narren historias apasionantes o practiquen el exhibicionismo.
Pero el problema básico del compromiso con respecto al grupo
está latente: cada miembro se pregunta tácitamente hasta qué
punto debe integrarse al grupo, cuánto deberá sustraer a sus
otros compromisos para inverrir en esta nueva relac:~n. «¿Cuál
I será mi importancia en este medio?», se cuestiona. «¿Se darán
cuenta ellos de quién soy yo y qué es lo que sé hacer, o no me
difetenciarán de los demásh. Se trata del problema de la, i9,~r';'
tidad. ' ,,'
En la fase de inclusión, las principales preocupaciones del grupo
son la energf~y los lfmites., El grupo está energetiza<:lo c~.~ndo
sus integrantes se comprometen con él; la falta de energla gro-
\08
\
- ---- !
pal l1eva a la dc,apatici6n del grvpo, de la misma manera que
ia faltadeindividualizaci6n conduce a una persona a la muerte.
Los prohlernas de límites se expresan en exigencias de pette.
nencia al grupo, de que los miembros se queden en él o lo
abandonen. La relación del grupo con el mundo externo guarda
paralelo con la relaci6n de un 'ndividuo con otros.
Los aspectos fisicos tienen que ver, generalmente, con la piel,
los sentidos y la, respiración ....,o sca, en esencia, los Umitesde
la persona y la forma en que serán atravesados-o Una de las
maneras más rápidas de captar los ,entimientos vinculados a los
Umites es hacer que los individuos se sienten en circulo muy
cerca uno de otro, cierren los ojos, imaginen que todo el espacio
circundante les pertenece, Y luego muevan sus brazos en derre·
doro (Pruébenlo.) La reacci6n que se experimenta al tocar a
otra persona constituye la vi. más rápida para identificap \os
sentimientos de inclusi6n. Para algunos, el hecho, de que un ex-
traño penetre en sus límites es censurable; para otros, es como
ser rescatado de la soledad" Y hay quienes se repliegan en sI
mismos, dispuestos a reducir su propio ámbito si de ese modo
consiguen que se los deje tranquilo,. '
Una forma más directa de involucrar los limites corporales en
esta fase consiste en pedirle a todos que permanezcan en ,ílen· I
cio con los ojos abiertos Y que pongan en contacto s~ rostro
sucesivamente con el de cada uno de los restantes miembros. II
Las reAcciones fisicas consecuentes ponen bien en evidencia los
sentimientos de inclusi6n. . I
L" respiraci6n también se vincula con el compromiso. Suelo
pedir a todos los intcgrantes del glllpO que respiren profunda-
mente durante algunos minutos o que practiquen alguna activi-
dnd que ihcrerncnte su ritmo respiratorio, como saltar en sU
lugar o gritar. Estoin,erta mejor a la persona en e\ presente
y la hace participar más en el acontecer actual.
Una etapa más avanzada de la inclusión sobreviene cuando to-
dos 105 integrantes se tocan o respiran juntos. Esto eS análogo a
la integración de las diversas partes del cuerpo en un organismo
(mico. Cuando falta un miembro del grupo, o cuando aún no se
ha integrado a él, su ausencia se siente, de la misma manera
que se siente en algún nivel la alienación de la pelvis o de la
parte posterior del mu.slo en una persona. Si se logra incorporar
s esel)liembro al grupo, suele producirse una sensación de eu-
foria;::~i¡;'i1ar a la del individuo que se siente Integro. Por lo
común, de ah( en más el grupo funciona mejor, pues puede
emplear ton más provecho la energla oculta que estaba ligada
11 la, preocupad6n por .ese miembro.
\09
", ..
....--- ----,'_... _.
Ulla de. Il1S CúIlCt4tÍftticllS <1. loa &tUPO$ 'In esta f;aoo
que Semrad denomma «problemas tipo copa de cóctel»; la .me.
OQl1
-'
111$
táfora alude a las reuniones en que los invitados toman la COPIl
que se les ofrece y la utilizan, figuradamente,· como anteojo
para calibrar a los demás asistentes. Los probleme.s tipo copa
de cóctel son aquellos que carecen, en si mismos, de gran im.
portancia para los miembros del grupo, pero actúan como me.
dios para llegar a conocer a los demás, sobre todo en relación
·con unq mismo. Con frecuencia, la primera decisión que tiene
que tomar. un grupo se transforma en un problema de este tipo.
La discusión se hace larga y no se llega a ninguna conclusión;
sin embargo, en ellnterin, los integrantes del grupo han apten.
. 'elido muchas cosas y al final se han formado un cuadro mucho
más claro uno del otro. Cada cual sabe con mayor certeza quién
reacciona favorablemente ante él, quién ve las cosas como él
las ve, cuánto sabe él en comparación con los demás: su iden.
ridad dentro del grupo. Al contrario de lo que podría parecer,
los problemas tipo copa de CÓCtel cumplen una importante
función, y los grupos a los que no se les permite este tipo
de pruebas buscarán algún otro método para obtener la misma
información, utilizando tal vez Como medio una decisión más
relevante para el grupo.
Este punto teórico lleva impllcitas ciertas técnicas para iniciar
un grupo, que incluyen la participación del cuerpo. Mejor que
permitir que e! grupo se vea seducido por los problemas tipo
copa de cóctel, es abordar e! tema subyacente de la inclusión.
En un grupo reciente, los integrantes se sentaron de entrada ~n
drculo y comenzaron a charlar, mientras uno de ellos quedaba
fuera del circulo. El coordinador de! grupo, haciendo caso omiso
de los contenidos verbales, les pidió que se levantaran y forma.
ran, parados, un círculo más estrecho, y luego invitó a la persona
que habla quedado fuera a que «penetrara en el cerco». Esto
"movilizó de inmediato los sentimientos de inclusión de todos
los miembros, por su propia participación y su identificación
con el irruptor. El gn:po se vio obligado osi a experimentar los
sentimientos básicos que tenia' en ese momento, y a reconocer
que sus esfuerzos por entrar en conversación no eran sino una
forma de introducirse en el grupo. . linres es el hecho de que, una vez asignado cierto rol a un
La técnica de «penetrar en el cerco» ilustra cómo se aborda un
problema de inclusión en el nivel corporal. La experiencia del
forcejeo fIsico permite percibir rápidamente los sentimientos
í miembro de la familia, resulta muy dificil sacarlo de él, ya que
vinculados a entr.ar en ,,1 grupo y a mantener fuera. a otros; En el
plano individual, esta actividad equivale a que una parte de!
cuerpo cr6nicamente tensa y carenl Je vida comience a acti
110
,-
".'
,'arse,se relaje y amenace unirse al resto del organismo. como
sucede, verbigracia, con los músculos posteriores del cuello.
Fase de control
Una vez que los miembros ya se han afianzado en su calidad de
integrantes de un grupo común, surge la cuestión de los proce.
dimientos para la toma de decisiones, que cntrañ,¡n e! problema
de compartir responsabilidades y su concomitante forlOso, la
distribución del poder l' de! control. La conducta característica
de "ta etapa comprend~ la lucha por e1liderazgo, la competen·
cia,.e! dcbate sobre la orientación acerca de la tarea, la estruc· ,
tu ración, las reglas de procedimiento, los métodos para la roma
de decisiones y para compartir la responsabilidad en e! trabajo
grupal. Las ansiedades fundamentales giran en torno de tener
demasiada o muy poca responsabilidad, demasiada o muy poca
influencia. Cada miembro trata de ubicarse dentro del grupo en
forma tal de mantener la relación que le resulte más cómoda con
los demás en lo que atañe al control, la infiuench v la res·
ponsabilidad.
En esra fase, los mérodos de enfrentamiento ¡¡sico --como lB
lucha cuerpo a cuerpo o la pulseada- son muy eficaces para
que salgan a luz los scntimientos subyacentes. Asimismo, las
pruebas de aptillld inte/eclllal contríbl1yen a que emerjan los
scntimientos de competencia y rivalidad.
En la fase de inclusión, el problema corporal residla en hacer
que todos estuvieran involucrados; ahora reside en organizar las
partes en un todo coherente. Cumo en el caso del cuerpo, el
objetivo es descubrir las características peculiares de cada miem·
bro, ayudarlo a que fundone a plena capacidad y lograr que lo.
participantes trabajen en común para un funcionamiento más
eficiente.
Un ejemplo servirá par~1 aclarar la analogia entre el grupo y el
individuo. Un fenómero ml1Y conocido de los gnlpos fami·
la familia como sistem,· se ha adaptado a la ubicación de! in·
dividuo en ese rol. Por ejemplo: la asignación del rol de esqui·
zofrénicoa un niño permite a los restantesjnteRrantes d~ la
familia d",cargar enes,~ chivo emis:lrio su hostilidad, Sú' me·'
joría lus obligarla a enfrentar la hostilidad que sienten para con
los demás y para consig) mismos; por ende, ejercen fuerte. pre·
111
~ ".
~_J~~~-
sión --a men:Jdo incon:;;ciente- para que -el niño siga,:'~_kíldó'
esquizofrénico. De manera ~H1áll)ga, si una parte del cuerpo: las
piernas, digamos, está fuera de su posición correcta y en ten·
sión permanente, es posible que la espalda, d cuello y la cabeza
compensen esa situación con e! fin de que el sistema --el cuero
po- permanezca err,uido. Si se librará a las pi.orn<ls de sU
tensión, est<lS otras partes debcrlan apart.r.e de sus pautas
conocidas y adaptars-c a otras nuevas y desconocidas. En conse-
cuencia; actúan de modo que e! estado de las piernas no se
modifique.
Tanto en el caso de la familia como en el de! cuerpo, la solu.
.ción reside en trabajar simultáneamente en tod..s I.. s partes. El
reconocimiento, en los últimos tiempos, de la importancia de la
terapia familiar significa la admisión. de CJlIC trabajar con el
esquizofrénico desvinculado de su familia no constituye un tra·
tamiento adccuado ni eficaz. Asimi,"'o, la filosoffa de! rolfing
ve en el cuerpo un sistema intercon tdo, que exige trabajar en
for"'a simultánea sobre muchas parees para correllir los dese·
quilibrios.
Con respecto al liderazgo en un grupo, esto implica que los
grupos de encuentro son sistemas intereoneetados, no meros
individuos ubicados en un marco grupal, y que es esencial tomar
conciencia de las interconexiones existente", Al igual que e!
individuo, en la etapa de control el interés del grupo se centra
en la regulaci6n interna, la centraci6n y la eficiencia, El indivi.
duo ut.ilizo, para estas funciones, sus sistemas nervioso y muscu-
lar; el grupo, diversos procedimientos dirccdvos, luego de eJ;,-
borar la capacidad y posici6n relativa de cada miembro. La
coordinación de estas partes en un sistema operativo eficaz es
e! correlato grupal de la centraci6n.
Fase del afecto
Tra; la solución satisfactoria de los problemr.s de control, pasan
a ocnpar el centro de la escena los problema, de afecto. En este
estadio es habitual asistir a la expresi6n de sentimientos posi.
tivos, hostilidad personal directa, celos, formación de par~jas,
y, en general, una intensificación de las emociones suscitadas
enrre parejas de individuos.' Las ansiedados primordiales se
vinculan cOf1:;,el ~entimíento de no despertar simpatía. en 1.05
dem4s, no entablar con ellos una relaci6n sufidel<emente es·
trecha, o bien llegar a una intimidad excesiva. Cada miembro
112
s¿Ma'na por alcanzar la poski1n más c6moda para él en s
interc<lmbio de afecto con los .lemás.
Los métodos que incluyen el contacto y la proximidad físic
ayudan a aclarar los sentimientos afectuosos. A medida que e'
cribo acerca de los componentes corporales de Ja fase de afecre
me doy cuenta de que tengo dificultades, lo cual me hace so.
pechar que en esta esfera todavla no me he ejercitado lo ba:
tanteo Elcoraz6n y e! aparato circu.!alOrio (como en los hel
manos de sangre), junro con Jos 6rgan('s sexuales, son los má
importantes en lo que respecta al afecto. El conracto exrerno
de Ja fase de i'nclusi6n se convierre, como expresión de afecte
en la interpenetraci6n de! acro sexual. En esta etapa, se vuelv,
~
común y resulta natural un contacto Hsico más estrecho --com'
e! que tiene lugar cuando dos personas se abrazan calurosa
mente-, contacro que resultaba embarazoso en los comienzo
del grupo. Leo Litwak, redactor del New York Times, escribio
un excelenre relato de un laboratorio de encuenrro abierro, en e
que daba cuenta de este fen6meno. Comenzaba señalando cuá,
inc6modo' se habla sentido alUegar a Esalen:
«Me sentl algo segregado de los demás por lo que considerab
una muestra exagerada de afecto, Los hombres abr zaban : k
hombres, Los hombres abrazaban a las. mujeres, .as mujer<
.brazaban a las mujeres. No se trataba de hiPries. ;ino de pel
sanas de cierta edad, como yo mismo, que hablan venido pal
participar en un laborarorio. Todo el mundo se enrregaba e·
brazos de los demás, y esta no era en modo alguno mi mc
dalidad •.
Cinco dras después, alletminar el laboratorio, escribra:
(~Nucstro grupo se reuni6 en apretado circulo, abrazándose ~
hesándose, y yo mismo me encontré estrechando a roda el mun
do enrre mis brazos, comportándome como esos idiotas qU 1
habla visto a mi llegada a Esalen».
~ Esta es una reacci6n tipica. En la fa~e de afecto, el deseo d.
\/ un contacto corporal lotal aparece naturalmenre, mientras qu,
en I~§ ~ases previas habla sido rlgido y forzado. Ignoranres d,
estaev¡'lución, Jos observadores casuales suelen llevarse um
'< impresión deformada de lo que sucede en un laboratorio.
Los pro[,Jemas de afecro relacionados con el grupo como entido<
se corresponden con los do! individuo, en especial en lo tocant,
a la Rceptaci6n, e! reparro de carilio y la sexualidad. La leaIrR"
113
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~ .. ,.
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o simpatía que sienten los integrantes hacia el grupo es el co-
rrelato del amor a sI mismo del individuo.
La existencia de las fases mencionadas, junto con la disponi-
bilidad de diversas técnicas grupales, permiten contar con llI1
método muy eficaz para un rápido diagnóstico grupal. La eva·
luación del estado en que se halla el. grupo en cuanto a la
inclusión, el control y el afecto da un buen panorama de su
situación .actual. Los tres mejores procedimientos que he en·
contrado Nra ello son el juego de «caminar a ciegas» (in-
clúsión), el juego de «la fila de dominio" (control) y el jue.
go del .baile estudiantil" (afecto). En pocas palabras, en el
p'rimer casO la gente entra en contacto físico mutuo, y el aná.
lisis posterior de sus reacciones correspondientes suele sacar a
la palestra sentimientos de perrenencia y otros problemas de
inclusión. El juego de la fila de dominio consiste en pedir que
se forme una fila india colocándose las personas dominantes
adelante y las sometidas atrás; este ejercicio promueve senti~
mientas relacionados con la competencia y el poder. En el juego
del baile estudiantil, cada miembro mllsculino de! grupo debe
escoger a una persona que le resulte atractiva, lo cual suscita
sentimientos conectados con la intimidad, la sexualidad, los
cclos, el rechazo y otras fuertes emociones.
Hace poco llevé a cabo un microlaboratorio de dos horas excep-
cionalmente bueno. Dada la magnifica respuesta de Jos 800 estu·
diantes que participaron en él (divididos en grupos de 6), me
pareció interesante, a modo de despedida, pedirles a todos que
se sentaran en el suelo, cerraran los ojos, se tomaran de las ma·
nos, respiraran sincrónicamente y pronunciaran st,tavemente la
sílaba «(OM~), aumentando poco a poco el volumen, mante-
. niéndolo en cierto nivel y disminuyéndolo luego hasta hacer
silencio y percibir la energia que habia en e! ambiente y en cada
.~.' persona. El efecto de este ejercicio fue electrificante. Yo, que
I estaba parado al frente del gran salón, sent! que la energia.es-
tallaba frente a mi y me dejaba casi sin aliento. El grupo pero
maneció en silencio alrededor de diez minutos. Fue una expe·
riencia nota.ble. ubicada, a mi entender, en algún punto entre
los estados afectivos y espirituales.
El organismo llega también a veces a un estado semejante en
una etapa avanzada del roUing. Casi siempre, después de. la
décima sesión, algo ocurre que nos hace sentir la uni6n de tOdo,
y al cuerpo lleno de calidez, (ntegro e integrado. El aspecto afec.
tivo tiene que ver con e1flújo de energia entre el corazón y
los genitales, cuando los sentimientos afectuosos y sexuales'
marchan juntos sin barreras entre ellos,' iAy! Ahora me doy
114
\
I
cuenta por qué esta sección del libro 'me crea dificultades: to-
davla ha he llegado a sentir esa ininterrumpida conexión. Sé
que lo que he escrito es Cierto, pero solo intelectualmente, pues
aún se i l1 terponen demasiados obstáculos entre mi coraz6n y mis
genitales como para que pueda experimentar ese fluir. En, e!
futuro, tal vez.
Las esferas de inclusión, control y afecto no están totalmente
dHerenciadas,En determinados puntos del crecimiento del grupo
se hace hincapié en cada una de ellas, pero las tres estáJ;! siempre
presentes -aunque no tengan en todo momento la misma 1m·
portancia-. Hay personas qqe quedan fijadas en problemas de
i control y autoridad, otras en problemas de afecto. Si su preo-
, cupación es suficientemente intensa, pasan todo el tiempo ceno
tradas en' tales esferas y quedan excluidas de las demás que
aborda el grupo. Para cada individuo, su esfera de preocupación
será Iá suma de sus esferas problemáticas particulares y de
la correspondiente fose por la que atraviesa el grupo.
Una buenaanalogia de los fenómenos vinculados al desarrollo
la suministra un cambio de neumáticos en un automóvil. Luego
de sacar el neumático pinchado, el conductor comienza por co-
locar en su Jugar el nuevo y ajustar las tuercas sólo 10 suficien'te
como para que la rueda quede en su sitio y permita un ajuste
ulterior; viene en seguida este ajuste ulterior, por lo común
en el mismo orden que el anterior, hasta que la rueda queda
firme. Finalmente, se refuerza cada tuerca por separado. Del
mismo modo que con las tuercas, se trabaja con cada una de
las esferas de necesidades hasta desenvolverse en ellas con segu·
ridad suficiente como para continuar con la tarea entre manos.
Más tarde, se repite el trabajo con cada una hasta un grado
más satisfactorio. Si en la primera secuencia no se elaboró 10
bastante una necesidad, en la segunda se le presta mayor aten-
ción .
En la fase de inclusión, los comportamientos extremos giran en
torno del apartamiento excesivo o el exhibicionismo. El aban.
dono del grupo, o la imposibilidad de integrarse en él, suelen
ser motivo de inquietud. A menudo se observa una disociación
con respecto al aqui y ahora. En esta etapa es común observar
,. una respiración superficial, un ejercicio defectuoso de la vista
I y la audición, e incluso salpullidos en la piel y cosas similates.
En la fase de control, suelen preocupar las faltas cometidas por
I el grupo, yse entablan prolongadas discusiones acerca de los
.1 miembros,Q).'e hacen lo que se supone que no debedan hacer.
Este tipo dé Problema asume frecuentemerite la forma de tina
batalla entre el trabajo y la ¡¡ratificación. Tales faltas suelen ir
115
\

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--------~~~'~,.,.I.,"....--
wmpañada. de lucha, fíoicas, resistencias y laroentaciC'nes, y no
nn Tlltas I:1S «revueltas palaciegas». . .~",2:,'~~\;~".''"
\lando el grupo entu en la esfera del afecto, aparece el pro-
.Iema de la seporaci6n. Cada persona crea su método propio
>ara aliviar el dolor provocódo por la sepauci6n, dolor que
odos nosotros debemos soportar desde la separaci6n de nuestra
nadre al nacer hasta la scparaci6n de todos los seres vivos al
morir, pasando por los cambios de escuela o de vecindario, la
pérdida de amigos o de amantes y la muerte de nuestros pa-
rientes y seres queridos. En algunas personas los preparativo~
para la separaci6n revisten tanta importancia :-,!uizás a causa
de, que el dolor a ella asociado es muy grande- que se con-
vierte en un rasgo de! carácter. Puede suceder que una persona
no Se rermita jamás verse envuelta en demasla con otra debido
a que el abandono previsto es demasiado desagradable para
ella. Otr.. recurren a un apartamiento gradual. Aumentan las
llegadas tardfas, las au.cncias y las divagaciones, y se dedica
más tiempo a alguna actividad nueva fara que la transici6n sea
más fácil. En este punto de la vida de grupo, es previsible que
'" ,hable con más asiduidad de temas como la mllerte y la en-
fermedad -desplazami~nto inconsciente de la inquietud por la
separaci6n. , En e proceso de disoluci6n de relaciones parece haber una
Algunos individuos menosprecian al grupo. Se dicen a sI mis-
mos: «Con un grupo tan trivial no eS mueho lo que se pierde~,
y tratan de convencerse a sI mismos c:' ello. A veces el sujeto
desplaza la acusaci6n atacando al grupt '¡ obUgando a los demás
a que lo rechacen, Entonces no Se hace cargo del abandono:
no le quedaba otra salida. Esto es común en los matrimonios:
el c6nyuge que quiere interrumpir la relaci6n hostiga tanto a .u
pareja que esta, finalmente, inicia el divorcio. Uno de los méto-
dos más habituales para manejar la separaci6n eS el fen6meno
de las reuniones: los integrantes del grupo proyectan minucio
( samente reuniones futuras del grupo que en la mayoría de los
I casos no fructifican; simplemente sirven para facilitar la sepa-
, raci6n, gracias a la fantasla conjunta de que no habrá separación
real.
i
En general, la forma más provechosa de separarse es tratar los
problemas irresueltos, de manera tal que la experiencia del gru-
vi
, po paoe a (nrmar parte de la persona y no queden en aquel
i emocionS" suyas que habrá de descarg~r, c;n el futuro, en .(ltta
gent~. E,em~lo de ello es el temor y la !ra Ittesue~tas que sl~~leJ;·
I , "n nIño haCIa su padre y que en su VIda posterIor desplaza a
',~.!as las Jigurasque gozan de auto!idad. Sel!'rad afirt,:6 en una
0portu nidad: -«La dc::catexia (elretlrQ de la mvoJuc:raCl6n) pro-
I I
IiJ 116
\
\1m I
ceder~~uerdo por recuerdo~. A menudo, si un miembro del 'ill
grupo 'cree que en una reuni6n anterior fue mal interpretada I
alguna de sus reacciones, retomará el asunto y explicará qué r
quiso decir realmente, para que nadie quede enojado con él. O
lal vez quiera señalarle a otro qué importante fue para él un
comentario hecho por este último, y cuánto mejor lo hizo sen·
tirse. Después de este proceso, los integrantes del grupo parecen
estar en mejores condiciones para aceptar la separación y dar
por terminada la relaci6n que Jos une.
La necesidad de técnicas de separaci6n puede expresarse en tér·
minos de ciclos energéticos grupales. Cuando se frustra algúr
ciclo energético en el curso de la vida del grupo, suele produ
cirse una sensación de inquietud y falta de completamiento, as
como tensiones corporales. Esto se vincula fundamentalmentt
a la disoluci6n de las relaciones entre los miembros. La separa
ci6n con respecto al grupo constituye otro problema, centrade
casi siempre en la forma en que puede integrarse la experienei,
al sI-mismo y trasladarla junto con uno a otro tipo de vida. S:
se percibe que la experiencia grupal no ha de tener efecto al·
glmo en la vida posterior, se siente tristeza, mientras que lo
Pereeri6n de una diferencia permanente conduce a la exaltación.
secuencia particular según la cual Se aborda esra problemática.
En primer término, se tratan los sentimientos positivos y nega-
ti1Tos personales, como en los ejemplos citados (afecto). Luego
el debate gira en derredor delllder y de las razones para acatar
sus deseos o rebelarse ante ellos (control). Más rarde se discute
la posibilidad de continuar en el grupo, el grado de compromiso
real de eada miembro, y el sentimiento que 'experimenta cada
cual al abandonar a los otros (inclusi6n). Esta evoluci6n in-
vierte la secuencia de formaci6n del gru'po: primero se desatan
los lazos afeetivos, luego se dejan atrás los problemas de control
y por último los fen6menos de inclusi6n.
aira cuesti6n final es la transferencia de la experiencia vivida
a la vida externa. Es frecuente ofr afirmaciones como esta:
.Ahora puedo encontrarme con todos ustedes porque se mues:
tran dispuestos a ello, pero, ¿qué haré' cuando retorne a mI
ciudad y nadie me comprend.? ¿Perdurará lo que'ahora sien-
,
I
I
to?». La persona Se dispone a negar la experiencia en su totali-
dad lT1e~iante el expediente de no retenerla. Sus temores pueden
dií;iparse"fórmulándole preguntas como las siguientes: .De las
person's que usted conoce, ¿con cuál podrla entablar un mayor
contacto? ¿A cu~l de las personas que .Ia acompañan en su
vida habitual podría expresarle ira o .feeto? ¿De qué modo
117
\

. ,.'
,. -""'111, "'"
podría hacerlo?». También en este punto resulta dara la simi·
litud entre un grupo y un individuo. El grado de permanencia
de un cambio experimentado por alguien depende de! grado en
que se haya modificado su estructura física. Si en e! transcurso
de un grupo de encuentro un sujeto experimenta sentimientos
profundos, vive en su cuerpo hondas emociones, llora quizá, o
monta en cólera, o lucha, o baila, es probable que los cambios
hayan afectado su estructura física real. Si' se ha sometido ol]
rolfing, esa estructura sufrió una modificación directa. Si, en
cambio, su experiencia fue completamente intelectual, y ha com·
prendido meramente su· problema pero sin que participase e!
reslO de su cuerpo, la probabilidad de que los cambios sean
duraderos es muy escasa.
Hay acerca de la conducta organizaciona! una teoría de! cambio
casi idéntica. Para que el cambio introducido por un consultor
externo en una organización sea permanente, su sugerencia debe
tomar forma tangible, por ejemplo, en un nuevo organigrama,
un nuevo comité o la designación de otro funcionario. En caso
de na existir tal cambio, las probabili<lades de que su sugerencia
tenga un efecto duradero se ven muy disminuidas. En ambos
casos, la permanencia de un cambio en la entidad -persona o
gtupo- es función directa de! grado de modificación estructu·
ral de esta última.
Si el coordinador de! grupo conoce los ciclos evolutivos de este,
se orientará mejor acerca de lo que está pasando en un momen~
ro de gran confusi6n. Ese conocimiento le sugerirá cuáles son
las esferas subyacentes a los fenómenos manifiestos de! grupo
a las que es preciso atender, y lo ayudará a centrar al gtupo en
los problemas básicos. Si existe rivalidad entre los miembros,
por más que se exprese cordialmente, e! coordinador hará que
salga a la superficie incitando a la lucha física. Si e! problema
es afectivo o sexual, quizás haya llegado e! momento de que ca·
da uno diga por quién se siente atraldo y se vea qué pasa. Como
es obvio, no siempre la teoria será acertada, pero proporciona.
rá una serie de conjeruras sobre las cuales e! coordinador puede
trabajar, con vistas a ayudar al grupo a verse a sí mismo con
más claridad y a descubrir su realidad propia.
j miradó con rechazo a mi brazo y mi mano izquierdos porque pa·
'1
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9. Responsabilidad 1/
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I .
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¿Acaso no anuía el grupo la individualidad, reduciendo a sus
miembtos a una necia conformidad? Mi opinión e.n esta mate.
ria es simple. El hombre, para desarrollar más éabalmente sus
potencialidades, debe asumir la responsabilidad por si mismo;
y un gtupo de encuentro abierto adecuadamente conducido es
una de las formas más eficaces que conozco pata desarrollar
la individualidad y la creatividad individual.
Cuando se trata a alguien considerándolo capaz de hacerse res·
pensable de sí mismo, salen a relucir sus partes más responsa-
bIes; cuando se lo trata como alguien indigno de confianza, sa.
len a relucir sus aspectos menos confiables. Esto simplifica un
poco las cosas, pero no mucho. El hecho de hacerse responsa·
ble de uno mismo suele incrementar la motivaci6n a actuar me-
jor: si nadie más que uno .es responsable, a nadie más se puede
culpar. Esto es válido para todos los niveles de funcionam;"nto.
Ahora parto del supuesto radical de que soy responsable de mI
mismo en todos los planos. Yo me enfermo, yo me vuelvo hi.
permétrope, yo me aburro, yo logro popularidad. Si antes decía:
«No puedo ir porque es/ay con gripe", ahota digo: «No iré por.
que con/ra;e la gripe», o aUn: «Quizá contraje la gripe con el ob.
jeto de tener una excusa para no ir». Esta afirmación es mu.y
distinta. Sospecho que este supuesto de responsabilidad total
es casi siempre cierto, y que, aun cuando sea erróneo, es suma.
mente valioso. Pues una vez que lo adopto, advierto que ca·
mienzan estar mucho más en contacto conmigo mismo.
Recuerdo el partido de rugby en el queme romp! la muñeca,
hace algunos años. Cuando comencé a barru.ntar estO de. la res·
ponsabilidad, me dije qlle yo no podia haber sido el causante
de la fractura. Mientras pensaba en ello, vino a mi memoria que
la misma mañana del partido, en mi sesión de análisis, habla
tecía.n femeninos. Luego recordé el momento de la caida: habia
senUdó una ráfaga de disgusto e ira P?r ':Ií mismo y por mi
brazo, y,.. sin deseo alguno de protegerlo, bruscamente lo habfa'
extendido hacia el suelo para que contuviera a mi cuerpo.
I¡9
 ".
-
~
---n,'M¡f;
l' En los últimos I"boratorios de encueotro q'Je di en Esal"p.• poté
quc me resfriab, antes de cada uno de ellos. Cuando m'e' pre·
guoté por qué motivo me est"ba resfriando. la rcspuesta no se
'1 hi7.Q esperar: el resfrío significaba «No me juzguen muy seve.
ramente.>. No me sentfa nHJ~' Heno de energía para esos labo.
ratorios, y la gente esper,,¡'.• mucho de mL ral vez con el resfrlo
Ijl, I perdonaran la mediocre aClllación que yo estaba previendo.
Cada vez es mayor el número de personas que creen que muchas
I dolencias -'-todo el campo psicosorl1ático, en verdad- son pro·
11 . vocadas -por el individuo: La asunción de responsabilidad por
la propia conducta en todos los niveles -físico, ioterpersonal
I y espiritual- lleva a una nueva comprensión de uno mismo.
Hay dos expresiones, muy utilizadas al discutir este tema, que
ofrecen la clave de lo que probablemente constituyan los dos
correlatos corporales principales de la responsabilidad: «Párate
il
i
'.
sobre tus dos pies» y «Susténtate por ti mi,mo». Ambas se ceno
tran en las piern",; y los pies. Una persona poco dispuesta a asu.
mir responsabilidad habrá de renegar de 5l'S piernas; no tendrá
en enas mucha serisación ni las sentirá cOllectadas con el resto
de su cuerpo. No fluirá de ellas energía hacia las otras partes
del organismo; las sentirá tambaleantes e incapaces de susten·
tar su peso. La disposición a «sustentarse. es acompañada de
un mayor 1)1Onto de conciencia permitida de las piernas y pies,
y de su aceptación como partes del cuerpo.
Asumir responsabilidad por mí mismo de ningún modo impide
que asuma responsabilidad por los demás: esta es una decisión
separada, de la cual también soy responsable. Puedo asumir por
los demás tanta responsabilidad como yo mismo resuelva. Mi
decisión tendrá determinadas consecuencias, y mi problema es
sopesarlas. Si resuelvo no asumir responsabilidad por los demás,
quizá la gente no me quiera o no me permita convivir con ella.
Si en un grupo todos comparten la idea de que la gente debe
ASumir responsabilidad por el pr6jimo, pu(:den unirse y excluir
de su seno a los que no coinciden con ese punto de vista. O, al
menos, excluirán a los que no cumplan ciertos requisitos míni·
mos, como no dañar físicamente a los demás. Estas convencio·
nes se vuelven má, complejas, son codificadas, y, por último,
la exclusión de la sociedad es sancionada por medio de leyes.
Junto con ;. asunción de responsabilidad individua! marcha la
1 libertad ql1e tiene cada persona' de conducirse como !,,;p)~t'a
,I mientras no interfiera en la libertad de los demás. Cuando';n
lR cultura de Jos encuen'tros se produce esa interferenéiA,'l~s
cosas se: vuelven a su lugar mediante: un encuentro. Pero el re-
conocimiento estricto de la responsabilidad personal da lugar a
. Sé que cuando tenia suficiente pacienciA como·parA dejar que mis
1 ¡
I¡ 120
. _._------- ---___
I
I
I
I~)ibertad personal; por end , las leyes solo deberí.n aplicarse!
)
a situaciones de conflicto. L¡ conducta individual que no ínter. I
riere en la libertad de los d,,·,'ás no es materia adecuad" de re· I
guhción. Me refiero a los temlS habituales que se incluyen baío I
el rubro «mol'alidad», como In conducta sexual, el aborto y el '
largo del cabello. LA ausencia de leyes en estos ámbitos harra
que se colocara mayor acento en la responsabilidad individual.
A lA inverSA, creo que la presencia de u'na ley o coacción ex-
terna tiende a reducir dicha responsabilidad.
Cada vez que alguien se hace cargo de 011 y me dice lo ql1e tengo
que hacer, me siento convertido nuevamente en un niño en eo;·
tado de dependencia. Cierta vez fui con una amiga en auto
a San Francisco y, como rlla conocía mejor que yo las calles de
la ciudad, me iba diciendo dónde tenía que doblar. Mi depen·
dencia con respecto a ella llegó a ser muy grande, hasta el punto
de preguntarle direcciones obvias. En realidad, una vez que ella
se fue, pude encontrar Jos lugares perfectamente por 011 mismo.
Como es natural, cuando la gente no acepta dieha responsabili.
dad y Sil conducta empieza a interferir en la de los demás, sur·
gen complicaciones. No obstante, desde el punto de vista de los
encuentros, la actitud hacia las leyes es clara. Parte del supuesto
de que cada persona es responsable, por sí misma. y solo crea
leyes cuando es absolut.metlte necesario, cuando la acción de
I1n individuo limita en grado significativo la libertad de otro. El
peso de la prueba recae en la perso~a que desea crear una ley
para demostrar que es necesaria. Este principio no em.na del
examen de la jurisprudencia, sino más bien de la experiencia de
los grupos de encuentro, según la cual con esa orientación
aumentan al mÁximo las probabilidades de que el individuo ad.
vierta su capacidad para ser responsable de sí mismo. Es muy
importante que el coordinador del grupo (la sociedad, o Jos que
formulan las leyes) crean plenamente en esa orientación, porque
en un comienzo no siempre funcionarán bien las cosas, pero es
preciso ponerla en práctica con fe y paciencia. Los miembros
deben vivir en ese medio un lapso suficiente como para conven·
cerse de que realmente se seguirá esa orientación, en lugar de
ponerla a prueba en forma temporaria y modificarla luego. Esla
es una esfera muy estudiada en filosofía y jurisprudencia, d~·.
manera que no me extenderé más sobre ellaen este lugar. 5610'"
q~ie.r.() mantenerla pr6xima a la problemá~i.éa del libro. • ,.,
J:;¡('jú,liéación de esta teoría a las prácticas educativas es clÓr".
hijos se ataran solos Jos cordones de los zapatos en lugar de
atárselos yo, ellos resultaban beneficiados: hablan tenido una
121
~ o"
'il'-
oportunidad de experimentar su propia competencia, y la sen·
..ción de que yo los consideraba idóneos. Estoy seguro de que
esto fortaleció su concepto de sí mismos como personas compe·
tentes.
,Creo que el trato con la juventud actual está sujeto al mismo
principio. El hecho de que una universidad rehúse a los estu·
diantes tomar parte en su mecanismo de adopción de decisiones
me deja perplejo. Parecerla que sus directivos hubieran queda.
do atrapados en su propia necesidad de poder, perdiendo de
vista los procedimientos educativos eficaces. A mi juicio, para
una institución docente, la posibilidad de permitir a los alum·
,nos ejercitar su capacidad para la toma de decisiones no se pre.
senta todos los días, y debe consk>rarse afortunado que lo,
estudiantes estén dispuestos a hac. la prueba. El rechazo de
esta pretensión tiene, nuevamente, un doble efecto negativo:
niega a los alumnos una oportunidad para desarrollar su capa.
cidad, e implica que la universidad no los juzga gente capaz:
resultados antieducativos ambos.
El tratamiento de enfermos mentales está sujeto, asimismo, a
las mismas observaciones extraídas de, la experiencia de., los
grupos de encuentro. No quiero explayarme sobre esto. Es ver·
dad que ciertos pacientes necesitan alg,ín cuidado; pero sosten·
go que debería partirse siempre del supuesto de la competencia
individual, y solo luego hacer las excepciones que fueren ne·
cesarias.
Mientras trabajaba en la Escuela de Medicina Albett Einstein,
de Nueva York, una institución muy r"spehlble, aprendí qué
debía hacerse con los pacientes que empezaban con SIlS desva·
ríos. En cierta oportunidad, uno de ellos comemó '1 actuar ala·
cadamente. De inmediato lo rodearon tres ayudantes, le ataron
los brazos y le dieron una inyección sedante -procedimiento
habitual que en esa época me parecía muy sensato--. Al poco
tiempo de llegar a Esalen, ocurrió algu similar. Una noche, mien·
tras asistía a un baile con tambores, una muchacha tuvo un ata~
que. Se puso a gritar descontroladamente, se arrojó al centro
del salón de baile y empezó a dar golpes con sus puños contra
el piso. Pude scntir Cómo operaban mis reflejos al disponerme
a correr hacia ella para asirla y tranquilizarla de alRuna manera.
Después de todo, yo sabía mejor que la gente de las montañas
de Big Sur cómo manejar estos asuntos. Antes de que pudiera
llegar hasta ella, ya había a su lado, sobre el piso, dos mujeres
acariciándole la frente.1vli~ntras así lo hacían, uno de los ~iecu.
tantesde tambor, Ron, continuaba tocando al par que 'decía:
«¡Que no haya más miedo sobre este piso! •. Nadie intentó
122
i
1
--1- ~
detener el araque de la mujer. «Está haciendo lo que tiene que
hacer __me explicaron luego--, lo que le corresponde hacer
ahora. Aquí estamos nosotros por si nos necesita». Ron gritó
entonces: «iMe quedaré aquí treinta días y ,treínta nnches si tú
me necesitas!» y siguió con sus redobles. La gente bailó en tor.
no de ella. Finalmente, dejó de convulsionarse, y, todavía es·
tremecida, se dirigió hacia una mesa acompañada por las chi·
caso Se ~entó y comenzó un largo proceso de recuperación. '
La escena me conmovió e impresionó vivamente. La comunidad
de Big Sur suponía que esa muchacha hada lo que necesitaba
hacer,sin condescendencias ni infantilismos; simplemente, hay
aquí una chica cuyo estado vital le exige tener un ataque en este
preciso momento. Ella es reS\Jonsable de su episodio psicótico,
ella resuelve tenerlo. Nosottos resolvemos ayudarla a sobrelle-
varlo, con una actitud de aceptación y respeto que le ofrece gt.ln
apoyo.
A partir de ese incidente, me familiaricé más con la obra de
Laing con los esquizofrénicos, y de ot~os, que consideran a la
psicosis como algo a menudo positivo, una desintegraci6n po--
sitiva; y mis propias experiencias me han llevado a la conclusión
de que la hipótesis de que el sujeto elige enloquecer, y de que
puede, dentro de límites muy amplios, determinar su conducta,
es exacta y a la vez útil para estimular al individuo a que utilice
sus mejores aptitudes. '
Cierta vez, estaba conduciendo un laboratorio de fin de semana I
en el que participaba una chica que ya habia estado en varios I
de mis grupos. Bruscamente, inició un episodio psicótico: se
deslizó deb.jo de una silla y se negó a salir de allí. Conseguí
h.cerla salir al pasillo, pero corrió a esconderse en el baño. Es·
taba convencida de que se hallaba en un túnel frío y oscuro; vi
qué estaba temblando. Traté de hacerla volver a la realid.d, ; i,
pero fue en vano. El túnel em muy importante para ella, tenía
muchos cosas que hacer alli. Por último, logré que se fuera a la
cama, y retorné .1 grnpo, compungido y desazonado por no ha·
ber manejado mejor IR sitll.1ción, preocupado por mi reputación
y temeroso de las consecuencias que ello pudiera tener para el
grupo. Para mi l"Onsternación, media horl! después ella reapa.
reció. "iPor Dius, esto es el colmo», pensé. Dumnte un rato se I
quedó cal,lada. ¿Qué sucedió luego? Dijo algo que pareda muy
lógicC', aiRO q"e incluso nos aj'u¡J.¡ba a todos. Ohservé sorpren.
dido que continu"ha en ese tenor. Algo más tarde, ya era evi.
denteqU,~,"1 comluel" nunca había sido tan coherente ni bien
integrl!daert los otros grupos en Jos que la habla visto. Al ter.
minar el laboratorio p la acompañé en mi autom6vi1 hasta su ca.
123
",,, \
- -....1'·--- I

sa y me confirmó lo que habíamos presenciado. Me dijg:q\le,

jam:ís se habia ,enlido tan bicn, tan tranquila, tan cenir.aa' én
sí misma; agregó que sentía que algún di" debeda retornar a
ese túnel para seguir trabajando en él. Alrcdcdor de un año más
rarde, volvió a participar en uno de mis grupos de encuentro,
sin qu~ le fuera de provecho. Me reiteró su nccesidad de regre-
sar al túnel. Con postcrioridad a esto, tuvo experiencias en un
nivel de análoga profundidad y pudo, gracias a ello, avanzar en
su desarrollo.
. Parece -obvio que nada hay más equivocado que acusar a los
grupos de encucntro dc ser un lavado de cerebro o de conver·
tirse en pensamiento colectivo. Por el contl:ario, la presión que
impone el grupo a cada integrante sobre la base de su responsa·
biJjclad individual es un método excelente para que este desarro-
lle su autonomía. A menudo, la presión de un grupo enfrentado
a mí me hizo cambiar alguna de mis firmes convicciones, pero
luego, al volver a casa, descubd que seguía adhiriendo a ella
en lo esencial. En este punto, puedo optar por sumarme a los
, derechistas que afirman que en estos grupos se produce un la·
vado de cerebro, que son peligrosos, que yo fui víctima de un
engaño ... en síntesis, pcnsar que el hecho de que yo haya cam·
biado de opinión :es culpa de los grupos; o bien analizar, en
armonía con la modalidad propia de los encucntros, por qué
cambié de opini6n al verme presionado. No fueron ellos Jos
que cambiaron mi opinión, yo la cambié. ¿Y por qué Jo hice,
si aún sigo creyendo en mi ,idea primitivai' Este tipo de argu-
mentación ha resultado ser muy fructífero, revelándome que en
tales circunstancias yo estaba en conflicto, inseguro de mis idcas;
que deseaba tanto resultar simpático que permití que los argu·
mcnto~ tne convencieran aunque no creía en ellos, o que no que- I
I
ría mostrarme muy rígido, o que no tenIa la confianza que su· !
ponla en mi capacidad de razonamiento.
En la medida en que me he permitido explorar las consecuen·
cias de asumir Ja responsabilidad por mis oambios de opini6n,
me he visto asaltado por un mar de consideraciones. Como re·
sulwlo de ello, he debido examin., todas estas facetas de mI
mismo y verlas con más claridad, de modo tal que al volver al
grupo lo haga suficientemente centrado con respecto a mi habi.
"Jid"d para enfrentar su oposición. Cuando estoy centrado, pue·
- do atender a la oposición del grupo, tamiza,' e itleorporarJo,,9u,~
me parece positivo en ella y rechazar aquello eon lo cual discre~
'po. En 'suma: la presión del grupo me h" forzado a adquirir
mayor segUridad sobte mf mismo y sobre mi sítuaci6n,y, por
elide, ha aumentado mi independencia y ll1Jtonomla. En el en·

124 125
 l'
1
-".

inflexibles. En ciertas ocasiones, al tomar drogas psicodélicas,

Bo¡etín informativo:' G;UP~ de~~cu~~~-~,- J
he experimentado un alivio de la tensión muscular, y ha sido el
éxtasis. Sin duda, estoy recomendando mi propia búsqueda
tro en una empresa
--que es bastante extrema- como meta para todos, aunque
probablemente la mayorla de la gente no la necesite tanto como
yo. Pienso, sin embargo, que la mayoría, no, que todos podrían
entregarse en mayor medida. Pero debo ser precavido.

Nueva York, septiembre de 1984 (especial para Tbe New York

Times): Se dio a conocerlla interacción que tuvo lugar en "n
grupo de encuentro dep~¡taqlental de una empresa industrial
de! Estado. (Participan e!l!irector; sus dos asistentes, Charlie y
Alvin; su secretaria, Gloria, y e! coordinador del grupo.)

Direclor: Este grupo de encuentro no puede funcionar en e!

marco de la empresa. Ustedes son todos empleados mios. Esta·
mas juntos todo e! día., Si me pierden respeto, yo ya no podré
hacer mi trabajo. El método de!, encuentro está muy bien para
la gente que no se conoce pero no para una situación como eflta.
Charlie: Comprendo sus sentimientos, pero, ¿por qué habela-
mOS de perderle respeto si lo conociéramos mejor? Eso suena
coma si usted no tuviera confianza en la respetabilidad de su
personalidad real.
Alvin: No, ya sé lo que el director quiere decir. Creo que tiene
razón. Mientras él hace su trabajo, no me interesa cómo es eq
cuanto persona. No podemos pasarnos todo el tiempo psicoana-
lizándonos unos a otros.
Director: Buéno, yo no quise decir tanto. Además de director
soy una persona, y ustedes me interesan como personas y no
únicamente como trabajadores, ya lo creo; y lo digo también
para usted, este ...
Alvin: Alvin.
Direclor: Sí, también para usted, Alvin.
Coordinador: Parece haber olvidado su nomhre.
Director: Un desliz pasajero. 1
1
Coordinador: ¿Sintió algo con respecto a esto, Alvin? '1
Alvin: ¿Con respecto a qué?
Coordinador: Con respecto a que el director se olvidara su nom-
bre. "
Alvln: Oh, no, fue un descuido solamente. Lo ha venido ha-
ciendo de vez en cuando durante años.
Coordinador: ¿Quiere decir qué hace afios que trabaja con él
y aún no recuerda su nombre?

{ ,
126 127

'¡.'., ~
.--.,..
Alvin: Es un hombre muy ocupado. ,/
Coordinador: Director, ¿tiene usted mala memoria?
Director: Por lo general, no.
Coordb1ador: ¿Podrfa pensar por un momento si hay alguna ra.
7.6n para que usted se olvide, en particular, del nombre de Al.
vin? ¿Se le OCUrre algo?
Director (enciende un cigarrillo, carraspea): SI, pero no qui('fo
decirlo aquI, ciertamente. :No seria justo para Alvin. Después
de todo, soy su /'efe. Eso serl. sacar partido de mi posici6n. o
Coordinador: A vin, ¿querda usted enterarse de ello?
Alvin: Usted decide, director. Si le parece que no debe decirlo,
yo lo entenderé perfecramente. Respeto su derecho a ...
Coordinador: ¿No quiere contestar a mi pregunta?
Alvin: 10 siento, ¿poclrIa repetirla?
Director: iPor todos los diablos, Alvin, en eso justamente esta.
ba pensando! Esa melindrosa condescendencia suya es lo que
me revienta. Siempre está e1iscuJpándose, comprendiendo yacep-
tando. En 10Scinco afios que llevamos juntos, nunca fue caPaz
de tomar una posici6n sobre nada. Es por eso que mé olvido de
su nombre. La maYOr parte de las veces, importa muy poco que
usted esté o no presente. Ven, ya lo elije, pese a que no que.
ría ... bueno, supongo que sI queda. Pero no querl~ lastimarlo,
Alvin. ¡Diablos, sefior coordinador, mire 10 que ha logradol
¿Cómo podré seguir trabajando con Alvin? Su maldito gropo
de encuentro va a destruir a este organismo. De todos modos,
usterl i'lnora todo 10 que concierne a nuestra empresa; apuesto
a que nunca se enfrent6 con una planilla de salarios. No hace
otra cosa que pavonearse como un ser superior que Jo supiera
todo.
Aivin: Director, quisiera decirle algo. Todo el tiempo supe que
usted sentla eso hacia mI.
Coordinador: Alvin, párese, por favor, y mire a su ¡efe desde
"1,
arriba mientras le habla.
Alvin (se para delante del director): Me alegro de que lo baya
dicho. Realmente me siento bien al saberlo, sé mejor d6nde
estoy parado. ¿Me permite que le e1iga ahora 10 que yo siento
con respecto a usted?
; r.
Coordinador: ¿Quiere que él le dé permiso?
o ,
Alvin: No, al diablo con eso. Se lo diré de todos lJ1od()S. Usted
se la pasa acusando a todo el mundo de cualquier cosa que su-
cede. Está siémpre tan a la defensiva que me molesta enorme-
i I mente ofrecerle algo que no sea simplemente elogio o apoyo.
1:
Podr!a contribuir en much<ts cosas, pero ya no me preocupa, no
vale la pena dados los problemas que ocasiona. Mire lo que ha
( 12P
t
I
-----_... j
I
)
J
hécho en este mismo momento. Me ha e1icho lo que pensaba de
mf y luego acus6 al coordinador por 10 que usted habla hecho •.. 1
Tal vez pierda mi empleo por decirle esto, pero le aseguro que'
es un placer hacerlo. I
Director: No me gusta 10 que está pasando aqul. No tengo por:
qué aceptar esa actitud suya, este .•• Alvin. Puedo conseguir
muchas personas, Alvin, que desempeñen su tarea mucho mejor
que usted. Les dije que estos grupos de encuentro eran cosa de o
excéntricos, un mero lavado de cerebro. Alvin y yo nos hemos o
llevado bien sin ellos durante cinco afias, ¿no es cierto Alvin?
Alvin: Bueno, supongo que sI.
Director (colérico): ¿Qué quiere decir con «supongo que sf~?
Alvin: Bueno, yo no fui tan feliz como hubiera querido, pero
supongo que la culpa no es suya sino de mi artritis, sobre todo.
Director: Oiga, coordinador, ¿hay algo más que hacer? Soy un
hombre arareado y podría ocupar el tiempo mucho mejor en
mi oficina. (Se incorpora y se dirige hacia la puertll.)
Secretarill: Me parece que no nos está dando muy buen ejemplo.
Director (explota): ¡Por Dios! ¡Ahora tengo que aguantarme
esto de mi propia secretaria!
Secre/ilria: Digo simplemente lo que pienso, e1irector. No es mi
intenci6n faltarle el respeto. Creo que esto es muy valioso para
nosotros, y no me gustarla dejar a Alvin sintiéndose como se
siente.
Director: Está bien, está bien. lamento si lo hice sentirse mal,
Alvin. Esto me soliviantó.
Coordinador: Director, me parece que usted está más atemori-
zado que el resto de los presentes.
Director (fuera de sI): iAtemorizado! ¿De qué e1iablos está ha·
blando? Su maldita psicologla es mero palabrería. Al menos no
estoy senrado como un estúpido diciendo cosas «inteli¡¡entes~_
Vamos a ver, ¿quién es usted, después de todo? ¿Es usted
doctor?
Coordinador: Este .. , me gustaría que formulara la afirmaci6n
que está detrás de su pregunta.
Director: ¿Afirmaci6n? ¡Le diré cuál es mi afirmación! Me pa-
rece que usted no tiene idea de lo que hace. ¿Es suficientemen- I
te clara mi afirmaci6n? . I
Coordinador: Usted me da pánico. Si yo trabajara con usted, ¡
serfa a esra altura una piltrafa de nervios. No escucho a nadie, i
siempre está lratando de ganarle de mano a todos, como el i
capitán Bligh.· Cada vez que cree que sus empleados lo hosli. I
• Alude .1 person.ie de l. pelleul••Motln a bordo>. (N. ¿./ T.) I
129
·
....

------_ . --,

gan, les paso la rueda por encima, simplemente; no parece im.

portarle un comino c6mo ~e sienten ellos. Le resulta insoporta.
Todos en coro: No.
Alvin: Mire, jefe ... no, le diré! Iarold.
Charlie: Bravo, Alvin.
IJ
II !.
ble que yo goce de alguna autoridad que usted no posea. Estuve
una docena de veces con ganas de zurrarlo. Probablemente me Alvin: Yo trabajurla diez veces más para un ser humano con I

venga artritis de tanto aguantarme las ganas de pegarle.
Director (sarcástico): Bueno, parece que sabe hablar.
(oordinador: Por cierto que lo sé, pero dudo que muchos de
sus empleados puedan hacerlo. Usted es un pequeño tirano.
Secretaria: No siempre. Puede ser muy amable y gentil a veces.
. Director: No se preocupe, Gloria.
Secretaria: ¡Pero Harold, es cierto! Ha mostrado aqul una ima.
gen unilateral de si mismo. No sé por qué actúa de este modo.
Coordinador: Me. gustarla conocer ese aspecto suyo, Harold.
¿Qué es lo que lo aremoriza tanto en esta situación?
(Larga pausa.)
Harold: Ahora trata de mostrarse preocupado por m!.
Coordinador: SI que lo estoy. Veo eotre nosotros un montón
de similitudes.
Harold (en voz baia, con la cabeza gacha): No sé qué es lo que
quiere saber. He trabajado duro para llegar donde estoy. Tengo
un buen empleo, dinero, éxito.
Coordinador: Pero ...
Harold: Pero ... ¿qué quiere usted decir con ese «pero»? No
soy feliz, ese es el pero. Me he pasado todo el tiempo tratando
de lograr esto, y ahora no puedo disfrutarlo. No me alegra ir a
la oficina. No comprendo ya a mis hijos. Mi esposa y yo parece.
mns marchar por separado. ¡Oh, diablos, qué le interesan a uso
ted mis problemas persooales!
Alvin: Jefe, es la primera vez que le oigo hablar as!. Me ha
emociooado. Siento verdadera simpatía por usted.
Harold: Oh, cállese, Alvin. No, .perdóneme ... ¿Quiere decir
que antes yo no le caía simpático?
Alvin: Francamente, no. Le tenia miedo, y no me pareda que
usted fuera capaz de dar algo por' '!li por nadie. Nunca pensé
en usted como persona. Creo que ,staba muy ocupado por mi
propia supervivencia.
Gloria: Me encanta verlo así, Harold. Hemos tenido mucha in.
timidad en el pasado y Conozco esa pal·te suya. Cada vez que
sale a relucir, me siento mucho más cerca de usted.
Harold: SI, pero mi temor es que ahora ninguno de ustedes me
respete o trabaje más para 101. Han visto mis debilidades \..
no ...
130
problemas personales y que se preocupara por mí que para un
tirano que me está asustando todo el dia. Lo que hago la mayor
parte del tiempo -sí, se lo diré- es invertir mis energías en
Iratar de trabajar lo menos posible sin que usted se enfurezca.
iLa mayor parte del tiempo me la paso trabajando en contra de
usted. Se ha convertido en un verdadero juego ver en qué me·
dida puedo hacerlo sin ser sorprendido. Ea, me siento un poco
mejor de mi artritis ahora.
Gloria: Y yo sé posttivamente, Harold, que Alvin es un hombre
muy creativo, yeso nunca se manifiesta en su trabajo. Siempre
anda cansado o enfermo.
CooJ'di!1<ldor: Alvin, quisiera que usted y Harold se sentasen
frente a frente en el medio de la habitaci6n e hiciesen lo que se
les antojare, sin hablar.
(Se miran entre s!. Harold baja la cabeza. Alvin se la levanta
con la mano. Harold sonríe y le tiende la mano. Alvin la estre·
cha entre las dos suyas. Harold echa un hondo suspiro y <:Q.
mienza a lagrimear. Gloria se acerca a ambos y los rodea con sus
brazos. Se abrazan los tres. Los restantes integrantes del grupo
se sllman al abrazo en torno de Harold. Luego de un tiempo,
dej,," caer los brazos. Harold levanta los ojos, que están llenos
de lágrimas, sonríe y dice: «iOh, diablos!». Empuja al coordi·
nadar hacia sí y le pasa e! brazo en torno de! cuello. El coordi·
nadar se ruboriza. Risa general.)
;
131
......

1"-
,I
I

I l().Un laboratorio típico

i

I
1
f Los grupos que utilizan el modelo de encuentro abierto suelen
i II en"uadrar sus ret1niones dentro de! marco de un laboratorio
I
(workshop l. Los ¡aboratorios comprenden habitualmente 5
.. dlas seguidos de sesión, aunque los hay también que duran al·
gunos fines de semana, 7 días seguidos, 4 semanas o 4 meses.
Son laboratorios con residencia, en e! sentido de que todos los
participantes viven en el mismo lugar en su transcurso.
En el pasado, realicé grupos que se reunían una vez por Se·
mana o una vez por día, sesiones individuales, y una amplia
gama de formas de dos días a tres años de extensión. Estas ex-
periencias me llevaron a la conclusión de que la profundid"d a
la que se llega en un laboratorio concentrado es tan nutable, si
se lo compara con los otros enfoques, que virtualmente he ~h;ln.
donado todas las demás formas. En la actualidad, pienso ~ue
una experiencia de laboratorio intensiva, combinada con la po~
sibilidad de realizar otras experiencias similares en c".'yuier
momento -como ocurre en Esalen-, es el mejor camino para
la realización de las potencialidades humanas. Este enfo~ue le
exige al individuo planear sus propias experiencias de desorro-
llo, y, por ende, hace valer e! principio de la responsabilidad
en la selección de lo que cada cual necesita para su crecimiento.
Hay personas que asisten a varios laboratorios intensos en foro
ma sucesiva, y luego se' alejan durante períodos prolongados
para tener la posibilidad de integrar tales experiendas. Otras
í1sisten con poca frecuencia,pero con cierta regularidad. Hay
quienes pasan, por ejemplo, de los encuentros a las experjen~
cias de conciencia sensorial, luego a las de meditación, Juego
toman masajes, y más tarde retornan quizás a Jos encuentros.
• Pero he podido comprobar, junto con !.otros autores que llegan
I aconslu,~i9nes similares (Rogers, Maslow, PerJsL que una se~
I
mana' inte'nsiva equivale a dos o tres años de sesiones tecapéu·
ti,:as periódicas, y que los grupos resultan mucho más eficaces
que las sesiones individuaJes.
Los laboratorios de encuentro abierto qUe se ofrecen en Esalen
\ y a los que a' tes se denominaba laboratorios • Más aleRrfa.l

lJ5
O"'
..... ,
,~r.r-
comienzan, por lo reguJar, a las 9 de la noche de un sáb~do y
continúan los dlas sucesivos desde las 10 de la mañiUla liásta e!
mediodla y desde las 9 de la noche hasta alrededor de mediano-
che. Las tardes quedan Iihres hasta las 4, hora ell que suele
haber ulla sesión general para todos Jos grupos. n.bitualmente
un laboratorio comprende de 40 a 60 personas, dIvididas en 4
o 5 grupos de 10 a 12 personas cada uno. En ocasiones, un gru.
po puede seguir reunido durante, toda la noche. Queda a crite.
rio del coordinador decidir lacántidad de tiempo q'Je se reuni.
rá con el grupo. A menudo, en la noche del miércoles, no hay
sesión, reemplazándola por una danza con tambores, acompaña.
da por los ejecutantes de tambor de Pig Sur -maravillosa opor.
'tunidad para la expresión corpora' ,;pontánea-. La semana
termina eJ viernes a mediodla con una sesión general.
En los últimos tiempos se ha experimentado en Esalen con la.
boratorios \:le un mes de duración, cuyos participantes intervie.
nen en tareas de mantenimiento -lavar los platos, cuidar el
jardín o limpiar las cabañas-- como parte de la experiencia.
Esta pauta parece promisoria. El principio general es que una
experiencia concentrada permite un tipo de aperturas y de in'
tensidad diflciles de lograr en pautas más prolongadas. No obs.
tante, Jas reuniones periódicas tienen sus ventajas, e incumbe
a cada coordinador y cada miembro del grupo descubrir cuáJ es
e! lempo que más se ajusta a él.
En años recientes se ha asistido a un aumento de Ja popularidad
de las «maratones» o reuniones continuas de 12 a 48 horas de
duración, con pocas interl1lpciones (o ninguna) yen cuyo transo
curso se duerme en el mismo sitio de la reunión. El objetivo es
disminuir las defensas por efectos del sueño, para llegar as! más
pronto aJ material más profundo. He llevado a cabo varias de
estas mara tones, pero no siento inclinación por ellas. Aunque
me atraen mucho las reuniones prolongadas -en los laborato-
rios de 5 días suelo efectuar reuniones de hasta 9 horas los
jueves a la noche, si quedaron cosas pendientes--;.., no c~ que
el agotamiento sea un expediente eficaz o necesario para dismi.
nuir las defensas.
Considero que varios de los métodos descritos aqu( y en ]oy
'on mucho más útiles para penetrar en las delensas. En las ma.
ratones, suceden con frecuencia acontecimientos importantes pa-
ra el grupo cuando muchos de sus miembros cstán dormidos,
por lo cual se resiente la integridad del ¡(rupo. He compróbado
que puede resultar muy provechoso interrumpir Ja sesión para
que la gente duerma. A menudo, los integrantes del grupo se
encontrarán en esos intervalos con personas con las que 'tienen
136
euestiones pendientes, y uabajarán sobre ello; o bien tendrán
suenos importantes; o bien asimilarán a solas lo sucedido y vol.
verán frecuentemente con insighls e integraciones valiosos. En
mi condición de coordinador, siento muy menguada mi eficacia
si estoy cansado, y el reposo me da nuevos brlos. Estas ventajas
parecen mayores 'Iue las que tiene el permanecer despierto. Me
inclino, pues, por as reuniones prolongadas en las que se pueda,
crear un clima intenso. pero a condíción de interrumpirlas cuan·
do el grupo parece haRer finalizado su tarea y los miembros ya
" han recibido todo lo que pueden asimilar. En tales circunstan-
cias, pueden retirarse a dormir y volver luego descansados.
Después de todo este análisis radonal de la duración más eficaz
de Jos laboratoríos, quisiera insertar una nota personal que ha.
" brá de promover en los lectores cierto escepticismo en cuanto
a Jos resultados de mi lógica. Uno de mis rasgos personales es
la tendencia a reunir toda mi energla y avanzar a toda máquina
en una sola dirección, hasta consumirla en un tremendo estalli.
do. Por ejemplo, escribl el primer borrador de ]oy en un solo
fin de semana. En el plano flsico, esto se refleja en mi aberrante
pauta respiratoria. Nunca aprendl a respirar bien al nadar, de
modo que lo que hago es tomar una bocanada profunda, hundir
la cabeza en el agua y continuar hasta que quedo sin aliento.
Inhalo demasiado aire y exhalo demasiado poco. Pienso que esta
caracterfstica implica que, como coordinador de grupos, soy
más eficaz cuando acometo un único y Ilran esfuerzo -un fin
de semana, por ejemplo, o un laboratorio de cinco dlas-- que
cuando tengo que ir gastando cantidades menores de energla
!
en intervalos más prolongados -v. gr., una hora por semana-o
Es perfectamente posible que otros coordinadores con lempos
distintos funcionen mejor con una pauta distinta, como también
que los miembros de los grupos aprovechen mejor otro tipo de
experiencias grupales si sus pautas personales son distintas. Pe.
ro aun tomando en euenta todo esto, sigo creyendo que Ja ex·
períencia concentrada tiene muchas ventajas.
Lo que sigue fue elaborado en gran parte coh el Circo Volante,
grupo formado originalmente por mi y con el cuak,trabajé en
los últimos años. A sus integrantes debe acreditárséIes muchas
'" de las ideas expresadas por mi, 'asl como los motivos en que se
inspiran.
"
137
 1
-.. .· r
I
!
II
!
tadas, y varlan según las circunstancias en las que se ofrecen.
11. Sesiones de apertura Por 10 general, tengo muy pocas cosas planeadas de entrada;
• todo lo que hago es anotar cietto número de actividades posi.
,1I bIes que me parecen apropiadas y que me gustarla llevar a cabo,
pero a medida que la reunión avanza extraigo indicios de la foro
lOa en que evoluciona el grupo para determinar si utilizaré o no
cietta actividad, si no habrá otra mejor que la prevista, y el
orden en. que se las realizará. Siempre se introducen muchos
cambios durante la hora o las dos horas que dura la sesión, de
La noche 'del sábado se dedica a una «sesión de apertura», des· acuerdo con la predisposición que muestre el grupo a realizar
tinada a preparar a los participantes para lo que viene luego. En talo cual actividad. Por ejemplo, un microlaboratorio con lOan·
ella se trata de fomentar y autorizar conductas que trascienden jas cat6licas que no habían tenido jamás una experiencia de en·
lo aceptable cotidiano, para superar así las limitaciones habitua· ..i~ cuentro se desarrolló'de una manera muy distinta que los reali·
les. Por lo demás, al activar sentimientos profundamente arrai· zados en Esalen con gente experimentada.
gados y traerlos más cerca de la superficie, la experiencia aumen.
ta la probabilidad de que se aborden otros sentimientos impar·
tantes durante la semana. El propósito de la sesión de apertura
es introducir la idea de la importancia del cuerpo y de la posi·
bilidad del contacto mutuo, así como estimular la fantasía.
El mejor método para alcanzar tales fines es tal vez el microla·
boralOrio de encuentro abierto. En realidad, acostumbramos loa'
dificar mucho las sesiones de apertÍlra de' uno a otro laboratorio
-característica positiva, ya que permite seguir experimentando
con otros métodos y vuelve más interesante el laboratorio para
los coordinadores-. El microlaboratorio es también un exce·
lente dispositivo para inculcar en la gente la idea del grupo
de encuentro, ya que implica la plena participaci6n de todos.
Casi siempre utilizo ese formato cuando hago una demostración
de una sola noche de duración ante un grupo numeroso (e in.
cluso pequeño). Adopté este método tras haber probado prime·
ro con conferencias, luego con conferencias más demostraciones
prácticas, para pasar finalmente al microlaboratorio. Una de las
virtudes de este procedimiento es que si se dispone de las con·
diciones físicas apropiadas -una habitación grande desprovista
de muebles, en lo posible una alfombra, y un micrófono-- pue·
de llevárselo a cabo con grupos muy numerosos, incluso de más
de mil personas. El formato del microlaboratorio se combina ,
también con nuevas formas de dramatizací6n que entrañan una
mayor participación del público. I
El microlaboratorio dura una o dos horas y .onsta de un pe·
rlodo de caldeamiento, varias reuniones breves (de alrededor "
de cinco minutos cada una) .en la que se emplean muchas de
las técnicas del encuentro abierto, y un debate final si resulta ,.,
,'i;

oportuno. Las experiencias que pueden incluirse en él son ilimi.

138 139
•...
\!"
--"1""""
12 Ejemplo de microlaboratorio
El comieñzo es muy importante. En la primera noche de un l.·
boratorio o en las sesiones que duran una sola noche, la mayo-
. rfa de la gente no está plenamente presente. Cada persona tiene
una parte que sigue preocupada por el tráfico de la ruta, que se
sigue preguntando si cerró la llave del gas, si los chicos estarán
bien, etc. Y es mínima la conexión que mantiene con Jos res·
tan tes participantes, a quienes ve como seres extraños, proba·
blemente un poco graciosos y posiblemente algo peligrosos. Es
importante,1'ara comenzar, permitirles que descarguen su ten·
sión inicial y ofrecerles la oportunidad de participar en una ex·
periencia común. Esa experiencia incorporará a todos al aqur y
ahora y los hará estar presentes en mayor medida. Cuando des·
cuido este problema de inclusión, mis demostraciones resultan
más superficiales y tardan mucho más en ponerse en acción. En
la actualidad, practico este procedimiento en todas ellas, sea
donde fuere que se realicen.
Existen varias técnicas a tal fin. En primer término, de acuerdo
con las «reglas del encuentro~, pido a todo el mundo que se
quite la ropa hasta quedar con las prendas mfnimas (es conve·
niente sugerir por anticipado a los asistentes que lleven la ropa
que exigen las circunstancias). Luego les hago sentarse sobre el
suelo -'preferentemente sobre una alfombra, si la hay- y les
hablo durante unos minutos de Ir experiencia, mencionando
quizás algunas de las reglas del enc .. e,ltro o cualquier otra cosa
que parezca útil en esa situación.
En este punto, enuncio el principio de la responsabilidad indio
vidual. .Si ustedes quieren negarse a cumplir las instrucciones
o .rechazar la presi6n del grupo, es cosa de ustedes. Si quicren
inclinarse ante las presiones. es una decisi6n de ustedes. Tam·
bién son ustedcs los que deciden si quieren resultar dañados fr.
sicamente o tener un acceso de locura'. Son responsables de sr
mismos».
A continuaci6n, doy comienzo al microlaboratorio. Si hayal.
f{Uien que no quiere participar, simplemente se aparta y observa.
'Si alguien presenta al¡¡una objeción, el conflicto suscitado se
140
;;$'
trata como problema. Las actividades iniciales alternativas son
varias. (Para facilitar las referencias, asignaré un nombre a cada
una de ellas, aunque por lo general no se las designa de ningu·
na manera durante el microlaboratorío.)
Respiración. «Cierren todos los ojos y respiren~. (Uno o dos
minutos.) «Respiren profundamente, concentrándose en su res-
piraci6n~. (Esto ayuda a percibir las sensaciones corporales.)
Emisión de sonido. • Ahora, abran bien la garganta, apoyen la
lengud en el paladar inferior, y emitan un sonido cualquiera, el
que les salga ... P6nganse de pie lentamente~.
Golpear y gritar. ~Cierren los puños y golpéense los brazos, arri•
ba y abajo, como si estuvieran golpeando sobre una mesa; gol.
peen cada vez más fuerte •. (También puede practicarse en pa·
rejas, colocándose ambas personas una frente a otra y mirándo-
se mientras gritan y golpean; o bien de las dos formas.) «Aho-
ra alcen la voz gradualmente hasta que sea todo lo fuerte que
puedan; manténganse en ese nivel un buen tiempo y luego, po..
co a poco, disminuyan el volumen•.
Una actividad alternativa o complementaria es esta:
Meditación móvil. «P6nganse en la posici6n que les sea más'ro.
moda: sentados, parados o acostados. Relájense y respiren.
Abran la garganta y dejen que salga el sonido que esté aIl! den·
tro; continúen de la misma forma durante todo el ejercicio. Aho-
ra, tomen contacto con las sensaciones de su cuerpo. De;en que
su cuerpo los lleve donde él quiera, sin pensat. Continúen tamo
bién con esto en todo el ejercicio: dejen que sonido y,movimien.
to vayan donde quieraM.
Las actividades anteriores debe., durar de diez a veinte minutos.
Suelen ser muy buenas para descargar la tensión superficial y
alcanzar las sensaciones inmediatamente subyacentes.
Reflexión. • Hagan ahora completo silencio. Sigan respirando y
. penetren en sf mismos para observar cuáles son sus sensaciones». ;
Postura yacente. «Ahora, lenramente, acuéstense de espaldas so- ,
I bre el piso. Sigan respirando profundamente.. • I
Oi\f, «Pronuncien suavemente la sllaha OM. Sigan asl un tiem.
,\ po,Alcen el volumen. manténganlo, y vuelvan a bajar ... Sien·
tan cómo pasa por su cuerpo la energra que hay en la habj·
taci6n)o).
Respiraci6n. • Vuelvan a hacer silencio. Respiren y descansen.,
141

Una secuencia de esta IndoJe suele resultar eficaz para descatgar
--'T·
viejas, tensiones, traer a ]u gente al presente, iniciar el fluir de . tlln todo lo que lus rodea. Ese es el espacio de cada uno de us· '
sentimientos, activar sentimientos profundos como la ira, la 50-
Jedad, el acercamiento a los demás, y promover una sensación
inicial de confianza en el medio. Los miembros del /lrupo están
ahora en condiciones de dar un p." más para entablar contacto
entre sI.
Caminar a ciegas. «Levántense despacio con los ojos cerrados;
. estiren las manos hacia delante y caminen en silencio. Si chocan
con otra persona, hagan lo que les plazca en ese momento,lue.
go sigan caminando... ' tes para elaborar los sentimientos que despierta. Por lo regular,
Mirar. «Deténganse, abran los ojos y miren en derredor, sin
hablar. •• Ahora cierren los ojos y continúen caminando a
ciegas».
Contacto facial. «Deténganse, .bran los ojos, colóquese cada uno
de ustedes frente a un compañero de grupo y mírenlo a los
ojos. Ahora toquen ambos la cara del otro, explórenla con sus
ojos y manos, traten de ver en su interior ... Cuando les po.
rt:zca que han terminado con esa persona, pasen a otras».
Hasta el momento, el microlaboratorio ha hecho que la persona
abandonara sus tensiones,activó sus sensaciones, la trajo al pre~
sente, y rozó sentimientos de pertenencia y soledad (inclusión),
ira y hostilidad (control), e intimidad y contacto (afecto). Si
se quiere experimentar con los sentimientos competitivos del
control, puede insertarse ottll actividad, tal vez antes que el ca~
minar a ciegas. Divldase a lus asistentes en grupos de diez y pi·
dase a los diez primeros que se distribuyan pur los cos",dos del
cuarto, y se queden paradus mirando hacia el centro de aquel.
Luego soJicltesele al resto que furmen una fila delante de cada
uno de ellos.
·Dominio. «Si tú crees que eres una persona dominante, ponte
al frente de la fila; si érees que eres una persona sometida, pon.
te al final. Ublcate en el lugar que creas que te corresponde.
Si en ese lugar ya hay algún otro, sácalo de él como puedas~.
.'
Esto suele originar refriegas y eleva el nivel de energla presen.
te en el cuarto, siendo la tónica en buena medida la de un grupo
de niñns bullangueros que son, en esencia, amigos.
Si se desea activar aún más los sentimientos de inclusión, pue.
de introducirse una ligera mudificación en el caminara cieglls
diciendo:
142
--,,
Sentir el espacio. «Extiendan lns brazos hacia adelante y sien· .
tedes. Ahora, caminen en su espacio. Si alROien entra en él. hll- I
gan lo que quieran». I
Esto aumenta la sensación de- estar soto o en compañía, y pont
en contacto a cada persu,," con lu que ellll desea de los dem,ís
y con la intensidlld de sus sentimientos con respecto a ellns.
Si lo que se busca es activar los sentimientos afectivos, es mu)'
útil el baile estud,antil. Se tmta de una fuerte experiencia, y
se deberá reservar cierto tiempo en las actividadcs subsiguien.
nunca la practico en tina demostración de una sola noche; úni~
cllmente lo hllgo en 111 s«itln preliminllr de un laboratorio de
cinco dlas, cllsi siempre luego de 111 que llamé «Dominio~.
Baile estl1diill1til. «Lus hombres furmen unll fila en ese cnstado
de la habitllcitln, y las mujeres en este otro. Mlrense y escojan
a la persona que les resulta más ntrnctlva. En cierto momento,
(tueen el ClIarto e jnvitcn sin palabras a la persona elegida a
que forme p<lreja con ustedes para sentarse en ese extremo
de 111 hllbitllción. La persona a la que se le hace ia invitación
debe contestar si o no, también sin palabras, asegurándose de
que su r«puestll concuerde con sus reales deseos. Si la respuesta
es ne/lativa, 111 persona que hizo la invitación debe volver a su
lugllr y elegir por segunda vez. Si la persona escogida ya lo fue
anteriormente pur otro miembro del grupo pero aun asl se desea
hlleer la tentlltiva, el solicitante debe encaminarse hacia la pa·
reja formaJa y ver si esa persona está dispuesta a dejar a su
compañero o compañera para unirse a él. Quisiera que ustedes
hagan la eh-l'Íón de a uno por vez, de modn que, por favor,
cuando ya la rayan hecho levanten la mano y yo los llamaré.
Nadie avanzará hasta que la persona anterior haya terminado~.
Con frecuencia aparecen en estas circunstancias sentimientos de
rechazo, competencÍtI, temor, confusi6n y muchos otros, que re~
cuerdan laépoca de la adolescencia. A medida que la actividad
avanza, aumenta la tensión, porque cada vez está más próxima
la posibilidad de «comer pavo~.· Una de las decisiones que
debe afrontar cada individuo es arriesgarse en seguida a invitar
* En España ,se alude así al hecho de quedarse sin pareja en un baile,
principalmente las mujetc..'s; en Ja Argentina se lo llama .:planchar». La
expresión inRlcsa es /0 be a 1tJ"llllow~r, o sea, literalmente, «ser una
flor de pared•. (N. del 'r.)
143
 .'
......:-r--
a la persol:" .ue le gusta, o bien espérar, disminuyendo.. ,falvóz
de esa manera el riesgo de ser rechazado pero a la veZ córriendo
el riesgo de perder a aquella. Trato de llamar en forma alter·
nativa a individuos de ambos sexos, para no caer en la regla de
cortesfa social según la cual son los hombres los que deben
tomar ]a iniciativa.
Quiero destacar, una vez más, la flexibilidad que brinda un mi.
crolaboratorio. Acabo de dar un ejemplo de sesión preliminar
en la que se presentan varias alternativas. También es posible
crear sobre la marcha otras actividades, si parecen oportunas.
A esta altura de la velada ya se han activado muchos sentimien.
tos; divido entonces el grupo general en varios grupos más pe.
queños, con el objeto de llevar a cabo las restantes actividades
en un encuentro más intenso.
Microgrupo. «Siéntense en el piso en dreulos forl./ados por 5
personas. Traten de que haya igual número de hOIr':>res que de
mujeres.. (Chiste de mal gusto; ocasionalmente provocará ri.
sas.) «Júntense con personas que no conozcan •. (Si la gente
del grupo se conoce bastante entre sf, diré: «con las personas
que conozcan menos•. )
Cinco es un buen número: lo bastante pequeño como para que
la gente tenga tiempo de conocerse, y para que las actividades
en las que cada miembro debe entrar en contacto con todos los
demás no se vuelvan demasiado largas.
También seis es un buen número, sobre todo si hay varias acti·
vidades que exigen al grupo en su totalidad despliegue de fuer·
za ffsica; permite, además, formar parejas. La división por sexos
es útil para que se genere una gama más amplia de sentimien·
tos, como los de tipo sexual. El requisito de que la gente no se
conozca entre sI hace que el grupo parta de cero, sin historia.
Se hace una excepción a esta sugerencia cuando hay dos perso-
nas que quieren estar juntas, ya sea para elaborar sus cosas o
para sentirse más protegidas. En general, rechazo esta posibili.
dad en un microlaboratorio, pero no en forma muy estricra.
En este punto, la elección de áctividades depende de cómo ha·
yan ido antes las cosas. Si los grupos se muestran participes en
lo sucedido hasta entonces, continuaré con varias actividades no
verbales. De lo contrario, introduciré un grupo de encuentre,.
Grupo de encuentro. «Vamos a concertar un encuentro, ~ecor·
dando en lo posible las reglas que les lel antes. (S,e repiten
como mrnimo tres reglas: «Ser francos y sinceros; hablar acerca
144
;"1'
'(
1
I de lo que se siente: concentrarse en lo que ocurre aqul v
ahora»). . I
,
I El encuentro parece funcionar mejor cuando se interrumpe a
todos luego de tres o cinco minutos y se hace una sesión general.
I
Sesi6n general. «Ahora celebremos una sesión general de IIn I
minuto. ¿Cómo marchan los grupos? ¿Pudieron mostrarse fran.
camente y permanecer en el estado en que se sienten aqul y ,!¡
ahora o se perdieron en anécdotas y palabrerro.? (Risas Iige. Il
ras; las respuestas suelen ser de toda lndole.) «Mu.ybien. Cele.
bren ahora otro grupo de encuentro, tratando de hacerlo un
poco mejor esta 1ez. (o bien: «tratando de ser más francos.¡. J
Si la respuesta a las actividades preliminares fue buena, con·
I
viene seguir con las no verbales.
Encuentro no verbal. «Celebren ahora un grupo de encuentro,
recordando las reglas que les mencioné antes, pero sin emitir
sonido alguno•.
A partir de este momento los grupos presentan muchas varia.
ciones, y por ende. también es muy variable la secuencia de ac·
tividades. Me inclino por mantener el equ.ilibrio entre ·Ias f!sicas
y las verbales, asr como entre las interpersonales y las individua·
les. Las actividades ffsicas generan mucha energla y mantienen
un alto nivel de excitamiento (excitcment) * y de sentimientos;
las verbales resultan muy útiles como continuación de los sen·
ti mientas experimentados en el aqu[ y ahora del microlaborato-
rio y que fueron generados, habitualmente, por actividades no
verbales. Un número excesivo de actividades no verbales iuntas
suele provocar un excitamiento que se disipa sin ser asimilado;
una verbalización excesiva es tediosa, pone a la gente a Ja de.
fensiva y poco a poco le resta energla. Es por eso que acostum·
bro proseguir una actividad no verbal con otra verbal -por lo
común un grupo de encuentro en el que se exploren y consoli·
,. Frederick Perls. creador de la terapia guestAhiea. 8S'j~8ba al t~rmjno
l~xci/e,"enl unsentido distinto elel h~bituaJ en in~M'l (entusiasmo. fop;o-
'] \iídadl,~rrt:bato
dón) ;~en !'U
pasajero) y lo diferenciaba también de excitalion (excita·
concepción, representAba una forma de fa energ[a, como
parable a la libido freudianll. Schtltz Jo emplea IIqu( eviclenteml:'nte ron
C~Sl1 connotaci6n. Véase ]. Fugan e J. L. Shephcrd. comps., Tt'ori.. V
t'~(:"ica d~ la psicoterapia gues/JlIíca. Buenos Aires: Amorrortu editare""
1973. pág. 37.
'145

"
Jen los sentimientos generados--. Cada vez que empieza aba·
jar el nivel de energía, puede revitalizárselo con una actividad
no verbal.
Las actividades interpersonales se ven muy beneficiadas si se
las compensa con actividades individuales como cerrar los ojos
(y a veces taparse los oídos) y proyectar la mirada hacia dentro,
expresando al grupo los sentimientos correspondientes; para la
autoexploración, dan buenos resultadós ciertos métodos de Ja
fantasía, que ayudan al individuo a seguir centrado en sí mismo
. y en cORtaeto con sus propios sentimientos, sin dejarse arras-
trar por el grupo. He aquí algunos de los mejores de ellos. . Soledad. • Piensen en el momento de su vida en que estuvieron
Penetrar en el cerco. «Piensen unos minutos y decidan cuál de
los miembros del gru.po se siente en mayor medida fuera de él.
Levántense, formen un cerco y dejen a ese miembro fuera. Cie-
rren bien el cerco y déjenlo que intente penetrar en él. Los que
forman el cerco deben hacer todo lo posible para que quede
fuera. Hagan todo el barullo que deseen».
Esta es una excelente actividad de inclusión. Describe gráfica·
mente el problema de penetrar en un grupo, permite que sur-
jan los sentimientos que liene cada cual acerca de ello y contri·
buye al proceso de formación del grupo, mediante la incorpo·
ración del sujeto ma:;:inado. Con frecuencia, habrá otras persa
nas que quieran repetir la experiencia de penetración, lo cual es
positivo -aunque no necesariamente- en los comienzos de la
sesión y se aprovecha mejor si es seguido de un grupo de en·
cuentro en el que se analicen los sentimientos provocados.
La siguiente actividad también atañe principalmente a la inclu·
sión, y es un niagnífico indicador del monto de confianza que
se ha generado dentro del grupo.
De;arse caer hacia atrás. «Formen. ;rejas. Uno de los integran-
les debe pararse de espaldas al otro a un metro y medio de dis-
tancia aproximadament., alzar lentamente los brazos hacia los
costados y dejarse caer_confiando en que su compañero ]0 aga-
rrará ••. La persona que está atrás puede elegir entre sostener-
lo o no en su caída. Presten cuidadosa atención a las sensacio-
nes en el eslómago y el pecho mientras caen, y fíjense si sus
pies se apartan del suelo -no deben hacerlo si confían plena-
namente--, así como en su sensaci6n general al caen,.
Este ejercicio es mUY bueno para demostrar hasta qué pUntó
la verdad se halla en el cuerpo.' Puede verbalizarse indefinida-
146
1
I
i
mente acerca del grado en que cada persona confía en las de-
más, pero una vez practicado este ejercicio, la situaci6n se acla-
ra mucho.
Hay una técnica verbal, vinculada con el problema de la sole-
dad, que tiene que ver con la inclusión en cuanto al contenido
del tema, y con el afecto en cuanto a que los miembros se reve-
lan mutuamente algo de gran importancia. Es conveniente para
profundizar las relaciones una vez que los integrantes del grupo
comienzan a sentirse cómodos en él.
más solos. Traten de rememorar los sentimientos de entonces.
(durante dos minutos). «Ahora cuéntense mutuamente esos
momentos».
En los dos ejercicios que siguen se pone bien de manifiesto el
efecto de la franqueza y la sinceridad sobre las relaciones gru-
pales. Las enseñanzas que brindan tienen enorme cantidad de
aplicaciones en todas las relaciones humanas, grupos de trabajo,
y países.
Impresiones. «Me gustaría que cada uno de ustedes formulara
la impresión que le causan los demás, los principales sentimien-
tos que experimentan hacia ellos. Empiece cualquiera de ustedes
por colocarse enfrente de la persona qUt tiene al lado; debe mi-
rarla a los ojos ., decirle en pocas palabras lo que siente sobte
ella, sus sentimientos positivos y negativos. tocándola al mismo
tiempo como le parezca conveniente hacerlo. Una vez que ter-
mine con ella, pasará a la persona siguiente, y así hasta com-
pletar la ronda. Lo mismo harán los restantes hasta qu~ lodos
hayan formulado sus impresiones sobre todos. No debe cantes-
tnrse sino oír, simplemente. Todos deben ofr al que habla•.
Estas impresiones suelen eslablecer un contacto más estrecho
entre los miembros del grupo, por la franqueza con que se ex-
presan. Si, por el contrario, se quiere hacer que experimenten
la irritación e inquietud que les producen los demás, se puede
practicar un ejercicio opuesto, basado en el apartamiento más
que en la franqueza. Inventé este ejercicio para un laboratorio
sobre manejo de situaciones conflictivas, en lUl momento en qne
se perseguía el propósito de generar conflicto.
Apartamiento. «Elija uno de ustedeS a la 'persona del grupo que
sienta más distante de sí mismo y envícla al rincón más aparta-
147

'".
-----...,---_..',.,.-._.--.,.¡,.-.
--------._-------
do de la habitación. Una vez que ella se haya ido, debe decir a
los demás por qué siente esa distancia, tras lo cual la invitará
a volver pero sin comunicarle nada de lo dicho a los otros. Lue·
go, otro miembro del grupo elegirá a quien sienta más distante,
lo hará apartarse y repetirá el ptoc~so, y asl hasta que lo hayan
hecho todos••
Nada ilustra tan bien como esto el carácter insidioso de los
sentimientos de apartamiento_ Cuando termina el ejercicio, el
grupo suele estar muy susceptible. El mismo efecto destructivo
.- ejercen eh "aa oficina las quejas que se formulan contra algún
compañero de trabajo sin expresárselas nunca directamente. Es
conveniente que el grupo se reúna en una oportunidad posterior
y cada uno confiese francamente al destinatario de sus crlticas
cuáles eran estas; ello ayuda a que VUA:lva a prevalecer en el gru.
po un sentimiento positivo. . Esto puede terminar en un combate, un abrazo, un baile, un
He comprobado la utilidad de presentar cada una de estas acti·
vidades en tres formas distintas, combinando los tres tipos de
presentación según los casos. En su mayorla, las actividades se
presentan enunciando simplemente las instrucciones de un mo-
do aproximado a como figuran escritas aqul; pero algunas se
comprenden mucho más rápido si se hace una demostración
.práctica, en particular el dejarse caer hacia atrás, ~as pulseadas
o el penetrar en el cerco o romperlo desde dentro. Para tales
demostraciones, acostumbro buscar una pareja o pequeño con·
junto de individuos que parecen interactuar con mucha energla,
1 les pregunto si quieten ayudarme a demostrar cómo será el
próximo ejercicio; no les digo de qué se trata, para que acTÚen
de manera más espontánea. Explico cómo es el ejercicio mien·
tras ellos hacen la demostración, y luego solicito a los grupos
restantes que Jos sigan. Un teteer tipo de explicación implica la
participación de varios sujetos frente al grupo total; empleo a
veces este método para las fantaslas. Le pido a todo el grupo
que fantasee algo, y luego solicito voluntarios para decir o ac·
tuar, frente al resto, Jo que vieron. Esto suele unir al grupo too
tal por U/1 breve lapso, antes de que vuelvan a formarse los pe·
queños grupos.
Otra actividad que puede explicarse en esta forma es la que
denominamos «A la hora señalada» (Hi~h noon) ,* cuyo pro-
pósito consiste en mejorar la comunicación entre dos personas
de cada grupo.
.. Hace referencia 8 111 pelfcula del mismo nombre protagonizada por
Cuy Cooper, Y, en 'a cual dos vaqueros rivales de un' pueblo del Oeste
148
\
- ; - - - - - - - - ---- ,- --,.¡ I
o
,..1'
A la hora señalado. • Cada grupo se reunirá unos minutos y de·
I
cidirá cuáles son sus dos integrantes más distanciados entre 1, .
sr ... La resolución debe ser colectíva. (se dan para ello unos ,
3 minutos). «¿Alguna de las parejas elegidas quiere ofrecerse
para explicar esta actividad?». (Designo una pareja, y me ubico
después en el medio del grupo.) «¿Podrla ubicarse uno de uste-
des en este lado del cuarto y el otro del lado opuesto, frente a
frente? Por favor, hagan lugar entre ellos. Mlrense a los ojos "
,
y avancen uno hacia el otro lentamente, sin hablar. Cuando es·
tén suficientemente cerea, hagan lo que sientan deseos de hacer
en ese momento. Déjense llevar por sus cuerpos, y continúen
con el ejercid" hasta que sientan que han terminado. No pla-
neen cosas por anticipado. Mientras ellos se miran, es importan-
te que el resto haga silencio•.
juego en común o cualquier otra cosa. La inhibición que provo-
ca el gran público suele superarse en poco tiempo, especialmen. ••
te si se les recuerda de vez en cuando a los participantes' prin·
cipales que deben hacer lo que se les antoje. Cuando terminan,
pido a los espectadores que expresen lo que vieron, y fomento
un intercambio de percepciones entre ellos, particularmente en
torno de los visos de realidad que tuvo la acción. Si la cosa pa·
rece andar bien, pediré una o dos parejas voluntarias más. El
hecho de ofrecer varios ejemplos hace que se aprecie mejor la !,I
variedad de respuestas frente a instrucciones tan simples col¡1o
las dadas. Una vez concluidas estas demostraciones frente al
. grupo global, se solicita a cada grupo pequeño que haga lo mis.
. mo con dos de sus integrantes, tras lo cual tendrán una reunión 'li
para discutir los sentimientos experimentados en toda la expe- !
riencia. En ciertas oportunidades, se ofrecen dentro de un mis·
mo grupo otras parejas para la prueba, lo cual constituye algo
muy positivo. 1
¡:
Para movilizar los sentimientos vinculados con la competencia
¡'
I!..
la energla, son muy convenientes las lides flsicas del tipo de
a pulseada. No solo movilizan sentimientos competitivos sino
'lile plantean el problema de centrar toda la energla propia en
una sola dirección, y generan como resultado gran involucración.
También aumentan la circulación y respiración. Se ven fort31e·
cidos los lazos que unen a los miembros, ya que cada uno pone
norteamericnno debfl1n avanzar 4lA la hora señalada"$' desde dos puntos
bbíclldos en la calle principal del puebJo y, en determinado momento,
Sllcar ~n~ flnollS y dirimir de ese modo la SUpUestA supremada de uno
.obre el otro. (N. á.J T.)
:149)
 t,.,.,...-·-----
·" 0 ,·
en el aIro gran porción de su energía, y con frecuencia aumenla
la vivacidad del grupo.
Pulseada. «Formen parejas dentro de cada grupo. Cada pareja
se acoslará boca al suelo, frente a frente y formando una linea'
recIa. Alcen el brazo derecho y traben las dos manos. Con la
mano izquierda, soslendrán el codo del adversario para que no
se mueva. Ahora mírense a los ojos y gruñan, rujan, giman, ha-
gan lodo lipo de ruidos mienlras lral.n de derribar hacia la
-izquierda el brazo del conlr.rio. Lo harán todos los integranles
del grupo. Recuerden que deben h.cer mucho ruido».
El gran batifondo que se genera en el cuarto es estimulante y
energético. Desde e! punto de vista de! ro1fing, para equilibrat
el esfuerzo realizado conviene repelir la pulseada con el brazo
izquierdo.
Con el objeto de crear un fuerle sentimiento grupal, es impar·
tante ayudar a un miembro muy bloqueado del grupo, y una
buena manera de hacerlo es el ejercicio denominado «romper
el cerco desde dentro». Esto permite, nuevamenle, actuar la
formulación física de un sentimiento, con las ventajas propias
de una completa participación del cuerpo. Asimismo, moviliza
energía y contribuye a que el cuerpo pierda su rigidez.
Romper el cereo desde dentro. «Cada grupo se tomará unos mi·
nutos para decidir cuál de sus integrantes es el más bloqueado,
el que se ·sienle más incómodo, el menos libre y espontáneo para
expresarse. (unos tres minulos). «Esa persona se ubicará en el
centro del grupo, y los demás se pararán y formarán un cerco
en torno de él. Su tarea consisle en romper el bloqueo que
sienle, representado por el cerco. Los que forman el cerco
estrechan filas y hacen todo lo posible para que quede denlro•.
Si un grupo funciona bien, a menudo sus integranles tendrán
inlerés en profundizar la comprensión de sí mismos y de los
demás. Los métodos de la fantasía brindan una buena oportuni.
dad para que emerjan los faclores inconscientes. Deben seleccio-
narse las fanlasías de modo tal que no conduzcan a un malerial
demasiado profundo como para poder manejarlo en el tiempo
disponible. Una de las más sencillas y fructíferas es la del «hom.
bre sabio•. Con el1a se ponen de manifieslo cierlos probremas
personales vigenles, así cuma la capacidad de cada persona para
r..ponder a un número mayor.. de interrogantes que los que eUa
supone. ' puede ir precedido de un frotamiento enlre las cejas para e'ti·
150
lI
El hombre sabio. • Cierren los ojos, respiren relajados. Imaginen , ,
mentalmenle eslar en una pradera ... Al fina! de la pradera hay
un hombre sabio dispueslo a responder todas las preguntas que !. '1
\¡
ustedes le formulen. Ustedes van hacia él, le preguntan lo que
desean saber, y escuchan su respuesta. Detrás de él hay, colgado (!
de un árbol, un calendatio .. , Lean la fecha que al1í aparece». I!
, '
;1; 1
Si se pide a la gente que considere ese fecha significativa Y
exprese lo que asocia con eUa, la fantasfa se amplía y se enrio
,¡i
quece su significado. La comunicación mutua de sus fanlasias ~i
estrecha los vínculos entre los miembros del grupo, a! compartir ~
•~'
sentimientos l':lás profundos.
Otra técnica para aumentar el acercamiento mutuo de los miem· 1,
bros y también para introducir los sentimientos relacionados
con el cuerpo es la de la imagen corporal; pero solo tiene éxito
si el grupo se siente cómodo y sus integrantes comienzan a
l
I!I!
depositar confianza en los demás; si se la practica prematura·
mente, suele resultar muy superficial. J
I
Imagen corpora', «Cierren los ojos e imaginen que están de~.
nudos. ¿Cuál seria la parte del cuerpo que menos quisieran mas·
trar a los extraños? Coloquen la mano sobre esa parte. Ahora,
abran los ojos 'Y cuenten al gtupo qué sienteo acerca de eUa.
Mantengan la mano apoyada alH duranle todo el ejercicio».
A veces es posible ayudar a la gente a que llegue a cierlo en·
lendimiento con esas partes de su cuerpo aplicando, luego de lo
anlerior, una técnica de la lerapia guesláltica.
Conversación corporal. <,vuelvan a cerrar los ojos y enlabIen una
conversación con esa parte del cuerpo. Representen ambos roles:
sean alternativamente ustedes mismos y esa parte, y vean si pue-
den Uegar a una mayor aceptación de eUa•.
Una lécnica muy activadora, y a la cual, por ende, sólo recurro
al comienzo de un grupo con el que estaré un lapso prolongado.
es la fanlasía del futuro.
Fantasía del futuro. • Cierren los ojos, respiren relajados. Ima·
grnen.e a sí mismos denlro de diez años. Fórmense una imagen
menlal de cómo han de ser us~edes entonces».
Si fa g~nté' ve 'con sjmpatf~"el mistidsrrio el ejercicio anterior
l
151

muh\r el teren ojo. A VeCf~; la gente no imagina !lAda,.,? 5eve
a "r misma mucna, y es P'Jr c:;to que importa (0ntnrcon la
posibilidAd de continuar con la experiencia.
Cuando el microbboratorio ,.;e l-tcerca a su término, resulta opor-
tuno incorpol-ar una 'Serie de activid<1dcs vinculadas con el afcc-
to, que permitan Ja expresión de sentimientos cariñosos y con.
tribuYAo A un final amable. Hay una técnica m?,gnfficA pata
accrcar a los integrantes medían te la comunicación en un nivel
más inconsciente, gracias al uso de la fantasía.
tOJ ni,¡'os·del grupo. «Acubtese cada grupo en el suelo con las
, cabczits juntas, como si fuct<lo los royos de una rueda. Respiren
relajados .. , Cada persona debe imaginar que todos los miem-
bros del grupo son niños, debe fr ~arse una imagen mentAl
en tal sentido. Cuando alguien haya cormado ya esa imagen, lA
describirá a los demás y estos tratarán de asimilar la misma
fantasía. Cada vez que un integrante del grupo Vea algo en su
mente, lo informllrálIl restm>.
Esta es una manera de aclarar las percepciones mutuas; con
frecuencia suele resu.ltar tAmbién muy divertido, y lA energ[a
contenidA en el cuarto vuelve A aumentar. Hay grupos que
ríen, otros gritan, ocasionalmente lloran o realizan el ejercicio
muy concentrados.
Otro forma de estrechar lazos es el canto.
Cantar. «CAdA uno de ustedes, a pArtir del que está más cerca
de mí, se volverá hacia quien tenga a su izquierda y le cantArá
una canción, la primera que le venga 11 la ment~. Una vez que
f.,ay:t terminado, su oyr.nte le cantArá 11 quíen tenga B su izo
quierda, y así sucesivamente hasta completar cJ círeÜlo. Canten
en voz alta».
~i los microgrupos formaran ::11 término de I:t sesión un grupo
único -como sucede con los grupcs procedentes de una misma
organización_, existe el peligro de que cada microgrupo quede
aislulo de Jos demás. Hay diversas variantes p<lr3 a::::egurar la
unidad del grupo mayor, todas lAS cuales ,uponen una mayor
interacci6n entre los microgrupos. Si bien d;sminuy..: Así la in.
tensidad dentro de cada gnl.po, se ve incrementado el acetOl!.
miento mutuo general. Uno de los métodos para ello sonios
cambios de integrAnres luego de CAda acontecimiento signifiCA-
tiva, Actividad no verbal por lo regular y ,eguid" de un comen-
tario al respecto.
152
~ .....
,
Cambio de inte?,rantes. «ESCOj:ll a un integrante de su grupo
1 ¡"
l.
p<lra 'que pase Al grupo de la Í'i' ~uierdA. Elíjanlo ~obre la base
del criterio que ,been», 1,
,
Con este método, Al terminar e1 microlAboratorio CAda pe",ona
ha e"ado con mllchas otras y existe menoS división. Otra ma- , ;1'
nera de evitar esta ültima es hacer que los gtupos se observen
o compitan entre sí. L:t pulscnda puede tnmsformarse en una
experiencia global eligiendo a los gAnAdores de cada grupo para il
intervenir en un campeonato general. En esta experiencia '11
conjuntA ,e fomentarán lo, aplomos, abucheos y rechiflas, O
bien, luego de la experiencia del tanto, cada grupo ·puede elegir "
una de las ~anciones entonadas y <'Antarla entre tOdos al grupo
de lA izquierda, que luego retribuirá la atención, O bien un
grupo observará a otro mientras C(.'lebra un encuentro, y for-
mulará sus comentarios sobre 10 que -ha visto, tras lo cual el
segundo grupo hará lo mismo con el primero, Es posible pla-
near interacciones e intercambios de e5~a índole para casi todas
lAS Actividades.
Si al aproximarse el final de la sesión hay gente que aún no
,e siente cómoda en el grupo, existen uos técnicas para in-
cluirlas,
Rodar y mecerse. «Estudien durante unos minutos cuál es el
miembro del grupo que todavía parece sentirse más incómodo~
(unos tres minutos), «Páren,e, formen un cfrculo y coloquen
a e~a person<l en el medio. Tendrá que cerrar los ojos, re·
IAja"e por completo y deja"e caer hacia el cfrculo, Los demos
integrantes lo harán rodar alrededor riel circulo, despué, de
un rato comenzarán a mecerlo para atrás y para adelanre, y por
ültimo lo harán caer SUAvemente al piso».
La postura más cómoda para el sujeto es, por lo general, con
las m,nos sobre el pecho y la CAbeza carda hacia atds, dejAndo
simplemente eSCApar la tensión del cuello, Hay muchas VAriAn-
tes. Se lo puede hAcer rodAr de costado, y tAmbién alzarlo por
encima de la cabeZA y mecerlo lentamente. Resulta muy eficaz
"I canturrear con la boca cerrAda o pronunciar la silaba OM
I mientrM se lo mece.
Afecto; «Colóque,een el medio del efrculo la pe",ona que ,e
siente m's incómoda, y cierre los ojos. Todo el que tenga un
,entimiento positivo hAcia ellA debe dar de inmediato un paso
adelante y expreSArle en forma no verb,l tales sentimientos •.
I~J
 Al llegar
cables a su término un microl a b
sueltos. ' me gusta unir
oratono, -- I
lus , - -que parece adecuarse al estado de ánimo prevaledente: The
-l
f lmpossibl(~ dream, You make me lee! ¡¡ke a natural woman de J
!
I
Ultima reunión (~Esta es 1 .. ). Aretba Fr¡¡nklin, Camelol, Zorba , etcéteru.
:t
~n todas Jas co~as que les ahu ~.Ima vez (~le ~t:'únct1. Piensen
no Jo hicieron yen las ti u lera ,gusta u celr o hacer pero
La evolución emocional que tiene lugar durante la semana es
previsible en gr'1Jo sorprendente. Domingo por la noche: gran
"i

Diganlas ahor~ Luego dee ?J.nsara~ cuand,! se vayan de aquí. energía y cntusiasmo. Lunes: rigidez, seriedad, derta desilusión
. ,Spl anse Sl~ e: m1ur pal<tbra alguna». porque los grupos mayores no funcionan tan bien como los
microgrupos. ·Noche Jd lunes y mañana del martes: comienzo
Termin~do el microlaboratorio, solicito a cada miembro que Jc depresión y Hngusthl, <.1 mcJida:.que salen a relucir Jos pro-
emita un ~sonido indicativo de c6mo se siente. Esto hace que
la gente aprecie bien la comunidad de senrimicntos que los unen,
blemas y sentimientos negativos. Noche del martes: gran ma~
lestar, im, hoslili<l.ld; a veces hay gente que se retira de la
li,
experiencia, lo cual es notificaJ\) t~n la mañana del miércoles.
I
y pone un broche a la experiencia aliviando Ins tensiones q:Je
. hubiera. Habitualmente conversamos lIn rato sobre lo aconte~ Milircolcs: }¡l~ sombr,\s cnmicnzan a disiparse, a medida que los
ciJo para compartirlo; pero eSlo lleva implícito un peligro, vin- prublem:'s comienz.m a str trn~adüs; el baile es un alivio y una
eulndo con el tiempo: si la eharla se prolonga demasiado, se . . ¡ltarsis para muchos, que están or~ullosos de sentirse tan li·
vuelve muy intelect,ual, y comicnza a diluirse el sentimiento bCf¡l(.los. Jueves: aparecen los sentimientos buenos y positivos;
generado. Si el examen intt:1cdual de la experiencia reviste se llega a la alegría alrededor del jueves a mediodía, y aquella
importancia, prefiero dejarlo para una 0p0IrtuniJaJ futura -por l:untinúa. Viernes: cufol'ia y lágrimas, dificultad para abandonar
ejemplo, para el dia siguiente. el lugar, tristeza, felicidad y éxtasis.
En los microlaboratorios que se c.-clebran en Es.iIcn, sohre todo ]Por supuesto, esta secuencia no es invariable ni ocurre en el
cua"do es la primera actividad de un Inboratorio que ba de caso de touus las personas, pero la tendencia general parece
durar un,¡ semana, suele invitarse a lodo el mundo JI ¡lsistir a los bnstante pronunciada. Para un coordinador es útil conocerla,
ue
b<.lños aguas termales; se plantea de ese modo el problema sobre todo la nocbe del martes, cuando la gente suele volverse I
dt, la ut::mudcz, Y. en su mayoría, los integrantes dcllaboratorio conlra él. Sin embargo, en la práctica mi ansiedad personal nun~ 11
"iven una preciada experiencia. ca se vio totalmente apaciguada por este conocimiento te6rico.
Con freeuencia, luego de la primera reunión, los miembros del Todos los martes una parte mía sigue pensando que ese labora-
grupo se sienten muy estimulados. Suelen tener vívidos sueños, torio no va n .funcionar.
dificultades para dormir, largas charlas entre ellos, períodos de
meditaciúnacerca de sí mismos y dc temores, euforia, inquietllu
.!Cerca de 10 que 'vendrá luego, y otros muchos sentimit:ntos. A
la mañana siguiente se forman grupos de 10 a 12 pl:fsonas con
t1r. coordinauor, que habitualmente es elegido por ellas mismas;
casi siempre pasan toda la semana en ese, grupo. Se sigue, h:Hlá
el día jueves, el programa diario de actividades ¡tilles esbozaJo,
dejándose libre la nocbe del miércoles para [Ln baile con tam-
bores, que es precedido a menudo de un viaje de la fantasía,
euyo Objeto es ayudar a Jos miembros del grupo para que se
aflojen y muevan sus cuerpos libremente al compás de la mú- ,
"
sica. El laboratorio concluye la mañana del viernes con una
breve reunión del grupo seguida de una .samblea general con
toda la gente, inclusive los coordinadores y yo. Acostumbro ro-
tar entre los grupos y Jirjgírla~ sesiones jn¡ci~I y final, ase como
una sesión general dutanteJa semana. Mi predilección por la
sesión final del viernes va acompañada de música sentimental,'

154 155
 -tr"(----:"_.--

u. Las reglas del encuentro abierto

i .
eerR y franca posible, y todo lo que ocurra fuera debe ponerse
en co.lOeimicnto del grupo sobre esa misma base. Las mentiras,
. dose a s( mismos o mintiendo a los demós. Cuando me abstengo
La filosoffa-y la teorla que estón en la base del encuentro abierto
dan Jugar a formas muy específicas de conducir un grupo, y
cabe expresar sus consecuencias como un conjunto de reglas
para la interacci6n grupal. Al describir estas reglas, ruego a los
lectores que adviertan que son aplicables a toda interacci6n
humana, y no únicamente 1 los grupos de encuentro.
De hecho, el encueatro constituye un modo especifico de re!a-
cionarse y una filosoffa acerca de esa re!aci6n, que deben trans-
mitirse iR los integrantes del grupo para que estos pasen de su
método habitual de interacci6n al método propio de! encuentro.
Es muy importante que e! coordinador tenga bien en claro en
qué consiste esta modalidad de relaci6n, y no se engañe a si
mismo pensando que está completamcnte abierto a todo lo que
ocurre en e! grupo, o que es objetivo.
El método por el cual se transmiten esas reglas varIa según el
medio. Cualquiera de ellas puede enunciarse, ejemplificarse o
transmitirse mediante el refuerzo o castigo de la conducta es-
pontánea del grupo que se ajusta a esa regla o la viola. En un
grupo de in",nieros con el que trabajé en varias oportunidades,
tuve grandes tropiezos para lograr que siguieran el modelo del
grupo de encuentro. Aparecían en las reuniones provistos de
cuadernos y anotadores, con la expectativa de oír una conferen-
cia acetca de relaciones humanas. Luego de luchar un tiempo
con ellos, rcscb! capitular y partir de donde ellos estaban. Es-
cribí cinco reglas t~n el pizarrón: JTablar únicamente Acerca
de los sentimientos, ser sincero y ht ~st0, etC. Esto surtió ~m
magnífico efecto: copiaron ansiosamente las reglas en sus cua-
dernos y se divirtieron bastante acatándolas y llamando escru-
pulosam ~nte la atención a quienes las transgredían. Otros gru-
I gmpo si fueran sus maridos. En tales circunstancias, los hom-
pos no reaccionan de ];1 misma manera a este tipo de estnlc-
'1
toraci6n. Con ellos pueden emplearse métodos más graduale':
leer h~s reglas en voz alta, darlas a conocer poco a poco; acla.
Tarlas cada vez que surge algo pertinente, etcétera.
El primer conjunto de reglas establece la sinceridad y franqueza
de la comunicaci6n:
1. Toda comunicaci6n dentro del grupo debe ser lo más sin-
evasivas y duplicid.des obstruyen todos los esfuerzos del grupo.
1 i
Uno de los objetivos que se persiguen es aprender a ser más I,
francos con todo el mundo, inclusive con uno mismo.
2. Presten estrecha atención a su cuerpo. Con cierta prácticll,
aprenderán a entenderlo cuando él les dice que están mintién-
de decir algo, se me hace un nudo en el est6mago_ Utilicen
regularmente sus propias señales para correRirse.
3. Concéntrense en los sentimkntos más que en lBS ideas. A
menudo, las jd~as son em~leadas para ocultar los sentimientos.
Intenten permanentemente mantenerse en contacto con el sen·
timiento -también en este caso e! cuerpo sirve de ayuda- más
que con la idea racionalizada que lo sigue, Las ideas son útiles
principalmente para explorar un sentimiento experimentado con
anterioridad.
4. Manténganse todo lo posible en el aqu! y ahora. Esto contri-
buye a permanecer en Jos estados de ónimo propios y a evitar la
escapada a zonas más seguras, investidas de una energía emo·
cional mucho menos real. La mejor manera de aprovechar las
caractedsticas peculiares del grupo es concentrarse en la expe-
riencia conjunta de sus integrantes, en los acontecimientos que
se produjeron cuando estaban todos presentes. Los relatos de
experiencias externas del tipo de las cartas a la amiga (ntima I
por lo general Jo único que logran es que todos los miembros
del grupo, por turno, den su consejo -para lo cllal no se re-
quiere un grupo de encuentro-. No obstante, los hechos ex-
teriores son valiosos cuando derivan del aqu( y ahora. Por ejem-
plo. si a una mujer se le dice en el grupo que es una personR
dominante, tal ,vez eso le recuerde que su marido le hizo el
mismo comentario. Puede llegar a conocer mejor su situación
conyugal y aprovechar el valor del grupo si averigua, verbigra-
cia, cómo reaccionarían ante ella los intcg:tantes masculinos del
ii
bres respondedan a su situaci6n conyugal según su propia expe-
riencia directa con ella, mientrAS que en el casO de la «carta II 11
la amiga {ntima» lo harran basados en el informe unilateral de ,¡
la mujer sobre el suceso externo. ~
5. Nadie puede usar reloj, salvo el coordinador en el cASO de que
exista una ra.6n imperiosa de tipo práctico (pero debe ser
imperiosa). Ello contribuye a permanecer en el ahora y rcem·
Dla;l;ael tiemp3 cronológico por el subjetivo.

156 157
 _ú$'·tlPi ;"'.. ,¡id.....---~
La siguiente serie de reglas están centradas en el cuerpo, al
cual integran a la actividad del grupo.
6. En los lugares de reunión no debe haber mesas ni sillas, ni
usarse prenda~ molesta!), como chaquetas, zapatos o Carteras. La
habitación tendrá únicamente una alfombra. Es conveniente que
las paredes sean acolchadas, y que no haya objetos con puntas
o excesivamente duros, como radiadores. De esa manera se lo-
gra un ambiente seguro, que permite máxima movilidad física.
Las sHIas .fiian a la gente y las mesas levantan barreras entre
ellos, factores indeseables ambos.
7.. Todos los integrantes deben estar sentados o parados en un
lugar tal que Jes sea fácil desplazarse hacia cualquier orra per~
sana, creando así condiciones favorat.. : para el movimiento y
el contacto físico. Esta ventaja se pierac si se ubican en lugares
distantes entre sí, por ejemplo en costados opuestos del cuarto.
8. Nunca se permite ingerir alimentos o tomar café durante la
reunión. Esto distrae enormemente y disipa casi toda la energía
generada por el grupo.
9. Siempre que sea posible, conviene expresarse físicamente en
vez de hacerlo verbalmente. Ya se trate de un empujón, de un
abmzo o de una luchn física, traten de expresar sus sentimientos
con todo el cuerpo en lugar de hablar sobre ellos meramente.
Es muy posible que haya lágrimas, contusiones, rasguños y do~
lores musculares, pero casi nunca revisten gravedad.
10. Si se produce una lucha, el grupo debe estar preparado para
ponerse en acción y pararse 'frente a las ventanas, a los objetos
duros o filosos, t) a cualquier otra cosa que pueda causar daño,
y evitar que los contendientes principales Jos toquen. Por 10 ge.
nerat no permito que tos hombres usen los puños; les obligo a
limitarse a un tipo determinado de )U('haj la seguridad es algo
mayor si comienzan la pelea de rodillas. Pero estas limitaciones
están sujetas a negociaci6n. Si ambos contrincantes quieren usar
los puños o permanecer de pie, tal vez se concuerde en ello.
Recuerden que cada uno es responsable de sI mismo y de lo
que le ocurra. Según mi experiencia, el riesgo de sufrir daño
físico es muy pequeño, y, ~j se tiene en cuenta la importancia de
los sentimientos generados en estos combates -el hecho de
librar peleas nunca peleadas, de enfrentar el temor físico, de
poner a prueba la propia fuerza-, COrrer ese riesgo está muy
justificado.
11. Debe tratar de aceptarse la posibilidad de ql'oitarse las ropas
cuando ello pueda ser útil para la actividad que realiza el grupo
(p. ej., para trabajar con la imagen corporal o con la aceptación
1~8
,
del cuerpo). En nuestra cultura existe un gran tabú en cuanto
a la desnudez. Superar ese tabú, como el que existe sobre la
J;1
IUlcha física, ha probado ser tan extraordinariamente importante
que no vacilo en destacar su valor. (Esto no es verdad. Al es-
cribir lo anterior, advierto que me preocupa la posibilidad de
que 10s críticos extraigan este aspecto del contexto para dirigir
hacia él sus ataques. Pues bien: que así sea. La desnudez ha
permitido descubrimientos maravillosos, y el cuerpo humano ha
demostrado ser mucho más bello que lo que la mayoría ima~
gina. )
12. Se insta decididamente a los miembros a que se abstengan
de fumar, y en ocasiones se les ptohíbe hacerlo, ya que reduce
; tensiones que surtirían muc110 mús provecho si se descargaran
en el grupo y se rrabajara sobre ellas. Debe prestarse atendón
al deseo de fumar y considerar ese deseo como un indicio de
nngustia. , \
1.3. La misma observación se 'aplica a las aspirinas: tr~dgan el
dolor de cabeza al grupo. Se ha de evitar el alcohol, la mari~
huana, los tranquilizantes y cualquier droga destinada a aliviar
l.a angustia o el dolor --excepto en casos extremos, desde lue-
go.. . . _-. La concepci6n del cuerpomente sugiere que todas esas
señales corporales provienen de la persona, y en lugar de enmas-
cararlas hay que trabajar sobre eltas.
14. Se sugiere no usar anteojos ni lentes de contacto. Muy a
menudo, en el curso de un laboratorio de una semana, la pero
sana que lisa anteojos tendrá, por un breve momento, lIna visión
perfecta. Si alguien objeta que sin anteojos no puede ver a la
gente, désele la posibilidad de acercarse a esta 10 sufici~nte como
para verla. Con frecuencia, ello le ayudará a comenzar a darse
cuenta cuál es la función que cumple el hecho de que no se
permita a sí misma ver mejor. Adémás, la supresión de los ano
teojos elimina un obstáculo y las consecuentes demoras en los
enfrentamientos físicos.
Con el objeto de establecer la identidad de una persona y alen-
tarla a que asuma responsabilidad por s{ misma, son de utilidad
las reglas siguientes:
'.
15. Apenas se inicia un grupo, anuncio que cada uno es respon·
sable de sí mismo, y que todo lo que le suceda es muy impor-
tante, ({Son ustedes los que deciden si quieren resistir las pre·
~ioncs o acatarlas. enloquecer, lastimarse, qut'darse o irse, o
cualquier otrá"éosa. Es incumbr.ncia de u'siedes». Hastn qu~ la
gente lo comprenda, será útil repetirlo con cierta frecuencia.
159
 .!
~: ...
... .r,{;~J;"\j-:"'li!.?t~+kti~i~y;Lc'''''''i,.".~/I'};'.'{i;.'dl' ." '~r-.,".(~,•.¡,;'",
, ·F:sto~e flplicfl; asimismo, a Jos~a¿é!pe~tes»,lacondllctn iocons.
ciente, "ts actitudes corpor~Je~ymllchas otras actividades.
) 6.. Se desestiman Iaspregy,ota¡o:solidtaodo que ~n su lugar
'~e enunci~n" lus ptoposidoqcs quc>c~si '.rnevitabkm~nte, llevan
consigo,Lamayoria de las prcguptas so~ afirmaciones de las
i cuale.s el i~t.erro. gaclor no qUiereh~.yers.e ¡esponsable. Por. ejer~.
pIo: «¿Es para hablar de esto que"'estamos aquí?» suele slgnl.
'1 ficar: «Me aburre lo q~edice ¡"persona.que .está hnbla~clo" o
-' bien ,Vs,ted cs u.n c.'oo.rdinadorpoclrido,... Se. es.timul. alag.ente
a cnunciar§us prcgun,tas,corpo' proposiciones;, ya dir!girlas ui~
rcttamente a sus dcstlnatarios."JI~y., algunas pregunta:-l, auténti-
cas, pero no son muchas.,Se.,h,qce,l.mª pcqucña excepción con
el coordinador al comienzo del grupo, cu~ndo íntentacomllni.
car elldl e, la estruClwa de este; pero si.el coordinador continúa
en esa tónica mllcho tiempo,:.es porque se <'tá defendiendo. .
17. Los hábitos Hngü;sticos reflejan el hecho de que mucha
~cnte no asume 1a re,~ponsabi1ic.l;ld por~tJ,s sentimientos Y, su con.
¿¡lleta. Se estimula.? .reemplazar .el.noppedo» por el .no
quiero». Cuando alguien di,e«No puedo ir • reunirme hoy
c~'"tigo •• o su varianté,~~stoydi:masiaclo o0'pado pata reu.
ntrme hoy contigo,; casi nnÍlea. dice la verda.d· la verdad es:·
«En lugar d~,·rcunirme ·contiéo~,'he pecidídoha~'er', ~IRÚna otra
eosa~. El uso de: «no puedo, suponcque hay una fuerza que
trns';lende el control del actor, pero lo cierto es que este tiene
r~r!ecto control de susaccion~si merced al «no pu;-do», el in:
d,VIduo no asume la respons.b,hclad por lo que deCIde hacer nt
admite qUe tiene un~ jerarquía de valores dentro de la cual la
actividad en cuestión no oCUpa el primer lugar.
18. También se dese'timael empleo del .no sé», frase que
h,bitu.lmentesighificA .No quieropen,ar m;!s en ello. o .No
quiero encontranne con Jo que podría dcsrub'rir si llevara las
cosas más aIJá~ (uno de los frecuentes motivos que subyacen
ell el «No tengo Il;ngúncomentario que hacer» de las conferen.
I cías de prensa'f' los tribunales de justicia). Un ejemplo se ~te·
sent. cu.ndo e .no sé. es la respuesta a una pregunta del tipo
de «¿Por qué no invitas a cenar a tu iefe?~. Cuando se explora
un poco más se pone de manifiesto que el interrogado s.be, en
verdad, yquc con su .no sé_ eVita lo situación que lenclrra que
enfrentar ~i dijera <vNo me resulta simrátko», «Siento temor
de él» o 4iTenRO miedo que rech:lce mi invitaci6n y se forme una
opinión menos favorable de mí». Se utRe a Jos miembros a que
pIensen un poco m;!s y cien otra respuesta (.Si .upierAs, ¿cómo
ser[afl'lo. o bien «Si tuvierns que dar dos respuestas y la p.rimera
fuera lino sé":,'¿cuál sería ,'~ segunda?:. l. . .. ;" ,,:I:':é::;
h'm
. ./ .'" '. . ' II
J9, Evitar las frases generales<¡ue impIié~n apoyo masivo a
un sentimiento personal,como hssill~ientm «La ¡rente sierro
pre •..• , «Siempre que. uno se hallaenesa.situa~j6n,, . »"No,
sottoS sentimos.'.. lOo", ,<iE~,h:,J~:anQ~,:,.. ! )tor',' <iCEI :.gtUPQ".piensa
. que, ., ». Con todas estas)rases lo que se hace es tratar ele
de.cir «}' o piens" o creo';, '¡.io hac.er.s.e..'.. c."pon'Able del. senti·
miento o creencJa.Alde(:It«lagent~»o «<nosotros», se pte~
tende que la reacción de uno es común a.l,?clos y no tiene indu·
d.blcmcnte oad.a de pe0'li"r..LlIs gmn..d.e.s.. ~ifr", dan s".gur.id.ad.
En J.{eneraJ, nadie, :-labeen' absoluto c6mos~ siente ~Ia gc~tc~,
«el grupo» o "~r:osotros»; todo loquese,s;lb,~ es cómo seSlcnte
uno. Las entrcvestMi cclr:=bradas tras:nlgún Ilcontecimiento sue~
len abundar en frnsesgeneralcs deestafndole; p.ej.: .¿Cómo
se sinlió al d.r el golpe decisivo en el ~!timo hoyo, Clyde?.
«Bueno, 0'ando algqien llega al Ehal de un torneo como este,
es inevilable que se sienta nervioso. Es natural que la gente se
encuentre tensa en talc~drcunst'a!1cias~~ .pedr«Y(J siento ... "
y hablar en primera perWna ayuda a asumir responsabiJidac:f
personaL.. .. . ...•. . <, .
20. Hablar dirigiéndose ditectament~'ÍI)a persona en cuestión.
Con sumnfrecuencia, u"miembro del grupo dirá: .FulAno no
parc~e estar muy contento cOI:nnigolllo,.:iiendo que FullJno ,está
sentndo junto a él. La comunicaci6n ef IDucho más dir~ta y
signific.liva si se enfrenta y h.bla.. dlfcctamente a qUien e.
objeto d~ la observación, en vez de hablar acerca de él coma si
no estuvtese presente. . .
21. Se desestiman los .glohnlismos••. vale decir, hs ,fiemacia-
nes t.n generales que vuelven muy diffcil cualquier acción re-
ferente a ellas. Ejemplos ele globalismos son: .Lo único que
quiero es ser yo mismo., o ..rengo dificultad p,t. entllblar
relaciones personales*-, o «Tengo un complejo paternoll>, o ,«No
me puedo comunicar coola gentcli>, o «,Quiero ser ou.téntlco:..
Una genernlidad de esta fndole no allana el camino a ninguna ac·
ción concreta posterior; y,. además, sude ocultl1~ un .sc::ntirnicnro
mucho más Simple y fácil de elaborar. VerbigrACIA, .No me
puedo comunicar con la gente»- .puCíJe implicar. «M<: atrae ese:
hombre, pero ¡'arece que le soy indiferente», afirmación esta
.j últim. más va io,a y directa. Otto ejemplo: .A veces, a l.
gente le cuesta adilplfttSe fl un nuevo marco de referencia.... pp,cde
querer d~eir -«No entiendo nada de lo: que pasa y tengo miedo f
~ de que me ereno Un estúpido, pero no es culpa mrn.lil'.
22. Se solicita deiar de l.do las palobras desprovlSt.s ~~ sen,
ti miento. Hay mnchas pablbrus que aparentan, transmitir un
signific~~9 peto, en verdad~ el sentimiento e!'tá en su mayoría
\.
1M

·",
... I!$~r""'-
oculto; tal lo que ~urrecuando se élice estar <,¡interesado» o
*<sorprepdido». o cuando se dke que algo es «curioso». <Kex~
tr~Hlo» ,«gracioso» o que alguien «está muy' carnbiado~>. Por
ejemplo. si 1I11a persona le dice a otra ,«Sin duda, estás muy
cambi,"la», poco es lo que le transmite, a menos que agregue
c6mo la vela antes y cómO ¡,. ve ahora.
23. Si ocurre algo quena les guste, son ustedes los responsables
de hacer algo al respecto. Si están aburridos y no quieren
cstarlo l , hagan algo para que se les vaya el aburrimiento. Lo mis..
100 se apIjca a cualquier otro sentimiento desagrndable: está en
sus mallOs modHicarlo. . ' 27. Como todos los aspectos de la actividad grupal son volun,
24. Sí alguien, se siente aburrido o con cualquier otro semi·
'miento nrgativo. debe ,tratar de descubrir qué es lo que hace
pam suscitar las par~es tediosas de los demós (o irritllntcs, o
dominantes, o autocompasivas, o vinculadas con cualquier otro
sentimiento molesto). EII un grupo. un individuo se quejaba
de otro diciendo que hablaba demtlSiado 'tiempo seguido; la
observación demostr6 que cada vez que este 6Itimo comenzaba
a hablar, el primero adoptaba ilna actitud totalmente ausente y
falta de intere's. El resultado de ello era que el segundo sujeto
segura hablando. en una tentativa· desesperada de obtener de
"'llIel alguna respuesta. A todas lucr'. la exagerada charla de la
que se quejaba el primer individuo "provocada por su propia
indiferencia. Siempre es un muy bueo ejercicio tratar de ave~
riguar que' provoca nuestra conducta en los demós.
El uso de la energía del cuerpo para expandir los límites del con·
cepto de si mismo da origen 11 dos reglas importantes.
25. Si alguien dice algo que ya ha dicho antes sobre sr mismo,
conviene que se detenga y diga alguna otra cosa. A medida que
se aVnn7.;1Cn el relato, cada 'vez es mas fácil sentir, que se reco-
rre camino trillado; porqucaqüel resulta'· a menudo afcctiv¡l-
mente hlsustaneial y desprovistQ'de'cnergfa. Sí ,se Hata dcuna
hi~toria minuciosamente rcfcrida:--:-:<:omo en~] caso de los SU~
((~50S que se narrar" al psicoanalist,J"--, f$"nlUY probable que
esté ocultando algunaotm cosa de niayar importancia. El pro-
pio hablante pueJe,habiwarse acapt'arsi su lenguaje tiene o no
suficiente energía que lo sustente.
26. Lo más importante parA Una persona e,saquello a lo que
m:is miedo tiene. Ya se trate de' luchar contra un hombre ro-
busto y vigoroso, de manifestar. a \lna muchacha la atracci(lll,
que ~,iente por dla, de desafiar 'al, coordinador del grupo, de·
hace,"e el tonto delante de los demás, de desnudarse, de ('antar
162
• 163
\
I
!
en público o de cualquier otra cosa, el miedo que se siente por
cllo es la señ:ll de que el individuo ha alcanzado ellfmite de su
concepto dc sf mismo.. Trascender ese límite suc1e generar una
eufórica sens:lci6n de amplitud y libertad. Cuanto más cosas
sea capaz de h:lCer o no una persona a su arbitrio, mós Iibte
es. Esta regla asusta pero es muy Mil.
La última regla se refiere a una combinaci6n de flujo vital y
responsabilidad. .
tarios, e inclu~nel entrar. quedarse, participar e irse, JI! asun~
cilin de responsabilidad implica en parte estar presente. Los
miembros res~antes del grupo, incluido el coordinador, presio~
nanln tal vez n un' individuo para que se quede o se vaya, pero
en definitiva la decisi6n le corresponde il e'1: Creo firmemente
que es u.na gran lástima 'loe alguien abandone el grupo en mitad
de la experiencia, ya que el ciclo energético queda er.lOnces in,
completo. Incluso llego a presionar mucho, aveccs, á un sujeto
paen que se qucde si, como creo, el apartamiento e,s uha ddensa
común y una parte de ese sujeto quiere Ser obligada a perma,
necel', Y tumhién insisto para que .los que plane,an Abandonar
el grupo se lo digan a este franca'1l"nte en lug:lr de escaparse a
hurltndillus. Pero estas no son otrntosa quepresiones,de'm'j
parte: la responsabilidad sigue siendo, en última instancia, del
sujeto.
La" reglas mencionadas describen el tipo de interacción deseable ":'
en un grupo de encuentro abierto, y. se, basan directamente. en
las ideas teóricas antes'expuestas. Al releerlas, las encuentro
muy estrictas y exigentes, como yo suelo s'er conmigo mismo y
con los demos, de modo que il los lectores que deseen aplicarlas
les sugiero" una vez más, que tOmen 'en cuenta mi idio~¡f1cras,iR.
1>cfo tiHnhiéncreo qUf::,. etllíneas generl,les, funcionan müy
bien, "n forma rápilhi y profunda, de modo tal que permiten
descartar el pahbterío y aprovechllfcori máxim'a eficllcia el tiem-
po de que di,pone el grupo. .
'. '
-
."
~~
Boletín informativo: El partido político
de los encuentros
GunllaJ,;California, septiembre de 19R3 (especia' para el Ncw
York Times): Entrevista de nlJcstro corresponsal con el cnndj.
dato del Partido de los Encuentros durante su campaña.
El hombre que present6 su candidatura a gobernador por el
Partido de los Encuentros pnreefa muy complacido con lo reac.
ci6n que despett6 su poco habitual campaña. Explic6 su filosoila
en tér"linos simples:
-Los campañas políticas insumen gron cantidad de tiempo y
energías, dcspcrdichldos en su rnnyorfa. Yo quiero hacer de mi
campaña algo en sr mismo valioso para la gente. Quiero que
experimenten los cosas sobre las cuaJe, hahlo, en lugar de es.
cuclnrme habbr interminablemente sobre ellas y nada mÁs.
-¿De qué manera pueden experimentarlas?
-Bueno, uno de los ühjetivo.o; rrincipalcs de mi candidatura,
que comparto en "alidad con todos los demás candidatos de mi
partido, es hacer que todo el mundo viva una vidn más valiosa.
Es por ello que dedico una gran pane de mis presentaciones a
un míc:roJaboratorio de encuentro. Con a:,ruda de algunos de mis
auxilinres, divido ¡'l, I~ multitud, por grande Que sea, en grupos
de cinco personas. La magnitud del auditorio "O importa en la
medida en que disponga de espacio suficiente y de un micrófono
'.
l' para que puedan esc:ucharme. Luego realizamos, quizá durante
~ una hora, varias reuniones breves de encuentro.
¡ -¿ Participan todos?
-No, siempre hay gente que ¡;e queda llp~rte, mirando, pero
eso no molesta. No ejerzo presión alguna sobre ella. La gente
se incorpora a In actividad cuando estÁ en condiciones de ha.
cerlo.
-¿Cuál ha sido la reacci6n general frente a los mic'.o1 aborato·
rios?
-Sobrecogedora, En casi todas parles, al termina" el microla·
borHtorío, sienten una enormidAd de cosas, que van desde el
regocijo hasta el éxtasis. Con frecuencia gritan y aplauden, Des.
164
i
pués confiesan que los entristece mucho no poder sentirse sicm·
rre tan cerca de 105 clem.h.
-¿No revi,te esto ningún peligto?
-En realidad ninguno. Lo que experimentan es la posibilidad
de realiznrse en la relación con los demás, con solo franquearse
n ellos, ser sinceros, no temer el contacto físico y mostrarse
dispuestos a un encuentro, Y es esa posibilidad de realizaci6n,
por supuesto, Jo que trato de demostrar.
-Tengo entendido que lás multitudes que acuden A sus actos
suelen estar repletas de gente que asiste con el único objeto de
estar con otra gente, n menudo del sexo opuesto.
-Eso me parece magn(fieo. Hablamos mucho de alienaci6n en
esta moderna, impenoml1, industrialb::ada sociedad nuestra. En
este caso, los que asisten no solo están con otros sino que
cuentan con una oportunidad de empezar a estar con ellos en
un plano imponarlte, con menos superficialidad que en un
cocktail parly, Muchas personós, sobre todo personas de edad.
'e me han acercado lu.cgo para decirme, con l~grimas en IDs
ojos, qué m:lravilloso es no sentirse solo.
-¿Concurren muchas personas de edad a los actos?
-Sr. A medida que se divulga 10 que hacemos, vienen personas
de todo tipo y edad. Y como fomentamos que la gente se retÍna
con quienes le son extraños, han comenzado a entablarse muo
chos diálogos entre grupos que antes jam~s se dirigran la palabra.
-¿Es as! como comenzaron sus grupos de Hyde Park?
-sr. Algunos de esos pequeños grupos se quedaban luego del
microlaboratorio, en los intervalos que hJdamos, y discutían
problemas import.ntes. Había negros y blancos, j6venes y vie.
ios, mexicanos y blancos, norteamericanos radicales y modera~
dos. En ocasiones, yo los invitaba a subir al escenario para COh·
tinuar el debate, y hasta intervenra en él. Si se charlaba sobre
varios temas distintos, hadamos que ]a gente se quedara en su
lugar y los grupos se reunieran en torno de ellos; nosotros bao
¡.bamos, entonces, recorríamos los grupos y particip~bamo~.
Para mf, esta fue una magnmea forma de interioriznrme de los
problemas.
-¿Hay realmente alguna diferencia con una discusi6n cual·
quiera entre ciudadanos, por ejemplo las que se llevan a cabo
en los concejos municipales? •
--Creo que sí, porque al reaJiznrse después de los microlabo-
ratorías, lo hncen en una atmósfera diferente. La gente se vin~
cula entre sí básicamente como personas, y II mi juicio hAcen
mÁs esfuerzos por comprenderse. No quiero exagerar la diferen·
cía, peto entiendo que reside en ello.
165
 ---'"'ir"'.'
~, I!
-En sus pre~;cnlaciones durante ia campaña, usted ha recLlrri.
do mucho a 1.1 música. Eso no es algo totalmente nuevo, peto
usted parece hacerlo en forma distinta.
-Eso comem:ó al oÍt'ecersc ul~unos músicos para eontdbuir en
mi campaña. Eso resultaba naturfll. desde el momento en que
en la plataforma de los Encu-t.:ntros se hace hincapié en una vi.
da más rica y placentera, y la música persigue ese mismo pro.
p6sito. En consecuencia, luego Jel IOícrolaburatorio y los de.
bates, habitualmente se escucha música o se b..l ib. El baile sue.
le salir bien, puesto que los microlaboralOrios incluyen muchas
olctividaJes fisicas destinadas a relajar las tensiones musculares,
de modo que la gente se siente más liberada.
. -¿Qué es el «gran rock»?
-Es una de las fascinantes creaciones proJUciJ<lS dUr<lllte esta
campaña. Entre los músicos que me ofrecieron su colaboración
había, no solamenre algunas estrellas del rack, sino también
muchos instrumentistas de las grandes bandas de la década del
cuarenta. En l<ls reuniones, estas orquest~\s deleitaban, desJe
luego, a la gente de cierta edad; pero sucedió algo más. A causa
Je la receptividad estimulada por los encuentros, los j6venes
empezarun a prestar atención a las grandes bandas y jos viejos
quisieron comprender el rock. En ambos grupos habfa una ma-
yoría de persunas que gustllban escuchar las dos cosas. De pron.
to, una noche se juntaron dos grupos en una reunión en Morro
Eay: los de las grandes bandas tocaron una música de fondo
para que los del rock improvisaran. Algunos ya han comenzado
a trabajar jumas, combinando instrumentos y voces; varios
de Jos números que ptC.3entan son bárbaros. Alguien tuvo la
idea de denominar a la música así producida «gran rocb>.
-¿Qué pasa con los qllC no quieren bailar ni oír música?
-También eso ocurrió. Muchos no deseaban bailar, pero pare-
dan divertJrse igualmente, caminando y charlando entre la gen.
te. Al poco tiempo; algunos comenzaron a traer objetos que que.
rían mostrar a los demás -animales embalsamados, colecciones
diversas, pinturas--. Y hubo algo que me encantó: varios gru-
pos étnicos hicieron sus aportes. Los griegos, irlandeses, judíos
y otros traían los objetos utilizado' úr ellos en sus rituales y
los mostraban a los demás.
-¿No va ello en contra de 1m integración, al destacar las dife-
rencias étnicas?
-Pienso que no. Soy un firme partidario de la integración,
pero también opino que.deben preservarse las subculturas.
Nuestros grupos étnicos tienen .cualidades y tradiciones mara~
villosas, y sería una lástima que se perdieran. No. Estos mícleos
166
l
--muchos de ellos por primera v~, - trababan conocimiento así
con ouos contra klS cuales antc~; 'Jabíno tenido prejuicios.
-¿No tuvo 1ll111C.;1 problemas co:: la policía?
-A veces. Ocasionalmente herl10s tenido dificultades con la
multitud reunida, pero nunca Jlegilron a sc.:r graves, y están en
rápida disminución. Mis pwhlcmns con la policía se debieron a
que sostuve que únicamente quería ver policías sin armas; que
e~tuvicnln :ltlí para ayudar y no pnra castigar, en forma más pa-
recida a lo qlle ocurre con los agentes londinenses. Poco a poco,
algunos ¡¡gentes aceptaron esa condición, y para la multitud eso
es magnífico.
-Usted manificst,l con frccuencia que ignora ciertas cuestiones
importantes. ¿No le hat<l (:':>0 perder votos?
-Es probable. Pero un propósito fundamental de nuestro par·
tido es incorporar la sinceridad a la política. Hay muchas ClleS·
dones que ignoto; en particular, soy muy ignorante en econo~
míu. También me asullan Judas ocasionales sobre si realmente
quiero triunÍ<lr y cargnr llsí con una responsabilidad tan pesada.
P;lf<l mí, es muy importante decirle a los demlts JóndeesLOY pa-
tildo y cómo me siento. T,lInbién les confieso que me juzgo
inteligente, capaz de aprt'ndcr 10 que iAnore sobre esas cuestio·
nes, y hábil para CI1Culltrar gente que compense mis defectos.
Pero lo cierto es que tengo defectos y que no quiero ocultarlos.
-¿Qué actitud toma con respecto a las person:dsy grupos con
los que no coincide, o LJ,UC le pruVOC¡\n antipatía?
-Se los digo. No simpatizo con todos mis posibles electores
ni concuerdo, por dcrto, con toJos. Sí tratara de satisfacer a
todo el mundo, no podría JcfenJcr mucho de nada. De modo
que les digo lo que pienso. Quiztís algunos dejen de votar por
mí, pero ese es el menor Je los males.
-En los últimos tiempos, ustcJ e:itá introduciendo, en sus pre·
sentacioncs Jurante la carnpaii.a, un elemento espiritual. ¿Cuál
fue el origen de ello?
-Creo que siempre estuvo latente, pero sali6 a relucÍr hace
poco. Por lo general, hacia el final de cada ptesentación, la gen-
te sigue sintiéndosc bien; a menudo les digo entonces que cie~
rren los ojos y tomen bs m:lIlOS Je l¡1s personas que tienen a
cada Indo. Luego, CU:lndll se hace silencio, les pido que respiren
todos juntos. Al OllJlncntnr la energía, emitimos colcctivamente
un sonido ,ldecuado, como «(hmm» u (tom». El efecto es, con
frecuencia, verdíHk-rnmenle espiritual. Me gusta este (ionl por·
que deja Ia.,impresi6n dc l{lle lo considero posible de realizar
en la vida cotidiana; la m;\y~)r parle de la gente ab:\nJona el
lugar sl~miJa profundamente cn esa expcricncin.
167

-Yo he asi,tido a, alguna, de ,us reuniones, y. creo que son
hcrmosa,; Slempre ne vuelto de eIJ.., con el ámmo remozado.
Pero, ¿guarda vinculación realmente C5te tipo de cosas con los
problemas concretos de un gobern. lor?
-Creo que sr. Nuestro enfoque ce. tal apunta al problema bá.
,ico, el carácter de la relación que mantienen lo, hombres con.
sigo mismos y con sus semejantes. Si en e~c plano 5e autoen·
r,:añan y Actúan en forma insincera, en todo habrá problemas; pe.
ro ,i podemos lograr que tanto lo, miembro, del gobierno como
h gente en general s.e sientan unidos por la con~ianza mutua,
los mayores talentos, con q.ue contíln;ws se s~m~ran a noso~ros
,para. resolver cualqmer probleo!~, Mt campana tiene por O?Jcto
demostrar a la gente que es pOSIble experImentar esa confIanza
en l?s demás, y que yo me considero capaz de crear las circuns·
tanClas para que ella se produzca.
-¿Cree que triunfará? . plásricas, la educación física, las rel}g~one' ?ri~ntales, los jue~os
-No ... pero puedo estar eqUIvocado.
168
-r
I
1:
11
I
i 14. Las tée oieas del eneue ntro abierto 1:
I
I
,
I
I
I
I Puesto que el término «abierto)) alude a la acu~u.l~ción comi.
nua de técnicas J métodos, por fuerza toda de~crlpcl6n que hg~
ga Se referirá meramente a. un moment? determinado. El ArsenaJ
de métodos con que cuenta el coordmador de grupos de en.
cuentro Aumenta pctmancntemente. Esos métodos provienen de
toda.< partes: de la psicoterapia, el teatro, la dam.a, las artes
de salón, los juegos infantiles. El UOlCO crlterto que gula la In.
clusi6n de alguno de ello, es que sea eficaz en ciertas circuns·
tancias. Cunn"to mayor sea la competencia del coordinador con
respecto A un buen número de métodos~ mayores serán .su~ ~ro­
babilidades de contar con un método efIcaz para cada sltuaCl6n.
En la actualidad parece claro que no hay ningún método .de
aplicación universal, o dicho en forma más precisa, ~o hay mn-
guno que sea mejor que otro para todas las situ~t:loncs. Esto
es válido ramhién, sin duda, para el enCllentro abIerto, por de·
nadados que sean los ""fuerzas que se hacen en él para abar.
cíltlos todos. i
Expondremos estAs técnicas aqu.{ por tres motivos. En primer
lugar, porque ellas darán a los ¡eetores una idea. más concreta y
li 1
precisa Acerca de 10 que sucede en un laboratorio de encl1en~ro
abierto: los método, son la forma en que se llevan a la prácttca
las ideas tc6ricns. En segundo lugar 1 p:3r3 quienes quietan p~o· 1
(undiz;¡r en los procesos de desflrrollo sobre los que escribo, dIré
en estas páginas curilcs son R mi juicio los laboratorios recomen·
dables y qué libros pueden leer. A?emás, mu"!'os de los enf? 11
ques que se mencionan a contmuAClón proporClOn:m un trAbAJO
mÁs intenso en las técnicas específicas emplcadlls en el cncuen w I
tro nbicrto. Y, por último, es mi intenci~Sn scntnr ll1s bases de
un programa de capacitación para coordinadores de grupos de
enCl1entro abierto.
Algunos métodos se prncticnn normnlmcnte como una unidad
total, incluyéndolos en un laboratorio poro no dentro del gru·
po de encuentro en sI. Ejemplo de ello son el hatha yoga y el
taí chi,Varias técnicas \ítilcs se han tomado en préstamo de otro.
169
 --.o"I'r- -
enfoques, integrándolas a la interacción grupal misma, tales ca.
mo el' ensueño guiado y ciertas técnicas bioenergéticas.
Una de las criticas formubdas con frecuencia a bs técnicas del
encuentro es que son artificiosas, mecánicas o forzadas. Es ver~
dad que toda técnica puede volverse artificiosa si se la aplica
de manera mecánica¡ de ahí la importancia de que surja orgá.
nicamente de la interacci6n grupal. Cada método resulta eficaz
en un conjunto particular de circunstoncias; la habilidad del
coordrnador reside en advertir cuáles de esas circunstancias se
- han pre<entado, y en saber aplicar el método correcto. Si esto
se lleva a cabo como corresponde, el método en cuestión con.
tribuye al flujo energético y acelera y profundiza, habitualmen-
te, el fenómeno que se está investigando. Sí, en cambio, se Jo
aplica en forma inapropiada, resulta simpl~mente indicn.
También es verdad que los ejercicios son artificiales: en la vida
ordinaria no se hacen Jamayaría de las cosas que implican tales
técnicas. No es usual que le pasemos la m~no por el rostro a la
gente extraña ni que golpeemos sobre almohadas y nos ponga.
mos a gritar. Pero estos métodos permiten alcanzar con rapidez
sentimientos más profundos, que a menudo nuestra conducta
convencional está destinada a ocultar. En casi todos Jos casos,
si bien el sujeto puede sentirse en un comienzo falto de espon~
taneidad, una vez que se compenetra de la situación la vive co-
mo muy real.
En mi Ubro ¡ay he descrito detalladamente otros muchos mé-
'todos, Estos proliferan velozmente. Una vez descubierto lo fun-
damental -que en un grupo de encuentro es conveniente hJcer
muchas COSas y no una 501a-, se puso de relieve la creatividad
iatente de los irHegrantes de ]05 grupos y de otra gente. Sé que
no estoy bien interiorizado de todas las tecnicas, y prefiero pre-
sentar únicamente fas que he utiliu\(IO y he en.:ontrado valiosas.
Bosquejaré su apUcación en grupos y trataré de describir cuáles
son las condiciones óptimas p"a ello.
Métodos corp~rales
El cuerpo ocupa en ]05 encuentros un Jugar cada vez más cen-
tral. El ~s la fuente de la verdad, el lugar donde encontrar la
propia ;Jentidad y donde ,está registrada toda la historia vital del
individuo. Es el cuerpo e1qlle debe ser modificado si se pleren'
de lograr cambios psicológicos "permanentes. En él están asen.
tadas todas las experiencias, y disponibles para ser recordadas
17U
I' I
--en el sistema nervioso, en Jos músculos, en la manera de pa·
mrse y moverse, en la expresión facial, en las tensiones cróni-
cas, en las limitaciones impuestas a la respiración, en las anot-
I ,
malidades de la circulación :sanguinea, la dige.'Hión o la excre-
ción, en las pautas que rigen las enfermedades y en la agudeza
de los sentidos.
El cuerpo cumple una función primordial en el grupo de encuen-
tro abierto. Si una persona ignora cómo se siente, se le pedirá
"que preste atención a su cuerpo para ver dónde están sus sen·
tirnientos. Si sufre alguna tensión, se le dirá que haga lo que Sea
mene5ter para desembarazarse de ella. Se part~ de la hipótesÍr
de que la tensión se debe a que ~el cuerpo quiere hacer algo'
a la vez, se frena en sus impulsos a hacerlo. Por ejemplo. son
frecuentes las tensiones en el antebrazo. y suele descubrirst" que
al hacerlo girar en un movimiento rápido, golpeando al propio
tiempo un objeto ¡una almohada, digamos), la tensión ,caHvia,
La tensión en la parte supedor del brazo suele disminuir si se
i.~bmza a alguien; las molestias en la rodilla se resuelven patean·
do, las que se sienten en los'muslos, corriendo; los dolores de
estómago a menudo desaparecen cuando el sujeto revela algo
que ocultaba, o cuando vomita.
Por supuesto, estos síntomas no siempre admiten tales interpre-
t<lciones, de la misma manera que los símbolos oniricos no sig-
nifican siempre lo mismoj pero la experiencia nos dice que los
significados aludidos son con gran frecuencia válidos. Al prestar
atenci6n a esos fenómenns somáticos, se cum'prenden 10s st:nti~
micntos del individuo y se ayuda a superar los impí:.lses.
Otro procedimienro vinculado con el cuerpo es la observación
de la postura. Si una persona se separa de atlas interponiendo
un obstáculo corporal. es vano tratar' de entablar contacto con
ella sin desbloquear su cuerpo. Por ejemplo, a menudo un su·
jera se encierra en sí mismo cruzando brazos y piernas, inclinan-
do el cueUo y respirando en forrriasuperficial. En tal situación,
si se le pide que destrabe sus miembros y respire, y se Jo ayuda
a relajarse masajeándole el clldlo, por lo general se logra hacer·
lo mucho m,ís receptivo a las comunicaciones que los demás
le dirigen. Trabarse frsicamente implica ofrecer fuerte resi,sten-
cia a toJo tipo de penetración.
Otro lipode bloqueo es el que caracteriza a los individuos ex-
tremadamente ansiosos y tensos. Su gran tensión les impide es-
tar presentes plcnamente en el aquf y ahora, y para lograr la ne-
cesaria relaja~I?nes men.::ster, ante todo, descargar en parte esa
tensión excesl;;í'a.-' Si se le permite golpear almohadas, correr,
grir.ar, etc., eSlará en condiciones de prestar atención.
171

L<15 tcnsionés artificinlcs, como las provocndns por corsés, znp"-
t05, cinturones o'corbatas opretados, restringen asimismo el flu-
jo de ~cntimicntos que eolTen por el cuerpo, ya que contrnen
los músculos y limitan la rc;;piraci611 -cquivlllcntc corpor;"!l del
~cntimicnto--. Esto se pone bien de manifiesto al qUÍtarse al·
guna de esas prend~s. La primera rcacei6n suele ser un grnn
suspiro de alivio, como cuando IJna mujer se desprende el corsé.
Ese stlspi:o ".:s, clCfldc luego, unnspplio movimiento respiratorio,
producto del aflojamiento de las limitaciones impuestas ante·
riormente. Se insiste para que los integ"ntes de los grupos de
cncUf:ntro consideren las prendas apretadas como señales indi-
cativas de las partes de su cuerpo que quieren constreñir, y lue-
go las aflojen en la interacci6n gr '.1 de modo que sus senti-
mientos fluyan más libremente.
El concepto de imagen corporal posee gran significaci6n. Toda
persona ti,ene una cierta concepción de su cuerpo) no muy po·
sitiva por lo común, y detenida en h etapa adolescente. Una
imagen corporal negativa ejerce ptúfundo~ efectos en la idea que
tiene el individuo sobre sus atractivos físicos, su masculinidl1d
o feminidad, su capacidad sexual y fuerza física, su impostura
y 'u aceptabilidad general corno persona. Es esencial abordar
direeramer.te los sentimientos de cada cual acerca de su cuerpo.
Una reumón, como mlnimo -y a menudo m~s- del gnJpO de
encuentro se realiza con Jos intcgt3f1f.es dcsnudol'l Cada indivi~
duo presenta su cuerpo) expresa lo que sicnte con respecto a él
y observa C<lÓl es la reacci6n de los demás. Reviste particular
importancia indagar los sentimientos vincu-lados con defectos f[-
skos o con peculiaridades desagradables, como la gordura o del.
gadez excesivas. Se presta mucha atención a los senos y a los
genitales, y se eompara dtamaño del pene. La mayorra dc los
hombres tienen ideas muy definidas en c~tc aspecto, pero rara
vez hacen consciente su preocupaci6n. (l-lemos comprobado
que alrededor de las tres cuartas partes de ellos suponen que su
pene es muy pequeño, y sienten ;un enorme alivio al descubrir
que un 90 % de las mujeres no se pereotan casi nunca de las
diferencias. )
Con frecuencia tenemos la sensación de vivir dentto de nuestro
cuerpo. Esto puede ocurrir con algo tan simple como afeitarse
la barba; hace poco lo hice, y me senti luego muyinc6modo enn
1n parte inferior del rostro: era como si no formara parte de
mí, me hacía sentir embarnado, tcnfa un aspecto g:racioso, y_no
sabfa qtlé, hacer con ella. Me llevó varias scmitnas reubicarme
en mi rostro, relajarlo y sentir que era renlmcnte mfo,',E~to e~
análogo a ~ncontrarse con, un vicjo amigo que ha cam,pi;'I{!o mu·
172
\
I
,
,
eho: lIevu tiempo volver a integrarse con él. De hecho, toda
mi fisonom!a ,e moclific6. Al eomicn7,O, llevaba la barbilla tensa
y <1sumfa expresiones tirantes y extrañas. Mi ment6n luda muy
pcqueño. A medida que me fui sintiendo más e6modo, se relaj6
y ,e dejó caer a su posici6n normul, restableciéndose usi mi
equilibrio facial.
El mismo fenómeno se produce en otras portes del cuerpo. So-
lemas tratar muy descuidadamente ciertRs prlttes que nos son
extrflñas o desagradables, o que constituyen una fuente de ver-
güenza p:1ra 00::;,otr05. Las mujeres que juzgan que tienen pechos
dema,iado grandes acostumbran desarrollar hombro. caldos, li-
mitan su m()vim~ento respiratorio y restringen ]a circulación en
la wna pectoral, de modo tal que Sl" senos lucen pálidos, me·
nospreciados y faltos de cariño. Los hombres que no están <a-
t.isfechos con su. pene suelen retraerlo h:tda el interior del cue!-
po. La capacidad p""a rebjar el pene y d~jarlo caer en su posi-
ción natural explica bucn.l parte de las diferencias en sutama-
ño. A menudo un individuo undará con la parte inferior de la
e::;r a1da inclinada haciA afuera y la pelvis hacia ntrás, como si
quisiera hacer desaparece,f su pene. Y así sucede con otras par-
tes del organh:;mo: est6milgos c:.'lfdos, caderas anch:ts, piernas
gruesas u flacas, pechos huesudos. El lona y el estado general
de C$llS 7"onas revelan claramente su rechazo tI ocultamiento, y
comienza a eshozarse la pauta de la alienaci6n que existe con
respecto a ellas.
A medida que la persona enfrenta sus reales sentimientos acerca
de su cuerpo y los elabora, la realidad que este le presenta es
casi siempre mucho mejor que la imagen que tenfa de él, y em-
pieza a aceptarlo en mayor grado. Esto se refleja en el orgullo
con que lo muestra, en la relajaci6n de las partes que antes eran
indese:tbles, en la respiraci6n más pwfunda y, con frecuencia,
en unA sensación de bienestar que origina m:lyores cuidados y,
por ende, promueve una dicta mejor y la práctica de p,:imnasia.
Este tipo de experiencia se inteRtII muy bien con una técnicB
como el r"lfing, en cuanto la subestimación de tina zona del
cuerpo probablemente genera una gran tiesura en ella y vuelve
dificultosa 111 aplicflci6n de aquel, mientras que si se la ocepta,
es más fkil relajarla y .soltarla.; por otra parte, el rolfing aY:"-
d", al individuo R sentir sus partes negadas o rechazadas ya ¡'OM
tC:'grarJ.~~,con el resto del organismo.
Ctl;1ndó''"la gente está desnuda., lo. mejor es ,que Actúen entre ~f
con móxima fronqueM. Si una mujer rechaza su gordura por
crecrla, :~epeJcnte, es muy útil invitllr R que otrqs la palpen o
hagan aquello que dla más teme. Al aumentar la comodidad y 1
'1 \
173 :J
'1
....
-T, .,
confianza mutua de Jos integrantes del grupo, es posible abordar
incl4so preotupaciones más profundas concernientes al cuerpo.
En grupos de parejas, solemos pedirles a los hombres que exa·
minen el interior de la vagina con ayuda de un espejo; por me-
dio de este instrumento ginecológico, el marido explorará la rea-
lidad tantas veces fantaseada por él. A partir de experiendas
infantiles muy tempranas, existe la fant'~sía' muy común de ljLle
la vagina está llena de brea, o de hollín, O de microbios, o de
dientes, y observar su aspecto real puede constituir una expe-
.riencia muy provechosa y agradable. De modo análogo, son
pocas las mujeres que han examinado minuciosamente el pene
de su marido; este contacto Intimo puede contribuir a derribar
muchas y muy arraigadas barreras inconscientes y promover
una vida sexual más satisfactoria.
Mientras escri6ía las líneas anteriores, discutía conmigo mismo
acerca de si debía o no incluirlas, por la posibilidad de que al·
gunas personas se sintieran ofendidas o de dar pábulo a las crío
ticas. Luego me pregunté si no estaría proyectando en este cam-
po mis propios incertidumbres y trabas. Es probable que detrás
de esta sensata y extremadamente racional justHlc:.tci6r. dt: la
desnudez haya muchos motivos personales. Realmente me cOm-
place mirar a una mujer hermosa y bien conformada, y la jus-
tificad60 de Ja desnudez me propordona buenos fundamentos
radonales para hacerlo; iocluso me permite tocarlas (aunque no
creo que este sea un móvil imperioso, si se toma en cuenta los
baños que tenemos en Esalen). Pero no hay duda de que eso
me ha ayudado. Yo era -y sigo siendo en lo más protundo--
uno de esos hombres que creían tener un pene muy pequeño,
y disfrutaba mucho mirando otros penes, en especial Jos de gran
tamae.o. Con el tranSCUrso del tiempo, he llegado a sentirme
mucho más c6modo y seguro con respecto al tamaño y belleza
de mi pene, y creo que esto ha introd~cido un cambio muy po-
sitivo en mi vida. Además, ¡oh, sí!. creo que mi cucrpo es bas·
lante bello y me gusta mostrarlo para que los demás lo admiren,
sobre todo las mujeres. De manera, entonces, que mi conclu-
sión principal es esta: la desnudez ejerce cierto atractivo sobre
mí; argüir que es de índole tiensual y no sexual me parece meto
palabrerío: es sensual y sexual a la vez. Y es probable que los
coordinadores de grupos extraigan de la desnuJez muchas gra:-
tificacjones personales, por lo cual es importante que se mall-
tengan en estrecho contacto con tales gratificaciones mientras el
grupo está desnudo; per()cestasconsiJeraciones no Jeben ocul-
tar el gran valor que po'scc ·1a.'expericncilt. En verJaJ, me atte.
vería a decir que la aceptacién del cuerpo -a la cual tanto con·
174
tribuye una éxperiencia nudista adecuadamente conducida- eS
condición indispensable para obtener máximo provecho de un
grupo de encuentro abierto. I
La situación en que se encuentra la desnudez como uno de los
principales tabúes de la sociedad -si bien esta idea va desapare-
cienclo en los últimos tiempos:-- tiene treE efectQs fundamen-
tales so6re los encuentros. Enrrimer término, priva a un coor-
dinador de grupos o a una organizaci6n de recurrir a ella, por
motivos vinculados a las relaciünes pública, -10 cual, por su-
puesto, queda librado a la dedsi6n personal de ese coordinador
o de esa organización-¡ lo lnmentable, a mi entender, es que
el coordinador o la organización intentan a veces justificar ese
rechazo de la desnudez sobre la b"se de que es te6ricamente i.n·
conveniente. Una segunda consecuencia es que en varios artícu-
los periodísticos sobre los encuentros no se resiste la tentación
de "gregar al r~lato la fotograffa de un grupo desnudo, espe-
cialmente si se busca que el artículo tenga visos más sensaciona.
listas (Lile y Newsweek son dos ejemplos ); también esto pa-
rece lamentable, porque si bien la desnudez cumple un papel
importante, no puede asjgnárse1e un lugar ~entral en el gruf.'o
de encuentro; pero, a causa del "tractivo que ejerce sobre el lec-
tor, habitualmente deja en él 'tina imagen exager"da y defor-
mada. La tercera consecuencia de ese tabú social sobre los gru-
pos es, empero, muy provechosa: si el grupo es capaz de sobre-
llevar cómodamente una sesión de desnudo, suelen desaparecer
los obstáculos que se oponen a su apeaura en otros campos.
Luego de haberse quitado las ropas frente a alguien, resulta
fú ti! guardar secretos en esas otras esferas.
Desde los sentimientos más inmediatos revelados por las pos-
turas y tensiones, hrlsta los más arraigados que se infieren de
la estructura del cuerpo, este 'desempeña un papel importantí-
simo. Si la experiencia grupal logra éxito, el cuerpo se siente
más liberado y liviano, más relajado y sano; su funcionamiento
se regulariza, y se vuelve más aceptable desde el punto de vista
personal.
El concepto que un hombre tiene de sr mismo no se concibe
como una m~ra idea intelectual. sino como una pauta emporal
to,,,1. Si aquel se siente paralizado e incapaz de expresarse, tal
vez como consecuencia de' un temor al rechazo o al ridículo ¡m-
pluntado en una época temp"lOa de su vida, ello implica que
J sus múscul.os .estar::ín tensos e inactivos, su respiraci6n será su-
períicial, sn;.voz apretada, sus piernas fláccidas; se le formarán
nudos en el estómngo, Laminad con la cabeza gacha y desviará
la rnir<1da de su interlocutor. Puede hacérsele tomar conciench
175
 ".".\ .
1 !
de esta pauta corporal dirigiendo su atención, simpJel~~~te,a
lo que siente su cuerpo. De ello se desprende que la ¡erapia rr'ás
eficaz para (lbordar sus sentimientos bloqueados debe compren~
der una acción física a través de la cual sea factible tomar con-
tacto con dichos sentimientos. La mera charla sobre tale.s senti-
mientos por lo general no hace sino comenzar a relajar los sitios
en ios que experimenta tensión. La inmovilidad, para la persona
que la sufre, constituye un complejo sentimiento, que involucra
elementos intelectuales, emocionilles y corporales en respue"ita
n un estímulo. El concepto que tiene de sí misma le dice que
c·stá frente a una situ;:Idón ante la cual su cuerpo se sicnte im~
potente e incapaz de actuar..La mejor experiencia correctíva
consiste en que haga frente a esa misma situación difícil con
una scn~acÍ<ín corporal totalmente distinto: músculos sueltos,
respiración completa, piernas bien afirmadas, estómago reLda.
do~ etc. De este modo, se siente lJ sí misma enfrentando, en lo
emocional, lo intelectual y lo corporal, unil situación que antes
no podía manejar, y su concepto de si misma se expande en
consecuencia.
Un método comtlO para tratar situ.aciones de este tipo es trans-
formar la senSAción de estar parAlizado en una acci6n física. Una
de las posibilidades para eilo reside en pedir al sujeto que «rom.
pa el cerco desde dentrQ)~ librándose de su constreñimiento en
forma tal que todo su cuerpo intervenga. En tina oportunidad,
una muchacha intentó romper el cerco durante diez minutos y
quedó exhausta en medio de los demás sin poder conseguirio.
En ese momentO, fue muy ímportante para ella que no se le
ofreciera ninguna salida. Recapitu.\ando su modalidad de vida,
había dicho éon anterioridad. que esta consistía en hacer una
sola tentativa, y abjndonar sin más en caso de fracasar. Ahora
se enfrentaba con u~a nueva situacién, que jamás habfa pensado
que pudiera sobrcllevilt. A la postre, movilizó tedas sus ener-
gías en un esfuerzo sobrehumano y 1'':=1'6 romper el drculo. La
alegría que la invadió fue un hermo,,' espectáculo: se fue b,in-
cando y baibndo. Había atravesado una experiencia corporal
total: hacer algo de lo que se suponía incapaz. Esrc ocurrió hace
dos años, y sus efectos posidvo!') siguen evidenciándose todavía
y han pasado a formar parte natural de ella (véa,e lay, pág.
[70).
Esta técnica se asemeja a la terapia de la conductA, pero no es
idéntic:l. En el caso ~.,terior, un tercpcutA de la condtlctA¡h\JbT~;.
ra recandicionado a la muchacha haciéndole revivir en l. fanra-
sfa, en forma RtAdual, paso por paso, las situdciones parRlizfln.
tes, y asociándolas con la relajación en lugar de la ansiedad.
176
i
Nuestro enfoque consiste en actuar el hecho en la realidad, no I
en la fantasr., y reasociarlo con la superación de la ansiedad!
mediante el cuerpo total, en vez de hacerlo mediante la rela- I
jl'lción. __"
El principio de la acción es fundamental. Siempre que una ac-
tividad pueda traducirse en acción, ello es preferible a ha.pl.r
acerca de ella. Esto se opone al concepto psicoanalítico del
«actíng out~>( en la transferencia), que implica pOstergAr la ac-
ción en." favor de la referéncia verbal a ella. En los grupos de
encuentro, se prefiere" realizar la acción dentro del marco del
grupo"pam,lueBo experimentar el sentímienr¡;J consecuente y,
tal vez; haGlar de él.
Virtualmente todo senrimiento tiene .su contrapartida [[sica. Si
alguien.dice que «se :r;icnte tan enfurecido que podría darnos una
zurr:l», permftRselc que-.'l1os dé)a zurra; si se siente desconecta-
do da los demás, hágasele tomar contacto físico con todos los
integrantes del grupo, un"o por uno; si se siente aislado del gru-
po, sugiérasele que se vaya • un rincón y se quede realmente
<lisIado; si se siente tan frustrado que quisiera gritar, déjesele
gritar; si picnsa que las mujeres 10 dominan, pídasele que escoja
cuatro o cinco mujeres del grul'0 para que 10 sostengan contra
el piso y se opongan a sus esfuerzos por levantarse. Análoga-
mente, si tiene algún sentimiento que le disgusta, es él el res-
ponsable de modificarlo. Si está aburrido, debe hacer algo que
despierte su interés. En síntesis: es muy importante asignar a
ios sentimientos su significado literal y convertirlos en acción
física, de modo de involucrar la mayor parte posible de la
persona.
Ei énfasis en la acción [[sica modifica el pape! psicoterapéutico
tradicionalmente asignado a la interpretación psicológica del sigo
nificado que tienen las acciones y sentimientos de los miembros
del grupo. En e! encuentro ahierto el uso del inJi~hl y de ¡,
interpretación tiene cada vez enenor importancia, potqu,:: puede
rccurrin:e a ellos con el objeto de evitar los sentimientos corpo·
rales retornando al pensamiento. En los comienzos de mi cat!"c-
ra de coordinador de grupos, comprobé que la interpretación
'- era, en mi caso, un juego yoico: me agradaba el impllcto que
causaba en el grul-'0 una interpretaci6n deslumbrante, lp impre-
!>ión provocada en los participantes; me sentfa muy competente
)':',admirab1c. No obstante~ comencé a advertir dos cosas. Una
fue que, si bien desde el punto de vista técnico yo estaba cosi
siempre en lo cierto, mi interpretación no ayudaba a la persona
nque estaba destinadA. Por ejemplo. podía decirle 11 un indivi~
duo: «El motivo de qllc tv hoyas perdido interés por la chica
177
 1
I l:Uentro abierto se constituya en una contribución única y deci-
que anoche te re"Lltó tan arractiva es que la has identificado
con tu madre, y todavía no puedes mezclar amor y St:xo. En S~15
obras completas, Freud sostiene que este problem~ ocupa el se-
gundo lugar por la frecuencia con que se manifiesta», El sujeto
en cuestión, preocupado por los detalles de su interacción con
la chica la noche anterjor, 'Se mostrar;" muy agradecido por mis
palabras; pero luego se haria muy eVJJ.cnte la necesidad de que
atravesara varios niveles antes de que mi comer.tilrio pudiese
tener pata él alguna relevancia. La otra cosa que advertí es que
esas interpretaciones rat" vez se recordaban. Eran poco menos
que conferencias que la gente 1'0 podía recordar a menos que:::
llevase con ella su cuaderno de apuntes. En cambio, ,i lc pedía
a alguien que relatara lo sucedido en la reunión anterior, com~
probaba que guardaba en su memoria todas las cosas en las que
había participado, especialmente sus interacciones física.s. Esto
venía a corroborar que las experjencias más du.raJeras enln aque~
Has en las que el cuerpo se habia visto más involucrado.
No quiero decir con esto que la)nterpretnción no sea nunca
útil. Si se la introduce al término de una experiencia, cuando ya
se han disipado los sentimientos globales, y se la reliere al nivel
en que el individuo se encuentra en ese momento, puede servir
para consolidar dich,¡ experiencia y preparúrlo para la siguiente.
Otro ejemplo de reemplazo de la interpretación del terapeuta
por la experiencia del paciente se vincula con el tratamiento de
los sueños u otro material de la fantasía. Nuestra prelerencia
deriva de la técnica de FrilZ Perls, que parte del supuesto de
que todos los elementos del sueño, animados e inanimados, son
partes del sí-mismo, y pone de relieve el significado que tienen
para la persona mediante una técnica pskodramárica en la cual
eJ sujeto actúa esos diversos elementos y entabla diálogos -que
pueden na ser verbales- entre ellos, hasta sustituir finalmenre
I cada elemento por su propia persona: «Yo». Por ejemplo, en
sueno
r cierta ocasi6n un individuo tuvo un en el que ~lparecía
un aeropuerto; representando a este último, dijo en determinado
momento: «La gente siempre viene hacia mí y luego me abnn-
dona, pero nunca se queda». Pudo comprobarse que este sen·
timiento era muy significativo para él.
El hecho de reducir al mínimo las interpretaciones tiene la
ventaja de hacer que el paciente trabaje más en su autocompren~
si6n, ganando en experiencia personal y sintiendo en lugar de
intelectualizar. También se evitan así las proyecciones de! tera-
peuta.
Al escribir esto, desconfío un poco de mí mismo. Me parece que
estoy excediéndome en mi elaboración. Mi deseo de que el en-
178
~iva¡ y de demostrarle a tos psicoanalistas (en particular al mio '>
que estoy siempre en lo cierto, pueden inducirme a minimizar
el valor de las interpretaciones. Advierto que tres párrafos atrás
hice una débH tentativa de mostrarme ecuánime en mi exposi.
ción. Tnmbién recuerdo que en mi propio psicoanálisis quise
actuar mis sentimi~ntos-v. g-t.; mostrándome galanteador-
para ver lo que ocurría, pero mi analista me lo vedó. Creo que
10 que ahora sostengo teóricamente -que actuar es mejor que
hablar- es¡ en cierta medida, una manifestación de mi rabia
por la frustración que él me provocó, para la cu.al elijo la vía
m,ís respetable: la de la formulación teórica. Es probable que
las interpretaciones sean más importantes q,ue lo que aquí sos~
tengo, y acaso el actittg out no siempre resulte tan valioso ("o-
mo creo. Trataré de reexaminar el problema del insight y la
interpretación.
La significación óe estos últimos -vale decir, de la compren·
sión intelectual de una situación psicol6gica-:-:- con respecto a
la cficaci'" de la terapia queda cuestionada en los casos en que
los métodos corporales y 'de la fantasía parecen funcionar nll":,y
bien con una interpretación minima. Tantuen el plano del cuero
po como en el de la fantasía, suele oCl1rrir que se vivan expe·
riencias importantes y que tengan lugar cambios significativos
sin comprensión intelectual ,alguna.
De acuerdo con la idea del ser humano unitario) parecería que
el cambio que se puede logtar es máxímo cuando tanto el cuer-
po como los sentimientos y el intelecto han sufrido lns mismas
altemeiones: si cambia alguno de ellos pero no los otros, la mo-
dificneión es jncompleta. Además, creo que el nivel más profun.
do de cambio se sitúa en el cuerpo, luego en los sentimientos
y en último término en el intelecto. Dicho de otro modo: si llP
cambio corpoml no es ;'lcompañado por cHmbios paralelos en k
sentimientos e ideas, aquel seguirá siendo real pero se correr.
el peligro de que el cuerpo rewrne a la postre a su estnJo an·
tcrior, dado que perdurará la Causa primitiva de la ílberración
cotporal. Sin embargo, un insight intelectual no acompañado de
modificaciones emocionales y corporales no constituye un ver·
dadero insig!Jt, y originará un cambio mínimo, si es que origina
alguno. En un plano muy simple) esto se observa con frecucn·
cia en lIn grupo cuando unO ce los integrantes, luego de elaborar
determinado problema, llega finalmente a comprenderlo r.ero
nose mue$lr;hf~liz: su cuerpo sigue manifestando tensiones, las
cuales son un indicio de que no ha develado realmente el pro-
"lema central.
179
·.
-r--
Daré otro ejemplo de la confirmación, pOI' parte deImel'po, .de
un insight intc1eclual, concctl1ici1tc a algo que me suc~-aI6'cunn~
do estaba en la universidad. Acababa de romper relaciones con
una chica y me sentía muy deprimido, por motivos que ignon:¡ba.
Consu,lté al respecto a varios amigos, muchos de ellos terapeuta.';,
para tratar de Jlegar al meollo del asunto. En tales ocasiones
les contaba más o menos Jo siguiente: «No sé por qué me siento
tan mal. No se trata de que eJla salga ahora con Stan. En rea.
Iidad, hace mucho que nuestra relaci6n se hahía roto. Pienso
que tiene.algo que ver con mi posici6n en el departamento de
psicolog(a. Ella es la chica mÁs despierta y hermosa del deparo
tamento, y mi prestigio depeng~ mucho de que pueda conquis.
tarla. Sin ella, perdeda mi repulaci6n •. Tras lo cual me sen tia
muy triste y mis amigos, luego de confirmar el inríghl que
habia tenido, me aseguraba~ que no habría de perder la posición
de que gozaba. Eso hada que yo me sintiera mejor, pero a Ja
mañ(lna siguiente :volvía a sentirme mal, con el cuerpo pesado
y sombrío. En otros términos: el ínríghlintelectual no iba acom.
pañado de las emociones y sensacion(!s corporales correspon.
dielltes. Recurd entonces a otro amigo, y comencé a decirle:
«Sé que no es porque eJla sale con Stan, pues ...», pero él me
intetrumpió:
-¿Qué piensan los muchachos? ¿Que ella te dejó para irse
con Stan?
-No.
-¿ y las chicas?
-Tampoco.
-Entonces, ¿a quién estás tratando de convencer?
-¿Cómo?
E"aba tratando de convencerme a mi mismo, por supuesto. No
crda en lo que habia dicho. Examinamos con algún detane mi
.'cntimiento de haber sido abandonado, de perder la partida con
Stan, etc. Esta vez, al despertarme por la mañana, me sentía
muy bien; mi cuerpo estaba liviano y lleno de energía. La va.
lidez de mi íll.ríghl habia sido confirmada por mi cuerpo y por
mis sentímiento'). Mediante la referencia. constante al Ulerpo, es
po,ible discriminar entre los illsighls válidos y los intelectuali.
7.¡:tdos; estos últimos no son muy útiles.
Puedo citar otro ejemplo, extraído del rolfing, de cambio físico
sin la correspondiente comprensión intelectual. Un sujet,?ha,~i.
do sometido repetidas v.-:ces al rolfing y continúa con la 'misma';
dificultad: la espalda encorvada. Los músculos de su espalda se
aflojaron en varias oportunidades, y esta comenzó a enderezar.
se --de hecho, está ahora mucho más derecha que lo que estuvo
!
180
- I
I
.tI
nunca-; pero las emociones)' los insighls intelectuales vincu
.'.dos con el significado de esa conformaci6n física no fuerOl
elaborados. Aparentemente, se relaciona con la sensación de e~
tar abrumado de responsabilidades, idea a la que sigue resistién
dase el sujeto en el marco terapt:5utico. Su incapacid<ld para aVíll'1
zar en la terapia es paralela a !'iU continua resistencia a un carn
bio corpor.1 y a la tendencia de su espalda a volver a so inel,
nación primitiva, Tal vez uno de los motivos de que el cambil
lisico sea mÁs duradero es que les lleva muchos años a los teji
dos alcAnzar un estado determinado; si dicho estado se alter;l
habrá de transcurrir otro lapso prolongado antes de que vuelva,
a él. Pero /a falta de comprensión en otros planos impide e
completo a lojamiento del cuerpo.
•
Muchos críticos de los encuentros han dicho que son atltíintc
leetunles; en verdad, son antiínteleetualizAdores. Son tantas lw
argumentAciones, en apariencia sensatas, que constituyen sim
plemente una manera de r~cionaIizar y justificar necesidAdes (
temores personales, que queduse en el plano verbal carece dI
,entido y llega a ser fastidioso .. Si l. persona que expon<
esos argumentos es consciente de la profundidad de su verdad
y habla cllando tiene la certeza de que su convicción es profUJ1
da y no representa una tentativa intelectual de compensar unr
sensación corporal desagradable, su. discurso puede resultar creo
tÍvo y contribuir a su desarrollo; pero si, en cambio, reúne tlr
gumentos en su favor porque desea triunfar, y olvida el hech,
de que no cree en ellos sinceramente, su discurso será engañase
y sofístico.
Sr. Este exa,nen de la interpretación me gusta mÁs.
Según mi experiencia, las técnicas corporales que " continua
d6n se enumeran son todas útiles para cierta gente en cicrh
momento.' Las primeras son más vigorosas y extcnuantes, micJ'1
que las últimas ponen el acento en la toma de conciencia y el
las sutilezas del cuerpo.
I
Rolfíllg 1
,
~.
Esta técnica de manipulaci6n corporal profunda, creada por le!
Rolf, persigue como objetivo reestructurar el cuerpo y r~stitui'
10,a su posici6n normal, de la cual se ha apartado a Ó1usa de Ir
tensiones musculares y las subsiguientes compensaciones por
adecuarse a esos desajustes:. Se pa.tte del supuesto de que las tel
~iones. son provocadas por traumas físicos y, emocionAles. A n
I
juicio, el rolfíng representa el tratamiento más minucioso d, I
181

cuerpo y cada una de sus partes, y la forma más rápida de po-
ner de ,\,anifiesto los problemas afectivos.
La doctora Rolf está escribiendo un libro que se halla en pro.
ceso de preparación desde hace ya mucho riempo, debido en
parte a la dificultad habitual de los practicantes de una cierta
técnica para hacerse un Jugar en sus ocupaciones y ponerse e
escribir, Será sin duda una obra excelente.
Ejercicios bioenerg¿licos
Se trata de una serie de métodos (que comprenden acciones co-
mo golpear, estirar, patear, grit~r, suplicar, etc.) destinado.sa
que el cuerpo recupere y elabore los sentimientos. Por ejemplo,
se le pide a un individuo que se acueste sobre el suelo, de es-
paldas, y, alzando las manos, repita muchas veces la palabra
«mamá», Con frecuencia, se sentirá invadido por una ola de
emociones que 10 devuelven a su infancia. El método deriva de
Wilhelm Reich y de la psicoterapia, y tiene como propósito más
inmediato unificar el cuerpo y, las emociones.
Los principios del análisis bioenergético, en especial la unidad
de la mente y el cuerpo, son muy similares a los aqul expuestos;
en verdad, me he basado abundantemente en sus ideas; asimis-
mo, he tomado prestadas varias de sus técnicas, integrándolas
al grupo de encuentro abierto (véase Joy).
Halha yoga
Es este el yoga ¡¡sico, el vinculado a las .asanas~ o posiciones.
Una serie bien balanceada de ejercicios de yoga puede incremen.
tar la energía del organismo mediante unl1 mejor respiración,
la estimulación de las glándulas endocrinas y el estiramiento de
los músculos. Con frecuencia. qu ienes se someten a la discipli~
na del yoga llegan a sentirse flexibles y livianos. Al igual que el
rolfing, el yoga ofrece una oportunidad para comprender y tra.
lar el dolor. La experien<;a de permanecer con el dolor hasta que
se convierte en algo distinto es esclarecedora. Asimismo, en b
experiencia yoga puede explorarse, como en las situaciones jnter-
personales y emocionales, la concepción de que «el dolor es una
opinitln., como acostumbraba decir Fritz Perls. En el rolfing y
en el yoga, pronto se ponen en evidencia dos ",pectos del dolor:
el que procede de la presión ¡¡sic" y el que deriva de las emo.
ciones determinante. de la e<)ntracción muscular. Cuando es po-
182
-,...--
sible relajar un músculo y abordar el lado emocional del dalor,
la se;:nsación dolorosa se reduce mucho.
Esto echa luz sobre toda la cuestitln de la hipocondda y el pa· I
pel que cumplen los dolores intensos. Las diferentes formas de
reaccionar de los individuos, tanto en el rolfing como en el yog<l,
suelen estar relacionadas con su actitud quejumbrosa en situa-
ciones afectivas. Hay personas que sienten dolor con mucha fa-
cilidad, 10 cual les permite despertar simpatía y evitar ser criti-
, cadas o juzgadas severamente por los demás; otras bloquean el
dolor para parecer «viriles» y no mostrar su debilidad. Las pri·
meras tienen también una tendencia a vivir atormentadas, ya qm
tienen tant~s cosas que hacer que se sienten abrumadas, por end(
~ irascibles, etc. Eligen sobrecargarse de tareas como una manen
de ganar simpatía, de justificar la distancia que ponen entn
ellos y la gente y de legitimar su conducta cortante e irreflexiva
El yoga ha hecho asimismo importantes t:ontribuciones al arte.
de la respiració[1 -idea central del método-- y de la medita·
ción, así como en lo que atañe al contacto con las sensaciones
corporales. Esta disciplina compensa muy bien la falta de hin·
capié en la meditación y la sensibilidad interna de la cultura
occidental.
Algunas de las posiciones yagas, como la del loto, no son como
patibles con la concepción roliiana de l"gimnasia física proveo
chosa. En la actualidad hay gente trabajando en la conciliacióc
de ~~stos dos enfoques.
El yoga suele practicarse en forma regular en los laboratorios
de encuentro abierto, pero no en los grupos de encuentro. Un
buen ¡nomento para ello, debido a las propiedades energéticas
del yoga! es por la mañana, antes de la primera reunión del gru·
po. Si el tiempo es bueno, practicarlo a la calda del sol consti·
tuye también una experiencia renovadora. Es importante apren·
der la disciplina .con un especiálista o ~maestro",.
Masajes
i En Esalen, los masajes se han desarrollado según los lineamien
tos de una meditación e intercambio de energía compatibles COl
"" la concepción rolfiana del cuerpo. Cuma complemento de ut
grupo decencuentro. los masajes intensifican la experiencia Hsict
y tornan más notorios los sentimientos vinculados al dar y tomar
Son tambié~ lln modo muy eficaz de brindar afecto y de apren·
v
dera caU'sar 'placer y bienestar a lus denl'ás. A menudo se: te!
enseña a los integrantes de un laboratorio a dar masaíe~ cuandt
183

~.
'omienza este, de modo que lo pr. .quen entre sr. Resultan
larti(:u]atmcnte eficaces en los gMJ,pOS de parejas, en.]ófqDé
evisten especial importancia los t'roblemas de! dar y el tomar.
rai·chi chuan
'e trata de un método chino de meditaci6n, en e! que esta es
IcompBIlada de movimientos muy lentos, pausados y sutiles.
"sta cliscipUna --<:ongruente con el rolfing- pone el acento en
[,calma, la centraciÓn psicológica y la conciencia corporal. Las
:Jases d~ tl,liwchi suelen darse por~ la mañana como parte de un
laboratorio Je encuentro abierto. Nunca lo he practicado pero
{onalmentc, ya que encuentro que C~ un ejercicio demasiado
lento y carente de vigor; pero sospecho que esto se debe a mi
:oraza corporal, y probablemente constito)'a algo excelente para
In mesomorfo como yo. Sé que mucha gente lo considera muy
,ítil.
Conciel1cia corporal
En los últimos años, se han creado y utilizaóo en varios labora.
torios una amplia variedad de métodos para aumentar la con·
ciencia del cuerpo. Uno de los más profunGos es el practicado
por Charlotte Selver, que llega a un grado máximo de minucia·
:)i&ld en b apreciación de los matices de la estructura y el mo~
vi miento carrorales, para lo cual rcqt1iere nna tranquila y prow
funda concentración. Uno de sus discípulos, Bernard Gunther,
perfeccionó el método con aportes propios y lo expuso en un
lihro denominado Se",e awakcnil1g (El despertar de los sen·
tidos). Desgraciadamente, Charlotte SeIver, como Ida Rolf y
otros precursores, todavía no ha dado a conocer su técnica en
forma de libro.
Otro método basado en el aumento de la sensibilidad y la con·
ciencia relativas a los movimientos corporales es la técnica de
Alexander. Se trata de un tipo de tratamiento individual en el
(:ual se trabaja con la aptitud del cuerpo para aflojarse y experi·
mentarse a sI mismo en la forma más minuciosa y detallada.
Constituye un valioso complemento del rolfing, pues ayuqa ni
individuo a percibir en qué momenro se aparta su cuéfpo· de
su alicnamiento normal, de manera tal de comenzar B controlar
~u destino c0rporal. El laboratorio de encu.entJ"o abierto posibi.
lita practicar con máxima ventaja las técnicas de Selver y Alex·
184
,
\
)
andero Los métodos de Selver y Gunther h.n sido integrados
a la experiencia grupal, sobre todo como acrividades iniciales.
Bloqueo verbal
Los métodos que vedan el uso Je la palabra son notablemente
eficaces. Las pal.bras son tan frecuentemente utilizadas para
, bloquear los scntimientos, que a menudo estaS irrumpen cllando
aquellas cesan. En Jay hemos descriro muchos métodos no
verbales; un ejemplo servirá para ilustrar su t6nica. En un
grupo, se Qriticó por su excesiva simpatía a un individuo pro--
'1 ceclente del Este del pals, que se dedicaba a las relaciones pú.
blicas y era muy efusivo en sus mani,festaciones. A muchos in~
tegrantes del grupo les parecla falso. Le pedl que se sentara
frente a cada uno de ellos y le dijera algo negativo. Luego de
hacerlo con dQ' personas, se volvi6 hacia mI y me confes6,
apesadumbrado, cuán diffcil le resultaba. Frente a la tercera
persona se quedó mudo: se limitaba R mirarla sin decir una
pnlabra, mientras se bamboleaba de atds p:1t3 ndc;ante y vice~
versa. Le solicité que, en lugar de procurar hablar, siguiera bam.
boléandose,. De inmediato prorrumpió en un grito y recordó
qne, cuando niño, 'Su madrennnca Jo había 3CllOado Jo sufi~
cien te. Le pregunté si habr, alguna persona del grupo por J. cual
quisiera ser tenido en Jos br:l7.os y :leunado. Señaló a una mujer;
esl:1 lo meneó entre sus brazos largo tiempo, mientras él sollo-
zaba. Luego de esta experiencia) vío con claridad que sus mues-
tras exager:1das de simpatIl1 eran, literalmente, un intento por
lograr que la gente lo acunara. Su conducta se modificó nota·
hlemente. Ahóra podfa ver mejor qué es lo que buscaba en l.
gente y ~cercarse a ella en folma más directa.
Las conductas no verbales a menudo comunican algo más fun·
damental que las verbalizaciones con respecto a la persona, y
son extraordinariamente útiJes para penetrar en nive1es más
significativos.
..., Diela y aytmo
A medid. que aumenta l. conciencia de nuestro propio cuerpo,
fHlrnenta también Ja concicnda de bs sensaciones produddas por
los alimentos. Cuando sc ve re. Izada la sensibilidad del cuerpo,
los alimentos m:is puros y Jiviilno~son m~s Rratos Al paladar y
generan un estado emocional más agradable. Si un encuentro
185
 -¡..-m,
tiene éxito, sue!epromover e! deseo de. mejorar la apariencia
Hsica, especilllmente si antes se la ha aceptado en mayor me-
<lida como cosa propia. Acompañar el encuentro con una dieta
cuidada constituye un método más cabal para realizar las poten-
cialidades humanas. Un ideal al que apenas nos hemos aproxi-
mado en nuestros laboratorios de encuentro abierto del pasado
es complementar la experiencia con una ,dieta balanceada, COffi
puesta preferiblemente de alimentos orgánicos, e insistir para
que los miembros del grupo se concentren en sus sensaciones
.al come!", mastiquen lentamente y traten de seguir el curso de
lo que han ingerido a lo largo del tubo. digestivo, de manera tal
que el acto de comer tome nuevas dimensiones de placer y de
conciencia. A medida que aumenta la conciencia corporal del
individuo, -se vuelve mucho más st'osible en cuanto a discrimi
nar cuáles son los alimentos que su cuerpo necesita y quiere
y que Jo dejan agradablemente satisfecho, y cuáles le son ex-
traños y lo dejan insatisfecbo, con un malestar físico habitual-
mente acompañado de U!1 malestar emocional. Al combinar esta
sensibilidad con la responsabilidad por uno mismo, la persona
toma conciencia de la fonna en que pUt::de ser utilizada l:t comida
para premiar o castigar al cuerpo) según lo que sienta por este.
Por ejemplo, si considero a mi cuerpo débil y frágil, tal vez
pretenda atiborrarlo de comida en un intento de fortalecerlo,
aunque sepa, en cierto nivel) que él se rebela contra ello y
que la comida le está haciendo daño¡ pues si estoy enojado con
mi cuerpo porque no es diferente, su malestar me produce cier
tú placer: es un casr:go merecido. Lo trato entonces como a un
extraño, como B una entidad ajena a mí.
El ayuno es un ritual de antigua data, que ocupó un lugar pro-
minente en numerosas culturas. Muchas autoridades en la mare
ria opinan que el ayuno pe1'Í6dico es de gran valor para dar un
descanso a las funciones orgánicas y eliminar las toxinas. Si
bien no soy un experto en este campo, les transmitiré las ideas y
experiencias que más han influido sobre mí. El ayuno parece
disminuir el ritmo de los procesos digestivos, lo cual de hecho
le brinda descanso al organismo. Si antes de él se practica uni1
enema O a1bYÚn equivalente, el prolongado descanso digestivo
permite el mejor funcionamiento del sistema excretor, yse
inicia la eliminaci6n de toxinas. Según Shelton, cuando el orga·
nismo ha concluido de digerir y eliminar el alimento procedente
de la última comida, pasa a las reservas almacenadas en las (é·
lulas y luego al tejido adiposo o grasa acumulada, con lo,cual
comienza la pérdida de peso. Una vez eliminado e! tejido ~di­
peso, quedan en libertad las sustancias nocivas acumuladas
IX6
también en las células; esto hace que si e! ayuno se prolonga
varios días comience la descarga de sustancias nocivas) la orina
se oscurece, y tanto el aliento como la pie! del individuo ad- '
quieren un olor fétido. Al término de ese proceso, se purifica I
el aliento, la orina se aclara, y es preciso retomar la l:llirnenta~
ción, ya que solo han quedado en el organismo los elementos viR
M
tales. En su totalidad, el proceso de ayuno abarca de dos sema-
nas a treinta días. Natu.raltnente,·se recomienda practicarlo bajo
la guía de un experto. La idea de eliminar los elementos nocivos
"cumulados, al igual que la de liberar la energfa y reorganizar
el cuerpo mediante el rolfing, revive en mí un antiguo e infantil
deseo de.contar con una segunda oportunidad.
.~, Otro efecto común de! "yuno es la sensación de estar mareado
M
o atolondrado y tenel' un más fácil acceso al material inconsR
ciente -lo que en e! argot moderno se llama «volar"-:-. Es
muy ¡habitual que se realce la sensibilidad con respecto a scn M
timienws y sensaciones. En los laboratorios de cinco días. OCA~
sionalmente be' invitado a los participantes a que ayunaran du~ ,
rante todo el tiempo que quisieran ha.-cerlo) y los resultados
han sidu por lo general muy buenos. Quizá, para comenzar, !o
más práctico sea aJoptar la regla de ayunar una vez por ge·
mana, como se hace en ciertas religiones¡ de modo de darle al
cuerpo un día de descanso para que se ponga a tono con sus
funciones excretorias. Es importante observar que toda dieta °
ayuno tendiente al mejoramiento físico es muy difícil de mante M
M
!ler si previamente no se ha trabajado con viStas a mejorar la
imagen corporal de! individuo. Este debe gustar de su cuerpo y
aceptarlo para estar dispuesto a realizar lo que concibe como un
,acrificio con e! objeto de mejorar e! estado y apariencia de
M
aquel. Una vez que ha dado .ese paso) el cuerpo se integra al
resto de su persona: «mi cuerpo» pasa a ser «YOK'_
Además de estos métodos específicamente corporales J la mayoria
de las actividades que se realizan en el grupo de encllentrn
abierto están conectadas con el cuerpo -v. gr.) la lucha, el
contacto físico, los abrazos-- y otras tienen componentes COf M
porales --como el canto, durante el cual se siente vibrar la
I
.>
columna de aire a través del organismo.
Métodos de imágenes interiores
Estos métodos son de gran valor. Como los corporales, van m.s
all.i de la conducta verhal consciente que nos es tan conocida,
IH7
' ..
permiti,endo que .sumAn :u lugAr ot~os piAnos de lA conci~~PIAno
l.?s metodos. a. que alu.dlmos :ontrtbuyen a lIberar la cr~~tl'
vlc!od del mdlvlduo. La lncapacld~d de este IpAra rel.olorse lo su-
flClc~tc ~omo para que el material de ~;l ,fantasfa tng;~sc a ::;u
conCIenCIA. se vlOc~la a menudo con sentl:~lcntos es~e~¡flcos que
le p,ro~ucen yergucnza o temor. El O~IO, la codiCia y otros
sentimIentos Inaceptables suelen ser obJcto de una fuerte llega·
ción. Por ejemplo, la negación de su propio ogresividad puede
convertir al sujeto en un defensor extremo de la ley y el orden
o en un militante en favor de la paz; la negAción de la sexuoli.
d::1d y de los Apetitos carnales puede transforrmu]o en un ene·
migo Acérrimo de la pornografío y la educoción sexuoi. Lo adop.
ci6n de estas posiciones extremas, ala vez que se manifiesta
en el rechAZO público de tales sentimientos -hobituolmente
rcforz¡.tdo por una virtuosa indignaci6n-, permite al in.dividuo
una gratificación sustitutiva, manteniéndolo permanentemente
cerca de hechos violentos o «forzándolo» a recurrir o la vio·
lencia, en el primer caso (como sucede. verbigr¡'\cÍa, con las
agentes de la justicia), o bien, en el segundo C'l.<;O. mantenién·
dolo ,iempreen contactocon materH pornográfico (como ocu·
rre con el integrante de unacomi, .1 de cen~uraJ que se ve
«oblig"do» a miror fotografías de o'e c""\cter). Desde luego,
no pretendemos que esta sea unn de~cripción psicol6gica de
todos los que asumen ese punto de vista, sino solo de aquellos
para quienes tiene excesiva importancia. Junto a esa negaci6n
r{¡bJicA de los sentimientos de violencia y lujuria está la resiso
tencia a mierlr cómo es uno por dentro, a descubrí!:' la consti·
tución p.,icológica reAl. Esto explico parcialmente la opo,ición
que hollon los encuentros, la psicoter"pia, la educoción sexuol
y cualquier otra cosa que amenace revelar ~critimientos y moti v
vacioncs ocultos. Asimi3mo, impide qlJe las personas profun-
dicen en la condición humana y limita su capacidad creativa para
comprender Irts motivaciones del hombre. Un escritor que sólo
supiera que, frente a la infidelidad desa esposa, un hombre
reaccionflrá montando en cólera, y no se permitiera a sí mismo
comprender los sentimientos más profundos del marido --el
hecho de sentirse herido o inepto, el temor o la soledod, Stl
dependencio con respecio a la mujer-, serfa sin duda muy
superficial. A menos que tenga acceso a sus propios sentimien-
tos, le resultorá difícil expresar cos" profundos en la form"
orlfstica por él elegido, y lo mismo es válido para otras ~~pre.
siones artísticas. ' ..
El "cceso Al inconsciente, cuando se lo expone dentro de un
grupo, une a sus miembros. ~i estos últimos actúan en el
188
de sus defensAs, por lo general será escasa la intimidad
creAdA en el grupo: el estodo de ánimo prevoleciente será, m1s
}
bien, porecido 01 de un cocktail party; pero cuondo comienzon
a dejar que aparezcan sus sentimientos más profundos, se genera
mnyor unj6n en el grupo, la gente se vuelve más humana y sus
similitudes resultan más notorias que sus diferenciAs.
I
Enrueño guiado
Sucintamente expuesto, este método consístt: en crear en cual~
quier momento una f"ntas!a sobre cualquier tema, dejando
lueno que el gUlA -que es, por lo regular, el coordinador del
grupo-- se interiorice de ella. Es extroordinoriomente útil para
obordar el'materiol muy reprimido, y permite trobajar en estre·
cha comunidod en el nivel simbólico. AmpHa de manera notable
los valores deriv"dos del análisis de los sueños. En primer
11Ig"r, se le pide'01 sujeto que se relaje, y luego 'e le ofrece un
simbolo significativo con respecto al problema más acucian te
para él. Por ejemplo, el jefe de una organización estaba preo-
cupado acerca de su competencia para conservar su empleo. Se
le solícit6 que imaginara una rnontañru -símbolo corriente de
los logros obnzados----- a la que estaba trepando; el objetivo
del ensueño guiado era ayudarlo o que Hegara hasto la cima. Se
top6 al subir con un f':norme peñasco, y la tarea principal con·
s~stió en superar ese obstácljIo en su camino hacia la cumbre.
La superoción de un obst:lculo imaginado es también uno forma
de expondir el concepto de sr mismo, ya que el sujeto realiza
simbólicamenre oigo que al comienzo del ensueño guiado no se
supünfa capaz de hacer. En el transcurso de la experiencia., sufre
muchos cambios Hsicos reales: se retuerce, suda, llora. siente
lcnsión. r~.!:'ia y temor, hasta quedar por último agradablemente
relojado.
Una nueva técnica que pl1rece muy promisoría consiste en com-
hinor el ensueño guiodo Con el rolfing, y tal vez ambos con el
encuentro; de esta manera se unen métodos muy fructHeros
pAtO la investigoción en el nivel del cuerpo, del ,í·mismo y de lo
J
I interperson,,!. La combinación del rolfin~ con lo fontosra surgió
CASi accidentalmente en el último programa para ,esidentes de
Esalen; yo estAba hociendo una demostración del método de la
fAntasía,en momentos en que una ·de las residentes volvi6 de
" su quinta sesi6n de rolHng, ]a qut" ~e centra en la zona Je1
estómago y cstá a menudo relacionada con la a~resi6n. A medidA
qU(! mi demostración avanzaba, ella fue mar:.jfestando u~a fuerte
189
i
reacción emocional; me d~lUve erÚonces en la exhibición -::-r:'~-de
método.y comencé a trabajar con ella. El roIfrng le babia aflo-
jado, principalmente, la tensión del gran músculo que se en·
cuentra en la parte anterior del vientre (recto mayor) 'Y de los
músculos internos que, por detrás de aquel, se unen a la calum A
na (psoas e ilíaco). Una de las limitaciones del rolfing es que
no ofrece ningún procedimiento paradahorar los sentimientos
que produce la liberación de las tensiones musculares. Crer He-
gada la oportunidad de complementarlo en ese aspecto.
Le solicité~a Heleo que se volviera diminuta y, entrando en su
propio cuerpo, se dirigiera hacía aquellos músculos en los cuales
se habia trabaiado. Mediante este procedimiento simbólico po-
dda ver mejor todos los sentimientos y acontecimientos libe-
rados. Desarrolló l,uego una. fantasía notablel"?e~te pro]ong¡tdll
y profunda, que guaba en torno de sus sentimientos sobre la
muerte de su marido, la cual habia estado tratando de elaborar
durante los dos últimos años. Eh esta oportunidad, pudo llegar
a la ira y odio verdaderos que sentía bacia él, y expres:lrlos
plenamente. :En el pasado, solo había tenido concienci'l de su
amor, y del dolor que le "provocara la pérdida. Luego de expre~
sar todos esos sentimientos -ira, dolor, soledad, odío--, pudo
enfrentarse a su marido. Ahora era consciente de roda la gama
de sentimientos que tenía hada él, que iban desde el amor hnsta
el odio, y pudo ver en la fantasía la relaci6n. entre ambos tal
como babia sido, separarse de él cálida, amante y realistamente,
y dejarlo tras de sr.
Esto me dejó tan impresionado que volví a hacer la prueba va-
rias veces más, con resultados similares. Veo como un desarroJlo
futuro la unión del poder del rolfing para dejar en libertad los
recuerdos acumulados y del poder de la fantasía para elaborarlos.
Parecería ser una combinaci6n ideal pnra alcanzar planos muy
profunJos en un tiempo inusua]mente breve.
La fantasfa siguiente se produjo hace poco tiempo en un grupo
r~unido en Londres: SeryülÍ. para poner de relieve el estrecho
vrnculo que une lo ImaginarlO con lo corporal.
Bobbi era una .chic~ muy tranquila, que babía pasado t~da la
semana Sto dec1.f C~Sl palabra; de promo, en una de las seSIOnes,
rompi6 a llorar. He aquí su relaro del incidente que originaba
su llanto.
• Anne estaba hablando de la sensación de baber sido arrancada
demasiado pronto de los brazos de su madre. Me brotaron lá-
grimas de los ojos, me tembl6el coraz6n, era como si nunca sé
me hubiese sostenido y aceptado lo suficiente, aunque solo
190
,
lo~
las características de grupos en esta f~se son. los
siguiera respirando, lo cual me h,zo tomar concIencIa de mI te-
I rror ante la idea que se había sugerido: almorzar con la persona
con la cual mantuviéramos la relación más negativa. No me
sentía capaz de ello; pensé que necesitaba p<lS3r más tiempo con
aquellos hacia los cuales tcnfa sentimientos positivos, antes de
arriesgarme con :llguien hada el cLH1I tuviera sentimientos nC 4
, gativos. Esa mañana me había maquilbdo los ojos porque que-
i ría sentirme grande cua~do dejara e! grupo; tenía miedo de
I Horar [la tinta que se coloca en los ojos produce, al lagrimear,
i unos pinchazos que duelen como el diablo, de modo que son una
' defcnsa m's contra e! II"nto] porque sentía que la semana pró-
, xima [concluid"s las reuniones de! grupo] tendrfa que vérmeias
'1 nueVamente corl' es~, y que no t;nía dentro de mí ningún medi?
para hacerlo. Pense que volvechl a desmoronarme. Se me esl1·
i muió a que Je contara a In gente el miedo que sentía gritando
Tengo miedo, estoy aterrado, estoy realmente aterrada) estoy
completamente aterrada. BiIl [Schutz] me pidió que me acosta-
ta en el piso e imaginara que era muy pequeña y que estaba
dentro de mi cuerpo. Me send minúscula dentro de una gran
cueva con túneles negros que llevaban hacia fuera, como Alicia
en e! pais de las maravillas ... el hecho de .que se me hubiera
permitido entrar allí me tenía sobrecogida ycxcitada. Estaba
intentando respirar profundo, con ayuda; mi mentón seguía agio
tándose al compás de mi ll,mto.
»1311/: -¿Dónde quieres ir?
»-Estoy bajando por mi pierna.
>>---¿Qué tal es eso?
»-Un poco dificil.
>>--,Necesitas ayuda?
»-No. Quiero hacerlo soJa, quiero ser capaz de hacer algo
por mí misma.
I :+-¿Ahora d6nde estás?
»-Estoy en mis pies, saliendo por mis dedos.
»-,Hay algo debajo de tus pies?
·1 »--Parece que bubiera arena debajo de mis pies, es lindo.
, »-e Estás tú sobre la arena?
i »-No, yo estoy yendo hacia el mar.
»--, Vas a ent!'"r en él?
,,--ToJavia no lo sé.
, »-¿ Ya lo has decidido?
• ,,-Ahora sí: voy a entrar. Estoy nadando lentamente: No avan-
zo mucbo pero estoy bien. El mar es calmo y cálido, y ona s.
!dente bien.
191
 I
I
,1
----r- .
'f
:
,
.
, I
II
II

»-¿Te quedará, allí? »-sr, aqur (señala un punto encima de la montaña). I .,

»-No, ahotí\ estoy saliendo. Vuelvo a mis pies. Ya est6ydcntro »-'-¿Puedes ahora salir de tu cuerpo?
de mis pierm, y subo por ellas. »--Sí.
»--¿ Has traído algo contigo? »-¿ Crees que pu odes ponerte de pie?
i »-sr, traigo una bolsa a mi espalda.
»--¿Qué hay dentro?
»-Creo que necesitaré ayuda al principio ... siento las rodillas
inseguras.
»--Todavia no lo sé. »Me ayudaron a pararme y me sostuvieron hasta que sentí que
I »-¿Dónde estás yendo? mis rodillas podían hacerlo. Tenía una multitud de sensaciones
»-Esioy más o menos por aqur (coloca la mano '0bre el estó- en las piernas, especialmente en las rodillas, alrededor de la
mago), entre la superficie delantera y la superficie trasera de mi vngina, y en bs manos . .. J.lÍ cuerpo estaba muy caliente.
cuerpo. Me gustaría colmar el espacio intermedio y dejar de »-éQuieres mirar, por favor, a las demás personas?
sentirme sin espalda. »En ese ¡nomento me encontré con cada uno de lo> miembros

I
»--¿ Puedes hacerlo sola?
_No estoy segura.
·»--¿Puedes ver lo que hay en la bolsa?
»--Está llena de mar, está colmando el espado.
»-¿Sientes tu espalda?
I »--De afuera sL,. alguien está presionando sobre ella en el
costado izquierdo (Bm lo estaba haciendo), pero desde den.
tro no.
_¿Puedes ahora sentirla desde dentro?
·;"':'Estoy empezando a sentirla, está caliente y unida al pecho.
_¿Quieres salir de tú cuerpo ya?
»-No, todavfa no. Siento un cosquillear en mis piernas, una
sensación rara en las rodillas.
»--¿Puedes abrir lo; ojos y mirar a . alrededor?
(En este momento, sentf que eJla no tenfa fuerza suficiente
como para continua~ hasta ellin. El hecho de trepar contribuye
a proporcionar fuerza yoica. Segur diciéndole:)
»--Vuelve a tu cuerpo. Hay allr una montaña ... ¿la ves?
»-Sí, está aqur (pone la mano sobre el vientre).
»-¿ Puedes trepar a ella?
»--Sr. Al llegar a la cumbre se hae< nás difícil. Tengo que res.
pirar más.
»--Muy bien, allr el aire es más puro. ¿Quieres quedarte en ese
sitio?
»--No, regreso hasta la mitad de la subida, estoy demasiado
alto y me puedo caer.
»-¿ Hay algo allf?
--Sf, hay una suave saliente en la que puedo quedarme.
1>-¿Ves algo de le que puedas tomarte para sostenerte en e1
aire?
del grupo de una manera que para ml era muy distinta; quiero
dceií' que no sent{ que estuviera todo mí ser amenazado por
ellos, salvo A1ex, cuya estatura era parecida a la de mi padre
y que llevaba en si, mezcladas, las identidades de mi madre y
de mi padre; segula con mucho miedo de él.
»Luego de entra. en mayor contacto con Helen, me send más.
fuerte .
• -Aeuéstate nuevamente y trata de levantarte sola.
.Me levanté sola. Me volví entonces hacia Alex sin miedo, y
10 estreché un instante entre mis brazos.
»Tenía mucha conciencia del aumento de sensaciones en el
cuerpo y de la manera como se habfa modificado mi respira.
ción. Sentr como si hubiera vuelto a la vida».
Una vez concluida la experiencia, el grupo me tiró al suelo )'
expresó el afecto que sen tia hacia mI. Cuando terminaron, Boh-
bi se me Accrcó y me ofreció su ayuda para levantarme. La
acepté: el ciclo se había completado. Bobbi habla pasado, de ne·
cesitar ayuda ffsica para incorporarse, a hacerlo por si misma y,
luego, a ayudar a incorporarse a otra persona. He aquí cómo
finaliza su relato:
(l/Escribo esto una semana más tarde; mi cuerpo toJavia siente
el cambio. He sentado mis cimientos, y estos parecen, por fin,
¡,
firmes. Aún me sorprende cómo r.l cambio en mi mAnera de
respirar me ayuda realmente a conocerme a mi misma. Me sien~
I to, en gran medid¡", como sí estuviera empezando R vivir con
! mi propio ser, o sea que estoy enfrentando mi yo adultb con
la~xperjencia de una niña. Pero esto, en lugar de desagradarme,
me entusiasma».

192 193
 -""'1""
Terapia guestJltica
!
La té~nica creada por Fritz Perls se basa, entre otras cosas, en
una pertinaz insistencia en el aquí y ahora, y en la personifica~
ci6n de las diversas partes dd sí·mismo con vistas a que se acla~
ren los conflictos. También hizo Perls fuerte hineap.ié en la afir·
mación de la responsabilidad individual;· una de sus medulosas
y concisas fmses era «límpiese el ")'0 usted mismo» (wipe
your Dión ass). La insistencia de ,.:tirz en esto ejerci6 gran
iní1üjD sobre mí; de ella derivan las ideas expresadas en el
presente libro acerca de la responsabilidad. El método guestál·
tico para el análisis de los sueños es el más eficaz que he cono·
cido. También puede aplicarse al ensueño guiado, dado que este
no es sino un tipo particular de sueño. A mi juicio, el más
útil de los procedimientos guestálticos es e! de los diálogos en-
tablados entre aspectos significativos de la vida psíquica de!
jndíviduo, ya se trate de elementos de un sueño, de la mano
y la boca que aquella está cubriendo, etc. Por ejemplo, un
hombre joven BOÜÓ en cierta oportunidad que vera una oveja
en medio del mar; el guestaltista le dijo: «Representa a la oveja
y al mar, y entabla un diálogo entre ambos». Las primeras pa-
labras que emitió el joven fueron: «Soy e! mar y guardo un
cadáver dentro de mí». P"rt.iendo del supuestb de que cada ele-
mento del sueño es una parte del síMmistno, se abrió así toda
una zona emocional del sujeto, vinculada con su sentimiento de
llevar un muerto en ~u interior. Pero esto lo pueden leer con
más detalle en los libros de Fritz.
Quidera hacer ahora algunos comentarios acerca de ti!1 procedj~
miento de uso más reciente, en el que se combina el rolfing con
la lerapia gu"stáltica. Sé que Fritz ya lo h"bía pudto en pr~e·
~
-rica, pero a causa de una disputa, no demasiado grave, que
tuvimos poco antes de su muerte, nunca pude saber exactamente
en qué tramoyas andaba. En forma independiente de él, descu-
brí, mientras practicaba el rolíing, una rnl1nera de combinarlo
con la técnica de Fritz.
Estaba masajeando a un individuo que presentaba gran tensión
en el pie derecho y la pantorrilla izquierdaj ambos estaban
extraordinariamente duros. Cuando le pedí que entablara un
diálogo entre ellos, comenzó de este modo:
-Tú no avanzas lo suficiente -le espetó la pantorrilla.
-¿ Qué quieres decir?
--Que no llevas tu propio peso. Te quedas alú, agarrotado y
pasivo, y soy yo la que debo soportar tu peso.
Esto s"có a relucir todo un campo de pasividad y eonflicros en
194
torno a la masculinidad. Fritz ""stenía 'lue e! lado derecho es
l
"
1:
el masculino. Obsérvese, adera¡;,s, que hay ciertas frase~ co-
rrientes en nuestra cultura que ~;(ln físicamente exactas: «(Carga
con tu propio peso» y «Da un paso adelante». Sospecho 'lu~
en el futuro esta combinación de rolfing y guestalt tan:blén
probará su utilidad.
Al escribir esto compruebo, para ,mi sorpresa, que recuerdo a
Fritz con mucha simpatía. En su último año de vida, tuvimos
algunas dificultades en EsnIco, pero al parecer no eran tan im-
portantes como este sentimiento, más profulldo.
Adiós, Fritz, descansa en paz. Te diría, parafr3Seando " A thou·
sand clowps, que fuiste el mejor Fritz Perls que podías, y que
has ejercido profunda influencia en muchos de nosotros, inclu-
yéndome a mí. Querías ser una persona auténtica, y, de todas las
que conozco, fuiste quien más se aproximó .a ello. También
yo quiero serlo.
Frases absurdas
Otro método para extraer material procedente de niveles que
están por debajo del plano verbal consciente consiste en solicitar
al grupo que se divida en dos bandos, y que cada uno de ellos
diga al otro frases absurdas. Ello permite formular proposiciones
sin necesidad de hacerse responsable de ellas, y a veces libera
a los sujetos de sus censores internos. Por ejemplo, hace poco'
alguien dijo: «Jeremías fue el padre de los jeroglíficos»¡ se le
pidió entonces que representara tanto a Jeremías cuanto a los
jeroglíficos y llevara a cabo un diálogo entre ambos. Resultó que
esa persona sentía que él y su p"dre habían partido del mismo
punto (ambas palabms comenzaban por «jen,), pero lueco se
convinieron en personas muy distintas, hasta que a la postre el
hijo habia llegado a ser un enigma para el padre; este último
no podía comprenderlo, er:t coma un jeroglífico para él. Esto
posibilita una elaboración ulterior; lo importante en este mo-
mento es que, incluso a partir de una proposición absurda, pue-
de alcanzarse a veces en un plazo muy breve un contenido
significativo.
Hipnosis
Cuando resu'lta conveniente, se emplean técnicas hipnóticas di-
recttls. El estado generado es similar al que provocan los ensue·
195
 I . " . . " .' ..,
¡'1'~'tI\'l"""-\\~~l$1~-M~M:~~f'i""''''J'1~'''''''''*'ilf'',\¡'';'''''''''''''''c''-''''''"''I'''~.I.\''''".'
"_"_'.""_>..,.,._..
'-"'11,----
~.,.. "'\1
fios guiados, rero hAY gente que responde mejor Al método
hipnótico. Debe practicarlo únicAmente una persona que sea e~­
perta en l. técnica.
Medirdció/1
Los Antiguos y honomblcs métodos de meditación denlllcst,"n
n menudo ~crmuy convenicntcs para rcvclnr l1Spcctos hrlhitul11~
mente bloquendos de cierlUs individuos. La formn mós eficaz,
según se hn comprob.do, es ln que serenlizn en posici6n sedente
Y d. cnbid. n los ruidos y movimiento, de origen interno. Se
lA prnctica fuernde los horrtrios'en que se reúne el grupo, por
lo generol después de unn sesi6n de yogn, aunque en cier,"s
ocnsione, resulta útil un breve perrada de meditaci6n interca·
lado en Ins reuniones o microlaooratorio•.
Perfodo de soledd¿
La cr::ndéncia .interior suele bloquc<1fSC a t:liUsa df, una, Rctivilbd
continun, que tiene por objeto el evitar diri~ir l. mirad. h.da
dentro de uno mismo. El mero hec,ho d~ asignar Runa pct!'=Qna
un perrodo durante e1cu,1 debe permar.ecer sola -tnl vez
camínnndq por los 'cerros, por un ,sendero o por la ribero de
Ull tío, setltándosc R eontempl:t.r, el tnl1r o de cualquier otra mA~
nera que desee h.cerlo-'- despiertA en ella sentimientos que de
"minario no se permite experimentar.
Dldde r¡¡e/1cio
PAtn e1imin.r en formo m,'s cnb.1 Ins p.lobras Y ruidos de todo
{ndale, en cicrt:1s oportunid;1dcs el lrlbor... torio incluye un dfa
de completo silendo. Todrts l." actividndesque en él se rcalizon
!;0'1 no VC~b;l1cs. Alr,un::ls se Ilev.an R C:loo A sohc:;, olr(ls tienen
el propósito de est.bJecer m.yor cont.cto con el sI-mismo. Un.
dccstl1s"d'c probada dicl1eiá, c~nsistc coque cada personl1 pMe
rncdiahorapl1t"da dc~nuda,frcntc a un C,$pcjo,obscnrándose,
todndose y cxplor~ndosc. en todos ,~u!J dctal1es, Tan poco!'lc.fe
nosotrm; ,nemo!;' p¡:¡s:1d6 volúritllrintncntc uridfa entero cn silen-
cio,quc"cnn írecuc~eia Jos rcsultl1dog, son notables; :'Muchol
r
comentan l. e.lma que ello les proporciona, J. s~n,"ci6n de
librarse de la coofusi6n de lrt vidrl. ParlÍaumentrtr la intro-
196
"""~"""';'f",.;,,,,,,ty,~"' ';"-..' '·'ffi~¡~'''Ifi¡'1·'''''''YCj:",;·j'"'''''¡~<I'\::·'~'''~:'';.k:)·'''' '~""ji' # 1'
;,,,,,.',,·,,,,,,,,,·~,,,,,."'~~"'~'I\<"""-'k~"i':t""'~r;':- '·i~.""'¡""':":;'''''''·;·''''·':
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"I¡;,[1',;:I'I"!,A,' '<>'" ,(
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,"_" \- ,¡
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1
J
. )
ver!1i6n, puedcn uSAtse tapones en los oldo!', que permiten es.. ;
cuchar los ruidos interiores mej~t. que 109 exteriores.
Métodos de desbloqueo
El siguiente conjunto de métooos se centran en el problema
de romper los bloqueos, que, según se supone, tienen expre.
~
si6n a la vez psicol6gica y corporal.
Respirddó/1
1:
La respir.ci6n desempeña un pnpel fundamental en casi todo:.
los bloqueos corpornles. La mutilaci6n .de los sentimiento. se
realiz. por medio de la mutil.d6n de lrttespir.ción. La respi,
roci6n se relaciona con In forma en. que uno se incorpora 01
mundo, toma de él lo que cree que merece, acepta a la gente
dentro de él, saca fuerrt sus sentimicntos y cualquier otm cosa
que estuviera en su interior .y mantiene Íntercambio afcctivo
con los demós. Se producenanomaH.s ilsicas cuando no se res-
pi," proIund.mente, ycunndo se contrae el pecbo Y In g.rgnnta
y se coloen la lengua de maneta till que,'obshlCttliza unar<;spir:J~
ci60 cabal. D.dn la enorme importancia emocion.l de la re..-
piraci6n, tales anomalfas son numerosas. Describir~ la pautA
respimtotia ideal, Jos tipos de anomaHas Y su signiflcl1do psi·
co16gico, y "Igunos métodos p"ra tmtar de superar los bloqueo. .i
.espimtorios Y dejar en libertl1d los sentimientos que ellos es-
¡ conden. Como no tengo iamiJi.ridnd suficiente con la fisiologl.
ni con l. psicologfn de la respiraci6n, citaré a algunos person.s
'1 que creo autoriznd.s, yeuyos puntos de vista son congruent"'
con mi propia experiencia.
I1 El caróeter' fnndnmental de la respitación fue reconocido por
...I~
Reich Y Lowen en la bioenergétka, asI como en el yoga, donde
la prand (p.lahra de la cu.1 <respiraci6n. [brearh) no es
traducción exacta, peto se aproxim-a bostantc) ...·cs,consideroda
~: .. En ríR'dt, 1Rpr.t1n4 nocs 1AresrilrAdón lI:jno d ,«hJ1lito vitAl. 'f ti,mhi!n
el ""Aire im¡,ir:ldo.¡ el .. :tite, e~pitltdo.. !le dC:'iip;nn en ~Án~crito tlfW111
,I¡I (véAse PAul MAS:'iOn Ourset, E/ yoga; nueno~ Aire!!: E(Jf)EDA, 1962,
páp;:o;, 99 Y 116). En'otrn obrAwhre el temA se l. ddinecoinQ <fImerRf.
f c6:o;miclt, fuerzA vilRI. vil111idAd, exi:O;fehfe en <:1 Rire, que Il:e inhATA con bl
te~pir~ci6n" (Michltd Volin y NanC1,rhe1lln, Sáo y Y01:~1 Bueno:t: Aires:,',
PAid6!1i' 1967 1 p4g!1, 203-09)., Sin tmbllrgo,' como aquf Schuu: utiliu slem-
197
1 , ,r::"
':', . ,',: ,
tii4t "
'
.
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~'''''''--
l~ clav~ d~ la a~tividad física y espirituaL J:,a ciencia del control
respiratorio es laprantrjama.EJ gran sabio Vasishta, en su obra
Yoga VaJishta, que versa sobre la reIad6n e~trc:: la mente, el
t'Uerpo y la pranll. estllblecióll1 importancill de esta última-eo-
nocidll también como energla universal:
• ¡Oh, Ramal Para mover la carroza del t~erpo físico, el Dios
ha creado la nlente y la prana (hálito vital). sin cuyo aU'
xilio aquel no puede funcionar. Cuando la prana desaparece, cesa
de actuar el mecanismo del cuerpo, y cuando funciona la mente,
11I prana o háliro vital se moviliza. La relación que hay
entre la mente y la pmn. es la misma que existe entre e!
cochero y la carroZa. Ambos se mueven mutuamente.Poe ende,
los hombres sabios &b<:n estudille la regulación de la prana
o hálito vital si desean suspender la.alborotada actividad
de la' mente y concentrarse~,' La rew,daci6n de la respiraciól1 es
e! origen de toda felicidad. m.cerhij y espiritnal, desde la con·
qUistll de reinos hasta lll. Bienaventuranza Suprema. Entonces,
iOh, Rama!, estudiad la Cieocie de la Respiración••
Las descripciones acerca d~ lo qu~ es una respiración normal
son variables, pero daré a continuación l. mejor que h~podido
sintetizar. En la mec¡Úuca de la respiración participa todo e!
sector del organismo que se extiende desde los hombros y cia'
vÍt'Ulas hasta e! extremo inferior. de la pelvis. Una inspiraciÓn
completa, debecomcn::ar en el abdomen y recorrer) en una onda,
toda esa distuncia hasta las clavículas; la espiración ~s ese misma
, onda en sentido inverso. La' inspiraci6n se inicia en el dlafrag.
ma, un gran músculo en forma de cúpula que se halla debajo
de las costillas inferiores y separa los pulmones y la caja torá·
cica de' la cavidad abdominal. Al comraerse, ejerce presión sobre
los órganos alxlominales (est6mago~ hígado', intestinos). des-
plazándolos hacia afuera tanto· como permitan los músculos de
esa zona; Al mismo tiempo, las costiHas se levantan y movilizan
en cllatro direcciones: hada acriL,. y abajo, hacia atClÍs y
adelante, a lo aticho y rotando hacia arriba como las hojas de
una persiana. El movimiento de las costillas y del diafragma
expande los pulmones, de tejido elástico, creando en ellos on
vado que permite!a enttada del aire exterior.
Estos son los movimientos qu~· se producelí en la respiración
pectoral. Para la respi'raci6n completa, deben levantarse los
hombros y da.vlculas. En dyoga, se combinan los tres tipos de
. "
pre brea/h.' trll~~dremo!l
en algunos cuos por .. respiradón"" ron ~ ~.
e
vedad expu<>'•• (N. del T.) .
,~1'", 198
.' ~.". _. __ ._-------
respiración: la abdominal o profunda Ueva el aire a las regiones
media e inferior de los pulmones, la pectoral a la parte media
j
y baja de la región superior, y la de los hombros (o respiración
alta) a la parte alta de esta última. Además. se hace hincapié en
la espiración o eliminación del. aire. Limpiar los pulmones de
I
aire vidado es esencial, por lo cual la espiración debe durar
el doble que la inspirad6n. Una vez que se Jominaestil' pro--
porción. los yoguis <lprenden a cqnte.ner ,el 'aire el riempoapro·
piado, lo cual significa -si bien cnesto huydifercntíJs entre
elloli- que: la relación entre la inspiración, el mantenimiento' Jel
aire y la espiración sea de 1 :4:2.
De manera, pues, que lalcspirución ideal-en la cual se utiliza
a pleno l~ capacidad pulmonar, se saca el máximo provecho del
aire inspirado y se lb expele .totalmente- implica la pn;sión
inicial del diafragma sobre los órganos abdominales,empuján.
dolos hacia UfUeIllj luego, la rC$piradón pectoral que ,expande
las costillas en cuaU'O direccicnes, la c1evación de los hombros
para terminar dl"~ llenar los pulmones, el mantenimiento del
aire y Sil posterior exhalación en una onclaq:Je parte de las
clavícula, y llega a la ZQna abdominal, y que clura aproxin,aJa.
mente el doble que la inhalación. Probablemente un maestro de
yoga sea el más indicado para enseñar este tipo de respiración.
Vishundevananda 10 describe en su libro. .
Ltt e:xistencia de teQsion;;s nll.lSClllart::s interrumpe ',esta pauta
~~spira{Oria~ Para respiraren fppna tan rítmica y .profumh~1
deben funcionar armónicamente y. sin restricción' alguna una
gran cantidad de músculos, desde el bajo abdomen hasta el
cuello. La tensión en cualquieta de ellos detendrá de algún modo
espedfieo el flujo respiratorio. L<iwen, en Belrayal of Ibe body,
describe muy bien varios· bloqueos de este tipo; en 10 que
sigue, extraeré abundante material de él.
Uno de los sentimientos con,unes a mucha gente (:9 que su
suministro de energía es insu!icíenfe. Si en el concepto que una
persona tiene de sí misma se' incluye esta idea, las crecientes
exigencias de la vida pueden llevarla a sufrir un pánieo respecío
de su incapacidad para respirar. Tales exigencias pueden ceno
trarse (:n torno de diver.sas áreas energéticas, como el r~ndimien.
l() en el trabajo, )'1 re$puesta emocional 0,1;,1. actividad sexuaL·
Para cierta gente, la inhalación pofee varias connotaciooes nega·
tiv<ls, A veces implica, asimilar ,eJ, ambiente, con su aire vi.
ciado lal vez o todos los malos,oloresdc' las d~mJs personas;
... ,r.
en un plano pl.ás profundo, quizá represente el temor de ser ;n.
vadido por los ottos. Hay quíenes sielllen que el sonido que
acompafia a la respiraciÓn ptof~rida es de lndole animal o in·
19~1 ' AIW"·"·,,IV"···<".," ,.,."'." . .
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d\,íliZilc!\), ('1 bien 10 R¡'xian con .::1 flctO ,"iCX'11l1
tn~rme: ua, de tltl !1"1ncta qlle exprCS:ln
o C(ln un cst9do de
prol-,lrmlls jrrc~\lcl·
ji):)
(O; el1 e;." "feta; e llc1iendo lo re,pir,ci{n profundR. L. impi-
r¡:¡.óón proflJnda cstl <:on [recuen :.ifl vincll111da 11 tomar pnra sí
10 que uno $C mere :e. Si un individuo cree qu<: es digno de
recibir lo q\'C ~n jlisl1.cia le corrcsponJc, tomfltá todo el aire que
nccssita, en cambio, si ha intcriod?:lldo la ideA de que es ep,dstn
o codicioso o de q\lC &t tomar pa- ,,1 lo que le corrcsponde:
priva de el,o f\ 10:) ,jemás, lI:e mostrl..rá renuente n respirar ~n
forma profllnd,.
Qtrn mMlctA de scn-ir que ilOpide unA respirnción profunda es
1~ de qllcrcr paSilr ip~dvcrlido. Si un wjet.o P;-¡Só su rdñcz teme·
roso de ser cllstigildr" p'JcJe rcsolver qur.'. pnra sohrevivir le (.s
pteci.o::o «h[lccrsc r.l muerto», trnttH' de desífh':",,~~e 10 Inet1cs
po~ible. en lA e~pcr:lm~a de q\lC nAdie Advierta su presc:ncir y,
V11' :::ndc, L'1 ~e 10 c~~tir,uc. O tal veZ c]i.licnt cvitnr ~Igo ílún mI).:
flinCn~7.;1dnr: que f< l¡:uicn lo observe y le preste atención. Desde
el. pllfllO Uf; vh:ta j},ico, o«hi1ccrs~ el mllc:'to~ signifir:a contener
lit rcspirnci6n, 'conlrncr Jos rrH1~;cnlos y no moverse (piémes~
en Jo que (,curre cu:mdo uno se e~c(lllde en un ropero). Si pre~
v.11ccc un Inerte dc;,eo de no se; ohscrv?do, este originará une
rcspirnciólI muy superficial y contenida.
Micntr~s c">crit,fA c',te libro? me dr:o::pert¡': vari~s veces COll una
fPolcsti;l C("1 el paL,(lélr, que jnv~riablcme)ltc desilrf\recfn. cu.1ndo
comen7,<1ba :1 r-:spirrlf en formn profundn. Mi Rsoc:iaci6n nI r~s·
pccta es quc no qi._licro que n;;dic me fnoleste ni me plantte
exiíiendas~clativ[l;) lit tiempo (Ir. que dispongo, y... que esto)' ta·
Ldmenle ahsorbióo por la l;ne;). VtllZ~. si no respiro fucrtc-
r-:ente. no se ndvcpid rr.i prc~(;ncia -i1VCfsión de Ulla p~ut¡.
f:lUY h;¡bitl,'ll en rili niñez-o E5 I'rohablc que si no me diera
CL:.cnta ele tilo tuvic~:a mlJCh;lS ITlolcs t i:ls ("11 la parte superior del
aparRto rc:-.piratoric, ins cuales, en caso de eontbuar, provoca~
dan r..lpun... a[cccióp crónica.
Lo, problem" 1'''.
exhalar el aire totalmente están por Jo
p,eneral víncuJados con el desc(, de no numifcstnrsc, de no ex~
presar 10 que se sicnte o de no brindarsc. Si sc ha dcstinndo un
gran monto de ~nC'rgías R fonsctv¡¡r las cosa,') dentro de uno,
el hecho ,~.: darles ,al ida puede Mir,inar mucho tenoor. La Ílo;·
tilidaJ internn o 10" '~ntjmicntos pom:cí1osos se manifestado
tal veZ' en olores corporales o en el ron} aliento. Mantener \lIRO
fuertemente controbdo dentro dr uno implica no exhalar
libremente el aire, cnmo 10 del!luestra d suspiro de nlivío ---Q
sea, una e~pirAci6n amplia e ineontroladA- que sigue Q lA ex·
presi6n' de iaque Se rcprimi6de esa rr.l1nera. La semlQdón de
200
--~ --_ .. '0 _,
I
.j
caí-c!lcia rsi.:'oh~gicfl r;e <:x~rcsa B vece.:; r.-fcrrándose II ~od¡1s la3 ;,
poscs¡onc~ per:Qn:llc~1 includve el Aire¡ r nep,,'induse A 501tarlas. i (!
El individull ne quiere (lo:rder mucho tÍc:71tlQ en brind~rse, par!":
('Ollceiltt¡¡l"se en lo que' debe ncapnmr ---{'¡I,ro de los motivos que: I
explican lns espiraciones dCfTl<lsinc1o brc·",·cs.
La ncccsicind de f,nprimir sensaciones corporales indcsc1blcs es,
'
1
Asimismo, t"\n motivo f\Jr,damcntal dc lB ¡-cspirnción restrinRidf'l,
en particular J~:> sensudones procedentes de la p"rte: inferior del
orp,;mismo. Como ya vimos; cn el cstóm:1go y los p,cnitnlcs s~
concentran sentimientos de ira, temor, hostilidad, C(¡nCUpi5ccn~
eil1, y cles~os sexulik<¡. LA respirndón s\lpcrficial impide que {.¡-
les senlimic-ntos se desarrollr-n y se conecten con la parte supc·
,., rior de~ cuerpo, lo que implicarla h,cerlos conscientes y expre.
"rlo, en forma públic,. Si a una per,ona bloqueada se le hace
reblar el nbdcmen y t\::spirar prüfundamentc, experimentará,
por lo común, nmiedad, triste7.l1, o una ~cn5ación de vodv. El
retlto Anterior Rccrca del !:'iUjcto que hab;" rccjbid~ su quintA
sesión de roJling -la que abre I~ zooo del e;tóm,r,o- describe
bien ;:¡lgunos de estos senti~¡c:ntos. LllS anomalías rcspirntotias
Asumen miJCh~lS otras formos¡ remito lJ los lectores que deseen
~stud¡ar m~s a fondo este asunto ~l libro de Lowen.
A cau,," del pape! fundament'¡ de la respiración y de 1, enorme
vMicchd ele bloqucos quc se pro-::1ucen en este sistem:t, íA 5Uw
pcrnci6n de dichos bloqlleases de pnrticular vnlor. En cssc
punto sed útil que recordemos el modelo terapéutico cmplcndo
en el rolfinr,. Algunos bloqueos pucden eliminarse proporcio.
nando simplemente apcyo y orientnción al su.ieto; ello bastR
p:lra que rebjc conscientemente la tensi6n de los mtlsculos que
intervicncl~ en la rcspíraci6n i y cr;ta se vuelve m~~ libre. En
el otro extremo tenemos los bloqucos correspondicnte.~ Q un
material tnn profunr\;"'mcntc reprimido y amennzadúr que, p¡HA
el ~Jivjo de ¡:¡ tcn:-;ión, se requiere un lflrgo tratamicnto fisico y
psicológico. Entre amho, extremos se h,lIan aquello; hloqueo,
que pucden cede\" cuando se combin"o b presión física y 11\
oricntación cxlcrnas, en un marco de apoyo, como lo es el
bhoratorio. Steve Stroud y John Hcider h,n d~borado un mé·
todo para penetrnr Hsicamente en los bloqueos respiratorios de
-.Jo
este ril'O intermedio, método que todavfa e'ta en una et~pa muy
I! experiment,1 pero que parecerla promisorio, y ha da?c¡ algunos
resultados c,,>pectaculnres. No obstante, reviste suflclentcs pell·
p,ro, como parn que me arreva a recomendar decididamente que
no se lo pruebe.
Sreve y John lIevon a un grupo de genre a nuestro, baño, ter·
moles de E,alen y piden a algnno de sus integronte. que se
201
.....
.....,
ubique en UO:\ bañera de alrededor de medio metro cuadrado
de lmpecficie; ,luego le :>ülicitan que respire en forma profund¡t
,hasta quedar hiperaireado, Con el objeto de hacer m1s intensa
:.(.
la experiencia, suele peJirse1e que pase 1\ la bañera frí<l, y aun
que lo haga repetidas vece,. de la fria a la caliente y viceversa.
~~ A menudo tiene lugar ellt(lnces una explosión involuntaria de
'\
Sentimientos de tristeza, lbnto. risa, llanto mezclado con risa,
gritos, expresiones de terror, vibmciones incontrolaJ;.¡s en diverM
SOs lugares del cuerpo y parali:L.ución de los músculos bucales. Es
muy probnble que bs vibnleioncs se proJm.can en aquellos sitios
del organismo que se hiln mantenido crórlicamente tensos. Estas
reacciones son análogas a bs uriginadas por el rolfing simulM
táneo de tooo el apantto respiratorio. Si bien el individuo se
siente aterrorizado y trastornado du.rante la experiencia, cuando
esta termina 10 invade una sensación igualrnen~e general de
alivio y euforia. El material qlJe uparece t:s elaborado mie!1tras
I se halla en dicho est1do, o bien, en el caso de que esto no
resulte factible, en reLlfüoncs pOatcriorcs del grupo. Tal es unü
de las ventajas ¿el marco tn que se desanol!.1 el lahcratorio.
Es evidente que un procedimiento Je esta fmlolc no es .I:Iplicllble
si In experiencia de hipcr~dre<1ciún no es seguida por una semana
de contacto con el sujeto. 'Al pCl'mitfrsele descargar y dar rienda
suelta a sus sentimientos sin detener su fiu.ir l y confiaJo en que
tiene junto a sí 11 una pe-rsona competente l el sujeto pueJe hUM
cer grandes progreso::; en la claburaci6n de sus esferas de blo~
queo. El apoyo y la elabonlCÍón posterior son, desde lucgu, vi-
tales. Advierto que he empezado 11 repetir mis propias 1\Hrma~
ciones para convencer a mis lectores (y Convencerme a mí
mismo) de que. este método es correcto. En re"lidad, debe
conocerlo mejor -especialmente su 11speC[Q fisio16gica-- ~HHe:i
de decidir si carece de todo desga. Sin embargo, no qllisicrl\
que mis temores o mi pusilanimidad desalienten a Stevc: '1 John
de continuar practicándolo. He aqu( un ejernplo de cÓmo un
rebelde (yo) se convierte en el Orden Establecido a medida
que se 10 llcepta en mayor graJo, y luego en el rcaccionario que
irnpjde todo ulterior desarrollo.
Aparte de este procedimiento -bastante radical- para el des-
bloqueo. la respiración es utilizada en el grupo de encuentro
de otras varias maneras. Ya mencionamos que en las reuniones
abiertas al público comenzar por la respitación es IJl1 buen modo
dr. llctivar los sentimientl.is~.sí cfluna habitación llen:l de gente
se pide a todos que re::;piren juntos, el resultado es un enorme
aumento de la energía. En un pequcño grupo, mientras un índíM
yiduc C1itÓ, elaborando nlgún problema, su respiración consrí~
~()~
I
I
I
i
tuye un importante indkio: en los momentos en que cesa, esta M
i
mO$ ante algo qúe crea ansiedad y dcfensividad; la continuidad
respiratoria ~$egura la pCl'm¡\neneta del sentimiento. Asimismo,1
es posible aprender a tomar conciencia de la aparición de la I
ansiedad concentrándose en una respiración profunda. Es esta
una excdente señal que nos sUUlinima el ¡>topio organismo.
ESlallidoJ
As! como muchos bloqueos se asientan en la r,.:spiraci6n, también
lo hacen en otros dstemas corporales. Suehn producirse blo·
• quees~ digestivos, vinculados por 10 regular con la madre y con
problemas concernicnte~ a la ulirnentaci6n; ayJ.dar a liBa persor.il
para que vomite pllcdt~ llevar gmn alivio a todo f;U aparato
digestivo, y con:Hítuir una eX!J\.:lsiól" simbólica de la parle re·
1 • chaz.lda de la madre. Con frtcllcnciu, una voz extremadamente
d-~bjl y una garg:Hlta tlgarrotad a son indic¡()~ de bloqt'eo en el
afhl~"Ho v{JCul, pasibles de ser superados consola hacer gritar
al sujeto. Es probable que la [antas!a de lIobbi a la que untes
aludimos no hubiera tenido lugar si durante la semana previa
no se le hubiese hecho gritar con el objeto de remover el blo-
queo de su garganta. Análogamente, las tensiones musculares
se expresan y alivian golpeando con los puños, pateando el piso
o J:.lI1Jo punt.lpi¿Sl arrojando objetos o rompiéndolos con lus
m~nos. Para facilitar estas manifestaciones, la habitación en la
que ~e reúne el grupo esbl provista de diversos elementos, como
almohadas, colchones, pequeños re<:¡pientes de cartÓn vndos,
to;dlas que pueden estrujarse, bastone,..: de material plástico con
los cuales pegar a tos demás l etc. Al descargarse, la persona toma
contacto con sus sentimientos, y 1t vece:; rompe los bloqueos y
los elabora. Estos método, son utilizados, principalmente. en el
análisis bioenergético y la terapia psicomotora.
Alaque
',- Los métodos del grupo Synanon. sobre toJo la terapia de ata·
que, son útiles también para abordar material modemdílmentr-
1
I n:primiJo. La técnica t:on::;jslc 1.:0 que toJo:, los mit' r:n.bro~ dci
1
grupo se enc~r!lICtn en unu aparente fIaque ca de une; de dlos
y Jo llcrien de acusaciollcs al te~pecto --<tUt !lO tíe[1'~f1 que ser
r¡ecc~arillmente cintas, uunque por lo generr l. lo son.- -', ,Al dCSM
(¡Irgar tooí.l la ~)I"esióf1 del gmpo en el "cusad), se ~YI\,!a iI este a.
;>03 ,.,,¡. •.. ,.

","
enfrentar algo que estaba eludiendo. Este método parece fun.
cion<lr bien con algunos indÍ?iduo~ pero no con otros (tal vez
con 1m; que tienen inclinaciones masoquistas). Tampoco estoy de
acuerdo con el aspecto de fomentar las mentiras; con frecuencia
no se llega a discernir luego qué parte de lo dicho fue cierto
y qué parte falso -ya sea con respecto al acusado o a los
acusadores-. Esto se opone al principio de la sinceridad, fun·
damental eh los grupos de encuentro, y parece imponer un sa·
crificio excesivo de valores. No obstante, el juego del ataque
proporciona una oportunidad para que el sujeto incremente su
autonomía, ya que genera una situación en la que debe enfrcn~
tarse consigo mismo, con lo que h:l hecho y lo que es, y llSUr
mil' la responsabilidad por ello. S, el juego es bien conducido,
por debajo del ataque hay un buen monto de "poyo. Este mé·
todo me gusta cuando se lo utiliza con prudencia dentro del
contexto del encuentro.
AprJyo
'1 Los bloqueos simples, que constituyen fundamentalmente inhi·
" biciones y que no originan temor, con frecuencia se albnan a
ser resueltos en uoa atm6sfera cálida de apoyo y recompensa
al esfuerzo. Pero el mero deseo de lograr una atm6sfera tal no
basta para conseguir implantarla; habitualmente ello demanda
una larga evoluci6n Jentro del grupo. A medida que las rela·
ciones son I él más profundas y estrechas, es más probable
que surja el apoyo. En lo que a es' atañe, resulta pertinente
toda la teurla del refuerzo positivo.
Dramatizaci6n
En JrJy se incluye un examen de los métodos del psicodrama,
-cuyo principal propulsor fuc ]. L. Moreno--, tendientes a
hacer las situaciom:s más reales, en el mismo sentido en que
suelen c?erar los métodos corporales y de la fantasra. Básica·
mente, Implica actuar situaciones en ver. de hablar sobre ellas.
La mención de Moreno siempre me recuerda, de alguna m<lncra,
la cuesti6n de la prioridad. Conod a Moreno hace algunos años,
en un amable almucr7,) durante el cual me manifest6 que se
habra sentido agradablemente impr~sionado por Joy; .parente·
mente, su agrado provenra en parte de que yo estaba utílíZ3ndo
enfoque. y métodos de los que él había sido precursor. Con
204
I
I
I
en~,entro,
-,
anterioridad a ese ya había oldo decir eso a algUnos·· J
de sus partidarios, y 91 ponerme a investigar el Asunto descubrf I I
consternado que tenían razón en casi todo lo que dcdan: vir- ,
lualmente todos los métodos que yo, muy orgulloso, habla inven· i
tado o recopilado ya hablan sido presentados por él en mayor
o menor medida, en algunos casos cuarenta años atrás. La única
excepci6n eran Jos métodos de la fantasla, que yo tomé de Le""
ner y Desoille, adaptándolos. De modo que cuando Moreno
aludi6 a su prioridad en la materia, saqué el as de la manga:
¿Qué me dices de la fantasía? ¡Eso no lo has inventado tú!
iTa! Pacit"nte111(li I C me señaló que los artículos originales de
1.euner habran aparecido en su revista alrededor de 1932, y des·
de esa techa él habla recurrido a dicho método. ¡Otra vez habla
sido chasqueado! Invito. mis lectores, pues, a que estudien la
obra de Moreno; probablemente no cuente con el reconocimien·
to que merece en este pars. La terapia guestáltica de Perls le
debe mucho a ella. E. una obra imaginativa y digna de ser in.
vestigada.
Interposiciones físicas
Si el grupo funciona bien, puede apelarse a métodos menos con·
vencionales. Ejemplo de esto es el método utílízado con personas
«de culo estrecho»f muy constreñidas y que presentan caracte-
risticas retentivas anales, problemas sexuales y una personalidad
¡
1
trabada y tensa en lineas generales. Recurriendo al estrecho lazo I
que une el cuerpo y las emociones en los baños termales, pedl
a un sujeto de esas características, en cierta oportunidad, que I
introdujera uno de sus dedos en el ano y tratara de relajar lo. I
dos esfínteres que encontrarla alll. Le llev6 un tiempo conse-
guirlo, pero finalmente lo logr6. Se sintió acometido entonces
por sentimientos diferentes a todo lo que habra experimentado I
hasta entonces. Los músculos de la pelvis, los genitales y, con
frecuencia, también los de los muslos se manifestaron mucho
más relajados a partir de ese momento, y el individuo tuvo sen·
sacioncs nuevas, habitualmente muy placenteras. Vio con toda
.¡. claridad las tensiones que se hablan instaurado en su cuerpo y
que nu.nca habla siquiera admitido; .hora sabe qué es lo que
puede llegar a sentir con solo aflojar algunas de esas 'tensiones.
Tener un atisbo de lo que es posible lograr -ya sea mediante
este método. el de la fantasfa u otro-- constituye un poderoso
motivador para el aflojamiento voluntario de la tensi6n.
205

iTermina de una vez!
Hay personas que no han llorado en treinta años, y conseguir
que lo hagan es un acontecimiento importante. Pero otras l1o~
ran con excesiva facilidad, explican sus problemas con voz que·
jumbrosa y plañidera o se hacen las «poblecitas» con suma
frecuencia. Cada vez que un sujeto:' que ya ha elaborado uno
de sus campos de conflicto, persiste .1 la misma conducta -lo
cual suele percibiese porque se vuelve 'aburrido y cuenta Cosas
dichas ya muchas veces por él-, se le impreca: <qTermina de
una vez!» ... nada más que eso. Para muchos este método surte
mucho más efecto que el verse atrapados en su telaraña ver.
ba!' A menudo recurren como defensa a la jerga y .a los mé·
todos psicoterapéuticos.
Estas son algunas de las técnicas empleadas para vencer las
resistencias y bloqueos personales; también se emplean los mé·
todos corporales y de imágenes internas que antes describimos.
De nuestro trabajo se desprende que los métodos más eficaces
son los que combinan varias de las técnicas aludidas. Por ejem.
plo, a continuaci6n de un rolfing que deja en libertad enorme
c(;lntidad de sentimientos encerrados en el cuerpo, puede ser
útil una fantasía en la que el sujeto im~gine que se introduce
1I
en su cuerpo y observa la parte tensa. O apelar a las imágene>
I1 internas para aumentar la conciencia corporal, pasando luego a
, alguno de los métodos bioenergéticos corporales. O bien ;-e.
currir, después de una sesión de psicodrama, a la conducta no
I verbal del grupOj v. gr., si una persona termina aquella sintjén~
dose triste, el grupo la alzará y la zarandeará de un lado para
: otro. Estas combinaciones parecen constituir la forma más no.
¡l.' vedosa y promisoria de calar rápida y seguramente en los pro.
hlemas decisivos para luego elaborarlo•.
Repito que estos no son más que algunos de los métodos posi.
bIes. Espero que los eventuales coordinadores de grupos de en.
cuentro se sientan estimulados a crear los suyos propios; asi.
mismo, conHo en que la exposici6n anterior demuestre al tera.
peuta de grupo tradicional que existe en verdad todo un uni.
verso de técnicas.
206
~1 I
,I
I
I
Boletín in~or~ativo: Gn~po de encuen-
tro en el amblto educativo ,
Mayo de 1984 (especial para The New York Times): A con·
tinuación transcribimos la rew)ión de un grupo correspondiente
al ám9ito educativo, con los comentarios de su coordinador. El
'1 grupo estaba integrado por el presidente de la universidad. dos
miembros de la Junta de Regentes, dos representantes del claus·
tro de profesores y tres estudiantes (uno negro y dos blancos)
elegidos por sus compañeros. El grupo llevaba reunido un dla
entero cuando se manifestó lo siguiente:
Presidente (gritando): iYa estoy cansado de que me zamarreen
de un lado para otro! Cuando no. me "pabullan ustedes, los
regentes, son los estudiantes y ,los p'rofesores los que se me vie·
nen encima. No puedo ...
Estlldiante negro: Hombte, usted eligi6 ese trabajo. Si no quiere
realizarlo, no lo haga. Nosotros no somos responsables de usted.
Regente 1: Yo no confiarla a njngún estudiante la conducci6n
de la universidad. Todo 10 que ,aben es hacer fogatas y plan.
tear objeciones. No escucho nunca nada positivo de labios de
ustedes.
Profesor 1: Miren, ya h::lce dos días que seguimos en esto, y no
vamos a ninguna parte. Hemos llegado a un punto tal que puedu
prr~decir todo lo que alguien va a decir.
Coordinador: Lo mismo pietlSo yo. Veamos si pod~mos hurgar
un poco más. Por favor, quisiera que el presidente y uno de los
estudiantes blancos intercambiaran roles. Usted tratará de ser el
presidente de la universidad y de manifestar 10 que cree que
siente realmente, y usted tratará de ser el estudiante y hará lo
propio.
. (..- ES/lldiante blanco (como presidente de la IIniversidad): En rea·
ljdaJ¡ yo concuerdo con casi todas sus posiciones. Si fuera CS~
,udiante probablemente haría lo mism.o que ..ustedes. Pero tengo l·
miedo de pl'rder mi puesto. 1.os regentes son tan conservadores
que siap9y'9 en algo 1\ los alumnos puede, ser removido del car·
go. ¿QUé" hada, en ese caso? TenGO 58 años, una hermosa casa!
y una familia, y no es mucho el dinerQ qLle he ahorrado. Tra[ar J
207
 ,
~ ,
de conseguir otro puesto -sobre todo después de haber sido
1,
"
despcdido-, vender la casa, trasladarme con la familia, ollnbinr
otra vez TI los nifios de escuela, .. ¡eso impIica 110 esfuerzo
enorme! Por otra parte, Jos regentes no estón errados en todo lo
que afirman. Algunos de ustedes, muchachos, son verdadera-
mente destructivos. Pero me doy cuenta qué fácil es tomar
como excusa a esos pocos para conde:lar a todos. Estoy en un
callejón sin salida. , al presidente, quien sigue azomdo y no aprovecha ,la oportunidAd
Preside,,'e (como esludial/le): Comprendo su dilema, pero qui.
I sierA que usted mostrase su coraje. Aún tengo el idealismo pro-
pio de la juventud, y quiero creer que uría ¡Jcrsona como usted
puede vivir de acuerdo con sus principios. A veces actúo como
si fuera fuene y lleno de independencia, pero no es as! come>
I donde e~táll los estudiantes, sino que se aparta de ambos grupos
soy. Siento cierta admimci6n oculta por usted. No es una mala
t persona, y su. tarea es realmente dificil. No quisiera estar en su
I IUBar, pero, por todos los diablos, defienda lo que cre~. Tam·
poco yo me siento siempre seguro de lo que hago. Me gusta
:1 rebelarme por el ~olo hecho de hacerlo. Este movimiento me
permite agredir a la autoridad como nunca podrla hacerlo solo.
:1 Sicmpte quise decirle a mi padre que se fuera al diablo y me
dejara solo, pero no tuve coraje. Ahora ruedo. No obstante,
1"i
10 que estamos haciendo me pone contento, porque sé que te~
"¡ti'Il nemas ra7.6n. Hace mocho tiempo que tendrla que haber sido
atacado el sistema. En su generaci6n.
iil'I Esludhmle blanco (como lal): Estoy sorprendido. Lo que usted
¡II dice es cierto. No sabía que me comprendía tan bien.
1 Presiden!-,' (como lal): Odio tener que reconocerlo, pero tamo
'1
bién ustedes tenían razón. ¡Jesús!, me avergüenza que estas cucs~
:I',!
':
:i;
tienes prácticas y marcriales asuman tanta importancia.
'i; Coordinador: P6ngase de pie, señor presidente. Los regentes
formarán un circulo a su alrededor para que usted no pueda
i salir. Esto representará la seguridad que usted siente al estar
con ellos. Si desea preservar esa seguridad, quédese en su lugar.
Los estudiantes se colocarán en la parte exterior del circulo y
tratarán de sacarlo de allí, mientras los regentes se oponen a que
usted salga. Si usted quiere romper la seguridad que le dan los
regentes y probar suerte con los estudiantes, trate de salir con
ayuda de estos.
(Al princip;o. el presidente se queda inm6vil. Los regentes,
por su parte, toman el ejercicio como una broma. Luego el es~
tudiante negro estira el brazo y toma al presidente JXlf la mll~
ñeca. Los rer,entes reaCciOnlln estrechando el cerco en torno del
ptcsidente~ que se v~ perplejo y ahogado. Los tres estudiantes'
208
lo toman y tiran de él, los regentes se movilizan y comienzan a '1
1
alejarlos con los pies. UEl gmpo entero se despIeza y cae final·
mente al sllelo, uno sobre otro. Se levantan llenos de sudor.
rojos de c61era y con el ceño torvo. El presidente es arrastrado '
en direcciones opuest<ls, sin decidirse aparentemente por uno
u otro hando. Uno de los estudiantes blancos toma a uno de los
regentes por la espalda y lo tira hacia atrás, facilitando la huida
que se le brinda; se lo ve muy serio y deprimido. Finalmente,
en un estallido de energra, grita: <qDéjenme!» y se libera de los
estudiantes. «Lo haré yo mismo», agrega. Con un esfuerzo so--
brchumllno, acompañado de ruidos fuertes y primitivos, se abre
,\ paso a Iravés del círculo de los regentes; pero no se dirige hacia
y los mira con encono. Respirando pesadamente, se deja caer al
suelo y sollo7.a en silencio. Los demó, se accrcan a él y lo
rodean. Desde el suelo, echa una breve mirada hacia arriba y
sonríe. Por un momento, casi todos se sienten empáticamente
conectados con él ea su condici6n de hombre conflietoado; en
es~ breve bpso desaparecen lAS diferencias entre ellos y pAsan Q
ser hombres unidos en la misma lucha. La única excepción es
HilO de los regentes, que se ha retirado solo R uno de Jos rin-
cones del cuarto y se ha sentado al U, no conmovido, al parecer,
por la escena. Pasa un minuto; todos recuperan el aliento.)
Regenle 1: Este es un mont6n de tretas psicológicas. La verdad
es que si dirigimos la facult,d es porque tenernos más expe-
riencia y conocimientos prácticos. Ustedes, 105 jóvenes, pierden·
el freno si no se les impone disciplina, y no podemos permitir
que se SR 19an con 'la suya.
Esludianle negro: Miro; papá, ustedes los elegantes, están tan
atrasados ... todo lo que ven es que su hermoso mundo se les
esfuma. No tienen la menor idea acerca de lo que está suce-
diendo.
Coordinador: Hagan algo, ustedes dos, para poner a prueba en
qué medida confla cada uno en el otro.
... Regente 1: ¡Oh, Crhto! Me estoy cansando de sus estúpidos
juegos. Mire, tenemos algunos problemas graves que resolver, y
de nada nos va a servir estar sentados aqul todo el dra actuando
como chicos.
Regenle 2: Lo que le sucedi6 al presidente me impresionó. ¿Y
• ti, Harold?
Rcgcnu 1: Bueno, tal vez. Muy bien; ¿qué quieren que haga?
No quiero que piensen que no deseo cooperAr.
209
 .....-----_ .. __ .. -- ----r
¡ji
Coordinado,.: Póngase de espaldas y déjese caer al suelo, con-
i, fiando en que el estudiante habrá de agarrarlo antes de que to-
1,
que el piso.
,1 Regente 1: ¿Qué quiere decir con que me deje caer? ¿Y si él
'1 me suelta?
11. Coordinador: Ese es el riesgo que corre.
I :¡ Regente 1: Que lo haga él primero.
:¡
(El estudiante negro se deja caer con soltura. El regente lo
ataja.) .
I superior. (Como estudiante.) Ea, quisiera dejar de representar
Estudiante negro: ¡Me maldecirán, conHé en usted! Fue fácil.
Póngase más lejos.
1:1
1,
'1 (El regente trata de dejarse caer pero vacila. Al volver a inten·
tarlo, internlmpe la caída retrocediendo un pie.)
Regente 1: Venga un poco más cerca. ¿Seguro que me va a aga-
rrar?
Estudiante negro: Hombre, tiene que confiar. Eso es lo que
venimos diciéndole todo el tiempo.
(El regente 1 hace una nueva tentativa, se deja caer unos
treinta centímetros y es sostenido por el estudiante negro. No
repite la experiencia.)
Regente 1: Bueno, no sé lo que e'to puede significar. Soy más
pesado que usted. tal vez no sea :1,¡Jaz de sostenerme.
Estudiante negro (pausadamente): Puedo sostenerlo.
Regente 1: No confío en usted, realmente. En general, no con·
fío en mucha gente, aUn cuando la conozca. Si usted hubiera
trabajado en el ambiente .comercial tanto tiempo como yo, tamo
poco confiaría.
Coordinador: ¿Podrían intercambiar roles y tratar de manifes·
tar lo que creen que piensa el otro?
Estudiante negro (como regente 1): No me gusta lo que está
ocurriendo aquí. Quisiera haber podido dejarme caer. Tal vez
sea demasiado suspicaz. Estos muchachos 1110 parecen tan malos,
una vez que se los conoce. Son distintos de los demás.
.I Regente 1 (como estlldiante negro): Bueno, realmente se lo qe.
mostré al viejo bastardo. Pero sin duda me sorprendió advertir
1 ", ~
que confiaba en él. Sospecho que por Jebajo de toda su fanfa,
nia bay algo sólido en lo que puedo apoyarme. Nunca sospecht
,1 que sentirla eso.
.I
! 210
:J
; '1
I i,
Estudiante ""gro (como re¡;:-nte 1): Me hace bien oír algo asi..
Tiene razón, siento que soy un poco anticuado. No comprendor
lo que está sucediendo en nu~stros días, yeso me espanta. No I
cs, en verdad, el salvajismo. Por todos los diablos, yo) en mi
época de muchacho, fui más salvaje que todos ustedes. A veces
pienso que soy mudo. Me gustaría haber recibido más instruc-
cióo. Progresé en el mundo de los negocios, pero estos jóvenes
patecen saber tantas cosas más que yo que me hacen sentir,
", chiquito al lado de ellos. Es entonces que quiero aplastarlos y
mostrarles quién es el que manda. Entonces me sigo sintiendo
su papel y decir algo <¡ue yo mismo pienso. En vedad, como
'0; prendo lo que acabo de decir. No sé si usted coincide conmigo
en cuanto a que esa es su manera de sentir. '
Regente 1 (a regañadientes): A veces, quizá llegue a sentir algo
así. .
Estudiante negro: Bueno, chico, yo sé qué significa sentirse
inferior, Acabo de darme ctlenta que'uztedhace 10 mismo que
yo. Mire, en Texas yo fui durante 12 años seguidos a una es-
cuela para llegar a la cual tenía que alravesar en mi bicicleta un
barrio blanco. Y cada uno de los días de esos 12 años me insul·
taban, me .arrojaban cosas, y yo no podía hacer nada para im~
pedirlo. ¿Puede imaginar el odio que llevo en mí? Todos los
días dmante 12 años. Y cuando puedo vengarme en usted, hom·
bre, la venganza ha de ser violenta. No quiero razonar junto
con usted; ahora no. Quierovengarmeviolentamente, o al menos
imnonerle exigencias irrazonables ante las cuales se tenga que
doblegar, no porque sean lógicas, sino porque yo lo digo. Las
CosaS que me tiraban no ernn lógicas. Tal vez pueda superar este
sentimiento. Pero usted no puede aplastarme hasta que quede
hecho papilla y luego estirar la mano y decirme: olvidémoslo
lodo, seamos iguoles. Todavía no puede suceder eso.
Profesor 1: Veo lo que él quiere decir. Harold, usted reacciono
igual, en gran medida. Se siente amenazado y entonces arremet("
en formH irracional. Gases l:icrimógenos, pistolas, muerte, La
misma irracionalidad de él.
, Coordinador: Quisiera que los rtos regentes se pararan uno 01
~ laJa del otra y frente a ellos los dos estudiantes blancos. Ahora.
griten, aúllen y vociferen todo el tiempo que quieran, en la cara
del otro.
(Comienzan los estudiantes, luego pocoa'pocose les suman los
regentes. Al mto están too05 grit~ndo) a veces emiten palabras
pero con mayor frecuencia ruidos ininteligibles, con el rostro
211
 --~__:::_-
n--*' -------- ._._--..-._--~---:-----)
contorsionado. De pronto, los prolesores se levantan y empiezan
a gritar ellos también, principalmente frente a los regentes, a
veces también frente a los estudiantes. Un momento de5Ptlés,
se levanta el presidente y :le pone a gritar frente a todo el
mundo y en forma más estent6rea qUl;: todos los restantes, Lvs
gritos se trocan en risas, hay Juego una tcntatíva deabrazí1tsc.
Las risas se apagan. El regente 1 h? . ',edado muy pensativo. Se
hace una larga pausa.)
Regente ¡ (conteniendo las lágrimas): Quisiera contarles algo
acerca de mi hijo. Quizá puedan ayudarme.
,
:>
'.
2J2
15. La energía y el coordinador de
grupo
A lo largo de todo este desarrollo te6rico y práctico, un con·
cepto Aparece una y otra vez: el coocepte de energía, que parece
subyacqr en casi todos los fenómenos ímport.antes de un en
M
cuentro abierto, y que ha demostrado ser capital para el coor~
di nadar de grupo, quien sigue dependiendo en gran parte de su
capacidad para detectar y utilizar la energla individual y gmpal.
La energía es una fuerza vital tan fundamental que nada tiene
de sorprendente que 111 investigación' de estos diversos niveles
de Jos fenómenos humanos ·arribe con frecuencia a ese concepto.
LA diferencia entre un organismo vivo y uno muerto estli dada
por la presencia o ausencia de ciertas manifestaciones de ]a
energía. En tamaño, peso y composición química, un organismo
vivo y uno que acaba de morir son virtualmente igu.ales, pero
en este último ha desaparecido la energla. La energla corporal
comprende las corrientes nerviosas, las contracciones musrula~
res, la circulaci6n de la sangre, Ja generaci6n de calor, e! despla-
zamiento de los alimentos a través del aparnto digestivo, de los
liquidas por el aparato urinario y de! aire por el aparato respi-
ratorio, asf como la producción de materia para reparar las es·
tructuras celulares dañadas. Puede concebirse la enfermed,d
como un trastorno de los procesos energéticos. Hay también
energías grupales y tal vez energías c6smicas o espirituales, más
difrciles de medir.
Aprender a descifrar las energlas es una de las habilidades pri-
mordiales que debe adquirir el coordinador de grupo. En todo
grupo, cada uno de sus integrantes tiene un cierto monto de
energía pronta pAra manifestarse, ya que cada uno cons~ituye
una serie compleja de cieJos energéticos. Estos cieJos presentan
cuatro fases: motivación, preparad6n, realización y consuma~
ci6n (similares a las descritas por George Herbert Me,ad e~ su
obra The philosophy 01 the aet). Cuando surge una neceSidad
en el individuo, la energía se· moviliza en los músculos y se
prepara para la descarga; si no sobreviene esa descarga, que~a
co~~entrada en pequeños adema~es de insatisfaeci6n (un pte
qúe gdpea impacientemente el suelo. mandíbulas crispadas, en~
70
 --~
trecejo fruncido) o bien en un estado de cansando o nervio-
sismo, ,dolores de estómago o de cabe:a y marees; si la des-
carga se produce, la persond r~í\liza una serie de flctividades y
vuelve luego al estado original, experimentando al mismo tiem-
po los sentimientos a que da lugar el completamiento del ciclo
energético.
Un buen ejemplo lo suministra una carrera pedestre. Antes de
comenzar a pensar en la próxima carrera, los atletas se hallan en
estado. de relajación; luego, comienzan a prepararse para ella
desplegando gran actividad física: corren de aquí para allá, ha·
blan nerviosamerúe, contraen las mandíbulas en gesto ceñudo,
dan saltitos, sienten una cOffie-.lÓn en el estóm¡lgo y les sudan las
palmas de las manos. Estas sensaciones se intensifican al ali~
nearse junto a la llnea de largada, dando lugar con frecuencia
a partidas prematuras -vale decir, a descargas improductivas
de energía-o Se larga la carrera, los preparativos anteriores se
materializan y los músculos se ponen en acción hasta que la ca·
rrera termina. Habitualmente; es necesario luego consolidar de
algún modo la experiencia. El corredor retoma el aliento y, en
ciertas ocasiones, vomha como descarga final. Al fin retorna a
su estado primitivo, quizá deprimido si ha perdido, euf6rico si
ha triunfado y sindendo un bienestar que deriv'a de su cansan-
cio físico. Si, por algún motivo, no pudo completar la carrera,
la relajación no se produce. La forma acost'lmbrada de iniciar
muchas competencias señala cada una de estas fases del ciclo
energético: «jA sus marcas! ¡Preparados! ¡Ya!». E::;tu se asemeja
mucho a decir: «¡Motívense! ¡Preparen sus cuerpos! iRea1i~
cen!». El resultado de la actividad es 6U consumación.
Todos estos principios son aplicables al gtupo. Si se echa una
mirada en derredor, se verá que sus integmntes 'se hallan en muy
diversos estados. Algunos están relajados, sin ningún problema
urgente que tratar. En caso de que el grupo c.1irij'l su atenci6n
hacia estas personas, el res,ultado es un intercambio insulso y
mon6tono, porque no !hay tras él sentimientos, no hay energía.
Esto puede llegar a aburrir a los miembros del grupo. Tal vez
el sujeto esté hablamlu de cosas en apariencia importantes, pero
sus palabras están desprovistas de emoción. Estos individuos
suden repetir cosas que Y&l han dicho antes; tal es lo que SU~
ccJecon quienes han estado mucho tiempo en tratamiento psi.
coanalítico y recurren a sus conocimientos técnicos como una
forma de evitar los ~entimientos. En tales circunstancias, suelo
tumar mi propio aburrimienl() como indicio de que también los
demás se aburren. La observad6ó revela entstos individuos una
falta de actividad física, ya sea porque están en verdad relajados
214
·'r,1iJ....- - - 1
i
o porque la rigidez del cuerpo: s la defensa a la que apelan para
no dejar salir los sentimienlo~;
En el primer C:lS0, he comprol:udo la conveniencia de interrum-
pirlos y pasar a otro tema, espt~rando que se movilice más ener-
gía. A menudo, la interrupción los obliga a enfrentarse con su
ausenda de sentimientos, contribuyendoasí a dicha movilizadón
de energíll. Si la persona se muestra trabada, n bien pasaré a otro
integrante, contando con que la interacción grupal le permita
aflojarse y trabajar mejor más adelante, o bien intentaré romper
sus defensas. El cuerpo es un buen lugar para comenzar, ya que
está c1lsi siempre trabado. La contracción de los músculos y la
consecuente disminución de la respiración bloquean los sen ti·
mientds. Si piensan en alguna circunstancia en que sintieron
•I miedo, probablemente recuerden cómo se pusieron tensos y con-
¡
tuvieron el aliento. El primer paso es solicitar al sujeto que se
relaje, separe brazos y piernas si Jos tiene cruzados, se pare
y afloje con pequeños saltos y movimientos, y respire profunda-
mente durant'!': unos minutos. Si siente rígida alguna parte del
cuerpo en particular, el coordinadora algún integrante del grupo
le hndn un masaje en ese lugar. A partir de ese momento, pres·
to cuiJadosa atención a las reacciones de su cuerpo a medida
que habla O actúa. Cuando se produce unacontracci6n, un mo-
vimiento brusco o cualquier otra acción, la tomo como foco de
la tarea posterior: es alli donde está. el sentimiento, ese es el
sitio más conveniente para trabajar.
A veces, la persona está demasiado trabada para funcionar; en·
tonces la insto a experimentar una gran descarga física, como
la que produ<:e el golpear sobre una almohada o gritar fuerte-
mente. Este procedimiento parece drenar suficiente energía
como para abordar el problema real. También es útil una acti~
viciad física cuando el índividuo niega su gran contenci6n. Si la
dificultad parece residir en la competencia --el coordinador está
constantemente formulándose hipótesis acerca de cuál es la di-
ficultad-, una lucha cuerpo a d.terpo, o al menos una pulseada,
puede contribuir a movilizar y focalizar la energía. Con fre-
cuencia, al verse envuelto todo el cuerpo en el combate se hace
patente la fuerza de la ira, los celos o el afán de competir, en
.1I
,
tanto que si la persona se queda sentada y sigue conversando, se
oculta de esa manera a sí misma sus sentimientos.
El distanciamiento emocional-"se pone de manifiesto también
en otra conducta extrema, el cansancio y lasitud excesivos. Hace
'" poco, en un grupo de parejas reunidí:) en Esalen, un matrimonio
llegó a .la sésión <1e las 9 de la noche luego de haber recorrido
casi 450 kilómetros en automóvil, desde Los Angeles. Comen-
215
 - - - - -.......-1[".., ,
;:',
zamos pidiéndoles a ambos que pensaran .en tres sefretos que
nunca se hubieran confesado y qUe podrían poner en peligro la
relación en caso de ser conocidos. El marido afirmó que, si bien
él no guardaba ningún secreto de esa fndole, consideraba que era
algo importante y promeda pensar en ello la mañana siguiente,
pero no en ese momento, ya que el viaje h había dejado
exhausto. Tras lo cual se tiró sobre Ja aHombra. La mujer le
I
,'
sugiri61a conveniencia de tratar de decirlos en esa oportunídad¡
pero él continuó inm6vil. Mi experiencia con situaciones de este
. tipo me- llevó a conjeturar que ella habia tenido una relación
amorosa extraconyugal y él varias, alguna de ellas probablemente
actual. Evidenciaba una exagerada lasitud, que ponía de relieve
su dcfensividad y renuencia.' Con posterioridad al laboratorio,
recib! de él una esquela en la que confirmaba mis sospechas y
expresaba cuánto mejor se sentfa despeé> de haber elaborado Sil
secreto. (Menciono esta historia, en la que aparezco como hé-
roe, porque me sentí muy orgulloso de mi íl1síghl y, además,
porque quiero compensar las afirmaciones que hice en otro
lugar de! libro en el sentido de que los coordinadores de grupo
no son omniscientes promoviendo en mis lectores la id ca de que
estoy dotado de poderes mágicos -buen ejemplo de la ambiva-
lencia de un coordinador con respec,to a su poder-o iAgárren-
me, si pueden!) '-
Si en algún lugar de! organismo hay energra no descargada, ella
bloquea al sujeto y le impide estar totalmente presente en el
ahorno En e! ejemplo que dimos .anteriormente, e! marido in·
vertfa gran parte de su energía en mantener su secretO. Sus
múscu.los estaban tensos y luda falto de vigor, apático y can-
sado. Le quedaba muy poca energía para dedicarla a su mujer.
A menudo una persona tiene deseos de trabajar en el grupo
pero necesita apoyo para ello. Una persona que carraspea suele
querer decirnos algo pero sentirse inhibido para hacerlo; su ca-
rraspera significa que quiere que se le preste atención y que se
la ayude a mostrar lo que sient~ formulándole preguntas. O bien
pedirá apoyo deprimiéndose, llorando, apartándose de los demás,
haciendo comentarios irónicos o de cualquier otra manera que
atraiga la atención. Basta que el coordinador asuma la iniciativa
y le demuestre interés para que pueda manifestarse y COfllcnzar
a trabajar con su energia de ten id.
Cuando esa tarea se inicia ~'sea. cuando el sujeto empieza a
hablar o " actuar con relación a su problema-, vigilo,la .evo·
lución d.c suenergfa. Frecuelltemente, tras dar IQs'prirncros
pasos, comenzará a inteJectuaJi7at, en cuyo caso sufdrfu;ncambio
su tono de voz:' cargado antes de sentimientos" aho~!1 s'e'confrola
. 216
----
y habla como sin darl~ importancia al asunto. Ciertas tensiones i,
,
corporales desaparecen o se repliegan a algún Jugar más pro-
fundo. Acostumbro dejar que se produzca ese pasaje -cuyo
nombre técnico cs palabrerlo- para volver !I;ego al cuerpo. El
palabrerio suele ser un buen fertilizante, que promueve e! de·
sarrollo de otros materiales. Entre los miembros del Circo Vo-
lante, algunos se muestran muy intolerantes con él (tampoco
Fritz Peds 10 soportaba fáciImen,e), pero yo tiendo a aceptarlo.
Permite una elaboración más completa y también suminist.ra
indicios acerca ¿el uso qu" se ha de dar al material que surge.
Sin embargo, es preciso seguir prest.ando preferente atención a'
la ene¡gra, pues de lo contratio las defensas del sujeto pasan a
•, primer plano y e! trabajo pierde valor.
Ur.a de las' fallas habituales de un coordinador poco experto
es el fenómeno de la ~manzana. verde•. Ansioso de poner a
prueba sus babilidades, el coordinador novel se aferrará al pti-
mer sentimiento que surge en el grupo y desplegará en él todo
su florido virtuosismo; sólo que con frecuencia habrá elegido un
scntimÍento superficial, que no lleva consigo mucha energía, de
modo tal que tras el primer intercambio desaparece y la acción
se torna exclusivamente verbal. Antes de resolver segu.ir un
camino determinado, conviene dejar que lit manzana madure y
actuflr cuando uno tiene la impresión de que Jos sentimientos
expresados son profundos y están respaldados por un monto
significativo de energía. La consecuencia de abordar problema,
carentes de energía es que ,el grupo se vuelve monÓtono e in·
trascendente.
A meclida qJe e! coordinador gana en experiencia y habilidad,
suceden más cosas en el grupo con menos esfuerzo de su parte.
Si es sensible a la energía y sentimientos que hay en el grupo,
contribuirá a que sus Íntegrantes se concentren en ellos y, a
partir de ese momento, todo lo que tlH suceda será valioso y
significativo. Otra de las ventajas de trabajar con la energia
es que mantiene alertas a Jos miembros que observan y hace
que e! [;rupo fundone más rápidamente como tal. Si un sujeto
que su re grandes temores ve que sus compañeros trabajan en
I forma poco eficaz y sienten con menor intensidad que él, no
~,)
aCtuará con confianza dentro del grupo, puesto que nada le
asegura que emociones tan profundas como las suya~ puedan
ser trntadas alJ[. En cambio, sí se expresan sentimientos im~
portantes y se los elabora, el grupo se le convertirá en un sitio
'.' más confiable.
J;:l concepto de energla también da la clave para saber si una
perso,na ha cumpletado su trabajo. con respecto a un problema.
217

En caso de que realmente lo haya' resuelto, habrá descargado su
energía 'Y su cuerpo estará relajado, Cuando una secuenda dt
trabajo parece Begar a su término, siempre 10 verifico recurrien·
do al cuerpo. ¿Se lo Ve relajado, o hay aún algunas partes ten,
sas? ¿Sigue el sujeto dando golpecitos sobre la alfombra con
la mano o el pie? ¿Su voz suena forzada o tranquila? ¿Sigue
contraldo el rostro, o ya se ha aflojado? ¿Respira superficial.
mente o en forma plena? Estos y otros indidos mUestran por lo
general' con bastante claridad si el problema se ha resuellO. Es
importante continuar la tarea hasta alcanzar la relajación. Si el
sujeto no está relajado, aun cuando en apariencia su dificultad
ha sido superada, al alentárselo a continuar suelen descubrirse
aspectos más profundos de esta última, cuya elaboración e3 par·
ticularmente valiosa.
Otro de los puntos que se explican mediante e! concepto de
energla es e! estorbo que representan para el progreso del grupo
cosas tales como los cigarrillos, las aspirinas o e! alcohoL Al
disipar la energía, las sustancias y productos de este tipo jm~
piden que se la use en forma provechosa. El deseo que expe
cimenta un sujeto al respecto es un valioso indicador de que su
ansiedad se ha activado, sentimiento que se 'pierde si se satisface
dicho deseo. En una demostración que hice recientemente, al
terminar la reunión de! grupo una muchacha encendió un d·
garrillo. Le pregunté enlOnces qué,:a lo que le provocaba ano
siedad.
-Nada -replic6-; siempre enciendO,un cigarrillo cuando es·
toy relajada. Hace años que fumo. No es más 'iUt un hábito.
-¿Sucedi6 algo en el grupo que te inquiet6?
-No, fue una reuni6n muy agradable. . del grupo están dispuestos o n'o a p~ocf':der de acuerdo con la
-:-¿Te sentiste atraída por alguna persona? -Mientras obser·
vaba e! comportamiento del grupo me pareci6 sorprender un
flirteo.
-Bueno, sí, por un muchacho.
], -¿También él se sinti6 atraldo por ti?
-No lo sé. -Bajó e! tono de la voz.
-¡Quién es él?
Sefial6 a un joven que tn ese preciso momen'o encendía un
cigarrillo. Al desarrollarse luego este bosquejo, se hizo evi·
dente la ansiedad que sentia la mujer por la posible falta de co-
rrespondencia a sus sentimientos, y el cigarrillo reveló cumplir
un papel decisivo. Si le hubiera formulado la pregunta al termi-
nar de fumar, quizá su ansiedad .e~tuviese entonces suficiente-
mente aliviada como para que no le fuera indispensable abordar
la situación mencionada. o tal vez hubiera podido mantener su
218
-,,-' !
l
r preocupaci6n fuera del campo consciente. Cuando me aproximo
I a un grupo envuelto en una cortina de humo, pienso que nada
verdaderamente importante puede estar ocurriendo. La energía,
disponible en el grupo flota junto con la nube de humo.
Consideraciones análogas se: aplican a los dolores de: cabeza u
otros síntom&.::i físicos. De la completa unidad «cuerpomente» a
la que antes aludimos se despre~de que cualquier síntoma es útil
y revelador, y que toda sustancia externa que lo elimine consti·
tuye un menoscabo para la tarea del grupo.
El coordinador decidirá cuál ha de ser su pr6ximo paso obser·
vando las respuestas que se producen en el gtupo al completarse
un ci¡:lo energético. Habitualmente, son muchas las personas
afectadas por este. Si se elige a las que están más cargadas de
energía para trabajar con ellas en la forma antes descrita, la ac-
tividad de! grupo continuará según los lineamientos más perti·
nentes.
Este concepto de energía puede hace~se extensivo, en el plano
grupal, a la situación de to}:na de decisiopes.,Si se considera que,
M
al hacer su decisión, el grupo atraviesa un ·ciclo energético, se
ve que la decisi6n solo se habrá a!canzado totalmente cuando
cada integrante esté con e! cuerpo relajado. De lo contrario, el
grupo no estará plenamente en condiciones de llevar a la prác-
tica su decisión, y puede producirse una regresión, de la misma
manera que la imposibilidad de completar el ciclo por patte de
un individuo puede retrotraerlo a su conducta anterior. El COmo
pletarniento -de un ciclv, se trate de una persona o de un grupo,
debe dar origen a un cambio permanente.
El coordinador puede percatarse fácilmente de si los miembros
decisi6n tomada, preguntándoselo uno por uno y tomando nota
de sus reacciones. Si hay alguna respuesta que no sea claram~n­
te afirmativa, casi siempre ella;:significa: «No, no estoy dispues.
to a úeeptar la decisión». En el primer grupo en que intervine
corno simple participante tuvo lugar un hermoso ejemplo de
ello. Se estaha discutiendo acerca de la admisi6n de un nuevo
, miembro; finalmente, se llevó a cabo una votación, cuyo re·
~~ sultado fue 4<Sr, si, sí, sí, d, sí, sr, está bien». El coordinador,
r Semrad,ls pregunt6 a la persona que habla dicho .está bien.:
-¿Quieres decir si?
I
.¡,
--Está biel) -<ontest6 e! interrogado-. Yo no tengo ninguna
objeci6n." '
I -1 Puedes:dedr si?
-Si quieren que entre .1 grupo, no tengo ninguna objeci6n.
219
 Este diólogo prosigui6, hASta que luego de varias preguntas y
respuestas nJ~': se puso en claro que «estÁ biem> significnba <mo~.
El individuo en cuesti6n no querfa mostrar su oposici6n al gru·
po, de modo que expresaba su conflicto manifestándose de ocuer·
do pera sin poder hocerlo en forma pleno. La discusión "lterior
planteó el problema abiertamente y se ventilaron sus objeciones.
Cuando tuvo lo impresi6n de que e! grupo comprendía su' posi-
ci6n pero oun osí seguía oponiéndosele. dijo «sí>>: aunque per-
sonolmente seguía en desacuerdo, se m 'raba dispuesto a acep-
tor la decisión de los demós. El ciclo energético del grupo se
hohro completado, y todos y cada uno de sus miembros estaban
prontos a cumplir con 10 resueIt? ..,Esto es lo que se conoce como
consenso. Discu.tir la opinión discrepante no implica que la re-
soluci6n tomodo haya de permanecer inalterada. La pelicula Do.
ce hombres en pugna proporcion6 un excelente ejemplo de ]0
anterior¡ en cUa,'un integrante de un jurado que discrepaba con
los otros once pudo convencerlos de que cambiaran de opinión.
Ciertas diferencias verboles, y todo aquello que oJstaculice el
desarrollo del proceso de toma de decisiones, pueden' ser indicios
de que hav persona< no dispuestas a aceptar lo decidido; por
ejemplo. plantear preguntas de! ripo de «¿Podrías repetirme en
qué consiSi:e la decisión?», «¿No tendrfamos que ocuparnos prj~
mero de aquel otro asunto?»; o bie'1 decir «Ya es hora de ';::0-
mer», o exhibir signos no verbales de incomodidad, como Jos
que vimos antes. Todo ello señala un ciclo energético incomple-
to. Tal vez, si se hace caso omiso de estos fen6menos) se llegue
m1s pronto a la decisi6n, pero luego se la cumpliró mucho mós
lentamente, con lo cllal la rapidez inicial resulta ilusoria.
Una de las causas principales de que la comunicación se vea
obstaculizada es la falta de reconocimiento del primer sentimien-
to que surge en respuesta a alguna acci6n y la continuaci6n del
intercambio sobre la base de un segundo sentimiento, que por
lo general es de defensa. Por ejemplo, en un grupo un hombre
. le dice a otro:
-Creo que lo que ocab.. de hacer es una poyasada.
A lo cual responde este:
-Si no te gustaba lo que hacía, ~por qué no me interrumpiste?
-No te interrump[ porque yo no soy quién para enseñarte c6-
mo te tienes que comportar.
En cada una de estas experiencias se omiti6 el sentimient9 pri.
mitivo, de tal manera que el diálogo se vuelve cada vez 1"á~ itre.- .
levante. Si ombos hubieron reconocido tales sentimientos,elin-
tercambio habrla sido más o menos este.:
220
. -Creo que lo que ocabas de hace.r e.s uno poyasada.
-Me duele que me digas eso, y me do robia.
-Lamento que te sientas herido. No e.s mi intend6n ganarme
tu antipatía.
Etcéte.ra.
El intercambio siguiente habría sido quizás as{:
-Si no te gustaba lo que hacía, ¿por qué no me interrumpiste?
-Eso que dices me. hace sentir culpable. Tienes raz6n. Me e.n-
.~
tristece y deprime, porque me doy ruenta de que nunca digo las
cosas cuando las te.ndría ql1C decir.
El dolor que siente el primer individuo y la culpa y depresÍ6n
¡
del segufI'lo son los sentimientos primitivos pasados por alto.
La rabia y el afán polémico, que es la conducta mallifiesta, no
represent<ln síno una rCflcci6n defensiva para ocultar aquellos. 1
En la medida en glle el diólogo permanezca en ese plano defe.n- i
sivo, su productivjdad es relAtivamente escasa. Si se puede reubi-
car el foco de la cuestión~ cada persona se conecta con sus ver- 1,
daderos sentimientos, de modo tal que ellos resulten congruen- I
I
II
R
tes con SiloS palabrns; en ese caso~ la verbalizaci6n es productiva.
La del primer tipo e3 lo que hemos denominado «palabrerfo•.
El empico de métodos no verbales suele pri·¡ar al individuo de
su mecanÍsmo de defensa verbal y restituir la ~ncrgía Q su fuente.
Si en un diálogo lns ('osas se ponen cada vez más confusas,
es muy útil pedir a los interlocutores que se sigan comunicl1ndo
i¡
1:
11
11
Ji
r
~
entre sí sin palabras. En ocasiones, cuando se ha suscitado mu.
"r
1)
cha ira, ello conducirá o una lucha f!sica o combate cuerpo a
cuerpo. hasta que aquella disminuye; luego, continuando la in.
~
teracd6n mutua, los participantes retoman sus sentimientos pri~
~ mitivos.
r, Con anterioridad a la admisi6n de toles sentimientos, lo con-
~~
ducta defensiva aparece también en las expresiones estercoti~
~ padas. En un grupo reunido hoce poco, la oetitud de un sujeto
~
que era criticado por Jos demás fue sonrefrJes, en un intento de
mostrarse comprensivo y simpático. Su sonrisa era mecánica; las
comisuras se prolongaban a ambos lados en lineas que paredan
estar grabad(ls en el rostro, como si estuvieran siempre presenw
les o listas a aparecer en cuolquier momento. Le solicité que no
1r se sonriera, para ver qué había detrás; al instante, su rostro se
demud6, reflejando una tristezo rayano en la desesperaci6n. Al
imt~ar frente a él su mirada triste,reconoci6 que esa tristeza le
salía a re.lucir cuando no sonrela. La conversaci6n giró e.ntonees
sobre la fachada comprensiva y sonriente que mostraba. Su ros.
~
tro, rFlajado, prese.ntaba también de un lodo una mirada de gran
I 221
~ \

aversión, una suerte de aborrecimiento. Gran pa.rte de la ener~
gia de este sujeto estaba destinada a esa expresión facial, la son·
risa, cuyo objetivo era enmascarar su alllténtico sentir. . esperanzas compartidos; la crítica a los demás pierde entonces ,
Con frecuencia,.Ia omisión de un sentimiento primitivo se re-
vela en la actitud impostada que muestra el individuo, como si
estuviera dando vueltas en torno de algo sin ir al grano. El pta·
cedimiento general para reubicarlo en dicho sentimiento consiste
en detenerse en aspectos no verbales, como las expresiones fa-
ciales, posturas y otros tipos de comunicación de esa índole. El
problema de sortear los sentimientos primitivos da origen a mu~
chas dificultades matdmoniales. En ,una pareja, el marido acos~
tumbraba hacer a su esposa intempestivas observaciones al re~
gtesar a su casa por la noche, dando pie a los regaños de ella.
Al examinar esta situación, se pudo comprobar que la mujer
sentía que el marido desmerecía a menudo su inteligencia, pun-
tO en e! cual ella era muy sensible, pu,,, carecia de formación
universitaria. Reaccionaba sintiéndose herida -pero no admi·
tia este sentimiento y era eri general incon~ciente de él-, y, a
modo de defensa, 3e vengaba tratando de atarar y menospr("ciar
al marido en toda oportunidad. Cuando el espuso com¡>rendi6
que la heda con sus observaciones l toda su actitud se modificó,
y luego la de su mujer hacia él. Pudieron asf transformar sus pe·
leas en una exploración mutua.
Cuando se reencamina la energía hacia los sentimientos primi·
tivos, ocurre algo notable: se produce con frecuencia un cálido
intercambio humano, que no tiene lugar cuando lo que se da y
se toma son las defensas. El individuo de la eterna sonrisa irri-
taba a casi todos. Se mostraba falso, inaccesible l zalamero, y
muchos simplemente comenzaron a apa'rtarse de él. Al desapa-
recer la sonrisa y ser reemplazada por la tristeza, pareció perci-
birse en el aire comO un movimiento conjunto -.físico y emo-
cionol-; el sujeto se relajó y empezó a confiar algunos de sus
temores vinculados con la situ..aei6n del momento. Los otros se
sintieron 4(empatizar~ con él, lo sintieron más cerca de ellos:
conocían personalmente esos sentimientos.
A medida que los sentimientos son más profundos, más eviden·
te resulta la unidad de los seres humanos. Si un grupo perma·
nece en e! plano de las defens.s, en e! cual la energía es es¡>u·
cia) el intercambio humano es mínimo y superficial: tal lo que
ocurre en las reuniones sociales. El grado de identificación de
unos individuos con otros es 'nfimo, a causa de que no todas
las defensas son iguales y; además, de que las defensas comunes
no permiten tomar contacto con el sentir más profundo. Al pe-
222
I
.1
:1
netrar en esAS defensas, asoma el reconocimiento de la univer~
solidad de la condici6n humana, de las necesidades, temores y,
significación, y ocupa su lugar la búsqueda de un ajuste mutuo.
Es difícil mantener por mucho tiempo un odio profnndo hacia
alguien cuando se entabla un encuentro con él. Esto no significa
que, en los encuentros de este grado de profundidad, todo el
mundo guste de todo e! mundo; lo que sucede es que aumenta·
enormemente la comprensión y se reducen bs amenazas. Por este
motivo, creo que los grupos que alcanzan mayor protundidad son
los más seguros) aunque pare7.ca paradójico. Si se han comQ:~r~
tid.. cosas profundas, el sentimiento resultante de proximidad
con los demás suministra a -:aua cual un ser a quien acudir
si tiene problemas afectivos -un amigo, un compañero de pie~
za, un integrante del grupo--. En un grupo más superficial, l.
persona con dificultades emocionale" no tiene dónde refugiarse,
y eso puede originarle problemas. El hecho de compartir lo que
todos tienen de humano, la em:rgfa proceJcnte del centto mi!>
roo de la persona, otorga con suma frecuencia a esta fase ¿e un
grupo un matiz místico o espiritual. El sentimiento de la her·
mandad humana se convierte en realidad cuando personas que
parecen tan ajenas y extrañas entre sí, personas que parecen
sentirse a disgusto unas con otras, revelan ser personas con la
misma estructura básica. Emerge entonces la dimensi6n espi·
ritual.
En varios lugares de este libro he introducido e! fenómeno de la
energía. Al principio, escribí varias semanas seguidas, en un
estado de gran concentración; luego interrumpí durante tres me·
ses, y me justifiqué ante mf mismo diciéndome que tenía mu-
chas otras cosas que hacer, etc., hasta que una noche tuve un
SUeflO. Esto es lo que escribí la maflana siguiente:
«Soñé que alguien parecido a Mil tan me estaba diciendo que
John Heider sabía ahora tanto como yo. Le contesté que Steve
y lletty eran mejores que él. Il1Sight: 10 que me mantiene en la
tarea de escribir el libro es mi temor de que eso se' cierta. Ten-
go miedo de que John, Seymour y Steve sepan más que yo so-
bre la energía y la forma de utilizarla, y que Betty haya apren·
dido una gama más amplia de métodos, de manera tal que lo
que yo escriba sea moda antigua. Es como con Arnold Palme!
y J ack Nic~Jaus: una vez que este empezó a jugar, aquel ya no
tuvo nádaque hacer. Creo que todo e! Circo Volante es mi
Nicklaus. Todn lo que puedo hacer es admitir sus "portes y es·
223
',,'

II,
cribir lo mejor posible; mÁs tarde, elJos escribirán ,i quieren sus
propiAs elaboraciones. Lo cierto es que yo introduje el concepto
de energía, diciénd01es que deblan ir donde están los sentimien·
tos ... exactamente allí. ConHa en que este iI,sighl me libere,
porque obviamente tengo mucho que decir y creo que sigue
siendo válido que, dentro de! grupo, tengo el ojo más agudo de
todos. Es probable que mi ~.ntento de encaminarme hacia lo so·
cial y e! rolfing tenga como objetivo bacer algo nuevo para rr-
Cllpc-rar mi lugar prominente. Además, mi cansancio ehn rcs~
pecto a -dirigir grupos se vincula con la sensación de que los
demás me están dejando atrás. Me siento mejor cuando escucho
las cintas grabadas de mis .conferencias; allf están la mayorfa de
las idL" importantes. SI, algo valgo».

Esto gertcr6 en mí ilsociadones relativas al cansancio, vale decir,

• l. f.lt. de energlas. La idea de perder e! interés o cansarme
de .Igo ejerce un fascinante atrActivo sobre mI. Cierta vez, al
contarle a Fritz Perls que estaba cansado de conducir grupos,
me dijo que debía tratar de comprender e! significado de «estar
cansado». Esta crfptica observación provocó mi furia por su pre-
suntuosidad, pero luego he vuelto a ella en repetidas oportuni·
dades. En una ocasión, durante un viaje con LSD, pensé que
significaba que yo tenfa cáncer, pero la alarma probó ser falsa.
Ahora, en cambio, cobra sentido la idea de que siento detrás ele
mf las pisadas de quienes se acercan y están Apunto de sobrepa.
sarme. Pienso de inmediato en ejemplos extrafdos de los de·
:Jortes.
El caso Palmer·Nicklaus es e! que me resulta más claro, aunque
según creo nadie escribió nunca sobre él. Ar ,old Palmer fue
durante años el mejor jugador de golf del mundo, hasta que
comenzó a declinar; a mi juicio, ese momento coincide con el·
ingreso ce Jaek Ni.:klaus al profesionalismo. Luego de unos
cuantos torneos, se puso enevidencill la superioridad de Nick·
Jam;.Palmer sufri6 más tarde una seríe de lesiones, entre ellas
una en la cadera; también comenzó a dedicarse a otras activid:l~
dcs~ un cierto número de críticos deportivos sugirieron que h:l~
da mejor en reducirlas. El temor de Palmer -sogún yo lo pro· 'C-
yectaría- era que por más que las rcdujera, por más que se es-
forzara todo lo posible, ni siquiera asl vencerla a. NickJaus. Me
vienen a la memoria otros ejempleo;; (que, por supliesto,,;;quizá
no s.ean más que meras especulad. .'5). Jim Ryun fue durante
I
muchos años nuestro mejor corredor d~ la milla; luego ~p~teci6
Martin Liquori, lo venció una vez y volvió a correr contra <'1;

224 22J
I ,-'---------------......¡
,
sentimientos semejantes a los míos. La realidad parece ser que 16. El coordinador de grupo como ser
! elCirco está compuesto de¡ersonas extrar>tdinariamente capa· humano
ces, dotadas de gran vitalida y que de vez en cuando descubren
y desarrollan algo importante, dejando pasajeramente detrás de
si • los demás. Pero todos tenemos cosas positivas y debemos
continuar produciendo según nuestr~s,posibilidade$, yeso será
lo mejor. Bien, SchulZ, ¿te has convencido? ¿SI? Adelante, pues.

La expresión «líder de grupo. (group leader) sonó siempre muy

rlgida, muy militar, y no pareda transmitir los elementos más
de~ocráticos del proceso, los más relacionados con la participa-
ción. Me be sumado a muchas Olras personas en la búsqueda de
una designación más acertada: instructor (trainer) .. , no, re~
cuerda demasiado a Clyde Beatty; supervisor (coordina/or) ...
no, parece que estuviéramos hablando de un operador teldóni~
COj facilitador ... bueno, cierto que 10 es, pero el término pa·
rece algo flojo; ¿qué tal si no se lo diferencia de los demás
integrantes del grupo? Demasiado hipécrita. Repens:tndo mi
concepto de .lIder de grupo», se me ocurrió que todo liderazgo
debería ser como el liderazgo de un grupo de encuentro.'
Todo IIder de un grupo debe ser sensible a los sentimientos de
sus integrantes; debe ser capa'z de crear una ittm6sfera en la cual
se admitan y expresen fácilmente tales sentimientos; debe scr
consciente de sr mismo; debe captar las necesidades del grupo
y tomar los recaudos para satisfacerlas -ya se trate de una orien~
taci6n firme, de una actitud pasiva, de más informaci6n o ener~
gía, o de la expresi6n franca y sincera de su humanidad-¡ de·
be, en fin, saber extraer del grupo sus mejores talentos cuando
se trate de tornar decisiones. En síntesis, todo líder de grllr
debe poseer las cualidades del coordinador de un grupo de el,
cuentro.
Cuando advertl la convergencia de todos los ripos de liderazgo
di UJ1 paso adelante en Jo que atañe a mi comprensión de que el
grupo de encuentro era generalizable a todos los demás aspectos
de la vid•. El fracaso de un lIder cualquiera procede de los mis-
- mo, defectos de conducción que están presentes en el coordina-
• En :castellano el término «coordinador.. no tiene, como coordindlor en
inglé.!l, la connotación que: mt;ociona 'Schurz; por otra parte, las pt.·r.~onlls
que conducen grupos de encuenlro en la Argentina suden c!cnominllrse
8 ~sf misfll:Il}~;:~roordinadores •• Es por ese mOlj\lO que, en RcnerlllYhemoll
traducido' o ··10 fargo de la obra group lttldtr como ":C\'lordinatlor de
wupo>. (N, da T.)

226 227

dar de un grupo de encuentro: falta de sincerídadodesensibi.
Iidad, incapacidad para ca>"ar I1s necesid.des del grupo' o para
extraer de sus integrantes lo mejor de sl mismos.
También en este caso se suma a mi concepci6n del problema
una cuestión personal. No me siento para nada seguro ele mu~
ehas decisiones que debo adoptar en el curso de mi vid., y el
hecho de que estas pllCdan ser confirmadas por los demás me
tranquiliza. Suelo tener la impresi6n de haber pasado algo por
alto ~algo obvio habitualmente-, y, a modo de salvaguarda,
trato de "lue mi decisi6n sea controlada por otros. Asi, mi pro-
fesi6n de fe democrática da sustento te6rico a mi flaqueza. Pero
hay otro aspecto mro que tiene tendencia al autoritarismo. Ad·
miré mucho al general Patton, epftome del Hder confi.ble y
autoritario. Una parte de mi anhela poder decir simplemente a
los demás lo que tienen que hacer, y ser obedecido, pero otra
-más fuerte, por lo común- se siente demasiado insegura de
mi propia capacidad de tomar decisiones como para arriesgarse
R 9!'umir un rol autoritario; me convierto entonces en adalid
de la participaci6n democrática. Si logro poner en claro estas
cuestiones personales y ver la situaci6n con más objetividad,
concibo al proceso democrático como algo fund.mental: pero
puedo llegar a considerar conveniente una estructura autoritaria
si es aceptada por todos los que están sometidos a ella. Y sigo
viendo en la formaci6n de un coordinador de grupos de encuen·
tro una capacitación básica para todo liderazgo.
Cada coordinador promueve en los integrantes del grupo facetas
diferentes, debido en parte al tipo de persona que es, y en parle
a las actitudes y expectativas que transmite a aquellos. Un~ de
sus caracterfsticns esenciales es conocer ]a común influencia que
ejerce en todos ellos.
Cuando aclÚo romO coordinador de grupo, siento que les im.
pongo a los miembros al principio de este una actitud de dis·
tanciado respeto, lo cual obedece parcialmente Q mi reputación,
pero en mayor medida a 1,a manera como me comporto. Suelo
transmitir la sensación de eslar muy distante y apenas me atrevo
a dar, muy tentativamente, un poco de calidez. Mi rostro pero
manece relativamente fdo e impasible, si bien varíos han cap·
tado sentimientos en mis miradas. Algunos me sienten nI prin-
cipio duro, rígido e incólume, mientras que yo me esfuerzo por
comunicar el tipo de conducta que creo más pro?~,tiva,cn un
~rupo de encuentro. En esta etapa, no es raro ...lue .exp¿dmeme
cierta impaciencia hacia e! grupo. Me gustada que se apresura·
ran areIadonarse entre sí al estilo de Jos eneuc,ntros, ya que e~¡¡J
228
i
I
~.
'4 <--,._.-
j.
es la manera en que me gustan los grupos y la gente. El p.labre-
d~ ~e. aburre. Luego, a medida q?e el grupo progresa, pierdo "
mI rIgIdez, me vuelvo más fleXIble y participo más como'
persona. ,. I
Con el transcurso de! tiempo, suelo mostrarme -según me di.
cen-· más humano; varias personas sostienen que perciben en
mí señales de atenci6n y cuidado hacia los demás. Es verdad
que me preocupo más por el grupo al par que este se desarrolla.
Habitualmente, si hay en él una mujer que me resulta atractiva,
aumenta mi interés por e! grupo en su totalidad, y debo mnn·
tenerme atento, ya que me indino a encontrar mucho más fos-
ci~.nte todo lo que ella diga o haga que lo que haga o diga el
reslO. Las muje"es suelen sentirse sexualmente atraídas hacia mi,
aunque tengo la incómoda sospecha de que el número de I.s
que así opinan disminuye con e! correr de los años. Los hombres
ven en mi por Jo común a una figura competitiva y, a causa de
mi constitución mesom6rfica y mi rol de autoridad, muchos
juegan con la idea de librar conmigo un combate físico, el cual
-cuando me de,afían y yo puedo superar el temor a la humi.
llaci6n y a las lesiones, y peleamos- suele convertirse en una
experiencia sumamente valiosa. Al finalizar las sesiones, por lo
regular todo el mundo me urna; R veces me considerah un guru.
pero má, frecuentemente piensan que soy demasiado humano
para serlo; y no es extraño que sigan sintiéndome a distancia,
ya que no están seguros de caerme simpáticos, o Bun de que a
mi me importe un rábano de ellos. Todo lo que puedo decir es
que, como todo el mundo, vado mucho. Lo 'corriente es que
tengo bien presentes a cada uno de ellos y pueda recordar su.
nombres con gran precisión tiempo después, pero el cuidado
que les prodigo no es demasiado grande, salvo en ciertos casos
especiales. .
Ln energla que invertía en el trabajo de grupo era mucho mayor
al comienzo de mí carrera, y lo es en la RetuaHdad cuando Rtra~
vieso un pedodo de vado y depresi6n en mi vida personal.
Cuando no recibo muchas gratificaciones personales y mi caSR
no me resulta un sitio muy agradable, dedico mucho más tiem·
'- po y energios al grupo y, fuera de él, a sus miembros individua·
! les, y. suelo sentirme triste de tener que dejarlos. En tales cir·
cunstancias, Aumenta mi deseo hacia las integrantes 'femeninas,
como también mis tentativas de racionalizar las relaciones ínti·
mas entre el coordinador y los miemhros del grupo, inclusive el
Acto ,exual, como algo normal. En épocas en que tengo, por el
contrarin, muchas gratificaciones, es para mI mli"s agradable vol·
229
 í
ver a casa y me adhiero mt¡s estrictamente a los horarios pres-
critoS! de reuaíón, racionalizando, por añadidura, la ímportan~
cia de respetar esos horarios con el objeto de fomentar la in-
dependencia, etc. Mi reacción frente a las críticas es general~
mente buena, salvo cuando se tornan excesivas. En realidad, no
es tan buena, ya que tiendo a no ponerme a la defensiva yana
responder con mucho sentimiento.
Uno de mis mayores defectos como coordinador es mi relativa
incapaCidad para tomar la iniciativa en lo que atañe a los senti-
mientos. ·Me es muy difícil, por ejemplo, montar en cólera antes
"
que los demás. Puedo responder, con gran esfuerzo, a la cólera
ajena, pero no soy muy hábil en manifestarla primero. Más sen-
cillo me resulta demostrar afecto, y suelo tener dificultades en
.,
aceptarlo. A menudo, me encanta escuchar lisonjas, pero no sé
cómo actuar frente a ellas; la consecuencia es que actúo de tal
manera que cesan las adulaciones, y luego me siento decepcio-
nado. También sigo creyendo que la gente no quiere saber mu·
chas cosas de mí -aunque mi cabeza me diga lo contrario--.
Incluso al escribir esto pienso que es una descripci6n muy
extensa de mí mismo; me siento molesto,como si estuviera
prolongando demasiado, pero luego comienzo a justificar su im-
portancia, sobre la cual me veo impulsado a escribir. Sería un
buen modelo de autoanálisis, digno de ser emulado por quienes
desean ser coordinadores de grupos.
Si percibo alguna v"dante en estas percepciones, ello me ad·
vierte sobre la posibilidad de que alguien esté proyectando.
Puedo prever que se han de suscitar los sentimientos que he
descrito. Concomitantemente, si los coordinadores desempeñan
otros roles --el padre benévolo, la hermana mayor, el hermano
menor-, otras será.n también las respuestas que han de generar.
Temo ser aburrido y mon6tono, y desilusionar a la gente. Esto
me lleva a veces a hacer cosas espectaculares o que llamen la
atenci6n. Quiero mOStrarme renovado y original. y no repetir
lo que hacen otros coordinadores de grupos -ni siquiera lo
que yo mismo hice y describí en Joy-. Esto es una virtud, pues
me impulsa a buscar siempre cosas nuevas, pero su carácter com-
pulsivo es algo que debo combatir. Surge cuando la gente no
hace en el grupo otra cosa que hablar. Aunque no haya nada
- en ese momento me interesaba. Si yo quería indagar en las re
más indicado para hacer en ese momento,. me siento urgido a
terminar con la charla, para que h ..:.:ión se torne más intert'-
san te. En estos casos, suc:]o tener ¡an~asf~s vinculadas con el
Circo Vola~te, la idea de que dIos podrían hacer en mi lug~'
cosas más espectacuhres, mientras que yo sigo (todav!a) con
230
las antiguas y gastadas técllicas que empleaba en la época de
los gmpos T.
Mi temor a aburrir a los d"más influye en mi temperamento:
mi forma típica de participaren las conversaciones consiste en
lanzar rápidos y mordaces comentarios y retraerme otra vez¡ de
(se modo, no resulto tan aburrido como si me dedicara a contar
Jurgas historias. Además, acostumbro decir cosas graciosa!! sin
que se m~ mueva un pelo y sin reírme, salvo que los demás !o
hagan en seguida. Así, mis frases sagaces de doble sentido no
se vudven p~sadas ni me causan demasiadas molestias en caso I
de no provocar risa.
• Pero debe admitirse que ciertos métodos explicados en Jay si
guen siendo aplicables a tocios los grupos, en algún momentc
de su evolución, y a pesar de ser bien conocidos todavía son d,
utilidad. Desde que se han puesto en !Joga, me siento presiona
do a hacer algo diferente. Mi proyección es que la gente pregun
tará: -«¿Es C::iQ todo 10 que sabe hacer?),. Además, a medid:¡
que el'ece mi fama, aumentan, ami juicio, las probabilidaJe~
de desilusionarla. Con frecuencia ,siento que soy «el tirador ml:i~
rápido del Oeste» y que para otros individuos -sobre todo mi,
colegas profesionales del sexo masculino-- será un gran placel
poner 'de relieve mis fallas y mostrar que son meiores que yo:
«¡He matado a Billy the Kid!». Ello me lleva a pensar, a veces.
que la gente está compitiendo conmigo cuando no 10 está. lo
eu,,1 se debe en parte a que adoro ser el objeto de tales senti-
mientos, pese a la carga que representan. Me disgustaría qu.e'
fuerll otro el que estuviera en esa situación: quiero ser yo. Dé
manera que hay en mis protestas cierta sim'jlación; me sientc
U'l poco culpable, incluso, al escribir esto, porque veo que ~(
pretexto de decir algo profundo acerca del liderazgo grupal estol
rOlHando mi novela.
Otto fenómeno del cual es esencial tener conciencia es la enor·
me influencia del coordinador sobre 01 curso de acción qll<: sigu, ¡
el grupo. Esto se me pnso en evidencia cuando advertí ,en qw
gran medida mis grupos coincidían unos con otros. En todos 10
casos, el grupo centraba su atención exactamente en aquello qu.
I~ci.on~,~ pasajeras, ¡qué casualidad!, ,ellos se ponían a discuti
acerCa de las limitaciones del matrimonio. Si a mI se me ocurrí.
una idea acerca de la índole de la competencia, se producíat
~op~bnl,:~:'lísis~sy'.la competencia su~gfa_ ~90' un~ {recw;nda po
co usLJ.I:Por supueste, 00 se tratabad" mera coincidencia
Cuando yo estaba pteocupado con un te!fia enparticu!ar, per
2\ J
_"O
ri::
.........,
,1
:b maneda relativamente inactivo en el grupo hasta que s,utglaH1go
que guardara alguna remota relaci6n con él; entonce$-l6'~xtrae­
rla del flujo grupal, ampliarla su tamaño, recompensarla a quie.
""
r
l'
1
nes reaccionaran a él y, en general, harla que sucediese lo que
<¡uetla ver. Cuando me comprometla en una relaci6n Intima y
I feliz con alguna mujer, el problema del compromiso personal
1 comenzaba 8 pesar fuertemente en mis grupos. Al comenzar a
~.
escribir este libro, surgieron de pronto una extraordinaria can.
1
tidad de individuos interesados en Jos aspectos te6ricos de los
grupos y de su liderazgo. A la sazón, estaba leyendo Lave anJ
1 wil/, de Rollo May, en el que afirma que se puso a escribir so·
1
bre ese tema porque todos sus pacientes hablaban por en.
tonces de él. Bmm.
1
1 ta que retomábamos las relaciones. Yo la reprendía continua.
I1
I Antes de trabajar con un grupo, sÍ< .' o que es importante para
1, mí saber en qué punto me hallo en l.Ji propia vida, y conservor
ese dato en la conciencia, transmitiéndolo a menudo al grupo.
1;1 Una de las cosas que puse en práctica ültimamente es confesar
:¡' al grupo cuándo no tengo ganas de conducirlo o cuándo quisieta
estar en alguna otra parte. Ello me reporta gran hostilidad, pe.
"'i ro por Jo regular si puedo hacer esa confesi6n supero el senti·
~1 miento y estoy presente en mayor medida. Si trato de disimu·
¡ larlo, me resulta penoso e improductivo.
Los integrantes del grupo siempre reaccionan frente a las ca·
raetetlsticas f!sieas del coordinador; es muy frecuente que ha·
gan refere'ncias a ellas sin advertir en lo más m{nimo en qué
persona ,est~n pensando; estas referencias inconscient.<::s pueden
a vece~' detectnrse por medio de las Alusiones al cuerpo. En ei~r~
ta opo,tun.idad me afeité el cabello como Yul Brinner; en segui.
da comen!aron a proliferar las alusiones a bolas de cristal, pre.
cipitadas por una mezcla de reverente respeto -la creencia en
mi capacidad para ver el futuro-- y hostilidad -expresada en'
mofas a mi peio al rape-o Referencias de esta especie suminis.
tran, asimismo, un indicio sobre los problemas que son vitales
para los miembros. . de que un pequeño incidente origine una. explosión, y, sin duda
Es conveniente que el coordinador reevalúe con cierta regulari~
dad su influencia en el grupo, porque esta es variable. Si cono.
ce bien ro.::es el efecto que produce su persona sobre aquellos
a quienes observa, podrá comprender mejor lo que sucede en el
grupo. También este principio Va mucho más allá de los grupos
de encuentro y de los coordinadores de grupos de en""entto.
Cuando un partidario de la guerra va a Vietnam encuenttil" que
las actitudes a1lf prevalecientes son favorables a la guerra; 10
opuesto, ocurre cuando va un pacifista. Las declaraciones refc~
232
....
----
rentes a otdas tendencias predominantes ~n el pueblo nortef1meri~ JI
Cano» siempre generan en mí escepticismo. Las tendencias que i,
yo observo son casi siempre las que quiero ver confirmadas, o t
las que temo ver confirmadas para de ese modo prepararme
contra ellas. Y creo que eslO es válido para casi todo el mundo.
I
Una de las ventajas de las encueslas de opini6n pública es que
dan cierta objetividad al análisis de telldencias.
En el matrimonio, el fen6meno de suscitar aquello que a uno le
inquieta constituye una experiencia decisiva. Tuve daro ejem.
plo de ello cuando advertl que, cada vez que las cosas andaban
mal con mi compañera, esta amenazaba abandonarme, y realiz{1~
1.;.. ...
ba varios viajes a Monterey (distante unos 75 kil6metros) has.
mente por ese comportamiento: me h<lcfa buscar otras mujeres,
dañaba nuestra rclaci6n, era una actitud infantil, etc. Un dla se
me ocurri6 que tal vez estuviera provocando en ella lB misma
conducta que le eriticaba. Una de mis peculiaridades era (así Jo
espero: era) h de ser un amigo para los malos mol'"'entos. Cada
vez que se producf. una crisis, aIl! estaba yo brind;l"dome con
todas mis fuerzas; pero cuando las cosas andaban bÍ<'n, desapa·
reda -mi atenci6n se ocupaba en otras cuestiones, se desvane.
da mi interés, me brindaba muy poco--. De modo que para
tenerme junto a ella mi compañera debía suscitar una crisis.
Sutilmente, yo estaba recompensando crisis del tipo de abando·
narme para irse con atto, mientras que castigaba la relaci6n tran·
quila: estaba provocando la misma conducta que rechazaba.
Tengo la sospecha de que e.,te fen6meno sucede también en los
tumultos callejeros. En las ciudades que se preparan para como
batir las refriegas alistando tropas, levantando barricadas, lan.
zando advertencias a la población y colocando a mano los gases
lacrim6genos. las revueltas parecen repetirse con frecuencia po..
co común. La presencia de las tropas hace que Aumente enor-
memente la probabilidad de que alguien pierda los estribos o
alguna, se produce lo que aquellas esperaban. Cierto es que hay
militantes que desean provocar revueltas; peto, presumiblemcn~
~ te, su conducta promueve en aqueJIos a quienes está destinada
reacciones indeseables.
Esto nos lleva a otro nivel de comprensi6n del fen6me'l10 que
tl;'~tamos. En cierto sentido, yo quería provocar una crisis con
~
ñiJ -compañera. Me preocupaba no sentir mucho por ella en el
plano afectivo o sexual. La crisis hizo que volvieran R plAntear-
se ambos sentjmicnto~l. Algo dentro de m!, ajeno d mi concien~
233
 ~r'
cia, sabía que yo necesitaba ser «energetizado», y asl sucedió . I
Fuera del grupo de encuentro, no es habitual que la gente tenga
:1 mucha idea en su vida cotidiana sobre la forma en que influye
:1
en las conductas que luego debe enfrentar, o sobre la forma en
que las provoca. Esto hace que en la mayoda de los debates
1I
"
sobre cuestiones sociales no se vaya al meollo del asunto. ,Pro·
1,
ducirá algún efecto en la confianZa depositada por China en los
'1 demás países el hecho de que estos no confíen en ella? ¿Tendrá
I
alguna repercusión sobre Ins jóvenes el hecho de ser tratados
1
I como personas irresponsables? Suponer que alguien es irrespon·
sable suele hacer que salga a relucir su aspecto más débil e irres·
1,1 ponsable.
Conectado con ello está el vinculo entre las actitudes ¡ntelec·
IJI
ttlales y las predilecciones personale... A menudo se recurre a
I grandes argumentaciones para defender posiciones intelectuales
que no son más que una tentativa de justificar una inclinación
o una necesidad personal. Un ejemplo espléndido nos lo sumi·
1I nistra el reino de las ciencias exactas.
Hace algunos veranos, seguia yo un curso de matemátic3 para
I científicos sociales. Temamos como profesores a Jos ma'temátt.
cos muy competentes que discrepaban de continuo acerca de un
tema: Pat pensaba que las estadísticas más eficaces y producti.
vas eran las que apelaban a distribuciones .:ontinuas, en tanto
que para Bah eran mejores las que recurrían a distribuciones
l' discontinuas. Los integrantes del curso no veíamos gran dife~
rencÍa: ambas parecían funcionar bieo, y nos lJamaba la aten·
I ción que díscutieran tanto por ello.
1 '
Me puse entonces a reflexionar acerca de las características per~
sanales de ambos individuos. Pat, el que prefería las distribu·
1, ciones continuas --en las que siemprebay u'n punto entre otros
dos cualesquiera, y no existen saltos bruscos- vivía en la mis~
ma Zona que los alumnos del curso, jugaba al béisbol con naso·
tras en las horas libres, a veces tomaba una cerveza en nuestra
compañía o nos jnvjtaba a cenar á su casa; en síntesis, como
1"
,! persona, estaba unido a la clase por una línea continua,. no ha·
bía entre él y sus alumnos bruscos cortes. Bob, en cambio, qlJC
prefería las distribuciones discontinuas -'-Cn las cuales
duce un vacío entre dos números, sin nadá en
se pro-
el medio---:.. resi-
dfa • treinta kilómetros de distancia, no jugaba al béisbol. se
iba a su casa no bien terminaba la clase y jamás nos invitaba
a ella; dicho en otros términos, el hogar y el trabajo constituían
partes separadas de su vida, yeso lu complacía. Esta óbservación
hizo más comprensibles sus preferencias matemáticas, ya que ca~
234
I
da vez se ponía más en evidencia que no habla forma de decidir '1
¡ cuál era, desde el punto de vista matemático, el mejor tipo de
, distribución. Era cuestión de gustos, simplemente. Y, al parecer,
I cada uno escogía la que se ajustaba más a su estilo de vida. Al
, no reconocer este hecho, realizaban en vano múltiples intentos
por dúnostrar el valor de una- u otra.
D,aré otro ejemplo en apoyo de la idea de que la índole bási .·a
del estilo intelectual tiene raíces psicológicas profundas y dis-
cernibles. Con una amiga mía, estábamos intrigados por saber
por qué motivo a ella le interesaban los detalles concretos mien·
tras que a mí me preocupaban más los pJnoramas generales. Si
íbamos juntos al cine, ello casi siempre .cecord"ba los diáloges
.¡
al pie de la letra, en tanto que yo no los recordaba en absoluto
pero captaba el contenido general y de inmediato lotdacioqaba
con otras facetas de la vida (como ocutre en este libro, en bue.
na medida). Nuestra exploración nos revel6 c;ue··nuestros esti·
105 intelectuales constituían defensas contra nuestros respecti.
vos padres. Ella me COIItÓ que, cuando joven, al volver un día
a Sil casa le dijo a su padre que había aprendido a hacer fricasé
de pollo. Al punto, él le formuló una serie de minuciosas pre·
guntas para verificar si le deda la verdad. ,Qué ingredientes
habra usado? ,En qué orden? ,Qué temperatura debía tener
el horno? ,Cuál era el tiempo de cocción? Para defenderse de
su padre, no tenía más remedio que aprender todas las cosas
en sus menores y fatigosos detalles. Lo ~ue su padre no le exi·
gía era sopesar la importancia relativa de diversos hechos. Tal
vez aprender a cocinar fricasé no mereciera el tiempo y los es~
fuerzos que demandaba saber tantos detalles. Pero el enfoque
de su padre magnificaba la importancia de estos y volvía secun-
(brio su valor relativo.
Yo guardaba un recuerdo de mi niñez vinculado con mi héroe,
I el jugador de béisbol Lou Gehrig. Le explicaba a mi padre qué
magnífico batead,,, era. Tenía 42 corridas completas, y 120
í parciales. Mi padre no se preocupó por averigu..lf más detalles.
I Me dijo, en cambio: «Es cierto lo que dices, pero Lou Gehrig
J no es bueno para recibir al vuelo la pelota. Cuando está en
primem base parece un elefar:tc». ¡Dios, yo no esraba preparado
para esa respuesta! ¡Queda presentar las virtudes de Lou Gehrig
corno bateador, no como receptor de pelotas! Me había becho
, trastabillar; babía pasado por alto algo quizá fatal para la de·
fensa de,mi CllSO. ,Frente a darespuesta.,mi ,línica defensa era
i saberloti5do. Si quería convencer a mi padre de los méritos de
Lou Gehrig, debía conocer, no sajo su rn.mera de batear y recio
235
....
.,......-
l~ir, sino t"l"ez la relación ql1~ tenía con su cspo~;a, su c~:p¡]ci­
d::ld pnra d¡ri;~¡r :l los dem:ís integrantes del equipo, prmi,dcte(
ner a los odvl~rsariosl etc. En ~uma: dehla cHM lhto paro con-
tcstM cllalqui~r COSA que se le ocurriera a mi pndre, o de In con·
t,"rio estarfo perdido. Como resultado de dio, tengo inclina·
ción por las tcorbs Amplias, que tomen en cllenta todos los ffle-
tates, de modo tal que no quede nada omitido. Esto me vuelve
eclénico. La falla reside en que eadn vez que me concentro en
un elcmento dcbo luchar contra In molcsta idea de que hay en
.Igún otro lado cosas a las que t.mbién tendda que prestarles
1,1 atención. Incluso con las muieres me sucede. Cu.ando estoy con
I
lIn:l, s,uc1o sentir que hay otra mejor en alguna parte" y ello me
1
1 priva de dedicarme a eaa cabalmente.
)'1,
Mí ::c1ecticismo, como pude descubrir recientemente, cumple
I asimismo otro propósito: me ayuda a evitar el rechno y las ame·
i! nazas. Si alguien me ellenta que extrajo mucho mayor beneficio
de una sesión de tetapia guestáltica de dos dias de duración que
de tln grupo de encuentro mio que duró lIna semana entera,
\
me siento Amenazado por~l peligro deque mis grupos tal vez no
seAn tan bllenos, y rechazado por ese sujeto que ha elegido a
otro en mí lugar. Entonces recubroy asimilo la amenaza dicien-
1
do: ~(Oh, sí. La terapia guestáltic3;.CS muy huena. Como t\I sa-
i, bes, la empleamos en nuestros grúpos de encuentro~. Lo mismo
que hice con Milton en el curso de bioJogla.
II De todo lo anterior no debe inferirse que los debates intelee·
I tua1es 50n insustflnciaJ~s; nnda de eso. Pero 10 cierto es quc, en
1 grnn parte, encubren bajo e! disfraz de la objetividad y la inte·
lectllalidad necesidades y deseos personale,. Si no se advierte
cstl1 intervención personal, se vuelven cn buena medida irrele·
vantes y e",entes de propósito. Esto permite explicar mejor el
papel del diálogo y de! material intelectual en un grupo de en·
cuentro. Con frccuencia, las charlas SUpuc!,tnmcnte racionales
no ~on sino una máscara de sentimientos personales; por ejem·
plo, cuando se dice: -«Creo que en _ a .sociedad democrática los
grupo.s funcionlln mejor si se esta'L;ece previamente la agenda
de miUntos a discutir», en vez de decir: (~Me siento muy inc6-
modo cuando no sé qué es lo que se espera qlle yo haga». Se
rechazadeddid,mente este tipo de verbalizadón, por conside·
raria er,gañosa e improductiva. Lo segu"da de las formuladones
dc nuestro ejemplo es más exacta y útil. En los encuentro~, _$_~
tiende a que cado persona perdba la diferenda entre la intele'c·
tualizadón como defensa contro los sentimientos y como acti.
vidad legItima.
236
I .1
.",'
Otro de los elementos que enlmbian lo comprensión mutua es
la{,.Ifa de reconocimiento de Los conductas propias que su.cita"
determinadas r,,"cciones en los demos. Hace poco, luego de una '
demostración pr:ktica de un microlaboratorio flnte varios ceno ¡
tcnflrcs de person<lsJ una de ellas dij9 que se habfa sentido in-
cómoda porque habla visto a una de las integrantes del gnlpO
retirarse apenada y condolida. Pregunté si esa integrante estaba
dispuesta a identificarse. As! lo hizo, y se entabló entonces un
debate: algunos l. apoyahan, otros discrepaban con eJla, quien
respondía a todos, Esto duró unos diez minutos, tras lo cual la
mujer dijo: «(No me gusta que todos se fijen en mf, como está
sucediendo ahora». Esta es una comunicación engañosa, pues la
., mujer no queda admitir en qué medida había contribuido con
$U conducta a que los demás se fijaran y siguieran fijándose en
I eJla: se había identificado como la persona que se retiró cando.
lida, reaccionó ante los otros en forma tal que la discusión con·
tinuara centrada en eJla, y en ningún momento les pidió que
c.mbiaran de tema.
Este es un principio muy simple pero muy general. En la mO·
yor parte de las discusiones públicas Se forman dos bandos: los
que otaean y los que se defienden, y el objetivo es echar toda la
culpa al adver$<lrio. La admisión de factores más sutiles, como
los señalados, vuelve más n!tido y gratificador el debate. En los
establecimientos industriales, escuelas, hospitales l el pcrsonnl
suele qucj,nrse de que se celebran demasiadas reuniones; yo creo
que el problema esto en que hay en eJlas demasi.do polabredo.
Las reuniones que se atienen al esquema de los encuentros suc-
len despertar gran entusiasmo y ser muy productivas y entrete·
nidas: todo el mundo dice lo que piensa y expresa sus senti·
mientas, y las decisiones se basan tanto en estos últimos como
en la situación objetiva.
A veces, se fldopta una posición tc6rica determinada para como
pensar una falla emocional o de conducta. En uno de mis prime.
ros laboratorios, yo coordiné uno de los grupos y un colega, Mu.
rray, otro; una cstudh1l1tc avanzada concurrió a ambos en cali.
dad de observndora. Murray y yo tuvimos calurosas discwlÍo·
nes Acerca de la mejor forma de conducir un grupo; mi opinión'
era que el coordinador debra orientarse hacia los miembros in·
dividuales, en tanto que él sostenla que debla intervenir en el
, niyeld~l grupo total. El debate continuó varios dfas, recurtien·
do c.d. uno a argumentos brillantes, irrefutables, hasta que l.
,I observadora no pudo aguantarse más: «Vean -nos dijo con to·
da calma-. Voy al gntpo de BiIl y pasa todo el tiempo hablan·
237 \
¡
....
rr--------------------------
II
do de fenómenos grupales; voy al de Murray. y se pelea a gri·
tos con unode los miembros. ¿De qué diablos me están hablan.
do? Ustedes actúan exactamente al revés de lo que sostienen
teóricamente». Desde lue./lo, estaba en lo cierto. Al reflexionar
sobre ello, me di cuenta de que me sentía inseguro con respecto
a mi capacidud para las intervenciones personales, y mi vehe M
mente adhesión a ese punto de vista tenía en parte p()r objeto
ocultar esa falla a la obsetvadora.
En otro caso análogo, dos arquitectos estabno discutiendo sobre
la import<locia de incluir los sentimientos personales en un discM
ño arquitectónico o resolver, el problema de diseño con una
estructura raciona1.<~Los sentimientos no deben inmiscuirse, po~
supuesto -gritó con las venas hinchadas el fogoso arquitecto
latino-. La tarea del arquitecto es construir una estruc!ura
sólida y bien calcuhtda, con un diseño estético» -concluyó,
hundiéndose agotado en su sillón. «No estoy del todo de acuer·
do -dijo serenamente el otro--. Los sentimientos forman la
médula del diseño y omitirlos es en un arquitecto un error de
primera magnitud». Cruzó las piernas y dio unas lentas pit'ldas
u su cig.ltrillo. El contraste que exhibían sus cuerpos y personaM
lidades con respecto n sus PQsiciones intelectuales era llamativo.
Pero también en este caso, como nos sucedi6 a Murray y a mí,
ambos esuban hablanth visiblemente úe una falla que sentfan
en sí mismos.
Permítaseme que vuelva a subrayar lo siguiente: el hecho de
identifiCar en estos argumentos motivaciones personales no los
invalida; lo que ocurre, simplemente, es que la fuerza de ulIa
convkci6n y otros elementos 5C pueden comprender mejor, y
justipreciar más racionalmente -sí, racionalmente- su cante·
nido intelectual si se captan tanto los valores intelectuales como
las involucraciones personales.
He aquí otro factor vital para juzgare1 contenido intelectual.
En el plano político, el presidente Nixon parece muy propenso
a este tipo de tcodzaci6n compensatoria. Suele presentar con
frecuencia una posición opuesta a la que le atdbuyen sus críM
ticos, desconcertándolos. Eso Jespierta en mí de inmediato la
sospecha de que sus palabtas no son reptesentativas de sus autén.
ticus sentímkntos sino que más bien enmascarílO o tratan de
compensar un scntitnjento que quisiera tener pero no tiene. Y
sun muchos los que, piensan) en la actualidad, qlle sus acciones
(10 son consecuentes con sus palabras. Por ejemplo, "p'rómeti6
que su gobierno ha6ríl~ de climioHr la o«hrechn Je cOllfianzal'Jo
que constituía uno de ]05 defectos funJamentales de la adrni·
238
·"l, ,..,
F J
nisttación de Johnson; el 29 de enero de 1969 anunció que I
i
mantendría conferencias de prensa <mna vez por semana o cada I
quince días»: un a"o más tarde, solo se habían realizado nueve. [
Pata la mayoría de las personas, convertirse en líder de un gru M
I
po es un sue"o acaticiado desde la infancia: el Iider ocupa una
posición de privilegio, es objeto de atenci6n y respeto y atrae
a menudo el afecto de los demás. Se le atribuyen grandes íacul·
taJesj la gente busca su ayuda y orientación, muestra ante él una
actitud maravill:H.b y reverente, y 10 considera sexualmeme
atrrlctívo, potente, :-;cllsible, cariñoso, tierno y viril (si se trnta
de un hombre). Algunos de estos atributos son reales, otros no;
pero es muy fácil caer en la tentación de pensar que lo son
'1' todos, en cuyo caso al Jider le ~~sulta muy difícil flanquearse
I ante los integrantes del grupo y -mostrar sus debilida9~s. (Esta
es también una de llls rm:ones «de humilde origem> deJ'prudeo M
i te p'recepto que recomienda al terapeuta mantenerse a djstan~
l· cía, en una posición envuelta en el misterio, para proporcionnr
así una pantalla de proyección. Ello permite, entre otrns cosas,
¡ que siga en pie el mito oc la omnipotencia del terapeuta, que
constituye a menudo para este último una· idea reconfortante.)
A mi juicio, la capncidad de mostrarse personalmente en tojos
sus aspectos aumenta en grado sumo las· posibilidades que tiene
el coordinador de ser útil a los demás. Pero ello exige con-
ciencia de sí mismo, al punto tal que lo que expresa cont'lLt:rde
realmente con lo que siente) en beneficio de los mien'lbros Jd
grupo.
La personalidad y necesidades del coordinador, el vinculo que
une a los distintos coordinadores de un laboratorio o gt'J.po co-
dirigido, y el progreso d~l grupo están ,Íntimamente relaciona·
dos en varios tl5pectos. En la psicoterapia clásica, una de esas
rebciones se examina en la llamada transferencia y contratrans·
fcrencia. La transferencia consiste en que el integrante del gfLI M
po vea en parte en el coordinador a una de las personas de su
pasado con la cual está ligada por sentimientos irresueltos. En
otras palabras: la ¡><:tcepción que tiene del coordinador es, Oll
cierta medida, realista ~ sea, la ve tal como es- y, en cierta
medida, constituye una proyección de un conflicto infantil ine·
sUelto. Por ejemplo, si una mujer tiene un profundo e insatis-
fecho anhelo de acmtarse con su padte, y el cootdinador -pOt
su personalidad y el 101 qlle desempeña- despierta en' ella aná·
'f logos 'selltimientos, querrú s:Hísfacer 'con' este) vicariarhente •.IU
I Jeseo. La contratraúferencia es el nlismo fenómeno rtl revés,
vule decir, el desph\:t.amicmo íl los miembros Jd grupo, por
2,9

p.rte ~c1 coordinador, de sentimientos correspondientes a su
vida temprana. ' cargaron de recordarme que estaba entrando en un terreno en el
I 1'
El r,rupo de encuentro 1'uministra mú1t¡rlc~ objcto~ trnnsfcrcn.
ciale.'; y, por ende, favorece la activación de sentimientos pro-
1I
fundos. A partir de este hecho se infieren algunos principios
1
sobre la composici6n de los grupos. Integrar un grupo con per-
i 1; son.s de distintas edades incrementa la posibilidad de transfe-
I! rencias pllfcnf.o·filiales. E~ mucho;más prohable que se susciten
I sentimientos de esta índole en un grupo que en una psicotera-
pia indlvidu.1.
El fenómeno de la trans(ere~cia hacia el coordinador es nnp de
Jos motivos que me llevan ~ creer que este debe d.r a conbccr
al grupo 5u propia realidad. El aspecto valioso del trabajo trans-
¡ fcrcnci:ll, es que el sujeto puede captnr sus percepciones distor-
sionndas y quizá llegar a reducirlas a su mínima expresión. La
discrepancia existente entre la forma en que ve al coordinador
y la forma en que este realmente es mide el grado dc elabora-
ción de sus conflictos infantiles irresueItos. Por ejemplo, u'na
I,
mujer puede creer que le resulta atractiva nI coordinador y que
este último está tratando de conquistarla, y la C<lu!>a de su crecnw
cia puede ser el constante anhelo de, que ,<¡u p[lc!re se ,<¡intiera
seducido por ella. Si el ~oordinador no ,~ muestra dispuesto a
revcl<lt sus propios sentimientos en t~t, circunstand<ls, o no
es capaz de hacerlo, el resultado pucr" ,er grandcs deformacio-
nes. A partir de las flaquezas del eoú.dinador, la integrante po-
drá encarar su problema, y pregunta"" por qlJ~percibe siempre
en las figuras que ~ozan de autoridad un intento de seducirla.
.El concepto de transferencia suele ser ;nvc\cado por Jos coordi.
naclores como justifIcativo para no mostrarse a sí mismos,
La contratransfcrenda puede ser igualmente deformante si el
coordinador no es consciente de sus sentimientos o no se mues-
tra dispuesto a expresarlos, Cuando sien!l: cosas que lo aver-
güenzan -o tracción sexual hacia detcrmifJtldos miembros del
grupo, verbigracía, u. hostilidad-.:-, es importrmte que las revele
al grupo; de lo contrario, su conducta p;neccrá muy obtusa.
En ciertos grupos, lle descubierto que a v{'Ces, cuando un inte-
grantc no me cafa simpático, en lugar de a:,tJ(hrlo sentía deseos
de mostrarme s.rdstico con él. Una mu.jel cumplió un pape! pro-
tag6nico con re.'ipecto a uno de mis conflictos irresuclto:>. Se
trataba de una irlandesa eat6liea de edad nvanzac1a. 1J1.4y;,fgido
y virtuosa, muy 9 la defensiva, con una nctitud destructiva e
bipócrita con respecto a sr mis",a. Cada vez que manlenra un
intercam'!Jio con al¡;;uien,yo senda ganas de demostrarle cuán
240
~. 1
I maligna e imbécil era. Pronto mis tensiones corporales se en- 1
i
que tenfa dificultadcs propias, y más valía que me anduviese
con -cuidado. Advertí que 11ílbíá en el grupo una enfermera CU~
yos sentimientos hflda esa mujer eran más benévolos que los
mios; la invité a que tomara mi lugar. yle brindé mi apoyo en
todo lo que hizo con aquella. He podido comprobar en diversas ,I
oportunidades que dedico mayores energías a bs muieres que
me atraen; si presiento que alguien constítuye una l1menaza
para mí, encuentre irrelcvar.:e lo que dice, lo ignoro, menos-
precio o intcTmmpo para pasar a otra cosa; con las personas a
i
I
quienes quiero causar huena impresión, me pavoneo ostentoSl1~
mcnte. Todos estos scntimientos pueden 1Iega, a trabar el desa-
I
rrol\" de un grupo. y es vital tener permanente conciencia de
el\os. Cuando los detecto en mr mismo, he comprobado que lo
mejot es confesarlo al grupo y pedirle que se muestre alerta al
respecto. Esto suele desembocar en que el grupo me controle
más, en una mayor objetividad de mi parte, o en un enfrenta
w
miento con la persona en cuestión y la elaboraci6n de mis senti-
mientos,
Las cualidades que debe poseer un coordinador de grupo son las
mismas que carrlcterizan a cualquier persona que desee Ayudar
al projimo. En 105 grupos de encuentro, la capacid,d de ayudar
al prójimo es muy comple¡a, y exige mucho más que un mcro
abra7.0 consolador cuando alguien está llorando. A veces, ab...-
7.ar de esa manera a al~uien es lo peor que se puede bacer para
ayu~arlo. Cierta vez rcalizamos una sesi6n con profesionales de
un hospittll estatal y una asistenta social comenz6 a manifestar
la grrln preocupación que tenía con respecto a su incompetencia,
Un psicólogo, con anuencia de varios otros miembro5 del grupo,
Ic brindó .inmediato rcascgoramiento, diciéndole que la jU7.gabo
extraordinnriamcnte competente, que todo el mundo simpatizaba
I con ella y que realizaba su larea a las mil maravillas. A Ios pocos
minutos, la mujer dejó de llorar y esboz6 con esfuerzo una som·i.
53 de gratitud. Al día siguiente n05 volvimos a reunir y vino muy
enojada, diciendo que segura sintiéndose incapaz y prolestando
.1 porque no se le habla permitido expresar cabalmente sus sentí- !
I mientas. Manifestó que el reaseguramiento recibido ignoraba
muchas cosas que ella sabfa sobre sI misma, y agregó que po
ba91a tenido posibilidade< de expresarlas y explotarlas. Habla
1 "permitido que dgrupo eolocara un mero ap6sito sobre una
llaga purulertta. .
I De esta mdneta suele ayudarse inuy poco, ya que se trata p~r
\
I 241
1
 \
.....
l.
I '1
i
lo general de algo hecho deliberadamente por el que ayuda para que ocupan algún puesto directivo. Dicha capacitación implb I
sentirse tranquilo sin preocuparse demasiado por el efecto que trabajar mucho en ]05 propios problemas y adquirir cierto grado I
causa en el destinatario de su ayuda. La misma crItica se h. de condenda de uno mismo; además, exige prestai." una buena \
formulado con frecuencia a nuestro programa de ayuda exte~ dosis de atención comprensiva a los d~más. Es raro encontrar'
rior. El gobierno de Estados Unidos encuentra cierta satisfac- í\ aJgujen que preste a otra persona una atendón más esc1'1cecida
ci6n en su generosidad, pero suele ocurrir que el pals benefi- que la que el coordinodor de un grupo de encuentro presta a
ciario se sienta ofendido por la ayuda que se le dispensa, y cada uno de sus integrantes.
aparentemente poco agradecido. De hecho, sucede que presta~
mos muy poca atención a lo que realmente constituye una ayuda
desde el punto de vista de quienes la reciben.
En un acontecimiento en el que participó una integrp.nte del
Programa Acdón -Cuerpo de Paz privado que op¿raba en
América del Sur bajo la direcci6n de Joe Illatchford- se com-
bin:\ron el grupo de encuentro y las relaciones exteriores. Como
parte de la instmcci6n brindada a los voluntarios del programa,
y que comprendia la I,ngua, historia y costumbres del puís
en el que habrían de actuar (Venezuela, en este casaL se ce~
lebró con eUos un grupo de encuentro de una semana de dura-
ción. con el objeto de que conoci<;::ran mejor sus motivaciones y
,,
sendmientos.Alrededorde quince meses más tarde me encontré
con una de las vollJJltarias, que habia regresado ya de Venezuela.
Me manifest6 que, si bien el grupo de enCllentro le había sido
útiC mucho más útil le resultó la experiencia que tuvo apenas
arribó el núcleo de voluntarios a Venezuela. Decidieron conti~
nuar con las sesiones de encuentro, y como ella era una de Ins
p~rSOIlí.lS con más experiencí:l dentro del grupo, fue elegida co~
coordinadora. Esa había sido la parte más fructífera de toda su
formación, ya que la había sensibilizado frente a los sentimien-
tos ajenos, haciéndole comprender cuál era la forma más provc~
chasll de orientar su atención, en qué momento alguien senda
algo que no expresaba, cuándo convenía hurgar más en sus
molo,tias y cuándo suministrarle apoyo; también había apren-
dido a percibir cuándo un ~rupo e~tal'a en condiciones de llegar
a una decisión común y cuándo nece~i "..Iba todavía dedicar cierto
tiempo adicional al examen del asunto. En síntesis: plldo aYlldar
mejor Q los nativos del país extranjero para que estos descubrie~
ran qué era lo que r.ecesiraban y qllerían, y cuál era la manera
más eficaz de procurárselo.
La experiencia de esta mujer me dio la pauta de que la cap.cJ·
tación como coordinador de un grupo de encuentro podda
beneficiar a todos los que pertenecen a una profesión de .ser·
vicio social, inclusive enfermoms, asistentes socíales, trabajadores
sociales de los guetos, y. en verdad, absolutamente a todos los

242 243

li
17. La capacitaci611 de coordinadores
~ .coordinfldorc:s de grupos de encuentro abierto. De acuerdo con'
I,1 de grupos
~ la creencia de que es relativamente infalible y de que él, et
I enfermo, es el que necesita ser ayudado. Esta filosof'a es exac-
JI
II
~
,1 Entre las objeciones frecuente:> que se formulan contra los r,nl'
,1'
l'
pos de encuentro --especialmente las que nnovienen de los pro-
fesional« de la medicina y la psicologh- se 'halla la ausencia
\!I de llormas que riian la idoneidad de quienes los realizan; se
arguye que este 'campo ha sido invflcHdo por innumerables Cll··
f
i~ randeros, que merodean prestos a abalanzarse sobre su inocente
pre.')1. Concuerdo enteramente con el objetivo de asegurar Jn
competencia de Jos coordinadores de grupos, y me encantarla
que tuviéramos alg{m modo de otorgar la licencia correspon-
:¡ diente a los idóneos y descartar a los inc"paces o pe1igros0s,
Pero, para ser eficaz, un procedimiento de esta lndole supondrla
COnQCCl ia manera de evaluar a lascoordil1Jdores, Jo c~tal im-
plica, II su vez, conocer -la manera de raracit:arlos. Yo tengo unA
I
¡de" muy vaga n.ccrca. de cómo hacerlo, y no creo que hfwa
quienes scpnn mucho más q~lC yo.Ivlás aú n: estoy convencido
de que no 10 saben,
He intervenido en la formación de eoordi'Hdores de grupos en
tres tipos de situaciones, que me brindatCll1 la oportunidad de
comparar diversas e1",es de preparación, En la Escuela de Me-
dicina Albert Ein~tc;n participé en la formilción de tcr,1pCtltf\S
de grupo, tarca que juzgo análoga a la de formar coordinadores
de gn1f10s de cncuer.tro, salvo que en el primer caso se hace
msb hincapié en el tratamiento de los pacientes internados; pero
los pl'incipios generales de Iidemzgo son los mismos; 10 único
que varía, cn algun:l medida, cs su adapl:lcí6n en cada cnso.
En dicha oportunidad, los asistentes al curso eran doctores en
medicina que estab,m cumpliendo su resid"ncia en la especiali-
dad de psiquiatría, Más o menos por la misma época, integré
el equipo encargado de la formaci6n de coordinadores de gru-
pos T, en los Laboratorios Nacionales de Capacitaci6n (NTL),
Los ca~didatos eran casi todos doctores en psicologi a o alguna
disciplina afín. Por último, al incorporarme a ESAlcn, túveópot-
tunidad de instruir a todo el que mostrarn indicios de conver-
tirse en· un buen coordinador.
244
¡ \
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I
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'! e,';:;'
"
lAJ.' médicos poseen una incapacidad adquirida para 'er buenos I
el modelo médico, el facu.1tativo sabe todo lo que se necesita '
sab(';t y, paro que actúe con eficacia, el paciente debe mantener
tAmente la contraria -de la que caracteriza a un buen coordina-
dor de grupos de encuentro abierto. Los primeros psiquiatras
que o!:>scrvé miCntraR conducfan grupos terapéuticos vestían saco
y corbata, a menudo ebaleco, ,habitualmente usaban Anteojos y
.fumaban en pipa, Se sentaban en un sill6n y escochaban hablar
a los padentcs, interviniendo de tanto en tanto para explicarles
cuál era el verdadero significado de lo que declan y cuál era
realmente su problema en un nivel profundo. Solfan indicAr
qué deh[a hAcerse en determinadas cireunstanci.s. A veces, acla-
raban c6mo debla entende!;e una interacción entre dos miem-
bros. Casi siempre mantenlan una actitud impc!;onal, sin dar
8 conocer en absoluto sus propios sentimientos. Y, por supuesto,
no tocaban jamás a 1"" pacientes, ni pcrmiúan que estos tuvieran
. contacto ¡¡sico o abandonaron su sitio. Acostumbraban per-
manecer inmóvile" con el cuerpo muy tie,o y trabado, en el
sentido de tener las piernas y/o Jos brazos cruzados, y con el
rostro totalmente inexpresívo.
Esta de,cripci6n no es aplicable, desde Juego, a todos lo, psi-
qoiatr's, pero sI a muchos de ellos. E, una conducta que se
ibfiere lógicamente del modelo médico. y: existe presi6n orga-
níxacional para no apartarse en medida significativa de este
modelo so pena de no ser admitido en un instituto psicoanall-
tico. En lineas generales, los gmpos terapéuticos dejaban en mi
la impresión de ser extraordinariamente monótonos, En ellos,
se pone mocho el acento en el marco médico-psiquiátrico del
diagnóstico y la dinámica individuales, y se insiste comparativa-
mente men03 en el proceso mediante el cual la interacci6n de
terapeuta y pacientes promueve el crecimiento de estos últimos.
Sé que tampoco lo que acabo de afirmar es válido para tocios
los psiquiatras, ni siquiera Jos psico:malLo;¡tas (siento que tni con-
cíencio me indica que no debo exagerar las cosas en este punto),
ya que mi primer maestro fue SemrAd, un psicoanA1ist~, y él no
se ajustA a mi dcscripci6n. Pero tengo la sospecha de que la
~~tiJlld a la que aludo eStá muy difondida en la profesi6n mé-
dica:'De todo. modos, llegué a la eonclusi6n de que era muy
dificil copacita,,, lo, psiquiatras pm su constreñimiento y rigi-
dez, osf como por 'Su falta de deseo ---o de formaci6n- para
\
245
i
,[
!
franquearse completamente como personas l' brindarse entero,
" ' a sus pacientes.
Cuando estaba en la 'Escuela Albert Einstein, los miembros más
antiguos de la instituci6n se oponían vigorosamente a que los
psiquiatras constituyeran grupos eotre si, experiencia que yo
juzgabá esencial Para su formación. Además, a causa de la fuerte
tradición psiqu~átrk:a, "Ipartarse de los métodos puramente ver..
, ·.bales tequería una bueoa dosis de coraje por parte de un interno.
,¡ . En cierta ocasión, Otto Will, director de Chestnut Lodge a 1m
sazón y uno de los hombres que gozaba de mayor predicamento
en ese campo, expusq el caso de una. terapia individual de
C'
100 horas con l1t1a paciente de sexo femenino. Una de sus con..
dusiones principales fue que uno de los pasos más provechosos
dados en la terapia habia sido posiblemente que en la última
sesión posó inadvertidamente la mano sobre el hombro de su
paciente; según él, esta había respondido más a ese contacto
que a casi todas sus otras intervenciones.
Si s~ tiene en cuenta el tabú psiquiátrico frente al contacto con
el paciente, era esta una condusi6p. bastante radical. ).;.33 meno
cionadas dificultades de formación, filosofía y tradición dieron
como resultado que, de alrededor de 70 psiquiatras con los que
mantuve relación, sólo pude encontrar tres con condiciones
potenciales para coordinar grupos de encuentro (dicho sea al
pasar, los tres se convi~tieron más tarde en rebeldes dentro .:le
la profesión). El conocimiento de la dinámica individual que
poseen los psiquiatras es valioso tanto para ayuJar a los pa-
cientes como por la confianza que: les infunde a ellos mismos;
también es muy útil su versadón en anatomía y en fisiología.
Estos son sus aspectos positivos. Por desgracia, virtualme11te
no hacen uso de ellos en su enfoque de la terapia grapa!.
Los internos de los NTL, con sus diplomas doctorales, ofrecían
un cuadro diferente. Integrar un grupo era aceptado por ellos
como parte normal de la formación de un líder grupal, y ni el
modelo médico ni la tradición psiquiátrica pesaban ranto sobre
ellos. El problema fundamental de los doelores diplomados
(Pbilosopbical Doclors) es su escepticismo y su cautela; siendo
yo también un doctor diplomado, 10 suiría agudamente al par
de ellos. Los grupos integrados exclusivamente por doctores
eran muy constrcüidos: todo el mundo se cuidaba mucho de
correr riesgos excesivos frente a los demás. Había mucha deh~
confianza,' o al mel)Os escepticismo, con respl"ctoa los lideres
y a los métodos grupales. Rara vez tenían lugar conductas en
que se asumieran riesgos -tan decisivas en un grupo--. El
246
doctorado es la disciplina del escepticismo: en él se aprendo a
dudar, a sopesar, a evaluar, a exigir pruebas. Es, por definición,
un título para investigadores.
Comprobé que mi formación para el doctorado -alentada, a nO
dudarlo, por la otientación de mi personalidad, que me impul-
saba en primer término hacia la investigación- impedía mi
crecimiento como coordinadúr de grupos de encuentro. Al prin·
cipio me mostraba renuente a apelar a la intuición, o a correr
riesgos, con datos no fundamentados, o a probar hipótesis que
quiiás estuvieran equivocadas. Si se me ocurría, digamos, que
la ira que alguien manifestaba podía obcdecer a un rechazo su-
frido con anterioridad, me negaba a hacer uso do esa especula-
ción: no podía demostrarla, carecía de un grupo oe control,
existían hipótesis alternativas) etc. En consecuencia, no hHda
nada, quedaba paralizado,
Un comentaría que me hizo SeJOrad logró arrancarme de esta
situación. Me sugirió que cuando no estuviera seguro sobre si
intervenir o no en un grupo consultora ú mi estómago: si e'3taba
relaFtdo, debía ilüervenir, en caso contr~tio no. Este fue uno de
mis primeros pasos para comprender la importancia del cuerpo;
a partir de alll, comencé poco a poco " confiar menos en los
cálculos cerebrale:; y más en la sensación corporal representa-
tiva del consenso de los factores actuantes. El lado positivo de·
la formación docto tal de los internos es que probablemente sa-
bían más que los psiquiatras acerca de la personalidad y 1" diná-
mica individual y menos acerca de cuestiones patológicas, y sa·
bían mucho sobre dinámica de grupo -conocimientos ml..ry va·
liosos ambos.
Al llegar a Esalen, tenia la certeza de que, si se exceptuaban
los aspectos mencionados, ni la formaci6n de los médicos .ni la
de los doctores en psicología era importante para condu.cir gru-
pos de encuentro. Podía vislumbrar como motivo de que se
exigiera el doctorrido para poder ser coordinador de un grupo la
necesidad de convencer a la gente de que esta era gente ca1ifi~
cada; tal vez, como trámite de relaciones públicas, eso sea p'Jsi-
tivo, tal vez constituya incluso el mejor requisito con que (on-
t tarn8~ hasta ahora; pero yo no quería contribuir persol1nlm{:nte
a mantener la ficción de que tales títulos eran en verdad titiles
para una buena conducci6n de grupos de encuentro.
Cuando decidÍ' in!itru,ir a ciertas per~onas para que se hicier:1n
cargo de- mis labcratorios en Esalcl1:;'miré a·'1ni alrededor para
ver quiénes pnrecfan tener más condiciones potenciales, con in·
dependencia de sus títulos académicos o de l"ualquier otro ante-
247
 -----r
I I
11
crdente, y e"ogl " sris -]0. qlle pasAdar¡ • con.titllire1 Circo
Volnntc-. Tmté luego de conversnr con ellos sobr6\fc'm-as teó·
ricos, ¡'ecomendóndolc., Iecr ,.. ,rios lihros y codirigiendo grupo,
con ellos en divers.s oportunidades. En h mRyoría de los casos,
la experiencia fundamentnl fue un gmpo de encuentro muy in-
l
tenso, de seis semanaS de duración, que f"rmaha parte del pro..
Broma parn residentes de Esalen. El grupo fue intemo en el sen·
ticlo de que se aplicaron cn:.-éI los principios del encuentro
"",ahicrto tftl como yo los entendfR por enlonces. Hubo unrl. ex~
hnustivfl investigación de los ficntinlicntos de ira, competencia y
poder, junto con torneos de lucha y otrRo pruebas de fortalez.
I física, así como prucbf1s intelectuales. Se díscuticron y Actuaron
¡ Jos sentimiento, sexu.les, y los integrante, del grupo mantuvie-
i, ron (fllerR de él) abundantes relaciones sexuales, de todo lo cual
se h.I,i<l largamente. Se deb.ti6 con detenimiento e! problema
i, d" la monogamia y la 1¡I",rtad sexual, y virtualmente todo. lo,
fenómenos grupales príucipnles -1. soledad, el endogn,po y el
cxogrupo, las víctimas propicintf.l r-i:1S- fuel'on examinados y
expcl'imentf1dos Q carta cabal. Vista en retro<;pc-ctiva, cstll ex~
perienda result6 ser el elemento formativo mó. importante.
La codirección de los grupos con cada una de la, personas a IR,
,I que estaba instn,yendo R lo largo de cinco .Jaboratorio, de un.
sem.na de duración fue capital. Además, a la hora de! almuerzo
I nos reuníamos 'Para comentl1t· en qué estado se encontraban los
I grupos y la situación de cada coordinador con rc'pecto nI suyb.
I Esta reunión diarin t\<vo Imp"rtnncia decisiva, relacionandó en
forma muy cúncrctn la conciencie . ~ sf mismo con los ~cn6me~
nos grup"les. Muy pronr" cada cu", reaccionaba frente n ,los de-
más en una labor de equipo.
No tardó mucho en surgir el problema de la competencia entre
esas person.. , y entre ellas y yo. Se puso en evidencia que el
gnlpo tenIA. un gran monto de talento, y enorme potencialidad
para una competencia destructiva. Yo sentía ímpo!:'tantc esta-
blecer quién constitufa una ainennza para m[ y de qué manera,
• la vez q"" determinar en qué aspectos me vera superior o in-
ferior a .Jos demó,. El resto ·respondió en a"áloga forma con res-
pecto B rol y R los otros integrant.es. Compr,obl1mos que: er.' vitnl
mantenernos constantemente en contacto con esos sentí mientas
-y sigo creyendo que lo eSo-; a mi juicio, ello nos pcrmitió
recoger Jos frutos de: la comp"'~~ncil1, alentÁndono,ri,~;;._.mI1.yore&
realizaciones y permitiéndonos utilizar y aprovechar las idcas de
los demá., al par que nos ayud6 a eludir sus aspecto, destru~­
ti vos; como el menospreciar a los otros o no atenQcr a S1;Js idens.
248
I
I
I
I
A tod" luce., la nece.idad de esta indagaci6n sigue existiendo,
e somo lo prueba la anécdota sobre Palmet y Nicklaus vinculada
con mi bloqueo nI escribir este líbro. En los {¡ltimos tiempo~<
otros miembro. del Circo Volante han expresado sentimientos'
de vcrse amcnazados. El hccho dc que un miembro descuclle con
relación a otro enfda el espíritu y la confian,. de este último.
Este es el problema actual entre nosotros, problema que se tra-
ta abicrtamcnte, como siempre, y cuya discusi6n puede sernas"
creo, de mucho provecho. .
De lo que antecede se desprende con claridad que a mi entender
este es el método más exitoso de capacitación. Las seis pcrsonus
aludidas se han convertido en sobresalientes coordinadores de
grupos; en su mayoda, rápidamente ganaron reputación, hl·
cieron aportes creativos fundamentales a un paso vertiginoso y
marchan cada cual hacia una síntesis metodológica propia. Esta
obra se ha visto grandemente beneficiada por mi interacción
con ellos; es dificil asignar a una persona determinada el origen
y desarrollo de muchas de las idcas que aqu[ se exponen. Una
breve descripción de elida uno de los intcgrantes del Circo Vo-
lante servirá para esclarecer las dificultades que plantea la se-
lección de un futuro coordinador de grupos de encuentro y el
discernimiento de Jos mejores antecedentes y formación para
llegar n s e r l o . . .. o.
Steve Stroud es, con sus 26 años, el más joven de todos. Aban-
donó la universidad al año de ingresar, Y luego p..6 dos años
en el Cuerpo de Paz. Posteriormente vino a Esalen, se incorporó
al programa para residentes y más' tarde al Circo Volante. No
tiene virtualmente antecedentes de estudios académicos o psico.
16gicos, pero es un lector voraz y le gusta experimentar cosas
nuevas. Su disposid6na asumir riesgos nos ·ha servido de ins--
piración. Tiene un grodo notable de franqueza, conciencia de s[
mismo e intuición respecto de los demás. En Jos ,íltimos dos
años ha m~durado cnonnemente en el campo de Ins mujeres,
establedendo una relaci6n muy s6lida con Linda Gross. Estudi,;
hipno.is con Beroard Aaronson y ha adquirido gran destreza cn
ella; ha tenido experiencias m.lsticas, como la proyecci6n f I
tral; proM en una época todas las drogas psicod¿lícas disponi.
bIes para ver qué pasaba. Es un maravilloso guitarrista y ;uga('or
de ajedrez -quizás el mejor de Esalen- Y está dotado de \.na
inteligencia excepcional. Tanto él como sus grupos han gan"do
creciente popularidad, y su fama va en aumento. En la pri na-
vera de 1970 tomó a BU cargo el programa para residente,' de
Esalen, pero luego decidió que no era lo más adecuado pau él,
241)

-, ..
, 1--
I lo dejó en manos de Seymour y se fue con Linda a Chile, donde
se está capacitando con los sufis, los místicos musulmanes. Ste-
ve, O Steve y Linda, se hallMl entre las personas a quienes acudo
, en pdmer término cuaodo tengo problemas personaks. No se
!
muestran condescendientes con el palabrería) tienen una pene-
tra"te captación y me son invadablemente útiles.
\1: Betty Fuller fue actriz y directoL ",cénica durante vados años.
I¡. ¡{ecibió el título de Hcenciada en ,irección de radio y teatro. Es
también muy inteligente sin Uegar a constítuir una amenaza, y
)1 tiene enorme cantidad de energia~, y una gran empada) que
i' transmite en sus grupos. Dirige UílO de los mejores grupos que
i~
'ji existen para parejas, y muy a menudo me ha hrindado su ayuda
en mis tdbulaciones. Conoce una multitud de técnicas y las
emplea Con gran habilidad, especialmente el psicodrama y las
guestálticas, y sigue aprendiendo cosas nuevas --en la actuali-
dad, vinculadas con la forma de enriquecer la relación sexual,
y con procedimientos curativos--. Posee gran calidez y huma-
nidad. Con el objeto de eliminar el exceso de peso que arrastra
desde hace años, ha emprendido un amplio viaje personal en
torno de su propio cuerpo, incorporando todos los ínsíghts y
experiencias adquiridos en sus grupos. Tal vez la mejor muestra
que puedo dar de mi confianza en ella es que para el día de!
cumpleaños de mi madre quise ofrecerle como regalo un labo-
ratorio de cinco dfas con e! Circo, y mi deseo fue que eligiera
e! grupo de Betty. Así lo hizo. BellY, con sus 43 años, es
particul,armente apta para la gente de mayor edad.
John Hdder, de 33 años, es, de los integrantes de! Circo, el
que más se acerca a la posesión de credenciales legítimas, ya
que es doctor en psicologfa; pero este hecho C1,1enta poco,puesto
que su lesis versó sobre la meditación. John vuelca en su tra-
bajo su sagacidad intelectual, y es probable que escriba mucho.
Ha desarrollado ampliamente el concepto de energra, y tiene
también predilección por los expeiimentos y una fuerte inclina-
ción mística, de la cual está imbuido su estilo; es, además, capaz
de asumir riesgos y de insphar confianza. Ha dirjgido éon su
esposa Anne grupos de parejas. En el otoño de 1970 realizó un
excelente trabajo de dirección del programa para residentes, y
en la aClualidad ha confesado su necesidad de retirarse duran le
un año para sintetizar sus ideas y experiencias por escrito, e
integrarlas entre si. Junto con Steve, creó los eficaces métodos
de hiperaireación para destruir bloqueos. Dicho Sea a,l pasar,
una de las caracteffsticas valiosas del grupo es el éxito que
logran en la codirección, en especial cuando trabajan en común
250
I
~r'·
I
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!
.
..__.._._......,¡.IiII....lr.'~;. I
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,
Steve, John y Seymour. John es particularrr,ente bueno comÓ
coordinador con los grupos que incluyen mayor propotción de
gente del eSlablis!JmetJl, por su cabello corto, su aire de auto.'
dclad y sus diplomas. universitarios.
Seymour Carter, de 32 años, es el personaje más vilipendioso
del Circo Volante, Fue durante años un hippie montañés; en-'
caredado por drog1dicto, por la época en que se creó Esalen '
estaba prófugo a c.usa de haberse alzado con dinero ajeno. No
es el epítcme del coordimdor de grupos de encuentro plenamente
confiable, pero sf un hombre singular. .No creo que haya ctro
cootdinador tan autodidacto como él. En la época en que se
dedicaba. la droga, se sintió atrafdo por los grupos Synanon,
y a través de ello" llegó a Esalen. No pudo incorporarse al
programa para residentes, pero se hizo un programa propio.
Asistió a la mayoría de nuestras reuniones y particip6 en casi
todas las actividluJes de los residentes, aprendiendo hs diversas
técnicas desatrollad". Cuando se creó el Circo Volante, Steve
me sugirió que incluyera a Seymour. Si bien desde el principio
simpaticé mucho Con este s.llvnje (por entonces intervenfa como
«devotador de fuego» en los bailes con tambores), sentía cierto
escepticismo con re~;pecto a él; pero me atuve a la palabrll de
Sleve e hice la prueba. Resultó el máximo suceso del labora-
torio, un éxito notorio. Seymour posee, junto a las habilidudes
que ha acumulado, una esponlánea sinceridad y franqueza. Ca-
tece de la rápida y aguda inteligencia de otros, pero su cerebro,
uunque más lento, es cabal e fntegro. Tiene tamhién un ansia de
novedad, y un interés especial (bastante previsible) por las tri-
bus y los riluales pdlllitivos. Aprendió a practicar el ro¡¡ing,
y actualmente está incorporando ese y otros enfoques co'!)("a-
les. Las cualidades más salientes de Seymour son su capacidad
Je iniciativa y su gran energfa) que sabe transmitir a los denllís.
También él fue a la escuela sufi de Chile para explorar la di-
mensión espidtuaI.
Stuart Miller es nuestro otro doctor (en literatuta comparadu).
Tiene 32 años, y ha añadido al Circo un elemento lite,,"io
junto con cierta erudidón y un grado ('onvenient~ de esnoblsn1o
intelectual. Su mayor dote consiste en estar siempre presenle
COQ. slls:emociones para reaccionar de inmediato tul como sien-
te; también es capaz de t"xpresarse con gran daridlld) esti]o (su
palabra favorita) y humor. En Esalen ha sido nombtado «direc.
tor de desarrollo», canalizando su talenlO'en lar~calldación de
fondos' "}flladirecei6n de programas, y disminuyendo en conse·
cucncia su actividad como coordinador de grupos de encuentro.
251

•...
1-
Ha c~nito un relnto m;uavillo5o de 5US Aventllras en el progr:l,~~
pa," residtntes, que ya ha ,ido publicaJo (Hal Springs,Yiking,
1971 ) .
Sukic Unobskey Miller, licenciada en educación, de 29 años, se
estabil cspeciali7,;'tndo en modificación de In conducta cuando
me encontré con ella en Nueva York; me CausÓ tan gran impre·
sión que le pedi que se incorporara a nuestro Circo Volante
en formaci6n. Se trata de una persone. sumamente peculiar. En"
tre ~m; méritos cootnb,m su energfri, sngacid;:Jd y desprecio por
l
todo lo que fuera des<ltinac1o o necio; luego de varios períodos
<le c<'lpncitocí6n, adquirió las rc:'>t<lntcs habilidades ncccsatirJ'l.
Mos tarde se unió a Stuart, casándose con él al poco tiempo y
Jirigicndo toda, sus energías a set la señora Miller y a ayu'.!ar
a su esposo con respecto al programa de E"len. Resultado de
ello cs que los Miller coordinan pocos grupos, salvo los que
rcalh"';an para millonarios y para Jos cuales tienen unA brillante
concepción. Es esta una manera de canalizar su misión de recau·
dar fondos ofreciendo a .la vez una experiencia significativa 9
gente que puede hacer9portes financieros. Recientemente, Su-
kie ha puesto a prueba su capacidad de 0lga~izadora en la
feria a beneficio de Esalen celebrada en Nu<,va York, que fue
todo un éxito. Alguno, de lo, millonarios l. ayudaron en tal
oportunidad. Los Miller, al igual que Betty Fuller, eston. suma-
mente interesados en la psicosfntcsis, un enfoque que, como el
<le lo, sufis, integra la dimensión e'pititual del hombre a su
otra vida.
E,te resu:ncn pon~ en evidencia que la insll1Jcción forma.l, de
cualquier tipo que sea, carece dcmucha significación.
El problema de las calificaciones ncees~rias para coordinar un
grupo de encuentro ,e complíea aún m'\s por la gran variedad
de situaciones en que debe actuarse. Muchos se desempeñan
excelentemente en un microlabotlltorío y en reuniones con gm·
pos de gente que no mantienen con eIIo:<l una rc:laci6n muy
estable, pero son incapaces de conducir por ,( solo, un labora-
.torio de una semana. Otros pueden hacerlo junto con algún
coordinador mos sólido. Hay quiene, resultan mu.y bueno, con
estudiar tes secundarios o universitarios pero no con adultos o
con ptrJfc5ionales con5ervndorcs, en tonto que con otros sucede
lo contrario. Lo, gtupo, integrado' por blancos y negros, o 1",
<je gente experimentada, pl.ntean otro tipo dr, dificulrade.s.,Mo~
allo de los miembros del Circo Volante, muy pocos me parecen
recomendables para coordinar laboratorios <le una semana .olos.
í nivel de inteligencia. La conciencia de .! mismo es decisiva, e
En otras palabras: adem~s de estar poco definidos los criterios
2n
\
I
rel~.1iyos a l. competencia de \ln coordinad0t de grupo, ni ,i-
"'qGiér'a puede ascgur;u5c que haya un criterio línico pora califi.
car a los cOOldinadores independientemente de la tarea que
deben ClImplir.
Para enfrentar esta situación sin dejar de admitir su compleji-
dad, he adoptado la siguiente resolución personal: cuando al·
guien me pide que le recomiende un coordinador, lo primero
que h~r,o es inquirir acerca de la situación en que se ha de
destlrrnllar su actividad. Luego, sugiero todas las personas que
csf~n, a mi juicio, c~pacitadas para realizar bien la truca, y G~S~
cribo mis impresiones sobre In forma en que creo que ]0 harán;
el re,to queda a cargo del solicitante y de la persona elegid•.
Nc entra en juego ningún diploma o "ertiricado, ya que esto
constituye una dicotomización harto simplista del proceso de
tecomendación. Lo mismo se aplica a los laboratorios para ea·
pacitar coordinadores: el trab.jo que sugiero no lleva a la obten-
ción de ningún tftulo o certificado. Doy por sentado, simple.
mente, que esa instrucción hará de ellos mejores coordinadores
que lo que eran antes. En qué medida lo serán dependerá del
punto de partida de cada cua.l y de lo que logren aprender.
Evidentemente, esta solución no 'es del todo satisfactoria. La
persona que solicita tLn coordinador debe correr algún riesgo. y
en mi opinión este no es mayor que el que se corre cuando se
.conffa en un procedimiento legal de calificación. He conocido
gran cantidad de psic6logos, psicotcrapcutas, psjquÍoltrllS y psi.
coanalistAs calamitosos que eontaban con todos los títulos po-
sibles. El verdadero problema no es la necesidad de otorgar
un diplomo, ,ino más bien descubrir cuál es el mejor método
para seleccionar y capacitar coordinadores de grupos de en·
(Qcntlo.
Con este propósito, haría la. siguientes sugerencias vinculadas
con un programa de formación para coordinadores de grupos de
encuentro abierto:
,
1. La selección deberla hacerse sobre la base de las cualidade•
personales, en particular la comprensión de s( mismo y, proba-
blemente (por 10 que oe deduce del Circo Volante), un a.lto
incluye la aptitud y disposición de la persona o tomar conciencia
ge19 s ,entimientos que .Iberga hacia sI mismo y hacia los inte-
gróntes de su grupo,. as! mmo su aptitud y disposición para
expresarlos ante esto, últimos.
Otra base de .elección la brinda la ideo del coordinador como
2~3

- - - - - - ,..1!I"""'J l.a
~
'!-'
:¡.
I persona que proporciona lo que lea falta a los demós (comple.
I ler). El coordinador debe lograr que los miembros del grupo
I ',
hagan todo aquello que no hacen para convertirse en un grupo
eficiente, Esto signiHca que si el grupo funciona bien, lo mejor
que puede hacer el coordinador es no hacer nada, o actuar sim·
'¡ plemente como un miembro más. Si hay muchas actitudes de~
1 fensivas, dcbe ayudar al grupo a penetrar en ellas; si el grupo
il necesita un modelo para la expresión de los sentimientos, debe
estar en condiciones de proporcionárselo. Estas tareas exigen ex·
perjencia grupal, perceptividad, fácil manejo de la lógica induc·
11
tiva (para poder generalizar a partir de pequeños indicios) y
libertad personal.
Muchos coordinadores de grupos técnicamente capacitados no
han llegado a "r jamás de primera Unea a causa de la interfe.
• los candidatos pasan a codirigir un grupo con un coordinador
rencia .de sus necesidades personales -tal vez su sadismo, ]a ira
que les produda el rechazo o falta de respeto de los demás, su
pa~ividad provocada por el temor a fracasar o a quedar en riN
dículo, su defensivjdad o el deseo de resultar sexualmente atrac-
tivos-. La importancia de la inteligencia se me hizo patente
sin quererló cuando me puse a reflexionar sobre e! Circo Volan·
te: esa característica pareda elevarlos a todos ellos algo por en·
cima de Jos coordinadores corrientes. El razonamiento inductivo
es una cualidad decisiva, ya que para tener conciencia de lo que
cstÓ sucediendo en el grupo es menester vincular entre sr ca·
mentarios o indicios aparentemente desconectados, estar alerta
a los pequeños cambios en la voz, la manera de caminar, la pos-
tura del cuerpo, la exp.resión facial, la vestimenta, etc., y for~
mular hipótesis sobre 10 que ocurre. También la intuición y la
sensibilidad son esenciales, pero me atrevo a asegurar que, si
el candidato se conoce bien a sí mismo, casi con certeza las
posee.
2. Como experiencia prevh importante, el candidato debe ha·
ber participado por 10 menos en un grupo de encuentro intenso,
conducido por un buen coordinador. y preferiblemente en varios,
condu<:idos por diversós coordinadores eficientes. Cuando estÓ·
bamos elaborando el programa de capacitación, tomamos en
cuenta este hecho ofreciendo a los candidatos cuatro exp~rien·
cías grupalc:s de fin de semana con i;; 11 número de miembros
de! Circo Volante -entre las cuah una conducida por dos
coordinadores, para que conoderantambién esa posibilidad-,
.demós del grupo corriente de SLis semanas de duración,
3. El ca"didato debe tener amplia oportunidad de conducir un
grupo bajo superv:sión ajena, Uno de los buenos métodos que
2H
\
i I
encontré para ello es poner al frente de cada sesión, hada el fi·
nal del grupo de encuentro, a un par de coordinadores elegidos
entre los integrantes. El grupo tiene as! la posibilidad de seguir
reunido y los codirectores la de recibir realimentación no solo
de mi sino de todos los miembros. Estos, por su parte, pueden
expresar n los dos coordinadores de qué manera se sintieron
afectfldos por su conJucta como líderes, 10 cual ofrece una per::;-
pectiva singular. Por lo general, en estas circunstancias me Jpar-
to del grupo y observo meramente para ver mejor lo que ocu-
rre, aunque C::ita actitud mía me resulta sospechosa: creo que lo
cierto es que así me siento menos amenazado\
4. Luego de estas experiencias de codirección con un compañero.
experimentado, intercambiando opiniones con este luego de ca·
da sesión l sin excluir de e~~ intercambio la relación entre ambos.
5. La experiencia final del candidato consiste en coordinar un
grupo por su cuenta, bajo supervisión.
6. Simultáneamentl~ con estas experiencias, el candidato debe
realizar otras y llevar a cabo lecturas de diversa indole. En el
Apéndice de esta obra se da una nómina de posibles laboratorios
y temas de lectura; ellos jnc1uyen: psicodrama, fantasla, ejerci.
cios bioenergéticos, rolfing, laboratorios ,sobre movimiento cor·
poral, respiración, ¡:onciencia sensorial y corporal, leccionts so-
bre la técnica de Alexander, juegos de dránhltización, hipnotis-
mo, terapia psir.omotora, masajes, terapia guestáltica, rnisticis·
mOl meditaci6n, yoga y tai-chi.
Además, el sujeto debe conocer las escuelas fundamentales de
rsicoterapia, las principalos reodas de la personalidad (inclusivo
la de Groddeck), la dir.ámica y terapia grupales, medicina psi.
cosomática , anatomía y fisiología (inclusive la práctica de di·
secciones) y lógica inductiva.
Estos requisitos explican por qué considero que las objecioms
que plantean a los coordinadores de grupos de encuentro der·
tos terapeutas del eJtablishmenl en la Costa Este, a saber, que
(~no conocen la literatura (sobre psicoterapia grupal) ), son po-
co perspkaces. La literatura hu dejado atrás ta psicoterapia gru-
pal, y, en reaüdud, serfa mós acertado decir que actualmente
Jos terapeutas de gl upo necesitan leer m:Ís.
Tales son, por el momento, las experiencias que incluiría en un
programa de capacit lci6n para grupos de encuentro. Por lo que
'ié ennipgún lugar ~e ofrece nada semejaine; ni .>iquiera en ESll-
l
len lo hemos ¡¡barc8,lo todo. ,Pienso que sí se: llhordara un pro·
255
 \
· ...
~~. i I
-~;~~

grama experil1"ent.ll de capacitación que en ,lgunA med¡da.~i, 18 Otros problem1s

p,uicfA c~tos Jirtcamicntos, y luego se cvaluAra su 6('to, sc'dnHfi
un m('rítotiop~so adelante en lo que nt~ñe al prrx:edjmíento
para otorgar IicencíAs de capacitación, suponiendo qu.e esto sea
conveniente. Pero, en.1a Bctu:llidad, cualquier tentativA' de otor~
gAr ta1cs licencias no sería. ami juicio, otra ce·sa que engalanar
fatuamente las vidrieras sin pensar para nada en proteger al púo
blico. .
I
¿No d,berla seleccionarse a lar perronar que pueden alistir a
11 un gm!iO de encuentro? ¿Acaro no el peligroro que concurra
I! cualquiera?
1;I
11 " H,y personas que aprovechan más que otras una experiencia·
ii grupal; incltLSo, para algunas tal vez sea pe1;grosa -aunque
creo que ·su número es extremadamente pequeño--. Las princi~
ti
p,les objeciones formuladas contra los grupo. de encuentro, so-
I hre todo por psicoterapeutas profesionales, giran en torno del
I problema de la selección. Los procedimientos mediante lo. CUa·
les un individuo es incorporado o no a un grupo, y mediante los
cua1cs se lo b.culta o no a permanecer en él, son de suma im~
port:.meia tcórica y práctica.
Supongo que serfa matavilloso poder selecdonar a la gentt de
mancra tal que !'e admitiera en los grupos de encuentro f\ quie~
nes pueden resultar m¡~s fAv'orecidos con ellos y se excluyerf\ A
los que no habrhn de extraer ningún prdvecho o podrfan verse
perjudicados, pero tengo n\uy v'ga idea sobre cómo es posible
Jogr" esto. Pasé los primeros años de mi carrera dentfnca de-
dicado casi poi entero al tema de lA compatibilidad grupal, y
elaboré varios lests (el FIRO·B, el FIRO·P y el COPE), cm·
picados de vez en cuando para integrar grupos con el objeto de
abnzar dertos objelivospredecibles. Algunos de los resultados
obtenidos con ellos se diéron a conocer en mi libro.FIRO y en
otros publicados con po~~~ri6rid¡)d; en g'e,nero1, comprobamos
que estos tests constituían iristnlmentos bastante bueno~,p.a.ra la
integradón' de grupos. Más tarde p,rticipé dutante uno o· dos
,) Años en el proyecto de los NTL destinado a seleccionar enndi-
, datos para los grupos T -proyecto que abarc6 alrededor de
vcinte años--. De todas esta~ exp~riencias extraje lA dora im~
pre.i.!Sn de que todos los esfuerzos realizados para seleccionar a
. Ji\'sTi!itegranles ,futuros de un grupo, ya sea· mediante un test
psicológico, una entrevi,ta personal o los antecedentes indivi·
duales, son VEníos: Ocasionalmente, alguna técnica de sclección

256 , 257
..
- ,-.rr'''r ,pa:: ¡
; ¡. .,
I " funcionaba bien, pero en lineas generales era mucho más pro· de índole alt.mente emocional, otro integrante del grupo, l1a-. ':1
ductivo dejar que todos los que querían incorpotarse al grupo
lo hicieran, salvo que existiera alguna razón notoria en contra~
mado Daniel, se brgaba a filosofar con el objeto de serle útil y:
t do -p. eL que el sujeto en cuestión tuviera corno domicilio la
lo que conseguía era que Litwak quedara totalmente apatt>lJo
J~ sus propios sentimientos. En su vida privada, Daniel e::; Utl ~
1I
sala para pacientes cr6nicos de un hospital ne¡.¡ropsiquiáttico--.
1\! La selecdón tiene lugar, pues, merced al contacto directo con
escritor de éxito, ndinerado y, a todas luces, bien adaptado a su
1: : medía; pero no p(;<rcibía para nada los sentimientos de Litwak;
[i I el grupo. ". toJo]o que ,podía hacer era seguir sus palabras. Este.':típo ele
1, ' Por otra parte, ya no me siento tan seguro acerca de los propó- participantes son tina rémora en cualquier grupo'. .
:i sitos que persigue la selección, suponiendo que fuera factible.
Personas que con toda probabilidad se rotularía de prepsic6li-
Pero aun en el casn de sujetos como Dunie1, es mucho lo que se
:
1 ~ puede apJ.cnder de ellos. A menudo, todos los integrantes tie-
cas suelen impuJs~.¡r en 1.,10 grupo la exploración de zonas impor.
l: tantes, en las que de otro modo se temería entrar. A su vez, esas
nen una parte semejante a Daniel, de m0do tal que al verla ex.-
gerada en otra persona les resulta luego más se'ncillo verla en
I1 personas suelen funcionar bien,a causa de que se sienten rodea- sí mismos.
1I
11
das de una atm6sfera de apoyo, no pnnitiva. Con frecuencia, los Por lo tanto, mi respuesta en lo que atañe a seleccionar' a 1m;
"
1, individuos en apariencia más normales al comienzo del grupo mienlbros de un grupo es 'la siguiente: No :::é o,m certeza cuól
l' -un cirujano) un hombre de negocios, una ama de casa- .de- es el· propósito de la selección, salvo en casas extremos¡ y. si lo
[ sarrollan luego brotes psicóticos. Y para Ils personas que están a ~upieru, no sabría. c6mo hacer para seleccionar [l' tales persona:>.
punto de caer en la psicosis, muchos grupos de enéuentro -so- T~ngo la sospecha que en este asunto los profesionales bien es-
,1,
"
bre todo aquellos en los que los miembros residen dentro de tablecidos muestran cierta virtuos"a arrogancia.
1; una comunidad que les suministra· apoyo-- constituyen la más
" segura de las situaciones. .
¿No es poco humanitario obligar a la gente a hacer cosas que
Las complejas rotjllaciones psiquiátricas son para mí más un.
quiere hacer?
/10
cargo que una ayuda, particularmente cuando trabajo en un hos-
pital para enfermo, mentales. Cad~ vez que recibo en tino de' La única objeción válida que encuentro con respecto a esto es-
mis grupos algún paciente al que se le han adscrito las cate-
fera de la pertenencia al grupa tiene que ver con su carácter vo-
gori.s habituales ~squizofrénico paranoide', depresivo, etc.-,
luntario. Así como desconlío de la capacidad de un coordinador
me descubro a mí mismo descart.ndotodas 1.s conductas con- . para seleccionar CC'l1 provecho a la gente, creo en cambio en la
trarias a ese diagnóstico y prestando escrupulosa atenci6n a la
propia capacidad de caJa individuo para saber si está o no en
más mínima señal que lo confirme,· a causa de mi propiaansie-
condiciones de integrarse en el grupo. Luego de varios uñas,
dad por ver a los pacientes de la misma manera en que los vie-
llegué fl: la conclusión de que nunca se debe incluir en Un grupo
ton los psiquiatras experimentados. Esto me sucedió tantas ve-
a n:ldie contra su voluntaJ. Los inregrantesinvoluntarios suelen
ces que al fin tomé como normaígnorar la clasificación Ij'síquiá~
obstruir la tarea y mostrarse poco dispuestos .a participar, y yo,
triea y atenerme a mi encuentro con los pacientes y mi 'pr9pia
por mi parte, no ml~ atrevo a estimularlos Q que lo hagan si no
experiencia con ellos. .
quieren, ya que no es eso lo que hemos convenido. Me siento,
Los pacientes que menos provecho sacan de los grupó'5', y que pues, inhibido, y mi paranoia se ocupa de enír1ar cu,dquiera,
más ]05 estorban son, prob3blemente~ esas personns rígidas, esos
de mis Intentos por hacer :osas atrevidas, no sea que ese' inJi.
críticos restrictivos que suelen alcanzar 'tanto éxito en l~. 'vina
v!qúo transmita luego a la gente una versión dLstorsionada del
mundana. Estas personas insumen un monto extraordionáo,-'"de!
hecho. Por lodcrnris, si no quiere pertenecer::!l grupo, es muy
tiempo de que dispone el grupo, o bien se abstienen de partici-
probable que posea en algún sitio el senlido Je' que no e'tá pre-
par e intErfieren en el proceso grupal per hallarse en qtro plano.
paraJo p.r¡j·u tnl' experienc:ia, y sllelo:,leposittlf mi confianza en
Un ejemplo de este tipo apareci6 en el ;míc410 ;¿h're'gr¡ipos ese s~1ftiao.De m.llera aháloga,'creo"'iinportante que toJos se
firmado por Leo Litwak que public6 el New York Times Ma· sientan libres Je abandonar el grupo cu,tndo 10 deseen,
p'az.ine; cada vez que Litwak comenzaba a abordar un material
En muchas ocasione'ú, me opongo terminantemente a que alguien

258
, .
rr
·.
Ir :! deje el I'n'po, yo que ello puede ,er muy n:p"tivo ,i h~'9.mcn.
l
I
, Z:ldo n surgir Algo que no 1.uvo ,¡n'm oportunicbd de COriStifllMSC 1
de romplctrtt el ciclo energético. Y C:ito es :: lr.o que tr'1to de po·
roer en clHI"O Ilnte los participnntcs dc~dc el principio. Asjm¡~m()t
ifl:1isto pnrn que la persona que va ::\ ah::mdcnIH el grupo 10 di¡"\tJ:
en un¡l de les rcunione~ rcg1JJnres de este y no se V::Iya :1 hurtn-
dj!las, pLles su dc!=crci6n pl1ede de,hlt imp'lrtantcs cn5cñ<lm:~,~,
tanto a él corno a los que quedan. Este en;:oque es congruente
con lit idea de que cadl1 pet;,ona es tC$püClsahle de sí mism:l:
del'c a"unir la re,ponsabilidad de entrar en el grupo, y, una
vez que ha entrado, de permanecer en él o abandonarlo.
¿No Son eJtOJ p,rupos avívamientos temporarios, bruscas cafar-
sis y org,faJ emociotf(llcs que se diluyen cuando el paciente re·
loma a su hábilal nalural?
Como les gustA decir a los crIticos, <'o( ¿Que: datos tiene acerca
del resultAdo ulterior de su tr~bajo?~). Irónicamente, esta pre·
gunta suele ser formulada por psicotcrnpclJtas, psiquiatras y
psico¡"lnolistns tradicionalcs,cunndo todos saben en este C<1mpo
on qué .ituación lamentable se hallan l., investigaciones de eva-
luació" sobre cualquier tipo de p,icoterapia.
No obstante, hemos dado ya los primeros pasos para esta cva·
hll1ci6n ulterior mcdiant~ cucstiomuios en Jos que indAgamos
qué le sucedió a la gente luegn de un 1abar.Horio de encuentro
abierto. Los primeros resultados (corrcspondientes a una, 60
personas) parecen concordar con los obtenidos en un estudio
anterior m,h amplio (llevado a cabo por Sclmtz y Allen): aire.
dedor del 83 % pie'"an que ha sido una experiencia esencial.
mente positiva, alrededor dl:I15 % consideran que no modificó
casi nada en ellos, y un 2 o 3 % afirman qu~ no la encontraron
síltisfActOrill.
Estos resultados son alentadores,-pero muc~o más· convincente
es el contacto persona! posterior con los participantes. Estos con~
tactos me ban dado el convcncimiento de que les sucedieron
co'" positivas en los grupos y quo esta. tienen igual grado de
permaneoda -o quiz4 mayor- qo' la. logradas con aIras ex-
.)
periencias terapéuticas. Por supue-:. , se trota de UM opinión
subjetiva,
I guna otra vra. Si un hombre acude al médico por haberse frac-
¿No es dm,asiado breve el laboralorio par~ que haya elrelos
Jurad"os? ¿Se elabora acaso en ¿¡ el cúmulo de calarsis emo-
cionales que se produce el1 su transcurro? ¿No necesita la gente
260
I
~
~J.q relaci6n continua de largo plazo, como la que se enlabIa •
eoil (In psicolerapetlla?
Ln clIestión de la frccuenci::l de las sesiones de laboratorio es
muy compleja. He experimentAdo con grupos reunidos un 5011"'
I
día durante nueve horas, con terapias de cientos de horas a ra~
z6n de cinco sesiones por sem~na, con programas de nueve tTlC~
~Cs de duración, y con casi todas Jas situaciones intermcclirts.
Muchas de las consideracione, que se plantean simplifican en
exce,o el p~blema del tiempo en lIna terapia. Pienso glle la
eIccc)ón de la experiencia más valiosa para una persona deter-
minada, en lo que se refiere a su cadcter y duración, depC'nJe
del lugar en que se encuentre ]a persona con respecto a su flujo
vi,.1. Conozco mucha gente cuya vida sufrió un cambio ddstico
(positivo, según ellos y yo lo entendemos) en un solo fin Je
semana, e jnc1uso en una sola sc::;i6n; también conozco muchos
que han estado en terapia intensiva durante más de veinte Años
y siguen siendo infelices y continúan a la búsqueda. En cierto
sentido, ningún plazo basta, pero, en otro sentido, las expericn~
cias terapéuticas deben tener un fin para que sobrevenga el pIe.
no desarrollo.
Consideremos, ante todo, cuáles son los motivos que hacen que
la gente concurra a un Jaboratorio-suponíendo, por un mo-
mento, que ellos los conocen-o Muchos se encuentran en un
estado de crisis en su vida. ¿Deben Cf\sarse, o divorciarse? ¿Que.
d."e en su actual empleo o abandonarlo? ¿Seguir sus e,tudios
o dejarlos? El laboratorio podrá ayudarlos a "clar.r sus senti·
mientos al respecto y quizás a akanz;¡t una decisión. Yeso es
lodo: es probable que no modifique las aberraciones que presen·
ta la estructura básica de su carácter. Otros vienen porque se
sienten impotentes o deprimidos, o porque ban perdido la ca·
pacidad de cantar, o porque tienen dificultades mAtrimoniales,
o porque no consiguen mantener ningún empleo, o porque tie-
nen éxito pero a pesar de él se sienten infelices. Algunos de
estos problemas no eran hecbos conscientes, y se logra solu·
cionarlos.
Veo que me está siendo diffell decir lo que quiero, y que estoy
cayendo en generalidades y abstracciones. Trataré de probar al-
h~..r-(J,<lyO un brazo, y tres meses in~s tarde aparece con hepAtitis,
no víimos • acusar al médico de su hepatiris. Un criterio aná!;¡.
go parece válido para los laboratorios. Quizá. un individuo Je.
dique)odo .u tiempo a uno de su. problemas ,porsomles y no a
261

,. \
['
,
~
1
,--_._-_ ..•. -
otro, y en tal caso dejad el laboratorio con el segundo proble.
- ....
-"'I... --------:.---------------~-~~~~~:~:~:-
I ma pendiente.
Con respecto a la suficiencia del tíempo, es mejor preguntarse
si el tíempo que se empleó e,n el laboratorio ha sido bien em·
pleado, Las técnicas del encuentro abierto tienen como objetivo
utilizar de la mejor manera posible el.tiempo de que se dispone,
tratando de llegar a los planos más profundos que se pueda en
el lapso más breve.
Uno de los puntos de la filosofl. de los encuentros consiste en
enseñar a la gente a que asuma responsabílídad por si misma, y
uno de los aspecros de la responsabilidad es saber qué se neceo
sita en un momento det~rminado. Un lugar como EsaIeo, en el
que se ofrece permanentemente un «menú» constituido por diN
'versos tipos de experiencias, representa una alternativa frente
a la asistencia regular al terapeuta durante un período prolonga.
do. Esto último brinda un solo tipo de experiencia, con una sola
persona y con una variación mínima d·." los.intervalos tempo!;',
les, que están determinados fundamex, .•Imente por la persona
externa, el terapeuta. pe acuerdo con el método de EsaIeo, un
individuo puede tener, en principio, un intenso grupo de en·
cuentro de una semana; luego, tal vez abandone el lugar para
dejar que sedimenten los efectos, y acuda una o dos veces a un
terapeutaj un mes más tarde, interesado en profundizar más en
su relación conyugal, se incorpomrá tal vez a un grupo de pare~
jasj tres o cuatro semanasdespllés puede sentir que los efectos
de este comienzan a diluirse y volver a un grupo de encuentro
de refuerzo durante un fin de semana, o, si prefiere un trabajo
más intenso, sumarse a un grupo bioeriergético o guestáltico;
meses después, quizá sienta necesidad de volcarse en sí mismo
con el objeto de consolidar sus cambios y elija un laboratorío
de meditación y masajes, el cual, a su vez, puede hacer que se
percate de sus tensiones corporales y decida someterse a un
rolfing, o entrar en un laboratorio de movimientos corporales o
de yogaj quizá luego vuelv~l a participar en otro grupo de en·
cuentro, y se retire a su término ue los laboratorios durante un
largo plazo, integranJo sus experiencias a su vida corriente, o
bien resuelva sumergirse más profundamente en un medio de
esta índole y comience un programa para residentes de uno o
- Con frecuencia, el bloqueo es más arduo de superar. Tal el caso
de cuatro meses de duraci6n, o incluso decida venir a vivir y
uabajar a Esaleo o algún sitio similar.
Este esquema destaca que.!:l persona tiene en sus manos la res~
ponsabiliJad por su propio:'úecimiento, inclusive la de solicitar
consejo a otros, Le abre, además, múltiples posibilidades: desde
262
:r
la inmersión total en experiencias intensivas hasta nada enab·
t1l¡!i~ <J.{
",
so~uto" pasando por experiencias de menor envergadura, y des·
de una sola hora hasta todo un estilo de vida durante un perlo.
do prolongado. Este método toma en cuenta las diferencias in·
dividuales, así como las que se producen en distintos momeo·
tos de la trayectoria vital del sujeto, y que requieren experien.
cias adecuadas. Tiene la desventaja de que para el participante
en un laboratorio es relativamente difícil trabajar con un mis·
mo coordinador durante mucho tíempoj pero si alguien piensa
que es e~» lo que necesita, cuenta con Ir alternativa de elegir
una terapia privada individual.
Un problema conexo consiste en determinar cuáles son las ex·
periencias requeridas para que un laboratorio tenga efectos duo
raderos. Mi respuesta a esto tiene que ver. con el concepto de
flujo vital. Todo problema individual puede entenderse 'como
un bloqueo de energia que impide el completamiento satisfac.
torio de un ciclo vital, bloqueo corporal, emocionJI, intelectual
y probablemente espiritual. La misión del laboratorio es locali·
zar el bloqueo y eliminarlo, remover'las necesidades que lo im~
ponían pura evitar su repetición, y permitir que la persona se
sienta fllJ1cionar sin él. En la medida en que se complete este
proceso en el laboratorio, el cambio sera permanente. Que ello
suceda depende, no solo del tiempo disponible, sino también de
la profundidad del problema (la fuerza del bloqueo), la elica·
cia de los métodos empleados y el momenro de su vida en que
la persona ingresa al grupo. Ilustraremos con algunos ejemplos
es[QS enunciados abstractos,
Una ex cantante de ópera se incorporó al grupo diciendo que su
problema era que no podla cantar en público. Gracias al apoyo
emocional que le brindó el grupo, consiguió hacerlo la primera
noche del laboratorio (desbloqueo producido por apoyo). La
interacción subsiguiente en el grupo versó sobre Jos temores que
rodeaban su presentación ante la gente (examen de las necesi·
dades que la llevaban a continuar con el bloqueo), y durante
la semana tuvo varias oportunidades de cantar ante grupos de
personas que se Jo hablan solicitado (relorzamiento del estado
de desbloqueo).
de Jane,· una mujer muy inteligente pero poco cultivada en
comparací6n, con la sapiencia acu11émica de su novio, y que teR
nla dificultades con él. No consegula bacer progreso alguno en el
grupo, htlst'á·.tque participó en un ensueño guiado. En su fanta·
sía, veía un Illrgo túnel (IOr el cual estaba tratando de arrastrar·
263 ! I

--r-
,e; a medida que nvnnlOba, el lúnc1 ,e e'lreehaba, y comenzó a
scntir5C prC'<;;l del pilníco, temcrO,<;ll de q,lcdar ;\tmpad<l. En/ca~
lidad de guía, la impuhé a continunr adelante pcro sin ofrecerle
m,b que minimo rtpoyo; sentiA que la experiencia sería t<loto
más perdumble P''" e1\, cU'nto más hicie," pnr sí ,01, p"'a
romper el bloqueo (represenl,do por lo porle estrecba del t"·
nel). Super,ndo el pánico que sufd,. y tr" una buena do,;' de
rczonp,os,grltos y contorsiones, logró irrumpir por el pcquei1')
pn"dizo y ilegnr al otro Jada. Se sin lió eufóric, y muy aliviada,
y decidi6 seguir h"ta la desembocadura del ttme!. Pero cuando
le ped( que volvíe" al punt') de pnrtida y lo ".corrie" de nue·
va, unn vez más se rehusó l:I hl.1cerlo, aterrada. Entcndi que, si
bien habra vencido el bloqueo, lossentimicntos que lo rodeaban
aún no eran 5ufjcicntem~nte sólidos como pam que este no se
repitiera. La llrg{, pues, A que volviem A probar, recurriendo 9
cualquier instl1lmento o persona que le hiciera más fácil la cm·
presa. Decidió valcrse de un pico mágico pora agrandar la aber·
tura; cuando esta tuvo el tamaño Apropiado, pasÓ por ella varias
veces, yendo y viniendo gozosRmente. En este punto, víendo que
'" cuerpo' también luda relajado y satisfecho, decid! interrumpir
la fantasía. Estáb,mos en otro plano en lo que respecta aman·
tcner el dcr.bloquco y expcimentar la ,nueva 5ituación vital. El
significado de los s[mbolos de su fantasia no ID" resul.taba claro;
qui:r.á,<; el estrecho túnd era su limitrtda cducBci6n, que le im·
pedia progres", más allá de cierto punto. Al advertit que podro
50hrepasarlo~ sus pasos fueron Al principio vacilantes, pero, mer-
ced al npoyo, logró. aceptarlo y comenzó .• expresarse más pie·
namente. No obstante, l. interpretación fi'l pared. tener dema·
,¡"da importancio. La labor de des\Jloquep se lievó a, cabo en la
fant"ia. ' yoría de las situaciones.
Por eonsilJliente, la duración, frecuencia y tipo de experiencia
m,ls vnlio" para una persona depende de 1". caracterlsticas de
esla, de la fase de su vida que se.h"lIa atrave>ando, de l. pro·
fundid"d de su bloqueo, de la efic~cia de los instrumentos em·
picados y del grado de Adecu"ción de t,les instrumentos con
respecto a su problem•. Este último elemento hoce que la gente
pueda pskoanalizarse durante años --o vivir en Esalen durante
Años, desde luego-- sin experimentar un crecimiento significa-
tivo, porque pese A estar sometida a un amplio tratamiento le,
métodos utilizados son erróneo,. En el curs" de un psico"nátis!~
es posible .dquirír una gran sordera y oprender a no ser tocad,)
en absoluto. Constituye todo un arte ,.ber Clláles son los in,·
ttumentos "!lUidos para determinadas persona:J en de~erminado
264
\
I
''J0rnent" de su vid". He aqur. 1" razón primordial per la que el
eneticrllro ahierto es vcr0o<1':rnmcnte abierto: cuanto mayor sea
el n"mero de técnicas <1;,pollibb, m"yor es ¡, probabilidad de
quc el "'ieto sea "fectad.) por ellas. Como, además, loo blnqueos
se producen en todos los niveles, Jos instrumentos empleados
dehcn ocuparse Je lodos ellos si se quiere lograr modificaciones
duraderas.
l~No fomeNtdH los grupos de encuentro, en especial los qf.Je U
realhan en E,w¡lerT, ldS actuaciones sexuales? ¿No acude la p,l!l1te
a ellos por motivos incorreclos, como querer mantenerrelacj(}-
"es sexuales o libC?rar ,su agresión?
Es cierto que al de,<;putat a la gente con respecto a su.') sensa-
ciones corporalcs! ::;0 sensualídnd, su anhelo de tomar contncto
con los dem,\s, sus impulsos sexuales y su ansia de intimidad se
le hace tomar m.yor conciencia de su sexu,.1idad y quizá se pro-
mueve en ella una mayor inclinación por h\ vida sexual. Este
impulso se ve realizado a causa de la intimidad gener.da en los
grupos al estimuhr la revelación de sentimientos profundos en
presenciA dc otros, intimidad que acelera de tal maneta los re-
htciones que la gente cree conocerse de antiguo cuando en tea-
Iid,d se conoce desde hace apenas unos di as o unas horas. Por
otra pnrte, un lugar como Esalen"resultll rom6.ntico y permisivo
si se 10 compara con IR sociedad, y distante de amigos y vecinos;
hay en él baños termale" en los que la gente se ve desnuda en
.un ambiente rom~ntico, y Q menudo sesiones en las cuales se
desprenden de su, ropas. Todos estos factores hacen que sea
mucho más posible entablar una relación sexual.que en la ma·
En algunas personas, este marco despierta Jo Actividad sexual;
en otras, la paraliza. Obliga a cada cual a enfrentarse con sus
propios senl imientos nI respecto. Aqu( reside la gran ventaja
de la ,ituación del encuentro. De Acuerdo con las reglas de la
sinceridAd y la franqueza, mi Actitud como eoordinndor es pero
mitir virtualmente cualquier conducta, pero insistiendo en que r
, se la discuta abiertamente en todo mamen ro. También manifes· I
taré, si 10 juzgo npropiado, mis, sentimientos personalc:s sobre i
la situación general y mis puntos de vista en cada circunstancia. ,1
1,.• res¡¡9.mabilidad, como siempre, corre por cuenta de los miem·
bros del grupo. Con'ello se evitAn las relaciones furtivas, dando
por sentado que cada individuo es responsable de lo que hoce.
Las C(,"5.~c:uendas-son casi siempre fov:orables. A veces, la gente
26'
 T-- J
aprende que lo único que está haciendo es utiliza! a los demás Boletín inforrriativo: Grupo de encuen· 11
sin una real preocupación por ellos como seres humanos, o que
sus. sentimientos no son sinceros) o -en el caso de los ham·
tro entre Estados Unidos y la Unión I !
brcs- que les inquieta mucho su potencia sexual y están ,a la Soviética
búsqueda de una mujer con la que puedan tener una buena
.erección. o -en el de las mujeres-que están buscando un
hombre que les haga tener un buen orgasmo. Muchos hombres
aprenden cuán difícil les resulta sentir a la vez atracción sexllal
y amor por una y la misma mujer; otros sienten un gran vado
Enero de 1984, Washington, D. C. (especial para The New
o malestar con su pnreja al terminar el coito, pero en lugar de York Times): El nuevo presidente reafirmó en su discurso inau-
l'
I
dejar los Cosas tal cual están (como acostumbraban a hacerlo
guralla promesa que hiciera durante su campaña de realizar una
I en e! pasado) deben enfrentarse con ello en e! grupo y tratar
1
prolongada visita a Moscú, y suministró otros detalles acerca de
de comprender sus sentimientos. Todo 10 f}ue sucecla, en tanto
su inusual filosoHa do gobierno:
sea franco, puede servir de base para una comprensión o un
crecimiento significativos ..
"Uno de los orígenes fundamenlales -sostuvo- de la mayo·
Esto se aplica asimismo a aquellos que concurren a un laborato~
ría de los problemas mundiales es la insinceridad y la falta de
cia con intencionts libidinosas. Cierto individuo trató de apro~
autoconciencia. Debemo~reemplazar tu diplomacia por la sin·
vechar los baños tomados en común la primera noche de un
ceridad, la estrategia por el encuentro, la rectitud hipócrita por
loborotorio para acariciar alas mujeres. Al día siguiente, una
la conciencia de sí mÍ'5mo. Solo así dejaremos de librar intermi·
chica se quejó en el grupo de su conducta lasciva, y al punto lo
nables batallas cotidianas, solo así podremos poner freno a una
hicieron' otras tres mujeres, llamándolo «viejo sucio». Le pedi
competencia que nos invalida económicamente, solo así fomen-
al sujelO en cuestión que se ubicara en uno de los rincones de!
taremos las fuerzas di; la vida en lugar de apoyar las fuerz"s Je
cuarto y a las cuatro mujeres que lo hicieran en el rincón opues~ la muerte.
to; luego les solicité que se acercaran en silencio y, sin pronun.
ciar palabra, actuaran como' quisieran (el ejercicio «A b hora
»El núcleo de nuestro problema resid~ en las rehciones que
existen entre las grandes potencias. Mañana parto a Moscú y
señalada», ampliado). Las mujeres pasaron junto a él y lo deja-
me quedaré allí toJo d tiempo que sea necesario para lograr un
ron solo en el centro de la habitación. Esta experiencia fue para
entendimiento con el primer ministro so\'iético acerca, de un
e! individüo una sorptesa y lo dejó deprimido, confundido v de·
moJo m¡Ís satisfactorio de convivenCIa mundial. Luego iré a Pe-
salentado; poco más tarde, pudo tomar contacto con su deses~
kín con igual propósito. ConHo en que entonces puedan reunir-
perante soledad y la enajenación que sufría con respecto a su
se las tres principales putencias y hablar verdaderamente en·
esposa. Aunque habfa asistido al laboratorio llevado por la fri· tre sí.
volidad, la norma de !a franqueza petmitió que tanto él como
»1'oco me inquieta que este proyecto ocupe los cuatro años de
los demás sacaran provecho de su conducta.
mi gobierno. Como uSledes saben, he formaJo un equipo de
Uno de los resultaJos de nuestra manera de encarar la sexuali
gobierno encabezado por el vicepresidente, a qU,íen considero
dad es que, segl.Ín nos informan muchos de los parricipantes ~n
lan capaz como yo de asumir la presidencia de la nación. Ll"
los laboralorios, su vida sexu.al mejora mucho luego de ellos. Se
hombres que lo integr:lO no'solo poseen la amplia gam:¡ de apli.
sienten más libres, menos cargados de culpa, y más responsa~
luJes)n9ispensnbles ['ara r,obernar sino que hjo enlabbdo un
bies; aceplan mejor su propio cuerpo y adquieren mayor con-
encuentro entre ellos y conmigo mismo durante varios Jnes<.:s,
ciencia acerca de la persona con la cual están relacionados.
des<ltrollondo una rel¡leión productiva, íntima "y personal. Por
supUest9,::t~<lu.toriJa;Jy responsabilidad·por todas las decisiones
oficiales seguirá estando en mis m¡lIlos. pero en el futuro me
ilpoyaré mucho en est~ equipo presidencial.

7(,(, 267 {

----
.Si vaya reunirme con los tusas en Moscú, y en el cu.rtod.e,
bano del primer ministro si esa es su volun'ad, es porque no
rengo ganas de andar discuticndo meses cntetos sobre el lugar
de rCllni{m'. Tampoco'quicto perder un ti'cmpo vaHo:lo en tratar
de obtener garantfas previas a la conferencia. Los problemas
· que enf rcnta el mundo son demasjndo vitales para que estemos
jug:1ndo como nhin., a ver quién cmpnif1 ni otro. No tengo nin·
gún deseo de golpearme el pecho el1 <.,;,,11 de triunfo, ni de h.-
cer hincar de rodiiJas a mis adversarios con el mundo como tes-
tigo. Mi único requisito -y el primer ministro 10 ha aceptado
provisionalmente con aJguna circunspección- es que esté pre-
sente en las reuniones un coordinador de grupos de encuentro
elegido por ambos. Su tarea consistirá en ayudarnos a ser since-
ras y conscientes de n('lsotros mismos, para no recaer en las vie·
jos fórmula, diplomáticas. Tanto el primer ministro como yo
concurriremos con dos asesores; el grupo estatá compuesto, pues,
· de seis personas más el coordinador. . vistas que se vienen desarrollando cntre los siete miembros se-
.CompattÍotas: me doy ,cuenta perfectamente de que esta es unn
extrana manera de enfocar los problcmas mundiales, y es pro-
· bable que no tenga precedentes en la historia. Sé que pongo a
prucha la tol~rancia dC115t~(h·:". ~,I pedirles que. Acepten, en RTfln
medida como llrtículo de fe ,lnétodo" que p?ra ]:1. mtlyoria de
, ustedes son poco habituales. Pero le .¡cncia del h'>mbre debe
marchar al mismo ritmo que las ciencias Hsico·n(lturalcs. Duran-
te síglos l Al par que estas últimas expcrimcntnban un desarroJlo
nsombroso, la ciencia de la conducta hmgujJcda; aun cl1l1ndo
producía nlll':vos conocitI1icntos, su aplicación a la vida cotidia·
na cm muy lenta. Ahora debemos apelar a nuestros nuevos co-
l1ocimicnt'Os acerca de la conducta, ya que rrl1lchos de los pro·
blemas mundiales son problemas humanos, dIficultades de telá~
ción del !Jombre.::: con el homhrc en su trabajo mutuo. Estamos
Lprcndiendo nuevas cosas accrca de la jmport(lncia de In sinceri-
dad y la conciencia de sí mismo en las relaciones humanas; esta-
rnos aprendiendo que el cuerpo, la mente y el espfritu del hom-
bre son un todo unificadoi est~mos ~prcndicndo cada dr~ más
acerca de la responsabilidad individual y acerca de la semejanza
entre Jos hombres por debnjo de sus diferencias superficiales.
Debernos aplicar estos importantes descubrimientos, y aplicar-
le." ahora.
»Si nucstfR empresa tiene éxito, tal ver, podamos detcnc'i"'Jfls
pequeñas batallas que se libran en todo el mundo, tal ver. poda-
mos dcjnr de sumirnos en el mutuO qlJehr~nto ccon6mico con
carreras armamentistas, y' empezar a cooperar plenamente en la
268
\
I
--- $.... • •'AMéN' ,wmW.i'Ik.A&Yii81
"I .
I
" 2ien.cia y la investigación en lug" de duplicar vanamente nues-
I
tros esfuerzos, y empezar a Ayudarnos unos a otros para Jimpiar
el planeta. Y lo que es quizá de máxim, importancia, tal ver. po_
clamas sustituir, como objctbo de la cooperación mundial, iR
paz (que es una meta con signo negativo: la ausencia de guerra)
por una mera más optimista de felicidad y alegrfa para todos
los hombres y de rcalizad6n de las potencialidades que cada uno
lleva deotro de sr mismo.
»Gracias por Ja confianza que me dispensan para hacer c~tll ten~
tativa. No sé si lograré éxito, pero s( que haré todo cuanto esté
en' mis manos».
Mar7.0 de 1984, Moscú: Luego de dos meses de iniciado el gru-
I
po de encuentro entre Esrados Unidos y la Unión Soviético, fue-
ron reemplazados de común acuerdo dos integrantes, uno de
cada país. Los reemplazantes han sido bien recibidos y las entre-
I
i
fíalan que priva satisfAcción general con el grupo tal cual estA'
ahora constituido. Dicha satisfacción y confianza mutua es tal i I
que el gtupo anunci6 cstl'\ noche que n pllrtír d~ ahora sas reunio~
nes serán trnnscritas totAlmente y se pondl'án 9 disposid6n de
In prensa mundial sin censura ni revísi6n previa. Además, se I
concordó en dar a conocer las transcripcionr.s de todas las reunio-
nes celebradas hasta la fecha.
/lbril dc 1984, Moscú: Presentarnos algunos fragmentos de una
de: las primeras reuniones mantenidas por el grupo de encuentro
entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Se encuentran presen-
lCS en ella el coordinador del gmpo, el presidente de Estados
Unidos, sus asesores Elmer y Jim, el p!l"imer ministro soviético
y sus asesores Ivan y Baris. Todos ellos se hallan sentados so.
bre una gmesa nlfomb", que cubre de Indo a larlo la habitación,
~n la que solo hay un colchón en uno de Jos rincones, con varias
almohadas sobre él. Todos los participantes se han quitado los
zapatos y visten de manera informal.
Coordinador: Senores: adem6s de las reglas del grupo de en-
cuentro que ya les he mencionado, los invito a que hableo a tí-
tulo tO,t¡1J ITI cnte personal, no como representantes de sus respec.
tivosrilúés, ya que ele esta última manera no Asumen la respon-
sahilidad por sus propios sentimicntos. Si cada uno de nosotros
se reiflciCt,n.a con Jos demás en su caráct,cr de persorli'lS, creo que
nuesfros v(nculos podrán dcsarrollarse en toda su riqueza y com- I
269
1

'l
i plejidad, y cuando hayamos terminado podrán resolver los pro-,
blemas concretos 'que deben tratar como representantes., Es
probable que nos lleve al¡IÚn tiempo crear un grupo en el que
haya suficiente franqueza y confianza como pam permitir un
trabajo valioso. Confío en que no se impacienten en el fnterin.
Ahora traten de ser sinceros, de hablar sobre sus sentimientos
y expresarlos, y de partir de aqul y ahora.
Jim: Me siento muy nervioso, excitado y ansioso. No sé si soy
capaz de hacer esto.
Borir: Ustedes) los norteamericanos, ¿creen realmente que esto
puede funcionar? ' Coordinador: ¿Cómo hará para avedguarlo?
Coordinador: ¿Podda usted enunciar lo que está contenido ~n
su pregunta?
Boris: ¿Qué? Oh. No creo que los norteamericanos sean capa-
ces de ser sinceros. La conducta que han demostrado durante l.s
últimas décad.s en el plano internacional es espantosa.
Coordinador: ¿Podda sentarse frente a cada uno de los norte-
americanos y miráüdolo a los ojos, decirle que no confía en él?
j teamericanos. Estoy empezando 'a desconfiar.
Boris (alg" i"ilado): No tengo por qué hacerlo. Acabo de de-
cirlo.
Coordinador: A veces es diferente decirlo a una persona con-
creta que en abstracto.
Boris: Está bien. (Sesienla iUl1/o a lim.) No conflo en ustod.
Usted no es capaz de ser sincero.
Coordinador: ¿Dida usted que es un embustero?
Boris: Si.
Coordinador: Dfgaselo.
Boris: Usted es u.n embustero.
Coordinador: ¡Más alto, grite!
'Jjoris (gritando): iUsted es un embustero! (Su voz va perdien-
do inlensidad.)
Coordinador: ¿Qué siente en el cuerpo?
lJoris: Un revoltijo en el estómago, y flojos los brazos y las ma-
nos ... No me gustó decir eso.
Coordinador: ¿Podd. grita" .Usted es un embustero. frente a
Elmer y al presidente?
Boril (senlándose frente a Elmer): ¡Usted es un embustero!
(Se corre rápidamente hacia donde eslá el presidenle.) ¡Usted
es un embustero! (Vuelve a su lugar en el circulo.)
(Larga pausa.)
Coordinador: Estoy muy conmovido, casi a punto de llorar.
,
l 270
\
. DI!
I
Presidente (",idndolo): Yc también. Por alguna razón, me l
siento más cerca de' Boris, tiicoto más simpa tia hacia é1. Cmm- I
do... I
Coordinador: ¿Podda hablarle directamente a él?
Pr,'sidente (t'Olt'iéndose hacia Boris): Cuando usted estuvo
frente a mí ya su voz'habfa púdldo toda su fuerza. No era naeb
conv'incente. Me pared6 un chico nervioso.
Doris: Sí, eso es Jo que sentí. Estoy muy nervioso, el corazón
me late con vioJenci3. Tengo miedo de lo que puedan estar pen~
sando Iv:íIl y el primer ministro.
]Joris (volviéndose hacia l viÍ.' y el primer minislro): Creo que
actué como un tonto, y espero que ustedes no hagan jo mismo.
Primer ministro: Me siento muy confundido. Sé que los norte~
americanos son embusteros, pero ahora yo también estoy con-
movido. H.y .1go sospec'1osc> en lo que aqul está pasando. Este
pequeño ejercicio me está. haciendo simpatizar más con los nor-
Coordinador: Siento que usted desconfía Je m!.
Primer ministro: No, no es así.
Coordinador: ¿Podría colocarse en mi lugar y hablar como ,¡
usted fuera yo?,Quiero decir, expresar Jo que usted cree que yo
pienso y no digo. Luego le confirmaré si está en lo cierto o oo.
Primer miJlisfro: Suena ridículo. Este es otro de sus jueguitos,
,Coordinador: Podría ser útil. " ' ,
Pri':lJer ministro: Está bien, por una vez más. (Se sien1a junto
al coordinador y babia como si fuera él.) Soy un tipo despiot-
lo que .prendió algun.s técnicas astlltas. Con la excusa de ayu-
dar ti personas importao!es, me hago el jnocente y en realidad
estoy controlando la situación. Dentro de poco harán tX::ICtQ-
rncnre Jo que quieJ'O que hagan, y ni siquiera se darán cuenta.
Je. je.
Coordinadtlr: Creo que tiene razón cu.ndo dice qlle deseo que
hagan lo que yo quiero; pero es responsabilidad de ustedes
coincidir o no conmigo. No es culpa .mía, sino de ustedc:¡, si
hacen algo que no desean.
Primer ministro: M is palabras .stutas. Sigo sin confiar en usted
Quisiera luchar con lIsted a cada paso.
Coordinador: lf:lgul11os una pulseada.
PrinJ~f;lt{it'¡Jtro: Usted es m~s joven que yu,yhace tr~¡nr~ :lños
que: no h:l'go esascoslIs. .,
Coordinador: ¿Se niega a hacerlo?
¡
Primer ministro: ... No. Empecemos.
271
~ ... ,
(Se nCl.lcstnl"l frente" frente' en elsuc1o. tnhan las m~,'1q~"sS
miran y comíenznn A hilcer fuerza y gruñir. Siguen así durante
diez minutos. Los demó, inician Restos ¿e aliento. Al fin,
vence el coordinador. C.en ambos rendidos al sucio, y respiran
.git,d.mente durante medio minuto.)
Primer ministro: Probemos con la izquierda. (Los otros se rien)
(El primer ministrosflca rápida vcntilja. y vence. Vuelven :l e:ler
al suelo rendido,. El primer minimo se muestra satisfecho. Al.
zan lentamente la cabeza y esbozan una sonrisa. El coordinador
estir.l el br"zo como si fuera a tomar al primer ministro por la
nuca, este reacciona, ambos ríeh.)
Elmtr: Me a~ustar(m. Pensé que el primer ministro habfa sufri.
do un atnque al corazón. Descubrí que estaba poco menos que
• clamándolo para que ganara. Co l1l parto algunas de las sospe·
ch"s 'uyas hacia el coordinador. Esto me choca. (SeJo ve des·
concertado. )
Presidmte: Es la primera vez que abre la boca en todo el dJa,
Elmer.
E/111m Me ha estado ,ucedicndo algo curio:,o. Es como si me
hubieron dejado complet.mcnte dcsnudo. No puedo recurrir a
ninguna de las formils que conozco pnra rc.1:lcionarme con la
g~ntcl de todHS elhs se dice que son mero paJabrerfo. No puedo
hacer preguntas, no puedo decir que no sé all~o, tengo que pres-
tarle otenci6n a mi cuerpo y nunca 10 he hecho. Me siento como
pletamente pedido.
CO'Jrdinador: ¿Podrra representar lo que acaba de decir? Cierre
los ojos, póngase de pie y camine por la habitación como si es·
tuviera perdido. Extienda los brazos hacia "delante. Nosotros
lo evitaremos o no, según querramos.
(Elmer obedece. Todos se levantan y caminan por el cuarto.
1van no sabe ccn certeza qué hacer y el coordinador le ofrece
apoyo. Elmer cierra los ojos, extiende lo, brazos y comienza a
caminar; todo el mundo 10 elude. Al principio larga a refr y hr.·
ce algunas bromas, luego esboza una sonrisa forzada, por últi.
mo hace un gesto de insatisfacción; luego abre los ojos.)
Coordinador: Por f.~or, Elmer, mantenga los' ojos eerródós'.
(Vuelve d, cerrar los cjos y sigut" 1en do vueltas, de pronto
siente pánic? y grita: «~D6nde están. ¡No me dejen solo! •. To-
272
dos lo eluden. Rompe a ,ollo,ar, .bre los ojos. Todo, los demás,
están sentados en el suelo y lo miran. Elmer tjene el rostro hun·.
dido entre las manos y está temblaodo. Después de dos minutos"
aproximadamente, alza la cabeza.)
Flmor: Mi Dios. Esto me retrotrajo a la época de mi eseucla
secundaria; cierta vez estábamos jugando a las escandid" y mis
amigos me hicieron una broma: estuve buscándolos horas en· '
r
ter¡1s ... Tambíén mi madre solfa hacerme algo parecido Clwn·
do era niño. No me decía que iba a salir de casa, y cuando yo me
levantaba no encontraba a nadie ... Mi corazón está corriendo
a ra,ón de mil latidos por minuto, me siento húmedo y fdo y
apenas puedo respirar.
1van (con la cara hundida entre las manos): Tengo un recuerdo
muy parecido al suyo.
Primer ministro: Creo que a veces le hago eso a mis chico5.
Coordinador: Esto me trae a la memor,ia cómalo vi a usted.
Elmer, dentro del grupo. Usted necesitaba enormemente que
todo estuviera estructurado. Queda asegurarse que todo estu-
viera .planeado, organizado y predeterminado de antemano, para
no quedarse sin ,aber qué hacer.
E/mer: Quizá, quizá. Dios, sigo temblando.
(Se interrumpe la sesión. Ivan se aproxima a Elmer y le narra
un suceso análngo de su infancia. El primer ministro le dirige al
coordinador una sonrisa pasajera, luego se da vuelta y habb con
Boris. El presidente conversa con limo El coordinador queda
solo. Luego de unos minutos, el prime.r ministro y el presidente
se acercan a Ivan y Elmcr pora escuchar lo que dicen; se mirlln
un" a ótro, no muy decididos, hasta que finalmente e! primer
ministro extiende la mano y la apoya sobre e! hombro de! pre.
sidente. )
I
I
1 273

--------_ ..• __ _.... -_._
T
., ...,-,_.,
W 19. Aplicaciones
I
I la coallos terapeutas habrán comenzado a integrar los métodos '
.1
I
11
r Nuestro actool estilo hip6crita de vida podrla ser reemplazado
por una forma de tomar concie..qcia de uno mismo y. por una m(}o
l'1., dalidad de relaci6n entte los seres humanos similares a las del
encuentro: tal el tema de esta obra y el fundamento de una cul-
tura de los encuentros. He tratado de establecer las bases teó-
ricas de una cultura de esa índole, y de examinar 10s métodos
y técnicns para llevarla 'a la práctica. r,:)s boletines informativos
ban señalado algunas de las situacion<-. hipotéticas que podrían
promover dicha cultura. Pero aun en las actuales circunstancias
esa cultura sería aplicable a varios aspectos de la vida humana
~y, de hecho, ya se la está aplicando.
Psicoterapia
Est~ es el campo de aplicaci6n de más notorias posibilidades.
Son mo<:hos los psic610gos, psiquiatras y aun psicoanalistas que
están probtlndo en su actividad práctica las técnicas del encuen~
tro abierto. No hay por qué forzar un enfrentamiento entre un
enfoque terapéutico y los demás -<:omo yo mismo hago a veces,
llevado por mi ardiente entu.siasmo-. En realidad, creo que el
encuentro sirve de complemento a la psicoterapia tradicional.
Mi deuda con Semrad y los años que he pasado en una escuela
de medicina tradicional, la Albert Einstein, dejan bien en claro
'que el pensamiento psiquiátrico y Freud me han enseñado mu-
cho. Ciertas concepciones psicoI6gícas constituyen el sustrato
básico del encuentro abierto, y, a la vez, los mélOdos empleados
en este pueden perfeccionar los tradicionales, a los cuales es po-
. sible sumar las técnicas no verbales, las técnicas de dramatiza-
ci6n y de la fantasía, una mayor conciencia del papel del cuerpo,
una idea diferente acerca del rol dd terapeuta y nuevasconsi-
deraciones vinculadas con la función que cumplen la sinceridad
y la responsabilidad. El mímero de terapeutas que "sisten " los
274
Ii
I '
! \
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _... &~'71 I
!j
laboratorios de enct'entro abierto para experimentar con este I
enfoque "Umenra día a día, Vislumbro uua época magnifica, en I
del encuentro abierto -con sus propias técnicas con el objeto de ,
llegar a síntesis aplicables a los psic6ticos, neur6ticos, drogndic- ¡
tos, grupos familiares, adolescentes, delincuentes, reclusos y
otros grupos particulares.
Industria
El grupo T se está utilizando desde hece y" bastante tiempo en
medios industriales, y el grupo de encuentro abierto puede real·
zar el valor de tsta experiencia. Para que la industria haga u:)o
del encuentro, es menester que acepte los valores de franqueza,
sinceridad y responsabilidad individual, y la importancia de desa-
rrollar las potencialidades humanas. Es preciso que los patrones
.se muestren dispuestos a autoindagarse y a ser francos con:dgo .
mismos, y también a ser francos con sus obreros en lo que atañe
a sus sentimientos hacia elJos; una actitud similar deberán tener
los obreros con respecto a los patrones. En las tmtativas obrero-
patronales, ha de incluirse como parte del diálogo las necesidades
personales de los que:: participan. Y la empresa tendrá que acep-
tar la posjbilidad de que, al abrírsele la perspectiva a uno de sus
empleados, este pueda darse cuenta de que lo que más habrá
de beneficiarlo es, quizá, dejard puesto que ocupa en db y
buscar otto empleo.
Opino que esta orientaci6n también es muy beneficiosa desde el
punto de vista financiero. Si una organizaci6n deja en libertad
de nb¡tndonar sus puestos aI~,s personas que no están COntentas
en ella, establece vlnculos personales más estrechos entte quie-
nes trabajan juntos, crea condiciones que brinden a la gente ma-
yores satisfacciones personales y la ubica en los lugares en que
su funcionamiento será más eficaz porque toma en cuenta SU)
cualidades personales, todos estos fadores promoverán la dj~
ciencia en el trabajo, mayor feEcidad y realizaci6n personal, y
mayóres ganancias .
El encuentro: abierto se puede aplicar, asimismo, en todas las
reuniones, de negocio1. En su mayorí,a",c:st,as son una parodia,'
en la ·Io~ " menudo no se dicen lasco's"S importantes. El en·
cuentro abierto suministra los medios para que emerjan ]os
auténticos sentimientos, y para que todos los miembros parti~
27~ I

d,," '" 1" d.b;,"". Si o",,, 100 1","", ,J, "" oh"",,. 'O,
cuentra Algún hombre ele negocio, mÁs o menos dispuesto á .su·
míe ciertos ricsp,(l~, le ocon.scio Cjlle trate de poner n pruebll, (:n
la próxima reunión, las rcgiAs del encuentro Abierto.
USAdo regularmente dentro del marco de ulla empresa, el en.
cuentrO abierto acarrea trascendentes beneficios¡ por ejemplo,
ver en el trAbajo una forma de meditAción. L", quejas continu."
sobre la tarea deÍ"n paso al goce cld pl.cer que esta proporciona
Aquf y ahora, y a Ja Alcgrla que produce la materialización de las
potencialidades individuales. Estos sentimientos están al alean·
ce de todos si se logm .superAr la farsa, venalidAd e hipocre,{a
<;ue prevalecen en el campo de los negocios, el trabajo y la in.
dustria, y la gente se une en el común cs¡',erzo por llevar ade·
lante una civilización.
Teatro
. A lo In;go de los siglos, el teatro ha sido un vehfculo vital para
la expresión del hombre, a través del cual describió su concep-
ci6n de la vida, sus sentimientos, sus sueños ... tres esferas vino
culadas con el encuentro abierto. Para el artista, para el drama.
turgo, conOCerse a sí mismo y conocer sus !lcntimicntos es de~
cisivo. Una persona dotada de cierta inteligencia siempre serÁ
capaz de hacer una de,cripción caracterológica superficial que
sea dinámica y vivaz; peto hacerlo con vero!:imilitud, con vera-
cidad, es algo muy diferente. El público que a,iste al teatro se
ve absorbido por un drama cuando este aleanza las profundida.
des del ser humano con sus descripciones de caracteres; y, como
hemos visto, cuanto más se penetra en la e,<;encia de las perso-
nas, mayores !'Qn las similitudes entre ellas. En 10 m6s hondo
Jc nuestro ser, todos somos uno. Cuando 11n autor, por talcn.
toso que sea, no se trasluce en sus personnies, estos no hacen
mas que chispear brevemente como un papel al que se le prende
fu.ego, y en seguida se apagan.
El segundo punto de contacto entre el teatro y el encuentro
abierto e, la relación entre Actor y público. En la última década
se ha Asistido 11 un gran florecimiento de di3tintos tipo~ dt: ex .
periencias teatrales: el teatro abierto, el teatro de guerrilla,'e1
teatro del encuentro, The Concept, Hair y muchas mÁs. En
parte, todas ellas persegufan cotno prop6sito Aumentar la parti.
cipación del público. He
, alimentado, la fantasla de realizar una
276
T.
,
1
.'"
Pfsducción teatral basada en el encuentro abierto, que en un
1 séritido profundo e.e¡ un tipo de teatro, de comunicación. Lo es,
I en particular, un microlaboratorio. Im:lginemos un teatro sin
bu,tacas, con solo una alfombra de parcd a pared y un tahlado,
I y en el cual d público estuviera dispuesto en gnlpos de cinco o
: seis personas, como ocurre en un microlaboratorio. Cuando la
obra llega a un punto en que resultA oportuna una actividad no
verbal, la labor de los actores se interrumpe y cada grupo debe
hacer lo que antes hadan ellos, ."ctuando> realmente. Esto se
repite regularmente de modo tal que cada grupo de espectado-
res actlla en la obra físicamente, y luego por identificación.
La p<lrticipacióndel auditorio es casi total: cada espectador es
un Actor. '
Un tercer campo de confluencia eS la formación de actores. Vio-
la SpoJin, Stanislavski, el método de las acciones ffsicas, el
teatro de la improvisación han r.:currido a la idea general de
concebir que el I1ctor, en cierto sentido, no actúa, sino' que
representa un rol humano. Los métodos no verbales constituyen
un gran aporte para el arsenal de técnicas que ayudan al actor
a tomar contacto consigo mismo y con su cuerpo, y 11 compren-
der en qué medida este último forma parte integral de la ex-
presión de sus sentitniC1fltos~
Educación
Un hecho fundamental de todo· aprendizaje es que la
retentiva está est.rechamente vinculada a la motivación pnra
aprender. La tragedia de muchos directivos de la poUtica edu-
cacional e. que no entienden que forzar a los alumnos a perma·
necer en la clase estudiando latln mientras el mundo estalla
afuera de ella no garantiza ni promueve el aprendizaje; por otra
parte, de esa manera se desaprovecha Jo que s( podda aprender.
se. o sea, los fascinantes Acont.ecimientos sociales del momento.
Esos directivos no se perCAtan de que contamos con una oper·
tunidad única en la historia para aprender acerca de los fen6-
menos sociales que hoy tienen lugar en los recintos universitg·
rios: la formación de subgrupos, la desobediencia social, los
:Pr0blemas de los grupos minoritarios, el desarrollo del lideraz-
go, los problemas de la democracia, los origenes del movimiento
sindical, .y aun la evolución de las canciones populares. AlU
está la energb y es en esas esferas donde pueden aprenderse y
¡
277 I
j
·
,.-
rerenerse cosas importahtes. El educador que utilice e! enfoque
de! encuentro abierro podrá descubrir dónde reside la energ!a.
y aportar las personas y métodos que mejor puedan convertirla
en enseñanzas. ' teada con tanta frecuencia, de lo que es significativo dentnJ de .
Varias innovaciones educativas de los últimos años --en parti-
cular las descritas por A. S. Neill en Summerhill. Sylvia Ashton·
Warner en Teocher y Georgo Leonard en Educa/ion and ees/a·
Sj'- se basan en principios muy cerc:~nos R,l encuentro abierto,
y comparten con este la filosofía de partir de la situación pre·
sente del estudiante y centrar en él el plan de estudios. Esto
concuerda con el concepto, propio cle los encuentros, cle utilizar
I aquello donde está radicada la energía primaria.
I En Joy he explicado la aplicación de grunos de encuentro en el
1 aula y en la comunidad educativa. Tales grupos han demostrado
[, ser sumamente fructíferos. La oposición que manifiestan las
I personas derechistas a que sus hijos participen en ellos debe
ser respetada. Como he dicho muchas veces, pienso que es un
gran error forzar R alguien a que se incorpore a un grupo de en·
cuentro, y esto se aplica también a los hijos de los opositores
a estos grupos. Sin embargo, consentir en que tales personas ¡m·
pidan a otros niños integrarlos me parece una barbaridad. El
remar de los padres opositores es ya bastante negativo con res·
pecto a sus propios hijos como para permitir que afecte a los
hijos de los demás. En el ámbito educativo, los grupos de en·
cuentro han demostrado ser de máximo provecho cuando inc1t.lr
yen una amplia gama de miembros de la comunidad educacional:
padres, maestros, directores de escuelas, miembros de consejos
escolares y alumnos. Grupos de esta índole brindan una oportu·
nidad excelente para alcanzar mayor proximidad y comprensión
en todo un sistema escolar.
En Jos grupos de encuentro escolares en que yo he participado
y que lograron mayor éxito (en colegios secundarios). comen·
zábamos por celebrar una reunión general en la que "se explicaba
el u.so que se había pensado darles; luego se solici taba que aqueo
llos que Guisieran participar lo manifesiaran, y se l:xigía una
autorización escrita firmada por padres y alumnos. Esta medida
parece razonable, ya que en este ámbito los grupos de encuentro
son relativamente nuevos y algunos padres tienen justi{¡cado
recelo al u.:speeto; además, permite que los más cautelosos vean
los resultados obtenidos por los grupos con otros niños y se
tomen tiempo para dar su autorización cuando se muestren dis.
puestos a ello.
Confiamos en que e! encuentro llegue a constituirse en una
278
,:'"1
modalidad regular de relación en las escuelas 'Y en una parte 'i
primordial de la formación de los maestros y profesores. Su '
empleo en tal esferu suministra una respuesta a la cuestión. plan. I
la educación norteamericana actual. Un grupo de encuentro no
solo puede revelar qué es lo significativo -vale decir. dónde
radica la energía- sino también ayudar a los alumnos a 'tom,r
mayor conciencia de 10 que es relevante para ellos en el planc
personal.
Parejas
Ya hemos hablado bastante del efecto que 'tienen los grupos de
encuentro con parejas; bastará añadir que estas suden encon M
trat en el encuentro abierto una vitalidad y un rejuvenecimiento
difícíles de lograr de cualquier otra manera, así como una forma
de convivencia propia de cada caso. En la actualidad estoy viendo
cuáles son los resultados de mi ~xperiencia personal en tal sen·
tido; si la cosa sigue tan bien como hasta ahonl, quizli termine
el libro sobre parej.. que hace poco inrerrumpl.
Parto y relación entre pad.es e hijos
El enfoque de la crianza según el encuentro abierto comiellZa
prestando atención a la madre con anterioridad al parto: Su bie·
nestar emocional, dieta alimenticia, salud y estado de ánimo, y
la relación que mantiene con su ma:ido. Con dio se pretende.
crear un ambiente en el qu~e el feto pueda florecer. El parto
tiene lugar en el propio hogar -como es habitual en BiH Sur-;
el padre tomu a su cargo la tarea o colabora en la medid, e¡>.
que siente deseos de hacerlo, con la presencia de un m¿dicú
pura casos de emeq:encia. La habitación en que se produce el
nacimiento está coklada de amigos íntimos: la atm6sfera eh la
9ue el niño ve la lU1 está saturada Je arcor. Se aplica el método
de parto natural -d de Lamaze parece ser el más adecuado-
y t.penas nace la crLltura le es entrcgad,l a la madre¡ se le:: pro-
porcio~~ a aqlU:lla mucho contacto yca,tor en todocI cuerpo,
para que viva la experiencia de aceptacIón total por parte d:
un mundo cálido y mnllble. A veces, cstes sensac1Qw:S se: in ten-
279
I
 ------..,,.'1""r'-'
sificnn cantando o entonando suavemente. Estoy con~en~No
de 'lile el hecho de que el primer contacto del niño Con 'el
mundo externo sea tnn placentero tiene pl'l)fundos efectos en
lo que respecta a sus futuros sentimicnt'Üs dt~ amor y confianza
en lo vida y en la gente.
La comunicación continúa al proporcionar al bebé un trato que
lo considcra una criatura responsablc. La sitllación en que tuvo
IU-Ror el parto ya puso en evidencia que se. Jo incluía en el
mUl1do soci:!l; al tratarlo como un ser responsable, se le tr<:lns-
mite el respeto que se tiene por su copacidad. Esto implica
dejar que el nifío haga todo 10 que es capaz de h.cer, y tomar
su lugar sólo cuando es necesario. El afecto 'e transmite funda.
mentalmente a través del tacto y otras señales no verbales. He
comprobado que si se le habla al niño·dirif,iéndose a la parte
de él que comprende -y creo que, en algún plano importante,
el niño comprende-- se aviva su entusiasmo. No me gusta el
lenguaje aniñado.
Me ioclino por no forzar a los niños a ser infelices con la ex.
cus. de que ello «los .preparará mejor para la vida., salvo
cuando no hay otro remedio. Cuanto más tiempo crezca el
niño feliz, más fuerte e idóneo ser,í p.ra enfrentarse con el
mundo. Tampoco es clniño por naturaleza 110 enemigo de ,<;us
padres, que acccha la oportunidad de aprovecharse de ellos;
tl:'íHA, corno todos nosotros, de arrcgJárselp.s como puede, y
podemos ayudarlo a que lo haga. 'A medióa que erece, dehe
h.blérsele, francamente y sin ambages; ello eontribuir~ a que
consolide el concepto de sI mismo..,,) es, al parecer, la forma
en que Jos nifios hablan entre sI: so••encuentrista.. naturales.
Religión
Muchos Ifderes religiosos han entradn en rdación con el en.
cuentro abierto en los últimos Años; piensan algunos que este
tipo de grupos ofrece a los fieles un medio para experimentar
aquello sobre lo cual el servicio religioso' habla solamente. Una
de las experiencias comunes en los grupos de encuentro es el
sentimiento de hermandad entre los hombres. y un atisbo de la
"nidad d. cad. hombre y de sus similitud"s eon los demás.
Ello permite entender mejor ciertos principios fundamentales de
la Iglesia. ,¿Debemos «amar a nuestro pr6jimo como a nosotros
mísmoslt?' La mayoría no nos: amamos en absoJuto a nosotros
280
)
mismos. ¿Qué ocurre si -«hacemos 11 los demás lo que qucremm;: ;
quenas hagan fl nosotros»? Somos muchos los que n05 sentimos 1
demosiado culpables y buscamos castigo. ¿Dcbemos entonces '.
castigar bastante a los ,demás? ¿Qué ayuda real presta un sa· '
cerdote a los feligreses en sus problemas personales? No hnn
recibido formación en ese campo. Los grupos de encuentro
pueden contribuir Aremediar tal situAci6n y es aSl que aumenta
día a clia el número de clérigos que se incorpor.n a ellos.
¿y qué decir acerca de la búsqueda de Dios? Ya expresé que, a
medida que aumenta mi experiencia con los grupos, comienzA.
a cobrar sentido para mi la idea de que Dios está dentro d,
cada hombre. ¿Acaso no se hall. esta idea muy cercana al
• desarrollo de la potencialidad humana? (Ahora veo por qu(
no me gustan I.s preguntas en los grupos. En los dos último,
párrafos, he recaldo en la formulación de preguntas: es muche
más sencillo, no me compromete con nada. No hago más que
recurrir Q la maniobra tradicional, «<formular preguntas~ ...
ciertamente, porque me siento jnseguro ~n este terreno.)
Tengo la convicci6n de '1"" el grupo de encuentro p"oporciona
un ,~étodo para sentir estas abstr~cdones religiosas e indar,:u
en ellas. Cuando el encuentro alc.nza un plano más e1evade
-nI incluir la meditación, por ejemplo-- las experiencias mis·
ticas comienzan a repetirse con mayor frecuencia. LA comhina-
ción del grupo de encuentro con la experiencia religiosa me ha
ayudado a elevar mis aspiraciones con respecto a aquel. Fra,es
tales como «buscar el dios que hay en cad. hombre. o «po-
nerse en contacto con su energfa cósmica,. han empezado II co-
brar significación para mi y a trascender aparentemente mis
objetivos iniciales en los encuentros. De modo anÁlogo, suelo
vivir como una experiencia religiosa el observar las situaciones
interpersonales en términos de intercambio de energla.
Costumbres sociales y políticas
Al comenzar esta obra, dimos varios ejemplos acerca del gradc
en que se apartnn la mayoría de nuestrns costumbres socil1JC!
de la rndole de los encuentros. A todas luces, es preciso modi·
licar l. deshonesticlad sobre la cual se funda buena parre de
nuestra cultura. El fenómeno de l. mentira h.foment1i.1o la
rebelión: el gobierno miente 8 los ciudAdanos, los rectores. los
nlumnos. los blancos JI los negros, los empresarios A los iallpec-
281 ., i, ,.
I
<;,,-'
, '
" tares fiscales, cada nación a las demás naciones. Frente a este'
dilema, el' encuentro abierto es significativo en muchos aspectos.
Varias comunidades han descubierto que algo deben hacer ttas
el enfrentamiento y la violencia. ¿Qué sucede luego de una
revuelta victoriosa? ¿Qué habrá de hacerse si todo el mundo
está dispuesto a dialogar, a comunicarse, a escucharse entre sí?
Para que el diálogo tenga más sentiC:!~ es preciso que siga los
lineamientos del encuentro. La falsa c0rtes{a no funciona, tam~
poco la húsqueda de estrategias o «juegos». Cuando la gente de
York, en Pennsylvania, lleg6 a un acuerdo luego de discutir
durante varios dfas, una de sus recomendaciones principales fue
la de organ;,ar grupos de encuentro en las facultades. Cuando,
luego de Ja dedsión adoptada por Nixon sobre Camboya, los
estudia'ntes marcharon a Washington para conversar con las
autoridades, uno de ellos describió la experiencia como «grupo
de encuentro espontáneo». Se estlÍn creando grupos de blancos y
negros, de policías y activistas radicales, y, ocasionalmente. de
estudiantes y autoridades universitarias. . d~dicar I1n enorme monto de energías n mantener una falsa
Una de mis discrepancias con los radicale,; que piensan que el
sistema vigente está en quiebra y necesita ser reemplazado por
otro es que nunca se 'ha puesto a prueba qué pasada con él si
la sinceridad constituyera el modo central de relad6n. No me
dispongo todavía a renunciar al orden establecido; aún quedan
muchas variantes por proiJar. Tampoco creo que sea irrealista
pensar que· puede llegar B.' ser más sincero. En las dos úI timas
décadas han sucedido demasiados «milagros» como, para que
:..lIgo pueda ser descartado. Me gustaría ver evolucionar la contra·
cultura hacia una cultura de los encuentros.
Ot;a aplicación social de los encuentros reside en la unificación
de las revoluciones. Las revoluciones sociales, las de los negros
y estudiantes, la transformación ambiental, necesitan del insighl
proveniente de la revolución personal de los grupos de encuen-
tro para mantenerse centradas y separar las necesidades perso-
nales de los objetivos sociales. La revolución peruonal necesita
de las revoluciones sociales para mantenerse en contacto con el
ambi~nte y vincular la tarea personal con el panorama nacional.
De poco vale crear un hombre personalmente realizado y Ubre
si ha de vivir en una sociedad represiva; y de poco vale gestar
una sociedad libre si los hombres han de ser prisioneros de sus
cuerpos. Hay indicios de que estas revoluciones han de produ-
cirse juntas. ' .
En política, de la orientací6n de Jos grupos de: encuentro se
desprende la idea del político honesro. que se conoce a sf mismo
282
Cin...... S
y es veraz con sus partidaríos, hasta el punto de admitir sus
propias flaquezas. El polltico ideal será aquel que, al igual que'
los coordinadores de grupos de encuentro, pueda percibir los
sentimientos de sus adllerentes, les ayude a expresarlos, conozca
los suyos propios y, ucilízando todos estos datos como fuentt,
asuma la responsabilidad por sus decisiones: un polltico de los
encuentros. Las demarldas de una mejor comunicaci6n suelen
ser demandas de encuentros. He podido comprobar que algunos
polfticos avan2an ya ell la dirección de la sinceridad y la con-
ciencia de sí mismos; rná::; aún, veo que la exigencia de un ser-
vicio público de este tipo es una marejada en cierne.
De acuerdo con este modelo, la acrual modalidad dé dirección
". política parece una mOHstruos;Jad, una 'horrible red de secretos
C' intrigas, acuerdos clandestinos, espionaje, secretarios de. preo- '
~a, <mo tengo declaraciones que hacen>, forcejeos políticos de
"as tienda y juegos de poder. En verdad, la falta de crédito de!
gobierno ha aumentado e,~ grado tan asombroso que este debe
imagen. En su número dd 18 de abril de 1970 TiJe Nem Yor-
ker incluía una excelente descripción de este fenómeno:
"E" la época en que el debate [sobre Vietnam] estaba en pleno
vigor, los opositores a la guerra creían útil exponer las falsas -
declaraciones del gobierno y señalar ,las ironías y contradicciones
que presentaba su ,poBtica. Solían decir cosas tales como estas:
"Los cómputos de haias son exagerados, y, de todos modos,
nunca constituyen una medida real del éxito a1canzado"j o bien:
"El programa de pacificación no marcha tan bien como sostiene
el gobierno"; o bien: uLas elecciones en Vktnam del Sur son
una farsa, y el régimen de Saigón una dictadura que no cuenta
con e! apoyo del pueblo". O, en fin, machacaban sobre la su-
prema ironía: estábamos, al parecer, destruyendo físicamente
el mismo país que se suponía que íbamos a salvar. No obsultue,
en los últimos'doce mesl.:S, aptoximadamente, han advertido que
repetir tales argumentos no conduce a nada. Quizás uno de los
motivos de ello es que la distancia que separa las explicaciones
,01 oficia1e$ de las rt:i1liJ~dcs con la:) que nos enfrentamos diaria·
mente en la televisión (1 en los periódicos es tan espeluznante w
mente granJe y tnn evidente, qu.e quien insiste en aclarar esas
COS:l$ se siente poco menos que ri$iLJlemen,te,ingenuo. Por o!,ra
parte, cuando se destnc.1O las discrepancias ,entre'las versiones
oficiales y la renlidad rareceria darse por sentado que la cm-
preS~l bélica, en su conjld\to, está Jotada de raciorllllidad, mico·
283
 r .
~ ."

tm' que .hor. se pone de manifiesto que es'. f.lt. por como
pieto ( .. , ) La disparid.d entre la po1ftica oficiel y la reaJidrid
e.s en 1:1 flctulllidnd tan enorme que pnrecerfa (011)0 si aqllellfl se
desllrroJl." seg,m un. serie de rcgl., que re,ponden a la si tu.·
ci6n polfticn norteamericana, pero en cflmbio la conducta renl
evidcl~cinrJa en In guerra lo hiciera seglín una s~rie de reglas
'1 totalm""te distintas, regidas por l. inenarrable brut.lidad y con·
\ fusión prevalecientes en el propio Vietn.m.,
¡ Al escribir s()bte estas cosas me siento vacill1r un poco, porque
1: nuncn fui polft.ico ni dirig{ ninguna gran organización; ¡x:ro ten-
p;o lA ab50luta certeza de que el comportamiento polItico puede
ser sincero yola vez eficaz en e11ogro de sus fines.
'PO" .,
I ' .,•
, destino. Dejen de culpar. los demás por sus dificultades: .Igo 1'1
pueden hacer .1 respecto, Awmir la responsabilidad por uno ' 1
mismo suele ser algo m:ltrtvillo5o. 1 I
En sfntesis: busquen el dios que estd dentro de ustedes. AIlf
está él, alH están usted~s también: entren en COntacto. Sientl1t1
cómo fluye la energra del centro de su ser y se irradia hacia
.(uer.: he .hí la fuen. que llevan en su interior. Dejen que
esa fuerza se vierta al exterior y se una con la eneq;~fQ de: los
demás. y hagamos Jo que estd dentro de nosotros. solos o reu·
nidos. Todos somos uno.
~

Vida cotidiana
¿Qué diremos de la aplicación del encuentro .bierto • la vida
dil1ria? Sin lugar a dudas. todos podemos trabajar con miras a
comprendernos mejor a nosotros mismos, R tomar m~s cont~c.t,o
con nuestro cucrpo, R ser mós 5inceros (:on nucr:tros sentimientos I
y mós scnsibles con respecto n lo que ocurre en nuestro orga·
I1j~mo l'n su IOtalid(ld. La conciencia de la re.piraci6n y de las
tc'nsioncs muscularcs¡ el prestar oírlos a los dülares y enferme.
d[ldcs del cuerpo para descubrir qué nos esdn tr.. . nsrniticndo,
son cmas muy simples de observar. La toma de conciencia puede
contribuir n IH unificación d~ uno mismo, a lo integrnd6n de
lus pcnsfunicntos y scntilT'icntos, dei cuerpo y d espiritu.
Ciert:lmcnte, es posible re1f1cionarse de manera más frnncA con
los dem,ís, nusquen una persona a la que ba~'.n ocultado 111~0
y drg~mc:lo p~tr(l ver qué ocurre. La próxima veZ que sientan
deseos de ,tocar a nlr,uicn, h'ÍRflnla. Cuando se :;;Ícntan heridos
o amenaZAdos por Alguien, exprésenlo. Cuando se descubran
tratando de proyectar una imagen fnl:::a de sr mismos, detén·
p,nmie )' ve"n si pueden dilf en su lug(lr un? im¡lgen renl. Aunque
les cueste dirigir un cumplído 11 alguien, dirfjanselo. Si quieren
sllbcr qué siente una persona frente n usteJ~s, formúlcnle la.
j
prq~unta.
Hagan todo ello al ritmo propio por ustedes eJe~ido. como dice
Dylan, pero traten de ir un poco m~s all~ de lo que sU1>anen ~
I
qlle }.1uedcn llegar. Eso es crccer. Percátense d.o: que son rCliipon·
sobles de sr mismos. los determin.nte, priml1rio, de su p"lpio J
284 28'
1
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·... '

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. r._- .. M\~~'l

Apéndice: Pro.§rama de experiencias I Experiencias de laboratorio 1

ulteriores I P"sonas (J lugares IJ los cuaf(s

Tipo J~ experiencj4 diri:;irs~
,
,

Psícodraml1 J.L. Moreno, Hannah Weiner 1

(También es úril o~istir " Jemo&-
traciones pública~.)
Fantasía Hobcrr GcmrJ, Willíam SWitrdey,
Frank Haronil¡n
Bioenergética Joho Picrrako~1 Alcx Lowen. Shlll-
Este apéndice está destinado a aquellos que sientan interés por ley KdcnlilO
las ideas o métodos expuestos en la obra. En la actu.alidad, exis- Holfing Véasc notll 2
ten ;nas de cien centros de crecimiento personal en Estados Movimiento corporal M,lry WhitehoulIc, Judy Astan, Ano
Unidos, Canadá, México e Ingbterra, todos los cUílles siguen lIulprin
He:>pirad6n lV1aguu Proskauer
aproximadamente el modelo de Esa!en, y muchos libros dispo- Conciencia sensorial y corporal Charlane Sdvcr, Ed Maupin,
nibles para quienes deseen informarse mejor sobre rules méto- Bernanl GUnlher
dos; esta bíbHogrllHa sirve, asimismo, para el programa de {or· Lerdones de técnica de Alex.ndet llana Hulx-n(e1d 3
maci6n de coordinadores de grupos al que hemos aludido antes. Juegos de dramatización Viola SpoJin, Ahm Mcyerson
HipnOlÍJilOo Slcve Stroud
Damos junto con eIJa una nómina de experiencias de Jaborato- 'fer¡¡pia psicomotora Albert Pcsso
rio que considero útiles, y de sus <!irectoresj dichos I.. bor:ltorios Te!'llpia g'JeSláltica ]ancr Lcdcrman, James Simkln,
~)uedcn Íormar parte dd mencionado progn.ma, o también prÜ"" Cuudio Nannjo. Jllck Dowrdnlh
porcionor cierh\ orientación f\ quienes :;nl0 desean una cxpe~ Dick Pri..:t:
riencia personal. Eo el programa d~ fotmaci6n debería incluirse Halha yoga Iod Krumcr
l'lli-chi 'Nl) conozco l:illficienlenlCntc
por lo menos una exp.o;riencia de cada dp-'L Las persorUlS \..lue P.siwanálisis Je grupo Psicounalistlts :::illjfkí1d~
figuran en la colurona de la derecha son las que considem bue-- Amlornfa 'i fisiología humanaa Curso3 univc:rsÍlarioJ corrientcll
n:JS ~n su especialidad, y las que mejor conozco, llunque indu· l..6g:cl1 inductiva Cursos un:vcrsilllríos corric:mclI
d~blemente hay muchas otras cOffi}Jttentes. En los Casos en que Mllsajes MlIsajisll1Is de E:;lIlcn
Me¡Jilaci(.n y masajes Seyrnour Carter. Molly Day ShlKk.
existe un criterio de calificación, ~e menciona en nota al pie
lllUO
el sitio al q"e hey que dirigi.rse para eolicitar la lista úe per- Meditaci6n Zen Ceuter. Mike Murphy, J~hll
son~is calificadas. Heidcr
Quie,:-ies deseen averiguar más detalles sobre Esalen, pueden es· Juego Synllnon Synanon 1fome
cribie a la oficina de San Francisco: Esalen, 1776 Union, San Grupo de pureja. lkny Fullcr
I rruncisco, CalHornh, 94123. La nómina de centros de creci.
r, , miento persond q·.lC siguen un modelo semejante puede sol id·
tar'e • L, Association of Humanistic Psychulogy, 574 Page
Stre<t. San Francisco. California 94117.
1 Para espcdlllistas ClllificadOJ en psicodrama, ocribir .; J. L. Morrnq,
Psychodrama Imtilulc. Be-wcon, Nut:V1I York; lllmhíén al Moreno I,ns-
litulc, que fC1tli:1'lo1 dcmosludunc!S públicu nocturnas en 236 WCli[ 781h
Slrl'é>(:I, NUl:v~ York, N. Y. 10024.
2 Parll especialistas cal¡fi~·adc·" en rolfins. ~crjbir a: Guild far Sf~,C'
furul fnlegrlltion. 1B74 Fdl Sfr«'t. Sun Frllnci~C'O, C.lIlifornill ?4117.'
J PllfU cspcólllisfa, (u!ifinldo, en la tteniclI de AlcxanJer, C"$Cribir a:
lll1nll Rul:x=-nfdJ, c/o Americllo Ccntcr {or lhe Al....under T¡;'("hniquC', 11('5
Wllver!y Place, Nuev. York, N. Y. 10011.
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~ . , .... --- -.. OCJMu'.5A Ii i @ilfll&Mi'¡¡¡¡¡¡!!!¡¡¡¡Q.¡';$Ql'íííi5-·'1

I1
Bibliografía Las publicaciones Je Hansearl Leuner y Roberr Desoille. pue-
den solicitarse a la Psyehosynlhesis Researeh Foundation, Room I
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288 289
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 'r-
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,ocl'Ice
T '1
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,
9 Introducción Boletines informativos

;, 62 Grupo de encuentro para parejas

17 Primera parte. Una concepción sobre el hombre 127 Grupo de encuentro en una empresa
y la relación humana ' 164 El pnrtiJo poUtico de lo. encuentros
207 Grupo de encuentro en el Ámbito educativo
19 1. El cuerpo 267 Gmpo de encuentro entre Estados Unidos y In Unión
28 2. El concepto de sr mismo Soviética
34 3. Lo interper,'on.!
4(, 4. Sincerid.d y fr.nquez.
67 5. Misticismo y eopiriru.lid.d
75 6. Kund.lini Y0f.'
BO 7. L. integración del individeo
105 B. El v,rupo
119 9. Respons.hilid.d

1)3 Segunda parfe. El g¡¡;PO de encuentro abierto

135 10. Un I.bor.torio tlpico

13B 11. Sesiones do "pertura
140 12. Ejemplo de microlaboratorio
1: 156
1(,9
13. bs reglas del encuentro abierto
14. Las técnic" del encuentro nbierto
213 15, La cnerr,í. y el coordinador de gmpo
227 , 16, El coordinador de grupo como ser humano
244 17. L. cap.citación de coordin.dores de grupo.
257 lB. Ot'os problem.s
274 19, Aplíc.cione.
286 A~ndicc: Progrnm¡¡d& experiencias ulterio,••
288 BlbliograH.

I¡ 292 ;/9)
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11
I
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'..... . 'r ;rJ {j¡
' If' ~4
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D~"iIt' DraufJScbwtig 'Y Michcl Fain, La noche, el df•. Ensayo psiéO- Carl R. ROg(fS, Grupos de ('oCUentro • .ft '
\ llon!fücó sobre d funcionamiento mental lJea Sal1.bug,a·W'ltmberi, La rdlAción a:Si5t~nci.d. Aportes -lid V.I. I
!MbcJ M. Calvo, Frida RiJuman de Diman' '1 Teuie C,Jvo J~ Spo- \ c01\náti~i5 kldniuoo I
JaflIky, Pllrcjll y fllmilia. Vlncu1o-Diálogo-Idcologllt S,w¡j·Ali, El espacio imaginario
~: Pia a Cd!toriadi!-AuldKl1iu, L. violencia de lit interprc'taci6n. Del '1. 1rwifl G. SaraIOfl, comp., Ciencia y ttorfa eo psicoanÁIi,is I
I'f. llic{Qgfalnll III enunciado 'fhO"1I11]. SdgfJ, El rol..4.lc-.f;Qfermo mental
Alordg COdlt!. MJII Allá de 111 razón. Cr6nic.. de unt experiencia per.' \V ílliam C. SChuJ"!:1 ToJos somb~ uno. La cultura de 103 encuentrOS
BOrlal de locufB M¡Jrl¡J E. SirJin, Una apetie0r.·" tCCllpéutica. Historia de un grupo
Robat DeJDíl/~, El caso MAría Ootilde. Psicotc=ntplll del cosueRo de niílo& de , afio,
dirigido uOH<1rd S!1Ialf, J!:liootefllpl~ y ~neurologfll. Problemas oc: diagnólltico
Hohat D~!oil!~. ucdooet 50bre ~ntiucfio dirigido en p:licoter"pilt difcrellcic.l f ~
Nicoh: Fabr~, El triángulo roto. Paicoteupill lk niños por c:Mudio l\or.r V. Speck y Cara/yn L AJlnravr, Redes f.o.mitillrA \
dirigido . ThO!f!uJ S. S¡im:, El mito de JI Il enfermedad :o.1t'llti_,1
JO~fJ fagal1 t lrm¡f L SbrphNJ, aJmpl., 'recria y técnÍCfI de la pal- ThomilJ S. Sz.<1JZ, ldeolog!a r.
cnferrneJ.Ild Illcn t,1I.Í
COU:fllpill gUe:ltdlticA Dtl1h ~'afu, El ombligo y Il. VOl:. Psicoanáli,i, de dOs 0:6011
Jedrl·JjiJf!tirt~ Faf,(,J, Para oomprcnder l Laclln Etlfl G. WiJcnbu" CO"Jp., ~plof:ldollclI inter~rsonllle:l -~ll p:\lco-
1-10;0' GwJJrip, El u1! en la troda y l. teupii psioo.nalfticu Itnálisis t i \ .,
]l.iy Ha1~y Y Ly"" Holfl1tdrl, T6cnicu de tCfllpia familia.r·
R~ ..,t·R. J-ldd. Problerna.5 ll.o:tUtlC1o de 101 otr", p,icoanlillticA
jatqut'J HochmdlllJ, }-lacia una psiquill.trfll comuni~aril& I Obras en 9ceparaci6n
I - ~ ......)
Don D. lacho!l, comp., Etiologfu de 111 C3qui'l.Ofrenill ..-.. 6
f!únt. Kohtlt, AnJJj~j$ del aelf. El tratam1cnto psicoanalftiCo de loa I Michad Argyl~, Anilisis de la interacción
tfll$tornos ll11.fcisiSIl1S de la pcr~ona¡iJad
Uon Krúsltr. M,cbd Faifj y Miclul SouU. El niño y 8U cuerpo. Ea-
11 lvan 13oJ·wrm...nyi.Nll,8Y "j Ga'J1J¡n~ M. Sp4rk, Lealtadt1 ln-Ji.¡bla
!siJbd M. C¡Jvo, fnd¡¡ RitrrmQ,. y cO/llboradores, Cuerpo-Vfoeulo-
{Ud¡~ &obrc la c1fniclI. p'teosornÁticll de llt iníll.heill .. Trasferencia ' .
Ronald D. lAir-g, Haba/ Phillipson , A. RUJJd/ Lu,Percepción Juh" f. GtoO 'Y Arno/d' Go/dbul, Modelos de l. rn.:nte
in tc r p("f~ona~
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N1Jlton Ericb.on
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;..-¡JfJL~m¡Jir(, TCfllpill' de pllrcid. Cad R. Rogas '1 oJrOJ, Pcr:wna 11 penon. dI' . . . . '
AI/rtd J..or..-nu" Bd5e:i para .l-llllll teorí. de 1. wcilllhzaci6n ~ A!o¡.JJll1pba Snfouan, La BCJlUlI.lidlld felllcninl" en l~doctrina (reu-
1 A!/,..-d LOfl'rtur, Críticil dd 'collapto ~ic.oilnlll1ftico de armboló j diana ." "'-
! AI/rfd LlJr... n:t.~r, El lenguAje dC'Jtruido y lA rc(on~Htucd6n PÚCOIJ1'~,
1f 1¡ca
e/i/lord j. SIlRc" Contuto m.tdmonja~ teCllpjll de pl1r~
V¡Jrt/ik D. VoJ.b.ln. R~lllcion~~ Jlrimiliv~s ~,~bieto inLcu~,,' . . ~~~
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I rl//rd I..c,~nu,. Sobre el objeto cId pllicolnllillis: Icngu.. je e in·

terllCclÓn r Paul 1.. W ll(chd, Pllkolln¿ll:ll1 y tcup" ~. conduelA
!...:wiJ Y..sblonJlc:y, P.icoduJJI, .,"
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!-!OIry Id. Maia, Tre5 teod.. &Obre el delllllrrallo del nifia: Erikwn,
PiIlRel y Sell!s ,
Pfar~ MJl~. AJice Doumic--Girard ., OlroJ. P'icoterapia d~ lA primerA
inhmci,
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