Está en la página 1de 10

¿significa eso que el resto te miente?

, y si te mienten en ello ¿en qué más te


han mentido?, y así sucesivamente.
Hay personas que llegan a sufrir toda su vida por cuestionamientos a
creencias sobre su identidad, creencias impuestas por ellos mismos, por sus
padres, su entorno o la sociedad como un todo. Hay personas que se suicidan
día a día al no soportar estos cuestionamientos y, en algunos casos, sólo basta
con tener dudas sobre estas creencias y la fuente puede ser ellos mismos o
algún agente externo, por ejemplo, el bullying.
A modo general, cualquier creencia con respecto a la identidad será
difícil de trabajar. Debes reconocerlas como un comportamiento que tienes o
ejecutas en determinadas circunstancias, pero que no determinan quién eres.
Cada vez que te encuentres pensando: «Soy tonto» (identidad), debes asumir
que el sentido de esta frase tiene que ver con un comportamiento. Luego,
cambia aquel pensamiento por: «En esa circunstancia me pude haber
comportado mejor». El quién eres es más difícil de trabajar que el cómo te
comportas.

B.5. ¿Cómo descubrir tus creencias?


De creencia a comportamiento
¿Te has visto envuelto en conversaciones o discusiones en las que has
dicho: «No tiene sentido, nadie tendrá nunca la razón», o quizá: «No importa
lo que diga, no importa lo que demuestre, la otra persona no escucha»? Esto
sucede, en la mayoría de las oportunidades, porque dicha conversación está
basada en una o más creencias.
Nuestra mente está llena de sesgos. Lo que sucede en el caso anterior, es
que aun cuando existe evidencia de por medio, hay una combinación entre el
deseo de consistencia y una convicción compensatoria, que es el hecho de
defender nuestras creencias celosamente cuando algo las amenaza (McGregor
et al., 2008). Esta resistencia es proporcional a los niveles de actuación.
En 1954, el investigador Leon Festinger se introdujo secretamente en un
culto en el cual, su líder había predicho que, para fines de aquel año, el día 21
de diciembre para ser exactos, una inundación masiva ocurriría destruyendo
todo el planeta. Afortunadamente, para el culto, su líder afirmó que los
miembros de su grupo serían salvados por seres extraterrestres. El día 21 de
diciembre pasó y ninguna inundación mundial ocurrió. ¿Qué sucedió con el
culto y sus miembros entonces? ¿Se disolvió? ¿Asumieron el estar
equivocados? La historia es más entretenida aún: hicieron lo opuesto a asumir
su equivocación. Al enfrentar la realidad, el líder del culto simplemente
cambió la fecha del diluvio universal y sus miembros se volvieron aún más
devotos a él (Kolenda, 2013).
Las creencias pueden gatillar una serie de reacciones fisiológicas en
nuestro cuerpo. En dicho sentido, uno de sus efectos es que estas
determinarán la cantidad de estrés que experimentamos y, además, controlan
aquello a lo que le tenemos miedo (más sobre emociones en la sección de
state) y cómo nos comportamos como resultado de esto. El estrés,
fisiológicamente, produce una serie de cambios en el cuerpo que agotan una
enormidad de recursos, adormecen sistemas, como el reproductor y el
digestivo, entre otros efectos que no son sostenibles en el tiempo sin traer
consecuencias.
Existen distintos métodos para encontrar creencias. Todos dependen de
qué tan arraigadas se encuentren estas y de tu disposición a enfrentarte a ti
mismo. Te compartiré algunos métodos propios y otros que puedes encontrar
libremente, pero si aun así con estos ejercicios no logras dar con tus creencias
basales, es recomendable que busques la ayuda de un psicólogo experto en
psicoanálisis, por ejemplo.

Acción y reacción
Imagina que estás en algún bosque verde caminando tranquilamente, es
de día, pero, poco a poco, el sol comienza a esconderse. A medida que
caminas, puedes escuchar el sonido del viento moverse a través de los
árboles. De pronto, frente a ti, observas algo inesperado; un oso gigante que
se encuentra caminando en las cercanías de donde tú estás.
Esto es lo que sucede: tu cerebro procesa la información que ingresa a
través de tus ojos. Al recibir esta información visual, el hipocampo,
rápidamente, revisa tu entendimiento de qué significa estar frente a un oso
que camina por el bosque. Seguramente, buscará información de tu
experiencia o de lo que crees como experiencia, recuerdos de películas sobre
osos atacando a humanos salvajemente o historias que te contaron sobre
ataques en circunstancias similares, entre otros. Luego de que el hipocampo
revise tu relación con los osos, la amígdala determinará qué reacción tomarás;
si debes asustarte o no. Una vez que te asustas, la amígdala habla con el
hipotálamo para que puedas tomar acción; liberarás adrenalina y empezarás a
sudar, el latido de tu corazón se acelerará al igual que tu respiración, tus
pupilas se dilatarán y sucederán algunos otros cambios fisiológicos.
Ejemplo de secuencia

Estas respuestas fisiológicas son el resultado de la creencia de que el oso


es una amenaza. Si te hubieses criado entre osos y fueran algo común en tu
entorno, probablemente tu reacción hubiera sido completamente distinta.
Repasemos las reacciones en orden: creencia - miedo - adrenalina -
correr - cansancio/estrés físico. En otras palabras, la manifestación de una
creencia se da en determinadas etapas y da lugar a determinadas expresiones.
Intenta reconstruir la misma cadena con alguna creencia que tengas
identificada: cuál es la creencia, cuáles son las emociones que sientes al verte
expuesto a un evento en el que dicha creencia se manifieste y cuál es tu
reacción.
Repasemos ahora las reacciones en orden inverso: cansancio/estrés
físico - correr - liberación de adrenalina - miedo - creencia. Busca en tus
recuerdos algunos eventos que te llamaron la atención, alguno en el que te
sentiste impotente, o uno en el que te comportaste de una manera deseando
haberte comportado de otra: ¿cuál fue la acción o reacción?, ¿cuál fue la
emoción que sentiste? y, ¿cuál es, entonces, la creencia dominante? En
resumen, basta con que identifiques, dentro de esta secuencia de eventos,
cuáles son las emociones o acciones que se producen como resultado de un
evento, como encontrarse con el oso, para analizar la creencia subyacente.
Puedes utilizar la metodología de los cinco «por qué» descrita en algunos
párrafos más.
Cada vez que converso con un alumno o alguien que busca consejo,
tiendo a analizar el lenguaje que utiliza de forma inconsciente, puesto que la
elección de palabras y el mensaje que la persona transmite, está asociado, de
forma directa, a sus esquemas mentales. Esto requiere de práctica y de mucha
atención, las palabras y conceptos que una persona utiliza no son al azar, más
bien, dan pistas de sus esquemas mentales y de cómo tener acceso a ellos.
¿Quieres aprender el arte de la persuasión?, este es un buen punto de partida.
Descripción
Para este ejercicio necesitas una mirada imparcial.
Instrucciones
Busca en tus chats, correos o conversaciones con personas. Idealmente
busca eventos críticos en los que hayas sentido una felicidad extrema o un
enojo exaltado, alguna discusión u otro evento con mayor contenido
emocional que racional, o eventos que sean repetitivos y, luego, analiza:
¿cómo fue tu lenguaje en ese momento?, ¿cuál fue el contenido de tu
mensaje?, ¿qué supuestos sobre la realidad estás tomando como ciertos?, ¿de
qué modo te impulsan o limitan?

Causa raíz
¿Has escuchado que si preguntas cinco veces «por qué» llegarás a la raíz
de todo? Esta es una técnica que se utiliza mucho en negocios, ingeniería y
coaching, y puedes utilizarla en conjunto con la metodología de análisis
anteriormente propuesta.
El proceso es relativamente simple, debes preguntarte el «por qué» de
algo cinco veces, o hasta llegar a su causa raíz. Lo ideal, es que, igual que en
la sección anterior, busques eventos en los que tu comportamiento haya sido
crítico, que te hayan marcado, o que sea algo que consideres repetitivo en ti.
Cuando encuentres dicho evento, pregúntate: «¿Por qué me comporté así?»,
una vez que tengas aquella respuesta, por ejemplo, «porque me enojó que me
dijeran tonto», luego, entonces, pregúntate: «¿Por qué me enojó que me
dijeran tonto?», y continúas preguntándote hasta que llegues a la creencia
base.
Si ya leíste algunos libros de autoliderazgo, o has investigado algo del
tema, puede que ya tengas identificadas algunas de ellas, si aún no lo haces;
este es el momento. Trabajar las creencias tiene exactamente el mismo
proceso que este libro: el primer paso es hacer consciencia. Una vez que
tomas consciencia, debes romper el patrón.

Otros ejercicios
Descubrir y trabajar creencias puede ser muy simple o muy complejo, y
en algunos casos puede que requieras de ayuda profesional, de todas formas,
acá te planteo algunas preguntas que puedes hacerte a ti mismo. Utilizaré
como ejemplo el descubrimiento de creencias limitantes respecto a las
relaciones amorosas, puedes reemplazarlo por dinero, trabajo, capacidades
personales o lo que desees:

Cuando escucho la palabra «amor», ¿qué es lo primero que se me


viene a la cabeza?
Según mis experiencias pasadas, ¿cuál ha sido mi mayor miedo
con respecto a una relación?
¿Cuál es uno de los recuerdos más anticipados que tengo en
relación al amor?
La actitud, en general, de mi familia hacia el amor es…
¿Cuáles han sido los pensamientos que he tenido con respecto a
otros cuando los escucho hablando o expresando amor?
Si pudiera describir el amor en mis palabras, ¿cómo lo describiría?
¿Y las relaciones?
¿Por qué fue que falló mi relación anterior? ¿Fue, efectivamente,
esa la razón?
¿Cómo es que el amor o las relaciones son parte de mi identidad?

B.6. Cambio de creencias: cómo romper el patrón


Las creencias que tenemos acerca de nosotros son historias que nos
contamos de nosotros mismos. ¿Cómo pretendes cambiar tu futuro si sigues
exactamente con la misma historia? Cuando te encuentres expresando alguna
creencia que desees cambiar, ¡detente!, rompe el patrón. Inmediatamente
después de parar, es cuando tenemos la posibilidad de cambiar nuestra
historia.
Antes de entrar en detalle acerca de cómo trabajar en las nuevas
creencias, quiero compartir contigo tres formas que utilizo para romper un
patrón: el silencio, los hechos y «Rainmaker y el sabio».

Silencio: cada vez que te encuentres diciendo algo, actuando o


dejando de actuar en base a una creencia, guarda silencio y
contempla como si fueras un tercero. Piensa sobre ello y cómo
puedes hacer para que la experiencia actual y futura sea mejor.
Hechos: si, estás pensando en emprender, pero crees que ya estás
fuera de la edad para hacerlo, busca hechos, ya sea experiencias
tuyas o de otros, que te demuestren que «estás muy viejo para
emprender». ¿Conoces la historia de Kentucky Fried Chicken?
Esta técnica la tienes que utilizar también con nuevas creencias en
las que quieras trabajar; en la medida que puedas identificar
resultados tangibles, por minúsculos que sean, estos reforzarán tu
confianza sobre la nueva creencia y el proceso de formación.
Entraremos en detalle en unos segundos.
Rainmaker y el sabio: te encantará cuando lo abordemos en
algunas páginas más.
Una vez que rompes el patrón, el paso siguiente es comenzar a trabajar
en las nuevas creencias. Parte de este trabajo lo veremos a continuación, lo
restante es parte del capítulo del cambio transformacional, ya que este integra
las múltiples herramientas que se encuentran en este libro.

B.7. Un laboratorio a gran escala


Así es como debes ver el mundo. La única diferencia entre una creencia
y una hipótesis es la disposición de comprobar, siendo ambas sustitutas de la
experiencia.
La mejor forma de entablar una conversación con alguien es pidiendo
una opinión o ayuda con algo. Esta es una de las primeras afirmaciones que
hago cuando le enseño a las personas a conocer a extraños. Puede sonar como
algo intuitivo si lo piensas en frío, pero en la práctica y en la experiencia no
lo es. ¿Te gustó aquel hombre en la fila del café? ¿Te gustó aquella mujer en
aquel bar? Pídele su opinión sobre el café o sobre algo. Puede que me digas:
«Pero, ¿cómo es que…? ¡Nadie habla así con extraños y menos en esas
situaciones!», esa es la respuesta del 95% de las personas. Pero, a estas
alturas, la respuesta que doy a esa oración no te debería sorprender: «No me
creas a mí. Anda, prueba, y que sea el mundo el que te demuestre si funciona
o no».
Si eres una persona ligada al emprendimiento, sabrás sobre la
metodología de emprendimiento Lean, en el cual la primera recomendación
es «salir del edificio», es decir, ir al terreno a validar las hipótesis que tienes
sobre la propuesta de valor de tu producto o servicio. Puedo seguir con
ejemplos, pero creo que el punto ya se entendió: que sea el mundo quién te
demuestre lo que crees. Expande tus mapas, experimenta.

B.8. Disonancia cognitiva


Recuerda un momento alegre mientras frunces el ceño.
Se siente raro, ¿verdad?
¿Cuántos gestos existen para descubrir mentiras? La verdad es que el
cuerpo y la mente humana no tienen gesto alguno para mentir; no hay una
señal cerebral o gesto para «mentir», sin embargo, sí es posible descubrir
mentiras a través del análisis del lenguaje no verbal, o de la fisiología del
cuerpo humano, con un polígrafo, por ejemplo. ¿Qué sucede entonces? Al
igual que en el ejercicio reciente de recordar un momento alegre y fruncir el
ceño, se produce una disonancia cognitiva.
Quiero que hagas este pequeño ejercicio: junta las dos palmas de tus
manos y frótalas entre sí. Sientes calor ¿verdad? Ahora sepáralas, ¿sientes
más frío? La disonancia cognitiva se produce cuando una persona contrapone
dos o más creencias, ideas, o valores, o actúa de una forma que es
inconsistente con alguna de ellas (Festinger, 1962).
Al igual que en el ejercicio con tus manos en el que la fricción libera
energía en forma de calor, la inconsistencia producida por una disonancia
cognitiva genera energía que se libera en forma de estrés o ansiedad. Eso es
lo que una persona experta en la detección de mentiras mide en el lenguaje no
verbal, o lo que mide un polígrafo con tu sudoración, latidos, respiración y
otros síntomas. Cuando somos incongruentes, se produce una fricción
neuronal que se traduce en estrés y esto se manifiesta en nuestra fisiología.
¿Te ha pasado que conoces a alguien y dices: «Algo anda mal con esta
persona, no sé qué es, pero algo hay»? Ese es tu inconsciente procesando
toneladas de información captadas de las señales de estrés de esa persona,
que se encuentran allí no necesariamente porque te miente, sino porque existe
alguna incongruencia en su actuar que envía señales similares. Mentir es
estresante para nosotros porque es incongruente; provoca fricción y esta debe
liberarse de alguna manera.
Existen gestos puntuales que se llaman apaciguadores y se reconocen
porque, justamente, buscan apaciguar el estrés y los puedes reconocer
fácilmente; recuerda la última vez que intentaste calmar a alguien o a tu
mascota o al enfrentar una situación de miedo o estrés. Nosotros también nos
aplicamos estos gestos a nosotros mismos, también nos abrazamos a nosotros
mismos, nos hacemos cariño y nos masajeamos, entre otros. Este no es un
libro referente al lenguaje no verbal, pero, de todas maneras, te recomiendo
que leas a Joe Navarro, a Mark Bowden o Barbara y Allan Pease, aprenderás
mucho sobre ti.
Si tienes una reunión importante durante la tarde y te das cuenta de que
tu desodorante no está funcionando, pero no puedes hacer nada más porque
tienes agenda llena y no tienes tiempo; ¿cómo estarías en la reunión? No
existe ser humano en la tierra que no haya atravesado por esta situación.
Harás lo posible por no mover mucho los brazos, o tendrás un pensamiento
como: «Ojalá esto no sea un problema, ojalá no lo noten». Las personas que
interactúan contigo, quizás no saben aún nada de eso, pero algo raro notarán
en tu actuar sin poder definir qué es. Lo mismo sucede cuando atraviesas otro
tipo de situaciones estresantes como deudas pendientes, tu hogar hecho un
desastre, no hiciste tu tarea, no te leíste aquel material que debías... Tratarás
de demostrar seguridad y confianza cuando, en realidad, tus creencias
internas son completamente opuestas, y eso, aunque sea a nivel inconsciente,
se nota.
¿Podemos aprovechar la disonancia cognitiva a nuestro favor? ¡Por
supuesto! Cuando el cerebro encuentra esta disonancia, se produce un
desbalance que buscará corregir. Desea mantener una consistencia. De modo
que, el cerebro tiene dos opciones, cambiar la creencia o cambiar el
comportamiento. Depende de qué tan fuerte sea uno por sobre el otro para
determinar cuál de los dos cambiará y, como generalmente la creencia tendrá
mayor peso, debemos centrar nuestros esfuerzos en potenciar
comportamientos para cambiarlas.
Disonancia cognitiva

Te adelantaré una parte del capítulo del cambio transformacional. ¿Qué


determina cuál tiene más fuerza, el comportamiento o la creencia? La
respuesta no debería sorprenderte: la creencia está arraigada y fortalecida, es
el camino de menor resistencia en el campo de trigo; debemos formar un
nuevo camino. ¿Cómo? La respuesta, en la cual se profundizará en el capítulo
del cambio transformacional, es que el 20% del trabajo que explicará el 80%
de los resultados estará en: la consciencia (para formar hábitos y reconocer
resultados) + state (para controlar nuestras emociones y modificar nuestra
facultad crítica, motivación y percepción de la realidad) + dirección (hacia
dónde me llevarán las nuevas creencias). Si te das cuenta, con estas tres
variables cubrimos los triángulos ejecutivo, generativo y direccional.

Afirmaciones 2.0
Retomemos esta poderosa herramienta. El enfoque con el que se aborda
esta herramienta en esta sección es para cambiar creencias, pero también
sirve, perfectamente, para nuestro state (sección siguiente), o cualquier otra
técnica que hayas visto en este libro. Aprenderás el por qué y el cómo y, con
eso, deberías ser capaz de utilizarla para lo que estimes conveniente.
La mecánica de trabajo de las afirmaciones se basa en la disonancia
cognitiva y el priming. Esto se logra a través de expresiones repetitivas con
alto contenido emocional. ¿Recuerdas algún momento o periodo de tu vida en
el que te decían, o te decías a ti mismo, afirmaciones del estilo de: «¡No eres
capaz!», «no serás nadie más que un lame botas», «tu apariencia física lo es
todo», «sólo los fracasados fallan», «los hombres no lloran», «las mujeres
son débiles»? Este tipo de afirmaciones, entre muchas otras, moldean tu
percepción de la realidad y la circunscriben a un espacio limitado. Si en
aquellos momentos la emocionalidad era alta, sólo necesitaste escuchar estas
afirmaciones unas pocas veces para asumirlas como reales. Si la
emocionalidad era baja, lo más probable, es que fue necesario que te lo
repitieran una y otra vez, incluso distintas personas, hasta tú mismo para que
llegaran a formar parte de tus creencias. Te enseñaron a «buscar a Wally» y a
sus enemigos desde temprana edad y tu mente aprendió rápido a buscarlos y a
moldear su realidad para encontrar cualquier cosa que se le pareciese. Las
palabras generan realidades.
Descripción
De igual manera que se forman creencias con base en un tipo de
afirmaciones desalentadoras, podemos replicar el mecanismo para instalar
creencias positivas que cumplan con nuestras expectativas. El ejercicio
funciona de la siguiente manera:
Instrucciones
1. Debes buscar las creencias que deseas instalar. Si leíste «Los Secretos
de la Mente Millonaria» de T. Harv Eker, recordarás que al final de
cada sección te pedía repetir cierto tipo de afirmaciones de acuerdo con
las creencias que argumentaba en su libro. Algunos ejemplos como:
«Logro reconocer oportunidades», «tengo una mente millonaria», «mi
mente logra ver los obstáculos para reconocer oportunidades», «me

También podría gustarte