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Jefe Clínico del Área de Media Estancia. Hospital Aita Menni Arrasate-Mondragón. Guipúzcoa.
Enviar correspondencia a:
Blanca Morera Pérez. Hospital Aita Menni. Barrio Gesalibar 15. 20509 Arrasate-Mondragón. Tfno: 943-794411.
RESUMEN SUMMARY
Uno de los objetivos esenciales de la Bioética es incorpo- One of the most important aims in Bioethics is bringing
rar los valores, junto a los hechos, en las decisiones propias together values and facts in decision – making strategies in
de aquellas disciplinas científicas relativas a la Vida. En ámbi- scientific disciplines concerning Life. In clinical settings,
tos asistenciales la Bioética pretende desvelar y superar aque- increasing conflicts have arisen in relation to values involved
llos conflictos de valores derivados de una interrelación en la in relationships between subjects or subjects and social
que se implican sujetos individuales y / o grupos sociales. groups . Bioethics attempts to display these conflicts, first
Las drogodependencias representan un campo idóneo and, secondly, overcome them.
para este análisis porque suscitan conflictos de valores a Drug addiction does represent a suitable field for bioethical
niveles muy diversos. Constituyen un problema complejo en analysis for it implies value conflicts in many different levels. It
el que interaccionan intereses políticos, económicos, socia- is a complex problem where political, economic, social,
les, culturales y sanitarios. cultural and clinical interests can be identified.
En el ámbito asistencial, la reflexión bioética, tanto en su In managing settings Bioethics provides complementary
momento deontológico como teleológico, aporta una pers- perspectives to treatment strategies, both through
pectiva complementaria a la terapéutica. Puede facilitar el deontological and teleological reflections. Ethical issues can
abordaje de numerosos problemas, que van de la identifica- facilitate reappraisal of drug addiction–related problems,
ción del marco conceptual a la detección de los criterios de which vary from defining conceptual background or treatment
elección entre distintos programas (libres de drogas, mante- frameworks to establishing criteria in therapeutic program
nimiento o reducción de daños). assignation (when free-drug programs and programs of
Un acercamiento progresivo a aspectos como delimita- maintenance and risk management are available).
ción y protocolización de buenas prácticas clínicas, valora- Given that difficult task, a progressive approach to ethical
ción de la competencia, desarrollo de la autonomía issues as good clinical practices, protocols, capacity /
individual, equidad en la distribución de recursos asistencia- competence assessment, promotion of individual autonomy,
les o implementación de medida de beneficencia, entre equitable distribution of resources and services and
otros aspectos, puede ayudar a comprender, integrar y supe- implementation of beneficent strategies, may help to
rar algunos problemas de las drogodependencias desde una understand and go beyond drug addiction and get addicted
perspectiva asistencial. subjects treated and integrated.
Palabras clave: drogas, drogodependencia, aspectos éticos, Key words: drug, drug addiction, ethical issues, ethical
principios éticos, tratamiento. principles, treatment.
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derecho de conciencia y la libertad para el autogobier- que plantea la asistencia al drogodependiente: ¿Qué
no sancionen la elección del autoabandono o por el vamos a considerar drogodependencia? ¿qué vamos a
contrario éste resulta una excepción injustificable a considerar droga?. Resulta un conflicto de primera
dicho derecho? ¿Debe la sociedad interferir en estos magnitud a la hora de realizar un análisis bioético el
casos? ¿Hasta dónde puede actuar la sociedad en la acotar el campo de estudio y ello supone una tarea
prevención del daño de terceros? ¿Tiene obligaciones tan difícil como establecer con cierta claridad los lími-
la sociedad con un sujeto que no puede cumplir sus tes de la asistencia al drogodependiente. Se trata de
responsabilidades sociales por una elección libre? saber quienes son los sujetos que definimos como
¿Hasta dónde puede asumir la sociedad costes socia- drogodependientes y que tipo de problemas defini-
les y sanitarios derivados de decisiones libres y autó- mos como drogodependencias y por lo tanto a quié-
nomas?. Superaría con mucho el objetivo de esta nes y a qué vamos a dirigir las medidas asistenciales
presentación el tratar de responder, siquiera parcial- que aquí pretendemos analizar desde una perspectiva
mente, a estas preguntas y a otras muchas que podrí- bioética.
an plantearse. El análisis bioético de las relaciones Una vez más debemos partir de conceptos esta-
sociedad - individuo en relación a las drogodepen- blecidos por consenso para tratar de unificar el len-
dencias sin duda requiere, y seguirá haciéndolo en el guaje. Reconocemos que el concepto “droga” se
futuro, el intercambio de múltiples niveles de cono- encuentra en permanente dificultad para ser defini-
cimiento e información, muchas deliberaciones, do(11); se trata de un concepto “demonizado” que,
muchos encuentros y desencuentros, antes de con- sin embargo, no hace sino calificar el conjunto de sus-
seguir consensos que, probablemente, seguirán sor- tancias químicas que, introducidas en un organismo
prendiéndonos por su caducidad(9). Sin embargo este humano, son capaces de modificar su funcionalismo.
conflicto individuo - sociedad resulta relevante a nues- Caben en esta definición fines tan variados como la
tro objetivo, esto es el acercamiento a lo aspectos terapéutica, la búsqueda del placer y de la experiencia
bioéticos del drogodependiente, porque las drogode- mística, el alivio de determinados efectos, síntomas o
pendencias confrontan al profesional asistencial a la sensaciones, la estimulación o la sedación, por citar
existencia de dos niveles en estrecha interacción: un unos pocos. Se trata por tanto de una práctica univer-
micronivel donde se produce la interacción individual sal en la que han confluido sujetos, sustancias y usos
profesional-drogodependiente, y donde el adicto se muy diferentes. No obstante en nuestro tiempo han
presenta como un ser humano que solicita ayuda, ido conformándose modelos culturales que oponen el
padece un trastorno o tiene demandas farmacológicas uso de sustancias socialmente aceptadas (“drogas
específicas, y un macronivel donde las drogodepen- legales”) como son en nuestro medio el alcohol, el
dencias se constituyen en tema legal y social, con tabaco, y algunos fármacos, entre otros, al uso de
implicación de intereses políticos, financieros y con sustancias inaceptables (“drogas ilegales”) donde se
actividades criminales asociadas. Para algunos auto- reúnen sustancias de efectos y poder adictivo tan
res el tratamiento de los adictos se va a ver afectado variables como la heroína y otros mórficos, la cocaína,
significativamente, y de hecho así parece confirmarse el cannabis o los derivados anfetamínicos sintéticos,
en la práctica, por el acercamiento social que se reali- por citar algunos(12). Resulta difícil explicar, sin recu-
ce al problema adictivo, que condiciona a menudo rrir a factores de índole política, económica, social y
desde la propia ideología del profesional, a los medios sanitaria, la asignación de sustancias a uno u otro
terapéuticos disponibles y a la injerencia de aspectos grupo, que históricamente han recibido una acepta-
no sanitarios en las políticas sanitarias y en la práctica ción social cambiante.
asistencial cotidiana.(10)
Para el abordaje de las drogodependencias se
Debatir si el profesional debe mantener en la rela- identifican, longitudinal y transversalmente en el tiem-
ción terapéutica y en la atención individualizada su po, al menos tres modelos(13) que, entremezclados y
relación con el drogodependiente, o si debe participar subclasificados, hacen casi innumerables las perspec-
como coagente social en el manejo global del hecho tivas posibles. Por un lado existe un modelo penal,
“drogodependencias” en línea con las directrices que donde las medidas de orden jurídico adquieren el
acuerde la sociedad, más allá de su alianza o del con- máximo protagonismo, siendo los objetivos la repre-
texto asistencial, supondría un nuevo y profundo sión del consumo y de la disponibilidad. En este
debate bioético. A fin de definir un marco más especí- modelo la droga representa casi exclusivamente un
fico, y sin reconocer en ello un cierto artificio teórico objeto de delito y los usuarios quedan estigmatizados
en la descripción de los conflictos bioéticos de la dro- y criminalizados, en base a la consecución del “bien
godependencia, asumiremos la asistencia como un común”. De ahí que los recursos se orienten a imple-
hecho mayoritariamente ligado a la práctica clínica y mentar acciones policiales y judiciales, al control de
ajeno a las conceptualizaciones sociales. tráfico de sustancias y a la sanción del consumo. Es
La necesidad de acotar nuestro marco nos lanza un modelo que refuerza el estereotipo drogas legales-
de lleno al segundo gran problema (también bioético) drogas ilegales. En segundo lugar puede hablarse de
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ahí la importancia de no denominar “enfermedades o la vida del sujeto. El no poner toda esta información
trastornos” a consumos ocasionales de carácter lúdi- en manos del sujeto que lo padece, con la claridad y
co o pautas de uso de sustancias que no se corres- amplitud necesarias para que el sujeto pueda hacerse
ponden con los criterios establecidos para las cargo de su propio problemas y tomar las decisiones
drogodependencias(7), pero también de señalar el con conocimiento adecuado sobre las implicaciones
trastorno, cuando existe, y así superar en parte el de las mismas, contraviene el derecho del sujeto (y
estigma de “inadaptados”, “viciosos” o “antisociales” por tanto afecta a la autonomía) pero también resulta
que arrastran muchos adictos. maleficente desde el punto de vista del proceso diag-
Otro problema es el que los profesionales no esta- nóstico y terapéutico, sustrayendo un elemento indis-
blezcamos las enormes diferencias que existen entre pensable a la relación terapéutica. En este mismo
los diferentes tipos de adicciones tanto desde el orden de cosas el que el diagnóstico no sea tratado
punto de vista de pronóstico, de riesgo personal y con la necesaria confidencialidad (que debe extremar-
para terceros, de posibles complicaciones sanitarias, se por su naturaleza especialmente “sensible”) por
etc., con lo que ellos supone también de orientación difusión a terceros o por falta de custodia de los regis-
de gastos sanitarios y, porque no decirlo, de gastos tros e historias clínicas, son conductas contrarias a la
sociales. lex artis, y por tanto maleficentes, y constituyen en sí
Resulta imposible tratar en este abordaje inicial mismas conductas contrarias al derecho del paciente,
todos los conflictos éticos que surgen en relación a que pone en nuestras manos los datos necesarios
medios diagnósticos, pero no puedo menos que citar para el diagnóstico en la expectativa de que será trata-
y hacer alguna consideración respecto al conflicto do con la necesaria reserva y discreción.
ético que representa la detección de tóxicos en el
medio de trabajo, y que nos devuelve una vez más al 3. Algunas propuestas de cara al diagnóstico
conflicto de intereses sujeto individual-sociedad (en
Algunas propuestas pueden emerger para tratar de
este caso empresas o terceros a riesgo) cuando se
superar estos conflictos: en primer lugar que el diag-
trata de las drogodependencias. Existe una bibliogra-
nóstico se realice con criterios e instrumentos fiables,
fía creciente sobre el tema que trata sus múltiples
a fin de obtener una certeza clínica razonable. Debe
implicaciones(15,16). Para el aspecto que a nosotros
entenderse siempre que un diagnóstico de drogode-
nos interesa, el ámbito asistencial, el foco de conflicto
pendencia, sea cual sea la sustancia, y aunque existan
puede producirse cuando, generalmente en el contex-
to de la medicina de empresa o de las medicina de diferencias entre ellas, supone un nivel de discrimina-
aseguración, no se clarifica la función “clínica” de la ción social importante, por lo que debe extremarse el
prueba, que de ser tal debe reunir todos los requisitos evitar etiquetas cuando existan dudas razonables
(indicación, adecuación de los medios, reserva y res- sobre los datos o sobre la gravedad, y por supuesto
peto a la dignidad del sujeto, confidencialidad de los no deben darse opiniones subjetivas no científicamen-
resultados, etc.) propios de un acto sanitario(17). te fundadas. Debe garantizarse en este sentido la for-
mación y adecuación de los profesionales que realicen
2. Problemas en el “uso” del diagnóstico de drogode- el diagnóstico de drogodependencia, cuidando la
pendencia necesaria actualización de los conocimientos, puesto
Otros conflictos ligados al diagnóstico tienen que que el conocimiento sobre el mundo de las drogas, y
ver con un uso no sanitario del diagnóstico de drogo- el propio mundo de las drogas evoluciona con rapidez
dependencia. Es moralmente inaceptable que el diag- y a menudo el drogodependiente requiere más de un
nóstico de drogodependencia suponga algún tipo de diagnóstico concomitante. Resulta aconsejable utilizar
discriminación, marginalización o estigmatización y criterios aceptados en la comunidad científica, aún
ello, cuando ocurre (lo que no resulta infrecuente) siendo conscientes de sus muchas limitaciones, para
representa un conflicto de justicia claro, que debe ser facilitar la orientación terapéutica y la comunicación
conocido por quien realiza el diagnóstico y por quien entre los profesionales. Las limitaciones de un etique-
lo conoce. Igualmente resulta ilícito utilizar un falso taje según las clasificaciones internacionales debe
diagnóstico de drogodependencia para tener acceso a complementarse con una descripción adecuada de
sustancias (con fines no terapéuticos), para acceder a todos aquellos datos complementarios al diagnóstico
recursos sociales o para evitar responsabilidades que constituyen el padecimiento individual del trastor-
penales, todo lo cual puede considerarse un uso espu- no y que convierten al sujeto en lo que es, algo más
rio de un acto clínico de indudable valor. que una enfermedad. También puede aportar mejoras
Como comentábamos al principio de este apartado en este proceso el acordar, en los casos en los que el
el diagnóstico representa algo más que una etiqueta: diagnóstico se realice sobre las bases más débiles
supone el padecimiento de un trastorno con lo que (criterios equívocos o inmaduros, argumentos insufi-
conlleva de implicaciones terapéuticas, pronósticas y cientes o parciales, diagnósticos con fuerte carga ide-
de afectación global de alguno o muchos aspectos de ológica, etc.), propuestas de criterios diagnósticos que
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hayan sido probadas y demostradas, estableciéndose cos, situación que, sin embargo, no se generaliza en
claramente los criterios de indicación. Esto resulta un el territorio español(25).
problema de primera magnitud para las técnicas no Un problema específico que no podemos dejar de
estrictamente farmacológicas, que deben acostum- tratar cuando hablamos de medios en el abordaje de
brarse a demostrar su efectividad de forma fehaciente las drogodependencias es el que concierne a los pro-
(y no por opinión subjetiva o experiencia personal) gramas con dependientes a opiáceos. Nuestro país ha
antes de ser recomendadas. La indicación de una téc- sufrido como otros la oposición de programas libres
nica no probada entra de lleno en conflicto con el prin- de drogas (hasta hace no muchos años eran la única
cipio de no-maleficencia. opción) y de programas de sustitución(26), así como la
El segundo criterio que un tratamiento debe cum- valoración social (y, a veces, profesional) de que los
plir para ser indicado es que la relación coste-benefi- programas de reducción de daños podían facilitar el
cio sea adecuada. En un sistema de salud pública incremento de los drogodependientes(27).
como el que disfrutamos o padecemos, donde las Probablemente es hora de que la sociedad en su
necesidades son ilimitadas y los recursos escasos, no conjunto pueda conocer, en base a los estudios reali-
cumple requisitos de justicia que se ofrezca en el zados a nivel nacional e internacional(28,29,30) y a la
catálogo de prestaciones un fármaco o una técnica experiencia asistencial en nuestro país, que los pro-
que no haya realizado un buen balance de los riesgos gramas de mantenimiento representan una alternativa
que su uso produce frente a los beneficios probados, terapéutica real y adecuada cuando los programas
cabe en cualquier caso que un sujeto utilice sus pro- libres de droga no son posibles.
pio medios económicos (probablemente en el ámbito En efecto diferentes estudios demuestran que los
de lo privado) para conseguir ese tipo de tratamiento programas de mantenimiento con opíaceos mejoran
o terapia. También es un serio problema de justicia el la retención en tratamiento, disminuyen las conductas
que no se ofrezca, por razones no terapéuticas, un fár- de riesgo y las sobredosis, disminuyen las tasas de
maco o una técnica que haya probado su efectividad y seroconversión y las dosis de opioides concomitantes
cuyo balance riesgo-beneficio sea adecuado(24). y, asociados a técnicas de reinserción, disminuyen la
Finalmente el tratamiento debe cumplir un tercer criminalidad (considerada por muchos un fenómeno
requisito, que es el de la aceptación por parte de funcional ligado a la ilegalidad de la sustancia) y favo-
aquel que va a seguirlo. No cabe vulnerar la autonomía recen la normalización en el funcionamiento personal
del paciente para elegir, entre las técnicas disponibles, y social del sujeto drogodependiente(31).
aquella que él considera más acorde a su propio pro- Por otra parte también es importante promocionar
yecto vital, presionando su elección o sustrayendo el conocimiento entre la población general de que los
información relevante. Sólo, como veremos en otro programas de reducción de daños ( programas de pre-
apartado, cuando el sujeto no puede optar (y la capa- vención de intercambio de jeringuillas, programas de
cidad para ello, como la inocencia en el ámbito jurídico sexo seguro”, programas de venopunción higiénica,
o el valor en el ejército, “se le supone”) habrá que etc.) no sólo son un medio de protección de la socie-
determinar el titular de las decisiones de sustitución, dad en su conjunto frente a la amenaza del SIDA y
lo que nunca puede ser óbice para no informar al suje- otras enfermedades infecciosas (lo cual es un objetivo
to sobre el tratamiento que se va a aplicar y las razo- intrínsecamente injusto si se plantea como objetivo
nes que han motivado la elección entre las diferentes único o principal), sino que puede ayudar a mejorar la
alternativas disponibles. dignidad de las condiciones de vida de muchos depen-
Como vemos la perspectiva bioética puede y debe dientes(32).
entrar en el análisis de hechos como la falta de inter- Finalmente, y aunque sea citarlo únicamente,
vención sanitaria y social sobre una adicción como la señalar los múltiples problemas éticos que subyacen
nicotina (situación que parece empezar a revertirse en en la investigación de los tratamientos con drogode-
los últimos años por influencia anglosajona), o como pendientes por la dificultad de establecer adecuada-
el alcohol (probablemente en nuestro país por los mente las condiciones de prueba (cómo realizar el
importantes intereses económicos); o como la acep- doble ciego, cómo controlar la utilización de sustan-
tación de que pueda hacerse la deshabituación con la cias tóxicas o incluso “ilegales”, cómo realizar el segui-
propia sustancia adictiva o no en dependencia de la miento, etc.)(33,34).
sustancia de que se trate, criterio que a priori poco
parece tener que ver con aspectos sanitarios; o con 3. Algunas propuestas relacionadas con el tratamiento
las dificultades para conseguir ubicar las drogodepen- El tratamiento de los drogodependientes exige
dencias, cuando las consideramos un trastorno, al establecer adecuadamente las características y dota-
mismo nivel que el resto de las patologías, o definir ción de los dispositivos de abordaje, que deben estar
claramente cuáles son los criterios asistenciales para dotados de personal formado, con una clara asigna-
tratar a los drogodependientes en centros específi- ción de roles, aunque parece deseable que el drogo-
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relación a otros trastornos ligados o no a su depen- EN RESUMEN...
dencia?
Probablemente es el tema más difícil de lo que No cabe duda que los conflicto bioéticos que plan-
hemos planteado hasta ahora y sobre el que existe un tea la asistencia a los drogodependientes va mucho
menor nivel de conocimiento. En general estamos más allá de lo que hemos comentado: este texto no
considerando que el drogodependiente debe acudir pretende otra cosa que un acercamiento teórico-prác-
voluntariamente a tratamiento(38) y por tanto lo esta- tico y una finalidad sensibilizadora a este tipo de pers-
mos declarando competente, aunque algunos autores pectiva.
alzan su voz para comentar que debería poder realizar-
Tratando de resumir algunos conceptos importan-
se el tratamiento forzoso en algunos casos en los que
tes podemos afirmar que desde los principios de no-
el sujeto demuestra incompetencia franca para cuidar
de sí mismo(39,40). Frente a esto, el sistema sanitario maleficencia y beneficencia, las estrategias sanitarias
está procediendo a tratar a adictos que eligen el trata- en la atención al drogodependiente deben implemen-
miento como medida de seguridad frente a la cárcel, tar programas de utilidad demostrada en problemas
lo que tiene indudables asomos de tratamiento forzo- detectados y jerarquizados, relativos a la propia
so y que en cualquier caso reconoce en la dependen- dependencia (programas libres de droga y programas
cia capacidad suficiente de afectar a la voluntad o a la de mantenimiento con sustitutivos) y relativos a los
capacidad cognitiva del sujeto, o a ambas, como para problemas físicos, psíquicos y sociales derivados de
constituir una atenuante o una eximente de la respon- su consumo (entre ellos los programas de reducción
sabilidad penal. No puedo ni debo ir mas allá en un de riesgos). Desde el principio de justicia debe cuidar-
tema tan “inmaduro” desde el punto de vista teórico; se el dar a cada sujeto lo que necesita sin discriminar-
baste afirmar la necesidad imperativa de reflexionar le sanitariamente por no alcanzar las expectativas
desde qué criterios (y de que tipo) estamos afirmando sociales, y, desde el principio de autonomía, respetan-
la competencia o incompetencia de los sujetos drogo- do su individualidad y su proyecto vital. Se trata en
dependientes para evitar tomar posturas que bien definitiva de abordar al drogodependiente como un
afecten a su libertad de autogobierno o bien sean individuo social con sus derechos y responsabilidades,
maleficentes desde el abandono a una persona inca- permitiendo su integración y su normalización.
paz de hecho. Finalmente sólo cabe, siguiendo a Diego Gracia(35),
Hasta que esta reflexión permita establecer mejor recordar en el campo asistencial tres conceptos funda-
en qué manera las drogodependencias afectan a la mentales: en primer lugar que el drogodependiente es
libertad, sólo es posible hacer una valoración indivi- una persona (recordemos el sistema de referencia for-
dual y aproximada, y maximizar las condiciones físicas mal), en segundo lugar que es necesario respetar el
y psíquicas del sujeto y la información sobre las alter- proyecto de vida y la idea del bien de cada cual (inde-
nativas posibles de tratamiento a fin de conseguir la pendientemente de que no estemos de acuerdo con
mejor autonomía posible. ellos) y finalmente que la sociedad puede y debe
Como en otros casos, cuando el sujeto es incom- imponer límites a la libertad de los individuos a fin de
petente, entran en el escenario las medidas de bene- proteger el bien común y la justicia.
ficencia. Estas consisten fundamentalmente en la Sin obviar la dificultad de abordaje de un tema
necesidad de que un allegado tome por el sujeto las como el de las drogodependencias, sólo cabe un últi-
decisiones sanitarias necesarias para realizar un trata- mo apunte sobre la necesidad de reforzar las medidas
miento. Este es otro de los problemas importantes de prevención.
que puede plantearse en drogodependientes graves o
de larga evolución en los que a menudo se han roto
los lazos familiares o en los que ningún familiar o alle-
gado puede representar al sujeto en sus intereses y BIBLIOGRAFÍA
proyecto de vida personal. En la evolución de una dro-
godependencia, y sin entrar siquiera en ésta, se pue- 1. ABEL I FABRE F: El Diálogo Bioético en la Perspec-
den producir diferentes situaciones médicas físicas y tiva del Tercer Milenio. Discurso de ingreso en la
psíquicas, por intercurrencia de otros trastornos, que Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya. Barcelo-
afectan claramente a la competencia del paciente. na, 9 de mayo de 1999.
Hasta el momento el papel de “padre bueno”, en
2. GRACIA D: Fundamentos de Bioética. Madrid
ausencia de familiares, está siendo desempeñado por
EUDEMA, 1989.
sanitarios y organizaciones e instituciones ligadas a la
atención al drogodependiente. Cabe comentar tam- 3. GRACIA D: Principios y metodología de la bioética.
bién una profundización en los modos y criterios de Quadern CAPs 1993; 19: 7-17.
sustitución, para que estas decisiones subrogadas se 4. BEAUCHAMP TL, CHILDRESS JL: Principios de
tomen con la mayor adecuación. Ética Biomédica. Barcelona, Masson, 1999.
Morera, B. 525
En. Cuestiones de Bioética (Feito L, ed.). Madrid, in the treatment of chemical substance abuse /
Dykinson, 1997: 119-154. dependence. Med Law 1989; 7: 427-432.
37. DRANE JF: The many faces of competence. 40. MARLOWE DB, KIRBY KC, BONIESKTE LM,
Hastings Center Report 1985; 15(2): 17-21. GLASS DJ, DODDS LD, HUSBAND SD, PLATT JJ,
FESTINGER DS: Assessment of coercive and
38. BETRAND MA: L’inmoralité de la prohibition. noncoercive pressures to enter drug abuse
Psychotropes 1989; VI(1-2): 15-21. treatment. Drug and Alcohol Dependence 1996; 4:
39. DE MIRANDA S: The ethics of statutory coertion 77-84.