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PON EN ACCIÓN TU FE EN JESÚS


P. G. Dar aliento Marcos 5:25-34
P. E. Alentar a los oyentes a poner en acción su fe en
Jesús en momentos de tribulación.

INTRODUCCIÓN: Leonardo da Vinci tuvo fe de que se


podía volar. Graham Bell tuvo fe de que podíamos
comunicarnos a kilómetros de distancia con un aparato de
por medio. Edison tuvo fe de que podía haber ciudades
iluminadas por una luz artificial. Albert Einstein tuvo fe de
que la luz se mueve en una línea derecha en un espacio vacío,
sin importar cuál sea la perspectiva de donde lo miremos.
Cuando primero lo escribió, pocos lo entendieron y muchos
físicos lo dudaron. Pocos años después, la teoría se probó
primero con unos espejos en un tren y luego le dieron el
premio Nobel de física, al descubrir que la llamada teoría
de la relatividad de la luz y el movimiento era cierta. En el
caso de millones de ejemplos, es evidente que muchas veces
hay que primero creer para después poder ver, y además
de creer hay que poner en acción esa fe, la fe en Jesús.
Ahora veamos a través del pasaje tres preguntas acerca
de poner en acción tu fe en Jesús:

I. ¿CUÁNDO PONER EN ACCIÓN TU FE EN JESÚS?


A. Pon en acción tu fe en Jesús cuando
reconoces tu necesidad: “y había gastado” (v. 26). Todos
tenemos necesidad. El problema no es la necesidad, el
problema es cómo llenarla. PENSAMIENTO: necesidad más
grande.
Alma Gloria Pérez Quiroz
B. Pon en acción tu fe en Jesús cuando te des
cuenta que sólo Él te puede ayudar: “había empeorado” (v.
26).

II. ¿PORQUÉ PONER EN ACCIÓN TU FE EN JESÚS?


A. Pon en acción tu fe en Jesús porque sabes
que tiene poder: “Si tan sólo toco sus ropas, sanaré” (v. 8)
Tu fe en Jesús no hace las cosas más fáciles; las hace
posibles.

B. Pon en acción tu fe en Jesús porque sabes


que puedes acercarte a ÉL: “vino … y tocó” (v. 27)

III. ¿CÓMO PONER EN ACCIÓN TU FE EN JESÚS?


A. Pon en acción tu fe en Jesús sin que la
religión te limite: “padecía de flujo de sangre” (v. 25) Nota: la ley la
consideraba inmunda y por lo tanto no podía tocar a las personas.

B. Pon en acción tu fe en Jesús reconociendo su


señorío: “se postró delante de él " (v. 33).
ILUSTRACIÓN: Emperador.

CONCLUSIÓN:
¡Pon en acción tu fe en Jesús!

Alma Gloria Pérez Quiroz


P. I-A
Si la necesidad más grande del hombre hubiera
sido conocimiento, Dios nos hubiera enviado
un educador.
Si la necesidad más grande del hombre hubiera
sido salud física, Dios nos hubiera enviado
un doctor.
Si la necesidad más grande del hombre hubiera
sido dinero, Dios nos hubiera enviado
un empresario.
Si la necesidad más grande del hombre hubiera
sido entusiasmo, Dios nos hubiera enviado
un artista.
Pero la necesidad más grande del hombre
era el perdón, así que Dios nos envió
un Salvador.

I. III-B
Se dice que en cierta ocasión el Emperador Napoleón I se
encontraba delante de un grupo de soldados, cuando de
repente su caballo se desbocó; entonces un soldado raso
se lanzó hacia el caballo, y, cogiendo el freno del caballo,
pudo pronto detenerlo.

Se dice que Napoleón saludó al soldado raso y le dijo:


"Gracias, mi capitán". El soldado se sorprendió al oir a
Napoleón decirle "capitán", pues él era un simple soldado
raso, pero inmediatamente pensó que se encontraba
delante de Napoleón, y que si él quería, podía hacerlo
capitán.

Alma Gloria Pérez Quiroz


Así que, saludó a su Emperador y le preguntó: "¿De qué
regimiento, mi Emperador?" El emperador le contestó:
"De mi guardia personal."

Aquel soldado raso se presentó como capitán ante el jefe


de la guardia personal de Napoleón; el oficial, viéndolo con
uniforme de soldado raso, le preguntó: "¿Capitán, por
órdenes de quién" - "Por órdenes de mi Emperador,
Napoleón I."

En ese momento dejó de ser soldado raso y llegó a ser


capitán. Si este soldado raso no hubiese tenido fe,
hubiera dicho: "Mi Emperador me dice capitán, pero yo no
soy más que un soldado raso. Por el susto que le dio el
caballo, se equivocó y me dijo capitán", y se hubiera ido a
tomar su lugar y habría permanecido soldado raso toda su
vida.

Alma Gloria Pérez Quiroz

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