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SUS HERIDAS, NUESTRA SANIDAD

Programa 1 de 4
Los Clamores desde la Cruz

La cruz de Cristo es el evento central de la historia. Ese asombroso sacrificio es lo que hace
posible la salvación. Nunca vamos a sondear las profundidades del amor de Dios como se muestra
en ese día fatídico. Pero debemos enfrentarnos a lo que sucedió en esa cruz. Vamos a empezar
escuchando los siete clamores que Jesús pronunció antes de entregar Su espíritu. Por favor,
quédate con nosotros.
Desde la Iglesia Moody en Chicago, esto es Correr para Ganar con el Dr. Erwin Lutzer, cuya
enseñanza clara nos ayudará a cruzar la línea de llegada.
Hoy comienza la serie titulada “Los Clamores desde la Cruz: Un Viaje al Corazón de Jesús.”
Con el fin de preparar el escenario para este estudio, únete a nosotros ahora mientras escuchamos
acerca de Sus heridas y nuestra sanidad.
El cristianismo es la única religión cuyo Dios tiene heridas. Hoy comenzamos una serie de
mensajes sobre la cruz, específicamente Los Clamores desde la Cruz. Vamos a considerar los siete
clamores de Jesús en la cruz, pero, hoy tenemos un mensaje introductorio sobre las heridas de
Cristo.
Fue el ama de llaves de Karl Marx quien, cuando él se estaba muriendo, le dijo "¿Cuáles son
tus últimas palabras? Compártelas conmigo y luego podré difundirlas a tus seguidores." Y él la
sacó de la habitación y le dijo: "No, las últimas palabras son para personas que no han dicho lo
suficiente en su vida." Pero considerando el hecho de que estaba equivocado acerca de tantas
otras cosas, no debería sorprendernos que también estuviera equivocado acerca de esto. Las
últimas palabras son importantes y las personas que más han hablado tienen las cosas más
importantes que decir antes de morir.
Pero hoy empezamos con "las heridas de Cristo." Comenzamos esta serie con un alto grado de
reverencia, con un alto grado de aprecio, y puedo decir, ¿con un alto grado de misterio? Veremos
los gloriosos atributos de Dios convergiendo en un evento como ningún otro en este planeta.
Estaremos abrumados con el propósito de Dios y las maneras como Él hace las cosas. Y en esta
serie de mensajes buscaremos una respuesta a esta pregunta: ¿cómo podrían los discípulos ver
ese crimen, la ejecución malvada de su maestro, y cómo podrían convertirlo en un evento salvador
de Dios por excelencia, el mismo pivote de aquello que Dios hace para redimir a la humanidad?
Para decirlo de una manera diferente, ¿cómo podría convertirse un evento con tanta oscuridad
en un evento con tanta luz? En este estudio encontraremos la grandeza de Dios, pero también
encontraremos la grandeza de nuestro pecado. Veremos Su amor. Veremos Su misericordia.
Veremos Su justicia. Todo se unirá mientras meditamos y permanecemos en el Calvario.
Descubriremos que en la cruz es donde se satisface nuestro deseo de salvación, pero al mismo

Serie Lo que Nosotros Creemos - Erwin Lutzer Correr para Ganar 1


tiempo veremos que toda autoexaltación es menoscabada, y que el hacha queda en la raíz del
árbol.
Mi texto para hoy está en Isaías capítulo 53, en el Antiguo Testamento. Estoy leyendo de la
Biblia en la Nueva Versión Internacional, (NVI) y estoy empezando en el versículo 4. Se ha dicho
que Isaías escribió este pasaje de la Escritura como si estuviera sentado al pie de la cruz, y así
fue. Leemos: "Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero
nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras
rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y (Fíjate en el texto de hoy) gracias a sus heridas fuimos sanados."
A nosotros, como evangélicos, nos gusta hacer hincapié en el sufrimiento espiritual de Cristo, y
vamos a hacer eso, especialmente cuando lleguemos a esa asombrosa declaración, ese clamor
asombroso: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Pero el día de hoy creo que sería muy bueno si pasáramos un momento meditando sobre el
sufrimiento físico de Jesús. Sabemos que a Él lo llevaron a ver a Pilato, a Herodes, y luego de
nuevo a donde Pilato, y la Biblia dice que Pilato lo azotó. Tú tienes que entender que Sus muñecas
estaban atadas, y Él estaba atado a una columna, y allí Él se mantuvo. Y luego fue azotado. Las
tiras de cuero para azotar tenían pequeñas esferas de metal en el extremo, o pequeños pedazos
de huesos rotos. Y cuando su cuerpo fue lacerado, había pequeñas gotas de sangre que salían
de Su espalda, Su cuello y Sus hombros. Y luego esas gotas de sangre salpicaban a medida que
las laceraciones continuaban, ya que estaba siendo constantemente azotado y golpeado.
Sus piernas se desmayaron, pero por el hecho de estar atado a la columna, no se caía. Él se
desplomó, pero la paliza continuó, y luego tomaron una corona de espinas y se la pusieron en la
frente, y se burlaron de Él, y la sangre se derramó sobre Su cuello y Su rostro y estaba
enmarañada en Su cabello.
Y luego se le pidió a Jesús que cargara Su cruz, no toda la cruz, sino probablemente solo la
pieza horizontal. La pieza vertical ya habría estado allí en el hoyo esperándolo en el Calvario.
Y entonces se le pidió que cargara con Su cruz y Él se la puso sobre Su espalda, pero debido a
que Él había estado atado, y porque se encontraba tan desfigurado, la Escritura dice que Él era
irreconocible como hombre. Él tropezó bajo el peso de la cruz. El centurión estaba impaciente, y
en ese momento pasaba un norafricano con el nombre de Simón de Cirene, y fue obligado a
ayudar, y él cargó la cruz por Jesús, y habían caminado alrededor de medio kilómetro mientras
Jesús caía repetidamente a lo largo de todo el camino al Calvario.
Y luego, cuando llegaron allí, Jesús estaba tendido en el suelo. Lo ayudaron mientras lo ponían
en la cruz. Después tomaron los clavos, clavos romanos cuadrados y afilados, y a través de las
palmas de Sus manos los clavaron en la madera, primero en un lado y luego en el otro.
Seguidamente, le colocaron un apoyo en Sus pies, y probablemente Sus pies también fueron
clavados. Y finalmente la cruz fue levantada y colocada en el hueco que estaba preparado para
ello.
Serie Lo que Nosotros Creemos - Erwin Lutzer Correr para Ganar 2
Un médico quien estudió el sufrimiento físico de la crucifixión dijo: "El dolor indescriptible se
dispara como un rayo a través de los dedos, los hombros y el cerebro. El dolor más insoportable
que un hombre puede experimentar es causado al herir los grandes centros nerviosos. Cada
movimiento del cuerpo revive ese dolor horrible." Y Jesús tenía que respirar realizando
respiraciones muy cortas porque sus pulmones estaban llenos de aire, pero no podía vaciar Sus
pulmones, entonces, Él duró colgado allí durante seis horas.
Vivimos en una época en que la belleza es magnificada. De hecho, espero predicar un mensaje
completo justamente sobre el culto a la belleza el cual está destruyendo la imagen propia de los
jóvenes. ¿Pero cómo se veía Jesús? ¿Se veía hermoso? Bueno, si tu Biblia está abierta en Isaías
capítulo 53, como espero que esté, observa lo que dice en el medio del versículo 2. Dice: "No
había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo
hacía deseable." Por lo tanto, si la belleza está donde está, entonces Jesús no estaba donde ella
estaba. Tú puedes visualizar aquí hasta qué punto estaba todo Su rostro, la Escritura dice, que
estaba tan desfigurado, más desfigurado que el de cualquier hombre. Y ahora Jesús se
encontraba colgado allí y la sangre estaba goteando sobre el piso, sobre la tierra. Y Él estaba
colgando allí y nos habló desde la cruz.
Hoy quiero centrarme en la frase que leímos juntos — y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Y para que comprendamos eso, me gustaría darte cinco hechos con respecto a esas heridas que
llegan a ser el medio de nuestra propia sanidad y nuestra liberación.
Antes de todo, número uno, Sus heridas fueron infligidas por otros. Notarás que el texto dice
que Él fue un varón de dolores (Versículo 3), despreciado y rechazado por los hombres. Sus
enemigos se deleitaban con el hecho de que estaba en la cruz. Qué gran impresión de confianza
recibieron ellos cuando lo vieron retorciéndose allí.
Oh, yo sé que los líderes religiosos estaban involucrados en eso. Ellos despreciaban a Jesús.
Déjame explicarte por qué. Todos nosotros nos sentimos importantes a raíz de algo. Algunas
personas se sienten importantes a raíz de su riqueza. Otras se sienten importantes a raíz de
quienes conocen. Algunas se sienten importantes a raíz de su posición. Y todas esas personas
estaban en posiciones de autoridad, y Jesús los estaba desplazando porque la gente se sentía
entusiasmada con Él, y ellos vieron su importancia menguada. Entonces como resultado, solo había
una cosa que hacer, y esa cosa era deshacerse del hombre que estaba amenazando con
desplazarlos.
Y quizás digas: "Oh, ellos crucificaron a Jesús por razones teológicas. Él afirmó ser el Hijo de
Dios." Mi querido amigo, esa fue una cortina de humo. Pilato dijo que sabía que fue por causa de
la envidia que esas personas lo entregaron. Por lo tanto, Él fue crucificado por Sus enemigos. Yo
también diría que algunas de esas heridas se debieron a un amigo llamado Judas quien lo
traicionó.
Ahora bien, aquí tenemos que hacer una pausa por un momento y me doy cuenta que hoy estoy
hablando con muchas personas que tienen heridas que les han sido causadas por sus enemigos.
Serie Lo que Nosotros Creemos - Erwin Lutzer Correr para Ganar 3
Algunos de ustedes también tienen heridas que le han sido causadas por sus amigos. A algunos
de ustedes les ha sido robada su infancia por el abuso. Algunos de ustedes han pasado por
experiencias de traición, dolor e ira. Y todas esas cosas están dentro de ti, y tú sabes lo que es
recibir una herida de un enemigo y de un amigo. Pero amigo, hoy quiero que sepas, que hubo
alguien más involucrado en las heridas de Cristo, y ese fue Dios. Sí, Él fue humillado por los
hombres, Él también fue humillado por Dios. Y fíjate en lo que dice el versículo 4 (Lo leímos hace
un momento): "Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero
nosotros lo consideramos golpeado por Dios." Y el versículo 10 dice: "Pero el Señor quiso
quebrantarlo."
Me gusta la Biblia versión Reina Valera, que dice: "Pero al Señor le pareció bien aplastarlo."
Puede que te estés preguntando: "¿Hizo Dios la crucifixión? ¿Hizo Él el trabajo sucio?" No, pero
sus malvados hombres lo hicieron. Sus propósitos se llevaron a cabo.
Sí, ese es el misterio, ¿no es así? Por un lado, las personas que crucificaron a Jesús deben ser
culpadas. De hecho, la Biblia los llama personas malvadas. Y, sin embargo, por otro lado, leemos
que fue entregado por el consejo predeterminado de Dios. Recuerdo que John Piper dijo en una
ocasión que cuando nos hacemos la pregunta: "¿Quién fue el que crucificó a Jesús?" Podemos
pensar en todos los grupos de personas, pero al final del día debemos pensar en Dios. Le agradó
al Señor herirlo. Fíjate que, cuando Jesús murió en la cruz fue por la voluntad divina, y por medio
de ese acto, Él compró nuestra redención. La salvación es verdaderamente de parte del Señor. Es
lo que Dios hizo en nuestro nombre lo que lo hace tan maravilloso y tan transformador. Sé que
hablo hoy con personas que tienen heridas, pero recuerda que la herida más grande de la que
tú y yo tenemos que ocuparnos es la herida del pecado que está en nuestros corazones. En este
momento, los invito a mirar a Cristo, quien murió por los pecadores para quitar la mancha, quitar
lo que daña nuestras conciencias para que podamos ser libres. Cree en Él hoy. Recibe la gracia
que se te ofrece a través de Jesucristo, nuestro Señor eterno.
Esta fue la primera parte del mensaje "Sus Heridas, Nuestra Sanidad," el primero de ocho
mensajes de una serie titulada "Los Clamores desde la Cruz: Un viaje al Corazón de Jesús." La
próxima vez, escucharemos más sobre el misterio de cómo Dios usó hombres malvados para
cumplir Su voluntad al poner a Jesús en esa cruz.
Correr para Ganar es un ministerio para ayudarte a encontrar y a seguir el plan de Dios para
la carrera de tu vida. Te presentamos la enseñanza bíblica para que puedas conocer a Jesús y
seguirlo, ¡en cada paso del camino!
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