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Producen la división subjetiva del otro (pero el perverso no hace con el fin de obturarlo).
El analista busca que el otro hable, el perverso busca hacerlo callar.
El analista intenta acotar el goce, el perverso hace una apología de él (hay una inversión de posiciones).
Ninguna sorpresa es posible para el perverso en la interpretación, pues esto entra en dos categorías: “no
es así” y “yo lo sabía”.
El neurótico espera encontrar quien le resuelva la ecuación de su deseo, y el perverso lo seduce con su
fantasma de sabergozar. (Saber hacer con el otro y el icc debe ser desmentido).
Este es el modo perverso de enfrentar la castración, el de la desmentida.
FREUD – FETICHISMO
Freud señala que el fetiche no se siente como un síntoma, que provoque padecimiento. El fetiche es el
sustituto del falo de la madre, en que el varoncito ha creído y al que no quiere renunciar. Si el niño acepta
el hecho de su percepción, es decir, que la mujer no posee pene, ergo está castrada, su propia posesión
de pene correría peligro. La representación insoportable es desmentida, no escotomizada, porque esto
último implicaría la idea de que la percepción se borraría de plano. La creencia en el falo de la mujer se
conserva, es un compromiso. En lo psíquico, la mujer sigue teniendo un pene, pero este pene ya no es el
mismo que era antes. Algo otro lo ha reemplazado, el fetiche.
A ninguna persona del sexo masculino le es ahorrado el terror a la castración, al ver los genitales
femeninos. ¿Por qué algunos se vuelven homosexuales a consecuencia de esa impresión, otros se
defienden de ella creando un fetiche y la inmensa mayoría la supera? No lo sabemos. Con frecuencia lo
que se retiene como fetiche es la última impresión anterior a la traumática, la ominosa, luego de la
cual sobrevino la amnesia.
En la neurosis, el yo sofoca un fragmento del Ello, al servicio de la realidad. La psicosis se deja arrastrar
por el Ello, que la lleva a desasirse de un fragmento de la realidad. En la construcción del fetiche, por lo
tanto, tienen cabida tanto la desmentida como la aseveración de la castración.
El objetivo del psicoanálisis es del orden de la causa del síntoma y del sufrimiento.
La práctica psicoanalítica “una cosa es querer ser analista y otra cosa diferente es querer seguir
siéndolo…” la posición del analista en esta paradoja es la del fin como la de los medios.
Medios: por medio de la palabra y de la herramienta de la interpretación.
Fin: fin más allá de la terapéutica y del campo del sentido.
Su objetivo está en relación al orden de la causa lógica del fantasma y su relación al síntoma.
En el analista es más su deseo que su saber lo que motoriza la práctica.
Ambos (psicoanalista y verdugo sadiano) tratan de extraer el sujeto dividido del sujeto patológico. Pero a
diferencia, el amo sadiano asume su posición en nombre de una voluntad de goce absoluto (deja a su
víctima sólo el grito), en cambio, el analista solo se reduce a algunos suspiros y algunas frases, mientras
que el paciente tiene casi toda la palabra. No goza de la división del Otro y no apela a una voluntad de
goce distinta de la del sujeto que a él se dirige.
Fin de análisis/interrupción del perverso: abandonan cuando el sujeto elige o adopta su perversion. Allí
es donde empieza el deseo del analista.
El autor va a plantear dos casos clínicos:
PRESENTACION Se sentía más chica que chico. Pero, Afectado desde hacía cinco años por
DE PADEDIMIENTO la castración quirúrgica le inspiraba una neuralgia facial dolorosa y
horror. Limitándose a seguir un localizada en el lado izquierdo de la
tratamiento hormonal. ANGUSTIA cara. Múltiples exámenes con los
mejores especialistas, sin éxito. Se
conforma con analgésicos cada año
más potentes.
INTERVENCION Lo que él llamaba «transexualismo» Blas había vivido con su madre una vida
DEL ANALISTA era su intento de solución al enigma de pareja, porque, inmediatamente
de su sexo. después de la muerte de su padre, sus
hermanos y hermanas se fueron de
Una vez fallecida la madre, Èl ocupa casa, y en él recayó el papel de
de algún modo su lugar para el padre. consolador.
En su fantasma era una chica fálica,
de acuerdo con la elección hecha por Su temor obsesivo de tener que
el deseo de su madre. Mientras que suicidarse algún día para poner fin a
con su padre corría el riesgo de sus neuralgias recibía tal vez, una
convertirse sólo en un chico castrado. significación que lo situaba en el marco
Su transexualismo debía interpretarse de la búsqueda de una identificación
como una medida defensiva frente a la paterna.
homosexualización que le amenazaba
en la relación con su padre (si era una «Neuralgia facial» como un fenómeno
mujer, ya no corría el riesgo de ser de conversión. En cuanto aparecía la
homosexual). Así se resolvía otra neuralgia la reacción era masturbarse.
paradoja del caso: mientras que Dani
temía la castración frente al padre, por El malestar del lado izquierdo se debía
otra parte parecía reivindicarla frente a a que cuando miraba a la niña en el
la madre o frente a su pareja baño él estaba apoyado en el suelo con
fantasmática. su mejilla izquierda. Tras esta
intervención las neuralgias cesaron
Más tarde había conseguido escribir rápidamente. Luego empezó a tatuarse
una secuencia de escenas tratando así de realizar la renegación
masoquistas, eso no podía ser sino la perversa. Haciéndose él mismo portador
instauración de una nueva relación del fetiche y una protección contra el
con el NP. padre imaginario, terrible y castrador
Ahora más que ser simplemente un que, al haberle faltado realmente, era
masoquista, debía afirmarse como tal. más poderoso fantasmaticamente.
El tatuaje tomaba el relevo de la
neuralgia.