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Las monedas virtuales, o criptodivisas, aparecen de forma cada vez más frecuente en

los medios de comunicación en general. Una definición simple sobre qué es una
moneda virtual es que es un “medio digital de intercambio”, es decir, es dinero
virtual, y puesto que está relativamente aceptado, se puede utilizar para comprar y
vender productos y servicios.

La primera moneda virtual totalmente implementada es el Bitcoin. Esta moneda


virtual entró en funcionamiento en el año 2009 y, con el tiempo, han ido
apareciendo diferentes monedas virtuales como Litecoin (2011), Ripple (2012) o
Ethereum (2015).

¿QUÉ VENTAJAS Y DIFERENCIAS EXISTEN ENTRE LAS MONEDAS VIRTUALES-TRADICIONALES?

En cuanto a las ventajas de dicho sistema como medio de pago, podría señalarse la
facilidad de realizar pagos a empresas de países en los que no existe sistema
bancario estable mediante dinero que «está de forma virtual» y se puede convertir a
moneda local, como el dólar ($) o el euro (€), a través de intermediarios que ya
existen y están sujetos a la regulación legal.

Además, por no ser un elemento físico, la divisa virtual es también un vehículo de


inversión, ya que, por ejemplo, cualquier persona podría tener parte de sus ahorros
en bitcoin, porque es de esperar que alcancen un valor elevado (Cryptocurrency
Market Capitalizations) debido al gran interés de las entidades financieras.

Otro de los puntos fuertes que ofrece es la seguridad, ya que para pagar con ella
no hace falta revelar ningún dato bancario. Aunque, uno de los aspectos que más
polémica ha levantado es que su uso es parcialmente anónimo y se la ha relacionado
con el blanqueo de capitales.

La mayor diferencia con respecto a las monedas tradicionales es que se está


empezando a supervisar y controlar por los gobiernos o emisores centrales, como el
Banco Central Europeo, en el caso del Euro (€).

Sin embargo, es en esta gran diferencia donde quizás reside su mayor debilidad, ya
que la alta complejidad de su funcionamiento “Proof-of-work system: sistema de
prueba de trabajo o Sistema, POW”, crea cierta desconfianza entre el usuario común.

SI CREA CIERTA DESCONFIANZA, ¿TENDRÁN FUTURO EN LA SOCIEDAD?

Una de las conclusiones de la Primera Conferencia Internacional sobre Dinero


Electrónico, celebrada en Montevideo con la participación de diferentes expertos en
la materia, consiste en que la sociedad tardará en torno a 5 años para entender el
concepto y la funcionalidad de las monedas virtuales.

Un caso particular ocurrió en mayo de 2013, cuando el Departamento de Seguridad


Nacional de los Estados Unidos empezó a investigar a la web Mt. Gox. La bancarrota
de la plataforma de intercambio Mt.Gox, que en febrero de 2014 desapareció con 650
000 bitcoins de sus depositantes, alertó sobre la conveniencia de regulación de
este tipo de entidades. Tras el colapso, la presidenta de la Reserva Federal,
informó que Bitcoin es una innovación que se encuentra al margen del sistema
bancario y que por tanto no estaba autorizada para regularlo. El Banco Central
Europeo indica que no existe protección de depósitos para fondos en bitcoin, y que
es el propio usuario el que debe hacer frente directamente a todos esos riesgos.

En el año 2016, la propuesta de Directiva COM 450 final 2016/0208 (COD) de


modificación de la Directiva de Prevención de Blanqueo de Capitales (EU) 2015/849
(4AMLD) incluye dentro de su ámbito de aplicación a las agencias o plataformas de
cambio de monedas virtuales sometiéndolas a supervisión con arreglo a la
legislación sobre el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo a nivel
nacional. En este sentido, los “Exchangers” se verán sometidos a aplicar controles
de diligencia debida con respecto al cliente a la hora de intercambiar Monedas
Virtuales por moneda corriente, poniendo fin al anonimato asociado a dichos
intercambios.

Debido a las regularizaciones recientes de las monedas virtuales, se puede esperar


que las criptomonedas tendrán futuro en la sociedad.

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