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APUNTES CLASE 1

PSICOANÁLISIS
El psicoanálisis es una teoría sobre el funcionamiento de la mente humana y una práctica terapéutica. Fue
fundado por Sigmund Freud entre 1885 y 1939 y continúa siendo desarrollado por psicoanalistas por todo el
mundo.
ÁREAS QUE ABARCA
El psicoanálisis abarca tres aspectos fundamentales. Por un lado es un modelo descriptivo y explicativo de los
procesos y mecanismos de la mente humana, lo que se suele llamar la vida anímica de nuestra psique.
Por otro lado es un método de investigación que intenta descubrir los mecanismos ocultos del funcionamiento
de nuestra mente y que se ha extendido desde sus orígenes en la psicología clínica individual al análisis de
fenómenos culturales y sociales como la literatura, el cine o el arte en general.
Y por otra parte, por la que suele ser más conocido, el psicoanálisis es un método terapéutico por el que
pretende hacer frente a diversas patologías tanto a nivel individual como en parejas, familias o grupos.
PARA QUE SIRVE EL PSICOANÁLISIS
El psicoanálisis y la terapia psicoanalítica sirve para aquellas personas que sienten que caen en forma
recurrente bajo el peso de síntomas psíquicos lo que impide que puedan desarrollar todo su potencial para
ser felices individualmente, con sus amigos o su familia, así como sentirse exitoso y pleno en en trabajo o en
las tareas habituales de la vida. La ansiedad, las inhibiciones y la depresión generalmente son signos de
conflictos internos.
Esto puede originar dificultades en las relaciones y si no son tratadas pueden tener un impacto considerable
tanto en la vida personal como profesional de las personas. Las raíces de dichos problemas a menudo van
mas profundo de lo que la conciencia puede alcanzar, esta es la causa por la cual es irresoluble sin
psicoterapia.
Es con la ayuda del analista que el paciente puede alcanzar nuevos conocimientos sobre la parte
inconsciente donde anida el conflicto. Hablando con el psicoanalista en una atmósfera segura éste va
llevando al paciente a hacerse consciente de aquellos conflictos presentes en la parte inconsciente de su
psiquis (esto incluye pensamientos y sentimientos, memorias y sueños).
Dicho tratamiento otorga alivio al dolor psíquico, promueve el desarrollo personal y mejora la autoconciencia,
dicha mejora a su vez fortalece la confianza de la persona en tratamiento para alcanzar las metas en la vida.
Estos efectos positivos que produce el psicoanalisis perduran por mucho tiempo aún luego de haber
terminado el tratamiento.
PSICOANÁLISIS Y CIENCIA
El modelo de ciencia que la psicología académica ha adoptado se atiene casi exclusivamente a criterios
empírico-experimentales. El modelo científico actual, particularmente dentro de la Academia, es sin duda de
carácter empírico-experimental, lo que implica una serie de supuestos epistemológicos, tales como los de
atenerse al estudio de hechos de carácter objetivo y propiciar explicaciones de tipo causalista, o, al menos,
funcionalista, basadas en presuntas leyes reguladoras de carácter general.
Desde este bastión se ha tratado de derruir el saber psicoanalítico, arrojándolo a la cárcel de las
pseudociencias o de los mitos. El psicoanálisis, a pesar de los deseos de Freud de ubicarlo dentro de las
ciencias naturales, no puede ser encuadrado en este marco y de aquí que haya sido sometido reiteradamente
a críticas muy duras, tratando de condenarlo al infierno de las pseudociencias o de los mitos.
En un momento determinado se intentó acercar el psicoanálisis a tal modelo positivista, lo que trajo consigo la
pérdida de lo más esencial del mismo. Sin embargo, desde la década de los sesenta, algunos venimos
insistiendo en ubicarlo en el marco de las ciencias histórico-hermenéuticas, donde la teoría y la práctica
psicoanalíticas recuperan su total identidad.
Pero para que ello sea posible es preciso abandonar una serie de apriorismos, como el de concebir la
realidad, campo de estudio de toda ciencia, como un conjunto exclusivamente formado por hechos objetivos u
objetivables, incluyendo en tal realidad lo subjetivo, de imposible objetivación a través de los métodos
científicos habituales. Así mismo, es imprescindible ir más allá de las explicaciones causalistas y
funcionalistas, así como de las fenomenológicas, que sólo dan cuenta de las vivencias conscientes,
proponiendo en su lugar explicaciones de carácter dinámico-exegéticas o interpretativas, que conceden el
máximo papel al hallazgo del sentido o significado de la realidad psíquica construida en el pasado e incluso
en el mismo instante de mostrarse ante el analista, a partir de los determinantes dados por la participación de
los procesos inconscientes.
CARÁCTER HISTÓRICO:
La teoría y la práctica psicoanalíticas están básicamente interesadas en la consideración del conflicto
intrapsíquico inconsciente, que se constituye por los avatares de los deseos pulsionales procedentes del
inconsciente en la interacción con el objeto, sobre todo durante los primeros años de la infancia, lo que sirve
como fundamento, si no fueron adecuadamente resueltos, para ocasionar los diversos desajustes que el
sujeto tendrá a lo largo de su vida.
Tales hechos se elaboran de una u otra manera por el aparato psíquico, dejando en la esfera de lo
inconsciente las temáticas pulsionales rechazadas, más o menos conectadas con experiencias de naturaleza
psicotraumática ocurridas en las primeras relaciones objetales. Ello conlleva la presencia de una cierta
cantidad de energía libre, que es invertida en la organización de determinados productos caracteriales y
conductuales, ya normales, ya patológicos, propiciando así la adaptación o la desadaptación. En el momento
del encuentro clínico psicoanalítico, este conjunto de elementos psíquicos sufre una nueva y peculiar
reelaboración en la mente del sujeto, con la participación o no de ingredientes objetivos procedentes de la
interacción clínica, lo que lleva a su expresión en los llamados fenómenos transferenciales, el campo genuino
del trabajo psicoanalítico.
CARÁCTER HERMENÉUTICO:
La hermenéutica es el arte de la interpretación, explicación y traducción de la comunicación escrita, la
comunicación verbal y, ya secundariamente, la comunicación no verbal, lo cual cobra sentido al aplicarlo al
psicoanálisis.
Ciertamente, la perspectiva metapsicológica de Freud, en especial el punto de vista económico, se enraíza en
lo biológico, en lo neurofisiológico, en lo energético. Pero, sin duda, el psicoanálisis trata de ir más allá de lo
somático, buscando el sentido o significado personal (y también general) del deseo pulsional y de los
productos más o menos ligados a él, como las temáticas que se establecen en las relaciones con el objeto,
entrando en ese instante en un terreno puramente psicológico.
Las interrelaciones existentes entre lo histórico y lo hermenéutico no chocan en absoluto, puesto que ambas
tareas se complementan, particularmente en el psicoanálisis. Lo que sí queda fuera de los intereses
psicoanalíticos son los estudios fisiológicos, aunque en ningún caso se abandone la idea de que lo psíquico
se funda en último término en un sustrato biológico.
PSICOANÁLISIS Y SU OBJETO DE ESTUDIO
Freud mencionaba que difícilmente se puede explicar el comportamiento humano en términos mecánicos, de
ahí que los primeros días de 1900 describiera su oposición a ser llamado un “hombre de ciencia” (Masson,
1985, p. 235).
En ese mismo año Freud señalará que gracias a los sueños alcanzó a formular los mecanismos de las
formaciones del inconsciente, afirmando que este resultado no habría sido posible si la ciencia natural no
hubiera negado a este objeto, su valor fundamental (Freud, 1900/1992).
En este contexto, en una publicación realizada bajo el título “Contribuciones a la historia del movimiento
psicoanalítico…”, publicará con cierta consternación lo siguiente: yo trataba mis descubrimientos como
contribuciones a la ciencia y lo mismo esperaba que hicieran los otros, el vacío que se hizo en torno a mi
persona, las insinuaciones que me fueron llegando, me hicieron comprender poco a poco que una tesis
acerca del papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis no podía tener la misma aceptación (Freud,
1914-1916/1992, p. 20).
En el marco de estas reflexiones Freud criticará duramente el campo medico al señalar que la psiquiatría se
ha conformado únicamente con describir las perturbaciones del alma, las cuales al no ser llevadas a los
terrenos de la singularidad han imposibilitado la generación de evidencia sobre su etiología y mecanismos de
formación.
A decir por él, el precio por este descuido se ha visto al tiempo de que las intervenciones clínicas en este
campo no han tenido la influencia práctica; por el contrario, gracias al estudio de los fenómenos anímicos
inconscientes presentes en cada caso el Psicoanálisis ha logrado un carácter y formalización que ni la
psicología ni la psiquiatría han obtenido a pesar de los años.
Manteniéndose firme en sus declaraciones apuntalará su crítica al señalar en su texto “De la historia de una
neurosis infantil…” lo siguiente: si la medicina no asume la importancia que poseen los elementos psíquicos
en la investigación de la enfermedad y su tratamiento, esto le conducirá a una deficiencia evidentemente
práctica (Freud, 1918/1992).
En suma, podemos afirmar que la mayor parte de las agresiones hechas al “dispositivo psicoanalítico” son
producto del “fantasma” de un Proyecto… Freudiano de hacer de su disciplina una ciencia natural cuyos
sucesos subjetivos encuentren su localización física en el espacio del organismo (Breuer, & Freud, 1893-
1895/1992).
PSICOTERAPIA PSICOANALITICA
No es una escuela sino más bien una orientación metodológica en la que confluyen diferentes propuestas que
tuvieron sus orígenes en el psicoanálisis freudiano.
La psicología de lo inconsciente o psicología de lo profundo, ha dado lugar a la diversidad de enfoques
psicoanalíticos en la explicación de los fenómenos psíquicos. Unas corrientes conservan los fundamentos del
psicoanálisis clásico; otras, a partir de una reformulación radical, proponen una superación definitiva de la
teoría freudiana; otras más, ocupan un lugar intermedio y, aunque conservan algunas ideas fundamentales de
Freud, elaboran otros conceptos, desarrollan nuevas perspectivas de abordaje psicoterapéutico (Mitchel &
Black, 2004).
Entre las propuestas enmarcadas en la orientación psicoanalítica encontramos convergencias y divergencias.
Cada una hace énfasis distintos: en las relaciones objetales, o en la tensión entre pulsión y defensa, en lo
intrapsíquico, entre otros aspectos (Kernberg, 2001; 1993).
Por esto, es más apropiado plantear que la razón para que sean psicoanalíticas, pese a sus grandes
diferencias, estriba en un enfoque metodológico que, por un lado, considera esencial lo inconsciente en las
investigaciones, análisis y reflexiones sobre el alma ; y por el otro, privilegia la subjetividad en el trabajo
clínico individual o grupal, sin desconocer el contexto social y cultural.
El psicoanálisis desde su origen se ubicó en una posición paradójica con relación a las tendencias que
primaban en ese momento (finales del siglo xix y comienzos del xx): mientras la psicología estaba interesada
en constituirse en una disciplina científica experimental y poca importancia (o nula) concedía a lo terapéutico
(Dilthey, 1945; Watson, 1982/1916; Wundt, 1982/1896), Freud estaba interesado en la curación de las
neurosis, en el cuidado y tratamiento del alma (Freud, 1890/1998), y se basaba en una modalidad no
experimental del método científico: el paradigma indiciario (Ginzburg, 1989), fundamento del método
psicoanalítico por él propuesto.
Inmerso en el espíritu científico de la época, Freud consideraba que todo abordaje del alma digno de
consideración debía basarse en un proceder rigurosamente científico. Afirmó que “el psicoanálisis es un
método de investigación, un instrumento neutral, como lo es, por ejemplo, el cálculo infinitesimal” (Freud,
1927/1998, p. 36).
Lo definió como un método de investigación de procesos anímicos inconscientes, una terapia fundada en esa
investigación y un conjunto de conocimientos psicológicos ganados por ese camino (Freud, 1923/1998, p.
231). En un comienzo Freud pretendía una curación de los síntomas de las neurosis, pero su trabajo de
investigación le mostró la necesidad de ampliar el campo de análisis hacia la infancia del sujeto, privilegiando
así esa indagación que conduciría, por añadidura, a la modificación de los síntomas (Freud, 1923/1998, pp.
246-247; 1912/1998).
Muy tempranamente Freud definió psicoterapia como tratamiento (terapia) del alma (psique); en sus palabras:
(…) tratamiento desde el alma —ya sea de perturbaciones anímicas o corporales— con recursos que de
manera primaria e inmediata influyen sobre lo anímico del hombre. Un recurso de esa índole es sobre todo la
palabra, y las palabras son, en efecto, el instrumento esencial del tratamiento anímico (Freud, 1890/1998, p.
115).
Esta definición es aplicable a la manera como Freud concibió el tratamiento analítico hasta el final de su vida,
y que se confirma con la cita en la que se refiere a la cura de almas.
Y de manera más precisa, en lo que corresponde a entender su propuesta psicoterapéutica como un proceso
de ascesis subjetiva, dice: “Nosotros, los analistas, nos proponemos como meta un análisis del paciente lo
más completo y profundo posible; […]. Lo que de tal suerte cultivamos es cura de almas en el mejor sentido”
(Freud, 1926/1998, p. 240).
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Sigmund Freud y sus discípulos fundaron el psicoanálisis y contribuyeron enormemente al desarrollo de la
psicoterapia como es conocida hoy.
El abordaje de Freud fue inicialmente entendido como un método para investigar el funcionamiento mental,
más que un método de tratamiento.
Freud utilizaba las asociaciones libres para entender a las personas que sufrían de neurosis. En este intento
de entender a aquellos individuos, trabajó para descubrir los conflictos psíquicos inconscientes de los
pacientes.
En sus comienzos, Freud enfatizó un modelo topográfico de la mente (psiquismo) que consistía en las
memorias inconscientes-perturbadoras, ideas y sentimientos que no son conscientes pero son capaces de
alcanzar la conciencia ; y las conscientes- el contenido que está en la conciencia. posteriormente, Freud
superpuso el modelo topográfico y el modelo estructural.
Este último, incluía al ello cuyo contenido es mayormente inconsciente y fue definido como el reservorio de los
impulsos y las pulsiones; el superyó, que incluye las demandas externas, principios morales y valores
sociales; y el yo, la instancia ejecutiva que media entre los impulsos del ello y las demandas del superyó.
Las últimas dos instancias, tienen aspectos conscientes e inconscientes. Freud conceptualizó que durante el
proceso terapéutico, el terapeuta se convertía en un objeto de la repetición de una relación pasada con un
otro significativo.
Asimismo, propuso que los pacientes frecuentemente exhiben un bloqueo (resistencia) en las asociaciones
libres o en su compromiso con el proceso terapéutico.
La resistencia fue entendida como resultante del uso de mecanismos de defensa por parte del paciente en un
esfuerzo por defenderse de las ideas prohibidas y conflictivas que llegaban a la conciencia.
Él encontró que el material conflictivo del paciente estaba frecuentemente relacionado con las dos pulsiones
básicas: la pulsión de vida, que prospera en la gratificación y el placer, y la pulsión de muerte, el ansia de
agresión, sadismo y poder.
Los impulsos de vida y de muerte son la fuente de diferentes conflictos durante el desarrollo psicosexual de la
personalidad del niño
En los años ‘20, el psicoanálisis se extendió y arrojó elaboraciones de numerosos teóricos, entre ellos Alfred
Adler y Carl Jung.
Adler, por ejemplo, aportó la noción de que el sentimiento de inferioridad percibido por el individuo es la causa
de la neurosis. Consideró que esos sentimientos de inferioridad eran causados por perturbaciones en las
relaciones con miembros de la familia y dinámicas familiares disfuncionales que causaban que el niño se
sintiera rechazado por su familia.
Otro aporte importante al psicoanálisis temprano fue Carl Jung. Jung (1993) enfatizó el self como un
constructo psicológico. Su contribución acerca de la influencia del contexto y la espiritualidad de una persona
en lo inconsciente fue también incorporado más tarde a la psicología del yo y la teoría de las relaciones
objetales (S.A. Mitchell & Black, 1995). También desarrolló el test de asociación de palabra, que fue uno de
las primeras herramientas de evaluación empírica para los conceptos psicoanalíticos.
Aparte del desarrollo de las ideas de Freud dentro de la escuela Freudiana, la teoría y la terapia psicoanalítica
clásica de Freud fue extendida por las siguientes escuelas: psicología del yo, relaciones objetales, teoría del
apego, psicología del self, psicología interpersonal y psicoanálisis relacional.
PSICOANÁLISIS Y SUS DERIVACIONES
Freud construyó una serie de conocimientos sobre el psiquismo, su proceso de constitución y lógica de
funcionamiento. Estas teorizaciones fueron llamadas psicología de lo inconsciente, psicología profunda
(Freud, 1923/1998, p. 247), psicología del ello.
En conjunto, consisten en la metapsicología freudiana (Freud, 1915/1998, p. 178), punto de partida para las
elaboraciones de sus discípulos y de los autores considerados postfreudianos. Estas construcciones
posteriores se conocen como teorías psicodinámicas (o más propiamente psicoanalíticas), fundamento de las
distintas vertientes actuales.
De esas teorías iniciales de Freud derivan: la orientación filosófica y existencial (Binswanger, 1973); la
psicología del yo desarrollada inicialmente por Hartmann (1964); la teoría de las relaciones objetales en varias
vertientes: aquella que privilegia el concepto de relación (Mahler, 1972), la que da más importancia al objeto
(internalizado), y la que da igual peso al factor pulsional y a la relación de objeto; las psicologías de la
identidad y del self; y la perspectiva culturalista, entre otras (Kernberg, 2001).
Ramírez (2011) propone como elementos centrales y confluyentes entre las diversas corrientes, los siguientes
aspectos: la importancia concedida a la escucha de las formaciones de lo inconsciente, la verbalización, y el
análisis y manejo de la transferencia; todo ello basado en la aplicación del método psicoanalítico:
Somos conscientes de las críticas que genera hablar de psicología psicoanalítica. En nuestro medio, por
ejemplo (MedellínColombia) ha tomado carrera la idea de que o se trata de psicoanálisis o se trata de
psicología, no de una mezcla de las dos (Pérez, 1992; Ramírez, 1994). Sin embargo, entendemos psicología
en un sentido amplio, no solamente académico, relacionada con la tradición filosófica: cualquier estudio
riguroso y sistemático sobre lo psíquico (alma), que busque articular (logos) mediante razones, argumentos y
teorías los conocimientos adquiridos sobre el alma, es psicología.
Así, el psicoanálisis es psicología en este sentido amplio; pero en otro sentido se distancia de ella por la
importancia que le concede a la ascesis subjetiva. Ahora bien, hablar de psicología psicoanalítica es referir un
estudio sobre el alma que tiene en cuenta los presupuestos del método psicoanalítico.
El método psicoanalítico es el análisis de un discurso mediante la contrastación dialéctica entre el discurso
(teoría) y la experiencia (práctica) a partir de la escucha de las formaciones de lo inconsciente, y se sustenta
en una apertura hacia el discurso inconsciente que permite su análisis y la posterior intervención del analítico.
LA PSICOTERAPIA: ASCÉTICA Y SINTOMAL
El dispositivo terapéutico freudiano consistió en un artificio metodológico (Ramírez, 1991) fundamentado en
cuatro elementos: asociación libre (verbalización), atención flotante (escucha analítica), análisis y manejo de
la transferencia (vínculo o relación paciente-analista) e interpretación (conjunto de intervenciones) (Freud,
1912/1998).
En sentido general, podemos agruparlas en psicoterapias ascéticas y sintomales (Lopera, 2006).
La mayoría de psicoterapias psicoanalíticas dan vital importancia a un trabajo de revisión exhaustiva de la
existencia del paciente: un proceso en el que se busca la modificación subjetiva más radical posible, lo que
llamamos psicoterapia ascética.
Hemos entendido la palabra ascesis no en el sentido cristiano de renuncia y mortificación, sino en el del
despliegue del propio ser, que comprende la puesta en juego de las potencialidades y la elaboración
constante de sí, mediante un cuidado de la propia alma (Foucault, 2002; 1993; Lopera, 2016; Lopera,
Ramírez et al., 2010; Ramírez et al., 2015).
El énfasis puesto cada vez más en las relaciones de objeto tempranas (Kernberg, 1993) muestra un trabajo
exhaustivo que contempla, no sólo las experiencias presentes de la vida del paciente —el aquí y ahora—,
sino también las vivencias más arcaicas de la infancia (Kernberg, 2001).
Guntrip, refiriéndose al psicoanálisis en tanto tratamiento, sostiene que en éste se buscan resultados
radicales mediante una exploración analítica profunda y cabal (1971, p. 174).
La tendencia ascética no desconoce la importancia de que los síntomas y problemas específicos puedan
resolverse; no obstante, le da más énfasis a ese cambio psíquico profundo, porque lo considera correlativo
con un modo de vida más acorde con las posibilidades del paciente. En ocasiones, esa ascesis lleva a que el
paciente reconozca sus limitaciones, capacidades, elecciones y, aunque no necesariamente esto hace la vida
más confortable, sí más acorde con su ser, más armónica con su subjetividad.
En este campo psicoanalítico también hay una gran cantidad de propuestas psicoterapéuticas sintomales.
Los tratamientos breves procuran un trabajo focalizado (Braier, 1984), sintomal. Según Atxotegi (1994, p. 36),
las psicoterapias surgieron por dos motivos: la demanda creciente de asistencia psicológica en diversas
instituciones; y la “necesidad de adaptar la técnica psicoanalítica a toda la gama de trastornos
psicopatológicos y no tan sólo a los trastornos de tipo neurótico abordados por la técnica clásica”.
Para esta autora existe la cura-tipo o tratamiento psicoanalítico clásico; y, además, las psicoterapias
psicoanalíticas, que tienen objetivos limitados. Entre estas últimas, se refiere a psicoterapia psicoanalítica
(véase también Bolívar, 1990), psicoterapia breve o focal, psicoterapia de apoyo, psicoterapia institucional,
etc. Por nuestra parte incluimos la consultoría psicoanalítica en las propuestas sintomales.
La focalización terapéutica puede definirse como la restricción del trabajo a un aspecto de la vida del paciente
(Ramírez, 2012b). Esta manera de proceder ha sido objeto de variadas críticas, en particular, por parte de
quienes consideran que el tratamiento psicoanalítico clásico es el único válido.
No obstante, muchas circunstancias de la vida requieren este tipo de intervención (un sufrimiento intolerable
derivado de un síntoma crónico, el deseo del paciente de trabajar un solo aspecto de su vida, restricciones
institucionales, limitaciones de tiempo y dinero, formación y deseo del terapeuta).
Hemos considerado el tratamiento psicoanalítico como una psicoterapia ascética; por ello, no plantearíamos
una diferencia tajante entre psicoterapia y psicoanálisis. Esta es una de las razones por las cuales hemos
preferido establecer las categorías de ascéticas y sintomales (Lopera, 2006). La tendencia ascética no
desconoce la importancia de que los síntomas y problemas específicos puedan resolverse; no obstante, le da
más énfasis a ese cambio psíquico profundo, porque lo considera correlativo con un modo de vida más
acorde con las posibilidades del paciente.
Las sintomales buscan producir cambios puntuales y la ascética puede iniciar un proceso de mayor alcance
que el imaginado inicialmente. Desde nuestro punto de vista, la categorización de las psicoterapias en
ascéticas y sintomales permite pensar aspectos comunes sin desconocer las diferencias. Consideramos
mucho más productivo este abordaje que aquel que solo resalta las discordancias. Además, posibilita ver que
hay una gama de propuestas que va desde las que intervienen en aspectos puntuales y focalizados de la vida
de las personas, hasta aquellos que abarcan su existencia, su historia, sus vicisitudes, de la manera más
amplia posible. Así tenemos: la consultoría psicoanalítica, la terapia breve de orientación psicoanalítica, la
psicoterapia psicoanalítica, el análisis terapéutico, la cura psicoanalítica (Ramírez, et al, 2015).
Nota: ascesis es Conjunto de prácticas y hábitos que sigue el asceta para conseguir la perfección moral y espiritual.
El paradigma indiciario es un modelo epistemológico destinado a las ciencias humanas. Se basa en la interpretación de
detalles y signos mínimos, a menudo involuntarios, que resultan reveladores.

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