Está en la página 1de 7

lOMoARcPSD|16883032

Unidad IV. Resumen. La transición del esclavismo al


feudalismo. Bloch, Marc
Historia (Universidad de la República)

StuDocu is not sponsored or endorsed by any college or university


Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)
lOMoARcPSD|16883032

La transición del esclavismo al feudalismo


Marc Bloch

Resumen

Capitulo 1

En la época de las invasiones y durante los primeros tiempos de los reinos bárbaros, aún
persistían, en comparación con los primeros tiempos del imperio, muchos esclavos por toda
Europa.
El hombre de guerra, que con su espada ganaba gran número de cautivos, no los reservaba todos
para su séquito; el principal provecho que perseguía era el de comerciar con ellos. También los
bárbaros llegaban a las tierras que todavía eran romanas a ofrecer esclavos de sangra romana:
este caso era tan frecuente, que en el año 409 un ley imperial se vio obligada a reconocer su
validez, de estas ventas- pero con la reserva de que el esclavo siempre pudiera recobrar su
libertad, bien reembolsado a su nuevo amo la suma invertida en él, bien sirviéndole durante cinco
años.
Los grandes desórdenes ocurridos en Europa llevaban a un aumento del tráfico. La pobreza de las
poblaciones conducía a lo mismo. A pesar de las leyes romanas, los padres vendían a sus hijos:
este hecho se ve en el siglo VI, en Córcega. Mientras que en el siglo primero de nuestra era, Plinio
el joven se quejara de que la mano de obra servil fuese escasa, -en tanto que aún en el siglo III
el esclavo resultaba bastante caro. Al principio de la edad media la mercancía humana volvía a
ser abundante y de un precio accesible.
El comercio siguió siendo muy activo durante la época de los reinos bárbaros y hasta los
carolingios.
Gran Bretaña, desgarrada por frecuentes guerras, abastecería al continente de muchos esclavos
que llegaban hasta Provenza e incluso Roma.
Objeto de frecuentes intercambios, servían de precio en las transacciones, entonces tan
numerosas, en las cuales la moneda sólo era utilizada como patrón, y a veces, para saldar los
picos de las cuentas. Al enumerar las principales “especies” que los mercaderes solían vender, un
capitular cita al oro, las telas y los esclavos. El ganado servil contaba entre los principales
productos de exportación.
Desde el siglo IX la esclavitud estaba lejos de ocupar en las sociedades europeas una plaza
comparable a la que anteriormente había ocupado.
Dos métodos se ofrecían al amo deseoso de sacar partido de la fuerza de trabajo que el derecho
ponía a su entera discreción. El más simple consistía en mantener al hombre como si fuera un
animal doméstico y hacer con él lo que con este se hacía, usar arbitrariamente de su trabajo.
Pero el esclavo también podía establecerse por su propia cuenta; en este caso, el amo se veía
desprendido de la carga de su manutención, apropiándose, bajo formas diversas, una parte de su
tiempo y de los productos de su trabajo. Será este último el que más se difunda.
También en la industria se habían mezclado estos dos procedimientos. Los ricos, que poseían
grandes manadas de esclavos, siempre habían reclutado en sus filas obreros domésticos,
ahorrándose de esta manera, para muchos trabajos y productos, el recurso al asalariado o al
comercio.
En el mundo romano de los primeros siglos de nuestra era se encontraban en todas partes
verdaderas manufacturas. Es probable que al lado de los obreros libres, hubiera en ellas
trabajadores esclavos que pertenecían al patrono, o bien eran alquilados a otros amos. Estos
establecimientos declinaron a partir del siglo III. El esclavo ejercía su profesión para el público,
se alimentaban y vestía con sus ganancias, entregando el resto, bajo diversas formas que a veces
se fijaban de antemano, al amo.
Pero fue sobre todo en la agricultura donde la transformación se reveló más profunda.

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)


lOMoARcPSD|16883032

Al principio de la era cristiana, inmensos dominios eran cultivados por verdaderos ejércitos de
esclavos. Hacía finales del imperio este sistema se abandonó. Los grandes propietarios,
reservándose entre sus bienes amplios espacios, los dividían en multitud de pequeñas granjas,
cuyos ocupantes debían pagar una renta por su disfrute.
División de lotes en latifundium, declive de las manufacturas serviles.
La creación de pequeñas parcelas había reducido considerablemente la extensión de la explotación
directa. Hacía la época final del imperio, y hasta el siglo IX, la mayoría de los grandes señores
territoriales conservaban aún bajo su directa administración extensas superficies de cultivo.
Ahora bien, los procedimientos para su aprovechamiento se habían modificado.
El amo no había dejado de alimentar, alojar y vestir a los esclavos que continuamente le servían y
ayudaban en las tareas del campo. Pero eran cada vez menos necesarios para estas últimas; fue
a los terrazgueros a quienes se les exigía en lo sucesivo, la mayor parte del trabajo preciso para
su prosperidad: una parte de estos serian pequeños propietarios antiguamente habituados a vivir
bajo la dependencia de un gran propietario; otros serían aquellos que habían ocupados los
nuevos lotes hacía poco tiempo. Al abandonar una parte de la tierra, el gran propietario se había
asegurado, en contra partida, las fuerzas humanas necesarias que el resto exigía. Entre estos
terrazgueros de reciente creación había muchos esclavos. La tierra que él les cedía era como el
salario del que debían vivir.
El esclavo era mal trabajador; su rendimiento se estimaba muy bajo en todas partes. Constituye
un capital perecedero. El patrón que hoy, por muerte o enfermedad, se ve privado de un obrero,
puede ser que encuentre alguna dificultad para reemplazarlos, el salario permanecerá igual. El
amo cuyo esclavo moría debía comprar otro y perdía la suma que había pagado por el primero.
Estos inconvenientes no se habían dejado sentir cuando la mercancía servil era abundante y su
precio poco elevado. No resultaba costoso ni penoso encontrarle un sustituto. Esta era la
situación que habían creado hacia comienzos de la era cristiana. Pero pronto se hizo difícil su
reclutamiento. Su valor se acrecentó. Fue entonces cuando se camino hacía el régimen de la
tenencia.
Su rendimiento no era excelente, y puede que esta fuera una de las causas que mas tarde, a
partir del siglo x, favorecieron su abandono en un momento dado.
Los jefes germanos, estaban dispuestos a adoptar en este momento, y a continuarlo después, el
sistema de arrendamiento. El noble, el rico, disponía de muchas tierras, muchas de ellas sin
cultivar. Para poner en marcha de la mejor manera posible estas amplias extensiones de tierra,
nada mejor que dividirlas; para alimentar a tantos hombres, y como no era nada rentable
mantenerlos en el hogar del amo, se imponía la asignación de lotes individuales.
Aunque las corveas (servicios personales) eran ilimitadas en teoría, sin embargo, en la práctica, el
amo se veía obligado a dejar al corveable el tiempo libre necesario para trabajar la tenencia.
Como tenía que vivir y pagar sus rentas se imponía a todas luces que las corveas no ocuparan
toda su jornada.
Entre los esclavos casati, es decir, proveídos de una casa y las tierras circundantes a ella, y los
que no habían llegado a esa situación, el derecho carolingio maraca una distinción que merece ser
resaltada: los primeros eran considerados como bienes inmuebles y los segundos como bienes
muebles.
En los dominios señoriales de la Galia franca y de Italia, la mayor parte del suelo que estaba en
manos de las pequeñas explotaciones campesinas dependientes del dominio central estaban
ocupadas por tenencias indivisibles llamadas “mansos”. No todos eran iguales, habían diversas
categorías. La clasificación más aceptada tomaba como punto de partida el estatus personal del
ocupante que podía ser libre o servil, el manso era llamado servil o ingenuo. Cualquiera que fuera
la situación política del colono, el manso conservaba su condición primera, ingenuo o servil según
los casos.

Capítulo 2

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)


lOMoARcPSD|16883032

¿A qué se debió que tantos esclavos recibieran entonces su libertad?.


La necesidad de responder esta pregunta nos impulsa a intervenir un factor: las representaciones
del orden religioso.
El cristianismo occidental había fijado sus posiciones frente a la esclavitud. El problema tenía dos
aspectos según que miremos a los orígenes de la esclavitud o a la institución ya formada. Había
que preguntarse bajo que condiciones era legítimo reducir a la esclavitud a una criatura humana.
La actitud de la opinión religiosa para con los esclavos de otro tiempo y ahora libertos se resumió
en unos puntos bastantes claros: Que la esclavitud en sí fuera contraria a la ley divina nadie, lo
dudaba. Los paganos convertidos al cristianismo podían reconocer una idea que sus filósofos y
sus jurisconsultos les habían hecho familiar y que le había dejado sentir su influencia en el
pensamiento cristiano: solo que donde la iglesia hablaba de ley divina, el paganismo había dicho
derecho natural. Aunque este principio impulsaba a dar un mejor trato a los individuos, todas las
jerarquías y hasta la propiedad, ¿no estaban amenazadas por esta condenación teórica? Ante
dios el esclavo era igual a su amo. Sin embargo, tanto el amo como el soberano no pensaban
abdicar de su autoridad y nadie se lo exigía.
La ley no había reinado sobre la tierra si no antes de la gran tragedia de la pareja ancestral;
todas las desgracias de la humanidad eran consecuencia del pecado original, “no es la naturaleza
la que ha hecho a los esclavos, sino la culpa”.
Los concilios de la época franca reducen sus ambiciones a prohibir la exportación de eslavos,
sobre todo su venta al otro lado de los mares, es decir entre los musulmanes y los paganos, y en
impedir a los judíos la posesión o el comercio de esclavos cristianos, pues era necesario, contra
las posibles conversiones, proteger su fe.
La legislación eclesiástica consolidaba la familia organizada que multiplicaba sobre los grandes
dominios las necesidades de la vida ordinaria; ésta medida aportó su ayuda al movimiento general
que estaba transformando a la esclavitud. Sobre todo, la manumisión, que la moral pagana de los
últimos siglos había tenido siempre por un gesto misericordioso ahora pasa al rango de obraría.
Conceder la libertad constituía para el amo no solo u deber imperioso sino un acto infinitamente
recomendable, por el cual el creyente, alzándose hasta imitar la vida perfecta del salvador,
trabajaba por su salvación. Dos canones de concilio prohibían al obispo, sino indemniza a su
propia iglesia, ante todo con sus propios bienes, la manumisión de esclavos, y al abad otorgar la
libertad a aquellos que habían sido dados a sus monjes.
Se debe pensar que si el liberar a los esclavos era, indudablemente una buena acción, el
conservarlos bajo su dominación, no era, a pesar de todo una mala acción.
El esclavo liberado había sido a menudo, desde los tiempos de su esclavitud, un terrazguero; al
dejar la esclavitud, conservaba naturalmente su tenencia, sometida a las obligaciones
acostumbradas; por eso la manumisión de un esclavo se expresaba muchas veces en los textos
de esta forma: hacer de él un colono pero sujeto todavía estrechamente al amo de la tierra.

Capítulo 3

Al llegar a este momento de la evolución, se debe corregir un problema: las fuentes no son muy
explícitas.
En las cartas del siglo XI y XII aparece la vieja palabra de “Servus” (el que sirve), y en los
diccionarios, es común verlo como el concepto de “esclavo”. Desde la época post-romana los
notarios de lenguas vulgares (derivadas del latín, como el francés o el italiano) se limitaron a
acatar la idea popular que la gente tenía sobre los siervos: población de gentes humildes privadas
de su libertad, y sujeta a la servidumbre.
El término siervo, en realidad, engloba a colonos libres y descendientes de esclavos y
terrazgueros, que por diferentes razones (por voluntad propia, amenazas, hambre, necesidad de
protección, o por herencia) se convierten en “libertos con obediencia”.
Sin embargo, hay que diferenciarlos de los “hombres libres”: pues lo que cambió no fue que no
haya más esclavos (en la Edad Media todavía existían), sino el concepto de libertad, en adelante,

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)


lOMoARcPSD|16883032

hombres que tenían ciertas obligaciones o relaciones de dependencia con otros. Así, las causas
que originaban nuevas relaciones de dependencia, podían ser: guerras civiles, rupturas de
familias, la crisis de la administración pública, militarismo, la falta de un estado central. Todas
situaciones originarias de los señoríos que nacieron de las invasiones germánicas.
El nuevo esquema que se originó luego de las invasiones (señorío feudal) se basaba en la
confianza de un reducido grupo familiar, y las relaciones de dependencia verticalistas (todo
hombre sujeto a uno más poderoso que él), en una sociedad que discriminaba el origen o linaje
de una persona.
Las nuevas relaciones de dependencia, se podían dar en dos categorías. La primera, pertenecía a
los hombres que se anudaban voluntariamente a un señor, y debía cumplir ese compromiso de
forma vitalicia (para toda la vida, ya que en la práctica, no fue obligatorio el traspaso de ese
compromiso a los niños, o sea, por herencia. Al menos en el derecho...). La segunda, eran
relaciones obligatorias, producto de contratos que establecían la sucesión hereditaria; y no se
podían negar, por el solo hecho de haber nacido dentro de la familia dependiente. En el caso de
los campesinos (muchos de ellos hombres libres), podían disfrutar de las tierras del señor, a
cambio de tareas de campo pesadas, pero solo en eso estaban ligados: podían rotar a otros
feudos si así lo quisieran, de forma totalmente libre. Distinto era el caso de los hijos de libertos
(esclavos o siervos liberados por manumisiones), los cuales estaban sometidos a relaciones de
dependencia de segunda categoría.
En el caso de los descendientes de esclavos terrazgueros, con la Edad Media, eran considerados
siervos; debido a la crisis de la administración pública, que no supo definir claramente la
diferencia entre un hombre libre (ciudadano, podía participar en el reclutamiento de tropas o en
los tribunales, entre otros beneficios) y el esclavo. Tanto había fracasado el sistema público, que
algunos notarios francos mediocres, consideraban “servi” (siervo) a los colonos libres. Ya con los
visigodos y españoles, no se consideraban esclavo a un siervo, pero los documentos oficiales
romanos eran más ortodoxos, más tradicionalistas al respecto. Con los señoríos feudales (como se
vio), surgidos tras la caída de Roma, la situación cambia totalmente.
El concepto de esclavo mismo, favoreció las relaciones de los siervos, que mantuvieron en común
solo las manumisiones (libertad autorizada por el patrón) y la dependencia hereditaria; sin dejar
de hablar de los casos de discriminación: un siervo, no podía participar en los tribunales de
justicia ni hacer de testigo, tampoco era admitido en las órdenes eclesiásticas. Nombrar la palabra
“siervo” era una injuria, aunque se era siervo de un señor, a los ojos de la alta sociedad también
se era siervo de ella (eran considerados dentro de los más bajos estratos sociales) ver acepciones
a la palabra “siervo” en Pág. 184
Con todo, tenía también, ciertos beneficios: No era ante la ley, un esclavo, pues poseía la tierra a
título de tenencia o como propiedad propia (pudiendo darla, venderla, y por ciertas condiciones
heredarla); por el solo hecho de ser parte de la hueste de su señor y tener obligaciones rutinarias.
Además, su fuerza de trabajo no pertenecía a su amo (más bien este debía pedirla en casos
extremos, como la guerra o la enfermedad), y si bien las corveas eran elevadas, recibía tierras
igual de buenas y al mismo precio que un colono libre. Su trabajo ante el señor, estaba
reglamentado por tiempo y normas. Un ejemplo (aunque algo confuso), puede ser los
Tageschalken (siervos alemanes) que ocupaban las corveas diarias con toda su familia (versión
más probable)
La mano de obra servil, favoreció el sistema de señoríos feudales. El capital- trabajo obtenido fue
mucho mayor, gracias a ellos. El esclavo había sido como un buey en el establo, el siervo en
cambio, era un obrero que se mantenía solo, que se lo veía llegar algunos días, para volver tan
pronto terminara la labor encomendada.

Capítulo 4

Que la servidumbre era algo diferente que la esclavitud, lo establecía ya algunos vocablos
romances derivados del concepto “Servus” (Así en Inglaterra, la palabra “knist” que significaba

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)


lOMoARcPSD|16883032

servidor armado, evolucionó a “knight” nada menos que el rango de caballero). La nueva
clasificación semántica origina en Francia, el vocablo de “vassal” (vasallo: hombre libre obediente)
La historia de esta última definición es más oscura, pero se cree que ya se utilizaba
popularmente, en el siglo X, en Italia y Alemania (y su posterior difusión). Allí se comenzaba a
sentir la diferencia entre el esclavo y el siervo, pero al saberlo, justifica que la esclavitud todavía
seguía existiendo (siglos XI y XII). En aquel momento, se aplicó la etiqueta de “esclavo o slaves”
a hombres privados de su libertad, pero en esencia, eran extranjeros (por lo cual el concepto viró
a una discriminación étnica).
En un primer momento, se era esclavo por razones excepcionales: por causas penales, deudas, o
entregados por el padre o la familia. En un segundo momento, (Edad Media) la noción de
extranjero, sugería esclavitud, y estaba amparada por la influencia religiosa. La ley de la Iglesia,
no amparaba más que al vencedor que redujo a servidumbre a su vencido, aunque fuera hermano
de Cristo. Aunque había favorecido las manumisiones, no había atacado a al esclavitud. Podían ser
sometidos de esta forma: los infieles, paganos, y apóstatas o herejes. En la práctica, siempre se
dispuso así, pues la idea de elevar a un hombre a una condición mejor, iba en contra de las viejas
tradiciones de las razzias (guerras étnicas o incursiones bélicas) y el espíritu de lucro.
Cuando los anglosajones se convirtieron al cristianismo, las luchas internas significaban un
excelente surtido de esclavos de alta categoría, para el mercado. Una guerrilla incesante hacía
estragos entre sajones y celtas, que ante el resto de Europa, no eran vistos como verdaderos
cristianos conversos. Por eso no es casual que muchos de los nombres de esclavos son de origen
céltico, ni que la palabra “Wealth” (Galo) tenga una alusión a “esclavo”.
Las nuevas relaciones de dependencia (señor- siervo) se dieron recién con los reyes francos o
normandos. Las instituciones de derecho público germanas se mostraron más ortodoxas al
concepto de esclavo del antiguo imperio romano.
Pero no solo la guerra era la fuente de esclavos: los padres ponían en venta a sus hijos. Y en
tiempos del Domesday Book, ya se sabía que se “vendían a los hombres”. En la Francia de Luis el
piadoso, no parece haber signos de esclavitud.
Muchos de los esclavos extranjeros, entonces, llegaban de los confines orientales de Alemania.
Dos estados se había formado allí desde el siglo X: Bohemia y Polonia. Pero zonas extensas entre
esta última y Alemania, subsistían polvareda de tribus paganas en constantes guerras internas y
contra las naciones cristianas también. Esta tierra de razzias fue un depósito de esclavos, y un
excelente mercado, donde en Praga se podían comprar esclavos y concubinas de origen eslavo.
En el caso de Francia, todo parece indicar que se prefería conseguir eslavos como cautivos, pero
estos no significaban, por otro lado, una gran mayoría. Pues había que traerlos desde muy lejos, y
esto era muy caro para el común de los amos. Sobre el Rin, para el caso de los germanos
cristianos, hacia el 1200 la conquista física y espiritual, resultó en un enorme almacén de “servi
ancillae” (hombres y mujeres, de origen eslavo) con rumbo al comercio exterior en Italia.
En los siglos X y XI en la España Musulmana, estos esclavos eran muy necesitados, porque los
árabes hacían uso del trabajo esclavo. Los comerciantes de Verdún acostumbraban castrarlos para
el comercio con los harenes. También muchos eslavos se comerciaron desde Venecia, a los
puertos bizantinos y egipcios. Así cualquier casa que se consideraba de la nobleza en estos reinos,
disponía de un eslavo, tártaro, berebere, o negro del Magreb.
Con el comercio de las especias, característico de la época, si un comerciante quería algo de
Oriente, o debía sacrificar su oro, o más bien, sus esclavos. Los cruzados (a partir del siglo XI)
también tenían esclavos, sobre todo en Siria y Palestina. Y en la España Musulmana, era frecuente
que alguna persona debía prestar servicio personal tanto a un señor cristiano, como musulmán.
De esta forma, Europa Occidental o central, nunca dejó de tener esclavos, si bien en poco
número: Ni Francia, Alemania, Castilla, Aragón, y León mantenían grandes explotaciones.
La esclavitud post-romana, se usaba para tareas domésticas, y pocas veces, de taller. O también
para algún intercambio entre señores feudales, no tanto para fuerza productiva.
La Edad media, así, nunca destruyó ni suprimió las desigualdades de hecho o nacimiento, solo les
dio una tonalidad más humana.

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)


lOMoARcPSD|16883032

Las sociedades sin esclavos verían con mucha menos frecuencia la renovación de su sangre.
Desde este punto de vista, la civilización europea se ha estabilizado y como encerrado en sí
mismo en el curso de los siglos.

Bibliografía

• BLOCH, MARC: La transición del esclavismo al feudalismo, Akal Editor, Madrid, 1981.

MOLINA, MARIO: La transición de la esclavitud al feudalismo, en Hablemos de Historia, 02/03/2006


[www.hdhistoria.uni.cc/archivos/la-transicion-de-la-esclavitud-al-feudalismo]

Downloaded by Victoria Calderón (vikicalderon84@gmail.com)

También podría gustarte