~

4.1
~I.
La crisis del
Imperio romano
NUEVA ello ~ la Historia y sus problemas de Marco Aurelio a Anastasio
--r--------------- .
Colección dirigida por
ROBERT BOUTRUCHE y PAUl tEMERLE
Roger Rémondon
Profesores de la Sorbona Director de estudios en lo Escuela
Práctica de Altas Estudios, París.
Profesor de la Facultad de Letras y
Ciencias humanas de Lille

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SARMIENW .661

•
EDITORIAL. lABOR, S.A.
Calabria, 235-239 : BARCElONA-15
1967
 CAPÍTULO PRIMERO

I~acrisis del Imperio:

Características generales

Durante los reinados de Marco Aurelio y Cómodo se quiebra el con·

junto de equilibrios que hasta entonces había estabilizado armónicamente
la paz romana.
Equilibrio entre la resistencia del limes y la potencia de los bár-
baros; entre el precio de la guerra y los recursos del Estado, sus gastos
y sus recaudaciones de impuestos; entre la producción y el consumo,
los campos y las ciudades; entre la a'utoridad del Senado y la del poder
imperial y, en su interior, entre las supervivencias republicanas y las
tendencias monárquicas; entre la tradición clásica y la irracional.
Es entonces cuando aparecen la,s múltiples formas de una posible
crisis interior -crisis política, económica, religiosa y moral-- y de
una crisis externa -vastos movimientos que agitan en Europa las masas
bárbaras-o
";, Las reformas de la época severiana (193-235) no han tenido todavía
tiempo de afianzarse y, a pesar de corresponder sobradamente a la evo-
lución y a las necesidades del Imperio, no pueden superar la tormenta
del siglo I1I_
Las guerras contra los bárbaros y las múltiples dificultades interio-
res -anarquía militar, crisis monetaria, económica; perturbaciones reli-
glOsas; amenaza de desmembramiento- no terminan, y aún a duras
penas, hasta el reinado de Diocleciano (284-305).
Pero ya antes, en tiempo de Galieno, se inicia, periódica y empírica-
mente, el restablecimiento del Imperio. Y termina mediante las pro-
fundas reformas de Diocleciano (sistema de tetrarquía, refundición de la
administración, de la legislación fiscal, política de romanización, etc.). '
Sin duda, Diocleciano no deseaba más que la restauración del Im-
perio, aunque de hecho, debido a los métodos empleados y con la ayuda
i de la crisis, lo que hace es transformarlo. Constantino (306-337) con-
¡ y: vierte el Imperio en un mundo nuevo y, rompiendo con el pasado, so-
, ~¡
{"
 mete un Imperio cristiano -o reducido a ser cristiano'-~ a una 'monar ..'
quía absoluta dándole una segunda capital (inauguración de Constan.
tinopla, 11 mayo 330). ' . . . . '.
A partir de Constantino, todos los problemas del Imperio sepre-
sentan de una forma distinta: así la herencia dinástica conjura la
amenaza de la monarquía militar y crea la de las intrigas de la corte;
a la persecución de los cristianos sucede la lucha contra los paganos
y las querellas entre cristianos; los problemas sociales y económicos
se plantean, en lo sucesivo, en términos de colonato y patronato. In-
cluso el mismo problema de los bárbaros se transforma, y a causa de
~u e~trada pacífica en el Imperio nacerá poco a poco un nuevo problema
mtenor.
., Pero. la Nuev~ Roma, ante todo, simboliza, sostiene y refuerza la
dIferenCIa que eXIste entre la parte oriental y occidental del Imperio.
Después de l~ muerte de Constantino, cada uno de estos nuevos pro.
blemas evolUCIOna de forma distinta en Oriente y en Occidente, aumen-
tando .así su diferencia.
Se trata, de hecho, de una desigualdad creciente: Oriente posee
unas estructuras políticas mejores; es más rico, más poblado, más activo;
la autoridad del Estado es más poderosa lo mismo respecto a la Iglesia
que a los grandes propietarios agrícolas.
La amenaza de los bárbaros reaparece en la segunda mitad del
siglo IV; en el 376, gracias al choque producido por las invasiones de
los hunos, los godos franquean en masa el Danubio; el 9 de agosto
del 378 el emperador Valente es derrotado en Adrianópolis sin que
ni tan sólo pueda encontrarse su cadáver.
Por su parte, Teodosio, incapaz en el fondo ni de derrotar a los
godos ni de rechazarles, termina por establecerlos en el Imperio; de esta
manera, a un problema exterior sustituye otro interior: el problema
germánico.
De cualquier forma, Oriente consigue resolverlo '-por primera vez
al menos- en el año 401, y sus fronteras no se ven seriamente amena-
zadas. La reacción antigermánica fracasa en Occidente, y las grandes
invasiones del siglo V se desencadenan a partir del 406. Es entonces
cuando los bárbaros castigan con mayor dureza la parte más débil
del Imperio.
A finales del último cuarto del siglo V, el Imperio se ha desmoronado
ya en Occidente, a pesar de que sigue subsistiendo por derecho. Y la
idea de la unidad romana es tan poderosa que, pensándolo bien, la ten-
tación de restablecerlo se hace inevitable.
CAPÍTULO Il
Los últimos Antoninos y los Severos:
Principio de las dificultades y de
las reformas (161 .. 235)
A partir del reinado de Marco Aurelio empieza a romperse el equi-
librio del Imperio, la evolución deja de ser armónica, los gérmenes
de una crisis, que hubieran podido abortar, comienzan a desarrollarse.
La guerra se inicia con esta conmoción.
l. El peligro exterior
La sublevación campesina en Egipto y las meursIOnes de tribus
mauritanas en África durante el reinado de Mareo Aurelio, el bando-
lerismo en la Galia durante el reino de Cómodo, el despertar a la
recrudeseencia de la agitación de los «bárbaros» del interior, eoinciden
peligrosamente con una creciente presión sobre las fronteras. El conflicto
con los partos, al que había puesto fin Adriano, se aviva de nuevo :en
los años 162, 194, 197 y 215, brotes de guerra pártica contribuyen a
desgastar las fuerzas del Imperio y esbozan lo que va a ser la lucha,
tras el advenimiento de las Sasánidas en el año 224, aunque la principal
amenaza proviene de otra parte.
a) Los BÁRBAROS DE EUROPA
En Europa central y oriental, el mundo bárbaro, hasta ahora rela-
tivamente tranquilo, empieza a agitarse con violentas sacudidas. En el
interior y en los lindes de la masa germánica se producen vastos .movi-
mientos, fusiones de pueblos y transformaciones políticas. En esta evo-
lución parecen importantes tres aspectos.
1. La acción ejercida por Roma. Sobre los pueblos vecinos al
limes, el Imperio ejerce una triple acción. 1." Los civiliza: gracias a una
 canti~ad d~ int~r~ambios de todas clases, porque «han reciJ;¡ido.a veces
la a8Ist~ncIa mIlItar de. Roma y .más a menudo su ayuda financiera;'
ambas Igualmente efectIvas» (TacIto, Germania, 42), ciertos bárbaros,
cuad?s .y mar~o.manos entre otros, experimentan un progreso técnico,
economICo, POhtICO y un «aumento de fuerzas que los vuelve inquietantes
para. el. Imperio» (Veleyo Pat~rculo, n, 109). 2. 0 Roma impon~ unas
restnc~lOnes molestas y vejatorias a las tribus ribereñas del Rin y dcl
DanubIO: ob!igaci?n de. dejar inh~b.it~,da y sin cultivar mia franja
de .t:rreno ~as alla ~eJ hmes; prohIbIclOn de navegar por el río; limi-
tac.I?n de. mtercambIOs comerciales; reglamentación de pasajes, etc.
(DlOn C~slO, LXXI, 15, 16, 19; LXXII, 3; Tácito, Historias, IV, 64,-65;
Germama, 41). 3. 0 El Imperio, excita la codicia:
«Los hermonduros franqu:an la frontera por doquier y sin escolta. A los otros
pueblo.s no les mostramos mas que nuestras armas y nuestros campos, pero a ellos
les .d~Jamos ver n!-Iestros palacios y nuestras casas de campo, sin que ello excite su
codICIa» (Cermama, 41).
Los prod~ctos. y las in~uencias del Imperio toman los caminos que
parten de~ ~Je Rm-Dan~bIO y penetran en Europa central y oriental,
?asta el BaltIco. y Escandmavia. Así queda jalonado el camino, en sentido
Inverso, de los Invasores: en el año 167, el rey de los marcomanos, Balo-
maro, hace atravesar el Danubio y los Alpes a sus tropas para llevarlas
ante la zona comercial de Aquilea.
2. Los agrupamientos de tribus. Estos agrupamientos son un fcnó-
meno nuevo que aparece a finales del siglo Ir y a principios del III' sim-
p!es coaliciones de ~ribus, como la de los cuados, los marcomano's, los
sarmatas y de su.s ahad?s, los lombardos y los hermonduros, en tiempos
de Marco. At..ueho, o slI~ples federaciones étnicas: los alamanes, cuyo
no~bre sIgmfica qu: reunen ?iv~rsas poblaciones, se mencionan por
pn~era ,vez en ~l ano 213; SI bIen ,los catos y los caucos prosiguen
mamfestandose aIsladamente durante el reinado de los Severos no tardan
en ser absorbidos, al igual que los sicambros, los chamavos: los brúc-
teros, et~., por los !rancos. Este paso de la dispersión anárquica al
agrupa~Iento orga~lZado da una fuerza que jamás había poseído a
la preSIOn de las tnbus sobre el limes.
• I?iversas .razones explica~ este paso: 1.0 una modificación de las condiciones eco-
nomlcas (sujeta a los cambIOs climatológicos, a un desplazamiento de los mercados
o de las ru!as, .a .un agotamiento del terreno, a un aumento demográfico cuyo ritmo
progresa mas rapldamente que la intensificación de las formas primitivas de agricul-
tura) .que lleva a los pueblos a entenderse o a aglutinarse alrededor de una tribu
pre.emmen~e, para una mejor ~ist;ibución de los últimos espacios disponibles más
o
alla del limes; 2. la hegemoma Impuesta por una tribu antiguamente establecida
cuyo apogeo favorecen las circunstancias y el impulso fortuito de un jefe (Balomaro
con los marcomanos); 3.° la llegada de un nuevo pueblo que absorbe a los que ya
estaban previamente instalados o que les obliga a organizarse, ya para defenderse
'ya para poder sub,sistir en un' terreno disminuido.
3. La presión die los germanos orientales. A estos movimientos,
que únicamente afectan a los lindes o a las zonas limitadas del mosaico
de las naciones germánicas, viene a añadirse otro, que trastorna todo
el conjunto: es la presión de los germanos orientales que, en el primer
cuarto del siglo II, abandonan las orillas del Báltico y se dirigen hacia
el interior de Germania. En el norte, los anglos, los vamos, los jutos,
ocupan la península de Jutlandia; los sajones y los lombardos se esta-
blecen entre las desembocaduras del Weser y del Elba; en el oeste, los
burgundios alcanzan los alrededores del Rin y se instalan a la altura
de Maguncia; los vándalos remontan el OIder y sc escinden; los silingos
toman el camino de Silesia, y los asdingos el de la Galitzia occidental
y del norte de Eslovaquia; en el este, los godos llegan hacia el año 120
a la región de Dantzig y, empujando ante ellos a tribus o restos de tribus
(los hérulos), siguen el valle del Vístula para extenderse acto seguido
de una a otra parte del Dniéster.
Estas migraciones provocan la compresión de los pueblos antigua-
mente instalados y, cada vez más, la presión se comunica en múltiples
direcciones. En el sentido general de las penetraciones, del norte hacia
el sur: los costabocos de Galitzia, los cárpatos de los valles del Sereth
y del Pruth, los dacios del norte de Rumania, los sármatas yacigios del'
Tisza, todos ellos son empujados y presionados contra el limes. En el
sentido' de este a oeste, ya sea a causa de la bifurcación de una de las
ramas (los silingos empiezan a rechazar a 10smarcoman08 de Moravia ha-
cia Baviera), ya sea porque la introducción de nuevas masas ejerce una
presión lateral, que desplaza hacia el oeste a los pueblos del Elba, des-
plazamiento que provoca a su vez una presión en dirección hacia el sur.
De todo ello surge la gran confusión.
Sometidos a estas múltiples presiones, sufriéndolas antes que otros
a causa de su posición geográfica, no teniendo para sus movimientos más
que el espacio limitado del rincón reno-danubiano, los pueblos estable-
cidos de la ribera izquierda del Danubio medio y superior son los pri-
meros en dar el asalto.
b) EL ASALTO
1. Una alarma. El período crítico es breve, entre el 166 y el 180
sobre. todo. Los reinados de Cómodo y de los Severos tranSCluren en
general en relativa calma. Después de la muerte .de Alejandro Severo,
el asalto toma carácter permanente. Esta alarma corresponde al primer
choque contra el limes de tribus empujadas por la ininterrumpida pe-
netración de los invasores. Es preciso aguardar a que éstos lleguen a las
fronteras y a que las federaciones étnicas hayan podido consolidarse, en·· .
el preciso momento en que las tribus han agotado las últimas soIucion~s,··
pacíficas e internas, a sus dificultades econÓmicas, para que se desenca-
dene con toda su amplitud la invasión del Imperio. Hasta este momento
había transcurrido medio siglo de tregua, durante el cual pudieron forta-
lecerse. contra la amenaza o menospreciar su importancia.
2. Un prefacio. Los años 166-180 esbozan los peores momentos
del siglo III. En las fronteras, la inseguridad tiende a generalizarse.
Simultáneamente, en el interior, se agravan las agitaciones, aparece
la peste, surgen dificultades de todas clases. La debilidad de la organi-
zación militar queda al descubierto: el desplazamiento a Oriente, para
la guerra pártica de 162-166, de una parte de las tropas que cubren el
limes reno-danubiano, facilita la ofensiva bárbara del año 167 y los
ataques de Ardachir, en 230-232, estimulan los de los alamanes en el 233.
Roma no puede llevar a cabo dos guerras a la vez.
Mientras la resistencia del mundo extrarromano ponía en jaque la
fuerza de la expansión del Imperio, éste era libre de renunciar a las
guerras de conquista. Si bien carecía de medios para la política que
deseaba, podía escoger la política de sus medios. Pero a partir de enton-
ces la defensa romana río logra contener más que a duras penas la
presión de los bárbaros, y el Imperio no puede rechazar la gUerra:
empieza a dejar de ser el dueño de su política exterior y es preciso
que tenga, además, los medios de la política que le es impuesta.
2. El problema político
La usurpaclOn de Avidio Casio, en el 175, es el primer síntoma de
la crisis política y de su relación con las dificultades exteriores: la
guerra suscita la anarquía y ésta, a su vez, agrava el peligro en las
fronteras.
a) LA CRISIS DEL PODER IMPERIAL
1. Marco Aurelio. Los ataques de los partos y de los bárbaros
abren de nuevo el período de las grandes guerras. El ejército, cuyo
papel había sido reducido por la política pacifista de Adriano, vuelve
a sentir su importancia y a descubrir que la fuerza militar es el secreto
del poder imperial. Mientras Marco Aurelio está retenido a orillas del
Danubio, A vidio Casio se subleva, seguro con 108 recursos que le pro-
porciona su gobierno de Siria, con las complicidades que obtiene gra-
cias a su origen sirio y con el poder que le da el mando militar de todo
Oriente, cuya investidura debe a la amenaza de los partos, a los que
derrotó obteniendo laureles .. Esta breve usurpación compromete la ofen-
siva del Danubio y representa el primer ataque contra el poder imperial.
2. C6modo. Para reforzarlo,. Marco Aurelio se asocia, en el 177,
a su hijo Cómodo con el título de Augusto. Pero esta transmisión de
poder destruye la ilusión del régimen adoptivo que lo confía al mejor, y
la herencia lleva al trono a un emperador indigno: es el segundo ataque.
El poder de Cómodo, quien se dice «nacido rey», se aleja del principado
y tiende al despotismo. El acuerdo con el Senado deja paBO a la persecu-
ción. Si la clase ecuestre va ganando terreno, la servidumbre oriental
triunfa. Al mismo tiempo progresa la mística imperial: se establece la
costumbre de llamar «sagrado» todo cuanto concierne al emperador,
el cual se considera como un intermediario entre Júpiter exsuperan"
tissimus y los hombres. Sus extravagancias (transformación de Roma
en colonia que lleva su nombre, la pretensión de ser llamado Hércules
y dios) precipitan una evolución y lo perjudican. Falto de apoyo, gracias
a los pretorianos Cómodo reina y muere, el 31 de diciembre del 192.
3. La guerra civil (193-197 J. Se ha desencadenado una crisis que
termina con la batalla de Lyon (19 febrero 189). Las cohortes pretoria-
nas, por estar en Roma, disponen primero del trono. Luego, Como
en la crisis del 68-69, las legiones de las provincias participan a su
vez en la competición, por indignado patriotismo, por celos o por ambi-
ción de sus jefes; las de Siria proclaman a Niger, las de Iliria a Septimio
Severo, las de Occidente (Bretaña, Galia, España) sostienen, alentadas
por el Senado, a Clodio Albino. Aparte los candidatos al trono, la guerra
opone Italia a las provincias, el Senado al ejército, el ejército de Iliria
al de Oriente, y el Occidente al resto del Imperio. Desviando las legio-
nes de la defensa de las fronteras, la anarquía favorece la inseguridad:
por dos veces, de finales del 193 al 196 y del 197 al 200, Severo se ve
obHgado a luchar a orillas del Éufrates y en Mesopotamia.
b) EL EJÉRCITO Y EL EMPEHADOR
1. La monarquía militar. Este aspecto del régimen de los Severos
se explica por el papel que el ejército ha desempeñado en la crisis
y en el advenimiento de la dinastía. El carácter militar del poder del
emperador se ha consolidado: colocado en el poder por el ejército de
Iliria en el que Pertinax, que había combatido a orillas del Danubio,
seguía siendo popular, Severo toma su nombre; incluso en Roma lleva
el título de procónsul y las princesas sirias, el de mater castrorum. Los
Severos se apoyan en el ejército, pero en un ejército no italiano_ Licen-
cian las peligrosas cohortes pretorianas; mientras que la antigua guardia
se reclutaba casi exclusivamente en Italia, la nueva lo hace entre lo más
florido de las legiones provinciales, sobre todo. entre las ilirias, El reclu- .'
tamiento local da a estas últimas un carácter homogeneo que convierte
a su ejercito en el más sólido del Imperio~ Había .28 legiones durante
el reinado de Adriano; 30 en el de Marco Aurélio; Severo crea otras 3,
las párticas, formadas sobre' todo por ilirios, e instala una de ellas cerca
de Roma, en los montes Albanos. Distinta así de las legiones que guardan
las fronteras, esta II Pártica es el primer paso hacia un ejército del
interior, que sea a la vez reserva estratégica y sosten del trono.
2. El ejército favorecido. Los severos multiplican las distribucio-
nes, aumentan los sueldos (300 denarios durante el reinado de Domiciano,
375 durante el de Cómodo, 500 durante el gobierno de Severo). Se auto-
riza a los soldado's a contraer matrimonio válido jurídicamente: en los
alrededores de los campamentos crecen barrios donde viven en familia,
la carrera militar tiende a hacerse hereditaria, a formar una casta.
Los graduados obtienen el derecho a agruparse en asociaciones corpo-
rativas de socorro mutuo y de ayuda al progreso, colegios privados en
los que va tomando cuerpo un particularismo militar. Se facilitan las
promociones: el simple soldado, recién llegado al centurionazgo, puede
ascender a los grados superiores; una vez llegado a tribuno militar,
puede concurrir y aun eliminar al hijo del senador o al caballero. Pues
sólo el posee, en una epoca que lo exige, la experiencia de la guerra. Por
otra parte, la clase de los caballeros se recluta cada vez más entre los
graduados del ejercito; de ahora en adelante, los hijos de centuriones
tendrán rango ecuestre. Los suboficiales invaden las oficinas de los gober-
nadores y de los funcionarios provinciales.
3. El ejército y la elección imperial. Sin que se modifique el
derecho público, la participación del ejercito en la elección del empe-
rador se torna predominante. Sin haber intervenido el pueblo romano,
sin que el Senado haya creído posible oponer un candidato, son las
legiones del Danubio quienes han delegado el ejercicio del poder a Se-
vero, las de Oriente a Macrino, los soldados del campo de Emesa a
Heliogábalo. Habiendo asesinado a Caracalla, a Macrino, a Heliogábalo
y a Alejandro Severo, son asimismo los soldados quienes fijan un tér-
mino a la soberanía imperial. Por ello, ésta tiende a convertirse en elec-
tiva y precaria. Marco Aurelio y los Severos sobre todo, se esforzaron
en hacerla hereditaria y absoluta.
c) tos PROGRESOS DEL DOMINADO
La continuidad y la autoridad del poder imperial sólo pueden ase-
gurarse reforzando la tendencia al dominado y no recurriendo a las
disposiciones legales del, principado, que le son antinómicas, ni a la
vía del despotismo, caricatura contradictoria del dominado 1.
l.El carácter sagrado del emperador. Queda subrayado por el uso
, óficial de Dominus, oficioso de Deus; por la religión imperial, que asocia
al soberano el conjunto de la Domus divina y se manifiesta bajo formas
inéditas de propaganda. Las imágenes de Severo y de sus hijos decoran
los altares en las ciudades y las capillas de los campos. Sobre las mone-
das, Geta, con la corona radiante del dios solar, venera a su padre
identificado con el dios supremo. Se representa a Severo sentado entre
Hércules y Dionisio.
2. El papel de la corte. A pesar de las locuras de Caracalla y
Heliogábalo (un bailarín, un cochero y un peluquero fueron nom-
brados, respectivamente, prefectos del pretorio, de las vigilias y de la
anona), la corte se convierte, durante el reinado de los Severos,. en un
órgano esencial del Estado. 1.0 es en el salón de Julia Domna, mtelec-
tual hasta la pedantería y religiosa hasta el misticismo, donde se elabora
un sincretismo del cual Alejandro Severo espera que absorba las dos
religiones refractarias, el judaísmo y el cristianismo. 2.° Víctimas a veces
de las crueldades del déspota, los jurisconsultos de la escuela de derecho
de Beirut (Papiniano y sus aseso~es f discípulo~ .Ulpiano y P~u,lo)
rodean sin embargo al emperador: mspuan, las deCISIOnes, del consd,wm
principis, que se convierte a expensas del Senado en el organo legIsla-
tivo, y preparan las reformas estableciendo la te0 7ía. Por ello, los '
diversos derechos vigentes del Imperio tienden a fundIrse en un derecho
universal y romano 2. 3.° A excepción de Julia Soemias, las princesas
sirias dan prueba de una inteligente energía. Animando la corte, com-
pensando las flaquezas de príncipes demasiado j~vene,s, Julia Domna,
Julia Moesá y Julia Mamea forman la verdadera dmastla de los Severos
y aseguran la unidad de los reinados. Esta impo~tancia política ~e las
mujeres es una novedad, a pesar de que ya pO~Ia preverse debIdo al
papel desempeñado por la esposa de Marco Aureho. Durante las guerras
y la anarquía del siglo I1I, las mujeres permanecen ~n la sombra, ~alvo
en Palmira y en el Imperío galo. Luego reapareceran en el palacIO de
Constantino.
3. La política dinástica. Proclamándose, mediante una ~do'pción
ficticia hijo de Marco Aurelio y hermano de Comodo, Severo ehmma la
solución de continuidad que significó, en la transmisión del poder impe·
rial la crisis de los años 193·197. Prosigue una misma dinastía, a traves
de él y de sus hijos, a quienes instituye como herederos. A~~mismo, ~eli~­
!Yábalo se dice hijo de Caracalla, y Alejandro Severo, hIJO de Rehoga.
balo y luego de Caracalla. Con el fin de asegurar la t.r,ansmisión? }os Seve-
ros utilizan los habituales procedimientos de adopcIon, conceSIOn de los
títulos de César y de Augusto. Finalmente, consolidan el trono mediante
una semi-asociación al soberano reinante de su esposa, de su madre o de
su abuela, con los título¡:; de: Augusta, Madre de los Augü¡:;tos p del
Augusto, de la Patria, de los Campos, del Senado. .. . . .
Esta política se vio en peligro: 1.0 porque la herencia hizo aparecer
emperadores indignos o, como en el caso de Alejandro Severo, empera-
dores desprovistos de las cualidades militares indispensables; 2.° el des-
acuerdo entre los príncipes perjudicó la asociación; 3.° no habiendo
tenido hijos ningún emperador, excepto Severo, la transmisión heredi·
taria del poder tan sólo quedaba asegurada por sustitutos, adopción
real o ficticia, conformes a las costumbres del derecho familiar romano,
pero poco compatiblcs con la idea dinástica. Fue preciso, sin embargo,
que esta idea progresara bajo el dominio de los Severos y gracias a ellos,
para que Julia Mesa lograra imponer a su hijo y para que el ejército
ilbandonara a Alejandro Severo, precisamente por no parecerse apenas
en nada a su tío abuclo.
El progreso de la idea dinástica corresponde: 1.0 al papel acrecentado del ejér-
cito, que es un contrapeso a su influencia, al tiempo que transmite al hijo la adhe-
sión que los soldados de oficio sienten por el padre; 2.° al reforzamiento del domi-
nado, de la que la idea dinástica es el corolario normal; 3.° a la evolución de la
opinión pública, en la cual los reflejos políticos se convierten, poco a poco, en
actitudes morales y religiosas. La delegación, por el pueblo romano, a un princeps
nombrado a perpetuidad, del ejercicio de sus derechos ilimitados de soberanía, no
es más que una etapa, entre la elección de magistrados anuales, y el reconocimiento
de un poder trascendente, recibido y transmitido sin que los hombres intervengan.
d) EL GOBIERNO
Al progreso de la monarquía imperial le eorresponde una disminu-
ción de las prerrogativa8 de los demás poderes.
1. Decadencia del Senado y de la aristocracia senatorial. Cómodo
pone fin a la aparente diarquía. La erisis del 193 muestra la impoteneia
del Senado. Severo, caballero de Leptis Magna introdueido en el Senado
por Marco Aurelio, lo ataca duramente después del 197, porque algu-
nos de sus miembros habían apoyado a Niger y Albino: abolieiones,
confiseaeiones tales que un nuevo servicio --la res privata- se erea
eon el fin de administrar los bienes personales del emperador, ajenos
a los bienes inalterables de la eorona, o sea el patrimonium. La des-
trucción o la extinción de las familias antiguas permite modifiear la
composición del Senado. A ea usa de un reelutamiento extendido en
todo el eonjunto del Imperio, la proporción de los italianos disminuye
en provecho de los provincianos, sobre todo de aquellos a quienes
hasta entonees se había mantenido apartados, o sea los orientales y los
egipcios; haciendo una llamada a las clases sodales interiores, el empe-
rador introdujo en el Senado a eaballeros y militares. En tiempos de
Alejandro Severo, la violeneia tiránica da paso a una espeeie de respeto
amistoso; explican este eambio el carácter del príncipe, cierta reaCClOn
contra Caracalla y el peligro menor, ofree-ido por una asamblea renovada.
El papel que desempeña el ejército y la idea dinástica reducen la par-
ticipación del Senado a la elección del emperador, El progreso del
absolutismo cercena la parte que tiene en la gestión de los negocios.
Sus derechos en materia legislativa disminuyen, ya sea porque las
constituciones imperiales preparadas por los juristas suplantan sus
senatus consultas, ya: porque, abandonando la inieiativa de las leyes
y aprobando las proposiciones que se le dirigen, pasa de poder legis-
lativo a ser un órgano de registro. Sus incumbencias jurídiuU) eompiten
con las del emperador. La administración de las provincias, la conduc-
ción de los ejércitos, la direeción de la política exterior y la adminis,
traeión de la hacienda escapan a su eontro1. .
A su vez, la influencia indireeta que tiene en el Estado por mediación
de las magistraturas, disminuye también a causa de la escasa eompetencia
de sus titulares, de la omnipotencia de la reeomendación imperial y,
sobre todo, a causa de la disminución del papel que desempeñan pre-
parando y calificando para el ejercieio de las funciones administrativas.
Algunas de estas últimas, que en el siglo II estaban reservadas a los
antiguos cuestores, pretores o cónsules, se eonfían ahora a eaballeros.
Los cargos de legado propretor de provincias imperiales y de procónsul
de provineias senatoriales quedan vacantes y son desempeñados in,teri.
namente por el procurador finaneiero de la provincia o por un prefecto
ecuestre.' Severo nombra a unos prefectos eeuestres para acaudillar la
nueva provincia de Mesopotamia y las legiones partas que ha creado.
Se precipita bruscamente el lento movimiento por el que se organizaba
la monarquía imperial, a eonsecuencia del cual declinaban los poderes
del Senado y de los magistrados y por el que progresaba, en número
e influeneia, el orden ecuestre surgido de la burguesía de provincias.
2. El Estado y sus servicios. El aumento de los poderes del empe-
rador y la eonsolidaeión del Estado son inseparables y se favorecen el
uno al otro.
De ahí el lugar que oeupan los miembros del consilium principis
(50 senadores y 20 jurisconsultos en la época de Alejandro Severo)
que ejercen cerea del emperador una función de Consejo. Animado
por la actividad reformadora de Papiniano, Ulpiano, Paulo y ModC8-
tino, este eonsejo de gobernación dirige la transformación del Imperio
y le eoncede su carácter sistemáti~o. . . .
El nombramiento de estos Junstas a la prefectura del pretorIo
demuestra la importaneia de esta fundón. Pertenecie·lltes a la clase eeues-
tre, Muy Eminentes S, los prefectos del pretorio ejercen una triple acti-
vidad cerea del emperador: la de eonsejo, dándole su parecer; de suplen-
da, poseyendo prerrogativas judiciales en lugar y sitio del emperador;
 y de servicio, pues son jefes de estado mayor, mandan a los pretorianos
se o?upan d?! a~astecimiento del ejército, de las requisas, etc; La ithpor~
tancla del ejerCIto y de los problemas que plantea, su mantenimiento no
:r
pueden menos ue multiplicar peligrosamente las injerencias del pre-
fecto del p:e~ono en los más diversos aspectos.
~l servICIO. del emperador trabaja, en distintos servicios, la buro-
c raCla del gobIerno central y de las administraciones provinciales. La
l lamad~ a los caballeros, a los antiguos centuriones, a los suboficiales
para ejercer el cargo de simples burócratras locales, permite a los
Severos acrece~tar. ~onsiderablemente este cuerpo de funcionarios.
a Esta consohdacIOn de las estructuras del Estado tiene varias caüsas.
1. Dar mayor peso ~ las tareas tr~?icional?s de la defensa y la logística:
aumento de los. efectIvos, ordenacIOn del hmes rético, restauración de la
muralla de Adnano, creación de nuevos puestos en África, reconstrucción
de carreteras (como la gran arteria que bordea el Danubio), construcción
d~ a!macenes a ;0 larg? ~e las carreteras, vigilancia de los transportes
p~bhco~,. etc. 2. .ApancIOn de nuevas tareas: si bien las instituciones
alm~ent~cIa~ (puen y pU;,llae de Mamea) son una renovación favorable,
las mstItUCIO~es, d.e ensenanza, sobre todo la científica, y la de asistencia
·'...-,_,,, .. ," __ ,_~,v~,o,.·.~,,.,,.~~"
influyen también en que los campos ya no están lo 'suficientemente
poblados. Las tierras son abandonadas por falta de brazos. (r.~rtinax
'hubiera querido, entregar, la propiedad de, estas tierras a los capaces'
'ae"'cuTt1var1,ª~r:'Eñ"'otf()S cámpos, Insuficientemente cultivados, los
campesinos' se empobrecen. De ahí surge un nuevo recrudecimiento
del éxodo rural hacia las ciudades, el ejército o los dominios. En
efecto, las tierras que se encuentran de esta forma abandonadas, en un
momei;'io enque1avida éconómica tiende a restringirse, ~~...~._~er,
propiedad de aquellos que poseen un poder económico, los honestwre~,
'"qúe el Código señala hacia la época de la muerte de Caracalla. El mOVI-
miento de concentración de bienes agrícolas se amplía: según Ci;m:,ia.llRJ
que escribe hacia mediados del siglo I1I, <~l()sricos añaden,g{)!llillios
a sus dominios, .e.j(pulsana los pobres d()",sJ.!Il()o.n:fines y sus ,tierras se
extienden sin límites y sin medida». Movimiento de ,PQlJ...2.,e}l!rl!S:!.<?!i
industrIal también, ya que ,las propiedades instalan sus propias "herre.
rías, -fiíJleres de tejer, ladrillares, etc. Esta reunión de tierras y de llledios
de , prodJlcción" que pasa de efecto a caü's~""secimdaria, eW.Jl.Qlu.ece
todavía más a l()§ campesinos <"'" "_
pequeños
.
y medianos.
' . _. -..

2. Las repercusiones en las ciudaroes. En su origen, .~l.é.x.:()do rural

son d~l todo medItas: becas a los niños pobres, organización de bancos
~e prestamo~ para la compra de tierras, apertura de almacenes de depó-
SItO para estImular el comercio, etc. 3. a Los gastos suplementarios ocasio-
nados por las t~r~as nuevas o agravadas de las cuales se ocupa el Estado,
po: el mantenImIento de una burocracia forzosamente más numerosa,
e~Igen un aumento de ingresos que lleva a gravar todavía más la admi-
nIstración (multiplicación de procuradores y servicios financieros) y a
acrecentar la omnipotencia del Estado.
3. Los problemas económicos y fiscales
a) LAS DIFICULTADES DE LOS CAMPOS Y DE LAS CIUDADES
. Est~s dificultades .aparecen y ~e desarrollan siguiendo un complejo
e..,mfinIto e~ad~~E1Iel!.!..~~!~U!~~Ign~s yrtlllc¡:iones. Según las regio-
nes, el proceso varía y los progresos son más o menos rápidos. . de materias primas, reduce la cantidad de artJcu1.9s fah!icados, a':l!!1~,!lta
. En Egipto, por ejemplo, y debido a su particular situación en el Imperio las
dlficult!ldes ~e producen. bastante tarde. Según un documento oficial, «las ciudades
,eran aun prosperas>~, haCla el 200. Pero en las décadas siguientes, ciudades y pueblos
sufren «una evo!uclOn que les hace perder su prosperidad». [T. C. SKEAT y E. P.
WEGENER, A Trzal before the Prefect 01 Egypt Appius Sabinus c 250 A D
«The Journal of Egyptian Archaeology», 21 (1935), p. 224 s.]. , . . . , en
1. El malestar rural. ~1 éxod,2 de los campesinos hacia las ciu-
dades,. ,Evoca~~0~nLtQ.dO~Jl-º.L!I!.~rh.¿¡l1i~~~~~e1;1l"I1~~io, empieza
a surtIr su efecto en tIempos de Marco AurelIO. Las epIdemIaS de ll:!;_p~~.
se produce cuando Ig~.,~~ll1pesinosq~e no poseen tierras o que poseen
pocas se. ven obligad{)s atrabajar, en casa de otros, a modo de gran·
jeros, aparceros o jornaleros. Son, pues, los propietarios ausentes,
la cludad, la burguesía urbana, los primeros en sufrir la escasez de la
mano de' obra; par.a_lograr g~e..§"l!.fl tier.r~s§Q.ªILQ1l1!ivadas, han de
acceder a, aumentar los salarios ag:rjcoJ~ .Q~ª.L{)J1,ªJ!,t:[ J9,S.lilg.t:l,!Iere.s.
ÁCagrav~rse', la deserciÓn, sus tierras también son abandonadas y se
convierten en t,errenos yermos. Para las-..2i~.4:0~s,yp.ara. laburgJlesía,
se produce por lo tanto una constante~E..ie....k~.E~Ilta_s, provenientes
de sus propiedades. Durante algún tiempo, ,~aja.,,~~p.?~i?~.coIll~
pensarse y hacerse menos,.~~~i~Je. debido aL-ªlza,.JW.P!eclos y a las
'acir:vraiides'c()IIlercia)es yªr.te.sanas. Pero a finales<ie.l ,siglo II ,Y a
. pii~~~p.~<:I~.de.J}II, , eS!.a.!'_.~~~t~i.ª¡¡desempi~zan. Tseñtirse p~rliidka.das:
la ,l>a.ja.".dl'i .la ,producción ag:ncolahace mas ..dIfleIt~l~!O"lSIOnamICntQ
su ~oste y red. su' venta; la competencia de la industria de las pro-
"¡;1edades'ferritorili1es,- favorecida por la ausencia de intermediarios y de
gastos de transporte, le quita a la ciudad su clientela rural. Además, na-
cida del movimiento de urbanización, que ha ~ismi~uiª~.,~,.,Ilfi.~~ro ?e
productores y ll11mentado el, de ,consumidores, agrayª"([a,por la J>oT~ficll"
-iñonetaiÍa del' Estado, el alza de los predos pI9,voga una baja en el
valor de la moneda: las fortunas de las ciudades yde los ciudadanos
~lcos~~qli~ ~~""b~s-;;:b~n en parte en la posesión y exp10tacióu de los
capitales mobiliarios, se ven por lo tanto amenazadas.
 Las mismas causas hacen que l.os tribut.os de lasci1Jgªd.es§ej,n~re­ ... 2; L.!lJgj,l.a&fM. El Estad.o recurre a el.la, .baj~ ,su f.orma rudimen'
Al ser más elevad.os l.os· precíOs~-Y-fós. salari.os,. tambié~-l()sbñ.
m{llij;.en,' .. d" ··l-ter-a·'·ción de la m.oneda (p.or la dlsmmuclOn de su pes.o .o la
tana e a b . .,
l.os gast~~ .. muñícIpaI~~()r"ili:i1Efifi)s:·-Y--extr'aordrnarlos.: La9.on~~~1~n reducción de su val.or), más sensible de S.o reestlmaClOn:
'<le Tas'acfivraades-'i~~~~~Ú~I~s y qgm(lrcia1(ls . reduce al Pªlll:s~tism.o a
ciert.o númer.o de ciudadan.os y de campesin.os, cuyas dificultades en el Moneda de oro Moneda de plata (denario) o~
camp.o han llevad.o a l!!~...9J1Jdade.s; éstas se ven c.ondenadas a s.ostener (aureus)
Oficialmente 1/25 de aureus
un may.or númer.o de p.obres~ . .
Título Peso Título
-··!,.as clases ricas, perjudicadas también, I&&t!!!l.gflnJQ§g(lJ!er9s.o¡:; .qQI1a- Peso
Jiv'os.. de l.os cuales han estad.o viviend.o las ciudades durante much.o
tiemp.o. Éstas aceptan cada vez c.on men.os buena v.oluntad l.os carg.os Augusto •.... 1,40,,-,1/42 de Puro 1/84 de libra 100 %
libra (7,78"'" (3,89 g.)
de la gestión municipal, cuya resp.onsabilidad b.orra su carácter h.on.o-
,,",8,175 g.) 90 o~
rífic.o. Durante el reinad.o. de l.os Sever.os, l.os términ.os maEistraturas Nern........
Ó 1/45 (7266
,
g)
.
1/96 (B,41 g.)
85%
!(

y)itur~ias (ctrclúi"i, liio;¡;~gi~i) y h()ií()~~sy' cargas (honores, -mu/-tera) Trajano •.... , 1/45 75 %
se c.onvierten en sinónim.os. Al c.oiñCI<rir sus dificultades c.on las de las Marco Amelio. 1/45 70 %
~Tlliraaes, l.os ric.os empiezan a desentenderse. Falt.o de capital y de Cómodo ..... , 1/45 50 %
Severo ...... · 1/45 50 % = 1/2 Antonioniano
pers.onal, el régimen municipal se ve amenazad.o de inacción en el Caracalla •.... 1/50 (6,54 g.) 1
m.oment.o en que su funci.onamient.o es más necesari.o al Estad.o. 11/64 (5,11 g.) 50 %

De ell.o se desprende inmediatamente un.a facilidad de medi.os ?e

b) LAS DIFICULTADES DEL ESTADO nt.o el aument.o del volumen de la m.oneda en CH'
pag.o. Pero muy pr.o ~._--,---- .. d I ' 'ta la sulñd'8.
..El aUItle~~.?.. ~e l.os gast.os c.oincide c.on la disminución de las rentas: culación añadid.o a l.os restantes fact.ores e a za, Pl:decldPll l:-t--·-'"n-')
-_....-...... , L . . . n s de may.or ca 1 a a p a a SI
el a~ll..o del()s' camp.os, que .~~~tig!l:. s.obre t.od.o a l.os "pr.<?E.~~t~!!():>. de l.os preci.os as antIguas emISl.o e . . , d
.-ª!!~e!lJes, alcanza l.os bienes del príncipe; la regresión ec.onómica dis- 'ac~fi~'r, e) .or~ --cuy.o val.or .oficial en ~elación con la plata se ..e_s:
minuye'el rendimient.o de l.os impuest.os s.obre la circulación de las preCIa . _ , desaparecen en l.os tes.or.os partIculares. , 'd
riquezas; l.os pr.oblemas de l.os camp.os y de las ciudades perjudican .... . 3 La resión fiscal. El pr.oduct.o del impuest.o n.o ha~Ia SI o
el pag.o de la recaudación regular de l.os impuest.os. Per.o, s.obre t.od.o, al m.odi'ficad.o ~rácticamente desde August.o. Cómod.o X l.os Sev~r..os I,ntenta:.
ser en su may.oría J9S ilQPuest.os en especies y en tarifas fijas, el Estad.o mét.od.os tradici.onales: supreslOn de pnvIleglOs~'!:!jr
es víctima del alza de precl()s~'" . , aument ar lo c.on l.os . .. . ., d 1 5 ~(
vación de las tasas (el impuest.o p.or herenCIa y manum~slOn pasa e o
---Vara "restable'cer el equilibri.o entre l.os ingres.os y l.os gast.os, Pertinax ';;1"10-%· d;:;:;:anteel . reinad.o de Caracalla, per.o Macrm.o 1.0 r~du)ce a la
L Macrin.o intentan cierta.s ec.on.omías; ~l~!!Qf(LSey~!..o P!9_lJ_ó.::.a~,.ieª!i:­ tarifa :nteri.or) creación de nuev.os impuest.os (s.obre l.os .oficIOs. y am-
, cJ!:.,~l, coste' del ejércit.o entregand.o tierras a l.os s.oldad.os de .las fr.on- I' " de la ~iqueza imponible (el impuest.o s.obre las herenCIas, qu~
, 'i:e!'.ª~, a 'cambi.ode un servici.o militar hereditari.o. Per.o la multiplicación ~ói~c~f:cta a i.os cÍlida<Ia-úüs, se ve c.onsiderablemente. ~<::r~centa~.o ~n b~
de las tareas del Estad.o le impidió estas s.oluci.ones y le .obligó a elevar añ.o 212 p.or la c.oncesión de la ciudadanía romana al c.onJunt.o e a 1-
sin cesar sus ingres.os al nivel de sus gast.os, p.or distint.os medi.os.
''liiiies-erel Imperi.o).
1. Los expedientes. P.or su parte, Marc.o Aureli.o, se vi.o .obligad.o 4 La transform~ión de la legisl~ión fi~cal. Un. si.stema para
a v_~Il:..der las joyas imperiales para firumclar'Tas' guerras danubianas. d '. 1 lejidad del pr.oblema fiscal c.onslste en elImmar de ella
Gracias'aJ.as ci.onfis~.1l~i.ones que permitió la crisis de 193-197, l.os Seve- re u~r 1a c~mp ent.os más ins.olubles: la crisis monetaria. Así; ~::­
r.os .se c.onvirHerori-eii"ricÚs terúitenientes. Per.o esta medida sólOpO<IIa un.o e ~:a: e: a lica.!.. YJg!IDlJl~.r ~n te.oría el recurs.o de c.obrar lQs
t~~~ ;;xcepci.onalmente. Además, la expl.otación de estas tierras n.o .Plli..1\IDP-· . . ....p.--- b' f a ésta de descuent.o que C.ons-
. p. uest.os en espeCIes y en tra aJ.o, arm El
era fácil: la falta de mano de .obra !l!>Jigª-"a. P~º-ªI, n.o la expl.otación J.~ ...•- .•-............... '·1' ., d 1 Imperi.o .una n.ovedad· y un retr.oces.o. __ o

directa (esclav.os .o c.ol.on.os trabajand.o a las órdenes de intendentes tltuye en la CIVI IzaCIOn e '.--,- .""_. d .• d 1
.or.o a~es.orad.o p.or 19~se_l!a,t:lc;>.res}e It()IJ:la y los ecun.o.nes ~ as pr.o-
imperiales), sin.o :el arr~n~ami~nt.o, y la escasez de v.oluntari.os .obliga '_..-;----;-.-"._._..._.,........ -....-... 1 t avés de las «.ofrendas», .oblIgat.onas y cada
a la práctica p.oC.o benefici.osa de l.os arriend.os a larg.o plaz.o. vmClas empIeza a CHCU ar a r
 v:z ~ás, frecuentes, cJ.ri~~..!!.~la~i.!;i!;fm Y,~elauTum coroTl/:t,.riz¡,m.
El eJér~Ito recibe su provisión de víveres y su'~eq~ipO'"p'a:-r~:'~ul,1 año.
Se reqUIsa el trabajo, gratuito de !o,s habitantes, Losj_~!".i~tas ~!!1pj~~~~
a p~eocupa~se de .~Cl;lJ'Jp~.se~~..p..!i'~Jª-d.q§~l!I:Estado, los mun(}ra,
s:gun reqUIeran, un trabajo manual, exijan de los requTsadOssóio'su
tIempo, o l,es pIdan una aportación de fondos (Digesto, 50, 4). Esta
transformacIón de la legislación fiscal desarrolla el intervencionismo
del Estado. ' Las privanzas reservadas hasta entonces únicamente a las categorías
c) LAS INTERVENCIONES DEL ESTADO
.' 1. El Estado y el régime,n municipa.l. J~osAntoni!I.p~.Ai!igi~ron un
p'~I!.!l1er., a~aque a I~ autonomIa de las cIUdades creando Uno$~gp.U&ill98
p'.~ra v~¡plar, las fmanzas municipales. Durante f:J.t J:eina,dQde Severo,
estoS,_~conolll()s se ,multiplican? se generalizan, y su misión pasa a ser
permanente. Como sea que .lo[L.notabl~'uienden a rehuir, a los ecónomos
.]3: JB:s)iturgias, puesto que la fiscaÍidad-'~~~~p~~i~s~~ige d~ ellos una
aportacIOn mayo: de recursos y de esfuerzo personal, la vigilancia del
Estado se,;e ohhga~a, a dar ~aso, poco. a poco, a J,,1}~n.: Además;,
la prestacIOn de serVICIOS que Impone al Individuo el cumplimiento de un)
tr~hajo determ}nado en condiciones y tiempo fijado,.j;)1!!2I~~~_~.l1Jih,~rtad,
mIentras que esta es respetada con la contrihución en efectivo,
~eyer.o .e~tahleció al frente de las curias una comisión de diez miem-
,.P.L?sJ.• l.o~ diez .pri~~.r.?;S (!!!..f!!!f!!.1J.fri,dec,!protes), re~p()llsahles personal.
;lll~Rt!). de la recaudacIO? de la anona: 1().1?.s!i()~.E~i~§.r0i39.e .c.a.dJtci,udB;d
. pgEr~queza, r~ngg.¡;()c~al y.bpnores, lo son tamhiél1 ahora por los de .
. J:¡~res pa,ra cOn el Estado. La extensión "deTsisfema de los munera las di s-
.J~nºjQ!l_~s ent:tJ los rnunera, e~igenque todos los hahitantes d;(In'lpe-
no~sten llnlformemente clasIficados en categorías, según la edad, la
fQ.rll!!la, el rll.Il:~() s~~~I, la ocuy_ac~~n y la re~denéia (ruraies-y-crüda-
danos). Esta unlhcacIOn de las estructuras de lasociedad, a escala del
Imperio, es inseparahle de la unificación del estatuto de todos sus
hahitantes, realizada en el 212 por Caracalla,' inseparahle a su vez de
la unificación del derecho, emprendida por los juristas, y del ascenso
de los provincianos y de las clases inferiores. Ante todo, ello supone
una uniforinación de las administraciones locales, o sea del régimen
~unicipal, 'ya que ~odas la~ r~g~ones y todas las ciudades dehen orga-
mza.rse segun los mIsmos prInCIpIOS, y dehen dotarse con las mismas ins-
tituciones. De ahí se desprende la municipalización de las comarcas
atrasadas (las metrópolis de los nomos egipcios recihen el estatuto
de municipio y Alejandría el bulé que hahía perdido durante el reinado
de los Tolomeos) y la elevación al rango de colonias de numerosa~
ciudades de Mrica, de. los Balcanes y de Oriente. Esta urhanizacióñj
tiende menoS a extender una forma de civilización que a multiplic~~.I
. los centros administrativo::} e~ una forma ~e ex~ensión ~el Estado q~~"~
aspira a transformar los CUrIales en funCIOnarIos henevolos, espeCIa-
listas de .Ios munera de administración general. "'.
2. El llamamiento a otros grupos. Los....~,~r:viciosqlle el E~t.B:do
necesitasoIi.··~ªaQ-ii1imer·osos para imponerlo tan sólo a los c.ur~ales,
demásiado diversos, técnicos a veces, para no recurrir a los espeCIalIstas.
sociales que tenían capacidad política y administrativ~ se extíend~n
ahora a los grupos que presentan una utilidad econó:nnca, tanto mas
cuanto que la extensión del Estado hacc quc los primeros no resulten
indispensables.
Se suaviza su desconfianza hacia las distintas asociaciones ~rofe"
siomiles: sociedades capitalistas de armadores y bateleros, agrupacIO.n?s
de mercaderes, s,~IEE.!~:'._~er~~r;.~I~~es. ~de artes~;lOs. A cambio de,l se, ..r v,lClO
de interés general, .!!I:.l1:.":I!s.pu,blu¿um.. q~e estas prestan (tran~~oEtes,
avituallamiento lucha contra los incendIOS, etc.), de las reqmsas a
que se 60mete~, -del . control ~e, la produeción; ~e los intercambio~,
de las exportaciones 4 que faCIlItan, estas aSOCIaCIOnes pueden multI-
plicarse libremente, se las reconoce oficialmente, se les otorga persona·
lidad jurídica y se las libra de las prestaciones impuestas a la c!ase.
de, ,1",0,,s, c, u,,r,i"ales. s,.:ev~,..r.g. .Q,rPh,Jbe t,am,hi.én, q,V,e,,l,os" r,urales se,an SOmetldOS',(
- ,....
a las «liturgias urbanas»: ~as ~ltls~~.J.ªJ:¡()rl().sas. ~~ las cI~dade~ y de
los ¿ampos ohtienen de los emperadores proteccIOn y aSIstenCIa eco-
nómiCa. , , h .
/ . . Esta política de hostilidad hacia los privilegios, y de .~impat~a a~Ia¿:.~_
los fí'úñiilcle-¡;Cho está dictada por, ~ma voluntad de mvelacIOn s~clal, SIllO ~
que son más hien las' di~cuIt~~es Internas y e:,ternas del ImperIO las que
han llevado a una modIficacIOn de las relaCIOnes entre el Estado y los
\ distintos grupos sociales (Senado, hurguesía urhana, campesinos, arte-
o sanos soldados etc.), en función de las necesidades del prImero y de la
utilid~d de los 'segundos. Aquellos a quienes la civilización de las como-
didades no hahía dado otra competencia que la virtud cívica y la ~o.r­
tuna, han sido duramente requeridos para poner una y otra al serVICIO
del Imperio.
4. Los problemas de la unidad
La política unificadora e igualitaria queda asimismo explicada p.or
. __ --..
la voluntad de los Severos de consolidar la cohesión moral del Impeno.
...-.'- .................. ..
a) LAS DEBILIDADES DE~ UNIDAD ROMA~~.)
1. Las divisi21!~s._A~liSO~eda·~C.~~uerra civil de J2l~J2~, las
hace ostensihles. Las ciudades de AntlOqma en el 194, de BIzancIO en
 el 196, de Lyon en el 197, de Cartago, más adelante, en ,el 238, son
~ratad~s p~r /Q~!,.2.!~~os, _,~~.s.E!:lés de su conquista, coi;! una brutalidad
Illaudlta. ¿ SIgmfica
u 1 "'0"'1 ' .. d" d l' . "o'·..··'·, ',-,.•
I-'''''~'''- ~a exp OSIOn e o 10 e . ;Q§.."gél,Il1l>,cSIllOS ha.<::lª
O,'"
. Qf¿, nota~les de las CIUdades que, como ,~iet_ario_~_J::,_.~~T:itli:..s,' son
por partIda doble sus o"resores o una venl"anz ' '-",
mediaciónde.l ejército,. ~~~i~'t~'¿i~'~;d~~~;mlísQent~~~e ni~::~e;ciial~~1'
P~ro . en reahda~ esta Illterpretación no tiene en cuentllnumerosasins:
"rlp,<;,I?,~e~ ~.PllP.HofJque r~~~.I~,~ l!rlél . ~()ll;ducta.idé~tica dér~jéí:dto hüdi:l '
~~,eampes;Illos. Aunque la suerte de estos no Illteresó mucho a 16s ~' .
autores ant:gu~s para ~uienes no ha?I.' a ~ás civilización que la urba.n,{!:...",;( ,
Todas estas vIOlenc~as .rev;l~n mas bIen el¡;eparatismo del ejército:
e
<:Acantonado en la penfena fIsrea de los territorios romanos, el ejército
tIen~ que acantonarse también en su periferia moral» 5. Además, el reclu-
tamren,to local, la larga duración del servicio, las reformas de los Severos
con:g,ohdan su particularismo., La guerra en las fronteras le da la sen:
_.~~c~~n,de. ~u~ es indispensable, la guerra civil la de que es superiOr
a todos, CIUdadanos o 'rurales.
'., La sociedad civil tiene también SUS);QlJliicto.s: el campo y las ciu-
dades, en los campo~ 19s c'!:mpesinos y Jos terratenieI\tes y ~nJaseiuda.
des las_~La3l~~",traJ)B:J"a~oras o laboriosas y los notables están" iép'ar~do's
por la sItuacIO~ pohtrca, el nivel económico, el grado de civilización e
~-?-~lus~ por el tIpo .d~ cultura. De es.tas ~últiples diferencias naCen opo-
s~c~o~es ent~e ~dmImstrados y funcIOnanos, pobres y ricos, rústicos y
CIVIlIzados, mdIgenas y romanizados.
. 2. fO~j!r:~~~'::lffa.r.ismos nacionales. .La resistencia de las civiliza-
~IOnes. In.dIge.~a.s } que.,~L'~~fiiiIe.!l.,Il1Un,iCipal. n.o. t.en.ía... ni lo.s medios ni
, ~ preocupacIOn . e so~eter" el despertar dexie.i2s ren,cores que sobre.
vIvI~ron, al ~pacIgua~Iento roma~o (N,icea y NicOllly~ia, Laodicea y
AntI?g~I.a, TIr? y BeIrut, Slllnapa y Jerusalén), demuestran que la
g?nC:!~.!lcIa n~~~~~L de los distintos puebloS' que el Imperio ha reu.
mdo, subsiste y .r:f5!I!!!:~~ce ante una crisis.
, El odio de los campes"inos hacia los ciudadanos, las revueltas simul.
ta,neas, en el 172, de los campesinos del Delta egipcio y de las tribus
bavaras y bacatas de Ma?r.itania, son menos graves que las oposiciones
c~eadas por. !a.
guerra CIvIl entre los italianos de las cohortes preto.
nanas, . los IlIrIO~ .de Severo, los orientales de Niger y los occidentales
de :;\~b~no; OposlCI.ones, n~ de nacionalism?s, cuyo conflicto significaría
e,l ImcIO de seceSIOnes, smo de los partIcularismos provinciales que
tIenen lugar. .1.1!.._suble~~~i?~.~~. !\"i?i~Casi~. la lucha de Niger y
Severo, el co~bate en Lyon entre las legIOnes de Oriente y del Danubio
y las de Gaha (exceptua~do el ejército del~in), de Bretaña y España,
son. cuando menos los sImbolos de una dIscrepancia entre Oriente y
OCCIdente y la amenaza de una profunda grieta a través del Imperio.
3. La anarquía religiosa. Desde mucho tiempo atrás, ,li:l~!llÜ~~S
de Oriente .han invadido el Imperio. El espíritu científico, el racionalismo
deÍÍÍgunas filosofías;' el'formalismo de los paganismos oficiales no han
podido resistir las corrientes de religiosidad y de misticismo. Pero si
bien!2do~_1E)y()~g~.' Ilg,_e~i.~tE) una unidad religiosa. ~-"
.- La filosofía, que mal puede s~Jll!1 religión, queda dividida
rn·~~[!IT@V}í1~~:-YTa religión se fragmenta{;ñ1áñfiis'§,f2.t:!l::s distintas
como dioses hay llegados de Egipto, de Frigia, de Siria, de África, de
Persia, sin contar a aquellos qtÍe sólo tienen en las provincias una clien,·
teTa local. Ello aparte, existen además las dos grandes religione,s mo~
noteístas cuyosfielesse detestan y se dividen'enir~si: .el judaísmo, "qüc"
(febe a sus largas tribulaciones sus Ínnumerable,g e intrincadas sectas ;.1'
el cristianismo, que con el agnosticismo y las herejías de Montano y de
M~rción tiene sus propias enfermedades infantiles.
Las dificultades del Imperio, en la época de Marco Aurelio y de los
Severos, exasperan la religiosidad: nadie pone en duda que los romanos
fueron salvados, durante la guerra contra los cuados, por el milagro
de la lluvia. Pero esta exigencia unánime de piedad salvadora torna
difícil la coexistencia pacífica de las distintas creencias; existen varias
discrepancias acerca de la identidad del dios que concedió la lluvia.
Por lo menos todos los habitantes del Imperio, salvo los judíos y ,
los cristianos, están de acuerdo en admitir a todos los dioses. Pero el
repliegue de los judíos sobre sí mismos resta toda importancia a su
no aceptación del politeísmo y reduce a su Dios a un simple Dios
nacional, por lo tanto, admisible; mientras que el proselitismo de los
cristianos transforma el rechazo a los dioses establecidos en profesión
de ateísmo asocial y convierte en inaceptable su Dios, a la vez exclusivo
y universal. Ellos son los responsables de la cólera de los dioses, o sea
de las desgracias del Imperio, y la multitud exige que se lés castigue
en Antioquía (107), Esmirna (155), Lyón (177) y Alejandría (200).
b).,!~~,lf.~~gUEDA DE LA UNIDAD
En la política de los Severos, la cohesión del Imperio aparece a la
vei""coU;ü ~~a consecuencia: así, los acontecimientos de la guerra civil
de 193·197 corrigen la desigualdad entre Italia y ciertas provincias;"
como un medio de realizar las reformas fiscales, por ejemplo, o de
consolidar el Imperio; como un fin, porque poco a poco nace una
creencia mística en el valor intrínseco de la unidad romana 6
1. La igualdad de los hombres. La política igllalitaria de los Seve·
ros responde a unas necesidades prácBcas7eio-t,ªmpI~nva de acuerdo
con una época que vive J~u!e.sadencia de la esclavitUd. Concuerda, sobre
todo, con ciertas corrientes de ideas. Desde hace tiempo, en Oriente espe-
 cialmente, las sectas religiosas y filosóficas propagaban las doctrinas
igualitarias. La noción de comunidad es ullOde los fundamentos del
'. estoicismo., sürgí;ro'en"'Srrrá:"E'~ta corriente orientalizantees sensible a
l~sTü'Í'is¡:as(iiie'rodeíiñ'a Tos' Severos. X.al~~~~.l~e.?~~nJ.o....g~U.~.?.?E:<;;.,
cIern.~.. .Q~c~().~~tllr~.I.'_._~.O.ll.~~los.h?1fJ)~es .' S:O!llgllaf,es»,~J:!lEI~n,~ pro- '.
---ruñdiza en la teona y JustIfica la pohtICa social de los Severos.1,0 que
es de interés para el emperador seeonvierte también en su deber.
Otro deber le dicta esta simpatía hacia los humildes. No es sola-
mente ~tj~fe del ejército, p[i,¿Ciiis;silló'qüe es también un Dominus
dotado de virtudes sobrehumanas. Una misma evolución desarrolla este
·aspecto de' su persona y la aproxima a los dioses, multiplica a los hu·
mildes y sus llamamientos a la Providentia divina, de la cual es un
reflejo el emperador.
2. La ciudadanía romana universal. Los acontecimientos preparan
la nive'i;:~iÓ~ '"'d~d1vers'ó's estatutos en el Imperio :~L:r;H1p,eL g!tlJllinuido
de los italianos, por ejemplo, anuncia J-ª.....§QPE~sión de sus PE!vjl~gi()s ..
Las medidas fiscales, l!ls recri~inklciones, de, eÍertas provincias, sobre
,todo en. OrieIlte,'hªQen, necesaria 'esta 'nIvelación. La' evolucIÓn de la
sociedad y de las ideas la hacen inevitable: el sentimiento de la igualdad
humana, el reclutamiento provincial de los ejércitos y el lugar que
ocupan, lQ.¡;L.reÍnaQQLwitlITl9s ,d(3 10sSey~~s y de las princesas sirias,
dan a la distinción entre romanos y súbdIfos, sobre la qúe todavía
reposa lfl. organización del Estado, un aire de supervivencia anacrónica. "
.La adaptación de la ley a los hechos se realiza por la Constitución anl.o",::~'"
!!i~ del 212. ..
«Para rendir a la Majestad de los Dioses Muy Sagrados los deberes que les son
debidos, con toda la magnificencia y toda la piedad requeridas, pienso que debo
hacer comulgar en el culto de estos dioses a todos los extranjeros que han osado
ser súbditos míos. Por eso, a todos los extranjeros del mundo, les doy la ciudad ro,
mana, quedándoles adicta toda la ciudadanía particular, excepto los deditices».

L.t:
<::
o
.0
.!'l
Si el alcance práctico de esta Constitución es limitado, susignifi.
cación teórica es inmensa. Sin corregir ni las desigualdades sociales,
ni las desigualdades de los estatutos políticos locale.s -relegados
a su vez al rango de anacronismos--, el emperador realiza la igualdad
y la unidad de todos sus súbditos en el interior de la ciudad romana,
:;
..,
11
de la cual afirma su trascendencia .
o
ffi
.Pero la solidaridad política es inseparable de la comunidad religiosa,
ii:
(f)
y con esta condición la unidad romana tiene el valor de una garantía.
0:5 3. El sincretismo. Del politeísmo geográfico, que coloca codo a
",,,,
c..,
.- U
"'< codo con er~ dioses diferentes, del politeísmo individual, que
"''''
C!l~ los asocia en una misma conciencia, nace el sincretismo, que reviste
varias formas: 1.0 un sincretismo de yuxtaposición, conservando cada
 dios, en un panteón colectivo o individual, todos sus derechos y to~a:
su personalidad; 2.° un sincretismo de superposición, ya que, los dioses"
se organizan en jerarquías bajo la preeminencia de uno de, ellos; 3.° Un
sincretismo de amalgama:, los diose~ múltiples se reabsorben ~n un dios
único, personal; son, pues" formas particulares o locales; 4. 0 un sincre-
tismo filosófico: para los hombres los dioses no son más que la repre·
sentación de la divinidad, una, impersonal, abstracta.
Por muy diverso que sea, .~I_~~.p~!~ti!illlQllgrupa fraternalll1ente .ll
todos los dioses. Aparece con los Severo'l(, como una forma de dar. al
JÍllperÍo su unidad d'e~ima, y ~st()sse()cupande acelerar su p~ogreso,
El sofista Filostrato describe la expresión dogmática en la vida de NOTAS DEL CAPíTULO Ir
Apolonio de Tiana, que escribe a petieión de Julia Domna. ,La Consti·
,.,tllción de Caraealla admite a los extranjeros entre los fieles de los dioses 1. Sobre esta oposición ej. MAnco AunELIO, Pensamientos, IJI, 5. .
2. Sobre los lazos existentes entre la romanidad por una parte y la humallldad
ofiCIales del Estado y da entrada a estos dioses en los panteones de lo" y la Universalidad por ?t.ra: ej. MAnco AunELIO.,. ~ensa,m:ientos, VI, ~4:
, extranjeros. J~.ª,rª.c.al1a da el ejemplo eonstituyendo en Roma el templo 8. La clase ecuestre se dlvldla en tres grados: EmmentIslillo, Perfeetlslmo y
'?geSerapis, sobre la colina del Quirinal,al lado del templo de Júpiter Distinguido. (Orden descendente.)
4. Estaba prohibida la exportación al enemigo de trigo, de sal y de hierro.
/ ....GélpJtolino.
5. N.O 47.
HeTíogábalo quiere imponer un sincretismo de superposición: bajo 6. C. PnÉAux, Les raisons de l'originalité de l'Égypte, en Museum Helveticum,
la ~reiñacía del díos SülBaal de Emésa, al que hace desposar con vol. 10, fase. 8·4 (julio 1953), p. 217·8.
la Dea Caelestia de Cartago, mezcla los dioses romanos y orientales,
esperando asociar a ellos «el culto de los judíos y el de los samaritanos,
así como el de los cristianos, ,.,p.al1L.qJl.C, el i3lj.serdoCÍo de Heliogábalo
posea el secreto de todas las religiones (Historia Augusta, Heliogá.
balo, 3).
Retorno al sincretismo de yuxtaposición tolerante con Alejandro
Sev;;;;:--que «sacrificaba cada mañana en su oratorio, donde había
'relinido, además de los emperadores divinizados, a los hombres más
virtuosos y a las almas más santas, entre las que se hallaba Apolonio
de Tiana y, según un contemporáneo, Jesús, Abraham y Orfeo» (Historia
Augusta, Alejandro Severo, 29).
" A excepción de la prohibición de Severo al proselitismo judío y cris·
7,-tiaQo, el Imperio es tolei:l:lrltc'y,al igual que a las otras religiones,
ofrece al cristianismo la comunicación sincretista.

CAPÍTULO In
I,¡a crisis del siglo nI y las reacciones
del Imperio (235 .. 284)
\ El Imperio se halla en vías de transformación cuando se desenca-
dena una crisis que mantiene una inquietante gravedad durante medio
siglo, aproximadamente d~~~e la muerte de Alejandro ~.evero h~~.ta
.elªªv~:ni!IlÍ()!lto de ..R_~ºQl()c}~:nº. c.!i~~~_._(":!!~E!?r: el ataque contra el
limes es general y permanente. Crisis interna. multiforme: política,
económica, social, religiosa y mora.Ij Pii;a ~a7Ia~·üna·de~·estas formas
existe una serie infinita de causas y efectos que quedan convertidas
en causas secundarias que la agravan y, entre estas formas diversas, mu-
chos embrollos que las agravan todavía más. Asimismo, la presión bár-
bara y la debilidad romana aumentan mutuamente. ¿ Cómo no ha pem.
cido el Imperio?
Ciertas reformas lo han restaurado. Pero son tardías (posteriores
al 260 y, sobre todo, al 270), progresivas y sólo han sido posibles por
una disminución de la crisis. Sin que disminuya la presión sobre el
limes, la mayoría de males internos dejan de progresar y todos, o casi
todos, encuentran remedio. Han sido ante todo las reacciones espontá.
neas del Imperio las que lo han salvado.
1. I,a invasión del Imperio
~s la repetición ampliada del choque del siglo n. Al lado de ataques
de menor importancia suscitados por el debilitamiento del Imperio
(saqueadores blemnios en Egipto a partir de mediados del siglo III, tri.
bus moras en África entre el 253 y el 262 y luego de nuevo en la época
de Diocleciano), el asalto ha sido dirigido simultáneamente por los
persas y los bárbaros de Europ~
a) . LAS CAUSAS
1. Los ataques persas. Las derrotas infligidas a los partos por
los Severos han desacreditado la dinastía arsácida, de origen turanio,
y alentado un movimiento nacional iranÍ. En el 224., la subleva·
ción victoriosa de un noble persa, Ardachir, pone fin al reino parto,
La nueva dinastía de los sasánidas preteñ~ae' descender de los aquemé-
nidas y reivindica la hereneia de los mismos, desde el Afganistán hasta
la frontera del Estruma. El programa es harto ambicioso para nevarlo
a cabo, e incluso demasiado pronto para creer en él. Pero a un régimen
lolerante, a unas estructuras feudales muy poco sólidas, sucede un rei·
nado persa centralizado, ferozmente naeionalista, en donde la religión
mazdeÍsta es religión de Estado y el clero, el sostén del trono. Desde
el 230, Ardachir revela una hostilidad irreductible hacia Roma. Sapor 1
(241-273) no cesa de explotar las dificultades del Imperio y le asesta
terribles golpes: desastre inaudito, un emperador, Valeriano, es hecho
prisionero en el 260. La autoridad de Boma en Oriente queda despres ...
tigiada gravemente y por mucho tiempo, La guerra de desquite se
convierte en una necesidad política: de ahí las expediciones proyectadas
y realizadas a partir de Aureliano y Probo .
2. En Europa. Los ataques empiezan de nuevo hacia 233-234"
La llegada de nuevos pueblos ha reducido los espacios disponibles. La
invasión' se ha convertido en la única solución de las dificultades de las
tribus que, una vez agrupadas, proporcionan el medio de llevarla a cabo,
Además, las oleadas de migraciones topan unas tras otras con las
fronteras del Imperio: los.Ko_4~~ en la época de -t\!t?Ü~_~~E?_. Sev_er.?' \
'
la rama oriental de los vándalos hacia el 248, la rama OCCIdental liacla .
el 269 y los burgundios en la misma época. Es la arremetida de la I
tribus, que se empujan unas a otras, tribus antiguas (~árpatos, sármatas,
etcétera), tribus nuevas (alamanes, francos, etc.) e lllvasores llegado
de lejos (godos, hérulos, vándalos, etc.),
y
b) CAHACTERES GENERALES
1. La permanencia. Surgido con toda su gravedad en el 238, el
peligro de los godos no se suaviza hasta su aplastante derrota sufrida
en Naiso en el 269. Después de algunas alarmas, la presión bárbara
sobre las Galias no disminuye entre el 253 y el 277, sobre el Danubio
superior e Italia del Norte, del 259 al 271. Se producen algunas difi-
culta des: en el 24.8, los godos son reforzados en el Danubio por 10f1
vándalos; la embestida de los francos y los alamanes en el Rin tiene
períodos álgidos en los años 253, 259, 261 Y 275; en el 269, en las
 provincias de Recia, Nórica y Panonia' se intensifica el ataque de los
alamanes con los refuerzos de jutos yde vándalos. ." ....
;> .2 .. La o",:n~presencia. l.°,.ELlrnpf:)ri()est~ cercado; Por consi-
gUIente, los dIstmtos frentes tienden a reunirse, lás diversas tribus bár-
baras. a unificar sus ata.ques. En'268-270, Egipto se ve atacado por los
p~~mIreno.s y los blem~!tas; en el 258, el abandono del limes germano-
retlCo extIende la preSlOn de los alamanes de Maguncia a Ratisbona y
l~ hac~ pesar a la vez sobre el Palatinado, Ahacia, Suiza y los territorios
cIsal pmos; entre el 269 y el 278, el movimiento de los vándalos de este
a oeste los une a los alamanes, los jutos, los burgundios y los sármatas.
en un frente prolongado de Budapest al lago de Constanza. 2.° Lo~
bárbaros tienden a reunirse t.raspasando el Imperio. Hacia el 260,
los francos que atravesaron las Galias y España se unen a los moros ell
las costas de Africa; los alamanes, que pasaron por Suiza y las Galias,
se e.ncuentran, en territorio cisalpino, con los llegados de Recia. El
frente gótico se amplía y abarca el Bajo' Danubio y el mar Negro,
pe~:trando en GrecIa y en Asia Menor: entre el 256 y el 269, una
umon de los godos y los persas a través de Anatolia constituye una
terrible amenaza.
3: ._!-a simz:l!'!.?!!!..~~EdJl.eJ.q.s asaltos.. Es un resultado de la perma-
nenCIa neo la ommpresencia de la presión. Es probable también que
Sapor lanzara su gran ofensiva del 256 en función de los ataques de
los godos a ambas partes de los Estrechos. CIl:.da vez que un ejéI:~ito
...:~~~~a un sector del limes para detener en otro cii'alqífféi~péTigr(;
'/' o para toma: parte en una guerra civil, los bárbaros se precipitan y
penetran' en el.
2. Anarquía y continuidad del poder
En el 235, la amenaza de los alamanes provoca indirectamente la
muerte de Alejandro Severo y de Mamea. En el año 238, la guerra civil
desvía de· su empresa al ejército de Maximino y provoca la ruptura
del frente danubiano. Desde entonces, la anarquía y la invasión no
:> cesan de favorecerse una a otra. '-"-"--~.....-...
a} EL DECLIVE POLÍTICO .DEL SENADO
1. La «reacción senatorial». La ~()s.tilidl!:~L~e los primeros Seve-
_.!~E~l:>.!ll:rt._s.~Iltiª()_pºr .eL SenJl<lo :I)..Q_Y1J.~Iye. a prodiiCíisc'salvü'excep"do-
nalmente: Maximino lo persigue; Galienoreduce su .influencia' a los
_~:!~EPo~lJ~~º~o:~r~:~o~ul~aJ::~~~l!~ta: .;!:::a~~i .~Iá~;rf~II:
,p.()~~l~illndro Severo, pr~e con ro's"'Cordlanos, Pupiano, Balbino
y Timesiteo. La mayoría de los emperadores desean estar en huena
armonía con él, por no decir colaborar con éT: Decro-T¿"-coñlla:' la
. a:dñllmstración civil y delega al cónsul Valeriano la vigilancia de los
asuntos interiores. Esto es lo que la Historia Augusta denomina un
d' ..
-"'---~-"'~"'- ~-",.-,..-." ..... .
po el::. ..~t;.~.~~r~o.
- --"'Este nuevo auge" del Senado se traduce por el advenimiento de empe-
radores surgidos de su aristocracia: los Gordianos, Pupiano y Balbino,
Decio, Valeriano y Galieno y Tácito. En realidad, es el principio de
una evolución de gran alcance: como entidad que representa a una clase
social, el Senado romano conserva l:rC1'eCf5htíl su influencia y su preso
tlgio; sin embargo, corno órgano político, su autoridad mengua.
2. La decadencia de su.s poderes. La evolución efectuada durante
los reinad()8""-delos--SeVc"fbsprosÍgue y se acentúa. No participa en la
creación de los emperadores: únicamente J2~Ei!:l!!.9,.J2ªlpino .. Y. Tácito
son desig)1aQos ppr él; y aun en el caso de Tácito, es porque el ejército
re'delega el poder; por J.2.. quedlida··-en ejercerlo: así pierde sus pre-
rrogartvás-;-irH~lilso -renuncia a ellas. Caro, proclamado emperador
en el 282 por el ejército de Retia, ni tan sólo se molesta en pedir su
aprobación.
~us~,p:r.eJ:.rQg!.ltiyas en materia de legislación y de justicia, su puesto
en la administración del Imperio, disminuiªgs.. por los Severos,_~_~ reducen
~ún lrlá~ . Allrante llLcri§.i.Ld.~LlligJ.Q,.Jg. La guerra extranjera-o' Civil,
pres"eñte en todas partes, borra la distinción entre las provincias sena-
toriales desarmadas y las provincias imperiales armadas, haciendo de
todas ellas unas provincias imperiales armadas. El poder civil es ejer-
cido, ya sea. por legados senatoriales, privados de su poder militar,
ya más a menudo por praesides de orden ecuestre; l.a§ _!eg~.9!l.()s .son
mandadas por prefectos ecuestres, s~l~!l~~s teóricos del Tegado; los
milÍlaos"eitraordínafios son confiados a duques ecuestres. Si los pode-
res militares y civiles se reúnen, lo hacen en manos de caballeros.
La reforma iniciada por los Severos prosigue por sí sola; los senado~es
son progresivamm!!u~IiIl1ina,ª.9sªel rnandº,.de lo~ ej~rciios ,SLPor -~l
-h~~ ae·estar-=m.i}jtati~~~§".~!>i~rl!() de las provincias. Esta exclu,
sión es-denída menos a la hostilidad de los emperadores o al disgusto
que siente la aristocracia senatorial por la militia, ,que a la necesidad
de apelar a hombres experimentados. La reforma de Galieno no con-
sigue sino legalizar una evolución natural.
El retroceso político del Senado no permite otra autoridad que
la del emperador.
b) ANARQUÍA MILITAR
Del advenimiento de Maximino en el 235, al de Diocleciano en el 284, li1
el enq;raao~g;lerar·¡:;:o· es· ni unl'rLnéepscreado con la cooperación
 del Senado, del ejército y del pueblo romano, ni un Dominus llevado"
al trono por la her~~ci~ dinástica, sino un jefe militar que recibe su .'
roder absoluto de ejercIto qlle lo proclama y lo conserva tanto como
este desea o puede conservárselo. La única autoridad existente en el
Estado, la del emperador, .se desmenuza en una multitud de reinados
sucesivos o simultáneos.
1. Las ambiciones. _Un-ª.,~q~.las causas de esta inestabilidad es
la~!1:lpi(!ió.n. ¡fe los pxefectos del pretorlo-(FíIipo'-érArah~;~nel'2'44rY
de los. generales (el duque de Mesia, Treboniano Galo). Sin embargo,
)q,s remados son breves (el más largo, el de Galieno, dura 15 años);
~!()QQ~.a.gaQa.n brutalmente. De Maximino a Diocleciano, Valerio muere
prisionero de los persas; Decio, bajo los ataques de los godos; Claudio,
de la peste; Caro, de muerte dudosa ... Todos los demás son asesinados
por sus ofici.ale~, sus soldados, o por los de un rival cualquiera. De
m?do que, SI bIen algunos esperan escapar a la regla e intrigan para
remar, mucho.s en cambio no aceptan la púrpura de Neso más que por
deber o neceSIdad. Por deber, si piensan restablecer una situación mili·
tar comprometida; por necesidad, si el eJ' ército les impone el trono
'
b_~J.~., d "-
..Een!!: ..,.,e .. Il1~erte. .
2. Las voluntades de ~~ ,.f!ii!.c.jtg§, ,~~t()i3 .. h¡¡cf.')n y deshacen a los
(j!!1peradores P~,~.. !:r:ttcr~segoÍsi:a, ya sea porque un candidato dá o pro-
mete generosamente, ya sea porque les quieren imponer una disciplina
severa (Probo) ; por patriotismo: D~,9io es procJamado contra su volun-
~, porque sus éxitos militares insp1r'~ñ"conhanza; Gordiano In
nado en Dura porque su juventud y la muerte de Timesiteo, quien de
h~cho gobierna, inquieta a los soldados; por amor propio de los ejér..
citos, ya que cada uno de ellos tiene el particularismo de la provincia
en que ha sido reclutado y quieren tener el placer de competir con
otros y oponer su candidato al de los demás: son las plagas de usurpa-
ciones de los años 248, 252·253, 258-260, etc. Estas razones hacen
que las usurpaciones se produzcan sobre todo en los ejércitos impor-
tantes que combaten en los frentes esenciales del Rin y del Danubio,
y que su recrudescencia coincida con la del peligro bárbaro. De ahí
su gravedad.
c) LA CONTINUIDAD Y LA ETERNIDAD IMPERIALES
1. La voluntad de los ejércitos. Si su indisciplina y sus rivalidades
multiplican las proclamaciones de emperadores y crean la inestabilidad
de los reinados, una voluntad esencial, constante y común a todos, ga·
rantiza la unidad de las designaciones sucesivas o simultáneas y asegura
la continuidad de cierta. política. De usurpación en usurpación, se ha
definido progresivamente el emperador ideal, el que conviene a los ejér-
citos y en el que éstos se reconocen. 'primero está encarnado por Decio,y
después, a partir del 268, por la dinastía de los emperadores ilirios.
, Esta designación sistemática traiciona quizás algunas preferencias
sociales ¡ hombres rústicos, cuyos jefes provienen cada vez más de su
clase, prefieren emperadores a su imagen a otros que pertenezean a la
aristocracia senatorial o a la burguesía cultivada de las provincias.
Pero no traduce en forma alguna una conciencia de clase: Decio,
aclamado por el ejército de Mesia, y Valeriano, por el del Hin, son
senadores; no expresa en forma alguna una voluntad de venganza so-
cial o de 1ueha de clases:
«Hacernos la guerra para liberar a las ciudades del Imperio. Si lug son1(Jtiéramos
al pillaje perderíamos su confianza. Lo que hay que hacer es saquear a los bárbaros
y respetar a las ciudades, porque éstas son de los nuestros» (Pedro Patricio, fr. 10,4
:c'" Dión, fr. 176). .
La elección de los ejércitos manifiesta sobre todo su voluntad de
defender el Imperio y de tener en cabeza a jefes militares que también
lo quieran y sean capaces de hacerlo.
2. La supervivencia de la idea dinástica,J~~§!)mptlraclQ:t:tJ.~_.desig­
' D:~.!.l !!:."s~.f!~c!,lsor as()c:i~!l,ªgJe a su P()cl!,lE,gº!ltÍ.tll.loqeCésar primero,
luego.de. A ll gusto; algunas veces, inicialmente, con el de Augusto.
.!!~r&lmt)I!t()escogen al hijo mayor. Claudio y Tácito designan a su
hermano. Caro vuelve al principio de la filiación.
Al igu,al que SeY5lI9 45lEj~JiK~cl.(U3.1l..c:!!!lIl;~!í!la. Ma,rc() AureHo con
un!!: . a~()peión ,fictigia, Treboniano se asocia primero como César y
es asesi·
luego como Augusto a Hostiliano el hijo de Decio, e intenta legitimar
su poder mediante el principio de la herencia dinástica. Claudio n
coloca a Galieno entre los dioses.
Son muy pocos, sin embargo, los que deben su poder al derecho
de herencia: Gordiano III, Hostiliano, Galieno, Salonino por unas
semanas; Carino y Numeriano por algunos meses. Pero la idea dinás-
tica sobrevive. Al propio tiempo se perfila la idea de un poder imperial
eterno e indivisible, que existe aparte y por encima de sus efímeras
encarnaciones sucesivas o simultáneas. Ambas ideas se armonizan.
3. Disl~ación y desce",~lización
La supervivencia, tanto de hecho como de derecho, de la autoridad
imperial hubiera resultado vana si se hubiera deshecho la organización
del Estado.
a) LA CONTINUIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN
El hijo mayor de Decio, Rerenio, muere' cerca de Oscos, bajo los ataques de los
godos, en junio del 251; su padre, unos días después, en Dobrudja, a mediados de
 · .
junio (el 18, según el cronógrafo del 354). En Roma se les cr~e en, vida el 9, d~ , "
junio, pero, a partir del 24 se les califica de divi, La noticia de su muerte ~lega 8'
Egipto durante el mes de julio, 'y a partir de principios de agosto los recibos que
se entregan a los contribuyentes van firmados por Treboniano y el César Hostiliano.
Hacia la misma época Hostiliano recibe el título de Augusto: en las monedas, la
inscripción «Providencia del Augusto» es reemplazada por «Providencia de los AU'l
gustos». La peste mata a Hostiliano durante el otoño de aquel año; el día 3 de ','
diciembre, lo más tarde, los despachos de Egipto saben que ha sido reemplazado por
Volusiano 7. '
Del Danubio a Roma, de Roma al fondo de Egipto o a los talleres
monetarios, los servicios de transmisión continúan, en la fase más aguda
de la crisis, funcionando con precisión y regularidad; los contribuyentes
siguen pagando sus impuestos y las oficinas expendiendo sus recibos.
En ningún otro lugar, en ningún escalón, ninguno de los servicios del
Estado se ha paralizado. .-' o.. , .
1. La perfección técnica. Esto explica en gran parte la conti·
nuidad del trabajo administrativo. El Imperio se beneficia de Ll!.,ºk~,a,.
Jle.vJl.da.,ll. gabo desde la época de Augusto, y del esfuerzo de los Severos
para unificar la administración y consolidar la burocracia.
2. La disciplina de los súbditos. Queriendo demostrar el próximo
fin del mundo, Cipriano se complace en describir la anarquía moral del
>,~lmp~rio y en nlostíársuinevítable progreso (A Demetrianus, 3-11).
En realidad, al igual que los de los ejércitos, los actos de insubordina-
ción y los accesos de egoísmo de la sociedad civil no prevalecerán, sobre
su disciplina. A pesar de «la evolución que les ha hecho perder la
prosperidad», magistrados y curiales de las ciudades cumplen con las
liturgias impuestas y esperan que «la divina fortuna de Augusto
Decio corregirá las calamidades de los tiempos» 8. Los_~~Ee_fli,I).º§,~
,~_PJiI!cipales víctilllasde,esta!3ªesgra<.:ias y ellos lo saben: «Sufrimos
opresión y' eXtorsiÓn por parte de aquellos cuyo deber es proteger al
pueblo ... oficiales, soldados, notables de la ciudad, agentes imperiales» 9 ;
_7 pero, en general, ~~~!U':Q!ls.utra~ajo, con 111. certidumbre de qu~ el
eIIlperador, ,finalmente, oirá su queja y con la esperanza de qu~pº,drá
,.,Jttendedes.
Las mentalidades evolucionan. Aparacen nociones nuevas, nuevos
sentimientos; servicio social, abnegación ante interés general, fidelidad
al emperador y confianza en su generosidad (de ahí la importancia de
la idea de la legitimidad). A causa del brutal encuentro con el mundo
, bárbaro, la pertenencia a la ciudad romana adquiere la significación
práctica que la Constitución antonina no le había prestado. J:L patrio-
.~ , tismo _~~an~,,~rrebata al cri~t!anismo su fuerza s'Qbv~rsiv:a. La crisisaél
~lglo In preCIpIta una- evoluclOn que los Severos hablan Ido preparando
al actuar como lo hicieron.
\
b) LAS T'ENDENCIAS A LA DISLOCACIÓN
1. La independencia de la administración. Por una aparente con·
tradicción,~~vol.!lºión.sl~LE~glJ.2,ª-do, del régimen scveriano s~b~~ todo,
':iende ,a gJlQeLcli31 (:)IllPi.)¡:ad()r un soberano absolu,to, convHtlCndosc
~';;er{;ñ'i~o poder dentro del Estado y, al propio tiempo~.:Ü~,mle ª90ns-
I
titn!Cuna adrnipistr<L.ciéin de Estado dotada de una existcncia y una
per~anencia ; pf()pias. , . '. ., . '_
En cl remado de los Severos, la contradlCelOIl no aparece: lCJos
de reducirla, la administraci?!l acrecienta la libcrt~d d,' e acc, ¡ón dir.eeta
del emperador, ya que esta cstrechamente ,sometlda a su autOrIdad
y que no existe otra, en el Estado, que pueda dirigirla y oríent~rl\l.
Durante !ª,crisis, del siglo m, la sucesión de reinados demll.sHI,do,,;'.
J;¡rcve~, y su simultaneidad, reducen la acción directa de los emperador~s. '"
De esta form~ liberada, la a?m, inistración fUnCi?n, a por ~Í misma gra~las \
a la existenCIa y permanenCIa que le son propIaS, graCIas a la omlllpo-
tencia que los Severos le habían otorgado para prolongar su soberaníª.,
Esta independencia tiene sus límites: la unidad política de los diversos
emperadores; la docilidad pasiva, indiferente a los cambios de reinado;
la voluntad de defender el Imperio, común a todo el conjunto de sus
habitantes.
2.J!J.],?J!Ü.§$ue egoísta. Pero, a todos los niveles, la administra-
ción se repliega sobre sí misma. Jefes de ejército, gobernadores de pro-
vincia, s~ aprovechan de la debilidad del poder y lo sustituyen. Por
tres veces, en el 261, 271 Y 279, Egipto tiene contra su voluntad su
usurpador. Del 260 al 274" Bretaña, la Galia y España organizan una I
defensa autónoma. En la misma época, Palmira es independiente.., ___,~
Las grietas de la unidad romana, que la guerra civil del 193·197
ha puesto en evidencia, se profundizan con la anarquía d~l siglo III.
En efecto, es muy característico que se produzcan en las reglOnes menos
integradas a la ciudad roman,a: Egipto, cuyas me~r~polis han ~enido ~uc
aguardar a Severo ?~ra reCIbIr el estat~to mur,llcIP.al;. ~!:!:1..E1!!!W
semítica":mita.d,, gelelllca, que ha obtellldo el ¡US Ltalwum durante el
~~;d(;' de Adriano y cuyos príncipes, los Hairanidas, han sido hechos
ciudadanos por Severo; la Galia, que' debe gran parte de su ir~eden.
tismo al peligro germánico: la necesidad de hacerle frente exphca el
trazado de una red vial que no cubre la franja oceánica, desde el Loira
al Somme, y tiene como consecuencia su romanización incompleta; ex·
plica también las tentaciones de la defensa egoísta.
Pero no se trata de un desmenuzamiento, ya que las estructuras y la
disciplina interna de la administración subsisten en estas provincias;
ni tampoco se trata de una secesión, ya que prosiguen independiente-
mente de la guerra contra los bárbaros. Más que luchar en el seno del
 Im~erio prefi~ren combatir al margen del mismo, ya que ello respOJ).de'
mejor a sus mtereses egoístas y a la particularidad de su patriotismo;
., 3. La n~cesi~~d de u~a. de.,s.p,fjrHIªIiz.,a<¿fc51J, Responde mejor, tamo
bIen, a la. sltuaclOn geografIca de estas p,!ovincias situadas al bQxdr
-ª~JJg¡P~f1()· Acaparado por otras empresas,~"E!&i.i.iQ=c~~tr~T luf¡
,.~!?aIld.():rl~ a su suerte: la sublevación de Ingenuo, en el año 258, obliga
a .Gahe~lO a abandonar la Galia y a dej aria en manos, no del j oven Salo-
mno, .SlUO de sus tutores Silvano y Póstumo. Después de la captura de
Valenano y la sublevación de Macrino y de Quieto, Galieno no tiene otro
apoyo que el de Odenato, sobre quien recae la tarea de defender Oriente.
Pero como l?s interescs económicos y políticos de Egipto son opuestos a
los de Palmua, el prefeeto de Egipto, Mudo Emiliano, no puede menos
que rechazar esta tutela y adherirse a Macrino. y Quieto, y más tarde,
cuando é.stos son eliminados en el año 261, continuar la gran aventura
por euenta propia 10.
, ~l carácter repentino de los ataques requiere decisionos y ejeeuciones
rapldas, pero las largas demoras de transmisión impiden al gobierno cen-
tral tomar la iniciativa. Por otra parte, las dificultades y la lentitud de los
transportes (cf. la situación de Autun en Panegírico VIII, 7) son tales
que la aplicación de recursos locales, humanos y materiales, para la
d.efe~~a local aparecen como la única solu;:;ión racional. La regiona-
hzaclOn de la defensa, que limita las empresas y emplea mejor los medios,
restabl~ce el equilibrio entre ambos y corrige el defecto del Imperio
c~ntrahzado, cuya organización es inferior a sus necesidades, pero supe-
nor a sus recursos.
c) FORMAS y RESULTADOS DE LA DESCENTRALIZACIÓN
'QeCiO c9:mRar.1L~!.J22~~~, sep~~I}~l:2"Ú;':f~~:i~~~~ militares, que se
(J
r~~~a, d{)_~~}l1n¡;i~nes eiviles"que confía 'arSena"dü
-y a Valeriano.
Es una solución insufiCiente: la situación exige no una división del
poder según las competencias, sino una división geográfica que le ase.
gure la ubicuidad.
~. ,l&.s.~f!s!2~T/,tralizaciones . legales. A fin de tener las manos libres
en el Danubio, Marco Aurelio había confiado a Avidio Casio en el 168
el mando del frente oriental. En el 244, Filipo-ru;-~ra"-; ~u herman~
Prisco rector orientis y va a socorrer la Dacia. En el 253, Valeriano
se encarga de Oriente y confía a su hijo Galieno la defensa de Occidente.
En el 282, Caro deja a Carino la salvaguardia de Occidente y se dirige
. con Numeriano al frente persa. Se buscan soluciones. Desde el nom-
bramiento de un. __ ~e.ctQr, que actúe en lugar del empenlao-r~-liasta i~
¿Yii?~§P_~~~~~_""sl!"L~,ª,er imperial (la indivisibilidad teórica""~;t;ba
_~
asegurada por la filiaciónj."---~' ,.' '",
__ -~_.~ _ _ _.. _. _ _ ~~ __ ~
-------.-."',.-'"",.
c_'c
2. Las ,usurpacion~s. .En cierta manera,._~~,~~~r.E~2.i,?Il~s~()Il:for-«>­
,m~."~~pol1.t~!l~ªLI ..aIlarqulcas. de descentrahzacIQI)., formas de detener
, urgentemente los peligros locales agravados (Filipo en Dura después dc
la muerte' de Timesiteo, Macrino en Oriente después de la captura de Va-
leriano, et<;:.). Pero el hecho de que los usurpadores tomen o pretendan
tomar el poder en Roma, destE~.y.~,..~lbeneflCio de la primera usurpación.
3. (L;' tria~q.~f7i) Del '260 al 2741 aproximadamente, el Imperio
está divIdído'·eñ-tres .. ;En y, .. este" Póstumo, Mario, Victorino y TetriQ,Q .
reinan alternativamente en el Imperio galo: Galia, Bretaña y España.
En realidad, no es galo en absoluto. Sus emperadores se otorgan los
títulos habituales (consulado, pontificado, tribunado de la plebe), toman
los apodos imperiales tradicionales y acuñan monedas cuyas inscrip"
ciones invocan la eternidad de Roma. No piensan marchar sobre Italia
para eliminar a Galieno, Aureolo, Claudio, Quintilio o Aureliano. Se
ensañan en la defensa del Rin y el litoral galo. Es un brote occidental
del Imperio romano, que le conserva el Occidente. Se apoya únicamente
en los ejércitos que combaten en el Rin y en las ciudades limítrofes de
Bélgica y Germanía. Por lo demás, en el Lionesado, el Narbonense,
Aquitania y España, las poblaciones permanecer¡. fieles al emperador
de Roma (sublevación de Autun en el 269) .. Es una solución local,
provisional y de emergencia. De ahí proviene la rendición de Tetrico
en el 274.
En el este, Palmira es el único bastión que Roma puede oponer. Del
260"'8.1 266-267, QQ()~t.(), a quien Galieno nombra sucesivamente dux,
imperator y corrector orientis, ~e co.!1!J5l los p!:n:s.ªS y"lQ.~..,g~ªo,s
las provincias de Asia l\1~Il51r, de ~"iri-ª y de f:..g!E,!? «Restablece la
situación de Roma»"'(11ist. Aug., Valeriano, 4) Su viuda Zenobia se
comporta «a llt._manera de los emperadores romañOS~«(rom2t..~?Il
,"B-~ma ~~stfl el(22)!, y.ella mismª .se encarga. de ~ri~nte..
..
~~!,"~\,(ntl'Q (ÁfU.2f:l. ~~pt!'l,IltnoIlal .y Tnpohtama, Itaha, pr~~~Il~l~s
danubianas, península balcánica, Anatolia, Egipto salvo los períodos
'"de"'secesión o de la ocupación por Palmira) reinan los .~~e_!~g~!es
/' ffl~,~~. Desprovistos de la preocupación de defender Oriente y Occi-
dente, han podido aplastar a los godos en Naiso en el 269 y romper
las ofensivas de los alamanes en Milán en el 261 y en el lago de Garda
en el 268, de los jutosen Fano y Pavia en el 271. Una mejora de la situa-
ción militar, una ligera disminución de la presión bárbara, unos momen-
tos de tregua (entre el 262 y el 267), Y se inicia el primer restableci·
miento interior. Este desahogo facilita la restauración de la unidad
del Imperio por Aureliano en 273·274.
Al regionalizar el poder y la administración, esta triar quía ha
contribuido a salvar el Imperio: AurelÍllpol por lo tanto, ,~i¡\e m~~tra.
indulgenlll. con Zenobia y Tetrico. Prefigura además la división en tres
, 'L
 prefécturas del pretorio. Pero ,anuncia asimismo la f~acturaen dos
;p, parte0!!!:.E.~jL;x l,~rdida J?!Qgr~!Y.~;clsdªª-_diº-c~e~rJ1_o_<1gtª_e.Ii:I8:~s':~P~~
un momento Incluso, la aventura de Palmira señala' los límites del
Imperio bizantino reducido, en el siglo VII, aCrecia y al Asia Menor.
4. La economía y la legislación fiscal.
Crisis y resistencia
Las dificultades aparecidas en tiempos de Marco Aurelio y de los
Severos"degeneran en una crisis de una gravedad, una amplitud y una
compleJIdad excepcionales.
a) Los ELEMENTOS DE LA CRISIS
1. ,.Q~sis_.ci~_"E!~cI1!:9Qi6n. Es sobre todo una crisis de la producción
base: agncola y :r.:tl.!E~ra. Pero ésta entraña una crisis de la industria
porque re'"!aTtan materÍas primas. «Las minas de oro y de plata se ago:
tan ... , la tIerra es menos fértiL., los productos del suelo disminuyen»
(Cipriano, A Demetrianus, 3 s.).
r
. L.as minas la. tierra producen menos, no porque se agoten o porque
el ?l~ma camb~e: SInO porque las trabajan menos. Yeso porque la ines-
tabIlIdad tradICIOnal de esta mano de obra, a menudo miserable, se
agrava, tanto por la anarquía y las guerras como por la multiplicación
de tareas que el Estado le impone; porque, sobre todo, existe escasez
de mano de obra: «El número de agricultores disminuye y faltan en los
campo~. , Menos marinos. en el mar, menos soldados en los campamen-
tos» (~b~d.). ~~~ta pe:~lUn-ª~~b~~~,~la.(llg¡¡Ae~sclavos, que se apro-
:::-, __~haIl.-.Qe.,.,Ia.!~s,~~lIr.~~,ad p~ra lrr;.e~tarse, a}a~e~er~H)}!.delos campe si-
( .~ ?breros hE!:s que «~.!g~_~IVl!,__~,~~~ r.!l_~!.X~Lp~ll1l:j~,»_]]>. También
es debIda. ~ fa cnsis aemografica provocada por las epidemias, por las
guerras CIVIles o extranjeras y sus secuelas.
Esta crisis del factor humano origina el abandono de las' tierras.
De ello resulta no sólo una reduccjón' de la superficie de los cultivos
y un descenso de la producción, sino también una contracción de
los esp~cios cultivables y una dismi~ución de la productividad: porque
en las tlerrasabandonadas la carenCIa de ciudadanos perjudica el suelo
y acarrea el deterioro de las instalaciones 12.
Y estos fenómenos, a su vez, aceleran la despoblación.
2. Crisis de transportes. .He aquí el ejemplo de Autun:
~ «Nuestro país no es de .fácil acces.o, ~o ha~ carretera ni río navegahle que pasen
( junto a las puertas ?e la cIUdad ... ; SI hIen eXIste la carretera militar que está llena
I de ~aches y de desnIveles, .de ta,l forma que no pueden pasar por ella más que carros
\. medIO llenos y a· veces caSI vaCIOS. Eso es lo que muchas vec~s atrasa nuestras preso
taciones: nos cuesta más a nosotr.os transportar pocas mercancías que a otros transo
portar muchas» (Panegírico, VIII, 7).
Las tareas (mantenimiento y aprovisionamiento de los ejércitos que
combaten lejos en el interior de lás tierras, generalizaeión de la legis-
lación fiscal en especies, con el inevitable despilfarro que acarrea)
son proporcionadas con los reeursos: infraestructura, material de trans-
portes, bestias de carga o de tiro. Este problema acapara a los provino
cianos que le dedican unos recursos, un tiempo y unos brazos de los
cuales el trabajo productivo se ve privado. Los transportes particulares,
evidentemente, son sacrificados. A esto se añade la dificultad de las comu"
nicacioncs debida a las invasiones, a las guerras civiles y a la reapa-
rición del bandidaje y de la piratería. La eirculación de los productos
está prácticamente interrumpida. Los cireuitos comerciales se reducen.
Por falta de aprovisionamiento, las ciudades sufren de carestía. Su
actividad artesana y comercial se paraliza y se debilita la función eco-
nÓmica de la ciudad en el mismo momento en que la pérdida de la
autonomía destruye su papel político y empobrece su influencia cultural.
Se rodean de murallas y quedan convertidas en plazas militares.
3. Crisis monetaria. El peso del antoniniano ereado por Caracalla
(5, 11 g) baja 3 g. Su valor (50% dé plata) sigue bajando hasta el 5 %
y el 1 % bajo Galieno y Claudio n. El mismo metal báse es dema-
siado caro: se altera el cobre y se le sustituye por zinc, estaño y plomo.
Esta disminución del valor de la plata queda explicada: 1.0 por una
escasez de metal de plata debida a las dificultades de abastec.imiento
(crisis de producción y crisis de transportes) y a Sil desaJ2.~W6n-eñ' los
tespros de los p~rticulares, bajo forma de plata no acuñada o de buenas
mo~das antigu"a;;2.o sobre todo, por la multiplicación desenfrenada
de las emisiones. -,~.,~
DichiTnlfación tiene causas accesorias: la multiplicidad de los
emperadores, sucesivos o simultáneos, acarrea la proliferación de emi·
siones monetarias, sucesivas o simultáneas a su vez. Los talleres se
multip~ic'an y.... e.s... difícil su control.... n.las. o.fi.c.. in.a..~. de 1~~cafi..1p~~~~./ '
L.
.:'?Q.".E:~1J.!lil!l_!l10nedas, de las que no l)lle..d~"saJ)erse si son auténticás o ,<.¿""
@~,'
.- Pero la causa esencial de la inflación es la necesidad que tiene .
cMa emperaaor, ca aa .usurpaClor,ac"incrementiir "sus "formas
Clepago:-k
EsTaIleCeSlda(rsurge:~p'ó-r~;rÍia~parte, de1ii"najaaeTas recaudacIOnes'
fiscales en efectivo, baja que va ligada: a la crisis de la producción agrío
cola y artesana y a la crisis del comercio. Proviene también, por otra
parte, del aumento de los gastos, debido al incremento de las cargas
impuestas por las guerras y sobre todo al alza continua y acelerada de
los precios: una misma medida de trigo que valía 1 denario durante
 Augusto y 2 en el año 200, vale 4 en el 250, 6 en el 269, 50 ¡)n el 276,
75 en el 294, 330 en el 301.
Esta alza de precios es provocada: Lo por el aumento del volu~en
de la moneda en circulación y por el recurso mismo empleado por el
Estado para hacer frente al' alza; 2. 0 por una disminución de la oferta,
en el mercado libre, de los productos agrícolas o manufacturados y de
la mano de obra, disminución que tiene su origen en las diversas crisis
(de producción, de transportes, de población) y también en el incremento
de la presión fiscal, ya que el Estado multiplica sus demandas de pres-
tación en especies o trabajo.
4. Legislación fiscal. Por las causas que determinan su evolución,
por sus efectos, está ligada a los restantes elementos de la cri,sis.
Las transformaciones iniciadas con los Severos prosiguen de forma
anárquica. El problema es, por lo demás, insoluble: si bien la crisis
monetaria hace desaparecer el impuesto en efectivo y generaliza el im-
puesto en especies, el cobro local del producto del impuesto, su re-
cepción en los almacenes, su distribución a los ejércitos, todo ello se
ve paralizado por la crisis de transportes.
Las entregas a cuenta de la anona se multiplican: trigo, cebada,
paja, carne, vino, equipos militares, etc. A esta acumulación se añaden
unos suplementos, efectuados también en especies, destinados a cubrir
los gastos de transporte, a compensar las pérdidas que se producen
durante el mismo y aquellas otras cuya mediocridad de medios de
conservación hace inevitables. Y como la legislación fiscal prohíbe los
traslados de un puesto a otro, hay que añadi~J!eCll~J1!:~¡;;. reºªllili!!Ü2!l~
, g~!r3!:9r.<ljl1ªliª§," De esta forma el impl1l7sto aumenta en el momento en
<.q!l~J.ª ..prod:ucción:ha fa:" . . . . . . . ."'-'.
El problema de los transportes, la inseguridad que obliga a cus-
todiar las ciudades, los pueblos, las cosechas, multiplican las requisas
las. cargas con perjuicio del trabajo productivo.
Para pagar a los soldados los emperadores recurren a recaudaciones
anárquicas de oro y plata.
«El dinero de las ciudades, que había sido recaudado para pagar el sostenimiento
del pueblo o para serIe distribuido, o que estaba destinado a representaciones teatrales
y fiestas religiosas, Maximino lo malversó para sus necesidades. Las ofrendas depo.
sitadas en los terriplos, las estatuas de los dioses, los. ornamentos-PreClo~sOs"aelos
monuméñiOs-ilíffillcos: iodo '10 . que' coritribuía al esplendórde las ciudades, todo el
--o- --""-.--~--,-,_._ . , -_. . . . _._,., _ _
_~ "'.~_.. .__.". ______ _________ . _
.!ñetaI Jr!e púdienlllcuñarBe;'lOao'"e1ló, fúe tomado 'y fundido» (Herodiano, VII, 3, 3).
~._~ ~._~
b) Los MEDIOS y EL PRECIO DE LA RESISTENCIA
1. El deber fiscal. La primera condición para la supervivencia
del Imperio es queQ.iudaq!!.I!QLY~. lo cumplan, por gravoso que
sea y a pesar de la crisis de producción, de transportes y de moneda.
En cierta forma, la anarquía favorece el cumplimiento del deber
fisciíl. Permite el fraude: la· revisión de la riqueza imponible de Di(l·
.cleciano provoca %.1J1Lªtl¡;l() ulliY!:lrsal» porque descubre campos, cepas
de viña, tirboles disimulados hasta entonces 13. Permite las indemniza-
ciones: algunos curiales viven a expensas del Patrimonium «titulándose,
por iniciativa propia, gerentes, secretarios, intendentes del patrimonio
y, con desprecio del interés del Tesoro, acaparan las rentas 1.4.
Pero el Imperio ha resistido sobre todo gracias al patriotismo y la
disciplina del conjunto de sus súbditos: de mala gana, los curiales
aeaban por «dar prueba de su lealtad» 15; en los pu~blos, las cosechas,
quedan bloqueadas en las eras y los notables «montan guardia, no per- )
mitiendo que nadie toque nada, hasta que los decemprimi hayan recibido J
de cada eampesino la totalidad de los impuestos que le incumben» 16;;1
Ha sido preciso pagar el precio de este esfuerzo realizado en plen
crisis.
2. Ciudad y campo. El fisco vacía los tesoros de la ciudad y de su
burguesía. La responsabilidad de la recaudación anonada a sus curiales.
La infiltración destruye los capitales mobiliarios cuya posesión, explo-
tación y rentas aseguraban su fortuna, la de su burguesía y la de sus
templos. La crisis de instrumentos de intercambio y la crisis monetaria
acarrean la escasez de los signos en los cuales se puede .confiar y .~l
bloqueo de la circulación .{J!du~f!.<::aª[l v~~Jllª~soa l~ economía a basarse
'Cü el tilítjque-oíñie~rcambio. De ahí proviene la redUcCióii de los circuitos
comerciares, agravados todavía más debido a la dificultad de los trans-
portes. La actividad comercial y artesana de la ciudad se debilita tanto
más cuanto' que la crisis de producción reduce sus posibilidades de
abastecimiento.
Salvo la presión fiscal y la crisis de producción, el campo escapa
a estos males. La importancia relativa de la ciudad y del campo empieza
a invertirse en favor del último. Más allá de las transformaciones
económicas,~_~~~~~:'3~.~~ las estructuras del Imperio y de su civili·
zación.
3. La concentración de bienes. Los grandes propietarios que aca-
paran los víveres, los encierran en sus graneros y los venden a precios
altos; aquellos a quienes sus funciones permiten la especulación, reali·
zan operaciones fructuosas.: su deseo de invertir lo más rápidamente posi .
__#::--~--"~--'~~'-'----.--'" ble un dinero inseguro se añad.e a la necesidad que tienen los empobre·
cidos (pequeños agricultores, ciudadanos, el Es.tado) de procurárselo,
desembarazándose al propio tiempo de tierras que ya no pueden explo.
taro Con ayuda de la anarquía, el movimiento de concentración de bienes
crece a expensas de los más miserables primero, y luego, poco a poco,
a expensas de las clases medias urbanas o rurales. Se está preparando
 una crisis social, al final de la cual quedarán frente a frente los. pode- .' Sobre todo ~~!!i!l~!!,l,l~L'pQIqtl~Je§.,pJac.e: lVIarco Aurelio. ya .. había
rosos y los pobres. instalado algunos prisioneros marcomanos.
Dado el carácter de las incursiones bárbaras, la mejor estrategia
4. La solidaridad campesina. La evolución de la economía tiende
consiste en separarles de sus bases (la usaron Decio y Claudio contra
a cerrar la ciudad sobre sí misma. El esfuerzo fiscal impone unas prácticas
comunitarias y una disciplina de grupo. Porque debe defenderse, en ~l los godos), o incluso .en 11I:t~.!_.~Lv..?:sí?ªDte eH9@, en atacarlos por la
retaguardia, en el!1P~j~,d.Q.iLhm:jªeJi.nterio~, JCLl!1~S lejos. posible .de
interior, contra el infinito encadenamiento del abandono de las tierraR
y el deterioro del terruño, y en el exterior, contra el pillaje o contra
..~É'PªiOeS (como Probo en Galia contra los francos y los8.1amanes). El
resultado.~C').i3"up..ªJl1ll&a,_gepri1)Ü)nems.: si bien un buen número de ellos
las violaciones de las propiedades, la ciudad tiende a conververtirse
es asesinado, otros se instalan se les emplea para la restauración de
en una entidad. los"c!;rripó~ devastados. ....... .
.AsL surge el problema de los bárbaros, o mej or dieho, a causa de su
5. Relajamiento d~) la presión de los bárbaros ori gen, efp"r6151crrúi'germánico. .
En cuanto las dificultades exteriores e interiores del Imperio dejan
De una u otra forma, el organismo del Imperio ha segregado su
de empeorar e incluso disminuyen, queda invertido el proceso de la
resistencia a los males que le afligían. Sus progresos se han detenido.
crisis. A las agravaciones recíprocas suceden mejoras recíprocas. Y cada
Esta relativa mejora permite reducir la presión de los bárbaros en el
mejora en un terreno tiene efectos que, a su vez, se convierten en
mismo momento en que comenzaba a relajarse.
causa.s de progreso en el mismo terreno o en cualquier otro aspecto.
Es cntonces posible un trabajo de reformas que acelera la restau-
a) LA ESTABILIZACIÓN DEL MUNDO BÁRBARO ración.
Despu€s.Jk,Jllfl.Qª!l1Rªii1iEl .de .ClaudiQ '. (victoria de N aiso en el 269 ) ,
de 'Aureliano, de Probo en la Galia, la ofensiva"Ilárbara decrece. Es pro-
bábleque el eqilillbrió eIl.t~e la población y l()s récursos se haya resta-
blecido. Se produce una disminución del ritmo del aumento demo-
gráfico: las oleadas de las grandes migraciones se han detenido, la"
guerras han causado a los bárbaros terribles sangrías. Aumento de
los recursos: el espacio vital de los alamanes, de los vándalos, de los
godos y de los blemnios se agranda por el abandono del limes reto-ger-
mánico en 257-258, de la Dacia en la época de Aureliano, del Dodeca-
neso durante el reinado de Diocleciano. En el mismo centro de la masa
bárbara, cuando cesan de afluir nuevos pueblos, las diversas tribus
pueden encontrar su lugar a costa de luchas que las agotan •. -
"'-'Además, las invasiones del siglo III tienen generalmente carácter
de incursiones de bandidos, sin que surja la voluntad de instalarse como
sedentarios y ocupar la tierra. Por espantosas y devastadoras que resulten,
estas infiltraciones dejan tras ellas una tierra libre. Así pues, resulta
a veces factible comprar la retirada dejándoles llevarse el botín, la
paz o, incluso la Jianz,a' pag&n<Iofes unos subsidios. -

b) Los BÁRBAROS EN EL IMPERIO

--1!:t~a de los bárbaros en el Imperio p~stªill1;>ié!L.1!!11l JQrwª

~s!abíhza~!LP!!~1;>lQ. Están en él contra la voluntad de Roma, ya por-
que algunos se quedan después de una incursión o ya porque se infiltran.
 NOTAS DEL CAPíTULO III

7. C. PRÉAUX, Trébonien Galle el Hostilianus, en Aegyptus, 32, fase. 1 (1952), CAPÍTULO IV

p. 152-157.
8.' T. C. SKEAT y E. P. WEGENER, A Trial before the Pretect of Egypt en The
Journal 01 Egyptian Archaeology, 21 (1935), p. 224 s. Restablecimiento y transformación
9. Petición de los campesinos de Arague en Frigia, citada en ROSTOVTZEFF,
SEHRE, p. 741.· del Imperio (284 - 305)
10. J. SCHWARTZ, L. Mussius Aemilianus, préfet d'Égypte, en Bulletin de la
Societé Royale d'Archéologie d'Alexandrie, 37 (1948), p. 34-36; Les Palmy-
réniens et l'Égypte, ibid., 40 (1953), p. 3-21; L'Empire romain, l'Égypte et
le commerce oriental, en Annales, 15° anneé (enero-febrero, 1960), n.o 1, EL.!~_s!a.?}~cimientoylatransformación del Imperio empiezan ~......-
p. 18-44. .di!Jujilrs.e cla,ramente con el reinado de .Glui.mlO. Aprovechando el res,]
n. N.o 37, p. 331. piro que le proporciona al oeste el Imperio galo y al este el reino
12. El fenómeno es muy claro en el caso del territorio de Autun, llanura del
~e'tPalmira, Galieno inaugura algunas reformas prometedoras de futu:.os" .
Saona y costas de Nuits y de Beaume. G. R. DION, A pro pos des origines du
eXlOS. '.
vignoble bourguignon, en Revue historique, 1960, p. 321.
X 13. LACTANCIO, De las muertes de los perseguidores (De mortibus perseeutorum). l., .... !áL_~Lé,.~9ilº.. Agrupa a su alrededor .J).1la gllardia formada por
14. Papiro de Oxirrinco citado por C. PRÉAUX, La fin de l'Antiquité en Égypte, en
Chronique d'Égypte, 47 (1959), p. 123·132.
.la flor y nata de los oficiales destacados, jmL¡u:.oteQtQrl}s .. Sobre todo,
15. lbíd. organizag¡:andes cuerpos de caballería acorazada concentrada bajo ..!ln
16. The Oxyrhynehus Papyri, t. X, 1255; ef. n.O 538, p. 37-38. sQlo mando~' .
2. La administración. Acentuando una antigua evolución, tiende
aJl~.§p()-ª~erª los ,senadores del mando de las legiones y .d.el gobij')EIlO
del¿t¡; pn:~yincias y as.uhstituirlos por ~s y praesides de rango
•. ~~m.f.§!!!h _ . . . . . . . . . ....

3. Ideología imperial. ~i~.I.!Q.. ~t: siente interesad!LR2.r¿_religión

JJª~fi!Q"~~~í-ª:__::rºm.U9.Lªmigo aLneoplatónico Ploti,uo. Se hace iniciar
en los misterios de Eleusis. Recogiendo 'la tentativa' sincretista de Helio-
gábalo, se esfuerza en unir la persona del emperador a la divinidad
solar. -"~"."'~"""'" .. " '.
'--'L~ obra de restauración prosigue con sus sucesores, por lo menos
los que tienen tiempo, Aureliano sobre todo y Probo.
1. Restablecimiento. económic{J. Aureliano y Probo . se esfuerzan
~~I! . .!~ii!!im.ár.,Jiá-:::Pj_ºvli.í.das . . d.evastaq.as-ü d.e_~.4!ll!t~s mé.~jaIl!I:l. Ja _ ins~ .
talación de \9s bárbaros en Italia y en Panonia; se obliga a los curiales
a explotar las tierras abandonadas. Durante el reinado de Aureliano se
afianza el control del Estado sobre ciertlis corporaciones (panaderos,
armadores):
/ <"'Aureliano intenta restaurar la moneda': reduce el número de talleres" , Pero el emperador provoca también la usurpación porque es débil
reemprende el acuñamiento de los aurei, retira de la circulación los e incapaz de proteger con eficacia todas las partes de un Imperio dema-
antoninianos desvalorizados y los substituye por otros' de, mejor iey. siado grande.
~ , ,

2. Consolidación del Estado. En la tradición de los Severos, esta Son estas dos preocupaciones, duración y permanencia por una parte,
consolidación se traduce en la creciente uniformidad del Imperio: abicuidad por la .otra, .10 que inspira el esfuerzo de Diocleciano para
Italia queda dividida entre algunos corregidores (correctores) y su reforzar el poder Impenal.
régimen se acerca cada vez más al de las provincias. Pero esta reforma no emana de un plan preconcebido. De un modo
También se hace evidente por los progresos del dominado. Además, progresivo y empírico, bajo la presión de las circunstancias (usurpación
sin causar gran escándalo, Aureliano se proclama «Señor y Dios», de Carausio, por ejemplo), el sistema de la Tetrarquía ha sido cons-
Dominus et Deus. Adopta al dios Sol como dios supremo del Imperio: tituido:
la nueva religión se convierte en religión de Estado; se crea un colegio 1.0 marzo 286. Maximiano llOmbra.. 1. o marzo 293 Constancio, César de
de pontífices del Sol, independientes del viejo colegio pontificio; y el do César. Maximiano en Milán.
día 25 de diciembre del 274, se le dedica un templo. Es éste un culto muy 17-19 sepbre. 286 Maximiano nombra-
amplio, ya que la divinidad solar no se identifica con ninguna otra do Augusto.
divinidad individual; y es un culto jerarquizado, ya que el Sol es 21 julio 287. Diocleciano toma el 21 mayo 293 Galerio, César de
superior a todos los demás dioses. nombre dc Jovjio, Diocleciano en Nico-
Estas reformas embrionarias preparan el camino a las de Dio- Maximiano el de media.
cleciano. Herculio.
En 293, la Tetrarquía podría esquematizarse así:
1. El poder imperial y el Estado: la Tetrarquía Júpiter
a) EL PROBLEMA MÁXIMO
Hércules
Del 20 de noviembre del 284 al advenimiento de aquel ilirio de
Dalmacia que forma parte del Estado Mayor de Caro, el máximo pro-
blema es el del poder imperial. DIOCLECIANO ==-c::: Pl'isca
En efecto, Diocleciano es proclamado por los soldados, a conse- I
cuencia de un complot que hace desaparecer a Numeriano transcurridos Anibaliano =--cc Eull'opia = MAXIMIANO I
apenas 17 meses de su reinado. A causa de esta incurable anarquía
militar, los emperadores ilirios, sea cual sea su valor, ven sus reinados
I 1
Teodol'U =-= Constancio Cloro
I
I
I
bruscamente interrumpidos, y la transmisión del poder imperial se i
efectúa mediante la violencia. Debido a la fragilidad de sus funda- Galerio ==-= Valeria
mentos o a la debilidad de sus recursos, la autoridad no tiene asegurada
ni la duración en una persona ni su continuidad a través de una sucesión b) LA TETltARQUÍA
normal.
A esta limitación se le añade otra. Desde noviembre del 284 a Este sistema tiende a a.gegurar -y de hecho lo asegura- la per-
mayo del 285, Diocleciano tan sólo reina sobre lo heredado del antiguo manencia del poder imperial, su eficacia y su unidad.
emperador «legítimo», Carino; del 286 al 296, una parte del Imperio 1. La permanencia. Efectivamente, a partir del 286 la sucesión
estará sometida al usurpador Carausio; después, a su asesino y sucesor de Diocleciano está asegurada por la elevación de Maximiano al rango
Allecto. En el 297, Egipto tiene su emperador, Lucio Domicio Do- I de César; en el 293, la del primer Augusto, Diocleciano, lo está por la
miciano. concesión del título de César a Galerio, y la del segundo Augusto,
A causa de su debilidad, el poder imperial tiene que aceptar otros Maximiano, por el nombramiento del César Constancio. .
poderes con los que se ve obligado a transigir o a los que, por lo menos, De esta forma se suprimen los interregnos (por ejemplo, en el verano
debe tolerar provisionalmente 17. del 275, entre la muerte de Aureliano y el nombramiento de Tácito)
y las incertidumbres de las sucesiones, que se sustraen a
las. continu~s "
!, .
exigencias del Senado y los ejércitos.'
Continuidad del ejercicio del poder, y' también calidad de 'los' qqe
lo ejercen: en función de' su valor, los AugustoS eligen a los Césares
y éstos, durante el tiempo de su «cesarato», se preparan para las tareas
del Augustado. '
X 2. La eficacia. Lejos de ser dividida en cuatro, la autoridad queda
multiplicada por cuatro.
Por una parte se deslindan las tareas: a los Augustos se les reserva
la decisión, que toman en común; su ejecución corre a cuenta de los
Césares que están al servicio, indistintamente, de uno u otro Augusto.
Por otra parte hay una división geográfica: desde Tréveris, Cons-
tancIo se ocupa en particular de los asuntos de Galia y Bretaña; los
asuntos de África, España e Italia incumben a Maximiano, quien reside
en Aquilea o en Milán; los de los territorios situados al sur del Danubio,
desde el Inn y los Alpes Julianos hasta el mar Negro, recaen más bien
en Galerio, que está instalado en Sirmio; en Nicomedia, Diocleciano se
ocupa principalmente de Oriente.
Pero esta distribución en cuatro zonas sólo tiene objetivos fiscales
y militares; la unidad territorial del Imperio no se quebranta. El Im-
perio es un patrimonium indivisum (Paneg. 11,6,3).
3. La unidad. Sin ella, la autoridad resultaría dividida y no in-
crementada. La unidad del poder es una garantía:
1.0 Por el mecanismo de su funcionamiento, ya que los dos Césares
intervienen de manera indistinta en Oriente u Occidente, obedecen lo
mismo a Diocleciano que a Maximiano; además, los dos Augustos le·
gislan en común y la: legislación, igual en todas partes, se lleva en nombre
de los cuatro componentes de la Tetrarquía. «Nuestros muy previsores
emperadores, los Augustos Diocleciano y Maximiano, y los muy nobles
Césares Constancio y Maximiano ... » (Cf. el preámbulo del edicto de
Optatus, 16 marzo 297PS:- ;e,ú~ ~
2.° Por la solidaridad de los tetrarcas: entre cada César y el Augusto
al que suple se establece un lazo familiar (matrimonio de Galerio y
Valeria; de Constancio Cloro, que repudia a Helena, con Teodora, nuera
de Maximiano). Este lazo se estrecha mediante la adopción: GalerÍo
se convierte en hijo de' Diocleciano y «Jovio» Constancio en hijo de
Maximiano y «Hercúleo». Los dos Césares están pues estrechamente
ligados a los Augustos, que lo están a su vez entre sí por su ficticia
descendencia, el uno de Hércules y el otro de Júpiter, padre de los
dioses y de los hombres.
3.° Por la estricta jerarquización de los tetrarcas (cf. el orden del
preámbulo del edicto citado), fundada en el derecho de antigüedad.
4.° Por la personalidad de Diocleciano, ante la cual se borran las
voluntades de su colega y de los Césares. Esta primacía de hecho, lo
es también de derecho: es el Augusto más antiguo y por ello es ¡ovio.
c) LA MÍSTICA IMPERIAL
1. Los aspectos del dominado. Según Eutropio (9, 26.27), Diocle-
ciano ha transformado el Imperio romano en monarquía: «Mientras
que sus predecesores se limitaban a hacerse cumplimentar, Diocleciano
ordena que se le adore. El manto y el calzado que lleva están recubiertos
de pedrería: antes de él, la única marca distintiva del imperium era
una clámide púrpura.»
De hecho, Diocleciano no abolió la tradición del principado. Tam-
poco inventó la idea del dominado: consolidó tan sólo sus signos ex-
teriores y su ideología. La evolución, muy notable en la época de los
Severos, recomienza de nuevo y se afirma, después de haber sido inte-
rrumpida por las guerras exteriores e interiores.
El traje, el rito y la corte son otras tantas formas de subrayar el
carácter sagrado del emperador. Dicho carácter sagrado no proviene de
ser él mismo un dios, sino que está ligado a Júpiter. En virtud de esta
inspiraclOn divina, el emperador reúne las cualidades sobrehumanas:
Clemencia, Piedad, Justicia, Filantropía, etc.; virtudes que desde hacía
mucho tiempo se desprendían de la moral estoica y que corresponden a
los anhelos del conjunto de los habitantes del Imperio.
A estos honores reales, DioclecÍano suma el de Princeps: añade los
consulados y, más que Aureliano, permanece fiel a la tradición romana.
2. La mística imperial. Aureliano se denominaba Deus et Dominus
natus, es decir, Señor y Dios por nacimiento. Los emperadores de la
Tetrarquía, en el día de su investidura (dies natalis), en que nacen a la
divinidad, se convierten en hijos de los dioses y son inspirados por su
gracia.
Es esta gracia divina lo que les infunde las virtudes especiales que
garantizan' la armonía entre los tetra~cas, la concordia y la felicidad
del Imperio; una armonía que participa de la del universo. Los em-
peradores gobiernan y defienden el Imperio según el ejemplo de Jú-
piter y de Hércules: es una imitación de los dioses.
Esta ideología se extiende mediante la propaganda de los oradores,
los preámbulos de las constituciones, etc. Es una acción psicológica
que duplica la acción puramente coercitiva de la máquina del Estado
y que transforma la actitud política de los súbditos en actitud moral y,
en última instancia, en actitud religiosa.
3. El poder y los súbditos. En el transcurso del siglo I1I, el poder
imperial se ve cada vez más desarraigado, alejado de su origen: la
participación, que disminuye sin cesar, del Senado(por~o hablar. de1.a .
del pueblo romano), la cada vez más poderosa del ejército, en la pro-
clamación de los emperadores hacen que su· poder no se~ ya en realidad
un principado, una magistratura romana. Es un poder de hecho, fun-
dado en la suerte de la guerra. Es, pues, preciso legitimarlo.
La victoria es el signo de la gracia divina: el emperador participa
de la divinidad. Por ello su poder es de derecho, pero de derecho di-
vino. Ya que los dioses inspiran al emperador, éste se convierte en la
fuente de la felicidad de los romanos, los cuales, en correspondencia, le
demuestran su agradecimiento. Este agradecimiento es el principio de
la lealtad.
Las relaciones ya no tienen lugar entre el Princeps y los ciudada-
nos, sino entre el Señor y sus súbditos. Éstas se convierten en un inter-
cambio, de orden moral, entre el beneplácito de uno y la abnegación
( devotio J de los otros; y de orden religioso, entre el carisma del uno
y la adoración de los otros. Este intercambio crea una nueva legiti-
midad del emperador, que es reconocido por la abnegación y la vene·
ración de sus súbditos. De aquí derivan las frecuentes fórmulas como
Nuestro Señor (Dominus nosberJ.
2. La unidad del Imperio
De esta manera, la autoridad imperial descansa sobre una base más
amplia que la que le ofrecía la cooperación del Senado, del ejército y
del «pueblo romano». Dicha ampliación es un aspecto de la «democra-
tización de la cultura del Bajo Imperio» (S. Mazzarino) y funda y
compromete a la vez la unidad del Imperio.
a) LA ROMANIZACIÓN
Diocleciano prosigue, también en este aspecto, la política de los
Severos. La idea de la unidad romana es el alma de estas reformas.
La unificación que impone al Imperio (económica, administrativa,
lingüística, religiosa) es una romanización: defensa del derecho romano
contra la contaminación por ideas tomadas de los derechos nacionales;
retomo a las tradiciones morales y religiosas de la antigua Roma (al
dios Sol lo substituye por Júpiter; a la divinización pura y simple de
Aureliano prefiere la inspiración divina, que sólo debe a su función
y que no deja de estar relacionada con la noción muy antigua y muy
romana de auctoritas); imposición de la lengua latina a las provincias
de Oriente.
Las innovaciones de Diocleciano a menudo no son más que revolu·
cionarios métodos de conservación.
b) LA POLÍTICA RELIGIOSA
El conservadurismo romano corría el riesgo de enfrentar Diocleciano
al cristianismo. Lo enfrenta, al igual que al patriotismo, a la magia y a
los maniqueos. He aquí lo más esencial de la exposición de motivos
del edicto de persecución (31 marzo 297, según la cronología estable-
cida por W. Seston) :
«... Oponerse [a los dioses inmortales] u ofrecerles resistencia es una obra im·
pía, y la antigua religión no debe ser corregida por otra nueva. En efecto, es un
gran crimen reformar lo que nuestros antepasados ya han definido· una vez, lo que
ha tomado curso seguro y estado fijo». Así nos aplicamos en castigar la obstinación
de los malvados ... que oponen a las viejas religiones otras sectas nuevas ... Hemos
sabido que la novedad del l!);!!cl1jgJ!~.í.smo, recientemente revelada al mundo, ha salido
de la nación persa, nuestra' e~F.o bien naeÍó en ella ... Es de temer que ... sus
sectarios se é~en en corromper, con las costumbres abominables y las leyes in-
fames de los persas, la inocencia natural y la prudencia tranquila de la nación ro-
mana... » 19.
Eso es lo que probablemente también pensaba el gobierno sasánida
del maniqueísmo y de su fundador, ya que ordenó ejecutar a Manes en
el año 277.
La persecución contra los cristianos es más tardía (empieza en el
302 con una depuración del ejército) ,menos sistemática (su rigor varía
según los tetrarcas y el celo de los funcionarios) y sin duda menos
rigurosa.
Además, ya es demasiado tarde para extirpar el cristianismo: ex-
cepto los breves períodos de persecución, con Decio y Valeriano, el
cristia.nismo h~ disfrutado de una larga t~lerancia, .~E~_ .~!<?~~~~a<!.2
r>!,ra mtroducIrse en todas las clases SOCIales, enn9~ecerse, polemIzar,
como lo hacen Arnobio y Lactancio, y crear üñ primer'arte cristIano:
3. La administración del Imperio
La consolidación del poder imperial tiene como corolario la admi-
nistración: ésta debe ser un instrumento capaz de extender la acción del
poder hasta el más pequeño villorrio, sin solución de continuidad.
a) LAS NUEVAS DIVISIONES TERRITORIALES
Teniendo en cuenta su inmensidad y sus medios técnicos, el Im-
perio carece de la suficiente administración. En efecto, para secundar
al emperador (además de la corte y del Consejo del príncipe) están:
l.0 El gobierno central: los prefectos del pretorio y sus oficiales; los
servicios -oficinas o scrinia, servicio de correos (cursus publicusJ, servi-
cios financieros-. 2.° Lá amplitud de las funciones de los prefectos del
pretorio obliga, a finales del siglo III, a agregarles unós suplentes, los
 vice praefectorum praetorio, cuyas incumbencias se extienden a otros
recursos territoriales variables, pero delimitados. 3.° Las provincias, al-·
.x rededor de unas cuarenta, cada una de ellas cOn· el gobernador y su
officium, los pro~kdor~s' de los servicios fimincieros. 4.° Las ciudades,
a cuyos curiales y magistrados incumbe la responsabilidad de la gestión
local y la ejecución de las decisiones imperiales.
En esta jerarquía administrativa, la distancia es demasiado grande
entre el gobierno central y los gobiernos provinciales por una parte,
y entre estos últimos y las municipalidades por otra.
1. La multiplicación de las provincias. Su número es de un ~er:t­
l~nill" en el momento de la abdicación de Diocleciano. Al multiplicarlas,
Diocleciano aproxima el gobernador a la ciudad: «Para hacerse temer
más, Diocleciano dividió las provincias en menudos fragmentos, insti-
tuyendo gobernadores y oficinas particulares en cada región y casi en
cada ciudad» (Lactancio, Sobre la muerte de los perseguidores, 7, 4).
Gracias a esta modificación de la geografía administrativa, desapa-
recen definitivamente las provincias senatoriales y los privilegios de
Italia. El Imperio es uniforme ahora.
A los gobernadores de estas nuevas provincias los nombra directa-
mente el emperador. Unos son cdnsulares y pertenecen a la orden sena-
torial; otros son correctores y se eligen ya sea entre el orden senatorial
ya sea entre el ecuestre; las tres provincias de Africa, Acaya y Asia son
gobernadas por procónsules senatoriales; la mayoría de los gobernadores
son praesides de clase ecuestre.
La multiplicación de provincias y gobernadores trae consigo evi·
dentemente una multiplicación de oficinas.
2. Diócesis y vicarios. Para establecer la coneXIOn entre el go-
bierno central y las provincias que se han ido haciendo más numerosas
y pequeñas, Diocleciano aumentó el número de viceprefectos del pre-
torio, que antaño eran pocos y que se convierten en autoridades perma-
nentes. Éstos son los vicarios, caballeros perfectísimos.
A cada uno de estos vicarios se le atribuye una jurisdicción fija, la
diócesis, que reúne cierto número de nuevas provincias. Son las diócesis
de Bretaña, de las Galias, del Vienense, de España, de África, de la
Italia suburbicaria, de la Italia anonaria, de Panonia, de Mesia (divi-
dida más adelante en diócesis de Dacia y de Macedonia), de Tracia, de
Asia, del Ponto, de Oriente (de donde saldrá posteriormente la diócesis
de Egipto).
Dichos' vicarios, que rivalizan con los prefectos del pretorio y dis-
minuyen sus peligrosos poderes, tienen bajo su autoridad a los goberna-
dores de las provincias de sus diócesis (excepto a los procónsules, que
dependen directamente del emperador). De este modo resulta posible
que .. 9uando tienen que mandar a gobernadores de la clase senatorial,
sean elevados al «C1arisimado».
b) LA ADMINISTRACIÓN y EL EMPERADOR
Diocleciano cuida- de que el cuadro del Imperio, así reforzado, de-
penda únicamente de él. De ahí la separación que efectúa entre la aris-
tocracia senatorial y el órgano administrativo, civil y militar: todos los
nombramientos los hace el emperador; los jefes del ejército, fos vicarios
y la mayoría de gobernantes son elegidos entre los caballeros. Si algunos
de ellos entran en la orden senatorial es gracias a las funciones que han
asumido al servicio del emperador.
Sin que esta reforma sea total, Diocleciano separa los poderes mi .
litares de los poderes civiles; a menudo la jurisdicción de un mando
militar no coincide con la .extensión de una provincia. Al discriminar
los poderes, disgregando la autoridad militar de la jurisdicción pro-
vincial o encerrándola en una jerarquía independiente, intenta prevenir
las consiguientes sublevaciones y secesiones.
El enlace entre este órgano administrativo y el gobierno central es
asegurado por los dos prefectos del pretorio, cuya autoridad colegial
se ejerce en todo el Imperio, sin que ninguno esté sujeto a un emperador
determinado; y también por los dos Césares, ya que a causa de su
papel más específicamente ejecutivo, de la ubicuidad de su acción bajo
la dependencia de uno de los dos Augustos, aseguran así la presencia
de la autoridad imperial en el seno mismo de la máquina del Estado.
4. La defensa del Imperio
En los años 296-298 tienen lugar las últimas grandes operaciones
militares que ponen fin (provisionalmente) a las amenazas exteriores
y a las agitaciones internas: lucha contra los carpos en el Danubio,
guerra persa, reconquista de Bretaña, pacificación de Africa y represión
de la revuelta de Domicio Domiciano en Egipto.
Las fronteras del Imperio conocerán, durante un tercio de siglo,
una seguridad auténtica, sin la cual las guerras de sucesión de la Te-
trarquía resultarían incomprensibles.
a) LA ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO
Parece como si Diocleciano, comparado con Galieno, haya marcado
un retroceso: tiene un concepto estático de la defensa del Imperio.
Rodea sistemáticamente el Imperio de una línea d.e fortificaciones en
las que instala 10 más importante de las fuerzas (federados, cuerpos
auxiliares, legiones y numeri). Las fuerzas de operación de las vexilla-
 tion.es quedan sujetas a sus cuerpos de origen y regresan a sus campa-
mentos de base en el limes.
Galieno había constituido, para la defensa de Italia, un importante
ejército de reserva formado especialmente por la caballería. Diocle-
ciano, en cambio, sólo en casos de expediciones excepcionales reunió
ejército semejante ni acompañamiento (comitatus) igual.
Esta descentralización del ejército, que se encuentra de nuevo --como
cuando el Alto Imperio- extendido en un cordón fronterizo, puede ex-
plicarse por el temor de los usurpadores, o mejor dicho, por la dis-
tribución en cuatro zonas de la Tetrarquía: cada tetrarca estaba obligado
a sostener los ejércitos de su territorio con el producto de los impuestos
que en él se recaudaban, y cada duque tenía que hallarse necesariamente
ha j o el control y la dependencia de uno de los tetrarcas.

b) EL MANDO
o
a:: ii::
oo o La separación de poderes civiles y militares no es absoluta. Por una
lü
<!
a:: a::
a. parte, en efecto, en la totalidad de una provincia o de varias provincias,
UJ
a.
:;;
...J
UJ
las tropas escogidas (legiones, equites, así como sus destacamentos de
UJ o operación) se encuentran bajo el ma,ndo de un duque, caballero per-
<!
a::
:::> UJ fectísimo, que es independiente dc los gobernadores civiles.
1- :::>
U o
:::>
Pero a veces las. tropas auxiliares, que tienden a convertirse en se-
UJ
u...
UJ
o dentarias, pasan a depender de la autoridad del praeses, que de esta
a:: forma reúne poderes militares y civiles.
a.
Y, sobre todo, ambos poderes se unen en lo alto de la jerarquía
en manos de los dos prefectos del pretorio.
Es posible que no se haya hallado todavía la organización del dis-
positivo militar y de su mando. Además, Diocleciano es un estratega
mediocre. El sistema de su Tetrarquía le estorba cada vez más. Sabe
sistematizar en reformas de largo alcance las medidas de circunstancias
CJ)
que le dicta, día a día, su empirismo, pero no sabe ordenar dichas re-
UJ
CJ) formas en una síntesis coherente.
UJ
<!
a::
a.
c) EL RECLUTAMIENTO

== == ~ === === === === === === === ==== -- Los .efectivos se han doblado y en total suman unos cuatrocientos
mil hombres. Las fuentes del reclutamiento son esencialmente: 1.0 por
líereñcla~'"lo's' hijos de los soldados entran obligatoriamente en el ejér-
0
cito; 2. el impuesto en hombres que grava la propiedad mobiliaria
(el suministro de reclutas está integrado en el sistema fiscal, y se apoya
como
0
toda prestación en la unidad de la riqueza imponible del caput) ;
3. el llamamiento a los bárbaros o a las poblaciones del Imperio que
posean las «cualidades físicas» requeridas.
 De hecho, la leva de reclutas autóctonos es difícil: los propietarios "
agrícolas no quieren perder una mano de obra preciosa y se apróveGhan
del sistema para quitarse de encima a los malos eolonos. Los pueblos
tampoco quieren dejarse escapar a los miembros de su consortium.
De todas formas, el despoblamiento de las tierras est,á en contra·
dicción con la política del Estado, que se propone claramente mantener
sobre el terreno a quien lo explote. De ahí el «adaeratio de los hombres» :
los suministros en especies de los reclutas (praebitio tironum) es reem-
plazado por el suministro en efectivo, es decir, por la entrega de una
cantidad que represente el mismo valor (aurum tironicum). Con el
producto de este impuesto, el Estado compra según sus necesidades a los
reclutas más aptos. E inevitablemente sc ve obligado a buscarlos en sus
fronteras.
5. La legislación fiscal y la economía
Diocleciano no ignora las preeocupaciones económicas (acondicionar
de nuevo las tierras abandonadas), sociales o morales (esfuerzo para
favorecer la propiedad pequeña y mediana de los campesinos libres).
Aunque, en lo más esencial, sus medidas son de orden fiscal.
a) LA REFORMA FISCAL
Se impone una nueva ordenación del sistema fiscal, al que la anar-
quía también ha perjudicado. Una unificllª-ºJ:l_y una uniformación de
1~){)gi~JaügE .. §s~IlI"Il.J.~~g~"I)._.!kJas de las. estrycti1ias~ii:<rI!!!!1i~1!atiy'~~
d!tlJmp~!io, ta~J:¡ié.ll,son llece!3arias-:-t'ínal:merú:e, liáy' que procurar cada
ve~má.~_I.~Cii~?Slll. Estado, pues .10sefééHvos delejéiéitocomo::m1niljiR.
,:\,~~-;hll:~_'~'~~!,adO, la multiplicació~ de las. prov~ncias y lá crea~ión de la~\
dlOcesIs pesan-sobre la burocraCIa, y DlOcleClano ha constrUIdo mucho
(fortificaciones, obras públicas, palacio de Spalato, etc.).
Diocleciano crea la capitación, que W. Seston denomina justamente
«una anona reformada». En efecto, sean cuales sean las dudas que sub-
sisten, no es más que un sistema concebido por un oficial de intendencia
y no por un .técnico en asuntos fiscales.
E1~unto de partida es la anona militar. Cobrado al principio como
suplemeirto-~JF~:-~Q!i!!LliiiélQiiés'TéITitOríáles ·1que- ,Il"mélluaüsep;
gab¿-en:jf~!.b'_0, el impuesto "aiíonário-éñ"especíéS fuesÍste"fffiil:lzaao
por los:Severos: de excepcional, pasa a ser regular, pero accesorio.
Durante el transcurso de la crisis del siglo IlI, de impuesto adicional
pasa a ser el principal impuesto: por una parte su tarifa creció a
medida que iban aumentando las necesidades del ejército; por otra,
1 _ _ ~;a;" .... llnpt~ria destruía los impuestos en efectivo, es decir, la ma-
yoda de los impuestos regulares en la mayor parte d
, 'E . .' e as i ' .
prOVInCIaS
,(aunqbue bno en gIP.tO, por ejemplo, donde la contribución territorial
se co ra a en especIes). ,1
A. finales del ~iglo I~I, la~ prestaciones anonarias representan lo
esenCIal de la fiscaha y DlOcleclano las reorganiza. I
1. M?dalidades .d~ la riqueza imponible. Diocleciano se esfuerza "
en amplIarlas l? ma:X;Imo posible, ya que convierte en imponibles a la
vez todos los blenés raíces de cualquier categoría, los campesinos y el
ganado.
J:" se e~fuerz~ .asímismo en completarla hasta el máximo: empadro-
na~Iento sIstematlCo, en todo el Imperio, de hombres, ganado, de tierras
culh~ada~ y de la~ que, abandonadas y yermas, vuelven a cultivarse por
propIetarIos. a ~UIene~ .se les ha atribuido en concepto de asignación
forzosa (ad¡ectw stenhum).
M.
2.. ?dalida~es die liquidación. Al principio el impuesto ha sido de
repartIClOn:. e~ Import;- global se fijaba de antemano y luego se repartía
entre. las dlstmtas .umdades ~e ~o~ro (provincias, ciudades, pueblos o
propI~dades, contnbuyentes mdlvlduales), siguiendo una valoración
aproXImada de su riqueza imponible.
Una vez ~eterminada e~acta~ente esta riqueza imponible mediante los
empadronamI;-ntos, es decH, haCIa 297-298, el impuesto se ha convertido
en una especIe de cuota: cada riqueza imponible es tarifada gravada
por u~a ,carga fiscal fija .e igual para ~odas las unidades d~ riqueza
Impomble, .en una prOVInCIa o en un conjunto de provincias.
E.sta um~ad de la riqueza imponible, o caput, es una unidad ficticia
defimda reglonalmente. Es una «cuota fiscal creada en abstracto... y a
este ~olde van a p~rar todos, los hombres y la tierra, y los animales
que VIven sobre la tIerra» (W. Seston).
? M odal~dad;.es de recaudación. Autun y su territorio deben 32 000
capUa, o, mas exactament;-, la.s 32 000 cargas fiscales correspondientes
y. cu~os componentes son Infimtos: productos alimenticios destinados al
eJérCIto, a~ sostén de la administración, reclutas, etc.
A partIr de entonces queda planteado el problema de la valoración
el problema de la moneda y de los precios. '
b) LAS MEDIDAS FINANCIERAS
. En ~l 301; mediante el Edicto de precios o Edicto del máximum,
DlOclecIano fija para cada producto agrícola, cada producto manufac-
turado, cada clase de trabajo, un precio máximo que no puede superarse.
De hecho,. por lo menos durante unos años, cuando el Estado exige
que los contnbuyentes paguen, no el producto en especies sino su valor
en efectivo, dicho valor se fija según la tarifa de DiocleCiano (por ejem- .
plo, 1000 denarios por una casaca militar). En todo caso, en el 338
sigue reembolsando las casacas que compra por la coempiio (venta
forzosa de productos al Estado por. los contribuyentes, según una tarifa
impuesta), según la tarifa del 301, mientras que su precio se ha elevado
aproximadamente hasta 200000 denarios 20. .
Este ejemplo de alza demuestra la mediocridad de los resultados del
Edicto.
Paralelamente, Diocleciano reforma la moneda. Los esfuerzos de
Aureliano para sanearla han fracasado y la devaluación continúa.
Al lado de las medidas accesorias (emisiones de monedas de bronce
o folles; del denarius ar@enteus, moneda de plata pura a 96 por libra
de 327 g, del mismo peso y de la misma pureza que el denario nero- NOTAS DEL CAPITULO IV
niano), la reforma esencial es la emisión del aureus (1/60 de libra de
oro) . 17. Sobre?l selUir!'econoci~iento de Carausio, en 290, ej. n.O 207, p.
Constantino lo sustituirá por el solidus o sueldo de oro, de 1/72 de 18. E~ ~ecJr Galeno: Galenus Valerius Maximianus. 84 ss.; 101.
libra de oro. 19. COdLgO Gregoriano, 14, 4.
20. N.o 234.
Pese a los diversos ensayos y a la poca agilidad de sus comienzos, el
sistema de capitación crea para varios siglos la legislación fiscal del
Imperio.

CAPÍTULO
El Imperio de Constantino (306 337)
Hér~ules
AnibalianOTEutrOp¡a--[11 MAtMIANol
I CON~ANCIOT---Helena P~ERlo=valeria
a) -- LA CRISIS DEL DOMINADO
«Desde la fundación del Imperio romano, Diocleciano es el único
que por su propia voluntad ha descendido de la cumbre de los honores
y vuelto a la condición de simple ciudadano. Y le ocurrió lo que jamás
ocurrió a nadie desde que existen los hombres: murió como un simple
particular y sin embargo fue incluido entre los dioses» 21. Aunque Eu-
tropio escribe en la época de Valente, su asombro, que por lo demás
parece haber sido compartido por los contemporáneos de Diocleciano,
es muy característico. Cualesquiera que hayan sido sus motivos (fatiga,
V presión de Galerio, deseo de experimentar su sistema), Diocleciano
afirma implícitamente -al abdicar- la trascendencia del poder imperial,
m
que no es inherente a la persona que lo ejerce. Esta separación entre
el poder imperial y el poder personal tiene consecuencias.
1. Para el poder imperial. Desde el momento en que en efecto es
trascendente, ¿ quién asegura su permanencia, aparte sus encarnaciones
individuales, perpetuas o no? La respuesta del principado, el pueblo
[1 DIOC~ClANolTpriSCa romano, es superada y rechazada por el mismo Diocleciano, puesto que
abdica por su propia voluntad y no por la del Senado (deposición). La

)----¡
Teodor. I
respuesta de la mística del tiempo, según la cual se recibe de Júpiter
SEVERO MAXIMINO DAlA la divinidad, la gracia de ejercer el poder y, mediante la victoria, el

LiCinioT-constancia Delmacio
I
r¡---T¡-----------1 Magencio Fausta-constantinorMinerVlna
Julio
Constancio
CriSPO
poder mismo, sólo tiene valor si en el 305 se cree todavía en los dioses
del Panteón romano.
Además, ¿cómo puede Diocleciano, en la entrevista de Carnunto en
¡ I _ ~---.-----.----,----¡ el 308, promover a Licinio, que nunca ha sido César, al rango de Augusto,
Licinio el Joven I I ¡----¡ Helena
Oelm.cio Anibaliano 6.10 Juliano
Constancia cuando él mismo, habiendo abdicado, no posee ya ni la divinidad ni
la inspiración divina que poseyó únicamente gracias a sus funciones?
Diocleciano plantea el problema del fundamento religioso del poder;
rechaza soluciones, pero por falta de doctrinas no aporta ninguna.

l. Las guerras de sucesión
ElLo de mayo del 305 la crisis se desencadena con la abdicación de
los Augustos. Dura cerca de veinte años, hasta la .victoria de Con~t~n­
tino contra Licinio en Crisópolis (18 sept. 324), caSI tanto como el exlto
de Diocleciano. -
A partir del 306, el sistema de la Tet~a~9uía queda destruido. ~e
monarquía multiplicada, el poder va COnVHtlen?OSe en una monarqma
cada vez más dividida es decir, en una anarqma. Desde enero del 310
al verano del 313, la ;ituación se aclara mediante la elimininación suce-
siva de Maximiano, Galerio, Magencio y Maximiano Daia.
Desde el 313 al 324, el Imperio está dividido entre ~icinio y Cons-
tantino: éste rehace trabajosamente la unidad del IIl!Peno.
2. Para la persona del emperador. Ésta es divina y sagrada porque
ejerce el poder. Basta pues con apoderarse del mismo, lo que demues-
tra, además, que las filiaciones jovianas o hercúleas no impresionaban
mucho. Por no haber precisado las cualidades que necesita un hombre
para poder ser investido del poder, ni de qué forma la divinidad escoge
y designa a aquel a quien ella destina. Diocleciano deja abierta la puerta
a la anarquía.
b) LA CRISIS DE LA TETRARQUÍA
Sea cual fuera su origen, Diocleciano creyó que había reglamentado
automáticamente la transmisión del poder, así como la participación y el
grado de participación al poder. Así, elLo de mayo del 305, Constancio,
primer César, se conviert~ en primer Augusto y Galerio, se?undo César,
en segundo Augusto; a continuación son sustituidos respectlvamente por
Severo y Maximiano Daia, nuevos Césares y futuros Augustos. , que han aportado las reformas de Diocleciano, los fracasos de estas
Pero al mismo tiempo el .mecanismo se ve falseado por ~} caracter
heterogéneo de los principios en que se basa. 1.0 La cooptaqon crea ?l
derecho de los Césares de participar en el poder y recoger la herencIa
de los Augustos (a la muerte deConstancio, su César le sucede). 2.~ La
antigüedad de la elección fija el orden jerárquico. (a la mue~te del pnmer
Augusto, el 25 de julio del 306, Galerío se convIe~t~ en pn~e~ ,Augusto
y Severo, en segundo Augusto). 3.° Los lazo~ famIlIares (fih~clOn adop·
tiva de Severo por Constancio, de Maximlano por Galen~ ~ entrada
del César en la familia de su Augusto) refuerzan la elecclOn (coop-
tación). . ' ..
Ahora bien, estos principios se contradIcen..Por antlguedad, Cons-
tancio es primer César, luego primer Augusto, mIentras que ?,.or co.opt~­
ción y filiación sólo es Herculius. Por medio de la co0,..rtaclOn, ~IcIm~
se convierte automáticamente en segundo Augusto en el ano 308, mIentras
que, a pesar de su antigüedad, Maximiano Daia sólo sigue siendo César.
Esta es la causa de que se proclame Augusto y con ello plan!ea un
conflicto entre la filiación adoptiva y la filiación natur~l; en el an? 306
el ejército de Constancio prefiere la segunda (Constantmo) a la pnmera
(Severo) . .
El fallo del sistema estriba en que mezcla dos reglas mcompatl es.
'bl
Una, la de la cooptación, es la elección subjetiva y ar.bi:r~ria por un ~~r;t.
breo Otra, la del automatismo propio del sistema dmastlco, (transmIslOn
hereditaria Y primogenitura), es indiscutible porque esta al amparo
de toda intervención humana. Ahora bien, Diocleciano hace descansar
esta automaticidad en la cooptación. . '
Sea por el empirismo de la reforma o por su ausenCia de ~octn~a,
Diocleciano no ha dejado asegurado ni el fundamento del poder Impenal
m su ejercicio o su transmisión.
Después de la muerte de Galerio, en abril.mayo del 311, .se h~ ~u~lto,
por eliminación, a una Tetrarquía: Constantino, Mage~clO, LlCllllO Y
Maximino. Pero la evolución lógica prosigue: Constantlllo se. ~e~hace
de Magencio (victoria del puente Milvio, 28 octubre 312) Y LICllllO de
Maximino (313). '. . .' C .
A pesar de los arreglos necesanos (matnmomo de ?~st~ncla y l'
cinio, nombramiento al rango de César, en e~ 317, de. LlCllllO el Joven
y de los dos hijos de Constantino: Constantmo y Cnspo),. parece qu.e
Constantino no haya dejado nunca de querer la restauracIOn de la um·
dad del Imperio: conflictos con Li.cinio en el ~1~, e~ el 31~ t,al v~z, y
a partir del 321, hasta las victonas de Andrlllopohs y Cnsopohs en
el 324.
2. La monarquía de Constantino
El concepto de Constantino aparece como una síntesis coherente de lo
reformas; la evoluci?~ religiosa de la. época, la propia evolución de
Constantlllo y su aCClOn.
a) PODER IMPERIAL Y PODEH DIVINO
1. El ~rigen del poder. Constantino da por fin forma definitiva a
lo que se Iba esbozando poco o poco. La tendencia a conceder carácter
sagra~o al poder imperial, cada vez más neeesaria en la época del Alto
ImperIO, du~ante la dinastía de los Severos, se consolida, a pesar de un
apa~ente eclIpse: por la anarquía militar. Esta tendencia prosigue con
G~heno y ~ulmma con Aureliano: a su nacimiento, el emperador es
DIOS y Du~no, y por ello es, o mejor dicho se convierte, en emperador.
DlOclecI~no Ir?arca un claro retroceso: por una parte, el emperador
no es un dIOS, smo que sólo participa de la divinidad, por otra este
carisma se asocia al emperador y no al hombre que es ~mperador:
Est~ .re.troceso --o este progreso--;- se debe ala evolución religiosa,
tanto cnstlanacomo pagana; en Diocleciano, es debido a la tradición
romana (fundamentado sobre la trascendencia de la diosa Roma el
carácte~ s,~grád~ de los magist~ados sólo se asocia a sus personas ~or.
que estan mvestIdas de las magIstraturas).
Al !gual q?e. Dioclecian.o, el usurpador Constantino no considera que
~u ca:acter dIvmo vaya lIgado a su persona: va ligado a su poder
Impenal. La muerte y la condena de Maximiano, en el 310 escinden su
poder de la inspiración hercúlea. Es la época en que Const;ntino intenta
situarse bajo la inspiración apolínea o, más vagamente bajo la de
cualquier divinidad. '
El origen di~ino. del poder que ostenta se va precisando progresi·
vamente. Por mIstenosos que resulten los avances (su evolución reli·
gi~sa), p~r múltiples que sean las influencias (la del obispo de Córdoba,
OSIO) e mteresados los motivos (cada paso hacia el cristianismo no
parece P?der desligarse de un p~so hacia la reunificación del Imperio),
Constantmo ha encontrado el ongen divino del poder que ha conquis.
L'
tado en el momento en que, en las monedas que ha ordenado acuñar
en el 330, surge una mano del cielo y le coloca la diadema.
Su autoridad le es dada por Dios. El fundamento del poder imperial
-y de todo poder- ha sido hallado; al final del siglo IV Arcadio
emite las mismas monedas; un poeta local compone una obra' en verso,
con motivo del advenimiento de Justino 11 (14 nov. 565): «Desde lo
alto del cielo, Dios oS tiende una diadema de luz» 22.
 Para que esta autoridad y este. poder estableci?os llOr Dios sean'
reconocidos como legítimos es precIso que se conViertan, a la -:ez, ,el,
emperador y sus súbditos. La máxim~ .geniali~ad ?e Constant~~o tal
vez consista en haber realizadp, y con exIto, la smteslS de su accI~n po-
lítica, la reunificación del Imperio y la edificación ~e .I~ monarqm~; de
su actitud respecto al cristianismo, midiendo sus posIbIhd8;d~s de trIunfo
y haciendo de forma que éstas se transformen en probabIhdades; y en
último término, de su propia historia religiosa.
2. La transmisión del poder. «Es la suerte lo que hace que uno sea
emperador. Pero hay que obrar de f.orma. que aquellos a lo.s que la
fuerza del destino ha puesto en la eXIgencIa de remar sean dI~nos del
poder» 23. Por muy dudo,sa qu~ sea su. atribución a Constantmo, esta
cita expresa con bastante exaCtltud su Idea.
Dios es quien escoge a los emperadores y no los hombres, aun~;re
lo haga a través de los hombres: proclamación por el Senado o el eJer-
cito, cooptación. Pero la solución más sencilla, la más segura Y l~ ~enos
discutible es la de la herencia dinástica, según el orden cronologlCo de
los nacimientos. En el 317 son proclamados Césares Crispo nacido en
el 303 y Constantino el Joven (316); en el 324, ~onsta?c~0(317~ ;. en
el 333, Constante (320) ; en 335, su sobrino DalmacIO. La umca partIcIpa-
ción de la libertad humana es que se procure que los que son llamados
por Dios para reinar sean dignos de ello: de ~h~ la educa.ción que Cons-
tantino dio a sus hijos, haciéndolos unos «fanatIcos que tiemblan por sU
salvación» (A. Piganiol). .
De ahí también la crisis de la primavera del 326: Cnspo, que será
emperador, ¿ es digno de serlo? (Es bastardo y se f~rmulan ~ontra él
acusaciones, ciertas o falsas, de impudor). Constantmo atravIesa una
crisis moral: legisla ferozmente acerca de las ~ostumbres, el rapto y
el concubinaje 24. Finalme?te, ordena mat~r a .CrISpO, y luego a Fausta.
«Fue víctima de sus propIas leyes» (A. Plgamol).
b) PODER IMPERIAL Y PODER PERSONAL
No debe identificarse el emperador cristiano a un soberano helénico u
oriental.' 'd b 1
En efecto, el poder imperial del que está revestl o es a ~o ~to.
También es personal, porque está encarnado en una persona y ejercIdo
por ella. Pero no es personal en el sentido de que no emana de ,la
persona que lo ostenta. Se distingue pues netamente, al menos en teona,
del despotismo arbitrario. . El ejército: las escuelas palatinas, cuerpos de caballeros escogidos
Además, si el emperador es absoluto, es por~e tiene el derecho y el
deber de cumplir en la tierra las órdenes de DIOS.
3. Los órganos de la monarquía
a) LA CORTE Y EL GOBIERNO CENTRAL
Es difícil distinguirlos: El palacio imperial la corte diríamos se
convierte en el centro del Estado, y «el Impe;io enter; está den;ro»
(P. Lemerle). A la muerte de Constantino, la constitución de la monar-
quía está prácticamente concluida.
~. ,La corte y el palacio. El cubiculum, «dormitorio», asegura el
serVICIO personal del emperador y de los miembros de su familia al es-
tilo oriental gracias a una multitud de libertos, esclavos y eunucos. Su
personal está compuesto por los criados que se ocupan del «guardarro-
pía sag~a?o» (sacr~. vestis); los silenciarios,que mantienen el orden;
los servlC~os que dIrIge el castrensis sacrí palatii dependen del todopo.
deroso pnmer eunuco de la corte, el praepositus sacri cubiculi.
2. Los puestos clave. Es el del cuestor de palacio, portavoz del
emperador. A~ud~do por los jefes de los despachos, redacta las res·
puestas a las suplIcas y las leyes. Ha de ser un buen jurista. Fueron cues·
tares del palacio: Eumenio, Ausonio y Nicomaco, Flavio.
Es el primicerio de la escuela de' notarios: el officium que dirige
posee l~ lIsta de. todos los funci.on~rios, civiles o militares, del Imperio.
Se e~1VIan notanos a las provmCIas a título de comisarios especiales
prOVIstos de poderes extraordinarios.
Es el jefe de la cancillería imperial, el jefe de oficios: vigilancia
de los jefes de los scrinia; dirección general de las fábricas de armas
(fabricae); mando de las escuelas de palacio y cuidado de la seguridad
p.ers?nal de~ ~mperador; di~ección de «los asuntos exteriores» (por con-
sIgmente, VIgIla las recepCIOnes y las ceremonias de la corte y posee
autoridad disciplinaria sobre el cubiculum). Sobre todo está al mando
d~ la temible escuela de los .alfentes in rebus, a la vez ~stafetas y poli-
c~as, q~e asegura~ las t~ansmIsIOnes entre el gobierno central y las admÍ-
mstracIOnes, al mIsmo tIempo que su vigilancia y la de los súbditos.
3. Lo~ gr~nd~s servicios. No. son ya los viejos scrinia, cuyas
compet~ncIas rIvalIzan con los notarIos, el cuestor de palacio y el jefe de
los oficIOS (naturalmente, éstos tienen cada uno su officium particular).
De cancillerías han pasado a ser secretariados.
Los grande~ serv:icios son los servicios financieros, dirigidos por el
conde ,de las lIberalIdades sagradas y el conde de la res privata (admi-
nistración de las rentas de impuestos, de las de los bienes de la Corona
patrimunium, y de los bienes privados del emperador). '
de origen germánico; los protectores domestici, agregados especialmente

al estado mayor del emperador (d. supra, p. 126). que proporcionan
oficiales subalternos a las escuelas palatinas y que están bajo el mando··
del conde de los criados; y finalmente, los simples protectores.
Están colocados bajo el mando de los dos jefes de la milicia. Los
magistri, militum in praesentia (<<presentes» porque están bajo las ór-
denes inmediatas del emperador) dirigen el uno la infantería y el otro
la caballería de la totalidad. del Imperio. Esta limitación tiené por
objeto concentrar en las manos del emperador el mando supremo.
4. El consistorio sagrado. Es el antiguo Consejo del príncipe, con-
vertido en institución permanente. Participan en sus sesiones, de pie en
presencia del emperador, el cuestor de palacio, el jefe de oficios, los
condes financieros y los notarios que j ercen el oficio de secretarios.
También participan en él aquellos condes (compañeros del empera-
dor) que son llamados condes del consistorio. Estos consejeros perma-
nentes están ordenados en tres clases jerárquicas.
b) LA ADMINISTRACIÓN LOCAL, CIVIL Y MILITAR
Las novedades introducidas por Constantino (cuestor de palacio,
escuela de notarios, jefes de oficios, jefes de milicia) se explican por la
rotura de los poderes de los prefectos del pretorio: éstos, en efecto,
acaparaban la dirección del consistorio, que recae ahora sobre el cuestor;
la vigilancia del cuerpo de funcionarios, que de ahora en adelante ejercen
los notarios; el jefe de oficios ha heredado el alto mando sobre la can-
cillería; y sobre todo, en fin, los poderes militares que se reparten
después de él los dos jefes de la milicia.
1. Reforma de la prefectura del pretorio. Es consecuencia de la
reunificación del Imperio llevada a cabo por Constantino. La monarquía
imperial, concentrada en una sola persona, ya no tiene la eficacia om-
nipresente de la Tetrarquía.
Así Constantino aleja del gobierno central el colegio de los pre-
fectos del pretorio. El carácter colegial de su poder se mantiene. Pero
el número de prefectos aumenta y cada uno de ellos ejerce este poder
en una circunscripción territorial: la prefectura.
La determinación de estas prefecturas dio lugar a algunas fluctua-
ciones: en el 326 aparece la de Oriente; en el 328, la de Italia-Iliria; en
el 333, la de África y Galia; en el 337 desaparece la de África. En
esta época se fijan las atribuciones de los tres prefectos del pretorio:
de Galia (diócesis de Bretaña, de Galia, de las Siete Provincias o la
antigua Vienesa, de España); de Italia (África, Italia suburbicaria y
anonaria, Panonia, Dacia y Macedonia) ; de Oriente (Tracia, Asia, Ponto
v Oriente).
I Los prefectos. del pretorio se convierten en funcionarios civiles. Pero
sus poderes s,e amplían: son los de un vice-emperador (en e1331, Cons-
tantmo prohIbe apelar al emperador respecto a los juicios o fallos
d.e los prefect,os del pretorio). Su autoridad se ejerce sobre los vica-
nos, los proconsules (que pierde~ ~us relaciones directas con el empe-
rador), los gobern~dores de. provmClas. Los poderes de los vicarios, que
por una parte estan sometIdos a los prefectos y se convierten en sus
a?entes ejecutivos, y por otra compiten con ellos a causa de las relaciones
dIrectas entre prefectos y gobernadores, empiezan a declinar.
Pero los prefectos, en materia financiera, tienen como rivales a los
condes de las liberalidades y de la res privata. No pueden escapar a
la vigilancia del jefe de oficios y dependen estrechamente del emperador.
~?r la amplitud de poderes que los prefectos ejercen en lugar
y SItIO del emperador en unas circunscripciones territoriales determi-
nadas, la ref~rma es un esfuerzo de descentralización. Es inofensiva por
la dependenCIa ~~ la que los prefectos son mantenidos por el emperador
y la concentraclOn en manos de este último, de los poderes militares.
. 2. Las n~formas milita,res. Sust.rayendo destacamentos de los ejér.
cItos frontenzos, Constantmo orgamza una potente fuerza de interven-
ción o de acompañamiento: el comitatus. La reforma se ha llevado a
cabo por la necesidad --cuando la campaña contra Magencio en el 312-
de de,jar en las fronteras una línea de defensa y de llevar un equipo
e~cogldo ~~e acomp~ñe al. ~mperador. Este comitatus se sostiene y acre-
CIenta medIante la dlsoluclOn de las cohortes pretorianas, después de la
victoria del puente Milvio, y mediante las ulteriores campañas contra
Licinio. .
A este ejército de maniobras se opone el ejército de cubrimiento de
los limitanei o ripenses. Para compensar el debilitamiento consecutivo
d~ las detrac~iones (en espe?ial de los, equites), efectuadas para orga-
mzar los com~tatus, Constantmo, reforzo las tropas del limes reclutando
algunos cuerpos auxiliares, auxilia, entre los bárbaros vecinos.
El mando de las tropas de. las fronteras es arrebatado al praeses y
confiado al duque. El del com~tatus se entrega a los dos jefes de la mi-
licia, que tienen también autoridad sobre los duques del limes.
Así se encuentran radicalmente separados los poderes civiles y los
poderes. militares. Y éstos quedan concentrados en las manos de los dos
maestros de la milicia, de hecho en el emperador: esta unificación de
la autoridad militar corresponde a la del Imperio.
. ·1 c) Los ANTIGUOS PODERES Y LA NOBLEZA DE ESTAQO
1. El Senado romano y las magistraturas. El Senado ya no tiene
ningún poder real.
 ,(f.~_---,
CON~IS1'ORI~;' ~~GRAbO : ~----------__. _____________

Prepósito
del cubrculo 1----i
Magister
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r -~------
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sagrado Condes de .1.' elese
officiorum 2. a
castíe~se
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COMITATUS I--(Oriente, Iliria,
_ Galias)

Vicario -

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Duques

SERVI'~F y otros jefes

militares
11. Notarios
~ imleriales
 Sigue a la disposición del ejercicio de la cuestura. Los escalones. d.el,
cursus .-~uestura, ~retura X c~W~l!.Lado- subsiste~. Perolo~. m~gls­
trados carecen de po er. Cuestores y pretores se conVIerten en· hturglCos,
encargados especialmente de proporcionar los ju~gos. Por eso, a parti.r
de Constantino, el emperador se abstiene de deSIgnar estas costosas h-
turgias: lo deja a cargo de los senadores. El consulado es un título hono-
rífico que concede el emperador. . a)
Entre los senadores de rango consular, designa al prefecto de la
ciudad, cuya jurisdicción en materia civil sc extiende sobre todos. los
clarísimos y, en materia criminal, sobre los que de entre ellos resIden
en Roma. Esta competencia convierte al prefecto de la c.iudad en el
representante eminente y en un símbolo del orden senatonal.
2. La nobleza de Estado. Las antiguas magistraturas republicanas
se han ido convirtiendo, .pues, en curadurías municipales romanas o en
títulos honoríficos. Ya no están calificadas para el ejercicio de una
función imperial.. La pertenencia a una or~e.n -_.?!:~~~_se,:JatoriaL.ª!;
los clarísimos, orden ecuestre de los perfectlslmos-- ha de]adode de-
Termmar-suTliñCión.
Se encuentran codo o codo corregidores de rango ecuestre y de rango
senatorial, praesides senatoriales y ecuestres; la distinción entre las
dos órdenes queda abolida.
Por lo tanto, la función determinará en lo sucesivo la clase a la que
se pertenece: aquellos a los que el emperador nombra maestros de
oficio, cuestores ~e pala;io, condes {~nancieros o prefect~s del. l:an~o Ql
de clarísimos. La ]erarqma _~~lasfuIl:~_~~Il:~~ ..c:rf:)!l)íllf:)~<:~~ula. nobIll~nª;", •
Si bien la pertenencia a fa nobleza senatonal heredItarIa ya no es
válida para ejercer una función, ha dejado también a su vez de ser
un impedimento. Los empera~o~f:)si.!Jri~~[~ne_r~IJTIente, apartab~~ a los
~~es rom~noI~.l?i~esto~~~~~~~!~!~~.:.. E~~~ exclusIOn ter-
ruma con Constantmo.
·-1:n·ef~cto;·ya·qiíe la función ejercida ya no depe~de de la clase
a la que se pertenece, los senadores ya no están exclmdos de puestos
reservados hasta entonces al orden ecuestre. Por otra parte, Con~tan­
tino ha roto con la tradición de hostilidad o de desconfianza haCIa el
.. Senado. . 2. Constantino y el cristianismo. Constantino no rompe con el paga-
La «reacción senatorial», aparecida en la época d.e Alepnd~o ~evero,
va a consolidarse y a transformarse: a la fuerza socl~l y economlca ~ue
posee, la nobleza del Senado añadirá el poder POlítl?O. que da el eJer-
cicio de las altas funciones y el aumento de prestIgIO y de riqueza
adquirido con el poder. . .,
Consolidación peligrosa SI esta anstocraCIa se vuelve hostIl a los
emperadores, y esta hostílidad está en g~r?Ien desd~ el momento en que
Constantino ha fundado un «Imperio CrIstIano y onental» (P. Lemerle).
4. El imperio cristiano y oriental
Tan sólo se limitó a fundarlo: en efecto, colocó al cristianismo en
situación de triunfar, y al Imperio en estado de dividirse en dos partes,
occidental y oriental, distintas y desiguales.
CONSTANTINO y EL CRISTIANISMO
Esta cuestión comporta tres aspeetos: la conversión de Constantino, la
política haeia el cristianismo y las interveneiones en los asuntos de la
Iglesia.
1. La conversión de Constantino. Sin entrar en los detalles de este
problema dificil y controvertido, notemos únicamente que Constantino
llegó al cristianismo lentamente, que los progresos de su conversión
acompañan a los de su obra polítiea y que los asuntos religiosos siempre
le habían preocupado.
Al principio es pagano y adepto al culto solar. En el 310 tiene una
visión en un santuario de los Vosgos. Se le apareee Apolo; su religio-
sidad y su fervor hacia el monoteísmo Bolar se acrecientan.
En el 311, en Oriente, Galerio pone fin a la persecución de los cris-
tianos. La época de los mártires concluye.
En el 312 está en guerra con Magencio: al paganismo militante de
su adversario, Constantino opone quizá promesas de tolerancia. Pero
sobre todo en el 313, Licinio, que lucha contra Maximiano Daia por
la posesión del Oriente, en donde el cristianismo es una fuerza mucho
más importante que en Occidente, hace profesión de tolerancia: Cons-
tantino, que es su aliado, debió aprobar esta política en la entrevista de
Milán, en febrero del 313.
A partir del 313, quedan frente a frente Constantino en. Occidente
y Licinio en Oriente. Las consideraciones políticas pueden haber con-
ducido a Constantino a aceréarse a las comunidades cristianas instaladas
en los dQminios de su rival; su evolución interior ha podido encami-
narlo hacia el cristianismo, por el cual se inclina decididamente a partir
del 320. . - - - - - - - - -.. .. ............. - . .
"--~ ~
nismo oficial --la separación del paganismo y del 'Estado no tiene lugar
hasta el 379--, sigue siendo pontifex maximus, funda Constantinopla
según los rit¿s paganos tradicionales y deja subsistir e incluso construir
templos. Sus disposiciones respecto al paganismo tienden únicamente
. a depurarlo. .
No impone el cristianismo: le concede la libertad, es decir, dado el
dinamismo cristiano, la casi certidumbre de conquistar el Imperio.
 Ni siquiera favorece expresamente al cristianismo, se lÍmita a ~orre-.,
gir en la legislación lo que hiere a los cristianos (supresión de.las leyes
de Augusto sobre el celibato), a legislar de forma que tengan su lugar
en el Imperio (ley sobre lá santificación del domingo, puesto así en
plan de igualdad con los días de fiesta paganos, a autorizar la liberación
de los esclavos mediante una declaración en las iglesias, y a dar permiso
a la Iglesia para recibir legados). . '- - - - .--,
-'''Lo'cierto es que 'al iecoiioc~r al arbitraje de los obispos la misma
validez que a las sentencias de los tribunales civiles, funda la jurisdic-
ción episcopal.
3, Constantino y la Iglesia. Se preocupa por establecer la paz de la
Iglesia. Desde el 312, las querellas provocadas por el cisma donatista le
permiten intervenir en los asuntos interiores de la Iglesia. Para poner
fin al conflicto entre los arrianos y sus adversarios convoca, en el 325,
el concilio de Nicea. Una vez establecida la ortodoxia, se propone que
los cristianos se atengan a ella.
Sin duda tan sólo interviene en los asuntos de simple disciplina, de
mantenimiento del orden. Aunque ello tiene su origen en una querella
dogmática. Constantino inaugura en Oriente la política del poder hacia
la Iglesia.
b) LA FUNDACIÓN DE CONSTANTINOPLA
CL 11 Parte, cap. I1I, pág. 294.
Dando al Imperio una segunda capital, políticamente casi igual a
la antigua Roma, y fundándola en Oriente, Constantino da cuerpo a la
distinción entre las dos partes del Imperio.
Las diferencias de orden político (densidad y calidad de la tuba-
nización, por ejemplo), económico (actividad industrial, distribución de
las riquezas), social (estructuras agrarias, etc.), lingüístico y cultural
(civilización latina en el oeste, griega en el este), religioso (poder desi-
gual del cristianismo, y por consecuencia del paganismo, y carácter dis-
tinto de las mentalidades religiosas, de las relaciones con los poderes
temporales), se verán afirmadas y reforzadas.
Estas diferencias son en su mayoría ventajosas para Oriente. El im-
pulso que le da inmediatamente la organización de la capital, aumenta
su superioridad.
La fundación de la nueva Roma perjudica el prestigio de la an-
tigua. A las diferencias, a la desigualdad, pronto se suma una celosa
oposición.
Al fundar Constantinopla, Constantino ha preparado el nacimiento,
a muy largo plazo, del Imperio bizantino y la supervivencia de la ci-
vilización greco-latina.
5. Lagunas e incertidumbl'es
'a) LA EVOLUCIÓN SOCIAL
Constantino ha innovado, concluido y también ha proseguido: sus
iniciativas en el terreno de las finanzas,de la fiscalía y la economía son
una continuación mediocre de la obra de Diocleciano.
Crea el solidus a 1/72 de libra de oro, que sustituye el aureus de
Diocleciano; manda acuñar monedas de plata (las siliques) y de bronce
(las milíarensia). Pero no puede detener la inflación
Los grandes gastos ocasionados por la construcción de Constantinopla,
por la edificación de la monarquía, arrastran a la creación de nuevos
impuestos: a la capitación se añaden la gleba senatorial que grava las
rentas de los senadores, y el crisárgiro, percibido cada cinco años, en
efectivo, de los mercaderes.
Prosigue la crisis económica del siglo III (continuación de la infla-
ción, por ejemplo, con sus múltiples consecuencias). La institución de
la nueva legislación fiscal acarrea desórdenes, de los cuales se aprovechan
los que tienen mayor fuerza económica. La evolución política y religiosa
.}eL Imperio favorece ja}eIl denci!1: de ía~'~(¡cledad' '¡¡-jerar-quizarse y a
.~l~rse ~n cast(l.~, eIl.,cuy(),ilJterior 10sh()!I1br~s están ligados hereditaria-
meñfé-lr~síT' conaición y a menudo a su residencia. ,.-.
::;;;"suhérencÍadélas funciones se extiende al ejército, a los burócratas
de los oflicia y a los curiales de las ciudades; a las corporaciones de
utilidad pública, panaderos, navicularios cuyo consorcio, por una ley
del 326, debe heredar los bienes de aquellos 'de sus miembros que mueran
sin hijos.
~ºnl:l}ey del 332 (G. Th, 5, 17, 1) inaugura la larga serie de medidas
mediante las' cuales los campesinos quedarán atados a la tierra: «El
-propletanoen cuya casa seencueritre un colono qúe pertenezca a otro
deberá devolverlo a su lugar de origen y pagar la capitación por todo
el tiempo que lo haya retenido ... En cuanto a los colonos que intenten
hui!,,-_~~,Je~_pondrán cadenas comoa 10s"esClavos.» '--"-'" ,. ...
,,, ..~ Época' de transícÍÓ'n:el' vas~lraje-'qu:e'se'''pfesteiite reemplazará a la
esclavitud que declina. Hacia 330-337, un mercader de vinos, aplastado
bajo el peso del crisárgiro, forzado a pedir prestado para pagarlo, in-
capaz de pagar su deuda, se ve reducido a dejar a sus acreedores todo
cuanto le pertenece, incluso sus hijos. Pero algunos monasterios contri-
buyen a escote para rescatarlos 25.
Constantino crea una ley para la defensa de las viudas, de los huér-
fanos, de los prisioneros, que obtienen el derecho de poder ver el sol
cada día. Medidas humanitarias sin gran alcance, que se esfuerzan en
corregir los efectos sin atacar las causas. Constantino desea, por encima
de todo, volver moral y casta esta sociedad.
 establecimiento de un colegio de Augustos jerarquizados, una especie de
b) EL PROBLEMA AIUUANO Tretarquía familiar.
Después del concilio ecuménico de Nicea, Constantino de'stierra a los , ¿? quizás se reservaba el poner a prueba a los príncipes y designar
clérigos que se oponen al cr.edo ortodoxo, Arrio, Eusebio de Nicomedia, al mas capaz de entre ellos, cuando la muerte le sorprendió en tales
vacilaciones?
etcétera.
Pero poco después los manda llamar y los reintegra a la comunidad Muere, en efecto, el día de Pentecostés del 337, después de recibir el
bautismo por el obispo arriano Eusebio de Nicomedia.
de la Iglesia. ¿ Obra así porque comprueba la fuerza que tienen en
Oriente los partidarios del arrianismo, por el deseo de apaciguamiento,
porque tiene dudas respecto al valor del credo niceno, o bajo ciertas
influencias de los que le rodean (su hermana Constancia se inclinaba
hacia el arrianismo), o quizás porque su temperamento escrupuloso le
induce a menudo a reconsiderar las decisiones que ha tomado?
Dicha medida provoca la oposición encarnizada del obispo de Ale-
jandría Atanasio (328-373). Atanasio reúne en sí mismo la certidumbre
del teólogo, la nerviosidad sediciosa de la ciudad de la que es obispo y
el fanatismo turbulento de los monjes egipcios que lo apoyan y a los
que amotina. Del 330 al 335 se subleva contra el emperador. Es el prin-
cipio de la oposición del clero al Imperio, de Alejandría a Constanti-
nopla.
En el 334, Atanasio se niega a ir al sínodo de Cesárea, mediante el
cual Constantino pretende poner orden en los asuntos de la Iglesia. En
el 335, los concilios de Tiro y de Jerusalén condenan a Atanasio, que
es desterrado a Tréveris.
La querella del arrianismo se reaviva en Oriente, incluso en la fa-
milia del emperador y entre los que le rodean.

c) LA SUCESIÓN

Constantino ha querido que el poder imperial se transmitiera here-

ditariamente. Pero sobre la cuestión de la unidad o la repartición de
este poder, su voluntad no queda clara. Entre los Césares que ha creado,
Crispo y Licinio el Joven han sido ejecutados; el primero en el 326 y
el segundo en el 336. Quedan sus tres hijos Constantino, Constancio
y Constante, y sus sobriñoslJa1'ñ1'ac"íóy--AIiíllalíñü;--pues este' {¡'ltimo -.
~mbrado nobilissimus (título ostentado por los Césares y los
miembros de la familia imperial), Rey de Reyes y de los Pueblos del
Ponto, e instalado en el trono de Armenia.
¿ Piensa Constantino desmembrar el Imperio considerado como un
patrimonio familiar? Esta acusación, que más tarde hará Juliano, es reba-
tida por la obra misma de Constantino.
Según el testimonio de la numismática, habría pensado en su hijo
mayor Constantino como el heredero del Imperio. Quizá consideró el ¡,
 CAPÍTULO VI

La sucesión de Constantino y las dificultades

NOTAS DEL CAPITULO V interiores del Imperio (337 .. 363)
21. Eutropio, 9, 27-28.
22. N.o 538, p. 25, 29-30. De la muerte de Constantino (22 mayo 337) a la de JuliallO (27 ju.
23. Historia Augústea. Heliogábalo, 34, 4. , . nio 363), la seguridad del Imperio no es total: incursiones libias, pira-
24. Código Teodosiano, 9, 7, 1; 9, 24, 1; 9, 8, 1; Cod!go Justinianeo, 5, 26. terías de los isáuricos, agitaciones de los bárbaros al borde del Danubio
25. H. l. BELL. Jews and Christians in Egypt, p. 72 ss.
y, sobre todo, invasiones en la Galia y guerra casi permanente contra
Persia. Pero durante este período dichos peligros no tienen la gravedad
que tuvieron en ciertos momentos del siglo III y que tendrán después
del 363. Las dificultades del Imperio son interiores, nacidas directamente
de la obra de Constantino o de sus incertidumbres.

l. Las dificultades dinásticas

a) LA THANSMISIÓN DEL PODER IMPERIAL

1. El interregno. Constantino quiso que la transmisión del poder

fuera hereditaria, pero sus decisiones, en lo concerniente a su unidad
y a su repartición, son poco claras. Estas incertidumbres favorecen las
intrigas de la corte, que, dueña del poder absoluto, lo paraliza. Las en·
vidias entre los hijos (los Césares Constantino, Constancio y Constante) y
los sobrinos (el César Dalmacio y Anibalino) bloquean la sucesión. El
Imperio no vuelve a tener Augusto hasta el 9 de septiembre.
Por lo. menos, se afirma durante este interregno la trascendencia del
poder imperial cuya permanencia no se ve afectada por la interrupción
de su ejercicio.
2. La revolución de palacio. Previendo las sediciones que el vacío
del poder podría alentar, los soldados «hicieron una revolución por
temor a la revolución» 26: las ramas colaterales en línea masculina de la
familia imperial son exterminadas. Únicamente pueden escapar Galo y
Juliano.
Lejos de contradecir la lealtad dinástica, esta intervención del ejér-
cito la consolida, ya que favorece a los herederos directos y marca el
triunfo de la idea familiar.
b) LAS USURPACIONES
Las sublevaciones de Magnencio, Vetriano· y Nepociano en. el 350, de
Silvano en el 355, de Juliano en el 360 y de Procopio en el 365 contra-
dicen aparentemente la lealtad dinástica. De hecho, a exeepción de la de
Magnencio, estas usurpaeiones van ligadas al progreso de la idea dinástica
y de la monarquía absoluta.
Es una confabulación de la corte lo que obliga a la sublevación,
como último recurso para salvar su vida, al franeo Silvano, conde y
jefe de la milicia de Constancio. Los odios familiares expliean en parte
las usurpaciones de Nepociano, de Juliano y de Procopio, los cuales,
por otra parte, se han apoyado en su dependencia de la familia eons-
tantiniana. La idea dinástica suscita, graeias a Constaneia y a la com·
placiente y oportuna usurpación de Vetriano, un contrapeso que impide
a la de Magnencio conquistar las provincias danubianas; asÍmismo lleva
a Constancio, antes de morir, a nombrar a Juliano su heredero. La le-
gitimidad dinástica, por Jo tanto, borra la ilegalidad de la sublevación.
c) UNIÓN y DIVISIÓN DE LOS AUGUSTOS
1. Repartos y querellas. Constantino n, el mayor, en Tréveris, el
joven Constante en Sirmio, y Constancio en Antioquía, reinan sobre
el Imperio que se han repartido. La soberanía de cada emperador tiende
a coincidir con las prefecturas del pretorio, cuyos límites en esta época
son: prefectura occidental (diócesis de Bretaña, Galia, Vienesa, España, y
Mauritania tingitana), central (África, Italia suburbicaria y anonaría,
Panonia, Dacia y Macedonia) y oriental (Tracia, Asia, Ponto y Oriente).
Pero la unidad del poder imperial se mantiene mediante el orden
jerárquico de los Augustos: preeminencia del mayor sobre sus hermanos,
tutela ejercida por él sobre Constante, el cual, si bien no es precisa-
mente un «Augusto sin tierras» 27, tampoco goza de autonomía legisla-
tiva.
Si bien esta desigualdad mantiene una autoridad superior que ase-
gura su unidad, también suscita envidias capaces de destruirla: desde
el 340, Constante se rebela contra Constantino, lo elimina en Aquilea y se
establece en Milán. Hasta su muerte (enero 350) reina en las prefecturas
occidental y central.
2. La «unanimitas» de los Augustos. Las decisiones de Constancio
y Constante se toman de común acuerdo, y su legislación es una sola.
Esta «unanimidad» se debe por una parte, a que ambos saean conse-
cuencias de la fructífera obra de Constantino y de sus predecesores, y
por otra partes, a que Constantino ha impuesto a los dos hermanos el
mismo aprendizaje de la púrpura, que ha mitigado las oposiciones de
sus te~peramentos; difuminado la personalidad de uno y otro y los ha
.conv.erlIdo, por lo menos en el ejercicio de su profesión, en dos pálidos
reflejOS de. su padre.
La obra política de Co?!Stantino prosigue en la época del colegiado
y luego en J,a de ~stan~. convertido en único emperador después de
la sublevaclOn de. agnencio.
La mon~rquía se hace cada vez· más absoluta: acrecentamiento de
~a ,burocracIa; preponder~ncü: de los agentes in rebus que vigilan los
espachos de~r~fectos, VIcanos, gobernadores y generales y que con.
t~ro,l~n .los serVICIOS de ~orreos; estricta vigilancia de los militares; re.
fOlZamIento
. de . la herenCIa
. de claoe"
. ., ~.),.80b re t od
o para I ' 1es' contro 1
os cuna
de las transaCCIOnes comerciales después de la revalorización del 'denario
ya qu.~ el desahogo de la tesorería ha hecho posible una política d~
deflaclOn.
~-.:rl1_o_ll,~Eq:t:lÍa se vuelve cada vez más cristiana' u · >' ,
de e~uí(fa¡ry-¡:norialdaa~ilispii'~-"i.ina·-·kg1;licióñ·1u:nan:a (k:ej~l~~:~l~~
p.odran retener a un acusado más de un mes sin escuchar sus declara-
:lOnes) y feroz (el homicidio, el rapto, el adulterio el maleficio el
mcesto y la pederastia se castigan con la i;uerte) .-'-' ,
3. División de los A.ugustos. C:nsta:cio) 7ué
tiene 23 años en el
340, y .~o~stan~e,. que tIene 20,. a~lUncian los príncipes de la segunda
gener~clOn. Gla~IanO y ValentImano n después de Valentiniano l,
ArcadIO y ':[:~nono ~~spués de Teodosio. Su extrema juventud, y también
l:!lU educaclOn estenhzant~, confinada. en exc~so en el interior del pala-
CIO, los .vuelve muy senSIbles a la mfluencIa de quienes les rodean.
Ahora bIen, hay do~ Augustos, por lo tanto dos cortes, una en Occi-
dente y otra en OrIente. Es, pues, inevitable que las diferencias de
ambas cortes, su egoísmo, destruyan a veces la concordia existente
ent~e l?s emperadores, creada por la identidad de sus formaciones la
solIdarIdad y la preocupación del Imperio. Especialmente cuando' los
dos emperadores profe.san creencias religiosas opuestas que son causa
de contmups enfrentamIentos entre Oriente y Occidente.
2. La querella del arri.an~mo
1)0"'0~
Uno y otro luchan contra el cisma donatista: primero Constante
después de la inútil tentativa de apac!guamiento del edicto de unión (347)'
y hasta s~ muerte; luego ConstanclO. La persecución no cesa hasta el
362: J~lIano. or~ena que los obispos donatistas sean reintegrados a
sus antIguas IgleSIas.
. Sin embargo, resu~ta que los dos emperadores profesan credos dis-
tmtos: Constante es mceno y Constancio, arriano.
a) LA VICTORIA DE LOS ORTODOXOS
La Unidad de la fe, la del Imperio y la paz entre los emperadores que-
dan restablecidas.
325 .•.... Concilio de Nicea 338 ..... . Concilio de Antioquía
334 ..... . de Cesárea 340-341 .. '» de Roma
335 ..... . de Tiro, 341 ..... . de Antioquía b) EL DESQUITE DE LOS ARRIANOS
335 ..... . de Jerusalén 344 ..... . de Sárdica
351 ..... . Concilio de Sirmio 357-359 .. Concilio de Sirmio
1. El despertar de la querella. Las vacilaciones de ConstantiIlo, 352 ..... . de Oriente 359 ..... . de Rímini
pocos años después de Nicea, han tenido como consecuencia la restau- 353 ..... . de Arlés 360 ..... . de Seleucia
ración en Oriente de las posiciones del arrianismo y el recrudecimiento 355 ..... . de Milán 360 ..... . de Constantinopla
de la resistencia de Atanasio en su destierro de Tréveris, y la de sus
partidarios nicenos. Además, esta acertada nueva intervención del podt'f .1.
La sumisión ~e las Igllesias. La muerte de Constante y la vico
sienta otro precedente. La muerte del emperador y el retorno de Ata- tona .d~ Mursa permIten el desquite. Aconsejado por los obispos arrianos
nasio a Alejandría reavivan el conflicto: destituciones y vejaciones de de Ilma (Valente de Mursa y Drsacio de Singidunum), Constancio con.
los arrianos, restablecimiento de los nicenos. Reunidos en Antioquía en voc~ .en el 351. ~l ~on~ilio de Sirmio, que renueva las sentencias y las
el 338, los arrianos renuevan contra Atanasio las condenas anteriores deCISIones de FIhpopol.IS. Los arrianos de Oriente reemprenden entonces
de Cesárea, Tiro y Jerusalén. Constancio interviene: los obispos nice- su lucha contra ~tanas~o, del cual se sospecha además que está de acuer.
nos son reemplazados por los arrianos; en Constantinopla, Pablo por do .con MagnenclO y plden al papa que lo condene. Liberio, sucesor de
Eusebio de Nicomedia; en Alejandría, Atanasio por Gregorio. Jul~o, ruega al emperador que convoque un concilio para juzgar a Ata.
naslO y confirmar el credo de Nicea.
2. La intervención del obispo de Roma. Los sentenciados, con Ata-
Así, se celebran los concilios de Arlés y de Milán, donde residen la
nasio en cabeza, llevan el debate ante el papa Julio (final del 339). El
concilio de Roma, que disgusta a los obispos orientales, rehabilita a mayor parte d.e los obispos de Occidente. Constancio les impone su
vol~~t~d: conSIgue que cond~nen a Atanasio y que no adopten ninguna
Atanasio y a sus partidarios, afirma la primacía de la sede romana y
formula la idea de la libertad de la Iglesia respecto al Estado. Pero pOSIClOn s~bre el cre~o de NICea. Esta victoria del poder temporal abre
un~ era. de. persecu.c~ones: condenados y recalcitrantes (Atanasio, Li.
en Antioquía, aun proponiendo una fórmula conciliadora (la semejanza
beno, HIlano de POltwrs, etc.) son destituidos y sustituidos por arrianos.
del Hijo al Padre), los orientales condenan inplícitamente a los ata-
nasianos proclamando el derecho de los concilios provinciales de juzgar 2. La definición de la fe. Falta tomar una determinación sobre
sin apelación, con plena independencia de Roma. el credo y definir la dogmática que restablecerá la unidad de la fe.
3. La intervención de Constante. Las pasiones se desencadenan (des- Convocado con este fin, el concilio de Sirmio revela la anarquía teoló-
gica:
pués de la muerte de Eusebio hay luchas callejeras en Constantinopla
entre los partidarios de Pablo y los de su rival arriano, Macedonio, en
el 342). Constante propone en el año 343, la convocatoria de un con- / Niceanos---_____ homusianos = Consubstancialidad del hijo
cilio de apaciguamiento en Sárdica. De hecho, queda dividido, ya que / con el padre
los occidentales lo celebran en Sárdica y los orientales en Filipópolis. /
/ Homusianos similitud substancial
Los dos concilios separados se excomulgan el uno al otro; el de Sárdica
afirma el derecho del papa a intervenir en los asuntos del clero pro- "" " Arrianos
/
/ Moderados '\..
'\.. Homeanos similitud no substancial
vinciano, el de Filipópolis lo niega.
Este fracaso parece iniciar el camino de un cisma y, al estar cada
partido apoyado por un emperador, de una guerra entre el Occidente
" "RadiCales - Anomeanos = diferencia

niceno y el Oriente arriano. Tanto por presión de Atanasio como por «Cada año o cada mes damos una nueva definición de la fe» 28.
convicción, Constante se vuelve más amenazador cada vez. A causa de Para terminar, Constancio hace adoptar, el 22 de mayo del 359,el
la amenazante guerra persa, y por prudencia, Constancio retrocede ante cuarto credo de Sirmio, que da una definición homeana a las relaciones
la prueba de fuerza: en el 346, los nicenos se reintegran a sus iglesias. entre el Hijo y el Padre. Fórmula esta que impone a los occidentales,
en Rímini a pesar de una mayoría nicena;' a los o~ientales, en ,Seleucia" Iglesia frente al Estado, De, esta ayuda espontánea pero gratuita, en
apoyo del brazo secular exigido por la Iglesia, sin contrapartida hasta
homusiana'
a pesar d e' una mayorI'a , ' " y que ConstanclO hace sanClonar
, " por
, la dependencia del Estado, parte la amenaza de una evolución que Cons·
el concilio de Constantmopla, " "'1 1 ' tante ha iniciado.
A partir de entonces la persecución n,o se dIrIge tan~o ~ co~tra o~
En Oriente, por lo contrario, Constancio prosigue y desarrolla la
nicenos sino también contra' los homusIunos (MacedonIo e onstan
política constantiniana, En Nicea, su padre interviene como poder temo
tinopla) y los anomeos (Aecio), poral, «como poder de policía» 3\ para restablecer el orden. Constancio
va más lejos: consigue imponer su voluntad en los concilios de Arlés y
c) SIGNIFICACIÓN y BALANCE
de Milán, hace triunfar en Sirmio el credo que le agrada y lo hace
aceptar en Rímini y Seleucia, Claro que son los obispos quienes esta .
1 El problema cristológico. Los argum, entos utilizaddOS lPodr J~l~dando blecen el dogma, pero éste es el que el emperador ha elegido. Exige
,, " , t cia' rechaza a a IV mI a
contra el cristianismo demuestran su Impor an,: d' : ] 's obediencia a los obispos y a cambio les otorga privilegios como a unos
del Hijo, el Padre no es o,tr? que el dios Je;~ova, un lOS naClOna, ma , funcionarios (derecho de usar el correo público y de sustraerse a la
y el cristianismo, un gnostICIsmo entre otros , , " d' t la jurisdicción secular), Defi.ende al Estado contra sus apetitos: negativa de
Por otra Parte , en el interior mismo del crIstlamsm,o, mle Ian e.,
1 H" d t na a re l aClOll
liberar de impuestos a las tierras de la Iglesia, obligación impuesta a
relación que existe entre el Padre y e ~!o,;e ~ er~} los curiales que se hicieran sacerdotes de dejar a la curia las dos ter-
entre Dios y los hombres y se define la noCIOn esa, v,aclOn, " 1 des- ceras partes de sus bienes 32,
Se comprende los apasionamientos que ello SUSCIto Y tamdbllen e, ,~
I zo más o menos corto, e arnams-
menuzamiento y 1a con den a, en, un ~ a, 1 d' , 'd d de Cristo d) POLÍTICA y CRISTIANISMO
af
mo , 1J 'o' rmula anomea, que nIega mdIrectamente a IvmI a '1 d t '
I ' " 11 van a a es ruc-
y las formas homeana y homusiana, que a mlm~nIZan, e 'fi ltades de La actitud de Constancio queda explicada por el alcance particular-
ción del cristianismo, Las divisiones de los arr}a~os Yi~s ~~b~~itamiento mente religioso de la querella y por su importancia política.
Constancio para imponer su credo son caractenstlCas. -'s e ' , 1. La estabilidad del Estado. Según Constancio, ésta «es debida
' d t 1 época de Juliano qUIen, reac' más a las prácticas religiosas que a las actividades laicas y corporales» 33,
del arrianismo aumenta to daVla uran e a d' fi les
cionando contra la política de Constancio, llama e nuevo, a, na En efecto, a partir del momento en que el emperador recibe su corona
del 361, a todos aquellos que ,habían sido desterrados por motIvos re- de las manos de Dios, el cristianismo es reconocido oficialmente corno
ligiosos y en particular a los nIcenos, " religión del emperador y la definición de Dios, es decir, el problema
2, Las luchas entre las Iglesias, El concili~ ~1~:~e;rí:abI~erA~~
cristológico, se convierte en un asunto de Estado. A partir de ahora,
religión y política serán inseparables.
nocido la preeminencia de las stedesladea~~:;' de Ata~asio e!rHesa la
e
l' quía Aparte su temperamen o, 'd" 1 30 2. Democratización de la teología. Al margen de los debates polí-
t~:dici~nal hostilidad de l,a ciudad ale}andrlina h,act~an~a~o o:~e:ir;a un; ticos que hasta entonces se habían limitado al círculo del Senado, de la
'., de su IgleSIa por d ommar a cns la d aristocracia o de la corte, las controversias político-religiosas franquean
1a amb IClon 1 1 360 de la se e
~re~en~e e~vidi~ah~~iC~:~:~~:i:;fa~a ~l aobrs;:rE:~o~io ~e~~estr~
el recinto' de los concilios y descienden a los ambientes populares.
que Esta amplia participación del pueblo en las discusiones teológicas,
h: c:~;;:~~i~o que la promoción política de ésta le da:i:!t:I~~:a::~ y por lo tanto en los «asuntos políticos», queda explicada por una

!~~~~~~;l:~n:fí~i:~ ~:~~::::r~:t~ti: ::;e c~~e~~:j::d~a y,la' de Ro~a~

antigua evolución intelectual: el pensamiento ha copiado a la religión
en todos los ambientes y ha utilizado siempre, cada vez más y de forma
O . 'd te Su oposición se ha Ido endureCIendo graCIas
O apasionada, sus categorías y su expresión. Ello se explica por la difusión
3. nente y e;adores Es también el encuentro de dos cristia-
CCL cada vez más amplia y rápida del cristianismo. Todo le favorece, desde
a~ apoyo de ~o~ e~'p;, t de' dos conceptos de la disciplina eclesiástica, la política religiosa de los emperadores que lo utilizan para suplantar el
nIsmos de espuItu IS m o, l' d 1 &t d paganismo, hasta su política social: en el momento en que la sujeción
de dos evoluciones opuestas ~e la Ig es:: :au:a de ~t~~asio y de Julio, hereditaria a las situaciones establecidas se consolida para todos -cam-
En Oc~identbe, Constante, f~~~~Y:~a idea de la independencia de la pesinos, artesanos, soldados, curiales, emperadores incluso-, tan sólo
deiando sm cm argo que se
la entrada ·en el clero ofrece, junto a la seguridad, libertad para escoger,
estado y posibilidad de una carrera. :Esta es una de laS causas de la
proliferación de sacerdotes, y, por consecuericia, de cristIanos y de los
progresos del monacato. En la época de Constancio, ya llevaba mucho
tiempo implantado en Egipto; de ahí se extiende a la diócesis de Oriente,
en Asia Menor, y penetra en Occidente. Los monjes popularizan el
cristianismo.
Procedentes éstos en general de ambientes populares y manteniendo
siempre el contacto con los mismos, rústicos la mayoría de las veces y
sin alcanzar más allá de lo que ven sus obispos o metropolitanos, el
peligro consiste en que los monjes no establezcan una conexión entre
el espíritu de independencia o de oposición de los obispos y el par-
ticularismo de los indígenas, de los cuales favorecen la toma de con-
ciencia, aunque sea sólo por el estilo, por el idioma a veces, de sus
prédicas. El peligro existe en Oriente. La oposición de Atanasio, apoyada
por sus monjes, hace temer el nacimiento de iglesias nacionales, si no
nacionalistas, y una ruptura de la unidad y de la romanidad.
Tanto más cuanto que, por el Acta de Constantino, algunos hombres
se ven promovidos repentinamente a un papel político para el cual no les
ha preparado el Imperio, ni por el civismo de sus municipios, ni por la
disciplina de sus ejércitos. Es sólo su cristianismo, completamente in-
dependiente de Roma, lo que concede a los obispos el privilegio de
viajar a través del Imperio utilizando los transportes públicos, de tomar
parte en las grandes reuniones internacionales que son los concilios, de
asumir responsabilidades cuyo alcance se extiende al mundo entero y
de llevar al exterior la voz de sus provincias. Sería peligroso que el cris-
tianismo evolucionara sin el control del emperador.
3. La universalidad del cristianismo. El cristianismo franquea las
fronteras del Imperio. A finales del siglo III, algunos prisioneros de
Asia Menor lo llevan hasta los godos. Un obispo de los godos participa
en el concilio de Nicea. En el 341, Ulfila es consagrado obispo en
Constantinopla: predica el arrianismo a sus compatriotas, quienes pronto
se enteran de las luchas entre paganos y cristianos, y en este último
grupo, entre una mayoría de arrianos y un núcleo niceno. Alejandría
irradia hacia Etiopía, Cesárea hacia Armenia y Georgia, y Antioquía
hacia Persia. Es, pues, conveniente que el cristianismo exportado no sea
hostil al cristianismo del emperador: en el 356, Constancio llama de
nuevo de Etiopía a Frumencio, partidario de Atanasio, para llevarlo
otra vez a la rectitud. Es asimismo conveniente que no se cree, allende
las fronteras, una comunidad cristiana en la que no haya distinción
entre los súbditos del Imperio y los bárbaros y que enturbiaría el
sentimiento de pertenecer a la Romania. Así pues, es preciso que el cris-
tianismo y la romanidad permanezcan inseparables; que en el interior
~e ~Ias fronte~as la Iglesia esté ligada al Estado y que su expanSlOn
.haCIa el extenor sea. a su vez la expansión del Imperio. Es significativo
que, desde ConstanclO, los emperadores se titulen imperatores terrarum
«dueños.?e !as ti?rras que están bajo el sol», encontrando de nuev~
la voeaClOn Impenal, es decir, de dominación universal que se había
perdido al fijar el limes. , (
3. El paganismo y sus problemas
a) LA LUCHA CONTRA In, PAGANISMO
Si bien su pad~e se había most,rado prudente, Constancio y Constante,
y luego ConstanclO solo, combatIeron el paganismo con energía desde
el 341 hasta el 357.
. l. Forma~ de luc~a. La . lucha directa contra el paganismo no
sIempre perSIgue el mIsmo objeto. Hay que distinguir: l.0 la orden de
cerrar los templos, prohibir el acceso a los mismos y confiscar sus
bienes (l.o diciembre 356) 34; 2.° la prohibición repetida de celebrar
los ~acrifieios (341 o 346, 19 febrero 365) 35; 3.° la prohibición, im-
preCIsa, de venerar a los ídolos (19 febrcro 356) 36; 4.° las reiteradas
amenazas contra los que practican la· magia y los sacrificios nocturnos'
contra los augures, adivinos y brujos que sienten «la curiosidad d~
adivinar el porvenir»; contra sus clientes (23 noviembre 353, 4 diciembre
356, 25 enero 357, julio 357) 81. En todos los casos (frecuentación
de los te~plos, sacrificios, idolatría, brujería), la pena prevista es la
pena capItal.
2. f!bjeto de la luc.'¡,a. Parece ser que Constancio quiere sobre todo
combatll' no el pagamsmo en sí mismo, sino la magia bajo todas sus
formas. .C?~tra esta desviación mental y moral, que es lo opuesto de
toda rehglOn, las leyes no pueden hacer nada -de ahí su gran nú-
mero- y tampoco el propio cristianismo, P2rque a medida que va
extendiéndose, incluso él se contamina o". ',_._..,"_ .._ - _.•_"---~~-"~-"
'-~'-'Ensl:¡-luCliaCoiitiaTabruJerIa-yia-'adivinación Constancio pretende
no tanto abatir el paganismo o depurar el cristia~ismo como defender
su pers~na. y su poder, o sea el Imperio. Porque quienes se dediCan a
estas practIcas pueden conocer a la vez el porvenir del emperador y la
forma de obrar para, q~e este porvenir se realice. Desde luego, para
entregarse a tales practICas y para temerlas hay que estar convencido
de su poder. Al igual que todos sus contemporáneos, Constancio lo
estaba.
Aunque no va dirigida contra el paganismo en calidad de tal la
lucha contra la magia perjudica esencialmente a los paganos' mien'tras
el cristianismo la proscribe, las religiones y los cultos de lo~ paganos
le dan acogida. ¿ Y quiénes mejor que éstos podrían desear la subversión'
del Imperio cristiano? .. . al Imperio cristiano. Sin' duda lo limitado de estos ambientes convierte en
b) LAS FUERZAS PAGANAS
En esta época de conversión, la frontera entre paganos y cristianos
no es siempre fácil de delimitar. ¿ Cómo definir a aquel prepósito del
campamento de Alejandría que, en el 335, «asistía al servicio divino,
aunque era pagano, a causa de los pecados que había cometido»? 3E.
1. Oriente y Occidente. Por el hecho de que el cristianismo haya
aparecido antes, de que su difusión sea favorecida por una urbanización
más densa (ya que la organización de la Iglesia es esencialmente urbana)
y por el progreso del monacato, Oriente cuenta con menos número de
paganos que Occidente. Mientras Autun se mantiene pagana hasta la
evangelización de San Martín, en la época de Valentiniano 1, Antioquía
deja de serlo en la época de Juliano:
En el 362, al ir al templo de Apolo en Dafne, el día de la fiesta del dios.' Juli~I?o
lo encontró desierto: «Cuando me dispuse a inquirir qué sacrificio tenía mtenclOn
de ofrecer la ciudad para celebrar la fiesta anual en honor del dios, el único sacer-
dote presente me contestó: "He traído de mi propia casa una oca, para ofrecerla al
dios, pero la ciudad no ha hecho ningún preparativo"» 39.
2. Paganismo por hábito. Teniendo en cuenta la desigualdad entre
Oriente y Occidente -lo cual explica que Constancio, más que Constante,
haya sido sensible a las relaciones entre la Iglesia y el Estado-, algun~s
ambientes siguen apegados a las creencias y cultos paganos por segUIr
la costumbre: éstos son las masas rurales, el ejército y los bárbaros
que han entrado en el Imperio. Contra este tipo de paganismo la per-
secución es ineficaz e inútil: periclita por sí mismo debido a los pro-
gresos del cristianismo.
3. Paganismo por convicción. Otros ambientes permanecen fieles
al paganismo por convicción religiosa quizás, pero sobre todo por apego
a los valores intelectuales y morales que le están ligados y por repuisa
fl las novedades que el cristianismo aporta, los sacriqcios a que obliga y
las transformaciones sociales o políticas que lo acompañan. Ni que decir
tiene que este paganismo, que en el fondo es una repulsa, no se da
más que en los grupos cultivados. y, como es de oposición, las leyes
antipaganas no hacen más que endurecerlo.
Es el paganismo de los círculos intelectuales de las ciudades de Oc-
cidente y sobre todo de Oriente (Roma, Atenas, Alejandría,. Constan;
tinopla, Nicomedia, Pérgamo, Éfeso, etc.), círculos que }~hano amo
apasionadamente. Estos' intelectuales permanecen tan unammente pa-
ganos que los términos «helenismo» y «paganismo» se tornan sinónimos.
La recu¡¡ación del cristianismo entn~ña en general una resuelta oposición
. poco peligrosa su oposición. Pero como practican todas las formas de
b:ujería, su hostilidad se h.ace inquietante para unos emperadores que
VIven en el terror de la magIa. De ahí surge la legislación de Constancio.
Esta clase de paganismo por convicción y por repulsa pertenece tam,
bién a otro ambiente.
e) LA ARISTOCRACIA SENATORIAL DE ROMA
L La nobleza senatorial. La forman por una parte los senadores,
ya sea como miembros del Senado después de haber revestido una
magist:~tura, ya sea que el allectio imperial les haya hecho ingresar
automatlCamente entre los consulares. Y por otra parte, existe la orden
senatorial de los clarísimos: familias de los senadores o personajes a
los que el emperador ha concedido el clarisimado.
E.n realidad, los funcionarios civiles y militares, en activo o jubilados,
a qmenes el emperador agradece sus servicios inscribiéndolos entre los
clarísimos o abriéndoles las puertas del Senado, cuentan poco al lado
de la aristocracia romana: porque los primeros son unos hombres nuevo.~
que en su mayoría no van ni a Roma ni al Senado, mientras que los
segundos pertenecen a familias que son o se creen muy antiguas, viven
en Uoma y se reservan, ya que los hijos siguen los pasos de los padres,
los honores de las magistraturas, de la prefectura urbana y del Senado.
2. Su poder. Esta clase de nobleza es poderosa no por los poderes
reales que acompañan a estos honores, sino por el prestigio que les
rodea, por su riqueza territorial, por el lugar que ocupa en Occidente,
en la corte y en la alta administración: al propio tiempo que desapare-
cen, en la época de Constantino y después de él, las barreras entre el
orden senatorial y el orden ecuestre, las funciones de las cuales se había
excluido a la nobleza senatorial hasta entonces, le son permitidas, y
sus miembros monopolizan poco a poco los puestos más importantes
de Occidente. Su poder social les hace recobrar su poder político. Y lo
c()E~~~_I?:~~ __l!!~jºL-º~_anto que pos~ellJa fu~!¡¡;a. que concede la"co'ñ-'-
-finui?ad del ur:~JI~~}l~~Lsul~@.!i~á.~i~!:l__eE:,_r:rlf¡~!jpl~s_ r~:r!ll:l~ll~_~ aliañza!i.-
matrffffohla es y a solidaridad de casta. ---,--.----.-
---7>.~-¡¡;;;¡'- h~iad~;;;p;;;;;d;,.':---A· menudo es hostil: rivalidades
con la administración de la prefectura central, envidias hacia los am-
~ienteds ~dilitares'~!2..«!Q¿_l<?~_.<?~_c},~!~.s_ b~rbaros. que ConstaI1!ÍE0 ha
/~ro uCl_2..~!:l_~L{)l~EcIto-,__ .
Laellvidia que siente esta aristocracia es la misma que siente Roma.
Desde hace tiempo el emperador ya no reside en ella, sino en Tréveris,
en Milán, en Sirmio, en Constantinopla, en Antioquía.
 Aunque no resida mucho en ella, Constanci() convi~rte Constan-,
tinopla en una ciudad igual a Roma: p~num~ntosque manda
construir ~5 de febrero del ~?g inau~ura... ~ant;_~la) y 'sobre todo
por las institu-cíOñes--que-crea~ En el' 359, sustItuye aproconsul por un
prefecto urbano análogo al 'de Roma y. q~e eJer~e, como aquel, una
jurisdicción de apelación sobre las provmcIas vecmas. Eleva e.l ran.go
de su Senado llama a Constantinopla a la flor y nata de los funcIOnanos
y los intelect~ales de Oriente, los senadores de las diócesis de Macedo·
nia y de Dacia (que pertenecen a la prefect.ura central) 40. • Constantino, y a quien el odio de Elena persiguió durante mucho tiempo.
Cuanto más se desvían de la antigua capital los nuevos cammos de la
política, de la economía y de la civilización, tanto más la nobleza Sf'
apega a las tradiciones y cultiva el patriotismo romano. Y la salvagua~da
de Roma se identifica con la del paganismo, «este culto que ha sometido
el universo a sus leyes y apartado a Aníbal de sus muros» 41,
4. Sus relaciones con Constante y Constancia. Al principio Con~.
tante trataba con miramiento a la aristocracia r?mana .. Pero a partI~
del año 345 las relaciones se ponen tensas: la anstocr~cIa romana esta
irritada por su política religiosa .y por las, desatencIOnes de que es
víctima (el nombramiento de un gnego, Hermogenes, para la prefectura
de la ciudad). . , . , .
Hasta el momento de su intervencIOn en OCCIdente despues de la
muerte de su hermano, y sobre todo durante su estancia en Roma (~~I.:n'
mayo 357), Constancio desconoce esta nobleza, su fuerza y sU,oposlCIOn.
En efecto, la nobleza de Oriente está compuesta en su mayon~ de hom·
bres nuevos que, al revés de los senadores roma.nos, deben s~ ~ltulo y su
poder a la carrera administrativa que han re~hzado al .servIcIO d~l ~m.
perador y del Estado. El prefecto del pretono, Anatollo, es un Junsta
de Beirut. Modesto, un abogado de Antioq~ía, asci~n.de poco a poco
gracias a la gran flexibilidad de sus conviCCIOnes r~lIgIOsas: asesor del
prefecto del pretorio en Sirmio (3.57), conde d~ Onente (358-362) " pre-
fecto de Constantinopla en el remado de JulIano;. luego, despues de
haber caído en desgracia en el 369, prefecto de Onente . (371-377). Los
altos funcionarios de Oriente no se parecen a los de Occldent~.
Así pues, no es tanto la admiración hacia la Roma antlg:ua como
el descubrimiento de su nobleza lo que conduce a ConstancIO, en el
año 357, a moderar, por, no decir a suspender, sudlucha contra el.pa.
. l'nI'ciar una aproximación con el Sena o y sus creenCias:
gamsmo e , 1 d 1I . 42 C
«Constancio tenía otra religión, pero conservo a .e mpeno».. on
ello favorece la reacción pagana. En el ~omento mISm? en que Impone
su volunt<td a la Iglesia, se bate en retna.da ante la CIUdadela romana
del pagahislllo. A la muerte de Constan~IO, se demu~stra ~ue la evo·
lución religiosa -cristianismo o pagamsmo- ha SIdo dIferente en
Oriente y en Occidente.
4. La reacción de Juliano
a) OIUGEN Y CONDICIONES
1. Vida de Juliano. Juliano murió a los treinta y dos años. Durante
los seis primeros años de infancia, cuya felicidad no podía borrar la
desgracia de tener un padre como Julio Constancio, en lugar del cual
los soldados prefirieron, en el 306, a su hermano menor y bastardo,
Dichos años terminan con el drama de 33'7, que Juliano no olvidaría
jamás: llama a Constancio, en el 361, «el asesino de mi familia».
Después, dieciocho años de una juventud agitada, donde alternan
huídas y residencias controladas: las lecciones del obispo arriano Euse.
bio y del eunuco helenizante Mardonio (337,34.1); el destierro a una
ciudad de Capadocia donde pasa sus horas leyendo y contemplando el
sol y las estrellas (34,1-347) ; el año feliz de 347, en Constantinopla, don-
de estudia gramática y retórica; la estancia impuesta en Nicomedia, don-
de la vida intelectual desaparece y se concentra en la vecina capital
(347.351); en el 351 su hermano Galo es nombrado César y Juliano,
recobrando su libertad y su herencia, visitá los círculos intelectuales
de Asia Menor convirtiéndose en cautivo de sus propias y desviadas
divagaciones; en el 355, Constancio, que ha ordenado ejecutar a Galo,
sospecha de él y lo obliga a regresar a Milán; luego, por culpa de la
emperatriz Eusebia, es desterrado a Atenas, donde encuentra con alegría
una escuela pagana y, con emoción, «los mirtos y la humilde casa de
Sócrates» de sus recuerdos escolares. Breve evasión: es llamado a Milán,
y el 6 de noviembre del 355 los oficiales de palacio le cortan la barba
de filósofo 43 y Constancio lo nombra César.
Permanece cuatro años y tres meses en la Galia para hacer su apren-
dizaje como jefe militar, administrador y hombre político, bajo la vi.
gilancia recelosa de los que le rodean.
De esta última cárcel, en febrero del 360, se deja poner en libertad,
complacientemente, mediante la proclamación de Lutecia, que le convierte
durante veintiún meses en usurpador. Su suerte --Constancio muere
el 3 de noviembre del 361 y Juliano es el último representante masculino
de la dinastía- y la prudencia de Constancio lo dispensan de tener que
legitimarse a sí mismo por la fuerza.
y después de todo, tan sólo veinte meses de reinado.
2. La obra de Juliano. Es el resultado de la libre y breve explosión·
de todo lo que su juventud inquieta y estudiosa ha recibido, imaginado
y disimulado durante tanto tiempo 44.
En todos los terrenos (concepto del poder imperial, administración,
derecho, religión, relaciones con Persia), Juliano rompe con la política
de Constancio y de Constantino. Esta reaCClOn sistemática se realiza,
bruscamente, sin preocupaciones de llevarla a cabo mediante una tran-
sición. . .
A causa de esta voluntad de reacción, y porque ha sido elaborado
por un joven príncipe mantenido demasiado lejos de las realidades del
poder, demasiado influido por los filósofos y los retóricos, el programa
de Juliano ignora a menudo las exigencias de su época. La nueva imagen
que ofrece de un emperador filósofo y charlatán, que escribe a las ciu-
dades para explicarse y justificarse; la desaparición de la idea dinástica
marcada por su negativa de consumar su matrimonio con la hija de
Constantino y de designar un sucesor; el deseo de restablecer un Imperio
liberal, en el que la corte sería más reducida, la civilización urbana
resucitaría y la economía se libraría del control del Estado, todo ello
son retrocesos difícilmente imaginables en el siglo IV. El ideal de Ju-
liano lo constituía el Imperio pagano de Augusto, de Trajano y de Marco
Aurelío.
Pero Juliano pertenece también a su época. De ella posee sus con-
ceptos religiosos por haber frecuentado círculos intelectuales. De ahí
nace su idea de que cl emperador es sagrado, descendiente del Sol dc
quien recibe los consejos, ya que éste posee el alma de Alejandro. Ésta
es totalmente incompatible con la idea del Princeps republicano a la
que quiere regresar.
Este ideal, este Imperio que pretende restablecer, son incompatibles
con el círculo que le rodea, que las campañas de la Galia ha llenado
de militares, muchas veces de origen germánico (Arbecio, Nevita, Da-
galaifo) .
El tener a Trajano por modelo y ser la reencarnación de Alejandro
le obligan a llevar a cabo la campaña contra Persia al estilo antiguo:
misión poco compatible con la política de disminución fiscal y restau-
ración urbana.
A causa de contradicciones internas, contradicciones con las rea·
lidades y a su aplicación demasiado brusca y rápidamente frenada,
el programa de Juliano tenía pocas posibilidades de sobrevivirle.
b) LA POLÍTICA PAGANA
1. Restauración del paganismo. «Mediante un edicto claro y formal
ordenó abrir los templos y sacrificar en honor de los dioses» 45. Acon-
sejado por un senador romano, Pretextato, para los cultos occidentales;
por su maestro, el neoplatónico Máximo de Éfeso, para los cultos orien-
tales; dando él mismo el ejemplo, Juliano alienta los sacrificios, los
misterios y los oráculos. Las hecatombes de bestias inmoladas son tales,
que suscitan las bromas de los propios paganos.
,e El Estado recupera su carácter pagano: la supreSlOn del lábaro
" constantiniano, la reaparición de monedas con imágenes de los dioses,
, y también la sustitución en la administración de cristianos por paganos.
Son restituidos los bienes a los templos y los privilegios del clero cris-
tiano son transferidos a los sacerdotes paganos.
2. Renovación del paganismo. Juliano quiere reavivarlo. Le da
una teología: Zeus ha sacado de su propia sustancia el Sol que le cs
semejante. El Sol es un mediador entre la Idea del Bien y la creación 4G.
Para unificar los paganismos, Juliano se ve obligado a inventar un
sincretismo teológico, muchos elementos del cual provienen del cristia .
nisrno.
Le proporciona una organización que, en muchos aspectos, se ins .
pira en la Iglesia; él es el gran pontífice de un clero jerarquizado a
semejanza del clero cristiano; en el culto introduce el canto y prédicas
en las que sc comenta el evangelio pagano de la sabiduría helenistíca.
Le proporciona también una moral: una vida irreprochable, el amor
al prójimo y el hacer el bien se convierten en un deber. Las infracciones
se castigan con la penitencia y la excomunión.
El que Juliano haya tenido que apelar al cristianismo que detesta,
para revivificar el paganismo, es quizá contradictorio. Este hecho de-
muestra, sobretodo, que lo que aporta el cristianismo y lo que explica
su éxito, son incapaces ele aportarlo por sí mismas las religiones paganas.
c) LA POLÍTICA CRISTIANA
1. Tolerancia y perSiecucwn. En sus comienzos, la reapertura de
los templos procede de un espíritu de tolerancia: se garantiza la libertad
de todas las creencias y todos los cultos. De ahí proviene el edicto del
que se aprovechan las víctimas de las persecuciones de Constancio: do-
natistas, nicenos, homusianos y anomeos.
Pero el restablecimiento del paganismo tiene repercusiones en la
situación de la Iglesia, cuyos bienes (que muchas veces son bienes de
templos paganos expropiados) y cuyos privilegios se ven amenazados;
y en los cristianos, que gradualmente se ven apartados de la administra-
ción y del ejército. La tensión no puede menos que aumentar.
2. La reforma de la enseñanza (17 junio 362). Un primer edicto
ordena que las ciudades que hasta entonces nombraban libremente a sus
profesores someterían, a partir de entonces, su elección a la aprobación
del emperador 47. Un segundo edicto prohíbe a los cristianos enseñar
en las escuelas:
«Les dejü la elección .o de n.o enseñar 1.0 que creen peligrüsü .o de, si quieren
cüntinuar sus lecciünes, empezar por cünvencer a sus discípulüs de que ni Hümerü, ni
Hesiüdü, ni ningunü de lüs escritüres que cümentan y que al prüpiü tiempüacusan
 de impiedad, de locura, y de error, no son tales ... Si los profesores consideran jui-
o ciosos a los escritores que explican, deben ante todo imitar sus sentimientos de pie-
Z
o
¡¡ . dad hacia los dioses; si creen que los dioses venerados son falsos, que vayan a las
.J o
" iglesias de los galileos para interpretar a Mateo y Lucas ... » (Epist., 61)_
I~:~..J
.!!1
¡¡;
-" ro El alcance de esta leyes inmenso. Primeramente, teniendo en cuenta
«" '(3
que en todos los grados del trivium (gramática, retórica, filosofía) la
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~ enseñanza se basa en el comentario. de los clásicos, la ley lleva consigo
u"
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o la paganización del cuerpo de profesores. Luego, a la juventud cristiana
'O o le deja la elección, o bien de frecuentar la escuela pagana -lo que
o .!'1 c.
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_~.~ ' __ ,.~~.~x'.~.'>'_~'_, ~~
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llevaría consigo, d()spués de algunas generaciones, la desaparición del
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UJ Z o ~ cristianismo-- o, más verosímilmente, de abstenerse de concurrir a ellas.
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o ¡: A partir de este momento los cristianos serán excluidos de todos los
~ .,""
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oC: « puestos del Estado, de la administración de las ciudades, etc. Perderán
"
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.- 'ti)o ffi
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--lB ¡::: toda influencia política. Además, por falta de instrucción, se convertirán
''?c.:
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:2 Cf)
.« intelectualmente en inferiores a los paganos. y serán eliminados de la
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ro ~:J iS vida social, económica y de la civilización del Imperio. Perderán asimis-
...,
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« mo todo contacto con la cultura antigua; se les separará de su pasado.
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Reducir a los cristianos a la categoría de esclavos es otra forma de
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O
 NOTAS DEL CAPíTULO VI

26. GREGORIO NACIANCENO Contra Juliano, 1, 21 = P. G., 35, 549, 21. CAPÍTULO VII
27. J.-R. PALANQUE, Collégialité et partages dans l'Empirc romain, en Rev. Et. anc.,
46 (1944), p. 47.
28.
29.
HILARIO, Contra Constancia, JI, 5. .
P. DE LABRIOLLE, La réaction pa'ienne, p. 396; E. BAHNIKOL, Juhanus exege-
El peligro exterior y la defen,sa del Imperio
tische Bestreitung der Priiexistenzchristologie im Neuen Testament, en Theol. por Valentiniano y Valente (363 379) M

Jahrb, III (1935), 32.

30. R. RÉMONDON, Égypte Chrétienne, en Dictionnaire de spiritualité, fase. 26-27
(1959), C. 532-548.
31. P. LEMEHLE, Histoire de Byzance, p. 19. Después de la muerte de Juliano «parecía como si a través de todo
32. Código Teodosiano, 16, 2, 15; 12, 1, 49. el mundo romano sonasen las trompetas de la guerra» 49. La defensa de
33. Código Teodosiano, 16,2, 16 (citado en el n.O 14, p. 109). las fronteras vuelve a convertirse en una preocupación primordial que
34. Código Teodosiano, 16, 10, 4.
35. Código Teodosiano, 16, 10, 2; 16, 10, 6. marca profundamente la evolución del Imperio. Pero esta agravación
36. Código Teodosiano, 16, 10, 6. sigue a las amenazas que se han acumulado durante los reinados de los
37. Código Teodosiano, 16, 10, 5; 9, 16, 4; 9, 16, 6, hijos de Constantino y en el de Juliano.
38. N.O 538, p. 62 (Jews and Christians in Egypt, papiro, 1914).
39. JULIANO, Misopogon, 460 s.
40. Código Teodosiano, 6, 4, 11. 1. Renacimiento de los peligros exteriores
41. SIMACO, Relationes, JII, 9.
42. Ibíd.
43. JULIANO, Carta a los atenienses, 5.
a) Los PERSAS
44. Cf. AMIANO MAHCELINO, 22, 5.
45. AMIANO MAHCELINO, 22, 5.
A una tregua de varias décadas, debida a unas crisis de sucesión en
46. N.O 14, p. 117-118. Persia, sigue una tensión permanente en la que se suceden expediciones,
47. Código Teodosiano, 13, 3, 5. escaramuzas, negociaciones e intrigas. Pero las amenazas sasánidas no
48. AMIANO MAHCELINO, 22, 10, 7. tienen, en el siglo IV, la gravedad que tenían en el 1I1.
1. Circ"a 333-350. Las relaciones se envenenan. Él Imperio se irrita
por las persecuciones que sufren en Persia los cristianos (se les persigue
por las mismas razones por las que se les persiguió en el Imperio antes
de Constantino y porque se sospecha que son agentes del enemigo). Persia
desea recobrar los territorios perdidos después de la expedición de
Galerio y se inquieta por la ofensiva diplomática, económica y prose·
litista que Roma despliega en esta época entre los pueblos ribereños del
mar Rojo y hasta la India: teme ser atacada por la retaguardia y que le
disputen la ruta continental, que ella controla, hacia e1 Extremo Oriente.
En cuanto siente que su trono está asegurado, Sapor 11 (310-379) inicia
las hostilidades. Éstas se alargan hasta que la amenaza de los pueblos

bárbaros lo llama a las riberas del Caspio. Constancia puede hacer frente
a la sublevación de Magnencio. - linea Boulogne·Tongres, son abandonados a los francos 52.
2. Circa 355·363. Liberado de sus preocupaciones, Sapor reafirma
sus pretensiones sobre Mesopotamia y Armenia; ConstanCia no. puede
consentirlas tanto más cuanto que Armenia es, junto con IberIa, una
reserva de soldados y que la batalla de Mursa ha mermado los ejércitos
imperiales. Sin embargo, ni uno _ni otro desean real.mente la g.u~rra.
De ello resultan negociaciones tortuosas y un redoblamIento de actIvIdad
en el mar Rojo. Después de dos brillantes campañas, en 359 y 360, Sapor
detiene bruscamente la del 361: Constancia queda en libertad para vol-
verse contra Juliano.
Juliano ha querido la guerra que Sapor intentó evitar. Su expedición
concluye con un retroceso del Imperio, que renuncia a una parte de
Mesopotamia, a cinco satrapías transtigritanas y a la soberanía de Ar-
menia.
3. Circa 364·377. El fracaso demuestra que no sólo es imposible
aniquilar el poder sasánida, sino que es imposible también extender la
Mesopotamia romana más allá del Chabur. A partir de entonces, la
única cuestión en litigio es Armenia e Iberia. Ello motiva que Sapor
y Valente se enfrenten en una serie de luchas de influen~ia, g?:rrillas y
_,':f negociaciones hasta que la tormenta provocada por la mvaSlOn d~ los
hunos los desvíen, el primero hacia el Cáucaso y el segundo haCIa el
Danubio.
- Persas y romanos han aprendido que deben aceptarse mutuamente '
como dos gnindes imperios.
b) Los GERMANOS DEL NORTE y DEL OESTE
Su agresividad reaparece a mediados del siglo.
1. 352·361. Los francos y los alamanes se han aprovechado de
Circunstancias favorables: sublevaCiones de Magnencio y Silvano, po-
lítica imprudente de Constancia, quien, para reducir a Mag?enci~, parece
que llamó a los alamanes «y dejó la Galia abierta a las ~cur~lOnes de
los bárbaros, cuyo paso estaba siempre marcado por el plllaJe, la de-
vastaCión y los incendios» 50. Lo que :esulta grave es que fra~cos y
alamanes tienden a instalarse en la Gaba. A pesar de las campanas de
Constancia y Juliano, consiguen establecerse entre el Rin y el Mosela:
«Las tierras de la Galia han sido sembradas por los bárbaros que, des-
pués de haber destruido las ciudades, han convertido sus territorios en
campos de cultivo» 51.
2. 365·375. La usurpación de Juliano, su expedición a Persia y
los disturbios que siguen a su muerte debilitan la defensa del Rin. De
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nuevo empiezan las infiltraciones y las invasiones. En una época inde-
terminada, la Germania Segunda y una parte de Bélgica, al norte de la
Además; la zona amenazada por los bárbaros se amplía: hacia el
Oeste, en el mar del Norte, la Mancha y Bretaña; hacia el Este, en Recia,
Nórica y Panonia.
La conclusión de un foedus con los alamanes en el 374, la sumisión
de los cuados y de los sármatas en 375, proporcionan una breve tregua.
Porque a partir de los años 377-378, se juntan las amenazas de los
germanos del Norte y del Oeste y las de los godos.
c) Los GODOS
1. Hasta la llegada de los hunos. Constantino puso fin a la agita-
ción de los godos y a sus repercusiones en sus vecinos vándalos y sár..
matas. El foedus de 332 les reconocía su calidad de federados. A cambio
de anonas, se comprometían a proteger el Danubio y a suministrar un
contingente de soldados.
, _~~,,_~~~il1ciól1! . .c,oIlJuliano, _de la familia cOllst,llntiniana les desliga @
--del foedus concluiao con ella': en el 364, recomienzan sus ataques y
cooperan con el usurpador Procopio. La guerra gótica de Valente ter-
mina con la paz del 369: suspensión -de los subsidios, limitación del
número de lugares de intercambios comerciales, promesa de no franquear
el Danubio.
En la misma época, la persecución de los cristianos ejercida por
el rey Atanarico provoca una escisión entre los visigodos: los cristianos
arrianos toman como jefe a Fritigerno y cuentan con el apoyo de Va-
lente. Entre ellos existen también algunos nicenos, como Modares.
2. La llegada de los hunos. Hacia el 370, la cabalgada mongólica
llega hasta el Valga y empuja a los alanos. Franqueando el Don y lle-
vando ante ella bandas de alanos, destruye el reino de los ostrogodos.
Algunos son sojuzgados y otros huyen hacia el Oeste guiados por los
jefes Alateo y Safrax.
A su vez, los visigodos se ven desbordados. Unas bandas huyen
hacia el Oeste con el pagano Atanarico. Otros, bajo el mando de Fri·
tigerno, piden -o exigen- ser acogidos en el Imperio: ~l!.J1..~
del 376, decenas de millares de godos pasan el Danubio en Durostorill ,
-''''3: Andrinópolis (9 agosto 378). Pero la instalación pacífica de
estas masas resulta imposible por la actitud malévola de las autoridades
romanas desbordadas; por el comportamiento de los visigodos; por su
constante reforzamiento: esclavos y mineros se aprovechan del desorden
para huir y unirse a ellos. Visigodos antes instalados cerca de Andrinó·
polis hacen lo mismo y no cesan de llegar nuevos bárbaros (taifalos,
alanos, hunos, ostrogodos de Alateo y de Safrax).
95
 . .
Los bárbaros invaden la diócesis de Tracia, alcanzan Andrinópolis
y aniquilan el ejército de Valente. El cuerpo del emperador no pudo ser
hallado.
Algunos godos empiezan ~ deslizarse hacia el Oeste o hacia las dió-
cesis de Dacia y de Panonia:
Así, de la muerte de Juliano a la de Valente, del fracaso de la ex-
pedición de Persia al desastre de Andrinópolis, el peligro exterior no
cesa de agravarse, salvo en el frente oriental.
2. El gobierno del Imperio
La guerra y sus necesidades desempeñan un papel eseneial en BU
evolueión.
a) EL PODER IMPERIAL
1. Soberanía electiva e idea dinástica. La extinción eon Juliano de
la descendencia masculina, en línea directa, de la familia constantiniana
y su negativa a designar un sucesor colocan de nuevo, peligrosamente, la
elección del emperador en manos del ejército, a merced de sus divisiones
entre occidentales y orientales, cristianos y paganos, arrianos y nicenos,
de las intrigas y compromisos de sus jefes. Pero la época de la anarquía
militar ya pasó desde hace tiempo.
Después de haberse agrupado en torno a Joviano, oficial cristiano
de origen panonio, que sólo tuvo tiempo de ser un síndico de liquidación,
aclama de nuevo, en febrero del 364, a un oficial cristiano de Panonia,
Valentiniano, y le impone la designación de un colega. La elección de
un militar, de un ilirio, de un cristiano, el deseo de que tenga un colega,
son pruebas de la sensatez de los soldados.
En el mes de marzo, Valentiniano se asocia a su hermano Valente con
el título de segundo Augusto, no porque anteponga el amor de su familia
al del Estado, que debería haberle dictado una mejor elección 53, sino
porque el amor al Estado le ordena permanecer fiel a la idea familiar.
Así, confía Oriente a Valente.
El matrimonio de su hijo Graciano, en el 374, con Constancia, hija
póstuma de Constancio, ata la familia valentiniana a la de Constan-
tino. Asimismo, al casarse con Gala, hija de Valentiniano, Teodosio
queda ligado a la familia de Valentiniano y, a través de ella, a la de
Constantino (387). Los emperadores afirman de este modo la conti-
nuidad de una misma dinastía.
2. La debilidad del poder. Es la de los mismos príncipes que suce-
den a Valentiniano 1 en noviembre del 375: Graciano, que tiene dieciséis
años, y Valentiniano n, que tiene cuatro. Además, Graciano es un inep-
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to: se somete a la influencia ,de sus ambientes sucesivos, primero los con-
seJero.s de su padre ~375-376), luego su preceptor Ausonio y la familia
y amlg~s de Ausolllo (376-379), más tarde del obispo Ambrosio el
papa Damaso y Teodosio. '
~sí el poder del Estado tiende a depender de la corte, de la buro·
craCIa y de las relaciones entre ambas.
b) LA PARTICIÓN DEL IMPERIO
• 1. Co.leg~alida~ y u;ddad. La pa,rtición del Imperio entre los hijos
de ConstantlI~o era acc~dental. La umdad se restablece a partir del 350
Y . es m~?telllda por C?nstan.cio, Juliano y Joviano. Sin embargo, la
u~urpaclOn de MagnenclO oblIga a Constancio a dar a Galo el título de
Cesar y a confiarle el mando d~ Oriente en el 351; el resurgimiento de lu
guerra persa,. en el 355,. le obhga a nombrar César a Juliano y a encar-
g~rle la Ga~I~. El c.reclCnte peso y multiplicación de las tareas, espe-
CIalmente mIlItares, Imponen a partir del 364 la partición no ya entre
un Augusto y U? ~ésar, sino entre dos Augustos; De esta 'forma queda
asegurada la ubICUIdad del emperador.
. La unidad .ide?l?~ica del poder imperial queda salvaguardada: es
trascendente : IndIV~slble .. Su unidad constitucional subsiste: uno de los
August~s reCIbe s.u InvestIdura del otro y la acción legislativa se ejerce
en c~I?un. ,La. un~dad de hecho queda realizada: antes de su separación
defimtlva en Slfml~, en agost? del 364, Valentiniano y Valente establecen
un programa ~omun de gobIerno; Valentiniano ha dominado a su her-
m~no y le ha Impuesto sus puntos de vista. Además, es evidente que la
u~:udad de ?erecho y de hecho del poder está más sólidamente garantizada
SI se mantIene en un misma familia.
2. Las novedades pe~igrosas. La partición del 364 es una novedad.
Ha~ta entonces, la necesIdad de descentralizar había conducido a regio-
nahzar la ad?Iin~stración a través de las prefecturas del pretorio, ya
q~e el Impeno tIende a convertirse en una federaci6n de circunscrip-
Clones prefectorales, cada una de l,as cuales posee vida propia, animada
por. uno o dos. prefectos que actuan como vice-emperador, pero cuyo
conJunt? es regIdo por un poder imperial único o indiviso. En el 364 es
el propIO po?er imperial quien se regionaliza: Valentiniano y Val:nte
se han repartIdo realmente el ejército, los funcionarios y los recursos del
Estad? ~a?a :~ugusto se ve~á . limitado, por sus medios y sus objetivos,
a la JunsdlCc.lOn de su domIlllO, la prefectura oriental para Valente la
central'y OCCIdental para Valentiniano. En el 377, el jefe de la miIici[~
de OCCIdente, Merobaudes, se opone a que Graciano envíe socorros a
Valente. Los Augustos corren el riesgo de encerrarse cada uno en su
97
7. RÉMONDON: La crisis del Imperio romano.
parte del Imperio, de convertirse en prisioneros de egoísmos que aumen-
tan con los peligros.
Por lo demás, el peligro aparece rápidamente. En 367, temiendo' la
muerte de Valentiniano 1 que se halla enfermo, el ej ército de las Galias
le busca un sucesor, como si. Valente no reinara en calidad de segundo
Augusto; el 24 de agosto, Valentiniano proclama teóricamente a Gra-
ciano tercer Augusto del Imperio, prácticamente segundo Augusto de
Occidente y destinado a sucederle. En efecto, le sucede en el 375, pero
el ejército le agrega inmediatamente su medio-hermano Valentiniano n.
La dinastía tiende a escindirse en dos ramas reinando paralelamente,
una en Occidente y otra en Oriente.
3. El ejército y sus problemas
a) IMPORTANCIA DEL EJÉRCITO
La influencia que ha tenido el ejército en la evolución del poder
imperial muestra la preponderancia que ha tomado en el Estado después
del año 364.
Los emperadores, militares todos ellos, se rodean de militares. El
poder civil, del cual Constancia había mantenido las prerrogativas,
pierde su precedencia. Una ley del 372 54 crea dos categorías superiores
a los clarísimos, los spectabiles y, en la cumbre, los illustres; también
fija la jerarquía de los funcionarios y las equivalencias entre las fun-
ciones civiles y militares. Son iZlustres los prefectos del pretorio, los
prefectos de la ciudad y los jefes de la milicia. Los duques son clarísimos.
El plan de igualar ciertas funciones militares y ciertas funciones civiles
y la creación de dos rangos superiores a los clarísimos constituyen un
doble ataque atestado al orden senatorial.
La administración civil se militariza: toda función pública se con-
sidera como una militia, los empleados burocráticos deben ser inscritos
por orden a una legión o a una cohorte '-5.
b) EL PROBLEMA DE LOS EFECTIVOS
El ejército se halla falto de hombres. Por ello se ven obligados a
disminuir la talla exigida a los reclutas; hay que dar caza a los deser-
tores, a los que se hacen monjes para eludir el servicio; hay que reforzar
la herencia del oficio militar y otorgar privilegios a los veteranos para
estimular los alistamientos voluntarios.
Pero como los campesinos, los artesanos y los curiales están cada vez
más apegados hereditariamente a su condición, los soldados se reclutan
menos entre los compesinos del Imperio que entre los bárbaros vecinos
de las fronteras.
98
'.' ~n esta época, la proporción de bárbaros en el ejército aumenta
e~m~Iderablemente, Además, sus instalaciones o sus infiltraciones se mul-
tIphcan: francos y alamanes en GaIia; alamanes en la llanura del Po
en el 370; taifalos en la región de Módena en el 378; alanos, vándalos
y godos en Panonia en el 380. El Imperio empieza a inquietarse: una
ley del 370 o del 373 QIm~l2.~, matrimonios entre romanos y bár-
..RE_OS 5\._~s~.l]:barIiarización es esenclaTmente'ifria ,qgerrriEinTiiiCióIi."Ex-
cluy~o la entrada"oelos godos en la diócesis de Tracia sólo con~ierne
en principio a la parte occidental del Imperio. '
c) EL PHOBLEMA DEL MANDO
Los oficiales que rodean a los emperadores son a menudo unos ad-
vene~iz?s .."~~:~~~.•~~"ce~,.!~~~ién son~,bárbaros, ,la~ mayoría de origen
. geJ::!!I_!!:~gp: A.nnteo, VICtor y Vadom~ieñte;'"Nevila,Carieto,
1Jal?alaifo, Me~obaudes, Frig~rido y Ricomero en Occidente. Algunos son
antIguos enemIgos: el alaman Vadomar, combatido por Constancia en
354 y capturado por Juliano en 361, conduce en el 370 un ejército
contra Sapor.
El problema que plantean estos oficiales no es el de su fidelidad,
sino el .de sus rela()iones con sus colegas romanos, con los ambientes
--CIviles que son romanos. Empieza a manifestarse cierta hostilidad contra
ellos. Se reprocha a Graciano su predilección por 10'3 alanos.
Como 'en el siglo III, el papel que tierie que desempeñar el ejército
por la recrudescencia de las guerras suscita inquietudes.' Pero éstas son
distintas. Ya no es el temor de la anarquía militar, sino que es el pro-
blema de la asimilación de elementos extranjeros que están al frente de
los ejércitos, en sus filas, en las campañas del Imperio.
4. La lucha contra los poderosos
. ~l .sUmInIstro a los ejércitos de anonas y de reclutas requiere una
dIscIplIna' fiscal. La defensa del Imperio exige que la autoridad del
Estado no fracase. Es en este momento cuando los emperadores toman
conciencia de un peligroso fenómeno psicológico, económico y social.
a) CoLONATO y PATRONATO
El 4 de febrero del 360, Constancia se indigna por el hecho de que
J en ~ª,_~.§.i!!2s abandonen el consortium de sus pueblos y se
pongan__ balQ_la_.E:0teccióllTe~«gelmnmyariiei'Zaémima de lós"'vario~ ".
~~~i~}ieev~~~5t~~f!~e~~t~:~~~~~'i.>~~·
. . . . . . .. ·~--.,-_~_~L'._.~ __._.' ' '-' "_____. ..
.99 '
!-
 la.recaudaci~......!.2E~ :7.
Por estas fechas, por. l~.
menos en ciertas provincias, la evolución del fenómeno está ya rlmy avan-
zada. . . .
1. El dorninio de los bierues agrícolas. Ha nacido del movimiento
ck...<;gBr:~ntragi(m d.e.. Iª§..1i~!,};ª-~... p..:tQdllj:id.íl-FQJ·__lª-@§li].el~~sj:g]Lm_iJo
han favorecido: l,O la ..L~-ª-.f!.§.f.~l.ikJa Tetrarquíub-Sle distintas mane·
ras: ésta ha dado. ocasión a mÚltiples frauCIesen beneficio de los mejor
situados; el incremento de la carga fiscal conduce al abandono de tierras;
la asignación de tierras pÚblicas o abandonadas conduce lentamente a
la usurpación; 2. 0 para al gunos ha sido favorecido por los poderes mi·
litare.s o civiles que poseían. La concentración de tierras ha sido tal
que en el 34,9 la adquisición de una propiedad por prescripción se
admite sea cual fuere su origen 58.
2. La sujeción a la gleba y al colonato. Estas transformaciones
multiplican el abandono de la tierra. A partir de entonces, el Estado une
los campesinos a la tierra de dos formas. Los campesinos libres están
ligados entre ellos por el consortiurn, colectivamente responsable del
rendimiento fiscal del pueblo, a consecuencia del mantenimiento de cada
""campesmo aeí'puebIo~s tierras. En los dominios, aun siendo l}~~~~
en relación con su amo, los colonos"sonesclavos·Qe~nCHerrá.En los
:r: -~·'35¡ry-"'m)'C);·ia:s··coÍlstiiuClonesi~peri~fes·r~fuerzan el vasa-
. llaje de la tierra 59. En el 371, Valentiniano declara: «Estimamos que
los colonos no tienen libertad para abandonar el campo al cual les ata
su condición y su nacimiento. Si se alejan de él y van a la casa de otro
amo, deben
,,_."~~=~.,<.,.•
ser.. , devueltos, enc~ñaaos·y-c~úifígados»· 60.
,.~"-,~._"'~,, ".~., ~. _.~"
3. El patronato. La política del Estado desarrolla de dos maneras
el patronato. Por una parte, los lugareños retroceden ante su responsabi-
lidad, dejan a sus consortes la carga de pagar en su lugar y, al hallarse
fuera de la ley, apelan. eII~lltron!l:zgo de Un poderoso, a quien ofrecen
a
sus brazos y su líIierta(l cambio de su protección.
«Hemos ido en busca de hombres de nuestro pueblo que han huído y hemos des-
cubierto inmediatamente, en los dominios de Eulogio, cinco de ellos con sus fami-
lias ... Pero las gentes de Eulogio nos han impedido con gran violencia acercarnos
a la entrada del dominio» (Egipto, en el 332) 6'.
O también, gracias a una venta o una donación ficticia, tierra y
campesino pasan juntos bajo la dominación de un amo.
Por otra parte, la sujeción del colono a la tierra no tiene otra ga-
rantía que la del poder del amo sobre el colono. De cara al colono, el
amo asume la misma responsabilidad que el consortiurn hacia cada
uno de sus miembros, con recursos más eficaces. El Estado se ve; pues,
obligadoª,.legalizar la dependencia del colono hacia su dueño. Éste no
P~~~~rr!apartal\~~'~l! deber al colono de una propiedad vecina ni separar
1 ~.:'': ~;i}' / .. .
~~/ J . .
~~""'\:«/
(> al ~uyo de la tierra; o, dicho de otra forma, debe mantenerle en ella u
. oblIgarle a regresar a ella. Es
responsable ante el fisco de los gravámenes
que pesan s~bre los colonos y personalmente, o por medio de sus in-
tendentes, CUIda de la recaudación 62. Respecto a estos hombres II'b
. 1 11 . res.
pero a qUIenes e vasa aje de la tierra convierte en subordinados d~
otros ?~mbres, el propietario «tendrá que usar a la vez legalmente de
la solIcItud de un patrono y de la autoridad de un amo» 63. Éstos son
dos fenómenos complementarios. Pero si bien el colonato va a favor de
los intereses del Estado, el patronato-vaencoiiha.
b) Los l'ELICllOS DEL PATRONATO
1. Los patronos contra los campesinos libres. eL el doeumento de
Egipto citado. supra.~IRl!!.E?:;~toererce una fuerza de atracción que fo-
menta deserCIOnes y abandonos ere tierras. InclÍlso una aldea entera
puede caer, con su terruño y.6U8 hombres, bajo la protección de un amo.
2. Los patronos contra las ciudades. Los magistrados de las ciudades
r~sponden . con. su fortuna personal del cobro de los impuestos. De ahí
vwne la hIstona, contada por Libanio, de unos recaudadores que, al ser
explusados de .las puertas de la propiedad y regresar con las manos
;racías a la ciud~d, se ven obligados a vender sus bienes para cubrir el
Importe que teman que haber cobrado 64. El patronato es una de las
causas de la fuga de los curiales. En el 371 se atrapa a los curiales que
se esconden 65. .
Al proteger a los rurales, el patronato destruye la función adminis .
trativa de las ciudad:s; !!.~u~:E~E~~LIl:.~ ...!~~!:r~ll_s~.JO§JlºWº!I;)~ Yl1llsta las
._,,~?~!i~,_reduc~ el terntono sOb,re el q~e ej~rcen su contr~!; al oponerles
la competencIa de la economIa patnmomal, paraliza su actividad; al
englobar parroquias rurales, pone en entredicho la autoridad de sus
obispos.
3. Los patronos contra el Estado. Al prescindir de las ciudades se
prescinde. también de los órganos intermedios entre la burocracia del
gobierno de la provincia y los administrados. Al acarrear de esta forma
una sub administración, el patronato amenaza la-sOIieraiiía~der· Estado.
'-'~"Ésüi-tró'piezaeon el escollo de los patronos que tienden a concentrar
entre sus manos, además del poder económico, los poderes administra-
tivos (en materia de impuestos) y los poderes de policía, si no los de
justicia (respecto a los colonos). Cabe el riesgo de que a la autarquía
se añada la autonomía. En el 365, algunos desertores del ejército se
refugian en los dominios 66. Es de temer que la autoridad del Estado
no pueda ejercerse en ningún" Illomentomásquecon lU'bueiüi voluntad'
.~~iatroríos::. .
101
...
c) Los COMIENZOS DE LA LUCHA CONTRA EL PATRONATO
1. Las dificultades. Provienen de que los intereses del Estado son
contradictorios: si el patronato resulta peligroso, el colomÚo, que es
inseparable del mismo, resulta una institución útil. El colonato se ex-
tiende hasta Iliria 67. La recaudación de los impuestos que deben los
~~(~~}3~~~!!!i~ª~ a lOS "p~ropTéiarlos: elitr~ los'¿olonos )"108- goEer~'
nadores de provincia, mi intermediario privado, el amo, reemplaza el
escalón oficial de la curia 68. ,~
2. Las leyes contra el patronato. Constancio lo prohíbe en el
año 360. En 368 o 370, el veto se renueva: en cada caso de patronaje, el
campesino será condenado a un castigo corporal y el patrón pagará una
multa de 25 libras en oro y la mitad de lo que su protegido le habrá
entregado.
3. La competencia de la protección oficial. No pudiendo evitar que
los humildes dejen de necesitar ser protegidos, el Estado intenta sus-
tituir con su patrocinio el de los poderosos. En el 368 se instituyen unos
defensores de la plebe «a fin de que la plebe ... tenga patronos que la
protejan contra la iniquidad de los poderosos» 69. Escogidos por el pre-
fecto entre los honorati (antiguos gobernadores, altos funcionarios ju-
bilados, abogados), independientes de los poderosos o de las autoridades
en ejercicio (curiales u officiales), la misión de estos defensores con·
siste en procurar que la justicia sea asequible a los humildes. En el
año 370 se crean defensores para los campesinos, «a fin de que la inocen·
te, y pacífica población de los campos disfrute deun patroCinio espe-
cial» 70. ' , " , SIdIOS que Constantmo les habla concedido.
4. La consolidación de las ciudades. Varias medidas apuntan hacia
este objetivo: 1.0 Constantino y sus hijos confiscaron las tierras perte·
necientes a las ciudades en beneficio de la corona; Juliano las devolvió;
pero como la gestión de estas propiedades rebasa los recursos de las
ciudades, Valentiniano y Valente decidieron que serían administradas
como bienes de la corona, pero que una tercera parte de sus rentas se
cedería a las ciudades. 2.° Desgravación de su impuesto: se sustituye
a los curiales por burócratas para la recaudación de ciertos impuestos
directos y para la vigilancia de los graneros. 3.° Mantenimiento de la
situación de las curias (caza a los fugitivos, restricciones para el acceso
al orden senatorial, a la entrada en la Iglesia, consolidación de la heren·
cia de la condición).
5. El refwerzo de la administración. Además de la reforma de su
jerarquía o de su militarización, los emperadores se esforzaron en depu.
rarla y controlarla. Prohíben la adquisición de hienes a los funcionarios
en la jurisdicción que ellos administran.
102
I
~
d) . EL PROBLEMA DE SU EFICACIA
, La obedie;lCia a los edi~tos, la independencia de los defensores, la
fuerza y el numero de las cmdades, la calidad de la administración y el
estado de las aldeas. dan la medida de la eficacia de recursos de que di~.
~:s~:te~c!st~~oils°ná:;¿n~js.~~,S.. ??E,diciones. que miden la potencia y la
~'~E~tas:c-ondiai~~~-'~~~'~d~' orden socio· psicológico .(mentalidad de los
p.ropIetano~ ~gnc?las, noción de Estado), político e histórico (tradi-
c~o~es admIlllS!ra:Ivas, urbanización) económico (estructuras agrarias
regllnen de seno no ). ". . .. ,
. De hecho, es e.l número y, el estado de las ciudades lo que deter-
mman .las oportumdades del Estado ° las de los patronos. Oriente sale
benefiCIado. .
5. La lucha contra las subversiones
a) LIQUIDACIÓN DE LA REACCIÓN PAGANA DE JULIANO
, . Jovia~o.' Valentiniano y Valente rompen prudentemente con la po-
htICa relIgIOsa de Juliano. .
1. Abolición de las leyes de Juliano. Al mismo tiempo que depuran
al a~to persona} del Estado, los emperaJores restablecen la libertad de
ensenanza, restItuyen a las iglesias los bienes que Juliano había con.
fi:sc~do y conceden .de nuevo a} clero, aunque disminuyéndolos, los sub-
2. Magi~ y paganis,:"o: Primero Joviano, luego Valentiniano y Va-
lent~, prohIben las practICas de magia y de adivinación. Pero en la
medIda en que se abstienen de ellas, los cultos paganos son tolerados
y se concede plena libertad de conciencia a todos.
3. El cristiani~mo. ~unque Joviano se incline por el niceísmo, pro.
clama su toleranCIa haCIa todas las confesiones cristianas. Valentiniano
y Valente' permanec,en i~diferen~es ~ las controversias cristológicas, aun.
que se muestren mas bIen partIdanos: el primero de los nicenos y el
s~gundo, de los arr~anos. Pero la ley que concede a todos «plena y;ntera
hb~rtad par.~ rendIr culto a aquello que le designe su conciencia» 11 se
aphca tambIen a los cristianos.
Sin embargo, esta política de pacificación no pudo mantenerse.
b) LA GUERRA A LOS FILÓSOFOS Y A LOS SEÑORES
~_I?P.2~f!!:.~?.~~~,!ta~p~rseguid? «a los hombres bien vestidos, a los
hombres cultIvaaos, a los ricos, a los ñobles» 72. Es la suma de contra.'
103
 rios: ambientes civiles hostiles a los soldados panonios que ocupán el
trono y a los militares a quienes favorecen; intelectuales paganos hostiles
a unos emperadores incultos quienes, sin ser intolerantes, son ,cristiano's,
prohíben la magia, y destruyen la obra de Juliano: propietarios agrarios
hostiles a las medidas contra el patronato; nobleza romana que encarna
todas las oposiciones, la de los ambientes civiles, la de los intelectuales
paganos, la de los ricos, a la que añade el orgullo del cla::ísimo herido
por la nueva jerarquía, la envidia desdeñosa del patriotIsmo romano
hacia los jefes bárbaros.
1. La sublevación de Proco pio (365-366). En su sublevación contra
Valente, Procopio, pariente y amigo de Juliano, es apoyado por los que
sienten la nostalgia de Juliano (galos, intelectuales paganos), por los
orientales que desprecian la nueva dinastía, por los ricos. La coalición
ha resultado peligrosa (ha contado con el apoyo de los godos). Pero es
demasiado heterogénea para ser algo más que un episodio accidental,
insólito en Oriente.
2. El complot de Antioquía (371-372). Un pequeño grupo de magos
filósofos descubre el nombre del sucesor de Valente y se forma una con-
juración para que pueda realizarse la profecía. Conducida por el pre-
fecto Modesto, una represión implacable elimina a los culpables y a
aquellos que, en calidad de paganos y filósofos, pudieran habe:lo SId?
:'t Así queda debilitada, con la crema intelectual de Oriente, la VIrulencIa
de su paganismo.
3. La lucha contra la nobleza romana (369-376). Valentiniano, al
principio, ha querido seguir la política de colaboración inaugurada por
Constancio en el 357 y mantenida por Juliano (a pesar de las reservas de!
Senado hacia la misma). Pero el conflicto empieza hacia 368-369. El
punto de partida es t~mbién l~ acusación. d? pr~ct~c~r la magia. .,
Un panonio de ongen medIOcre, MaxImmo, lm~Ia la perseCUCIOn de
la aristocracia romana. En la prefectura de la CIudad los nobles son
sustituidos por funcionarios de origen provin,ciano, o in~luso ~or ~n
bárbaro, el franco Bappo. Se destierra al pro~onsul de Á~n.ca, HImecIO,
por haber consultado los arúspices y denuncIado la codIcIa de Valen·
tiniano: ~s v!r~~d que est~ pr?eónsu!_llc,llya,r~los ~a~~s.L.~~~"~revende
fj) tres veces más caros de,J2.,Qlle.loSlía comprail'O' . . ..
---mlñiñ.eñsoeñrl'quecimiento· que obtierie Probo de la antIgua famIha
de los Anicio y de sus prefecturas del pretorio da fe de una mentalidad
corriente en la nobleza romana.
4. La reacción de Graciano (376-379). Al principio de su reinado,
Graciano se rodea de los mismos consejeros y sigue la misma política que
su padre. Pero en el transcurso del 376, bajo }~ influenc~a ,de Ausoni?'y
de sus amigos, rompe totalmente con esta pohtlCa: ammstIa, suspenSIOn
104
s"
de los procesos, regreso de los desterrados, restitución de los bienes con-
fiscados, remisión de los impuestos atrasados.
, La oposioión de la nobleza romana no puede menos que consolidarse
por la discontinuidad del poder imperial.
c) EL CRISTIANISMO: TOLERANCIA Y PERSECUCIÓN
1. La política de Vatente. En Oriente los homeanos debían su vic-
toria, y aún difícilmente, a la autoridad de Constancio; la política de
Juliano y de Joviano, al privarles del apoyo del poder temporal, hacen
tambalear sus posiciones. ASÍ, el sínodo de Lampsaco, en el 364, rechaza
la fórmula homeana y adopta un credo homusiano.
Ante esta reacción, Valente renuncia a la tolerancia y hace suya la
causa de los homeanos: piensa que los nicenos y los homusianos que ya
se habían doblegado a la voluntad de Constancio 8e doblegarán ahora a
la suya; a ello también contribuye la influencia del obispo de Constan·
tinopla Eudoxio. Por lo tanto, la persecución vuelve a empezar.
Pero no tiene el mismo rigor que la de Constancio: 1.0 la insurrec-
ción de Procopio obliga a Valente a interrumpirla y Atanasio es restable-
cido en Alejandría en el 366; 2.° si bien la reemp¡;ende después del 367,
si bien instala en Constantinopla, a lá muerte de Eudoxio, al homeano
Demófilo, si bien se encarniza contra los monjes de Egipto, también Va-
lente tolera 108 grandes nombres del niceísmo, Atanasio en Alejandría
(muerto en el 373), Basilio en Cesárea, Paulino en Antioquía; 3.° en los
últimos años de su reinado, ante el peligro godo, a causa de la8 interven-
ciones de Graciano, levanta el destierro a muchos nicenos.
Este relajamiento de la política arriana, esencialmente provechosa
para los nicenos a los que poco a poco se acercan los homusianos, se
acentúa por la derrota de Andrinópolis: Graciano levanta el destierro
de los nicenos de Oriente que lo sufren y concede la libertad de con·
ciencia a los adeptos de todas las confesiones, salvo a los maniqueos,
a los focianos y a los anomeos 74.
La ineficacia de la política religiosa de Valente proviene de la de·
bilidad misma del partido al que apoya. Ha acrecentado el desorden de
la cristiandad oriental. No ha podido impedir, por no decir que lo ha
facilitado, el progreso del niceÍsmo.
2. La política de Valentiniano y de Graciano. Al Oriente que Va·
lente pretende hacer homeano, se opone el Occidente que profesa el ni·
ceísmo y que goza de la total tolerancia de Valentiniano. Así se consolida
la idea de la independencia de la Iglesia respecto al Estado.
Incluso el donatismo ha sido tolerado al principio. En el 373 Va-
lentiniano prohíbe que 8e bautice de nuevo a los ortodoxos que se pasan
al donatismo y la persecución, detenida desde Juliano, empieza de nuevo.
105
Además, va unida a la lucha contra el usurpador, el príncipe sarraceno
confederado Firmo, a quien se adhieren los donatistas.· En el origen de
8U sublevación (372-375) se encuentran el irredentis.mo de .las tribús
sarracenas y la corrupción y las intrigas de los altos· fundonarios roma-
nos. En el 376, Gradano renueva la prohibición de la Iglesia y del culto
donatistas.
La tolerancia del emperador favorece la difusión en Occidente del
cristianismo niceno. En aquella época, Martín llega a obispo de Tours. NOTAS DEL CAPíTULO VII
Con él, con Victricio de Ruán y Simplicio de Autun, comienza la evan·
gelizadón del campo galo. 49. AMIANO MAHCELlNO, 26, 4.
50. AMIANO MAHCELINO, 15, 5.
Sobre todo después de la muerte del arriano Auxencio, Milán elige 51. LIBANIO, Orationes, 12, 44.
obispo en el 373 o 374 al consular de la provinda de Liguria, Ambrosio 52. N.O 480, p. 329.
(339.397). En él se reúnen las cualidades de administrador, el espíritu S3. AMIANO MAHCELINO, 26, 4.
de independencia de la nobleza romana a la que pertenece y el poder 54. Código Teodosiano, 6, 7, 1; 6, 9, 1; 6 l4o, 1; 6, 22, 4.
55. Código Teodosiano, 3, 7, 12; 3 4 12. '
de una fe que, por falta de sutilidad teológica, carece de matices. En 56. Código Teodosiano, 3, 14, I. ' ,
el 376, Ambrosio impone un obispo niceno en Sirmio a pesar de la 57. Código Teodosiano, 11, 24, 2.
oposidón de la corte de Valentiniano 11, que reside allí desde la elección 58. Código Teodosiano, 4, 11, 2.
del joven emperador (22 noviembre 375). Con su acción y con la 59. Código Teodosiano, S, 17, 1; 13, 10, 3; 5, 19. l.
60. Código Justiniáneo, ll, 53.
ayuda de Valentiniano 1 y de Graciano, el arrianismo pierde paula- 61. Papiro de Teadelfia, 17; el. n.O 533, p. 41.
tinamente sus posiciones en la Italia anonaria y en Panonia. 62. Código Teodosiano, n, 1, 14, (en 371).
Al mismo tiempo que progresa la ortodoxia nicena, aumenta la 63. Código Justiniáneo, n, 52 (en el 393).
influencia de la sede romana con los papas Julio (337-352), Liberio 64. Orationes, 47, 7-10.
65. Código Teodosiano, 12, J, 74.
(352-366) y Dámaso (366-384). El concilio de Roma de 340-341 había 66. Código Teodosiano, 7, 13, l.
afirmado su primacía. Esta primacía va recibiendo poco a poco un con- 67. Código Teodosiano, n, 53.
tenido efectivo con la costumbre que toman los obispos de Occidente 63. Código Teodosiano, 11, 1, 14.
(Italia, España, Galia e Iliria) de requerir la opinión del papa acerca de 69. Código Teodosiano, 1, 29, l.
70. Código Teodosiano, 1, 29, 5.
asuntos litigiosos de derecho canónico. Estas decisiones, las decretales 71. Código Teodosiano, 9, 16, 9.
pontificias, se convertirán junto a las de los concilios en una de las 72. AMIANO MARCELINO, 30, 8, 10.
fuentes del derecho canónico occidental. 73. N.O 13, p. 511, n.o 118.
En el 378, el concilio de Roma obtiene de Graciano que el emperador 74. Código Teodosiano, 16, S. 5.
preste el apoyo del brazo secular para cumplir las decisiones de los con-
cilios o del papa respecto a los obispos. El poder temporal tiende a
convertirse, en Occidente, en instrumento de la Iglesia que afirma su
independencia hacia él, si no se le opone, como Ambrosio en Sirmio.
Los progresos del niceísmo, tanto en Oriente como en Occidente,
anuncian la restauración de la unidad de la fe. Su desarrollo, al margen
de la cristiandad oriental· anárquica y de la cristiandad occidental so-
metida a la jurisdicción de la sede romana, las evoluciones distintas
en Oriente y Occidente de las relaciones entre el poder temporal y el
poder espiritual, no presagian la instauración de la unidad de las Igle-
sias. Hasta ahora esa unidad no ha existido, y es ya muy tarde para que
se realice.

106 107

...

CAPÍTULO vln
Los problemas del Imperio y sus soluciones
en la época de Teodosio I y de EstiHcón
Al día siguiente de la batalla de~ndrinópoli~, que Amiano Mar·
celino compara con la de Cannas y con la que cierra ,su Historia, el
Imperio tiene que enfrentar~C' dificultades de diversa naturaleza, no
todas de la misma gravedad y cuyas soluciones son también desigualmente
urgentes o fáciles. Éstas son esencialmente la lucha contra sus enemigos
(persas, bárbaros y, en particular, godos), los asuntos religiosos (paga.
:Ji: nismo, cismas y herejías), el problema del patronato en sus aspectos
múltiples, políticos, económicos y sociales. También son diferentes en
Occidente y en Oriente las condiciones mediante las cuales estos pro-
blemas se plantean y pueden solucionarse.
1. Los emperadores y las cortes
Teodosio pertenece a una familia cristiana de España. Su padre com-
batió en Bretaña, en el Danubio y en Africa, donde puso fin a la rebelión
de Firmo, y fue ejecutado en el 376 por orden de Graciano. El mismo
Teodosio ha sido duque de Mesia Primera. Después de Andrinópolis,
nombrado por Graciano jefe de caballería, combate a los sármatas que
presionan a los visigodos de Atanarico. El 19 de enero del 379, a los
treinta y tres años, es proclamado Augusto por Graciano. Entra en Cons-
tantinopla, que elige por capital, el 24 de noviembre del 380. En el 387
se casa en segundas nupcias con Gala, hermana de Valentiniano n.
Enero 379-agosto 383: Graciano tiene veinte años. De Tréveris tras-
lada su corte a Milán en el 381. Se somete cada vez más a la influencia
de Ambrosio, de Dámaso y de Teodosio. Es asesinado en Lyon por el
jefe de caballería Andragatas, que se adhiere al usurpador Máximo.
Agosto 383-agosto 388: Máximo reina en Tréveris. En Milán reside
la corte de Valentiniano n, que cuenta trece años, y de su madre Jm,-
108
....
tina, que se apoya en la aristocracia senatorial (Probo, Pretextato, Sí-
~¡lco) .Y ~n los. Jefes francos paganos (Bauto, Rumorid). Para terminar,
'1. eodosIO mtervlene en el 388 y elimina a Máximo .
. Agosto 388:mayo 392: Teo~osio ~e instala en Milán. Aleja a Valenti.
mano n mandandole a las Gahas baJO la custodia de otro pagano franco,
Arbogasto. En el 391 regresa a Constantinopla. Valentiniano choca con
Arbogasto, cuya arrogante tutela soporta mal, y muere de muerte vio.
lenta.
Agosto 392-~eptiembre 394: Arbogasto inviste con la púrpura a un
profesor de ret~nca, el pagano Eugenio. Para terminar, Teodosio pOl1e
fin a la ~surpaclón co~ su victoria de Fluvius Frigidus. Muere en Milán
meses mas tarde, el 17 de enero del 395.
Uni~ad y continuidad .e~ Oriente, caos en Occidente: la. oposición
da medIda a la vez de .la dlstmta eficacia del poder en Oriente y Occiden.
te para r~solver .las ~Ificultades del Imperio, y de su desigual gravedad.
Arc.adlO y H0r:-0r.IO suceden a su padre. Debido a su edad (tienen,
~espectIvamen~~, dIeCIOcho y o;lCe años), y también a una evolución que
Jalo~an los hIJOS de Constantmo, Graciano y Valentiniano n, el llevar
la ~urpura los reduce a un papel de oficiantes de la liturgia imperial y
les Impulsa a bruscos accesos de evasión. Gobiernan las cortes, apoyadas
en la burocracia. .
En Mil~n pri~ero, luego en Rávena donde se instala a partir del 402,
la corte esta dommada ~or Estilicón, un oficial hijo de un vándalo y una
rom~na, al que TeodoslO ha casado con su sobrina Serena. En Cons.
tantmopla luchan ambiciones rivales y políticas opuestas.
Las cortes tratan de resolver egoístamente los problemas comunes.
2. La defensa del Imperio
a) EL ARREGLO DEL PROBLEMA PERSA
.1. La paz con Persia. El interminable conflicto se encaminaba ya
hac.I~ un arreglo pacífico .. L~ debilidad de los sucesores de Sapor II lo
faCIlIta. Se entablan negOCIaCIOnes con Sapor III, que terminan en el 384
7
o 38 con la partición de Armenia: la mayor parte pasa a depender de
Per~Ia, y la zona que bordea el Imperio es colocada bajo la dependencia
de este y luego bajo su soberanía directa. Una embajada persa va a
firmar el tratado de paz y amistad a Constantinopla (389 o 390).
. 2. El porvenir. Salvo dos breves períodos de g~erra sin importan-
CI~ (421-422; 441),. la paz que Teodosio ha proporcionado a la frontera
onental. del I.mpeno dura .hasta el 502. Esta seguridad es de una im.
portancIa capItal: Constantmopla ha podido desviar hacia otros lugares
las amenazas de los germanos y de los hunos.
. 109 .

b) LAS SOLUCIONES DE TEODOSIO AL PROBLEMA DE LOS GODOS
A finales del 378, los bárbaros han intentado apoderarse dé las ciu-
dades de Andrinópolis, Heraclea y Constantinopla, y han fracasado. Pero
se han extendido por la diócesis de Tracia y algunos incluso han pasado
a la de Dacia y hasta a la de Panonia.
1. La guerra. Entre el 379 y el 382, o con la ayuda de Graciano
o solo, Teodosio acomete la empresa de rechazar a los bárbaros hacia
el Danubio. En el 380, los emperadores consiguen frustrar las peligrosas
maniobras de los visigodos de Fritigerno, que se dirigen por el Vardar
hacia Tesalia y Grecia, y las de los ostrogodos de Alateo y Safrax, que
se dirigen hacia la Mesia Superior y Panonia.
En el 386, Teodosio aniquila buen número de ostro godos de Odoteo,
quienes, huyendo de los hunos, franquean el Danubio. Se llevan a cabo
operaciones de depuración en el 388; de nuevo en el 391-392, bajo la
dirección de Teodosio y Estilicón, contra las bandas de Alarico, de Fra·
vita y de Eriulfo.
Pero la expulsión de estas masas más allá de las fronteras, sobre
las cuales a su vez ejercen presión otras, es imposible, al igual que su
aniquilamiento total.
)(
, 2. La negociación. Parece inevitable. En el 379, para reforzar
su ejército debilitando al propio tiempo al enemigo, Teodosio concierta
un acuerdo con el godo niceno Modares y recibe el apoyo de sus bandas.
Sacando partido de las querellas entre Fritigerno y Atanarico, acoge
a éste en Constantinopla en el 380-381 e integra a sus partidarios en su
~~;iR7~:~ ~~:~rI~l}fg!~yi!a YA!~ric~~qll~.~~~a.~c~!!.1l~_~Q~S_t
3. El «foedus» del 3 de octubre del 382. Concertado con Fritigerno,
estabiliza las masas que se amontonaban desde fines del 376. 1.0 ~
visigodos se instalan entre el Danubio y el Hemus, en las tierras qúe
eIl:OSIñíSiñossaqüearon .. 2. ó .S~establecen como nación independiente,
'~TriipeiiopOr-iinaaIlanza; están sometiaos. a sus propias leyes
~i se veñ11~esjle' Íl!IP!lI'lS!()s.~f'o Encoritrapartida'-ae elevadas soldadas,
sirven como confederados, baJO sus propios jefes, mejor que en el ejér-
cito imperial. 4.° Los romarios que en pequeño número viven aún en la
región concedida, continúan sometidos únicamente a las leyes romanas.
La novedad consist~,_~.!!,.qll.l'J_':lna.!!!l(;i§n. germáIlica confederada, es
deCÍr,'ligada arrmperio por unas 'relaciones de orden internacional, de'
Estaao-a-Estido,'setmcuentra ahora, no más allá de las fronteras, sino
en31Interl'F:"Pero'ia'gravedad radica más bien en el principio que en
el peugro'real de esta instalación limitada.
¡lO
d l~in e~bargo, est.e establecimiento de los confederados en el interior
e. mpeno no es un caso aislado: en el 380, Graciano permite a los
ostrogo~os de Alateo y Safrax (mezclados con vándalos alanos y hunos)
que se Instalen en ciertas regiones de Panonia' en el' 386 al '
tro d . 1 F . . " gunos os-
go os se Insta an en ngIa bajo la autoridad de su jefe Tribigildo'
en el 396 son los marcomanos en la Panonia Primera; en el 401-402 ván:
dalos y alanos e~ Italia del Norte y los godos de Alarico en la ;egión
del ~.av:. A partIr d:~ 406, las invasiones multiplican los confederados.
d 1 bIen esta soluclOn de Teodosio tuvo consecuencias enojosas después
e su muerte, probablemente era la única posible en el 382.
c) LA INVASIÓN PACÍFICA DEL IMPERIO
,Aunque sea antigua y no haya cesado nunca, aunque se acentuase en
la epoca de V ale~tini~no 1 y Valente, la entrada pacífica de los bárbaros
,~~~"I:1,s.p~9.!~,~!:l~I,l!:Y_~~~§!l,.~gJª~Eº9.ªJI!i:::r~QgºSIQ. ..' ...... . ....... ....,.,
1. En los c~mp~s: . Ya sea que los cultiven en calidad de confede .
rbdos o co~o .mqu.Lhm, ap~rtan una solución a la escasez de mano de
o r~ rural. «¿ Que era meJor: llenar Tracia de cadáveres o de cam.
pesInos?» 75.
sitiata!n :;selc~~:tes. ~!!..ª~6!, Ia.s .Iluto~i~.ll~~~, f<;>manasde Tr~?ia
.....---"-",., __E__ .,. __ ...._..Je.a.. ,,(),s~(),<I()6 para o])ho-arles a vender a sus hIJOS
~~?,~~escIavQ.s. Así «en cada ca~a,"por' mear;cr~'qüe s~a, pu~d~en~on:
trarse~av~ ~odo; son cocIneros, despenseros; también son godos
los que llevan SIllItas sob~e sus hombros y las ofrecen a los paseantes
que desean descansar al aIre libre» 76.
, ~. En los ejércitos. En el 388, el ejército que Teodosio reunió contra
Maxlmo estaba constituido principalmente por soldados godos alanos
y hun?s al mando de Ricimero y Arhogasto. En el 394 conduc~ contra
Eugemo tropas romanas bajo el mando de Timasio y Estilicón, confe-
derado~ god,os mandados por Alarico y Gaínas y contingentes orientales
(armenlO~" ~rahes, ,medos) al mando del príncipe georgiano Bacurio.
. Tambmn son barbaros los soldados particulares, los bucelarios, de
qUIenes algunos altos personajes empiezan a rodearse: Estilicón y Rutino
(prefe?to del pretorio de Oriente desde 392 hasta abril de 395) tienen
guardIas formadas por hunos. .
4. En las funciones superiores. Estilicón ha servido entre los pro-
tectores y se h~ convertido en conde de los domésticos. Teodosio le ha
dado a su. sobrma en ma~rimonio y lo ha nombrado magister equitum
praesentalLs, y. luego magtster utriusque militae, o sea, comandante su-
premo en O~cldente. En el 3?5, éste le encarga el cuidado de Honorio.
Entre los consules de los anos 383, 384 Y 385 figuran sucesivamente
111
 .Por otra parte, sus predecesores habían d . d
Merobaudes (por segunda vez), Ricimeroy Bauto. La hija ele Bauto, CUIdado de definir el dogma' E' 1'. eja o al poder espiritual el
o O~IO. qUIen fija e impone
Id' . s e mIsmo Te d ' . '
, e. " ogma; en su propio nombre re
hanas obligatorias y no en nombre~~a~enta ~l codlgo de verdades cris-
Eudoxia, se convierte en esposa de Arcadio el 27 de abril del 395. ,
La reacción de la opinión pública ante esta «germanizaci,ón»Y sus
consecuencias sobre el comportamiento de los bárbaros, los efectos de de la~ prerrogativas de la espiritual P l' ~glesla. ~o. ~emporal se apropia
su intrusión en múltiples aspectos de la vida del Imperio, el desplaza- IgleSIa no es independiente del Est~d o l~lca y relIgIOn se confunden. La
miento de los visigodos «al interior de un organismo del cual desgarran Decidiendo que la fórmul d 'N~' SIllO que le está sometida.
l ' a e !Cea era 1 " ,
e proporCIOna unas bases legales h'b' a Ulllca justa, Teodosio
pr? ~ Iendo todas las demás creencias
los tejidos» 77, son los componentes del problema germánico.
tanto si se trata de otras doctr'
mas CrIstIanas como del ~ p '
agamsmo. '
3, :La religión Y el Estado
b) LA LUCHA CONTI{A ,.
'[AS u
'lJERE •
; "JIAS

Teodosio está «lleno del temor de Dios» '18.

d"IenDel
d 381 al 384 83 , y 1uego del 388 al 394 81
ose · '
y se agravan i n c a n s a b l ' ,los edIctos van suce-
Constantinopla y en todo 1 l' eme~te contra las diversas herej'Ías En
a) EL TRIUNFO DE LA ORTODOXIA NICENA . l . e mpeno sus d d b .
19 e8ms a los nicenos. Toda reuní' '1" a eptos e en entregar sus
La situación religiosa del Imperio, en el 378, ya presagia este triunfo. vado queda prohibida L ' on rl~ 19lOsa de carácter público o pri-
. os mas pe IgroSOS ( . '
l. Las etapas. l.0 El 3 de agosto del 379, Graciano deroga el edicto anomeos ) sufren restricciones en sus d h ma~ll~ueos, eunomeos o
testamentos y herencias. erec os CIvIles, en materia de
de tolerancia que había publicado después de Andrinópolis: prohíbe a
los heréticos predicar, poseer una clerecía y reunirse en asambleas 79. Su ~uerte no detiene la persecución P .
2.0 El 28 de febrero del 380, Teodosio promulga el edicto de Tesalónica: Constantmopla a finales del 395 d ' ero ,su ngor se atenúa: en
d e t estar y h eredar
' 85 y e t 1'b ,se d· evuelve a lo
. s eunomeos el86 derecho
las leyes del 410 y 415 r:~ b 1erta 1es confi:mada en el 399 • Luego
1
«Todos nuestros pueblos... deben adherirse ,a la fe transmitida a los romanos
por el apóstol Pedro, la que profesan el pontífice Dámaso y el obispo Pedro de . 1 .• a ecen as restnccio S'( E . , '
e a egls aCIOn contra la h " . ' . nes . <sta mItIgación
Alejandría ... o sea reconocer, de acuerdo con.la enseñanza apostólica y la doctrina d l .1 ' . ereJla se explIca p 1 'd
evangélica, la Divinidad una y la Santa Trinidad del Padre, del Hijo y del Espí- con mIramIento después d 1 27 d .. or a neceSI ad de tratar
' e e novIembre d I 39" 1
ritu Santo. Únicamente los que observan esta ley tienen derecho al título de cris- nos de Gaínas y al partido d I e ;J, a os godos arria-
tianos católicos. En cuanto a los otros, estos insensatos extravagantes, son heréticos Cesario). Una vez el probI e a co;t~ que les es favorable (Eutropio
y fulminados por la infamia, sus lugares de reunión no tienen derecho a llevar el . ema germamco r 1 l 1 '
nuevo durante la prefectura d I ' esue to, a ucha empieza de
nombre de iglesias, serán sometidos primero a la venganza de Dios y después a la
nuestra ... » 80.
En Occidente, las leyes se e:ca;:i:~:IO
de Antemio ..
todo contra los donatistas Un h co;tra los mamqueos, pero sobre
3.0 EllO de enero del 381, un edicto aclara el de Tesalónica dando
un resumen del credo niceno 81. 4.° En julio del 381, el concilio de Cons-
había sido nombrado cond~ d
del donatismo y muy, pronto rIca
At t e~
mano
~ncln
represió~
el usurpador Firmo, Gildon
385. Pone fin a la
tantinopla (segundo ecuménico) confirma el símbolo de Nicea en lo que sarrollo considerable En l ' uso dO alIenta: la secta conoce un de-
concierne al Padre y al Hijo y le añade un artículo sobre el Espíritu fidelidad dé Gildon e~ sospe~lO:~~c:n er 1;5 usul'J~ación ~~ Eugenio, la
Santo, proclamado consubstancial al Padre y al Hijo. 5.° El 30 de julio a Roma reduciendo los transport'es d . ,empIeza a SItIar de hambre
de 381, ordenando que todas las iglesias sin excepción sean entregadas pués de su caída, la corte de Ráve e tr~go; en el 397 se subleva. Des-
lucha contra los donatistas 88. Per: e:m~I~;9 de nuevo, ~mpeorándola, la
a obispos católicos, Teodosio da la lista de los obispos de cliya fe se a
hace autoridad (Nectario de Constantinopla, Timoteo de Alejandría, de nuevo los cultos heréticos y el cult d . se ve oblIgada a autorizar
Gregorio de Nisa, etc.; no se cita a ningún occidental) 82. nos y el partido pro germánico son tOd onadtlsta entre otros: los germa-
o opo erosos 89.
2. El significado. Los predecesores de Teodosio se adhirieron a una
determinada religión o fórmula religiosa y la favorecieron, pero adop-
taron cierta tolerancia hacia las otras creencias en la medida en que las c) LA LUCHA CONTRA EL PAGANISMO

dejaban subsistir, o bien en que, por ejemplo, no impusieron el niceÍsmo 1. • Las pmmczas.
.. , 1.° En los años 381 383
'o el arrianismo a los laiCos. Teodosio destruyó esta tolerancia establecien- vez mas severas limitan el derecho de Ios " , 391
apostatas Y 3961)°,
a testar leyes cada
y a beneficiar-
do una religión de Estado obligatoria para todos.
!l3
8. RÉMONDON: La crisis del Imperio rom~no.
112
se de un testamento. 2.° En el 381, Teodo,si:o amenaza con la proscripción,
a los que hacen sacrificios, diurnos o nocturnos, para conocer, el porvenir'
y con este fin acuden a los templos; en el 385 los amenaza d~ muerte' 91~
3. o «Separación» 92 del paganismo y del Estado; Teodosio es el primer
emperador que no ha revestido el gran pontificado. Graciano lo abandona
en enero del 379.
Nuevo cambio de Graciano, que se separa del Senado, al que se había
aproximado en el 376: en el 382 manda quÍtar de la sala de sesiones
el altar situado delante de la estatua de la Victoria, suprime los pri-
vilegios de que disfrutaban los colegios sacerdotales de Roma, anula
sus dotacioncs y confisca sus tierras.
2. La condena del paganismo. El 24 de febrero del 391, ~12e§Já1",
prohíbe «mancillarse sacrificando, inmolar una víctima inocente, penetTár
en un santuario, visitar un templo, adorar los simulacros salidos de
manos de hombres mortales ... » 93. El 8 de noviembre del 392, la condena
es absoluta: se aplica al Imperio entero, a todos los hombres vivan
donde vivan, a todos los actos del paganismo (sacrificio, libación, ofren·
das, suspensión de cintillas a un árbol, etc.). Se prohíbe el acceso a los
templos. Los curiales y los defensores de las ciudades tienen orden de
denunciar; los gobernadores, de castigar. Quienes ejecutan actos de
paganismo cometen un sacrilegio y un crimen de lesa majestad 94.
Empieza el asalto a los templos, para derribarlos o convertirlos en
iglesias, el pillaje de las estatuas, para romperlas o adornar con ellas
Constantinopla. Los juegos olímpicos son suprimidos en el 393, los
misterios de Eleusis en el 396.
.1iLe; ~d,fg() J' eodgsiano (que fue promulgado en el 438) contiene ~
l~.posteriores a la proclamación de la ortodoxia, que denuncian las
herejías, y solamente 13 que combaten al paganismo después de su con- '
denación.
Un pilar de la civilización antigua se ha hundido entre la indife-
rencia general o la alegría de muchos, pero no sin desencadenar la pasión
rencorosa de unos cuantos.
3. La reacción pagana. La política religiosa de los emperadores
acrecienta el celo pagano de la nobleza romana y su hostilidad hacia
la corte.
Símaco renuncia a quedarp~ en una de sus casas de campo: «... La administra-
ción. pontifical exige mis cuida¡l'}s, en este mes en el que vuelve mi turno de servicio.
Porque no soy capaz de hacerme sustituir por un colega cuando los sacerdotes están
tan abandonados_ Antes era muy sencillo delegar a otro para el servicio de los dioses;
pero hoy, abandonar los altares, en Roma, es una forma de adular a la. corte» 95.
Primero a Graciano, ll,lego a Valentiniano II y a Justina, los senadores
paganos suplican en vano que se anulen las medidas tomadas contra
ellos en el 382. Sin embargo, a fin de defender su arrianismo, Justina
se apoya en una extraña coalición: aristócratas paganos, jefes bárbaros
paganos y. godos arrianos de la guarnición de Milán.
El acercamiento a un «partido pagano» de la nobleza romana y de
jefes militares bárbaros aparece claramente después del 388, y especial.
mente después de la ley del 391: la solidaridad entre paganos amena-
zados prevalece sobre las oposiciones entre romanos y bárbaros, civiles
y militares. En 392, después de la muerte de ValentÍniano n, Arbogasto
proclama a Eugenio, y el sellador Nicómaco Flavio emprenderá apasio-
nadamente la tarea de resueitar las viejas tradiciones de la Roma pagana.
La ausencia, en la parte oriental del Imperio, de una fuerroa soeial
análoga a la nobleza romana le ha evitado el trance de una reacción
pagana semejante a la de Eugenia. Ni el paganismo quc sobrevive en
decadencia en los campos, ni cl que conservan los pequeños cenáculos
de filósofos, ni el de los jefes bárbaros de quienes la opinión tiende a
sospechar, eran capaces de hacerlo.
4. La continuación die la lucha contra los paganos. Después de la
victoria de Fluvius Frigidus, la condena del paganismo se aplica también
en el Occidente. Entre la nobleza romana pierde numerosos adeptos.
Sin embargo, mientras la corte de Constantinopla prosigue la política
teodosiana de lucha contra los paganos con regularidad y vigor, la de
Occidente la continúa de forma irregular: en el 399 cesan las de6truccio-
nes de los templos97 y poco después la estatua de la Victoria es colocada
de nuevo' en la sala de sesiones del Senado; en el 4.07 son confiscados los
templos paganos, sus bienes y sus rentas; los altares, las imágenes del
culto y los libros sagrados son destruidos; en el 409 se vuelve a la
tolerancia religiosa, aunque en el 410 retorna la persecución 98.
Estas fluctuaciones son debidas a la situación poco confortable de
Estilicón: a causa de los inconvenientes acarreados por su origen bár-
baro, busca el apoyo de la nobleza romana y, al fallarle ésta, el de la
Iglesia; también se deben a las dificultades de Honorio, el cual, en el
409, se ve obligado a tratar con miramiento a los jefes bárbaros y sus
partidarios.
4. La Iglesia y el Estado
a) LA CRISIS DE 379-383
1. Los disturbios en la parte oriental 99. Son provocados por la
atribución de las sedes de Constantinopla y Antioquía. 1.0 En Constan-
tinopla, la sucesión del obispo arriano Demófilo (expulsado por Teodosio
el 26 noviembre 380) es disputada por dos candidatos ortodoxos: Gre-
gorio de Nacianzo, apoyado por el emperador y por el obispo de Antia-
115,
 qúía Melecio, y Máximo, apoyado por Timoteo de Alejandría y por el
papa Dámasoó Triunfa Gregorio, pero al invocar sus adversarios él cah<:,u
de Nicea que prohíbe el traslado de una sede ,episcopal a otra, se retira'
inmediatamente (junio 381). Un senador de Constantinopla, Nectario,
es nombrado obispo con el apoyo de Teodosio a pesar de la oposición
de Máximo, de Timoteo y de Dámaso.
2.° En Antioquía, donde Melecio fallece en mayo del 381, Flaviano es
preferido a su rival Paulino, quien está apoyado por Timoteo y Dámaso.
Así vuelve a repetirse, al igual que en la época de Constancio, la
conjunción de las oposiciones de Alejandría y de Roma al poder del
emperador. La primera concierne a la disciplina de la Iglesia de Oriente,
la segunda a la «comunión entre orientales y occidentales» 100.
2. Las decisiones del concilio de Constantinopla (mayo-julio 381).
Ningún occidental partieipa en él. Aparte las decisiones en materia
de fe y la atribución de las sedes de Constantinopla y Antioquía a Nec-
tario y Flaviano, el concilio puntualiza la organización eclesiástica. Es-
tableciendo la preeminencia del metropolitano de la capital de la pro-
vincia sobre los obispos de las otras ciudades, el concilio de Nicea
había empezado a modelar la organización de la Iglesia según la del
Estado. La evolución prosigue: 1.0 los obispos de las capitales de las
diócesis políticas (Heraclea en Tracia, Efeso en Asia, Cesárea de Capa-
,'( docia en el Ponto, Antioquía en Oriente, Alejandría en Egipto) tendrán
preeminencia sohre los metropolitanos de las provincias; 2.° se prohíbe
a los ohispos que se mezclen en asuntos de otras diócesis ajenas a la
suya; 3. 0 el tercer canon del concilio decreta que «el obispo de Cons-
tantinopla será el primero después del obispo de Roma, porque Constan-
tinopla es la. nueva Roma».
Estas dos últimas decisiones levantan las protestas de Antioquía,
quien hace prevalecer la antigüedad de su iglesia y sobre todo, evidente-
mente, de Alejandría. También protestan Dámaso y Ambrosio.
3. La «ruptura de la comunión entre orientales y occidentales». En
septiembre del 381 se reúne en Aquilea un concilio de obispos occiden-
tales dominado por Ambrosio. Este concilio rechaza las decisiones
de Constantinopla en lo concerniente a la atribución de sedes y a la
organización eclesiástica. Después de lo cual, Ambrosio pide a Teodosio
que reúna un concilio ecuménico «con el fin de que las cuestiones que,
por la actuación de la parte oriental del Imperio, han turbado nuestra
comunión sean modificadas, y que sea abolido todo lo que nos separa» 101.
En verano del 382, los obispos de Occidente ocupan la silla epis-
copal en Roma, los de Oriente en Constantinopla; los primeros se atienen
a las decisiones de Aquilea, los segundos a las del concilio de Cons-
tantinopla del 381: los tiempos de los concilios separados de Sárdica-
Filipópolis han vuelto.
116
,,' 4. Dos Iglesias diflerent,es. Al intervenir en la atribución de las
sedes de Constantinopla y Antioquía, rechazando la independencia de
las diócesis unas respecto de otras, al pedir la reunión de un concilio
ecuménico para discutir los asuntos de Oriente, los occidentales afirman
implícitamente la universalidad temporal de la Iglesia, corolario de su
universalidad espiritual, en completa independencia de organización del
Imperio. Para Teodosio, que niega a los occidentales un derecho de su .
pervisión en Oriente al igual que niega a los obispos otra diócesis que
no sea la suya, que copia la organización de la Iglesia sohre la del
Imperio, que fija la jerarquía de las sedes no según la historia religiosa
sino según la historia política, la Iglesia no es separable del. Estado;
está integrada en él.
En Occidente, la primacía espiritual del obispo de Roma adquiere
lentamente una primada temporal de jurisdicción, En la époea de
Dámaso y de su sucesor Siricio (384-399) ,la sede apostólica adquiere
una «autoridad real» que tiende a rivalizar con la autoridad imperial.
Aun reconociendo la preeminencia del papa, Teodosio interpone
entre su autoridad y la cristiandad oriental el obstáculo de la sede dl'
Constantinopla, situada en cabeza de una Iglesia jerarquizada y sumisa.
En efecto, si hien Teodosio aumenta los privilegios del clero en
materia de cargos, de tribunales, 'ete., también se esfuerza en salva .. ,
guardar los intereses y la soberanía del Estado. Ohliga a la Iglesia a
tomar parte en las liturgias extraordinarias (Iextraordinaria munera) 102,
le limita el derecho de asilo y prohíbe que los deudores del Estado se
refugien en las iglesias, y a éstas, esconderlos 103.
Entre la evolución religiosa de Occidente y la de Oriente, la diver ..
gencia no cesa de aumentar a pesar de haberse restaurado la unida<l
de la fe: por una parte, en Occidente el poder del emperador se ve
dislocado, y en Oriente es uno y continuo; por otra, debido a que la
cristiandad oriental se ha desarrollado anteriormente, también el empe-
rador se ha visto ohligado a preocuparse de ella anteriormente, para
buscar apoyo o para controlarla; y porque las querellas teológicas y las
rivalidades entre el clero la dividen más, lo que hace más fácil la in-
tervención del poder temporal, su arbitraje y el ejercicio de su autoridad.
b) LAS LUCHAS DEL SACERDOCIO Y DEL IMPERIO
1. Ambrosio contra Graciano. En el 383, la oposición contra Gra..
ciano se ha ido acumulando: la de algunos bárbaros, porque él prefiere
a los alanos; la de la aristocracia romana, por su favoritismo hacia los
bárharos y su política religiosa. En cuanto intenta apaciguar a .los ~e­
nadores consintiendo en su demanda acerca del altar de la VIctona,
tropieza con la oposición de Dámaso y Ambrosio.
117
 ~l apoyo d~, éstos no es segmo. Un obispo español,Prisciliano, in-
vento una hereJla (que recuerda la de los cátaros de la Edad Media)
que e~ concili~ de Zaragoza condenó en el 380, 'y cuya sentencia. Graciano
mando cumplIr conforme a las decisiones del concilio romano del 378.
Pero Prisciliano cuenta con apoyos: es un clarísimo, tiene numerosos
adeptos en la rica e influyente aristocracia de España y Aquitania y
encuentra tolerancia en varios obispos, por no decir simpatía. De esta
forma lo~ priscilianos obtienen de Graciano la restitución de sus iglesias:
las relaclOnes del emperador con Ambrosio y el papa empeoran, el pro-
nunciamiento de Máximo triunfa fácilmente.
2. Ambrosio contra Valentiniano Il y fustina. Los apoyos hetero"
géneos de la corte dc Milán le son retirados unos tras otros por las
intervenciones o la influencia de Ambrosio. En el 384, hace denegar una
nueva p~tición de los senadores paganos. En el 385 y el 386, mientras
Valentlmano pretende conceder a los arrianos de Milán una iglesia y la
tolerancia, Ambrosio amotina al pueblo y obliga al emperador a capi-
tular. En el 391, el obispo domina al emperador, que se niega una vez
más a restablecer el altar de la Victoria, pero esta vez la negativa se
opone igual a Arbogasto que a los senadores.
. 3. Ambrosio contra l'eodosio. Las humillaciones no respetan al
I
.10
.~ propio Teodosio dmante su estancia en Occidente desde el 388 al 391. El
emperador cede ante el obispo, que lo expulsa del coro de la iglesia
donde pretende ocupar un lugar, al igual que en Oriente, para asistir
a la misa; que le prohíbe castigar a los cristianos de Calínico, culpables
de haber incendiado una sinagoga. En el 390, habiendo la muchedumbre
asesinado a un jefe de milicia, el bárbaro Buterico, Teodosio ordena
una represión atroz y Ambrosio lo excomulga. Después de haber inten-
tado resistir, el emperador se somete a la penitencia pública que el
obispo le impone. Pero la dignidad imperial, la política de represión
del antigermanismo, es decir, la política de entendimiento con los bár-
baros, qUedan comprometidas.
4. Los privilegios temporales de la Iglesia en Oriente y en Occidente.
Eutropio y Arcadio restringen la intervención de la Iglesia en materia
judicial (prohibición al clero de proteger a los criminales condenados
por la ley, retirada del derecho de asilo, limitación de la jurisdicción
episcopal en los procesos civiles en los cuales las dos partes sean anuen-
tes). En la lucha contra los paganos, se preocupan de hacer prevalecer la
autoridad del Estado sobre el celo destructor de los clérigos 104.
En Occidente,· por lo contrario, los poderes temporales de la Iglesia
aumentan: los obispos y el clero participan en la elección de los de-
fensores, se inmiscuyen en las cárceles para velar por los intereses de
los detenidos, otorgándose así los derechos y los deberes de las auto-
ridades municipales y de los gobernadores.
118
,
..L
. . Está claro que la personalidad de Ambrosio no explica por sí sóla
las capitulaciones de Teodosio. Si el mismo emperador consigue imponer
su volutad ep Oriente y no lo consigue en Occidente, incluso después
de su vic~~ria sobre Máximo, significa que la Iglesia no es la misma, y
que tamblen son otras las condiciones en que la autoridad del Estado
puede ej ercerse.
Por lo contrario, el conflicto que enfrenta a Juan Crisóstomo con
la corte de Constantinopla termina con el destierro del obispo, en el 404,
a pesar de su firmeza intransigente, de los motines populares, de las
protestas del papa Inocencio 1 y del apoyo diplomático de Honorio.
C~ El p.obloma del patronuto
a) LA AGRAVACIÓN
Dan fe de ello las numerosas leyes que denuncian los abusos de los
patronos: encubren a los campesinos, a los mercaderes que adeudan al
fisco, protegen a los bandidos, acaparan las tierras del Estado. Incluso
usurpan. sus poderes de justicia: en el 388, f~ºª"2~!ºP.!ghí_~_{)..Il:l~...t?~~:.
ee~e.~.Jl.!1."1l~1l~.:05. La lucha que emprenden contra ellos los emperadores
es, por lo tanto, inútíl.
1. Los progresos del colonato. 'Aunque favorezca el poder de 108
patronos, el colonato se extiende a Palestina en el 386 106 Y a Tracia
en el 39,3: «oo. !~L<:.2~!l:2~_~©J,ª1l.I~lel1i~9§.PºLl',)tdºIºchº.~~ 9rigens,
a~Ilg:'1.~.s~.ll!l~~c()n.<l!~i§ll Jil:>x{), serán sil1. eJJ1}¡argo eonsidl',)rl:J,dQs.cQmo
esclavos .d~ esta t!e,rrª~I11aqlle han.nacido .. No serán libres de ir a
donaequÍeran ni de cambiar de localidad, pero sus dueños deberán usar
legalmente de la solicitud de un patrono y de la autoridad de un amo» 10,.
Sin embargo, es inevitable que el vasallaje de los colonos respecto a la
tierra se transforme en esclavitud hacia sus amos: una ley del 396 les
prohíbe el derecho de procesar civilmente a su amo porque su «condición
es casi una especie de esclavitud» 10~_ ...-._--_....-
.
~"-<----~----~~.~-._>_ ~-".,-~-"._------~~-'-~--_._-"-" --.""'.
2. Lq, defensa de los débiles. Los defensores pierden su autoridad
y su independencia~ Al principio eran designados por la prefectura del
pretorio: pero esta centralización demasiado acusada es. difícil de man-
tener; además, careciendo de atractivos la función de defensor, los
prefectos están faltos de candidatos. De forma que, en el 387, es preciso
confiar a las. curias de las ciudades la elección de defensores 109. Y éstos
descienden del rango de funcionarios del Estado al de litúrgicos muni-
cipales. Pero la debilidad de las ciudades hace que el cargo de nombrar
defensores sea transferido, en el 409, a una asamblea de notables, in-
cluyendo además de los curiales a los obispos y al clero, a los clarísimos
residentes en la región y a los propietarios de bienes agrícolas 110.
119
 En el 391, Teodosio anula la obligació~, para los campesinos libres
de una aldea, de no poder ceder sus tierras más que a un miembro de jlU
comunidad. Significa quitar al consortium una forma de protegerse con-
tra la intrusión de los poderosos 111.
3. El mantenimiento de las ciudades. Mantener sus competencias
administrativas, su actividad económica, su vida cultural, es una forma
de ,;0P.9n~T~<e. alo§ pJºgr~E3ºs ª~l EatronatoJI¡t!fllndis!!i' }>€)J:'o ..eL.):~tado
1esta ~esll:rmado: apenas si puede frenar el auge de las curias, impidiendo
las fugas, atrapando a los fugitivos, incorporando a las ciudades a todos
los ricos que no están ligados hereditariamente a otra condición 112.
Por otra parte, no es seguro que hayan resultado inútiles los esfuerzos
de Teodosio y de sus antecesores para consolidar, de grado o por fuerza,
las ciudades. Por lo menos, no lo han sido en las partes del Imperio
donde lo permitían la actividad económica, la seguridad y las tradiciones.
b) LA CAPITULACIÓl'l Dr,L ESTADO
El Estado lucha, directamente, contra el patronato con todas sus
J~~{z.a~1 es~e<;ír,Jlbas~ de edictos que 10 prohibenoIosupri.men.
Las constituciones del 395, del 10 de marzo y del 25 de mayo del
399 113 recuerdan, empeorándolas continuamente, las penas que amenazan
!~ a los patronos primero, luego a los colonos protegidos. Sin embargo,
al declarar que «los dueños de tierras serán obligados, con las medidas
apropiadas y si es preciso contra su voluntad, a obedecer las leyes im-
periales y a cumplir las liturgias oficiales», la Constitución del 395 anun-
cia la del 3 de diciembre del 415, la última del Código Teodosiano 114
sobre este punto.
El patronato tan sólo legaliza la posesión de tierras si ésta se remonta
a lo sumo al 397. Además, «todos los poseedores de tierras desempeñarán
los cargos públicos, de forma que el nombre mismo de patrono pueda
.ser considerado como absolutamente extinguido. Sin embargo, las pro-
piedades adquiridas por patronato [lo más tarde en er 397] permanece-
rán en manos de sus poseedores si éstos salen fiadores, debidamente y
sin reticencias, de las proporciones del antiguo censo, de los cargos pú-
blicos y de los deberes litúrgicos que, de forma patente, incumben a sus
colonos».
Cualquiera que sea «la confusión y la astucia de la capitulación» 115,
el patronato no deja de ser suprimido teóricamente: en efecto, por una
parte, los que han adquirido tierras de esta forma delictiva son amnis-
tiados; por otra, en lo sucesivo ya no habrá ni protegidos ni patronos
si todos cumplen con sus obligaciones; unos cumpliendo con su deber
fiscal sin esquivarlo recurriendo a un protector, otros asumiendo, además
de las cargas que les incumben personalmente, la responsabilidad de las
;.>
120
que incumben a sus colonos, o sea, dejando de protegerles. Volviendo
a la derogación de Teodosio, el mismo edicto precisa que nadie podrá
. apropiarse de una aldea libre ni poseer nada en ella si no pertenece a
la comunidad de la aldea (las adquisiciones anteriores al 397 quedan
a cubierto por la amnistía). No es seguro que la prohibición se haya
restablecido en Occidente 116.
c) LA EVOLUCIÓN EN OCCIDENTE
La Constitución del 415 no hace más que precipitar una evolución.
Desliga a los colonos de la autoridad fiscal del Estado, delega al pro-
pietario los derechos de este último y le da la responsabilidad de ejer"
cerlos: el propietario está encargado, como las curias, de una funeÍón
pública. La forma en la que la ejercerá depende del mantenhniento del
poder y de la noción del Estado,
1. Los dueños de bienes agrarios. La riqueza agraria de la aristo-
cracia senatorial se ha acrecentado considerablemente durante el trans-
curso del siglo IV, gracias al movimiento de concentración de bienes
agrarios, al monopolio de las altas funciones administrativas, en Occi-
dente, que ha conseguido reservarse. En los primeros años del siglo V,
( «la renta que muchas casas romanas obÚenen cada año de sus propiedades se
) eleva a 4000 libras de oro, sin contar el trigo, el vino y los otros· productos en
) especies, cuyo valor alcanza la tercera parte de la re.nta en efectivo. Después de
/(" estas casas, vienen aquellas cuya renta se eleva a 1500 Ó 1000 libras» 117.
Por sí misma, una gran casa romana tendría una renta anual corres"
pondiente aproximadamente a la sexta parte del producto de los im"
puestos, en efectivo y en especies, percibidos anualmente en Egipto en
la época de Justiniano (alrededor de unas 30000 libras).
Junto a la influencia política, al orgullo nobiliario y al prestigio de
la cultura, este poder explica que la aristocracia romana no necesite
«adular». Frecuentes tensiones entre ella y los emperadores hacen que
no lo desee.
2. Las concesioroes del poder. Después de haber atacado los colegios
sacerdotales de Roma, Graciano suprimió las exenciones de impuestos y
los privilegios de los que se beneficiaban principalmente los senado-
res (383). Eugenio había entregado a los propios senadores paganos los
bienes .de los templos confiscados. Por el hecho de verse obligado a
colaborar con la nobleza romana, Estilicón le concede ventajas finan-
cieras: el 24 de marzo del 395, disminuye las cargas fiscales que pesan
sobre la provincia de Campania, en la que numerosos senadores tienen
propiedades 118. Medidas análogas prosiguen en el 396 y en el 406.
La escasez de mano de obra rural preocupa a los senadores que
poseen inmensos dominios: en el 397, «la clemencia imperial acoge
121
 las petICIOnes de la orden» y autoriza a los senadores a, rescatar eIsu·
ministro de reclutas mediante el pago de u,na cantidad fijada en la módica'
cuota de 25 céntimos, o sea aproximadamente mi tercio' de ,libra, p'or
cada recluta 119. '
I.:~.n?~le~~.:?lllana, se, enri~~ece abase.,d~.Ja dismi~ución de las
1,,~!f3E!~.s.ª~:L:r!:~!a.d(), a~la JeduccIOn en sus ~je!:~ltos del numero de sol·
••~.ªg,~.r2.~aE1()s, p(}rno df:cir de lós mismo.s efectivos. Así, pues, ¿ qué
puede pensarse del patriotismo del qlle hace. gala esa misma nobleza?
6. Ea problema germánico
Este problema no ha cesado de intervenir en los demás, y aún de
empeorarlos.
a) Los BÁRBAROS EN LA VIDA DEL IMPERIO
A principios del siglo v, el estatuto de la tierra y el problema del
patronato no se han visto todavía conmocionados por su instalación.
Sin embargo, en las regiones donde se han establecido, la vida urbana
declina aunque no por ello mejora el estado de los campos: las tierras
de Panonia, que Craciano cedió a los confederados ostrogodos, están
l( agotadas y por sembrar. El arrianismo de unos y el paganismo de otro!>
complican, como ya se ha visto, la política religiosa del Imperio y las
relaciones entre la Iglesia y el Estado.
La presencia de los bárbaros aumenta las dificultades políticas: ha
reforzado la oposición contra Craciano, Valentiniano II y Teodosio y
favorecido la usurpación de Eugenio. En las altas funciones que asumen,
\, ,l?2IllP.llc~tos de hombres. que, son de la misma raza que n~~~tí:o~~<¡!aw.s~ [Teod()si.()l"
los jefes bárbaros se ven a menudo paralizados. Teodosio confía Valen·
tiniano II a Aibogasto, Honorio y el Occidente a Estilicón, porque está
l" por exceso de clemenCIa, 10·8 ha tratado con dulzura e ln<Iiilgencl-a, les ha dado el
®"J?J2~j.J:¡g~",gl!elll!,franco o un vándalo revistan la púrJ:>,~!Il:.~·i\stroC¡Ue
es una garantí,a para el emperador resulta un estorbo para el bárbaro,
porque él no' tiene autoridad. Teodosio lo sabe y por ello desposa a
Serena con Estilicón; Estilicón lo sabe y casa a Honorio con su hija
María en el 398; luego, después de su muerte, lo casa con su otra hija
Termancia, en el 408. A pesar de ello Estilicón se ve obligado todavía
a buscar apoyos en el Senado o en la Iglesia, aun a costa de concesiones
inoportunas.
Estos esfuerzos para consolidar una situación falsa desde su origen,
demuestran su ambición y su arrogante insolencia. Ocurre también que,
al sentirse inseguros, los bárbaros se ven empujados a cometer algunas
torpezas: se han separado de sus compatriotas y los combaten, pero
el Imperio que defienden con una fidelidad feroz, no les admite.
122
b) ," EL ANfIGERMANISMO
1. La creciente hostilidad. La hostilidad hacia los bárbaros se ma·
l!!fi~~taa p~tj!.ºeJa.l!luer!e dFCOnstañÜñ~y;ohl:ice más que reafir-
marse'con su invasión pa'cífica, con el desastre de Andrinópolis y con
la política de Teodosio.
Como consecuencia, se producen manifestaciones características: la
actitud de las autoridades romanas hacia los refugiados visigodos del 376;
el traslado a Asia de niños godos en calidad de rehenes, y, después de
Andrinópolis, su matanza llevada a cabo por el jefe de la milicia con 1[1
autorización del Senado de Constantinopla; en Lidia, la matanza rea·
lizada por soldados egipcios de godos mandados a Egipto por Teodosio;
en el 386, la caza dc visigodos organizada por el mando de la guarnición
de Tomes, Ceroucio, que viola de esta forma el foedus dél 382; el
asunto de Tesalónica en el 390: habiéndose decretado una ley que cas .
tiga con la muerte la pederastia, Buterico manda encarcelar a un auriga
del circo, la multitud se desencadena y asesina al bárbaro. '
Teodosio y Rufino tienen que reprimir no sin esfuerzos una corriente
de opinión antigermánica que se extiende por la parte oriental del Im-
perio, no sólo en la corte, entre los jefes militares romanos y los altos
funcionarios, sino también entre los ambientes populares.
2. El contenido del antigermanismo y la opinión pública.
«Bastará con poca cosa para que los ejércitos tomen el poder ... y ¿qué podrán
entonces los civiles contra hombres que tienen la mayor experiencia en el arte mili-
tar? ... El título de senador, que en la Antigüedad era ante los ojos de los romanos
como el colmo de los honores, se ha convertido, por culpa de los bárbaros, en algo
abyecto ... Los mismos bárbaros rubios, que en la vida privada desempeñan el papel
de criados, nos dan órdenes en la vida pública ... J~~m:0.!l . protegidos por ejércitos
título de aliados, les ha concedido derechos políticos y honoresí y les ha donado
generosamente tierras. Pero no han comprendido ni apreciado la generosidad de
este trato, han visto en él una debilidad por nuestra parte, y esto les ha inspirado
una arrogancia insolente y una fanfarronería inaudita» 120. •
El temor, la envidia, el desprecio y el odio hacia estos bárbaros rubios
a veces está muy próximo al racismo. Hacia el 415, Rutilio Namaciano
se refiere también a «los hombres del Norte» y acusa a Estilicón de
haber abierto Roma a «sus secuaces ataviados con pieles de animales»
para intentar «sobrevivir a la raza romana» 121,
La opinión pública se encuentra en plena confusión: el poeta Clau·
diano vitupera a Rufino porque viste traje germánico; en cambio, a sus
ojos, Estilicón tiene en depósito la herencia de todas las generaciones
romanas.
Además, ¿ es cierto realmente que los representantes del partido
progermánico han sido germanófilos? ¿No habrá sido que únicamente
.123
 han pensado en utilizar a los bárbaros y en ponerlos al servicio, ya se\1- .
de la defensa del Imperio, ya al de sus ambiciones e intereses persoriales?
3. El progermanismo de Teodosio. La «suavidad» de Teodos~o
hacia los bárbaros no impide que éstos sean excluidos de un Impeno
donde el catolicismo es religión de Estado y el arrianismo, perseguido.
«El primer Estado germánico creado en el interior del Imperio» 122,
el 3 de octubre del 382 es un Estado arriano dentro de un Imperio
obligatoriamente niceno desde el 28 de febrero del 380. ¿Qué pue~e
hacer esta minoría de heréticos en un mundo ortodoxo, donde la IglesIa
es a la vez todopoderosa y está estrechamente ligada al poder temporal?
Clodoveo adoptó la religión católica y labró la fortuna de los francos.
Las dos líneas maestras de la obra de Teodosio concuerdan entre
sÍ. Para defender el Imperio no quedaba otra solución, en aquella época,
que llevar a cabo una política de entendimiento con l?s bá~~aros. Su
política religiosa reduce el peligro que representa la mtrusIOn de los
germanos, que son en su mayoría paganos o arrianos. A largo plazo,
permite su asimilación al Imperio, es decir, su romani~ación: asi~ism~),
Juan Crisóstomo se esfuerza en integrar en Constantmopla la mmona
de godos ortodoxos. Pero sólo puede realizarla a un plazo demasiado
largo.
:~ e) LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA GERMÁNICO EN ORIENTE
395. De vuelta de la guerra contra Eugenio, los go~os de Alarico ~soIan Tra~i!l
y llegan a las cercanías de Constantinopla. Rufino consIgue que se retiren a la dIO··
tesis de Macedonia. En cabeza de un ejército formado sobre todo por las tropas de
Oriente Estilicón marcha contra Alarico y lo encuentra en Tesalia. Por orden de
Arcadi~ Estilicón vuelve a mandar las tropas orientales a Constantinopla, al mando
de Gaín~s, y evacúa las diócesis de Macedonia y Dacia que, ced~das a Oriente, ~orman
la prefectura del pretorio de Iliria. Se sucede la llegada de Gamas a Constantmopla.
El asesinato de Rufino (27 nov.). Omnipotencia de Eutropio. Cesáreo es nombrado
prefecto del pretorio y Alarico invade Grecia. . '
396-397. Alarico asola Grecia. Estilicón le ataca en el Peloponeso. VI?ne la retI-
rada de Estilicón, declarado enemigo público por el ~enado de <:~n~tantmo'p!a. Su-
blevación de Gildon en África. Alarico es nombrado Jefe de la mIhC1a en Ilma.
399. Sublevación de los ostro godos de Tribigildo en Frigia. Actitud sospechosa
de GaÍnas, intrigas de Estilicón. Caída de Eutropio ~j~lio). . suavidad» 123.
400. Después de la caída de Eutropio, el predomIll1o pasa a Eudoxla, nombrada
Augusta el 9 de enero, y al antigermánico Au.r~li~no, conve:tido en, prefect~ del
pretorio. Reacción de los jefes. godos, ~aínas, TnbIgIldo ,Y Alanco. ~esareo sustItuye
a Aureliano. GaÍnas entra en Constantmopla con sus barbaros. Gamas abandona la
ciudad (julio). Matanza de godos en Constantinopla. Acosado por el godo pagano
Fravita, GaÍnas pasa más allá del ~anubio. E~ asesina?o por los hun?~. , . . A pesar de ser dueño de la ciudad por las armas, Gaínas de hecho
401. Aureliano reemplaza a Cesareo. FravIta, que mtnga con EstIhcon, es eJe-
cutado. Alarico abandona la prefectura de Iliria para dirigirse a Italia.
1. El proceso. A lo largo de la crisis se entremezcla~ dos tipos d~~
conflictos: los conflictos internos de la corte de Constantmopla (ambl-
124
dones rivales de Rufino y Eutropio, hostilidad de Eudoxia hacia Eutro-
.pio, partido antigermánico. representado por AureIiano y partido ger·
mánico o. pro-germánico con Gaínas, Tribigildo y Cesáreo) y lo.s
conflictos exteriores, que lo. oponen· a Estilicón. Los punto.s en litigio son,
en efecto: lo.s contingentes orientales del ejército de Teodosio que Ru-
fino desea recobrar lo antes posible (en el 395, los hunos efectúan
incursiones en Tracia y en Asia Menor oriental); las diócesis disputadas
de Macedonia y de Dacia; los godos de Alarico a quienes todos quieren
alejar, sin poder sin embargo destruirlos, o. tal vez sin desearlo (pues
so.n un medio para presio.nar y el Imperio. puede necesitarlos); la de-
pendencia o la independeneia de la corte de ConstantinDpla respecto
a Estilicón.
En conflicto CDn Rufino, Estilicón se alía a Eutropio. Si bien rc·
nuncia a las tropas orientales y a la prefectura de Iliria, obtiene sin
embargo la sustitución de Rufino por su aliado, y coloca en la corte
a Gaínas, su hombre de confianza. La victoria de Eutropio acarrea una
preponderancia en la corte del partido godo de Caínas y de sus amigos
romanos (Cesáreo) y un aumento de la influencia de Estilicón.
La «entente» se rompe a causa de los confliptos de intereses entre
Estilicón y la corte de Oriente, las rivalidades de ambiciones entre Caínas
y Eutropio. Contra este último se acumulan la oposición de Estilicón (en
el 399, la amenaza de un ataque por parte de los persas hace deseable
una mejora entre las relaciones de ambas cortes); de los godos, Gaínas,
Tribigildo; del partido progermánico de Cesáreo; de Eudoxia. Además,
Eutropio ha reñido con la Iglesia. Su caída es inevitable.
Después sigue una breve victoria del partido antigermánico de Aure-
liano, apoyado por la hija de Bauto, y cuyo programa está expuesto por
Sinesio:
«Ante todo hay que separar a los bárbaros de las funciones superiores y quitarles
sus títulos de senadores... El emperador debe depurar el ejército ... Debemos reclu-
tar a nuestros nacionales en mayor número ... Que estos bárbaros trabajen la tierra
al estilo de los mesenios de la Antigüedad que, después de· haber abandonado las
armas, sirvieron de ilotas a los lacedemonios; o bien se vuelvan por donde han ve-
nido, a anunciar al otro lado del Danubio que los romanos ya no tienen la misma
Ante este programa, los godos reaccionan inmediatamente: amenazas
concertadas de Gaínas, Tribigildo y Alarico, retorno de Cesáreo, instala-
ción de Gaínas en Constantinopla. Ha empezado la prueba de fuerza.
es impotente. En nombre de la idea nacional y religiosa se yerguen
contra él Arcadio y Eudoxia; la mayor parte de los grandes personajes
de la corte, del Senado, de la administración; la Iglesia tras Juan Cri·
(.\
sóstomo que se niega enérgicamente a dar una iglesia a los godo.s arria-
125
nos; la población de Constantinopla, harta de los bárbaros que ha debido'
soportar desde el 376, agrupada tras su obispo, fiel al ernpeiadór. Taw-
bién tiene contra él a las poblaciones de las diócesis vecinas, Tracia,
Dacia, Macedonia, que han sufrido por culpa de Alarico, las de Asia
Menor profundamente helenizadas y las del conjunto del Imperio:
Sine si o de Cirene alienta la reacción antigermánica. GaÍnas deja de
insistir.
De las dos proposiciones ofrecidas por Sinesio, elige la segunda.
Pero al otro lado del Danubio se encuentra con los hunos de Uldino.
La victoria del antigermanismo se completa mediante la eliminación
de Fravita, mal recompensado, y la marcha de Alarico: éste ya no cuenta
con el apoyo de Oriente; Italia, intacta, lo tienta más que las provincias
balcánicas que ya ha agotado.
2. El precio. En primer lugar es un debilitamiento militar del Im-
perio en Oriente, donde los cuadros y efectivos del ejército se ven priva-
dos, en el 401, de sus mejores elementos. Las incursiones de las tribus
libias en Cirenaica, los pillajes de los isáuricos en 404-4,08, los ataques
de los hunos en 408-409, pueden combatirse a duras penas. La suerte
consiste en que durante el primer tercio del siglo v ninguna frontera
de Oriente se ha visto seriamente amenazada y en que la cuestión persa ha
sido resuelta por Teodosio. Pero esta debilidad impide que Constantinopla
acuda en socorro de Occidente: el ejército que Antemio manda a Honorío
en el 410 sólo cuenta con unos millares de hombres. Esta forzada falta
de solidaridad aleja una de otra las dos partes del Imperio.
Asimismo, se plantea la necesidad de reconstituir un ejército con
jefes y soldados nacionales: los prefectos del pretorio Aureliano y,
más tarde, Antemio se ocupan de ello. Los cuadros son romanizados, los
soldados se reclutan entre las poblaciones autóctonas del Imperio, sobre
todo en Asia Menor, entre los belicosos montañeses de Isauria. Esta
nacionalización del ejército lo convierte en un ejército oriental, cada
vez más distinto del del resto del Imperio.
Inmediatamente después se produce la reacción nacionalista mani-
festada por el movimiento antigermánico que la impulsa. Es un despertar
de la conciencia nacional de Oriente lo que se produce lentamente a
partir del siglo II y es también el desquite de la época severiana. El
carácter propio de la evolución política, religiosa y económica de Oriente,
el mismo de su destino, expresan y acentúan esta toma de conciencia
de un mundo aparte. Al darle una capital, Constantino le ha dado un
alma. Es un mundo romano, pero romano oriental, o sea griego. La
helenización del Imperio, en su parte oriental, es sensible desde prin-
cipios del siglo v: en el 397, Arcadio autoriza a los jueces, en las pro·
vincias, a emitir sus sentencias en griego; en el 425, la Universidad de
Constantinopla da mayor importancia a la enseñanza en griego; el
126
egipcio Ciro, prefecto de la ciudad, pronuncia sus sentencias en grie
,en ~l 4,35; el 12 de septiembre del.439, el griego se convierte en len:~~
o,ficIal. Paralelamente, la parte orIental del Imperio tiende a coincidir
con la zona de civilización helénica: se anexion:a las diócesis de Mace"
doni~ y Dacia, que en. e.l, 421 dependen de la sede de Constantinopla.
Fmalmente, la opOSlCIOn entre ambas cortes es la consecuencia de la
diferenciación entre las dos partes del Imperio y lo que la acentúa.
Esta ruptura de la comunión entre occidentales y orientales se había
ya producido en forma de «cismas» que unos y otros se esforzaron en
n~, envene.nar. En el 36~" Valentiniano y Valente realizaron una separa-
C~O:l de bIen.es para el I~1terés común de las dos partes imperii. A prin,
CIpIOS del SIglo v, sus mtereses opuestos llevan a ambas cortes a una
separación de cuerpo. Hasta entonces, jamás se había llegado a tanto.
d) EL PROBLEMA GERMÁNICO INSOLUBLE EN OCCIDENTE
1. El antigermanismo en la corte de Occidente. Las concesiones a
que Estili~ón s~ ve obligado a~t~ la nobleza senatorial son una prueba
de. su eXIstenCIa. .Los ~contecmllentos lo refuerzan a partir del 401.
Pnmero son las InVaSIOnes de los bárbaros que alcanzan la misma
Italia: Alarico penetra en Venecia yUega a Milán donde está instalada
la corte; Estilicón no puede con él, en el 402, después de haber vencido
y conf~derado a los vándalos y a los alanos que en aquel mismo mo-
mento Invadían las provincias de Recia _y Nórica; en el 406 no se logra
detener a Radagaiso, que llega hasta Florencia. Las matanzas de godos
a que se entregan los romanos prueban la extensión y la profundidad
del antigermanismo.
En estas circunstancias, la oposición de Estilicón a la corte de Cons-
tantinopla y sus preparativos bélicos para recuperar Iliria en 406.407,
adquieren carácter de traición. Al ejemplo de Oriente y con ayuda de
sus intrigas, Honorio, la corte y algunos senadores se dejan ganar por
los pri.ncipi.os antigermánicos. El 13}~_u:g?!,!() ~el 408, los soldados
"~,..~a~~of,!!.~llª,f:ld~ol!l~I111 co~~l,c~Il.selltiI!liento del emperador,asesinan"""
a lOS je es germánicos que le r o d e a n . " , - ' -
-"----AnanaonaaoporeTlmperÍo,Est:iIlcÓn no interviene. Los jefes bár-
baros IJ. su vez también le abandonan. Es asesinado en el mes de agosto.
Al igual que en Oriente, el nuevo gobierno, animado por Olimpio,
encarna la reacción católica y nacionalista: son excluidos de la corte
y del servicio de palacio, el 14 de novje~,_truioaJos,llQ'
católicos 124; por todIl:J!alüi:-sónex:teXIlliJ1ll.da,slllS faIililiasde los bár-
ñ"BiOs-'-'ConstanIinópla y Riiv'ena' van de acuerdo. . - '-, "- - --- -". -- --.
~-~""-2:-Erlraca:W:--"Dehecho, la reaccIón: ailtigermánica en Occidente
ha conseguido eliminar a Estilicón, defensor fiel y capaz de la corte
127
 dé Ráyena, y debilitar el ejército imperial, cuyo reclutamiento autóctono
.' es limitado. Pero, aun exasperando a los bárbaros, ha dejado intactas
o
z las .fuerzas de Alarico que, a partir de finales del 408, se convierten eIl
!!
z una amenaza.
¡:
~ ,!!! La necesidad de llegar a un arreglo con él hace imposible el man-
ro
e
:¡:¡
~ oe tenimiento de un gobierno antibárbaro. Con Atalo, senador pagano
o
'"
::J :r: convertido al arrianismo, Jovio y Alobico, los jefes germanos y sus
partidarios recuperan su influencia. En el 409, Alarieo incluso obliga
T al Senado a proclamar un nuevo emperador: Atalo. Y Alarico es nom'
brado comandante supremo en Occidente.
La anarquía y las rivalidades entre jefes bárbaros (Alarico y Sil
compatriota Saro) ponen a merced del menor incidente la difícil «en·
tente» entre romanos Y godos: en agosto del 410, Alarico se apodera
ro de Roma. .
'xo
'C 3. El balance. Sin duda la corte de Rávena queda en libertad des-
"
UJ pués de la muerte de Alarico y la marcha, en el 411, de los visigodos
I guiados por su sucesor Ataúlfo. Y el nombramiento de Constancio como
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jefe militar supremo en Occidente significa que los bárbaros, en lo su-
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., cesivo y por largo tiempo, estarán excluidos de las funciones superiores.
~ ,:
>- La corte y la alta administración civil y militar se romanizan.
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z Pero los bárbaros permanecen en los ejércitos, no se les reduce a
/1 « la condición de ilotas ni tampoco se les expulsa. La reacción antiger-
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o o mánica en Occidente ha coincidido con las incursiones de los bárbaro~
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en Italia, su penetración profunda en Bretaña y la Calia y su llegada a
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« de éxito del Imperio, sino que también eran destruidas las que el Im-
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~ W'"
129
128
9. RF.MONDON: La crisis del Imperio romano.

,lo
 116. N.o 380, p. 37,.n.o 2 . , 280
117; OÜMPIODORO, fragmento 44 = P. G., 103, .
. H8. Código Teodosiano, 11, 28, 2.
119. Código Teodosiano, 7, 13, 13.
20.
1121. SINESIO, Discurso sobre la realeza, 14-15 = P. G. 66, 1092-7.
Itinerarium de reditu suo, II, verso·36 ss.
122. N,o 14, p. 214.
123. SmEsIO, ibíd.
124. Código Teodosiano, 16, 5, 42.

NOTAS DEL CAPíTULO VIII

75. TEMIS'l'IO, Orationes, 16.

76. SINESIO, Discurso sobre la realeza, 14, 15.
77. N.o 14<, p. 169.
78. AMBROSIO, Oración fúnebre de Teodosio.
79. Código Teodosiano, 16, 5, 5.
80. Código Teodosiano, 16, 1, 2.
81. Código Teodosiano, 16, 5, 16.
82. Código Teodosiano, 16, 1, 3.
83. Código Teodosiano, 16, 5, 6·13.
84. Código Teodosiano, 16, 5, 14-24.
85. Código Teodosiano, 16, 5, 27.
86. Código Teodosiano, 16, 5, 36.
87. Código Teodosiano, 16, 5, 49; 58.
88. Código Teodosiano, 16, 5, 38.
:~ 89. Código Teodosiano, 16, 5, 51.
90. Código Teodosiano, 16,7,1; 2-3,4-5; 6.
91. Código Teodosiano, 16, 10, 7; 9.
92. N.o 14, p. 228.
93. Código Teodosiano, 16, 10, 10.
94. Código Teodosiano, 16, 10, 12.
95. SI MACO, Cartas, 1, 51.
96. Código Teodosiano, 16, 10, 15; 17; 18.
97. Constitutiones Sirmondianae, 12.
98. Código Teodosiano, 16, 5, 51.
99. AMBROSIO, Epístolas, 14.
100. lb íd.
101. lbíd.
102. Código Teodosiano, lI, 16, 18.
103. Código Teodosiano, 9, 45, 1.
104. Código Teodosiano, 16, 10, 16.
105. Código Teodosiano, 9, 11.
106. Código Justiniáneo, lI, 51.
107. Código Justiniáneo, U, 52.
108. Código Justiniáneo, 11, 50, 2.
109. Código Teodosiano, 1, 29, 6.
110. Código Justiniáneo, 1, 55, 8.
111. Código Teodosiano, 3, 1, 6.
112. Código Teodosiano, 12, 1, 133.
113. Código Teodosiano, lI, 24, 3-5.
114. Código Teodosiano, 11, 24, 6.
115. N.o 395, p. 59.
131
130