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Coordinación Nacional de Enfermeria

Diplomado de heridas y estomas


Hospital General ISSSTE Acapulco, Guerrero

Nombre del alumno: Abraham Asahel Espinosa Muñoz

Ciudad de Origen:Acapulco, guerrero

Nombre de la actividad: Breve historia de las heridas Anatomia y Fisiologia

Titular: Mtra. Carmen Karina Serrano Reyes

Enfra. Claudia Miriam Ortega Aguirre

21 de junio 2022
Coordinación Nacional de Enfermeria
Diplomado de heridas y estomas
Hospital General ISSSTE Acapulco, Guerrero

La piel ha sido siempre la defensa natural en un entorno hostil, por lo que el


hombre, desde su origen, se ha visto obligado a reparar cualquier daño
ocasionado dentro de una actividad cotidiana no exenta de daños y agresiones.
Por lo tanto, la historia del cuidado de las heridas va de la mano de la historia de
la humanidad y su conocimiento resulta fundamental para entender el porqué de
nuestras prácticas habituales y para promover el avance científico de
manera eficiente.

El equivalente de nuestros apósitos en la Antigüedad, eran los emplastos. Los


emplastos eran mezclas de sustancias espesas y pegajosas, formadas por barro o
arcilla, aceites y diferentes hierbas. El objetivo de aplicarlos sobre la herida era
protegerla y absorber su exudado, tal y como demuestran prácticas etnográficas
en tribus indígenas actuales.

Los egipcios, dado su conocimiento de la preservación de los cuerpos mediante


la momificación, aportaron empíricamente prácticas que se mantienen en nuestros
días. Fueron los primeros en usar vendas adhesivas. Estos emplastos estaban
compuestos por fibras vegetales, grasa y miel. Las fibras ayudarían a la absorción
del exceso de exudado. La grasa y la miel se encargarían de evitar la infección de
la herida. Por otro lado, el cobre presente en la pintura verde con la que los
egipcios pintaban las heridas, también aportaría un efecto antibacteriano.

Similares prácticas se encuentran descritas en tablillas mesopotámicas, donde al


lavado con leche o agua le sucedía un vendaje con agua o miel.
En tiempos bíblicos, pueden encontrarse numerosas referencias al milagroso y
valioso bálsamo de Galaad, resina proveniente de un arbusto del que
recientemente se han demostrado propiedades antibacterianas.
Los griegos hacían énfasis en la limpieza de las heridas. Para ello, recomendaban
agua, previamente hervida, vinagre y vino.

Los griegos ya diferenciaban entre heridas agudas (frescas) o crónicas (las que no
curan). Galeno (médico griego ya de tiempos romanos), según su aprendizaje
atendiendo a gladiadores romanos ya sugirió la mejor evolución de las heridas en
un ambiente húmedo.

Durante la Edad Media y el Renacimiento el manejo de las heridas siguió la


tradición greco-latina sumada a la experimentación de elixires y bálsamos
milagrosos que se aplicaban directamente sobre el lecho de las lesiones. Su
composición secreta hace difícil conocer su naturaleza, pero las evidencias que
han llegado a nosotros muestran cómo detrás del aparente esoterismo, se
esconden soluciones con agentes antibacterianos. De estos bálsamos, la historia
del arte nos ha dejado innumerables ejemplos.
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Hospital General ISSSTE Acapulco, Guerrero

En el siglo XIX se toma conciencia de la importancia de la asepsia y


la higiene para evitar las complicaciones por infección de las heridas. La
enfermera Florence Nightingale revolucionó la atención sanitaria a los heridos
durante la Guerra de Crimea, tanto desde una perspectiva del abordaje clínico
como de su seguimiento epidemiológico, mientras que los trabajos de científicos
como Pasteur o Lister evidenciaron esta necesidad.

El interés y la preocupación por evitar la infección fue creciendo y llevó a grandes


avances a mediados del siglo XX, como los antibióticos y antisépticos, como
la plata o el yodo. La povidona yodada, comercializada en 1952, suponía una gran
mejora a los tradicionales preparados de yodo, de naturaleza inestable y que no
se podían disolver en agua evitando, adicionalmente, el hasta entonces habitual
uso de alcohol. La sulfadiazina argéntica empezó a generalizarse en el tratamiento
de quemaduras a partir de los años 60.

El interés y la preocupación por evitar la infección fue creciendo y llevó a grandes


avances a mediados del siglo XX, como los antibióticos y antisépticos, como
la plata o el yodo. La povidona yodada, comercializada en 1952, suponía una gran
mejora a los tradicionales preparados de yodo, de naturaleza inestable y que no
se podían disolver en agua evitando, adicionalmente, el hasta entonces habitual
uso de alcohol. La sulfadiazina argéntica empezó a generalizarse en el tratamiento
de quemaduras a partir de los años 60.

En los años 80, con el objetivo de crear apósitos que mantuviesen el ambiente


húmedo y que permitiesen el intercambio gaseoso, fueron apareciendo productos
para abarcar las diferentes necesidades en función del tipo de herida. Los
primeros en desarrollarse fueron los apósitos hidrocoloides, flexibles y adaptables
a las diferentes superficies, formados por una capa interna hidrofílica (gel de
gelatina, pectina y carboximetilcelulosa sódica), cubierta por un plástico
semipermeable.
Con el objetivo de tratar heridas más exudativas, aparecieron las espumas. El
primer producto de esta familia que se empezó a usar de manera generalizada era
una espuma que se formaba in situ al mezclar 2 productos líquidos y se empleaba
para rellenar heridas cavitadas. Posteriormente aparecieron las láminas de
espuma de poliuretano, cuya absorción se aumentó con el uso de poliuretano
hidrofílico. La más reciente incorporación de agentes gelificantes, con el
consiguiente aumento del poder de absorción, ha aumentado su espectro de
indicaciones.
A pesar de su generalización de uso en heridas en la década de los 80,
la capacidad hemostática y absorbente del alginato, formado por un polímero
natural extraído de algas pardas, eran conocidas desde hacía tiempo y era
utilizado por los marineros. El alginato está formado por dos tipos de
monosacáridos, el ácido gulurónico y el ácido manurónico, cuya concentración
varía en función del tipo de alga. La publicación de los beneficios del alginato en la
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cicatrización la realizó George Blaine, comandante médico del ejército británico, a


finales de la década de los 40. Desde entonces, la composición de estas
fibras (tanto la fuente botánica como las combinaciones con otras moléculas) se
ha optimizado para que el gel que se forma con el intercambio iónico de las fibras
en contacto con el exudado sea cohesivo, con una retirada menos traumática para
el tejido neoformado y dejando menos residuo. En esta línea, en los años 90 se
inició la investigación sobre alternativas de apósitos con fibras absorbentes
atraumáticas, como son las hidrofibras de hidrocoloide, que al absorber el
exudado forman un gel en contacto con la superficie de la herida.
Los hidrogeles aparecieron como la alternativa de elección para heridas poco
exudativas, para dar humedad y promover el desbridamiento autolítico. Están
compuestos por polímeros celulósicos y un elevado contenido en agua. Tuvieron
un gran impulso en los años 90 y su composición se ha mejorado para que,
además de aportar humedad, puedan absorber exudado.

Heridas

Para hablar de heridas es fundamental comenzar por definir qué es un


traumatismo: “Se define un traumatismo como la lesión producida por un agente
causal sobre el organismo o viceversa, pudiendo ser el agente causal térmico,
físico-químico, picadura o mordedura. La herida es un tipo de traumatismo donde
se va a producir una rotura de la piel; es el caso contrario de la contusión donde
se produce una colisión entre el organismo y una superficie externa sin que exista
rotura de la piel. En la herida se produce una pérdida de la continuidad de la piel
afectando de forma directa sobre la función de protección de la piel lo que va a
desencadenar la aparición de una serie de mecanismos de compensación que
tendrán como objetivo final la reparación de la herida.
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Tipos de heridas

Clasificación de las heridas

Se establecen clasificaciones en relación con la profundidad, con el agente que la


produce o según el riesgo de la herida para infectarse:
a) Heridas incisas, donde el agente es un objeto de punta afilada, son heridas que
se caracterizan por presentar labios. El sangrado y la inflamación local son los
síntomas más usuales, suelen ser heridas superficiales, con lo que el riesgo de
producir lesiones con profundidad es escaso.
b) Heridas punzantes, el agente traumático es de punta fina, con poca tendencia al
sangrado exterior, menos dolorosas que las heridas incisas, pero pueden ser más
graves ya que debido a su profundidad el riesgo de producir hemorragias internas,
o dañar estructuras subyacentes es mayor.
c) Las heridas inciso punzantes es un tipo de herida que reúne las características
de ambas.
d) Heridas contusas, de bordes irregulares donde se produce afectación de tejidos
a nivel superficial y profundo, causadas por la acción de un agente traumático
dotado de gran fuerza.
e) Heridas por armas de fuego, son heridas muy traumáticas. Se consideran
siempre como heridas contusas, existe un orificio de entrada y puede existir o no
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uno de salida. Son heridas muy contaminadas donde se asocia gran destrucción
de tejido.
f) Heridas por mordedura, mordedura animal o humana, donde se producen
desgarros titulares, con alto riesgo de infección y muy dolorosas.
g) Las heridas por picadura de insectos son de tipo punzante a la que se le asocia
habitualmente la inoculación de algunas sustancias por parte del insecto.

Otras clasificaciones:
Según la profundidad:
a) Heridas superficiales, donde la afectación no pasa de la piel. Se afecta la
epidermis, dermis, tejido subcutáneo o ambos.
b) Heridas profundas, la lesión de la misma sobrepasa el ámbito de la
piel,pudiendo afectar estructuras musculares, tendinosas, óseas o viscerales y
llegando a comprometer la capacidad vital del individuo.

Si están o no infectadas:
a) Heridas limpias
b) Heridas infectadas

Según el agente causante de la herida:


a) Agentes térmicos,son las quemaduras. Son heridas producidas por el frío o el
calor.
b) Cuando el agente causal es la presión, la herida se denomina úlcera por
presión.

Las fases de curación de la herida Independientemente del tipo de herida de que


se trate y de la extensión que abarque la pérdida de tejido, cualquier curación de
herida discurre en fases que se solapan en el tiempo y no se pueden disociar unas
de otras. La subdivisión en fases está orientada a las modificaciones morfológicas
básicas que se producen durante el proceso de reparación, sin que refleje la
intrínseca complejidad de los procedimientos. Por regla general la curación se
divide en tres fases:

▪ Fase inflamatoria y/o exudativa: hemostasia y limpieza de la herida.


▪ Fase de proliferación: reconstrucción de los tejidos de granulación.
▪ Fase de diferenciación: maduración, cicatrización y epitelización. En la práctica
las tres fases del tratamiento de heridas se denominan de forma abreviada como
fase de limpieza, fase de granulación y fase de epitelización.

Tipos de desbridamiento
¿Cómo se desbrida una herida? Existen varios métodos:

Desbridamiento autolítico. Este método ayuda al proceso de curación natural del


cuerpo para eliminar el tejido muerto por sí mismo. Por ejemplo, si el tejido de un
dedo del pie está gravemente dañado, puede dejarse licuar y que caiga de forma
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natural. Su enfermero se asegurará de que la herida se mantenga húmeda,


manteniéndola cerrada o parcialmente cerrada, o mediante el uso de vendajes
especiales. Esto se considera el tipo más seguro de desbridamiento de heridas y
se utiliza comúnmente. Sin embargo, puede tomar algún tiempo.

Terapia larval (desbridamiento biológico). El tejido muerto se extrae con larvas


que son especialmente cultivadas en un laboratorio. Las larvas ayudan a licuar el
tejido muerto en la herida. Luego se comen el tejido y se limpia la herida de
bacterias e infecciones. La herida se cubre con una venda floja cuando las larvas
están colocadas. Se retiran después de 48 a 72 horas de tratamiento. Este es un
método rápido del desbridamiento de heridas, específicamente dirigido.

Desbridamiento agudo. El tejido muerto se corta con un escalpelo, tijeras y


fórceps. El desbridamiento agudo solo es adecuado para heridas superficiales y
no resulta en un desbridamiento total, por lo que en general requiere que se repita
el tratamiento.

Desbridamiento quirúrgico. El tejido muerto lo corta un cirujano con un escalpelo


y tijeras, y con algo de tejido sano. El desbridamiento quirúrgico es un método muy
rápido y completo de desbridamiento. Sin embargo, generalmente solo se usa si
hay un daño severo del tejido y si existe riesgo de envenenamiento de la sangre.

Tratamientos con productos químicos. El tejido muerto se trata con agentes


químicos como yodo, cadexómero iodado, clorhexidina o plata. Los tratamientos
con productos químicos se pueden aplicar en forma de loción o como parte de un
vendaje.

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