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11.

LA CRISIS DE 1929
Crisis económica, también llamada La Gran Depresión o el Crack del 29, hasta
entonces sin precedentes y que afectó a todos los países desarrollados, sobre todo a
aquéllos más industrializados.

11.1. LAS CRISIS ECONÓMICAS

Si hay una palabra que define el capitalismo, esta es inestabilidad. La tendencia general
del Capitalismo es, en términos de productividad, de continuo crecimiento; esta
tendencia (Trend) no oculta cíclicas depresiones que llamamos recesiones, si son
débiles, y crisis, si son excepcionalmente largas y profundas. Las causas de estos
movimientos cíclicos de la economía capitalista pueden estar en procesos exteriores al
sistema económico, es decir, en enfrentamientos bélicos, movimientos de población,
descubrimientos de nuevos yacimientos auríferos, o en innovaciones técnicas; pero
también pueden encontrarse en desajustes del propio sistema económico, por
ejemplo por superproducción, subconsumo, o en el funcionamiento incorrecto del
sistema de crédito.

Juglar, Kitchin y Kondratiev, entre otros, han estudiado la periodicidad de los continuos
ciclos de expansión-recesión del capitalismo. Kondratiev, por ejemplo, habla de la
existencia de oleadas de cincuenta años, donde se suceden períodos de tendencia
alcista de los precios, seguidos de años donde los precios se derrumban. Así establece
una secuencia alcista de los precios entre 1897 y 1920, seguida de una tendencia a la
baja, entre los años 1929 y 1939.

A finales del siglo XIX, todos los países capitalistas habían adoptado el patrón-oro
como medida de cambio común, lo que permitió una intensificación de relaciones
comerciales y una interdependencia entre los países; por ello las crisis que afectaron al
sistema capitalista se fueron generalizando y así, la crisis de 1920, y sobre todo la de
1929, afectó a todos los países y con especial énfasis a los más industrializados.

11.2. LA RUPTURA DEL EQUILIBRIO ECONÓMICO. LA GUERRA MUNDIAL

La Primera Guerra Mundial tuvo unas enormes consecuencias en la economía


internacional.

Las corrientes del comercio internacional tras el conflicto habían variado


sustancialmente: países neutrales, durante la guerra, habían logrado convertirse en
competitivos en ciertos productos industriales y habían arrebatado mercados a países
beligerantes. Es decir, tras la guerra hubo una mayor competencia.

Por otro lado, la división del imperio austro-húngaro en diferentes países aumentó el
número de barreras aduaneras dificultando el comercio.

La estabilidad económica de antes de la guerra, basada en un solo centro y conductor


de la economía mundial, que hasta entonces desempeñaba Gran Bretaña, se rompió
por el enorme crecimiento que alcanzó Estados Unidos. Los créditos concedidos a los
países en guerra y el sistema de indemnizaciones establecido en el Tratado de
Versalles, inauguró una época de anormales circulaciones monetarias, una causa
añadida de inestabilidad.

Hasta la Guerra, Gran Bretaña se consideraba el banquero del mundo. La libra era
aceptada en todos los mercados debido a las características de la industria y del
sistema bancario y de crédito de Londres, que financiaba todos los intercambios
mundiales. Su sistema bancario, de gran complejidad y eficacia, permitía que fueran
los bancos londinenses los que descontaran y garantizaran mediante letras de cambio,
aceptadas y libradas en su moneda, todos los pagos.

Los Estados Unidos no disponían de un sistema bancario apto para este tipo de
operaciones, por lo que dependían para las operaciones comerciales de instituciones
inglesas, que aceptaban sus avales y guardaban parte de sus recursos. Por ello en
1915 crearon el sistema de Reserva Federal, similar a un banco central europeo, cuya
función consistía en racionalizar el sistema bancario de los Estados Unidos. Sin
embargo, su actuación al frente de las finanzas internacionales ha sido considerada
como una de las causas de la crisis de 1929

11.3. LA DESTRUCCIÓN DEL SISTEMA DE CAMBIOS

La Primera Guerra Mundial trastocó la corriente tradicional de


intercambios. Las deudas de los países beligerantes ascendieron en 1920 a
225.000 millones de dólares. La duración de la guerra, más larga de lo
previsto por los aliados, hizo que los gastos se dispararan, por lo que los
Estados se endeudaron. Francia, con unas deudas exteriores enormes y
afectada gravemente su economía, pudo recuperarse económicamente y
equilibrar el déficit sin que sus reservas oficiales de oro se vieran afectadas;
no así Bélgica, Italia o Alemania, o el caso extremo de Austria-Hungría, que
perdió totalmente sus reservas ya que desapareció como Estado. Por el
contrario, los países neutrales, Gran Bretaña y, sobre todo EE.UU,
registraron en 1918 un gran crecimiento de sus reservas oficiales.

Durante la guerra, los créditos de los Estados Unidos y de Gran Bretaña consiguieron
la estabilidad de los cambios, pero tras la contienda estos créditos se paralizaron
porque estos países se negaron a seguir sosteniendo las divisas, lo que provocó la
pérdida del valor de las monedas y que se iniciara un período de confusión y caos
económico-monetario.

Por otro lado, la Comisión de Reparaciones, establecida tras la Guerra, obligaba a pagar
a los países perdedores unas cuantiosas sumas a los aliados, que ascendieron a
152.000 millones de marcos-oro. Este sistema, claramente gravoso para Alemania, país
destruido industrialmente tras el conflicto, impidió su recuperación y, por tanto, hizo
imposible el cumplimento de cláusulas del Tratado de Versalles. Francia, como nación
más perjudicada por Alemania, no transigió nunca en la flexibilización del pago de las
indemnizaciones, puesto que los Estados Unidos y Gran Bretaña consideraban las
deudas francesas deudas comerciales no ligadas al pago de las indemnizaciones.

Las relaciones franco-alemanas se fueron deteriorando paulatinamente, hasta que no


hubo más remedio que establecer el sistema de indemnizaciones. El Plan
Dawes impuso un nuevo sistema de pagos, e hizo que Alemania recibiera créditos
para el pago de su deuda y para la inversión en su reconstrucción. Se intentaba que
Alemania se reinsertara en el sistema económico con anterioridad a 1914. A pesar
del Plan Dawes, el tema de las indemnizaciones tuvo que ser nuevamente revisado tras
la crisis de 1929 con el Plan Young, pero las indemnizaciones exigidas no fueron
definitivamente liquidadas hasta 1932. Asimismo, la deuda interaliada también tuvo
que ser negociada. Aun así, en 1934 ningún país pudo hacer efectivas las deudas
contraídas con los Estados Unidos.

11.4. LA MODIFICACIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL

Antes de la guerra, Gran Bretaña había concedido gran cantidad de créditos lo que
permitió la industrialización de muchos países. Esto hizo que comenzara a modificarse
el comercio internacional; como ejemplo tenemos a Japón, que se fue apoderando
paulatinamente de los mercados tradicionales ingleses en Extremo Oriente. La
evolución del comercio de Estados Unidos también refleja esta tendencia: en 1870 el
31,8% de las manufacturas mundiales eran británicas, mientras que en 1913 lo eran
tan sólo el 11,1%. Tras la guerra, el comercio mundial se complicó excesivamente, al
sumarse a los países productores de preguerra aquellos que habían desarrollado su
industria y que ahora rivalizaban entre sí.

Pero no todos los sectores norteamericanos se vieron positivamente afectados por la


contienda, ya que el sector agrícola sufrió la vuelta a la normalidad internacional.
Muchos agricultores, ante la gran cantidad de alimento que requería Europa, se
endeudaron porque adquirieron nuevas tierras. Las hipotecas que debían pagar
vencieron a partir de 1919, cuando las ventas al extranjero eran menores, y muchos
campesinos no pudieron hacer frente a sus compromisos con los bancos.

11.5. LA CRISIS DE 1921

Durante los primeros años tras la guerra, la industria comenzó a funcionar


bien, por lo cual absorbía mano de obra. La población utilizó gran parte de
sus ahorros para comprar bienes de consumo, que las industrias no
fabricaban durante la guerra. Sin embargo, era evidente que Europa había
perdido su capacidad exportadora ante la dura competencia de otros
países. En Europa, cuando la demanda de bienes de consumo duraderos se
paralizó, se inició un período de recesión que conocemos como crisis de
1921.
Esta crisis es una crisis de reconversión de una economía de guerra en una economía
de paz, motivo por el cual afectó poco a los países neutrales. Estados Unidos, que
dependía de las ventas de sus productos a Europa, sufrió la crisis ya que las monedas
europeas se depreciaban y los productos americanos resultaban demasiado caros.

La caída de los precios y los salarios provocó un enrarecimiento de la situación laboral


que se refleja en el hecho de que en Gran Bretaña entre 1920-21 existieron dos
millones más de parados, y la conflictividad laboral se acrecentó.

En Alemania, la depreciación de la moneda alcanzó unos límites desorbitados, debido


también a la política de resistencia pasiva tras la ocupación francesa de la cuenca del
Ruhr, lo que provocó la disminución de la producción industrial y la llamada inflación
galopante.

Tras la crisis de 1921, Gran Bretaña era consciente de la necesidad de devolver a


Alemania y a Rusia el papel que les correspondía en el orden económico internacional,
y de que era preciso racionalizar el sistema de cambios mundial. Para solucionar estos
desajustes económicos, se convocó la Conferencia de Génova, que permitió llevar a
cabo unas medidas de estabilización que abrieran un período de expansión comercial,
y que culminó en la Crisis de 1929.

11.6. LA CONFERENCIA DE GÉNOVA


Imagen de los participantes en la Conferencia de Génova en 1922. El primer ministro británico Lloyd George se encuentra
en la primera fila, en el lado izquierdo.

La crisis de 1921 supuso la necesidad de revisar el sistema de


indemnizaciones y créditos. Si era necesario volver al equilibrio y orden
económico de

de preguerra, había que fomentar las exportaciones y para ello volver al


patrón-oro, reducir las barreras aduaneras y recuperar económicamente a
Rusia y a Alemania.

La Conferencia de Génova de 1922 trató de las siguientes cuestiones:

- Se estudiaron los problemas derivados de la situación rusa.

- Se intentó la estabilización de los precios y de los sistemas de créditos y


monetarios.

- Se revisaron los temas aduaneros.

- Se analizaron los medios de transportes.

La principal decisión de la conferencia fue la creación de un nuevo sistema de cambios


basado en el patrón-oro, y que se conoce como patrón-cambio-oro, donde se
estableció la existencia de dos tipos de divisas: las divisas-oro, que aseguraban su
valor por oro depositado en el banco central, (la libra, el dólar y más tarde el franco); y
las divisas-periféricas, basadas en oro y divisas-oro.

Esta definición de dos tipos de divisas rompió el equilibrio anterior a 1914 porque a
partir de la Conferencia de Génova coexistieron dos centros financieros mundiales:
Nueva York y Londres. Esta bipolaridad y la falta de confianza de ahorradores en sus
propias monedas provocaron un movimiento constante de capitales entre los dos
centros, lo que se configuró como una de las causas de la crisis de 1929, ya que se
fomentaron los créditos a corto plazo para atraer capital, lo que constituyó un factor
de inestabilidad.
A partir de la Conferencia se inició un periodo de estabilización, ya que cada país actuó
para intervenir positivamente en el desarrollo del comercio internacional.

Diario del 28 de julio de 1923, en el titular dice que al cambio, un dólar estadounidense equivale a un
millón de marcos

Alemania, que tenía una moneda inservible (un marco de 1922 valía un billón de veces
menos que en 1919), creó una nueva moneda de transición, el Retenmark, hacia el
nuevo marco, el Reichmark. Consiguió acabar con la especulación y pudo recibir
créditos británicos cuando las relaciones con Francia se habían normalizado tras el
Tratado de Locarno y la aplicación del Plan Dawes. Alemania utilizó los créditos
concedidos para pagar las indemnizaciones pero también quedaba dinero para la
reconstrucción.
Funcionarios alemanes recolectando el papel moneda devaluado, enero de 1924

En el caso británico, la política de estabilizacion iniciada por el gobierno fue errónea, ya


que trató de establecer la paridad de 1914, buscando que la libra recuperara el
prestigio que tuvo antes de la guerra como instrumento de cambio. Sin embargo, el
dólar ya gozaba de una mayor confianza porque los Estados Unidos eran
indiscutiblemente la primera potencia industrial y máxima acreedora del mundo.

Lo que sucedió en Gran bretaña fue que se sobrevaloró la libra y las exportaciones
británicas lo acusaron; estas dificultades comerciales fueron acusadas a su vez por la
industria. Ante ello, los británicos iniciaron una política deflacionista de precios y
salarios que provocó una oleada de huelgas que en 1926 paralizó el país.

11.7. DE LA EXPANSIÓN A LA CRISIS

Estados Unidos logró un gran atesoramiento de oro, al cobrar continuamente sus


deudas por los créditos de guerra, pero no redujo sus barreras arancelarias, lo que
hubiera favorecido la posibilidad para los europeos de venderles productos y así
enjugar en parte su déficit con respecto a la gran potencia. Como consecuencia de ello,
Estados Unidos logró atraer a su país una enorme cantidad de dinero; el excedente
monetario se utilizó en conceder nuevos créditos, en ocasiones arriesgados, pero que
beneficiaban a su país, puesto que así la industria norteamericana podía seguir
vendiendo. Con la crisis de 1929 la mayor parte de estos créditos no se recuperó, pero
los presidentes de los bancos reconocieron que "más vale haber prestado y perdido que
no haber prestado nunca...".

La industria norteamericana alcanzó un gran nivel de productividad, y un mayor


rendimiento, lo que permitió más tarde mejorar las condiciones de los trabajadores al
reducir las horas de trabajo y mejorar los sueldos. El mayor crecimiento en esta época
lo tuvieron los sectores de bienes de consumo duraderos, como electrodomésticos,
radio o automóviles, mientras que las inversiones en industrias como el ferrocarril o la
construcción se estancaron.

Asimismo, se estancó el sector agrícola, puesto que los agricultores ya no podían


vender a Europa dentro de los niveles de los años de la guerra, porque los europeos
comenzaron a explotar sus tierras de nuevo. Muchos de los agricultores se habían
endeudado al adquirir nuevas tierras que tras la guerra no podían pagar al no
aumentar los beneficios como ellos esperaban.

11.8. LA ESPECULACIÓN COMO CAUSA DE LA CRISIS DE 1929

El antecedente del proceso especulativo que llevó a la Crisis del 29 hay que buscarlo en
el boom inmobiliario de Florida: la idea de confort se había apoderado de los
norteamericanos en esta época de esplendor económico. Muchos inversores
orientaron sus negocios hacia la especulación en terrenos de Florida, para
construir urbanizaciones de recreo. Muchas de las parcelas se vendieron y
compraron casi quincenalmente, con lo cual constantemente se elevaban
los precios. Sin embargo, en 1926 un huracán provocó el descenso
progresivo de los precios de la zona, al degradarse los terrenos,
instalaciones, etc. Tras este suceso, los grupos de inversores se dedicaron a
invertir en la bolsa de valores, puesto que el sistema norteamericano
premiaba más al capital que al trabajo. La gente creía que vivían una época
de prosperidad general y de ganancias sin límites, lo que supuso una
tendencia al alza constante en la bolsa. En realidad los inversores buscaban
rentabilidad a corto plazo (los negocios boyantes y rápidos). Los pequeños
ahorradores se dedicaron, por tanto, a invertir en negocios que no exigían
una inversión a plazo fijo para recuperar el dinero (construcción,
ferrocarriles), sino que especulaban en otro tipo de negocios que a la
postre no eran verdaderamente productivos para el país. El
dinero refugiado hasta entonces en Londres, volvía a la bolsa de Nueva
York. La culpa de este crecimiento desmesurado de la bolsa
norteamericana se debió a un funcionamiento incorrecto del Sistema de
Reserva Federal de los EEUU, que permitió la concesión de créditos baratos,
por lo que muchos inversores los pedían para especular en bolsa. Los
europeos se quedaron en esta época sin posibilidad de adquirir créditos en
Estados Unidos, puesto que los inversores buscaron la colocación del
dinero en la bolsa de Nueva York.

Muchas empresas se dedicaron a hacer el papel de bancos, concedían créditos para


así obtener dinero con menor esfuerzo. Para Galbraith, que ha estudiado en
profundidad la crisis de 1929, el Fondo de Reserva Federal se convirtió en un órgano
incompetente, ya que no debió permitir este tipo de operaciones especulativas, lo que
hubiera logrado simplemente endureciendo los créditos. El problema radicó en que
las acciones, sobrevaloradas en exceso, provocaban la crisis por la imposibilidad de
generar beneficios.

En definitiva, existió un atesoramiento provocado por la sobreinversión, que retrajo el


consumo y, por lo tanto, la producción. Se invirtió sobre acciones preexistentes (por
ejemplo, muchos inversores adquirían casas ya construidas, y no invertían en
empresas constructoras, lo que hubiera fomentado la producción de materias primas,
exigido mayor empleo y por lo tanto mejorado el consumo). La sobreinversión exigía la
obtención del rendimiento a todo el capital invertido, lo que encarecía a la postre el
producto. La solución para la industria fue producir más, pero cuando el mercado dejó
de ser permeable, estos productos debían almacenarse, lo que produjo nuevos gastos.

En 1927 algunos economistas pudieron prever la crisis, pero la venta a plazos hizo que
ésta se retrasara. El Fondo de Reserva Federal debió haber actuado, encareciendo los
créditos, pero era ésta una decisión política, porque los agricultores dependían de
ellos, y las autoridades monetarias no se atrevieron a decretarla.

Así, cuando en octubre de 1929 quebró el fabricante de las máquinas Photomaton y se


vio la inestabilidad del sistema, gran cantidad de inversores trataron de hacer negocio
en Londres, lo que provocó el pánico y derrumbe de la bolsa de Nueva York. Quedó
entonces claro que el sistema norteamericano no descansaba sobre bases firmes; el
sistema bancario era enormemente frágil porque había concedido gran cantidad de
créditos no garantizados. Tampoco los bancos eran conscientes de la situación real de
sus finanzas al operar indirectamente en otros Estados de la Unión a través de
entidades filiales. Por ello, la caída de un banco arrastró a otros, lo que afectó a una
enorme cantidad de pequeños ahorradores. Como exportador de capital, Estados
Unidos contagió su crisis a Europa, puesto que el viejo continente dependía de sus
créditos para su desarrollo económico.

Ese jueves negro abrió un período de recesión económica sin precedentes que


conocemos como Gran Depresión.

11.9. LA GRAN DEPRESIÓN

Los americanos no fueron conscientes al principio del alcance de la quiebra


de la bolsa de Nueva York. Ni el gran público, ni siquiera los expertos, ni el
propio presidente Hoover. A comienzos de 1930, el ministro de finanzas
anunciaba que la recuperación estaba a la vuelta de la esquina, pero la
esquina pronto se vio que quedaba muy lejos. Desde el verano de 1930, la
crisis se generalizó y hasta la primavera de 1932 descendieron los precios,
la producción industrial y los salarios, y se incrementó de manera muy
alarmante el paro.

Por sus consecuencias sobre los intercambios internacionales, se extendió al mundo


entero, aunque fue especialmente importante en el país de origen. Uno de los
aspectos más decisivos fue la quiebra de los bancos y de grandes empresas; entre
1929 y 1932, 5.000 bancos cerraron sus puertas, de los cuales casi 2.000 estaban
íntimamente ligados a actividades regionales concretas, lo que afectó a gran cantidad
de pequeños ahorradores en todo el país. El aspecto más elocuente de la crisis es, por
otra parte, el número de parados: en otoño de 1932 había seis millones de
desempleados en Alemania, tres en Gran Bretaña y doce en los Estados Unidos.
Además, el empleo fue cada vez más precario, ya que gran cantidad de obreros
trabajaba a tiempo partido o por horas.

La crisis afectó a casi todos los países industrializados del mundo, aunque en el caso
de la Unión Soviética sus efectos fueron menores, al tratarse de un estado socialista
inmerso en un plan estatal de desarrollo.

Las autoridades económicas de los países afectados reaccionaron tratando de


reactivar sus exportaciones y reduciendo las importaciones, por lo que las relaciones
internacionales se endurecieron, lo que explica en parte que fracasaran los intentos de
cooperación internacional. Los países intentaban defender su mercado interior
protegiéndose de las importaciones extranjeras y elevando sus tasas aduaneras.

Por otro lado, algunos países formaron acuerdos económicos donde se discriminaba a
países terceros; en este sentido, Gran Bretaña firmó el Tratado de Ottawa por el cual
creaba un sistema de preferencia imperial con los países de la Commonwealth, sus
colonias y dominios. Asimismo, los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia firmaron
en 1936 un acuerdo comercial que intentaba la contraprestación de ayuda para lograr
mayor libertad económica, dentro del espíritu del libre comercio, pero sus resultados
fueron desalentadores. En definitiva, la política comercial se basó en el
proteccionismo.

11.10. EL NEW DEAL

Por New Deal se conoce la política económica que a partir de 1933 llevó a
cabo el presidente Roosevelt. Éste estableció un plan de recuperación de la
actividad económica y un proyecto de reformas de muchos de los aspectos
que habían contribuido a la crisis.
Roosevelt actuó en el campo del crédito y del dinero, para más tarde aplicar políticas
especializadas en los sectores agrícolas e industriales con el fin de sostener los precios
de algunos productos y elevar el nivel adquisitivo.

El presidente, con tal fin, adquirió unos poderes mayores que sus predecesores para
elaborar su plan: prohibió las exportaciones de oro, incrementó la emisión de billetes
y, en definitiva, devaluó el dólar al 50%, lo que permitió un aumento de las
exportaciones y la subida de los precios interiores que supuso una reactivación de las
actividades económicas.

Asimismo, reorganizó el sistema bancario exigiendo que los bancos adheridos al fondo
de Reserva Federal, el banco central americano, no pudieran incrementar los créditos
sin garantías, lo que suponía un mayor control a sus operaciones. Logró con ello dotar
al sistema de una mayor confianza por parte de los inversores e industriales.

En este sentido, se estableció un mayor control en la bolsa de valores para dar


también mayores garantías a los inversores, evitando las prácticas especulativas.

El New Deal impulsó políticas especializadas, la primera de ellas en el sector agrícola. El


Estado subvencionó ciertos productos y en caso de que bajaran los precios de éstos, el
Estado se comprometía a abonar la diferencia. Los agricultores, amparándose en estas
normas, cultivaron menos terrenos, pero aumentaron la productividad.

Roosevelt creó la Public work administration para conceder créditos estatales a


municipios y organismos públicos que llevaran a cabo obras públicas. Dentro de este
proyecto se creó un organismo, denominado Tennesee Valley Authority, que construyó
seis grandes presas de estaciones hidroeléctricas; las tierras del valle fueron
repartidas entre familias campesinas que debían adecuarse a lo que dictara la Escuela
de Agricultura de la Universidad de Tennesee. El objetivo era crear una gran empresa
pública en Estados Unidos, es decir, establecer el intervencionismo estatal en la
economía. Sin embargo, este organismo denominado NIRA (National Industrial
Reconstruction Act), que controlaría las actividades económicas, estableciendo códigos
de competencia leal, evitando la sobreproducción y estableciendo convenios colectivos
para cada sector, fracasó por ser considerado en 1935 como anticonstitucional,
porque suponía una intervención excesiva del Estado en la economía. Ante ello,
Roosevelt fomentó la idea de apoyar el derecho de los trabajadores a reunirse en
sindicatos. Su política no eliminó el paro ni favoreció del todo la inversión, sobre todo
la privada, pero las inversiones públicas lograron aminorar los efectos de la crisis. En
general, actuó de forma acertada y salvó al país de la desmoralización económica y
social. La reactivación económica fue evidente y el poder adquisitivo aumentó.

11.11. LA POLÍTICA BRITÁNICA FRENTE A LA CRISIS

Gran Bretaña acabó con algunos de sus aspectos tradicionales que definen
el librecambismo. En 1931 abandonó el patrón-oro y firmó los acuerdos de
Ottawa ya mencionados, que establecen el proteccionismo y la solidaridad
económica entre los países del Imperio.

En los años treinta, los problemas de las viejas industrias fueron evidentes por las
dificultades de exportación. El gobierno debió actuar con ayudas a los sectores más
desfavorecidos (textil y minero), con el fin de redistribuir a los obreros en paro o
amenazados de ello y permitir la creación de empresas sobre terrenos cedidos por el
Estado.

Se procuró que los tipos de interés permanecieran muy bajos y se incentivó el sector
de la construcción entre los años 1933-38 sobre todo.

El comercio era preferencial hacia ciertos países con los que se acordaban cupos de
importación y aranceles especiales.

En 1938 la economía sufrió una nueva recesión y el rearme adoptado por el gobierno
supuso tensiones en el sistema económico y dificultades financieras y monetarias.

11.12. LA DEPRESIÓN EN FRANCIA

La crisis llegó a Francia de forma tardía y sin los efectos devastadores de


Estados Unidos. Desde 1931, los sucesivos gobiernos y con ellos los
proyectos de ley, tendían a lograr la recuperación de las finanzas francesas,
hecho que no llegaba. En general se aplicó una política deflacionista, para
reducir los gastos públicos excepto en temas de seguridad social y
asistencia. Se elevaron los impuestos. Las medidas fueron impopulares
pero se mejoró discretamente la situación. La crisis resultó larga pero lo
que la población exigía eran soluciones. Así, el gobierno del Frente Popular
de Leon Blum inició una serie de medidas basadas en el New Deal, para
aumentar el poder adquisitivo. De esta forma logró elevar el nivel de los
salarios, reducir la jornada laboral e iniciar un programa de obras públicas
que creara inversiones y redujera el paro. Las medidas no fueron del todo
buenas, puesto que los costes de producción aumentaron en Francia por
encima de los salarios de los obreros. El problema parecía estar en que el
franco estaba sobrevalorado, por lo que las exportaciones se encarecían.

11.13. LA POLÍTICA ALEMANA

En 1933 subió al poder Hitler e inició una política de intervención en la


economía. La política seguida hasta entonces no solucionó los problemas
del país (acuerdos bilaterales, devaluación del marco y control de salida de
capital). El descontento de la población era evidente, por lo que la clase
media industrial y comerciante y los pequeños rentistas fueron los más
desfavorecidos. El nacionalsocialismo atacaba el Tratado de Versalles y los
intereses extranjeros por ser la causa de la ruina alemana, así como a los
grandes industriales. Fue entonces cuando se exigió mayor poder del
Estado, puesto que según ellos todos los intereses debían subordinarse a
él.

Se estableció el principio de dirección autoritaria, se repudió la lucha de clases y se


acabó con los sindicatos de clase. En su lugar se estableció una nueva organización
corporativa (Frente del Trabajo), que unía a obreros, patronos y empleados, en una
vasta comunidad de esfuerzo y labor.

Se estableció el principio de autarquía y se empleó en la lucha contra el paro. Se


llevaron a cabo grandes obras públicas, como autopistas y, más tarde, se fomentó el
rearme. Como consecuencia, el número de parados se redujo de 6 millones en 1933 a
400.000 en 1938.

Se controlaron los cambios y el comercio exterior, se bloquearon los capitales


extranjeros y se prohibió la exportación de capitales. La legislación sobre divisas se
hizo cada vez más severa. Se establecieron acuerdos bilaterales entre países basados
en intereses nacionalistas y una economía planificada de acuerdo a una economía de
guerra.

El segundo plan de cuatro años de Hitler se orientó a la industria de armamento y


trató de fabricar reduciendo al máximo las importaciones.

Fuente: https://sites.google.com/site/curshistoriacontemporania/la-crisis-de-1929

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