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La adolescencia es una etapa cargada de oportunidades para el

crecimiento y la consolidación de la personalidad. El valor de las


relaciones sociales y el placer que generan son muy importantes
en la vida de un adolescente. Los dispositivos electrónicos se
han convertido en el medio más elegido por los adolescentes
para una de las actividades más importantes de esta etapa:
socializar.

¿Cuándo debemos preocuparnos?

Si observamos que el adolescente está viendo afectado su rendimiento escolar, está evitando
la interacción con sus pares o dejando de hacer actividades que antes le gustaban, porque
puede estar teniendo un comportamiento problemático en relación con la tecnología.

 El mal uso de las redes sociales en una etapa de "especial vulnerabilidad" como la
niñez y la adolescencia puede agravar las situaciones de acoso escolar a través del
ciberbullying o ciberacoso; este representa el hostigamiento a través de insultos,
amenazas, envío reiterado de correos a alguien que no desea recibirlos, las
humillaciones, la distribución de fotos trucadas, la suplantación de la identidad contra
una persona a través de tecnologías interactivas, básicamente Internet y la telefonía
móvil.

Entre las formas de ciberacoso se encuentran las siguientes:

 Mensajería

            La utilización de la mensajería con el uso del teléfono móvil, correo electrónico
o conversaciones en las que se puede comunicarse a través de la red, es una herramienta
de transmisión de información textual, imágenes, video y audio. Adicionalmente, la
mensajería se utiliza para enviar información no cordial o de intenciones inadecuadas,
chat utilizados para groserías, engaños a víctimas que se convierte en un cyberabusador.

            Las redes que más se utilizan son: Facebook, Google+, YouTube, Twitter,
LinkedIn, Tumblr, Instagram, Flickr, Reddit, Badoo, muchas de ellas actualmente
también se encuentran en los celulares, pero los más usuales dependen del país.

 Sexting

            Es la acción de enviar contenidos de tipo sexual como: fotografías o videos;


producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de
teléfonos celulares. Esto expone al creador o creadora de dichos contenidos a graves
riesgos, debido a que puede ocurrir la difusión masiva e incontrolada de dichos
contenidos.
 Groomind

            Es el conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganarse la
confianza de niños, niñas y adolescentes a través de Internet con el fin último de obtener
aprobaciones de índole sexual. Desde un acercamiento lleno de empatía y/o engaños se
pasa al chantaje más cruel para obtener imágenes comprometidas de él  o la menor y, en
casos extremos, pretender un encuentro en persona. El groomind en muchas ocasiones
puede ser el inicio de un acoso sexual.

 Sextorsión

            La sextorsión es un delito cada vez más común, consistente en la realización de


un chantaje bajo la amenaza de publicar o enviar imágenes en las que la víctima muestra
en actitud erótica, pornográfica o manteniendo relaciones sexuales. Las únicas
condiciones necesarias son: que exista ese tipo de material sensible y que éste llegue a
personas despiadadas.

Estas son solo algunas de las formas de ciberacoso a través de los medios digitales y
redes sociales existen muchas otras; cabe destacar que en la actualidad son numerosas
las instituciones que trabajan en pro de la disminución de este fenómeno de violencia
sin embargo aún existe mucho desconocimiento sobre el tema en la sociedad o lo que es
más preocupante; sea normalizado tanto que en ocasiones no es visto como un
problema, sino como parte de la cotidianeidad.

Un estudio realizado por la Chicago Booth School of Business señalaba, hace ya cinco años, que
Facebook, Twitter y otras redes sociales tienen una capacidad de adicción mayor que la del
tabaco o el alcohol porque, entre otras cosas, acceder a ellas es sencillo y gratuito. Además, si
el mismísimo padre del iPad, iPod, iPhone, Steve Jobs, no dejaba que sus hijos intimaran
demasiado con la tecnología —les limitaba el tiempo de uso— es que, probablemente, algo
intuía acerca de cómo afectan las redes sociales a los más jóvenes.

Lo cierto es que, a juicio de muchos expertos, el uso de las redes sociales —aplicaciones de
mensajería instantánea incluidas— puede generar serias adicciones con sus consiguientes
consecuencias: ansiedad, depresión, irritabilidad, aislamiento, alejamiento de la vida real y de
las relaciones familiares, pérdida de control, etc. Pero, ¿qué entendemos realmente por
adicción?

Una adicción es una dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el


equilibrio psíquico. Entre esas actividades están, por ejemplo, el uso de videojuegos —
catalogado ya como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS)—, el trabajo
compulsivo, el juego on y offline y para muchos, también, la utilización excesiva de redes
sociales que, por cierto, cuentan ya con más de 3.000 millones de usuarios activos en el
mundo. A pesar de las abultadas cifras, los expertos consideran que solo un pequeño
porcentaje muestra una verdadera dependencia a las redes sociales.

Las redes sociales más consumidas del mundo.


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CAUSAS Y PERFIL DE LAS PERSONAS ADICTAS A REDES SOCIALES

Entre las causas más reconocidas de la adicción a las redes sociales se encuentran la baja
autoestima, la insatisfacción personal, la depresión o hiperactividad e, incluso, la falta de
afecto, carencia que con frecuencia los adolescentes tratan de llenar con los famosos likes.
De hecho, muchos jóvenes los buscan casi compulsivamente para experimentar una intensa
—pero siempre breve— sensación de satisfacción que, sin embargo, puede ser
contraproducente al hacerlos dependientes, a la larga, de la opinión de los demás.

El perfil mayoritario del adicto es el de un joven de entre 16 y 24 años. Los adolescentes son
los que tienen mayor riesgo de caer en la adición, según los expertos, por tres motivos
fundamentales: su tendencia a la impulsividad, la necesidad de tener una influencia social
amplia y expansiva y, finalmente, la necesidad de reafirmar la identidad de grupo

Las redes sociales nos ayudan a interactuar con personas alrededor del mundo y nos facilitan
el acceso a la información. Sin embargo, el uso excesivo de estas herramientas puede traerte
graves consecuencias de salud física y psicológica, además de aislarte a gran escala de tu
entorno social.

Te has encontrado verificando constantemente para saber qué sucede con tus “amigos” en
redes sociales, ¿Qué hacen? ¿Dónde están? ¿Cómo se sienten? No querés perderte de nada,
sin notar que estás iniciando una etapa de obsesión, la cual podría traerte repercusiones
negativas.

Aquí te muestro algunas de ellas: 

1- Perjudica las relaciones personales

Cuando prestás más atención a las redes sociales que a las personas que te rodean: familia,
amigos, compañeros de trabajo y pareja.

2- Provoca estrés y ansiedad

La aprobación social es una de las “recompensas” que otorgan las redes sociales. Si estás
pendiente de obtener pocos me gusta o retweets en tus publicaciones, corrés el riesgo de
deprimirte.

3- Afecta la concentración

Este problema puede perjudicarte al priorizar las redes sociales o videojuegos en lugar de
estudiar para un examen, elaborar algún trabajo académico, leer o repasar tus clases. Al final
del día todo, esto afectará tu rendimiento académico.

4- Pérdida de tiempo
El abuso o mal uso de las redes sociales te priva de realizar otras actividades más gratificantes
y productivas. Por ejemplo: visitar a familiares o amigos, ejercitarnos, aprender una habilidad o
idioma, buscar empleo, adelantar asuntos del trabajo o de tus clases.

5- Daños en el sistema nervioso

Abusar de la tecnología puede causarte daños irreversibles en tu salud como: fatiga, trastornos
del sueño, resequedad y tensión ocular, pérdida de memoria, y dolor en el cuello.

6- Genera sobrepeso

A largo plazo, podés aumentar de peso y a causa del sedentarismo, corrés el riesgo de
desarrollar problemas cardiovasculares.

Para limitar el uso de redes sociales, es importante que organicés tu día y asignés un tiempo
prudencial a las redes sociales, reuniones con amigos y familiares, voluntariado, tareas del
hogar y estudios.

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