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Escrito por: Rachel Ehmke Rachel Ehmke es la exdirectora editorial del Child Mind Institute.

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A algunos expertos les preocupa que los adolescentes se sientan más ansiosos y tengan una menor
autoestima debido a las redes sociales y al uso de mensajes de texto. Hay diferencias importantes
en la socialización en línea. Los adolescentes pierden de vista en mayor medida cosas como el
lenguaje corporal y las expresiones faciales. Esto puede conducir a más malentendidos y
sentimientos heri

dos. También puede hacer que hablar en persona se sienta más intimidante. En la vida real, no hay
tiempo para elaborar la respuesta perfecta. No podemos asegurarnos de que nuestro aspecto sea
exactamente el que queremos proyectar. Si tenemos un desacuerdo, tenemos que saber cómo
responder en tiempo real.

Otro gran problema es que suele ser bastante común que los niños se sientan mal consigo mismos
cuando ven a todo el mundo en Internet luciendo un aspecto perfecto. Los adolescentes a
menudo intentan compensar esto al compartir fotos que los hacen parecer perfectos a ellos
también. Entonces, cuando su identidad en las redes sociales no coincide con cómo se sienten en
realidad, pueden acabar sintiéndose peor. “Como especie estamos muy en sintonía con la lectura
de señales sociales”, dice Catherine Steiner-Adair, EdD, psicóloga clínica y autora de The Big
Disconnect (página en inglés). “No hay duda de que los niños están perdiendo habilidades sociales
muy importantes. De alguna manera, enviar mensajes de texto y comunicarse en línea no es que
provoque una discapacidad del aprendizaje no verbal, pero sí coloca a todos en un contexto de
discapacidad no verbal, donde el lenguaje corporal, la expresión facial e incluso los tipos más
pequeños de reacciones verbales se vuelven invisibles”.

Acoso cibernético y el síndrome del impostor

El otro gran peligro que proviene de que los niños se comuniquen más de forma indirecta es que
se ha vuelto más fácil ser cruel. “Los niños envían todo tipo de mensajes que ni de broma
pensarían en decirle a nadie en la cara”, dice Donna Wick, EdD, psicóloga clínica y del desarrollo.
Ella señala que esto parece ser especialmente cierto en el caso de las niñas, a quienes
generalmente no les gusta estar en desacuerdo con sus amigas en la “vida real”.

“Uno espera enseñarles que pueden estar en desacuerdo sin poner en peligro la relación, pero lo
que las redes sociales les están enseñando a hacer es estar en desacuerdo de maneras más
extremas y que sí ponen en peligro la relación. Es exactamente lo que uno no quiere que suceda”,
dice ella.
La Dra. Steiner-Adair concuerda con que las niñas corren un riesgo particular. “Las niñas socializan
más para compararse con otras personas, en particular con otras niñas, para desarrollar sus
identidades, lo que las hace más vulnerables a las desventajas de todo esto”. Ella advierte que a
menudo la falta de una autoestima sólida es la culpable. “Olvidamos que la agresión relacional
proviene de la inseguridad y de sentirse mal consigo mismo, y de querer menospreciar a otras
personas para sentirse mejor”.

Los adolescentes siempre han estado haciendo esto, pero con el advenimiento de las redes
sociales se enfrentan a más oportunidades y más trampas que nunca. Cuando los niños revisan las
publicaciones en las redes sociales y ven qué bien lucen todos, solo aumenta la presión

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Cómo afecta el uso de las redes sociales a los adolescentes

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Cómo afecta el uso de las redes sociales a los adolescentes

Los expertos dicen que los niños están creciendo con más ansiedad y menor autoestima.

Escrito por: Rachel Ehmke

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Lo que aprenderá

¿En qué se diferencia la socialización en línea?

¿De qué manera afectan la autoestima las redes sociales?

¿Cómo pueden ayudar los padres?

Lectura rápida

A algunos expertos les preocupa que los adolescentes se sientan más ansiosos y tengan una menor
autoestima debido a las redes sociales y al uso de mensajes de texto. Hay diferencias importantes
en la socialización en línea. Los adolescentes pierden de vista en mayor medida cosas como el
lenguaje corporal y las expresiones faciales. Esto puede conducir a más malentendidos y
sentimientos heridos. También puede hacer que hablar en persona se sienta más intimidante. En
la vida real, no hay tiempo para elaborar la respuesta perfecta. No podemos asegurarnos de que
nuestro aspecto sea exactamente el que queremos proyectar. Si tenemos un desacuerdo, tenemos
que saber cómo responder en tiempo real.

Otro gran problema es que suele ser bastante común que los niños se sientan mal consigo mismos
cuando ven a todo el mundo en Internet luciendo un aspecto perfecto. Los adolescentes a
menudo intentan compensar esto al compartir fotos que los hacen parecer perfectos a ellos
también. Entonces, cuando su identidad en las redes sociales no coincide con cómo se sienten en
realidad, pueden acabar sintiéndose peor.

La aceptación de los compañeros es extremadamente importante para los adolescentes. Es fácil


dejarse llevar por el recuento de cuantos “me gusta” consiguen en las redes sociales. Los
adolescentes pueden acabar tomándose cientos de fotos, en búsqueda de la que más les guste a
los demás. Y si los “me gusta” no llegan, puede que lo sientan como algo personal.

¿Qué deberían hacer los padres?

Ambas expertas entrevistadas para este artículo coincidieron en que lo mejor que pueden hacer
los padres para minimizar los riesgos asociados con la tecnología es reducir primero su propio
consumo. Depende de los padres dar un buen ejemplo de cómo luce el uso saludable de la
computadora. La mayoría de nosotros revisamos con mucha frecuencia nuestros teléfonos o
nuestro correo electrónico, ya sea por interés real o por el hábito nervioso. Los niños deberían
estar acostumbrados a ver nuestras caras, no nuestras cabezas inclinadas sobre una pantalla.
Establezca zonas libres de tecnología en la casa y horas sin tecnología, en las que nadie usa el
teléfono, incluidos mamá y papá. “No cruce la puerta al llegar a casa después del trabajo en medio
de una conversación”, aconseja la Dra. Steiner-Adair.

Por otra parte, algunos de los argumentos que defienden las personas “anti-redes” son los
siguientes:

Borran el límite de lo privado y personal de lo público.

Pueden llegar a ser peligrosas si se exhiben datos personales o incluso fotografías.

Pueden ser adictivas y quitarnos un gran número de horas al día.

Pueden difundir movimientos perjudiciales para la salud, como la anorexia, el bullying o el ya más
conocido juego de la ballena azul.
Las redes sociales son perjudiciales

Sin embargo, el uso de las redes sociales también puede afectar negativamente a los adolescentes,
al distraerlos, interrumpir su sueño y exponerlos al hostigamiento, a la propagación de rumores, a
las opiniones poco realistas sobre la vida de otras personas y a la presión de grupo.

Los riesgos podrían estar relacionados con la cantidad de redes sociales que usan los adolescentes.
Un estudio realizado en 2019 con más de 6500 niños de entre 12 y 15 años en los Estados Unidos
determinó que aquellos que pasaban más de tres horas por día en las redes sociales podrían estar
en mayor riesgo de tener problemas de salud mental. Otro estudio realizado en Inglaterra, en
2019, con más de 12 000 jóvenes de entre 13 y 16 años concluyó que usar redes sociales más de
tres veces por día predecía una mala salud mental y un bienestar deficiente en los adolescentes.

Otros estudios también han observado vínculos entre los altos niveles de uso de redes sociales y
los síntomas de depresión o ansiedad. Un estudio realizado en 2016 con más de 450 adolescentes
determinó que un mayor uso de las redes sociales, el uso durante la noche y la inversión
emocional en estas, como sentirse molesto cuando no se puede iniciar sesión, se relacionaban con
una peor calidad de sueño y niveles más elevados de ansiedad y depresión.

La forma en que los adolescentes utilizan las redes sociales también podría determinar su
repercusión. Un estudio realizado en 2015 concluyó que la comparación social y la búsqueda de
retroalimentación por parte de los adolescentes que utilizan redes sociales y teléfonos celulares se
relacionaban con síntomas depresivos. Además, un pequeño estudio realizado en 2013 estableció
que los adolescentes mayores que utilizaban las redes sociales de manera pasiva, por ejemplo,
simplemente viendo las fotografías de los demás, mostraban una menor satisfacción con la vida.
Aquellos que usaron las redes sociales para interactuar con otros o publicar su propio contenido
no experimentaron estos descensos.

Un estudio más antiguo sobre la repercusión de las redes sociales en estudiantes universitarios
demostró que, cuanto más tiempo usaban Facebook, más fuerte era su creencia de que los demás
eran más felices que ellos. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaban los estudiantes saliendo con
sus amigos, menos se sentían así.

Debido a la naturaleza impulsiva de los adolescentes, los expertos sugieren que los adolescentes
que publican contenido en las redes sociales corren el riesgo de compartir fotografías íntimas o
historias muy personales. Esto puede dar lugar a que sean hostigados, acosados o, incluso,
chantajeados. A menudo, los adolescentes escriben publicaciones sin considerar consecuencias o
problemas relacionados con la privacidad.

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