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Las iglesias amorosas resuelven el conflicto con poco daño a las relaciones de largo plazo.
Las congregaciones en guerra permiten que los conflictos crezcan. Nunca buscan una
solución y frecuentemente añaden aun nuevos conflictos a los problemas que existen.
Como el conflicto es una realidad que los pastores enfrentan en el ministerio de las iglesias
pequeñas, necesitan entender las dinámicas del conflicto dentro de la iglesia pequeña y
desarrollar métodos buenos para resolverlos. Aunque el conflicto puede ocurrir en una
iglesia de cualquier tamaño, cuando sucede en una iglesia pequeña puede destruir el
bienestar espiritual de la congregación e impedir su ministerio por años.
Cuando hay desacuerdos, aun entre dos o tres individuos de la congregación, la iglesia
pequeña experimenta estrés espiritual y conflicto emocional. El conflicto puede ser
especialmente traumático para las personas y el pastor mientras intentan tratar con la
crisis.
Algunos pastores encuentran consuelo y consejo de otros pastores en el área, pero muchos
pastores de iglesias pequeñas frecuentemente no tienen esta opción. A menudo no hay una
asociación ministerial local y la iglesia más cercana está varias millas de distancia. Como
resultado los pastores fácilmente llegan a estar desanimados y prontos se sienten
asombrados por el conflicto. Cuando ya no pueden mantener una perspectiva positiva,
empiezan a ver la situación como algo sin esperanza y pronto dejan la iglesia o el ministerio.
El estado de ánimo de la iglesia pequeña es a menudo muy frágil. Debido a que la iglesia
puede batallar con las finanzas, liderazgo, y recursos, hay una preocupación que la iglesia ya
no será viable. Los miembros de una iglesia pequeña puede desanimarse si las otras
iglesias están creciendo y la suya no. La gente se puede desanimar si nuevas familias
visitan, pero deciden ir a otra iglesia porque ofrece más programas. Se adhieren a las
características positivas como "somos una iglesia cariñosa." Sin embargo, si una iglesia
está envuelta en conflictos, debilita la única característica que es la fuerza de la iglesia. El
desanimo que esto causa empeora el conflicto, especialmente cuando las personas
empiezan a culpar el uno al otro por los problemas.
La iglesia pequeña tiene una cultura relacional. Las personas pueden tener la apariencia de
unidad en público, pero los conflictos se quedan escondidos bajo la superficie. Los
miembros pueden sentirse resentidos por daños y ofensas del pasado, y aun estar enojados
y amargos.
En una iglesia pequeña existe una cultura donde la gente se siente obligada a llevarse bien,
y ayudar el uno al otro y trabajar juntos. Esta expectación cultural hace que las personas
ponen a un lado sus diferencias y problemas pequeñas que las divide. Esto frecuentemente
desafía a que la gente resuelva sus conflictos, pero también puede llegar a ser una máscara
detrás de la cual el conflicto crece y empeora, y finalmente explota y divide la iglesia.
Quizás las tensiones nunca lleguen a ser batallas abiertas, pero una guerra fría puede existir
donde las personas manipulan la política de la iglesia para debilitar los programas o ideas
del otro grupo.
Un desacuerdo entre dos individuos en una iglesia grande puede estar desapercibido por el
resto de la congregación; pero en una congregación más pequeña, la iglesia entera siente la
tensión. Una iglesia pequeña funciona como un solo cuerpo. Las personas quieren saber
lo que está sucediendo en cada programa y ministerio, aunque no estén directamente
involucrados. Como consecuencia todos se enteran de un conflicto entre dos individuos.
Ellos pueden sentir la tensión, aun cuando no entienden todo el asunto.
Esto puede ser de beneficio si la congregación motiva a los individuos a resolver sus
diferencias, pero también puede ser destructivo cuando las personas empiezan a escoger
entre los dos lados. Esta agrupación puede suceder debido a relaciones ya existentes en la
iglesia. Cuando el conflicto involucra a dos familias importantes, batallas familiares
pueden acontecer donde los dos jefes de familia luchan para dominar.
El ministerio futuro de la iglesia se puede debilitar cuando las personas se enojan el uno
con el otro. Esto es especialmente el caso con las iglesias en comunidades más pequeñas
donde la población no cambia mucho. La gente en la comunidad dice, "Bueno, antes asistí
a esa iglesia, pero. ..."
La iglesia que tenga una historia de conflicto puede llegar a ser reconocida como "la iglesia
donde nadie se lleva bien." Estas situaciones son especialmente ciertas cuando un conflicto
pasado nunca fue resuelto. Antes de que la iglesia pueda empezar a alcanzar a la
comunidad, puede que sea necesario resolver asuntos que acontecieron hace muchos años.
Muchos asuntos pueden causar tensiones en la iglesia. Personas tienen conflictos sobre los
valores y metas. Están en desacuerdo en cuanto a los asuntos de poder y autoridad. Los
conflictos pueden acontecer también porque la gente está desanimada y el estado de ánimo
está bajo. Estos pueden debilitar la unidad dentro de la congregación. La iglesia pequeña
no está más libre de estos asuntos que una iglesia grande. Estos son asuntos, sin embargo,
que afectan más a las congregaciones pequeñas.
LUCHAS FAMILIARES
Muchas veces una persona o familia dentro de una iglesia pequeña llega a ser el jefe del
grupo. Este individuo o familia, por causa de participación pasada, posee bastante
autoridad e influencia en la iglesia. Esta persona puede tener una posición de autoridad
oficial tal como diácono, o puede que no tenga ninguna posición reconocida. Su influencia,
sin embargo, controla grandemente las decisiones y dirección de la iglesia. La
congregación la respeta.
El conflicto sucede en una iglesia pequeña cuando alguien hace frente a la autoridad del jefe
del grupo. Frecuentemente el desafío viene del pastor cuando él se encuentra desafiado
por este individuo en cuanto a las decisiones y planes de la iglesia. El resultado es una
batalla en la congregación.
Cuando el conflicto está entre el pastor y el jefe del grupo, frecuentemente las personas no
luchan abiertamente en contra del pastor, sino empiezan a alejarse poco a poco de las
posiciones de liderazgo y dejan de apoyar la iglesia con sus finanzas. En muchos casos,
cuando el jefe del grupo tiene un conflicto con el pastor, el resto de la congregación apoyará
al jefe del grupo y el pastor llega a aislarse de la iglesia y finalmente tiene que renunciar.
CAMBIO
Debido a que la iglesia pequeña se maneja por relaciones, las personas no están dispuestas
a abrazar los cambios que pueden afectar negativamente las relaciones dentro de la
congregación. Ellos no abrazarán un cambio que perciben que puede destruir una
conexión relacional con los miembros pasados y presentes que han edificado la iglesia. Por
ejemplo, la iglesia puede resistir la decisión de cambiar las bancas aunque las bancas viejas
son muy incómodas, porque Juan, que era el fundador de la iglesia, las compró. Para ellos,
el asunto no es la incomodidad que sienten durante el servicio. Las bancas son un
testimonio de la herencia que Juan dejo a la iglesia. El cambio de bancas destruiría el
testimonio visible y tangible de esa herencia.
Al hacer cambios, el pastor tiene que determinar cuáles son las conexiones relacionales y
cómo mantenerlas durante el proceso. En el caso de las bancas, quizás podrían poner una
placa en las bancas nuevas que reconoce a Juan y su contribución a la iglesia.
PERSONALIDADES
Aunque los pastores animan a la gente a vivir su fe como Pablo nos desafía en Filipenses 2,
poniendo las necesidades de otros ante sus propias necesidades sucede pocas veces.
Debido a la naturaleza carnal las personas siguen buscando su propio bien en lugar de
sacrificarse. Los líderes tienen que crear un ambiente donde las personas valoran las
diferencias que tienen y donde reconocen que la fuerza de la iglesia no viene de la
homogeneidad del grupo, sino de la diversidad del grupo, tanto con los dones como con las
personalidades.
INTERACCIÓN PERSONAL
Debido a que la iglesia pequeña está dirigida por relaciones, el primer elemento y el más
crucial de la resolución del conflicto es la interacción personal y directa con la otra persona.
Muchos conflictos entre dos personas se pueden resolver con una llamada telefónica o visita
personal. El pastor puede servir como un mediador informal entre los dos grupos,
ayudándolos a entender el uno al otro y llegar a una solución común y agradable. La
fundación de esta manera de solucionar el problema depende de la relación que el pastor
tiene con las dos personas. Si un pastor desarrolla relaciones sólidas con su congregación,
ellos lo respetarán y buscarán su participación en la situación. Si el pastor, sin embargo, se
mantiene aislado y distante de su congregación, su participación será vista como una
intrusión y puede causar que el conflicto se empeore. Cuando problemas surgen entre
personas que causan tensiones, el pastor debe ser capaz de ir con ellos, escuchar y analizar
el asunto, y proveer sugerencias para una solución rápida y justa. En una iglesia pequeña,
el pastor rápidamente se entera de los conflictos y normalmente tiene una relación positiva
y personal con las personas involucradas. Esta relación provee oportunidades para la
participación pastoral en la resolución del conflicto.
La mesa directiva de la iglesia puede proveer apoyo de oración para las personas
involucradas y apoyo emocional y espiritual para el pastor mientras busca una solución. Se
equivoca el pastor cuando escoge tomar decisiones que afectan la congregación sin primero
comunicarse con la mesa directiva. Entonces el pastor se encuentra en el centro del
conflicto y sin apoyo. Si el pastor ha comunicado claramente con la mesa directiva y está
llevando a cabo decisiones que todos tomaron, entonces la mesa directiva se unirá en apoyo
del pastor aun cuando las personas están criticando.
INTERVENCIÓN ACTIVA
Una iglesia pequeña tiene la tendencia de paso por alto el conflicto y ponerlo a un lado.
Esto no trae resolución, sino crea hostilidad subversiva. Las personas involucradas
empiezan a desarrollar un sentido de amargura y enojo el uno hacia el otro. Cuando
surgen estas tensiones, es importante que el pastor y mesa directiva participen activamente
en el proceso de resolver los problemas.
Para resolver los problemas, el pastor y presidente de la mesa directiva necesitan primero
reunirse con los individuos involucrados y determinar los asuntos que causaron las
hostilidades. Segundo, una vez que los asuntos estén identificados y clarificados, entonces
el pastor y mesa directiva necesitan reunirse para discutir el problema y la clase de
intervención necesaria. Tercero, en muchos casos el pastor y la mesa directiva necesitan
reunirse con las personas involucradas para ayudarlas a encontrar una solución para el
problema. Al reunirse con los individuos, la mesa directiva debe buscar una solución que
los dos grupos pueden aceptar. Una vez que la solución tenga apoyo mutuo, las personas
involucradas necesitan hacer un pacto diciendo que están dispuestas a trabajar hacia esa
solución. Finalmente, una vez que los dos grupos estén de acuerdo con la solución, es la
responsabilidad de la mesa directiva, y no solamente el pastor, de asegurar que las personas
estén viviendo de acuerdo al pacto.
Aunque no todos los conflictos se pueden ni se deben evitar, muchos conflictos dentro de la
iglesia pequeña se pueden prevenir. Muchos problemas se pueden desarrollar, no por el
comportamiento pecaminoso, sino por la falta del pastor de comunicar claramente y
aprender cómo trabajar con otros.
Los pastores pueden evitar enredarse en la polémica al aprender a trabajar con el jefe del
grupo de su congregación. Recuerde, ese individuo tiene bastante influencia en la iglesia.
Los pastores a veces suponen equivocadamente que el jefe del grupo no está de acuerdo con
sus ideas porque él es carnal y motivado por el poder. En muchos casos, sin embargo, el
jefe del grupo ha llegado a esa posición de poder por su fe y participación a través de los
años en la iglesia. El jefe del grupo frecuentemente provee la estabilidad espiritual que las
iglesias pequeñas necesitan durante los cambios de liderazgo pastoral.
La mayoría de los cambios resultan en conflicto cuando los nuevos métodos deseados
chocan con los antiguos métodos establecidos. Como resultado, el cambio involucra una
pérdida y también una amenaza a la estabilidad de la iglesia. Esto es especialmente
importante para una iglesia que está luchando para existir. Aun cuando el cambio sea
necesario para que pueda seguir adelante, la gente tiene miedo que el cambio sea la acción
final que terminar á con la iglesia.
Cuando un pastor intenta hacer cambios en una iglesia pequeña, es importante que lleve a
cabo los cambios de una manera que minimiza los sentimientos de amenaza y pérdida para
la congregación. Esto significa que hay que comunicar claramente por qué el cambio es
necesario, comunicando tanto los efectos positivos y negativos del cambio, y entonces
permitiendo que la gente escoja aceptar o rechazar el cambio. Es importante tener el apoyo
de la gente cuando busca la aprobación de un cambio. La gente necesita apoyar la
propuesta, de otra manera no será efectiva.
MANTENER LA COMUNICACIÓN
Cuando los pastores resuelven conflictos de una manera que agrada a Dios y comunican
claramente con la mesa directiva, ellos pueden edificar una iglesia espiritualmente sana y
vibrante aun en medio de los desacuerdos. Puede ser el crecimiento espiritual comienza
cuando las personas aprenden a comunicar claramente, amar incondicionalmente, y
perdonar completamente. No es la ausencia del conflicto que distingue una iglesia de
amor, sino la resolución de ello. Cuando los pastores resuelven el conflicto en la iglesia
exitosamente, distingue la iglesia del mundo sin amor, donde amargura, enojo, y hostilidad
destruyen relaciones. Cuando las personas en la iglesia aman sus enemigos, aceptan el uno
al otro a pesar de sus diferencias, y resuelven los desacuerdos, entonces todo hombre sabrá
que son discípulos de Cristo por el amor que tienen el uno por el otro (Juan 13:35).
Glenn C. Daman, D. Min., es pastor de la Primera Iglesia Bautista de Stevenson en Stevenson, Washington y la
Iglesia Comunitaria de Cascade Locks en Cascade Locks, Oregon. Es autor de Shepherding the Small Church
[Pastoreando la iglesia pequeña], y también sirve como director de Western Institute for Small Church Health,
Western Seminary [Instituto Occidental para iglesias pequeñas sanas, Seminario occidental], Portland, Oregon.
Para más artículos sobre el ministerio en las iglesias pequeñas, visite su página web:
http://www.westernseminary.edu/isch/ichsmall.html .
NOTAS
1. Norman Shawchuck, How to Manage Conflict in the Church, vol. 1 and 2 (Glendale Heights, Ill.:
Spiritual Growth Resources, 1984). También, Edward G. Dobson, Speed B. Leas, Marshall Shelly,
Mastering Conflict and Controversy (Portland, Oregon: Multnomah Press, 1992).
http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200502/200502_086_squabble.cfm