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Enfrentando a gente
problemática
Sermones
1 Tesalonicenses 5:14
GAV-52-26
Henry Ward Beecher, dijo en una ocasión: “La iglesia no es una galería para
exhibir a cristianos eminentes. Si no una escuela para la educación de los
imperfectos”. Tiene razón. La iglesia no es un lugar para personas perfectas, es
un hospital para gente que sabe que está enferma. No pretendemos ni por un
momento decir que la iglesia es perfecta. De hecho, con toda disposición,
diríamos que no lo es.
El mundo todavía está por ver lo que una iglesia absolutamente pura y santa
haría. Lo más cercano a esto, sería la primera iglesia, y el fuego, y el calor de
la pureza de su nacimiento, produjo una energía que quizás no ha tenido
paralelo en la historia subsecuente.
Finalmente, el grupo cinco serían los que son impíos abiertamente. Los impíos
hacen maldad. Cristianos que hacen maldad. Cometen pecados contra otros
cristianos en la iglesia. Rompen matrimonios. Contaminan a hijas. Roban. Son
chismosos. Calumnian. Acusan falsamente. Simplemente, son impíos.
Ahora, usted entiende que conforme la iglesia se esfuerza por crecer, tiene que
enfrentar a estos cinco grupos: los que se desvían, los que se preocupan, los
débiles, los que se cansan, y los impíos. Y, no es sorprendente que hacer que
crezca un rebaño para que sea saludable, es un esfuerzo tan desafiante,
debido a que todas estas personas necesitan curación espiritual.
Ahora con todo lo que es dicho y todo lo que se escribe acerca del crecimiento
de la iglesia, toda la información sofisticada, todos los principios de
homogeneidad, toda la demografía cultural, todas las estrategias sutiles, todos
los métodos de entretenimiento, toda la técnica de publicidad, que
supuestamente deben ser las claves para edificar a la iglesia, y hacer que
crezca, poco se está diciendo acerca de cómo cultivar un rebaño saludable
espiritualmente, que crezca a semejanza de Cristo, al eliminar estos
problemas.
La Biblia nunca dice nada acerca de la homogeneidad. La Biblia nunca dice
nada acerca de la demografía cultural. La Biblia nunca dice nada acerca de las
estrategias sutiles. La Biblia nunca dice nada acerca de la metodología de
entretenimiento. La Biblia nunca dice nada acerca de la técnica de promoción,
pero dice, si usted quiere hacer que una iglesia crezca, necesita sacar los
estorbos del camino. Necesita enfrentar con lo que está retrasando el
crecimiento de la iglesia, y después cuando se vuelve pura y es santa, se
moverá y conocerá el poder de Dios, y hará un impacto masivo en su cultura.
El apóstol Pablo entiende esto, y si usted acude al apóstol Pablo para aprender
los principios de crecimiento de la iglesia. En primer lugar, lo que usted va a
descubrir, es que su meta es lo que está buscando, lo que él quiere que la
iglesia se vuelva más grande, más rica, más popular, más aceptada en la
comunidad. Veamos lo que él quería para la iglesia.
Ahora, ¿qué es lo que hizo que él estuviera agradecido? Ahí al final del capítulo
2, él dice: “Vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo”. Ahí al final del capítulo
5: “Saludad a todos los hermanos con ósculo santo”, versículo 26. Él tiene un
afecto fuerte hacia este grupo. Bueno, eso es porque iban camino a la meta
correcta. Estaban apuntando al objetivo correcto.
Ahora, Pablo estaba muy claro acerca de la meta del ministerio, capítulo 2,
observe el versículo 10. Comencemos a tener una idea de lo que él estaba
viendo, en términos del desarrollo de la iglesia, el crecimiento de la iglesia.
“Vosotros sois testigos”, 2:10. “Y también lo es Dios, de qué manera tan santa,
justa e irreprensible nos conducimos hacia vosotros los creyentes; así como
vosotros sabéis cómo os exhortábamos y alentábamos, y rogábamos a cada
uno de vosotros como un padre a sus propios hijos”.
Muy bien. Realmente están trabajando. Pero, ¿qué están tratando de hacer?
Para que andéis como es digno de Dios, quien nos llama a Su reino y Su gloria.
Mi meta para ustedes, es que anden de una manera digna del Dios que los
llamó. Pasen al capítulo 3 versículo 1: “Por lo cual, no pudiendo soportarlo más,
acodamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo nuestro
hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo”.
Como puede ver, lo que él quería, era una fe fuerte y madura. Esa era la meta
de sus oraciones y sus esfuerzos. Eso era lo que él buscaba. Él dice ahora en
su gran bendición: “Que nuestro Dios y Padre mismo, y Jesús nuestro Señor,
dirija nuestro camino a vosotros. Y que el Señor os haga aumentar y abundar
en amor unos para con otros”. Queremos que se amen unos a otros más”. “Y
por todos los hombres, así como también por ustedes, para que Él pueda
establecer vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de nuestro
Dios y Padre”.
Al final del versículo 10: “Os instamos, hermanos, a abundar aún más”. Y, ahí
él está hablando de su amor. Y, después en el versículo 11: “A que lleven una
vida en paz, atendiendo sus propios asuntos, trabajando con sus manos así
como os mandamos”.
En el capítulo 5 versículo 11, él dice: “Alentaos los unos a otros, y edificaos
unos a otros, así como lo estáis haciendo”. Y, después esa bendición en el
capítulo 5 versículo 23: “Y que el Dios de paz mismo os santifique por
completo; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sean preservados
completos irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Capítulo 2 versículo 13: “Por esta razón constantemente damos gracias a Dios,
porque cuando recibieron de nosotros la palabra del mensaje de Dios, la
aceptaron no como la palabra de los hombres, sino por lo que realmente es la
palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los que creen. Porque ustedes
hermanos, se volvieron imitadores de las iglesias de Dios y Cristo Jesús que
están en Judea; ustedes también soportaron los mismos sufrimientos en manos
de sus propios compatriotas así como ellos de los judíos”. Otro reconocimiento.
Eran reales. Eran verdaderos. Eran fieles. Estaban firmes. Soportaron
sufrimiento, y él está tan gozoso por esto.
Esa es la razón por la que él dice, en los versículos 19 y 20: “Ustedes son mi
gozo. Ustedes son mi gozo”. Él lo dice dos veces. En el capítulo 3, en el
versículo 6, ahora que Timoteo ha llegado, él dice: “De ustedes y nos ha traído
buenas noticias de su fe y su amor, y que ustedes siempre piensan
amablemente de nosotros, anhelando vernos, así como nosotros también
anhelamos verlos. Por esta razón, hermanos, en toda nuestra aflicción y
tribulación fuimos confortados por vosotros mediante la fe de ustedes; y
nosotros realmente vivimos, si están firmes”.
Como puede ver, había tanto gozo cuando la iglesia estaba creciendo, y la
iglesia estaba progresando, y él inclusive dijo: “No tenemos que hablarles a
ustedes acerca del amor, porque ustedes son enseñados por Dios a amar, y lo
están haciendo. Lo único que puedo hacer es, háganlo más”. Él llega al
capítulo 4 versículo 9, y ahí es donde él afirma su gran amor.
Entonces, como puede ver, cuando usted están ministrando en una iglesia que
está creciendo y progresando, y la fe está siendo fortalecida, y es lo
suficientemente fuerte como para enfrentar la persecución, y está caminando
de una manera digna del Dios que la llamó, y está caminando en santidad,
esforzándose por ser irreprensible en la venida de Jesucristo, y el amor está
floreciendo, y el amor está creciendo. Es emocionante, y es gozosa.
Todos los cinco grupos estaban ahí, así como todos los cinco grupos están
aquí. Y por cierto, si usted está buscando a su alrededor para ver quién está
cerca de usted y en qué grupo podría encajar, en un punto u otro, todos
estamos en uno u otro de estos grupos.
En los versículos 12 y 13, él habló a los pastores, para que supieran cómo
debían tratar a las ovejas, y le dijo a los pastores: “Laboren entre las ovejas,
ejerzan autoridad sobre las ovejas, e instruyan a las ovejas”. Él le dijo a las
ovejas cómo tratar a los pastores. Él le dijo a las ovejas: “Valoren a los
pastores, estimen a los pastores, y sométanse a los pastores”.
Comenzando en el versículo 16, él le va a decir a las ovejas cómo relacionarse
con el gran pastor. “Estad siempre gozosos, orad sin cesar, y dad gracias. No
apaguéis al espíritu”, y demás. Pero, en este momento, él le está hablando a
las ovejas, para que sepan cómo enfrentar a las ovejas. La palabra clave
entonces, en el versículo 14, es la palabra hermanos. Mientras que ciertamente
hay una responsabilidad por parte de los pastores, de ejercer una autoridad
única, al confrontar estos cinco grupos de cristianos problemáticos, las líneas
entre el pastor y las ovejas en esta área, son muy flexibles. Él usa la palabra
hermanos, y simplemente para darle una nota de comparación, versículo 12:
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y
os presiden en el Señor, y os amonestan. Aprecien, valoren a sus pastores”.
Él también señala que hay una urgencia. Os rogamos. Él usa ese verbo
conocido griego parakaleō, para venir al lado de alguien y ayudarles. Tiene un
tono de urgencia en el mismo. Entonces, él de manera celosa, urgente,
apasionada, está alentando a las ovejas a involucrarse en ayudar a las ovejas
que necesitan ayuda. Como puede ver, la iglesia no es aparecerse el domingo
por la mañana, y darse unas palmadas en la espalda, porque religioso es
usted. Estar verdaderamente involucrado en la iglesia, va mucho más allá de la
mentalidad de audiencia y asistencia.
Puede significar alguien que no cumple con su deber, no solo por apatía, si no
que no cumple con su deber debido a que es rebelde. En 2 de Tesalonicenses,
hay algunas formas cognadas de esta palabra que son usadas. Esta palabra
solo es usada en el Nuevo Testamento aquí. Pero, hay otras formas de la
misma, usadas en 2 de Tesalonicenses 3 versículo 6, 7 y creo que en el 11.
Este es el tipo de personas que rechazan todo eso. Están fuera de línea.
Quizás, no están cumpliendo con su deber, porque no les importa. Quizás no
están cumpliendo con su deber porque están enojados, y son rebeldes, y son
contenciosos. Simplemente no apoyan. No son parte de lo que está pasando.
Algunas veces, están ahí en la orilla por un rato, y finalmente, están tan
amargados que simplemente se van a otro lugar. Son los que calientan la
banca. Y, aprendí unas cuantas cosas cuando estuve en el deporte. Una de
ellas, es que los que calientan la banca, se vuelven críticos.
La gente que critica más, es la gente que no cumple con su deber. Me puedo
acordar que estuve sentado en la banca en una temporada de fútbol
americano, y tuve el privilegio de ser un running back que comenzaba, y
hubieron unos cuantos que no comenzaron, porque yo comencé. Y, al principio,
en cierta manera me alentaban, pensando que iban a tener su momento. Y,
cuando no llegó su momento, ellos estaban deseando en secreto, que me
rompiera la pierna. Y, cuando no me rompí la pierna, entonces comenzaban a
hablar de lo mal que el entrenador tomaba las decisiones, y no podía distinguir
el talento cuando lo veía. Y eventualmente, apoyaban al otro equipo. Esa es la
progresión.
Esta es una flojera culpable. La gente que de cierta manera quiere estar ahí en
la orilla, simplemente no se quiere involucrar demasiado, no quiere rendir
cuentas a nadie, realmente no se quieren meter, no quieren ser parte de esto.
Simplemente no marchan al paso del resto de la gente. Esta es una conducta
intolerable, en una iglesia creciente. ¿Cómo debemos enfrentarlos? Muy
simple. Amonestarlos. No hay fórmula. No hay programa. No hay sistema.
Es ese tipo de advertencia gentil, que viene al lado de la persona y le dice, vas
en una dirección cuyo fin va a ser una decepción seria para ti. Es una
advertencia que Pablo le dio a los ancianos efesios con lágrimas,
según Hechos 21:31. Hay una pasión aquí. Hay un dolor ahí que dice: “No
quiero que sigas haciendo eso, porque al final de ese camino son
consecuencias serias”. Porque Dios va a disciplinar apatía como esa, rebelión
como esa, insubordinación, una conducta tan desordenada como esa.
Cuando verdaderamente amas a alguien, no vacilas en advertirles. Yo no dudo
en hacer eso con mi esposa y mis hijos, y la gente que está cerca de mí en mi
vida. Alíneate. No porque yo quiero obtener algún beneficio, si no porque no
quiero que enfrentes las consecuencias de vivir así. Quiero que conozcas la
plenitud de la bendición de Dios, la plenitud de la provisión de Dios, y quiero
ver que la iglesia sea todo lo que puede ser.
No estoy bajo ninguna ilusión torpe, de que si pudiéramos ser más inteligentes
en lo que hacemos en el escenario, podremos tener una iglesia más poderosa.
No, no. Si vamos a tener una iglesia más poderosa para impactar al mundo, no
es cuestión de qué tan inteligentes somos en el escenario. Es cuestión de qué
tan dispuestos estamos en venir al lado de creyentes que son los desviados, y
traerlos, alinearnos amorosamente, y entonces, el poder de Dios comienza a
fluir, y entonces, la iglesia comienza a abrir brecha en el mundo. Esta es una
confrontación necesaria.
El grupo número dos, son los preocupados. No están en la orilla. Están ahí
metidos en medio. No quiere acercarse a la orilla. Están metidos en medio, y
dice acerca de ellos: “Que alentéis a los de poco ánimo”. Ese es un término
muy interesante, y también usado solo aquí. Es el término oligopsuchos, de dos
palabras griegas, alma y pequeña. Los de alma pequeña.
Pero, toda iglesia los tiene. No tienen espíritu de aventura, no pueden elevarse
por encima de sus problemas. Están bajo todos los asuntos de la vida. Son
más de lo que puedan soportar. Todos los problemas de la vida, son más de lo
que pueden soportar. Y, son las almas aplastadas, son como pesas. En cierta
manera, tiene que andarlos jalando, y con frecuencia si usted ve la iglesia
como un desfile, son los que llevan las banderas rojas. Deténgase. Todo
mundo se está moviendo, y ellos sacan el letrero de alto, porque carecen de
visión. Temen al fracaso, carecen de valentía. Creo que en la profundidad de
su corazón, su héroe es Indiana Jones, pero, nunca lo admitirán.
No hay que esperar nada más que acercarse en una comunión intima de
cristianos, que son más fuertes y alientan de manera tierna a esa persona.
Será muy parecido a lo que Pablo dice en el capítulo 2 versículo 7 de 1 de
Tesalonicenses, donde dice: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la
nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto
por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios,
sino también nuestras propias vidas; tomarlos, acercarlos a nuestro pecho, y
cuidarlos, amamantarlos”.
Y Pablo dice: “No puede imponer eso. No pueden forzar a la persona, quien es
débil en la fe, demasiado rápido. De lo contrario, los van a empujar a cierta
libertad o a alguna experiencia que realmente no están listos para enfrentar,
alguna tentación que no están listos para enfrentar.
Pero, el problema es que tan pronto como participa de esa carne, eso lo lleva
de regreso a la situación de la que salió, todo el paganismo, y toda la idolatría,
y toda la inmoralidad, toda la basura que era parte de ese sistema falso, viene
a la mente de ese hombre, hasta que su fe es lo suficientemente grande, como
para que él ha abrazado con suficiente fuerza la transformación de su vida. Eso
va a ser que él peque en su propia mente, porque él va a revivir todo eso.
Usted no puede empujar a ese hombre tan rápido.
Y, creo que estos son los que Santiago tenía en mente en Santiago 5:14, en
donde dice: “Hay alguno en”, y la palabra enfermo, normalmente se da, pero, la
palabra es lo mismo que la palabra débil aquí. “¿Hay alguno débil entre
vosotros? Vaya a los ancianos”. ¿Por qué? Porque son fuertes, y los van a
sostener, y van a orar por ustedes. Y, si han cometido pecados, les serán
perdonados. Métanse ahí, con los espiritualmente fuertes, cuando sean débiles
espiritual, moralmente.
Después está el grupo cuatro, los cansados. Él dice: “Que seáis pacientes para
con todos”. Bueno, usted tiene que aclarar lo que es todos. El todos, tiene que
referirse a la gente con que fácilmente podemos impacientarnos. “Sean
pacientes con todos los hombres. Sean pacientes con todos los hombres que
prueban su paciencia”.
Hay muchos pastores que han sobrevivido a los que se desvían, que inclusive
han sobrevivido a los que se preocupan, que han sobrevivido a los débiles,
pero, han sido sacrificados en el altar de los que los exasperan. Simplemente,
se han rendido ante la gente que se cansa. Y, finalmente se dicen a sí mismos:
“Estoy entregando mi vida entera a esto, y me muevo rápido, y avanzo, y no
puedo hacer que ellos muevan. Simplemente no se mueven. Están preparados,
pero, no hacen aquello para lo que los hemos preparado. Están instruidos,
pero, no viven lo que les hemos enseñado que vivan”.
Eso es muy, muy difícil. Puede oírlo usted en la voz de Jesús, Él dice en
exasperación, hasta cierto punto corto de pecado: “Oh, hombres de poca fe”.
Digo, ¿cuándo es que ustedes, cabezas de piedra, van a entender esto? Y,
¿qué es lo que Él dice que haga usted con este tipo de personas? Sea
paciente. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Más paciente de lo que usted ha
sido. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Tan paciente como Dios es con usted.
Oh, ¿así de paciente? Uh-huh. Eso es bastante paciente.
Pedro dijo: “Señor, ¿qué tan paciente? ¿Siete veces?” El Señor dijo: “No. 70
veces siete”. ¿Así se paciente? Sigan haciendo lo mismo. ¿Así de paciente?
Acérquese a esas personas que lo exasperan a usted, y sea paciente. Sea
paciente. Los que se desvían, necesitan amonestación. Los que se preocupan,
necesitan aliento. Los que son débiles, necesitan apoyo. Y, los que están
cansados, necesitan paciencia.
Como puede ver, lo que él está diciendo, es que tenemos que enfrentar con
cada persona en compasión, amor personal, cuidado personal, preocupación
personal. Así es como la iglesia crece. Así es como se limpia a sí misma.
Finalmente, los peores de todos los impíos. ¿Qué hacemos con ellos? Bueno,
conozcámoslos primero. Están en el versículo 15. Tienen un versículo
simplemente para ellos mismos. “Mirad que ningún pague a otro mal por mal”.
Entonces, Pablo está diciendo: “Mira. Hay personas en la iglesia que te van a
lastimar. Van a hacerte maldad. Van a dañarte directamente con palabras
impías, te van a atacar de frente. Van a dañarte indirectamente mediante
calumnia y chismes, y hablar mal a otros de ti. Algunas veces te van a dañar
directamente, al mantener fuera de su comunión, al eliminarte de su círculo
social, al sacarte de su ministerio por celos, envidia, odio, amargura, o enojo.
Por cierto, antes de que usted haga eso, necesita ver de cerca Mateo 18,
porque Mateo 18, ahí Jesús dice: “Usted, tú vas a estar mejor con una piedra
de molino amarrada a tu cuello y ahogarte en el mar, que dañar a otro
creyente”. Más vale ahogarte por una piedra, que dañar a uno de estos
pequeños que creen en mí. Ese no es un bebé. Ese es un creyente.
De hecho, Él dice: “Si tu mano está cometiendo el daño, córtala. Si tu pie está
cometiendo el daño, córtalo. Si tu ojo está cometiendo el daño, arráncalo. Ay
del que coloca la piedra de tropiezo a uno de los pequeños que me pertenece a
mí. Son tan preciados para mí, que mis ángeles siempre están viendo el rostro
del Padre, que está viendo a sus pequeños, y cuando el rostro del Padre,
frunce el ceño con preocupación, los ángeles salen a ayudar a los pequeños”.
Entonces, si usted está jugando con el pueblo de Dios, usted está jugando con
estos que son preciados para Dios, no obstante, lo sabe. Los cristianos van a
pecar contra otros cristianos. Y, ¿qué debemos hacer al respecto? ¿Cómo
tratamos a los impíos? Él dice: “Mirad que nadie pague a otro mal por mal”. No
se vengan. Es un mandato a toda la iglesia, en el imperativo plural.
No se meta usted en la ira y se vengue. Deje lugar para la ira de Dios, porque
escrito está, y aquí él está citando del Antiguo Testamento: “Mía es la
venganza. Yo daré el pago, dice el Señor”. “Mía es la venganza. Yo daré el
pago. Yo me encargaré de eso, tú no. Por otro lado, si tu enemigo tiene
hambre, aliméntalo, si tiene sed, dale de beber, y al hacerlo, amontonarás
carbones encendidos de culpabilidad sobre su cabeza. No seáis vencido por el
mal, si él te hace mal, sino vence ese mal con e bien que tú le haces”. ¿Ve
eso?
Y, conforme una iglesia adopta esa forma, será una iglesia creciente y
poderosa. Necesitamos comprometernos para que la iglesia sea lo que la
iglesia realmente es. Y, aquí está.
Padre, te damos gracias en esta mañana, por estos momentos breves que nos
has dado, para adorar, y para que nuestros corazones y mentes sean
confrontadas por tu verdad. Sella esto en nuestros corazones. Ayúdanos a
tener la relación correcta entre ovejas y ovejas, para que podamos ser el tipo
de iglesia que Tú puedas usar de una manera poderosa. Y, te daremos gracias,
por un privilegio como ese, en el nombre de Cristo. Amén.