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27-04-2022
La defensa del tirano, ante esa Cámara de los Lores, compuesta por sexagenarios muy lejanos
todavía de la amnesia y de la demencia, la asumió un bufete de abogados de nombre “Kingsley
and Napley”. El trámite de la extradición a España, fue asumido por el Servicio de la Fiscalía de la
Corona. Los delitos de que se le acusa: genocidio, terrorismo y torturas. La Cámara de los Lores
recibe el prontuario organizado por el Juez Baltazar Garzón, compuesto por 285 folios, en los que
relata en detalle todos y cada uno de los delitos por los que es acusado Pinochet. Y este elemento
resulta fundamental para considerar la validez de la solicitud de extradición: “desde su posición de
mando en el gobierno Chileno, *pero en el desarrollo de una actividad ajena a la función pública*
(...), *crea y lidera una organización delictiva apoyada en las estructuras institucionales*, *cuya
única finalidad será conspirar*, *desarrollar y ejecutar un plan criminal*".
La Cámara de los lores, votó, 3 a 1 y una abstención, en favor de apresar a Pinochet, haciendo
valer la justeza de la extradición. La noticia corrió por todo el mundo como signo de esperanza de
los límites a que están sometidos los criminales de lesa humanidad. Mi hipótesis es la siguiente,
para explicar el porqué fue ese y no otro el resultado de la votación. La abogada del bufete que
defendió a Pinochet expresó, en su alegato, que *si Hitler estuviera vivo*, *no podía ser juzgado
por ese tribunal*, dejando entender que la defensa colocaba en el mismo lugar de la figura de
Hitler al General Pinochet. *Supongo que un individuo que se sintió absolutamente inerme a los
11 años de edad por culpa de la ofensiva de Hitler*, *encontraba ahora*, *años después*, *la
oportunidad de sacar la venganza coagulada si no ante la figura de Hitler por lo menos*, *sí*,
*frente al subrogado que la defensa había presentado en la condición de tal*. Para esos
sexagenarios la vida, al fin, les ofrecía la oportunidad de juzgar a alguien que representaba aquello
mismo que, muchos años atrás, los había obligado a separarse abruptamente y en condiciones de
total indefensión de sus familiares, a muchos de los cuales jamás volvieron a ver vivos.
El gobierno del laborista Tony Blair, alegando causas humanitarias (una supuesta invalidez
demencial de Pinochet) toma la medida de regresarlo a Chile, donde muere, al igual que otros
criminales de guerra, libre. Pero una memoria apegada a la coagulación del duelo que se produce
cuando no ha sido posible elaborarlo por la vía de la reparación, es una memoria indemne. Y el
aquí y el ahora estará siempre dispuesto a darle trámite al acontecimiento trágico frente al cual
nada pudo hacerse en el allá y el entonces.