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Instituto tecnológico de Santo Domingo

(Intec)

Que hacer científico

AHQ101-05

Título:
Reporte de lectura

Sustentantes:
Yonaide Elias Hernandez Imbert

Docente: Edmundo
Santo Domingo, D.N Diciembre, 2021
Palabras clave:

Ciencia

Sistema

Británico

Sociedad

Antropología

Hipocrático

Literatura

Científica

Imparcial

Humano

Leyes

Integridad

Nanotecnología

Molecular
La Ética Científica

La ética es una serie de obligaciones morales que define lo correcto y lo equivocado en nuestras
prácticas y decisiones. Muchas profesiones tienen un sistema formalizado de prácticas éticas que
ayudan a guiar a los profesionales en el campo.

Sin embargo, una infracción de la ética está considerada como muy seria y se la castiga, por lo
menos dentro de la profesión (con la revocación de la licencia, por ejemplo) y, algunas veces,
también con la ley.

La ética científica apela a la honestidad y la integridad en todas las etapas de la práctica


científica, desde la divulgación de los resultados, independientemente de cuales sean, hasta la
atribución adecuada de los colaboradores. Este sistema de la ética guía la práctica de la ciencia,
desde la recopilaciónn de datos a la publicación y más alla aún. Como en otras profesiones, la
ética científica está muy integrada en la manera que trabajan los científicos y ellos son muy
concientes que la fiabilidad de su trabajo y el conocimiento científico en general depende de la
adhesión a esa ética.

Muchos de los principios éticos en la ciencia están relacionados con la producción de un


conocimiento científico imparcial, que es esencial cuando otros científicos tratan de expandir los
resultados de las investigaciones o basarse en ellas para otros estudios.

Los estándares éticos en la ciencia

1. La honestidad en la información de los datos científicos.

2. La cuidadosa transcripción y análisis de los resultados científicos para evitar errores.

3. El análisis independiente y la interpretación de los resultados basados en los datos y no


influidos por fuentes externas.

4. Publicar y presentar en régimen abierto los métodos, los datos y las interpretaciones.

5. La suficiente validación de los resultados mediante la duplicación y la colaboración con


colegas.

6. La atribución adecuada de las fuentes de información, los datos y las ideas.

7. Las obligaciones morales hacia la sociedad en general y, en algunas disciplinas, la


responsabilidad para determinar los derechos de los sujetos animales y humanos.
La ética de los métodos y procesos

Jan Hendrick Schön declaró haber encontrado una alternativa a escala molecular. Los científicos
son humanos y los humanos no siempre cumplen las leyes. La comprensión de algunos ejemplos
de mala conducta nos ayudará a entender la importancia y las consecuencias de la integridad
científica. En 2001, el físico alemán Jan Hendrik Schön que obtuvo transitoria prominencia por
lo que parecía ser una serie de grandes descubrimientos en el área de electrónica y
nanotecnología.

Schön y dos coautores publicaron un trabajo en la revista Nature donde argumentaban que
habían producido una alternativa a escala molecular para el transistor que se usa comúnmente en
los aparatos de consumo (Schön et al, 2001). Las implicaciones de esto eran revolucionarias, un
transistor molecular podía permitir el desarrollo de microchips para la computadora mucho más
pequeños que los que estaban disponibles en ese momento. Como resultado, Schön recibió varios
premios de investigación sobresaliente y la revista Science consideró que su trabajo era uno de
los "grandes avances del año" en 2001.

Sin embargo, los problemas empezaron a aparecer muy rápidamente. Los científicos que trataron
de duplicar el trabajo de Schön no lo pudieron hacer. Lydia Sohn, en ese entonces una
investigadora de nanotecnología en la Universidad Princeton, notó que dos experimentos
diferentes que Schön había realizado a temperaturas muy diferentes y publicado en trabajos
diferentes parecían tener patrones idénticos de ruido de fondo en los gráficos usados para
presentar los datos (Service, 2002). Cuando se lo confrontó con el problema, Schön inicialmente
dijo que él había sometido el mismo gráfico con dos manuscritos diferentes. Sin embargo, poco
después, Paul McEuen de la Universidad Cornell encontró el gráfico en un tercer trabajo. Como
resultado de estas sospechas, los Laboratorios Bell, la institución de investigación donde Schön
trabajaba, empezó una examinación de su trabajo en mayo del 2002.

Frecuentemente se cita el incidente Schön como un ejemplo de mala conducta científica porque
infringió muchos de los esenciales principios científicos éticos. Schön admitió que falsificó datos
para hacer que las pruebas del comportamiento que observó fuesen "más convincente." También
cometió muchos errores al trascribir y analizar sus datos, violando así los principios de
honestidad y cuidado. Los artículos de Schön no presentaban su metodología de manera tal que
otros científicos pudiesen repetir el trabajo. Realizó pasos deliberados para oscurecer sus notas y
datos crudos, con lo cual evitó que la metodología y datos vuelvan a ser analizados. Finalmente,
mientras que el comité que revisaba el trabajo de Schön exoneró a sus coautores de mala
conducta, emitió una serie de preguntas sobre la apropiada vigilancia que estos exhibieron es su
colaboración y copublicación con Schön. Aunque los motivos de Schön nunca se identificaron
totalmente (él continuó argumentando que las instancias de mala conducta se podían explicar
como simples errores), se ha propuesto que su búsqueda personal de reconocimiento y gloria,
predispuso su trabajo de tal manera que se enfocó en producir concusiones específicas en vez de
analizar objetivamente los datos que obtenía.
La ética de los temas y las conclusiones

A pesar de sus mayúsculas infracciones a la ética científica, no se levantaron cargos delictivos


contra Schön. En otros casos las acciones que infringen la ética científica también infringen
fundamentales estándares morales y jurídicos. Una de estas instancias en particular, la brutalidad
de los científicos nazis en la Segunda Guerra Mundial, fue tan grave y discriminatoria que
condujo a la adopción de un código internacional que gobierna la ética de investigación.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los científicos nazis lanzaron una serie de estudios y
algunos estaban diseñados para medir los límites que los humanos podían ser expuestos a
diferentes elementos, en nombre de la preparación de los soldados alemanes para la guerra. Los
experimentos sobre los efectos de la hipotermia en los humanos fueron de los más tristemente
célebres. Durante esos experimentos, se forzó a los prisioneros de los campos de concentración a
sentarse en agua helada o se los dejó desnudos a la intemperie bajo temperaturas gélidas y
durante horas. Se dejó a muchas víctimas congelarse despacio hasta la muerte, mientras que a
otras se las recalentabas con frazadas o agua caliente, o con otros métodos que las dejaba con
lesiones permanentes.

Al final de la guerra y en relación con estos estudios, se enjuició a 23 individuos por crímenes de
guerra en Nuremberg, Alemania y se declaró culpable a 15 de ellos . Los procedimientos de los
tribunales condujeron a una serie de guías, denominadas Código de Nuremberg, que limita la
investigación en los sujetos humanos. Entre otras cosas, el Código de Nuremberg requiere que se
informe a los individuos de la investigación a realizarse y que den su consentimiento. El primer
estándar dice, "el consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial." El
código también declara que los riesgos de la investigación deben ser sopesados a la luz de los
beneficios potenciales y requiere que los científicos eviten causar intencionalmente sufrimiento
físico o mental debido a la investigación. De manera importante, el código también coloca la
responsabilidad de la adhesión al código en "cada individuo que inicia, dirige o participa en el
experimento". Este es un componente crítico del código que implica a cada científico que
participa en un experimento, no solamente a los científicos de mayor antigüedad o a los autores
principales de un trabajo. El Código Nuremberg se publicó en 1949 y todavía es un documento
fundamental que guía el comportamiento ético en la investigación de los sujetos humanos y se lo
ha complementado con guías y estándares adicionales en la mayoría de los países.

Otros principios éticos también guían la práctica de la investigación de los sujetos humanos. Por
ejemplo, un número de fuentes de recursos gubernamentales limitan o excluyen fondos para el
clonamiento de humanos debido a las cuestiones éticas que plantea esta práctica. Otra serie de
guías éticas cubre los estudios con dispositivos y medicamentos terapéuticos. Si se encuentra que
un tratamiento tiene efectos colaterales negativos y graves, se detiene la investigación sobre las
propiedades terapéuticas de los dispositivos médicos o los medicamentos, antes de su término.
Errores versus mala conducta

Los científicos son falibles y cometen errores, pero estos no constituyen mala conducta. Algunas
veces, sin embargo, la línea entre error y mala conducta no es clara. Por ejemplo, al final de la
década de los años ochenta, un número de grupos de investigación estudiaban la hipótesis que se
podía forzar la fusión de los átomos del deuterio a temperatura ambiente, lo que liberaba una
enorme cantidad de energía. La fusión nuclear no era un tema nuevo en esos años ochenta, pero
los investigadores de la época solamente eran capaces de iniciar la fusión a temperaturas muy
elevadas, por lo que la fusión a temperaturas bajas constituía una gran promesa como una fuente
de energía.

Dos científicos de la Universidad de Utah, Stanley Pons y Marin Fleischmann, hacían parte de
los investigadores que trabajaban el tema y habían construido un sistema usando un electrodo de
paladio y agua deuterizada para investigar el potencial de la reacciones de las fusiones a baja
temperatura. A medida que trabajaban con sus sistema, notaron que se generaba un exceso de
cantidad de calor. A pesar de que no todos los datos que recopilaron eran concluyentes,
propusieron que el calor era una prueba de que en el sistema ocurría una fusión. En vez de repetir
y publicar su trabajo para que otros pudiesen confirmar los resultados, Pons y Fleischmann
estaban preocupados de que otros científicos pudiesen anunciar resultados similares y esperaban
poder patentar su invento, por lo que se precipitaron en anunciar su innovación. En 23 de marzo
de 1989, Pons y Fleischmann, con el apoyo de su universidad, dieron una conferencia de prensa
y anunciaron el descubrimiento de una "fuente de energía inagotable."

Decisiones éticas cotidianas

Los científicos también se enfrentan a decisiones éticas en circunstancias más comunes y


cotidianas. Por ejemplo, la autoria de los trabajos de investigación puede provocar
cuestionamientos. Se espera que los autores de un trabajo hayan, de alguna manera, contribuido
materialmente al trabajo y que estén familiarizados con el trabajo, además de supervisarlo. Los
autores de Jan Hendrik Schön fallaron claramente en su responsabilidad. Algunas veces las
personas recién llegadas a un campo buscarán añadir a sus trabajos o propuestas los nombres de
científicos con experiencia para aumentar la percepción de la importancia del trabajo. Aunque
esto puede resultar en una valiosa colaboración en las ciencias, puede provocar preguntas sobre
la ética en cuanto a la responsabilidad en las publicaciones de investigaciones, si los autores de
mayor renombre o antigüedad simplemente aceptan autorías "honorarias" y no contribuyen en el
trabajo.

La fuente de financiamiento de un científico también puede sesgar su trabajo. Aunque los


científicos generalmente reconocen sus fuentes de financiamiento en sus trabajos, varios casos
donde no se han revelado adecuadamente han provocado preocupación. Por ejemplo, en 2006, la
Dr. Claudia Henschke, una radióloga de Weill Cornell Medical College, publicó un trabajo que
sugería que practicarle escaneos de pecho CT a fumadores y exfumadores podía reducir
dramáticamente el número de muertes por cáncer de pulmón, (Henschke et al., 2006).

Hacer respetar los estándares éticos

Gran número de incidentes han provocado el desarrollo de estándares claros y legales que se
puedan ejecutar en la ciencia. Por ejemplo, en 1932, el Servicio de Salud Pública de EE. UU.
ubicado en Tuskegee, Alabama, inició un estudio de los efectos de la sífilis en los hombres.
Cuando el estudio empezó, los tratamientos médicos disponibles para la sífilis eran muy tóxicos
y de una eficacia cuestionable. Por ende, el estudio buscaba determinar si los pacientes con sífilis
estaban mejor recibiendo esos tratamientos peligrosos o no. Los investigadores reclutaron a 399
hombres negros con sífilis y 201 hombres sin sífilis (para el grupo de control). No se pidió el
consentimiento a los individuos que participaron en lo que se llamaría el Estudio Tuskegee sobre
Sífilis y no se les informó su diagnóstico; sino que se les dijo que tenían "sangre mala" y que
podían recibir gratuitamente tratamiento médico (que frecuentemente consistía en no administrar
nada), viajes a la clínica, comida y seguro funeral en caso de su muerte si participaban en el
estudio.

Para el año 1947, la penicilina ya era un tratamiento eficaz para la sífilis. Sin embargo, en vez de
tratar a los participantes infectados con penicilina y concluir el estudio, los investigadores de
Tuskegee retuvieron la penicilina y la información sobre el medicamento en nombre del estudio
sobre cómo se expande la sífilis y mata a sus victimas. El inescrupuloso estudio continuó hasta
1972, cuando una filtración a la prensa provocó una protesta de parte del público y su final. En
ese entonces, sin embargo, 28 de los que participaron al principio habían muerto de sífilis y otros
100 murieron por las complicaciones médicas asociadas a esta enfermedad. Es más, 40 esposas
de los participantes habían contraído la enfermedad y 19 niños nacieron con la misma.

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