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Luz Miryan Forero Díaz

SERVID
Pedagoga, Teóloga, Máster en Psicología Holística, Coach y Maestra Angelical.

Herida de rechazo

Despertar de la herida: desde la concepción hasta el año de vida. El niño


se ha sentido rechazado por el padre del mismo sexo y no cree en su
derecho a existir.
Máscara: el huidizo.
Su gran miedo: el pánico.
Actitudes y comportamientos de la herida activada y de la máscara
asociada. El huidizo:

Cree profundamente que no vale nada o que vale poca cosa. Se


siente constantemente insatisfecho por lo que es. Se considera una
nulidad y se juzga como alguien de poca valía. Tiene muy poca
autoestima.
Está convencido de que, si él no existiese, no supondría una gran
diferencia. Se percibe distinto al resto de su familia.
Se siente aislado de los demás e incomprendido por ellos y por todos
los seres humanos en general. Dentro de un grupo, a menudo se
siente solo, inquieto y febril.
Ha desarrollado varias estrategias de huida (astral, la droga, el
alcohol, dormir, marcharse precipitadamente, los juegos virtuales,
rebelde, etc.).
Se protege, de forma inconsciente, negándose a admitir las cosas. Se
aísla con facilidad del mundo exterior refugiándose en su propio
mundo imaginario o estando «en la luna». Puede incluso
preguntarse qué hace en la Tierra o creer que se ha equivocado de
familia.
Cuando está solo, sus emociones le abruman, sobre todo sus miedos.
Le da poca importancia a lo material: todo lo relacionado con el
espíritu y el mundo intelectual le atrae.
Posee una imaginación muy fértil, aunque, por desgracia, la utiliza
para crear, con gran facilidad, escenarios de rechazo.
Cree, consciente o inconscientemente, que la felicidad dura poco
tiempo.

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Luz Miryan Forero Díaz

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Estando en grupo, habla poco y se aparta. Tiene miedo de molestar o


de no resultar interesante. La gente le considera un solitario y por
eso le dejan solo. Cuanto más se aísla, más invisible parece.
En presencia de alguien que levanta la voz o que se vuelve agresivo,
abandona rápidamente la escena, antes de entrar en pánico.
Cuando le miran, se preocupa de inmediato.
Posee una energía nerviosa que le otorga una gran capacidad de
trabajo. Siente que existe solamente cuando está muy ocupado, lo
que le ayuda también a anclarse en el mundo material.
Es un gran perfeccionista que, a medida que envejece, siente cada
vez más pánico ante la idea de no poder hacerle frente a la vida.
Cree que ha desperdiciado su vida.
Su miedo al rechazo hace que, en determinadas situaciones, se
convierta en una persona obsesiva.
Suele usar las siguientes palabras y expresiones: nulo, nada, desaparecer,
inexistente, no hay sitio, sin valor, porque a mí no me ponen atención,
etc.

Descripción del cuerpo físico

 Cuerpo pequeño, estrecho, muy delgado.


 Parte superior del cuerpo contracturada, plegada sobre sí misma.
Alguna parte del cuerpo es más pequeña de lo normal.
 Falta alguna parte o un trozo del cuerpo (pechos, nalgas, etc.).
 Presencia de algún hueco en el cuerpo (en el pecho, espalda,
vientre, etc.). Alguna parte del cuerpo es asimétrica.
 Ojos pequeños y mirada huidiza.
 Antifaz alrededor de los ojos (ojeras grises muy pronunciadas). Voz
débil, apagada.
 Problemas de piel (sobre todo en el
rostro).
 Le gusta llevar ropa negra.
 No se siente feliz del sexo que nació porque estoy buscando la
aceptación del mismo sexo.

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¿De dónde viene la herida del rechazo?


Rechazar significa “no querer”, “denegar”. Las personas con esta herida
han interpretado ese rechazo por parte de sus padres, y se ha grabado en
su interior con consecuencias tanto internas como externas. Nuestros
padres son los encargados de enseñarnos a recibir y a dar amor. Si esto
falla, creceremos con esa sensación de falta de aceptación, amor propio, de
no ser suficientemente válidos.

Viene cuando, por ejemplo:

No fue un bebé deseado.


Los padres querían un hijo de otro sexo.
En casos de sobreprotección donde el niño interpreta que no es amado tal
cual es, dando a entender que no tienen las capacidades necesarias para
valerse por sí mismo.
Padres que se rechazan a sí mismos y que han pasado inconscientemente
esa creencia. Que son incapaces de querer, de dejarse querer y de sentir por
su propia historia
familiar.
Con padres muy exigentes y críticos donde solo se remarca el error y el
fallo.
Niños que han tenido que ser hospitalizados durante largo tiempo y se
podía interpretar cuando los padres se iban a casa o a trabajar como un
rechazo.
Comparaciones continuas con otros niños, donde ellos quedaban siempre
en mal lugar.
También los mensajes dolorosos de los padres como “apártate, me
molestas, no vales para nada, nunca haces nada bien” son el germen de la
herida del rechazo.
Esta herida, no son intencionadas. Los padres no tienen la intención de
hacer daño, aunque así lo transmitan. El niño no entiende que está pasando,
interpreta estas conductas como rechazo hacia su propio ser y comienza a
crear una máscara para relacionarse con el exterior, para protegerse.

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La sensación interna es a querer desaparecer, a no querer existir, a no ser


tenidos en cuenta ni ser aceptados ni queridos. En la herida del rechazo
suele ser con el progenitor del mismo sexo.

 Perfeccionismo, como se considera que no es suficientemente válida


necesita ser mejor para ser aceptado/a. Hay un alto grado de miedo al
fracaso.
 Se rechazan a sí mismos, puede verse en la emoción de la vergüenza.
 Prefieren rechazar, antes que ser rechazados.
 Les cuesta mucho desarrollar relaciones interpersonales.
 Tienen un alto grado de necesidad de aprobación externa.
 Se sienten culpables al decir NO, les cuesta poner límites.
 Buscan la soledad para evitar el rechazo, pero a la vez se sienten muy
desolados y necesitan mucho de los demás.
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Luz Miryan Forero Díaz

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 Se sienten indefensos, en un mundo hostil.


 Pasan rápido del amor al odio en el amor.
 Creen que no necesitan de nadie, pero lo cierto es que es una manera
de tapar el dolor que les genera el no sentirse amado y querido.
 Viven mucho en su mundo interior, donde se sienten a salvo,
evadiéndose mucho de la realidad.
 Se comparan con otras personas y se juzgan continuamente.

Sanar la herida del rechazo

¿Cómo sanar entonces la herida del rechazo? ¿es posible vender el miedo a ser
rechazado y creer que hay personas que aceptar a uno tal y cómo es? Por
supuesto, pero el proceso no suele ser fácil, ya que hay que vencer algunas
resistencias, desmontar creencias y valorarse a uno mismo.

 El primer paso consiste en ser consciente de esta herida, es decir, aceptar que
forma parte de uno mismo, que se lleva consigo y que influye en las relaciones de
los demás. Solo así se podrá dar salida a todos los sentimientos atrapados y
negados que han sido almacenados en el interior de uno mismo durante tanto
tiempo.
 Analizar de qué forma afecta a las relaciones con los demás es un gran punto de
apoyo porque señala bajo qué tipo de situaciones estar más alerta, para no dejarse
llevar por las creencias irracionales y cómo actuar. Al fin y al cabo, quien se ha
sentido rechazado profundamente, piensa que siempre lo será y esto no es
verdad.
 El siguiente paso conlleva un ejercicio de sinceridad y compasión, tanto con uno
mismo como con los demás. En primer lugar, se trata de perdonarse por el trato
que uno mismo se ha dado durante tanto tiempo y en segundo lugar, perdonar a
los demás. Quizás este último sea más complejo, pero en la mayoría de las
ocasiones las personas que han herido lo han hecho de la mejor forma que han
podido, además de sus heridas y sufrimientos. Eso sí, aquí conviene aclarar que
perdonar no implica retomar el contacto si no es posible, sino liberar el rencor y
los sentimientos negativos por el trato recibido.
 Por último, es necesario comenzar a aceptarse, cuidarse, valorarse, comprender
y tenerse en cuenta. Algo que al principio suele ser bastante complejo porque no

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se está acostumbrado: a quienes no se han sentido queridos, el hecho de darse


amor es todo un reto para ellos, pero es imprescindible para seguir creciendo.
En definitiva, sanar la herida emocional del rechazo es un trabajo que tiene que
hacerse desde dentro, ya que todo lo que sea externo solo saciará la necesidad de
afecto y reconocimiento de forma temporal. Los demás pueden ayudar, pero el
principal esfuerzo es el personal, ese que favorecerá un nuevo enfoque desde el
que observar la vida, libre de miedos a mostrarse tal y como uno es y que ayuda a
brillar desde la autenticidad.

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