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gráfica
experimental
2022
Docentes:
Jéssica Agustina Gómez
Lucas Di Pascuale
Ayudantes alumnas:
Clara Galletti Baldi
Naira Vallejos Mihotek
Olga OROZCO
sobrepasando siempre los límites de toda separación, de todo abrazo,
Poesía Completa y el cuerpo se hace altura, precipicio, vértigo, desvarío,
Adriana Hidalgo Editora,
Buenos Aires, 2013. dispuesto a transgredir y a ser atajo hacia lugares en los que nunca estuvo,
él, el protagonista de una fábula única,
el que se prueba por primera vez el corazón, los ojos y las manos,
y es la respuesta exacta y el espejo donde alguien recupera el paraíso.
Aunque al final apenas permita traslucir la puñalada del destino:
así agoniza cada vez el mundo,
con un cuerpo que sobra y con una novela interrumpida.
No habrá tregua después ni siquiera en el sueño,
ni siquiera tratando de dormir sobre el costado ileso,
porque ya no lo hay -nada más que capítulos deshechos, vidrios rotos,
el inventario de la soledad, hueso por hueso-,
porque no hay aridez como la que se narra con un cuerpo que termina en sí mismo,
un cuerpo que se lee lo mismo que un adiós borroneado en la arena.
Y no hablemos ahora de temblores ni de perplejidades ni de alertas
con los que ilustra el cuerpo sus cuentos fantasmales,
episodios ambiguos donde las sombras crujen y no hay nadie
o se siente avanzar el porvenir a través de la escarcha de otro mundo,
como si no supiéramos que el cuerpo no es de aquí,
que viene de muy lejos y se va,
sin aclararnos nunca si es reverso del alma, una opaca versión de lo invisible,
una trampa superflua,
¿o un nudo, sólo un espeso nudo en la gran transparencia?
¿Y a qué modelo alude con su muerte final ese intérprete ciego,
el mártir, el incauto, el que no sabe,
el que apaga las luces y cierra el escenario de este lado?
Relato en un vitral
Arturo Carrera
Misterio Ritmo
Editorial: ESPACIO HUDSON
Buenos Aires 2017
El día de hoy necesito, para ser un sujeto, vivir como En lugar que la actividad de todo lo que es poema
Una idolatría de la poesía produce fetiches sin voz El poema es lo que nos enseña a no servirnos más del
que se ofrecen y se toman como poesía. lenguaje. Está solo para enseñarnos que, contraria-
mente a las apariencias y a las costumbres de pensa-
Contra todas las poetizaciones, digo que hay un miento, no nos servimos del lenguaje.
poema solo si una forma de vida transforma una
forma de lenguaje y si recíprocamente una forma de Lo que no significa, según una reversibilidad mecá-
lenguaje transforma una forma de vida. nica, que el lenguaje se sirve de nosotros. Lo que, cu-
riosamente, tendría mayor pertinencia, a condición
Digo que es solamente por eso que la poesía, como
de delimitar esta pertinencia, de limitarla a manipu-
actividad de los poemas, puede vivir en la sociedad,
laciones tipos, como proceden comúnmente la publi-
hacer a las gentes lo que sólo un poema puede hacer
cidad, la propaganda, el todo-comunicación, la
y que, sin eso, ni siquiera sabrán que se desobjetivan,
no-información, y todas las formas de la censura.
que se deshistorizan para no ser ellas mismas más
que producto del mercado de las ideas, del mercado Pero entonces no es el lenguaje el que se sirve de no-
de los sentimientos, y de los comportamientos. sotros. Son los manipuladores, que agitan las mario-
netas que somos en sus manos, son ellos quienes se
sirven de nosotros.
Pero el poema hace de nosotros una forma-sujeto es- de la lengua a través de las cuales se representa. El sujeto. No deja de hacer sujeto. De usted. Cuando es
pecífica. Nos practica un sujeto que no seríamos sin vínculo impensable entre el genio del lugar y el genio una actividad, no un producto.
él. Esto, por el lenguaje. Es en este sentido que nos de la lengua.
enseña que no nos servimos del lenguaje. Pero nos Manera más rítmica, más lenguaje, de transponer lo
volvemos lenguaje. Ya no podemos contentarnos con Un poema no celebra, transforma. Es así como tomo que Mallarmé llamaba “autenticidad” y “estancia”.
decir, sino como una condición previa, pero tan vaga, lo que decía Mallarmé: “La Poesía es la expresión, por Estancia, término aún demasiado estático para decir
que somos lenguaje. Es más justo decir que nos vol- el lenguaje humano reducido a su ritmo esencial, del la inestabilidad misma. Pero “la única tarea espiri-
vemos lenguaje. Más o menos. Cuestión de sentido. sentido misterioso de los aspectos de la existencia: así tual”, sí, diré todavía sí, en este mundo conducido por
De sentido del lenguaje. provee de autenticidad nuestra estancia y constituye la vulgaridad de los conformistas y el mercado del
la única tarea espiritual”. Allí donde algunos creen signo, o entonces renunciar a ser un sujeto, una his-
Pero sólo el poema que es poema nos lo enseña. No que es anticuado. toricidad en curso, para no ser más que un producto,
aquel que se parece a la poesía. Del todo hecha. Por un valor de cambio entre las otras mercancías. Lo que
adelantado. El poema de la poesía. Él, no se encuentra Para el poema, reservo el mayor papel del ritmo en la la tecnización del todo-comunicación no hace más
más que con nuestra cultura. Variable, también. Y a constitución de sujetos-lenguaje. Porque el ritmo ya no que acelerar.
medida que nos engaña, haciéndose pasar por un es, incluso si algunos desletrados no lo han percibido,
poema, es un dañino. Ya que confunde a la vez nues- la alternancia del pan-pan sobre la mejilla del métrico No, las palabras no están hechas para designar las
tra relación con nosotros mismos como sujeto y nues- metrónomo. Sino que el ritmo es la organización-len- cosas. Están allí para situarnos entre las cosas. Si las
tra relación con nosotros mismos volviéndonos guaje de lo continuo de que estamos hechos. Con toda vemos como designaciones, mostramos que tenemos
lenguaje. Y los dos son inseparables. Este producto la alteridad que funda nuestra identidad. Adelante, la idea más pobre del lenguaje. La más común tam-
tiende a hacer y rehacer de nosotros un producto. En métricos, les basta un poema para perder el pie. bién. Es el combate, pero desde siempre, del poema
lugar de una actividad. contra el signo. David contra Goliat. Goliat, el signo.
Porque el ritmo es una forma-sujeto. La forma-sujeto.
Es por eso que la actividad crítica es vital. No destruc- Que renueva el sentido de las cosas, que es por el que Es por eso que también creo que nos equivocamos al
tora. No, constructora. Constructora de sujetos. accedemos al sentido que tenemos de deshacernos, relacionar ahora y siempre, en el caso de Mallarmé,
que todo alrededor de nosotros se hace de deshacerse, “la ausente de todo ramo” con la banalidad del signo.
Un poema transforma. Es por eso que nombrar, des- y que, acercándonos a esta sensación del movimiento El signo ausenta cosas. Sobre todo cuando se opone a
cribir no valen nada en el poema. Y describir es nom- de todo, nosotros mismos somos una parte de ese mo- la “verdadera vida” de Rimbaud. Permanecemos en
brar. Es por eso que el adjetivo es revelador. vimiento. lo discontinuo del lenguaje opuesto a lo continuo de
Revelador de la confianza en el lenguaje, y la con- la vida. Mallarmé, él sabía que sobre una piedra “las
fianza en el lenguaje nombra, no cesa de nombrar. Y si el ritmo-poema es una forma-sujeto, el ritmo ya páginas se volverían a cerrar mal”.
Miren los adjetivos. no es una noción formal, la forma misma ya no es una
noción formal, la del signo, sino una forma de histo- Es aquí que el poema puede y debe derrotar al signo.
Es por eso que celebrar, que tanto se ha tomado por rización, una forma de individuación. Abajo el viejo Devastar la representación convenida, enseñada, ca-
la poesía, es el enemigo del poema. Porque celebrar par de la forma y del sentido. Es poema todo lo que, nónica. Porque el poema es el momento de una escu-
es nombrar. Designar. Contar sustancias según el ro- en el lenguaje, realiza ese recitativo que es una subje- cha. Y el signo no hace más que dejarnos ver. Es
sario de lo sagrado tomado por la poesía. Al mismo tivación máxima del discurso. Prosa, verso, o línea. sordo, y vuelve sordo. Sólo el poema puede darnos
tiempo que aceptar. No únicamente aceptar el mundo voz, hacernos pasar de voz en voz, hacer de nosotros
como es, el innoble “no tengo sino bien por decir de” Un poema es un acto de lenguaje que no tiene lugar una escucha. Darnos todo el lenguaje como escucha.
de Saint-John Perse, sino aceptar todas las nociones sino una vez y que recomienza sin cesar. Porque hace Y lo continuo de esta escucha incluye, impone un con-
tinuo entre los sujetos que somos, el lenguaje que nos permite continuar viéndolo como un poeta difícil, el para retomar a Mallarmé, pues primero hay uno, y
volvemos, la ética en acto que es esta escucha, de allí poeta de lo difícil. El oscuro. Ningún cambio, o tan sólo el poema puede darnos lo que es único en hacer,
una política del poema. Una política del pensamiento. poco, desde Max Nordau. Siempre los imbéciles del es la escucha de todo lo que no se sabe que se oye, de
El partido del ritmo. presente. todo lo que no se sabe que se dice y de todo lo que no
se sabe decir, porque se cree que el lenguaje está
De allí lo irrisorio que retoman de Hölderlin indefini- Replegando a Mallarmé en su época. Doblemente en- hecho de palabras.
damente poetas del poetismo torre de marfil, que “el cerrado, Mallarmé: en el signo, y en el simbolismo.
hombre habita [o vive] poéticamente sobre esta tierra Antigualla, “la explicación órfica de la Tierra”. El Orfeo ha sido uno de los nombres de lo desconocido.
—dichterisch wohnt der Mensch auf dieser Erde”, un medio complaciente de continuar sin pensar en el Un error vulgar y común es creerlo enganchado al pa-
Hölderlin pasado por la esencialización Heidegger, en poema. A la vez sacralizando la poesía. sado. En lugar de que lo que designa continúe en cada
que se sitúa un pseudosublime de moda. No, por su- uno de nosotros.
puesto. El hombre vive semióticamente en esta tierra. La apuesta, de hacer oír la oralidad y la claridad de Ma-
Más que nunca. Y no se piense que me la agarro contra llarmé, es el poema. Contra la babosada sabia del signo. Y la Odisea, la “Odisea moderna” de que habla Ma-
Hölderlin. No, me la agarro contra el efecto Hölderlin, llarmé, otro error vulgar ha sido, y aún es, confundirla
no es la misma cosa. Contra la esencialización en ca- La apuesta del sugerir contra el nombrar como un con los viajes y sus relatos, con la calcomanía de las
dena del lenguaje, del poema (con el neopindarismo universal del poema. Luego un universal del lenguaje. epopeyas y de la idea asumida que de ellas se tenía.
que resulta, y que está de moda), y la esencialización No se puede ser más claro, como él decía: “trabajar Tanto como confundir lo monumental y lo sobredi-
de la ética y de la política. con misterio con vistas a más tarde o jamás”. mensionado. El poema muestra que la odisea está en
la voz. En toda voz. La escucha es su viaje.
El poetismo es la coartada y el mantenimiento del Entonces, al contrario de quienes ya no creen en la
signo. Con su cita cliché de rigor, el molino de plega- palabra de Mallarmé sobre “la explicación órfica de la Y si la escucha es el viaje de la voz, entonces queda
ria de la poetización: “¿y para qué poetas en tiempos Tierra”, y sin perder más tiempo con algunos descrip- abolida la oposición académica entre el lirismo y la
de miseria — und wozu Dichter in dürftiger Zeit?”. tivistas enumeradores de nombres de ciudades, diré epopeya. Tanto como la definición, ya tomada por
que el poema, el más pequeño poema, una copla es- Poussin de un italiano del siglo XVI, antes de ser
Es —ajá sí, así es — contra eso que falta poema, poema pañola, es el relevo del desafío aplazado, eludido en dicha otra vez por Maurice Denis, de la pintura como
todavía, siempre poema. Ritmo, todavía ritmo, siem- la no realización por Mallarmé de su “Libro”, que “colores en un cierto orden ensamblados” anula por
pre ritmo. Contra la semiotización generalizada de la esencializa la poesía, en lugar de oír las formas inde- anticipado la oposición entre lo figurativo y lo abs-
sociedad. De lo cual algunos poetas han creído esca- finidamente renovadas de la “Odisea moderna” en tracto.
par, o dan la impresión, con lo lúdico. El amor de la Mallarmé mismo, en lo que escribió más que en lo
poesía, en lugar del poema. Cavando su fosa con sus que no escribió, y en todas las voces que fueron su Queda únicamente: es pintura, o no es pintura. Como
rimas. Miseria poética más que tiempos de miseria. propia voz. ya decía Baudelaire. Es un poema, o no es un poema.
Eso parece. Eso hace todo por parecerse. Parecerse a
Hay que pensar en la claridad del poema. De allí la Porque, en cada voz, Orfeo cambia, y recomienza. la poesía. Parecerse al pensamiento. Ya que hay un
apuesta, en la necesidad de liberar a Mallarmé de las Una Odisea recomienza. Hay que oírla, hombres de poema del pensamiento, o entonces no hay más que
interpretaciones que continúan replegándolo al signo, poca voz. símil. Mantenimiento del orden.
al aislar desde hace cuarenta años las mismas pala-
bras, la “desaparición elocutoria del poeta”. Pero Con un poema, no es una videncia lo que actúa, como Sí, en un sentido nuevo, todo poema, si es un poema,
jamás “el poema, enunciador”. Mallarmé-síntoma. toda una tradición poética primero, poetizante des- una aventura de la voz, no una reproducción variable
Reducido únicamente a asuntos de sentido. Lo que pués, lo ha creído. Sino “el único deber del poeta”, de la poesía del pasado, tiene epopeya en sí. Y deja en
el museo de las artes y tradiciones del lenguaje la no- No a esta pobreza ampulosa que confunde el lenguaje Vivir no basta. Todo el mundo vive. Sentir no basta.
ción de lirismo que algunos contemporáneos han in- y la lengua, y no habla más que de la lengua sin saber Todo el mundo es sensible. La experiencia no basta.
tentado poner otra vez al gusto del día, haciéndolo lo que dice, de una memoria de la lengua, como si la El discurso sobre la experiencia no basta. Para que
decir su rosario de tradicionalismos: las confusiones lengua fuera un sujeto, y de una relación de esencia haya un poema.
entre el yo y el yo mismo, entre la voz y el canto, entre del alejandrino con el genio de la lengua francesa. No
el lenguaje y la música, en una común ignorancia del olviden respirar cada una de las doce sílabas. Tengan No a la ilusión de que vivir precede a escribir. Que ver
sujeto del poema. Confusiones, es verdad, que el pa- el corazón métrico. Mitología que sin duda no es ajena el mundo modifica la mirada. Cuando es al contrario:
al retorno interpretado por lo lúdico a la moda de la la exigencia de un sentido que no existe, y la transfor-
sado mismo de la poesía contribuyó a originar.
versificación académica. Y si era para hacer reír, está mación del sentido por todos los sentidos que cambia
Pero el poema da signo de vida. Lo que se le parece, malogrado. Ya Aristóteles había reconocido a quienes nuestra relación con el mundo.
porque quiere tener la poesía, tener el aire de, si no escribían en verso para ocultar que no tienen nada
Si vivir precede a escribir, la vida no es más que la
es que tener el ser de, da signo de libro. que decir.
vida, la escritura no es más que literatura. Y eso se ve.
Consecuencia: esta oposición recuerda a aquella que No al consenso-signo, en la semiotización generali- Al menos hay que aprender a reconocerlo. La ense-
ordinariamente se hace entre la vida y la literatura. Y zada de la comunicación-mundo. ñanza debería servir para eso.
un poema es lo que más se opone a la literatura. En
No no se va a las cosas. Puesto que no se para de No al ver tomado por oír. Poetas han creído que ha-
el sentido del mercado del libro. Un poema se hace en
transformarlas o de ser transformado por ellas, a tra- blaban de poesía poniendo todo en el ver, en la mi-
la reversibilidad entre una vida vuelta lenguaje y un
vés del lenguaje. rada. Falta del sentido del lenguaje. Las revoluciones
lenguaje vuelto vida.
de la mirada son efectos, no causas. Una manera de
No a la fraseología poetizante que habla de un con- hablar que esconde su propio impensado. La oposi-
Fuera del poema abunda el da igual de los preten-
tacto con lo real. A la oposición entre la poesía y el ción fuerte pasa entre el pensamiento por ideas asu-
sionismos, esos montajes que continúan repitiendo
mundo exterior. Que no conduce más que a hablar de. midas, y pensar su voz, tener la voz en su
el contrasentido tan extendido sobre la frase de
Enumerar. Describir. Nombrar aún. No es el mundo pensamiento.
Rimbaud: “Hay que ser absolutamente moderno”.
Definitivamente, nada más actual que el “Replicaré el que está allí, es la relación con el mundo. Y esta re-
No al rimbaldismo que ve a Rimbaud-la poesía en su
ante la agresión que los contemporáneos no saben lación se transforma con un poema. Y la invención de
partida fuera del poema.
leer”, de Mallarmé. Todavía el imbécil del presente un pensamiento es ese poema del pensamiento.
que habla, en ese contrasentido. El mismo que es No cuando se opone interior y exterior, lo imaginario
No la poesía no está en el mundo, en las cosas. Con-
imbécil del lenguaje. y lo real, esta evidencia aparentemente indiscutible.
trariamente a lo que poetas han dicho. Imprudencia
Ella impide pensar que no somos más que su relación.
de lenguaje. Ella no puede estar más que en el sujeto
Un poema se hace de ese verso al que se va, que no se
que es sujeto en el mundo y sujeto en el lenguaje No a la metáfora tomada por el pensamiento de las
conoce, y de ese del que se retira, que es vital reconocer.
como sentido de la vida. Se había confundido el sen- cosas, cuando no es más que una manera de girar al-
Para un poema, hay que aprender a rechazar, a tra- timiento de las cosas y las cosas mismas. Esta confu- rededor, lo bonito, en lugar de ser la única manera de
bajar en toda una lista de rechazos. La poesía no cam- sión arrastra a nombrar, a describir. Ingenuidad decir.
bia más que si se la rechaza. Como el mundo no pronto castigada. La prueba, si hacía falta, de que la
cambia más que por quienes lo rechazan. poesía no está en el mundo, es que los no poetas en él No a la separación entre el afecto y el concepto, ese
son como los poetas, y no hacen un poema. Un caballo cliché del signo. Que no sólo hace el símil-poema, sino
En mis rechazos pongo: no al signo y a su sociedad. da la vuelta al mundo y sigue siendo un caballo. el símil-pensamiento.
No a la oposición entre individualismo y colectivi- Manifestar no es dar lecciones, ni predecir. Hay un no puede decirse. Pero justamente un poema no
dad, este efecto social del signo, este impensado del manifiesto cuando hay algo intolerable. Un mani- dice. Hace. Y un pensamiento interviene.
sujeto, luego del poema, que gira en la literatura, en fiesto ya no puede tolerar. Es por eso que es intole-
la poesía como juego de sociedad, este refrito rengo rante. El dogmatismo fofo, invisible, del signo, él no Estos rechazos, todos estos rechazos son indispen-
del renga —esos supuestos poemas que se hacen pasa por intolerante. Pero si todo en él fuera tolera- sables para que venga un poema. A la escritura. A la
entre varios. ble, no habría necesidad de manifiesto. Un mani- lectura. Para que vivir se transforme en poema. Para
fiesto es la expresión de una urgencia. Deja de pasar que un poema transforme vivir.
No a la confusión entre subjetividad, esta psicología, por incongruente. Si no hubiera riesgo, tampoco ha-
en que el lirismo queda preso, esos metros que ha- El colmo, en lo que adquiere el aspecto de una para-
bría manifiesto. El liberalismo no muestra que es la
cemos cantar, y la subjetivación de la forma-sujeto doja, es que no es más que cuestión de truismos.
ausencia de libertad.
que es el poema. Pero desconocidos. Es lo cómico del pensamiento.
Y un poema es un riesgo. El trabajo de pensar tam-
No, no cuando se opone, tan cómodamente, la tras- Pero es únicamente por estos rechazos, que son las
bién es un riesgo. Pensar lo que es un poema. Lo que
gresión a la convención, la invención a la tradición. pulsaciones del pensamiento, para respirar en lo
hace que un poema sea un poema. Lo que debe ser
Porque hay, desde hace tiempo, un academicismo de irrespirable, que siempre ha habido poemas. Y que
un poema para ser un poema. Y un pensamiento
la trasgresión como hay un academicismo de la tra- un pensamiento del poema es necesario al lenguaje,
para ser pensamiento. Esta necesidad, pensar inse-
dición. Y porque, en los dos casos, se opone lo mo- a la sociedad.
parablemente el valor y la definición. Pensar esta in-
derno a lo clásico, mezclando lo clásico con lo separación como un universal del poema y del Nota bene: esto constituye, el dos de noviembre de
neo-retro, y en los dos casos se ha desconocido el su- pensamiento. Su historicidad, que es su necesidad. 1999, la segunda y provisoriamente definitiva ver-
jeto del poema, su invención radical que desde siem-
sión.
pre ha hecho el poema, y que remite esas oposiciones Pero si este pensamiento es particular, ha tenido
a su confusión, a su impensado, que oculta lo peren- lugar siempre por principio en una práctica, será ne- Agosto/noviembre de 1999
torio del mercado. cesariamente verdadero siempre. No es pues una
lección para lo que se llama el siglo por venir. Tam-
No además a la facilidad que opone lo fácil y lo difí- poco el balance académico del siglo. Este efecto de
cil, la transparencia a la obscuridad, a los clichés lenguaje, el efecto-temporalidad del signo. El discon-
sobre el hermetismo. El signo está allí por mucho, tinuo del siglismo.
que irracionaliza su propio impensado, que en efecto
vuelve oscuro. Es su claridad la que es oscura. Como En suma, el poema manifiesta y hay que manifestar
la claridad francesa. Pero al poema, no le hacemos por el poema el rechazo de la separación entre el len-
esa vieja jugada de nuevo. guaje y la vida. Reconocerla como una oposición no
entre el lenguaje y la vida, sino entre una represen-
No a la poesía como mira del poema, ya que en se- tación del lenguaje y una representación de la vida.
guida es una intención. De poesía. Que pues no Lo que restituye el impedimento pretendido de
puede dar más que literatura. La poesía de poesía Adorno (que es bárbaro e imposible escribir poemas
que ya no es poesía como el sujeto filosófico no es el después de Auschwitz), que algunos piensan invertir
sujeto del poema. interpretando ese papel de invertidor en Paul Celan,
aunque permanezcan en el mismo impensado, que
mostraba Wittgenstein con el ejemplo del dolor. Él
Perdida La materia prima de un trabajo editorial El sentido es el de la circulación
puede ser pensada de manera similar a un
Lucas Di Pascuale material escultórico, pictórico, performá- Este fragmento de la unidad serial permite
Texto curatorial de la exposición que Ud. tenga un grabado que forma parte
tico o instalativo. Al hacer una publicación
«Diario de una escultura de la experiencia que fue siendo percibida
podemos habitarla como el espacio de una por espectadores-Actores de distintos
y otros relatos»
Julia Levstein. experiencia que nos sucede ahí mismo, lugares: Buenos Aires, Santa Fe,
Crudo Arte Contemporáneo entre sus páginas. Con Julia imaginamos Avellaneda y La Plata – La obra continúa
ensayar Diario de una escultura y otros relatos creciendo.
Rosario, 2021
de manera parecida a un fanzine. En nuestra Ahora se expone en Rosario –El resto del
año en nuevos lugares. Si le interesa saber
maquetación van a descubrir elementos que
qué otros espectadores-Actores se
se repiten a lo largo de las páginas pares e relacionan con Ud. a partir de futuras
impares. Van a encontrar pliegos que mon- muestras, solicite información a: J. C.
tados a caballo conforman dobles páginas. ROMERO – M. OCANTOS 235 –
Hay algunos acentos tímbricos y cierto én- AVELLANEDA.1
fasis en nuestro pliego central. Hay silen-
Repartir este grabado-volante es para Juan Carlos Ro-
cios. Va haber momentos de lecturas y de mero el fragmento de una producción artística. La to-
presentación. La portada es vidriada y da a talidad está compuesta por cada uno de esos impresos
la calle, su anverso es parecido a ella misma. y sus lectores-Actores. Romero enfatiza la expectación
En sus manos tienen la contratapa, les pro- como un acto, la acción como un movimiento expan-
sivo, la reproducción como posibilidad de una red múl-
ponemos que la hagan circular. tiple y el espacio público como lugar de diálogo,
encuentro y choque.
Hay un perdernos en nuestra práctica artística, un per- A veces también sucede que junto con el ritmo nos
dernos propio de quien investiga, un perdernos pariente viene la palabra o la huella de la palabra. Algo que
de la incerteza. Nos perdemos gracias a la posibilidad desde la humedad de la lengua nos retumba dentro y
de seguir huellas que se bifurcan y se bifurcan y se bi- nos describe siendo otros. Y puede ser que ese retumbar
furcan. También estamos perdidos en el azul oscuro, se convierta en relato, sea compartido con aquellas per-
casi negro de nuestra pulsión, ese no saber por qué ni sonas que queremos. Puede que incluso escribamos
para qué, aquello que a veces sentimos como una simple sobre ese ritmo y lo hagamos circular.
necesidad. Perdernos, buscarnos. Reconocernos, aunque
sea por un milésima de segundo, en nuestro hacer. estoy perdida
me dijo, me dije
Hay una pérdida también en el dar a conocer, en el quiero ensayar
soltar, en el poner en común, es la pérdida del dominio ver que pasa si
sobre nuestro trabajo cuando este se torna de carácter quiero también la espuma
público. Nos deja de pertenecer, distingue autoría de y ver esos pasos
propiedad. Los autores somos convertidos, quizás hay cuadriculados y
algo de magia aquí, en público. Arribamos a nuevos camaradas
descubrimientos en la distancia de nuestro hacer. desde
lo alto
de mí
En: DAVIS, Fernando
Juan Carlos Romero.
Cartografías del cuerpo,
asperezas de la palabra
Fundación OSDE,
Buenos Aires, 2009.