TRASTORNOS EMOCIONALES EN LA NIÑEZ MEDIA

En la niñez media, de acuerdo a Craig (2001), el niño se concentra en probarse a

sí mismo. Si tiene éxito, será una persona capaz y segura de sí misma, si fracasa,
puede experimentar sentimientos de inferioridad o tener un sentido débil del yo.
Para Erikson es un período de laboriosidad, palabra que capta el espíritu de la
edad, pues proviene de un término latino que significa “construir”.

Entre los trastornos emocionales más relevantes, se pueden mencionar:

 Fobias

Las fobias son temores no justificados ante un objeto o una situación de los que el
niño puede decir que no constituyen un peligro real, pero sin lograr, no obstante,
tranquilizarse, respecto a ellos. Su confrontación es para el sujeto el origen de una
intensa reacción de angustia. En relación con la fobia, el niño tiende a utilizar una
estrategia defensiva, siempre idéntica o variable. Para que la fobia tenga
consideración clínica, el miedo debe ser reconocido por el propio sujeto que lo
padece como desproporcionado e injustificado. Las niñas son más propensas a
sufrir fobias que los niños de seis u ocho años. Las verdaderas fobias de los niños
parecen relacionarse con exigencias de rendimiento fuera de casa.

 Depresión

La depresión infantil es un desorden caracterizado por una alteración en el estado

de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento el estado depresivo
persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona, esta alteración
se presenta de diversas formas con grados y duración variables.

Los trastornos depresivos infantiles no son problemas pasajeros que desaparecen

con el tiempo. En la edad infantil, si no hay un tratamiento adecuado, la duración
media de un episodio de depresión mayor es de siete a nueve meses (Birmaher y
cols., 1996; Craighead, Curry y McMillan, 1994).

La familia es unos de los elementos desencadenantes más importantes, tanto por

las influencias que tiene en el comportamiento infantil como por el conjunto de
relaciones que en ellas se configuran. El estilo de crianza autoritario o permisivo
de los padres también parece tener su importancia en la incidencia de la
enfermedad depresiva infantil.
  Ansiedad

La ansiedad forma parte de la existencia humana y se caracteriza por un

sentimiento de peligro inminente con actitud de espera provocando un trastorno
más o menos profundo; experiencia individual que invade a la persona hasta sus
mismas raíces, difícilmente compartible con otro, y a la cual damos un carácter de
generalidad, a fin de mejor esconderla .La ansiedad se traduce, ante todo, en un
malestar que afecta el cuerpo y el espíritu del niño: este malestar es a menudo
percibido por el entorno de manera clara, y describe al niño como a disgusto en su
propia piel. Es la perturbación provocada por las presiones de la vida siendo la
emoción con mayor peso como prueba científica al relacionarla con el inicio de la
enfermedad y el curso de la recuperación.

Los descubrimientos hechos en investigaciones sugieren que la ansiedad no es

una característica de la persona libre de los aspectos de una situación, ni es
tampoco intrínseca de la situación por sí sola. Las reacciones de la ansiedad
dependen conjuntamente de la persona y la situación. Aun cuando la ansiedad se
desarrolla a partir del temor y la preocupación, se distingue de ellos en diversos
aspectos. Es más vaga que el temor y a diferencia de él, no procede de una
situación existente, sino de una condición esperada. La ansiedad se debe a
causas imaginarias más que reales; es un estado emocional generalizado y se
deriva de un problema subjetivo.

Se experimenta a menudo durante los primeros años escolares y tiende a

aumentar durante la niñez, sobre todo del cuarto a sexto grado y se intensifica en
la pubertad. Su desaparición posterior depende, en gran parte, del ambiente en el
que viven los niños, las presiones que se ejercen sobre ellos para que tengan
éxito y que vayan más allá de sus realizaciones.

Bibliografía

-Craig, Grace “Desarrollo psicológico”. 8º edición. Editorial Prentice Hall.

-Rice, Philip “Desarrollo humano”. 2º edición. Editorial Prentice Hall