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Más conocido con el nombre de “ave fénix”, el Phoenicoperus -tal como la bautizaron los
helénicos- es un ave mitológica oriunda de leyendas popularizadas en Medio Oriente, norte de
África e India. Su tamaño es semejante al de un águila -con quien también comparte
lafortaleza de sus garras y de su pico- y su plumaje varía entre las gamas del rojo, el amarillo y
el naranja.
Sin embargo, por ser el Fénix el único ser que evitó comer
la fruta prohibida, recibió un regalo sin precedentes: el don
de la inmortalidad. Desde entonces, es capaz de renacer de sus propias era un rosal. Cuando la
pareja primigenia (Eva y Adán) fue desterrada de allí por un ángel, de la espada de este ser
angélico brotó una chispa que desató el incendio de su nido. También se le atribuye otra
habilidad: la de curar enfermedades o dolencias al sólo contacto con sus lágrimas.
Otras alusiones célebres a este ser alado aparecen en el animé Saint Seiya, donde el caballero
Ikki -del Fénix- es el más fuerte de los guerreros de bronce. Otra serie animada japonesa,
Pokémon, presenta a “Ho-Oh”, un ave fénix que simboliza la felicidad.
También en el cómic X-Men se menciona a un alien llamado Fénix que entabla una rara
relación telepática con Jean Grey, a quien le otorga enormes poderes que terminan
corrompiéndola y conduciéndola a su ruina personal al convertirla en una malvada “Fénix
Oscura”.
Historias populares cuentan que los fénix, como representantes del fuego, eran alabados por
los labradores, que le rogaban que hiciera salir el sol en temporadas de frío, para que
pudieran prosperar sus cosechas.
En sentido amplio, esta criatura mitológica es un símbolo del resurgimiento espiritual y físico,
de la pureza y la inmortalidad. La potencia
interior de esta ave se hace evidente al renacer
de sus escombros.
Por último, en el antiguo Egipto y en la Grecia
clásica se lo consideraba una deidad
Durante la Edad Media se asoció este pájaro con el planeta Venus. En la iconografía medieval
se lo representó como una garza que portaba una tiara blanca semejante al sol, además de las
dos plumas mencionadas anteriormente.
Las crónicas del historiador helénico Heródoto también mencionan al Ave Fénix, indicando
que ésta elaboraba un nido de incienso que luego incendiaba. De allí brotaba un pequeño
gusano que, al contacto con el fuego, se convertía en pájaro. Y así sucesivamente, cada medio
milenio.