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Centauro

El Mito del Centauro - Mitología Griega

El centauro es un monstruo, mitad hombre, mitad caballo, de naturaleza brutal y malvada,


hijos de Ixión y Néfele. Vivían en los bosques de Tesalia, Arcadia y Élide.

De cintura para arriba son hombres y de cintura para abajo caballos, de costumbres
primitivas. Cazan utilizando piedras y palos, y se alimentan de carne cruda.

Fueron muchos los episodios violentos que involucraron a los


centauros, uno de los más recordados fue cuando fueron invitados a la boda de Pirítoo e
Hipodamía, en el país de los lapitas, y tras embriagarse, uno de ellos intentó abusar de la
novia, lo que generó una batalla, en la que fueron derrotados por Teseo y los lapitas.

Muy pocos centauros llegaron a ser amigos de los humanos, como Quirón y Neso, quienes
no compartían esa naturaleza salvaje.

Las Sirenas
admin

hace 7 años
Las Sirenas

Las sirenas a diferencia de la costumbre popular, dentro de la tradición griega eran genios
marinos, mitad mujeres y mitad aves. Su ascendencia no está clara. Según las versiones
más comunes del mito, son hijas de Melpómene (musa de la tragedia) y de Aqueloo (dios
del río homónimo y primogénito de los dioses-ríos). Pero otras versiones las hacen hijas de
Aqueloo y Estérope, o Terpsícore (musa de la poesía y la danza) o también del dios Forcis.
Según la versión de Libanio, nacieron de la sangre de Aqueloo, que fue derramada por
Heracles (Hércules).

La primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando Odiseo se


enfrenta a su canto en el mar. Aquí aparecen sólo dos, pero otras tradiciones hablan de tres:
Pisínoe (Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia (Ligia) o incluso de cuatro: Teles,
Redne, Molpe, y Telxíope.

De las sirenas se sabe que su especialidad era la música. Se cree que una tocaba la lira, otra
cantaba y la otra tocaba la flauta.

Para el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino que en un
principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa del mundo
subterráneo y compañera de Hades), antes de que fuera raptada por Hades. Cuando sucedió
el secuestro, ellas le pidieron a los dioses que les dieran alas para poder ir en busca de su
amiga. Otra versión dice que su transformación fue un castigo de Démeter por no defender
a su hija de Hades e impedir el secuestro. También se dice que Afrodita les quitó su belleza,
por que despreciaban las artes del amor.

Hay una leyenda que cuenta que después de la metamorfosis, rivalizaron con las musas, y
éstas muy ofendidas, las desplumaron y se coronaron con sus despojos.
De acuerdo con el mito más difundido, vivían en una isla del Mediterráneo que
tradicionalmente es ubicaba frente a la costa italiana meridional, más específicamente
frente a la Isla de Sorrento y con la música que tocaban atraían a los marinos, que aturdidos
por el sonido, perdían el control del barco que se estrellaba contra los arrecifes. Entonces
las Sirenas devoraban a los imprudentes navegantes.

Varios héroes pasaron por su isla incólumes, gracias a ardides o a la ayuda de algún dios.
En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas,
pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente (héroe griego) hizo uso de su
talento con tanta armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se
salvaron de su terrible destino. Butes (uno de los argonautas) no pudo soportar la tentación
y se lanzó al mar, pero Afrodita lo rescató.

De igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a la isla
temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él
que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que
pasara lo que pasara, no lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quizo soltarse
pero sus compañeros no se lo permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por
su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas.

Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se
suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como
pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y
sarcófagos.

Fenix

La leyenda del Ave Fenix relata la historia de un ave capaz de renacer de sus propias
cenizas. Es un símbolo universal de la muerte generada por el fuego, la resurrección, la
inmortalidad y el sol. También representa la de delicadeza ya que vive solo del rocío sin
lastimar a ninguna criatura viviente.

El mito del Ave Fenix es retomado por literatos de todos los tiempos, entre ellos Dante y
Quevedo.

Como se trata de una historia ampliamente difundida, aparece con diferentes versiones en
tradiciones distantes en el espacio geográfico. En China, que toma el nombre de Feng
representa a la emperatriz y junto al dragón, simboliza la confraternidad inseparable. Y el
Simurg representa una idea equivalente.
También en la India, aparece una versión local de mito del Fenix: se trata de una ave que al
alcanzar 500 años de vida se inmola en vísperas de la primavera en un altar que ha sido
especialmente preparado para tal fin por un sacerdote. Pero es la misma ave la que enciende
el fuego. Al día siguiente, entre las cenizas, una larva aparece que luego se transforma en
un pequeño pájaro. En la tercera jornada, otra vez puede reconocerse al Fenix que regresa a
su lugar de origen. En la mitologia egipcia tomaba el nombre de Benú.

Forma parte del simbolismo de la alquimia, por el renacimiento a través del fuego. En
efecto, ésta ave mitológica, en la leyenda medieval del fenix, vive en Arabia, pero vuela a
Egipto el hogar de la alquimia, para sufrir su muerte ritual y regeneración. En esta versión,
se trata de un ave púrpura o roja que al envejecer construye una pira de madera y especias
para arrojarse en su interior. Los rayos del sol encienden el fuego y el pájaro aviva la llama
utilizando sus alas hasta consumirse en su totalidad. Luego, un nuevo Fenix nace de las
cenizas dejadas por el fuego.

En la mitologia grecorromana, Hesíodo afirmará que el Fenix vivía nueve veces más que
un cuervo. Ovidio la rescatará en su Metamorfosis.

En México, el Fenix aparece siempre en compañía del gran dios Quetzalcoatl y para los
primeros cristianos, simbolizaba a Cristo, siendo alegoría de su muerte y resurrección.

Y hasta Plinio la incluirá en su Historia Natural, describiéndola como una águila grande
que posee un collar dorado al rededor de su cuello, cuerpo color púrpura y cola azul con
algunas plumas rosadas a la cual nadie jamás vio alimentarse. Estimó su longevidad en
unos quinientos cuarenta años y explicó su regeneración se debía a que de los huesos y la
médula del Fenix muerto nacen una suerte de gusanos. Por su parte, Isidoro de Sevilla la
describirá como un ave muy longeva (quinientos años) que cuando advierte su
envejecimiento construye una pira para inmolarse y luego renacer de sus propias cenizas.

El kraken es un animal misterioso y gigantesco, criatura mitológica (comúnmente de


origen escandinavo), con forma de pulpo o calamar, peligroso frecuentador de todos los
mares, especialmente de los del norte y que aparece a menudo en las crónicas de los
navegantes antiguos.
Según se dice, medía más de dos millas y poseía fuertes y largos tentáculos, capaces de
enroscarse con facilidad en los mástiles de los barcos y así, llevarlos al fondo del mar. Los
supervivientes contaban el relato del monstruo de los mares que, según la leyenda, aparecía
junto a las costas de Noruega e Islandia.

La tripulación de los barcos podía ahogarse o ser devorada por el Kraken. Lo que resulta
sorprendente de las historias del kraken es que de todos los monstruos marinos, es tal vez el
que tenga mayor posibilidad de resultar real.

Las primeras historias acerca del Kraken, datan del siglo XII, en noruega, refiriéndose a
una criatura del tamaño de una isla.

En 1752, cuando el obispo de Bergen, Erik Ludvigsen Pontoppidan, escribió su Historia


Natural de Noruega, lo describió como una “isla flotante” de una milla y media. Con el
tiempo, las historias del Kraken lo harían menos grande, pero igual de monstruoso.

Julio Verne también imaginó al famoso calamar gigante en Veinte mil leguas de viaje
submarino en 1870.

Afortunadamente, el kraken, es un monstruo marino que raramente se deja ver aunque


algunos marineros han creído verlos. Se cuenta que desde la superficie, al mirar hacia abajo
se puede observar los enormes ojos del Kraken, rojos como si de un incendio se tratara.

Hoy en día se han encontrado varias pruebas de existencia de calamares gigantes en las
profundidades del mar, de aproximadamente 15 a 20 metros. Según la cultura popular
sabemos más de Marte de lo que hay en el fondo del mar.

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